Inmunohematologia y Bancos de Sangre
Inmunohematologia y Bancos de Sangre
Inmunohematologia y Bancos de Sangre
Resumen: Más de 100 años han transcurrido desde el descubrimiento de los grupos san-
guíneos A, B y O y hasta el presente se han reconocido 308 antígenos, de los cuales 270
están agrupados en 30 sistemas sanguíneos. Su importancia radica en la seguridad con
la cual se transfunde la sangre de donantes a pacientes con pruebas tan sencillas en su
elaboración, como la clasificación sanguínea ABO y Rh, las pruebas cruzadas y el rastreo
de anticuerpos irregulares, con el fin de evitar la aloinmunización de los receptores. A
partir de estas técnicas, inicialmente desarrolladas por el premio Nóbel en Medicina, Karl
Lansteiner, en 1930, podemos contar en el presente con las nuevas pruebas de biología
molecular que nos permiten el conocimiento del genotipo fetal en mujeres en embarazo
que han desarrollado anticuerpos contra los grupos sanguíneos, hacer análisis de grupos
sanguíneos en pacientes multitransfundidos, detectar donantes con baja expresión del
antígeno D, hacer diagnóstico genético preimplantación y realizar pruebas que permiten
la tipificación de donantes para los polimorfismos más importantes desde el punto de vista
clínico, entre otros. Esta serie de módulos se inicia en el presente número con las bases
genéticas e inmunológicas de los grupos sanguíneos y pretende llevar al lector de forma
clara y concisa en un viaje placentero, desde el punto de vista del conocimiento, a disfrutar
del estudio de los grupos sanguíneos, sus antígenos y anticuerpos, y la importancia que
éstos tienen en la práctica clínica. En módulos posteriores se revisarán la enfermedad
hemolítica del feto y del recién nacido, las pruebas empleadas para el diagnóstico de
las anemias hemolíticas autoimunes, el diagnóstico e interpretación de las pruebas ne-
cesarias para el estudio de las reacciones transfusionales, la realización de las pruebas
inmunohematológicas en banco de sangre y su interpretación adecuada a fin de aportar
elementos suficientes para el manejo clínico y quirúrgico de los pacientes. Finalmente, se
revisará la serología de los leucocitos y las plaquetas, y las pruebas de laboratorio emplea-
das y su importancia clínica.
1
Médico especialista en Medicina de Laboratorio. Coordinador Laboratorio Clínico, Instituto Neurológico de Antioquia.
Clínica Universitaria Bolivariana. Medellín, Colombia. E-mail: arbelaez_carlos@hotmail.com
E
l descubrimiento de los grupos sanguíneos en el año 1900 por Karl Landsteiner abrió una
nueva era para la transfusión sanguínea, demostrando la presencia en el suero de las isoaglu-
tininas A, B y C, esta última denominada posteriormente O [1, 2]. Al año siguiente, Lands-
teiner clasificó la sangre humana en tres grupos sanguíneos, de acuerdo a las reacciones serológicas
de los eritrocitos con estas isoaglutininas [3]. La publicación inicial de Landsteiner fue en la forma de
pie de página en un artículo sobre fermentación bacteriana. Infortunadamente, varios años tuvieron
que pasar para que las pruebas fueran introducidas en la práctica diaria. Aparentemente ninguna
de las personas del laboratorio de Landsteiner tenía el grupo sanguíneo AB, menos común, pero en
1901 este grupo sanguíneo fue descubierto por los investigadores austriacos von Decastello y Sturli
[4]. Hektoen en Chicago fue el primero en proponer el uso de las pruebas de grupo sanguíneo para
la selección de donantes y receptores [5], pero fue Ottenberg el primero en hacer la tipificación
ABO en pacientes y donantes antes de las transfusiones y también fue el primero en realizar las
pruebas de compatibilidad antes de las transfusiones [6].
En el año 1927 Landsteiner y Levine reportaron los grupos sanguíneos M, N y P [7]. Posterior-
mente en 1939, Levine y Stetson publicaron en menos de dos páginas en la revista Journal of the
American Medical Association su artículo clásico, un reporte de caso, describiendo la enfermedad
hemolítica del recién nacido y el descubrimiento de un grupo sanguíneo que posteriormente se
llamó sistema Rh [8].
En 1939 recibió el título de Profesor Emérito del Instituto Rockefeller, trabajando con la
misma energía que lo caracterizó. El 24 de junio de 1943, padeció un infarto de miocardio en
su laboratorio y murió dos días después en el hospital del instituto en el cual había realizado su
distinguido trabajo [9].
Robert Royston Amos (“Robin”) Coombs nació en 1921 en Londres, se educó en Sudáfrica y
Escocia, donde se graduó en Veterinaria. Posteriormente obtuvo su PhD en Cambridge, en donde
trabajó toda su vida en el Departamento de Patología. Recibió títulos honorarios de las universi-
dades de Guelph, Netherlands y Edimburgo, y fue nombrado Fellow de la Royal Society en 1965.
Murió en Cambridge el 25 de enero de 2006 a la edad de 85 años [12].
Cromosomas
El número de cromosomas y la morfología de los cromosomas son específicos para cada
especie. Las células somáticas humanas tienen 46 cromosomas que existen como 23 pares (la
mitad de cada par se hereda de cada padre). Veintidós de los pares son semejantes en hombres
y mujeres, denominados autosomas; los cromosomas sexuales, XX en las mujeres y XY en los
hombres, son el par restante.
Cada cromosoma consiste en dos brazos unidos en una constricción primaria, llamada cen-
trómero. Los dos brazos poseen diversas longitudes: el brazo corto se llama “p”, y el brazo largo
se llama “q”. Los brazos de cromosomas individuales son indicados por el número del cromoso-
ma seguido por una “p” o una “q” (por ejemplo, Xp es el brazo corto del cromosoma X; 12q es
el brazo largo del cromosoma 12). Cuando son coloreados, cada cromosoma exhibe un patrón
único de bandas, que se enumeran del centrómero hacia afuera. Los cromosomas son identifi-
cados por la localización del centrómero y de sus patrones de bandas. La identificación de genes
individuales a lo largo del cromosoma se puede trazar físicamente, de acuerdo a la ubicación
específica de las bandas [14], como se observa en la figura 1.
Cromosoma
Núcleo
Gen
Brazo
corto “p”
Locus
Centrómero
Brazo
largo “q”
Cromatina
Genética y herencia
Los genes de los grupos sanguíneos están localizados en los 22 pares de autosomas. Ningún
antígeno de grupo sanguíneo se ha encontrado en el cromosoma Y, y en el cromosoma X sólo
los genes Xg y Xk.
Alelos
Cada gen tiene un locus específico sobre un cromosoma, y genes alternos que ocupan un
solo locus se denominan alelos, los cuales son responsables de la especificidad de los antígenos.
La terminología de la Sociedad Internacional de Medicina Transfusional, ISBT (por sus siglas en
inglés, International Society of Blood Transfusion) distingue entre los alelos para los antígenos
de los grupos sanguíneos (polimorfismos genéticos) y los antígenos que ellos codifican [22]. Por
ejemplo, los antígenos principales del sistema del ABO son A, B y O, y los alelos son A1, B1 y O1.
En el sistema Kell, dos alelos, K y k, determinan los antígenos K y k, respectivamente. Los indi-
viduos que tienen alelos idénticos en un locus específico en ambos cromosomas se denominan
homocigotos para el alelo (por ejemplo A1/A1 o K/K o k/k). En el estado heterocigoto, los alelos
presentes en el locus en cada cromosoma no son idénticos (por ejemplo A1/O1 o A1/B1 o K/k). La
tabla 1 presenta los genotipos y las localizaciones cromosómicas para los 30 sistemas de antíge-
nos de los grupos sanguíneos [15].
Efecto de dosis
Los individuos que son homocigotos para un alelo en algunos sistemas de grupo sanguíneo
pueden tener mayor cantidad de antígeno expresado en sus eritrocitos que las personas que son
heterocigotas para ese alelo. Por ejemplo, los eritrocitos de una persona con fenotipo Jk(a+b-)
tienen una “dosis doble” del alelo Jka y, consecuentemente, expresan más antígeno Jka en la
superficie del eritrocito que un individuo cuyo fenotipo es Jk(a+b+) (una sola dosis del alelo de
Jka). La diferencia en la cantidad de antígeno expresado en la membrana del eritrocito, entre un
fenotipo homocigoto y heterocigoto se puede detectar por técnicas serológicas, como se muestra
en el siguiente ejemplo:
El efecto de dosis no se presenta en todos los antígenos de grupo sanguíneo o aun en todos
los anticuerpos de una especificidad dada. Los anticuerpos que demuestran típicamente efecto
de dosis, son los que pertenecen a los sistemas de grupos sanguíneo Rh, MNS, Kidd y Duffy. Los
alelos se originan por cambios genéticos en el DNA y pueden dar lugar a diferentes expresiones
de fenotipos [13].
calcular de las frecuencias del fenotipo observadas dentro de una población. La suma de frecuen-
cias de los alelos en un locus debe ser igual a 1.
La ley de Hardy-Weinberg se utiliza para calcular las frecuencias de alelos y genotipos en una
población, cuando la frecuencia de un rasgo genético (por ejemplo fenotipo del antígeno) se
conoce. Sin embargo, tiene en cuenta ciertas premisas: que no existan mutaciones ni migracio-
nes (hacia adentro o hacia fuera) de la población, que no haya presencia selectiva de ventajas o
desventajas de un rasgo en particular y que se analice una población suficientemente grande, de
modo que un solo hecho no pueda alterar la frecuencia de un alelo. Si todas estas condiciones
están presentes, el grupo de genes está en equilibrio y las frecuencias del alelo no cambiarán de
una generación a la siguiente. Si estas premisas no se aplican, pueden ocurrir cambios en la fre-
cuencia de los alelos en algunas generaciones, lo cual puede explicar muchas de las diferencias
en frecuencias de los alelos entre poblaciones [13].
Segregación
El término segregación se refiere al concepto que dos alelos de un gen nunca se encuentran
en el mismo gameto, pero siempre se segregan y pasan a diferentes gametos. En genética de gru-
pos sanguíneos, esto puede ser ilustrado por la herencia de los alelos ABO. En el ejemplo de la
figura 2, la generación parental (P) son homocigotos para el alelo A y el alelo O. Todos los miem-
bros de la primera generación filial (F1) serán heterocigotos (A/O) pero expresarán el antígeno
del grupo sanguíneo A (O es un alelo silencioso). Si una persona F1 se aparea con una persona
de genotipo A/O, la progenie resultante, llamada la segunda generación filial F2, será de grupo
sanguíneo A (heterocigoto u homocigoto) o grupo sanguíneo O. Si una persona F1 se aparea con
una persona heterocigoto del grupo B (B/O), la descendencia podría tener el grupo sanguíneo A,
B, AB u O, como se observa en la tabla de Punnett de la figura 2.
Madre Padre
Padres
A (Fenotipo) O (Fenotipo)
P
AA (Genotipo) OO (Genotipo)
Gametos A A O O
Hijos (Fenotipo) AO AO AO AO
F1 (Genotipo) A A A A
Hijos (Fenotipo) AA AO AO OO
F2 (Homocigoto) (Heterocigoto) (Homocigoto)
(Genotipo) A A A A
Tabla de Punnett
AO
X A O
BO
B AB BO
O AO OO
Figura 2. Segregación. Ejemplo de segregación de los grupos sanguíneos donde se observa la presencia de un solo alelo
por gameto.
La herencia independiente se
Genotipos AA, Kk AA, kk BB, Kk
aplica si los genes están en diferentes F2 posibles BB, kk AB, Kk AB, kk
cromosomas o en porciones distantes
del mismo cromosoma. Una excep- Figura 3. Herencia independiente de los grupos sanguíneos ABO y Kell.
ción a esta regla es que los genes que
están estrechamente ligados en el mismo cromosoma no se heredan independientemente, per-
maneciendo juntos de una generación a otra, esto se denomina ligamiento.
Ligamiento
El ligamiento genético se define como la tendencia de que alelos que están muy cerca en el
mismo cromosoma, se transmitan juntos. Durante la mitosis, cada par de cromosomas homólo-
gos experimenta una serie de recombinaciones. El resultado del intercambio recíproco de seg-
mentos entre las cromátides se denomina entrecruzamiento (ver figura 4). Los genes que están
muy cerca en un cromosoma tienden a ser transmitidos juntos durante estas recombinaciones y
sus alelos, por lo tanto, no se segregan independientemente. Algunas veces el ligamiento es muy
estrecho, así que la recombinación raramente ocurre.
La fuerza de ligamiento se puede utilizar como unidad de medida para estimar la distancia
entre diferentes loci. Este tipo de análisis puede ayudar en identificar, trazar y diagnosticar los
genes responsables de ciertas enfermedades heredables. La demostración de ligamiento entre el
gen que controla la secreción de ABH (Se) y la expresión de los antígenos del grupo sanguíneo Lu-
theran (Lua, Lub) fue el primer ejemplo reconocido de ligamiento autosómico en humanos [17].
El análisis de esta relación también proporcionó la primera evidencia en los seres humanos
de la recombinación debido a entrecruzamiento, y ayudó a demostrar que ocurre más frecuen-
temente en hembras que en varones.
Desequilibrio de acoplamiento
Cuando dos loci están muy cerca, los alelos en estos loci tienden a heredarse juntos y se dice
que constituyen un haplotipo. El ligamiento estrecho entre los loci que controlan la expresión de
N N M M N N M M N N M M
S S s s S S s s S S s s
Z Z z z Z z Z z Z z Z z
Figura 4. Los loci que se encuentran muy cerca unos de otros, raramente se afectan por el entrecruzamiento, por lo tanto
los alelos de estos loci se heredan juntos (N y S, M y s). Los loci que están en el mismo cromosoma, pero no muy cerca (loci
Ss y Zz), pueden presentar entrecruzamiento. El entrecruzamiento ocurre entre cromátides homólogas durante la meiosis,
dando como resultado segregación de los alelos en el mismo cromosoma.
Patrones de herencia
Rasgo dominante y recesivo
Los rasgos son la expresión observada de los genes. Un rasgo que se observa cuando el alelo
determinante está presente se llama dominante. Cuando diferentes alelos en cromosomas ho-
mólogos producen un rasgo observable, se utiliza el término codominante. Los antígenos de los
grupos sanguíneos se expresan como rasgos codominantes. Por ejemplo, si una persona hereda
el gen E de un padre y el gen e (antígenos E y e del sistema Rh) del otro padre, entonces ambos
Asignación cromosómica
La expresión antigénica se
puede alterar por la interacción Eritrocitos Eritrocitos Eritrocitos
de los genes. Genes reguladores o expresan expresan expresan
modificadores, no necesariamen- antígeno E antígenos E y e antígeno e
te localizados en el mismo locus, Figura 5. Ejemplo de combinaciones de los genes E y e, sobre el cromo-
pueden modificar un grupo sanguí- soma 1, brazo corto q.
neo. Además, los genes supresores
o modificadores pueden afectar la expresión
de otros genes a través de mecanismos poco
conocidos. La interacción de tres loci separa-
dos (H, Le y Se), determina el fenotipo Lewis.
In(lu) es un gen modificador que inhibe la ex-
C c
presión del antígeno Lutheran junto con P1, i,
Au y otros [18, 19]. Algunas observaciones en
a
Para calcular la frecuencia del fenotipo combinado, las frecuencias individuales se multipli-
can porque los fenotipos son independientes unos de los otros. Entonces, la proporción de las
personas que son c- es 20%. Del 20% de individuos c-, el 91% son K-; por lo tanto 18% (0,20 x
0,91 = 0,18) son c- y K-. De este 18% de individuos c-K-, el 23% deben ser Jk(a-); por lo tanto,
solamente el 4% de individuos tendrán sangre c-K-Jk(a-) (0,2 x 0,91 x 0,23 = 0,04). Es así como
de 100 unidades analizadas, 4 unidades son compatibles. Para la toma de decisiones se debe
solicitar ayuda a los bancos de sangre, con el fin de encontrar sangre compatible en pacientes
aloinmunizados [13].
Pruebas de paternidad
Los antígenos de los grupos sanguíneos, muchos de los cuales se expresan como rasgos co-
dominantes, con modelos simples de herencia mendeliana, son útiles en los análisis de paterni-
dad. Si uno asume que los resultados de las pruebas son exactos, la paternidad se puede excluir
de dos maneras:
El niño ha heredado un gen B, el cual no se puede heredar ni de la madre ni del padre su-
puesto. De acuerdo con los fenotipos de la madre y del niño, el gen B se debe haber hereda-
do del padre biológico y se llama un gen obligatorio paterno.
2. La exclusión es indirecta cuando el niño carece de un marcador genético que el padre alega-
do (dado su fenotipo observado) debe transmitir a su descendencia. Ejemplo:
En este caso, el supuesto padre es probablemente homocigoto para Jkb y debe haber trans-
mitido Jkb al niño. La exclusión directa es más convincente que la exclusión indirecta cuando
se trata de establecer paternidad. La exclusión indirecta puede resultar algunas veces por la
presencia de un alelo silencioso. En el ejemplo anterior, el padre supuesto podría tener un
alelo silencioso (Jk), el cual fue transmitido al niño.
El genotipo del niño podría ser JkaJk en vez de JkaJka, mucho más común. La interpretación
de datos fenotípicos debe considerar todos los factores biológicos y analíticos conocidos para
influenciar resultados. Cuando el supuesto padre no puede ser excluido de la paternidad, es
posible calcular la probabilidad de la paternidad. La probabilidad que el padre supuesto transmi-
ta los genes obligatorios paternales se compara con la probabilidad que cualquier otro hombre
aleatoriamente seleccionado de la misma población racial/étnica pueda transmitir los genes.
Las colecciones (llamadas series 200) son al parecer sistemas de antígenos relacionados para
los cuales aún no existe información genética definitiva. Otros antígenos aislados de alta inciden-
cia (serie 901) o baja incidencia (serie 700) se listan juntos hasta que la información genética esté
disponible. En estos últimos años, el número de antígenos de estas tres series ha declinado dra-
máticamente debido a que la información genética y bioquímica ha permitido su reasignación.
Terminología correcta
Las siguientes son las convenciones aceptadas para expresar los fenotipos y genotipos de los
eritrocitos [23].
1. Los genes que codifican la expresión de los antígenos de los grupos sanguíneos se escriben
en itálica (o subrayado si la itálica no está disponible). Si el nombre del antígeno incluye un
subíndice (A1), el gen que lo codifica se expresa con un superíndice (A1).
2. Los nombres de los antígenos identificados por un superíndice o un número (por ejemplo Fya,
Fy:1) se escriben normal (romana). Las identificaciones numéricas se escriben en la misma
línea que las letras. Las letras del superíndice son minúsculas. (Algunas excepciones ocurren,
basados en el uso histórico: hrS, hrB).
3. Cuando se expresan los fenotipos del antígeno usando identificaciones con letras, los resulta-
dos se escriben generalmente como + ó -, en la misma línea que la(s) letra(s) del antígeno:
K+ K-.
4. Para expresar los fenotipos de los antígenos identificados con una letra en superíndice, la letra
se pone entre paréntesis en la misma línea que el símbolo que define el antígeno: Fy (a+) y
Fy (a-).
5. Para los antígenos identificados por números, el símbolo que define el sistema se escribe con
letra mayúscula seguido por dos puntos, y seguido por el número que representa el antígeno
analizado. El signo más (+) no aparece cuando los resultados de la prueba son positivos (K:1),
pero el signo menos (-) se pone antes si los resultados son negativos: K:1, K:-1. Si las pruebas
para varios antígenos en un grupo sanguíneo se han realizado, el fenotipo se identifica por
la(s) letra(s) del locus o del sistema del grupo sanguíneo seguido por dos puntos, y seguido por
los números del antígeno separados por comas: K:-1,2, -3,4. Solamente los antígenos anali-
zados se enumeran; si un anticuerpo que define un antígeno específico no fue analizado, el
número del antígeno no se enumera: K:-1, -3,4.
pidos. La mayoría de las proteínas de superficie son glicosiladas con excepción de las proteínas
Rh y Kx [25].
Los antígenos de los eritrocitos se pueden expresar exclusivamente en los eritrocitos (como
en el caso de los antígenos Rh) o simultáneamente en otras células sanguíneas (como el antígeno
P1) y en los tejidos (antígenos ABO) [26].
Anticuerpos
Un anticuerpo es el producto de la respuesta inmune que reacciona con el antígeno corres-
pondiente en forma observable. Los anticuerpos o inmunoglobulinas (Ig) son proteínas plasmáti-
cas que se ubican en la fracción de las gammaglobulinas. Existen cinco clases de inmunoglobuli-
nas: IgG, IgM, IgA, IgD e IgE. Los anticuerpos están formados por cadenas de aminoácidos unidos
por puentes peptídicos. Los anticuerpos IgG poseen cuatro cadenas, dos pequeñas o livianas y
dos más grandes o pesadas. Por su parte, la IgM se compone de 10 cadenas livianas y 10 pesadas.
La figura 7 ilustra la diferencia entre las dos moléculas [24].
Sitio de unión
para el antígeno
Cadena
Cadena
liviana
pesada
IgG IgM
herencia es estudiado y se inicia una investigación para la identificación del antígeno. Posterior-
mente se pueden establecer relaciones genéticas más complejas; por ejemplo, cuando alelos
múltiples sobre un cromosoma único son heredados como grupo, como en el caso del sistema
de grupo sanguíneo MNSs, o varios loci están comprometidos, como en el caso del sistema de
grupo sanguíneo Lewis.
Luego se realizan estudios de población para calcular las frecuencias del gen. Una vez que se
confirma la relación genética, se puede hacer la asignación de un sistema de grupo sanguíneo.
Si es posible, se determina la estructura bioquímica del antígeno y se describe su biosíntesis. Por
lo tanto, los grupos sanguíneos primero se definen inmunológicamente, luego genética y bioquí-
micamente.
Los grupos sanguíneos se pueden clasificar de la siguiente forma: 1) por su importancia clí-
nica (es decir que causan reacción transfusional hemolítica o enfermedad hemolítica del recién
nacido), 2) por la fuente de sensibilización (exposición a antígenos similares en el ambiente o por
estimulación inmune de antígenos extraños introducidos por transfusión o embarazo), o 3) por
relaciones bioquímicas.
Inmunohematología
Los anticuerpos que definen los antígenos de los grupos sanguíneos se dividen en tres grupos:
aloanticuerpos, autoanticuerpos y anticuerpos heterólogos [27]. Los aloanticuerpos pueden ser
naturales o inmunes, estimulados por transfusión o por embarazo. Los autoanticuerpos reac-
cionan con antígenos de la misma persona que formó el anticuerpo y generalmente se dirigen
contra antígenos de alta frecuencia. Los anticuerpos heterólogos contra los eritrocitos humanos,
se originan de otras especies.
Los anticuerpos inducidos por un antígeno específico pueden presentar reacciones cruzadas
con otros antígenos. Un antígeno generalmente tiene más de un determinante antigénico, que
también se puede encontrar en antígenos no relacionados. La reactividad cruzada ocurre cuando
los determinantes compartidos son similares.
Enzimas
Otro factor importante es la diferencia en la distribución de los antígenos sobre los eritro-
citos, en la población. Como se observa en la tabla 2 [38, 39], la distribución de antígenos en
algunos sistemas de grupo sanguíneo, es diferente entre los grupos étnicos, por lo tanto el po-
tencial de transfundir glóbulos rojos que porten los antígenos a receptores que no los poseen,
es mucho mayor.
Anticuerpos IgG
Los anticuerpos IgG constituyen alrededor del 73% de las inmunoglobulinas totales. Tienen
un peso molecular de 150.000 daltons. Por su tamaño, atraviesan con facilidad la placenta, cau-
sando la enfermedad hemolítica del feto y del recién nacido, la cual se presenta cuando los anti-
cuerpos maternos cruzan la placenta y destruyen los eritrocitos fetales que poseen los antígenos
correspondientes. Los anticuerpos IgG no producen aglutinación de los glóbulos rojos antigénicos
suspendidos en solución salina; sólo los recubren y sensibilizan [24].
Los antígenos de los grupos sanguíneos son de hecho receptores para ciertos patógenos. La
proteína del grupo sanguíneo Duffy ha mostrado ser el receptor exclusivo para Plasmodium vivax,
uno de los parásitos causantes de la malaria. Como consecuencia, una selección genética impor-
tante ha ocurrido en áreas endémicas del occidente de África, en donde al 100% de la población
le falta la proteína Duffy en los eritrocitos. Esta selección se refleja en la población americana de
origen africano, en quienes la prevalencia del fenotipo Duffy negativo es del 68% [40].
Los antígenos de grupos sanguíneos también poseen receptores para bacterias, como en el
caso de E. coli que se une al antígeno DR, sobre el CD55. En el caso del parvovirus B19, éste se
une por medio de un receptor de membrana al grupo sanguíneo P [41, 42].
Respuesta inmune
Cuando el organismo se expone por primera vez a un antígeno extraño, desencadena una
respuesta primaria. Ésta se desarrolla con lentitud y podrían pasar varios meses hasta la aparición
de anticuerpos detectables. El segundo contacto con el mismo antígeno determina una respuesta
secundaria. Ésta es mucho más fuerte, y en general se sintetizan concentraciones más altas de
anticuerpos en poco tiempo. La respuesta primaria a menudo se asocia con niveles altos de IgM,
mientras que en la secundaria predomina la IgG [24]. Ver figura 8.
Aglutinación
La aglutinación resulta de la fi-
Valor relativo
Se forma una red que determina la aglutinación. Esta etapa es una continuación de la primera
etapa, en la cual, si las condiciones son apropiadas, los anticuerpos provocan aglutinación
física de las células.
Los anticuerpos IgM son grandes y exhiben 10 puntos de combinación antigénica. Pueden
sensibilizar y producir aglutinación de los eritrocitos de manera directa, como se observa en la fi-
gura 9. Los anticuerpos IgG son más pequeños y no aglutinan los glóbulos rojos en forma directa,
sólo recubren y sensibilizan, como se observa en la figura 10.
Hemólisis
Hemólisis es la ruptura de los eritrocitos con la correspondiente liberación de la hemoglobina
intracelular. La hemólisis in vitro mediada por anticuerpos depende del ataque del complemento
a la membrana de la célula roja. La hemólisis no ocurre si el antígeno y el anticuerpo interactúan
en el suero, al cual le falta el complemento, o en el plasma, en el cual el anticoagulante ha que-
lado los cationes de calcio y magnesio, necesarios para la activación del complemento.
La hemólisis indica un resultado positivo en las pruebas en las cuales se buscan anticuerpos con-
tra antígenos en los eritrocitos, ya que confirma que ha ocurrido la unión del anticuerpo al antígeno
y la activación de la cascada del complemento, lo cual se percibe visualmente como sobrenadante
de color rojo o rosado en el suero. Algunos anticuerpos que son líticos (por ejemplo anti-Vel, anti-
lea, Jka), pueden causar hemólisis intravascular en pacientes transfundidos con sangre.
Figura 9. Reacción de los eritrocitos con los anticuerpos Figura 10. Eritrocitos sensibilizados por anticuerpos IgG.
IgM que conlleva a la aglutinación.
pH
El pH óptimo de la mayoría de los anticuerpos de los grupos sanguíneos es de 6,5 a 7,5.
Cuando el pH es demasiado ácido o demasiado alcalino, las reacciones se inhiben. Para pruebas
de rutina se debe usar un pH de 7,0.
En serología, una proporción de glóbulos rojos comúnmente usada es dos gotas de suero por
una gota de una suspensión de glóbulos rojos entre el 2% y el 5%. Si el anticuerpo reacciona muy
débil, aumentar la cantidad de anticuerpo puede incrementar la sensibilidad de la prueba.
durante una investigación de una reacción hemolítica transfusional, en la cual las pruebas de ru-
tina no revelan ningún anticuerpo. Las alteraciones en el volumen de suero o de plasma afectan
de forma importante la fuerza iónica de las pruebas en las cuales LISS ha reducido la constante
dieléctrica, así que los procedimientos deben ser modificados para mantener la relación apropia-
da entre suero y LISS.
Tiempo de incubación
Las reacciones antígeno-anticuerpo tienen un tiempo óptimo de incubación que favorece
la máxima unión del anticuerpo al antígeno. Periodos de incubación cortos no permiten que
cantidades significativas de anticuerpo se unan, y periodos prolongados de incubación pueden
resultar en disociación del anticuerpo del antígeno.
Para los sistemas en solución salina en los cuales se utiliza el suero de antiglobulina humana
(AGH) para demostrar la unión del anticuerpo, la incubación entre 30 a 60 minutos a 37°C es
adecuada para detectar la mayoría de los anticuerpos clínicamente significativos. Para algunos
anticuerpos débilmente reactivos, la asociación puede no alcanzar el equilibrio en 30 minutos
y la prolongación del tiempo de la incubación puede aumentar la sensibilidad de la prueba.
Prolongar el tiempo de la incubación más allá de 60 minutos tiene pocas desventajas, con la
excepción de retrasar el tiempo de los resultados.
La fuerza de la aglutinación observada con cada muestra debe ser registrada una vez se ha
leído. Todo el personal en el laboratorio debe usar el mismo esquema de interpretación. Un sis-
tema comúnmente usado es el siguiente:
Para una máxima reproducibilidad, se deben usar una fuente de luz y un lente óptico. Las
lecturas al microscopio no se usan de rutina en el banco de sangre, pero pueden ser útiles para
diferenciar fenómeno de rouleaux. La formación de rouleaux es una pseudoaglutinación en la
cual los eritrocitos se adhieren uno a otro sobre su superficie plana, dando la apariencia de una
pila de monedas. Esta adherencia no inmunológica de los eritrocitos, se debe a altas concen-
traciones de globulina en el suero, los cuales se observan en pacientes con mieloma múltiple,
muestras tomadas del cordón umbilical que se contaminan con la gelatina de Warthon y en
pacientes a quienes se les administra dextrán como expansor del plasma. El rouleaux se dispersa
con la adición de solución salina a la reacción. Este procedimiento se conoce como la técnica
del reemplazo de solución salina. La verdadera aglutinación no se dispersa con esta técnica. En
la figura 12 se observa aglutinación de los eritrocitos.
Su efecto se debe a que actúa como un estabilizador de baja fuerza iónica, facilitando la
aglutinación al reducir la repulsión entre las células. La albúmina de suero bovino está disponible
como soluciones al 22% y al 30% [13].
Enzimas
Las cargas negativas de los glóbulos rojos los mantienen separados. Este fenómeno se debe
a la presencia de ácido neuramínico en la superficie de las células. Algunas enzimas como la
bromelina, ficcina, papaína y tripsina, remueven parte del ácido neuramínico, disminuyendo la
carga negativa. Los eritrocitos se aproximan y los anticuerpos IgG pueden aglutinarlos. Los anti-
cuerpos IgM también aglutinan los eritrocitos tratados con enzimas y su reacción puede ser más
intensa, como en el caso de anti-A y anti-B.
Glicol de polietileno
Glicol de polietileno (PEG) es un
polímero lineal soluble en agua usa-
do como un aditivo para potenciar las
reacciones antígeno-anticuerpo [44].
Se ha sugerido que el PEG promueve
la captación del anticuerpo a través
de la exclusión de moléculas de agua
en el diluyente, de tal forma que los
Negativo Positivo
antígenos y los anticuerpos entran en
un contacto muy estrecho, facilitan-
do la unión entre los eritrocitos y los
anticuerpos. Múltiples estudios han Figura 12. Lectura de las reacciones de aglutinación (Coombs) en tubo.
Actualmente la mayoría de los bancos de sangre utilizan LISS con aditivo, el cual se encuentra
disponible comercialmente y puede contener albúmina, además de sales y estabilizadores. Las
soluciones LISS aumentan la velocidad de asociación del anticuerpo (etapa 1) cuando las pro-
porciones del volumen están correctas. Aumentando el volumen del suero, aumentará la fuerza
iónica de la prueba; por lo tanto, cualquier alteración en los volúmenes del suero usados requiere
el ajuste del volumen de LISS o la omisión de LISS. Por esta razón, el uso de LISS para los estudios
de rutina de titulación y otras pruebas, se debe hacer siguiendo las instrucciones del fabricante.
Todas las moléculas de anticuerpos son globulinas. Estas globulinas humanas son inyectadas
a animales para que fabriquen anticuerpos dirigidos contra esas proteínas extrañas. El suero del
animal es sometido luego a procedimientos de adsorción para eliminar las aglutininas indesea-
das. Este suero tendrá la capacidad de reaccionar específicamente contra globulinas humanas,
por lo tanto se denomina suero de antiglobulina humana (AGH). Los sueros de AGH se pueden
producir con diferentes especificidades, principalmente contra IgG y contra diferentes fracciones
del complemento.
Las moléculas de AGH forman un puente entre los eritrocitos adyacentes cubiertos con
anticuerpos, para producir aglutinación visible. Las células que no tienen ninguna globulina
unida no serán aglutinadas. La fuerza de la aglutinación observada es generalmente propor-
cional a la cantidad de globulina unida. El suero de AGH reaccionará con los anticuerpos
y fracciones del complemento de origen humano, que están unidos a los eritrocitos, por
lo tanto los eritrocitos deben ser lavados para eliminar las proteínas no unidas, antes de la
adición de AGH.
Reactivos de antiglobulina
Se pueden preparar anticuerpos contra las globulinas humana, inyectando animales con IgG,
IgA, IgM, C3, o C4 purificado. Estos antisueros obtenidos de animales son policlonales por natu-
raleza. También se pueden preparar reactivos monoclonales a partir de hibridomas. Anticuerpos
derivados de animales o de hibridomas pueden ser mezclados en las preparaciones de los reacti-
vos para obtener cualquier combinación con las especificidades deseadas, o también se pueden
juntar en un mismo reactivo diferentes clones de anticuerpos que reconocen un mismo antígeno.
Por lo tanto, los reactivos pueden ser policlonales, monoclonales, mezclas de monoclonales o
mezclas de anticuerpos monoclonal y policlonal.
Los anticuerpos monoclonales producidos a partir de un clon de una célula única y espe-
cíficos para un solo antígeno, se pueden producir en grandes cantidades usando tecnología de
hibridomas. Este proceso involucra la fusión de la célula del bazo de un ratón normal que pro-
duce el anticuerpo deseado, con una célula anormal de un ratón que tiene mieloma. En cultivo
estas células híbridas producen clones que crecen rápidamente y producen grandes cantidades
del anticuerpo deseado, como se observa en la figura 14. Las células del hibridoma pueden ser
inyectadas intraperitonealmente a un ratón, para producir la efusión de grandes cantidades de
líquido rico en anticuerpos a la cavidad peritoneal. Posteriormente, el líquido ascítico del ratón es
obtenido para la producción de reactivos para los bancos de sangre, entre otros usos.
Coombs directo
Coombs indirecto
Figura 13. Prueba de antiglobulina o Coombs. El Coombs directo se usa para determinar si hay anticuerpos (IgG) o com-
plemento (C3) unidos a la membrana de los eritrocitos. Los eritrocitos del paciente son incubados con anticuerpos anti-IgG
y anti-C3. Si hay presencia de IgG o C3 en la membrana de los eritrocitos, se presenta aglutinación y la prueba es positiva.
El Coombs indirecto se usa para detectar si hay anticuerpos IgG en el suero del paciente contra los eritrocitos. El suero del
paciente se incuba con el reactivo con eritrocitos. Posteriormente se agrega el suero de Coombs (que contiene anticuerpos
anti-IgG). Si hay autoanticuerpos o aloanticuerpos contra los eritrocitos, se presenta aglutinación y la prueba es positiva.
(1)
(3)
(4)
(2)
(5)
Figura 14. Producción de anticuerpos a partir de hibridomas: (1) El ratón es inmunizado con un antígeno. El bazo del ratón
produce células plasmáticas que secretan anticuerpos contra el antígeno; (2) se seleccionan las células de mieloma que no
sintetizan anticuerpos ni la enzima hipoxantin-guanin-fosforribosil transferasa (HGPRT); (3) se aislan las células plasmáticas
a partir del bazo del ratón inmunizado, las cuales son mezcladas con las células de mieloma. Se induce la fusión de ambos
tipos de células para producir hibridomas; (4) las células son incubadas en medio HAT (hipoxantina, aminopterina y timidi-
na). Las células no fusionadas mueren; (5) se seleccionan los hibridomas que producen anticuerpos específicos contra el
antígeno inyectado y se producen en forma masiva.
En las pruebas indirectas se utilizan componentes de los eritrocitos, por ejemplo proteínas
específicas de membrana, que son fijados al microplato. Posteriormente, se adiciona el suero
o plasma problema a los pozos cubiertos con eritrocitos, luego los pozos se lavan para eliminar
proteínas no unidas. El indicador para la unión de los anticuerpos es una suspensión de eritrocitos
cubiertos con anti-IgG. La reacción es positiva si los eritrocitos se adhieren a las paredes del pozo.
Si se forma un botón en el fondo cuando se centrifuga el microplato, se demuestra que no ocurrió
reacción antígeno-anticuerpo, como se observa en la figura 15 [48].
La unión de antígenos o anticuerpos a la fase sólida es una parte integral de otras pruebas
tal como la inmovilización específica de anticuerpos monoclonales de antígenos eritrocitarios
(MAIEA, del inglés monoclonal antibody-specific immobilization of erytrocyte antigens), que será
discutida más adelante.
Se adicionan Positiva
eritrocitos cubiertos
Lavado con IgG y anti-IgG
Fijación de Se adiciona
proteínas de suero del
membrana de paciente
eritrocitos a
fase sólida
Negativa
Figura 15. Prueba indirecta de antiglobulina en fase sólida. En una prueba positiva, el reactivo con eritrocitos se observa en
las paredes del micropozo. En una prueba negativa, el reactivo con eritrocitos no se une y el botón de células cae al centro
del micropozo cuando se centrifuga. Las reacciones débiles dan resultados intermedios.
También se han diseñado sistemas en fase sólida para la detección de anticuerpos antiplaque-
tarios, pruebas microbiológicas para sífilis, citomegalovirus y antígeno de superficie de la hepatitis
B [48-51].
Equipos automatizados
Se han desarrollado varios equipos automatizados para la detección de reacciones antígeno-
anticuerpo. Todos los pasos en el procesamiento de las pruebas, desde la separación de las
muestras hasta el reporte de los resultados, son hechos por el equipo. Estos equipos permiten la
realización de múltiples pruebas, usando tecnología en fase sólida, gel en columna y platos para
microtitulación. Los equipos son controlados por un programa de computador, utilizando iden-
tificación de las muestras por medio de código de barras. El equipo se puede integrar al sistema
de información del laboratorio para el reporte de los resultados. Estos equipos son muy útiles
en instituciones donde se procesan grandes volúmenes de pruebas tanto de donantes de sangre
como de pacientes.
Inmunofluorescencia
Las pruebas de inmunofluorescencia permiten la identificación y localización de antígenos
por dentro o en la superficie de las células. Un fluorocromo, como la fluoresceína o ficoeritrina,
se puede unir a una molécula de anticuerpo, sin alterar su especificidad o su capacidad para
unirse al antígeno. La unión del anticuerpo marcado con fluoresceína al antígeno de la célula,
hace que la célula cubierta con el anticuerpo aparezca de un color verde amarillo brillante o rojo,
dependiendo del fluorocromo.
ELISA
Las pruebas inmunoabsorbentes ligadas a enzimas o ELISA (en inglés, enzyme-linked immu-
nosorbent assays) se usan en banco de sangre para identificar antígenos o anticuerpos. La enzima
fosfatasa alcalina se puede unir a moléculas de anticuerpo, sin destruir la especificidad del anti-
cuerpo o la actividad enzimática. Esta prueba se ha usado para detectar y medir IgG unida a las
células y así demostrar hemorragia feto-materna. Cuando se examinan eritrocitos, la prueba se
denomina prueba de antiglobulina ligada a enzima o ELAT (en inglés, enzyme-linked antiglobu-
lina test).
MAIEA
Significa inmovilización específica de anticuerpos monoclonales de antígenos eritrocitarios
(MAIEA en inglés por, monoclonal antibody-specific immobilization of erytrocyte antigens). En la
prueba de MAIEA, los eritrocitos se incuban con dos anticuerpos, uno contiene aloanticuerpos
humanos dirigidos contra un antígeno de grupo sanguíneo y el otro es un anticuerpo no humano
(monoclonal de ratón) que reacciona con una porción diferente de la misma membrana proteica.
Este método se ha usado principalmente para aislar estructuras de membrana de forma específi-
ca, para el estudio de antígenos de grupos sanguíneos [57, 58].
Métodos moleculares
Las técnicas moleculares se han desarrollado como pruebas suplementarias a las técnicas
serológicas actuales [59]. Las pruebas de aglutinación, aceptadas como estándar de oro, para la
fenotipificación de los grupos sanguíneos, pueden ser poco exactas como en el caso de pacien-
tes multitransfundidos o en pacientes con autoanticuerpos [60]. Además, los antisueros espe-
cíficos para algunos antígenos de grupos sanguíneos como Dombrock (Doa, Dob), Colton (Coa,
Cob) y los antígenos de baja frecuencia, son escasos [60]. Las pruebas moleculares superan
estas limitaciones. El gen MN (GYPA) fue el primer gen de grupo sanguíneo clonado, en 1986
[61]. Al presente todos los genes de los 30 sistemas han sido identificados y secuenciados. Se
han determinado las bases moleculares para todos los polimorfismos de los grupos sanguíneos
clínicamente importantes, además de las variantes raras [62]. La asociación de la mayoría de los
antígenos de los eritrocitos con polimorfismos de nucleótidos únicos o SNPs (por sus siglas en
inglés, single-nucleotide polymorphisms), proveen las bases para la detección de la expresión
del antígeno por medio de DNA [63]. Aunque estos métodos han permitido la identificación
de alelos, aún no son prácticos para realizar a gran escala debido a su complejidad y a que son
procedimientos muy laboriosos y poco rápidos para la obtención de los resultados. Además
de lo anterior, los resultados de genotipificación por medio de DNA deben ser analizados cui-
dadosamente, debido a que no siempre reflejan el fenotipo [60]. Sin embargo, recientemente
se han desarrollado nuevas técnicas que superan estas dificultades, permitiendo la genotipifi-
cación de los grupos sanguíneos a través de la reacción en cadena de la polimerasa (PCR) en
tiempo real, ya que permite su automatización, flexibilidad en el uso de hardware y rapidez en
el tiempo de procesamiento [64].
Genotipificación fetal en mujeres en embarazo con anticuerpos contra los grupos sanguíneos,
para evaluar si el feto está en riesgo de presentar enfermedad hemolítica del feto y del recién
nacido.
Clasificación
sanguínea en pacientes multitransfundidos (anemia hemolítica autoinmune), pa-
cientes dependientes de transfusiones (anemia falciforme, talasemias, anemia aplásica), para
proveer sangre con pruebas cruzadas compatibles.
Investigación
de casos difíciles, especialmente cuando los eritrocitos están cubiertos con in-
munoglobulinas.
Comprobación de que los páneles que se usan para la tamización e identificación de anti-
cuerpos, tengan la dosis de antígenos de acuerdo al fenotipo determinado serológicamente.
Abstract: Over 100 years have gone by since the discovery of the A, B, and O blood
groups and until today there are 308 recognized antigens, 270 of which are clustered in
30 blood group systems. They are important as they allow blood transfusions with safety
by means of simple tests such as the blood group analysis for ABO and Rh, compatibili-
ty testing and antibody screening in order to avoid alloimmunization of receptors. These
tests, initially developed by Nobel price winner, Karl Lansteiner in 1930, paved the way
for the development of today’s molecular biology assays that allow genotyping analysis
of the fetus in pregnant women who have produced antibodies against blood antigens,
blood typing of multiple transfused patients, detection of donors with low expression of D
antigen, preimplantation genetic diagnosis, and donor typing polymorphisms of clinical
importance, among others. These series begin with the present module describing the
genetic and immunological bases of blood groups and intends to take the reader across a
fascinating journey to knowledge, to enjoy the study of blood typing, its antigens and an-
tibodies, and their clinical importance. In the upcoming modules, hemolytic disease of the
fetus and the newborn, hemolytic anemia diagnostic tests, transfusion reactions analysis,
immunohematologic assays and their correct interpretation in order to provide appropriate
elements for the proper clinical and surgical management of patients. Finally, serological
studies of leukocytes and platelets will be addressed, as well as the laboratory assays and
their clinical importance.
Key words: blood groups, leukocytes, platelets, genetics, immunology, blood bank, trans-
fusion medicine.
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