Proyecto de Inv. Inv. Aplicada
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CENTROAMERICANO
PROYECTO DE INVESTIGACIÓN
BACHILLERATO GENERAL
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INSTITUTO TECNOLÓGICO
CENTROAMERICANO
HOJA DE CALIFICACIÓN
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AGRADECIMIENTOS
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RESÚMEN
Se lleva a cabo un análisis de los datos con el fin de determinar el pre perfil
epidemiológico de dicha población, que es un aspecto clave para el conocimiento de la
situación de salud en una comunidad.
Se dice que cada de cuatro personas padece un trastorno a lo largo de su vida, sin
importar su raza, su cultura o su nivel económico, y quien lo padece, debe enfrentar esta
situación en sí misma y también los prejuicios y discriminaciones de la sociedad.
En este caso, la atención debe ser mayor en el caso de poblaciones vulnerables, aquellas
que son conformadas por adultos mayores o trabajadores de la salud que se encuentran
frente a esta batalla.
Entre los datos que existen, de la OMS proyectan que más de 300 millones de personas
en el mundo padecen depresión. Y desde el 23 de marzo, la línea de vida de apoyo
recibió 42,836 solicitudes, de las cuales 9,700 fueron derivadas por cuadros de depresión
y ansiedad generalizada. Se advierte que las personas con alguna enfermedad
psiquiátrica, están más expuestas a presentar un mayor deterioro cognitivo o hasta
psicosis.
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ÍNDICE GENERAL
1. INTRODUCCIÓN………………………………………………………………….PÁG 6-8
2. ANTECEDENTES……………………………………………………………….PÁG 8-11
3. OBJETIVOS………………………………………………………………………..PÁG 11
4. ASPECTOS IMPORTANTES (cuadro)………………………………………….PÁG 12
5. INV. DOCUMENTAL…………………………………………………………..PÁG 12-14
6. RECOMENDACIONES…………………………………………….………….PÁG 14-17
7. CONCLUSIONES………………………………………………………………….PÁG 18
8. BIBLIOGRAFÍA…………………………………………………………………PÁG 19-20
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INTRODUCCIÓN
La salud mental es un estado de bienestar mental que permite a las personas hacer frente
a los momentos de estrés de la vida, desarrollar todas sus habilidades, poder
aprender y trabajar adecuadamente y contribuir a la mejora de su comunidad. Es parte
fundamental de la salud y el bienestar que sustenta nuestras capacidades individuales y
colectivas para tomar decisiones, establecer relaciones y dar forma al mundo en el que
vivimos. La salud mental es, además, un derecho humano fundamental. Y un elemento
esencial para el desarrollo personal, comunitario y socioeconómico.
Datos a conisderar
Existen estrategias asequibles, eficaces y viables para promover, proteger y
recuperar la salud mental.
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Determinantes de la salud mental
Los riesgos pueden manifestarse en todas las etapas de la vida, pero los que ocurren
durante los períodos sensibles del desarrollo, especialmente en la primera infancia, son
particularmente perjudiciales. Por ejemplo, se sabe que la crianza severa y los castigos
físicos perjudican la salud infantil y que el acoso escolar es un importante factor de riesgo
de las afecciones de salud mental.
Los factores de protección se dan también durante toda la vida y aumentan la resiliencia.
Entre ellos se cuentan las habilidades y atributos sociales y emocionales individuales, así
como las interacciones sociales positivas, la educación de calidad, el trabajo decente, los
vecindarios seguros y la cohesión social, entre otros.
Cada factor de riesgo o de protección tiene una capacidad predictiva limitada. La mayoría
de las personas no desarrollan afecciones de salud mental aunque estén expuestas a un
factor de riesgo, mientras que muchas personas no expuestas a factores de riesgo
conocidos desarrollan una afección de salud mental. En todo caso, los determinantes de
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la salud mental, que están relacionados entre sí, contribuyen a mejorar o socavar la salud
mental.
ANTECEDENTES
Los primeros informes en occidente sobre problemas de salud mental los encontramos en
la literatura sagrada. En el libro de Daniel del antiguo testamento se relata la locura de
Nabucodonosor, castigado por su soberbia con la locura, la pérdida de la razón; la que,
por cierto, es interpretada como vivir y comer como los animales. Durante siete años
Nabucodonosor permanece en ese estado hasta que por decisión divina se recupera. El
relato muestra la interpretación, generalizada en la antigüedad, sobre el origen
sobrenatural de la enfermedad mental, compartida tanto por los legos como por los
sanadores profesionales. Las culturas más complejas atribuían la locura a los dioses, las
más primitivas a los demonios o fuerzas naturales, pero no son diferencias esenciales,
derivan del pensamiento primitivo, aquel que dio lugar a las trepanaciones craneales,
practicadas desde hace más de 5000 años, con evidencias en casi todo el mundo y que
aparentemente tenían como una de sus indicaciones el dejar salir los demonios que
provocaban las enfermedades mentales. La interpretación naturalista de las
enfermedades mentales se inicia en Grecia hacia el siglo V a.C. al extenderse la teoría
humoralista de la enfermedad a los problemas o manifestaciones mentales. El
humoralismo como doctrina interpretaba la salud como el equilibrio de los cuatro fluidos o
“humores” que conformaban el cuerpo humano, a saber: la bilis negra, la bilis amarilla, la
flema o pituita y la sangre. Así, una fiebre o un problema digestivo se interpretaba como
resultado de un particular desequilibrio en la composición humoral de los órganos
afectados, ante el cual la labor del médico era restablecer el balance perdido. Una
característica de la teoría humoral es que situaba topográficamente el desequilibrio, por lo
tanto, en el caso de las enfermedades mentales debía ubicar el lugar preciso del
desequilibrio que las causaba, y ese lugar era claramente el cerebro. Esta interpretación
somatista de la enfermedad debió luchar contra la ampliamente difundida y hegemónica
interpretación de la posesión demoníaca, la cual por cierto había tomado también en la
cultura griega la forma más sofisticada de “entusiasmo”, una posesión por los dioses o
“inspiración” que llevaba a profetizar, hablar en lenguas o hacer extrañas contorsiones a
quienes eran así poseídos. En particular las convulsiones súbitas eran un atributo de
augures o personajes elegidos por los dioses, por ello se le denominaba la “enfermedad
sagrada”. En el Corpus Hippocraticum, es decir el conjunto de escritos que la antigüedad
atribuía a Hipócrates, se encuentra un breve tratado dedicado al tema (Sobre la
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enfermedad sagrada) el cual inicia con el siguiente enunciado: A propósito de la llamada
enfermedad sagrada, he aquí lo que ocurre: me parece que no es en modo alguno más
divino ni más sagrado que las demás enfermedades, sino que tiene una causa natural.
Pero los hombres creyeron que su causa era divina por ignorancia o por el carácter
maravilloso de la dolencia, que no se parece en nada a otras enfermedades. Cabe
señalar, que existía otra explicación para las convulsiones específicamente femeninas: la
curiosa concepción de que el útero es móvil y en sus traslados, cuando afectaba al hígado
provocaba convulsiones. Galeno, que sistematizó la medicina griega en el siglo II d.C., no
dedicó un tratado especial dentro de su abundante obra a la enfermedad mental, pero
aceptaba, igual que los hipocráticos, su carácter natural. La tradición galénica clasificaba
las enfermedades mentales en dos tipos: la manía y la melancolía. La primera se
produciría por un exceso o plétora, bien sea del humor sangre o de la bilis amarilla, y se
manifestaría con alucinaciones o delusiones, mientras que la melancolía se originaba en
un exceso de la bilis negra y su principal manifestación seria la depresión. Esta
clasificación se mantuvo durante el Imperio romano, quienes a su vez desarrollaron las
primeras manifestaciones de la salud pública bajo la forma del cuidado de la salud de los
ciudadanos (acueductos, cloacas, control de alimentos) e incluso un esbozo de lo que
serán hospitales públicos, pero la enfermedad mental continuó siendo un tema de
carácter intimo, atendido dentro del hogar, en modo alguno percibido como un tema de la
res publica o asuntos que competen al estado. La difusión del cristianismo, y su posterior
oficialización a partir del decreto de Constantino en el 313 d.C., condujo a inevitables
conflictos entre el carácter naturalista de la ciencia y medicina grecorromana y la visión
cristiana que enfatizaba la omnipotencia y omnipresencia divina. Los médicos convertidos
al cristianismo supeditaron sus convicciones profesionales a las religiosas y, por tanto,
entendieron la enfermedad como un designio divino. Se adoptó como dogma cristiano la
eterna lucha entre el bien y el mal por el alma humana, resurgiendo entre los médicos
cristianos la interpretación de la locura como posesión demoníaca. Es en esta joven
sociedad cristiana de finales del imperio que surgen los primeros hospitales administrados
por las matronas cristianas, como expresión de la caridad y compasión con el doliente
pero, en modo alguno, pretendiendo alterar los designios divinos; por lo tanto, no estaban
destinados a curar a los enfermos sino a brindarles apoyo espiritual y también físico en
tanto se definía la voluntad divina al respecto. Con esa concepción se entiende que no
hubiera lugar en ellos para los enfermos mentales pues la enfermedad mental no era
propiamente una dolencia, era una forma de posesión sobrenatural, cuando no
demoníaca, que debería ser, en todo caso, tratada por el sacerdote. Por consiguiente, el
cuidado de los enfermos mentales se mantuvo en el ámbito doméstico y alejado del
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ámbito de la Salud Pública. Por otro lado, mientras en occidente se va configurando la
sociedad medieval, en la península arábiga nace el Islam. Antes de Mohammad, los
árabes carecían de una medicina racional y atribuían las enfermedades, incluyendo los
trastornos mentales, a fuerzas sobrenaturales. Mohammad que brinda unidad religiosa y
política al pueblo árabe también recoge conocimientos y prácticas tradicionales, los que
reunidos conformarán la denominada “medicina del profeta”, en la que la enfermedad
mental solo se menciona para indicar que los amuletos y talismanes son inefectivos para
evitarla. La tradición popular que la atribuye a seres sobrenaturales se mantiene como en
el caso estudiado por Dols. quien refiere el caso de un loco (majnun) que escapa de la
sección de los insanos (mamruirin) de un hospital (maristan o bimaristan) y en sus
andanzas se proclama emir, llegando a convencer a muchos con su historia; finalmente,
se descubre su locura (junum) causando graves confusiones y problemas, los que tienen
como único castigo el volver al hospital. La benignidad de la sanción probablemente se
sustente en la difundida creencia de que la locura era causada por “genios” (jinn) o
demonios y, por tanto, no eran atribuibles al individuo. En el Islam, a diferencia de
occidente, se acepta a los enfermos mentales en los hospitales; esto se debe a que los
árabes adoptan la medicina griega llevada por los intelectuales emigrantes que huyen de
la intolerancia cristiana, convirtiéndola en el centro de su doctrina, al punto que se utiliza
como criterio de calidad profesional la mayor o menor adherencia a los principios
galénicos. Se entiende así su interpretación naturalista y que los hospitales tuvieran una
sección destinada al tratamiento de los enfermos mentales, en los que el tratamiento
continuó siendo con purgas y sangrías para eliminar los humores alterados. Pese a este
tratamiento profesional de la salud mental, la concepción popular predominante mantuvo
a la enfermedad mental como un asunto familiar y doméstico. En occidente el Medioevo
se caracteriza por un empobrecimiento teórico de la Medicina y su subordinación a la
religión, lo que lleva a extremos como la glorificación de la enfermedad entendida como
una mortificación de la materia. Jacopone da Todi, un poeta místico del siglo XIII en su
poema De l’Infermità e Mali che Frate Jacopone demandava per Eccesso de Carità
reclama para sí un cúmulo de enfermedades físicas, pero ninguna de carácter mental,
pues su vinculación con el demonio se mantenía vigente. La salud pública tiene escasos
desarrollos vinculados todos ellos a la progresiva consolidación de los burgos y villas, que
deben tomar medidas de alcance local para prevenir o combatir plagas, los hospitales
desaparecen y, de algún modo, son sustituidos por los infirmarium, instalados en los
monasterios. El loco o lunático (término ese último acuñado por la supuesta influencia de
la luna en el origen de la enfermedad mental) vaga por las calles asimilándose en algunos
casos al bufón. Es una visión complaciente y pintoresca pero que mantiene a las
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enfermedades mentales alejadas de las preocupaciones de la salud pública que, en
cambio, se orientan al aislamiento de los leprosos. La peste negra o gran plaga que
arrasa Europa entre 1346 y 1400, produce cuadros colectivos de alteraciones
conductuales pero esto no modifica la percepción popular.
OBJETIVOS GENERALES
1 • Promover la salud mental de la población general y de grupos específicos.
8 • Potenciar la formación de los y las profesionales del sistema sanitario para atender
adecuadamente las necesidades de la población en materia de salud mental.
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ALGUNOS ASPECTOS A DESTACAR
Necesidad de formalizar y sistematizar intervenciones orientadas a la promoción
de la salud mental de todos los grupos de edad, y la utilización, en este sentido,
de los medios de comunicación.
Realización y evaluación de acciones específicas para disminuir las tasas de
depresión y de suicidio.
Desarrollo de intervenciones para prevenir los problemas de salud mental que
puedan presentar los cuidadores familiares de personas con enfermedades
crónicas discapacitantes y para favorecer el adecuado manejo de las situaciones
generadas por sus tareas de cuidado.
Desarrollo de actuaciones de lucha contra el estigma y fomento de la integración:
inclusión en los distintos Planes y Programas del MSC y de las Comunidades
Autónomas de intervenciones específicas, adecuación de protocolos y
procedimientos en los centros asistenciales, promoción de iniciativas coordinadas
con la OMS y la Unión Europea y de líneas o proyectos de promoción y de
prevención, a través de los fondos de cohesión, dirigidas a la erradicación del
estigma y favorecedoras de la inserción social y laboral sin discriminación de
género.
Revisión y actuación sobre las barreras normativas que afectan al pleno ejercicio
de la ciudadanía de las personas con enfermedad mental.
Realización de los ingresos hospitalarios de las personas con trastorno mental en
fase aguda en unidades de psiquiatría integradas en hospitales generales,
convenientemente adaptadas a las necesidades de estos pacientes: necesidades
de ocio, de relación, de ocupación y de participación, con respeto a su intimidad,
su dignidad y libertad de movimientos.
Realización y evaluación de intervenciones comunitarias en áreas con alto riesgo
de exclusión social, con el fin de actuar sobre los determinantes de los trastornos
mentales y de las adicciones
Realización y evaluación de intervenciones comunitarias en áreas con alto riesgo
de exclusión social, con el fin de actuar sobre los determinantes de los trastornos
mentales y de las adicciones
INVESTIGACIÓN DOCUMENTAL
¿POR QUÉ ES IMPORTANTE LA SALUD MENTAL?
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Alcanzar su completo potencial
Su salud mental también es importante porque puede afectar su salud física. Por ejemplo,
los trastornos mentales pueden aumentar su riesgo de problemas de salud física,
como accidente cerebrovascular, diabetes tipo 2 y enfermedades cardíacas.
Hay muchos factores diferentes que pueden afectar su salud mental, incluyendo:
Con el tiempo, su salud mental puede cambiar. Por ejemplo, puede estar enfrentando una
situación difícil, como tratar de controlar una enfermedad crónica, cuidar a un pariente
enfermo o tener problemas de dinero. La situación puede agotarle y abrumar su
capacidad de lidiar con ella. Esto puede empeorar su salud mental. Por otro lado, recibir
terapia puede mejorarla.
Cuando se trata de sus emociones, puede ser difícil saber qué es normal y qué no. Pero
los problema de salud mental tienen signos de advertencia, como:
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Sentirse inusualmente confundido, olvidadizo, enojado, molesto, preocupado o asustado
Tener cambios de humor severos que causen problemas en sus relaciones
Tener pensamientos y recuerdos que no puede sacar de su cabeza
Escuchar voces o creer cosas que no son ciertas
Pensar en lastimarse a sí mismo o a otros
No poder realizar tareas diarias como cuidar a sus hijos o ir al trabajo o la escuela
Si cree que puede tener un problema de salud mental, busque ayuda. La terapia de
conversación y / o los medicamentos pueden tratar los trastornos mentales. Si no sabe
por dónde comenzar, hable con su profesional de la salud.
RECOMENDACIONES
Consejos y recomendaciones para evitar desarrollar enfermedades psicológicas:
Reduzca la exposición a noticias. Intente limitar la frecuencia con la que ve, lee o
escucha noticias que le causen preocupación o tensión. Infórmese de las últimas
noticias a una hora determinada, una o dos veces al día en caso necesario.
El contacto social es importante. Si sus movimientos se encuentran restringidos,
mantenga un contacto regular con las personas próximas por teléfono o internet.
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Evite el alcohol y las drogas. Limite el consumo de bebidas alcohólicas o evítelas
por completo. No empiece a consumir alcohol si nunca lo había hecho. Evite
utilizar el alcohol y las drogas para enfrentarse al miedo, la ansiedad, el
aburrimiento o el aislamiento social. No existe ningún dato que demuestre que el
consumo de alcohol proteja contra las infecciones víricas o de otro tipo. De hecho,
sucede lo contrario, ya que el abuso del alcohol está asociado a un mayor riesgo
de infecciones y a un peor resultado del tratamiento. Además, debe ser
consciente de que el consumo de alcohol y drogas puede impedirle tomar las
precauciones adecuadas para protegerse contra la infección, como una correcta
higiene de manos.
Controle el tiempo de pantalla. Sea consciente del tiempo que pasa cada día
delante de una pantalla. Asegúrese de descansar cada cierto tiempo de las
actividades de pantalla.
No abuse de los videojuegos. Aunque los videojuegos pueden ser una forma de
relajarse, cuando se está en casa mucho tiempo se puede caer en la tentación
dedicarles mucho más tiempo del habitual. Asegúrese de mantener un equilibrio
adecuado con las actividades sin dispositivos electrónicos.
Utilice adecuadamente las redes sociales. Emplee sus cuentas en redes sociales
para promover mensajes positivos y esperanzadores. Corrija cualquier información
errónea que vea.
Ayude a los demás. Si puede, ofrézcase a ayudar a otros miembros de la
comunidad que lo necesiten, por ejemplo para hacerles la compra.
Apoye a los profesionales sanitarios. Exprese en las redes sociales o en su
comunidad su agradecimiento a los profesionales sanitarios de su país y a todas
las personas que trabajan para responder a la COVID-19.
No discrimine
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Mantenga las rutinas familiares siempre que sea posible o cree nuevas rutinas,
especialmente si deben ustedes permanecer en casa.
Comente el nuevo coronavirus con sus hijos e hijas de forma sincera y utilizando
un lenguaje adecuado para su edad.
Ayude a los niños a mantenerse en contacto con sus amigos y familiares por
teléfono y por internet.
Asegúrese de que sus hijos e hijas no pasen todo el día delante de la pantalla y
realice con ellos otro tipo de actividades como preparar un pastel, cantar y bailar, o
jugar en el patio o jardín si dispone de ellos.
Intente que sus hijos e hijas no dediquen más tiempo del habitual a los
videojuegos.
Mantenga un contacto regular con sus seres queridos, por ejemplo por teléfono,
correo electrónico, redes sociales o videoconferencia.
En la medida de lo posible, siga rutinas y horarios fijos para comer, dormir y
practicar actividades que le gusten.
Aprenda ejercicios físicos sencillos para realizar en casa durante la cuarentena a
fin de mantener la movilidad.
Averigüe cómo obtener ayuda práctica en caso necesario; por ejemplo, cómo
llamar un taxi, hacer un pedido de comida o solicitar atención médica. Asegúrese
de disponer de reservas de sus medicamentos habituales para un mes o más. En
caso necesario, pida ayuda a familiares, amigos o vecinos.
Manténgase en contacto con sus seres queridos y sepa a quién puede pedir ayuda si su
salud mental empeora.
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Si recibe tratamiento por un trastorno relacionado con el consumo de alcohol o drogas,
tenga en cuenta que el brote de COVID-19 puede fomentar los sentimientos de miedo,
ansiedad y aislamiento, lo que a su vez puede aumentar el riesgo de recaída, abuso de
sustancias, abandono del tratamiento o incumplimiento de las pautas de tratamiento. No
deje de tomar la medicación prescrita, especialmente en el caso de los opiáceos como la
metadona o la buprenorfina, y asegúrese de poder obtener regularmente su medicación.
Si recibe asistencia de un psicólogo o un grupo de apoyo, averigüe cómo mantener esa
asistencia durante la pandemia.
Si recibe tratamiento por un trastorno relacionado con los videojuegos o los juegos de
azar, continúe su tratamiento siempre que sea posible. Consulte a su terapeuta o
profesional sanitario el mejor modo de mantener el tratamiento durante el confinamiento
domiciliario.
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CONCLUSIONES
La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la
ausencia de afecciones o enfermedades.
De esta manera, se considera a la salud mental como parte fundamental de una persona,
ya que puede afectar aspectos específicos de la vida escolar y laboral de los individuos,
además de provocarles sentimientos de angustia.
La salud mental es un aspecto fundamental y del que poco se habla. No tenerla, puede
afectar tu vida
Según la OMS, la salud mental es un estado de bienestar en el que la persona realiza sus
capacidades y es capaz de hacer frente al estrés normal de la vida, de trabajar de forma
productiva y de contribuir a su comunidad.
En este sentido positivo, la salud mental es el fundamento del bienestar individual y del
funcionamiento eficaz de la comunidad.
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BIBLIOGRAFÍA
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