La Motricidad Fina y Gruesa

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La motricidad fina y gruesa: Importancia para el desarrollo infantil

August 28, 2018 - CRISTINA CHIMENO SOTELO


La motricidad comienza a desarrollarse incluso antes de nuestro nacimiento. Cuando nos estamos
formando dentro del útero de nuestra madre, realizamos los primeros movimientos. Una vez
llegados al mundo, tendremos que terminar de desarrollar nuestra motricidad.

Actividades motrices
Actividades motrices

Tabla de contenidos
¿Qué es la motricidad?
La motricidad hace referencia al control que el ser humano es capaz de ejercer sobre su propio
cuerpo. Se trata de un dominio integral, puesto que participan todos los sistemas de nuestro cuerpo,
y va más allá de la simple reproducción de movimientos y gestos; la motricidad incluye aspectos
como la intuición, la espontaneidad, la coordinación ojo-mano o la creatividad. Tiene que ver con la
manifestación de intenciones y de la propia personalidad.

El desarrollo de las habilidades motrices


El desarrollo motor y/o motricidad está relacionado con factores que intervienen antes, durante y
después del nacimiento.

Antes del parto, los movimientos corporales del feto son masivos; éste comienza a moverse a partir
de la novena semana. Su movilidad que se ve incrementada durante la primera mitad del embarazo,
aunque disminuye al cumplir 20 semanas, a causa de las limitaciones espaciales en el útero.
Posteriormente, en el momento del nacimiento, la mayoría de las respuestas motoras del neonato
serán reflejas (más específicamente, nacemos con los llamados reflejos primitivos). Es decir,
patrones de movimientos automáticos e involuntarios que permitirán al recién nacido adquirir, más
adelante, habilidades motrices controladas deliberadamente. Dichas habilidades se dividen, como
veremos a continuación, en básicas y específicas.

Motricidad: Habilidades motrices básicas


El concepto de habilidad motriz básica considera todo un conjunto de actividades motrices que
surgen filogenéticamente en la evolución humana, tales como caminar, correr, girarse, brincar o
lanzar. El desarrollo de estas habilidades básicas es posible gracias a las habilidades perceptivas, las
cuales poseemos desde el momento de nuestro alumbramiento, y van a progresar
simultáneamente.

Ahora bien, ¿cómo podemos saber si una habilidad motriz pertenece a la categoría de habilidades
básicas? Las habilidades motrices básicas presentan las siguientes características:

Son comunes a todos los individuos.


Han facilitado o permitido la supervivencia del ser humano.
Sirven de soporte para posteriores aprendizajes motrices (deportivos o no).
Según los autores Godfrey y Kephart, podemos agrupar los movimientos básicos en dos categorías:
Movimientos que conllevan esencialmente el manejo del propio cuerpo: Implican tareas de
locomoción (andar, correr, saltar, etc) y tareas asociadas con el equilibrio postural básico (estar
sentado o de pie).
Movimientos en los que la acción principal supone el manejo de objetos: Como ocurre en las tareas
manipulativas (golpear, lanzar, atrapar, etc).
Con independencia a estas categorías, otros autores coinciden en clasificar a la motricidad según
todas las acciones posibles. Así, encontramos tres áreas o apartados concretos:

Locomotrices: Su particularidad es la locomoción. Por ejemplo, caminar, correr, trotar, saltar, reptar,
rodar, escalar, etc.
No locomotrices: Su característica principal es el control y dominio del cuerpo en el espacio. Entre
estas habilidades hallamos: balancearse, voltear, retroceder, colgarse, etc.
Proyección/percepción: Representados por la proyección, manipulación y recepción de móviles y
objetos. Están presentes en tareas como lanzar, atrapar, batear, etc.
actividades para mejorar la motricidad
Actividades para Mejorar de la Motricidad

Habilidades motrices específicas


Las habilidades motrices específicas comprenden la capacidad de alcanzar un objetivo exacto, o sea,
la ejecución de una tarea motriz definida con precisión. Dentro de este grupo se ubican, por
ejemplo, las habilidades gimnásticas.

Las habilidades gimnásticas, como sucede con las actividades deportivas, rítmicas, lúdicas o
expresivas, son beneficiosas para:

La formación corporal, con el fin de mantener la postura correcta.


La educación de la motricidad, proporcionando seguridad al movimiento.
EI incremento de la eficiencia motriz, aportando rentabilidad al movimiento.
Crear nuevas y originales estructuras de movimiento.
El repertorio de estas habilidades es muy amplio, algunos ejemplos son: los equilibrios, los
movimientos de suelo o las volteretas.

Evolución de las habilidades motrices


Al igual que el desarrollo cognitivo, y de acuerdo con el académico Fernando Sánchez Bañuelos y su
libro Bases para una didáctica de la educación física y el deporte, publicado en 1992, los niños
desarrollan sus habilidades motrices en fases, él las divide en un total de cuatro fases.

Fase 1
Comprendida entre los 4 y los 6 años, esta fase hace referencia al desarrollo de las capacidades
perceptivas de los niños. Quienes comienzan a entender su cuerpo y cómo se relaciona con el
espacio que le rodea. A estas edades es recomendable realizar actividades de exploración y
descubrimiento, así como tareas orientadas al desarrollo de la lateralidad.

Fase 2
Ocurre entre los 7 y los 9 años. Es el momento ideal para que los niños desarrollen la motricidad
básica, ya que los movimientos se vuelven más complejos y se van perfeccionando. En este período
es aconsejable llevar a cabo ciertas actividades lúdicas que requieran competencia.

Fase 3
Se da entre los 10 y los 13 años. En esta fase ya existen abundantes habilidades consolidadas en el
niño, así que es momento de relacionarlas con el desarrollo de actividades deportivas o expresivas.
Conviene que se trabajen las habilidades genéricas (combinaciones de habilidades básicas), que
pueden aplicarse a muchos deportes.

Fase 4
Por último, desde los 14 a los 17 años comienzan a pulirse las habilidades motrices específicas. Para
este autor, aquí podrían practicarse las habilidades gimnásticas o las deportivas de manera
extraescolar.

Motricidad y Movimiento
Motricidad y Movimiento

Motricidad y movimiento: ¿Para qué sirven las actividades motrices?


Las actividades motrices contribuyen al adecuado desarrollo físico, emocional y social de las
personas, y son especialmente importantes en la infancia. Existen dos tipos de actividades motrices:
las destrezas y las tareas.

Destrezas motrices
Por un lado, las destrezas motrices se refieren a la capacidad para coordinar la movilidad en las
extremidades y/o diferentes segmentos del cuerpo, con el objetivo de conseguir una meta
específica. Aquellos movimientos que implican actividades cognitivas, sensoriales y motoras
(haciendo hincapié en estas últimas) son acciones de elevada destreza.

Un ejemplo son las destrezas deportivas, las cuales suponen un despliegue de habilidades genéricas,
aplicadas a la ejecución de un deporte en concreto.

Tareas motrices
Por otro lado, entendemos por tarea motriz el acto específico mediante el que desarrollamos y
ponemos de manifiesto una habilidad o una destreza. Luego, arrojar un balón a lo lejos sería una
habilidad motriz; lanzar un balón a canasta con la técnica específica del baloncesto sería una
destreza motriz; y la ejecución práctica de cualquiera de las dos, sería la tarea motriz.

Es decir, llevar a cabo tareas motrices sirve para perfeccionar tanto las habilidades como las
destrezas motrices.

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