Retiro Mariano PDF
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ACTUAR:
María aparece aquí como madre de Jesús al comienzo de su vida pública. De modo
significativo, María contribuye al comienzo de las señales que revelan el poder
mesiánico de su Hijo. Aunque la respuesta de Jesús a su madre parezca un rechazo,
María se dirige a los criados y les dice: “Haced lo que Él os diga.”
“Haced lo que él os diga” son las últimas palabras que el Nuevo Testamento nos
transmite de María, y señalan a ésta como el modelo de los creyentes. María no es
alguien que lleva a su Hijo a cambiar de opinión, como si tuviese necesidad de que
se le recuerde la misericordia, sino alguien que acepta en todo su voluntad y enseña
a los demás a hacer otro tanto.
“Haced lo que él os diga”, más que un consejo, es la actitud del corazón fiel y orante
de María. Ésta es la orientación de toda oración que, aunque nazca de una necesidad
concreta (“no les queda vino”), debe someterse siempre a la voluntad sabia de Dios.
No oramos para ser escuchados, sino para escuchar a Dios, es decir, para dejar que
sea Él quien decida qué es lo mejor para el proyecto que Él tiene sobre nosotros.
Para la reflexión
María, que en el resto del cuarto Evangelio permanece escondida entre los
discípulos más desconocidos, vuelve a aparecer en el momento en que la hora
alcanza su cénit y en que Jesús tiene conciencia de que todo ha terminado.
En eso María imita a su Hijo, que da su vida libremente y que enseña que si el
grano de trigo no cae en tierra no muere ni da frutos. La exaltación de los
humildes y la humillación de los soberbios no se produce necesariamente con
una inversión de las situaciones sociales, sino cuando renunciemos a nosotros
mismos y carguemos con la cruz siguiendo a Jesús. Esto vale para todos, y en
primer lugar para María, su Madre. Su oración al pie de la cruz consiste en
acoger el dolor de su Hijo y de todos los demás hijos en los que está llamada a
reconocerlo a Él, ella más que cualquier otro discípulo.
Para la reflexión:
Los Doce podrán decir cosas en razón de su experiencia al lado del Maestro,
pero hay cosas que ni siquiera ellos conocen y que sólo María, en virtud de su
relación única con su Hijo y desde su fe, puede contar a toda la Iglesia.
Ella ha creído antes que ellos y, en su calidad de Madre de Jesús, los precede y
los guía en ese camino de la espera que ella conoce tan bien. María tiene
también en la fe, una experiencia del Espíritu que ni siquiera los apóstoles
conocen. La Iglesia va a ser introducida en la experiencia que María vivió ya
en su intimidad y al lado de su Hijo.
Para la reflexión: