La Gran Transferencia de Riquez - C. Peter Wagner

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Prólogo
1. TRANSFORMACIÓN SOCIAL: EL CUADRO
GLOBAL
2. COMENZAR UNA EMPRESA DEL REINO EN LA
ECONOMÍA DE DIOS: EL TESTIMONIO DE MANI
ERFAN
3. YA LLEGA LA TRANSFERENCIA DE RIQUEZA
4. NEUTRALIZAR EL ESPÍRITU DE POBREZA
5. LAS PARÁBOLAS DE LOS ADMINISTRADORES
DEL DINERO
6. ¿Cuándo se convierte el dinero en “ganancias
deshonestas”?
7. EL CICLO DE LAS RIQUEZAS DEL REINO
8. DE FINANCIACIÓN BASADA EN DONANTES A
FINANCIACIÓN BASADA EN ENTRADAS
9. FILANTROPÍA DEL REINO
10. ALGUNOS CONCEPTOS BÁSICOS DE DAR
ALEGREMENTE
APÉNDICE: CÓMO ESTABLECER UN FONDO
MINISTERIAL DE ENTRADAS
ACERCA DEL AUTOR
Estoy totalmente emocionado de que finalmente se haya escrito
La Gran Transferencia de Riqueza. Dios es un Dios de
abundancia. Verlo de cualquier otra forma es una distorsión de la
realidad, la mayor realidad de todas: la naturaleza de Dios. El
solo hecho de que haya habido tanto error al tratar este tema solo
demuestra qué es lo que teme el diablo. Él teme que la iglesia
reciba un entendimiento bíblico adecuado de la prosperidad con
un propósito. Y este libro le llevará a ese entendimiento, y
finalmente, a esa experiencia. Peter Wagner nos ha dado grandes
estrategias para renovar nuestro corazón y nuestra mente para
estar totalmente inmersos en los propósitos de Dios para el
planeta tierra. Implementando estas estrategias prácticas
estaremos en buena posición para ayudar a facilitar La gran
transferencia de riqueza, la cual llevará a la mayor cosecha de
almas que el mundo haya visto jamás.
—Bill Johnson
Pastor principal de la iglesia Bethel, Redding, California
Escritor de Cuando el Cielo Invade la Tierra
Mi amigo Peter Wagner siempre me reta a pensar de formas
nuevas. Lo ha vuelto a hacer con su nuevo libro La Gran
Transferencia de Riqueza. Le recomiendo que lo lea.
—John C. Maxwell
Escritor y conferencista
C. Peter Wagner es uno de los líderes apostólicos más grandes e
influyentes en la teología del reino y cambiando paradigmas en el
cuerpo de Cristo. He tenido el honor de recibir mentoría de Peter
y estoy orgulloso de llamarle mi padre espiritual. Es un hombre
de gran integridad y un verdadero apóstol. Ha escrito muchos
libros bíblicamente profundos que han bendecido a la iglesia y
han avanzado el reino de Dios. Ahora Peter le trae el que creo
que es el libro más esencial de esta era del reino: La Gran
Transferencia de Riqueza. Estas páginas están llenas de sabiduría
celestial, una enseñanza bíblica profunda, instrucción celestial y
visión profética que le prepararán y posicionarán para ser un
participante en la gran transferencia de riqueza, como está escrito
en Isaías 60. Conocerá el propósito final de Dios para la
transferencia, y cómo producirá una transformación de la
sociedad. ¡Recomiendo mucho y exhorto a cada creyente a leer
este libro!
—Dr. Ché Ahn
Líder apostólico, HRock Church, Pasadena, California
Presidente de Harvest International Ministry
Rector internacional del Instituto de Liderazgo Wagner
La Biblia describe a Dios como la Fuente de riquezas, el Dador
de riquezas, el Controlador de riquezas y el Dueño de las
riquezas. Dios dice enfáticamente: “Mía es la plata, y mío es el
oro” (Hageo 2:8). La riqueza es la herencia de la familia de Dios
y se ha de usar para los propósitos de su reino. La riqueza con
propósito es puro poder con una poderosa autoridad. El libro de
Peter Wagner, La Gran Transferencia de Riqueza, le dará una
revelación con la aplicación práctica para ayudarle a posicionarle
para el derramamiento manifiesto de la gloria de riquezas con
“una compañía” de cristianos creyentes y preparados. Como
Jesús, oremos: “Padre, la hora ha llegado; glorifica a [tus
siervos], para que también [tus siervos] te glorifiquen a ti” (Juan
17:1), y prepáranos para ser recipientes y distribuidores de La
gran transferencia de riqueza. Ahora es el tiempo.
—Pat Francis, Ph.D.
Pastor fundador de Kingdom Covenant Ministries
Mississauga, Ontario, Canadá
A menos que se indique lo contrario, todas las citas bíblicas son tomadas de la versión Santa
Biblia, Reina-Valera 1960 (rvr), © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina; © renovado
1988 Sociedades Bíblicas Unidas. Usadas con permiso. Las citas bíblicas marcadas (ntv) son
tomadas de la Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente, © 2008, 2009 Tyndale House
Foundation. Usadas con permiso de Tyndale House Publishers, Inc., Wheaton, Illinois 60189.
Todos los derechos reservados. Las citas bíblicas marcadas (nvi) son tomadas de la Santa Biblia,
Nueva Versión Internacional®, nvi®, © 1999 por la Sociedad Bíblica Internacional. Usadas con
permiso. Todos los derechos reservados. Las citas bíblicas marcadas (lbla) son tomadas de La
Biblia de las Américas®, © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation. Usadas con
permiso. Derechos reservados. (www.LBLA.org). La cita bíblica marcada (rva) es tomada de la
versión Santa Biblia, Reina-Valera Antigua.
Nota: El texto en negrita en las citas bíblicas significa el énfasis del autor.

Traducción al español realizada por:


Belmonte Traductores
Manuel de Falla, 2
28300 Aranjuez
Madrid, ESPAÑA
www.belmontetraductores.com
La Gran Transferencia de Riqueza:
Liberación financiera para avanzar el reino de Dios

Publicado originalmente en inglés bajo el título:


The Great Transfer of Wealth: Financial Release for Advancing
God’s Kingdom
ISBN: 978-1-62911-308-1
eBook ISBN: 978-1-62911-309-8
Impreso en los Estados Unidos de América
© 2015 por Whitaker House
Whitaker House
1030 Hunt Valley Circle
New Kensington, PA 15068
www.whitakerhouse.com
Por favor, envíe sugerencias sobre este libro a:
comentarios@whitakerhouse.com.
Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de
ninguna manera o por ningún medio, electrónico o mecánico —
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de la casa editorial. Por favor para cualquier pregunta dirigirse a:
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Prólogo

Peter Wagner no es ajeno a la controversia; nunca ha sido alguien que se


retraiga de tomar algunos temas bíblicos difíciles, como apóstoles y
profetas o la guerra espiritual. De hecho, siempre que sufre un nuevo
aluvión de crítica, él simplemente sonríe y pregunta: “¿Pronunciaron mi
nombre correctamente?”.
La Gran Transferencia de Riqueza aborda con valentía el tema del
dinero y los asuntos controvertidos que rodean su acumulación para los
propósitos de Dios. Como profesor de crecimiento de la iglesia, Peter
busca en la historia para identificar cuándo nuestra visión de la riqueza se
mezcló con la idea de que ser pobre es una virtud espiritual.
Yo procedo de un transfondo en el que mi familia, que plantaba iglesias,
se vio afectada por personas con la falsa idea de que la pobreza era un
atributo que nos mantenía humildes, y a la vez, ¡siempre necesitábamos
más dinero para construir edificios! Ojalá hubiéramos entendido el
concepto de que los cristianos deberían ser prósperos.
Para entender el conflicto que rodea este asunto, uno tiene que darse
cuenta del todo del alcance del espíritu de pobreza, el cual está arraigado
en la iglesia. A mí me parece que este es uno de los planes de Satanás para
destruir nuestra cosmovisión, ¡impidiéndonos tener dinero suficiente para
eliminar la pobreza sistémica! La función de la iglesia es alimentar a los
pobres y trabajar para paliar el sufrimiento. Sin embargo, ¿cómo podemos
ayudar a otros cuando no podemos ayudarnos a nosotros mismos?
En el otro lado del espectro están aquellos que han aceptado la idea de
“proclámalo y consíguelo”, personas que simplemente esperan que la
riqueza les caiga encima de forma mágica. ¿Cómo puede Dios confiarnos
grandes recursos cuando no hemos aprendido cómo ser buenos
administradores de lo que tenemos y cómo posicionarnos para recibir
más?
Este libro aporta un equilibro muy oportuno y una perspectiva del reino
al asunto de la riquza. Hay muchos textos bíblicos que apoyan la verdad de
que el Señor desea prosperarnos para que podamos bendecir a otros. ¡Dios
desea que tengamos lo que Peter Wagner llama “prosperidad con
propósito”! El Señor quiere que su reino venga y su voluntad se haga en la
tierra, como se hace en el cielo, así que Él ofrece a su pueblo acceso a
espléndidos recursos sobrenaturales.
Una de las cosas que más admiro de ser pionero y, me atrevo a decir, de
la obra apostólica que hace Peter Wagner es su capacidad de estar a la
vanguardia de lo que el Espíritu Santo está diciendo a la iglesia hoy día.
La Gran Transferencia de Riqueza demuestra una vez más su profundidad
de perspectiva, ya que este mensaje parece estar emergiendo en los
“radares espirituales” de muchos líderes cristianos en la actualidad.
Lea este libro con un corazón abierto. Puede retarle y provocar a esas
mentalidades de generaciones pasadas que ha desarrollado. Si queremos
transformar nuestras naciones, será necesaria la riqueza. Este es uno de los
temas más importantes relacionados con cumplir el mandato de la Gran
Comisión, y Dios está trayéndolo al frente en esta hora.
—Cindy Jacobs
Cofundadora de Generals International
Dallas, Texas
1
TRANSFORMACIÓN SOCIAL: EL CUADRO
GLOBAL

Este libro, como menciona el título, trata de la gran transferencia de riqueza


que Dios está planeando dar a su pueblo. ¿Por qué creo que es así? Por
muchos años, reconocidos profetas de Dios han estado oyendo este mensaje y
creyendo que se producirá; sin embargo, con una posible excepción o dos,
ninguno de ellos se ha aventurado a dar una fecha precisa. Aun así, para mí es
claro que la mayoría de quienes vivimos hoy, de una u otra manera,
pretendemos ser testigos y participantes de esta transferencia. Muchos de los
que han recibido este mensaje basan su creencia en el siguiente pasaje de las
Escrituras: “Tus puertas estarán de continuo abiertas; no se cerrarán de día
ni de noche, para que a ti sean traídas las riquezas de las naciones…” (Isaías
60:11). En lenguaje moderno, este versículo dice que la riqueza de las
naciones del mundo de algún modo será transferida a manos del pueblo de
Dios.
Pero esto suscita una pregunta crucial: ¿Por qué? ¿Por qué debería ni tan
siquiera esperar el pueblo de Dios una cosa así? ¿Podría esta esperanza
reflejar una actitud de egoísmo? ¿Podría ser la influencia del espíritu maligno
llamado Mamón? ¿O podría haber un propósito más alto?
Este primer capítulo es mi intento de responder a esas preguntas.

La Gran Comisión
Un buen lugar para comenzar nuestra búsqueda de respuestas debería ser la
Gran Comisión. Algo que la mayoría de los cristianos tenemos en común es
un entendimiento mutuo de que todos debemos hacer nuestra parte en el
cumplmiento de la gran comisión de Jesús. Doy por supuesto que muchos
cristianos tienen muy poca o ninguna idea respecto a cuáles son los roles que
deberían desempeñar personalmente para lograr este mandato de Jesús. Es
triste decir que hay demasiados que ni siquiera son capaces de verbalizar qué
es la Gran Comisión. Sin embargo, casi todos ellos estarían de acuerdo en que
la gran comisión de Jesús es una tarea seria para todo creyente,
principalmente porque oyen que se declara de manera regular cuando asisten
a la iglesia.
Con esto en mente, veamos con más detenimiento la Gran Comisión.
Se podría decir que la Gran Comisión aparece en formas distintas en los
cuatro Evangelios, además del libro de Hechos. (Véase Mateo 28:18–20;
Marcos 16:15–16; Lucas 24:46–49; Juan 20:21–22; Hechos 1:8). En este
punto, sin embargo, quiero concentrarme en los libros de Mateo y Marcos.
Me gustaría subrayar la diferencia entre las frases de la Gran Comisión en
estos dos evangelios. Cuando digo “diferencia”, debemos tener en mente que
tanto Mateo como Marcos citan las palabras de Jesús mismo. No es que uno
esté bien y el otro esté equivocado; ambos son correctos. Sin embargo, cada
uno de los escritores escoge subrayar diferentes aspectos de la Gran Comisión
completa.
Comencemos con el evangelio de Marcos. Estas son las palabras de Jesús,
según las narra:
Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que
creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será
condenado. (Marcos 16:15–16)
Esta es la Gran Comisión que ha motivado a miles y miles de misioneros a
lo largo de los siglos a dejar sus hogares y predicar el evangelio a personas
perdidas y pueblos no alcanzados en cada continente del mundo. Es sin duda
la versión que usted ha oído citar con más frecuencia.
Ahora, estas son las palabras de la gran comisión de Jesús según las cita
Mateo:
Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en
el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. (Mateo 28:19)
Algunas personas no ven una gran diferencia entre las dos. Si tienen la
versión de Marcos en sus mentes, quizá interpreten que Mateo está diciendo
que deberíamos ir a todas las naciones posibles y, cuando lleguemos allí,
hacer todos los discípulos posibles. Deberíamos ganar todas las personas para
Cristo que podamos. Permítame repetir que esto es cierto. Debemos ganar
hombres y mujeres para Cristo. Pero hay más.
Esta es la verdadera diferencia: Marcos es personal, mientras que Mateo es
colectivo. Marcos dice “toda criatura”; Mateo dice “todas las naciones”.
Merece la pena analizar este matiz.
Una clave para este asunto es entender el uso que hace Mateo de la palabra
“naciones”. En el original griego, es ethne. Se puede ver fácilmente que de
aquí extraemos nuestra palabra étnico. Así, una manera de resumir la Gran
Comisión, según Mateo, es esta: “Haced discípulos a cada grupo étnico”. Pero
eso es un tanto estrecho. La mejor manera de interpretar ethne es cualquier
grupo social que una a personas en una unidad coherente, como un
vecindario, ciudad, grupo ocupacional o estado; o un grupo étnico, como los
coreano-americanos; o los vascos en España y Francia; o una nación
geopolítica, como Suecia o Vietnam. El punto principal es que la versión de
Mateo de la Gran Comisión destaca el disciplinar a todo un grupo de
personas, no solo a individuos, como lo hace la versión de Marcos. Por eso yo
mantengo que la gran comisión de Jesús, según está escrita en el evangelio de
Marcos, es personal, mientras que su versión en el evangelio de Mateo es
colectiva.
Esta no es una diferencia trivial. Para empezar, discipular toda una nación
es obviamente un reto más formidable que ganar una sola alma para Cristo.
Eso es, no obstante, de lo que trata este libro.
Ed Silvoso estaría de acuerdo. Como fundador tanto de Harvest Evangelism
como de International Transformation Network, su objetivo en el ministerio
es acabar con la pobreza sistémica en el mundo. Él dice: “El objetivo final de
la Gran Comisión, contrario a la sabiduría popular religiosa contemporánea,
no es simplemente hacer discípulos de las personas, sino también disciplinar,
enseñar y bautizar naciones”.1 La mayoría de nosotros tenemos un profundo
deseo de ver a nuestra nación, en mi caso los Estados Unidos, algún día
acudiendo a Cristo para que E. U. de nuevo sea considerada
internacionalmente como una nación cristiana, una nación impregnada y
guiada por las bendiciones y los valores del reino de Dios. Ese día, América,
como nación, ¡proclamará a Jesucristo como Señor! Para que eso suceda, será
necesaria una gran cantidad de riqueza.

El reino de Dios
Cuando pensamos en la estructura subyacente del cristianismo, por lo
general pensamos en la iglesia. La iglesia es una parte importante de ella,
ciertamente, pero es más útil comenzar con el reino de Dios. El reino de Dios
no está limitado a las cuatro paredes de la iglesia local. Incluye la iglesia,
pero es mucho mayor que eso.
Jesús nunca envió a sus discípulos a predicar el evangelio de la iglesia.
Nunca los envió a predicar el evangelio de la salvación. Siempre los envió a
predicar el evangelio del reino. La primera vez que Jesús menciona la palabra
“iglesia” en el Nuevo Testamento es en Mateo 16:18, donde dice: “Edificaré
mi iglesia”. En el siguiente versículo, dice a los apóstoles que les dará las
llaves para lograr esta tarea. Pero me parece importante que no les diera las
llaves de la iglesia; les dio las llaves del reino. Con esto quiero decir que una
de las mejores formas de edificar la iglesia es avanzando el reino de Dios.
¿Qué es el reino de Dios? Observe que la palabra “reino” tiene dos partes:
rei- y no. No hay, claro está, un reino sin un rey. En nuestro caso, el Rey es
Jesucristo. El no es una abreviatura de “dominio”. Un reino, por lo tanto, es el
dominio de un rey. Tenga en mente que el reino de Dios no es una entidad
geopolítica. No tiene fronteras territoriales. No requiere pasaportes. No se
puede unir a las Naciones Unidas. No tiene su propia moneda. Así pues,
¿dónde existe? Existe en cualquier lugar donde la gente reconoce a Jesús
como su Rey. Si Jesús es su Rey, usted está en el reino de Dios. Por eso, en
cierta ocasión, Jesús dijo: “El reino de Dios está entre vosotros” (Lucas
17:21). El dominio de Dios es representado a través del pueblo que le sigue.
En nuestro tiempo y era, es importante aclarar que cuando hablamos de
discipular naciones y avanzar el reino de Dios, no estamos defendiendo una
teocracia. Teocracia en general significa una nación que está gobernada por
Dios, pero en el uso común, significa una nación que está gobernada por la
iglesia. Constantino fue el primer emperador romano en intentar una
teocracia cuando hizo del cristianismo la religión oficial del imperio romano,
un movimiento que le dio el control de la iglesia. A primera vista, esto puede
parecer una buena idea, pero Dios no quiere ser un gobernador político. El
reino de Dios está en la gente, no en las estructuras políticas. Constantino
fracasó terriblemente, y desde ese tiempo en adelante, la iglesia (la iglesia
occidental, en particular) sufrió un daño permanente.
Haríamos el mismo daño si tuviéramos éxito en instalar una teocracia
cristiana en una nación hoy día. Siento la necesidad de subrayar esto, porque,
durante algún tiempo, un contingente vocal de críticas en Internet ha estado
acusando a algunos de nosotros de defender una teocracia, algo que
regularmente evito hacer.
Cuando sueño con una nación como América proclamando a Jesucristo
como su Señor, no me refiero a que la iglesia, ni ninguna otra entidad
religiosa, debería gobernar el país. Tal papel no se encontraría en el reino de
Dios. La Constitución debería permanecer intacta, con su actual Primera
Enmienda, afirmando que no habrá “ninguna ley respecto al establecimiento
de la religión, o prohibiendo el ejercicio de esta”. La democracia y nuestro
actual sistema de dos partidos debería prevalecer. Debería haber libertad y
justicia para todas las religiones. Sin embargo, me imagino un país en el que
una masa crítica de sus ciudadanos, demócratas y republicanos, blancos y
negros, pobres y ricos, de Nueva Inglaterra y de Texas, camioneros y
directores generales, son seguidores de Jesucristo y, por lo tanto, agentes del
reino de Dios. Me imagino a estas personas usando la influencia que tengan
para promover las bendiciones del reino y los valores del reino todo lo
posible por toda la cultura americana. Quizá algunos decidirían seguir el
liderazgo de Margarita Arellanes Cervantes, alcaldesa de Monterrey, México,
que públicamente dedicó su ciudad “a nuestro Señor Jesucristo, para que su
reino de paz y bendiciones sea establecido”.2 La alcaldesa Arellanes no
estaba defendiendo que ni la ciudad de Monterrey ni la nación de México se
convirtieran en una teocracia. Sin embargo, sí invitó a Jesús a convertirse en
el Señor de su territorio.
Invitar al reino de Dios a su ciudad o región nunca debería ser algo a temer
sino más bien a recibir con gusto. ¿Por qué? Intente ver los beneficios del
reino a través de los ojos de Cindy Jacobs: “Este es el reino que necesitamos
liberar en el mundo otra vez: un reino basado en el amor, la justicia y el poder
de Dios, donde la corrupción sea la excepción, los hambrientos y los pobres
sean alimentados y vestidos, las cortes gobiernen con justicia, el gobierno se
ejerza con integridad, las empresas actúen éticamente y la educación consista
más en perseguir la verdad que en adoctrinar a los jóvenes en la filosofía
popular del momento”.3

El mandato de señorear
El diseño original de Dios era que los seres humanos, a quienes creó a su
imagen, gobernaran su creación. Esta verdad se encuentra en la primera
página de la Biblia, donde dice que Dios creó a los primeros seres humanos,
Adán y Eva, y les dijo: “Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y
sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en
todas las bestias que se mueven sobre la tierra” (Génesis 1:28). De este
versículos es de donde surge el término “mandato de señorear”.
Adán y Eva habían de tener, principalmente, una relación personal con Dios
y amarlo. Sin embargo, el amor no es algo que se pueda coaccionar. Debe
surgir voluntariamente del corazón del amante. Por lo tanto, Adán y Eva
debían ser creados como agentes morales libres. Dependía de ellos tomar la
decisión de amar o no amar a Dios. Para que su amor fuera auténtico, la
decisión debían tomarla ellos.
Lo mismo ocurría con su mandato de señorear en la creación. Adán tenía
que escoger si obedecer o desobedecer el mandato de señorear. Dios le había
dado la autoridad para señorear, así como la autoridad para rechazar señorear.
Y esta autoridad de hecho nos implica a usted y a mí. ¿Por qué? Porque Adán
no es solo el nombre de un hombre; la palabra hebrea para Adán hace
referencia a toda la raza humana. Por muy lejos que esto pueda parecer de
usted y de mí, estamos involucrados en la decisión de Adán, ¡ya que somos
parte de la raza humana!
Desgraciadamente, como todos sabemos, Adán tomó la decisión
equivocada.
¿Cómo se produjo esto?

La tentación y la caída
La decisión de Adán salió mal cuando Satanás entró en la escena. Satanás
era originalmente uno de los ángeles más gloriosos de Dios. Su nombre era
Lucifer, que significa “ángel de luz”. Pero se rebeló contra Dios y como
consecuencia fue expulsado del cielo a la esfera terrenal. (Véase Isaías
14:12–15). Aunque Satanás se mantuvo como un poderoso ser sobrenatural,
Dios retiró de él la autoridad que había disfrutado en el cielo. El poder, sin la
autoridad para usarlo, queda neutralizado. Es fácil entender por qué el deseo
más profundo de Satanás sería reclamar parte de su autoridad. En el huerto
del Edén, Adán le dio esa oportunidad.
La mayoría de las enseñanzas cristianas sobre la tentación en el huerto del
Edén subrayan el deseo de Satanás de seducir a Adán y Eva a pecar para que
la paga de su desobediencia pasara a toda la raza humana. Aunque sin duda
alguna esta idea es válida, no creo que fuera la principal motivación de
Satanás para tentarlos. Creo que cuando Satanás se acercó a Eva con su plan
de engañar, sabía que Dios le había dado a Adán autoridad para señorear, y
que, como agente moral libre, Adán también era capaz de entregar esa
autoridad. Adán podría escoger obedecer a Dios u obedecer a Satanás. Cuando
Adán pecó al desobedecer a Dios, no solo él y sus descendientes adquirieron
una naturaleza pecaminosa, sino que Satanás también tuvo la oportunidad de
usurpar la autoridad de Adán sobre la creación. ¿El resultado? ¡Una creación
caótica empapada de mal y perversión! De hecho, las cosas se pusieron tan
mal, en cierto punto, que Dios se arrepintió de haber creado la raza humana y
casi la destruyó, una vez y para siempre. (Véase Génesis 6:6–7).
Cuando los escritores del Nuevo Testamento analizaron este terrible estado
de cosas, le dieron a Satanás títulos como “el dios de este siglo” (2 Corintios
4:4) y “el príncipe de la potestad del aire” (Efesios 2:2). Jesús incluso le
llamó “el príncipe de este mundo” (Juan 14:30). Si duda de la autoridad que
Satanás ha tenido desde el huerto del Edén, considere el siguiente relato de su
tercera tentación de Jesús en Mateo 4:
Otra vez le llevó el diablo [a Jesús] a un monte muy alto, y le mostró
todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: Todo esto te
daré, si postrado me adorares. (Mateo 4:8–9; véase también Lucas 4:5–
7)
Satanás le ofreció a Jesús todos los reinos del mundo si tan solo Él le
adoraba. Por supuesto, sabemos que Jesús venció la tentación citando la
Palabra de Dios: “Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios
adorarás, y a él sólo servirás” (Mateo 4:10). Lo que quiero establecer es que
Jesús nunca dudó del dominio que Satanás tenía sobre los reinos del mundo
que le había ofrecido, ¡todos ellos!
Satanás quizá sea “el príncipe de este mundo”, con la posición de
“príncipe” dando a entender un reino que él gobierna, pero Jesús vino a la
tierra con la intención de invertir las cosas y llevarlas al plan original de
Dios. Llamado “postrer Adán” (1 Corintios 15:45), Jesús trajo algo al mundo
con lo que Satanás no había tenido que lidiar previamente, es decir, el reino
de Dios. Su entrada en escena fue una descarada invasión del reino de
Satanás.
Durante unos dos mil años, el pueblo de Dios ha estado proclamando el
evangelio del reino, y se ha estado involucrando, en una u otra medida, en la
guerra espiritual de hacer retroceder el reino de Satanás y reemplazarlo por el
reino de Dios. No ha estado luchando contra sangre y carne sino contra los
principados y potestades de las tinieblas. (Véase Efesios 6:12). Aún queda un
largo camino por recorrer, pero se ha conseguido un progreso sustancial, y
hoy día, el cuerpo de Cristo mundial está atacando al diablo con más
ferocidad que nunca antes. Estamos involucrados en cumplir nuestro mandato
de señorear. El objetivo es promulgar la oración que Jesús nos dio: “Venga tu
reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra” (Mateo
6:10).4

Transformación social
Cuando la voluntad de Dios es nuestra meta, inevitablemente nos
involucramos en la transformación de nuestra sociedad. Recordemos que la
Gran Comisión, según aparece en Mateo, es hacer discípulos a las naciones.
Como mencioné antes, la palabra griega traducida en ese pasaje como
“naciones” es ethne, que significa grupos de personas que están reunidas
como una unidad social. Por lo tanto, transformar nuestra sociedad puede
significar transformar nuestras ciudades, nuestros vecindarios, nuestros
estados, nuestras regiones y todos los grupos de personas. Es una
transformación colectiva en vez de una transformación individual, y la tarea
es más apostólica que evangelística o pastoral.
En los años que he estado trabajando hacia la transformación social, me ha
quedado claro que hay muchos factores diversos que se deben sumar a la
ecuación si esperamos que suceda algo. Algunos de estos factores son más
importantes que otros. He seleccionado los factores que yo considero los más
importantes; están ilustrados en el gráfico siguiente.
Transformación social
En el centro de la imagen hay una barra horizontal etiquetada como
“Transformación social”. Este es el objetivo de nuestro esfuerzo. También he
incluido el término “Teología de enseñorear” para acordarnos del mandato
bíblico para la transformación social, el cual describí antes. Satanás tuvo
éxito al usrupar el dominio sobre la creación que Dios originalmente diseñó
para la raza humana. Ahora, estamos involucrados en el cumplimiento de la
comisión de Jesús mientras nos esforzamos por recuperar el dominio que
perdió Adán.
Para lograr esta tarea, debemos hacer algunos cambios importantes en
nuestro pensamiento y nuestras acciones, lo cual exploraremos ahora.
El gobierno de la iglesia
En el gráfico, la barra llamada “Transformación social” está apoyada en
dos columnas verticales, “La iglesia en el mundo laboral” y “La transferencia
de riqueza”, cada una de ellas apoyada en una base fundamental de “El
gobierno de la iglesia” y “Romper el espíritu de pobreza”, respectivamente.
Con “El gobierno de la iglesia” me refiero al diseño original de Dios para la
iglesia, en el cual estaba gobernada por apóstoles adecuadamente alineados
con profetas. Como la iglesia se ha desviado de esta forma de gobierno
durante los pasados dos mil años aproximadamente, es extremadamente
difícil para algunos líderes de iglesias anclados en tradiciones hechas por los
hombres admitir que los apóstoles deberían gobernar la iglesia hoy. Regresar
al plan original de Dios para el gobierno de la iglesia requiere un cambio de
paradigma: un cambio radical en nuestra manera de pensar.
Algunos líderes de iglesias, e incluso algunas denominaciones enteras, han
decidido que no van a cambiar. Las Asambleas de Dios, por ejemplo, han
decretado dos “papeles blancos” oficiales (declaraciones denominacionales
de doctrina) sobre el asunto, uno en 1949, el otro en 2000. En ellos, declaran
que la idea de que los “oficios actuales de apóstoles y profetas deberían
gobernar el ministerio eclesial” es “errónea” y “una desviación de las
Escrituras” y “desviación de la enseñanza”. Su perspectiva es que la obra de
apóstoles y profetas referenciada en el Nuevo Testamento cesó durante algún
momento de la historia de la iglesia primitiva.5 Puedo entender muy bien la
posición de las Asambleas de Dios, porque refleja precisamente la posición
que me enseñaron en el seminario, una posición que yo, como consecuencia,
enseñé durante muchos años. Reconozco que aún es la creencia predominante
entre las denominaciones cristianas. Independientemente de que esté de
acuerdo o no, debo respetar el punto de vista de las Asambleas de Dios,
simplemente porque no muchas otras iglesias han logrado tanto como ellos en
el evangelismo mundial en un periodo de tiempo relativamente corto.
Otra denominación que podría estar a su altura en la obra misionera sería la
Convención Bautista del Sur, que tiene una visión similar del oficio de
apóstol. No culparía a ninguna de estas denominaciones si usaran la lengua
vernácula y dijeran: “Si no se ha roto, ¡no lo arregle!”.
Resulta que yo soy quien ha cambiado de idea, y me doy cuenta de que mi
posición sigue siendo bastante controvertida para muchos. Por lo tanto,
depende de mí defender mi punto lo mejor que pueda, mientras respeto las
conclusiones de otros, como he intentado hacer en varios de mis anteriores
libros, incluidos Apostles Today y This Changes Everything.
Aquí, me apresuro a destacar que, en mi opinión, no hay nada en el Nuevo
Testamento que indique que el gobierno de la iglesia dirigido por apóstoles
tuviera que cesar en algún momento. La Biblia dice: “Y él mismo [Jesús en su
ascensión] constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros,
evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos
para la obra del ministerio…” (Efesios 4:11–12). ¿Durante cuánto tiempo
debía tener efecto este modelo? Dice: “… hasta que todos lleguemos a la
unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la
medida de la estatura de la plenitud de Cristo” (Efesios 4:13). Pocos líderes
cristianos que conozco sienten que hemos alcanzado ya ese punto, así que,
para mí, es un cuestionable ejercicio de la imaginación suponer que dos de
estos cinco oficios han cesado en algún momento de la historia.
Con todo esto en mente, el gobierno bíblico de la iglesia, dirigido por
apóstoles adecuadamente relacionados con los profetas, es el cimiento para la
columna de la izquierda en mi gráfico.
La iglesia en el mundo laboral
En el gráfico, la columna que está construida sobre la base del gobierno
bíblico de la iglesia es “La iglesia en el mundo laboral”. La mayoría de
nosotros supondríamos que el lugar de trabajo es donde la mayoría del pueblo
de Dios pasa los seis días de la semana que no están en la iglesia. Aunque hay
muchas maneras importantes en que la iglesia, o la ecclesia, ha sido diseñada
para funcionar, su composición subyacente esencial es el pueblo de Dios.
Dondequiera que encuentre al pueblo de Dios, encontrará a la ecclesia. Por
ejemplo, cuando el pueblo de Dios está reunido como una congregación los
domingos, esa es la verdadera iglesia. Y cuando el mismo pueblo de Dios está
repartido por el mundo laboral de lunes a sábado, sigue siendo la misma
iglesia, simplemente porque sigue siendo el pueblo de Dios. Esto es a lo que
me refiero con “La iglesia en el mundo laboral”. Tomando prestado el
término de la sociología, me gusta referirme a la iglesia reunida como la
“iglesia nuclear” y la iglesia repartida como la “iglesia extendida”. Hay, por
supuesto, solo una iglesia de Jesucristo, pero estas son dos formas y
funciones importantes de la iglesia.
Una implicación importante del hecho de que la iglesia es siempre la
iglesia es que todo lo que el pueblo de Dios haga en obediencia a Dios, ya sea
como la iglesia reunida o como la iglesia extendida (la iglesia en el mundo
laboral), es una forma válida de ministerio. El ministerio no está restringido a
la iglesia nuclear. Contabilidad, enfermería y agricultura son formas de
ministerio, tanto como dirigir la alabanza, hacer reuniones evangelístcias o
pastorear una iglesia. Soy consciente de que esta forma de pensar exige un
cambio de paradigma para muchas personas, pero es una posición sostenible.
Una segunda implicación, me parece a mí, es que los apóstoles, profetas y
maestros deben operar en la iglesia extendida tanto como en la iglesia
nuclear. La Biblia dice: “Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente
apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros…” (1 Corintios 12:28).
Estamos acostumbrados a tener estos oficios en la iglesia nuclear, pero no
veo razón alguna para suponer que no sean para la iglesia extendida también.
Creo que tenemos apóstoles en el lugar de trabajo y que son cruciales para la
gran transferencia de riqueza.6
De hecho, si vuelve a mirar el gráfico, verá que el único símbolo de acción,
indicado por las flechas, es “Apóstoles en el mundo laboral”. Con pocas
excepciones, la mayoría de los apóstoles en la iglesia nuclear no tienen las
habilidades y la experiencia necesarias para manejar grandes cantidades de
riqueza, asegurándose de que se dirija adecuadamente para los propósitos del
reino. Los apóstoles en el lugar de trabajo serían los más idoneos para recibir
la gran transferencia de riqueza.
Romper el espíritu de pobreza
El fundamento de la columna de la derecha, “La transferencia de riqueza”,
es “Romper el espíritu de pobreza”. Después dedicaré todo un capítulo a este
paso indispensable en la gran transferencia de riqueza, así que no diré mucho
al respecto aquí. Sin embargo, quiero enfatizar que estamos tratando aquí con
nada menos que un demonio de alto rango que opera bajo la guía y autoridad
de Satanás, quien, como expliqué antes, sigue operando en lo sobrenatural
como “el principe de este mundo”. Desgraciadamente, muchas personas han
adoptado un enfoque más bien tímido y pacifista hacia el espíritu de pobreza,
intentando reducirlo a una desvidada psicología social y delirio personal. Esta
idea intenta evitar la confrontación sobrenatural con el mundo espiritual,
enfocándose en cambio en soluciones naturales a los problemas sociales e
individuales que surgen de una mentalidad de pobreza.
Sugiero que evitemos este enfoque. Cuando Jesús enviaba a sus discípulos,
constantemente les decía que echasen fuera demonios; nunca les dijo que los
aconsejasen. Podemos deducir que tratar con el espíritu de pobreza conlleva
una guerra espiritual de confrontación tanto a nivel colectivo como a nivel
personal. Es cierto que el espíritu maligno de pobreza produce una psicología
social desviada y delirio personal, pero el primer nivel de ataque de estos
problemas debería ser sobrenatural, y no simplemente natural. En el capítulo
sobre romper el espíritu de pobreza, explicaré cómo yo fui personalmente
demonizado por este espíritu maligno y cómo fue expulsado de mí. Ya no me
avergüenza la prosperidad, ¡la recibo con agrado!
La transferencia de riqueza
En el gráfico, las dos columnas que sujetan la barra de “Transformación
social” son “La iglesia en el mundo laboral”, la cual ya hemos discutido, y
“La transferencia de riqueza”. No conseguiremos nuestro objetivo de hacer
discípulos a todas las naciones a menos que ambas columnas estén
firmemente en su lugar. La riqueza disponible es esencial para una
transformación sostenida. Piense en esto: a lo largo del curso de la historia
humana, tres cosas, por encima del resto, han causado cambios permanentes
en la sociedad: violencia, conocimiento y riqueza. ¡Y la mayor de todas es la
riqueza! Este hecho es una premisa fundamental de todo este libro.
Poderes cósmicos
Por encima de todo el gráfico hay una carpa, por así decirlo, la cual he
llamado “Poderes cósmicos”. Esta carpa representa los esfuerzos del dios de
este siglo, Satanás mismo, de impedir que el reino de Dios se manifieste en la
tierra como lo hace en el cielo. Satanás está activo movilizando poderes
cósmicos de las tinieblas para impedir la liberación de riqueza para el avance
del reino de Dios aquí en la tierra. Previamente, expliqué cómo Jesús trajo el
reino de Dios como una invasión literal del reino de Satanás, y cómo Satanás
ha estado perdiendo terreno desde entonces. La invasión de Jesús y su pueblo
está provocando que surja una “gran ira” (Apocalipsis 12:12) dentro del
diablo porque sabe “que tiene poco tiempo” (versículo 12). Nadie sabe
exactamente cuánto tiempo queda, pero, con cada nuevo día, ¡hay menos
tiempo para Satanás que el que tenía el día anterior!
Por lo tanto, no podemos ignorar la actividad penetrante y agresiva de los
poderes cósmicos de las tinieblas que intentan impedir la gran transferencia
de riqueza. Debemos movilizar al pueblo de Dios para que se aliste a la
guerra espiritual que es ofensiva, no defensiva. Si no luchamos contra los
principados y potestades de las tinieblas de una manera intencional e
informada, no veremos la riqueza del reino ser liberada como debiera. Este no
es el momento de explicar los detalles de cómo la guerra espiritual se debe
realizar, pero diré que tenemos unos recursos excelentes que nos dan la
información que necesitamos para pasar a una acción agresiva.7
La tierra
Puede ver que ambos pilares del gráfico están cimentados en “La tierra”.
Debemos saber que, como consecuencia de sus actividades en los lugares
celestiales, los poderes cósmicos intentan persistentemente ensuciar
espiritualmente el terreno aquí en la tierra. Si no identificamos con precisión
las causas de la polución del terreno en cualquier área geográfica que Dios
nos haya asignado, y si no cancelamos las maldiciones que han venido sobre
ese terreno usando nuestras armas de guerra espiritual, estaremos
continuamente frustrados en nuestros intentos por ver liberadas las riquezas.
Sin embargo, podemos conseguir la victoria. En 2 Crónicas 7:14 encontramos
la promesa de Dios de que si su pueblo hace las cosas correctas, “sanaré su
tierra”.
En años recientes, nuestra destreza a la hora de descubrir fortalezas de
oscuridad sobre la tierra se ha desarrollado drásticamente. El “mapeo
espiritual”, el término técnico que describe estos esfuerzos, ahora se está
haciendo de manera bastante extensiva a través de los intercesores proféticos
y sus equipos. El mejor libro de texto sobre mapeo espiritual es Informed
Intercession: Transforming Your Community Through Spiritual Mapping and
Strategic Prayer, por George Otis Jr. Aunque la lista de posibles fuentes de
“polución del terreno” espiritual es mucho más larga, los cuatro culpables
más frecuentes son (1) puentes de pacto, (2) idolatría, (3) derramamiento de
sangre, e (4) inmoralidad. Si estos cuatro asuntos no se tratan con eficacia, las
dos columnas centrales, la iglesia en el mundo laboral y la transferencia de
riqueza, se verán obstaculizadas.

Los siete montes


Hablando de la iglesia en el mundo laboral, desarrollemos un poco el
concepto de “el mundo laboral”. Antes, intenté explicar mi idea en cuanto a
que el pueblo de Dios constituye la iglesia, la ecclesia, no solo cuando está
reunido un domingo sino también cuando está disperso de lunes a sábado.
Una herramienta útil para conceptualizar y diseñar estrategias para hacer
avanzar el reino en el lugar de trabajo es la plantilla de los siete montes.
Estamos en deuda con Lance Wallnau por traer este concepto a la atención del
cuerpo de Cristo en años recientes. Según Wallnau:
La iglesia carece de poder cultural porque se enfoca en cambiar el mundo
desde el Monte de la Iglesia en vez de liberar a la iglesia en el mundo
laboral para leudar los siete montes… Llevar el evangelio al mundo ya no
es un sencillo viaje de geografía. El mundo es una matriz de sistemas
superpuestos o esferas de influencia. Estamos llamados a ir a toda la matriz
e invadir cada sistema [monte] con una influencia que libere el máximo
potencial de ese sistema.8
Si vemos la sociedad en general, en cualquier parte del mundo, vemos que
está moldeada por los siete montes que identifica Wallnau: Religión, Familia,
Educación, Gobierno, Medios, Artes y Entretenimiento, y Empresas. En cada
uno de estos montes, la influencia fluye desde arriba hacia abajo, no desde
abajo hacia arriba. Por lo tanto, nuestro objetivo debería ser hacer lo que sea
necesario para posicionar a creyentes con mentalidad del reino en la cima de
cada monte. No podemos esperar una transformación social sostenida
transformando solo dos o tres montes, sino que tenemos que transformar los
siete simultaneamente.

Ya que hay una iglesia en el mundo laboral, como hemos establecido, y


como en mi opinión Dios ha asignado apóstoles y profetas como el
fundamento de la iglesia (véase Efesios 2:20), es entonces razonable concluir
que Dios ha colocado apóstoles y profetas en cada uno de los siete montes, no
solo en el monte de la Religión. Dije esto antes, pero vale la pena repetirlo:
soy consciente de que esta idea relativamente nueva comprensiblemente
supone una amenaza para muchos líderes en el monte de la Religión que han
asumido desde hace mucho tiempo que todo gobierno de la iglesia está
localizado dentro de la esfera de su monte. Mi consejo para ellos sería que
considerasen un cambio de paradigma si quieren participar en los nuevos
movimientos de Dios y en la gran transferencia de riqueza. De nuevo, la única
figura en el gráfico con flechas que indican acción es “Apóstoles en el mundo
laboral”. A menos y hasta que no se active y afirme una masa crítica de
líderes en cada monte, no creo que Dios libere la riqueza que esperamos.

El reino de Dios se extiende


Quiero concluir este capítulo con una palabra de ánimo. Han pasado dos
mil años desde que Jesús invadió el reino de Satanás con el reino de Dios.
Aunque las cosas quizá no parezcan ir tan rápido como nos gustaría, el reino
de Dios ha estado viniendo a la tierra como en el cielo desde los tiempos de
Jesús. La raza humana está en una condición mucho mejor, con personas que
disfrutan vidas más plenas que antes de venir Jesús. Cierto, aún tenemos una
gran medida de problemas sociales serios, como injusticia, corrupción,
tráfico sexual, guerra, pobreza, violencia, aborto, enfermedades y cosas
semejantes. A veces, estos asuntos nos afectan tan de cerca que es difícil
creer que el mundo, en general, está mejorando. El reino de Satanás aún no ha
sido desmantelado del todo, así que sigue teniendo el poder de generar los
tipos de males que acabo de mencionar, y otros muchos.
Sin embargo, él no tiene tanto poder como solía tener. Para empezar, la
expectativa de vida en la actualidad es el doble que hace dos mil años. La
prosperidad mundial ha aumentado hasta el punto de que más familias tienen
tierras, cobijo, transporte y medios de comunicación, como computadoras y
teléfonos celulares. Las guerras y la esclavitud ahora son excepciones a la
regla de la existencia de cada día, a diferencia de como solía ser. Me animó
mucho leer el libro de Steven Pinker The Better Angels of Our Nature, el cual
detalla cómo, a lo largo de los siglos, la violencia ha descendido
notablemente por todo el mundo.9 ¿Y la pobreza? La demografía del mundo
muestra que, mientras que en 1990 más del 40 por ciento de los seres
humanos vivían por debajo del nivel de pobreza, en 2010 esa cifra ha caído a
menos del 20 por ciento, y se espera que continúe con su tendencia
descendente.10
Algunas personas podrían discutir que estos cambios positivos no son
necesariamente el resultado directo de las actividades del pueblo de Dios. A
ellos, les diría que tienen razón, hasta cierto punto. Primero, creo que todos
pueden estar de acuerdo en que durante dos mil años, el pueblo de Dios ha
estado orando: “Venga a nosotros tu reino, como en el cielo así también en la
tierra”, y que Dios ha estado respondiendo esa oración, aunque sus vehículos
para lograrlo no siempre han estado involucrados en la iglesia. Un gráfico
ejemplo de la experiencia contemporánea es la drástica reducción de la
pobreza en China. En una sola generación, el gobierno de China ha liberado a
unos 500 millones de personas de la pobreza, un número mayor que toda la
población de E. U. En este caso, sorprendentemente, el vehículo ha sido un
gobierno comunista. Y como podríamos destacar, para lograr esta hazaña, el
liderazgo chino ha tenido a su disposición enormes cantidades de riqueza. De
hecho, mientras escribo esto, se espera que China suplante a E. U. como la
mayor economía del mundo.
Uno podría desear que este cambio social orientado al reino lo hubiera
liderado el pueblo de Dios en vez de un pueblo que se confiesa ateo. Espero y
oro que, en el futuro, las cosas sean diferentes. A medida que los creyentes
con mentalidad del reino y motivados por el reino ocupen posiciones de
influencia en los siete montes, ellos serán a quienes Dios usará para producir
una transformación social incluso más rápida y profunda. Cuando ocurra esto,
estaremos cumpliendo la gran comisión de Jesús.
En el siguiente capítulo le presentaré a un empresario motivado por
el reino que ha marcado una diferencia importante en la oleada de
transformación.

1. Ed Silvoso, Transformation: Change the Marketplace and You Change the World (Ventura, CA:
Regal Books, 2007), 38. Énfasis de Silvoso.
2. Carlos Puig, “Cities of God”, nytimes.com, http://latitude.blogs.nytimes.com/2013/06/13/cities-of-
god/?_php=true&_type=blogs&_r=0.
3. Cindy Jacobs, The Reformation Manifesto: Your Part in God’s Plan to Change Nations Today
(Minneapolis, MN: Bethany House Publishers, 2008), 19–20.
4. Para una explicación más completa de esta idea, véase el libro de C. Peter Wagner, On Earth as It
Is in Heaven: Answer God’s Call in Your Life and in the Church (Ventura, CA: Regal Books, 2012).
5. Resolución 7: “El nuevo orden de la lluvia tardía”, Acta del Consejo General de las Asambleas de
Dios, 1949, y “Avivamiento de los últimos tiempos—dirigido y controlado por el Espíritu: Una
respuesta a la Resolución 16”, subsección “Enseñanzas desviadas no aprobadas”, decretado por el
Presbiterio General del Consejo General de las Asambleas de Dios, 11 de agosto de 2000. Ambos
documentos están disponibles en las Asambleas de Dios, 1445 Boonville Avenue, Springfield, MO
65802.
6. Para una discusión más detallada de esta posición, consulte el libro de C. Peter Wagner, The
Church in the Workplace (Ventura, CA: Regal Books, 2006).
7. Para más información sobre la guerra espiritual a nivel estratégico, vea el libro de C. Peter Wagner,
Warfare Prayer: What the Bible Says About Spiritual Warfare (Shippensburg, PA: Destiny Image,
2009); el libro de Cindy Jacobs, Possessing the Gates of the Enemy: A Training Manual for Militant
Intercession (Grand Rapids, MI: Chosen Books [una división de Baker Publishing Group], 1991,
1994); y el libro de Rebecca Greenwood, Authority to Tread: An Intercessor’s Guide to Strategic-
Level Spiritual Warfare (Grand Rapids, MI: Chosen Books [una división de Baker Publishing Group],
2005).
8. Lance Wallnau, “The Seven Mountain Mandate”, en The Reformer’s Pledge, compilado por Ché
Ahn (Shippensburg, PA: Destiny Image, 2010), 187–188.
9. Steven Pinker, The Better Angels of Our Nature: Why Violence Has Declined (New York: Viking
Penguin [miembro de Penguin Group], 2011).
10. Laurence Chandy, Natasha Ledlie y Veronika Penciakova, “The Final Countdown: Prospects for
Ending Extreme Poverty by 2030”, The Brookings Institution, 1775 Massachusetts Avenue, NW,
Washington, DC 20036.
2
COMENZAR UNA EMPRESA DEL REINO EN LA
ECONOMÍA DE DIOS: EL TESTIMONIO DE
MANI ERFAN

Como dije anteriormente, los cristianos que son una expresión de “la
iglesia en el mundo laboral” son los más aptos para recibir la gran
transferencia de riqueza en el reino de Dios del mundo exterior. En este
capítulo me gustaría compartir el inspirador testimonio de un hermano en
Cristo que ha recibido esta transferencia de riqueza y la está usando para
extender el reino de Dios por todo el mundo. El resto de este capítulo es el
testimonio personal inspirado por Dios de Mani Erfan.

***
“Te lo prometo, papá, ¡tendré éxito!”. Esas fueron mis últimas palabras
entre lágrimas mientras le decía adiós a mi padre. Era el año 1983, y un
año antes, mi familia se había ido del país de Irán, desolado y arrasado por
la guerra, para construir una nueva vida para nosotros en Inglaterra. Pero
ahora, con solo dieciséis años, estaba dejando Inglaterra con esperanzas
aún mayores de una vida de éxito en América, y me iba yo solo. Mientras
dejaba a mi padre de pie en la puerta de embarque del aeropuerto de
Heathrow, volví a gritar: “Haré que te sientas orgulloso, papá”. Mi valiente
sueño personal era ir a los Estados Unidos y convertirme en alguien de
éxito, sin importar lo mucho que tuviera que trabajar para conseguirlo.
Durante los años siguientes, con el dinero que mi padre me podía enviar,
asistí a la Universidad de Florida, con una carrera en ingeniería química.
Sabía que, como ingeniero, podría conseguir un buen trabajo y vivir el
sueño americano. No era cristiano en esa época, y no tenía intención
alguna de serlo. Me habían educado en Irán como musulmán chií, pero
nada de eso era tan importante para mí como llegar a ser exitoso
financieramente en esta nueva tierra de oportunidades. ¡El mayor milagro
de mi vida es que Dios tenía mucho más en su plan para mí!

¡Él es el Dios de lo sobrenatural!


El 14 de julio de 1987 fue el día de mi primera experiencia sobrenatural
con Dios, un día que cambió mi vida para siempre. Tenía veintiún años y
estaba aún en la universidad. Lo recuerdo como si fuera ayer, aunque han
pasado casi treinta años desde entonces.
Me desperté esa mañana con el corazón pesado, agobiado por los
grandes problemas de mi vida. Tenía deudas; me había casado, pero mi
esposa amenazaba con dejarme; y tenía cargos del gobierno de los Estados
Unidos por un delito que no había cometido. Con una fecha para un gran
juicio a nueve días, mi vida parecía estar escapándose de mis manos.
Aunque parezca extraño, para este joven musulmán, las únicas personas
que permanecieron a mi lado fueron una pareja de cristianos que se habían
hecho amigos míos. Esa tarde, me hablaron de Jesucristo, el Salvador de
sus vidas. Yo no tenía intención de hacerme cristiano ese día, pero después
de oír la historia del evangelio de manera tan clara, algo sobrenatural vino
sobre mí, y durante un hora, las únicas palabras que podía repetir, una y
otra vez, eran: “¡Jesucristo es mi Señor y Salvador!”. Tras compartir esta
convicción con tres personas distintas, me puse de rodillas y oré: “¡Dios,
por favor ayúdame! Señor, ¡sálvame y líbrame!”.
No sabía bien quién era Jesús, ni entendía su poder para obrar milagros;
pero en mi gran necesidad, hice la oración de “esperanza para el
desesperanzado” a un Dios al que apenas conocía: “Si me salvas de este
desastre, Señor, te serviré durante el resto de mi vida”.
En ese mismo instante, la paz de Dios me sobrecogió. Su paz fluyó a
través de mí, y supe en mi corazón que, de algún modo, todo iba a estar
bien. Comencé a cantar una canción de alabanza al Dios que había sido un
desconocido para mí durante toda mi vida. Pero ahora, quería conocer
quién era Él y quién quería Él que fuera yo.

Comienzan los milagros financieros


Al día siguiente, fui al banco y experimenté el primer milagro
financiero de mi vida. Un depósito sobrenatural de 2.000 dólares se había
registrado en mi cuenta bancaria. ¿De dónde había salido ese dinero? Yo
estaba perplejo. Dios había provisto sobrenaturalmente para mí. Yo no
había pedido ese dinero; no planeaba recibirlo, pero estaba ahí. Sabía que
Dios había usado algún agente humano para depositar ese dinero, pero
nunca supe qué ocurrió ni cómo llegó ahí. El resto de la semana fue una
serie continua de milagros, y el viernes, todos los demás problemas que
tenía se habían resuelto.
Abrumado por la bondad de Dios, decidí conocerle y servirle mientras
viviera. Es importante para mí señalar que Dios había decidido
bendecirme con milagros financierons desde los primeros días de mi
salvación. Desde esos primeros días, experimenté que Dios es mi Paz y mi
Provisión.
Ahora, casi treinta años después, vivo cada día de mi vida en medio de
un milagro financiero. Por causa de la extensión del evangelio, estoy
caminando personalmente en la promesa de la Palabra de Dios que se
encuentra en Proverbios 13:22 (ntv): “La riqueza de los pecadores pasa a
manos de los justos”. Esta es la transferencia de riqueza, prometida por el
Señor, para el expreso propósito de bendecir y extender el reino de Dios en
la tierra hoy. Pero el camino a esta transferencia de riqueza no siempre ha
sido fácil, y he aprendido muchas lecciones espirituales vitales durante el
camino que me gustaría compartir con usted.

“El dinero estaba llenando la iglesia”


En los años sucesivos a mi salvación, me gradué de la Universidad de
Florida con altos honores como ingeniero químico, y mi esposa y yo nos
mudamos a Texas, donde trabajé en el sector de catalización de químicos,
vendiendo productos químicos para la industria de la refinería de petróleo.
Fue entonces cuando Dios comenzó a hablar una palabra profética a mi
vida sobre mi futuro.
Un domingo por la mañana, en 1991, estaba en mi iglesia, la iglesia
original de Lakewood en Houston, Texas, dirigida por el pastor John
Osteen. Antes del servicio de la iglesia, una señora afroamericana a quien
no conocía se acercó a mí y me dijo: “Joven, sé que un día usted será un
hombre rico”.
“¿Por qué dice usted eso?”, le pregunté.
“Cuando usted entró a la iglesia”, respondió ella, “vi dinero cayendo de
sus bolsillos por dondequiera que iba, y el dinero estaba llenando la
iglesia”.
Sorprendido, respondí: “¡Gracias! Recibo eso por fe”.
Su palabra profética me bendijo mucho ese día. Aumentó mi fe de que
Dios iba a usarme para bendecir a su pueblo.
Aquí hay dos puntos importantes para experimentar la transferencia de
riqueza en su propia vida. Primero, entender la razón principal para esta
transferencia de riqueza: para que el dinero pueda llenar la iglesia. Este
dinero se usará para extender el reino de Dios en esta tierra. Segundo,
estar abierto a recibir la palabra profética en su vida. Creo que eso fue un
factor clave en mi experiencia personal de la transferencia de riqueza.
Siempre que la palabra profética se declara en su vida, créala y recíbala.
Crea la Palabra del Señor, crea las promesas de Dios, crea la palabra
profética en su vida, y recíbala, aunque, en ese momento, quizá no haya
nada en su vida que parezca apoyar eso. La sabiduría de Dios se mantiene
por sí sola. Crea la palabra profética, porque es una palabra viva, una
palabra que capacita, y una palabra que activa.
Durante ese periodo de mi vida me mentoreaba un padre espiritual, un
cristiano mayor iraní llamado Emir, que poseía una exitosa empresa de
alfombras y también había fundado un ministerio vibrante para alcanzar a
los iraníes para Cristo. Emir me apoyó en mi caminar con el Señor y me
presentó el concepto de convertirme en un empresario exitoso que podría
usar su riqueza para el avance del reino de Dios. A través de la mentoría
espiritual de Emir, las semillas de mi trabajo de avance del reino de Dios
fueron plantadas. Dios me estaba llamando a ministrar a los iraníes, tanto
en los Estados Unidos como en el Oriente Medio.
Al pensar en todas las personas que había atrapadas en la oscuridad del
islam, oraba fervientemente: “Señor, quiero ser un empresario exitoso
para poder ministrar mejor el evangelio sin tener que pedir dinero a otros.
Quiero tener fondos suficientes para ser autosuficiente, mientras ayudo a
extender tu reino”. El destino profético que declaró para mi vida esa mujer
desconocida de la iglesia, y mi propio deseo de servir al Señor,
comenzaron a mezclarse.

Aprender a ser un siervo


En 1994, después de tres años trabajando en el sector de catalizadores
del refinamiento petrolífero, tomé un trabajo nuevo en una compañía que
reciclaba metal relacionada con la industria del petróleo. El Director
general me presentó una desafiante cuota de ventas y la promesa de una
comisión de cien mil dólares si la alcanzaba. Ese año trabajé como nunca,
esforzándome por conseguir cada meta que tenía delante de mí, ¡y lo hice!
Sin embargo, cuando estaba ante él en su oficina panelada de madera al
final del año, mi jefe confesó: “Mani, nunca pensé que pudieras vender lo
suficiente como para ganar esa comisión. No puedo pagarte cien mil
dólares. Quizá puedo darte veinte mil dólares”.
Salí de su oficina y entré de un portazo en el almacén, caminando
frustrado y enojado. Había trabajado muy duro para la organización.
Quería irme, salir ese día y no regresar nunca. Pero el Señor me habló
claramente, diciendo: Mani, no te vayas.
“Pero, Señor”, respondí, “me robaron; me mintieron”.
El Señor dijo: Ese es el sistema del mundo. Pero ellos no son tu
proveedor; yo soy tu proveedor. Quédate aquí; aprende todo lo que
puedas. Es como una universidad para ti. Algún día, serás mucho más rico
que ellos. Tan solo aprende todo lo que puedas de esta empresa.
Con todo mi corazón, creí que el Señor también estaba diciendo: Mani,
sé un siervo para ellos; aprende como un siervo diligente.
Con toda la experiencia empresarial de mi jefe, él era particularmente
capaz de proporcionarme esas herramientas que necesitaba para
convertirme en un futuro éxito. Aprender de otros es una parte muy
importante en la preparación de la transferencia de riqueza del reino del
mundo al reino de Dios.
¿Cómo se aprende a ser un empresario exitoso? Uno aprende de alguien
que ya es un éxito. Dios abre las puertas para que muchos hombres y
mujeres cristianos aprendan un negocio o un oficio de otra persona. O
quizá Dios les da la sabiduría para mejorar en un diseño para una pieza de
un equipo o para desarrollar una idea empresarial lucrativa. Pero para que
algo de esto ocurra, tiene que estar sirviendo y aprendiendo en el lugar
donde Dios le ha llamado a estar.
Creo que el contexto de aprendizaje del Señor es mediante el servicio.
Como cristianos, estamos llamados a servir a otros. Estamos llamados a
servir a cristianos, y a veces, también estamos llamados a servir a no
creyentes, como hizo José en el Antiguo Testamento cuando sirvió a
Potifar (véase Génesis 39) y al faraón de Egipto (véase Génesis 41:1–45).
Aunque el trato duro que recibió José, incluyendo la cárcel, fue injusto,
siguió sirviendo a aquellos que Dios había puesto sobre él.
Durante los siete años que trabajé para esa compañía de reciclaje de
metal, tuve que servir a otro hombre. No me trataron éticamente, pero
seguí sirviéndole. No reduje mi esfuerzo, incluso después de mentirme. El
mensaje del Señor para mí era claro: ¡Sírvele bien! Estamos llamados a
ser siervos diligentes en el Espíritu de Cristo, incluso sirviendo a los que
nos tratan injustamente.
¿Cuál es el verdadero propósito del servicio? Creo que es construir
nuestro carácter cristiano para que Él pueda confiarnos liderazgo
espiritual. Porque cuando Él puede confiarnos liderazgo espiritual,
también puede confiarnos riqueza, tanto riqueza celestial como riqueza
terrenal. No reaccione indebidamente; no se rebele. Tenga diligencia y
paciencia; crea en las promesas de Dios. Deje que las cosas sigan su curso
según el plan de Dios.

“Quiero que comiences una empresa”


En 1998, estaba sentado en mi oficina cuando el Señor habló a mi
corazón una vez más. Esta vez, me dijo: Mani, quiero que comiences una
empresa.
“Sí, Señor, he estado esperando esto”, respondí.
Quiero que formes una empresa de catalización.
Me quedé impactado. Estaba seguro de que no podía haberlo escuchado
bien. “¿Catalizadores químicos para refinerías de petroleo, Señor?”.
Recuerde que esta era la industria en la que había trabajado durante
cinco años en el pasado. El sector de catalizadores era una industria
multimillonaria. Había solo siete u ocho compañías en el mundo (todas
ellas firmas multimillonarias) que vendían productos catalizadores, y sus
clientes eran gigantescas empresas petroleras: Exxon, Chevron, Shell y
semejantes. Era una industria técnicamente compleja con riesgos
financieron asociados extremadamente altos.
“No es posible, Dios”, protesté. “No tengo infraestructura. No sé cómo
fabricarlo; solo sé cómo venderlo. No tengo millones de dólares para
invertir en ello. Dios, ¡es imposible! Chevron, Shell, Exxon, estas
empresas multimillonarias no me escucharían jamás, nunca. Soy un don
nadie”.
Batallé con la idea durante un año. Después la saqué por completo de mi
mente.
Me encontraba en el nivel más alto de gerencia en mi actual posición.
Después de siete años de duro trabajo, estaba dirigiendo toda la compañía
y ganando más de 250.000 dólares al año. Mi esposa y yo acabábamos de
tener una bebita un año antes.
Entonces llegó la calmada voz del Señor, hablando de nuevo a mi
corazón: Deja tu trabajo, Mani. Comienza la empresa de catalización.
“No, Señor. ¿Cómo puede venir esto de ti? Mi vida es buena, Señor. No
quiero cambiarla”.
El Espíritu Santo me respondió con una pregunta: Mani, ¿cuánto dinero
me podrías dar hoy si me ofrecieras el diez por ciento de tus ingresos?
“Alrededor de treinta mil dólares al año, Señor”, respondí.
¿Qué puedo hacer con treinta mil dólares al año? Quiero que inviertas
más en mi reino.
Me di cuenta de que, considerando la enorme necesidad de la gente en
todo el mundo de oír el evangelio, mi aportación de 30.000 dólares
causaría un impacto mínimo para el reino de Dios. Quería tener un
impacto mayor, especialmente con mi creciente deseo de alcanzar al
pueblo iraní con el evangelio de Cristo.
Mani, eres esclavo de este sistema corporativo, me dijo Dios. Trabajas
entre sesenta y setenta horas a la semana. Tienes límites en tu salario; yo
soy un Dios sin límites. Pasas incontables horas y semanas en tu trabajo, y
ganas centavos. Tomaré tus minutos y segundos y te daré dolares.
El tiempo era valioso, y el tiempo era dinero. Resulta que estaba
empleando mi tiempo de manera ineficaz cuando se trataba de la empresa
del reino. En la economía de Dios, Él puede darle un beneficio
exponencial a su tiempo. Dios puede redimir el tiempo que usted emplea
(véase Efesios 5:16) y hacer que funcione mejor para usted. Dios quería
que mi tiempo fuera usado así. Eso es importante recordarlo.

Pagar el precio de la obediencia


Para ser un empresario de éxito, usted necesita estar dispuesto a pagar el
precio; requiere largas horas y duro trabajo. Y requiere obediencia a la
guía del Señor.
Descubrí muchas lecciones en este viaje. Una de esas lecciones fue muy
importante: lo que uno piensa que realmente quiere hacer, ¡no siempre es
lo que el Señor le está llamando a hacer! ¿Le parece esto algo extraño?
Recuerde que Él nos dice: “Porque mis pensamientos no son los de
ustedes, ni sus caminos son los míos” (Isaías 55:8, nvi).
Yo no quería correr la aventura de comenzar una empresa de alto riesgo.
Quería restringirme a la empresa del recicle de metal, un sector que sabía
que podía manejar por mí mismo. Pero Dios quiere llevarle a un lugar
donde tenga que depender solo de Él para que Él se lleve toda la gloria. Es
un lugar donde solo su fe puede llevarle. La obediencia, a través de la fe,
puede llevarle a lugares donde su capacidad y su imaginación no pueden.
Las fronteras de su vida están limitadas solo por su fe y su obediencia.
Estos son dos elementos clave de cualquier empresa de éxito,
especialmente cuando está tratando con la transferencia de riqueza
dirigida por Dios. Requiere una gran fe y una obediencia tremenda. Ambas
son dos partes de la misma imagen.
Finalmente, en abril de 1999, Dios me habló claramente, diciendo:
Mani, sal hoy; dimite inmediatamente, o perderás la oportunidad.
“Señor, ¿realmente tú quieres que empiece la empresa de catalización?”.
Sí.
Despejé mi escritorio, recogí mis pertenencias, y salí de mi oficina.
Mientras me iba, decía: “Me voy hoy. Lo siento, pero me tengo que ir”.
Finalmente lo había hecho; había obedecido al Señor. Y sentí alivio.
En su sabiduría sobrenatural, Dios ya había provisto una conexión con
Jim McKimmy, un exitoso empresario cristiano con el que había entablado
amistad. Cuando me acerqué a Jim contándole esta nueva aventura, me
dijo que estaba demasiado ocupado como para tomar más proyectos
adicionales. Él ya era millonario y estaba trabajando entre 80 y 100 horas
por semana en sus otras empresas.
Pero, aunque dijo que no, Jim se quedó intrigado. Acudió al Señor en
oración, y Dios le dijo: Jim, esta es tu comisión. Ayuda a este joven. Con
treinta y dos años de edad, yo necesitaba un mentor, y Dios
sobrenaturalmente envió a Jim como su provisión. Como un hombre de
Dios más mayor, Jim no fue solamente mi mentor espiritual, sino también
mi animador emocional y apoyo financiero. Se convirtió en mi socio e
invirtió medio millón de dólares en la empresa de catalización. Las
asociaciones son un principio divino; no deberían estar basadas en el
entendimiento humano. Con un socio enviado a usted por el Señor, puede
hacer cosas que nunca podría haber hecho usted solo.
Los dos primeros años de nuestro viaje empresarial estuvieron llenos de
obstáculos y desvíos. Solo a las pocas semanas, me demandó un anterior
jefe. Esto me sacudió, y también puso nervioso a Jim, y me abrumó el
temor al fracaso y la inmensidad de la tarea que tenía delante de mí.
Encaré la posibilidad real de perderlo todo. Mi vida fue sacudida desde la
base.
Yo oré: “Dios, no sé si soy capaz de hacer esto”.
En mi espíritu, oí al Espíritu Santo responder: Gracias por obedecerme.
Gracias por confiar en mí. No hay nadie más en la empresa de
catalización que me conozca o proclame mi nombre. Daré a conocer mi
nombre en el mundo de la catalización. Se maravillarán de la empresa que
yo creo, y reconocerán que yo la creé.
Acudí a Jim con una fe renovada, y dije: “Esta empresa es de Dios; este
es el mundo del reino”. Ambos fuimos fortalecidos en el poder del Señor.
Poco después, la demanda legal contra mí fue anulada, y las cosas
comenzaron a encajar en su lugar. Tuvimos un progreso financieron
inmenso cuando una institución bancaria del extranjero nos concedió una
línea de crédito de varios millones de dólares. Lo llamamos nuestra “línea
milagrosa de crédito”. Repito: “La riqueza del pecador está guardada para
el justo”. (Véase Proverbios 13:22; Zacarías 14:14). Esa línea de crédito
creció con el tiempo. El banco nos prestaba el dinero para desarrollar y
fabricar el producto y luego esperaba que le pagásemos cuando
hubiésemos recibido el pago de nuestros clientes. Nunca nos presionaron
con fechas límite en las que devolver la línea de crédito. Ningún otro
banco funcionaba así, especialmente para una compañía nueva como la
nuestra. Estábamos caminando en el favor de Dios.
Cuando usted confía en Dios y se lanza en fe, el favor le sigue. Hoy,
catorce años después, ese banco sigue ayudándonos con nuestro
movimiento de efectivo. Este es un milagro que continúa, el cual
demuestra cómo trabaja Dios. Él no está atado por las reglas de los
hombres; Él crea nuevas reglas.

Un gran progreso financiero


No quisiera volver a vivir esos dos primeros años difíciles. Aunque
comenzamos a producir nuestro producto catalizador, teníamos pocos
clientes; nuestra fe se estiró como nunca antes. Apenas ganaba 30.000
dólares al año. Aprendí a ser manso y humilde, escuchando la voz de Dios.
Aunque siempre había tenido éxito en las ventas, oí cientos de veces el
“no” antes de oír el “sí”. Sentí que me quedaba muy poco; estaba al límite
de mí mismo, una vez más.
Finalmente, clamé al Señor: “Si no recibo un pedido mañana por la
mañana, lo dejo”. Había recibido suficientes ofertas de trabajo de otras
compañías químicas; podía haber cerrado un gran trabajo nuevo.
Al día siguiente, había un pedido en mi escritorio, solo de 2.000 dólares.
Comencé a reírme y también a llorar. No era mucho, pero era una
respuesta a mi oración. Dios no quería que lo dejase. Así que seguí en el
trazado.
Si quiere ser participante de la transferencia de riqueza, será probado en
el valle de la lucha. Jesús obedeció y cumplió toda justicia; y a la vez, fue
probado en el desierto. (Véase Mateo 4:1–11; Lucas 4:1–11). Dios me
probó para que pudiera preguntarme a mí mismo: ¿Voy a abandonar a la
primera señal de problemas, o voy a permanecer en el trazado? Fue Dios
quien me sostuvo.
En diciembre de 2001, exactamente dos años después del día que
comenzamos nuestra empresa, ¡finalmente terminó la prueba de nuestra
fe! Tuvimos un gran progreso económico. Los pedidos comenzaron a
llegar, y recibimos dos millones de dólares en ventas solo el mes de
diciembre. Un mes después, pude devolver hasta el último céntimo que
Jim McKimmy había invertido en fondos de lanzamiento. Jim y yo
seguimos teniendo una asociación exitosa hasta la fecha. Nuestra
compañía, UNICAT Catalyst Technologies, Inc., ha prosperado desde
entonces.
Durante esos dos primeros años difíciles, aprendí algunas lecciones
duras del Señor. Siempre que cedía o mentía de alguna manera para
conseguir un pedido, no había bendición, y por lo general, tampoco
pedidos. Cada concesión tenía repercusiones a largo plazo que me
costaban algo. Rebajar la calidad terminaba en un completo desastre. Dios
no me permitió tomar atajos o hacer nada que no fuera ético. Eso fue
bueno. Era la empresa de Dios.
En los últimos doce años, UNICAT ha sido una tremenda bendición
financiera para nosotros. No somos una empresa mega millonaria, pero en
el contacto con el cliente, estamos ahí arriba. Esas empresas gigantescas
que yo esperaba que ser rieran de nosotros y nunca nos dieran sus
negocios, como Exxon, Shell, Chevron, British Petroleum, ahora son
nuestros clientes. Comenzamos fabricando y vendiendo un producto, y
ahora tenemos 115 productos distintos en nuestra línea. Algunos de ellos
los patentamos nosotros mismos. Con veintiséis empleados, somos una
empresa de 30 millones de dólares, ¡y no tenemos deudas! Durante años
pensé que sería imposible llegar a no tener deuda algún día, pero hoy
somos una empresa basada en el flujo en efectivo.
En el mundo del petróleo/la química, somos reconocidos y respetados.
Están las siete compañías de catalización gigantes, y luego está la nuestra,
la octava compañía de catalización, actuando en todo el mundo.
Siempre les digo a mis clientes y mis competidores que ¡todo es para la
gloria de Dios!

Extender el reino de Dios en la tierra


Durante estos últimos doce años, a medida que hemos prosperado
financieramente, el Señor me ha dado oportunidades ministeriales más
allá de lo que podía imaginar. Tenemos un ministerio de televisión que
transmite el mensaje del evangelio por satélite a una audiencia de más de
un millón de personas en Irán y en otros países del Oriente Medio, donde
ha cambiado miles de vidas para Cristo. He tenido el privilegio de entrenar
pastores clandestinos en todo el Oriente Medio. Musulmanes radicales se
han hecho amigos de Cristo y se han convertido en los “Pablos jóvenes” de
hoy. Antiguas prostitutas, traficantes de droga, policías religiosos e incluso
clérigos musulmanes se han convertido en discípulos de Cristo. Hemos
dado esperanza a una generación desesperada. Tenemos el privilegio de
discipular a naciones para Cristo.
Mediante la gran transferencia de riqueza, cientos de miles de dólares se
han invertido en el reino de Dios. Hemos tenido la bendición de organizar
conferencias ministeriales por todo el mundo, de organizar esfuerzos
humanitarios alimentando a refugiados hambrientos del Oriente Medio, y
de suplir pozos de agua a los necesitados de África. Con la transferencia
de dinero que Dios ha provisto, puedo viajar a partes remotas de la tierra,
buscando oportunidades de mostrar el amor de Cristo de las formas más
tangibles.
Finalmente, este es el propósito de Dios al transferir la riqueza de
manos de los impíos a manos de los justos. La riqueza viene de
megaempresas que no pertenecen al reino de Dios. Estamos recibiendo su
dinero y transfiriéndolo a un trabajo de amor para Cristo.
Cuando se nos han acercado las compañías de catalización más grandes
queriendo comprarnos, siempre comparto el testimonio de lo que Dios ha
hecho a través de esta empresa. El Señor me dijo hace muchos años que su
nombre sería levantado en el mundo de la catalización, ¡y su palabra
profética se está cumpliendo hoy!
Digo de nuevo que por causa de la extensión del evangelio, estoy
caminando personalmente en la promesa de la Palabra de Dios que
encontramos en Proverbios 13:22 (nvi): “Las riquezas del pecador se
quedan para los justos”.
3
YA LLEGA LA TRANSFERENCIA DE RIQUEZA

Lo que Dios ha hecho por Mani Erfan es solo la punta del iceberg. Me
gustaría sugerir que se puede encontrar una palabra de Dios para su pueblo
hoy en Isaías 60:4–5:
Alza tus ojos alrededor y mira, todos éstos se han juntado, vinieron a
ti; tus hijos vendrán de lejos, y tus hijas serán llevadas en brazos.
Entonces verás, y resplandecerás; se maravillará y ensanchará tu
corazón, porque se haya vuelto a ti la multitud del mar, y las riquezas
de las naciones hayan venido a ti.
Observe la palabra “mira”, la cual vuelve a aparecer como “verás”. Ver
lo que aún no está implica fe. ¿Qué es fe? “Es, pues, la fe la certeza de lo
que se espera, la convicción de lo que no se ve” (Hebreos 11:1).
Como mencioné en el primer capítulo, varios líderes cristianos hoy día
están de acuerdo en que Dios está listo para liberar cantidades enormes y
sin precedentes de riqueza para avanzar su reino aquí en la tierra. Creo que
el tiempo oportuno para eso está muy cerca y que debemos comenzar a dar
pasos que nos preparen de todas las formas posibles para esta gran
transferencia de riqueza. Muchas personas tienen fe en que la riqueza de
las naciones en verdad está llegando
En su reveldor libro The Future War of the Church, Chuck
Pierce incluye un capítulo estratégico titulado “La transferencia
de riqueza”. En él, hace referencia a la frase de Jesús a sus
discípulos acerca de las llaves del reino de los cielos, y escribe:
“Dios nos está diciendo en esta hora que Él está listo para darnos
llaves. Estas llaves abrirán la provisión que necesitamos para
avanzar sus propósitos de pacto”.11 Pierce sigue diciendo que,
para que podamos recibir y usar las llaves, debemos identificar el
“dominio ilegal de estructuras satánicas de región en región”12 y
después reconocer que “la autoridad apostólica se debe establecer
en un terreno si queremos recoger la cosecha de ese terreno”.13
En otras palabras, si tomamos la frase de Pierce como una
auténtica profecía, lo cual yo sí hago, parece existir una relación
importante, y muy probablemente esencial, entre esta
transferencia divinamente ordenada de riqueza y el don, oficio y
ministerio del apóstol. Intenté poner algunas bases para esta
relación en el capítulo 1.
Pierce sigue desarrollando:
Cómo se recibe a los apóstoles es una vara de medir clave respecto a
cómo el Señor liberará bendiciones o juicio sobre un territorio. Los
apóstoles también tienen autoridad sobre los gobernadores demoniacos
de una región. Tienen la capacidad de demostrar poder sobrenatural que
atrae a toda una región a nuestro Dios que da vida.14
De esto, pienso que sería razonable concluir que si se va a librar una
guerra espiritual a gran escala en una región, los generales de esa guerra es
muy probable que sean los apóstoles, especialmente en los seis montes a
un lado del de la Religión. Los intercesores y profetas también son
esenciales, pero sin apóstoles, los intercesores y profetas solo tendrán una
eficacia limitada.
Según como yo leo la historia, la segunda era apostólica comenzó en
2001. Soy consciente de que algunos no estarán de acuerdo, pero me siento
cómodo con esta interpretación. La primera era apostólica cubrió solo los
tres primeros siglos aproximadamente de la existencia de la iglesia. Esta
segunda era apostólica nos ha traido una nueva tarea de parte de Dios. Un
importante paso hacia delante en la década de 1990 se logró ampliando
nuestro enfoque de solamente la salvación individual a incluir también la
transformación de la sociedad. En ese tiempo, comenzamos con un
enfoque pastoral, usando frecuentemente el eslógan: “Alcanzando
ciudades para Cristo”. Sin embargo, en la década de 2000, pasamos a un
enfoque más apostólico, con un eslógan más fuerte: “Gobernar ciudades
con Cristo”.
¿Cómo incorpora esto la riqueza? Permítame explicarlo.

¿Comprar un país?
En 2006, estaba en Sudáfrica cuando un apóstol que había conocido me
hizo una pregunta sorprendente: “Peter, ¿quiere comprar un país?”.
Tenía tanta curiosidad por descubrir de qué se trataba la pregunta que
rápidamente respondí: “¡Sí! ¿Qué país?”.
Él respondió: “La República Democrática del Congo”.
Para continuar con el diálogo, dije: “De acuedo. ¿Cuánto cuesta?”.
Él comenzó a explicarme cómo la nación se había deteriorado durante
los últimos años. El gobierno, las empresas, la educación, todo estaba en
un estado de caos. La enfermedad iba en aumento. La corrupción se había
convertido en la norma, no la excepción. Sectores de personas estaban en
guerra unos con otros. El crimen estaba barriendo la nación. El hambre y
la pobreza iban en aumento. La miseria prevalecía. Esas eran las malas
noticias. Pero las buenas noticias eran que mi amigo y otros apóstoles
finalmente habían tenido éxito en llevar una unidad sustancial a la iglesia
que previamente había estado enfrentada y muy dividida. A lo largo de los
años, el evangelio había penetrado la RDC de tal forma que la mayoría de
su población era cristiana. Por primera vez, la iglesia se había convertido
supuestamente en una posible fuerza política. Se acercaban unas
elecciones nacionales. ¿Qué se necesitaría para que los cristianos
prevalecieran? ¡Dinero!
Según mi amigo, el precio para ganar las elecciones en cada provincia
sería de unos modestos cincuenta mil dólares americanos, y la presidencia,
la friolera de un millón de dólares. Si algún donante apareciera con esa
cantidad, presumiblemente podría comprar la nación. Yo no tenía manera
de saber lo precisas que eran esas cifras o proyectos. Pero el principio que
había tras ellas era válido. Las elecciones pueden transformar una
sociedad. Y las elecciones cuestan dinero.
Profecías para liberar riqueza
Si usted tiene oídos para oír lo que el Espíritu está diciendo a las
iglesias, indudablemente ha oído en años recientes más de una profecía en
cuanto a que Dios quiere liberar ahora tremendas cantidades de riqueza
para avanzar su reino. Entiendo que no estamos hablando de siete u ocho
cifras, sino de un número de nueve o diez. Quizá otros no estén de
acuerdo, pero lo mejor que puedo deducir es que estas profecías
comenzaron en torno a 1992.
Como ejemplo, recientemente oí a Khian Seng Tan de Christian Growth
Resources en Singapur decir a una audiencia que él recibió por primera
vez una de estas profecías en 1999. La esencia de la profecía era esta:
“Estoy a punto de derramar una riqueza sin precedentes a mi esposa”. Tan
destacó que el tiempo de vida cuando muchos hombres gastan más dinero
es cuando se casan. Su esposa es una posesión invaluable. La boda de
Jesús con la iglesia se está acercando apresuradamente. Quizá no es de
extrañar que Él sienta ahora que es el momento de gastar mucho dinero en
su esposa. Tan sentía que la cantidad indicada sería de millones o incluso
miles de millones de dólares.
Todo esto es impactante. Es impactante porque una corriente estable de
profecías como esta ha estado fluyendo durante más de veinte años, pero
estos recursos financieros aún no han sido liberados en la magnitud
anticipada. Personalmente no tengo duda de que hemos estado oyendo la
palabra veraz del Señor. Los profetas a los que he hecho referencia no son
falsos profetas. Y hay muchos de ellos. Si se tratase solo de una profecía
aislada, podríamos sospechar que un individuo se equivocara en lo que
oyó. Pero no es solo uno. Un número sustancial de profetas reconocidos y
respetados han estado de acuerdo entre sí y diciendo este tipo de cosas.
He confeccionado una lista privada de posibles fuentes de financiación
que me han llamado la atención en años recientes. Algunas, siento decirlo,
han resultado ser fraudulentas estafas piramidales. Otras necesitaban que
ocurrieran una o dos cosas para poder generar la financiación anticipada,
pero esas cosas nunca se materializaron. En otras, el dinero está en el
banco o en ciertos tipos de fondos en las cantidades de las que hemos
estado hablando; sin embargo, obstáculos para transferirlos al reino
(ninguno de ellos considerado insuperable, por cierto) parecen haber
estado impidiendo la liberación de estos recursos. Todos estos fondos han
sido reservados para el avance del reino de Dios. La última vez que miré
mi lista, identifiqué doce posibles fuentes de enorme financiación,
excluyendo las estafas piramidales.
Creo que podemos suponer, entonces, que Dios desea liberar esta
riqueza. Sabemos que el propósito del propio corazón de Dios es buscar y
salvar lo que se había perdido (véase Lúcas 19:10) y demostrar compasión
por los pobres. En breve, es para ver venir su reino a la tierra como ocurre
en el cielo.

¿Cómo se transfiere la riqueza?


Bíblicamente, parece haber tres grandes mecanismos para la
transferencia divina de riqueza. Cada uno puede operar por sí solo, o se
pueden combinar los tres.
1. Una transferencia sobrenatural de riqueza iniciada por Dios. Como
ha sucedido con muchas de las acciones de Dios, podría estar provocada
por la oración, pero no siempre. Dios puede tener sus propias razones para
causar que la riquza pase de un lugar a otro; pero, en cualquier caso, la
transferencia de riqueza nunca la inicia o produce el receptor.
Un buen ejemplo de esto en la Biblia ocurrió cuando los israelitas
salieron de Egipto con dirección a la Tierra Prometida. Hay muchos
indicadores de que, cuando llegaron al desierto, eran ricos. Su riqueza
obviamente no se produjo como resultado de su trabajo haciendo ladrillos
sin paja. ¿De dónde llegó?
[Dios dijo:] “Y yo daré a este pueblo gracia en los ojos de los
egipcios, para que cuando salgáis, no vayáis con las manos vacías;
sino que pedirá cada mujer a su vecina y a su huéspeda alhajas de
plata, alhajas de oro, y vestidos, los cuales pondréis sobre vuestros
hijos y vuestras hijas; y despojaréis a Egipto”. (Éxodo 3:21–22)
2. La creación de riqueza iniciada por el receptor en lugar de Dios. La
persona que termina con la riqueza es la que la produce, por cualquier
medio que él o ella elija. Esto es muy común. Es la forma en que la
mayoría de la riqueza se obtiene. Los creadores de riqueza con mentalidad
del reino reconocen que, de alguna manera, han sido capacitados
sobrenaturalmente por Dios al menos de tres formas:
Dios les ha provisto de un conjunto de habilidades, experiencias
e ideas, una habilidad inherente para generar riqueza.
Dios ha mejorados sus destrezas e ideas. La gente no es estática;
siempre están en movimiento. Dios les ayuda a avanzar y
mejorar en base a lo que tienen. Él provee nuevas experiencias
para ayudarles a aprender qué hacer y qué no hacer para asegurar
su riqueza. Cada año, lo hacen mejor que año anterior.
Dios les ha dado nuevas destrezas e ideas. No solo mejoran sus
destrezas inherentes, sino que Dios también provee la creatividad
para entender “consejos” (Proverbios 8:12) y desarrollar
habilidades que no habían tenido previamente.
Todo esto se mezcla con lo que muchos consideran como el texto bíblico
más significativo subyacente a la hora de tratar la transferencia de riqueza,
Deuteronomio 8:18: “Sino acuérdate de Jehová tu Dios, porque él te da el
poder para hacer las riquezas, a fin de confirmar su pacto…”.
Me gusta ver este versículo como un sándwich. La carne que hay en
medio es “poder para hacer las riquezas”, pero el sándwich no está
completo sin los panes encima y debajo. El pan de encima es “acuérdate
de Jehová tu Dios”. Aunque quizá sea usted el que produce la riqueza,
debe reconocer que es Dios quien “te da el poder” para hacerlo. Y el pan
de abajo es “a fin de confirmar su pacto”. Ese es el lenguaje del Antiguo
Testamento para que Dios extienda su reino en el Nuevo Testamento. La
razón fundamental para la riqueza, y la motivación para producirla, debe
estar relacionada con el reino de Dios, nada menos.
Vemos una buena ilustración de este principio en la vida de Abraham
(anteriormente llamado Abram). La Biblia dice: “Y Abram era riquísimo
en ganado, en plata y en oro” (Génesis 13:2). Justamente después de esto,
dice que fue a un altar que él había construido: “E invocó allí Abram el
nombre de Jehová” (Génesis 13:4). ¿Y en cuanto al establecimiento de su
pacto? Dios le dijo: “Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí y sé
perfecto. Y pondré mi pacto entre mí y ti, y te multiplicaré en gran
manera” (Génesis 17:1–2). Abraham tenía las tres partes del “sándwich”,
por llamarlo así, de Deuteronomio 8:18.
3. La reposesión de la riqueza que posibilita que el receptor reciba lo
que es legalmente suyo. En los años pasados, algunos profetas han
comenzado a hablar de recobrar, una palabra que no es familiar para la
mayoría de la gente pero que ellos afirman que viene directamente de
Dios. Es un término forense que se refiere al decreto legal que posibilita la
recuperación de bienes que le han sido quitados ilegalmente a su
propietario. Esto podría producirse a través de una herencia, mediante la
recuperación de bienes robados, o como una rectificación de fraude o
engaño. El receptor por lo general se espera que sea proactivo en el acto de
la reposesión. Se tienen que hacer ciertas cosas, o las transacciones
deseadas no se llevarán a cabo. Un cheque inesperado en el correo es
posible pero improbable. Normalmente son necesarios trabajo y esfuerzo
por parte del receptor.
A menudo pienso en Zorobabel recibiendo del rey Ciro de Persia, para
su pueblo Israel, lo que era legalmente suyo, lo cual un rey anterior,
Nabucodonosor de Babilonia, les había robado ilegalmente. (Véase Esdras
1:1–11). Esto tiene que ver con la reconstrucción de Jerusalén, lo cual
examinaré con más detalle en un momento.
4. Combinaciones de las tres. En un caso dado de transferencia de
riquezas, cualquier combinación de los métodos anteriores podría ocurrir.
Creo que encontramos un ejemplo de los tres en Josué 24:13, que nos dice
lo que recibieron los israelitas cuando Josué los introdujo en la Tierra
Prometida: “Y os di la tierra por la cual nada trabajasteis, y las ciudades
que no edificasteis, en las cuales moráis; y de las viñas y olivares que no
plantasteis, coméis”.
Dios inició la posesión de la tierra; ellos recibieron algo por lo
que no habían trabajado.
Josué tuvo que usar las destrezas e ideas que Dios le había dado
para luchar y ganar batallas en la tierra.
Los israelitas reposeyeron la tierra de Abraham, que era
legalmente de ellos.
Mencioné a los israelitas saliendo de Egipto como un ejemplo de la
transferencia sobrenatural de riqueza. Pero, examinándolo con más
detenimiento, se podría argumentar que fue realmente una combinación de
diferentes tipos de transferencia. ¿Por qué? Inmediatamente después de
que Dios dijera a los israelitas que no se irían con las manos vacías, Él
envió a las mujeres diciendo: “Despojaréis a Egipto” (Éxodo 3:22). ¡Las
mujeres fueron de hecho las creadoras de riqueza en ese famoso escenario!

Reconstrucción de Jerusalén
La transformación social, o la llegada del reino de Dios a la tierra, ha
sido nuestro objetivo para desear la gran transferencia de riqueza. A
menudo mencionamos la transformación de una ciudad como una de sus
facetas. En esa misma línea, vale la pena recordar que, en la Biblia,
tenemos uno de los ejemplos más dramáticos, minuciosos y duraderos de
una transformación radical de una ciudad en la reconstrucción de la ciudad
de Jerusalén después de que los babilonios la destruyeran cuando llevaron
cautiva a Israel en el año 582 a.C. El rey Nabucodonosor había destruido
Jerusalén, pero setenta años después, el rey Ciro comenzó el proceso de
restauración. Primero se reconstruyó el templo, y luego se restauraron las
murallas de la ciudad.
En el proceso, podemos observar varias combinaciones de los
principales mecanismos para la gran transferencia de riqueza.
Reconstrucción del templo
Esta transferencia de riqueza fue claramente sobrenatural porque fue
Dios quien la inició, no hablando a uno de los profetas de Israel, como se
podría esperar, sino hablando directamente al rey pagano Ciro. Él ordenó a
Ciro que le construyera una casa en Jerusalén (véase Esdras 1:1–2), y Ciro
fue lo suficientemente sabio para escuchar. Ciro ordenó a los ciudadanos
de su reino diciendo: “Ayúdenle [a su vecino judío] los hombres de su
lugar con plata, oro, bienes y ganados, además de ofrendas voluntarias
para la casa de Dios, la cual está en Jerusalén” (Esdras 1:4).
Este fue también un caso de reposesión de riqueza porque Ciro “sacó los
utensilios de la casa de Jehová, que Nabucodonosor había sacado de
Jerusalén” (Esdras 1:7). Después dice que había ¡5.400 artículos de oro y
plata! Luego, Zorobabel entró en escena, tomó el mando de la
transferencia de riqueza y se aseguró de que fuera usada para el fin
correcto, es decir, para la reconstrucción del templo en Jerusalén.
Restauración de las murallas
Casi setenta años después de esto, Nehemías, un israelita que tenía
mucha cercanía con el nuevo rey de Persia, Artajerjes, se enteró de que
Jerusalén iba cuesta abajo; estaba en una pésima condición, sin murallas
que la protegieran. Se necesitaba dinero para reconstruir las murallas. Dios
no inició esta transferencia de riqueza en concreto directamente, sino que
comenzó con Nehemías, que oró y acudió al rey. En este caso, la riqueza
llegó en forma de la madera necesaria para construir las murallas, que el
rey dio gratuitamente. (Véase Nehemías 2:8).
Nehemías inició el proceso, pero yo sigo interpretando el evento como
una transferencia de riqueza sobrenatural, porque los israelitas terminaron
recibiendo riqueza por la que no habían trabajado ni habían producido
ellos mismos. Nehemías alegremente asumió la responsabilidad y se
ocupó de que las murallas fueran reconstruidas para que permanecieran
durante siglos.

¿Por qué ha sido pospuesta la transferencia


de riqueza?
Mencioné antes que la mejor estimación del comienzo de las profecías
públicas respecto a la gran transferencia de riqueza, como lo han declarado
experimentados profetas cuyos dones y oficios han sido reconocidos por
respetados líderes cristianos, es 1992. Debo admitir que yo no las oí en esa
fecha, porque hasta aproximadamente el año 2002 no había sentido que el
Señor me estuviera hablando acerca de desempeñar un papel en las
finanzas del reino. Fue entonces cuando comencé a prestar atención a tales
cosas.
Según escribo este libro, han pasado veintidós años desde que Dios
comenzó a decir al cuerpo de Cristo que enormes cantidades de riqueza
serían liberadas para su reino. Eso es mucho tiempo, especialmente a la
luz del hecho de que la mayoría de las profecías indicaban que la
transferencia iba a ocurrir “muy pronto”. Varias veces durante los doce
años que he estado directamente involucrado en el proceso, especialmente
cuando las circunstancias parecían indicar que finalmente estábamos
traspasando el umbral (¡en vano!), he tenido que dedicar tiempo a
preguntarle a Dios la razón del retraso. Siempre que se lo he preguntado,
sus respuestas han indicado que no fue debido a que no hubiera fondos,
sino más bien a que aún no era el momento oportuno para su liberación.
Cuando miro atrás a estos encuentros, puedo ver claramente la sabiduría
de esa revelación. La cuestión es que honestamente no estábamos listos
para recibir los fondos, aunque pensábamos que sí lo estábamos.

Practicar la paciencia
Un beneficio imprevisto de la frustración de esperar es que ha causado,
tanto en mí como en mucho otros, que nuestra paciencia madure. Tenemos
esta seguridad en Santiago: “Sabiendo que la prueba de vuestra fe produce
paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis
perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna” (Santiago 1:3–4). En
líneas generales, los apóstoles con los que estoy asociado han estado
mostrando paciencia piadosa. Pablo escribió: “Con todo, las señales de
apóstol han sido hechas entre vosotros en toda paciencia” (2 Corintios
12:12). La paciencia es algo inherente al carácter del apóstol.
Incluso así, la tentación de perder la paciencia es algo que siempre está
presente. Un peligro a evitar es la urgencia de gastar dinero que aún no se
tiene. ¿Cómo sucede esto? Suponga que aparecen ciertas señales que le
hacen ser extremadamente confiado en que el tiempo de la transferencia
financiera está llegando. Les dice sus amigos, con toda certeza: “¡La
riqueza está siendo liberada!”. Después, cae en la trampa de imaginarse
que ya tiene la riqueza con la que soñó. Comienza a pensar tan
intensamente en lo que va a hacer con el dinero, que las metas que tiene en
mente para la riqueza puede parecer que de hecho están ocurriendo, al
menos en su mente. Quizá incluso llega a hacer promesas financieras a
otros. Después, cuando de repente surgen cincunstancias imprevistas y la
riqueza anticipada no ha sido liberada, ¡quizá pueda sentir que le han
dejado tirado! Tenía fe en que la transferencia iba a suceder, y ahora su fe
está muerta, reemplazada por la frustración y la impaciencia. No permita
que esto suceda. Es una táctica del enemigo.
La gran transferencia de riqueza no ha llegado tan rápidamente como a
cualquiera nos hubiera gustado. Sin embargo, podemos extraer una lección
de la vida de Abraham. Tome un momento para meditar en el siguiente
pasaje:
Porque cuando Dios hizo la promesa a Abraham, no pudiendo jurar
por otro mayor, juró por sí mismo, diciendo: De cierto te bendeciré
con abundancia y te multiplicaré grandemente. Y habiendo esperado
con paciencia, alcanzó la promesa. (Hebreos 6:13–15)
No importa cuánto pueda tardar la transferencia de riqueza,
dispongámonos a “esperar con paciencia”. A fin de cuentas, ¿por qué no
ser pacientes? Hay mucho que ganar y nada que perder.

Razones para la demora


Mientras tanto, no hace daño el hecho de analizar las posibles razones
de la demora. No creo que Dios espere que seamos pasivos. Si hemos
cometido errores en el pasado, Él espera que les hagamos frente, los
entendamos y los corrijamos. Si hemos sido negligentes con ciertas cosas
que Él nos ha llamado a hacer, Él espera que las reconozcamos y las
hagamos. Si no hay nada nuevo que aprender, Él espera que mantengamos
nuestros ojos y nuestros oídos abiertos y listos para el cambio.
No pretendo que mi análisis de las razones de la demora de la gran
transferencia de riqueza sea exhaustivo. Indudablemente, hay otros que
harán grandes aportaciones; pero de momento, hay siete razones en mi
mente que vale la pena considerar. He intentado remontar algunos de estos
pensamientos a comienzos de 1990, cuando Dios, mediante sus profetas,
comenzó a informarnos de dónde quería Él llevarnos finalmente.
En mi opinión, la riqueza aún no ha sido liberada porque…
1. No teníamos el gobierno correcto. La mayor parte de los fondos a
liberar será para avanzar el reino de Dios a través del segmento de la
iglesia que ha estado oyendo lo que el Espíritu está diciendo a las iglesias,
aquellos que han estado entrando en odres nuevos para recibir el vino
nuevo de Dios. Soy consciente de que no todos los lectores estarán
totalmente de acuerdo conmigo en este punto, pero, para reiterar mi
posición, el gobierno bíblico de la iglesia está fundado sobre apóstoles y
profetas. (Véase Efesios 2:20). El don y oficio de profeta comenzó a ser
reafirmado en la década de 1980, y el don y oficio de apóstol comenzó a
ser reafirmado en la década de 1990. Esto quizá sea un indicativo de por
qué las profecías de riqueza comenzaron a ocurrir a comienzos de 1990.
Sin embargo, no fue hasta 2001 cuando una masa crítica del cuerpo de
Cristo reconoció del todo el gobierno bíblico que llevó al lanzamiento de
la segunda era apostólica. Aun así, la transferencia de riqueza no comenzó
en ese tiempo.
2. No entendíamos del todo el propósito de Dios. Hasta hace poco, el
entendimiento de la mayoría de los líderes cristianos evangélicos de
tendencia carismática era que el propósito supremo de Dios para nosotros
era salvar almas y multiplicar iglesias. También nos dimos cuenta de que
necesitábamos ayudar a los pobres y oprimidos todo lo que pudiéramos,
pero muy pocos habían sintonizado con el deseo de Dios de ver ciudades y
naciones enteras transformadas según los valores de su reino. Sabemos
ahora que la tarea de Dios para su pueblo es recuperar el dominio de la
sociedad que Satanás usurpó en el huerto del Edén. En el capítulo 1, llamé
a esto el “mandato de señorear”. Aún seguimos teniendo que madurar más,
pero siento que actualmente tenemos el entendimiento suficiente del
propósito de Dios para la riqueza que Él planea liberar para preparanos
para recibirla.
3. No teníamos la actitud correcta. Desde los tiempos de Constantino,
durante toda la Edad Media hacia delante, la iglesia ha estado seriamente
afectada por la maldición del espíritu de pobreza. Ha sido común para los
líderes cristianos mirar de reojo la riqueza material y mezclar la piedad
con la pobreza. ¿Por qué liberaría Dios riqueza a alguien con una actitud
tan negativa al respecto? Por fortuna, pienso que estamos superando esta
falacia, y hablaré más de ello en el siguiente capítulo. Muchos hemos
comenzado a intercambiar nuestra mentalidad monástica tradicional por
una mentalidad de prosperidad, lo cual nos ayuda a prepararnos para
cumplir la función de filántropos con mentalidad del reino.
4. No teníamos la visión completa de la iglesia. En su mayor parte,
nuestra idea de la iglesia ha sido que toma la forma de congregaciones de
personas que se reúnen en edificios cada domingo bajo la dirección de
pastores y ancianos. Solo recientemente nuestra visión se ha expandido
para reconocer que el pueblo de Dios, la verdadera ecclesia, continúa
siendo la iglesia de lunes a sábado, dondequiera que esté: en el lugar de
trabajo, en el hogar, etc. Hay una iglesia, pero se reúne como una iglesia
nuclear los domingos, y funciona como una iglesia extendida los otros seis
días. Entender este concepto es esencial si queremos formar estrategias
para señorear y recibir riqueza, y hemos estado progresando mucho en
ambos puntos.
5. No reconocimos a los apóstoles en el mundo laboral. La razón
principal por la que esta visión completa de la iglesia es necesaria es que
ha comenzado a abrir el camino para que los apóstoles del mundo laboral,
junto a los apóstoles de la iglesia nuclear, sean reconocidos y activados.
No será posible que la iglesia transforme la sociedad sin la plena
participación de los apóstoles en el mundo laboral. ¿Recuerda el gráfico
del capítulo 1 de la Transformación Social? El único componente con
flechas, indicando movimiento, era “apóstoles en el mundo laboral”. Solo
los líderes en el mundo laboral tienen las destrezas y el conocimiento
necesarios para influenciar a los seis montes de la cultura además del de la
Religión. Aún es necesaria una mayor elaboración e implementación de
esta estrategia, pero creo que vamos por buen camino.
6. No teníamos una infraestructura eficiente en marcha para el
manejo de los fondos. Siento que este obstáculo en la transferencia de
riqueza bien podría llegar a ser el último. Después, hablaré más sobre esta
necesidad de gestionar los fondos en dimensiones del reino. Bien podría
ser que una razón principal para la demora de la gran transferencia de
riqueza fuera que los directores deseados aún no están en su lugar.
7. No teníamos una estructura administrativa adecuada para
facilitar la distribución. En años recientes, he tenido el privilegio de
trabajar con varios apóstoles amigos en un intento de establecer
mecanismos para lo que me gusta llamar la “filantropía estratégica para la
distribución apostólica”. Creo que tenemos algunas piezas importantes en
su sitio, pero claramente tenemos mucho trabajo que hacer. Después,
profundizaré más en la tarea de distribuir la riqueza venidera.
La gran transferencia de riqueza está en camino. ¿En cuánto tiempo?
Nadie a quien conozco puede dar una fecha exacta. Sin embargo, es muy
probable que esté más cerca de lo que nunca ha estado. Mientras tanto,
acordemos tener en mente el mandato de Dios de Deuteronomio 8:18:
“Sino acuérdate de Jehová tu Dios, porque él te da el poder para hacer las
riquezas, a fin de confirmar su pacto…”.

11. Chuck D. Pierce y Rebecca Wagner Sytsema, The Future War of the Church: How We Can
Defeat Lawlessness and Bring God’s Order to Earth (Ventura, CA: Renew Books [una división
de Regal Books], 2001), 160.
12. Ibid., 161.
13. Ibid., 162.
14. Ibid., 164.
4
NEUTRALIZAR EL ESPÍRITU DE POBREZA

Mi amiga Barbara Wentroble ha estado analizando algunas de las cosas


nuevas que el Espíritu Santo ha estado haciendo. Ella comienza su lista
con “eliminar una mentalidad de pobreza”. Esto es lo que dijo:
… se están dando muchas profecías acerca de la transferencia de riqueza.
Dios quiere posicionarnos para recibir esta riqueza para propósitos del
reino. Debemos tratar cualquier mentalidad religiosa o tradicional
antigua que pueda obstaculizar nuestra fe. Crea que el Señor traerá las
finanzas que le ayudarán a alcanzar su destino.15
Wentroble es una de los muchos líderes con mentalidad del reino que
están profundamente preocupados con que una “mentalidad de pobreza” es
un gran obstáculo que impide que Dios libere la riqueza prometida a su
pueblo. Cuando llegue la riqueza, algunas de las personas del pueblo de
Dios la recibirán, pero otros no. Los que permanezcan atados por el
espíritu de pobreza se lo perderán. De nuevo, creo que esta mentalidad de
pobreza generalizada está causada por un espíritu demoniaco del mundo
de las tinieblas. No es solo una enfermedad psicológica que se pueda curar
con terapia, sino un espíritu maligno que se debe echar fuera.
Mark Pfeifer ofrece esta apta descripción del espíritu de pobreza:
El espíritu de pobreza pone una cortina sobre nuestros ojos y temor en
nuestro corazón. Roba nuestras ambiciones y sueños. Nos derrota con
recordatorios de lo que nos falta y nos hace sentir menos que otras
personas. Al final, el espíritu de pobreza nos lleva al patio trasero con
una pala y un tesoro en la mano. Nos convence de que la mayor victoria
que podría ganarse jamás será no perder, así que cavamos nuestro
agujero y enterramos nuestros tesoros.16
El enemigo es muy consciente de que la gran transferencia de riqueza
acelerará grandemente la expansión del reino de Dios y así, debilitará y
reducirá el reino de Satanás. Como una de las tácticas demostradas
diseñadas para desbaratar, o al menos retrasar, la transferencia de riqueza,
Satanás despliega el espíritu maligno de pobreza con la tarea de imponer
una maldición sobre el pueblo de Dios, individualmente y colectivamente.
Mi objetivo en este capítulo es proporcionar algunas pautas prácticas que
le ayuden a romper la maldición del espíritu de pobreza, de una vez y para
siempre.

La prosperidad es la voluntad de Dios


Lo contrario a la pobreza es la prosperidad, y una aversión a ella reside
dentro de un número alarmante de creyentes. Regresaré a este fenómeno
más de una vez mientras desarrollo este capítulo, pero por ahora, quiero
establecer un fundamento bíblico para afirmar que la voluntad de Dios, no
solo para los creyentes sino también para la raza humana como conjunto,
no es la pobreza sino la prosperidad.
En el Antiguo Testamento, esta creencia está respaldada muy bien en
Deuteronomio 28: uno de los capítulos más largos de la Biblia, el cual está
dividido en dos partes. La primera parte detalla las bendiciones que Dios
quiere derramar sobre su pueblo. La condición para recibir estas
bendiciones es que el pueblo debe obedecerle y hacer su voluntad. La
segunda parte del capítulo detalla las maldiciones que el enemigo soltará
sobre el pueblo de Dios si ellos deciden ignorar o desobedecer al Señor,
renunciando así a su protección. El contraste entre los dos escenarios es
dramático.
Esta es una de las muchas promesas en la primera parte de
Deuteronomio 28: “El Señor te concederá abundancia de bienes:
multiplicará tus hijos, tu ganado y tus cosechas en la tierra que a tus
antepasados juró que te daría” (Deuteronomio 28:11, nvi). La
generosidad es parte de la naturaleza misma de Dios.
Un equivalente en el Nuevo Testamento de este versículo fue escrito por
el apóstol Juan: “Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las
cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma” (3 Juan 2). Por lo
general, pensamos en la prosperidad en términos de posesiones materiales,
pero este versículo demuestra que la prosperidad incluye salud e
integridad en cuerpo y alma también.

Prosperidad y felicidad multifacéticas


La prosperidad, entonces, es multifacética. Podríamos decir que la
prosperidad tiene un componente espiritual (una fuerte relación personal
con Dios), un componente físico (buena salud), un componente social
(relaciones positivas con otras personas y con la sociedad como conjunto),
y por supuesto, un componente material (abundancia de dinero y
posesiones). Una manera de decirlo es que todas estas cuatro facetas de la
prosperidad combinadas ciertamente harían feliz a una persona, que es el
estado que Dios quiere para sus hijos. La Biblia dice: “Felices de verdad
son los que tienen a Dios como el Señor” (Salmos 144:15, ntv).
Prosperidad es otra palabra para felicidad.
Hablemos un momento sobre la felicidad. Los americanos valoran
mucho la felicidad. Nuestra Declaración de Independencia afirma que los
seres humanos han sido dotados por su Creador de ciertos derechos
inalienables, como la vida, la libertad, y la búsqueda de la felicidad.
Hace unos años, el prestigioso centro Pew Research Center hizo un
estudio sociológico sobre la felicidad entre los americanos. Cuando leí el
estudio, me quedé bastante impresionado por la forma en que los
resultados parecían seguir las líneas de los cuatro distintos aspectos de la
prosperidad. Por ejemplo:
Prosperidad espiritual: “Los que asisten a servicios religiosos
semanalmente o más a menudo son más felices que los que
asisten con menos frecuencia. Los que raras veces o nunca
asisten a servicios tienen menos probabilidad de decir que son
muy felices”.
Prosperidad física: “Las personas más saludables tienden a ser
más felices”.
Prosperidad social: Los investigadores admitían que no sabían
bien cómo explicar esto, pero “los republicanos son más felices
que los demócratas o los independientes”.
Prosperidad material: “Los que tienen sueldos muy altos es
más probable que sean felices”.17
Antes de seguir avanzando, ¿está listo para un interludio de humor que
no tiene que ver con la prosperidad? El estudio Pew también comentaba
sobre “cuál sería el no descubrimiento más controvertido de todos”, como
ellos lo expresan. ¿Cuál podría ser? “Resulta que no hay ninguna
diferencia significativa en la felicidad entre los dueños de perros y los
dueños de gatos”. ¡Usted puede sacar sus propias conclusiones de esto!
Hablando en serio, un punto importante que quiero destacar aquí es que
el espíritu de pobreza hace su mejor esfuerzo por distanciarse de todos
aquellos a los que puede oprimir con prosperidad espiritual, física, social y
material.

Prosperidad y suficiencia
Como detallaré más adelante, confieso que durante la mayor parte de mi
carrera ministerial fui oprimido por el espíritu de pobreza. Por lo tanto,
puedo decir que tengo experiencia en el asunto. Entre otras cosas, me
aterraba pensar en que me relacionasen con el llamado evangelio de la
prosperidad. Durante años, mi mente estaba llena de estudios de casos
horribles de individuos que usaban el púlpito para obtener una ganancia
personal en vez de exaltar a Jesucristo. Para distanciarme de tales
personas, desarrollé este eslógan: “Dios no nos promete prosperidad, ¡sino
solo suficiencia!”. Me sentía muy piadoso al declarar esto, tanto en
privado como en público.
Ahora que he sido liberado del espíritu de pobreza, puedo ver
claramente los errores en ese tipo de pensamiento. ¿Por qué debería
pedirle a Dios suficiencia? Obviamente, para poder conseguir lo que
necesito. Cuando uno piensa así, sin embargo, comienza a ver lo egoísta
que es esto.
Así es como Mark Gorman lo expresa:
En varias ocasiones la gente me ha dicho orgullosamente: “No soy
egoísta. Lo único que quiero es tener suficiente para pagar mis facturas”.
Mi respuesta es: “Bueno, quizá usted no sea egoísta, pero es egocéntrico.
Debería querer más que lo suficiente para pagar sus facturas. Debería
querer suficiente para tener extra, con el fin de poder ayudar a otros”.18
Mire lo que tiene que decir al respecto el apóstol Pablo: “Y poderoso es
Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que,
teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda
buena obra” (2 Corintios 9:8). La abundancia es mejor que la mera
suficiencia.

La pobreza es una maldición


Lo contrario a la prosperidad es la pobreza. La pobreza es la voluntad
del diablo. ¿Qué hace la pobreza? Tiene asignada un poderoso principado
demoniaco para mantener al mayor número de personas posible del mundo
lo más pobres posible. Si siguen siendo pobres, nunca prosperarán. Yo
llamo a este principado de oscuridad el “espíritu de pobreza”.
Como mencioné antes, la primera mitad de Deuteronomio 28 describe
las bendiciones que Dios derramará sobre quienes le sigan y le honren. La
segunda mitad describe las maldiciones que caerán sobre quienes
desobedecen a Dios. Para escoger solo un versículo de entre los muchos
que ilustran esto, aquí está Deuteronomio 28:48: “Servirás, por tanto, a
tus enemigos que enviare Jehová contra ti, con hambre y con sed y con
desnudez, y con falta de todas las cosas; y él pondrá yugo de hierro sobre
tu cuello, hasta destruirte”. Esto no es, obviamente, el “plan A” de Dios
para la creación. Por eso debemos hacer todo lo posible para neutralizar el
espíritu de pobreza.
Así es como lo expresa Chuck Pierce:
La Biblia enseña en términos muy firmes que la pobreza es una
maldición, y el Padre no quiere que sus hijos caminen bajo una
maldición. ¡Hay muchas ideas extrañas en la iglesia al respecto!
Permítame ser claro. La pobreza no nos hace santos. La mayoría de los
santos de la Biblia no eran pobres. Abraham era rico. Salvo un breve
periodo de adversidad, Job vivió su vida con una abundancia increíble.
David fue un rey que disfrutó de una riqueza tremenda.19

El espíritu de pobreza ha entrado en la iglesia


Una de las dificultades al intentar reunir al pueblo de Dios para
neutralizar el espíritu de pobreza es que, durante años, esta fuerza
demoniaca ha tenido éxito a la hora de cautivar a numerosas iglesias y
líderes de iglesias bajo su malvado conjuro. La buena noticia es que cada
vez más creyentes están siendo liberados de esta maldición en nuestros
días. La mala noticia es que aún sigue siendo una seria realidad.
¿Cuál es la habilidad de este espíritu? Es tan hábil que de algún modo ha
tenido éxito en inculcar esta mentalidad en iglesias de todo el mundo: La
piedad está directamente relacionada con la pobreza. En otras palabras, si
usted quiere ser una persona verdaderamente espiritual, cercana a Dios, no
puede ser rico; es mejor ser pobre.
Para entender cómo esta idea llegó a ser tan predominante, necesitamos
retroceder en la historia. Una de las peores cosas que le ocurrió a la iglesia
después de los primeros doscientos o trescientos años de su comienzo es
que sus líderes comenzaron a pasar de su mentalidad original hebrea a una
mentalidad griega. Le mentalidad griega caracterizaba al imperio romano,
la cultura en la que la mayor parte de la iglesia existió después de años de
una vigorosa obra misionera. La iglesia comenzó a absorber la cultura. Se
convirtió en cabeza cuando el emperador Constantino hizo del
cristianismo la religión oficial de todo el imperio.
Según la manera de pensar grecorromana, la existencia humana estaba
dividida en dos mundos, material y espiritual, los cuales se oponían entre
sí. Cuanto más material uno era, menos espiritual podía ser. Uno de los
resultados de esta idea fue la separación entre clero y laicos en el cuerpo
de Cristo. Obviamente, la gran mayoría de cristianos eran “materiales” y
por lo tanto no eran considerados lo suficientemente espirituales para estar
cerca de Dios. Eran los “laicos”. Sin embargo, unos pocos eran capaces de
renunciar al lado material de la vida hasta el punto de convertirse en
espirituales, y fueron los designados para conectar a los laicos con el cielo.
Eran los “clérigos”, separados de los laicos por ordenación.
Entre el clero, como era de esperar, algunos eran más espirituales que
otros. Con el paso de los años, varios de ellos decidieron distanciarse
radicalmetne del mundo material formando monasterios dedicados a la
espiritualidad. Eran los monjes. Para disciplinarse, los monjes hacían
votos de pobreza, castidad y obediencia. Hoy día, el cristianismo,
especialmente el segmento no católico, no ha retenido mucha de la pureza
y obediencia monásticas. Pero, de algún modo, el ideal de pobreza ha
persistido. Yo lo clasificaría como una maldición institucional. Como
todas las maldiciones, ¡tiene que ser rota!

Nuestros héroes espirituales


Para ilustrar lo que estoy diciendo, me gustaría destacar dos líderes
cristianos muy influyentes: en el lado católico, San Franciso de Asís (cuyo
nombre ha adoptado el actual Papa), y en el lado protestante, John Wesley.
Estoy seguro de que si la revista Times hiciera un reportaje sobre “Los 100
principales líderes cristianos de la historia”, se presentarían estos dos
hombres. Son modelos a imitar espirituales, auténticos héroes de la fe,
ambos caracterizados por lo que me gusta llamar la “mentalidad
monástica” respecto a las posesiones materiales.
San Francisco nació en una familia rica en Italia. Su padre trabajó como
un exitoso importador/exportador y se convirtió en un miembro de la clase
social de élite. Inesperadamente, Francisco, a la edad de veinticuatro años,
renunció a su herencia familiar. En un entorno público, se desnudó y
devolvió su lujosa ropa, un símbolo de estatus en ese tiempo, a su padre.
El obispo de Asís, que estaba presente, se avergonzó tanto que se apresuró
a cubrir con su túnica el cuerpo desnudo de Francisco. Las réplicas de esa
túnica constituyen las túnicas que los monjes franciscanos visten en la
actualidad. Francisco después insistió en solemnizar su matrimonio con la
“Señora Pobreza” y comenzó a vivir con un sueldo de subsistencia. De
hecho, justo antes de morir, Francisco se quitó su túnica y se cubrió con
una túnica prestada, para mantenerse fiel a sus votos a la Señora Pobreza
hasta el fin.
John Wesley, aunque regularmente manejaba grandes cantidades de
dinero, mantuvo la pobreza en alta estima. Vivió su vida solamente en base
a las necesidades básicas. Se dice que él dijo: “[Cuando muera], si dejo a
mi partida diez libras… usted y toda la humanidad [quizá] den testimonio
contra mí, de que he vivido y muerto como un ladrón”. Cuando finalmente
murió, el único dinero que dejó fueron unas monedas en su bolsillo y en un
cajón de una cómoda.
Cuando muchos creyentes oyen historias como esta, se sienten
culpables. Dicen: “Estos son maravillosos héroes de la fe, yo debería ser
como ellos”. Sienten que si dan su dinero y viven con un ingreso para
subsistir, Dios les amará más. El espíritu de pobreza ha usado las vidas de
estos hombres para implantar una “mentalidad monástica” a lo largo y
ancho de la iglesia.
Sin embargo, el asunto es que una gran mayoría de creyentes no pueden
llevar a cabo sus deseos de ser más como San Franciso o John Wesley.
¿Por qué? No creo que sea porque son egoístas, o carnales, o mundanos. Es
simplemente porque no tienen el don espiritual de la pobreza voluntaria, la
cual poseían tanto San Francisco como John Wesley. Permítame explicar a
lo que me refiero.
En mis libros sobre dones espirituales, incluyo una lista de veintiocho
dones espirituales, los cuales Dios, a su discreción, distribuye a los
miembros del cuerpo de Cristo. Leemos en 1 Corintios 12 que así como las
partes de nuestros cuerpos físicos tienen cada una su propia función para
el beneficio de todo el cuerpo, cada creyente también ha recibido un don, o
una combinación de dones, para el beneficio de la iglesia en general. Para
ayudar a los creyentes a descubrir los dones espirituales que han recibido,
incluyo una definición concisa de cada don, así como un autoinventario de
135 preguntas para ayudar a facilitar el proceso de descubrimiento.
Concluyo con que hay algo llamado un don espiritual de pobreza
voluntaria. Se menciona en 1 Corintios 13:3: “Y si repartiese todos mis
bienes para dar de comer a los pobres… de nada me sirve”. En este
pasaje, Pablo está contrastando el fruto del Espíritu, manifestado
principalmente mediante el amor, con algunos de los dones del Espíritu.
Por ejemplo, afirma que los dones de lenguas (véase 1 Corintios 13:1) y de
profecía (véase 1 Corintios 13:2) no cumplirán su propósito sin el amor.
La frase “pobreza voluntaria” no se usa en la Biblia, pero he descubierto
que es útil como una descripción de lo que Pablo está hablando en
1 Corintios 13:3. Esta es mi definición de pobreza voluntaria: “La
capacidad especial que Dios da a ciertos miembros del cuerpo de Cristo de
renunciar a las comodidades materiales y el lujo y adoptar un estilo de
vida personal equivalente al de aquellos que viven en la pobreza en una
sociedad dada, a fin de servir a Dios de modo mas efectivo”.20
Así como no todas las partes del cuerpo humano son un riñón o una
lengua, no todos los miembros del cuerpo de Cristo tienen el don de
apóstol, o el don de misionero, o el don de dirigir la alabanza, o el don de
administración. “Si todo el cuerpo fuese ojo, ¿dónde estaría el oído?” (1
Corintios 12:17). Algunas personas, como San Francisco y John Wesley,
quizá han recibido el don espiritual de la pobreza voluntaria. Por lo tanto,
esperaríamos que los creyentes que tengan el don emulen a estos héroes de
la fe. Pero, en su mayor parte, no muchas personas reciben ese don. En su
lugar, han recibido otros dones. La mayoría de las personas no tienen que
adoptar una mentalidad de monasterio. ¡Necesitan una mentalidad de
prosperidad! Y si prosperan, no hay razón por la que se sientan culpables
por ello.

¿Era pobre Jesús?


Una táctica común del espíritu de pobreza es engañar a los creyentes con
el mito de que Jesús era pobre. De haber sido así, entonces la pobreza sería
un ideal atribuido a todos los que valoran ser semejantes a Cristo, lo cual
incluiría a la mayoría de los creyentes verdaderos. Esta es una de las
artimañas del diablo, diseñada para mantener a los creyentes pobres para
que tengan poca influencia a la hora de avanzar el reino de Dios.
Jesús nació en la familia de José, su padre terrenal. José era carpintero,
y creo que es justo suponer que era bueno en su oficio. Los buenos
carpinteros tienen un sueldo razonable. Jesús no creció en una familia
pobre.
José llevó a María de su ciudad natal de Jerusalén a Belén, donde Jesús
nació en el pesebre de un establo para ganado. Algunos dicen que este
humilde lugar de nacimiento demuestra el hecho de que la familia de Jesús
era pobre. Pero no puede ser así, porque el “plan A” de José era quedarse
en el hotel local. Tenía dinero suficiente para pagar una habitación
decente, pero el hotel estaba lleno. ¡No había lugar! Así que José pasó al
“plan B” e hizo los preparativos en el establo.
Poco después del nacimiento de Jesús, unos magos llegaron de Oriente a
adorar al Niño. No llevaron regalos triviales. Vieron a Jesús como un rey y
le llevaron regalos dignos de la realeza oriental. Me gusta la forma en que
lo describe el pastor Larry Huch:
Los programas cristianos [de Navidad] usualmente muestran a tres
hombres sabios alrededor del pesebre con sus pequeños regalos: cajas
pequeñas de incienso, mirra y oro. Un amigo mío investigó a los tres
hombres sabios y sus obsequios. Descubrió que el oro no era único
obsequio caro que le ofrecieron a Cristo. El incienso y la mirra también
son sustancias caras. Además, de acuerdo con Mateo 2:1, ellos pudieron
haber sido muchos hombres sabios. Estos obsequios pudieron haberle
asegurado que Jesús y su familia vivieron con comodidad.21
Cuando uno intenta calcular el valor de esos regalos, es difícil saber la
cantidad con exactitud. Pero sabemos que José pronto llevó a su familia a
una excursión de dos años a Egipto, para escapar de los intentos de
asesinato del rey Herodes. ¿Dos años en Egipto? José debió de haber
tenido una cantidad considerable de dinero. Recuerdo oír a Peter Daniels,
uno de los expertos del mundo en dinero, hablar sobre esto. Calculó que
los regalos de los magos podían haber tenido un valor de ¡400 millones de
dólares! Aunque esa cifra fuera demasiado alta, puede tener usted la
certeza de que sus regalos valían mucho dinero.
Hay varios versículos usados por aquellos que intentan caracterizar a
Jesús como alguien pobre. Uno de esos versículos es 2 Corintios 8:9:
“Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor
a vosotros se hizo pobre, siendo rico”. Este versículo se refiere a la salida
de Jesús del cielo y su llegada a la tierra, no a sus ingresos en la tierra.
Otro es Mateo 8:20: “Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo
nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar su cabeza”. Esto
sencillamente se refiere al ministerio itinerante de Jesús. Él no vivía en un
hogar permanente porque viajaba continuamente.
Trece personas viajando juntas, como lo hicieron Jesús y sus discípulos,
es un proyecto costoso. Sabemos que varias mujeres les acompañaban. En
Lucas 8:3, la Biblia es específica: “Juana, mujer de Chuza intendente de
Herodes [empresaria], y Susana, y otras muchas que le servían de sus
bienes”. Chuza era el equivalente al Secretario del Tesoro de la nación de
Israel, así que los “recursos” que tenían a su disposición eran
probablemente de consideración.
Para posicionarnos a fin de poder recibir la bendición de prosperidad
que Dios desea, necesitamos deshacernos de cualquier idea relacionada
con que Jesús era pobre.

¡Estamos progresando!
El espíritu de pobreza, a pesar de lo poderoso que ha sido en el pasado,
ha estado sufriendo unos reveses significativos en años recientes. Al leer
la historia actual, pienso que puedo discernir cuatro pasos destacados
hacia delante para romper las maldiciones que este malvado principado
impone sobre la gente, sobre unidades sociales y sobre instituciones como
la iglesia. Sin duda hay más de cuatro, pero estos son los que han llamado
mi atención.
1. El movimiento de la Palabra de Fe
Comenzando alrededor de principios de la década de 1970, varios
líderes innovadores como Kenneth Hagin, Kenneth Copeland, Fred Price y
muchos otros, comenzaron a tomar las promesas bíblicas de prosperidad
de modo literal. Lanzaron un asalto frontal contra el espíritu de pobreza en
iglesias. Grandes números de personas creyeron sus mensajes y los
siguieron. El instituto Rhema Bible en Tulsa, Oklahoma, entrenó a líderes
de todo el mundo para atar al espíritu de pobreza. Mediante este
movimiento de la “Palabra de Fe”, muchos creyentes comenzaron a
disfrutar de prosperidad: espiritual, física y material.
No es sorprendente que miembros de la corriente principal del
cristianismo, incluyendo evangélicos, pentecostales y otras
denominaciones, no estuvieran preparados para aceptar un cambio de
paradigma tan radical de sus mentalidades de pobreza. Desgraciadamente,
algunos predicadores de la prosperidad de la primera generación se fueron
a grandes extremos a la hora de exhibir su opulencia personal. Sus recién
adoptados estilos de vida de abundancia fueron desagradables para muchos
observadores. Los sentimientos negativos y las opiniones lanzadas a estos
líderes dieron al espíritu de pobreza un punto de apoyo para seguir
promoviendo su engaño de que “la piedad conlleva pobreza”. El así
llamado evangelio de la prosperidad recibió reseñas muy críticas de la
corriente principal del cristianismo. Felizmente, sin embargo, el péndulo
ha comenzado a oscilar, ya que una segunda generación de líderes de la
Palabra de Fe ahora está uniendo sus manos con otros segmentos del
cuerpo de Cristo. Al margen de cuáles hayan sido sus errores, el
movimiento de la Palabra de Fe tuvo éxito al asestar un golpe significativo
al espíritu de pobreza.
2. El movimiento de la transformación social
Hablé del movimiento de la transformación social en mayor detalle en
el primer capítulo. Me gustaría destacar aquí, no obstante, que acentuar
una parte específica del Padrenuestro en Mateo 6:10: “Venga tu reino.
Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra”, confronta
a la pobreza frontalmente, porque no hay pobreza en el cielo. Entre los
líderes de este movimiento, se ha desarrollado un consenso general que
sugiere que el indicativo final de que cualquier unidad social dada ha sido
verdaderamente transformada es la erradicación de la pobreza sistémica.
Obviamente, esto conlleva un revés severo para el espíritu de pobreza.
3. El movimiento de la iglesia en el mundo laboral
Como vimos en el gráfico en el primer capítulo, el movimiento de la
iglesia en el mundo laboral constituye una de las columnas que soportan la
transformación social. Al analizar esto, mencioné la brecha cultural entre
líderes de la iglesia nuclear y líderes de la iglesia extendida, pero me
gustaría añadir un poco más de detalles en este punto.
En su estudio sociológico de las diferencias entre los dos grupos, Laura
Nash y Scotty McLennan destacan que “los empresarios y los clérigos
viven en dos mundos. Entre los dos grupos residen campos minados de
semillas de actitudes acerca del dinero, la pobreza y el espíritu de
empresa, actitudes que se pueden resumir como las de los defensores y
opositores del capitalismo”.22
Ellos siguen diciendo:
El clero tendía a representar a la empresa como un concepto global,
centrado en el dinero y el beneficio… La acumulación de riqueza tenía
asociaciones especialmente negativas con idolatría, pecado,
materialismo, falsos valores, prioridades erróneas, egoísmo y, por
encima de todas, injusticia contra los pobres… La asociación de empresa
con beneficio, y beneficio con significados religiosos adversos respecto
al dinero, fue tan automática que el clero tendió a subestimar su fuerza
moldeando sus perspectivas y distanciándose de los empresarios.23
El resultado neto de exponer la mentalidad de pobreza en la iglesia será
un despertar del agarre que el espíritu de pobreza ha tenido sobre los
líderes cristianos durante siglos. La idea de que hay una iglesia extendida,
la iglesia en el mundo laboral, y que sus líderes están tanto “en el
ministerio” como el clero tradicional, está destinada a forjar nuevos
acuerdos entre las dos partes, lo cual ablandará las actitudes del clero
respecto a la prosperidad financiera. La brecha se está cerrando. Cada vez
más líderes se están sintiendo cómodos con la idea de que Dios llama a
algunas personas al ministerio de hacer mucho dinero. ¡El espíritu de
pobreza odia esto!
4. El movimiento de la transferencia de riqueza
Este movimiento es el tema de todo este libro, así que no necesito
desarrollar más este concepto en este momento. Pero debe ser incluido en
la lista de lo que Dios está haciendo entre su pueblo para neutralizar el
espíritu de pobreza.

Pasar de la pobreza a la prosperidad


Me gustaría sugerir tres pasos para vencer al espíritu de pobreza y por lo
tanto pasar de la pobreza a la prosperidad.
Paso 1: Escuchar a los profetas
Tomemos seriamente lo que enseña la Biblia en 2 Crónicas 20:20:
“Creed en Jehová vuestro Dios, y estaréis seguros; creed a sus profetas, y
seréis prosperados”. Lo siento por los líderes que no están alineados con
los profetas.
Repito: yo estuve aquejado por el espíritu de pobreza durante unos
cincuenta años. Durante mis dieciséis años de servicio como misionero y
viviendo con un sueldo para subsistir, me vi inmerso en la idea de que solo
con sobrevivir bastaba, y que estaba mal desear abundancia. Incluso
cuando regresamos a los Estados Unidos, y comencé a recibir un salario
normal del Seminario Fuller, me sentía culpable por gastar dinero.
Compraba mi ropa en la tienda de segunda mano del Ejército de Salvación,
no me compraba un automóvil con aire acondicionado e insistía en que
nuestra familia de cinco comiera una cena por semana que costara menos
de un dólar. ¡Me sentía muy piadoso!
Dios tuvo que usar una serie de tres incidentes para liberarme del todo
de esa maldición.
El primer incidente tuvo que ver con un profeta muy reconocido, el
obispo Bill Hamon de Christian International (CI). Aunque había oído
mucho acerca de él, no le conocí personalmente hasta que llegué al
simposio postdenominacional que se había convocado en Fuller en 1996.
Después de conocernos, hacia el final del evento, me llevó junto a otros
cuatro o cinco de sus colegas de CI a una sala adjunta. No conocía mucho
mi transfondo, pero aun así, dijo que Dios le había dicho que me liberase
de mi “espíritu misionero de pobreza”. Oró fervientemente, después tomó
dinero de su bolsillo y lo sostuvo en su mano extendida. Sus amigos le
imitaron. Él reunió el dinero y comenzó a dármelo. Sus siguientes palabras
fueron para decir: “Este es un acto profético para romper el espíritu de
pobreza. No debe diezmar este dinero. No debe entregárselo a nadie.
¡Tiene que gastarlo solo en usted y Doris! ¡Amén!”.
Me quedé sin palabras, pero escuché al profeta. La cantidad final fueron
170 dólares, una gran suma para mí en esos días. Mi esposa Doris y yo
gastamos ese dinero en uno de los restaurantes más caros de la ciudad y
disfrutamos de una deliciosa comida, junto a una buena botella de vino.
¡Los dos estuvimos de acuerdo en que esa no era una mala manera de
vivir! El espíritu de pobreza comenzó a perder su poder, pero fueron
necesarios otros dos incidentes para que mi liberación fuese completa.
Paso 2: Operar en el espíritu opuesto
John Dawson, de Juventud con una Misión (JCUM), en su libro Taking
Our Cities for God, enseña que un buen principio de guerra espiritual a
nivel estratégico es operar visiblemente en el espíritu opuesto a cualquiera
que sea el espíritu que está causando la opresión. Su ejemplo era la ciudad
de Córdoba, Argentina, un lugar que estaba bajo la mala influencia de un
espíritu de orgullo, como había descubierto su equipo de JCUM al llegar
allí. Operando en el espíritu opuesto de humildad, el equipo de JCUM se
posicionó alrededor del centro de la ciudad y se arrodilló en las aceras, una
expresión de un corazón humillado. Dawson reporta que ese acto profético
produjo unos cambios cuantiosos en la situación social de esa ciudad.24
El opuesto del espíritu de pobreza, como ya hemos dicho, es el espíritu
de prosperidad. Mi consejo es que haga lo que sea necesario para mostrar
un deseo de prosperar. Para la prosperidad espiritual, llénese del Espíritu
Santo, vaya a la iglesia, ore, lea la Biblia. Para la prosperidad física, haga
ejercicio, hágase exámenes médicos pertinentes, coma bien. Para la
prosperidad social, escoja sus amigos con cuidado, fortalezca su
matrimonio. Para la prosperidad material, aprenda a recibir
abundantemente y a disfrutarlo.
El segundo incidente que me ayudó a librarme del espíritu de pobreza
vino de mi amigo David Yonggi Cho, de Corea. Yo le había invitado a
venir a California para hacerse cargo de las conferencias anuales de
Crecimiento de la Iglesia para la comunidad del seminario Fuller.
Mientras estaba allí, me dijo que había oído que el Señor me había estado
usando para orar para alargar piernas acortadas, pero él nunca había visto
una pierna siendo alargada. Por la providencia de Dios, mientras el Dr.
Cho estaba aún allí, el Señor trajo un sacerdote copto a mi oficina al que,
quince años atrás, le había atropellado un tren en Egipto. Tenía una pierna
destrozada que era varios centímetros más corta que la otra. Con Cho
observando, oré por la pierna. El poder sanador del Espíritu Santo se
derramó, y la pierna se igualó en longitud con la que estaba bien. Tras las
conferencias, Cho regresó a Corea.
A la semana siguiente, recibí una llamada de Kim Young Gil, pastor de
la iglesia de Cho en Los Ángeles, avisándome de que Cho le había contado
a su congregación lo del sacerdote copto en su sermón del domingo.
Después del servicio, uno de los miembros de su iglesia, la Diaconisa
Park, se acercó a él y le pidió que le preguntara al Dr. Wagner si podía orar
por el rápido deterioro que estaban sufriendo los huesos de su cadera. Ella
apenas podía caminar, y sus doctores le habían dicho que no se podía hacer
nada, médicamente, para ayudarle con su sufrimiento. El Pastor Kim me
informó que la Diaconisa Park ya estaba en un avión procedente de Corea
y que planeaba llevarla a mi oficina esa tarde. Ella llegó, caminando con
una muleta. Yo tuve que faltar a parte de una reunión del profesorado para
verla. Pero cuando comencé a orar por ella, Dios tocó su cadera. Ella tiró
la muleta a un lado, ¡y comenzó a danzar por mi oficina!
Pocos días después, la Diaconisa Park tomó un taxi hasta mi hogar y me
dio un gran sobre marrón que contenía radiografías que demostraban que
los huesos estaban creciendo de nuevo en su cadera. Oré por ella una vez
más antes de irse, y me entregó otro sobre. Tras haberse ido, lo abrí y
encontré una buena suma de dinero. Debido al espíritu de pobreza, me
daba vergüenza recibir posesiones materiales que sentía que no merecía.
Al domingo siguiente, llevé el dinero a mi clase de escuela dominical y lo
puse en la ofrenda para los pobres. ¡Me sentí extremadamente piadoso!
En ese entonces, había estado sirviendo en el comité de Church Growth
International de Yonggi Cho durante unos años, y la reunión anual en
Corea estaba próxima. Cuando llegué a Corea, estaba impaciente por
hablar con el Dr. Cho, personalmente, para contarle lo de la Diaconisa
Park. Estaba especialmente orgulloso cuando le conté mi maravilloso acto
de piedad al dar su regalo económico a los pobres. Pero, para mi sorpresa,
Cho se enojó, y moviendo su dedo hacia mí me dijo: “Peter, ¡estoy
avergonzado de usted! Si la diaconisa Park quisiera que su dinero fuera
para los pobres, se lo habría dado a los pobres. Ella quería que usted
tuviera ese dinero, ¡y usted violó su deseo!”. Me quedé sin palabras con
esa reprimenda inesperada de mi amigo. Pero Dios usó ese encuentro para
continuar con mi liberación del espíritu de pobreza que me había estado
afectando durante tanto tiempo.
Fue entonces cuando me di cuenta de que tenía que adoptar
intencionalmente el espíritu opuesto a la pobreza y comenzar a disfrutar
de las bendiciones de la prosperidad.
El tercer evento, que fue el toque final de mi liberación del espíritu de
pobreza, llegó poco después del segundo evento. Había estado dirigiendo
la Coalición Internacional de Apóstoles (ICA) durante algún tiempo
cuando, en la reunión anual, el Obispo Bill Hamon entró en escena de
nuevo. Me preguntó si él podía dar unas frases cortas a los asistentes. En
la plataforma, recordó a la sala llena de apóstoles que yo nunca había
tomado un salario por servir en ICA, y que había llegado el tiempo de
recibir un regalo financiero. Él hizo que Doris y yo nos sentásemos en
sillas en la primera fila y luego invitó a todos a “poner dinero a los pies
del apóstol”. Lo hicieron, ¡dándonos un regalo que ascendió a 15.000
dólares! Previamente, cuando aún estaba oprimido por el espíritu de
pobreza, no hubiera permitido que sucediera eso; pero ahora, disfruté cada
minuto. Durante nuestro vuelo de regreso a Colorado Springs, le recordé a
Doris que su automóvil tenía más de diez años y que tenía más de cien mil
millas. Ella necesitaba un auto nuevo. Nos dirigimos directamente del
aeropuerto al concesionario Toyota y usamos el regalo de la ICA como
entrada para un Camry con todos los extras. ¡La prosperidad había
vencido!
Paso 3: Confesar todos los pecados conocidos
Esto puede sonar evidente por sí mismo para algunos, y espero que esto
no tenga que ver con muchos de ustedes, pero la Biblia es tan clara al
respecto que no siento que debería descuidarlo.
El que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y
se aparta alcanzará misericordia. (Proverbios 28:13)
Cuando pecamos, por lo general lo confesamos de inmediato, reparamos
el daño que hayamos podido ocasionar, y continuamos hacia delante,
limpios. Si, no obstante, intentamos esconder nuestro pecado, será difícil
pasar de la pobreza a la prosperidad. La Biblia nos advierte que si
cubrimos nuestro pecado, “no prosperaremos”. Este sería un buen
momento para que examine su corazón y vea si pudiese haber algo que
deba ser confesado y limpiado.

¡Se puede hacer!


Siento que no puedo terminar este capítulo sin incluir la historia de
quizá la liberación más drástica del espíritu de pobreza que he tenido el
privilegio de vivir. Raramente hago esto, pero voy a reproducir la historia
de otro de mis libros. Si ha leído esto antes, le aseguro que vale la pena
volver a leerlo.25
No hace mucho, Global Harvest Ministries convocó una conferencia
llamada Escuela Nacional de Profetas en Middletown, Ohio. Los pastores
J. C. y Lynn Collins de New Vision Outreach, un ministerio de otra parte
del estado, sintieron que el Señor les había dirigido soberanamente a
asistir a la conferencia, aunque no sabían cómo iban a pagarlo. Lynn estaba
tan convencida de que Dios iba a hacer cosas grandes en sus vidas en la
conferencia que comenzó un ayuno de veintiún días antes de que diera
comienzo.
La semana antes de que ellos se fueran, su iglesia estaba quebrada.
Habían dado un cheque con los últimos fondos de la cuenta bancaria de la
iglesia. Acababan de perder su hogar. Su economía personal apenas les
permitía comprar gasolina, registrarse en la conferencia y pagar por
adelantado la factura de su motel. ¿Y la comida? El motel servía un
desayuno como obsequio, pero no estaban seguros de si podrían permitirse
más comidas durante la conferencia.
La primera noche de la conferencia, Cindy Jacobs tomó una ofrenda
para una entrada de un nuevo edificio que Global Harvest Ministries
estaba comprando. Dijo que había algunas personas en la audiencia que
iban a dar todo lo que tenían para que Dios rompiera el espíritu de pobreza
sobre sus vidas. Cuando la gente comenzó a pasar al frente para dar dinero,
Lynn le preguntó a J. C.: “¿Sientes lo que yo estoy sintiendo?”.
“Creo que no”, respondió él. “¿Qué es?”.
Ella dijo: “¡Creo que nosotros somos los que deberíamos darlo todo!”.
J. C. accedió. Vaciaron el bolso de ella y sus bolsillos y pasaron al frente
con su dinero, 112 dólares en total. Regresaron al motel esa noche con
nada.
A la mañana siguiente, J. C. encontró un billete de 10 dólares que no
sabía que tenía, guardado en su ropa. Era el dinero para la gasolina que
necesitaban para regresar manejando las treinta y cinco millas desde su
motel a la iglesia. Mientras conducían, J. C. compartió con Lynn su sueño
de que ella estaba en la plataforma, dirigiéndose a toda la conferencia.
Cuando llegó la hora de comer, una extraña se acercó a los Collins, les
dijo que se tenía que regresar a casa temprano, y les preguntó si querían
usar un vale regalo en Gold Star Chili para comer. Ellos lo aceptaron
agradecidos. Cuando regresaron de la comida, recogieron un billete de 20
dólares que trajo el viento en el suelo del estacionamiento.
Barbara Yoder fue la primera oradora en la sesión de la tarde. Durante su
mensaje, algunas personas comenzaron a pasar al frente por decision
propia, arrojando dinero a la plataforma. J. C. le preguntó a Lynn:
“¿Sientes lo que yo estoy sintiendo?”. Lo siguiente que estaban haciendo
era pasar al frente y arrojar el billete de 20 dólares que acababan de
encontrarse a la plataforma con el resto del dinero. Increíblemente, antes
de que terminara el mensaje de Barbara, otros dos hombres, ambos
desconocidos, se acercaron a J. C. ¡y le entregaron un billete de 20
dólares!
Más avanzada la tarde, Lynn se me presentó y me contó su historia. Le
pregunté si podía dar su testimonio a las dos mil personas que se reunirían
esa noche. Le llamé a que pasara al frente justo antes de recoger otra
ofrenda para Global Harvest, como es nuestra costumbre. Sin embargo,
mientras Lynn hablaba, el Señor me dijo: Dales el dinero a ellos. Al
terminar de hablar, dije unas palabras sobre romper el espíritu de pobreza,
y después saqué el billete de 100 dólares que tenía en mi cartera para
emergencias. Dije: “Vamos a enviarles de regreso con algo de dinero. Les
doy cien dólares de mi dinero personal, y quiero que otros cuatro pasen
aquí y hagan lo mismo, ¡en este instante! ¡Vamos a bendecirles con
quinientos dólares!”.
El Espíritu Santo estaba obrando de forma tan poderosa contra el
espíritu de pobreza que toda la multitud se levantó, se acercó a la
plataforma y arrojó dinero a los pies de Lynn. Deseché la idea de tomar
una ofrenda para Global Harvest esa noche y en su lugar animé a la gente a
seguir pasando. Lynn estaba llorando. Llamamos a J. C. para que se uniera
a ella en la plataforma. No se podían creer lo que estaban viendo. Lo
habían dado todo, y ahora les estaba llegando de vuelta en abundancia.
¡Varios profetas comenzaron a declarar que el espíritu de pobreza estaba
siendo roto sobre todos los presentes!
A la mañana siguiente, llamé a la plataforma a J. C. y Lynn y les
entregué un sobre de dinero, no los 500 dólares que me imaginé, ¡sino
12.500 dólares! Según avanzaba el día, otras personas se acercaron a ellos
para darles más dinero, ¡llegando a un adicional de 1.400 dólares!
Pocas semanas después, recibí una carta de J. C. y Lynn. Escribieron:
Este es el diezmo de esa noche inolvidable cuando fuimos
testigos de la derrota del espíritu de carencia y pobreza, no solo
en nosotros, sino en todo el santuario. Desde ese día, hemos
estado recibiendo muchos testimonios de otras personas e
iglesias que están experimentando lo mismo. El siguiente
domingo en nuestra propia iglesia, incluso antes de compartir
nuestro testimonio, recibimos la mayor ofrenda en nuestros
cuatro años de historia. Durante los tres domingos pasados,
¡superamos la cantidad de la ofrenda que habíamos recibido en
todo el año anterior!
Estamos recibiendo invitaciones para hablar por todos los
lugares. Estamos creando una página web para que otros puedan
compartir sus historias. A cada lugar donde vamos, las iglesias
están experimentando la misma victoria. Hemos comenzado diez
días de 24 horas de oración y ayuno. Otros pastores se están
uniendo a nosotros. ¡Estamos experimentando un verdadero
avivamiento y transformación en nuestra comunidad!

La lección es simple
La lección de J. C. y Lynn Collins es simple. ¿Cómo pasamos de la
pobreza a la prosperidad?
Obedeciendo al Señor. (“Vamos a la conferencia”).
Actuando en fe. (“Realmente no tenemos finanzas suficientes, pero aun
así iremos”).
Dando generosamente. (Escuchar la voz que te hace decir: “¿Sientes lo
que yo estoy sintiendo?”).
Humillándonos. (Lloramos cuando otros siguen arrojando dinero a
nuestros pies).
Gozándonos por la bondad de Dios. (Recordamos “esa noche
inolvidable”).
Manteniendo la verdadera meta a la vista. (Esperamos que como
resultado se produzca transformación social y avivamiento).
La gran transferencia de riqueza no llegará mientras el cuerpo de Cristo
continúe permitiendo que el espíritu de pobreza actúe entre nosotros. Sin
embargo, como hemos visto en este capítulo, se puede hacer algo al
respecto. ¡Podemos neutralizar el espíritu de pobreza!

15. Barbara Wentroble, “God Is Doing Something New”, revista International Breakthrough
Ministries (IbM) (enero de 2005), 1.
16. Mark W. Pfeifer, Breaking the Spirit of Poverty (Chillicothe, OH: SOMA, Inc., 2006), 6.
17. Pew Research Social & Demographic Trends, “Are We Happy Yet?” 13 de febrero de 2006,
http://pewsocialtrends.org/files/2010/10/AreWeHappyYet.pdf.
18. Mark Gorman, God’s Plan for Prosperity: A Balanced Perspective on Financial Health (New
Orleans, LA: Mark Gorman, 2004), 5.
19. Chuck Pierce y Robert Heidler, Restoring Your Shield of Faith: Reach a New Dimension of
Faith for Daily Victory (Ventura, CA: Regal Books, 2004), 23.
20. C. Peter Wagner, Sus Dones Espirituales Pueden Ayudar a Crecer Su Iglesia (Terrassa,
Barcelona: CLIE, 1980), 265, y Discover Your Spiritual Gifts (Ventura, CA: Regal Books, 2002,
2012), 151.
21. Larry Huch, Libre al Fin: Removiendo el pasado de su futuro (New Kensington, PA:
Whitaker House, 2009), 143.
22. Laura Nash y Scotty McLennan, Church on Sunday, Work on Monday: The Challenge of
Fusing Christian Values with Business Life (San Francisco, CA: Jossey-Bass, 2001), 128.
23. Nash y McLennan, Church on Sunday, Work on Monday, 128.
24. John Dawson, Taking Our Cities for God: How to Break Spiritual Strongholds (Lake Mary,
FL: Creation House, 1989), 19.
25. Esta historia apareció por primera vez en el libro de Wagner, Church in the Workplace, 72–
74.
5
LAS PARÁBOLAS DE LOS ADMINISTRADORES
DEL DINERO

Dos de las parábolas más conocidas de Jesús tratan sobre la


administración. A una de ellas, que se encuentra en Mateo 25, se le llama
“la parábola de los talentos”. A la otra, en Lucas 19, se le llama “la
parábola de las minas”. A primera vista, podría parecer que estos pasajes
son paralelos, queriendo decir que ambos cuentan la misma historia. Pero
no es este el caso. Jesús se esforzó por contar dos historias distintas con
propósitos similares. Sí que hay una gran cantidad de solapamiento entre
ellas; sin embargo, las historias tienen vida propia.
Personalmente pienso que los dos títulos tradicionales para estas
parábolas son un tanto engañosos. Desarrollaré esto más tarde, pero por
ahora, permítame sugerir que un título mejor para ambas sería “las
parábolas de los administradores del dinero”, como refleja el título de este
capítulo.
En su mayor parte, los administradores del dinero no reciben el énfasis
apropiado en sermones o en seminarios y escuelas bíblicas. La percepción
común es que el tema tiene que ver con el Monte de la Empresa, no con el
Monte de la Religión, una actitud que le encanta al espíritu de pobreza, por
cierto. En otro capítulo explicaré el concepto de que en la cadena de
riqueza del reino hay cuatro eslabones esenciales para la gran
transferencia de riqueza: proveedores, administradores, distribuidores y
mariscales de campo. Como veremos, el eslabón de los “administradores”
es el más débil. Sin embargo, al prestar atención detallada a las parábolas
de los administradores del dinero, podemos comenzar a fortalecer este
eslabón, haciendo más probable que Dios libere la riqueza pronto.
Voy a hacer algo aquí que no he hecho en ningún otro de mis libros.
Aunque todos hemos leído estas parábolas en la Biblia y hemos oído
muchos sermones explicándolas, voy a tomarme la libertad de citarlas
textualmente. Sospecho que muchos lectores decidirán saltarse el volver a
leer estas historias, basados en la asunción de que recuerdan el contenido.
Sin embargo, le sugiero que se tome los tres minutos aproximadamente
que necesitará para leerlas de nuevo, para obtener así la mentalidad
espiritual que le ayudará a entender mis explicaciones de la manera más
completa posible.

Mateo 25:14–30
Porque el reino de los cielos es como un hombre que yéndose lejos,
llamó a sus siervos y les entregó sus bienes. A uno dio cinco talentos, y a
otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y luego se fue
lejos. Y el que había recibido cinco talentos fue y negoció con ellos, y
ganó otros cinco talentos. Asimismo el que había recibido dos, ganó
también otros dos. Pero el que había recibido uno fue y cavó en la tierra, y
escondió el dinero de su señor. Después de mucho tiempo vino el señor de
aquellos siervos, y arregló cuentas con ellos.
Y llegando el que había recibido cinco talentos, trajo otros cinco
talentos, diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes, he
ganado otros cinco talentos sobre ellos. Y su señor le dijo: Bien, buen
siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el
gozo de tu señor. Llegando también el que había recibido dos talentos,
dijo: Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros dos
talentos sobre ellos. Su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco
has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. Pero
llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía
que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no
esparciste; por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra;
aquí tienes lo que es tuyo.
Respondiendo su señor, le dijo: Siervo malo y negligente, sabías que
siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí. Por tanto, debías
haber dado mi dinero a los banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo
que es mío con los intereses. Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene
diez talentos.
Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo
que tiene le será quitado. Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de
afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes.

Lucas 19:11–26
Oyendo ellos estas cosas, prosiguió Jesús y dijo una parábola, por
cuanto estaba cerca de Jerusalén, y ellos pensaban que el reino de Dios se
manifestaría inmediatamente. Dijo, pues: Un hombre noble se fue a un
país lejano, para recibir un reino y volver. Y llamando a diez siervos
suyos, les dio diez minas, y les dijo: Negociad entre tanto que vengo. Pero
sus conciudadanos le aborrecían, y enviaron tras él una embajada,
diciendo: No queremos que éste reine sobre nosotros.
Aconteció que vuelto él, después de recibir el reino, mandó llamar ante
él a aquellos siervos a los cuales había dado el dinero, para saber lo que
había negociado cada uno. Vino el primero, diciendo: Señor, tu mina ha
ganado diez minas. Él le dijo: Está bien, buen siervo; por cuanto en lo
poco has sido fiel, tendrás autoridad sobre diez ciudades. Vino otro,
diciendo: Señor, tu mina ha producido cinco minas. Y también a éste dijo:
Tú también sé sobre cinco ciudades.
Vino otro, diciendo: Señor, aquí está tu mina, la cual he tenido guardada
en un pañuelo; porque tuve miedo de ti, por cuanto eres hombre severo,
que tomas lo que no pusiste, y siegas lo que no sembraste. Entonces él le
dijo: Mal siervo, por tu propia boca te juzgo. Sabías que yo era hombre
severo, que tomo lo que no puse, y que siego lo que no sembré; ¿por qué,
pues, no pusiste mi dinero en el banco, para que al volver yo, lo hubiera
recibido con los intereses?
Y dijo a los que estaban presentes: Quitadle la mina, y dadla al que tiene
las diez minas. Ellos le dijeron: Señor, tiene diez minas. Pues yo os digo
que a todo el que tiene, se le dará; mas al que no tiene, aun lo que tiene se
le quitará.

La perspectiva tradicional
Una vez que hemos leído estas parábolas, prestando mucha atención a
los detalles, se hace evidente que los títulos tradicionales, “la parábola de
los talentos” y “la parábola de las minas”, de hecho no ayudan mucho a
ver el punto que Jesús está intentando establecer.
Por ejemplo, la palabra original en griego talenton se refiere a una
medida de dinero, como “dólar” o “peso”. Sin embargo, la palabra talento,
aunque está derivada de la misma palabra griega, actualmente no se usa
respecto al dinero. Hoy día la usamos para referirnos a una capacidad
natural, especial, una aptitud o, en círculos cristianos, un don espiritual.
Para nosotros, una “persona talentosa” puede estar o no en control de una
riqueza destacada.
Permítame subrayar mi punto haciendo referencia a uno de los eruditos
más respetados de nuestros días en el Nuevo Testamento, Donald Hagner,
quien dicho sea de paso, es también amigo personal. Hagner ha escrito un
comentario exegético enorme de mil páginas sobre el libro de Mateo, uno
de los mejores que tenemos en la actualidad. Digo esto porque su opinión
sobre los “talentos” representa de forma precisa la interpretacion
tradicional de los eruditos que comparten la mayoría de los pastores que
yo conozco. Quiero dejar claro que no estoy intentanto criticar a Hagner en
lo más mínimo, sino que tan solo lo estoy usando como un ejemplo del
pensamiento que existe entre la mayoría del cuerpo de Cristo.
Hagner dice:
Por supuesto que el asunto que realmente tenemos entre manos [en
Mateo 25:14–30] no es el dinero… los “talentos” probablemente
simbolizan dones y habilidades personales… Es apropiado, sin embargo,
que la unidad monetaria referida aquí es el “talento”, la palabra griega
que es la raíz de la palabra común “talento”, [que significa] “aptitud
especial” o “don”. Algo así… es lo que se da a entender aquí en vez del
dinero literalmente.26
La mayoría de los sermones predicados sobre esta parábola exhortan a
los creyentes a ser buenos administradores de sus talentos personales,
como la hospitalidad, o la enseñanza, o trabajar con niños, o cantar en el
coro, o evangelizar, o la contabilidad; cualquiera que sea el don que
tengan. Supuestamente, estos están entre los “talentos” que Dios espera
que ellos multipliquen, y que no entierren en la tierra. Eso resume la
perspectiva pastoral tradicional de las parábolas.

La perspectiva apostólica
Creo, especialmente desde que estamos ahora en la segunda era
apostólica, que podemos comenzar a tener una idea más literal de estas
parábolas. Me gusta pensar en ello como una perspectiva apostólica, en
claro contraste con la anterior perspectiva pastoral, tradicional.
Admitamos que estas parábolas son, de hecho, acerca de administrar
dinero, e interpretémoslas en consonancia.
Para comenzar, tenemos que usar números. Investigué los valores
respectivos de “minas” y “talentos” y encontré que los eruditos de
reputación han llegado a conclusiones distintas respecto a su valor. No hay
un consenso general. Tras revisar varias fuentes, finalmente me di cuenta
de que necesitaba sacar mi propia conclusión. Y así, en la economía
actual, valoro la mina en diez mil dólares y el talento en un millón de
dólares. Lo primero que viene a mi mente es la enorme diferencia entre
ellas. Como los pasajes de Mateo y de Lucas no son pasajes paralelos, la
diferencia entre las dos cantidades monetarias es comprensible. De hecho,
incluso hoy día, algunos administradores monetarios se sienten cómodos
con cantidades más pequeñas, como minas, mientras que otros se sienten
más cómodos con cantidades más grandes, como talentos.
Al margen de cuáles sean los valores respectivos, el enfoque de ambas
parábolas obviamente no es el dinero mismo (“talentos” o “minas”) sino
más bien lo que la gente hace con el dinero (“administradores del dinero”).
Si se nos permitiera fundir algunas de las similitudes entre las dos
historias, encontraríamos que hay cuatro individuos mencionados:
El propietario, o director general, de la empresa, obviamente una
persona de riqueza
Empleado A
Empleado B
Empleado C
Veamos estas cuatro personas una a una.

1. El propietario, o director general


Hay seis observaciones que me gustaría hacer respecto al propietario, o
director general, de la empresa:
1. Tiene una empresa de algún tipo, y es un empresario de éxito. Por
consiguiente, es una persona de medios considerables.
2. Quiere obtener beneficios. Este es un deseo normal y aceptable de
un empresario, contrario a la predicación de algunos pastores que están
influenciados por el espíritu de pobreza. Imagino que los eruditos bíblicos
que se retiran de las implicaciones financieras obvias de las parábolas
podrían estar bajo la misma influencia.
3. Su vehículo para obtener beneficios es el negocio financiero.
¿Cómo lo sabemos? Tanto en Mateo como en Lucas, se menciona el
“comercio”. Esto merece alguna explicación.
Mateo 25:16–17 dice: “El que había recibido los cinco talentos,
enseguida fue y negoció con ellos y ganó otros cinco talentos. Asimismo el
que había recibido los dos talentos ganó otros dos” (lbla). La palabra
“negoció” viene de la palabra griega ergazomai, que significa “trabajar” o
“intercambiar”. Es un término genérico para hacer negocios. Tenemos que
ir a Lucas para encontrar una palabra más específica relacionada con el
negocio financiero.
Lucas 19:15 dice: “Y sucedió que al regresar él, después de haber
recibido el reino, mandó llamar a su presencia a aquellos siervos a los
cuales había dado el dinero, para saber lo que habían ganado
negociando” (lbla). Esta es una palabra griega más enfática,
diapragmateuomai, un término del mundo financiero de la época, que
significa “ganar mediante el comercio”.
El comercio financiero adquiere muchas formas, por supuesto. ¿Qué
forma entonces está implícita aquí? Es un hecho que la palabra misma no
especifica la forma, pero creo que hay una fuerte probabilidad de que el
comercio pudiera haber sido en torno al área de lo que hoy llamamos
“cambio” o “cambio de moneda”. ¿Cómo llegué a esta conclusión?
Historicamente, el cambio de moneda era la forma original de negocio
en el mundo de mercado financiero, remontándonos a los imperios egipcio
y babilónico. Un agente de cambio que conozco destacaba en tono
humorístico: “¡Es probablemente la segunda profesión más antigua del
mundo!”.
Por lo tanto, en el tiempo de Jesús, el cambio era algo que se practicaba.
Un ejemplo que encontramos en la Biblia está relacionado con los
cambistas del templo. Estaban negociando con las monedas romana y
griega de los peregrinos religiosos que acudían a Jerusalén a buscar
monedas tirias, la única moneda aceptada en el templo. Observe que Jesús
no condenó la práctica del cambio de moneda en sí, ni la venta de palomas
para sacrificios del templo. Sus razones para limpiar el templo fueron (1)
la corrupción que aparentemente se estaba produciendo (Jesús llamó al
templo “cueva de ladrones” [Mateo 21:13]); y (2) el hecho de que el
templo era el lugar erróneo para hacer estos negocios, ya que se suponía
que debía ser una casa de oración para todas las naciones, no un mercado.
4. El propietario, o director general, de la empresa conoce el
potencial de sus empleados. En Mateo, confía diferentes cantidades a sus
empleados, “a cada uno conforme a su capacidad” (Mateo 25:15). Según
nuestras cifras, le da a uno 5 millones de dólares, a otro 2 millones de
dólares, y a otro 1 millón de dólares. En Lucas, todos reciben la misma
cantidad, pero es una cifra más baja, 10.000 dólares a cada uno.
5. Les ordena que negocien. Les dice, “Negociad entre tanto que
vengo” (Lucas 19:13). La palabra griega traducida como “negociad” es
pragmateuomai, que significa específicamente “negocio financiero”, como
vimos arriba.
6. Se mantiene al margen. Como conoce sus habilidades, después de
darles los recursos necesarios, deja que ellos hagan lo que quieran. Los
empleados, no el jefe, son los responsables de los resultados de sus propias
actividades.
Así pues, ¿qué hicieron?

2. Empleado A
En Mateo, el empleado A negoció sus 5 millones de dólares y ganó otros
5 millones, devolviéndole así 10 millones a su jefe. Su ganancia fue del
cien por ciento.
En Lucas, el empleado A negoció sus 10.000 dólares y ganó 100.000
dólares, devolviéndole 110.000 dólares al jefe. Su ganancia fue del mil por
ciento.

3. Empleado B
En Mateo, el empleado B negoció con sus 2 millones y ganó otros 2
millones, devolviendo 4 millones al jefe. Su ganancia fue del cien por
ciento.
En Lucas, el empleado B negoció sus 10.000 dólares y obtuvo 50.000,
devolviéndole a su jefe 60.000 dólares. Su ganancia fue del 500 por ciento.
En este momento, es interesante observar que el beneficio económico
para los Empleados A y B en las dos parábolas fue tan bajo como el 100
por ciento y tan alto como el 1.000 por ciento. ¿Es este un beneficio anual?
Las parábolas no lo dicen. La única referencia al tiempo es que el jefe, en
ambos casos, se fue de viaje. La mayoría de los viajes no son de un año de
duración, y no hay nada en las parábolas que nos haga pensar que esos
viajes duraron tanto. En Mateo, dice que el director general se fue durante
“mucho tiempo” (Mateo 25:19), pero no especifica la duración de su viaje.
Supongo, por lo tanto, que el tiempo para ganar estos beneficios tan
buenos fue menor de un año. Los empleados A y B fueron ambos
elogiados como “buen siervo y fiel” (Mateo 25:21, 23).

4. Empleado C
El empleado C no fue un siervo bueno y fiel. En Mateo, el empleado C
enterró su millón de dólares. En Lucas, el empleado C envolvió sus 10.000
dólares en un pañuelo y lo escondió. Ambos devolvieron a su jefe el dinero
intacto, pero ninguno de ellos lo usó para negociar.
¡Ambos cometieron un grave error! Cuado regresaron sus jefes, les
tacharon de “malo” (Mateo 25:26; Lucas 19:22) y “negligente” (Mateo
25:26).
¿Cuál fue el problema de ambos empleados C? ¡El temor! ¿Temor a
qué? Temor a dos cosas:
Temor al jefe
Temor a asumir un riesgo
Como bien saben todos los negociantes financierons de éxito, hay dos
banderas rojas psicológicas intrínsicamente involucradas en el comercio:
temor y egoísmo. Sucumbir a cualquiera de ellas puede acabar
rápidamente con un negociante. Otras parábolas de Jesús tratan del factor
egoísmo. En estas parábolas, sin embargo, el empleado C sucumbió al
temor.
El temor al jefe era irracional. ¿Por qué digo esto? Porque los
empleados A y B conocían al jefe igual de bien que el empleado C, y no le
tuvieron miedo. Era un empresario normal que quería obtener un
beneficio. No se dice nada malo acerca de él en las parábolas.
Sin embargo, el empleado C estaba obviamente convencido de que el
jefe era un mal hombre. Le acusó de “segar donde no sembró” (véase
Mateo 25:24) y de “tomar lo que no puso” (véase Lucas 19:21). La
primera de estas acusaciones invoca al gremio de la agricultura, mientras
que la segunda habla del mundo de la banca.
¿Por qué no molestó esto a los empleados A y B? Porque ellos eran
negociantes expertos. Entendían cómo se puede hacer beneficio con el
negocio. El cambio y la agricultura son distintos. El cambio y la banca son
distintos. Nos guste o no, en el negocio financiero, cuando hace un buen
negocio usted recibe el dinero de alguien que hizo un mal negocio. Uno de
hecho toma lo que otro ha puesto. Estas son simplemente las reglas del
juego del comercio. El propietario estaba jugando con las reglas del
negocio, no con las de la agricultura o la banca. Al negociar, usted puede
lograr beneficios del 100 por ciento e incluso del 1.000 por ciento, pero
para hacerlo, debe asumir riesgos.
En cada parábola, el temor del empleado C le impidió asumir un riesgo.
Ni tan siquiera intentó un plan B más seguro. El propietario dijo: “Debías
haber dado mi dinero a los banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo
que es mío con los intereses” (Mateo 25:27). En otras palabras, aunque la
banca podría haber producido un beneficio de solo entre el 5 y el 10 por
ciento en vez del 100 por ciento o más, al menos hubiera estado libre de
riesgo. No sabemos qué habría ocurrido si el empleado C hubiera abierto
una cuenta bancaria en vez de esconder el dinero, pero imagino que
probablemente habría sido degradado o castigado en vez de ser despedido
directamente.
Otro pensamiento viene a mi mente. Imagine que el empleado C hubiera
asumido el riesgo y negociado el dinero y lo hubiera perdido. Esto está
fuera de lo que vemos en la parábola de Jesús, pero sería razonable
imaginarse que el propietario no hubiera sido tan duro con él. Inherente al
mismo concepto del riesgo está la posibilidad de fracaso y pérdida. Todo
negociante experimentado ha tenido tanto pérdidas como ganancias.
Habría sido poco común que los empleados A y B no hubieran tenido
algunas pérdidas en su camino hacia las ganancias finales.
En cualquier caso, la triste suerte del empleado C se expresa
vívidamente en algunas versiones de la Biblia, donde cada talento se dice
que costaba 1.000 dólares en vez de mi estimación de 1 millón. Sin
embargo, el principio es el mismo. El propietario dice que tomen los mil y
se los den al que más arriesgó, y que se deshicieran del que no se arriesgó
para arrojarlo a las más oscura tinieblas. (Véase Mateo 25:28).
Esta es una perspectiva muy importante de la actitud de Dios hacia la
responsabilidad fiscal: a Él no le gusta nada la riqueza improductiva. En
las Escrituras, un hombre que construyó más graneros para su grano es
criticado porque estaba acumulando riqueza improductiva. (Véase Lucas
12:13–21). El dinero no debe ser un fin en sí mismo sino una herramienta
que usamos en el reino de Dios. El error del empleado C fue asegurar
dinero improductivo en vez de usarlo para hacer el bien.

La buena noticia
Suficientes malas noticias para el empleado C. Ahora la buena noticia
respecto a los empleados A y B. Su negocio produjo cuatro buenos
resultados.
1. Asumieron riesgos y lograron beneficios financieros, entre el 100 y
el 1.000 por ciento.
2. El jefe quedo satisfecho, porque es quien les animó a asumir los
riesgos y cambiar su dinero. Les había dicho “negociad” (Lucas 19:13),
o cambiar el dinero, hasta que regresó.
3. Ellos recibieron una buena comisión. No muchos pastores que
predican sobre las parábolas tratan este punto, debido a lo que percibo que
es un espíritu generalizado de pobreza en nuestras iglesias. Aunque hay
algunas notables excepciones, el clero, en general, tiende a considerar el
motivo de conseguir beneficios como algo carnal.
En Lucas, los empleados A y B recibieron ascensos a posiciones bien
remuneradas como compensación por su exitoso comercio: “Está bien,
buen siervo; por cuanto en lo poco has sido fiel, tendrás autoridad sobre
diez ciudades” (Lucas 19:17). El empleado A recibió diez nuevas vías de
ingresos: una de cada ciudad. El empleado B recibió cinco ciudades: cinco
nuevas vías de ingresos. Además de todo esto, ¡el empleado A recibió el
bono añadido del dinero improductivo del empleado C!
En Mateo la comisión fue incluso mayor. El jefe se dirigió a ambos
empleados A y B cuando dijo: “Entra en el gozo de tu señor” (Mateo
25:21). ¿Qué significa realmente esto? Significa que iban a ser tan
prósperos como su jefe, es decir, serían ascendidos a socios. En el mismo
versículo en otra traducción el jefe le dice al empleado que por hacer un
buen trabajo será socio suyo. ¡Una asociación es una recompensa muy
buena, sin duda!
4. Terminaron siendo prósperos. “Porque al que tiene [al que negocia
bien], le será dado, y tendrá más” (Mateo 25:29). “Más” es una palabra
fuerte en el griego: perisseuo. Realmente significa “superabundancia”,
“suficiente además de abundancia para gastar” o “muy por encima”.

Conclusión
¿Qué significa todo esto para nosotros hoy día? ¿Qué podemos aprender
de las parábolas de los administradores del dinero?
Como he estado mencionando, vivimos en una época que,
proféticamente, se caracterizará por una gran transferencia de riqueza del
mundo de las tinieblas al reino de Dios. Nuestro papel en el reino de
manejar y distribuir esta riqueza es una asombrosa responsabilidad. Una
parte de lo que me gusta llamar “filantropía estratégica” será asegurar que
cualquier recurso sin distribuir se administre hábilmente para la gloria de
Dios. Estas parábolas de Jesús nos ayudan a mantener una perspectiva
bíblica de nuestra tarea. Aquí hay algunas conclusiones prácticas que
podemos extraer de las parábolas que acabamos de tratar:
1. Jesús tiene una actitud positiva hacia el negocio en los mercados
financieros. Quizá esto no sea generalmente cierto en los Estados Unidos,
pero en otras naciones que no nombraré, me ha impactado saber que
algunos líderes cristianos condenan el cambio de moneda, diciendo que es
una forma de juego, y lo consideran pecado. Inconscientemente, estos
líderes están construyendo una barrera que les impedirá a ellos mismos, y
a las personas a quienes enseñan, participar de la gran transferencia de
riqueza de Dios.
2. El reino de Dios es como el propietario, o director general, que
quiere que su dinero se administre bien durante su ausencia. Como
escribió Mateo en su introducción a la parábola de los administradores del
dinero, Jesús dijo: “Porque el reino de los cielos es como un hombre que
yéndose lejos, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes” (Mateo 25:14).
El reino de Dios acepta la prosperidad, no la pobreza.
3. El índice de beneficios en las parábolas es notable, es decir, entre
el 100 y el 1.000 por ciento anual. Esto es mucho más que el mísero 5 al
20 por ciento que esperamos hoy día de los administradores financieros.
Yo sería reticente a mencionar tales beneficios a la inversión si no
estuviera citando las palabras de Jesús. Creo que es justo suponer que
Jesús tenía el conocimiento suficiente sobre el comercio financiero para
usar cifras reales. O eso, o estaba exagerando a propósito usando una
hipérbole, pero no puedo pensar de manera realista en ninguna razón por la
que escogería exagerar en estas historias. Todos tenemos que llegar a
nuestras propias conclusiones con estos datos, pero más adelante en este
libro, personalmente defenderé que la meta del beneficio del 100 por
ciento anual por la inversión en fondos ministeriales de entradas.
De paso, permítame mencionar algo más relacionado con esto. No estoy
en contacto personal con los mundos lucrativos del mundo de las finanzas,
gran parte del cual supuestamente está “fuera de los libros”, pero fuentes
me han informado de que el beneficio en las parábolas de los
administradores del dinero no se consideran irreales en ese ámbito. Me
informaron que hay hoy día negociantes reales que están consiguiendo este
tipo de beneficios, e incluso más, mediante su especulación financiera.
4. Cuando se transfiere la riqueza con el propósito de discipular
naciones (para la transformación social), no se debe hacer con
descuido, enterrarlo en la tierra o depositarlo en bancos. Se debería
invertir sabiamente y que negociantes hábiles lo multipliquen. Repito: a
Dios no le agrada la riqueza improductiva.
5. Cuando se trata de nuestra responsabilidad para manejar la
riqueza del reino, al final queremos oír a Dios decir: “Bien, buen siervo
y fiel”.

26. Donald A. Hagner, Matthew 14–28, Vol. 33B de Word Biblical Commentary (Nashville, TN:
Thomas Nelson Publishers, 1995), 734, 737.
6
¿CUÁNDO SE CONVIERTE EL DINERO EN
“GANANCIAS DESHONESTAS”?

La frase “ganancias deshonestas” (1 Timoteo 3:3, 8; Tito 1:7; véase


también 1 Pedro 5:2) en el título de este capítulo viene de la versión
Reina-Valera 1960 de la Biblia. Versiones modernas usan frases como
“amigos del dinero” o “ganancias mal habidas”, pero “ganancias
deshonestas” parece ser un poco más descriptivo. Sea lo que sea, no
quiero nada de ello. Pero, a la vez, quiero dinero, ¡tanto como Dios me
permita tener!
El cuanto menos enigmático uso de las palabras del párrafo de arriba es
intencional. Mi propósito en este capítulo es sacar algunas de las
implicaciones obvias de no querer ciertos tipos de dinero, al mismo
tiempo que se quieren legítimamente otros tipos de dinero.
La Biblia dice: “Porque raíz de todos los males es el amor al dinero” (1
Timoteo 6:10). Tomar esta frase literalmente debería poner el temor de
Dios en todos nosotros, porque todos, en una u otra medida, tratamos con
dinero en nuestra vida cotidiana. Según pienso en ello, casi todas las
personas que conozco personalmente quisieran más dinero. Digo “casi”
porque, de improviso, vienen a mi mente dos amigas, específicamente
Betty Sue Brewster y Jackie Pullinger, que profesan no querer más dinero.
Estas dos mujeres han sido ejemplos vivos de recibir y reconocer el don
espiritual de la pobreza voluntaria (véase 1 Corintios 13:3) y ministrar
eficazmente con este don durante años.
Solo unas palabras sobre el don espiritual de la pobreza voluntaria, que
describí en el capítulo 4: No es lo mismo que el espíritu de pobreza, que
también intenté exponer en el capítulo 4. El don espiritual de la pobreza
voluntaria viene de Dios, mientras que el espíritu de pobreza viene del
diablo. Desarrollo más el don de pobreza voluntaria en mi libro Sus Dones
Espirituales Pueden Ayudar a Crecer a Su Iglesia. En él, doy esta
definición: “El don de la pobreza voluntaria es la capacidad especial que
Dios da a ciertos miembros del Cuerpo de Cristo de renunciar a las
comodidades materiales y el lujo y adoptar un estilo de vida personal
equivalente al de aquellos que viven en la pobreza en una sociedad dada, a
fin de servir a Dios de modo más efectivo”.27 Observe la frase “a ciertos
miembros”. No todas las personas en la iglesia tienen el mismo don o
dones. La Biblia dice que no todo el cuerpo puede ser un ojo. (Véase
1 Corintios 12:17). La mayoría de las partes del cuerpo humano no son
ojos. Del mismo modo, la mayor parte de los creyenes no tienen el don de
la pobreza voluntaria. Pero algunos, como mis dos amigas, obviamente sí.
El resto necesitamos pensar seriamente para no caer en las ganancias
deshonestas mientras buscamos la prosperidad que Dios desea darnos.

El dinero no es malo
Contrariamente a la opinión popular, la Biblia no dice que el dinero en
sí mismo sea la raíz de todos los males. De nuevo, “porque raíz de todos
los males es el amor al dinero” (1 Timoteo 6:10). Es el amor al dinero de
lo que está hablando Pablo. Piense en dos de los hombres más ricos de la
Biblia: Job y Salomón. Su dinero y otras posesiones materiales se retratan
como bendiciones de Dios, no como fuentes de males. Job lo perdió todo,
pero cuando pasó la prueba y permaneció fiel a Dios, terminó con más de
lo que tenía al comienzo. Salomón construyó el templo, después metió la
pata, no por su dinero sino porque algunas de sus muchas esposas habían
importado dosis letales de politeísmo e idolatría. La coherentes promesas
de Dios a su pueblo fiel incluyen la prosperidad. “Y te hará Jehová
sobreabundar en bienes, en el fruto de tu vientre, en el fruto de tu bestia, y
en el fruto de tu tierra… Y prestarás a muchas naciones, y tú no pedirás
prestado” (Deuteronomio 28:11–12).
Por otro lado, amar el dinero es una decisión muy mala. De hecho, amar
el dinero puede ser pecado tanto del pobre como del rico. Esta es la
diferencia: Cuando usted ama el dinero, este se convierte en un objeto de
su afecto que se edifica en su autoidentidad. Por el contrario, para los que
tienen una buena actitud frente al dinero, este es simplemente una
herramienta. Dicho esto, seré el primero en admitir que, en la vida real, la
línea entre amar el dinero y ver el dinero como una herramienta útil no
siempre es algo tan claro como nos gustaría que fuese. No quiero cruzar
esa línea, pero tampoco quiero conformarme. Por eso me preocupo por
ello y escribo capítulos como este. Lo último que quiero es que el dinero
que Dios pueda confiarme se convierta en “ganancias deshonestas”.
Mientras leía el libro de Jane Hamon The Cyrus Decree, puse especial
atención a lo que dijo sobre los israelitas al salir de Egipto. En el capítulo
2, mencioné que los israelitas fueron los recipientes de la transferencia
sobrenatural de riqueza. Esto es cierto, pero aquí está lo que añade Hamon:
“Cuando salieron de la esclavitud, se llevaron consigo las riquezas de
Egipto. Desgraciadamente, esto no terminó siendo de beneficio para ellos.
Tomaron oro y plata, que era la bendición y herencia de Dios para ellos, lo
derritieron e hicieron un becerro de oro, un ídolo al que adorar en lugar de
Dios”.28 Podríamos decir que los israelitas cayeron en la trampa que todos
debemos evitar: dejar que las riquezas que Dios nos ha dado se conviertan
en ganancias deshonestas.
Un principio fundamental de participar en la gran transferencia de
riquezas que Dios está preparando para su pueblo es vencer la perniciosa
influencia del espíritu de pobreza. Intenté detallar este espíritu en el
capítulo 4, pero volveré a mencionarlo aquí. El diablo ciertamente no
quiere que se libere la riqueza para la extensión del reino de Dios, y una de
sus tácticas más eficaces ha sido llenar la iglesia con la idea de que la
pobreza es sinónimo de piedad. El espíritu de pobreza es uno de los
principales agentes del mundo de las tinieblas, y me anima saber que está
siendo expuesto cada vez más con el paso de los años.
En primer lugar, la emergencia y aceptación del fenómeno de la iglesia
en el mundo laboral ha sido una ayuda enorme. Estamos progresando para
alcanzar un acuerdo con la prosperidad de Dios, y por consiguiente
estamos mejor preparados que antes para recibir la transferencia de
riqueza de Dios.
Hasta aquí, todo bien. Pero debemos ser muy conscientes de los
peligros. Podemos tener éxito reemplazando el espíritu demoniaco de
pobreza por el buen espíritu de prosperidad, pero cuando hagamos eso,
también tenemos que evitar saltar de la sartén caliente y caer en el fuego,
por así decirlo. ¿Cuál podría ser el fuego? En pocas palabras: ¡que Mamón
nos atrape!

La trampa de Mamón
Algunos piensan erróneamente que Mamón es sinónimo de dinero.
Desgraciadamente, ciertos traductores bíblicos incluso han utilizado la
palabra griega transliterada “Mamón” como “dinero” en la versión
inglesa. Observe que estoy escribiendo Mamón con M mayúscula. Esto es
porque Mamón es el nombre correcto de un espíritu maligno, así como
Wormwood o Leviatán o Baal o Belcebú. Jesús dijo que no podemos servir
a dos señores: “No podeis servir a Dios y a las riquezas [“Mammón”,
rva]” (Mateo 6:24).
Mamón tiene al menos otros cuatro espíritus trabajando con él, todos
ellos con la tarea de convertir el dinero de Dios en ganancias deshonestas.
Estos cuatro espíritus son (1) egoísmo, (2) codicia, (3) parsimonia, e (4)
independencia.
1. Egoísmo
El egoísmo es un deseo excesivo de posesiones materiales. El espíritu de
egoísmo hace que la gente piense que su bienestar personal está
directamente relacionado con cuánta riqueza posea. Cuando la Biblia dice:
“Porque raíz de todos los males es el amor al dinero”, la frase que sigue a
esta es la siguiente: “En su intenso deseo por el dinero, se han desviado de
la fe verdadera” (1 Timoteo 6:10, ntv). Una persona egoísta nunca tiene
suficiente. Para el egoísta, el dinero se acumula como un fin en sí mismo,
no por cómo se puede usar para bendecir a otros y avanzar el reino de
Dios. De hecho, la avaricia puede convertirse en una forma de adicción:
adicción al dinero.
2. Codicia
Mientras que el egoísmo se centra en amasar cantidades exorbitantes de
riqueza, la codicia tiene que ver con desear cosas concretas que no son
para usted, como la casa de su vecino, o esposa o buey, como vemos en los
Diez Mandamientos. La codicia es tan mala que se equipara a la idolatría.
(Véase Colosenses 3:5). Si no se mantiene a raya, la codicia puede
convertirse en un peligroso sustituto de Dios.
3. Parsimonia
Mejor conocido como tacañería, este espíritu demoniaco de parsimonia
causa que las personas ricas se vuelvan míseras al escoger vivir en
pobreza, aunque tienen mucha riqueza. Bien podría ser esta la situación en
la que se encontraba la iglesia de Esmirna, la cual hizo que Jesús le dijera
a los creyentes allí: “Yo conozco tus obras, y tu tribulación, y tu pobreza
(pero tú eres rico)” (Apocalipsis 2:9). El espíritu de parsimonia puede
impedir que la gente diezme o dé ofrendas generosas, limosnas y
primicias. Engaña a las personas haciéndoles creer que no pueden
permitirse algo que necesitan o quieren, cuando en verdad, se lo pueden
permitir fácilmente. Los que tienen un espíritu de parsimonia tienden a
arrastrar a otros con ellos, incluyendo familiares, hacia su extraña y
distorsionada forma de pobreza.
4. Independencia
Una de las formas en que el dinero honesto puede convertirse en
ganancias deshonestas es cuando amasamos riqueza y de repente
decidimos que ya no necesitamos a Dios. Riqueza es poder, y si lo tiene,
puede comenzar a imaginar que es tan poderoso que puede hacer lo que
quiera, por usted mismo. Satanás florece en este tipo de engaño, el cual
aísla a aquellos que sucumben a él.

Una tensión creativa


Los cristianos que quieren disfrutar de prosperidad sin sucumbir al
egoísmo y la codicia, evitando así a Mamón y las ganancias deshonestas,
viven en una tensión creativa. La Biblia tiene mucho que decir sobre tales
cosas, y es útil ver con detenimiento algunos de los versículos relevantes.
Recientemente dediqué algo de tiempo a seleccionar varios versículos
del Nuevo Testamento que tienen que ver con estos asuntos. Encontré
veinte pasajes, y aunque admitiré que mi estudio no fue exhaustivo,
resultó que, cuando hice la lista de versículos, once de los veinte, el 55 por
ciento, eran tan solo de un libro del Nuevo Testamento: el evangelio de
Lucas. ¿Qué importancia tiene esto? Nadie lo sabe de cierto, pero podría
ser que Lucas fuera el más rico de todos los autores del Nuevo Testamento.
Para empezar, Lucas era médico. Personalmente creo que estaba casado
con Lidia de Filipos, que tenía un exitoso negocio de
importanción/exportación.29 Tenía dinero suficiente como para acompañar
a Pablo en tres de sus viajes misioneros, así como visitar dos veces a Pablo
en su prisión romana. Y hay evidencias de que podría haber sido el
donante más generoso de Pablo. (Véase Filipenses 4:10–19).
En mi experiencia en el trato con creyentes ricos, he descubierto que, en
general, tienden a ser más sensibles que el resto a las implicaciones
espirituales de poseer y manejar riquezas. Como norma, cuantas más
riquezas tienen a su disposición, más han pensado y orado sobre cómo
usarlas. Cierto es que hay algunas excepciones, como las víctimas de los
timos financieros y las estafas piramidales que se ven de vez en cuando,
las cuales trataré después. Mientras tanto, basemos nuestras conclusiones
en la regla, y no en la excepción a la misma.
Parece que Lucas era uno de esos siervos ricos de Dios que tuvo una
revelación especial del Espíritu Santo en cuanto a la diferencia entre el
dinero y las ganancias deshonestas. Comencemos mirando algunos de los
escritos que corroboran esta hipótesis.

Lucas
Lucas cita el contraste de Jesús entre ricos y pobres: “Bienaventurados
vosotros los pobres, porque vuestro es el reino de Dios… Mas ¡ay de
vosotros, ricos! porque ya tenéis vuestro consuelo” (Lucas 6:20, 24).
Aquí, Jesús estaba perfilando no a sus fieles seguidores, sino a la
población en general, personas que aún vivían bajo la influencia del dios
de este siglo. Anteriormente en Lucas, cuando Jesús fue anunciado en la
sinagoga de Nazaret, dijo que había venido “para dar buenas nuevas a los
pobres” (Lucas 4:18). ¿Cuáles son estas buenas nuevas que la gente pobre
puede recibir? Obviamente, son las noticias de que ya no serán pobres.
Esto está en el corazón mismo del mensaje del reino de Dios. Aunque,
como Jesús también dijo, siempre tendremos pobres con nosotros (véase
Juan 12:8), Él desea, y nosotros también deberíamos desearlo, que el
mayor número posible de personas no siguieran siendo pobres, sino
prósperos.
Por otro lado, los ricos malos tienden a encontrarse bajo la opresión de
Mamón, uno de los generales de cuatro estrellas de Satanás. Por
consiguiente, como grupo, tienen menos esperanza de vida eterna que los
pobres, que no son tan independientes como ellos. Jesús dijo: “Porque es
más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en
el reino de Dios” (Lucas 18:25). Él no estaba diciendo que los ricos no se
puedan salvar. Muchos de ellos, no obstante, son como el joven rico, que
no fue capaz de soltar las posesiones materiales, aunque Dios se lo pida
directamente. (Véase Lucas 18:18–23). Me gusta lo que dice Ed Silvoso:
“¿Por qué le dijo Jesús que vendiera sus posesiones? No lo hizo porque la
riqueza sea mala, sino porque el joven estaba controlado por las
mismas”.30 El dinero que impide que una persona se acerque a Dios es
dinero que se ha convertido en ganancias deshonestas.
Del mismo modo, Mamón usa las riquezas para ahogar la obra de Dios,
como también Jesús advirtió en su parábola del sembrador en Lucas 8.
Algunas semillas cayeron entre espinos. ¿Qué eran los espinos? “La
[semilla] que cayó entre espinos, éstos son los que oyen, pero yéndose, son
ahogados por los afanes y las riquezas y los placeres de la vida, y no
llevan fruto” (Lucas 8:14). La prosperidad mal dirigida se puede convertir
en una barrera para conocer a Dios.
No cabe duda de que a Lucas le encantaba la historia de Zaqueo, un
ejemplo positivo de un hombre rico que, como él, era salvo. El de Lucas es
el único evangelio que incluye esta historia. (Véase Lucas 19:1–10).
Zaqueo aparentemente fue librado del dañino conjuro de Mamón. Para
empezar, cuando se hizo creyente prometió dar la mitad de lo que tenía a
los pobres. Después, para recompensar sus fraudulentos tratos del pasado
con los demás, ofreció devolver la cantidad que había estafado, ¡con un
300 por ciento de intereses! Podemos estar seguros de que Zaqueo nunca
volvió a tocar ganancias deshonestas.
Como la mayoría de los empresarios, Lucas tenía una aversión a las
riquezas improductivas, recursos que no se administran para sacarles el
máximo provecho. En su evangelio incluye cuando Jesús cuenta la historia
del hombre rico que siguió construyendo graneros cada vez mayores para
almacenar sus bienes. Era rico, así que, obviamente, no necesitaba más.
Sin embargo, nunca parecía tener suficiente. Estaba influenciado por el
espíritu de parsimonia. ¡Jesús le llamó necio! ¿Por qué era un necio?
Amasaba riquezas improductivas en vez de usarlas sabiamente, como
debería haber hecho. (Véase Lucas 12:16–20).
Relacionadas con esto están las parábolas de Jesús de los
administradores financieros, las cuales examiné en detalle en el capítulo 5.
Recordemos que en Lucas 19:12–16, tres administradores recibieron una
mina (10.000 dólares) cada uno. Dos hicieron bien al ganar un beneficio
del quinientos por ciento y del mil por ciento, respectivamente. Fueron
buenos siervos. Uno, sin embargo, escondió el dinero que había recibido
en un pañuelo, reflejando parsimonia, o riqueza improductiva. Terminó
siendo castigado como un mal siervo. Debemos tener cuidado con el
dinero improductivo.
Lucas cita a Jesús diciendo: “Mirad, y guardaos de toda avaricia;
porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que
posee” (Lucas 12:15). Aquí, Jesús se está centrando en el principio que
mencioné antes, es decir, que el amor al dinero es la raíz de todos los
males. La mayoría de los creyentes ricos como Lucas son sensibles a esto
y tienen mucho cuidado de que el dinero nunca se convierta en un fin en sí
mismo. El dinero debe ser siempre simplemente un medio para el fin, que
es dar gloria a Dios.
El evangelio de Lucas es firme acerca de la superioridad del reino de
Dios sobre el reino de Satanás. Los discípulos de Jesús acababan de salir
de un reino y de entrar en el otro. Él les explicó, tanto como pudo, cuáles
eran los beneficios del reino de Dios. Su mayor compromiso era dejar de
vivir para sí mismos o lo que pudieran lograr por sí mismos; en cambio,
era vivir para su nuevo Rey: Dios. Un punto de entrada para esta
enseñanza se ve con respecto a sus necesidades cotidianas diarias. Jesús
les dijo: “No os afanéis por vuestra vida, qué comeréis; ni por el cuerpo,
qué vestiréis. La vida es más que la comida, y el cuerpo que el vestido”
(Lucas 12:22–23). ¿Por qué no debían preocuparse? Porque podían confiar
en que Dios supliría para las necesidades de su vida. Jesús continuó:
Mas buscad el reino de Dios, y todas estas cosas os serán añadidas.
No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido
daros el reino. Vended lo que poseéis, y dad limosna; haceos bolsas
que no se envejezcan, tesoro en los cielos que no se agote, donde
ladrón no llega, ni polilla destruye. Porque donde está vuestro
tesoro, allí estará también vuestro corazón. (Lucas 12:31–34)
Las prioridades ahora estaban cambiando. No es que las cosas físicas o
materiales no sean importantes, o que todos debamos deshacernos de
nuestras posesiones materiales, sino que parte de conocer a Dios es confiar
en que Él suplirá nuestras necesidades más básicas y que todo lo que
tenemos proviene de Él.
Mientras Jesús entrenaba a sus discípulos, les probaba de vez en cuando.
En una de estas pruebas, les envió a ellos solos a medir el nivel de su
confianza en su provisión. Dijo: “No toméis nada para el camino, ni
bordón, ni alforja, ni pan, ni dinero; ni llevéis dos túnicas” (Lucas 9:3).
Los discípulos tenían que aprender que podían depender totalmente de
Dios para todas sus necesidades materiales. Obviamente, Jesús no estaba
sugiriéndoles que nunca debieran llevar nada cuando salieran a ministrar.
Cuando Jesús iba de lugar en lugar, Él mismo tenía un tesorero, Judas,
entre su círculo íntimo de doce. Pero primero, ellos tenían que
experimentar, al menos una vez, no tener nada, para que se vieran forzados
a confiar del todo en Dios como su proveedor.

La iglesia primitiva
Uno de los grupos más generosos de la Biblia eran los miembros de la
iglesia que se creó el día de Pentecostés. Los creyentes estaban tan llenos
del Espíritu Santo que Mamón no pudo apresarlos, con la triste excepción
de Ananías y Safira. (Véase Hechos 5:1–11).
Hechos 4:31 dice que los creyentes fueron llenos el Espíritu Santo, y
después…
Y la multitud de los que habían creído era de un corazón y un alma; y
ninguno decía ser suyo propio nada de lo que poseía, sino que tenían
todas las cosas en común… Así que no había entre ellos ningún
necesitado; porque todos los que poseían heredades o casas, las
vendían, y traían el precio de lo vendido, y lo ponían a los pies de los
apóstoles; y se repartía a cada uno según su necesidad. (Hechos
4:32, 34–35)
Aunque el compartir los bienes naturales no es un principio legalista
para todos los creyentes, la conducta de la iglesia primitiva apunta hacia
una actitud del reino en cuanto a las posesiones materiales que todos
debemos imitar: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia,
y todas estas cosas os serán añadidas. Así que, no os afanéis por el día de
mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su
propio mal” (Mateo 6:33–34). Si esta exhortación logra grabarse en
nuestro espíritu, no seremos susceptibles a ver nuestro dinero convertirse
en ganancias deshonestas.

El apóstol Pablo
El apóstol Pablo trató el tema del dinero en tres de sus epístolas más que
en las demás, es decir: 2 Corintios, 1 Timoteo y Filipenses. Veamos los
puntos principales de cada una de estas epístolas.
2 Corintios
Entre los asuntos que discute Pablo en 2 Corintios está el privilegio que
tiene de escoger si toma o no honorarios personales por ministrar a los
corintios. En 1 Corintios, afirmó que “los que anuncian el evangelio, que
vivan del evangelio” (1 Corintios 9:14), pero, en cuanto a lo tocante a los
corintios, él prefirió no tomar ninguna compensación económica de ellos.
Él escribió: “He aquí, por tercera vez estoy preparado para ir a vosotros;
y no os seré gravoso, porque no busco lo vuestro, sino a vosotros” (2
Corintios 12:14). No sabemos precisamente las razones de Pablo para
declinar el pago, pero rehusar honorarios o regalos y ofrendas de amor, en
este caso, era específicamente para los corintios, no un principio general,
como veremos cuando lleguemos a nuestra discusión de Filipenses.
Aunque Pablo no tomó ofrendas de los corintios, no obstante les ordenó
que dieran a otros, especialmente a los santos necesitados de Jerusalén.
Les dijo: “Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda
gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente,
abundéis para toda buena obra” (2 Corintios 9:11). Y añadió: “Para que
estéis enriquecidos en todo para toda liberalidad” (2 Corintios 9:11).
Según este pasaje, no deberíamos esperar de Dios solo lo suficiente, sino
que deberíamos esperar abundancia si queremos estar en posición de dar a
otros como deseamos.
1 Timoteo
Entre las cualificaciones de Pablo tanto para obispos como diáconos
estaba el hecho de ser “no codicioso de ganancias deshonestas… no
avaro” (1 Timoteo 3:3). Una actitud errónea hacia el dinero puede
descalificar a una persona para el liderazgo cristiano. Pablo instruyó a
Timoteo para que se apartase de los que tuvieran mentes corruptas, los que
“toman la piedad como fuente de ganancia” (1 Timoteo 6:5). Para evitar
este peligro, debemos recordar siempre que: “Nada hemos traído a este
mundo, y sin duda nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y
abrigo, estemos contentos con esto” (1 Timoteo 6:7–8). Este pasaje es
donde Pablo también dice que el amor al dinero es la raíz de todos los
males. (Véase 1 Timoteo 6:10). Este es un buen consejo de 1 Timoteo para
el manejo del dinero:
A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la
esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios
vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las
disfrutemos. Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras,
dadivosos, generosos; atesorando para sí buen fundamento para lo
por venir, que echen mano de la vida eterna. (1 Timoteo 6:17–19)
Filipenses
La epístola de Pablo a los filipenses es esencialmente una carta de
agradecimiento por los abundantes donativos que hicieron a su ministerio.
Es muy probable que los obsequios de Lucas y Lidia fueran la base de los
fondos misioneros que llegaban de la iglesia de Filipos. Cuando Pablo dejó
Filipos, dijo: “Ninguna iglesia participó conmigo en razón de dar y
recibir, sino vosotros solos; pues aun a Tesalónica [su siguiente parada
después de Filipos] me enviasteis una y otra vez para mis necesidades”
(Filipenses 4:15–16).
Les escribió esta carta mucho después, cuando estaba en prisión en
Roma, y dijo: “Pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi
situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por
todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así
para tener abundancia como para padecer necesidad” (Filipenses 4:11–
12). Pablo, a diferencia de personas como el joven rico, rehusó dejar que el
dinero, o la falta del mismo, controlara su actitud o su ministerio. Sin
embargo, al haber experimentado tanto la carencia como la abundancia de
recursos, Pablo obviamente prefería lo segundo. Por eso, después de
recibir el dinero que los filipenses le enviaron mientras estaba en la cárcel,
les escribió esta carta de agradecimiento y les dijo, con obvio placer:
“Pero todo lo he recibido, y tengo abundancia; estoy lleno, habiendo
recibido de Epafrodito lo que enviasteis; olor fragante, sacrificio acepto,
agradable a Dios” (Filipenses 4:18).
Pablo nunca se avergonzó de tener mucho dinero, pero sabía cómo
impedir que se convirtiera en ganancias deshonestas. Y nosotros podemos
hacer lo mismo. Debemos recordar constantemente que aunque la
prosperidad es una bendición del reino de Dios, las posesiones materiales
se pueden convertir fácilmente en una trampa. Mamón está al acecho, pero
si prestamos atención a las advertencias bíblicas subrayadas en este
capítulo, el espíritu maligno no encontrará la forma de seducirnos y
ponernos en el camino erróneo.

Planes siniestros para obtener


ganancias deshonestas
Hasta ahora, he estado tratando todas las formas en que el dinero bueno,
incluso sin saberlo, se puede convertir en ganancias deshonestas, causando
así que deshonremos a Dios. Sin embargo, también debemos ser
conscientes de las personas, que espero que sean las menos, que
intencionalmente amasan lo que saben de antemano que será ganancias
deshonestas. Estas son las personas que entienden perfectamente los
mecanismos y las obras internas del mundo financiero y que usan ese
conocimiento para engañar a otros. Traman formas malvadas y medios de
robar a víctimas vulnerables las riquezas que han conseguido
honestamente, por lo general con el consentimiento involuntario de la
víctima. Desgraciadamente, un porcentaje excesivo de sus objetivos son
personas cristianas con buenas intenciones y trabajadoras.
Probablemente el mecanismo más frecuente que usan estos
defraudadores es la táctica de la estafa piramidal. Deriva su nombre de
Charles Ponzi, un inmigrante italiano en los Estados Unidos que, a
principios de la década de 1900, se convirtió en uno de los timadores más
notorios de la historia. Ponzi era lo suficientemente persuasivo para hacer
que personas buenas e inteligentes creyeran que había grandes beneficios
al comprar lo que se llamó “cupones de respuesta postal” en Italia y
venderlas en E. U. Les decía a sus “inversores” que él podía usar el dinero
de ellos y devolverlo con un 50 por ciento de interés en cuarenta y cinco
días. En ese entonces, los bancos estaban pagando a los clientes tan solo
un 5 por ciento de interés anual, así que la oferta era muy atractiva. Ponzi
realmente no obtenía beneficios, pero pagaba a sus inversores su 50 por
ciento de ganancias del dinero de las nuevas inversiones que estaban
llegando, el cual crecía exponencialmente y de forma considerable a
medida que se iban corriendo las voces. En su momento más álgido, se
dice que Ponzi ganaba 250.000 dólares al día con ganancias deshonestas.
Mientras tanto, muchas de sus víctimas estaban hipotecando sus hogares y
empleando los ahorros de su vida.
Es fácil ver por qué una estafa piramidal no puede continuar para
siempre. Cuando llega el momento en que descienden las inversiones,
simplemente no hay dinero suficiente para pagar intereses a los inversores
antiguos. Entonces alguien descubre lo que está ocurriendo y hace sonar el
silbato, y el estafador termina entre rejas, cosa que ocurrió con Ponzi.
Había amasado tanto dinero que, cuando se descubrió su táctica, se dice
que seis bancos estaban en peligro de colapsar, y sus inversores solo
pudieron recaudar unos 30 centavos de cada dólar que invirtieron. Sus
inversores perdieron alrededor de 20 millones de dólares, lo cual sería el
equivalente aproximado a 225 millones de dólares el día de hoy. Ponzi
terminó siendo pobre, pero su infame nombre aún sigue vivo para designar
las tácticas engañosas de estafadores en todo el mundo.
Las técnicas de Ponzi existen hoy día. Uno de los ejemplos recientes
más notorios fue diseñado por Bernard Madoff. Aunque Ponzi estafó 225
millones de dólares, la táctica de Ponzi que Madoff ejecutó tan
brillantemente logró estafar casi 65 mil millones de dólares, mucho de lo
cual era de pesonas que, ellas mismas, tenían una gran experiencia
personal en el mundo de las finanzas. La tapa de su plan saltó en 2008, y
en 2009 fue condenado y sentenciado a 150 años de cárcel.
Fraude de afinidad
Aunque no creo que Ponzi fuera culpable de lo que se conoce como
“fraude de afinidad”, Madoff utilizó con éxito esta forma de engaño. Eso
significa que apuntó a propósito a cierto grupo de personas. Como Madoff
era judío, era natural para él fijarse en los judíos debido a su mutuo
respeto y confianza. No limitó sus inversores a los judíos, pero hizo de
ellos un alto porcentaje de sus víctimas. Digo esto porque, tristemente, el
fraude de afinidad se ha convertido en algo muy común en la comunidad
cristiana. Algunos de los infractores son verdaderos creyentes, o al menos
eran creyentes. Otros son no creyentes que fingen hábilmente que son
cristianos, hablan como cristianos e incluso aprenden a “orar”. En
cualquier caso, su objetivo es producir ganancias deshonestas para sí
mismos.
Greater Ministries International
He desarrollado una gran repulsión por las tácticas de estafas
piramidales con fraude de afinidad porque yo mismo fui víctima de una de
ellas en 1998. Se llamaba Greater Ministries International Church. Por
favor, entienda que estoy compartiendo honestamente acerca de mi propio
pensamiento ingenuo para que quienes lean esto puedan reconocer las
luces rojas antes que cuando yo lo hice. Greater Ministries captó mi
atención por primera vez a través de unos buenos amigos cristianos con
los que estaba asociado muy de cerca. En una conversación informal,
mencionaron este “ministerio”, que podía, mediante “donantes extranjeros
anónimos”, bendecir a los que donaran para su causa. El resumen era que
si una persona donaba una cierta cantidad de dinero a Greater Ministries,
de algún modo, era “bendecido” con al menos el doble de esa cantidad.
¿Cuál era su causa? Lo crea o no, dijeron que pretendían edificar una
nación cristiana separada llamada “Greaterlands”, la cual sería equiparable
al Vaticano. Decían cosas como: “Greaterlands será soberana para sí
misma; será un ‘Dominio eclesiástico’. Nos convertiremos en una
embajada y nuestros ministros y misioneros serán inmunes a la
persecución no deseada”31, etcétera, etcétera. Entre las cosas que
prometían era un nuevo sistema bancario. A posteriori, todas estas ideas
parecen una tontería, pero es fácil ver que la razón subyacente para donar
no era apoyar la misión de Greaterlands sino para recibir la “bendición”.
Esta realidad provocó un interesante problema ético: ¿Donar a Greater
Ministries estaría motivado por la avaricia? ¿Podía un donante ser acusado
de decir: “Todo se trata de mí”? Estas preguntas se me ocurrían, y
necesitaba darles una respuesta. Creo que sería justo decir que, en toda mi
carrera, nunca me ha tachado nadie de avaro. Así que procedí a
racionalizar mis respuestas a esas preguntas respondiendo que una
donación, la cual por cierto no era deducible de impuestos, sería como
usar el dinero para comprar acciones o para proveer un capital para una
empresa. Aunque Greater Ministries lo negaba por escrito, la transacción
realmente parecía más una inversión que una donación. Actuar como
inversor en vez de donante me satisfacía entonces, y lo sigue haciendo hoy,
aunque debo admitir que la diferencia entre las dos a menudo es una línea
muy fina.

Pautas personales
Siempre que he invertido dinero, ya sea sin saberlo en un timo u
honestamente en un fondo mutuo reconocido, siempre he actuado según
unas pautas personales que recomiendo mucho que otros adopten para sí
mismos. Primero, nunca invierto más de lo que me pueda permitir perder.
De esa forma, si lo pierdo todo, no afectará a nuestra familia o nuestro
presupuesto familiar. La gente que hipoteca su hogar para asumir un riesgo
como este está actuando neciamente. Segundo, cuando el beneficio
comienza a acumularse, retiro la cantidad invertida lo antes que puedo.
Después de eso, quizá gane, pero no puedo perder. Tercero, después intento
retirar la mitad de las ganancias y reinvertirlo para cuando sea necesario.
También dejo que mi asesor fiscal sepa acerca de esta transacción.
A estas alturas, probablemente se pregunte por mis números. Invertí
10.000 dólares en Greater Ministries. Durante los dos primeros meses,
retiraron de mi cuenta 900 dólares al mes como donativos. A esas alturas,
ya sospechaba algo, así que solicité que cerraran mi cuenta y me
devolvieran el estado de cuentas. En una o dos semanas, recibí un sobre
marrón liso en el correo sin dirección de remitente con órdenes de dinero y
un total en efectivo de 9.090 dólares. Tuve suerte. Esta experiencia de
aprendizaje me costó solo 910 dólares. Poco después, todo salió a la luz, y
los líderes terminaron en la cárcel. Tristemente, a algunos amigos míos les
costó mucho más porque no salieron a tiempo de esa estafa piramidal
basada en la afinidad.
Los que han seguido de cerca de los medios cristianos (y seculares)
quizá reconozcan nombres como Amber Enterprises, New Era
Philanthropy, Wealth for the Nations, International Product Investment
Corporation, JTL (Just the Lord), y otros. Los infractores que estaban
detrás de estas organizaciones fraudulentas eran tan hábiles promoviendo
sus timos y disfrazando los detalles financieros que nombres familiares
como Benny Hinn, Reinhard Bonnke, Wheaton College, las Asambleas de
Dios de Northern California y Nevada, Ralph Wilkerson, Marilyn Hickey,
Fuller Theological Seminary y la Iglesia Cuadrangular, e incluso fondos
sofisticados, como Harvard University y Yale Law School, fueron todos
estafados.
La buena noticia es que quienes amasaron enormes cantidades de
ganancias lucrativas de estos timos fueron, en su mayoría, encarcelados.
La mala noticia es que otros como ellos ciertamente surgirán. Espero que
el pueblo de Dios continúe madurando individualmente y colectivamente,
que aprendamos de nuestros errores, y que, en el futuro, haya una
actividad escandalosa, egoísta y fraudulenta mucho menor de la que ha
habido en el pasado, y que cada vez menos dinero de nuestro reino se
convierta en ganancias deshonestas.

27. Wagner, Sus Dones Espirituales Pueden Ayudar a Crecer a Su Iglesia, 265.
28. Jane Hamon, The Cyrus Decree (Santa Rosa Beach, FL: Christian International Ministries
Network, 2001), 114.
29. Para más detalles sobre esta postura, ver el libro de C. Peter Wagner, The Book of Acts: A
Commentary (Ventura, CA: Regal Books, 200), 361.
30. Ed Silvoso, Anointed for Business (Ventura, CA: Regal Books, 2002), 83.
31. “Greaterlands: God Is Taking Us to New Heights”, documento de circulación privada de
Greaterlands Funds of Tampa, Florida, sin fecha.
7
EL CICLO DE LAS RIQUEZAS DEL REINO

Según continuamos procesando diferentes aspectos de la gran transferencia


de riqueza, no debemos cansarnos de recordarnos a nosotros mismos que el
propósito final de todo esto es implementar el cumplimiento de la gran
comisión de Jesús: “Haced discípulos a todas las naciones” (Mateo 28:19).
Estamos orando, y trabajando, para conseguir una transformación social.
Anhelamos ver una respuesta a la oración que Jesús nos enseñó: “Venga tu
reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra” (Mateo
6:10).
En el primer capítulo, sugerí un patrón estratégico para la transformación
social: el concepto de los siete montes, los siete moldeadores de la cultura.
Para ayudarnos a ver esta idea con mayor claridad, utilicé este gráfico:

La cultura particular en la que vivimos reflejará las bendiciones, la


prosperidad y los valores del reino de Dios si individuos con mentalidad del
reino de algún modo comienzan a ocupar las posiciones de influencia en la
cima de cada uno de los siete montes. Diré una vez más que no estoy
proponiendo una teocracia, en la que la iglesia gobierna la sociedad, sino más
bien creyentes con mentalidad del reino influenciando todos los segmentos de
cualquier estructura gubernamental en la que se encuentren.
La palabra influencia es muy importante. Genera la pregunta legítima:
¿Cómo se consigue la influencia en cada uno de los montes? La mayoría de
los que estamos localizados principalmente en el monte de la Religión, donde
se encuentra la iglesia nuclear, estamos de acuerdo en que la influencia se
obtiene principalmente mediante la espiritualidad. Las personas espirituales
tienden a tener influencia sobre individuos menos espirituales. Esto ha hecho
surgir la tradición de los “ministros ordenados”. La ordenación fue diseñada
para dar sustancia a la separación de los creyentes más espirituales del resto.
Los líderes en el monte de la Religión tienden a reforzar su “superior
espiritualidad” con frases como: “Agonicé en oración respecto a este asunto”,
“Esta decisión necesitó un ayuno de veintiún días”, “El Señor me dijo esto
directamente”, “Dios me ha dado esta palabra para ti”, “Paso dos horas, todos
los días, adorando, orando y leyendo la Palabra de Dios”, o frases similares a
estas. Este no es un lenguaje frívolo; es sincero, y los que realmente hacen
estas cosas que dicen, sin duda tienen influencia en la iglesia nuclear, o el
monte de la Religión.

Éxito e influencia
Trato este punto para destacar que, contrariamente a las suposiciones de
muchos líderes del monte de la Religión, la espiritualidad no está considerada
como un indicador principal de influencia en ninguno de los otros seis
montes. Es cierto que una notable falta de espiritualidad puede bloquear el
camino para la influencia orientada al reino en el mundo laboral; sin
embargo, no es la espiritualidad, en sí misma, lo que produce la influencia. Si
no es la espiritualidad, ¿qué genera influencia en los otros seis montes? La
respuesta a esta crucial pregunta se puede dar en una palabra: ¡éxito! En el
mundo laboral, los individuos más influyentes son, invariablemente, los que
tienen más éxito. Obviamente, hay muchas personas de éxito e influencia en
la sociedad que no tienen una mentalidad del reino, y debemos presionar para
que esta situación cambie lo máximo posible. Sin embargo, sería inútil
intentar cambiar la cultura en el mundo laboral para que la espiritualidad
algún día supere al éxito.
¿Qué tiene esto que ver con la riqueza?
Cuando alguien describe a cierto individuo como un “empresario exitoso”,
¿qué implica esto? Por lo general implica que su empresa está teniendo una
cantidad importante de dinero y, por lo general, que la persona en cuestión es
rica. Sé muy bien que esto es bastante molesto para muchos líderes en el
monte de la Religión.
Los sociólogos Laura Nash y Scotty McLennan, a quien presenté
anteriormente, sostienen lo que acabo de decir. En su libro, dicen lo siguiente:
Los comentarios acerca del dinero por lo general llevaron a comentarios
acerca de la cultura, lo cual influenció en gran manera los valores de las
personas. De hecho, el clero usó el término cultura como un símbolo clave
para lo que pensaban que era la raíz del problema: un sistema de valores
centrado en el dinero. La cultura, nos dijeron, es un lugar materialista y
muy comercial, donde se adora el dinero por encima de todo lo demás.32
Este sentimiento negativo hacia el dinero, producido, en mi opinión, por el
espíritu de pobreza, podría degenerar en lo que una persona destacó a los
investigadores: “La iglesia tendía a ver al empresario como fuera de la
comunidad de fe en relación con la iglesia misma”.33
Habiendo dicho esto, la realidad sigue siendo la misma. Las personas más
influyentes en los seis montes no religiosos por lo general son los más
exitosos; y los más exitosos, la mayoría de las veces, son los más ricos. Para
ayudar a aclarar este concepto en su mente, haga un sencillo ejercicio. Anote
los nombres de cinco personas que usted considere que están entre las
personas más influyentes del mundo actual. Es muy probable que todos ellos
sean ricos. Aunque haya escrito líderes del monte de la Religión que
renuncian a la opulencia pesonal, como la Madre Teresa de Calcuta o el Papa
Francisco, encontrará que son (o fueron) influyentes porque, además de su
percibida espiritualidad, controlan o controlaron grandes cantidades de
riqueza institucional. Cierto es que puede haber excepciones, pero estoy
subrayando la regla.
Si queremos que el reino de Dios venga y se haga su voluntad aquí en la
tierra como en el cielo, deberíamos animar a su pueblo con mentalidad del
reino a que sean todo lo ricos y exitosos que puedan, y, por consiguiente, que
sean todo lo influyentes que puedan. Esta es una de las razones por las que
deberíamos estar orando fervientemene para que se produzca la gran
transferencia de riqueza.
¿Por qué no han sido aún liberadas las riquezas? En el capítulo 3 hice esta
pregunta y enumeré siete posibles razones de la demora. Sentía que habíamos
tratado en líneas generales las primeras cuatro razones, pero que las últimas
tres aún están pendientes. Estas son: (1) activar a los apóstoles en el mundo
laboral, (2) desarrollar una infraestructura para la administración de fondos
del reino, y (3) establecer una administración adecuada para la distribución.
Quiero hablar de estos tres aspectos con tanto detalle como pueda en las
páginas siguientes.

Activar apóstoles en el mundo laboral


Comencemos por activar apóstoles en el mundo laboral. (Para los que
puedan estar en desacuerdo con el oficio contemporáneo de “apóstol”, tan
solo piense en ellos como “líderes apostólicos”. Entendamos esto). ¿Por qué
uso el término “activar”? Porque, como he dicho previamente, creo que hay
una iglesia en el lugar de trabajo, la “iglesia extendida”, que se encuentra en
cada uno de los seis montes no religiosos, y que esta forma de la iglesia,
como cualquier otra forma, tiene un fundamento de ser dirigida por apóstoles
y profetas. (Véase Efesios 2:20). Pero cada uno de los montes tiene su propia
cultura particular, así que cada uno necesita activar apóstoles desde dentro,
personas que saben cómo hacer un ministerio apostólico y establecer un
gobierno apostólico de acuedo al reglamento cultural específico de ese monte
en particular. Cuando esto suceda, cada monte comenzará a moverse hacia la
transformación, hacia ver las bendiciones y la prosperidad del reino de Dios
aquí en la tierra como en el cielo.
Me gustaría recordarle el gráfico que vio en el capítulo 1. Como ya
comenté antes, por favor observe que el único elemento de acción, el que
tiene las dos flechas, es “Apóstoles en el mundo laboral”.
Ahora quiero intentar explicar por qué los apóstoles en el mundo laboral
son tan importantes para la transferencia de riquezas.

Los cuatro eslabones en el ciclo


de las riquezas del reino
Cuando pensamos en una “transferencia de riquezas”, la lógica simple nos
dice que las riquezas se deben transferir desde algo hacia algo. Una manera
útil de analizar y describir el proceso de la transferencia es visualizar una
cadena con cuatro eslabones: Proveedores, Administradores, Distribuidores y
Mariscales de campo. ¿Cómo se transfieren las riquezas desde los
Proveedores hacia los Mariscales de campo?
Parece lógico que los que encajan en las categorías de los dos primeros
eslabones en la cadena de la transferencia de riquezas, Proveedores y
Administradores, fueran aquellos que tienden a encajar en la descripción de
“apóstoles en el mundo laboral”. Los dos eslabones finales, Distribuidores y
Mariscales de campo, serían, principalmente, del monte de la Religión, en
ámbitos como centros apostólicos, organizaciones misioneras y quizá la
iglesia nuclear. Las cuatro categorías deben ser activadas para que se
produzca la óptima transferencia de riqueza. Los apóstoles de la iglesia
extendida y los apóstoles de la iglesia nuclear se necesitan unos a otros.
Ningún grupo sería capaz de hacerlo solo.
Puede ver que hay un solapamiento entre los eslabones consecutivos. Esto
es intencional, porque, en la vida real, algunos individuos ocasionalmente
cumplirán más de una de las fuciones. Los eslabones no son mutuamente
exclusivos. De hecho, sería posible imaginar a una persona intentando asumir
los cuatro roles, aunque un escenario así probablemente no sería muy común.
Un Proveedor podría ser también Administrador. Hay veces en que un
Proveedor funciona como su propio Distribuidor. Algunos Distribuidores
podrían ser también Mariscales de campo, si las circunstancias así lo
demandan. Los eslabones de la cadena deben verse como pautas en lugar de
categorías legales estrictas.
Dicho esto, veamos cada uno de los eslabones.
Proveedores
Los proveedores son a quienes Dios confía cantidades importantes de
riquezas con el propósito de avanzar su reino en la tierra. Si son parte del
ciclo de la transferencia de riqueza, actuarán como filántropos, y una de las
razones por las que Dios les permite tener riquezas en exceso es que confía en
que son responsables con ellas. En algunos casos, podría ser que los
Proveedores sean no creyentes, como los egipcios del tiempo del Éxodo, o el
rey Ciro y Artajerjes cuando se reconstruyó Jerusalén; pero, como norma,
tenderán a ser siervos de Dios comprometidos. Los Proveedores con
mentalidad del reino se apropian y viven Deuteronomio 8:18: “Sino
acuérdate de Jehová tu Dios, porque él te da el poder para hacer las
riquezas, a fin de confirmar su pacto que juró a tus padres, como en este
día”. Los Proveedores no están atados por el espíritu de pobreza. Saben cómo
servir a Dios y no a Mamón. Tienen los recursos para amasar cantidades
importantes de riqueza con el propósito de avanzar el reino.
Los Proveedores tienen pleno control de sus riquezas. Por lo general,
descubren que hay varias formas en que pueden decidir liberarlas. He
intentado resumir las opciones en cuatro categorías generalizadas. Algunos
Proveedores se apegarán a una de las cuatro, mientras que otros usarán más
de una.
Financiación de sus proyectos favoritos—La mayoría de los
Proveedores habrán establecido relaciones personales con
Distribuidores e incluso con Mariscales de campo. Algunos de ellos
tienen un compromiso continuo de financiar a ciertos ministerios. A
veces, son miembros de los consejos de directores de ciertos
ministerios y por lo tanto sienten una responsabilidad principal de
hacer avanzar financieramente algún ministerio en particular. Un
patrón interesante que se ha desarrollado es que un empresario
comience una nueva empresa con el compromiso anticipado de que
el cien por ciento de los futuros beneficios de la empresa se usarán
para financiar cierto proyecto favorito. Algunos Proveedores
desarrollan una alianza con más de un proyecto favorito, y su
donativo de caridad se destinará principalmente a apoyarlos a todos
ellos. El enfoque de proyecto favorito incluye fortalezas y
debilidades, las cuales desarrollaré después.
Responder a peticiones de donantes—Algunos Proveedores
toman el enfoque de dar su dinero cuando son movidos por ciertas
peticiones para financiaciones que llegan a sus oídos por correo, el
boca a boca, Internet o contactos personales. Quizá hagan una única
donación a cierto ministerio, o puede que establezcan un patrón de
contribuciones regulares a un ministerio, según lleguen las
peticiones. Quizá ayuden a financiar proyectos cuando surje la
necesidad, pero no se comprometen a un continuo flujo de dinero
operativo. De todas las opciones mencionadas, este es el enfoque
más a corto plazo.
Establecer mecanismos de distribución—Algunos Proveedores
tienen el deseo de involucrarse personalmente en la exhaustiva
distribución de sus recursos. Un mecanismo común para lograr esto
es estableciendo una fundación. El Proveedor por lo general
contrata a uno o más Distribuidores para dirigir la fundación, según
las pautas que aporte el Proveedor. Bill Gates y la fundación Bill &
Melinda Gates Foundation es un ejemplo prominente de esto
mismo. De hecho, en 2008 Gates renunció a su posición a tiempo
completo como director de Microsoft para dedicar todos sus
esfuerzos a la obra filantrópica de su fundación. Usando la
terminología de nuestra cadena de tranferencia de riqueza, Gates
pasó de ser Proveedor a ser Distribuidor.
Subcontratar la distribución—Algunos filántropos desean
proveer recursos de una manera amplia y sistemática, pero no se
inclinan mucho por la supervisión de la distribución, aparte de
asegurarse de que sus fondos van directamente hacia las causas que
apoyan personalmente. El ejemplo más alto de esto en tiempos
recientes sería el regalo de 43 mil millones de dólares de Warren
Buffett a la fundación Bill & Melinda Gates Foundation, en 2006.
Supuestamente, Buffett hizo una afirmación al respecto: “Si quiero
aumentar mi dinero, encuentro a alguien que pueda negociar mejor
que yo; si quiero gastar mi dinero, encuentro a alguien que lo pueda
dar mejor que yo”. Relacionándolo con los cuatro eslabones de la
cadena, Buffett, en este caso, escogió quedarse como Proveedor y
subcontratar a Gates como Distribuidor.
Administradores
El segundo eslabón en la cadena de transferencia de riqueza es el de
Administradores. Diré, en más de una ocasión, que creo que los
Administradores a menudo son el eslabón perdido en la cadena. Ya tenemos
Proveedores, Distribuidores y Mariscales de campo en posición, aunque no
tantos como nos gustaría. ¿Pero Administradores? ¡Relativamente pocos! Y a
la vez, son cruciales porque ellos multiplican la riqueza de los Proveedores
antes de pasarla por la cadena.
Tengo una fuerte sospecha de que una de las razones por las que Dios ha
estado demorando la liberación de la gran transferencia de riqueza es que no
hay aún los suficientes Administradores con mentalidad del reino. ¿Por qué
iba a liberar Dios una riqueza que, en su mayor parte, se malgastaría en un
agujero negro? Sí, se usaría para buenos propósitos, pero una vez usada, se
habría ido. Muy pocos Distribuidores o Mariscales de campo, por lo general
líderes de la iglesia nuclear, tienen las habilidades empresariales necesarias
para recibir fondos de Proveedores y manejarlos de tal forma que no se gasten
rápidamente. Los Administradores están entre los Proveedores y los
Distribuidores, para que la riqueza del reino se pueda sostener, supliendo una
corriente constante de entradas para avanzar el reino.
Permítame darle una ilustracion concreta. No hace mucho tiempo, Dan
Carless, un amigo mío y promotor inmobiliario éxitoso de Colorado Springs,
me dijo que trabajó como consultor para el consejo de direccion de Every
Home for Christ. Una vez planteó una pregunta hipotética a su presidente,
Dick Eastman. Dijo: “Dick, ¿preferirías que te diera [un donativo puntual de]
1 millón de dólares o 250.000 dólares al año?”. Dick, claro está, respondió
que quería ambas cosas, pero esa no era una opción. Dick podría haber usado
1 millón de dólares, porque es uno de los Distribuidores más cualificados que
conozco. Está en contato directo con grandes cantidades de Mariscales de
campo eficaces. Pero la decisión más sabia era 250.000 dólares al año porque,
en cuatro años, tendría el millón de dólares; en cuatro años más, haría un total
de 2 millones de dólares.
La idea de Dan Carless era funcionar como un Administrador. En vez de
donar directamente el millón de dólares, invertiría ese dinero, a favor de
Every Home for Christ, para conseguir un 25 por ciento de beneficio al año.
Este es el eslabón en la cadena que necesitamos fortalecer. Tengo mucho
más que decir sobre cómo administrar fondos del reino, pero tendrá que
esperar hasta el capítulo siguiente.
Mariscales de campo
Quizá se haya dado cuenta de que me he saltado un eslabón en la cadena y
he puesto a los Mariscales de campo antes que los Distribuidores. Esto es
debido a que será mucho más fácil entender el papel de los Distribuidores si
primero aclaramos la identidad de los Maricales de campo.
Ya están situados nuestros Mariscales de campo, en líneas generales. Un
gran porcentaje de ellos son los miles de misioneros, actualmente sirviendo o
siendo comisionados y enviados a todas las partes del mundo. Algunos son
misioneros domésticos, mientras que otros sirven en el extranjero. Los
Mariscales de campo saben cómo sanar a los enfermos, echar fuera demonios,
salvar almas, nutrir creyentes, multiplicar iglesias, alimentar a los
hambrientos, cuidar de las viudas y de los huérfanos y transformar la
sociedad.
Un apóstol amigo mío en África, por ejemplo, actualmente está plantando
entre cinco y diez nuevas iglesias al día. Otro, a quien ayudé a comisionar
como apóstol a la India, supervisó la plantación de 3.500 iglesias el año
pasado. Nadie tiene que enseñar a estos Mariscales de campo a usar el dinero
para extender el evangelio. Han desarrollado un alto grado de destreza,
combinado con una integridad personal impecable. Sin embargo, estos
Mariscales de campo, y otros como ellos, operan bajo un techo que impone
límites a lo que hacen. La mayoría de las veces, el techo es de carácter
financiero. Si tuvieran más dinero, podrían extender el reino de Dios con más
eficacia.
¿De dónde proviene ese dinero? El dinero que los Mariscales de campo
usan para extender el reino viene de los Distribuidores. Así, veamos con más
detenimiento el tercer eslabón de la cadena de riqueza del reino:
Distribuidores.
Distribuidores
Los Distribuidores son los que están llamados y equipados a supervisar a
los Mariscales de campo, proveyéndoles recursos y haciéndoles dar cuentas
del uso de los recursos que reciben. A lo largo del cuerpo de Cristo en todo el
mundo, hay muchos tipos distintos de Distribuidores que llevan a cabo sus
actividades de muchas y variadas formas. En el segmento de la iglesia con la
que estoy principalmente conectado, los Distribuidores por lo general están
cumpliendo el papel de apóstol, ya sea que afirmen ese título para ellos
mismos o no. Al margen de su título, muchos de los que tienen el don
apostólico sirven como Distribuidores.
Al estudiar y analizar el papel de los Distribuidores, he descubierto que es
útil dividir este tercer eslabón en la cadena de transferencia de riqueza en dos
tipos: Distribuidores de banda estrecha y Distribuidores de banda ancha.
Permítame describirlos a ambos.
Los Distribuidores de banda estrecha por lo general se enfocan
en la tarea particular que Dios les ha dado. Respetan a todo el
cuerpo de Cristo y desean estar conectados con otros apóstoles,
pero esas cosas son secundarias. Dirigen sus pensamientos y sus
energías principalmente hacia su propio ministerio. Las
conversaciones con ellos pueden comenzar con temas amplios,
como conceptos teóricos, pero casi invariablemente, el tema en
discusión se dirige a las hazañas que ellos, y los Mariscales de
campo con quienes están relacionados, están haciendo para el reino
de Dios.
Muchos Distribuidores de banda estrecha son líderes de lo que a menudo
denominamos “ministerios paraeclesiales”, ya sea que estos sean
organizaciones misioneras o ministerios basados en una cierta función. Dick
Eastman, a quien mencioné antes, dirige Every Home for Christ, que emplea
nacionales y extranjeros para distribuir literatura cristiana a cada familia u
hogar de su región, y para usar este enfoque para formar “grupos de Cristo”,
o iglesias embrionarias en casas. Durante muchos años, Jane Hansen Hoyt,
de Seattle, ha dirigido Aglow International, que primeramente busca animar
y capacitar a mujeres cristianas, ayudarles a cumplir el destino de Dios para
sus vidas con excelencia. Aglow International actualmente tiene capítulos
activos en 170 naciones alrededor del mundo. John Benefiel, de Oklahoma
City, ha levantado Heartland Apostolic Prayer Network, con coordinadores
en los cincuenta estados de los Estados Unidos, así como en otras cincuenta
naciones más. Han activado a miles de intercesores expertos que se juntan
en oración y guerra espiritual estratégica para abrir el camino para el avance
del reino.
He mencionado brevemente a estos tres amigos apostólicos míos, todos
ellos Distribuidores de banda estrecha, para suscitar esta pregunta: cuando
Eastman, Hoyt o Benefiel están en posesión de los fondos, ¿qué hacen con
ellos? No comienzan a orar, preguntándose si sus fondos deberían ir a
Wycliffe Bible Translators, o a World Vision, o a Missionary Aviation
Fellowship. Ellos saben exactamente dónde deberían ir los fondos. Van para
ayudar a elevar los techos de restricción de los Mariscales de campo que
Dios les ha asignado supervisar.
Otro tipo de Distribuidor de banda estrecha sería un apóstol vertical: uno
que dirige una red apostólica. Pienso en Ché Ahn, cuya red Harvest
International Network incluye 25.000 iglesias en cincuenta naciones. Pienso
en Ed Silvoso, que ha levantado la red International Transformation
Network, juntando a miles de líderes con mentalidad del reino en el mundo
laboral con el propósito de transformar sus esferas de sociedad para que la
voluntad de Dios se haga aquí en la tierra como se hace en el cielo. Si Ahn
recibiera fondos, no se inclinaría por dárselos a Silvoso. Y si Silvoso
recibiera fondos, no se inclinaría por dárselos a Ahn. Ambos son
Distribuidores de banda estrecha, haciendo lo que se supone que deben
hacer.
Los Distribuidores de banda ancha—Me apasiona este tipo de
Distribuidores, porque siento que una de las tareas que Dios me ha
dado es la de ser un Distribuidor de banda ancha. Yo no superviso
Mariscales de campo, como hacen los Distribuidores de banda
estrecha. En cambio, estoy en contacto con un gran número de
apóstoles, la mayoría de ellos son Distribuidores de banda estrecha.
Yo superviso un grupo muy unido de veinticinco apóstoles, a los
que doy una ayuda principalmente apostólica, como Eagles Vision
Apostolic Team (EVAT). También trabajo como Apóstol Emérito
Presidencial de International Coalition of Apostolic Leaders
(ICAL), la cual conecta a cientos de apóstoles entre muchas
naciones del mundo. Estas son mis esferas apostólicas. Mi tarea es
construir infraestructuras de distribución para dirigir las riquezas
del reino a los Distribuidores de banda estrecha con los que trabajo,
los cuales a su vez, transferirán los fondos a los Mariscales de
campo y les pedirán que rindan cuentas del uso que ellos hagan de
los fondos.
Con mis colegas de EVAT, comencé el proceso de desarrollar una
infraestructura para distribución de banda ancha en 2005. El resultado fue
una organización llamada The Hamilton Group (THG). Como ha ocurrido
con muchos otros derroteros que ha seguido mi carrera, los pensamientos
semilla para THG llegaron mediante profecía. Por mucho tiempo había
creído en Amós 3:7: “Porque no hará nada Jehová el Señor, sin que revele
su secreto a sus siervos los profetas”. Esta palabra me vino durante una
conferencia profética que dirigía en Toms River, New Jersey, a finales de
2004. Cindy Jacobs comenzó a profetizar que yo tenía que hacer un acto
profético en la tumba de Alexander Hamilton en la ciudad de Nueva York.
Ella dijo que eso ayudaría a abrir las puertas, espiritualmente, para un nuevo
ministerio que Dios me estaba asignando para la distribución de riquezas.
Cindy sabía que Alexander Hamilton fue mi bisabuelo, cuatro generaciones
atrás, por parte de la familia de mi madre. Dios le estaba mostrando que
habría una importante conexión espiritual entre Hamilton, el primer
Secretario del Tesoro de los Estados Unidos, y mi futuro papel en la gran
transferencia de riqueza. Chuck Pierce también estaba presente en la
conferencia, y él dio un paso al frente y confirmó la precisión de la profecía
de Jacobs.
Yo me tomé en serio todo esto, y con la ayuda de Joe y Vonnie Askins,
coordinadores de nuestra red de oración en el estado de Nueva York, recluté
un equipo de treinta y cinco intercesores de varios estados y nos reunimos
en la tumba de Hamilton en el cementerio de Trinity Episcopal Church,
situado a la cabeza de Wall Street en la ciudad de Nueva York. Tanto Cindy
Jacobs como Chuck Pierce estaban con nosotros, además del apóstol Jay
Swallow, un Cheyenne del sur, que había seguido el protocolo y había
recibido el permiso de la tribu nativa americana, que había ocupado
originalmente la región, para representarlos en el acto profético.
Antes de ir allí, recibimos otra profecía que decía que también teníamos
que ir a Jekyll Island, Georgia, donde nació el Sistema de la Reserva
Federal en 1913. Así que cuando terminamos en Nueva York, viajamos
hasta Jekyll Island para una intercesión a nivel estratégico. Esto fue en julio
de 2005.
El consenso entre nosotros fue que habíamos lanzado uno de los ataques
más poderosos en el que ninguno de nosotros había participado sobre las
fortalezas del enemigo, para impedir la gran transferencia de riqueza. Dios
se manifestó entre nosotros de una forma poderosa y nos llevó a nuevos
niveles de fe. Sentimos que se había producido un cambio radical en el
mundo invisible. Entre otras cosas, esto me permitió, junto a otros varios, ir
a un lugar donde no habríamos estado sin esos actos proféticos.
Para usar nuestra nueva terminología, sentí que Dios me había comisionado
para la tarea de ser Distribuidor de banda ancha.
The Hamilton Group
Esta historia explica por qué el nombre de nuestra organización para la
distribución de banda ancha llevaría el nombre de Alexander Hamilton: “The
Hamilton Group” [el grupo Hamilton]. Como parte de mi preparación para
honrar el legado de mi antepasado, compré varias biografías de Hamilton y
las leí exhaustivamente. Me alegró descubrir que ambos nacimos de nuevo a
final de nuestra adolescencia y que ambos deseábamos que Dios usara
nuestras vidas. Entre otras cosas, Hamilton fue uno de los pocos fundadores
de nuestra nación que no era masón, una noción que fue de gran alivio para
mí.
Según leía más, pude extraer cuatro características de Hamilton que
parecían coincidir con formas en que el Señor también me había posicionado
a lo largo de mi carrera:
1. Hamilton operó como agente de cambio. Constantemente aparecía con
nuevos paradigmas que hacían salir a otros de sus zonas de comodidad, a
menudo haciéndoles criticar a Hamilton severamente. Pero todo esto producía
resultados positivos. Ron Chernow escribe: “[Hamilton] ha prevalecido en
casi todos los programas importantes que ha patrocinado, ya sea el banco, la
posesión, financiar la deuda pública, el sistema de impuestos, el servicio a los
clientes, o la guardia costera, a pesar de los años de quejas y amargas
difamaciones”.34
2. Hamilton influenció a otros a través de su escritura. Era mejor escritor
que orador, haciéndole uno de los más prolíficos literariamente de todos los
padres fundadores. Escribió la mayoría de los discursos y cartas personales de
George Washington. Su mayor contribución fue a The Federalist Papers. La
erudita historiadora Joanne Freeman ha dicho: “The Federalist sigue siendo
una de las obras más importantes que jamás haya escrito la ciencia política
americana”.35 Me identifico con Hamilton porque, yo también, he influido a
personas mucho más a través de lo que he escrito que de lo que he dicho.
3. Hamilton ayudó a establecer el gobierno. Los historiadores han dicho
que Washington fue “el padre de nuestro país”, Jefferson fue “el padre de la
Declaración de Independencia”, Madison fue “el padre de la Constitución” y
Hamilton fue “el padre del gobierno americano”. Desde el comienzo de 1993,
una de mis tareas ha sido establecer, o reestablecer, el gobierno bíblico de la
iglesia. Dios me ha capacitado para acuñar el término técnico “Nueva
reforma apostólica”, y algunos de mis libros, como Churchquake y Apostles
Today, han ayudado a que esto se produzca.
4. Hamilton se crió para diseñar estructuras para el manejo de la
riqueza. Él fue el primer Secretario del Tesoro, y su fotografía aparece en
nuestro billete de diez dólares. Ron Chernow le llama “un apóstol”: “Él fue el
apóstol clarividente del futuro económico de América, lanzando una visión
que muchos veían fascinante, otros inquietante, pero que finalmente
prevalecería”.36 Cuánto encajo yo en esta cuarta característica de Hamilton es
algo que aún está por ver, pero estuve intentando seguir su ejemplo cuando
establecí The Hamilton Group, así como al escribir este libro.
Yo fui el presidente fundador de The Hamilton Group (THG), e intenté
incluir a mis colegas de EVAT en el consejo de dirección. El tamaño del
consejo enseguida empezó a ser algo demasiado difícil de manejar, y reduje
el número de miembros del consejo a un grupo más manejable. Después, en
2010, THG se convirtió en uno de los nueve ministerios que tengo que
entregué a mis hijos e hijas espirituales en mi octogésimo cumpleaños. Mi
hija elegida para el THG fue Jill O’Brien, de Kingdom Connections en
Houston, Texas. THG es una organización sin ánimo de lucro tipo 501 (c)3,
con Jill como presidenta, asociada muy de cerca conmigo como
vicepresidente. Estamos posicionados como una agencia para la distribución
de banda ancha de la riqueza del reino.

Buscadores y servidores
Creo que es preciso percibir que las infraestructuras de distribución, ya
sean fundaciones (lo más común entre filántropos) o concilios apostólicos
(menos restringidos por las regulaciones gubernamentales), por lo general
eligen uno de estos dos modos de operación. Por supuesto, algunos quizá
elijan hacer ambos. Así es como los describo:
El modo buscador: Muchas agencias de distribución caritativa
buscan fondos y proyectos a los que donar fondos. Dentro de sus
organizaciones, por lo general montan una unidad para recaudar
fondos con el propósito de buscar Proveedores que deseen
financiar los proyectos que la agencia ha seleccionado. También
tienen una unidad para buscar proyectos que encajen dentro de su
propia declaración de misión, proyectos que serán atractivos para su
círculo de Proveedores. Tienen una plantilla para procesar
peticiones de becas, realizar la diligencia debida y priorizar las
peticiones de fondos. Algunos Proveedores, desde luego, tendrán
sus propios proyectos favoritos, y suponen que el Distribuidor los
manejará responsablemente. Siento decir que algunos de estos
Distribuidores no supervisan estrictamente el uso subsecuente de
estos fondos, incluyendo la medida de su productividad. Digo
“algunos” porque, felizmente, otros sí implementan la supervisión
necesaria.
El modo servidor: Los servidores no tienen una unidad para
recaudar fondos, porque existen solo para servir a los Proveedores
existentes. Tampoco buscan proyectos que necesiten financiación.
La distribución la hacen los apóstoles individualmente, quienes por
lo general tienen una visión para más proyectos de los que pueden
financiar. The Hamilton Group se ve a sí mismo como un servidor,
no como un buscador. El eslogan de THG es “Filantropía
estratégica para distribución apostólica”. Entraré en detalles sobre
este concepto en el capítulo 8. En el modo servidor, nosotros en
The Hamilton Group servimos a Proveedores, los cuales nos
confían la distribución de sus fondos. También servimos a apóstoles
proveyedo los fondos que necesitan para proyectos que ya tienen
en espera. Un importante beneficio alternativo de este enfoque es
que THG no tiene que supervisar y auditar los proyectos. A los
apóstoles se les pide que hagan esto por nosotros y que nos
informen de los resultados.
Los cuatro eslabones en la cadena que representan del ciclo de riquezas del
reino, Proveedores, Administradores, Distribuidores y Mariscales de campo,
son importantes. Yo enfatizo enérgicamente el tercer eslabón, los
Distribuidores, en este capítulo. En el siguiente capítulo, quiero ver con más
detalle el segundo eslabón, los Administradores.

32. Nash y McLennan, Church on Sunday, Work on Monday, 129


33. Ibid., 130.
34. Ron Chernow, Alexander Hamilton (New York: The Penguin Press, 2004), 481.
35. Joanne Freeman en Broadus Mitchell, Alexander Hamilton: A Concise Biography (New York:
Barnes & Noble, 1999), vi.
36. Chernow, Alexander Hamilton, 344.
8
DE FINANCIACIÓN BASADA EN DONANTES A
FINANCIACIÓN BASADA EN ENTRADAS

Echemos otro vistazo a la cadena de transferencia de riqueza:

La cadena muestra que la riqueza comienza con “Proveedores” y termina


con “Mariscales de campo”. Antes de continuar, pienso que es importante
para nosotros estar de acuerdo en cuanto a quiénes son estos “Mariscales de
campo”, y quiénes no.
En el capítulo 1 hablé de la palabra griega para iglesia: ecclesia. Hay
mucho que se podría y debería decir acerca de la función de la ecclesia
como un cuerpo de gobierno o legislativo, pero, por ahora, simplemente
quiero subrayar la composición de la ecclesia. Siempre que se usa el
término ecclesia en las Escrituras, se supone que está compuesta del pueblo
de Dios. Siempre que usted encuentre al pueblo de Dios, encontrará a la
iglesia. A veces, el pueblo de Dios está reunido en congregaciones o
iglesias locales. Otras veces está esparcido por todos sus lugares de trabajo.
Ya sea que estén reunidos o esparcidos, siguen siendo la iglesia. Como
mencioné antes, me gusta usar el término “iglesia nuclear” para designar al
pueblo de Dios reunido en congregaciones y el término “iglesia extendida”
para el pueblo de Dios en el mundo laboral.
Otra forma común de la iglesia se encuentra cuando el pueblo de Dios se
junta para lograr actividades del reino que normalmente no caracterizan a
la mayoría de las iglesias nucleares o iglesias extendidas. Algunos
ejemplos conocidos serían Cruzada Estudiantil para Cristo, formada bajo el
liderazgo de Bill Bright, o Youth With A Mission [Juventud con una
Misión] (YWAM), formada bajo el liderazgo de Loren Cunningham.
Organizaciones como estas comúnmente han recibido el nombre de
“ministerios paraeclesiales”, un término no muy afortunado, en mi opinión.
¿Por qué “desafortunado”? Porque para significa “junto a lo que es real”.
Piense, por ejemplo, en paramédico. Los paramédicos hacen muchas de las
mismas cosas que hacen los médicos, pero al final, no son médicos de
verdad. La frase “ministerio paraeclesial” también implica que el
ministerio no es realmente la iglesia. Esta es una falsa conclusión. Estos
ministerios son parte de la verdadera iglesia porque están compuestos por
personas que son el pueblo de Dios.
Dicho esto, será necesario, por causa de la comunicación, llamarlos
“iglesias” y “ministerios”, aunque la terminología pudiera ser
desafortunada. Estamos hablando de los receptores finales de la
transferencia de riqueza, llamados Mariscales de campo. ¿Dónde
encontramos a los Mariscales de campo que están ahí fuera, en el frente de
batalla, extendiendo el reino de Dios? Aunque hay excepciones, por lo
general los Mariscales de campo no se encuentran en iglesias locales
tradicionales. Las iglesias locales tradicionales están dirigidas por pastores
que están pastoreando el rebaño. Su trabajo es cuidar del pueblo de Dios.
Los pastores animan y enseñan a la gente, sanan heridas emocionales,
fortalecen matrimonios, nutren al pueblo espiritualmetne, ayudan a proveer
guía para sus hijos, realizan funerales y consuelan a los que sufren,
bautizan a nuevos creyentes, y dirigen a sus congregaciones en alabanza. El
trabajo del típico pastor podría continuar con muchas otras cosas. Los
pastores animan a que haya evangelismo, aunque, en su mayor parte, ellos
mismos no son evangelistas. Y salvo algunas excepciones, los pastores son
muy distintos a los apóstoles.
Si los Mariscales de campo no se encuentran en las iglesias tradicionales,
¿dónde están? Creo que la respuesta a esta pregunta es cuádruple:
Los Mariscales de campo se encuentran en centros
apostólicos.
Los Mariscales de campo se encuentran en redes
apostólicas.
Los Mariscales de campo se encuentran agencias
misioneras denominacionales.
Los Mariscales de campo se encuentran en ministerios
cristianos.

Centros apostólicos
Probablemente estará familiarizado con las redes apostólicas, agencias
misioneras denominacionales y ministerios cristianos. Sin embargo, quizá
centros apostólicos sea un término nuevo para usted. El fenómeno de los
centros apostólicos comenzó a salir a la superficie después de que la
segunda era apostólica cayó en su lugar en 2001. Por todos los Estados
Unidos, así como en otras partes del mundo, parece como si Dios estuviera
orquestando una transición de iglesias locales tradicionales a centros
apostólicos. Una de las diferencias principales entre las iglesias locales y
los centros apostólicos tiene que ver con el liderazgo y el gobierno. Las
iglesias locales están dirigidas por pastores, mientras que los centros
apostólicos están dirigidos por apóstoles. Los pastores son por lo general
empleados de la iglesia que sirven bajo las órdenes del consejo de diáconos
o el consejo de ancianos o la congregación. Los apóstoles, por el contrario,
tienen la autoridad final en todas las decisiones que afectan a la vida y el
alcance de un centro apostólico. Aunque algunas iglesias y denominaciones
no reconocen el oficio contemporáneo de apóstol, la mayoría de ellas verán
que tienen líderes entre ellos que realmente operan como apóstoles.
Otra diferencia tiene que ver con el enfoque y la visión. El enfoque de la
iglesia local está en la salud, vitalidad y crecimiento de la congregación. El
enfoque del centro apostólico está en el reino de Dios y en la comunidad.
La iglesia local está interesada en llevar personas nuevas dentro de sus
cuatro paredes, mientras que el centro apostólico se concentra en enviar
personas fuera de las cuatro paredes.
Mi propósito aquí no es escribir un tratado sobre los centros apostólicos
sino subrayar algunas ideas generales. Por fortuna, ahora tenemos un
excelente libro de texto sobre este asunto: Apostolic Centers, por Alain
Caron (Arsenal Press). Aunque por lo general se tardan varios años en
hacer la transición de iglesia local a centro apostólico, Caron pudo lograr el
hito tan solo en dos años, sin perder a ningún miembro de su congregación.
Debido a que los centros apostólicos están enfocados en enviar personas
fuera para extender el reino de Dios, están en contacto con los Mariscales
de campo que levantan.

A través de Distribuidores hasta los


Mariscales de campo
Como vemos en la cadena de transferencia de riqueza, los Mariscales de
campo reciben sus fondos de Distribuidores, específicamente de
Distribuidores de banda estrecha, como definí en el capítulo previo. Estos
Distribuidores de banda estrecha serían los ejecutivos denominacionales a
cargo de sus organizaciones misioneras, los directores de los ministerios
cristianos y los apóstoles que supervisan los centros apostólicos o las redes
apostólicas.
Las agencias misioneras denominacionales están por lo general
financiadas por las iglesias que pertenecen a la misma denominación. Los
gobiernos denominacionales tienen formas y medios distintos de animar, o
incluso a veces de exigir a sus iglesias, contribuciones regulares y
generosas para la obra misionera de su denominación. Los presupuestos de
las agencias misioneras se ajustan, año a año, a la cantidad de fondos
generados por sus iglesias. De vez en cuando, puede que haya
contribuciones sustanciales de un Proveedor rico o de un legado, pero
normalmente este no suele ser el patrón. Este tipo de sistema ha estado
funcionando durante años, y ha producio resultados tremendos en la
evangelización de gran parte del mundo a través de Mariscales de campo a
quien las misiones denominacionales han podido enviar y financiar.
Las redes apostólicas son un tipo más nuevo de equivalente funcional a
las denominaciones. Teóricamente, las iglesias y ministerios alineados con
el apóstol que supervisa la red contribuyen con fondos que la red ha de usar
para los esfuerzos de alcance. Sin embargo, en la práctica, esta teoría no
siempre funciona. La mayoría de lo que me gusta llamar “Apóstoles
Microsoft” (comparado con los Apóstoles de la Segunda Guerra Mundial”
de hace unas cuantas generaciones) se esfuerzan por mantener la naturaleza
relacional de su red. Están cansados de caer en el legalismo; por lo tanto,
no piden ningún porcentaje o cantidad fija de donación a la oficina central
de la red. Sí, piden un vínculo financiero, pero la cantidad la decide la
persona alineada con el apóstol. Aunque no tengo ningún estudio que apoye
esto, mi observación personal es que cada vez más, la mayoría de las
contribuciones a la red son sin duda alguna poco generosas. Esto limita la
capacidad del apóstol, como Distribuidor de banda estrecha, de financiar a
los Mariscales de campo conectados a la red. Por eso, se debe mejorar el
sistema.
Los centros apostólicos son semejantes a las iglesias locales en que
tienen un cuerpo de miembros que contribuyen con sus diezmos y ofrendas
de forma regular. Cuanto mayor sea la congregación, más fondos hay
disponibles para apoyar a los Mariscales de campo, que salen para extender
el reino de Dios. El apóstol que dirige el centro sirve como Distribuidor.

Financiación basada en donantes


Los ministerios cristianos no tienen una fuente intrínseca de su
financiación, sino que toda ella es extrínseca. En la mayoría de los casos,
los ministerios dependen de lo que me gusta llamar “financiación basada en
donantes”. A través de cualquier medio posible, el ministerio anima a los
creyentes a aceptar la visión para alcanzar y extender el reino y a mostrar
su apoyo mediante contribuciones generosas y regulares. Mientras este
pueda construir un equipo y motivar a sus miembros a donar, el ministerio
puede extender el reino de Dios mediante cualquier conjunto de dones y
especialidades que tenga, como traducir la Biblia, evangelizar a los
perdidos, cuidar de las viudas y los huérfanos, difundir la Palabra mediante
la televisión, penetrando en los grupos no alcanzados, alimentando a los
hambrientos, dando ayuda tras una tragedia, patrocinando iniciativas
estratégicas de oración, o apoyando algún número de ministerios enfocados
hacia fuera que los segmentos más tradicionales de la iglesia podrían no ser
capaces de apoyar de forma tan eficaz.
Algunos ministerios intentan suplementar donativos mediante honorarios
por charlas o a través de la venta de libros, DVD y otros productos. Por lo
general, no obstante, estas corrientes de ingresos constituyen una parte
relativamente pequeña del presupuesto anual del ministerio.
Creo que los ministerios cristianos han estado haciendo, y seguirán
haciendo, contribuciones esenciales para el cumplimiento de la gran
comisión de Jesús. En su mayor parte, sostener sus actividades depende
principalmente de que continúe la generosidad de donantes individuales.
Sin embargo, para muchos ministerios, esto es una mala noticia, porque
recientemente los donativos financieros han descendido. El primer punto de
descenso fue en 2001, justamente después de los ataques terroristas sobre
las Torres Gemelas del 11 de septiembre. El segundo descenso fue
provocado por la recesión en Estados Unidos, que comenzó en 2008.
Muchos ministerios han tenido que recortar sus actividades por la
reducción de donativos, y algunos incluso se han visto obligados a
desaparecer del todo.
Los estudios demuestran que el descenso de ingresos por parte de
donantes ha tenido un gran impacto sobre ministerios más pequeños. Un
boletín del Evangelical Council for Financial Accountability (ECFA)
comparaba las aportaciones de 2012 con las aportaciones de 2011. Reveló
que las aportaciones a organizaciones miembros del ECFA con ingresos
anuales de más de 5 millones de dólares aumentaron en 2012 en un 4,6 por
ciento. Sin embargo, los ministerios con presupuestos por debajo de un
millón de dólares vieron sus ingresos reducidos en un 1,3 por ciento.37 La
mayoría de los líderes ministeriales con los que estoy en contacto entran en
la categoría de ministerios más pequeños. He guardado algunas de las
cartas que he recibido de mis amigos en estos ministerios, y me gustaría
citar algunas de ellas, sin mencionar la persona o la organización en
cuestión:
“Hoy me dijeron que uno de nuestros contribuyentes
más fieles ha perdido sus medios de ayudarnos. Mi
esposa y yo estamos bajo el estrés de saber que dos de
nuestros hijos misioneros también perdieron una parte
importante de sus ingresos debido a circunstancias no
iguales pero sí parecidas. Es como una sombra que pasa
ocultando el sol. Es algo desolador. ¡Ninguno de
nosotros tiene el apoyo necesario para hacer frente a los
gastos!”.
El presidente de este ministerio cayó enfermo, lo cual se
convirtió en una seria amenaza para la financiación
basada en donantes del ministerio. Esto es lo que
escribió: “Sí, ya estoy frenando, y [yo] he cancelado
algunas actividades. Estaré buscando en oración
durante los cuatro o seis meses siguientes cómo debo
responder. Esto tiene un efecto inmediato sobre
nosotros económicamente. Como nuestro equipo
ministerial no está cubierto por salarios de una iglesia
local, dependemos de la bondad del Señor, de la
generosidad de su pueblo y de la venta de productos.
Cuando no viajo, no hay honorarios. Como resultado,
la venta de recursos disminuye, y la línea de sustento
tiende a aminorar. Esto afecta no solo a nuestra base
local de apoyo, sino también a todos los ministerios de
alcance globalmente a los que a cambio ayudamos a
cubrir. Necesitamos su ayuda”. (Desgraciadamente,
poco después de esto, el líder tuvo que deshacer su red
apostólica, vender la propiedad donde estaba situado el
ministerio y despedir a la mayoría de su equipo).
“Por mucho que preferiríamos ignorar este hecho,
como ocurre en cualquier empresa o iglesia, se necesita
dinero para que podamos ministrar a las naciones.
Concretamente, nos cuesta 42,96 dólares por hora,
24/7, para que nuestro ministerio haga todo lo que
hace. No tenemos ni una congregación ni el apoyo de
ninguna fundación. Confiamos plenamente en que Dios
nos provea mediante su pueblo que comparte nuestra
carga. No queremos su dinero. Estamos buscando
socios que verdaderamente deseen lo que nosotros
deseamos, y que se sacrifiquen con nosotros para lograr
el llamado de Dios a ‘discipular naciones’”.
En este último caso, el líder del ministerio no pudo continuar y tuvo que
conseguir un trabajo de vendedor de bienes raíces.

“Desarrollo de donantes”
La respuesta más común e inmediata a este triste estado de cosas es que
el liderazgo de un ministerio lance un nuevo programa de “desarrollo de
donantes”. Esto significa que el liderazgo debe hacer lo que sea necesario
para aumentar el número de donantes para el ministerio y aumentar la
cantidad media que da cada donante. Esto tiene sentido y, de hecho,
describe lo que los líderes del ministerio realmente han estado intentando
hacer durante años. Como los líderes están forzados a admitir que no han
sido capaces de producir los resultados deseados, muchos de ellos deciden
subcontratar la tarea de desarrollar donantes. Pronto se dan cuenta de que
no hay falta de agencias de consultoría a las que les gustaría ayudarles a
hacerlo.
El desarrollo de donantes puede tomar muchas formas, dependiendo de la
agencia que lo lleve a cabo. Yo he reunido algunos ejemplos de estas
formas, y las resumiré aquí para aclarar lo que estoy diciendo.
Este ministerio ha desarrollado cuatro niveles de patrocinadores.
“Patrocinador de fundación” (compromisos mensuales o
aportaciones puntuales de entre 250 y 900 dólares al año),
“Patrocinador ejecutivo” (compromisos mensuales de entre 100 y
499 dólares o aportaciones puntuales de entre 1.000 y 4.999
dólares), “Patrocinador presidencial” (compromisos mensuales de
entre 500 y 999 dólares o aportaciones puntuales de entre 5.000 y
9.999 dólares), “Grupo de inversores” (compromisos mensuales
de 1.000 dólares o más o aportaciones puntuales de 10.000
dólares o más). Como incentivo, cada categoría tiene unos
beneficios en escala, como descuentos, asientos reservados,
paquetes de actualización, cenas especiales o contacto personal
con el presidente de la organización.
“Estamos lanzando un programa ministerial de Socios. Como no
podemos llevar a cabo nuestro ministerio sin el apoyo de fieles
donantes, creemos que la designación de ‘Socio’ es bastante
apropiada para los que demuestran su compromiso con el
ministerio al enviar un donativo regular mensual, o trimestral, por
grande o pequeño que este sea. También creemos que los ‘Socios’
merecen ‘ventajas’ especiales dentro de la organización. Por lo
tanto, estamos ofreciendo a todos nuestros Socios una deducción
continua del 20 por ciento en las tasas de nuestro seminario y
donativos sugeridos para nuestros materiales”.
“Amigos comprometidos que han escogido apoyar nuestro
ministerio pueden escoger entre seis niveles: ‘Guerrero’ (1 dólar
al mes); ‘Plata’ (25 dólares al mes); ‘Oro’ (50 dólares al mes);
‘Platino’ (100 dólares al mes); ‘Platino ejecutivo’ (500 dólares al
mes); ‘Presidencial’ (1.000 dólares al mes)”. De nuevo, hay
beneficios en escala para cada categoría, con los miembros
Presidenciales invitados a una cena anual con el presidente del
ministerio.
Yo no tengo acceso a los resultados de estos esfuerzos en el desarrollo de
donantes, aunque estoy familiarizado con algunos. Siento informar que no
sé de ningún ministerio que haya aumentado de manera significativa su
flujo de ingresos al subcontratar el desarrollo de donantes. De hecho,
cuando Doris y yo dirigíamos Global Harvest Ministries, en tres ocasiones
distintas fuimos y contratamos consultores profesionales de desarrollo de
donantes para que nos ayudaran a aumentar nuestras donaciones. Todas las
veces quedamos decepcionados, porque las tasas de las tres compañías de
desarrollo de fondos resultaron ser considerablemente mayores que el
aumento adicional a corto o largo plazo de ingresos para el ministerio.

Un cambio de paradigma
He trabajado en mi descripción de las deficiencias de la financiación
basada en donantes a través de varias páginas para demostrar que este no es
un asunto trivial. El título de este capítulo es “De financiación basada en
donantes a financiación basada en entradas”. Creo que la solución a largo
plazo para proporcionar una financiación adecuada para los ministerios
cristianos requerirá no solo una mejora en lo que hemos estado haciendo en
el pasado sino también un decisivo cambio de paradigma. Creo que quienes
dirigimos ministerios, así como los líderes de redes apostólicas y centros
apostólicos, tenemos que expandir nuestro pensamiento y salir de la caja
del monte de la Religión y comenzar a usar un poco más de la sabiduría del
monte de la Empresa.
Nunca entendí por qué el pragmatismo ha estado tan difamado dentro del
monte de la Religión. Mi carrera es en la rama de las ciencias. Los
científicos son tozudamente pragmáticos. Constantemente realizan
experimentos para ver lo que funciona y lo que no. Cuando establecen una
meta, intentan hacer lo que sea necesario para lograrla. El fin sí justifica
los medios en este sentido. No me refiero a cuestiones de moralidad o
inmoralidad sino de eficacia. Por ejemplo, yo fui muy criticado por los
líderes del monte de la Religión en la década de 1970 cuando introduje el
uso de los números para ayudar a juzgar la salud de una iglesia dada. Como
fui muy pragmático en cuanto a esto, incluso me convertí en uno de los
principales chivos expiatorios en un libro que castigaba a todos los que,
según el autor del monte de la Religión, veía como los que “¡se
avergüenzan del evangelio!”.
Hasta ahora, no he visto la necesidad de disculparme por lo que me gusta
llamar mi “pragmatismo consagrado”. Mi deseo es aplicar este enfoque a la
financiación ministerial. Si el medio tradicional para financiar ministerios,
es decir, financiación basada en donantes, ya no es satisfactorio, hablemos
de cambiar el enfoque. El fin es el mismo: financiar ministerios cristianos.
Si un medio no logra la tarea, busquemos otro medio que sí lo haga. Si esto
requiere un cambio de paradigma, ¡cambiemos!

Financiación basada en entradas


El nuevo paradigma que estoy sugiriendo para financiar ministerios es la
financiación basada en entradas. Me gusta la palabra entradas porque uno
de sus significados es una cantidad de dinero que regularmente entra para
una causa concreta. El flujo de entrada no depende de los antojos o de la
solvencia económica de uno o más donantes. Más bien, es una proposición
de empresa que produce un flujo firme de dinero.
El mecanismo para la financiación basada en entradas sería animar al
ministerio a establecer un “fondo ministerial de entradas”. El fondo de
entradas se le confiaría a un Administrador, el segundo eslabón de la
cadena de transferencia de riqueza. El Administrador preservaría el capital
y entregaría las ganancias al ministerio como ingresos. Dependiendo de las
habilidades del Administrador, estos ingresos serían lo suficientemente
predecibles como para financiar el presupuesto operacional normal del
ministerio, año tras año. Una vez que estuviera funcionando esta
financiación, las contribuciones del grupo se usarían para financiar
proyectos especiales o para expandir el ministerio como Dios guíe.
Muchos lectores observarán que lo que acabo de describir suena muy
parecido a un fondo de donación o legado, el cual se usa comúnmente para
recaudar dinero para instituciones por todo el país. Esa sería una buena
observación. Pero aunque la función sería la misma, he escogido cambiar la
terminología a “fondo ministerial de entradas”. En primer lugar, creo que
es conveniente usar un término que esté relacionado específicamente con el
monte de la Religión. En segundo lugar, sería una forma de evitar algunas
de las regulaciones y restricciones gubernamentales que hay puestas sobre
los más tradicionales fondos de donación o legado.
La idea de establecer un fondo de entradas es nueva para muchos líderes
ministeriales. Hace años, cuando comencé por primera vez a lanzar esta
visión, contacté con muchos líderes ministeriales apostólicos y les pregunté
si estarían preparados para recibir una finaciación externa para financiar
ingresos para el ministerio. Ninguno de ellos pudo darme una respuesta
positiva porque ninguno entendía bien lo que eso podría conllevar. De
hecho, la mayoría de ellos habían sido programados con la idea de que si
eran realmente espirituales y tenían fe suficiente, emplearían todo el dinero
que entrara y confiarían en que Dios proveería más dinero. Aunque eso no
me sorprendió del todo, subrayó la necesidad de instrucción y modelos a
imitar en esta área. Tal es mi intención con este libro y con el
establecimiento de The Hamilton Group. Pero yo estoy limitado, porque
estoy arraigado en el monte de la Religión. Necesito formar equipo con
colegas del monte de la Empresa que tengan la experiencia que a mí me
falta, especialmente Administradores que sean líderes apostólicos en el
mundo laboral, ya sea que tengan o no el título de “apóstol”.
Anteriormente, mencioné que el segundo eslabón en la cadena de
transferencia de riqueza, los Administradores, es el eslabón más débil.
Traer al frente una financiación basada en entradas para ministerios y
establecer fondos de entradas ministeriales crea una gran demanda de
Administradores expertos. Sin Administradores con mentalidad del reino,
el nuevo paradigma que estoy sugiriendo no puede ser operativo. A medida
que pasa el tiempo, espero que el segundo eslabón de la cadena se convierta
en uno de nuestros eslabones más fuertes, y que la gran transferencia de
riqueza se acelere.

El fondo ministerial de entradas


Para obtener algo de experiencia práctica con un fondo ministerial de
entradas, Doris y yo dedicamos parte de nuestros fondos de jubilación
personales en 2007 y los usamos para establecer un fondo ministerial de
entradas dentro de Global Harvest Ministries. En el proceso, trabajamos
muy de cerca con nuestro abogado corporativo, y aprendimos mucho sobre
los mecanismos legales para hacer esto de modo apropiado para una
organización sin ánimo de lucro. Sin embargo, no pude afirmar que fue un
experimento exitoso. En primer lugar, fue algo relativamente corto, porque
en 2010 entregamos Global Harvest Ministries a Chuck Pierce y
necesitábamos liquidar el fondo ministerial de entradas a fin de pagar
algunas cuentas importantes para poder entregar el ministerio con saldo a
favor. En segundo lugar, la administración de los fondos, que
desgraciadamente comenzé cuando lo hizo la recesión de 2008 en Estados
Unidos, devolvió por debajo del diez por ciento anual. Los fondos que
recibimos no fueron suficientes para establecer una diferencia notable a la
hora de equilibrar el presupuesto del ministerio.
Si está considerando establecer un fondo ministerial de entradas, por
favor consulte el Apéndice para ver algunas pautas legales y de
procedimiento a fin de ayudarle en esta tarea.
Antes de continuar, siento que debería insertar una palabra de
advertencia. Cuando usted anuncia que está estableciendo un fondo
ministerial de entradas para pasar de financiación basada en donantes a
financiación basada en entradas, no se sorprenda si un amigo del ministerio
que está en el monte de la Empresa le propone una sugerencia alternativa,
como que él o ella comienza una nueva empresa, pone los beneficios en el
fondo administrado por él o ella y dona las ganancias al ministerio. Hay
tanta pasión, amistad y deseo de que el ministerio prospere involucrado en
una propuesta así que es casi imposible decir que no; pero le recomiendo
una buena dosis de precaución. Si el empresario posee la empresa o el
fondo, usted seguirá operando según un modelo de financiación basada en
un donante. De hecho, si el empresario tiene éxito, las donaciones
finalmente cubrirán una parte sustancial del presupuesto anual. Este es el
peligro. Es el “síndrome del viejo rico”. Aunque el viejo rico es bienvenido
como una bendición para el ministerio, en muchos de los casos, e incluso
por razones legítimas, los fondos se secarán y ya no habrá más disponibles.
Esto causará una seria crisis financiera para el ministerio; ha precipitado la
desaparición de alguna organización. Mi consejo es que evite el síndrome
del viejo rico. Desarrolle un fondo de ingresos para el ministerio que sea
totalmente propiedad del ministerio.
Tras haber acumulado un poco de experiencia personal trabajando con
fondos de ingresos para el ministerio, creo que ahora estoy en posición de
sugerir algunas pautas prácticas. Como he dicho, mi objetivo es ver que el
fondo de ingresos para el ministerio pueda financiar el presupuesto
operativo anual del ministerio. ¿Cuánto, entonces, deberíamos proyectar
para el capital del fondo?
Para tratar esta pregunta, regresaré al capítulo 5, donde expliqué las
parábolas de los administradores financieros. En estas parábolas, que se
encuentran en los evangelios de Mateo y Lucas, el buen siervo y fiel que
consiguió menos, devolvió unos beneficios del 100 por ciento
(probablemente por año), y el mayor índice de retribución fue del 1.000 por
ciento. ¿Son realistas estas parábolas? ¿Sabía Jesús de lo que estaba
hablando? Tengo que suponer que, en la mente de Jesús, estos índices de
retribución no eran ridículos, sino realistas.
En el mundo actual de las finanzas, una retribución del 100 por ciento
anual es poco común, pero no imposible. En 2013, por ejemplo, el mejor
rendimiento entre los fondos mutuos de acciones fue el fondo ProFunds
Biotechnology Ultrasector Fund, que llegó al 114,6 por ciento.38 Repito:
aunque no puedo demostrarlo, sospecho que el mecanismo de intercambio
usado por los administradores monetarios en las parábolas bien podría
haber sido negociar con cambio extranjero. Resulta que tengo ciertos
conocimientos de la industria del cambio actual, y puedo decir, sin temor a
contradecirme, que varios agentes de cambio extranjero actualmente están
ganando más del 100 por ciento anual. Podría ser más específico, pero
quiero evitar cruzar las líneas de ciertas restricciones gubernamentales
relacionadas con la revelación de estas cosas.
Volviendo a la cantidad necesaria para los fondos de ingresos para el
ministerio: si entramos en el rango del 100 por ciento de retribución al año,
el capital necesario sería la cantidad total del presupuesto operativo anual
del ministerio. No es poco común para los ministerios pequeños tener un
presupuesto de, digamos, 300.000 dólares al año. En ese caso, los líderes
pondrían como objetivo acumular un fondo de ingresos para el ministerio
de 300.000 dólares, sin tocar el capital sino usando los 300.000 dólares en
retribuciones anuales por sus gastos. Aún seguirían teniendo donantes que
dan dinero para proyectos y expansión, pero habrían pasado de una
financiación basada en donantes a una financiación basada en entradas.
Soy consciente de que no es fácil disponer nuestra mente alrededor de
una retribución financiera del 100 por ciento. De hecho, acudí a The
Chronicle of Philanthropy e hice una lista de las retribuciones de ciertos
fondos de donación desde antes de la caída económica de la economía de
los Estados Unidos. El índice más alto en la nación fue el Massachusetts
Institute of Technology, con un 23 por ciento de retribución. Si esa fuera la
retribución de nuestro hipotético ministerio de 300.000 dólares, el fondo de
ingresos necesitaría ser de un millón trescientos mil dólares en vez de
300.000 dólares, un aumento que obviamente desanimaría a muchos líderes
ministeriales. Mientras se realiza la gran transferencia de riqueza, creo que
Dios levantará un grupo de Administradores, apóstoles en el mundo
laboral, que sabrán cómo llegar a esos estándares de las parábolas de Jesús,
es decir, de un mínimo del 100 por ciento de retribución anual.
Cuando todas estas cosas sucedan, diremos adiós a la era de la escasez
financiera ministerial y entraremos en una nueva era de prosperidad
ministerial. Espero que llegue pronto el día en que los Mariscales de campo
sean capaces de cumplir todo su potencial, porque ya no habrá un techo
financiero que se lo impida.

37. ECFA, “Recent Nonprofit Developments from ECFA”, e-mail (5 de noviembre de 2013), 1.
38. John Waggoner, “Finding fund winners isn’t cut and dried”, USA Today (27 de diciembre de
2013), B1.
9
FILANTROPÍA DEL REINO

Para muchos de los que hemos servido en posiciones de liderazgo en la


iglesia, el concepto de “filantropía” puede parecer una idea un poco
distante y abstracta. Sabemos que los filántropos existen, pero no
necesariamente nos movemos en sus círculos. Muchos no estamos
personalmente familiarizados con ninguno de ellos. De vez en cuando,
quizá pedimos donativos de fundaciones que operan mediante filántropos,
pero eso es por lo general lo máximo que nos acercamos.

¿Podemos llegar a ser filántropos?


¿Qué sucedería si quienes estamos en posiciones de liderazgo en
ministerios cristianos realmente nos convirtiéramos en filántropos? Sé
que, a simple vista, esta idea puede parecer inverosimil. Pero ¿por qué?
Creo que formar un ejército de filántropos con mentalidad del reino es
parte de la nueva dirección en la que Dios está moviendo a su pueblo estos
días.
Piense en algunas de las cosas que ya hemos dicho en este libro.
Vivimos en tiempos extraordinarios. El siglo XXI ya está tomando forma
para representar un cambio radical de las ideas del siglo XX. Ahora
vivimos en la segunda era apostólica, en la que el gobierno bíblico de la
iglesia ha vuelto a vivir. El Espíritu Santo ha comenzado a hablar a las
iglesias sobre enseñorear la creación de Dios, como originalmente Él
quería que hiciéramos. Nuestra meta para el siglo XX de salvar almas y
multiplicar iglesias ahora se ha expandido hasta incluir nada menos que la
transformación de nuestra sociedad. Nuestra visión es ayudar a los seres
humanos de todas partes, especialmente los pobres y oprimidos, a
encontrar un estilo de vida más satisfactorio y productivo.
Junto a todas estas megaiglesias está el inminente cumplimiento de las
promesas de Dios, hechas mediante sus profetas, para la gran transferencia
de riqueza. Siento que veremos cantidades increíbles de riquezas pasar del
control del reino de las tinieblas al control del reino de Dios. Sé que puede
parecer una exageración, pero tengo fe y espero que se acerque a la
cantidad de riquezas que había en el reino de Salomón.

Distribución responsable
Recibir estas riquezas es una cosa; sin embargo, distribuirlas
responsablemente es otra cosa. Por eso entra en escena la filantropía. Se
dice que Aristóteles dijo que cualquier puede dar dinero, pero solo unos
pocos pueden dárselo a la persona correcta, en el momento correcto, para
lo correcto, y de la forma correcta. Esto es algo muy difícil, sin duda, pero
es algo que debemos tener en mente constantemente.
Filantropía viene de dos palabras griegas, que significan “amar a la
gente”. Esto es algo bueno porque Dios ama a la gente. Los que son
nacidos de nuevo por el Espíritu Santo reflejan el amor de Dios por la
gente en sus pensamientos, sus oraciones y sus acciones. No son
egocéntricos, porque sienten que su destino no es tanto ayudarse a sí
mismos sino más bien ayudar a otros. Es importante reconocer desde el
principio que la filantropía y el egocentrismo son conceptos opuestos. Si
queremos cumplir con las normas de Dios para la filantropía, primero
debemos pasar la prueba del egocentrismo. Amar a otros es más
importante que amarnos a nosotros mismos.
Dicho esto, debemos, a la vez, cultivar una actitud bíblica y saludable
hacia nosotros mismos. El libro de Romanos nos dice que si queremos
hacer la voluntad de Dios buena, agradable y perfecta, son necesarias dos
cosas. Primero, no debemos tener un concepto de nosotros mismos más
alto del que debemos. Esto refleja lo que acabo de decir sobre el
egocentrismo. Segundo, debemos pensar de nosotros mismos con cordura.
(Véase Romanos 12:2–3). En otras palabras, debemos desarrollar una
autoevaluación positiva, realista y precisa. Debemos saber quiénes somos
y quién desea Dios que seamos.
Por desgracia, se ha producido alguna enseñanza un tanto errónea en
muchas de nuestras iglesias, sugiriendo que deberíamos denigrarnos para
agradar a Dios. Frases piadosas como “yo no soy nada” son muy comunes.
Uno de los himnos de Isaac Watts nos hacía cantar: “Soy un gusano”. Dios
no nos creó para ser un don nadie o gusanos. Él nos creó a su propia
imagen. Nos creó para ser cabeza, y no cola. (Véase Deuteronomio 28:13).
Cada uno de nosotros es valioso para Dios.

Pensar de nosotros con cordura


¿Cómo pensamos de nosotros con condura? El apóstol Pablo dijo: “Que
piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a
cada uno” (Romanos 12:3). Él siguió diciéndonos que parte de pensar con
cordura es conocer y usar nuestros dones espirituales: “De manera que,
teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de
profecía, úsese conforme a la medida de la fe” (Romanos 12:6). No es
posible pensar de nosotros mismos con cordura si no sabemos qué dones
espirituales nos han sido dados. Y por cierto, es también útil saber qué
dones no nos han sido dados.39
Otro aspecto de pensar con cordura es saber las tareas específicas que
Dios nos ha dado a cada uno para avanzar su reino. Estoy dirigiendo estos
pensamientos sobre la filantropía principalmente hacia aquellos a los que
Dios ha dado posiciones de liderazgo, principalmente apóstoles, o como
algunos prefieren llamarlos, líderes apostólicos. (Véase 1 Corintios
12:28). Creo que es bastante obvio que la mayoría de los nuevo filántropos
del reino serán apóstoles, tanto en la iglesia nuclear como en el lugar de
trabajo. Por fortuna, la mayoría de los apóstoles han podido discernir la
diferencia entre el concepto no bíblico de autodenigración y el altruismo
bíblico. Ellos saben cómo pensar con cordura de sí mismos.

Los filántropos son ricos


¿Por qué he ahondado tanto en cómo nos vemos a nosotros mismos? Es
por un componente muy evidente de la filantropía que a veces no
permitimos que salga a la superficie en nuestra mente. Piense en cualquier
filántropo que conozca. Comience con el filántropo número uno de
América, Bill Gates, si quiere. Antes de que alguien se convierta en
filántropo, primero debe poseer los recursos necesarios para cumplir su
propio destino personal en la vida, cualquiera que sea. Una vez que sus
propias necesidades sean cubiertas, pueden comenzar a enfocase en
proveer recursos similares para otros. Los filántropos son ricos. De nuevo,
puede que exista la excepción a la regla, de vez en cuando, pero estoy
hablando de la regla.
A algunos cristianos que creen en la Biblia no les gusta pensar que algún
día serán ricos. Muchos líderes del monte de la Religión han sido
programados para asociar la riqueza con la avaricia o Mamón. Sin
embargo, la Biblia misma tiene un enfoque distinto. Dice: “Y poderoso es
Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que…”
(2 Corintios 9:8), y ahora vea con detenimiento cómo sigue. Este versículo
habla de dar dinero o sembrar semillas. Nos dice que hay dos cosas que la
gracia de Dios está diseñada para proveer en este contexto, y la primera es
“… teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente”. Esto significa
que Dios quiere que tengamos todas nuestras necesidades personales
cubiertas. ¿Quién determina cuáles son esas necesidades? Debe ser la
persona en cuestión. No creo que el reino de Dios debería estar patrullado
por la “policía de la suficiencia”, entrometiéndose y diciéndole a todo el
mundo lo que necesita y lo que no necesita. Si algunos líderes con
mentalidad del reino sienten que necesitan el último modelo de un
automóvil lujoso, que lo tengan. Si otros están satisfechos con un cacharro
de diez años que les lleve de un lugar a otro, eso no les da una
espiritualidad superior.
Cuando Dios nos ha permitido alcanzar el cumplimiento de nuestras
necesidades personales, estamos listos para lo segundo que recibimos por
su gracia, según 2 Corintios 9:8: “… abundéis para toda buena obra”.
Aquí es donde entra en escena la filantropía. Por encima de nuestras
necesidades personales, Dios no quiere que tengamos solo unas pocas
sobras para dar; Él quiere que tengamos abundancia. Si nos tomamos esto
de forma literal, Dios aparentemente no quiere que tengamos el dinero
justo para apoyar solo unas pocas causas del reino; Él quiere que podamos
apoyar toda buena obra. La gente pobre no puede apoyar toda buena obra.
Cualquiera que pueda apoyar toda buena obra debe ser rico. Usted no
puede dar dinero en abundancia a menos que primero tenga dinero en
abundancia. Eso es lo que me lleva a la conclusión de que los filántropos
son ricos.
El principio de la máscara de oxígeno
Tener suficiencia para nuestras propias necesidades, además de
abundancia para buenas obras, nos lleva a un principio que considero
importante para una distribución responsable. Los Distribuidores de banda
ancha hacen bien en aplicar lo que llamo el “principio de la máscara de
oxígeno”. ¿Qué es eso? Cuando estamos en un avión, la azafata
rutinariamente anuncia el principio de la máscara de oxígeno. Si la cabina
sufre una descompresión, las máscaras de oxígeno aparecen para todos los
pasajeros. Si tiene un niño con usted, le dicen que se ponga la máscara
usted primero. ¿Por qué? Solo si usted tiene su propia cantidad de oxígeno
necesaria puede ayudar a quienes no la tienen.
Esto también se aplica a la distribución de riquezas. Si yo, como
Distribuidor de banda ancha, quiero que los apóstoles con los que trabajo
sean filántropos activos y productivos, debo hacer todo lo posible para que
sus necesidades sean cubiertas primero. Si estamos obligados a dedicar la
mayoría de nuestras horas activas a recaudar fondos para nuestro propio
flujo de dinero efectivo operativo y para financiar las visiones que Dios
nos ha dado para nuestro propio ministerio, no somos los mejores situados
para ayudar a otros. Así, establezco el principio de la máscara de oxígeno.
A medida que los fondos están disponibles, los primeros proyectos en
recibir los recursos son aquellos que Dios ha asignado a los apóstolos de
mis redes. Como esto es una política anunciada, financiar proyectos de los
líderes más cercanos a mí no se ve como algo egoísta o interesado.
Simplemente tiene sentido. A través de esta política, podemos avanzar y
multiplicar filántropos del reino.
Multiplicar filántropos del reino es un paso importante para avanzar el
reino de Dios en nuestros días. Como dije antes, el cuerpo de Cristo, en
general, no ha operado de una forma agresiva, filantrópica, a escala
mundial. Sí, hemos amado a la gente, y hemos ayudado a otros, tanto
espiritualmente como materialmente. Hemos alimentado a personas
pobres, hemos aparecido con ayudas de emergencia cuando se ha
producido algún desastre, y hemos establecido escuelas, hospitales y
orfanatos. Pero creo que ha llegado el momento de alzar nuestra mirada
aún más. Una cosa es cuidar de los pobres, como ya hemos hecho, y otra
cosa distinta es ir más allá de eso al quitar las raíces sociales de la pobreza
sistémica. Esto no solo ayuda la gente, sino también ayuda a toda la
sociedad en la que viven. Son necesarias muchas herramientas para que
ocurra algo así, y una de ellas es grandes cantidades de riqueza que
previamente no han estado a nuestra disposición. Esto forma una parte
fundamental de convertirnos en jugadores activos en la gran transferencia
de riqueza.

La filantropía estratégica para


la distribución apostólica
Un término que abarca lo que creo que es un enfoque muy productivo
hacia la distribución financiera responsable es la “filantropía estratégica
para la distribución apostólica”. Muchas personas no son conscientes de
que la filantropía es una profesión especializada que requiere
conocimiento, experiencia y destreza, tanto como consideramos las
prácticas de abogacía, ingeniería, medicina o física. Aunque pueda parecer
extraño a quienes no están acostumbrados a manejar grandes cantidades de
dinero, es axiomático entre los filántropos que es más difícil dar riquezas
que adquirirlas. Por desgracia, la historia está llena de historias terribles
que tienen que ver con malas transferencias de riqueza. Piense, por
ejemplo, en los ganadores de la lotería: personas muy poco acostumbradas
a controlar grandes cantidades de riquezas que de repente la poseen. Un
número desproporcionado de ellos se han visto tan desbordados que
finalmente han terminado peor de lo que estaban antes de ganar la lotería.
Permítame insertar una palabra personal. Durante la mayor parte de mi
carrera, nunca entretuve una meta de largo alcance de distribución de
riquezas. De hecho, durante cuarenta de mis sesenta años como ministro
ordenado, hubiera sido no apto para la tarea, porque estaba bajo la
influencia del espíritu de pobreza, como describí en el capítulo 4. Por
fortuna, ya fui liberado de esa mentalidad, y tal pensamiento ahora es algo
del pasado.
El cambio comenzó en 1996, cuando comencé por primera vez a recibir
profecías personales respecto a una tarea que Dios me estaba dando: el
manejo y distribución de grandes cantidades de riqueza. Recientemente
regresé al Diario profético de 200 páginas en el que Doris y yo habíamos
escrito experiencias personales desde 1989. Fue sorprendente encontrar
que pude sacar al menos ocho páginas llenas de profecías relacionadas con
las riquezas. Yo me tomo en serio 2 Crónicas 20:20: “Creed en Jehová
vuestro Dios, y estaréis seguros; creed a sus profetas, y seréis
prosperados”. Así, durante los últimos años he estado avanzando
gradualmente en la dirección indicada por esas profecías. Escribir este
libro es parte de ese viaje.
Un indicador positivo de la dirección de Dios en esta época de mi vida
ha sido que se me han acercado varias personas que representan posibles
fuentes de considerable riqueza para el reino. Esto ha sido algo nuevo para
mí, y he ido adquiriendo una valiosa experiencia. Algunos han resultado
ser tácticas fraudulentas de estafas piramidales. Algunos simplemente han
sido sueños imposibles que han chisporroteado. Otros están aún
pendientes, pero su potencial es significativo, y su tiempo parece estar
cercano como para animarme a comenzar a formar una infraestructura
para la distribución responsable. The Hamilton Group es un resultado de
eso.

Distribución irresponsable
Una razón por la que me gusta usar la palabra estratégica para modificar
“filantropía” es que algunos filántropos escogen distribuir sus riquezas de
una manera falta de planificación y carente de enfoque. Durante muchos
años he estado suscrito a The Chronicle of Philanthropy, discutiblemente
la publicación con más autoridad en este campo. Considere este editorial:
En pocas semanas, The Chronicle of Philanthropy publicará su
ranking anual de las 400 organizaciones benéficas que más
[dinero] recaudan de fuentes privadas. Mientras que
recaudadores de fondos, filántropos y otros desean siempre ver
qué grupos componen la lista, lo que más nos interesa es qué
organizaciones no lo consiguen.
Aunque los rankings destacan las organizaciones que han
amasado más en donaciones, no incluyen información sobre el
nivel de cambio social que estos grupos sin ánimo de lucro han
logrado. No revelan qué organizaciones han tenido más éxito en
avanzar sus misiones.
Necesitamos una forma de evaluar los grupos sin ánimo de lucro
según los resultados, no el tamaño del presupuesto o el alcance
organizacional. La medida final del desempeño de una
organización sin ánimo de lucro debería ser cuántas vidas salva o
cuántos hogares de bajo costo construye, no cuánto dinero ha
recibido, o lo poco que emplea en gastos generales para recaudar
esos fondos.40
Una cosa es recibir satisfacción de la cantidad de dinero gastado, y otra
cosa es posponer la satisfacción hasta ver lo que el dinero ha logrado. Si
yo, como Distribuidor de banda ancha, hiciera un donativo a un
Distribuidor de banda estrecha, pediría un informe preciso de lo que han
hecho esos fondos en manos de los Mariscales de campo antes de pensar
siquiera en contribuir con otro donativo. Esta es una proposición tan
responsable que llega como una desagradable sorpresa descubrir que no es
el modus operandi de muchas de las mayores organizaciones benéficas de
América.
De la mano con esto está el hecho de que algunos filántropos están
orgullosos de cuánto dinero dan personalmente a las organizaciones
benéficas, no de lo que las organizaciones puedan hacer con ese dinero.
Están más interesados en que sus nombres se incluyan en la lista de los
400 americanos más generosos que en dedicar el tiempo y esfuerzo
necesarios para descubrir cómo se están utilizando sus donaciones. Pienso
que eso es ser un proveedor irresponsable que no se preocupa de la
distribución. Para dar una ilustración positiva, la fundación Bill &
Melinda Gates Foundation es conocida y respetada por revisar y evaluar
los resultados de sus aportaciones. Esto naturalmente les cuesta tiempo y
dinero. Por otro lado, como ya hemos dicho, Warren Buffett no está
interesado en hacer tales cosas, aunque reconoce el valor de las mismas.
Por consiguiente, Buffett da sus contribuciones filantrópicas a la
Fundación Gates, donde sabe que serán distribuidas de manera
responsable.

Distribución apostólica
The Hamilton Group (THG) ha adoptado como su eslogan “Filantropía
estratégica para la distribución apostólica”. Como mencioné previamente,
opera bajo el “modo servidor” en lugar del “modo buscador”. Esas
organizaciones caritativas que usan el “modo buscador” necesitan un
departamento de recaudación de fondos y un departamento de quienes
hacen subvenciones. Los recaudadores de fondos buscan fondos para
apoyar sus organizaciones de beneficencia o fundaciones. Quienes hacen
subvenciones buscan formas de gastar los fondos recaudados, algunos
estratégicamente, otros irresponsablemente, como ya hemos visto. El
modo buscador es caro, porque los recaudadores de fondos, así como
quienes hacen subvenciones, tienen que pagar una plantilla de personal y
un presupuesto para gastos de oficina. Es incluso más caro para ellos
revisar los resultados de los fondos que distribuyen, lo cual es una razón
por la que muchas organizaciones benéficas no llevan a cabo esta tarea.
Cuando organicé The Hamilton Group, elegí el modo servidor en vez del
buscador. Esto nos permite trabajar con un personal mínimo
indispensable. Nosotros no buscamos fondos, sino que servimos a los
Proveedores que desean subcontratarnos su distribución. Si no tenemos
fondos, adoptamos un patrón de espera hasta que llegan. Los que dirigimos
THG tenemos un flujo de entradas personal de otras fuentes, así que las
restricciones por presupuesto elevado se mantienen al mínimo.
¿Por qué la frase “distribución apostólica”? En The Hamilton Group no
necesitamos buscar o procesar peticiones de fondos aleatorias, porque
servimos a apóstoles, cada uno de los cuales ya ha identificado y
priorizado numerosos proyectos. Los apóstoles, o líderes apostólicos,
supervisan un cuerpo de Mariscales de campo que muestran una
supervisión práctica al terminar los proyectos. Identificar los proyectos,
llevar a cabo la diligencia debida, transferir los fondos (en muchos casos
internacionalmente), supervisar los proyectos y auditar el uso de los
fondos son responsabilidad de cada apóstol que ha desarrollado
previamente relaciones personales con los Mariscales de campo
involucrados. El informe de estado de cada proyecto llega del Mariscal de
campo hasta el apóstol, quien después lo entrega a The Hamilton Group,
siguiendo el protocolo prescrito. A través de esta sencilla cadena de
mando, podemos lograr con más rapidez nuestra meta de la distribución
responsable.
¿Cómo escogemos a qué apóstoles servimos? Cada apóstol que conozco
cree que sus proyectos deberían ser los prioritarios. Creo que eso es una
dimensión muy positiva para el liderazgo apostólico. Sin embargo, como
resultado, siempre que tenemos fondos disponibles podemos predecir que
habrá más peticiones legítimas para los fondos, que dinero para ocuparse
de ellos. Así, los que somos Distribuidores de banda ancha tenemos que
priorizar. Parte del plan de Dios para el liderazgo apostólico es asignar
ciertas esferas a apóstoles individuales. El apósto Pablo modeló esto para
nosotros en 2 Corintios 10:13: “Pero nosotros no nos gloriaremos [de
nuestra autoridad] desmedidamente, sino conforme a la regla que Dios nos
ha dado por medida, para llegar también hasta vosotros”.
Después, seguirá que esos apóstoles que tienen la mayor prioridad para
la distribución de riqueza deberían ser los que están en la esfera o esferas
que Dios nos ha dado. Esto no quiere decir que los proyectos para avanzar
el reino fuera de nuestras esferas sean menos estratégicos que los que
están dentro, sino que simplemente refleja la naturaleza relacional del
gobierno apostólico.

Esperando la riqueza de las naciones


Los que estamos involucrados en la gran transferencia de riqueza nos
animamos con Isaías 60, originalmente dirigido a la nación de Israel: el
pueblo de Dios en el Antiguo Testamento. El pasaje también es para el
pueblo de Dios en el Nuevo Testamento, es decir, los creyentes en
Jesucristo.
Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de
Jehová ha nacido sobre ti. Porque he aquí que tinieblas cubrirán la
tierra, y oscuridad las naciones; mas sobre ti amanecerá Jehová, y
sobre ti será vista su gloria. Y andarán las naciones a tu luz, y los
reyes al resplandor de tu nacimiento. (Isaías 60:1–3)
Continúa, y he citado este versículo más de una vez:
Entonces verás, y resplandecerás; se maravillará y ensanchará tu
corazón, porque se haya vuelto a ti la multitud del mar, y las riquezas
de las naciones hayan venido a ti. (Isaías 60:5)
En épocas pasadas, el cuerpo de Cristo puede que no haya estado
preparado para participar de la filantropía del reino. Pero ahora vivimos en
una nueva era. Estaremos entre aquellos que experimentan la gran
transferencia de riqueza de Dios.

39. Estos conceptos sobre los dones espirituales se desarrollan en Sus Dones Espirituales Pueden
Ayudar a Crecer a Su Iglesia y Discover Your Spiritual Gifts por C. Peter Wagner. Ambos libros
tienen un repaso de 135 preguntas para descubrir e identificar los dones espirituales.
40. Editorial, The Chronicle of Philanthropy, 4 de octubre de 2007.
10
ALGUNOS CONCEPTOS BÁSICOS DE DAR
ALEGREMENTE

Uno de mis libros favoritos acerca de la transferencia de riqueza es The


Grace of Giving, de Ché Ahn. Tiene una gran dosis de autenticidad porque
Ché, a quien conozco muy bien, no solo escribe con autoridad acerca del
dar, sino que su estilo de vida personal realmente modela lo que él dice.
Veamos uno de los principios básicos que encontré en ese libro.
Ahn dice: “Dios quiere que confiemos en Él y en su capacidad y deseo
de prosperarnos”.41 Una y otra vez, he dicho que la voluntad de Dios es
prosperar a su pueblo. Respecto a esta idea, Ahn presenta el factor clave de
la confianza. La mayoría de nosotros afirmaremos rápidamente que
confiamos en Dios en muchas cosas, si no en todas. Pero ¿qué forma
tangible podría tomar nuestra confianza en Dios especificamente para la
prosperidad? Ahn continúa: “Él nos pide demostrar nuestra confianza
sembrando semillas económicas en su reino… nos está pidiendo confiar en
Él, en sus promesas, y en las leyes de la siembra y la cosecha que Él ha
establecido en la tierra. Cuando sembremos finanzas en su reino,
cosecharemos prosperidad”.42
Esto implica que la prosperidad es condicional. Anteriormente usé
Deuteronomio 28 para ilustrar las diferencias entre la bendición de la
prosperidad y la maldición de la pobreza. Ahí, la Biblia es muy directa al
indicar que lo que lo que recibimos depende de nuestra obediencia a Dios.
Es, pues, lógico pensar que si la prosperidad es condicional, Dios
claramente nos revelaría cuáles son las condiciones. En este capítulo final,
quiero explicar el plan de Dios para dar de la forma más sencilla posible
de modo que los lectores puedan avanzar y recibir la abundancia de Él
para ellos.
El versículo fundamental para esta enseñanza es uno que casi cada
creyente conoce, al menos en parte: “Cada uno dé como propuso en su
corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador
alegre” (2 Corintios 9:7). Esto plantea una interesante cuestión teológica.
Sabemos que Dios es amor (véase 1 Juan 4:8, 16), y que Él ama a todos
(véase Juan 3:16). Sin embargo, según este versículo, Dios parece tener un
amor especial y específico para los dadores. Aunque es probablemente
cierto que cada creyente da, recuerde que no todos los creyentes son
dadores.

Pasar la bandeja
Como punto de inicio hacia convertirnos en verdaderos dadores, es
importante que tengamos una visión realista del actual estado de las cosas
en América. Por fortuna, tenemos los datos. Christian Smith y Michael
Emerson han producido un estudio sociológico bastante impactante sobre
los hábitos de dar de los cristianos americanos, llamado Passing the Plate.
Seleccionaré unas pocas frases relevantes de este libro que nos ayudarán a
ver el cuadro global.
Los autores resumen sus hallazgos en la introducción: “Toda la
evidencia, veremos, nos lleva a la misma conclusión: cuando se trata de
compartir su dinero, la mayoría de los cristianos americanos de nuestros
días son destacablemente poco generosos”.43 ¡Esta no es una buena
noticia!
Ellos comienzan el capítulo 1 de la siguiente forma: “Si los cristianos
americanos dieran de sus ingresos generosamente, y digo solo
generosamente y no extravagantemente, podrían transformar el mundo,
comenzando ya mismo. Los cristianos americanos comunes tienen a su
alcance la capacidad de provocar un cambio espiritual, social, cultural y
económico masivo y sin precedentes que refleje muy de cerca sus valores
e intereses”.44 Esta es una observación impactante a la luz de lo que
hemos discutido en el primer capítulo de este libro: que un principal
propósito del deseo de Dios para la transferencia de riqueza es facilitar la
Gran Comisión, como se expresa en Mateo 28:19: hacer discípulos a las
naciones. La sociedad podría ser transformada si tan solo los cristianos
dieran lo que se supone que deberían dar.
¿Cuánto dinero supondría esto? Smith y Emerson escriben: “Calculamos
que si los cristianos comprometidos en los Estados Unidos dieran el 10 por
ciento de sus ingresos después de los impuestos, totalmente pero no más
del 10 por ciento, eso proporcionaría un extra de 46 mil millones de
dólares al año de recursos con los que financiar necesidades y
prioridades”.45
Smith y Emerson siguen enumerando seis datos sociológicos acerca del
dar de los americanos. Mencionaré tres de ellos.
“Hecho 1: Al menos uno de cada cinco cristianos americanos, el
20 por ciento de todos los cristianos americanos, no dan
literalmente nada a la iglesias, paraiglesias, u organizaciones
benéficas no religiosas”.46
“Hecho 4: Los cristianos americanos con ingresos altos, como
los americanos en general, dan poco o no más dinero como un
porcentaje de ingresos familiares que los cristianos que tienen
ingresos bajos”.47
“Hecho 5: A pesar del crecimiento masivo de ingresos reales per
capita comparado con el siglo XX, el porcentaje promedio de
ingresos que dan los cristianos americanos no solo no creció en
proporción sino que en verdad descendió ligeramente durante
este periodo”.48 En el siglo XIX, el porcentaje era del 3 por
ciento, y en el siglo XX fue del 2,5 por ciento.
Yo tomo todos estos hechos y cifras como un toque de atención para la
iglesia. Si somos serios en cuanto al cumplimiento del propósito de Dios
al ponernos aquí en la tierra, tenemos que levantarnos de nuestra
complacencia, especialmente respecto a nuestras finanzas. Es mucho más
probable que nos veamos como “jugadores” cuando llegue la gran
transferencia de riqueza si hemos desarrollado un estilo de vida personal
de dar generosamente y basado en la Biblia.
La Biblia dice que Dios ama al dador alegre. Esto debe de significar que
Él ama a los dadores alegres más que a los dadores reticentes.
Obviamente, no todos los dadores son alegres. Algunos dan “con tristeza”
(2 Corintios 9:7). Dan con la actitud errónea. Otros dan “por necesidad”
(versículo 7). Dan por compulsión, a veces como resultado de la
manipulación. Quiero ayudarle a ser un dador alegre.

Dar generosamente
Smith y Emerson dicen que los cristianos podrían transformar el mundo
si dieran generosamente. ¿Por qué dar generosamente es tan importante?
Cuando piensa en ello, hay cuatro componentes principales de quién es
usted: su tiempo, sus talentos, sus habilidades y su energía. Y después,
también tiene su dinero. Usted tiene la capacidad de compartir cada una de
estas cosas con otros. Es su elección. Si decide no compartir, está siendo
egoísta, y eso es un grave defecto de carácter.
En este capítulo, voy a tratar solo uno de estos cinco componentes de
quien es usted: su dinero. Como acabo de decir, su dinero es parte de quien
es usted, así como su hombro y su glándula tiroidea son partes de su
cuerpo. En la mayoría de los casos, su dinero procede de su trabajo. Parte
va al gobierno en forma de impuestos, pero el resto es suyo para hacer con
él lo que quiera. Es importante saber que su dinero es su posesión
personal, porque cuando usted decide dar su dinero, de hecho está dando
una parte de usted mismo.
¿Dónde damos nuestro dinero? La mayor parte de las veces gastamos
nuestro dinero en nuestra familia inmediata. Dando dinero a su familia,
usted mismo se está dando a su cónyuge e hijos. Pero ¿qué hay de dar
dinero fuera de su familia? Acabamos de leer unas estadísticas
desalentadoras. ¿Sabía que el americano promedio da solo el 2 por ciento
de sus ingresos a organizaciones benéficas? Algunos no dan absolutamente
nada. Eso, claramente, es dar simbólicamente, algo que está muy lejos de
dar generosamente.
La generosidad debe provenir del corazón. Es un rasgo del carácter. Por
eso la Biblia hace esta impactante declaración: “Porque donde esté
vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón” (Mateo 6:21). Si
quiere que yo sepa dónde está su corazón, enséñeme sus hábitos de dar. Sé
que es algo un tanto al margen, pero por eso yo recomiendo que los
pastores se familiaricen con el historial de dar de sus feligreses. Si usted
da generosamente a la iglesia, y yo soy su pastor, sé que puedo confiar en
usted porque su corazón está en el lugar correcto.
Quiero ayudarle a ser un dador generoso.
El diezmo
El primer paso bíblico y más importante hacia dar generosamente es el
diezmo, lo cual simplemente significa el 10 por ciento de sus ingresos.
Tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento enseñan que dar el 10 por
ciendo es el punto de inicio adecuado.
Malaquías 3 incluye un conocido pasaje bíblico que empieza así:
“¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis:
¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas” (Malaquías
3:8). La premisa aquí es que el diezmo es el dinero de Dios, no de usted. Si
se lo queda, le roba a Dios, porque está reteniendo algo que es legalmente
de Dios. Pero se pone aún más serio.
“Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me
habéis robado” (Malaquías 3:9). La Biblia no usa la palabra “maldición”
a la ligera. Rehusar devolverle a Dios el diezmo puede ser algo más serio
de lo que piensa la gente.
“Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y
probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las
ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que
sobreabunde” (Malaquías 3:10). En las demás partes de las Escrituras se
nos dice que nunca tentemos ni pongamos a prueba a Dios. (Véase, por
ejemplo, Mateo 4:7; Lucas 4:12). Esto debería ser universalmente cierto a
menos que el Señor nos dijera específicamente lo contrario. Probar o
tentar a Dios en estos versículos conlleva un espíritu de incredulidad.
Aquí, Él nos invita a “probarle” y ver si diezmar no abrirá la puerta de la
prosperidad. Somos necios si no hacemos lo que Él nos pide.
Por favor, no caiga en la trampa de ver el diezmo como una ley del
Antiguo Testamento que ya no tenemos que obedecer porque vivimos bajo
la gracia del Nuevo Testamento. Jesús y los apóstoles practicaban el
diezmo. ¿Cómo lo sabemos? Eran judíos fieles. El Antiguo Testamento era
la única Biblia que tenían. Los judíos fieles diezman. Y el diezmo judío se
remonta a antes de que llegara la ley a través de Moisés, llegando hasta
Abraham, el padre de los isralitas, que diezmó a Melquisedec. Aquí está la
historia en el libro de Hebreos en el Nuevo Testamento: “Porque este
Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del Dios Altísimo, que salió a
recibir a Abraham que volvía de la derrota de los reyes, y le bendijo, a
quien asimismo dio Abraham los diezmos de todo…” (Hebreos 7:1–2).
Curiosamente, algunos líderes cristianos de hecho predican en contra
del diezmo. No solo usan los falsos argumentos de que el diezmo es una
ley del Antiguo Testamento, que está pasado de moda, sino que también
adoptan otro enfoque. Dicen que el 10 por ciento es demasiado poco.
Mantienen que Dios no es dueño solo del 10 por ciento de lo que ganamos,
sino del 100 por ciento. He oído la frase “todo le pertenece a Dios”
muchas veces, pero nunca he podido entender la torcida lógica que hay
tras ello. Suena tan piadoso que la mayoría de las personas no pensaría en
dudar de ello; es decir, hasta que hacemos la pregunta: ¿No permite Dios
que los seres humanos tengan sus propias posesiones? Yo creo que sí.
Es cierto que Dios puede ser la fuente de lo que tenemos. Pero Dios es
un verdadero dador, ¿no es así? Si yo le doy algo a usted pero siento que
sigue siendo mío después de habérselo dado, no sería un verdadero dador.
Desde el instante en que se lo doy, es posesión de usted, y deja de ser mío.
Estoy bastante seguro de que Dios quiere que tengamos discrección
personal en cuanto a lo que hacemos con el 90 por ciento de nuestro
sueldo. Ya no es de Dios, sino nuestro, porque Él verdaderamente nos lo
dio. Según continuamos, voy a hacer algunas buenas sugerencias sobre lo
que podríamos hacer con nuestra parte, pero será mejor que no nos
quedemos con el 10 por ciento, porque esa parte es de Dios, no nuestra.
¿Es el diezmo un ejemplo de legalismo? Sí, creo que lo es. Pero es un
legalismo santificado, de sentido común. Es como conducir por el lado
derecho de la carretera, o pagar los impuestos, o abrocharse el cinturón de
seguridad, todo ello son buenas formas de legalismo. Sospecho que pocos
de los que se oponen al diezmo dan incluso el 10 por ciento de sus
ingresos. Rehusar hacerlo puede convertirse en un pretexto. Hace unos
años, el investigador George Barna descubrió que solo el 9 por ciento de
los cristianos nacidos de nuevo diezmaron sus ingresos. ¡Eso significa que
el 91 por ciento de ellos no diezmaron! No es de extrañar que sea tan
difícil transformar el mundo.
Ofrendas
El legalismo se detiene con el diezmo. Todas las demás formas de dar
son voluntarias y discrecionales. Pero los dadores generosos dan
alegremente y constantemente más del 10 por ciento.
Veamos la ventaja de dar ofrendas generosas, como dice la Biblia:
“Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán
en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os
volverán a medir” (Lucas 6:38). Recuerde que estas promesas
extravagantes sirven solo cuando usted da su dinero, no cuando le
devuelve a Dios lo que es de Dios. No se aplican en el caso del diezmo,
solo de las ofrendas. ¿Ve ahora por qué es importante darse cuenta de que
el 90 por ciento es realmente de usted, y no de Dios? Solo si el 90 por
ciento es de usted puede dar ofrendas de su propio dinero.
He oído decir a algunos predicadores: “Nunca deben dar para recibir
más”. No entiendo el razonamiento, especialmente porque la Biblia nos
dice que si damos, nos será dado en una mayor medida. Nuestras ofrendas
a menudo se comparan con las semillas. ¿Por qué siembra un agricultor?
Lo hace para conseguir más. “El que siembra escasamente, también
segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente
también segará” (2 Corintios 9:6). Las ofrendas no son algo legalista, pero
ciertamente son beneficiosas. Si comienza a cosechar abundantemente,
¡rápidamente se convierte en un dador alegre!
Primicias
La mayoría de los creyentes están familiarizados con los diezmos y las
ofrendas, pero nadie conoce las primicias. Por lo tanto, este concepto
necesita un poco más de explicación.
Para dar un poco de trasfondo personal, Doris y yo siempre hemos
diezmado nuestros salarios a nuestra iglesia local, actualmente Global
Spheres Center en Corinth, Texas. Además de esto, regularmente damos
ofrendas a varios ministerios. Durante años, supimos que la Biblia
enseñaba acerca de las primicias, pero realmente no sabíamos exactamente
lo que eso significaba. Durante mucho tiempo, lo mejor que descubrimos
fue que nuestros diezmos y ofrendas se daban de la primera parte de
nuestros ingresos, no de la última, y siempre intentamos dar de esa
manera.
Entonces, hace varios años conectamos con Robert Henderson. En ese
tiempo, él había estado estudiando el dar de las primicias, practicándolo
en su iglesia y enseñándolo a otros. Sus ideas finalmente se publicaron en
un libro, The Caused Blessing, que es el mejor libro sobre primicias que he
visto. En él, Robert enseña con convicción que las primicias no están
directamente relacionadas con diezmos y ofrendas sino relacionadas con
dar financieramente como algo aparte del diezmo. Esta es la primera
mención de las primicias en la Biblia: “Las primicias de los primeros
frutos de tu tierra traerás a la casa de Jehová tu Dios…” (Éxodo 23:19).
Si revisa su concordancia, encontrará que primicias se menciona treinta y
cuatro veces en el Antiguo Testamento y siete veces en el Nuevo
Testamento.
Uno de los capítulos más instructivos sobre las primicias es Números
18. Para entender el capítulo, es necesario recordar desde el principio que
se le dijo a Aarón. Es Dios hablando a Aarón, que era el sumo sacerdote.
Este capítulo nos ayuda a distinguir entre el diezmo y las primicias. Esta
es la diferencia:
Los diezmos iban para los levitas, una tribu de sacerdotes que
eran un basto equivalente a los pastores de hoy. “Y he aquí yo he
dado a los hijos de Leví todos los diezmos en Israel por heredad,
por su ministerio, por cuanto ellos sirven en el ministerio del
tabernáculo de reunión” (Números 18:21).
Las primicias son para Aarón, el sumo sacerdote. “De aceite, de
mosto y de trigo, todo lo más escogido, las primicias de ello, que
presentarán a Jehová, para ti las he dado” (Números 18:12).
Damos primicias para demostrar nuestro aprecio a Dios por la
bendición. La cantidad o porcentaje de las primicias no es un número
legalista sino más bien se deriva de nuestra percepción personal y
evaluación de cuál ha sido nuestra mejor bendición. En una sociedad
agrícola, es lo primero y lo mejor de la nueva cosecha. En una sociedad
industrial, sería la primera parte de un aumento, bonus, un nuevo contrato,
un beneficio de una inversión, una herencia, y cosas similares. En Global
Spheres Center, sistematizamos nuestras primicias con una celebración al
comienzo de cada mes hebreo, la nueva luna, llamada Rosh Codesh.
Tenemos una celebración, frecuentemente coincidiendo con el último
sábado del mes, para llevar las primicias: lo primero y lo mejor de lo que
esperamos recibir ese mes. Cuando lo hacemos, ¡el centro de adoración
está lleno de dadores alegres!
Ahora que estamos en la segunda era apostólica, creo que es necesario
aplicar el dar las primicias a alguna obra apostólica. En estos días no
tenemos un sumo sacedote como Aarón, pero podemos considerar al
apóstol como el equivalente del sumo sacerdote. Hebreos 3:1 dice: “Por
tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial,
considerad al apóstol y sumo sacerdote de nuestra profesión, Cristo
Jesús”. Aquí, Jesús es llamado “apóstol”, un oficio del Nuevo
Testamento, así como “sumo sacerdote”, un oficio del Antiguo
Testamento. Digo esto para expresar que no deberíamos seguir dando
nuestra primicia al sumo sacerdote sino al apóstol, o apóstoles, con los que
trabajamos. Doris y yo trabajamos con Chuck Pierce y Global Spheres, así
que es ahí donde van nuestras primicias.
La Biblia asocia una promesa muy atractiva a dar las primicias: “Honra
a Jehová con tus bienes, y con las primicias de todos tus frutos; y serán
llenos tus graneros con abundancia, y tus lagares rebosarán de mosto”
(Proverbios 3:9–10). ¡No creo que podamos equivocarnos jamás si damos
generosamente!
Limosnas
Las limosnas son regalos que hacemos a los pobres y necesitados.
“Limosnas” es una palabra del Nuevo Testamento, pero es un concepto que
se encuentra también en el Antiguo Testamento: “A Jehová presta el que
da al pobre, y el bien que ha hecho, se lo volverá a pagar” (Proverbios
19:17). Si leemos este versículo con cuidado, veremos que, a diferencia de
otras formas de dar, no podemos esperar que lo que damos a los pobres se
nos devuelva en la misma medida, apretado y rebosando. (Véase Lucas
6:38). Las limosnas no son como semillas que se siembran para
multiplicarlas. No damos limosnas para recibir. Cuando damos limosnas a
los pobres, el Señor devuelve solo lo que damos, no más.
Un buen ejemplo de cómo Dios honra a los que dan limosnas a los
pobres es la historia de Cornelio, quien, como recordará, era un oficial del
ejército romano, ni judío ni cristiano. “Había en Cesarea un hombre
llamado Cornelio, centurión de la compañía llamada la Italiana, piadoso y
temeroso de Dios con toda su casa, y que hacía muchas limosnas al
pueblo, y oraba a Dios siempre” (Hechos 10:1–2).
Sabemos que Dios envió a Pedro para llevar a Cornelio y a toda su casa
a Cristo. En ese momento, llevar a un gentil a Cristo era un evento tan
poco usual que Dios escogió enviar a un ángel con antelación para hablar a
Cornelio y habló a Pedro en una visión, para preparar el camino. Digo esto
simplemente para destacar una de las cosas que el ángel le dijo a Cornelio:
“Tus oraciones y tus limosnas han subido para memoria delante de Dios”
(Hechos 10:4). Aparentemente, dar limosnas con generosidad atrae la
atención de Dios y puede invitar a que llegue el favor divino.
A diferencia de otras formas de dar, las limosnas tienen una advertencia
asociada a ellas: usted debe mantener en secreto la cantidad de sus
limosnas. No creo que esto signifique que no pueda compartir con otros el
hecho de que da limosnas (Pablo lo dijo, por ejemplo, en Hechos 24:17),
pero solo que no diga cuánto da.
En este siguiente pasaje, escogí la versión Reina-Valera 1960 porque usa
la palabra “limosna” mientras que otras versiones utilizan otras palabras.
Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser
vistos de ellos; de otra manera no tendréis recompensa de vuestro
Padre que está en los cielos… Mas cuando tú des limosna, no sepa tu
izquierda lo que hace tu derecha, para que sea tu limosna en secreto;
y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público. (Mateo
6:1, 3–4)
Estoy seguro de que distintas personas aplicarán estas directrices de
formas diversas. No creo que haya necesidad de ser excesivamente
legalista en esto. Doris y yo damos algunas de nuestras limosnas a los
pobres a través de organizaciones sin ánimo de lucro como el Ejército de
Salvación y misiones de rescate. También damos directamente a los
pobres, sin deducción de impuestos. Como trabajamos juntos, si uno de
nosotros siente dar a un pobre en concreto, se lo dejamos saber al otro para
que no haya sorpresas. Espero que no estemos violando el mandato bíblico
de que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha (véase Mateo
6:3), pero esta práctica nos ayuda a mantener unido nuestro matrimonio.
Sin embargo, no le decimos a nadie más las cantidades que damos.
Permítame hacer dos observaciones finales sobre dar limosnas:
De nuevo, repetiré el principio de que, al dar limosnas, lo que
recibimos a cambio está limitado a lo que damos.
La advertencia de guardar secreto respecto a las limosnas que da
no sirve con los diezmos, ofrendas o primicias.
Dar gradualmente
Dar gradualmente es una de las formas más avanzadas de dar. Diezmos,
ofrendas, primicias y limosnas son prácticas que todos los creyentes
deberían seguir. Dar gradualmente, por el contrario, es un método de dar
reservado solo a ciertos creyentes. Le animo a ver si esta es la forma en
que usted debería dar.
Antes de seguir adelante, quiero explicar dos principios del dar: el don
de dar y modalidades de dar.
El don de dar. Está el don espiritual de dar, al igual que hay
dones espirituales de evangelismo, de administración y de
misericordia. Dios es el que da los dones, y Él escoje a quien se
los da. Un pasaje clave que habla de esto se encuentra en
Romanos 12, donde dice: “De manera que, teniendo diferentes
dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía,
úsese…” (Romanos 12:6). Como ejemplos, enumera los dones
de profecía, servicio, enseñanza y exhortación, y después dice:
“El que reparte, con liberalidad” (Romanos 12:8). Después,
añade los dones de liderazgo y misericordia. Dar es solo uno de
los dones de la lista.
Muchas personas no han entendido que existe el don espiritual de dar, el
cual Dios le da a algunos, pero no a todos, los creyentes, parecido a lo
que expliqué acerca del don de la pobreza voluntaria en un capítulo
anterior. Usted no necesita un don espiritual para dar sus diezmos,
ofrendas, primicias o limosnas. Pero creo que necesita ese don si quiere
practicar el dar gradualmente en serio. Digo esto para no hacer sentir mal
inadvertidamente a aquellos que quizá no tengan ese don.
Modalidades de dar. En verdad, hay un espectro de
modalidades de dar, desde dar intencionalmente por un lado a
dar espontáneamente por el otro, con un número de posibles
posiciones entre medias. Hace mucho, entrevisté a varios dadores
y descubrí que la mayoría de ellos eran intencionales, algunos
espontáneos y otros estaban en algún lugar entre medias. En el
caso de Doris y mío, casi siempre damos de manera intencional.
En la división de trabajo de nuestra familia, yo soy el que da (tras
una cuidadosa consulta). Soy tan intencional que tengo una
cuenta bancaria aparte para dar, la cual llamo “El Sembrador”,
para saber exactamente cuánto dinero hay disponible en cada
momento. Siempre que cobro, mi primera transacción es una
transferencia telefónica a El Sembrador. Nunca llevo esa
chequera conmigo, y por lo tanto reduzco así la tentación de dar
espontáneamente. Al mismo tiempo, a menudo me sorprendo de
algunos de mis amigos más proféticos que espontáneamente
sacan su libro de cheques más de una vez durante un solo
servicio y dicen: “¡Yo doy lo que el Señor me dice!”.
Cuando Doris y yo nos casamos, prometimos al Señor, y el uno al otro,
que diezmaríamos, y lo hicimos, incluso durante nuestros años misioneros
viviendo con sueldos de subsistencia. Cuando regresamos a los Estados
Unidos en 1971, tuvimos que comenzar a llenar el impreso 1040, y por
primera vez calculamos cuál fue realmente nuestra aportación caritativa.
Nos alegró descubrir que nuestra aportación fue del 10,4 por ciento de
nuestros ingresos el primer año y del 10,8 por ciento el segundo año.
¡Habíamos superado nuestro diezmo!
Después llegó un rudo despertar el otoño de 1975, cuando nuestro pastor
en Lake Avenue Church, Ray Ortlund, estaba predicando su sermón anual
sobre el dar. Entre otras cosas, dijo: “Voy a hacer algo esta mañana por
primera vez. Dios indicó que tenía que decirles cuánto damos Anne y yo.
De acuerdo. Anne y yo damos el veinticinco por ciento [de nuestros
ingresos]”. ¿Veinticinco por ciento?
Doris y yo fuimos a casa y hablamos de ello. ¡Nuestro 10,8 por ciento ya
no sonaba tan bien! Fue entonces cuando sentimos que el Espíritu Santo
comenzaba a hablarnos acerca de dar gradualmente. En los Estados
Unidos, tenemos un impuesto sobre la renta gradual. Cuanto más altos son
los ingresos de una persona, más porcentaje de impuestos tiene. ¿Por qué
no hacer lo mismo con el dar? Cada año que nuestro sueldo aumenta,
deberíamos aumentar el porcentaje de nuestras aportaciones. Comenzamos
subiéndolo el 1, 2 e incluso el 3 por ciento. Nos alegramos cuando
pasamos el 25 por ciento de Ortlund, y finalmente llegamos a dar el 40 por
ciento de todos los ingresos, lo cual incluía regalos financieros. Hemos
mantenido ese índice desde entonces.
Durante mucho tiempo mantuvimos esto en secreto. Después, en 2011,
salió el tema mientras estábamos reunidos con un grupo íntimo de
apóstoles. En ese tiempo, muchos de nosotros acordamos que era el
momento de hacer públicas las cantidades que dábamos, para animar a
otros en el cuerpo de Cristo a considerar el dar gradualmente. Entre los
que estaban listos para hacerlo, una pareja nos dijo que daban al menos el
51 por ciento, a veces más; otra pareja llegó al 50 por ciento en 2010,
después el 59 por ciento en 2013; otra pareja regularmente da por encima
del 50 por ciento, otra pareja dio el 46 por ciento en 2010. Es interesante
que todas estas parejas superaban nuestro 40 por ciento.
Permítame repetir que esta enseñanza no tiene intención de hacer sentir
mal a nadie. Lo que espero es poder estimular a algunos a avanzar hacia el
dar gradualmente. Algo que puedo prometer es que todo el que prueba este
tipo de dar, ¡se convierte en un dador alegre!

Acumular los medios para dar


No hace falta decir que cuanto más tiene, más puede dar. Creo que John
Wesley tiene un buen consejo para nosotros. Durante años, he oído
palabras al respecto atribuidas a John Wesley: “Gane todo lo que pueda,
ahorre todo lo que pueda, dé todo lo que pueda”. ¡Suena casi como un
proverbio bíblico!
Gane todo lo que pueda. Desarrolle una ética de trabajo. Consiga un
trabajo donde gane el mayor salario que pueda, y acepte todos los ascensos
que vengan a su encuentro. Asegúrese de deshacerse del espíritu de
pobreza. Mi consejo es que establezca la meta de cinco vías separadas de
ingresos personales. Quizá ahora mismo tan solo tenga una, pero al menos
ya tiene el 20 por ciento de su meta. No todos serán ricos, pero a medida
que se presenten las oportúnidades, aprovéchelas. Cuanto más rico sea,
más alegremente puede dar.
Ahorre todo lo que pueda. Aunque sea solo un poco, adquiera el hábito
de poner algo de dinero en una cuenta de ahorros que prometa no tocar.
Conozco a personas que diezman el 10 por ciento y ahorran el 10 por
ciento. Contrate a un planificador financiero profesional que le ayude a
rendir cuentas. Aunque sea joven, contrate a un abogado familiar que le
ayude a planificar su herencia, para que finalmente pase a los beneficiarios
que usted elija en vez de al gobierno.
Dé todo lo que pueda. Hemos mirado este versículo antes, pero
recordémoslo siempre: “Y poderoso es Dios para hacer que abunde en
vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas
todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra” (2 Corintios 9:8).
“Todo lo suficiente” es cualquier cosa que necesite, y “abundéis” es lo
que le sobra para dar para toda buena obra.
Junte todo esto, y dará alegremente. Veamos 2 Corintios 9:11: “Para
que estéis enriquecidos en todo para toda liberalidad, la cual produce por
medio de nosotros acción de gracias a Dios”. Usted está enriquecido, pero
¿con qué motivo? “Para toda liberalidad”, que quiere decir que tiene
abundancia para dar. Y siempre que este sea el caso, dé gracias a Dios;
dicho de forma simple, ¡sea un dador alegre!

41. Ché Ahn, The Grace of Giving (Ventura, CA: Regal Books, 2013), 202.
42. Ibid.
43. Christian Smith y Michael Emerson, Passing the Plate: Why American Christians Don’t Give
Away More Money (New York: Oxford University Press, 2008), 3.
44. Ibid., 11.
45. Smith y Emerson, Passing the Plate, 13.
46. Ibid., 29.
47. Ibid., 43.
48. Ibid., 47.
APÉNDICE
CÓMO ESTABLECER UN FONDO MINISTERIAL
DE ENTRADAS

Si desea establecer un fondo ministerial de entradas, como he sugerido,


estas son algunas pautas para darle una idea general de cómo hacerlo. Le
recomiendo encarecidamente, no obstante, no intentar hacerlo por usted
mismo. Su primer paso debería ser contratar a un abogado de empresas, si
es que no tiene ya uno. Quizá quiera repasar estas pautas con su abogado,
pero él o ella debería tener la última palabra. Las leyes respecto a las
transacciones financieras varían según el estado, así que el mejor plan es
encontrar un abogado de su propio estado, idealmente alguien que esté
cerca de su oficina ministerial.
El fondo ministerial de entradas está diseñado para recibir finanzas de
Proveedores catalogadas como “inversiones benéficas”. Este término las
distingue de los donativos tradicionales al ministerio. “Inversiones
benéficas” son contribuciones al ministerio por las que los Proveedores
reciben recibos normales de deducción de impuestos; sin embargo, son
constribuciones restringidas, diseñadas solo para el fondo ministerial de
entradas. El Proveedor, o el “inversor”, recibe la seguridad de que se
honrará el propósito de estos fondos y que no se usarán para gastos
generales. El dinero en el fondo de entradas se maneja de la forma que
indica el ministerio, y solo los beneficios generados por el fondo se usarán
a discrección del ministerio.
Para tomar prestados algunos principios del monte de la Empresa, el
“inversor” recibirá informes regulares, relatando el desempeño de los
fondos en manos de los Administradores, así como informes sobre cómo
el ministerio emplea las entradas del fondo. Tengamos en mente que el
objetivo es que los ingresos del fondo ministerial de entradas cubran todos
los gastos operativos de los esfuerzos designados del ministerio.
Esta es una lista para asegurar que el ministerio está preparado para la
financiación basada en entradas:
Los líderes del ministerio son apostólicos. Son
individuos de carácter destacado y son los líderes
prácticos y quienes establecen la visión de su
ministerio.
El liderazgo del ministerio está de acuerdo con lo que
yo he estado llamando “la filantropía estratégica para la
distribución apostólica”.
Los asuntos legales del ministerio están en orden y el
ministerio ha contratado a un abogado legal
corporativo.
Las finanzas del ministerio están sometidas a una
auditoría anual por un auditor independiente.
Si es posible, el ministerio es un miembro activo del
Evangelical Council for Financial Accountability
(ECFA).
Con estas cosas presentes, vaya y establezca su fondo ministerial de
entradas. Le sugiero que el nombre del fondo lleve el acrónimo de su
ministerio. Por ejemplo, si usted es Sunshine Glory Ministries (SGM), su
fondo debería ser Fondo de entradas SGM. Pídale a su abogado que le guíe
por el proceso legal de establecer el fondo como un hnc (“hacer negocios
como”) de su ministerio. No le sugiero una empresa aparte. El Fondo de
entradas SGM sería un hnc de Sunshine Glory Ministries. Esto necesita la
aprobación de su consejo de directores.
Abra una cuenta bancaria separada para el fondo de entradas y tenga un
conjunto separado de libros para ella. No mezcle los fondos. Si tiene un
ministerio internacional, asegúrese de que su banco puede manejar tanto
transferencias nacionales como internacionales para su cuenta. Como es
un hnc, el dinero caerá bajo el paraguas legal de su ministerio y será parte
de su auditoría ministerial anual.
Haga el trabajo preliminar para un sistema de reporte regular y
responsable para quienes inviertan. Diseñe los reportes en un formato del
monte de la Empresa, para que cada inversor reciba algo como el reporte
que él o ella esperaría de Merrill Lynch o Charles Schwab.
Su consejo de directores tiene que aprobar una política de inversión
oficial. Usted y su abogado pueden ajustar esto como deseen, pero a
continuación tiene un ejemplo que puede usar. Esta política está diseñada
para ser todo lo específica que sea necesario, pero también le permite
tener una interpretación amplia.

Política de inversión de Sunshine Glory Ministries


Alcance de la política de inversión
Esta declaración de política de inversión se refiere a reservas sobrantes
que no se necesitan para propósitos operativos a corto plazo o para
contribuciones diseñadas específicamente para la inversión ministerial.
Propósito de la política de inversión
Esta declaración de política de inversión la establece el consejo de
diretores de Sunshine Glory Ministries (SGM) para:
Definir y asignar las responsabilidades de todas las
partes involucradas.
Establecer un claro entendimiento para todas las partes
involucradas de las metas y objetivos de SGM para la
inversión.
Ofrecer guía y limitaciones a todos los
Administradores de inversiones respecto a la inversión
de bienes.
Establecer una base para la evaluación de los
resultados de la inversión.
Bosquejar una filosofía y actitud que guíe el manejo de
la inversión de los bienes hacia los resultados
deseados.
Delegación de autoridad
El Comité de inversión de SGM es responsable de dirigir y supervisar el
manejo de los bienes de inversión. Como tal, el Comité de inversión está
autorizado para delegar ciertas responsabilidades a expertos profesionales
en varios terrenos. Esto incluye, pero no está limitado a, consultores de
manejo de inversión, administradores de inversión, custodios, abogados,
auditores, actuarios y otros considerados apropiados para cumplir la
responsabilidad fiduciaria del Comité de inversión de SGM.
El Comité de inversión de SGM no reservará ningún control sobre las
decisiones de inversión, con la excepción de limitaciones específicas
descritas en esta declaración. Los Administradores serán responsables y
darán cuentas de la consecución de objetivos descritos en esta política.
Aunque no se cree que las limitaciones obstaculicen a los Administradores
de inversión, cada Administrador debería solicitar las modificaciones que
considere oportunas.
Responsabilidades del Comité de inversión
El Comité de inversión tiene la responsabilidad de administrar los
bienes del Fondo de entradas de SGM. Las responsabilidades concretas del
Comité de inversión respecto al manejo de la inversión de bienes son,
entre otras:
Comunicar las necesidades financieras de SGM a los
Administradores de inversión puntualmente.
Determinar el riesgo de tolerancia de SGM y el
horizonte de inversión y comunicárselo a las partes
apropiadas.
Establecer objetivos de inversión razonables y
coherentes, pautas de la política y asignaciones, las
cuales dirigirán la inversión de los bienes, para que se
revisen de forma anual.
Seleccionar de manera prudente y diligente a los
profesionales de inversión cualificados, incluidos
Administradores de inversión, Consultores de
inversión y Custodios.
Evaluar regularmente el desempeño de los
Administradores de inversión para asegurar que no se
desvíen de las pautas de la política y para supervisar el
proceso objetivo de la inversión.
Desarrollar y promulgar procedimientos pertinentes de
control, ej., reemplazar Administradores de inversión
debido a cambios fundamentales en el proceso de
manejo de la inversión o por no cumplir con las pautas
establecidas.
Asignar las ganancias del Fondo de inversión de SGM.
Dar un reporte en la reunión semestral del Consejo de
directores de SGM sobre el desempeño del Fondo de
entradas de SGM y las asignaciones de sus ganancias.
Responsabilidades de los Administradores de inversión
Cada Administrador de inversión tendrá una total discreción a la hora de
tomar decisiones de inversión para los bienes destinados bajo su
jurisdicción, mientras cumpla y actúe según todas las políticas, pautas,
restricciones y filosofías bosquejadas en esta declaración. Entre algunas de
las responsabilidades concretas del Administrador de inversión están:
Realizar una administración discrecional de
inversiones, incluyendo la toma de decisiones para
comprar, vender o retener seguridades individuales, y
para alterar asignaciones dentro de las pautas
establecidas en esta declaración.
Informar, de manera puntual, de los resultados
mensuales del desempeño de la inversión.
Comunicar cualquier cambio importante en el aspecto
económico, la estrategia de inversión o cualquier otro
factor que afecte a la implementación del proceso de
inversión, o el progreso del objetivo de la inversión del
manejo de la inversión de SGM.
Informar al Comité de inversión de SGM de cualquier
cambio cualitativo en la organización del manejo de la
inversión. Ejemplos de esto incluyen cambios en el
personal del manejo de la cartera de valores, estructura
de la propiedad, filosofía de la inversión, etc.
Principios generales de inversión
Las inversiones se realizarán únicamente para lograr
rendimientos sustancialmente mayores que el índice de inflacción
para aumentar el poder de compra de los bienes del Fondo de
entradas de SGM.
Los bienes se invertirán con cuidado, destreza, prudencia y
diligencia, bajo las circunstancias, del mismo modo que una
persona prudente actuando con capacidad similar y familiarizada
con tales asuntos actuaría con las inversiones de un fondo
parecido en carácter y objetivos.
La inversión de los bienes serán tan diversificada como para
poder minimizar el riesgo de grandes pérdidas, a menos que,
bajo las circunstancias, esta práctica claramente no sea prudente.
El Comité de inversión puede contratar a uno o más
Administradores de inversión de varios estilos y filosofías para
alcanzar los objetivos del Fondo de entradas de SGM.
El dinero en efectivo se empleará siempre de manera productiva,
invirtiendo en equivalentes efectivos de corto plazo, para
demostrar solvencia, liquidez y rendimiento.
Todas las compras de valores serán para efectivo, y no habrá
transacciones a crédito, ventas cortas, transacciones de
mercancías o transacciones de alto riesgo.
Responsabilidad social
Como medio de suplir las necesidades de SGM y para beneficio de la
sociedad en general, el Comité de inversión ha puesto restricciones en la
cartera de valores. Específicamente, las inversiones directas en compañías
que tratan con productos de tabacalera, material pornográfico, lascivo u
obsceno, o provisión de servicios de aborto, están prohibidas. Esto no
restringe la inversión en fondos mutuos que pudieran incluir parte de las
compañías previamente especificadas.
Objetivos de la inversión
El objetivo de la inversión del Fondo de entradas de SGM enfatiza un
total rendimiento, es decir, rendimiento agregado de la apreciación, interés
y dividendos del capital. Específicamente, el objetivo principal del manejo
de toda la cartera de valores es la obtención de un promedio
sustancialmente por encima del índice de inflacción. La volatilidad a corto
plazo se tolerará mientras sea coherente con la volatilidad del índice de
mercado comparable.
Este objetivo de la inversión se aplica también a los bienes agregados, y
no está diseñado para ser impuesto a cada cuenta de inversión (si se usa
más de una cuenta). Un objetivo específico de cada Administrador de
inversión será:
Alcanzar o exceder el índice de mercado o el índice de
mercado conjunto, seleccionado y acordado por el
Comité de inversión, que la mayoría de las veces se
corresponde con el estilo del manejo de la inversión.
Mostrar un nivel general de riesgo en la cartera de
valores que sea coherente con el riesgo asociado en la
cota de referencia especificada arriba.
Los objetivos de inversión específicos y restricciones de cada
Administrador de inversión, si es que tienen algunos, se acordarán por el
Administrador de inversión y el Comité de inversión de SGM y se
incorporarán como parte de esta política de inversión.
Esta declaración de política de inversión se adopta formalmente por
votación del Consejo de directores de SGM el _________.
Una vez aprobada la política de inversión, el consejo de
directores tiene que nombrar un comité de inversión para asumir
las responsabilidades descritas en la política.
ACERCA DEL AUTOR

C. Peter Wagner es el Apóstol Embajador de Global Spheres, Inc, (GSI),


una red apostólica que proporciona activación y alineamiento para líderes
con mentalidad del reino del cuerpo de Cristo. Viaja extensamente por
todo el mundo, ayudando a equipar a creyentes para ministrar en las áreas
de ministerios apostólicos, riqueza, dominio y reforma de la sociedad.
Wagner considera que esta es su “cuarta carrera”, la cual comenzó a los
ochenta años de edad. Su primera carrera fue servir como misionero en
Bolivia, junto con su esposa, Doris. Su segunda carrera fue la enseñanza en
la Escuela de Misiones Mundiales del Seminario Fuller (ahora Escuela de
Estudios Interculturales). Y su tercera fue fundar y desarrollar Global
Harvest Ministries, que incluye el Instituto de Liderazgo Wagner (WLI).
WLI ahora tiene más de veinte escuelas en E.U. y otras doce en otros
países. Escritor de más de setenta libros, Wagner vive con su esposa en
Colorado Springs, Colorado.

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