Modalidad de Estudios A Distancia

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MODALIDAD DE ESTUDIOS A DISTANCIA

CARRERA DE DERECHO

TÍTULO:

“EL ESTADO DE INSEGURIDAD JURÍDICA DE LOS


CONVIVIENTES EN UNIÓN DE HECHO CON RESPECTO AL
HABER DE LA SOCIEDAD DE BIENES. PROPUESTA DE
REFORMA AL CÓDIGO CIVIL.”
TESIS PREVIA LA OBTENCIÓN DEL
TÍTULO DE ABOGADO DE LOS
JUZGADOS Y TRIBUNALES DE LA
REPÚBLICA.

AUTOR:
Pedro Xavier Arévalo Ninabanda

DIRECTORA:
Dra. Susana Jacqueline Jaramillo

Loja – Ecuador
Año 2011
CERTIFICACIÓN

Dra. Susana Jacqueline Jaramillo


DOCENTE DE LA MODALIDAD DE ESTUDIOS A
DISTANCIA, CARRERA DE DERECHO DE LA
UNIVERSIDAD NACIONAL DE LOJA.

C E R T I F I C O:

Que la presente tesis de Abogacía elaborada por el


señor egresado Pedro Xavier Arévalo Ninabanda, con el
tema: “EL ESTADO DE INSEGURIDAD JURÍDICA DE LOS
CONVIVIENTES EN UNIÓN DE HECHO CON RESPECTO
AL HABER DE LA SOCIEDAD DE BIENES. PROPUESTA DE
REFORMA AL CÓDIGO CIVIL”, ha sido desarrollada bajo
mi dirección, cumpliendo al momento con todos los
requisitos de fondo y forma establecidos por los
respectivos reglamentos e instructivos de la Modalidad
de Estudios a Distancia de la Universidad Nacional de
Loja, por lo que autorizo su presentación para los fines
legales pertinentes.

Loja, septiembre de 2011

.......................................................
Dra. Susana Jacqueline Jaramillo
DIRECTORA DE TESIS

II
AUTOR ÍA

Los conceptos, expresiones, ideas y comentarios que constan


en la presente investigación, son de mi exclusiva
responsabilidad como autor de la misma.

Loja, septiembre de 2011

…………………………………………..
Pedro Xavier Arévalo Ninabanda

III
AGRADECIMIENTO

A nuestro creador, por permitirnos vivir un día más en


armonía y amor con nuestros seres queridos que son
nuestra inspiración para seguir preparándonos y trazar
la senda del conocimiento y sabiduría, a las
distinguidas autoridades de la prestigiosa Universidad
Nacional de Loja, Modalidad de Estudios a Distancia,
Carrera de Derecho, que impulsando el pensamiento
progresista y democrático que anima a la educación
superior, nos han permitido a muchos ciudadanos
acceder al privilegio de la educación superior para
obtener un título profesional y aportar al desarrollo de
nuestra nación.

Igualmente, dejo constancia de mi gratitud a todos los


dignísimos maestros y destacados profesionales del
Derecho que con sus sabios conocimientos y
generosidad me supieron guiar durante el transcurso
de mi carrera.

De manera especial agradezco a la Dra. Susana


Jaramillo, joven maestra y excelente abogada, que
magistralmente dirigiera el desarrollo de la presente
tesis.

Con gratitud infinita.

El Autor

IV
DEDICATORIA

A la Universidad Nacional de Loja; forjadora de mi


carrera. A mis queridos padres y mi familia en general;
razón suprema de todos mis esfuerzos y motivo
fundamental de mis batallas. A mi esposa; por su
abnegado e incondicional apoyo. A mis adorados hijos,
Alexis y Erick; fuente de mi inspiración permanente. Mi
gratitud a todos esos seres maravillosos artífices de mi
destino.

Pedro Xavier

V
TABLA DE CONTENIDOS

PORTADA I
CERTIFICACIÓN ll
AUTORÍA lll
AGRADECIMIENTO lV
DEDICATORIA V
TABLA DE CONTENIDOS Vl
1.-. TÍTULO 1
2.- RESUMEN 2
2.1. ABSTRAC 4
3.- INTRODUCCIÓN 5
4.- REVISIÓN DE LITERATURA 8
4.1. Marco Conceptual. 8
4.2. Marco Doctrinario. 29
4.3. Marco Jurídico. 45
5.- MATERIALES Y MÉTODOS 88
5.1. Materiales. 88
5.2. Métodos. 89
5.3. Técnicas. 91
6.- RESULTADOS. 95
7.- DISCUSIÓN. 103
8.- CONCLUSIONES. 112
9.- RECOMENDACIONES. 116
9.1. Propuesta de Reforma al Código Civil. 118

10.- BIBLIOGRAFÍA 121


11.- ANEXOS 123

VI
1.- TÍTULO

“EL ESTADO DE INSEGURIDAD JURÍDICA DE LOS

CONVIVIENTES EN UNIÓN DE HECHO CON RESPECTO AL

HABER DE LA SOCIEDAD DE BIENES. PROPUESTA DE

REFORMA AL CÓDIGO CIVIL.”


2.- RESUMEN

La presente investigación se refiere a una problemática jurídico-civil

sumamente compleja, y que se genera precisamente como consecuencia

de la imprevisibilidad de nuestra legislación en cuanto a brindar la debida

seguridad jurídica en el régimen de la sociedad conyugal habida por

efecto de la unión de hecho como forma de estructuración familiar

aceptada en el marco constitucional de nuestro país. El Art. 222 del

Código Civil determina que la unión de hecho genera los mismos efectos

jurídicos que el matrimonio, incluso en cuanto a la sociedad de bienes, lo

que queda en mero enunciado, pues constando en la cédula de

ciudadanía el estado civil de solteros, determina que cualquiera de los dos

convivientes puede disponer libremente del bien mueble o inmueble que

consta a su nombre, toda vez que la ley no ha establecido ninguna

limitación al respecto para ejercer el debido control de la disposición

arbitraria de bienes pertenecientes a la sociedad conformada entre los

convivientes por efecto de la unión de hecho; lo que afecta de manera

ostensible la seguridad jurídica no solo de los convivientes sino de la

familia en su conjunto. Y es precisamente en torno a esta problemática

que me he permitido desarrollar toda una amplia base teórica, jurídica,

doctrinaria, analítica y crítica, así como también realizar el

correspondiente trabajo de campo auscultando los criterios de

profesionales del derecho y juristas con respecto a esta problemática.

Sobre la base de los resultados obtenidos del desarrollo de este estudio,

se elabora las conclusiones y recomendaciones que constan en la parte

final, y se estructura el proyecto de reforma legal que se establece en el

2
aporte singular que me permite brindar la presente investigación a la

sociedad ecuatoriana.

3
2.1. - ABSTRACT

This investigation concerns a civil legal problem extremely complex, and

that is generated precisely because of the unpredictability of our legislation

as to provide adequate legal certainty in the regime of conjugal

partnership having the effect of de facto unions and accepted form of

family structure within the constitutional framework of our country. The

Civil Code Article 222 determines that the de facto union produces the

same legal effects as marriage, including in the real society, which is a

mere statement, as stated in the certificate of citizenship single marital

status determines that either of the cohabitants may freely dispose of real

or personal property comprising its name, since the law has not

established any limitation with respect to exercise proper control over the

arbitrary arrangement of property belonging to the company formed

among cohabiting union due to the fact, what affect ostensibly legal

certainty not only the family but living together as a whole. And it is

precisely on this issue that I have allowed to develop across a broad

theoretical, legal, doctrinal, analytical and critical, as well as perform the

field work by listening for the criteria of legal professionals and legal

experts on this issue. Based on the results of the development of this

study, we made the findings and recommendations contained in the final

structure and legal reform project that is set in the unique contribution that

allows me to bring this research to Ecuadorian society.

4
3.- INTRODUCCIÓN

El Art. 68 de la Constitución de la República del Ecuador, reconoce la

unión marital de hecho, que al existir por el lapso y bajo las condiciones

que señala la ley, genera los mismos derechos y obligaciones que tienen

las familias constituidas por matrimonio, cuestión que es ratificada en el

Art. 222 del Código Civil, determinando además, que dichos derechos y

obligaciones, son extensivos inclusive en lo relacionado a la sociedad

conyugal, la que conforme al Art. 229 ibidem, en cuanto a su

administración, disolución, liquidación y partición de gananciales, se regirá

por el mismo Código Civil y por el Código de Procedimiento Civil, sin que

haya previsto el legislador los diferentes problemas que suelen suceder

en cuanto al manejo de los bienes habidos en la sociedad conyugal

generada por causa de unión de hecho, ya que es bastante usual que

para cualquiera de los dos convivientes es sumamente fácil disponer

libremente del bien conyugal adquirido a su nombre durante la

convivencia marital, por lo que en muchos casos se procede a su

enajenación de mala fe, sin contar con la manifestación de voluntad

expresa del otro conviviente, manifestada en escritura pública, toda vez

que en sus documentos de identidad consta como soltero, lo que en

muchos casos ha causado gravísimos perjuicios económicos, no solo al

conviviente perjudicado, ya que no se estipula absolutamente nada con

respecto a la procedencia y validez de dicha venta. Esta imprevisión legal

permite que los convivientes que conforman la unión de hecho

5
permanezcan en estado de inseguridad jurídica con respecto a sus

intereses patrimoniales.

Sobre la base del mencionado problema de investigación, es que he

optado por desarrollar mi tesis de abogacía con el tema: “EL ESTADO DE

INSEGURIDAD JURÍDICA DE LOS CONVIVIENTES EN UNIÓN DE

HECHO CON RESPECTO AL HABER DE LA SOCIEDAD DE BIENES.

PROPUESTA DE REFORMA AL CÓDIGO CIVIL”, términos en los que

pretendo brindar una idea global del problema de investigación.

Los contenidos teóricos y de campo que confluyen en el presente estudio

han sido sistematizados de la siguiente manera:

En primer lugar se elaboran algunos aspectos formales del informe de

investigación, como son las hojas preliminares, el resumen en español y

traducido al inglés, así como también la introducción, que brinda algunas

premisas específicas de la investigación.

A continuación se elabora la revisión de literatura, que contiene tres

componentes esenciales: a) marco conceptual: que contiene los

referentes conceptuales sobre el matrimonio, la unión de hecho, los

bienes y la sociedad conyugal; b) marco doctrinario: que hace referencia a

la evolución histórica de la unión de hecho, su similitud con el matrimonio,

la naturaleza jurídica de la unión de hecho, y las bases generales sobre

las que se erige la definición de la sociedad conyugal; c) marco jurídico:

en este apartado se estudia la base constitucional sobre la que se acepta

la unión marital de hecho y se le atribuyen caracteres semejantes al

matrimonio, la sociedad conyugal en el Código Civil y finalmente se

6
analiza desde una perspectiva jurídica el estado de inseguridad de los

convivientes en razón de la insuficiencia normativa para controlar la libre

disposición de mala fe de los convivientes de los bienes habidos en la

sociedad, y que por cualquier motivo constan solamente a nombre de uno

de ellos, habiendo sido en realidad adquiridos con base en el trabajo

mancomunado y en el esfuerzo común.

A continuación se proceden a presentar los materiales y métodos que se

han utilizado en el presente estudio, y luego se presentar los resultados

obtenidos de la aplicación de instrumentos en el trabajo de campo. Sobre

la base teórica elaborada, así como en razón de los datos obtenidos del

trabajo de campo se procede a la discusión de resultados, procediendo a

la verificación de los objetivos y contrastación de la hipótesis

oportunamente planteada en el correspondiente Proyecto de

Investigación.

Finalmente se elaboran las conclusiones y recomendaciones a las que me

ha permitido abordar el desarrollo sistemático de investigación, y, como

producto depurado de este trabajo, se procede a cumplir el objetivo

sustancial de este estudio, a través de la estructuración y presentación del

Proyecto de Reforma al Código Civil.

7
4.- REVISIÓN DE LITERATURA

4.1. MARCO CONCEPTUAL

4.1.1. CONCEPTO DE UNIÓN DE HECHO.

Considero de suma importancia para la fundamentación teórica de

la presente investigación, empezar estableciendo algunas bases

doctrinarias en torno a la unión de hecho, institución socio-jurídica que

constituye aspecto principal de la misma.

El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, con respecto


al término unión, señala: “unión. (Del lat. unĭo, ōnis). f. Acción y efecto
de unir o unirse.” Y con respecto al verbo unir, define: “juntas dos o
más cosas entre sí, haciendo de ellas un todo. Atar o juntar una
cosa con otra, física o moralmente.”1

Entonces la unión de hecho, a partir de la definición general del verbo


“unir”, equivale a la unión de carácter físico y moral de dos personas de
distinto sexo, que tienen la finalidad de cohabitar como si fueran marido y
mujer, Concretándonos al campo de las ciencias jurídicas, Cabanellas,
nos brinda los elementos necesarios para el estudio del concepto de la
unión de hecho, con la siguiente premisa: “Unión de hecho.- Llamada
también unión libre. Es la denominación menos agresiva que la de

1
DICCIONARIO DE LA REAL ACADEMIA DE LA LENGUA ESPAÑOLA, Tomo VIII, Edit. Mio Cid,
Madrid, 2000, p. 3118.
8
concubinato o amancebamiento; o sea, vida marital practicada por
quienes no son casados.”2

Entonces, los términos articulados “unión de hecho”, para la ciencia

jurídica, de manera especial para el derecho de familia, se refieren a la

vida marital que realiza una pareja que no ha sido unida por el vínculo

matrimonial. Como sinónimos de la unión de hecho, Cabanellas, asimila

a la llamada unión libre, concubinato y amancebamiento.

La unión libre, como la conciben algunos profesionales del derecho, tiene

en realidad el mismo significado que la unión de hecho, y es una

expresión americanizada que en los últimos años se ha venido acuñando

para referirse a la unión de hecho. Sin embargo, debe notarse que la

unión de hecho, en la forma que ha sido aceptada modernamente por

diversas legislaciones, requiere de algunos caracteres especiales que la

diferencian del concubinato y del amancebamiento, toda vez, que

aquellas situaciones de convivencia marital, no exigen el principio básico

que requiere la existencia jurídica de la unión de hecho, cual es que las

personas que la forman se encuentren libres de vínculo matrimonial y que

hayan convivido como marido y mujer por cierto tiempo, habiendo sido

aceptados por su entorno social en tal condición.

La unión de hecho, llamada también en algunos medios “concubinato”, es

un fenómeno socio-jurídico que ha causado gran inquietud en los

estudiosos del derecho de todos los tiempos, pues incluso ha sido

normada desde la antigüedad, como por ejemplo en el caso de Roma,

2
CABANELLAS, Guillermo, Diccionario Enciclopédico de Derecho Usual, Tomo VIII, Edit. Heliasta,
Argentina, 2002, p. 255.
9
donde se la aceptaba, siempre que la mujer que hacía de concubina o de

manceba, tenga una situación inferior de clase social o hubiese sido de

dudosa reputación. Es decir, se aceptaba el concubinato con respecto a

una mujer de condición humilde, no así en el caso de las mujeres nobles,

las que debían de manera indispensable ser consideradas como la mujer

principal, a la que se debía gran respeto y consideración. Esto nos da la

pauta, para considerar que el concepto de concubinato en algunos

pueblos antiguos más bien se orienta a calificar el amancebamiento de

hombre casado con mujer soltera, como si fuera su legítima esposa, lo

que también se podría equiparar al adulterio, que hasta no hace mucho

tiempo, en algunos legislaciones, incluso en la nuestra, era una conducta

digna de represión penal.

La unión de hecho, ha sido combatida tradicionalmente, en las diversas

fases que ha presentado a lo largo de su evolución histórica por la iglesia,

que airadamente ha criticado siempre tal situación, considerándola como

un grave pecado, y calificándola con términos como el concubinato

público, amancebamiento, etc.

En el caso del Ecuador, la unión de hecho, es jurídicamente aceptada

desde el 29 de diciembre 1982, publicado en el R.O. No. 399, donde por

primera vez se establecen sus características legales que permiten su

definición concreta en los siguientes términos:

“Es la unión estable y monogámica de más de dos años entre un


hombre y una mujer libres de vínculo matrimonial, con el fin de
procrear, vivir juntos y auxiliarse mutuamente.”3

3
LEY QUE REGULA LAS UNIONES DE HECHO, Corporación de Estudios y Publicaciones,
Actualizado a Enero de 2005, Art. 222.
10
Esto partiendo de los términos de la definición de la unión de hecho que

realizaba el Artículo 1 de la Ley que regula Las Uniones de Hecho, hoy

incorporada con todas sus normas al Primer Libro del Código Civil.

Es importante comentar que desde la perspectiva de nuestra legislación,

la unión de hecho, para ser considerada como tal, requiere de forma

indispensable, ser de carácter estable y monogámica, y haber durado por

un tiempo no menor a dos años, es decir, una situación consolidada de

cohabitación y vida marital de la pareja. Además es requisito

indispensable que las dos personas que conforman tal vínculo de hecho,

se encuentren libres de vínculo matrimonial, es decir, que no estén desde

el tiempo que dura la unión de hecho casados con una tercera persona,

pues en cuyo caso no podría haber unión de hecho, sino concubinato o

amancebamiento.

Es importante señalar que los fines que se le atribuyen a la unión de

hecho, son los mismos que doctrinaria y jurídicamente se atribuyen al

matrimonio, tales como: vivir juntos, procrear y auxiliarse mutuamente.

Esto denota la enorme similitud que existe entre la unión de hecho y el

matrimonio, diferenciándose únicamente en cuanto la primera prescinde

de la celebración formal y solemne que caracteriza al segundo.

4.1.2. EL MATRIMONIO.

El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, pura y

sencillamente define al matrimonio como:

11
“Unión concertada mediante determinados ritos o formalidades
legales entre un hombre y una mujer.”4
Como es lógico, el concepto de la Real Academia de la Lengua Española,

se refiere en términos muy generales al matrimonio, considerándolo

simplemente como una unión concertada, es decir de mutuo acuerdo,

entre un hombre y una mujer, según los ritos propios de su cultura y de

acuerdo a las leyes que rigen para tal finalidad en el Estado bajo cuya

potestad viven. Sin embargo, estimo que es necesario abordar en

conceptos jurídicos en torno a esta importante institución del derecho

privado.

El Dr. Guillermo Cabanellas de Torres, conceptúa "Matrimonio. Una de


las instituciones fundamentales del derecho, de la religión y de la
vida en todos los aspectos quizás ninguna tan antigua pues la unión
natural o sagrada de la primera pareja humana surge en todos los
estudios que investigan la vida de los hombres, y establecida como
principio en todas las creencias que ven la diversidad sexual
complementada en el matrimonio, base de la familia, clave de la
perpetuidad y, célula de la organización social primitiva y, en su
evolución, de los colosales o abrumadores Estados.
Quizás tampoco, ninguna situación o estado tan combatido ni tan
arraigado, perpetuo sembrador de ilusiones y de desengaños. Si la
expresión se admite, el resumen de todos los ataques implacables y
de todas las fogosas defensas se traducen, en definitiva, en que el
matrimonio es una institución perfecta para seres tan imperfectos
como los hombres combinados con las mujeres".5

4
DICCIONARIO DE LA REAL ACADEMIA DE LA LENGUA ESPAÑOLA, Edición 2004,
Editorial Cartago, Madrid, p. 1368.
5
CABANELLAS DE TORRES, Guillermo, Diccionario Enciclopédico de Derecho Usual,
Tomo V, Editorial Heliasta, Argentina, 2002, p. 389.
12
Nuestro legislador, en el Código Civil del Ecuador, en su Art. 81,
conceptuando al matrimonio señala: "Matrimonio es un contrato
solemne por el cual un hombre y una mujer se unen con el fin de
vivir juntos, procrear y auxiliarse mutuamente".6
Desde mi punto de vista personal, recogiendo las inclinaciones legales y

sociológicas, puedo concluir que el matrimonio es una sociedad com-

puesta por sólo dos personas de sexo diferente, que por lo general tiende

a la propagación de la especie, a más de fortalecerse por la ayuda mutua,

asentada en el propósito inicial de compartir a través del vínculo que los

une, y sólo disoluble en los casos y según los modos estrictamente

determinados en la ley. Aunque debo mencionar que en algunas

legislaciones en los últimos tiempos se permite el matrimonio entre

personas del mismo sexo, en cuyo caso persistiría el fin de vivir juntos y

aquel de ayudarse mutuamente, aunque quedaría de plano excluida la

finalidad de procrear, que desde mi punto de vista es fundamental para el

matrimonio y la familia.

4.1.3. LA FAMILIA.

Partiendo desde el campo etimológico, la palabra “familia” proviene del

término latino famulus, que quiere decir “esclavo doméstico”, pues en la

antigua Roma se usaba tal denominación para designar al conjunto de

esclavos pertenecientes a un mismo hombre libre.

6
CÓDIGO CIVIL, Corporación de Estudios y Publicaciones, Actualizado a enero de 2011,
Quito, 2011, Art. 81.
13
Con este antecedente corresponde anotar algunas definiciones y bases

teóricas en torno a la familia como centro natural de expresión del

parentesco en todas sus variedades.

Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, el


término familia comprende al “Grupo de personas emparentadas entre
sí que viven juntas bajo la autoridad de una de ellas. Conjunto de
todas las personas unidas por parentesco de sangre o político, tanto
vivas como ya muertas.”7
Según el Dr. Guillermo Cabanellas de Torres, “La FAMILIA, por “linaje o
sangre, la constituye el conjunto de ascendientes, descendientes y
colaterales de un tronco común, y los cónyuges de los parientes
casados. Con predominio de lo afectivo y de lo hogareño, familiaes
la inmediata parentela de uno; por lo general, el cónyuge, los padres,
hijos y hermanos solteros. Por combinación de convivencia,
parentesco y subordinación doméstica, por familia se entiende como
dice la Academia, la “gente que vive en una casa bajo la autoridad
del señor de ella”. Los hijos o la prole. Grupo o conjunto de
individuos con alguna circunstancia importante común, profesional,
ideológica o de otra índole; y así se habla de la familia militar para
referirse al ejército en general; y de modo más concreto a los que
forman el escalafón profesional de la milicia. Cualquier conjunto
numeroso de personas. También se aplica a los criados de una
casa, vivan en ella o no.”8

Con este antecedente, y dejando de lado las acepciones que por

extensión tiene el término familia, debo manifestar que la familia

constituye el grupo o núcleo social conformado por personas unidas por

7
DICCIONARIO DE LA REAL ACADEMIA DE LA LENGUA ESPAÑOLA, Tomo II, 35ava.
Edición, Edit., Castell, Madrid, 2007, Pág. 371.
8
CABANELLAS DE TORRES, Guillermo, Diccionario Jurídico Elemental, Edit., Heliasta,
Argentina, 2002, Pág. 166.
14
lazos de parentesco por consanguinidad o por afinidad, que tienen un

tronco común.

Como se observa, el parentesco constituye precisamente el vínculo

indispensable para la conformación de la familia. A continuación me

permito anotar algunos conceptos en torno al parentesco.

Etimológicamente el término parentesco, proviene de la voz latina

parentes, que quiere decir los subditos. El singular de esta voz es parens.

Refiriéndose al parentesco, la Real Academia de la Lengua Española,


dice que este consiste en la “Relación entre personas que descienden
unas de otras o que tienen un ascendientes común; relación entre
personas unidas por una alianza (matrimonio) o por una adopción.”9

Para la ciencia de la Sociología, el sistema de parentesco, se determina


como el “conjunto de relaciones que, en toda sociedad, determinan
un cierto número de grupos y de subgrupos y caracterizan las
obligaciones y las prohibiciones a las que deben someterse los
miembros de estos grupos (obligación de hacer circular los bienes y
prohibición del incesto, principalmente).”10

El parentesco es una realidad social y las relaciones de parentesco son


variaciones sociológicas sobre un tema impuesto por la naturaleza. La
estructura de parentesco tiene una importancia sociológica fundamental.
Así, en las sociedades arcaicas, muy pobres, la mujer es un bien, por
productora, agente de producción y símbolo de alianza con otros grupos,
por lo que existen numerosas reglas de parentesco dirigidas a asegurar al
grupo, a más o menos largo plazo, el retorno de tantas mujeres como
haya cedido. Las reglas de parentesco, dice: no darse, constan siempre

9
DICCIONARIO DE LA REAL ACADEMIA DE LA LENGUA ESPAÑOLA, Editorial
Castell, Madrid, 2007, Pág. 1630.
10
NODARSE, J.J., Sociología, Edit., Oveja Negra, 3ra. Edición, Bogotá, 1998, Pág. 47.
15
de los siguientes elementos: “1. La terminología. Conjunto de
términos utilizados en una sociedad dada para designar a los
parientes; 2. La alianza. Conjunto de procedimientos al término de
los cuales un matrimonio, al constituirse liga a las familias de los
consortes; las estructuras elementales del parentesco (Lévi-
Stratuss) son «los sistemas donde la terminología permite establecer
inmediatamente el círculo de los parientes y el de los allegados»; es
el caso de todas las sociedades llamadas primitivas donde los
matrimonios están proscritos con cierta categoría de parientes y
prescritos contra; las estructuras complejas (por ejemplo las de
nuestra sociedad) comprenden todos los sistemas que, una vez
delimitado el grupo de compañeros prohibidos, no tienen reglas
expresas para precisar el consorte, respetando, sin embargo,
implícitamente las diferencias de clase; 3. La filiación: a) los
sistemas de filiación unilineal hacen hincapié en la relación con
respecto a uno de los padres; en la filiación patrilineal, el nombre de
familia, los bienes, los derechos, etc., se transmiten a través del
padre; en la filiación matrilineal, la transmisión del nombre, de los
bienes, etc., se opera no de la madre a sus hijos, sino desde el clan
de la madre, representado por el tío materno, a los hijos; b) el
parentesco de consanguinidad, el que nosotros conocemos, se basa
en ambas líneas, cada uno tiene obligaciones de la misma naturaleza
hacia sus parientes, paternos o maternos; 4. La residencia. Lugar de
asentamiento del matrimonio, llamada patrilocal cuando la pareja se
instala cerca de los parientes del marido, matrilocal en el caso
contrario y neolocal si se escoge en un lugar distinto del que viven
los parientes.”11

De acuerdo a lo anotado en la cita que antecede, el parentesco

inicialmente es un vínculo natural que se ha ido formalizando y regulando

a través de los tiempos, con la finalidad de preservar a la familia como

11
NODARSE, J.J., Ob. Cit. Pág. 49.
16
célula fundamental de la sociedad. Obviamente en los primeros tiempos

el clan se agrupaba en razón de la necesidad instintiva de sobrevivir, más

no por una real conciencia en torno al parentesco.

En la edad media se puede ya identificar una idea más clara en torno al

parentesco, así como a los deberes y derechos que él genera, y a su

estructuración de conformidad con los vínculos que cada persona tiene en

relación con el tronco común, o en razón de las alianzas matrimoniales

que se realizaban en la época. De igual manera se observa un desarrollo

paulatino en cuanto a la transmisión de derechos sucesorios, filiación y

otros derechos personales nacidos en razón del parentesco, hasta llegar

a las modernas concepciones que se observan en las legislaciones

contemporáneas, y que como fin esencial buscan la protección de la

familia como puntal básico del edificio social.

Para el tratadista argentino Dr. Guillermo Cabanellas, el parentesco no es


otra cosa que la "Relación recíproca entre las personas, proveniente
de la consanguinidad, afinidad, adopción o la administración de
algunos sacramentos. Esa amplia fórmula comprende las cuatro
clases principales de parentesco; la de consanguinidad o natural, el
de afinidad o legal, el civil y el espiritual o religioso."12

Para el tratadista nacional Dr. Manuel Sánchez Zuraty, el parentesco no


es otra cosa que el "Vínculo jurídico existente entre las personas que
descienden de un mismo progenitor, entre marido y los parientes de
la mujer y viceversa, y entre el adoptante y el adoptado.
Consanguinidad. Afinidad."13

12
CABANELLAS DE TORRES, Guillermo, Ob. Cit., Pág. 401.
13
SÁNCHEZ ZURATY, Manuel, Diccionario Básico de Derecho, Edit., Casa de la Cultura
Núcleo de Tungurahua, Ambato, 1989, Pág. 327.
17
Con base en los antecedentes anotados, en mi criterio personal, el

parentesco es el vínculo natural existente entre los ascendientes y

descendientes o viceversa, o entre personas que se vinculan bajo ciertas

fórmulas jurídicas como el matrimonio, la unión de hecho o la adopción.

Por efecto del vínculo natural se establece el parentesco por

consanguinidad, y en el caso del vínculo jurídico se genera el parentesco

por afinidad. En el caso de la adopción en cambio existe una ficción de

parentesco por consanguinidad, pues es evidente que entre adoptante y

adoptado se establecen las mismas líneas de parentesco que se generan

en el caso de la consanguinidad, es decir, el padre adoptante, tiene con

respecto al hijo adoptado, el mismo parentesco que si fueran padre e hijo

consanguíneos. Es un parentesco legal.

La superación del instinto animal por el desarrollo de la racionalidad ha

permitido la agrupación del ser humano en la célula social fundamental

llamada familia fundada en lazos de consanguinidad y procedencia de un

tronco filial común, donde se concentran los padres, los hijos y los hijos

de estos, además de los miembros con los que se adquiere un parentesco

por afinidad, por las alianzas matrimoniales contraídas con sujetos de

otros grupos.

En el campo jurídico se admiten básicamente tres clases de parentesco:

por consanguinidad, por afinidad y legal o por adopción.

Parentesco por consanguinidad.- Es el vínculo natural que existe entre

las personas que descienden de un tronco común. Así por ejemplo,

desde el momento mismo de la concepción de un ser humano, la ley

18
protege su vida, y reconoce como progenitores a la pareja que dio lugar a

la concepción y consecuentemente son responsables para con dicha vida,

y luego del nacimiento del niño, están legal y moralmente obligados a su

protección y cuidado, así como a proporcionarle su sustento y los

recursos indispensables para la subsanación de sus necesidades básicas.

Este parentesco concede ciertos derechos personales como en el ámbito

sucesorio, a alimentos, etc., así como también es partícipe de ciertas

limitaciones que impone la ley.

La normatividad legal, por lo general, requiere para la existencia de

parentesco por consanguinidad, el que uno de los miembros involucrados

en dicho vínculo sea descendiente de otro, como es el caso de padre e

hijo, o de que ambos parientes desciendan de un tronco común, como el

hijo el padre y el abuelo, o si se define en línea colateral, de que ambos

desciendan de un tronco común, como es el caso de los hermanos.

Parentesco por afinidad.- Es el que nace por efecto de alianzas

matrimoniales, o entre uno de los padres de un hijo y los consanguíneos

del otro progenitor. El matrimonio por excelencia es un acto jurídico que

entre otros efectos da lugar al nacimiento de un parentesco por afinidad

entre cada uno de los contrayentes y la familia consanguínea del otro. El

parentesco por afinidad de entre dos personas se determina por la línea y

grado de consanguinidad respectivos, así por ejemplo entre suegros y

yernos, hay línea recta o directa de afinidad en primer grado.

El parentesco por afinidad también genera una serie de consecuencias y

limitaciones jurídicas, las que, por ser este parentesco tema principal de la

investigación, serán tratadas detalladamente más adelante.

19
Parentesco legal.- En el caso de la adopción nace un parentesco de tipo

civil, es decir, generado por la ley, que constituye una ficción de

parentesco por consanguinidad en cuanto comprende para una persona

la calidad de padre de un hijo que biológicamente no lo es, sin embargo,

por efecto de la ley se genera dicho parentesco, que para fines jurídicos

tiene los mismos efectos del parentesco por consanguinidad que existe

entre padres e hijos biológicamente vinculados.

Nuestro Código Civil no contiene propiamente una definición de

parentesco, como tal, sino más bien en el Art. 22 establece la forma en

que se determina el grado de parentesco por consanguinidad, en tanto,

que en el Art. 23, establece una breve definición del parentesco por

afinidad, determinando que aquel es el vínculo que existe entre una

persona que está o ha estado casada y los consanguíneos de su marido o

mujer, o también entre uno de los padres de un hijo y los consanguíneos

del otro progenitor. Esto en cuanto a lo sustancial que señala el Código

Civil con respecto al parentesco.

4.1.4. LA SOCIEDAD CONYUGAL.

La definición jurídico-social de la sociedad conyugal ha sido motivo de

diferentes estudios y por lo mismo se han vertido tantos conceptos como

autores se han interesado por su análisis, por lo mismo a continuación

expongo algunos de esos criterios para luego plantear mi propio concepto

respecto a la sociedad conyugal.

20
La conceptuación aportada por el maestro Guillermo Cabanellas permitirá

un entendimiento más claro de la sociedad conyugal y sus fines, él

señala: “Sociedad Conyugal. Unión y relaciones personales y

patrimoniales que por el matrimonio surgen entre los cónyuges. La

sociedad que, por disposición de la ley existe entre el marido y la

mujer desde el momento de la celebración del matrimonio hasta su

disolución, en virtud de la cual se hacen comunes de ambos

cónyuges los bienes gananciales, de modo que después se parten

por mitad entre ellos y sus herederos, aunque el uno no hubiese

traído más capital que el otro”.14

La visión de Cabanellas sobre la sociedad conyugal es muy clara, y se

resume en la sociedad existente entre los cónyuges por el hecho del

matrimonio, es decir por disposición legal, que se refiere tanto a las

relaciones patrimoniales como personales, en virtud de la cual existe

comunidad de bienes entre ambos cónyuges independientemente del

patrimonio con que hubiere aportado cada uno de ellos.

El carácter de legal de la sociedad conyugal determina el dominio o

propiedad que tienen ambos cónyuges sobre los bienes adquiridos

durante el matrimonio, aunque al tiempo de contraerlo, alguno de los dos

no haya aportado con nada. Todo lo que se adquiere durante el

matrimonio pasa al régimen de la sociedad conyugal.

14
CABANELLAS, Guillermo, ALCALA ZAMORA Y CASTILLO, Luis, Diccionario
Enciclopédico de Derecho Usual, 14ª. Edición, Tomo VI, Buenos Aires-Argentina, Edit.
Heliasta S.R.L., 1979, pág. 210.

21
Sánchez Zuraty, en estricto apego a las disposiciones del Código Civil
ecuatoriano, define a la sociedad conyugal como: “Régimen de bienes
entre los cónyuges, que se forma por el hecho del matrimonio
celebrado conforme a las leyes ecuatorianas”.15
Para este autor ecuatoriano, la sociedad conyugal constituye el régimen

de bienes entre cónyuges, que nace por la celebración del matrimonio,

siempre que el mismo se circunscriba a las solemnidades y

puntualizaciones realizadas en las leyes ecuatorianas.

La Real Academia, define a la sociedad conyugal como “La constituida

por el marido y la mujer durante el matrimonio por ministerio de la

Ley”.16

Este criterio confluye con los anteriores, por cuanto se refiere a la

sociedad existente entre marido y mujer, mientras dure el matrimonio,

sociedad que nace por autorización y disposición de la ley.

De los conceptos anteriores puedo concluir señalando, que la sociedad

conyugal, es la que se origina en el matrimonio de un hombre con una

mujer, y es ipso jure, es decir que por el hecho del matrimonio se produce

la sociedad conyugal que tiene sus efectos sobre la persona de los

contrayentes y también sobre los bienes que adquieren con posterioridad

al matrimonio, a título oneroso, los que les pertenecen por igual a ambos

sin necesidad de que hayan intervenido en el acto o contrato. Así si uno

de los cónyuges compra un inmueble en estado de casado eso le

pertenece en un 50% al otro cónyuge.

15
SÁNCHEZ ZURATY, Ob. Cit. pág. 529.
16
DICCIONARIO ENCICLOPÉDICO EL LIBRO, Edit. El Libro, Barcelona-España, 1998, pág.
1837.
22
El derecho que tienen los cónyuges en la sociedad conyugal sobre los

bienes, es de carácter legal, pues se encuentra regulado en el Código

Civil para su aplicación en los casos requeridos. La ley regula los

diferentes casos que pueden presentarse.

La sociedad conyugal ha constituido motivo de legislación especial de la

ley, como institución del Código Civil; por lo tanto, se encuentra en la

legislación sobre el matrimonio, en las diferentes legislaciones de otros

países y en la del nuestro.

Los actos contractuales son de suma importancia dentro del

establecimiento de la sociedad conyugal, ya que de llevar a cabo éstos

con carácter jurídico, los contrayentes se esfuerzan por aumentar los

bienes para establecer una sociedad de gananciales, cuyos beneficios

constituyan la base económica del hogar.

Es importante señalar que las modernas legislaciones civiles, a partir del

reconocimiento constitucional de la unión marital de hecho en términos

muy similares al matrimonio, reconocen también efectos jurídicos

idénticos al matrimonio en cuanto a los efectos que genera en aspectos

como los derechos de los consortes, la protección de los miembros de la

familia, la filiación y la sociedad conyugal. Estas concepciones atribuidas

a la unión de hecho, surgen bajo el criterio de que aquella se constituye

con las mismas finalidades del matrimonio, es decir, la de vivir juntos,

procrear y auxiliarse mutuamente, en definitiva los convivientes en unión

de hecho también manifiestan la resolución mutua de participar de la

misma suerte, conformando una unidad filial que entre otros aspectos

comunes también se caracteriza por la unidad económica, lo que explica

23
la decisión de los legisladores modernos de atribuir como efecto de la

unión de hecho la generación de una sociedad de bienes generada en

base del trabajo y el esfuerzo común de los convivientes en beneficio del

mejoramiento de las condiciones materiales del núcleo familiar.

Respecto a la unión de hecho como generadora de la sociedad de bienes,

debemos hacer reminiscencia de la norma constitucional precitada, en

virtud de la cual puede afirmarse que la sociedad de bienes viene a ser el

régimen legal previsto para la sociedad conyugal, en la medida que opera

automáticamente y sin necesidad de pacto previo, de la misma forma que

acontece con la sociedad conyugal respecto del matrimonio.

Empero debo señalar en forma expresa que la ley ha establecido dos

casos en los que no tiene lugar la formación de la sociedad conyugal, y se

refiere en primera instancia al hecho de que los convivientes han

estipulado otro régimen de bienes; y en el otro caso cuando los

convivientes han constituido patrimonio familiar en beneficio de sus hijos

comunes.

4.1.5. LA PROPIEDAD.

El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, con respecto

a la palabra PROPIEDAD, trae la siguiente definición:

“Derecho o facultad de disponer de una cosa, con exclusión del


ajeno arbitrio, y de reclamar la devolución de ella si está en poder de
otro.”17

17
DICCIONARIO DE LA REAL ACADEMIA DE LA LENGUA ESPAÑOLA, Edit., Castell,
Madrid, 2001, p. 1779.
24
La concepción de propiedad, según Guillermo Cabanellas, "parte del
antiguo Derecho Romano, expresa que es un derecho constituido
sobre una cosa corporal, del cual nace la facultad de disponer
libremente de ella, percibir sus frutos y reivindicarla, a no ser que
dispongan en contrario la ley, la convención o la voluntad del
testador."18

La propiedad era en consecuencia, una conjugación del jus utendi (uso) o

derecho que le asiste a una persona natural o jurídica para servirse de

una cosa, según su naturaleza, como la del propietario de una casa para

habitarle; del jus fruendi (usufructo) o derecho de percibir sus frutos y del

jus abutendi (abuso), éste como derecho de disponer y abusar de la cosa,

según la voluntad del titular del derecho real de propiedad, pero siempre

dentro de los límites que impone la ley.

En nuestro derecho civil se toma a los términos dominio y propiedad como


sinónimos, así el Art. 599 del Código Civil expresa: "El dominio (que se
llama también propiedad) es el derecho real en una cosa corporal,
para gozar y disponer de ella, conforme a las disposiciones de las
leyes y respetando el derecho ajeno, sea individual o social".19

Doctrinariamente se suele hacer una diferenciación entre dominio y

propiedad en el sentido de extensión que abarcan. Puig Brutau,

considera que el término propiedad tiene un sentido más amplio que la

palabra dominio. El primero dice: "indica toda relación de pertenencia

o titularidad, y así resulta posible hablar, por ejemplo, de la

18
CABANELLAS, Guillermo, Diccionario Jurídico Elemental, Edit. Heliasta, Argentina, 2002,
pág. 301.
19
CÓDIGO CIVIL, Corporación de Estudios y Publicaciones, Actualizado a enero del 2011.
25
propiedad minera e industrial; en cambio, el dominio, hace referencia

a la titularidad sobre un dominio corporal."20

Según De Diego Clemente, refiriéndose al término dominio, expresa:


"Dominio viene de: domo, domas, domare, que significa sujetar,
dominar. Es decir, el término dominio tiene un sentido de
superioridad, de dominación en el sentido de poder que se ejerce
sobre las cosas que en este respecto están sometidas. Dentro de la
relación total de la propiedad es el dominio, el más alto y
comprensivo poder que corresponde al hombre sobre las cosas de la
naturaleza exterior."21

De acuerdo al tratadista Alessandri, "las definiciones del dominio o


propiedad suelen darse de dos maneras, o bien en una forma
sintética, o bien en una forma analítica. Entre las definiciones
sintéticas se pueden mencionar la atribuida a Ulpiano: plena in re
potestas quatenus iuris ratio patitur; o la de Bartolo: ius re corporale
perfecte disponendi nisi lege probibeatur, o bien entre los autores
más modernos la de Wolf: el más amplio derecho de señorío que
puede tenerse sobre una cosa, o la de Duci: es el señorío unitario,
independiente y cuando menos universal sobre una cosa corporal."22
Sin embargo, es necesario puntualizar que para el derecho civil

ecuatoriano tanto la propiedad como el dominio abarca el mismo

concepto, y como tal participan en la normatividad jurídica para regular y

garantizar los derechos referentes a estos aspectos.

Nuestro Código Civil en su Art. 599 reconoce a los bienes corporales

como susceptibles de dominio. Expresando también que la propiedad

separada del goce de la cosa se denomina mera o nuda propiedad.

20
PUIG, Brutau, Derecho de Cosas, Edit., Barcelona, 1953, p. 5.
21
DE DIEGO, Clemente, Derecho Civil, Tomo II, Los Bienes, Edit., Harla, México, 1991, p. 137.
22
ALESSANDRI, Arturo, Derecho Civil, Tomo II, Edit., Astrea, Chile, 1979, p. 137.
26
En el Art. 600 del Código Civil, nuestro legislador señala: "Sobre las

cosas incorporales hay también una especie de propiedad. Así el

usufructuario tiene la propiedad de su derecho de usufructo". Lo que

determina la propiedad sobre los derechos personales, que aún cuando

no son bienes corporales, mantienen una relación de propiedad con su

titular.

Se hace alusión también como especie susceptible de propiedad al

producto del talento o del ingenio, señalando que estos pertenecen a sus

autores.

En el Art. 602 del Código Civil se excluye del dominio y de facultad de

apropiación a los bienes comunes a todos los hombres como la alta mar

por ejemplo, y expresamente se establece que "ninguna nación, corpora-

ción o individuo tiene derecho a apropiárselas".

De igual manera nuestro derecho civil señala con claridad lo referente a

los bienes de propiedad común de la nación, y por tanto con la facultad de

uso y goce para todos los ciudadanos que la componen, dentro de las

libertades y límites establecidos por las leyes de la República.

En mi concepto personal, la propiedad, se refiere al vínculo imaginario

que existe entre un sujeto y un objeto, dándole al primero las facultades

de poseerlo, usarlo y disponer del segundo, de acuerdo a sus

necesidades o conveniencia. Así mismo, la vida civilizada en sociedad

propugna el respeto irrestricto a ese vínculo entre los sujetos y los

objetos, de modo que el apoderarse de una cosa sin el consentimiento de

quien ejerce su propiedad constituye una conducta punible.

27
Es necesario reflexionar que el derecho de propiedad se encuentra

íntimamente vinculado con la sociedad conyugal, pues esta está

conformada precisamente por el conjunto de bienes de propiedad de los

cónyuges, obtenidos desde la existencia jurídica del vínculo matrimonial o

de la unión de hecho, debiendo reflexionar que en función del derecho de

dominio o propiedad sobre sus bienes los cónyuges o convivientes

pueden disponer de ellos, pero siempre que exista voluntad mutua, pues

la disposición solamente de uno de ellos sobre un bien conyugal es

arbitraria y contraria al derecho; siendo dicha disposición clandestina y

dolosa posible en función de la imprevisión legal que existe al respecto

para preservar el derecho de propiedad sobre los bienes de la sociedad

conyugal de quienes han conformado familiar por la modalidad de unión

de hecho.

28
4.2. MARCO DOCTRINARIO.

4.2.1. EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA UNIÓN DE HECHO.

En la sociedad primitiva las relaciones de tipo sexual se desarrollaban

meramente impulsadas por el instinto, en desorden y sin ninguna

contemplación con respecto a la formación de vínculos de carácter

parental. Era el individuo más fuerte quien ejercía por naturaleza el

absoluto dominio en la tribu, y quien tenía la potestad basada en la fuerza

para poseer las hembras del grupo, en tanto los otros accedían a las

hembras rechazadas o a aquellas que no interesaban a los especímenes

más fuertes. Incluso, si volvemos los ojos a la teoría dogmática del origen

de la humanidad sostenida por la Iglesia, podemos deducir fácilmente que

la institución del matrimonio se estableció en épocas posteriores al

nacimiento de Cristo, llevándose en los primeros tiempos las relaciones

maritales sin mayores formalismos ni rituales solemnes.

Entonces, la fuente de la unión de hecho parte del origen de la

humanidad, ya que no se encuentran datos con relación a la existencia de

formalidad alguna para las uniones maritales; sin embargo, a medida que

las costumbres evolucionan y se van desarrollando las civilizaciones, se

establece el nacimiento del matrimonio y pasa a tener el grado de unión

reglamentada y legal. No debemos olvidar que el desarrollo de la

humanidad, también tiene su antecedente en la selectividad sexual, que

empezó por evitar las relaciones entre individuos del mismo clan, o por lo

29
menos entre ascendientes y descendientes, así como también entre

hermanos, posibilitándose de esta forma la realización de alianzas de

carácter marital con individuos de otros grupos, lo que permitió un mejor

desarrollo genético del hombre.

La primera etapa que refleja cierto grado de evolución, es la


correspondiente a la presencia de la llamada familia consanguínea, en la
cual, a decir de Engels, “los núcleos familiares van separándose
según las generaciones, diferenciándose los abuelos y las abuelas,
como el primer grupo; los límites de la familia son los esposos y las
mujeres entre sí; lo mismo acontece con los hijos, es decir: los
padres y madres forman el segundo círculo, los hijos de éstos
conforman a su vez el segundo círculo, los hijos de éstos forman a
su vez el tercer círculo y sus hijos, o sea los bisnietos de los
primeros, el cuarto círculo.”23

En este modelo de familia, los ascendientes, los padres y los hijos, son

los únicos que están excluidos entre sí de los derechos y deberes del

matrimonio. Vale la pena aclarar, que este primer paso va encaminado a

evitar el incesto entre padres e hijos, ya que se instituye que antes de

esta primera etapa se hacía familia común entre ascendientes y

descendientes, sin ningún tropiezo.

Ya en la época moderna, las concepciones de uniones libres de la era

pretérita cambian ostensiblemente como consecuencia de la civilización

de los pueblos y la cultura que van adquiriendo sus ciudadanos, siendo

así como se le va dando tratamiento más benigno a las uniones

23
ENGELS, Frederick, El Origen de la Familia, la Propiedad Privada y el Estado, 21ava. Edición, Edit.
Libertad, Quito, 2007, pág. 24.
30
independientes y se legisla otorgando algunos derechos a los nexos de

parejas ligados sin el rito católico, pero que ante la sociedad llevaban una

vida decente y sana, presentándose en numerosos eventos como familias

ejemplares dentro del grupo social al cual pertenecían.

Y en la actualidad, como se verá más adelante, son muchas las

legislaciones que han normado las uniones maritales de hecho,

concediéndoles características y valía jurídica, en términos bastante

similares al matrimonio, aunque con ciertas desventajas, como es el caso

de la forma de terminación de este tipo de uniones, que por lo menos en

nuestra legislación, se ha establecido de manera superficial e incoherente

con las dimensiones jurídicas que se le atribuye a la unión de hecho.

4.2.2. FINALIDADES SOCIALES DE LA UNIÓN DE HECHO.

El vínculo marital de hecho, en la forma en que viene siendo reconocido

por las sociedades en la actualidad, responde sustancialmente a un afán

de elemento consolidado del vínculo familiar, pues como ya hemos visto,

es de esencial interés para el ente estatal la preservación de la familia en

un marco de unidad y solidez, pues de ello depende en buena parte el

equilibrio armónico y la estabilidad del edificio social. Entonces, la primera

finalidad política y sociológica de la unión de hecho, es la de constituirse

en un vínculo jurídico y moral de constitución familiar y por lo tanto de

facilitador del cumplimiento de las funciones esenciales que en las

31
sociedades pasadas, presentes y futuras corresponden a la institución

fundamental de la familia.

En cuanto a los fines de la unión de hecho, que se le asigna de

conformidad con la doctrina, atendiendo a su semejanza con el

matrimonio civil, debe notarse primeramente que las finalidades que se

atribuyen a la unión de hecho, son las mismas que el artículo 81 del

Código Civil, establece para el matrimonio: “vivir juntos, procrear y

auxiliarse mutuamente”.24

En cuanto a las finalidades de la unión de hecho, el artículo 222 de


nuestro Código Civil, establece: “La unión estable y monogámica de
un hombre y una mujer, libres de vínculo matrimonial con otra
persona, que formen un hogar de hecho, por el lapso y bajo las
condiciones y circunstancias que señala éste Código, generará los
mismos derechos y obligaciones que tienen las familias constituidas
mediante matrimonio, inclusive en lo relativo a la presunción legal de
paternidad, y a la sociedad conyugal.
La unión de hecho estable y monogámica de más de dos años entre
un hombre y una mujer libres de vínculo matrimonial con el fin de
vivir juntos, procrear y auxiliarse mutuamente, da origen a una
sociedad de bienes.”25

Entonces, al igual que el matrimonio la primera finalidad que le

corresponde a la unión de hecho es la de vivir juntos un hombre y una

mujer, es decir, precisamente la materialización del afán al que conduce

los sentimientos de afecto de una pareja, pues como sabemos un hombre

24
CÓDIGO CIVIL, Corporación de Estudios y Publicaciones, Actualizado a Enero de 2011, Art. 81. pág.
16.
25
CÓDIGO CIVIL, Corporación de Estudios y Publicaciones, Actualizado a Enero de 2011, Art. 222, pág.
39.
32
y una mujer por principio natural e instintivo sienten mutua atracción y

haciendo uso de su libertad sexual, escogen a la persona con la cual

desean unirse sexualmente, y por ende con la que desean vivir

permanentemente en calidad de marido y mujer, considerando que éstas

características no sólo nacen netamente de la unión matrimonial, sino que

se atribuyen a las personas que mantienen una unión marital estable y

monogámica en los términos que establece el artículo 222 del Código

Civil.

La finalidad de vivir juntos, es el ánimo de una pareja que incentivada por

el afecto y por sus mutuos sentimientos, deciden hacer una vida juntos,

aunque en el caso de la unión de hecho, esta decisión de vivir juntos no

es formalizada por la celebración de un matrimonio, sino que simplemente

los convivientes empiezan a vivir bajo un mismo techo como si fueran

marido y mujer, teniendo el trato de tales frente a sus vecinos, sus

parientes y en todas sus relaciones sociales.

También se identifica en la unión de hecho la finalidad de procrear, que

como sabemos, es uno de los aspectos muy importantes que le atribuye

la doctrina al matrimonio, y que le reconoce a la unión libre, en virtud de

las similitudes que esta mantiene con dicha institución. El fin de vivir

juntos, obviamente, que en la mayoría de los casos se refiere al ánimo de

la pareja de fundar una familia, para lo cual, resulta muy importante la

función de la procreación, que dinamiza el proceso de desarrollo de la

familia, y le permite cumplir los deberes fundamentales de criar, proteger y

contribuir a garantizar los derechos de sus hijos menores.

33
Otra de las finalidades que conceptualmente se le atribuye a la unión de

hecho, es la del auxilio mutuo entre los convivientes, fin este que también

se le atribuye a la institución del matrimonio. Este objetivo de la unión de

hecho, que viene siendo reconocida en muchas legislaciones como un

medio de conformación familiar de hecho, obviamente que se deduce de

la similitud que se le reconoce a aquella con el vínculo matrimonial.

Desde mi punto de vista es un asunto muy natural, que si un hombre y

una mujer se unen con el fin de vivir juntos y de procrear, que también

tengan la finalidad del auxilio mutuo, es decir, de brindarse ayuda y mutua

protección en todas las circunstancias de la vida. El auxilio mutuo entraña

la colaboración mancomunada para sacar adelante al hogar, y el socorro

al otro cónyuge, según lo necesite, especialmente en aquellas

circunstancias difíciles por las que eventualmente por su propia

naturaleza existencial suelen pasar las personas.

Para concluir el presente subtema, debo hacer hincapié en el asunto de

que el artículo 222 del Código Civil, le atribuye a la unión de hecho las

mismas finalidades que señala el artículo 81 del mismo Código al

establecer el concepto del matrimonio, es decir, los fines de vivir juntos,

de procrear y auxiliarse mutuamente, lo que permite asegurar, sin temor a

equivocarme, que nuestro legislador se inclina por atribuir a la unión de

hecho finalidades idénticas a las del matrimonio, excepto por la

solemnidad y formalidad que rodea al segundo.

Debe recordarse que en esencia la entidad matrimonial, conforme ha sido

definida por muchas legislaciones, es un contrato solemne, es decir, parte

34
del acuerdo mutuo de voluntad entre un hombre y una mujer que se unen

con el fin de vivir juntos, procrear y auxiliarse mutuamente. Ahora bien, en

el caso de la unión de hecho, también existe el concierto de voluntades de

los integrantes de la pareja, que se unen para vivir juntos, procrear y

auxiliarse mutuamente, sin embargo, no existe la solemnidad que rodea al

matrimonio, lo que constituiría la diferencia esencial entre aquellas dos

formas de vinculación familiar, que sin embargo, en esencia no dejan de

ser un contrato, aunque el primero sea celebrado con todas las

formalidades de ley, y el otro tenga el carácter de pacto tácito, que como

es obvio, también se convierte en generador de efectos jurídicos.

En cuanto a la naturaleza de la unión de hecho, debe anotarse, que la

unión de pareja es, ante todo, una realidad natural. Pues es ésta la

esencia y la estructura básica de la unión conyugal, la cual no la inventa

el legislador, sino que se deriva de la misma naturaleza del hombre, de su

distinción, de la complementariedad sexual y de las exigencias naturales

de su condición y dignidad de persona. Es la naturaleza humana la que

define y marca lo que es la unión de pareja y las características peculiares

que la costumbre, la tradición y los conceptos sociales dan a dicha

relación humana. Cualquiera que sea el poder social y el legislador, no

crean dicha unión. La función del legislador es regularla, pero al hacerlo,

no puede cambiar su esencia y si lo hace, la atropella.

35
4.2.3. REGÍMENES DE SOCIEDAD CONYUGAL

Es una tarea más que difícil el abarcar en una visión panorámica la gran
variedad de regímenes matrimoniales que han adoptado los distintos
ordenamientos jurídicos en el curso de su desenvolvimiento histórico.
Esa dificultad persiste aun cuando quisiéramos reducirnos al estado
actual en el derecho comparado. Lo que ocurre es que, como anota
Vicente Simo, “Asistimos hoy a una ágil compenetración de los
diversos sistemas y a un gradual abandono de los principios
tradicionalmente considerados como fundamentales en la materia”.26
Por ello poco sirven las calificaciones que ofrecen los tratadistas y que se

multiplican abundantemente según los criterios de enfoque de cada uno.

Consecuentemente con lo expuesto no intentamos complicar todavía más

el panorama. Creemos que, por sobre las variantes características de

cada ordenamiento, lo interesante es poder delinear en trazos generales

los dos grandes sistemas en los que de una u otra forma pueden

agruparse todos los demás: regímenes de comunidad y regímenes de

separación de bienes.

1.- Regímenes de comunidad de bienes.- Dentro de esta denominación

agrupamos a todos aquellos sistemas en los cuales con ocasión del

matrimonio se conforma una masa de bienes comunes, cualquiera que

sea su magnitud, la modalidad de su administración y los efectos que ella

produce en la capacidad de los cónyuges. En tales regímenes el

patrimonio común se nutre en parte con los bienes que marido y mujer

26
SIMO, Vicente: Capacidad y Regímenes matrimoniales de extranjeros. Ed. Tecnos S.A.,
Madrid, 1980, pág. 152.
36
aportan a la sociedad y principalmente con los que se adquieren durante

la vigencia de la comunidad.

Sus variantes son numerosas en función de elementos tales como: si dan

origen a una verdadera comunidad o a un ente jurídico diferente, como

sería el caso de la sociedad conyugal existente en Ecuador; si el ingreso

de los bienes es total o parcial; si la comunidad es propiamente de los

bienes o simplemente de los gananciales; si la administración es conjunta,

concurrente o individual; si la exclusión administrativa de uno de los

cónyuges –ordinariamente la mujer- lo priva o no de capacidad de

ejercicio, etc.

Las subclasificaciones pueden originarse a partir de cualquiera de los

elementos mencionados y entonces el cuadro llega a ser todo lo complejo

que hemos destacado en las líneas anteriores. Optamos por una de ellas

no tanto por su valor, que es discutible, como por su claridad que ofrece

mayor utilidad didáctica: la extensión de la comunidad en términos de la

mayor o menor cantidad de bienes que la conforman.

Desde este punto de vista la comunidad de bienes puede ser universal

cuando incorpora a la masa común todos los bienes que aportan los

cónyuges y los que se adquieren en el curso de su vigencia, cualquiera

sea la naturaleza del bien (mueble o inmueble) o el carácter de título

adquisitivo (gratuito u oneroso).

De este tipo, poco frecuente en el derecho comparado, son los regímenes

adoptados en Brasil, Holanda y Portugal.

37
“Más comunes son los llamados regímenes de comunidad
restringida de bienes cuya característica es que la comunidad
patrimonial solamente incluye ciertos y determinados bienes
mientras los restantes permanecen en el haber propio de cada
cónyuge o se incorporan a éste, según las circunstancias.
Ordinariamente para decidir el destino de cada bien en particular
(común o propio) se atiende a su naturaleza mueble o inmueble, al
momento de su adquisición (antes o durante la comunidad) y a la
clase de título adquisitivo (gratuito u oneroso). En algunos casos se
toma en cuenta para este efecto la destinación específica del bien,
como ocurre con los llamados bienes dotales en los regímenes de
España e Italia, o la fuente originaria del recurso citándose como
ejemplo de este caso el denominado patrimonio reservado de la
mujer casada en el sistema chileno y que está compuesto por los
bienes que la mujer adquiere con su trabajo separado del marido”27.

Tal vez la modalidad más importante dentro de estas comunidades

restringidas es la llamada comunidad o sociedad de gananciales cuya

característica es que los bienes de cada cónyuge continúan bajo su

dominio, pero la sociedad se hace dueña de sus frutos, como asimismo

de las adquisiciones operadas durante su vigencia. En otras palabras, de

todo aquello que pueda estimarse una ganancia generada en el lapso de

la gestión comunitaria. De este tipo es precisamente el régimen de la

sociedad conyugal ecuatoriana.

Vale recordar en esta parte lo que respecto al haber de la sociedad

conyugal, señala el Art. 157 del Código Civil.

“El haber de la sociedad conyugal se compone:

27
PARRAGUEZ, Ruiz, Ob. Cit. pág. 54.
38
1.- De los salarios y emolumentos de todo género de empleos y
oficios, devengados durante el matrimonio;
2.- De todos los frutos, réditos, pensiones, intereses y lucro de
cualquiera naturaleza, que provengan, sea de los bienes sociales,
sea de los bienes propios de cada uno de los cónyuges y que se
devenguen durante el matrimonio;
3.- Del dinero que cualquiera de los cónyuges aportare a la
sociedad, o durante ella adquiriere, obligándose la sociedad a
restitución de igual suma;
4.- De las cosas fungibles y especies muebles que cualquiera de los
cónyuges aportare al matrimonio, o durante él adquiriere;
quedando obligada la sociedad a restituir su valor, según el que
tuvieron al tiempo del aporte o de la adquisición; y,
5.- De todos los bienes que cualquiera de los cónyuges adquiera
durante al matrimonio a título oneroso.

Las reglas anteriores pueden modificarse mediante las


capitulaciones matrimoniales, conforme lo dispuesto en el artículo
152”28.

Como observamos el haber de la sociedad conyugal está integrado por

todos los bienes que pertenezcan a los cónyuges y que pudieran adquirir

durante el matrimonio, salvo que alguno de dichos bienes haya sido

excluido de la sociedad conyugal mediante una capitulación matrimonial.

En realidad los regímenes de comunidad restringida son tantos cuantas

puedan ser las posibilidades de organizar la estructura de la masa común

de bienes y los patrimonios individuales de los cónyuges, dando lugar a

un amplio abanico que va desde apreciables cercanías a la comunidad

28
CÓDIGO CIVIL ECUATORIANO, Edit. Corporación de Estudios y Publicaciones, Quito-
Ecuador, 2010, pág. 31.
39
universal, cuando la mancomunidad de bienes prevalece notablemente

sobre los bienes propios, hasta los linderos de la separación de bienes,

cuando la entidad de estos últimos es de mayor consideración que los

primeros.

2.-Regímenes de separación de bienes. En este segundo grupo militan

aquellos sistemas en los cuales no tiene lugar la formación de una masa

de bienes comunes, conservando cada cónyuge el dominio y

administración de los que le pertenecían al momento del matrimonio y de

los que durante él adquiere. Este régimen ha sido adoptado

preferentemente por los países anglosajones. En América Latina lo

encontramos en las repúblicas de Nicaragua, Costa Rica, Panamá y El

Salvador.

En el Ecuador tiene vigencia como régimen de excepción en los casos de

disolución de la sociedad conyugal con supervivencia del matrimonio y

puede tenerla por vía convencional si se estipula en las capitulaciones

matrimoniales, hipótesis esta última sujeta a discusiones doctrinarias que

comentaremos al tratar sobre estas convenciones.

“Una variante interesante de este sistema es la llamada participación


con compensación de beneficios, en la que no se forma una
comunidad de bienes ni durante el matrimonio ni al concluir el
régimen y, por lo tanto, no existe división patrimonial entre los
cónyuges, sino un ajuste de cuentas respecto de las ganancias que
cada uno obtuvo en la administración de los suyos, para compensar
al que menos ganó. De aplicación preferente en los países nórdicos
(Finlandia y Noruega), está en aplicación en Chile desde el año 1994,
como un régimen convencional y alternativo que coexiste con el de
sociedad conyugal y con el de separación de bienes.

40
Se acostumbra a distinguir entre separación total y separación
parcial de bienes, aludiendo esta segunda a los casos en que junto a
un patrimonio común existen bienes separados de cada cónyuge”.29

En definitiva tanto los regímenes de comunidad como de separación de

bienes que se han establecido en la legislación ecuatoriana así como en

el derecho comparado tienen una finalidad común, en primera instancia

proteger el bien común de la pareja orientado a la satisfacción de sus

necesidades y las de su familia; y en el caso de los regímenes de

separación de bienes, se orientan más bien a precautelar la integridad de

los bienes individuales, estos sistemas tienen su razón de ser

principalmente en el derecho a la propiedad individual que asiste a los

cónyuges, el cual incluso en determinado momento puede ser pretendido

maliciosamente por el otro cónyuge.

Relacionando lo dicho con la problemática del presente estudio, es

preciso reflexionar que al no existir una legislación especial que regule lo

concerniente con respecto a la sociedad de bienes entre convivientes en

unión de hecho, deben aplicarse a esta las normas de carácter general

que regulan la sociedad conyugal conformada por causa del matrimonio,

desde cuya perspectiva, se entendería que la sociedad de bienes entre

los convivientes que reúnan los requisitos exigidos por la ley para la

existencia de la unión de hecho, es decir, que sean personas libres de

vínculo matrimonial que inicien una convivencia marital con el ánimo de

vivir juntos, procrear y auxiliarse mutuamente, viviendo en forma estable y

permanente bajo el mismo techo con el ánimo evidente de formar una


29
PARRAGUEZ RUIZ, Luis, Manual de Derecho Civil Ecuatoriano, Tomo II, Derecho de
Familia, pág. 43-46.
41
familiar, decíamos, en cuyo caso la unión de hecho comenzaría en el

momento mismo en que inicia la convivencia marital estable y

monogámica, y en cuyo caso, pese a la no existencia documentada de

dicha unión se entiende que existe de hecho. Siendo indispensable

reflexionar que al igual que en el matrimonio, los convivientes en unión de

hecho, podrían acordar determinados regímenes de bienes al momento

mismo de constituir la unión de hecho, cuestión que podría hacerla

mediante escritura pública, donde determinarían su voluntad de

separación de bienes de conformidad con sus intereses y con los del

núcleo familiar.

4.2.4. NATURALEZA JURÍDICA DE LA SOCIEDAD CONYUGAL.

Si se observan los mecanismos que gobiernan sus complejas relaciones

internas y externas de las personas, es posible encontrar ciertas

semejanzas entre la sociedad conyugal y otras instituciones relativamente

afines como la comunidad ordinaria de derecho civil y la sociedad común.

De hecho, más de una vez los autores han tratado de sustentar una u otra

asimilación sin mayor éxito puesto que las diferencias son apreciables.

Desde luego y cualquiera sea su aparente similitud, la sociedad conyugal

no es una comunidad ordinaria de bienes en la que los cónyuges serían

dueños por partes iguales de los bienes sociales. Mientras la sociedad

está vigente ellos no son copropietarios de estos bienes sobre los cuales

carecen de dominio de cuota, debido a que los bienes pertenecen a la

sociedad en común y es ella la única que tiene el dominio de los bienes.

42
Esta particularidad aparecía con toda nitidez en el régimen anterior a la

reforma de 1989, pues el antiguo artículo 181 del Código Civil expresaba

que el marido es, respecto de terceros, dueño de los bienes sociales,

como si ellos y sus bienes propios formasen un solo patrimonio. De esta

manera queda categóricamente descartada cualquier idea de propiedad

común de marido y mujer, aunque es necesario aclarar que tampoco

significaba que el marido fuera en realidad dueño de estos bienes.

Simplemente se trataba de una ficción de dominio marital tendiente a

facilitar a los terceros sus relaciones patrimoniales con la sociedad

conyugal, evitándoles el riesgo de que se les opusieran alegaciones sobre

la verdadera propiedad de los bienes.

La Ley 43 de 1989 modificó esta norma, trasladándola al nuevo Art. 182

del Código Civil, según el cual el marido y la mujer son respecto de

terceros dueños de los bienes sociales.

Debe observarse que este precepto no contiene una afirmación

categórica de dominio conyugal sobre los bienes sociales. De la misma

manera que lo hacía el antiguo artículo 181 del Código Civil respecto del

marido, la nueva norma sólo declara que son dueños respecto de

terceros. Es decir, queda de manifiesto que se trata una vez más, de la

ficción de propiedad encaminada a favorecer la posición jurídica de los

terceros.

Tampoco es dable asimilar la sociedad conyugal a la sociedad del

derecho común, en la cual es de la esencia una aportación de cada socio

43
para la integración del capital social y el objetivo de distribución de

utilidades y pérdidas a prorrata de los aportes iníciales. En la sociedad

conyugal no se requiere aportación inicial de bienes, su objetivo no es el

logro de utilidades y los gananciales se reparten por mitades

independientemente de la contribución de cada cónyuge. Finalmente,

tampoco es una persona jurídica capaz de ser titular de su propio

patrimonio. Como bien expresa Tedeschi, “Titulares de los bienes

comunes son siempre los dos cónyuges, cuyas personas no han

sido unificadas por la ley en un nuevo y distinto sujeto”.30

En definitiva, los autores están mayoritariamente de acuerdo en estimar al

régimen de bienes que nos ocupa, como una entidad particularísima que

no se ajusta al tipo de organizaciones patrimoniales más frecuentes y que

sólo es comparable, consigo misma.

30
TEDESCHI, Guido, El Régimen Patrimonial de la Familia, Ed. Jurídicas, Europa-América,
Buenos Aires-Argentina 1954, pág. 357.

44
4.3. MARCO JURÍDICO

4.3.1. LA FAMILIA EN EL ORDENAMIENTO CONSTITUCIONAL DEL

ECUADOR.

Como se viene aseverando a lo largo de este estudio, la familia y su

integridad, constituye una de las principales preocupaciones de los entes

estatales modernos, a la que indudablemente se acoge el Estado

ecuatoriano.

Para determinar la resonancia de la familia en el marco constitucional

ecuatoriano, me parece de suma importancia empezar anotado que el Art.

3, numeral 1, de la Constitución de la República del Ecuador señala

primeramente que “es deber prioritario del Estado el de garantizar sin

discriminación alguna el efectivo goce de los derechos establecidos

en la Constitución y en los instrumentos internacionales.31 Entonces,

de acuerdo a este principio es un deber sustancial del Estado ecuatoriano

promover el derecho de los seres humanos a tener una familia, conforme

lo reconoce el Art. 45, cuando señala “que las niñas, niños y

adolescentes tienen derecho “a tener una familia y disfrutar de la

convivencia familiar. 32 Es decir, independientemente de la fortuna de

tener una familia, la protección de los individuos es un deber sustancial

del Estado y la sociedad.

31
CONSTITUCIÓN DE LA REPÚBLICA DEL ECUADOR, Gaceta Constitucional, Ecuador,
Octubre de 2008
32
. Idem, Art. 45.
45
Refiriéndome en concreto a la familia, que como he señalado es una

institución íntimamente relacionada con la protección de los menores, la

Constitución de la República del Ecuador, presenta las siguientes

disposiciones:

Art. 67.- “Se reconoce a la familia en sus diversos tipos. El Estado la


protegerá como núcleo fundamental de la sociedad y garantizará
condiciones que favorezcan integralmente la consecución de sus
fines. Estas se constituirán por vínculos jurídicos o de hecho y se
basarán en la igualdad de derechos y oportunidades de sus
integrantes.
El matrimonio es la unión entre hombre y mujer, se fundará en el
libre consentimiento de las personas contrayentes y en la igualdad
de sus derechos, obligaciones y capacidad legal.”33
Art. 68.- “La unión estable y monogámica entre dos personas libres
de vínculo matrimonial que formen un hogar de hecho, por el lapso y
bajo las condiciones y circunstancias que señale la ley, generará los
mismos derechos y obligaciones que tienen las familias constituidas
mediante matrimonio.
La adopción corresponderá solo a parejas de distinto sexo.”34

Art. 69.- Para proteger los derechos de las personas integrantes de la


familia:
1.- Se promoverá la maternidad y paternidad responsable; la madre y
el padre estarán obligados cuidado, crianza, educación,
alimentación, desarrollo integral y protección de los derechos de
sus hijas e hijos, en particular cuando se encuentren separados
de ellos por cualquier motivo;
2.- Se reconoce el patrimonio familiar inembargable en la cuantía y
con las condiciones y limitaciones que establezca la ley. Se
garantizará el derecho de testar y de heredar;

33
CONSTITUCIÓN DE LA REPÚBLICA DEL ECUADOR, Gaceta Constitucional, Ecuador,
Octubre de 2008
34
Idem, Art. 68
46
3.- El Estado garantizará la igualdad de derecho en la toma de
decisiones para la administración de la sociedad conyugal y de la
sociedad de bienes;
4.- El Estado protegerá a las madres, a los padres y a quienes sean
jefas y jefes de familia, en el ejercicio de sus obligaciones, y
prestará especial atención a las familias disgregadas por
cualquier causa;
5.- El Estado promoverá la corresponsabilidad materna y paterna y
vigilará el cumplimiento de los derechos y derechos recíprocos
entre madres, padres, hijas e hijos;
6.- Las hijas e hijos tendrán los mismos derechos sin considerar
antecedentes de filiación o adopción;
7.- No se exigirá declaración sobre la calidad de la filiación en el
momento de la inscripción del nacimiento, y ningún documento
de identidad hará referencia a ella.”35

Es sumamente clara entonces la Constitución de la República en el

sentido de la obligación del Estado ecuatoriano de proteger a la familia

como célula fundamental de la sociedad, así como de contribuir en este

fin, para la consecución de sus objetivos, referidos obviamente al

bienestar traducido en la dotación de condiciones favorables para su

desarrollo, como es un medio social equilibrado y con facilidad de acceso

a los servicios básicos, a la alimentación, salud, educación, empleo, etc.

Acepta también, la Constitución, a la familia estructurada bajo vínculos

jurídicos o de hecho, esto como preludio al reconocimiento de la unión de

hecho, que reconoce en las siguientes disposiciones.

Además, el Estado considera, que la familia por su propia naturaleza, es

el ente adecuado para contribuir al ejercicio de otros derechos


35
CONSTITUCIÓN DE LA REPÚBLICA DEL ECUADOR, Gaceta Constitucional, Octubre de
2008.
47
indispensables de las personas, como es por ejemplo el derecho a la

protección de los menores (que es precisamente el fin de la adopción), a

la salud, educación, etc., es por eso, que resulta fundamental proteger a

la familia como ente primario para el desarrollo y el bienestar del ser

humano.

Expresamente por efecto de la norma constitucional se impone al Estado

el deber de proteger el matrimonio, y concomitantemente la maternidad y

el haber familiar, donde ampara el derecho constitucional la libertad de las

personas al promover el matrimonio fundado en el libre consentimiento de

los contrayentes y en la igualdad de derechos, obligaciones y capacidad

legal de los cónyuges.

En el Art. 68 acepta la Carta Magna la unión de hecho, proveniente de la

unión estable y monogámica de un hombre y una mujer libres de vínculo

matrimonial, remitiéndose a los lapsos, así como las condiciones y

circunstancias que exige la Ley especial que regula las Uniones de

Hecho, para el efecto.

En definitiva, la Constitución de la República del Ecuador, protege a la

familia y en consecuencia al matrimonio y la unión de hecho como

instituciones que la generan, tanto en sus efectos sociales, personales,

patrimoniales y jurídicos en general.

Merece especial atención la normatividad constitucional de protección a la

familia, en cuanto se establece el ánimo del legislador, de propugnar la

integridad familiar como una meta social primaria, en un marco de

bienestar e igualdad de derechos de cada uno de sus miembros. La

48
paternidad y maternidad responsables se dirigen a lograr la debida

protección a los niños y adolescentes, prodigándoles en primer lugar el

afecto y amparo que estos requieren, así como un ambiente filial para su

normal desarrollo, además de los medios necesarios para la satisfacción

de sus necesidades básicas. No debemos olvidar que la familia, junto a la

sociedad y al Estado, según lo señala el Art. 44 de la Constitución de la

República del Ecuador, tiene la obligación primordial de proteger los

derechos especiales que asisten a los niños y adolescentes

(descendientes) como grupo vulnerable, recayendo especialmente esta

obligación en el núcleo filial, toda vez que constituye el primer contacto

social de los hijos, y por tanto es el llamado a brindarle las condiciones

idóneas para su normal desarrollo en todas las circunstancias de su

existencia.

Es claro entonces que la Constitución de la República del Ecuador,

establece de manera expresa el compromiso del Estado de proteger a la

familia como célula fundamental de la sociedad, garantizando las

condiciones que favorezcan integralmente la consecución de sus fines.

Determina además el texto constitucional en el artículo 67 que se

reconoce a la familia en sus diversos tipos, es decir, desde ya el

legislador acepta la conformación jurídica de la familia que se realiza por

medio de la celebración en los términos y con las formalidades de ley

para el matrimonio, así como por vínculos de hecho, es decir por la

convivencia estable y monogámica, que se convierte en generadora de

49
derechos, y que como es jurídicamente natural, constituye una sociedad

de hecho.

El Art. 68 de la Constitución de la República, como se puede observar,

establece de manera tácita la definición de la unión de hecho, anotando

que aquella constituye la unión estable y monogámica, es decir, la

convivencia permanente caracterizada por la fidelidad mutua entre un

hombre y una mujer, quienes por razones obvias deben encontrarse libres

de vínculo matrimonial, en caso contrario, no se podría hablar de la

característica de monogamia. Esa misma convivencia entre el hombre y la

mujer, libres de vínculo matrimonial da lugar a la formación de un hogar

de hecho, es decir a la habitación bajo un mismo techo, con un trato

habitual frente a sus vecinos y en sus relaciones sociales y familiares

como si fueran marido y mujer.

Debe notarse que la definición de unión de hecho que contiene la

Constitución de la República del Ecuador, es muy similar a lo que

establece el artículo 222 del Código Civil, con respecto a tal concepto. Y

es precisamente este ordenamiento jurídico el que establece que la unión

estable y monogámica del hombre y la mujer libres de vínculo

matrimonial, que perdure por dos años o más, será considerada como

unión de hecho, con los mismos efectos que el matrimonio.

Me parece sumamente interesante el señalamiento que realiza el artículo

68 de la Constitución en el sentido de que la unión de hecho estable y

monogámica entre un hombre y una mujer libres de vínculo matrimonial,

50
que hubiere perdurado por más de dos años, generará los mismos

derechos y obligaciones que tienen las familias constituidas mediante el

matrimonio, incluyendo lo que se refiere a la presunción de paternidad de

los hijos, así como a la sociedad conyugal. Esto significa que el hombre y

la mujer que conviven en unión de hecho tienen los mismos derechos y

obligaciones que aquellos que se encuentran unidos en matrimonio, y

precisamente por esta razón los hijos que sean concebidos dentro de la

unión de hecho, se reputan hijos de los convivientes, salvo que se

produjere en los términos que señala el Código Civil la impugnación de la

paternidad. Y es importante también, que al igual que en el matrimonio se

constituye una sociedad de bienes, o sociedad conyugal por efecto de la

convivencia bajo el régimen de unión de hecho, es decir, que los bienes

que se adquieran de parte de los convivientes con base en el esfuerzo

común, serán considerados bienes conyugales, y por tanto sometidos a

las normas que al respecto dicta el Código Civil.

Debo recalcar, que el afán de protección del Estado, no sólo alcanza a los

intereses de el hombre y la mujer que constituyen la unión de hecho, sino

que de manera especial pretende proteger a los hijos habidos bajo este

régimen de constitución familiar, al determinar que la paternidad de

aquellos se reputa en los mismos términos que en el matrimonio.

4.3.2. LA UNIÓN DE HECHO EN EL CÓDIGO CIVIL.

La Ley que regula las uniones de hecho, fue publicada en el Registro

Oficial 399 del 29 de diciembre de 1982, y como tal tuvo vigencia hasta el

51
momento que fue íntegramente incorporada a la normatividad del Libro

Primero del Código Civil, mediante reforma publicada en Registro Oficial

Suplementario No. 46 de 24 de junio de 2005.

Como antecedentes de la normatividad que regula las uniones de hecho,

necesariamente debe señalarse la disposición constitucional vigente a la

fecha de dictación de aquella (1982), que en el artículo 25, señalaba la

obligatoriedad de la ley de determinar expresamente las circunstancias y

las condiciones en las cuales la unión de hecho estable y monogámica

entre un hombre y una mujer libres de vínculo matrimonial, dan lugar a la

existencia de una sociedad de bienes, además, se considera que la Corte

Suprema de Justicia, a la fecha había emitido varias resoluciones en las

cuales se aceptaba la existencia de los llamados “cuasi contratos de

comunidad” en las relaciones maritales de hecho entre un hombre y una

mujer libres de vínculo matrimonial, considerando obviamente las

evidentes similitudes que estas tenían con la familia conformada por la vía

de celebración de matrimonio.

Además, existía en esa época una evidente preocupación de nuestro

legislador en cuanto a garantizar los derechos e intereses de las personas

que se encuentran unidas maritalmente por vínculos de hecho, así como

a la filiación de los hijos, el derecho sucesorio, y las garantías que

corresponderían a los convivientes por la similitud de este vínculo con el

matrimonio. La ley incluso, reconociendo que tiene también un carácter

social y económico, determina su aplicación no sólo para las situaciones

52
venideras sino para los vínculos de hecho ya existentes, los cuales

evidentemente se legitiman por efecto de este ordenamiento jurídico.

No se debe olvidar que una de las razones que impulso al legislador a

dictar la Ley que regula las uniones de hecho, cuyas disposiciones han

sido actualmente incorporadas al Código Civil, era precisamente la alta

incidencia de este vínculo conformador de la familia en el Ecuador, y la

necesidad de garantizar el derecho a la seguridad jurídica de las personas

que conforman la unión de hecho, así como de la descendencia, que en

la mayoría de los casos procrean, en cumplimiento precisamente de una

de las finalidades propias del vínculo matrimonial, como es la procreación.

Las normas que actualmente regulan a la unión de hecho y que se

encuentran incluidas en el Código Civil, son las siguientes:

“Artículo 222.- La unión estable y monogámica de un hombre y una


mujer, libres de vínculo matrimonial con otra persona, que formen un
hogar de hecho, por el lapso y bajo las condiciones y circunstancias
que señala éste Código, generará los mismos derechos y
obligaciones que tienen las familias constituidas mediante
matrimonio, inclusive en lo relativo a la presunción legal de
paternidad, y a la sociedad conyugal.
La unión de hecho estable y monogámica de más de dos años entre
un hombre y una mujer libres de vínculo matrimonial, con el fin de
vivir juntos, procrear y auxiliarse mutuamente, da origen a una
sociedad de bienes.”36

Como se puede apreciar, el artículo 222 del Código Civil, se refiere a la

definición de la unión de hecho. Desglosados estos conceptos puede

establecerse lo siguiente:

36
CÓDIGO CIVIL, Corporación de Estudios y Publicaciones, Actualizado a enero de 2011, Art. 222.
53
a) La existencia de la unión de hecho requiere indispensablemente de la

estabilidad y la monogamia. Es decir, la relación permanente de pareja

entre los convivientes, por más de dos años, dice la Ley, debiendo

caracterizar a esta unión la monogamia. Esto significa que los dos

convivientes se encuentren libres de vínculo matrimonial anterior,

pudiendo ser solteros, viudos o divorciados, de manera que se

encuentren en aptitud para contraer vínculo matrimonial, o en este

caso, para fundar legalmente una unión de hecho. La estabilidad en la

unión, significa la permanencia juntos en una residencia común, sin

perturbaciones ni separación de cuerpos que permita presumir ruptura

de la convivencia habitual.

b) La unión de hecho necesariamente requiere la diferencia de sexo

entre los convivientes, pues es claro el precitado artículo 1 cuando

señala que la unión estable y monogámica debe ser “entre un hombre

y una mujer”. Obviamente, esta pareja conformada por individuos de

diferente sexo, presupone la existencia de una relación amorosa, de

lazos de afecto mutuo y del ánimo que tienen los convivientes de

conformar una familia, lo que precisamente se manifiesta en la

estabilidad y permanencia de la relación monogámica.

c) La libertad de vínculo matrimonial, es decir, que los convivientes no

tengan un vínculo matrimonial vigente, debiendo tener

consecuentemente un estado civil que permita presuponer la misma

aptitud que se requiere para contraer vínculo matrimonial, es decir, ser

54
soltero, viudo o divorciado. Es obvio, que no se puede concebir la

unión de hecho cuando uno de los convivientes tiene vínculo

matrimonial con una tercera persona, en cuyo caso evidentemente

entramos al caso de la bigamia.

d) A la unión de hecho se le atribuyen las mismas finalidades que

animan a la pareja que comparece a la celebración del matrimonio,

esto es: la finalidad de vivir juntos, de procrear y de auxiliarse

mutuamente. Estos fines obviamente permiten presuponer la

cohabitación libre y voluntaria de la pareja bajo un mismo techo, con él

animo de conformar una familia, por lo que busca la satisfacción del

anhelo de procrear, auxiliándose mutuamente en la satisfacción de sus

propias necesidades e intereses, así como de los hijos que procreen

en el seno de su hogar.

e) La unión de hecho da lugar a la existencia de una sociedad de bienes,

pues es claro que si se acepta la unión de hecho, como una especie

de conformación familiar, es obvio que se genera como efecto jurídico

una especie de sociedad conyugal, que permita salvaguardar los

intereses patrimoniales de los convivientes, y consecuentemente

salvaguarda también el haber patrimonial familiar.

El artículo 223 del Código Civil dispone que “Se presume que la unión
es de este carácter cuando el hombre y la mujer así unidos se han
tratado como marido y mujer en sus relaciones sociales y así han
sido recibidos por sus parientes, amigos y vecinos.

55
El Juez aplicará las reglas de la sana crítica en la apreciación de la
prueba correspondiente.”37
Entonces, de acuerdo al artículo 223 del Código Civil, este tipo de vínculo

conformador de la familia se presume cuando la pareja que convive bajo

esta forma, mantiene habitualmente un trato como marido y mujer, y así lo

han translucido en sus relaciones familiares y sociales, ante sus

parientes, amigos y vecinos. Deja a salvo la Ley la capacidad de la sana

crítica de los jueces para valorar la prueba, que en caso de ser necesaria,

se obre para el efecto.

En cuanto al régimen de bienes de la unión de hecho, el artículo 224 del


Código Civil señala: “La estipulación de otro régimen económico
distinto al de la sociedad de bienes deberá constar de escritura
pública.”38
Esta disposición legal concede facultad a los cónyuges para estipular un

régimen de bienes distinto de la sociedad conyugal que norma el mismo

Código, lo que deberá hacerse necesariamente por medio de escritura

pública.

En cuanto a la facultad de los convivientes en unión de hecho para


conformar patrimonio familiar, el artículo 225 del Código Civil textualmente
señala: “Las personas unidas de hecho podrán constituir patrimonio
familiar para sí y en beneficio de sus descendientes, el cual se regirá
por las reglas correspondientes de este Código.
La sociedad de bienes subsistirá respecto de los restantes.”39

Entonces, de acuerdo a este artículo del Código Civil, se faculta a las

personas que cohabitan en unión de hecho, para que constituyan, en

37
CÓDIGO CIVIL, Corporación de Estudios y Publicaciones, Actualizado a enero de 2011, Art. 223.
38
Idem, Art. 224.
39
CÓDIGO CIVIL, Corporación de Estudios y Publicaciones, Actualizado a enero de 2011, Art. 225.
56
caso de creerlo conveniente, patrimonio familiar, sea en su propio

beneficio o en el de su descendencia. Para esto deberán regirse por las

normas específicas que determina el mismo Código para tal efecto, en los

mismos casos que se establecen para la unión matrimonial. Los bienes

que no sean gravados por dicho régimen, subsistirán dentro de la

sociedad de bienes que implica la unión de hecho.

En relación con la terminación de la unión de hecho, el artículo 226 del


Código Civil, dispone lo siguiente:
“Esta unión termina:
a) Por mutuo consentimiento expresado por instrumento público o
ante un Juez de lo Civil;
b) Por voluntad de cualquiera de los convivientes expresada por
escrito ante el Juez de lo Civil, la misma que será notificada al
otro, en persona, o mediante tres boletas dejadas en distintos
días en su domicilio;
c) Por el matrimonio de uno de los convivientes con una tercera
persona; y,
d) Por muerte de uno de los convivientes.”40

Como se puede apreciar, el artículo 226 del Código Civil, se refiere a la

forma de terminación de la unión de hecho, estableciendo un

procedimiento demasiado simplista y subjetivo para el efecto, que a mi

modo de ver no garantiza en lo más mínimo la integridad familiar, los

derechos de los convivientes, ni los derechos de los hijos habidos en el

seno de la familia conformada por esta vía.

40
CÓDIGO CIVIL, Corporación de Estudios y Publicaciones, Actualizado a enero de 2007, Art. 226.
57
El artículo 227 del Código Civil, establece que “Por el hecho del
matrimonio entre los convivientes, la sociedad de bienes continúa
como sociedad conyugal.”41
Por lo determinado por el legislador en la disposición que antecede,

queda claro que por el hecho del matrimonio entre los convivientes, la

sociedad de bienes conformada por efecto del vínculo de hecho,

subsisten o continúan bajo el mismo régimen de la sociedad conyugal,

salvo que exista estipulación de común acuerdo en contrario en los

términos que señala la Ley.

El artículo 228 del Código Civil, cuyas normas con relación a la unión de

hecho vengo analizando, determina el deber que tienen los convivientes

de luchar conjuntamente para satisfacer la necesidad del hogar que han

conformado en común.

La sociedad de bienes que se constituye por efecto de la unión de hecho,

según el artículo 229 del Código Civil se regirá por las respectivas normas

que señala el mismo Código para la sociedad conyugal. Así mismo según

el artículo 230, la administración ordinaria de la sociedad de bienes

corresponde al conviviente que hubiere sido autorizado por el otro para

ello mediante escritura pública, de no haber tal estipulación la

administración de la sociedad corresponde naturalmente al varón.

Según el artículo 231 del Código Civil, se aplicarán los diversos órdenes

de la sociedad intestada, al conviviente que sobreviviere, de la misma

manera que establece el mismo Código para la determinación de la

porción conyugal entre las personas unidas en matrimonio.

41
Idem, Art. 227.
58
Y por último el artículo 232 del Código Civil, en cuanto a los derechos que

en el ámbito tributario y de la seguridad social corresponden a las familias

constituidas mediante unión de hecho, éstas pueden acceder a lo

siguiente: a) A beneficiarse de la seguridad social. Así por ejemplo, en el

caso del seguro campesino, con la afiliación del jefe de familia constituida

mediante unión de hecho, tendría derecho a la seguridad social la

conviviente, y los hijos menores de edad habidos de tal unión; y, b) A los

beneficios que puedan corresponder a uno de los convivientes por

concepto de subsidio familiar y otros beneficios sociales que de acuerdo a

la Ley corresponden al cónyuge.

Estos son los principales aspectos que pueden destacarse con respecto a

los 11 artículos que conforman el respectivo título del Código Civil que

regula lo concerniente a la unidad de hecho.

4.3.3. LA SOCIEDAD CONYUGAL EN LA LEGISLACIÓN CIVIL DEL

ECUADOR.

La sociedad conyugal de acuerdo a la legislación civil del

Ecuador, tiene dos hechos generadores: 1) El matrimonio, a partir de cuya

celebración, siempre que los cónyuges no hubieren estipulado en

contrario, se entiende constituida la sociedad conyugal; y, 2) Por efecto de

la unión marital de hecho, de acuerdo a los Arts. 222 y 229 del Código

Civil se genera una sociedad de bienes entre los convivientes o sociedad

conyugal; sin embargo, en este último caso surge la inquietud si la

sociedad conyugal se genera desde el momento en el que los

59
convivientes inician su vida marital con el fin de vivir juntos, procrear y

auxiliarse mutuamente, o si se considera que existe aquella a partir de los

dos años de unión estable y monogámica. Considero que el legislador

debe realizar la reforma legal pertinente aclarando tal situación.

La sociedad conyugal cuenta con un activo o haber que se integra en la

forma que determina la ley, salvo que mediante las capitulaciones

matrimoniales se haya establecido cosa diferente. El Código Civil, permite

indirectamente, la sociedad universal de bienes entre los cónyuges, la que

comprendería en su activo todos los bienes de ellos, pero la sociedad

conyugal que sigue el régimen legal supletorio, no comprende todos los

bienes que tengan o adquieran los cónyuges sino solamente algunos de

ellos. Normalmente, pues, hay que distinguir tres patrimonios distintos: el

del marido, el de la mujer y el de la sociedad conyugal.

Dentro del haber de la sociedad conyugal se puede distinguir, el haber

originario y los gananciales, es decir cuáles son los bienes que integran

inicialmente el haber, los que se aportan al matrimonio, y por otra parte

los que constituyen el activo al momento de la disolución del matrimonio,

los que se han agregado o aumentado al haber inicial.

No existe en nuestro Código Civil una enumeración concreta de los

bienes que componen el haber absoluto, en el artículo 157 del mismo se

indican los principales rubros de él, pero entremezclados con otros que

constituyen haber relativo o aparente, como lo llaman otros.

Sin embargo al haber absoluto pertenecen: los bienes inmuebles

adquiridos durante el matrimonio; los bienes muebles adquiridos durante

60
el matrimonio al título oneroso; los salarios y emolumentos de todo

género de empleos y oficios, devengados durante el matrimonio; y, los

frutos.

En tanto que en el haber relativo entran: el dinero; las cosas fungibles y

especies muebles; las donaciones remuneratorias que no dan derecho a

acción para cobrarlas; la parte del tesoro asignado por ley al descubridor;

y, los bienes raíces aportados por la mujer.

“Según nuestro Código Civil para determinar si un bien pertenece al


activo de la sociedad o al patrimonio de uno de los cónyuges, y si su
ingreso es definitivo (haber absoluto) o solamente transitorio (haber
relativo), hay que tener en cuenta varios factores que son éstos: a) la
naturaleza de los bienes: muebles o inmuebles; b) la naturaleza del
título de adquisición: gratuito u onerosos; c) el tiempo de la
adquisición, antes o durante el matrimonio”42.

Examinemos en forma detallada cada caso de los bienes que entran al

haber absoluto:

A). Inmuebles adquiridos a título oneroso durante el matrimonio. “Para


determinar estos bienes como en general todos los demás, se debe
tener en cuenta el tiempo en que se produce el título de adquisición,
y no la fecha en que se haya prometido su venta, donación, etc., ni la
del contrato, o la toma de posesión material o legal.”43
En el caso de los inmuebles sabemos que la compraventa no transmite el

dominio, sino que éste se adquiere mediante la tradición que se verifica al

inscribirse en el Registro de la Propiedad el correspondiente título.

42
PARRAGÜEZ, Ruiz, Luis, Ob. Cit. pág. 71
43
Ibidem, pág. 71.
61
Por tanto si antes del matrimonio se ha hecho la escritura de

compraventa y se inscribe ya dentro del matrimonio, ese bien no ingresa a

la sociedad conyugal, porque el título es anterior al matrimonio. Viceversa,

si se adquiere por uno de estos títulos onerosos, durante el matrimonio,

tal cosa sí ingresa a la sociedad conyugal.

B). Los muebles adquiridos durante el matrimonio a titulo oneroso. El


Artículo 157 en el numeral 5 dice: “De todos los bienes que los
cónyuges adquieran durante el matrimonio a título oneroso.”44
Los bienes muebles exigen, efectivamente, que se distinga

primordialmente el tiempo de su adquisición. Por regla general todos los

bienes muebles de los cónyuges, al momento del matrimonio, o sea

adquiridos antes, entran a la sociedad conyugal. En cambio si se

adquieren dentro del matrimonio, o durante la sociedad conyugal,

entonces entran a la sociedad solamente si se han adquirido a título

oneroso.

La inclusión indiscriminada de todos los muebles podría, sin embargo,

conducir a situaciones poco justas, particularmente, a que en la

liquidación de la sociedad conyugal el cónyuge que poco o nada aportó,

se enriquezca con la mitad de los cuantiosos bienes aportados por el otro.

Ciertamente que podría señalarse en las capitulaciones matrimoniales

esa aportación cuantiosa y establecerse la obligación de restituirlos en

especie o por lo menos dar lugar a una recompensa de su precio, pero

como las capitulaciones no se usan en la práctica sino excepcionalmente,

44
CÓDIGO CIVIL, Ob. Cit. pág. 33.
62
resulta que la injusta división de los bienes se producirá en la mayor parte

de los casos.

C). “Los salarios y emolumentos de todo género de empleos y

oficios, devengados durante el matrimonio.”45 Se comprende en esta

denominación toda clase de retribuciones directas o indirectas, inmediatas

o diferidas, del trabajo personal. Por consiguiente entran los sueldos,

salarios, honorarios, indemnizaciones laborales, fondos de reserva,

utilidades o participación en ellas, utilidades de la actividad artística,

intelectual, etc., prestaciones y aportaciones reembolsables del Instituto

Ecuatoriano de Seguridad Social, etc.

D). Frutos. El numeral 2 del artículo 157 del Código Civil, señala que
ingresan al haber social: “de todos los frutos, réditos, pensiones,
intereses y lucro de cualquier naturaleza, que provengan, sea de los
bienes sociales, sea de los bienes propios de cada uno de los
cónyuges, y que se devenguen durante el matrimonio”46.
Los frutos de los bienes sociales son adquiridos por accesión, a título de

propietario. En cambio, los frutos de los bienes propios de los cónyuges

ingresan al haber social a título de usufructo, o para ser más exactos, por

un derecho especial de goce sobre aquellos bienes.

Esta es una breve descripción de los bienes que por disposición de los

diferentes artículos señalados en el Código Civil, forman el haber absoluto

de la sociedad conyugal.

La composición activa y pasiva del patrimonio de la sociedad conyugal, y

de aquel de cada cónyuge, se determina por las reglas legales,

45
PARRAGÜEZ, Ruiz, Luis, Ob. Cit. pág. 72.
46
CÓDIGO CIVIL, Ob. Cit. pág. 39.
63
parcialmente modificables en las capitulaciones matrimoniales. Pero una

vez establecidos esos patrimonios, ya no se puede alterar arbitrariamente

su equilibrio económico, pues ello podría inclusive, perjudicar a terceros.

Es posible, sin embargo que ciertos bienes pasen de uno a otro

patrimonio. En primer término los cónyuges pueden hacerse donaciones

revocables. Pero en los demás casos, si se produce un traspaso de

bienes del cónyuge a la sociedad o viceversa, debe restablecerse el

equilibrio económico, mediante la correspondiente “recompensa”, que se

hace efectiva al momento de liquidarse la sociedad conyugal. De todo

esto se desprende la gran diferencia existente entre el haber absoluto y el

relativo: el primero queda establecido en forma definitiva e inmutable por

regla general, desde el principio del matrimonio, en cambio el activo

provisional o relativo (“aparente”, le llaman algunos), volverá en último

término a su originario titular, sea por la restitución de la cosa aportada, o

por medio de la compensación de su valor mediante la “recompensa”.

En otras palabras, el haber relativo está compuesto por aquellos bienes

que si entran a la comunidad, están compensados con crédito que

adquiere el respectivo cónyuge, y que se le hará efectivo al liquidarse la

sociedad.

Los bienes que entran al haber relativo son: a) el dinero; b) las cosas

fungibles y especies muebles; c) las donaciones remuneratorias que no

den derecho a acción para cobrarlas; d) la parte del tesoro que la ley

asigna al descubridor; e) los bienes raíces aportados por la mujer

apreciados para que sean restituidos.

64
a) El dinero que cualquiera de los cónyuges aportare al matrimonio, o

durante él adquiriere; “obligándose la sociedad a la restitución de

igual suma”, dice el numeral 3 del artículo 157 del Código Civil al

enumerar los componentes del haber de la sociedad.

En el numeral 4 del Art. 157 del Código Civil se habla de las cosas

fungibles, y el dinero es una de ellas, de donde parece inútil la

enumeración en dos acápites distintos; pero si se considera la

importancia singular de esta cosa fungible que es el dinero, entonces

se justifica que el Código hable separadamente de él. Además, y esto

tiene mayor importancia, la forma de restitución del dinero al

liquidarse la sociedad conyugal es simplemente por su cantidad (la

misma cantidad numérica), en cambio la restitución de las cosas

fungibles es por su valor al tiempo de su aporte o adquisición.

El dinero entra a formar parte del haber relativo cuando no hay una

razón para que entre a formar parte del absoluto. Si se adquiere a

título oneroso pertenece al haber absoluto: así sucede si se “compara”

dinero, divisas, moneda extranjera, con otras monedas que sean de la

sociedad conyugal, en este caso la adquisición es a título oneroso, y

caemos en la regla 5ª Del artículo 157 que es absoluta: “todos los

bienes” dice, que sean adquiridos a título oneroso, entran en el haber

absoluto.

b). El numeral 4 del artículo 157 del Código Civil indica que ingresan al
haber social: “Las cosas fungibles y especies muebles que
cualquiera de los cónyuges aportare al matrimonio, o durante él

65
adquiriere; quedando obligada la sociedad a restituir su valor,
según el que tuvieron al tiempo del aporte o de la adquisición”47.

También a propósito de las cosas fungibles y bienes muebles, el

Código Civil no menciona expresamente el título gratuito, pero se

deduce claramente que se refiere a él. De otro modo no tendría

sentido esta disposición, ya que en el numeral 5 se incluye a todos los

bienes, adquiridos a título oneroso, por lo tanto en numeral 3 y 4 se

refieren a las cosas muebles aportados a la sociedad conyugal o

adquirida durante ella.

Un caso especial de bienes muebles, es el de los bienes muebles

incorporales, como son la propiedad literaria, artística o industrial.

También un establecimiento de comercio: no la materialidad de las

cosas que allí se venden o negocian, sino la empresa como tal, con

su clientela, su prestigio, nombre comercial, etc., es decir el

establecimiento considerado como cosa inmaterial y mueble, merece

señalarse separadamente, pero para incluir en la regla ya vista.

c). Las donaciones remuneratorias, si no dan lugar a acción para exigir

su pago, entran al haber relativo, según lo dispone el artículo 169. Ya

hemos visto que, en cambio, cuando hay lugar a acción, forman parte

del haber absoluto. La razón de esta distinción de la ley radica en

que en el primer caso se aproxima su naturaleza jurídica a la

donación simple, mientras que en la segunda, es más bien un título

oneroso propiamente dicho.

47
CÓDIGO CIVIL, Ob. Cit. pág. 39.
66
d). La parte del tesoro que corresponde al que lo descubre. Según el

artículo 163 del Código Civil, dicha parte “se agregará al haber del
48
cónyuge que lo encuentre” , sin embargo esa agregación

solamente puede realizarse realmente al liquidarse la sociedad

conyugal, como bien observa por ser el tesoro un bien mueble, y por

ser adquisición a título gratuito, debe entenderse que la parte del

tesoro que corresponde al inventor entra al haber relativo de la

sociedad conyugal, y que el cónyuge tendrá derecho a él o a su valor,

cuando se disuelva la sociedad, por lo tanto estas son las reglas

especiales que rigen en cuanto al haber relativo de la sociedad

conyugal.

En cuanto al haber propio de los cónyuges que por lo general no entra a


la sociedad conyugal es preciso realizar los siguientes señalamientos:
Se llaman bienes propios de los cónyuges aquellos que no ingresan
al haber de la sociedad conyugal. Su dominio y administración
pertenece al marido o a la mujer. Algunos de ellos pertenecen ya a
cada cónyuge desde antes del matrimonio, otros son adquiridos
durante él, y finalmente, algunos, aunque adquiridos durante el
matrimonio no llegan a individualizarse sino una vez terminada la
sociedad conyugal”49.
Los bienes propios se pueden englobar en una de las siguientes

categorías: 1. Inmuebles que un cónyuge tenía antes del matrimonio;

2.Inmuebles adquiridos durante el matrimonio a título gratuito; 3.

Donaciones revocables hechas por el otro cónyuge; 4. Muebles excluidos

48
CÓDIGO CIVIL, Ob. Cit. pág. 32.
49
PARRAGÜEZ RUIZ, Luis, Ob. Cit. pág. 99.
67
de la sociedad en las capitulaciones o por condición del donante; 5.

Muebles de carácter personal; 6. Créditos de un cónyuge contra la

sociedad; 7. Aumentos y productos de los bienes propios; 8. Bienes

subrogados a otros bienes propios; 9. Los adquiridos por un cónyuge en

caso de separación, de hecho o judicial.

1.- Los inmuebles que pertenecen a uno de los cónyuges antes del

matrimonio, adquiridos por cualquier título no entran a la sociedad

conyugal, puesto que no se enumeran entre los que sí ingresan.

Precisamente esto configura la sociedad conyugal como sociedad de

bienes y gananciales. Para determinar estos bienes que no entran en

la sociedad conyugal se toma en consideración la fecha del título de

adquisición, la cual debe ser anterior al matrimonio.

2.- Los inmuebles adquiridos durante el matrimonio a título gratuito son


bienes propios, según expresamente lo señala el artículo 158 del
Código Civil textualmente dice:
, “Las adquisiciones hechas, por cualquiera de los cónyuges a título
de donación, herencia o legado, se agregarán a los bienes del
cónyuge donatario, heredero o legatario; y las adquisiciones
hechas por ambos cónyuges simultáneamente, a cualquiera de
estos títulos, no aumentarán el haber social, sino el de cada
cónyuge”50.
Este artículo no distingue entre muebles e inmuebles, pero ya

sabemos que los muebles entran al haber relativo y llegarán a ser

propios del cónyuge al liquidarse la sociedad; por lo mismo el

significado del artículo anterior se restringe solamente a los inmuebles

50
CÓDIGO CIVIL, Ob. Cit. pág. 40.
68
los que adquiridos a título gratuito pertenecen de todos modos al

cónyuge a cuyo favor se dan.

3.- Donaciones revocables del otro cónyuge. También en este caso la

adquisición es a título gratuito, pero considero que merece un análisis

más profundo por las singulares características que involucra. Las

donaciones revocables solo adquieren firmeza definitiva con la muerte

del donante, y por eso las donaciones de esta clase deben hacerse

por regla general con las mismas solemnidades que los testamentos,

sin embargo, las donaciones entre cónyuges, que siempre son

revocables, pueden hacerse sin esas solemnidades, por contrato aún

verbal, o que conste en confesión de uno de los cónyuges. Por

consiguiente, estas donaciones pueden atribuir bienes propios de un

cónyuge al otro, pero su efectividad solamente quedará firme cuando

se disuelva la sociedad conyugal por muerte de uno de los cónyuges.

4.- Muebles excluidos de la sociedad conyugal. Se refiere

exclusivamente a los bienes que no entran, que nunca han

pertenecido a la sociedad, que son exclusivos del cónyuge.

5.- Los muebles de carácter estrictamente personal. No se declara

directamente por nuestra ley que los muebles de carácter personal

sean del cónyuge. Pero, el artículo 170 del Código Civil, en el inciso

final indica que:

69
“Sin embargo, se mirarán como pertenecientes a cada cónyuge

sus vestidos y todos los muebles de su uso personal

necesario.”51 Este artículo se refiere a la prueba de la propiedad y

recurre a esta presunción que no impide que se pueda probar que

existan otros muebles de carácter personal que sean igualmente

bienes propios de un cónyuge.

6.- Créditos de un cónyuge contra la sociedad. Naturalmente que estos

créditos no pueden entrar en la sociedad conyugal porque al llegar a

ser ella a la vez deudora y acreedora, se extinguirían por confusión, y

entonces no se alcanzarían los objetivos de justicia que se pretende

lograr través de ellos.

7.- Aumentos y productos de bienes propios. Es preciso distinguir los

aumentos y productos, de los frutos. Los frutos de los bienes propios

si entran a la sociedad, pero los productos no periódicos, que no

pertenecen al usufructuario, sino que es más bien una parte de la

propiedad, corresponden al propietario porque forman parte de la

propiedad y su separación disminuye la sustancia de la misma cosa.

8.- Bienes subrogados a los propios. Se entiende por subrogar, hacer

entrar unos bienes en lugar de otros, en la misma situación jurídica de

aquellos a los que reemplazan.

Nuestro derecho admite la subrogación de bienes del patrimonio de la

sociedad o de uno de los cónyuges –tanto del marido como de la mujer-, y

51
CÓDIGO CIVIL ECUATORIANO, Ob. Cit. Pág. 33.
70
en este segundo caso, los nuevos bienes, aunque se adquieren a título

oneroso, no entran a la sociedad sino que continúan siendo del cónyuge

con cuya propiedad se adquieren los nuevos bienes. La subrogación es

posible tanto de inmueble a inmueble, como de mueble a mueble, o de

bienes de una categoría a bienes de la otra. Nuestro derecho trata

principalmente sin embargo, del caso de subrogación de inmuebles o de

valores que son subrogados por inmuebles.

Para que tengan lugar las agregaciones de bienes a los distintos haberes

que he analizado, sería necesario en principio, que tanto la sociedad

como los cónyuges acrediten, con los medios legales de prueba, cada

uno de los elementos de los que depende el destino de los mismos: la

fecha de adquisición o del título adquisitivo, según el caso, la gratuidad u

onerosidad del título, la existencia de capitulaciones matrimoniales que

consignen aportes o exclusiones, las circunstancias necesarias para la

subrogación, etc.

Sin embargo tal principio sufre una excepción tratándose de los bienes

muebles, en beneficio de la sociedad conyugal y en salvaguarda de los

intereses de terceros. En efecto, la ley presume que todos los bienes

muebles que existan a la época de la disolución de la sociedad,

pertenecen a ella y no a los cónyuges. Al respecto dispone el inciso

primero del Art. 170 del Código Civil ecuatoriano, que dice:

“Toda cantidad de dinero y de cosas fungibles, todas las especies,


créditos, derechos y acciones que existieren en poder de cualquiera
de los cónyuges al tiempo de disolverse la sociedad, se presumirán
pertenecer a ella, a menos que aparezca o se pruebe lo contrario”.52

52
CODIGO CIVIL, Ob. Cit. pág. 36.
71
1.- La sociedad conyugal es reconocida como un régimen de bienes y

gananciales. Como hemos podido apreciarlo, en su sistema es

excepcional la inclusión de los bienes raíces. Siendo así, tiene

sentido presumir que todo mueble es social, más no ocurre lo mismo

tratándose de inmuebles donde, de haber una presunción de dominio,

ésta tendría que inclinarse en sentido contrario.

2.- La presunción que nos ocupa tiende a evitar a los terceros las

dificultades probatorias, las que ordinariamente no se dan en el caso

de los bienes inmuebles cuyas transferencias tienen suficiente

publicidad y resulta simple la prueba de su dominio: basta recurrir al

Registro de la Propiedad, lo que ordinariamente resulta complejo es la

prueba del dominio de los muebles, por lo que aparece justificada una

presunción a su respecto.

Según el inciso segundo del Art. 170 del Código Civil, en relación a la
confesión, cuando dice: “Ni la declaración de uno de los cónyuges que
afirme ser suya o debérsele una cosa, ni la confesión del otro ni
ambas juntas, se estimarán suficiente prueba, aunque se hagan con
juramento”.53
En consecuencia, los cónyuges no pueden acudir a la prueba confesional
para probar su dominio exclusivo. Esta limitación es comprensible en
tanto tiende a evitar fraudes en perjuicio de terceros. Sin embargo de lo
expuesto, la confesión que nos ocupa produce el efecto de donación a
favor del otro cónyuge, como lo señala el inciso tercero del mismo Art.
170, “La confesión, en tal caso, se mirará como donación revocable,
que confirmada por la muerte del donante, se llevará a efecto en su

53
CÓDIGO CIVIL, Ob. Cit. pág. 36,
72
parte de gananciales, o en sus bienes propios, en lo que hubiere
lugar”54

Respecto a la administración de la sociedad conyugal, el Código Civil

ecuatoriano, contempla dos sistemas administrativos. Uno principal, de

vigencia normal, que recibe el nombre de administración ordinaria,

ejercida por cualquiera de los cónyuges, concretamente el que haya sido

designado para tal efecto en las capitulaciones matrimoniales o en el acta

de matrimonio. Solamente en caso de no existir este señalamiento, la

administración ordinaria corresponde al marido. La otra modalidad de

administración es de carácter excepcional, entra a aplicarse en caso de

interdicción o ausencia del administrador ordinario y corresponde al otro

cónyuge.

La administración ordinaria de la sociedad conyugal. Puesto que la

sociedad conyugal es nada más que un patrimonio, aunque dotado de

caracteres especialísimos, requiere de una persona o personas natural

que la gobiernen del modo más eficiente posible en beneficio de ambos

cónyuges y de la familia común.

Para la elección del administrador de la sociedad conyugal, el legislador

encuentra algunas disyuntivas: la administración corresponde, ¿a uno de

los cónyuges en especial? ¿a cualquiera de ellos a elección? ¿a ambos

conjuntamente?, ¿a ambos indistintamente?. El problema es bastante

complejo, pues cada una de las alternativas presenta sus inconvenientes.

54
CÓDIGO CIVIL, Ob. Cit. pág. 36.
73
La administración conjunta, que exige la concurrencia de ambos

cónyuges en los actos de administración y de disposición, es la que se

muestra con los mayores atributos de simpatía puesto que en ella el

marido y mujer alcanzan un absoluto plano de igualdad, al mismo tiempo

que proporciona plenas seguridades a los terceros que adquieren la

certeza de que ninguno de los cónyuges podrá impugnar posteriormente

el acto o contrato que se celebre. Pero se observa en su contra el hecho

de que la obligada intervención de los cónyuges conspira contra la fluidez

del manejo patrimonial impidiendo a veces decisiones y ejecutorias

rápidas que son más fácilmente alcanzables cuando la conducción es

unipersonal.

En cambio, casi no podría pensarse en una administración ejercida

indistintamente por ambos cónyuges, salvo tratándose de bienes de uso

doméstico y de escasa significación, ya que una modalidad semejante

conduciría a un verdadero caos administrativo que, por otra parte, pondría

en serios riesgos los intereses de terceros.

Finalmente tenemos las distintas alternativas de gestión unipersonal de la

sociedad, una de las cuales consiste en dejar que los cónyuges decidan

libremente quien asume la administración, para lo cual se convierte en

recurso obligatorio la celebración de capitulaciones matrimoniales.

Sin embargo, de una rápida revisión de las disposiciones contenidas en

otros Códigos Civiles, como por ejemplo el de Chile, España, y Perú, ha

sido más frecuente la inclinación de los legisladores a designar

categóricamente al marido como administrador ordinario de la sociedad

74
conyugal, esto siguiendo la tendencia patriarcal que ha marcado desde

siempre al derecho civil universal.

Este último era también el criterio del Código Civil ecuatoriano, antes de la

reforma de 1989, cuyo contenido entregó la administración de la sociedad

conyugal a aquel de los cónyuges designados para el efecto en las

capitulaciones matrimoniales y sólo a falta de estipulación encarga esta

administración al marido.

Para concluir el análisis respecto a la administración ordinaria de la

sociedad conyugal, quiero a continuación anotar algunos rasgos más

relevantes respecto a esto en la legislación civil ecuatoriana, los cuales

pueden resumirse así:

1.- Frente a terceros ambos cónyuges se presumen dueños de los bienes

sociales;

2.- Durante la sociedad conyugal cada cónyuge carece de derechos

individuales sobre tales bienes;

3.- La administración ordinaria corresponde al cónyuge designado en las

capitulaciones matrimoniales, y sólo a falta de estipulación se encarga

al marido.

4.- Para la disposición de determinados bienes se requiere la

autorización del cónyuge no administrador;

5.- En casos de interdicción o ausencia del administrador ordinario, el

otro cónyuge asume la administración extraordinaria.

Administración extraordinaria de la sociedad conyugal. Cuando por

circunstancias excepcionales que se encuentran expresamente previstas

75
por el artículo 189 del Código Civil, uno de los cónyuges queda material o

jurídicamente imposibilitado para ejercitar la administración que tenía a

su cargo o para expresar su autorización, según sea el caso, cesa la

administración ordinaria, para dar paso a la llamada administración

extraordinaria.

Los casos que justifican esta modalidad de administración, son los

siguientes:

1). Interdicción, por cualquier causa, de uno de los cónyuges.

2). Larga ausencia de uno de los cónyuges, por tres años o más, sin

comunicación con su familia.

Es importante llamar la atención sobre una diferencia notable que existe

entre la procedencia de la actual administración extraordinaria y la

existente con anterioridad a las reformas de 1989; hasta la vigencia de las

mencionadas reformas, la administración extraordinaria tenía lugar

únicamente cuando los casos de impedimento afectaban al marido-

administrador ordinario, y la asumía el curador del marido, cargo que en

primer lugar debía recaer en la mujer.

En la actualidad, la administración extraordinaria procede en casos de

impedimento de cualquiera de los cónyuges, sea o no el administrador de

la sociedad. Así se colige, del Art. 185 del Código Civil ecuatoriano, que

dice:

76
“En caso de interdicción de uno de los cónyuges, o de ausencia de
tres años o más sin comunicación con su familia, la administración
de la sociedad corresponderá al otro”.55
Por su mismo carácter, la administración extraordinaria dura solamente

por el tiempo en que subsistan las circunstancias de interdicción o de

ausencia que la provocaron, al efecto el Art. 188 del Código en estudio,

dispone que:

“Terminada la causa para la administración extraordinaria de la

sociedad conyugal, se restablecerá la administración ordinaria”.56

Atendidas las circunstancias excepcionales que provocan esta modalidad

administrativa, es apenas lógico que el administrador extraordinario

disponga de facultades considerablemente más amplias que el ordinario.

Desde luego, puede celebrar libremente todos aquellos actos y contratos

para los que aquel administrador también tenía plena libertad, pero

adicionalmente, y puesto que no es posible recabar la autorización del

otro cónyuge, el administrador extraordinario, por mandato del Art. 185 del

Código Civil, puede ejecutar por sí solo los actos para cuya legalidad es

necesario el consentimiento del otro cónyuge. Por tanto, puede enajenar

y gravar libremente todos los bienes sociales, incluidos los inmuebles y

los muebles comprendidos en el Art. 176 del mismo cuerpo legal.

Como consecuencia de estas amplias facultades, todos los actos y

contratos del administrador extraordinario obligan a la sociedad conyugal,

55
CÓDIGO CIVIL, Ob. Cit. pág. 39.
56
IBIDEM.
77
pudiendo también resultar obligado, en forma subsidiaria, al patrimonio

del cónyuge que se hubiere beneficiado.

En el caso de que el cónyuge administrador no pudiere obtener la

autorización por parte del cónyuge debido a la imposibilidad de éste para

expresarlo, deberá conseguir la autorización de un Juez de lo Civil, que

pertenezca al domicilio del cónyuge imposibilitado.

En todos los casos en que termina el matrimonio, también termina o se

disuelve la sociedad conyugal, y entonces esta finalización es automática.

No se requiere ningún otro acto jurídico o formalidad. Cuando la sociedad

conyugal termina por haberse disuelto el vínculo matrimonial, ya no puede

revivir, aunque los ex-cónyuges pueden establecer una nueva sociedad

conyugal al volverse a casar.

Pero, además, la sociedad conyugal puede terminar aunque el matrimonio

no se disuelva. En este segundo caso, la sociedad conyugal puede

restablecerse.

En principio, y en muchas legislaciones, la terminación de la sociedad

conyugal solamente se realiza por causas legales, y de ningún modo, por

voluntad de los cónyuges. En nuestro sistema jurídico actual, cualquiera

de los cónyuges puede pedir libremente la disolución y liquidación de la

sociedad conyugal.

En todos los casos en que se produce la terminación de la sociedad

conyugal, menos cuando es por muerte de uno de los cónyuges, o de

ambos, se requiere publicidad para que la terminación sea oponible a

terceros. Esta publicidad se produce mediante la inscripción de la

sentencia en el Registro de la Propiedad. No es, desde luego, una

78
inscripción especial “de la terminación”, sino del acto o causa de ella: la

sentencia de divorcio o de separación conyugal, la terminación y

liquidación en los casos de sentencia judicial.

Los efectos de la terminación de la sociedad conyugal, son los siguientes:

1.- Se crea una comunidad entre los cónyuges, o con los herederos, la

cual sigue las reglas generales de la comunidad de hecho, hasta su

liquidación. Es, por tanto, administrada por los copartícipes;

2.- En adelante ya no hay gananciales partibles por mitades, sino que si

hay utilidades corresponderán a los comuneros en proporción a sus

cuotas.

3.- Los frutos acrecen el patrimonio de cada uno.

4.- El cónyuge sobreviviente puede enajenar los bienes que le

correspondan. Si vendiere más de lo que le cabe, habría venta de

cosa ajena. Puede también él, o los herederos del difunto, enajenar

la cuota, como cosa universal, lo cual no podía hacer durante la

sociedad;

5.- El activo y el pasivo de la sociedad queda fijado a la fecha de su

terminación, para todos los efectos de liquidación y de

responsabilidades frente a terceros;

6.- Los bienes de esta comunidad de hecho no constituyen un patrimonio

especial y distinto del de cada copartícipe, es decir que la cuota que a

cada uno le corresponda, entra a su patrimonio y se funde con sus

demás bienes. Los acreedores de los comuneros pueden perseguir

indistintamente sus créditos sobre los bienes que tenían antes los

79
comuneros o sobre los que llegan a tener en virtud de esta

comunidad, porque unos y otros forman el mismo patrimonio personal

de cada uno;

7.- Por lo general se procede a la liquidación de la sociedad conyugal y de

la comunidad que se forma a raíz de la extinción de la primera. En tal

liquidación la adjudicación de bienes a cada copartícipe no es acto de

enajenación y no causa impuesto de alcabala ni los demás anexos a

la trasmisión del dominio; y,

8.- La mujer puede renunciar a los gananciales, si no lo hubiera ya hecho

antes del matrimonio, y en esta forma se libera de la obligación de

contribuir a pagar las deudas.

Ya anotamos que una vez disuelta la sociedad conyugal tiene lugar entre

los cónyuges, o entre los herederos si se ha disuelto por muerte de un

cónyuge, un estado de comunidad o indivisión sobre los bienes que

integraban el patrimonio social, y en la cual cada parte tiene derechos

igualitarios. Este estado pro indiviso subsiste hasta el instante en que se

produzca la liquidación de lo que fue la sociedad, recién entonces se

determina con precisión la parte del patrimonio social que corresponde a

cada cónyuge a título de gananciales.

Por lo mismo, desde un punto de vista jurídico que ordinariamente

coincide con las aplicaciones prácticas, disolución y liquidación son

momentos distintos, perfectamente diferenciables y con consecuencias

diversas. Por la disolución deja de existir el régimen. Mediante la

liquidación se precisan y distribuyen los gananciales. La primera es un

80
instante preciso. La segunda es una secuencia de operaciones de

cálculo.

No obstante lo expuesto, entre ambos momentos existe una estrecha

relación de consecuencia. La liquidación, deviene como consecuencia, en

línea de causa a efecto, de la disolución de la sociedad.

El Código Civil ecuatoriano describe en forma suficiente cuales son las

fases que forman parte del proceso de liquidación, entre las que se

cuentan las siguientes:

1.- La facción de inventario y tasación de bienes;

2.- La formación del acervo bruto o común de bienes;

3.- El retiro de los bienes propios;

4.- La liquidación de los créditos o recompensas;

5.- La partición de las gananciales.

Tratando de concretar aún más sobre la liquidación de la sociedad

conyugal debo decir que disuelta la sociedad conyugal es preciso

liquidarla, haciendo inventario y tasación de todos los bienes que ella

usufructuaba o de que era responsable; y es entonces cuando cada

cónyuge por sí mismo o por sus herederos puede sacar de la masa de

bienes las especies que le pertenezcan y los precios, saldos y

recompensas que le deba la sociedad conyugal, haciendo la mujer antes

que el marido las correspondientes deducciones. Hechas tales

operaciones, el residuo se dividirá entre los cónyuges, y si la disolución

proviene del fallecimiento de uno de ellos, por mitad entre los herederos

de uno de los cónyuges y el otro. Los bienes que al cónyuge muerto

81
corresponden se dividen entre sus herederos mediante el respectivo rigor

de inventario y partición. Hay pues, en verdad, dos participaciones

sucesivas, pudiendo procederse en el mismo juicio de sucesión a la

separación de patrimonios de los cónyuges.

Estos son los principales aspectos que se pueden anotar con respecto a

la regulación de la sociedad conyugal en el Ecuador, debiendo hacer

notar que por efecto de los Arts. 222 y 229 del Código Civil, la sociedad

de bienes que se forma entre los convivientes por efecto de la unión de

hecho, se rige por las mismas normas que determinan los Códigos Civil y

de Procedimiento Civil para el matrimonio.

4.3.4. LOS EFECTOS JURÍDICOS DE LA UNIÓN DE HECHO EN EL

DERECHO COMPARADO.

La unión de hecho o concubinato es una fórmula de constitución

familiar, abiertamente reconocida en las sociedades contemporáneas, que

lejos de los convencionalismos ortodoxos que se impusieron en la edad

media, hoy por hoy, buscan legitimar de la mejor manera posible estas

relaciones maritales revestidas de cierta informalidad, pero que en la

mayoría de los casos, buscan finalidades idénticas a las que persigue el

matrimonio, sólo que en este caso, los convivientes, por causa de su

pensamiento, posición ideológica, formación cultural, o simplemente como

una reacción de rebeldía ante los viejos preceptos y tradiciones, se

niegan a formalizar dicha unión a través de los trámites y actos solemnes

que implica la alianza matrimonial.

82
PERÚ.- En la República del Perú, la Constitución de 1979 introdujo en el

Derecho Nacional el reconocimiento constitucional de las uniones de

hecho. A partir de entonces, las normas en materia de familia reconocen

que la unión de hecho entre un varón y una mujer, libres de impedimento

matrimonial, para alcanzar finalidades y cumplir deberes semejantes a los

del matrimonio, origina una sociedad de bienes que se sujeta al régimen

de gananciales en cuanto le fuere aplicable, siempre que dicha unión

haya durado por lo menos dos años continuos.

El artículo 104 del Código Civil Peruano determina “La unión marital de
hecho entre un hombre y una mujer libres de vínculo matrimonial por
más de dos años consecutivos, y reconocida conforme a la ley,
causará los mismos efectos que el matrimonio civil.”57
Entonces, la legislación civil del Perú, como la nuestra, le reconoce a la

unión de hecho, características idénticas a las que le atribuye la ley al

matrimonio, en cuanto a derechos y obligaciones de los cónyuges,

régimen de bienes, filiación de los hijos, etc.

Como se puede observar, el Código Civil del Perú, prevé un

procedimiento bastante simple como el que se establece el artículo 226

de nuestro Código Civil, que se caracteriza por la simple manifestación de

voluntad de los cónyuges por mutuo consentimiento, expresado mediante

escritura pública celebrada ante un Notario o ante un Juez de lo Civil. Sin

embargo, en el Derecho Peruano, cuando se trata de la terminación de

tipo contencioso de la unión de hecho, este no procede si es que

indispensablemente no se ha cumplido con el deber de citar al otro

conviviente, y en caso de oposición de este se concede un término

57
REPÚBLICA DEL PERÚ, Código Civil, Diario “El Peruano”.
83
probatorio para que establezca sus razones. El Código Civil del Perú,

también declara como aplicables las causales establecidas para el

divorcio, cuya existencia deberá ser apreciada por los jueces de

conformidad con las reglas de la sana crítica, y la aplicabilidad de estas

normas, como la ley mismo lo indica, será hasta donde sea posible.

En la misma legislación peruana, por ejemplo, existe una disposición legal

para las comunidades aborígenes que reconoce jurídicamente el ¨

sirviñacuy ¨, especie de ¨ matrimonio de prueba ¨ según el cual una

persona se compromete a vivir un tiempo determinado y ensayar una vida

común, si no se comprenden se separan sin ningún inconveniente; pero,

durante el tiempo que viven en ¨ sirviñacuy ¨ existe el vínculo jurídico. Tal

acaecimiento no existe en el caso de la Unión de Hecho. Insisto, a tal

unión la ley no le concede ninguna categoría jurídica, como vínculo entre

la pareja.

La pareja sigue siendo libre, cada uno de ellos no adquiere ningún tipo de

estado civil nuevo, es decir, la unión de hecho no constituye un estado

civil. Lo único que se preocupa la Ley, es de regular la comunidad de

bienes que por este efecto, de vivir juntos, ha generado la pareja de

convivientes. Es a esta entidad de bienes que la ley le asigna un valor

jurídico, una categoría legal, no a la unión en sí. Entonces a la

conviviente, que como dije es la parte más perjudicada en la relación de

pareja, la Ley que regula las Uniones de Hecho le sirve, en un momento

determinado, para reclamar sus derechos sobre los bienes habidos en la

sociedad común.

84
CHILE.- En el caso de la Legislación Civil de Chile, tenemos que a partir

del Derecho Constitucional se reconoce a la unión de hecho como forma

de integración familiar, y se le atribuyen también las características que

corresponden al matrimonio, especialmente en cuanto se refiere al

régimen de bienes, filiación de hijos, obligaciones y derechos de los

convivientes, etc. Estas características también se establecen en el

Código Civil, determinando que como requisitos indispensables para la

existencia de la unión de hecho se requiere la convivencia estable y de

carácter monogámico entre un hombre y una mujer, que se encuentren

libres de vínculo matrimonial, por lo menos durante un año, en cuyo caso,

cualquiera podrá acudir ante un juez de familia, y solicitar la declaratoria

de existencia legal de la unión de hecho, aunque esto no es

indispensable, pues la existencia moral del vínculo, es de por sí

generadora de derechos, aunque obviamente en caso de recurrir al

ámbito judicial a hacer reclamaciones por tal causa, deberá probarse la

convivencia en los términos señalados por lo menos durante un año. En

cuanto al régimen de bienes de la unión de hecho, se aplica las mismas

reglas que determina el Código Civil para la sociedad conyugal.

COLOMBIA.- A partir de la vigencia esta Ley 979 de 2005, para todos

los efectos civiles, se denomina Unión Marital de Hecho, la formada entre

un hombre y una mujer, que sin estar casados, hacen una comunidad de

vida permanente y singular. Igualmente, y para todos los efectos civiles,

se denominan compañero y compañera permanente, al hombre y la mujer

que forman parte de la unión marital de hecho.

85
En la presente Ley según el Artículo 2o. “Se presume sociedad
patrimonial entre compañeros permanentes y hay lugar a declararla
judicialmente en cualquiera de los siguientes casos:
a) Cuando exista unión marital de hecho durante un lapso no inferior
a dos años, entre un hombre y una mujer sin impedimento legal para
contraer matrimonio;
b) Cuando exista una unión marital de hecho por un lapso no inferior
a dos años e impedimento legal para contraer matrimonio por parte
de uno o de ambos compañeros permanentes, siempre y cuando la
sociedad o sociedades conyugales anteriores hayan sido disueltas y
liquidadas por lo menos un año antes de la fecha en que se inició la
unión marital de hecho.

Artículo 7o. A la liquidación de la sociedad patrimonial entre


compañeros permanentes, se aplicarán las normas contenidas en el
Libro 4o., Título XXII, Capítulos I al VI del Código Civil. Los procesos
de disolución y liquidación de sociedad patrimonial entre
compañeros permanentes, se tramitará por el procedimiento
establecido en el Título XXX del Código de Procedimiento Civil y
serán del conocimiento de los jueces de familia, en primera
instancia.

Artículo 8o. Las acciones para obtener la disolución y liquidación de


la sociedad patrimonial entre compañeros permanentes, prescriben
en un año, a partir de la separación física y definitiva de los
compañeros, del matrimonio con terceros o de la muerte de uno o de
ambos compañeros. “58

Como se puede apreciar, el Derecho Civil colombiano reconoce a la unión

de hecho los mismos derechos que al matrimonio, y los requisitos

exigidos para la existencia legal de aquella son similares a los que se

58
Ley 979 de 2005, Diario Oficial No. 45.982 de 27 de julio de 2005

86
exige en nuestro país, así como hayan convivido no inferior a dos años,

entre un hombre y una mujer sin impedimento legal para contraer

matrimonio, siempre y cuando la sociedad o sociedades conyugales

anteriores hayan sido disueltas y liquidadas por lo menos un año antes de

la fecha en que se inició la unión marital de hecho un lapso no inferior a

dos años e impedimento legal.

Las disipaciones legales de Perú, Chile y Colombia en los procesos de

disolución y liquidación de sociedad patrimonial entre los convivientes en

unión de hecho, se tramitan por el procedimiento establecido en los

Códigos Civiles de cada país, mediante el conocimiento de los jueces de

familia, en primera instancia. En consecuencia, casi todos los países han

regulado en sus legislaciones la constitución, permanencia y terminación

de la unión de hecho, buscando brindar las debidas garantías jurídicas a

todas las personas que se involucran en este tipo de relaciones, y sobre

todo protegiendo la unidad e integridad de la familia, que como he

señalado, es finalidad primordial de todas las sociedades, situación que

no sucede en nuestro país por la imprevisibilidad de los legisladores

específicamente por la falta de normativa con respecto a la procedencia y

valides de la venta de muebles e inmuebles sin contar con la

manifestación de voluntad expresa por parte del otro conviviente.

87
5.- MATERIALES Y MÉTODOS

5.1. MATERIALES

Conforme se estableció desde la fase de proyección, el presente trabajo

en lo principal se orienta por la metodología científica de la investigación,

y por ello parte del planteamiento de una hipótesis general, y de un

objetivo general y dos específicos en torno a los cuales se ha construido

todo un amplio acopio teórico y empírico que permita su contrastación y

verificación como requisito indispensable para la validación del presente

trabajo.

El presente proceso investigativo se dirige a la observación

pormenorizada de la problemática jurídica relacionada con el estado de

inseguridad jurídica que afrontan los convivientes en unión de hecho por

causa de la falta de normatividad que permita regular el régimen de

bienes específica de dicha forma de establecimiento familiar, toda vez que

al constar en la cédula de identidad el estado civil de soltero, cualquiera

de los convivientes puede vender sin ningún problema los bienes que

pertenezcan a la sociedad conyugal, dando la idea que son bienes de su

exclusiva propiedad.

Luego de desarrollado el proceso investigativo, se ha procedido a la

redacción del informe final, contemplando los lineamientos metodológicos

idóneos para el efecto, así como la normativa vigente en la Universidad


88
Nacional de Loja, y las instrucciones impartidas para el efecto por la

Modalidad de Estudios a Distancia, Carrera de Derecho.

5.2. MÉTODOS

La práctica de la investigación científica presupone el concurso de una

serie de métodos y técnicas que han permitido el abordaje adecuado de la

problemática de investigación y el desarrollo sistemático del conocimiento

que permite la comprobación de la hipótesis propuesta así como la

verificación de los objetivos planteados.

Por la naturaleza de la presente investigación, ésta en lo principal se

acoge al método científico, pues como se puede observar se parte del

planteamiento de una hipótesis y de un objetivo general y tres específicos,

en torno a los cuales se ha desarrollado toda una base teórica, así como

el estudio de campo, que han permitido los elementos de juicio necesarios

para su contrastación y verificación. La presente investigación es

eminentemente jurídica, ya que se concreta en la actividad del Derecho

de Familia y sus limitaciones en cuanto a garantizar los derechos

específicos de los convivientes en unión de hecho en cuanto a los bienes

que forman parte de la sociedad conyugal establecida conforme a los

Arts. 222 y 229 del Código Civil.

Dentro de los métodos que se utilizaron está el método científico que ha

permitido abordar los problemas jurídicos que devienen de la falta de

normatividad jurídica para proteger con la debida suficiencia los derechos

89
de los cónyuges relacionados con el haber de la sociedad conyugal

protegida en idénticos términos a los del matrimonio.

El método deductivo sirvió específicamente en lo referente al análisis del

problema de investigación, a partir de las disposiciones del Derecho

Internacional, Derecho Constitucional y Derecho Civil, relacionadas con la

sociedad de bienes que se forma entre los convivientes por efecto de la

unión de hecho.

Como métodos auxiliares se utilizaron la síntesis y el método descriptivo.

El primer método que permitió construir relaciones breves de las

diferentes categorías jurídicas relacionadas de manera directa con la

problemática de estudio, que indispensablemente debían ser tratadas,

como en efecto se lo ha hecho, en el presente trabajo. Y el método

descriptivo fue de mucha utilidad, en la descripción de los problemas

jurídicos y de las realidades sociales relacionadas íntimamente con la

problemática que motiva la presente tesis.

Además para el tratamiento de los datos obtenidos en el campo de

investigación fueron de singular valía los métodos analítico y sintético,

especialmente en lo referente al análisis comparativo de los datos y

frecuencias obtenidos a partir de la aplicación del instrumento de

investigación, esto es, de la encuesta. Para ilustrar de mejor forma los

resultados de la investigación de campo se utilizaron tablas de

frecuencias y porcentajes, análisis comparativos y de graficación

estadística.

90
5.3. TÉCNICAS

Dada la naturaleza teórica y real de la presente investigación, se

requirió de un complejo proceso de recopilación de elementos

conceptuales, doctrinarios, normativos y analíticos, con respecto a la

problemática de investigación, para la recolección y organización de los

cuales ha sido indispensable la utilización de la bibliografía, donde se ha

sistematizado el universo de información recopilada, para ser usado

conforme a los requerimientos en el desarrollo de la presente

investigación.

Se aplicó también la técnica de la observación del problema en el ámbito

de la realidad social del Ecuador, lo que permitió obtener algunos

elementos de juicio con respecto a la observación práctica del problema

de investigación en el campo de la realidad, toda vez que es bastante

frecuente la disposición arbitraria de bienes por uno de los convivientes

aprovechando las imprevisiones legales al respecto.

Para la recolección de datos del campo de investigación, se utilizó la

técnica de la encuesta, cuyas preguntas se orientaron en función de los

criterios requeridos para la contrastación de la hipótesis propuesta y la

verificación de los objetivos oportunamente planteados en el Proyecto de

Investigación. El formulario de encuesta, fue aplicado del sector sur de la

ciudad de Quito, a una población de treinta profesionales del Derecho, de

conformidad con lo estipulado en la metodología del Proyecto de

Investigación.

91
En cuanto a la metodología de presentación del informe final, ésta se rige

en general por los lineamientos que determina la metodología de la

investigación científica, así como también en el marco de lo que dispone

el Reglamento de Régimen Académico de la Universidad Nacional de

Loja.

92
6.- RESULTADOS

6.1. PRESENTACIÓN DE LOS RESULTADOS OBTENIDOS

MEDIANTE LA APLICACIÓN DE ENCUESTAS.

De conformidad con lo previsto en el correspondiente proyecto de

investigación, se procedió a aplicar un formulario de encuesta

oportunamente aprobado por la señora Directora de Tesis. Los

resultados obtenidos fueron los siguientes:

PREGUNTA No. 1

¿Estima usted que la legislación secundaria en materia de derecho de la

familia se ha desarrollado lo suficiente, como para efectivizar la protección

jurídica de la familia conformada mediante unión de hecho en los términos

reconocidos en el Art. 68 de la Constitución de la República del Ecuador?

Variable Frecuencia %
Si 9 30%
No 21 70%
TOTAL: 30 100%
Fuente: Encuesta aplicada a profesionales del derecho.
Autor: Pedro Arévalo Ninabanda

93
GRÁFICO No. 1

Si
30%
Si
No
No
70%

Fuente: Encuesta aplicada a profesionales del derecho.


Autor: Pedro Arévalo Ninabanda

INTERPRETACION: Del total de 30 encuestados, 21 que corresponden al

70%, estiman que la legislación secundaria en materia civil no ha

experimentado el suficiente desarrollo en materia legislativa, como para

materializar efectivamente las garantías que con respecto a la unión de

hecho señala el Art. 68 de la Constitución de la República del Ecuador, en

cuanto consideran que no se brindan las condiciones normativas

adecuadas para garantizar los derechos de los miembros que conforman

la unión de hecho. Por otro lado, 9 elementos, que corresponden al 30%

de encuestados, estiman que la legislación secundaria viene presentando

un desarrollo paulatino con la finalidad de efectivizar los derechos que con

respecto a la familia conformada por unión de hecho reconoce la

Constitución, por cuanto la mayoría de normas, excepto aquellas que se

refieren a la terminación del matrimonio, son también aplicables a la unión

de hecho.

94
ANALISIS: Desde mi punto de vista personal, considero que la legislación

secundaria del Ecuador, y específicamente nuestro derecho de familia no

ha tenido el suficiente desarrollo para brindar la debida seguridad jurídica

a la familia, y específicamente en cuanto a su integridad, pues como se ve

aún se mantiene una legislación subjetiva e incoherente con respecto a

instituciones jurídicas de enorme importancia para la familia ecuatoriana,

como es el caso de la unión de hecho.

PREGUNTA No. 2

¿Cree usted que la normatividad establecida en el Título VI del Libro

Primero del Código Civil, protege efectivamente a la unión de hecho en

los términos que se encuentra reconocida en el artículo 68 de la

Constitución de la República?

Variable Frecuencia %
Si 9 30%
No 21 70%
TOTAL: 30 100%
Fuente: Encuesta aplicada a profesionales del derecho.
Autor: Pedro Arévalo Ninabanda

95
GRÁFICO No. 2

Si
30%
Si
No
No
70%

Fuente: Encuesta aplicada a profesionales del derecho.


Autor: Pedro Arévalo Ninabanda.

INTERPRETACION: La mayoría, esto es 21 elementos que corresponden

al 70% de los encuestados, opinan que la normatividad establecida en el

Título VI, Libro Primero del Código Civil, NO brinda las debidas garantías

que requiere la unión de hecho en los términos de equiparación al

matrimonio, conforme se encuentra expresamente reconocida en el

artículo 68 de la Constitución de la República del Ecuador; argumentan su

respuesta en el sentido de que la legislación especial que protege a la

unión de hecho, es abreviada y subjetiva, incluso en cuanto al manejo del

haber de la sociedad conyugal el que se encontraría en constante riesgo.

Mientras tanto 9 elementos, que corresponden al 30% de los

encuestados, considera que la legislación civil ecuatoriana, tal como se

encuentra en la actualidad, si garantiza suficientemente la seguridad

jurídica y la estabilidad de la unión de hecho. Respaldan su apreciación

en el argumento que nuestra legislación reconoce a la unión de hecho

con características muy similares a las del matrimonio, y que los derechos

96
de los convivientes, así como de los hijos habidos en este tipo de familias,

tienen garantizados sus derechos por la normatividad especial que

contiene el Título VI del Libro Primero del Código Civil.

ANALISIS: Desde mi particular punto de vista con respecto a esta

interrogante, estimo que la normatividad establecida en el Título VI del

Libro Primero del Código Civil, no protege de manera efectiva a la unión

de hecho, al menos en cuanto el ordenamiento constitucional le reconoce

características, fines y derechos idénticos a los que surgen de la

institución matrimonial, pues como se ha visto a lo largo del presente

estudio, si bien es cierto se reconocen tanto a los convivientes como a los

hijos los mismos derechos que en el matrimonio, también es verdad que

no se determinan las vías jurídicas idóneas para garantizar tan

sustanciales derechos, especialmente en lo que respecta a la

permanencia y estabilidad de la unión de hecho, al haber patrimonial, a

las formas de terminación de la unión de hecho, así como la imprevisión

con respecto al establecimiento de un momento procesal donde se

establezca con la debida responsabilidad la situación en la que quedarán

los hijos luego de la separación de los convivientes en unión de hecho.

PREGUNTA No. 3

¿Considera usted que el Código Civil establece normas específicas que

protegen a la sociedad de bienes entre los convivientes, atendiendo las

circunstancias específicas de la unión de hecho?

97
Variable Frecuencia %
Si 3 10%
No 27 90%
TOTAL: 30 100%
Fuente: Encuesta aplicada a profesionales del derecho.
Autor: Pedro Arévalo Ninabanda.

GRÁFICO No. 3

Si
10%

Si
No

No
90%

Fuente: Encuesta aplicada a profesionales del derecho.


Autor: Pedro Arévalo Ninabanda.

INTERPRETACION: Únicamente el 10% de las personas encuestadas

consideran que el Código Civil tiene la debida especificidad para proteger

los derechos de los convivientes con respecto al haber de la sociedad

conyugal, contemplando las circunstancias específicas de la unión de

hecho; mientras el 90% de encuestados estiman que no existen normas

específicas relacionadas con tal asunto, toda vez que el Art. 229 del

Código Civil, determina que se aplicarán las mismas reglas que para el
98
matrimonio, sin contemplar las realidades propias que presenta la

sociedad de bienes que se constituye en la unión de hecho.

ANALISIS: Estimo que la mayoría de encuestados tiene una opinión

acertada, pues como se demuestra a través de esta investigación, existen

ciertas diferencias entre la unión de hecho y el matrimonio por lo que no

podrían aplicarse las mismas reglas que para el matrimonio en materia de

sociedad de bienes constituida por la unión de hecho, pues por ello se

encuentran actualmente en estado de inseguridad jurídica las personas

que conviven bajo ese tipo de relación familiar.

PREGUNTA No. 4

¿Estima que la inseguridad jurídica en cuanto a los bienes de la sociedad

conyugal conformada mediante la unión de hecho, es coherente con la

igualdad de derechos y obligaciones con el matrimonio, tal como

determina el artículo 68 de la Constitución de la República?

Variable Frecuencia %
Si 3 10%
No 27 90%
TOTAL: 30 100%
Fuente: Encuesta aplicada a profesionales del derecho.
Autor: Pedro Arévalo Ninabanda.

99
GRÁFICO No. 4

Si
10%

Si
No

No
90%

Fuente: Encuesta aplicada a profesionales del derecho.


Autor: Pedro Arévalo Ninabanda.

INTERPRETACION: En la pregunta que antecede, 27 elementos que

corresponden al 90% de los profesionales del derecho que vertieron sus

opiniones en la encuesta, estima que el estado de inseguridad jurídica en

que se encuentran los convivientes en unión de hecho por causa de la

falta de normas específicas que aseguren sus derechos en relación con la

sociedad conyugal es incoherente con la igualdad de derechos que con

respecto al matrimonio reconoce el Art. 68 de la Constitución de la

República del Ecuador. En cambio el 10% de encuestados, que

corresponde a tres personas, opinan que si existe la debida seguridad

jurídica y la igualdad de derechos y obligaciones de los convivientes en la

misma forma que se exige a los cónyuges en el matrimonio, y

específicamente en materia de derechos relacionados con la sociedad

conyugal.

ANALISIS: Por mi parte, considero que la normativa establecida en la Ley

para garantizar los derechos de los convivientes con respecto a la


100
sociedad conyugal, no son del todo adecuadas para las realidades de

este tipo de unión, y por tanto afectan los derechos de igualdad con

respecto al matrimonio que consagra el Art. 68 de la Constitución de la

República.

PREGUNTA No. 5

¿Cree usted que sería jurídicamente conveniente realizar reformas

legales que impidan que uno de los convivientes disponga arbitrariamente

de los bienes de la sociedad conyugal que consten a su nombre?

Variables Frecuencia %
Si 27 90%
No 3 10%
TOTAL: 30 100%
Fuente: Encuesta aplicada a profesionales del derecho.
Autor: Pedro Arévalo Ninabanda.

GRÁFICO No. 5

No
10%

Si
No

Si
90%

Fuente: Encuesta aplicada a profesionales del derecho.


Autor: Pedro Arévalo Ninabanda.

101
INTERPRETACION: Del análisis de la tabla que antecede, se puede

establecer que 27 elementos que corresponde al 90% de los

profesionales del derecho que participaron en la encuesta manifiestan un

criterio favorable en el sentido de que sería conveniente la realización de

una reforma legal que impida que cualquiera de los convivientes en unión

de hecho disponga arbitrariamente de bienes pertenecientes a la

sociedad conyugal. En cambio el 10% de encuestados no están de

acuerdo con esta iniciativa de reforma legal, porque aducen que existe la

debida seguridad jurídica en tal materia, toda vez que se aplican las

mismas reglas relativas a la sociedad conyugal nacida como efecto de la

unión matrimonial.

ANALISIS: En mi criterio personal, considerando la amplia base teórica,

jurídica, doctrinaria, analítica y crítica que me ha permitido recopilar la

presente investigación, estimo que la finalidad social y política de dotar de

estabilidad, seriedad y responsabilidad a la unión de hecho, es

precisamente garantizando todos y cada uno de los derechos de los

convivientes, y especialmente en un asunto de tanta trascendencia como

es la sociedad de bienes o sociedad conyugal.

102
7.- DISCUSIÓN

7.1. VERIFICACIÓN DE OBJETIVOS

Los objetivos propuestos para ser verificados a través de la presente

investigación fueron los siguientes:

OBJETIVO GENERAL:

Elaborar un estudio de carácter jurídico, doctrinario, analítico y crítico con

respecto a la unión de hecho como forma de constitución familiar y sus

incidencias en el ámbito patrimonial.

VERIFICACIÓN: Este objetivo se verifica mediante la realización de toda

la presente investigación, pues como se puede apreciar se ha realizado

un profundo estudio de carácter jurídico, doctrinario, analítico y crítico,

especialmente en los apartados referentes a la revisión de literatura y

trabajo de campo, donde se ha podido determinar toda una base teórica

en los referente a la unión de hecho y sus incidencias en el ámbito

patrimonial desde la perspectiva de la legislación constitucional y civil del

Ecuador.

OBJETIVOS ESPECÍFICOS:

a) Realizar un estudio jurídico con respecto al régimen de bienes y el

estado de inseguridad jurídica de los convivientes en unión de hecho

por causa de imprevisión en materia de manejo del haber patrimonial.


103
VERIFICACIÓN: Este objetivo se cumple plenamente con el amplio

estudio jurídico que se realiza en el apartado 4.3. del presente informa de

investigación, donde se procede a estudiar el problema de investigación

desde la Constitución de la República hasta el Código Civil, analizando la

inseguridad jurídica de los convivientes en unión de hecho por causa de la

imprevisión en materia de sociedad conyugal, toda vez que como se

demuestra la unión de hecho presenta ciertas particularidades a

diferencia del matrimonio en materia de sociedad de bienes.

b) Analizar la normativa legal que regula en el Ecuador el régimen de

bienes de la sociedad conyugal que se origina en la unión de hecho, y

su efectividad para proteger los intereses de los convivientes en

cuanto al haber patrimonial.

VERIFICACIÓN: Este objetivo también se consigue en forma satisfactoria

en cuanto en el apartado 4.3.3. se realiza un estudio pormenorizado sobre

la normatividad jurídica que rige los aspectos específicos de la sociedad

conyugal en el Ecuador y su aplicabilidad a la unión de hecho,

demostrando que en realidad los convivientes se encuentran en estado de

inseguridad jurídica por cuanto es posible el manejo arbitrario de bienes

por parte del conviviente de mala fe, que abusaría de que aquellos se

encuentren exclusivamente a su nombre, aún cuando sean de la sociedad

conyugal, y que relativamente no tiene impedimentos para disponer de

ellos, por cuanto en su cédula de identidad consta como soltero, y por

tanto no le exigirían los ministros de fe respectivos consentimiento del otro

104
cónyuge para la enajenación o para imponer gravámenes sobre dichos

bienes.

c) Elaborar un proyecto de reforma al Código Civil, proponiendo la

inclusión de disposiciones legales tendientes a asegurar el manejo

legal y justo de los bienes adquiridos durante la existencia de la unión

marital de hecho.

VERIFICACIÓN: Este objetivo se cumple en forma satisfactoria con la

elaboración del Proyecto de Reforma Legal que consta en la parte final

del presente informe de investigación.

7.2. CONTRASTACIÓN DE HIPÓTESIS:

La hipótesis propuesta oportunamente para ser verificada a través del

presente proceso investigativo estuvo estructurada en los siguientes

términos:

La imprevisión del Código Civil con respecto al manejo de bienes habida

durante la convivencia en unión de hecho, coloca en estado de

inseguridad jurídica a los convivientes, por que al no existir ningún tipo de

limitación específica y al constar el bien social a nombre de uno solo de

los cónyuges, cuyos documentos de identidad lo acreditan como soltero,

este puede enajenarlo libremente.

105
Del amplio estudio realizado en la revisión de literatura, y especialmente

en el estudio jurídico del problema que consta en el numeral 4.3. de la

investigación, así como del trabajo de campo realizado, se puede

determinar que efectivamente existe estado de inseguridad jurídica de los

convivientes con respecto al haber de la sociedad de bienes, por cuanto

existe imprevisión del Código Civil en cuanto a las realidades específicas

de la unión de hecho, posibilitando que cualquier de los convivientes obre

de mala fe y pueda disponer arbitrariamente de bienes que son parte de

la sociedad conyugal. Esta apreciación se ratifica plenamente por los

resultados obtenidos en las preguntas 2, 3 y 4 de la encuesta aplicada a

profesionales del derecho, conforme consta en la presentación de

resultados del trabajo de campo. Por ello, es evidente que la hipótesis

propuesta tiene el carácter de verdadera.

7.3. FUNDAMENTACIÓN JURÍDICA DEL AUTOR CON RESPECTO A

LA PROPUESTA DE REFORMA LEGAL.

El Código Civil en el Art. 222 establece lo concerniente a la unión de


unión de hecho en los siguientes términos: “La unión estable y
monogámica de un hombre y una mujer, libres de vínculo
matrimonial con otra persona, que formen un hogar de hecho, por el
lapso y bajo las condiciones y circunstancias que señala este
Código, generará los mismos derechos y obligaciones que tienen las
familias constituidas mediante matrimonio, inclusive en lo relativo a
la presunción de paternidad, y a la sociedad conyugal.”59

59
CÓDIGO CIVIL, Ob. Cit. pág. 45.
106
La visión jurídica de unión de hecho que adopta nuestra Constitución,

tiene una absoluta cercanía a la que le otorga la doctrina universal a esta

forma de conformación familiar, requiriendo primeramente para su

reconocimiento jurídico la diferencia de sexo de los convivientes, pues

claramente habla de “un hombre y una mujer”, además exige que esta

relación tenga el carácter de estable y monogámica, es decir, que sea

permanente y que sus integrantes no mantengan una relación de carácter

esporádico, así como que sus relaciones sexuales no sean casuales o

promiscuas, sino que necesariamente respondan a una convivencia de

pareja y fidelidad recíproca, además, es un requisito indispensable para

nuestra legislación que las personas que forman la unión de hecho se

encuentren libres de vínculo matrimonial, es decir, que no se estén

casados con una tercera persona. Además, es necesario que estas

personas conformen un hogar de hecho, es decir, que hayan manifestado

su voluntad de convivir y habitar bajo un mismo techo, con finalidades

idénticas a las del matrimonio, es decir, buscando tener descendencia,

aceptación del hecho y los compromisos que conlleva la vida en pareja, e

imponiendo el deber de auxilio mutuo, es decir de la colaboración

solidaria y recíproca de los convivientes para atender las necesidades en

todo ámbito y por ende salir adelante juntos conquistando el bienestar

económico, material y espiritual del hogar.

Sin embargo, según lo establece el segundo inciso del Art. 222 del Código

Civil, la unión estable y monogámica de un hombre y una mujer libres de

vínculo matrimonial, sólo da lugar a la existencia de una sociedad de

107
bienes, cuando ha tenido una permanencia de “más de dos años”. Sin

embargo, la conformación de esta sociedad de bienes, una vez declarada

judicialmente la existencia de la unión de hecho, tendría efecto retroactivo

desde la fecha en que inició la convivencia, y por tanto la unión de hecho.

La unión de hecho es plenamente reconocida como forma de integración

filial en el derecho constitucional, pues el Art. 67 de la Constitución de la

República del Ecuador, establece que la familia se constituirá por vínculos

jurídicos o de hecho, es decir, desde ya el legislador acepta la

conformación jurídica de la familia que se realiza por medio de la

celebración en los términos y con las formalidades de Ley del matrimonio,

así como por vínculos de hecho, es decir por la convivencia estable y

monogámica, que se convierte en generadora de derechos, y que como

es jurídicamente natural, constituye una sociedad de hecho.

El reconocimiento expreso de la unión de hecho como forma de


constitución familiar en el Ecuador se observa claramente en el Art. 68 de
la Constitución de la República, que textualmente señala lo siguiente: “La
unión estable y monogámica entre dos personas libres de vínculo
matrimonial que formen un hogar de hecho, por el lapso y bajo las
condiciones y circunstancias que señale la ley, generará los mismos
derechos y obligaciones que tienen las familias constituidas
mediante matrimonio.”60
La disposición constitucional que antecede, establece de manera tácita la

definición de la unión de hecho, anotando que aquella constituye la unión

estable y monogámica, es decir, la convivencia permanente caracterizada

60
CONSTITUCIÓN DE LA REPÚBLICA DEL ECUADOR, Actualizada a Octubre de
2008, Gaceta Constitucional.

108
por la fidelidad mutua entre un hombre y una mujer, quienes por razones

obvias deben encontrarse libres de vínculo matrimonial, en caso contrario,

no se podría hablar de la característica de monogamia. Esa misma

convivencia entre el hombre y la mujer, libres de vínculo matrimonial da

lugar a la formación de un hogar de hecho, es decir a la habitación bajo

un mismo techo, con un trato habitual frente a sus vecinos y en sus

relaciones sociales y familiares como si fueran marido y mujer.

Me parece sumamente interesante el señalamiento que realiza el Art. 68

de la Constitución de la República, en el sentido de que la unión de hecho

estable y monogámica entre un hombre y una mujer libres de vínculo

matrimonial, que hubiere perdurado por más de dos años, generará los

mismos derechos y obligaciones que tienen las familias constituidas

mediante el matrimonio, incluyendo lo que se refiere a la presunción de

paternidad de los hijos, así como a la sociedad conyugal. Esto significa

que el hombre y la mujer que conviven en unión de hecho tienen los

mismos derechos y obligaciones que aquellos que se encuentran unidos

en matrimonio, y precisamente por esta razón los hijos que sean

concebidos dentro de la unión de hecho, se reputan hijos de los

convivientes, salvo que se produjere en los términos que señala el Código

Civil, la impugnación de la paternidad. Y es importante también, que al

igual que en el matrimonio se constituye una sociedad de bienes, o

sociedad conyugal, por efecto de la convivencia bajo el régimen de unión

de hecho, los bienes que se adquieran de parte de los convivientes

mientras dura la convivencia, serán considerados bienes conyugales, y

por tanto sometidos a las normas que al respecto dicta el Código Civil.

109
El Art. 222 del Código Civil es categórico en cuanto a señalar que por

efecto de la unión de hecho en los términos de la ley, se genera una

sociedad de bienes entre los convivientes, la que se reputaría existir

desde el momento mismo en que el hombre y la mujer que la conforman,

se unen con el fin de vivir juntos, procrear y auxiliarse mutuamente,

aunque tendría la capacidad de formalizarse legalmente luego de dos

años, por lo que en materia patrimonial se entendería que ello tiene efecto

retroactivo, reitero, al momento de producirse la unión, y promover entre

otros fines comunes la ayuda mutua, que se vincula íntimamente con el

aspecto patrimonial.

El Art. 229 del Código Civil, refiriéndose a la sociedad de bienes habida


entre los convivientes en unión de hecho, señala que “El haber de esta
sociedad y sus cargas, la administración extraordinaria de sus
bienes, la disolución y la liquidación de la sociedad y la partición de
gananciales, se rigen por lo que éste Código y el Código de
Procedimiento Civil dispone para la sociedad conyugal.”61
Sin embargo, es menester hacer notar, que aquí se genera una compleja

problemática jurídica, por cuanto existen diferencias notorias entre la

realidad jurídico-social del matrimonio, y la de la unión de hecho, lo que

imposibilita ejercer el debido control normativo, para brindar seguridad

jurídica en cuanto a haber patrimonial de la unión de hecho, puesto, que

es evidente que cualquiera de los convivientes puede disponer libremente

y de mala fe de los bienes sociales que se encuentren a su nombre, y

61
CÓDIGO CIVIL ECUATORIANO, Edit. Corporación de Estudios y Publicaciones, Quito-
Ecuador, 2010, pág. 46.
110
proceder a enajenarlo, sin que en la correspondiente escritura pública se

requiere del consentimiento del otro conviviente, por cuanto los

documentos de identidad de quien enajena lo acreditan como soltero, lo

que como se puede advertir puede ocasionar un perjuicio sumamente

grave al otro conviviente.

En este espectro surgen notorias inquietudes, pues es evidente que la

validez de la venta de un bien perteneciente a la sociedad de bienes

realizada unilateralmente por uno de los convivientes, resulta viciada de

nulidad, por lo que debería determinarse en la ley, en forma expresa tal

asunto, determinando incluso sanciones de carácter patrimonial para el

cónyuge que use de mala fe al disponer libremente un bien conyugal.

Además, considero que es necesario establecer la necesidad de que toda

persona de estado civil soltero que proceda a enajenar un bien raíz o

bienes muebles de cuantía, tenga la obligación de realizar una

declaración juramentada que conste en una cláusula de la misma

escritura, donde declare en forma categórica no mantener ni haber

mantenido unión marital de hecho que comprometa la propiedad y las

facultades de dominio del bien materia del contrato.

Y en caso de mantener la unión marital de hecho también realice una

declaración juramentada donde conste en una cláusula de la misma

escritura, la obligación de contar con la debida autorización del otro

cónyuge, para la compra y venta de un bien mueble o inmueble, como si

en la cédula de identidad de los convivientes en unión de hecho constara

como casados.

111
8.- CONCLUSIONES

Las experiencias, criterios y certezas obtenidas a través del desarrollo del

presente trabajo me han conducido a las siguientes conclusiones:

a) Según los resultados obtenidos de la investigación de campo la

legislación ecuatoriana no brinda la debida seguridad jurídica a las

familias constituidas mediante la unión de hecho, por lo tanto existen

abusos por parte del conviviente de mala fe que al constar a su

nombre alguno de los bienes de la sociedad conyugal, y

aprovechando que la unión libre aún no es un estado civil en el

Ecuador, proceda a realizar sin impedimento alguno la venta o la

constitución de gravámenes sobre bienes sociales.

b) Lo establecido para la terminación de la unión de hecho en el artículo

226 del Código Civil, atenta contra los principios constitucionales de

protección a la familia, a los derechos de los cónyuges y los hijos,

pues la forma superficial y unilateral de terminación de la misma,

afecta gravemente a uno de los convivientes ya que en ocasiones

premeditadamente enajenan los bienes patrimoniales antes de dar

por disuelto la unión de hecho.

c) Aún cuando la Constitución y el Código Civil le garantizan a la unión

de hecho las mismas características y efectos que el matrimonio,

existe una enorme disimilitud en cuanto a la terminación, pues en el


112
matrimonio se requiere todo un proceso y la respectiva valoración por

un Juez, y en cambio en la unión de hecho es absolutamente informal

y no se presta la debida importancia al conviviente más afectado por

la mala fe de su cónyuge lo que los coloca en estado de inseguridad

jurídica.

d) Para tener una idea global de nuestro país, nos basta con revisar los

datos estadísticos del Censo de Población y Vivienda realizado en

Noviembre de 2010 y difundidos por el sitio web del Instituto Nacional

de Estadísticas y Censos (INEC), un total de 2’214,067 personas se

hallan constituidas por un unión de hecho, lo que representa un

20,43% de la población total del país. En el censo realizado en 2001,

un total de 1’579,712 personas vivían “unidas”, lo que representaba

un 17,72%. Estas cifras demuestran un crecimiento de este índice en

el lapso de los últimos 10 años, estas cifras predominan

preferentemente en los sectores rurales a nivel nacional, teniendo una

manifestación mucho más elevadas en la región costa, por lo tanto

en un futuro no muy lejano un cierto porcentaje de convivientes

enfrentaran este tipo de problemas tratado en la presente

investigación.

e) En la opinión pública del Ecuador aún no se considera plenamente

institucionalizada a unión de hecho dado el profundo pensamiento

tradicionalista que aún se observa en nuestra sociedad, y por tanto

113
quienes conviven en esta situación, no siempre la consideran en una

condición muy similar al vínculo matrimonial, y por ello el momento

que estiman conveniente, o mantienen relaciones amorosas con una

tercera persona, proceden sin mayores formalidades a la separación,

sin concurrir a las formas de terminación de la unión de hecho

establecidas en el artículo 226 del Código Civil, esto ha permitido la

desintegración de un gran número de familias constituidas por vía de

hecho y por ende el apoderamiento de los bienes patrimoniales de los

convivientes a su conveniencia, dejando a uno de los convivientes

más perjudicado.

f) De los casos que he observado, se puede decir que existe una

relativa estabilidad en las familias constituidas por estos vínculos de

hecho, ya que la mayoría de las uniones maritales de este tipo

subsisten a lo largo de los años y se mantienen en formas idénticas a

las familias constituidas mediante matrimonio; pero se observan

también casos, en que los convivientes de hecho deciden terminar su

relación en la misma informalidad que se constituye, lo que da a

relucir los problemas especialmente relacionados con el haber de la

sociedad de bienes como es el patrimonio familiar, ya que

lastimosamente algunos bienes muebles e inmuebles ya fueron

enajenados sin la debida autorización y consentimiento de uno de los

convivientes.

114
g) Por lo expuesto se observa un grave estado de inseguridad jurídica

en las personas que conviven mediante unión de hecho en cuanto a

los bienes de la sociedad conyugal, toda vez que como ha permitido

determinar la presente investigación no existen normas específicas

para regular las circunstancias particulares que presenta la unión de

hecho en esta materia.

115
9.- RECOMENDACIONES.

En virtud de las conclusiones expuestas, me permito elaborar las

siguientes recomendaciones:

a) Recomiendo al Gobierno Nacional que se declare el fortalecimiento

de la familia ecuatoriana como política de Estado que debe ser

liderada por el Ministerio de Inclusión Económica y Social, y que tiene

que tener por finalidad el desarrollo de los valores culturales, éticos y

morales de los miembros del núcleo filial, así como la coordinación

con todos los organismos públicos pertinentes para brindar una

efectiva protección jurídica a las familias constituidas mediante la

unión de hecho con respecto al patrimonio familiar.

b) Recomiendo a los legisladores que componen la Asamblea Nacional

la realización de reformas al Código Civil, estableciendo causales de

terminación de la unión de hecho, en concordancia con las causales

de terminación que establece el mismo Código para el matrimonio, ya

que al ventilarse un procedimiento judicial existiría la debida

seguridad para los convivientes en materia de disolución de la

sociedad conyugal y por ende el haber de la sociedad de bienes,

obligando a resarcir al cónyuge que con mala fe ya enajeno a algún

bien patrimonial de uno de los convivientes.

116
c) Sugiero a los señores legisladores la realización de una reforma al

Código Civil en cuanto a establecer regulaciones específicas que

permitan que el conviviente de mala fe abuse de los bienes de la

sociedad conyugal, para lo que es necesario contemplar las

particularidades específicas que presenta este tipo de conformación

familiar.

d) Sugiero a los señores asambleístas adoptar el Proyecto de Reforma

al Código Civil que consta en la parte final de este informe de

investigación, como una alternativa que coadyuvaría a solucionar el

problema con respecto al haber de la sociedad de bienes el mismo

que contribuirá a la protección del patrimonio familiar de los miembros

de este tipo de familias.

e) Recomiendo a los señores asambleístas la realización de un amplio

estudio en derecho comparado, tomando en consideración

especialmente aquellas legislaciones del medio sudamericano, que

equiparan la terminación de la unión de hecho a la terminación del

matrimonio, ello puede dar magníficas ideas para el desarrollo de

nuestro derecho positivo en dicho aspecto.

f) Finalmente, recomiendo al Gobierno Nacional y específicamente al

Ministerio de Inclusión Económica y Social, el desarrollo de un

programa permanente de monitoreo de la unión de hecho en el

Ecuador, determinando con precisión las necesidades específicas

117
de esta entidad en materia jurídica, a fin de elevar todo un amplio

proyecto de reformas a la ley especial que la regula, a fin de

promover la máxima seguridad jurídica de aquella entidad.

9.1. PROPUESTA DE REFORMA AL CÓDIGO CIVIL

Cumpliendo uno de los objetivos específicos sustanciales que han

motivado el desarrollo del presente estudio, me permito a continuación

presentar el Proyecto de Reforma al Código Civil.

La Asamblea Nacional de la República del Ecuador

Considerando:

Que, la familia constituye la célula fundamental de toda sociedad, y por

ende es una obligación primaria del Estado proteger por todos los medios

a su alcance esta organización social primaria, dándole las facilidades

necesarias para que se fortalezca su integridad y se promueva su

desarrollo;

Que, la unión de hecho es una forma de constitución familiar muy

frecuente en el Ecuador, y por tanto debe dictarse la normatividad jurídica

idónea para garantizar la integridad de la familia originada por dicho

vínculo, así como para brindar plena seguridad jurídica con respecto a los

118
derechos de los convivientes y de los hijos habidos en este tipo de unión

marital;

Que, la normatividad actual que regula la unión de hecho no contempla

normas específicas destinadas a asegurar los derechos de los

convivientes en cuanto al haber patrimonial de las familias conformadas

por vínculos de hecho.

En uso de las atribuciones que le confiere el artículo 120, numeral 6, de la

Constitución de la República del Ecuador, acuerda expedir la siguiente:

LEY REFORMATORIA AL CÓDIGO CIVIL

Art. 1.- A continuación del Art. 229 del Código Civil agréguese dos incisos

que digan:

“Serán nulos los contratos y escrituras públicas celebrados por uno solo

de los convivientes, que tengan como finalidad la venta, arriendo,

enajenación o la constitución de gravámenes de cualquier tipo sobre

bienes que correspondan a la sociedad de bienes de la unión de hecho,

desde la fecha que inicia la convivencia entre personas aptas para

conformar unión de hecho.

En todos los contratos de compra-venta los notarios se asegurarán de

que el bien a enajenarse no corresponde a sociedad de bienes habida

entre convivientes en unión de hecho, exigiendo para ello el

establecimiento obligatorio de una cláusula donde el vendedor declare

119
bajo juramento que a la fecha de celebración del contrato no mantiene

unión de hecho con persona alguna, y que el bien a enajenarse no

corresponde a dicho régimen.”

DISPOSICIÓN GENERAL.- Quedan expresamente derogadas todas las

normas que se opongan a la presente Ley.

DISPOSICIÓN TRANSITORIA.- La presente Ley entrará en vigencia a

partir de su publicación en el Registro Oficial.

Dado en el Distrito Metropolitano de San Francisco de Quito, República

del Ecuador, en la Sala de Sesiones del Plenario de las Comisiones

Legislativas de la Asamblea Nacional de la República del Ecuador, a los

___________ días del mes de _______________ del año 2011.

f) El Presidente f) El Secretario

120
10.- BIBLIOGRAFÍA

 DICCIONARIO DE LA REAL ACADEMIA DE LA LENGUA


ESPAÑOLA, Tomo VIII, Edit. Mio Cid, Madrid, 2000, p. 3118.

 CABANELLAS, Guillermo, Diccionario Enciclopédico de Derecho


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2002.

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Estudios y Publicaciones, Actualizado a Enero de 2005, Art. 222.

 ALVAREZ SUÁREZ, Ursicino, El Negocio Jurídico en Derecho


Romano, Editorial Revista de Derecho Privado, Madrid, 1954.

 CABANELLAS DE TORRES, Guillermo, Diccionario Enciclopédico de


Derecho Usual, Tomo V, Editorial Heliasta, Argentina, 2002, p. 389.

 CÓDIGO CIVIL, Corporación de Estudios y Publicaciones, Actualizado


a enero de 2011, Quito, 2011, Art. 81.

 CABANELLAS DE TORRES, Guillermo, Diccionario Jurídico


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 DICCIONARIO DE LA REAL ACADEMIA DE LA LENGUA


ESPAÑOLA, Editorial Castell, Madrid, 2007, Pág. 1630.

 NODARSE, J.J., Sociología, Edit., Oveja Negra, 3ra. Edición, Bogotá,


1998, Pág. 47.

 AULESTIA EGAS, M. Rodrigo, Ensayo de Práctica Procesal Civil, El


patrimonio familiar, primera edición, Quito, Ecuador, 1985.

 BONNECASE, Julien, Tratado Elemental de Derecho Civil, 2 Tomos,


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 CÓDIGO CIVIL, Actualizado a enero del 2011, Quito, Corporación de


Estudios y Publicaciones, con Jurisprudencia.

 CÓDIGO DE PROCEDIMIENTO CIVIL, Actualizado a enero de 2011,


Quito, Corporación de Estudios y Publicaciones, con Jurisprudencia.

121
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Octubre de 2008, Gaceta Constitucional.

 ESCRICHE, Joaquín D., Diccionario Razonado de Legislación y


Jurisprudencia, Fondo de cultura ecuatoriana, Quito, 1986.

 GARCÍA FALCONÍ, José C. y AULESTIA EGAS, M. Rodrigo, Manual


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 MORAN SARMIENTO, Rubén, Derecho Procesal Civil Práctico, 3


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 NOBOA, Aurelio, Recopilación de Leyes del Ecuador, Edit., Edino,


Guayaquil, 1991.

 PARRAGUEZ R., Luis, Manual de Derecho Civil Ecuatoriano, Quito,


Gráficas Mediavilla, 1986.

 PEÑAHERRERA, Víctor Manuel, Lecciones de Derecho Práctico Civil


y Penal, Editorial Universitaria, Quito, 1988.

 VALLEJO, Juan Álvaro, La Unión Marital de Hecho y el Régimen


Patrimonial entre Compañeros Permanentes, Editorial Biblioteca
Jurídica, Bogotá, 2001.

 REPÚBLICA DEL PERÚ, Código Civil, Diario “El Peruano

 Ley 979 de 2005 de Colombia, Diario Oficial No. 45.982 de 27 de julio


de 2005.

122
ANEXOS

123
UNIVERSIDAD NACIONAL DE
LOJA
MODALIDAD DE ESTUDIOS A DISTANCIA
CARRERA DE DERECHO

ENCUENTA A PROFECIONALES DEL DERECHO

En mi calidad de egresado de la Carrera de Derecho, de la


Universidad Nacional de Loja, me encuentro desarrollando el trabajo de
Tesis previo la obtención del titulo de abogado de los Juzgados y
Tribunales de la República, por este motivo acudo a Usted, para solicitar
de que se sirva responder las siguientes preguntas que constan en el
presente cuestionario, seguro de contar con colaboración, anticipo mis
sinceros agradecimientos.

CUESTIONARIO

PREGUNTA No. 1

¿Estima usted que la legislación secundaria en materia de derecho de la

familia se ha desarrollado lo suficiente, como para efectivizar la protección

jurídica de la familia conformada mediante unión de hecho en los términos

reconocidos en el Art. 68 de la Constitución de la República del Ecuador?

SI ( ) NO ( )

¿Porqué?

………………………………………………………………………………………

………………………………………………………………………………………

………………………………………………………………………………………

………………………

124
PREGUNTA No. 2

¿Cree usted que la normatividad establecida en el Título VI del Libro

Primero del Código Civil, protege efectivamente a la unión de hecho en

los términos que se encuentra reconocida en el artículo 68 de la

Constitución de la República?

SI ( ) NO ( )

¿Porqué?

………………………………………………………………………………………

………………………………………………………………………………………

………………………………………………………………………………………

………………………

PREGUNTA No. 3

¿Considera usted que el Código Civil establece normas específicas que

protegen a la sociedad de bienes entre los convivientes, atendiendo las

circunstancias específicas de la unión de hecho?

SI ( ) NO ( )

¿Porqué?

………………………………………………………………………………………

………………………………………………………………………………………

………………………………………………………………………………………

………………………

125
PREGUNTA No. 4

¿Estima que la inseguridad jurídica en cuanto a los bienes de la sociedad

conyugal conformada mediante la unión de hecho, es coherente con la

igualdad de derechos y obligaciones con el matrimonio, tal como

determina el artículo 68 de la Constitución de la República?

SI ( ) NO ( )

¿Porqué?

………………………………………………………………………………………

………………………………………………………………………………………

………………………………………………………………………………………

………………………

PREGUNTA No. 5

¿Cree usted que sería jurídicamente conveniente realizar reformas

legales que impidan que uno de los convivientes disponga arbitrariamente

de los bienes de la sociedad conyugal que consten a su nombre?

SI ( ) NO ( )

¿Porqué?

………………………………………………………………………………………

………………………………………………………………………………………

………………………………………………………………………………………

………………………

GRACIAS POR SU COLABORACION

126
UNIVERSIDAD NACIONAL DE LOJA
MODALIDAD DE ESTUDIOS A DISTANCIA
CARRERA DE DERECHO

TEMA:

“EL ESTADO DE INSEGURIDAD JURÍDICA DE LOS


CONVIVIENTES EN UNIÓN DE HECHO CON RESPECTO
AL HABER DE LA SOCIEDAD DE BIENES. PROPUESTA
DE REFORMA AL CÓDIGO CIVIL.”

PROYECTO DE TESIS PREVIA A LA


OBTENCIÓN DEL TÍTULO DE ABOGADO DE
LOS JUZGADOS Y TRIBUNALES DE LA
REPÚBLICA.

ASPIRANTE:
Pedro Xavier Arévalo Ninabanda

Loja – Ecuador
Año 2011

127
1.- TEMA:

“EL ESTADO DE INSEGURIDAD JURÍDICA DE LOS CONVIVIENTES EN UNIÓN DE


HECHO CON RESPECTO AL HABER DE LA SOCIEDAD DE BIENES. PROPUESTA
DE REFORMA AL CÓDIGO CIVIL.”

2.- PROBLEMÁTICA:

El Art. 68 de la Constitución de la República del Ecuador, reconoce la


unión marital de hecho, que al existir por el lapso y bajo las condiciones que
señala la ley, genera los mismos derechos y obligaciones que tienen las
familias constituidas por matrimonio, cuestión que es ratificada en el Art. 222
del Código Civil, determinando además, que dichos derechos y obligaciones,
son extensivos inclusive en lo relacionado a la sociedad conyugal, la que
conforme al Art. 229 ibidem, en cuanto a su administración, disolución,
liquidación y partición de gananciales, se regirá por el mismo Código Civil y
por el Código de Procedimiento Civil, sin que haya previsto el legislador los
diferentes problemas que suelen suceder en cuanto al manejo de los bienes
habidos en la sociedad conyugal generada por causa de unión de hecho, ya
que es bastante usual que para cualquiera de los dos convivientes es
sumamente fácil disponer libremente del bien conyugal adquirido a su
nombre durante la convivencia marital, por lo que en muchos casos se
procede a su enajenación de mala fe, sin contar con la manifestación de
voluntad expresa del otro conviviente, manifestada en escritura pública, toda
vez que en sus documentos de identidad consta como soltero, lo que en
muchos casos ha causado gravísimos perjuicios económicos, no solo al
conviviente perjudicado, ya que no se estipula absolutamente nada con
respecto a la procedencia y validez de dicha venta. Esta imprevisión legal
permite que los convivientes que conforman la unión de hecho permanezcan
en estado de inseguridad jurídica con respecto a sus intereses patrimoniales.
128
3.- JUSTIFICACIÓN

La investigación científica como destacada ciencia del conocimiento


humano, se justifica en cuanto es una disciplina de imprescindible
importancia para todo profesional, pues es el camino para la inmersión en las
diversas problemáticas de su ramo, a fin de conocerlas de manera adecuada
y sistemática y plantear las soluciones pertinentes, para que los diversos
actores sociales llamados a ello, las promuevan y por ende se vaya ganando
espacios en el desarrollo social.

Se justifica también este trabajo por la trascendencia, importancia, relevancia


y actualidad que reviste la problemática que me propongo investigar, pues me
dirijo a abordar un asunto que involucra a una gran parte de la población
ecuatoriana, como son los numerosos hogares que se encuentran
conformados mediante unión marital de hecho, cuyos convivientes se
encontrarían en estado de inseguridad jurídica por causa de la relativa
informalidad de la que el propio Código Civil reviste a tan fundamental
institución, cuando no se contemplan mecanismos legales para proteger los
intereses patrimoniales de aquellos, ya que no existe previsibilidad legal con
respecto al manejo de bienes sometidos a sociedad conyugal por causa de la
unión marital de hecho, pudiendo uno solo de los cónyuges (a nombre de
quien se encuentre el bien), disponer libremente de él, incluso para efectos
de enajenación, toda vez que en sus documentos de identidad consta como
soltero, y por tanto no requeriría de la voluntad de nadie para enajenar,
cuando en realidad, al ser bien habido en el marco de la sociedad de bienes
de la unión de hecho, se requiere en forma indispensable de la declaración de
voluntad del otro conviviente, habiendo generado este asunto una serie de
controversias, que vienen afectando o amenazan con afectar gravemente los
intereses patrimoniales de quienes conforman este tipo de familia reconocido
constitucionalmente.

De igual manera se justifica este trabajo en cuanto aportará al desarrollo de


mis conocimientos y destrezas en el ámbito de la investigación jurídica, y de
manera especial en el complejo campo del derecho de familia, lo que se
129
posibilitará mediante el pormenorizado estudio de la problemática de
investigación que se encuentra inscrita en el marco del derecho
constitucional, derecho civil y derecho de familia.

Otro asunto que justifica la realización del presente trabajo investigativo es la


factibilidad del mismo, lo que se encuentra plenamente garantizado, pues
tengo a mi alcance los recursos académicos, humanos, documentales,
materiales y económicos que posibiliten el desarrollo de este trabajo. Cuento
así mismo con la asesoría plenamente competente de los docentes de la
Carrera de Derecho de la Modalidad de Estudios a Distancia (MED), de la
Universidad Nacional de Loja, quienes de conformidad con los respectivos
reglamentos e instructivos serán nombrados oportunamente como asesor del
proyecto de investigación, director de tesis y miembros de tribunal de grado.

La justificación social de este estudio se localiza en el objetivo específico de


elaborar un Proyecto de Reforma al Código Civil, proponiendo la consolidación
de la unión de hecho como forma de integración familiar en el Ecuador, a
través de la determinación de normas específicas destinadas a proteger y
brindar plena seguridad jurídica a los intereses patrimoniales de los
convivientes en unión de hecho.

Finalmente, me motiva al desarrollo de la presente investigación, la


aspiración de cumplir un requisito legal indispensable para culminar una
preciada meta de mi existencia, cual es mi graduación de Abogado de los
juzgados y tribunales de la República.

4.- OBJETIVOS:

OBJETIVO GENERAL:

Elaborar un estudio de carácter jurídico, doctrinario, analítico y crítico con


respecto a la unión de hecho como forma de constitución familiar y sus
incidencias en el ámbito patrimonial.
130
OBJETIVOS ESPECÍFICOS:

a) Realizar un estudio jurídico con respecto al régimen de bienes de la


unión de hecho y al estado de inseguridad jurídica de los convivientes
por causa de la imprevisión en materia de manejo de dicho haber
patrimonial.

b) Analizar la normativa legal que regula en el Ecuador el régimen de


bienes de la sociedad conyugal que se origina en la unión de hecho, y
su efectividad para proteger los intereses de los convivientes en
cuanto al haber patrimonial.

c) Elaborar un proyecto de reforma al Código Civil, proponiendo la


inclusión de disposiciones legales tendientes a asegurar el manejo
legal y justo de los bienes adquiridos durante la existencia de la unión
marital de hecho.

5.- HIPÓTESIS:

La imprevisión del Código Civil con respecto al manejo de bienes


pertenecientes a la sociedad conyugal habida por causa de unión marital de
hecho, coloca en estado de inseguridad jurídica a los convivientes, en cuanto
al no existir ningún tipo de limitación específica y al constar el bien social a
nombre de uno solo de los cónyuges, cuyos documentos de identidad lo
acreditan como soltero, este puede enajenarlo libremente.

6.- MARCO TEÓRICO

6.1. Marco Doctrinario:

En relación con el significado de la “unión de hecho” en el ámbito de las


Ciencias Jurídicas el tratadista argentino Dr. Guillermo Cabanellas, señala:

131
“Unión de hecho. Llamada también unión libre. Es la denominación menos
agresiva que la de concubinato o amancebamiento; o sea, vida marital
practicada por quienes no son casados.”62

Esto significa que cuando nos referimos a la “unión de hecho”, en el ámbito


del Derecho de Familia, hacemos alusión directa a la forma de relación que
propicia una pareja que no ha sido unida por el vínculo matrimonial. Como
sinónimos de la unión de hecho, Cabanellas, asimila a la llamada unión libre,
concubinato y amancebamiento.

En Colombia, la Ley 54, dictada el 28 de diciembre de 1990, en el Art. 1


señala que “se denomina unión de hecho, la formada entre un hombre y una
mujer, que sin estar casados, hacen una comunidad de vida permanente y
singular.

Igualmente, aún para todos los efectos civiles, se denominan compañeros


permanentes, al hombre y mujer que forman parte de la unión marital de
hecho.”63

Entonces, la unión marital de hecho, simplemente se manifiesta por la


convivencia permanente de un hombre y una mujer libres de vínculo
matrimonial con un tercero que cohabitan como pareja, sin estar unidos entre
ellos por vínculo matrimonial, siempre y cuando la relación sea de carácter
permanente y singular. Es decir no puede haber unión marital de hecho, si
es que la relación marital es esporádica y promiscua.

En el Código Civil del Ecuador, el Art. 226, inciso segundo, conlleva implícita la
definición de la unión de hecho, determinando a aquella como: “La unión
estable y monogámica de más de dos años un hombre y una mujer libres de
vínculo matrimonial, con el fin de vivir juntos, procrear y auxiliarme

62
CABANELLAS, Guillermo, Diccionario Enciclopédico de Derecho Usual, Tomo VIII,
27ª Edición, Editorial Heliasta, Argentina, 2002, p. 255.
63
VALLEJO, Juan y Otros, La Unión Marital de Hecho y el Régimen Patrimonial entre
Compañeros Permanentes, Edit. Lexis, Bogotá, 2005, p.15.
132
mutuamente, da origen a una sociedad de bienes.”64 Es decir, para que se
constituya la unión de hecho, se requiere de la voluntad de dos personas de
sexo opuesto, que se unen con el fin de vivir junto, procrear y auxiliarse, de
forma muy similar al matrimonio, con la diferencia que en este caso no se
cumple con las solemnidades que aquél implica, y con el levantamiento del
acta correspondiente en el Registro Civil. Es menester señalar que solamente
se admite la unión de hecho heterosexual, por cuanto conforme se indica,
debe formarse entre un hombre y una mujer, quienes entre otras finalidades,
buscan la convivencia marital y por ende la procreación.

En cuanto a la sociedad conyugal, el tratadista Guillermo Cabanellas anota:


“La sociedad que, por disposición de la ley, existe entre el marido y la mujer
desde el momento de la celebración del matrimonio hasta su disolución, en
virtud de la cual se hacen comunes de ambos cónyuges los bienes
gananciales, de modo que después se parten por mitad entre ellos o sus
herederos, aunque el uno hubiese traído más capital que el otro.”65

Cabanellas, permite establecer la primera característica de la sociedad


conyugal, que es precisamente la de que aquella se forma por disposición de
la ley, entre el marido y la mujer, como efecto de contrato matrimonial,
subsistiendo hasta la disolución del mismo, o hasta la disolución de la
sociedad por efecto de la misma ley, o por voluntad de los cónyuges. Además,
se anota que por efecto de este régimen se hace común el derecho de
dominio de ambos cónyuges sobre los bienes adquiridos en matrimonio, de
tal manera que en caso de divorcio o disolución de la sociedad conyugal, se
requiere proceder a la partición o liquidación de los bienes conyugales.

Otra definición señala que “La sociedad conyugal es un régimen patrimonial


que consiste en la sociedad de bienes que se forma entre los cónyuges por el
hecho de contraer matrimonio y la falta de pacto en contrario”66; es decir, se

64
CÓDIGO CIVIL, Corporación de Estudios y Publicaciones, Actualizado a Enero de 2011,
Art. 226.
65
CABANELLAS, Guillermo, Diccionario Enciclopédico de Derecho Usual, Tomo VII,
Editorial Heliasta S.R.L., 2002, Pág. 477.
66
http://catedra.org/tema/sociedad-conyugal.
133
ratifica que la sociedad conyugal es un régimen patrimonial que se genera
como efecto del matrimonio, salvo pacto en contrario, pues es bien sabido
que en la mayoría de legislaciones es posible a los cónyuges realizar
capitulaciones matrimonial para establecer régimenes distintos a la sociedad
conyugal, lo que constituye la excepción; como también es posible la
disolución de la sociedad conyugal ya formada, sea por voluntad mutua de los
cónyuges, por demanda de uno de ellos, o también como efecto de la
disolución del matrimonio.

Es importante señalar que según el Art. 153 del Código Civil ecuatoriano, “a
falta de pacto escrito, se entenderá, por el mero hecho del matrimonio,
contraída la sociedad conyugal con arreglo a las disposiciones de este
Título”67. Esto significa que la regla general es que la sociedad conyugal se
genera como efecto del matrimonio, solamente con la preexistencia de un
pacto escrito o capitulación matrimonial se acuerda por parte de los cónyuges
un régimen distinto, que sería la separación de bienes.

Es preciso señalar además, que considero que existe una equivocación de


orden conceptual de nuestro legislador, cuando en el primer inciso del Art.
222 del Código Civil, determina que la unión de hecho genera los mismos
derechos y obligaciones que el matrimonio, inclusive en lo relacionado a la
“sociedad conyugal”, definición que no cabe en este caso, toda vez que la
sociedad conyugal, es la que se forma entre los cónyuges como efecto del
matrimonio; y en este caso, al no existir la denominación de cónyuges, lo
correcto sería decir sociedad de bienes, como bien lo señala el inciso
segundo del Art. 222 ibidem.

6.2. Marco Doctrinario:

Con respecto al origen histórico de la unión de hecho, como régimen de


familia, el tratadista colombiano Juan Ángel Vallejo, señala: “En la sociedad
primitiva las relaciones de tipo sexual se desarrollaban meramente

67
CÓDIGO CIVIL, Corporación de Estudios y Publicaciones, Actualizado a enero de 2011, Art.
153.
134
impulsadas por el instinto, en desorden y sin ninguna contemplación con
respecto a la formación de vínculos de carácter parental. Era el individuo más
fuerte quien ejercía por naturaleza el absoluto dominio en la tribu, y quien
tenía la potestad basada en la fuerza para poseer las hembras del grupo, en
tanto los otros accedían a las hembras rechazadas o a aquellas que no
interesaban a los especímenes más fuertes. Incluso, si volvemos los ojos a la
teoría dogmática del origen de la humanidad sostenida por la Iglesia,
podemos colegir fácilmente que la institución del matrimonio se estableció en
épocas posteriores al nacimiento de Cristo, llevándose en los primeros
tiempos las relaciones maritales sin mayores formalismos ni rituales
solemnes.”68

Entonces, la fuente de la unión de hecho parte del origen de la humanidad,


ya que no se encuentran datos con relación a la existencia de formalidad
alguna para las uniones maritales; sin embargo, a medida que las costumbres
evolucionan y se van desarrollando las civilizaciones, se establece el
nacimiento del matrimonio y pasa a tener el grado de unión reglamentada y
legal. No debemos olvidar que el desarrollo de la humanidad, también tiene
su antecedente en la selectividad sexual, que empezó por evitar las
relaciones entre individuos del mismo clan, o por lo menor entre ascendientes
y descendientes, así como también entre hermanos, posibilitándose de esta
forma la realización de alianzas de carácter marital con individuos de otros
grupos, lo que permitió un mejor desarrollo genético del hombre.

El tratadista Soler, sostiene que “Con el transcurso del tiempo, las normas y
las costumbres se van haciendo más severas, para evitar matrimonios entre
consanguíneos, los que lleva al surgimiento de la llamada familia sindiásmica
en la que el hombre tenía una preferida dentro de un grupo de mujeres que le
correspondía como esposas, “siendo para ellas el esposo principal de todas”.
Con el transcurso del tiempo se descartó la presencia de otros hombres en
calidad de esposos en la agrupación familiar sindiásmica; así, un hombre vive
con una mujer, pero de tal suerte que, la poligamia y la infidelidad ocasional
siguen siendo un derecho para los hombres; luego, por evolución de las

68
VALLEJO, Juan y Otros, Obra Citada, Pág. 27.
135
costumbres, se exige la más estricta fidelidad de las mujeres, mientras dure
la vida en común, y su adulterio es castigado cruelmente; todo con el
propósito fundamental de tener plena certeza sobre la paternidad.”69

Con el transcurso del tiempo se van modificando las costumbres, la


estructura orgánica de la familia se va aproximando cada vez más a la
monogamia, hasta irse estableciendo en los pueblos de mayor civilización
como la única forma de unión lícita y permitida.

En la etapa de la esclavitud, al “amo” no se le oponía ningún obstáculo para


apoderarse de una esclava y convertirla en su concubina, dada la
eventualidad de que él era el señor y dueño de los bienes y de la vida de
todos sus esclavos.

“En culturas como la griega, egipcia, hebrea, aramea y sumeria entre otras, ya
era conocido el concubinato. Los griegos sin cesar opinaron que los hombres
eran superiores a las mujeres, y en consecuencias los señores de alto rango
de la ciudad podían tomar como compañeras a mujeres de menor grado
social pero les era vedado hacerlas sus esposas, por lo que desempeñaban el
cargo de concubinas y las mantenían confinadas en la familia dedicadas a
tareas secundarias.”70

En la Biblia también se hallan datos concretos relacionados con la existencia


del concubinato o unión marital estable sin vínculo matrimonial, en diversos
pasajes del Antiguo Testamento donde se manifiesta diáfanamente esta
situación: Génesis, capítulo 22, versículo 23, “...Estos ocho hijos parió Melca
a Nador, y también su concubina de nombre Rauma, le parió a Tebai, Gajam,
Tajas y Maaca”; Génesis, capítulo 23, versículo 6: “Y a los hijos de sus
concubinas dio Abraham dones y envióles de junto Isaac su hijo, mientras él
vivía, hacia el oriente”; Génesis, capítulos 29 y 30, “Jacob fue marido de las

69
SOLER MANTILLA, Alfonso, Derecho de Familia, 1ra. Edición, Universidad Externado de
Colombia, Bogotá, 1989, Pág. 89.
70
VALLEJO, Juan y Otros, Obra Citada, Pág. 31.
136
dos hijas de Labán, Lea y Raquel, quienes al quedar estériles lo incitan a que
tome a sus esclavas Zelfa y Bala como mujeres de segundo orden.”71

Igualmente, en el Libro I, De Reyes, Capítulo 11, versículo 3, se narra como el


rey Salomón tuvo setecientas mujeres reinas y trescientas concubinas.

Según Rand, en el “Diccionario de la Santa Biblia” define a la concubina como


“se llama ahora a una mujer que sin estar casada con un hombre, vive con él
como su esposa; pero en la Biblia concubina significa una esposa legal,
aunque de un rango secundario.”72

Así el concubinato fue muy usual y perduró por varios siglos, solamente hasta
la Ley de Moisés se restringió su abuso, pero nunca se sancionó. El Evangelio
establece la ley primitiva del matrimonio, haciendo alusión al concubinato,
considerado siempre como mal, corresponde a la categoría de los delitos de
fornicación, lo que desde mi perspectiva más bien constituye una medida
política de los jerarcas religiosos para garantizar la institución matrimonial.

Los romanos asimilaban el concubinato a una unión de menor categoría que


las justas nupcias, el cual originaba efectos jurídicos. Según Gayo, en las
institutas decía: “no podemos casarnos con cualquier clase de mujeres, pues
nos está prohibido el matrimonio con algunas.”73

En el antiguo Derecho Romano, se trataba el amancebamiento como una


situación de hecho; pero en la era del bajo imperio, terminó por reconocerse
el concubinatus como matrimonio regular pero de orden inferior, cuyos
efectos consistían en reconocer a los hijos como alimentarios del padre (pater
familia) y darles junto con la concubina vocación hereditaria limitadísima.

71
LA SAGRADA BIBLIA, Ediciones Monte Olivo, México D.F., 2001, Pág. 401.
72
DICCIONARIO DE LA SANTA BIBLIA, Ediciones Monte Olivo, México D.F., 2009, Pág.
307.
73
VALLEJO, Juan y Otros, Obra Citada, Pág. 39.
137
El concubinato surgió de la costumbre que tenía un hombre de tomar a una
mujer como concubina en razón de sus condiciones y la cual por mandato
legal no podía convertirse en su esposa.

El autor Juan Vallejo afirma que “en el pueblo hebreo la “pileges” era la
concubina, la cual a pesar de una libertad más amplia, se consideraba
socialmente en un grado menor a la criada o sierva. Solamente se diferenció
la concubina de la esclava y no era considerada rival de la esposa; podía ser
entregada al marido, sobre todo en el evento de resultar estéril, dependiendo
de la mujer legítima, que podía reducirla a la esclavitud. A la concubina se le
tenía prohibido el comercio con otro hombre y posiblemente era manumitida
a la muerte de su señor; éste carecía totalmente de autoridad para venderla
si con ella había procreado.”

En Grecia se autorizaba el concubinato y era viable cuando se presentaba


bajo una de las siguientes eventualidades: como unión regular del ciudadano
con mujer mentecata o esclava y como unión ilegítima, aprobada totalmente,
siempre que la concubina no habitará bajo el mismo techo con la esposa
legítima. Los hijos se miraban como ciudadanos y heredaban del padre.

Como consecuencia de la influencia de la iglesia en el ámbito jurídico como


en el político, el concubinato no sólo se consideró como simple estado de
hecho sino como delito, de más entidad inclusive que la fornicación pasajera,
ya que era un delito que se perpetuaba durante un espacio de tiempo más o
menos largo y en forma escandalosa. El Concilio de Trento en el año 1563
reglamentó penas severísimas para ser aplicadas a los amancebados. En la
discusión de ellas se trató de imponer la excomunión para los que
persistieran en ese estado y las graves sanciones a que eran merecedores los
adúlteros y los herejes.

El tratadista Edgar Escobar, citando a Pothier dice: “El concubinato, ha sido


siempre considerado en Francia como un libertinaje totalmente contrario a la
pureza de la religión y a las buenas costumbres. Es un delito que nuestras
leyes penalizaban no sólo con relación a los clérigos, sino también en el caso
138
de los laicos. Se le considera en contravía con la seguridad del Estado, y, en
consecuencia, es objeto de la severidad de nuestras leyes.”74

El Concilio de Trento del año 1563 otorgó la denominación de “amante” a


quienes se encontraban en concubinato, imponiendo penas severas contra
los amancebados, tales como excomunión para los que perseveraren en ese
estado y sanciones graves para los adúlteros y los herejes. Fue así como
desde esa época se distinguió con el calificativo de bastardos, a los hijos de
dichas parejas, lo cual causó pánico y se constituyó como un arma para
combatirlo. Las disposiciones de la Iglesia Católica se convirtieron en fuente
de todas las instituciones por la monopolización del poder bajo el régimen
teocrático.

En España, la Real Orden del 22 de febrero de 1815, ordenó penalizar los


escándalos por los delitos públicos protagonizados por los amancebados o
concubinos previa amonestación y exhortación privada.

En la época moderna, las concepciones de uniones libres de la era pretérita


cambian ostensiblemente como consecuencia de la civilización de los pueblos
y la cultura que van adquiriendo sus ciudadanos, siendo así como se le va
dando tratamiento más benigno a las uniones independientes y se legisla
otorgando algunos derechos a los nexos de parejas ligados sin el rito católico,
pero que ante la sociedad llevaban una vida decente y sana, presentándose
en numerosos eventos como familias ejemplares dentro del grupo social al
cual pertenecían.

Tradicionalmente no se podría hablar de una sociedad de bienes entre


concúbitos, sin embargo, en la época actual dado el desarrollo del
pensamiento de la humanidad, así como el avance en materia de derechos
fundamentales, así como en cuanto a conceptos de composición familiar y
regímenes patrimoniales, se establece como un logro la creación de
normativas legales destinadas a garantizar los derechos patrimoniales de los

74
ESCOBAR VÉLEZ, Edgar Guillermo y LÓPEZ HURTADO, Beatriz, La unión marital de hecho, Edit.
Jurídica Colombiana, 1994, Pág. 5.
139
convivientes en unión marital de hecho, cuestión que reitero es un asunto
propio de la modernidad, que ha alcanzado en los países latinoamericanos en
las últimas décadas.

En la actualidad, como se verá más adelante, son muchas las legislaciones


que han normado las uniones maritales de hecho, concediéndoles
características y valía jurídica, en términos bastante similares al matrimonio,
aunque con ciertas desventajas, como es el caso de la inseguridad jurídica
que se observa en cuanto al manejo de bienes sociales, ya que dada la
informalidad de dicho vínculo, en la realidad social del Ecuador, a menudo se
observan abusos de uno de los convivientes en cuanto a la disposición
arbitraria de bienes sociales, que se realiza merced a la imprevisión legal al
respecto.

6.3. Marco Jurídico:

El Código Civil en el Art. 222 establece lo concerniente a la unión de unión de


hecho en los siguientes términos: “La unión estable y monogámica de un
hombre y una mujer, libres de vínculo matrimonial con otra persona, que
formen un hogar de hecho, por el lapso y bajo las condiciones y
circunstancias que señala este Código, generará los mismos derechos y
obligaciones que tienen las familias constituidas mediante matrimonio,
inclusive en lo relativo a la presunción de paternidad, y a la sociedad
conyugal.”75

La visión jurídica de unión de hecho que adopta nuestra Constitución, tiene


una absoluta cercanía a la que le otorga la doctrina universal a esta forma de
conformación familiar, requiriendo primeramente para su reconocimiento
jurídico la diferencia de sexo de los convivientes, pues claramente habla de
“un hombre y una mujer”, además exige que esta relación tenga el carácter
de estable y monogámica, es decir, que sea permanente y que sus
integrantes no mantengan una relación de carácter esporádico, así como que

75
CÓDIGO CIVIL, Corporación de Estudios y Publicaciones, Actualizado a enero de 2007, Art.
222.
140
sus relaciones sexuales no sean casuales o promiscuas, sino que
necesariamente respondan a una convivencia de pareja y fidelidad recíproca,
además, es un requisito indispensable para nuestra legislación que las
personas que forman la unión de hecho se encuentren libres de vínculo
matrimonial, es decir, que no se estén casados con una tercera persona.
Además, es necesario que estas personas conformen un hogar de hecho, es
decir, que hayan manifestado su voluntad de convivir y habitar bajo un mismo
techo, con finalidades idénticas a las del matrimonio, es decir, buscando
tener descendencia, aceptación del hecho y los compromisos que conlleva la
vida en pareja, e imponiendo el deber de auxilio mutuo, es decir de
colaboración solidaria y recíproca de los convivientes para atender las
necesidades del hogar, de la prole y en general para ir saliendo adelante
juntos y conquistando bienestar económico, material y espiritual.

Sin embargo, según lo establece el segundo inciso del Art. 222 del Código
Civil, la unión estable y monogámica de un hombre y una mujer libres de
vínculo matrimonial, sólo da lugar a la existencia de una sociedad de bienes,
cuando ha tenido una permanencia de “más de dos años”. Sin embargo, la
conformación de esta sociedad de bienes, una vez declarada judicialmente la
existencia de la unión de hecho, tendría efecto retroactivo desde la fecha en
que inició la convivencia, y por tanto la unión de hecho.

La unión de hecho es plenamente reconocida como forma de integración filial


en el derecho constitucional, pues el Art. 67 de la Constitución de la
República del Ecuador, establece que la familia se constituirá por vínculos
jurídicos o de hecho, es decir, desde ya el legislador acepta la conformación
jurídica de la familia que se realiza por medio de la celebración en los
términos y con las formalidades de Ley del matrimonio, así como por vínculos
de hecho, es decir por la convivencia estable y monogámica, que se convierte
en generadora de derechos, y que como es jurídicamente natural, constituye
una sociedad de hecho.

El reconocimiento expreso de la unión de hecho como forma de constitución


familiar en el Ecuador se observa claramente en el Art. 68 de la Constitución
141
de la República, que textualmente señala lo siguiente: “La unión estable y
monogámica entre dos personas libres de vínculo matrimonial que formen un
hogar de hecho, por el lapso y bajo las condiciones y circunstancias que
señale la ley, generará los mismos derechos y obligaciones que tienen las
familias constituidas mediante matrimonio.”76

La disposición constitucional que antecede, establece de manera tácita la


definición de la unión de hecho, anotando que aquella constituye la unión
estable y monogámica, es decir, la convivencia permanente caracterizada por
la fidelidad mutua entre un hombre y una mujer, quienes por razones obvias
deben encontrarse libres de vínculo matrimonial, en caso contrario, no se
podría hablar de la característica de monogamia. Esa misma convivencia
entre el hombre y la mujer, libres de vínculo matrimonial da lugar a la
formación de un hogar de hecho, es decir a la habitación bajo un mismo
techo, con un trato habitual frente a sus vecinos y en sus relaciones sociales y
familiares como si fueran marido y mujer.

Me parece sumamente interesante el señalamiento que realiza el Art. 68 de


la Constitución de la República, en el sentido de que la unión de hecho
estable y monogámica entre un hombre y una mujer libres de vínculo
matrimonial, que hubiere perdurado por más de dos años, generará los
mismos derechos y obligaciones que tienen las familias constituidas
mediante el matrimonio, incluyendo lo que se refiere a la presunción de
paternidad de los hijos, así como a la sociedad conyugal. Esto significa que el
hombre y la mujer que conviven en unión de hecho tienen los mismos
derechos y obligaciones que aquellos que se encuentran unidos en
matrimonio, y precisamente por esta razón los hijos que sean concebidos
dentro de la unión de hecho, se reputan hijos de los convivientes, salvo que
se produjere en los términos que señala el Código Civil, la impugnación de la
paternidad. Y es importante también, que al igual que en el matrimonio se
constituye una sociedad de bienes, o sociedad conyugal, por efecto de la
convivencia bajo el régimen de unión de hecho, los bienes que se adquieran

76
CONSTITUCIÓN DE LA REPÚBLICA DEL ECUADOR, Corporación de Estudios y
Publicaciones, Actualizada a Octubrede 2008, Art. 68.
142
de parte de los convivientes mientras dura la convivencia, serán considerados
bienes conyugales, y por tanto sometidos a las normas que al respecto dicta
el Código Civil.

El Art. 222 del Código Civil es categórico en cuanto a señalar que por efecto
de la unión de hecho en los términos de la ley, se genera una sociedad de
bienes entre los convivientes, la que se reputaría existir desde el momento
mismo en que el hombre y la mujer que la conforman, se unen con el fin de
vivir juntos, procrear y auxiliarse mutuamente, aunque tendría la capacidad
de formalizarse legalmente luego de dos años, por lo que en materia
patrimonial se entendería que ello tiene efecto retroactivo, reitero, al
momento de producirse la unión, y promover entre otros fines comunes la
ayuda mutua, que se vincula íntimamente con el aspecto patrimonial.

El Art. 229 del Código Civil, refiriéndose a la sociedad de bienes habida entre
los convivientes en unión de hecho, señala que “El haber de esta sociedad y
sus cargas, la administración extraordinaria de sus bienes, la disolución y la
liquidación de la sociedad y la partición de gananciales, se rigen por lo que
éste Código y el Código de Procedimiento Civil dispone para la sociedad
conyugal”77.

Sin embargo, es menester hacer notar, que aquí se genera una compleja
problemática jurídica, por cuanto existen diferencias notorias entre la realidad
jurídico-social del matrimonio, y la de la unión de hecho, lo que imposibilita
ejercer el debido control normativo, para brindar seguridad jurídica en cuanto
a haber patrimonial de la unión de hecho, puesto, que es evidente que
cualquiera de los convivientes puede disponer libremente y de mala fe de los
bienes sociales que se encuentren a su nombre, y proceder a enajenarlo, sin
que en la correspondiente escritura pública se requiere del consentimiento
del otro conviviente, por cuanto los documentos de identidad de quien
enajena lo acreditan como soltero, lo que como se puede advertir puede
ocasionar un perjuicio sumamente grave al otro conviviente,

77
CÓDIGO CIVIL, Corporación de Estudios y Publicaciones, Actualizado a Enero de 2011, Art.
229.
143
En este espectro surgen notorias inquietudes, pues es evidente que la validez
de la venta de bien perteneciente a la sociedad de bienes realizada
unilateralmente por uno de los convivientes, resulta viciada de nulidad, por lo
que debería determinarse en la ley, en forma expresa tal asunto,
determinando incluso sanciones de carácter patrimonial para el cónyuge que
use de mala fe al disponer libremente y con mala fe de un bien conyugal.
Además, considero que es necesario establecer la necesidad de que toda
persona de estado civil soltero que proceda a enajenar un bien raíz o bienes
muebles de cuantía, tenga la obligación de realizar una declaración
juramentada que conste en una cláusula de la misma escritura, donde
declare en forma categórica no mantener ni haber mantenido unión marital
de hecho que comprometa la propiedad y las facultades de dominio del bien
materia del contrato.

Para dilucidar toda esta compleja problemática legal, es necesaria analizar a


fondo el tema propuesto, y lograr las certezas jurídicas necesarias para
garantizar en forma suficiente los derechos patrimoniales de los convivientes
en unión de hecho.

7.- METODOLOGÍA

El desarrollo de esta investigación, en atención a su naturaleza, será realizado


con el concurso de los siguientes métodos y técnicas:

El avance global de la investigación se regirá por el método científico, pues


como se puede observar, se parte de una hipótesis central, y de un objetivo
general y tres específicos, en torno de los cuales se desarrollará toda una
amplia base teórica-científica y un proceso de investigación de campo que
permitirán la determinar la validez científica de la hipótesis propuesta.

En el proceso de desarrollo de los contenidos teóricos del presente estudio,


tanto en el marco conceptual como doctrinario, se utilizarán los métodos
descriptivo, bibliográfico y documental, de manera que se pueda brindar una
144
idea general al lector sobre las diferentes categorías jurídicas que
corresponden tratar. En este mismo ámbito será de singular utilidad el
método deductivo-inductivo y viceversa, según las cuestiones que deban
tratarse, y según sea necesario partir desde lo general hacia lo particular, o
de cuestiones singulares hacia aspectos de tipo macro.

En cuanto al análisis de normas constitucionales y legales relacionadas con la


problemática de investigación que necesariamente debe realizarse en el
marco jurídico, se utilizará el método exegético-jurídico, que es el
procedimiento sistemático adecuado para el desglose de los componentes
técnicos de las disposiciones codificadas. De esta manera se podrá
determinar la esencia misma de la norma, el espíritu del legislador y sus
alcances jurídicos.

Para la recolección de datos del campo de investigación, se hará uso de la


técnica de la encuesta, la que será aplicada a 30 elementos comprendidos
entre jueces de lo civil y abogados en libre ejercicio del medio local, quienes
verterán sus criterios y opiniones sobre la problemática materia de
investigación. Así mismo se procederá a aplicar un formulario de entrevista a
cinco experimentados juristas radicados en la ciudad de Quito, buscando
recabar sus conocimientos y experiencias en relación con el problema de
investigación.

Para el análisis y tabulación de datos haré uso del método analítico-sintético,


presentando ordenadamente los datos obtenidos de acuerdo a frecuencias y
porcentajes, y realizando con base en ello los análisis comparativos
pertinentes, que servirán en conjunto con la base teórica para establecer la
veracidad o la nulidad de la hipótesis planteada.

Finalmente, en base al estudio teórico sistemáticamente realizado, así como


a los datos obtenidos del campo de investigación, y a la comprobación de la
hipótesis propuesta, abordaré las conclusiones y recomendaciones
respetivas, y estructuraré el Proyecto de Reformas al Art. 229 del Código Civil,
que proponga la inclusión de tipos penales específicos destinados a prevenir,
145
controlar y reprimir las expresiones o manifestaciones injuriosas irrogadas a
través de los medios de comunicación colectiva.

146
8. CRONOGRAMA DE TRABAJO

AÑO 2011

ACTIVIDADES Abr May Jun Jul Ago Sep Nov Dic Ene

- Elaboración y presentación del


proyecto de Investigación. XXXX

- Aprobación del Proyecto. XXXX

- Elaboración de la parte teórica


de la tesis. XXXX XXXX

- Trabajo de campo XXXX

- Elaboración del informe defi-


nitivo. XXXX XX

- Revisión y aprobación por el


director. X
XX
- Sesión reservada por el Tri-
bunal de Tesis XX

- Disertación, defensa y gra-


duación XX

9.- RECURSOS

RECURSOS HUMANOS:

 Egresado investigador: Pedro Xavier Arévalo Ninabanda


 Asesor del Proyecto de Investigación.
 Director de Tesis.
 Miembros del H. Tribunal de Grado.
 Profesionales del derecho que participen en la investigación de campo.
 Juristas que participen en la entrevista.

147
RECURSOS MATERIALES:

Los recursos materiales se encuentran previstos de conformidad con el


siguiente detalle:

Concepto Costo en USD


Adquisición de bibliografía.................................................. $ 350.00
Materiales de escritorio y oficina......................................... $ 250.00
Movilización.......................................................................... $ 400.00
Consultas por INTERNET...................................................... $ 100.00
Levantamiento de textos en computadora.......................... $ 120.00
Reproducción y encuadernado de tesis.............................. $ 200.00
Otros gastos imprevistos.................................................... $ 230.00
TOTAL: $ 1,650.00

Estos costos y otros que pudiere significar el presente estudio serán cubiertos
en su totalidad por mi persona en calidad de autor de la presente
investigación.

148
10.- BIBLIOGRAFÍA

 ALVAREZ SUÁREZ, Ursicino, El Negocio Jurídico en Derecho Romano,


Editorial Revista de Derecho Privado, Madrid, 1954.

 AULESTIA EGAS, M. Rodrigo, Ensayo de Práctica Procesal Civil, El


patrimonio familiar, primera edición, Quito, Ecuador, 1985.

 BONNECASE, Julien, Tratado Elemental de Derecho Civil, 2 Tomos, Edit.


Harla, 2001.

 BORJA Y BORJA, Ramiro, Derecho Constitucional Ecuatoriano, 4


volúmenes, 1979.

 CABANELLAS, Guillermo, Diccionario Enciclopédico de Derecho Usual, 27ª


Edición, 8 tomos, Edit., Heliasta, S.R.L., Buenos Aires, 2002.

 CÓDIGO CIVIL, Actualizado a enero del 2011, Quito, Corporación de


Estudios y Publicaciones, con Jurisprudencia.

 CÓDIGO DE PROCEDIMIENTO CIVIL, Actualizado a enero de 2011, Quito,


Corporación de Estudios y Publicaciones, con Jurisprudencia.

 CONSTITUCIÓN DE LA REPÚBLICA DEL ECUADOR, Actualizada a Octubre


de 2008, Gaceta Constitucional.

 CÓRDOVA, Andrés F., Derecho Civil Ecuatoriano, Editorial Casa de la


Cultura, Quito, 1 956.

 ESCRICHE, Joaquín D., Diccionario Razonado de Legislación y


Jurisprudencia, Fondo de cultura ecuatoriana, Quito, 1986.

 GARCíA FALCONí, José C. y AULESTIA EGAS, M. Rodrigo, Manual de


Práctica Procesal Civil, primera edición, Quito, 1987.

 LARREA HOLGUIN, Juan, El Matrimonio en los Regímenes Concordatarios,


Quito, 1953.

149
 LARREA HOLGUIN, Juan, Derecho Constitucional Ecuatoriano, Edit.,
U.T.P.L., Loja, 1999.

 MORAN SARMIENTO, Rubén, Derecho Procesal Civil Práctico, 3 Tomos,


Quito, 2001.
 NOBOA, Aurelio, Recopilación de Leyes del Ecuador, Edit., Edino,
Guayaquil, 1991.

 PARRAGUEZ R., Luis, Manual de Derecho Civil Ecuatoriano, Quito,


Gráficas Mediavilla, 1986.

 PEÑAHERRERA, Víctor Manuel, Lecciones de Derecho Práctico Civil y


Penal, Editorial Universitaria, Quito, 1988.

 PLANIOL, Marcel y RIPERT, Georges, Derecho Civil, 3 Tomos, Biblioteca


Clásicos del Derecho Civil, Edit. Harla, México, 1997.

 TROYA CEVALLOS, Alfonso, Elementos de Derecho Procesal Civil, 2


Tomos, 3ra. Edición, Edit. Pudeleco, Quito, 2002.

 VALLEJO, Juan Álvaro, La Unión Marital de Hecho y el Régimen


Patrimonial entre Compañeros Permanentes, Editorial Biblioteca Jurídica,
Bogotá, 2001.

 VELASCO CÉLERI, Emilio, Sistema de Práctica Procesal Civil, 7 Tomos,


Edit. Pudeleco, Quito, 2004.

 ZAVALA EGAS, Jorge, Manual de Derecho Constitucional Ecuatoriano,


Edit., Edino, Guayaquil, 1993.

150

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