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La dieta Paleolítica: ventajas y desventajas nutricionales en el uso de cereales y

lácteos
M. Sc. Teresa López Mendoza
Elisabet Naranjo Bonini

Resumen
Somos personas del siglo XXI, pero genéticamente seguimos siendo ciudadanos de la
Era Paleolítica; la revolución agrícola introdujo cambios importantes en la dieta, muy
diferente a la que seguían nuestros ancestros, en la que se introdujo granos
provenientes de los cereales y la leche. El objetivo de este trabajo es discutir las
ventajas y desventajas nutricionales que ha traído el consumo de estos productos. Las
investigaciones muestran que el consumo de cereales integrales puede reducir el riesgo
de enfermedades crónicas; sin embargo, también presenta desventajas como son los
antinutrientes que alteraran la absorción de minerales, elevado riesgo a la resistencia
de la insulina, diabetes tipo 2, obesidad, intolerancia al gluten, enfermedades
autoinmunes y presión alta. La leche de vaca es una gran fuente de proteínas,
vitaminas del grupo B, yodo, calcio y enzimas, pero existe preocupación por el continuo
crecimiento de pacientes con intolerancia a la lactosa, pérdida de nutrientes que ocurre
durante el proceso de pasteurización y homogenización, así como los aditivos que
añaden a la leche. En resumen, hay ventajas y desventajas con el consumo de cereales
provenientes de los granos y leche; y es obvio que no todos los alimentos son buenos
para todos.

Palabras clave: Era Paleolítica alimentación, granos, cereales, leche, lácteos,


resistencia a la insulina, intolerancia a la lactosa, enfermedades autoinmunes.
Introducción
Hay que desmitificar la idea que muchos asumen cuando escuchan la dieta de
los cavernícolas o dieta Paleolítica. Primero, no se trata de recrear la existencia de los
cavernícolas y vivir en cuevas sin electricidad, agua caliente y celular. Si estos
antepasados no tenían una vida muy larga, no era por sus hábitos alimenticios – se
puede atribuir a la falta de antibióticos, la abundancia de predadores y a las condiciones
extremas de vida en las que se desenvolvían. Segundo, seguir esta dieta no significa
ser carnívoros, la cantidad moderada de ingesta de carnes magras de buena calidad
está balanceada con el consumo de muchas frutas y vegetales. Tercero, la grasa que
se sugiere ingerir no taponará las arterias. Se puede atribuir esta condición a nuestros
hábitos alimenticios y a la vida sedentaria (Hartwig & Hartwig, pág. 28). Finalmente, la
dieta no está en contra de los carbohidratos encontrados en el trigo, arroz, etc.; existen
otros tipos de carbohidratos a los que se puede recurrir como: papas, camote, yuca,
verde, etc. (Cordain L. , p. 21).
Los avances tecnológicos han alterado el estilo de vida, la alimentación y el
comportamiento, llevando a un sinnúmero de condiciones de salud no deseadas como
la obesidad, arterosclerosis, enfermedades cardiovasculares y sus consecuencias,
resistencia a la insulina y diabetes de tipo 2, síndromes metabólicos, osteoporosis,
hipertensión y algunos tipos de cáncer. Son llamadas enfermedades de la civilización
que hasta el siglo anterior mostraron una tasa menos dominante que en la actualidad
(Eaton & Konner) (O'Keefe & Cordain) (Frassetto, Schloetter, Mietus-Synder, Morris, &
Sebastian).
La pirámide de alimentación saludable es “una ayuda didáctica y visual de las
guías alimentarias, herramientas que hacen llegar a la población los objetivos
nutricionales o recomendaciones basadas en evidencias científicas, con el fin de educar
y promocionar la salud” (SENC, 2015). La base de alimentación de la pirámide son los
hidratos de carbono como pan, pasta, arroz, harinas, etc. ¿Qué se puede decir de los
granos y sus derivados? En estos días el trigo se procesa y elabora totalmente diferente
a la manera en que lo hicieron los antepasados. El trigo se molía con la ayuda de
piedras, dando como resultado la harina con todos sus componentes nutritivos. En 1872
con el invento del molino moderno se crea una variedad muy fina de harina y
económicamente más accesible, pero también menos nutritiva pues separaba el
germen y el salvado de trigo. En el año 1960 se introduce el trigo moderno con el apoyo
de técnicas de cruce de especies y manipulación genética, cambiando la composición
de nutrientes y proteínas de la planta (Zhao, et al.). Además, se tiene como resultado la
gran cantidad de problemas que potencialmente contribuyen a enfermedades como:
sensibilidad al gluten, condiciones autoinmunes como artritis e intestino irritable,
elevados niveles de azúcar en la sangre, efectos adversos en el colesterol, minerales
en la sangre y marcadores inflamatorios, etc. Un estudio realizado en pacientes
celiacos a los que se alimentaba con pan elaborado de trigo fermentado, no causó
reacciones en la misma forma que la causa el pan elaborado con trigo sin fermentar. (Di
Cagno, et al.).
¿Qué se puede decir de la leche y sus derivados? En la parte media de la
pirámide de alimentación saludable se encuentran los lácteos y la recomendación de
consumir de 2-3 porciones diarias, basado en la idea de que la leche es una importante
fuente de calcio, potasio y vitamina D que ayudan a fortalecer los huesos. Sin embargo,
la cantidad de estudios en los que se demuestra que la leche y los productos lácteos en
realidad no protegen a los huesos de las fracturas, superan en número a los estudios
que demuestran lo contrario. El consumo de leche desde una edad temprana no
protege contra el riesgo futuro de fractura. (Cumming & Klineberg) afirma que “el
consumo de productos lácteos, en particular a la edad de 20 años, se asoció con un
mayor riesgo de fractura de cadera en la vejez”. Un estudio realizado por la Universidad
de Harvard demostró que no existe una relación entre el consumo de leche y un menor
riesgo de fracturas de huesos (Feskanich, Willett, Stampfer, & Colditz).
La principal diferencia entre la dieta Paleolítica y la típica dieta presente en la
actualidad es que esta última incluye granos y productos lácteos. El Objetivo que se
plantea es indagar en las ventajas y desventajas que tiene consumir cereales y lácteos
versus los beneficios que ofrece la dieta Paleolítica, la cual está enfocada a un estilo de
vida saludable.
Desarrollo
La Era Paleolítica se refiere al género Homo que comenzó hace más de dos
millones de años y dura hasta el desarrollo de la agricultura hace unos 10 000 años
atrás (O'Keefe & Cordain) (Klonoff). Desde que los seres humanos modernos, Homo
sapiens sapiens, aparecieron alrededor de 40 000 años atrás, el cambio en la
constitución genética humana ha sido relativamente pequeño (Eaton & Konner). Incluso
después de la revolución agrícola 10 000 años atrás, cuando los seres humanos
empezaron a cultivar plantas y domesticar animales, el genoma humano ha
permanecido inalterado (Eaton & Konner) (O'Keefe & Cordain) (Frassetto, Schloetter,
Mietus-Synder, Morris, & Sebastian) (Cordain L. ). La revolución agrícola introdujo
importantes cambios en la dieta, incluyendo granos de cereales, legumbres, leche de
mamífero no humano y alimentos de baja densidad energética y nutricional (Frassetto,
Schloetter, Mietus-Synder, Morris, & Sebastian) (Jönsson, Ahrén, Pacini, Sundler,
Wierup, & Steen). En la Era Paleolítica estos alimentos eran o bien ausentes o
insignificantes. Según la evidencia histórica y arqueológica los cazadores-recolectores
de la Era Paleolítica eran delgados, en forma y saludables, con pocos signos o
síntomas de enfermedades crónicas (Eaton & Konner) (O'Keefe & Cordain) (Klonoff).
Cuando las sociedades de cazadores-recolectores pasaron a una dieta a base de
granos, hubo una desmejora en la salud (O'Keefe & Cordain) (Cordain L. ) (Smith). Una
explicación para las epidemias actuales de obesidad, hipertensión, diabetes y
enfermedades cardiovasculares que enfrenta la población puede ser el hecho de que la
esperanza de vida es mayor a la que enfrentaban nuestros ancestros, y de esta manera
las enfermedades relacionadas con la edad tienen más tiempo para desarrollarse
(Eaton & Konner) (O'Keefe & Cordain) (Eaton, Konner, & Shostak). Sin embargo, esto
no explica la tendencia actual de que algunos problemas de salud relacionados con el
estilo de vida, están surgiendo en el sector joven de la población.
El medio en el que vivimos ha cambiado drásticamente, sin embargo, los genes
no. Los autores afirman que la raíz de los problemas de salud y enfermedades que
dominan hoy en día se debe a un desajuste entre las necesidades dietéticas de origen
genético y los hábitos alimenticios actuales (O'Keefe & Cordain) (Frassetto, Schloetter,
Mietus-Synder, Morris, & Sebastian) (Klonoff) (Cordain L. ). Por lo tanto, una solución
lógica sería aplicar una dieta más en concordancia con el legado evolutivo, y en la
mejor manera posible simular el medio para el cual se diseñó al hombre (O'Keefe &
Cordain) (Jönsson, Ahrén, Pacini, Sundler, Wierup, & Steen). Después de todo es un
hecho biológico fundamental que un organismo se desenvuelve mejor en el entorno
para el cual la evolución lo ha adaptado.
Aunque no se puede saber exactamente lo que comieron los seres humanos de
la Era Paleolítica, se puede hacer estimaciones basado en el conocimiento acerca de
qué tipos de alimentos eran accesibles antes del desarrollo de la agricultura,
combinando con estudios hechos a sociedades de cazadores-recolectores que existen
hoy en día (O'Keefe & Cordain) (Klonoff) (Smith) (Eaton, Konner, & Shostak) (Jönsson,
Granfeldt, Ahrén, Branell, Pålsson, & Hansson) (Wolf). También es probable que la
diferencia en las condiciones climáticas y geográficas contribuyera a variaciones en la
dieta, lo que excluye una definición absoluta de la dieta Paleolítica (Smith, 2002) (Wolf,
2010). Con base en estos supuestos, se podría decir que el porcentaje de energía de
las dietas de los cazadores-recolectores oscilaba entre un 19 a 35% de proteína, 28 a
58% de grasa y 22 a 40% de hidratos de carbono. En contraste con la típica dieta
americana que contiene un 15% de proteína, 34% de grasa, 49% de carbohidratos y
2% de alcohol (Smith).
Los estudios demuestran que el 45 al 60% de las calorías en la dieta Paleolítica
provenían de origen animal (Eaton & Konner) (O'Keefe & Cordain) (Eaton, Konner, &
Shostak). Además, los cazadores-recolectores obtenían sus nutrientes de fuentes no
cultivadas de plantas como vegetales, frutas, raíces, semillas y nueces. Los ancestros
de la Era Paleolítica no consumían granos, productos lácteos o azúcar refinada,
excepto ocasiones en las que tenían disponible miel (Eaton & Konner) (O'Keefe &
Cordain) (Klonoff) (Smith).
Aunque hay similitudes entre lo que los humanos Paleolíticos comían y la típica
dieta actual, existen algunas diferencias importantes entre las dos dietas. La carne que
se consume hoy en día proviene principalmente de animales domesticados, mientras
que los humanos de la Era Paleolítica solo se alimentaban de los animales que
cazaban, los cuales tenían un contenido más favorable de ácido graso (O'Keefe &
Cordain). El contenido de ácidos grasos omega-3 en la carne de los animales
domésticos es menor en comparación con la carne de animales silvestres debido a que
los animales domésticos son alimentados con maíz (O'Keefe & Cordain) (Smith). El
pescado que se consume hoy en día tiene altos contenidos de toxinas ambientales a
diferencia de los peces que estaban disponibles para los cazadores-recolectores
paleolíticos. En adición, gran parte de las frutas y hortalizas que se recolectan son
tratadas con insecticidas.
La composición de los alimentos disponibles en la Era Paleolítica contenían
niveles más altos de fibra, grasa monoinsaturada y poliinsaturada, ácidos grasos
omega-3 y potasio, así como bajos contenidos de grasa saturada, sodio y granos y
azucares refinados, en relación con nuestra típica dieta (O'Keefe & Cordain). Los
estudios muestran que la aplicación de un régimen de alimentación similar al de la dieta
Paleolítica mejora el control glucémico, varios factores de riesgo cardiovascular y a
reducir el peso y la cintura (Frassetto, Schloetter, Mietus-Synder, Morris, & Sebastian)
(Klonoff) (Jönsson, Ahrén, Pacini, Sundler, Wierup, & Steen) (Jönsson, Granfeldt,
Ahrén, Branell, Pålsson, & Hansson) (Jönsson, Granfeldt, Erlarson-Albertsson, Ahrén, &
Lindeberg).
Granos de Cereal
Los granos son accesibles, baratos y vienen en casi todas las formas y sabores.
Los productos elaborados con granos constituyen la base de muchas comidas y son la
base de la alimentación diaria. Debido a su rol en la cadena alimenticia, es fundamental
entender las consecuencias nutricionales de su consumo, así como la influencia en la
salud y el bienestar de las personas.
Los granos, durante la refinación se los despoja de casi todos sus nutrientes y
más de la mitad del calcio, magnesio, potasio, zinc, cobre, hierro y manganeso se
pierden durante el proceso (Braly & Hoggan) (Smith). Los problemas de salud
asociados con el consumo de granos refinados son similares a los asociados con el
consumo de azucares refinados. Los altos niveles de insulina y glucosa son las dos
principales consecuencias que afectan nuestro metabolismo al consumir estos
productos en grandes cantidades. El alto índice glucémico provoca que los niveles de
azúcar en la sangre se eleven, y por lo tanto se produce insulina para llevar los niveles
a la normalidad. Obesidad, hipertensión, enfermedades cardiovasculares y diabetes tipo
dos son algunas de las enfermedades asociadas con la resistencia a la insulina y altos
niveles de insulina en la sangre (Braly & Hoggan).
De acuerdo con algunas investigaciones el riesgo de enfermedades crónicas
como enfermedad coronaria, la diabetes y el cáncer disminuyen con altos consumos de
granos enteros. El consumo de granos integrales también está asociado con el control
de peso y un estilo de vida saludable. Las personas que comen granos enteros o
productos integrales, suelen llevar una vida sin vicios como el cigarrillo y alcohol
(Smith).
A pesar de los efectos beneficiosos para la salud descritos anteriormente, los
granos enteros tienen algunas deficiencias a las cuales se debe prestar atención. Un
argumento que es muy común en el debate contra los granos enteros es el hecho de
que no contienen vitamina C, vitamina B12, vitamina A, ni su precursor metabólico el
beta-caroteno, y por lo tanto pueden causar deficiencias nutricionales (Cordain L. )
(Smith). Sin embargo, un determinado alimento no se debe excluir sólo porque no
aporta todos los nutrientes.
Otros factores presentes en los granos que se debe examinar son los
antinutrientes, fitatos, lectinas y gluten. La mayoría de los antinutrientes que se
encuentran en los granos enteros como alquilresorcinoles, y los inhibidores del alfa-
amilasa y de la proteasa, se presume que han evolucionado como un mecanismo de
defensa para las plantas para prevenir insectos, animales y que los humanos se las
coman (Cordain L. ). Componentes de proteína que actúan como inhibidores de alfa-
amilasa se encuentra en granos como el trigo, centeno, cebada, avena, arroz y el sorgo
(Smith). Los fitatos son compuestos que se encuentran en los granos enteros,
legumbres, frutos secos y en las semillas, los posibles impactos negativos de estos
alimentos en la salud de los humanos son más fáciles de entender. La preocupación
principal sobre los fitatos es la fuerte atracción que tienen con ciertos alimentos como el
calcio, magnesio, hierro y zinc. Durante el proceso de la digestión el alto contenido de
fitatos que se encuentra en los granos enteros forma complejos insolubles con estos
minerales, y de ese modo reduce la absorción de los minerales (Cordain L. ) (Braly &
Hoggan) (Smith). Un bajo nivel de calcio/fosforo y calcio/magnesio trae consecuencias
graves para la salud ósea, al menos en poblaciones donde los granos proporcionan la
mayor parte de las calorías (Cordain L. ).
Las lectinas son glicoproteínas las cuales son consideradas como la mayor
fuente de antinutrientes de los alimentos. Se las encuentra en los granos de cereal más
comunes como el trigo, centeno, cebada, avena, maíz y arroz, y la concentración es
más alta en los granos enteros que en los granos refinados. Han sido identificadas
varias clases de lectinas, pero la lectina más estudiada es la aglutinina de germen de
trigo (WGA por sus siglas en inglés) (Cordain L. ) (Braly & Hoggan). Cuando la WGA se
une a los glicanos en el intestino puede dañar las células epiteliales alterando aún más
la estructura del intestino, del aparato digestivo y de sus funciones de absorción
(Pusztai). Las lectinas son compuestos estables resistentes a la descomposición
durante el proceso digestivo. Además, las lectinas tienen la capacidad de aumentar la
permeabilidad del intestino (Cordain L. ) (Braly & Hoggan) (Pusztai) (Watzl, Neudecker,
Hänsch, Rechkemmer, & Pool-Zobel). La preocupación con las lectinas es que si
pasan a través de la pared intestinal al sistema circulatorio, pueden ser erróneamente
confundidas por el sistema inmune y, como consecuencia, causar reacciones
autoinmunes (Braly & Hoggan). Las enfermedades autoinmunes ocurren cuando el
cuerpo es incapaz de discriminar entre las proteínas propias y las proteínas no propias
o exógenas causando la destrucción de sus propias células como una respuesta
inmune del sistema.
El gluten es la unión de proteínas llamadas gliadinas y gluteninas las cuales se
encuentran principalmente en el trigo, aunque también las podemos encontrar en el
centeno, avena y cebada (Braly & Hoggan). La gliadina es el agente que desencadena
la enfermedad celiaca y ha sido considerado como la única sustancia nociva presente
en el gluten (Braly & Hoggan) (Smith) (Funda, Kaas, Bock, Tlaskalová-Hogenová, &
Buschard). Un paciente celiaco necesariamente debe consumir una dieta libre de
gluten.
Para resumir el tema de los cereales provenientes de los granos es innegable
que los granos enteros son fuente de muchos nutrientes para algunos, mientras que
hay bases para afirmar que los cereales provenientes de los granos no son tolerados y
deberían ser consumidos muy poco o casi nada por ciertos grupos de la población.
Leche
La leche materna es el alimento más nutritivo al promover el crecimiento y
reforzar el sistema inmunológico (Melnik) (Scmid). En muchas culturas, especialmente
en occidente, la leche de otros animales es consumida incluso después de la infancia,
por lo general es la leche de vaca. Los opositores al consumo de leche afirman que la
ingesta de ésta es contranatural debido a que ningún otro mamífero bebe leche
después del destete, ni succiona de otras especies (Scmid) (Douglass). A diferencia de
otros mamíferos, el hombre tiene movilidad e inteligencia que le permite elegir entre una
amplia variedad de alimentos. La mayoría de los animales mamíferos están restringidos
a su alimentación por el ecosistema en el que viven.
La leche de vaca es una gran fuente de proteínas, vitaminas del grupo B, y
calcio; y puede ser parte beneficiosa de la dieta actual por su sabor y nutrición. En su
hábitat natural las vacas producen leche con altos contenidos de enzimas que juegan
un papel importante para el cuerpo como: la protección contra agentes patógenos,
soporte al sistema inmunológico, ayuda y mejora la digestión y fortalece la asimilación
de nutrientes (Scmid). Sin embargo, el consumo de leche no está exento de problemas.
Algunas personas tienen muy baja la lactasa, una enzima crucial para la digestión de la
lactosa, presente en la leche y sus derivados (Wilt, Shaukat, Shamliyan, Taylor,
MacDonald, & Tacklind). Esta condición conocida como intolerancia a la lactosa, puede
producir síntomas tales como diarrea, dolor abdominal, flatulencia y/o distensión
abdominal (Wilt, Shaukat, Shamliyan, Taylor, MacDonald, & Tacklind) (Gudmand-
Høyer). El contenido de grasa presente en la leche protege a elementos patógenos del
ácido gástrico presente en los intestinos, y la leche al ser un fluido, el tiempo del tránsito
intestinal es relativamente corto (Potter, Kaufmann, Blake, & Feldman). Cuando la
industria lechera comenzó a industrializarse en la década de 1800, surgió un brote
generalizado de enfermedades causadas por la leche (Scmid) (Potter, Kaufmann,
Blake, & Feldman).
La leche que consumimos actualmente es pasteurizada, esto es un proceso
durante el cual se calienta la leche durante un tiempo y temperatura específicos con el
objetivo de matar los microbios que pueden ser perjudiciales a salud de los humanos
(Scmid) (Potter, Kaufmann, Blake, & Feldman). Los defensores de la leche cruda o sin
pasteurizar sostienen que después de la pasteurización encontramos menos del 10%
de las enzimas, la disponibilidad metabólica de ciertos aminoácidos es alterada y hasta
el 66% de las vitaminas pueden perderse (Douglass). Por otro lado, los defensores de
la pasteurización afirman que las diferencias en los valores nutricionales entre leche
pasteurizada y no pasteurizada son mínimos; pero este hecho aún debe demostrarse
(Potter, Kaufmann, Blake, & Feldman). Para incrementar la estabilidad física de la leche
se la pasa por un proceso que se llama homogenización (Michalski). La leche es una
emulsión natural de grasa en agua. Cuando es agitada, las gotas de grasa se dispersan
por todo el producto, pero si se lo deja en reposo, la crema se acumula en la superficie.
El proceso de homogenización fija la emulsión y el resultado es que la leche se puede
almacenar por periodos de tiempo más prolongados (Scmid).
El riesgo de cáncer ha sido asociado con el consumo de leche por la mezcla de
componentes. Por ejemplo, cuando se trata de cáncer de seno, se ha sugerido que la
grasa saturada puede aumentar el riesgo, mientras que el calcio y la vitamina D
hipotéticamente disminuyen el riesgo. Esto resulta en que el efecto del consumo de
leche y sus derivados sea difícil de determinar pues se han encontrado resultados
positivos, negativos o incluso nulos. Otro mecanismo para explicar la asociación del
consumo de leche con el riesgo del cáncer es la elevada circulación del factor de
crecimiento insulínico Tipo 1 (IGF-1), presente en la leche, como el promotor de las
enfermedades occidentales (Melnik). Especialmente de los alimentos a base de leche y
proteína de suero de leche, pues contribuyen al incremento de la señal del factor de
crecimiento IGF-1. Como esta señalización está involucrada en varios procesos vitales
en el cuerpo, el autor traza una conexión al crecimiento fetal, crecimiento lineal,
tendencia al acné, aterosclerosis, diabetes mellitus, obesidad, cáncer y enfermedades
neurodegenerativas (Jönsson, Granfeldt, Ahrén, Branell, Pålsson, & Hansson). Según el
autor, un mejor entendimiento de los efectos que causa la leche al elevar el factor IGF-1
puede ayudar a comprender mejor las enfermedades crónicas que aquejan a la
sociedad occidental (Melnik, 2011). Haciendo énfasis de esto, es sólo una hipótesis
presentada.
¿Consumir lácteos o no consumir lácteos? La leche tiene componentes que son
beneficiosos para la salud, sin embargo, los potenciales efectos negativos del consumo
de leche no deben ser descuidados. Desde 1800 se ha producido un conflicto en cuanto
a este tema, los opositores y los defensores coexistirán durante mucho tiempo. Para
algunos los nutrientes adicionales de la leche sin pasteurizar son beneficiosos, mientras
que para otros es esencial elegir la alternativa más estéril, que es la pasteurización.

Conclusión
En este trabajo se han presentado ventajas y desventajas asociadas al consumo
de cereales y lácteos. La dieta Paleolítica es una filosofía, un estilo de vida que nos
invita a volver a los orígenes del hombre; el cuerpo humano en su ADN está
programado para comer y vivir como nuestros ancestros paleolíticos que se dedicaban
a la caza y recolección. La industria alimenticia por el contrario ha sufrido un cambio
vertiginoso. Cuando nuestra alimentación no está en equilibrio con nuestro cuerpo
surgen los desbalances, que, según los estudios, se les puede atribuir muchas de las
enfermedades de hoy en día. La dieta Paleolítica nos guía en el proceso de recuperar
los hábitos alimenticios que ayudaron a nuestros ancestros a sobrevivir durante miles
de años, evitando ciertos alimentos que a un número creciente de personas les causa
molestias y eligiendo aquellos que nos dan más energía. Todo esto se traduce en no
consumir alimentos procesados, azúcares, granos procesados, reducir el consumo de
cereales, leguminosas y ciertos lácteos (en especial los procesados); y potenciar el
consumo de carnes magras, mariscos, pescado, frutas y verduras. Aunque hay
seguidores que cumplen sus principios con exactitud y precisión, hay una tendencia de
personas que practican la alimentación Paleolítica de una forma más relajada;
probando los alimentos que les sientan mal y los que no para descartarlos o incluirlos
de forma progresiva en su dieta. Lo que se desea conseguir es alinear la alimentación
con nuestra genética gracias a un completo aporte de aminoácidos esenciales que
cubren las necesidades de macro y micronutrientes, reduce el consumo de
antinutrientes, controla la producción de insulina y protege frente a enfermedades.
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