Marco Teórico

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Marco Teórico

Justificación
Si bien la evolución científica y técnica ha influido en todos los campos y actividades
de la vida social, es innegable que en el área de la salud dichos cambios han
producido impactos cuya magnitud resulta difícil de ponderar para quien no está
vinculado a ella o para quien, en los últimos tiempos, no haya recibido alguna atención
de mediana o alta complejidad.

Estos avances y transformaciones no se limitan, como aparecería a primera vista, al


desarrollo de nuevos aparatos y técnicas de diagnóstico y tratamiento. Tanto el
concepto de salud como la organización de la atención sanitaria se transformaron a un
punto tal que, para el profesional de la salud, ya no resulta suficiente dominar su
especificidad, sino que, si se pretende lograr que el funcionamiento del sistema de
salud alcance un nivel de efectividad por lo menos aceptable, debe conocer, además,
la unidad donde presta el servicio, su vinculación con el macro-sistema y su ambiente,
las partes que la componen y las relaciones que mantienen entre sí y, principalmente,
obtener conocimientos y desarrollar actitudes respecto del destinatario del sistema -el
paciente- en la concepción multidimensional de persona, a fin de lograr una
intervención integral y coherente en favor de la salud y la calidad de vida.

Las organizaciones públicas o privadas cuya misión es velar por la salud de la


población afrontaron estos cambios mediante procesos de complejización crecientes,
toda vez que sus estructuras debieron dar cabida a nuevos servicios, nuevos
especialistas y nuevas funciones. De ahí que la correcta atención ya no depende
exclusivamente de la capacidad de un profesional, sino de una adecuada organización
y de una eficaz coordinación del trabajo de una diversidad de especialistas: el equipo
de salud.

Este ritmo acelerado de cambios, fundamentalmente en el área de los procedimientos


diagnósticos y de la interpretación de estudios tecnológico y técnicamente complejos,
exige la formación de recursos humanos que supere la aplicación técnica de
aparatología, para formar profesionales que representen un verdadero aporte científico
al médico y al equipo de salud. Este profesional deberá contar con capacidades para
crear conocimientos y para comprender los nuevos avances de una manera
autónoma, a fin de poder estar a la vanguardia de esos cambios y dar respuestas
significativas desde el área donde desarrollan su actividad.

“El acelerado desarrollo de los conocimientos científicos y tecnológicos hace que la


capacidad de los profesionales para aprender ‘todo lo que hay que saber en un campo
determinado’ disminuya progresivamente. En consecuencia, la dependencia de cada
profesional respecto a otros especialistas, aún campos profesionales diferentes, es
cada vez mayor. Las sociedades contemporáneas ven surgir cada vez nuevos
problemas que entrañan una transformación en el orden de los valores y las
necesidades que deben ser atendidas por los profesionales. En especial surgen
nuevos ‘clientes’ y ‘problemas sociales’ que no son cabalmente atendidos por los
profesionales tradicionales”1.

La complejización de las tareas involucradas en el ejercicio de diversas profesiones


junto con el reconocimiento social en general y de los médicos en particular se tradujo,
en la esfera educativa, en el desarrollo de nuevas ofertas de formación a fin de
Tenti Fanfani, Emilio, en colaboración con Víctor M. Gomez C. (1989). “Profesiones y Universidad”. Miño Dávila Editores.
1

Buenos Aires ( 41-9) (reeditado en 1995). 200 Págs.


contemplar, por un lado, esas nuevas necesidades y, por otro, de jerarquizar al
profesional a partir del acceso a la formación universitaria con ciclos de licenciatura.
Tal es el caso de los Enfermeros, los Nutricionistas, los Fonoaudiólogos y los
Terapistas Ocupacionales.

El ejercicio de la Radiología, entendida como la parte de la Medicina que trata de la


teoría y aplicación de los Rayos X, inicialmente se limitaba a la obtención de imágenes
mediante su empleo. En la actualidad esta concepción ha sido objeto de una
ampliación y extensión de su especificidad, merced a la rápida transformación
científico-tecnológica a que está sometida la especialidad. El concepto actualizado
hace referencia a la utilización de nuevos métodos, técnicas y procedimientos que
exceden y difieren substancialmente de la radiología convencional, ya que incluyen
tecnologías desarrolladas a partir de principios físicos diferentes -ultrasonido,
magnetismo-. Como correlato semántico de esta ampliación del campo profesional,
existe consenso en su nueva denominación como Diagnóstico por Imágenes,
Imagenología o Bioimágenes (la Imagenología creció fundamentalmente a través del
desarrollo tecnológico y sofisticación progresiva del equipamiento), comprendiendo
todos los métodos y técnicas utilizados para obtener imágenes y registros para el
diagnóstico médico (Decreto Nº 62 6/67, que reglamenta los Arts. 85 y 86 de la ley
17.132 - Normas para el Ejercicio de la Medicina, Odontología y Actividades de
Colaboración-, Res. MEyJ Nº 1212/83).
Entre ellos podemos mencionar los siguientes: Radiología Convencional, Mamografía,
Densitometría Ósea, Ortopantomografía, Ecografía, Tomografía Computada,
Hemodinamia y Angiografía, Resonancia Magnética, Medicina Nuclear.

La complejización de la actividad no se limita a la aplicación más o menos mecánica


de las nuevas tecnologías arriba mencionadas: el “Técnico Radiólogo”, como
tradicionalmente es denominado, ha pasado a ser un profesional que asume la
responsabilidad por el estado operativo del sistema, por la correcta y eficiente
administración de los métodos, técnicas y procedimientos, por la calidad del producto y
por la lectura, científicamente avalada, de la interpretación imagenológica. Esto
involucra la disponibilidad de conocimientos y la puesta en práctica de capacidades y
habilidades no incluidas en la formación tradicional y que exceden el perfil propio de
un técnico. Ejemplos de ello lo constituyen la evaluación del valor diagnóstico de una
imagen y, consecuentemente, de la necesidad de repetición de la práctica en virtud de
la detección de artificios o el perfeccionamiento de técnicas y procedimientos a partir
de la sistematización de la experiencia, etc.

En este sentido se han pronunciado autoridades en la materia como el Dr. J. M.


Rodríguez Ballester, Prof. Titular de la Cátedra de Radiología de la Facultad de
Medicina de la UBA.

“...El (título) de Técnico en Diagnóstico por Imágenes habilitaría para realizar todas las
técnicas del Radiodiagnóstico convencional, ... Las dificultades inherentes a la
tecnología de avanzada y el alto costo de adquisición y de mantenimiento de tales
equipos exige personal altamente adiestrado, con nociones de ritmos de trabajo,
materiales de uso diario, prevención de stocks de medicamentos, sustancias de
contraste, etc. ... El Licenciado...accederá a los equipos de Hemodinamia o de
Angiografía por Sustracción Digital, Tomografía Computada, Resonancia Nuclear
Magnética, Radiología Intervencionista...”
(Expte. Nº 505.887/91 Facultad de Medicina, UBA, fojas 56).

En la dimensión administrativa organizacional, este proceso se tradujo en la creación


de Servicios de Diagnóstico por Imágenes como unidades autónomas, cuya gestión
requiere de personal que reúna conocimientos de la tecnología específica y del área
de la administración a fin de prestar servicios dentro de los parámetros de eficiencia,
eficacia y efectividad.

La capacitación empírica y la educación no formal respondieron más rápidamente que


las instancias formales a los cambios arriba señalados, con un accionar sujeto a los
déficit y ventajas propios de sus características. La primera, si bien se realiza
generalmente en el lugar de trabajo a manos de personal más experimentado, implica
una formación carente de sustento teórico y con escaso control de la práctica
específica. La segunda, por su organización menos burocrática, encontró un nivel de
demanda que tradujo en ofertas de distinta naturaleza: cursos, seminarios, talleres,
etc. Aquí las Asociaciones Profesionales han tenido un papel relevante que posibilitó el
salto cualitativo que la práctica imponía.

Sin embargo, estas instancias no pueden asumir la tarea de formar íntegramente al


profesional ni prepararlo para la investigación, funciones que, casi exclusivamente, se
reserva a la institución universitaria. La producción del conocimiento científico y su
transferencia al aula sigue siendo una función que la sociedad deja en manos de la
Universidad.

La situación descripta exige de la Universidad una respuesta, en términos de


coherencia y calidad a la problemática planteada, que abra la posibilidad de una
formación y capacitación sistemática para los profesionales de área, pero que, a su
vez, incorpore los saberes, habilidades, destrezas y actitudes, necesarios para
optimizar su desempeño dentro de una organización compleja, para la relación con un
sujeto multidimensional que demanda comprensión además de atención. Se hace
necesario, entonces, la creación metódica y científica de conocimientos a partir de los
problemas que le presenta su accionar y las técnicas que utiliza, a fin de mejorar la
calidad de la producción de imágenes, diseñar modelos operativos que estimulen,
agilicen y faciliten la calidad de diagnósticos y la colaboración en las pautas
terapéuticas más acordes con los mismos.

Cabe hacer una aclaración respecto de las características de este proyecto en relación
con otras ofertas de licenciatura. En general, las estrategias de jerarquización
profesional a partir de la formación del profesional se han orientado hacia la conquista
de la máxima legitimidad, es decir, lograr el carácter universitario del ciclo de estudios
y dentro de lo posible, con el título habilitante máximo. Usualmente, esta estrategia se
ha instrumentado combinando dos medidas: aumento del número de años para
obtener el título profesional y la inclusión de una serie de materias cada vez más
abstractas y esotéricas en el currículo, independientemente de su relación con lo que
el profesional hará en la práctica una vez graduado2

En este sentido, la propuesta contenida en el presente documento se efectúa a partir


de una concepción opuesta:

 La jerarquización profesional deviene de la identidad y entidad que ha logrado su


objeto de estudio y del reconocimiento de la complejización que ha experimentado
la actividad.
 La formación en el grado de licenciatura se torna una necesidad dado que el perfil
propio de un técnico es insuficiente para abordar las competencias requeridas para
estos profesionales.
 El incremento en el tiempo de formación se correlaciona con el conjunto de
conocimientos, habilidades y destrezas a desarrollar por el nuevo profesional.

2
 El peso porcentual dentro del currículum de las áreas de formación guarda relación
directa con la práctica profesional.

El criterio imperante indica que los conocimientos previamente adquiridos y que se


acompañan con una práctica laboral deben ser reconocidos y acreditados, pudiendo
constituir el punto de partida para nuevos circuitos de formación. La articulación
vertical se presenta, además, como el enlace natural hacia niveles superiores que, de
otra forma, quedarían vedados a un importante sector de la población.

La licenciatura en producción de Bioimágenes, empezó a cursarse en el año 1994, en


el Centro de Estudios Superiores de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora,
que tenía convenio con la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires. En
el año 1997 egresaron los primeros licenciados en producción de Bioimágenes. En
1998 se creó el primer colegio de licenciados y en el 2003 se firmó el decreto 1003 por
la Presidencia de la Nación, reconociendo a los licenciados cómo profesionales. A
partir del año 2006, se empezaron a matricular en el Ministerio de Salud de la Nación.
Este fue el comienzo para que universidades nacionales y privadas comenzarán a
dictar la carrera. Entre las nóminas de instituciones académicas figuran: UBA, UNC,
UNL, UDEMM, UADER, UNLA y otras que fueron incorporando la misma.

Debido a ello, el trabajo está centrado, cómo objetivo principal, describir cuales son las
motivaciones, temores, responsabilidades, obligaciones etc., que llevan a los
estudiantes a extender sus estudios superiores y que los moviliza a instruirse y
destacarse, para obtener un buen trabajo y superarse en su vida personal y
profesional. Existen muchos elementos que a este conjunto de alumnos les cuesta
prolongar y persistir en su formación académica.

La licenciatura fue el contexto que motivó a los técnicos radiólogos del país a continuar
sus estudios universitarios. Podemos nombrar que dentro de las motivaciones existen
dos perspectivas: la intrínseca y la extrínseca. La primera se asocia a los factores
internos del individuo. Por otra parte, la motivación extrínseca que se encuentra
asociada a los factores externos. Romero Ariza y Pérez Ferra (2009) señalan que las
investigaciones científicas relacionadas con el tema de la motivación para realizar una
determinada acción ponen de manifiesto que ésta no es una inconstante sencilla, en
tanto la misma se relaciona con diversos aspectos propios al sujeto como son sus
experiencias previas, percepción sobre sus capacidades y limitaciones, interés y
metas, como así también el contexto sociocultural y familiar. Los dos tipos de
motivaciones incidirían en la toma de decisiones de los estudiantes. Las internas se
refieren al interés personal y profesional, por lo que está ligado a su trayecto
académico. En cambio, las externas pueden estar ligadas a los condicionamientos
familiares, validación personal, presión social, etc.

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