Caso Dick, Melanie Klein
Caso Dick, Melanie Klein
Caso Dick, Melanie Klein
PSICOANÁLISIS
El niño supone que en el interior del cuerpo de su madre hallará: a) el pene del
padre, b) excrementos ye) niños, y todas estas cosas son indentificadas por él con
substancias comestibles. De acuerdo con las más primitivas fantasías (o “teorías
sexuales”) infantiles en torno al coito de sus padres, durante el acto el pene del padre
(o todo su cuerpo) es incorporado en el interior del cuerpo de la madre. De este modo,
los ataques sádicos del niño tienen por objeto a ambos padres a la vez, a quienes
muerde, despedaza o tritura en sus fantasías. Tales ataques despiertan angustia
porque el sujeto teme ser castigado por los padres reunidos, angustia que se
internaliza a consecuencia de la introyección oral - sádica de los objetos, dirigiéndose
ya entonces hacia el primitivo superyo infantil. He podido observar que esas
situaciones de angustia de las primeras fases del desarrollo mental son las más
profundas y abrumadoras. Según mi experiencia, en los ataques fantaseados contra el
cuerpo materno, desempeñan un papel considerable los sadismos de origen uretral y
anal, los que son muy pronto agregados al sadismo oral y al muscular. En las fantasías
infantiles, los excrementos son transformados en armas peligrosas: orinar es para el
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Este articulo “The importance of Symbol - Formation in the Development of the Ego”, es un capítulo del libro
“Contributions to Psycho-Analysis, 1921 -1945 by Melanie Klein”, publicado por The Hogarth Press Ltd.. Londres
1948.
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Véase mi artículo “Early Stages of the Oedipus Conflict”.
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“Psicoanálisis de niños”.
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Al finalizar el primer año se le ocurrió pensar que su hijo era anormal, y un sentimiento de
esta naturaleza puede haber afectado su actitud hacia él.
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Además, en el análisis de Dick, este síntoma ha sido, hasta ahora, el más difícil de superar.
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Esto se refiere únicamente a la primera parte y a algunas otras etapas posteriores de su análisis.
Una vez que tuve acceso a su inconsciente y que la angustia fue atenuada, fueron apareciendo en
ISSN 1688-7247(1956) Revista Uruguaya de Psicoanálisis (En línea) 1
ausencia de toda relación de afecto con las cosas de su ambiente, a las cuales era casi
del todo indiferente. Prácticamente, no tenía relaciones particulares con determinados
objetos, como las que solemos observar aún en los niños con muy severas
inhibiciones. Como no existía en su mente ninguna relación afectiva o simbólica con los
objetos, ninguno de sus actos casuales relacionados con ellos estaba animado por la
fantasía, siendo por lo tanto imposible considerar dichos actos como representaciones
simbólicas. Su falta de interés por el ambiente y las dificultades para establecer un
contacto con su mente eran tan sólo el resultado de su falta de relación simbólica con
las cosas — como lo pude comprobar durante su análisis a través de ciertas actitudes
en las que su conducta difería de la de los otros niños. El análisis tuvo, pues, que
afrontar desde el comienzo el obstáculo fundamental de llegar a establecer un contacto
con el niño.
Ya dije que la primera vez que Dick vino a verme, no manifestó ninguna clase de
afecto cuando su niñera lo dejó conmigo. Cuando le mostré los juguetes que había ya
dispuesto para él, los miró sin el más mínimo interés. Tomé entonces un tren grande, lo
coloqué junto a uno más pequeño y los designé como “Tren Papy” y “Tren Dick”.
Inmediatamente él tomó el tren que yo había llamado Dick y lo hizo rodar hasta la
ventana, diciendo: “Estación”. Expliqué: “La estación es mamy; Dick está entrando en
mamy”. Dejó entonces el tren, fue corriendo hasta el espacio formado por las puertas
exterior e interior del cuarto y se encerró en él diciendo: “oscuro”, y volvió a salir
corriendo. Repitió esta escena varias veces. Le expliqué: “Dentro de mamy está
oscuro. Dick está en lo oscuro, dentro de mamy”. Entre tanto, él había tomado
nuevamente el tren, pero pronto corrió otra vez al lugar entre las puertas. Mientras yo le
explicaba que él estaba entrando en la oscuridad de mamy, él había dicho dos veces
en tono interrogativo: “Nurse?”. Le contesté: “Nurse vendrá enseguida”, cosa que él
repitió, utilizando luego las palabras muy correctamente y reteniéndolas en su memoria.
En la sesión siguiente se comportó de idéntica manera. Pero esa vez Dick escapó
corriendo directamente de la habitación hacia el oscuro vestíbulo. Colocó allí el tren
“Dick” e insistió en permanecer en ese lugar. Preguntaba insistentemente: “Viene Nurse
“. En la tercera hora analítica se comportó de la misma manera, sólo que además de
huir al vestíbulo y al lugar entre las puertas, se escondió también detrás de la cómoda.
Entonces se sintió angustiado y me llamó por primera vez. La aprensión era evidente
en ese momento por la forma en que preguntaba insistentemente por su niñera, y al
finalizar la sesión la acogió con placer inusitado. Vemos que simultáneamente con la
angustia había aparecido un sentimiento de dependencia, primero hacia mí y luego
hacia la niñera, comenzando a interesarse al mismo tiempo en las palabras
tranquilizadoras: “Nurse viene enseguida” que, contrariamente a su conducta habitual,
había repetido y recordado. Además, durante esa tercera sesión había observado por
vez primera los juguetes con un interés en el que se evidenciaba una tendencia
agresiva. Señaló un carrito para transportar carbón y dijo: “Corta”. Le di un par de
tijeras y él trató de raspar los trocitos de madera que figuraban el carbón, pero no pudo
manejar las tijeras. Respondiendo a una rápida mirada suya, arranqué los pedazos de
madera del carrito, que él arrojó enseguida, junto con su contenido, dentro del cajón,
diciendo: “Se fue”. Le dije que eso significaba que Dick estaba sacando excrementos
del cuerpo de su madre. Fue entonces corriendo al espacio entre las puertas, y las
forma gradual las actividades del juego, las asociaciones verbales y todas las demás formas de
representación, junto con un desarrollo del yo que facilitó la labor analítica.
Se vio con toda claridad que en las fantasías de Dick, las materias fecales, la orina
y el pene eran los objetos con los cuales atacaba el cuerpo de su madre,
representando por consiguiente un peligro también para él mismo. Estas fantasías
aumentaron su temor a los contenidos del cuerpo de la madre y, en particular, al pene
de su padre que él imaginaba en el interior del vientre de aquélla. Durante el análisis de
Dick tuvimos la oportunidad de ver en muy diversas formas ese pene fantaseado, como
así también un sentimiento de agresividad cada vez mayor contra él, en el cual
predominaban los deseos de devorarlo y destruirlo. En una oportunidad, por ejemplo,
Dick se llevó a la boca un hombrecito de juguete y, rechinando los dientes, dijo: “Tea
Daddy”, lo cual significaba “Eat Daddy” (“Comer Papy”). Enseguida pidió un vaso de
agua. Se vio entonces que la intro-yección del pene del padre estaba en relación a la
vez con dos temores: el temor a ese pene como un superyo primitivo y dañino, por un
lado, y, por el otro, el miedo al castigo por la madre robada, es decir, el temor al objeto
externo y al objeto intro-yectado. En aquel momento se vio de manera inconfundible el
hecho ya mencionado, y que había sido un factor determinante en el desarrollo de Dick:
que la fase genital había comenzado prematuramente, hecho que se expresó con
claridad en la circunstancia de que representaciones del tipo de la que acabo de citar
desencadenasen no sólo angustia, sino remordimiento, piedad y un sentimiento de
restitución. Por esa razón, Dick volvería a depositar sobre mi falda o en mis manos el
hombrecito de juguete, guardaría todo otra vez en el cajón, y así sucesivamente. La
actividad prematura de las reacciones provenientes del plano genital, habían ocurrido a
consecuencia de un desarrollo igualmente prematuro del yo; no obstante, el desarrollo
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Encontré en esto la explicación de un temor peculiar, que la madre había observado en Dick cuando éste tenía unos
cinco meses, y también algunas veces en épocas posteriores. Cuando defecaba u orinaba, la expresión de su rostro
era sumamente angustiada. Como las heces no eran duras, el hecho de que sufriera de prolapso anal y hemorroides,
no parecían justificar tal aprensividad, sobre todo porque también se manifestaba en forma idéntica cuando orinaba.
Durante la hora analítica esa angustia llegó a ser tan intensa, que cuando pedía orinar o defecar, sólo lo hacía
después de largas vacilaciones y con signos inconfundibles de la angustia más profunda y lágrimas en los ojos. Una
vez analizada esta angustia, su actitud con respecto a ambas funciones se modificó considerablemente y es hoy casi
normal.
El período inicial de la fase de sadismo máximo es aquella en que los ataques son
llevados a cabo con un carácter violento. He encontrado en este período el punto de
fijación de la demencia precoz. En la segunda parte de esta etapa los ataques
fantaseados tienen el carácter de envenenamientos, encontrándose bajo el dominio de
los impulsos sádicos uretrales y anales. En esta segunda parte de la etapa debe
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Sin embargo, el hecho de que el análisis permitiera establecer un contacto con la mente de Dick y que se haya
obtenido algún resultado en un período de tiempo relativamente breve, hace pensar en la existencia de cierto
desarrollo latente, así como en algunas manifestaciones externas de dicho desarrollo. Pero aún así, el grado total de
desarrollo era tan anormalmente escaso, que la hipótesis de una regresión desde una etapa ya superada me parece
difícilmente admisible en este caso.
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buscarse, creo, el punto de fijación de la paranoia. (10) Recordaré que Abraham
sostuvo que en la paranoia la libido regresa a la primera fase anal. Mis conclusiones
coinciden con la hipótesis de Freud, según la cual debe buscarse en la etapa
narcisística los puntos de fijación de la demencia precoz y de la paranoia, en la cual la
demencia precoz precedería a la paranoia.
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En otro trabajo me referiré al material en que se apoyan estas opiniones, y daré entonces argumentos más
detallados a favor de las mismas. (Véase mi “Psicoanálisis de niños”).
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