Causa de Justificación La Legitima Defensa
Causa de Justificación La Legitima Defensa
Causa de Justificación La Legitima Defensa
LA LEGÍTIMA DEFENSA
Conviene recordar algunos conceptos de la legítima defensa: "repulsa de la
agresión ilegítima, actual o inminente, por el atacado o tercera persona,
contra el agresor, sin traspasar la necesidad de la defensa y dentro de la
racional proporción de los medios empleados para impedirla o repelerla"
(Jiménez de Asúa, 1939, p. 556) y "defensa necesaria para rechazar una
agresión actual o inminente e injusta, mediante un acto que lesiona bienes
jurídicos del agresor" (Cuello, citado por Zambrano, 2006, p. 261).
Resulta claro que la legítima defensa es una causa de justificación atribuida a
quien hace la defensa de bienes jurídicos propios o de terceros frente a una
agresión injustificada, lo que conlleva a ejercitar la acción defensiva para
salvaguardar los derechos o los intereses correspondientes. Además, la
legítima defensa opera en salvaguarda de derechos comunitarios o sociales.
Asimismo, es un derecho defensivo que asiste a toda persona que se
encuentra frente a una agresión ilegítima, actual o inminente, proveniente del
que obra o de un tercero, dado que es susceptible de lesionar bienes jurídicos
tutelados. Dicha agresión se justifica si no fue provocada por quien ejerce la
acción defensiva. Además, la legítima defensa es una autoprotección jurídico
penal y una reacción necesaria frente a un peligro inminente que se puede
manifestar directa e indirectamente:
Así pues, la defensa cumple no solo una función de protección de bienes
jurídicos, sino también, al afirmar y hacer prevalecer el Derecho frente al
injusto agresor, si es preciso con una tremenda dureza, una importante
función de prevención general: de intimidación frente a delincuentes y de
prevalecimiento del orden jurídico, creando seguridad de los ciudadanos en el
mismo. Es más, por su contundencia, que incluso puede llegar a la muerte del
agresor, y por no ser una eventual reacción a posteriori, sino algo que hace
fracasar la agresión en el momento decisivo, la legítima defensa puede ser,
sobre todo si se emplea con frecuencia, un medio intimidatorio tanto o más
eficaz que la pena (Luzón, 2006, p. 526).
Ahora bien, los alcances de la legítima defensa se basan en una agresión
ilegítima, una racionalidad del medio empleado para ejercer la defensa y la
falta de provocación suficiente de quien hace la defensa. Para la doctrina
mayoritaria, se trata del inicio de una reacción legítima, la misma que es una
fuerza material para repeler una agresión ilegítima que atente nuestra
integridad o la de terceros, o si se quiere decir, contra cualquier bien jurídico
tutelado.
Finalmente, es preciso señalar que existe un consenso a nivel de la doctrina
penal, que estima que todos los bienes jurídicos son defendibles: la vida, la
libertad y la integridad personal propia o de un tercero. Además, se considera
la protección al patrimonio, el domicilio, la morada, etc. También son bienes
defendibles la colectividad o la comunidad, respectivamente. En efecto, es
pasible emplear la legítima defensa en pro de salvaguardar los derechos e
intereses personales o de terceros.
3. LA CAUSA DE JUSTIFICACIÓN
En sentido lato, las causas de justificación son aquellas que excluyen la
antijuricidad o ilicitud de la conducta típica, es decir, se trata de una conducta
sujeta a derecho. Se traduce en una situación objetiva y subjetiva de quien se
defiende. Entre ellas tenemos a la legítima defensa, el estado de necesidad
justificante y el consentimiento. Ahora bien, Villegas (2014) señala que
las causas de justificación operan como estructuras de descargo de la
imputación, pues la conducta desplegada en esos supuestos concretos
abarcados por las causas de justificación, se la considera conforme a derecho,
es decir, no se habría creado un riesgo prohibido susceptible de sanción
penal, sino que se trataría de un riesgo permisible (pero solo en esas
especiales circunstancias) (p. 74).
Mientras que Muñoz y García (2010) consideran que
las causas de justificación tienen elementos objetivos y subjetivos. Para
justificar una acción típica no basta con que se dé objetivamente la situación
justificante, sino que es preciso, además, que el autor conozca esa situación e,
incluso, cuando así se exija, que tenga las tendencias subjetivas especiales
que exige la ley para justificar su acción (pp. 312-313).
En efecto, en la causa de justificación se activa una respuesta jurídico penal de
autoprotección frente a conductas externas desaprobadas por la ley penal.
Dicha respuesta debe estar vinculada al conflicto entre la posible afectación
de algún bien jurídico y la tutela de este, pero con la aprobación de los
requisitos exigidos por el artículo 20, inciso 3, del Código Penal. Si no fuese el
caso, o faltase algún requisito, recae en el artículo 21 del Código Penal, como
responsabilidad atenuada.
2. El menor de 18 años;
a. Agresión ilegítima;
1. Introducción
Artículo 20.- Inimputabilidad
a) Agresión ilegítima;
Artículo 20.- Inimputabilidad
En los casos del artículo 20, cuando no concurra alguno de los requisitos
necesarios para hacer desaparecer totalmente la responsabilidad, el Juez
podrá disminuir prudencialmente la pena hasta límites inferiores al
mínimo legal.
8. Bibliografía
1. Introducción
Artículo 20.- Inimputabilidad
a) Agresión ilegítima;
Artículo 20.- Inimputabilidad
En los casos del artículo 20, cuando no concurra alguno de los requisitos
necesarios para hacer desaparecer totalmente la responsabilidad, el Juez
podrá disminuir prudencialmente la pena hasta límites inferiores al
mínimo legal.
7. Conclusiones