Tema 16

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TEMA 16

EL AMANECER DEL CAPITALISMO Y LA CONQUISTA DE AMÉRICA

1. EL FEUDALISMO Y CRISIS DEL FEUDALISMO.

Se le denomina feudalismo a la forma especial que adquirió la organización social de los países europeos, durante la
Edad Media y que consistió en la aparición de dos grandes clases: los Señores y los Vasallos. Tras la desintegración
del Imperio Carolingio1, la debilidad de los reyes se hizo evidente. Sus sucesores se vieron obligados a ceder gran
parte de su autoridad a los condes y marqueses, para obtener su apoyo. Para asegurarse la lealtad de estos nobles, los
monarcas les entregaron tierras: los feudos.

Por otro lado, las invasiones de vikingos, sarracenos y húngaros aumentaron la inseguridad general, lo que obligó a
los reyes a encomendar a los nobles la defensa de sus territorios.

La crisis del poder y el clima de inseguridad, sumados a la decadencia del comercio y de la industria, contribuyeron
al nacimiento de un nuevo sistema social, económico y político, el feudalismo, y de una institución: la caballería.

El feudalismo se basó en una relación social característica: el vasallaje. A través de ella, un hombre poderoso ofrecía
protección a un hombre más débil que, a cambio, le juraba fidelidad. El primero era el señor, el segundo se convertía
en vasallo. El feudalismo alcanzó sus formas más características en los siglos XI, XII y XIII.

Batalla castillo
El señor feudal debía proteger a sus vasallos

Características del feudalismo

El feudalismo no evolucionó de igual manera, ni surgió ni terminó al mismo tiempo en Europa Occidental. Sin
embargo, este sistema social, económico y político tuvo características similares en todos los países:

 El poder central desapareció y se fragmentó en los distintos feudos. En ellos, el señor acaparó las funciones
propias del Estado, como, por ejemplo, legislar, imponer impuestos y administrar justicia.
 Los lazos de dependencia se hicieron personales: desapareció la concepción del hombre ligado a un estado y
a unas leyes territoriales y se originó la dependencia de un hombre con respecto al otro.
 La tierra adquirió una enorme importancia económica al disminuir el comercio y la circulación monetaria.
Por eso, la agricultura fue la base de la economía. La vida rural predominó frente a la urbana.
 La economía fue de autoconsumo, pues cada feudo consumía única y exclusivamente lo que producía.
 La sociedad, fuertemente jerarquizada, fue dominada por dos grupos sociales privilegiados: la nobleza y el
clero.
 La Iglesia católica se consolidó como una institución de enorme poder religioso, político y económico.

La Sociedad Feudal: La Nobleza Guerrera

El feudalismo se constituyó sobre la base de tres estamentos claramente diferenciados: los nobles, a quienes les
correspondía combatir, los eclesiásticos, destinados a rezar y los campesinos, cuya misión era trabajar para mantener
a los demás.

La nobleza feudal estuvo constituida por señores y vasallos que participaban de las relaciones de vasallaje: a su
cabeza estaba el rey, que no era vasallo de nadie y que, teóricamente, era señor de todos. Entre los miembros de la
nobleza había grandes diferencias, aunque todos formaban parte de la aristocracia.

Los grandes vasallos eran los condes, vizcondes, duques y marqueses dueños de extensos feudos. En el nivel
intermedio, se encontraban los vasallos de los vasallos, con feudos más pequeños. Por último existían los vasallos
menores, los caballeros, que eran la mayoría. Éstos no tenían feudo ni vasallos, pero iban a la guerra a caballo y con
un equipo de armas importante.

1
El Imperio carolingio es un término historiográfico utilizado para referirse al reino franco que dominó la dinastía carolingia del siglo VIII al
siglo IX en Europa occidental. Este período de la historia europea deriva de la política de los reyes francos, Pipino el Breve y Carlomagno, que
supuso un intento de recuperación de la cultura clásica en los ámbitos políticos, culturales y religiosos de la época medieval. La coronación de
Carlomagno como emperador en Roma fue un hecho relevante e importante como símbolo de restauración de facto del Imperio romano de
Occidente, que en realidad sirvió para legitimar el poder de la etnia germánica que había invadido el territorio que antiguamente correspondía a los
romanos.
Toda la nobleza feudal era guerrera por necesidad, por deseo de aventura y por avidez de botín, y se educaba en este
espíritu. La guerra representaba para ella una perspectiva de fama y de fortuna, en tanto la paz era considerada una
desdicha.

La morada feudal, el castillo, estaba concebido para las exigencias de defensa y de combate. Las ocupaciones
cotidianas se limitaban a la administración de justicia y a la vigilancia de os subordinados. Los periodos de ocio eran
prolongados, y durante los mismo el señor se dedicaba a las diversiones, sobre todo a la caza y a los torneos.

Los castillos

Al comienzo los castillos eran de madera. Recién hacia el siglo XII se hicieron de piedra. El castillo se construía
sobre una cima y era un lugar amurallado y rodeado de un profundo foso salvado por un puente levadizo. En su
interior había un patio que comunicaba con las diferentes estancias del castillos: los pabellones para la tropa y los
servidores, el almacén, los establos y la capilla. La parte más importante era el edificio que servía de vivienda al
noble y a su familia. En ella destacaba la torre del homenaje, la de mayor elevación. La vida en el castillo resultaba
generalmente incómoda e insalubre debido a los rudimentarios medios de que se disponía, la escasa aireación y la
falta de higiene. Asimismo, era una vida monótona, sobre todo para las mujeres, que apenas salían del castillo.

Los torneos

Para compensar las horas de tedio en el castillo, los señores feudales organizaban con frecuencia cacerías y torneos.
El torneo era la diversión predilecta. Se celebraba en las proximidades del castillo, donde acudían numerosos nobles
de otras comarcas que instalaban sus tiendas ahí. Entonces, los guerreros más diestros y vigorosos se preparaban para
el combate. El torneo duraba normalmente dos días. El primero se dedicaba a los combates individuales entre los
nobles: cabalgando a gran velocidad dos nobles se enfrentaban, armados con una lanza de madera. El que derribaba a
su contendor, era el triunfador. El segundo día, en cambio, se celebraban enfrentamientos entre unidades completas
de guerreros. Con cierta frecuencia, algunas personas morían en los torneos. Aun así, a lo largo de este peligroso
juego se realizaban grandes banquetes y bailes.

Torneo en el feudalismo
El Vasallaje

La vinculación de relación social a la nobleza feudal se llamó vasallaje. El origen del vasallaje, que fue un vínculo
personal de hombre a hombre, se remonta a los pueblos germánicos2, cuyos miembros se vinculaban al rey por
lazos de fidelidad personal. En los reinos francos3, el vasallo ofició de guerrero y fue utilizado por los reyes, como
Carlomagno, para afianzar su poder en el reino.

En la época feudal, el vasallaje dejó de ser una práctica necesariamente vinculada al rey y pasó a convertirse en un
contrato o compromiso verbal entre dos hombres libres: el primero solicitaba protección al señor, y éste, más
poderoso, se la daba.

De esta manera, se fue formando una jerarquía social, cuya característica principal consistió en que los hombres
libres se convertían en vasallos de otros más poderosos. Los deberes y los derechos

A través del contrato de vasallaje, el señor adquiría poder sobre el vasallo, pues éste le prometía fidelidad,
obediencia y respeto pero este contrato determinaba, también, ciertas obligaciones y derechos por ambas partes.

Mientras el vasallo se comprometía a apoyar a su señor con consejos y ayuda militar y económica, el señor, por su
parte, se comprometía a proteger al vasallo y a entregarle una compensación material que dependía de su
generosidad: caballos, armas, vestidos lujosos y sobre todo, tierras. Deberes mutuos entre el señor y el vasallo

Los deberes del vasallo eran llamados auxilium y consilium. El auxilium consistía, principalmente, en cumplir con
un servicio militar 40 días al año. Ciertos vasallos sólo prestaban este servicio personalmente, pero otros eran
ayudados por caballeros: sus propios vasallos, que se convertían en subvasallos de su señor. Al cumplir con el
servicio militar, el vasallo participaba en guerras o vigilaba el castillo del señor.

2
Los pueblos germanos o germánicos son un histórico grupo etnolingüístico de pueblos originarios del norte de Europa que se identifican
por el uso de las lenguas germánicas (un subgrupo de la familia lingüística indoeuropea que se diversificaron a partir de una lengua original —
reconstruible como idioma protogermánico— en el transcurso de la Edad de Hierro). En términos historiográficos son tanto un grupo de entre los
pueblos prerromanos
3
Reino de los francos, Regnum francorum, también conocido (aunque menos usualmente) como Francia (palabra latina que no
se refiere a la actual Francia), o simplemente Reino Franco, son las denominaciones historiográficas del reino germánico de los francos que
traspasaron el limes (frontera) del Imperio romano en el siglo V aprovechando la decadencia de la autoridad romana en las Galias, durante la
denominada época de las invasiones.
Además, existían otros servicio propios del auxilium como ayudar económicamente al señor, administrar los
dominios feudales, transmitir mensajes o ser parte de la escolta del señor.

A través del consilium, en cambio, el vasallo aconsejaba a su señor, para lo cual acudía ante él cada vez que éste se
lo pedía.

Los deberes del señor eran proteger y mantener a su vasallo. A través de la protección, el señor estaba obligado a
defender de sus enemigos y proteger ante la corte a su vasallo, asistirlo con proteger ante la corte a su vasallo;
asistirlo con sus consejos y ser justo con él. A través de la manutención, el señor debía mantener al vasallo en su
castillo o concederle un feudo.
Las ceremonias vasalláticas: homenaje e investidura

El vasallaje se confirmaba a través de dos ceremonias: el homenaje y la investadura. En el acto de homenaje, el


futuro vasallo se arrodillaba ante su señor; le juraba fidelidad ofreciéndole combatir a su lado y otorgarle toda clase
de ayuda, y le pedía que lo aceptara como vasallo. Si el señor aceptaba se daba paso a la investidura.

En la ceremonia de investidura, el señor tomaba las manos del vasallo entre las suyas y le preguntaba si quería ser su
hombre: el pacto se sellaba con un beso en la boca y con la cesión de parte del señor de una espada, un ramo de
flores o un puñado de tierra que simbolizaba la entrega de tierras o algún otro objeto a su vasallo.

Si cualquiera de las partes violaba el juramento del vasallaje pasaba a ser un felón, o traidor: en la Edad Media la
traición era considerada el peor de los delitos que un hombre podía cometer.

El contrato de vasallaje se mantenía hasta la muerte de una de las partes. Sin embargo, los herederos podían
renovarlo repitiendo las ceremonias.

Por otro lado, un vasallo podía realizar este contrato con varios señores y adquirir, por lo tanto, varios feudos.
Cuando esto ocurría, el vasallo le debía fidelidad total solo a uno de sus señores al que le entregaba homenaje
absoluto: el homenaje ligio.

Vasallaje
El Feudo

A través del contrato de vasallaje, el vasallo adquiría de su señor un beneficio material: diversos objetos, un puesto
de importancia, el derecho a un cobro, a una renta o a tierras. Al comienzo, esta compensación se llamó beneficio.
Luego se llamó feudo y acabó por designar casi exclusivamente el beneficio en tierra.

En cambio, el feudo desprovisto de toda base territorial fue llamado feudo de bolsa y se presentaba bajo diversos
aspectos: podía consistir en la entrega de una suma de dinero al vasallo, o en una renta fija.

Cuando el feudo era una propiedad de tierra, tenía una extensión variable y albergaba las fuentes de riqueza
indispensables: agricultura, ganadería y explotación forestal. Se trataba de una unidad económica autárquica, en la
que se consumía lo que se producía.

El comercio, en cambio, fue casi inexistente. En ese entonces, las relaciones comerciales se limitaron, por parte del
señor, a la compra ocasional de objetos de lujo o mercaderes ambulantes, y por parte de los campesinos, a pequeños
intercambios entre vecinos. Asimismo, la producción artesanal declinó.

Feudo medieval
El señorío territorial

Todos los feudos giraban alrededor de la residencia habitual del señor feudal: el castillo o la abadía. Los nobles
raramente cultivaban todas sus tierras. Por eso concedían una buena parte de ellas a otras personas. Conceder la tierra
equivalía a adquirir un poder: el de participar en los recursos de las familias a quienes se les entregaba. La tierra
cultivable se dividía en tres partes diferentes:

 La reserva eran las tierras de uso exclusivo de señor: él las explotaba directamente, empleando una mano de
obra en su mayoría servil. Todos los productos de la reserva caían en manos del señor.
 Los mansos eran pequeñas parcelas confiadas a campesinos libres, colonos, que a cambio, trabajaban unos
determinados días al año para el señor y le daban una parte de su cosecha o dinero. También a los siervos se
le entregaban parcelas para cultivar, en ese caso se hablaba de mano servil.
 Las tierras comunales de aprovechamiento común eran, fundamentalmente, bosques y pastos para el ganado.
La abadía4 como feudo

Hacia el siglo XI, a los vasallos de gran importancia se les entregó con mucha frecuencia en feudo una iglesia con su
abadía. Con este tipo de feudo, los vasallos percibían todas las rentas que surgían del dominio de éste o del propio
ejercicio del ministerio eclesiástico: los diezmos, que eran la décima parte de la iglesia, y las ofrendas de los fieles,
entre otras rentas más. Estas rentas de naturaleza eclesiástica y especialmente, los diezmos, figuraron entre los
objetos más codiciados para su concesión en feudo, pues con ellos se podían amasar grandes fortunas.
El derecho sobre el feudo

Uno de los problemas que se plantean los historiadores al estudiar el feudo es el tipo de derecho que tenían sobre el
feudo, el señor que lo otorgaba y el vasallo que lo recibía. Al principio del periodo feudal, la naturaleza de este
derecho no ofrecía dudas: el señor era el propietario y el vasallo sólo tenía derecho al usufructo del feudo, es decir, a
apropiarse de su producción, pero sin hacer ningún tipo de cambio sobre este territorio. Sin embargo, a lo largo del
feudalismo, el vasallo adquirió cada vez más poder sobre el feudo, pues su servicio era indispensable para las
empresas políticas o militares del señor. Por eso, a la larga, los vasallos dispusieron de sus feudos a su antojo: lo
desmembraron para repartírselo a sus hijos y modificaron sus cultivos según sus propias necesidades.

La herencia de un feudo

El contrato de vasallaje podía renovarse entre los herederos: por eso el feudo también se heredaba. Para reglamentar
esta herencia, en casi todos los países se estableció una costumbre: la primogenitura. Sin embargo, como el feudo fue
cada vez más visto por el vasallo como un elemento de su fortuna personal, el vasallo intentó beneficiar a todos sus
hijos con sus bienes territoriales, y no sólo al mayor.

Por eso, a la larga, los feudos tendieron a fragmentarse enormemente, sobre todo en países como Francia y
Alemania.

La crisis del feudalismo

La sociedad feudal, durante el siglo XIV sufrió una grave crisis debido a un descenso demográfico generado por el
retroceso de la producción agraria (malas cosechas, guerras, mal clima), lo cual produjo una escasez y carestía de
alimentos, y las consecuentes hambrunas y epidemias por una mal alimentación e higiene de la población, donde
cabe destacar la PESTE NEGRA5, una peligrosa infección bacteriana que provocaba dolorosas lesiones de aspecto
negruzco que exudaba sangre y pus, y que afectó a Europa a partir de 1348.

Esta crisis influyó en la relación entre los señores feudales y los siervos, donde a los primeros les disminuyó la
población campesina y les fue más difícil obtener los tributos de sus siervos o retenerlos en sus tierras. También, a
consecuencia de las prolongadas guerras por el continente, la población se redujo mucho aún más.

Otro factor que influyó en la crisis del feudalismo fue el cisma religioso6: la división de la Iglesia Católica,
llegando a haber dos Papas al mismo tiempo; lo cual hizo que la gente perdiera la fe en el cristianismo y buscara en
otros lados soluciones más eficaces a sus problemas.

Estas situaciones ocurridas durante el siglo XIV y XV originaron las reformas ocurridas en la sociedad europea. Se
generó un conflicto entre dos fuerzas opuestas (la búsqueda de lo nuevo y reforma de lo viejo) donde la expansión
del comercio y del poder económico de los burgueses, junto con las disconformidades de los campesinos con su nivel
de vida, eran dos fuerzas sociales que potenciaban la crisis del feudalismo. La aristocracia de los señores, principales
beneficiarios del orden feudal, reaccionó para conservar sus privilegios.

Este conflicto fue el origen del mundo moderno. Los cambios a partir del siglo XV no siguieron una sola dirección.
No resultó fácil modificar la rígida sociedad feudal. Muchos europeos actuaron en favor de ese cambio, pero otros
tenían fuertes intereses para que el antiguo orden se mantuviera.

Las nuevas formas de organizar el trabajo rural y urbano

4
Una abadía es un monasterio o convento cristiano bajo las órdenes de un abad o una abadesa, que son el padre o la madre espiritual de la
comunidad. Un priorato solo difiere de la abadía en que el monje superior lleva el título de prior en lugar de abad. Los prioratos eran
originariamente ramificaciones de las abadías, y los priores continuaban siendo subordinados a los abades; sin embargo, la distinción actual entre
abadías y prioratos se perdió en el Renacimiento.
5
La peste negra, peste bubónica o muerte negra fue una pandemia de peste que asoló Europa durante el siglo XIV y era transmitida por
unas pulgas transportadas por ratas. Se cree que la epidemia surgió en Asia central, desde donde pasó a ciudades italianas como Génova, con gran
actividad marítima, y de ahí a toda Europa. La peste negra acabó con casi la mitad de la población europea y con unos 100 millones de personas
en todo el mundo.
6
El término Gran Cisma se refiere a una de las dos divisiones en la historia del Cristianismo: Comúnmente se refiere al Cisma de Oriente y
Occidente
A lo largo del siglo XV la agricultura europea se reconstituyó. Muchas de las tierras abandonadas durante la crisis
del siglo XIV fueron puestas otra vez en producción y se incorporaron otras nuevas. Una gran novedad fue que los
productos rurales se convirtieron en una atracción para los hombres de negocios, quienes comenzaron a invertir su
dinero en la compra de tierras. La comercialización de esos productos tuvo un gran impulso debido al aumento de
sus precios. La producción rural comenzó a ser vista como un negocio, como una fuente de enriquecimiento, por
parte de algunos comerciantes urbanos y propietarios de tierras.

El país europeo en el que más se notaron estos cambios fue Inglaterra. Muchos propietarios se interesaron por
comercializar lo que se producía en sus tierras. Esto los llevó a introducir innovaciones técnicas para aumentar la
productividad. En muchos casos los adelantos técnicos provocaban desocupación, ya que reducían la necesidad de
mano de obra. Por lo tanto, gran cantidad de campesinos se vieron obligados a abandonar sus tierras, condenados a
refugiarse en los bosques o a emigrar a las ciudades para hallar un modo de subsistencia.

Estas transformaciones en la producción agrícola hicieron más profunda la desorganización de la sociedad feudal.

Un cambio fundamental comenzó a gestarse en la Europa de los siglos XV y XVI. El trabajo rural, orientado hasta
entonces exclusivamente hacia la autosubsistencia, comenzó a organizarse en una forma diferente, orientada hacia el
comercio. Los señores se propusieron obtener un excedente de producción cada vez mayor para venderlo en el
mercado. Pero la economía continuó siendo básicamente agrícola: permanecieron los señoríos y [os campesinos
sobrevivieron tan pobremente como antes. Estas transformaciones comenzaron en los campos ingleses.

En las ciudades la mayor parte de la producción artesanal siguió controlada por los gremios. Con su rígida estructura
de maestros oficiales y aprendices, los gremios fijaban los precios, la cantidad y la calidad de los productos. Pero a
partir del siglo XVI en algunas ciudades europeas hubo cambios en la producción artesanal. Algunos gremios —
entre ellos el textil— comenzaron a producir mayor cantidad de artículos de menor calidad y menor valor que los
que producían anteriormente.

Los artesanos de Inglaterra y Flandes se especializaron en la producción de paños de lana, mientras que las ciudades
italianas mantuvieron su producción de telas de seda de alta calidad. La lana para la producción de paños provenía de
las zonas rurales de Inglaterra y España, en donde cada vez fue mayor la extensión de tierras dedicadas a la cría de
ovejas.

Otro cambio que permitió aumentar el volumen de la producción artesanal para el mercado fue que algunos
comerciantes urbanos emplearon como mano de obra artesanos que vivían en las zonas rurales. Producían distintos
tipos de manufacturas y luego esta producción era vendida por esos comerciantes en los mercados urbanos. Así el
trabajo urbano se relacionaba con el rural: el crecimiento del comercio en las ciudades provocó modificaciones en la
economía rural.

2. LA REACCIÓN FEUDAL: DETERMINO DIFERENCIAS EN DESARROLLOS ECONÓMICOS.

La economía feudal poseía base agraria, es decir, la agricultura era la actividad responsable por generar la riqueza
social en aquel momento. Al mismo tiempo, otras actividades se desarrollaban a menor escala, en el sentido de
complementar la primera y suplir las necesidades básicas e inmediatas de parcela de la sociedad. La pecuaria,
minería, producción artesanal e incluso el comercio eran actividades que existían de forma secundaria. Como la
agricultura era la actividad más importante, la tierra era el medio de producción fundamental. Tener tierra significaba
la posibilidad de poseer riquezas (como en la mayoría de las sociedades antiguas y medievales), por eso se preservó
el carácter estamental de la sociedad. Los propietarios rurales eran denominados de señores feudales, mientras que
los trabajadores campesinos eran designados como siervos. El feudo era la unidad productiva básica. Imaginar el
feudo es algo complejo, pues podía presentar muchas variaciones, desde vastas regiones donde encontramos villas y
ciudades en su interior, hasta grandes ‘granjas’ o incluso pequeñas porciones de tierra. Para intentar el desarrollo
socioeconómico del periodo, lo mejor es imaginarnos el feudo como una gran propiedad rural.

Pese a lo indicado, caben algunas consideraciones: el comercio siempre existió, aunque de forma irregular y de
intensidad muy variable. Algunas mercancías eran necesarias en todos los feudos, pero encontradas apenas en
algunas regiones, como la sal o incluso el hierro. Además de ese comercio de productos considerados fundamentales,
permanecía activo el comercio con Oriente, de especias o de tejidos, consumidos por una parcela de la nobleza
(señores feudales) y por el alto clero. Aunque bastante limitado, ese comercio ya era emprendido por los venecianos.
Incluso el siervo participaba de un pequeño comercio, al tomar productos excedentes para la feria de la ciudad,
donde obtenía artesanía, promoviendo una tímida integración entre el campo y la ciudad. La pequeña productividad
hacía que cualquier accidente rural (exceso de lluvias o plagas) o interferencia humana (guerras, trabajo inadecuado
o insuficiente) provocase periodos de escasez y hambruna. En ese sentido había una tendencia a la autosuficiencia,
una
preocupación por parte de los señores feudales en poseer una estructura que pudiesen proveerlos en tales situaciones.

3. EL DESARROLLO DEL SISTEMA CAPITALISTA.

El capitalismo es un sistema económico basado en la propiedad privada de los medios de producción, que
constituyen el capital. Normalmente el capitalismo esta asociado a la libertad de mercado y a la libre iniciativa de las
empresas en la determinación de sus productos y la fijación de los precios de éstos. Sin embargo, a veces la libertad
de mercado es sustituida por el control, en cuyo caso se habla de capitalismo de Estado.

“El capitalismo es el sistema económico dominante en el mundo actual. Algunos economistas entienden que el
capitalismo comenzó en la baja edad media, hacia los siglos XIII o XIV. Otros identifican el feudalismo con la edad
media y consideran que el capitalismo es el sistema que vino después, es decir, a partir del siglo XVI, ya que el final
de la edad media suele fijarse en la caída de Constantinopla7 (1453) o el descubrimiento de América (1492). Otros
consideran que una característica definitoria del capitalismo es la producción industrial en grandes cantidades, por lo
que solo consideran capitalista al sistema que surgió en Inglaterra tras el invento de la máquina de vapor y la
industrialización, en el siglo XVIII.”

El papel del gobierno en la economía es hacer valer las instituciones pero el problema institucional radica en que hay
reglas que no existen, otras existen pero se ignoran además de que algunas son obsoletas y excluyentes.

Se aprecian distintos conceptos sobre el capitalismo, como:

“capitalismo mercantil, que surge en la edad media y capitalismo industrial que surge tras la industrialización. Lenin
utilizó la palabra imperialismo para referirse a la “fase superior del capitalismo”. Otros prefieren hablar de
capitalismo financiero para referirse al sistema económico dominante en los países de occidente durante la mayor
parte del siglo XX.”

El capitalismo industrial liberal presenta mercados altamente concurridos en cambio el capitalismo monopolístico
presenta mercados acaparadores controlados por grandes empresas que desproveen los mercados originando
necesidad y pobreza; el ingreso nacional tiende a concentrarse en pocas manos. Esta es la razón a la que se debe que
existe la necesidad de una mayor intervención estatal con la finalidad de buscar la compensación evidente de la
desigualdad social (social-democracia). Es por ello que el estado de bienestar adquiere un carácter social-demócrata.

Otra definición sobre la palabra según eumed sería: “el capitalismo es el sistema económico en el que la economía de
libre mercado es dominante.” Pero quedaría muy incompleta tal definición, contrastaría en mucho con las otras dadas
y las que irán siguiendo durante ha historia.

El capitalismo surge con las ideas liberales, las cuales parten de la idea primigenia de la existencia de Dios y de su
infinita bondad. Por lo tanto, quien cree en la existencia de Dios cree en un orden natural de inspiración divina
basado en la libertad, y en consecuencia, en la justicia; emanando de ésta la equidad, la igualdad y el orden. El
pensamiento liberal es un pensamiento encomiástico del sistema capitalita, ya que éste sistema emana de la idea de
“libertad absoluta”, que es el fundamento del orden natural instituido por el Creador. Por ende, el sistema capitalista
escapa de todo cuestionamiento al ser de inspiración divina, según los liberales.

Se dice que el hombre es un “homo economicus8” por el hecho de ser racional, informado, moral, y ante todo,
libre para decidir y optar por lo que más le conviene y satisface. Por eso, como lo afirma el filósofo alemán Jorge
Federico Hegel9, “el hombre es el arquitecto de su propio destino” y “cada quien tiene lo que merece”.

7
Constantinopla (en griego antiguo: Κωνσταντινούπολις, Kōnstantinoúpolis, abreviado como en griego medieval Pόlis, es el nombre histórico de la
actual ciudad de Estambul (en idioma turco İstanbul), situada a ambos lados del Estrecho del Bósforo en Turquía, y que fue capital de distintos
imperios a lo largo de la historia: del Imperio romano (330-395), del Imperio romano de Oriente o Imperio bizantino (395-1204 y 1261-1453), del
Imperio latino (1204-1261) y del Imperio otomano (1453-1922), que empezó con la Caída de Constantinopla y terminó con la Ocupación de
Constantinopla.
8
Homo œconomicus (Hombre económico en latín; transcrito economicus u oeconomicus) es el concepto utilizado en la escuela neoclásica de
economía para modelizar el comportamiento humano. Esta representación teórica se comportaría de forma racional ante estímulos económicos
siendo capaz de procesar adecuadamente la información que conoce, y actuar en consecuencia..
9
Georg Wilhelm Friedrich Hegel (Stuttgart, 27 de agosto de 1770–Berlín, 14 de noviembre de 1831) fue un filósofo alemán
Considerado por la historia clásica de la filosofía como el representante de «la cumbre del movimiento decimonónico alemán del idealismo
filosófico» y como un revolucionario de la dialéctica, habría de tener un impacto profundo en el materialismo histórico de Karl Marx. La relación
intelectual entre Marx y Hegel ha sido una gran fuente de interés por la obra de Hegel. Su pensamiento generó una serie de reacciones y
revoluciones que van desde la explicación del materialismo marxista, el preexistencialismo de Søren Kierkegaard, el escape de la Metafísica de
Friedrich Nietzsche, la crítica a la Ontología de Martin Heidegger,
Partiendo de las ideas liberales mencionadas con anterioridad, surge el concepto de “desarrollo” que explica que el
grado de desarrollo de las naciones tiene que ver con “valor del trabajo” que éstas tienen. Dicho en otras palabras,
para explicarnos el grado de desarrollo de un pueblo determinado debemos saber qué posición ocupa la idea de
trabajo dentro de su cosmología10.

Con el triunfo de la filosofía liberal se da muerte al poder absoluto de los monarcas europeos, y con ello viene el
debilitamiento del poder temporal del catolicismo romano, surgiendo así, un nuevo orden mundial y una nueva clase
dominante: la burguesía, dominio de los comerciantes, empresarios y el mercado. Asimismo del liberalismo surge la
democracia, la cual debe de estar sustentada en un pueblo libre de la ignorancia.

Según Adam Smith11 para que los negocios prosperen se requiere condiciones de libertad que faciliten el flujo de
mercancías y capitales, y de esta manera se dará la autorregulación de los mercados o fenómeno de la “mano
invisible”. Claro ejemplo de esta concepción es la Ley de J. B. Say12, la cual sostiene que la oferta crea su propia
demanda, y al ser la oferta igual a la demanda se da el “precio estable”. Pero habrá de señalarse que para lo anterior
se requiere la condición de “pleno empleo”, es decir, que todos generen riqueza mediante el trabajo, de lo contrario,
no se cumplirá la Ley de Say y vendrán los desequilibrios y las crisis. De ahí la explicación que en ciertos países la
mendicidad o desempleo voluntario estaba penado por la ley. Al modelo clásico o liberal se le conoce como
“equilibrio con pleno empleo” pues da estabilidad y es inercial por darse automáticamente a través de las fuerzas del
mercado.

En este ambiente de irrestricta libertad surgen las empresas y la competencia entre ellas; al verse envueltas en un
entorno de competición constante y feroz por el mercado, buscan la innovación continua para poseer la mejor oferta
y adquirir mayores ganancias. Por ende, se sabe que las empresas son factores de cambios tecnológicos, que son
apreciados básicamente en el proceso de producción. Las innovaciones en la procuración de la eficiencia empresarial
cambian los procesos de producción, lo que cambia a su vez la organización del trabajo, dándose con ello, la
reestructuración económica e institucional.

Los modos de producción e intercambio mercantil que se van sucediendo con el tiempo, van configurando el modo
de organizarse de los distintos grupos sociales. Muchos economistas han considerado al capitalismo como tal desde
la época de la barbarie. Cierto es que desde que el hombre ha aprendido a organizarse, el modo de producción que
activa a la economía, que es base para el desarrollo humano, ha encontrado la fórmula para optimizar el uso de sus
recursos naturales para evitar la escasez y tener un mejor bienestar humano.

Al final de cuentas lo que se busca es la felicidad a través del desarrollo, que se puede definir en distintos rubros. En
el caso del capitalismo, vemos que es una corriente atractiva y viable en muchos sentidos, desgraciadamente el
hombre es ambicioso, embustero y corrompible, por ello existe tanta desigualdad social, pues a través de sistemas
capitalistas, hemos de detectar a personas que sobrepasan los límites, convirtiéndose en los ricos más ricos, mientras
hay personas viviendo en pobreza extrema. Esa es la contrariedad del capitalismo, que al dar rienda suelta a los
mercados, los que tienen más posibilidades económicas van generando monopolios extravagantes que acaparan al
mundo económico mundial.

4. ACUMULACIÓN DE CAPITAL MERCANTIL

Un proceso exitoso de desarrollo económico nacional exige una política económica mercantilista (en un sentido
económico-funcional no necesariamente estatista y regulador) conforme con la lógica monetaria del capitalismo en
tanto que mercado mundial. De una parte, como momento económico interno, un proceso de acumulación originaria
de capital (en el sentido marxista del término, sin que ello implique el recurso a la teoría marxista del valor-trabajo).
De otra, como momento económico externo, la realización sostenida de un superávit comercial, el desarrollo de la
condición de la economía nacional como acreedor neto mundial y la imposición de la moneda nacional en el mercado
mundial como medio de pagos diferidos internacional (mercancía universal de contratos).

En general, un proceso de acumulación originaria de capital implica la constitución de una economía monetaria de
producción, es decir, la generalización del dinero como relación social y supone:

 La acción del Estado como agente fiscal y monetario (hacienda pública y banca central: impuestos, medio
de pagos diferidos, moneda soberana).

10
La cosmología, del griego κοσμολογία («cosmología», compuesto por κόσμος, /kosmos/, «cosmos, orden», y λογια, /logía/,
«tratado, estudio») es la rama del conocimiento que estudia el universo en conjunto.
11
Adam Smith (Kirkcaldy, 16 de junio de 1723 – Edimburgo, 17 de julio de 1790) fue un economista y filósofo escocés, considerado uno de los
mayores exponentes de la economía clásica y de la filosofía de la economía.
12
Jean-Baptiste Say /ʒãbatist sɛ/, economista (y empresario textil) francés. Nacido en Lyon el 5 de enero de 1767 y fallecido en
París el 15 de noviembre de 1832. Es uno de los principales exponentes de la Escuela Clásica1 de economistas. Admirador de la obra de Adam
Smith, e influenciado por otros economistas franceses como Turgot, Say ganó reconocimiento en toda Europa con su Tratado de Economía
Política, cuya primera edición data de 1803. Es autor de la conocida como Ley de los mercados o Ley de Say
 La organización interna de la sociedad como un sistema de clases sociales-funcionales de carácter
capitalista.

 La distribución funcional de la propiedad privada en manos de la clase capitalista y la particularización


de la misma en propietarios de patrimonio, firmas y bancos privados.

 El desarrollo del trabajo asalariado como un momento interno de las condiciones de producción y
reproducción del capital-dinero en tanto que relación social.

 La organización de la economía como un sistema de mercados cuya lógica monetaria implica el


predominio de la esfera monetaria (dinero, crédito) sobre la esfera real (bienes, trabajo asalariado).

 El desarrollo del proceso económico en tanto que unidad de la producción, distribución, circulación y
consumo, bajo la lógica monetaria del capital-dinero.

 La distribución y la apropiación del ingreso bajo las formas del interés del dinero, la ganancia, la renta del
suelo, el impuesto y el salario.

 La formación de un sistema de precios en el sistema de mercados de la economía.

 La demanda efectiva como condición de la formación de un ingreso monetario, en particular de la ganancia


no distribuida.

En un mercado mundial caracterizado por la existencia de diversas monedas nacionales y dividido en países
desarrollados y subdesarrollados, la condición de desarrollo económico nacional exige la institución de la moneda
nacional como:

a) criterio económico del espacio monetario nacional y en esa medida del mercado nacional, lo que implica la
existencia y la acción económica del Estado en tanto que agente fiscal (hacienda pública: deuda pública,
impuestos), monetario (banca central: medio de pagos diferidos, política monetaria) y cambiario (banca central:
tasa de cambio, reservas internacionales).

b) Medio de pagos diferidos universal, es decir, como dinero mundial, siendo condición necesaria y suficiente de la
coherencia monetaria y económica interna nacionales y, en esa medida, criterio de la compleción de un proceso
de desarrollo económico nacional en el contexto de una economía monetaria internacional.

5. EL DESCUBRIMIENTO DE AMERICA: UNA EMPRESA MERCANTIL.

El mercantilismo fue desarrollándose con el advenimiento de las modernas naciones-estado y su rotundo triunfo se
debió al gran impulso que otorgó a la industria.

Pero cuando las industrias europeas se consolidaron hasta el punto de poder funcionar sin la intervención del Estado,
fue desplazado por la doctrina del Librecambio. Este nuevo sistema prevaleció durante el siglo XIX, pero se debilitó
a principio del siglo XX, dando lugar al resurgimiento del mercantilismo, conocido como el neomercantilismo.

5.1. Ideas de mercantilismo

No se puede hablar del mercantilismo en términos de “doctrina económica”, pues no era un sistema formal y
consistente, más bien era un conjunto de creencias, de ideas y declaraciones. Por eso, usaremos el término “ideas” y
no “postulados” para referirnos a sus planteamientos:

 Es más conveniente exportar a terceros que importar bienes o comerciar dentro del propio país.

 La riqueza de una nación depende de la adquisición de monedas y, sobre todo, de la acumulación de metales
preciosos, como el oro y la plata.

 La intervención del Estado en la economía se justifica si ésta se dirige a afianzar el poderío de la nación.

Debe existir un marco legal que regule la producción y el comercio, con el fin de conseguir una organización que
favorezca el desarrollo de la infraestructura del país, las comunicaciones, los puertos, etc.

Fomentar el crecimiento de las industrias que permitan a los gobiernos obtener ingresos mediante el cobro de
impuestos.

La explotación de las colonias es un método considerado legítimo para obtener metales preciosos y materias primas
para las industrias.
El mercantilismo español permitió un efectivo control del comercio gracias al sistema que implementó, obteniendo
así amplias ventajas sobre las colonias americanas.

En América, el comercio se vio restringido por el encarecimiento de los productos procedentes de España. Este
inconveniente fomentó el descontento y activó el ingenio de los americanos, quienes en lugar de comprar siempre
decidieron elaborar sus propios productos. En poco tiempo, surgieron importantes industrias manufacturadas y
crecieron los telares, obrajes, talleres, molinos y viñedos.

Otras consecuencias del mercantilismo español en América

El contrabando: El comercio clandestino surgió como consecuencia de la prohibición impuesta a los extranjeros de
comerciar con las posesiones americanas. Se dedicaron al contrabando los ingleses, los portugueses y los holandeses
quienes comerciaban con los americanos sin pagar derechos aduaneros.

Los corsarios y los piratas: Eran generalmente ingleses, franceses y holandeses, quienes se organizaron para atacar
las flotas españolas y apoderarse de las riquezas y mercaderías que transportaban. Los corsarios actuaban cuando su
país mantenía guerra con España y cesaban al declararse la paz. Los piratas operaban por cuenta propia en todo
tiempo y se distribuían entre sí el producto.

6. ESPAÑA: INTERMEDIARIA ENTRE AMERICA Y LA BURGUESIA MERCANTIL EUROPEA.

La doctrina mercantilista aplicada en España se adaptó a las circunstancias históricas que este país vivía. En los otros
países que aplicaron el mercantilismo, el problema principal era el de obtener los metales preciosos estimulando la
producción y las exportaciones para lograr la balanza comercial favorable y así lograr el ingreso de oro y plata.
España obtuvo el oro y la plata de sus colonias en América por lo tanto no se planteaba ese problema y se descuidó la
producción.

Por otra parte el ingreso en grandes cantidades de oro y plata y su circulación como moneda dentro de España
incrementó la demanda de mercaderías. Como la producción no era suficiente, la oferta fue menor que la demanda,
provocando un aumento de precios. Por lo tanto el ingreso de los metales provocó inflación en España. Al tener
escasos productos y a precios altos las consecuencias eran:

a) Los productos españoles no iban a poder competir con los de otros países (porque eran más caros), por lo
tanto disminuían las exportaciones.

b) Los productos de otros países, al ser más baratos podían ingresar con ventajas en España y ser más
demandados que los productos españoles, más teniendo en cuenta que estos no abundaban. Por lo tanto
aumentaron las importaciones que hacía España.

Como resultado de esto la balanza comercial era desfavorable y el oro y la plata no se quedaban en España sino que
eran usados para pagar las importaciones. España no tenía problemas para obtener los metales preciosos, pero sí para
conservarlos. La presencia de los metales en sus propias colonias llevó a España a hacer hincapié en el aspecto
metalista del mercantilismo, pero dejó de lado los otros principios y el resultado fue e atraso productivo de España en
relación al resto de Europa Occidental y la pérdida del oro y la plata que era, en definitiva, la base del sistema.
Durante los siglos XVI y XVII la gran cantidad de oro y plata que ingresaron a España disimularon la situación y
España vivió una época de esplendor, pero a partir del siglo XVIII se empezaron a ver las dificultades que se
avecinaban

La minería

Fue la actividad económica preferida por los colonos y la que despertó mayor interés del gobierno. La explotación
minera estaba dirigida sobre todo a la obtención de oro y plata, metales necesarios para realizar los pagos. Al
iniciarse la conquista de una región, se podían obtener metales preciosos mediante el trueque con los indios. Estos
usaban esos metales para confeccionar sus adornos o con finalidades de culto y no le daban un valor material como sí
le daban los españoles. Pero pronto los conquistadores dejaron sus buenos modales y fueron directamente al saqueo.
Todos lo objetos de oro y plata que eran encontrados a su paso eran tomados y convertidos en lingotes. De ahí
surgieron las primeras partidas de metal precioso que llegaron a España desde México y Perú.

Cuando se acabaron los objetos los españoles recurrieron a la técnica más primitiva de obtener oro: el lavado de las
arenas auríferas en los ríos para encontrar pepitas. Obligaron a los indios a hacer el lavado e incluso llegaron a hacer
represas pequeñas para desviar el curso de las corrientes para buscar en el cauce barroso.

Posteriormente se comenzó a realizar el trabajo de minería propiamente dicho: donde una veta afloraba se la seguía
subterráneamente haciendo galerías. Estas seguían las vetas de metal en todas direcciones sin tener en cuenta la
seguridad o los desagües, por lo que la explotación era muy peligrosa para quienes trabajaban en ellas. Los métodos
de extracción de metales de las minas eran rudimentarios y destructivos.
Se trataba de obtener la mayor cantidad en el menor tiempo posible y de esta manera se anulaba rápidamente la
productividad de la mina. Todos los trabajos pesados y peligrosos eran realizados por indígenas o esclavos negros.

Los principales yacimientos de metal precioso fueron los de Zacatecas, Potosí y Pasco.

En cuanto al trabajo con los metales, después de prolongadas investigaciones, se aplicaron nuevos procedimientos.
Por ejemplo para moler el metal se usaron molinos de agua y para que estos funcionaran, en Potosí, se construyó un
embalse artificial que recogía y acumulaba el agua de las lluvias. Otra innovación importante fue el procedimiento de
amalgama para purificar la plata. Esta se extraía unida a otras sustancias y al fundirse no tenía total pureza. Hasta que
se usó mercurio en la fundición. La plata se unía (amalgama) al mercurio y se separaba del resto de mineral, luego se
destilaba el mercurio y quedaba la plata.

Mercantilismo

En el siglo XVIII disminuyó la producción de oro y plata. Particularmente notable fue la disminución en Potosí
donde la producción bajó de 70 a 40 toneladas anuales y la población, que en su momento de esplendor había
alcanzado los 120 mil habitantes, se redujo a 30 mil personas. Según las informaciones oficiales procedentes de la
correspondencia de los virreyes, en Perú había a fines del siglo XVIII 70 minas de oro y casi 600 de plata, pero la
mayor parte eran pequeñas explotaciones donde se escarbaba al azar y la mayoría de los buscadores de metal
autorizados eran míseros trabajadores con pocas y sencillas herramientas.

Además de oro y plata se extrajo cobre del que había una fuerte demanda. La floreciente industria azucarera
necesitaba grandes calderos de cobre cuya introducción desde Europa resultaba costosa. También se intentó fundir
campanas para las iglesias. En 1530 se descubrieron ricos yacimientos en Cuba y el rey Carlos V, quien también era
emperador de Alemania, envió especialista alemanes para lograr un método de fundición adecuado. También en
México y Chile se explotó el cobre pero escasamente.

También del fondo del mar los españoles sacaron riquezas de América. Ya en el tercer viaje de Colón se había tenido
conocimiento de la existencia de perlas en las aguas que rodeaban las islas Antillas. Los comerciantes de Sevilla
equiparon expediciones para realizar la extracción. La zona de mayor producción fue la isla Margarita. Las empresas
formadas para obtener las perlas usaron mano de obra indígena o esclavos negros. Los pescadores buceaban en las
profundidades mientras tuvieran aire en sus pulmones, atados a una soga y con una piedra de lastre y un canasto
donde juntaban lo obtenido. Se volvían a zambullir una y otra vez hasta el agotamiento. Era un trabajo peligroso:
aparte de los ataques de los tiburones, los buceadores experimentaban daños irreparables en sus pulmones por los
cambios bruscos de presión. Debido a la gran cantidad de muertes la corona prohibió el uso de indígenas contra su
voluntad y que se tomaran precauciones al hacer el trabajo.

La Minería en Bolivia

Desde los tiempos de la colonia Bolivia ha sido un país minero. Por décadas, el cerro rico de Potosí ha sido el
yacimiento de minerales de plata más importante del mundo. Su descubrimiento en 1545 inicia el ciclo de la minería
en el territorio que hoy constituye Bolivia. Para aprovechar la plata de Potosí se introducen tecnologías de punta para
su tiempo; pero no se toman en cuenta ni los efectos para la población originaria ni los impactos para el medio
ambiente. Las utilidades generadas no son distribuidas equitativamente y la minería colonial no resulta en una amplia
corriente de desarrollo regional. Tampoco se crean empresas que duren en el tiempo, ya que los beneficios obtenidos
no son reinvertidos en las zonas de aprovechamiento minero. Sin embargo, la minería colonial inicia un circuito
económico en el cual el transporte y el comercio asumen un rol determinante. La producción se basa en el trabajo de
los indígenas bajo el régimen de la mita. Cada año llegan a Potosí alrededor de 13.500 mitayos con sus familias,
formando un contingente de 40.000 personas. La ciudad se convierte en uno de los principales centros urbanos del
mundo y cuenta con unos 160.000 habitantes en 1560, mientras Madrid solo tiene 45.000 habitantes. Este fenómeno
migratorio deshabita las 16 provincias sometidas a la mita y afecta severamente a su producción agropecuaria.

La revolución de 1952 nacionaliza (contra una alta indemnización) las tres grandes compañías mineras y funda la
COMIBOL (Corporación Minera de Bolivia.) En este mismo período surge la COB (Central Obrera Boliviana), que
luego se convierte en la más poderosa central sindical del país. Desde entonces, la vida política boliviana es tan
azarosa e inestable, que los inversionistas extranjeros no se arriesgan a invertir en la explotación del importante
potencial geológico del país. Si bien se estima que la participación de fondos privados internacionales incentiva un
mejor manejo y una mayor eficacia de las operaciones (Ford, Bacon & Davis; 1956) la COMIBOL maneja solo las
minas estatizadas en un ambiente adverso: baja ley del mineral, agotamiento de las reservas, elevados costos de
producción, disminución de la demanda y del precio. La COMIBOL carece a la vez de capital y de capacitación
empresarial, además debe asumir la carga financiera del desarrollo del Oriente, fomentado por el Estado. En
consecuencia, no invierte en prospección, exploración, mantenimiento y reposición. Esta época se caracteriza por la
mala gestión, la
productividad extremadamente baja, el despilfarro de los recursos y la negligencia ambiental. La convergencia de
estos factores lleva a una crisis que se agudiza progresivamente. Al lado de la minería estatal, coexiste un gran
número de empresas medianas y chicas en manos privadas. Mientras las primeras reciben créditos públicos, que les
permiten aumentar continuamente su producción, la falta de apoyo técnico y financiero a la minería chica (2.000
empresarios) y cooperativa (20.000 mineros) determina que este sector opere en condiciones arcaicas y precarias,
encerrándose en un círculo vicioso de falta de recursos e incapacidad de evolucionar, que no ha cambiado a la fecha.
En los últimos 10 años, la minería boliviana se proyecta sobre un nuevo escenario y se adecua al surgimiento de
metales que se perfilan con mejores oportunidades en el mercado que el estaño. Entre otros, el zinc, la plata y sobre
todo el oro, que presenta el crecimiento más espectacular. Paralelamente, la minería estatal es sustituida por la
privada y dentro de ésta se consolida la mediana como el mayor productor, mientras en el sector aurífero las
cooperativas adquieren mayor relevancia. La reestructuración de la COMIBOL causa un rápido descenso de la
participación del sector minero en el empleo nacional, parcialmente compensado por el crecimiento de las
cooperativas, aunque las condiciones que ofrecen no sean nada equivalentes.

La agricultura y la ganadería

Los conquistadores y las primeras oleadas de colonos venían al Nuevo Mundo con el interés de obtener oro, especias
u otros productos exóticos y no pasaba por sus cabezas radicarse para cultivar. Las necesidades de la subsistencia
obligaron a los colonos a practicar la agricultura y la ganadería ya que ellas les suministraban los alimentos
necesarios. Los primeros asentamientos hispánicos en las Antillas subsistieron por un tiempo con el trigo que les
suministraban desde España, pero a medida que la colonización se extendió por el continente resultaba imposible por
lo costoso mantenerse abastecido de esa manera. Al principio recurrieron, como en la obtención de metales
preciosos, al trueque o al despojo de los alimentos de los indígenas. Pero esta forma de abastecerse era insuficiente y
resultaba imposible donde los indígenas no habían desarrollado alguna forma de agricultura. Entonces los españoles
debieron cultivar, pero donde había indígenas sedentarios dejaban las labranzas de las tierras a su cargo y evitaban en
lo posible trabajar con sus propias manos.

Cuando se estableció el sistema de encomiendas, los indígenas pagaban un tributo con la producción de sus cultivos.
Estos productos no sólo eran utilizados para el consumo del encomendero y su familia, sino que los sobrantes se
vendían en los mercados de las ciudades. Pero la alimentación de los españoles en base a los cultivos de los
indígenas estuvo en problemas cuando empezó a descender la población india, como sucedió, por ejemplo, en
México en las últimas décadas del siglo XVI. Esto provocó un desabastecimiento del mercado y un
considerablemente aumento en la demanda de productos. Entonces algunos colonos españoles vieron redituable
invertir en plantaciones de productos alimenticios para abastecerse. Esas plantaciones, sin competencia, comenzaron
a crecer y se fueron transformando en latifundios, ocupando tierras indígenas y usando a estos como mano de obra
junto con esclavos africanos.

Posibilidades aun mayores de ganancia se presentaron a la agricultura cuando sus productos no sólo se vendían en
los mercados locales sino que se enviaban a otras zonas de Hispanoamérica e incluso a España. Dentro de América
las zonas mineras fueron un importante estímulo para los cultivos y la ganadería. En aquellos lugares donde se
descubrían yacimientos de metales preciosos afluía una numerosa población que originaba una demanda creciente de
medios de subsistencia. Como las minas , por lo general, estaban en zonas áridas o montañosas, se beneficiaban los
valles fértiles de zonas cercanas. Pero también la ganadería se beneficiaba. El duro trabajo de las minas exigía una
alimentación con carne; también eran necesarios animales de tiro y el cuero tenía múltiples utilidades. Tan pronto se
difundía la noticia del hallazgo de una veta de mineral, los ganaderos ponían en movimiento sus rebaños hacia esa
zona y sabían que la dedada generada permitía exigir altos precios.

Los españoles introdujeron en América cereales, hortalizas y frutales que ya utilizaban en su tierra y que en América
no existían. Por ejemplo el trigo con el obtenían la harina necesaria para el pan, el principal producto del consumo de
aquella época. Pero al principio tuvieron dificultades porque el trigo no producía adecuadamente en las zonas
húmedas tropicales, pero cuando la colonización se extendió hacia las zonas templadas su éxito fue total. En México
hubo buena producción triguera en Puebla y en los alrededores de la ciudad de México; en este caso el uso de
regadío permitía dos cosechas anuales. En Perú hubo dificultades por enfermedades de las plantas, desarrollandose
una buena producción en Chile, Cuyo y Tucumán. En algunos lugares el cultivo del trigo chocó con la resistencia de
los indios que se negaban a plantarlo y permanecían aferrados al cultivo del maíz.

Los colonizadores tampoco quisieron privarse del vino y tempranamente introdujeron plantas de vid. Cristóbal Colón
llevó, en 1497, las primeras estacas de vid a las Antillas; pero al igual que sucedía con el trigo, la zona tropical no era
propicia para la viña. Pero si eran aptas las tierras al norte de México (California), la región del Perú (Pisco, Nazca,
Ica, Arequipa), Chile y algunas zonas del Río de la Plata (Mendoza). En los primeros tiempos el gobierno amparó la
viticultura y ordenó, en 1531, que cada nave que zarpara hacia América llevara renuevos de vid. Pero la expansión
de la vid y la gran producción de vinos que competían con los vinos españoles llevaron a tomar medidas restrictivas.
Por ejemplo Felipe II ordenó al virrey del Perú que no concediera ningún permiso para la plantación de nuevas viñas
ni el restablecimiento de las que ya estaban viejas.
Otro producto típicamente español y que los colonos quería tener era el aceite de olivo por lo que se plantaron olivos
pero su difusión no fue mucha. Además se carecía de molinos para transformar las aceitunas en aceite, sustituyendo
éste por grasas animales.

El arroz tuvo mejor adaptación que el trigo al clima americano. Las cálidas y húmedas zonas tropicales eran
propicias para su cultivo. Tampoco faltaron las más variadas hortalizas y frutales, especialmente los cítricos.

Pero no sólo se cultivó para la alimentación local. También se hicieron plantaciones para vender hacia España como
el caso de la caña de azúcar que produjo abundantes cosechas que permitieron abastecer a varios países europeos.
Las primeras plantas se introdujeron desde las Islas Canarias en la zona del Caribe. En los primeros años cuando los
españoles aún no estaban interesados en los cultivos, no tuvo éxito. Pero en 1515 llegaron técnicos canarios de la
industria azucarera. El cultivo se difundió por todas las islas caribeñas (Santo Domingo, Puerto Rico y Cuba fueron
las principales zonas de producción) y luego pasó al continente. También se multiplicaron las instalaciones para
procesar la caña y hacer el azúcar: los “ingenios”, que usaban fuerza hidráulica, o los “trapiches” puestos en
movimiento por la fuerza animal. La producción de azúcar requería una costosa inversión que sólo era rentable en
grandes plantaciones dedicadas sólo a ese producto y una mano de obra abundante y barata, por lo tanto, azúcar,
latifundio, monocultivo y esclavitud iban de la mano. Los plantadores de azúcar lograron grandes ganancias con las
ventas hacia Europa y ocuparon en la sociedad colonial una posición privilegiada. En el siglo XVIII la difusión del
azúcar se vio favorecida por el consumo de café y té, dejando de ser un artículo de lujo para pasar a ser de uso
cotidiano.

El cacao, alimento de origen americano que tenía un consumo importante entre los indígenas de la región andina, se
difundió como bebida estimulante en España y otros países europeos. También fue un cultivo para exportar. Al
comienzo se lo plantaba en Centroamérica (principalmente Guatemala y El Salvador) pero al disminuir la producción
por el agotamiento del suelo a consecuencias del monocultivo, se extendieron las plantaciones en Sudamérica siendo
la principal región productora la costa venezolana. El cultivo se efectuaba en enormes plantaciones con esclavos
negros.

Otro producto de origen americano que se cultivó para procesar y vender en Europa fue el tabaco. Cristóbal Colón
conoció ya en su primer viaje el extraño hábito de los indígenas de aspirar humo de un canuto vegetal encendido. Los
europeos lo consideraron como una costumbre de salvajes. Las hojas de la planta de tabaco se utilizaron, al principio,
con fines medicinales ya que se le atribuían diversos efectos terapéuticos. Más adelante se comenzó a fumar y como
el precio era elevado sólo las personas adineradas podían hacerlo, así que fumar pasó a ser un signo de distinción
social. Esto estimuló las plantaciones de tabaco a comienzos del siglo XVII. La forma de cultivarlo era similar a la
caña de azúcar y el cacao: en latifundios y con mano de obra esclava.

También fue importante el cultivo del algodón. Se utilizó para los tejidos hechos en América y también se le enviaba
a España. A mediados del siglo XVIII la corona concedió franquicias aduaneras a su introducción, destinada
principalmente a las textiles catalanas.

Con aún mayor rapidez que las plantas introducidas, se propagaron por América los animales domésticos que
trajeron los conquistadores ya en sus primeros viajes. Caballos, vacas, ovejas, cerdos, cabras, asnos y aves de corral,
enriquecieron la fauna americana y brindaron gran utilidad a los colonizadores. Influyó notablemente sobre la
alimentación, los transportes y en general sobre el modo de vida de la población.

Desde el segundo viaje de Colón se transportaron caballos al Nuevo Mundo, pero ya en 1507 el gobernador de Santo
Domingo le escribía al rey comunicándole que no era necesario enviar más por la abundancia que había. Desde Santo
Domingo se llevaron caballos a Cuba, Jamaica y Puerto Rico. Los conquistadores que partían desde estos lugares
hacia el continente, llevaron caballos que fueron de gran ayuda en la conquista y sometimiento de los indígenas.
Caballos, asnos y mulas fueron importantes para el traslado de personas y de mercaderías.

En cuanto al ganado vacuno se utilizaba la carne para el consumo local permitiendo una alimentación rica en
proteínas, los cueros y la grasa. Fue sorprendente la rápida reproducción favorecida por las excelentes praderas. Los
vacunos se criaban en total libertad y volvían a su estado salvaje (cimarrones). Era tal la cantidad de ganado que el
precio de la carne era muy barato. Por ejemplo en santo Domingo, a mediados del siglo XVI la carne valía 30 veces
menos que en España. En las matanzas, la mayor parte de la carne quedaba si aprovechar, sirviendo de alimento para
los buitres y los perros salvajes. Sólo el cuero y la grasa tenían realmente un valor comercial. La salazón de carnes
para la venta (tasajo o charque) recién comenzó a hacerse a fines del siglo XVIII.

Se practicó la explotación extensiva del ganado vacuno en grandes haciendas o estancias; por la forma de cría libre,
el ganado cimarrón ocupaba “tierras de nadie”, es decir tierras que aún no habían sido repartidas, y se otorgaban
permisos para su faena. Pero en general matar un animal para satisfacer el hambre era algo común y no se
consideraba un delito. Por su forma de explotación no requería mucho personal y por
lo tanto las zonas de mayor producción ganadera no fueron zonas de concentración de población. La región donde
más se difundió la ganadería fue el Río de la Plata, siendo los derivados de esta actividad casi el único producto que
se obtenía para vender.

En la industria

América presentaba algunas condiciones favorables para el desarrollo de la industria:

 poseía materias primas y abundante mano de obra;


 tenía una población de origen europeo en constante crecimiento que estaba ávida por consumir productos a
los que estaba acostumbrada en España y que llegaban en cantidades inferiores a la demanda.

Pero también había algunos obstáculos:

a) la mano de obra, india o negra, no era en general experimentada para la producción industrial;
b) el traslado de la producción de un lugar a otro era difícil por lo rudimentario de los transportes y la falta de
caminos, por lo tanto la producción debía volcarse a los mercados más cercanos; c) el estado español, para
proteger a los productos hechos en la metrópoli prohibió todas aquellas industrias que podían llegar a
hacerle competencia;
c) los que tenían dinero para invertir preferían hacerlo en la minería o en el comercio que eran actividades
consideradas más seguras para lograr ganancias.

Durante la colonización española las ciudades no fueron, en el sentido económico, centros industriales, sino lugares
donde los funcionarios y empleados públicos vivían de su sueldo y los encomenderos gastaban los tributos de sus
indios. La mayor parte de los vecinos se dedicaban a la agricultura o la ganadería, así que eran “ciudades de
campesinos”. Era imprescindible, sin embargo, cierta actividad artesanal para proporcionar a los habitantes los
objetos de uso cotidiano.

Una de las industrias más desarrolladas fue la textil. La fabricación de tejidos, conocida como “obrajes”, utilizaba
mano de obra indígena. El trabajo comprendía diversas etapas, en algunas de las cuales intervenían también mujeres
y niños. Allí se hilaba, se teñía y se tejían diversos tipos de artículos: paños, frazadas, bayetas, alfombras, sombreros,
etc. La producción no alcanzó la calidad de la realizada en España ni la de la producción indígena anterior a la
conquista. Pero lo que se buscaba era más cantidad que calidad para satisfacer la demanda sobretodo de parte de los
indígenas, ya que las leyes impuestas por los españoles les prohibían andar desnudos y debían vestirse. También los
españoles modestos usaban estas telas. Sólo los españoles ricos podían adquirir las telas españolas.

La instalación de estos obrajes sólo podía hacerse con la autorización de las autoridades españolas. Cuando a España
llegó información de que la producción textil de México se estaba vendiendo en otras partes de América, el rey
Felipe II dispuso que el virrey de México diera órdenes para limitar la producción.

La producción textil tuvo oscilaciones pasando por momentos de auge y de decadencia. En algunos momentos se
cerraban los obrajes por órdenes de las autoridades; en otros el ingreso de telas de contrabando era tan intenso que
los textiles locales de mala calidad no podían competir y quedaban sin vender. Pero también había momentos
buenos, por ejemplo en las épocas de guerra de España con Inglaterra, cuando los transportes marítimos eran
escasos, la falta de telas y otros productos que se traían de España, obligaba a consumir los fabricados en América,
aumentando los precios y la producción. Ya en la época colonial las guerras europeas beneficiaron la producción
industrial americana.

Otras industrias que tuvieron cierto desarrollo en la América colonial fueron: la salazón de cueros, carnes y pescado,
la fabricación de calzado y aperos, los astilleros, los ingenios y trapiches de azúcar. La mayoría de los objetos que se
producían en América se hacían a un nivel artesanal a través de diversos oficios. Estos estaban organizados en
gremios excluyentes. A pedido de los gremios, los cabildos establecían ordenanzas donde se especificaba la
condición social y racial de quienes podían ser integrantes de ellos y las normas que había que cumplir para poder ser
aceptado y practicar un oficio.

El trabajo de los orfebres en oro y plata fue de los que más atención suscitó por parte del estado español, ya que una
quinta parte de lo producido correspondía a la corona. Además el valor y la calidad artística de los trabajos,
convertía a los artesanos que trabajaban con metales preciosos, en el gremio más rico y respetado. Una de las
exigencias para ser admitido, además de la “obra maestra” que probara su calidad, era la de ser español, dejando
fuera a indios, negros y mestizos, aunque todos estos sí podían ser auxiliares. Muchos de los gremios exigían ser
español para ser aceptado, por ejemplo, los herreros, los pintores y tallistas, entre otros. No existía esa exigencia para
trabajos pesados o que no eran considerados de prestigio como la albañilería, la carpintería o la curtiembre de cueros.

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