Tres Amores 234
Tres Amores 234
Tres Amores 234
Gala se rio.
—Señorita Lobo...
Sin atreverse a decir nada más, Ágata tomó las llaves del auto
del auto y se fue con Gala.
—Creo que necesitas estar solo esta noche— dijo Nancy con
consideración—. ¿Por qué no me voy primero?
—Entendido.
—Lo entiendo.
—Ella dijo que dado que el rostro del Señor Licano no luce
muy bien y que no debería beber demasiado alcohol. Incluso
dijo que al Señor Licano le encantará este té —afirmó.
Era claro que las hojas de té eran de alta calidad. Como había
estado tomando su medicamento durante mucho tiempo, su
condición estomacal empeoró. Cada vez que bebía, tenía
mucho dolor poco tiempo después. Como nunca se lo había
contado a nadie, no esperaba que Nancy fuera a darse cuenta
de detalles tan discretos.
«Gracias».
Los cinco niños formaron una fila y bajaron las escaleras con
Ágata.
Después de un estornudo, Liam también bajó las escaleras
con los otros niños mientras sostenía un libro que planeaba
leer en el auto más tarde.
—Hola.
—Vamos.
—Estoy bien...
Gala, que se sentía cada vez más abatida, abrazó a los niños.
Una persona moribunda sin duda tendría miedo del frío, por
lo que el Doctor Tao necesitaba de forma desesperada un
poco de calor.
Después de asegurarse de que el Doctor Tao se sintiera
cómodo debajo de la manta, Dante le dijo a Heidi que le diera
sopa al doctor.
Tomando el sol, el Doctor Teo se calentó un poco y bebió un
poco de sopa antes de recuperar sus sentidos. Entrecerró la
mirada hacia Dante y reunió su energía para agradecerles.
—¡Gracias!
—¡Doctor Tao!
—Yo…
—¡Ven aquí!
Dante se acercó a ella como se lo había pedido.
—¿Qué pasa?
—¿Les dijiste que dijeran eso? —Gala exigió mientras lo
indagaba con el ceño fruncido.
—Gala, escuché que Jorge está trabajando duro para pagar los
honorarios médicos de Eukarys en el extranjero. Le dije que
hablara contigo, pero él se negó a molestarte. Creo que
necesitas saber sobre esto, así que... —Jaime explicó todo,
aunque parecía un poco vacilante.
—Ya entiendo —respondió Gala asintiendo con rapidez—.
Haré los arreglos necesarios. Gracias, Señor Yépez.
—De nada. —Jaime suspiró, aliviado—. Has perdido mucho
peso y te ves algo agotada, cuídate.
—Mmm —Gala le hizo una leve sonrisa—. Estoy bien, así que
no te preocupes. Hablamos la próxima vez.
—Vete.
—Pero yo…
—Oh, acabo de recordar que tengo una cita —Dante parecía
confundido—. ¿Por qué no vienes conmigo?
—No es necesario —respondió Freddy con seriedad. Se puso
de pie dispuesto para irse.
—¡Oiga, Señor Freddy! —Dante lo llamó, señalando los cofres
de plata—. Llévese esto con usted. Tal vez los necesite
cuando su hijo encuentre una esposa.
¡Toc! ¡Toc!
Alguien llamaba a la puerta.
Yildriani miró el monitor y le informó:
—Señor Licano, la Doctora Aval está aquí.
—Déjala entrar —respondió Dante.
—Sí —Yildriani abrió la puerta e invitó a Regina a pasar.
—Luinyer, tú...
—Hablemos —intervino Luinyer.
—Claro —Gala ladeó un poco la cabeza. Se dio la vuelta hacia
Rubí y ordenó:
—Lleva los peces a casa. Ágata y yo iremos en el auto de
Luinyer.
—Señorita Lobo... —Rubí estaba preocupada.
—Vete —dijo Gala y hubo tal determinación en su tono que
advirtió a Rubí que no dijera nada más.
—Sí.
Rubí miró a Ágata, quien le hizo señas con los ojos. Sin más
opciones, condujo de regreso a Colina del Jardín Norte sola.
—No tiene nada que ver con él —Gala le hizo una mirada de
indulgencia—. Luinyer, todo fue culpa mía. Debería haberte
rechazado e insistido en seguir siendo amigos en ese
entonces. Si hubiera hecho eso, ya habrías encontrado la
felicidad.
«¡Qué coincidencia!».
—¡Regina!
¡Ring! ¡Ring!
—¡Liam!
—¿Papi? —El pequeño se sorprendió al escuchar su voz—.
¿Estás con mami en este momento?
—Sí. Mami está junto a mí. —Dante puso el altavoz.
—Liam, ¿qué sucede? —preguntó Gala.—Mami, ¿cuándo vas
a regresar? —Se escuchó la voz de Kira del otro lado de la
línea.
Enseguida, las otras tres niñas pequeñas comenzaron a
intervenir.
—Tía Gala, tía Gala, ¡regresa rápido para que nos cuentes
unas historias antes de dormir!
—¿Quién te dijo que les dijeras que sí? No acepté que fueras a
mi casa —bufó Gala.
—Entonces, ¿planeas regresar caminando? —respondió
Dante.
«Supongo será bueno tener a los niños felices por una noche.
Dante solo está haciendo esto por ellos. Lo único que
necesitamos es asegurarnos de guardar la distancia el uno del
otro».
—¡Papi!
—Me iré una vez que les haya leído una historia. —Dante
alborotó el cabello de los niños—. Apresúrense y vayan arriba.
—De acuerdo —respondieron los niños desanimados.
—¿Hola?
—Hola, Señorita Lobo. Soy Nancy González.
Liam abrió la boca, pero al final se tragó las palabras que tenía
en la punta de la lengua y en su lugar dijo:
«¿Y ahora?».
¡Toc! ¡Toc!
Temía que Gala descubriera que ya no podía ver las cosas con
claridad. Que había algo malo en sus ojos. Que estaba
enfermo y condenado a morir en poco tiempo. Sabía que ella
sospechaba y que lo estaba poniendo a prueba. Su gran
intuición le permitía disiparle por el momento sus sospechas y
por eso usaba esta manera para distraerla.
—Yo…
—¡Dante Licano!
—¿Fisgoneaste en mi móvil?
—Sí, pero no estaba fisgoneando —respondió Gala fingiendo
estar molesta—. Solo vi la pantalla.
—Cámbiate y vete.
—Señor Licano.
—Déjate de tonterías. —Dante estaba cansado—. Solo
encárgate de eso.
—Sí, señor —respondió Fabio sin atreverse a decir una
palabra más. Sin embargo, tenía una expresión sombría en el
rostro.
La condición actual de Dante estaba muy lejos de ser buena.
Había estado sufriendo de mareos y visión borrosa en sus
primeros ataques, pero desde hace un rato había perdido la
vista. Además, ya había pasado una hora y todavía no la
recuperaba.
—Estoy bien una vez que llego a casa. ¿Es posible que el aire
de Colina del Norte sea tóxico? ¿No es así?
—Quizás haya estado trabajando mucho en los últimos días.
Debería descansar un poco más —sugirió Fabio en voz baja—
. Lo ayudaré a entrar.
—No es necesario. —Dante lo apartó. Forzando la vista entró
despacio a la casa.
—Veámonos.
—¿Ahora? —Fabio entró en pánico. Tal como lo dijo Bryan,
era el más cobarde cuando se trataba de relaciones
románticas.
Se sintió nervioso al escuchar que Ágata lo invitaba a salir en
medio de la noche para estar solos.
Dante sabía que David era joven y que no era tan precavido
como los demás. Temiendo que Jade pudiera tenderle una
trampa para obtener información de él, lo estuvo mandando a
realizar diversas tareas en los últimos días. Por consiguiente,
todavía no estaba al tanto de que Dante había perdido la vista
de forma repentina con anterioridad.
—¡Fabio!
—¡Ágata!
—¿Pero qué?
—Está bien. —No había nada que Ágata pudiera hacer al ver
que Fabio se negaba a darle respuestas.
—Ya es tarde. Déjame que te lleve.
Mientras más platicaran, había más posibilidad de que pudiera
decir algo que no debiera, por lo que era mejor para Fabio
terminar la cita cuanto antes.
—¿Ya te vas? —preguntó Ágata con un tono de evidente
decepción.
—¡Papi! ¡Papi!
«Gala…».
«El Señor Honorio solía amar a los niños cuando vivía. Era
como si viera una luz de esperanza en su vida junto con el
futuro de la Familia Licano cada vez que se encontraba con
ellos».
—Me reuní con Ismael hace unos días. Me dijo que usted
regresó a trabajar desde hace dos semanas. ¿Cómo está? ¿Se
siente bien?
—Eso debería preguntárselo yo a usted. —Dante sonrió
levemente—. Ya no es tan joven, así que debería cuidar mejor
de su salud.
—Me siento bastante bien, pues ya llevo tiempo con mi
recuperación. Mi pierna mejoró mucho —dijo Marcial
sonriendo—. Por otro lado, usted perdió mucho peso.
Una vez que los revisó, sus ojos se abrieron con sorpresa de
par en par.
—Gracias.
—Entendido.
—Este será el contenido del acuerdo: En caso de mi muerte,
todas mis propiedades se dividirán por igual entre Gala Lobo
y mis tres hijos.
Esa era la tercera vez que su cita con Dante era interrumpida
a mitad de camino y siempre, era por Gala.
—Qué problema...
—¡No hay necesidad de ser tan hostil! Vine aquí para discutir
el proyecto, no para comenzar una pelea.
—Su memoria parece ser bastante deficiente, —comentó con
una sonrisa—. ¿No fue usted quien ordenó a esos hombres
que me capturaran hace un tiempo?
—Dante...
Fue por eso por lo que tuvo que recurrir a coaccionar a Gala
en su lugar. Freddy asumió que Gala renunciaría a su suma de
inversión por desesperación para protegerse, pero no
esperaba que ella fuera tan fuerte. Justo cuando estaba a
punto de hacerle las cosas aún más difíciles, Dante decidió
aparecer.
—Yo…
—Dante…
—¡Sáquenlo! —Sin siquiera darle la oportunidad de hablar,
Dante lo expulsó.
—¡Sí, Señor! —Ágata y Fabio de inmediato se acercaron y se
pararon a cada lado de Freddy—. Por este lado, Sir Freddy.
—¿Por qué eres tan inútil? —Él la miró—. ¿No estás siempre
actuando como una tirana cada vez que estás conmigo? ¿Por
qué estabas siendo tan cobarde frente a él?