Cuestionario de 1er Caso Clinico
Cuestionario de 1er Caso Clinico
Cuestionario de 1er Caso Clinico
1)
2)
3)
CO N CEPTO
La rabdomiólisis se define com o el síndrome clínico producido
por la lesión del músculo esquelético que origina la
liberación de las sustancias contenidas en la célula muscular,
como mioglobina, creatincinasa (CK), potasio, fósforo, ácido
úrico, lactato deshidrogenasa (LDH), aldolasa y aspartato
aminotransferasa (AST), que pasan a la circulación
Enzimas musculares
Creatina fosfoquinasa (CPK): se eleva 2 a 12 horas después
de la lesión muscular, con un pico máximo entre
las 24 y 72 horas. El diagnóstico de rabdomiolisis
se hace al elevarse la CPK 5 veces sobre su nivel normal
(41) y dicho nivel se relaciona con la presencia de
IRA
Mioglobina
Proteína de 17,8 kDa cuya concentración sérica normal
oscila entre 0 y 0,003 mg/Dl
MANIFESTACIONES CLÍNICAS
En el paciente con IRA secundaria a rabdomiolisis
predominan los síntomas debidos a la destrucción
muscular como mialgias, edema, rigidez, orina color
de té, deshidratación, hipovolemia y síntomas generales
(5), sin embargo, hasta el 50 % de los pacientes
son asintomáticos o cursan con síntomas inespecíficos
(11). En cuanto al daño renal, puede presentarse
3-7 días después de la lesión muscular, pero los trastornos
electrolíticos pueden preceder a la oliguria y la
elevación de los compuestos azoados
TRATAMIENTO
Los objetivos terapéuticos ñindamentales son:
• Tratar la causa desencadenante.
• Restitución de la volemia.
• Evitar el desarrollo y la progresión de la insuficiencia
renal.
• Prevención y tratamiento de la hiperpotasemia.
• Favorecer la eliminación urinaria de la mioglobina.
Medidas generales
• Dieta con abundantes líquidos, evitando zumos y fi:utas;
si el paciente está en coma, la dieta debe ser absoluta.
• C analización de una v ía venosa periférica, p referiblemente
con un catéter central de inserción periférica
(catéter PICC), para la m edición de la presión venosa
central (PVC) con periodicidad horaria.
• M onitorización de la presión arterial y del ritm o y la
frecuencia cardíacos.
• Sondaje vesical y medición horaria de la diuresis.
• Control horario del pH urinario si se adm inistra bicarbonato,
que debe mantenerse por encima de 6,5.
• Control de la natremia, potasem ia y osm olaridad cada
2-4 h si se utiliza manitol.
• Control de la calcemia y del pH arterial cada 2 h durante
la perfusión de bicarbonato
Diuréticos
Furosemida: se utiliza para forzar la diuresis, pero hay
controversia acerca de su empleo porque puede disminuir
aún más el pH en los túbulos renales distales
potenciando la nefrotoxicidad de la mioglobina. Otros
autores sugieren utilizar dosis tituladas una vez que el
paciente alcance un estado adecuado de hidratación.
Aunque todavía no está claro, parece existir un beneficio
con el uso de la acetazolamida porque este medicamento
disminuye la reabsorción proximal del bicarbonato
aumentando el pH intraluminal; sin embargo,
aún no hay evidencia concluyente al respecto (
Manitol
Su beneficio teórico radica en la capacidad de inducir
vasodilatación en el parénquima renal y actuar como
antioxidante al atrapar radicales libres, pero los estudios
no son concluyentes; posiblemente los pacientes
que más se benefician son los que tienen valores de
CPK por encima de 30.000 UI/L (7). Se utiliza a la dosis
de 1 a 2 gramos por kilogramo día, con una velocidad
de infusión de 5 gramos por hora. Está contraindicado
en los pacientes deshidratados, hipovolémicos o
que cursen con oliguria.
Alopurinol
En caso de hiperuricemia por encima de 8 mg/dL en
el contexto de IRA por rabdomiolisis se recomienda
usar alopurinol, aunque no hay estudios que avalen
tal conducta en estos pacientes.
Manejo de la hiperpotasemia
Se deben detectar precozmente las alteraciones del
ritmo cardíaco secundarias a la hiperpotasemia; si están
presentes, es necesario administrar calcio intravenoso.
Otras medidas utilizadas son las siguientes:
• Redistribución del potasio: para lograr esto se utilizan
agonistas de los receptores B2 e infusión de
insulina + dextrosa.
• Eliminación gastrointestinal de potasio: para esto
se utilizan resinas de intercambio iónico como el
poliestireno; administrar concomitantemente un
laxante que facilite su eliminación.
• Ver adelante indicaciones de uso de diuréticos y
terapia de reemplazo renal
Otros medicamentos
De acuerdo con los mecanismos fisiopatológicos descritos,
se estudian múltiples vías para intervenir, por
ejemplo:
• L arginina para contrarrestar la deficiencia relativa
de óxido nítrico (9).
• Fasudil como inhibidor de la apoptosis de células
renales (53).
• Esteroides en la rabdomiolisis inducida por alcohol
(54).
PRONÓSTICO
La regla es la recuperación de la función renal. Entre
1980 y 1993 se llevó a cabo un estudio de seguimiento
a 14 años de estos pacientes y se encontró una tasa de
supervivencia del 78,6 % (8). La mayoría de los pacientes
recuperan la función renal en un tiempo promedio
de 3 semanas, pero es importante tener en cuenta el
contexto clínico ya que no es lo mismo un paciente
con rabdomiolisis aislada, que uno con rabdomiolisis
en el marco de una falla orgánica multisistémica en la
unidad de cuidados intensivos (59). Además, está demostrado
que la IRA es un factor de riesgo independiente
para desarrollar falla renal crónica en el futuro
CONCLUSIÓN
La rabdomiolisis es una complicación frecuente, no
exclusiva de pacientes con trauma o quemaduras.
Aunque la IRA secundaria a rabdomiolisis generalmente
tiene un curso benigno, son importantes su
prevención y el diagnóstico precoz, puesto que está
bien establecido que la IRA es un factor de riesgo para
enfermedad renal crónica. En la actualidad la medida
terapéutica con mayor evidencia e impacto en la IRA
por rabdomiolisis es la administración de líquidos endovenosos
y forzar la diuresis pues esto interviene en
los mecanismos fisiopatológicos iniciales de la lesión
renal. Aunque existen muchos estudios experimentales
acerca de otras posibilidades terapéuticas, aún no
hay suficiente evidencia para hacer otras recomendaciones.
¿Qué significa CPK y CPK MB?
El examen de isoenzimas de la CPK puede ayudar a encontrar la
fuente exacta de tejido dañado. La CPK está compuesta de tres
sustancias ligeramente diferentes: CPK-1 (también llamada CPK-BB)
se encuentra más que todo en el cerebro y los pulmones. CPK-2
(también llamada CPK-MB) se encuentra más que todo en el corazón.
1ERO UDOCZ
LUEGO:
HIPERVENTILACIÓN
La hiperventilación genera una disminución de la PaCO2
con consecuente vasoconstricción de las arterias
intracerebrales y finalmente la reducción de la PIC. La PaCO2
meta debe mantenerse entre 32-34mmHg ya que niveles más
bajos pueden causar isquemia cerebral. Sin embargo este
método debe ser utilizado temporalmente mientras se
instauran las otras medidas de manejo debido a que su uso
prolongado y agresivo se relaciona con peor pronóstico (2,4).
MANIFESTACIONES CLÍNICAS
Los pacientes con lesión cerebral aguda se encuentran en
riesgo potencial de presentar convulsiones tempranas, estas a
su vez, aumentan de forma importante la PIC y la demanda
metabólica (1,2,9). Sin embargo únicamente en un análisis de
Cochrane 2015 se encuentra a favor del uso de fenitoína para
la prevención de convulsiones tempranas postraumáticas, pero
la mayoría de estudios han demostrado que las drogas
antiepilépticas no tienen efectos para la prevención de
convulsiones postraumáticas tempranas o tardías, por lo que
no las recomiendan (solo en algunos casos como de
antecedentes de epilepsia) (8).
Además en la Hipertensión intracraneal idiopática, se ha
puesto en práctica el uso de inhibidores de la anhidrasa
carbónica, en especial la acetazolamida, ya que se ha visto
que reduce la presión del LCR al reducir su producción, sin
embargo dicho medicamento en muchas ocasiones es poco
tolerado debido su perfil de efectos secundarios (parestesias,
sabor metálico, anorexia, nefrolitiasis). En estos casos se ha
visto que como alternativa, se puede utilizar el topiramato, el
cual es un anticonvulsivante, y un profiláctico de la migraña,
cuyos presuntos mecanismos de acción en estos casos
predominan la reducción de peso (gracias a la supresión del
apetito, lo cual se ha visto útil en estos pacientes) así como la
reducción en la formación del LCR (5,11,12).
Se han llevado a cabo estudios en comparación del
topiramato (100-150 mg/día) versus acetazolamida (1000-
1500 mg/día) en pacientes con hipertensión intracraneal
idiopática. Ambos fármacos mostraron mejoras en el
resultado de la enfermedad con el tiempo, sin diferencias
significativas entre ellos, pero la reducción de peso fue mayor
en el grupo del topiramato. Además, se piensa que ya que la
cefalea es un síntoma común en pacientes con hipertensión
intracraneal, el topiramato podría tener efectos benéficos
(11,12).
En cuanto al uso de este medicamento, es importante tener
presente que al inicio del tratamiento (generalmente las
primeras dos semanas), entre otros efectos secundarios, se
puede generar miopía y glaucoma de ángulo cerrado de forma
aguda y ambos pueden ser difíciles de diferenciar respecto a
síntomas ocasionado por PIC elevada (5).
CORTICOESTEROIDES
Su uso ha sido de gran controversia en estos pacientes.
Antiguamente se utilizaba de forma más regular los esteroides
orales para el manejo de la Hipertensión intracraneal
idiopática, sin embargo su utilización ha disminuido debido a
efectos adversos importantes, como el aumento de peso y
retención de sal, lo cual es muy perjudicial en esta población.
Únicamente se ha mantenido de forma ocasional el uso de
esteroides intravenosos en dosis altas y en combinación con
acetazolamida para el manejo de la pérdida visual progresiva
en la hipertensión intracraneal fulminante, esto de forma
transitoria mientras se instaura el tratamiento definitivo.
Son más recomendados en casos de efecto masa y tumores
intracraneales ya que limitan el edema vasogénico intersticial
y disminuyen el efecto masa hasta el tratamiento quirúrgico
definitivo; aún así su uso es controversial (5,9,11).
NORMOTERMIA E HIPOTERMIA
TERAPEUTICA
La hipotermia terapeutica (32 - 34 °C) es efectiva
reduciendo la presión intracraneal indistintamente del tipo de
lesión cerebral. La hipotermia reduce el metabolismo cerebral
y el flujo sanguíneo que lleva a una disminución en la presión
intracraneal y presenta un efecto neuroprotector. Se ha
observado que la hipotermia no mejora los resultados de los
pacientes con trauma craneoencefálico a pesar de reducir la
presión intracraneal. Sin embargo, en un estudio realizado por
el NanFang Hospital, Southern Medical University, se
demuestra que la hipotermia post craniectomía en pacientes
con trauma craneoencefálico severo si presenta un beneficio
al disminuir la mortalidad (2,4,12-14).
Es imprescindible la normotermia en pacientes con lesiones
cerebrales ya que presentar fiebre (temperatura mayor a 38
°C) se asocia con peores resultados neurológicos. Para
mantener la normotermia entre 36 °C y 37 °C se puede
utilizar antipiréticos, mantas de enfriamiento, enfriamiento de
superficie o dispositivos intravasculares (4,9).
MÉTODOS QUIRÚRGICOS
• Craniectomía descompresiva
La craniectomía descompresiva es un procedimiento
quirúrgico que consiste en realizar una resección de hueso
craneal y una apertura de la duramadre para ayudar con la
descompresión del espacio intracraneal tras un trauma
craneoencefálico. Este procedimiento permite vencer la
rigidez y naturaleza inextensible del cráneo y la duramadre,
para reducir la hipertensión intracraneal. En pacientes con
edema cerebral grave, este procedimiento reduce el riesgo de
un mayor aumento de la presión intracraneal, favorece la
descompresión venosa generalizada y previene herniación del
cerebro (15).
La craniectomía se puede realizar como un procedimiento
primario o secundario tras un aumento de la presión
intracraneal. En la descompresión primaria, que comúnmente
se realiza tras la evacuación de un hematoma subdural agudo,
la porción del hueso craneal que se extirpa no se reemplaza,
ya sea porque el edema previene el reemplazo del hueso al
final de la cirugía o como una medida preventiva del posible
edema que puede ocurrir en el periodo postoperatorio. La
descompresión secundaria se realiza comúnmente como una
intervención de último nivel en pacientes con hipertensión
intracraneal que con otros tratamientos no ha llegado a
disminuir la presión intracraneal a menor de 20 mmHg. Los
tres tipos de descompresión intracraneal secundaria que se
realizan comúnmente son; la craniectomía bifrontal,
hemicraniectomía unilateral y la hemicraniectomía bilateral
(9.15,16). Una vez que se decide optar por este tratamiento
quirúrgico se debe tratar de eliminar lo más que se pueda de
hueso. La técnica ideal de una craniectomía es la eliminación
de todo el hueso del hemicráneo afectado (16). La
craniectomía frontotemporoparietal/hemisferio-craniectomía
por el edema confinado a uno de los hemisferios, y la
craniectomía bifrontal por el edema difuso, son las
intervenciones quirúrgicas recomendadas en los casos
refractarios. Para el plan quirúrgico se debe tener en cuenta: la
ubicación de la lesión, el hemisferio, y el tamaño de la
descompresión. El TC es determinante de estos factores
previo a la cirugía. Las principales indicaciones para la
hemicraniectomía descompresiva son: lesiones unilaterales,
contusiones, hemorragia extradural o subdural, desviación de
la línea media. La descompresión bifrontal se indica para el
edema cerebral difuso, sin cambio de la línea media (9,16).
La craniectomía descompresiva es una cirugía mayor que se
asocia con complicaciones significativas tanto tempranas
como tardías incluyendo convulsiones, higroma subdural,
hidrocefalia e infección. La mayoría de los pacientes
requieren una cranioplastía posteriormente para protección del
cerebro, restauración del cráneo por razones cosméticas y en
algunos casos para mejorar los síntomas neurológicos
atribuibles al síndrome de trephined. En la última década el
rol de la craniectomía descompresiva en el manejo de la
hipertensión intracraneal ha sido controversial (15). Esto se
debe a que aunque dicha cirugía la mayoría de las veces salva
la vida del paciente, esta puede provocar un importante
deterioro neurológico. (2,9). El ensayo DECRA realizado en
el 2011 demostró tasas de mortalidad similares entre los
pacientes que se tratan con una craniectomía versus los que se
tratan con la atención médica estándar. Sin embargo, el
ensayo RESCUEicp del 2016 demostró que la descompresión
con la craniectomía resulta en una disminución de la
mortalidad pero genera más efectos secundarios (17).
Por lo tanto, previo a realizar una craniectomía es
importante hablar con los familiares del paciente para aclarar
sus preguntas y acentuar las posibles complicación (9).
CONCLUSIÓN
La hipertensión intracraneal es de gran importancia a nivel
hospitalario ya que su etiología variable la hace una patología
común y a la vez potencialmente grave. Concluyendo según
los objetivos propuestos, inicialmente tras diagnosticar a un
paciente con hipertensión intracraneal, se debe colocar un
catéter en el sistema ventricular para el drenaje de LCR, así
como la elevación de la cabecera a 30°. Además es importante
la sedación, controlar la presión arterial y mantener una
presión de perfusión cerebral (PPC) >60mmHg ya que son
medidas de neuroprotección. También está indicado el
manitol o solución salina hipertónica para mantener una
osmolaridad sérica entre 300-320 mOSm/l. La
hiperventilación debe usarse por poco tiempo. La terapia
antiepiléptica es controversial, con eficacia principalmente en
hipertensión intracraneal idiopática. Del mismo modo, el uso
de corticosteroides no está claro, pero se reserva para el
manejo de la pérdida visual progresiva en la hipertensión
intracraneal fulminante. La hipotermia reduce el metabolismo
cerebral y el flujo sanguíneo que lleva a una disminución en
la presión intracraneal. En relación a las técnicas quirúrgicas,
estás se reservan para evacuación de un hematoma subdural
agudo, o bien cuando las medidas terapéuticas anteriores no
han logrado reducir la PIC <20mmHg.
El abordaje inicial completo y oportuno con estas medidas
terapéuticas farmacológicas y quirúrgicas, es imprescindible
para obtener un pronóstico favorable y prevenir daños
neurológicos irreversibles.
DESPUES PDF DEL PACIENTE PEDIATRICO MUY BUENO: