Antecedentes Históricos DJV

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Antecedentes Históricos de

La Jurisdicción Voluntaria en
Guatemala
Jurisdicción Voluntaria:
Según el tratadista español Guillermo Cabanellas, es ¨Aquella en que
no existe controversia entre las partes; la que no requiere dualidad de las
mismas. Se trata deactuaciones ante los jueces, para solemnidad de
ciertos actos o para el pronunciamiento de determinadas resoluciones
que los Tribunales deben dictar.También se llama Voluntaria la Jurisdicción
Prorrogada, por cuanto las partes, por suvoluntad, modifican la norma de
jurisdicción o competencia.

Antecedentes Históricos:
El origen de la Jurisdicción Voluntaria tiene su antecedente en el Digesto, la cual
se
aplica a los procedimientos judiciales seguidos sin oposición de partes, en los
cuales
las decisiones que el juez profiere, no causa perjuicio a persona conocida.

La jurisdicción voluntaria se caracteriza, porque no tiene conflicto, es


decir, hay acuerdo de voluntades entre los pro movientes involucrados. De este
modo como afirma Joaquín Estriche “La jurisdicción voluntaria se ejerce siempre
inter volentes,esto es, a solicitud o consentimiento de las dos partes”.
Los primeros vestigios de historia escrita, la encontramos en el Popol Vuh, esto se
realizó durante la Época Colonial.

En la Época Colonial al fundarse la ciudad de Santiago de Guatemala y en la


Reunión del Primer Cabildo que tuvo lugar el 27 de julio de 1524, se faccionó la
primera acta,actuando como primer escribano Alonso de Reguera. El
nombramiento, recepción y admisión del Escribano Público lo hacía el Cabildo. El
trabajo del Escribano Público en función de los contratos y las
actuaciones judiciales, la colegiación de abogados y escribanos se
dispuso en el Decreto Legislativo No. 81 del 23 de diciembre de 1851
que encargó su organización a la Corte Suprema de Justicia. Se creó la Ley de
Notariado en la época de la Reforma Liberal (1877) junto al Código Civil, al de
Procedimientos Civiles y la Ley General de Instrucción Públicas.

La Jurisdicción Voluntaria en Guatemala, tiene como antecedente inmediato, el


Código
Procesal Civil y Mercantil Decreto Ley 107, legislación que se mantiene vigente, la
cual deja en manifiesto los asuntos que pueden ser conocidos y resueltos por
Notario, de forma alternativa, otorgándoles a las partes la libre disposición de
escoger la vía en la cual puedan tramitarse determinados asuntos. Los asuntos
que reconoce el Código Procesal Civil y Mercantil, que pueden tramitarse ante los
oficios del notario son: a) Procesos sucesorios, ya fuera de tipo intestado,
testamentario y donación mortis causa; b) subastas voluntarias y; c)
identificación de tercero.

En 1977 se realizó en Guatemala el XIV Congreso de Notariado Latino, con este


motivo fue propicio para que se aprobara la propuesta de ley que
contenía la ampliación de la funciones del Notario, consecutivamente se
promulgo el Decreto 54-77 del Congreso de la Republica que contiene la Ley
Reguladora de la Tramitación

Jurisdicción voluntaria El origen de la jurisdicción voluntaria tiene su antecedente en el Digesto, la


cual se aplica a los procedimientos judiciales seguidos sin oposición de partes, en los cuales la
decisión que el juez profiere, no causa perjuicio a persona conocida. La jurisdicción voluntaria se
caracteriza, porque no existe conflicto, es decir, hay acuerdo de voluntades entre los
promovientes involucrados. De este modo, como 26 afirma Joaquín Escriche: “La jurisdicción
voluntaria se ejerce siempre inter volentes, esto es, a solicitud o por consentimiento de las dos
partes”. En la revisión de las obras de derecho procesal tradicionales y publicaciones relativas a
reformas de los sistemas judiciales, encontramos algunas razones que intentaré exponer; el primer
fundamento es de tipo histórico, seguido de lejos por motivos de seguridad o certeza jurídica. En
recientes trabajos, se alude cada vez con más fuerza a razones económicas y de políticas públicas.
El fundamento histórico es el que aparece en la doctrina como el más fuerte y poderoso, luego
siguen las posturas doctrinarias sobre la naturaleza jurídica de la jurisdicción voluntaria. 2.8.1
Definición Según se establece en el Código De Procedimientos Civiles para el Distrito y Territorios
Federales de México, la jurisdicción voluntaria es: “Un conjunto de procedimientos a través de los
cuales se solicita de una autoridad que fiscalice, verifique o constituya una situación jurídica de
trascendencia social en beneficio del o de los participantes”, situación que se mantiene en tanto
no cambien las circunstancias del negocio que les dio origen y mientras no surja una cuestión
litigiosa o controvertida”. “La jurisdicción voluntaria constituye una serie de procedimientos,
reconocidos y amparados en ley, en los que no hay litis, al requerimiento del o de los
promovientes, puede tramitarse en forma judicial o notarial, a efecto de dar certeza jurídica, pero
que no 27 adquieren calidad de cosa juzgada.”16 El Artículo 401 del Código Procesal Civil y
Mercantil establece que: “la jurisdicción voluntaria comprende todos los actos en que por
disposición de la ley o por solicitud de los interesados, se requiere la intervención del juez, sin que
esté promovida ni se promueva cuestión alguna entre partes determinadas”. 2.9 Evolución
histórica El derecho romano es la principal fuente de nuestro derecho, es por ello que para indagar
acerca del real contenido y naturaleza jurídica de la jurisdicción voluntaria se debe acudir a la
historia. La nomenclatura jurisdicción voluntaria se deriva del digesto específicamente del texto de
Marciano, quien al parecer, con una finalidad didáctica, utiliza por primera vez la contraposición
entre jurisdicción contenciosa y voluntaria. Su intención era señalar que la intervención del
magistrado se produce entre personas libres que voluntariamente la solicitan, estando de acuerdo
sobre la aceptación del resultado de la misma, por lo cual faltaría en estos actos el conflicto, que
constituye para la doctrina moderna el verdadero origen de la jurisdicción. La jurisdicción, para los
romanos, era una facultad que poseían determinados magistrados y que les permitía intervenir en
los procesos normales de carácter civil que integraban el procedimiento de las acciones de la ley,
el formulario y el extraordinario, 16 Alvarado Sandoval y Gracias González. Procedimientos
notariales, dentro de la jurisdicción voluntaria guatemalteca. Pág. 9. 28 esto es, la facultad de decir
el derecho. Ahora bien la jurisdicción era una emanación de un poder más amplio que poseían
también algunos magistrados, el imperium, que comprendía, además de la iuris dictio un poder de
administración y policía, administración, policía y justicia, y ciertas atribuciones especiales
emanadas de una ley, como eran el nombramiento de tutores, la autorización de venta de un
inmueble rústico de un menor. Para ellos la jurisdicción implicaba la integración de tres elementos
que podían o no darse a un mismo tiempo, el primero, es la admisión de la demanda de acuerdo a
lo pedido por el actor, el segundo, la exposición del derecho aplicable al caso controvertido y el
tercero, la aprobación del contrato arbitral por el que las partes se comprometen a acatar la
decisión del juez privado. Este último elemento es el nexo con la jurisdicción voluntaria desde que
originariamente tuvo el simple significado de aprobar, prestar conformidad, mostrarse propicio a
la pretensión de una persona, utilizándose normalmente con referencia a aquellos casos en que el
procedimiento en curso sólo podía lograr un determinado y definitivo efecto mediante la
aprobación expresa del magistrado. Así sucede con la aprobación que el magistrado presta al
contrato arbitral que constituye la litis contestatio, y sin cuya aprobación, conjugada con el
mandato de juzgar (iudicare iubere), no se formaliza definitivamente la controversia, ocurriendo lo
mismo en los actos, llamados tardíamente de jurisdicción voluntaria, como manumisiones y
adopciones en las cuales el magistrado prestaba su conformidad a un acuerdo previo de las partes.
El conjunto de estos asuntos revelan la ausencia de contencioso y la función de garante de la 29
observancia del ordenamiento en negocios privados que cumple el magistrado, de testigo
calificado o de persona autorizada para otorgar validez al acto. Se asimilan progresivamente como
actos de esta naturaleza, los casos clásicos de cognitio en los cuales el magistrado intervenía en
actos no directamente procesales, sino relacionados con el proceso o incluso independientes de él
como la puesta en posesión de bienes, adopciones y manumisiones o de iuris dictio lato sensu que
implicaban la comprobación de hechos por el magistrado fuera del proceso y decididos por medio
de decretos. En el derecho romano, la función judicial siempre estuvo ligada a la administrativa,
junto a esta línea evolutiva de la jurisdicción voluntaria se desarrolla la actividad de los tabeliones
antecedente de los actuales notarios, profesionales libres que no son simples redactores de
documentos sino conformadores de la voluntad negocial de las partes, en documentos de eficacia
superior a los privados, aunque todavía en esa época sin la impronta de la fe pública. Estos a fines
de la época clásica acrecentaron su importancia, ya que a través de un procedimiento especial
conferían plena autenticidad a los documentos emanados de los mismos, sin necesidad de ser
corroborados por el juramento del notario o por prueba testimonial o verificación de las
escrituras. La insinuación o depósito en los archivos públicos se efectuaba ante un tribunal,
aunque sin las formalidades de un juicio, utilizando la actual nomenclatura, la naturaleza de un
acto de jurisdicción voluntaria, la que generalmente tuvo carácter facultativo y solo
excepcionalmente era necesario, según la clase de negocio sobre que versase. En la época clásica
los actos de jurisdicción voluntaria no caían dentro de la iuris 30 dictio, sino en la cognitio. Los
actos extraprocesales en que el magistrado intervenía, eran numerosos, tales como la insinuación
de las donaciones, la aceptación del testamentum principi oblatum, la protocolización del
testamentum apud acta conditum; la intervención en la in iure cessio; y la colaboración con el
tutor en determinados actos jurídicos, como, por ejemplo, la enajenación de fondos, entre otros.
En la época posclásica se ensancha el concepto de iuris dictio a los actos llamados no contenciosos
o de jurisdicción voluntaria. Esta se refiere, en éste período, a la actividad del magistrado en
aquellos casos en que no existía propiamente litigio, sino una simple colaboración de aquél en
determinados actos tendientes a constituir ciertas relaciones jurídicas, como la manumisión,
adopción, emancipación, etc. Los actos no litigiosos eran los antiguos actos de cognitio. Todo lo
expuesto en relación al derecho romano hasta antes de la codificación podemos describir dos
líneas de intervención judicial: a) Actuación judicial para conferir validez a negocios jurídicos o
producir actos de autoridad. b) Intervención judicial destinada a acreditar determinados hechos o
actos como auténticos. En España, antes de la codificación se podía distinguir entre la jurisdicción
voluntaria que se ejercía fuera de juicio, sin controversia de partes contendientes, como los actos
de legitimación, adopción, la información de pobreza, entre otros, y así también la contenciosa,
que es la que se ejerce en las contiendas jurídicas. Fue así como entre las 31 facultades entregadas
a los alcaldes como "jueces ordinarios" les correspondía el conocimiento de todas las diligencias
judiciales sobre asuntos civiles hasta que llegasen a ser contenciosas entre partes o hubiese
necesidad de conocer el Derecho para seguir conociendo de ellas. Las sucesivas leyes que van
reglamentando la materia recogen la intervención judicial en estas materias y la reglamentan. En
un principio no formaba parte de la jurisdicción, pero al recaer en los magistrados romanos que
ejercían esta función y otras que correspondían a materias no estrictamente contenciosas, éstas
pasaron a formar parte de un todo, surgiendo así dentro del término amplio de jurisdicción, la
división entre lo contencioso y lo voluntario, última rama que correspondía mas bien a la función
de administración que a la de jurisdicción. Se puede concluir, que los asuntos voluntarios forman
parte de la jurisdicción solo por una razón histórica y política, ya que al menos en la historia
conocida acerca del tema no se pudo encontrar ninguna razón de fondo que explique el
fenómeno. En el ordenamiento jurídico moderno, al igual que en Roma post clásica, lo voluntario y
lo contencioso forman parte de la jurisdicción, sin embargo, el estado actual de desarrollo de las
instituciones ha planteado serias dificultades para mantener estas cuestiones en sede
jurisdiccional, sobretodo por la identificación de estos asuntos, por parte de la doctrina, con
actividades administrativas de tutela o protección de los administrados. La doctrina hoy en día
intenta separar la jurisdicción voluntaria de la contenciosa, reconociendo solo a esta última como
verdadera jurisdicción. Couture, señala que habitualmente la jurisdicción voluntaria cumple una
función administrativa y 32 no jurisdiccional. Se puede definir el acto administrativo como aquel
que, a petición de parte o ex oficio, expide un órgano del poder público para reglamentar una ley,
para promover a su mejor cumplimiento, para aplicarla a un caso particular o para dirimir una
controversia entre partes. Por su contenido propende al bienestar general, al funcionamiento de
los servicios públicos, a la aplicación de la ley a un caso concreto; por su eficiencia, es siempre
susceptible de revisión en vía jurisdiccional; pero su función es productiva de derecho, contribuye
al desenvolvimiento gradual y jerárquico del orden jurídico. Dentro de una noción tan amplia, en
la que se ha querido abarcar lo general y lo particular, puede admitirse que los procedimientos de
jurisdicción voluntaria tienen naturaleza administrativa. No se dictan, normalmente, de oficio, sino
a petición de un interesado; procuran la aplicación de la ley a un caso particular, accediendo a una
petición legítima. Procuran la efectividad de esa misma ley en su gradual desenvolvimiento
jerárquico; y al no pasar en autoridad de cosa juzgada, permiten siempre su revisión en sede
jurisdiccional. La dificultad de la cuestión proviene de este cometido, el cual coincide en buena
parte con el de la jurisdicción. Pero la ausencia del elemento cosa juzgada, sustancial para calificar
el acto jurisdiccional impide incluir a los actos judiciales no contenciosos entre los actos de
jurisdicción. 2.10 Antecedentes históricos en Guatemala 2.10.1 Código Procesal Civil y Mercantil,
Decreto Ley 107 La jurisdicción voluntaria en Guatemala tiene, como antecedente inmediato 33 la
legislación vigente, el Código Procesal Civil y Mercantil, Decreto Ley 107. En 1964, año en el cual
entro en vigencia el referido Código, se dejó establecido que tres eran los asuntos que podrían ser
conocidos y resueltos por notario, de manera alternativa al conocimiento que de ellos podía
ejercer un juez del ramo civil, entre estos se encuentran los siguientes: • Identificación de tercero,
Artículo 442 Código Procesal Civil y Mercantil. • Subastas voluntarias, Artículo, 449 Código
Procesal Civil y Mercantil. • Procesos sucesorios, ya fuera de tipo intestado, testamentario y
donación (mortis causa) Artículo 454 del referido Código. 2.10.2 Antecedentes del Decreto 54-77
El Colegio de Abogados y Notarios, encargó la elaboración del proyecto de la Ley Reguladora de la
Tramitación Notarial de Asuntos de Jurisdicción Voluntaria al Doctor Mario Aguirre Godoy, quien
lo presentó al colegio el 2 de diciembre de 1974, el cual fue aprobado tres años después. En 1977
se realizó en Guatemala el XIV Congreso de Notariado Latino, durante el gobierno del entonces
Presidente de la República Kjell Eugenio Laugerud García. Con este motivo, el entorno nacional y
político, fue propicio para que se aprobara la propuesta de ley, directamente relacionada con la
ampliación de las funciones del notario, que oportunamente en el año de 1974, elaboró el
connotado jurista Dr. Mario Aguirre Godoy. 34 2.10.3 Decreto Ley 125-83 Posteriormente a la
promulgación del decreto 54-77 del Congreso de la República, se crea la Ley de Rectificación de
Área de Bien Inmueble Urbano ampliando así la función del notario. 2.11 Naturaleza jurídica de la
Jurisdicción voluntaria a) La teoría de la naturaleza, establece que la concepción tradicional,
considera a la función voluntaria, como jurisdicción, basándose en su etimología y en sus
antecedentes históricos. La doctrina moderna que avala esta teoría pretende construir un
concepto amplio de jurisdicción que comprenda esta facultad, sin embargo, los tratadistas
discrepan de este elemento por lo que existen diversas posiciones en este grupo. Satta, sostiene
que la jurisdicción voluntaria tiene por objeto la tutela de un interés privado, por lo cual no sería
administración ya que esta se encarga de intereses públicos y no de intereses privados. De Marino,
indica que la jurisdicción contenciosa y la voluntaria tienen elementos de un sustrato común, que
es la actuación del derecho objetivo, en el caso concreto para la tutela de intereses particulares
reconocidos por el mismo derecho, por obra de un órgano estatal imparcial, y siendo
precisamente este sustrato común, la definición de jurisdicción generalmente admitida, la
jurisdicción voluntaria debe estimarse verdadera jurisdicción. Carnelutti distingue entre "proceso
contencioso" y "proceso no contencioso", entendiendo que en la primera existe un conflicto
actual, mientras que en el segundo un conflicto 35 eventual. Por lo tanto, la función jurisdiccional
en la primera es de carácter represiva y en la segunda es preventiva. Según Francisco Ramos
Méndez, interviene en favor del carácter jurisdiccional de los actos voluntarios señalando lo
siguiente: La presencia judicial es precisamente uno de los fundamentos de la atribución de estas
actividades a la jurisdicción. No es sólo el juez, sino lo que comporta su actuación: la actividad
jurisdiccional es ejercicio de la jurisdicción y enjuiciamiento. Aunque las personas puedan ser
fungibles, desde el momento en que estas actuaciones se encomiendan a los jueces, dejan de
serlo. El juez no puede proceder más que enjuiciando y ahí reside la garantía de su actividad. En las
actuaciones de jurisdicción voluntaria existe processus iudicii, aunque éste se acomode a una
estructura acorde con la exigencia de los actos. Además en el ámbito denominado contencioso
existen diversas estructuras en función de los objetivos del proceso. Los actos de jurisdicción
voluntaria denominados constitutivos, gráficamente demuestran su jurisdiccionalidad, porque
deben al iudicium su existencia jurídica: tienen significación jurídica gracias al juicio que los crea
como tales. La cosa juzgada se produce en el ámbito limitado para el que están previstos los actos,
sin que puedan extenderse sus efectos más allá de esos límites. Sostiene además Ramos Méndez
que la ausencia de controversia tampoco es signo distintivo de la jurisdicción voluntaria, ya que se
considerarán actos de jurisdicción voluntaria todos aquellos en que sea necesario, o se solicite
intervención del juez sin estar empeñada, ni promoverse cuestión alguna entre 36 partes
conocidas y determinadas. El argumento responde a un planteamiento dualista de las relaciones
entre derecho y proceso. No tiene que existir controversia para que exista proceso, pero además,
es fácil constatar que en muchas actuaciones de jurisdicción voluntaria existen o pueden existir
precisamente controversias. b) La teoría de la naturaleza administrativa Que es la que predomina
en la doctrina italiana, francesa, alemana, española, sostienen lo siguiente de acuerdo a sus
sustentantes: Para el autor Calamandrei, "la jurisdicción contenciosa es jurisdicción, mientras que
la jurisdicción llamada voluntaria no es jurisdicción, sino que es administración ejercida por
órganos judiciales." Esta función administrativa comprende, según él, todas aquellas actividades
con las cuales, en formas múltiples y a través de órganos variados, el Estado interviene para
integrar la actividad de los particulares dirigida a la satisfacción de sus intereses mediante el
desarrollo de relaciones jurídicas., Por lo tanto la jurisdicción voluntaria formaría parte de la
actividad social y no de la actividad jurídica del Estado; ya que para ésta, lo mismo que para la
actividad administrativa, el derecho no es el fin sino el medio para la satisfacción de otros fines,
esto es, para la constitución de nuevas relaciones correspondientes a intereses sociales dignos de
especial asistencia. Según Redenti Califica la jurisdicción voluntaria como "existencia de
atribuciones de la autoridad judicial con finalidades y caracteres particulares diversos de los de la
jurisdicción propiamente dicha. Ella no tiende a la aplicación de sanciones, del mismo 37 modo
que la tutela jurisdiccional de derechos transgredidos, violados o insatisfechos, sino a desplegar
injerencias de la autoridad pública en el desenvolvimiento de las relaciones o negocios ajenos con
finalidad de asistencia o de control preventivo, injerencias típicamente de interés público y por
tanto, substancialmente administrativas." Meyer: Sostiene que "todo lo que se refiere a la
jurisdicción voluntaria es extraño a los órganos judiciales por cuanto son asuntos en los cuales no
existe contienda, en que el juez desempeña un papel meramente pasivo y en que, aun cuando la
ley lo someta a su conocimiento, la actuación del juez es semejante a la de los demás funcionarios
públicos, lo que hace que esta actividad judicial voluntaria ejercida en esta forma, sea netamente
de orden administrativo." Rocco señala, que "la diferencia entre jurisdicción verdadera y propia y
jurisdicción voluntaria, estriba en que la primera es verdaderamente jurisdicción, mientras que la
segunda es actividad administrativa. La primera presupone ya formada la relación jurídica y quiere
sólo realizarla, en tanto que la segunda supone la relación todavía no formada y quiere contribuir
a constituirla." Guasp: Indica que "el órgano jurisdiccional actúa como administrador, pero como
administrador del derecho privado, esto es, realizando las relaciones jurídicas de derecho privado
cometidos que no son jurisdiccionales, sino administrativos." José Chiovenda: Señala que el
nombre de la jurisdicción voluntaria deriva de la función habitual del órgano jurisdiccional, puesto
que una gran parte de estos actos se confían a los jueces, lo cual no priva que tales actos sean
actos de simple administración; 38 pero al tratarse de actos que requieren una formación especial
y especiales garantías de autoridad en los órganos a los cuales son confiados, es natural que el
Estado utilice a este fin la misma jerarquía judicial. Pero no todos los actos llamados de jurisdicción
voluntaria se verifican por los órganos judiciales. También entre los actos de los órganos
administrativos los hay que son perfectamente afines con los que la ley atribuye a los jueces como
jurisdicción voluntaria. Afirma que, la jurisdicción voluntaria tiene siempre un fin constitutivo; los
actos de jurisdicción voluntaria tienden siempre a la constitución de estados jurídicos nuevos y
cooperan al desarrollo de relaciones existentes. En cambio la jurisdicción propiamente tal, tiende a
la actuación de relaciones existentes. La jurisdicción civil supone, pues, en una parte la
expectación de un bien respecto de la otra, sea este bien una prestación, sea un efecto jurídico.
Esto falta en la jurisdicción voluntaria, no se dan dos partes, no hay un bien garantizado contra
otro, una norma de ley para actuar contra otro, sino un estado jurídico que sin intervención del
Estado no podría nacer o desarrollarse o se desarrollaría imperfectamente. c) Teoría mixta Frente
a esta enorme divergencia conceptual parte de la doctrina trata de conciliar ambos extremos, la
jurisdiccional y la administrativa, sin resultados positivos. Al analizar los actos voluntarios en el
derecho positivo español, el autor Serra Dominguez concluye que la mayor parte de ellos
corresponden a una actividad administrativa del órgano jurisdiccional. El juez actúa mas como
funcionario público que como juez en la apertura de testamento, habilitación para comparecer al
proceso o en las informaciones para 39 perpetua memoria. El problema se presenta con los actos
constitutivos, posesión efectiva, designación de guardadores, porque la sentencia es constitutiva,
por lo que su carácter jurisdiccional es más manifiesto. Sin embargo, incluso en este caso tiene
carácter administrativo, pero no hay que confundirlo con los actos administrativos propiamente
tales, derivados de la administración pública. Con relación que los actos no contenciosos y su
calidad de actuaciones jurisdiccionales, basado en la tesis de Chiovenda que no existe tal
jurisdicción. Es más adecuado hablar de procedimientos judiciales no contenciosos, porque el
examen de tales actos evidencia que se trata de sucesiones de actos singulares, vinculados entre
sí. Concluye que lo propio, quizás, en términos más modernos sería denominar a esta función
como lo hace Zanobini, como administración pública del derecho privado, ya que si bien es cierto
que el Estado reconoce a los particulares un campo de autonomía para crear, modificar o extinguir
relaciones jurídicas mediante declaraciones de voluntad manifestada en ciertas formas, en
determinados casos, para la producción de ciertos efectos jurídicos deseados, exige la
intervención de algún órgano del mismo Estado que puede consistir en la simple verificación de la
legalidad del acto o examinando la oportunidad del mismo con criterios discrecionales. Por ser una
actividad administrativa, lo no contencioso estaría desprovisto de la existencia de la cosa juzgada,
como efecto que se produce en materia contenciosa.

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