El Tropero
El Tropero
El Tropero
El tropero, esa figura que nos trae el recuerdo del gaucho, hombre de a caballo forjado
en la intemperie, pieza indispensable de las estancias coloniales, soldado de los
ejércitos de la independencia y de los entreveros entre caudillos. Gaucho perseguido
por las leyes contra la vagancia y reivindicado en las fiestas tradicionalistas.
Hasta hace unos años el tropero era indispensable para arrear vacas y caballos de un
campo a otro, a los remates feria o al frigorífico. Era el hombre de la yerra, hábil jinete
y diestro con el lazo. El caballo es su herramienta indispensable, su compañía, lustroso
y bien empilchado. Y la indumentaria característica: el sombrero de paño de alas
anchas para cubrirse de los soles ardientes en el verano, la capa impermeable para los
inviernos fríos y lluviosos, la bombacha cómoda y las botas de cuero. Es conocedor de
calles y senderos perdidos por donde lleva a paso lento la tropa, como acariciándola
para que no se desparrame. Son días a veces los que les insume el viaje. Pasa las
noches a campo abierto, tirándose un sueño sobre el apero, come un churrasco asado
a la estaca con el cuchillo como único utensilio y desayuna unos mates cebados con
una pava que rezonga sobre los rescoldos.
El tropero acarrea ajeno porque ese es su oficio como le canta Don Ata: “Las penas son
de nosotros, / las vaquitas son ajenas”.
Para el tropero cada animal tiene una identidad: En tanto el hombre de ciudad las ve a
todas iguales, como todos los gatos son pardos. Para nuestro arriero cada vaca tiene
algo que la distingue, una historia propia que sabe reconocer. Eso que ahora le llaman
“trazabilidad”.
Y aquí vale una digresión para recordar la magnífica descripción que hace Sarmiento
del rastreador en su libro Facundo: “Todos los gauchos del interior son rastreadores.
En llanuras tan dilatadas en donde las sendas y caminos se cruzan en todas
direcciones, y los campos en que pacen o transitan las bestias son abiertos, es preciso
saber seguir las huellas de un animal, y distinguirlas de entre mil; conocer si va
despacio o ligero, suelto o tirado, cargado o de vacío. Ésta es una ciencia casera y
popular. Una vez caía yo de un camino de encrucijada al de Buenos Aires, y el peón
que me conducía echó como de costumbre la vista al suelo. ‘Aquí va, dijo luego, una
mulita mora, muy buena... ésta es la tropa de don N. Zapata... es de muy buena silla...
va ensillada... ha pasado ayer...’ Este hombre venía de la sierra de San Luis, la tropa
volvía de Buenos Aires, y hacía un año que él había visto por última vez la mulita mora
cuyo rastro estaba confundido con el de toda una tropa en un sendero de dos pies de
ancho. Pues esto, que parece increíble, es, con todo, la ciencia vulgar; éste era un peón
de arria, y no un rastreador de profesión”.
El tropero es también rastreador y baquiano. Mi primo Aurelio, que fue tropero
muchos años en el departamento Uruguay, sabía distinguir a los animales con esa
misma habilidad del rastreador. Veía a lo lejos una vaca que alguna vez había tropeado
y podía describir sus orígenes, su genealogía, sabía quiénes eran los padres, quiénes
sus dueños sucesivos, que la había llevado a tal feria y la había comprado tal o cual. Y
sabía de la madre de esa vaca que había entorado con el mocho negro de tal dueño.
Podía pasar una tarde entera, mate de por medio, relatando historias de tropeadas y
yerras.
Hubo también troperos que se hicieron famosos por sus servicios a la patria naciente.
Es el caso del “tropero” Sosa, mendocinos que colaboró en la campaña de San Martín
hacia Chile.
Este hombre se dedicaba a llevar y traer mercaderías entre el puerto de Buenos Aires y
la provincia cuyana. Una especie de transportista de entonces, sólo que en vez de
camiones usaba carretas de cuero y paja y bueyes para tirarlas. En la época, comienzos
del siglo XIX, los troperos y arrieros eran quienes también traían las novedades de las
grandes ciudades. Entre las mercaderías comunes estaban los granos, la ropa de moda
y alguna botella de alcohol de contrabando. Sosa fue convocado por San Martín para
transportar armas y otros insumos para la campaña libertadora. Otra participación
fundamental de Sosa fue la preparación de las 1.500 mulas que usarían los soldados
para cruzar la cordillera.
Otro testimonio de troperos lo brinda Toto Segale, un tropero de la zona de Diamante,
nacido en 1916, que dejó sus historias y poesías en un libro bajo el título El último
tropero. “Desde muy joven fui domador y resero... por 1938 arreábamos desde la
estancia “Las Mercedes” a “La Blanqueada”. Ahí me entreveré con gente montielera
que sabían bolear y correr en los montes y cuando uno es joven aprende.
“En los montes del Dr. Iriarte sacamos yeguada que se había puesto matrera y la
entrábamos en la isla del Pillo.
“Por los años 1944 y 45 recorrí parte de Entre Ríos juntando caballos para los
regimientos de Paraná y Diamante; en 1956 arriaba hacienda desde Las Cuevas a la
estancia “Las Moras”... es muy como que el tropero en arreos largos reciba algunas
heladas o lluvias que acepta como bendición del cielo.
“En los arreos se duerme poco, de noche se cuida y ronda la hacienda... el rato que
uno se tira sobre el apero contempla las estrellas y piensa en su querencia ,cuanto más
se aleja menos se olvida (…).
“Aunque no sea de él la hacienda,/ el gaucho que es cumplidor, / matiando junto al
fogón / con el caballo e' la rienda / pone otro tizón que prienda / y le sirva de farol.
“Y así se repiten varias / noches sin tener consuelo / me entristece cuando veo / que se
apagan los fogones; / la novillada en camiones / y el tropero sin arreo.”
Hoy el tropero es una rara especie superada por el camión jaula que acarrea el ganado
apilado y a los tumbos, sin identidad. Solo le queda la tarea de juntar la animalada en
el campo y llevarla a la manga… hasta que alguien lo reemplace por un robot.
Bibiografía:
- Segale, Toto, en http://www.cordoncultural.com/libros/tropero.pdf
Imágenes:
- Óleo de Cesareo Bernaldo de Quirós “El Cantor y los Troperos”, c. 1924.
- Dibujo de Florencio Molina Campos.
- Paso de la Laguna: desfile de troperos de Raíces Este