Immanuel Kant Fue Un Filósofo Prusiano de La Ilustración
Immanuel Kant Fue Un Filósofo Prusiano de La Ilustración
Immanuel Kant Fue Un Filósofo Prusiano de La Ilustración
Kant distingue tres preguntas filosóficas6 a las que dedica sus obras capitales: «¿Qué puedo
conocer?» en la Crítica de la razón pura, calificada generalmente como un punto de inflexión en la
historia de la filosofía, en la que investiga la estructura misma de la razón; «Qué debo hacer?» con
la Crítica de la razón práctica (centrada en la ética) y La metafísica de las costumbres (con una
parte acerca de la doctrina de la virtud y la otra centrada en la doctrina del derecho) y «¿Qué
puedo esperar?» en la Crítica del juicio (donde investiga acerca de la estética y la teleología). Estas
tres preguntas pueden resumirse en una: «¿Qué es el hombre? Asimismo, Kant propuso que
la metafísica tradicional se puede reinterpretar a través de la epistemología, ya que podemos
encarar problemas metafísicos cuando entendemos y relacionamos la fuente con los límites del
conocimiento.
En su doctrina del idealismo trascendental, Kant argumentó que el espacio y el tiempo son meras
"formas de intuición" que estructuran toda experiencia y, por lo tanto, si bien las "cosas en sí
mismas" («noúmeno») existen y contribuyen a la experiencia, no obstante son distintas de los
objetos de la experiencia («fenómeno»). Kant trazó un paralelo con la revolución
copernicana («giro copernicano») en su propuesta de que los objetos de los sentidos deben
ajustarse a nuestras formas espaciales y temporales de la intuición y que, en consecuencia,
podemos tener un conocimiento a priori de los objetos de los sentidos. Kant sostiene que la razón
pura forma ideas que no pueden probar su realidad, pero tienen usos prácticos.
Con respecto a la moral, la ética kantiana afirma que un sujeto racional se autoimpone una ley
moral a priori que debe cumplir y que se deriva de la buena voluntad, a la que llamó «imperativo
categórico». Su política sigue su línea ética con una teoría republicana de carácter liberal en la que
el deber del Estado es garantizar las libertades de sus súbditos. Con esto, Kant teorizó que
la paz podía asegurarse mediante repúblicas constitucionales y la cooperación internacional a
través del desarrollo del comercio, siendo, quizás, la etapa culminante de la historia mundial. Kant
también criticó los argumentos de la existencia de Dios pero reivindicó los valores morales
religiosos, reduciendo la religiosidad a la racionalidad y el cristianismo a la ética. Las ideas
religiosas de Kant siguen siendo objeto de disputa, oscilando entre deísmo y teísmo.
El pensamiento kantiano fue muy influyente en la Alemania de su tiempo, puesto que proyectó la
filosofía más allá del debate entre el empirismo y el
racionalismo. Fichte, Schelling, Hegel y Schopenhauer se vieron a sí mismos expandiendo y
complementando el sistema kantiano, de modo que con él justificaban el idealismo alemán. Hoy
en día, Kant continúa teniendo una gran influencia en la filosofía analítica y continental.
John Locke
John Locke fue un filósofo inglés que se destacó en muchos cam- pos, especialmente en la
epistemología o teoría del conocimiento, la política, la educación y la medicina. Sus principales
contribuciones lo llevaron a ser consi- derado el fundador del empirismo moderno y el primer
gran teórico del liberalis- mo.
(Wrington, Somerset, 1632 - Oaks, Essex, 1704) Pensador británico, uno de los máximos
representantes del empirismo inglés, que destacó especialmente por sus estudios de filosofía
política. Este hombre polifacético estudió en la Universidad de Oxford, en donde se doctoró en
1658. Aunque su especialidad era la medicina y mantuvo relaciones con reputados científicos de la
época (como Isaac Newton), John Locke fue también diplomático, teólogo, economista, profesor
de griego antiguo y de retórica, y alcanzó renombre por sus escritos filosóficos, en los que sentó
las bases del pensamiento político liberal.
Locke se acercó a tales ideas como médico y secretario que fue del conde de Shaftesbury, líder del
partido Whig, adversario del absolutismo monárquico en la Inglaterra de Carlos II y de Jacobo II.
Convertido a la defensa del poder parlamentario, el propio Locke fue perseguido y tuvo que
refugiarse en Holanda, de donde regresó tras el triunfo de la «Gloriosa Revolución» inglesa de
1688.
Locke fue uno de los grandes ideólogos de las élites protestantes inglesas que, agrupadas en torno
a los whigs, llegaron a controlar el Estado en virtud de aquella revolución; y, en consecuencia, su
pensamiento ha ejercido una influencia decisiva sobre la constitución política del Reino Unido
hasta la actualidad. Defendió la tolerancia religiosa hacia todas las sectas protestantes e incluso a
las religiones no cristianas; pero el carácter interesado y parcial de su liberalismo quedó de
manifiesto al excluir del derecho a la tolerancia tanto a los ateos como a los católicos (siendo el
enfrentamiento de estos últimos con los protestantes la clave de los conflictos religiosos que
venían desangrando a las islas Británicas y a Europa entera).
En su obra más trascendente, Dos ensayos sobre el gobierno civil (1690), sentó los principios
básicos del constitucionalismo liberal, al postular que todo hombre nace dotado de unos derechos
naturales que el Estado tiene como misión proteger: fundamentalmente, la vida, la libertad y la
propiedad. Partiendo del pensamiento de Thomas Hobbes, Locke apoyó la idea de que el Estado
nace de un «contrato social» originario, rechazando la doctrina tradicional del origen divino del
poder; pero, a diferencia de Hobbes, argumentó que dicho pacto no conducía a la monarquía
absoluta, sino que era revocable y sólo podía conducir a un gobierno limitado.
La autoridad de los Estados resultaba de la voluntad de los ciudadanos, que quedarían desligados
del deber de obediencia en cuanto sus gobernantes conculcaran esos derechos naturales
inalienables. El pueblo no sólo tendría así el derecho de modificar el poder legislativo según su
criterio (idea de donde proviene la práctica de las elecciones periódicas en los Estados liberales),
sino también la de derrocar a los gobernantes deslegitimados por un ejercicio tiránico del poder
(idea en la que se apoyarían Thomas Jefferson y los revolucionarios norteamericanos para
rebelarse e independizarse de Gran Bretaña en 1776, así como la burguesía y el campesinado de
Francia para alzarse contra el absolutismo de Luis XVI en la Revolución Francesa).
Locke defendió la separación de poderes como forma de equilibrarlos entre sí e impedir que
ninguno degenerara hacia el despotismo; pero, por inclinarse por la supremacía de un poder
legislativo representativo de la mayoría, se puede también considerar a John Locke como un
teórico de la democracia, hacia la que acabarían evolucionando los regímenes liberales. Por
legítimo que fuera, sin embargo, ningún poder debería sobrepasar determinados límites (de ahí la
idea de ponerlos por escrito en una Constitución). Este tipo de ideas inspirarían al liberalismo
anglosajón (reflejándose puntualmente en las constituciones de Gran Bretaña y Estados Unidos) e,
indirectamente, también al del resto del mundo (a través de ilustrados franceses,
como Montesquieu, Voltaire y Rousseau).
Menos incidencia tuvo el pensamiento propiamente filosófico de Locke, basado en una teoría del
conocimiento empirista inspirada en Francis Bacon y en René Descartes. Al igual que Hobbes, John
Locke profundizó en el empirismo de Bacon y rechazó la teoría cartesiana de las ideas innatas; a la
refutación de tal teoría dedicó la primera parte de su Ensayo sobre el entendimiento
humano (1690). Según Locke, la mente humana nace tamquam tabula rasa; es decir, en el
momento de su nacimiento, la mente de un niño carece de ideas: es como un papel en blanco en
el que no hay ninguna idea escrita (Descartes afirmaba que contenía ideas innatas, como por
ejemplo la idea de Dios).