Resumen, ABT Una Teoría de La Psicología Proyectiva

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ABT, UNA TEORÍA DE LA PSICOLOGÍA PROYECTIVA

El Dr. Abt considera que, tal como se formula en la actualidad, la psicología proyectiva es una psicología de protesta,
lo cual constituye para él una muestra de sana independencia y originalidad, antes que una demostración de actitud
competitiva e incapacidad para aceptar autoridad personificada por su padre intelectual, la psicología académica.
Tomando los métodos proyectivos como punto de partida, Abt llega a una teoría holista de la personalidad que
intenta integrar los enfoques del campo genético y el dinámico en una forma que resulte útil al clínico.

Psicología Proyectiva: El termino se refiere a un conjunto más o menos común de supuestos, hipótesis y
proposiciones que, si bien no han alcanzado su expresión específica en manos de los clínicos que utilizan los
métodos proyectivos de una u otra clase, en el estudio y diagnóstico de la personalidad. La matriz conceptual del
punto de vista proyectivo en psicología consiste en una serie de conceptos tanto implícitos como explícitos, sobre la
personalidad, así como en algunas concepciones relativas a la naturaleza y la tarea de la ciencia en general.
La estructura de esta joven ciencia de la psicología proyectiva, de la cual solo se ha levantado el primer piso,
descansa, según creo, sobre una base de conceptos bastante firmes, de amplia generalidad e importancia teórica y
considerable aplicación, que han surgido en los últimos años, sobre todo dentro de las ciencias de la conducta. Doy
esos pasos iniciales en forma preliminar, con la debida cautela, porque no paso por alto la necesidad de elaborar una
teoría congruente y fructífera de la personalidad, a partir de la cual el punto de vista proyectivo pueda desarrollarse, y
de la que quepa esperar el aliento que tan esencial es para su crecimiento.
Orígenes de la Psicología Proyectiva
Me parece útil considerar a la psicología proyectiva como psicología de protesta. Es un producto característico de la
escena psicológica contemporánea. La psicología proyectiva representa una profunda revuelta contra muchas de las
principales corrientes de la psicología académica, con la cual tiene una deuda tan enorme. El punto de vista
proyectivo en psicología es netamente opuesto a la tradición norteamericana del conductismo, que sigue saturando
un sector muy amplio de la psicología académica contemporánea.
En un estudio funcional, en cambio, el tema central que se investiga es la estructura intrínseca y las propiedades
internas del sistema mismo. En ese tipo de estudio, input – output solo se utilizan para arrojar luz sobre el carácter
del sistema que los vincula.
Creo que la psicología proyectiva se ocupa evidentemente de un estudio funcional del individuo, en el sentido de
Northrop, y que debe estar plenamente dispuesta a a dejar de lado todo tipo de investigación conductista. Resulta
evidente que una evaluación funcional de la personalidad siempre debe expresarse, en términos dinámicos y el punto
de vista proyectivo en psicología está hondamente comprometido con un enfoque dinámico y no estático den la
conducta. Toda conducta, como activa e intencional, activa en sentido de que el individuo tiende a desarrollar una
relación con el mundo del a realidad física y social, e intencional o funcional, en sentido de que la conducta del
individuo apunta a una meta. Dentro del marco de la psicología proyectiva, pues la conducta siempre está dirigida
hacia una meta, busca eliminar o reducir la pauta de estimulación que la provocó.
Decir que la psicología proyectiva insiste en una análisis dinámico y funcional de la personalidad significa sugerir que
no se ocupa de segmentos aislados de conducta, sino más bien de las técnicas importantes más complejas por
medio de las cuales el individuo busca organizar su experiencia con el ambiente físico y social y adaptarla según sus
singulares necesidades. La psicología proyectiva quiere investigar el papel de todas las funciones y procesos
psicológicos que actúan dentro del contexto de la personalidad total. Por ende, el punto de vista proyectivo utiliza un
criterio holista por el que la conducta en una modalidad, particular de expresión, se estudia dentro de la matriz de la
personalidad total, y debe ser comprendida en relación con todas las otras expresiones de la conducta del individuo.
Las producciones proyectivas de los individuos deben considerarse, por lo tanto, como meras partes de un todo.
Los elementos dinámico, funcional y holista en la psicología proyectiva pueden rastrearse con bastante facilidad
hasta ciertos desarrollos históricos dentro de las ciencias de la conducta. El mercado actual de ideas y concepciones
psicológicas, el pensamiento psicoanalítico disfruta, desde luego, de gran aceptación; y es bien sabido que muchos
de sus conceptos y proposiciones han invadido incluso los baluartes tradicionalmente fuertes de la psicología
académica.
Tal como Brown lo ha señalado, los criterios del psicoanálisis y del a psicología de la Gestalt concuerdan
significativamente en muchos puntos esenciales, de modo que su incorporación a la ciencia en desarrollo de la
psicología proyectiva se ha logrado con un mínimo de confusión conceptual. En las dos teorías de la psicología
podemos discernir las siguientes áreas importantes de acuerdo básico que resultan significativas para la psicología
proyectiva:
1-Existe estrecho acuerdo entre ambas teorías con respecto a la estructura y el desarrollo de la personalidad. Los
intercambios dinámicos y económicos que, según se postula en el psicoanálisis, tienen lugar con respecto al ello, el
yo y el superyó, encuentran una expresión paralela en el sistema de barreras de Lewin y las clases de movimientos a
través de ellas.
2-La Psicología de la Gestalt es célebre por su insistencia en la totalidad del organismo, y por su afirmación de que el
todo tiene prioridad sobre las partes. De acuerdo con el punto de vista gestáltico, los cambios y las modificaciones del
organismo se logran de acuerdo con leyes económicas.
3-El psicoanálisis postula una relación operativa íntima y esencial entre los mecanismo y dinamismos psicológicos
que funcionan dentro del individuo y la cultura y el ambiente socio antropológicos de que siempre forman parte.
4-Tanto la psicología de la Gestalt como el psicoanálisis utilizan un enorme número de construcciones
independientemente derivadas, que sus creadores pueden emplear como eficaces herramientas interpretativas en la
descripción de la personalidad.
5-La psicología de la Gestalt y el psicoanálisis comparten una creencia en el determinismo psíquico y en la
uniformidad y continuidad de la naturaleza psicológica.

En la práctica, sin embargo, es bien sabido que el empleo y la integración de conceptos provenientes de dos
enfoques distintos de la psicología pocas veces se logra sin una transacción.
Pienso que esta insistente exigencia de validación experimental de cada concepto dentro del encuadre más amplio
de la teoría, encontró expresión en la psicología proyectiva en gran parte como la necesidad de someter los datos
provenientes de la aplicación de test proyectivos en el estudio y el diagnóstico de la personalidad, a alguna clase de
análisis formal.
Pero es un hecho que el desarrollo y el empleo de procedimientos analíticos relativos al contenido de los datos
proyectivos han demostrado un considerable atraso con respecto al desarrollo y la aceptación de métodos analíticos
formales.
Gran parte del desarrollo, y también de la utilización, de los test proyectivos, ha estado en manos de psicólogos
originalmente saturados por los principios y las técnicas de la psicología experimental. Siendo básicamente
psicólogos de laboratorio y de los impresionantes “instrumentos de broncería”, exigían que toda aplicación de un test
proyectivo fuera inevitablemente un experimento. Como experimento, el test proyectivo quedó sujeto, naturalmente, a
los mismos requisitos de control rígido que el resto de la experimentación psicológica.
Detrás de las esperanzas de los diversos grupos profesionales que han unido sus fuerzas para el progreso de los
métodos proyectivos, existía la convicción, cada vez más honda, de que había llegado ya el momento adecuado para
el surgimiento y el desarrollo de una ciencia genuinamente experimental de la psicopatología.
Como consecuencia natural de los procesos que he descripto sintéticamente, gran parte de la investigación llevada a
cabo en psicología proyectiva ha seguido los lineamientos que Allport caracterizo como nomotéticos. Los test
proyectivos realmente se prestan con mayor facilidad al tipo de investigación nomotética.
Como Allport sugirió en alguna ocasión, el interés por establecer leyes generales del funcionamiento de la
personalidad se basa, en última instancia, en la dudosa proposición de que la causalidad psicológica es algo general,
mas que única y netamente personal. La psicología proyectiva sostiene firmemente que la causalidad psicológica es
siempre y en todas partes únicamente personal y nunca simplemente general, y esta insistencia surge de la profunda
convicción de que hay considerable justificación teórica, tanto en psicología como en otras ciencias, para estudiar al
individuo como tal y no como a un representante de una clase de individuos, cuyos miembros, según se supone,
poseen un número finito de rasgos determinables en cantidades variables.
Tendencias conceptuales contemporáneas en la Psicología Proyectiva
Podemos considerar hitos en el camino hacia una ciencia genuina de la psicología proyectiva. Cabe decir que estos
constituyen el clima explícito de ideas en que los test proyectivos y los principios psicológicos proyectivos encuentran
expresión a través del trabajo diario de los clínicos. Se ha dedicado mucho más esfuerzo al desarrollo y la aplicación
de los test proyectivos que al intento cuidadoso y cabal de formular una teoría de la psicología proyectiva, tan
necesaria para nosotros. Tendencias significativas en la conceptualización de la conducta y la personalidad de la
psicología proyectiva:
1)La Personalidad se considera cada vez más como un proceso antes que como una colección o un conjunto de
rasgos relativamente estáticos que el individuo utiliza para responder a los estímulos. Para la psicología el resultado
de considerar a la personalidad como un proceso es que el cuadro que surge de la aplicación de un grupo de tests
proyectivos en el estudio de un individuo siempre está limitado por la exigencia de que la conducta proyectiva
accesible al análisis represente, en el mejor de los casos, sólo un corte trasversal del proceso de la personalidad
total. El terapeuta debe estar dispuesto a ir mas alla de la conducta proyectiva misma, mediante el proceso de
deducción, para llegar a una concepción del examinado que abarque parte de su historia pasada y algunas de sus
orientaciones con respecto al futuro cercano. Si el terapeuta ha de levantar una estructura de deducciones
justificadas sobre el individuo que está estudiando, debe estar dispuesto a ordenar sus datos y sus concepciones
según una teoría de la personalidad que, en sí misma, esté en condiciones de proporcionar conceptos dinámicos.
2) La personalidad estudiada por medio de procedimientos proyectivos es vista como un proceso constantemente
sometido a la influencia de las interacciones del individuo con sus ambientes físico y social, por un lado y del estado y
la intensidad de sus necesidades por el otro. La personalidad es el proceso que el individuo utiliza para organizar sus
experiencias en términos de un mundo cambiante de realidad física y social, y para adaptar esa realidad a sus
propias necesidades y valores. Esta concepción de la relación única del individuo con el mundo de la realidad física y
social es lo que Frank (8,9) llama “el mundo privado” de la persona. No solo las necesidades del individuo, sino
también sus valores, son determinantes de la conducta en tanto actúan para crear el mundo en que el individuo vive y
hacen posible las formas únicas en las que aprende, a través de la experiencia, a llegar a un acuerdo con las
exigencias que el ambiente físico y el social imponen.
3) Hay una creciente tendencia dentro de la psicología proyectiva a apoyarse en la teoría del campo como marco de
referencia adecuado para organizar los datos proyectivos de la conducta. La conducta se estudia siempre como una
función de las relaciones persona-situación, y los términos dinámicos utilizados para describir tales relaciones derivan
a un mismo tiempo de la psicología de la Gestalt y del psicoanálisis. La cultura y la personalidad son continuas y
deben ser tratadas como variables interdependientes, e insiste en que todos los datos proyectivos de la conducta
deben ser organizados según un marco de referencia actualmente existente, cuya naturaleza también es necesario
explorar antes de formular deducciones legítimas acerca del individuo. Los diversos test proyectivos no estudian
tanto el aspecto cultural del complejo cultura-personalidad, como las formas altamente individuales en que la persona
reacciona en el campo psicológico y repite o abandona las pautas y las practicas recurrentes del campo cultural en
que tiene lugar su conducta.
4)Bajo la influencia del pensamiento psicoanalítico, hay una marcada tendencia a establecer dos clases de
proposiciones sobre la personalidad: dinámicas (del campo) y genéticas (históricas y del desarrollo). Solo un enfoque
trasversal para la evaluación de la personalidad como proceso es una entidad en continuo desarrollo que actúa
desde el nacimiento hasta la muerte. Así, pues, propugnan el estudio y la consideración de la personalidad como una
suerte de Gestalt temporal y afirman la necesidad de datos relacionados con un enfoque longitudinal de la
personalidad. A través de un proceso de deducción clínica, el psicólogo proyectivo a menudo puede utilizar los
hechos subjetivos y objetivos que la exploración de la personalidad le proporcionan, para establecer una serie de
hipótesis dinámicas y genéricas sobre el individuo, que representan para el terapeuta una formulación de diversos
grados de adecuación.
5)Hay un creciente interés en la formulación de un cuadro de la personalidad como un todo. El cuadro de “la
personalidad como un todo” que puede lograrse mediante el empleo de los datos proyectivos solo se aplica
evidentemente a una formulación en sección trasversal de la unidad e integración de los procesos parciales de la
personalidad en un momento dado de la historia del individuo estudiado. Las técnicas proyectivas no apuntan a una
formulación completa de la personalidad total, lo cual está en realidad más allá de la capacidad de los clínicos
contemporáneos, sino que intentan proporcionar una serie de formulaciones descriptivas significativas sobre la
personalidad, que pueden resultar útiles para un propósito particular y, a menudo, muy limitado. Se trata
simplemente de estudiar tantas variables de la personalidad como sea posible con los instrumentos de que se
dispone, de abstenerse de colocar al individuo en alguna categoría superficial de conducta.
6)Hay una marcada tendencia a construir un esquema conceptual en términos del cual puedan hacerse
formulaciones de personalidades distintas con propósitos clínicos. Hay una necesidad apremiante de construir una
teoría cada vez más amplia, coherente y utilizable de la personalidad, que satisfaga en mayor grado de lo que puede
lograrse hoy la doble finalidad de la ciencia: explicación de la conducta pasada del individuo y predicción de su
conducta futura.
Considerable número de investigadores dentro de la psicología proyectiva parecen convencidos de que la solución
radica en la construcción gradual de una serie lógica y psicológicamente congruente de conceptos y variables que
puedan definirse operativamente y someterse al test crucial de la experimentación. Hasta que no se haya eliminado
acabadamente la maleza conceptual, la psicología proyectiva como forma de considerar la conducta de personas
reales en situaciones reales tendrá probablemente un desarrollo muy lento.
Naturaleza y el papel de percepción
Puesto que todos los métodos proyectivos, en una forma o en otra, dependen de la acción de los mecanismos
perceptuales del individuo, la psicología proyectiva necesita llegar a alguna suerte de acuerdo tentativo en cuanto a la
naturaleza y la función de la percepción. El primer factor significativo que surge de los variados esfuerzos
experimentales en el campo de la percepción es la selectividad general de todos los procesos perceptuales.
Abrumadoras pruebas teóricas y experimentales sugieren que la selectividad de los estímulos puede considerarse
como una función de los “marcos de referencia” del individuo. La selectividad general encontrada en todos los actos
perceptuales del individuo está determinada o, más precisamente, es una función de ciertos factores internos y
externos de la percepción que actúan en forma legal.
Rogers (18) y otros, vinculados con el punto de vista no directivo, han comenzado a investigar lo que ellos denominan
el “marco interno de referencia” del individuo. Para algunos colaboradores de Rogers, el marco interno de referencia
puede considerarse en términos del concepto del sí mismo, que en la actualidad recibe gran atención teórica y
experimental.
Raimy, que intento hacer poco codificar y promover la idea del concepto de sí mismo dentro del marco de la teoría de
la consulta no directiva, ofrece las siguientes hipótesis sobre el papel de los factores internos en la percepción, que
en gran medida resultan congruentes con la posición teórica dentro de la psicología proyectiva que propugno aquí:

1) El concepto de sí mismo es un sistema perceptual aprendido gobernado por los mismos principios de
organización que los objetos perceptuales
2) El concepto de sí mismo regula la conducta.
3) La percepción que una persona tiene de sí misma puede no ofrecer mayor relación con la realidad externa,
como ocurre con los individuos psicóticos.
4) El concepto de sí mismo es un sistema diferenciado pero organizado, de modo que incluso sus aspectos
negativamente evaluados pueden ser defendidos por el individuo a fin de mantener su individualidad.
5) El marco total de este concepto determina la forma en que se perciben los estímulos, así como el olvido o el
recuerdo de los estímulos antiguos.
6) El concepto del sí mismo es sumamente sensible en cuanto a permitir una rápida reestructuración si las
condiciones lo permiten, pero también puede mantenerse inalterado bajo-condiciones que, para el
observador, constituyen una violenta situación de tensión.
En mi opinión no puede caber mayor duda de que tales factores internos o subjetivos en la percepción son a
menudo muy significativos para regular la conducta de una persona, y de que, para nuestros propósitos,
resultaría útil formular brevemente las condiciones bajo las que se supone que actúan. Piaget, que en su trabajo
con niños pequeños ha intentado desarrollar lo que equivale a una teoría genética de la percepción, sugiere que
el niño percibe el mundo físico como no estructurado, por limitado que sea su marco de referencia. Los estudios
de Piaget sugieren que ésta técnica mediante la cual el pensamiento del niño se socializa, y que el niño es
realmente incapaz de pensar en el sentido adulto hasta que sus perceptos se han socializado. Cuanto más
estructurado es el campo de estímulos, más depende por el común la conducta de la actuación de los factores
externos en la percepción; e inversamente, cuanto más vago y ambiguo el campo de estímulos, mayor es la
oportunidad y la necesidad de que actúen los factores internos en la percepción. Si no fuera posible establecer
una serie de situaciones con las que la persona puede relacionarse bajo condiciones razonablemente
controladas, en las que los factores perceptuales subjetivos se convierten en determinantes decisivos de la
conducta de un individuo, creo que no contaríamos con las oportunidades para la investigación y el análisis de la
estructura de la personalidad que los test proyectivos proporcionan.
Bruner y Goodman han estudiado el papel de la necesidad y el valor como factores en la distorsión perceptual y
han desarrollado tres hipótesis empíricas que deben verificarse:
1) Será perceptualmente seleccionado entre objetos perceptuales alternativos, llegará a fijarse como una
tendencia de respuesta perceptual, y a acentuarse perceptualmente.
2) Cuanto mayor es la necesidad individual de un objeto socialmente valorado, más marcada será la
actuación de los determinantes de la conducta.
3) La ambigüedad perceptual facilita la actuación de los determinantes de la conducta sólo en la medida en
que reduce la acción de los determinantes autóctonos, sin reducir la eficacia de los determinantes de la
conducta.

La necesidad y el valor son de hecho factores organizadores en la percepción; y Bruner y Goodman ofrecen pruebas
indicadoras de que sus tres hipótesis pueden sostenerse experimentalmente. La percepción como un proceso activo
e intencional que involucra a todo el organismo en relación con su campo. Por lo tanto, todos los procesos
perceptuales no sólo están íntimamente ligados con las experiencias pasadas y separadas y distintas del individuo,
que han llegado a organizarse en la conducta para proporcionar cierto significado y unidad en el presente, sino que
también están hondamente vinculados con su anticipación del futuro, sobre todo del futuro cercano, del que puede
considerarse que constituyen una suerte de reflejo. El individuo tiende a construir o adquirir un sentimiento de
certidumbre con respecto a las consecuencias de sus experiencias perceptuales presentes.
Los perceptos que no han tenido una validación posterior en la conducta tienden a producir un estado de tensión y se
experimentan como malestar o ansiedad. No debe caber mayor duda de que una de las principales funciones de la
percepción, considerada en el sentido más amplio, es la de permitir que el organismo se proteja contra situaciones y
circunstancias que le resultan nocivas y penosas y que no contribuyen a su bienestar y supervivencia. Los actos
perceptuales establecen la base para que el individuo pueda ejercer una cierta previsión con respecto a situaciones y
circunstancias potencialmente nocivas. Una de las funciones importantes de la percepción es la de actuar como una
defensa yoica. Sugerimos que un mecanismo de defensa similar a la represión actúa en la conducta perceptual.
Dentro del marco de la psicología proyectiva, mi formulación resulta algo distinta. Creo que los procesos perceptuales
actúan de tal modo que permiten al individuos mantener un estado o un nivel de ansiedad para el cual ha adquirido, a
través del aprendizaje, un grado adecuado de tolerancia.
El psicoanálisis ha acentuado el principio de que cada persona posee un conjunto de mecanismos de defensa que se
utilizan en forma individual y que actúan de tal modo que el nivel de ansiedad puede mantenerse dentro de los limites
manejables. Una de las funciones de la percepción es la de permitir que algunos de los mecanismos de defensa
psicoanalíticos actúen de tal manera que el individuo pueda mantener un nivel bastante constante de ansiedad.
A medida que el campo de estímulos se vuelve menos estructurado, su nivel de ansiedad tiende a aumentar de modo
considerable. Evidentemente no es el campo de estímulos mismo lo que cataliza la ansiedad. Más bien, considero
responsable de ello al hecho de que el campo de estímulos ambiguo exige que el individuo busque nuevas
orientaciones en la conducta, utilice pautas de conducta antiguas o inadecuadas, o establezca nuevas secuencias de
conducta. Cuando el mecanismo proyectivo entra en juego, permite al yo adaptarse a relaciones nuevas y adecuadas
con la realidad física y social.
Al formular este proceso, he utilizado como principio central el concepto de homeostasis psicológica, que sin duda, es
una construcción de amplia generalidad y aplicación. Parece razonable suponer que la proyección no es el único
“paragolpes” psicológico que el yo utiliza para mantener un nivel de ansiedad tolerable. Represión es otro mecanismo
de defensa que puede estar involucrado en la búsqueda de un estado o condición de homeostasis psicológica. Para
la psicología proyectiva, la actuación del mecanismo proyectivo es de suma importancia. En psicología proyectiva nos
interesa sobre todo el estudio de la conducta proyectiva y solo secundariamente el examen y la evaluación de otras
manifestaciones de conducta del individuo. Tanto la realidad física como la social llegan a investirse realmente con
las necesidades, los valores, las fantasías, etc. del percipiente, que los transforma de tal modo que por lo común
experimenta un aumento mínimo en el nivel de ansiedad que está en condiciones de soportar.
Al utilizar así estos términos intento sugerir que las experiencias perceptuales del individuo llegan a colorearse con
esos elementos o componentes de la personalidad son responsables de una distorsión de la realidad física y social
por la cual la seguridad e integridad que experimenta el percipiente se ven amenazadas en un grado mínimo. Ej. Test
de Rorschach. Al responder a las láminas del Rorschach, por ejemplo, el examinado ofrece un considerable número
de respuestas que pueden calificarse como F+. En términos de la teoría y la práctica del Rorschach, F+ constituye
una medida directa de la fortaleza o integridad del yo, en tanto significa que el yo percibe la realidad, tal como está
representada por las láminas, con óptima exactitud, esto es, que la mayoría de las distorsiones perceptuales que
pueden haber sido introducidas por los deseos o impulsos del examinado han sido rechazadas o mantenidas en un
nivel mínimo.
La mayoría de las personas se sienten más seguras y protegidas cuando se les permite actuar en términos de lo que
es viejo y habitual en su experiencia, y cuando deben enfrentar situaciones nuevas y desconocidas; experimentan
inseguridad, malestar e incluso ansiedad. Creo que este fenómeno es lo que explica los frecuentes sentimientos de
esfuerzo y evidente ansiedad con los que tantos examinados parecen reaccionar cuando se les presentan materiales-
estímulo ofrecidos por los diversos test proyectivos. La experiencia clínica con una cantidad de métodos proyectivos
ha engendrado mi convicción de que, cuando alguna tarea psicológica está mal definida, y cuando además el campo
de estímulos es muy ambiguo o nuevo en la experiencia del examinado, éste tiende a reaccionar con ansiedad, que
puede ser mínima o intensa. La función de la percepción, tal como he sugerido, consiste en disminuir el monto de la
ansiedad experimentada por el individuo, de modo que pueda establecer una nueva relación con el ambiente físico y
el social, que le permitirá manejarlos con un máximo de desenvoltura y comodidad. Esta es precisamente la situación
que por lo común enfrenta un individuo cuando se le administra un test proyectivo y, en términos de la formulación
que he ofrecido, no me parece difícil comprender porque ocurre tan a menudo que el individuo procede a dotar a los
materiales proyectivos con sus propios deseos, impulsos, fantasías, valores, etc. El grado de estructura del campo de
estímulos puede ser considerable, pero es preferible mantenerlo en un nivel mínimo, a fin de que los factores internos
o subjetivos de la percepción puedan entrar en acción, permitiendo así que el individuo atribuya a las situaciones-
estímulos sus propias necesidades, valores, fantasías, etc. en la mayor medida posible.
No obstante, es una experiencia común para el clínico comprobar que la aplicación de un test proyectivo a menudo
tiene un valor terapéutico para el examinado. La administración a un examinado de una serie de campos de
estímulos variados por medio de métodos proyectivos puede realmente ayudar al individuo a disminuir su nivel de
ansiedad, al brindarle una oportunidad para la catarsis. En el proceso de lograr una nueva orientación, se recurre al
mecanismo proyectivo y puede haber una disminución de la ansiedad.
Algunos postulados sobre la personalidad:
Los diversos postulados relativos a la naturaleza de la personalidad que parecen útiles en psicología proyectiva,
pueden formularse del siguiente modo:
1)La personalidad es un sistema que actúa en el individuo como una organización entre el estímulo y la respuesta
que intenta relativizar. Un estímulo adquiere la capacidad de relacionarse con un organismo en funcionamiento a
través del aprendizaje de ese organismo.
En un nivel fenomenológico, la selección de estímulos a los que el individuo puede reaccionar se logra mediante un
proceso que podemos llamar “atención selectiva”. Este proceso es una actividad de los mecanismos perceptuales.
Los estímulos que evocan respuestas se seleccionan por su contribución a la supervivencia y el bienestar del
individuo, en el sentido más amplio. El proceso de atención selectiva es una actividad de la personalidad que
sensibiliza al individuo frente a estímulos que promueven su bienestar e integridad y desarrolla en él una falta de
sensibilidad para con los estímulos que no promueven tales fines. Podemos suponer que también desarrolla una
“inatención selectiva” (Sullivan), un proceso que no constituye propiamente una función de los mecanismos
perceptuales, y que, según suponemos, tiene lugar fuera de la conciencia.
2)La personalidad como organización es de carácter dinámico y motivacional. Su capacidad para seleccionar e
interpretar estímulos, por un lado, y para controlar y fijar las respuestas, por otro, constituye una medida de su
integridad y su unidad como sistema de funcionamiento. La personalidad como una organización dinámica que
interviene entre el estímulo y la respuesta es responsable del homeostasis psicológica que tiene lugar en la conducta.
3)La personalidad es una configuración. La personalidad consiste en una amplia variedad e funciones y procesos
psicológicos, y suponemos que la formación de la personalidad sigue las leyes de la psicología de la Gestalt relativas
al desarrollo de cualquier otra configuración. Puesto que puede considerarse a la personalidad como una
configuración de extensión temporal, la tarea de evaluar o determinar la personalidad implica un procedimiento
sumamente complicado, en el que se utilizan muchos métodos evaluativos para obtener una serie de cortes
trasversales que pueden resultar útiles para establecer una serie de deducciones sobre el carácter longitudinal del
proceso de la personalidad.
4)El crecimiento y el desarrollo de la personalidad se basan en la diferenciación y la integración. Este postulado
sostiene el crecimiento y el desarrollo de la personalidad dependen de dos procesos fundamentales: aprendizaje y
maduración.
5) En su crecimiento y desarrollo, la personalidad sufre la influencia de los factores ambientales; de estos últimos, los
culturales son de fundamental importancia. Este postulado no niega factores hereditarios en la personalidad pero
acentúa la proposición de que los determinantes ambientales de la personalidad son significativamente influyentes,
permite al individuo organizar sus distintas experiencias y su conducta a los fines de una satisfacción más adecuada
de sus necesidades únicas.
Creo que estos cinco postulados sobre la naturaleza de la personalidad son útiles en la psicología proyectiva en tanto
resulta posible utilizarlos como marcos de referencia para pensar sobre la personalidad. Incluso pueden resultar útiles
para ayudar al clínico a organizar las producciones proyectivas de sus examinados de tal modo que los datos
proyectivos adquieran mayor significado. Es evidente que la aceptación, aunque sólo sea de algunas de las hipótesis
sobre la naturaleza de la personalidad exige que el psicólogo proyectivo utilice una amplia variedad de
procedimientos, tanto proyectivos como no proyectivos, para explorar la riqueza de la personalidad.

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