Intrigados por los misteriosos susurros de la Casona Encantada, Martín, Laura y Alejandro deciden explorar la mansión abandonada. Al adentrarse en ella, descubren libros y pergaminos antiguos, pero quedan atrapados en una habitación. Realizan un hechizo que les permite regresar en el tiempo, pero al hacerlo, sombras oscuras secuestran a Laura. A pesar de buscar incansablemente, Martín y Alejandro no pierden la esperanza de rescatar a su amiga.
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Intrigados por los misteriosos susurros de la Casona Encantada, Martín, Laura y Alejandro deciden explorar la mansión abandonada. Al adentrarse en ella, descubren libros y pergaminos antiguos, pero quedan atrapados en una habitación. Realizan un hechizo que les permite regresar en el tiempo, pero al hacerlo, sombras oscuras secuestran a Laura. A pesar de buscar incansablemente, Martín y Alejandro no pierden la esperanza de rescatar a su amiga.
Intrigados por los misteriosos susurros de la Casona Encantada, Martín, Laura y Alejandro deciden explorar la mansión abandonada. Al adentrarse en ella, descubren libros y pergaminos antiguos, pero quedan atrapados en una habitación. Realizan un hechizo que les permite regresar en el tiempo, pero al hacerlo, sombras oscuras secuestran a Laura. A pesar de buscar incansablemente, Martín y Alejandro no pierden la esperanza de rescatar a su amiga.
Intrigados por los misteriosos susurros de la Casona Encantada, Martín, Laura y Alejandro deciden explorar la mansión abandonada. Al adentrarse en ella, descubren libros y pergaminos antiguos, pero quedan atrapados en una habitación. Realizan un hechizo que les permite regresar en el tiempo, pero al hacerlo, sombras oscuras secuestran a Laura. A pesar de buscar incansablemente, Martín y Alejandro no pierden la esperanza de rescatar a su amiga.
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El susurro en la Casona Encantada
En un oscuro y apartado rincón del pueblo, se alzaba
majestuosa la Casona Encantada. La mansión, de aspecto tenebroso, estaba envuelta en un halo de misterio y tragedia. Sus paredes de piedra grisácea cubiertas de musgo y hiedra, daban testimonio del paso del tiempo y de un pasado olvidado. Las ventanas, una vez esplendorosas, ahora estaban rotas y despojadas de sus cristales. Los marcos de madera carcomida por el tiempo crujían con cada ráfaga de viento, como susurros desesperados en busca de liberación. El tejado, antes majestuoso, presentaba agujeros por donde se colaban los rayos de luna, iluminando el interior con una luz fantasmal que tocaba cada rincón de la casa. Los habitantes del pueblo evitaban acercarse a la casona debido a las historias que circulaban. Se decía que, al caer la noche, se escuchaban susurros provenientes del interior de la mansión. Se creía que eran las almas en pena de aquellos que habían perdido la vida en circunstancias misteriosas. Martín, Laura y Alejandro eran tres amigos inseparables. Martín, un joven de cabellos oscuros y mirada decidida, era conocido por su astucia y valentía. Laura, una intrépida chica de cabello rizado y ojos avispados, poseía un espíritu curioso y una habilidad innata para descifrar enigmas. Alejandro, un chico alto y fornido, de voz profunda y ojos penetrantes, siempre había sido un líder nato y no temía enfrentarse a lo desconocido.
Un día, durante una tarde lluviosa, mientras los tres
amigos compartían historias de misterio y aventuras, surgió el tema de la Casona Encantada. Martín, fascinado por los relatos escalofriantes, propuso la idea de explorar la mansión y descubrir la verdad detrás de los susurros. Martín: (Con entusiasmo) "Chicos, ¿han escuchado las historias sobre la Casona Encantada? Se dice que hay susurros misteriosos y almas en pena. ¡Sería increíble explorarla y descubrir la verdad!" Laura: (Curiosa) "Sí, he oído hablar de ella. Pero también dicen que es peligrosa y que nadie se atreve a entrar. ¿Estás seguro de que es una buena idea, Martín?" Martín: (Decidido) "Sé que puede parecer arriesgado, pero ¿No es emocionante enfrentar nuestros miedos y descubrir lo que se oculta allí? Además, somos valientes y astutos. Juntos, podemos desvelar el misterio de la casona y tal vez encontrar respuestas que nadie más ha encontrado". Alejandro: (Interesado) "Martín tiene razón, Laura. Imagina las historias que podríamos contar si logramos adentrarnos en esa mansión encantada y salir ilesos. Sería una experiencia única". Laura: (Dubitativa) "Está bien, lo admito, me intriga saber qué hay detrás de esos susurros. Pero debemos estar preparados para cualquier cosa. ¿Creen que podemos hacerlo?" Martín: (Con confianza) "Claro que sí. Confío en nosotros y en nuestras habilidades. Si nos mantenemos juntos y seguimos nuestros instintos, podremos superar cualquier obstáculo que encontremos". Alejandro: (Animado) "Vamos a necesitar linternas, cuadernos para tomar notas y cámaras para capturar cualquier evidencia. Hagamos una lista de todo lo que necesitamos y estaremos listos para enfrentar la Casona Encantada". Los tres amigos se prepararon con determinación y se dispusieron a enfrentar el desafío que les esperaba en la Casona Encantada. La emoción y la incertidumbre llenaban el aire mientras se adentraban en lo desconocido, listos para descubrir los secretos ocultos y desafiar sus propios miedos. Intrigados por el desafío y con un toque de excitación en sus corazones, Martín, Laura y Alejandro planearon su incursión a la Casona Encantada. Prepararon linternas, cuadernos para tomar notas y cámaras para capturar cualquier evidencia que encontraran. La noche llegó y los tres amigos se acercaron lentamente a la casona. La lluvia golpeaba las ventanas y el viento susurraba historias antiguas. Martín, Laura y Alejandro intercambiaron miradas llenas de determinación y, sin decir una palabra, ingresaron al oscuro interior de la mansión.
A medida que avanzaban, los susurros se volvían más
intensos, llenando cada rincón de la casona con voces inquietantes y susurros incomprensibles. El aire se volvía pesado, cargado de una energía ancestral y malévola. El olor a humedad y a moho impregnaba el ambiente, envolviéndolos en un abrazo frío y desolador. Sus paredes contenían historias de tragedia y misterio, y su presencia imponente dejaba un sabor amargo en la boca. En lo más profundo de la mansión, los amigos descubrieron un estudio antiguo. Estanterías llenas de libros polvorientos se alzaban como guardianes silenciosos del conocimiento perdido. Los pergaminos desgastados contenían escritos ilegibles, como susurros del pasado atrapados entre sus pliegues. Laura, con su mirada inquisitiva, señaló una puerta entreabierta en un pasillo lateral. Martín asintió y, sin dudarlo, lideró el camino hacia ella. Alejandro seguía de cerca, protegiendo a sus amigos de cualquier peligro inminente. La puerta crujía al abrirse y revelaba un antiguo estudio lleno de libros polvorientos y pergaminos desgastados. Los susurros cesaron abruptamente, dejando un silencio pesado y ominoso. Los amigos se adentraron en el estudio, buscando pistas sobre el origen de los misteriosos susurros. Mientras exploraban la habitación, Martín encontró un viejo diario en una estantería. Con manos temblorosas, abrió el diario y comenzó a leer en voz alta.
"Estoy atrapado en esta casona, rodeado de
susurros y sombras. Algo maligno acecha en cada rincón, atrapando las almas de aquellos que se atreven a ingresar. Si estás leyendo esto, te suplico que te vayas y no vuelvas nunca más". El corazón de Laura latía con fuerza, y sus ojos se encontraron con los de sus amigos. "Tenemos que salir de aquí." Justo en ese momento, la puerta se cerró de golpe detrás de ellos, atrapándolos en la habitación. La oscuridad los envolvió mientras intentaban desesperadamente encontrar una salida. "Maldición, estamos atrapados", exclamó Alejandro, su voz resonando en el silencio opresivo. "No podemos perder la calma", instó Martín. "Tenemos que encontrar una solución. Laura, ¿encuentras algo en los libros que pueda ayudarnos?" Laura, comenzó a buscar desesperadamente entre los libros polvorientos. Encontró un pergamino antiguo oculto entre las páginas de un libro titulado "El Pacto de las Almas". "¡Aquí está!", exclamó emocionada. "Es un conjuro de liberación. Si recitamos estas palabras juntos, tal vez podamos abrir la puerta". Unidos recitaron el conjuro. Martín: (Preocupado) "¿Por qué no está funcionando? Recitamos el conjuro tal como decía en el pergamino". Laura: (Nerviosa) "No lo sé, Martín. Tal vez hicimos algo mal o falta algo más. Debemos encontrar otra forma de salir de aquí". Alejandro: (Mirando a su alrededor) "La puerta sigue cerrada y no parece haber otra salida visible. Necesitamos pensar rápido". Martín: (Respirando hondo) "No podemos rendirnos. Debemos buscar en los libros, en los pergaminos, cualquier pista que nos ayude a encontrar otra solución". Laura: (Examinando los libros) "¡Espera! Encontré algo. Este antiguo libro del Pacto de las Almas menciona un ritual que puede transportarnos en el tiempo. Podríamos regresar antes de entrar a esta casa".
Alejandro: (Entusiasmado) "Si logramos volver
atrás en el tiempo, podremos evitar todo esto y encontrar una salida diferente".
Los tres amigos siguen las instrucciones del libro y
realizan el ritual con determinación. Una ráfaga de energía los envuelve, y de repente se encuentran en el mismo lugar, pero antes de haber ingresado a la Casona Encantada.
Martín: (Sorprendido) "¡Lo hicimos! Hemos
regresado en el tiempo. Ahora tenemos una nueva oportunidad para evitar entrar a la casona". Alejandro: (Mirando a su alrededor) " Donde esta Laura!" En ese momento, un grupo de sombras oscuras emerge de las sombras y rodea a los amigos. Martín y Alejandro intentan defenderse, pero son superados en número y fuerza. Las sombras les advierte que ese es el precio por devolver el tiempo. Martín: (Gritando) "¡No, Laura! ¡Dejen a mi amiga!" Alejandro: (Luchando) "¡Suelten a Laura! ¡No se saldrán con la suya!" A pesar de sus esfuerzos, los amigos son incapaces de detener el secuestro de Laura. Las sombras desaparecen con ella en la oscuridad, dejando a Martín y Alejandro con un sentimiento de impotencia y desesperación. Martín: (Con voz temblorosa) "Tenemos que encontrarla. No podemos rendirnos hasta que la rescatemos". Alejandro: (Determinado) "Estoy contigo, Martín. No dejaremos que se salgan con la suya. Buscaremos pistas, buscaremos ayuda y haremos todo lo posible para traerla de vuelta". Después de que secuestran a Laura, pasan dos meses llenos de angustia y determinación. Martín y Alejandro no se dan por vencidos y continúan buscando incansablemente durante el día en la Casona Encantada, desesperados por encontrar el paradero de Laura. En una fría tarde, mientras exploran una habitación abandonada, sus ojos se posan en un retrato antiguo colgando en la pared. La imagen muestra a un grupo de personas sonrientes, pero lo que más les llama la atención es que Laura aparece en la foto junto a ellos. Martín: (Sorprendido) "¡Mira, Alejandro! ¡Es Laura en el retrato! ¿Cómo es esto posible?" Alejandro: (Asombrado) "No lo sé, Martín, pero parece que esta foto tiene alguna conexión con su desaparición. Debemos investigar más".
Decididos a obtener respuestas, intentan tomar el
retrato de la pared, pero era imposible moverlo. Martín: (Luchando contra la fuerza) "¡No podemos permitir que nos detengan! Alejandro: (Con determinación) "Estoy de acuerdo. Debemos buscar cualquier pista, cualquier indicio que nos lleve a encontrar una solución".
Los amigos comienzan a examinar minuciosamente la
habitación en busca de pistas adicionales. Revisan los libros, los objetos antiguos y las notas esparcidas por la habitación, buscando desesperadamente una respuesta. De repente, encuentran una carta oculta entre las páginas de un libro antiguo. La carta está escrita por un antiguo habitante de la casona y revela un pacto oscuro que involucra a Laura. Martín: (Conmocionado) "¡Escucha esto, Alejandro! Parece que Laura fue víctima de un antiguo hechizo que la atrapó en esta dimensión." Alejandro: (Con determinación) "No dejaremos que este hechizo maligno se salga con la suya. Busquemos la manera de romperlo y salvar a nuestra amiga". Los amigos se sumergen en una investigación intensiva, buscando conocimiento y magia antigua para romper el pacto que mantiene a Laura atrapada. Se enfrentan a numerosos desafíos y pruebas, pero su determinación no flaquea. Con el tiempo, logran descifrar el hechizo necesario para deshacer el pacto. Con el libro del Pacto de las Almas en sus manos, regresan a la habitación con el retrato colgando en la pared.
Martín: (Sosteniendo el libro) "Con el poder de
este antiguo conocimiento, rompemos el pacto que mantiene a Laura prisionera. ¡Libérala!" Al pronunciar estas palabras, una luz brillante envuelve la habitación y la fuerza que los mantenía atrapados desaparece. El retrato se desprende de la pared y cae al suelo, revelando una imagen cambiante de Laura, quien parece estar libre y a salvo. Martín: (Emocionado) "¡Laura!¡Estás aquí! Estamos aquí para salvarte". Laura: (Mirando a sus amigos con gratitud) "Martín, Alejandro, los extrañé tanto. Encontré a las demás almas que están atrapadas en la otra dimensión. Trate de convencerlos a que regresaran conmigo, pero me dijeron que tenían que guardar el secreto". Alejandro (confundido) “Cual secreto?” Laura (asustada) “No me quisieron contar, pero salgamos de aquí antes de que cambien de opinión.”
Los tres amigos se abrazan emocionados, sintiendo el
alivio de reunirse nuevamente. Juntos, se dirigen fuera de la Casona Encantada, dejando atrás el oscuro pasado y las fuerzas malignas que los acechaban. Los susurros nunca volvieron a escucharse, y la Casona Encantada permaneció en silencio, esperando su próxima víctima.