¿A Dónde Nos Dirigimos?
¿A Dónde Nos Dirigimos?
¿A Dónde Nos Dirigimos?
(Col. 1.28)
a quien anunciamos, amonestando a todo hombre, y enseñando a todo hombre en toda sabiduría,
a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre;
B. Dios nos ha destinado y designado en Cristo para que «seamos para alabanza de
su gloria» (Ef 1:12).
1. El apóstol Pablo dice que Dios ha escogido y predestinado hijos para sí
mismo en Cristo para alabanza y gloria de su gracia, sugiriéndonos así que
el propósito principal de la iglesia es la adoración (Ef 1:4-6)
2. La iglesia es una comunidad de pecadores redimidos apartados para adorar
a Dios en Cristo.
D. Pablo nos exhorta a aprovechar «al máximo cada momento oportuno» con un
mandamiento a que seamos llenos del Espíritu y entonces cantar y alabar al Señor
con el corazón (Ef. 5:16-19).
C. Dios dio a la Iglesia personas dotadas a fin de capacitar al pueblo de Dios para la
obra de servicio y para edificar el cuerpo de Cristo (Ef 4:12-13).
1. La distribución de dones (Ef. 7-11).
a. Pablo habla primeramente de la distribución divina de dones y, con
ello, de que todo miembro de la iglesia de Cristo recibe un don
espiritual.
b. Los dones varían en naturaleza y en efecto, pero tienen una meta:
el beneficio o bien común, esto es, la edificación de los unos a los
otros (1 Co 12:1-11; Ro 12:3-8).
c. La distribución de estos dones a la iglesia en general (Ef. 4.7)
también incluye dones a un grupo particular que cumple con los
oficios de apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros (o
pastor-maestro).
2. La destinación de los dones.
a. Pablo declara que el propósito del hombre que ha recibido dones es
«a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para
la edificación del cuerpo de Cristo» (Ef. 4:12). «para perfeccionara
los santos en toda la variedad de servicios que es esencial para la
edificación de la iglesia».
b. El rol del pastor-maestro es hacer madurar a los santos, corregirlos
e instruirlos en la Palabra de Dios.
c. Estos santos maduros son entonces completamente cualificados y
aptos para realizar la obra del ministerio y ejercitar sus dones
espirituales sirviendo unos a otros.
d. El propósito de la obra del ministro con los santos es edificar el
cuerpo de Cristo.
e. Es necio por parte de una iglesia esperar que el pastor haga todo el
ministerio, como es igualmente necio que un ministro se vea a sí
mismo como el único capaz de servir a los santos. Su
responsabilidad es la de equipar. La de ellos es la de ministrarse
los unos a los otros. El resultado final es una iglesia edificada.
3. La descripción de la edificación.
a. Pablo continúa y explica lo que significa edificar el cuerpo dando
tres descripciones paralelas (Ef. 4.13).
b. La meta de la iglesia es estar unida en la fe y en el conocimiento
pleno del Señor Jesús.
c. La iglesia debe crecer en estatura, moverse de la infancia a la edad
adulta, de la niñez a la madurez.
d. Finalmente, debe llenar la medida de la plenitud de Cristo, para ser
todo lo que Cristo espera que la iglesia sea.
4. Los designios de la edificación. Pablo muestra cuál será el resultado final
de una iglesia madura (Ef. 4.14-16).
a. No será más una iglesia que se asemeje a un niño fácil de engañar
con una personalidad inestable.
b. No será llevada por aires diferentes de doctrinas y por el error.
c. Tampoco será susceptible a los trucos de Satanás, antes, debido a
su conocimiento pleno de Cristo, detectará, desviará y se defenderá
contra las amenazas del diablo.
IV. Conclusión
A. Los tres propósitos de la Iglesia son importantes y no hay que descuidar a
ninguno.
B. Debido a que somos como un cuerpo con diversos dones y capacidades
espirituales, es correcto que pongamos la mayoría de nuestro énfasis en el
cumplimiento de ese propósito de la Iglesia que está más cerca de los dones e
intereses que Dios nos ha dado.
C. Cada uno de nosotros identifique don y úselo para la gloria de Dios (adoración,
cuidar a otros o evangelización