La Gata Sobre El Tejado de Zinc Caliente
La Gata Sobre El Tejado de Zinc Caliente
La Gata Sobre El Tejado de Zinc Caliente
SOBRE EL TEJADO
DE ZINC CALIENTE
de
Tennessee Williams
MARGARET.- Nada, que... Bueno, sólo decía que uno de esos monstruos cuellicortos
me estropeó el vestido, así que tuve que subir... ¡a cambiaaarmel
MARGARET.- Por lo menos no se les ve. Parece como si tuvieran una cabeza gorda
directamente pegada a un cuerpecito gordo.
MARGARET.- Sí, sobre todo porque si no tienen cuello no hay manera de retorcérselo.
MARGARET.- ¿Pero tú los oyes? ¿Tú los oyes gritar, mi vida? Me pregunto dónde
tendrán las cuerdas vocales, porque cuello, desde luego, no tienen.
Durante la cena me han puesto los nervios de punta. Ha habido
momentos en que me apetecía echar la cabeza hacia atrás y gritar hasta
que me oyeran en la China. Se me ocurrió decirle a tu deliciosa cuñada:
«Mae, bonita, ¿por qué no das de comer a estos adorables niños en una
mesa aparte, a ser posible cubierta de hule? Es que lo ponen todo perdido,
y como el mantel es de encaje ...» Se le pusieron los ojos cuadrados,
«Pero ¿qué dices, Maggie? ¿El día del cumpleaños del abuelo? Él no me
lo perdonaría nunca.» Bueno, pues el abuelo no llevaba ni dos minutos
sentados a la mesa con aquellos cinco monstruos cuellicortos, que
manoseaban y babeaban la comida, cuando soltó el tenedor y gritó:
«Gooper, por el amor de Dios, llévate a estos cerdos a comer a la cocina
en un abrevadero!» ¡Fue genial, yo me quise morir... ¿Tú te das cuenta,
Brick? Tienen ya cinco Y están esperando el sexto. Y se traen aquí a toda
la manada como si fueran animales de feria. ¡Y no paran de pedirles que
hagan gracias!... «Mi amor, enséñale al abuelito cómo haces esto,
¡enséñale al abuelito cómo haces lo otro! ¡Anda, di un versito para que
te oiga el abuelo, corazón! ¡Que vea el abuelito cómo haces el pino!» Y,
por supuesto, pinchando, siempre que pueden, con que si tú y yo no
tenemos hijos... Ni que decir tiene que, a mí, lo que me da es risa, pero a
veces... bueno, a veces me molesta porque está muy claro adónde quieren
ir a parar.
(Se queda junto a la puerta del baño, secándose el pelo con una toalla y
apoyándose en el toallero, ya que tiene un tobillo escayolado.
BRICK tiene ese encanto adicional, ese frío aire de desinterés que
caracteriza a la gente que ha dejado de luchar. De vez en cuando, sin
embargo, algo vuelve a encenderse en él, algo como un relámpago en
un cielo despejado, algo que demuestra que en el fondo de sí mismo está
muy lejos de sentirse tranquilo. Tal vez una luz más potente haría visible
en él un principio de desintegración, pero la luz tenue, todavía cálida,
de la galería le trata con benevolencia.)
(Se oyen voces desde abajo. MARGARET alza sus hermosos brazos
desnudos y se empolva las axilas, suspirando. Corrige el ángulo de un
espejo para arreglarse el maquillaje. Luego se pone en pie, incómoda.)
BRICK.- Ah...
MARGARET.- Claro, ni tomas drogas. Pero por todo lo demás eres el candidato perfecto
para Rainbow Hill, mi vida, y allí es donde quieren mandarte. ¡Aunque
para eso tendrían que pasar sobre mi cadáver! ¡Sí, tendrán que pasar
sobre mi cadáver, pero lo intentarán con toda su alma! Entonces tu
hermano manejaría los cordones de la balsa y nos daría una limosna de
vez en cuando. Hasta podría conseguir un poder para firmar cheques en
nuestro nombre y cortarnos el crédito cuando le diera la gana. ¡Hijo de
puta!... ¿Te gusta la idea, mi vida?... La verdad es que tú se lo estás dando
en bandeja, pareces su cómplice... Dejas de trabajar, bebes como un
loco… Y la otra noche no se te ocurre más que romperte un tobillo. en
el campo de deportes de la Facultad... ¿Y haciendo qué? ¡Saltando vallas
a las dos de la mañana! ¡Maravilloso! ¡Para que saliera en todos los
periódicos! Un relato de alto interés humano sobre un conocido exatleta
que hace una exhibición en solitario en el campo de deportes de su
antigua Facultad, ¡pero que no se encontraba en condiciones físicas y no
consiguió salvar la primera valla!
(Durante este rápido torrente de palabras, BRICK se recuesta con
negligencia sobre la blanca superficie de la cama y se coloca, con mucho
cuidado, de lado o boca abajo.)
MARGARET.- Digo que por lo menos te queda un tanto a favor, un tanto importante.
Tu padre te adora, mi vida. Y, en cambio, no soporta a tu hermano ni a
esa coneja que vive con él. ¡No la puede aguantar! ¿Sabes cómo lo sé?
Por detalles. Por ejemplo, la expresión que le cruza por la cara cuando la
oye discursear todo su repertorio de lugares comunes. Como eso que
cuenta de que rechazo la anestesia cuando dio a luz a los mellizos.
«¡Porque la maternidad es una experiencia grandiosa que la mujer tiene
que experimentar plenamente!» «¡Para darse cuenta hasta el fondo de
toda la maravilla y la belleza que encierra la maternidad!» ¡¡Ja!!
(Acompaña este fuerte «ja» con alguna acción violenta, como, por
ejemplo, cerrar de golpe un cajón.)
Papá piensa de ellos lo mismo que yo. Y de mí… bueno, como le hago
gracia, me soporta. Incluso... a veces tengo la impresión de que
inconscientemente a papá le gusto yo más de la cuenta.
MARGARET.- El modo en que me recorre el cuerpo con los ojos cuando le estoy
hablando, el modo en que me mira los pechos y se pasa la lengua por los
labios. ¡Ja, ja!
(Cada vez que lo llama «mi vida» la expresión es como una suave
caricia.)
¿Sabes una cosa? Papá..., conste que yo lo adoro y que es la persona más
encantadora del mundo, pero cuando come no levanta los ojos del plato,
como si no quisiera ver nada más.
...Pero yo le bajaría los humos con dos o tres cosas que sé. Los Flynn no
eran más que unos nuevos ricos, y encima acabaron perdiendo el dinero.
Trepadores, eso es lo que son. Una panda de trepadores.
(De pronto ve a BRICK en el espejo, ahoga una exclamación y se vuelve
hacia él. Cuenta hasta diez antes de hablar.)
MARGARET.- Lo iba a decir. Iba a decir que me siento… sola. ¡Muy sola!
MARGARET.- ¡Pero vivir con alguien a quien se ama puede ser peor... que vivir
completamente sola!... Si la persona a quien amas no te ama...
BRICK.- ¡Ahá!
BRICK.- ¿Qué?
BRICK.- Eso está bien para después de un deporte violento, pero yo ya no hago
deportes violentos, Maggie.
MARGARET.- Siempre creí que los hombres que bebían se estropeaban, pero es
evidente que me equivocaba.
MARGARET.- Bueno, eso le pasa a todo el mundo tarde o temprano. El mismo Skipper
empezaba ya a ... (Se interrumpe.) Perdona. Siempre acabo poniendo el
dedo en la llaga... Ojalá dejaras de ser atractivo. El martirio de Santa
Maggie sería mucho más soportable. Pero no tendré esa suerte: Hasta me
parece que estás más guapo desde que empezaste a beber.
... Esta noche, más tarde, te diré «Te amo», y puede que para entonces
estés lo bastante borracho como para creerme. Sí, están jugando al
crickett... Papá se está muriendo de cáncer... ¿En qué pensabas cuando
te sorprendí mirándome de aquella forma? ¿Pensabas en Skipper?...
BRICK.- ... ¿Me vas a dar mi muleta o tendré que arrastrarme por el suelo y...?
... Pero ésta es la primera vez desde hace mucho tiempo que te oigo
levantar la voz. ¿Es una grieta? ¿Una grieta en el autodominio?... Me
parece una buena señal... Señal de que aún le queda nervio al jugador de
la defensa...
BRICK.- Ese chasquido que suena en mi cabeza cuando he bebido lo bastante para
sentirme tranquilo... ¿Quieres hacerme un favor?...
MARGARET.- Tiene que ser tu letra; es tu regalo. Yo ya le di el mío. ¡Tiene que ser tu
letra!
(La tensión se agudiza de nuevo, las voces se tensan una vez más.)
MARGARET.- Basta con que pongas. «Con mucho cariño, Brick». Por favor...
BRICK.- No.
BRICK.- No, no tengo que hacer nada que no quiera hacer. Te olvidas
constantemente de las condiciones que puse para seguir viviendo
contigo.
MARGARET.- (Sin darse cuenta de lo que dice) Yo no vivo contigo. Sólo ocupamos la
misma jaula.
(Pasos en el vestíbulo.)
MAE.- Es muy peligroso dejar a mano una cosa así, en una casa llena de niños
rebosantes de vitalidad, que naturalmente se sienten atraídos por las
armas.
MAE.- Maggie, mi amor, si tuvieras hijos, sabrías que lo que acabas de decir, es
una tontería. Me harás el favor de guardar esto con llave y de poner la
llave en lugar seguro.
MAE.- ¡Ay, tendrías que haber estado abajo después de la cena! ¡No sabes la
que organizaron los niños! ¡Todo un espectáculo! ¡Polly tocó el piano,
Sonny, el tambor! Luego apagaron las luces. y salieron Dixie y Trixie
bailando ballet, vestidas de lentejuelas! ¡Papá no cabía en sí de gozo!
¡Estaba como loco!
MAE.- Maggie...
MARGARET.- ¡Es que soy una gata!... ¿No sabes aguantar una broma, Mae?
(Sale MAE.)
MARGARET.- ¡Ya lo sé!... Pero ¿por qué me he vuelto mala? ¡Porque estoy comida por
la envidia y vivo en una perpetua tensión!... Te he sacado el traje de
shantung que compramos en Roma, el que me gusta tanto, y una de tus
camisas de seda. Voy a ponerle los gemelos. Los zafiros son una
maravilla y nunca consigo que los lleves.
MARGARET.- ¡Brick! ¿Hasta cuándo tiene que seguir esto? ¿Este castigo? ¿No he
cumplido ya suficiente condena? ¿No puedo pedir una... reducción por
buena conducta?
MARGARET.- ... ¡Me siento como una gata sobre un tejado de zinc caliente!
BRICK.- ¡Pues salta, Maggie, salta! ¡Los gatos saben saltar desde un tejado y
aterrizar, ilesos, sobre sus cuatro patas!
MARGARET.- ¡Ni siquiera veo a los demás hombres! ¡Hasta con los ojos cerrados te
veo sólo a ti! ¿Por qué no cambias, Brick? Por favor, ¿por qué no te pones
gordo y feo o algo así, para que yo pueda soportarlo?... ¿Cuál es el triunfo
de una gata sobre un tejado de zinc caliente?... Supongo que resistir en
él todo el tiempo que pueda...
(Corre hacia las puertas de la galería y cierra las cortinas de seda rosa.)
BRICK.- ¡Suéltame!
(Mueve el picaporte.)
¿Por qué cerráis con llave? ¿Quién piensa que hay ladrones en mi casa?
MAMÁ.- ¿Y qué? ¿Supones que nunca he visto a Brick desnudo? ¡Vamos, abre de
una vez!
(Torciendo el gesto, MARGARET va a abrir la puerta. BRICK se dirige
cojeando rápidamente hasta el cuarto de baño y cierra la puerta de un
puntapié. MAMÁ ha desaparecido.)
MARGARET.- ¿Mamá... ?
MAMÁ.- (En voz alta, sobresaltando a MARGARET.) ¡Ya estoy aquí!... He tenido
que pasar por la galería de Mae y Gooper. ¿Dónde está Brick? Brick, mi
vida, sal de ahí; no tengo más que un segundo y quiero contarte lo de
papá... No soporto las puertas cerradas con llave.
MAMÁ.- No. En mi casa, no. (Sin pausa.) ¿Por qué te has quitado el vestido? Te
quedaba precioso.
MAMÁ.- ¡Brick, date prisa!... Lo que te pasa a ti, Maggie, es que no te gustan los
niños.
MARGARET.- ¡Los niños me encantan! ¡Me gustan muchísimo! ¡Pero bien educados!
MAMÁ.- (Suave, cariñosa.) Bueno, ¿y por qué no tienes unos cuantos y los educas
bien en vez de estarte metiendo constantemente con los de Gooper y
Mae?
(Se vuelve hacia la puerta del baño y grita.) ... ¿Hijo?... ¿Me oyes bien
desde ahí?
MAMÁ.- Pues vestíos. Vestíos los dos. Subiremos todos aquí, ya que Brick no
puede bajar... ¿Qué tal tiene el tobillo, Maggie?
MARGARET.- Me temo que no puedo darte esa información. Tendrás que preguntárselo
a él. (Corre hacia el teléfono.)
MAMÁ.- ...¿Sí?... ¿Sally?... Hola, Sally. Iba a llamarte ahora mismo para
contártelo... ¿Qué? (Alzando mucho la voz.) Escucha: ¡Tu hermano no
tiene nada grave! Nos acaban de dar el informe. Sólo tiene una cosa que
se llama colon espástico... ¡Espástico!
MARGARET.- ¿Tía Sally?... Maggie, la mujer de Brick... Me alegro de oírte. ¿Me oyes
tú a mí?... Sí, el informe de la clínica, eso es... Mamá te estaba diciendo
que papá sólo tiene un colon espástico... Espástico, eso es, tía Sally... De
acuerdo, de acuerdo. Hasta pronto...
... Me ha oído perfectamente. ¡Siempre he dicho que lo que hay que hacer
con los sordos no es gritarles, sino pronunciar claramente!
(Sale. Desde la puerta señala primero la puerta del baño y luego el bar,
preguntando por señas si BRICK ha estado bebiendo, MARGARET finge
no entender, inclina la cabeza y enmarca las cejas como si las señas le
resultasen incomprensibles. MAMÁ vuelve a acercarse a ella.)
... ¡No te hagas 1a tonta conmigo!... ¿Ha bebido mucho? Eso es lo que te
pregunto.
MARGARET.- (Con una carcajada.) ¡Bueno! Se tomó una copa después de cenar.
MAMÁ.- ¡No te rías! Hay hombres que dejan de beber cuando se casan y otros que
empiezan precisamente entonces. ¡Y Brick no probaba el alcohol antes
de...!
MAMÁ.- Justo o injusto me vas a decir una cosa: ¿Haces feliz a Brick en la cama?
MAMÁ.- Yo te digo que hay algo que no marcha. ¡No tenéis hijos y mi Brick bebe!
(Se acurruca más y se contesta con una voz distinta, aguda, burlona.)
(BRICK abre del todo la puerta del baño y sale cojeando, con el vaso
vacío. Va directamente hacia el bar, silbando con suavidad.
MARGARET le sigue con la mirada. Se lleva la mano a la garganta,
como si le costase un esfuerzo hablar, y dice:)
... ¿Sabes?... Nuestra vida sexual no terminó de una manera normal. Fue
interrumpida mucho antes de tiempo y resurgirá en cualquier momento.
Estoy segura. Por eso procuro estar siempre atractiva. Para cuando
vuelvas a mirarme como me miran los otros hombres. Porque les gusto,
Brick. Más de uno daría... ¡Brick, mírame!...
... Los demás hombres me desean, Brick. Mis facciones están casi
siempre tensas, pero mi cuerpo es tan atractivo como el tuyo, y a los
hombres les gusta. Muchos se vuelven a mirarme por la calle... ¡Algún
día acabaré engañándote con cualquiera, ya que te apetece tanto que lo
haga! Pero no te hagas ilusiones porque no te enterarás. No pienso darte
pretextos para un divorcio por infidelidad o como demonios se llame eso.
MARGARET.- (Alzando la voz para cubrir el silbido) ¡Pero me puedo quedar en él todo
el tiempo que sea necesario!
MARGARET.- ¡No pienso dejarte y no lo haré!... Además, ¿qué pensión ibas a poder
pasarme, si sólo tienes lo que te da tu padre?, y él... ¡Él se está muriendo
de cáncer!
(Por primera vez, la idea de la muerte del padre parece hacerse patente
en la conciencia de BRICK, que se queda mirando a MARGARET.)
MARGARET.- Eso cree, porque se lo dijeron delante de papá. Y se dejó engañar igual
que él, pobrecillos... Pero esta noche le van a decir la verdad. Cuando
papá se vaya a la cama, le dirán que él se está muriendo de cáncer...
(Cierra violentamente un cajón de la cómoda.) …Un tumor maligno e
incurable.
MARGARET.- ¿Lo sabe alguna vez el que lo tiene? Nadie se atreve a decir «Te estás
muriendo». Los engañan. Y ellos mismos se engañan.
MARGARET.- ¿Por qué? Porque los seres humanos sueñan con la vida eterna, ¡por eso!
Sólo que la quieren en la tierra y no en el cielo
(Él lanza una breve carcajada dura ante ese detalle de humor.)
... Bueno ... (MARGARET se retoca el maquillaje,) ... El caso es que así
están las cosas... (Mira en torno.) ... ¿Dónde he dejado el pitillo?
¡Tampoco quiero prender fuego a la casa!
MARGARET.- Siempre dándole coba a gente a la que no podía soportar, sólo porque
tenían dinero y yo era pobre como una rata. Tú no sabes lo que es eso...
¡Es como si tuvieras que recorrer kilómetros con tu tobillo roto!... Y sin
muleta... Mi padre también bebía... Se enamoró de la bebida, como tú...
¡Y mi pobre madre jugando toda la vida al quiero y no puedo!... No, tú
no sabes lo que es eso... ¡Hasta para casarme tuvieron que prestarme el
vestido! ¡Por eso, por eso soy como una gata sobre un tejado de cinc
caliente... Mientras se es joven se puede no tener dinero, pero no hay que
llegar a viejo sin dinero... ¡Es así, Brick! (BRICK silba suavemente,
distraído.)
MARGARET.- Tendrías que entender de una vez que entre Skipper y yo...
BRICK.- ¿No me crees cuando digo que hablo en serio? ¿No me crees porque te
lo digo con tranquilidad? Cuidado, Maggie, Eso que haces es peligroso,
¿sabes? Estás... estás... jugando con algo con lo que... con lo que no hay
que Jugar.
MARGARET.- Pues esta vez pienso explicártelo hasta el final. Skipper y yo hicimos el
amor -si a aquello se le puede llamar amor- sólo para buscarte a ti, cada
uno en el otro. ¿Te enteras, hijo de puta, te enteras? Tú le pides
demasiado a la gente. ¡A todos los pobres desgraciados hijos de puta que
te queremos! Y somos muchos; sí, muchos, no sólo Skipper y yo... Le
pides demasiado a todo el que te ama... ¡Criatura fuera de serie, ser
superior!... Hicimos el amor para soñar contigo. ¡Esa es la verdad, la
verdad! ¿Qué tiene de malo? ¡Me gusta la verdad! Creo que es lo único
que... Nunca debí contártelo...
BRICK.- ¡Nena!... ¡Nena, escucha!... ¡Di que suban todos! ¡Que vengan ahora
mismo!
MARGARET.- ¡No me pienso callar! ¡Todos! ¡Seguiré hablando delante de todos si hace
falta!
BRICK.- ¡Anda, nena, corre...! ¡Corre y diles que suban!
... Era como una de esas hermosas historias de las que se habla en las
leyendas griegas... No podía ser otra cosa, puesto que tú eres tú. Y por
eso era tan triste, tan patético, porque era un amor que no tenía horizonte
ninguno, del que ni siquiera se podía hablar abiertamente. ¡Pero yo soy
capaz de entenderlo, Brick, tienes que creerme, soy capaz de entenderlo
todo!... ¡Él fue... fue... noble! ¿No comprendes que soy sincera cuando
te digo que lo respeto? De lo único que quiero convencerte es de que la
vida sigue... y hay que dejarla seguir incluso después de que el sueño de
la vida... ha terminado.
BRICK.- ¡Sólo he tenido una cosa buena y auténtica en esta vida! ¡Mi amistad con
Skipper!... ¡Y tú la ensucias sólo con nombrarla!
BRICK.- Lo único hermoso y auténtico en mi vida no fue mi amor por ti, Maggie,
sino mi amistad con Skipper. Y tú lo ensucias al nombrarla.
BRICK.- ¿No me casé contigo, Maggie? ¿Por qué iba a casarme contigo?
MARGARET.- ¡Brick, no me tapes la boca, déjame terminar! ¡Yo estoy segura, te juro
que lo estoy, de que era Skipper y no tú quien sentía un deseo,
inconsciente, sí, pero un deseo que no era totalmente puro!... Y déjame,
déjame que haga un poco de historia: Nos casamos a principios de aquel
verano, después de licenciarnos, y fuimos muy felices, ¿no es verdad?
¡Muy felices! ¡Tocábamos el cielo cada vez que hacíamos el amor! Y ese
mismo otoño... ese mismo otoño Skipper y tú rechazasteis todas las
ofertas de trabajo para poder seguir jugando al fútbol... para poder seguir
en el mismo equipo. Pero algo se interponía entre vosotros. ¡Yo me
interponía! Y Skipper empezó a beber... Tú te lesionaste y no pudiste
jugar en aquel partido... Tuviste que verlo por televisión desde la
clínica... Yo acompañé a Skipper. Y vuestro equipo perdió porque el
pobre Skipper estaba borracho. Al salir seguimos bebiendo de bar en bar,
y ya de madrugada, mientras contemplábamos junto al lago, helados y
borrachos, cómo se iba haciendo de día, yo no pude más y le dije:
«¡Skipper, deja de amar a mi marido o díselo de una vez!» ¡Él me cerró
la boca de una bofetada y salió corriendo, juraría que sin detenerse ni una
sola vez, hasta que consiguió refugiarse en su habitación del hotel! Yo le
seguí hasta allí, llamé a su puerta y él tuvo que intentar aquella
lamentable, patética y fracasada demostración de que yo estaba
equivocada...
…Y así fue como lo destruí, diciéndole una verdad que tanto él como su
mundo, el mundo en que nació y fue educado, vuestro mundo, no
toleraban que se dijera en voz alta... Desde entonces Skipper no fue más
que una ruina entregada al alcohol y a las drogas… ¿Quién mató al pobre
cervatillo inocente?... Maggie... ¡Maggie, con su arco de Diana cazadora!
(BRICK intenta golpearla y yerra.) ... ¡Fallaste! Lo siento... ¡Brick, no
pretendo justificarme! Sé que no soy buena. Lo que no entiendo es por
qué la demás gente quiere fingir que lo es. Nadie es bueno. Es muy difícil
ser bueno... Yo no lo soy, pero por lo menos... ¡soy, honrada! Eso tendrás
que admitirlo... ¿Quieres admitirlo... por favor?... Brick... ¡Skipper está
muerto y yo estoy viva! Maggie, la gata, está...
... ¡viva!
MAMÁ.- (Desde abajo.) ¿Os pasa algo, Brick, hijo mío? ¿Por qué gritáis?
BRICK.- (Alzando la voz.) ¡No gritamos, mamá! ¡Se me escurrió la muleta y me
caí... Pero Maggie va a devolvérmela... ¿verdad, Maggie?
MARGARET.- (Un poco antes de que MAE deje de hablar.) ¡Pon la radio, Brick! ¡Un
poco de música para empezar la fiesta!
MAMÁ.- ¡Pero si está aquí! ¡Si está aquí mi niño! ¿Y se puede saber qué tienes en
la mano? ¡Deja ese vaso, mi vida, déjalo! ¡Tu mano se merece algo
mejor!
MAMÁ.- ¡Pero qué malo es mi niño, qué malo es, Dios mío! Anda, dale un beso a
tu madre, mi amor. ¡Fijaos cómo se escabulle! Nunca ha habido manera
de hacerle una caricia. Es un cardo, un cardo... ¡Mucho mimo es lo que
ha tenido siempre, eso es lo que pasa!... ¡Apaga eso, hijo, por Dios!...
DOCTOR.- A ver.
MAMÁ.- ... ¿Qué? ¿Qué os parece mi modo de ligar con las visitas? ¿Eh, qué os
parece?
(MAMÁ es conocida por sus bromas tontas. MARGARET la observa con
indulgencia, tratando de cambiar una mirada con BRICK. MAE y
GOOPER, en cambio, cruzan miradas ele incomodidad. Uno de los
negros se asoma sonriendo. Están esperando la orden de llevar la tarta
y el champagne. A PAPÁ no le hace ninguna gracia la escena. A pesar
de que el diagnóstico haya sido favorable, sigue teniendo molestias y no
lo entiende. Lo paga con MAMÁ.)
MAE.- (En voz baja.) ¡Uno... dos... tres! (Los niños se lanzan a cantar.)
MAMA.- Eso es; me siento tan feliz que tengo que llorar o hacer algo.
... Brick, ¿sabes la maravillosa noticia que ha traído el doctor? ¡Papá está
más sano que todos nosotros!
MAMÁ.- Este es el mejor cumpleaños que ha celebrado papá. ¡No sabéis qué de
regalos, qué de telegramas, qué...!
MAMÁ.- Lo mejor de los regalos es la sorpresa. No hay que decir nada hasta que
se abre el paquete. Ábrelo, papá.
PAPÁ.- Ábrelo tú. Yo quiero hablar con Brick. Brick, ven aquí.
MAE.- (Sin poder contenerse.) En todo caso te sorprendería el otro día; cuando
lo compraste. Y te digo dónde, si quieres.
(Los demás han seguido hablando en voz baja de sus cosas durante este
breve diálogo. El grito de PAPÁ los enmudece a todos. El DOCTOR
carraspea, enciende un cigarrillo. Es el primero que rompe a hablar.)
MAE.- Digo que nos comerán vivos los mosquitos si salimos fuera.
BRICK.- (Sonriente, ausente, por encima del vaso.) ¿Qué decías, papá?
PAPÁ.- ¿Estuviste realmente saltando o fuiste a otra cosa? ¿A qué fuiste a las
tres de la mañana? ¿A tirarte a alguna muchachita sobre la arena?
MAMÁ.- ¡Papá, por favor! Ya no estás malito, ya no tienes bula, así que deja de
hablar como...
PAPÁ.- ¡Cállate!
MAMÁ.- ...como un carretero delante del doctor, que...
PAPÁ.- ¡Que te calles, joder! Brick, te estoy preguntando qué hacías la otra
noche en ese campo. Me imagino que estarías jugando con alguien,
jugando al escondite y a más cosas y que en el calor de la persecución
tropezaste y... ¿Fue eso?
(Salen.)
BRICK.- Saltar vallas, papá, pero ya son demasiado altas para mí.
MARGARET.- (Inmediatamente.) ¡Un brindis por papá! ¡Por el hombre más importante
de...!
PAPÁ.- (En un rugido de furia y desagrado.) ¡Si digo que no quiero gilipolleces
es que no quiero gilipolleces! ¡Así que basta!
MAMÁ.- (Poniéndose frente a él con la tarta.) Papá no me gusta que hables mal,
aunque sea tu cumpleaños ni...
PAPÁ.- ¿Y por qué no me tomas en serio, eh? ¿Por qué no me tomas en serio de
una puñetera vez?
MAMÁ.- ¡Como si no te conociera...!
PAPÁ.- ¡Sé muy bien lo que digo! Últimamente he aguantado muchas cosas
porque creía que me estaba muriendo. ¡Y tú también lo creías! Por eso
te ibas apoderando de las riendas poco a poco. Pues ya puedes ir
soltándolas, porque no me muero. No me muero, ¿lo oyes?
PAPÁ.- Me pasa que soporté todas las carnicerías de aquella clínica para saber
quién era el amo aquí, si tú o yo. ¡Y resulta que sigo siendo yo! ¡Ese es
mi regalo de cumpleaños! ¡Y mi tarta, y mi champagne!
¡Tres años viéndote ganar terreno! ¡Adquiriendo mando! ¡Paseando tu
cuerpo ridículo por esta hacienda que levanté yo! ¡Yo solo, te enteras!
¡Dejé la escuela a los diez años para trabajar en el campo como una
bestia! Pero llegué a ser capataz en la plantación de Straw y Ochello. ¡Y
cuando el viejo Straw murió me convertí en socio de Ochello, y la
plantación creció, y creció, y creció! Lo hice todo yo solo, sin tu cochina
ayuda, ¡y ahora me vienes con aires de propietaria! ¡Pues quítatelo de la
cabeza, tú no eres propietaria de nada! ¿Está claro? ¿Lo has entendido
bien? ¿Bien del todo? Sólo tengo un colon espástico, y seguro que me lo
has vuelto espástico tú. ¡Tú y toda la jodida hipocresía que he tenido que
aguantar durante el tiempo que llevamos juntos! ¡Anda, apaga las velitas!
¡Apaga las velitas!
MAMÁ.- ¿Durante todos estos años, no te has dado cuenta de que yo te quería?
PAPÁ.- ¿Qué?
MAMÁ.- ¡Te amaba! ¡Con toda mi alma! ¡Amaba incluso tu odio y tu dureza,
papá!
...¡Brick!... ¡Brick!...
MARGARET.- Y yo te lo traigo.
PAPÁ.- Tu mujer es más guapa que la de Gooper, pero, no sé por qué, las dos
tienen el mismo aire.
PAPÁ.- Justo. Eso es lo que parecen. Es curioso que siendo tan distintos tu
hermano y tú, hayáis elegido el mismo tipo de mujer.
PAPÁ.- Pues se van a llevar una sorpresa; no pienso soltar esto en mucho tiempo.
PAPÁ.- Eso pienso hacer. Esperar muy tranquilo a que esas hijas de puta se vayan
sacando los ojos. (Se ríe.) ...Pero la mujer de Gooper es una buena
coneja, ¿eh? Eso tienes que reconocérselo. ¡Joder!, esta noche los sentó
a la mesa y hubo que traer más pan porque no llegaba. ¡Cinco y el sexto
en camino!
PAPÁ.- Consigues un pedazo de tierra, por las buenas o por las malas, las cosas
empiezan a crecer, a acumularse, ¡y antes de que puedas darte cuenta te
desbordan!
PAPÁ.- Pues a veces el vacío es muchísimo mejor que algunas de las cosas con
que la naturaleza pretende llenarlo... Hay alguien en esa puerta, ¿verdad?
BRICK.- Sí.
MAE.- (Echándose a llorar.) ¡Ay, Papá, por qué serás así, ¡precisamente con los
que de verdad te quieren!
PAPÁ.- ¡Anda, calla, calla! ¡Hoy mismo voy a hacer que os cambien de
habitación! ¡Al otro lado de la casa! No tenéis por qué andar metiendo
las narices en lo que pasa aquí entre Brick y Maggie. Os pasáis la noche
escuchando como un par de lechuzas, y luego le vais con cuentos a
mamá, y mamá me viene con cuentos a mí, y, ¡joder!, me sacáis de quicio
entre todos. ¡Esta misma noche os vais a otro cuarto!
PAPÁ.- Sí. Y luego le van con el parte a tu madre. Dicen que... (Se interrumpe,
incómodo.)… Dicen que no te quieres acostar con Maggie, que duermes
en el sofá ¿Es verdad eso?... ¡Si Maggie no te gusta, déjala!...
¿Qué coño haces ahí?
PAPÁ.- ¡Te lo estoy preguntando a ti! ¿Cómo coño voy a saberlo yo, si tú mismo
no lo sabes?
BRICK.- Un día salí al campo y descubrí que ya no tenía reflejos. Entonces... (Se
encoge de hombros.)
BRICK.- Sí.
PAPÁ.- Hijo...
BRICK.- ¿Qué?
BRICK.- ¿Sí?
BRICK.- ...Sí.
…Pero nadie puede comprar su vida con dinero. Nadie puede comprar
su vida cuando su vida se acaba. La vida no está en venta, ni en la
liquidación de Europa, ni en el floreciente mercado norteamericano, ni
en ningún otro cochino lugar donde todo se compre y se venda. La vida,
no. Es un pensamiento angustioso, terrible, que me ha estado rondando
por la cabeza... hasta hoy. Gracias a esta enfermedad soy más sabio, pero
estoy más triste... ¿Sabes lo que no puedo olvidar del viaje a Europa?
BRICK.- No.
PAPÁ.- Los niños corriendo por entre las ruinas, desnudos, mendigando como
perros muertos de hambre. Yo solo podría alimentar a cualquiera de esos
países. Pero el animal humano es egoísta. No creo que todo el dinero que
les di a esos pobres críos aullantes, alcanzara para tapizar de nuevo esta
habitación. Les tiraba monedas como el que tira maíz a las gallinas, se
las tiraba para librarme de ellos, para poder meterme en el coche y
escapar... Hasta que un día no pude más. Volví al hotel y le dije a tu
madre: «Ya estás haciendo las maletas. Nos vamos de aquí.»
PAPÁ.- (Sin oírle.) El animal humano sabe que se muere, pero eso no le hace
sentir piedad por los demás; al contrario, parece como... ¿Decías algo?
(Ríe satisfecho.)
BRICK.- La comunicación es... muy difícil en general y... por alguna razón tú y
yo no...
PAPÁ.- ¿Has tenido miedo alguna vez miedo? ¿Miedo de verdad, terror? (Se
pone en pie.) Espera. Voy a cerrar.
...Brick...
BRICK.- ¿Qué?
PAPA.- ...cancer.
BRICK.- Ah...
PAPÁ.- Los cerdos chillan; los hombres, no… ¿Tú crees que...? ¿Crees que un
poco de whisky le haría daño a este colon de...?
PAPA.- ¿Mejor? ¡Joder! ¡Ahora puedo respirar!... Toda mi vida he sido como un
puño cerrado... (Se sirve de beber.) ¡Un puño que golpeaba, que
aplastaba, que empujaba!... ¡Pero ahora voy a abrir las manos y a tocarlo
todo! ¡Con delicadeza...! ¿Sabes qué quiero hacer?
BRICK.- No.
... (Por la bebida.) Brick, esto quema... Pues sí, hijo, por mucho que te
extrañe, todavía me atraen las mujeres, ¡y hoy cumplo sesenta y cinco
años! Ahora me doy cuenta de todas las oportunidades que he perdido
en ese terreno. Las dejaba escapar por escrúpulos, convencionalismos,
leches... ¡Cuánta estupidez, Dios mío! He tenido que ver la sombra de la
muerte para comprenderlo. ¡Pero ahora pienso organizar un cachondeo
que va a temblar el mundo entero!... ¡Joder, me estuve acostando con tu
madre hasta... déjame que me acuerde... pues hasta hace cinco años, ¡y
no me ha gustado en la vida!
PAPÁ.- Hay cinco habitaciones que dan a esa galería, pero tú tenías que pasar
por ésta, ¿no?...
(La risa lo hace doblarse en dos, pero el dolor lo hace enderezarse con
una mueca. La risa degenera en un estertor. PAPÁ deja el vaso y BRICK
se pone en pie y se dirige, siempre cojeando, hacia la galería.)
PAPÁ.- Espera.
PAPÁ.- No, no te dejo. Te he dicho que no pases por aquí. Tienes otras cinco
habitaciones para pasar por ellas.
PAPÁ.- Lo único que le pido a esta mujer es que me deje en paz, pero a ella no
se le mete en la cabeza que no la puedo aguantar. ¡Todavía me queda
mucha guerra que dar, y voy a buscarme una mujer de bandera! ¡Una
real hembra, cueste lo que cueste! ¡Y la voy a cubrir de visón hasta
ahogarla! ¡La desnudaré y luego la cubriré de visón y de diamantes! ¡Y
luego la volveré a desnudar y nos pasaremos el día en la cama! (Se echa
a reír.)
... Pues, sí, hijo... ¡Soy... feliz! ¡Feliz, ésa es la palabra, feliz!...
BRICK.- Tengo que beber lo suficiente para conseguirlo. Es algo así como...
como...
PAPÁ.- ¡No sabía que hubieras llegado a ese extremo!... ¡Pero, hijo, eres... un
alcohólico!
PAPÁ.- No te perdono...
BRICK.- ... Me iré a sentar a solas hasta que oiga ese click. Es un proceso
puramente automático, pero sólo ocurre cuando estoy solo, sin nadie que
me hable.
PAPÁ.- ...Así que vas a quedarte ahí sentado hasta que yo te lo diga.
PAPÁ.- ¡Pues ándate con cuidado, no tengas que salir de aquí arrastrándote de
verdad y buscar el alcohol donde yo te diga! Eres mi hijo y te voy a hacer
andar derecho. Ahora que yo vuelvo a andar derecho, tú también lo harás.
(Fuera se oyen risas, carreras, el sonido de los cohetes. Se ven las luces.
Durante un largo momento BRICK mira a su padre con gravedad. Luego
se levanta y va brincando sobre una sola pierna y apoyándose en los
muebles, hasta recoger su muleta. Luego se escapa horrorizado, hacia
la galería. Su padre lo detiene, sujetándole por la manga del pijama.)
BRICK.- No puedo.
PAPÁ.- ¡Que te sientes! ¡El que manda aquí soy yo! ¡Entérate de que vuelvo a
ser yo quien dirige la orquesta!
PAPÁ.- Hagamos un trato. Tú dime por qué bebes y yo te vuelvo a llenar el vaso.
PAPÁ.- ¿Cuál?
(El reloj vuelve a dar la hora, suave y dulcemente. PAPÁ le dedica una
mirada ofendida.)
GOOPER.- ¡Perdón!
PAPÁ.- ... Hasta hace poco, mientras creía que me había llegado la hora... Antes
de saber que no tenía más que ese... colon espástico... Pensaba en ti.
Pensaba en si debía o no debía dejarte la plantación... cuando todo
hubiera terminado. Y unas veces pensaba «¡No!» y otras veces pensaba
«¡Sí! », y no había manera de tomar una decisión. ¡Odio a Gooper, y a
esa perra de Mae, y a sus cinco monos! ¡Y sé que ellos me odian a mí!
¿Por qué iba a dejarles mi tierra a esa gente que no me gusta?... Pero, por
otro lado, Brick... Joder, ¿tengo que ayudar a un imbécil que se da a la
bebida?... Por mucho que yo le quiera… Aunque le quiera con toda mi
alma... ¿Debo hacer eso? ¿Fomentar la mala vida, el desorden, la
corrupción?
PAPÁ.- ¿Ah, sí? Pues eres más listo que yo, porque yo no lo entiendo. Ni pude
tomar ninguna decisión, ni llegué a hacer testamento... Ahora ya no corre
prisa. La angustia ha desaparecido. Puedo esperar a ver qué haces con tu
vida.
PAPÁ.- ¡Espera!... Brick... Según tú, bebes para matar tu asco hacia la mentira.
¿Sólo puedes matarlo con alcohol?
PAPÁ.- Pero antes, no, ¿verdad?... Tú empezaste a beber cuando murió tu amigo
Skipper.
PAPÁ.- Bueno, no sé Algo que no era del todo normal en tu amistad con…
BRICK.- ¿Eso es lo que insinuaron? ¡Creí que había sido Maggie! ¿Y a quien más
se le ha ocurrido eso? ¿A ti? ¿Quién más cree que Skipper y yo éramos...?
BRICK.- ¡No me toques!... ¡Tú también lo crees! ¡Mucho «hijo mío, hijo mío» y
me estás llamando...! ¿Por eso nos pusiste en esta habitación a Maggie y
a mí? ¿La habitación que fue de Straw y Ochello, ese par de viejas
solteronas? ¿Para que durmiéramos en la misma cama en que murieron
los dos? Ese par de...
PAPÁ.- Calla, hijo. (Dejando mucho sin decir.) Cuando llegué aquí… Con los
zapatos hechos pedazos y sin... Salté desde un vagón de carga, a un
kilómetro de la carretera, me quedé dormido en un depósito de algodón,
cerca de la desmotadora y... Bueno, Jack Straw y Peter Ochello me
dieron trabajo. Me emplearon para administrar esta plantación, que
después creció hasta ser lo que es… Cuando Jack Straw murió... el viejo
Peter Ochello dejó de comer, igual que un perro al que se le muere el
amo... y acabó por morirse también.
BRICK.- ¿Tú también lo crees?... (BRICK está transformado, como un volcán que
estalla de repente.) ¿Piensas que Skipper y yo éramos...
PAPÁ.- Calla...
BRICK.- (Desasiéndose del abrazo de su padre.) ¡Me has hecho mucho daño,
papá! ¡Cómo puedes hablar con esa tranquilidad de... de una cosa así!
¿Es que no sabes cómo piensa la gente? ¿No te das cuenta hasta qué
punto les horroriza, les repugna? (Se interrumpe, sin aliento.) Quisiera
irme lejos, muy lejos.
PAPÁ.- ¿Adónde?
PAPÁ.- Bueno, pues yo he ido mucho más lejos: acabo de volver de la muerte,
hijo, y no es fácil que me escandalice por nada de lo que pasa aquí... De
todas formas, siempre he vivido con mucho espacio alrededor, el
suficiente como para no contagiarme con las ideas de los demás. ¡Una
de las cosas que pueden cosecharse en un gran terreno, algo mucho más
importante que el algodón, es la tolerancia!
BRICK.- ¡Mi amistad con Skipper era limpia y verdadera, hasta que a Maggie se
le ocurrió esa misma porquería de la que estás hablando tú! ¡Claro!
Alguna vez me ponía una mano en el hombro o lo hacía yo. ¡Claro! E
incluso a veces, cuando viajábamos con el equipo y compartíamos la
habitación, nos tendíamos la mano de cama a cama para darnos las
buenas noches. ¡Claro, claro que sí!
BRICK.- Muy bien. Tú lo has querido, papá. Por fin vamos a tener esa
conversación sincera que querías.
BRICK.- Sí... Una conferencia... Una conferencia que me puso Skipper para
hacerme una confesión de borracho... ¡Le colgué sin dejarle terminar!...
Fue la última vez que nos hablamos en la vida...
BRICK.- ¿Y qué te parece ese ¡feliz cumpleaños! cuando todos saben que éste será
el último?
BRICK.- No me acuerdo.
PAPÁ.- Primero explícame eso que has dicho. «Todos saben que será el
último.» ¿No has dicho eso? Empezaste. ¡Termina de decir lo que
empezaste!
PAPÁ.- ¿Por qué tengo que dejarle nada a nadie? ¡Hoy cumplo sesenta y cinco
años! ¡Todavía me quedan quince o veinte por vivir! ¡Os enterraré a
todos! ¡Te enterraré a ti y tendré que pagar tu entierro de borracho!
BRICK.- Claro, claro que sí. Y ahora vamos a ver los fuegos, ¿eh? Vamos a…
PAPÁ.- ¿Mentira, no? ¿Me han mentido? Sobre el resultado de los análisis…
Había algo… Tengo… tengo… cáncer, ¿no?
MAE.- (Desde la puerta.) ¡Papá, los jornaleros van a cantar para ti!
PAPÁ.- ¡Brick!
(MAE retrocede, asustada por la pasión que hay en la voz del anciano.
Los niños llaman a BRICK, imitándole. Hay un resplandor en el cielo.
Vuelve BRICK lento, grave, muy sereno.)
BRICK.- Lo siento, Papá. No comprendo por qué a la gente le puede importar tanto
vivir o morir. Quizá sea yo peor porque estoy menos vivo. Nosotros
somos amigos, ¿verdad, papá? Y la amistad consiste en decirse la
verdad…
(Sale.)
…¡Muertos!... ¡Muertos!...
MAMÁ.- (Entrando.) ¡Ay, me gustan mucho los fuegos, pero ese olor a pólvora
me acaba mareando siempre!... ¿Y papá?
Se ha debido acostar. Voy a ver. (Sale. Entra GOOPER.)
MAE.- ¡Hijos, por Dios, ya está bien! Gooper, haz el favor de mandar a estos
niños a la cama. Ahora mismo.
GOOPER.- (Mientras empuja a los niños hacia la puerta.) ¿No está papá?
MAE.- Sí, están sanísimos, gracias a Dios... Bueno, a ver si vuelve mamá y
podemos por fin...
MAE.- En esta vida hay muchas cosas dolorosas. Hay que hacerse a la idea.
(Vuelve GOOPER.)
MAMÁ.- Sí. Le encanta tenernos a todos alrededor, pero le cansa un poco. Y esta
noche estaba muy excitado. ¿No os disteis cuenta de cómo comía! ¡Qué
bárbaro!
MAMÁ.- ¡Era un placer verle comer de esa manera! ¡Todo le gustaba, de todo
repetía...!
MAE.- Gooper teme que papá pueda pasar una mala noche.
MAMÁ.- ¡Gooper teme, Gooper teme! ¡Pues que no tema tanto tu Gooper! Papá
tuvo siempre muy buen apetito, y ahora, gracias a Dios, lo ha recobrado.
¿Es que no os dais cuenta del peso que se le ha tenido que quitar de
encima?
GOOPER.- Bebiendo.
MARGARET.- ¡Di que sí! A mí incluso un hombre que no bebe me da mala espina.
MAMÁ.- ¡Brick!
MAMÁ.- ¡Brick!
MAMÁ.- ¿Y por qué tenéis todos esas caras? Abre esa puerta, Gooper, por favor,
que corra un poco el aire.
MAE.- Más vale dejarla cerrada, mamá. Por lo menos hasta que hayamos
hablado. No sea que nos oiga papá.
MAE .- (En voz alta, creando un silencio.) ¡No sé por qué... pero me está dando
la impresión...!
MAMÁ.- Me han dicho que hay ahora unas curas maravillosas para dejar de beber.
¿Sabe usted algo de eso, doctor? No es que Brick lo necesite; es hablar
por hablar...
MAMÁ.- ¡Ay, Brick, qué cosas dices! ¡Si tú supieras el daño que me haces...!
BRICK.- Hazlo tú, Maggie. Yo soy un inválido saltarín. Me gusta estar de pie.
MAMÁ.- ¡Bueno, ya está bien! ¿Por qué me rodeáis así? ¿Por qué os miráis de ese
modo?
(Se lleva una mano a la boca cómo para negar lo que ha dicho)
MAMA.- ¿Doctor?...
DOCTOR.- Desde que conozco aquella clínica, no han podido hacer un examen más
minucioso, ni poner más inyecciones a ningún paciente, ni...
DOCTOR.- Claro que cuando empezaron ya sabíais que, había un tanto por ciento
muy elevado de probabilidades de que...
BRICK.- Lo siento...
MAMÁ.- ¡Suéltame tú! ¡No me toques! ¡Quiero a Brick! ¿Dónde está Brick!
¿Dónde está mi hijo?
MAE.- ¡Un hombre como es debido, un hombre responsable! ¡Con cinco niños
preciosos! Qué digo cinco, ¡seis!
MAMÁ.- ¡Brick!...
DOCTOR.- Bueno, bueno, no hay que dejarse llevar por los nervios. Estas
situaciones son terribles, pero... no hay más remedio que superarlas. Hay
que tener calma y... pensar en él. Él es lo único importante ahora. (Se
acerca a MAMÁ y le palmea una mano, comprensivamente.) Haremos
que todo sea lo más fácil posible, que esté cómodo, que...
GOOPER.- Yo creo que papá ha empezado a tener dolores y que se los calla.
DOCTOR.- Les pasa a muchos enfermos. Tienen la impresión de que negando los
dolores pueden negar la realidad.
DOCTOR.- Cuando tenga dolores serán muy fuertes y necesitará calmantes para
soportarlos.
DOCTOR.- (Dejando en algún lado un paquete.) En cualquier caso, dejaré esto aquí.
Si de pronto lo necesitara, es mejor no tener que mandar por ello.
DOCTOR.- Sí, no tengo más remedio. (Estrechando de nuevo las manos de MAMÁ.)
¿Vamos a ser valientes, verdad?
(MAMÁ solloza.)
MAE.- ¡Mamá...!
MARGARET.- ¡Brick adora a su padre! ¡Y esto lo ha destrozado! ¡Por eso está bebiendo
así!
MAE.- ¡Ya!
MAMÁ.- ¡Maggie, tienes que ayudarnos! Tienes que ayudarnos a papá y a mí para
que Brick deje de beber. Papá se morirá de pena si Bríck no reacciona y
se pone al frente de...
MAE.- ¿Al frente de qué, mamá?
GOOPER.- Mira, comprendo que has recibido un golpe muy fuerte, pero...
MAE.- ¡Ay, mamá, mamá, todos queremos ser tan optimistas como tú! ¡Y
tenemos confianza, claro que sí! ¡Y fe en la oración! Pero hay cosas
que..., cosas que discutir, que solucionar, por si...
GOOPER.- Hay que tenerlo todo previsto, y cuanto antes, mejor... Mae, ¿quieres
traer mi cartera, por favor?
(Sale apresuradamente.)
GOOPER.- Bueno, mamá, aclaremos bien las cosas. Lo que has dicho antes es
mentira, y tú lo sabes mejor que nadie. Yo siempre he querido a papá. A
mi manera, eso sí. Yo no sé expresar mis sentimientos; me pasa lo mismo
que a él. ¿Dudo yo de que papá me quiera, aunque tampoco me lo haya
demostrado nunca? (Vuelve MAE con la cartera.)
GOOPER.- Gracias... Naturalmente, mis relaciones con Papá son distintas a las de
Brick...
MAE.- Porque le llevas ocho años y siempre has tenido que cargar con muchas
más responsabilidades. ¿Qué responsabilidades ha tenido nunca Brick?
¡Como mucho, un balón de fútbol!
GOOPER.- Bien. Una plantación de veintiocho mil acres es un asunto muy serio.
Muy serio y muy difícil de llevar.
MAMÁ.- ¿Pero de qué hablas? ¿Cuándo has tenido tú que llevar nada? ¡Estás
hablando como si tu padre estuviera ya muerto y enterrado! ¡Tú nunca
has movido un dedo en esta plantación!
MAE.- ¡Pero, mamá, por favor, seamos justos! ¿Quién ha dirigido esto en los
últimos cinco años? ¿Quién lo ha dirigido desde que papá empezó a
encontrarse mal? A Gooper no le gusta hacerse notar, y si se puso al
frente de todo fue porque lo consideraba un deber, ¡pero llega un
momento en que...! ¿Qué hacía Brick mientras? ¡Jugar al fútbol!
MARGARET.- (Que vuelve a entrar sola.) ¿Ya estás hablando de Brick? Brick no juega
al fútbol. ¡Brick es el locutor deportivo más importante del país!
MARGARET.- ¿Para insultarle cuando no está delante? ¿Para crearle mal ambiente?
¿Para eso es tu hermano? ¿Para tratar de quitarle lo suyo con malas artes,
para...?
GOOPER.- ¡Anda, calla, calla! ¡Calla y vete fuera a beber con él, anda!
MAE.- ¡Pero no le defiendas tanto, mujer! ¡Si todos sabemos cómo te trata!
MARGARET.- ¡Ya salió! ¿Pero tú te crees que somos tontos? ¿Tú te crees que no nos
damos cuenta Brick y yo de lo que estáis haciendo? ¡Y por, los motivos
más repugnantes y más sórdidos! ¡Por avaricia, por afán de lucro, por…!
MARGARET.- (A mamá.) ¡Pero que conste que si nos quedamos aquí un solo minuto
más es por vosotros! Por ti y sobre todo por papá. Y si es verdad que
papá... Bueno, en cuanto haya pasado todo nos iremos.
MAMÁ.- ¿Qué es eso de que os vais a ir? No te disgustes, tú, bonita. Ven conmigo,
hija, ven con mamá.
MAE.- ¿Sabes por qué no tiene hijos ésta? ¿Lo sabes? ¡Porque su atlético marido
ni siquiera la toca!
MARGARET.- ¡Bruja!
MAE.- ¡Lianta!
MARGARET.- ¡Envidiosa!
MAE.- ¡Resentida!
GOOPER.- ¡En fin! Yo hubiera preferido solucionar todo esto por las buenas, pero
ya que os ponéis así, vamos a cortar por lo sano. Me trae completamente
al fresco que papá me quiera o no. Aquí se ventilan otras cosas. Mae y
yo tenemos cinco hijos y otro en camino, y yo lo único que pretendo es
que se juegue limpio. No voy a negar que en algún momento me haya
hecho mucho daño que papá se olvidara de mí desde que Brick vino al
mundo, que me tratara como si yo no valiera la pena ni de... (Recobrando
su firme tono anterior.) Bueno, es igual. No estamos hablando de eso. El
caso es que papá se está muriendo dé cáncer. Un cáncer muy extendido
que le ha atacado al riñón y le está produciendo uremia. Y por si no sabéis
lo que es uremia, os diré que es un veneno, muy rápido, así que...
MARGARET.- ¡Veneno! ¡Tú sí que estás lleno de veneno! ¿No te da vergüenza hablar
con esa frialdad de tu propio padre? ¡Eso sí que es veneno y no...!
GOOPER.- (Intentando no saltar.) Por favor, estoy pidiendo que juguemos limpio.
Vamos a jugar limpio todos. ¡Y si empezamos a montar números y a
emplear trucos sucios, acordaos de que no en balde soy abogado y me
defenderé a mi manera llegado el momento, eh!...
GOOPER.- ¡Pero si esto es sano, mamá! Una bronca de familia siempre saca a flote
lo mejor y lo peor de cada uno.
MAE.- ¡Y tanto!
GOOPER.- Verás, mamá, es que yo tengo muchas cosas que hacer y no me puedo
quedar aquí todo lo que quisiera, como otros.
GOOPER.- No, no puedo. Por eso tengo que plantear los problemas ahora. Y
solucionarlos. Y si Brick no estuviera borracho, debería hacer lo mismo.
MARGARET.- ¡Claro, te veo venir! ¡Quieres organizarlo todo tú y tenernos para siempre
en un puño! ¿no?
MAMÁ.- Gooper...
MAMÁ.- ¡Basta! ¿Lo vais a entender de una vez? ¡He dicho que no quiero oír una
palabra más! ¡Y tú guárdate esos papeles antes de que te los arranque de
las manos y te los haga comer!
MAMÁ.- ¿No es así como lo diría papá?... ¡Todavía soy su mujer, no su viuda! ¡Y
os voy a hablar como él, hijos de puta!
MAMÁ.- ¡Aquí nadie va a repartirse nada! ¡Papá está vivo! ¡Y lo va a estar por
mucho tiempo!... (Se le quiebra la voz. BRICK vuelve a canturrear.) ¡El
tiempo pasa tan de prisa!... La muerte llega demasiado pronto. Mucho
antes de que uno haya podido acostumbrarse a la vida. Tendríamos que
intentar comprendernos, tratar de querernos, en vez de lanzar los unos
contra los otros, ¡como…! ¡Estar tan unidos como fuera posible, para
soportar que algo tan espantoso suceda de pronto sin que podamos hacer
nada!...
MAMÁ.- ¡Brick, mi niño! ¡Tu padre te quiere tanto! ¿Sabes cuál sería su mayor
alegría? Que antes de morir, le dieras un nieto, tan parecido a él como tú
te le pareces.
MARGARET.- (Con voz tranquila, pero con energía.) ¿Me queréis escuchar un
momento?
(Se asoma.)
¿Qué le pasa a esa interesante mujer, cargada de brillantes, que veo ahí
fuera?... ¡Eh, señora! ¿Se encuentra usted mal?
PAPÁ.- Pues habrá que cuidarte, mamá. Tiene la tensión muy alta.
MARGARET.- ¡Brick! ¿Te has fijado? ¡Papá se ha puesto tu regalo!... ¡Qué tela tan
suave!
PAPÁ.- Sí, Maggie. Todo es suave esta noche... Todo va a ser suave a partir de
ahora...
MAE.- ¿Qué?
MAMÁ.- ¿Pero, cómo no me lo has dicho antes? ¡El sueño de papá, su deseo más
grande!
MAMÁ.- ¡Mi amor, mí amor!... Mi amor, ¿puedo ir, contigo? (Sale tras él.)
MAE.- ¿No ves que os oímos, todas las noches? ¡Oímos, tus súplicas, y...!
MARGARET.- ¿Y qué? ¡Eso es todo lo que oyes! ¡No todo el mundo hace tanto ruido
como vosotros! ¡No todo el mundo parece que tiene asma, y hace el amor
como si fuera gimnasia! ¡Hay amantes silenciosos, sabes! ¡Nosotros
somos amantes silenciosos! Nosotros...
BRICK.- El click.
MARGARET.- ¿Ese chasquido que te hace sentirte en paz?
BRICK.- Ponlo en el sofá, por favor. Donde yo duermo. (Se acerca cojeando al
bar, y vuelve a servirse.) ¡Ya! (Con el vaso en la mano, sale a la galería.
Le oímos poco después canturrear a lo lejos. MARGARET, se abraza
durante unos momentos al almohadón. Por fin, lo arroja sobre la cama,
corre al bar, coge todas las botellas, se vuelve un momento, indecisa, y
termina por salir con ellas de la habitación, dejando la puerta
entreabierta. BRICK se acerca y vuelve a entrar. Al ver el almohadón
sobre la cama, se ríe, moviendo compasivamente la cabeza, y lo recoge.
Cuando MARGARET vuelve a su vez, lo tiene aún bajo el brazo. Ella
cierra suavemente la puerta, y se apoya de espaldas, sonriendo a BRICK
dulcemente.)
MARGARET.- Durante mucho tiempo, creí que eras más fuerte que yo, y tenía miedo
de que me anularas. Pero ahora... desde que empezaste a beber... Ahora
sé que soy más fuerte que tú, y que tengo que ayudarte... Deja ese
almohadón donde estaba... ¡ Si te lo llevas, lo volveré a poner!...
(Empieza a apagar casi todas las lámparas.) ...¿Sabes? Es cierto que he
ido a ver a un médico. Y sé que, precisamente en estas fechas, es cuando
puedo concebir.
BRICK.- (Sonriendo, con encantadora tristeza.) Tendría gracia que fuera verdad...
TELON