CAPÍTULO 9 - Desarrollo de Las Células B
CAPÍTULO 9 - Desarrollo de Las Células B
CAPÍTULO 9 - Desarrollo de Las Células B
OBJETIVOS DE APRENDIZAJE
OBJETIVOS DE APRENDIZAJE
1. Comprender los enfoques experimentales utilizados para identificar y ordenar las distintas etapas celulares del desarrollo de las células B.
2. Explicar los mecanismos que conducen la progresión de las células a través de las distintas etapas del desarrollo de las células B en la médula
ósea y el bazo.
3. Describir cómo se programan los eventos de reorganización de los genes de las cadenas pesada y ligera en etapas definidas del desarrollo de las
células B.
4. Comparar y contrastar los puntos de control primero y segundo en el desarrollo de las células B en términos de sus etapas, señalización,
consecuencias e importancia.
5. Identificar cuatro procesos que garanticen la autotolerancia que operan en las etapas B inmadura y B transicional.
6. Examinar las similitudes y diferencias básicas entre las células B2, B1a, B1b y la zona marginal de las células B.
Las células B en diversas etapas de desarrollo buscan el contacto con células estromales que expresan CXCL12 (células preproB, izquierda) o IL7
(células proB, derecha). [Publicado con permiso de Elsevier, from Tokoyoda K, et al. Cellular niches controlling B lymphocyte behavior within bone
marrow during development. Immunity. 2004, June;20(6)707–718, Figure 2. Permission conveyed through Copyright Clearance Center, Inc.]
Millones de linfocitos B se generan en la médula ósea del adulto todos los días y se exportan a la periferia. La generación rápida e incesante de nuevas
células B se produce en una secuencia de pasos cuidadosamente regulada. Los experimentos de transferencia de células (similares a los descritos en
el capítulo 2) que identificaron células madre hematopoyéticas (HSC, hematopoietic stem cells), en las cuales las HSC del donante marcadas
genéticamente se inyectan en recipientes sin marcar, han indicado que el desarrollo de células B de HSC a células B maduras toma de 1 a 2 semanas.
TÉRMINOS CLAVE
Célula B inmadura
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Receptor de9:células
CAPÍTULO preBde las células B,
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B2 células B
B1 células B
genéticamente se inyectan en recipientes sin marcar, han indicado que el desarrollo de células B de HSC a células B maduras toma de 1 a 2 semanas.
Universidad Científica del Sur Ciencias de la Salud
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TÉRMINOS CLAVE
Célula B inmadura
B2 células B
B1 células B
Epigenética
Ikaros
E2A
Foxo1
Célula preproB
Runx1
SWI/SNF
PAX5
VpreB
λ5
Anérgico
BAFF
El desarrollo de células B comienza en la médula ósea con la división asimétrica de una HSC y continúa a través de una serie de etapas progenitoras
progresivamente más diferenciadas hasta la producción de progenitores linfoides comunes (CLP, common lymphoid progenitors), que pueden dar
lugar a células B, células T o células linfoides innatas. Estas etapas tempranas de la hematopoyesis y el desarrollo de linfocitos se describieron en el
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capítulo
CAPÍTULO 2 (véanse figuras 2–1
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de las Las células
células B, progenitoras destinadas a convertirse en células T migran al timo, donde completan su maduración
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capítulo 8). La mayoría de los CLP que permanecen la médula
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• Notice la vía de desarrollo de las células B (figura de panorama
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general 9–1). A medida que avanza la diferenciación, las células B en desarrollo expresan una secuencia controlada con precisión de receptores de
superficie celular y moléculas de adhesión. Algunas de las señales recibidas de estos receptores inducen la diferenciación de la célula B en desarrollo;
BAFF
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El desarrollo de células B comienza en la médula ósea con la división asimétrica de una HSC y continúa a través de una serie de etapas progenitoras
progresivamente más diferenciadas hasta la producción de progenitores linfoides comunes (CLP, common lymphoid progenitors), que pueden dar
lugar a células B, células T o células linfoides innatas. Estas etapas tempranas de la hematopoyesis y el desarrollo de linfocitos se describieron en el
capítulo 2 (véanse figuras 2–1 y 2–3). Las células progenitoras destinadas a convertirse en células T migran al timo, donde completan su maduración
(véase capítulo 8). La mayoría de los CLP que permanecen en la médula ósea entran en la vía de desarrollo de las células B (figura de panorama
general 9–1). A medida que avanza la diferenciación, las células B en desarrollo expresan una secuencia controlada con precisión de receptores de
superficie celular y moléculas de adhesión. Algunas de las señales recibidas de estos receptores inducen la diferenciación de la célula B en desarrollo;
otros desencadenan su proliferación en etapas particulares de desarrollo; y, sin embargo, otros dirigen sus movimientos dentro del entorno de la
médula ósea. Estas señales permiten colectivamente la diferenciación del CLP a través de las etapas tempranas de las células B para formar la célula B
inmadura que deja la médula para completar su diferenciación en el bazo. Para el investigador, la expresión de diferentes moléculas de la superficie
celular en cada etapa de la maduración de las células B proporciona una herramienta experimental inestimable con la cual reconocer y aislar células B
presentes en puntos discretos en su desarrollo.
FIGURA 9–1
DE PANORAMA GENERAL
El desarrollo de las células B comienza con una célula madre hematopoyética (HSC) y pasa a través de etapas de células progenitoras linfoides
progresivamente más comprometidas hasta que alcanza la etapa de células proB. En esta etapa, la célula precursora está comprometida de manera
irreversible con la línea de las células B, y comienza la recombinación de los genes de inmunoglobulina. Una vez que la IgM completa se expresa en la
superficie celular, la célula B inmadura abandona la médula ósea para completar su maduración a través de las etapas de transición T1 y T2 en el bazo.
La función principal de las células B maduras es detectar patógenos y otros antígenos extraños potencialmente dañinos y diferenciarse en células
plasmáticas que secretan anticuerpos que protegen al hospedero contra los invasores. Por tanto, los eventos más importantes que ocurren durante el
desarrollo de las células B son los reordenamientos de los segmentos de los genes de las cadenas pesada y ligera del receptor de inmunoglobulina
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inmunoglobulina comienzan con el reordenamiento del segmento del gen DaJH de la cadena pesada, seguido de la unión de los segmentos VH y DJH
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permitiendo la síntesis de una cadena pesada μ intacta. Esta cadena se aparea inicialmente con una cadena ligera sustituta, lo que permite la
expresión en la superficie celular del receptor de células preB. Esta forma inicial de inmunoglobulina de membrana (Ig, membrane immunoglobulin)
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La función principal de las células B maduras es detectar patógenos y otros antígenos extraños potencialmente dañinos y diferenciarse en células
plasmáticas que secretan anticuerpos que protegen al hospedero contra los invasores. Por tanto, los eventos más importantes que ocurren durante el
desarrollo de las células B son los reordenamientos de los segmentos de los genes de las cadenas pesada y ligera del receptor de inmunoglobulina
para formar el receptor de las células B para el antígeno, determinando su especificidad. Recuerde del capítulo 6 que los reordenamientos del gen de
inmunoglobulina comienzan con el reordenamiento del segmento del gen DaJH de la cadena pesada, seguido de la unión de los segmentos VH y DJH
permitiendo la síntesis de una cadena pesada μ intacta. Esta cadena se aparea inicialmente con una cadena ligera sustituta, lo que permite la
expresión en la superficie celular del receptor de células preB. Esta forma inicial de inmunoglobulina de membrana (Ig, membrane immunoglobulin)
activa varias rondas de división celular, seguida de la reorganización de los segmentos de los genes V y J de la cadena ligera, permitiendo que las
células B inmaduras expresen la IgM de membrana (mIgM).
Al igual que las células T (véase capítulo 8), las células B en desarrollo deben resolver el problema de crear un conjunto diverso de receptores capaces
de reconocer una amplia gama de antígenos, mientras se asegura que las células B autorreactivas sean eliminadas o inactivadas. En varias etapas del
desarrollo de las células B se producen procesos responsables de la autotolerancia. El desarrollo de las células B es algo más simple que el de las
células T, ya que los receptores de las células B reconocen los antígenos intactos, no los fragmentos de antígenos presentados por las proteínas MHC,
y por tanto no son necesarios para ser seleccionados para aquellos que reconocen moléculas autoMHC. Además, a diferencia del desarrollo de las
células T, el desarrollo de las células B está casi completo cuando la célula B abandona la médula ósea; en los mamíferos no hay un equivalente de
timo en el que se logre el desarrollo de las células B. En cambio, las células B inmaduras se liberan a la periferia, donde completan su programa de
desarrollo en el bazo.
En este capítulo, seguiremos el desarrollo de las células B desde sus primeras etapas en los órganos linfoides primarios hasta la generación de células
B completamente maduras en los tejidos linfoides secundarios. La mayor parte de este capítulo se centrará en la población de células B
predominantes (o convencionales), conocidas como células B B2 (o células B foliculares), derivadas de la hematopoyesis iniciada por HSC. Sin
embargo, al igual que a las células T, existen varios subconjuntos de células B y más adelante en este capítulo abordaremos brevemente cómo los
procesos de diferenciación de los subconjuntos minoritarios, es decir, las células B B1 y las células B de la zona marginal (MZ), se diferencian
del programa de desarrollo seguido por las células B B2 convencionales. Concluiremos con una breve comparación de los procesos de maduración
de los linfocitos T y B.
En varios puntos de su desarrollo, los precursores de las células B deben interactuar con las células estromales que expresan proteínas particulares
que inducen a las células en desarrollo a diferenciarse y moverse en una progresión ordenada de una ubicación a otra dentro de la médula ósea. Por
ejemplo, como se ilustra en la figura 9–2a, las HSC comienzan su vida en contacto cercano con los osteoblastos en un área cerca del revestimiento de
la cavidad endóstica (médula ósea). Este nicho endóstico, como se le conoce, proporciona un entorno propicio para el mantenimiento a largo plazo de
las HSC (véase la figura 2–10). Las HSC y las células progenitoras tempranas expresan el receptor ckit (CD117), que se une al factor de células madre
del ligando [(SCF, stem cell factor) expresado como proteína de membrana y secretada], manteniendo las células en este nicho e influyendo en su
diferenciación en células progenitoras. Una vez que se diferencia a la etapa de células preproB, una célula B en desarrollo requiere señales de la
quimiocina CXCL12, segregada por ciertas células estromales, para avanzar a la etapa de células proB. Las células proB luego requieren la
señalización de la citocina interleucina (IL, cytokine interleukin)7, que es secretada por otro subgrupo de células estromales, para madurar hasta la
etapa preB (figura 9–2b). Muchos de estos factores de las células del estroma sirven para inducir la expresión de factores de transcripción
especializados importantes en el desarrollo de las células B.
FIGURA 9–2
Las HSC y los progenitores de células B hacen contacto con varios conjuntos de células de la médula ósea a medida que avanzan a
través de su programa de desarrollo. a) Las HSC comienzan su programa de desarrollo cerca de los osteoblastos (arriba). También se muestra
una HSC entrando desde la sangre (lado izquierdo), que ilustra el hecho de que las HSC son capaces de recirculación en el animal adulto. Las células
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con las células estromales que expresan CXCL12, donde maduran hasta convertirse en células pre
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proB. En el momento en que la diferenciación ha progresado a la etapa de células proB, la célula en desarrollo se ha movido para recibir señales de
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las células estromales que producen IL7. Después de abandonar la célula estromal que expresa IL7, la célula preB completa su diferenciación y deja
la médula ósea como una célula B inmadura. Las células B inmaduras expresan el receptor S1P, que reconoce el quimioatrayente de lípidos 1fosfato
FIGURA 9–2
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Las HSC y los progenitores de células B hacen contacto con varios conjuntos de células de la médula ósea a medida que avanzan a
través de su programa de desarrollo. a) Las HSC comienzan su programa de desarrollo cerca de los osteoblastos (arriba). También se muestra
una HSC entrando desde la sangre (lado izquierdo), que ilustra el hecho de que las HSC son capaces de recirculación en el animal adulto. Las células
progenitoras luego se mueven para ganar contacto con las células estromales que expresan CXCL12, donde maduran hasta convertirse en células pre
proB. En el momento en que la diferenciación ha progresado a la etapa de células proB, la célula en desarrollo se ha movido para recibir señales de
las células estromales que producen IL7. Después de abandonar la célula estromal que expresa IL7, la célula preB completa su diferenciación y deja
la médula ósea como una célula B inmadura. Las células B inmaduras expresan el receptor S1P, que reconoce el quimioatrayente de lípidos 1fosfato
de esfingosina (S1P, sphingosine 1phosphate) en la sangre. CXCL12 se muestra en púrpura; IL7 en azul; S1P en rojo. b) Las células B en diversas
etapas de desarrollo buscan el contacto con células estromales que expresan CXCL12 (células preproB, izquierda) o IL7 (células proB, derecha).
[Publicado con permiso de Elsevier, from Tokoyoda K, et al. Cellular niches controlling B lymphocyte behavior within bone marrow during
development. Immunity. 2004, June;20(6)707–718, Figure 2. Permission conveyed through Copyright Clearance.]
Los cambios en los marcadores de la superficie celular, la expresión génica y los reordenamientos genéticos de
la inmunoglobulina definen las etapas del desarrollo de las células B
La caracterización completa de una vía de desarrollo requiere que los científicos comprendan las características fenotípicas y funcionales de cada tipo
de célula en esa vía. Las células en etapas particulares de diferenciación pueden caracterizarse por sus moléculas de superficie, que incluyen
moléculas de adhesión y receptores para quimiocinas y citocinas. También se definen por el conjunto de factores de transcripción activos que
determinan los genes que se expresan en cada paso del proceso de desarrollo. Finalmente, en el caso de las células B, las etapas de desarrollo
también se definen por el estado de la reorganización de los genes de inmunoglobulina de cadena pesada y ligera. El desarrollo de las células B aún no
se comprende completamente; sin embargo, la mayoría de los intermediarios celulares importantes se han definido, y los inmunólogos del desarrollo
están llenando constantemente los vacíos en nuestro conocimiento.
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Los investigadores han empleado varios enfoques experimentales generales para caracterizar el desarrollo de células B. Primero, generaron
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anticuerpos contra las moléculas (antígenos o marcadores) presentes en la superficie de las células de la médula ósea. Luego determinaron cuáles de
estas moléculas estaban presentes al mismo tiempo que otros antígenos, y qué combinaciones de antígenos parecían definir tipos celulares únicos.
de célula en esa vía. Las células en etapas particulares de diferenciación pueden caracterizarse por sus moléculas de superficie, que incluyen
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moléculas de adhesión y receptores para quimiocinas y citocinas. También se definen por el conjunto Científica
de factores del Sur Ciencias
de transcripción de la Salud
activos que
determinan los genes que se expresan en cada paso del proceso de desarrollo. Finalmente, en el Access
caso de las células
Provided by: B, las etapas de desarrollo
también se definen por el estado de la reorganización de los genes de inmunoglobulina de cadena pesada y ligera. El desarrollo de las células B aún no
se comprende completamente; sin embargo, la mayoría de los intermediarios celulares importantes se han definido, y los inmunólogos del desarrollo
están llenando constantemente los vacíos en nuestro conocimiento.
Los investigadores han empleado varios enfoques experimentales generales para caracterizar el desarrollo de células B. Primero, generaron
anticuerpos contra las moléculas (antígenos o marcadores) presentes en la superficie de las células de la médula ósea. Luego determinaron cuáles de
estas moléculas estaban presentes al mismo tiempo que otros antígenos, y qué combinaciones de antígenos parecían definir tipos celulares únicos.
En segundo lugar, al clasificar las células que tienen combinaciones particulares de marcadores de la superficie celular, y al analizar esas poblaciones
celulares para determinar a qué células hijas dieron lugar, así como para la ocurrencia de reordenamientos del gen de inmunoglobulina, los
científicos pudieron confirmar el orden en que se producen los reordenamientos génicos de las poblaciones celulares y sus genes. En tercer lugar, los
investigadores utilizaron el poder del bloqueo genético para determinar los efectos de eliminar la expresión de un gen en particular, como el factor de
transcripción, en el desarrollo de las células B. Sin embargo, un inconveniente del método de eliminación directa es que define sólo la primera etapa
en la diferenciación en la que se requiere el factor de transcripción. Las variaciones más recientes incluyen bloqueos condicionales, donde un gen se
elimina sólo en un tipo de célula específico o etapa de desarrollo, y experimentos knockin, donde se inserta un gen con un producto fácilmente
detectable (como proteína verde fluorescente [GFP, green fluorescent protein]) en el genoma bajo el mismo control regulador que el gen de interés (p.
ej., un factor de transcripción). En el animal knockin, cada célula en la que se expresa el factor de transcripción puede ser detectada por fluorescencia.
Investigaciones recientes sobre el control del desarrollo también han descubierto funciones críticas desempeñados por cambios epigenéticos
(cambios que afectan la expresión de un gen que no afectan la secuencia de ADN del propio gen). Estos hallazgos han surgido de los análisis
moleculares del ADN y la cromatina asociados con genes específicos y sus modificadores. Los cambios epigenéticos incluyen la modificación del ADN
por metilación, las alteraciones de la cromatina, como la modificación de histonas y la remodelación de la estructura de la cromatina, y los efectos de
los microARN, que pueden inhibir la expresión de proteínas al disminuir la estabilidad de los mARN y su traducción en proteínas. Un enfoque utilizado
para estudiar los cambios epigenéticos es la inmunoprecipitación de cromatina (ChIP, chromatin immunoprecipitation). Después de fragmentar la
cromatina en pequeños pedazos, se utiliza un anticuerpo contra un factor de transcripción o proteína modificadora de la cromatina para
inmunoprecipitar fragmentos de cromatina que contienen esa proteína. Luego, los fragmentos aislados pueden analizarse para determinar los genes
a los que se ha unido esa proteína y las metilaciones de ADN asociadas, las modificaciones de histonas y los complejos modificadores de la cromatina.
Los avances del recuadro 9–1 describen algunos de los cambios epigenéticos que recientemente se ha demostrado que controlan los pasos clave
en el desarrollo de los linfocitos, en particular, la regulación de la progresión a través de las etapas del desarrollo de las células B. Esta es actualmente
un área de investigación extremadamente activa.
RECUADRO 9–1
AVANCES: Funciones de los cambios epigenéticos en el control del desarrollo de las células B
En el sistema inmunológico, como en cualquier sistema en desarrollo, el control de la expresión de ciertos genes y sus productos proteicos es de
importancia clave para la diferenciación gradual de las células madre y progenitoras en células diferenciadas maduras. El control de cada paso en la
progresión de las células desde la hematopoyesis temprana hasta el desarrollo de las células B es una cuestión importante que ocupa a los
inmunólogos y también es de interés para los clínicos, ya que los defectos en este proceso pueden conducir a inmunodeficiencias o tumores
malignos (leucemias y linfomas). Se han identificado varios factores de transcripción en las últimas décadas que controlan la expresión génica
durante el desarrollo de las células B, como se describe en el texto. Pero a través de la investigación en muchos sistemas en desarrollo, ha quedado
claro que otros mecanismos reguladores controlan la transcripción y traducción de genes. En conjunto, estos se consideran cambios epigenéticos;
incluyen los efectos de los ARN no codificantes, como los microARN (también abreviados como miR), sobre la estabilidad y traducción de los ARNm,
y la modificación del ADN y las histonas a través de los modificadores de la cromatina. Además de la complejidad del desarrollo de las células B (y T),
es necesario reorganizar los segmentos de los genes de las inmunoglobulinas (o TCR), procesos en los que la estructura de la cromatina, la
transcripción y las proteínas de unión al ADN también desempeñan funciones clave.
Los genetistas saben desde hace mucho tiempo que sólo una pequeña fracción del ADN cromosómico especifica secuencias de proteínas, y los
primeros artículos relegaron los segmentos de ADN no codificantes de proteínas al estado algo ignominiosamente descrito de “ADN basura”. En
1993, sin embargo, los científicos que estudiaron el genoma del nematodo Caenorhabditis elegans describieron investigaciones innovadoras de
algunas de las secuencias no codificantes de proteínas que identificaron como transcritas pero no traducidas. Mostraron que estas transcripciones
primarias se procesaron en pequeños fragmentos de ARN, de 18 a 30 nucleótidos de longitud, que eran capaces de ejercer control sobre los niveles
de expresión del ARNm.
La biosíntesis
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IPun camino similar en eucariotas tan diversos como C. elegans y humanos. Una serie de ribonucleasas, que
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ahora monocatenario, se asocia con un complejo de proteínas denominado complejo de silenciamiento inducido por ARN, o RISC. El microARN
maduro funciona mediante la unión complementaria de una región llamada “semilla” de 6 a 8 nucleótidos en su extremo 5’o una región en su
1993, sin embargo, los científicos que estudiaron el genoma del nematodo Caenorhabditis elegans describieron investigaciones innovadoras de
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algunas de las secuencias no codificantes de proteínas que identificaron como transcritas pero no traducidas. Mostraron que estas transcripciones
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primarias se procesaron en pequeños fragmentos de ARN, de 18 a 30 nucleótidos de longitud, que eran capaces de ejercer control sobre los niveles
de expresión del ARNm.
La biosíntesis de estos microARN sigue un camino similar en eucariotas tan diversos como C. elegans y humanos. Una serie de ribonucleasas, que
incluyen Drosha en el núcleo y Dicer en el citoplasma, junto con proteínas de unión a ARN, convierten un transcrito de ARN no codificante en un
dúplex de microARN de 18 a 30 nucleótidos, que consiste en el microARN maduro y su cadena antisentido. En un paso final, el microARN maduro,
ahora monocatenario, se asocia con un complejo de proteínas denominado complejo de silenciamiento inducido por ARN, o RISC. El microARN
maduro funciona mediante la unión complementaria de una región llamada “semilla” de 6 a 8 nucleótidos en su extremo 5’o una región en su
ARNm blanco. Una vez que el microARN se ha unido, pueden suceder tres cosas: el ARNm blanco puede programarse para la escisión; el ARNm
puede ser desestabilizado, acortando su vida útil; o la traducción del ARNm puede ser reprimida. Un solo microARN puede dirigirse a la síntesis de
muchas proteínas, y cada ARNm puede ser el blanco de más de un microARN, lo que aumenta la flexibilidad y la complejidad de este modo de
control sobre la expresión génica.
Desde un punto de vista teórico, está claro que los cambios en el desarrollo que se producen a medida que maduran las células B requieren
cambios rápidos en las concentraciones de proteínas tan importantes como los factores de transcripción y las moléculas pro y antiapoptóticas,
entre otras proteínas reguladoras. La necesidad de tales alteraciones rápidas en las concentraciones de proteínas se puede satisfacer de manera
eficiente mediante el tipo de mecanismos de control postranscripcional mediado por microARN. La figura 1 muestra ejemplos de factores de
transcripción, microARN y modificadores de la cromatina que regulan las etapas de la hematopoyesis y el desarrollo de las células B. Un ejemplo
involucra PU.1, que en niveles altos desencadena HSC y células progenitoras para dar lugar a células mieloides, y en niveles bajos induce
compromiso con la línea linfoide. La PU.1 a altas concentraciones funciona al menos en parte activando la producción del grupo de microARN miR
23a; antagonizan el desarrollo linfoide y en su lugar permiten la generación de células mieloides. Otros microARN mejoran o inhiben ciertas
transiciones de desarrollo.
La figura 1 también enumera algunas enzimas epigenéticas y proteínas remodeladoras de cromatina que desempeñan un papel crítico en la
regulación de la hematopoyesis y el desarrollo de las células B. La metilación del ADN de la citosina, que genera 5metilcitosinas, en regiones
genómicas ricas en CpG generalmente inhibe la transcripción de genes. Los modificadores de histonas actúan en el extremo N de las colas de
histonas a través de la acetilación, la metilación, la fosforilación y otras modificaciones posteriores a la traducción. Algunas de estas
modificaciones, incluidas la acetilación y la metilación de la lisina4 de la histona H3 (“H3K4”, seguidas de 1, 2 o 3 para indicar el número de grupos
metilo agregados a un grupo amino de lisina), promueven la transcripción activa, mientras que la adición de grupos metilo en otras lisinas reprime
la transcripción. Otras proteínas que se muestran en la figura 1 son los remodeladores de cromatina, que cambian la conformación y composición
de la cromatina, regulando así la transcripción (así como la replicación y reparación del ADN). Como ejemplo, el ADN metiltransferasa1 (DNMT1,
DNA methyltransferase1) desempeña funciones esenciales en el mantenimiento de la capacidad de las HSC para autorrenovarse a través de la
división celular y en la promoción del desarrollo linfoide frente al mieloeritroide. Este último puede reflejar la actividad de PU.1: induce la
remodelación de la cromatina seguida de la metilación H3K4me1, que afecta a numerosos genes. El PU.1 es entonces capaz de unirse a esas
regiones genómicas, ayudando a inducir la expresión génica. Los roles de algunas de las otras metiltransferasas y los remodeladores de cromatina
que se muestran en la figura 1 en etapas posteriores del desarrollo de las células B se analizan en el texto.
REFERENCIAS
Baltimore D, Boldin MP, O’Connell RM, Rao DS, and Taganov KD. MicroRNAs: new regulators of immune cell development and function. Nature
Immunology. 2008;9 :839. Bao Y and Cao X. Epigenetic control of B cell development and Bcellrelated immune disorders. Clinical Reviews in Allergy
and Immunology. 2016;50:301. Vasilatou D, Papageorgiou S, Pappa V, Papageorgiou E, and Dervenoulas J. The role of microRNAs in normal and
malignant hematopoiesis. European Journal of Haematology 2010;84:1.
FIGURA 1
Factores que regulan el desarrollo de células B. Se muestran las principales etapas del desarrollo de las células B en la médula ósea. Debajo de
las flechas (en negro) están los factores clave de transcripción. Encima de las flechas están los microARN (en rojo) y las metilasas de ADN, los
modificadores de histonas y los remodeladores de cromatina (en verde) que regulan positiva o negativamente esa progresión del desarrollo. Los
ejemplos específicos se describen en este recuadro (para la transición de HSC → CLP) y en el texto para las etapas del desarrollo de las células B.
CONCEPTOS CLAVE
En un inicio, cerca del momento del nacimiento y extendiéndose a lo largo de la vida adulta, la hematopoyesis, incluido el desarrollo de las
células B, ocurre en la médula ósea y está influenciada por varios nichos establecidos por las células estromales.
Las etapas del desarrollo de las células B se definen por la presencia de conjuntos de marcadores de la superficie celular (que incluyen
receptores de citocinas y quimiocinas y moléculas de adhesión), la expresión de reguladores de transcripción específicos y el estado de
reordenamiento de los genes de inmunoglobulina.
Las etapas del desarrollo de las células B están controladas por redes de factores de transcripción y por cambios epigenéticos que influyen en
la expresión de genes clave. Las células se comprometen cada vez más a convertirse en linfocitos B.
Los primeros pasos en la diferenciación de linfocitos culminan en la generación de un progenitor linfoide común
En esta sección, revisaremos brevemente el proceso mediante el cual una célula madre hematopoyética (HSC) en la médula ósea se convierte en un
progenitor linfoide común (CLP), descrito más completamente en el capítulo 2.
Como se señaló en el capítulo 2, las HSC expresan un conjunto único de proteínas de superficie, algunas de las cuales desempeñan un papel clave en
el inicio de la hematopoyesis. Uno de estos, ckit, es el receptor del factor de células madre (SCF, stem cell factor); su interacción desencadena señales
clave que ayudan a inducir la diferenciación en células progenitoras multipotentes (MPP, multipotent progenitor cells). Las HSC también expresan el
antígeno 1 asociado a las células madre (Sca1, también conocido como Ly6D). Tanto ckit como Sca1 se expresan en paralelo en las células
progenitoras tempranas, pero los niveles de su expresión disminuyen a medida que las células se comprometen con la línea de las células linfoides
(véase la figura 2–3).
Los progenitores multipotentes (MPP) generados después de ckit señalan la capacidad de autorrenovación extensa que caracteriza a las HSC, pero
conservan el potencial de diferenciarse en varias líneas hematopoyéticas diferentes. En las células progenitoras unidas a un destino linfoide, los
factores de transcripción Ikaros, el factor de caja de purina 1 (PU.1) y E2A participan en las etapas más tempranas del desarrollo de linfocitos. El
Ikaros recluta complejos de remodelación de cromatina en regiones particulares del ADN y garantiza la accesibilidad de los genes necesarios para el
desarrollo de las células B. Los niveles de PU.1 determinan la diferenciación linfoide frente a la mieloide: los niveles bajos favorecen la diferenciación
linfoide, mientras que los niveles más altos favorecen la diferenciación mieloide. El nivel de proteína PU.1 está a su vez regulado por el represor
transcripcional Gfi1, que regula a la baja la expresión de PU.1 a los niveles necesarios para la progresión hacia la vía linfoide. La PU.1 actúa al menos en
parte iniciando la remodelación del nucleosoma, que es seguida por la modificación de histonas específicas de las regiones genómicas asociadas con
la expresión génica (véase el recuadro de avances 9–1). El Ikaros y la PU.1 se combinan para inducir la expresión de E2A, que desempeña funciones
críticas en etapas posteriores del desarrollo de las células B (figura 9–3).
FIGURA 9–3
La interacción de los factores de transcripción durante el desarrollo temprano de las células B. En los primeros progenitores
hematopoyéticos, los factores de transcripción Ikaros y PU.1 inducen la expresión del factor de transcripción E2A. La unión de IL7 a su receptor, que
se expresa por2023819
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P Yourcomún (CLP) (véase figura 2–3), activa las cinasas JAK1 y JAK3, que activan STAT5. STAT5 estimula la
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supervivencia
CAPÍTULO 9:del progenitor
Desarrollo de B,
lasactivando
células B,la proteína Mcl1 antiapoptótica, y la proliferación, activando las proteínas de control proliferativas NMyc
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STAT5 colabora con lasReserved. Terms
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la expresión del factor 1 temprano de células B (EBF1). El EBF1 a su vez
se retroalimenta para mejorar la expresión de E2A y Foxo1. El E2A, EBF1, PU.1 e Ikaros promueven la expresión de PAX5. Juntos, E2A, EBF1, PAX5 y
Foxo1 activan muchos genes que conducen a la especificación y compromiso de la línea de las células B. El E2A, EBF1 y PAX5 participan en circuitos de
FIGURA 9–3
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La interacción de los factores de transcripción durante el desarrollo temprano de las células B. En los primeros progenitores
hematopoyéticos, los factores de transcripción Ikaros y PU.1 inducen la expresión del factor de transcripción E2A. La unión de IL7 a su receptor, que
se expresa por el progenitor linfoide común (CLP) (véase figura 2–3), activa las cinasas JAK1 y JAK3, que activan STAT5. STAT5 estimula la
supervivencia del progenitor B, activando la proteína Mcl1 antiapoptótica, y la proliferación, activando las proteínas de control proliferativas NMyc y
cMyc. El STAT5 colabora con las proteínas E2A, Runx1 y Foxo1 para promover la expresión del factor 1 temprano de células B (EBF1). El EBF1 a su vez
se retroalimenta para mejorar la expresión de E2A y Foxo1. El E2A, EBF1, PU.1 e Ikaros promueven la expresión de PAX5. Juntos, E2A, EBF1, PAX5 y
Foxo1 activan muchos genes que conducen a la especificación y compromiso de la línea de las células B. El E2A, EBF1 y PAX5 participan en circuitos de
retroalimentación positiva que mejoran los niveles de los tres factores de transcripción. Véase el texto para más detalles.
Estos progenitores también comienzan a expresar el receptor de tirosina cinasa 3 relacionado con Fms (FLT3). El FLT3 se une al ligando FLT3 unido
a la membrana en las células estromales de la médula ósea e indica a las células progenitoras que comiencen a sintetizar la cadena α del receptor de
IL7 (IL7R, IL7 receptor), que se empareja con la cadena γ común que se encuentra en los receptores para diversas citocinas clase 1. A medida que
las células se comprometen cada vez más con la línea linfoide y comienzan a prepararse para reorganizar sus genes receptores de antígeno,
comienzan a expresar RAG1/2 y desoxinucleotidiltransferasa terminal (TdT, terminal deoxynucleotidyltransferase), que definen a la célula como una
célula progenitora linfoide temprana (ELP, early lymphoid progenitor). Un subconjunto de ELP migra fuera de la médula ósea para sembrar el timo y
servir como progenitores de células T (discutido en el capítulo 8). Otros ELP permanecen en la médula ósea como progenitores de células B. A medida
que los niveles de IL7R aumentan, la expresión de las proteínas ckit y Sca1 disminuye, y el ELP se convierte en un progenitor linfoide común (CLP).
En la etapa CLP, el progenitor en su camino hacia el compromiso de las células B ha perdido el potencial mieloide, pero aún conserva el potencial de
madurar a lo largo de las vías que conducen a las células T (en el timo), los citolíticos NK y las células dendríticas convencionales (véase figura 2–3). Las
señales recibidas a través del IL7R, junto con los factores de transcripción E2A y Foxo1 (inducidos por E2A), activan la expresión del factor de
transcripción clave el factor temprano 1 de células B (EBF1), que se requiere para los pasos posteriores en la vía de diferenciación de células B
(véase figura 9–3). La señalización a través del IL7R se produce a través de una ruta JAK/STAT (introducida en el capítulo 4 en el contexto de la
señalización de interferón). En este caso, la unión de IL7 a IL7R activa las proteínas cinasas JAK1 y JAK3 que luego fosforilan y activan STAT5, que
dimeriza y entra en el núcleo, donde actúa como un factor de transcripción. Además de activar la expresión de EBF1, la señalización de STAT5 regula la
expresión de la molécula antiapoptótica Mcl1, lo que apoya la supervivencia celular. Los STAT5 y E2A activados también aumentan la expresión de los
genes cMyc y NMyc, cuyos productos proteínicos activarán la proliferación celular que se producirá más adelante, en la etapa de células proB (véase
figura 9–3).
A medida que madura un CLP destinado a diferenciarse a lo largo de la vía de las células B, la cromatina que contiene el locus de la cadena pesada de la
inmunoglobulina se vuelve cada vez más accesible, y el linfocito en desarrollo se aproxima al punto en el que está comprometido de manera
irrevocable con la línea de las células B.
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CAPÍTULO 9: Desarrollo de las células B, Page 9 / 39
CONCEPTOS
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Las proteínas derivadas de células estromales de la médula ósea, incluido el factor de células madre (SCF) y la IL7, inducen a las células
genes cMyc y NMyc, cuyos productos proteínicos activarán la proliferación celular que se producirá más adelante, en la etapa de células proB (véase
Universidad Científica del Sur Ciencias de la Salud
figura 9–3).
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A medida que madura un CLP destinado a diferenciarse a lo largo de la vía de las células B, la cromatina que contiene el locus de la cadena pesada de la
inmunoglobulina se vuelve cada vez más accesible, y el linfocito en desarrollo se aproxima al punto en el que está comprometido de manera
irrevocable con la línea de las células B.
CONCEPTOS CLAVE
Las proteínas derivadas de células estromales de la médula ósea, incluido el factor de células madre (SCF) y la IL7, inducen a las células
hematopoyéticas tempranas a comprometerse cada vez más con la línea linfoide.
Una red de reguladores de transcripción activados secuencialmente impulsa la diferenciación hematopoyética, generando progenitores
linfoides comunes que dan lugar a la línea de linfocitos B.
Las etapas posteriores del desarrollo de células B dan como resultado un compromiso con el fenotipo de células
B y la reorganización por pasos de los genes de inmunoglobulina
La figura 9–4 enumera las propiedades importantes —incluida la expresión de proteínas clave y los reordenamientos de los genes de las cadenas
pesada y ligera de inmunoglobulina— para las etapas de desarrollo de las células B que comienzan con la primera célula comprometida con la línea de
las células B: la célula preproB. Estas etapas han sido definidas por más de un grupo de científicos y, como resultado, dos sistemas de nomenclatura
para etapas de desarrollo de células B son de uso común. La primera, y la más utilizada, es la nomenclatura de Basilea (preproB, proB temprana y
tardía, preB grande y pequeña, inmadura B) desarrollada por Melchers y colegas. El segundo (A, B, C, C′, D, E) es el definido por Hardy y colegas; los
experimentos que definieron este sistema de clasificación del desarrollo de células B se describen en detalle en el recuadro de experimento
clásico 9–2.
FIGURA 9–4
Reorganizaciones del gen de inmunoglobulina y expresión de proteínas marcadoras durante el desarrollo de las células B. Se
muestran la expresión de proteínas marcadoras seleccionadas y la sincronización de los reordenamientos del gen de inmunoglobulina durante las
etapas del desarrollo de las células B, desde la etapa de las células preproB hasta la etapa de células B inmaduras. Véase el texto para más detalles.
El laboratorio de Richard Hardy fue uno de los primeros en combinar la citometría de flujo y la biología molecular en experimentos diseñados para
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RECUADRO 9–2
EXPERIMENTO CLÁSICO: Etapas del desarrollo de las células B: caracterización de las fracciones de Hardy
El laboratorio de Richard Hardy fue uno de los primeros en combinar la citometría de flujo y la biología molecular en experimentos diseñados para
analizar la maduración de los linfocitos. En este recuadro, describimos lo que hicieron esos investigadores y cómo generaron un modelo de la
secuenciación de las etapas del desarrollo de células B a partir de sus datos. Esta caracterización proporciona un excelente ejemplo de cómo se
puede emplear este enfoque para identificar distintas etapas de desarrollo de una población mixta.
Cuando Hardy y colaboradores comenzaron su caracterización del desarrollo de la línea de las células B a principios de la década de 1980, el trabajo
previo sobre el análisis molecular de líneas celulares de médula ósea a largo plazo ya había establecido el reordenamiento secuencial de los genes
de inmunoglobulina de cadena pesada y cadena ligera. Además, se había medido la expresión de varios marcadores de la superficie celular en las
células de la médula ósea y se había demostrado que varios de estos antígenos se expresaban conjuntamente con B220 (CD45R), que ya se había
establecido como un marcador en todas las células la línea B. El enfoque de Hardy fue caracterizar la secuencia de expresión de los marcadores de
la superficie celular que se encuentran en las mismas células que B220. La hipótesis era que algunos de estos marcadores podrían expresarse en los
primeros progenitores de células B y, por tanto, podrían ayudar a generar un esquema de desarrollo de células B. Para colocar las células que
expresan diferentes combinaciones de marcadores en una línea de desarrollo, Hardy y colaboradores clasificaron las células que llevaban cada
combinación de sus marcadores seleccionados, y las colocaron en cocultivos con una línea de células estromales de médula ósea. Después de
tiempos definidos en cultivo, recolectaron las subpoblaciones y volvieron a caracterizar su expresión de marcador de superficie. También
caracterizaron los genes de las cadenas pesada y ligera para determinar cuándo se producen los diversos reordenamientos genéticos.
Los marcadores utilizados en estos experimentos incluían B220 (CD45R) y CD43 (leucosialina), que anteriormente se había demostrado que se
expresaban en granulocitos y en todas las células T, pero no estaba presente en las células B maduras, con la excepción de las células plasmáticas.
Además, sus experimentos emplearon anticuerpos dirigidos contra el antígeno estable al calor, o HSA (CD24) y BP1 (aminopeptidasa A), un
antígeno en las células de la médula ósea. Se había demostrado previamente que tanto HSA como BP1 se expresaban diferencialmente en varias
etapas de la diferenciación linfoide.
Los primeros experimentos analizaron células para B220 y CD43 (figuras 1 y 2 a). Si bien la mayoría de las células de médula ósea B220+ no
expresan CD43, una pequeña población es CD43+. Luego se examinó la expresión de HSA y BP1 en estas células CD43+. El gráfico de citometría de
flujo demostró que las células B220+ CD43+ se resolvieron en tres subpoblaciones pequeñas o fracciones. El primero, etiquetado como A en las
figuras 1 y 2b), no expresa ni HSA ni BP1. El segundo, etiquetado B, expresó HSA pero no BP1, y el tercero expresó ambos antígenos. El análisis de
los reordenamientos del gen Ig en estas poblaciones (aislado por clasificación celular) reveló que no se produjeron reordenamientos genéticos en
la fracción A (ahora conocidas como células preproB), pero que los reordenamientos del segmento del gen DaJH habían comenzado en la
fracción B (ahora conocido como células proB tempranas). El trabajo posterior ha demostrado que los reordenamientos VH a DJH se producen en
la fracción C (células proB tardías, aunque en ese momento, el método de análisis que Hardy y colaboradores utilizaron no reveló este
reordenamiento).
El cultivo de células de la fracción C produjo células que expresaban en la membrana (m) cadenas pesadas μ; de manera similar, el cultivo de células
de la fracción B también produjo células hijas que expresan cadenas pesadas μ, pero a una frecuencia más baja que las células de la fracción C, lo
que sugiere que las células en la fracción C se encontraban aún más a lo largo de la ruta de diferenciación hacia las células B. Además, las tres
fracciones diferentes mostraron una dependencia diferencial con la necesidad de adherirse a la capa de células estromales. Las células de la
fracción A requerían el contacto de las células estromales para sobrevivir. Las células de la fracción B sobrevivieron mejor en contacto con las
células estromales, pero fueron capaces de sobrevivir en un cultivo en el que se separaron de las células estromales por una membrana
semipermeable. En estas condiciones, aún podían recibir factores solubles generados por las células estromales, pero se les impidió generar
interacciones adhesivas con factores de crecimiento unidos a la superficie de la célula estromal. Las células de la fracción C sobrevivieron y
proliferaron en ausencia de contacto con las células estromales. El análisis de los factores secretados por las células del estroma que fueron
necesarios para la supervivencia y la proliferación de las células de la fracción B y C revelaron que uno de ellos era la interleucina 7.
Por tanto, utilizando los criterios de reordenamientos del gen Ig y el análisis fenotípico de poblaciones de células cultivadas, Hardy y colaboradores
pudieron colocar las tres fracciones en secuencia; las células de la fracción A dieron lugar a células de la fracción B, que a su vez maduran en células
de la fracción2023819
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expresión de
CAPÍTULO 9: HSA. Esa población
Desarrollo de células
de las células B, que tienen niveles más altos de HSA, así como BP1, ahora se define como la fracción C’, quePage 11 / 39
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o grandes.
Hardy y colaboradores dirigieron su atención a aquellas células que expresaban B220 pero que habían perdido CD43, y midieron su expresión en la
proliferaron en ausencia de contacto con las células estromales. El análisis de los factores secretados por las células del estroma que fueron
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necesarios para la supervivencia y la proliferación de las células de la fracción B y C revelaron que uno de ellos era la interleucina 7.
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Por tanto, utilizando los criterios de reordenamientos del gen Ig y el análisis fenotípico de poblaciones de células cultivadas, Hardy y colaboradores
pudieron colocar las tres fracciones en secuencia; las células de la fracción A dieron lugar a células de la fracción B, que a su vez maduran en células
de la fracción C. El análisis cuidadoso del gráfico de contorno de la fracción C revela que, a su vez, puede subdividirse en función de los niveles de
expresión de HSA. Esa población de células que tienen niveles más altos de HSA, así como BP1, ahora se define como la fracción C’, que
corresponde a las células preB tempranas o grandes.
Hardy y colaboradores dirigieron su atención a aquellas células que expresaban B220 pero que habían perdido CD43, y midieron su expresión en la
superficie celular de mIgM (figura 2c). Tres poblaciones de células fueron nuevamente evidentes, que se etiquetaron como D, E y F. Las células
pertenecientes a la fracción D expresaron niveles de mIgM de cero a bajo, mostraron una reorganización completa de la cadena pesada y alguna
reorganización de la cadena ligera, y corresponden a pequeñas células preB. Las células que pertenecen a la fracción E mostraron niveles altos de
mIgM así como de B220, un reordenamiento completo de la cadena pesada, y la mayoría de las células en esa fracción también mostraron un
reordenamiento del gen de la cadena ligera. Las células de la fracción E son, por tanto, células B inmaduras listas para abandonar la médula ósea.
La subsiguiente caracterización posterior de las células de la fracción F mostró que, además de la IgM de superficie, algunas de estas células
también expresaban IgD de superficie y, por tanto, representaban células B completamente maduras, probablemente recirculando a través de la
médula ósea.
Por tanto, los experimentos de Hardy revelaron que el conjunto de células B progenitoras y precursoras en la médula ósea representa una mezcla
compleja de células en diferentes etapas de desarrollo, con requisitos variables para el contacto de las células estromales y el apoyo de
interleucina.
Estos elegantes experimentos todavía tenían una historia más que contar que no apareció en el artículo original, pero que surgió en publicaciones
posteriores. El análisis de PCR unicelular de las células de la fracción C mostró que muchos de ellos tenían reordenamientos no productivos en
ambos cromosomas de la cadena pesada (véase figura 2). En contraste, todas las células de la fracción C’ demostraron reordenamientos
productivos en uno de los cromosomas de cadena pesada. Por tanto, las células C de fracción representan células B que no han tenido éxito en la
reorganización productiva de cualquiera de sus genes de cadena pesada y que, por tanto, morirán por apoptosis. La fracción C’ también incluyó la
mayor proporción de células en el ciclo celular (es decir, dividiéndose y preparándose para dividirse), proporcionalmente más células que en todas
las etapas de células B B220+ en la médula. Esto es consistente con la noción de que la nueva cadena pesada se ha asociado con la cadena ligera
sustituta en la etapa C’, formando el complejo receptor de células preB que se expresa en la superficie celular y desencadena el periodo de
expansión clonal de las células B descrito en este capítulo.
REFERENCIAS
Hardy RR, Carmack CE, Shinton SA, Kemp JD, and Hayakawa K. Resolution and characterization of proB and preproB cell stages in normal mouse
bone marrow. Journal of Experimental Medicine. 1991;173:1213. Hardy RR, Kincade PW, and Dorshkind K. The protean nature of cells in the B
lymphocyte lineage. Immunity. 2007;26:703.
FIGURA 1
Enfoque experimental para el aislamiento de las fracciones de Hardy de la médula ósea. Las células de la médula ósea se tiñeron con
anticuerpos contra B220 y CD43 se etiquetaron con diferentes fluorocromos y se clasificaron para células que llevan B220 y CD43. Las células CD43+ se
analizaron para determinar su expresión de los marcadores de superficie celular HSA y BP1, revelando las poblaciones A, B, C y C’. Las células CD43−
se analizaron para diferentes niveles de expresión de mIgM e IgD (no se muestra), revelando las poblaciones D, E y F.
FIGURA 2
Caracterización por citometría de flujo de las etapas del desarrollo de las células B en la médula ósea. a) Médula ósea total teñida con
anticuerpos contra B220 y CD43. b) BP1 y expresión de HSA en la población B220+ CD43+ del panel (a). c) Expresión de B220 e IgM en la población B220+
CD43−. Después del aislamiento por clasificación celular, las poblaciones D, E y F se analizaron para determinar el reordenamiento de los genes de
cadena pesada y cadena ligera. (Véase la figura 1 y el texto para obtener más detalles). [© 1991 Hardy R, et al. Publicado originalmente en The Journal
of Experimental Medicine.173:1213–1225.DOI:10.1084/jem.173.5.1213, figuras 1 y 2.]
Células PreProB
Con la adquisición del marcador B220 (CD45R) específico de la línea de células B, y la expresión de niveles crecientes del factor de transcripción EBF1,
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CAPÍTULO común
Desarrollo de en
lasdesarrollo
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factores de transcripción. Además de STAT5, E2A y
Foxo1, todos mencionados en la sección anterior, Runx1 también regula la transcripción de Ebf1 (véase la figura 9–3). En el estadio de células prepro
B, EBF1, junto con E2A, se une al locus de la cadena pesada de inmunoglobulina, promoviendo la accesibilidad de los segmentos del gen DJH y
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Células PreProB
Con la adquisición del marcador B220 (CD45R) específico de la línea de células B, y la expresión de niveles crecientes del factor de transcripción EBF1,
el progenitor linfoide común en desarrollo ingresa en la etapa de células preproB. El EBF1 es un importante factor de transcripción en el desarrollo
linfoide y, por tanto, la transcripción del gen Ebf1 está en sí misma bajo el control de múltiples factores de transcripción. Además de STAT5, E2A y
Foxo1, todos mencionados en la sección anterior, Runx1 también regula la transcripción de Ebf1 (véase la figura 9–3). En el estadio de células prepro
B, EBF1, junto con E2A, se une al locus de la cadena pesada de inmunoglobulina, promoviendo la accesibilidad de los segmentos del gen DJH y
preparando las células para el primer paso de la recombinación del gen Ig. Las modificaciones de la cromatina epigenética también controlan los
reordenamientos del gen de Ig de otra manera, ya que RAG2 debe reconocer la histona H3 metilada para que el complejo RAG1/2 se una a la secuencia
de señal de recombinación (RSS) y mediar los reordenamientos de genes (véase capítulo 6).
El EBF1 facilita la activación de genes de la línea B que previamente fueron silenciados epigenéticamente a través de interacciones funcionales con el
complejo de remodelación de cromatina SWI/SNF (véase el recuadro de avances 9–1).El EBF1 también contribuye al compromiso de las células con la
línea de las células B al inhibir la expresión de Notch1 y GATA3, que apoyan el desarrollo de las células T, y del factor de transcripción ID2, que
promueve el desarrollo de NK y otras células linfoides innatas. (ILC, innate lymphoid cells) y antagoniza el desarrollo de células B y T.
Las células preproB permanecen en contacto con células estromales secretoras de CXCL12 en la médula ósea. Sin embargo, en el estadio temprano
de células proB, caracterizado por el inicio de la recombinación del gen DaJH, la célula en desarrollo se mueve dentro de la médula ósea, buscando
contacto con células estromales secretoras de IL7 (véase figura 9–2).
Células ProB
En la etapa inicial de células proB (células progenitoras B), se completa la recombinación DaJH y la célula comienza a prepararse para la unión
de VH a DJH. Sin embargo, este evento final de recombinación de la cadena pesada y el establecimiento de un compromiso estable de la línea B
esperan la expresión del factor de transcripción de células B por excelencia, PAX5, que luego se expresará a lo largo del desarrollo de las células B
hasta que la célula B madura sea activada por antígeno para diferenciarse en células plasmáticas secretoras de anticuerpos (véase capítulo 11). El gen
Pax5 se encuentra entre los blancos transcripcionales de EBF1, e Ikaros, PU.1 y E2A también son compatibles con la expresión de PAX5 (véase la figura
9–3). El PAX5 se retroalimenta para reforzar la expresión de EBF1, generando así un poderoso circuito regulador de realimentación. La transcripción
de genes controlados por el factor de transcripción PAX5 denota el paso a la etapa tardía del desarrollo de las células proB, momento en el cual la
expresión de los genes de la línea noB se bloquea permanentemente. Al igual que EBF1, el PAX5 también puede actuar como un represor
transcripcional, bloqueando la expresión del gen Notch1 y, por tanto, cualquier potencial residual de la célula proB para desarrollarse a lo largo de la
línea de células T.
Muchos genes importantes para las células B se activan en la etapa de célula proB, bajo el control de PAX5 y otros factores de transcripción. Entre
estos se encuentran los genes que codifican la Igα y la Igβ (CD79α,β) y CD19, que encontramos por primera vez en el capítulo 3 (véase figura 3–14). La
Igα e Igβ, activadas en las primeras células proB, son las cadenas de señalización de los receptores de células B de inmunoglobulina de membrana, y
el CD19, expresado en las células proB tardías, es uno de los componentes del correceptor de células B. Estudios detallados del control de la
expresión del gen mb1, que codifica la Igα, han revelado complejos cambios epigenéticos subyacentes a su inducción. El EBF1 y E2A contribuyen a la
desmetilación del promotor mb1, lo que permite que PAX5 se una, y los cambios mediados por varios complejos de remodelación de cromatina
permiten que esos factores de transcripción activen la expresión génica. La inducción de la expresión de CD19 también se controla epigenéticamente.
La remodelación de la cromatina del potenciador del locus Cd19 facilita el reclutamiento de E2A, seguido de la unión de EBF1 y PAX5, que finalmente
activa la transcripción del gen Cd19. La expresión de Igα, β y CD19 será esencial para la señalización a través de los receptores de Ig de membrana y la
progresión a través de las etapas posteriores del desarrollo de las células B.
Además de inducir la transcripción de genes clave de células B, el PAX5 promueve la recombinación VH a DJH al “contraer” el locus IgH, acercando los
segmentos del gen VH distantes a los segmentos del gen DJH reordenados (véase capítulo 6). Las células B deficientes en PAX5 pueden sufrir un
reordenamiento del gen DaJH Ig, pero no son capaces de reorganizar una VH al segmento del gen DJH Ig ya reorganizado, lo que indica que el PAX5 es
esencial para el segundo paso del reordenamiento del gen Ig. Al final de la etapa de células proB, la mayoría de las células han iniciado la
recombinación del segmento del gen VH a DJH Ig, que se completa con el inicio de la etapa temprana de las células preB (células B precursoras),
lo que les permite expresar la proteína μ de cadena pesada.
Células preB
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CAPÍTULO 9: Desarrollo de las células B, Page 14 / 39
Entre los genes activados en las células proB por EBF1 y PAX5 están los que codifican VpreB y λ5, que juntos comprenden la cadena ligera
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sustituta (SLC). Dos SLC se emparejan con dos cadenas pesadas μ, formando el receptor de células preB (preBCR). Los genes para VpreB y λ5
no están incluidos en las familias de genes de cadena ligera. VpreB es homólogo a un dominio de la región V de la cadena ligera, y λ5 es homólogo a las
reordenamiento del gen DaJH Ig, pero no son capaces de reorganizar una VH al segmento del gen DJH Ig ya reorganizado, lo que indica que el PAX5 es
esencial para el segundo paso del reordenamiento del gen Ig. Al final de la etapa de células proB,Universidad
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recombinación del segmento del gen VH a DJH Ig, que se completa con el inicio de la etapa temprana de las células preB (células B precursoras),
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Células preB
Entre los genes activados en las células proB por EBF1 y PAX5 están los que codifican VpreB y λ5, que juntos comprenden la cadena ligera
sustituta (SLC). Dos SLC se emparejan con dos cadenas pesadas μ, formando el receptor de células preB (preBCR). Los genes para VpreB y λ5
no están incluidos en las familias de genes de cadena ligera. VpreB es homólogo a un dominio de la región V de la cadena ligera, y λ5 es homólogo a las
secuencias J + C de la cadena ligera λ. Sin embargo, ambos tienen secuencias adicionales: VpreB tiene 25 aminoácidos adicionales (incluidos múltiples
residuos de aminoácidos ácidos [cargados negativamente]) en su terminal C, mientras que λ5 tiene 50 aminoácidos adicionales (enriquecidos en
residuos de arginina cargados positivamente) en su terminal N (figura 9–5a). Estas regiones polipeptídicas inusuales contribuyen a las hojas β en los
dominios similares a Ig de la cadena ligera sustituta y también se extienden sobre lo que sería el sitio de unión al antígeno, cubriendo la región 3
determinante de la complementariedad de la cadena pesada (CDR3, complementaritydetermining region 3) y evitándole un reconocimiento por
cualquier antígeno. Los estudios revelaron que varios preBCR se autoagregan, probablemente inicialmente en el retículo endoplásmico, y luego se
agregan en la superficie de las células preB (figura 9–5b). La agregación parece ser causada por interacciones de carga entre las colas cargadas
opuestamente de VpreB y λ5. Esta autoagregación independiente del ligando inicia la señalización a través de las cadenas de señalización de Igα/Igβ,
con contribuciones del correceptor CD19, similar a la activada por el BCR de las células B maduras (véase capítulo 3). Las señales preBCR inician una
secuencia de eventos esenciales para el desarrollo de las células B. En ratones, también se requieren señales a través del IL7R; los animales
deficientes en la expresión del receptor de células preB o de los componentes de señalización Igα/Igβ no progresan al estadio de las células preB. En
los seres humanos, las señales del IL7R no son necesarias para el desarrollo de las células B, pero los defectos en la SLC y la ausencia resultante del
desarrollo de las células B en el bloque preBCR resultan en una inmunodeficiencia grave.
FIGURA 9–5
El receptor de células preB. a) Diagrama que muestra la composición del preBCR: dos cadenas pesadas μ (azul) asociadas con dos cadenas
ligeras sustitutas, cada una compuesta de λ5 (un dominio de tipo J + C de cadena ligera; rojo) y VpreB (a dominio tipo V de cadena ligera; amarillo), con
colas peptídicas adicionales en el extremo C de VpreB y en el extremo N de λ5. b) Modelos de oligómeros de preBCR, sugeridos por cristalografía de
rayos X y microscopia electrónica, que involucran las colas cargadas de VpreB y λ5, creando dímeros en dos ángulos diferentes (como se muestra
dentro de recuadros punteados). Esta reticulación induce la señalización a través de las cadenas de Igα/Igβ asociadas. c) Secuencia de eventos en
células preB activadas por señalización preBCR activada por agregación/reticulación; los eventos 1 y 2 también requieren señales a través del
receptor IL7 (en ratones, pero no en humanos). Véase el texto para más detalles. [Parte (b) datos de Bankovich AJ, et al. Perspectiva estructural en la
función del receptor de células preB. Science. 2007;316:291.]
Los eventos desencadenados por la autoagregación del preBCR se muestran en la figura 9–5c. La señalización a través del preBCR combinado (en
ratones) con señales después de la unión de IL7 al IL7R induce varias rondas de proliferación (de dos a siete). El gran tamaño de las células en
proliferación ha llevado a que estas células preB tempranas se llamen células preB grandes. Las células que no se han reorganizado de manera
productiva y expresan una cadena pesada μ, una que puede asociarse con otra cadena pesada μ y con cadenas ligeras sustitutas para formar un pre
BCR que transmite
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apoptosis. Por tanto, la expresión de un preBCR funcional constituye el punto de control (primero) de
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las células 9:
CAPÍTULO preB en el desarrollo
Desarrollo de lasB,
de las células células B (véase figura 9–4). Page 15 / 39
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La proliferación de células preB que han logrado una expresión productiva de la cadena pesada genera un conjunto de células hijas, todas con la
misma cadena pesada, pero cada una sufrirá distintos eventos de reordenamiento de la cadena ligera. Por tanto, se generarán muchas especificidades
Los eventos desencadenados por la autoagregación del preBCR se muestran en la figura 9–5c. LaUniversidad
señalizaciónCientífica delpreBCR
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combinado Salud
ratones) con señales después de la unión de IL7 al IL7R induce varias rondas de proliferación (deAccess
dos Provided
a siete).
by: El gran tamaño de las células en
proliferación ha llevado a que estas células preB tempranas se llamen células preB grandes. Las células que no se han reorganizado de manera
productiva y expresan una cadena pesada μ, una que puede asociarse con otra cadena pesada μ y con cadenas ligeras sustitutas para formar un pre
BCR que transmite señales, se someten a apoptosis. Por tanto, la expresión de un preBCR funcional constituye el punto de control (primero) de
las células preB en el desarrollo de las células B (véase figura 9–4).
La proliferación de células preB que han logrado una expresión productiva de la cadena pesada genera un conjunto de células hijas, todas con la
misma cadena pesada, pero cada una sufrirá distintos eventos de reordenamiento de la cadena ligera. Por tanto, se generarán muchas especificidades
diferentes de receptores a partir de cada reordenamiento exitoso de la cadena pesada. Recuerde en el capítulo 8 que un proceso análogo de
reordenamiento de la cadena β, seguido de la proliferación antes del reordenamiento α, ocurre en las células T.
La señalización del receptor de células preB induce la regulación negativa transitoria de RAG1/2 (tanto inhibiendo la transcripción adicional de los
genes RAG como por la degradación asociada a la proliferación de la proteína RAG) y la pérdida de la actividad TdT. En conjunto, estos eventos
aseguran que, tan pronto como un gen de la cadena pesada se haya reorganizado productivamente y se haya formado un preBCR funcional, no será
posible una nueva recombinación de la cadena pesada. Esto da como resultado el fenómeno de la exclusión alélica, por lo que los genes de sólo uno
de los dos alelos de cadena pesada se pueden expresar en una sola célula B. Como resultado de esta señalización del receptor de células preB, la
cromatina en el locus de la cadena pesada no reorganizada sufre una serie de cambios físicos que la hacen incapaz de participar en eventos de
reordenamiento adicionales. Recuerde que la IL7 proporcionó una de las señales que llevaron a los loci VH, D y JH a una estrecha relación entre sí al
comienzo de la recombinación VHDJH. Una reducción en la expresión de IL7R debido a cambios en los factores de transcripción en la etapa de células
preB ahora invierte esa contracción inicial del locus, lo que resulta en la separación física de los segmentos de los genes VH, D y JH en el locus de la
cadena pesada no reordenado. Luego de esta extracción se suceden los eventos de desacetilación de la cromatina que desactivan el locus de la cadena
pesada no utilizado y lo devuelven a una configuración heterocromática (inactiva, cerrada).
Al final de la proliferación celular activada por BCR anterior, varios cambios conducen a la pérdida de la expresión de BCR anterior (véase la figura 9–
5c). La transcripción del gen de la cadena ligera sustituta se termina con una ronda de retroalimentación negativa de señalización a través del receptor
de células preB, lo que provoca el desplazamiento de EBF1 de los promotores λ5 y VpreB. Además, las divisiones celulares diluyen las proteínas pre
BCR preexistentes en las superficies de las células. La señalización IL7R también disminuye. Una vez que las células dejan de proliferar, entran en el
estadio tardío o pequeño de las células preB.
Las células comienzan entonces la recombinación del gen de la cadena ligera. En el ratón, los segmentos de los genes V y J de la cadena ligera κ se
reorganizan primero, antes de λ. Estos segmentos de genes habían sufrido cambios epigenéticos inducidos por BCR, típicos de la cromatina expresada
activa, como las modificaciones de histonas. Los nuevos factores de transcripción expresados Irf4 e Irf8 y Foxo 1 estimulan el inicio del
reordenamiento de la cadena ligera, hecho posible por la reexpresión de las proteínas RAG1/2, una consecuencia tardía de la señalización preBCR. Si
el primer reordenamiento del segmento génico de la cadena κ no es productivo, comienza el reordenamiento en el segundo cromosoma. Si ninguno
de los dos reordenamientos de la cadena κ es exitoso, entonces se intenta un reordenamiento sucesivo en cada uno de los cromosomas de la cadena λ
(véase la figura 6–15). En los seres humanos, el reordenamiento se inicia aleatoriamente en los loci κ o λ. Muy poca actividad TdT permanece en la
etapa de células preB pequeñas (véase la figura 6–15) y, por tanto, la adición de la región N ocurre con mucha menos frecuencia en las cadenas ligeras
que en las cadenas pesadas.
Una vez que se ha completado con éxito un reordenamiento del gen de la cadena ligera, el receptor de células B de IgM se expresa en la superficie de la
célula y señala a la célula (aparentemente de forma espontánea, sin unión al ligando o autoagregación) para finalizar cualquier reordenamiento
adicional de los genes de la cadena ligera. La célula ahora es una célula B inmadura, definida por la expresión de la IgM de membrana. Si los
intentos de reordenamiento del gen de inmunoglobulina de cadena ligera (en ambos loci κ y λ) no tienen éxito, las células nacientes mueren por
apoptosis; esto constituye el punto de control de la célula B inmadura (segundo) (véase figura 9–4). Sin embargo, dada la disponibilidad de
cuatro cromosomas separados en los que se intenta un reordenamiento de la cadena ligera, y la oportunidad de editar cadenas ligeras en el caso de
un reordenamiento improductivo (que se discutirá en breve), la mayoría de las células preB que hayan reorganizado con éxito sus cadenas pesadas
expresarán mIgM y continuarán para formar células B inmaduras.
CONCEPTOS CLAVE
Las etapas del desarrollo de las células B también pueden definirse por el estado de los reordenamientos de genes de inmunoglobulina. Los
genes V de cadena pesada se reorganizan primero en las células prepro y proB, con una recombinación DaJH que se produce inicialmente,
seguida de la recombinación VHaDJH.
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La cadena
CAPÍTULO pesada sede
9: Desarrollo expresa en la superficie
las células B, celular en combinación con la cadena ligera sustituta, que está formada por VpreB y λ5. Juntas
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el receptor Reserved.
de células Terms
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la superficie • Notice • Accessibility
junto con el complejo de señalización Igα/Igβ.
Las señales del receptor de células preB y, en ratones, el receptor de IL7 detienen el reordenamiento del gen VH (asegurando la exclusión
apoptosis; esto constituye el punto de control de la célula B inmadura (segundo) (véase figura 9–4). Sin embargo, dada la disponibilidad de
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cuatro cromosomas separados en los que se intenta un reordenamiento de la cadena ligera, y la oportunidad de editar cadenas ligeras en el caso de
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un reordenamiento improductivo (que se discutirá en breve), la mayoría de las células preB que hayan reorganizado con éxito sus cadenas pesadas
expresarán mIgM y continuarán para formar células B inmaduras.
CONCEPTOS CLAVE
Las etapas del desarrollo de las células B también pueden definirse por el estado de los reordenamientos de genes de inmunoglobulina. Los
genes V de cadena pesada se reorganizan primero en las células prepro y proB, con una recombinación DaJH que se produce inicialmente,
seguida de la recombinación VHaDJH.
La cadena pesada se expresa en la superficie celular en combinación con la cadena ligera sustituta, que está formada por VpreB y λ5. Juntas
forman el receptor de células preB, que se expresa en la superficie celular junto con el complejo de señalización Igα/Igβ.
Las señales del receptor de células preB y, en ratones, el receptor de IL7 detienen el reordenamiento del gen VH (asegurando la exclusión
alélica de la cadena pesada), confieren una señal de supervivencia y activan varias rondas de división celular, seguidas de reordenamiento del
gen de la cadena ligera. Las divisiones celulares permiten que múltiples células B utilicen la misma cadena pesada exitosamente reorganizada
en combinación con muchas cadenas ligeras diferentes. La expresión del preBCR y el inicio de estos eventos constituyen el punto de control
de las células B (primero) antes del desarrollo de las células B.
Después del reordenamiento de la cadena ligera en el estadio de células preB pequeñas, la expresión del receptor mIgM de células B
completas en la superficie celular de las células B inmaduras detiene el reordenamiento del gen de la cadena ligera y confiere una señal de
supervivencia, lo que constituye el punto de control de las células B inmadura (segundo) en la formación de células B maduras.
Las células B inmaduras en la médula ósea son sumamente sensibles a la inducción de la tolerancia a través de
la eliminación de células autorreactivas
Las células B inmaduras tienen un receptor funcional en forma de IgM de membrana, pero aún no han comenzado a expresar la IgD de membrana
(presente junto con la IgM de membrana en las células B naïve maduras) o cualquier otra clase de inmunoglobulina. Continúan expresando B220 y
CD19 (véase figura 9–4).
Una vez que el BCR funcional se ensambla en la membrana de las células B, se debe probar el receptor para determinar si se une a los antígenos
propios, a fin de garantizar que salgan de la médula ósea la menor cantidad posible de células B autorreactivas. Esas células B inmaduras que tienen
receptores autorreactivos sufren uno de los tres destinos. Algunos se pierden del grupo antes de abandonar la médula ósea por la inducción de la
apoptosis mediada por BCR, lo que resulta en la eliminación clonal. Otras células B autorreactivas reactivan sus genes RAG para iniciar el proceso de
edición del receptor de la cadena ligera (véase capítulo 6). La pérdida de células B que llevan receptores autorreactivos dentro de la médula ósea por
cualquiera de esos mecanismos se conoce como tolerancia central. Como veremos más adelante, algunas células B autorreactivas que reconocen
los antígenos propios solubles dentro de la médula ósea pueden sobrevivir para escapar del entorno de la médula ósea, pero se vuelven anérgicas o
no responden a cualquier estímulo antigénico adicional.
Nuestra comprensión de cómo el sistema inmunológico elimina o neutraliza la autorreactividad se ha visto facilitada por el desarrollo de animales
transgénicos que expresan los autoantígenos introducidos deliberadamente y los receptores que los reconocen. Las células B inmaduras son muy
susceptibles a la inducción de la apoptosis, al menos en parte porque expresan bajos niveles de las proteínas antiapoptóticas Bcl2 y BclxL. Se sabe
desde hace mucho tiempo que la reticulación de los receptores IgM de las células B inmaduras in vitro (realizada experimentalmente mediante el
tratamiento de las células con anticuerpos contra la cadena μ del receptor) provoca la muerte por apoptosis. Por el contrario, realizar los mismos
experimentos con células B maduras da como resultado la activación de las células B. David Nemazee y colaboradores se propusieron probar si la
respuesta apoptótica de las células B inmaduras in vitro reflejaba lo que sucede en la médula ósea in vivo cuando una célula B inmadura se encuentra
con un autoantígeno.
El enfoque adoptado por Nemazee y colaboradores fue teóricamente simple, aunque complejo de manera experimental, en particular para el periodo
de tiempo en el que se realizó el trabajo (1989). Generaron ratones transgénicos tanto para una cadena pesada como para una cadena ligera
específica para la molécula MHC H2Kk. Por tanto, todas las células B en este ratón tenían BCR específicos sólo para H2Kk y podían producir sólo
anticuerpos específicos antiH2Kk. Si las células B inmaduras se someten a una selección para prevenir la autoinmunidad, estas células se
seleccionarán en un ratón que exprese la proteína de clase I MHC H2Kk. Mediante la reproducción adecuada, introdujeron los transgenes de cadena
pesada y ligera específicos de H2K k en ratones de dos haplotipos MHC diferentes (genotipos).
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CAPÍTULO 9: Desarrollo de las células B, Page 17 / 39
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En los ratones delHill. All Rights
primer grupoReserved. Terms
(figura 9–6a), of Use
cuyas • Privacy
células Policyproteínas
expresaban • Notice H2Kd pero no H2Kk, los investigadores pudieron detectar el BCR
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transgénico en alta frecuencia en la superficie de las células B y como anticuerpos séricos a altas concentraciones (cuadro 9–1). Esto tiene sentido, ya
que el BCR transgénico no reconocería las moléculas H2Kd, y las células B que lo producen no serían seleccionadas negativamente. Sin embargo,
de tiempo en el que se realizó el trabajo (1989). Generaron ratones transgénicos tanto para una cadena pesada como para una cadena ligera
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específica para la molécula MHC H2Kk. Por tanto, todas las células B en este ratón tenían BCR específicos sóloby:para H2Kk y podían producir sólo
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anticuerpos específicos antiH2Kk. Si las células B inmaduras se someten a una selección para prevenir la autoinmunidad, estas células se
seleccionarán en un ratón que exprese la proteína de clase I MHC H2Kk. Mediante la reproducción adecuada, introdujeron los transgenes de cadena
pesada y ligera específicos de H2Kk en ratones de dos haplotipos MHC diferentes (genotipos).
En los ratones del primer grupo (figura 9–6a), cuyas células expresaban proteínas H2Kd pero no H2Kk, los investigadores pudieron detectar el BCR
transgénico en alta frecuencia en la superficie de las células B y como anticuerpos séricos a altas concentraciones (cuadro 9–1). Esto tiene sentido, ya
que el BCR transgénico no reconocería las moléculas H2Kd, y las células B que lo producen no serían seleccionadas negativamente. Sin embargo,
cuando estos animales fueron los ratones donde creó el haplotipo H2k (figura 9–6b), sólo se pudieron detectar niveles bajos de BCR unidos a la
membrana y anticuerpos antiH2Kk secretados, lo que sugiere que todas las células B inmaduras que portaban los anticuerpos receptores
potencialmente autoinmunes habían sido eliminadas por apoptosis en la médula ósea como se esperaría para la selección negativa.
FIGURA 9–6
Evidencia experimental de selección negativa (deleción clonal) y edición en cadena ligera de células B inmaduras autorreactivas en
la médula ósea. La presencia o ausencia de células B periféricas maduras que expresan un IgM BCR codificado por el transgén que reacciona con la
molécula Kk de clase I de MHC H2 se determinó en ratones H2d/d (a) y en ratones H2d/k (byc). a) En los ratones H2d/d transgénicos para el BCR específico
de Kk, no había un autoantígeno para que las células B inmaduras se unieran y, por tanto, siguieron madurando, de modo que las células B esplénicas
expresaban el antiKk codificado por el transgén como Ig de membrana se encontraron en la periferia. b) En los ratones heterocigotos H2d/k
transgénicos para el BCR específico de Kk, no había células B maduras en la periferia que expresaran el BCR específico para la proteína del
autoantígeno Kk. c) Un análisis más detallado reveló dos destinos de las células B transgénicas en los ratones H2d/k. El reconocimiento del autoKk
indujo a muchos a sufrir apoptosis. También hubo algunas células B periféricas que expresaron la cadena μ codificada por el transgén, pero una
cadena ligera diferente, como resultado de la edición de la cadena ligera en algunas de las células B inmaduras. Con las nuevas cadenas ligeras, estas
células B ya no se unen a la molécula Kk y, por tanto, escapan a la selección negativa.
CUADRO 9–1
Expresión del anticuerpo IgM codificado por el transgén específico para la proteína de clase I del MHC H2Kk
Animal experimental Número de animales analizados Como Ig de membrana Como Ab secretado (μg/mL)
[Datos de Nemazee DA y Bürki K. Eliminación clónica de linfocitos B en un ratón transgénico que posee genes de anticuerpos antiMHC de clase I. Naturaleza.
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1989.337:562.]
CAPÍTULO 9: Desarrollo de las células B, Page 19 / 39
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Curiosamente, en ratones heterocigotos H2 , no se eliminaron todas las células B, aunque todas las células B en estos ratones deben tener las
cadenas ligeras y transgénicas μ que codifican el receptor antiH2Kk (figura 9–6c). Un examen más detallado reveló que algunas de las células B
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CUADRO 9–1
Expresión del anticuerpo IgM codificado por el transgén específico para la proteína de clase I del MHC H2Kk
Animal experimental Número de animales analizados Como Ig de membrana Como Ab secretado (μg/mL)
[Datos de Nemazee DA y Bürki K. Eliminación clónica de linfocitos B en un ratón transgénico que posee genes de anticuerpos antiMHC de clase I. Naturaleza.
1989.337:562.]
Curiosamente, en ratones heterocigotos H2k/d, no se eliminaron todas las células B, aunque todas las células B en estos ratones deben tener las
cadenas ligeras y transgénicas μ que codifican el receptor antiH2Kk (figura 9–6c). Un examen más detallado reveló que algunas de las células B
residuales en la médula ósea se habían sometido a una edición del receptor de cadena ligera (véase capítulo 6), reorganizando los segmentos de los
genes V y J hacia arriba (5’) y hacia abajo (3’), respectivamente, del reordenamiento original V y J, que fueron eliminados. Las nuevas cadenas ligeras
cambiaron la especificidad antigénica de los BCR para que ya no se unan a la autoproteína H2Kk en la médula ósea. Experimentos recientes sugieren
que la edición del receptor (ya sea de cadenas ligeras o pesadas; véase el capítulo 6) es más frecuente in vivo que la eliminación clonal como el
mecanismo por el cual las células B autorreactivas en la médula ósea se eliminan antes de la liberación de B células inmaduras en la periferia. Estos
estudios sugieren que las células que no reemplazan su cadena pesada o ligera son las que se someten a la apoptosis, lo que representa un
mecanismo de seguridad.
En animales normales, no todas las células B potencialmente autoinmunes se pierden por eliminación clonal o se alteran mediante la edición del
receptor dentro de la médula ósea. Esos mecanismos de tolerancia central se producen cuando las células B inmaduras reciben señales potentes a
través de la mIgM de su BCR, tal como cuando los receptores se entrecruzan mediante la unión a antígenos propios en la superficie de las células
estromales (este sería el caso de las proteínas de clase I del MHC en los experimentos de Nemazee). Como veremos en la siguiente sección, algunas
células B inmaduras autorreactivas (aquellas que reconocen los antígenos propios solubles y las que reconocen los antígenos propios que no se
encuentran en la médula ósea) se liberan a la periferia y están sujetas a procesos complementarios que aseguran la autotolerancia.
CONCEPTOS CLAVE
Las células B inmaduras son muy sensibles a la inducción de autotolerancia a través de la eliminación de las células autorreactivas.
Se investigaron los mecanismos de autotolerancia en las células B utilizando ratones transgénicos para diferentes antígenos propios y para
BCR que reconocen antígenos propios.
Se induce a las células B inmaduras cuyos BCR están fuertemente activados por los antígenos propios presentes en la médula ósea a someterse
a la edición del receptor para cambiar la especificidad de sus BCR.
Las células B autorreactivas que no se han sometido a la edición del receptor se eliminan mediante apoptosis.
El estudio del desarrollo de células B en la periferia, al igual que en la médula ósea, se ha beneficiado significativamente del uso de la citometría de
Estos procesos constituyen mecanismos de tolerancia central para las células B. Universidad Científica del Sur Ciencias de la Salud
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El estudio del desarrollo de células B en la periferia, al igual que en la médula ósea, se ha beneficiado significativamente del uso de la citometría de
flujo para definir poblaciones celulares específicas en función de su expresión de proteínas marcadoras distintas. Esto permitió la separación de
células derivadas de células B inmaduras en dos subpoblaciones de células B transicionales (T1 y T2). Estas células B transicionales se diferencian
en una serie de pasos en células B completamente maduras (nota: estas son células convencionales o B2; la formación de células B1 se describirá en
la siguiente sección). Una tercera población de células B periféricas, llamadas células B de transición T3, parece ser un grupo de células autorreactivas
que no responden (anérgicas) a los antígenos propios periféricos.
Las células B transicionales T1 y T2 se forman en el bazo y se someten a selección para sobrevivir y contra la
reactividad propia
Las células B de transición T1 y T2 en el bazo se caracterizaron inicialmente con base en la expresión en su superficie celular de los receptores de
inmunoglobulina y otros marcadores de membrana (cuadro 9–2). Las células B T2 se diferencian de las células B T1 porque tienen niveles más altos
de IgD de membrana y en la expresión de CD21 (el receptor del complemento y el correceptor de células B; véase figura 3–14) y CD23. Las células B T2
también expresan el receptor BAFF (BAFFR), un receptor para el factor de supervivencia de células B BAFF (factor activador de células B que
pertenece a la familia del factor de necrosis tumoral); la expresión de BAFFR depende de las señales recibidas a través del BCR. A medida que las
células B se diferencian del estado de transición T2 a la madurez total, sus niveles de mIgD aumentan aún más, mientras que la expresión de mIgM
disminuye. Las células B maduras también dejan de expresar CD24 y CD93.
CUADRO 9–2
Expresión del marcador de superficie en células B transicional T1 y T2 y en células B maduras B2
CD24 + + −
CD93 + + −
CD21 − + +
CD23 − + +
Nota: CD93 también se encuentra en monocitos, granulocitos y células endoteliales. CD24 también se conoce como el antígeno estable al calor (HSA, heatstable
antigen). CD23 es un receptor de baja afinidad para IgE. CD21 es un receptor para el complemento y parte del correceptor de células B.
[Datos de Allman D y Pillai S. Peripheral B cell subsets. Current Opinion in Immunology. 2008;20:149; and others.]
Las células B T1 que se han marcado y transferido a ratones receptores se convierten en células B T2, y se demostró que tanto las células B T1 como las
células B T2 pueden diferenciarse en células B maduras. Por tanto, estos experimentos demostraron que el orden de la secuencia de desarrollo
progresa de T1 a T2 a células B maduras. El tiempo de transición de una célula T1 a una célula B madura se ha determinado en aproximadamente 3 a 4
días. La mayoría de las células B T1 se diferencian de las células B T2 dentro del bazo, pero una minoría (alrededor de 25%) de las células B en
transición emerge de la médula ósea estando ya en estado T2. El aumento del nivel de madurez de las células B T2 se correlaciona con los cambios en
la expresión de
Downloaded los receptores
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6:58 P quimiocinas y citocinas, de modo que las células B T2, pero no las células B T1, son capaces de recircular entre la
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CAPÍTULO 9: Desarrollo
sangre, los ganglios de las
linfáticos y elcélulas
bazo. Las Page 21 / 39
B, células B T2, pero no las células B T1, pueden ingresar a los folículos de las células B en los ganglios
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linfáticos y el bazo. All Rights Reserved. Terms of Use • Privacy Policy • Notice • Accessibility
La figura 9–7 muestra la ruta de la célula B en desarrollo del ratón a medida que abandona la médula ósea, ingresa al bazo a través de la arteriola
Las células B T1 que se han marcado y transferido a ratones receptores se convierten en células B T2, y se demostró que tanto las células B T1 como las
células B T2 pueden diferenciarse en células B maduras. Por tanto, estos experimentos demostraronUniversidad Científica
que el orden del Sur Ciencias
de la secuencia de la Salud
de desarrollo
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progresa de T1 a T2 a células B maduras. El tiempo de transición de una célula T1 a una célula B madura se ha determinado en aproximadamente 3 a 4
días. La mayoría de las células B T1 se diferencian de las células B T2 dentro del bazo, pero una minoría (alrededor de 25%) de las células B en
transición emerge de la médula ósea estando ya en estado T2. El aumento del nivel de madurez de las células B T2 se correlaciona con los cambios en
la expresión de los receptores de quimiocinas y citocinas, de modo que las células B T2, pero no las células B T1, son capaces de recircular entre la
sangre, los ganglios linfáticos y el bazo. Las células B T2, pero no las células B T1, pueden ingresar a los folículos de las células B en los ganglios
linfáticos y el bazo.
La figura 9–7 muestra la ruta de la célula B en desarrollo del ratón a medida que abandona la médula ósea, ingresa al bazo a través de la arteriola
central y se deposita en los senos marginales, justo dentro de la zona marginal externa. (En los humanos, la anatomía del bazo es ligeramente
diferente y las células llegan al bazo en una zona perifolicular.) Desde allí, las células B T1 se filtran a través del bazo hasta la zona de células T, donde
alguna fracción de las células T1 madurará en la etapa T2. Las células B T2 luego pueden ingresar a los folículos, donde completan su desarrollo en
linfocitos B convencionales (B2) totalmente recirculantes, maduros. Algunas células B T2 ingresan en la zona marginal y se convierten en células
marginales de la zona B (véase figura 9–7), cuyas propiedades se analizarán en breve.
FIGURA 9–7
T2, pero no T1, las células B de transición pueden entrar en los folículos esplénicos de células B y recircular. Las células B inmaduras
salen de la médula ósea a través de la sangre. Entran en los senos marginales esplénicos como células B inmaduras de transición T1, percolando en las
zonas de células T. Allí se diferencian en células B transicional T2, que adquieren la capacidad de entrar en los folículos de células B, donde completan
su diferenciación en células B foliculares maduras y recirculan en la sangre. También se ha demostrado que las células de la zona marginal se derivan
de las células B T2.
En el capítulo 6, aprendimos que las células B maduras tienen en sus superficies dos clases de inmunoglobulinas unidas a membrana IgM e IgD, y que
la expresión de mIgD junto con mIgM requiere eventos de corte y empalme de ARNm alternativos cuidadosamente regulados. Es en el punto de
transición entre las etapas de desarrollo T1 y T2 que observamos el inicio del empalme que genera el ARNm para la cadena pesada. Las células B
maduras contienen casi 10 veces más mIgD que mIgM, por lo que la expresión de mIgD da como resultado una importante regulación ascendente en el
número de receptores de inmunoglobulina de células B.
Como se mencionó anteriormente, las células B inmaduras cuyos receptores reconocen los antígenos propios periféricos pueden emerger de la
médula ósea y ser potencialmente autorreactivas, por lo que se necesitan mecanismos que los eliminen o inactiven para mantener la autotolerancia. El
efecto del fuerte compromiso de BCR con antígenos propios multivalente o unido a la membrana depende del estado de maduración de la célula B de
transición (figura 9–8 y cuadro 9–3). Las células B T1 autorreactivas se eliminan mediante apoptosis en respuesta a una fuerte señal de BCR, en un
proceso que recuerda la selección negativa de timocitos y de células B inmaduras de médula ósea que reconocen los antígenos propios de la
membrana. Por tanto, esto constituye una forma importante de tolerancia periférica para las células B. Experimentos recientes han sugerido que, en
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adultos
CAPÍTULOsanos, este proceso
9: Desarrollo depierde de 55 B,
las células a 75% de las células B transicional T1. En contraste, una vez que la célula B ha madurado hasta convertirse en
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una célula B transicional T2, se vuelve resistente a la apoptosis inducida por antígeno, que
©2023 McGraw Hill. All Rights Reserved. Terms of Use • Privacy Policy • Notice • Accessibilityrecuerda a los timocitos que han alcanzado el estado de
desarrollo único positivo. Esta resistencia a la muerte celular inducida por el receptor resulta en parte del hecho de que las células B T2 han
aumentado su expresión de la molécula antiapoptótica BclxL.
Como se mencionó anteriormente, las células B inmaduras cuyos receptores reconocen los antígenos propios periféricos pueden emerger de la
Universidad
médula ósea y ser potencialmente autorreactivas, por lo que se necesitan mecanismos que los eliminen Científica
o inactiven paradel Sur Ciencias
mantener de la Salud
la autotolerancia. El
efecto del fuerte compromiso de BCR con antígenos propios multivalente o unido a la membranaAccess
depende del
Provided by:estado de maduración de la célula B de
transición (figura 9–8 y cuadro 9–3). Las células B T1 autorreactivas se eliminan mediante apoptosis en respuesta a una fuerte señal de BCR, en un
proceso que recuerda la selección negativa de timocitos y de células B inmaduras de médula ósea que reconocen los antígenos propios de la
membrana. Por tanto, esto constituye una forma importante de tolerancia periférica para las células B. Experimentos recientes han sugerido que, en
adultos sanos, este proceso pierde de 55 a 75% de las células B transicional T1. En contraste, una vez que la célula B ha madurado hasta convertirse en
una célula B transicional T2, se vuelve resistente a la apoptosis inducida por antígeno, que recuerda a los timocitos que han alcanzado el estado de
desarrollo único positivo. Esta resistencia a la muerte celular inducida por el receptor resulta en parte del hecho de que las células B T2 han
aumentado su expresión de la molécula antiapoptótica BclxL.
FIGURA 9–8
Las células B transicionales se someten a Selección negativa y positiva en el bazo. Las células B transicional T1 que reconocen el antígeno,
incluido el antígeno propio, con alta afinidad en el bazo, se eliminan mediante selección negativa y nunca llegan a los folículos esplénicos. Esas células
B T1 que escapan a la selección negativa entran en los folículos y se diferencian en células B T2. En los folículos, sus BCR emiten tónicamente una señal
de supervivencia estimulante, ya sea sin unirse a un ligando o por interacciones con moléculas desconocidas. Las células B T2 que han recibido esta
señal de supervivencia regulan hacia arriba sus receptores BAFF y se unen a BAFF, lo que también contribuye a la supervivencia. La supervivencia
debida a estos dos conjuntos de señales constituye una selección positiva. Esas células B T2 que no reciben estas señales estimulantes mueren en el
bazo. La selección de antígenos se muestra como formas violetas; las células B T1 y B T2 son verdes. Las células de color verde claro representan las
células muertas que se seleccionaron negativamente o la selección positiva fallida.
CUADRO 9–3
Respuestas a la señalización de BCR fuerte en células B T1, T2 y B2 maduras
Inducción de BclxL − + +
Inducción de apoptosis + − −
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Usando técnicas genéticas de bloqueos condicionales (véase capítulo 20), se pueden generar animales que carezcan de la expresión del receptor mIg
en varias etapas del desarrollo de las células B. Los animales que no expresan un BCR durante la etapa de células B inmaduras pierden la capacidad de
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CUADRO 9–3
Respuestas a la señalización de BCR fuerte en células B T1, T2 y B2 maduras
Inducción de BclxL − + +
Inducción de apoptosis + − −
Usando técnicas genéticas de bloqueos condicionales (véase capítulo 20), se pueden generar animales que carezcan de la expresión del receptor mIg
en varias etapas del desarrollo de las células B. Los animales que no expresan un BCR durante la etapa de células B inmaduras pierden la capacidad de
producir células B maduras. Esto indica que se requiere cierto nivel bajo de señalización tónica (es decir, independiente del antígeno) a través del BCR
para la generación continua y la supervivencia de células B inmaduras. Esta señal parece ser constitutiva y espontánea, no depende de la unión de
ningún antígeno a los BCR de las células. Las células B que no pueden recibir esta señal mueren en la etapa T2 (véase la figura 9–8). Esos linfocitos B T2
que reciben la señal folicular regulan elevando la expresión del receptor para el factor de supervivencia de células B BAFF.
Dados los diferentes resultados de la señalización a través del BCR para las células B T1 versus células B T2, está claro que debe haber diferencias en
las vías de señalización desencadenadas por el BCR en los dos tipos de células B transicional, y se han observado tales diferencias. Específicamente, la
señalización mediada por BCR en células B T1 da como resultado la liberación de calcio sin una producción significativa de diacilglicerol, y
proporciona una señal apoptótica. En contraste, la recepción de señales BCR por parte de las células B T2 induce tanto un aumento en la
concentración de calcio intracitoplásmico como en la producción de diacilglicerol. Esta combinación de segundos mensajeros intracelulares
proporciona señales de maduración y supervivencia a las células, y sugiere la participación de una proteína cinasa activada por diacilglicerol en la
señalización de supervivencia (véase capítulo 3).
Pero, ¿qué causa esta diferencia en las vías de transducción de señales entre las células B T1 y T2? Una respuesta favorable a esta pregunta puede
radicar en las diferencias en la composición de las membranas lipídicas de los dos tipos de células. Las células B T1 inmaduras contienen
aproximadamente la mitad de colesterol que sus contrapartes más maduras, y esta reducción en los niveles de colesterol parece prevenir la
agrupación eficiente del receptor de células B en las balsas de lípidos durante la estimulación con BCR. Esto puede causar una reducción en la
intensidad de la señalización de BCR en células B inmaduras T1 frente a T2.
El desarrollo de las células B a través de la fase de transición es absolutamente dependiente de la señalización a través del receptor BAFF. La expresión
de BAFFR se detecta por primera vez en las células B T1 y aumenta de manera constante a partir de entonces. El BAFF es esencial a lo largo de la vida
de las células B maduras. La señalización a través del eje BAFF/BAFFR promueve la supervivencia de las células B transicionales al inducir la síntesis de
factores antiapoptóticos como Bcl2, BclxL y Mcl1, así como a interferir con la función de la molécula proapoptótica Bim.
El descubrimiento de una señal de supervivencia de células B mediada por las interacciones BAFF/BAFFR, distinta de las señales de supervivencia
transmitidas desde el BCR, extiende nuestra idea acerca de cómo se seleccionan las células B para sobrevivir en la periferia. En presencia de altos
niveles de BAFF, las células B que de otra manera no recibirán cantidades suficientes de señales de supervivencia a través del BCR pueden sobrevivir a
un proceso de selección que de lo contrario los eliminaría. De esta manera, el BAFF puede proporcionar plasticidad y flexibilidad en el proceso de
eliminación de células B. El BAFF es producido por macrófagos y células dendríticas en respuesta a ciertas citocinas, y por tanto los niveles de BAFF
pueden aumentar durante las infecciones. Esa sería una situación en la que sería útil mantener el número de células B que potencialmente podrían
responder a los patógenos. Sin embargo, esto puede lograrse a costa de mantener células potencialmente autorreactivas.
CONCEPTOS CLAVE
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CAPÍTULO 9: Desarrollo de las células B, Page 24 / 39
Las células B inmaduras que migran de la médula ósea al bazo se llaman células B transicionales 1 (T1). La interacción con los antígenos
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propios en el bazo puede inducir a estas células a sufrir apoptosis, lo que representa una selección negativa.
un proceso de selección que de lo contrario los eliminaría. De esta manera, el BAFF puede proporcionar plasticidad y flexibilidad en el proceso de
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eliminación de células B. El BAFF es producido por macrófagos y células dendríticas en respuesta a ciertas citocinas, y por tanto los niveles de BAFF
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pueden aumentar durante las infecciones. Esa sería una situación en la que sería útil mantener el número de células B que potencialmente podrían
responder a los patógenos. Sin embargo, esto puede lograrse a costa de mantener células potencialmente autorreactivas.
CONCEPTOS CLAVE
Las células B inmaduras que migran de la médula ósea al bazo se llaman células B transicionales 1 (T1). La interacción con los antígenos
propios en el bazo puede inducir a estas células a sufrir apoptosis, lo que representa una selección negativa.
Las células B T1 luego ingresan a los folículos donde aumenta el nivel de expresión de IgD, y se convierten en células B T2.
Las señales de la unión de la citocina BAFF al receptor BAFF son necesarias para la supervivencia de las células B maduras y en transición.
Las células B2 convencionales completamente maduras expresan altos niveles de IgD y niveles intermedios de IgM en sus superficies celulares (véase
el cuadro 9–2). Las células B maduras recirculan entre la sangre y los órganos linfoides, entrando en los folículos de células B en los ganglios linfáticos
y el bazo; por tanto, las células B B2 a menudo se llaman células B foliculares. En los folículos responden al encuentro con antígenos, en presencia de
células T colaboradoras, generando respuestas con anticuerpos (capítulo 11). Aproximadamente de 10 a 20 millones de células B se producen en la
médula ósea de un ratón cada día, pero sólo alrededor de 10% de este número alguna vez residen en la periferia y sólo de 1 a 3% entrará en el grupo
de células B B2 folicular recirculante. Algunas de las células B periféricas se pierden en el proceso de eliminación clonal, pero otras son células B
perfectamente inofensivas que, sin embargo, no prosperan. La reducción experimental de la población de células B maduras, ya sea químicamente o
por irradiación, seguido de la reconstitución in vivo, resulta en una rápida reposición del grupo folicular de células B. Esto sugiere que los nichos de
las células B foliculares tienen una capacidad máxima y que una vez llenos, rechazan las células B adicionales. Probablemente, el mecanismo para este
control homeostático de los números de células B se basa en la competencia por los factores de supervivencia, en particular BAFF y proteínas
relacionadas.
CONCEPTOS CLAVE
Las células B T2 maduran y se convierten en células B2 convencionales que “colonizan” los folículos de los ganglios linfáticos y el bazo y, por
tanto, se denominan células B foliculares.
Las células B transicionales T3 se caracterizaron por primera vez en la sangre y los órganos linfoides mediante citometría de flujo, y se describieron
como CD93+ mIgDhigh mIgMlowCD23+. Experimentos recientes han sugerido que la población T3 puede representar células B transicionales que se han
vuelto anérgicas por contacto con el autoantígeno soluble en el bazo (y posiblemente en otros lugares), pero que aún no se han eliminado del
conjunto de células B.
Con una base experimental firme, Goodnow y colaboradores desarrollaron un sistema transgénico que por primera vez aportó el concepto de anergia,
o falta de respuesta de células. Los linfocitos anérgicos reconocen claramente sus antígenos, como lo demuestra la identificación de bajos niveles de
señales moleculares generadas dentro de las células después de la unión al antígeno. Sin embargo, en lugar de ser activadas por el contacto con el
antígeno, las células B anérgicas no se dividen, diferencian o segregan el anticuerpo después de la estimulación, y muchas mueren poco después de
recibir la señal antigénica.
Goodnow y colaboradores desarrollaron los dos grupos de ratones transgénicos ilustrados en la figura 9–9a). Un grupo de ratones portaba un
transgén de lisozima de la clara de huevo de gallina (HEL, hen eggwhite lysozyme) vinculado a un promotor de metalotioneína, que colocó la
transcripción del gen HEL bajo el control de los niveles de zinc en la dieta de los animales. Esto permitió a los investigadores alterar los niveles de HEL
soluble expresados en los animales experimentales al cambiar la concentración de zinc en sus alimentos. Bajo estas condiciones experimentales, la
HEL se expresó en la periferia del animal, pero no en la médula ósea. El otro grupo de ratones transgénicos portaban transgenes de cadena pesada y
cadena ligera de inmunoglobulina reordenados que codifican un anticuerpo antiHEL. En estos ratones transgénicos, el transgén antiHEL reordenado
se expresa en 60 a 90% de las células B periféricas maduras. Goodnow luego acopló los dos grupos de transgénicos para producir descendientes
“doble transgénicos” que transportan los transgenes HEL y antiHEL (figura 9–9b) y preguntó qué efecto tendría la expresión de HEL periférica en las
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que los ratones doble transgénicos continuaron generando células B periféricas maduras que
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portaban inmunoglobulina de membrana antiHEL de las clases de IgM e IgD, lo que indica que las células B habían madurado completamente. Sin
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embargo, estas células B fueron funcionalmente no respondedoras, o anérgicas.
transcripción del gen HEL bajo el control de los niveles de zinc en la dieta de los animales. Esto permitió a los investigadores alterar los niveles de HEL
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soluble expresados en los animales experimentales al cambiar la concentración de zinc en sus alimentos. BajoCientífica del Sur experimentales,
estas condiciones Ciencias de la Salud
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HEL se expresó en la periferia del animal, pero no en la médula ósea. El otro grupo de ratones transgénicos portaban
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cadena ligera de inmunoglobulina reordenados que codifican un anticuerpo antiHEL. En estos ratones transgénicos, el transgén antiHEL reordenado
se expresa en 60 a 90% de las células B periféricas maduras. Goodnow luego acopló los dos grupos de transgénicos para producir descendientes
“doble transgénicos” que transportan los transgenes HEL y antiHEL (figura 9–9b) y preguntó qué efecto tendría la expresión de HEL periférica en las
células B que expresan el BCR antiHEL. Encontraron que los ratones doble transgénicos continuaron generando células B periféricas maduras que
portaban inmunoglobulina de membrana antiHEL de las clases de IgM e IgD, lo que indica que las células B habían madurado completamente. Sin
embargo, estas células B fueron funcionalmente no respondedoras, o anérgicas.
FIGURA 9–9
Sistema experimental de Goodnow para demostrar la anergia clonal en células B periféricas maduras. a) Producción de ratones doble
transgénicos que portan transgenes que codifican HEL (lisozima de clara de huevo de gallina) y anticuerpo antiHEL. b) Análisis de citometría de flujo
de células B periféricas para determinar los niveles de IgM de membrana y la unión a HEL. El número de células B que se unen a HEL se midió
determinando cuántas células se unen a HEL marcadas con fluorescencia. Los niveles de IgM de membrana se determinaron mediante la tinción de las
células con el anticuerpo antiIgM de ratón marcado con un color fluorescente diferente de la utilizada para marcar HEL. Los ratones normales, no
transgénicos (izquierda) tenían muchas células B que expresaban altos niveles de IgM de superficie, pero casi no hay células B que se unan a HEL por
encima del valor normal (ninguna visible en esta gráfica). Tanto los transgénicos antiHEL (medio) como los dobles transgénicos antiHEL/HEL
(derecha) tenían un gran número de células B que se unían a HEL (azul); sin embargo, el nivel de IgM de membrana fue aproximadamente 20 veces
menor en los dobles transgénicos. Los datos en el cuadro 9–4 sugieren que las células B que expresan antiHEL en los dobles transgénicos no pueden
generar una respuesta humoral a HEL.
El análisis de citometría de flujo de las células B de los ratones transgénicos dobles mostró que aunque estaban presentes grandes cantidades de
células antiHEL anérgicas, expresaban IgM de membrana a niveles aproximadamente 20 veces más bajos que los transgénicos únicos antiHEL (véase
la figura 9–9b). Cuando estos ratones se inmunizaron con HEL, se indujeron pocas células plasmáticas antiHEL y el título del suero antiHEL fue muy
bajo (cuadro 9–4). Además, cuando se presentó antígeno a estas células B anérgicas en presencia de ayuda de células T, muchas de las células B
anérgicas respondieron sometiéndose a apoptosis. Un análisis adicional de las células B anérgicas demostró que tenían una vida media más corta que
las células B normales y que parecían estar excluidas de los folículos de células B en los ganglios linfáticos y el bazo. Estas propiedades dependían de
la presencia continua de antígeno, ya que las semividas de las células B se restablecieron a su longitud normal en la transferencia adoptiva de las
células B portadoras de transgén a un animal que no expresaba HEL. La inducción de anergia parece ocurrir in vivo cuando las células B inmaduras se
encuentran con un autoantígeno soluble, con el potencial de exposición sostenida a niveles significativos del antígeno.
CUADRO 9–4
Expresión de transgenes de anticuerpos antiHEL por células B periféricas maduras y células plasmáticas en ratones transgénicos simples y
dobles
CUADRO 9–4
Expresión de transgenes de anticuerpos antiHEL por células B periféricas maduras y células plasmáticas en ratones transgénicos simples y
dobles
Grupo experimental Nivel HEL BCR de membrana antiHEL AntiHEL PFC/bazo * Título de suero antiHEL
* Los animales experimentales fueron inmunizados con lisozima de clara de huevo de gallina (HEL). Varios días después, se realizaron ensayos de placa hemolítica
para el número de células plasmáticas que secretan el anticuerpo antiHEL y se determinaron los títulos séricos de antiHEL. PFC = células formadoras de placa (un
ensayo para células plasmáticas que secretan anticuerpos específicos). [Datos de Goodnow CC. Transgenic mice and analysis of Bcell tolerance. Annual Review of
Immunology. 1992;10:489.]
Los experimentos más recientes se han centrado en definir las diferencias entre los eventos de transducción de señales que conducen a la anergia
frente a la activación. Las células B anérgicas muestran una cantidad mucho menor en la fosforilación de la tirosina inducida por el antígeno de las
moléculas de señalización, en comparación con sus homólogos no anérgicos, y la liberación de calcio estimulada por antígeno de las vesículas de
almacenamiento en el citoplasma de las células B anérgicas también se redujo drásticamente. Las células B anérgicas también requieren niveles más
altos de la citocina BAFF para la supervivencia continua, y es probable que sus vidas reducidas sean el resultado de una competencia sin éxito con
células B normales para obtener cantidades limitantes de esta molécula de supervivencia. Uno de los resultados de la señalización de BAFF es una
reducción en los niveles citoplásmicos de la molécula proapoptótica Bim; como podría esperarse, las células B anérgicas muestran niveles de Bim más
altos de lo normal y, en consecuencia, una mayor susceptibilidad a la apoptosis.
La conclusión de estos experimentos es que incluso después de que las células B hayan salido de la médula ósea y hayan entrado en la periferia,
existen mecanismos que minimizan el riesgo de que las células B produzcan anticuerpos contra proteínas solubles propias expresadas fuera de la
médula ósea. Las células B reactivas a tales proteínas responden a la estimulación del receptor en ausencia de la ayuda adecuada de las células T por
la anergia y la apoptosis eventual, un segundo mecanismo importante de tolerancia periférica.
¿Cuál podría ser la función, si la hay, de estas células anérgicas? Una posibilidad es que sirvan para absorber el exceso de antígenos propios que, de
otro modo, podrían transmitir señales de activación a las células B de alta afinidad y, por tanto, provocar reacciones autoinmunes. Otra es que
representan células destinadas a la apoptosis que aún no muestran la microanatomía característica de las células apoptóticas. Otra más es que estas
células probablemente se convertirán en células reguladoras B (véase capítulo 11). Como suele ser el caso en el sistema inmunológico, es más que
posible que todas estas funciones estén incluidas dentro de esta interesante población celular, que sigue siendo objeto de una investigación actual
intensiva.
CONCEPTOS CLAVE
Otra población de células de transición, llamada T3, parece consistir en células B inactivadas por exposición a autoantígenos periféricos
débilmente estimulantes, como las proteínas solubles.
Las células B anérgicas tienen una vida media más corta que las células B normales y parecen estar excluidas de los folículos de células B en los
ganglios linfáticos y el bazo.
Hasta ahora, este capítulo se ha centrado en el desarrollo de las células B que pertenecen a la subpoblación de células B más grande y mejor
caracterizada: las células B B2 o foliculares. Las células B B2 maduras recirculan entre la sangre y los órganos linfoides y se pueden encontrar en
grandes cantidades en los folículos de células B de los ganglios linfáticos y el bazo. Sin embargo, se han reconocido otros subconjuntos de células B
que tienen distintas funciones, ocupan distintas ubicaciones anatómicas y surgen a través de diferentes sistemas de desarrollo. Por tanto, esta sección
del capítulo abordará las propiedades y el desarrollo de las células B B1 (llamadas así porque sus células progenitoras surgen antes, durante el
desarrollo embrionario, que las HSC que generan las células B2) y de las células B de la zona marginal esplénica (MZ). La figura 9–10 muestra una
comparación de estos tres tipos de células.
FIGURA 9–10
Las tres poblaciones principales de células B maduras en la periferia. Se muestran las propiedades y funciones de la superficie celular de las
células B2, B1 y zona marginal (MZ). Las células B2 convencionales (foliculares) se llamaron así porque se desarrollan después de las células B B1.
Las células B1a, B1b y MZ B difieren fenotípicamente y funcionalmente de las células B2 B
Las células con el fenotipo B1 se pueden dividir en células B1a y B1b, según la expresión del marcador de superficie CD5 (Ly1) en función del
primero, pero no por el último. Aunque los dos tipos de células B1 tienen propiedades similares, las células B1a que expresan CD5 son las células
prototipo B1 y serán el foco de la mayor parte de nuestro análisis.
Las células B B1a son fenotípica y funcionalmente distintas de las células B B2 de varias maneras importantes (véase figura 9–10). Ocupan diferentes
nichos anatómicos de las células B B2, que constituyen de 30 a 50% de las células B en las cavidades pleural y peritoneal de los ratones, y representan
aproximadamente 1 millón de células en cada espacio. También se puede encontrar un número similar de células B B1a en el bazo, pero allí
representan una fracción mucho más pequeña (alrededor de 2%) de la población de células B esplénicas. Las células B B1a tienen un conjunto de
receptores relativamente limitado. Algunos segmentos génicos de las cadenas pesada y ligera son predominantemente reorganizados y expresados
por las células B1a. Además, como la TdT se expresa mínimamente en los precursores de las células B1a, la diversidad de nucleótidos (N)
adicionados sin plantilla es más limitada que en las células B2. Por tanto, los BCR de las células B B1a expresan una diversidad de receptores
considerablemente menor, especialmente en sus regiones CDR3 de cadena pesada, que las células B2.
El conjunto de anticuerpos de las células B1a parece haber sido seleccionado durante la evolución para reconocer los antígenos propios de
naturaleza lipídica y polisacárida conservados, como la fosfatidilcolina (PtC, phosphatidylcholine) expuesta en eritrocitos envejecidos y células
apoptóticas. La PtC es reconocida por numerosas células B1a con BCR que utilizan el segmento del gen VH11 (raro en las células B2) y un segmento
del gen Vk9 de cadena ligera. En estos anticuerpos, hay pocos o ningún nucleótido N en la región CDR3 de la cadena pesada. Otras células B1a
reconocen otros antígenos lipídicos y polisacáridos, generando anticuerpos que ayudan a eliminar las células muertas y los desechos, y también se ha
demostrado que brindan una valiosa protección contra las bacterias Streptococcus pneumoniae y Francisella tularensis y el virus de la influenza. Al
expresar un conjunto oligoclonal (pocos clones) evolutivo de receptores de células B que se unen a antígenos compartidos entre muchos microbios,
las células B B1a ocupan un nicho funcional que une a los sistemas inmunitarios innatos y adaptativos.
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Incluso en ausencia de estimulación antigénica, estas células secretan anticuerpos contra estos antígenos microbianos y propios, los llamados
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anticuerpos
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Policy también
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protección contra la invasión de muchos tipos de microorganismos. Las células B B1a pueden generar anticuerpos en ausencia de ayuda de células T
cooperadoras, aunque la adición de células T cooperadoras aumenta la secreción de anticuerpos y permite cierto grado de cambio de clase de cadena
del gen Vk9 de cadena ligera. En estos anticuerpos, hay pocos o ningún nucleótido N en la región CDR3 de la cadena pesada. Otras células B1a
reconocen otros antígenos lipídicos y polisacáridos, generando anticuerpos que ayudan a eliminar Universidad
las células Científica
muertas ydel
los Sur Ciencias
desechos, de la Salud
y también se ha
demostrado que brindan una valiosa protección contra las bacterias Streptococcus pneumoniae y Francisella tularensis y el virus de la influenza. Al
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expresar un conjunto oligoclonal (pocos clones) evolutivo de receptores de células B que se unen a antígenos compartidos entre muchos microbios,
las células B B1a ocupan un nicho funcional que une a los sistemas inmunitarios innatos y adaptativos.
Incluso en ausencia de estimulación antigénica, estas células secretan anticuerpos contra estos antígenos microbianos y propios, los llamados
anticuerpos naturales. Estos anticuerpos séricos (en su mayoría IgM, pero también algunos IgG e IgA) proporcionan una primera línea de
protección contra la invasión de muchos tipos de microorganismos. Las células B B1a pueden generar anticuerpos en ausencia de ayuda de células T
cooperadoras, aunque la adición de células T cooperadoras aumenta la secreción de anticuerpos y permite cierto grado de cambio de clase de cadena
pesada y posiblemente también hipermutación somática.
El trabajo en varios sistemas de ratones transgénicos diferentes ha sugerido que las células B B1a en desarrollo se seleccionan para aquellos que
reconocen los antígenos propios; el compromiso relativamente fuerte de BCR por los propios antígenos proporciona una selección positiva en lugar
de la selección negativa que hemos descrito para las células B2 inmaduras y las células T1 transicionales.
Las células B de la zona marginal (MZ) toman su nombre de su ubicación en la zona marginal, las regiones externas de la pulpa blanca del bazo (véase
la figura 9–7). Las células MZ se caracterizan por niveles relativamente altos de IgM de membrana y el receptor de complemento/correceptor de células
B CD21 (véanse los capítulos 3 y 5), pero niveles bajos de IgD de membrana y el receptor de Fc CD23. Algunos también expresan proteínas CD1 que
pueden presentar antígenos lipídicos a las células T (véase figura 9–10). También expresan receptores de fosfolípidos y moléculas de adhesión que los
“pegan” a otras células dentro de la zona marginal, manteniéndolos en su lugar. Las células MZ son longevas y pueden autorrenovarse en la periferia.
En el bazo, el flujo arterial rápido se extiende hacia los senos marginales, lo que disminuye la velocidad del flujo sanguíneo y permite que los antígenos
de la sangre interactúen con las células que residen en la zona marginal. De hecho, las células B MZ parecen estar especializadas en el reconocimiento
de antígenos transferidos por la sangre. Son capaces de responder a los antígenos tanto de naturaleza proteica y polisacárida y producen anticuerpos
naturales. Al igual que las células B B1a, algunas (pero tal vez no todas) las células B MZ pueden producir anticuerpos sin la necesidad de la ayuda de
las células T.
CONCEPTOS CLAVE
Además de la población predominante de células B convencionales que surge en la médula ósea, llamada B2 o células B foliculares, otros
subconjuntos de células B (células B1 y B de zona marginal [MZ]) surgen a través de otros sistemas de desarrollo, tienen ubicación anatómica y
función distinta.
Las células B B1 (B1a y B1b) y las células MZ B difieren de las células B2 en los marcadores de superficie, y en tener un conjunto más limitado
de especificidades de anticuerpos, que incluyen reacciones cruzadas entre los antígenos propios y microbianos. Generan espontáneamente
anticuerpos naturales y generan rápidamente respuestas de anticuerpos a infecciones microbianas sin la ayuda de las células T cooperadoras.
Anteriormente en este capítulo, aprendimos que las células B foliculares B2 convencionales se generan a lo largo de la vida a partir de las vías de
desarrollo que comienzan con las células madre hematopoyéticas autorrenovables a largo plazo. La población de células B1a en el adulto tiene
diferentes orígenes, ya que se renueva en la periferia a partir de células progenitoras dispersas durante el desarrollo embrionario. Esto significa que
las nuevas células B B1a hija se generan continuamente a partir de células B B1a preexistentes en las cavidades peritoneal y pleural y en otras partes
del cuerpo en las que residen las células B B1a.
Durante muchos años, el tema predominante del debate por los interesados en el desarrollo de las células B B1a fue si constituían una línea de
desarrollo separado o si se derivan de los mismos progenitores que las células B B2. Estudios notables pero desafiantes en los últimos años han
involucrado el aislamiento de las diferentes poblaciones de tejidos embrionarios, fetales, neonatales y adultos y la prueba de su potencial de
diferenciación en cultivos celulares o después de la transferencia de células. Estos experimentos han demostrado que las células B B1a y B2 se
derivan de distintas líneas de células progenitoras. Varias líneas de evidencia apoyan esta conjetura:
Los progenitores de células B B1a aparecen antes de las HSC que generan células B B2 durante el desarrollo fetal. Mientras que a largo plazo las
primeras HSC aparecen en el saco vitelino del embrión de ratón en el día 10.5 de gestación, los progenitores capaces de dar lugar a células B B1a
(pero no células B2) aparecen a los 95 días del desarrollo embrionario (E9.5) en la esplancnopleura paraaórtica (PSp, paraaortic
splanchnopleura) y saco vitelino.
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Los ratones
CAPÍTULO con variasde
9: Desarrollo mutaciones
las célulasque
B, bloquean la formación de HSC y, por tanto, carecen de células B2 tienen células progenitorasPage
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detectables
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Los progenitores de células B del fenotipo CD19+ CD45Rlow/ transferidos a un ratón inmunodeficiente pudieron repoblar el B1a, pero no los
derivan de distintas líneas de células progenitoras. Varias líneas de evidencia apoyan esta conjetura:
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Los progenitores de células B B1a aparecen antes de las HSC que generan células B B2 durante el desarrollo fetal. Mientras que a largo plazo las
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primeras HSC aparecen en el saco vitelino del embrión de ratón en el día 10.5 de gestación, los progenitores capaces de dar lugar a células B B1a
(pero no células B2) aparecen a los 95 días del desarrollo embrionario (E9.5) en la esplancnopleura paraaórtica (PSp, paraaortic
splanchnopleura) y saco vitelino.
Los ratones con varias mutaciones que bloquean la formación de HSC y, por tanto, carecen de células B2 tienen células progenitoras B1
detectables en el hígado fetal.
Los progenitores de células B del fenotipo CD19+ CD45Rlow/ transferidos a un ratón inmunodeficiente pudieron repoblar el B1a, pero no los
compartimientos de células B, B2. A la inversa, los progenitores de células B CD19+ CD45Rhi dieron lugar a células B, B1b B2 y MZ, pero no a
células hijas B1a en un ratón receptor inmunodeficiente, lo que apoya la idea de que las células B1a se derivan de una línea de las células
progenitoras más que de otras células B. De manera más convincente, cuando las HSC individuales se transfirieron a receptores, repoblaron
todos los tipos de células sanguíneas maduras excepto las células B B1a. Se obtuvieron resultados similares con HSC de hígado fetal. En
contraste, los progenitores B1a aislados repoblaron las células B1a pero no las células B2 o MZ.
Mientras que las células B B2 deben reponerse constantemente por la aparición de células recién generadas a partir de la médula ósea, las
células B B1a se regeneran constantemente en la periferia del animal. Por tanto, la ablación de la médula ósea deja al ratón con un grupo de B2
empobrecido, pero con una población B1a completamente funcional. Otros experimentos con animales knockout de RAG2 en los que el cierre de
la expresión de RAG en animales adultos sanos por lo demás bloquean todo el desarrollo de nuevas células B, indican que las células B2
foliculares tienen una vida media de aproximadamente 4.5 meses. Por el contrario, dado que las células B B1a pueden autorrenovarse en la
periferia, sus números no se ven afectados en este animal knockout experimental.
En contraste con las etapas tempranas del desarrollo linfoide y la diferenciación de células B2 de las HSC en ratones, el desarrollo de las células B
B1a no es dependiente de IL7, ni las células B1a requieren interacción con BAFF durante la etapa transicional de desarrollo para la
supervivencia.
El desarrollo de células B1a y B2 a partir de sus progenitores está controlado por diferentes reguladores transcripcionales y microARN. La historia es
diferente para las células B B1b (CD5). Aunque tienen algunas propiedades y funciones similares a las de las células B1a, incluida la generación de
anticuerpos naturales contra los antígenos microbianos y propios, la mayoría de ellos parecen derivarse de las HSC a través de vías de desarrollo de
células B convencionales. Sin embargo, algunas células B1b se desarrollan a partir del saco vitelino E9 temprano y de los progenitores PSp que
generan células B1a, por lo que pueden surgir de múltiples líneas de desarrollo.
Las células B de la zona marginal también se derivan de HSC y, al igual que las células B2 foliculares, surgen de la población transicional T2 (véase la
figura 9–7). Las células MZ, como las células B B2, también dependen del factor de supervivencia de células B BAFF. Sin embargo, al igual que las
células B B1 en desarrollo, las células MZ en desarrollo parecen requerir una señalización relativamente fuerte a través del BCR para sobrevivir.
Sorprendentemente, a diferencia de cualquier otro subconjunto de células B descrito hasta ahora, la diferenciación de las células B MZ también
requiere la señalización a través de los ligandos de la vía Notch, como ocurre con el desarrollo de células T en el timo (véase el capítulo 8). La pérdida
del receptor Notch2 o la eliminación del ligando Notch2, al igual que Delta 1 (DLL1), resulta en la eliminación selectiva de las células B MZ. Las
poblaciones de células B tanto MZ como B1 están enriquecidas en células que expresan receptores específicos de antígeno propio; también es
necesaria la señalización relativamente fuerte de las células B T2 mediante la unión de antígenos propios a través del BCR para la diferenciación de las
células B MZ.
CONCEPTOS CLAVE
Estudios recientes han proporcionado pruebas sólidas de que las células B B1a se derivan de precursores embrionarios tempranos, distintos
de las HSC anteriores, que se siembran en las cavidades pleural y peritoneal y son capaces de autorrenovación, generando células B1a
durante toda la vida.
En contraste, las células B B1b y MZ parecen derivar principalmente de HSC y de progenitores linfoides B2. Las células B MZ que habitan en la
zona marginal esplénica surgen de las células B T2.
Para cerrar este capítulo, es instructivo considerar los muchos puntos de comparación en el desarrollo de las dos ramas del sistema inmunitario
adaptativo: las células B y las células T (cuadro 9–5). Ambos tipos de linfocitos incluyen dos líneas celulares distintas, de los cuales uno (células T γδ y
células B B1) se dispersa en sus propios nichos periféricos particulares durante el desarrollo fetal, para funcionar como una población que se
renueva hasta la muerte del hospedero. Comenzando cerca del momento del nacimiento y continuando a través de la vida adulta, el desarrollo de
células B convencionales (B2, foliculares) y células T (αβ) comienza en la médula ósea, comenzando con células madre hematopoyéticas. Las células B
y T comparten las primeras fases de sus programas de desarrollo, a medida que pasan por etapas progresivamente más diferenciadas como MPP, ELP
y CLP. En las etapas ELP y CLP, los progenitores de células T abandonan la médula ósea y migran hacia el timo para completar su desarrollo, dejando
atrás a los progenitores de células B. En los mamíferos, las células B no tienen un órgano análogo al timo para desarrollarse en células maduras y
funcionales, aunque las aves sí poseen dicho órgano, la bolsa de Fabricio.
CUADRO 9–5
Comparación entre el desarrollo de células T y células B
La selección positiva requiere el reconocimiento de los + (cierto para + (la unión de baja afinidad de MHC propio y péptido propio en
componentes propios los el timo es necesaria para la selección positiva)
subconjuntos
minoritarios B
1a y MZ)
Edición del receptor de la cadena κ/λ (BCR) o α/γ (TCR) + (para eliminar + (los reordenamientos de los segmentos TCR αV y J restantes
el BCR pueden continuar hasta que se forme un TCR que pueda
autorreactivo) reconocer el péptido propio MHC para permitir la selección
positiva)
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expresión de antígenos propios del − + (los antígenos propios del tejido periférico se expresan en el
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tejido periférico en los órganos linfoides
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timo bajo la influencia del regulador de transcripción AIRE)
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La selección negativa implica la expresión de antígenos propios del − + (los antígenos propios del tejido periférico se expresan en el
tejido periférico en los órganos linfoides primarios timo bajo la influencia del regulador de transcripción AIRE)
Exclusión alélica del receptor de antígeno + (cadenas + (Cadena β de TCR; muchas células T muestran más de una
pesadas y cadena α de TCR si la primera que se expresó no genera un
ligeras) TCR que reconozca el MHC propio)
Nota: A menos que se indique lo contrario, las comparaciones en este cuadro se refieren a los subconjuntos predominantes de células αβ T y células foliculares B2.
Tanto las células B como las células T inician el reordenamiento V(D)J para una de sus cadenas, que se expresan con una segunda cadena sustituta. El
preBCR o preTCR resultante indica a las células que la primera cadena se reorganizó de forma productiva, y que debe proceder a reorganizar la
familia de genes del segundo receptor.
Las células B que expresan BCR mIgM y las células T que expresan TCR αβ deben pasar por etapas de selección positiva, en las que las células capaces
de recibir señales de supervivencia se retienen a expensas de las que no pueden. Para las células T, la selección positiva se produce sólo si el TCR
reconoce el péptido unido al MHC propio, necesario para generar un conjunto de TCR que será útil para responder a los complejos de péptido
extrañoMHC. El proceso de selección positiva de células B2, aunque no se comprende completamente, puede implicar la señalización
espontáneamente fuerte, independientemente de la unión de cualquier ligando. Las células B y T convencionales también deben sobrevivir al proceso
de selección negativa, en el que los linfocitos con alta afinidad por los antígenos propios se eliminan, se les induce a realizar la edición del receptor
(sólo células B B2), o se inactivan, antes de que se conviertan en células funcionales maduras en la periferia. Por el contrario, las células B1 y la de
zona marginal B se seleccionan positivamente mediante el reconocimiento de baja afinidad de los antígenos propios.
Con la expresión de altos niveles de IgD en la superficie celular y las moléculas de adhesión necesarias para dirigir su recirculación, el desarrollo de la
célula B2 folicular madura, se completa y, durante algunas semanas o meses, recirculará, listo para el contacto con el antígeno en el ambiente de
colaboración que brindan las células T y la posterior diferenciación a la producción de anticuerpos. Para las etapas finales de la diferenciación de las
células B estimuladas con antígeno, el lector debe dirigirse al capítulo 11.
Al igual que con muchos sistemas fisiológicos en el cuerpo, las funciones del sistema inmunológico disminuyen gradualmente durante el
envejecimiento. Los cambios en el desarrollo y las respuestas de las células B, incluida la producción disminuida de ciertos anticuerpos naturales que
pueden ser beneficiosos, se describen en el recuadro de enfoque clínico 9–3.
RECUADRO 9–3
Las personas en edad de jubilación y mayores representan un segmento creciente de la población, y estas personas mayores esperan seguir siendo
miembros activos y productivos de la sociedad. Sin embargo, los médicos e inmunólogos saben desde hace mucho tiempo que las personas
mayores son más susceptibles a la infección que los hombres y mujeres jóvenes, que las vacunas son menos efectivas en las personas mayores y
que las personas mayores padecen afecciones que aumentan con la edad, incluida la aterosclerosis y la demencia, ambas de las cuales tienen
componentes inmunes/inflamatorios. En esta característica, exploramos las diferencias en el desarrollo de las células B entre los vertebrados más
jóvenes y más viejos, lo que puede explicar algunas de estas disparidades inmunológicas entre los adultos y las personas mayores.
Los individuos
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deficientes a la vacunación, la generación ineficiente de células B de memoria y un aumento en la expresión de trastornos autoinmunes.Page
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investigaciones actuales demuestran que las personas mayores muestran una serie de deficiencias en el desarrollo de células B que afectan su
estado inmunológico.
miembros activos y productivos de la sociedad. Sin embargo, los médicos e inmunólogos saben desde hace mucho tiempo que las personas
mayores son más susceptibles a la infección que los hombres y mujeres jóvenes, que las vacunas son menos Científica
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Ciencias de la ySalud
que las personas mayores padecen afecciones que aumentan con la edad, incluida la aterosclerosis
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la demencia,
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componentes inmunes/inflamatorios. En esta característica, exploramos las diferencias en el desarrollo de las células B entre los vertebrados más
jóvenes y más viejos, lo que puede explicar algunas de estas disparidades inmunológicas entre los adultos y las personas mayores.
Los individuos envejecidos muestran deficiencias en muchos aspectos de la función de las células B, incluidas las respuestas de anticuerpos
deficientes a la vacunación, la generación ineficiente de células B de memoria y un aumento en la expresión de trastornos autoinmunes. Las
investigaciones actuales demuestran que las personas mayores muestran una serie de deficiencias en el desarrollo de células B que afectan su
estado inmunológico.
Los experimentos que emplean quimeras recíprocas de la médula ósea, en las cuales las HSC envejecidas se trasplantaron a receptores jóvenes o se
inyectaron HSC de ratones jóvenes a receptores envejecidos, han demostrado que los procesos subóptimos del desarrollo de células B en
individuos envejecidos se deben a deficiencias tanto en las células madre que envejecen como en las células estromales de soporte. Por ejemplo,
las células estromales de la médula ósea de ratones envejecidos secretan niveles más bajos de IL7 que las células estromales de los animales más
jóvenes. Sin embargo, un estudio de células progenitoras aisladas de células B envejecidas revela que también responden menos eficazmente a la
IL7 que las células B de ratones más jóvenes, por lo que la respuesta de la IL7 en individuos envejecidos se ve afectada en los niveles celulares
tanto en el receptor como en el productor.
De hecho, los problemas que surgen al desarrollar células B a partir de individuos envejecidos comienzan desde el principio de su programa de
desarrollo. La regulación epigenética de los genes HSC en ratones envejecidos está comprometida, lo que resulta en una disminución de los niveles
de autorrenovación del HSC. Además, el equilibrio entre la producción de progenitores mieloides y linfoides se modifica en los individuos de mayor
edad, con una regulación a la baja de los genes asociados con la especificación linfoide y una expresión correspondiente aumentada de los genes
que especifican el desarrollo mieloide. El efecto neto de estos cambios en la población de HSC es una reducción en el número de progenitores de
células B tempranas, que se refleja en una disminución en el número de precursores de células pro y preB en todas las etapas de desarrollo.
Los estudios detallados de la expresión de genes particulares importantes en el desarrollo de las células B demuestran que la expresión de factores
de transcripción importantes, como el E2A, se reduce en animales más viejos. Además, los genes para las proteínas de cadena ligera sustitutas de
RAG y λ5 están regulados a la baja en animales más viejos, lo que contribuye a la reducción en la producción de médula ósea de células B
inmaduras.
Por tanto, los distintos mecanismos ayudan a explicar por qué el número de células B liberadas por la médula ósea es menor en el envejecimiento
que en los individuos más jóvenes. Pero, ¿el conjunto de reconocimiento de antígenos, la calidad, y la cantidad de células B son diferentes entre las
dos poblaciones? La respuesta a esta pregunta proviene del desarrollo de técnicas que permiten una evaluación global de la diversidad del
repertorio. El estudio de los tamaños y secuencias de las CDR3 de un gran número de células B humanas sugiere que el envejecimiento del tamaño
del conjunto (el número de diferentes receptores de células B que expresa un individuo) disminuye drásticamente y que esta disminución en la
diversidad del repertorio se correlaciona con una reducción en la salud del paciente anciano. Los mecanismos para este truncamiento del
repertorio relacionado con la edad son el tema de los estudios en curso.
Los resultados recientes tan interesantes también sugieren que las reducciones en las células B1 humanas y sus productos de anticuerpos
naturales pueden contribuir a afecciones asociadas con el envejecimiento, como la aterosclerosis y afecciones neurodegenerativas, como el
Alzheimer, las personas sanas producen anticuerpos IgM naturales que reaccionan con lipoproteínas de baja densidad oxidadas (oxLDL, oxidized
lowdensity lipoproteins) que contribuyen a la formación de placa en los vasos sanguíneos. Estos anticuerpos IgM parecen ser protectores: se
encontró que los niveles de estos anticuerpos IgM en personas de 60 años se correlacionaron inversamente con el desarrollo de problemas
cardiovasculares. En el segundo ejemplo, la neurodegeneración, las personas sanas a menudo tienen anticuerpos naturales que reaccionan con las
proteínas amiloides y tau, que pueden formar placas anormales y ovillos, respectivamente, que han sido implicados en la contribución al Alzheimer.
Dichos anticuerpos naturales, que pueden ayudar a eliminar las proteínas agregadas y mejorar la supervivencia celular, parecen disminuir en los
individuos con Alzheimer. La transferencia pasiva de dichos anticuerpos naturales en animales ha reducido las proteínas anormales amiloides y tau
y ha mejorado la patología y el comportamiento del cerebro.
Estos y otros hallazgos sugieren que la reducción de los anticuerpos naturales puede conducir a una mayor susceptibilidad a ciertas afecciones
relacionadas con la edad; de hecho, se han observado descensos asociados con la edad en el número de células B1 en ratones y humanos. Estos
resultados también aumentan la extraordinaria posibilidad de que la transferencia pasiva de anticuerpos naturales reactivos con objetivos
apropiados pueda ayudar a restaurar un mecanismo natural mediante el cual nuestro sistema inmunológico podría protegernos del daño de los
tejidos.
REFERENCIAS
Cancro MP, et al. B cells and aging: molecules and mechanisms. Trends in Immunology. 2009;30:313. Dorshkind K, MontecinoRodriguez E, and
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marrow microenvironmental changes célulasunderlie
B, reduced RAGmediated recombination and B cell generation in aged mice. Journal of ExperimentalPage 33 / 39
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precursor phenotypes differing in activation, proliferation and
apoptosis. Experimental Gerontology. 2003;38:1137.
resultados también aumentan la extraordinaria posibilidad de que la transferencia pasiva de anticuerpos naturales reactivos con objetivos
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apropiados pueda ayudar a restaurar un mecanismo natural mediante el cual nuestro sistema inmunológico podría protegernos del daño de los
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apoptosis. Experimental Gerontology. 2003;38:1137.
CONCEPTOS CLAVE
Existen muchas similitudes entre el desarrollo de las células B y las células T, incluido el compromiso gradual con la línea celular y la
reorganización secuencial de los genes receptores de antígenos, con puntos de control que evalúan la reorganización productiva y la
expresión de los polipéptidos receptores y seleccionan las células con especificidades apropiadas.
Los resultados de estos procesos de desarrollo suelen ser células B y T maduras con conjuntos apropiados de receptores de antígenos que nos
protegerán de las infecciones y evitarán la reactividad no deseada.
CONCLUSIÓN
El primer desafío esencial que debe lograrse en el desarrollo de las células B es la generación de células B con un amplio repertorio (muchos miles de
millones) de receptores de células B específicos que son suficientes para garantizar respuestas a prácticamente cualquier elemento extraño que
ingrese al cuerpo. La diversidad de anticuerpos generada por los reordenamientos génicos, la diversificación de la unión y las diferentes
combinaciones de cadenas pesadas y ligeras (analizadas en el capítulo 6) se amplifica por el hecho de que millones de nuevas células B se generan
cada día. Las células B, cuyos anticuerpos específicos no son necesarios, cambian, reemplazadas por nuevas células B generadas en la médula ósea
por los procesos de hematopoyesis y desarrollo de células B.
La progresión a través de la secuencia de etapas de la hematopoyesis, el compromiso con la línea linfoide y el desarrollo temprano de las células B en
la médula ósea que resulta en la formación de células B inmaduras es impulsado por redes de factores de transcripción. De importancia crítica es la
cadena clave del factor de transcripción E2A → EBF1 → PAX5 que constituye una red reguladora de alimentación, con el factor final, PAX5, que activa
los genes que determinan el fenotipo de linfocitos B que las células retienen hasta que se activan por antígeno y otras señales para diferenciarse en
células plasmáticas secretoras de anticuerpos. La compleja red de factores de transcripción modula y está modulada por una variedad de cambios
epigenéticos que controlan la transcripción de genes y la expresión de proteínas que caracterizan cada etapa.
La recombinación ordenada y exitosa de los genes de las cadenas pesada y ligera se programa y, en algunos casos, impulsa la progresión a través de
las etapas del desarrollo de las células B, con puntos de control en el transcurso para garantizar que las reordenaciones sean buenas y que finalmente
produzcan BCR funcionales. Así que después de la recombinación VHDJ, la cadena pesada μ se prueba para determinar su capacidad para
emparejarse y asociarse con el polipéptido sustituto de cadena ligera; si todo va bien preBCR resultante le indica a la célula preB que deje de
reorganizar los genes de cadena pesada. La exclusión alélica de la cadena pesada resultante es importante para garantizar que las células B no tengan
una variedad de BCR de cadena mixta que tengan diferentes especificidades. Las señales del preBCR hacen que las células preB se dividan,
generando un grupo de células que expresan esa buena cadena pesada, y luego cada una de esas células comenzará a reorganizar los genes de la
cadena ligera, comenzando (en el ratón) con κ antes de intentarlo λ. Todo lo que se necesita es un reordenamiento productivo de los cuatro
reordenamientos de cadenas ligeras posibles, y la célula ahora expresa mIgM, marcándola como una célula B inmadura. La expresión del receptor —
sin unión al ligando— es suficiente para indicar a la célula que termine los reordenamientos de la cadena ligera, asegurando que la célula exprese sólo
una cadena pesada y una cadena ligera. Esto constituye el segundo punto de control en el desarrollo de las células B.
Las células B inmaduras ahora tienen que lidiar con el segundo desafío del desarrollo de las células B, asegurándose de que no sean autorreactivas.
Esto se logra mediante la inducción de la apoptosis en respuesta a señales fuertes provenientes de receptores de mIgM que se han entrecruzado
mediante la unión a múltiples antígenos propios en su entorno de médula ósea. Si reciben tal señal, antes de morir, se les da la oportunidad de
reorganizar cualquier gen de cadena ligera restante (ya sea en un cromosoma diferente o utilizando segmentos V y J que flanquean el gen de cadena
ligera expresado y reorganizado). Si sus intentos de edición de receptores no logran proporcionar una cadena ligera que no forme un BCR
autorreactivo, la célula se somete a apoptosis.
Las células B inmaduras sobrevivientes ahora dejan su lugar de nacimiento de la médula ósea hacia el bazo, donde se convierten en células
transicional T1 y se analizan para el reconocimiento de autoantígenos periféricos, que también pueden inducir apoptosis. Al pasar esa prueba, las
células se convierten en células B T2; si luego reciben señales de supervivencia de BAFF, continúan su camino hacia los folículos del bazo y los ganglios
linfáticos, donde constituyen un ejército de células B maduras con diversas especificidades de BCR no autorreactivos, listas para responder a
invasores extraños junto con su célula T colaboradora. Otras células B T2 pueden inducirse a volverse anérgicas estimulando débilmente los
antígenos propios tales como las proteínas solubles propias y caracterizarse como células T3.
Si bien las células B foliculares (también llamadas células B2) descritas anteriormente son la población principal (o convencional) de células B en
ratones y probablemente también en humanos, existen otras poblaciones de células B como variaciones en ese tema. Las células B B1 y las células B
de la zona marginal (MZ) parecen haber sido seleccionadas positivamente para el reconocimiento de baja afinidad de algunos antígenos propios;
tienen BCR específicos no aleatorios (en algunos casos con genes de la región V conservados específicos) que parecen haber evolucionado para
reconocer ciertos polisacáridos y antígenos lipídicos que reaccionan de forma cruzada con los antígenos microbianos. Las células B MZ se derivan de
las células B T2; en lugar de ir hacia los folículos linfoides, se alojan en la zona marginal del bazo, donde están expuestos a los antígenos transmitidos
por la sangre que ingresan a través del seno marginal. Como a menudo no requieren las células T helper, pueden responder más rápidamente al
antígeno que las células foliculares B2.
Las células B B1a (CD5+) son la población más rara de células B, ya que no se derivan de las HSC. En cambio, la mayoría parece tener sus orígenes en
las células progenitoras embrionarias tempranas que se forman antes de que aparezcan las HSC; los progenitores B1a siembran las cavidades pleural
y peritoneal, donde se renuevan a lo largo de la vida. Además de compartir especificidades para polisacáridos y antígenos lipídicos en
autocomponentes y bacterias, las células B B1a y MZ producen espontáneamente anticuerpos naturales que tienen algunos beneficios protectores.
Por tanto, aunque las células B no tienen la diversidad funcional que exhiben las células T, ahora hay pruebas sólidas de la existencia de subconjuntos
de células B con diferentes orígenes y funciones de desarrollo.
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RECURSOS EN LÍNEA
www.bio.davidson.edu/courses/immunology/Flash/Bcellmat.html An unusual animation of Bcell development.
PREGUNTAS DE ESTUDIO
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1. Desea estudiar el desarrollo de las células B B1 en ausencia de los otros dos subconjuntos de células B principales. Usted tiene un ratón Rag1−/−
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receptor que ya ha repoblado con células T. ¿Cuál elegiría para ser su fuente de progenitores B1 y por qué? ¿De qué sitios anatómicosPage
esperaría
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recolectar las células B B1?
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2. Describa las diferencias fenotípicas y funcionales entre las células B inmaduras T1 y T2.
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PREGUNTAS DE ESTUDIO Access Provided by:
1. Desea estudiar el desarrollo de las células B B1 en ausencia de los otros dos subconjuntos de células B principales. Usted tiene un ratón Rag1−/−
receptor que ya ha repoblado con células T. ¿Cuál elegiría para ser su fuente de progenitores B1 y por qué? ¿De qué sitios anatómicos esperaría
recolectar las células B B1?
2. Describa las diferencias fenotípicas y funcionales entre las células B inmaduras T1 y T2.
3. Después de la expresión del receptor de células preB en la superficie de las células B progenitoras, las células B experimentan algunas rondas de
división celular. ¿Para qué sirven estas rondas de división celular en el desarrollo de la variedad de células B?
4. Las células B inmaduras que tienen receptores potencialmente autoinmunes pueden manejarse de tres maneras para minimizar la probabilidad
de enfermedad. Describa estas tres estrategias, señalando si son compartidas por los progenitores de células T.
5. Sospecha que un nuevo factor de transcripción se expresa en la etapa de desarrollo de las células prepro B. ¿Cómo probaría su hipótesis? ¿Cuál es
el estado del reordenamiento de cadenas pesadas y ligeras en esta etapa de desarrollo y cómo lo probaría?
6. ¿Cómo determinaría si una etapa particular del desarrollo de las células B ocurre en asociación con una célula estromal que expresa CXCL12?
7. Describa el orden en que los genes de los receptores de células B se reordenan, indicando en qué pasos puede esperar ver a las células B expresar
una o ambas cadenas en la superficie de la célula. ¿En qué sentido(s) este proceso de reordenamiento genético imita la progresión análoga en las
células T αβ, y en qué se diferencian los dos procesos?
8. Además del experimento que se muestra en la figura 9–9 y en el cuadro 9–4, Goodnow y colaboradores establecieron otro grupo experimental. En
este caso, se creó un transgén que permitió que la HEL se expresara como una proteína asociada a la membrana en todo el cuerpo, incluso en la
médula ósea. Estos ratones transgénicos con membrana HEL se cruzaron con ratones transgénicos para el anticuerpo antiHEL específico. ¿Qué
cree que le sucede a las células B en los ratones doble transgénicos? ¿Cree que las células B que expresan un BCR específico de HEL se encontrarían
en la periferia? ¿Cree que estos ratones generarían una respuesta de anticuerpos antiHEL después de la inmunización con HEL?
1. Las dos columnas de datos en la siguiente figura son gráficos de citometría de flujo que describen los niveles de antígenos indicados en los ejes x e
y. Izquierda: antígenos presentes en el bazo a) y la médula ósea b) de animales de tipo salvaje (genéticamente normales). Las gráficas representan
todos los linfocitos en el bazo a) o células progenitoras y precursoras de células B en la médula ósea b). A la derecha: los mismos gráficos para
animales en los que se ha eliminado el gen Dicer. Como recordará, Dicer es necesario para la maduración de los microARN.
Publicada con permiso de Elsevier, de Koralov SB, e t a l. De Dicer ablation affects antibody diversity and cell survival in the B lymphocyte
lineage. Cell. 2008 March; 132(5)860–874, figure 1A and 1B. Permission conveyed through Copyright Clearance Center, Inc.
b. ¿En qué
Downloaded punto(s) en
2023819 el desarrollo
6:58 P Your IPde células B cree que los microARN están funcionando?
is 34.211.3.223
CAPÍTULO 9: Desarrollo de las células B, Page 38 / 39
2. La siguiente
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del mismo artículo
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• Privacy pregunta anterior.
• Notice En este caso, los datos se expresan como histogramas, en los
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que el eje y representa el número de células que se unen a la molécula que se muestra en el eje x, la anexina A5. La anexina A5 se une a la
fosfatidilserina en el prospecto externo de las membranas celulares. La fosfatidilserina se encuentra en el prospecto externo sólo en las células a
Universidad Científica del Sur Ciencias de la Salud
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a. Para cada par de gráficos, describa las diferencias en las poblaciones de células, indicando si las diferencias reflejan pérdidas o ganancias en
particular, en las poblaciones de células B en desarrollo.
b. ¿En qué punto(s) en el desarrollo de células B cree que los microARN están funcionando?
2. La siguiente figura se deriva del mismo artículo que la figura en la pregunta anterior. En este caso, los datos se expresan como histogramas, en los
que el eje y representa el número de células que se unen a la molécula que se muestra en el eje x, la anexina A5. La anexina A5 se une a la
fosfatidilserina en el prospecto externo de las membranas celulares. La fosfatidilserina se encuentra en el prospecto externo sólo en las células a
punto de sufrir apoptosis. Los dos paneles superiores representan células de un animal de tipo salvaje, y los dos paneles inferiores representan
células de animales en los que se ha eliminado el gen Dicer.
a. ¿La presencia de Dicer tiene un efecto en la fracción de células proB que sufren apoptosis? Explique su razonamiento.
b. ¿La presencia de Dicer tiene un efecto en la fracción de células preB que sufren apoptosis? Nuevamente explique su razonamiento.
c. Describa una función que ahora cree que cumplen los microARN en el desarrollo de las células B.