Causa de Justificación La Legitima Defensa

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causa de justificación la legitima defensa

LA LEGÍTIMA DEFENSA
Conviene recordar algunos conceptos de la legítima defensa: "repulsa de la
agresión ilegítima, actual o inminente, por el atacado o tercera persona,
contra el agresor, sin traspasar la necesidad de la defensa y dentro de la
racional proporción de los medios empleados para impedirla o repelerla"
(Jiménez de Asúa, 1939, p. 556) y "defensa necesaria para rechazar una
agresión actual o inminente e injusta, mediante un acto que lesiona bienes
jurídicos del agresor" (Cuello, citado por Zambrano, 2006, p. 261).
Resulta claro que la legítima defensa es una causa de justificación atribuida a
quien hace la defensa de bienes jurídicos propios o de terceros frente a una
agresión injustificada, lo que conlleva a ejercitar la acción defensiva para
salvaguardar los derechos o los intereses correspondientes. Además, la
legítima defensa opera en salvaguarda de derechos comunitarios o sociales.
Asimismo, es un derecho defensivo que asiste a toda persona que se
encuentra frente a una agresión ilegítima, actual o inminente, proveniente del
que obra o de un tercero, dado que es susceptible de lesionar bienes jurídicos
tutelados. Dicha agresión se justifica si no fue provocada por quien ejerce la
acción defensiva. Además, la legítima defensa es una autoprotección jurídico
penal y una reacción necesaria frente a un peligro inminente que se puede
manifestar directa e indirectamente:
Así pues, la defensa cumple no solo una función de protección de bienes
jurídicos, sino también, al afirmar y hacer prevalecer el Derecho frente al
injusto agresor, si es preciso con una tremenda dureza, una importante
función de prevención general: de intimidación frente a delincuentes y de
prevalecimiento del orden jurídico, creando seguridad de los ciudadanos en el
mismo. Es más, por su contundencia, que incluso puede llegar a la muerte del
agresor, y por no ser una eventual reacción a posteriori, sino algo que hace
fracasar la agresión en el momento decisivo, la legítima defensa puede ser,
sobre todo si se emplea con frecuencia, un medio intimidatorio tanto o más
eficaz que la pena (Luzón, 2006, p. 526).
Ahora bien, los alcances de la legítima defensa se basan en una agresión
ilegítima, una racionalidad del medio empleado para ejercer la defensa y la
falta de provocación suficiente de quien hace la defensa. Para la doctrina
mayoritaria, se trata del inicio de una reacción legítima, la misma que es una
fuerza material para repeler una agresión ilegítima que atente nuestra
integridad o la de terceros, o si se quiere decir, contra cualquier bien jurídico
tutelado.
Finalmente, es preciso señalar que existe un consenso a nivel de la doctrina
penal, que estima que todos los bienes jurídicos son defendibles: la vida, la
libertad y la integridad personal propia o de un tercero. Además, se considera
la protección al patrimonio, el domicilio, la morada, etc. También son bienes
defendibles la colectividad o la comunidad, respectivamente. En efecto, es
pasible emplear la legítima defensa en pro de salvaguardar los derechos e
intereses personales o de terceros.

3. LA CAUSA DE JUSTIFICACIÓN
En sentido lato, las causas de justificación son aquellas que excluyen la
antijuricidad o ilicitud de la conducta típica, es decir, se trata de una conducta
sujeta a derecho. Se traduce en una situación objetiva y subjetiva de quien se
defiende. Entre ellas tenemos a la legítima defensa, el estado de necesidad
justificante y el consentimiento. Ahora bien, Villegas (2014) señala que
las causas de justificación operan como estructuras de descargo de la
imputación, pues la conducta desplegada en esos supuestos concretos
abarcados por las causas de justificación, se la considera conforme a derecho,
es decir, no se habría creado un riesgo prohibido susceptible de sanción
penal, sino que se trataría de un riesgo permisible (pero solo en esas
especiales circunstancias) (p. 74).
Mientras que Muñoz y García (2010) consideran que
las causas de justificación tienen elementos objetivos y subjetivos. Para
justificar una acción típica no basta con que se dé objetivamente la situación
justificante, sino que es preciso, además, que el autor conozca esa situación e,
incluso, cuando así se exija, que tenga las tendencias subjetivas especiales
que exige la ley para justificar su acción (pp. 312-313).
En efecto, en la causa de justificación se activa una respuesta jurídico penal de
autoprotección frente a conductas externas desaprobadas por la ley penal.
Dicha respuesta debe estar vinculada al conflicto entre la posible afectación
de algún bien jurídico y la tutela de este, pero con la aprobación de los
requisitos exigidos por el artículo 20, inciso 3, del Código Penal. Si no fuese el
caso, o faltase algún requisito, recae en el artículo 21 del Código Penal, como
responsabilidad atenuada.

4. REQUISITOS DE LA LEGÍTIMA DEFENSA


Los requisitos legales están previstos en el artículo 20, inciso 3, del Código
Penal vigente, el cual señala:
El que obra en defensa de bienes jurídicos propios o de terceros, siempre que
concurran las circunstancias siguientes: Agresión ilegítima; Necesidad
racional del medio empleado para impedirla o repelerla. Se excluye para la
valoración de este requisito el criterio de proporcionalidad de medios,
considerándose en su lugar, entre otras circunstancias, la intensidad y
peligrosidad de la agresión, la forma de proceder del agresor y los medios de
que se disponga para la defensa; Falta de provocación suficiente de quien
hace la defensa (Poder Ejecutivo, 1991).
Entonces, es de suma importancia discernir lo antes señalado, en razón del
cumplimiento estricto de los requisitos previstos. Sin la concurrencia de estos,
no sería posible invocar la legítima defensa.

¿Cómo se define la legítima defensa?


Tal y como señala el Diccionario Panhispánico del Español Jurídico, la legítima
defensa es una causa de justificación que ampara a quien actúa impidiendo o
repeliendo una agresión ilegítima y actual a sus bienes jurídicos o los de un
tercero, es decir, en defensa de los mismos, y con ello también del derecho
atacado, de un modo racionalmente necesario. 

El Código Penal del Perú regula la legítima defensa en su artículo 20 apartado


3, a):

Está exento de responsabilidad penal:

1. El que por anomalía psíquica, grave alteración de la conciencia o por sufrir


alteraciones en la percepción, que afectan gravemente su concepto de la
realidad, no posea la facultad de comprender el carácter delictuoso de su acto
o para determinarse según esta comprensión;

2. El menor de 18 años;

3. El que obra en defensa de bienes jurídicos propios o de terceros,


siempre que concurran las circunstancias siguientes:

a. Agresión ilegítima;

b. Necesidad racional del medio empleado para impedirla o repelerla. Se


excluye para la valoración de este requisito el criterio de proporcionalidad de
medios, considerándose en su lugar, entre otras circunstancias, la intensidad y
peligrosidad de la agresión, la forma de proceder del agresor y los medios de
que se disponga para la defensa;
c. Falta de provocación suficiente de quien hace la defensa;
defensa, causen lesiones o muerte.

Artículo 20 del Código Penal

¿Cuál es la naturaleza de la legítima


defensa?
Tradicionalmente se debatía cuál era el origen exacto de la legítima defensa,
dudando entre la justificación y la exclusión de culpabilidad. Actualmente, nadie
desdice que la naturaleza jurídica de la legítima defensa se encuadre en las
causas de justificación que aparecen en los textos legales para eludir la
responsabilidad, si se dieran ciertas circunstancias.

¿Cuál es el fundamento de la legítima


defensa?
Podría afirmarse que el fundamento de la legítima defensa se encuentra en
la protección de los bienes jurídicos del agredido y en la protección del
derecho frente a ataques injustos.

¿Cuáles son los requisitos necesarios


para que la legítima defensa sea eficaz?
Los requisitos objetivos y subjetivos para considerar que un hecho haya de
concebirse como de legítima defensa son los siguientes:

1. Se tiene que haber producido una agresión ilegítima recientemente sobre bienes


que fueran protegibles. No cabe alegar legítima defensa ante un daño que hubiera
sido provocado hace años, al igual que tampoco se puede alegar esta causa de
justificación ante el perjuicio realizado sobre unos bienes que no se pudieran proteger.

2. La defensa ha de ser racional y proporcional a la agresión recibida. La explicación


a este punto se puede entender mejor con un simple ejemplo: no sería justificable que
el tendero de una tienda de chuches matara a un niño que hubiera robado un par de
gominolas.

3. Tiene que haber falta de provocación suficiente. No se puede alegar como causa de


justificación la legítima defensa frente a un agresor, cuando a éste se le hubiera
provocado para actuar ilícitamente.

4. Elemento subjetivo de la actuación en defensa. Este requisito se identifica con la


exigencia de que el defensor sea consciente de que se dan los presupuestos objetivos
de la legítima defensa, sin que además sea necesario que su intención última sea
defender. Si se actuara contra el agresor, sin intención de defenderse y únicamente
con ánimo lesivo, la defensa no sería lícita. Sin embargo, al ser una cuestión subjetiva,
es difícil de probar.

¿Cuál es el error sobre la legítima


defensa?
El error sobre la legítima defensa puede afectar a:

 La extensión de la eximente: ocurre cuando el defensor piensa que la circunstancia


que está viviendo le permite reaccionar de cualquier forma, sin atender a los límites
que establece la legislación penal, acerca de la proporcionalidad de la actuación en
defensa.

 La concurrencia de los presupuestos objetivos que permiten la defensa: el error


sobre la concurrencia de los presupuestos objetivos alude al incumplimiento de alguno
de los requisitos explicados con anterioridad.

1. Introducción

Antiguamente, la administración de justicia en un caso de agresión entre


particulares se resolvía mediante la famosa norma de «ojo por ojo y
diente por diente», postulado de la ley del talión. Esta norma primigenia
consistía en verificar que se haya realizado una agresión para luego
imponer una sanción igual (acción y reacción) con una excesiva
rigurosidad proporcional.

 Lea también: Diplomado Derecho penal general: teoría del delito (sábados).


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Hoy en día, no se concibe la proporcionalidad bajo esa óptica, pero se
mantuvo presente durante varios años cuando distintos
pronunciamientos jurisdiccionales reclamaban la
denominada proporcionalidad de medios como requisito de la legítima
defensa. No fue sino hasta la entrada en vigencia de la Ley 27936,
publicada el 12 de febrero de 2003, que modificó el artículo 20 del Código
Penal, y se agregó lo siguiente en el numeral tercero:

Artículo 20.- Inimputabilidad

3. […] Se excluye para la valoración de este requisito el criterio de


proporcionalidad de medios, considerándose en su lugar, entre otras
circunstancias, la intensidad y peligrosidad de la agresión, la forma de
proceder del agresor y los medios de que se disponga para la defensa. 

Esta modificación aclaró que la moderna estructura de la legítima


defensa en el derecho penal peruano no volvería a exigir un requerimiento
de ese tipo (proporcionalidad de medios). En el presente artículo
desarrollaremos la moderna concepción de la legítima defensa en el
ordenamiento jurídico peruano.

2. La legítima defensa como causa de justificación

La legítima defensa es una causa de justificación que le asiste a toda


persona que se encuentra frente a una agresión ilegítima, actual o
inminente, y que lo faculta a lesionar bienes jurídicos en resguardo propio
o en favor de un tercero agredido ilegítimamente. (Zaffaroni, 2000, p.
Dentro de la teoría del delito, ubicamos la legítima defensa en el estudio
del elemento antijuridicidad. Esta se define como el elemento del delito
encargado de verificar si existe alguna causa de justificación que
convierta la conducta típica en una conducta lícita (no antijurídica); en
otras palabras, en caso de existir una causa de justificación, habrá,
además, ausencia de antijuridicidad.

En el derecho penal peruano, nuestro CP contempla las eximentes de la


responsabilidad en el artículo 20. Sin embargo, la técnica legislativa, en la
redacción de este artículo, comprendió todas las eximentes, incluyendo
las que cancelan la antijuridicidad de la conducta junto a las eximentes
que cancelan la culpabilidad de la conducta. Por ello, es tarea del
operador del derecho ubicarlas y desarrollarlas.

2.1. Reconocimiento constitucional

Uno de los fundamentos de esta figura penal es que el derecho no puede


ceder o soportar lo injusto, de manera que el reconocimiento de la
legítima defensa condice con: i) el derecho de autodefensa y ii) el
mantenimiento del orden jurídico. (Jescheck y Weigend, 2002, p. 360)

En cuanto al primero, del reconocimiento del derecho a defenderse surge


el impedimento para que la ley exija que una persona escape o huya en
lugar de defenderse a sí misma; respecto al segundo, importa que
cuando una persona se defiende está restableciendo la vigencia de la
norma, por ejemplo, «no matarás» en el supuesto de una legítima defensa
frente a un intento de ataque homicida.

Por todo ello, tiene un reconocimiento especial en el inciso 23 de


la Constitución Política:

Artículo 2.- Derechos fundamentales de la persona

Toda persona tiene derecho:

23. A la legítima defensa.

 Lea también: Diplomado Derecho penal general: teoría del delito (sábados).


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3. Requisitos de la legítima defensa

Los requisitos para su configuración consisten en: i) agresión


ilegítima ii) falta de provocación suficiente y iii) defensa necesaria o
también llamada necesidad racional de los medios empleados; los cuales
se encuentran ubicados en el numeral 3 del artículo 20 del Código Penal.

Artículo 20.- Inimputabilidad. 

Está exento de responsabilidad penal: […]

3. El que obra en defensa de bienes jurídicos propios o de terceros,


siempre que concurran las circunstancias siguientes:

a) Agresión ilegítima;

b) Necesidad racional del medio empleado para impedirla o repelerla. Se


excluye para la valoración de este requisito el criterio de proporcionalidad
de medios, considerándose en su lugar, entre otras circunstancias, la
intensidad y peligrosidad de la agresión, la forma de proceder del agresor
y los medios de que se disponga para la defensa.

c) Falta de provocación suficiente de quien hace la defensa.

3.1. Agresión ilegítima

3.1.1. Agresión humana y voluntaria

Se trata de una conducta humana que amenaza con lesionar o poner en


peligro bienes jurídicos tutelados por el ordenamiento jurídico. En ese
sentido, si no existe una conducta humana, no podemos hablar de una
agresión ilegítima, como no podría ser el caso de una agresión
ocasionada por un animal, de un caso fortuito o de otro contexto que
deberá resolverse con un estado de necesidad.

Tampoco se cataloga como agresión ilegítima si se trata de una persona


que obra en ausencia de acción, es decir, si se encuentra bajo los efectos
de un acto reflejo, estado de inconsciencia o los efectos de una fuerza
física irresistible. Por tanto, una agresión ilegítima reclama una acción
voluntaria, que puede realizarse incluso por menores de edad o
inimputables, siempre y cuando en estos supuestos se obre con una
razonabilidad en razón a su condición. (Welzel, 1987, p. 538)

 Lea también: Diplomado Derecho penal general: teoría del delito (sábados).


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3.1.2. Agresión real y actual

No puede ampararse bajo la legítima defensa una agresión imaginaria, en


cuyo caso nos encontraremos frente al supuesto de una legítima defensa
putativa, que, a diferencia de la legítima defensa incompleta, ocurre
cuando el agente cree que se está defendiendo de una agresión ilegítima
cuando en realidad no lo es. Por tanto, el tratamiento a seguir
corresponde dentro del error de prohibición.
La agresión no puede ser pasada, es decir, debe ser inminente, ya que la
legítima defensa se suscita mientras se mantenga latente una
amenaza real y además vigente; esto impide que la legítima defensa se
invoque cuando el delito ya se ha consumado o agotado. Por ejemplo, el
sujeto que luego de haber sido herido dispara a su agresor a la espalda
cuando huía, esto es, cuando cesó el peligro. (Villavicencio, 2002, p. 540)

3.1.3. Agresión ilegítima

Prácticamente se trata de una agresión antijurídica (injusta) que puede


recaer sobre cualquier bien jurídico, sin importar la gravedad de la
sanción penal; lo expuesto tiene una finalidad dentro de la política
criminal ya que se puede usar incluso frente a una falta contra el
patrimonio.

Sin embargo, para el caso de la legítima defensa en favor de


terceros existe un límite cuando dicho bien jurídico es ostentado por el
Estado en su calidad de persona jurídica. Por ejemplo, no habría legítima
defensa si una persona lesiona a otra al verla botar desperdicios donde
no debe (contaminación ambiental), pues, a pesar de que todos podemos
denunciar la comisión de un delito ambiental, es el Estado quien se aboca
a su defensa.

3.2. Falta de provocación suficiente

«Quien se defiende no debe haber provocado la agresión», esto se


ejemplifica cuando aquel que insultó gravemente a otro no puede alegar
legítima defensa si el ofendido lo agrede a él luego. La provocación es
una acción u omisión (rehusarse a devolver o hacer)  anterior a la
agresión y que tiene que ser voluntaria, de lo contrario, al existir una
provocación imprudente o no voluntaria, todavía podría plantearse una
legítima defensa, como podría ser el caso de quien realiza una broma sin
una intención de ofender y sin contenido que pueda ofender a alguien,
pero que desata una agresión en su contra; en este supuesto, puede
plantearse legítima defensa pues su intención nunca fue provocar una
agresión; así, la legítima defensa reclama la ausencia de provocación
suficiente e intencionada.
3.3. Defensa necesaria

La defensa se trata de una conducta dirigida a rechazar la agresión, se


exige que esta sea racional en el sentido de ser una defensa adecuada y
menos perjudicial para el agresor una vez que se haya neutralizado la
agresión ilegítima, caso contrario, de continuar empleando la defensa
cuando se acabó el peligro, ocasiona la inexistencia de este requisito y se
convertiría en una legítima defensa incompleta.

Por otro lado, deben evaluarse conjuntamente otros factores: i) la


intensidad del ataque, ii) la peligrosidad del agresor y acción
agresiva, iii) los medios disponibles que contaba el defensor en dicho
momento inminente. Así, podemos ejemplificar una defensa racional en
el supuesto de una persona que es agredida por un puñal y que como
única herramienta para defenderse en tal momento tenía su arma de
fuego.

A diferencia de lo que anteriormente se exigía como proporcionalidad de


los medios (arma blanca vs. arma blanca, arma de fuego vs. arma de
fuego), este moderno planteamiento todavía limita y excluye toda
defensa abusiva, grotesca o innecesariamente desproporcionada, como
ocurriría si, en el ejemplo anterior, esa misma persona que saca su arma
de fuego vacía el cargador y le profiere seis disparos en el cuerpo.

4. Elemento subjetivo presente en la legítima defensa

Las causas de justificación tienen aspectos objetivos y subjetivos, de


manera que no basta con que se verifiquen los requisitos dentro del
plano objetivo, sino también es necesario analizar que el autor conozca
que esa situación justificante, como por ejemplo, en la legítima defensa
no basta con probar que hubo una defensa objetiva, ya que además se
requiere que el justificado sabía que estaba repeliendo una agresión
ilegítima y actuó con voluntad de defenderse, posición que no es pacífica
en la doctrina actualmente. (Muñoz, 2002, p. 313)

5. Legítima defensa a terceros


La norma penal acepta esta forma de legítima defensa y que
necesariamente reclama la concurrencia de los requisitos anteriormente
señalados, con la salvedad de reconocer la voluntad del auxiliado, ya que
nadie puede imponer a otro una ayuda si este quiere prescindir de ser
auxiliado, pues la legítima defensa es un derecho, nunca una obligación.
Por otro lado, las consecuencias a reparar producto de una legítima
defensa a un tercero serán asumidas precisamente por quien realiza esta
acción defensora, ya que en la realidad se advierte este principal
problema en la práctica, pues la legítima defensa no excluye de la
responsabilidad civil por los daños efectuados.

Artículo 20.- Inimputabilidad

3. El que obra en defensa de bienes jurídicos propios o de terceros […].

6. Legítima defensa imperfecta

La legítima defensa parcial o incompleta surge ante la ausencia de


cualesquiera de los requisitos, excepto de la agresión ilegítima, ya que
esta es la base angular sobre la que se sustentan los dos siguientes
requisitos, que, en caso faltasen, pueden dar lugar a esta causal; como
ocurre en el ejemplo en que un sujeto realiza una legítima defensa
excediéndose en el marco de la racionalidad de los medios utilizados
(sobrepasa el requisito de defensa necesaria). La solución a este
problema se encuentra señalado en el artículo 21 del CP.

Artículo 21.- Responsabilidad restringida

En los casos del artículo 20, cuando no concurra alguno de los requisitos
necesarios para hacer desaparecer totalmente la responsabilidad, el Juez
podrá disminuir prudencialmente la pena hasta límites inferiores al
mínimo legal.

Al respecto, el legislador es claro en señalar que ante la inconcurrencia


de uno de los tres requisitos desarrollados se mantiene una sanción, es
decir, se mantiene ilícita (antijurídica) esta conducta típica; sin embargo,
la pena será atenuada.
7. Conclusiones

 La legítima defensa es una causa de justificación regulada en


el Código Penal y también un derecho reconocido en
la Constitución. Su fundamentación radica en que la ley no puede
obligarnos a huir de un ataque ilegítimo (derecho a la autodefensa) ni
tampoco castigarnos por habernos defendido de este
(restablecimiento de la vigencia de la norma).
 Debido a que la legítima defensa requiere identificar en primer
término una agresión ilegítima, queda vedado aceptar una legítima
defensa sobre otra legítima defensa, pues, en principio, quien
comienza a defenderse legítimamente se encuentra realizando una
conducta lícita; tampoco habrá legítima defensa contra quien obra en
estados de necesidad.
 Los requisitos para su configuración consisten en: i) agresión
ilegítima ii) falta de provocación suficiente y iii) defensa necesaria; la
ausencia de alguno de los dos últimos da lugar a una legítima
defensa incompleta, pero en el caso que se imagine un peligro
cuando en realidad no lo hay, se rige con la regla del error de
prohibición.
 Si bien hoy en día no se reclama una proporcionalidad de medios, se
habla sobre defensa necesaria o racional, que reclama se analice
cada caso en particular a partir de ejes como: i) la intensidad del
ataque, ii) la peligrosidad del agresor y acción agresiva, iii) los medios
disponibles que contaba el defensor en dicho momento inminente.

8. Bibliografía 

 Cavero, P. (2019). Derecho penal. Parte general. Lima: Ideas.


 Jescheck, H. y Weigend, T. (2002). Tratado de derecho penal. Parte
general. Granada: Comare.
 Muñoz, F. (2002). Derecho penal. Parte general. Valencia: Tirant lo
Blanch.
 Villavicencio, F. (2002). Derecho penal. Parte general. Lima: Grijley.
 Welzel, H. (1987). Derecho penal alemán. Santiago: Editorial Jurídica.
 Zaffaroni, E. (2000). Manual de derecho penal. Buenos Aires: Ediar.
LA LEGITIMA DEFENSA EN EL CODIGO PENAL

1. Introducción

Antiguamente, la norma que regía para administrar justicia en un caso de


agresión entre particulares, se resolvía mediante la famosa norma de
«ojo por ojo y diente por diente» postulado de la Ley del Talión; esta
norma primigenia consistía en verificar que se haya realizado una
agresión para luego imponer una sanción igual (acción y reacción) con
una excesiva rigurosidad proporcional.

Hoy en día, no se concibe la proporcionalidad bajo esa óptica, pero se


mantuvo presente durante varios años cuando distintos
pronunciamientos jurisdiccionales reclamaban la
denominada proporcionalidad de medios como requisito de la legítima
defensa, no fue sino hasta la entrada en vigencia de la Ley 27936,
publicada el 12 de febrero del 2003, que modificó el artículo 20
del Código Penal, y se agregó lo siguiente en el numeral tercero:

Artículo 20.- Inimputabilidad

3. […] Se excluye para la valoración de este requisito el criterio de


proporcionalidad de medios, considerándose en su lugar, entre otras
circunstancias, la intensidad y peligrosidad de la agresión, la forma de
proceder del agresor y los medios de que se disponga para la defensa. 

Esta modificación aclaró que la moderna estructura de la legítima


defensa en el derecho penal peruano, no volvería a exigir un
requerimiento de ese tipo (proporcionalidad de medios). En el presente
artículo desarrollaremos la moderna concepción de la legítima
defensa en el ordenamiento jurídico peruano.

2. La legítima defensa como causa de justificación

La legítima defensa es una causa de justificación que le asiste a toda


persona que se encuentra frente a una agresión ilegítima, actual o
inminente, y que lo faculta a lesionar bienes jurídicos en resguardo propio
o en favor de un tercero agredido ilegítimamente. (Zaffaroni, 2002, p.
600)

Dentro de la teoría del delito, ubicamos la legítima defensa dentro del


estudio del elemento antijuridicidad, definido como el elemento del delito
encargado de verificar si la existencia de alguna causa de justificación
que convierta la conducta típica en una conducta lícita (no antijurídica),
en otras palabras, en caso de existir una causa de justificación existirá
además ausencia de antijuridicidad

En el derecho penal peruano, nuestro CP contempla las eximentes de la


responsabilidad en el art.20, sin embargo, la técnica legislativa en la
redacción de este artículo incluyó todas las eximentes incluyendo las que
cancelan la antijuridicidad de la conducta junto a las eximentes que
cancelan la culpabilidad de la conducta, por lo cual, es tarea del operador
del derecho ubicarlas y desarrollarlas.
2.1 Tiene reconocimiento constitucional

Uno de los fundamentos de esta figura penal es que el derecho no puede


ceder o soportar lo injusto, de manera que el reconocimiento de la
legítima defensa condice con el: i) derecho de autodefensa
y ii) mantenimiento del orden jurídico. (Jescheck & Weigend, 2002, p.360)

En cuanto al primero, del reconocimiento del derecho a defenderse surge


el impedimento para que la ley exija que una persona escape o huya en
lugar de defenderse a sí mismo; respecto al segundo, importa que
cuando una persona se defiende esta restableciendo la vigencia de la
norma, por ejemplo «no matarás» en el supuesto de una legítima defensa
frente a un intento de ataque homicida.

Por todo ello es que tiene un reconocimiento especial apartado en el


inciso 23 de la Constitución Política:

Artículo 2.- Derechos fundamentales de la persona

Toda persona tiene derecho:

23. A la legítima defensa.


3. Requisitos de la legítima defensa

Los requisitos para su configuración consisten en i) agresión


ilegítima ii) falta de provocación suficiente y iii) defensa necesaria o
también llamada necesidad racional de los medios empleados; los cuales
se encuentran ubicados en el numeral 3 del artículo 20 del Código Penal.

Artículo 20.- Inimputabilidad. 

Está exento de responsabilidad penal: […]

3. El que obra en defensa de bienes jurídicos propios o de terceros,


siempre que concurran las circunstancias siguientes:

a) Agresión ilegítima;

b) Necesidad racional del medio empleado para impedirla o repelerla. Se


excluye para la valoración de este requisito el criterio de proporcionalidad
de medios, considerándose en su lugar, entre otras circunstancias, la
intensidad y peligrosidad de la agresión, la forma de proceder del agresor
y los medios de que se disponga para la defensa.

c) Falta de provocación suficiente de quien hace la defensa.

3.1 Agresión ilegítima

3.1.1 Agresión humana y voluntaria

Se trata de una conducta humana que amenaza con lesionar o poner en


peligro bienes jurídicos tutelados por el ordenamiento jurídico, en ese
sentido, si no existe una conducta humana no podemos hablar de una
agresión ilegítima como no podría ser el caso de una agresión
ocasionada por un animal, caso fortuito u otro contexto que deberá
resolverse con un estado de necesidad.

Tampoco se cataloga como agresión ilegítima si se trata de una persona


que obra en ausencia de acción, es decir, si se encuentra bajo los efectos
de un acto reflejo, estado de inconsciencia o los efectos de una fuerza
física irresistible. Por tanto, una agresión ilegítima reclama una acción
voluntaria, que puede realizarse inclusive por menores de edad o
inimputables siempre y cuando en estos supuestos se obre con una
razonabilidad en razón a su condición. (Welzel, 1987, p.538)

3.1.2 Agresión real y actual

No puede ampararse bajo la legítima defensa una agresión imaginaria, en


cuyo caso nos encontraremos frente al supuesto de una legítima defensa
putativa que a diferencia de la legítima defensa incompleta, ocurre
cuando el agente cree que se está defendiendo de una agresión ilegítima
cuando en realidad no lo es. Por tanto, el tratamiento a seguir
corresponde dentro del error de prohibición.

La agresión no puede ser pasada, es decir, debe ser inminente, ya que la


legítima defensa se suscita mientras se mantenga latente una
amenaza real y además vigente; esto impide que la legítima defensa se
invoque cuando el delito ya se ha consumado o agotado. Por ejemplo, el
sujeto que luego de haber sido herido, dispara a su agresor a la espalda
cuando huía, cuando cesó el peligro. (Villavicencio, 2002, p. 540)

3.1.3 Agresión ilegítima

Prácticamente se trata de una agresión antijurídica (injusta) que puede


recaer sobre cualquier bien jurídico no importando la gravedad de la
sanción penal; lo anteriormente expuesto tiene una finalidad dentro de la
política criminal ya que se puede usar inclusive frente a una falta contra
el patrimonio.

Sin embargo, para el caso de la legítima defensa en favor de terceros,


existe un límite cuando dicho bien jurídico ostentado por el Estado en su
calidad de persona jurídica, por ejemplo, no habría legítima defensa si
una persona lesiona a otra al verla botar desperdicios donde no debe
(contaminación ambiental) pues a pesar de que todos podemos
denunciar la comisión de un delito ambiental es el Estado quien se aboca
a su defensa.
3.2 Falta de provocación suficiente

«Quien se defiende no debe haber provocado la agresión», esto se


ejemplifica cuando aquél que insultó gravemente a otro, no puede alegar
legítima defensa si el ofendido lo agrede a él luego. La provocación es
una acción u omisión (rehusarse a devolver o hacer) de manera anterior a
la agresión y que tiene que ser voluntaria, de lo contrario, al existir una
provocación imprudente o no voluntaria, todavía podría plantearse una
legítima defensa, como podría ser el caso de quien realiza una broma sin
una intención de ofender y sin contenido que pueda ofender a alguien,
pero que desata una agresión en su contra; en este supuesto puede
plantearse legítima defensa pues su intención nunca fue provocar una
agresión; así, la legítima defensa reclama la ausencia de provocación
suficiente e intencionada.

3.3 Defensa necesaria

La defensa se trata de una conducta dirigida a rechazar la agresión, se


exige esta sea racional en el sentido de ser una defensa adecuada y
menos perjudicial para el agresor una vez que se haya neutralizado la
agresión ilegítima, caso contrario, de continuar empleando la defensa
cuando se acabó el peligro ocasiona la inexistencia de este requisito y se
convertiría en una legítima defensa incompleta.

Por otro lado, deben evaluarse conjuntamente otros factores como i) la


intensidad del ataque, ii) la peligrosidad del agresor y acción
agresiva, iii) los medios disponibles que contaba el defensor en dicho
momento inminente. Así, podemos ejemplificar una defensa racional en
el supuesto de una persona que es agredida por un puñal y que como
única herramienta para defenderse en tal momento era su arma de fuego.

A diferencia de lo que anteriormente se exigía como proporcionalidad de


los medios (arma blanca vs arma blanca, arma de fuego vs arma de
fuego); sin embargo, este moderno planteamiento todavía limita y
excluye toda defensa abusiva, grotesca o innecesariamente
desproporcionada como ocurriría si, en el ejemplo anterior, esa misma
persona que saca su arma de fuego vacía el cargador y le profiere 6
disparos en el cuerpo.

4. Elemento subjetivo presente en la legítima defensa

Las causas de justificación tienen aspectos objetivos y subjetivos, de


manera que no basta con que se verifiquen los requisitos dentro del
plano objetivo sino también es necesario analizar que el autor conozca
que esa situación justificante, como por ejemplo, en la legítima defensa
no basta con probar que hubo una defensa objetiva, ya que además se
requiere que el justificado sabía que estaba repeliendo una agresión
ilegítima y actuó con voluntad de defenderse, posición que no es pacífica
en la doctrina actualmente (Muñoz, 2002, p. 313)

5. Legítima defensa a terceros

La norma penal acepta esta forma de legítima defensa y que


necesariamente reclama la concurrencia de los requisitos anteriormente
señalados con la salvedad de reconocer la voluntad del auxiliado, ya que
nadie puede imponer a otro una ayuda si este quiere prescindir de ser
auxiliado, pues la legítima defensa es un derecho nunca una obligación.
Por otro lado, las consecuencias a reparar producto de una legítima
defensa a un tercero serán asumidas precisamente por quien realiza esta
acción defensora, ya que en la realidad se advierte este principal
problema en la práctica, pues la legítima defensa no excluye de la
responsabilidad civil por los daños efectuados.

Artículo 20.- Inimputabilidad

3. El que obra en defensa de bienes jurídicos propios o de terceros […]

6. Legítima defensa imperfecta

La legítima defensa parcial o incompleta surge ante la ausencia de


cualesquiera de los requisitos excepto de la agresión ilegítima, ya que
esta es la base angular sobre la que se sustentan los dos siguientes
requisitos, que en caso faltasen, pueden dar lugar a esta causal; como
ocurre en el ejemplo en que un sujeto realiza una legítima defensa
excediéndose en el marco de la racionalidad de los medios utilizados
(sobrepasa el requisito de defensa necesaria). La solución a este
problema se encuentra señalado en el art. 21 del CP.

Artículo 21.- Responsabilidad restringida

En los casos del artículo 20, cuando no concurra alguno de los requisitos
necesarios para hacer desaparecer totalmente la responsabilidad, el Juez
podrá disminuir prudencialmente la pena hasta límites inferiores al
mínimo legal.

Al respecto, el legislador es claro en señalar que ante la inconcurrencia


de uno de los tres requisitos desarrollados se mantiene una sanción, es
decir, se mantiene ilícita (antijurídica) esta conducta típica; sin embargo,
la pena será atenuada.

7. Conclusiones

 La legítima defensa es una causa de justificación regulada en el Código


Penal y también un derecho reconocido en la Constitución, su
fundamentación radica en que la ley no puede obligarnos a huir de un
ataque ilegítimo (derecho a la autodefensa) ni tampoco castigarnos por
habernos defendido de este (restablecimiento de la vigencia de la norma).
 Debido a que la legítima defensa requiere identificar en primer término una
agresión ilegítima, queda vedado aceptar una legítima defensa sobre otra
legítima defensa, pues en principio quien comienza a defenderse
legítimamente se encuentra realizando una conducta lícita; tampoco habrá
legítima defensa contra quien obra en estados de necesidad.

 Los requisitos para su configuración consisten en i) agresión


ilegítima ii) falta de provocación suficiente y iii) defensa necesaria; la
ausencia de alguno de los dos últimos da lugar a una legítima defensa
incompleta, pero en el caso que se imagine un peligro cuando en realidad no
lo hay, se rige con la regla del error de prohibición.

 Si bien hoy en día no se reclama una proporcionalidad de medios, se habla


sobre defensa necesaria o racional, que reclama se analice cada caso en
particular a partir de ejes como i) la intensidad del ataque, ii) la peligrosidad
del agresor y acción agresiva, iii) los medios disponibles que contaba el
defensor en dicho momento inminente.
8. Bibliografía 

ZAFFARONI, Eugenio (2000) Manual de Derecho Penal. Buenos Aires:


Ediar.

MUÑOZ CONDE, Francisco (2002). Derecho Penal Parte General,


Valencia: Tirant lo Blanch.

JESCHECK, Hans & WEIGEND, Thomas (2002). Tratado de Derecho Penal


Parte General. España: Comare.

WELZEL, Hans (1987). Derecho penal alemán. Santiago: Editorial Jurídica.

VILLAVICENCIO, Felipe (2002) Derecho Penal Parte General. Lima: Grijley.

CAVERO, Percy (2019). Derecho penal. Parte general. Lima: Ideas.

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