Hay Un Dinosaurio en Mi Sopa 2
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Hay Un Dinosaurio en Mi Sopa 2
11/02/2007
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Reseña
En la colección de México fondo de cultura económica la ciencia desde México con la
primera edición del 2014 hay un dinosaurio en mi sopa
Creo que todos en algún momento de la vida hemos anhelado haber conocido un dinosaurio
de carne y hueso, asumiendo que todos los representantes de este linaje que tanto cautivan a
la mente humana ya no recorren la Tierra y son solo un producto de las producciones de
cine. Con el fin de desmitificar y aclarar el asunto sobre si los dinosaurios están o no entre
nosotros en pleno siglo XXI —de la cuenta humana actual—, Chaos Cador propone con el
rimbombante título de ¡Hay un dinosaurio en mi sopa! hacer un recorrido por los conceptos
básicos y no tan básicos, históricos y actuales entorno a la Evolución orgánica
Con un lenguaje sencillo y con ejemplos cotidianos que todos fácilmente somos capaces de
imaginar, el autor aborda los conceptos clave de la evolución biológica. Lo hace de tal
forma que la parte central de cada uno queda bien delineada y asimilada por el público en
general, algo que me ha dejado gratamente sorprendido, pues ejemplos cotidianos de
evolución son difíciles de hacer sin caer en la trivialización del concepto.
Este libro es muy diferente a los otros libros que he leído sobre evolución y lo es en muchos
aspectos que quiero dejar explícitamente acá. Es diferente en el sentido de que no solo se
dedica a describir las características y elementos de cada uno de los conceptos que aborda.
El ejemplo que mejor ilustra esto es la forma en la que aborda el tema de las adaptaciones:
no solo las formula como un rasgo que permite al organismo acceder a un nuevo recurso
valioso y a enunciar un par de ejemplos —lo que bastaría en otros libros de divulgación
sobre evolución—, en vez de solo detenerse en esto, el autor detalla de muy buena forma
qué es y qué no es una adaptación, los costos asociados a estas y cómo se comportarían
estas adaptaciones fuera del contexto natural propio que las ha moldeado, algo que suele
preguntarse uno durante los cursos que toma de evolución y que en ocasiones mete en
problemas al profesor ante la ausencia de una respuesta para el asunto.
Junto con esto, el autor abre espacio para desmitificar un par de creencias populares que se
suelen repetir en todo lado; entre estas destaca el comportamiento de los leones y cómo los
machos de la especie siempre han sido vistos como unos simples holgazanes que se dedican
todo el día a NADA, algo lejos de la realidad y que el autor esclarece de una forma
impecable usando para ello principios de biología de la conducta, otra disciplina a veces
olvidada en los libros de evolución, pero con hondos fundamentos en ella.
Allí no terminan las sorpresas del libro y hasta allí parece un libro más del amplio catálogo
de textos que abordan el tema de la evolución; pero otro punto diferencial del presente
título es que justo luego de exponer los postulados de Darwin/Wallace procede a exponer
los conceptos derivados más recientemente sobre evolución, sobre todo luego del
redescubrimiento de los escritos de Mendel a principios del siglo pasado y todo lo que esto
supuso en la Biología. Así entonces, Chaos da espacio para que su libro trate temas “de
punta” como la neosíntesis, la separación (lastimosa) entre biólogos evolutivos y biólogos
del desarrollo, la topología como herramienta muy útil en estudios de evolución —esta
parte me encantó y me dejó por un momento en medio de un valle de incertidumbre— y en
estudios de genética. Todo esto lleva a que el libro deje claro que cuando de evolución se
trata, no todo está dicho y que estamos lejos de entender todo lo que miran nuestros ojos;
otra diferencia con respecto a otros libros del tema, que asumen que lo que tenemos es todo
y no hay nada más que decir; o por lo menos dejan esa conclusión en los lectores de a pie.
Dos menciones literarias que me han encantado: hacer alusión al cuento del rigor en la
ciencia de J. L. Borges para explicar cómo funcionan los modelos en la Ciencia y usar las
razas de El señor de los anillos de J. R. R. Tolkien como colofón en la parte del modelo de
águilas y palomas de biología de la conducta. Este llegó justo a mi corazón, por motivos
que saltan a la vista.
Acá se van a encontrar no solo con el destino de los dinosaurios —principal tema de
enganche para venir a hablar de evolución—, sino también con una cantidad de temas
entorno a la evolución que a veces son dejados por fuera de los libros quizás por parecer
muy complicados para el público general. Eso sí, no es un libro apto para alguien
completamente llego en el tema, porque puede alejarlo por completo de la disciplina.
Desde las primeras páginas el autor nos atrapa con la aparente sencillez en el lenguaje, el
humor y la fluidez de su discurso para que en tres cucharadas de página podamos definir el
sabor de los objetivos y las posibles propuestas del texto. Además entendemos por qué es
un libro que recibió el Premio Internacional de Divulgación de la Ciencia Ruy Pérez
Tamayo 2014.
. Desde que se dio a conocer el concepto de la "selección natural" el camino de dicho
estudio, aparte de revolucionar la ciencia, ha tenido muchas vertientes y líneas de
investigación. Como buen divulgador científico, el autor nos expone el tema con un
lenguaje claro y ameno, del cual podemos aprender mucho y extender nuestro
conocimiento a estas áreas del saber. Aunque no seamos estudiosos del tema resulta muy
comprensible por su manera expresarlo en este genial libro.
Es libro muy ilustrativo con ejemplos a menos que, si bien no son simples, son
perfectamente explicados por el autor. ¡Definitivamente recomendable! La colección "La
Ciencia para Todos", a la que pertenece este libro, es una colección de divulgación
científica pero sus libros no son para todos, sí hay que tener cierto conocimiento básico de
ciencia. Sin embargo, lejos de que sea una desventaja es un punto a favor, ya existen
demasiados libros de divulgación redundantes, aburridos, repetitivos y escritos para acercar
jóvenes a la ciencia tratándolos como "pigmeos mentales" y que se anuncian como obras
interesantes cuando en realidad son muy decepcionantes
Continuamos para revisar conceptos helénicos de los que parten las teorías del
conocimiento y comprendemos las perspectivas evolutivas desde el funcionalismo y la
filosofía.
Somos lectores-peregrinos que, a través de ejemplos sencillos, conocemos y
reconocemos las diferentes teorías evolutivas, sus aportaciones y debates.
En el trayecto descansamos para enterarnos de algunos “chismes” sobre el trabajo de
Darwin y el de Wallace. Entramos en terrenos críticos y criticables en los que se habla
sobre los genes y la herencia; el neodarwinismo; la denuncia sobre las contradicciones entre
la neosítesis contra el mendelismo y el lamarckismo.
Llegamos casi al final de los 60 destinos para aterrizar en los modelos genéticos, las
redes genéticas binarias. Veremos cómo los cambios transforman no sólo especies sino
palabras. El impredecible y determinista caos. La distinción entre lo complicado de lo
complejo.
Hemos acompañado a este Chaos cuya escritura ha sido todo menos caótica junto con
todos los seres vivos que se pueden ver desde la copa del árbol.
Descendemos y, para cerrar, el autor hace un llamado poético y filosófico, certero y
contundente a cuidar el “barco esférico”, la canica agüita: nuestra Tierra.
Tal cual acontece con casi dos millones de especies, reposamos sobre
la punta de una rama del árbol filogenético. Mirando los extremos de
las más cercanas alcanzamos a distinguir a los chimpancés, bonobos,
gorilas y otros grandes simios. Un poco más lejos se encuentra un
ramaje ocupado por murciélagos, perros, lobos, zorros, leones, tigres,
gatos, osos, nutrias.
En lontananza, a diestra, hay acacias,
margaritas, jacarandas, eucaliptos, colorines. A siniestra, vemos
setas, champiñones y huitlacoche. Bacterias, virus, algas y
protozarios están sobre sus ramas.
Ellos nos acompañan hoy en este
barco esférico surcador de la noche vacía, ahogada en las tinieblas,
cuyo rumbo y destino desconocemos todos. Si bajamos la cabeza y
dirigimos los ojos hacia los troncos, aparecerán los formas de otras
especies que no perduraron. Hasta abajo, donde el tronco nace, en el
sitio en que germinó por primera vez la vida, se encuentra el
principio de este gran misterio.
Tal vez la maquinaria del universo es
“harto compleja para entenderla”, pero a diferencia de la pantera
enjaulada y del poeta enamorado, la ciencia confía en descubrir lo
oculto.
Más allá de verdades y mitos, de carne y espíritu, de sangre y
metal, disponemos de varias maneras de pasar mientras el
segundero se desliza. Imagínese despertando de un sueño milenario
a bordo de un cohete espacial en medio del cosmos. Asoma su cara
gris y mira un cuerpo celeste a distancia alcanzable. ¿Cuál es la
probabilidad de que contenga aire en las proporciones correctas para
ser respirado? ¿La de que posea agua, comida, luz? Es nula. De los
miles de millones de astros que conocemos, ninguno puede
albergarnos a manera de un hogar.
El aire y la comida se agotaron.
Sólo queda sentarse a mirar por la claraboya cómo se acerca la nao
interestelar al planeta. Pensar en el ser, en la nada.
Horas después, la nave tiende sus patas sobre un suelo mullido y
verde. Por la compuerta, que luce abierta, se filtra suavemente la
brisa y uno que otro insecto. El planeta está pletórico de vida, lleno
de agua. Frutos y flores adornan con colores y aromas los bosques
por doquier. ¡Qué suerte!, se repetirá una y otra vez, gritando a los
cuatro vientos.
Tal vez usted se pregunte el motivo de esta viñeta improbable. El
móvil es decirle que ésa es su historia. ¿Cree posible volver a correr
con la misma suerte si destruimos la Tierra? Yo no tentaría a la
D. R. © 2014, Fondo de Cultura Económica
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