Fibromialgia EMDR

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Tratamiento del trauma psicológico en

personas con fibromialgia mediante


protocolos EMDR en el Sistema Nacional
de Salud

Treatment of psychological trauma in people with fibromyalgia


through EMDR protocols in the National Health System

Rafael del Val Muedra


Psicólogo Interno Residente en Consorcio Hospital General Universitario de Valencia (CHGUV).
Máster en terapias psicológicas de tercera generación y psicoterapeuta EMDR nivel I

Idoia Zorrilla Larrainzar


Doctora en Psicología. Docente en Universidad Internacional de Valencia (VIU).
Consultora Senior EMDR Europa

Resumen
La fibromialgia es una condición médica caracterizada por dolor crónico, fatiga, síntomas afectivos y
ansiosos, entre otros. El abordaje terapéutico de esta patología presenta diversas barreras, como el
desconocimiento de su etiología. Se sugiere en la literatura disponible la implicación de factores tanto
biológicos como psicológicos, incluyendo la historia de trauma psicológico en la infancia.

La evidencia científica aboga por una intervención multicomponente que conjugue tratamiento
farmacológico, ejercicio físico y terapia psicológica. La terapia de desensibilización y reprocesamiento
por movimientos oculares (EMDR) ha demostrado su eficacia en el tratamiento del trauma psicológico.
Teniendo esto en cuenta, existe sólida evidencia empírica que avala la eficacia de EMDR para el
tratamiento de la sintomatología traumática en pacientes con fibromialgia, cuyos componentes inciden
de manera específica en el tratamiento de los síntomas somáticos y emocionales presentes en dicha
patología.

Este artículo tiene por objetivo profundizar en el estado de la cuestión y proponer una vía de
intervención basada en EMDR para el tratamiento de la sintomatología traumática en pacientes
diagnosticados de fibromialgia en el contexto del SNS.

Palabras clave: fibromialgia, trauma psicológico, dolor crónico, Sistema Nacional de Salud, EMDR

Abstract
Fibromyalgia is a medical condition characterized by chronic pain, fatigue, affective and anxious symptoms,
among others. The therapeutic approach to this pathology presents various barriers, such as ignorance of its
etiology. The available literature suggests the involvement of both biological and psychological factors,
including a history of psychological trauma in childhood.

Scientific evidence advocates a multicomponent intervention that combines pharmacological treatment,


physical exercise, and psychological therapy. Eye movement desensitization and reprocessing (EMDR) therapy
has been shown to be effective in the treatment of psychological trauma. Taking this into account, there is
solid empirical evidence that supports the efficacy of EMDR for the treatment of traumatic symptoms in
patients with fibromyalgia, whose components specifically affect the treatment of the somatic and emotional
symptoms present in said pathology.

This article aims to delve into the state of the art and propose an intervention path based on EMDR for the
treatment of traumatic symptoms in patients diagnosed with fibromyalgia in the context of the SNS.

Keywords: fibromyalgia, psychological trauma, chronic pain, National Health System, EMDR

INTRODUCCIÓN Y OBJETIVOS

Entre las dolencias que mayores consultas médicas requieren encontramos aquellas que cursan
con dolor crónico. Este síntoma es de especial relevancia en el síndrome de fibromialgia (SFM). Por la
sintomatología que la caracteriza (dolor, fatiga, dificultades en el descanso nocturno, síntomas
depresivos, entre otros) se trata de una enfermedad altamente incapacitante, afectando a las
principales áreas vitales del paciente (Esteban et al., 2020; Navarrete, 2022). Además, presenta una
elevada prevalencia, alcanzando un 2,4% de afectados en España. Los costes económicos que supone
se han estimado en más de 12.993 millones de euros anuales en nuestro país (Meseguer et al., 2017).
A estos datos cabe añadir que, a día de hoy, no se conoce una causa concreta de la fibromialgia, con
las dificultades que eso conlleva en la comprensión de la enfermedad por parte de los profesionales
sanitarios, la frustración en el paciente, y la repercusión en su adecuado tratamiento (Torres, 2015).
Teniendo esto en cuenta, el abordaje de la fibromialgia por parte del SNS de España supone un reto
complicado, y actualmente sin resolver satisfactoriamente.

Entre los factores que pueden estar implicados en la manifestación y mantenimiento de la


enfermedad se encuentran los factores psicológicos relacionados con el estrés y los episodios de vida
traumáticos (Kaleycheva et al., 2021). Este conocimiento ha abierto una puerta en cuanto a nuevas
vías de tratamiento de la fibromialgia, poniendo el foco, más allá de los síntomas físicos, en la salud
mental de los pacientes (Uclés-Juárez et al., 2020). Actualmente existe una tendencia en nuestra
sociedad a visibilizar y reconocer la importancia de los problemas y trastornos relacionados con la
salud mental. Consecuentemente, se está dotando de más recursos humanos al sector de salud
mental del SNS de nuestro país, con la incorporación de más psicólogos especialistas en psicología
clínica en los diferentes servicios de salud, y en especial, en atención primaria, un entorno hasta
ahora caracterizado por la ausencia de la figura del psicólogo. Se presenta, por tanto, la oportunidad
de implantar nuevos programas de intervención, desde un enfoque psicológico, para el tratamiento de
enfermedades como la fibromialgia.

El abordaje clínico de los pacientes con fibromialgia comprende desde el tratamiento


farmacológico (pautando analgésicos, relajantes musculares, antidepresivos, ansiolíticos, o
hipnóticos), a la instauración de rutinas de ejercicio físico, o la terapia psicológica (García et al.,
2016). Dentro de este último componente del tratamiento, destaca, por la mayor evidencia científica
de su eficacia, la terapia cognitivo conductual (TCC). No obstante, el aumento de estudios que
relacionan la fibromialgia con la historia de trauma psicológico a temprana edad abre un nuevo campo
de terapias posibles, entre las que destaca EMDR (Fiszson Herzberg et al., 2021).

EMDR es un abordaje de psicoterapia que ha demostrado amplia eficacia en el tratamiento del


trauma psicológico (Shapiro, 2014). Existen actualmente diversas modificaciones del protocolo básico
para su aplicación en diferentes problemáticas, incluyendo el dolor crónico (Grant, 2010). Así mismo,
se encuentra en desarrollo un protocolo EMDR específico para su aplicación en pacientes con
fibromialgia, que focaliza la intervención en la historia de trauma de la persona (Aznárez, 2022).

En este artículo nos hemos planteado como objetivos principales revisar el estado de la
cuestión relativo a la materia expuesta, y proponer una adaptación de protocolo de intervención para
su aplicación con pacientes de fibromialgia en el contexto del SNS.
FIBROMIALGIA
Conceptualización del trastorno, sintomatología y diagnóstico

La fibromialgia se define como una enfermedad crónica de etiología desconocida,


caracterizada por la presencia de dolor crónico musculoesquelético generalizado y sensación
dolorosa a la presión en unos puntos específicos según documento de consenso de la Sociedad
Española de Reumatología (Rivera et al, 2006). Además, puede presentar otros síntomas como
fatiga, alteraciones en el descanso nocturno, cefaleas, rigidez articular, ansiedad, depresión,
problemas de concentración y memoria (Esteban et al., 2020; Navarrete, 2022).

Pese a lo controvertido de este diagnóstico, por sus características particulares, el


desconocimiento de sus mecanismos etiopatogénicos, y la ausencia de un tratamiento curativo,
desde el año 1992 fue reconocido el término por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y
recogido en su manual de Clasificación Internacional de Enfermedades (a partir de la CIE-9, 7ª
edición 2010). De este modo pudo comenzar a estudiarse con mayor consenso y rigor científico,
con el fin de acumular conocimiento, y aproximarse en lo posible a líneas terapéuticas que
pudieran aliviar el sufrimiento, si no eliminarlo, de estos pacientes. En cuanto a las clasificaciones
diagnósticas actuales, podemos encontrar la fibromialgia en la CIE-11, con el código MG30.01
incluida en el apartado de dolor generalizado crónico (OMS, 2021). Respecto a la última edición
de clasificación de la Asociación Americana de Psiquiatría (APA), el DSM-5, las únicas referencias
a la fibromialgia se encuentran en el capítulo de trastornos de síntomas somáticos y trastornos
relacionados, en los apartados de diagnóstico diferencial y de factores psicológicos que influyen
en otras afecciones médicas, y entre las comorbilidades del trastorno de insomnio (APA, 2014).

Debido a la ausencia de una prueba objetiva de la enfermedad, como pudieran ser


resultados analíticos, de imagen o anatomo-patológicos, el diagnóstico se realiza desde el
criterio clínico. Para realizar un diagnóstico preciso de fibromialgia es necesaria la exploración
exhaustiva a nivel físico. El Colegio Americano de Reumatología (ACR) establece como criterios
diagnósticos un valor del índice de dolor generalizado (Widespread Pain Index, WPI) mínimo de 7,
con una gravedad puntuada mayor de 5 en la escala de severidad de los síntomas (SS), o un WPI
de 3 a 6, con una gravedad mínima de 9. Además, los síntomas deben de haber estado presentes
durante un mínimo de 3 meses, y no existir otro trastorno que lo justifique (Wolfe et al., 2010).

El síntoma más característico de esta enfermedad es una percepción del dolor anómala,
percibiendo de forma dolorosa estímulos que normalmente no lo son. Entre los factores que
pueden incrementar el dolor encontramos: posiciones mantenidas, cargas físicas, cambios
climáticos y la activación emocional. Otro síntoma muy común en pacientes de fibromialgia es la
fatiga, que llega a aparecer en más del 70% de los casos, pudiendo llegar a cumplir además
criterios diagnósticos de síndrome de fatiga crónica (Wolfe et al., 1996). La siguiente
manifestación clínica más frecuente es la alteración del sueño, más comúnmente en el inicio y
mantenimiento del sueño, con dificultades en la conciliación y despertares frecuentes. También
son habituales los síntomas afectivos, englobando ansiedad, alteraciones del estado de ánimo, o
de la concentración.

La causa de esta condición continúa siendo, a día de hoy, desconocida. No obstante, se


sospecha la implicación de diversos factores, tanto físicos como psicológicos (García y Moreno,
2012). En concreto, se ha encontrado factores de carácter neurológico, endocrino o genético
posiblemente implicados en la aparición de esta enfermedad (Torres, 2015). Pese a todo ello, un
elevado número de profesionales sanitarios la siguen considerando una entidad plenamente
psicógena (Uclés-Juárez et al., 2020).

Epidemiología, curso y factores de riesgo

La fibromialgia es una enfermedad frecuente, que padecen entre el 2% y el 6% de la


población. En referencia al sexo, se da mayoritariamente en mujeres. En cuanto a la edad, existe
un pico de prevalencia entre los 40 y 49 años. Además, supone unos costes económicos en
España de más de 12.993 millones de euros anuales (Meseguer et al., 2017).

El curso natural de la fibromialgia es crónico, con fluctuaciones en la intensidad de los


síntomas a lo largo del tiempo (Meseguer, 2019). Estudios de seguimiento muestran que la
fibromialgia presenta fases de mejoría y brotes de reagudización. Estos brotes están relacionados
con factores precipitantes como esfuerzos físicos, situaciones estresantes o cambios estacionales
que van repercutiendo en la calidad de vida de los pacientes (Menoscal et al., 2021).

Pese a ignorar la base fisiopatológica de la fibromialgia, se conocen diversos factores de


riesgo de padecerla. Se considera la presencia de estrés emocional significativo como un posible
factor de riesgo, o precipitante del origen de la enfermedad y de su mantenimiento y
empeoramiento en el tiempo (Toainga, 2020). Frecuentemente la enfermedad aparece
bruscamente o se ve exacerbada tras acontecimientos estresantes, incluso traumáticos, tales
como accidentes de tráfico, intervenciones quirúrgicas, enfermedades graves, estrés laboral, o
abusos físicos (Gálvez et al., 2019; Kaleycheva et al., 2021), pudiendo estos episodios funcionar
como desencadenantes en personas predispuestas a la enfermedad. Además, se observa un
riesgo de padecer trastornos de ansiedad, Trastorno Obsesivo Compulsivo y Trastorno de Estrés
Postraumático (TEPT) cinco veces mayor en la población con fibromialgia que en población
general (Kleykamp et al., 2021).

Fibromialgia y trauma

Existe evidencia creciente sobre la relación entre padecer fibromialgia y haber sufrido algún
evento traumático. Gündüz et al. (2018) concluyen que las experiencias traumáticas en la
infancia parecen tener un papel crítico en el desarrollo de fibromialgia y relacionarse con
trastornos del ánimo y de ansiedad comórbidos. Tal y como indican Afari et al. (2014), personas
expuestas a experiencias traumáticas tienen una mayor probabilidad de padecer síndromes
funcionales somáticos. Más recientemente, Nicolson (2022) reveló que entre los pacientes con
dolor crónico, fibromialgia, o ambas condiciones, hasta un 82% informó haber padecido algún
tipo de evento traumático. Entre los tipos de trauma documentados según la autora encontramos:
accidentes de tráfico, abusos en la infancia o en la vida adulta, violencia doméstica, trauma físico,
presenciar un evento traumático, abuso sexual o emocional en la infancia. La elevada
comorbilidad entre TEPT y fibromialgia parece apuntar hacia mecanismos etiológicos comunes
que afectan a una población vulnerable tras la exposición al trauma (Yavne et al., 2018). Estos
autores señalan una interacción compleja de factores tras estos hechos, incluyendo factores
genéticos, de funcionamiento del sistema autónomo simpático y de los neurotransmisores
serotoninérgicos y noradrenérgicos.

De especial relevancia es la reciente revisión sistemática y metanálisis de estudios de casos


y controles desarrollada por Kaleycheva et al (2021) en la Universidad de Cambridge, relativos al
papel que juegan los estresores psicosociales en el desarrollo de fibromialgia en la edad adulta.
Estos autores compararon el impacto de un amplio rango de estresores vitales sobre la aparición
del diagnóstico de fibromialgia en adultos. Se incluyeron 19 estudios, que abarcan desde 1995
hasta 2017, observándose asociaciones significativas entre el estado de fibromialgia y los seis
tipos de exposición a estresores examinados (abuso físico, abuso sexual, abuso emocional, abuso
total como combinación de todos los tipos de abuso, trauma médico, y otros estresores. Teniendo
todo esto en cuenta, los autores confirman una asociación significativa entre la exposición a
estresores a lo largo de la vida y padecer fibromialgia en la adultez. No obstante, indican que
estos estresores son uno más de los múltiples factores de riesgo para padecer fibromialgia desde
una perspectiva biopsicosocial.

Tratamiento y recomendaciones

Actualmente no existe un tratamiento definitivo y reconocido que cure la fibromialgia. Por


tanto, el abordaje terapéutico se centra en el alivio sintomático de dicha condición, siempre desde
un enfoque individualizado de cada paciente, y empleando técnicas basadas en la evidencia
científica, con el fin de mejorar la calidad de vida de la persona. El tratamiento
multicomponente ha demostrado la mayor eficacia (García et al., 2016). Entre los fármacos
empleados en pacientes con fibromialgia, podemos encontrar: analgésicos, relajantes musculares,
antidepresivos tricíclicos, inhibidores duales de la recaptación de serotonina y noradrenalina,
inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, anticonvulsivantes, ansiolíticos e
hipnóticos. Se corre el riesgo, en una condición médica aparentemente sin curación, de focalizar
todo el tratamiento en la combinación de diversos fármacos para manejo de la sintomatología, y
culminar en la posible acumulación de efectos secundarios.
Respecto a las opciones de tratamiento no farmacológico, con mayor apoyo empírico,
encontramos el ejercicio físico, siendo especialmente útil el ejercicio aérobico, y la terapia
psicológica. Hasta la fecha, la intervención psicológica con mayor apoyo empírico de su eficacia
en pacientes con fibromialgia es la TCC, obteniendo mejoras en los valores de dolor crónico,
ansiedad y depresión (Bernardy et al., 2013). No obstante, progresivamente están viendo la luz
estudios que demuestran eficacia en estos pacientes con otros tratamientos psicológicos, como la
aplicación de EMDR (Fiszson Herzberg et al., 2021).

Las guías de práctica clínica (GPC) son recomendaciones desarrolladas de forma


sistemática para ayudar tanto al profesional como al paciente a tomar decisiones adecuadas ante
una enfermedad o condición de salud determinada. Dichas recomendaciones provienen de la
evidencia científica existente en el momento de la publicación de la guía. Desde el SNS se han
desarrollado diversas GPC, tanto a nivel nacional como autonómico, a lo largo de los últimos años
(ver Tabla 1).

Tabla 1. Guías de práctica clínica para el abordaje terapéutico de la fibromialgia

Año de Organismo autor del documento Título


publicación
2011 Ministerio de Sanidad Fibromialgia
2016 Consejería de Salud de Andalucía Guías de práctica clínica sobre Fibromialgia
2017 Generalitat de Catalunya Evaluación y abordaje de la fibromialgia y
el síndrome de fatiga crónica
2018 Gobierno de La Rioja Protocolo de evaluación y tratamiento de
los pacientes con fibromialgia de la Rioja
2020 Sociedad Española de Reumatología Recomendaciones SER sobre el manejo de
los pacientes con fibromialgia

La última GPC sobre fibromialgia del Ministerio de Sanidad data de 2011 (Véase
https://www.sanidad.gob.es/profesionales/prestacionesSanitarias/publicaciones/docs/fibromialgia.
pdf), un extenso documento redactado con el respaldo de diversas sociedades científicas, así
como varias asociaciones de personas afectadas. El objetivo del documento es contribuir a un
mayor conocimiento de la fibromialgia por los profesionales sanitarios mediante un texto basado
en la mejor evidencia científica disponible y en el consenso entre personas expertas, incidiendo
en los profesionales de los equipos de atención primaria, para facilitar la toma de decisiones
relativas al diagnóstico, tratamiento y pautas de actuación que redunden en un manejo más
eficaz de estos pacientes. Respecto al tratamiento psicológico de la fibromialgia, destacan como
terapias con evidencia empírica la TCC, la terapia conductual operante, y abordajes
multicomponente. También hace mención a otros tratamientos y abordajes como EMDR,
relajación, biofeedback, psicoeducación, y mindfulness (Collado et al., 2011). Más recientemente,
en 2020, la Sociedad Española de Reumatología publica un compendio de 39 recomendaciones
con el objetivo de evitar el deterioro de los pacientes con fibromialgia debido a actuaciones
frecuentes en la práctica clínica diaria y en el entorno del paciente que resultan perjudiciales y
potencialmente evitables. Los autores concluyen que establecer el diagnóstico de fibromialgia
mejora el afrontamiento del paciente hacia su enfermedad y reduce los costes sanitarios.
Respecto al tratamiento, indican que no existe evidencia sólida que justifique la combinación de
varios fármacos, recomendando el empleo exclusivo de aquellos que obtengan beneficio clínico
apreciable. Inciden además en el beneficio del buen conocimiento de la enfermedad por parte del
paciente, destacando el proceso psicoeducativo para ello, y del personal sanitario que trata con
estos pacientes, para lo que se precisa formación específica sobre la enfermedad (Redondo et al.,
2022).

EMDR

EMDR, en palabras de Shapiro (2014), es un enfoque de psicoterapia empíricamente


validado para el tratamiento de trauma psicológico y otras experiencias de vida negativas. El
protocolo básico de tratamiento EMDR tal y como lo desarrolló su creadora consta de ocho
fases: historia, preparación, evaluación, desensibilización, instalación, escaneo corporal, cierre, y
reevaluación (Shapiro, 2017). Encontramos su base teórica en el modelo del procesamiento
adaptativo de la información (PAI; Shapiro, 2007). El protocolo estándar o básico de EMDR se
define como el protocolo de tres vertientes por su acceso y procesamiento de recuerdos de
eventos pasados que han supuesto el origen disfuncional, situaciones actuales que disparan
malestar, y plantillas de memoria imaginaria para una acción futura apropiada y adaptativa. A
partir de este protocolo básico han ido surgiendo variaciones para su aplicación en otras
poblaciones y situaciones específicas.

Eficacia de EMDR en trauma y en pacientes con sintomatología somática

Las terapias psicológicas son recomendadas como primera línea de tratamiento para el
TEPT. Siendo tratamiento de elección la aplicación de EMDR (Navarro et al., 2018). Entre los
resultados obtenidos aplicando EMDR destacan la reducción significativa de síntomas de
depresión, ansiedad, distrés subjetivo, y fatiga severa. La mayor eficacia de EMDR se obtuvo
cuando se administró por terapeutas experimentados, y cuando las sesiones duran más de 60
minutos (Wilson et al., 2018). Más allá del diagnóstico de TEPT, también existen estudios que se
han centrado en la aplicación de EMDR para el tratamiento de trauma psicológico en infancia
tanto en población infantil como adulta, encontrando apoyo a la eficacia clínica de EMDR en estos
casos. Entre los beneficios que ofrece EMDR destaca que dota a los pacientes de elevado control
sobre el proceso de tratamiento, incluyendo poder escoger el momento y nivel de exposición a las
experiencias internas aversivas, como emociones, pensamientos e imágenes mentales, además
permite evitar verbalizar el trauma. Una posible consecuencia es la baja tasa de abandono de la
terapia (Chen el al., 2018). Pese a que encontramos la mayor parte de estudios y evidencia
empírica en la aplicación de EMDR en trauma, y más concretamente en el tratamiento de TEPT,
existen numerosos estudios relativos a los efectos de EMDR en diversos problemas de salud
mental, como trastornos de ansiedad, depresión, trastornos de la conducta alimentaria,
alcoholismo, dolor, esquizofrenia, trastorno obsesivo compulsivo, trastorno bipolar y trastornos de
la conducta (Cuijpers et al., 2020).

El tratamiento con EMDR ofrece una útil herramienta para abordar tanto los síntomas
psicológicos como los físicos derivados de experiencias vitales adversas. Se ha encontrado apoyo
empírico a su uso para tratar dolor crónico (Shapiro, 2014). Existe un protocolo EMDR para el
dolor crónico que ha mostrado su efectividad en la disminución de los niveles de dolor
informados, disminución del afecto negativo, y aumento de la habilidad para controlar el dolor
tras el tratamiento (Grant y Threlfo, 2002). El protocolo EMDR para el dolor crónico de Grant se
basa en las ocho fases del protocolo básico, pero hace adaptaciones y añade elementos para
abordar específicamente las necesidades de los pacientes que experimentan dolor crónico. Por
otro lado, Luber (2018) profundiza en el tratamiento del trauma en condiciones médicas y
somáticas mediante EMDR presentando diferentes protocolos y guiones. Entre las poblaciones de
pacientes a los que se dirige están las personas que atraviesan un proceso oncológico, trastornos
de la conducta alimentaria, dolor de cabeza, trastornos somáticos, o disfunciones sexuales.

EMDR y fibromialgia

El abordaje de pacientes con fibromialgia mediante EMDR ha sido acometido desde diversos
enfoques. Se ha dirigido la intervención tanto a la sintomatología de dolor, como a la historia de
trauma psicológico cuando está presente. Para ello se han aplicado tanto el protocolo EMDR
focalizado en el trauma (TF-EMDR), como variaciones específicas de EMDR para dolor crónico o
protocolos EMDR modificados. Teniendo esto en cuenta, existen casos que han experimentado
mejoras en la sintomatología física y psicológica (ver Tabla 2).

Tabla 2. Estudios sobre aplicación de EMDR en pacientes con diagnóstico de fibromialgia


Año Autores N Tratamiento Resultados
2012 Teneycke 3 TF-EMDR Reducción de
síntomas de dolor,
fibromialgia,
depresión y
trauma
2012 Kavakci et al. 7 EMDR (si trauma) Reducción
percepción dolor,
EMDR dolor crónico síntomas
Grant (resto de depresión, TEPT,
casos) fibromialgia y
mejoría del sueño
2021 Fiszson et al. 56 Protocolo Reducción
multidisciplinario ansiedad rasgo y
(Psicoeducación y dolor
EMDR
autoadministrado)
2021 Gardoki-Souto 45 EMDR y En desarrollo
estimulación
cerebral tDCS
2022 Aznárez et al. Por determinar Protocolo EMDR En desarrollo
específico para
fibromialgia

En la aplicación de TF-EMDR en tres mujeres con fibromialgia e historia de trauma se


obtuvieron mejorías hasta el punto de dejar de cumplir criterios diagnósticos para fibromialgia y
alcanzando reducciones significativas en el distrés psicológico (Teneycke, 2012). En otro estudio
se aplicó EMDR a una muestra de seis mujeres y un hombre con diagnóstico de fibromialgia. Se
centró la intervención en el trauma en los casos que lo presentaban, aplicando el protocolo básico
EMDR, mientras que en el resto de casos focalizaron el tratamiento en el dolor como experiencia
traumática per se aplicando el protocolo para dolor crónico de Grant.

Encontraron tras el tratamiento mejorías estadísticamente significativas en la percepción de


dolor, la calidad del sueño, sintomatología depresiva y sintomatología de estrés postraumático.
Seis de los siete pacientes dejaron de cumplir los criterios de fibromialgia (Kavakci et al., 2012).
Más recientemente, se están desarrollando estudios que buscan llegar a poblaciones más
extensas. Fiszson el al. (2021) evaluaron los efectos de un protocolo multidisciplinario en
pacientes con fibromialgia. Dicho protocolo incluía intervenciones desde reumatología, medicina
del deporte, unidad del sueño, nutrición y psicología, fundamentándose esta última en la
aplicación de técnicas EMDR y abordaje psicoeducativo. Tras aplicar el programa a 56 mujeres, se
obtuvieron mejoras en el estado de ansiedad rasgo e intensidad del dolor, concluyendo los
autores que se había contribuido a suavizar el impacto sintomático de la fibromialgia.

Otro estudio reciente combinó la aplicación de EMDR con una técnica de estimulación
cerebral no invasiva, la estimulación transcraneal con corriente continua (tDCS) con el objetivo de
reducir los síntomas de dolor en pacientes con fibromialgia. El estudio continúa en marcha en
Barcelona aplicándose a una muestra de 45 pacientes con fibromialgia e historia de eventos
traumáticos (Gardoki-Souto, 2021). También en desarrollo actualmente se encuentra el proyecto
de investigación sobre “Impacto del tratamiento con EMDR sobre los síntomas somáticos en
pacientes con fibromialgia y trastorno por estrés postraumático”.

Se trata de un ensayo clínico aleatorizado multicéntrico piloto llevado a cabo desde el


Hospital Puerta de Hierro Majadahonda de la Comunidad de Madrid y la Sociedad Española de
Medicina Psicosomática y Psicoterapia (SEMPyP). La población a estudio son pacientes con
diagnóstico de fibromialgia que cumplen criterios de TEPT. La intervención aplicada consiste en
un protocolo específico basado en EMDR de 22 sesiones. Entre sus objetivos busca concienciar a
los profesionales de la salud de la necesidad de integrar en los protocolos de actuación en el
tratamiento de fibromialgia el trabajo específico sobre las experiencias traumáticas (Aznárez,
2022).
UNA PROPUESTA DE INTERVENCIÓN

Tipo de estudio

Teniendo en cuenta todo lo expuesto en los apartados anteriores, se propone una


adaptación de protocolo de tratamiento en formato individual, con una evaluación cuantitativa
de las variables de interés pretratamiento y postratamiento para medir la eficacia del mismo. Así
mismo, se incluyen evaluaciones de seguimiento a los tres meses, seis meses, y un año tras la
intervención, con el fin de determinar el mantenimiento de los cambios obtenidos a largo plazo. El
protocolo de intervención en el que se basa es el protocolo de intervención con EMDR en el
tratamiento del trauma asociado a la fibromialgia (Aznárez, 2017), centrando la intervención en
los episodios de trauma en la historia vital particular de cada paciente. La frecuencia prevista de
las sesiones será semanal. En función del tamaño de la población obtenida, así como de los
recursos humanos de cada centro donde se implemente, pudiera ser de interés establecer un
grupo de control de lista de espera, con el fin de compararlo con el grupo experimental de
intervención, para constatar que los cambios observados estén relacionados con dicha
intervención.

Participantes

La población a la que se dirige la intervención son pacientes del SNS de España, con un
diagnóstico principal de fibromialgia, en seguimiento por algún servicio del Hospital o Centro de
Salud de carácter público, y que hayan experimentado a edades tempranas experiencias
traumáticas. Teniendo lo anterior en cuenta, se establecen los siguientes criterios de inclusión:

 Pacientes mayores de 18 años.


 Cumplir criterios diagnósticos de fibromialgia, según el Colegio Americano de
Reumatología (Wolfe, 2010).
 Haber padecido uno o varios eventos traumáticos en la infancia registrados en el
instrumento Inventario de Experiencias Traumáticas en la Infancia (Plaza et al.,
2011). Dichos eventos podrán pertenecer a cualquier de las categorías que evalúa
(trauma general, castigo físico, abuso emocional, abuso sexual), y el paciente
deberá haber contestado afirmativamente a haber vivido la experiencia con intenso
miedo, impotencia o indefensión, o en estado de disociación (definido por el
instrumento como un sentimiento de estar fuera de tu propio cuerpo o como en un
sueño).
 Tener disponibilidad para asistir a las sesiones de terapia programadas.
 Firmar el consentimiento informado.
Como criterios de exclusión se establece:

 Padecer una enfermedad mental grave (espectro de la esquizofrenia, depresión


mayor, trastornos de la personalidad, entre otras) que requiera otro tratamiento
específico o que pueda interferir en la comprensión y participación en el protocolo
de intervención.
 Estar actualmente recibiendo otro tratamiento psicológico.
 Presentar en el momento actual ideación autolítica activa que requiera un abordaje
específico inmediato.
 Tener un patrón actual de conductas adictivas.

Se espera contar con la participación activa de los profesionales especialistas del Hospital o
centro sanitario público para seleccionar e informar a los pacientes, así como para implementar el
protocolo de intervención, contando para ello con personal especializado y capacitado para tal fin.
En el caso concreto de la aplicación de la intervención, sólo podrá ser llevada a cabo por
profesionales sanitarios que cuenten con la formación práctica suficiente, y deseablemente hayan
recibido formación avanzada y supervisión de casos, impartido todo ello por entrenadores
acreditados por asociaciones oficiales de EMDR.

Materiales-Instrumentos

Se describen a continuación los instrumentos de medida que se ha previsto emplear.

 Instrumentos para el diagnóstico de fibromialgia establecidos por el Colegio


Americano de Reumatología (Wolfe, 2010) validados para población española
(Gálvez-Sánchez et al., 2020):
o Índice de dolor generalizado (WPI). Mide la extensión del dolor físico que
siente el paciente actualmente. El instrumento consta de un listado de 19
áreas corporales, de las que el paciente debe indicar si han sido dolorosas
durante la última semana. Se excluirán dolores producidos por otras
enfermedades conocidas de la persona (artritis, lupus, artrosis, tendinitis,
etc.).
o Escala de severidad de los síntomas (SS). Mide la gravedad de tres síntomas
principales y la existencia de otra sintomatología asociada. Para ello, este
instrumento consta de dos partes. La primera parte mide la severidad de
tres síntomas principales de la fibromialgia (fatiga, sueño no reparador, y
trastornos cognitivos). La segunda parte mide la existencia en la última
semana de una lista de 41 síntomas asociados (tales como problemas de
memoria, debilidad muscular, calambres abdominales, mareo, ansiedad,
etc.).
 Cuestionario Revisado sobre el Impacto de la Fibromialgia FIQR (Salgueiro et al.,
2013) validado para población española. Evalúa el impacto de la fibromialgia en
la capacidad física, la posibilidad de realizar el trabajo habitual, y el grado en el que
la enfermedad ha afectado la actividad de la persona. También incluye ítems
subjetivos relacionados con el cuadro de fibromialgia (dolor, fatiga, sensación de
cansancio y rigidez) y con el estado emocional (ansiedad y depresión). Consta de
10 ítems.
 Inventario de experiencias traumáticas en la infancia ETI (Plaza et al., 2011)
versión española. Evalúa los dominios de experiencia traumática general (11
ítems dicotómicos de sí o no), abuso físico (5 ítems dicotómicos de sí o no),
emocional (5 ítems dicotómicos de sí o no) y sexual (6 ítems dicotómicos de sí o
no), todos ellos referidos a experiencias anteriores a los 18 años. A continuación,
incluye dos ítems dicotómicos para evaluar respectivamente la presencia de
emociones intensas de miedo, horror o indefensión, y la experiencia de disociación.

Procedimiento de recogida de datos

El estudio que se propone consta de nueve fases, tal y como se detalla a continuación:

1. Reclutamiento de participantes. Para esta tarea se contará con la participación


activa y coordinación de diversos servicios de especialistas del Hospital o Centro de salud del
ámbito público donde se implemente. A tal fin, se facilitará, de forma oral y por escrito,
información y protocolo de actuación a los especialistas de los servicios habitualmente
consultados por pacientes con diagnóstico de fibromialgia, como el servicio de reumatología,
psicología clínica, unidad del dolor, etc. A los pacientes que, tras estudiar su historia clínica, sean
presumiblemente adecuados para el estudio, se les presentará dicha opción, facilitándoles
información detallada, y consentimiento informado para que puedan reflexionar con calma
durante los días siguientes sobre su posible participación. Así mismo, se administrará entrevista
ad hoc para valorar criterios de inclusión y exclusión. En caso de dudas sobre el tratamiento, su
participación u otros extremos, se le remitirá a uno de los profesionales responsables del proyecto
para resolver todas estas cuestiones y facilitar una decisión autónoma e informada. Una vez
aceptada la participación y firmado el consentimiento informado, se citará en consulta individual
para ratificar el cumplimiento de todos los criterios de inclusión, y el no cumplimiento de los
criterios de exclusión. A tal fin, y durante dicha consulta, se pasarán los cuestionarios
psicométricos ETI, WPI y SS.

2. Sesión de evaluación previa al tratamiento. Se citará a los pacientes de forma


individual. Se administra la batería de instrumentos de medida para la obtención de los datos
iniciales del estudio. Dicha batería está compuesta por los instrumentos psicométricos WPI, SS y
FIQR. Cumplimentarán los tests de manera heteroaplicada, siendo el profesional sanitario el
encargado de dar las instrucciones de cada prueba, formular las preguntas y los ítems
pertinentes, y anotar las respuestas. Deberá además asegurarse de la adecuada comprensión de
la tarea, y estar en disposición para resolver cualquier duda que pueda surgir.

3. Sesión de recogida de historia clínica. Consistirá en una sesión individual de 90


minutos de duración con el fin de elaborar una exhaustiva línea de vida y recoger la información
pertinente sobre la historia del paciente para esclarecer la relación entre los síntomas que en la
actualidad producen sufrimiento y su historia vital. Se efectuará mediante entrevista libre.
Además, se comenzará a trabajar en el vínculo y la alianza terapéutica.

4. Intervención. El modelo de intervención que se ha adaptado para su aplicación en el


SNS con pacientes de fibromialgia, es el protocolo de intervención con EMDR en el tratamiento
del trauma asociado a la fibromialgia (Aznárez et al., 2017). Dicho protocolo pone el objeto de
tratamiento en las experiencias traumáticas de la persona, partiendo de la base del protocolo
estándar TF-EMDR. No obstante, teniendo en cuenta la población específica a la que se dirige, ha
sido modificado por los autores con el fin de aumentar la ventana de tolerancia de los pacientes.
El formato será individual, duración estimada de la intervención de diecinueve sesiones, pudiendo
variar para cada paciente en función de su evolución personal, frecuencia de las sesiones
semanal, duración de cada sesión de 60 a 90 minutos.

5. Sesión de evaluación posterior al tratamiento. Con el fin de conocer la evolución


de los pacientes, y poder conocer los posibles cambios en la sintomatología de interés, se
procede a administrar nuevamente la batería completa de cuestionarios (WPI, SS y FIQR),
conformando el diseño de investigación pre-post.

6. Sesión de evaluación de seguimiento a los 3 meses. Con el fin de comprobar el


mantenimiento de los efectos obtenidos con el tratamiento, se administra la batería de evaluación
(WPI, SS y FIQR) tres meses después del fin de la intervención.

7. Sesión de evaluación de seguimiento a los 6 meses. Con el fin de comprobar el


mantenimiento a largo plazo de los efectos obtenidos con el tratamiento, se administra la batería
de evaluación (WPI, SS y FIQR) seis meses después del fin de la intervención.

8. Sesión de evaluación de seguimiento al año. Teniendo en cuenta que el objetivo


principal de la intervención es obtener una mejoría sintomática instaurada a largo plazo, se
efectuará una evaluación psicométrica final al año de la intervención administrando la misma
batería de evaluación (WPI, SS y FIQR).

9. Análisis estadístico de los datos. Terminado todo el proceso, habiéndose recogido


los datos detallados, se procede al análisis de los mismos para extraer conclusiones y determinar
los resultados y la posterior discusión.
CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES

En este artículo se hipotetiza que pacientes con diagnóstico principal de fibromialgia e historia
de trauma psicológico en la infancia podrían beneficiarse de un tratamiento basado en EMDR para la
reducción de los síntomas, tanto somáticos como emocionales, característicos de dicho diagnóstico.
De entre los programas de tratamiento existentes, se ha optado por adaptar y proponer un protocolo
basado en EMDR específico para el tratamiento de trauma en pacientes con fibromialgia, actualmente
en desarrollo, con el título de “Impacto del tratamiento con EMDR sobre los síntomas
somáticos en pacientes con fibromialgia y trastorno de estrés postraumático”. Se trata de
un ensayo clínico aleatorizado multicéntrico piloto aprobado por el Comité de Ensayos Clínicos del
Hospital Puerta del Hierro del SNS (ver Anexo), que se desarrolla en colaboración con la SEMPyP y su
Centro Clínico. A pesar de que todavía no han publicado sus resultados, ya han adelantado algunos
resultados preliminares positivos (Aznárez et al., 2022). Se han tenido en cuenta las particularidades
del SNS para la implantación de un tratamiento de esta índole. En primer lugar, en los procesos de
reclutamiento de participantes se cuenta con la necesaria colaboración de otros servicios
especializados del hospital o centro sanitario implicados en el tratamiento de los pacientes,
suponiendo esto una ventaja pues facilita el acceso de los pacientes a la intervención. Por otro lado,
también se ha tenido en cuenta la casuística específica del SNS en el cronograma de evaluación y
tratamiento, con el fin de establecer unos plazos de implementación realistas, considerando las
limitaciones en los recursos públicos tanto humanos como económicos, y que se espera devuelvan la
inversión realizada en forma de reducción de consultas posteriores, mejoría en la calidad de vida de
los pacientes, y reducción del gasto público sanitario a largo plazo. Para la posterior evaluación de la
efectividad del protocolo adaptado propuesto se ha establecido un diseño de investigación
experimental con grupo de control de lista de espera (ver Figura 1). Se platea la recogida de medidas
pretratamiento, postratamiento, y seguimientos a los tres, seis y doce meses desde la intervención.

Figura 1. Diagrama de flujo de diseño de investigación experimental con grupo de control


Las variables medidas escogidas son el índice de dolor generalizado (WPI), la severidad de
síntomas principales de fibromialgia (fatiga, sueño no reparador y trastornos cognitivos), y otros
síntomas asociados (SS), que permiten el diagnóstico de fibromialgia (Colegio Americano de
Reumatología, 2010), y el impacto de la fibromialgia en la capacidad física, posibilidad de realizar la
actividad habitual, y grado en que la enfermedad afecta al funcionamiento de la persona, según el
cuestionario FIQR.

Se espera que, si se cumple la hipótesis planteada, tras la intervención propuesta quede


reflejada en las medidas de seguimiento establecidas una mejoría sintomatológica objetivada en la
reducción de las variables descritas (ver Figura 2). A nivel teórico, esto ampliaría el conocimiento
existente en cuanto a tratamientos psicológicos eficaces para fibromialgia, y en la vertiente práctica,
abriría una puerta a su aplicación en el SNS, con los beneficios que podría suponer.

Figura 2. Condiciones para cumplimiento de eficacia de la intervención


Este trabajo presenta varias limitaciones que cabe evidenciar. En primer lugar, el presente
trabajo se ha desarrollado únicamente de forma teórica, no llevándose a la práctica, objetivo que
sobrepasaba el alcance del mismo. Se conforma, así, como una primera etapa dentro de un proyecto
mucho mayor cuya implementación queda pendiente. Sería deseable en el futuro poder llevarlo a la
práctica para obtener resultados tangibles. Otra limitación es la escasa evidencia científica encontrada
referente a tratamientos psicológicos basados en EMDR en el abordaje de la fibromialgia, presentando
normalmente poblaciones de pacientes reducidas. No obstante, actualmente existen varios proyectos
en marcha, como el llevado a cabo por el grupo de Gardoki-Souto en Barcelona (Gardoki-Souto,
2021), o el de Begoña Aznárez en Madrid (Aznárez, 2022), que apuntan a una mayor validez externa
por contar con poblaciones más extensas permitiendo mayor generalización de sus resultados, y a una
mayor validez interna, con la aplicación de protocolos de intervención específicos para EMDR. Este
artículo busca fomentar el aumento de estudios de esas características. Por último, otra limitación a
tener en cuenta, como en diversos trabajos se ha confirmado (Zorrilla Larrainzar, 2018), es el nivel de
formación específica en EMDR de los terapeutas. En el caso del autor de este trabajo, no estaba
cualificado todavía como terapeuta EMDR durante la redacción del mismo. No obstante, durante todo
el proceso de elaboración hubo revisión y supervisión por parte de una consultora senior con más de
20 años de experiencia en EMDR.
Como futuras líneas de investigación y desarrollo, sería conveniente realizar una
actualización continua de los resultados de las diversas investigaciones realizadas en el campo
sanitario, es decir, los avances en el conocimiento científico referentes al tratamiento y manejo
terapéutico de las personas con diagnóstico de fibromialgia e historia de trauma psicológico, en
especial los que contemplen la aplicación de EMDR. Por otro lado, se propone seguir de cerca la
evolución de los estudios que están activos en la actualidad para conocer los resultados que puedan
ofrecer próximamente. El siguiente paso lógico sería implementar el programa de intervención
propuesto en el ámbito de la sanidad pública. Para ello, una primera fase sería realizar una labor
divulgativa, dándolo a conocer a través de las vías disponibles, desde su presentación y exposición en
jornadas y congresos, hasta contactar con centros de salud y hospitales del SNS para presentar y
valorar la viabilidad del proyecto. Así mismo, sería deseable su aplicación por parte de profesionales
sanitarios que estén formados en EMDR y capacitados para su práctica clínica con pacientes. Una vez
se llevara a la práctica, sería de interés medir la eficacia del programa, tal y como se propone en este
artículo. En función de los resultados obtenidos sería posible realizar los ajustes y modificaciones que
se consideraran oportunos para su mayor eficacia, centrándose en aquellos aspectos que con la
práctica queden expuestos como más vulnerables o limitantes. Otra línea de investigación futura que
se propone consiste en mejorar la eficiencia del protocolo. Mantener la eficacia del mismo
economizando los recursos invertidos sería muy deseable para su implementación en el SNS. Es decir,
medidas como reducir el número de sesiones en lo posible y comprobar si se mantiene la eficacia del
tratamiento, consiguiendo el máximo beneficio con el mínimo de inversión en recursos humanos y
temporales, siendo de capital importancia dada la limitación de recursos actuales en el SNS. Por
último, también se propone como línea de investigación futura la comparación de este protocolo de
tratamiento con otros existentes indicados para el tratamiento de la misma problemática en la misma
población de pacientes.

Agradecimientos
La redacción de este artículo no habría sido posible sin el apoyo de varias personas e
instituciones a las que desearía mostrar mi agradecimiento. En primer lugar, a mi tutora del Trabajo
Final de Máster y coautora del presente artículo, la Doctora en Psicología Idoia Zorrilla Larrainzar, por
su colaboración constante y diligente en todo momento, permitiéndome ampliar mis conocimientos y
perspectivas sobre la materia tratada, y facilitando desde el principio un verdadero trabajo en equipo.
Agradezco también a la Universidad Internacional de Valencia que ha hecho posible mi acercamiento y
formación en profundidad de una temática que me apasiona, como son las terapias psicológicas de
tercera generación. Gracias a los docentes, a mi orientador académico, al departamento de soporte
técnico y a todo el equipo humano que conforma esta institución.

Por supuesto, mi más sincero agradecimiento a Begoña Aznárez y Jose Luis Marín, presidentes
de la Sociedad Española de Medicina Psicosomática y Psicoterapia (SEMPyP) y a toda la asociación,
por brindarme la oportunidad de publicar este artículo, mostrando su apoyo y genuino interés desde
el principio hasta la consecución del mismo.

A mis padres por, de un modo u otro, estar ahí siempre. A mi hermana Isa, por conocerme
tanto, ser una constante en mi vida y compartir conmigo todos esos momentos. A mis amigos
y compañeros por contribuir a que este artículo sea hoy una realidad. Y, por último, quiero dar las
gracias a Ali, mi compañera de vida, mi apoyo incondicional, que ha sabido escucharme
y comprenderme durante todo este tiempo. A ella y Bela, mi preciosa familia, les doy las gracias.
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Anexo
CERTIFICADO DE APROBACIÓN DE ESTUDIO CLÍNICO

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