Antología
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Antología
Corazón
Omar Aramayo
Poeta peruano
Ebrio de mí o de mi locura
ciego sin cansancio
corazón
no entiendo cómo has podido sobrevivir a tantas batallas
abandonado en el lodo bajo lluvias infinitas
como un asaltante enfermo y contumaz
que al final de la noche se resigna con arrancar
la flor del alba
corazón
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Jardín de Hierro
Graciela Maturo
Poeta argentina
3
La palabra campesino
Sus pupilas
rastreadoras de fases de luna
tropiezan con luces de semáforo
el hambre bosteza en cartulinas
Los nombrados por este sustantivo de raigambre extraviada
se hacen uno con el viento
ánimas de oráculos lunares que deambulan entre máquinas
4
De palabras
Julieta Dobles
Poeta costarricense
La palabra, tu palabra
es un barco certero hacia el deseo.
Lanza tan primitiva,
caricia tan urgente,
lindando casi con el rojo
mordisco de lo obsceno.
Tu palabra me sobresalta,
me desata, me incita.
Plenamente verbal,
me humedezco de esencias germinales,
y se activan mis manos,
mi cuerpo, mi palabra también
para dormir el aire con la tuya.
Tu palabra, furtiva entre mi oído,
moscardón malicioso,
me cosquillea el instinto.
Subleva mis silencios
y, exacerbada de penumbras,
nos acerca y nos une
en esa vieja danza
de los cuerpos deseantes y absolutos.
Tu voy y mi voz se están amando
entrecortadas, susurrantes,
plenas de excitaciones, de turgencias,
de alientos agresivos o ternísimos,
entre un silencio despeinado y gozoso.
Palabras que se tocan,
se muerden, se estremecen
sn esa enredadera de deseos
que es sólo aire empapado y aromoso.
Hacemos el amor también con la palabra.
5
El lecho
Este es un lecho,
digo. (La transfiguración,
Y sé que no fue un lecho, no la victoria,
sino permite sólo el tiempo.)
un acantilado ¡Ah palacio invadido
batido de espumas y hogueras por las vegetaciones del fuego
de delirio; y del tormento!
bosque donde el amor Aquí estuvo tu cuerpo,
atronó como sobre un bloque de sal
con torrentes de espadas un látigo dormido de diamantes.
y tropeles Tu cuerpo que desata los oleajes
de animales en llaga. e invoca las potencias
Ahora, solamente, del huracán
barco inerte y el sismo.
encallado en fango de estupor, Tu cuerpo en el que afila
coágulo gris de espacio. el halcón
el dardo de sus ojos.
Pero aquí sumergió el tiempo
sus témpanos de llamas. Devastación
Aquí se desgarraron los arneses y flores
de seda de la carne. llovió aquí.
Y, en la blancura de la almohada, Crujió este lecho al peso de los cuerpos
tu cabellera fue como un inmenso escarabajo pisoteado;
como un río de trigo como las raíces de un pino
desbordado en la nieve, que se suicidara
a una enredadera de soles dando un súbito salto;
y relámpagos. como el eje del mundo.
(Todo es revelación
reiteración, Al pie,
refracción despojo triste del océano,
del incesante vaho de la sangre, tus prendas interiores,
formas que asume el vértigo como un puñado de mariposas
para reconocerse.) abatidas…
Aquí fue la batalla
y la derrota. Este es un lecho.
Miro este espacio inerte,
y sé que hubo un instante
en que nos demoramos,
en que nos devoramos,
pero sin consumirnos…
mil 970
6
Cuaderno de un paracaidista
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que conoce el camino que entra a cada morada,
el camino que fluye debajo de los carros.
8
Jardín
Lo beso
para quitarle el veneno
luego lo escupo
Te duermes
Respirando el olor de la pintura Las mujeres se desnudaban
doblando las rodillas Y se bañaban en el pantano
en la pared Los hombres se burlaban
te llaman Y orinaban sobre ellas
Y no contestas
¡El viento
¡El perro negro ha hablado! agitando
¡En esta tierra nada tiene alma! la raíz del mundo!
La esfera
de luz brilla
La flama se hunde
y desaparece
9
Fauna sumergida
Osvaldo Sauma
Poeta costarricense
pero ya en la pubertad
cuando le perdí el miedo
crecí como un Sábalo y ausculté
sus cuevas/ sus peces y me hice
parte de esa fauna sumergida.
Amaba mi río
sobre todas las cosas
incluso más que a mi yegua
y al florido
silencio de la selva milenaria
hoy
como ayer
trae el agua de otros ríos
entre sus aguas
baja ancho
y silencioso en el verano
o vociferante
y turbulento en el invierno
10
Pequeño misterio
pero ya sabemos
la lluvia es una quimera
el mismo mar
y el ladrido del corazón.
para ti
hasta ese pequeño misterio ha sido vedado.
12
Fuga en gris mayor
13
Los amores inútiles
Washington Delgado
Escritor peruano
Mi antigua habitación
yace en cenizas: ninguna melodía
puede levantarla. Mari, te pregunté,
¿ves cómo el viento crece
sobre tu frente? Después
te dije: Rosa, Yolanda, Elsa
y tu frente variaba según las estaciones,
al compás de las horas y el viento huía
hacia un norte cambiante y por fin
sólo quedó el tiempo muerto.
14
Poema final para una antología
Frente a mí
hay un libro abierto
una mujer
el eco de una guerra cíclica
una bandera trasplantada
la llamada de la línea del horizonte
un cielo generoso
el camino al centro del bosque.
Miles de músicos tocando inagotables
una triunfal sinfonía inmensa o
la íntima música que me levanta cada día.
Y no por último,
algunas dudas
perdidas en el fondo de un baúl trajinado.
¿Recuerdas?
Oímos de noche al Mar, Viajamos
con los ojos cerrados sobre el Océano.
Vimos las islas que vuelan a la altura
de los corsarios muertos.
Escuchamos la Tempestad
con las cabezas unidas como dos iglesias en la tarde.
16
Un sol
Delmira Agustini
Poetisa uruguaya
17
Hojas de parra
Joaquín Terrazas
Poeta boliviano
Ahora,
hay un viento que solloza
sobre cada acorde,
entre las ramas
donde hice fuego de tus huesos
para calentarme la voz
sólo así tu lluvia de ceniza
me inventó la piel
pero la dejó hecha
una sola llaga
que clama la oscuridad
para encontrarte
aquí, entera
aquí despierta,
allá destilada de soledad
dentro, inundado
un fruto del miedo
un mar encarcelado
Ariel Pérez
Poeta boliviano de origen chileno
19
Elzenbug
Jesús Urzagasti
Poeta boliviano
No conozco
la Selva Negra de las alturas andinas
donde estuviste con la cabellera
antes de descubrir negra
tu vocación teatral ondulada
tampoco llegué la boca
a Kiel pronunciando
ciudad palabras
que tú nombrabas en un idioma
como si amaras menos nasal
el invierno que el tuyo
sólo sé con un repertorio
que añorabas cruzado de leyendas
Saint Germain y bosques
la Iglesia como tú
donde alguien que tienes
interpretaría el pelo lacio
una noche ligeramente
de verano castaño
el doble concierto me digo esta tarde
de Telemann recordando
y el África tus ojos de pantera
que te permitía donde caben
ser feliz sueños
y bárbara deseos
a la luz la luz infinita
de otra luna de tantos
no la que propaga continentes
este café donde la noche
dices se nubla y cae
en una terraza como la sombra
de Berlín en tus párpados
el cabello suelto en tu piel canela
todavía sonriente rosa abierta
y con las sandalias rosa cerrada
de un México tiempo detenido
que siempre brisa
te será remoto en pleno vuelo
aunque tu piel agua llegada
se reproduzca de la montaña
en una muchacha o de la soledad.
20
Nada tiene de común el color
Roberto Echazú
Poeta boliviano
Nada bajados
tiene de común el color de vergüenza.
de la sangre
en las pupilas; Nuestras
vuestro manos tienen el valor
pudor ya no se respeta de nuestros enemigos:
como la nieve fina y pura. el poder más fácil
de perdura,
Vivimos volviendo al espanto
largo tiempo en las cárceles, minúsculo
por creer en la juventud de las fuerzas.
absorbida
en una muchedumbre, Nuestro
unida cansancio absurdo,
por la misma sangre. sin ligaduras
de regocijo,
Habíamos sin orden, sin temores,
llegado a la cima, para recuperar
y estaban ligados nuestros la vida.
brazos
en la onda, al aire puro. Están
los hombres alineados
Compartimos en su injusticia,
todos el mismo lecho. solo nuestras palabras
Nuestro amor nos cubren de la herrumbre
era semejante a la eternidad, de su historia.
y podíamos construir
sobre la muerte, En un día
lo que en contra de la muerta, futuro, las puertas
lo que contra la muerte abiertas
se ríe. de las casas
para comprender
Se hacían la razón,
los días inútiles y descender al fondo
para volver de los lechos,
a amar; abierta
las rutas, interminables; la gloria, la miseria
se comprendía oculta.
la miseria por los ojos
21
Amor es mar
Alí Chumacero
Poeta mexicano
22
Olas de luz tu voz, tu aliento y tu mirada
en la dolida playa de mi cuerpo;
olas que en mí desnúdanse como alas,
hechas rumor de espuma, oscuridad, aroma tierno,
cuando al sentirme junto a tu desnudo
se ilumina la forma de mi cuerpo.
23
“No ha lugar”
André Bretón
Poeta francés
24
Página en blanco
Blanca Wiethüchter
Poeta boliviana
I
Página en blanco
punto cero la apariencia
mientras la ciudad
ha crecido,
mientras abajo -mientras adentro
gira la rueda, gira sabiendo;
mientras corre en ríos de calles
y se agolpa en torres;
mientras lenta gira, se estrecha, se expande
y toca y une y anuda.
Traigan un fusil
se ha derramado la esperanza
detrás de las piedras se alza el torrente.
Sobre el cerro vuela el sueño entre el humo
se difunde en el corazón que quiere
crecer en risa, entre el trigo y el agua
entre las propias manos
desde lágrimas suyas.
Traigan un fusil
no ven que la muerte a huido
en vuelo de fuego, en canción
al ver tanto abrazo entrelazado
al escuchar una sola voz en las voces.
II
Página en blanco --- rueda
transformada gravedad,
pesadez incomprensible que discurre
en los soles.
Página en blanco
persistente en los caminos
resplandor oscuro y silencioso
anidas en los árboles y en las raíces.
Del fulgor terrible que recogemos
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diariamente
del hombre y de su herida
no puede haber olvido.
III
Están allá
y siempre aquí de la mano con la tierra.
Y están allá
mirando siempre
este mismo hondo espacio levantado
mirando cómo todos naufragamos.
Aquí
ellos en el debajo junto a las piedras y el oro
ellos en el alto frío junto a la puna y la nieve
ellos en el ademán repetido junto al acero.
Están aquí
mientras conversan allá
la prontitud y la cadena
la permanencia y la premura.
26
Despedida
Benn Gottfried
Poeta alemán
27
Me obsesiona el amor…
Me obsesiona el amor.
No puedo hallarle forma.
El amor para mí es la noche
que tocó su cuerpo
pero también el día azul
que sonríe conmigo.
No conozco el amor.
Solo he tenido rostros
y caricias parecidas.
Solo conozco el volumen
de sus motivos.
Los pretextos que nos da el amor.
Solo justifico mis palabras
y con ellas abrazo la pena.
No sé amar.
Recojo las hebras de sus cabellos
y me despido sin más ni más.
A mí no me da pena las que se van
me dan pena las que regresan.
Las que se vierten conmigo.
Catedrales, capillas y piedades
son refugio para el buen amante.
El amor por sobre todas las cosas.
Las imágenes, los objetos, las personas.
Mi amor es la tarde iridiscente.
Donde cariño y ternura
pueden sentirse también apaciblemente solos.
El amor no es para sufrir.
Nos han mentido mucho tiempo.
El amor es la dosis necesaria.
Vivir sin mayor sentido.
Para subvertir el orden y la pobreza.
Revivir países y sembrar peces.
El amor, para mí
es vestirme y desvestirme
sin remordimientos.
Conjurar el fuego.
Saber que no es para siempre.
Yo respeto la flor.
Hago el amor y no me pertenece.
Conozco el amor de mi padre y de mi madre.
Conozco el amor de los ríos, hermanos y amigos.
Todo ese amor no cabe en una persona
menos en un corazón recipiente.
El amor que desconozco, a ella le pertenece.
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Poesía demente
Carlo Bordini
Poeta italiano
El mundo se hizo
en muy poco tiempo,
entre grandes peleas,
y sólo en el último
momento se decidió,
por desconfianza,
instituir la muerte y dividir los sexos.
Dios estaba muy celoso
de sus cuatro o cinco colegas y por despecho
dijo:
De cualquier modo, en pocos años estarán todos rotos, alguno sin
un brazo, otro sin una pierna ¡da lo mismo
dejarlos morir!
Y otro le dijo:
¿Y los nuevos cómo los haces?
¡No los hago yo, los hacen
ellos! Mira qué bien. Y así,
al último momento,
en pocos minutos, inventaron el instinto sexual,
y la infancia. Casi llegaron a las manos.
Y uno dijo: ¿pero no ves
que así será un lío?
Me da igual – dijo Dios.
– De todos modos este mundo no me gusta.
Ha salido mal. Mira qué bien –
añadió otro. – ¿Qué pretendías, con eso de que todos tienen que comerse
unos a otros? Es lógico que se iban
a dañar. ¿Y entonces? ¿Tú qué hubieras hecho?
Casi
llegaron a las manos.
29
Carta al lobo
Carmen Boullosa
Poeta mexicana
Querido Lobo:
Llego aquí después de cruzar el mar abierto del bosque,
el mar vegetal que habitas,
el abierto de ira en la oscuridad y la luz que lo cruza
a hurtadillas,
Reconociéndome presa
y convencida de que no hay mayor grandeza que la del
cuello de virgen entregándose a ti,
Carmen.
31
Oda de amor
32
La primera comunión
33
Inmortalidad
Lisel Mueller
Poeta alemana
34
El poema de amor debe tener previsto…
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