Virtudes

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Las virtudes

Las virtudes son el camino que conduce a la salvación. Las virtudes te hacen más fuerte, te empujan
hacia delante, te ayudan a luchar, a comprender a los otros, a ser justo, equitativo. Las virtudes son
como vitaminas: te hacen crecer, ir hacia adelante.

Las virtudes teologales

Las virtudes humanas se arraigan en las virtudes teologales que adaptan las facultades del hombre a la
participación de la naturaleza divina. Las virtudes teologales se refieren directamente a Dios. Disponen a
los cristianos a vivir en relación con la Santísima Trinidad. Tienen como origen, motivo y objeto a Dios
Uno y Trino

La fe

La fe es la virtud teologal por la que creemos en Dios y en todo lo que El nos ha dicho y revelado, y que la
Santa Iglesia nos propone, porque El es la verdad misma. Por la fe ‘el hombre se entrega entera y
libremente a Dios’. Por eso el creyente se esfuerza por conocer y hacer la voluntad de Dios. ‘El justo
vivirá por la fe’. La fe viva ‘actúa por la caridad’.

El don de la fe permanece en el que no ha pecado contra ella. Pero, ‘la fe sin obras está muerta’: privada
de la esperanza y de la caridad, la fe no une plenamente el fiel a Cristo ni hace de él un miembro vivo de
su Cuerpo.

El discípulo de Cristo no debe sólo guardar la fe y vivir de ella sino también profesarla, testimoniarla con
firmeza y difundirla: ‘Todos vivan preparados para confesar a Cristo delante de los hombres y a seguirle
por el camino de la cruz en medio de las persecuciones que nunca faltan a la Iglesia’. El servicio y el
testimonio de la fe son requeridos para la salvación: ‘Todo aquel que se declare por mí ante los hombres,
yo también me declararé por él ante mi Padre que está en los cielos; pero a quien me niegue ante los
hombres, le negaré yo también ante mi Padre que está en los cielos’ (Mt 10, 32-33)

La fe es un don precioso de Dios, que abre nuestra mente para que lo podamos conocer y amar

La esperanza

La esperanza es la virtud teologal por la que aspiramos al Reino de los cielos y a la vida eterna como
felicidad nuestra, poniendo nuestra confianza en las promesas de Cristo y apoyándonos no en nuestras
fuerzas, sino en los auxilios de la gracia del Espíritu Santo. ‘Mantengamos firme la confesión de la
esperanza, pues fiel es el autor de la promesa’ . Este es ‘el Espíritu Santo que El derramó sobre nosotros
con largueza por medio de Jesucristo nuestro Salvador para que, justificados por su gracia, fuésemos
constituidos herederos, en esperanza, de vida eterna’

La esperanza es ‘el ancla del alma’, segura y firme, ‘que penetra... a donde entró por nosotros como
precursor Jesús’. Es también un arma que nos protege en el combate de la salvación: ‘Revistamos la
coraza de la fe y de la caridad, con el yelmo de la esperanza de salvación’
Abraham, en un momento de desconfianza, en lugar de pedir el hijo prometido que no vino, "se vuelve a
Dios para ayudarle a seguir esperando". Es curioso, no pidió un hijo. Pidió: "Ayúdame a seguir
esperando", la oración de tener esperanza... No hay nada más hermoso. La esperanza no defrauda

Francisco habló muchas veces de la esperanza, que definió como "la más pequeña de las virtudes, pero
la más fuerte". Y nuestra esperanza tiene un rostro: el rostro del Señor Resucitado, que viene "con gran
poder y gloria

La Caridad

La caridad es la virtud teologal por la cual amamos a Dios sobre todas las cosas por El mismo y a nuestro
prójimo como a nosotros mismos por amor de Dios.

Jesús hace de la caridad el mandamiento nuevo. Amando a los suyos ‘hasta el fin’ , manifiesta el amor
del Padre que ha recibido. Amándose unos a otros, los discípulos imitan el amor de Jesús que reciben
también en ellos. Por eso Jesús dice: ‘Como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros;
permaneced en mi amor’. Y también: ‘Este es el mandamiento mío: que os améis unos a otros como yo
os he amado’.

El apóstol san Pablo ofrece una descripción incomparable de la caridad: ‘La caridad es paciente, es
servicial; la caridad no es envidiosa, no es jactanciosa, no se engríe; es decorosa; no busca su interés; no
se irrita; no toma en cuenta el mal; no se alegra de la injusticia; se alegra con la verdad. Todo lo excusa.
Todo lo cree. Todo lo espera. Todo lo soporta.

“‘Si no tengo caridad -dice también el apóstol- nada soy...’. Y todo lo que es privilegio, servicio, virtud
misma... ‘si no tengo caridad, nada me aprovecha’. La caridad es superior a todas las virtudes. Es la
primera de las virtudes teologales: ‘Ahora subsisten la fe, la esperanza y la caridad, estas tres. Pero la
mayor de todas ellas es la caridad’.

Por ello, el Papa reiteró una vez más que caridad es “el deseo de vivir con el corazón de Dios que no nos
pide tener un amor genérico, afecto, solidaridad, etc. hacia los pobres, sino de encontrar a Él mismo en
ellos con el estilo de la pobreza

Las virtudes cardinales

Se llaman cardinales porque son el gozne o quicio (cardo, en latín) sobre el cual gira toda la vida moral
del hombre; es decir, sostienen la vida moral del hombre. No se trata de habilidades o buenas
costumbres en un determinado aspecto, sino que requieren de muchas otras virtudes humanas. Estas
virtudes hacen al hombre cabal. Y sobre estas virtudes Dios hará el santo, es decir, infundirá sus virtudes
teologales y los dones del Espíritu Santo.

LA PRUDENCIA

Virtud infundida por Dios en el entendimiento para que sepamos escoger los medios más pertinentes y
necesarios, aquí y ahora, en orden al fin último de nuestra vida, que es Dios. Virtud que juzga lo que en
cada caso particular conviene hacer de cara a nuestro último fin. La prudencia se guía por la razón
iluminada por la fe.

Abarca tres elementos: pensar con madurez, decidir con sabiduría y ejecutar bien.

la prudencia viene a ser la clave para que cada uno realice la tarea fundamental que ha recibido de Dios.
Esta tarea es la perfección del hombre mismo.

La prudencia constituye la llave para la realización de la fundamental tarea que cada uno de nosotros ha
recibido de Dios. JUAN PABLO II

LA JUSTICIA

Virtud infundida por Dios en la voluntad para que demos a los demás lo que les pertenece y les es
debido.

Abarca mis relaciones con Dios, con el prójimo y con la sociedad.

La justicia es necesaria para poner orden, paz, bienestar, veracidad en todo.

no podemos olvidar las palabras de Nuestro Señor: “Con la medida con que midiereis se os medirá” (Mt
7, 2).

LA FORTALEZA

Es la virtud que da fuerza al alma para correr tras el bien difícil, sin detenerse por miedo, ni siquiera por
el temor de la muerte. También modera la audacia para que no desemboque en temeridad.

Tiene dos elementos: atacar y resistir. Atacar para conquistar metas altas en la vida, venciendo los
obstáculos. Resistir el desaliento, la desesperanza y los halagos del enemigo, soportando la muerte y el
martirio, si fuera necesario, antes que abandonar el bien.

El secreto de nuestra fortaleza se halla en la desconfianza de nosotros mismos y en la confianza absoluta


en Dios.

La fortaleza es una de las virtudes más fuertes en Santa Teresa de Jesús.

A pesar de las personas que se reían de ella, que no la comprendían o la rechazaban, Santa Teresa de
Jesús tenía en su corazón la misión de renovar la orden del Carmelo en la que había ingresado como
monja de joven. No se detuvo en su proyecto siempre ayudada por la Gracia de Dios. Y Fundó muchos
nuevos conventos. La virtud de la fortaleza la encontramos en la forma de llevar Santa Teresa de Jesús
siempre, con alegría, las muchas enfermedades y dolores físicos que tenía.

LA TEMPLANZA

Virtud que modera la inclinación a los placeres sensibles de la comida, bebida, tacto, conteniéndola
dentro de los límites de la razón iluminada por la fe.
Medios: para lo referente al placer desordenado del gusto, la templanza me dicta la abstinencia y la
sobriedad; y para lo referente al placer desordenado del tacto: la castidad y la continencia.

Porque no nos ha dado Dios el espíritu de temor, sino el de fortaleza, y de amor, y de templanza.( 2
timoteo 1,17)

La paciencia

Paciencia significa tener autodominio cuando no puede controlar la manera de actuar de una persona o
cuando las cosas no salen como se quiere. Ser paciente es ser sereno y tolerante frente a las dificultades.

Tener paciencia significa esperar, soportar sin alterarse una demora o una situación molesta. Paciencia es
perseverancia, es esperar el tiempo que sea necesario para terminar algo. Además, es la capacidad para
hacer trabajos minuciosos o pesados.

En vuestra paciencia poseeréis vuestras almas.(lucas 21,19)

la obediencia

La obediencia ordena al súbdito con respecto a su superior que gobierna, y hace pronta la voluntad para
ejecutar los mandatos expresos o tácitos, del superior. El fundamento de la obediencia es la autoridad
del superior, recibida de Dios directa o indirectamente, y así, cuando se obedece, a Dios se obedece,
porque el superior ocupa su lugar.

Y aunque era el Hijo (de Dios,) por lo que padeció aprendió la obediencia (hebreos 5,8)

Papa Francisco, “reflexionar sobre los vicios y las virtudes es reflexionar acerca de la luche y la belleza de
la vida de cada día”.

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