Mandarinato y Nomenklatura Académica
Mandarinato y Nomenklatura Académica
Mandarinato y Nomenklatura Académica
Obra dedicada a homenajear la tenaz generosidad del Ing. Marcial Rafael Candioti, el
legado de desafío intelectual testimoniado por Ángel Rama, la perseverante pasión
puesta en juego por Mabel Moraña, y los esfuerzos prodigados por Vicente Osvaldo
Cutolo, Dionisio Petriella y Sara Sosa Miatello.
Índice General
Prólogo
Capítulo Primero 21
I.- Introducción. Mapa de modelos y estrategias.
I-a.- El problema, la trama y la agenda
I-b.- Marco teórico y clasificación de modelos burocráticos y estrategias
discursivas y antropofágicas
I-c.- Ordenamiento de la secuencia histórica.
I-d.- Debate sobre el difusionismo y la metodología arqueológica.
I-e.- Geopolítica del conocimiento, mundialización de la ciencia y hoja de
ruta de las discursividades y estrategias educativas, pedagógicas y
científicas
I-f.- Galimatías verborrágicos sobre la esfera pública
I-g.- Contexto contemporáneo del problema en el escenario argentino y
americano
I-h.- Conflictiva prestación del servicio de educación superior
I-i.- Desinterés en desarrollar la infraestructura científica
I-j.- Agenda de trabajo o territorio problemático
I-k.- Orígenes históricos de la investigación
Capítulo Segundo 66
II.- Mapa de los conglomerados institucionales (educativos,
pedagógicos y científicos)
II-a.- Empantanamiento de la política educativa y científica
2
Capítulo Tercero 89
III.- Modernidad Renacentista Pre-Borbónica o Jesuítica
III-a.- Discursividad jesuítica (aristotélico-tomista) y trastornos de sus
estrategias posicionales (1599-1767).
III-b.- Reglamentarismo revelador de la estructura burocrático-académica
(1613-1664).
III-c.- Escolasticismo orientador de su servicio misional sin ingerencia de la
autoridad secular.
III-d.- Emergencia de la cultura barroca y de la conciencia criolla
III-e.- Conflictos barrocos y corporativos ocultos en el proto-mandarinato
regalista
Palabras Claves
Tablas-
7
Apéndices
BIBLIOGRAFÍA
8
Índice Detallado
Prólogo
Capítulo Primero 21
I.- Introducción. Mapa de modelos y estrategias.
I-a.- El problema, la trama y la agenda
I-b.- Marco teórico y clasificación de modelos burocráticos y estrategias
discursivas y antropofágicas
I-c.- Ordenamiento de la secuencia histórica.
I-d.- Debate sobre el difusionismo y la metodología arqueológica.
I-e.- Geopolítica del conocimiento, mundialización de la ciencia y hoja de
ruta de las discursividades y estrategias educativas, pedagógicas y
científicas
I-f.- Galimatías verborrágicos sobre la esfera pública
I-g.- Contexto contemporáneo del problema en el escenario argentino y
americano
I-h.- Conflictiva prestación del servicio de educación superior
I-i.- Desinterés en desarrollar la infraestructura científica
I-j.- Agenda de trabajo o territorio problemático
I-k.- Orígenes históricos de la investigación
Capítulo Segundo 66
II.- Mapa de los conglomerados institucionales (educativos,
pedagógicos y científicos)
II-a.- Empantanamiento de la política educativa y científica
II-b.- Continuidades y compromisos entre etapas históricas
II-c.- Conglomerados institucionales de funcionalidad histórica y su mapa
de transformación
II-d.- Conglomerado inicial de burocratismo escolástico-barroco (1600-
1800)
II-e.- Conglomerado burocrático de reformismo ilustrado (1767-1810)
II-f.- Conglomerado de burocratismo liberal kantiano-benthamiano (1821-
1838)
II-g.- Conglomerado liberal-napoleónico (1852-1874)
II-h.- Conglomerado liberal-humboldtiano (1874-1904)
II-i.- Conglomerado burocrático-reformista (1904-1930)
II-j.- Conglomerado burocrático-autoritario (1930-1955)
II-k.- Conglomerado comunitario (1958-1966)
II-l.- Reiterados conglomerados burocrático-autoritarios (1966-83)
II-m.- Conglomerado mandarino-oligárquico (1983-1994)
II-n.- Conglomerado burocrático-nomenklado (1994-2012)
9
Capítulo Tercero 89
III.- Modernidad Renacentista Pre-Borbónica o Jesuítica
III-a.- Discursividad jesuítica (aristotélico-tomista) y trastornos de sus
estrategias posicionales (1599-1767).
III-a-1.- Estudios jurídicos en la Universidad de Charcas, 1624
III-b.- Reglamentarismo revelador de la estructura burocrático-académica
(1613-1664).
III-b-1.- Reconstrucción de las estructuras burocrático-académicas
III-c.- Escolasticismo orientador de su servicio misional sin ingerencia de la
autoridad secular.
III-c-1.- Instrucción que se llevaba a cabo
III-c-2.- Facultad de conferir grado
III-c-3.- Escritura de donación de Trejo y Sanabria
III-d.- Emergencia de la cultura barroca y de la conciencia criolla
III-d -1.- Estrategias subversivas en materia cultural
III-d -2.- Criollización de las culturas europea e indígena vinculada
con las ceremonias públicas
III-d -2-A.- Criollización del ritual en las celebraciones reales
III-d -2-B.- Criollización del lenguaje guaraní.
III-d -2-C.- Criollización de la producción lingüístico-
literaria
III-d -2-D.- Criollización de la conciencia literaria.
III-d -2-E.- Criollización artístico-musical en el barroco
hispano-guaraní.
III-d -2-F.- Criollización plástica en el barroco de Indias
III-d -2-G.- Criollización científica
III-d -2-H.- Criollización del combate religioso a las
supersticiones
III-e.- Conflictos barrocos y corporativos ocultos en el proto-mandarinato
regalista
Abreviaturas
Palabras Claves
Tablas-
Apéndices
BIBLIOGRAFÍA
25
Prólogo
Ninguna época fuera de la actual, en la accidentada historia de nuestro país, ha
presentado un escenario de crisis e incertidumbre tan pronunciado en el ámbito de la
educación y de la investigación científica; y tampoco, en ningún otro momento, han
sido tan grandes y variadas las oportunidades disponibles para una efectiva mejora en
los estándares de la convivencia social y la calidad académica en aquel específico
campo interactivo.
del viejo modelo de educación pública, ilustración radical, reforma progresista y ciencia
al servicio del conjunto.
Concientes de que tanto la educación como la ciencia son problemas, cuyo anclaje
sociopolítico es ostensible, hemos llevado a cabo un examen exhaustivo desenterrando
antiguos mandarinatos para lo cual hemos seguido el método arqueológico del anclaje o
arraigo empírico (grounded theory), y las técnicas regresivas o retrospetivas
(upstreaming theory) o “método del cangrejo” fundadas en la etnohistoria de Adolf
Bandelier.1 Estos métodos se remontan a la Primera Ilustración que se dio en la época
colonial, así como a una reconstrucción de la Segunda Ilustración y de la plataforma
epistemológica que sirve de sostén al dispositivo de conjunto del que, por otra parte, se
nutren los programas y las aplicaciones operativas del nuevo modelo de educación
adaptada a la sociedad civil económica del Estado Homogéneo Universal y de
gerenciamiento de la investigación científica orientada al servicio puntual del mercado.
1
.- Para la teorización anclada o arraigada, ver Glaser & Strauss, 1967; Paillé, 1994; Charmaz, 2006;
Thornberg, 2012; y Garza Toledo, 2012. Para el método de Bandelier, ver Hyslop y Mujíca B., 1992;
Lange y Riley, 1996; y Curátola Petrocchi, 2012. Para la fenomenología husserliana de Alfred Schütz y
Thomas Luckmann, ver Dreher, 2012.
27
esa carta y la opción que las caracteriza como bienes públicos no transables su decisiva
preferencia instituyente.
Cuando todo esto se observa, resulta evidente la importancia de las opiniones y el rol de
las preferencias que se manifiestan acerca de la agenda educativa así como del conjunto
de sus bienes y de la particularidad de las expectativas que despierta. Tanto los
programas como las personas tienen, en esa especial trama, el lugar y el rango originado
en aquella opción de la sociedad.
El mercado, por su parte, si bien existe desde que existe el hombre en tanto ser social,
como fenómeno asignador de relaciones y distribuidor de tratos, en los grandes
agregados socioterritoriales se ha desarrollado junto al moderno estado-nación y, como
tal, es también un resultado sociopolítico cuya ingente expansión tiende a presentarse
como una consecuencia automática que Adam Smith simbolizó con la famosa fórmula
de su invisible hand. En ese itinerario toda la consecuente generalización que hoy pone
en entredicho el carácter no transable de la educación como bien social fundamental y
que, asimismo, es tributaria de aquella ingente expansión que hoy se presenta como la
oportunidad de cara al futuro, constituye un decisivo problema que, en su teatralización
histórica, adquiere la forma de una tragedia cívico-cultural.
Más allá de cualquier controversia de detalle hemos tratado de llamar la atención en ese
punto crucial del que depende el curso de las posibles opciones. La nuestra apunta a
recuperar la educación pública para mejorar la convivencia y contribuir a la
investigación científica para colocarla al servicio de todos bajo condiciones de
objetividad, tolerancia, respeto y solidaridad.
En esa perspectiva nuestra investigación es una convocatoria al debate fuera del marco
de los especialistas y también un desafío para ellos y para todo aquel al que no se le
escape la conciencia de su propia responsabilidad en el seno de la sociedad política hoy
tan rezagada y contaminada. Y, en este sentido, conviene no olvidar que cualquier
atisbo de solución siempre depende de una apropiada formulación del problema. Bajo
ese presupuesto hemos trabajado para ofrecer a nuestros conciudadanos el material que
consideramos indispensable para elaborar una buena carta de navegación que permita
llevar a buen puerto a la educación pública y la investigación científica.
Capítulo Primero
I.- Introducción. Mapa de modelos y estrategias
Tanto en las obras como en los desempeños de estos académicos y sus respectivas
disciplinas, observadas desde una nueva perspectiva, queda en descubierto el
extraordinario rol con el que contribuyeron a forjar el imaginario institucional (normas,
valores, lenguaje, herramientas, procedimientos y métodos) en el que se edifica la
agenda de la sociedad liberal, el estado de derecho y la nueva sociedad civil secular que
finalmente enmendó el espacio republicano al reemplazar en 1916, con desigual
alcance, el orden conservador que le precedió.
En este extenso segmento de nuestra vida histórica sobresale como fenómeno cultural el
conglomerado institucional, que bien cabe caracterizar como una colosal empresa
ilustrada, cuya función pedagógica conecta las interacciones y las expectativas de los
ciudadanos a través de una amplia y variada producción intelectual, localizada en la
universidad, que aparece como el agente formador de una agenda interdisciplinaria o
más bien trans-disciplinaria.2
2
.- Las estructuras burocrático-académicas tienen un rasgo básico prescriptivo o normativo de manera
que, para evitar ulteriores imprecisiones toda vez que en este trabajo se hace mención al conglomerado
burocrático-educativo este siempre comprende el componente institucional, de modo que ese
conglomerado es siempre un conglomerado institucional. Lo institucional es lo que inordina o demarca la
trama de las relaciones en las estructuras burocrático-educativas; y esa trama no es un mero conjunto, de
manera que preferimos el mas acotado término de ”conglomerado”. Además, a pesar de que seguimos a
Castoriadis en muchos puntos nos ha parecido conveniente esquivar parte de su terminología, relativa a
los conjuntos identitarios, que se apoya en el razonamiento matemático y en las teorías de Ernst Zermelo
y del colectivo Nicolás Boubarki que, seguramente, resulta válida como herramienta de análisis teórico
29
El resultado de todo esto, en el nuevo estado nacional de la segunda mitad del siglo
XIX, muestra una compleja interacción entre las nuevas ideas que agitan la época y la
nueva suma de oportunidades y expectativas de la sociedad civil que se transforma al
ritmo de la creciente inmigración, de la ampliación del estado, y de los adelantos
científicos y técnicos. Dentro de ese escenario se gestan conflictos ideológicos,
rivalidades burocráticas y disputas personales, alimentados por circunstancias de todo
tipo que operan como marchas y contramarchas en el seno de la política, la cultura, la
elite y el espacio académico argentino cuyos resultados generan un antagonismo
histórico entre una corriente ilustrada, liberal, republicana, cosmopolita, laicista y
reformista; y otra orientación contra-ilustrada y anti-reformista.
Esta enorme masa de cursus honorums y de producción letrada, fue preciso estudiarlas
en una múltiple diversidad de fuentes: editoriales, publicaciones periódicas (gacetas,
anuarios, memorias, informes, boletines, revistas, diarios de sesiones de la legislatura y
del parlamento, etc.), y numerosos periódicos de la prensa diaria y semanal, así como en
una enorme cantidad de discursos, conferencias, y tesis doctorales, que se presentaron y
aprobaron, y que fueron arduamente coleccionadas y compiladas en una obra
injustamente olvidada de la historiografía argentina.3 Asimismo, dicha producción
letrada estuvo cruzada con eventos históricos críticos (1767, 1810, 1821, 1871, 1880,
1890, 1904), comentados por la prensa diaria, lo cual entrañó una compleja y
heterogénea urdimbre de vocaciones, parentescos, padrinazgos, discursos, publicaciones
académicas, filiaciones ideológicas y científicas, y orígenes sociales, geográfico-
provinciales y político-religiosos, que revelan la lenta y prolongada construcción de
sucesivas formaciones políticas, culturales y profesionales (aristocráticas, democráticas
y globales) y reiteradas generaciones de intelectuales (con sus respectivos espíritus de
para captar totalidades complejas o agregados sociales totales. Sin embargo tanto el objeto como la
materia que aquí se examina y para la que utilizamos el concepto de conglomerado, no es una totalidad
sino más bien solo un sector acotado de una trama social más amplia. Ese sector particularizado de
nuestra investigación comprende las relaciones educativas y académicas, las organizaciones que
contienen esas relaciones dentro de la sociedad nacional en cuyo ámbito se interactúa, la agenda de los
distintos conocimientos o disciplinas artísticas y científicas, las relaciones entre los participes de esas
tramas restringidas y, por cierto, el conjunto de ideas, creencias y valores que se han vuelto estándares en
el seno de esas mismas relaciones que, luego, el resto de la sociedad interioriza en sucesivos momentos y
que, por lo tanto, exhibe una marcada aunque desigual variación secuencial, paralela a los cambios
operados en el agregado más amplio. Todo eso, por otra parte, es lo que entra en el concepto de
conglomerado. Ahora bien, la trama misma de esas relaciones, con independencia de los cambios,
siempre esta sujeta a reglas; y la organización burocrática no es más que un conjunto de reglas o, mejor
aun, prescripciones que organiza rangos, funciones y programas de actividades, de manera que siempre
esa trama de referencia es institucional. En consecuencia, no conviene olvidar semejante rasgo
demarcativo, siempre implícito en nuestras referencias al conglomerado burocrático educativo. No está
demás recordar, que la noción de teoría crítica y de interdisciplinariedad fue ampliamente desarrollada
por la Escuela de Frankfurt, como bien lo ilustra Sumner, 2003. No está demás tampoco recordar que la
noción de conglomerado que aquí utilizamos fue inicialmente formulada por Gilbert Murray, muy
conocido en el terreno de los especialistas en la antiguedad clásica, en una famosa conferencia luego
incluida en sus Greek Studies (Oxford, Clarendon Press, 1947, pag. 66) en la que caracterizaba la
herencia cultural preclásica de la Grecia Antigua como the Inherited Conglomerate. El concepto adquirió
una especial consagración teórica al ser incluida por Eric R. Dodds en el cuarto capítulo de su famoso
estudio The Greeks and The Irrational (Berkeley, California University Press, 1951, pags. 179 y sgtes).
Para otras referencias acerca del concepto y de la temática del “Conglomerado Heredado”, vid: George
T. Menake: Three Traditions of Greek Political Thought : Plato in Dialogue (Lanham, Maryland,
University Press Of America, 2004, pags. 361-362 y 390).
3
Para el rol de la escritura en los seminarios humboldtianos, ver Kruse, 2006.
30
4
Para las representaciones e imaginarios sociales, ver Girola, 2012.
5
ver Holzer y Gabrielian, 1998.
6
ver Holzer y Gabrielian, 1998.
7
ver Holzer y Gabrielian, 1998.
31
8
ver Holzer y Gabrielian, 1998.
9
ver Holzer y Gabrielian, 1998.
10
ver Holzer y Gabrielian, 1998.
11
ver Holzer y Gabrielian, 1998.
12
ver Holzer y Gabrielian, 1998.
32
13
Para la integración de los saberes bajo el enfoque dialéctico globalizador, ver Delgado, 2009.
14
Para la ideología de la transculturación en Angel Rama, ver Moraña, 1997. Para la polémica entre
Rama y Fernández Retamar, ver Díaz-Caballero, 1997, 335-337
15
Ver Snow, 1977.
16
Para una sociología histórica del conocimiento, ver Vera, 2012.
17
Para los mandarines y los no-mandarines en la intelligentsia académica alemana, ver Liedman, 1986.
18
Sobre Veblen, Weber y Mannheim, ver Gattone, 2006.
19
clasificaron la burocracia antigua y moderna en cuatro (4) tipos distintos: la burocracia estamental y de
casta, la clientelar, la vigilante, y la de prestación (que incluye exámenes profesionales (ver Morstein-
Marx, 1957; y también Morstein-Marx, 1967).
33
Más específicamente, del campo de la ciencia política proceden cuatro (4) teorías acerca
de la política burocrática (que aclaran como las burocracias interactúan con los sistemas
políticos), que son: a) la dicotomía política-administración, que sostiene la completa
separación de la administración de la política;21 b) la del triángulo de hierro, que abunda
acerca de los grupos de intereses especiales o lobystas;22 c) la de la edición en red,
procedente del campo del comportamiento organizacional;23 y d) la del agente o
subordinado versus el supervisor o principal.24 Y del campo de la administración
pública (Fayol) emanan las obras fundadas en Gelinier (1967), que predominaron hasta
hoy entre las elites que promueven el nuevo modelo de identidad cosmopolita y
gobernanza global.25
Estos trabajos y polémicas nos han servido para encuadrar el conglomerado cultural y
los espacios discursivos del Río de la Plata en medio del Antiguo Régimen (cuando
prevalecía una sociedad patriarcal, patrimonialista, estamental y de castas) en lucha con
un proto-mandarinato ilustrado compuesto por letrados iluministas; más tarde en medio
de un contexto de republicanismo embrionario y romántico en disputa con los letrados
patriotas iluministas (Generación del 37); y más luego en una Argentina moderna que se
reflejaba en el mandarinato aristocrático de la Generación del 80.26
20
Sobre Weinstein y Greisman, ver Martin, 1987.
21
Montjoy y Watson, 1995; y Svara, 1999.
22
Rourke, 1984; y Knott & Millar, 1987.
23
Kickert & Koppenjan, 1997.
24
Jackson, 1983; Millar, 2005, Barzelay, 1992.
25
Ver Messenet, 1975; Barzelay, 1992; Silberman, 1993; Hood, 1996; y Bilbeny, 2007. Para el trasfondo
de la gobernanza global, ver Ferrete Sarria, 2011.
26
Sobre Rama, ver Franco, 1983; Adorno, 1987; y Alonso, 1994. Para el problema de la construcción del
espacio discursivo del siglo diecinueve latinoamericano a la luz de Rama y Foucault, ver Poblete, 1997. Y
para una réplica a Fritz Ringer, ver Jay, 1990, 2006; y Wacquant, 1995.
34
representada por la generación sesentista que trató de crear en Argentina entre 1958 y
1966 una nueva opción educativa. También hemos tomado de la tradición crítica
desencantada por la transformación totalitaria del socialismo real la noción de
nomenklatura, que nos ha permitido reordenar el conglomerado institucional ulterior
del campo educativo y científico argentino.27
Pero el tratamiento de la historia intelectual y de las elites no habría bastado para poder
comprender en su profundidad la naturaleza de las patologías político-académicas. Fue
necesaria la quíntuple aparición en orden cronológico de R. Williams (1958), Foucault
(1969, 1971),28 Rama (1984), Bourdieu (1988, 1989),29 y Jáuregui (2008),30 para que se
encontrara el arsenal de categorías y de metodologías (o caja de herramientas) para una
interpretación más esclarecedora y abarcadora de dichas patologías.31 Estas categorías,
la de los elementos dominantes, emergentes y residuales en los procesos culturales,
investigada por Williams (1958); la de transculturación que Rama (1984) proyecta
desde el campo de la antropología al de la crítica literaria; la cuestión del barroco
americano que vienen investigando Moraña (1998, 2004) y Moreano (2013); la del
absolutismo o despotismo ilustrado discutido por Ingrao (1986); la del mandarinato
aristocrático analizada por Ringer (1969); la de la nomenklatura socialista investigada
por Voslensky (1984), y la de la antropofagia cultural desplegada por Jáuregui, fue
necesario contenerlas con recientes e innovadores mecanismos. Estos nuevos
dispositivos fueron los de la “estrategia discursiva”, creada por Foucault; la estrategia
posicional o burocrática, provista más tarde por el último Bourdieu; las prácticas de
antropofagia cultural elaboradas por Jáuregui;32 la de criollizacion, sincretismo o
entremezcla cultural, proceso que resulta en una diversidad de discursos, rituales
ceremoniales, mitos, lenguajes, y formas artísticas, musicales y coreográficas europeas e
indígenas (reflejo de la tradición barroca), derivada de Rama (1984) y de Moraña
(1998); y los elementos dominantes, residuales y emergentes en los procesos culturales,
suministrada por Raymond Williams.33
Las discursividades de las que habla Foucault se reducen a un sistema de una decena
(10) de discursividades: escolástica-jesuítica, jansenista-regalista, enciclopedista,
romántica, evolucionista, reformista o arielista, contra-reformista o nacionalista católica,
27
Voslensky, 1984.
28
Para el análisis del discurso sociológico en Foucault, ver Ruiz Ruiz, 2009.
29
Para el dispositivo de “campo de poder”, ver Silva Echeto y Browne Sartori, 2008. Para Pierre
Bourdieu y el capital simbólico, ver Flachsland, 2001. Para el poder confrontado con los conceptos de
campo y de red, ambos en el “trabajo en red”, ver Van Campenhoudt, 2013.
30
Para una crítica del discurso antropófago en Jáuregui (2008), ver Gómez Hurtado, 2009, y García,
2010.
31
Para un estado de la cuestión, ver Debus, Alfonso-Goldfarb; Roxo Beltran, et. al., 2004.
32
Para el estudio de la antropofagia guaraní, ver Chase Sardi, 1964.
33
Ver Rama, 1984, 31; y Camargo Flores, 2008, 8. Para las literaturas heterogéneas y las alegorías
nacionales a la luz de la obra de Williams, ver Schmidt, 2000. Para las membranas del tiempo y del
espacio en la era de la comunicación digital, ver Gómez Vargas, 2009. Y para las relaciones entre
lenguaje y comunicación en la obra y la recepción de Raymond Williams, ver Montaña, 2009; y Karam
Cárdenas, 2013.
35
Las políticas públicas en materia científico-educativa, entre los siglos XVII y XXI en
Argentina y América Latina, sufrieron sucesivas oscilaciones y metamorfosis, que
transitaron de la hegemonía inglesa, a la norteamericana, francesa y alemana, y
generaron en esa conflictiva recepción toda suerte de rivalidades: de nacionalidad, de
logia masónica y de ideología.
En conjunto, tales mudanzas o transmutaciones han sido, por lo general, impulsadas por
la dinámica de los cambios políticos y comunicacionales, por la construcción de
imaginarios instituyentes y de sistemas científicos, por las transformaciones
tecnológicas a escala internacional (telegrafía, telefonía, radiofonía, televisión,
digitalización), por las caídas en desgracia en el terreno político-académico, y
34
Para la cuarta dimensión del triedro y el rol de las ciencias de la comunicación, ver Álvarez Pedrosian,
2009.
35
Foucault, 1968, 338.
36
Foucault, 1968, 337.
37
Ver Gutiérrez, 1990, 59-62; Heler, 2004, 59-60, y 91-92; y Uzín Olleros, 2011. Para una postrer crítica
a Bourdieu, ver Martínez, 2007. Y para una ajustada reseña del libro de Ana Teresa Martínez, ver
Algranti, 2008.
36
38
Para la contingencia, conflicto y temporalidad en el Renacimiento italiano, ver Torres, 2011, 117.
39
.- Para los pactos comunicativos que necesitan de reglas, signos y actores, ver Avello Flórez, 1986,
83ss, cit. en Bergua, 2005, 42. Para una comparación con la formación de la universidad moderna en
Chile, ver la excelente obra de Serrano, 1994. Para la emergencia de una red léxica mediante agentes
categorizadores de prototipos en un mundo estructurado infinitamente, ver Laskowski, 2008. Y para una
reconstrucción de una interpretación taxonómica de la incomensurabilidad en un Thomas Kuhn corregido
de su noción errónea de la intraducibilidad, ver Wang, 2002.
40
Para la concepción Kuhniana de paradigma, ver Henríquez Garrido, 2013.
41
Panebianco, 1994, 101, nota 19. Sobre la controversia Kuhn-Popper, ver Hutcheon, 1995; y Jaramillo
Echeverri, 2004. Sobre Basalla, ver Chambers, 1993; Nieto, 1995; y Ordóñez, 2007. Y sobre Schwarz
(1973) y el problema de la "recepción" en el ensayo latinoamericano, ver García, 2010.
42
Ver Basalla, 2011, 40, 79 y 80. Sobre el vínculo del colonialismo y el imperialismo con la ciencia, ver
Macleod, 1987; Petitjean, Jami y Moulin, 1992; Chacón Lesmes, 2002; y Vlahakis, 2006. Sobre el
colonialismo y sus formas de conocimiento para el caso de la India Británica, ver Cohn, 1995. Sobre la
apropiación del nuevo mundo para la producción de remedios medicinales, ver Nieto, 2002.
43
Para el pensamiento revolucionario de Gordon Childe, ver Yoffee, 2005; Renfrew, 2007; Trigger,
2006; y Smith, 2009. Para Lewis Mumford y su mito de la máquina, ver Lasch, 1980; Newell, 1983; y
Hughes y Hughes (1990).
37
Serrés, el modelo evolucionista de Basalla (1967) resulta más fructífero para explicar el
caso de sociedades periféricas como las de América Latina. Basalla concebía su modelo
en tres fases sucesivas, desde la metrópoli central o polo europeo, único lugar donde
entonces se validaba el saber, hacia una periferia de sociedades no científicas, donde
solo se recolectaba y coleccionaba información que después servía para la producción
de conocimiento en las metrópolis centrales.44 Cabe aclarar que la crítica a Basalla
consideró que estas metrópolis centrales de ninguna manera se las debía considerar de
naturaleza fija, sino que por el contrario deben ser tomadas como esencialmente
móviles.45
44
Ver Núñez Jover, 1999. Para la ciencia y la tecnología en clave centro-periferia, ver Shils, 1975;
Hodara, 2002-2003; Freites, 2003; Blinder, 2012; y Gavroglu, Patiniotis, Papanelopoulou, Simões, et. al.,
2008. Para un camino historiografico sobre la geografia y la historia de Brasil centrado en Basalla, ver
Coutinho, 2009. Sobre las contribuciones de Serge Gruzinski para la historiografia de la ciencia en la
colonización de América (Basalla), ver Oliveira Kettle y Alves Miranda, 2011. Para una opinión crítica
sobre Basalla aplicado a la construcción del conocimiento en la periferia mundial, ver Mathew, 2008; y
Gavroglu; Patiniotis, Papanelopoulou, et. al., 2008. Para los modelos de mundialización de la ciencia, ver
Lafuente y Ortega, 1992; y las Actas del Congreso Internacional Ciencia, Descubrimiento y Mundo
Colonial (Madrid, 1993).
45
Sobre el diseño arquitectónico de la ciencia imperial y las metrópolis imperiales móviles, ver Macleod,
1987; y Palladino y Worboys, 1993. Para una revisita del modelo basalliano de las tres etapas de
desarrollo, ver Raina, 1999. Para el modelo de centro y periferia, ver Chayut, 1994.
46
Ver Núñez Jover, 1999. Para la revolución científica, ver Westfall, 1986; y Henry, 2002. Sobre la
mundialización del Darwinismo como proceso y como texto, ver Restrepo Forero, 2009.
47
Ver Núñez Jover, 1999.
48
Ver Núñez Jover, 1999.
49
Para un comentario sobre las formaciones discursivas en la obra de Foucault, ver Hernández
Castellanos, 2010.
38
Es decir, en el caso de las redes léxicas o taxonómicas sustentadas por el último Kuhn
para determinar las rupturas epistemológicas lo que varía –a diferencia de las categorías
kantianas que eran fijas-- son los vectores, parámetros, conceptos-tipo, o términos-
pivote, con los que observar un objeto a analizar así como las expectativas. Pareciera
que para Kuhn lo que varía no son los objetos sino los conceptos con los que se practica
50
Ver Núñez Jover, 1999.
51
Ver Núñez Jover, 1999.
52
Para una agenda de investigación sobre las relaciones tecnocientíficas Sur-Norte que replique los
modelos difusionistas de la ciencia, ver Greiff Acevedo y Nieto O., 2005.
53
Para la inconmensurabilidad entre los paradigmas en Wittgenstein, después de Kuhn., ver Rivera, 2008.
54
Ver Kuhn, 2004, 123-127.
55
McGuire, 2004, 276. Para el impacto de Thomas S. Kuhn en las ciencias sociales, ver Guillaumin,
2012.
39
el análisis, lo cual nos remitiría al célebre y mítico debate entre Wittgenstein y Popper
acerca del verdadero método de conocimiento de la realidad.56
Sin embargo, estas variaciones no son meramente semánticas, pues están cargadas de
encuadre teórico y cambian en el tiempo según que vaya acompañada con otros
vectores, es decir cambian históricamente según la composición de la red léxica. Por lo
que el sentido de cada vector depende de la red léxica en la que esté inscripto, es decir
de cuáles son los otros vectores con los cuales está acompañado, y de cuál es el
imaginario instituyente dominante en cada red.57 Vaya como ejemplo el caso de la
peligrosidad, vector común a la psiquiatría, y a las especialidades que se desprenden de
la misma: la criminología, la sociología criminal y la etnohistoria, pero que no son
sinónimos ni idénticos entre sí, pues varían en su significado según que estén
acompañados o no con otros vectores, tales como la culpabilidad y la imputabilidad, y
según cual imaginario domina al momento de cada una de dichas disciplinas y
especialidades.
Por su parte, los actores sociales así como las denominadas generaciones de
intelectuales y camadas de egresados universitarios también han mostrado en diversos
momentos y con desigual intensidad, todo un abanico de preocupaciones que, salvo en
un muy pequeño número de casos, no ha alcanzado a configurarse como programas de
acción efectiva.58
56
Ver Edmonds y Eidinow, 2001.
57
Machamer, 2004, 259; y McGuire, 2004, 276.
58
.- Los casos más notables son los que se resumen en la experiencia de las Generaciones de 1837, 1880 y
1900 o del Centenario y la de los años 1955-1966, de la que se ofrece un amplio registro de testimonios
en Rotunno y Díaz de Guijarro, 2003.
59
.- Esta matriz de análisis desglosa dos planos básicos: el de las interacciones y productos sociales (tratos
y pujas de los individuos y grupos, acervos y acopios de conocimiento, capitales simbólicos) y el de los
dispositivos culturales de adaptación y ajuste en los desempeños y resultados (pautas de trabajo, valores
implícitos, preferencias ostensibles, ideologías, mecanismos de reconocimiento y autoridad). Los
primeros componen la plataforma de articulaciones y resultan externos a los dispositivos de adaptación y
ajuste instituyente como más adelante se explica.
40
Justamente ese sesgo simplificador que ignora la existencia del modelo Basalliano y el
de sus críticos es el que se advierte en numersos cultores de las ciencias de la educación,
la ciencia política y las historias de la religión y la medicina. Al frente de un ambicioso
proyecto de investigación interdisciplinario y articulado en red dentro de un dispositivo
de trabajo inter-universitario, la educacionista Graciela Riquelme periodizó las
transformaciones burocrático-académicas ocurridas en Argentina en siete distintas
etapas históricas: un primera agro-exportadora (1885-1918), otra reformista (1918-
1930), a la que siguen una restauradora (1930-1955), otra planificadora o desarrollista
(1955-1976), otra más autoritaria (1976-83), otra ulterior primaveral-democrática
(1983-89), y finalmente una ultima reformista de mercado (1990-2008).60
60
.- Ver Riquelme, 2008: 78-79. Esta periodización propuesta por Riquelme, básicamente centrada en la
universidad, manifiesta un exceso de linealidad histórica que solo toma en cuenta el registro de
interacciones asociadas a aspectos ideológicos donde se vacía por completo toda la sumatoria de rasgos
peculiares relativos a pautas de trabajo, valores implícitos, preferencias asumidas, acervos de
pensamientos, antagonismo interiores a las ideologías educativas y científicas que operan como
componentes cruciales de su imaginario instituyente. El uso de las fuentes, donde predominan los trabajos
de síntesis histórica (Halperin Donghi, Cano, Marquis, Bertoni, Krotsch, Buchbinder), indica un ajuste
centrado en lo fáctico que restringe el alcance al examen de unas pocas funciones manifiestas y sus
consecuentes roles.
61
.- Ver, en Palamidessi, Suasnábar y Galarza 2007, el capítulo 2 escrito por Palamidessi y Suasnábar y
titulado Notas para una historia del campo de producción de conocimientos sobre educación en
Argentina (Palamidessi, Suasnábar y Galarza 2007: 39-63). El recurso a la teoría del campo de Bourdieu
es, en este trabajo, más que nada cosmética y el extenso agrupamiento de la primera etapa no hace más
que simplificar una secuencia compleja que registra al menos tres diferentes modos de articulación de sus
diversos componentes en el que difieren completamente los patrones de interacción y las pautas de
trabajo, variando al mismo tiempo los valores implícitos así como las preferencia asumidas y los
antagonismos de los actores involucrados. La puja misma así como su ingente registro y los acervos de
pensamiento al igual que las ideologías educativas y científicas a lo largo de todo ese extenso segmento
de 80 años impide cualquier posibilidad de uniformar su plataforma de modo que la postulación de un
campo unificado para todo ese largo segmento, en los términos de Bourdieu, es decididamente no
pertinente. Y tampoco deben pasarse por alto las sucesivas fracturas históricas en el agregado
sociopolítico argentino que condiciona cualquier periodización. Frente a la secuencia puramente fáctica
de Riquelme la periodización de Palamidessi y Suasnábar, al remitirse a la teoría del campo de Bourdieu,
pretende un mayor rango por la combinación de hechos y teoría, pero la inconsistencia teórica e histórica
señalada más arriba lo torna conceptualmente más endeble y, además, históricamente menos preciso en el
detalle por la mezcla de etapas y escenarios.
62
.- Palamidessi, Suasnábar y Galarza 2007: 42-48.
63
.- Palamidessi, Suasnábar y Galarza 2007: 48-54.
41
1984 con el retorno a la democracia y la reapertura del debate educativo que estaría aun
inconclusa y que correspondería el segmento 1984-2011.64
Desde otra perspectiva, Wittrock (1996) colaboró con su tan difundida tesis de las tres
transformaciones o tres períodos críticos de la transición de la universidad moderna (la
ilustrada, la científica y la evaluadora); y Di Stefano (2011) contribuyó con una
periodización del proceso de secularización, en controversia con otra producida
previamente por Mallimaci (2004).65 También, Lengwiler (2008), para la relación entre
ciencia, política y conocimiento no experto, elaboró una periodización de cuatro (4)
etapas históricas, que arranca de la I Guerra Mundial hasta la actualidad, pasando por la
II Guerra Mundial y las décadas de los 60 y 70.66 Finalmente, para el conocimiento
médico y la balanza de poder médico-paciente, Jewson (1976) implementó una
periodización en tres cosmologías distintas, la de la medicina orientada hacia el
paciente, la del hospital y la del laboratorio.
En una dirección del todo diferente, cuya reconstrucción se integra en una matriz de
conjunto que registra la totalidad del proceso histórico desde su orígen institucional en
la crisis del orden colonial español y que sistematiza los componentes, los
comportamientos y los procesos detallados más arriba,67 proponemos una geopolítica
del conocimiento, una mundialización de la ciencia, y una hoja de ruta o desglose
secuencial de los modelos de análisis y estrategias discursivas centrales (político-
educativas, pedagógicas y científicas), o modelos y estrategias profesionales específicas
(médicas, jurídicas e ingenieriles), que se transplantaron, recepcionaron y adaptaron en
Argentina y que luego se transmutaron en lo que aquí denominamos conglomerados
institucionales.68
64
.- Palamidessi, Suasnábar y Galarza 2007: 54-59.
65
.- ver Arredondo Galván, 2000.
66
.- Aibar, 2012, 305-308.
67
.- El conjunto de factores que utilizamos para componer y describir los conglomerados burocrático-
académicos no constituye un conjunto cerrado. En muchos puntos nuestro abordaje se relaciona con la
noción de campo de Bourdieu pero no se confunde con esta. Aquellos factores desagregados presentan
una amplia variedad de modalidades en la que juegan, de una parte, las interacciones del agregado, los
acervos y acopios de conocimiento y las pujas de individuos o grupos (elementos sociales), y en derredor
de estas, las pautas de trabajo, los valores implícitos, las preferencias asumidas, las ideologías y
mecanismos de reconocimiento y autoridad (elementos culturales) dentro de un irregular espacio de
antagonismos y capitalizaciones en permanente tensión. En un sentido bastante literal nuestra
reconstrucción del conglomerado científico y educativo esta más cerca de la noción de magma
instituyente de Castoriadis que del concepto de campo del poder de Bourdieu del que también somos
heterodoxos tributarios.
68
.- Para el desarrollo extenso de las técnicas regresivas o retrospetivas (upstreaming theory) o “método
del cangrejo”, ver nota 1. Para la transmutación de las teorías transplantadas y la crítica a Joseph Kunz y
su filosofía legal latinoamericana, ver López Medina, 2004, 22-33. Para el proceso de copia, recepción y
transmutación en la producción literaria, ver Bloom, 1999.
42
69
.- Para las bases teóricas del modelo de principios científico-didácticos para la enseñanza de la geografía
y de la historia, ver García, Jiménez y Rodríguez, 2009. Para el paradigma de la complejidad, los modelos
científicos y el conocimiento educativo, ver Romero Pérez, 2003. Y para los cimientos científicos de una
nueva teoría educativa, ver Torre Tomás, 2006.
70
.- Para la teorización anclada o arraigada, ver Glaser & Strauss, 1967; Paillé, 1994; Charmaz, 2006;
Thornberg, 2012; y Garza Toledo, 2012. Sobre Bourdieu como actor de cambio histórico, ver Gorski,
2013. Para la estatofobia en Bourdieu, ver Grange, 2013. Para el método arqueológico en Foucault, ver
Webb, 2013. Y para la estrategia de problematización como variante de la estrategia discursiva de
Foucault, ver Álvarez Pedrosian, 2009.
71
Para el método de Bandelier, ver Hyslop y Mujíca B., 1992; Lange y Riley, 1996; y Curátola Petrocchi,
2012.
72
ver Nieto, 1995.
73
Ver Harding, 1998; y Anderson, 2003.
43
74
Restrepo Forero, 2009.
75
Restrepo Forero, 2009.
76
Restrepo Forero, 2009.
77
Para la historia de la evolución institucional de los derechos humanos, ver Buergenthal, 1997; Lauren,
1998; Wasserstrom, Hunt, y Young, 2000; Ishay, 2004; y Hunt, 2007.
78
Faltaría aún explotar la información que provee el Handbook of the River Plate.
79
.- Entendemos por plataforma de articulaciones el escenario de tratos en el que se registran y observan
las interacciones de los sujetos, se localizan las preferencias y los acervos y donde se localiza y se dispone
de los capitales simbólicos que genera el desempeño individual o colectivo como fenómeno interactivo.
Consideramos a esta plataforma como un conjunto susceptible de registro y, por ende, materia de
averiguación y cálculo con arreglo a los distintos procedimientos de las ciencias empíricas.
80
.- Entendemos por desempeños las conductas observables de los individuos y los registros identificables
de los actores colectivos. En particular consideramos como resultados del desempeño interactivo las
44
Entre estas nuevas ideologías y consideraciones irrumpió a fines del siglo XX la noción
de esfera pública, confusamente elaborada por Jürgen Habermas. A ello se sumaron los
comentarios que al respecto formularan Craig Calhoun, Charles Taylor y Geoff Eley
sobre su equiparación con la gestación de la sociedad civil y la incidencia de los
procesos modernizadores de movilidad, industrialización, urbanización, ilustración,
codificación, mercantilización o plutocratización de bienes o ideas, y publicitación o
informatización de fuentes (documentos, libros y expedientes) en los repositorios,
archivos y bibliotecas públicas.
pautas de trabajo, los valores implícitos, las preferencias ostensibles, las ideologías y los mecanismos de
reconocimiento y autoridad.
81
.- Entendemos las preferencias asumidas como pautas de selección de opciones relacionadas con las
posiciones de los sujetos involucrados.
82
.- Asumimos aquí la noción de capital simbólico de Bourdieu.
83
Ver Ávila, 2008.
45
Este problema teórico y práctico, que hace ya algunos años fuera planteado primero por
Foucault (1970), y últimamente por Bermejo Barrera (2009), al demandar un
psicoanálisis del conocimiento histórico en la línea del psicoanálisis complementarista
de Devereux (1973), pone el pasado en una plataforma compleja donde las diversas
estrategias discursivas convergen, se cruzan, luchan y reproducen articulando
interiorizaciones y pautas que luego se proyectan como reglas de adaptación que marcan
límites y rupturas como la que tienen lugar en el derecho, la medicina y la ingeniería
post-napoleónicas.
No hay que olvidar que el prejuicio de la ilustración moderada representada por Kant y
retomado en Prusia y los principados alemanes por Savigny, recicla la ontología jurídica
como ontología histórica sin historia real, como bien lo ha señalado Paul Koschaker,
84
.- Para lo social instituyente y la imaginación en Castoriadis, ver Verruga, 2005; y para el proyecto de
autonomía de Castoriadis, ver Negroni, 2011.
85
.- Foucault, 1968, 34; y Foucault, 1970, 115.
86
.- Meabe, 1999.
87
.- Meabe, 1994.
46
Asimismo, al pasar por alto el hecho de que el derecho no es una ciencia sino una
técnica dependiente de la ética material de cada circunstancia histórica y de cada
sociedad concreta, aquellas orientaciones criticadas mas arriba terminan cayendo en una
suerte de vicio esencialista y cientificista reproducido luego en la escuela de Ihering y
en la de Stammler, acerca de todo lo cual Weber desarrolla una critica despiadada en su
Wissenschaftslehre.89 Incluso varios de los más importantes aciertos de Marx terminan
enervados como ocurre en el caso de Althusser, Poulantzas y sus seguidores, cuya
fraseología estructuralista solo sirve para alejarnos de los hechos reales. Y en la misma
línea de deficit teórico se inscriben las escuelas neokantianas y toda esa suma de
plataformas pre-napoleónicas que nutren las construcciones abstractas de Kelsen, Hart y
Rawls así como sus secuelas analíticas que, a veces reemplazan a Kant por Wittgenstein
lo que solo agrega todavía mayor confusión a la necesaria inteligibilidad del derecho.
Poca duda cabe de que en ese revival racionalista del siglo XX convergen las escuelas
neokantianas, los diversos existencialismos, el propio marxismo salvo la excepción de
Lucien Goldmann,90 y ese irregular conjunto formado por las Escuelas de Frankfurt y
Viena. Sus integrantes (Adorno, Horckheimer, Marcuse y Habermas) lo mismo que los
de la escuela Austriaca (von Hayek, Popper) y la propia corriente de los Annales
(Braudel, Romano) que colocan su anclaje teórico, en lo que hace a las relaciones entre
derecho, economía y vida cívica, en un marco que exhibe una completa y total
desatención de la crucial ruptura de comienzos del siglo XIX, heredera de la ilustración
radical de los siglos XVII y XVIII.
Todas esas filosofías y teorías rezagadas ven lo privado desde lo público y no alcanzan
a percibir la fenomenal reversión registrada primero por Benjamín Constant, y por
Hegel y Kierkegaard en la primera mitad del siglo XIX, luego complementada por
Nietszche en la segunda mitad de ese mismo siglo XIX y finalmente perfeccionada de
modo diverso por Guglielmo Ferrero, Alexandre Koheve, Leo Strauss, Eric Voegelin,
Lucien Goldmann y Cornelius Castoriadis en el siglo XX.
El primero que abre la vía para la comprensión de ese ámbito es Benjamín Constant y
los que advierten la relevancia de Constant son Georg Jellinek primero y luego
88
.- Sobre el modelo romanista alemán, ver Cabo Martín, 2010, 45.
89
.- Weber, 1973. Para la filosofía histórica de Max Weber, ver Weisz, 2011. Para la mutua
complementación de Weber con Foucault, ver O´Neill, 1986.
90
.- Goldmann, 1955.
47
Guglielmo Ferrero. El último que capta la parte de la trama que lleva a la auto-
reproducción de ese ámbito de clausura es Castoriadis.91 El derecho opera en ese ámbito
de manera creciente y la despolitización que se advierte desde la segunda mitad del
siglo XX y sobre todo después de la caída del Muro y del derrumbe del socialismo real
sintoniza en esa línea que presume ser el Estado Homogéneo Universal, definido por
Koheve y regido por el punto de equilibrio conocido como el Óptimo de Pareto.92
91
.- Retamozo, 2012, 386.
92
.- Para el principio de la desigualdad óptima de Pareto, ver Nielsen, 2007; y Bommier y Zuber, 2012.
93
.- Fournier, 2013, 146.
48
y vicario del nuevo imaginario social instituyente y, por cierto, no sirve para tornar
inteligible lo que requiere un modo diferente de ver las cosas.
Desde ya llama la atención en nuestro medio el actual estatuto de los diferentes saberes
o la selectiva reticencia de los diversos campos del conocimiento científico argentino así
como toda la singular e ingente trama de compartimentos estancos de sus
organizaciones y, sobre todo, el persistente descenso de los parámetros con arreglo a los
cuales funciona, en su interior, el aprendizaje, la instrucción, la investigación y la
evaluación en todos los niveles y grados.
Estos saberes que hacen un continuo alarde de una, por demás, cuestionable objetividad
científica, han terminado, en nuestro escenario sociopolítico, transformados en
dispositivos de poder y de control social orientados a regimentar el conocimiento,
mediante un programa aparentemente neutral del New Public Management y de la
Knowledge Economy,94 que al tiempo que han disciplinado en su beneficio el aparato
94
.- Sobre el New Public Management (NPM) o Nueva Gestión Pública (NGP) ver Aguilar Villanueva,
2006. Sobre la Knowledge Economy ver: Giberson y Giberson, 2009. Con el NPM se conecta toda una
gama de tendencias asociadas a la llamada economía del conocimiento y un no menos extenso
desagregado de consensos y programas de los organismos internacionales entre los que sobresalen los
Acuerdos Comerciales Globales (GATS), y la extensión de las normas ISO a los sectores públicos y
educacionales al que no es ajeno el Proceso de Bolonia que ha uniformizado las credenciales, las
equivalencias y los créditos en la educación superior europea. Por otra parte, la misma neutralidad
científica de que hace gala el NPM de cara a los resultados desbastadores en el terreno de la ciencia y de
la educación que se advierte, a lo largo de la primer década del nuevo milenio, impresiona como un
decidido ejercicio de simulación, más allá de cualquier escrúpulo que presentan las declaraciones de
principio de sus voceros acerca de las expectativas de mejoramiento social invocadas. Frente a todo esto
tiene una extraordinaria vigencia el programa aun válido desarrollado entre 1955 y 1966 del que se da una
imprescindible noticia en la obra colectiva editada por Catalina Rotunno y Guillermo Díaz de Guijarro:
La construcción de lo posible. La Universidad de Buenos Aires entre 1955 y 1966, Bs., Ediciones del
Zorzal, 2003. Ver asimismo Díaz de Guijarro, 2010: 21-73.
49
95
.- En el terreno de la educación y de la ciencia la penetración de pautas y pujas vicarias de la mano
invisible del mercado ha generado una compleja interacción recíproca que, en los últimos diez años, ha
dado forma a un nuevo espacio temático cuya agenda, actualmente en intensa controversia, define su
especialidad bajo la emblemática titulación de economía del conocimiento. Para la noción de campo ver
la nota que se refiere a Bourdieu, y para la relación entre educación y economía del conocimiento ver
Robertson, Bonal y Dale, 2009: 209. Asimismo, para el credencialismo, que forma parte de esta nueva
temática ver Collins, 1979; y sobre el profesionalismo también relacionado con esa nueva agenda, ver
Murphy, 1983 y Friedson, 1986.
96
.- La desorientación que se percibe en este punto en la opinión pública y en la prensa nacional no es
exclusiva de nuestro país. Sin embargo en los países de mayor pluralismo informativo la oscuridad
deliberada encuentra menos posibilidades de inducir a error y, en todo caso, el fenomenal desarrollo de
Internet así como la amplitud social del acceso constituye hoy una importante garantía de control y un
límite a las manipulaciones interesadas. El ejemplo de lo ocurrido en Egipto a principio de 2011 lo mismo
que sus secuelas reclamando un giro democrático en muchas de las autocracias musulmanas es la mejor
prueba en ese sentido.
97
.- Si bien el comercio mundial no es mas que un fenómeno resultante dentro del escenario económico la
ingente multiplicación de organismos, consensos y programas de disciplinamiento social que el mismo
genera impone una especial atención, debido a la activa y persistente tarea de sus principales agentes
operadores con alcance institucional e influencia normativa (Banco Mundial, BID, FMI, OMC, OCDE,
GATS, etc.).
98
.- En la terminología de Alexander Koheve, que sigue a Hegel, este fenómeno que algunos equiparan
con la globalización, se caracteriza como Estado Homogéneo Universal (EHU). Desde ya estos
conceptos no son equivalentes porque la globalización remite a un escenario de relaciones planetarias
entre sociedades y culturas en tanto que el EHU se refiere a la uniformidad institucional que subyace
como matriz de trato. Para las opiniones de Koheve sobre el fin de la historia lo mejor es leer
directamente: Introduction à la lecture de Hegel: leçons sur La phénoménologie de l'esprit, professées
de 1933 à 1939 à l'École des hautes-études, réunies et publié par Raymond Queneau (París, ed.
Gallimard, 1947); y para las simplificaciones de Francis Fukuyama ver: The end of history and the last
man (New York, ed. Simon & Schuster, 1992). El debate mediático en torno al fin de la historia ha tenido
su origen en el artículo de Fukuyama titulado The End of History? publicado en enero de 1989 en The
National Interest dando lugar a un interminable y, desde ya, inconsistente debate que se parece a un
diálogo de sordos acerca de si terminó o no la historia humana como secuencia de sucesos, cuestión
fáctica que no tiene ninguna relación con el crucial problema filosófico hegeliano de la satisfacción que
hace del particular un universal absoluto en el que la trama de la individualidad ya ha suprimido la
división entre el amo y el esclavo generando al ciudadano del Estado Homogéneo Universal. El resonante
artículo de Fukuyama se puede leer en su versión original en la página Web:
http://www.wesjones.com/eoh.htm. Estas referencias son seguramente suficientes para que el lector
inteligente establezca sus propias conclusiones.
50
99
.- Carlos Alberto Torres en su interesante contribución titulada La educación superior en los tiempo de
la gobalización (incluido en Norberto Fernandez Lamarca: Universidad, sociedad e innovación, una
perspectiva internacional, Caseros, Eduntref, 2009: 5-42) desagrega lo que denomina cinco rostros de la
globalización: El primero es el que he denominado top-down y simboliza la globalización de arriba
abajo. Es el modelo neoliberal y la imagen de una globalización hegemónica impulsada por una extraña
alianza entre corporaciones multinacionales globales, organismos bilaterales y multilaterales. El
segundo rostro representa para el autor la antítesis de la primera: si la globalización desde arriba era la
globalización neoliberal, la globalización desde abajo se denomina anti-globalización. El tercer rostro,
para este autor, es el intercambio de ideas y personas, y la influencia en la cultura y sobre esto agrega
que hay gente en este país (y esto es válido para cualquier país) que conoce más las calles de Los
Angeles que las calles de sus provincias en el interior del país, o incluso algunas de las calles de su
propia ciudad. El chico perdido en Jujuy esta viendo Baywatch y por supuesto Baywatch le está dando
una imagen de los EEUU que es Baywatch y que no tiene realmente que ver con los EEUU. La serie de
TV da la imagen de una parte de una ciudad que es Los Angeles, en donde se filmaba Baywatch. El
cuarto rostro corresponde más al modelo de integración, y al derecho de las personas que al derecho a la
propiedad, esto es a la globalización de los derechos humanos. Finalmente el quinto rostro es la
globalización de la guerra antiterrorista.
100
La educación ha sido, en este marco, literalmente desarticulada al erosionar su condición de bien
público no transable. Cf.: Robertson, Bonal y Dale, 2009: 221.
101
.- Sobre este punto ver el artículo de Jeffrey Sachs publicado en el periódico El País de España el 4 de
octubre de 2008 titulado: La amenaza antiintelectual estadounidense. En la Web se lo puede leer en
http://www.elpais.com/articulo/opinion/amenaza/antiintelectual/estadounidense/elppgl/20081004elpepiop
i_4/Tes. Sobre la universidad anti-intelectual ver: http://www.80grados.net/2010/11/la-universidad-anti-
intelectual.
102
.- Sobre la teoría de los campos y nuestra recepción, ver Salcedo Megales, 2006: 171-179; Lahire,
2005: 29-70; y Fabiani, 2005: 91-110. Para la renovación conceptual de la teoría de las elites, ver Carasa
Soto, 2001.
51
En ese marco, en el que sobresale la gigantesca expansión del sistema educativo en los
EEUU y frente al que se registra una preocupada contraofensiva europea representada
por el famoso proceso de Bolonia,106 y la denominada Estrategia de Lisboa,107 la OECD
103
.- En su trágico Discurso del Rectorado (Die Selbstbehauptung der deutschen Universität) pronunciado
en 1933, que es una suerte de sublimada metonimia política de Sein und Zeit (Tomo VIII del Jahrbuch
für Philosophie und phänomenologische Forschung, de abril de 1927); y de Was ist Metaphysik (Bonn,
Friedrich Cohen, 1929), Heidegger formuló el interrogante acerca de si se tenía el saber necesario para
cumplir la misión espiritual de la universidad dejando así fijado un tema que luego será un recurrente
interrogante que subyace a la responsabilidad del intelectual profesionalizado en la universidad o
credencializado por los estamentos de autoridad cultural que asume su carga de cara al legado recibido.
No siempre esta misión se presenta de manera explícita en la experiencia argentina; y, muchas veces, esa
incertidumbre oscila entre los intersticios de los dobles mensajes (zanahoria programática y palo
ejecutorio) de los que tienen a su cargo la formulación y el control de las políticas educativas y científicas
como ha ocurrido, en forma reiterada, entre 1966 y 1983 (ver Díaz de Guijarro, 2010: pág 43, nota 5).
Otras veces esa misma misión se manifiesta como compromiso explícito tal como se registra en el
testimonio de Rolando García (ver García, 2003, 43-70) Para una visión de conjunto ver Llanos, 1984.
Para otro comentario del discurso del rectorado, ver Lacoue-Labarthe, 2010: 151-196.
104
.- Para la temática de los impulsores de la internacionalización y su desagregado operativo ver Rama,
2009: 49-53. Para el modelo de cultura tecnológica, ver Quintanilla, 2012, 130.
105
.- Para la temática de los escenarios mundiales en el terreno de la educación ver López Segrera, 2009:
57-67).
106
.- Para el proceso de Bolonia ver Haug, 2009: 95-96).
107
.- Para la Estrategia de Lisboa ver Haug, 2009: 96-97).
52
(1) Un primer escenario de redes abiertas con el inglés como lingua-franca orientado a
la cooperación voluntaria y para el que se insinúa como patrón el ya citado proceso de
Bolonia.
(2) Un segundo escenario restringido al ámbito del estado nacional que administra y
financia con fuerte focalización local de las elites controlantes.
(4) Un cuarto escenario estrictamente mercantil con orientación hacia la sociedad civil
económica en la que la educación se sujeta a pautas exclusivamente transables y al que
decididamente inclina sus preferencias el GATS y la OMC.
(3) Un tercer escenario localizado en el mercado y en el sector privado donde las tres
funciones de la organización de educación superior (docencia, investigación y
prestación de servicios externos) se orientan a especializaciones que moldean la oferta
interna y seleccionan los aspectos externos asociados a sus posibilidades. En este
ámbito la investigación tiene una presencia más reducida además de estar sesgada desde
el inicio en dirección de sus propios intereses y tanto el reclutamiento de docentes como
la organización jerárquica responden al dispositivo de elites del que procede su grupo de
control.
(4) Un cuarto escenario de educación abierta donde la investigación se realiza fuera del
ámbito propio en corporaciones y organismos especializados y donde la enseñanza se
acota y funciona predominantemente a distancia y de manera virtual cuyo patrón es la
108
.- Para la propuesta de la OECD ver López Segrera: Escenarios mundiales… (en Fernández Lamarca,
2009: 61-62).
109
.- Ver López Segrera: Escenarios mundiales… (en Fernández Lamarca, 2009: 58-60).
110
.- Aunque el autor no lo dice su descripción es una combinación del modelo humboldtiano y el
napoleónico.
53
En todos los casos la discusión gira en torno al crucial problema del bien característico
que define y da valor a la educación y a la ciencia y acerca del cual se construye la
agenda de recursos que la sostiene, el reclutamiento de sus actores, sus pertenencias y
carreras así como el alcance que se concibe de cara a sus disponibilidades de servicios,
capacidades para atender las demandas sociales y las funciones estratégicas tanto
propias como del entorno social al que sirve. En este punto las opciones no son más que
cuatro:
(1) Una primera posición sostiene que la educación y sus actividades correlativas
(docencia, investigación y extensión o servicios) constituyen un bien público.
(2) Otro segundo punto de vista afirma que la educación es un bien privado y que la
intervención pública no está justificada.
(3) Otro tercer criterio admite que la educación es un bien público que produce
beneficios privados lo que implica repartir las cargas de su mantenimiento entre el
conjunto público y los interesados particulares que se benefician con sus servicios.
(4) Finalmente una cuarta opinión que considera a la educación un bien esencialmente
privado que produce beneficios públicos y que, por lo tanto, debe esta asistido con
recursos públicos pero reduciendo su intervención a aspectos mínimos que no
interfieran con un funcionamiento ajustado a los dispositivos propios de la economía de
mercado.
Las diferencias de opinión lo mismo que las posiciones son suficientemente claras en
orden a las opciones; pero se da por entendido que las nociones de bien público y bien
particular o privado bastan para fijar el criterio que sostiene cada opción y que los
argumentos a favor o en contra no son más que meras justificaciones.
111
.- Sobre los modelos tradicionales de universidad, ver Apaza Sembinelli, 2006.
112
Para el concepto de campo erosionado por la aparición de la teoría de la red, ver Van Campenhoudt,
2013, 56-68.
54
Para los defensores de la educación pública esta es valiosa por sí misma y poco interés
se pone de manifiesto a la hora de dar razón de sus ventajas o de su necesidad. De esta
manera se supone más de lo que se sabe y se prejuzga acerca de las posiciones y
expectativas de la sociedad política y de la sociedad civil económica que no siempre se
desarrollan o interactúan en la misma dirección. Por el contrario, aquellos que bregan
por la educación privada o particular y que tratan de limitar la intervención de los
organismos gubernamentales o, incluso, colocarla fuera de su alcance o intervención
tampoco van más allá de toda una sumatoria de vagas referencias a las ventajas de la
iniciativa particular o a la eventual conveniencia des-regulativa que puede proveer
garantías más eficaces para la libertad y la independencia individual.
Pero sea o no claro todo este asunto la verdad es que la cuestión relativa a la ventaja o
desventaja bloquea inevitablemente cualquier debate al colocar el tema en un ámbito de
utilidades que no pueden sino relacionarse con las interacciones y tratos de la sociedad
civil económica. Desde el ámbito privado la cuestión es, por cierto menos relevante que
el espectro de oportunidades y la variedad de demandas que sostiene el interés o las
inversiones localizadas en el terreno educativo. Pero esto no siempre se percibe con
claridad, sobre todo en los países de América Latina y en especial en Argentina donde el
imaginario educacional se reparte entre el conglomerado educativo público y la oferta
particular o privada con una importante presencia y gestión confesional, de enorme
arraigo y fuerte peso tradicional atravesada por una no convergente consideración
acerca de la provisión de recursos para su sostenimiento de claro corte económico, y la
actividad educativa, en sentido estricto, que obedece a intereses espirituales que
relacionan la propaganda confesional con finalidades de bien común y de servicio
colectivo.113
113
.- En la Argentina esa presencia es predominantemente católica pero existe otra no menos importante
presencia protestante y judía; y estas tres confesiones, con diferente alcance y extensión, ejercen una
enorme actividad educativa que supera ampliamente la actividad privada exclusivamente laica o secular.
55
114
.- El hecho mismo de que la enunciación del derecho fundamental relativo a la educación no se localice
en la parte dogmática de la Constitución Nacional sino que figure en la parte operativa y dentro de la
regulación de las atribuciones del Congreso de la Nación es una prueba contundente de esa incertidumbre.
115
.- Los derechos de primera generación en el mundo moderno son los derechos de tipo político y los de
segunda generación son lo derechos sociales y económicos. Hoy ya se habla de derechos de tercera
generación que los derechos humanos y los que reconocen prerrogativas y beneficios equivalentes a las
minorías antes excluidas por prejuicios raciales, religiosos o sexuales.
116
.- De acuerdo a la información de su propia página Web Laureate International Universities es la red
internacional de universidades privadas más importante en la educación superior en el mundo. Agrupa a
universidades y escuelas superiores de 17 países, 72 campus y 25,000 colaboradores en Europa,
Latinoamérica, Norteamérica y Asia, ofreciendo una educación con una perspectiva multicultural única
que prepara a los estudiantes en cada una de sus carreras (ver: http://www.ulacit.ac.pa/laureate.php). Y
como si eso no fuera suficiente para tomar en cuenta su posición, su impacto y su inserción en el ámbito
educativo conviene recordar aquí que su Honorary Chancelle es nada menos que Bill Clinton, destacado
ex-presidente de EEUU.
117
.- La escasez de ofertas y disponibilidades académicas tiene en ambos casos registros concretos. De una
parte la Universidad de Bologna en Argentina, de acuerdo a su página Web, se limita a 11 maestrías con
titulación italiana, 9 nueve cursos denominados de Alta Formación, un Módulo de Especialización en
56
Retomar la cuestión y abrir el debate, en el que por otra parte nunca se llegó a formar
una verdadera agenda de cara a los intereses de la sociedad y de sus posibilidades
futuras,118 obliga entonces a considerar un amplio repertorio de asuntos donde habrá que
deslindar, sobre todo, el alcance y la respectiva función de lo colectivo, siempre
relacionado con las demandas sociales y las expectativas ciudadanas, frente a lo
estrictamente público y que concierne a la naturaleza, sustento y alcance asignado a la
educación, la ciencia y la cultura como programa estratégico de la sociedad así como de
su inserción tanto en el ámbito de la sociedad política como en el de la sociedad civil
económica. Solo a partir de estas necesarias dilucidaciones será posible abordar todo
aquello que hace a las opciones cruciales desglosadas más arriba en orden a la
preservación de la educación, la ciencia y la investigación lo mismo que de la cultura
intelectual y artística como una combinatoria inseparable de bienes fundamentales
básicamente no transables y destinados al mejoramiento de nuestra vida social y a la
elevación de las condiciones y hábitos de convivencia y progreso.
que quieran hacerlo y cuenten con la formación y capacidad requeridas. Y deberá garantizar asimismo la
accesibilidad al medio físico, servicios de interpretación y los apoyos técnicos necesarios y suficientes,
para las personas con discapacidad.
120
.- Acerca de la Articulación Institucional de los Colegios Universitarios existe en Argentina un amplio
cuerpo normativo entre las que cabe citar la Resolución Ministerial (en adelante RM) RM 6/97 sobre
carga horaria mínima en las modalidades presenciales; la RM 206/97 sobre el uso de las denominaciones
Facultad, Universidad, Universitario; la RM 89/98 sobre convenios para creación de Colegios
Universitarios; la RM 1716/98 sobre la reglamentación de Educación a Distancia; y la RM 151/2000
sobre atribuciones del Consejo Federal de Cultura y Educación (CFCE) para aprobación de normas para
el reconocimiento de títulos de postgrado.
121
.- Acerca de la temática de los títulos en Argentina cabe citar la RM 957/94 sobre la convalidación
previa a la LES1.
122
.- Acerca de la temática de las cargas horarias cabe citar la RM 6/97 relativa a las carreras de grado
universitario.
123
.- Acerca de la temática de la planificación de la educación superior existe en Argentina un amplio
cuerpo normativo entre las que cabe citar la RM 602/95 relativa a los Consejos Regionales de
Planificación de la Educación Superior (previa a la LES1); la RM 200/96 modificatoria de cuestiones de
postgrado; la RM 1670/96 acerca del reconocimiento oficial de los títulos de postgrado; la RM 1168/97
relativa a la acreditación de carreras de postgrado; la RM 206/97 acerca de las instituciones legalmente
habilitadas para funcionar como universitarias; la RM 2093/97 relativa a los mecanismos para obtener la
habilitación como institución universitaria y poder continuar con sus actividades de postgrado hasta la
conclusión de esos trámites; la RM 2156/98 acerca de la creación del Registro de Instituciones de
Postgrado; la RM 2477/98 relativa al reconocimiento oficial de los títulos de postgrado no convocados
por la CONEAU; la RM 35/99 acerca del reconocimiento oficial de los títulos de programas de postgrado
pendientes de acreditación por parte de la CONEAU; la RM 236/01 relativa al reconocimiento oficial de
los títulos de postgrado de carreras de modalidad educativa no presencial o a distancia; la RM 532/02
acerca del reconocimiento provisorio de títulos correspondientes a proyectos de carreras de postgrado; la
RM 1058/02 relativa a la creación del Registro Público de Centros de Investigación e Instituciones de
Formación Profesional Superior, a cargo de la Dirección Nacional de Gestión Universitaria que
comprende los requisitos para la inscripción, el régimen de las evaluaciones institucionales externas
periódicas y la regulación de maestrías y doctorados organizados mediante convenios entre instituciones
universitarias y no universitarias.
124
.- Un buen ejemplo de todo esto es la enmarañada normativa reglamentaria de la ley 24.521 cuyo
laberinto legal pendiente de discusión comprende los siguientes decretos: Dec 268/95 de promulgación de
la ley que observa algunos de sus artículos; Dec 499/95 de reglamentación del Consejo de Universidades
y otras disposiciones anexas; Dec 576/96 de reglamentación de las Instituciones Universitarias Privadas;
Dec 1276/96 acerca de la validez nacional de los títulos; Dec 455/97 acerca de la articulación del sistema
de educación superior y la figura de los Colegios Universitarios; Dec 705/98 que modifica el Dec 173/96
acerca de la reglamentación de la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria; Dec
81/98 acerca de la reglamentación sobre la educación a distancia; Dec 868/98 acerca de la Estructura
Orgánica de la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria; Dec 798/98 acerca de la
reglamentación sobre las obligaciones asumidas por las Universidades Nacionales según artículos 20 y 21
de la Ley 24.938 (distribución de créditos según convenios por programas); Dec 276/99 acerca de la
autorización de universidades extranjeras; Dec 1047/99 acerca de la solicitud al Ministerio de Educación
para tratar las ofertas de grado y postgrado fuera del ámbito del CPRES al que pertenece la Institución
58
De allí entonces que, para respetar aquella compleja realidad, hemos separado en el
conjunto social total,127 de la Argentina un subconjunto comprensivo de las
interacciones y productos sociales del ámbito burocrático-educativo (tratos y pujas de
los individuos y grupos, acervos y acopios de conocimiento, capitales simbólicos) y otro
subconjunto comprensivo de los dispositivos culturales de adaptación,128 y ajuste de sus
desempeños y resultados (pautas de trabajo, valores implícitos, preferencias ostensibles,
ideologías, mecanismos de reconocimiento y autoridad, reglas y dispositivos
instituyentes). Ninguna de las características observables en el primer subconjunto, en el
que se registra la articulación de sus elementos particulares, no determina,
necesariamente, la dirección,129 de los conglomerados burocrático-educativos ni
tampoco el influjo o la dimensión e importancia del capital simbólico que produce y que
forma su núcleo duro. Debido a esto definimos a ese primer subconjunto como externo
porque resulta ajeno a los dispositivos de adaptación y ajuste instituyente. Por su parte
el segundo subconjunto al cumplir ese rol crucial, nos permite acceder a los factores
determinantes.
La inteligibilidad del conglomerado total alcanza, de este modo, un sentido integral del
que resulta un cuadro coherente que respeta los hechos sin caer en el
hiperfactualismo,130 propio del empirismo y de toda su variada gama de ejercicios
darwinistas, positivistas, funcionalistas, estructuralistas, sistemistas y neopositivistas.
Solo una precisa confrontación de detalle con las interacciones políticas hace emerger
las claves operativas de cada uno de los diez (10) conglomerados burocrático-
académicos que, a lo largo de la historia educativa argentina, han condicionado el
desigual resultado que, más adelante, se reconstruye y analiza, tanto en su dispositivo
normal como en sus inevitables patologías.
directiva que opera desde las posiciones de generación de derechos y lo que resulta el factor determinante
que puede orientarse por la autoridad asumida como irrecusable (mandarinato) o bien por el consenso
compartido (burocratismo comunitario), el autoritarismo despótico (burocratismo autoritario) o por el
prebendarismo (burocratismo nomenkaldo). El desglose de los estatus hecho por Georg Jellinek (ver: G.
Jellinek, System der subjektiven öffentlichen Rechte, Darmstadt, Wissenschaftliche Buchgesellschaft,
1963) es aquí para nosotros la mejor guía que permite conectar la plataforma social y los actos políticos
con el dispositivo instituyente que lo encausa.
130
.- Para la crítica del hiperfactualismo ver Easton, 1966: 1-14).
131
.- La Conciencia Jurídica Formal (CJF) registra los enunciados prescriptitos en los que se formula la
regulación obligatoria del derecho.
132
.- La Conciencia Jurídica Material (CJM) comprende las actitudes, los estándares, los valores y los
ideales con arreglo a los cuales los individuos interiorizan y reproducen la práctica material del derecho.
Para un pormenorizado examen de la CJF y de la CJM con la compleja analítica de cada uno de sus
cuatro componentes básicos ver: Meabe, 2009. Para la completa fundamentación teórica ver, en la misma
obra el apéndice 2 titulado La Conciencia Jurídica Material y su plataforma interactiva. Una
reformulación teórica (Meabe, 2009: 331-342).
60
Por cierto, esta larga etapa contra-ilustrada y anti-reformista no aconteció sin altibajos
de toda índole. Si bien la presente etapa que padece la Argentina arranca con el
Consenso de Washington (1990) y el Régimen de la Nueva Gerencia impulsada por la
Organización Mundial del Comercio (OMC) en el campo de la investigación y la
docencia (1990), la anterior etapa del denominado Proceso no se inició el 24 de marzo
de 1976, tal como lo pregona la actual historia oficial, sino que retrotrae su origen
histórico al golpe del 28 de junio de 1966 y a la Noche de los Bastones Largos (VII-
1966).133 Y en el espacio de la cultura académico-universitaria tiene su inicio local en
las denominadas Cátedras Nacionales (O´Farrell, Cárdenas, Carri, Argumedo, J. P.
Feinman, H. González, etc.), que impuso la dictadura de Onganía para combatir a la
izquierda a través de su Ministro del Interior General Francisco Imaz.134
Más aún, el obsceno desinterés de las autoridades argentinas y su actual ministro Lino
Barañao por informatizar electrónicamente las fuentes documentales inventariadas y
archivadas y por desarrollar la infraestructura científica del país (archivos, bibliotecas,
laboratorios, museos, etc. y escaneo y procesamiento informático de fuentes
documentales) puso en alerta a la comunidad científica. El caso de la informatización
del Archivo General de la Nación (AGN), debido al desinterés de dicha Agencia o
ANPCYT por cumplir con esa tarea, el Poder Ejecutivo tuvo que subsidiar con apenas
133
.- Sobre la caída de Illia, ver Toroncher, 2009
134
.- Sobre la caída de Illia, ver Toroncher, 2009.
61
cuatro (4) millones de dólares la ingente tarea de informatizar los catálogos y los fondos
documentales de dicho Archivo. Este desinterés logró la complicidad de la justicia
federal (Cámara Penal incluida), la que ordenó el archivo de la denuncia interpuesta
(que incluye como testigo falso a Carlos Cassanello, directivo de dicha Agencia). Sus
pormenores y beneficiarios se pueden consultar online bajo los títulos de: Obsecuencia
de los Jueces al Poder Político en Argentina, y Humanistas subsidiados por el poder
kirchnerista o Mandarinato académico mercenario
http://argentina.indymedia.org/news/2011/12/805119.php
Los capítulos están agrupados en siete (7) grandes secciones, y desplegados en una
infinidad de apartados y sub-apartados, que fueron constituyendo la agenda de trabajo.
En la primera sección desarrollamos la presentación y los modelos pedagógico-políticos
a implementar en la obra. En la segunda sección agrupamos los capítulos dedicados al
mundo colonial (1600-1810). En la tercera sección nos dedicamos a la ciencia y la
cultura durante la revolución de independencia (1810-1830). En la cuarta sección
abordamos un par de capítulos volcados al análisis de la modernidad liberal ilustrada
(1852-1903). En la quinta sección reunimos aquellos capítulos involucrados en la crisis
y el conflicto estudiantil de comienzos del siglo XX (1903-1906). La sexta sección
reúne tres capítulos dedicados a la reacción al difusionismo eurocéntrico (1882-1930), y
a las reformas pedagógicas en el pasaje de la universidad aristocrática o de elite a la
universidad democrática (1898-1930). Y en la séptima sección concentramos dos
135
.- Algunos links son más extensos y para activarlos deben ser copiados y pegados en el casillero
superior donde se encuentra el protocolo de transferencia de hipertexto
62
La sexta sección que recae sobre la reacción al difusionismo eurocéntrico y sobre las
reformas en el pasaje de la universidad aristocrática a la universidad democrática (1882-
1930) está compuesta por cuatro capítulos, el undécimo, el duodécimo, el décimo-
tercero, y el décimo-cuarto. En el undécimo sobre la reacción periférica al difusionismo
eurocéntrico bajo las presiones de la división del trabajo académico, hemos de
incursionar en el discursivismo cientificista y las estrategias antropofágicas subversivas
y reconversoras (1900-1930), en los discursivismos geológico-evolutivos
(astronómicos, paleontológicos, geográficos); biológico-evolutivos (biología vegetal y
animal); humano-evolutivos; y pedagógicos. En el duodécimo capítulo dedicado a la
voluntad modernizadora o de despegue y a la dispersión pedagógica, étnica y geográfica
del conocimiento, nos abocamos a la canonización cosmopolita o nacionalista del saber,
la inserción científica y rivalidades inter-imperiales, los polos de conocimiento
extranjeros y las cadenas de saber nacionales, las secuelas cognitivas gestadas al interior
del campo académico (1903), los desequilibrios en el mercado ocupacional de las
profesiones y las vocaciones perdidas y malversadas (1904-1906), la diseminación
socio-étnica en los medios académicos (1906), y la dispersión geográfico-institucional
de las unidades universitarias. En el décimo-tercer capítulo que versa sobre la crisis del
saber práctico y sus deformaciones profesionales, nos hemos de interesar en diversos
136
Fontenla Facal, 1920, 45.
64
Por último, la séptima sección está integrada por los dos últimos capítulos, el décimo-
quinto y el décimo-sexto. El décimo-quinto capítulo está dedicado a la transición de la
universidad democrática al burocratismo autoritario bajo el imaginario de una
revolución conservadora (1930-1983), al estudio de la recepción de estrategias
discursivas contra-reformistas (1930-1955); a la restauración del reformismo, e
imposición de estrategias discursivas cientificistas (Rolando García) y funcionalistas
mertonianas (Gino Germani) bajo un imaginario desarrollista (1955 -1966); al
mandarinato renovado y reinicio del burocratismo autoritario (1966-1972); al interregno
de doble poder y de terrorismo de estado (1973-1976); y al burocratismo autoritario, el
BID, el Proceso Militar (1976-83) y el impacto de la diáspora latinoamericana. Y en el
décimo-sexto capítulo abordamos el pasaje del burocratismo autoritario al burocratismo
nomenklado (1984-2010) donde nos centramos en el modelo evolucionista-Popperiano-
Basalliano recuperado en la restauración democrática (1984), en la profundización del
burocratismo nomenklado (1989-1999); en la recepción del modelo educativo neoliberal
del Primer Mundo, en la crisis teórica y pedagógica que supuso la irrupción de una
convergencia legal globalizante en la gestación del conocimiento o fase de deserción
moral y reclutamiento de un mandarinato mercenarizado (1997-2010); en la evaluación
descendente de sabios a pares; en el impacto que en la ciencia tuvieron los cinco
mecanismos gerenciales de la dominación burocrática nomenklada y mcdonaldizada; y
en las cinco secuelas de dicho modelo en el aparato del estado: subsidios, nepotismo,
purgatorio académico, y listas de espera.
En cuanto a los orígenes de esta investigación debemos señalar que remonta sus
orígenes a toda una vida, pues el drama de la construcción histórica de la sociedad
argentina la inició uno de sus autores hace casi medio siglo indagando primero en la
estructura económica (tierra, crédito y mano de obra), para luego pasar a estudiar las
estructuras políticas, militares y culturales, ninguna de las cuales le ofreció una
respuesta satisfactoria que respondiera sus interrogantes más acuciantes.138 Más
137
.- Para el rol de Macedonio Fernández en la generación filosófica argentina, ver Muñóz, 2010. Y para
el diferendo positivismo-antipositivismo en Ingenieros y Korn, ver Ramaglia, 2004; y Ruvituso, 2010.
138
Ver el Catastro Rural de la Provincia de Buenos Aires (1600-1936), ofrecido online en www.er-
saguier.org
65
específicamente, la presente obra se inició hace ocho (8) años, a fines de 2004, con la
denuncia por el otorgamiento fraudulento de subsidios de investigación por parte de la
SECyT. Asimismo, en el caso de otro de sus autores, la problemática investigativa se
deriva de un pormenorizado examen de la historia material del derecho y, en especial,
de los orígenes del derecho y la justicia del más fuerte en la antigua Grecia, cuyos
resultados se han volcado en el escenario puntual de la sociedad argentina y en el más
acotado de su evolución jurídica. Por último, el tercero de sus autores, viene
familiarizándose con la historia de la medicina desde hace décadas.
Capítulo Segundo
Por una senda distinta y de la mano de una generación más preocupada por las
aspiraciones o reivindicaciones individuales o por la propia reinserción personal en un
restringido marco de oportunidades, la política científica y educativa se empantanó, a lo
largo del último cuarto de siglo, en una especie de guerra de posiciones, semejante a la
que Gramsci detectó en los países del occidente europeo tras la revolución de octubre en
Rusia.140
139
.- Los testimonios reunidos en las obras de Omar Bernaola (Enrique Gaviola y el Observatorio
Astronómico de Córdoba, Ed. Saber y Tiempo, 2001) y de Graciela Rotunno y Eduardo Díaz de Guijarro
(La construcción de lo posible, Bs. As., Libros del Zorzal, 2003) ofrecen un panorama indispensable, que
se completa con los magníficos y respectivos prólogos de Mario Bunge y Marcelino Cereijido (9-30) y
una muy útil reseña de la época redactada por los compiladores Rotunno y Díaz de Guijarro (31-41) a la
que se le agrega un muy breve epílogo (251-252). Los testimonios en la obra de Rotunno y Díaz de
Guijarro son de Rolando García (43-70), Tulio Halperin Donghi (71-80), Juan Manuel Borthagaray (81-
92), Manuel Sadosky (93-112), Ana María Barrenechea (113-122), Gregorio Klimovsky (123-144),
Alejandro Kacelnik (145-165), Ricardo Moners Sans (167-181), Antonio Barrutía (183-202), Alberto
Agrest (203-208), Jorge Albertoni y Roberto Zubieta (209, 228), Segio Bagú (229-233) y Aníbal Ford
(235-250).
140
.- Ver Macciocchi, 1980; y Phelan, 1990: 41.
141
.- Sobre la autonomía de los campos, ver Lahire, 2005, 62; y Fabiani, 2005: 105.
67
Más aún, caracterizar con rasgos negativos al último período militar conocido como El
Proceso, haciendo abstracción del precedente período militar autotitulado Revolución
Argentina, es una maniobra intelectual destinada a encubrir los orígenes inmediatos del
fenómeno a desentrañar. Estas teorías, análisis y metodologías parciales y equívocas
han enturbiado la inteligibilidad de la actualidad académica argentina y han contribuido
a poner en grave riesgo la integridad moral de la comunidad científica, y por
consiguiente han afectado y están afectando la opinión pública universitaria, el espíritu
crítico, la creatividad intelectual, y las libertades académicas y de investigación.142
142
Sobre cuántos enfoques hay en ciencias sociales, ver Porta y Keating, 2013, 38-40.
143
.- Los datos históricos no siempre proceden de los grandes archivos y hemerotecas. El Archivo General
de la Nación (AGN) es el más amplio pero no necesariamente el más completo en lo relativo a educación
y ciencia. Para muchas referencias hizo falta recurrir a las secciones de Microfilm de las grandes
hemerotecas (Bibliotecas del Congreso, Nacional, de la Legislatura de Buenos Aires y del Banco
Central). También hizo falta recurrir a los archivos digitalizados y publicados en la web de los ministerios
y de las dependencias descentralizadas (ANPCYT, Conicet, INTA, INTI, CNEA, CONEAU) así como
de las universidades, las que no suelen estar, de ordinario, a disposición de los investigadores. En lo
relativo a las lagunas de reconocimiento la reconstrucción siempre parte de testimonios posteriores y
muchas veces tardíos. En la sección de fuentes, al final de la obra, se da un detalle de documentos y
fuentes.
144
.- Notables son los casos de la obra de Marcial R. Candioti y de la tesis doctoral de Matilde Flairoto
(ver: Flairoto, 1916), que en la línea de Norberto Piñero llevó a cabo en la segunda década del siglo XX
una extraordinaria revalorización de la obra de Mariano Moreno, en completa disonancia con la imagen
oficializada por el mandarinato histórico regenteado por la Junta de Historia y Numismática (JHN) de la
que procede la actual Academia Nacional de la Historia (ANH), que durante toda la primera mitad de ese
mismo siglo XX ha funcionado bajo el tutelaje directivo de Ricardo Levene. Recién cuando Agustín
Mackinlay y Estéban de Gori pusieron en movimiento un reexamen de las fuentes referidas a Moreno
(ver: Mackinlay, 2009: y De Gori, 2012) se ha podido establecer esta notable laguna en el ámbito de las
disciplinas y de la educación histórica argentina. Otros casos notables involucran la obra histórica de Julio
68
150
.- El carácter irrecusable de la autoridad en el mandarinato es exclusivamente académica o científica y
supone una sujeción completa de los discípulos respecto del maestro al que no se le discute. El caso de
Houssay describe muy bien ese rasgo.
151
.- El cuadro aquí desagregado en ocho (8) burocratismos se apoya en una importante diversidad de
fuentes de las que hemos tomado y reformulado caracterizaciones puntuales. La noción de burocracia
tiene en la sociología política una larga historia bien examinada en varios artículos de la obra colectiva
editada por Oszlak (1985).
152
.- Los diez (10) modelos burocratico-académicos no deben entenderse como tipos ideales en sentido
weberiano o pattern variables en la manera forjada por Talcott Parsons, ni tampoco al modo de meros
agregados empíricos simples, encadenados en un orden lineal de secuencia que luego la analítica del
observador científico reconstruye como fenómenos unitarios a los que se asigna una titulación dentro de
la retórica de lo fáctico. Justamente esa confusión entre el registro teórico-clasificatorio y el tipo ideal es
lo que le quita operatividad analítica y capacidad de colación empírica al magnífico desglose de Fritz
Morsterin-Marx de cuatro tipos: guardian burocracy, caste burocracy, patronage burocracy y merit
burocracy (ver Morstein-Marx, 1957: 54-72) Más bien estos cuatro (4) modelos burocratico-académicos
deben considerarse como modelos teórico-clasificatorios complejos que permiten registrar y ordenar una
trama comprensiva de un amplio conjunto de fenómenos históricos concretos en los que se combinan y
articulan todo un conglomerado de interacciones sociales dentro de un escenario organizativo en el que se
asignan funciones, se distribuyen roles, se reclutan integrantes, se establecen programas de trabajo, se
desarrollan actitudes y estandares de desempeño, se asumen o postulan preferencias, se forjan capitales
simbólicos e ideales y se ejecutan acciones orientadas al establecimiento de un marco instituyente
destinado a regular conductas y regentear ideas. Si tienen aspectos de composición genérica que lo
emparentan con la teoría de los tipos ideales de Weber, de la que se aprovecha la combinación de
conducta y sentido orientado de la acción (cf: Weber, 1973: 542-573), así como desgloses funcionales que
toman en cuenta la distinción estructural-funcionalista entre estatus y roles o los acotamientos relativos a
los hechos empíricos, que respeta los procedimientos de la epistemología científica. Los nexos
instituyentes son, a su vez, tributarios de los estudios de Cornelius Castoriadis.
70
153
.- Sobre la naturaleza dinástica y burocrática del estado, ver Grange, 2013, 99.
154
.- Cf: Morstein-Marx, 1967.
155
.- La amplia secuencia temporal de los modelos burocrático-académicos tradicionales que arranca de
los orígenes de la enseñanza y la investigación científica durante la etapa de la dominación colonial
registra un importante desagregado de diversas etapas que no puede ignorarse. Pero aquí no estamos
haciendo una historia de las universidades o de los organismos de educación superior sino que llevamos a
cabo un acotado análisis genealógico de su composición organizativa, sus interacciones instituyentes y
sus programas adaptativos. No obstante conviene siempre dejar en claro que el conglomerado
institucional burocrático-académico tradicional en el Río de la Plata tiene una representación restringida a
la Universidad de Córdoba que en su primera etapa, bajo el control de los jesuitas desplegó una amplia
actividad formativa de decisiva influencia en la vida intelectual rioplatense que, tras su expulsión en
1767, dio impulso a la Ilustración Española (Feijoo, Olavide) al pasar a manos de los franciscanos hasta el
2 de enero de 1808 cuando se hace efectiva la Real Cédula de refundación de la universidad bajo la égida
del gobierno imperial hispánico dictada en 1800. Luego de los sucesos de 1808 y 1810 la Universidad de
Córdoba queda en una situación de incertidumbre institucional con marchas y contramarchas que no
modifican para nada su organización burocrático-académica, el reclutamiento de sus cuadros y la función
crucial del exequatur que opera como base ideológica para la expedición de credenciales y títulos. Ni
siquiera cuando pasa a la órbita provincial durante el gobierno de Juan Bautista Bustos en 1820 o, incluso,
cuando en 1854 se nacionaliza y queda bajo la dependencia del Poder Ejecutivo Nacional, se cambia
aquel dispositivo. El relevo de los modelos burocrático-académicos religiosos de la Universidad de
Córdoba se inicia en 1863 y se acentúa en 1870 bajo la presidencia de Sarmiento con la incorporación de
los científicos alemanes. Después de la vigencia de la Ley Avellaneda ese dispositivo de conglomerados
institucionales burocrático-académicos tradicionales entra en disolución. Sin embargo no desparecen
completamente del escenario de educación superior en Argentina y tras la nueva reforma de 1955-1957 al
darse plena autorización para el funcionamiento de universidades privadas en situación de equivalencia
con las públicas y al restablecerse las confesionales reaparecen aquellos conglomerados institucionales
burocrático-académicos de anclaje eclesiástico en ese ámbito con alguna flexibilidad interactiva que no
revoca su ortodoxia vicaria de su confesionalidad que, por otra parte, encubre su originario rol misional
bajo una imagen de amplitud más declamada que efectiva, sobre todo en las universidades católicas. En
orden a las fuentes cualquier estudio sobre la Universidad de Córdoba se tiene que recurrir ante todo al
Bosquejo histórico de la Universidad de Córdoba de Juan M. Garro (Bs. As., Imprenta y lit. de m.
Biedma, 1882) y al completo y documentado Informe de Fray Zenón Bustos publicado en los Anales de
la Universidad de Córdoba (Córdoba, Imprenta y cada editora de F. Domenici, 1901) que incluye el
importante discurso del Dr. Osvaldo Magnasco, Ministro de Instrucción Pública de la Nación, durante el
acto de colación de grados del 8 de diciembre de 1889 donde con delicada sutileza marca la diferencia
entre el sistema educativo confesional y el nuevo orden liberal, secular y laico. El Informe de Fray Bustos
es una fuente de primer orden que reproduce, en sus 723 páginas, los eventos que arrancan de 1609 y que
culminan en 1810 en la Universidad de Córdoba con numerosos documentos glosados, indispensables
para la reconstrucción de los modelos burocrático-académicos y de sus singulares historias a las que no
71
son ajenas las revueltas de estudiantes y los conflictos de claustros (para otras referencias ver Buchbinder,
2005: 236-238).
156
.- Para el desplazamiento de la universidad del Antiguo Régimen por la Revolución Francesa, y el
nacimiento de una nueva universidad a partir de la necesidad de una masiva producción de conocimientos
impulsada por la Revolución Industrial, y en consonancia con el debate sobre la jerarquía de las
disciplinas universitarias (superiores e inferiores) en el que participó Immanuel Kant con su último libro
Conflicto de las Facultades (1798) estableciendo la distinción entre ciencias puras y aplicadas, ver
Derrida, 1984; Ríos López, 2005; y Biti, 2006.
157
.- Cf: Morstein-Marx, 1967. Sobre el rol de Andrés Bello como organizador de la cultura chilena, ver
Jaksic, 2001.
158
.- Esta cambiante funcionalidad se pone de manifiesto en la ausencia de un dispositivo articulador de
los departamentos de la universidad, tributaria de estructuras previas (ver Halperin Donghi, 1962: 31-35),
y en la variable sujeción a las sucesivas autoridades gobernantes en la provincia de Buenos Aires, de la
que dependía desde su fundación y que se acentuaron durante la dictadura de Rosas que desde 1838
suprimió los aportes públicos y la sujetó, como dice uno de sus historiadores, a un espíritu rabiosamente
faccioso (ver Halperin Donghi, 1962: 51). Otro aspecto de esa cambiante funcionalidad se manifiesta en
la originaria ausencia de un reglamento propio que, como dice Gutiérrez, no se hizo o no se publicó (ver
Gutiérrez, 1915: 237 y 311 donde se reproduce el Acta de Erección), así como en el irregular compromiso
de los profesores, la estrechez de recursos (ver Buchbineder, 2010: 47) y la escasez de alumnos a los que
desde el 16 de agosto de 1828 se los excusaba de la asistencia diaria cuando luego de haber concluido sus
estudios en una facultad aspiraban al estudio de grado en otra (ver Recopilación de las Leyes y Decretos
Promulgados en Buenos Aires desde el 25 de Mayo de 1810 hasta el fin de Diciembre de 1835,
Segunda Parte, Bs. As. , Imprenta del Estado, 1836: 941). Dentro de esa errática funcionalidad se registra
72
conglomerado del ítem precedente más que por esa creciente impronta secular de sus
nuevos directivos y por la ampliación del acervo de conocimientos cuyo capital
simbólico insinuaba, en esa última etapa (1861-1885), una dirección reproductiva luego
eficazmente aprovechada en la ulterior etapa del mandarinato.
161
.- El Otto Krause fue creado en 1899, su biblioteca fue en la etapa del mandarinato la más completa en
materia científica en la Argentina y el nivel de su enseñanza alcanzó muy altos niveles en química,
construcciones y electromecánica. A pesar de constituir un modelo para la creación de institutos técnicos
no logro forjar un efecto de demostración como el que se observa por ejemplo en Alemania o EE. UU.
Todo el ulterior plan de escuelas industriales y luego la universidad tecnológica con sus sedes regionales,
a pesar del intento de difundir la educación técnica no ha cubierto el mínimo de expectativas de cara al
entrenamiento en los oficios más especializados. Luego de la transferencia de las escuelas industriales a
las provincias su rol prácticamente se ha disuelto y falta, desde luego, un estudio específico de su estado
73
de cuestión para cualquier programa futuro. Sobre el tema ver el trabajo de Marcela A. Pronko
Empresarios, industriales y educación técnica en Argentina (en Ascolani comp., 2009: 205-225).
162
.- Para la gestión en materia de museos de historia, vedr Blasco, 2007.
163
.- En este sentido nada parecido se registra en las ciencias naturales de la época del mandarinato al
monumental informe de Ernesto Quesada sobre la enseñanza de la historia en las Universidades alemanas
elaborado entre 1908 y 1909 a pedido del Decano de Derecho de la Universidad de La Plata Rodolfo
Rivarola. Este es, por otra parte, el mejor ejemplo de la limitada perspectiva del mandarinato académico.
Incluso en el terreno de las ciencias naturales las contribuciones más espectaculares se localizaron en la
paleontología, la zoología y, con algún atisbo, en la astronomía en el siglo XIX, que desarrollamos en las
secciones tercera y novena, a la que se agrega la medicina y la bioquímica en el XX (ver: Babini, 1949:
84-110). Pero ninguna de estas actividades ha tenido impacto reproductivo y esto se advierte claramente
en la industria farmacéutica que invierte básicamente en gestión proteccionista para tapar su completa
incapacidad científica. Y lo mismo cabe decir de la agronomía y la biología relacionada con la ingeniería
genética cuya degradación se examina más abajo. En todos los casos la limitación básica tiene su origen
en la incompetente gestión política de los modelos burocrático-académicos que hoy se quiere tapar con el
New Publica Management.
164
.- Sarmiento fue el gran impulsor de esta fundamental consigna que es un emblema de la etapa del
mandarinato (ver: D. F. Sarmiento: Obras completas: Educar al soberano, Volumen 47, Bs. As., edición
de A. Belín Sarmiento, ed. Lajouane, 1900 <ver nueva edición de la Universidad de la Matanza, 2001>).
165
.- Cf: Morstein-Marx, 1967.
74
166
.- Moreno fue el primer promotor de la instalación de bibliotecas populares pero su efectivo y amplio
establecimiento arranca de la acción de Sarmiento. En 1870 se dicta a iniciativa suya la ley 419 que crea
la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (ver: Comisión Protectora de Bibliotecas Populares Ley
no. 419 y reglamento de la Comisión Protectora de Bibliotecas Populares, Bs. As., Ministerio de
Educación de la Nación, 1951). Ver al respecto Estela Morales Campos: Forjadores e impulsores de la
bibliotecología latinoamericana (México. Ed. UNAM, 2006); Antonio Portnoy: La instrucción primaria
desde 1810 hasta la sanción de la ley 1420, Buenos Aires, Talleres Gráficos del Consejo de Educación,
1937; Domingo Buonocore: Libreros, Editores e Impresores de Buenos Aires: Esbozo para una historia
del libro argentino. Buenos Aires, Bowker Editores, 1974; Amador L. Lucero: Nuestras bibliotecas
desde 1810, Bs. As. Imprenta Coni hnos, 1910; y Marios Tesler: Temas de Buenos Aires: contribución
bibliográfica y hemerográfica, Bs. As., Empresa Nacional de Telecomunicaciones, 1962.
167
.- Para el Archivo General de la Nación ver al respecto Archivo General de la Nación, índice temático
general: de unidades archivonómicas del período nacional, gobierno, Bs. As., ed. del Archivo, 1977.
168
.- Ver al respecto Babini, 1949: 138-184
169
.- Ver al respecto Babini, 1949: 83-100; y Blasco, 2007.
170
.- Ver al respecto Babini, 1949: 100-110.
171
.- Ver al respecto Babini, 1949: 110-120.
172
Sobre el intelectual liberal Vega Belgrano y su desprendimiento personal, como característica de la
etapa, ver Auza, 1970, 33, nota 24.
75
hace falta recalcar que la reforma iniciada en Buenos Aires en 1904 y en Córdoba en
1918 debilitó el sistema de mandarinato pero no contribuyó a su desaparición.
173
.- Cf: Morstein-Marx, 1967.
174
.- Un ejemplo notable de ese desdén por la política se manifiesta en el caso de Leopoldo Lugones que
luego de haber incursionado primero por el socialismo revolucionario conjuntamente con Jose Ingenieros,
y más luego por el liberalismo, participando del segundo gobierno de Roca (Canedo, 1974),
posteriormente de la Reforma Universitaria, con cuyos lideres termina distanciándose el mismo año 1918;
anuncia en 1924, sin ambages, que ha llegado lo que él caracteriza como “la hora de la espada”: ver
Pacheco, 50-52). En 1924 pronuncia su famoso discurso, una suerte de huevo de la serpiente (cuya frase
fatal fue plagiada del pangermanista Franz von Sickingen [Ball, 1919, 233]), en el que sostiene Ha
sonado otra vez, para bien del mundo, la hora de la espada... Pacifismo, colectivismo, democracia, son
sinónimos de la misma vacante que el destino ofrece al jefe predestinado, es decir, al hombre que manda
por su derecho de mejor, con o sin ley, porque ésta, como expresión de potencia, confúndese con su
voluntad.
175
.- Este es un hecho complejo que remite al conjunto del corpus especializado. De una parte hay que
separar las declaraciones de principio de los autores que hacen continuas referencias a la objetividad de
sus trabajos y el sesgo de los trabajos mismos donde predomina como algo previo la opción teórica o
ideológica que lo disloca. Un buen ejemplo de esto es el famoso libro de Guillermo O´Donnell sobre el
estado burocrático autoritario que se presenta como un trabajo objetivo que, sin embargo, se encuentra
completamente anclado en una perspectiva funcionalista que se combina con un empirismo que privilegia
solo el escenario político. El resultado pone de manifiesto algo muy singular: no se parte de la realidad
histórica sino de una previa selección orientada por la teoría en la que se sustenta la investigación lo que
es algo así como decir que se pone el carro delante del caballo. No es este el lugar para examinar este
singular fenómeno y basta citar los ejemplos de los autores nacionalistas (vg: Raul Scalabrini Ortiz, Julio
Irazusta, José María Rosa, Fermín Chavez, Juan Pablo Oliver, Arturo Jauretche, etc), marxistas (vg:
Rodolfo Puigross, Milciades Peña, Juan José Hernández Arregui, Silvio Frondizi, Nahuel Moreno el
grupo de Pasado y Presente, etc) o incluso liberales (vg: Ricardo Zin, Roberto Alemann, Adolfo Canitrot,
Alberto Benegas Linch, etc) que en Argentina asumen este déficit de neutralidad como una virtud
intelectual o política. Ese mismo déficit de neutralidad se observa en un estudioso altamente escrupuloso
como Gino Germani cuyo antiperonismo explícito es, en sus obras, el más claro indicador que no
descalifica su obra científica aunque la sesga en aquel sentido. Quizá el exceso de sometimiento al poder
en Argentina y el predominio del clientelismo y la politiquería que, por cierto, no es más que una puja por
76
El más alto costo en el seno de la trama interactiva así como el enervante impacto
psicológico que la ciudadanía argentina ha recibido procede del burocratismo
autoritario, instaurado durante los repetidos regimenes militares (1930, 1943, 1955,
1966, 1976) entre los que sobresalió más luego el gobierno emergente del golpe militar
de 1966 y el que luego se forma tras su feroz secuela de 1976, cuyas devastadoras
consecuencias en la vida social han tenido una particular y muy perversa incidencia en
la comunidad científica y educativa.
alcanzar posiciones personales dentro de los aparatos de poder, permita entender en parte este déficit de
neutralidad que enerva o restringe las posibilidades educativas de la ciencia. Como el poder no es neutral
el que participa o busca su inserción en los aparatos necesariamente no puede ser neutral. Y esta opción
que, al parecer, tutela la justificación personal, en su contracara representa una pedagogía desorientadora
que enerva las posibilidades mismas de comprensión objetiva y potencia el antagonismo y la intolerancia.
Que los militantes políticos se identifiquen con semejante punto de vista explica su oportunismo o su
compromiso; pero que intelectuales y estudiosos lo reproduzcan en sus textos es del todo injustificado.
176
.- Al menos tres aspectos y sus correlativas series de hechos es posible desagregar en este singular
déficit de neutralidad en Argentina: 1) el ideologismo encubierto que es ostensible en los escritores
marxistas y nacionalistas; 2) la parcialidad de las selecciones en los registros que se percibe sin dificultad
en científicos como Florentino Ameghino, Gino Germani o Mario Bunge; y finalmente, 3) la
trivialización de los problemas que encubre una decidida pedagogía de docilidad hacia el gobierno de
turno por parte de sus propagandistas intelectuales, como ha ocurrido con Juan J. Llach respecto de la
gestión de Domingo Cavallo como Ministro del Gobierno de Carlos Menem o lo que ocurre en el caso de
José Pablo Feinmann respecto de los gobiernos de Nestor Kirchner (2002-2006) y Cristina Fernández de
Kirchner (2006-2011).
177
.- Cuando denominamos intra-estatal al agregado autoritario del que se nutre el conglomerado de
burocratismo autoritario estamos haciendo referencia a un conjunto de individuos esparcidos en los
diversos organismos del estado, fuera del modelo científico-educativo que, no solo comparten el
programa sino que colaboran, sin dejarse notar, en las acciones de este. Un ejemplo notorio es el del
Servicio de informaciones del Estado (SIDE) que al amparo del secreto administrativo provee los legajos
con datos para las acciones persecutorias o de mera censura y control ideológico. Numerosos organismos
dentro del estado (Ejercito, Marina, Aeronaútica, Prefectura, Gendarmería, Policía Federal, Policías
provinciales, Ministerio de Planificación, Comisión de Asesoramiento Legislativo, etc.) ha operado en esa
dirección forman una enorme red ideológica puesta al servicio del modelo científico-burocrático que
exhibía la responsabilidad formal durante la dictadura militar de los años 1976-1983.
77
178
.- En especial la famosa aplicación del denominado Plan Conintes.
179
.- Sobre el conflicto estudiantil conocido por la dicotómica oposición Laica o Libre, ver Díaz de
Guijarro, 2010: 39-43.
180
.- Los ejemplos de EUDEBA, el Movimiento en Defensa del Laicismo, el establecimiento del Instituto
Di Tella, la creación del Instituto del Cálculo y la actuación de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA
en la Manzana de las Luces, constituyen algunos de los casos más emblemáticos de esa época. Y en
orden a todo esto conviene tener muy presente el ciclo Ciencia y Subdesarrollo celebrado en la Facultad
de Exactas de la UBA en la Manzana de las Luces entre agosto de 1963 y mayo de 1964, impulsado por
Rolando García, decano de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, y vicepresidente del CONICET, quien
contrató como asesor de pedagogía de esa facultad a León Rozitchner, quien en tal carácter organizó
dicho ciclo, al cual fue invitado el geólogo y Secretario General de la UBA Arístides Romero, el
sociólogo Enrique Oteiza y el paleontólogo Osvaldo Alfredo Reig y muchos otros profesores de ciencias
físicas, biológicas y humanas. Hubo una presentación de carácter general y "filosófica" de Rozitchner,
para plantear y problematizar la relación entre el subdesarrollo y la actividad científica. Luego cada
especialista invitado trataba de pensar la relación de su actividad científica y el subdesarrollo al cual
estaba sometido, y el cierre lo dio una mesa redonda donde discutieron Rolando García, Oscar Varsavsky
y Rozitchner. En ese cierre Varsavsky defendió las subvenciones a la investigación científica por parte de
las Fundaciones norteamericanas (e.g. Fundación Ford) contra la posición adversa que tenían Rolando
García y Rozitchner (Posteriormente Varsavsky cambió de opinión y se opuso a las subvenciones
extranjeras). Finalmente, aprovechando un viaje de Rolando García al extranjero los consejeros de
derecha de Exactas, con el beneplácito del vice-decano Manuel Sadovsky y el apoyo de la representación
estudiantil reformista, dieron por finalizado el contrato de Rozitchner (comunicación personal vía mail de
León Rozitchner). De este trascendental evento académico, en donde se puede rastrear el origen de la
“noche de los bastones largos”, no hemos podido encontrar rastro alguno en los diarios y revistas de
época (e.g.: Primera Plana) ni en los libros sobre historia cultural que tratan dicho período, quedando aún
por investigar los libros de actas del Consejo Directivo de la Facultad de Exactas.
78
Sin duda es evidente que, a pesar o más allá de todas las contrariedades e injusticias, el
cauce abierto por esa corta experiencia va a continuar sirviendo de modelo de
construcción de una política educativa y científica al servicio del interés público con
una plataforma juiciosa edificada en el trato tolerante, la responsabilidad científica y el
respeto a las oportunidades educativas del conjunto de los habitantes de la Argentina.
181
.- Ver: Ford, 2003: 231-249.
182
.- Sobre las marchas y contramarchas del conglomerado burocrático-académico comunitario durante los
años 1955-1966 ver Diaz de Guijarro, 2010.
183
.- Ver Rotunno y Díaz de Guijarro, 2003: 31-41; y Cossio, 1957: 40-53 y 92-176.
184
.- Ver Cossio, 1957: 289-305. Cossio, objeto de una arbitraria y perversa exclusión de la universidad
estatal que se puede atribuir a quienes quisieron aprovecharse de su distanciamiento con Hans Kelsen
(López Medina, 2004, 32, nota 66; y 353, nota 20). En el prólogo del libro citado destaca muy claramente
aquel clima intelectual: Un libro como este, no se podría haber dado a la publicidad en la época de la
pasada tiranía, porque el dictador no amaba la verdad. Las represalias personales habrían sido
inmediatas y tremendas (Cossio, 1957: 7). Sobre Cossio y la Teoría Egológica del derecho, ver
Cracogna, 2006. Sobre la gira sudamericana de Hans Kelsen en 1949 o el frente sur de la Teoría pura del
Derecho, ver Sarlo, 2006. Para conocer los entretelones de la encuesta que se realizó en la Facultad de
Derecho de Buenos Aires en 1949 sobre la reforma constitucional y la participación de Cossio, ver Olaza
Pallero, 2012
185
.- Esta limitación colorea la mayoría de los estudios de los especialistas que terminan construyendo un
escenario de compartimiento estanco que desdibuja el contexto y ocasiona una decidida pérdida de
perspectiva. Para algunos aspectos puntuales de esta crítica ver las notas 12 y 13.
186
.- El examen de los compromisos históricos solo resulta inteligible cuando se observan los hechos en el
horizonte de los modelos burocrático-académicos desagregados más arriba. El examen de detalle se
aborda más adelante en esta obra.
79
Por nuestra parte el interés puntual del tema será el marco de referencia del andamiaje
teórico que se irá construyendo paso a paso. La eventual desventaja de esta teorización
resultante, frente a marcos previos estandarizados,191 como el darwinismo, positivismo,
evolucionismo, funcionalismo, estructuralismo, teoría de sistemas o marxismo, no
puede ser juzgada más que en la consideración completa del trabajo, lo que deja un no
desdeñable margen para las aproximaciones de detalle y la consecuente ordenación de
los elementos fácticos que encausan cada acotamiento teórico.192
187
.- Los estándares de la teoría social que se encuentran actualmente activos son básicamente cuatro: el
estructural-funcionalismo, el marxismo, la teoría de sistemas y la nueva orientación originada en el
pensamiento de Bourdieu. Por parte, es evidente que la obra de Max Weber no ha perdido actualidad pero
su esquema de sociología comprensiva no tiene desarrollo operativo y, al igual que la obra de Emile
Durkheim, ha sido predominantemente cooptada por el estructural-funcionalismo, y complementada por
la obra de Foucault, quien al análisis burocrático del ejército, la iglesia, la universidad, el hospital y los
partidos políticos, formulados por Weber, le ha sumado el análisis fisiológico de la prisión, el manicomio
y la escuela (O´Neill, 1986, 45).
188
.- Es lo que ocurre con las teorías funcionalistas, sistémicas y estructuralistas.
189
.- Esta categoría que procede del prólogo de Zur kritik der politischen ökonomie de Kart Marx es la
que ha servido para forjar la dicotomía infraestructura-superestructura tan usada como abusada en el
pensamiento tributario del fundador del socialismo científico. La palabra significa edificio y Marx la usa
con un sentido más bien descriptivo en el prólogo de esa obra, fechado en enero de 1859. El texto de
referencia es el siguiente: Die Gesamtheit dieser Produktionsverhältnisse bildet die ökonomische Struktur
der Gesellschaft, die reale Basis, worauf sich ein juristischer und politischer Überbau erhebt und welcher
bestimmte gesellschaftliche Bewußtseinsformen entsprechen. Die Produktionsweise des materiellen
Lebens bedingt den sozialen, politischen und geistigen Lebensprozeß überhaupt. Es ist nicht das
Bewußtsein der Menschen, das ihr Sein, sondern umgekehrt ihr gesellschaftliches Sein, das ihr
Bewußtsein bestimmt. Auf einer gewissen Stufe ihrer Entwicklung geraten die materiellen Produktivkräfte
der Gesellschaft in Widerspruch mit den vorhandenen Produktionsverhältnissen oder, was nur ein
juristischer Ausdruck dafür ist, mit den Eigentumsverhältnissen, innerhalb deren sie sich bisher bewegt
hatten (Karl Marx -Friedrich Engels: Werke, Dietz Verlag, Berlin. Band 13-7, 1971: 8-9). Para tener un
contexto adecuado del preformativo maxista resulta útil consultar Karl Marx - Friedrich Engels: Werke,
Artikel, Entwrfe, September 1864 bis September 1867 (Berlín, Academia Verlag, 2003).
190
.- Como es el caso del marxismo en todas sus variantes.
191
.- Dentro de esa estandarización los programas más dinámicos son los que proceden de los desarrollos
teóricos formulados por Pierre Bourdieu y George Basalla.
192
.- Lo que nos aproxima sobre todo a la plataforma del magma instituyente que procede de las obras de
Cornelius Castoriadis.
80
Y esa carga de valor no es una mera preferencia que pauta la normativa del programa
constitucional, como un complemento operativo, porque no se trata de un asunto anexo
al listado de bienes fundamentales de nuestra carta magna.193 Por el contrario el valor
público y prioritario de la educación informa a su estatuto intrínseco,194 en nuestra
sociedad y cualquier examen que lo considere como algo operativo, accesorio o
circunstancial y relativo a ideas, preferencias o expectativas de una anterior época
histórica estaría desvirtuando un hecho fundante y programático de la vida social
argentina cuya impronta política ha sido reiteradamente sostenida en todas las reformas
constitucionales con creciente insistencia como lo pone de manifiesto la reforma de
1994 que perfecciona sus enunciados.195 La secuencia misma de la normativa es, de por
sí, muy elocuente aunque no parece haber dado lugar a un balance de sus componente
cruciales.196
193
.- Por lo general los derechos y bienes fundamentales se encuentran detallados en la denominada parte
dogmática de la Constitución Nacional (CN) que forma en nuestro caso la primera parte de la misma y
también en el preámbulo de modo sinóptico. Sin embargo también en la segunda parte, considerada
operativa, encontramos derechos y bienes fundamentales como es el caso del inciso 19 del actual artículo
75 de la CN en el que se define el carácter público, no transable y de servicio de la educación y la ciencia:
Otras veces, incluso, esos mismos derechos y bienes fundamentales tiene un registro repartido como
ocurre, asimismo, con la educación, la ciencia y la cultura en nuestra actual constitución reformada en
1994. A veces la limitación que acota los derechos y bienes fundamentales a la denominada parte
dogmática provoca una involuntaria y peligrosa desatención en todo lo relativo a la educación, la ciencia
y la cultura que tiene otro aun más peligroso correlato en la acentuada indiferencia de la Suprema Corte
para tomar a su cargo cuestiones relacionadas con la educación y la ciencia como lo pone de manifiesto la
jurisprudencia del máximo tribunal acerca de las decisiones de orden disciplinario, administrativo y
docente que las considerado no justiciables por vía del artículo 14 de la ley 48 que regula el Recurso
Extraordinario (ver Bravo, 1986: 13-15, 17, 19, 22-23, 44, 57-65, 68-107, 143-154).
194
.- Como se advierte claramente en el inciso 19 del artículo 75 de la actual constitución reformada de
1994.
195
.- Ver un registro detallado de las sucesivas reformas en Lorenzo, 1994-1999.
196
.- Su cronología registra el siguiente detalle: (1853) Constitución de la Nación Argentina. En la
Primera Parte, y dentro del Capítulo I de Declaraciones, derechos y garantías el artículo 5 ordena asegurar
la educación primaria en las provincias y el artículo 14 sostiene que todos los habitantes de la nación
gozan del derecho a enseñar y aprender, conforme a las leyes que reglamenten su ejercicio. (1884) Ley de
Educación Común 1.420 establece la instrucción primaria obligatoria, gratuita y gradual. (1885) Ley
Avellaneda. Ley 1.597 propuesta originariamente por Nicolás Avellanada en 1883 sobre educación
superior universitaria que ha dado lugar al primer gran debate sobre el tema entre 1883 y 1885 en el
Congreso de la Nación. (1905) Ley 4.874 establece la creación de escuelas primarias nacionales en las
provincias. (1938) Ley 12.558 también denominada, Ley Palacios que otorga asistencia médico-social a
la niñez en edad escolar. (1991) Ley de Transferencia de Servicios Educativos Nacionales a las provincias
y a la Ciudad de Buenos Aires. Esta ley es uno de los mayores puntos de controversia en orden a la
responsabilidad política porque lleva al gobierno nacional a desentenderse de la responsabilidad básica
establecida en el artículo 5 de la CN. (1993) Ley Federal de Educación 24.195. (1994) Reforma
81
El conglomerado burocrático autoritario, por otra parte, cruza varios segmentos del
desenvolvimiento histórico de nuestro país, entre 1930 y 1983,197 con una creciente
intensidad, a la que no es ajeno el prejuicio ideológico alimentado por fanáticos de
extrema derecha,198 a los que, curiosamente, han acompañado con supina
irresponsabilidad numerosos y adocenados liberales complacientes,199 y algunos viejos
ex-socialistas devenidos inconsecuentes custodios de un orden establecido.200
constitucional. Se sanciona el inciso 19 del nuevo artículo 75 que impone al Congreso Nacional la
responsabilidad de sancionar leyes destinadas a organizar la educación, asegurando de manera puntual la
responsabilidad indelegable del Estado de manera que se garanticen los principios de gratuidad y equidad
de la educación pública estatal. (1995) Ley 24.521 de Educación Superior (LES1). (1999) Ley 25.165 de
pasantías de estudiantes universitarios. (2002) Ley 25.573 que modifica la ley 24521 promoviendo la
temática de la discapacidad (2004) Ley Nº 25.864, Ley de garantía de duración del ciclo lectivo. (2005a)
Ley 26.058 de Educación Técnico Profesional. (2005b) Ley 26.075 de Financiamiento Educativo.
(2005c) Ley 24.016 de Jubilación Docente. (2005d) Ley 26.061 de Protección Integral de los Derechos de
las Niñas, Niños y Adolescentes. (2006) Nueva Ley Nacional de Educación 26.206 (LES2).
197
.- Hay por lo menos cinco momentos netos en los que predomina el burocratismo autoritario: 1) 1835-
1852, 2) 1930-1932; 3) 1946-1955; 4) 1966-1973; y 5) 1976-1983. Aunque no hay una conexión causal
que enlace estas cinco etapas, el examen de los registros de las últimas cuatro etapas permite observar el
desarrollo de una tendencia creciente en el autoritarismo que alcanza su más alta cota de barbarie en la
etapa de 1976 a 1983. El segmento de 1930 a 1932 es analizado pormenorizadamente por Luis L. Boffi en
su trabajo titulado Juventud, Universidad y Patria -Bajo la Tiranía del Sable. El segmento mejor estudiado
con carácter panorámico y político es el de 1966 a 1973 y sobre el mismo es ya un clásico el estudio de
Guillermo O´Donnell: El Estado Burocrático Autoritario (Bs. As., ed. de Belgrano, 1982) que,
lamentablemente, no se detiene a examinar el ámbito de la educación y de la ciencia ni siquiera cuando
aborda el fenómeno del cordobazo cuya chispa inicial tiene un origen específicamente universitario. Con
anterioridad O´Donnell se había dedicado a analizar el autoritarismo aunque solo en el plano de la política
latinoamericana (ver: G. O´Donnell: Modernización y autoritarismo, Bs. As., ed. Paidós, 1972), sobre
cuyos temas ha reunido recientemente varias de sus contribuciones (ver: O´Donnell, 2007; y 2008).
198
.- La historia de la incidencia del fanatismo ideológico de derecha es todavía una tarea pendiente de los
historiadores de la educación argentina. Aspectos parciales se pueden ver en la ya cita obra de Cossio y en
varias obras panorámicas (ver: Rouquié, 1982; y Lvovich, 2006 y 2009). La bibliografía referenciada es,
desde ya, apenas indicativa. Para otras perspectivas ver Rock, 1993; y Rock, 2001.
199
.- El acompañamiento a los golpes militares de los autodenominados liberales en Argentina es un
elocuente ejemplo donde sobresale el general Agustín P. Justo, editor de las obras completas de
Bartolomé Mitre y emblema de la década infame durante la cual fue presidente en 1932-1938 (ver: Obras
completas de Bartolomé Mitre, Bs. As., edición ordenada por el H. Congreso de la Nación, 1938, vol I,
que incluye un extenso Estudio Preliminar del propio Justo, XLVII-CCIX). Los años treinta del siglo
pasado rebosan de este tipo de casos en los que toma cuerpo la retracción del liberalismo argentino que
asume una pedagogía antidemocrática que luego va a ser su constante disfuncional.
200
.- Los casos más notables, en la Argentina de los años treinta del siglo pasado son los de Antonio de
Tomasso y Federico Pinedo (h). Para la crítica de sus contemporáneos ver: Coca, 1981; y Dickmann,
1949.
82
Ese estado de cosas de entreguerras, por otra parte, estaba destinado a derrumbarse por
la creciente expansión de la sociedad civil económica,201 y, sobre todo, por la presión
incontenible de ideas e intereses,202 que ya no calzaban con el molde institucional de un
estado de derecho políticamente inícuo y completamente inepto para receptar los
reclamos de mejoras en las condiciones de trabajo y las expectativas de modernización
o actualización asociadas a ese cauce desde mediados de los años treinta.203
201
.- Ver Diaz Alejandro, 1975; y Randall, 1978.
202
.- El fenómeno de FORJA que surge en la década del treinta es una de las típicas expresiones de ese
cambio de rumbo. Sobre FORJA ver Scenna, 1983.
203
.- Ver al respecto: Cossio, 1957, Rouquie, 1982 y Lvovich, 2006.
204
.- Ver al respecto: Cossio, 1957, Rouquie, 1982 y Lvovich, 2006.
205
.- Ver al respecto: Cossio, 1957, Rouquie, 1982 y Lvovich, 2006.
206
.- Esto es lo que se percibe en los alegatos a favor de la ciencia de Marcelino Cereijido, Rolando García
y Gregorio Klimosky en sus respectivos testimonios registrados en Rotunno y Diaz de Guijarro, 2003.
207
Ver Toselli y Rossi, 2008.
208
.- Paul Groussac es casi un tipo ideal de mandarín académico. Acerca de su relación con Norberto
Piñero ver: Bruno, 2005: 93-96. El libro reúne buena información pero la autora no llega a percibir la
función de mandarín académico de Groussac.
83
Quesada;209 de José Arce con Ricardo Rojas; o los que llevaran a cabo con silenciosa
sutileza Ricardo Levene con Matilde Flairoto; o Gustavo Martínez Zuviría (Hugo Wast)
con Marcial R. Candioti; o frente a la arbitraria exclusión de Carlos Cossio de su
cátedra. Estas estrategias conservadoras no son comparables con los crueles dispositivos
de represión que proliferaron a partir de la noche de los bastones largos en 1966;210 y el
aún más ignominioso y brutal ejercicio de desaparición y muerte impuesto en las
universidades por la dictadura militar entre 1976 y 1983.211 Pero, fuera de todo lo
bestial que se registra en esos últimos casos, tampoco se puede simplificar o ignorar la
conexiones de todas esas prácticas en una línea de pedagogía política que desdibuja el
mecanismo propio de los tratos políticos democráticos fundados en el intercambio
consensuado y el respeto recíproco de la opinión disidente.212
209
Ver Haidar, 2008, 203, nota 113.
210
.- Nada mejor en este punto que el relato de un testigo privilegiado por su pertenencia al régimen
dictatorial que puso punto final a aquella gran experiencia científica y educativa llevada a cabo entre 1957
y 1966. Roberto Roth, estuvo a cargo de la Subsecretaría Legal y Técnica del gobierno dictatorial del
general Juan Carlos Onganía y algunos años después dio a luz un libro titulado Los años de Onganía (Bs.
As., ed. La Campana, 1981). Dice Roth: La nueva situación imponía límites inevitables a la política
universitaria. Fuera de ellos quedaba la figura del Dr. Rolando García, Decano de la Facultad de
Ciencias Exactas, tachado con o sin razón de comunista. La figura urticante del Dr. García iba a
precipitar las decisiones...También es posible que los dirigentes estudiantiles hayan deliberadamente
expuesto a sus huestes, para dar la imagen de ultraje a la cultura que pronto se difundió. Algunos datos,
entre ellos la presencia de algunos profesores norteamericanos y periodistas da pie a la suposición. La
policía convocada como tantas veces para reprimir un disturbio universitario al cual nunca llegaba
tiempo encontró, por fin, un blanco contra el cual descargar la ira acumulada de frustraciones
anteriores. Las crismas sangrantes fueron muchas, entre ellas las de algunos de los norteamericanos que
no sabían que las manifestaciones estudiantiles de rebeldía se desenvuelven aquí con un ritmo distinto al
de los “campus” de Massachussets. El escándalo fue internacional y causó un daño perdurable al
gobierno…Los marxistas, más algunos que no eran pero parecían, fueron prontamente excluidos de la
universidad. La Fundación Ford organizó un operativo de rescate para los profesores que Bonet echaba,
que eran ubicados en universidades norteamericanas o sudamericanas vinculadas económicamente a la
Fundación. Algunas como la Universidad de Santiago de Chile, habrían luego de lamentar su
introducción (Roth, 1981: 180-182). Más allá de todo el cinismo del testigo conviene retener el
presupuesto en el que se fundaba la expulsión de los profesores: porque eran márxistas o porque lo
parecían. Para todo lo demás sobre la noche de los bastones largos ver Rotunno y Díaz de Guijarro, 2003.
Mas recientemente Díaz de Guijarro ha ofrecido un nuevo y mas acotado panorama (ver Díaz de Guijarro,
2010).
211
.- La literatura sobre el golpe militar de 1976 es enorme y muy desigual. Un panorama, por cierto
también desigual, se puede leer en la compilación de Clara Eugenia Lida, Horacio Gutiérrez Crespo,
Pablo Yankelevich titulada: Argentina, 1976: estudios en torno al golpe de estado (México DF, edición
de El colegio de México – Centro de Estudios históricos, 2007) con una restringida pero útil selección
bibliográfica.
212
.- Desde el discurso de Lugones en 1924 en adelante la pedagogía descalificatoria ha sido una constante
de la mayoría de los intelectuales políticos en Argentina y ha ingresado en la educación ciudadana como
un estándar de la vida política. La ulterior consigna de los años cuarenta alpargatas sí libros no se edifica
en esa misma plataforma de descalificación que educa en la acción directa y en el desdén por la cultura, o
al menos ha sido usada como tal en la práctica revocatoria de la política y en la pedagogía que la degrada.
Y en sucesivas etapas, desde 1930 en adelante, tanto liberales, como nacionalistas y marxistas han hecho
la misma opción descalificadota que embarcó a varias generaciones en el golpismo, la violencia fanática,
el terrorismo y el contraterrorismo ideológicos. Poca duda cabe de que la violencia contraterrorista
ejercida desde los aparatos del estado por los militares entre 1976 y 1983 ha adquirido la envergadura de
un holocausto; pero ese mismo holocausto no debe encubrir la perversa pedagogía de descalificación de la
política que le precede y que tiene su filiación originaria en el llamado de Leopoldo Lugones a “la hora de
84
No cabe, desde ya, ninguna equiparación de esas modalidades interactivas y hace falta
un amplio estudio de casos para reconstruir el laberíntico recorrido de la pedagogía de
los mandarines académicos argentinos que al margen de sus pretensiones de irrecusable
autoridad educativa tienden a mostrarse liberales y seculares en las rutinas de sus tratos
sociales.
En ese contexto se registra entre 1966 y 1983 una extensa literatura,216 saturada de
ideología, en la que predomina la enseñanza orientada al descrédito del sistema
político,217 que, a veces, toma la forma de desencanto y otras el de la decidida
213
.- El estándar descripto en la nota precedente exhibe una abrumadora aprobación en las orientaciones
ideológicas nacionalistas, liberales y marxistas durante más de cincuenta años, entre 1924 y 1990, cuando
se produce el último alzamiento carapintada (Para los testimonios militares ver Balza, 2001; y Ministerio
de Defensa: Libro Blanco de la Defensa Nacional, Bs. As. 1999). Hoy ese estándar adquiere la forma de
indiferencia.
214
.- El examen de las consecuencias relacionadas con la pedagogía que desvaloriza la política como
escenario de resolución pacífica de la convivencia ciudadana en Argentina es otra cuenta pendiente que
excede los límites de esta investigación.
215
.- Sobre la potenciación de la violencia en la izquierda ver Eggers Lann, 1970. Para otra perspectiva,
más sesgada en lo ideológico, ver: Burgos, 2004.
216
.- La importante bibliografía del libro de Eggers Lan solo llega a 1970. Desde entonces se han
multiplicados los libros aunque en su mayoría no parecen ser más que obras de ocasión destinadas a
cubrir la creciente demanda de noticias sobre sucesos y personajes.
85
impugnación de los partidos políticos, a los que se descalifica con argumentos cuya
debilidad hoy sorprende tanto como el fanatismo, extendido dentro y fuera de las
universidades, por figuras que no detentan otra autoridad más allá de sus propios
compromisos de acción directa.
Pero tanto los educadores como los estudiosos de la política y de la sociología que, en la
Argentina en los últimos cincuenta años, se han mostrado muy prolíficos en la
producción de comunicaciones, papers y libros,218 no tomaron nota de esta peculiar
circunstancia que genera un doble y contradictorio mensaje cuya perversa pedagogía
despolitiza a la ciudadanía y enerva la articulación misma de la cultura política asociada
al autogobierno y a la mejor institución gubernamental del estado de derecho que es el
legislativo, donde está la representación del conjunto y donde mejor deberían
reproducirse las pujas de mando y obediencia así como los intereses y expectativas de la
sociedad.
217
.- Para otra perspectiva ver: O´Donnell: ¿Y a mi que mierda me importa ? Notas sobre sociabilidad y
política en Argentina y Brasil, Documento de Trabajo n° 9, University of Notre Dame, Kellog Institute,
reimpreso en O´Donnell, 1997.
218
.- La literatura de pretensiones científicas es tan abundante como insatisfactoria. Un buen resumen de la
bibliografía en O´Donnell, 2008: 203-220. Otro buen indicador de esta crucial desatención se observa en
el reciente libro de Mario Bunge: Filosofía Política. Solidaridad, cooperación y democracia integral
(Barcelona, ed. Gedisa, 2009) que más allá de sus farragosas y datísticas seiscientas páginas, de sus
pretensiones de anclaje científico y de todas sus ingenuas y repetidas buenas intenciones, ni siquiera
percibe el pernicioso rol de la educación adaptativa de la gobernanza, con su demovilizadora tendencia
conformista, vicaria de New Public Management, cuya peligrosa pedagogía economicista es objeto de
una detallada crítica en esta obra. La ausencia del problema de la cultura cívica y de su relación con la
responsabilidad pública que enlaza la educación con las interacciones políticas, el autogobierno y la
democracia se acentúa aun más en otro reciente libro de Adam Przeworsky titulado Qué esperar de la
democracia. Límites y posibilidades del autogobierno (Bs. As., ed. Siglo XXI, 2010). No hacemos
cuestión de los desarrollos expositivos de estos autores y respetamos sus opiniones pero no podemos
pasar por alto el grave vacío de sus agendas respecto de la cultura cívica y de sus más acuciantes
problemas que ejemplifican muy bien el estándar actual de la politología científica que pareciera tener
tapada la vista, como la figura de los famosos cuadros de Rene Magritte de la serie Le fils de l´Homme
cuya cara, en casi todas la variantes, aparece tapada por una manzana suspendida que le cubre los ojos, la
nariz y la boca.
86
La continuidad de los integrantes de esas mismas plantas de revista que proceden de los
conglomerados burocrático-académicos autoritarios,224 luego reinsertados en los
conglomerados mandarino-oligárquicos y burocrático-nomenklados y mcdonaldizados
deja suficientemente en claro un trasvase que tiene su propia historia de acuerdo a los
219
.- Esta es otra signatura pendiente en los estudios políticos en Argentina. Una aproximación a ese tema
y a su literatura en Meabe, 2010.
220
.- Sobre esta deseducación ver Chomsky, 2009.
221
.- No obstante hay una basta literatura sobre esas causas previas que conviene tener muy en cuenta. Ver
al respecto O´Donnell, 1972, 1982 y 2008.
222
.- El asunto se examina en detalle más adelante en este trabajo.
223
.- Ver un muy preciso informe en Perel, Raices y Perel, 2006.
224
.- Este otro asunto se examina también en detalle más adelante en la segunda parte de este trabajo.
87
testimonios de la experiencia de los años 1957-1966 y que arrastra una larga experiencia
desde los orígenes mismos del sistema de mandarinato de fines del siglo XIX.225
225
.- Ver Rotunno y Diaz de Guijarro, 2003. Más allá de todas las reservas respecto de la tipología de Max
Weber se nos impone destacar que hemos tenido muy en cuenta al examinar la secuencia formativa del
conglomerado burocrático-académico mandarino de Argentina el desarrollo analítico que lleva a cabo el
gran sociólogo alemán en sus estudios sobre el estado feudal prebendario en China incluido en la
compilación Gesammelte Aufsatze zur Reliogionsssoziologie (Tübingen, ed. J. C. B. Mohr <Paul
Siebeck>, 1920). Existe una excelente traducción castellana de José Almaraz y Julio Carabaña (Ensayos
de Sociología de la Religión, Madrid, ed. Taurus, 1983-1988, 3 vols). Si bien los aspectos de detalle de
la dominación tradicional en la religión china están expuestos en Gesammelte Aufsatze zur
Reliogionsssoziologie siempre es preciso recordar el acotamiento general que fija en Economía y
sociedad donde sostiene que Die “Bureaukratie” ist in Patrimonialstaaten zuerst enststanden, [und
zwar] als Beamtentum mit extrapatrimonialer Rekrutierung (ver: Wirtschaft und Gesellschaft Tübingen,
ed. J. C. B. Mohr <Paul Siebeck>, 1980: 131). Los ilustrados autores de The organization of power
editada por MacGuire Gibson y Robert D. Biggs (Chicago, The University of Chicago Press, 1987) y en
particular Michael G. Moroni, que parecen desconocer esta opinion de Weber, no obstante señalan, a
nuestro parecer acertadamente, que los tipos ideales de dominación de Weber no pueden ser aplicados a
ninguna sociedad sin las correspondientes especificaciones (ver Piotr Michalowski, en Gibson y Biggs,
1987: 55-56). Con la misma reserva elaboramos los conglomerados burocrático-académicos ya descriptos
y en especial el mandarinato.
226
.- El atraso intelectual se refiere aquí al desfasaje entre la agenda nacional y la del resto del mundo
científico. No se trata de falta de información, aunque este no es un hecho menor. El atraso intelectual
remite a la agenda del actual conglomerado burocrático-académico nomenklado que no desagrega
prioridades ni toma en cuenta la perfomance formativa argentina. No solo se carece de una agenda para la
educación técnica sino que la misma actividad científica es errática y desconectada de las necesidades de
la sociedad civil económica que tampoco muestra demasiado interés. Seguramente el proceso argentino
de ingente privatización y desindustrialización iniciado en 1989 por el gobierno del presidente Carlos
Ménem y el excedido incremento de las actividades terciarias contribuye al desentrenamiento social a lo
que se agrega el espejismo de la economía del conocimiento que crea ilusiones acerca de las
oportunidades en el área de los servicios inclinados a las tercerizaciones en la zonas marginales por parte
de las empresas multinacionales que buscan abaratar el precio de la mano de obra. Frente a esto la
creciente demanda educativa de los últimos veinte años los argentinos no encuentran una oferta
correlativa salvo el aumento de credenciales por actividad de postgrado que no es más que otro espejismo
educativo sin correlato en el conocimiento originado en la investigación y en el descubrimiento científico.
En este escenario de estancamiento intelectual los conglomerados burocrático-académicos nomenklados
han encontrado, desde 1994 y hasta la fecha el desideratum de su propia funcionalidad que vista
objetivamente es una disfuncionalidad.
227
.- Este atraso comprende tanto el desfasaje informativo en los entrenamientos específicos como la
insuficiencia en la preparación puntual del sistema de instrucción formal en Argentina que se examina en
la nota anterior.
228
.- La baja perfomance del sistema político se menciona aquí en relación con la cultura cívica. Por
cierto, tampoco este ha sido un tema de estudio de nuestros estudiosos y forma parte de la agenda de
estudios pendientes en Argentina cuyo examen excede el marco de esta investigación.
229
.- El desinterés de la sociedad civil económica en lo relativo a la educación se manifiesta en la
completa ausencia de programas y propuestas de los diversos agrupamientos empresarios argentinos.
88
Más luego, el relevo autoritario acentuó esta limitación y dio un curioso giro que
reproduce aquella contradictoria inconsecuencia al llevar a cabo una ingente expansión
burocrática, con la creación de organismos técnicos que nunca alcanzaron un mínimo
correlato con las necesidades de entrenamiento especializado que demandaba la
sociedad civil económica.230 La breve primavera científica entre 1955 y 1966 ni siquiera
contó con el tiempo indispensable para trasladar de manera reproductiva el
conocimiento especializado.231
230
.- Para algunos de los que se han ocupado de la historia de las actividades científicas en la Argentina de
la primera mitad del siglo XX como es el caso de Diego Hurtado pareciera que una actividad puntual o
una revista con temas científicos autoriza a hablar de una comunidad científica. Pero peor aún resulta la
confusión de este autor entre el establecimiento de reparticiones oficiales (Oficina de Metereología
Nacional, Centro de Investigaciones Científicas y Técnicas de las Fuerzas Armadas, Centro de
Investigaciones Agropecuarias, Comisión Nacional de Energía Atómica, Dirección Nacional de
Investigaciones Técnicas,, Dirección Nacional de Energía Atómica, Consejo de Investigaciones
Científicas y Técnicas, CITEFA, DGFM, etc) y la ciencia como política pública entre 1940 y 1955 (ver:
Hurtado, 2010: 73-91). La historia de los organismos públicos no es la historia de la ciencia así como la
historia del establecimiento de las universidades en Argentina no es todavía la historia de la educación
superior. Incluso la intensa actividad oficial ejecutada a partir de 1955 y que llega hasta 1966 no alcanzó a
forjar un programa educativo. Los extraordinarios y muy solventes conglomerados burocrático
académicos comunitarios forjados en esa época prepararon el camino y trataron de crear una comunidad
científica pero no contaron con el respaldo sostenido de la sociedad política y menos aun con el apoyo de
las organizaciones de la sociedad civil económica. Para todas esas dificultades lo mejor es remitirse a los
testimonios directos reunidos en Rotunno y Díaz de Guijarro, 2003 y al que conviene agregar Díaz de
Guijarro, 2010.
231
.- Para todas esas dificultades que afrontaron los conglomerados burocrático-académicos comunitarios
entre 1955 y 1966 ver Rotunno y Díaz de Guijarro, 2003 y Díaz de Guijarro, 2010 con una amplia y muy
precisa información de detalle.
232
.- La creciente demanda actual de titulaciones sin solvencia está representada por los innumerables
cursos de postgrado meramente presenciales que, de ordinario, apenas si exigen unas pocas horas de
asistencia a reuniones que ni siquiera llegan a ser clases magistrales y que hoy constituyen un ítem central
en la agenda de la burocracia-académica nomenklada muy urgida de remuneraciones y viáticos orientados
a equiparar su tren de vida con el de los académicos de las grandes naciones industrializadas. Se trata de
engrosar los recursos económicos de las organizaciones de educación superior y el currículo de su nueva
clientela en línea con el New Public Management y la Knowledge Economy; y las universidades, tanto
públicas como privadas, afectan crecientes asignaciones a esta actividad en la que se consume tiempo y
trabajo sin ningún resultado científico o instructivo. Como lo único que interesa a esa ingente clientela
universitaria es el certificado bien puede decirse, sin riesgo de equívoco, que se ha consumido el total de
89
El ingente desentrenamiento es así un hecho del que no se habla y que, por lo tanto,
seguramente se cree que no existe. Sin embargo esto es algo que se constata a diario y
que cualquier programa educativo de mínima seriedad tendrá que afrontar.
tiempo y trabajo universitario afectado a esas actividades sin resultado. Y esta es una clara disipación del
capital simbólico constituido por el acervo cultural depositado por la sociedad en las universidades.
233
.- El fenómeno del desentrenamiento que afecta a las idoneidades prácticas en Argentina también es un
tema no estudiado y cuyo examen excede el marco de esta investigación.
234
.- Esa extensa red comprende no solo la burocracia oficial del Ministerio de Educación, Ciencia y
Tecnología de la Nación y la de sus organismos dependientes sino también los cuadros directivos de los
organismos autónomos (ANPCYT, Universidades Nacionales, Conicet, INTA, INTI, CNEA,
CONEAU). Por cierto, muchos organismos privados de educación e investigación también participan de
esta singular red de influencias y beneficios. Incluso una significativa porción del plantel de docentes
investigadores categorizados bajo el régimen del Decreto 2427/93 del PEN forman parte de esa red que se
reparte subsidios y asegura promociones no sujetas a un régimen de control y evaluación objetivo. El
examen de detalle de todo esto figura en el trabajo titulado La Nomenklatura Académica Argentina
que antes ya había sido expuesta en Saguier, 2010.
90
Para evitar cualquier oficioso desvío hacia la simplicidad hemos tratado, en esta obra,
de dar un diagnóstico amplio del estado de cosas, destinado a reformular nuestro
fundamental problema educativo con un sentido teórico muy acotado, siempre
consecuente en las referencias a los registros de hechos y documentos. Y, por cierto, las
páginas que siguen se ajustan, con detenida objetividad, a este responsable propósito.
91
Capítulo Tercero
III.- Modernidad Renacentista Pre-Borbónica o Jesuítica
En esta segunda parte, la obra se circunscribe al impacto político que la irrupción del
escolasticismo jesuítico suareciano significó en la gestación del conocimiento, la lógica
barroca en el arte americano, y la lógica escolástica en la ciencia y las humanidades
criollas. Asimismo, con la expulsión de los jesuitas se dio la transferencia de las
universidades a la orden franciscana con lo que asomó la lucha por el predominio en el
claustro entre la orden franciscana y el clero secular
Bajo la impronta social y los estándares culturales de ese orden establecido la vida
intelectual y académica en el Río de la Plata va a ser, en sus orígenes, más bien modesta
y esencialmente tributaria del dispositivo burocrático-académico dependiente del clero
católico que, en esa época, tiene de hecho el control de la enseñanza y el monopolio de
los establecimientos de instrucción disponibles que estaban puestos al servicio de las
necesidades de la práctica del culto que, por otra parte, corrían parejos con el
adoctrinamiento y la conversión de los naturales.
235
.- Para una visión de conjunto, precisa y erudita, vid: David A. Brading: Orbe Indiano, México, ed.
FCE, 2003.
236
.- Juan M. Garro en su Bosquejo Histórico de la Universidad de Córdoba con un apéndice de
documentos, Bs. As., Imprenta y Litografía de M. Biedma, 1882, pág, 17, dice que fue el padre superior
Juan Romero quien comprendió toda la importancia una casa de la compañía en la ciudad de Córdoba y
resolvió fundarla en 1599 en el local cedido de antemano por los vecinos principales y por el gobernador
Ramírez de Velasco. Sobre Garro vid Cutolo, Diccionario Vol. III, 1971: 277.
92
Zenón Bustos, que hace la historia de la Universidad de Córdoba a principios del siglo
pasado es muy claro en este punto al señalar que esos colegios se fundan para formar
clero, multiplicar los operarios conductores de las luces de la civilización y agentes al
mismo tiempo de su mayor difusión.238 Y, desde ya, Bustos no hace más que reiterar
algo que fuera claramente expresado por el mismo impulsor de la Universidad Fray
Fernando de Trejo y Sanabria que en su carta del 15 de marzo de 1614 dice “…tengo
entre manos otra en que gastaré lo poco que tengo y quando fuera mucho fuera muy
bien empleado y en gran descargo de la conciencia de vuestra majestad y mia ques
fundar un colegio en la Compañia, en la ciudad de Cordoua adonde se lea latin, artes y
theología para que aya sacerdotes aptos en virtud y letras en estos dos obispados, de que
ay suma necesidad, la que digo tiene el monasterio de la limosna de vuestra majestad se
podría cumplir liberandosela en la casa de Potosí o Buenos Aires, que pocas limosnas se
pueden hacer en las Indias más aceptadas a Nuestro Señor y tal sería el servirse vuestra
majestad de dar licencia para que los PP. de la Compañía puedan dar grados en artes y
theología en dicho colegio como se sirvió vuestra majestad de concederselo para el
colegio de Santa Fee de Vogotá del nuevo reyno, porque por la pobreza de estas tierras
y distancia de seiscientas leguas que ay a la Universidad de Lima no podrá ir nadie allá
a graduarse”.239
237
Para el rol de la orden jesuítica en la modernización contra-reformista de la docencia universitaria, ver
Clark, 2006.
238
.- Zenón Bustos, Anales de la Universidad Nacional de Córdoba, Córdoba, Imprenta y Casa Editora
de F. Domenici, 1901, pág. 7. A pesar de que el subtítulo dice Segundo Periodo (177-1778) la obra, que
es un extenso volumen de 723 páginas hace la historia de la Universidad de Córdoba desde su fundación
hasta 1810 y contiene, de modo relativamente desordenado, abundante información que amplía y
completa la ofrecida por Garro. Para todo lo relativo a las revueltas estudiantiles es hasta hoy la mejor
fuente impresa de información disponible. Para una visión actual vid: Hernán Ramirez: La Universidad
de Córdoba. Socialización y reproducción de la elite en el periodo colonial y principios del
independiente, Córdoba, Ferreira editor, 2002. Sobre Bustos vid Cutolo, Diccionario Vol. I, 1968: 582-
583.
239
.- Sobre Trejo vid José María Liqueno (Fray Fernando de Trejo y Sanabria fundador de la
Universidad de Córdoba, Córdoba, Biblioteca del Tercer Centenario de la Universidad Nacional de
Córdoba, 1916). Esta obra de dos gruesos volúmenes es imprescindible para la reconstrucción precisa del
proceso formativo de la estructura burocrático-académica confesional tanto por la variedad de noticias
como por el amplio registro de documentos. Sobre Liqueno vid Cutolo: Diccionario Vol .IV, 1975: 205.
Asimismo es un acotado resumen el artículo en ingles del padre Guillermo Furlong Fernando de Trejo y
Sanabria O.F.M. en The America, volumen IX, octubre 1952, n° 2: 169-176.
93
240
.- Bustos, 1901: 7; Liqueno, 1916 Vol. 1: 324. la fundación definitiva de este colegio es fechada 16 de
diciembre de 1611 de acuerdo a lo consignado en el Libro Primero (inédito) de la Universidad de
Córdoba, página 11 (vid Bustos, 1901: 30 nota 4).
241
.- Este Colegio y Seminario Convictorio debió establecerse en 1609 o quizá antes porque tal como nos
informa Pedro Lozano en su Historia de la Compañía de Jesús en la Provincia del Paraguay, volumen 2
(Madrid, Imprenta de la ciudad de Manuel Fernández y del Supremo Consejo de Inquisición, año 1755)
cuando el llega a comienzos de abril de 1609 halló aquella Casa de Noviciado con el mismo fervor que se
instituyó. Y con la misma fe conservaban el calor de los novicios los que habiendo hecho votos del bienio,
repetía el estudio de la Humanidad y Retórica debajo del magisterio del Padre Marco Antonio Deiotato
que en ambas cosas era eminente (Lozano, 1755: 87). Agrega Garro (Bosquejo: 22-23) que en 1610
recibió el colegio de Córdoba el honor de ser declarado Colegio Máximo y Seminario principal de la
provincia. Bustos señala que el acta de fundación definitiva es del 29 de junio de 1613 (vid Bustos, 1901:
30-31; y Liqueno, 1916 Vol. 1: 324-325). Algunos autores como Pablo Buchbinder confunden las fechas
y dan como momento constitutivo del Colegio Máximo el año 1610 (vid Buchbinder, Historia de la
Universidades Nacionales, Bs. As., ed. Sudamericana, 2010, pág. 13) lo que desdibuja el proceso de
marcado sesgo confesional estrechamente vinculado a la actividad misional y proselitista que arranca de
la instalación misma de la Orden en Córdoba en 1599. Garro, Bustos y Liqueno, a pesar su relativo
desorden expositivo, son en este punto mucho más precisos que los doxógrafos actuales. Por nuestra parte
tomamos en cuenta como fecha de arranque el año 1599 que da Garro con base en Lozano como año de
establecimiento inicial de la sede de la orden jesuita en la ciudad de Córdoba. Dada la inescindible
conexión entre la labor confesional y educativa de los jesuitas poca duda cabe de que en esa Casa fundada
en 1599 ya se empezó a entrenar e instruir a los futuros agentes de la actividad misional luego elevada de
rango hasta ser consagrada como actividad estrictamente universitaria gracias al impulso dado por el
obispo Trejo.
242
.- Vid: Ignacio Avelino Gómez Ferreira: En Defensa del Obispo Trejo: la leyenda en la fundación de
la Universidad de Córdoba, discusión histórico-jurídica (Bs. As., ed. Emece, 1944: 29). Gómez Ferreira
se apoya en la obra de Pedro Lozano para sostener que el Colegio Máximo fue fundado por Diego de
Torres con la autorización del padre Claudio Aquaviva en 1610. Ahora bien, Lozano no dice, como
pretende Gómez Ferreira, que Torres fundó el Colegio ese año sino que, en esa fecha, el mismo declaró a
este [colegio] por Casa de Estudios, y Seminario principal de la Provincia, con autoridad que le cometió
nuestro Padre General Claudio Aquaviva, queriendo, que en él estuviesen de asiento los estudios de toda
ella, y también el Noviciado en cuanto para educación de los Novicios no hubiese Casa separada
moviéndole las razones que en el libro 5° capítulo 10, n°1 insinuamos (vid Lozano, 1755: 168). Que el
Colegio ya funcionaba como Casa de Instrucción lo confirma el propio Lozano un poco antes cuando
señala que, previo a declarar Casa de Estudios y Seminario principal, ya había designado Torres al padre
Antonio Moranta para que leyera Teología Escolástica a los Nuestros en el Colegio de Córdoba, y para
servir en él en los oficios domésticos el Hermano Felipe de Guevara, y el Hermano Diego de Sofía, que
quiso llevar en su compañía con los demás sujetos que por ser Estudiantes había de ir al mismo Colegio
(vid Lozano, 1755: 167). En realidad el Colegio ya funcionaba en abril de 1609 tal como lo registra
Lozano (ver nota 6). En abril de 1609 observa Lozano que la Casa de Córdoba era la más a propósito
para la educación de los novicios y estudiantes de la Provincia, porque concluida la probación, podían
reformarse en la Lengua Latina los que tuviesen a necesidad de ese repaso, y la vecindad de los novicios,
y cuidado de los maestros conservar el recogimiento, y fervor del espíritu adquirido en el noviciado, y
tener el quadremio, según el estilo de la Compañía, con el fruto que ella pretenden esta santa industria; a
que ayudaría no poco la asistencia de los Provinciales, que en Córdoba podían residir más tiempo, como
sitio cómodo para el comercio epistolar, y comunicación de toda la Provincia. Conforme a este dictamen,
informó a nuestro Padre General, que conformándose en todo con él, declaró el Colegio de Córdoba
(que admitió en esta calidad) por el Máximo de toda la Provincia como se dirá a su tiempo y la
experiencia comprobó el acierto aviendo sido utilísimo para los fines pretendidos (Lozano, 1755: 87-88).
243
.- Para los detalles biográficos de la vida de Trejo vid Liqueno, 1916. Para su acción social vid Vol. 1:
75-216, para su actividad religiosa Vol. 1: 219-310 y para la actividad científica y universitaria Vol. 1
94
Unos años antes la orden jesuita funda, entre 1605 y 1607, la Provincia Jesuítica del
Paraguay,244 y ya desde sus inicios se va a poner de manifiesto una recurrente trama de
desavenencias y soterrados conflictos como el que enfrenta en la ciudad de Córdoba en
1611 a los miembros de la Orden con numerosos encomenderos debido al mal trato que
estos le daban a los indígenas,245 lo que obligó, por la ingente presión de dichos
encomenderos, a trasladar todo el dispositivo de enseñanza del Colegio Máximo
cordobés, a otro colegio regenteado por la misma orden en Santiago de Chile.246
313-359 y Vol.2: 3-154. Para los argumentos impugnativos a su rol fundador vid Gómez Ferreira,
1944:21-87.
244
.- La cronología de la Provincia Jesuítica del Paraguay no es muy precisa. Pablo Hernández, autorizado
jesuita, en su monumental Organización Social de las Doctrinas Guaraníes de la Compañía de Jesús,
Barcelona, ed. Gustavo Gili, 1913, dos volúmenes (vol . 607 págs; vol II, 740 págs) da como fecha
constitutiva el año 1607 (vid Hernández, 1913, vol 1: 4) con la que coincide Luis Hernández Alfonso
(Virreinato del Perú, Madrid, ed. Javier Morata, 1930, pág. 243) pero la mayoría de los autores lo
retrotraen al año 1606 (vid Garro, 1882: 13; 243; Ramírez, 2002: 46). Un amplio registro documental en
Pablo Pastells-F. Mateos Historia de la Compañía de Jesús en la Provincia del Paraguay, Madrid, ed.
Librería General de Victoriano Suárez-CSIC, 1912-1939 en 8 volúmenes. Un detalle actual de los estados
de cuestión y de la bibliografía sobre el tema en G. Wilde: Religión y poder en las Misiones Jesuíticas,
Bs. As., ed. SB, 2009. En orden a las fuentes es imprescindible la obra de Pedro Lozano a la que se debe
agregar la Historia del Paraguay, Río de la Plata y Tucumán del Padre José Guevara publicada por Paul
Groussac en el n°5 de los Anales de la Biblioteca (Bs. As., Imprenta Coni hermanos 1908: 1-464). Los
pormenores de la fundación de la Provincia Jesuítica del Paraguay se informan con detalle en Guevara,
1908: 399-416. Para la erección previa de la Vice Provincia, entre 1605 y 1607 vid Guevara, 1908: 406-
407. Para la oposición de pareceres en Lima en 1605 vid Guevara, 1908: 409. Sobre Lozano vid Josefina
G. Cargnel: Pedro Lozano S.J., Un historiador oficial en Projeto História, São Paulo, n.35, p. 315-323,
dez. 2007. Sobre Guevara vid Cutolo, Diccionario Vol. III, 1971: 485-486 y Paul Groussac Noticia del P.
José Guevara en Anales de la Biblioteca n°5, 1908: IX-LXXXVI.
245
.- Acerca de estas cuestiones se ocupa extensamente Liqueno (vid Liqueno, 1916 Vol. 2: 107-216). En
orden a las fuentes vid Lozano, 1755: 56-66 y 87-111.
246
.- Vid: Lozano, 1755: 423 y 435-436. Asimismo vid: Garro, 1882: 19; y Ramírez, 2002: 46. Aunque
Bustos no da noticia de este traslado sin embargo informa que el 12 de diciembre de 1611 en la Junta
presidida por Trejo en la sede de su obispado declaró ilícita la imposición de trabajos forzados y gratuitos
de los indios a favor de los encomenderos, lo que seguramente disparó el conflicto que terminó obligando
al traslado de la actividad de enseñanza del Colegio Máximo al Colegio de la misma orden en Chile el
año siguiente (vid: Bustos, 1901: 5). Unos años después, por una cédula del 10 de octubre de 1618 la
prohibición se estableció como ley (vid Bustos, 1901: 5). Queda de ese modo marcado el antagonismo
que luego se va a repetir a lo largo de la historia entre estructuras educativas y poderes económicos
dominantes. Importa menos para el análisis comparativo de nuestro asunto las personificaciones puntuales
(jesuitas y encomenderos) que la trama misma cuya reproducción marca una pauta que enlaza actitudes y
valores de los distintos sistemas burocrático-académicos que se suceden dentro de la secuencia evolutiva
que aquí examinamos.
247
.- Vid Garro, 1882: 19; Ramírez, 2002: 46.
248
.- Vid Bustos, 1901: 15-16 dice En el mismo año de 1613 que Trejo funda y dota su pequeña
universidad con el interés de cuatro mil pesos, producido por el capital de los 40.000, la Universidad de
Lima, después de un periodo decadente, a instancias del virrey Marqués de Monte Claro, es dotada con
la fuerte suma anual de cerca de quince mil pesos por Felipe III en cédula de 22 de noviembre de 1613 y
95
No obstante para Bustos el anhelo de Trejo y Sanabria era el de abrir una fuente de
inspiración a los talentos americanos, en Córdoba, cabo de la América meridional por
ese entonces, crear luces, difundirlas por medios de los enviados operarios evangélicos
y apresurar la civilización.251
15 de abril de 1617 y confirmadas en 1624 por Felipe IV Así aquella universidad se levanta grandiosa,
dejando a la nuestra en sus condiciones de verdadera infancia y a la par de nuestras cuatro o seis
cátedras de la primera época, aquella despliega el lujo de diez y ocho cátedras. Garro incluye en un
apéndice la Escritura de Fundación (Garro, 1882: 393-399) que Bustos no cita. También la incluye
Liqueno (vid Liqueno, 1916 vol.2: 10-17). Ramírez también la trascribe con una pequeña errata que altera
el año 1613 (vid Ramírez, 2002: 113-118). La promesa fue, al parecer solo una declaración de intenciones
de acuerdo a lo que informa Pablo Grenón (vid: P. Grenón: Un gran torneo de historia sobre los
orígenes de la Universidad de Córdoba en el Boletín del Instituto de Investigaciones Históricas, Tomo
IV, n° 25-28, Bs. As., 1925-1926: 25-39, 142-158, 287-307 y 407-438)
249
.- Vid Lozano, 1755 Vol. 2: 582-585. Dice la Escritura de Fundación que he resuelto para ello de
fundar un Colejio de la Compañía de Jhs. en dicha ciudad, en que se lean las dichas facultades i las
puedan oír los hijos de vecinos de esta gobernación i de la del Paraguai, i se puedan graduar de
bachilleres, licenciados, doctores i maestros, dando para ello su majestad licencia como la ha dado en
Nuevo Reino (Garro, 1882: 393; Liqueno, 1916 Vol. 2: 11). Durante la primera mitad del siglo pasado ha
tenido lugar una intensa polémica entre José María Liqueno y Antonio Rodríguez del Busto acerca del
fundador de la Universidad de Córdoba. Tras la aparición de la obra de Liqueno publicó Rodríguez del
Busto en 1919 otra obra titulada Fray Fernando de Trejo no fué fundador del Colegio ni de la
Universidad de Córdoba (Madrid, Imprenta de los sucesores de Hernando, 1919), a lo que replicó
Liqueno en un nuevo volumen titulado Comprobaciones Históricas (Córdoba, 1920). A la polémica se
sumó Pablo Cabrera con la monografía Trejo y su obra (inicialmente publicada en la Revista de la
Universidad de Córdoba, año VII, n°1 luego reeditada con un prólogo de Enrique Martínez Paz:
Córdoba, ed Bautista Cubas, 1920). Rodríguez del Busto por su parte replicó a ambos con su Fray
Fernando de Trejo, segunda parte (Madrid, Imprenta de los sucesores de Hernando, 1920). Unos años
después Pablo Grenón ofrece sobre el asunto un extenso y completo informe (vid Grenón, 1924-1925).
Un posterior balance del estado de cuestión fue desarrollado en 1944 por Ignacio Avelino Gómez Ferreira
(vid Gómez Ferreira, 1944) al que sigue el breve artículo de Antonino Salvadores en la segunda parte del
volumen IV (vid: La universidad de Córdoba por Antonio Salvadores en el Vol. IV-2 [2da. edición], Bs.
As., ed. El Ateneo, 1956: 145-156). La tesis que otorga a Trejo la condición de fundador, defendida por
Liqueno y Cabrera se basa en la Escritura de Fundación y en el Testamento del obispo. La tesis
negatoria, sostenida por Rodríguez del Busto, Grenón y Gómez Ferreira, invoca la falta de competencia
legal de Trejo para establecer la universidad así como la falta de asignación de recursos y la ausencia de
constituciones aprobadas por la autoridad secular atribuyendo la fundación de la universidad a Diego de
Torres y a la Orden Jesuita. En la actualidad el contencioso no está completamente resuelto en el ámbito
de la erudición histórica aunque prevalece la tesis negatoria a partir del detallado informe de Grenón. Por
lo general los estudiosos rehuyen el tema como se observa en el caso del breve artículo de Salvadores
citado más arriba. Por otra parte y en lo que hace a nuestra investigación y a la determinación de la
función tutelar de la estructura burocrático-académica religiosa la controversia puntual carece de
relevancia. Lo que importa es que su plataforma de origen, su control tutelar y su función educativa han
estado sujetas a los objetivos y necesidades misionales de la Orden Jesuita desde su establecimiento y
hasta 1767. Y, sea o no Trejo el creador de la universidad, su iniciativa y su acción se ajusta a ese mismo
derrotero. Justamente ese isomorfismo es la clave que los partícipes de la controversia no han sabido ver.
250
.- Vid Bustos, 1901: 18-19. En el libro n° 1 del Archivo de la Universidad de Córdoba se registra el
privilegio de la compañía de Jesús para otorgar grados académicos.
251
.- Bustos, 1901: 19.
96
De este modo y, como dice nuestro autor, dentro de un pequeño oasis ceñido por
inmensa barbarie,252 esa modesta universidad en sus aulas ofrecen, a los que meditan la
carrera eclesiástica lo mismo que a los que no piensan abrazarla, desde los rudimentos
de latinidad hasta el ápice de la teología que era la cima del saber de esos tiempos, aquí
lo mismo que en las famosas universidades europeas.253 Insiste Bustos en el hecho de
que los grados de licenciados, bachilleres y maestros en artes, o sea en filosofía, eran
para todos de manera que podía graduarse tanto los seglares como los eclesiásticos
aunque el grado de doctor en teología era el único que no se hizo extensivo a los
seglares y se concretó a los que abrazaban la carrera eclesiástica, durante el periodo
jesuítico.254
Al margen de todo ese optimismo lo cierto es que, como bien lo señala Garro, la
Universidad de Córdoba careció, por mucho tiempo de organización general y
permanente, y arrastró una existencia propiamente embrionaria hasta que el padre
Andrés de Rada, visitador de la provincia del Paraguay de la que luego fuera más tarde
su provincial le diera en 1664 las primeras constituciones que fundaron el régimen
definitivo que por siglo y medio ha conservado sin otras modificaciones que las
exigidas por su mismo desenvolvimiento.255
252
.- Ib., 19.
253
.- Ib., 9.
254
.- Ib., 9-10.
255
.- Garro, 1882: 52. Para la primera constitución de Rada vid Garro, 1882: 401-445. Este documento es
decisivo para la determinación de la estructura burocrático-académica confesional que ha regulado el
funcionamiento de las organizaciones de enseñanza superior en nuestro territorio hasta que el proceso de
secularización, a partir de la Ley Avellaneda diera lugar al mandarinato como estructura burocrática de
reemplazo.
256
.- Esta visión estrecha que viene de larga data y que durante la primera mitad del siglo pasado fue
reivindicada por autores como el padre Guillermo Furlong (vid: G. Furlong: Nacimiento y desarrollo de
la filosofía en el Río de la Plata, Bs. As., ed. Guillermo Kraft, 1952 [en adelante Furlong, 1952a]) ha
sido retomada con desafortunada simplicidad por Tulio Halperin Donghi (vid: Halperin Donghi, Historia
97
Nuestra modesta universidad confesional por el contrario no podía alimentar esa tensión
interior que hizo posible un Copérnico, un Galileo o un Torricelli y un Descartes, tanto
por su función como por su pertenencia a la Orden Jesuita que en la que se atendía su
exclusiva parcialidad.
A partir de los trabajos del padre Guillermo Furlong durante la primera mitad del siglo
XX se ha desplegado un amplio esfuerzo de registro tendiente a rescatar la actividad de
detalle de médicos, físicos, matemáticos, juristas y músicos que pone de manifiesto un
evidente conocimiento en ellos de las novedades científicas y filosóficas.258 Sin
embargo, ninguna de esas noticias lo mismo que ninguno de esos libros dieron lugar en
el seno mismo de la universidad a un cambio en el rol confesional y tutelar originario.259
Poca duda cabe de que toda esa enorme literatura se abrió camino y abonó la senda de la
secularización, como lo vamos a examinar con algún detalle más adelante. Pero esos
nuevos surcos se desarrollaron al margen de las actividades habituales o de las rutinas
de instrucción de la universidad y, muchas veces, seguramente en secreto o al menos en
silencio.
Teniendo en cuenta este marco contextual conviene entonces terminar con esa errónea y
ligera caracterización que pone el acento en la equiparación entre las universidades
españolas y nuestra originaria universidad de Córdoba porque el modelo, no resulta
de la Universidad de Buenos Aires, Bs. As., Eudeba, 1962: 17) y reproducida luego por su seguidores
(vid vg Buchbinder, 2010: 16-17). Para una visión parcialmente diferente vid Ramírez, 2002.
257
.- Un ilustrativo ejemplo de la dependencia restrictiva jesuítica es el caso del inglés Tomás Falkner,
sacerdote de esa orden, que antes de radicarse en Córdoba, en cuya universidad profesó entre 1767 y
1772, había sido uno de los discípulos dilectos de Newton pero que decididamente no introdujo en sus
enseñanzas rioplatenses la nueva filosofía. Falkner era médico y con base en sus amplios conocimientos
científicos estableció en la Universidad de Córdoba una cátedra de matemáticas (vid: Juan Carlos Zuretti:
Algunas corrientes filosóficas en Argentina durante el periodo hispánico, en Actas del Primer
Congreso Nacional de Filosofía, Tomo III, Mendoza, Universidad Nacional de Cuyo, 1950: 2.122-
2.128).
258
Para la botánica en la época colonial jesuítica, ver Sayago, 1972.
259
Para los jesuitas de habla alemana en las misiones americanas, ver Kohut, y Torales Pacheco, 2007.
98
equivalente y ni siquiera aproximado. Para decirlo con todas las letras: la universidad de
Córdoba nace como una estructura burocrático-académica de carácter misional y
dependiente de las necesidades y los intereses orientados a formar agentes destinados al
servicio religioso de la orden jesuita. Cabe aclarar que cuando se funda la Universidad
de Córdoba, no existía una institución que albergara los estudios medios, por cuanto el
Colegio convictorio de Monserrat se funda recién en 1687 por el Pbro. Ignacio Duarte y
Quirós, casi un siglo antes de que se fundara en Buenos Aires el Real Colegio de San
Carlos (1772).
Que ese servicio haya sido considerado como el resultado de una acción civilizatoria no
es más que una justificación ideológica ulterior que en algún momento se consideró
oportuno sostener como lo pone de manifiesto la obra de fray Zenón Bustos,260 y que
como se observa luego en otros autores con el mismo compromiso religioso va a ser
paulatinamente dejado de lado para diseñar un idílico escenario cuasi-medieval de
católica dedicación, que solo reemplaza aquella justificación explícita por otra más
difusa aunque no menos artificiosa y tampoco menos falsa que la primera.261
Considerado en esos términos que se corresponde de manera estricta con las fuentes
existentes resulta a todas luces evidente que, como bien lo anota Garro,262 y Grenón,263
las estructuras burocrático-académicas religiosas que dan origen a los organismos de
enseñanza superior en el Río de la Plata a fines del siglo XVI tiene su primera instancia
de consumación el 19 de junio de 1613.264
260
.- Bustos desarrolla con notable amplitud esta modalidad justificatoria apoyado en Donoso Cortes (vid
Bustos, 1901: 22-27.
261
.- El principal mentor de esta fantasiosa reconstrucción de la universidad colonial rioplatense es el
padre Guillermo Furlong del que no hacemos cuestión como historiador dedicado. Es preciso, no
obstante, separar en la enorme obra de este laborioso investigador, lo que cabe imputar a sus simpatías
ideológicas y lo que queda como contribución objetiva acerca de los registros del pasado.
262
.- Garro, 1882: 22-40.
263
.- Grenón, 1924-1925: 142-158, 288-307.y 407-438
264
.- Lozano señala, en relación a todo esto, el rango privilegiado que asignaba la compañía a los estudios
en Córdoba a principios del siglo XVII. Dice Lozano que esta Casa de Córdoba era la más a propósito
para la educación de los Novicios y Estudiantes de la Provincia porque concluida la probación podía
reformarse en Lengua Latina los que tuvieren necesidad de este repaso, y la vecindad de los Novicios, y
cuidado de los Maestros conservar el recogimiento, y fervor de espíritu adquirido en el Noviciado y
tener el quadremio según el estilo de la Compañía , con el fruto que ella pretende en esta santa industria
a que ayudaría no poco la asistencia de los Provinciales, que en Córdoba podrían residir más tiempo
como en sitio cómodo para el comercio epistolar y comunicación de toda la provincia (vid Lozano, 1775
Vol. 2: 87-88
265
.- Garro, 1882: 17. Sobre el padre Juan Romero vid Guevara, 1908: 155 y 414-415 y Pastells, 1912-1:
255; y sobre la fundación de la primer Casa de la Orden vid Guevara, 1908: 358-359. Dice Guevara: En
veinte de Marzo tomó posesión del sitio el Padre Juan Romero: y este día contamos por el primero en
que la compañía tubo casa en Córdoba, que después pasó a ser Colegio Máximo y últimamente
Universidad de la Provincia (Guevara, 1908: 358-359). Este testimonio es terminante. La última parte de
99
Si esto de por sí confirma el cuadro que estamos reconstruyendo lo que luego agrega
Bustos a renglón seguido constituye un verdadero desarrollo demarcativo. La historia de
los óptimos resultados sociales - continúa Bustos - lo ha constatado, adjudicando a la
teología católica la gloria de su virtud civilizatoria en esta región de de América. No se
extrañe: Trejo lo esperó todo de las excelsas y vigorosas energías de esta ciencia
sagrada, que ya venía conculcando las tinieblas del paganismo europeo y derramando
vívida luz sobre los numerosos pueblos que conquistaba a la cristiana civilización.267
Apoyado luego en Guizot, Proudhon y, sobre todo, en Donoso Cortés (1837), equipara
Bustos la función tutelar de la religión católica con el desarrollo civilizatorio y concluye
que Trejo, en orden a la universidad, si la teología eleva y dignifica a la sociedad,
convertida en sangre que circula por sus venas, lo es debido a que ilustra y convierte en
luz del mundo al sacerdocio católico. De ella han partido las inspiraciones de las
grandes obras que honran al catolicismo: de ella nacieron para informar al sacerdocio y
del sacerdocio se derramaron sobre los pueblos. Nada más atinado en Trejo que apelar a
la fundación de institutos teológicos como el Seminario de Santiago, el Convictorio de
San Francisco Javier en esta y la pequeña Universidad a cuyo sostenimiento entregó
todos sus bienes habidos y por haber.268
En la vereda opuesta del encomio entusiasta de Bustos del que se hacen eco autores
como Liqueno, Cárcano, Cabrera, Martínez Paz, Grenón o Gómez Ferreyra y, en línea
la frase deja en claro que la Universidad de Córdoba depende de la Orden Jesuita y la coloca en la órbita
de la provincia jesuítica del Paraguay. A lo largo de toda la etapa colonial esto no varió hasta la expulsión
de los jesuitas en 1767 como lo prueba el testimonio de Fray Pedro José de Parras que observa el 3 de
noviembre de 1750 que en Córdoba hay universidad que está toda ella a cargo de la Compañía (Fray
Pedro José de Parras: Diario y derrotero de sus viajes. 1749-1753, Bs. As., Ediciones Argentinas Solar,
1943: 229).
266
.- Bustos, 1901: 21.
267
.- Bustos, 1901: 21.
268
.- Bustos, 1901: 25.
100
con una larga tradición secular que se abre camino con el romanticismo y que termina
imponiéndose en la cultura intelectual rioplatense del siglo XIX, se había desarrollado
un juicio negativo, básicamente fundado en el rechazo y la incompatibilidad de la
distintas vertientes del catolicismo y del tradicionalismo de raíz medieval con los
desarrollos del iluminismo, del pensamiento científico y de la cultura liberal que, sin
embargo, no tuvo para nada en cuenta la relación de las interacciones, las ideas y los
programas de acción con el desempeño de los individuos históricos, sus itinerarios y
resultados.
269
.- Con Echeverría arranca el juicio negativo como juicio fundado en la inferioridad histórica en su
famosa Ojeada retrospectiva que agrega a la primera edición en forma de libro del Dogma socialista
(Montevideo, Imprenta nacional, 1846). Para los detalles vid A. Palcos: Historia de Echeverría, Bs. As.,
ed. Emece, 1960. La opinión de Echeverría arranca de los papeles preparatorios publicados en el n° 4 del
Iniciador de Montevideo del 1° de enero de 1839 (vid Palcos, 1960: 52-94) y de su actividad en el Salón
Literario de Marcos Sastre.
270
.- Sarmiento va a profundizar el antagonismo con su Facundo (Santiago de Chile, editorial del diario
El progreso, 1845 que ese mismo año se publico por entregas en ese periódico [vid: José S. Campobassi:
Sarmiento y su época, Bs. As. Ed. Losada, 1975, 2 vls]). Queda así configurado el juicio del
romanticismo liberal con la férrea dicotomía civilización-barbarie que luego se institucionaliza en la
historia oficial. Más adelante se examina este punto citado aquí con una estricta finalidad contextual.
271
.- La obra representativa de la historia académica es la Historia de la Nación Argentina dirigida por
Ricardo Levene y editada inicialmente a fines de los años treinta del siglo pasado que dedica la segunda
parte de su volumen IV a la historia de la cultura (sobre la universidad de Córdoba el trabajo central es de
Antonino Salvadores). A pesar de la inclusión de Furlong como autor en ese volumen de una breve
monografía sobre la Cartografía Colonial (vid Vol V-1, 1956: 191-217) en la obra predomina el juicio
heredado del romanticismo liberal apenas atenuado por una neutra retórica profesoral.
272
.- En el prólogo a Nacimiento y desarrollo de la filosofía en el Río de la Plata de Guillermo Furlong
(Bs. As., ed. G. Kraft, 1952a: 11-31) el autor va a ofrecer la mejor y más completa justificación de este
otro punto de vista. Pero, a pesar de la solvencia y erudición de Furlong, su réplica se mantiene en el
terreno ideológico lo que no hace más que afianzar este diálogo de sordos entre opciones y preferencias
respecto de ideas que fuera de su contexto de interacciones sociales, tramas de tratos y secuencias de
desempeños de los individuos históricos, se reduce a una agobiante retórica encerrada en el círculo
vicioso de sus respectivas argumentaciones.
273
.- Ni siquiera un estudioso acostumbrado a una rigurosa fiscalización empírica como José Babini
consigue salir del ámbito de las ideas en su inteligente y documentada historia de la ciencia argentina (vid
Babini, 1949: 31-59).
101
ideológica que aun persiste entre los aficionados y panfletistas que lamentablemente
proliferan en la Argentina dentro del ámbito de las ciencias históricas.274
Al margen de todo juicio de valor acerca de las ideas lo que, a los fines de nuestra
investigación, interesa para una adecuada contextualización del origen de los estudios
superiores en el Río de la Plata, es el hecho de que las estructuras burocrático-
académicas que sirven de plataforma para el desenvolvimiento de los estudios
superiores nace signada275 por una función tutelar y confesional orientada al servicio
proselitista de la religión católica a la que pertenece, como parte del dispositivo
misional de la Orden Jesuita, nuestra primera universidad.
Este es el marco burocrático básico que se edifica entre 1599 y 1613 en Córdoba.
Algunas similitudes en los dispositivos de adiestramiento y enseñanza con las prácticas
universitarias europeas no bastan para equipararla con aquellas complejas
organizaciones276 en las que regía, en ese mismo momento, un notable pluralismo en el
reclutamiento277 que está del todo ausente en nuestro caso. Basta recordar el célebre
debate de Valladolid de 1551278 como ejemplo de pluralismo en el que se ve con
claridad la notable diferencia que en todo momento conviene retener.
274
.- Una típica expresión de ese maniqueísmo ideológico son las famosas líneas antagónicas Mayo-
Caseros, de sesgo liberal, opuesta a la representada por Rosas-Irigoyen-Perón de tinte nacionalista y
populista. Con similar maniqueísmo se han ofrecido opiniones antagónicas sobre el pasado intelectual
colonial que torna incomprensible el registro mismo de los hechos. Ejemplos de este otro tipo de
maniqueísmo es La Evolución de las Ideas Argentinas de José Ingenieros (Bs. As., ed. Futuro, 1961, 2
vls) y la obra de Guillermo Furlong citada en la nota 34. La maraña ideológica que envuelve a estas dos
obras impone un cuidadoso y detenido examen en el uso de sus referencias para no caer en su persistente
y, de ordinario, encubierto maniqueísmo. El resto de los panfletistas nada agregan fuera de sus ideologías.
275
.- La marca de esta impronta burocrático-académica ha sido caracterizada de manera sinóptica más
arriba en la introducción (capítulos 1 y 2). Para el examen de detalle ver las secciones 12.2 y 12. 3, más
abajo en este mismo capítulo.
276
.- Para la universidad europea medieval y moderna vid: Augusto Iyanga Pendi: Historia de la
Universidad en Europa, Valencia, Universitat de València, 2000.
277
.- En orden al pluralismo de reclutamiento se debe distinguir entre la organización en la que predomina
el estándar estudiantil que da origen a la Universidad de Bolonia y la que se ajusta al denominado
studium generale que corresponde básicamente a la Universidad de París. vid: Galo Gómez: La
universidad a través del tiempo, México, ed. Universidad Iberoamericana, 1998. Para las implicancias
del escenario intelectual europeo es fundamental Steven Shapin y Simon Schaffer: El Leviatán y la
bomba de vacío. Hobbes, Boyle y la vida experimental, Bs. As., ed. de la Universidad Nacional de
Quilmes, tras. cast. de A. Buch, 2005.
278
.- Para el debate de Valladolid vid: Francisco Javier Ortueta: Fray Bartolomé de las Casas: sus obras
y polémicas, especialmente con Juan Jiménez de Sepúlveda, Madrid, Imprenta de Ramona Velasco
viuda de P. Pérez, 1920. Sobre el contexto americano del debate vid Brading, 2003: 98-121.
102
Los registros son en extremo parcos,281 pero los escasos testimonios permiten una muy
precisa determinación de los inicios del cuadro burocrático-académico con sus
condicionamientos y su dependencia directa de la orden jesuita.282
279
De Gori, 2010.
280
.- Vid: Ramírez, 2002: 46.
281
.- Garro, tan minucioso como preciso en la búsqueda de documentos, señala que no nos es posible dar
pormenores sobre este periodo de su existencia porque apenas si se encuentra uno que otra noticia
aislada e incompleta en los autores que hemos podido consultar i en el archivo de la Universidad que
prolijamente hemos registrado (vid Garro, 1882: 41).
282
.- En especial el Archivo de la Universidad de Córdoba. Garro, Bustos, Liqueno y Grenón han
contribuido de manera notable y casi todo lo relevante ha sido colectado por ellos. Un completo detalle
bibliográfico hasta 1924 lo ofrece Grenón (Grenón, 1924-1925: 30-32) que resulta referencia obligada.
Y, por cierto, siempre habrá que recurrir a Pedro Lozano (vid Lozano 1755 Vol. 2) completado por
Guevara (vid Guevara, 1908) y a las Cartas Anuas (vid Leonhardt, 1927). No obstante conviene atender
a los que han continuado esa ingente labor y en esa dirección cabe tener en cuenta, además de las obras
indispensables de Garro, Bustos y Liqueno, los estudios de Ramón J. Cárcano (Universidad de Córdoba.
Algunas palabras sobre su organización, Bs. As., ed. Felix Lajoune, 1892), Joaquín García (Los jesuitas
en Córdoba, Bs. As. Ed. Espasa-Calpe, 1940), Isidoro Martínez (La Universidad de Córdoba. Síntesis
histórica, Córdoba, Imprenta de la Universidad, 1955), Alberto Caturelli (La Universidad de Córdoba,
Córdoba, Imprenta de la Universidad, 1966), Felix A. Torres (Historia de la Facultad de Derecho en la
Universidad de Córdoba. Tomo I 1791-1820, Córdoba, Centro de Investigaciones Jurídicas y sociales-
Facultad de Derecho y Ciencias sociales-UNC, 2009) y María Cristina Vera de Flachs y Remedios
Ferrero Micó (Finanzas y poder político en las universidades hispanoamericanas. El caso de Córdoba
1613-1854, Córdoba, ediciones del Copista, 1996), a los que se debe agregar la publicación de la UNC
titulada Constituciones de la Universidad de Córdoba (Córdoba, Imprenta de la Universidad, 1944). De
los más recientes, el de Hernán Ramírez (vid Ramírez, 2002) es el que mejor cubre el periodo colonial.
Para las fuentes y el resto de la bibliografía vid Ramírez, 2002: 177-189 (fuentes: 177-183; Bibliografía:
183-189) y las compilaciones de Mariano Peset Reig (vid Peset Reig, Universidades españolas y
103
Estas eran, en principio, concesiones temporales expedidas por el término de diez años
hasta que el 29 de marzo de 1634 el Papa Urbano VIII suprimió las restricciones
temporales extendiendo el beneficio de allí en adelante sin límite de tiempo alguno.
Felipe III antes de consentir el Breve de Gregorio XV había hecho reserva en su
comunicación del 5 de septiembre de 1620 de todo en cuanto no fuese contra el dicho
mi Patronazgo, Leyes, Cédulas i Ordenanzas hechas para la buena gobernación de las
americanas: época Colonial,.Valencia, Generalitat Valenciana, 1987; y Peset Reig, editor, Claustros y
estudiantes, Facultad de Derecho, Universidad de Valencia, 1989). También es de importancia el artículo
de Silvano G. A. Benito Moya Las luces de la pobreza. franciscanos y reforma en la Universidad de
Córdoba del Tucumán en Cuadernos del Instituto Antonio de Nebrija, 11/1 (2008), 67-85. En su gran
mayoría esta literatura, salvo las excepciones anotadas, ofrece pocas novedades documentales acerca de
las estructuras burocrático-académicas que son aquí objeto de especial averiguación.
283
.- El texto completo del Breve en Garro, 1882: 43-44. También vid Pastells, 1912: 330-349.
284
.- El texto completo de la Cédula en Garro, 1882: 44-45. También vid Pastells, 1912: 336.
285
.- El prolongado proceso de instalación de la Universidad de Córdoba ha dado lugar a una extensa y,
muchas veces trivial controversia acerca de la fundación. El padre Grenón, tan detallista en la sección de
documentos (vid, Grenón, 1924-1925: 143-158, 287-307 y 407-435) hace una selección de 14 textos del
padre Lozano para sostener que la universidad se fundó en 1622 porque ese año se emitió la bula de
Gregorio XV que la declaró tal y real durante el gobierno del Obispado por el Ilmo. Cortazar, quien duró
de 1618 a 1625 (vid Grenón, 1924-1925: 303). Esto en rigor es tan arbitrario como inconsistente al igual
que la postura que sostiene Liqueno conforme a la cual la universidad se habría fundado el 19 de junio de
1613 cuando llama al provincial jesuita, le ofrece la dirección de los estudios que piensa fundar, la
acepta y sin más tramitación, el 19 de junio de 1613 se presenta ante el escribano público de esta ciudad
de Córdoba, don Pedro de Cervantes, con el dicho Provincial y en presencia del cabildo secular de la
ciudad,- que es convocado y asiste en calidad de testigo -, extiende la escritura de fundación de su
Universidad y dotación de la misma, con todas las solemnidades y requisitos legales que cree necesarios
para su consistencia perpetua y funcionamiento regular en el futuro. El Superior Diego de Torres recibe
la escritura que funda y dota la Universidad de manos del obispo, en señal de posesión, y se compromete
a cumplimentar todas las cláusulas y modo que se estipulan y la firman juntamente con los testigos (vid
Liqueno, 1916-I: 329-330). Esta inconsistente e irresoluble cuestión gira en torno a controvertidos
aspectos de la semántica de la palabra fundación que solo encubre una rencilla doméstica entre
franciscanos (Argañarás, Bustos, Liqueno) y jesuitas (Pastells, Grenón, Gómez Ferreira, Furlong), a la
que se agrega la intervención de doxógrafos cordobeses (Martínez Paz, Cabrera, Carcano, Martínez
Villada) y peninsulares (Rodriguez del Puerto, del Franco) acerca de la prioridad formal de su inicio y de
la paternidad de sujeto que la establece (Trejo para unos y la orden jesuita para otros o, incluso el Rey de
España para los peninsulares). Desde ya todo eso en nada clarifica el proceso instituyente de la
universidad de Córdoba y tampoco informa sobre la función tutelar de la orden que controla su estructura
burocrático-académica, el desagregado de sus actividades educativas, el detalle de incumbencias allí
desarrolladas, sus magisterios, programas de instrucción, variedad de grados y direcciones de trabajo. Al
contrario nuestro trabajo se ocupa justamente de todo eso siguiendo el curso genealógico con un estricto
respeto de las fuentes siempre relacionadas con la trama sociopolítica que solventa cada acción puntual.
286
.- Vid Garro, 1882: 46. También vid Pastells, 1912: 336.
104
dichas mis Indias,287 pero dicha orden no tuvo aplicación y la orden actuó siempre y
hasta su expulsión con la más completa independencia quizá porque su licencia procedía
del Papa y era anterior a la reserva regia.288
287
.- Cédula de Felipe III fechada en San Lorenzo (vid Garro, 1882: 46).
288
.- Garro estima que el carácter previo de la licencia papal impidió la aplicación del Patronato en lo
relativo a las colaciones de grados (vid Garro, 1882: 46). Todos los autores coinciden en el punto: ni
sobre el colegio Máximo ni sobre la Universidad de Córdoba rigió el Regio Patronato (vid: Ramírez,
2002: 47)
289
.- Garro, 1882: 48.
290
.- En orden a las fuentes inéditas siempre se debe empezar por Garro, 1882 y luego Bustos, 1901 y
Liqueno, 1916. Ramírez da también un amplio detalle de repositorios que comprende el arzobispado de
Córdoba (vid Ramírez, 2002: 177), el colegio de Monserrat (vid Ramírez, 2002: 177), la Universidad de
Córdoba (vid Ramírez, 2002: 177-178), el Archivo Histórico de Córdoba (vid Ramírez, 2002: 178-181),
el Archivo Municipal de Córdoba (vid Ramírez, 2002: 181) y el Centro de Investigaciones de la Facultad
de Filosofía y Humanidades (vid Ramírez, 2002: 181-182). A pesar de todo este detalle Ramírez, sin
embargo no incluye entre las fuentes el manuscrito titulado Observaciones sobre nuestra Universidad i
sus privilegios incluido al principio del Libro 1° de Actas o Claustros de la UNC que si menciona Garro
(vid Garro, 1882: 47). Entre las fuentes editas además de las Constituciones editadas por UNC en 1944
hay que tener en cuenta los Papeles del Deán Gregorio Funes editado por Enrique Martínez Paz (Bs.
As., 1940) y los Indices de Autoridades y Profesores de la Universidad de Córdoba editados por Hilda
Esther García (Volumen I 1670-1807, Córdoba, Universidad Nacional de Córdoba – Facultad de
Filosofía y Humanidades – Escuela de Archiveros, 1968; Volumen II 1808-1853, Córdoba, Universidad
Nacional de Córdoba – Facultad de Filosofía y Humanidades – Escuela de Archiveros, 1972; y Volumen
III 1808-1853, Córdoba, Universidad Nacional de Córdoba – Facultad de Filosofía y Humanidades –
Escuela de Archiveros, 1982) y el Indice de Estudiantes de la Universidad de Córdoba Volumen II
1767-1807 (Córdoba, Universidad Nacional de Córdoba – Facultad de Filosofía y Humanidades –
Escuela de Archiveros, 1971).
105
Esta regulación elemental fue pronto modificada parcialmente por los padres Francisco
Vazquez Truxillo y Juan Pastor al introducir la prohibición de otorgar el grado de
Doctor en Teología a las personas no consagradas al orden sacro.292
Recién con las Constituciones del padre Andrés de Rada se establece un dispositivo
completo que desagregaba con detalle las funciones y fijaba de modo muy preciso los
rangos y deberes. Pero, justamente la elemental sujeción de ese mismo conglomerado al
patrón institucional de la orden jesuita, es el más claro indicador de un rígida
organización controlada por sus autoridades y tan ajustada a sus patrones de desempeño,
que la totalidad de los cargos eran provistos por la orden, la cual elegía sus autoridades
particulares, sus profesores y la agenda completa de la enseñanza, que orientaba su
servicio misional sin ingerencia alguna de la autoridad secular.296
Sea cual fuere la interpretación de esa acción misional lo que está fuera de duda es el
hecho de que en el ámbito de la educación y del entrenamiento y la enseñanza superior
y académica la orden jesuita se ajustó a los patrones tradicionales y a un rígido
escolasticismo que era vicario de la función misional asumida.298
La instrucción que se llevaba a cabo por parte de los maestros jesuitas estaba de
ordinario encauzada a un aprendizaje fundado en la autoridad, el respeto a la verdad
revelada y el razonamiento silogístico puramente deductivo con la finalidad de formar
servidores religiosos preparados para propagar la fe católica en estos territorios y al
mismo tiempo sostener con medida eficacia toda la posible variedad de justificaciones
necesarias en las más diversas situaciones de convivencia y trato interactivo.
La enseñanza que se extiende a principios del siglo XVII y en la que, además de jesuitas
también se registra en Córdoba a partir de 1612 la presencia de franciscanos dedicados a
la instrucción en las parroquias, se circunscribía a clases de latín y retórica, algo de
filosofía escolástica, rudimentos de matemáticas, un poco de física aristotélica en algún
comentario y cánones.299
297
.- Para el alcance disciplinario del concilio de Trento resulta imprescindible la obra de Hubert Jedin:
Historia del Concilio de Trento, 3 vls, Pamplona, Ediciones de la Universidad de Navarra, 1972-1975.
Los dos primeros volúmenes fueron traducidos por Daniel Ruiz Bueno y el tercero por Emilio Prieto
Martín. En especial el volumen 2 examina con detalle el programa del concilio.
298
.- No deja de ser notable que en la obra, por demás interesante, de Fernando Mires (La colonización de
las almas, Bs. As., ed. Libro de la Araucaria, 2006), no haya una sola línea dedicada a la plataforma
educativa de los jesuitas a los que considera que pusieron en marcha en América un verdadero sistema
alternativo de relaciones sociales opuestas a las tradicionales (Mires, 2006: 285). Pero Mires solo toma
en cuenta la actividad de las reducciones o misiones jesuíticas, omitiendo todo lo relativo a la actividad
educativa de la orden en los colegios provinciales. Ahora bien, es justamente esta omisión la que torna
endeble el resultado de un planteamiento altamente interesante y hasta novedoso acerca de la
colonización espiritual durante los siglos del dominio colonial en América que bien merece revisarse de
nuevo porque, ente otras cosas, aun no tenemos el balance completo del desempeño jesuítico y de sus
variedad de incidencias y resultados que hasta ahora se han juzgado con arreglo a patrones ideológicos de
burda simplificación tanto en el elogio como en la crítica.
299
.- Bustos, 1901: 80.
107
Bajo este cerrado pero poco rígido dispositivo el adiestramiento y el aprendizaje eran
menos importantes que la disciplina y el maestro era una suerte de autoridad absoluta a
la que sometían los estudiantes sus ejercicios de lectura o las fórmulas de disputa
tomadas de los textos de los maestros escolásticos ajustados a las variantes de la
deducción silogística.
Muy pronto sucedió a Juan de Vianna el padre Francisco Vázquez Trujillo (1612-
1615),305 al que reemplazó más adelante el padre Diego de Torres (1616-1621),306 y
luego el padre Juan Bautista Ferrufino (1622-1628), que es quien recibe el Breve que
permite conceder grados y la real cédula a principios de 1623.307
300
.- Es lo que registra por ejemplo Pastells el 18 de junio de 1633 en el caso del Padre Melchor Agustín
de Mesa, clérigo presbítero; para que en virtud de la Bula de Gregorio XV dada en 28 de Agosto de
1621, pueda recibir los grados de licenciado y maestro en Artes, para los que ha salido aprobado (vid
Pastells, 1912-1: 494-495) cuya certificación es otorgada por los PP. Diego de Boroa, Rector del Colegio
de la ciudad de Córdoba del Tucumán; Francisco Vázquez, Jerónimo Gracián y Miguel de Sandoval
ante el Secretario de la misma- Compañía Vicente Hernández (vid Pastells, 1912-1: 494-495).
301
.- Garro, 1882: 48
302
.- Vid Lozano, 1755 Vol. 2: 584.
303
.- Garro, 1882: 28. Esto solo en cuanto a la cantidad de alumnos cuya identidad desconocemos lo
mismo que la de la mayoría de los maestros y los textos mismos utilizados. De acuerdo a las Cartas
Annuas (edición de Carlos Leonhart, Bs. As., 1927) los maestros de Teología eran los padres Francisco
Vázquez y Juan Pastor en tanto que enseñaba filosofía el padre Juan de Albiz, que la explicaba con
arreglo a Aristóteles (Leonhart, 1927-I: 411). Para Albiz vid Furlong, 1952a: 95-96.
304
.- Vid Furlong, 1952a: 204; Ramirez, 2002: 171. Vid asimismo AGUNC 1613-1798. Documentos..
305
.- Vid Ramírez, 2002: 171. Vid asimismo AGUNC 1613-1798. Documentos.
306
.- Vid Furlong, 1952a: 95, 203; Ramírez, 2002: 171. Vid asimismo AGUNC 1613-1798. Documentos.
307
.- Vid Ramirez, 2002: 171.
108
Sin embargo nada parece mejor que la propia escritura de donación para observar la
pauta inicial de actividades de la Universidad para lo cual Trejo dispone que “…dentro
de quinze días se ponga en esta ciudad, i Colejio un maestro de la dicha Compañia [de
Jesús] en esta que lea latín, y cuando sea necesario dos, i dos, i dentro de tres años otro
que lea el curso de artes, i cuando acabare se ponga otro i dos lecciones de teología, i lo
uno y lo otro para siempre jamás, i así mismo en condiciones que como yo vaya
cumpliendo las dichas fundaciones de este Colegio i del de Santiago i con la compra de
la casa del Convictorio se pongan en ellos mis armas no porque yo lo haya pedido sino
contradicho, pero por quererlo la misma Compañía [de Jesús]. E porque la intención, i
fin principal del Santo Concilio de Trento es mandar fundar seminarios es porque se
críen ministros virtuosos, i letrados, i el Rey nuestro señor por el mismo respeto ha
mandado dar al de este obispado sobre los tres por ciento a cumplimiento de los mil
pesos i en Santiago no es posible poner estudios de artes i teología, mando que los mil
pesos de los que da su majestad desde luego se den a este Colejio para el sustento i
vestuario de los maestros del, i los restantes i el tres por ciento será para el maestro que
hubiere de latín en Santiago, i cuatro o seis estudiantes pobres que sirvan la iglesia i
estarán recogidos en el Convictorio que tendrá a cargo la persona que los superiores de
la Compañía [de Jesús] señalares”.308
308
.- Garro, 1882: 395-396. La versión que trascribe Ramírez es ligeramente distinta (vid Ramírez: 114-
115). Para el documento original vid Archivo General e Histórico de la Universidad de Córdoba,
Libro de Documentos de 1613.
309
.- Para la reorganización de Rada vid Garro, 1882: 52-67.
310
.- Gran parte de la doxografia histórica ignora este rasgo decisivo. Una de las razones de esa notable
omisión procede de la tendencia a privilegiar las ideas al margen de las tramas interactivas así como de la
similar desatención a las implicancias sociopolíticas de la cultura y de su conglomerado burocrático.
311
.- Vid Ramírez, 2002: 171. Vid asimismo AGUNC 1613-1798. Documentos.
312
.- Vid Furlong, 1952a: 95; Ramírez, 2002: 171. Vid asimismo AGUNC – Documentos 1613-1798.
313
.- Vid Ramírez, 2002: 171. Vid asimismo AGUNC 1613-1798. Documentos.
314
.- Vid Ramírez, 2002: 171. Vid asimismo AGUNC 1613-1798. Documentos.
109
315
.- Vid Ramírez, 2002: 171. Vid asimismo AGUNC 1613-1798. Documentos.
316
.- Vid Ramírez, 2002: 171. Vid asimismo AGUNC 1613-1798. Documentos.
317
.- Vid Garro, 1882: 52.
318
Para el rol de Domenico Zipoli en la música barroca jesuítica, ver Crook, 1991; Bielli, 1996; Szarán,
2000; y Frías, 2006.
319
Para la guerra guaranítica desde una nueva perspectiva, ver Becker, 1982.
320
.- Vid Garro, 1882: 351. Este decreto fue luego aprobado por una ley de 11 de septiembre de 1856 que
dispone que el sostenimiento de la universidad estará, desde ese momento, a cargo del tesoro nacional.
321
.- El cambio producido por la expulsión de los jesuitas en 1767 al que reemplazan los franciscanos y a
estos, a partir de fines de 1800, el clero secular (vid Garro, 1882: 211-212), no modifica la estructura
burocrático-académica confesional de sesgo escolástico-barroco que subsiste incluso cuando se opera la
completa secularización en 1854. Solo después de la Ley Avellaneda se va a consolidar la nueva
estructura burocrático-académica dominada por el mandarinato aristocrático. El episodio de la Tesis de
Cárcano es en este sentido ilustrativa del notable arraigo de las estructuras de sesgo confesional.
322
Para la estética de la contrarreforma, ver Weisbach, 1942; y Montoya López y Gutiérrez Gómez, 2004.
110
hacía un siglo se venía diluyendo.323 Esa corriente estética tardía llega, para Plá (2006),
“…a un clímax de explosión de belleza e inteligencia y luego comienza a decaer".324
En un principio, el barroco fue tenido por la historiografía europea como una
degeneración del gótico, y por la historiografía argentina como perteneciente a la edad
medieval hispanoamericana.325 Pero estudios más recientes, encabezados por la obra de
Moraña (1998, 2005), han revelado la intensa reelaboración indiana del barroco y su
ingénita proximidad con la modernidad neo-clásica.
323
ver Plá, 2006.
324
ver Plá, 2006.
325
Ver Quesada, 1890.
326
Para la criollización del español en América, ver Frago Gracia, 1998-1999.
327
Para el teatro barroco colonial, ver López Rosas, 1948; y Trenti Rocamora, 1947, 1950. Para la
construcción del espacio como símbolo del poder regio en el siglo XVIII en Venezuela y Charcas, ver Leal
Curiel, 1990 y Bridikhina, 2007.
328
Para el despotismo ilustrado y la Partida Doble en el Rio de la Plata, ver Orellana, 2000.
329
Para el mestizaje y diferenciación social en la segunda mitad del siglo XVIII, ver Jaramillo Uribe,
1960. Para una antropología de la civilización barroca en América Latina, ver García-Ruiz, 2012.
Sobre las formas historiográficas del barroco, ver Arocena, 1963. Para los saberes generados por los
Jesuitas en materia de medicina, astronomía, geografía, cartografía, minería y metalurgia, ver Mazin,
2008. Para la predicación rioplatense frente al poder durante el siglo XVIII, ver Mariluz Urquijo, 2006.
Para la literatura neolatina en el Río de la Plata, ver Fraschini, Suárez y Sánchez, 2009. Para Góngora y
Garcilaso en los comienzos de Lezama Lima, ver Ruiz Barrionuevo, 1987.
111
Estos eventos ceremoniales, magníficamente relatados por Leal Curiel (1990) para
Venezuela, y por Bridikhina (2007) para Charcas, se practicaban en medio del repique
de campanas, del sonido de instrumentos de viento, y del adorno de mascaradas y arcos
y carros triunfales ornamentados con flores y decoraciones en telas, sedas y elementos
efímeros como el yeso, y aderezados con aromas y perfumes de ámbar.332 El núcleo
central del ceremonial se lo llevaba la entrada de funcionarios relevantes (virreyes,
gobernadores-intendentes, obispos, oidores, fiscales), conducidos en lujosos carruajes
(carrozas, berlinas, calesas) tirados por corceles (o mulas) enjaezados con guarniciones
de oro y plata, tapizados de terciopelo carmesí, y con lacayos de honor vestidos de
librea y cubiertos con peluca empolvada, y con cocheros y postillones uniformados
(para amadrinar las mulas).333 En estas entradas y desfiles se plasmaban las ritualidades
corporativas, representadas en orden ascendente, y escenificadas con ceremonias de
obediencia, tales como la entrega de llaves o el besamanos.334 Y el teatral escenario se
completaba con el recibimiento de autoridades eclesiásticas (arzobispos, obispos,
priores) cubiertas bajo palio, y escoltadas con estandartes y pendones.335
330
Para las nociones de criollismo y patria en la Lima Ilustrada, ver Rodriguez Garcia, 2006.
331
Para el teatro barroco colonial, ver López Rosas, 1948; y Trenti Rocamora, 1947, 1950. Para los
entramados del poder en el mundo colonial, ver Bridikhina, 2007.
332
ver Bridikhina, 2007, 148. Para una aproximación antropológica a las instituciones del gobierno
colonial (cabildos, y juicios de residencia), ver Smietniansky, 2009, y 2013.
333
Para los comienzos del transporte en el Río de la Plata, ver Werckenthien, 1999.
334
ver Bridikhina, 2007, 149.
335
ver Bridikhina, 2007, 153. Para las etiquetas y los conflictos entre el obispo, el virrey y el Cabildo en
el Río de la Plata de la segunda mitad del siglo XVIII, ver Urquiza, 1993.
112
En el caso de Tupac Amaru II, este había sido condenado en mayo de 1781 a morir en la
horca. Antes de ejecutarlo lo obligaron a presenciar cómo le cortaban la lengua y la
cabeza a sus allegados, a su mujer Micaela Bastidas y posteriormente a dos de sus
hijos. Los testigos oculares, Baltasar de Ocampo y fray Gabriel de Oviedo, prior de los
dominicos en Cuzco, relatan que el inca levantó su mano para silenciar a las multitudes
que se habían reunido para presenciar su ejecución en la Plaza de Armas de Cuzco, y
sus últimas palabras fueron: "Ccollanan Pachacamac ricuy auccacunac yahuarniy
hichascancuta" (Madre Tierra, atestigua como mis enemigos derraman mi sangre).
Luego de ver como torturaban y mataban a sus seres queridos, los soldados cortaron la
lengua (por haber hablado contra el rey…) y ataron las extremidades del jefe Inca a
cuatro caballos de tiro con el fin de descuartizarlo vivo.340 Como este propósito no se
pudo consumar por la debilidad de los caballos o por la fortaleza de la víctima,
decidieron decapitarlo, clavar su cabeza en una lanza, despedazarlo y disgregar sus
cuatro miembros a cuatro cabeceras diferentes: Tungusaca, Carabaya, Livitaca y Santa
Rosa.341
336
Para la etnohistoria de crímenes y tormentos de naturales en el Tucumán colonial, ver Pagés Larraya,
1992. Para el régimen de penas y penitencias en el Tribunal del Santo Oficio, ver García-Molina
Riquelme, 1999.
337
Para Vizcardo y el americanismo del exilio jesuítico, ver Marzal Fuentes, 1999.
338
Para la censura, libros e inquisición en el Perú colonial : 1570 – 1754, ver Guibovich Pérez, 2003.
Para la reseña del libro de Alejandra Cebrelli: El Discurso y la Práctica de la Hechicería en el NOA, ver
Bocco, 2008. Para el procedimiento inquisitorial, ver Pallares, 1951. Para la persecución de libros
científicos, ver Pardo Tomás, 1991. Para la antología de coplas y versos censuradas por la Inquisición, ver
Baudot, 1997. Para las mujeres y el poder inquisitorial en Lima, ver Mannarelli, 1999. Para el Santo
Oficio y la sátira política, ver Lohmann Villena, 1999. Y para la santidad y la influencia inquisitorial, ver
Ezpinosa Rúa, 2012. Para los expedientes de censura de libros jurídicos por la Inquisición a finales del
siglo XVIII y principio del XIX, ver Tomás y Valiente, 1964.
339
Inspirado en Hazard (1958, 57), para quien la Ilustración “actuaba escindida en dos planos, el de la
acción y el de la razón”, Rodríguez Ennes señala que los Borbones, pese a su ilustración, prosiguieron la
misma línea de dureza punitiva practicada por sus antecesores (Rodríguez Ennes, 2010, 335). Sobre la
defensa de la ciudad de La Paz y el Brigadier Sebastián de Segurola, ver Barnadas, 2002, v.II, 888-889.
340
Sobre ejecuciones y muerte en el Perú borbónico, ver Barriga Calle, 2013.
341
Ver Flores-Ochoa y Valencia Espinoza, 1980.
113
Corpus Christi era una de las festividades religiosas más solemnes del calendario
litúrgico pues se representaban los misterios, entre ellos el de la eucaristía, y donde
todos los integrantes de la comunidad estaban representados, y nadie excluído.346 La
misa se oficiaba con asistencia de las principales autoridades y el clero; y por la tarde,
las autoridades encabezaban una procesión que caminaba sobre calles cubiertas de
ofrendas. Se levantaban para esta fecha cuatro altares en la plaza.
Todos los juegos festivos culminaban con alguna actividad teatral, entre ellas las
corridas de toros y la riña de gallos, generalmente programadas como espectáculo para
días de fiesta.347 El escenario de la riña era la Plaza Mayor, pero en las afueras, las casas
particulares tenían gallos de pelea y había viviendas donde funcionaban los reñideros,
342
Para la consigna de “El Rey ha muerto: viva el Rey!”, ver Acevedo, 1962.
343
Para la criollización de un ejército periférico, Chile, 1768-1810, ver Ossa Santa Cruz, 2010.
344
Para las festividades religiosas en la época colonial, ver Fontana, 1962.
345
ver Bridikhina, 2007, 164-175. Para la criollización del clero regular en el Nuevo Reino de Granada,
1600-1650, ver Echeverry Pérez., 2012.
346
Para el juramento de Corpus Cristi, ver Larrouy, 1904.
347
ver Bridikhina, 2007, 172.
114
en los que se jugaba por dinero. La plaza y las calles eran también escenarios de
carreras cuadreras.
Entre las principales lenguas indígenas presentes en el espacio virreinal platense estaban
las lenguas quechua, aymara y guaraní. Entre ellas, la lengua guaraní, como todas las
otras, fue de naturaleza ágrafa (pues no tenía escritura), pero aún así el Sínodo de
Asunción de 1601 eligió esta lengua como instrumento de evangelización.349 Pero en el
territorio de Misiones en particular, y durante un largo período, la población indígena
guaraní alcanzó a ser para Meliá (1993) mucho más prolífica que la de los demás
territorios coloniales; y este hecho comparativo “…adquiere importancia mayor si se
considera que se trata de indios puros, constituyendo por tanto un bloque étnico
netamente diferenciado y circunscrito, contiguo al colonial en paulatino
acriollamiento”.350
Por otra parte, y aunque es difícil hallar documentos que lo establezcan en forma
concreta, para Meliá (1993) es indudable que entre el mundo colonial y las Misiones
existió durante esos años, cuando menos, un intenso “…flujo comunicativo al margen
de las tensiones políticas y económicas”.351 Entre esos flujos provocados por las crisis,
se dieron algunos muy graves de naturaleza político-militar, como fue el caso de tropas
misioneras actuando como fuerzas de choque con capitanes indígenas (fogueados en sus
guerras con los bandeirantes paulistas).352 Dichas tropas marcharon primero sobre
Asunción en 1724, bajo el mando del Gobernador Interino del Paraguay Baltasar García
Ros; y luego en las batallas de Guayaibity (1733) reprimieron la segunda rebelión de los
Comuneros paraguayos (liderados por el criollo panameño José de Antequera y Castro
que terminó ejecutado en la Plaza de Armas de Lima);353 y en la batalla de Tabapy
(1735) reprimieron la tercera rebelión de los seguidores de Antequera, que estaban
348
Para los asuntos decorativos bíblicos en los objetos de ceremonial pagano payagua, ver Outes, 1915.
349
Ver Gruzinsky, 2010, 284. Para el guaraní conquistado y reducido, ver Meliá, 1993. Para las prácticas
letradas guaranies en las reducciones del Paraguay (siglos XVII y XVIII), ver Neuman, 2005.
350
ver Meliá, 1993.
351
ver Meliá, 1993.
352
Para el espíritu militar de los jesuitas, ver Eguia Ruiz, 1944; y Avellaneda y Quarleri, 2007. Para los
títulos militares de capitanes otorgados a los caciques guaraníes en el siglo XVII, ver Salinas, 2006. Los
bandeirantes eran escuadrones militarizados compuestos por una mezcla de portugueses, mestizos e
indios tupíes.
353
Para el caso de Antequera, ver Quevedo, 1970.
115
Para el espacio mayor que corresponde al Perú, Moraña (2004) descubre que los
discursos identitarios en el contexto colonial se construyeron a partir de una política de
la lengua.362 En esa empresa fundacional, Moraña incluye para el siglo XVII al
Lunarejo, a Sor Juana y al Inca Gracilazo, y para el siglo XVIII a Fray Servando María
de Mier. Y en el Río de la Plata dieciochesco, entre los iniciadores de la literatura criolla
354
Para la Revolución Comunera del Paraguay, ver Labougle, 1953; y Romero, 1995.
355
Para la política jesuítica en Corrientes, ver Mantilla, 1929, I, 116-128.
356
ver Meliá, 1993.
357
Para la orfebrería colonial en Buenos Aires, ver Torre Revello, 1945. Para el barroco iberoamericano
de los Andes a las Pampas, ver Gutiérrez, 1997. Para los pintores, doradores, tallistas, plateros,
carpinteros, constructores y los que proveyeron materiales para remodelar la Iglesia de la Compañía de
Salta, ver Barbieri y Gori, 1989. Para los artífices de la platería en el Buenos Aires colonial, ver Márquez
Miranda, 1933; y Ribera, 1955. Para la imaginería de la Quebrada de Humahuaca, ver D'Amato y Mazo,
1973. Para la imaginería en Santiago del Estero, ver Carol Paz, 1974. Para la imaginería y piedad privada
en el interior del virreinato rioplatense, ver Rípodas Ardanaz, 1996. Para la imaginería cuyana, ver Reina
Rutini, 1994.
358
ver Meliá, 1993.
359
ver Meliá, 1993.
360
ver Meliá, 1993.
361
ver Meliá, 1993.
362
Moraña, 2004, 59.
116
Cuando Vértiz fue reemplazado por el virrey Nicolás Ignacio del Campo y Cuesta, I
marqués de Loreto, mucho más conservador que su antecesor, Maziel volvió a intentar
influir en el Consejo de Indias para ser nombrado obispo, pero un incidente suscitado
por Loreto contra el Arcediano Miguel José de Riglos provocó su desgracia. Riglos, en
su carácter de diputado eclesiástico con jurisdicción en causas matrimoniales, había
invocado el nombre del Virrey para casar a un preso acusado de raptar a su novia.
Ofuscado el Virrey por la defensa que Maziel hizo de Riglos, lo acusó de ser el
inspirador y director de la política eclesiástica opuesta al regalismo absolutista
borbónico.367 Finalmente, el Virrey Loreto lo desterró a Montevideo, donde falleció
poco después, en vísperas de la Revolución Francesa.368
363
Sobre Juan Baltasar Maziel y el conflicto de dos sistemas literarios, el barroco y el ilustrado, ver
Barcia, 2001. Para la criollización de la lengua española, ver Ridruejo, 1999; Frago Gracia, 1999; Lang,
2010; y Chaudenson, 2012.
364
Ver Barcia, 1999a; y 2001, 47.
365
Sobre Juan Baltasar Maziel y el conflicto de dos sistemas literarios, el barroco y el ilustrado, ver
Barcia, 2001.
366
Sobre Francisco Javier Iturri, ver Cutolo, III, 690-691. Para la restringida sociabilidad del Antiguo
Régimen y de la Ilustración en Buenos Aires comparado con la existente en Nueva España, ver
Lempérière, 2008, 257.
367
Para el procesamiento y destierro a Montevideo del Dr. Maziel, ver Salvadores, 1937ª, 333.
368
Probst, 1946.
369
Moraña, 2004, 57-58.
370
Moraña, 2004, 57.
117
Paralelo al despliegue de actividad literaria se registra, desde mediados del siglo XVIII,
la emergencia de un novedoso espacio sociocultural edificado en torno a la posada
devenida luego en café y más tarde en café literario y centro de todo tipo de actividades
de trato social, intelectual y político.378
371
Para la fractura literaria en la formación de una conciencia política independiente. El Discurso poético
de protesta en las décimas y octavillas de Camboño, Ocampo Ysfrán, Arias Saravia, Vallejos, Melo y
Lafuente (Virreinato del Río de la Plata, 1772-1805), ver González Ledo y Saguier, 2005.
372
El Estanco o Renta de Tabaco y Naipes estuvo bajo la dirección de Francisco de Paula Sanz, el hijo
natural de Carlos III, fusilado por Castelli en diciembre de 1810. Pero en diversas provincias funcionarios
subdelegados de la Renta de Tabacos, como en La Rioja donde la encabezaba José Antonio Mercado, o
en Tucumán con la turbulenta presencia de Gaspar de Salcedo.
373
Para la administración de correos marítimos, ver Marcó del Pont, 1913.
374
Sobre la difusión de pasquines en verso en Arequipa, Pasco, Lima, Chuquisaca, Oruro, Santiago del
Estero, y Cuzco, ver Lewin, 1957, 158-163; 183-185; 407-408; 431-433; 579-560; 633-634; 666-667; y
844-846; Vázquez Machicado, 1957, 9; Galdos R., 1962; Montenegro, 1967, 27-57; y Lohmann Villena,
1972.
375
Para la influencia de la lírica clásica en el Río de la Plata, ver Camarero, 1967; y Pagés, 1983.
376
Ver González Ledo y Saguier, 2005.
377
Para el estudio de los cánones de comparabilidad, ver Fokkema e Ibsch, 1988,
378
Para un detalle mas amplio vid Meabe, 2013. Para las formas de sociabilidad moderna y la
proliferación de cafés, ver Díaz, 2012, 104, nota 50.
118
Los Jesuitas eran artistas de todo tipo; escultores, músicos, pintores, y ebanistas.
Música, ceremoniales y rituales existieron hasta en las misiones de los chiquitanos.379
En el Archivo de Indias de Sevilla “…existen crónicas de la época que señalan cómo
venían, qué cosas tenían derecho a traer, cuántos sirvientes podían tener. Ya venían con
el espíritu barroco en el clímax de Europa. Entonces en América comienza al revés,
como una gran explosión que va a ir decayendo".380
Con el tiempo se acentúa la influencia del barroco europeo. Como anticipo del pleno
barroco: “el claroscuro, la suavidad mayor de los colores y la prescindencia del paisaje
con la correspondiente valoración de la figura humana definen la obra de Martín de
Loayza, que abre taller con discípulos en 1648 y Marcos Rivera, que representa a los
pintores europeos, criollos o mestizos españolizados”.383
379
Para la música y rituales de los chiquitanos de Bolivia y de los mbyá de la Argentina, ver Ruiz, 1998.
Para el rol de Domenico Zipoli en la música barroca jesuítica, ver Crook, 1991; Bielli, 1996; Szarán,
2000; y Frías, 2006. Para la música colonial iberoamericana, ver Rondón, 2004.
380
ver Plá, 2006.
381
ver Plá, 2006.
382
Para el barroco hispano-guaraní, ver Plá, 2006.
383
Para el sincretismo en la pintura de la Escuela Cuzqueña, ver Balta Campbell, 2009. Para los síntomas
medievales en el “Barroco Americano”, ver Stastny, 1993. Para la arquitectura barroca iberoamericana,
ver Franccello de Mariconde y Bergallo, 2006.
384
Ver Espinosa Spínola, 2004.
119
entre otros del Inca Gracilazo y luego de Feijoo.385 En lo social y político, el sincretismo
está representado por la participación creciente del mestizo en las altas jerarquías
eclesiásticas, culturales y administrativas. Pero el proceso de criollización culminó
trágicamente, a partir de 1780, con la Revolución de Túpac Amaru.386
Muchos de los médicos jesuitas que vinieron de Europa no estaban facultados para
realizar operaciones y cauterizaciones. Ese fue el caso de Thomas Falkner, quien en
1750 actuaba como médico en las estancias del litoral bonaerense (Areco y "San Miguel
del Carcarañal"), pues había estudiado medicina en Londres y había tenido entre sus
maestros a Richard Mead, célebre anatomista, y al mismo Isaac Newton, de quién fue
discípulo predilecto. Falkner se graduó de médico cirujano, y la Royal Society lo envió
a América del Sur a estudiar las propiedades medicinales de aguas hiervas.389
385
Para la historia de la pintura cuzqueña, ver Mesa y Gisbert, 1962.
386
Para el sincretismo en la pintura de la Escuela Cuzqueña, ver Balta Campbell, 2009.
387
Para la física de la monarquía en el pensamiento colonial de Alejandro Malaspina (1754-1810), ver
Pimentel, 1998.
388
Para la ciencia moderna europea como anomalía histórica, ver Boido y Baldatti, 2003.
389
Para la personalidad y la obra de Tomás Falkner, ver Furlong, 1929.
390
Ver Beltrán, 1937; y Molinari, 1960.
120
En una línea similar, se cuenta con el trabajo de González (1992), aunque dedicado a la
labor cumplida por los primeros agustinos llegados al Perú para la erradicación de
idolatrías.393 En el proceso de conquista hispana en Indias, la demonización de la
diferencia o la conciencia del propio mal como resultado del "miedo" a los otros, según
la interpretación hecha por Cohn,394 ha sido abordado por Borja Gómez (1998) en su
ensayo sobre Nueva Granada,395 en el que según Vitar (2001) se hace también un repaso
de la demonología europea y de su trasvase al mundo americano.396
Por otro lado, en un trabajo sobre la actuación de los religiosos jesuitas y capuchinos en
las misiones rurales del ámbito hispánico durante la etapa contrarreformista, Domínguez
Ortiz (1995) sostiene que la obra misionera en América se inscribe en “un contexto
antidiabólico”.397 Minois (1994), volcado al ámbito europeo, y el conjunto de debates
publicados bajo la dirección de Duviols y Molinié-Bertrand (1996), relativos al mundo
hispano e hispanoamericano “…están dedicados al análisis del tema del infierno y de las
condenas”.398
Sobre la actuación de los jesuitas en especial, Vitar insiste que se carece de estudios
“…referidos a los alcances conceptuales y al sentido de su demonología durante el
ejercicio de su labor pastoral en América”.399 Sí existe, como es sabido, una copiosa
producción dedicada al proceso reduccional desarrollado por la Compañía en diversos
puntos de la América colonial, “…en los que se aborda insoslayablemente el tema del
391
Para la literatura jurídica indiana en el Barroco, ver Bravo Lira, 1980. Para el teatro barroco colonial, ver
López Rosas, 1948; y Trenti Rocamora, 1947, 1949, 1950.
392
Para el impacto del diabolismo a través de la colonización de Hispanoamérica, ver Cervantes, 1996,
cit. en Vitar, 2001.
393
Para la cosmovisión andina: indios, dioses y demonios en la Crónica del fraile agustino Juan de San
Pedro, ver González, 1992, cit. en Vitar, 2001.
394
Para la caza de brujas en Europa, ver Cohn, 1975, cit. Santamaría, 1994, 102; y a su vez citado por
Vitar, 2001
395
Borja Gómez, 1998, cit. en Vitar, 2001.
396
ver Vitar, 2001.
397
Domínguez Ortiz, 1995, ver en Vitar, 2001.
398
ver en Vitar, 2001.
399
Ver Vitar, 2001
121
A su vez, con relación al área aquí tratada, las misiones fundadas con indígenas
chaqueños en la periferia oriental de la provincia del Tucumán, la bibliografía
disponible se halla en marcada desventaja en comparación con la dedicada a las
misiones guaraníes - integradas, como las chaqueñas, en la Provincia Jesuítica del
Paraguay-, careciéndose, por lo demás, de estudios directamente relacionados con la
vida religiosa en el conjunto misional de las fronteras tucumanas. Para el análisis del
demonio entre los chaqueños reducidos -además de la consulta esencial de las fuentes
jesuíticas-, se ha recurrido a los estudios referidos a las creencias sobrenaturales de los
chaqueños, básicamente los trabajos de Alfred Métraux, Susnik (1978), Miller (1979) y,
aunque no relativo al Chaco, los de Santamaría (1986, 1994) sobre las misiones de la
selva, atento a sus caracteres de "frontera", como fueron los casos de las chaqueñas y las
chiquitanas.402
Conforme a lo antes expuesto, Vitar (2001) se propone aportar algunas reflexiones para
el estudio de la demonología jesuítica en el contexto de su actuación misionera en las
fronteras del Tucumán en el siglo XVIII, empresa que fuera acometida como un
auténtico combate contra el demonio. Desde esta perspectiva, el fenómeno de
demonización “…trasciende el marco puramente indígena para abarcar los más diversos
obstáculos que se interponían en la conversión de los indígenas y en el logro del éxito
misionero jesuítico”.403
Si bien, de acuerdo con las sugerencias de Cervantes (1996), y reiteradas por Vitar
(2001), “…el discurso colonial sobre el demonio no debe reducirse a la intencionalidad
de satanizar a los nuevos paganos encontrados en América con miras a legitimar su
conquista”, la acción de los jesuitas en el Chaco, “…al crear demonios por doquier,
acabó por convertirlos en una pieza clave de su acción evangelizadora, a juzgar por las
innumerables batallas ganadas al Maligno día a día; estas victorias no sólo evidenciaban
la intervención de la Divina Providencia, sino que exaltaban también los méritos de la
Compañía, que aparecía entonces como "elegida" por Dios”.404 Para el análisis del
demonio en el marco de la evangelización de los pueblos indígenas del Chaco, Vitar
utilizó fuentes jesuíticas de diverso tipo, “…entre las que se destacan los escritos de los
misioneros que se desempeñaron en dicha región en el siglo XVIII, al igual que las
cartas e informes de los primeros jesuitas que estuvieron en contacto con los chaqueños
(siglos XVI y XVII), memoriales de los Padres Provinciales, Cartas Anuas y
400
ver Metraux, 1944 y 1973, cit. en Vitar, 2001.
401
ver Metraux, 1944 y 1973, cit. en Vitar, 2001.
402
Para la evangelización del Chaco y el combate jesuítico contra el demonio, ver Vitar, 2001.
403
Para la evangelización del Chaco y el combate jesuítico contra el demonio, ver Vitar, 2001.
404
ver Vitar, 2001.
122
Sobre la peligrosa sinonimia encerrada “…en el hecho de llamar con un mismo nombre
(universidades) a instituciones del siglo XVI y del siglo XX, cuya diferencia no es sólo
la del tiempo transcurrido en cuatro siglos”, nos es advertida por Renán Silva Olarte,
pionero en la investigación de las instituciones educativas coloniales en la Nueva
Granada.406
En las consideraciones sobre la universidad varias veces centenaria habría que situar
varias precisiones. En primer lugar, Saldarriaga Vélez (2008) señala que la educación
superior colonial no estaba diseñada al modo moderno, esto es, “…como un sistema
ascendente y contínuo, pero a la vez con niveles demarcados; abierto a todos pero
diversificado en saberes y profesiones”.407 Es decir, un sistema de educación
permanente y progresivamente escalonado. Esto último mal podía haber existido cuando
los establecimientos de educación media en Córdoba se inauguraron recién en 1687
(Colegio convictorio de Monserrat); y en Buenos Aires, recién casi un siglo después, en
1772 (Colegio convictorio de San Carlos). El denominado sistema educativo colonial,
funcionó, a juicio primero del célebre Simón Rodríguez (1828), y luego reiterado por
Rama (1984), como el arte de leer, escribir y pensar en una república de las letras
[república de doctores]”.408
405
Para la evangelización del Chaco y el combate jesuítico contra el demonio, ver Vitar, 2001.
406
Silva Olarte, 2004b, 23
407
Saldarriaga Vélez, 2008. Para Simón Rodríguez, la república de las letras y la educación popular, ver
Ortega, 2011. Para el relevante y nunca consumado debate alrededor de la noción de república de las
letras o república de doctores, acuñada por Simón Rodríguez (1828, 1975) y Ángel Rama (Rama, 1984,
56-57), ver Adorno, 1987; y Alonso, 1994. Para la metamorfosis de la Ciudad Letrada capaz de adaptarse,
ampliarse y transformarse, ver Camargo Rojas, 2008.
408
ver Rodríguez, 1975, I, 267; y Rama, 1984, 56, cit. en Saldarriaga Vélez, 2008.
409
Silva, 1996, 2002, cit. en Saldarriaga Vélez, 2008.
410
Silva, 1996, 2002, cit. en Saldarriaga Vélez, 2008.
123
411
Silva, 1996, 2002, cit. en Saldarriaga Vélez, 2008.
412
Silva, 1996, 2002, cit. en Saldarriaga Vélez, 2008. Para la ética y la estética de la civilidad barroca, ver
Canavese, 2003.
413
Silva, 1996, 2002, cit. en Saldarriaga Vélez, 2008.
414
Silva, 1996.
415
Saldarriaga, 2008.
416
Saldarriaga, 2008.
417
Saldarriaga, 2008.
124
Capítulo Cuarto—
IV.- Modernidad Ilustrada Borbónica o Iluminista
La irrupción de la Revolución Francesa en la vida académica dio lugar, por otra parte,
un gran impulso al periodismo y la opinión pública. Y en el seno de ese nuevo curso, la
instrucción superior, tras la expulsión de los jesuitas, navegó a la deriva por la
transferencia de la Universidad de Córdoba del ámbito franciscano al secular, y por la
irrupción del Carlotismo, entre 1808-1810, con todas sus secuelas de ambigüedad e
incertidumbre generadas por el proceso metanastásico.418
Menos ostensibles, aunque no menos relevantes, fueron asimismo las rivalidades inter-
europeas, presentes en las numerosas expediciones geográficas (Condamine, Pavón y
Ruiz, Malaspina) y en los sucesivos informes que, aunque muchas veces tardaron en
publicarse, circularon en copias y versiones entre las que sobresalen las famosas
Noticias Secretas de America de Jorge Juan y Antonio de Ulloa.419
A partir del conflicto suscitado por el influjo de las ideas jansenistas se abrió un curso
de ideas y controversias de las que se alimentaron las Reformas Borbónicas.420 La
educación superior se vió reforzada con la creación de nuevas instituciones, pero con el
extrañamiento forzoso de los Jesuitas de todo el espacio americano la elite criolla sufrirá
418
Para los detalles del proceso metanastásico que arranca de 1808, vid Meabe-Saguier, 2009.
419
Para la ciencia y la política en el pensamiento colonial de Alejandro Malaspina, ver Pimentel, 1998.
Para las descripciones etnológicas de la expedición Malaspina, ver González Montero de Espinosa, 1992.
420
Ver Mestre, 1996, 159.
125
La maniobra político-represiva fue muy inteligente pues logró una resignación pasiva de
las elites criollas. Para ello, la corona garantizó que las propiedades muebles e
inmuebles de la Compañía fueran rematadas en almoneda pública, para que esa misma
elite criolla íntimamente perjudicada en su dinamismo intelectual pudiera participar del
botín jesuítico.423 El más insigne artífice de esa maniobra fue en Córdoba del Tucumán,
el Administrador de la Real Junta de Temporalidades Fernando Fabro.424
421
Para la expoliación intelectual de la elite criolla con el destierro jesuítico, ver Núñez, 1989. Para la
narración literaria y la historia natural en los jesuitas expulsos Juan Ignacio Molina, Francisco Javier
Clavijero y Juan de Velasco, ver Nordenflycht, 2010. Para la ciencia jesuita en el Río de la Plata, ver
Asúa, 2010a, 24-26.
422
Sobre Lacunza, ver Ricci, 1923; Hanisch, 1969; Góngora, 1980; y Nordenflycht, 2010. Sobre la
presunción que la familia Oro en San Juan tenía que Lacunza había plagiado a Fray Miguel de Oro, ver
Halperín Donghi, 2013, 284.
423
Para la percepción que el Deán Funes tuvo de la expulsión de los jesuitas, ver Halperín Donghi, 2013,
233-238. Y para la participación de Ambrosio Funes, el hermano del Deán Gregorio Funes, en la
reivindicación del jesuitismo, ver Asúa, 2010a, 82-83
424
Para los compradores de Temporalidades, ver Aljovín de Losada, 1988.
425
Para las reformas del absolutismo ilustrado en el siglo XVIII hispano-americano, ver Córdova-Bello,
1975. Para el absolutismo y las luces en el reinado de Carlos III, ver Sánchez-Blanco, 2002. Y para las
126
El letrado colonial, categoría introducida por Rama (1984) para entender el fenómeno
académico generado durante la llamada monarquía absoluta, cuando aún no había
emergido el absolutismo ilustrado (o monarquía templada), corresponde a un sujeto
patrimonial, patriarcal, estamental y de castas, perteneciente a lo que denominamos
como un proto-mandarinato barroco. Bridikhina (2007) señala con acierto que el
requerir de estudios para pertenecer a este proto-mandarinato, evitó en un alto grado que
los cargos académicos se patrimonializaran (se volvieran venales).426 La connotación
barroca, para Rama, y fundándose en Henríquez Ureña (1941) y en Picón Salas (1975,
1990), gozó de una “extraordinaria longevidad”, pues se prolongó en el tiempo a través
del “laberinto barroco” y aún en medio de la crisis letrada y la emergencia de una
naciente modernidad secularizada, entre iluminista y neo-clásica.427
reformas de Federico II en Prusia, ver Hartung, 1957; e Ingrao, 1986. Hartung (1957) disiente con la
denominación de despotismo ilustrado, y sostiene que debería ser denominado absolutismo ilustrado
(Ingrao, 1986).
426
Bridikhina, 2007, 96.
427
Rama, 1984, 35; y Asúa, 2010, 156.
428
Acuerdos del Extinguido Cabildo de Buenos Aires, Serie III, Tomo IV, Libro XXXVI, noviembre de
1771, 353-364.
429
Para la lealtad al monarca español en el discurso político religioso en el Nuevo Reino de Granada, ver
Cortés Guerrero, 2010.
430
Para los entramados del poder en Charcas colonial, ver Bridikhina, 2007. Para los imaginarios
políticos entre Charcas y Buenos Aires (de las reformas borbónicas al proceso juntista), ver De Gori,
2013. Sobre Juan Pablo Viscardo y su “Carta Dirigida a Los Españoles Americanos, ver Hachim Lara,
2000; y Gutiérrez Escudero, 2007.
127
Otra serie de fenómenos históricos que también alteraron el equilibrio geopolítico del
espacio americano, así como las fronteras del hinterland cordobés, y de los litorales
paraguayo, correntino y misionero, y por cierto las relaciones mutuas entre sus elites
letradas se remontan a la creación de la Capitanía General de Chile y las Audiencias de
Charcas y Quito (1559-63); y se prolongaron siglos después con la expulsión de los
jesuitas (1767); con la fundación del virreinato del Río de la Plata (1776); la
demarcación de límites con Portugal a consecuencia del Tratado de San Ildefonso
(1777-82); y las sucesivas implementaciones de la Real Ordenanza de Intendentes
(1782).433 La Capitanía General de Chile y las Audiencias de Charcas y Quito fueron
desprendidas de la Audiencia de Lima en tiempos de Felipe II y luego de haber
acontecido las guerras civiles entre los encomenderos peruanos (1559-1563).434 El
virreinato del Río de la Plata fue desprendido del de Perú en tiempos de Carlos III,
luego de haberse producido las revoluciones comuneras de Paraguay y Corrientes
(1777).435 Navarro García (1995) señaló que la erección de este último virreinato vino a
subrayar el daño geopolítico que había significado para el Perú la pérdida del
monopolio comercial, de resultas de la apertura del tráfico por el Cabo de Hornos.436
431
Para la guerra guaranítica, ver Becker, 1982; y Cabrera Pérez, 1989. Para el tratado de Tordesillas y su
repercusión en el Tratado de Límites de 1792, ver Bernabeu Albert, 1998. Para la política de
consolidación de las fronteras hispanas en Suramérica y la cartografía generada, 1770-1786, ver Porro
Gutiérrez, 2013.
432
Ver Maeder, 1997.
433
Para los límites de la antigua provincia del Paraguay, ver Audibert, 1892.
434
Para el caso de la Capitanía General de Chile y la política de defensa de los Borbones, ver Muñoz
Faúndez, 2002.
435
“En 1776 se había establecido el Virreinato con capital en Buenos Aires, e incluía el área de lo que
hoy es Argentina, Uruguay, Paraguay y Bolivia. El resultado fue un cambio trascendental del equilibrio
geopolítico del continente, puesto que Lima, que ya había visto roto su monopolio comercial por la
apertura de la nueva ruta comercial del Cabo de Hornos y que había sido la antigua capital de todo el
imperio de Sudamérica, sufrió una severa pérdida de categoría. La inclusión del Alto Perú en el nuevo
virreinato, con el fin de proveer a Buenos Aires con los beneficios fiscales de Potosí, preparó el camino
de la división política permanente de la zona andina” (Navarro García, 1996, 96, cit. en Malagón Pinzón,
2005).
128
Pero también hay que señalar que este nuevo Virreinato no hizo otra cosa que acentuar
la balcanización que se inició con la fundación de la Real Audiencia de Charcas en
1559. Y la Real Ordenanza de Intendentes (1782) fue implementada cuando ya los
jesuitas estaban expulsos, los indios de las misiones puestos bajo la protección
franciscana y domínica; y los bienes materiales de los jesuitas subordinados a la
administración de las Juntas de Temporalidades.437
Las elites afectadas por estos reiterados sucesos fueron las correspondientes a una
decena (10) de cabildos seculares: los de Lima, Cochabamba, Tucumán, Salta,
Asunción, Corrientes, Santa Fé, Buenos Aires, Montevideo y Santiago de Chile, otros
tantos cabildos eclesiásticos e indígenas, así como las juntas de temporalidades; las
administraciones de la renta de tabaco, pólvora y naipes; las administración de correos
marítimos y terrestres, la administración de aduana, la administración del situado real,440
y los tenientazgos de protomedicato repartidos en el espacio colonial.441 También el
Cabildo de Santiago de Chile, cabecera de la Capitanía General de Chile, debe haber
sufrido hondamente la pérdida de la Gobernación de Cuyo a manos del Virreinato del
Río de la Plata.442
436
ver Bridikhina, 2007, 51-52. Para la crisis social y política desatada por la avaricia de los comerciantes
en su venal adquisición de cargos, en detrimento del mérito, la virtud y la administración de justiica, ver
las teorías del criollo limeño Victorino Montero del Aguila, en Rodríguez García, 2006, 84-100.
437
Sobre la Real Ordenanza de Intendentes de 1782, ver Comadrán Ruiz, 1995; y Navarro García, 1995.
438
Para la historia del control de las administraciones públicas en la colonia, ver Malagón Pinzón, 2005.
439
Para la distribución de la tierra y el poblamiento en la provincia de Corrientes (1821-1860), ver
Schaller, 1995. Para la rivalidad portuaria entre Buenos Aires y Montevieo, ver Sánchez Gómez, 2007,
58.
440
Para la conducción de los caudales de oro y plata como mecanismo de corrupción. El caso del Situado
asignado por las cajas reales de Potosí en el siglo XVIII, ver Saguier, 1989.
441
Para la administración de los bienes de los jesuitas, Ver Maeder, 1988, 1997, 2001; y su
correspondiente reseña en Troisi Melean, 2002.
442
Para la política de defensa de los Borbones: el caso de la Capitanía General de Chile, ver Muñoz
Faúndez, 2002.
129
Más aún, para De Gori, la conformación de las elites respectivas es más deudora de las
tensiones producidas por el reformismo Borbónico y las consecuentes reacciones
indígenas que por una supuesta continuidad en el tiempo de una elite letrada (Rama,
1984).443 Por cierto, desde hace tiempo comulgamos con esa hipótesis y añadimos a ese
escenario ampliado la presencia de la elite letrada cordobesa, y aquellas otras elites
letradas pertenecientes a los hinterland tucumano (Chaco-Santiago del Estero) y bajo-
peruano oriental (Cochabamba), y a los litorales paraguayo, correntino, santafesino y
uruguayo.444 Medio siglo más tarde estas elites letradas se vieron convulsionadas por el
irredentismo artiguista, que con el liderazgo de Andresito,445 alcanzó a desafiar al
imperio lusitano (1816), pretendiendo infructuosamente rescatar las Misiones Orientales
(actual Rio Grande do Sul), las cuales habían sido ocupadas por los portugueses quince
años antes, en1801).446
La expulsión de los jesuitas (1767) de toda España se operó luego de una prolongada
guerra de panfletos entre el Jesuitismo y el Jansenismo ocurrida en toda Europa.447 Y la
expulsión de sus colonias americanas, y de sus misiones de indios guaraníes, ocurrió a
posteriori de una lucha fratricida en los cabildos seculares y eclesiásticos, entre las
facciones jesuíticas compuestas fundamentalmente por criollos, y aquellas otras
antijesuíticas, integradas principalmente por peninsulares.448 Pero en los casos
particulares de Paraguay y Corrientes, los cabildantes eran casi unánimemente anti-
jesuíticos por la simple razón que las Misiones absorbían permanentemente una masa de
mano de obra indígena que se les sustraía a los encomenderos.449
443
Para el complot de franceses y esclavos en Buenos Aires (1795), ver Díaz, 2012, 166-167, 169, nota
109, y 199; y Secreto de Ferreras, 2013.
444
Ver Saguier, Genealogía de la Tragedia Argentina, Tomo-I- Sección H-Capitulo-27; y Tomo II, A-I.
445
Cutolo, I, 249-250.
446
Ver Mateos, 1949; Kratz, 1954; Alden, 2001; y Vázquez Franco, 2001. Para la historia de las misiones
orientales del Río Uruguay, ver Porto, 1943.
447
Para la guerra de panfletos del jansenismo y el Marqués de Pombal contra el jesuitismo, ver Vogel,
2011.
448
Lamentablemente la lucha fratricida en los cabildos eclesiásticos se ha frustrado por la destrucción de
dos millares de legajos del Archivo de la Curia Eclesiástica de Buenos Aires, ocurrida en junio de 1955
por una turba dirigida por la Alianza Libertadora Nacionalista (ALN), afín al gobierno peronista de
entonces, en complicidad con las fuerzas policiales. Sólo se pudo salvar una mínima parte merced a los
esfuerzos de Raúl A. Molina (1956) y del Pbro. Francisco C. Actis (1968). Debe aclararse que como el
acceso a dicho archivo había estado restringido por décadas al extremo que por presión del Cardenal
Copello el historiador Raúl A. Molina confesó que tuvo que jurar sobre los evangelios que no habría de
utilizar el material consultado contra la Iglesia Católica. Si estas restricciones a los laicos y seglares no
hubieran existido muchos secretos de la Iglesia se hubieran salvado. Sobre el incendio del Archivo del
Arzobispado de Buenos Aires (Ex-Curia Eclesiástica), ver Molina, 1956; y la breve advertencia en Actis,
1968.
449
Ver Gracia, 2007, III, 275-292. Para la lucha fratricida en el cabildo de Corrientes entre la facción
jesuítica y la antijesuítica previa a la Expulsión, ver Saguier, Genealogia-Tomo-I- Sección H-Capitulo-27.
Para la lucha fratricida en los demás cabildos del interior rioplatense, ver Saguier, Genealogía, Tomo II-
A-I; y Saguier, Un Debate Histórico, Tomo VII, capítulo IV.
130
Más luego, en la llamada Guerra de los Siete Años (1756-1763), donde Francia y
España y su Tercer Pacto de Familia (1761) fueron derrotados por Inglaterra (Paz de
París, 1763), se patentizó palmariamente la extrema inferioridad naval española. Las
derivaciones externas de la derrota se manifestaron en la caída de La Havana y Manila
(1762), en la pérdida de La Florida (a cambio de La Havana, 1763), y en la forzada
devolución de la Colonia del Sacramento a los portugueses (1763).454 Y como chivo
expiatorio de la derrota militar, los jesuitas terminaron siendo expulsados de los reinos
de Francia, por su Ministro el Duque de Choiseul; y de Nápoles por su regente Bernardo
Tanucci (1766-67).455 En cuanto a las derivaciones internas de la derrota, en la propia
Madrid aconteció una insurrección que obligó al rey y a su guardia de Valones dejar
momentáneamente la corte (Motín de Esquilache, 1766).456
450
Para el tratado de Tordesillas y su repercusión en el Tratado de Límites de 1792, ver Bernabeu Albert,
1998.
451
Gracia, 2007, III, 274.
452
Ver Navarro Floria, Nicoletti de la Quintana, y Santos, 1988.
453
Ver la extensa bibliografía acerca del cruento caso del cura jesuita Gabriel Malagrida.
454
Sobre la actuación de la marina española en la recuperación de Colonia del Sacramento (1762), ver
Oyarzábal, 1999.
455
Para la iglesia y la reforma en la Italia ilustrada de la década del sesenta del siglo XVIII, ver Venturi,
1976. Para la razón y la sinrazón de la expulsión de los jesuitas, ver Andrés-Gallego, 2000. Para las
peripecias de los Jesuitas Expulsos del Colegio de Córdoba de Tucumán, ver Ferrer Benimeli, 1996b.
456
Ver Andrés-Gallego, 2003.
131
457
Sobre Ricardo Wall, ver Téllez Alarcia, 2007.
458
Para la correspondencia privada del Conde de Aranda con Ricardo Wall desde su embajada en
Varsovia (1760-1762), ver González Caizán; Taracha; y Téllez Alarcia, 2005.
459
Sobre Bernardo Tanucci, ver Mincuzzi, 1967. Para la estrategia antiromana de Bernardo Tanucci, ver
Cerchiello, 2000. Para las cartas a Tanucci del Rey de España Carlos III (1759-1763), ver Anes y Barrio
Gozalo, 1988. Para las cartas de Galiani a Tanucci, ver Vieusseux, 1878. Tanucci había sido discípulo del
jurista, naturalista y matemático newtoniano Giuseppe Averani, quien había tenido una formación
newtoniana, Weimar, 2001. Para el ministro reformador Guglielmo Du Tillot y la expulsión de los
jesuitas del Ducado de Parma, ver Benassi, 1925.
460
Para la expulsión o destierro de los jesuitas de Córdoba y el Río de la Plata, ver Ferrer Benimeli, 1996;
y Vogel, 2011.
461
Para las tribulaciones del Virrey de las Luces, ver Gammalsson, 1977.
462
Gammalsson, 1977, 158-159.
463
Ver Gracia, 2007, I.
132
El intento de creación de una institución educativa en Buenos Aires era de vieja data,
pues había sido encargada por el Cabildo secular a la orden jesuita en 1654. Si bien, un
siglo más tarde, recién se estaba levantando el edificio, inauditamente el rey Carlos III
expulsó a los jesuitas de sus territorios (1767). Los terrenos confiscados quedaron en
manos de la Junta de Temporalidades (institución creada en 1769 para hacerse cargo de
los bienes materiales de los expulsos), por lo que se aprovechó la expulsión para crear el
464
El dictamen del Cabildo de Buenos Aires, que se sospecha debió haber sido escrito por Juan Baltasar
Maziel, decía: “…Y a la verdad que no se lograría el fin primario de Nro. Monarca de instruir y honrar a
los Naturales, si efectivamente no se plantase el único medio de conseguirlos que es la erección de una
Pública Universidad en esta su muy fiel ciudad, pues aunque en este reino son eternos Monumentos de la
Soberana propensión, la de Lima, Cusco, Chile, Chuquisaca, y Córdoba, las cuatro primeras sumamente
distantes imposibilitan la enseñanza de los Patricios, Montevideanos, Paraguayos, Correntinos y
Santafesinos, que las ciencias como las aguas, se alteran, o corrompen a proporción que se apartan de su
fuente, y origen, con que ya por esta circunstancia, quanto por la destitucion de facultades con que se
miran generalmente sus Pobladores, no pueden subvenir a los crecidos costos de viaje, y manutención en
Paises conocidamente caros, y ostentosos en el regimen de sus literarias funciones, como es ppco y
notorio, experimentándose con el más amargo dolor en todas estas partes la Decadencia de las Ciencias en
donde son innumerables los que necesitan de sus auxilios… Bs Ayres, 28 de diciembre de 1771, José
Antonio Ibáñez, Diego Mantilla y los Ríos, Juan Ignacio de Elia=Sr. Gov.Juan Josseph de Vértiz”
(Acuerdos del Extinguido Cabildo de Buenos Aires, Serie III, Tomo IV, Libro XXXVI, noviembre de
1771, 353).
465
“…Y la última de Córdoba, oy casi arruinada por la inconsulta subrogación de Catedráticos por la
indotación de las únicas Catedras de Aristotelica, filosofia y teologia escolastica, pues los expulsos
regulares leían a expensas de sus Colegios, y de la observancia agregándose a esto, que Sorprendidos los
colegiales con la no prevista expatriación de aquellos dexaron intempestivamente el Convictorio, y hasta
el presente no se ha reintegrado el Numero de los que antes frequentaran las aulas tanto que no llegan a
treinta; diminucion considerable donde estudiaban mas de doscientos jóvenes; que si no concurrian mas
lo motivaba sin duda el ardiente y seco clima infertilidad de su terreno; y falta aun de agua para la
refrigeración de los Cuerpos en el estío…Bs Ayres, 28 de diciembre de 1771, José Antonio Ibáñez, Diego
Mantilla y los Ríos, Juan Ignacio de Elia=Sr. Gov.Juan Josseph de Vértiz” (Acuerdos del Extinguido
Cabildo de Buenos Aires, Serie III, Tomo IV, Libro XXXVI, noviembre de 1771, 353-354).
133
Colegio de San Carlos- de tipo convictorio, es decir internado o pupilo, tomando por
modelo el Colegio de Monserrat.466
Acorde con los mencionados dictámenes de los cabildos eclesiástico y secular, la Junta
de Temporalidades, de reciente data (1769), creó los cursos respectivos, que Vértiz
inauguró en febrero de 1772, los de latín y primeras letras en las personas de Cipriano
Santiago de Villota y Jose Manuel García,467 y los de filosofía, a cargo del presbítero
Carlos José Montero.468 Después de Montero, la cátedra de filosofia fue reiteradamente
concursada,469 recayendo en forma sucesiva en Vicente Juanzaras (1772-1775),470
Carlos García Posse (1777-1779),471 Pantaleón Rivarola (1779-1781),472 Juan José Paso
(1783-1785),473 y Luis José Chorroarín (1783-1785).474 A comienzos del año1773, la
Junta de Temporalidades designó cancelario y regente de los reales estudios al canónigo
Juan Baltazar Maziel, que redactó el reglamento de estudios y dirigió los destinos del
Colegio durante catorce años, hasta 1786, fecha en que debido a sus desavenencias con
el Virrey Loreto fue desterrado a Montevideo.
466
Cutolo, IV, 493-494.
467
Cutolo, VII, 675.
468
Cutolo, IV, 624.
469
Molina, 1967, 300.
470
Cutolo, III, 703.
471
Cutolo, III, 255.
472
Cutolo, VI, 190-191.
473
Cutolo, V, 318-320.
474
Cutolo, II, 457-459.
475
Molina, 1967, 302-307. Para las reformas ilustradas y la imposición de los textos de Galo Cartier en el
Colegio de San Carlos de Lima (1771 y 1787), ver Hernández Robledo, 1950; Valcárcel, 1955; y Valle
Rondón, 1999, y 2006. Para el caso de Etienne Gilson y la ruptura con la escuela tomista que se dio
durante la Ilustración y la modernidad, ver Bonino, 1994, cit. en Valle Rondón, 1999.
134
La jerarquía eclesiástica no veía con simpatía la presencia del teatro, por considerarlo
pecaminoso, ni compartía la política ilustrada en materia artística del virrey Juan José de
Vértiz y Salcedo, el único virrey criollo en el Río de la Plata. Es en este contexto, que
en la sala del Teatro de La Ranchería, debutó en 1788 la actriz María Mercedes
González y Benavides (una precursora de la Trinidad Guevara), hija del paraguayo
Gabriel González, y la porteña Ana Benavides.478 María Mercedes al momento se
hallaba viuda y era madre de tres hijos. El padre de María Mercedes, Gabriel González,
descontento con el oficio elegido por su hija, se presentó ante la justicia para impedirle
que actuara ante el público porque según él, actuando su hija, "no sólo echa sobre sí la
nota de infamia sino que la hace trascender a todos sus parientes". El pedido del padre
fue aceptado, pero, después de seis meses de apelaciones de ambas partes, finalmente se
falló en favor de la hija.
El teatro en que había debutado María Mercedes era la casa de comedias fundada por el
virrey Vértiz el 30 de noviembre de 1783. En los fundamentos de la medida dispuesta,
decía el virrey, refiriéndose al teatro que “no solo lo conceptúan muchos políticos como
una de las mejores escuelas para las costumbres, para el idioma y para la urbanidad
general, sino que es conveniente en esta ciudad que carece de diversiones públicas”.
Desde un principio, la sala que se denominó Teatro de la Ranchería, poco a poco se fue
transformando en el centro de la actividad lírica y teatral de la ciudad, gracias a la buena
selección del repertorio de obras y autores de la lírica y el teatro clásico español.479 Se
representaron, entre muchas otras, obras de Lope de Vega, y del porteño Manuel José de
Lavardén. Éste se consagró en 1786, cuando presentó su tragedia en verso Siripo,
primera obra de teatro de tema secular (no religioso) escrita en el territorio que fue
luego de la actual Argentina. Como complemento de los dramas y comedias, se ofrecían
tonadillas que cantaban las actrices y los actores con acompañamiento de guitarra y
concluían con el baile de boleras y seguidillas.
476
Por sus aulas pasaron muchos de los nombres más importantes de los primeros años de vida de las
Provincias Unidas del Río de la Plata: Manuel Belgrano, Juan José Paso, Juan José Castelli, Mariano
Moreno, Hipólito Vieytes, Manuel Dorrego, Cornelio Saavedra, Bernardino Rivadavia, Juan Martín de
Pueyrredón, Martín Güemes, entre muchos otros.
477
Para la censura gubernativa en el siglo XVIII, ver Bragado Lorenzo y Caro López, 2004.
478
Fernández de Burzaco, III, 235. Sobre la Trinidad Guevara y su tiempo, ver Capdevila, 1951; y
Méndez Avellaneda, 1993.
479
Ver Klein, 1982.
135
1792, con uno de los cohetes disparados desde el atrio de la iglesia de San Juan
Bautista del convento de Capuchinas, cuya colocación se celebraba. Algunos
comentarios piadosos debieron hacer las madres y sus capellanes sobre aquel fuego del
Cielo que reducía a cenizas la casa del error y de los placeres mundanos”.480 Lo cierto
es que nunca se supo bien si fue un accidente o un atentado.
Para una historia del periodismo en el Río de la Plata a la luz de la moderna ciencia de
las comunicaciones, éste no se inició con la prensa periódica ni con el semanario
Telégrafo Mercantil (1801-02), como se estila considerar en la historiografía
dominante, sino --como lo ha advertido César Díaz (2012)-- con el periodismo
manuscrito, gacetillero y pasquinero.481 Si bien gacetillas y pasquines existieron en
Buenos Aires a lo largo de todo el siglo XVII, el principal exponente del género
gacetillero en el siglo XVIII fue la Gaceta de Buenos Aires (1764), orientada por la
firma comercial de Gerónimo Matorras,482 y su yerno francés Juan Bautista de Lasala,483
afines a los intereses jesuíticos y enemigos del canónigo Juan Baltasar Maziel y del
clero secular.484
En cuanto a la alianza del periodismo con la literatura que se dio bajo el signo del
absolutismo ilustrado, debe aclararse que ella ocultaba un sentido muy distinto al que se
le dio posteriormente con el romanticismo.485 La literatura era concebida en ese
entonces, según lo advierte Pedro Alvarez de Miranda, como “la totalidad del saber, el
conjunto de todas las letras y ciencias".486 En estos periódicos, sobresalió el léxico
480
Revista de Buenos Aires, tomo 7.
481
Díaz (2012) describe en su obra en diferentes apartados los pasquines sociales, económicos, políticos,
oficialistas, y revolucionarios (Díaz, 2012, 168-186). Para el pasquinismo del Precursor Antonio Nariño y
la Declaración de los Derechos del Hombre, ver Pérez Silva, 1965. Sobre la difusión de pasquines en
verso en Arequipa, Pasco, Lima, Chuquisaca, Oruro, Santiago del Estero, y Cuzco, ver Lewin, 1957, 158-
163; 183-185; 407-408; 431-433; 579-560; 633-634; 666-667; y 844-846;
482
Cutolo, IV, 471-472.
483
Cutolo, IV, 100.
484
Ver Mariluz Urquijo, 1988b; y Díaz, 2012, 153-156. Sobre pasquines, libelos y corrupción en las
Filipinas, 1677-1689, ver Coello de la Rosa, 2013. Sobre la rebelión de los pasquines en Arequipa
colonial, ver Galdós Rodríguez, 1967. Para pasquines reformistas y sediciosos en Charcas colonial y
republicana, ver Revilla Orías, 2009. Para la escritura anónima como especie sediciosa o estrategia de
comunicación política colonial, ver Silva Prada, 2005.
485
Para la alianza del periodismo y la literatura en la época de la Independencia bajo el signo de la
Ilustración (Argentina, Chile, Colombia), ver Janik, 2000. Para la opinión pública, ver Goldman y
Pasino, 2008.
486
Ver Álvarez de Miranda, 1992; cit. en Janik, 2000.
136
ilustrado, y el tópico agrícola.487 Por otro lado, los temas de los artículos publicados
sobre artes y ciencias coincidían con el de los libros donados a la Biblioteca Pública.488
El absolutista virrey Juan José de Vértiz fundó en Buenos Aires, en 1780, y a semejanza
de Lima,492 la Real Imprenta de Niños Expósitos con el objeto de que el gobierno
tuviera un instrumento adecuado para difundir noticias, bandos y proclamas, sin tener
que pasar por la censura eclesiástica.493 Poco antes que fundara la imprenta, en agosto
de 1779, Vértiz dio nacimiento a la Casa de Niños Expósitos, y dispuso que ésta se
beneficiase con parte de las ganancias de la imprenta, que además ayudaría a los
huérfanos a encontrar una ocupación digna y un entrenamiento en el arte de la
impresión.494
Luego de la reparación de la imprenta traída de Córdoba, que demoró casi diez meses,
varias pruebas de imprenta y pequeñas ediciones de bandos, el 21 de noviembre de 1780
expidió el virrey el decreto de instalación de la imprenta con la denominación de Real
487
Para el léxico iluminista en el primer periódico rioplatense, ver Vallejos de Llobet, 1987. Para las
visiones de la agricultura en el Telégrafo Mercantil del Río de la Plata (1801‐1802), ver Pastore, 2001.
488
Asúa, 2010, 116.
489
Sobre el anonimato en el periodismo como fuente de la opinión pública, ver Silva Beauregard, 2008,
153-159. Para la acción de la censura en el periodismo, ver Díaz, 2012, 196.
490
Díaz, 2012, 192, nota 129.
491
Para un estado de la cuestión sobre la historiografía del libro en América hispana, ver Hampe
Martínez, 2007.
492
Para los Niños Expósitos en la Imprenta de Lima, ver Medina, 1998.
493
Sobre la Real Imprenta de Niños Expósitos de Lima, ver Díaz, 2012, 54.
494
Ver Mitre, 1918; y Liebscher, 1973.
137
Silva y Aguiar administró la imprenta desde 1780 hasta 1783, en que el auditor
designado por el virrey, Alfonso Sánchez Sotoca, detectó ciertas irregularidades.
Entonces Silva y Aguiar fue suspendido y el propio Sotoca se hizo cargo de la imprenta.
Hacia 1785, después de un largo pleito, Silva y Aguiar logra demostrar que las
acusaciones en su contra eran infundadas y consigue un nuevo contrato de
arrendamiento por diez años, llevando por socio y fiador al portugués Antonio José
Dantas. En 1794, Silva y Aguiar vende su parte a Dantas y éste queda como único
administrador. En cuanto a la calidad de impresión, el segundo periodo de Silva y
Aguilar como administrador (1785-1794), es el más destacado de la primitiva imprenta.
El primer prensista de la casa fue don Agustín Garrigós,497 un sargento retirado de
Dragón (militar), y también fue el segundo arrendatario y administrador desde 1799.
En 1791 sale a la luz el precioso volumen titulado Siete sabios de Grecia, en cuya
portada va una dedicatoria al virrey Arredondo, firmada por el propio Aguiar.498
Algunos trabajos religiosos se imprimieron en latín, pero los documentos propios de la
administración virreinal y las publicaciones de información general y de política, que
superaban la censura eclesiástica, se hacían en castellano, guaraní, aymará o quechua.
Fue tanta la importancia política de esta imprenta que ingleses y portugueses, cuando
ocupan Montevideo, se apresuran a traer sus propias imprentas para contrarrestarla.499
Pero a diferencia de Lima, que contaba con una prensa periódica desde 1791 (Gaceta de
Lima), Buenos Aires recién una década más tarde, desde 1801, logra que su Imprenta
edite sucesivos periódicos. Fue bajo la administración de Garrigós que se publicó el
primero de los periódicos literarios, científicos y sociales, el Telégrafo Mercantil,
Rural, Político-Económico e Histórico Geográfico del Río de La Plata (1801-1802),500
dirigido por Francisco Antonio Cabello y Mesa;501 y también el El Semanario de
Agricultura, Industria y Comercio (1802-1807), de Juán Hipólito Vieytes.502 Asimismo
la Imprenta editó El Correo de Comercio de Buenos Aires, dirigido por Manuel
495
Ver Mitre, 1918; Heras, 1930 y 1943; y Liebscher, 1973.
496
Ver Mitre, 1918, 212-213; Heras, 1930, 7-8; y Liebscher, 1973, 15.
497
Cutolo, III, 275-276.
498
Ver Mitre, 1918, 212-213; Heras, 1930, 7-8; y Liebscher, 1973, 15.
499
Ver Mitre, 1918; Heras, 1930 y 1943; y Liebscher, 1973.
500
Prelat, 1960; y Martínez, 2009. Para las ideas ilustradas en el Telégrafo Mercantil. (1801-1802), ver
Navallo, 2010. .
501
Sobre Francisco Antonio Cabello y Mesa, ver Martini, 1998.
502
Cutolo, VII, 622-624.
138
Recién al comienzo del siglo XIX, con la impresión de los periódicos y piezas literarias
producidas en Buenos Aires, la Imprenta de los Niños Expósitos se volvió rentable. En
ella se imprimieron hasta las esquelas que invitaban al Cabildo Abierto del 22 de mayo
de 1810, los bandos y proclamas elaboradas a raíz de la Reconquista y Defensa de
Buenos Aires frente a los ingleses, y las de los primeros Gobiernos Patrios.506
Finalmente, después de mayo de 1810, sale el diario más famoso impreso en la Casa y
el más trascendente para difundir el ideario revolucionario, La Gazeta de Buenos Aires,
que tenía como lema tiempos éstos de rara felicidad en que es lícito al hombre pensar
lo que quiere y decir lo que piensa.
503
Para los géneros periodísticos en la época colonial, ver Rivera y Quintana, 1945.
504
Para el largo proceso de clausura del semanario Telégrafo Mercantil, ver Caillet-Bois y González,
1941; y Díaz, 2012, 210-216.
505
Entre 1802 y 1807, la publicación El Semanario de Agricultura, Industria y Comercio da
consejos sobre crianza de los niños, algunos llenos de fantasía y otros con observaciones que casi 200
años después, asombran por lo agudas: “si los amamanta una nodriza participará de los defectos de su
carácter; las nodrizas deben privarse de alimentos con gusto muy vivo; destetar sin que (los lactantes)
padezcan vigilias ni queden atormentados; si el destete fue precoz dar alimentos medio masticados; polvo
de ojos de cangrejo para desarreglos intestinales; como la naturaleza no habla en ellos, hay que examinar
con atención sus llantos; los andadores los exponen a volverlos gibosos; en épocas en que se los
inmovilizaba con fajas: si los niños gozaran de completa libertad desde que nacen, andarían más pronto”;
en tiempo de severa disciplina institucional, se aconseja para los internos de la Casa, “para que los niños
se desarrollen armónicamente, deben ejercitarse en juegos propios de la edad; los colores de los juguetes
pueden ser peligrosos, cuando el niño los lleva a la boca, deben evitarse los pintados con plomo, minio,
cobre, óxido de hierro, oripimente y cúrcuma”.
506
Ver Mitre, 1918; Heras, 1930; y Liebscher, 1973.
507
Para La Estrella del Sur : The Southern Star : sus índices analíticos, ver Musso Ambrosi, 1996.
139
Batticuore (2012), nos refiere que Ricardo Rojas comienza la historia de la literatura
argentina recordando el peso de las prohibiciones del absolutismo monárquico sobre la
cultura libresca a lo largo de la vida colonial, y las consecuencias nocivas que la censura
y la Inquisición habrían tenido para la literatura rioplatense de entonces: “no formó
buenos poetas sino apenas una poesía adulona, cortesana o de vertiente teológica”,
sentenciaba Rojas. En otras palabras, es el propio Rojas quien deja entrever la distancia
entre la legislación y las prácticas: el que advierte que a lo largo de la vida colonial sí se
leyeron y circularon profusamente en América los libros de imaginación, así como los
de derecho, historia, medicina, teología, matemática y filosofía. Estos últimos, más
prohibidos y temidos aún que la ficción a medida que ingresamos en la órbita del
absolutismo ilustrado, el enciclopedismo, el mercantilismo y la Revolución Francesa.
Entre las obras que Prieto y Pulido otorgaba en préstamo figuraba la del jansenista
Charles Rollin sobre la historia romana. Dicha obra la prestó Prieto y Pulido al
comerciante catalán José Borraz, quien era Ayudante Mayor del Virrey Vértiz y
colaborador de José de Silva y Aguiar en la administración de la Imprenta de los Niños
Expósitos, así como de Joaquín Sotoca en el inventario que se hizo de sus bienes. Tanto
Sotoca como Silva y Aguiar eran también prestatarios de los libros de Prieto y Pulido.510
508
Para el comercio de libros en el Buenos Aires finicolonial, ver Batticuore, 2012. Para la biblioteca de
Manuel Cipriano de Melo, ver Sabat Pebet, 1958. Para la biblioteca de Francisco Gutiérrez de Escobar, ver
Rípodas Ardanaz, 1974. Para la biblioteca introducida por Manuel de Salas desde Buenos Aires y su
procesamiento por la Inquisición, ver Eyzaguirre, 1957. Para la biblioteca de Mariano Izquierdo, ver
Rípodas Ardanaz, 1984. Y para las numerosas bibliotecas privadas, ver Peire, 2008; y Díaz, 2012, 194.
509
ver Batticuore, 2012.
510
Gammalsson, 1977, 161; y Parada, 2008; y 2002, 56, 59, 80 y 99.
140
511
Rípodas Ardanaz, 1994.
512
Levene, 1950.
513
Para los bachilleres, licenciados y doctores en teología, ver Cutolo, 1963, 69-86. Para los bachilleres,
licenciados y doctores en cánones, ver Cutolo, 1963, 87-110. Para los practicantes juristas, ver Cutolo,
1963, 111-122. Para la academia como eje maximizador del espacio letrado, ver Rose, 2008, 83-87.
141
Pero también existieron academias de índole privada --cuyo mercado oscilaba con el
ritmo del comercio-- tal como la que se registró en Buenos Aires a fines del siglo XVIII,
regenteada por Mariano Pérez de Saravia (un letrado educado en Santiago de Chile),
volcada a ejercicios teórico-prácticos de jurisprudencia, pero que resultaron a la postre
una suerte de pasantía.516 Mariluz Urquijo (1958) resalta que los ejercicios consistían en
“…tramitar procesos imaginarios, donde los estudiantes desempeñaban por turno los
papeles de jueces, relatores y abogados, y completaban su práctica auxiliando al
profesor en la tramitación de las causas de su bufete”.517
514
Por lo tanto, fue formadora de las mentes emancipadoras de toda américa del Sur. Produjo una
cantidad de próceres revolucionarios, como Mariano Moreno, Bernardo Monteagudo, José Ignacio
Gorriti, José Mariano Serrano y Juan José Castelli, militantes de primera línea en la revolución argentina;
Bernardo Monteagudo, ideólogo y combatiente revolucionario en Charcas, Argentina, Chile y Perú;
Manuel Rodríguez de Quiroga, protagonista de la independencia del Ecuador; Mariano Alejo Álvarez,
precursor de la revolución peruana y Jaime de Zudáñez, líder incuestionable en Charcas, redactor de las
constituciones de Chile, Argentina y Uruguay y primer Presidente de la Corte Suprema de Justicia de este
último país.
515
Leyva Ramos, 2005. Para la Academia Carolina de Charcas, la independencia de América, y los
abogados graduados en Chuquisaca (1776-1809), ver Cutolo, 1963, y Thibaud, 1997, y 2010. Para una
reseña del libro de Clément Thibaud sobre la Academia Carolina de Charcas y la independencia de
América, ver Zavala Córdova, 2012.
516
Para los estudiantes argentinos en Chile, ver Fuenzalida Grandón, 1972.
517
Cutolo, V, 440; y Mariluz Urquijo, 1955-56.
518
Garzón Maceda, 1961, 162, cit. en Asúa, 2010, 89.
519
Cutolo, V, 213-214.
520
Asúa, 2010, 90. Para la botica del Hospital de Mujeres, ver Molinari, 1938. Para la historia de los
boticarios en el Buenos Aires colonial, ver Liceaga, 1957; y Zenequelli, 2002. Para la botica de Antonio
Ortiz Alcalde (1801-1825), ver Molinari & Ursi, 1962.
142
521
Para el impacto de la Revolución Francesa en el Perú, 1789-1808, ver Rosas Lauro, 2006.
522
Para Halperín Donghi, ambos proyectos reformistas, el del absolutismo ilustrado peninsular y el
patricio revolucionario, resultaron en sendos fracasos, ver Halperín Donghi, 1985, 9, cit. en Navarro
Floria, 1989, 418.
523
Para el influjo del neoclasicismo y de las logias secretas en la cultura virreinal, ver Zúñiga, 1922;
Cánter, 1961; Eyzaguirre, 1973; Konig, 1996; y Kohut y Rose, 2006. Para el influjo de los egresados de
Salamanca como palanca académica hacia el poder, ver Carabias Torres, 2005.
524
Navarro Floria, 1989, 415.
525
Navarro Floria, 1989, 417.
143
cierto a los indios de las Misiones, pero excluía a los negros y mulatos.526 Por último,
los Consulados podían ejercer el padrinazgo sobre la prensa periódica, como ocurrió en
Buenos Aires respecto al Telégrafo Mercantil y el Semanario de Agricultura.527
El Real Protomedicato de Buenos Aires, con sede en el predio del antiguo convento
Betlemita, en el barrio de San Telmo, calle Humberto I, contaba entre sus integrantes a
protomédicos y tenientes de protomedicato. Estos últimos cubrían todo el espectro
geográfico del virreinato.528
La autorización real otorgada por Carlos IV para organizar los estudios médicos llegó
recién en 1798, durante la gestión del Virrey Antonio Olaguer y Feliú (el sucesor del
virrey Arredondo), creándose luego en 1801 la primera escuela de medicina en el Río de
la Plata, que funcionó en la Manzana de las Luces, utilizando también las aulas del
Colegio de los Jesuitas (ver el listado de sus integrantes en Tabla II). El plan de estudios
se basaba en el de la Universidad de Edimburgo, la primera de Europa en ese
entonces.529
El primer protomédico fue Miguel Gorman (1749?-1819), de origen irlandés, que había
estudiado en París y Reims, revalidado en Madrid, enviado por Carlos III a Escocia para
interiorizarse del proceso de variolización, llegando al Río de la Plata en 1776.530 Dio
los primeros cursos del protomedicato recién en 1801. También estuvo a cargo de estos
cursos Agustín Eusebio Fabre (1729-1820), quien enseñó cirugía, y fue reemplazado en
1802, por un criollo hijo de un médico catalán: Cosme Mariano Argerich (1756-1820),
que además fue secretario del Protomedicato, al suceder a O'Gorman en 1802.531 Estos
profesores Argerich y Fabre fueron quienes se desempeñaron como médicos del
Hospital de los Betlehemitas y del Hospital de Mujeres y quienes produjeron el
necesario encuentro entre los hospitales coloniales y el Protomedicato.
También contaba con un tribunal especial para castigar las faltas cometidas por los
facultativos y perseguir a los curanderos.532 Tenía además una función financiera, pues
fijaba aranceles para exámenes y visitas de boticas, regulaba multas, administraba y
526
Navarro Floria, 1989, 419.
527
Navarro Floria, 1992, 97-98.
528
Para los tenientes de protomédico del Real Protomedicato de Buenos Aires, ver Molinari, 1960. Para
los Betlemitas en Buenos Aires, ver Mayo, 1991. Sobre la profesión médica en el Antiguo Régimen
Hispanocolonial (El caso de Jujuy), ver Cruz, 2007.
529
Esta universidad se había destacado en el siglo XIX por haber inaugurado estudios de fisiología y
patología, así como el desarrollo de la salud pública y la psiquiatría.
530
Para la inoculación variolosa antes de Jenner, ver Mazana Casanova, y Ariño Espada, 1991.
531
Cutolo, I, 217-218.
532
Ver Arteaga, 2012.
144
distribuía esos fondos entre sus miembros o los aplicaba a la finalidad que mejor le
parecía.
La Escuela o Academia de Dibujo fue creada por Manuel Belgrano en 1799, siendo la
primera tentativa de enseñanza artística encarada en forma sistemática en el país. Los
antecedentes de esta iniciativa se encuentran en dos de las memorias anuales que
Belgrano leyó al iniciarse las sesiones del Instituto del Consulado. En ellas se refiere a
los beneficios de una escuela de dibujo, geometría y arquitectura indispensable para el
ejercicio de las profesiones y el adelanto industrial y artesanal. Belgrano brega por su
fundación en las principales ciudades del Virreinato y, sobre todo, en Buenos Aires.
Afirma que el estudio del dibujo debe ser obligatorio para los artesanos aprendices que
533
Para la reglamentación de la profesión médica en el Imperio español, ver Lanning, 1997.
534
Asúa, 2010, 158.
535
Beltrán, 1937; y Asúa, 2010, 155-160.
145
aspiran ascender a maestros y afirma que el dibujo "es el alma de las artes". En la
memoria del 14 de junio de 1798 vuelve a insistir en las ventajas del arte y en la
conveniencia de promover incentivos otorgando premios.536
536
Para las escuelas de dibujo del Consulado de Buenos Aires, ver Ribera, 1974.
537
Torre Revello, 1940; Trostiné, 1950; y Artes y Comunicación - Dirección General de Investigación y
Desarrollo Educativo - Antecedentes y Desarrollo de la Educación Artística (Régimen Especial) en
Argentina
538
Besio Moreno, 1995, 42.
539
Torre Revello, 1940; Trostiné, 1950; Tjarks, 1962, II, 845; y Artes y Comunicación - Dirección
General de Investigación y Desarrollo Educativo - Antecedentes y Desarrollo de la Educación Artística
(Régimen Especial) en Argentina
146
540
Para noticias biográficas de alumnos de la Escuela de Náutica del Real Consulado de Buenos Aires,
ver Burzio, 1970.
541
Ver Torre Revello, 1932.
542
Para el estado y el Reformismo Ilustrado en Campomanes, ver Castro Monsalve, 1996.
543
Navarro Floria, 1992, 96-97.
544
Ver Tjarks, 1962, II, capítulo XVII, 825-862; y Navarro Floria, 1992.
545
Ver Burzio, 1970. Para los problemas de límites entre España y Portugal en el Rio de la Plata, 1764-
1809, ver Maeder, 1987.
147
Un memorial firmado por cinco alumnos solicitaba ser eximidos del curso de Cerviño,
pues éste exageraba el alcance de los estudios teórico-matemáticos en menoscabo de los
cursos prácticos de navegación para diplomarse como pilotos de navío.548 Cerviño
enseñaba trigonometría esférica, curvas cónicas, cálculo diferencial e integral,
principios generales de la mecánica, navegación, astronomía e hidrografía, la evidencian
como el mejor instituto existente en toda la extensión del Virreinato.549 Como
consecuencia de este incidente liminar, el litigio fue llevado al Tribunal del Consulado
resultando Alsina condenado. Este último hizo renuncia de su cargo, siendo
posteriormente reemplazado por O´Donell.550 Mientras, Alsina vuelve a fundar una
academia privada de náutica, y solicita infructuosamente que la Junta le permita
cobijarla en la casa consular.551
546
Cutolo, I, 275-276.
547
Merton, 1957, 198.
548
Tjarks, 1962, II, 831.
549
Asúa, 2010, 27.
550
Tjarks, 1962, II, 832.
551
Tjarks, 1962, II, 831.
552
Tjarks, 1962, II, 832.
148
El número de alumnos estaba limitado sólo por la capacidad de las aulas, existiendo en
cada una de ellas cuatro vacantes para niños expósitos. Los cursos eran gratuitos,
exigiéndose para ingresar a ellos saber leer y escribir bien, poseer certificado de buena
conducta y ser español puro o indio puro. De acuerdo al concepto de la época, los
negros y mulatos estaban excluidos. Los directores enseñaban bajo la fiscalización de
los vocales de turno del consulado, quienes entendían en lo referente a la disciplina y
admisión de los alumnos.
Un laboratorio de física experimental, que había sido importado de Cádiz por Martín
José de Altolaguirre,553 fue adquirido por el Rector de la Universidad de Córdoba, Fray
José Sullivan.554 Pero su incorporación a la universidad de Córdoba sufrio todo tipo de
peripecias.555 Su evaluación, frente a la escasez de científicos instrumentistas, tuvo que
ser practicada por relojeros, torneros y plateros.556
La noción de armonía o fraternidad había sido elaborada en Escocia por Adam Smith.
Pero a juicio de Monares Ruiz (2013), la Revolución Francesa amplió el concepto de
fraternidad al bajo pueblo.557
553
Cutolo, I, 108.
554
Informe del Rector de la Universidad de Córdoba, Fray José Sullivan, en el expediente sobre la
compra de un laboratorio de física experimental, Buenos Aires, 28 de setiembre de 1802, en Chiaramonte,
1997, I, Documento Nº 4, 12-14.
555
Asúa, 2010, 78-85.
556
Asúa, 2010, 92.
557
Para la negación ilustrada de la fraternidad en una humanidad caída, ver Monares Ruiz, 2013.
558
Para la viruela en la Argentina, ver Méndez Elizalde, 2011. Sobre Balmis y el sueño de la medicina de
la Ilustración, ver Herrera Hermosilla, 2011. Para la introducción de la vacuna en América (Expedición
de Balmis), Ruiz Moreno, 1947. Sobre la Real Expedición Filantrópica Española para traer la vacuna de
la viruela al Nuevo Mundo en el siglo XIX, ver Franco-Paredes; Lammoglia, y Santos-Preciado, 2006.
149
Con la difusión del secreto logista y la persecución que ejercía la censura eclesiástica se
produjo una creciente clandestinización de la elite intelectual.559 La masonería se
destacaba por sus prácticas secretas, originadas en el afán por evitar el doble asedio que
significaba la Inquisición y el terror jacobino.560 También se caracterizaba la masonería
y el lautarismo por su frondoso ceremonial de atuendos, grados y ritos.561
En la primavera de 1803 todos los preparativos para una posible expedición con la cual
propagar la vacuna antivariólica (descubierta por el masón inglés Edward Jenner) en los
territorios ultramarinos están vistos y analizados por la vía de urgencia. El dramatismo
de las epidemias declaradas exige reacciones y respuestas rápidas. La tramitación de la
burocracia estatal fue tan veloz que sin duda debe haber influido el peso de las logias
secretas masónicas, tan en boga en ese entonces. Solamente transcurrieron ocho meses,
desde que la empresa filantrópica fue ideada por Francisco Javier de Balmis y
Berenguer (28 de marzo de 1803), hasta que se concretó su iniciación (30 de noviembre
de 1803). Esta inmediatez manifiesta la urgencia del proyecto filantrópico y sanitario.562
Por otro lado, la expedición no se dejó al arbitrio de la fortuna. Está regulado todo.
Desde el inicio, el director de la expedición demanda y la Corona emite legislación que
normalice toda la actuación de la Real Expedición. La legislación establece unos
protocolos de actuación de cada uno de los miembros y del grupo que garantizarán el
éxito. El proyecto profiláctico estaba perfectamente definido en la teoría. Los
documentos creaban una idea que había que llevar a la práctica. Hacen falta brazos.
Gente que se comprometa con el proyecto y que lo consiga con éxito.564
559
Para las sociedades secretas en la crisis del Antiguo Régimen, ver Madariaga, 1959, 319-328; y Solar,
2011. Y para la Masonería y su influencia en Chile, ver Pinto Lagarrigue, 1973.
560
Para la prohibición de obras francesas procesadas por la Inquisición, ver Eyzaguirre, 1957.
561
Para la historia de la Logia Lautarina, ver Cánter, 1961; Eyzaguirre, 1973; González Bernaldo de
Quirós; y Del Solar, 2010.
562
ver Ramírez Martín, 2004.
563
ver Ramírez Martín, 2004.
564
ver Ramírez Martín, 2004.
150
565
Ver Asúa, 2010, 100-107.
566
Mestre, 1996, 159.
567
Sobre la primera cátedra de Instituta en la Universidad de Córdoba, ver Núñez, 1941.
151
568
Candido, 1976.
569
Para Mariano Moreno como letrado patriota en la encrucijada del colapso imperial español, ver Myers,
2008, 138-141.
152
Pero los vínculos científicos y académicos se proyectaron también en las décadas que
siguieron a la Revolución de Mayo logrando producir instituciones tales como la Gaceta
de Mayo, el Museo Público, la Sociedad del Buen Gusto en el Teatro, el Colegio de
Ciencias Morales, y la Universidad de Buenos Aires.
La ruptura histórica que significó la Revolución de Mayo fue puesta en tela de juicio
por numerosos historiadores a partir de lo que se dio en denominar el revisionismo
histórico (1930-1966). Hubo quienes intentaron reducir el evento fundacional a un mero
golpe de estado (Gandía, 1951); hubo también quienes le adjudicaron un origen
electoralmente fraudulento (Reyna Almandoz, 1942), y hubo también quienes al negar
que la dominación hispánica fuese de naturaleza colonial, vaciaban su índole
fundacional (Levene, 1951).570
Este último caso alcanzó una relevancia inaudita por haber sido formulado haciendo
lugar a las presiones diplomáticas del embajador español franquista Eduardo Aunós, y
de su libro Como se perdió América (1942).571 Fue también respuesta a los actos
públicos realizados en 1948 de reivindicación póstuma de aquellos peninsulares
(Gutiérrez de la Concha y Joaquín Moreno) ejecutados por la Primera Junta en el Monte
de los Papagayos (Córdoba) y sepultados en Cruz Alta (Cabeza de Tigre). De estas
ceremonias desagraviantes habían participado los historiadores Enrique Ruiz Guiñazú,
José Torre Revello y Guillermo Furlong.572
Últimamente, hubo quien señaló --como Wedovoy (1955, 1960)-- la existencia de una
burguesía comercial local; y otros como César Díaz (2012) que advirtió la vigencia de
una esfera pública rioplatense, que remontaban su origen a la misma erección del
Virreinato, cuyo proceso configurativo se fue consolidando con el Reglamento de
Comercio Libre (1778), el comercio libre negrero (1791), el comercio con colonias
extranjeras (1795), y el comercio con puertos neutrales (1797), y que con la resistencia a
las invasiones inglesas y las reiteradas movilizaciones callejeras fueron condicionando
la emergencia del fenómeno revolucionario.573
570
Barreiro, 1951, 98-100.
571
Barreiro, 1951, 97-98.
572
Barreiro, 1951, 96.
573
Díaz, 2012, 105-123.
153
574
Extrañamente, Rodríguez Ennes (2010), en su trabajo sobre el arcaismo punitivo de finales del
Antiguo Régimen, no menciona estos casos, ver Rodríguez Ennes, 2010.
575
Para las ejecuciones públicas en la formación republicana de Chile 1810-1843, ver Correa Gómez,
2005.
576
Ver Mackinlay, 2010.
577
Rodríguez Ennes, 2010.
578
Sobre la conspiración de Alzaga a la luz de una nueva documentación, ver Williams Alzaga, 1962.
Para la suerte de la minoría peninsular desposeída del poder después de la Revolución de Mayo en
Buenos Aires, ver Galmarini, 1984 y 1986.
579
Para una breve pero concisa descripción de Mariano Moreno, ver Brading, 2003, 594.
154
y los malignos nos imputarían miras ambiciosas…”.580 Por lo tanto, según Ortemeberg
(2010), el decreto prohibía: “…todo el ceremonial de iglesia con las autoridades civiles:
estas no concurren al templo a recibir inciensos, sino a tributarlos al Ser Supremo.
Solamente subsiste el recibimiento en la puerta por los canónigos y dignidades en la
forma acostumbrada. No habrá cojines, sitial, ni distintivo entre los individuos de la
Junta”.581
La Gazeta fue fundada el 2 de junio de 1810 por la Primera Junta de Gobierno (primer
gobierno patrio), mediante un decreto que establecía que "el pueblo tiene derecho a
saber la conducta de sus representantes".582 La Gazeta publicaba las resoluciones
oficiales, decretos y otros documentos oficiales, ofrecía noticias de actualidad tanto del
extranjero como locales y contenía también los ideales del gobierno y tuvo un rol
decisivo en la formación de opinión de la sociedad. A través de la misma Moreno
enfatizaba dos postulados democráticos: la libertad de pensamiento y la publicidad de
los actos de gobierno. Resulta interesante observar que durante los días festivos y
después de oficiada la misa su lectura por los curas fue declarada una obligación hacia
sus feligreses. Desapareció el 12 de septiembre de 1821, cuando Bernardino Rivadavia
decidió sustituirla por el Registro Oficial.
Los acontecimientos de Mayo de 1810 y, sobre todo, los sucesos del 25 de Mayo
constituyen el punto de referencia para toda la ulterior evolución jurídica y política de la
República Argentina y ya desde muy temprano han provocado inquietudes y debates
para identificar a sus autores o dilucidar su significado.583 Ya en 1812 Juan Martín de
Pueyrredón y José Manuel de Goyeneche polemizaron epistolarmente acerca de la
acción de la Junta establecida el 25 de Mayo.584
Sin embargo, estos escarceos polémicos lo mismo que otras manifestaciones como la
iniciativa del 24 de mayo de 1826, en el seno del Congreso General Constituyente
orientada a emplazar un monumento a los Hombre de Mayo a pesar de su importancia
intrínseca, no dieron lugar a ninguna tradición interpretativa, por lo que bien se puede
decir que las dos líneas de interpretación del 25 de mayo proceden de Juan Manuel de
Rosas y de Esteban Echeverria.585 Rosas formuló su interpretación en un discurso
pronunciado el 25 de Mayo de 1836 que sostiene que la Revolución de Mayo fue un
Gaceta de Buenos Aires, 8 de diciembre de 1810. Sobre el decreto de supresión de honores, ver
580
586
cf.: Gandía, 1952.
587
Para la visión política y social de Echeverría, ver Barreiro, 1951, 107-172.
588
Echeverría, 1958: 160.
589
cf.: Constant, 1872, II: 539-560.
590
Echeverría, 1958: 156.
591
cf.: Lopez, 1883; Mitre, 1887, Saldías, 1906: y Mantilla, 1928.
592
cf.: Valle, 1985; Varela, 1910.
593
cf.: Levene, 1945-58.
594
cf.: Levene, 1936-51, 1942 y 1949; Ruiz Guinazú, 1952; Diaz Melián, 1968; Halperín Donghi, 1972.
595
cf.: Frondizi, 1973; Zorroaquín Becú, 1976.
596
cf.: Academia Nacional de la Historia, 1999-2000, vol IV.
156
Algunos anticipos de esta peculiar vuelta de tuerca que recusa y pone en entredicho la
idea de una revolución político-institucional en el sentido de Echeverría durante los
sucesos de Mayo de 1810 ya se empezaron a aportar desde principios del siglo XX en
algunos estudios de detalle que solo fueron objeto de interés luego del vuelco
interpretativo señalado.600
Ahora bien, antes que terciar en esa interminable polémica parece más interesante
detenerse en el análisis puntual de los scriptores y en esa dirección la Gazeta de Buenos
Aires ofrece en sus primeros números un verdadero arsenal de términos jurídico-
políticos que dependen para su inteligencia del contexto en el cual se edifica la
conciencia jurídica material de los actores sociales involucrados.
597
cf.: Meabe, 1999b.
598
cf: Gandía, 1952; y Sabsay y Pérez Amuchástegui, 1973.
599
cf.: Carril, 1946; Gandía, 1952, 1955 y 1965.
600
cf: Alvarez, 1914; Valle Iberlucea, 1912; Ramos, 1914-16.
601
cf.: Corominas, 1954-57, IV: 760.
602
cf: Pinto, 1909; Gandía, 1965.
603
cf.: Constant, 1872.
157
604
cf.: Gandía, 1952.
605
cf. : Gazeta, 1910: 8, 9, 11, 14, 21, 23, 36, 63, etc.
606
cf.: CE, 1847 y SP, 1865.
607
Gazeta, 1910: 5-7.
608
cf. : Gazeta, 1910: 14, 15, 16, 19-25, 32-35, etc.
158
Entre los numerosos casos de parentesco se destacaron aquellos constituídos por las
relaciones de tíos a sobrinos (Valle-Moreno),609 y de padres a hijos (e.g. Echazú,
Núñez). También hubo endogamia de hermanos mayores a hermanos menores (e.g.
Anchorena, Elía, Medrano, Moreno, Obligado). Y hubo también hermanos que fueron
herederos de una formación ilustrada como hijos de fundadores del Real Colegio de San
Carlos, tal el caso de los Elía y los Mantilla.610 Por otro lado, hubo numerosos casos de
herederos de una formación jesuítica, por haberse formado en el Colegio de Monserrat
durante la dominación jesuítica, como fue el caso de Funes, Allende, Paso, Castro
Barros, Gorriti y Pérez Bulnes.
609
Cutolo, VII, 476.
610
Acuerdos del Extinguido Cabildo de Buenos Aires, Serie III, Tomo IV, Libro XXXVI, noviembre de
1771, 353.
611
Sobre la pan-germanidad, ver Chickering, 1984; sobre la mexicanidad, ver Ruiz Mondragón, 2013; y
sobre la brasilidade o brasileridad, ver Williams, 2001; y Jáuregui, 2010, 401-408.
612
Sobre la britanidad, ver Hardwick, 2008; sobre la italianidad y el Risorgimento, ver Romeo, 1959;
Scirocco, 1998; Banti, 2004; y Ghisalberti, 2005.
613
Para la nacionalidad y el lenguaje, ver Fishman, 1973.
159
Según Myers (1999), Chiaramonte procede a explorar los mecanismos por los cuales
esas dos modalidades identitarias llegaron a ser precisadas, “…concentrándose para ello
más en la construcción política y jurídica del Estado nacional que en los mecanismos
institucionales, sociales y culturales empleados para constituir esa nueva nacionalidad
argentina”.615 Este obstinado enfasis que Chiaramonte pone en los aspectos jurídicos y
políticos del proceso de “nation-building” en la Argentina, coloca la historia
constitucional en un lugar privilegiado, en desmedro de otros registros que Myers
sostiene hubieran operado con mayor eficacia la hipótesis desarrollada.616
614
ver Myers, 1999, 276.
615
ver Myers, 1999, 276.
616
ver Myers, 1999.
617
ver Myers, 1999.
618
ver Guerra, 1995, cit. en Ossa Santa Cruz, 2010, 22.
619
ver Myers, 1999, 280.
620
Para la lengua gauchesca en sus orígenes, ver Moure, 2010a. Para una aproximación científica al
mestizo mexicano, ver López-Beltrán y García Deister, 2013.
160
621
Para García de Cáceres, ver Cutolo, III, 253. Para la recepción y difusión del conocimiento matemático
en el Montevideo colonial, ver Pierrotti, 2012.
622
Perazzi, 2008. Para el museo y la ciencia finisecular en La Plata y aspectos de su relación con los
pueblos originarios, ver Vallejo, 2012.
623
Ver Asúa, 2010, 159-160.
624
Tuvo entre sus profesores a Francisco Cosme Argerich, Francisco de Paula Rivero, Juan José Montes
de Oca, y realizó su formación el futuro catedrático Francisco Javier Muñiz.
625
Para la flebotomía y la sangría, ver Di Liscia, 2002.
626
Para una comparación con la relación entre el estado-nación y la sociedad en la esfera cultural y
médica del Perú, ver Casalino-Sen, 2005. Para los inicios de la Escuela Médica de Lima, ver Zárate,
2005.
161
la educación médica con los hospitales en Buenos Aires recién se inaugura en 1824,
cuando se construye un anfiteatro anatómico en el Hospital de la Residencia.627 Pese a
su breve existencia (fue suprimido en 1821), el Instituto Médico Militar dejó sentadas
las bases para la organización de la enseñanza médica universitaria.628 En la Tabla V
consignamos el listado de los integrantes del Instituto Médico Militar.
V-b-2-A.- Disensiones entre los poderes civil y religioso en la Sociedad del Buen
Gusto en el Teatro (1817-1819)
En Buenos Aires, desde 1801 se organizan diversos tipos de sociedades de corte liberal
sobre el modelo de las sociedades filantrópicas europeas. El Buen gusto del Teatro o
Sociedad del Buen Gusto, fue fundada por iniciativa de don Juan Martín de Pueyrredón
el 28 de junio de 1817.629 Los fines de la sociedad, eran velar por la moralidad del teatro
y la mejor elevación de las obras a representarse. De ahí que tuviera una Comisión de
Censura, presidida por el propio Manuel Belgrano.630
627
Asúa, 2010, 156.
628
Ver Cantón, 1921, 422-424, cit. en Asúa, 2010, 160.
629
Formaban parte de ella Manuel Belgrano, Vicente López, Valentín Gómez, Esteban de Luca, Santiago
Spencer Wilde, Miguel Riglos y otros. Para la discusión sobre el utilitarismo en la Buenos Aires
posrevolucionaria, ver Gallo, 2008, 193-198.
630
Para la historia del teatro en Buenos Aires desde el Coliseo Provisional hasta la Sociedad del Buen
Gusto del Teatro, ver Crocco, 1998.
631
Para el arquitecto y músico Matías Maestro y el pasaje del barroco al neclasicismo en Lima, ver García
Bryce, 1972. Para el triunfo del neoclasicismo en el reino de Chile, ver Guarda Geywitz, 1967, 1982.
632
ver Crocco, 1998.
633
ver Crocco, 1998.
634
Cutolo, IV, 282-284.
635
Cutolo, IV, 426.
162
conducta del general San Martín.636 Mayor consistencia dramática ofrecen Tupac
Amaru, también atribuida al actor Morante, con un fondo tan sugestivo como la
sublevación contra el dominio español, aunque su valor literario es ínfimo, merece
destacarse por su técnica dramática y por lo ajustado de los caracteres; y Molina,
original de Manuel Belgrano, sobrino del célebre general de mismo nombre.637
La Sociedad del Buen Gusto murió al cabo de dos años de menguada existencia,
consumida por disensiones internas. Estas alcanzaron su máxima virulencia con ocasión
del veto puesto por los censores a Camila o la patriota del sur, absurda tragedia del
inquieto fray Camilo.638
El letrado patriota o proto-mandarin significó una ruptura con respecto a la figura del
letrado colonial barroco, pues dejó de corresponder a una estructura patriarcal,
patrimonialista, estamental y de castas y pasó a depender de una estructura
embrionariamente republicana e influida por el espíritu logista de la francmasonería
europea.639 El indigenismo entró a formar parte como elemento identitario en la
literatura independentista.640 En ese sentido, Fernández Retamar (1975) sostenía que la
tradición literaria hispanoamericana había que repensarla a partir de perspectivas
teóricas más nuestras que coloniales.641 No obstante, Rama fue muy crítico de
Fernández Retamar, pues fundaba su aproximación al tema de la transición en la vieja
tesis antropologizante de Fernando Ortiz (1940), prologada por Malinowski, acerca de
la transculturación, para lo cual era preciso incorporar al letrado patriota la residualidad
del escolasticismo o jesuitismo.642
636
ver Crocco, 1998.
637
ver Crocco, 1998.
638
ver Crocco, 1998.
639
Para el influjo de la cultura logista, ver Zúñiga, 1922; Cánter, 1961; Eyzaguirre, 1973; y König, 1996.
640
Para el mundo indígena como elemento identitario en la literatura independentista (La Lira Argentina),
ver Lorenzo Álvarez, 2004. Para la poéticas de fundación en la Lira Argentina, ver Casiva, 2006; y
Chiban, 2006.
641
Sobre Fernández Retamar, ver Jáuregui, 2008, 491-516, 523-525, y 553-556.
642
Para el proyecto teórico de Fernández Retamar, ver Palermo, 2000. Y para la crítica a la teoría de la
literatura hispanoamericana propuesta por Fernández Retamar (1984), ver Sobrevilla, 2001.
163
sabido tenía una raigambre Agustiniana, y como tal poseía estrechas vinculaciones con
el Jansenismo.643
Las mismas desgarradoras palabras que Roa Bastos utilizó para describir la Guerra de la
Triple Alianza o Guerra Grande (1865-69) deben ser invocadas para escenificar la
tragedia sufrida por la población guaranítica de los litorales chiquitano, paraguayo,
correntino y uruguayo, que incluían a las denominadas “misiones”, cuya larga diáspora
de dos siglos había arrancado con las invasiones de los Bandeirantes a comienzos del
siglo XVII, con el Éxodo del Guayrá (actual estado de Paraná) en 1631, y a mediados
del siglo XVII (con la batalla de Mbororé, 1641); repetido con la Guerra Guaranítica
(1754-56),647 vuelto a repetir en 1801 con la ocupación portuguesa de las Misiones
643
Asúa, 2010, 82-83. Para la naturaleza tardía del Jansenismo español en Europa, y para la distinción
entre la interpretación teológica y la histórica, ver Mas Galvañ, 1982.
644
Asúa, 2010, 163-169.
645
Para las redes militares secretas durante las guerras de independencia en América del Sur, ver
González Bernaldo de Quirós, 1990; y Solar, 2010. Para el letrado como traidor al caudillo militar en la
obra de Augusto Roa Bastos, ver Benisz y Castells, 2011. Para la traición y la transculturación en Rama y
Roa Bastos, ver Spitta, 1997. Para la traición y la lealtad en la Grecia Antigua, ver Barón Bulla, 2013.
646
Para la traición del Fraile José Benito Monterroso a Artigas, ver Cayota, 2012. Sobre las acusaciones
de traición a la patria durante la Guerra del Paraguay que pesaron contra el correntino Ramon Contreras,
ver Álvarez, 1882.
164
Dicho trauma, que Roa Bastos no computó en sus incursiones históricas, comprometió
en demasía las lealtades de las elites letradas del hinterland bajo-peruano oriental
(moxos-chiquitos-santa cruz), y del litoral rioplatense, incluídas las riberas de los ríos
paraguay, paraná y uruguay.649
Fueron los dos Triunviratos, el primero (1812) y el segundo (1813), los que se
interesaron en restaurar la educación superior en Buenos Aires, que habían estado
durante el epílogo colonial en manos del Protomedicato y del Consulado de Comercio,
instituciones propias de la cultura del barroco tardío.652 Para ello, el Triunvirato se
propuso traer profesores de Europa, para enseñar entre otros conocimientos, la química,
las ciencias naturales, la geometría y la mineralogía.653 Y luego de las victorias de
Tucumán y Salta, la Asamblea del año XIII aprobó el plan de la Facultad Médica y
Quirúrgica propuest por Cosme Mariano Argerich que estuvo vigente hasta 1821.654
647
Ver Wilde, 2009, 165-173. Sobre la batalla de Mbororé, ver Bollini, 2013, 64, nota 21. Para las
milicias guaraníes en el Paraguay y Río de la Plata, ver Avellaneda y Quarleri, 2007.
648
Roa Bastos, 1984, 32, cit. en Spitta, 1997, 182. Para las dinámicas y estrategias de frontera en los
márgenes del alto Paraguay (1791-1803), ver Herreros Cleret de Langavant, 2012.
649
Ver Quarleri, 2009; y Wilde, 2009.
650
Para la militarización de catedráticos médicos y juristas, ver Halperín Donghi, 1962, 19
651
Asúa, 2010, 35-36.
652
Para los proyectos de colegios con enseñanza científica en 1812, ver Asúa, 2010, 172-175.
653
Asúa, 2010, 173.
654
Asúa, 2010, 159.
165
Los conflictos de intereses estaban a la orden del día, siendo el más notorio el que
protagonizara en 1819 Matías Vicente Oliden, Presidente de la Cámara de Apelaciones
y simultáneamente miembro de la Comisión de Bienes Extraños, “…insólito contacto a
modo de entrevero entre la justicia ordinaria y la extraordinaria”.656 Los notariados, las
escribanías, las síndico-procuradurías capitulares y los cargos de presbítero en curatos
urbanos eran los únicos espacios a los cuales podían aspirar los estudiantes de leyes.
Pese a que la Real Audiencia de Buenos Aires fue abolida (el Primer Triunvirato la
sustituyó en 1812 mediante una Cámara de Apelaciones), los Cabildos continuaron
ejerciendo la administración de justicia hasta la misma década del veinte.657 Para
integrar los Cabildos, es decir para ser alcaldes de primero o segundo voto no se
requerían estudios universitarios, pues lo único que se exigía era ser vecino, es decir
propietario casado. Esa rancia y lega realidad es la que marcaría el porqué del fracaso de
la Academia de Jurisprudencia fundada en 1815 (ver listado de académicos designados
en la Academia de Jurisprudencia en Tabla VI)
Recién con la disolución de los Cabildos --que comenzó en 1821 en Buenos Aires y
culminó en Jujuy en 1838-- tras una larga resistencia que llevó más de una década (en la
que se complicó el Directorio de Pueyrredón durante la reacción engendrada por la
caída de Napoleón, así como la efímera Constitución de 1819), y con la consiguiente
reforma judicial, la paralela fundación de la Universidad de Buenos Aires, la abolición
de los fueros eclesiásticos y la desamortización del patrimonio del clero se logra recrear
en todo el territorio Rioplatense un secularizado espacio administrativo-legal; y como
necesaria derivación un genuino interés por la jurisprudencia y el derecho. Pero en este
nuevo ámbito no sólo se chocaba con las reminiscencias del espacio administrativo-
legal colonial, sino que también se tropezaba contra los sentimientos estamentales,
religiosos, étnicos, éticos y estéticos propios del antiguo régimen.658
655
Ver Carozzi, 2011, 243 y 346. Para las Ordenanzas Reales, ver Sánchez Gómez, Mira, y Doblado,
1997. Para el Código Carolino de Ordenanzas reales de las minas de Potosí y demás provincias del Río de
la Plata, de Pedro Vicente Cañete y Domín guez (1794), ver Martiré, 1973-74. Sobre el doctor Pedro
Vicente Cañete y su Historia física y política de Potosí, ver Mendoza, 1952.
656
Cutolo, V, 139.
657
Para el poder judicial en la primera década revolucionaria, ver Corva, 2010.
658
Jaramillo, 1997, 51-52, cit. en Piñeres, 2011, 3-4.
166
659
Para la historia del Colegio de la Unión del Sud, ver Urquiza Almandoz, 1968.
660
Cutolo, VII, 631; y Asúa, 2010, 58-59, 65-66, 87-89, 92-93, 118-129, 195-196..
661
Quiroga, 1972, 28-29. Para una excelente biografía de Lafinur, ver Cutolo, IV, 20-22. Y para la obra
filosófica de Lafinur, ver Varela Domínguez de Ghioldi, 1938.
662
Para la manipulación que en San Juan se hiciera de las becas para el Colegio de Ciencias Morales en
perjuicio del jóven Domingo F. Sarmiento, ver Halperín Donhi, 2013, 315.
167
Como habíamos dicho, en mayo de 1812, Bernardino Rivadavia, que era entonces
secretario del Primer Triunvirato, propuso la idea e hizo efectiva la creación del Museo
de Historia Natural. Envió una circular a todos los gobernadores y jefes militares a fin
de solicitarles el envío de cuanto material etnográfico o paleontológico pudiera ser útil
al respecto. Esta iniciativa se concretó en 1823, mediante una resolución firmada por
Rivadavia. En esa oportunidad, Rivadavia, que cumplía la función de ministro del
gobernador Martín Rodríguez, emitió un segundo decreto de creación del mismo y lo
denominó Museo Público de Buenos Aires.664
Numerosas fueron las donaciones que se recibieron, entre las que se incluían objetos
históricos y obras de arte. Los mismos fueron guardados en la Biblioteca Pública, en la
Manzana de las Luces. En sus comienzos fue instalado en las galerías altas del
Convento de Santo Domingo y su director fue el botánico y químico italiano Carlos
Ferraris. Posteriormente, a partir de 1854, comenzó una nueva y fecunda etapa, con la
creación de la Asociación Amigos de la Historia Natural del Plata.665
663
Levene, 1950; Parada, 2009; y Asúa, 2010, 49-62
664
Para el museo público de 1812, ver Asúa, 2010, 63-69. Para el museo y la ciencia finisecular en La
Plata y aspectos de su relación con los pueblos originarios, ver Vallejo, 2012.
665
Por sus salas y laboratorios pasaron investigadores de la talla de Alcides d’Orbigny Fernando Lahille,
L. Kraglievich, Eduardo Ladislao Holmberg, María Isabel Hylton Scott, Alberto Castellanos, Rita
Schiappelli, Rosendo Pascual, Enrique Balech y Esteban Boltovskoy; y tuvo por directores a
personalidades como Herman Burmeister, Florentino Ameghino, Angel Gallardo, Martín Doello-Jurado,
Agustín Riggi, Maximiliano Birabén, José María Gallardo, y Wolfgang Volkheimer.
168
En las dos primeras décadas de la Universidad de Buenos Aires, sin contar los
egresados de Córdoba, Charcas y Santiago de Chile, y antes que se desatara el terror del
Rosismo (o absolutismo contra-ilustrado), se alcanzaron a doctorar casi un centenar de
abogados, muchos de ellos procedentes del interior, incluído el Paraguay y la Banda
Oriental.669
666
Ver Lorenzo, 1994.
667
Para los juristas como intelectuales revolucionarios en el nacimiento del estado-nación, ver Pérez
Perdomo, 2008. Para la formación de la intelligentzia mexicana en la época de la independencia, ver
Franco, 1983.
668
Pestalardo, 1914, 25-27; y Levene, 1941. Sobre la jurisprudencia como ciencia común a argentinos y
orientales (1810-1870), ver Roca, 1981-1982.
669
Candioti, 1920, 443-448.
670
Cutolo, VII, 161-162.
169
de estas doctrinas se plantean reflexiones sobre los fundamentos del orden social y
político posrevolucionario, reflexiones que estuvieron íntimamente ligadas a la
preocupación por el diseño de un nuevo orden institucional.671
Tal fue la densidad del proto-mandarinato existente en el Río de la Plata que logró
atraer nuevos elementos del exterior tales como como la Escuela Lancasteriana y
numerosos exilados perseguidos en Europa por la Restauración monárquica (ver Tabla
VIII). De forma semejante, la presencia en América fue insoslayable para que célebres
científicos y artistas Europeos pudieran consumar hallazgos de valor universal
(Malaspina, Bompland, D´Orbigny, Darwin).
“Es de aclarar que la enseñanza mútua ... no constituía una novedad ; se sabe que
la utilizaban los judíos y los griegos en la Antigüedad, así como también ciertas
órdenes religiosas en la época moderna. Según un misionero, se usaba en la
India en 1623, y Comenio lo había recomendado en su ‘Didáctica’”.673
Es un hecho que el método en cuestión llegó a adquirir una gran importancia a lo largo
de la primera mitad del siglo XIX, como afirma Bowen (1992), en relación con el
movimiento de escolarización de las masas derivado de la corriente de pensamiento
conocida como ‘utilitarismo británico’.674 Este movimiento se podría encuadrar, según
Bowen, en una serie de nuevas teorías sociales desarrolladas por parte de algunos
pensadores de la clase media en Inglaterra como respuesta a la agitación social
provocada por los primeros años de la ‘Primera Revolución Industrial’. Se trataba
básicamente de los puntos de vista sustentados por dos pensadores ingleses: Jeremy
Bentham (1748-1832) y James Mill (1773-1836).
El primero de ellos procede antes que nada a desmantelar las teorías educativas
existentes hasta el momento (Rousseau, Fichte, Pestalozzi, Kant, etc.), basadas, como es
sabido, en la moral. En opinión de Bentham, tales teorías eran todas ellas “... palabras
falsas y, de hecho, sostenedoras de los privilegios burgueses”. Su lema, por tanto,
671
En el mismo sentido de nuevas concepciones antropologicas y pedagógicas, y de postergadas
aspiraciones nacionales, ver Piñeres, 2011.
672
Ver Vallejo, 2007, 103.
673
Abbagnano, 1984.
674
Bowen, 1992, III, 368.
170
discrepa del concepto de ‘bien moral’ propugnado por aquellos pensadores. Para
Bentham, dicho concepto carecía de sentido, y propugna por ende un cambio radical.675
La Universidad de Buenos Aires tuvo con el régimen que le imprimió Rivadavia una
organización con residualidades escolásticas y barrocas. Este gobernante estableció la
“Ilustre Sala de Doctores”, con la misma participación gremial que tuvo en la antigua
Universidad de Córdoba el “Claustro Universitario”. La Sala General de Doctores se
componía de todos los que hubiesen recibido el grado de doctor en las demás
universidades, y sean naturales de estas provincias, casados o domiciliados en ella.677
La Universidad fundada en 1821 por Rivadavia se supone que estaba diseñada al modo
moderno, es decir como una institución republicana, o “sistema ascendente y continuo,
pero a la vez con niveles demarcados; abierto a todos pero diversificado en saberes y
profesiones”, tal como la describe Saldarriaga Vélez cuando la contrasta con la
universidad del mundo colonial.678 Sin embargo, la universidad porteña se presentaba en
público con la persistencia simbólica de una corporación, pues “…llevaba dos
empleados vestidos con capas cortas de grana, cargando al hombro dos grandes mazos
de plata, con rellenos alusivos y probablemente con las armas de la Universidad. Entre
los dos maceros caminaba también un guión con un gran escudo de plata”.679 La parte
metálica de estas antiguallas “…ha mucho que desapareció de la casa, sin dejar rastro en
la página de ningún libro ni inventario. Lo único que existe hoy es la tela del pendón, de
seda colorada, galoneada de oro, y un cojín forrado en la misma tela”.680
675
Para nuevas concepciones antropologicas, disputas educativas, y aspiraciones nacionales en el debate
abierto por Bentham en Colombia, ver Piñeres, 2011.
676
Ac erca de la instrucción pública bogotana, ver Echeverry, 1989; y Jaramillo, 1997.
677
Fernández, Juan R. La Reforma Universitaria, Revista de Derecho, Historia y Letras (RDHL), t.V,
1899, p.312; Piñero y Bidau, 1889, 41; y Halperín Donghi, 2002, 28 y 29
678
Saldarriaga Vélez, 2008.
679
Gutiérrez, 1915, 239, nota 1. Para la estética de la civilidad barroca, ver Canavese, 2003.
680
Gutiérrez, 1915, 239, nota 1.
171
A partir de abril de 1826, una serie de decretos estableció entre otras cosas que el
cuerpo de profesores reemplazará a la Sala General de Doctores como autoridad
eminente de la Universidad.681
En cuanto al número de extranjeros el autor o autores del anónimo, dicen “…no alcanza
a ver cuáles sean, porque en una reunión de profesores dirigida a la ilustración general
no se conoce otra patria que el saber, y las luces son su verdadero origen; los que
debe reconocerse únicamente como tales [extranjeros] son únicamente los que se
arrojaron del país por intrusos en la profesión o los que se reputaban como ineptos:
estos seguramente son los advenedizos”.684
Sostenía el escrito del gobierno que “…Siempre será digno de desprecio el insulto
cometido a muchos individuos de la academia. Ellos se han comprometido de un modo
digno de la causa del país, han servido en los ejércitos, han desempeñado cátedras, y
han obtenido con honor los principales empleos de la profesión”.685 El anónimo en su
deseperación “…llama en su defensa al provincialismo, y con esto prueba más y más,
que la envidia es el único móvil que lo determina: ¿Qué significa pues el espíritu de
681
Halperín Donghi, 2002, 39.
682
Quiroga, 1968. Sobre algunos panfletos aparecidos en 1822, contra el Tribunal de medicina, ver
Molinari, 1961.
683
Asúa, 2010, 156.
684
Molinari, 1961, 324.
685
Molinari, 1961, 324.
172
provincia? Es acaso excluir de la América todo hombre que sea útil sino es nacido en su
distrito? ¿Y a donde vamos a parar con ese modo de pensar?”.686
En la medicina rioplatense existieron a fines del siglo XVIII y en la primera mitad del
siglo XIX dos médicos de apellido Argerich, que fueron padre e hijo: Cosme Mariano y
Francisco Xavier Argerich.689 Y también tres hermanos de apellido Cuenca, Claudio,
José María y Lorenzo.690
686
Molinari, 1961, 324.
687
Ver Nicolau, 2005, 150.
688
Cutolo, IV, 661-664.
689
Cutolo, I, 217-218.
690
Cutolo, II, 415-416.
691
Nicolau, 1999, 403; y Cutolo, III, 506.
692
Cutolo, II, 33-34.
173
Pino, Pedro Varangot, Francisco Viamonte, Carlos Morel, Fernando García del Molino
y Antonio Somellera.693
De acuerdo con lo anunciado, las obras de arte habían sido realizadas por maestros
renacentistas de la talla de Rafael, Ticiano, Tintoretto, Velázquez, Murillo y otros. Los
periódicos "El Tiempo" y el "British Packet" publicaron crónicas elogiosas sobre la
muestra. Un ejemplar del catálogo se conserva en la Biblioteca Nacional. En la tapa se
anuncia "una rica colección de cuadros al óleo y antiguos" y en las primeras seis
páginas Mauroner destaca la importancia que revisten las obras a exponer "para el
progreso de los pueblos". En las siguientes páginas pueden leerse el título, nombre del
autor y el tamaño de la tela medida en pulgadas. Para mayor claridad, lo expuesto está
clasificado por escuelas o tendencias artísticas.697
693
Cutolo, III, 506.
694
Para el Plan Económico del Grupo Rivadaviano (1811-1827), ver Bagú, 1966. Para el arquitecto Carlo
Zucchi y el neoclasicismo en el Río de la Plata, ver Aliata, y Munilla Lacasa, 1998.
695
Cutolo, V, 375.
696
Palomar, 1972.
697
Palomar, 1972.
174
698
Palomar, 1972.
699
"La Gaceta Mercantil", diciembre de 1828
175
Capítulo Sexto
Bien puede decirse que el nuevo orden académico arranca con los primeros partícipes
de esa crítica y trágica etapa donde se mezclan nuevas instituciones, tales como
organismos docentes, de creación y divulgación intelectual (jardines botánico y
zoológico) y de asociación para el fomento cultural (imprentas, editoriales, librerías y
exposiciones de arte), que se manifiesta en la edición de nuevas obras científicas
periódicas, en la inauguración del concurso académico como innovador mecanismo de
reclutamiento docente, superador de los exámenes y las selecciones discrecionales, y en
la adaptación crítica de rupturas epistemológicas acontecidas en las metrópolis
científicas del mundo (e.g.: evolución de las especies de Darwin).
Bajo la impronta social y los estándares culturales de ese nuevo orden académico, la
vida intelectual en el Río de la Plata va a ser tributaria del dispositivo burocrático-
académico, dependiente en ese entonces del funcionariado liberal, masónico y
anticlerical, que en esa época disputó exitosamente los campos del poder político e
intelectual y paralelamente tuvo --aunque con escasas excepciones-- el control de la
enseñanza y el monopolio de los establecimientos de instrucción.
Pero ese nuevo orden –una vez reunificado el estado-nación con Pavón (1862)—no va
a lograr constituirse en hegemónico o mandarino sin antes atravesar una crisis de
crecimiento que se manifestaba en la agónica residualidad de reglamentos vetustos y
anacrónicos, en la hiperinflación del profesionalismo en las disciplinas tradicionales
(abogacía y medicina), en el agotamiento del régimen de concursos hasta entonces
implementado (fracasado por el festival de impugnaciones), y en el creciente
desdoblamiento de cátedras y disciplinas, producto de la pluralización de saberes
importados.
Ese nuevo orden se proyectará en lo que vino a conocerse más tarde como la
Generación del Ochenta.701 El movimiento romántico liberal-republicano de mediados
del siglo XIX en las universidades de América, y en especial en el cono sur de América,
tuvo un rol inesperado al lograr instituir su propio imaginario y reabrir viejos campos
del conocimiento con nuevos descubrimientos, producciones, adaptaciones y
antropofagias. Los mayores avances en las artes se dieron en los campos de la música,
el teatro y la poesía, destacándose también la novelística y la pintura romántica. En el
700
Para el análisis del concepto de civilización de Norbert Elias, ver Lotersztain, 2009 y Korte, 2012.
Para los exilados del Rosismo y el “proceso de la civilización”, ver Barreiro, 1951; Bolívar Ramírez,
2005; y Goldman y Pasino, 2008, 110.
701
Acerca de la lectura de David Viñas sobre los gentlemen escritores del Ochenta, ver Bruno, 2010.
177
campo de las ciencias duras los adelantos más significativos se dieron en la astronomía,
la geología y la paleontología de raigambre catastrofista, y en la medicina clásica
liberal. Y en las humanidades y ciencias sociales, los aportes más renombrados fueron
los que se dieron en el debate teológico político y en la historiografía, y la pedagogía
pestalozziana.
702
Sobre Azara y la correspondencia que le dejó a Pedro Cerviño, ver Mones y Klappenbach, 1997. Cabe
señalar que Bompland había sido discípulo de Lamarck.
703
Para la enseñanza del utilitarismo Benthamiano en tiempos de Rivadavia, ver Harris, 1997. Y para el
análisis del Lancasterianismo, ver Newland, 1992, 82-90. Para el Lancasterianismo en el Perú, ver Díaz,
2012, 55.
704
Newland, 1992, 44-53; Gómez-Martínez, 1990; y Fernández, Juan R. La Reforma Universitaria,
Revista de Derecho, Historia y Letras (RDHL), t.III, 1899, p.342. Sobre Sarmiento como un científico
de la segunda ilustración, ver Álvarez Lires, 2002.
178
El nuevo enfoque de la ilustración de los siglos XVII y XVIII provista por la trilogía de
Jonathan Israel (2006, 2011, 2012),708 al desagregar el bloque ilustrado mostrando al
mismo tiempo el desarrollo paralelo y problemático de una ilustración radical en
simultaneidad con otra ilustración moderada, permite percibir la función de la primera
ilustración en nuestro territorio (probabilismo, rigorismo, agrarismo fisiocrático), que
avanzó con desigual y contradictorio empuje en el desmantelamiento del antiguo
régimen y que estuvo personificada principalmente en las figuras de Juan Baltasar
Maziel, José Eugenio del Portillo, Pedro Vicente Cañete y Domínguez, Manuel José de
Labardén, Francisco Antonio de Cabello y Mesa, Pedro Antonio Cerviño, e Hipólito
Vieytes.709
705
Para la ciencia moderna europea como anomalía histórica, ver Boido y Baldatti, 2003.
706
Sobre los plagios de Pazos Kanki, ver Vázquez Machicado, 1957.
707
Para la ventaja en el Río de la Plata de haber experimentado una ilustración borbónica, ver Myers,
1994. Para el impacto del darwinismo en Argentina y Uruguay, ver Montserrat, 1980; Glick, 1989; Glick,
Ruiz, y Puig-Samper, 1999; Podgorny, 2009; y Novoa y Levine, 2010.
708
Para una crítica al libro de Jonathan Israel, ver Tatian, 2011.
709
Probst, 1946.
179
tiempo mantiene los dispositivos intelectuales anclados en el antiguo orden, sin poder
articular dispositivos pacíficos de trato arbitral para los individuos.710
Esta sinóptica bastará de momento para dejar claramente establecida la diferencia entre
esa primera Ilustración y la otra que denominamos Segunda Ilustración, la cual traía en
su seno el mismo conflicto entre una Ilustración radical y otra moderada, que dio como
resultado, a comienzos del siglo XX, una Ilustración Reformista (Castellanos,
Magnasco, J. R. Fernández, Machado, Bialet Massé, De Madrid, Quesada, Ingenieros,
Bunge, Almafuerte, Pinedo (p), García (h), Lugones, Rojas, Gondra, Oría, etc.). Esta
segunda Ilustración había puesto de manifiesto funciones positivas en la construcción
del imaginario nacional e institucional republicano que solventó culturalmente el estado
de derecho edificado sobre la nueva dicotomía público-privado y el nuevo orden
racional legal.711 En este nuevo orden se desglosa la sociedad civil económica que va a
ser detalladamente servida por el precipitado de desarrollos puntuales en los que se
registra la progresiva construcción y evolución del derecho, la medicina y la ingeniería
así como sus marchas y contramarchas que se conectan con la nueva ideología del
social-darwinismo, y el desborde de pujas sociopolíticas a las que no son ajenos las
demandas y los cambios en la vida social a lo largo del segmento que hemos sometido a
especial averiguación.712
717
Piñero y Bidau, 1889, 115-116.
718
González Leandri, 1999, 19 y 138, nota 80.
719
Para la opinión liberal después de Pavón, ver Levaggi, 1965. Para el impacto de la Guerra del
Paraguay en la juventud universitaria porteña, ver Brezzo, 2009.
720
González Leandri, 1999, 3, 8-9, 18. Sobre el impacto de la masonería en las filas médicas, ver
González Leandri, 1999, 13. Sobre dinastías y linajes de médicos argentinos, ver Buzzi, 1997. Para
Rondanina (1965), la masonería fue la expresión efectiva y avanzada del liberalismo, ver Rondanina,
1965.
721
González Leandri, 1999, 66.
722
Merton, 1957, 198.
723
El alegato del Rector Gutiérrez en ocasión del suicidio de un estudiante, en González, 1929, 65.
181
Más luego, a fin de siglo, el Rector Juan María Gutiérrez por intermedio del
antropólogo Paolo Mantegazza (quien gozaba del prestigio de haber mantenido un
nutrido epistolario con Darwin),729 contrata en Italia –al igual que en 1870 lo hiciera
Miguel Puiggari;730 mediante Luigi Luciani y Rudolf Martin y a pedido del Perito
Moreno, una terna de matemáticos. A fines de siglo, Juan R. Fernández contrata en
Alemania para el Instituto del Profesorado al filólogo Wilhelm Keiper, antesala del
imperialismo cultural alemán.731 Y a comienzos de siglo Joaquín V. González contrata
para la Universidad de La Plata-- una serie de docentes científicos (el físico Pompeyo
Moneta,732 los matemáticos Bernardino Speluzzi,733 de la Universidad de Pavía, Emilio
724
El alegato del Rector Gutiérrez en ocasión del suicidio de un estudiante, en González, 1929, 65.
725
El alegato del Rector Gutiérrez en ocasión del suicidio de un estudiante, en González, 1929, 65.
726
Durkheim, 1982, 387. Para estas reformas educativas francesas, ver Gontard, 1972; Hulin, 1982; Nye,
1986; Chervel, 1998; Harrington, 2001; Leroy, 2002-03; y Hulin-Jung, 2007.
727
Durkheim, 1982, 389; y Gómez Espelosín, 2013, 47.
728
Cutolo, II, 384; III, 698; y IV, 95.
729
Cutolo, IV, 383-384.
730
González Leandri, 1999, 64.
731
Keiper, 1916. Para el imperialismo cultural alemán, ver Vallejo, 2007, 288.
732
Cutolo, IV, 612-613.
733
Cutolo, VII, 203. Fue contratado en Italia por intermedio de Pablo Mantegazza.
182
Era ésta una época en Prusia y en los principados alemanes cuando reinaba la reacción
practicada por el ministerio de Friedrich Julius Stahl, en la que el propio Germán
Burmeister fue removido de la Universidad de Halle teniendo que emigrar a la
Argentina, así como también fueron molestados Theodor Mommsen, Ludwig Reyscher
734
Cutolo, VI, 446-447.
735
Cutolo, VII, 228.
736
Más información al respecto, como el caso del Conde italiano Ángelo De Gubernatis, puede verse en
Vallejo, 2007, 180 y 290.
737
Paolo Mantegazza a Juan María Gutiérrez, Pavía, Italia, 21-II-1864, en Moglia y García, 1990, 284,
cit. en Myers, 1994, nota 5.
738
Cibotti, 2004, 31; y Ortiz, 2013.
739
Cibotti, 2004, 31.
740
Sobre las relaciones científicas entre las universidades de Córdoba y Göttingen, 1860-1870, ver Ortiz,
2013.
741
Quesada, 1911, 90.
183
y Kuno Fischer, este último luego de librar un debate con el filósofo Friedrich Adolf
Trendelenburg fue raleado de la Universidad de Heidelberg.742
Cosmopolitización de la ciencia
El resultado ha sido a juicio de Quesada, que en un polo académico tan periférico como
Córdoba, la docencia de los profesores alemanes “…no dio el debido fruto y se
esterilizó el esfuerzo: tuvieron [los científicos alemanes] que limitarse a estudiar
científicamente el país cada uno en su especialidad, renunciando a formar discípulos o a
modificar el ambiente intelectual local”.746 Sin embargo, esto no era tan así, pues
742
Quesada, 1910, 996; y Köhnke, 2011, 267-282
743
Quesada, 1910, 990-995, nota 1009. Sobre Bichat y Morgagni, ver Foucault, 1966, 180-198; y
Quevedo y Gutiérrez, 1996, 301.
744
Quesada, 1911, 90. Sobre la Academia de Ciencias de Córdoba, ver Tognetti y Page, 2000.
745
Quesada, 1911, 90.
746
Quesada, 1911, 90. Ortiz (2013) hace un relato muy pormenorizado de la performance de estos
científicos alemanes en el interior del país, en especial de Stelzner, de Lorentz, y de Siewert, así como de
la cooperación de la Universidad de Göttingen con la Universidad de Córdoba. Sobre Alfred W. Stelzner
y sus tres conflictivos años con Burmeister en Argentina, ver Toselli y Rossi, 2008. A raíz de un conflicto
184
Por el contrario, para Quesada, si tal núcleo de científicos alemanes “…hubiera actuado
en un centro preparado, como esta capital [Buenos Aires], le habría dado otro modo de
vida inmortal y las consecuencias habrían sido ciertamente muy distintas”.748 Pero
Sarmiento, según Quesada, no gustaba “…quebrarse la cabeza en los libros para
aplicarse a estudiar el aspecto sociológico de cualquier problema, sino que firmemente
creyó que podía imponer una determinada solución casi manu militari, sin percatarse
que no se pueden violentar las leyes de la evolución humana y de que un estadista
avisado precisamente debe tenerlas muy en cuenta, para no malograr tentativas bien
inspiradas pero inconsiderablemente ensayadas, y que, a la postre, solo logran gastar
tiempo”.749
Este modelo científico exógeno o sarmientino, que correspondería a la segunda fase del
reconocido modelo de Basalla, dejó como saldo en la universidad cordobesa una
Facultad de ciencias, que por motivos diversos siete años después (1876) separó la
docencia de la academia o la investigación científica.750 Efectivamente, ya Sarmiento en
sus últimos actos de gobierno, y con motivo del énfasis que los científicos alemanes
daban a la investigación por sobre la docencia, había cambiado la Facultad de Ciencias
Exactas de Córdoba en Academia Nacional de Ciencias Exactas, poniendo a dichos
científicos bajo la autoridad de Burmeister. Inmediatamente, y debido en gran parte al
carácter autoritario del director y a la aplicación ciega de un Reglamento que vedaba la
publicación en revistas extranjeras, se sucitaron conflictos de toda índole, arreciando
cesantías y renuncias.751 En las Tablas XII y XIII, produjimos un par de listados con las
nacionalidades y los lugares de trabajo de los científicos extranjeros residentes en
Argentina, donde una veintena eran alemanes, uno checo, dos norteamericanos, cuatro
españoles, cuatro franceses, un holandés, un inglés, cuatro italianos, un ruso, y media
docena orientales o uruguayos.
el químico Max Siewert decide renunciar para volverse a Alemania pero es convencido por Sarmiento
para que se quede en el país y más precisamente en Salta (Alonso, 2012).
747
Fontenla Facal, 1920, 45.
748
Quesada, 1911, 90.
749
Quesada, 1911, 90.
750
Cibotti, 2004, 31.
751
Ver Toselli y Rossi, 2008.
752
Fontenla Facal, 1920, 243.
185
En el caso de derecho y medicina, nos hallamos frente a una compleja red de normas
compuesta por una legislación, una jurisprudencia, una codificación, una constitución,
un estatuto y una doctrina. Esta última se manifiesta a su vez en una múltiple diversidad
de editoriales, publicaciones periódicas (anuarios, memorias, boletines, revistas), y
periódicos diarios, así como en la enorme cantidad de tesis doctorales que se
presentaron y aprobaron, y que fueron arduamente coleccionadas y compiladas en una
obra ingratamente ignorada de la historiografía argentina.764
757
Para los profesores italianos del Departamento de ciencias exactas, ver Asúa, 2010a, 81-84.
758
Cutolo, II, 168-169.
759
Cutolo, III, 67.
760
Cutolo, IV, 686-688.
761
Montserrat, 1993, 84-93; y Unzué, 2008, 126, nota 30.
762
Cutolo, VII, 203. Fue contratado en Italia por intermedio de Pablo Mantegazza.
763
Montserrat, 1993, 98.
764
Para el rol de la escritura en los seminarios humboldtianos, ver Kruse, 2006.
765
Las tesis de jurisprudencia (1827-1919) se encuentran en Candioti, 1920, 443-576; las de teología
(1831-1862), en Candioti, 1920, 577-580; las de medicina y cirugía (1827-1919), en Candioti, 1920, 581-
723; y en Túmburus, 1918; las de farmacia (1881-1919) en Candioti, 1920, 724-725; las de los ingenieros
187
Más luego, una vez iniciado con el triunfo de Caseros el proceso de Reorganización
Nacional (1852), comienzan las discusiones e intolerancias acerca de los orígenes de la
formación geológica e hidrológica local. Para el sabio francés Alcide D´Orbigny
(discípulo del paleontólogo catastrofista Georges Cuvier), 767 quien había estado de visita en
Buenos Aires (1828) y había explorado desde el Chaco hasta Carmen de Patagones y la
altiplanicie Boliviana, los sedimentos de la “formación pampeana” eran una acumulación
producida por grandes cataclismos diferentes entre sí. En cambio, para la visita posterior de
Darwin (1833-36), estos sedimentos acumulados habrían sido simplemente el depositado
(1870-1893) en Candioti, 1920, 726-731; las de los ingenieros civiles (1883-1919) en Candioti, 1920,
732-759; las de los ingenieros mecánicos (1887-1919) en Candioti, 1920, 760-763; las de los
agrimensores e ingenieros geógrafos (1877-1892) en Candioti, 1920, 764-766; las de arquitectos (1877-
1879), en Candioti, 1920, 766-767; las de ciencias físico-naturales (1882-1888) en Candioti, 1920, 772;
las de ciencias naturales (1902-1919) en Candioti, 1920, 772-773; las de ciencias físco-matemáticas
(1886-1901) en Candioti, 1920, 774-775; las de química (1901-1919) en Candioti, 1920, 775-780; las de
filosofía y letras (1901-1919) en Candioti, 1920, 781-784; las de los ingenieros agrónomos (1909-1919)
en Candioti, 1920, 785-789; las de los médicos veterinarios (1909-1919), en Candioti, 1920, 790-796; y
las de los economistas, en Candioti (1916-1919), 1920, 797-800. Para el estudio del sistema profesional y
la division del trabajo experto, ver Abbott, 1988.
766
Para una biografía del heterodoxo Francisco Ramos Mexía, ver los escritos del teólogo Clemente
Ricci, citados en Blanco, 2009. Y para el contexto de la época confrontar con Priora, 2008; y Durand,
2011, 73-126.
767
Cutolo, II, 592-593. Para el rol de Cuvier en la estratigrafía y la formación de mapas geológicos, ver
Rudwick, 2008, primera parte.
188
de sedimentos bajo las aguas de un estuario. Y para Auguste Bravard,768 influido por el
principio del actualismo o uniformismo del geólogo escocés Charles Lyell (1797-1875),769
para quien los eventos cataclísmicos del presente son iguales a los del pasado, opuesto al
catastrofismo anti-evolucionista de Cuvier (fundado en el neptunismo de Abraham
Werner),770 “…la ausencia de arena gruesa y la presencia de restos óseos fósiles articulados
en estos sedimentos eran evidencia de un depósito generado por acción del viento, como
las dunas actuales”.771
Los posteriores aportes geológicos de Bravard, también estuvieron influidos por las
ideas uniformistas y evolucionistas de Lyell, “…quien, basándose en el concepto del
actualismo” del naturalista escocés James Hutton (1726-1797), lo lleva al “más extremo
y dogmático” del uniformitarismo” y del plutonismo, enfrentado al neptunismo.772 Estos
conceptos, “…al igual que el concerniente al enorme lapso temporal [tiempo profundo]
involucrado por los procesos geológicos, distaban mucho de tener un consenso
generalizado en la época de Bravard, aún fuertemente influida por la antigüedad bíblica
atribuida a la Tierra”.773
Esta ausencia de consensos en el campo teórico de las ciencias naturales gestó una
suerte de rivalidad intelectual que se extendió a la sismología andina, pues Bravard
había estudiado la neotectónica de la región y previsto la sismicidad cuyana, y
específicamente la producción del fenómeno sísmico que ocurrió en Mendoza en 1861 y
que trágicamente le costó su propia vida.774 Pero mientras Bravard atribuía el fenómeno
telúrico a causas eléctricas o magnéticas, el geólogo inglés David Forbes (no confundir
con el vulcanista escocés James David Forbes),775 lo adjudicó a la mera acción
volcánica.776
768
Cutolo, I, 529-530.
769
Para el rol de Lyell y su inspiración huttoniana en los puntos de vista sobre la formación de la tierra,
ver Rudwick, 2008, tercera parte
770
Para la actitud de Cuvier hacia la creación y el diluvio bíblico, ver Taquet, 2009.
771
Tonni, Pasquali y Laza, 2008.
772
Harrington, 1973, 305.
773
Harrington, 1973: 305.
774
Para relatos sobre sismos en el Noroeste Argentino, ver Jaime, 2009. Para Vientos, Terremotos,
Tsunamis y otras catástrofes naturales en América Latina, ver Gascón, et al. 2005.
775
Cutolo, III, 118.
776
Díaz, 1907. Para las observaciones magnéticas en Uspallata de Bravard, ver Blanco, 1936. Para el
terremoto de Mendoza de 1861, ver Forbes, 1938. Para la geotectónica mendocina, ver Costa y Rolleri,
2006.
189
777
ver Downing, 1993.
778
ver Sbarra, 1961, 119.
779
ver Sbarra, 1961, 122. Para la ingeniería industrial en Buenos Aires, 1860-1870, ver Sbarra, 1961,
1973; y Giunta, 2006.
780
Cutolo, VII, 19.
781
Fontenla Facal, 1920, 117; y Cutolo, IV, 122.
782
Para la presencia de invertebrados marinos en la Cuenca del Plata invocando el diluvio descripta por
investigadores jesuitas en el siglo XVIII, ver Ottone, 2008. Para el estudio de la climatología y la
hidrología de la Cuenca del Plata, ver Tossini, 1959; y Saurral y Barros, 2009. Para la caracterización y
evaluacion de metodos de prediccion de eventos hidrometeorológicos extremos en la Cuenca del Plata,
ver Marengo, Menendez, Guetter, Hogue y Mechoso, 2006.
190
783
Cutolo, V, 110. Juana Manso en la Revista Argentina de 1869 hace de su persona un elogio
impagable.
784
Para una crónica del desarrollo de las ciencias matemáticas y de observación en el Río de la Plata, ver
Gutiérrez, 1886.
785
Cutolo, VII, 203.
786
Cutolo, VI, 446-447.
787
Cutolo, VI, 66.
788
Las tesis de las ciencias físco-matemáticas (1886-1901), ver en Candioti, 1920, 774-775.
789
Ver Montero, 1926; y Leticia Halperin Donhi, 1967.
191
sextante, que midiendo la altura del Sol o de las estrellas permitía marcar la latitud en la
posición de los barcos sustituyendo al milenario astrolabio.790
790
Para entender el cambio climático pasado y presente, ver Cronin, 2010.
791
Belocopitow, 2006.
792
Bernaola, 2001. Sobre Carl Schultz Sellack, el fotógrafo astronómico del Observatorio Astronómico
de Córdoba, y sus conflictos con Benjamín Gould, ver Paolantonio, 2009.
793
Sobre Sarmiento, Gould y la fundación del Observatorio Astronómico en Córdoba (Argentina), ver
Hodge, 1971; Monserrat, 1977; y Paolantonio y Minniti, 2001. Sobre el presidente Nicolás Avellaneda y
el retraso y competencia de la astronomía argentina respecto de la de Chile en el estudio desde el cielo
austral del sistema solar, ver Chaudet, 1926; Montserrat, 1993, 15; y Rieznik, 2011, 33.
794
Cutolo, IV, 86-87.
795
Cutolo, VI, 97.
796
Cutolo, IV, 705-708.
797
Cutolo, I, 568-569.
798
Cutolo, I, 422.
799
Cutolo, II, 579.
192
acompañó un ínfimo grupo de argentinos, como los entomólogos Félix y Enrique Lynch
Arribálzaga,800 y el aracnólogo Eduardo L. Holmberg, este último devenido luego en
naturalista y cultor de la ciencia ficción.801
Pese a la lejanía geográfica, y por intermedio de su hermano mayor Hudson tuvo acceso
a la lectura de la obra de Darwin.806 Más luego, y a pesar de la enorme distancia
intelectual, Hudson no dejó pasar por alto en 1870 y desde Buenos Aires, un error de
Darwin en materia zoológica, en su afamada obra “Origen y evolución de las especies”.
Segun White (2008), el epistolario científico de Darwin nos recuerda que la creación del
‘darwinismo’ fue siempre una actividad recíproca. En ese sentido, Darwin, gracias al
trabajo cooperativo de una inmensa cantidad de naturalistas localizados en distintos
lugares del orbe, que se pusieron en contacto epistolar con él, las nuevas ediciones
corregidas de su obra, y la mundialización del darwinismo no hubieran sido posibles.807
800
Fontenla Facal, 1920, 128; y Cutolo, IV, 316.
801
Sobre Holmberg, ver Bruno, 2011. Para las ciencias naturales en la literatura argentina de fines del
siglo XIX, ver Gasparini, 2008.
802
Sarmiento, op. cit., p. 109-110, cit. en Perazzi, 2011. Para el caso del refinamiento del vacuno en la
provincia de Buenos Aires (1856-1900), ver Sesto, 2003. Para una genética en carnes de alta
productividad en el Buenos Aires de fines del siglo XIX, ver Sesto, 2005ª.
803
Cutolo, III, 617-618.
804
Sobre Spencer Fullerton Baird, ver Rivinus y Youssef, 1992. Para la ornitología norteamericana
después de Audubon, ver Barrow, 1998.
805
Cutolo, IV, 654-657
806
Sobre la imagen de la Pampa argentina en Ch. Darwin, ver Carballo, 2012.
807
Restrepo Forero, 2009.
193
808
Darwin, Origin of Species, p. 165, cit. en Hudson, Proceedings of the Zoological Society, 24feb 1870,
p. 112; y en Mouchard, 2012.
809
Proceedings of the Zoological Society, 24mar 1870, p. 158, cit. en Mouchard, 2012.
810
Mouchard, 2012.
811
Mouchard, 2012.
812
Mouchard, 2012.
813
Mouchard, 2012.
194
Darwin tuvo derecho a réplica en el mismo volumen de los Proceedings. Con fecha, 1º
de noviembre de 1870 publicó “Note on the Habits of the Pampas Woodpecker
{Colaptes campestris)” [Nota sobre las costumbres del Carpintero de las pampas]. Alli
Mouchard refiere que Darwin se defiende de la ligereza de que lo acusa Hudson ya que
vio muchas de estos carpinteros en la Banda Oriental cuando era un ave muy común, y
lo observó muchas veces viviendo en la llanura ondulada de Maldonado a muchas
millas de los árboles. Confirmando su adaptación a vivir en el suelo por presentar los
picos manchados de barro y las colas poco gastadas, por posarse travesados en las
ramas, aunque habiéndolos visto a veces en posición vertical. A manera de excusa dice
que cuando escribió esas notas no sabía nada sobre el trabajo de Azara que coincide con
sus observaciones.817 Y para refutar a Hudson, Darwin señala que en realidad “…el ave
sí ha sido ligeramente modificada por la selección natural porque sus patas son más
largas, su pico no es tan recto y fuerte y sus plumas timoneras no son tan rígidas, lo que
la hace más adaptable a una vida más terrestre”. Y tomando la observación de Azara de
que excava sus nidos en paredes de adobe o en las barrancas de arroyos, refuta otro de
los argumentos de Hudson.818
Finalmente, Darwin reconoce su error pero deja a salvo su calidad de observador: “No
tengo la más mínima duda de que las observaciones del Sr. Hudson son totalmente
correctas, y que he cometido un error al afirmar que la especie nunca trepa a los árboles.
Pero ¿no sería posible que esta especie pueda tener hábitos algo diferentes en distintas
regiones, y que tal vez yo no esté tan desacertado como supone el Sr. Hudson?”
Además rechaza la velada sospecha de Hudson de que pudo haber alterado la verdad
para afirmar su teoría: “El me exonera de ese cargo; pero no quisiera pensar que haya
naturalistas que, sin ninguna evidencia, lleguen a acusar a un colega de decir
deliberadamente una falsedad para probar su teoría”.819
814
Los detalles sobre los manuscritos de Hudson, Mouchard los toma de la obra “Las aves de la pampa
perdida” que reproduce las cartas de Hudson a la Zoological Society revisadas por Tito Narosky y Diego
Gallegos, que cotejaron los manuscritos con la versión impresa.
815
Mouchard, 2012.
816
Los detalles sobre los manuscritos de Hudson, Mouchard los toma de la obra “Las aves de la pampa
perdida” que reproduce las cartas de Hudson a la Zoological Society revisadas por Tito Narosky y Diego
Gallegos, que cotejaron los manuscritos con la versión impresa.
817
Sobre Azara, ver Asúa, 2010a, 31-34.
818
Mouchard, 2012.
819
Mouchard, 2012.
195
Fué a partir de esa correspondencia con Darwin, que Hudson decide trasladarse a
Londres en 1874, viaje del cual nunca mas volvería. En su postrera obra Birds of La
Plata, ya no hay rastro de la crítica a Darwin, de 1870, y el anciano naturalista solo se
limita a decir: As Darwin remarks in The Origin of Species, in his chapter on Instinct,
The birds have, to some slight extent, been modified structurally in accordance with
their less arboreal habits, the beak being weaker, the rectrices less stiff, and the legs
longer than in other Woodpeckers”.820
Para esa época Hudson tenía 69 años y dos años mas tarde fallecería en Worthing. Si no
nos equivocamos pareciera ser el último libro de Hudson. Y seguramente en él prefirió
enterrar sus diferencias con Darwin. Pero esto no desmerece a Hudson cuya agudeza ha
sido destacada por todos sus biografos. Morley Roberts es en este punto muy ilustrativo
cuando dice: “Though Hudson talked so easily and freely on all subjects witch he knew
or had thought out, his processes of mind had a certain stateliness of motion, I cannot
call it slowness, when he dealt with the unknown or unclassified phenomena of life,
whether they were those connected with birds or animals or that strangest animal,
man”.821
Sin embargo, esta saga histórica –bendecida por el historiador más respetado del siglo,
había dejado en el camino al ideólogo y autor de la Revolución de Mayo, Mariano
Moreno.822 Esta amnesia, que era una forma de auto-censura, difícil de explicar, habría
obedecido a diversos motivos muy próximos a la historia personal de Mitre, que pocos
se han atrevido a explorar.
Moreno había sido la consumación final de una elite ilustrada que se había iniciado con
la Ilustración española, a mediados del siglo XVIII, y que se habría consolidado con la
expulsión de los Jesuitas en 1767.823 Por otro lado, Mitre habría tenido en su juventud
820
Hudson, 1920, pag. 10.
821
Roberts, 1924, pags. 48-49
822
Sobre Mariano Moreno, ver diversos autores en Chiban, 2005, 177-279.
823
Para un reexamen del silenciamiento recaido en la figura de Mariano Moreno, ver: Mackinlay, 2009.
196
serias diferencias políticas con el hermano menor de Moreno, Manuel Moreno, quien
recién falleció en 1857, en plena secesión del Estado de Buenos Aires.
Ese hallazgo, por otra parte, no fue un hecho casual ni accidental y vale la pena
destacarlo porque, al rastrear las fuentes de la actividad universitaria, y al explorar los
archivos en los que se documenta el desempeño de ese conglomerado de individuos que
en el seno de la universidad tematizan las pautas, luego transformadas en preceptos
positivos, esa obra era justamente la clave de registro que estaba esperando ser utilizada
como la llave de una puerta que conduce a la bóveda central del edificio que habita
aquel singular conglomerado ilustrado.
824
Mackinlay, 2010.
197
Ing. Marcial Rafael Candioti, consistente en un texto con una veintena de capítulos
críticos que se desarrollan a lo largo de unas cuatrocientas (400) páginas.
Entre las tesis correspondientes al campo jurídico, dicha obra analizó las instituciones
de los derechos civil, criminal, mercantil, constitucional, y de gentes, así como las de
economía política.826 Y entre las tesis de derecho civil se analizaron las que tratan las
sucesiones, las restituciones, la propiedad, la prescripción y el derecho de familia
(matrimonio, alimentos, concubinato, divorcio, adopción). Entre las tesis del campo
médico, esta obra comentó aquellas dedicadas a las especialidades de locura, viruela,
rabia, cólera, cáncer, carbunclo, sífilis, tisis o tuberculosis, cirugía, y farmacia.827 Entre
las tesis del campo ingenieril, Candioti analizó las correspondientes a las ingenierías
civil y mecánica.828 Entre las tesis del campo filosófico dicha obra comentó las
correspondientes al arte, la historia, la literatura, el feminismo y el helenismo.829 Entre
las tesis de los campos científico-exactos, Candioti analizó las tesis correspondientes a
las matemáticas, la geometría, la química, y la física;830 y entre las del campo científico-
natural, Candioti registró las correspondientes a la paleontología, la antropología, la
biología, etc.831
A este análisis crítico le siguió un erudito apéndice que cuenta con el registro de ocho
mil seiscientas (8600) tesis listadas cronológicamente a lo largo de otras 400 páginas, y
todo bajo el prolongado e insípido título de Bibliografía Doctoral de la Universidad de
Buenos Aires y Catálogo Cronológico de las Tesis en su primer centenario, 1821-
1920. http://www.ellibrepensador.com/2012/10/22/ilustracion-y-contra-ilustracion-en-
la-argentina-liberal-decimononica/
Cabe señalar que dichas ocho mil tesis fueron donadas, en su testamento, por Marcial
Candioti a la Biblioteca Nacional, una década después de haber publicado su obra,
formalizándose la entrega tres años después de su fallecimiento, acaecido en 1928. Pero
la gestión de Gustavo Martínez Zuviría, conocido con el seudónimo de Hugo Wast, un
destacado escritor antisemita estrechamente ligado a la jerarquía eclesiástica argentina,
en esa época y durante un cuarto de siglo Director de la Biblioteca (se prolongó
ininterrumpidamente hasta 1955), en lugar de mantener reunidas las tesis en su totalidad
825
Ver Tarello, 1995, 98. Para una aproximación al debate sobre el concepto de sistema jurídico interno o
externo, ver Calle Meza, 2007. Para la historia del derecho y categorías jurídicas, ver Agüero, 2008.
826
Las tesis de jurisprudencia (1827-1919) se encuentran en Candioti, 1920, 443-576; y las de teología
(1831-1862), en Candioti, 1920, 577-580;
827
Las tesis de medicina y cirugía (1827-1919), en Candioti, 1920, 581-723; y las de farmacia (1881-
1919) en Candioti, 1920, 724-725.
828
Las tesis de los ingenieros (1870-1893) en Candioti, 1920, 726-731; las de los ingenieros civiles
(1883-1919) en Candioti, 1920, 732-759; las de los ingenieros mecánicos (1887-1919) en Candioti, 1920,
760-763; y las de arquitectos (1877-1879), en Candioti, 1920, 766-767.
829
Las tesis de filosofía y letras (1901-1919), ver en Candioti, 1920, 781-784.
830
Las tesis de ciencias físco-matemáticas (1886-1901), que fueron seis tesis, en Candioti, 1920, 774-775;
y las de química (1901-1919), que fueron 77 tesis, en Candioti, 1920, 775-780.
831
Las tesis de ciencias físico-naturales (1882-1888), que fueron sólo un par de tesis, en Candioti, 1920,
772; y las de ciencias naturales (1902-1919), que fueron once tesis, en Candioti, 1920, 772-773.
198
en un solo espacio dentro de la Biblioteca, que pueda haber sido habilitado para el
público especializado, las dispersó en el extenso fondo bibliográfico de la institución,
dotando a cada una de las mismas con un número de inventario, una ubicación física y
un número topográfico distinto. Esta diseminación física y topográfica, nada inocente
por cierto, que puede ser caracterizada como una clara desinformación, que defraudó en
la práctica bibliotecaria el objetivo de la donación, atentó contra la posibilidad de
trabajar con uniformidad y seriedad metodológica ese inmenso caudal bibliográfico;
actitud nunca hasta hoy rectificada, la cual ha sido un factor decisivo para alimentar la
increíble indiferencia hacia la compilación de Candioti, indiferencia que se multiplica si
agregamos a la lista de los ninguneados los diccionarios de Cutolo y de Petriella y Sosa
Miatello.
Aunque cuesta mucho creerlo, estas obras medulares, y nunca premiadas, casi no han
sido explotadas por nadie en el ámbito de las ciencias de la educación, la ciencia política
y la historiografía del derecho y la medicina.832 Halperín Donghi (1962) y Montserrat
(1993) no pudieron ignorar la existencia de estas obras, pero las omiten en sus tan
mencionados escritos, así como los seguidores de Halperin Donghi (Buchbinder, 1997;
García, 2010, Rocchi, 2006), y también algunos otros que se enmarcan en esa línea
aunque no hayan sido sus discípulos (Hurtado, 2010). De esta omisión bibliográfica
resulta que casi todos los trabajos que giran en torno al desenvolvimiento de la
universidad argentina y al desarrollo del conocimiento científico terminan quedando al
margen de la principal base heurística que permite avanzar en el examen de detalle del
periodo crucial de la formación del imaginario institucional de la nación.
Otros autores sin embargo, la han aprovechado mejor, como se advierte en el caso de
Vicente Osvaldo Cutolo (un historiador heterodoxo distanciado de la Academia
Nacional de la Historia) que incluso llega a convertir la obra de Candioti en la fuente
central inspiradora de los siete densos volúmenes de su Nuevo Diccionario Biográfico
Argentino. Cutolo cita a Candioti profusamente pero, en rigor, hace un uso bastante
limitado de la fuente, a la que utiliza de manera exclusiva para apoyar la información
biográfica, desaprovechando así las demás vetas y pistas de averiguación que ofrece su
complejo y ordenado catálogo de tesis doctorales y de los diversos contextos de
inserción y carrera de los individuos enlistados. Sin embargo, Cutolo así como Petriella
y Sosa Miatello nos ofrecen un sinnúmero de biografías de diversos profesionales que
no estudiaron en la Universidad de Buenos Aires, ya sea por provenir de la Universidad
de Córdoba, o de países limítrofes, o por proceder de países europeos, en especial de
universidades italianas como las de Nápoles, Parma, Bolonia y Roma. La información
que provee la obra de Cutolo es compensada sobremanera con la que nos trae para los
inmigrantes italianos el diccionario de Petriella y Sosa Miatello (1976), y combinada
con su listado final ordenado por profesiones.833 De todos modos, debe señalarse, que
832
Casos muy aislados que citan a Candioti son los de Federico Palma en su biografía de Juan Eusebio
Torrent de 1941 (que nos dio la pista para ubicar la obra [Palma, 1941]); Zimmermann (1995), quien la
aprovechó sólo para hacer unos cálculos matemáticos de los egresados en cada una de las carreras,
periodizando las mismas en tres etapas; Ricardo González Leandri en su investigación sobre la fiebre
amarilla (González Leandri, 1999); Norberto Aldo Conti, en su doble estudio de las tesis psiquiátricas
(Conti, 2002 y 2003); y más recientemente Diego Armus, en su análisis de la tuberculosis (Armus,
2007a), y Martín Unzué para su estudio de la Universidad de Buenos Aires en la década 1821-1831
(Unzué, 2008).
833
Petriella y Sosa Miatello señalan en su prólogo que para la confección de las biografías se fundaron en
numerosas obras escritas en italiano que se citan en cada biografía, en especial las de Barozzi y Baldissini
199
este último diccionario, a diferencia del de Cutolo, carece en cada biografía la referencia
bibliográfica correspondiente, motivo por el cual cuando un biografiado es referido en
ambos diccionarios preferimos citar a Cutolo. Lamentablemente no existen obras
semejantes para otras nacionalidades, con lo que los resultados cuantitativos se ven
sesgados a favor de la colectividad italiana. Por cubrir sólo la primera mitad del siglo
XIX, la obra de Hanon (2005) para la colectividad británica no nos ha sido útil.
Casi todos concuerdan que los fenómenos de la urbanización, el crecimiento del aparato
estatal y de la racionalización burocrática (Oszlak, 1985) así como la invención de
numerosos instrumentos y métodos de investigación fueron los responsables de haberse
iniciado la expansión de la educación, la proliferación de las especialidades, la creciente
inserción de la sociedad diplomada o “credencialista”, y la progresiva relevancia de las
redes extrauniversitarias (asociaciones, colegios o círculos profesionales, ateneos,
clubes socio-intelectuales, salones o sociedades estímulo de bellas artes, etc.).834
y la de Zuccarini, y también señalan que se recibió información en forma oral de personas allegadas a los
biografiados.
834
Ver Wacquant, 1995, 181; y Suárez Ardura, 2010.
835
Charcot, 1883, 1000, cit. en Gauchet, 2000, 101. Para la profesión médica, ver Freidson, 1978.
836
Para el siglo de los cirujanos, ver Thorwald, 1956.
200
En ese trágico episodio, respondieron todos los médicos de Mendoza, pero quienes
tuvieron una intensa acción como cirujanos fueron Primitivo de la Reta,839 y el inglés
Edmundo W. Day, este último radicado desde 1850.840 Con motivo del fenómeno
sísmico también llegaron a Cuyo delegaciones compuestas de médicos, farmacéuticos y
practicantes de distintas provincias y del vecino país de Chile, que fueron los primeros
en llegar, pues por ocurrir en el mes de marzo aún no había nevado en la cordillera.
Procedentes del Estado de Buenos Aires llegaron el pediatra Manuel Blancas,841 y los
practicantes mendocinos Abraham Lemos,842 y Ramón D. Videla;843 de Córdoba
Justiniano Posse,844 y Mateo José Molina,845 y el farmacéutico Piñero; de San Juan, el
farmacéutico alemán Carlos Eduardo Keller;846 de San Luis, Pedro Oden; de la
Confederación Argentina (Paraná), Melitón González del Solar,847 Pedro Antonio
Pardo,848 y Francisco S. Soler;849 y de Chile el inglés Tomás Guillermo Bates, el
irlandés Diego Leahy y el practicante Marcial Baeza.850
837
Garza Villaseñor, 2009.
838
Cassone, 2005.
839
Cutolo, VI, 102
840
Cutolo, II, 486.
841
Cutolo, I-464.
842
Cutolo, IV-170.
843
Cutolo, VII-611.
844
Cutolo, V-584-585.
845
Cutolo, IV-603.
846
Cutolo, III-731.
847
Cutolo, III-388.
848
Cutolo, V-299.
849
Cutolo, VII-150.
850
Cassone, 2005.
201
todo tipo de actuaciones”.851 En realidad, se prefería operar al aire libre, pues la luz
natural era por su brillantez mucho más eficaz que la de velas o candelabros.852 A
González del Solar le llamó también la atención “…la baja incidencia de tétanos entre
los numerosos heridos. Las contusiones, fracturas, heridas, supuraciones, gangrenas y
agusanamientos fueron las lesiones frecuentes”.853
En contraste con los fenómenos sísmicos, cuando de la guerra se trataba, como factor
desencadenante de heridas de bala, enfermedades, pestes y hambrunas, los
campamentos u hospitales de sangre seguían su curso geográfico; las heridas en lugar de
ser fruto de mamposterías derruídas, lo eran de la fusilería o metralla; y su factibilidad
quirúrgica variaba según que la herida fuere en las extremidades, el pecho, el abdomen
o la cabeza; y el instrumental (pinzas, bisturíes, torniquetes) era aquel propicio para la
extracción de municiones y para la ligadura de arterias, que a su vez variaban con el
desarrollo del calibre y la velocidad de los proyectiles.859
851
González del Solar, 1936, cit. en Cassone, 2005.
852
Bollett, 2006, 4.
853
González del Solar, 1936, cit. en Cassone, 2005. Para la gangrena durante la Guerra Civil
americana, ver Freemon, 2001.
854
Sobre Charles Maclean, el primer anti-contagionista, y la reescenificación del debate médico a
comienzos del siglo XIX, ver Kelly, 2008.
855
El primero en aplicar en Buenos Aires los principios listerianos y enarbolar la doctrina de la antisepsia
fue el Dr. Manuel Augusto Montes de Oca (Cutolo, IV, 632).
856
Gauchet, 2000, 111.
857
Cassone, 2005.
858
Cassone, 2005.
859
Ver Praderi y Bergalli, 1981.
202
Concordia, Paso de los Libres y Corrientes, a medida que se trasladaba al norte el eje
del conflicto, y los hospitales fijos en las ciudades de Rosario, Paraná y el cuartel del
Retiro-- se redujeron aparentemente sólo “…a extraer balas y amputar brazos y
piernas”,860 sin contar con la extirpación de órganos, las internaciones psiquiátricas
derivadas al Hospicio de Inválidos (luego denominado Hospital Rawson), y las
prácticas eutanásicas conocidas como “despene”, que difícilmente puedan ser llamadas
quirúrgicas. Fue también la primera vez que en una contienda bélica se emplearon
“trenes hospitales”.861
Entre los médicos que sirvieron en dichos hospitales de sangre durante la Guerra, y que
habían concurrido previamente al terremoto de Mendoza, se destacaron los citados
doctores Blancas, Lemos, Pardo, Soler y González del Solar. El Cuerpo Médico que
sirvió durante la Guerra se creó en mayo de 1865, y estuvo encabezado por el cirujano
mayor Hilario Almeyra,862 y entre los cirujanos principales: los porteños Manuel de
Biedma,863 y Manuel Porcel de Peralta,864 el tucumano Caupolicán Molina,865 el salteño
Joaquín Diaz de Bedoya,866 y el oriental Juan Ángel Golfarini.867 Entre los numerosos
practicantes que participaron en la guerra y que luego merced a su trágica experiencia
de campo se graduaron de médicos se encontraban Eulogio Fernández,868 Germán
Segura,869 Ángel Gallardo (p),870 Miguel Gallegos,871 Ricardo Gutiérrez,872 Pedro
Florencio Roberts,873 y Eleodoro Damianovich.874 Reforzaban los operativos una sala de
sangre en el Hospital de la Caridad de Rosario, un nuevo hospital en Retiro, el Hospital
General de Hombres (donde atendían los doctores Santiago Larrosa, el danés Carlos
860
Rodríguez, 2004. Para una aproximación presentista de la guerra de la Triple Alianza a la manera de
Michel De Certeau, ver Capdevila, 2012. Sobre la metodología lacaniana de Michel De Certeau, ver
Castro Orellana, 2010.
861
Para los trenes hospital de la Revolución Mexicana (1912-1915), ver Rodríguez-Paz CA, y Vázquez-
Ortega R., 2009.
862
Cutolo, I, 98.
863
Cutolo, I, 454-455.
864
Cutolo, V, 567.
865
Cutolo, IV, 592-593.
866
Cutolo, III, 558.
867
Fontenla Facal, 1920, 89.
868
Cutolo, III, 33.
869
Cutolo, VII, 56.
870
Cutolo, III, 191.
871
Cutolo, III, 196.
872
Cutolo, III, 519.
873
Cutolo, VI, 229.
874
Cutolo, II, 465.
203
También fue la oportunidad para que las artes plásticas ilustraran el horror de la guerra.
En esa ocasión, la de la guerra de la Triple Alianza, el pintor Cándido López estremeció
a la opinión con una serie numerosa de emocionantes cuadros donde exhibía lo que
entendía como la función pública de la pintura.879
En esos tiempos en que prevalecían las teorías miasmáticas y contagionistas (de los
aires malsanos) y no las microbianas (Lister, Pasteur), la peste fue una oportunidad para
que productos preservativos y curativos (con propiedades diuréticas, eméticas, catárticas
y narcóticas; y también astringentes y por tanto antidiarreicas y antihemorrágicas)
875
Cutolo, III, 744.
876
Arguindeguy y Rodríguez, 1999.
877
González Torres, 1968.
878
González Torres, 1968. González Torres confunde el nombre de pila del coronel inglés y lo llama
Martín Jacobo.
879
Ver Pagano, 1949; y García, 2005.
880
Para la emergencia de las especialidades médicas en el siglo XIX europeo, ver Weisz, 2003.
881
ver Burton, 1870; Hutchinson, 1871; y Arcondo, 1995-1996.
882
Cutolo, V, 490.
883
Cutolo, IV, 154.
204
Cinco años después, en el año 1876, el Consejo de Higiene (cuyo origen databa del
Estado de Buenos Aires en 1852),887 alcanzó a proponer y la Sociedad de Farmacia
aceptó prohibir la connivencia entre médicos y farmacéuticos, y exigir a los
farmacéuticos o químico-farmacéuticos dirigir personalmente sus farmacias y
droguerías.888 La Sociedad de Farmacia, fundada en 1856, estaba muy influida por la
masonería y la componían en su absoluta mayoría europeos, entre los cuales, según nos
lo revela González Leandri (1999), los italianos Domingo Parodi,889 Carlos Imperiale,890
Demetrio Demarchi,891 y Domingo Bozetti, el catalán Miguel Puiggari,892 el gallego
Martín Spuch,893 los ingleses Charles Murray,894 Enrique S. Kelly y Adolfo Seedorf, el
884
ver Carbonetti y Rodríguez, 2007. A título de ejemplo, para las diarreas producidas en la primera fase
del cólera se requerían cantidades de calomel (polvo blanco que contiene mercurio), y aceite de castor; y
para el caso de persistir, en la segunda fase, se requería de tanino, polvos de algarrobilla y láudano
(preparación compuesta por azafrán, clavo, canela, y opio). Para las fricciones con que se combatían los
calambres se precisaban mostaza y trementina (líquido que se obtiene de la destilación con vapor de la
resina oleosa). Para las pociones con que se combatían los vómitos se requerían píldoras de hielo y agua
de Seltz con cargas de ácido carbónico y de cocaína.Y para la algidez, en el tercer período del cólera, se
precisaba de estimulantes tónicos y difusibles compuestos de agua de canela, licor de Hoffman, tintura de
almizcle, y jarabe de menta (Laval R., 2003). Para los baños de pies con que se combatía la fiebre
amarilla se necesitaba harina de mostaza, para las ingestiones se requería de infusiones de saúco (arbusto
que tiene la corteza corchosa y agrietada), para las digestiones aceite de ricino o magnesia calcinada, y
para combinar con el agua con que se provocaban los vómitos se requería de purgantes y tártaro emético
(Vergara, 2004). Para la segunda fase de la fiebre amarilla se aplicaba sulfato de quinina, gotas de éter
sulfúrico y jarabe de quina. Para los enemas se precisaba de corteza de quina roja. Para los sinapismos
(cataplasmas o emplastos) se necesitaba de polvo de mostaza. Y para el lavado de manos con que se
prevenía y se efectuaban las desinfecciones se requería agua de Labarraque (cloruro de sodio) (Vergara,
2004).
885
González Leandri, 1999, 85, nota 81; y 104, nota 145.
886
Ver Malosetti Costa, 2005. Para la fiebre amarilla en Buenos Aires, ver Garramone, 2000.
887
Ver González Leandri, 1999, 80-84.
888
González Leandri, 1999, 160, y 170.
889
Cutolo, V, 311-312.
890
Cutolo, III, 652.
891
Es hermano menor del farmacéutico Antonio Demarchi (Cutolo, V, II, 517).
892
Cutolo, V, 626.
893
Cutolo, VII, 206-207.
894
Cutolo, IV, 727-728.
205
En esta oportunidad, nos reducimos sólo a los tesistas doctorados en la etapa que nace
en Caseros y culmina con la Reforma Universitaria de 1918, cuya totalidad alcanzó el
número de tres mil setecientos sesenta y ocho (3768) tesistas. La Escuela de Medicina,
luego transformada en Facultad, desde Caseros hasta 1919, aprobó a razón de medio
centenar de tesis por año.900
895
Cutolo, II, 398-399.
896
Cutolo, III, 744.
897
Cutolo, I, 318.
898
González Leandri, 1999, 170, nota 40.
899
Ver González Leandri, 1999, 64. Para una discusión acerca de las clasificaciones médicas y
psiquiátricas en la historia de la medicina, en especial una comparación entre Pinel y Kraepelin, ver
Braunstein, 1980, 13-68.
900
Las numerosas tesis de medicina y cirugía aprobadas en Buenos Aires (1827-1919), en Candioti, 1920,
581-723. La Facultad de Medicina fue elevada a ese rango en 1852, y tuvo su primera sede propia en el
solar que hoy ocupa la Escuela Guillermo Rawson, en la calle Humberto 1º 343 del barrio de San Telmo,
inaugurada en 1858. Este edificio era conocido en la época colonial como el “Protomedicato”, fundado en
1780 en terrenos que habían sido parte del Convento Betlemita, cuya iglesia está aún hoy en la vereda
opuesta
901
Para las debidas características de una clasificación, ver Mair, 2013, 196; y Kratochwil, 2013, 102..
206
En cuanto a la evolución del cólera, Laval R. (2003) sostiene que en Chile se reconocía
la existencia de tres fases o períodos: el de diarrea premonitoria, el de cólera declarado y
un tercer período denominado álgido y asfíxico.906 En el primer período, si la diarrea
persistía, se trataba con láudano y en caso de continuar, con baños calientes.907 En el
segundo periodo o de cólera declarado, los síntomas a tratar eran “…la diarrea
riciforme, los vómitos y los calambres”. Si ni las náuseas, los vómitos y la diarrea
desaparecían, se llegaba al tercer período de algidez: “…el enfermo está frío, la nariz
afilada, los ojos desencajados, la voz apagada, el pulso filiforme”.908
902
Para las clasificaciones de los anatomistas Bichat y Morgagni, ver Foucault, 1966, 180-198. Para la
emergencia de las especialidades médicas en el siglo XIX, ver Weisz, 2003.
903
Barcat, 2007. Sobre Hutchinson, ver Cutolo, III, 629-631. Para la normalización y disciplinamiento de
la población de Rosario durante las epidemias, 1860-1904, ver Partenio, 2009
904
Ver González Leandri, 1999, 67. Para el debate entre el contagionismo y el anticontagionismo, ver
Ackerknecht, 2009.
905
Ver Hutchinson, 1867, cit. en Barcat, 2007.
906
ver Laval R., 2003.
907
ver Laval R., 2003.
908
ver Laval R., 2003.
909
Para los médicos y policías durante la epidemia de fiebre amarilla en Buenos Aires, ver Galeano, 2009.
910
Vergara, 2004.
911
Vergara, 2004.
207
VI-b-2-B.- Jurisprudencia nacional en lucha contra los cuatro pilares del Antiguo
Régimen
En efecto, en esos primeros tiempos no se concebía el campo del derecho sin alternar
con la vida cotidiana y con sus tragedias, y sin competir violentamente entre los propios
juristas por decir el derecho.912 Como factor desencadenante de injusticias y
aberraciones jurídicas, existieron en el siglo XIX cuatro fenómenos históricos
determinantes en la historia del derecho: la censura eclesiástica, la guerra civil, la tiranía
y el arcaísmo punitivo (tormentos, leyes de Indias en el caso O´Gorman).913
Del moderno estado de derecho que surge con la Ilustración Europea en el siglo XVIII
sólo se puede comenzar a hablar a partir de la Revolución Americana de 1776; y sólo
con la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano (1789, 1793, 1795) y
con el Código Napoleón (1805) se consagran los órdenes constitucional y civil de la
sociedad burguesa, que se expanden al mundo entero e imponen el principio de
autonomía de la voluntad, que constituye la médula de todo el derecho privado moderno
que avanza pari pasu con el desarrollo del capitalismo industrial.914
912
Sobre decir el derecho como acto de magia social, ver Grange, 2013, 96-98.
913
Ver Tomás y Valiente, 1969; y Rodríguez Ennes, 2010. Para los jueces inferiores en Mendoza, 1770-
1810, ver Molina, 2011. Para el juicio a los acusados de intentar independizar el Río de la Plata, 1809-
1810, ver Polastrelli, 2011.
914
Para el análisis de la Declaración del hombre y el ciudadano, ver Conac, Debene y Teboul, 1993;
Fauré, 1996; Dippel, 2005 y 2006; y Torres, 2013, 192. Sobre el Precursor Antonio Nariño y la
Declaración de los Derechos del Hombre, ver Pérez Silva, 1965. Para el estudio del Código Napoleónico,
ver Tarello, 1995, 80, nota 45; y 82, nota 52. Para el impacto revolucionario y universalizador del Código
Napoleón, ver Holtman, 1981. Para la historia de la evolución institucional de los derechos humanos, ver
Buergenthal, 1997; Lauren, 1998; Wasserstrom, Hunt, y Young, 2000; y Hunt, 2007. Para la socializacion
del derecho y su proyeccion en Latinoamérica en los aportes de Rafael Altamira y Adolfo Posada, ver
Lloredo Alix, 2012. Sobre mundialización, globalización y universalización, ver Ost, 2002. Para la
mundialización y el derecho constitucional, ver Vega García, 1998.
208
institucional de lucha por el derecho (tal cual luego lo bosquejó Ihering y más tarde
François Gény) se expresa en un método interpretativo del derecho (contrario pero
complementario del método analítico fomentado por August Richter), y en el modelo
republicano y liberal burgués que organiza el conglomerado legal, cuyo desglose
taxonómico básico viene dado por la dicotomía público-privado. Esta dicotomía remite
a su vez a la clara separación de los campos de la actividad sociopolítica y del
desenvolvimiento de la vida civil y económica, que se ajusta al modelo burocrático que
Max Weber identificó como “tipo ideal racional-legal” citado y desarrollado en el
capítulo anterior.915
En esta oportunidad nos reducimos sólo a los tesistas doctorados en la etapa que nace en
Caseros (1852) y culmina con la Reforma Universitaria de 1918, cuya totalidad alcanza
el número de más de tres mil (3300) tesistas.917 Esta etapa comprende los períodos
influídos por la exégesis del Código Napoleón, el conceptualismo iusprivatista u
ontologismo jurídico-histórico de Savigny, y en Argentina, el formalismo codificador
de Vélez Sársfield.918
915
Weber, 1973. Para la burocracia como tipo ideal, ver Holzer y Gabrielian, 1998.
916
Para el rol de las tesis doctorales en Francia como “momento privilegiado de la ciencia”, ver
Vermeren, 2009, 226-230.
917
Para el mejor aprovechamiento de este singular catálogo cronológico debimos haber volcado sus
referencias a una base de datos desagregada como Excel. Sin embargo, el avance de la investigación así
como la necesidad de estudiar la fuente progresivamente impuso, a su vez, un procesamiento con el
programa Word.
918
Para el conceptualismo iusprivatista alemán y el clasicismo codificador, ver López Medina, 2004, 134.
En Buenos Aires, la primera tesis dedicada a la Escuela Histórica del Derecho fue escrita por el tucumano
Juan B. Terán en 1902.
919
Ver Peris-Viñé, 2012.
209
páginas, fue posible en principio merced a la riqueza conceptual de los títulos que trae
cada tesis.
Por otro lado, tampoco se excluye la posibilidad de cruzar las tesis médicas sobre
enfermedades, pandemias y epidemias con aquellas otras tesis jurídicas vinculadas con
la salubridad y la asistencia pública, es decir la observación combinada de juristas y
médicos tal como la propiciaba el célebre higienista Francisco de Veyga.920 Más aún,
prevemos incluso extender la investigación al cruce entre las tesis doctorales en
Ingeniería, que tratan sobre puentes, caminos carreteros, canales de riego y líneas
férreas, telegráficas y postales, con aquellas tesis jurídicas relacionadas con las
comunicaciones y el transporte público.
Pero como hemos dicho, en esta investigación hemos puesto hincapié en analizar el
sistema jurídico nacional y su adaptación de principios universales. Para ello debimos
separar el derecho público del privado, donde cada uno se llevó la mitad del repositorio,
alrededor de unas mil seiscientas tesis. El desagregado taxonómico básico que divide el
derecho en público y privado responde a la realidad misma del proceso formativo de
nuestro sistema jurídico que sigue la línea de la transformación que arranca con la
Expulsión de los Jesuitas (1767) y que tiene su consagración en la Revoluciones
Americana de 1776 y Francesa de 1789 y en el Código Napoleón de 1804.
920
Ver Salessi, 1995, 264.
921
Para la recepción del Panóptico en Buenos Aires, ver Rives, 2011. Para el panóptico, la novela y la
sociedad modernas en América Latina, ver Aedo Fuentes, 2012.
922
González Alvo, 2012.
923
Para una interpretación del panóptico de Bentham fundado en Linneo, ver Marccucci, 1979; y Zanuso,
1989.
210
El objetivo pedagógico de las máximas autoridades docentes en esos primeros años era,
según el químico Belocopitow (2006), la de formar científicos básicos, más que
ingenieros prácticos. Si bien en 1852, se creó en el Estado de Buenos Aires el Consejo
de Obras Públicas, que lo integraban, entre otros, ingenieros europeos radicados hace
tiempo en el país como Carlos Enrique Pellegrini,925 Felipe Senillosa,926 José María
Romero,927 y Pierre Benoit (que construyó caminos, canales, muelles, y puentes), hay
que tener en cuenta que en esos primeros tiempos la planta de ingenieros y agrimensores
debió ser en su totalidad importada de Europa.928 En 1867 arribó el ingeniero civil
Knut Seve Lindmark (1838-1892),929 quien desempeñó un importante papel en la
creación del ente rector del desarrollo de infraestructura y obras públicas de
Argentina (Departamento de Ingenieros, sucesor del antiguo Departamento
Topográfico), convocando a colegas y compatriotas, atrayéndolos a estas tierras.
En 1867, Lindmark comenzó a prestar servicios al Estado Nacional, siendo
designado vice-director de la Oficina de Ingenieros Nacionales. Se incluyeron tres
ingenieros civiles suecos en su gerencia: Gustaf Alfred Dahlqvist (1834-1901),
Carl Malmén (1842-1927),930 y Carl Adolf Christiernsson (1842-1927),931 y más
tarde se incorporó el ingeniero sueco Federico Stavelius,932 el mismo que se involucró
en la acusación contra Cassafousth y Bialet Massé por la construcción del Dique San
924
Sobre arquitectura y política en el siglo XIX latinoamericano y la figura de Thomas Reed, ver
Saldarriaga Roa, Ortíz Crespo y Pinzón Rivera, 2005. Para la Penitenciaría Central de Cundinamarca
(Colombia), ver Lleras Figueroa, 2006. Para el modelo panóptico en la arquitectura penitenciaria
argentina: la primera cárcel en la ciudad. Mendoza, 1864, ver Raffa, 2007. Este trabajo de Raffa ignora el
libro de Luis V. Varela (1876), equivoca la recepción del modelo de Bentham en Argentina que solo se
introduce con las gestiones de Varela que datan de mediados de los sesenta (1863 o 1864) e incluso de
antes, y desconoce que la cárcel de Mendoza de 1864 no sigue el modelo de Bentham (el detalle en el
trabajo de Raffa lo delata). Para el proyecto de penitenciaría (1848-1850) en México de Lorenzo de la
Hidalga, ver García Barragán, 2009. No hemos podido determinar aún la identidad del arquitecto que
diseñó La Rotunda de Caracas, e ignoramos si Bunge llegó a conocer, después de haber trabajado en
Mendoza en 1864, los trabajos de sus colegas con residencia en Latinoamérica Sagra, Hidalga, Reed o
Trefogli. Para la configuración de un sistema de prisiones en Chile (1810-1911), ver León León, 2003.
925
Cutolo, V, 375-378.
926
Cutolo, VII, 67-70.
927
Cutolo, VI, 385.
928
Para la historia de la agrimensura en Argentina, ver Vergés, 1967; y Báez, 1997.
929
teniente del Cuerpo de Vías de Comunicación y Obras Hidráulicas del Ejército Sueco.
930
Cutolo, IV, 365.
931
Cutolo, II, 460.
932
Cutolo, VII, 211.
211
933
Para la profesión de ingeniero en el siglo XX y la producción de conocimiento social en la Argentina,
ver Graciano, 2010.
934
Cutolo, VII, 190.
935
Cutolo, V, 297-298.
936
Cutolo, I, 418.
937
Cutolo, VII, 34.
938
Belocopitow, 2006.
939
Belocopitow, 2006. El listado completo de las tesis doctorales en Ingeniería pueden consultarse en
Candioti, 1920. Las tesis de los ingenieros (1870-1893), ver en Candioti, 1920, 726-731; las de los
ingenieros civiles (1883-1919), en Candioti, 1920, 732-759; y la de los ingenieros mecánicos, en
Candioti, 1920, 760-763.
940
ver en Candioti, 1920, 760-763.
941
Belocopitow, 2006. Para el estudio de los inicios de la telefonía y el comportamiento de la Oficina de
Patentes de Invención en Argentina (1878-1881), ver Tesler, 1990. Para el estudio de la ingeniería vial y
la vialidad norteamericana como modelo de la Dirección Nacional de Vialidad, 1920-1940, ver
Gruschetsky, 2012. Para la química industrial en Córdoba en la década del 80 del siglo XIX, ver
Harperath, 1892, 1893. Harperath le agradece la información a Adolfo Doering por las cales hidráulicas y
los cementos. El material hidráulico para las obras de irrigación del Río Primero se prepararon en la
fábrica de cemento de Santa María (Harperath, 1892).
212
paradoja, Gallardo (no confundir con su padre homónimo el médico Ángel Gallardo)
recordaba: Los alumnos seguían las carreras profesionales “…que podían ofrecerles un
medio de vida, pero por ello abandonaban las aulas de las ciencias puras”.943
Posteriormente, el interés de los estudiantes por las ciencias básicas “…fue creciendo,
traduciéndose por el incremento de las inscripciones en las carreras de Química,
Matemáticas y Física”.944
En esta oportunidad nos reducimos sólo a los tesistas doctorados en la etapa que nace en
1870 y culmina con la Reforma Universitaria de 1918, cuya totalidad alcanzó el número
de ochocientos (800) tesistas, y que desarrollamos en el capítulo octavo.
Con motivo del suicidio del estudiante sanjuanino Roberto Sánchez, de la Facultad de
Derecho, se desató en 1871 en Buenos Aires una crisis descomunal, que incidió en la
universidad toda (en tiempos en que las facultades estaban ubicadas en un radio de ocho
cuadras de distancia), y también en la conducta de los graduados que presentaban sus
tesis y en la composición de la dirigencia estudiantil, liderada entonces por Estanislao
Zeballos, Juan Carlos Belgrano y Enrique S. Quintana, el mismo que más luego fue
comisionado para estudiar las universidades alemanas.945 En la Tabla XIV produjimos
un listado de una veintena de integrantes de una primitiva elite estudiantil reformista
(1871).
942
Belocopitow, 2006. Sobre Ángel Gallardo (h) y sus descubrimientos biológicos alrededor de la
herencia, ver Cecchetto, 2008, 125-134.
943
Camacho, 1971.
944
Belocopitow, 2006.
945
Quesada, 1910, 1135-1137, nota 1029.
213
946
La Universidad, en La Nación, 30 de diciembre de 1871, año II, n.583-
947
Candioti, 1920, 465.
948
La Universidad, en La Nación, 30 de diciembre de 1871, año II, n.583. Para el caso de los incidentes
estudiantiles acaecidos en Lima, en 1828, la lectura del pliego de reclamaciones habla de “…lecciones
teóricas, librescas y memorísticas y de un desorden administrativo y ausencia de una higiene mínima para
un colegio de medicina”, ver Zárate, 2004.
949
El conflicto universitario, en La Nación, domingo 17 de diciembre de 1871-
950
El conflicto universitario, en La Nación, domingo 17 de diciembre de 1871-
214
A los jóvenes estudiantes de la Universidad, sobre todo, a los más dignos e inteligentes,
conviene pues a juzgar por la editorial periodística “…no aumentar una desgracia que
todos deploramos con la incurable desmoralización de la Universidad.951 El mejor
reglamento quedaría comprometido con un precedente de violencia que anulase la
voluntad de los examinadores y destruyese el valor de las clasificaciones que
hicieran”.952
951
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215
El hecho trágico que dio origen a esas manifestaciones, “…ha podido disculpar, en
cierto modo, la situación de los espíritus y los hechos que le subsiguieron por el justo
pesar que ha debido causar a los alumnos de la Universidad la muerte inesperada de un
compañero de tareas con quien les vinculaban sin duda alguna, los más tiernos
sentimientos, y por esa razón, el Gobierno ha atendido con deferencia las
representaciones que le hicieron las comisiones nombradas del seno de los
estudiantes”.956
Pero, tales hechos de violencia “…no deben repetirse en un establecimiento que solo
puede existir y ser benéfico al país que lo sostiene, a condición de guardar toda
regularidad y orden en su régimen interior, como un elemento indispensable de la
educación superior que allí se recibe, del mejor éxito en los estudios, y del consiguiente
aprovechamiento de los jóvenes que se dedican a las carreras científicas”.957
El Gobernador Emilio Castro que conocía los sentimientos del Rector Gutiérrez a este
respecto deseaba que sea el vocero de los suyos para con los alumnos de la Universidad,
“…y que dirijiéndose a la clara inteligencia y generosas inclinaciones de la juventud,
les haga notar, al reabrirse los exámenes, los peligros a que pueden ser conducidos…,
los males que causarían a su educación, y más tarde a su país, sino se empeñan en
observar los sentimientos de respeto y consideración para los que los dirigen en la
enseñanza, y en mantener la altura del establecimiento en que cifra la Provincia sus
esperanzas de mejora social, y del que depende el porvenir de los jóvenes
estudiosos”.958
El profesor no podía ser “…quien decida de sus aptitudes, no porque no sea competente
para estimarlas, sino porque la vida escolar forzosamente ha hecho nacer en su ánimo
simpatías o antipatías que pueden influir en su juicio, dada la fragilidad humana”. Un
estudiante que ha sido el martirio de su maestro, como se ve tantas veces, “…¿puede
encontrar en él un juez imparcial? ¿Un estudiante, que con razón o sin ella, ha herido la
susceptibilidad del profesor, no tiene razón en tener sus prevenciones? Por el contrario,
considerando la cuestión por una faz diversa, las relaciones, la simpatía, el buen carácter
del que ha sabido captárselas, pueden muy bien cambiar la severidad e imparcialidad en
escesiva tolerancia y benevolencia”.960
956
El conflicto universitario, en La Nación, domingo 17 de diciembre de 1871-
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216
Si se entra a la sala de examen “…vemos a los mismos hombres que han desempeñado
mal o bien durante el año la noble misión de maestros, convertidos en jueces que
llevan a aquel acto solemne sus simpatías y antipatías, sus pequeñeces de hombre
con todas sus pasiones y desprovistos de la imparcialidad deseable; que algunos están
provistos de una cartera donde han tomado nota, ya del modo como respondió una vez
que les preguntó en clase, ya de las faltas de asistencia provocadas por ellos mismos que
faltan cuando quieren y sin dar aviso, haciendo perder al estudiante largas horas en los
claustros universitarios y poco dispuestos a repetir tan matutinos paseos”.961
En virtud de las facultades con que los docentes se creen revestidos “…no admiten
réplica sobre sus opiniones y por mas que el examinado demuestre buen criterio y
competencia, su examen ha desmerecido y se le aturde en seguida con miles de
reproches por la falta de asistencia (tema favorito de la mayor parte) a veces supuesta,
hasta el punto de cortarlo en los momentos que más necesita del auxilio y buena fe del
profesor”.962
A guisa de comparación, en los Estados Unidos algunos de los profesores son los que
examinan “…y completan el tribunal, en mayoría, personas notables invitadas al acto.
En Alemania, el método que se observa, es todavía mejor. Los examinadores componen
un juri competente, estraño totalmente a lo ocurrido en las aulas durante el año escolar.
Así se evita que la pasión entre para nada en el fallo y que la odiosidad de las
reprobaciones caiga sobre los que van a encontrarse al día siguiente con los reprobados
en el aula. Este es el único remedio para que no puedan repetirse desgracias semejantes
a lo que ha tenido lugar”.964
961
La Universidad, en La Nación, 30 de diciembre de 1871, año II, n.583-
962
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217
Fue convenido también que “…a esta medida se le diese carácter oficial, ya por el
motivo que la ocasionaba, ya por la dependencia que a pesar del reglamento de la
Universidad y de las facultades del Consejo creado por este mismo, tiene todavía del
pensamiento gubernativo la organización de los procederes universitarios; y es por esta
razón que consigno en la presente nota el acuerdo a que acabo de referirme”.966
Pero, después de lo que el Rector Gutiérrez presenció esos días y del espíritu que notó
en los discípulos de jurisprudencia, “…creo Sr. Ministro que la medida acordada
requiere mayor amplitud y que se organice de manera que la dura responsabilidad de los
señores profesores quede compartida con otras personas de conocida competencia en las
materias relativas a la facultad de Jurisprudencia”.967
Llevada la nota del Rector Gutiérrez al conocimiento del Gobernador Emilio Castro,
“…me ha encargado transmita a V. S. su pensamiento en los términos en que paso a
verificarlo. El objeto de la mencionada conferencia no fue otro que el llamar la atención
de V. S. y de los Sres. Catedráticos que forman el Consejo de la Facultad Mayor de
Jurisprudencia, hacia los sucesos que se desenvolvían con manifiesto quebranto de la
disciplina de ese establecimiento y del crédito y decoro de la administración en
general”.968 El Gobernador, según lo manifestó explícitamente en dicha conferencia,
“…se proponía mantener, según era su deber, las atribuciones y la autoridad del
Consejo de Jurisprudencia; porque cualquier acto directo del Gobierno podría ser
depretivo [sic] de esa misma autoridad. Por ello y limitándose a pedir la integración de
la Mesa Examinadora con todos los catedráticos de la Facultad (según fue siempre
práctica constante en la Universidad) indicó a V. S. reuniese a dicho Consejo, a fin de
que él fuera el que propusiese al Gobierno las medidas que creyese más oportunas al
objeto que los trajo a su presencia”.969 La integración de la Mesa Examinadora, según
queda indicado, “…merece, pues, la más completa aprobación del Gobierno; porque
esta medida tiende a dar mayor respetabilidad a las decisiones del jurado, y asegura al
mismo tiempo a los alumnos contra cualquiera prevención o malquerencia individual
que no podría encontrar eco en todas las personas que componen el tribunal”.970
966
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La ampliación que a dicha integración proponía el Rector “…no puede ser aceptada, por
ahora por el Gobierno: Primero, porque ella no emana del Consejo de Catedráticos a
quien compete, según el art.11 inc.1º del Reglamento vigente, “acordar las reformas e
innovaciones en los métodos, programas y régimen de la enseñanza; y, según el art.12,
resolver en los casos no previstos por el mismo Reglamento”.972 Segundo, “…por que
esa medida, aun cuando fuera propuesta por el Consejo, tendría serios inconvenientes
como remedio del momento a la situación producida. Cualquier movimiento semejante
al que ha tenido lugar, traería como efecto inmediato, la alteración en el régimen y
procedimientos establecidos; y V. S. [Rector] sabe bien que tales reformas no deben
adoptarse sino con seria meditación, con perfecto y completo conocimiento de los males
o defectos que es necesario remediar, y de las causas que lo producen”.973 Proceder de
otra manera, en asunto tan grave, “…pondría en evidente conflicto el principio de
autoridad que no puede ser desconocido, y traería la confusión y el desorden a un
establecimiento que no podría ya, en tal caso, producir ningún resultado benéfico para el
país; quedando abandonadas a las soluciones impremeditadas de un instante, y a la
presión de movimientos irregulares, las medidas más trascendentales para la disciplina
del Establecimiento y para el régimen de los estudios facultativos”.974
Pero, los hechos que desgraciadamente tuvieron lugar “…suministran antecedentes que
no es posible desatender, y que el Gobierno está en el imprescindible deber de tomar en
cuenta en esta oportunidad, para procurarles una resolución acertada y cual conviene a
los intereses bien entendidos de la juventud estudiosa, y al crédito y disciplina de ese
establecimiento, al que se vinculan intereses sociales de la mayor importancia”.975 Esos
hechos demuestraban que la disciplina interior “…no está perfectamente cimentada;
careciendo de los resortes necesarios para mantenerse debidamente. Demuestran además
que el régimen de la enseñanza y el adoptado para la rendición de las pruebas anuales
tienen defectos que es necesario corregir. Los alumnos que se han acercado al Gobierno,
en nombre de sus condiscípulos, y las publicaciones de la prensa, han denunciado por
fin, otras deficiencias en relación con aquellas, que es urgente y necesario remediar”.976
Era indispensable que la Mesa Examinadora “…se presente, ante los alumnos y ante el
público, rodeada de todo el prestigio que deben darle la ilustración, la rectitud y la
imparcialidad de sus miembros. Con las medidas adoptadas queda, por lo pronto, en
estas condiciones la de la Facultad Mayor de Jurisprudencia; y el Sr. Gobernador
espera que el Sr. Rector, con su reconocido celo en bien de la juventud que se instruye,
hará cuanto sea posible para colocar a las demás en idénticas condiciones”.977 Los
catedráticos en el acto de los exámenes “…revisten el carácter de jueces; y la
imparcialidad y la rectitud son las condiciones esenciales de que deben hallarse dotados.
Todo lo que pueda concurrir a amenguar, aunque sea sólo en la apariencia, estas
972
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219
calidades del juez, debe hacerse desaparecer para elevar la dignidad de los profesores y
para remover todo motivo de quejas o de críticas”.978
Las discusiones promovidas por el tema del suicidio del estudiante Sánchez vinieron a
robustecer estas aprehensiones con hechos de otro género, que deberían caracterizarse
como de corrupción. “Parece que algunos profesores de la Universidad, daban clases
pagas en sus casas a los alumnos que formaban en la Universidad las clases regenteadas
por aquellos. Esto establecía un orden general de preferencia, puesto que el profesor
se encontraba estimulado e interesado en el buen éxito de los alumnos que le retribuían
sus dobles lecciones, contra los que no quisieron o no pudieron aceptarlas”.980 Todas
estas consideraciones vienen a probar que los profesores de la Universidad “…no
deben ser jueces únicos de sus alumnos”.981
Del mismo modo, el Ministro sostenía que “…si hay catedráticos que dirigen otros
establecimientos de educación, o que dan lecciones en estos, con los alumnos que
dirigen o enseñan, y que deben rendir sus exámenes en la Universidad”; debían hacer
saber esta situación al Rector, “…a fin de que, llegado el caso, no intervengan en estos,
pues pudieran parecer prevenidos en su favor, e inclinados a hacer distinciones que
redundarían siempre en perjuicio de los mismos alumnos y del nivel y seriedad de los
estudios que la Universidad tiene el deber de elevar, o por lo menos de mantener”.984
978
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988
“No se había comprendido, en aquel entonces como apenas se comprende entre nosotros en la
actualidad, la importancia de los exámenes de estado, instituídos como lo hace el reciente proyecto de ley
del poder ejecutivo, con miembros designados por él mismo, lo que es reintegrar al estado de una función
que le pertenece, de un atributo del patronato y que constituye la garantía más perfecta de suficiencia
profesional de los diplomados universitarios, evitando las consecuencias harto palpables de las
condescendencias de algunos profesores, al juzgar a sus propios discípulos con el criterio indulgente de la
paternidad intelectual” (De Madrid, 1905, 92).
989
Registro Oficial, 1872, pp.39 y siguientes, cit. en De Madrid, 1905, 92.
221
990
Memoria del Ministerio de Gobierno, 1871-73, p.CCLXXI, cit. en De Madrid, 1905, 91.
991
De Madrid, 1905, 91.
992
De Madrid, 1905, 91. Con motivo de los proyectos de reforma presentados entonces al Congreso, De
Madrid decía que “…ha podido observarse cuanto han echado en olvido las corporaciones dirigentes de la
universidad y sus facultades, las sanas ideas en que se inspiraba Malaver. Lejos de ser consultado el
cuerpo docente de las facultades para evacuar el informe pedido a éstas por la comisión de enseñanza de
la Cámara de Diputados, las actuales “academias”, formadas en gran proporción por miembros no
docentes, han preferido perpetuar el malestar actual, informando no tener en cuenta, las opiniones del
profesorado, no obstante lo acordado por el art. 34 de los estatutos universitarios, actualmente vigentes”
(De Madrid, 1905, 91, nota 1).
993
De Madrid, 1905, 91.
994
José María Ramos Mejía al Director de La Prensa, La Facultad de Medicina (artículo comunicado), en
La Prensa, 30 de diciembre de 1872, p.1.
222
más bien que la ley orgánica de una alta corporación científica es un reglamento de
academia de bailes”.995
El surgimiento de una pluralidad de campos del saber fue originariamente analizado por
Durkheim (1913), para quien “…la evolución que lleva del estado primitivo de
indivisión” en que ya están presentes las funciones diversas pero “en estado de
confusión” a la “…paulatina separación de todas esas funciones diversas, y sin
embargo, primitivamente confundidas”: “…el pensamiento laico y científico se separó
995
José María Ramos Mejía al Director de La Prensa, La Facultad de Medicina (artículo comunicado), en
La Prensa, 30 de diciembre de 1872, p.1.
996
José María Ramos Mejía al Director de La Prensa, La Facultad de Medicina (artículo comunicado), en
La Prensa, 30 de diciembre de 1872, p.1.
223
del pensamiento mítico y religioso; el arte se separó del culto; la moral y el derecho se
separaron del rito”.997
997
Durkheim, 1955, 191-193, cit. en Bourdieu, 2013, 369, nota 2. Esta idea de Durkheim ya estaba en la
obra de Goethe. Ver para ello la biografía del filósofo austríaco Rudolf Steiner.
998
Para el estudio de Carnap y Neurath sobre el problema de la unificación de la ciencia y de los
fundamentos de las ciencias sociales, ver Peláez Cedrés, 2012.
999
Quesada, 1905a, 230, nota 1. Es muy posible que Quesada se haya equivocado en el nombre de pila y
en realidad se trató de August Richter, autor de Die geistige Bewegung der Gegenwart an dem Begriff
der Persönlichkeit, a quien cita reiteradamente en su fundamental obra titulada La enseñanza de la
historia en las universidades alemanas.
1000
Cutolo, II, 177.
1001
Cutolo, II, 128-129.
1002
Cutolo, IV, 658-659.
1003
Pestalardo, 1914, 100, 128 y 142; y Cutolo, V, 504.
1004
Pestalardo, 1914, 100, 128 y 142; Fontenla Facal, 1920, 178; y Cutolo, V, 504.
224
Por el contrario, otras ramas del derecho vieron postergadas su inclusión en los planes
de estudio. En la América Latina no se había prestado atención al derecho
administrativo. Aparentemente fue desconocido en América, salvo en Chile, pues el
jurista cordobés Ramón Ferreira,1005 negaba en 1866 que se haya escrito ni enseñado
“…sino en Chile, recién el año 1859”.1006 No obstante, en Argentina, su fundación
tardía se debe al malogrado Lucio V. López,1007 continuado más tarde por Adolfo Orma,
Vicente Gallo y Rodolfo Bullrich.1008
Eran necesarias pruebas, “…pruebas irrecusables que patenticen la verdad de las cosas y
la exactitud de las apreciaciones”. Para probar el Secretario Mattos, que la Facultad se
preocupa en el interés de la enseñanza médica de introducir reformas importantes en el
Reglamento de la Facultad, nos dice lo siguiente: “En cuanto a las reformas al
Reglamento que se exijen por los opositores a la Facultad, ellas fueron pedidas en 1868
(el artículo del Secretario dice 1868$; probablemente estaría pensando en pesos) por el
catedrático de A. y F. [Anatomía y Fisiología] el señor Montes de Oca, D. M. A., y
1005
Cutolo, III, 74.
1006
R. Ferreira: Derecho administrativo general y argentino (Buenos Aires), p.5; Pestalardo, 1914, 100,
128 y 142; y Cutolo, V, 504.
1007
Cutolo, IV, 237-239.
1008
Díaz Couselo, 2011.
1009
La Facultad de Medicina, La Nación 21 de marzo de 1873. Sin duda el autor de esta nota en el diario
La Nación fue el estudiante José María Ramos Mejía, pues su padre había sido un ferviente Mitrista.
1010
Cutolo, IV, 476-477.
1011
La Facultad de Medicina, La Nación 21 de marzo de 1873
1012
La Facultad de Medicina, La Nación 21 de marzo de 1873
225
¿Qué prueban estas palabras? Precisamente “…lo que nosotros decimos: que la Facultad
se pasa durmiendo entregada a la desidia por todo lo que sea un adelanto, por todo lo
que importe un progreso para la escuela cuya dirección le fue encomendada”.1015
El Secretario Dr. Pedro A. Mattos decía “…que el Dr. Montes de Oca (D.M.A.) propuso
en 1868 varias reformas [demolición del Hospital General de Hombres] y aunque
algunas fueron discutidas y aprobadas por la Facultad, fue suspendida su consideración
hasta mejor oportunidad”.1016 Si el Secretario [Mattos] “…se hubiera preocupado del
sentido y alcance de las palabras que subrayamos, no las habría estampado en su
autorizado artículo, porque ellas vienen a demostrar que la Facultad conocía desde 1868
la necesidad de una reforma; algo más, que esa reforma debía ser radical abrazando no
solo el plan general de estudios sino todos los artículos que se refieren a la disciplina del
establecimiento”. 1017
La falta era tanto más grave “…cuanta mayor conciencia se tiene de ella y por eso
mismo, cuando los argumentos y razones que viene a dar al público el Secretario de la
Facultad [Mattos] atacamos el proceder, la desidia y el completo abandono de esa
corporación, que sintiendo desde hace cinco años la necesidad de la reforma que
nosotros hemos indicado, no se preocupó mas que el soñoliento que molestado por un
ruido cualquiera se incorpora en su lecho por un instante, y luego vuelve a quedarse
profundamente dormido sin acordarse mas de lo que le había molestado”. 1018
Pero pasando al segundo punto, “…al adelanto que nos presenta el autorizado Secretario
[Mattos], hechos por la iniciativa feliz de los miembros de la Facultad de Medicina y
veremos a que móviles responde esa separación de cátedras tal como se ha llevado a
cabo y con circunstancias que no nos son desconocidas”. 1019 Pero también se debería
preguntar a que respondía el tardío proceso de unificación de la medicina, entre la
cirugía y la clínica médica, cuando en la propia España ya se había unificado en 1799.
1013
Cutolo, IV, 97.
1014
La Facultad de Medicina, La Nación 21 de marzo de 1873.
1015
La Facultad de Medicina, La Nación 21 de marzo de 1873
1016
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1017
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1018
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1019
La Facultad de Medicina, La Nación 21 de marzo de 1873
226
Hacía muchos años que Manuel Augusto Montes de Oca,1020 “…llevaba el nombre de
profesor de Anatomía y Fisiología; entretanto nunca desempeñó la cátedra de Anatomía,
pues se limitaba a llamar a los alumnos a su casa quince o veinte días antes de terminar
el año escolar y allí los ejercitaba en preguntarles cual era el hueso más pequeño del
cuerpo, cual el más grande, qué músculo tenía la forma de una vívora, a que se parecía
tal o cual arteria, y otras preguntas por el estilo que a veces suscitaban la hilaridad de los
alumnos”.1021
Pero, se nos dirá, “…¿quien enseñaba a los alumnos durante el año el curso de
Anatomía, para que pudieran no solo responder al Dr. Montes de Oca en los últimos
quince días del año, sino para que pudieran presentarse a examen, es decir, para que
ellos pudieran haber aprendido Anatomía? El Dr. [Daniel] Iturrios,1022 era quien daba
esas clases difíciles de Anatomía, para la cual no solo se necesitan los conocimientos
precisos de este distinguido médico, sino también esa contracción”.1023
Veamos ahora “…cómo se desempeñaba la Cátedra de Fisiología [la que más tarde
ocuparía el italiano Valentín de Grandis y luego Bernardo Houssay, el “Claude Bernard
Latinoamericano”] que también estaba a cargo del Dr. Manuel Augusto Montes de
Oca”.1024 El Dr. Larrosa durante varios años, hasta 1871, había dictado la cátedra de
Fisiología; “…pero también en los últimos días del año escolar, el Dr. Montes de Oca
tomaba a los alumnos de esta aula para ejercitarlos con sus preguntas y así los
presentaba al examen. He aquí, pues, como el Dr. Montes de Oca, catedrático de
Fisiología y de Anatomía, no lo era en realidad de ninguno de estos ramos”.1025
1020
Cutolo, IV, 631-632.
1021
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1022
Cutolo, III, 693.
1023
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1024
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1025
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1027
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1028
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227
Europa [Francia] “…donde iba a buscar la palabra autorizada de los grandes maestros
de la ciencia de Hipócrates, y la Facultad nombró entonces interinamente Director en
Gefe, al distinguido médico Dr. D. Ignacio Pirovano”.1029
Nunca se hubiera presentado “…ocasión más oportuna que esta para llenar todos los
deseos que suponemos en presencia de todo lo ocurrido, abrigaba el que en realidad era
catedrático de Anatomía y Fisiología”.1030 No se sabe a ciencia cierta de quien habría
partido “…la iniciativa de dividir en dos asignaturas la cátedra que estaba a cargo del
Dr. Montes de Oca, porque aunque el Secretario [Mattos] nos dice en su autorizado
artículo que la iniciativa pertenecía a este señor, pensamos que puede ser esta una de
tantas indiscreciones que el Sr. Secretario ha cometido a pesar de su autorización”.1031
Pero sea lo que fuere, el hecho era el siguiente: “…La Facultad propone en ausencia del
Dr. Iturrios, la separación de la cátedra de Anatomía de la de Fisiología. El gobierno
acepta”.1032 La Facultad dice al catedrático: “…opte vd. por uno de los dos ramos. Y el
Dr. Montes de Oca opta por la cátedra de Anatomía. La Facultad dá entonces al Dr.
Larrosa la de Fisiología y llama a concurso. Nadie se presenta porque todos pueden
temer el fallo en vista de la composición del Jurado”.1033 El Dr. Larrosa queda de hecho
“…con la cátedra y el Dr. Montes de Oca es llamado catedrático de Anatomía en tanto
que el Dr. [Ignacio] Pirovano enseña esta ciencia, sin salir de su carácter de Director en
Gefe interino”.1034
1029
La Facultad de Medicina, La Nación 21 de marzo de 1873. Pirovano había estudiado en Francia con
el patólogo Aristide Verneuil y con Paul Pierre Broca, un lamarckiano, hijo de hugonotes y uno de los
descubridores del Hombre de Cro-Magnon, muy citado por José María Ramos Mejía en La neurosis de
los hombres célebres
1030
La Facultad de Medicina, La Nación 21 de marzo de 1873
1031
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1032
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1034
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1035
La Facultad de Medicina, La Nación 21 de marzo de 1873. Acerca del “Atlas de anatomía y clínica
obstétrica normal y patológica del doctor Eliseo Cantón, ver Votta, 1997.
1036
La Facultad de Medicina, La Nación 21 de marzo de 1873
228
El Dr. Montes de Oca, “…teorizando siempre, se librará del penoso deber que su puesto
le impone y el Dr. Iturrios seguirá conquistando en cada año que pasa otros tantos
timbres de gloria como los que ya tiene acreditados con las seis generaciones de jóvenes
que ha enseñado, por solo el amor que profesa a la ciencia y la simpatía que le inspira la
juventud”.1037
Por último, los campos del saber se rejerarquizan pues por decreto de la reforma
universitaria de 1874 del Gobernador Mariano Acosta se reincorpora la Facultad de
Medicina a la Universidad de Buenos Aires --que desde 1852 había permanecido
separada de la misma—y se unifica también definitivamente la cirugía a la clínica
médica.1042 Con respecto a la Academia de Medicina, en las Tablas XVIII y XIX
alcanzamos a desarrollar su composición, la que poseía una treintena de miembros
(1852-1886).
1037
La Facultad de Medicina, La Nación 21 de marzo de 1873
1038
La Facultad de Medicina, La Nación 21 de marzo de 1873
1039
La Facultad de Medicina, La Nación 21 de marzo de 1873
1040
La Facultad de Medicina, La Nación 21 de marzo de 1873
1041
La Facultad de Medicina, La Nación 21 de marzo de 1873
1042
Cantón, 1928, 193, cit. en González Leandri, 141, nota 90.
229
En contraste con los estudios jurídicos, los correspondientes a los estudios médicos no
eran superiores a los que dictó Agustín Fabre antes de la Revolución, pues “…han
1043
El régimen de estudios preparatorios estaba copiado del que se impartía en los colegios preparatorios
de Francia, aunque también existían en Alemania bajo el nombre de gimnasios.
1044
El conflicto universitario, en La Nación, domingo 17 de diciembre de 1871-
1045
El conflicto universitario, en La Nación, domingo 17 de diciembre de 1871-
1046
Halperín Donghi, 2002, 68; y Buchbinder, 1997, 29, nota 22.
1047
Enseñanza Fecunda, en La Nación, 15 de diciembre de 1872.
1048
Enseñanza Fecunda, en La Nación, 15 de diciembre de 1872.
1049
Enseñanza Fecunda, en La Nación, 15 de diciembre de 1872.
230
quedado limitados a lo que eran hace veinte [20] años; y si todavía esos estudios se
hicieran como está ordenado, podría perdonarse mucho de lo que falta, aún corriendo el
riesgo de perdonar demasiado”.1050 Decía esto la editorial porque en la Facultad de
Medicina no se dictan ni siquiera sus cursos legales.1051 Desafíaba a la Facultad
(supuestamente el estudiante Ramos Mejía), “…a que me pruebe lo contrario: la
provoco a que afirme que se dicta un curso de Anatomía Patológica [inaugurada en
Francia por Xavier Bichat], que se dicta Higiene, Patología General, enfermedades de
mujeres [histeria, obstetricia], y enfermedades de niños; y en cuanto a los alumnos, les
preguntaría cuántas parturientas han examinado….”.1052
Sin embargo, según la editorial de La Nación los elementos activos para la enseñanza
estaban ahí; “…sólo que la Facultad no quiere aprovecharlos. Sino ¿por qué no autoriza
al médico de la Sala de Sífilis a que dé lecciones de esa especialidad? Pensamos que el
joven Dr. [Manuel Augusto] Montes de Oca no tendría inconveniente para ello. ¿Por
qué no autoriza un curso clínico de enfermedades de mujeres? Ahí está el Dr. [Teodoro]
Álvarez cuya competencia es incuestionable.1053 ¿Por qué no crea un estudio de
oftalmología encomendando su dirección al especialista Dr. [Cleto] Aguirre [que había
estudiado con Xavier Galezowski] o si se quiere al Dr. [Rafael] Herrera Vegas [quien
había estudiado con los profesores Charles Wurtz, Marie Philibert Sappey y Auguste
Nelaton]? ¿Por qué no hace dictar un curso de química médica [a partir del innovador
estudio de Friedrich Wöhler sobre la síntesis de la úrea de 1828]? El Dr. [Tomás] Perón,
el doctor [Juan Angel] Golfarini, el doctor [Eduardo] Wilde, tendrían sumo placer en
enseñarla; porque en fin no autoriza la clínica libre [movimiento en boga en Francia a
favor de las especialidades médicas entre cuyos protagonistas se encontraba Jean-Martin
Charcot y su terapia hipnótica (recuperada de manos de Mesmer y el mesmerismo), el
rival de Hippolyte Bernheim, cultor de la sugestión y fundador de la psicoterapia y la
Escuela de Nancy, que inspiró a Freud y su psicoanálisis] en todas las salas del hospital
y así los estudiantes podrían oír la palabra persuasiva y lógica del inteligente Dr.
[Guillermo] Rawson como la de otros profesores que tienen salas a su servicio? 1054.
Nada de esto se hacía, “…porque no conviene a ciertos manejos de la Facultad y esto
está en la mente de todo el cuerpo médico de Buenos Aires y sino traslado al doctor
[Mauricio] González Catán,1055 cuya palabra quisiera oír en este momento”.1056 Pero si
la Facultad no tiene iniciativa, “…si su misión es precaria porque la naturaleza de su
composición es insuficiente, el Gobierno que no está en ese caso, debe preocuparse de
1050
Enseñanza Médica, en La Nación, domingo 22 de diciembre de 1872
1051
La Facultad de Medicina tuvo su primera sede en el barrio de San Telmo, calle Humberto I,
inaugurada en 1858, a sólo ocho cuadras de la Facultad de Derecho ubicada en la calle Moreno.
1052
Enseñanza Médica, en La Nación, domingo 22 de diciembre de 1872
1053
Cutolo, I, 130.
1054
Enseñanza Médica, en La Nación, domingo 22 de diciembre de 1872. Para la clínica libre y el rol de
Charcot, ver Swain, 2000, 22-24. Para la Escuela de Nancy, ver Sahakian, 1982, 342-343.
1055
Cutolo, III, 384.
1056
Enseñanza Médica, en La Nación, domingo 22 de diciembre de 1872
231
las exigencias que nuestro creciente progreso impone, y debe atenderlas sin tener en
cuenta la Facultad, cuyo reglamento no es una ley y está muy lejos de ser perfecto”.1057
A juicio del diario La Nación, los hospitales de Buenos Aires estaban organizados de
manera que había “…un asilo de inmigrantes donde se ampara al valetudinario
extranjero, mientras que los niños del pueblo pobre mueren en una proporción horrenda
sin un hospital donde se brinde un lecho a su desventura”.1065 Esta era una desgracia
“…que engendra un doble mal; la salud de los menesterosos no es socorrida en todos
1057
Enseñanza Médica, en La Nación, domingo 22 de diciembre de 1872
1058
Cutolo, V, 567.
1059
Cutolo, III, 601.
1060
Cutolo, III, 519.
1061
Enseñanza Médica, en La Nación, domingo 22 de diciembre de 1872
1062
Enseñanza Médica, en La Nación, domingo 22 de diciembre de 1872
1063
González Leandri, 1999, 122, nota 29.
1064
Enseñanza Fecunda, en La Nación, 15 de diciembre de 1872. Blancas había estudiado en Buenos
Aires con el químico italiano Carlos Imperiale y con el farmacéutico hijo de franceses Pedro Banon.
1065
Enseñanza Fecunda, en La Nación, 15 de diciembre de 1872.
232
Pero la Facultad de Medicina al evaluar esta solicitud “…no ha creido deber darle la
importancia que ella ofrece, y no encuentra ordinaria la aparición de esta clínica ligada
con carácter oficial a la enseñanza facultativa. No conocemos las razones en que aquella
facultad se funda para estas conclusiones, pero siendo este asunto de un verdadero
interés público, es del caso presentar las que nos parecen apoyar la idea del Dr.
Blancas”.1068
1066
Enseñanza Fecunda, en La Nación, 15 de diciembre de 1872.
1067
Enseñanza Fecunda, en La Nación, 15 de diciembre de 1872. Todo indica que Blancas era conocedor
de la obra de Pierre Fidèle Bretonneau, el decano de la pediatría francesa.
1068
Enseñanza Fecunda, en La Nación, 15 de diciembre de 1872.
1069
Enseñanza Fecunda, en La Nación, 15 de diciembre de 1872.
1070
Enseñanza Fecunda, en La Nación, 15 de diciembre de 1872.
1071
Enseñanza Fecunda, en La Nación, 15 de diciembre de 1872.
233
garantido por la constitución que tiene el Dr. Blancas para enseñar donde más le agrade,
la ciencia que profesa”.1072
La Nación, tocaba este asunto con referencias a la universidad alemana “…para incitar
al gobierno, en la mejor oportunidad que se le brinda, a fin de que haga un fecundo bien
a la ciencia y a la salud pública. Ya que en una capital donde se gastan millones para
asilos de inmigrantes no hay en ella sin embargo un hospital donde las criaturas del
pueblo puedan ampararse de la muerte, que se creé por lo menos esa clínica con carácter
obligatorio para los alumnos de medicina”.1073 Este es un deber y una facultad del
gobierno. Y aún sin darse directamente al Dr. Blancas, que ofrecía dictarla sin
recompensa de dinero, “…puede proveerse con arreglo a los reglamentos de la
Facultad”.1074
Con motivo de este último escrito, La Nación dio lugar al siguiente artículo “…que le
dirige el gaditano Dr. D. Manuel Blancas”.1075 En La Nación del 15 de diciembre
Blancas leyó “…un artículo sobre enseñanza médica [titulado Enseñanza Fecunda].
Yo agradezco los honrosos conceptos con que Vd. me favorece en él, y considero de
interés público agregar estas observaciones”.1076
Hacía mucho tiempo que a Manuel Blancas “…le preocupaba la idea de dictar un curso
de clínica de niños”, hoy conocida como clínica pediátrica. Blancas era “…el único
médico en Buenos Aires que cuenta con los elementos necesarios para esa enseñanza
práctica. Mi posición al frente de la casa de espósitos que cuenta con mas de setecientas
[700] criaturas cuyas edades se pueden contar desde un día a cinco años, y la
circunstancia de no faltar nunca diez o quince enfermas, me dan mas que a ningún otro
esa facilidad”.1077
Fue por eso que el Dr. Blancas indicó al gobierno “…que aumentase el número de mis
deberes, decretando esa asignatura que yo regentearía gratuitamente. Era privativa del
ministro la creación de esa cátedra, que podía declararse o bien en calidad de curso libre
autorizado, o ya obligatorio y como agregado a los estudios de la facultad; esta última
condición era indudablemente la más ventajosa, pues así los alumnos estarían obligados
a concurrir, mientras que en el caso contrario su asistencia a la clínica estaría en razón
directa de sus mayores o menores deseos de aprender o de observar”.1078 El Ministro de
gobierno creyó no obstante “…que debía consultar a la Facultad, y así lo hizo; pero el
señor ministro no tenía ni la más remota idea de lo que es la facultad de medicina, entre
nosotros, sociedad estacionaria sin iniciativa de ningún género, no podía aceptar idea
alguna que no fuera emanación suya, y como la mía no le pertenecía, ha contestado
1072
Enseñanza Fecunda, en La Nación, 15 de diciembre de 1872.
1073
Enseñanza Fecunda, en La Nación, 15 de diciembre de 1872.
1074
Enseñanza Fecunda, en La Nación, 15 de diciembre de 1872.
1075
Cutolo, I, 464.
1076
Enseñanza Fecunda, en La Nación, 15 de diciembre de 1872.
1077
Enseñanza Médica, en La Nación, domingo 22 de diciembre de 1872
1078
Enseñanza Médica, en La Nación, domingo 22 de diciembre de 1872
234
según he podido averiguar, que tal estudio es innecesario o impracticable por ahora –No
se concibe, a la verdad, una mayor aberración”.1079
Blancas confíaba, sin embargo, en que el Superior Gobierno “…dará fácil acceso a mi
solicitud, autorizando el curso libre que propongo y entonces, a pesar del dictamen de
la Facultad, han de concurrir los alumnos, para poder mirar lo que no han visto todavía
y allí en ese gran libro de la naturaleza enferma, sobre un cuerpo vivo que no habla, que
no está quieto y en el que cada elemento orgánico tiene un distinto órgano, una
expresión distinta, más o menos acentuada, más o menos fugaz, más o menos insidiosa,
aprenderán a interrogar ese primer bosquejo de la Naturaleza humana, a descubrir sus
dolores, a interpretar sus quejas, a familiarizarse con sus variables accidentes y a
discernir las ideas de esa mentida entidad patológica que se llama Dientes, con todos los
trastornos que tal estado supone y todos los males que esa creencia produce. Al lado de
las lecciones teórico-prácticas que impone tan importante estudio médico, tendrán
algunas veces un cadáver que les esplique los diagnósticos acertados a los errores
cometidos, y de todo ese cuadro práctico, indispensable, sacarán alguna ventaja para su
futuro, aunque la Facultad sostenga lo contrario”.1081
Sostenía Blancas que teníamos las condiciones “…que son indispensables para el
progreso de las naciones: moral, estudio, perseverancia y fe, poseemos el espíritu vivo
e inteligente de los pueblos americanos y nuestras frecuentes relaciones con la cuna de
los grandes adelantos. Europa y América del Norte, nos dan la aptitud de ser más de lo
que actualmente somos, y de alcanzar más pronto lo que ellos ya han alcanzado. Si en la
ciencia del derecho, si en el orden civil y constitucional la cabeza de la gran metrópoli
se ha elevado a la altura en que se encuentra; si la nerviosa inteligente generación que se
levanta tiende en todo al perfeccionamiento que las grandes ideas imprimen, si ha
llegado el momento en que cada ciudadano piensa a favor de su libre albedrío, con la
conciencia de sus deberes, con la fe de sus convicciones, con el valor de su
independencia, debemos esperar y confiar en que el porvenir será propicio”.1082
1079
Enseñanza Médica, en La Nación, domingo 22 de diciembre de 1872
1080
Enseñanza Médica, en La Nación, domingo 22 de diciembre de 1872
1081
Enseñanza Médica, en La Nación, domingo 22 de diciembre de 1872
1082
Enseñanza Médica, en La Nación, domingo 22 de diciembre de 1872
235
Los textos primitivos han cedido su lugar “…a los autores o comentadores modernos: y
hábiles inteligentes jurisconsultos como Estévez Saguí, Tejedor, [J.M.] Moreno, Pérez
Gómez [Antonio Castán Perez-Gómez], Pinedo, Álvarez, Obarrios, Florentino
González, Zavaleta, Leguizamón y otros han desempeñado y desempeñan con aplauso
general esas asignaturas”.1084 Más específicamente, los abogados “…acostumbran
publicar al menos sus defensas o alegatos, i estos rápidos estudios, vulgarizándose por
la impresión, contribuyen indudablemente a difundir la luz sobre los puntos más
cuestionables del derecho i a abrir un derrotero conocido a los que se dedican a su
estudio”.1085
Sin hablar de la enseñanza preparatoria que es la más viciosa y que nadie se había
atrevido a defender, ni tampoco de la cátedra libre, como la que existía en Alemania, y
concretándose a la facultad de jurisprudencia, la multiplicación de contenidos que
desataba la cátedra libre (como la que recién se ensayó treinta [30] años después), hizo
observar al periodista de La Nación “…lo que pasa en aquel escenario de personajes
variados, mansión de la justicia y sabiduría”, donde regían numerosos y variados vicios,
que pasamos a describir a continuación.1087
1083
Enseñanza Médica, en La Nación, domingo 22 de diciembre de 1872. Para Andrés Bello y el Derecho
Internacional o de Gentes, ver Obregón Tarazona, 2010. Para Andrés Bello y la unificación de la
codificación civil latinoamericana, ver Ordoqui, 1987.
1084
Enseñanza Médica, en La Nación, domingo 22 de diciembre de 1872,
1085
La Universidad y la Facultad de Medicina, en La Prensa, 24 de diciembre de 1872, p.1
1086
José María Ramos Mejía al Director de La Prensa, La Facultad de Medicina (artículo comunicado),
en La Prensa, 30 de diciembre de 1872, p.1.
1087
La Universidad, en La Nación, 30 de diciembre de 1871, año II, n.583-
236
Uno de los catedráticos más conspicuos y que haría honor a cualquiera Universidad por
sus conocimientos era Ezequiel A. Pereira,1088 profesor de Derecho romano; “…pero
adolece de defectos incompatibles con las cualidades personales del profesor”.1089 En
clase “…habla tan despacio que apenas le escuchan los más cercanos, sin que por esto
tenga ningún defecto orgánico que le impida elevar la voz. Se complace en recomendar
aquellos autores de los cuales no hay sino tres ejemplares (textual)—uno posee él, otro
el Dr. Vélez y un librero el tercero, desechándolo tan pronto como se generaliza entre
los estudiantes que lo encargaron a Europa. De carácter violento e iracundo se enfada de
cualquier cosa hasta en los exámenes y el pobre examinando en vez de dar vuelo a su
pensamiento y cuerpo a sus ideas, tiene que balbucearlas, fija la mirada en su rostro
como un niño sujeto a una fuerza magnética, para no desmerecer ante su maestro”.1090
1088
Cutolo, V, 421-422.
1089
La Universidad, en La Nación, 30 de diciembre de 1871, año II, n.583-
1090
La Universidad, en La Nación, 30 de diciembre de 1871, año II, n.583-
1091
Cutolo, IV, 658-659.
1092
La Universidad, en La Nación, 30 de diciembre de 1871, año II, n.583-
1093
La Universidad, en La Nación, 30 de diciembre de 1871, año II, n.583-
1094
Cutolo, II, 710.
1095
La Universidad, en La Nación, 30 de diciembre de 1871, año II, n.583-
237
Para Estéves Saguí la asistencia a clase “…es la condición sine qua non [aunque] es
posible adelantar en el aprendizaje del Código de Comercio cuyos artículos los
estudiantes aprenden mejor en sus casas de memoria que en el aula donde más de una
vez hemos oído hablar de los alquimistas, magos y de los héroes de la Grecia, sin duda
para demostrar el poder de la imaginación y sucesión de las ideas a propósito de un
árido capítulo sobre quiebras”.1097
1096
La Universidad, en La Nación, 30 de diciembre de 1871, año II, n.583-
1097
La Universidad, en La Nación, 30 de diciembre de 1871, año II, n.583-
1098
Cutolo, III, 368-369.
1099
La Universidad, en La Nación, 30 de diciembre de 1871, año II, n.583-
1100
La Universidad, en La Nación, 30 de diciembre de 1871, año II, n.583-
1101
La Universidad, en La Nación, 30 de diciembre de 1871, año II, n.583-
1102
La Universidad, en La Nación, 30 de diciembre de 1871, año II, n.583-
238
Más luego, Prado y Rojas desenvuelve “…una cartera de tapas negras, que algunos
dicen tiene pintada en la primera hoja una lechuza, pájaro fatídico, y por la que llama a
algunos haciéndoles al margen una cruz, símbolo del resultado peligroso de sus
exámenes. Parece no simpatizar con la futura concurrencia de abogados y estar
empeñado solícitamente en que se dediquen los jóvenes a otras carreras que le den y no
quiten clientela”.1105 El periodista de La Nación se engañaba, pues creía que el
empaque y la gravedad radicaban en tal o cual catedrático, y no en la figura misma del
mandarinato, deformación docente que iba gravemente en crescendo.
Sabedor del fin trágico del malogrado estudiante Sánchez, decía Prado y Rojas con
cierto aire de vivacidad: “en adelante no reprobaremos si no queremos cargar con la
responsabilidad moral de los suicidas; con lo que, lejos de acreditarse como hombre de
sátira, revelaba un mal corazón porque cualquiera que sea su juicio sobre la
competencia de Sánchez, debía infundirle un religioso respeto la memoria de un
estudiante pundonoroso e interrogar su conciencia por si Dios le pidiera cuenta de la
justicia de su voto”.1106 Su reaparición --después de la unánime opinión de sus
discípulos que lo habían rechazado-- “…sería censurable, y como no lo creemos
desprovisto de dignidad y respeto por sí mismo esperamos no pise más los umbrales
universitarios en su calidad de profesor”.1107
1103
Cutolo, V, 593-594.
1104
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1105
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1106
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1107
La Universidad, en La Nación, 30 de diciembre de 1871, año II, n.583-
1108
Cutolo, I, 120.
239
para quedar bien con su antecesor y el doctor [Juan María] Gutiérrez) y otras cuestiones
ad hoc que se le presentaban. Es además un catedrático sin carácter ni opinión fija sobre
lo que enseña y en los exámenes se atiene a la mayoría, lo que es una calamidad”. 1109
Entre los defectos del Dr. Manuel Zavaleta,1110 profesor de Economía política, se añade
la suma dificultad física para hablar y “…el de no generalizar los principios económicos
a las cuestiones de nuestro país,…tomando la lección o capítulo del texto, que es objeto
de la conferencia, casi a la letra”.1111 Para ello Zavaleta tiene el cuidado de cerciorarse
por sus propios ojos, “…escrupulosidad que observa hasta en el examen y que algunos
de facilidad de lenguaje solían burlar, hablándole muy ligero, de manera de
interrumpirle la lectura y transportarlo involuntariamente al terreno de la comprensión
donde se conoce la idoneidad, y no, recitando como el loro, páginas íntegras traducidas
del francés sin darse cuenta de las cosas. También apunta faltas cuando le place y se
deja influenciar por la opinión de sus colegas”.1112
A semejanza del tráfico de huacos y fósiles que rige en la arqueología del mundo andino
y no andino, en la medicina se estilaba una suerte de tráfico de cadáveres y piezas
1109
La Universidad, en La Nación, 30 de diciembre de 1871, año II, n.583-
1110
Cutolo, VII, 788.
1111
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1112
La Universidad, en La Nación, 30 de diciembre de 1871, año II, n.583-
1113
La Universidad, en La Nación, 30 de diciembre de 1871, año II, n.583-
1114
La Universidad, en La Nación, 30 de diciembre de 1871, año II, n.583-
240
anatómicas. Por no querer renunciar al derecho de propiedad que tenían sobre una pieza
anatómica que fue el fruto de su trabajo y de una labor de quince días las autoridades
venían negando a esos alumnos las matrículas. Se trataba entonces de matrículas,
“…pero con la pequeña diferencia que en estos momentos se ha negado matrícula a dos
jóvenes de segundo año de medicina, D. Vicente Uriburu,1115 y D. Bernardo Niño, y se
ha declarado nula la matrícula otorgada al alumno del mismo curso, Adolfo Valdéz”.1116
Estos jóvenes habían preparado para presentar en su próximo examen “…una pelvis con
todos los órganos interiores. Terminado su examen, uno de ellos se llevó para su casa la
pieza en la creencia de que era de él y de sus compañeros de labor. Así lo hicieron
también los demás alumnos que habían presentado al examen preparaciones
anatómicas”.1117 Pero estos alumnos, “…sabiendo dos días después que la Facultad
trataba de imponerles una pena por el hecho de haber dispuesto de lo que era de ellos,
devolvieron a la Facultad sus preparaciones”.1118 Pero como las puertas estaban cerradas
“…entonces se vieron ellos en la necesidad de empujar con alguna fuerza una de las
puertas interiores cuya mala cerradura conocían. La puerta se abrió, y no era esta la
primera vez que empujándola se abría; entonces los jóvenes autores se apresuraron a
colocar en su debido lugar las preparaciones que llevaban a devolver a la Facultad con
el único objeto de evitar un conflicto tan serio como el que probablemente ha de tener
lugar si continúan estos atentados”.1119
La Facultad entonces les dice a los jóvenes Vicente Uriburu, Adolfo Valdéz y Bernardo
Niño, “…que se les pena porque violentaron las puertas, pero que si devuelven la pieza
que retienen en su poder se les dará matrícula. ¡Monstruosidad sin ejemplo¡”.1120 A la
Facultad le consta que uno sólo de estos jóvenes fue el que llevó la pieza anatómica, y le
consta porque este joven lo hizo en presencia del Dr. [Ignacio] Pirovano catedrático de
anatomía”.1121 Si pues, el Dr. Pirovano estuvo presente cuando tuvo lugar este suceso,
“…si él mismo dijo a la Facultad que Fulano sólo había llevado su preparación para
considerarse con el suficiente derecho para proceder así; si, en fin, no hubo violencia
alguna de las puertas del establecimiento ¿Por qué la Facultad viene ahora a castigarlos
por un hecho que no han cometido el de la violación de las puertas”.1122
Por qué “¿si quieren castigar la violencia establece como condición para darles otra vez
matrícula que se despojen del derecho de propiedad que nadie puede negarles para
poseer y disponer a su antojo de una cosa que es fruto de su trabajo y de su dinero!”.1123
1115
Cutolo, VII, 437.
1116
Los abusos de la Facultad de Medicina, La Nación, sábado 15 de marzo de 1873
1117
Los abusos de la Facultad de Medicina, La Nación, sábado 15 de marzo de 1873
1118
Los abusos de la Facultad de Medicina, La Nación, sábado 15 de marzo de 1873
1119
Los abusos de la Facultad de Medicina, La Nación, sábado 15 de marzo de 1873
1120
Los abusos de la Facultad de Medicina, La Nación, sábado 15 de marzo de 1873
1121
Los abusos de la Facultad de Medicina, La Nación, sábado 15 de marzo de 1873
1122
Los abusos de la Facultad de Medicina, La Nación, sábado 15 de marzo de 1873
1123
Los abusos de la Facultad de Medicina, La Nación, sábado 15 de marzo de 1873
241
1124
Los abusos de la Facultad de Medicina, La Nación, sábado 15 de marzo de 1873
1125
González Leandri, 1999, 130, y 140-141.
1126
González Leandri, 1999, 30-33, y 115, nota 6.
1127
González Leandri, 1999, 115.
1128
González Leandri, 1999, 200.
1129
Freidson, 1994, párrafo 21.
1130
Sobre dinastias y linajes de medicos argentinos, ver Buzzi, 1997
242
Wilde,1131 así como por la promoción por decreto de los docentes Pedro A. Mattos,
Santiago Larrosa, Leopoldo Montes de Oca, y paradójicamente Manuel Porcel de
Peralta, este último caracterizado como refractario a los avances científicos que se
estaban dando con la bacteriología (eran aún los tiempos de Virchow, antesala de los de
Koch). Regía entonces un contradictorio mecanismo o doble rasero, cooptación por
decreto de los catedráticos, y concurso o “sistema de pruebas de aptitud” para los
practicantes y docentes subalternos.1132 Paralelamente se produce el ocaso de los
antiguos docentes Guillermo Rawson, Teodoro Álvarez, Luis M. Drago y José María
Bosch, y la neutralización del estudiante José María Ramos Mejía, hijo de la mano
derecha de Mitre, gravemente herido en la batalla de La Verde.1133
1131
González Leandri, 1999, 127.
1132
González Leandri, 1999, 147.
1133
González Leandri, 1999, 142.
1134
Cutolo omite en su biografía el rol de Quintana como Rector de la Universidad (Cutolo, V, 653-655).
1135
Cantón, 1928, III, 170-172 y 201-208; Halperín Donghi, 2002, 65; y González Leandri, 1999, 139-
140, 146, y 195, nota 28.
1136
La Prensa, 13-II-1876, cit. en González Leandri, 1999, 144.
1137
Ver Melo, 1963; y Saguier, 1998.
243
Capítulo Séptimo
1138
.- Sobre Sarmiento en relación a lo aquí examinado, ver de Susana Villavicencio: Sarmiento y la
nación cívica, Bs. As., ed. Eudeba, 2008.
1139
.- Sobre Juan María Gutiérrez y en relación a lo aquí examinado, ver de Juan Carlos Nicolau: Juan
María Gutiérrez (1809 - 1878) Historiador de la Ciencia del Río de la Plata en Ciencia e Investigación,
n° 72 de julio de 2000, ahora publicado en http://www.ambiente-ecologico.com/ediciones/072-07-
2000/072-pub_cienciaeinvestigacion.html.
1140
.- Sobre J. Alfredo Ferreira y en relación a lo aquí examinado, ver de Angel C. Bassi: El Dr. J. A.
Ferreira: el pensamiento y la acción del gran educador y filósofo, Bs. As., ed. Claridad, 1943.
244
Todas las limitaciones de agenda de este notable debate son, sin embargo, menos
importantes que los interrogantes, de los que arranca la controversia misma, que fijan un
nuevo estatuto para el problema educativo hasta entonces sujeto a acciones esporádicas
dentro de una tradición, más literaria que práctica, cuyo efecto de atmósfera se va
mantener a lo largo del siglo XIX y hasta bastante entrado el siglo XX.1148
1141
.- Para el estudio de Carnap y Neurath sobre el problema de la unificación de la ciencia y de los
fundamentos de las ciencias sociales, ver Peláez Cedrés, 2012. Sobre el rol de la familia Guerrico en el
desarrollo del arte en Argentina, ver Baldasarre, 2006.
1142
.- Este debate ha sido detalladamente registrado por Norberto Rodríguez Bustamante (Ver: Debate
parlamentario sobre la Ley Avellaneda con introducción de N. Rodríguez Bustamante, Bs. As.,
Universidad de Buenos Aires – Departamento editorial, 1959). Ver asimismo la obra compilada por
Ernesto L. Odena: Debates parlamentarios sobre instrucción pública: Recopilación de debates del H.
Congreso nacional sobre leyes y proyectos de organización de la instrucción general y universitaria, 3
vols., Bs. As. Talleres Tipográficos de la Penitenciaria Nacional, 1904.
1143
.- Ver Rodríguez Bustamante, 1959: 53-56.
1144
.- Ver Rodríguez Bustamante, 1959: 56-64.
1145
.- Ver Rodríguez Bustamante, 1959: 64-68.
1146
.- Ver Rodríguez Bustamante, 1959: 69-71.
1147
.- Ver Rodríguez Bustamante, 1959: 71-72.
1148
.- Notable es, por otra parte, el hecho de que ninguna de las restantes leyes de educación superior en
Argentina ha generado un debate similar en orden a la agenda de controversia o en lo que hace a la
solvencia e información de los participantes. Sin embargo, el último editor del debate en su endeble nota
introductoria ni siquiera advierte esa crucial relevancia (ver Rodríguez Bustamante, 1959: 9-72).
1149
Halperín Donghi, 2002, 65; y González Leandri, 1999, 139-140.
245
Teniendo en cuenta esa conexión histórica abordamos aquí el examen de los elementos
formativos y del dispositivo de actitudes y valores que han dado sustento teórico,
justificación política y legitimidad operativa a los conglomerados burocrático-
academicos mandarinos cuya influencia se extiende a las ulteriores articulaciones con
una porfiada e inquietante persistencia. Esa curiosa y singular vigencia que impresiona
como una suerte de fantasmal reproducción de actitudes y valores coexiste, por otra
parte, en la misma actualidad que guarda la convocatoria de aquel primer Congreso
Pedagógico, la cual se había expresado a través de dos interrogantes que, también hoy,
se encuentran en el centro del debate: ¿Para quien y para qué organizar la educación?1153
1150
Para el impacto del darwinismo en Argentina, ver Novoa y Levine, 2010.
1151
.- Fue designado presidente honorario del Congreso pero nunca asistió (ver Manuel Galvez: Vida de
Sarmiento, Bs. As., Emece editores, 1945. Otra edición más reciente: Bs. As., ed. Dictio, 1979).
1152
.- Ver Díaz de Guijarro, 2010: 25-26. La cuestión que dio lugar a la lucha entre laicos y libres estalló a
causa del Decreto-Ley 6403/55 de normalización de las universidades y en especial de su artículo 28 (ver:
Anales de la Legislación Argentina, tomo XVI-A, 1956, p. 19) que establecía que la iniciativa privada
puede crear universidades libres que estarán capacitadas para expedir diplomas y títulos habilitantes
siempre que se sometan a las condiciones expuestas por una reglamentación que se dictará
oportunamente. Para un caso puntual ver: Patricia Alejandra Orbe: Laica o Libre: Efectos políticos del
debate educativo en la comunidad universitaria bahiense (1955-1958) En: http://rapes.unsl.edu.ar/
Congresos _realizados/ Congresos/ IV Encuentro Oct-2004/eje6/28.htm.
1153
.- Ver Bravo y Escardo (compiladores), 1987; y de Vedia, 2005.
246
El gobierno nacional de entonces, presidido por Roca, desde el inicio trató de desplazar
el debate de la cuestión secularizadora o religiosa, pero el tema y la controversia eran
inevitables porque los liberales no estaban dispuestos a ceder frente a la intransigencia
de los católicos que terminaron por retirarse.1154 Bajo esa impronta, la cuestión
educativa adquirió una creciente y enorme importancia que alcanzó, en ese momento, su
cota más alta con la ley 1420, en 1884; y luego con el proyecto de ley universitaria de
Avellaneda que se transforma en ley en 1885.1155 La controversia siguió tres años más,
hasta 1888, pero ya no con la secularización de la educación, sino con la secularización
del matrimonio, es decir con la obligación de celebrarlo previo al matrimonio religioso,
reformando para ello el código civil, en abierto enfrentamiento con la Iglesia
Católica.1156
Sin embargo la cuestión secular y laica, en la agenda del debate, fue desplazada
rápidamente; y el antagonismo clerical-anticlerical no llevó a ninguna controversia
acerca de las modalidades de desempeño y autoridad relacionadas con el
funcionamiento de los conglomerados burocrático-académicos. Los católicos, sin duda,
habían perdido, en esa oportunidad, la partida en lo que hace al mantenimiento y la
función disciplinante de la enseñanza religiosa en las escuelas, pero también estaban
perdiendo la partida en materia científica, pues el evolucionismo transformista
darwiniano estaba desplazando al creacionismo filosófico y al catastrofismo científico
de Cuvier (que había sido cultivado por Francisco Javier Muñíz y por Carlos Germán
Burmeister) y paralelamente estaba abriendo las compuertas del progreso científico,
entendiendo por este un creciente proceso de especialización científica (con la
consecuente y contradictoria disgregación de la ciencia y profunda divergencia
taxonómica que ello conlleva), como fue en su tiempo el avance de la genética
(Mendel), la bacteriología (Koch), la microbiología o teoría del plasma germinativo
1154
.- Este retiro de los católicos del debate parlamentario se produjo después de ponerse a consideración
una propuesta de Enrique Herold del Colegio Alemán de Buenos Aires que disgustó a José Manuel
Estrada. La propuesta de Herold omitía deliberadamente la cuestión de la educación religiosa y Estrada
entendía que al suprimir la referencia tomaba partido por el laicismo. En apoyo de Estrada intervino
Miguel Navarro Viola quien reclamó que se vote la aceptación o rechazo del programa de Herold.
Finalmente y antes de votar Leandro N. Alem que entonces representaba la provincia de Jujuy fustigó
duramente a los católicos defendiendo al mismo tiempo a Herold, tras lo cual se votó imponiéndose por
abrumadora mayoría el rechazo a la propuesta de Navarro Viola. De inmediato los 14 delegados católicos
se retiraron del congreso, lo que dejó establecido un largo y soterrado antagonismo que ha durado más de
un siglo con puntuales de brotes de enorme violencia (ver de Vedia: 47) .
1155
.- Para el texto original de la ley de 1885 ver Diario de Sesiones de la Cámara de Diputados – año
1884, tomo segundo, Bs. As., Lit., Imp. y Encuad. de Stiller & Laass, 1885: 793-800. Como en muchos
otros ordenes también en lo relativo a la educación las provincias se anticiparon a la nación en las
iniciativas de atención y regulación normativa de la enseñanza. En esa dirección la provincia de
Corrientes bajo el gobierno de Juan Pujol fue la primera en sancionar una ley de educación pública y
gratuita en 1853. la misma dirección tomaron luego San Juan en 1869; Catamarca en 1871; San Luis,
Mendoza, Santiago del Estero y Tucumán en 1872; Buenos Aires y La Rioja en 1875; Santa Fé en 1876;
y Salta en 1877. Incluso antes de 1884 tanto Corrientes, en 1875 como San Luis en 1883 reformaron y
ampliaron esa legislación (ver, de Vedia, 2005: 54).
1156
Ver Nouzeilles, 2000, 56, nota 15.
247
Pero la ampliación del escenario profano y secular, de clara filiación republicana, estuvo
acompañado de mayores contenidos liberales, pues las tendencias elitistas o
aristocráticas que dieron forma al mandarinato académico liberal fueron diferenciándose
en materia de autoridad de las actitudes de los católicos tradicionales. Una de las
excepciones de esa diferenciación está representada por José Manuel Estrada, de
encendida actuación dentro del catolicismo y de incuestionable filiación liberal en su
desempeño como sobresaliente mandarin académico en el ámbito de los estudios
educativos, jurídicos, políticos y constitucionales, donde descolló con el incuestionable
beneplácito del resto de los mandarines académicos de la Universidad de Buenos
Aires.1158
1157
Para el conflicto entre Burmeister y Ameghino, ver Márquez Miranda, 1951, 189-193, cit. en
Montserrat, 1993, 63. Para el lamarckismo de los exploradores naturalistas de la Patagonia, ver López,
2003. Para la metáfora de la supervivencia de los más aptos o la lucha por la vida en Darwin y el
darwinismo, ver Romo González, 2011. Sobre los memes de Dawkins y la generalización del darwinismo
a la evolución social, ver Hodgson, 2005. Para la controversia entre Cuvier y Lamarck, y las tomas de
posición que al respecto formuló Comte, ver Bourdeau, 2011. Para como Buffon trata las especies, y
como Lamarck y Cuvier consideran a los órdenes taxonómicos superiores, ver Caponi, 2011.
1158
.- La preocupación educativa de Estrada ha sido constante a lo largo de vida académica y política. Un
temprano testimonio de esa preocupación donde la educación se conecta con la vida política y ciudadana
ya se ve en su obra sobre la educación común en la provincia de Buenos Aires, en la que señala que tan
apremiante es la necesidad de preparar intelectual y moralmente los hombres para la vida política en los
pueblos libres, que las convicciones modernas a este respecto, han provocado una revolución en las
ideas, y toda sociedad inquieta por aspiraciones liberales consagra preferentes atenciones al problema
que nos ocupa. No hay libertad posible sin educación, y a la inversa, no hay pueblo educado que tarde o
temprano no adquiera la libertad (ver: Estrada, 1870: 92). Sobre Estrada ver Rivarola, 1914; Tessi, 1928;
y, por cierto, el indispensable capítulo de Paul Groussac sobre Estrada en Los que pasaban (Bs. As.,
Jesús Menendez librero-editor, 1919: 1-43) que lo define como lo que ha sido y lo que ha querido ser, por
excelencia…un profesor, un conductor de almas, un excitador (Groussac, 1919:41). Parafraseando a
Groussac bien podríamos definir a los mandarines académicos argentinos como conductores de almas.
1159
Para la Revolución del ochenta, ver Costa, 1927; y Sabato, 2008.
1160
Cutolo, I, 350.
248
Aunque sea luchando con fuerzas retardatarias más bien que moderadas, La Nación
sostenía que “…progresamos, especialmente en materias en que, todas las voluntades
concurren al programa común, y todas las fuerzas impulsan con buena voluntad su carro
1161
González, 1929, 90.
1162
Babini, 1949, 68
1163
Ver Jourdon, 2009.
1164
Para estudios sobre la política colonialista francesa de Jules Ferry, ver Furet, 1985; y Gaillard, 1989.
Para la legislación educativa de Ferry, ver Harrigan, 2001. Para la política laicista y modernizadora de la
III República Francesa y su impacto en España y América Latina, ver Rodríguez García y Amérigo
Cuervo-Arango, 2000; y Fernández Soria, 2005. Y para la Reforma universitaria de Louis Liard, ver
Weisz, 1983; y Villavicencio y Vermeren, 2001, 174.
1165
Sobre la relación entre colegialidad y democracia en la universidad Dinamarquesa, ver Jensen, 2010.
1166
Fernández, Juan R. La Reforma Universitaria, Revista de Derecho, Historia y Letras (RDHL), t.V,
1899, p.312
1167
Para el rol de las logias masónicas en la organización secularizadora argentina, ver De Lucía, 2003.
249
1168
Educación Pública, en La Nación, domingo 3 de junio de 1884,
1169
Educación Pública, en La Nación, domingo 3 de junio de 1884,
1170
Fernández, Juan R. La Reforma Universitaria, Revista de Derecho, Historia y Letras (RDHL), t.III, p.
550-551
1171
Acerca de la lectura de David Viñas sobre los gentlemen escritores del Ochenta, ver Bruno, 2010.
1172
Esa camada estaba compuesta por Alem, M. Demaría, Cambaceres, Del Valle, Larraín, Lastra,
Marenco, Pellegrini, Quirno Costa, Rosa, Terry, Tobal y Villafañe.
1173
Educación Pública, en La Nación, domingo 3 de junio de 1884,
250
Del estudio que se hizo entonces de los estatutos presentados al Congreso, y de los
dictados por el Gobierno y también pasados a las Cámaras, “…se vio que había
necesidad de modificar en algo el decreto de aquel, y el Consejo Superior fue encargado
de indicar estas reformas, como en efecto se hizo. Después, se creyó difícil que el
Congreso se ocupara de sancionar estatutos que tenían detalles infinitos, y que era más
fácil y conveniente, que se limitase a dictar una ley con bases generales dentro de las
cuales pudiera evolucionar el Ejecutivo, modificando las aplicaciones a los casos, sin
necesidad de nuevas leyes”.1174
A este propósito se presentó un proyecto al Senado por el Dr. Nicolás Avellaneda, que,
apoyado por el Gobierno fue arduamente debatido y sancionado, y “…que está para
serlo definitivamente, pues ya pasó en la Cámara de Diputados con algunas
modificaciones. Sancionada esta ley, cesaría la situación irregular y transitoria en que se
encuentra la Universidad de Buenos Aires y se mejoraría notablemente la que tiene la de
Córdoba. Quedan comprometidos algunos principios, pero se harán más adelante las
reformas necesarias, y como las ideas que imperan a cada respecto en los poderes
públicos y en las universidades, son de adelanto y progreso, no hay temor de que la
educación científica, sea detenida o entorpecida en su rápido desarrollo”.1175
Para el análisis del mismo, debemos introducirnos y recorrer este debate con toda su
compleja secuencia de desacuerdos operativos, incluído el tema del concurso de
oposición, el de los planes de enseñanza, el de la composición colegiada de las
facultades, y el de la definición de la base o número de miembros de las Facultades, de
los que se sigue la cuestión de las responsabilidades, y toda la sumatoria de
coincidencias ideológicas asociadas a los estándares de autoridad académica y a los
valores que conectan el saber y las estimas sociales con la vocación de pertenencia y
apropiación de los cargos académicos.
No estaba en las costumbres del país, y será “…obra del tiempo hacer de nuestras
universidades cuerpos autonómicos, pues sostenidas como son por las rentas
generales, falta el punto de partida natural para esta reforma. Es posible darles mucha
independencia [o autonomía], y arbitrar medios que puedan producir ese resultado, y
esta será la obra del tiempo y del estudio”.1176 Pero siempre el Estado “…debe tener en
ellas alguna intervención, y mientras la Constitución Nacional no se reforme, como se
reformó la de la Provincia en esta materia, no es posible hacer mucho más de lo que
contiene el proyecto sancionado sino en detalles, que hay como modificar en sus
efectos”.1177
De todos modos y con cualquier ley que se dicte, “…la libertad del profesorado debe
consagrarse en principio y garantirse en la práctica, pues sin esto no hay Universidad
posible ni enseñanza superior seria y eficaz”.1178 Los gobiernos, en su calidad de meros
1174
Educación Pública, en La Nación, domingo 3 de junio de 1884,
1175
Educación Pública, en La Nación, domingo 3 de junio de 1884,
1176
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1177
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1178
Educación Pública, en La Nación, domingo 3 de junio de 1884,
251
Con la ley que se venía a discutir, “…la cual pronto quedará sancionada y promulgada,
la educación superior puede tomar un desarrollo considerable, reposando sobre bases
más sólidas”.1181 Las Facultades de Derecho, Medicina y Matemáticas, van a
encontrarse “…con cuanto puedan desear para obtener resultados en relación a los
medios de que disponen. Casas adecuadas, bibliotecas especiales, laboratorios y
gabinetes con colecciones completas, catedráticos competentes, reemplazantes para
suplirlos en casos de impedimentos –todos bien dotados-. Programas convenientes y
una buena disciplina, deben dar mayor número de estudiantes sobresalientes, que
superen a los de otro tiempo que contaban con menos medios para educarse. Pero es
preciso tener presente, que la educación superior, depende de la secundaria, así como
esta depende de la primaria”.1182
1179
Educación Pública, en La Nación, domingo 3 de junio de 1884,
1180
Educación Pública, en La Nación, domingo 3 de junio de 1884,
1181
Educación Pública, en La Nación, domingo 3 de junio de 1884,
1182
Educación Pública, en La Nación, domingo 3 de junio de 1884,
1183
.- Sobre Eduardo Wilde ver Rivero Astengo, 1937: 255-269. Para un aspecto inadvertido de la obra
médica de Eduardo Wilde que ocasionó su resentimiento personal para con sus colegas, ver Finochietto,
1936.
1184
.- Ver el texto del proyecto y la ulterior ley en el Apéndice y también en Rodríguez Bustamante, 1959
(el proyecto en Rodríguez Bustamante, 1959: 77-78; y la ley 1597 en Rodríguez Bustamante, 1959: 75-
76).
252
Semejante liberalidad, sostenida con una tibia inconsecuencia por el autor del
proyecto,1185 y decididamente defendida por el senador J. R. Baltoré,1186 fue luego
objeto de un fulminante y muy bien argumentado ataque por Eduardo Wilde que
propuso –-inspirado en las dudas que al respecto tuvo Guillermo von Humboldt-- que el
párrafo fuera sustituido por otro que dispusiera que las cátedras no sean provistas por
auto-reclutamiento (endogámicamente), es decir que “…serán provistas por el Poder
ejecutivo a proposición en ternas de las Facultades, previa aprobación del Consejo
Superior”.1187
1185
.- Carlos Paez de la Torre en su biografía de Avellaneda (ver C. Paez de la Torre, Nicolás Avellaneda:
una biografía,Bs. As. Ed. Planeta, 2001: 378 y 400) incurre en una desafortunada confusión al presentar
a Avellaneda como el consecuente apóstol de los concursos y su más firme defensor. En la misma línea
Juan Carlos del Bello, Osvaldo Barsky y Graciela Giménez en el libro La universidad privada argentina
(Bs. As., Libros del Zorzal, 2007: 24-25 y nota al pie) repiten la misma información inexacta, acentuando
un imaginario antagonismo entre Avellaneda, partidario de los concursos, y Wilde, inclinado a un criterio
que los autores definen como más estatista o napoleónico. Si estos autores se hubieran molestado en leer
el debate no habrían cometido ese grave equívoco que deja al lector no especializado (al que
aparentemente van dirigidas esas obras) en un estado de completa indefensión con su desinformada visión
de los hechos. Es verdad que en el debate inicial hicieron cada uno una ardiente defensa de su postura y
una no menos inteligente crítica de la del adversario, pero cuando se reunió el Senado el 30 de mayo de
1885 para volver a debatir los dos proyectos antagónicos (el de Avellaneda y el reformado en la Cámara
de Diputados) Avellaneda, con argumentos que parecen forjados bajo la dirección del sofista Protágoras,
señala que debido a la parálisis provocada por el antagonismo se imponía una solución de compromiso.
Dice textualmente Avellaneda en esa sesión que en este estado fue que llegamos, por un compromiso, a la
redacción del artículo que acaba de leerse. Por él no se hace lugar a los concursos; pero queda
establecido el principio fundamental que invocábamos los que sosteníamos los concursos, y es que los
nombramientos debían tener su iniciativa y su apoyo en la Universidad. Según la redacción de ese
artículo, para que se haga un nombramiento de profesor, se requiere las condiciones siguientes: primera,
que lo proponga la Facultad, en seguida que el Consejo Superior, que es el Senado superior de la
Universidad, tome en consideración esta propuesta de la Facultad y la ratifique con su voto, pasándola
en seguida al Poder ejecutivo. Así, pues, hay un doble pronunciamiento de los cuerpos universitarios, y
esto, a nuestro juicio, basta para garantizar en cierto modo la eficacia del nombramiento. De ese modo
la dificultad queda saldada, y guardando cada uno la integridad de sus opiniones, hemos podido llegar a
este artículo compromisario. La Cámara de Diputados lo sancionó, y el Consejo superior de la
Universidad lo reputa igualmente aceptable. Nada más tengo que decir (ver Rodríguez Bustamante,
1959: 295). Después de esto poca duda cabe del inconsecuente conformismo de Avellaneda. Pero
tratamos de enjuiciar moralmente a Avellaneda cuyo mérito en la gestión de la ley no cabe desmerecer.
Por el contrario lo que nos interesa mostrar es la dirección originaria de los actos de autoridad. Y en ese
sentido lo que queda bien en claro luego de su intervención el 30 de mayo de 1885 es que el concurso
para Avellaneda es un acto de autoridad irrecusable equivalente a una designación, rasgo inherente al
mandarinato académico. Si cabe usar el término es el espíritu de la Ley Avellaneda: la consumación
instituyente del sistema de mandarinato. Por otra parte poco o nada agrega que se proclame a Avellaneda
defensor del concurso sacando el asunto del contexto del debate. Mejor tanto para la historia como para la
justa valoración del propio Avellaneda es la reivindicación del debate mismo y la recuperación de su
crucial interrogante en orden al futuro de la educación argentina. Ese es el enfoque con el que aquí se
trabaja.
1186
Cutolo, I, 312.
1187
.- Ver Rodríguez Bustamante, 1959: 111. Para evitar confusiones acerca de la posición de Wilde lo
mejor es ajustarse a su propia opinión expuesta en su Memoria ministerial de 1884 donde dice que parece
que las sociedades modernas han consagrado ya como una doctrina inherente a la forma de su
civilización este trípode que sirve de base a la legislación sobre instrucción popular: Instrucción
obligatoria, Instrucción gratuita, Instrucción laica. Para llenar semejante programa se necesita una
autoridad y una fuerza capaz de hacer efectiva esa autoridad; y la autoridad y la fuerza están en manos
del Estado (Ver Eduardo Wilde: Memoria presentada al Congreso Nacional de 1884 por el Ministro de
Justicia, Culto e Instrucción Pública Dr. Don Eduardo Wilde, Bs. As., Imprenta La Tribuna Nacional,
1884: 161; y ver también Revista de Derecho, Historia y Letras, tomo III, Bs. As., Imprenta litografía
253
Todo esto, a no dudarlo, ya forma parte de una historia remota y, además, luego de la
Reforma Universitaria de 1918 quizá se considere un mero asunto de un pasado pre-
histórico. Sin embargo, el pasado no siempre se deja del todo atrás y ocurre, muchas
veces, que las conexiones y continuidades de ese mismo pasado resultan esclarecedoras
en la reconstrucción comparativa, sobre todo cuando examinamos, en esa perspectiva, a
los distintos conglomerados burocrático-académicos.
Al considerarlo así y desde ese punto de vista, la controversia acerca del concurso, que
venía arrastrándose desde el período iniciado con la caída del absolutismo pre-ilustrado
de Rosas, y que se repitió nuevamente en la década del 70, adquiere otro escorzo del
que emergen estandares, actitudes, ideales y valores que las demás fuentes no registran
con tan minucioso detalle y que luego en las manifestaciones y documentos se dispersan
o desplazan. Y, justamente por eso el segmento del debate parlamentario del proyecto
de Avellaneda, de cara al examen de la estructura endogámica o auto-reclutadora de los
conglomerados burocrático-académicos, más allá de su valor histórico, nos interesa
sobremanera porque pone de manifiesto una singular centralidad que, al mismo tiempo
que ilustra el caso, también nos provee las claves para la inteligencia del
funcionamiento del mandarinato.
y encuadernación de Jacobo Peuser, 1899: 232-234). Este presupuesto republicano es la base y el anclaje
profundo de sus opiniones que, por otra parte, no colisionan con el elitismo mandarino. Esto además lo
aleja completamente del discrecionalismo que, entre otros, pone de manifiesto el diputado Germán
Puebla.
1188
.- Ver Rodríguez Bustamante, 1959: 137-138.
1189
.- Ver el informe del Diputado M. Demaría en Rodríguez Bustamante, 1959: 144-148
1190
.- Ver Rodríguez Bustamante, 1959: 251.
1191
.- Ver Rodríguez Bustamante, 1959: 293-296.
1192
.- Ver Rodríguez Bustamante, 1959: 283.
1193
.- Para lo que sigue nos hemos fundado básicamente en Max Weber, Fritz Karl Ringer y Fritz
Morstein-Marx; y para algunos de los detalles aquí examinados, en Jean-François Billeter (para este
último ver Jean-François Billeter: Contribution à une sociologie historique du mandarinat. en: Actes de
254
Al fijar un estado de la cuestión, Avellaneda expresa con una claridad asombrosa, que
hasta ahora no ha cambiado, pese a los relevos que en los conglomerados burocrático-
la recherche en sciences sociales, Vol. 15, junio de 1977: 3-29). El dispositivo teórico se completa con el
insustituible testimonio de Enrique B. Demaria cuyo informe sobre las Universidades alemanas se
publicó en tres entregas en la Revista de Derecho, Historia y Letras, tomo XX, Bs. As., Imprenta
litografía y encuadernación de Jacobo Peuser, 1904: 72-87, 214-230 y 427-449. En todo momento vamos
a recurrir a este testimonio de extraordinaria precisión y detalle de E. Demaría que tiene, respecto de la
obra de Ringer, la ventaja del registro directo siempre más importante que la descripción secundaria. En
adelante este testimonio se va a citar como Demaría, 1904.
1194
.- Esto es algo que se percibe en casi toda la literatura que se ocupa o que comenta el debate de la Ley
Avellaneda. De la literatura que se ocupa de las universidades en el siglo XIX el excelente trabajo de
Susana V. García: Enseñanza científica y cultura académica. La Universidad de La Plata y las Ciencias
Naturales (1900-1930), Rosario, prehistoria ediciones, 2010, apenas toca el asunto, mientras que el
repetidamente citado de Juan Carlos Tedesco en Educación y sociedad en la Argentina (1880-1945), Bs.
As., Siglo XXI, 2009, aunque le concede un poco más de atención reduce todo el examen del debate a dos
escuetas menciones acerca del régimen de los concursos y de la participación de los profesores en la
composición de las facultades. De los concursos dice este último autor que, si bien fue aprobado el
sistema en el Senado, luego tras la intervención de Wilde se lo rechazó en Diputados y se lo reemplazó
por el de la terna a decisión del poder ejecutivo. Y a modo de caracterización dice que en el curso del
debate tanto Wilde como Avellaneda trataron de hacer girar el eje del problema alrededor de
disquisiciones históricas y no políticas (Tedesco, 2009: 97), agregando luego que fue el senador Baltoré
quien planteo el problema en sus términos verdaderos que no serían otros que los relativos a la
posibilidad de eventual separación del profesor de su cátedra por el gobierno (Tedesco, 2009: 97). Todo
esto no solo es completamente inexacto y simplista sino que, incluso, resulta disparatado. Ni la
posibilidad de separación de los profesores o su eventual intranquilidad frente a esta posible amenaza era
el término verdadero sobre el que giraba el debate ni Baltoré, a pesar de su decidida defensa del concurso,
es su actor central; y, por cierto, tanto las disquisiciones de Avellaneda como las de Wilde se localizan en
el centro mismo del problema educativo con inquietante actualidad y son eminentemente políticas como
se pone de manifiesto en el interrogante inicial de Avellaneda y luego en la controversia sobre la
responsabilidad así como en la transacción final que hace posible la ley. La imperdonable ligereza de
Tedesco que confunde la trama y los aspectos cruciales de aquel debate en un libro ampliamente
difundido y citado por los especialistas no es más que otra muestra de la completa desatención de la
plataforma sobre la que se edifica el problema educativo argentino. Del todo diferente por la atención y el
detalle es el examen de Tulio Halperin Donghi en su Historia de la Universidad de Buenos Aires (Bs.
As., ed. Eudeba, 1962: 91-97) que viene a ser, hasta ahora, el mejor estudio de la controversia. Pero
tampoco este autor y los que lo siguen, como el de Buchbinder (2005), se percatan de los aspectos
cruciales de aquel debate que, con injustificado menoscabo, califica como más prolijos que ricos en ideas
(ver Halperin Donghi, 1962: 92).
255
¿ Que arbitrio, que expediente podríamos tocar para que las Universidades tuvieran
reglas fijas de existencia, para que no dependieran de la voluntad, del pensamiento, de
las ideas más o menos transitorias de los diversos Ministerios, por los que en cada
administración van pasando y quedando sometidas? 1195
El nombramiento hecho por el Poder Ejecutivo, o por una persona (en forma
exogámica), comparado con el nombramiento hecho por una corporación en forma
endogámica o auto-reclutadora (faculty inbreeding) tiene más ventajas, y responde, en
la práctica, con mayor seguridad todavía a las garantías que se exigen. ¿Porqué? Por una
razón sencilla. Las corporaciones son muy irresponsables: no hay una entidad cívica que
responda del hecho. El individuo cuando hace un nombramiento, sabe que él va a ser
criticado o aplaudido, mientras que, cuando una asamblea hace un nombramiento, la
personalidad responsable se escapa, diré así, se sustrae a la responsabilidad: es la
mayoría; nadie tiene especialmente la culpa; cada uno tiene parte en ella, si la hay, y,
por lo tanto, no es responsable sino de la parte que le toca; pero jamás puede ser esa una
responsabilidad efectiva.1197
Aparece aquí esa curiosa conjunción de rasgos que, desde entonces, va a formar el
dispositivo de solvencia del mandarinato académico: la autoridad individual combinada
con la responsabilidad y la honorabilidad que sirve de garantía absoluta en el
desempeño de los mandarines académicos. Esa combinación asegura siempre la
elección acertada porque siempre va a estar un individuo solvente, en el lugar apropiado
del que se nutre su autoridad, para responder por sus actos y desempeños académicos.
El razonamiento constituye así un verdadero círculo vicioso y Avellaneda
oportunamente lo señala, al responder a la extensa exposición de Wilde.1198
1195
.- Ver Rodríguez Bustamante, 1959: 89.
1196
Sobre los concursos en la Sección de Filosofía de la Universidad de París en tiempos de Victor
Cousin, ver Vermeren, 2009, 216-220.
1197
.- Sesión del 23 de junio de 1883, en Rodríguez Bustamante, 1959: 102; ed. de 1985, p.71.
1198
.- El grande argumento en favor de la responsabilidad única, dice Avellaneda, no pasa de ser sino un
sofisma (Ver Rodríguez Bustamante, 1959: 124)
256
Para el Ministro Wilde, la garantía que se buscaba con el concurso era una garantía
“falaz”, pues los que se presentaban guardaban una cuestionable compostura:
“…. ¿Quiénes son los que se presentan a los concursos? No son nunca los más
competentes; puede decirse nunca (no diré que no hay alguna excepción; tomo esa
palabra en su sentido general): son siempre los más audaces, son los que tienen una
ventaja aparente sobre las ventajas reales que tienen los otros; son los que hablan mejor,
los que tienen mayor audacia, los que tienen más amigos quizás, los que tienen hasta
cierta práctica en el uso de la palabra, los que saben dar buenos exámenes (y esto lo
entenderán todos los que han concurrido a las aulas de la Universidad o a los Colegios);
son los que, llamados a dar pruebas de competencia en una materia, no responden de
una manera proporcional a los conocimientos que tiene cada alumno, sino a cierto arte
para dar examen”.1199
Pero Avellaneda, para refutar la tácita francofilia de Wilde y hacer la defensa de los
concursos de oposición, introduce el ejemplo alemán-Humboldtiano, donde la
responsabilidad en el seno del honor se articula con la autoridad, de tal modo que el
concurso mismo es más una certificación del saber alcanzado, del que se nutre su
autoridad irrecusable, antes que un examen formal:
Pero para Avellaneda, estos requisitos no eran aún suficientes: Le aguardan todavía
nuevas pruebas. Suple a los profesores titulares en todos los casos accidentales
(enfermedad, viajes), hasta ser llamado por el Senado Universitario a ocupar un puesto
por derecho propio. No hay un acto que se llame “concurso”, pero hay una vida pasada
en el “concurso”. El nombramiento hecho en virtud de un concurso por el juez del
concurso, lleva sobre sí y en favor del agraciado un título permanente de honor. Es el
más alto estímulo para una noble carrera. En vano se darán todos los argumentos, en
vano se dirá cuanto se quiera: “…aquel que ha obtenido un título de profesor con sus
adversarios por delante, discernido por jueces imparciales, porque deben serlo, y solo
por accidente no lo serían, el que ha obtenido de ese modo una cátedra, se siente dueño
de ella y la ostenta como un timbre de mayor honor, que el otro que solo ha merecido
mediante un decreto que bajó de las alturas”.1201
1199
Sesión del 23 de junio de 1883, en Rodríguez Bustamante, 1985, p.72.
1200
.- Sesión del 23 de junio de 1883, en Rodríguez Bustamante, 1959: 126. ed. de 1985, p.88.
1201
.- Sesión del 23 de junio de 1883, en Rodríguez Bustamante, 1959: 126. ed. de 1985, p.88.
257
Luego de este acotamiento ya no queda duda acerca de las cuestiones convergentes y los
aspectos antagónicos del debate.1202 Ambos discrepan en lo relativo al modo y
oportunidad de reclutamiento o auto-reclutamiento, pero no tienen diferencias en orden
a la autoridad irrecusable del saber, el honor a ella asociado y la función del cargo que
lo consagra.1203
Cuando se examina de este modo el núcleo duro del debate se comprende sin dificultad
la aceptación por parte de Avellaneda de las modificaciones que terminan dando forma
operativa al inciso sexto del primer artículo de la ley 1597. Hay sin embargo otro
aspecto que también conviene tomar en cuenta en este notable debate donde se relaciona
la responsabilidad y la estima con la aptitud individual que se contrapone a los arreglos
de compromiso que se asocian a las determinaciones asamblearias o colectivas. De
nuevo es Wilde el que lo expresa sin ambages cuando dice que:
1202
.- Halperin Donghi no ve la diferencia entre elementos antagónicos y convergentes en la disputa de
Wilde y Avellaneda y reduce todo a los inconvenientes prácticos que darían lugar al favoritismo que el
propio Avellaneda había terminado por reconocer como muy serios en el sistema de concursos de
oposición (ver Halperin Donghi, 1962: 95). Al no ofrecer la base de confrontación para su reduccionismo
el lector no tiene otra alternativa que aceptar la inexacta reconstrucción de Halperin Donghi que solo se
asienta en la autoridad del autor. Para evitar esos malentendidos transcribimos aquí completas las
argumentaciones. No obstante, la reconstrucción de Halperin Donghi no se equipara con las ausencias
más notorias de Tedesco.
1203
.- Conviene no simplificar la impronta de ambas personalidades. Aquí hemos puesto el acento en la
controversia y señalado un aspecto dicotómico que hace al tema central de debate. Pero de la autoridad
irrecusable del saber y del sesgo elitista del que ambos participan no se sigue falta de escrúpulo o de
respeto a la libertad de pensamiento. Para Avellaneda, ver Paez de la Torre, 2001; y para Wilde, ver
Rivero Astengo, 1937. Este último autor hace un ajustado resumen de su personalidad pública en el que
señala que al igual que Avellaneda, escribió personalmente las Memorias de sus ministerios, cuyos
originales se encuentran depositados en la Biblioteca Nacional. No era de esos ministros que firman lo
que otros escriben. Estuvo en todo; en la construcción de la cárcel de Ushuaia y en la supresión de los
aranceles de secretarios del fuero federal, a quienes fijó un sueldo. Firmó el contrato Madero para la
construcción del Puerto, disponiendo obras análogas en otros lugares del país. Estableció la autonomía
administrativa y docente de las universidades de Córdoba y Buenos Aires, Respetó a su modo la libertad
de pensamiento y la impuso por todos los medios a su alcance (ver Rivero Astengo, 1937: 266).
1204
.- Sesión del 23 de junio de 1883, en Rodríguez Bustamante, 1959: 126. ed. de 1985, p.88.
258
una corporación, en la cual, vuelvo a repetir, las responsabilidad está muy dividida, sí lo
hará. Se dice: un catedrático que se siente nombrado en concurso tiene todo el orgullo
de haber obtenido su cátedra en buena y leal lucha; mientras que ¿qué va a decir un
catedrático que siente venir su nombramiento? Se puede contestar muy bien: muy poco
orgullo podrán tener algunos, que se pueden señalar con el dedo, dos, tres, veinte, que
saben que su nombramiento no viene de esa gran lucha leal, sino de un cacus [caucus],
de un compromiso contraído entre los miembros del jurado, quizá los más
incompetentes para nombrar determinadas personas, quizá, las más incompetentes. Así
se presentan con grandes formas, con gran aparato, una cosa que con las palabras se
destruye, diciendo que ese nombramiento no es el de un jurado independiente, que
reúna las condiciones de competencia, sino un nombramiento debido a un cacus
[caucus], a un complot”.1205
De ahí que, Wilde pretende echar sobre los concursos la sospecha de la camarilla
corporativa (auto-reclutadora o endogámica), cuando aparentemente Avellaneda lo que
busca es contribuir a enaltecer una comunidad académica hasta entonces casi
inexistente:
Parecía que se quería hacerme un reproche de que hubiera dicho que los concursos son
antiguos. No he querido decir sino que no se presentaba ninguna innovación. Todo es
antiguo en el mundo. El señor Senador por Tucumán [Avellaneda] dice que ¿como no
ha de ser antiguo el sistema de los concursos si ha nacido con la Universidad? Pues los
nombramientos directos han nacido en la Universidad, y los nombramientos hechos a
propuesta de las Facultades también han nacido con la Universidad. De manera que esas
tres ideas corren parejas, desde que hay enseñanza; no hay privilegio en favor de
ninguna de ellas. El nombramiento por concurso, el nombramiento directo y el
nombramiento hecho a propuesta de las Facultades tiene alternativamente boga en la
Facultades Universitarias, y pasan o vuelven con la moda según los tiempos.1206
Este decidido elitismo que deja, a su vez, en descubierto las ocurrentes pretensiones de
innovación que se consideran meras concesiones a la moda del momento agravadas por
las inclinaciones de las asambleas a los acuerdos o compromisos de conveniencia tiene
para Wilde un correlato histórico en la vieja universidad medieval a la que descalifica
junto con su oponente al señalar que:
Dice el señor Senador por Tucumán [Avellaneda], con toda la elocuencia que lo
caracteriza, y con todas aquellas formas seductoras cuando había verdadera vida
universitaria, en las universidades de la Edad Media, todo se hacía por concurso;
entonces despertaban verdadero interés los concursos, y todos los miembros de la
universidad podían presenciarlos. Decía también es un gran día de fiesta para la
1205
.- Sesión del 23 de junio de 1883, en Rodríguez Bustamante, 1959: 130-131; y en la edición de 1985,
pp.90-91.
1206
.- Sesión del 23 de junio de 1883, en Rodríguez Bustamante, 1959: 130-131; y en la edición de 1985,
pp.91.
259
Llega de este modo el debate a soldar la autoridad con la ciencia y esta con la
prerrogativa del orden establecido al que se le asigna la exclusiva competencia para
juzgar y decidir, aunque el que decida no conozca la materia, de modo que será
suficiente que el mismo establishment consagre este reconocimiento porque, como
agrega Wilde:
Para juzgar la materia de un concurso se necesita conocer la materia, y para saber que
un hombre sabe, basta conocerlo…
1207
.- Sesión del 23 de junio de 1883, en Rodríguez Bustamante, 1959: 130-131; y en la edición de 1985,
pp.91.
1208
.- Sesión del 23 de junio de 1883, en Rodríguez Bustamante, 1959: 135-136; y en la edición de 1985,
p.95. Avellaneda ya no va a contradecir a Wilde y solo se va limitar a pedir que se vote, de lo que
resultará una victoria circunstancial en el Senado (Ver Rodríguez Bustamante, 1959: 137-138) luego
revertida en Diputados en sintonía con la propuesta de Wilde (Ver Rodríguez Bustamante, 1959: 235-
251), y finalmente aceptada por Avellaneda como solución de compromiso para establecer la ley (Ver
Rodríguez Bustamante, 1959: 293-296).
1209
.- Halperín Donghi (1962) pasa por alto la referencia a las contribuciones de Juan G. Beltrán,
Francisco Antonio Berra, Juan A. Bibiloni, Carlos O. Bunge, Juan Ramón Fernández, J. Alfredo Ferreira,
Juan M. Garro, Norberto Piñero, Leopoldo Lugones, Rodolfo Rivarola, Estanislao S. Zeballos y Marcial
R. Candioti, en la que se combina el testimonio indispensable y el aporte analítico. En particular resulta
notable e incomprensible la completa omisión de los aportes de Juan Ramón Fernández publicados en la
Revista de Derecho, Historia y Letras que ha llevado a cabo sus extensos artículos titulados Reforma
Universitaria la primera historia en sentido estricto de la Universidad de Buenos Aires (ver Volumen I,
1998: 406-430 y 595-628; Volumen II, 1899: 88-121, 267-286, 403-425 y 528-574; Volumen III, 1899:
102-116, 212-244, 339-359 y 539-558; Volumen IV, 1899: 104-135, 291-331 y 594-611; Volumen V,
260
¿Cual será la regla bajo la cual deberá producirse ese acto, o cual será la manera de
apreciarlo? Yo, por ejemplo, señor Presidente, si tuviera seguridad de que al concurso
irían los hombres más competentes y honorables, y que la cátedra sería dada a aquel que
hubiera acreditado y tuviera realmente más preparación, sin titubear me decidiría por la
provisión de las cátedras por oposición. Si, por el contrario, tuviera la seguridad de que
1899-1900: 69-86, 225-238, 432-447 y 572-586; y Volumen VI, 1900: 212-226), sobre todo porque
muchas de las noticias que trae su obra de 1962 repiten los datos registrados inicialmente por Fernández.
Juan R. Fernández, antes de ser Ministro, había sido en 1902 Decano de la Facultad de Medicina, y desde
ese cargo había promovido el Instituto de Medicina Legal y Morgue (ver Salessi, 1995, 169). La gestión
de Fernández fue combatida en ese entonces por un joven y prestigioso intelectual, Leopoldo Lugones,
desde su cargo de Inspector de Enseñanza Media, y desde su obra titulada La Reforma Educacional. Un
ministro y doce académicos. En cuanto al porteño Francisco A. Berra, había publicado una historia del
Uruguay que fue prohibida por la dictadura del Gral. Santos (ver Vázquez Franco, 2001), y
posteriormente en 1894, estando bajo el influjo del pragmatismo de William James, fue desplazado del
aparato educativo uruguayo por otro grupo de educacionistas (Carlos Vaz Ferreria y Julio Castro) que con
él discrepaban del punto de vista pedagógico (ver Coll Cárdenas, 2009). Ya de vuelta en Buenos Aires,
amén de desempeñarse como inspector y/o miembro del Consejo Nacional de Educación, también llegó a
ocupar la primera cátedra de Ciencias de la Educación de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA.
1210
.- M. Demaría se refiere a la intervención previa del diputado Puebla que expresaba su temor de que el
sistema de designaciones por el ejecutivo enervara la autonomía de las universidades dejando a los
profesores en la incertidumbre de los nombramientos que dependería de la buena o mala voluntad del
poder de las personas que lo deciden (Ver Rodríguez Bustamante, 1959: 235-238).
1211
.- Sesión del 26 de mayo de 1884, en Rodríguez Bustamante, 1959: 238-241; y en ed. de 1985, p.171
261
el Poder Ejecutivo elegiría esas mismas personas tan competentes y tan dignas, y que al
concurso no se presentarían ellas, entonces, sin titubear también, me decidiría por que
fuera el Poder Ejecutivo quien hiciera los nombramientos. Esto viene a confirmar lo que
antes decía: no podemos de antemano asegurar qué será lo mejor. ¿Cual será la
disposición en esta ley que asegure de una manera más eficaz la mejor provisión de las
cátedras? En estos términos debe plantearse la cuestión.1212
1212
.- Sesión del 26 de mayo de 1884, en Rodríguez Bustamante, 1959: 238-241; y en ed. de 1985, p.171
1213
.- Sesión del 26 de mayo de 1884, en Rodríguez Bustamante, 1959: 238-241; y en ed. de 1985, p.172
262
No puede imaginarse entonces el rechazo de una terna, por cuanto el Consejo Superior
la habría conformado por obra de un mandato legal. Rechazar una terna significaría
poner en cuestión los criterios técnicos de la Facultad y del Consejo Superior, los cuales
se presume que la han integrado con los candidatos más potables después de haber
evaluado los méritos académicos de todos y cada uno de los concursantes. Es así que M.
Demaría concluye:
Pero todavía damos intervención al Poder Ejecutivo, porque es posible, aunque muy
difícil, aunque muy remoto el caso, que circunstancias especiales induzcan, tanto a la
Facultad como al consejo a proponer personas que no sean las que deben nombrarse.
Entonces el Poder Ejecutivo debe intervenir para prever ese caso remoto, como he dicho
antes.1216
Que después de las palabras que acaba de pronunciar el señor diputado miembro
informante de la Comisión, es menos sostenible el sistema que nos propone, porque ha
puesto de manifiesto el alcance de las ideas que predominan en la redacción del artículo
que propone en sustitución del Senado. Voy a explicarme. Hay dos sistemas, puede
decirse, que pueden regir la materia de la que nos ocupamos. Uno, la intervención
absoluta del Poder Ejecutivo en el nombramiento de estos empleados, removiéndolos
anualmente. Es el nuestro. Otro, el que trata de emanciparlos (o autonomizarlos) de la
acción absoluta del Poder ejecutivo. La comisión se coloca en un término medio: no
1214
.- Sesión del 26 de mayo de 1884, en Rodríguez Bustamante, 1959: 238-241; y en ed. de 1985, p.172
1215
.- Sesión del 26 de mayo de 1884, en Rodríguez Bustamante, 1959: 238-241; y en ed. de 1985, p.172
1216
.- Sesión del 26 de mayo de 1884, en Rodríguez Bustamante, 1959: 238-241; y en ed. de 1985, p.173
263
acepta la intervención absoluta del Poder Ejecutivo en esta materia, para proveer estos
cargos, como lo conceptúo conveniente a los intereses de la enseñanza, ni acepta
tampoco un sistema que dé resultados positivos, haciendo que las personas que ha de
elegir de una terna el Poder Ejecutivo, tengan las responsabilidades debidas.1217
Y justamente, para disipar las dudas acerca del alcance de sus ideas, en orden a la
necesaria sujeción al poder que impera en el imaginario instituyente de la época, Puebla
define su opción a favor de la pura discrecionalidad, que luego va a hacer carrera en el
tránsito del burocratismo mandarino al burocratismo autoritario:
1217
.- Sesión del 26 de mayo de 1884, en Rodríguez Bustamante, 1959: 243-45; y en ed. de 1985, p.174-
175.
1218
.- Sesión del 26 de mayo de 1884, en Rodríguez Bustamante, 1959: 243-45; y en ed. de 1985, p.174-
175.
264
Fue propuesta por mí en el Senado, en sustitución de este artículo que contenía las
bases, y en el cual creo se ha encerrado la mayor cantidad de errores posibles sobre la
materia. Vista esta propensión que hay en las Cámaras, muy legítima y muy natural,
orgánica, para conservar ciertas facultades, yo propuse esta idea, por vía de transigencia.
Si se buscan garantías ¿qué más garantías que lo siguiente: que la Facultad proponga
una terna, que sea juzgada por el Consejo superior y elevada como proposición al Poder
Ejecutivo? La garantía es tanto mayor en todos los actos humanos, en todos los actos de
las corporaciones cuando el acto que se ejecuta depende de la aprobación de un tercero.
Cuando uno puede hacer las cosas libremente, sin control, las hace a su gusto; cuando
tiene que modelarse a juicio de otro, propone lo que cree que es más justo y mejor, lo
que tiene probabilidad de ser aprobado.1219
En ese contexto, el procedimiento de aprobación de una terna era para Wilde la mejor
de las garantías, pues los estamentos corporativos se veían en la obligación moral de
esmerarse:
Entonces, una Facultad que elige una terna, la ha de elegir teniendo en cuenta todas las
condiciones que le parezca han de merecer la aprobación: idoneidad, distinción,
reputación general. ¿Para qué? Para que no corra riesgo de ser desaprobada, porque una
corporación que hace la presentación de una terna y se la rechazan, queda en mal punto
de vista. Si la Facultad nombrara, es probable que no tomaria en cuenta estas
condiciones; como que no estaría sujeta a aprobación, su decisión recaería sobre
cualquiera. Teniendo que presentarla al Consejo Superior no ha de hacer esto; es seguro
que ha de elegir lo mejor para presentar la terna. Ahora, el Consejo Superior a su vez,
teniendo que sancionar sobre esta proposición, los respetos que merecen los miembros
de la Facultad, y el hecho de tener que presentar al Poder Ejecutivo la terna que aquella
le ha mandado, lo ponen en condiciones de ser sumamente escrupuloso. La terna
propuesta lleva, pues, garantías, que, si de algo pecan, es de excesivas; bastaría con la
presentación de la Facultad al Poder Ejecutivo. Hay tres sistemas: presentación del
Poder Ejecutivo a la Facultad; presentación por la Facultad al Poder ejecutivo y esta
forma mixta, esta forma ecléctica, que es, a mi modo de ver, la que consulta mayores
garantías, quizá demasiadas. Es esa la que ha elegido la Comisión.1220
1219
.- Sesión del 26 de mayo de 1884, en Rodríguez Bustamante, 1959: 245-247; y en ed. de 1985, p.176.
1220
.- Sesión del 26 de mayo de 1884, en Rodríguez Bustamante, 1959: 245-247; y en ed. de 1985, p.176.
1221
.- Ver Rodríguez Bustamante, 1959: 248-251.
1222
.- Ver Rodríguez Bustamante, 1959: 251.
265
Por otra parte, la condición vitalicia de los cargos académicos y el carácter endogámico
o auto-asignador de su mecanismo reclutador (faculty inbreeding), aseguraba a los
mandarines universitarios una hegemonía no susceptible de recusación en el plano
intelectual.1223 La garantía de adaptación derivada del rol consagratorio asignado por la
Ley Avellaneda al Poder Ejecutivo operaba, a su vez, como un reaseguro general que
permitía la reproducción del sistema que los estatutos particulares de las universidades
mas tarde consolidaron con relativa continuidad.
A juicio del Diputado Delfín Gallo, en controversia con el diputado Miguel Navarro
Viola y el Ministro Wilde, las distintas facultades de las universidades
1223
.- ver Buchbinder, 2000, 39.
1224
Sesión del 23 de mayo de 1884, en Rodríguez Bustamante, 1985, 136.
1225
Sesión del 23 de mayo de 1884, en Rodríguez Bustamante, 1985, 136.
1226
Sesión del 23 de mayo de 1884, en Rodríguez Bustamante, 1985, 136.
1227
Sesión del 26 de mayo de 1884, en Rodríguez Bustamante, 1985, 147.
266
Yofre se oponía a la sanción de este inciso, “…porque no encuentro qué razones pueden
influir para que no incorporemos a las Facultades, en su carácter de profesores, a las dos
terceras partes de los que dirigen las aulas”.1231 Para reafirmar su posición, opuesta a la
de Wilde y M. Demaría, Yofre creía que el espíritu de esta ley era “…de una institución
corporativa, una institución en la que todos los miembros, directamente interesados en
la obra, deben contribuir de un modo activo a su desarrollo y su gobierno interno”.1232
En una sintonía semejante, el diputado entrerriano Crespo, señalaba que “…siendo las
Facultades las que han de llenar las dos terceras partes de miembros que faltan para
integrarlas, se corre el peligro, si esos miembros han de ser catedráticos que dictan
clases, de que las Facultades estarán, única y exclusivamente, formadas por los mismos
catedráticos”.1233 Y por añadidura, el diputado porteño Navarro Viola agregaba que
“…estos catedráticos vendrían a formar, no ya un quórum mínimo, como yo había
supuesto; pero, aún el quórum de uno más de la mitad, tomando el número de quince,
que hoy existe, cuya mayoría sería ocho; poniéndose la tercera parte, que son cinco,
harían siempre mayoría”.1234 De esa forma tan simple, Navarro Viola concluía con el
descubrimiento, “…que no puede aceptarse una tercera parte de los catedráticos en la
1228
Sesión del 26 de mayo de 1884, en Rodríguez Bustamante, 1985, 147.
1229
ver Halperin Donghi, 1962: 95.
1230
Sesión del 26 de mayo de 1884, en Rodríguez Bustamante, 1985, 149.
1231
Sesión del 26 de mayo de 1884, en Rodríguez Bustamante, 1985, 149.
1232
Sesión del 26 de mayo de 1884, en Rodríguez Bustamante, 1985, 149.
1233
Sesión del 26 de mayo de 1884, en Rodríguez Bustamante, 1985, 157.
1234
Sesión del 26 de mayo de 1884, en Rodríguez Bustamante, 1985, 158.
267
formación de una Facultad, so pena de darse el caso de que los mismos catedráticos
puedan ser jueces en causa propia [incompatibilidad insanable]”.1235
1235
Sesión del 26 de mayo de 1884, en Rodríguez Bustamante, 1985, 158.
1236
Sesión del 26 de mayo de 1884, en Rodríguez Bustamante, 1985, 159.
1237
Sesión del 26 de mayo de 1884, en Rodríguez Bustamante, 1985, 161.
1238
Sesión del 26 de mayo de 1884, en Rodríguez Bustamante, 1985, 165.
1239
Discurso pronunciado por el Ministro de Instrucción Pública Dr. Juan R. Fernández en el banquete
ofrecido por la Universidad de Córdoba en oportunidad de la inauguración del monumento al fundador de
la Universidad de Córdoba Fray Trejo y Sanabria, en Tribuna, 10 de diciembre de 1903.
268
Esta evolución en los poderes directivos le había hecho perder a la universidad, a juicio
del Ministro Fernández, “…muchas consideraciones de prestigio y de autoridad,
produciendo entre otros resultados, el que la institución no sea suficientemente eficaz
como corporación científica, desde que las academias quedan reducidas en sus
funciones a cuerpos disciplinarios y administrativos, y los profesores, los modestos
ambiciosos de gloria nacional en el horizonte vastísimo de las ciencias y de las letras,
desvinculados entre sí, se consagran cada uno a los estudios de su predilección, pero en
el reducto de la cátedra”. 1240
Las reformas propuestas por el Ministro Fernández a fines del año 1900, para corregir
los desaciertos de la Ley Avellaneda, “…realizaría un progreso en el gobierno de la
instrucción superior. Se organizaría además, a las academias, en corporaciones
científicas, desprendiéndolas de funciones de administración y de disciplina que no
pueden ser bien desempeñadas por asambleas tan numerosas como en el presente, en
que se diluye la responsabilidad personal”.1241
Más aún, a juicio de Cossio (1927), la ley Avellaneda consagró jurídicamente “…el
régimen oligárquico en la constitución y gobierno de la Universidad; régimen que en la
época de su sanción ya había terminado de formarse en el orden nacional {lo había
impuesto el Ministro Pizarro en 1882] y era vivido con un rigorismo de ley secular”.1243
Y es considerando este trasplante de espíritu, contagiado por la instalación en Córdoba
en 1869 de la Academia de Ciencias con la importación que programaron Sarmiento y
su entonces Ministro Avellaneda de una veintena de científicos alemanes, y el
consiguiente injerto dentro de la Universidad de Córdoba con el propósito de
modernizarla o actualizarla, es como “…se ilumina la significación jurídica de la Ley
1240
Discurso pronunciado por el Ministro de Instrucción Pública Dr. Juan R. Fernández en el banquete
ofrecido por la Universidad de Córdoba en oportunidad de la inauguración del monumento al fundador de
la Universidad de Córdoba Fray Trejo y Sanabria, en Tribuna, 10 de diciembre de 1903.
1241
Discurso pronunciado por el Ministro de Instrucción Pública Dr. Juan R. Fernández en el banquete
ofrecido por la Universidad de Córdoba en oportunidad de la inauguración del monumento al fundador de
la Universidad de Córdoba Fray Trejo y Sanabria, en Tribuna, 10 de diciembre de 1903.
1242
Fernández, Juan R. La Reforma Universitaria, Revista de Derecho, Historia y Letras (RDHL), t.IV,
1899, p.600
1243
Carlos Cossio, La Reforma Universitaria o el Problema de la Nueva Generación (Buenos Aires:
Espasa Calpe, 1927)
269
A diferencia de la Revolución del 80, pero a semejanza de lo ocurrido con las secuelas
de la derrota del Liberalismo Mitrista en La Verde (1874), aunque a una intensidad
marcada por la profunda singularidad del nuevo acontecimiento histórico,1246 la
Revolución del 90 desató una pérdida de credibilidad en la clase dominante, una
profunda división en las filas de la elite intelectual, y vino a ratificar la naturaleza
inconclusa del fenómeno emancipador conocido como la Revolución de Mayo.1247
Aunque militarmente derrotada, la Revolución triunfó políticamente, pues provocó la
renuncia del Presidente Juárez Celman, desplazó del poder a la corte Juarista (Wilde,
Cárcano, R. Sáenz Peña), y dio nacimiento a la Unión Cívica, partido que entró a
competir política y electoralmente con el partido Autonomista Nacional (PAN).1248
1244
Carlos Cossio, La Reforma Universitaria o el Problema de la Nueva Generación (Buenos Aires:
Espasa Calpe, 1927)
1245
Carlos Cossio, La Reforma Universitaria o el Problema de la Nueva Generación (Buenos Aires:
Espasa Calpe, 1927)
1246
Para la singularidad del acontecimiento histórico, ver Paredes Goicochea, 2011, 240.
1247
Para la Revolución del Noventa, ver Balestra, 1934; y Alonso, 2000. Para la variable elite en las
transiciones políticas críticas, ver Higley y Burton, 1989.
1248
Para los lenguajes políticos en torno a la crisis politica de 1890 en Argentina, ver Hirsch, 2011.
1249
Fernández, Juan R. La Reforma Universitaria, Revista de Derecho, Historia y Letras (RDHL), t.III,
1899, p.539. Barroetaveña afirmaba con orgullo que el público del acto del Jardín Florida en septiembre
de 1889 había estado compuesto de profesionales liberales: abogados, médicos, ingenieros, del alto
comercio, de las diversas industrias”, en Alonso, 2000, 96, nota 47.
270
N. Alem y Aristóbulo del Valle eran académicos, pues habían egresado de la Academia
de Jurisprudencia y dirigían tesis doctorales en su ejercicio de tales.1250
Pero al haber ratificado la Ley Avellaneda a las Academias al frente de las Facultades,
con sus respectivos miembros vitalicios, acentuó en el seno de aquellas la lucha
fratricida, que con la Revolución del 90, el posterior Acuerdo Roca-Mitre (1891) y la
frustrada Revolución de 1893 se agudizó profundamente.1251 Las academias con sus
miembros vitalicios no se renovaban completamente, a juicio del Decano de Medicina
Juan R. Fernández,1252 “…sino en un tiempo que nunca sería menor de 15 a 20 años, tal
vez, en mas de un cuarto de siglo, pues en la Facultad de Medicina de Buenos Aires, por
ejemplo, cuya composición conocemos desde el año 1876 está renovación no ha
alcanzado a las ¾ partes todavía en 22 años”.1253 Si esto ocurre con la elección de
académicos por la Academia misma, en que la norma ha sido elegir a personas de cierta
edad como garantía en el reposo de las ideas “¿Qué no demorará con la elección
practicada principalmente por los profesores titulares, lo que permitiría la incorporación
a las academias de todo el elemento joven de ese mismo cuerpo?”.1254
1250
Si bien Mariano Demaría, otro de sus firmantes, no era académico, había sido no obstante uno de los
iniciadores de la veterinaria y la ingeniería agrónoma en la Argentina y había participado en el debate de
la Ley Avellaneda sin objetar las cláusulas prebendarias del sistema académico resultante. Otro de los
firmantes fue Juan José Romero, quien seguramente firmó en representación de Mitre, por encontrarse
este último de viaje en Europa. Romero participó del Acuerdo en 1891, en el gobierno acuerdista de Luis
Sáenz Peña integró el gabinete nacional, renegoció la deuda externa del país con Londres, y se asoció
luego con Ernesto Tornquist en emprendimientos bancarios (Regalsky, 1986, 1988 y 1989).
1251
Para las movilizaciones políticas que precipitaron la Revolución del Noventa, ver Hirsch, 2012.
1252
Cutolo, III, 41.
1253
Fernández, Juan R. La Reforma Universitaria, Revista de Derecho, Historia y Letras (RDHL), t.I,
1898, p.614
1254
Fernández, Juan R. La Reforma Universitaria, Revista de Derecho, Historia y Letras (RDHL), t.I,
1898, p.614
1255
Fernández, Juan R. La Reforma Universitaria, Revista de Derecho, Historia y Letras (RDHL), t.I,
1898, p.614
1256
Fernández, Juan R. La Reforma Universitaria, Revista de Derecho, Historia y Letras (RDHL), t.I,
1898, p.614
271
Sin duda, el Ministro de Instrucción Pública Antonio Bermejo “…ha creído que cada
uno solo de los jefes del partido nacional bastaba a los efectos de la igualdad de la
representación en la futura academia, y de lo cual podemos deducir, que el anunciado
nombramiento del de Alem no se llevará a efecto, pues de otra manera el partido radical
[se] beneficiaría con una situación excepcional [la de tener en su liderazgo dos
eminentes juristas Bernardo de Irigoyen y Leandro Alem]. Por otra parte, tal vez, se
excuse la excesiva representación nacional, ante la convicción que los doctores Irigoyen
y Alem --tan indisolublemente unidos en la política-- no han de concordar en opiniones
literarias y filosóficas, siendo el primero [Irigoyen] de corte clásico, y el segundo
[Alem] un romántico intransigente”.1259
Si lo que el Ministro Bermejo se había propuesto era “…facilitar a los partidos políticos,
un terreno neutral donde sus hombres puedan encontrarse sin provocar alarmas en la
opinión, y casi por derecho propio no trepidamos en aplaudir la iniciativa del Sr.
Ministro, pero si ha confiado en el éxito de la nueva creación, entregándole en pañales a
tan poderosos padrinos, es de temer que la tentativa fracase y desde el primer día la
criatura dé indicios de vicio orgánico”.1260
Esta manía “…de acomodar todas las iniciativas oficiales, a la misma salsa, poniéndola
bajo el amparo de los poderosos de la política, es tan vieja como los gobiernos
sudamericanos, y aunque resulten disparates o monstruosos, se repiten con asombrosa
monotonía. Así no hay comisión creada, aún la más insignificante, a la cual no les sea
atribuido el patronato de un hombre políticamente influyente, y estudiando las causas de
los repetidos fracasos de muchas iniciativas, encontrarnos que casi siempre son efectos
de esas causas”.1261
La edad en unos, las ocupaciones activas en otros, y “…la general importancia que
todos ellos conceden a su propia situación, les impiden aplicar sus esfuerzos en el
sentido que se tuvo en vista al confiarles esa misión y generalmente se produce la
1257
Fontenla Facal, 1920, 27.
1258
La política en la filosofía y las letras, en El Diario, sábado 15 de febrero de 1896,
1259
La política en la filosofía y las letras, en El Diario, sábado 15 de febrero de 1896,
1260
La política en la filosofía y las letras, en El Diario, sábado 15 de febrero de 1896,
1261
La política en la filosofía y las letras, en El Diario, sábado 15 de febrero de 1896,
272
Dejando de lado estas eminencias, “…descendamos algunos tramos, para recoger otro
producto político incluido entre los nuevos académicos: nos referimos al Dr. [Lorenzo]
Anadón, senador nacional y miembro del Ateneo de Buenos Aires”.1267 No conocemos
declaraba El Diario de Láinez “…de sus achaques literarios sino sus discursos
parlamentarios y algunas conferencias evacuadas en el Ateneo [asociación de carácter
literario y artístico, que se reunía en la residencia del poeta Rafael Obligado]
introduciendo en el recinto de este, algo del sobrante de finanzas y de política que
dejaba sin [ilegible] en obra parlamentaria”.1268 Y por eso se suponía “…que el honor de
la designación le viene más del Senado que del Ateneo, a no ser que su puesto en la
Facultad de bellas letras sea una compensación a sus tareas como director del Banco
Nacional en liquidación, donde forzosamente, tiene que habérselas con tantas malas
letras [cédulas hipotecarias]”.1269
1262
La política en la filosofía y las letras, en El Diario, sábado 15 de febrero de 1896,
1263
La política en la filosofía y las letras, en El Diario, sábado 15 de febrero de 1896,
1264
La política en la filosofía y las letras, en El Diario, sábado 15 de febrero de 1896,
1265
La política en la filosofía y las letras, en El Diario, sábado 15 de febrero de 1896,
1266
La política en la filosofía y las letras, en El Diario, sábado 15 de febrero de 1896,
1267
Cutolo, I, 159.
1268
La política en la filosofía y las letras, en El Diario, sábado 15 de febrero de 1896,
1269
La política en la filosofía y las letras, en El Diario, sábado 15 de febrero de 1896,
273
Finalmente, un año más tarde, en 1896, y a los efectos de restañar las heridas y
resquemores suscitados en el seno de la fragmentada elite político-académica, el
gobierno da curso a la postergada fundación de la Facultad de Filosofía y Letras.1271 En
su composición están presentes varios representantes de la comunidad ítalo-argentina,
tales como Clemente Ricci, José Tarnassi, Antonio Porchietti, Francisco Capello, y
Rómulo Martini. En esos pioneros tiempos, la contribución académica original fue
reducida, destacándose no obstante, el teólogo Clemente Ricci, con una prolífica
producción referida al heterodoxo argentino Francisco Hermógenes Ramos Mejía.1272
Entre las estrategias posicionales “subversivas” que se dieron en los medios académicos
a partir del pacto Roca-Mitre encontramos un sinnúmero de casos, tales como el tráfico
de fósiles (1892) y la represión por parte de la paleoantropología oficial (Burmeister,
Perito Moreno), el ejercicio ilegal de la ingeniería y la falsa crisis de la infraestructura
hidráulica (1892), la adulteración documental y censura del Mitrismo académico
(Groussac, Levene, Ravignani), la comercialización de diplomas de profesionales
farmacéuticos (1898), la politización perversa de la vida académica (1896), las fábricas
de laminaje intelectual y las amenazas de proletarización (1892-98), y la superchería
paleontológica (1911-1920).
El tráfico de fósiles y calcos fue implementado por Florentino Ameghino para financiar
su viaje a la Exposición Internacional de París de 1878, comercializando sus propios
fósiles, al igual que en su época lo hiciera con su biblioteca particular Don Pedro de
Angelis.1273 A diferencia de otros estudiosos que viajaban financiados por sus padres,
Ameghino hizo su viaje a París, vendiendo “…parte de los objetos llevados por 40.000
francos, y con ese dinero financió la edición de La antigüedad del hombre en el Plata,
una de sus principales obras y Los Mamíferos fósiles en la América Meridional”.1274Al
poco tiempo debió “…volver a vender más material de su [propia] colección (que no se
lo aceptaban en museos de la Argentina) al célebre paleontólogo norteamericano
1270
Cánter, 1936, 469-475.
1271
Buchbinder, 1997, 26-29.
1272
Ver Priora, 2008. Para una biografía del heterodoxo Francisco Ramos Mexía, ver los escritos del
teólogo Clemente Ricci, citados en Blanco, 2009.
1273
Sobre las colecciones de mamíferos Pampeanos en los museos franceses e ingleses del siglo XIX, ver
Podgorny, 2001.
1274
Ver Fryc, 2011.
274
En materia de diques y canales, la imperecedera obra del Dique San Roque del Ing.
Carlos Cassaffousth y del empresario, médico y abogado Juan Bialet Massé, se destacó
más por el escándalo judicial que desencadenó y por su impacto negativo para la
hidrovía o canal de navegación de Córdoba al río Paraná, proyecto de Luis A. Huergo,
que por sus indudables dotes ingenieriles.1278
En 1892 se presentó un falso estudio técnico, el “Informe Stavelius”, del Ing. sueco
Federico Stavelius, vicepresidente de Departamento de Ingenieros de la Nación,
acompañado por el Sr. Cristian Kürzer, empleado de las obras del puerto de Buenos
Aires, también designado "ingeniero nacional" por decreto gubernamental del 1 de Julio
de 1892.1279 Dicho estudio técnico, que fue hecho a pedido del Gobernador de Córdoba
Manuel Pizarro, intentó desacreditar la obra de Cassaffousth y Bialet Massé con fuertes
cuestionamientos contra la presa, que finalmente desató una alarma generalizada en la
población.1280
Luego del "Acto Teatral" del 27 de julio, el 6 de agosto Stavelius elevó el informe
definitivo al Gobernador Pizarro a través del Presidente del Departamento de
Ingenieros, el Ingeniero Juan Pirovano.1281 El 2 de septiembre el informe tomó estado
1275
Ver Fryc, 2011. Sobre Henry Fairfield Osborn, el crítico de Edward Cope, y la paleontología de
vertebrados en el Museo Americano de Historia Natural, 1890-1935, ver Rainger, 1991.
1276
Ver Fryc, 2011.
1277
Ver Stagnaro, 1993; Podgorny, 1997, 2001; y Fernicola, 2011. Para los emigrados políticos españoles
(Emilio L. Rodríguez, Juan Bialet Massé y Serafín Álvarez) en la emergencia de la cuestión obrera
argentina, ver Prieto, 2007.
1278
Entrevista a la profesora Doralice Lusardi a propósito del Ing. Carlos Cassaffousth por el blog
Huellas de la Historia (Evelina Ramirez, Diego Naselli y José Casas). Para la navegación interna en la
República Argentina- Canal de Córdoba al Río Paraná, ver Huergo, 1902. Para la historia del Dique San
Roque, ver Frías, 1985. Para la ciencia y la técnica en el proceso cultural del Río de la Plata, ver Isaacson,
1993.
1279
ver Huber, 2011. Sobre la hipsometría e hidrología y crítica del proyecto de canal de Córdoba al
Rosario de Santa Fé, ver Rodríguez del Busto, 1903.
1280
Ver Angelini, 2011
275
Gracias a la gentileza del ingeniero Eduardo Castillo que tiene en Villa Carlos Paz una
de las copias originales del mencionado informe Stavelius, Angelini (2011) pudo
rescatar algunas conclusiones del mismo. Según Stavelius, en la obra no se respetaron
las medidas de seguridad necesarias, ya que la mampostería utilizada estaba formada
por piedras irregulares y el muro “no puede ofrecer las necesarias condiciones de
impermeabilidad”.1283 Fundamentó esta presunción en las opiniones de otros destacados
ingenieros del momento “en comentarios relacionados con las características de
construcción que requieren los diques estándares y en particular uno de esta
envergadura”. La cal utilizada para la construcción del Dique fue producida en Córdoba
y no importada desde el extranjero. Stavelius aseveró “…haber realizado análisis
químicos de las muestras de cal y de los morteros”. En este sentido, sostuvo que “para
la construcción de un dique es necesaria la utilización de cal hidráulica, que requiere de
mucho cuidado en su elaboración”.1284
Tras el supuesto estudio de distintas muestras tomadas del dique San Roque, Stavelius
concluyó que “en algunas de éstas se había detectado cemento sin agregar cal”.
Asimismo, determinó “…que una importante cantidad de mica hallada en la arena,
contribuyó a que los revoques se hayan aflojado rápidamente”. Supuestamente
comprobó que la cal en ocasiones había sido mal cocida y la mezcla utilizada no era de
la mejor calidad. En otra parte de su informe, Stavelius llegó a la gravísima conclusión
que “esta cal es inservible para obras hidráulicas y sobre todo para la construcción de
diques de represa. Tratándose de una obra de tal trascendencia ha sido por lo menos una
imprudencia emplear por primera vez un material aun no debidamente conocido”.1285 En
cuanto al revoque precisó que “tal cual ha sido aplicado, constituye una garantía ilusoria
contra las filtraciones, porque en grandes superficies ha perdido la adherencia al muro y
presenta un considerable número de huecos, muchos de ellos agrietados. Por ello,
fácilmente se explica que el agua pueda atravesarlo y penetrar en el muro”.1286 Sus
opiniones críticas se extendieron también contra los desarenadores. “Cumplen tan mal
1281
Para el proceso a Cassaffousth y Bialet Massé, ver Larran de Vere, 1958, 109-124; Frías, 1974, 1985;
y Lusardi de Capelli, 2004.
1282
Ver en Huber, 2011
1283
Informe Stavelius, página 7, cit. en Angelini, 2011.
1284
Informe Stavelius, página 7, cit. en Angelini, 2011.
1285
Informe Stavelius, página 12, cit. en Angelini, 2011.
1286
Informe Stavelius, págs. 12-13, cit. en Angelini, 2011.
276
su objeto que, en vez de desarenar, se han llenado ellos mismos de arena en la mayor
parte de su sección.”.1287 Sobre los vertederos, Stavelius afirmó que “se encontraban en
aceptables condiciones de conservación, a excepción de aquellos que como
consecuencia de haberse empleado una arena impura que contenía mica el revoque no
habían adherido a la mampostería. Las compuertas automáticas de los vertederos son
una mera ilusión, ya que su funcionamiento es desastroso”. 1288
Como corolario del estudio, Stavelius afirmó que “las filtraciones son numerosas y se
deben a que la mampostería del Dique es muy porosa. Las rajaduras que surgieron como
consecuencia de la construcción en forma transversal se irán agravando”. Para
Stavelius, “la solución para los problemas sería profundizar las rajaduras y rellenarlas,
con arena y por supuesto, con cemento Portland, agregando mampostería para mejorar
la impermeabilidad y el aumento de la resistencia”. 1289
En el proceso que le inició Juan Bialet Massé, Stavelius no pudo acreditar judicialmente
su condición profesional como universitario y su Informe técnico quedó desvirtuado.
Más allá de las defensas técnicas de Bialet Massé y Cassaffousth, la principal refutación
de las acusaciones de Stavelius fue la perseverancia del propio Dique San Roque, “…el
cual no se cayó, ni sufrió consecuencias mayores por los defectos que se le
adjudicaban”. Sólo fue parcialmente dinamitado en 1944 “para dar pie al nuevo embalse
San Roque”.1290
Luego del "Acto Teatral" del 27 de Julio, el 6 de Agosto Stavelius elevó el informe
definitivo al Gobernador Pizarro a través del Presidente del Departamento de
Ingenieros, el Ing. Juan Pirovano. El 2 de Septiembre el informe tomó estado público.
En un gran plano que acompañaba al informe, sobre un croquis del murallón, se
señalaban más de 90 puntos que indicaban filtraciones de agua encontradas en el
dique.1291 Al día siguiente, 3 de Septiembre, Stavelius publicaba una nota en "El
Porvenir" donde afirmaba que poseía dos títulos de ingeniero a falta de uno y que aparte
su mejor título era ser miembro de la Institución de Ingenieros de Londres. Cabe
recordar que en el Juicio que Bialet Massé emprendió contra Stavelius por perjurio y
ejercicio ilegal de la profesión, éste no presentó ningún diploma y se demostró que no
había sido expedido ni validado ninguno por institución nacional.1292
El 9 de Septiembre, Bialet Massé formuló una protesta ante escribano por el contenido
del Informe técnico y declinó toda responsabilidad por las modificaciones que pudiesen
realizarse al paredón. La protesta exasperó al Gobernador Pizarro, que invitó
públicamente a revisar al día siguiente el dique. A pesar de que Kürzer, “…parado en lo
alto del murallón, con martillo y cortafierro en mano, aseguraba que las rajaduras ya
aparecerían, y que para todos las vieran, las marcaría con pintura roja, nadie lograba ver
1287
Informe Stavelius, página 17, cit. en Angelini, 2011.
1288
Informe Stavelius, página 17, cit. en Angelini, 2011.
1289
Informe Stavelius, página 17, cit. en Angelini, 2011.
1290
Ver Angelini, 2011.
1291
Ver en Huber, 2011
1292
Ver en Huber, 2011
277
las mencionadas rajaduras y menos aquella que cruzaba el dique "de parte a parte".
Inmediatamente, el ex-gobernador Marcos Juárez mandó un telegrama de tres páginas a
su hermano el ex-presidente Miguel Juárez Celman, informándole que ni él ni ninguno
de los Ingenieros Profesores de la Universidad de Córdoba habían encontrado lo
descripto por Stavelius, resultando totalmente inexacto dicho informe: "Respecto a los
agrietamientos, los suscriptos opinan que no hay base posible de discusión, para poder
formular juicio, puesto que ellos no existen".1293
Los únicos que habían visto grietas eran él y su acompañante, Cristian Kürzer, otro
falso ingeniero. El 10 de septiembre de 1892, los ingenieros Duvoy, Lenglet, Decker,
Sesmero González y Cuadros, profesores de la entonces Facultad de Ciencias Físico-
Matemáticas, desautorizaron esas mentiras al declarar que “no hay base posible de
discusión, puesto que ellos (los agrietamientos) no existen”.1294
Copia de dicho documento Madero se lo obsequió a Mitre, y este por motivos que se
desconocen perdió el documento, haciendo que Norberto Piñero se hiciera cargo del
mismo, y solicitara otra copia al repositorio español de marras.1295
Una vez que Piñero publicó el documento inédito en 1897, se desató una infernal
polémica entre aquellos que le asignaban autenticidad, y aquellos otros que buscaban
destruirlo, negándole autenticidad y relevancia, y censurando las opiniones de los que
creían en su existencia real. Contra la legitimidad de este descubrimiento se lanzaron a
la ofensiva primero Paul Groussac y muy luego La Nueva Escuela Histórica (Levene,
Ravignani, Molinari, Torre Revello), condenando al ostracismo académico a los
seguidores de Piñero (Matilde Flairoto y Enrique de Gandía). La censura tácita o
expresa era el común denominador de ese entonces.
1293
Ver en Huber, 2011.
1294
Bustos Argañaraz, 2011.
1295
Sobre Bartolomé Mitre, Andrés Lamas y los circuitos historiográficos rioplatenses, ver Sansón, 2005.
278
Estas dificultades en materia científica son las que hicieron que muchos de sus cultores
optaran por la adopción de vías alternativas. El otorgamiento de diplomas a legos, a
cambio de dinero, fue ampliamente denunciado por los farmacéuticos argentinos en el
siglo XIX.1298 En Buenos Aires, la Sociedad de Farmacia, fundada en 1856 e influida
por la masonería, había solicitado “…que se prohíba a la Universidad de Córdoba
otorgar diplomas a farmacéuticos. Incluso, denunciaron que no existía tal Facultad en
Córdoba”.1299
Esta afirmación tuvo una gran repercusión pública al difundir “…que los alumnos
desaprobados en la Facultad de Medicina de Buenos Aires, única autorizada
debidamente para otorgar títulos profesionales, ’se van a Córdoba y a los quince o
veinte días vuelven hechos todos unos señores farmacéuticos’”.1300 La Sociedad de
Farmacia opinó que “…no solo era reprobable la actitud de dicha universidad por su
falta de seriedad en el otorgamiento de títulos, sino que además, otorgaban diplomas
previo el pago de unos cuantos miles de pesos, pues de conocimientos científicos no hay
que hablar porque carecen en absoluto de ellos, se les otorga tan honroso como
responsable título’”.1301
1296
Vo Aniversario de la Sociedad Científica, La Prensa, 5-IV-1877, cit. en González Leandri, 1999,
187, nota 5.
1297
Cutolo, IV, 237.
1298
Pérgola, Federico y García Puga, Agustín F.: “Polémica relación entre médicos, Medicina
Internacional, Año 15, N° 9, (53-64), 1999, cit. en García Puga, 2002, nota 7. Para el curanderismo de
Pancho Sierra y su viuda la Madre María a fines del 900, ver Brazeiro Diez, 1975; y Barrán, 1992.
1299
“Estafa educativa. Dos detenidos por vender títulos falsos”. Buenos Aires, La Nación, 14 de agosto
de 1998, cit. en García Puga, 2002, nota 8.
1300
“Estafa educativa. Dos detenidos por vender títulos falsos”. Buenos Aires, La Nación, 14 de agosto
de 1998, cit. en García Puga, 2002, nota 8.
1301
“Estafa educativa. Dos detenidos por vender títulos falsos”. Buenos Aires, La Nación, 14 de agosto
de 1998, cit. en García Puga, 2002, nota 8.
279
Mal principio, mirado el asunto con toda imparcialidad, “…por lo que respecta a la
significación y especialidad del puesto acordado. De esta manera se bastardea, diremos
así, la índole de la institución –y si el Ministro Bermejo empieza a cosechar tales frutos
de su iniciativa, mejor sería dar por no organizada la Facultad de Letras, desde que no
hay decisión para preservarla de camaraderías políticas, vicio criollo que se extiende a
todas partes—que ha de ocasionar su fracaso irremediablemente”.1305
1302
Cutolo, II, 222.
1303
Letras…..políticas-Un nombramiento de secretario-Mal Principio, en El Diario, miércoles 25 de
marzo de 1896,
1304
Letras…..políticas-Un nombramiento de secretario-Mal Principio, en El Diario, miércoles 25 de
marzo de 1896,
1305
Letras…..políticas-Un nombramiento de secretario-Mal Principio, en El Diario, miércoles 25 de
marzo de 1896,
1306
Fernández, Juan R. La Reforma Universitaria, Revista de Derecho, Historia y Letras (RDHL), t.I,
1898, p.408
1307
Wacquant, 1995, 182.
280
El cargo no era nuevo pues había sido levantado seis (6) años antes por el Ministro Juan
Balestra, en su Memoria del Departamento de Instrucción Pública del año 1892,
“…mostrando con estadísticas precisas que la República Argentina por el número de
sus estudiantes universitarios, está todavía a un nivel muy inferior a el de las naciones
de la Europa menos favorecidas”.1308
Varios detalles condujeron a la sospecha de fraude.1311 Vignati (1941) señaló luego: “En
general no se han encontrado esquirlas provenientes de talla, ni tampoco núcleos [...]
Sin embargo ha sido relativamente frecuente hallar percutores”.1312 Se podría pensar que
“…alguien se tomó la precaución de enterrar, no todos los restos de un taller, tan
frecuentes en superficie, sino solo piezas que, por su volumen, podían ser fácilmente
encontradas”.1313 Vignati también observó “…que junto a piezas monofaciales de
cuarcita se encontraron objetos (como bolas de boleadoras) trabajados a la martellina
hasta llegar a [estar] finamente pulidos”.1314 Tales bolas de boleadoras, acotó, “…no se
diferencian de las que usaron los indígenas y gauchos de las llanuras argentinas. Los
instrumentos de hueso hallados en el lugar consistían en fragmentos con un extremo
1308
Fernández, Juan R. La Reforma Universitaria, Revista de Derecho, Historia y Letras (RDHL), t.I,
1898, p.408
1309
Se refirió “…a un nuevo yacimiento encontrado en 1917, en las proximidades de punta Hermengo
(Miramar, Pcia. de Bs.As.), con una antigüedad de millones de años. Los materiales que contenía estaban
en sus estratos superiores, de hace entre 8000 y 130.000 años” (Tonni, Pasquali y Bond, 2001). No
confundir con Lorenzo Raimundo Parodi (Pergamino, 23 de enero de 1895-21 de abril de 1966, Buenos
Aires) quien fue un destacado ingeniero agrónomo dedicado a la Botánica
1310
También había unos “cuchillos” (raederas) de piedra cuarcita semejantes a los pampeanos de hace
unos 1400 años, sumamente frecuentes en yacimientos de superficie en los médanos de la costa atlántica.
En un área que luego se conocería en la literatura como barranca Parodi, un sector de los acantilados
costeros ubicado unos 4,5km al norte de la desembocadura del arroyo Durazno, en el éjido urbano de
Miramar, se encontró un famoso fémur de mamífero extinto (de un toxodonte) con un proyectil de piedra
incrustado, ver Tonni, Pasquali y Bond, 2001.
1311
Para una exégesis histórica de los hallazgos arqueológicos de la costa atlántica bonaerense, ver Daino,
1979.
1312
Vignati, 1941, citado en Tonni, Pasquali y Bond, 2001.
1313
Vignati, 1941, citado en Tonni, Pasquali y Bond, 2001.
1314
Vignati, 1941, citado en Tonni, Pasquali y Bond, 2001.
281
pulido”.1315 A pesar de ello, Vignati sostuvo “que los testimonios de los hombres de
ciencia que presenciaron la extracción de los objetos excluyen toda duda”.1316
Sin embargo, el geólogo italiano Guido Bonarelli (1918), que también visitó el área,
dijo que esos objetos “…no están en posición primaria, como además de otras razones
lo prueba la igualdad de esa industria con la que se encuentra en los paraderos
superficiales de la misma región”.1317 Bonarelli agregó que “…piezas extraídas en su
presencia acusaban con la mayor evidencia, haber sido incrustados en dicho terreno,
forzándolas en agujeros previamente preparados”.1318 Más aún, Boule (1921) sugirió la
posibilidad de fraude con respecto a la presencia de artefactos líticos incrustados en el
fémur y las vértebras de mamíferos extinguidos.1319 Como apasionadamente lo relatan
Tonni, Pasquali y Bond (2001), el sacerdote y arqueólogo anti-evolucionista José María
Blanco (1921) llegó a calificar a los hallazgos de “farsa y mistificación”, y exigió que la
comunidad científica tomara posición en el asunto. Al poco tiempo, Boman (1921), un
arqueólogo sueco, encargado de la colección de arqueología en el Museo Nacional,
criticó los hallazgos de industria humana realizados a partir de 1913 en los estratos
terciarios de Miramar. Boman relató un episodio que le había contado Bonarelli,
sucedido cuando éste examinaba las barrancas de Miramar acompañado por Parodi.
“Habían encontrado un sílex cuyo extremo posterior afloraba en la pared de la
barranca”.1320 Bonarelli se puso a excavar la pieza con sus manos y “…advirtió que
estaba rota por el medio, con la fractura completamente fresca”.1321 Poco tiempo
después, Parodi viajó a Buenos Aires y Boman lo interrogó sobre el asunto delante de
C. Ameghino. Explicó que, en efecto, “…había encontrado el sílex muy saliente de la
barranca y que lo hizo entrar más, con un golpe, pues temía que alguna marejada fuerte
lo desprendiera del lugar donde estaba incrustado”.1322 Otro geólogo, Moisés Kantor,
que había sido firmante del acta que convalidó los hallazgos, cambió luego de parecer y
manifestó “hoy tengo mis dudas al respecto”.1323
En la nota publicada en Chile, Boman escribió: “No tengo ningún motivo personal para
dudar de la honestidad de Parodi pero, generalmente hablando, la intervención en
descubrimientos de esta clase de una persona de sus condiciones, a la que es imposible
que guíen intereses científicos, sino solamente los intereses pecuniarios y la
conservación del empleo, no puede sino infundir sospechas de una superchería
1315
Vignati, 1941, citado en Tonni, Pasquali y Bond, 2001.
1316
Vignati, 1941, citado en Tonni, Pasquali y Bond, 2001.
1317
Physis, 4:339, 1918.
1318
Physis, 7:277-398, 1924.
1319
Bonomo, 2002.
1320
Tonni, Pasquali y Bond, 2001.
1321
Tonni, Pasquali y Bond, 2001.
1322
Tonni, Pasquali y Bond, 2001.
1323
Tonni, Pasquali y Bond, 2001.
282
En cuanto a la cuestión de dónde podían provenir los objetos que aparecían incrustados
en los acantilados, “…es este un problema de fácil solución: a una legua de los
hallazgos existe un “paradero” de indios, superficial y a toda vista relativamente
moderno –tal vez de cuatro o cinco siglos de edad– donde abundan objetos idénticos a
los encontrados. Sin embargo, ciertos estudiosos, como Frenguelli (1920), aceptaron
desde los comienzos la veracidad de los hallazgos, aun reconociendo “…determinados
hechos que parecían apuntar en el sentido contrario, como las bolas de boleadoras
pulidas y con surco ecuatorial, que parecían haber sido talladas mediante un recurso
que, en Europa, recién aplicaron más ampliamente los neolíticos”.1326
En 1923, C. Ameghino se alejó por razones de salud del museo de Buenos Aires, del
que en ese momento era director interino, además de jefe de paleontología. El año
siguiente, cuando era director del museo Martín Doello Jurado, Parodi fue trasladado a
Buenos Aires, donde siguió como empleado de la institución hasta su muerte. Al
compás de los rumores acerca de la autenticidad del Hombre de Piltdown, los frecuentes
hallazgos de Miramar también dejaron de aparecer. Los acantilados de la costa atlántica
“…continuaron siendo escenario de recorridos por parte de numerosos investigadores y
coleccionistas aficionados, tanto del país como del extranjero, pero no se encontraron
más artefactos, excepto algunos de índole dudosa aparecidos en la década de 1930”.1329
1324
Tonni, Pasquali y Bond, 2001.
1325
Ver Blanco, 1921, citado en Bonomo, 2002.
1326
Tonni, Pasquali y Bond, 2001.
1327
Y luego: El cuchillo de sílex estaba desprendido de la tierra, pero se conocía el sitio donde había
estado colocado. Y más adelante: Cavando para destapar los huesos, se descubrió [...] en presencia de la
comisión, otra piedra redonda asociada a restos fósiles (Tonni, Pasquali y Bond, 2001).
1328
Tonni, Pasquali y Bond, 2001.
1329
Tonni, Pasquali y Bond, 2001.
283
fraude científico. No se tiene certeza, sin embargo, acerca de su autor o autores. ¿Fue
Parodi el responsable? ¿O alguien le jugó una broma, como era común, por otra parte,
en el medio rural en la época? Quizá nunca lo sepamos, de la misma forma que no
sabemos si Dawson ideó el fraude de Piltdown o fue él mismo engañado”.1330
1330
Tonni, Pasquali y Bond, 2001.
1331
Tonni, Pasquali y Bond, 2001.
1332
Ver Ocampo, 2007.
1333
Tonni, Pasquali y Bond, 2001.
1334
Tarcus, 2007, 88, citado en Cecchini, 2012.
284
más significativa de todas, Wilmart había pintado las dificultades que encontraba el
trabajo revolucionario en la realidad social argentina: "Hay demasiadas posibilidades de
hacerse pequeño patrón y de explotar a los obreros recién desembarcados para que se
piense en actuar de alguna manera".1335 Esas posibilidades denotaban que desprenderse
de la relación salarial y volverse un pequeño patrón no era algo difícil sino bastante
extendido.1336 En la tercera carta, fechada el 14 de junio de 1873, esta realidad
económica se traslada a la militancia social, pues Wilmart le escribe a Marx o Laforgue:
"Van mal las cosas por aquí: sesiones vacías, falta de buena voluntad. Otros tres
(miembros) acaban de partir, el diario no ha aparecido a lo largo del mes último. El
número que debía salir mañana no aparecerá antes del 20. Los fondos faltan (…) No
debemos desanimarnos nunca, pero hace falta mucha paciencia para soplar siempre
sobre las cenizas que no quieren volver a encenderse".1337
Con el correr del tiempo y los desaires de la política proletaria o de clase, y a diferencia
del anarquista Errico Malatesta, quien entre 1885 y 1889 fundó en Buenos Aires el
periódico La Questione Sociale y junto con Héctor Mattei la sociedad de panaderos,
Wilmart desertó de la militancia socialista, y estudió derecho en Córdoba, apadrinado
por el jurista Rafael García, y donde conoció a quien fue su esposa Carlota Correa
Cáceres.1338 Lo mismo ocurrió con parte de los activistas anarquistas catalanes que
abandonaron el movimiento anarquista tras arribar a la Argentina (Oved destaca el caso
del publicista Indalecio Cuadrado).1339
1335
Tarcus, 2007, 88, citado en Cecchini, 2012.
1336
Aricó, 1999, 113-114. Un trato semejante aunque para otra formación económica más antigua había
experimentado William Penn con los sirvientes (indentured servants) que había contratado en Inglaterra
para servir en su colonia de Pennsylvania. Se le escaparon todos al lejano oeste, donde la mano de obra se
pagaba mejor, y se quedó sin sirvientes.
1337
Tarcus, 2007, citado en Cecchini, 2012.
1338
Abad de Santillán (1930) relata la falta de persistencia militante de Wilmart. Entre su descendencia
cuenta con la de su nieto, el obispo Jerónimo Podestá (Tarcus, 2013, 103).
1339
Oved, 1991.
1340
Sobre la sociología y la política en la obra de Raymundo Wilmart, ver Pereyra, 1999/2000.
1341
Fue más tarde Subdirector de la Escuela de Policía, ver Fontenla Facal, 1920, 141.
285
Consciente Roca en su segunda presidencia, que era necesario consumar una nueva
modernización o actualización del aparato educativo, que convergiera con el modelo
que en Alemania había producido Bismark, y que lo desprendiera del fracasado modelo
de la III República francesa, encomienda a su Ministro de Instrucción Pública Osvaldo
Magnasco la tarea de diseñar la reforma.1344
1342
Para la rivalidad educativa y militar entre Francia y Alemania, ver Aghion, Persson y Rouzet, 2012.
1343
El Monitor de la Educación Común, 15 de enero de 1904, 686-691, citado en Escudé, 1990, 15.
1344
Para la rivalidad educativa y militar entre Francia y Alemania, ver Aghion, Persson y Rouzet, 2012.
1345
Sobre el decreto del 17 de febrero de 1899, que imponía como obligatoria la ciudadanía argentina a
quienes dictaran cursos de historia y geografía argentinas, ver Escudé, 1990, 4. Sobre el Congreso
Literario Hispanoamericano de 1892, ver Vazquez, 2008. Para el proyecto de ley relativo a la enseñanza
en idioma nacional, ver Vázquez Villanueva, 2006.
286
confunden en este plan de educación oficial en América del Sur, la ciencia y las letras
con la civilización. Se toman las ciencias y las letras como la ciencia y el cuerpo de la
civilización. Tanto valdría confundir la civilización con la industria fabril y emprender
la conquista de una industria nacional como medio de civilizar al país”.1346
De ese modo Alberdi se explicaba el “…cómo la educación presente viene a ser una de
las causas del empobrecimiento permanente de Sud América, por la dirección que ella
da al empleo que los habitantes hacen de su tiempo y de su actividad en busca de los
medios que necesitan para vivir vida civilizada y cómoda”.1350 Educar al pueblo en la
dirección opuesta, “…es darle la aptitud de servir al desarrollo de su civilización, que
consiste en el de su población, comercio, industria y riqueza…Esa educación no será
dada por las universidades, que en Sud América son sin objeto o ineficaces para el
desarrollo de la civilización material y social por el presente”.1351 Ellas alejan a
América del camino del progreso “…por la dirección errada de su plan de
enseñanza…Lo estéril e ineficaz del curso que la educación ha traído hasta aquí, tiene
su prueba incontestable y práctica en el miserable estado de cosas que todo el gasto y
ruido de tantos trabajos educativos no han impedido producirse…”.1352
Por su parte, Sarmiento decía: “Es menester preparar a los hombres para que sepan
sobre todo, proveer a sus necesidades; no solamente ofrecerles educación, sino
prepararlos como se prepara a los que se dedican a un oficio. Hay que obligarlos a
aprender inglés, y si es posible el alemán, para distraer así a los jóvenes y para que
puedan dedicarse a carreras mucho más útiles”. 1353 Y Alberdi, señalando los defectos de
que habían sido víctimas hasta entonces las generaciones argentinas, decía lo mismo
1346
Magnasco, 1900, 1363.
1347
Magnasco, 1900, 1363.
1348
Magnasco, 1900, 1363.
1349
Magnasco, 1900, 1363.
1350
Magnasco, 1900, 1364.
1351
Magnasco, 1900, 1364.
1352
Magnasco, 1900, 1364.
1353
Magnasco, 1900, 1349.
287
que Sarmiento: “…que era indispensable adoptar nuevos rumbos, determinarlos según
las exigencias del país, no solo en orden a las necesidades de una educación general,
sino a las especiales que convenían a nuestro territorio y a nuestra sociedad. En ese error
de dirección universitaria está fundada –decía Alberdi—toda la educación que se da en
Sud América a las nuevas generaciones”.1354
Entonces, para paliar esta amarga situación, a juicio del Diputado Alejandro Carbó, que
se opuso a la reforma de Magnasco (a la que tildaba de antidemocrática), la única
función que le corresponde al Estado es la que para Francia proponía Gustave de
Lamarzelle [Ministro de Napoleón III]: “…hacer canales de derivación, es decir,
englobar su enseñanza, agruparla perfectamente bien en los tres conceptos que debe
tener al presente de primaria, secundaria y universitaria, y habilitar el medio de
encaminar desde luego estas enseñanzas a la superior y universitaria, y después poner
esos canales de derivación por diversos grados, por diversos cursos, por los miles de
medios que se aconsejan, al principio, al medio y al término de la enseñanza
secundaria”.1356
Siguiendo estos preceptos, lo que se tiene que pensar entonces era, según Carbó, en las
especialidades o nuevas ramas del conocimiento, es decir, en “…no disminuir el número
de los jóvenes que siguen las carreras universitarias, sino establecer en las facultades
nuevos cursos; es necesario darles vida nueva, es necesario que allí haya un verdadero
contacto de las ciencias para que se formen los especialistas, porque es necesario que
los especialistas puedan encontrar como satisfacer las necesidades del progreso, las
exigencias del comercio, las exigencias que les imponen las apremiantes necesidades de
la vida”. 1357
Al lado de los colegios de enseñanza secundaria, sostenía Carbó, “…es necesario poner
esos cursos de estudios, en donde puedan recibirse las otras enseñanzas, pero no
debemos caer en el error de creer que puede substituirse la enseñanza secundaria con la
enseñanza práctica e industrial; …La enseñanza secundaria jamás ha pretendido ser una
enseñanza que forme enciclopédicos y sabios; la enseñanza secundaria es la prosecución
1354
Magnasco, 1900, 1349.
1355
Magnasco, 1900, 1364.
1356
Carbó, 1900, 1324.
1357
Carbó, 1900, 1283.
288
Los que establecieron esa enseñanza secundaria a escala nacional, los hombres del 63,
dijeron entonces “…que era necesario que fundáramos estos institutos [colegios
nacionales] haciendo toda clase de sacrificios, y se dirigieron a todos los gobiernos de
provincia a fin de que se esforzaran por que no menos de tres mil jóvenes recibieran esta
enseñanza en el país. Tres mil jóvenes en 1863 en que teníamos menos de millón y
medio de habitantes, esto es, tres veces menos que en la actualidad, vale decir que
deberíamos tener hoy nueve mil jóvenes para satisfacer aquella aspiración que alcanza
modestamente al dos por mil de la población”.1359 Sin embargo, en el año 99, en la
enseñanza secundaria, se tuvo a juicio de Carbó “…3.112 jóvenes en los
establecimientos de carácter oficial; agregando a aquellos los 2.836 que arroja la
estadística de los establecimientos privados de enseñanza secundaria, tendremos un total
de 5.900 alumnos más o menos. En el año 1900 la inscripción acusa un aumento sobre
la del 99, que tuvo una disminución sensible en el ingreso de alumnos”.1360
1358
Carbó, 1900, 1283.
1359
Carbó, 1900, 1295.
1360
Carbó, 1900, 1293.
1361
Magnasco, 1900, 1341.
1362
Magnasco, 1900, 1341.
1363
Magnasco, 1900, 1341.
1364
Balestra, 1900, 1418-1468; y Castellanos, 1900, 1468-1486.
289
Lugones y José Ingenieros), fue razonablemente descripta por Tedesco (1986, 2009),
quien confiesa seguir lineamientos interpretativos gramscianos.1365 Pero
sorprendentemente, Tedesco omite en la crónica de los episodios la aparición del
ministerio de Juan R. Fernández, saltando de Juan E. Serú a Joaquin V. González sin
solución de continuidad.1366 Asimismo, Tedesco omite en el relato de los episodios
históricos, la rebelión estudiantil iniciada en Buenos Aires en diciembre de 1903 en la
Facultad de Derecho en pleno gobierno de Roca, y culminada en junio de 1906 en la
Facultad de Medicina, y en pleno gobierno de Figueroa Alcorta y su Ministro de
Instrucción Pública Federico Pinedo (padre). Esta omisión no es una casualidad, y
responde a una larga tradición, que con la salvedad de Ricardo Rojas, Emilio Bécher y
Julio V. González, ha venido atribuyendo equivocadamente el origen de la Reforma
Universitaria a la Universidad de Córdoba y al año 1918.
Más aún, a pesar de tratar también la enseñanza superior, Tedesco (1986) incurre en su
obra en una suerte de ninguneo sistemático de la Reforma Universitaria de 1918 y su
impacto en la enseñanza media argentina, para finalmente, culminar atribuyendo la
“ampliación masiva del sistema educativo” exclusivamente al peronismo.1367
1365
Tedesco, 2009, 63, 163, 180.
1366
Tedesco, 2009, 171.
1367
Tedesco, 2009, 200.
1368
.- La Prensa, 15 de agosto de 1905
1369
Montserrat, 1993, 103-104; y García, 2010, 64.
290
Ningún código moderno, inclusive el nuevo alemán, estaba a la altura del Código Civil
argentino; “…ningún otro despejó el camino a las ciencias antropológicas, barriendo
prejuicios, rutinas y atavismos como él, con una escoba tan tupida como el artículo 22;
pero estamos empeñados en interpretar ese precioso código así los jueces como los
tratadistas y abogados con prismas de una erudición empalagosa y malsana, con un
exotismo desenfrenado, con vejeces descompuestas, y nos resultan las consecuencias
más atroces y raras”.1373
Hay quien se enoja con el doctor Vélez Sársfield y lo pone “…como no digan dueñas; el
que más y el que menos no cree valer nada sino proponer de enmendarle la plana, la que
no tiene más defecto sino que no la entendemos; no por falta de claridad en el autor sino
por falta de la preparación necesaria, en sus intérpretes, y por esto, no podemos admirar
esa maravilla de la ciencia moderna, honor y gloria de la ciencia patria”.1374
1370
.- Gustavo Vallejo y Susana García se explayaron extensamente en la obra institucional de Joaquín V.
González, en Vallejo, 2007; y García, 2010. Sin embargo, llama la atención, que en ningún momento
García se refiera al modelo humboldtiano vigente en el pensamiento de Joaquín V. González.
1371
García, 2010, 109.
1372
La Prensa, 7 de enero de 1904, p.4.
1373
La Prensa, 7 de enero de 1904, p.4.
1374
La Prensa, 7 de enero de 1904, p.4.
291
Nos han enseñado todo “…lo que dicen los fulanos antiguos y modernos, somos unos
verdaderos pozos de erudición; pero se nos ha escapado el espíritu, el método, la
perfecta unidad y concordancia, la elevación científica del único fulano que nos
interesa; el doctor Vélez Sarsfield. Por esto, a medida que la legislación civil Europea se
va sintiendo tan estrecha en los antiguos moldes que la oprimen, y quiere romperlos,
para argentinizarse, nosotros vamos para atrás, queremos reformar retrocediendo,
alejándonos de los puntos de partida que sirvieron de base al codificador, los principios
fundamentales y el espíritu de la constitución. Toda la libertad civil, pero toda la
responsabilidad civil, porque sin esta aquella no puede subsistir, responsabilidad
fundada en lo real y humano, desechando fundamentos de pura especulación, gratuitos y
falsos que hasta a él le habían servido para satisfacer las exigencias de la ciencia, a
lo menos para salir del mal paso.”.1375
El retroceso va hasta el punto de que “…altos tribunales del país fallen, contra la letra
expresa del código, que los padres no tienen derecho a ser indemnizados por la muerte
de sus hijos, si no prueban un perjuicio material y distinto del hecho de la muerte
misma; demostrando entre otras cosas, que estos jueces se hallan en una cabal
ignorancia de los efectos inhibitorios del dolor, de cómo los agravios al honor y a las
legítimas afecciones se convierten en depresiones fisiológicas; de que no se pueden
reparar, cuando es posible, sino con médico, botica, alimentos, que cuestan dinero; ni
menos se dan cuenta de que no se puede herir lo moral del hombre sin que se traduzca
en un daño físico y recíprocamente; ni de cómo el dolor puramente moral, según le
nombran, acorta la vida y hace miserable la que queda”.1376
Y si esto y mucho más “…puede decirse en el derecho civil ¿Qué diremos del derecho
penal? En este se ven verdaderos horrores. [Gaetano] Filangieri dijo ya, en su Ciencia
de la Legislación, que nadie debía legislar sobre el derecho penal sin haber
permanecido cuatro meses en una cárcel; lo que es una verdad tan indiscutible, como
que nadie puede recetar sin haber pasado por las clínicas”.1377 Cuando en 1881, Bialet
Massé fundó “…la cátedra de Medicina legal en la Universidad de Córdoba, hice notar
que las torceduras del derecho penal sólo podían enderezarse por las ciencias médicas,
entonces apenas se había lanzado el nombre de la antropología jurídica y sólo la
medicina legal tenía carta de empadronamiento en la clasificación científica”.1378
En los trece (13) meses de prisión “…que nos regalaron a Casaffousth y a mí por el
delito de haber hecho los diques y canales de Córdoba, aprendí derecho penal que ni
1375
La Prensa, 7 de enero de 1904, p.4.
1376
La Prensa, 7 de enero de 1904, p.4.
1377
La Prensa, 7 de enero de 1904, p.4.
1378
La Prensa, 7 de enero de 1904, p.4. Para los significados sociales del dolor, ver Freidson, 1978, 280-
283.
292
Pero en ese entonces Bialet veía claro “…con evidencia completa, que las enfermedades
morales del hombre sólo pueden conocerse y remediarse por los mismos medios y con
los mismos métodos que se estudian las enfermedades comunes. Sin anfiteatro, sin
hospitales y clínicas no hay médico; sin la observación del criminal mismo, en la cárcel
y en el presidio no hay criminalista, solo puede haber un empírico peligroso, que mira
las cosas por sus efectos brutos, y no ve las causas que los generan”.1380
La sociedad que levanta “…teatros de lujo oriental, hace paseos como Edenes y erige
palacios feéricos, no tiene derecho de poner a los hombres en ese contacto y enseñanza
de los antros que llamamos cárceles, y en todo caso no tiene derecho de quejarse de los
efectos de su propia obra”.1382
1379
La Prensa, 7 de enero de 1904, p.4.
1380
La Prensa, 7 de enero de 1904, p.4.
1381
La Prensa, 7 de enero de 1904, p.4.
1382
La Prensa, 7 de enero de 1904, p.4.
1383
La Prensa, 7 de enero de 1904, p.4.
293
todo caso se quiere castigar el crimen cometiendo otro contra la ley escrita y
fundamental del país”.1384
Si quiere el Ministro Fernández “…hacer un gran bien al país, si quiere Fernández ver
disminuir en mucho la criminalidad, haga Vd. pintar en grandes letras ese precepto
constitucional entretanto la clínica criminal demuestra que no es aumentando las penas
el remedio, como se curan las enfermedades, sino por la aplicación exacta y razonada de
la dosis, que tienen por límite el envenenamiento”.1385
El estudio del derecho penal es abrumador “…por la deficiencia y exposición del texto,
compilación de viejas y retrógradas leyes españolas derogadas de hecho por los
tribunales y otras por el Congreso”.1386 Todo esto no quiere decir que cada abogado deba ser
un científico de la talla de “…[Philibert-Constant] Sappey, un Claude Bernard o un [Jean-
Martin] Charcot; no, ni mucho menos; ni todos tienen la vocación y el estómago para
resistir, ni el tiempo necesario, por mas que la ley obliga la autopsia, que es el resumen
de todas las suciedades que se achacan a la medicina; bien que dichos jueces la eluden
con cualquier pretexto. El cartón piedra basta para fijar ciertas ideas y la noción sucinta,
pero exacta, basta para que el que va a legislar o aplicar las leyes penales tenga un
criterio suficiente, o a lo menos el miedo de proceder a locas y a ciegas, en materia tan
ardua, y aprenda a no proceder sin el examen y el consejo debido”.1387
1384
La Prensa, 7 de enero de 1904, p.4.
1385
La Prensa, 7 de enero de 1904, p.4.
1386
La Universidad, en La Nación, 30 de diciembre de 1871, año II, n.583-
1387
La Prensa, 7 de enero de 1904, p.4.
294
Capítulo Octavo:
Entre las causas del movimientismo y la crisis estudiantil de comienzos de siglo (huelga
del 1º de diciembre de 1903) estuvieron una serie numerosa de factores, entre los cuales
hubo causas inmediatas y otras mediatas. Entre las causas inmediatas se registró la
frustración de sus reivindicaciones vinculadas a las convocatorias de exámenes. Y entre
las causas más mediatas del humor de rebelión, figuraban las causas externas y las
internas. Entre las externas debemos jerarquizar la ocupación de Cuba luego de la
Guerra Hispano-Estadounidense (1898), el affaire Dreyfus (1898), la Guerra anglo-boer
(1899 – 1902), y la Guerra civil uruguaya entre Blancos y Colorados (1900). Y entre las
1388
Para las redes culturales y editoriales entre España y Argentina (1892-1938), ver Esposito, 2010.
295
causas internas destacamos la crisis que desató la derrota militar de las revoluciones de
1890 y 1893, la Ley del Servicio Militar Obligatorio (1901), la Ley de Residencia
(1902),1389 y la prédica anarquista desatada a partir de la visita del criminalista y
agitador obrero italiano Pietro Gori, quien en 1899 alcanzó a dictar conferencias
semanales vespertinas en la Facultad de Derecho ante un numeroso auditorio
estudiantil.1390
También contribuyó a este clima los sucesivos trágicos magnicidios y regicidios: del
presidente de Francia Sadi Carnot (1894), del jefe del gobierno español Cánovas del
Castillo (1897); de la emperatriz Isabel de Austria (1898); del rey de Italia Humberto I
de Saboya (julio de 1900 en Monza, Lombardía); y del presidente norteamericano
William McKinley (1901), todos ellos ejecutados por anarquistas.1391 Debemos destacar
también el profundo escepticismo que se respiraba respecto de la filosofía positivista
imperante, y en especial respecto a la ciencia médica francesa, que lo representaba en el
plano literario la lucha del hijo contra el padre en la obra Mi Hijo el Doctor, del oriental
Florencio Sánchez, estrenada en el Teatro Comedia de Buenos Aires el 13 de agosto de
1903, cuatro meses antes de que estallara la rebelión estudiantil.1392
Estudiaban en ese entonces en la Facultad de Derecho algo así como 600 alumnos, casi
el triple de los inscriptos tres años antes en 1900, y donde sólo el 2% de los mismos
pertenecía a las clases tradicionales.1393 Respecto de las causas inmediatas de la huelga,
en diversas ocasiones los dirigentes estudiantiles habían presentado “…varias
solicitudes, las cuales estaban perfectamente fundadas y reunían todos los requisitos que
exige el respeto a la superioridad”.1394 Se pidió prórroga para los exámenes de
diciembre y “…la solicitud fue rechazada, después de dormir varios días en una de las
carpetas de la Secretaría. Fueron presentadas varias solicitudes más pidiendo la
supresión de los exámenes generales y a todas les cupo la misma suerte. No ha lugar. Se
solicitó luego la derogación de la ordenanza sancionada por la academia, según la cual
1389
Oved, 1978, 261-272.
1390
Larroca, 1971, 44-57; Cutolo, III, 403-405; Zaragoza, 1996, 238.
1391
Ansolabehere, 2007, 180, nota 10.
1392
A diferencia de la Rebelión estudiantil acontecida en Córdoba en 1918, la Rebelión en Buenos Aires
de diciembre de 1903 y septiembre de 1904, aconteció sin el aliciente de la Revolución Mexicana y la
Revolución Rusa.
1393
Botana y Gallo, 1997, 524-525, cit. en Terán, 2000, 79.
1394
El País, 1 de diciembre de 1903. El Consejo Superior universitario, “…reunido ayer para tomar en
consideración la solicitud de los estudiantes de derecho, que le había sometido la academia de la Facultad,
ha declarado que los alumnos pueden presentarse a los exámenes de diciembre y de marzo y en otras
épocas que designase la facultad, sin otra limitación que la que reconoce la ley No 3271. Esa ley habilita a
los alumnos para dar exámenes en las épocas oficiales a que se refieren los reglamentos. El consejo
considera que esas épocas deben ser dos a lo menos, porque tal era la práctica establecida al distarse la
ley, existiendo entonces como épocas regulares de examen las de diciembre y marzo. Con ese criterio,
juzga el consejo que el reglamento de la facultad, en cuanto da a los exámenes de marzo un simple
carácter complementario, limitando el número de materias, es contrario a los derechos que la ley citada
reconoce y declara. Al dictar esa resolución, el Consejo Superior universitario ejercita la facultad que le
confiere la ley de 1885 y los estatutos de la universidad. Correspondía al consejo pronunciarse sobre la
cuestión suscitada”, TRIBUNA, 3 de diciembre de 1903
296
Durante semanas “…se tuvo a la vista una parodia, viviente y animada de nuestra
república federal antes de las presidencias constitucionales. Fue un ensayo breve pero
decisivo, de la imposibilidad del gobierno democrático en naciones turbulentas y
movedizas”.1399 La composición de esta dirigencia estudiantil, que llegó a alcanzar a
casi un centenar de integrantes, puede observarse --con toda suerte de detalles
biográficos-- en la Tabla XXV.
1395
El País, 1 de diciembre de 1903. El Consejo Superior universitario, “…reunido ayer para tomar en
consideración la solicitud de los estudiantes de derecho, que le había sometido la academia de la Facultad,
ha declarado que los alumnos pueden presentarse a los exámenes de diciembre y de marzo y en otras
épocas que designase la facultad, sin otra limitación que la que reconoce la ley No 3271. Esa ley habilita a
los alumnos para dar exámenes en las épocas oficiales a que se refieren los reglamentos. El consejo
considera que esas épocas deben ser dos a lo menos, porque tal era la práctica establecida al distarse la
ley, existiendo entonces como épocas regulares de examen las de diciembre y marzo. Con ese criterio,
juzga el consejo que el reglamento de la facultad, en cuanto da a los exámenes de marzo un simple
carácter complementario, limitando el número de materias, es contrario a los derechos que la ley citada
reconoce y declara. Al dictar esa resolución, el Consejo Superior universitario ejercita la facultad que le
confiere la ley de 1885 y los estatutos de la universidad. Correspondía al consejo pronunciarse sobre la
cuestión suscitada”, TRIBUNA, 3 de diciembre de 1903
1396
Los Estudiantes de Derecho-Renuncia de Académicos, en La Prensa, 6 de diciembre de 1903,
1397
Para una biografia de Emilio Becher, ver Giusti, 1994, 111-114. Para el incidente de Becher con
Ingenieros, ver Giusti, 1994, 104-106.
1398
Exámenes, por Emilio Becher o Stylo, en La Nación, 26 de marzo de 1906,
1399
Exámenes, por Emilio Becher o Stylo, en La Nación, 26 de marzo de 1906,
297
Los graduados que eran candidatos al doctorado también redujeron su presencia a sólo
tres (3) que alcanzaron a presentar sus tesis, con un marcado contraste con los que se
habían presentado en el año precedente de 1903, que alcanzaron la cantidad de ciento
cuatro (104) doctorados; y con los que se presentaron en el año siguiente de 1905, que
sumaron ciento cuarenta y siete (147).1401 No obstante esta marcada incidencia en las
cantidades de doctorados, no se observó impacto alguno en el contenido de las tesis,
salvo una sola, la de Emilio Bengoa, que incursionó en pedagogía superior, pues se
refirió a la institución universitaria.
En este apartado sobre las tácticas subversivas en el frente estudiantil hemos de abundar
en las tácticas ofensivas, tales como la original táctica de bloquear la facultad con cuatro
candados de acero, para impedir que se siguiera con la toma de exámenes, medida
tomada de un ejemplo histórico, la clausura del parlamento inglés en tiempos de Oliver
Cromwell.
Pero la actitud vacilante del decano por una parte y “…la falta de toda autoridad moral
en la corporación ya disuelta, han traído las cosas a un terreno en el que los estudiantes
se sienten fuertes y no parecen dispuestos a ceder un solo palmo”.1402 En la reunión de
1400
El Conflicto en la Facultad de Derecho, en TRIBUNA, 1 de diciembre de 1903,
1401
Candioti, 1920, 522.
1402
La Reunión de Anoche. La Facultad Cerrada. El conflicto surgido entre los estudiantes y las
autoridades de la facultad de derecho, que parecía resuelto con la renuncia de los académicos y las
proposiciones del Decano, ha sufrido hoy una reagravación cuyas consecuencias son difíciles de prever.
La actitud vacilante del decano por una parte y la falta de toda autoridad moral en la corporación ya
disuelta, han traído las cosas a un terreno en el que los estudiantes se sienten fuertes y no parecen
dispuestos a ceder un solo palmo. Anoche estaban convocados a asamblea general. Los grupos se habían
dividido a favor y en contra de la huelga, primando una mayoría en el sentido de presentarse hoy a
examen como había resuelto la academia en su última sesión. La comisión ejecutiva del movimiento
huelguista, declaró que había ya terminado su cometido, y que por consiguiente se eliminaba. Lleno el
local de estudiantes, a las 9.30 se presentó el prosecretario de la facultad, Dr. Hilarión Larguía, que fue
recibido con aclamaciones, evidentemente muy personales, pues cuenta con simpatías generales. El Dr.
Larguía manifestó a la asamblea que, interpretando el pensamiento del Sr. Decano, podía asegurarles un
arreglo satisfactorio bajo la base de la concesión de dos términos: uno el de hoy, y el restante que debería
comenzar el 20 del cte. Estas proposiciones fueron acogidas con grandes aplausos, pero una vez ausente
el Pro-secretario varios estudiantes demostraron la imposibilidad de que dichas promesas se cumplieran, a
298
Los carteles decían: “Se Alquila esta Casa”. Esta inscripción se leía estampada en
grandes carteles; más allá en otro cartel se leía lo siguiente: “Por falta de autoridad
moral se cierra esta casa”. “Cerrado por Quiebra—RIP” decía otra y algunas más no
menos chistosas y significativas. A algunos académicos “…esas inscripciones causaron
ingrata impresión. El Doctor [Manuel] Obarrio, uno de esos catedráticos pertenecientes
a la antigua generación, al leer esos letreros hizo un gesto de desagrado y dos gruesas
lagrimas rodaron por sus mejillas de anciano, al recordar quizás los laureles
causa de la disolución de la academia, por más bien inspirada que fueren las palabras del Dr. Larguía. Los
espíritus intransigentes ocuparon luego la tribuna”. (EL DIARIO, Lunes 7 de diciembre de 1903).
1403
EL DIARIO, Lunes 7 de diciembre de 1903.
1404
EL DIARIO, Lunes 7 de diciembre de 1903.
1405
EL DIARIO, Lunes 7 de diciembre de 1903.
1406
El País, 8 de diciembre de 1903
299
Estando la Facultad cerrada y su entrada defendida por los estudiantes, “…no pudieron
llegar a su interior ninguno de los empleados, pero lo peor del caso fue que varios
ordenanzas y el bedel que habían dormido allí, no pudieron salir de ella para nada.
Llegada la hora del almuerzo, todos los ordenanzas hicieron esfuerzos supremos
lograron saltar las rejas ayudados por el coraje y la agilidad que le daba el apetito, pero
el viejo Emilio, bedel de la Facultad, no pudo salvar las rejas, pues además de su edad
se encuentra actualmente enfermo de una pierna”.1408
¡Que tremenda situación¡ “…No había más remedio que ayunar. Algún estudiante
compadecido del pobre viejo, tuvo una feliz idea: comprar pan y fiambres y pasárselos
por la reja. Entonces empezaron a llover enormes sándwiches, hechos con un pan
francés con rebanadas de salame y otros fiambres. Alguien compró en un almacén una
lengua de vaca, que la pasó entre las rejas para el bedel. El cuadro era gracioso. Demás
está decir que el viejo Emilio almorzó opíparamente”.1409
Agregó el diputado Varela Ortiz que si en verdad ellos “…no podían inmiscuirse
directamente en las resoluciones de la academia, por cuanto las Facultades eran
1407
El País, 8 de diciembre de 1903. El Conflicto Universitario. Obarrio llevaba el record de tesis
doctorales dirigidas, desde hacía décadas, registándose entre ellos a: Manuel Ponce, Carlos Roballos,
Apolinario Casabal, Emilio Giménez Bustamante, Enrique Obarrio Langdon, Juan M. Terán, Joaquin
Rivadavia, Alfredo G. Romero, Narciso del Valle, Julio Cramer (h), Manuel R. Morón, y Abel Miranda.
--------
1408
El País, 8 de diciembre de 1903
1409
El País, 8 de diciembre de 1903
1410
Cutolo, III, 186.
1411
Huelga de Estudiantes- En el Congreso, en La Prensa, 1 de diciembre de 1903,
300
autónomas, podían, sin embargo, apersonarse al ministro del ramo, para indicarle la
conveniencia de influir en la realización de un arreglo satisfactorio a este conflicto”.1412
El doctor Roldán confirmó lo dicho por el doctor Varela Ortiz, “…por cuanto, agregó,
además de tratarse de una causa simpática, se trataba de una causa justa, pues reconocía
que el Reglamento de la Facultad [de Derecho] estaba en pugna con la ley nacional de
libertad de enseñanza”.1413
1412
Huelga de Estudiantes- En el Congreso, en La Prensa, 1 de diciembre de 1903,
1413
Huelga de Estudiantes- En el Congreso, en La Prensa, 1 de diciembre de 1903,
1414
Huelga de Estudiantes- En el Congreso, en La Prensa, 1 de diciembre de 1903,
1415
La Cuestión Estudiantil-- Proyecto del Dr. Rivarola, en La Nación, sábado 12 de diciembre de 1903,
1416
La Cuestión Estudiantil-- Proyecto del Dr. Rivarola, en La Nación, sábado 12 de diciembre de 1903,.
301
Esta propuesta, no fue óbice para que al año siguiente conversara asiduamente con uno
de los promotores de la revuelta estudiantil, el Dr. Samuel De Madrid.
Movimientos como el que tuvo lugar “…pocos días hace y que indudablemente
conocen todos los habitantes de la capital porteña”, a juicio de Juan de la Campa,1417
“…deslumbran y apasionan; deslumbran porque, cual el relámpago que escondido en
las tinieblas de las nubes surge de repente iluminando el espacio, así la última
convulsión estudiantil permaneció oculta, formándose lentamente, efectuando el período
de evolución a que están obligadas todas las manifestaciones de energía, hasta que
llegado el momento psicológico se produjo, con la fuerza de la unión, el ímpetu de las
cosas maduradas inconcientes pero firmemente, y desarrolló sus diversas fases,
arrastrando a los unos en la corriente general, aislando a otros, hasta que consiguiendo
su objeto, cayó, porque era necesario, porque había cumplido su misión”.1418
1417
Célebre dirigente radical, que fue Ministro de Justicia en la segunda presidencia de Yrigoyen, y que
fue quien para evitar el golpe de estado de 1930 ideó frustradamente el traspaso del mando al
Vicepresidente Enrique Martínez.
1418
El País, miércoles 16 de diciembre de 1903.
1419
La Huelga Estudiantil-En el Hospital de Clínicas, en El Tiempo, Martes, 1 de diciembre de 1903,
1420
Bourdieu, 2013, 256.
302
VIII-e-2.- Derrota del consejo académico a manos del Consejo Superior por
exceder su poder reglamentario (3-XII-1903)
Para los anales universitarios, el día 2 de diciembre de 1903 sería una fecha memorable,
pues “…él marca la égida de una nueva era para la juventud estudiosa, que consiguió al
no hallar jueces severos y recios que los escuchen y que respondan a sus altísimos
anhelos”.1425 La lectura del Ariel de Rodó, que fuera publicado tres años antes, en 1900,
así como las actividades de La Syringa (en la cual descollaban Rubén Darío y José
Ingenieros), y la lucha épica que venía librando el científico evolucionista Florentino
Ameghino contra la paleontología oficial (recién fue nombrado director del Museo
Público en 1907, durante la presidencia de Figueroa Alcorta y el ministerio de Pinedo),
deben haber sido elementos muy aleccionadores para la juventud rebelde. El triunfo de
los estudiantes “…ha sido ayer decisivo, pues no solo han conseguido la realización de
todo lo que al Consejo [Superior] pidieron, sino una sanción justiciera para los actos
realizados durante la entusiasta jornada”.1426
1421
Es el mismo que luego fuera presidente de la Corte Suprema de Justicia en 1930, y que dictara la
famosa acordada con motivo de la destitución de Hipólito Irigoyen.
1422
Aún no lo hemos podido identificar.
1423
La Huelga Estudiantil-En el Hospital de Clínicas, en El Tiempo, Martes, 1 de diciembre de 1903,
1424
La Huelga Estudiantil-En el Hospital de Clínicas, en El Tiempo, Martes, 1 de diciembre de 1903,
1425
La Huelga de Estudiantes, en La Prensa, 3 de diciembre de 1903,
1426
La Huelga de Estudiantes, en La Prensa, 3 de diciembre de 1903,
1427
La Huelga de Estudiantes, en La Prensa, 3 de diciembre de 1903,
1428
La Huelga de Estudiantes, en La Prensa, 3 de diciembre de 1903,
1429
La Huelga de Estudiantes, en La Prensa, 3 de diciembre de 1903,
303
Los académicos tomaron una resolución “…que si no los exime del error jurídico que
han sostenido, con tanto empecinamiento, corta toda clase de reclamaciones: renuncian
1430
La Huelga de Estudiantes, en La Prensa, 3 de diciembre de 1903,
1431
Los Estudiantes de Derecho-Renuncia de Académicos, en La Prensa, 6 de diciembre de 1903,
1432
Los Estudiantes de Derecho-Renuncia de Académicos, en La Prensa, 6 de diciembre de 1903. El
triunfo para los estudiantes ha sido completo, pues el superior consejo universitario después de una
discusión de 3 horas, ha resuelto contrariar abiertamente la resolución del cuerpo académico de la
Facultad de Derecho y Ciencias Sociales.
El Consejo Universitario ha dictado el siguiente documento en prueba de lo que decimos más
arriba. Considerando
1º Que los alumnos de la Facultad invocan el derecho que acuerda la ley No 3271 [2-10-1895] de
dar exámenes en las épocas oficiales que fijan los reglamentos, a los estudiantes regulares o libres que lo
soliciten.
2º Que al dictarse la ley, existían o habían existido como épocas regulares de exámenes, las de
diciembre y marzo, debe suponerse que la ley se dio en el concepto de lo que era usual, o sea, que las
épocas de exámenes serían por lo menos dos,
3º Que en consecuencia el artículo 147 del reglamento de la Facultad invocado por la misma en
su Informe, al dar a los exámenes de marzo el carácter de meramente complementario, con limitaciones al
número de materias que puedan rendirse, es contrario o restrictivo de los derechos declarados por la
citada ley
4º Que ante la disposición de la ley no es del caso apreciar las razones que pudieran aconsejar
una distinta solución por muy atendibles que fueran.
5º Que al Consejo Superior corresponde en última instancia el pronunciamiento sobre este punto
a mérito de la jurisdicción que le acuerda el artículo 1º inciso 3º de la ley del 3 de julio de 1885, y el
artículo 12 de los estatutos de la Universidad.
Por tanto, el Consejo Superior resuelve:
declarar que los alumnos de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales pueden presentarse a los
exámenes de diciembre y marzo sin más limitación que la que reconoce la ley citada. (El Tiempo,
Miércoles, 2 de diciembre de 1903). La ley 3261 que reglamenta el funcionamiento de las facultades, dice
“Las facultades, recibirán exámenes, en las épocas oficiales que fijen sus reglamentos, a los estudiantes
regulares o libres que lo soliciten y del número de materias sobre que pretendan someterse a prueba,
debiendo observarse para estas pruebas el orden marcado en los reglamentos respectivos”. Como ven,
añadió el Dr. Varela Ortiz lo que la facultad ha hecho, y por lo cual Vds. están quejosos, cae dentro de sus
atribuciones” (TRIBUNA, 30 de noviembre de 1903).
304
sus cargos”.1433 A la renuncia del Dr. Juan A. Bibiloni,1434 siguieron la de los doctores
{Emilio] Jiménez,1435 [Victorino] de la Plaza,1436 [Baldomero] Llerena,1437 [David]
Tezanos Pintos,1438 y [Ángel Dolores] Rojas.1439 Se dice, además, “…que han
renunciado los profesores: [Carlos] Ibarguren, [Ángel] Pizarro,1440 y [Ángel] Rojas, y
que a estas renuncias seguirán varias más. La Facultad está, pues, en vísperas de
quedarse sin autoridades y sin profesores. Consultando al respecto a un conocido y
prestigioso profesor, nos dijo: “es necesario que esto se renueve, que vengan hombres
nuevos con ideas nuevas”.1441
El cuerpo académico “…no pudo reunirse ayer por falta de quórum. Cuando los Dres.
[Juan] Carballido,1442 [J. A.] Terry,1443 [Calixto] de la Torre,1444 y [Benjamín]
Victorica,1445 esperaban la llegada de sus colegas [David de Tezanos Pinto, Antonio
Bermejo, Jose María Rosa, Juan A. Bibiloni, Emilio Jiménez, Victorino de la Plaza,
Wenceslao Escalante, Baldomero Llerena, Jose E. Uriburu, y Joaquín V. González],
fueron sorprendidos con varios sobres cerrados; eran las renuncias indeclinables de los
académicos más arriba citados”.1446 En la imposibilidad, pues, de tener número, “…los
asistentes se retiraron. No pudo por tal motivo tomarse en cuenta una nota de los
estudiantes y estos al saber lo ocurrido, protestaron enérgicamente por la razón dicen, de
que los académicos renunciantes les habían prometido asistir a la sesión“.1447
Ante esta situación extrema “…empiezan a surgir proyectos para cortar el nudo en vez
de desenredarlo, es decir para precipitar el desmoronamiento de la Facultad y levantar
otra nueva sobre sus ruinas. Nos parece más fácil decirlo que hacerlo. Hay cosas que no
1433
Los Estudiantes de Derecho-Renuncia de Académicos, en La Prensa, 6 de diciembre de 1903,
1434
Fontenla Facal, 1920, 29. Bibiloni venía de dirigir la tesis de Julio A. Roca (h).
1435
Cutolo, III, 309.
1436
Plaza venía de dirigir las tesis de José Echenique, Benigno Ocampo, y Manuel Peña.
1437
Cutolo, IV, 320.
1438
Tezanos Pinto venía de dirigir la tesis de Felipe R. Arias, Ricardo P. Figueroa, y Héctor P. Ríos, e iba
a dirigir la de Augusto Cichero.
1439
Cutolo, VI, 337.
1440
Ángel S. Pizarro venia de dirigir la tesis de Manuel F. Armengol.
1441
Los Estudiantes de Derecho-Renuncia de Académicos, en La Prensa, 6 de diciembre de 1903,
1442
Fontenla Facal, 1920, 44.
1443
Cutolo, VII, 313.
1444
Cutolo, VII, 358.
1445
Cutolo, VII, 586-588.
1446
Los Estudiantes de Derecho-Renuncia de Académicos, en La Prensa, 6 de diciembre de 1903,
1447
Los Estudiantes de Derecho-Renuncia de Académicos, en La Prensa, 6 de diciembre de 1903,
305
Los académicos y profesores que simpatizaban con la causa estudiantil, “…son vivados
y aplaudidos a su entrada a la Facultad [de Derecho]. Los doctores [Benjamín] Victorica
y [Antonio] Bermejo son objeto de una ruidosa manifestación de simpatía”.1452
La reunión de esta mañana: “…A las 6 a.m. empezaron a llegar los estudiantes. La
comisión de propaganda íntegra, estacionada en la reja de la puerta de la facultad
convencía a los estudiantes que deseaban dar examen, alumnos en su mayoría de 6º
año”1453 El convencimiento debió ser grande “…cuando ninguno consiguió penetrar en
la casa”.1454
1448
La Nación, martes 8 de diciembre de 1903
1449
La Nación, martes 8 de diciembre de 1903
1450
Fontenla Facal, 1920, 163.
1451
La Nación, martes 8 de diciembre de 1903
1452
La Huelga Estudiantil, en El Tiempo, Martes, 1 de diciembre de 1903,
1453
El Conflicto Estudiantil--Suspensión de Exámenes, en El Diario, Martes 1 de diciembre de 1903,
1454
El Conflicto Estudiantil--Suspensión de Exámenes, en El Diario, Martes 1 de diciembre de 1903,
306
El Decano Dr. Carballido llegó a las 7 a.m., acompañado del Dr. Enrique Navarro Viola
y del Dr. Hilarión Larguía. Los estudiantes los aplaudieron al llegar “…y dieron vivas a
la huelga y a los diputados que han intervenido en el asunto”.1455 Momentos después, el
Dr. Navarro Viola “…nos dijo que el Dr. Carballido había resuelto suspender los
exámenes por tiempo indeterminado, hasta la época de marzo. Con esta resolución, que
fue la última, se cerró esta mañana a las 91/2 la facultad, incluso la secretaría. El Dr.
Carballido [que había sido Ministro de Instrucción Pública en la presidencia de
Pellegrini] acompañado por el Dr. [Marco] Avellaneda,1456 fue aclamado al salir, lo
mismo que los demás profesores. Con uno que otro grito discordante fueron despedidos
los Dres. [Victorino] De la Plaza, a quien un chusco le pedía “que no hablara”.1457
En este apartado sobre los cambios burocráticos desatados por la lucha estudiantil
hemos de tratar el arrepentimiento del Consejo Superior de su anterior medida, la
impugnación de la elección del rector por ausencia de los graduados, la ineficacia de la
Academia como corporación científica, el auto-sacrificio académico del Decano
Carballido, y las Facultades reducidas a cuerpos disciplinarios y administrativos,
1455
El Conflicto Estudiantil--Suspensión de Exámenes, en El Diario, Martes 1 de diciembre de 1903,
1456
Fontenla Facal, 1920, 18. Marco Avellaneda inauguró en 1905 en la Facultad de Derecho el curso de
economía política, donde trataba el conflicto entre el capital y el trabajo (Haidar, 2008, 204); y en 1909 al
asumir un cargo en el gabinete de Figueroa Alcorta, planteó el proyecto de un Departamento Nacional del
Trabajo con un poder de policía propio (Suriano, 2012, 38).
1457
El Conflicto Estudiantil--Suspensión de Exámenes, en El Diario, Martes 1 de diciembre de 1903,
1458
El Conflicto Universitario--Reorganización de la Antigua Academia, en El País, lunes 14 de
diciembre de 1903,
307
ese cuerpo daría lugar a trastornos graves, habían renunciado. No es nada lo que el
Consejo Superior pretende: destruir de un soplo la obra levantada por los estudiantes a
costa de tantos sacrificios y elevar de sus ruinas al cuerpo académico”.1459
Se preguntaba también dicho periodista “¿Qué conjeturas se harán los estudiantes y toda
la opinión pública al darse cuenta del mal paso dado por el Consejo Superior, al volver
el crédito a la academia de Derecho, dando toda clase de satisfacciones, después de
haber puesto en evidencia con una resolución clara y terminante, que esta corporación
no había procedido en ese caso con la equidad y justicia que debe caracterizar todos sus
actos? Esta actitud del Consejo Superior universitario importa una provocación o una
1459
El Conflicto Universitario--Reorganización de la Antigua Academia, en El País, lunes 14 de
diciembre de 1903,
1460
El Conflicto Universitario--Reorganización de la Antigua Academia, en El País, lunes 14 de
diciembre de 1903,
1461
El Conflicto Universitario--Reorganización de la Antigua Academia, en El País, lunes 14 de
diciembre de 1903,
1462
El Conflicto Universitario--Reorganización de la Antigua Academia, en El País, lunes 14 de
diciembre de 1903,
1463
El Conflicto Universitario--Reorganización de la Antigua Academia, en El País, lunes 14 de
diciembre de 1903,
308
agresión a los estudiantes que no dudamos sabrán repeler con empuje vigoroso a la vez
que digno de sus tradiciones”.1464
Es muy probable sostenían “…que de entre los académicos renunciantes haya dos (lo
necesario) que no piensen como [Mariano] Moreno. La academia de Derecho tendrá
entonces quórum, pero veremos cual es su papel y cuanto dura. Aguardemos. No será
larga la espera”.1465
VIII-f-2.- Impugnación de la elección del rector por ausencia de los graduados (15-
XII-1903)
Lo natural era tomar “…por norma nuestras propias costumbres y buscar de apoyarlas
en la de aquellos pueblos donde la institución universitaria goza de mayores libertades,
como la Inglaterra, por ejemplo, donde las célebres universidades de Cambridge y
Oxford, completamente independientes, nombran sus rectores en una asamblea
compuesta del senado universitario, formado por todos los graduados de la universidad;
más aún, esa asamblea nombra el consejo superior que gobernará con el rector de la
universidad. Es cierto que nosotros no podemos aspirar a esa completa independencia,
desde que el gobierno interviene en la enseñanza superior, aprobando o desaprobando
los estatutos, nombra a los profesores que le proponen las Facultades, y los paga unas
veces o acuerda subsidios otras, para que puedan costearse”.1467
Dando, pues, “…esta intervención que necesariamente debe tener el gobierno, según
nuestro modo de ser, en nada obsta que el rector sea nombrado por todos los graduados
constituidos en asamblea, y que esta elija cuatro miembros para formar el consejo
superior, con el rector y los cuatro decanos que las Facultades nombrarán a su vez. De
este modo las Facultades, compuestas de profesores titulares, tendrán su representante
en el supremo Consejo, de igual modo que los graduados”.1468
1464
El Conflicto Universitario--Reorganización de la Antigua Academia, en El País, lunes 14 de
diciembre de 1903,
1465
El Conflicto Universitario--Reorganización de la Antigua Academia, en El País, lunes 14 de
diciembre de 1903,
1466
Jose Olegario Machado, Reconstrucción Universitaria, en La Prensa, 15 de diciembre de 1903, p.4,
1467
Jose Olegario Machado, Reconstrucción Universitaria, en La Prensa, 15 de diciembre de 1903, p.4,
1468
Jose Olegario Machado, Reconstrucción Universitaria, en La Prensa, 15 de diciembre de 1903, p.4,
309
Así, pues, la primera reforma esencial era “…dar intervención a los graduados de todas
las facultades para que concurran anualmente a nombrar el rector, y cuatro consejeros
que compondrán el Consejo Superior universitario unido con los decanos de cada
facultad”.1469
A raíz de los sucesos del día, se imponía hablar al decano. El Dr. Juan Carballido, como
exordio a su conversación “…ratificó los buenos propósitos que para los estudiantes lo
habían animado. Tuvo palabras de amargas quejas para aquellos que han calificado de
falta de energía su prudente conducta de no requerir la intervención policial en ningún
momento”.1472
1469
Jose Olegario Machado, Reconstrucción Universitaria, en La Prensa, 15 de diciembre de 1903, p.4,
1470
TRIBUNA, 10 de diciembre de 1903
1471
El Conflicto Universitario, en La Prensa, 8 de diciembre de 1903, p.6, col.3,
1472
El Conflicto Universitario, en La Prensa, 8 de diciembre de 1903, p.6, col.3,
1473
El Conflicto Universitario, en La Prensa, 8 de diciembre de 1903, p.6, col.3,
1474
El Conflicto Universitario, en La Prensa, 8 de diciembre de 1903, p.6, col.3,
310
académico de que hablaban los diarios de la tarde, “…dijo que no había pensado hacerlo
y que ello era difícil en vista de que a las renuncias ya presentadas, había que agregar la
del Dr. Calixto de la Torre”.1475
Las últimas palabras del Dr. Carballido fueron las siguientes: “Aunque dejado en medio
de la estacada y pagando culpas de otros, me mantendré firme y pondré todas mis
energías al servicio de las buena causa, a fin de que por medios dignos se satisfaga los
deseos de los estudiantes y se restablezca el buen nombre de la Facultad de que soy
Decano; si me vencen en la lucha, que el acceso de fines políticos ha hecho cruel,
quedará mi conciencia tranquila”.1476
Desorganizada por completo la facultad, que debido a las renuncias de los académicos y
del decano quedó sin autoridades, “…y no habiendo la más remota esperanza de que se
formen mesas examinadoras hasta marzo, los estudiantes se han llamado a sosiego, sin
que ello importe decir que se dormirán sobre los laureles de su primer victoria, máxime
cuando con ella no se ha decidido completamente la campaña que ha dado origen a los
últimos acontecimientos que son del dominio público”.1478
1475
El Conflicto Universitario, en La Prensa, 8 de diciembre de 1903, p.6, col.3,
1476
El Conflicto Universitario, en La Prensa, 8 de diciembre de 1903, p.6, col.3,
1477
Conferencia del Ministro de Instrucción Pública Dr. Juan R. Fernández en oportunidad de la
inauguración de la estatua a Fray Trejo y Sanabria, fundador de la Universidad de Córdoba, en Del
Ministerio de Instrucción Pública, en Tribuna, 10 de diciembre de 1903. En la biografía que trae Cutolo,
este último equivoca la fecha del deceso de Fernández y el nombre de su mujer.
1478
El Conflicto Universitario--Los Académicos ¿Retirarán sus renuncias?, en El País, 11 de diciembre
de 1903,
1479
El Conflicto Universitario--Los Académicos ¿Retirarán sus renuncias?, en El País, 11 de diciembre
de 1903,
311
1480
El Conflicto Universitario--Los Académicos ¿Retirarán sus renuncias?, en El País, 11 de diciembre
de 1903.
1481
El Conflicto Universitario--Los Académicos ¿Retirarán sus renuncias?, en El País, 11 de diciembre
de 1903,
1482
Extrañamente Tedesco ignora la gestión del Ministro Fernández (Tedesco, 2009, 171). Keiper fue el
autor de un libro titulado "La cuestión del Profesorado Secundario”.
1483
.- Ver Reforma Universitaria en Revista de Derecho, Historia y Letras, Volumen I, 1898: 406-430
(en adelante Fernández 1 y número de página) y 595-628 (en adelante Fernández 2 y número de
página); Volumen II, 1899: 88-121(en adelante Fernández 3 y número de página), 267-286 (en adelante
Fernández 4 y número de página), 403-425 (en adelante Fernández 5 y número de página) y 528-574
(en adelante Fernández 6 y número de página); Volumen III, 1899: 102-116 (en adelante Fernández 7 y
número de página), 212-244 (en adelante Fernández 8 y número de página), 339-359 (en adelante
Fernández 9 y número de página) y 539-558 (en adelante Fernández 10 y número de página); Volumen
IV, 1899: 104-135 (en adelante Fernández 11 y número de página), 291-331 (en adelante Fernández 12
y número de página) y 594-611 (en adelante Fernández 13 y número de página); Volumen V, 1899-
1900: 69-86 (en adelante Fernández 14 y número de página), 225-238 (en adelante Fernández 15 y
número de página), 432-447 (en adelante Fernández 16 y número de página) y 572-586 (en adelante
Fernández 17 y número de página); y Volumen VI, 1900: 212-226 (en adelante Fernández 18 y número
de página). El trabajo, hasta aquí totaliza 405 páginas, lo que permite formarse una idea de su amplitud.
312
Decía Fernández en ese crítico momento, cuando hacía pocos días que se había desatado
en Buenos Aires una huelga estudiantil en la Facultad de Derecho, que esta fiesta
inauguratoria representa, “…la existencia de una perfecta armonía entre el cuerpo
dirigente y docente de la universidad, relación que es indispensable mantener y
consolidar como liga entre el pensamiento y la acción, si se quiere obtener la realización
de los grandes y puros ideales de la instrucción pública”.1485
El claustro universitario (o asamblea universitaria) que por tanto tiempo dirigía los
destinos de la Universidad de Córdoba, “…producía entre otros beneficios, el
mantenimiento de relaciones, entre el profesorado y los diplomados de esta casa. Las
sucesivas reformas de los estatutos de la histórica universidad de San Carlos, han ido
restringiendo paulatinamente esta expansión de la casa de estudios, separando poco a
poco a los graduados del claustro, constituyéndolo únicamente con los profesores y el
cuerpo directivo, hasta que con la Ley Avellaneda de 1885, él [claustro] fue
reemplazado por las academias, que sí cuenta profesores en su seno, la corporación
[académica] los elige en número limitado, dejando una gran mayoría sin la participación
que legítimamente les corresponde en la dirección de la enseñanza”.1486
Solicitaba Fernández permiso para que, “…estando en medio de profesores, aborde este
problema de nuestra vida universitaria, pues estoy seguro que no os será molesto ni
intempestivo, porque, además de que seré breve, él debe ser, como en la universidad a
que pertenezco, una conversación cotidiana y una aspiración común”.1487
1484
TRIBUNA, 10 de diciembre de 1903
1485
TRIBUNA, 10 de diciembre de 1903
1486
TRIBUNA, 10 de diciembre de 1903
1487
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1488
TRIBUNA, 10 de diciembre de 1903
313
VIII-g-3.- Orfandad del docente (o graduado) pues no tiene voz ni voto en esta
república (10-XII-1903)
Los consejos de la facultad, como centros directivos, “…con un número más reducido
de miembros que los que posee en la actualidad para garantir mayormente la unidad y
continuidad de acción, serían cuerpos consultivos para la resolución de los casos
extraordinarios no previstos en los reglamentos; estos serían hechos cumplir fielmente
por los decanos investidos de una autoridad mucho más completa que en el presente”1492
El consejo de la facultad “…nombraría a los profesores suplentes de sus escuelas
respectivas, previo concurso de idoneidad, y en los casos ocurrentes, nombrarían el
candidato único para profesor titular seleccionándolo entre los profesores suplentes; el
candidato aceptado por el consejo superior universitario, se elevaría al poder ejecutivo
en solicitud de nombramiento definitivo”.1493
Por otro lado, los consejos superiores “…estarían constituidos exclusivamente por los
decanos de las facultades y por el rector, nombrado por la asamblea universitaria,
1489
TRIBUNA, 10 de diciembre de 1903
1490
TRIBUNA, 10 de diciembre de 1903
1491
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1492
TRIBUNA, 10 de diciembre de 1903
1493
TRIBUNA, 10 de diciembre de 1903
314
formada esta por las academias reunidas y por los representantes de los graduados de
cada facultad, en un resurgimiento de vuestro glorioso claustro. Los consejos superiores
resolverían en última instancia las causas falladas por las facultades en los casos
contenciosos y administrativos, como la asamblea universitaria en los conflictos que
surgieron entre el Consejo Superior y las facultades”.1494
Sostenía Fernández que “…el número de los miembros de las facultades y del Consejo
Superior; la limitación de atribuciones en estos cuerpos, cuyo poder pasaría a los
decanos y al rector, prestigiados por el origen de sus elecciones, bastarían para cimentar
la autoridad, permitiéndole cierta agilidad y firmeza en las resoluciones, que por su
ausencia, contribuye no poco a los actos de indisciplina en los institutos”.1495
Subscripta por ciento setenta y cinco (175) firmas de académicos, profesores, médicos,
abogados e ingenieros, el Ministro de Instrucción Pública Fernández recibió de Córdoba
una nota concebida en los términos siguientes: “Los subscriptos, graduados en la
universidad de la república, felicitamos a V.E. por las ideas vertidas en el discurso que
pronunciara en el banquete dado por el cuerpo docente de la Universidad de Córdoba el
día 7 del corriente con motivo de la inauguración de la estatua de fray Fernando de
Trejo y Sanabria, y nos complacemos en manifestarle que ellas expresan una constante
aspiración de todos los que se han educado en ese ilustre instituto y desean
ardientemente su engrandecimiento”.1496
1494
TRIBUNA, 10 de diciembre de 1903
1495
TRIBUNA, 10 de diciembre de 1903
1496
Claustro Universitario- Nota al Ministro Fernández, en La Nación, sábado 19 de diciembre de 1903.
Sobre la modernidad en Córdoba a partir del 80, ver Agüero, 2006.
1497
Claustro Universitario- Nota al Ministro Fernández, en La Nación, sábado 19 de diciembre de 1903
315
Capítulo Noveno:
1498
El País—24 de febrero de 1904.
1499
El País—24 de febrero de 1904.
1500
Instrucción Pública-Facultad de Derecho- ¡Exámenes!, en El País—25 de febrero de 1904,
1501
Instrucción Pública-Facultad de Derecho- ¡Exámenes!, en El País—25 de febrero de 1904,
316
La academia está dando los últimos “manotazos del ahogado”, pero no logrará
“….asirse al madero salvador y sucumbirá víctima de las olas cuyas iras provocara en
tiempo que se creía en tierra firme”.1502 Era necesario que los académicos “…se
convenzan que la reorganización de la Facultad sobre sus antiguas bases es un absurdo,
y que en el caso de que se consiguiese reconstruir [el quórum de] la academia destruida,
la vida de esa corporación sería efímera. En la sesión del martes, --que no tuvo lugar—
se acordó, es decir, varios académicos en minoría resolvieron olvidando el Reglamento,
llamar a exámenes para el 14 de marzo”.1503
En vista del giro que iban tomando los acontecimientos, “…los elementos conscientes
de los estudiantes formaron “la logia” y propagaron entre sus condiscípulos las ideas
que los guiaban. Se quería facultad libre y era necesario dar lugar a que el Ministerio de
Instrucción Pública presentase al Congreso su proyecto sobre la organización de la
Facultad, bajo la base que emitió, en el discurso que pronunció en la Universidad de
Córdoba”. 1504
Antes de lanzarse a una Reforma tan radical, “…se trató de armonizarla con el interés
propio de cada estudiante; es decir presentarse a dar examen y después pedir, y si fuere
menester exigir la reorganización de la Facultad; pero pronto se vio que esto daría por
resultado el reconocimiento de la autoridad de una academia que había perdido
totalmente su prestigio moral. Entonces se alzó la voz unánime de los estudiantes
reunidos en la “logia” y declararon que debía promoverse un movimiento radical”.1505
1502
Instrucción Pública-Facultad de Derecho- ¡Exámenes!, en El País—25 de febrero de 1904,
1503
Instrucción Pública-Facultad de Derecho- ¡Exámenes!, en El País—25 de febrero de 1904,
1504
La Argentina, martes 15 de marzo de 1904
1505
La Argentina, martes 15 de marzo de 1904
1506
La Argentina, martes 15 de marzo de 1904
1507
La Argentina, martes 15 de marzo de 1904
1508
Fontenla Facal, 1920, 25.
1509
La Argentina, martes 15 de marzo de 1904.
317
Esta minoría de estudiantes, “…de seguro impulsada a la rebeldía por una influencia
extraña [la de un profesor de medicina llamado Samuel De Madrid], se reunió en las
primeras horas de la mañana de ayer en un club atlético o cosa parecida, y asegurado el
pensamiento común de proveerse de pitos, asistió a la facultad a la hora prefijada para el
examen”.1511 La rebelión se había circunscripto a la Facultad de Derecho, y no se había
extendido aún a la de Medicina, por cuanto una gran mayoría de jóvenes profesores
médicos se hallaban participando del Segundo Congreso Médico Latinoamericano, y
la Exposición de Higiene anexa, inaugurado en Buenos Aires en Abril de 1904, en
cuya organización actuaron el bacteriólogo Julio Lemos y el higienista y editor Emilio
R. Coni.1512
Como se había acordado, los demás alumnos de Derecho se presentaron, “…a rendir sus
pruebas. El decano Dr. Obarrio, y los examinadores estaban en su puesto. La Facultad
tenía el aspecto agradable y sereno de las épocas de examen. Nadie hubiera advertido el
más leve indicio de desorden”.1513
1510
La Argentina, martes 15 de marzo de 1904
1511
La Nación, martes 15 de marzo de 1904
1512
Cutolo, IV, 172; y P-SM-177.
1513
La Nación, martes 15 de marzo de 1904
1514
La Nación, martes 15 de marzo de 1904
1515
La Nación, martes 15 de marzo de 1904
318
interinamente desempeño, pongo en conocimiento del Sr. Rector los hechos que han
ocurrido hoy en la Facultad a fin de que el consejo superior los tome en consideración y
adopte la resolución que en su concepto corresponda”.1516 A la hora fijada para los
exámenes “…se procedió a constituir la mesa de procedimientos y derecho romano,
comenzando en este mismo momento algunos grupos que ocupaban el patio de la casa a
proferir gritos, silbando con pitos y violentando a la gran mayoría de estudiantes que
querían someterse a las pruebas reglamentarias”.1517
Como le constaba al rector Basavilbaso, este desorden premeditado no era a juicio del
Decano Obarrio “…obra exclusiva de algunos estudiantes de derecho, sino de elementos
extraños a la facultad; y como, por otra parte, el propósito que principalmente se invoca
es la reforma del régimen universitario, según el manifiesto que profusamente se
repartía y que acompaño, creo que es uno de los casos en que el consejo superior debe
intervenir directamente por tratarse de actos que por sus propósitos y por los elementos
que los han ejecutado amenazan la estabilidad y marcha regular de la institución
universitaria”.1519
Después de la agitada y sonora jornada del lunes 14 de marzo los estudiantes “…se han
retirado del campo de batalla, no a descansar de las fatigas de su victoria, sino para
observar paso a paso el desenvolvimiento que ha de seguir el conflicto hasta arribar a la
única solución decorosa y necesaria; a la reforma completa en la esencia misma de la
Facultad”.1520 Así lo comprendió desde un principio el Ministro de Instrucción Pública
Fernández, convencido que no se trataba de una retirada estratégica, sino de una mera
retirada táctica. Esta impresión se ratificó posteriormente “…en la conferencia que con
motivo de los últimos acontecimientos, celebró con el rector de la Universidad, Dr.
Basavilbaso”.1521
Poco o nada se ha podido deducir de esta conferencia como de la resolución del Consejo
Superior universitario; sin embargo “…parece que no han creído en la fuerza del
movimiento, atribuyéndolo, como dice el Dr. Obarrio en su nota, a personas extrañas a
1516
La Nación, martes 15 de marzo de 1904
1517
La Nación, martes 15 de marzo de 1904
1518
La Nación, martes 15 de marzo de 1904
1519
La Nación, martes 15 de marzo de 1904
1520
La Argentina, jueves 17 de marzo de 1904
1521
La Argentina, jueves 17 de marzo de 1904
319
Era cierto que el Consejo Universitario “…no quiere comprender que ha llegado el
momento de la reforma, no quiere ver la Facultad de Derecho carcomida en su propia
base, y en esos puestos que en tiempos mejores fueron ocupados por hombres de ciencia
y de virtud no ve que están ocupados por hombres, tal vez llenos de mérito, pero de
mérito retrógrado, son hombres ya decrépitos y que convencidos de su superioridad no
quiere dejar sus puestos a la generación moderna que lleva las ideas del adelanto y del
progreso”.1526
Análisis severo y tres puntos de partida como cabos de ovillo enredado (18-III-
1904)
Había en ese conflicto “…una cuestión de fondo, sin duda, revelada por el antagonismo
agudo y persistente del cuerpo académico y los estudiantes; cuestión originaria que ha
determinado una cuestión de procedimiento; la relativa a la actitud y medios puestos en
1522
La Argentina, jueves 17 de marzo de 1904
1523
La Argentina, jueves 17 de marzo de 1904
1524
La Argentina, jueves 17 de marzo de 1904
1525
La Argentina, jueves 17 de marzo de 1904
1526
La Argentina, jueves 17 de marzo de 1904
1527
EL DIARIO, Viernes, 18-III-1904
320
práctica por la legión estudiantil para exteriorizar y dar eficiencia a su oposición; esta
cuestión, a su vez, ha venido a complicarse con una tercera, extrínseca al conflicto en sí
mismo, constituida por la intervención de influencias disolventes y extrañas a la casa,
que habían venido a cooperar y a extremar el desorden, con fines maliciosos”.1528
Inmovilidad fósil como causas del antagonismo entre los estudiantes y el cuerpo
académico
La sangre joven, “…el ánimo impetuoso se rebelan contra el yugo del espíritu
paleontológico en que informa la línea de conducta adoptada por la academia: sienten la
anquilosis refractaria al progreso, a la innovación, estrechándoles el camino que sus
energías reclaman amplio y con horizonte franco, y el instinto de la vida proclama en la
falange estudiantil la necesidad de oxigenar el ambiente, de inyectar una oleada de
sangre nueva en el viejo organismo. Hay que atender las voces de esta aspiración en
cuanto tienen de justo, de racional, de fatal por la propia fuerza del avance
evolutivo”.1530
Que las instituciones deben marchar con los tiempos “…es algo elemental; no es
razonable que se las quiera conservar convertida en estatua de sal por mirar hacia atrás,
hacia el pasado, como la mujer de Loth; deben conservar siempre alguna ductilidad para
amoldarse a las exigencias de los tiempos nuevos. ¡El mundo marcha, caramba¡ Y
realmente el cuerpo académico no se ha movido un paso, aunque parezca contradictorio
o paradójico decirlo, tratándose de una institución que si por respeto no debe llamarse
vetusta, tiene bien ganado el calificativo de venerable, viene bien decir que no pasan
años por ella ¡E pur si muove¡ Bien está que se mantenga la tendencia conservadora, el
espíritu reposado, garantías necesarias contra la comezón de ensayos, veleidades e
improvisaciones peligrosas; pero el sesudo pensar y el prudente proceder son
compatibles con el movimiento, ley del progreso, y de marchar con tiento a no marchar
hay alguna distancia”.1531
1528
EL DIARIO, Viernes, 18-III-1904
1529
EL DIARIO, Viernes, 18-III-1904
1530
EL DIARIO, Viernes, 18-III-1904
1531
EL DIARIO, Viernes, 18-III-1904
321
IX-b-1.- Agotamiento del cuerpo académico que en otro tiempo iluminó el claustro
(19-III-1904)
Existía algo grave, los estudiantes “…están sobre ascuas; los del interior viajan de su
provincia a la capital, los de aquí van de su casa a la Facultad y de ésta a aquella
siempre perseguidos por las angustias y para el estudiante es obsesión opresora y
aniquila. ¿Dónde está la energía? En ninguna parte. La energía no brilla porque está
apagada; el cuerpo académico que iluminó en otro tiempo se ha extinguido y los
estudiantes pujan por encontrar la luz, allí donde no la hay”.1533
Pero de esa forma ”…¿podrá haber examen? Es la parte más esencial de la cuestión, por
el momento, y respondemos sin vacilar, no. Es decir, podrá haber un examen ilógico,
ilegal (porque la ley debe tener como base ideas, sentimientos y aspiraciones) inicuo y
sobre todo, inmoral. Pero el examen consciente, el examen al que se presenta el
estudiante en busca de justicia, de equidad, ese, es imposible”.1536
1532
EL DIARIO, Viernes, 18-III-1904
1533
La Argentina, 19 de marzo de 1904.
1534
La Argentina, 19 de marzo de 1904.
1535
La Argentina, 19 de marzo de 1904.
1536
La Argentina, 19 de marzo de 1904.
322
Ahora bien: la vida colegiada está extinguida, pues “…la academia es un cuerpo
muerto. Su salud se resentía desde hacía mucho tiempo, tal vez años. Diciembre le dio
un golpe; el fallo del Consejo Universitario fue un derrame; los cuidados, las lagrimas
de un maestro, las reuniones consecutivas, y la agresión espontánea a una academia
señalaron el comienzo del estado comatoso; un maestro surge, quiere operar una
reacción, su mano voluntaria se extiende, pero es impotente; el lunes 14 expiró en la
retirada; los silbidos fueron su oración fúnebre”.1540
Sin embargo, el maestro no se ha rendido, “…y quiere resucitarlo cuando antes vio que
era imposible curarlo. Intenta detalles de todo género, sin reparar en que las medidas
ligeras, solo sirven para prolongar las situaciones violentas. ¡La fuerza! Ha habido un
momento, aciago para nuestra cultura en que la frase fatal se pronunció. La abrogamos
en el desprecio a ella y a su actor; solo un ignorante desconoce que la fuerza es el
postrer recurso, y el elemento que da vida a la autocracia”.1541 La fuerza no puede
1537
La Argentina, 19 de marzo de 1904.
1538
La Argentina, 19 de marzo de 1904.
1539
La Argentina, 19 de marzo de 1904.
1540
La Argentina, 19 de marzo de 1904.
323
Los que venimos de las provincias y nos lanzamos a la Atenas del Plata (19-III-
1904)
En la reunión del jueves en uno de los salones de La Prensa, “…las razones que
expusieron los huelguistas en pro de su causa, estuvieron bien fundadas”.1543 En
diciembre del año ppdo. se había iniciado el movimiento de protesta, dijo uno de los
oradores, e “…hicimos llevar bien alto la fuerza de nuestras razones; luego se
suspenden los exámenes”.1544 Tres meses pasaron sin ser molestados “…y nosotros los
de allá lejos, nosotros los que venimos de las provincias, trayendo en los labios tal vez
el último beso de la madre; nosotros que dejamos nuestros hogares y abandonamos ese
lugar donde nacimos, dejando la promesa de un triunfo en los estudios, nos lanzamos, a
esta gran capital, la Atenas del Plata, que es para nosotros como un faro luminoso que
guía nuestras carreras; y en el paroxismo de los ideales, de un risueño porvenir, creímos
encontrarnos con la Facultad bien organizada, a donde presentarnos para rendir
exámenes”.1545
Pero, señores, “…en los tres meses, en que los dejamos solos ¿Qué hicieron? No lo sé.
Pero a nuestro regreso, nos encontramos que la Facultad carece de Decano legal, como
lo establecen sus estatutos y con el cuerpo académico formado por aquellos que
creíamos la habían abandonado con sus renuncias indeclinables”.1546 Finalmente, “…los
diarios, reflejo fiel y genuino de la opinión ilustrada apoyan decididamente al
movimiento, todo el mundo reconoce la justicia de la causa, pero la Facultad
tambaleando, no cede, y lucha por sostenerse. Saitam”.1547
1541
La Argentina, 19 de marzo de 1904.
1542
La Argentina, 19 de marzo de 1904.
1543
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1544
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1545
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1546
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1547
La Argentina, 19 de marzo de 1904.
324
En este apartado sobre las estrategias posicionales en los medios universitarios hemos
de desarrollar las estrategias “dominantes”, las “subversivas”, y las “sucesorias”.
Entre las estrategias “dominantes” hemos de hacer hincapié en la campaña oficial anti-
huelguista (17-III-1904), el pillaje académico en la conducta rectoral (19-III-1904), la
búsqueda del culpable por parte del Consejo Superior (23-III-1904), el chivo expiatorio
elegido por el poder académico y su proximidad al oficialismo para inculparlo (13-IV-
1904), el pacto endogámico o auto-reclutador entre las autoridades universitarias de
Córdoba y Buenos Aires para aislar a los estudiantes huelguistas (28-IV-1904), y la
crítica de la indisciplina estudiantil por parte de Víctor Molina (9-V-1904)
Para ello se denuncia la participación “…de un empleado dependiente del Ministerio [el
médico Samuel De Madrid], que se dice ha reunido en su casa a los directores de la
revuelta. Impónese, pues, un sumario que ponga en su lugar a dicho empleado, y no se
puede argumentar que esa denuncia es falsa, puesto que la misma policía ha constatado
esas reuniones y esos preparativos”.1549 Sostienen que “…jamás se ha presentado un
caso semejante: un ministro que quiere reformar el funcionamiento de una institución de
su dependencia y recurre para ello al desorden, desprestigio y derrumbe de dicha
institución. Constatado estos hechos, el ministro queda en descubierto”.1550
Sesiones secretas y visita de una Comisión del Consejo Superior al Ministro (17-
III-1904)
1548
El Tiempo, Jueves, 17 de marzo de 1904, El Conflicto Estudiantil
1549
El Tiempo, Jueves, 17 de marzo de 1904, El Conflicto Estudiantil
1550
El Tiempo, Jueves, 17 de marzo de 1904, El Conflicto Estudiantil
1551
El Conflicto de la Facultad-Acusación Criminal, en El País—17 de marzo de 1904,
325
En esa ocasión, el Dr. Fernández se mostró “…lo mas reservado con los repórters y no
quiso dar a conocer ningún detalle de la nota presentada por la Universidad. Manifestó
únicamente que el Dr. Obarrio, que formaba parte de la comisión aludida, ni siquiera
había hecho la menor insinuación respecto a la especie propalada por algunos diarios,
según la cual el ministro de instrucción pública era el principal causante de la huelga
estudiantil”.1558
De fuente fidedigna la prensa tuvo conocimiento “…de que entre otras resoluciones
adoptadas en la sesión secreta del consejo universitario, se tomó la de pasar los
antecedentes de los disturbios estudiantiles [del día 14] al juez del crimen, acusando
1552
El Conflicto de la Facultad-Acusación Criminal, en El País—17 de marzo de 1904,
1553
El Conflicto de la Facultad-Acusación Criminal, en El País—17 de marzo de 1904,
1554
El Conflicto de la Facultad-Acusación Criminal, en El País—17 de marzo de 1904,
1555
El Conflicto de la Facultad-Acusación Criminal, en El País—17 de marzo de 1904,
1556
El Conflicto de la Facultad-Acusación Criminal, en El País—17 de marzo de 1904,
1557
El Conflicto de la Facultad-Acusación Criminal, en El País—17 de marzo de 1904,
1558
El Conflicto de la Facultad-Acusación Criminal, en El País—17 de marzo de 1904,
326
La prensa no dudaba que los exámenes “…se realicen, pues con las medidas tomadas
por el consejo superior, que piensa solicitar el auxilio de la fuerza pública para garantir
el orden y la seguridad de los profesores que formen las mesas y los estudiantes que a
ellas se presenten”.1562 Pero lo que si dudaba “…es que los resultados de esas medidas
sean eficaces, por cuanto contribuirán a exaltar mas a los estudiantes y darán lugar a
espectáculos poco edificantes”.1563
Los miembros del consejo y las autoridades de la facultad contaban “…desde ya con
que los exámenes tendrán lugar y que su proyecto de ataque dará “buen resultado”, pues
se pedirán al jefe de policía unos centenares de agentes que serán distribuidos en
cordones en las veredas de la facultad y en el interior de la misma y se hará escoltar a
los que quieran dar exámenes por cuatro agentes o bomberos armados”.1564 En fin, el
cronista añadía con sorna que “…no se ha pedido el auxilio de varios regimientos de
artillería, porque el ministerio de la guerra tiene ocupadas esas fuerzas en la
concentración e instrucción de conscriptos”.1565
Concluía el cronista, que es “…de lamentar que el consejo superior trate de obtener por
esos medios la solución del conflicto y es increíble que los hombres que lo forman no
hayan alcanzado a medir las consecuencias desastrosas que sus resoluciones
traerán”.1568 Los estudiantes entretanto “…se mantienen a la expectativa. Se dice que los
alumnos que han solicitado el examen pasan de doscientos [conocidos con el apodo de
“afiladores”]. Todavía no hay mayoría”.1569
--¿Alto! ¿Quién vive? Un individuo de sobretodo marrón, con el cuello levantado, una
mano en el bolsillo y la otra levantada, amenazadora, nos interceptaba el paso. Aquel
grito, aquella figura, en la puerta misma de la Facultad, nos pareció una creación
fantástica.
1566
El País, 18 de marzo de 1904
1567
El País, 18 de marzo de 1904
1568
El País, 18 de marzo de 1904
1569
El País, 18 de marzo de 1904
1570
El País, 18 de marzo de 1904
328
--Quien es Vd., que así nos impide entrar a clase a leer cómodamente sentados en los
bancos, como en otrora, los diarios de la mañana, mientras nuestros profesores se
desgañitan para enseñarnos?
--Pues no pueden entrar si no tienen tarjetas de las que el Dr. Victorica repartió entre los
alumnos de la Facultad.
Pero el método de las credenciales forzosas no pudo prevalecer. La mayoría de los que
fueron anti-huelguistas y en la última asamblea en que se congregaron, hicieron
aquellos voluntariamente entrega de las tarjetas que habían solicitado en Secretaría, y
fueron sacrificadas en holocausto de la causa, entre los aplausos de todos. ¿Hace esa
pantomima de las tarjetas, el doctor Obarrio, para intimidar a los estudiantes o es acaso
alguna de las resoluciones, que para ese fin tomó en su deliberación el Consejo Superior
universitario? Ello nunca servirá para amilanarlos, por el contrario será causa de
excitación de los ánimos, y, por otra parte, carece de todo objeto, pues no podrá negarse
ninguna mesa examinadora en el supuesto que se formara, a tomar examen a un alumno
que no tenga dicha tarjeta, puesto que es un derecho adquirido que pide y exige se
reconozca.1573
1571
En la Facultad de Derecho--¿Quién Vive?, en Tribuna, 1 de agosto de 1904,
1572
En la Facultad de Derecho--¿Quién Vive?, en Tribuna, 1 de agosto de 1904. Wilmart había sido
enviado a la Argentina en 1872 cuando contaba con 22 años de edad por Carlos Marx para organizar la
sección de la Internacional Socialista, pero con el tiempo y los desaires de la suerte abandonó la
militancia, se casó con una criolla, y en la rebelión estudiantil en la facultad de derecho de diciembre de
1903 ordenó a la policía detener al estudiante Julio A. Méndez.
1573
Facultad de Derecho-Las tarjetas de exámenes-Se las queman, en La Argentina, sábado 19 de marzo
de 1904,
329
3º Pasar una nota a la Facultad de derecho haciéndole presente que, siendo conocidos
algunos de los autores de los disturbios y desacatos cometidos en la Facultad, el consejo
superior esperaba que procedería con arreglo a la ordenanza universitaria sobre
disciplina. 1576
4º Habiéndose comprobado ante el consejo superior que el Dr. Samuel De Madrid [no
confundir con el contemporáneo médico pediatra Samuel Madrid Páez] era uno de los
instigadores y directores de los disturbios y atentados contra la Facultad de derecho y
siendo él uno de los profesores suplentes de la Facultad de ciencias médicas y empleado
nacional dependiente del Ministerio de instrucción pública, el consejo superior, resolvió
también, que se dirigiera una nota al señor ministro de instrucción pública, y otra al
decano de la Facultad de ciencias médicas, poniendo en su conocimiento la actitud del
Dr. De Madrid. Estas resoluciones no fueron tomadas sigilosamente; se mantuvo en
reserva obedeciendo a una regla elemental de administración, hasta que los altos
funcionarios a quienes debían ir dirigidas las comunicaciones, tuvieran noticia oficial de
ellas”. 1577
1574
La Nación, 19 de marzo de 1904
1575
La Nación, 19 de marzo de 1904
1576
La Nación, 19 de marzo de 1904
1577
La Nación, 19 de marzo de 1904
330
ideas en revistas y conferencias”;1578 pero ello fue así “…porque tengo el derecho de
pensar libremente; pero es incierta la aseveración que me presenta dirigiendo y
alentando a los estudiantes en su campaña de rebeldía, a cuyo respecto niego
categóricamente la intervención que me adjudica”.1579
1578
De Madrid venía publicando numerosos trabajos biológicos y pedagógicos desde 1895, destacándose
entre sus escritos pedagógicos el que publicara en La Plata en 1898 titulado Actuales y pasados rumbos
de la evolución universitaria, obra que se reeditó en 1905 y en la que demuestra sólidos conocimientos
históricos respecto de la obra del ex rector Juan María Gutiérrez y de los sucesos desatados con motivo
del suicidio del estudiante sanjuanino Roberto Sánchez; y otra obra más en 1904, titulada Rutina
pedagógica y oligarquía universitaria. Sin duda que estos trabajos fueron leídos por el establishment
educativo y fueron los que provocaron la indignación de las autoridades universitarias de entonces.
1579
La Nación, 19 de marzo de 1904.
1580
Ministro de Justicia e Instrucción Pública Juan R. Fernández al Rector Dr. Leopoldo Basavilbaso,
Buenos Aires, 23 de marzo de 1904, en El Conflicto de la Facultad-La Nota del Poder Ejecutivo, en El
País, jueves 24 de marzo de 1904,
1581
Ministro de Justicia e Instrucción Pública Juan R. Fernández al Rector Dr. Leopoldo Basavilbaso,
Buenos Aires, 23 de marzo de 1904, en El Conflicto de la Facultad-La Nota del Poder Ejecutivo, en El
País, jueves 24 de marzo de 1904,
331
reforma no es posible que ella sea discutida, ni sancionada en medio del desorden, que
por si sólo estará llamado a desprestigiarla”.1582
La reforma fue anunciada con este propósito de gobierno, por el ministro de instrucción
pública Juan R. Fernández, “…en la solemne inauguración de la estatua al fundador de
la histórica universidad de Córdoba, en una fiesta esencialmente universitaria a la que
asistía el Sr. Rector en representación de la universidad de Buenos Aires, en una
oportunidad dolorosa para esta, cuando en la facultad de derecho y ciencias sociales de
la misma, sus alumnos cometían los actos más vituperables de indisciplina”.1584
Y es la Reforma Universitaria la que a juicio del Ministerio “…se impone para evitar la
medida extrema, aconsejada en la honorable Cámara de Diputados de la nación en el
proyecto de ley presentado en las sesiones extraordinarias de diciembre de 1903. Los
momentos son de grande angustia, Sr. Rector, para los universitarios de la República,
ante esta honda crisis de un instituto de instrucción superior, de honrosas condiciones, y
conviene que las corporaciones que dirigen sus destinos se penetren del problema en
toda su intensidad para solucionarlo en relación con su importancia social”.1585
1587
Ministro de Justicia e Instrucción Pública Juan R. Fernández al Rector Dr. Leopoldo Basavilbaso,
Buenos Aires, 23 de marzo de 1904, en El Conflicto de la Facultad-La Nota del Poder Ejecutivo, en El
País, jueves 24 de marzo de 1904,
1588
Ministro de Justicia e Instrucción Pública Juan R. Fernández al Rector Dr. Leopoldo Basavilbaso,
Buenos Aires, 23 de marzo de 1904, en El Conflicto de la Facultad-La Nota del Poder Ejecutivo, en El
País, jueves 24 de marzo de 1904,
1589
Ministro de Justicia e Instrucción Pública Juan R. Fernández al Rector Dr. Leopoldo Basavilbaso,
Buenos Aires, 23 de marzo de 1904, en El Conflicto de la Facultad-La Nota del Poder Ejecutivo, en El
País, jueves 24 de marzo de 1904,
1590
Conflicto Universitario-La suspensión del Dr. De Madrid, en TRIBUNA, 13 de abril de 1904,
333
cuenta el Consejo Superior para imponer mi ingerencia directa en su conflicto con los
estudiantes de derecho”.1591
Entre las causas porque pueden ser destituidos los profesores enuncian los Estatutos la
“mala conducta” y esta condición la Facultad la considera cumplida, en el hecho de
haber los mencionados profesores suscripto la petición antes referida, y “piensa ella –
según los términos de la nota del Sr. Rector en nombre del Consejo Superior
Universitario—que esa medida es indispensable para la conservación del orden y la
disciplina en el instituto, que está obligado a pedir la destitución de los profesores, que
en vez de propender a la acción educativa, que debe nacer de su propio ejemplo,
propende, por el contrario, a romper los lazos de la disciplina escolar con una
propaganda subversiva que ha llegado en este caso hasta el desconocimiento de la
autoridad legal de la Academia”; punto este último contestado por dicha corporación
cuando agrega en la misma nota “el Consejo Superior por su parte, al elevar la nota de
la Facultad de Ciencias Médicas, afirma que está organizada de perfecto acuerdo con la
ley, porque forman parte de ella, diez profesores o sea cinco mas de los que la ley exige
como minimum” (art. 1º, inc.5º Reglamento de la Facultad de Ciencias Médicas,
art.2º)”.1593
1591
Conflicto Universitario-La suspensión del Dr. De Madrid, en TRIBUNA, 13 de abril de 1904,
1592
El Conflicto Universitario-Suspensión del Dr. De Madrid, en El País, abril 7 de 1904,
1593
Facultad de Medicina-Destitución de los académicos Dres. Justo y Texo, en El País, 1 de noviembre
de 1905,
1594
El Conflicto Universitario-Actitud de la Universidad de Córdoba-Rechazo de la solicitud de los
estudiantes, en El País, 23 de abril de 1904,
1595
El Conflicto Universitario-Actitud de la Universidad de Córdoba-Rechazo de la solicitud de los
estudiantes, en El País, 23 de abril de 1904,
334
“Mal de muchos consuelo de tontos” se dirá, pero no había tal, “…pues con la
resolución de la Academia de Derecho de Córdoba, por lo menos tendrán que sufrir las
consecuencias de los desórdenes tanto los culpables como los inocentes, y no pasará lo
que de otra manera hubiera sucedido, pues si la Facultad de Córdoba despachaba
favorablemente la solicitud presentada, muchos culpables se habrían salvado, en tanto
que la mayoría de los que no han tomado parte en los desórdenes habrían tenido que
perder su año por falta de medios [para viajar a Córdoba]”.1597
Una vez sentado el principio de que nada pueden hacer las autoridades de la enseñanza,
“…sin la conformidad de los estudiantes, el Sr. Ministro se encuentra cogido en las
propias redes que tejió para ahogar a la Facultad de Derecho. La anarquía que hizo
estremecer de contento al Dr. [Juan R.] Fernández cuando recaía in anime viti, cuando
sólo afectaba al vecino y malquistó a la Facultad, es calificado hoy de indisciplina y
castigada nada menos que con la clausura de los colegios [secundarios], medida extrema
desigual e injusta que, de prolongarse, causaría males irreparables a toda la juventud
estudiosa. ¿No sería más bien el caso de clausurar el Ministerio?”.1599
1596
El Conflicto Universitario-Actitud de la Universidad de Córdoba-Rechazo de la solicitud de los
estudiantes, en El País, 23 de abril de 1904,
1597
El Conflicto Universitario-Actitud de la Universidad de Córdoba-Rechazo de la solicitud de los
estudiantes, en El País, 23 de abril de 1904,
1598
Sobre la prosa de Lugones y acerca de Giusti como crítico de Lugones en la revista Nosotros (1907-
1911), ver Delgado, 2001.
1599
El Conflicto Estudiantil-Referéndum y Anarquía, en El Tiempo, Lunes, 9 de mayo de 1904,
1600
Víctor M. Molina fue integrante de la Comisión Nacional de Educación, y Ministro de Hacienda en la
Presidencia de Marcelo T. de Alvear y padre del historiador Raúl A. Molina] [este texto parece influido
por la lectura La Reforma Educacional de Leopoldo Lugones, 1903.
335
Dejando a un lado el plan de estudios, “…porque ya sabemos que este cambia cada vez
que un nuevo Ministro reemplaza al anterior [J. V. González había sustituído a J. R.
Fernández]; la vida del actual había concluido el 12 de octubre”, es decir había caído en
desgracia política.1603 Veamos si los alumnos tienen o no razón “…en lo del medio
punto, como se llama ahora a esta cuestión”.1604 Cierto era que la resolución Ministerial
“…tiende a mejorar la preparación del alumno, pero ello se consigue mejor para los
[alumnos] oficiales con la clasificación media del profesor durante el año que podría
servir como factor de la clasificación final; y para los libres con la doble prueba oral y
escrita”.1605
En este apartado sobre las estrategias subversivas del estudiantado hemos de hacer
énfasis en la reivindicación de la “cátedra libre” (19-III-1904), en el blanqueo de
identidad del liderazgo estudiantil (19-III-1904), en el volanteo en automóvil del
Manifiesto firmado (20-III-1904), y en las refutaciones del romanista y ex marxista
Raimundo Wilmart a dicho Manifiesto.
1601
El Conflicto Estudiantil-Referéndum y Anarquía, en El Tiempo, Lunes, 9 de mayo de 1904,
1602
El Conflicto Estudiantil-Referéndum y Anarquía, en El Tiempo, Lunes, 9 de mayo de 1904,
1603
El Conflicto Estudiantil-Referéndum y Anarquía, en El Tiempo, Lunes, 9 de mayo de 1904,
1604
El Conflicto Estudiantil-Referéndum y Anarquía, en El Tiempo, Lunes, 9 de mayo de 1904,
1605
El Conflicto Estudiantil-Referéndum y Anarquía, en El Tiempo, Lunes, 9 de mayo de 1904,
1606
El Conflicto Estudiantil-Referéndum y Anarquía, en El Tiempo, Lunes, 9 de mayo de 1904,
1607
El País—17 de marzo de 1904. El manifiesto era, a juicio de Mangone y Warley (1994), un género
entre el arte y la política, citado en Beigel, 2004, 452, nota 18.
336
causa, puesto que al dar sus nombres a la opinión pública, demostrarán si son o no
exactas las versiones que circulan, que les atribuyen el carácter de malos estudiantes y
de bochincheros consuetudinarios”.1608 En el manifiesto los estudiantes “…protestan
además de la imputación que se les hace de ser instrumentos de voluntades extrañas y
afirman que les alienta en su obra el juicio público, ya formado, sobre el estado
lastimoso de la Academia, pero no pueden admitir que se suponga siquiera que han sido
impulsados por sugestiones políticas ni de otro orden. Aplaudimos esta actitud por la
entereza que revela y que prueba que no han muerto en la juventud las nobles hidalguías
del carácter”.1609
Entre quienes se oponen se afirma que “…los que piden la reforma son la inmensa
minoría de los estudiantes, minoría de “holgazanes bullangueros”, muchachos sin
disciplina y sin ley, empeñados solamente en impedir los exámenes, debido a su
1608
El País—17 de marzo de 1904
1609
El País—17 de marzo de 1904
1610
El País, sábado 19 de marzo de 1904
1611
El País, sábado 19 de marzo de 1904
1612
El País, sábado 19 de marzo de 1904
337
deficiente preparación.1613 La afirmación “…se replica por sí sola, porque una de dos “o
son mínimos el prestigio y la autoridad moral del Dr. Obarrio, académicos y profesores;
faltadores a sus deberes, el señor jefe de policía, comisarios, pesquisas introducidos de
antemano en la facultad y agentes de seguridad, y muy poco resulta, sobre todo, la
“inmensa mayoría” contraria a la protesta para que ella se impusiera a todos y triunfara
por completo, o se invierten los términos de la afirmación y resulta convertida en
“mayoría aplastadora” la inmensa minoría de revoltosos que, como únicas armas,
usaron pitos y sirenas, … el dilema es de hierro”.1614
Pero no, es que “el mal de nuestra tierra es la mentira”. Se ha estado y se ha potenciado
“…seguir mitificando descaradamente a la opinión, llevando a los diarios noticias falsas
o interesadas haciéndose creer en numerosas asambleas de estudiantes resueltos a rendir
examen, acatando incondicionalmente el mismo régimen que en diciembre [de 1903] se
había unánimemente combatido y haciéndose creer en solicitudes de prórroga con
centenares de firmas, que sólo existían, las unas y las otras, en la mente interesada de
cierta clase de personas”.1615 El Manifiesto aclara que se recurrió a todas las solicitudes
presentadas últimamente a la facultad, “…alguna de ellas redactada por sus mismos
empleados y suscripta por muchas firmas apócrifas para demostrar la verdad de nuestro
aserto. Y la mentira y la calumnia son las únicas armas con que se pretende combatirnos
y desvirtuar nuestra protesta”.1616
Reclamaba también dicho Manifiesto la “cátedra libre” --una reivindicación que nunca
antes había sido requerida y que se asemejaba bastante a la flexibilidad curricular del
1613
Facultad de Derecho-El Conflicto-Manifiesto de los Estudiantes, en El País, sábado 19 de marzo de
1904,
1614
Facultad de Derecho-El Conflicto-Manifiesto de los Estudiantes, en El País, sábado 19 de marzo de
1904,
1615
Facultad de Derecho-El Conflicto-Manifiesto de los Estudiantes, en El País, sábado 19 de marzo de
1904,
1616
Facultad de Derecho-El Conflicto-Manifiesto de los Estudiantes, en El País, sábado 19 de marzo de
1904,
1617
El País, sábado 19 de marzo de 1904.
1618
La Nación, 19 de marzo de 1904.
338
Sin una modificación del estado actual de cosas, culminaba De Madrid, “¿Cómo podrá
obtenerse el gran número de observadores que exige el conocimiento de las plantas
útiles de nuestro suelo, el de estudiosos que han de formular en lo futuro nuestro mapa
geológico e hidrográfico, el de los que propendrán a la creación de nuevas industrias, de
nuevas culturas, de nuevas inteligencias?”. 1623
Querían los estudiantes asimismo “…que los exámenes sean una prueba de verdadera
suficiencia, porque estamos persuadidos que el desprestigio de nuestra carrera se debe
en gran parte a la existencia de muchas incapacidades diplomadas; queremos la
disminución de los aranceles, porque estamos persuadidos también, que nada tiene que
ver el bolsillo con la inteligencia, y que los derechos recargados obstaculizan el camino
de los pobres, no aseguran ciertamente el éxito de los más estudiosos y más aptos;
queremos que la academia se halle más estrechamente vinculada con los intereses de
nuestra facultad y por eso pedimos que sea compuesta de aquellos que aprenden en su
cátedra las necesidades de la enseñanza y las aspiraciones de la juventud y no de
aquellos otros que, como decimos más arriba, no pueden dedicarle sino la escasa
atención quando no está monopolizada por sus compromisos políticos o sus tareas
administrativas”.1624
1619
El País, sábado 19 de marzo de 1904.
1620
De Madrid, 1904, 6.
1621
De Madrid, 1904, 6.
1622
De Madrid, 1904, 6.
1623
De Madrid, 1904, 6.
1624
El País, sábado 19 de marzo de 1904.
339
Tal es el texto del documento lanzado por los estudiantes a la luz pública y en el que,
como se ve, sin temores ni restricciones dan a conocer las diferentes fases del
movimiento poniendo al pie sus firmas, prueba elocuente de la convicción con que
proceden y de la espontaneidad de sus actos”.1629
1625
El País, sábado 19 de marzo de 1904.
1626
El País, sábado 19 de marzo de 1904.
1627
El País, sábado 19 de marzo de 1904.
1628
El País, sábado 19 de marzo de 1904
1629
Fueron sus firmantes: Gustavo S. Gómez, Julián Díaz de Vivar Juan E. Solá, Eudoro Cisneros, César
Viale, Juan R. Mantilla, Salvador Boucau, Ángel Sánchez Elía, Adolfo Dávila (h), Belisario Hernández,
Eduardo de Rossi, Enrique Jorge, Pablo Grandjeand, José P. Pellegrini, Ricardo Tarnassi, Juan E. Fitz
Simon, Jorge Fernández Damianovich, Horacio F. Casado, Antonio de la Vega, Ángel Acuña (h), Arturo
Baibiene, Adolfo Zelada Pellicer, Néstor de la Puente, Alfredo Bianchi, Joaquín Rubianes, León
Rougués, Ernesto León O´Dena, Eduardo Sarmiento Laspiur, Eudoro Vargas Gómez, Salvador Oría,
Amado Sosa, Jorge Artayeta, Antonio Méndez, Leopoldo Loredo, Avelino Verón (h), Delfín Carvallo
Araya, J. Bernardino Acosta, Manuel M. Blanco, Pedro P. Arcondo, Julio A. Méndez, Benedicto
Cremonte, Mariano Reyna, Roque Stefanelli, Claudio Guerdile, Adolfo Bioy, Rafael Mantilla (Facultad
de Derecho-El Conflicto-Manifiesto de los Estudiantes, en El País, sábado 19 de marzo de 1904).
340
Entre otros de los motivos del solemne manifiesto, que hizo salir a los dirigentes
estudiantiles del anonimato, fue evitar ser infiltrados por elementos provocadores. Para
facilitar la tarea y “…evitar el mezquino espectáculo de compañeros nuestros
convertidos en espías y delatores, entregamos nuestros nombres a la publicidad ya
que, como iniciadores de estos movimientos, no rehuimos responsabilidades, ni
toleraríamos que recayeran sobre aquellos que, hondamente convencidos de la nobleza
y la justicia de nuestra causa, nos han acompañado decididamente para hacerla
triunfar”.1630
El reparto de los manifiestos fue una nota curiosa, por la forma en que ella se hizo. Los
estudiantes que lo firmaban “…los repartieron personalmente recorriendo con ese
propósito todos los barrios de la ciudad en automóvil. Los 5000 ejemplares que fueron
impresos se distribuyeron profusamente por toda la ciudad; en las calles, en los
carruajes y tranvías; en fin, toda persona “con cara de inteligente”, como nos decía un
estudiante [cargado de lombrosismo], fue obsequiada con un ejemplar”.1632
1630
Facultad de Derecho-El Conflicto-Manifiesto de los Estudiantes, en El País, sábado 19 de marzo de
1904,
1631
Facultad de Derecho-El Conflicto-Manifiesto de los Estudiantes, en El País, sábado 19 de marzo de
1904.
1632
Facultad de Derecho-El Manifiesto-Su Distribución, en El País, 20 de marzo de 1904,
1633
Facultad de Derecho-El Manifiesto-Su Distribución, en El País, 20 de marzo de 1904,
341
El manifiesto proclama que “…Vv. desean exámenes muy serios, que sean garantía
absoluta de la competencia de los graduandos. Ese es el móvil, el anhelo sincero de
todos Vv. en el momento de redactar, leer y firmar el manifiesto: “pero obras son
amores y no buenas razones”. En diciembre, Vv exigieron dos cosas: a) facilitar el
escalonamiento de los exámenes parciales, obteniendo dos épocas de ellos completas,
en vez de una completa y otra meramente suplementaria; b) suprimir en absoluto los
exámenes generales, que ya en dos ocasiones anteriores habían conseguido reducir”.1636
Pues bien: “…para todos los que saben que los exámenes parciales rendidos por materia
y por año pueden darse con éxito, mediante una preparación de dos semanas, de una
semana, y de menos—preparación basada puramente en la retentiva momentánea,
especie de imaginación superficial cuyos efectos desaparecen en menos de un mes.—y
que los exámenes generales no pueden darse bien sino después de haber digerido las
diversas materias, para esos, digo, está plenamente probado que la iniciación de su
movimiento tuvo por objeto hacer más fáciles los exámenes y que la Facultad, al resistir
por unanimidad esas dos peticiones, era la que deseaba exámenes serios. Como castigo
de esa resistencia, los alumnos cerraron la puerta con candado y pusieron un letrero que
decía: “cerrada por falta de autoridad moral”.1637
En el manifiesto “…que lleva la firma de V., se jactan de los candados y letreros, que
Vv no habrían colocado si los académicos les hubiesen complacido en hacer más fáciles
1634
La Nación, 28-III-1904.
1635
La Nación, 28-III-1904.
1636
La Nación, 28-III-1904.
1637
La Nación, 28-III-1904.
342
los exámenes; en esa ocasión, silbaron Vv a todos los académicos, vitorearon a todos
los profesores no académicos y tiraron de atrás a uno de los primeros con puñados de
porotos, obligándole a darse vuelta y a llamar “cobardes” a los del grupo agresor. Por
mas que el manifiesto de hoy lave la cara a ese académico y a otros tres, el hecho es que
los candados y el letrero no se sacaron cuando ellos se presentaron y que no hubo otro
grupo que protestara contra los silbidos y la lluvia de porotos. El manifiesto no borra
esos actos”.1638
El manifiesto ataca “…a otro académico, popular hasta ayer y aclamado. ¿Por qué lo
querían y aclamaban si carecía de autoridad moral? ¿Cómo notan Vv esa carencia sólo
cuando resiste unas peticiones tendientes a debilitar las garantías de competencia del
examen? Lo que el manifiesto dice al respecto no responde, pues, a los buenos móviles
que mencioné al principio, sino a un encono, que olvida tantos servicios prestados por el
anciano”.1639 El manifiesto critica “…que en la academia figuren sonoras entidades
retiradas de la política o poco menos: pero en una academia numerosa ¿no le parece
conveniente que esa clase de personas se halle representada como poder
ponderador?”.1640
El manifiesto ataca a dos profesores, uno de romano [Carlos Marenco, que Cutolo
equivocadamente da por fallecido en 1897] y otro de civil [Antonio Bermejo]. Para
Wilmart “El ataque es injusto y sería algo peor, si no hubiese sido producido en un
momento de apasionamiento de agrupación tumultuosa. Voy por partes”.1641 Profesor de
romano. El manifiesto afirma que una vez empezó a dar una definición latina y no pudo
recordarla toda de memoria. Creo que el hecho es erróneo, pero ¿Qué significaría?
¿acaso los profesores de códigos no necesitan a menudo leer un artículo que conocen
bien, pero que no pueden reproducir literalmente en un momento dado?”.1642
En el examen general del luego Dr. Martinoli [no lo hemos podido identificar], “…el
Dr. Marenco, para sondear al alumno, opuso a una opinión que sostenía el texto Venter
abortus vel abactus partum efficere non videtur, equivocándose en una palabra: el
alumno corrigió el texto y demostró como a su modo de ver, no se oponía a dicha
opinión ¿No sería ridículo reprochar eso al eximio profesor, quien contaba la cosa a
cualquiera sin el menor embarazo? Aún cuando ese olvido momentáneo de una palabra
le hubiera ocurrido diez veces ¿habría por eso dejado el Dr. Marenco de ser un expositor
de primera línea, un intérprete de gran escuela, un jurisconsulto en el que se hallaban
encarnados el espíritu y la conciencia jurídica del ius situm quique tribuere, un fino
observador de los grados y tintes?”.1643
1638
La Nación, 28-III-1904.
1639
La Nación, 28-III-1904.
1640
La Nación, 28-III-1904.
1641
La Nación, 28-III-1904.
1642
La Nación, 28-III-1904.
1643
La Nación, 28-III-1904.
343
El segundo y último cargo al profesor de Romano “…es que leyó en clase un capítulo
de un libro. Conozco el hecho, que es de hace unos cuatro años, cuando él era suplente.
Como otros muchos, acostumbraba dedicar una clase a explicar una materia y la
siguiente a hacerla explicar por dos alumnos para hacer sentir a la clase lo que está bien
y lo que simplemente parece bien; faltaron éstos y nadie se ofrecía a reemplazarlos
¿Qué hacer? ¿Repetir su conferencia del día anterior, improvisar una sobre un punto no
señalado de antemano a los alumnos, cerrar la clase? Optó por sacar la obra de un
colega y leer en ella sobre el punto un capítulo en el que ese colega trataba la materia,
con cierta novedad, a su modo de ver, y leyó y explicó comentándolo
favorablemente”.1644
Si el manifiesto “…quiere hacer creer que ese profesor no sabe bien todo su programa o
que hay en él puntos que no puede explicar, el manifiesto está muy equivocado: en los
exámenes veo que ese profesor, no solo posee el programa, sino que formula sus
preguntas con observancia del tecnicismo romano. En cuanto a sus clases, las dicta
teniendo el Corpus Iuris por delante y fundando sus doctrinas en los textos romanos en
vez de decir que así lo enseña tal o cual autor moderno, lo que no deja de ser un
progreso. A ese profesor, lo vitorearon como a los otros profesores no académicos en
diciembre y ya lo habían aclamado otra vez cuando, de suplente en ejercicio, pasó a
efectivo o titular. Como estudiante, ganó el diploma de honor y el premio “Florencio
Varela”. 1645
Estarían frescos los profesores “…cuando los estudiantes quieren lanzar al público, en
un momento de ira, su opinión sobre nosotros. Entonces, cuando digo en mi clase de
romano que, en una de sus acepciones, “condición es sinónimo de modus negotii iuris y
significa toda cláusula en un acto jurídico”, me expongo a que la referencia de un
alumno corra de boca en boca y me haga considerar como un “macaneador” (perdone
que tome prestada esa expresión muy común en los patios y corredores de lo que fue
1644
La Nación, 28-III-1904.
1645
La Nación, 28-III-1904.
1646
La Nación, 28-III-1904.
344
alma mater) hasta que alguno, tal vez, me refiera amistosamente la especie y le pueda
yo demostrar a ese amigo, con el Digesto en la mano, que los macaneadores son Labeón
(el jurisconsulto romano más genial, en mi opinión) y Triboniano con sus colegas de
confección del Corpus Iuris! Para juzgar a un profesor o a un autor hay que tomar toda
su obra y pesarla con cuidado en la balanza de maduros conocimientos”.1647
El manifiesto dice que Vv “apoyarán toda reforma, etc., etc.”, y que harán esto y
aquello. Están Vv fuera de su papel, mi joven amigo. La enseñanza la dá la generación
madura a la generación adolescente o juvenil: para eso, hay que poseer todos los
conocimientos que ella encierra: y para ordenar esa enseñanza hay que tener además
otros datos de generalización y comparación. Si Vv están todavía por aprender esa
enseñanza, mal pueden pretender organizarla”.1648
Declaran también que “…algunos de Vv han sido fiscales y han peleado unos contra
otros en ese carácter delante de las mesas en las pasadas elecciones: malo, mi joven
amigo, muy malo, meterse en medio de la venalidad que esas elecciones revelaron. No
es oficio bueno para jóvenes, para estudiantes. Verdad es que algunos de la generación
docente buscan ese apoyo de Vv: pero esos no son amigos sinceros de la juventud. No
sólo entre padres e hijos es diverso el vínculo. También entre los de una generación y
los de otra debe haber cierta barrera de pudor, cierta reserva que impida ciertas
promiscuidades. Esa reserva, mirada por un lado, en el respeto: mirada por el otro es lo
que a Cuiacio hizo decir: Maxima reverentia doctor pueril”.1649
El manifiesto afirma que “…Vv quieren profesores que se dediquen ante todo a la
cátedra. Buen deseo. Pero hasta ahora no se ha ideado aquí más que un medio para
llegar a ese resultado, resultado que ofrece su dificultad financiera, y es que esta
Facultad conserve para sí todas sus entradas. El manifiesto en vez de apoyar ese
proyecto, quiere rebajar esas entradas, sacrificando esa reforma que es fundamental y
que fue ideada por uno de los académicos más vilipendiados en diciembre)”.1650
Wilmart lo intimaba si es que ha leído algo “sobre la psicología de las masas [Le Bon],
comprenderá ahora como reuniones tumultuosas pueden, bajo la presión de los diversos
elementos de un grupo y la calentura centuplicada de sus roces, y eso en el mismo
medio de la explosión de uno o dos excelentes móviles, lanzar acusaciones injustas y
ocultarse a sí mismos la verdad de las cosas. Ustedes dicen por ejemplo que la culpa del
escándalo del lunes 14 la tuvo un académico, porque fue allí con un hermano de fuerza
muscular [probablemente se trate de Carlos Luis Marenco]. Al afirmar eso, se olvidaron
Vv. de que, sin sospechar que tal hermano fuera a la Facultad, Vv ya, según se dice, se
1647
La Nación, 28-III-1904.
1648
La Nación, 28-III-1904.
1649
La Nación, 28-III-1904.
1650
La Nación, 28-III-1904.
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habían provisto de pitos y hasta de revólveres; luego, pues, iban resueltos a hacer el
escándalo. Se olvidan también de que desacataron a la policía”.1651
Y, finalmente, “…¿Qué hay para tanta excitación del grupo a que V. pertenece? Pues
hay otro grupo que desea dar examen y sobre el que Vv. hacen presión. En diciembre
Vv deseaban exámenes más fáciles y lo consiguieron; en febrero se había borrado la
preparación de diciembre y el otro grupo pidió una prórroga, que obtuvo; Vv.
impidieron esos exámenes; ahora quiere el grupo de Vv que la Facultad quede cerrada
hasta que vengan “las reformas”, pero o en consecuencia, quieren dar examen ante la
Facultad de Córdoba, ¿Cómo es eso mi joven amigo? Dejen que el proyecto siga su
curso, que puede ser largo, en un año de elecciones presidenciales”.1652
Por los diversos órganos de publicidad y por comunicación verbal del Sr. Vicerrector
(en ejercicio) de la Facultad de Ciencias Médicas Dr. Pedro Lagleyze, De Madrid tuvo
“…formal comunicación de que, con fecha 27 del corriente se ha nombrado para
desempeñar la cátedra de histología al Dr. Julio [G.] Fernández. Ausente y con licencia
el titular de la cátedra Dr. Rodolfo de Gainza [graduado en 1891], correspondíame
como único profesor suplente de la misma, reemplazar en el desempeño de sus
funciones, como lo determina el art. 104, inc.1º del reglamento de la Facultad (dictado
en 1887)”.1654
1651
La Nación, 28-III-1904.
1652
La Nación, 28-III-1904.
1653
La Nación, 28-III-1904.
1654
Dr. Samuel De Madrid al Rector de la Universidad de Buenos Aires Dr. Leopoldo Basavilbaso, 28 de
abril de 1904, La Cuestión Universitaria-Actitud del Sr. S. De Madrid, en TRIBUNA, 3 de mayo de
1904, y también en El Tiempo del 3 de mayo de 1904
346
El Juez federal Dr. J. M. Astigueta ante quien se había presentado el pedido o denuncia
para que se levantara un sumario y se castigara así a los que resultaron autores de los
desórdenes producidos en la facultad de derecho, “…dictó resolución al respecto, de
acuerdo con el dictamen fiscal que terminaba diciendo: “En conclusión pienso que no
hay mérito para instruir un sumario inconducente, pues se encaminaría a comprobar
hechos que no son delitos y averiguar quienes fueron sus autores”. No hizo pues el juez
lugar al pedido y mandó archivar el asunto”.1658 La intervención de De Madrid, “…si
alguna hubiera habido en los mencionados sucesos, entraría, pues, de acuerdo con las
leyes del país, en el terreno de lo lícito y regular, tanto en cuanto a sus medios como a
sus fines, “…que no pueden calificarse de ilícitos y que se declara consisten en la
1655
Dr. Samuel De Madrid al Rector de la Universidad de Buenos Aires Dr. Leopoldo Basavilbaso, 28 de
abril de 1904, La Cuestión Universitaria-Actitud del Sr. S. De Madrid, en TRIBUNA, 3 de mayo de
1904, y también en El Tiempo del 3 de mayo de 1904
1656
Dr. Samuel De Madrid al Rector de la Universidad de Buenos Aires Dr. Leopoldo Basavilbaso, 28 de
abril de 1904, La Cuestión Universitaria-Actitud del Sr. S. De Madrid, en TRIBUNA, 3 de mayo de
1904, y también en El Tiempo del 3 de mayo de 1904
1657
Dr. Samuel De Madrid al Rector de la Universidad de Buenos Aires Dr. Leopoldo Basavilbaso, 28 de
abril de 1904, La Cuestión Universitaria-Actitud del Sr. S. De Madrid, en TRIBUNA, 3 de mayo de
1904, y también en El Tiempo del 3 de mayo de 1904
1658
Dr. Samuel De Madrid al Rector de la Universidad de Buenos Aires Dr. Leopoldo Basavilbaso, 28 de
abril de 1904, La Cuestión Universitaria-Actitud del Sr. S. De Madrid, en TRIBUNA, 3 de mayo de
1904, y también en El Tiempo del 3 de mayo de 1904
347
Pero en el caso de que consta en las diversas notas que para aclararlo De Madrid dirigió
al Ministerio de Instrucción Pública y al Decano de la Facultad de Ciencias Médicas
Lagleyze, “…que no he tenido ni podido tener en estos asuntos la intervención que se
me adjudica. De igual modo las terminantes declaraciones de los estudiantes de Derecho
en su expresión de agravios, me eximen de recoger las maledicentes insinuaciones de
los que en los disturbios han querido mezclarme”.1661
Establecido, pues, con el valor de cosa juzgada el carácter no ilícito de los movimientos
estudiantiles de la referencia, “…¿Cómo puede aplicárseme un procedimiento de
excepción violatorio de los estatutos y reglamentos vigentes, que induce a sus autores a
llamar al desempeño de mi cátedra a personas extrañas a la escuela? ¿Hállase esta
actitud de acuerdo con el precepto fundamental e inquebrantable “Nenunem lede,
imcomnes, quantum potes, juvas?”.1662
1659
Dr. Samuel De Madrid al Rector de la Universidad de Buenos Aires Dr. Leopoldo Basavilbaso, 28 de
abril de 1904, La Cuestión Universitaria-Actitud del Sr. S. De Madrid, en TRIBUNA, 3 de mayo de
1904, y también en El Tiempo del 3 de mayo de 1904
1660
Dr. Samuel De Madrid al Rector de la Universidad de Buenos Aires Dr. Leopoldo Basavilbaso, 28 de
abril de 1904, La Cuestión Universitaria-Actitud del Sr. S. De Madrid, en TRIBUNA, 3 de mayo de
1904, y también en El Tiempo del 3 de mayo de 1904
1661
Dr. Samuel De Madrid al Rector de la Universidad de Buenos Aires Dr. Leopoldo Basavilbaso, 28 de
abril de 1904, La Cuestión Universitaria-Actitud del Sr. S. De Madrid, en TRIBUNA, 3 de mayo de
1904, y también en El Tiempo del 3 de mayo de 1904
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Dr. Samuel De Madrid al Rector de la Universidad de Buenos Aires Dr. Leopoldo Basavilbaso, 28 de
abril de 1904, La Cuestión Universitaria-Actitud del Sr. S. De Madrid, en TRIBUNA, 3 de mayo de
1904, y también en El Tiempo del 3 de mayo de 1904
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Dr. Samuel De Madrid al Rector de la Universidad de Buenos Aires Dr. Leopoldo Basavilbaso, 28 de
abril de 1904, La Cuestión Universitaria-Actitud del Sr. S. De Madrid, en TRIBUNA, 3 de mayo de
1904, y también en El Tiempo del 3 de mayo de 1904
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Dr. Samuel De Madrid al Rector de la Universidad de Buenos Aires Dr. Leopoldo Basavilbaso, 28 de
abril de 1904, La Cuestión Universitaria-Actitud del Sr. S. De Madrid, en TRIBUNA, 3 de mayo de
1904, y también en El Tiempo del 3 de mayo de 1904
348
Para formular estos temores “…debo bastarme, por una parte la demostración evidente
de la ausencia de toda circunstancia que me inhiba de desempeñar mi cargo, y por otra,
el empeño de la Facultad en nombrar un profesor que me reemplace, aún después de
haber desaparecido las razones que se adujeron en un principio”.1665
La actual protesta, hecha en presencia de los hechos consumados, no puede por esa
razón dirigirse a otra autoridad “…que a la del Consejo Superior, encargado por
nuestros estatutos actuales en su art.12, inc.1º y 7º de “ejercer la jurisdicción superior
universitaria” y de resolver en última instancia las cuestiones contenciosas que hayan
fallado en primera el Rector o las Facultades”.1667 Por otra parte, habiendo “….partido
del honorable Consejo Superior la nota dirigida a la Facultad de Ciencias Médicas, por
la cual se me sindicaba de ingerencia en los sucesos de la Facultad de Derecho, cree el
Sr. Vicedecano (en ejercicio), según tuvo oportunidad de expresármelo personalmente,
que la mejor manera de solucionar el asunto sería una resolución del honorable Consejo
Superior que tuviera en vista el nuevo estado de cosas creado por la resolución del Juez
Federal Dr. Astigueta”.1668
1665
Dr. Samuel De Madrid al Rector de la Universidad de Buenos Aires Dr. Leopoldo Basavilbaso, 28 de
abril de 1904, La Cuestión Universitaria-Actitud del Sr. S. De Madrid, en TRIBUNA, 3 de mayo de
1904, y también en El Tiempo del 3 de mayo de 1904
1666
Dr. Samuel De Madrid al Rector de la Universidad de Buenos Aires Dr. Leopoldo Basavilbaso, 28 de
abril de 1904, La Cuestión Universitaria-Actitud del Sr. S. De Madrid, en TRIBUNA, 3 de mayo de
1904, y también en El Tiempo del 3 de mayo de 1904. Sobre Lagleyze, ver Cantón, 1927, VIII, 6-21; y
Cranwell, 1937, 141-157.
1667
Dr. Samuel De Madrid al Rector de la Universidad de Buenos Aires Dr. Leopoldo Basavilbaso, 28 de
abril de 1904, La Cuestión Universitaria-Actitud del Sr. S. De Madrid, en TRIBUNA, 3 de mayo de
1904, y también en El Tiempo del 3 de mayo de 1904
1668
Dr. Samuel De Madrid al Rector de la Universidad de Buenos Aires Dr. Leopoldo Basavilbaso, 28 de
abril de 1904, La Cuestión Universitaria-Actitud del Sr. S. De Madrid, en TRIBUNA, 3 de mayo de
1904, y también en El Tiempo del 3 de mayo de 1904
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Dr. Samuel De Madrid al Rector de la Universidad de Buenos Aires Dr. Leopoldo Basavilbaso, 28 de
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1904, y también en El Tiempo del 3 de mayo de 1904
349
por la Facultad de Medicina en este caso. Por tanto, V.E. se servirá resolver sobre la
validez del nombramiento realizado por la Facultad de Medicina para desempeñar la
cátedra de histología, en la persona del Dr. Julio Fernández”.1670
El examen de los alumnos en la Facultad de Derecho, por parte de los profesores que
habían renunciado y que se pretendía reincorporar, “…sería inmoral, eminentemente
inmoral, absolutamente inmoral ¿Cómo esos profesores que han sido arrojados de la
casa, expulsados, que han desfilado en retirada, entre silbidos abrumadores, como esos
profesores vencidos hasta el punto de abandonar su casa, se han de atrever a recibir las
pruebas de los mismos estudiantes que los han aplastado? ¿Qué facultad excepcional ha
sido otorgada a esos profesores para que entre explosiones de rencores, puedan ellos
dilucidar con claridad? ¿Quién podrá dar a los estudiantes la seguridad, de la
imparcialidad necesaria e indispensable, cuando la imparcialidad ha de venir de quienes
han sido expulsados, un día antes? ¿Cómo podrá rendirse examen en medio de un
descontento y una hostilidad general, y con el temor fundado de una injusticia? De
todos los sentimientos humanos el más congénito, es el de la represalia, es casi un modo
de ser del instinto de conservación. ¿Cómo es que continúan en sus puestos siendo
así?”.1671
1670
Dr. Samuel De Madrid al Rector de la Universidad de Buenos Aires Dr. Leopoldo Basavilbaso, 28 de
abril de 1904, La Cuestión Universitaria-Actitud del Sr. S. De Madrid, en TRIBUNA, 3 de mayo de
1904, y también en El Tiempo del 3 de mayo de 1904
1671
El Conflicto Universitario, en La Argentina, sábado 19 de marzo de 1904,
350
aseguren la disciplina y se obtenga la autoridad moral necesaria por medio de actos que
propendan a ese propósito. Sin embargo, el poder ejecutivo de acuerdo con el pedido de
la universidad le comunica que accede de facilitarle la fuerza pública, de cuyo uso sólo
será responsable el cuerpo académico ya que ha manifestado en su nota que carece de
recursos para hacerse respetar”.1672
Nota con que el Ministro contesta al Rector Basavilbaso, quien le pide la fuerza
pública (24-III-1904)
1672
El País, 23 de marzo de 1904
1673
El País, jueves 24 de marzo de 1904
1674
El País, jueves 24 de marzo de 1904
1675
El País, jueves 24 de marzo de 1904
1676
El País, jueves 24 de marzo de 1904
351
Y es la Reforma Universitaria la que a juicio del Ministerio “…se impone para evitar la
medida extrema, aconsejada en la honorable Cámara de Diputados de la nación en el
proyecto de ley presentado en las sesiones extraordinarias de diciembre de 1903”.1679
Los momentos eran de gran angustia para los universitarios del país, y ante esta honda
crisis de un instituto de instrucción superior, “…conviene que las corporaciones que
dirigen sus destinos se penetren del problema en toda su intensidad para solucionarlo en
relación con su importancia social”.1680
Mientras esto ocurra y el honorable congreso dicte la ley de reforma, “…la universidad
de buenos aires, puede contar con el decidido apoyo del poder ejecutivo para regularizar
su situación anormal y ante el reciente pedido de fuerza pública para garantizar el orden
de la facultad de derecho y ciencias sociales, y poder tomar los exámenes interrumpidos
desde diciembre, comunica al Señor rector para que lo transmita al consejo superior,
que se han tomado las disposiciones pertinentes por el Ministerio del Interior para que
la policía de la capital le preste el auxilio que le sea solicitado por la Facultad aludida.
Pero el Ministerio de Instrucción Pública insiste una vez mas en hacer presente al Sr.
Rector, como lo hará ante la comisión universitaria portadora de la nota solicitando el
recurso de la fuerza, que no cree en esa eficacia en estas circunstancias, tiene sus
inconvenientes, y que solo satisface el poder ejecutivo el pedido de la universidad,
confiado en la extrema prudencia de su empleo”.1682
1677
El País, jueves 24 de marzo de 1904
1678
El País, jueves 24 de marzo de 1904
1679
El País, jueves 24 de marzo de 1904
1680
El País, jueves 24 de marzo de 1904
1681
El País, jueves 24 de marzo de 1904
1682
El País, jueves 24 de marzo de 1904
352
Disuelto el Consejo Superior “…quedan pues las facultades sin autoridad superior y su
marcha se hará difícil. Hay algo más aún y es que, según datos que nos han sido
suministrados, algunos académicos de las otras facultades están dispuestos a renunciar,
asegurándose también que de acuerdo con una nota pasada por la universidad a las
academias de medicina e ingeniería y como un acto de solidaridad y protesta, los
miembros de esas corporaciones renunciarán en masa”.1684 Esto no obstante, “…hay
algunas académicos que a fuer de amantes a sus puestos no renunciarán; aún cuando
saben que se les obligará a hacerlo dentro de poco tiempo. Prefieren “ser renunciados” y
no renunciantes. Como se ve, el conflicto universitario no ha terminado sino que
comienza por otra parte. La academia de medicina, que debió reunirse ayer para
ocuparse con preferencia de este asunto, no celebró sesión por falta de número. Hay que
dispararle al fuego, dirán sus miembros, no nos vayamos a quemar”.1685
1683
El Conflicto Universitario-La Academia sin Quórum, en El País, 25 de marzo de 1904. Las cofradías
tuteladas por los seculares eran consideradas "menores" o de segundo orden.
1684
El País, 25 de marzo de 1904
1685
El País, 25 de marzo de 1904
1686
La Facultad de Derecho-La Contestación del Consejo Superior al Ministerio, en
La Nación, 30 de marzo de 1904,
353
Para el 30 de marzo de 1904, sólo existían siete (7) académicos, los doctores Manuel
Obarrio, Benjamín Victorica, Wenceslao Escalante, Baldomero Llerena, Jose E.
Uriburu, José A. Terry, y Joaquín V. González, y “…no pueden ellos adoptar una
resolución válida porque los que han renunciado no concurren a sesión, creyéndose
desligados de la academia por el hecho de su renuncia”.1688
Pero el Poder Ejecutivo, no se creía facultado por la Ley “…para nombrar académicos
en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales [en reemplazo de los renunciantes], y no
puede tampoco considerar la renuncia de sus miembros titulares doctores David
Tezanos Pintos, Antonio Bermejo, Calixto de la Torre, Juan A. Bibiloni, Camilo
[Emilio] Giménez y Victorino de la Plaza”.1689 Motivo por el cual, el Ministro
Fernández “…devuelve al Sr. Rector [Basavilbaso] las notas de los renunciantes para
que les dé el destino que corresponda”.1690
1687
La Facultad de Derecho-La Contestación del Consejo Superior al Ministerio, en
La Nación, 30 de marzo de 1904,
1688
La Facultad de Derecho-La Contestación del Consejo Superior al Ministerio, en
La Nación, 30 de marzo de 1904,
1689
El Conflicto Universitario-La Constitución del Poder Ejecutivo, en El País, marzo 31 de 1904,
1690
El Conflicto Universitario-La Constitución del Poder Ejecutivo, en El País, marzo 31 de 1904,
1691
El Conflicto Universitario-La Constitución del Poder Ejecutivo, en El País, marzo 31 de 1904,
1692
Ministro de Instrucción Pública Juan R. Fernández al Rector de la Universidad de Buenos Aires,
doctor Leopoldo Basavilbaso, Buenos Aires, marzo 30 de 1904, Facultad de Derecho-La Nota del
Consejo Superior-La Contestación del Ministro, en La Nación, 31 de marzo de 1904,
354
1693
Ministro de Instrucción Pública Juan R. Fernández al Rector de la Universidad de Buenos Aires,
doctor Leopoldo Basavilbaso, Buenos Aires, marzo 30 de 1904, Facultad de Derecho-La Nota del
Consejo Superior-La Contestación del Ministro, en La Nación, 31 de marzo de 1904,
1694
Ministro de Instrucción Pública Juan R. Fernández al Rector de la Universidad de Buenos Aires,
doctor Leopoldo Basavilbaso, Buenos Aires, marzo 30 de 1904, Facultad de Derecho-La Nota del
Consejo Superior-La Contestación del Ministro, en La Nación, 31 de marzo de 1904,
1695
Ministro de Instrucción Pública Juan R. Fernández al Rector de la Universidad de Buenos Aires,
doctor Leopoldo Basavilbaso, Buenos Aires, marzo 30 de 1904, Facultad de Derecho-La Nota del
Consejo Superior-La Contestación del Ministro, en La Nación, 31 de marzo de 1904,
1696
Ministro de Instrucción Pública Juan R. Fernández al Rector de la Universidad de Buenos Aires,
doctor Leopoldo Basavilbaso, Buenos Aires, marzo 30 de 1904, Facultad de Derecho-La Nota del
Consejo Superior-La Contestación del Ministro, en La Nación, 31 de marzo de 1904,
355
para su régimen interno, determinando el quórum necesario para sus sesiones…, etc.”
(articulo 34, inciso 6º)”.1697
Ahora bien, como los estatutos universitarios se dictan conforme a la ley de 1885, por el
consejo superior de cada universidad, y son aprobados por el P. E. bastaría que esa
corporación reformara el artículo indicado o lo interpretase en el caso ocurrente, con
aprobación del P. E. para que la Facultad de derecho y ciencias sociales se encuentre en
número suficiente para el quórum de sus sesiones”.1699 El rector Basavilbaso no
ignoraba que “…antes de los estatutos de 1891, algunas facultades de esa universidad
podían constituirse con un número menor de la mitad del total de sus miembros, porque
así lo establecían sus reglamentos. El P. E. no desea intervenir en el actual conflicto
universitario, porque en cumplimiento de la ley de 3 de julio de 1885, deja la disciplina
del instituto a cargo de la Facultad respectiva (artículo 1º, regla 4ª). Saluda al señor
rector con su consideración distinguida”.1700
Cuando por cualquier causa una academia “…se vea reducida a un número inferior al de
su quórum”, la ley no había previsto una segunda convocatoria con el requisito de un
número menor como el de un tercio.1702 Corresponde a la Facultad [Academia]
1697
Ministro de Instrucción Pública Juan R. Fernández al Rector de la Universidad de Buenos Aires,
doctor Leopoldo Basavilbaso, Buenos Aires, marzo 30 de 1904, Facultad de Derecho-La Nota del
Consejo Superior-La Contestación del Ministro, en La Nación, 31 de marzo de 1904,
1698
Ministro de Instrucción Pública Juan R. Fernández al Rector de la Universidad de Buenos Aires,
doctor Leopoldo Basavilbaso, Buenos Aires, marzo 30 de 1904, Facultad de Derecho-La Nota del
Consejo Superior-La Contestación del Ministro, en La Nación, 31 de marzo de 1904,
1699
Ministro de Instrucción Pública Juan R. Fernández al Rector de la Universidad de Buenos Aires,
doctor Leopoldo Basavilbaso, Buenos Aires, marzo 30 de 1904, Facultad de Derecho-La Nota del
Consejo Superior-La Contestación del Ministro, en La Nación, 31 de marzo de 1904,
1700
Ministro de Instrucción Pública Juan R. Fernández al Rector de la Universidad de Buenos Aires,
doctor Leopoldo Basavilbaso, Buenos Aires, marzo 30 de 1904, Facultad de Derecho-La Nota del
Consejo Superior-La Contestación del Ministro, en La Nación, 31 de marzo de 1904,
1701
Rector Leopoldo Basavilbaso al Ministro de Instrucción Pública Dr. D. Juan R. Fernández, Buenos
Aires, marzo de 1904, LA FACULTAD DE DERECHO-La Contestación del Consejo Superior al
Ministerio, en La Nación, 30 de marzo de 1904,
1702
Rector Leopoldo Basavilbaso al Ministro de Instrucción Pública Dr. D. Juan R. Fernández, Buenos
Aires, marzo de 1904, LA FACULTAD DE DERECHO-La Contestación del Consejo Superior al
Ministerio, en La Nación, 30 de marzo de 1904,
356
Se imponía entonces que el Poder Ejecutivo determinara “…el modo como debe hacerse
su integración y a este fin tiene V. E. los precedentes del decreto del P. E. de la
provincia de Buenos Aires de 31 de marzo de 1874 y el del P. E. nacional de 13 de
febrero de 1896, con motivo de haberse creado por la ley de presupuesto general la
Facultad de Filosofía y Letras sin haberse previsto la manera de organizarla para que
funcionara con regularidad”. 1706
1703
Rector Leopoldo Basavilbaso al Ministro de Instrucción Pública Dr. D. Juan R. Fernández, Buenos
Aires, marzo de 1904, LA FACULTAD DE DERECHO-La Contestación del Consejo Superior al
Ministerio, en La Nación, 30 de marzo de 1904,
1704
Rector Leopoldo Basavilbaso al Ministro de Instrucción Pública Dr. D. Juan R. Fernández, Buenos
Aires, marzo de 1904, LA FACULTAD DE DERECHO-La Contestación del Consejo Superior al
Ministerio, en La Nación, 30 de marzo de 1904,
1705
Rector Leopoldo Basavilbaso al Ministro de Instrucción Pública Dr. D. Juan R. Fernández, Buenos
Aires, marzo de 1904, LA FACULTAD DE DERECHO-La Contestación del Consejo Superior al
Ministerio, en La Nación, 30 de marzo de 1904,
1706
Rector Leopoldo Basavilbaso al Ministro de Instrucción Pública Dr. D. Juan R. Fernández, Buenos
Aires, marzo de 1904, LA FACULTAD DE DERECHO-La Contestación del Consejo Superior al
Ministerio, en La Nación, 30 de marzo de 1904,
1707
Rector Leopoldo Basavilbaso al Ministro de Instrucción Pública Dr. D. Juan R. Fernández, Buenos
Aires, marzo de 1904, LA FACULTAD DE DERECHO-La Contestación del Consejo Superior al
Ministerio, en La Nación, 30 de marzo de 1904,
1708
Rector Leopoldo Basavilbaso al Ministro de Instrucción Pública Dr. D. Juan R. Fernández, Buenos
Aires, marzo de 1904, LA FACULTAD DE DERECHO-La Contestación del Consejo Superior al
Ministerio, en La Nación, 30 de marzo de 1904,
357
Es esta medida la que a nombre del consejo superior solicitaba el Rector Basavilbaso,
confiando en el decidido apoyo del P. E., “…que V. E. ofrece en su nota a la
universidad para regularizar la situación anormal de la Facultad de derecho mientras no
se sancione el proyecto de reforma universitaria”.1710 A este efecto, el Rector remitía
“…las renuncias presentadas por los señores académicos Dres. David de Tezanos Pinto,
Antonio Bermejo, Jose María Rosa, Juan Carballido, Calixto de la Torre, Juan A.
Bibiloni, Emilio Jiménez y Victorino de la Plaza a fin de que se sirva resolver sobre
ellas y en caso de admitirlas ponga a la academia [Facultad de Derecho] en condiciones
de poder funcionar con arreglo a lo dispuesto en el artículo 37 de los estatutos”.1711
1709
Rector Leopoldo Basavilbaso al Ministro de Instrucción Pública Dr. D. Juan R. Fernández, Buenos
Aires, marzo de 1904, LA FACULTAD DE DERECHO-La Contestación del Consejo Superior al
Ministerio, en La Nación, 30 de marzo de 1904,
1710
Rector Leopoldo Basavilbaso al Ministro de Instrucción Pública Dr. D. Juan R. Fernández, Buenos
Aires, marzo de 1904, LA FACULTAD DE DERECHO-La Contestación del Consejo Superior al
Ministerio, en La Nación, 30 de marzo de 1904,
1711
Rector Leopoldo Basavilbaso al Ministro de Instrucción Pública Dr. D. Juan R. Fernández, Buenos
Aires, marzo de 1904, LA FACULTAD DE DERECHO-La Contestación del Consejo Superior al
Ministerio, en La Nación, 30 de marzo de 1904,
1712
Rector Leopoldo Basavilbaso al Ministro de Instrucción Pública Dr. D. Juan R. Fernández, Buenos
Aires, marzo de 1904, LA FACULTAD DE DERECHO-La Contestación del Consejo Superior al
Ministerio, en La Nación, 30 de marzo de 1904,
1713
Rector Leopoldo Basavilbaso al Ministro de Instrucción Pública Dr. D. Juan R. Fernández, Buenos
Aires, marzo de 1904, LA FACULTAD DE DERECHO-La Contestación del Consejo Superior al
Ministerio, en La Nación, 30 de marzo de 1904,
358
Disminución del número que se exige en los estatutos para el quórum de sus
sesiones (30-III-1904)
Una reforma de los estatutos vigentes de la Universidad de Buenos Aires fue aprobada
por el P. E. en 1891, en la que se determina en el artículo 37 que “la presencia de la
1714
Rector Leopoldo Basavilbaso al Ministro de Instrucción Pública Dr. D. Juan R. Fernández, Buenos
Aires, marzo de 1904, LA FACULTAD DE DERECHO-La Contestación del Consejo Superior al
Ministerio, en La Nación, 30 de marzo de 1904,
1715
Ministro de Instrucción Pública Juan R. Fernández al Rector de la Universidad de Buenos Aires,
doctor Leopoldo Basavilbaso, Buenos Aires, marzo 30 de 1904, FACULTAD DE DERECHO-La Nota
del Consejo Superior-La Contestación del Ministro, en La Nación, 31 de marzo de 1904,
1716
Ministro de Instrucción Pública Juan R. Fernández al Rector de la Universidad de Buenos Aires,
doctor Leopoldo Basavilbaso, Buenos Aires, marzo 30 de 1904, FACULTAD DE DERECHO-La Nota
del Consejo Superior-La Contestación del Ministro, en La Nación, 31 de marzo de 1904,
1717
Ministro de Instrucción Pública Juan R. Fernández al Rector de la Universidad de Buenos Aires,
doctor Leopoldo Basavilbaso, Buenos Aires, marzo 30 de 1904, FACULTAD DE DERECHO-La Nota
del Consejo Superior-La Contestación del Ministro, en La Nación, 31 de marzo de 1904,
1718
Ministro de Instrucción Pública Juan R. Fernández al Rector de la Universidad de Buenos Aires,
doctor Leopoldo Basavilbaso, Buenos Aires, marzo 30 de 1904, FACULTAD DE DERECHO-La Nota
del Consejo Superior-La Contestación del Ministro, en La Nación, 31 de marzo de 1904,
359
mayoría de los miembros de las facultades es necesaria para que estas puedan adoptar
resoluciones válidas…, etc.”. 1719
Ahora bien, como los estatutos universitarios se dictaban conforme a la Ley Avellaneda
de 1885, por el consejo superior de cada universidad (Buenos Aires y Córdoba), y son
aprobados por el P. E. “…bastaría que esa corporación reformara el artículo indicado o
lo interpretase en el caso ocurrente, con aprobación del P. E. para que la Facultad de
derecho y ciencias sociales se encuentre en número suficiente para el quórum de sus
sesiones. El señor rector no ignora que antes de los estatutos de 1891, algunas
facultades de esa universidad podían constituirse con un número menor de la mitad del
total de sus miembros, porque así lo establecían sus reglamentos”.1720
El P. E. no deseaba intervenir en el conflicto universitario, porque en cumplimiento de
la Ley Avellaneda, de 3 de julio de 1885, “…deja la disciplina del instituto a cargo de
la Facultad respectiva (artículo 1º, regla 4ª). Saluda al señor rector con su consideración
distinguida”.1721
El Dr. Fernández hizo entrega al presidente “…de todos los antecedentes de la cuestión,
y terminó solicitándole al Gral. Roca una declaración decisiva sobre la cuestión, a fin de
adoptar el temperamento que el caso exigiera. El Gral. Roca manifestó al Dr.
Fernández, que estaba de perfecto acuerdo con sus ideas y propósitos, agregando que
1719
Ministro de Instrucción Pública Juan R. Fernández al Rector de la Universidad de Buenos Aires,
doctor Leopoldo Basavilbaso, Buenos Aires, marzo 30 de 1904, FACULTAD DE DERECHO-La Nota
del Consejo Superior-La Contestación del Ministro, en La Nación, 31 de marzo de 1904,
1720
Ministro de Instrucción Pública Juan R. Fernández al Rector de la Universidad de Buenos Aires,
doctor Leopoldo Basavilbaso, Buenos Aires, marzo 30 de 1904, FACULTAD DE DERECHO-La Nota
del Consejo Superior-La Contestación del Ministro, en La Nación, 31 de marzo de 1904,
1721
Ministro de Instrucción Pública Juan R. Fernández al Rector de la Universidad de Buenos Aires,
doctor Leopoldo Basavilbaso, Buenos Aires, marzo 30 de 1904, FACULTAD DE DERECHO-La Nota
del Consejo Superior-La Contestación del Ministro, en La Nación, 31 de marzo de 1904,
1722
El País, 20 de marzo de 1904
1723
El País, 20 de marzo de 1904
360
pedía contar con todo su apoyo. No hay, pues, crisis ministerial, y por el contrario, el
Dr. Fernández está dispuesto a continuar en su puesto hasta la terminación del período
actual”.1724
1724
El País, 20 de marzo de 1904
361
Capítulo Décimo
X.- Insurrección estudiantil bajo un imaginario instituyente reformista
y crisis pedagógica y social del mandarinato aristocrático (IX-
1904)
1725
En la Facultad de Derecho- El Estallido, en El País, 16 de septiembre de 1904,
362
Una vez restablecido el orden, el profesor Wilmart “…hizo tomar preso al estudiante
Méndez, señalándolo como promotor del desorden. Cuatro agentes sujetaron a Méndez,
y con esto pareció haber terminado el escándalo. Pocos momentos después, se ve llegar
corriendo en dirección al grupo que formaba Méndez y los vigilantes, al estudiante
[Antonio] Barrera Nicholson.1728 En esas circunstancias se sintieron en dirección a la
calle dos detonaciones de armas de fuego y todos se dirigieron hacia la puerta de calle.
Entonces Barrera, deteniéndose frente a los agentes que sujetaban a Méndez, sacó un
revolver e hizo tres disparos al aire y se tiró al suelo gritando: “Estoy herido”. Los
agentes que rodeaban a Méndez, lo abandonaron para correr en auxilio de Barrera, que
parecía mortalmente herido”.1729
El decano trató de calmar los ánimos diciendo “No se asusten muchachos, que son
cohetes. No se retiren. Sean hombres”, pero el desorden se hacía cada vez mayor. El
secretario de la facultad “…se dirigió al teléfono para pedir refuerzos a la Policía, pero
no pudo hacerlo, porque un numeroso grupo de estudiantes penetró a la Secretaría y
mientras unos sacaban al patio al doctor [Enrique] Navarro Viola, otros descolgaban el
aparato telefónico que fue arrojado al patio. Uno de los estudiantes arrojó contra el Dr.
Navarro Viola un frasco que contenía tinta roja, que fue a estrellarse en la estatua del
doctor [Antonio] Malaver, que se levanta en el jardín, la que quedó cubierta de
tinta”.1732
1726
En la Facultad de Derecho- El Estallido, en El País, 16 de septiembre de 1904,
1727
En la Facultad de Derecho- El Estallido, en El País, 16 de septiembre de 1904,
1728
Quince años después fue Ministro de Obras Públicas de la primera Intendencia radical de la ciudad de
Buenos Aires.
1729
En la Facultad de Derecho- El Estallido, en El País, 16 de septiembre de 1904,
1730
Fontenla Facal, 1920, 141.
1731
En la Facultad de Derecho- El Estallido, en El País, 16 de septiembre de 1904,
1732
En la Facultad de Derecho- El Estallido, en El País, 16 de septiembre de 1904,
363
jardín inmediato, donde pasaron los primeros momentos restregándose los ojos,
mortificados por la picazón del humo de las bombas. Cuando el Dr. Wilmart se asomó a
la puerta de la habitación los estudiantes prorrumpieron en una gritería ensordecedora,
acompañado de sonidos de pitos y silbidos, confusión enorme de la cual no había
ninguna palabra medianamente entendible. El Dr. Wilmart, llamando a uno de los
comisarios que estaba en el patio, le señala a uno de los estudiantes {Julio A. Méndez]
que apareció en la primera fila del grupo, indicándolo como promotor y actor principal
en el desorden y ordenándole que lo tomara preso. Cumpliendo el mandato, el
Comisario dispuso que los vigilantes tomaran posesión del estudiante y lo sacaran fuera
de la Facultad”. 1733
Fue una tarea ingrata para los agentes policiales la de satisfacer los deseos del Dr.
Wilmart. Cuando se aproximaron al grupo para sacar al elegido, los compañeros se
pusieron en tren de violenta resistencia, sin conseguir, por eso, que los vigilantes
renunciaran a su propósito. Se trabó entonces una encarnizada lucha, “…a palabra
limpia, con intervención de gesticulaciones al aire libre, de lo cual resultó, en resumidas
cuentas, la toma por asalto del escandalizador estudiante, declarado buena presa por los
encargados superiores de guardar el orden público, que lo condujeron sin mayores hasta
el exterior de la Facultad”.1734
La primera parte del escándalo mayúsculo debía tener lugar en ese momento. Los
estudiantes que estaban en la calle, frente mismo a la puerta de la Facultad, “…al ver
que uno de los compañeros había caído en manos de la policía, se arremolinaron
nerviosamente, disponiéndose al rescate del prisionero. Junto con las interjecciones
traductoras del espíritu colérico que dominaba al grupo entero, sonaron dos
detonaciones de revolver que produjeron una momentánea confusión entre estudiantes y
agentes de policía. La caída de un vigilante y simultáneamente la de un muchacho
hicieron creer que las balas habían dado en el blanco. La reacción de la muchachada no
tardó en producirse y, cargando resueltamente sobre el montón de vigilantes que se
formó como por arte de encantamiento, se armó allí la de Dios es grande. Los bastones
giraban por arriba de las cabezas, tropezando de cuando en cuando con brazos y
pescuezos, las piernas se aflojaban de tal modo que se hacían sospechar que se trataba
de piernas de trapo y las bocas se abrían con amplitud de troneras para dar escape a una
gritería de infierno”.1735
1733
Revuelta de Estudiantes-Estallidos en las Aulas, en Tribuna, 15 de septiembre de 1904,
1734
Revuelta de Estudiantes-Estallidos en las Aulas, en Tribuna, 15 de septiembre de 1904,
1735
Revuelta de Estudiantes-Estallidos en las Aulas, en Tribuna, 15 de septiembre de 1904,
1736
Revuelta de Estudiantes-Estallidos en las Aulas, en Tribuna, 15 de septiembre de 1904,
364
Los estudiantes huelguistas habían conseguido un verdadero triunfo con la salida del
cuerpo de vigilantes del interior del edificio, al cual habían dejado completamente a
merced de los muchachos. Aprovechando la confusión reinante “…entre el elemento
policial en el momento de los dos disparos enunciados, la muchachada traspuso en masa
los umbrales de la Facultad, dispuesta ya a realizar el plan preconcebido. De afuera se
oyó a poco un estruendo ensordecedor, un estruendo de derrumbe, de vidrios que caen,
de puertas que se golpean estrepitosamente, de hombres que estallan de “vivas” y de
“mueras”. 1737
Los revoltosos “…habían empezado su obra por la secretaría, la cual fue tomada
después de levantar en el aire una docena de puños cerrados ante la cara de los que
pretendían echárselas de heroicos defensores”. 1738
Con alguna exageración, el apasionado cronista detallaba que “…El asalto que llevaron
los bóxers a las legaciones extranjeras de Pekín [desde noviembre de 1899 hasta
septiembre de 1901] es una escena pálida al lado de la que ofrecía esta mañana el asalto
de los estudiantes a la Facultad. La secretaría quedó completamente arrasada. Cuadros,
armarios, mesas, sillas, vidrios, todo fue a dar al suelo con todo su contenido. Las sillas
rengueaban penosamente después de una violenta sacudida contra el suelo, los tinteros
vomitaban el líquido negro que iba a trazar mapas sombríos en techos y paredes y
lagunas negras en los pisos. La racha, al pasar por los patios, arrancaba plantas de raíz,
volteaba macetas, desencajaba estatuas, nada respetaba y todo lo destruía”.1739
Era aquello algo “…espantoso, algo que daba la sensación de una entrada de
conquistadores de tierras extrañas al que es necesario arrasar, al que es necesario
convertir en ruinas”.1740
1737
Revuelta de Estudiantes-Estallidos en las Aulas, en Tribuna, 15 de septiembre de 1904,
1738
Revuelta de Estudiantes-Estallidos en las Aulas, en Tribuna, 15 de septiembre de 1904,
1739
Revuelta de Estudiantes-Estallidos en las Aulas, en Tribuna, 15 de septiembre de 1904,
1740
Revuelta de Estudiantes-Estallidos en las Aulas, en Tribuna, 15 de septiembre de 1904,
365
Lo que ocurrió después “…es indescriptible. Los estudiantes, faltando el debido respeto
al Decano, Dr. [Benjamín] Victorica, insultaron a los profesores, especialmente al Dr.
[Raimundo] Wilmart y al Secretario Dr. Navarro Viola, y uno de ellos, de apellido
Barrera [Antonio Barrera Nicholson], disparó tres tiros de revólver, produciendo una
confusión espantosa. El Dr. Victorica exigió de los agentes de policía que dominasen el
tumulto, pero como estos tenían orden de no proceder, se concretaron a observar lo que
ocurría”.1744
1741
La Nación, viernes 16 de septiembre de 1904
1742
La Nación, viernes 16 de septiembre de 1904
1743
La Nación, viernes 16 de septiembre de 1904
1744
La Nación, viernes 16 de septiembre de 1904
1745
La Nación, viernes 16 de septiembre de 1904
1746
La Nación, viernes 16 de septiembre de 1904
366
Entretanto, la policía nada hacía, y los estudiantes “…cada vez con más ardor, daban
término a su obra demoledora. En esos momentos el comisario Galeano se apersonó al
Decano Dr. Victorica, en actitud de estrecharle la mano, al mismo tiempo que pedía
ordenes. El decano, indignado ante la actitud…………… por la policía, dijo al
comisario Galeano: --No podía tender la mano a un funcionario que no sabe cumplir con
su deber”.1747
Los estudiantes, por medio de un empleado de policía, hicieron decir al Dr. y General
Benjamín Victorica que “…era conveniente que abandonara el local. Ante tanto
atrevimiento, el decano contestó que nunca había ……….. [se vuelve ilegible] puesto en
los momentos difíciles, y que estaba dispuesto a permanecer en la Facultad hasta que no
fuera sacado de allí violentamente. La enérgica actitud del Dr. Victorica hizo que los
estudiantes no insistiesen en sus propósitos y entonces un grupo de ellos resolvió
organizarse en manifestación, llevando como emblema de las hazañas que habían
realizado una carpeta de la secretaría de la Facultad, y con ella recorrieron la calle
Florida, y pasaron por nuestro local [diario La Nación] en son de protesta, hasta que
poco a poco fueron disolviéndose, sin haber sido molestados por la policía…”.1748
He aquí las manifestaciones que en carácter de rectificaciones nos hizo el Dr. Victorica.
“Cuando salí al segundo patio a informarme de los primeros estallidos y a procurar se
restableciese el orden, observé que se designaba a un joven de pelo rubio como autor del
escándalo, pregunté por su nombre, contestándoseme que era un desconocido, no
perteneciente a la Facultad”.1749
No era exacto “…que cuando salí al vestíbulo para procurar detener a los alumnos que
habían concurrido para dar exámenes y que trataban de escapar a la calle amedrentados,
al regresar, me persiguiesen con denuestos y silbidos los que impropiamente se llaman
ellos mismos huelguistas, consiguiendo que me encerrase en la Biblioteca, a la que
luego pretendieron incendiar”.1750 Del vestíbulo “…regresé al despacho del decano,
permaneciendo en el salón de la Facultad a puerta abierta, que en seguida vino a ser
custodiada, sin que yo lo pidiese, por un cabo y cuatro gendarmes”.1751
Fue estando allí, y una vez que los llamados huelguistas “…echaron abajo la puerta de
la secretaría, que está en frente del salón de la facultad, zaguán por medio, y empezaron
a destrozar los muebles, que pedí a los agentes, temiendo por los archivos, que tratasen
de impedir los destrozos”.1752
1747
La Nación, viernes 16 de septiembre de 1904
1748
La Nación, viernes 16 de septiembre de 1904
1749
El Conflicto Estudiantil, en Tribuna, 16 de septiembre de 1904
1750
El Conflicto Estudiantil, en Tribuna, 16 de septiembre de 1904
1751
El Conflicto Estudiantil, en Tribuna, 16 de septiembre de 1904
1752
El Conflicto Estudiantil, en Tribuna, 16 de septiembre de 1904
367
Era falso también que “…por orden mía el secretario de la Facultad acudiese al teléfono
a pedir más fuerzas, si lo hizo fue por motu propio. Permanecí, como digo, en el salón
de la Facultad hasta que cuando quisieron, después de haber destrozado cuanto se les
dio la gana, menos el salón de la Facultad, se retiraron los revoltosos a los gritos de
“Abajo las Facultad” “Afuera el Decano”.1754
Tampoco era exacto que “…me viniese a casa escoltado por un escuadrón de
gendarmes. Es incierto además que ayer fuese inaccesible a los reporters pues me
hablaron el de La Nación y el de La Tribuna“.1755
1753
El Conflicto Estudiantil, en Tribuna, 16 de septiembre de 1904
1754
El Conflicto Estudiantil, en Tribuna, 16 de septiembre de 1904
1755
El Conflicto Estudiantil, en Tribuna, 16 de septiembre de 1904
1756
El Conflicto Estudiantil, en Tribuna, 16 de septiembre de 1904
1757
El Conflicto Estudiantil, en Tribuna, 16 de septiembre de 1904
1758
El Diario —jueves, 15 de septiembre de 1904
368
Lo que había llegado a obstruir toda posible armonía “…era la evidencia del descrédito
en que había caído la facultad, como tal facultad; era el excluyente y chinesco carácter
del mandarinato que había llegado a asumir esta otrora prestigiosa corporación,
sindicándose como gobernada sin altura, accesible al favor y a la flaqueza humana. Con
esta causa esencial de descrédito se unió la evidencia de la inutilidad práctica de esa
ostentosa y solemne rueda, susceptible de una adaptación mejor y más práctica al
mecanismo universitario una vez limitado en su desplazamiento y fijada en el carácter
de un nuevo aparato de relación dentro del mecanismo de la alta enseñanza. Ya con esto
bastaba para determinar juiciosamente sobre la suerte de la institución pero vino a echar
ácidos deflagrantes en el diferendo, la encrestada intolerancia de los señores académicos
en su última y precaria metamorfosis, pujando laboriosos pruritos de autonomía, aunque
fuese, como iba, contra el lógico y atendible interés de los estudiantes y hasta contra la
opinión pública de la facultad. Nada ¡Alcaldada y tente tieso¡ Ahí está, en la condenable
pueblada estudiantil de esta mañana, el resultado de esas obstinaciones irrazonables,
contra la cordura y el recto sentido de las cosas,…está el resultado: la liquidación del
mandarinato en forma ejecutiva y estrepitosa, sensible y vejatoria para todos, pero
fatalmente sugerida por la imprudente intolerancia de la sedicente academia—a cuyo
objeto solo le falta decreto oficial de defunción”.1759
A esto hay que ir pronto, “…para meter las cosas y las funciones universitarias en
vereda, acabando academias pimpantes y autonomías frondosas, que dan trabajo y
molestias sin beneficio para ningún honorable y verdadero interés—apenas útiles a la
acorbatada vanidad de los conspicuos caballeros académicos que parecen complacerse
demasiado con la vana apariencia de las cosas –reflejo de la luna en el pozo—que no
mayor realidad representa desde hace meses la asendereada Facultad y su estirada y
pomposa Academia”.1760
La liquidación de hoy, aunque sensible por el atropello y las demasías que forzosamente
aparejan y que deben declararse inadmisibles e improcedentes, “…facilita, al fin de
cuentas, la transformación, haciendo lo que ha debido hace tiempo hacer el congreso,
ya que la facultad por acto propio, de buen sentido estricto, no cortaba el nudo por
donde lo estaban indicando todas las conveniencias discretas”.1761
1759
El Diario —jueves, 15 de septiembre de 1904
1760
El Diario —jueves, 15 de septiembre de 1904
1761
El Diario —jueves, 15 de septiembre de 1904
369
Gran Maestre de la Masonería “…entendió mal una interrupción del diputado Carlés y
gritaron tanto los dos, que acabaron por darse mutuas satisfacciones”.1768 A su vez el
diputado Manuel Carlés se había enojado, porque el diputado Belisario Roldán le dijo
“…que calculaba los votos con aritmética parda”.1769 En ese momento, los diálogos,
excesivamente vivos, “…anunciaron escenas [propias] de la facultad de derecho. Si el
presidente [Mariano de] Vedia no hubiese conservado su serena agilidad para
campanillear a tiempo, el espectáculo se habría convertido, de ameno, en lamentable.
Felizmente no sucedió nada y cada cual quedó en su lugar”.1770
Finalmente, el diputado Adolfo Orma,1771 recomendó con eficacia “…a los medalleados
estudiantes del bochinche –cuya faja de clasificaciones, llenas de ceros, explicaban
demasiado los vandálicos conflictos con los retratos ilustres. En fin, hubo lugar a que el
diputado [Alejandro] Carbó justificara a la comisión de instrucción pública [de la
Cámara de Diputados], demostrando que la cuestión universitaria, que tiene en su
carpeta, es independiente de la cuestión de disciplina, que afecta a la escuela de
derecho”.1772 En tanto, no se llegaba a nada; y los discursos sin ilación los unos con los
otros, “…principiaban a cansar a la población habitual de las galerías. Uno de sus
ejemplares, impaciente o aburrido, se permitió intervenir en el debate, con tan poca
fortuna, que lo sacaron a tomar fresco a la plaza”.1773
Si la Cámara de Diputados no estaba en peor estado que la Facultad no iba por cierto
con mayor concierto, pues “…el descuido en que ha incurrido el Congreso es de toda
evidencia. Un año largo lleva el decente conflicto de la Facultad, planteado en sus
caracteres extremos—y al mismo tiempo tiene el Congreso caer en cuenta la
1768
Notas Editoriales-La Policía y la Facultad, en El País, 17 de septiembre de 1904,
1769
Notas Editoriales-La Policía y la Facultad, en El País, 17 de septiembre de 1904,
1770
Notas Editoriales-La Policía y la Facultad, en El País, 17 de septiembre de 1904,
1771
Fontenla Facal, 1920, 163.
1772
Notas Editoriales-La Policía y la Facultad, en El País, 17 de septiembre de 1904,
1773
Notas Editoriales-La Policía y la Facultad, en El País, 17 de septiembre de 1904,
1774
Cutolo, IV, 422-423.
1775
La Facultad en la Cámara-La verdad fuera de ambas, en El Diario, 17 de septiembre de 1904,
371
No hay que ponerse en los casos materiales “…antes de calentarse la cabeza con
imaginaciones excesivas. Lo que está pasando es la consecuencia, ruidosa e ingrata de
desarreglos orgánicos, de [causas] que se conocían que se debían eliminar y se han
dejado permanentes, contrariando las previsiones más fáciles”.1780 De aquella porfiada
“empolladura” de la facultad “…tenía que salir un basilisco. Eso es lo que hay que
considerar y reconocer para dejar el barullo del otro día en su carácter de mero
accidente, tan punible y vergonzoso como se quiera, ni lo defendemos ni escusamos,
ciertamente—pero un accidente que no se habría producido sin la obstinación de la
Facultad y sin la desidia del Congreso, que ha dejado correr el nudo hasta la
obstrucción dec… va sin desatarlo o cortarlo a su tiempo”.1781
Había que reconocer buena y sencillamente esto, “…y convenir en que es preciso venir
a lo real, venir a formas orgánicas, lógicas de relación coordinada, sin quintas ruedas,
1776
La Facultad en la Cámara-La verdad fuera de ambas, en El Diario, 17 de septiembre de 1904,
1777
La Facultad en la Cámara-La verdad fuera de ambas, en El Diario, 17 de septiembre de 1904,
1778
La Facultad en la Cámara-La verdad fuera de ambas, en El Diario, 17 de septiembre de 1904,
1779
La Facultad en la Cámara-La verdad fuera de ambas, en El Diario, 17 de septiembre de 1904,
1780
La Facultad en la Cámara-La verdad fuera de ambas, en El Diario, 17 de septiembre de 1904,
1781
La Facultad en la Cámara-La verdad fuera de ambas, en El Diario, 17 de septiembre de 1904,
372
Dejando de lado “…estas pintorescas escenas, y las sospechas que sugiere su fácil
impunidad, tenemos que el llamado conflicto universitario viene a ser planteado de
nuevo en términos perentorios. Los que miran la cosa por lo alto, dicen que el motín es
la exteriorización de un mal latente, arraigado en la entraña misma de las instituciones
universitarias. Pero se diría que estamos jugando a los enigmas. Esa reforma tan
pregonada y tan necesaria, al decir de los que protegen la huelga, va siendo una especie
de fantasma impalpable. Todos hablan de ella en tono altisonante, pero nadie la
concreta. Hasta ahora, la bandera visible de los huelguistas es la cuestión de los
exámenes generales”. 1784
Y los que “…no creemos en la santidad del movimiento nos estamos preguntando
todavía cuales son esos planes trascendentales que los revoltosos y sus voceros tutelares
proclaman como inspiradores del movimiento. Hablan mucho de ellos, pero no hay
modo de que desvelen su secreto. Sin malicia, se podría sospechar que bajo esas
sonoridades hay tanta sustancia como en la caja de un tambor”. 1785
Este nuevo motín “…no nos sorprende. Es natural que los muchachos procuren hacer
barullo. El académico, el reglamento, el catedrático han sido siempre la preocupación
del estudiante, sobre todo del mal estudiante. No se rebela contra ellos, porque lo
contienen los resortes de la disciplina. Pero si la prensa y las autoridades oficiales
empiezan por relajar ese freno, los muchachos no pueden pedir nada mejor. Los llaman
a su juego y ellos responden. Hay casos en que el gran recurso, para no hacer un mal
papel, es apagar las luces, sobre todo si no hay peligro”.1786
1782
La Facultad en la Cámara-La verdad fuera de ambas, en El Diario, 17 de septiembre de 1904,
1783
Facultad de Derecho-Felicitaciones a “La Nación”, en La Nación, viernes 16 de septiembre de 1904,
1784
Facultad de Derecho-Felicitaciones a “La Nación”, en La Nación, viernes 16 de septiembre de 1904,
1785
Facultad de Derecho-Felicitaciones a “La Nación”, en La Nación, viernes 16 de septiembre de 1904,
1786
Facultad de Derecho-Felicitaciones a “La Nación”, en La Nación, viernes 16 de septiembre de 1904,
373
No han hecho otra cosa los revoltosos. Cualquiera hubiera podido preverlo. Por parte
del periodista de La Nación, al día siguiente de producirse el primer disturbio,
“…decíamos hace más de un año: El consejo superior universitario ha tenido la
habilidad de convertir en un conflicto sin solución lo que era un simple desorden
interno”. La prueba estaba a la vista. “Comenzó el consejo y siguieron amorosamente
algunos diarios [El País, El Diario] y algunas autoridades. Tanto, que los estudiantes
tomaron en serio su papel y hasta llegaron a convencer a mucha gente de que eran los
cruzados de un ideal regenerador. El resultado es que una ínfima minoría se ha impuesto
sobre todos los intereses universitarios, únicamente porque ha caído en la humorada de
no querer estudiar”.1787
Mucha gente miraba “…con cierta indignación iracunda los desbordes de ayer. Este
tono se refleja en cartas que hemos recibido. Pero nos parece fuera de lugar. Los
estudiantes no han hecho más que gozar de la libertad que se les concedía. En los
círculos juveniles, la turbulencia y la inquietud son un atributo esencial. Los jóvenes
alegres que no quieren dar exámenes, hubieran mostrado poca viveza, si viendo que el
tiempo estaba propicio para tormenta no la hubieran provocado. Han demostrado
únicamente que no son tontos. Es el rasgo simpático de este movimiento, por tantos
conceptos deplorable, porque si la minoría rebelde no hubiera sabido comprender las
ventajas de su situación, habría demostrado una torpeza desconsoladora”.1788
Los hechos dirán al fin “…quien tiene la razón. Y los mismos estudiantes comprenderán
que si los hemos regañado un poco ha sido para evitar el enorme perjuicio que están
causando a sus compañeros y a ellos mismos con esta aventura, simple humorada para
los rebeldes, pero pérdida sensible y quizá irreparable para otros”.1790
Sobre las verdaderas causas que han dirigido el movimiento estudiantil, demoledor de la
Facultad de Derecho, en hechos que eran del dominio público, dos palabras de réplica al
editor de La Nación, publicadas en las columnas de El Diario (periódico de Láinez)
quien en sus consideraciones “…de esta mañana insiste en los errores y extravíos que
vienen desde hace unos días caracterizando su juicio sobre la cuestión. En este suelto-
horchata a que nos referimos hay de todo: desde el desconocimiento más absoluto de las
1787
Facultad de Derecho-Felicitaciones a “La Nación”, en La Nación, viernes 16 de septiembre de 1904,
1788
Facultad de Derecho-Felicitaciones a “La Nación”, en La Nación, viernes 16 de septiembre de 1904,
1789
Facultad de Derecho-Felicitaciones a “La Nación”, en La Nación, viernes 16 de septiembre de 1904,
1790
Facultad de Derecho-Felicitaciones a “La Nación”, en La Nación, viernes 16 de septiembre de 1904,
374
Decía el suelto periodístico que el motín “…no ha sorprendido a sus previsiones pues es
natural que los muchachos procuren hacer barullos siendo como han sido siempre: el
académico, el reglamento y el catedrático, la preocupación del estudiante, sobre todo del
mal estudiante. No se puede pedir mayor mala fe en el argumento, ni creemos que la
ingenuidad del lector llegue al extremo de aceptar semejantes y pobres explicaciones. El
mal estudiante por la misma definición de su calificativo vive ageno, indiferente a esa
trilogía esencial de la institución [el académico, el reglamento y el catedrático], y no
ocupándose de ella para nada se le importa un bledo la forma en que puedan
desenvolver sus aptitudes o capacidades”.1792
Está a la vista, palpable y evidente, “…el empeño del articulista por desembarazar a la
protesta enérgica de los estudiantes la consciencia y seriedad de sus propósitos, de sus
intenciones, de sus procedimientos. Es un juego cualquiera, como el de las bolitas, en el
que entretienen sus ocios unos cuantos chiquilines inquietos, bastante perezosos pero en
el fondo inofensivos”.1793 Cuanta ironía desgraciada!, expresaba la justa réplica de El
Diario, Tres revueltas turbulentas [diciembre de 1903, marzo de 1904, y septiembre de
1904], “…la histórica casa de la calle Moreno [Facultad de Derecho] en ruinas, heridos,
contusos, casi dos años de incesante resistencia al régimen combatido, perjuicios
propios innegables, todo esto en masa resulta una hábil combinación de gambetas para
escapar a los exámenes! Si no fuera ridículo, intensamente cómico el tal desplante del
cronista [de La Nación] lo tomaríamos a lo serio como correspondería, haciendo en su
presencia la prolija anatomía del cadáver enterrado ayer [el mandarinato aristocrático]
con honores oficiales y estruendos de artillería. Pero la chacota no se justifica, ni la
malicia picaresca provoca las sonrisas probablemente supuestas por el alegre
comentarista”.1794
El problema era demasiado profundo, “…tan importante y complejo por los intereses
afectados, tan trascendente en sí como no escapa a la opinión pensante que el espíritu se
irrita ante esa manera risueña de tratar las graves cuestiones institucionales. Se puede
bromear sobre los amores de la leona Rucia pero hacer chistes en las tragedias prueba
además de mal gusto falta de buen sentido. Los chicos juguetones, esos inocentes
cachorros que devastaron ayer la Facultad a fuerza de músculos “saben lo que hacen”.
No los anima un fantasma impalpable”.1795 La reforma que perseguían los estudiantes
“…está perfectamente definida en sus inteligencias. Quieren, como ya dijimos en otra
carta, la supresión de privilegios de sangre [padrinazgos doctorales nepóticos], ciencia
de verdad, y no apariencias eruditas, profesores y no fonógrafos [que repiten escritos
memorizados], espíritu jurídico, competencias estimuladoras, seriedad en las pruebas
parciales, lo que inutilizaría las graves nociones en todos los textos implantados y no
1791
La Facultad de Derecho-Esperando la reforma, en El Diario, viernes 16 de septiembre de 1904,
1792
La Facultad de Derecho-Esperando la reforma, en El Diario, viernes 16 de septiembre de 1904,
1793
La Facultad de Derecho-Esperando la reforma, en El Diario, viernes 16 de septiembre de 1904,
1794
La Facultad de Derecho-Esperando la reforma, en El Diario, viernes 16 de septiembre de 1904,
1795
La Facultad de Derecho-Esperando la reforma, en El Diario, viernes 16 de septiembre de 1904,
375
Por más que hay quien asegura lo contrario y afirma que la revuelta estudiantil tiene por
origen una ardiente propaganda de los doctores de las últimas coladas, “…incitando a
las protestas, huelgas, etc. a fin de que en muchos años, no aparezcan abogados nuevos,
cuya competencia, produce tan desastrosos resultados --que se vayan al campo y
siembren alfalfa, decía un doctor que no ha conseguido todavía ningún pleito—por lo
menos tendrán que comer”.1799
--Me tiene loco con su charla. Habla tanto como [Manuel] Quintana
Una prueba de que los asaltantes poseían a fondo el Derecho Romano, la dieron
apoderándose de los machetes de los policíacos al grito de: “Cédant, arma togae”. El
doctor Beazley, en una confesión muy explicable, “…creyó llegado el XX de
Septiembre [de 1870, efeméride de la unificación de Italia] y contestó: ¡Avanti
bersaglieri! Mientras la boca del General Victorica dejaba pasar a través de la maleza de
1796
La Facultad de Derecho-Esperando la reforma, en El Diario, viernes 16 de septiembre de 1904,
1797
La Facultad de Derecho-Esperando la reforma, en El Diario, viernes 16 de septiembre de 1904,
1798
La Facultad de Derecho-Esperando la reforma, en El Diario, viernes 16 de septiembre de 1904,
1799
Martín Murga. Los Desórdenes de la Facultad de Derecho, en Caras y Caretas, 24 de septiembre de
1904 (No.812), p.1—
376
su espeso bigote unos ¡Mon Dieu! ¡Mon Dieu! que partía el alma. Por lo demás, este
bochinche no es más que el aperitivo de los que se anuncian”.1800
En relación con los hechos de rebeldía de la Facultad de Derecho del año 1904 y que en
Medicina se extendieron hasta el año 1906, Ricardo Rojas recordaba con nostálgica
unción que: “…con Lugones, Bécher, Payró y algunos otros más habíamos tentado la
formación del escritor profesional, esto es, independiente de otros recursos que los de su
propia pluma. Nuestras gestiones se encaminaron a La Nación, que resultó ser la
primera entidad acogedora en este sentido”.1801
En realidad, Bécher soslayaba la cuestión “…con esa fineza de estilo que fuera
característica inconfundible en su prosa. Pero lo importante, el artículo-bomba, el mío,
había circulado. Produjo sus consecuencias, pues hubo alborotos estudiantiles y también
tiros en las Facultades, tanto en Derecho como en Medicina. El Poder Ejecutivo se vio
1800
Martín Murga. Los Desórdenes de la Facultad de Derecho, en Caras y Caretas, 24 de
septiembre de 1904 (No.812), p.1—
1801
Coviello, Alfredo La Semblanza del Príncipe de las Letras Argentinas (o la personalidad viviente de
Ricardo Rojas). Para el periodista como profesional de la prensa, “…que se ha colocado fuera de la esfera
del estado, y que se halla en una posición de disponibilidad total para entregarse al trabajo periodístico”,
ver Laera, 2008, 502.
1802
Coviello, Alfredo La Semblanza del Príncipe de las Letras Argentinas (o la personalidad viviente de
Ricardo Rojas)
1803
Wilson [seudónimo de Ricardo Rojas], La Crisis Universitaria por Ricardo Rojas, en La Nación,
sábado 3 de marzo de 1906.
1804
Fontenla Facal, 1920, 153.
1805
Coviello, Alfredo La Semblanza del Príncipe de las Letras Argentinas (o la personalidad viviente de
Ricardo Rojas)
377
1806
Coviello, Alfredo La Semblanza del Príncipe de las Letras Argentinas (o la personalidad viviente de
Ricardo Rojas)
1807
Coviello, Alfredo La Semblanza del Príncipe de las Letras Argentinas (o la personalidad viviente de
Ricardo Rojas)
1808
Ver Huertas, 1987. Para el intelectual universal o ilustrado radicalizado a la manera de Emile Zola,
ver Foucault, 1992, 80, cit. en Crespi, 2012
1809
En Tucumán, el grupo conocido como "Generación del Centenario" estaba compuesto por: Alberto
Rougés, Miguel Lillo, Juan Heller, José Ignacio Aráoz, Ricardo Jaimes Freyre, José Lucas Penna, etc.
1810
Cutolo, III, 277.
1811
Revuelta de Estudiantes-Estallidos en las Aulas, en Tribuna, 15 de septiembre de 1904,
1812
Revuelta de Estudiantes-Estallidos en las Aulas, en Tribuna, 15 de septiembre de 1904,
378
Una vez restablecido el orden, el profesor Wilmart hizo detener al estudiante Julio A.
Méndez, señalándolo como promotor del desorden. Cuatro agentes sujetaron a Méndez,
y con esto pareció haber terminado el escándalo. Pocos momentos después, se ve llegar
corriendo en dirección al grupo que formaba Méndez y los vigilantes, al estudiante
[Antonio] Barrera Nicholson.1813 En esas circunstancias se sintieron en dirección a la
calle dos detonaciones de armas de fuego y todos se dirigieron hacia la puerta de calle.
Entonces Barrera, deteniéndose frente a los agentes que sujetaban a Méndez, sacó un
revolver e hizo tres disparos al aire y se tiró al suelo gritando: “Estoy herido”. 1814
Los agentes que rodeaban a Méndez, lo abandonaron para correr en auxilio de Barrera,
que parecía mortalmente herido. Méndez aprovechó el momento para darse a la fuga. Y
cuando ya se encontraba en salvo, Barrera se levantó y en medio de una fuerte carcajada
dijo “No tengo nada”. Los vigilantes trataron de prenderlo, pero entonces se produjeron
graves tumultos sintiéndose tiros y gritos en todas direcciones.1815
Con la asistencia de los académicos doctores [B] Victorica, [M] Obarrio, [Baldomero]
Llerena, [Juan M.] Garro, [Carlos] Dose, [Emilio] Lamarca, [Francisco] Bilbao y [J. N.]
Matienzo, celebró ayer sesión extraordinaria el cuerpo académico de la facultad de
derecho y ciencias sociales.
Expulsar por un año a los estudiantes: Enrique Jorge [hijo del jurisconsulto y
político bonaerense Faustino Jorge],1816 Ángel Sánchez Elia [porteño, llegó a ser juez,
diputado nacional, político conservador y coautor junto con Rodolfo Moreno del
Código Penal].1817 Adolfo Bioy [porteño, más luego fue Canciller, Presidente de la
Sociedad Rural Argentina, y autor de Antes Del 900 y Años De Mocedad],1818 Pablo M.
1813
Fontenla Facal, 1920, 23.
1814
En la Facultad de Derecho- El Estallido, en El País, 16 de septiembre de 1904,
1815
En la Facultad de Derecho- El Estallido, en El País, 16 de septiembre de 1904,
1816
Cutolo, III, 715.
1817
Fontenla Facal, 1920, 206; y Quién es Quien, 1947, p.829.
1818
Fontenla Facal, 1920, 30; y Quién es Quien, 1947, p.132.
379
Grandjeanes, Leopoldo Larco,1819 Salvador Oria [luego fue Juez y autor de El Estado
Argentino y la Nueva Economía].1820 Horacio F. Casadó [hijo del marino Federico T.
Casadó],1821 Jorge Artayeta [Presidente del Círculo de Armas, nieto del Vice-presidente
de la República Francisco B. Madero], Adolfo Dávila (h) [hijo del jefe de redacción de
La Prensa], Antonio F. de la Vega [correntino], Julio A. Méndez (llegó a ser
Subdirector de la Escuela de Policía, y Subcomisario de la Capital),1822 Salvador
Boucau [hijo del hacendado, fundador de haras y célebre turfman Juan Salvador
Boucau],1823 y Ernesto L. O´Dena [hijo del profesor y ensayista León O´Dena], sin
perjuicio de llevar adelante la investigación y represión correspondientes a los
complicados en los hechos producidos el 15 del cte.1824 No obstante, de esa larga lista
hubo también muchos exceptuados (ver Tabla XXVIII), y muchos otros que no se
sumaron a la revuelta, entre los cuales se destacaba el futuro escritor Manuel Gálvez.
Una de las renuncias más sensibles la presentó en septiembre de 1904 el Dr. Enrique
Navarro Viola [hijo del acaudalado jurisconsulto Miguel Navarro Viola], que ocupaba
el puesto de Secretario de la Facultad. El Dr. Navarro Viola es “…un verdadero amigo
de la inteligente muchachada que, en la histórica casa de la calle Moreno, nutre su
mente con las enseñanzas del derecho. El Dr. Navarro Viola simpatizó siempre con el
movimiento estudiantil de estos últimos tiempos, y es por tal motivo que, según lo
asevera un colega de la tarde, la Academia, egoísta, ve con oculta satisfacción su
retiro”.1825
1819
Fontenla Facal, 1920, 115.
1820
Quién es Quien, 1947, p.675.
1821
Cutolo, II, 176.
1822
Fontenla Facal, 1920, 141.
1823
Cutolo, I, 513-514.
1824
Facultad de Derecho--Expulsión de Estudiantes, en El País, 21 de septiembre de 1904,
1825
Facultad de Derecho-Renuncia del Dr. Navarro Viola, en La Argentina, 27 de septiembre de 1904,
1826
Facultad de Derecho-Renuncia del Dr. Navarro Viola, en La Argentina, 27 de septiembre de 1904,
380
Quién es el que teniendo un ideal justo “…¿no se exaspera al verse defraudado en esa
forma y no toma las resoluciones más violentas, cuando se le anuncia que se ha
nombrado como Decano [de la Facultad de Derecho] a un general [Victorica] para que
consiga la realización de exámenes por la fuerza material de las tropas? Y si a esto se
agregan los bríos que da la juventud y la excitación nerviosa que debió producir la lucha
cuerpo a cuerpo con la policía, que machete en mano trataba de impedir la entrada de
estudiantes y la que produjo el espectáculo de un compañero a quien se trataba de
conducir preso tendremos sino disculpada por lo menos explicada la actitud que
asumieron los estudiantes el jueves.1827
Más tarde llegaron los comisarios Galeano y Pita, auxiliares, oficiales y empleados de la
comisaría de investigaciones [oficina policial de la Sección Especial, creada a raíz de
la Ley de Residencia de 1902].1828
Para ilustrar el impacto que el despliegue policial tuvo en las filas del propio
oficialismo, pasamos a transcribir un jugoso diálogo entre un cronista y un funcionario
presentes en el escenario de los destrozos:
--Ahí viene con el doctor [Carlos O.] Bunge, el Dr. [Luis B.] Molina [Gobernador-
Interventor en la provincia de Buenos Aires], trataré de que me exprese su manera de
apreciar estos sucesos.1829
1827
Justice Goodfellow, La Cuestión Universitaria, en La Argentina, 17 de septiembre de 1904,
1828
En la Facultad de Derecho-Los Desordenes de Ayer, en El País, 16 de septiembre de 1904,
1829
Para conocer el discurso pedagógico entre positivista y patriótico de Bunge, ver García Fanlo, 2007.
1830
El Tiempo, jueves 15 de septiembre de 1904
381
Por otro lado, debido a desórdenes promovidos el 1º de mayo de 1904, día del
trabajador, por un grupo de individuos “…la policía cargó bárbaramente a la multitud,
matando e hiriendo un gran número de personas, entre los que había mujeres y niños. Y
pocos días después escuchábamos en plena Cámara el elogio de los esbirros asesinos,
por boca de los [Diputado Belisario] Roldán y comparsas”.1832 En el primer caso “…por
tratarse de mozos “bien” la indulgencia y la longanimidad de la policía no tuvieron
límites, y se dejó hacer y deshacer sin dar importancia a los excesos. En el segundo caso
se trataba de obreros que realizaban un acto solemne en un día memorable por su
significación de clase, y había que proceder con “firmezas”, efectuando la represión con
todo rigor”.1833
Sin embargo, “…a cada rato los hechos se encargan de mostrar de que lado están los
que fomentan el odio; si del nuestro porque comentamos y damos relieve a los
acontecimientos que vienen en apoyo de nuestras afirmaciones, o de los que negando
hipócritamente la realidad concurren a la persistencia y repetición de los atropellos que
han hecho ya famosa a la burguesía criolla”.1835 De esta elocuente y sugestiva
comparación se desprendía, mas que de todas las prédicas de La Vanguardia, “…que
1831
Dagnino, Esteban DOS CRITERIOS, La Vanguardia, 24 de septiembre de 1904, p.2 (Fuente:
Microfilm consultado en el CEDINCE)
1832
Dagnino, Esteban DOS CRITERIOS, La Vanguardia, 24 de septiembre de 1904, p.2 (Fuente:
Microfilm consultado en el CEDINCE)
1833
Dagnino, Esteban DOS CRITERIOS, La Vanguardia, 24 de septiembre de 1904, p.2 (Fuente:
Microfilm consultado en el CEDINCE)
1834
Dagnino, Esteban DOS CRITERIOS, La Vanguardia, 24 de septiembre de 1904, p.2 (Fuente:
Microfilm consultado en el CEDINCE)
1835
Dagnino, Esteban DOS CRITERIOS, La Vanguardia, 24 de septiembre de 1904, p.2 (Fuente:
Microfilm consultado en el CEDINCE)
382
los más encarnizados propagandistas del odio de clase son nuestros “buenos” burgueses
encaramados en las alturas del presupuesto”.1836
Entre ellas, la revolución cívico-militar del 4 de febrero de 1905, que golpeó al gobierno
de Quintana, había sido en un principio programada para el curso del año 1904 y
destinada a voltear a Roca. Sin embargo, nunca se supo bien a que razones obedeció que
Yrigoyen la postergara en sucesivas oportunidades a lo largo de dicho año. Muchos
autores sostuvieron que esa demora obedeció a razones puramente militares, es decir de
reclutamiento de los oficiales sediciosos. No obstante, estamos en condiciones de
revelar que ello se debió a que durante ese año la opinión pública estaba sumamente
volcada a los entretelones de la rebelión estudiantil. Y para mayor preocupación de
Yrigoyen, el Ministerio de Instrucción Pública estaba en manos de un médico correntino
de larga trayectoria reformista, el Dr. Juan R. Fernández, de formación filosófica
Krausista, la misma que cultivaba el lider radical Hipólito Yrigoyen. Recién, cuando a
mediados de septiembre de 1904 el Ministro Fernández sufrió un ataque de apoplejía y
fue sustituido por Joaquín V. González, la rebelión estudiantil fue aplastada por
suspensiones y expulsiones de estudiantes y profesores. Fue entonces que Yrigoyen
entendió que estaban dadas las condiciones para una insurrección político-militar, que
recién tuvo lugar en febrero de 1905.
1836
Dagnino, Esteban DOS CRITERIOS, La Vanguardia, 24 de septiembre de 1904, p.2 (Fuente:
Microfilm consultado en el CEDINCE)
1837
Ver Pereyra, 2008b, 194 y 196.
1838
Giusti, 1954, citado en Halperin Donghi, 1962, 2002, 84
383
Contra ese sistema académico que ponía en tela de juicio la Ley Avellaneda (1886)
habían iniciado la lucha los estudiantes de derecho y los periodistas de El Diario y otros
periódicos afines, desde diciembre de 1903 y a lo largo de todo el año 1904. Más
específicamente, la denuncia de dicho sistema de cortesanía o mandarinato académico
se disparó entre otros motivos cuando en ese preciso año de 1904 le fue despojada la
cátedra de histología al militante socialista Samuel De Madrid, en beneficio del Dr.
Julio G. Fernández. Pese a ser médico, De Madrid había sido el ideólogo desde sus
inicios de la revuelta estudiantil en la Facultad de Derecho y un muy buen conocedor
del pasado histórico de la universidad.
Porque el buen público “…tendrá que suponer que la rociada alcanza a todo el cuerpo
docente de la república, ya que la literatura del manifiesto no es la más apropiada para
autorizar excepciones de esa naturaleza”.1841 Este párrafo explosivo “…ha reventado en
la mano: como en los casos de carga excesiva, el destrozo ha comenzado por el que
maneja el instrumento, primero y más seriamente damnificado que los demás a los que
por razones de distancia no les ha alcanzado la granizada de proyectiles”.1842
1839
Una Ingenuidad del Manifiesto-Cómo se Dan las Cátedras, en El Diario, 13 de mayo de 1905,
1840
Una Ingenuidad del Manifiesto-Cómo se Dan las Cátedras, en El Diario, 13 de mayo de 1905. Sobre
Pedro C. Molina, ver Vedia, 1922; y Cutolo, IV, 604-605.
1841
Una Ingenuidad del Manifiesto-Cómo se Dan las Cátedras, en El Diario, 13 de mayo de 1905,
1842
Una Ingenuidad del Manifiesto-Cómo se Dan las Cátedras, en El Diario, 13 de mayo de 1905,
384
1843
Una Ingenuidad del Manifiesto-Cómo se Dan las Cátedras, en El Diario, 13 de mayo de 1905,
385
Capítulo Undécimo:
1844
Para la cuarta dimensión del triedro y el rol de las ciencias de la comunicación, ver Álvarez
Pedrosian, 2009.
1845
Foucault, 1968, 337.
1846
Foucault, 1968, 338.
386
donde instala las diversas filosofías y metáforas: de la vida, del hombre enajenado y de
las formas simbólicas.1847
En nuestro caso, las ciencias de la vida y del lenguaje son localizadas en otros
intersticios del triedro, la ciencia de la vida en la estrategia profesional médica, y la
ciencia del lenguaje en la estrategia discursiva artística. Pero cualquier desviación en los
planes intermedios --que fusionan una con otra a las tres dimensiones del espacio
epistemológico-- “hace caer al pensamiento en el dominio investido por las ciencia
humanas”: de ahí los peligros del economicismo, el sociologismo, el antropologismo, y
el geograficismo.1848
Ahora bien, para unificar esa dicotomía entre lo cosmopolita, universal y elitista con lo
nacional y democrático, R. Bernstein (1983) distingue tres barreras que impiden la
alineación epistemológica con el imaginario reformista: la inconmensurablidad, la
incomparabilidad y la incompatibilidad.1851 Si bien la barrera de la inconmensurabilidad
o intraducibilidad entre dos teorías distintas, impide a juicio de Kuhn (1990) que sean
contrastadas;1852 para Bernstein (1983), existen otro par de barreras que entorpecen esa
1847
Foucault, 1968, 337.
1848
Foucault, 1968, 338.
1849
Ver Foucault, 1968, 337 y 346. Sobre el triedro de Foucault, ver Álvarez Pedrosian, 2009.
1850
Para la crisis de las ciencias europeas según la perspectiva de Husserl, ver Hyder y Rheinberger,
2010. Para la fenomenología husserliana de Alfred Schütz y Thomas Luckmann crítica del positivismo,
ver Dreher, 2012.
1851
Bernstein, 1983, 88, cit. en Frawley, 1999, 89-90.
1852
Para Putnam (1988), la intraducibilidad o inconmensurabilidad entre teorías distintas de Kuhn está
errada, ver Putnam, 1988, 118. Para Wang (2002), la inconmensurabilidad kuhneana puede ser subsanada.
387
1856
Para el estudio de Boyle y la defensa de la experimentación en tiempos pre-newtonianos, ver Shapin y
Schäffer, 2005.
1857
Ver Bermejo Barrera, 2009, 196-198.
1858
Quesada, 1905a, 230, nota 1. Estimo que Quesada equivoca el nombre de pila de Richter, que
entiendo debe ser August, el autor de Die geistige Bewegung der Gegenwart an dem Begriff der
Persönlichkeit.
389
Pero principalmente, el objetivo de dichas conferencias era exponer las “razones que se
oponen muy vivamente” a la difusión de “los principios de la gran doctrina” en el medio
local”.1862 El énfasis de esta disputa, a juicio de Perazzi, se colocó en Burmeister y su
combate contra las teorías evolucionistas de Carl Vogt, Thomas Huxley, Herbert
Spencer y del propio Darwin. Se lo acusó de inspirar “horror a la ciencia” y de oponerse
“al darwinismo por la única razón plausible de que no se llama burmeisterismo”.1863
1859
Para la discusión entre morenianos y ameghinistas, el origen del hombre y la caza de cráneos-trofeo
(1870-1910), ver Stagnaro, 1993. Para las implicancias del conflicto Ameghino-Moreno sobre la
colección de mamíferos fósiles realizada por Carlos Ameghino en su primera exploración al río Santa
Cruz, ver Fernicola, 2011. Para el legado lujanense de Ameghino, ver Toledo, 2011.
1860
Ver Biagioli, 2008, 19 y 271.
1861
Perazzi, 2011;
1862
Holmberg, 1882, 18-19; cit. en Perazzi, 2011.
1863
Holmberg, op. cit., p. 93-105, cit. en Perazzi, 2011;
1864
Ameghino, [1882] 1914, p. 55, cit. en Perazzi, 2011;
390
1865
Sarmiento, [1882] 1913, p. 107, cit. en Perazzi, 2011. Sobre Sarmiento evolucionista, ver Corona
Martínez de Calvo, 2010.
1866
Raffino e Igareta, 2004-2006.
1867
Stagnaro, 1993; y Ratier, 2010. Para el viaje iniciático de Ambrosetti en 1893, ver Arias, 2011. Para
una periodización de la arqueología argentina, ver Fernández, 1982.
1868
Raffino e Igareta, 2004-2006. Sobre arqueología y nacionalismo en la Argentina, ver García y
Podgorny, 2001.
1869
Raffino e Igareta, 2004-2006.
1870
Raffino e Igareta, 2004-2006.
1871
Quesada recomendaba invitar a profesores alemanes conocedores del idioma español, tales como
Seybold, Simonsfeld, Pietschmann, Credner, Sievers, Hetner, Krueger, Ehrenreich, Seler, Schulten,
Eckert, Habler, Faulhaber, Ficker, Doflein, Keutgen, Onceen, Benrath, Breymann, Schadel, Schultz
Gora, etc. (Quesada, 1910, 1137, nota 1029).
391
1872
Para el krausismo de Altamira, ver Pelosi, 2005. Para la estrategia regeneracionista y americanista de
Rafael Altamira antes y después de la derrota del Proyecto Ovetense (1910-1936), ver García y Podgorny,
2001; y Prado, 2006. Para el examen de la teoría aimarista del arqueólogo alemán Max Uhle, ver Cerrón-
Palomino, 1998.
1873
Para el nacionalismo y el cosmopolitismo en las conmemoraciones de la Independencia, ver
Fernández Bravo, 2006.
1874
Sobre las disputas entre Francia e Inglaterra por los yacimientos arqueológicos en la mesopotamia del
Asia Menor, ver Gómez Espelosín, 2013, 25. Para como los organismos Lamarckianos nunca
evolucionaron, ver Hayes, 1999.
1875
Para la historia del fraude en la arqueología, ver Weiner, 2003; y Feder, 2008.
1876
Ver Bonomo, 2002. Para la construcción de la nacionalidad y la reconstrucción de su remoto pasado,
ver Kohl, 1998. No está demás recordar aquí la polémica entre Darwin y el célebre escritor y ornitólogo
chascomusense de habla inglesa Guillermo Enrique Hudson respecto del pájaro carpintero y su vida en la
pampa, ver Mouchard, 2012.
392
una gesta bélica o de dirimir una primacía deportiva, causaba fruición “…la elaboración
de Ameghino, que se veía como la merecida respuesta a la incipiente teoría holarticista
(dispersionismo difusionista), difundida a partir de 1915 por el paleontólogo canadiense
William Diller Matthew, discípulo del ortogeneticista Henry Fairfeld Osborn), según la
cual los linajes de animales y vegetales se originaron en el hemisferio norte y se
dispersaron desde allí a un hemisferio sur vacío”.1878
Entre todas las visitas académicas producidas durante el Centenario, la más significativa
fue la de Hrdlicka, por el prestigio intelectual que lo respaldaba, siendo su presencia un
hito trascendental para el desarrollo de una geología y una paleontología propiamente
argentina. En efecto, la visita de Hrdlicka en 1910 y su dictamen refutador no clausuró
el debate abierto en torno a la antigüedad terciaria del hombre en América sino que la
profundizó a una escala inaudita.1881
1877
Para el impacto popular de las hipótesis de Ameghino, ver Farro, 1998; y Bonomo, 2002
1878
Tonni, Pasquali y Bond, 2001.
1879
Las tesis de ciencias físico-naturales (1882-1888), ver en Candioti, 1920, 772; y las de ciencias
naturales (1902-1919), ver en Candioti, 1920, 772-773. Para la exégesis histórica de los hallazgos
arqueológicos de la costa atlántica bonaerense, ver Daino, 1979. Sobre Florentino Ameghino y la
influencia de Lamarck en la paleontología argentina, ver Orione, 1987. Sobre la formación científica de
Ameghino pesaba un pasado Lamarckiano que se puede ilustrar con su rol como editor de la Revista
Argentina de Historia Natural, fundada en 1891.
1880
Ver Podgorny y Politis, 2000; y Bonomo, 2002. Para la polémica Ameghino-Outes en torno a las
"tierras cocidas", ver Barros, 2000. Para el rechazo de Hrdlicka a la hipótesis de la contemporaneidad
entre el hombre americano y la megafauna cuaternaria o neozoica, ver Meltzer, 1983; y Rodríguez, 2009.
Para la industria de la piedra en Monte Hermoso y las conclusiones contrarias a las de Ameghino, ver
Imbelloni, 1928. Para la descripción del fraude o superchería paleontológica ocurrida en Miramar, ver el
capítulo IV de esta obra.
1881
Ver Podgorny y Politis, 2000.
393
1882
Para la formación del intelectual latinoamericano en el siglo XIX, ver Gutiérrez Girardot, 2001. Para
la idea que el intelectual hispanoamericano decimonónico procede del letrado colonial, ver Halperín
Donghi, 1987.
1883
Bonomo, 2002.
1884
Bonomo, 2002.
1885
Boman, 1922a, 3; y Bonomo, 2002.
1886
Para la construcción social de la química como disciplina desprendida de la farmacología, y su
institucionalización en Santa Fe, Argentina (1911- 1935), ver Matharan, 2010.
1887
Para las exploraciones micológicas en Tierra del Fuego, ver Gamundi y Amos, 2007.
394
Como lo destaca Babini (1963), y lo reiteró medio siglo después Contreras Roqué
(2006), la crisis de la ciencia nacional acaecida hacia 1890, “…significó para la biología
animal el inicio de una larga decadencia a través de la cual sólo queda el registro de
grandes personalidades individuales actuando en soledad, entre otros y en una primera
generación: el ictiólogo Fernando Lahille,1892 el naturalista Ángel Gallardo,1893 el
ornitólogo ítalo-argentino Roberto Dabbene (de la Universidad de Génova), el zoólogo
neerlandés nacionalizado argentino Hendrick Weyenbergh,1894 y el entomólogo franco-
argentino Jean Bréthes;1895 sucedidos después por los paleontólogo Martín Doello
1888
Para las exploraciones micológicas en Tierra del Fuego, ver Gamundi y Amos, 2007.
1889
Cutolo, I, 520-521.
1890
Cutolo, IV, 276.
1891
Cutolo, V, 485-487. En obras sobre la flora criptogámica de Tierra del Fuego, Gamundi y Amos,
(2007) destacaron los trabajos de Guarrera et. al. (1975-2002), y los que se hallan en Singer (1952-1953,
1969), en Spegazzini (1887, 1896, 1923, 1924, 1926), así como en las citas de colecciones extraídas de
trabajos de Rehm (1889), Hariot (1889, 1891), Neger (1899) Bommer & Rousseau (1900, 1905),
Bresadola (1900) entre otros. También, Gamundi y Amos hicieron hincapié en las publicaciones más
recientes de Lorenzo (1996), Messuti & Lorenzo (1996), Hjorstam & Ryvarden (1985), Greslebin &
Rajchenberg (2001), Rajchenberg (1999, 2000,2006), y fueron para ellos de gran utilidad algunas obras
que reseñan las expediciones botánicas de los siglos XIX y XX en su paso por Tierra del Fuego (Del
Vitto, 1986, Del Vitto & Petenatti, 1998; Moore, 1983; Soriano, 1948; Tuhkanen et al .,1989-90).
1892
Ver López y Aquino, 1996.
1893
Ver Cecchetto, 2008, 125-134.
1894
Cutolo, VII, 716-717.
1895
Cutolo, I, 533-534.
395
Entre los numerosos factores que gravitaron en esa crisis, Contreras Roqué destaca una
densa tríada de problemas: “1) el desinterés por la biología animal por parte de la
generación del 80 y de la del 900 (ver las tesis doctorales de los veterinarios);1899 2) la
fascinación que ejerciera la figura de Florentino Ameghino, desplazando hacia la
paleontología y la paleoantropología el interés central de la mayor parte de los
naturalistas y el interés biológico de las mentes más cultivadas (los exégetas más
conocidos fueron José Ingenieros y Leopoldo Lugones); y 3) la llegada del darwinismo
al país en ámbitos próximos al positivismo, que lo alejaron de su contexto biológico y
pusieron mayor énfasis en aspectos filosóficos y sociales”.1900 En un sentido más
popular “…se difundieron versiones crudamente materialistas y simplificadas iniciadas
con los tratados de vulgarización de Ernst Haeckel”.1901
Sin embargo, pese a esa crisis, se inició una fuerte corriente de coleccionismo
entomológico. Este coleccionismo ha sido en el mundo una práctica cuyos orígenes se
remontan a comienzos del siglo XIX.1902 Pero en Argentina, la colección
entomológica recién arrancó en 1895, cuando el especialista alemán Carlos Bruch,1903
convocado a trabajar en el Museo de La Plata por el Perito Francisco P. Moreno, donó
a dicho Museo su colección de coleópteros, conformada por 50.000 especímenes que
había traído consigo desde Alemania y que posteriormente acrecentó con ejemplares de
la fauna local.1904
1896
Ver Babini, 1968.
1897
Cecchetto, 2008, 135-137; y muy mencionado en la obra de Susana García sobre la Universidad de La
Plata.
1898
Ver Contreras, 2006; y Cecchetto, 2007.
1899
Las tesis de los médicos veterinarios (1909-1919), se centraron en las enfermedades animales, tales
como la tuberculosis, el moquillo, el tétano, la garrapata, las taras óseas, y las pestes, ver en Candioti,
1920, 790-796.
1900
Ver Contreras, 2006.
1901
Ver Contreras, 2006.
1902
Ver Howard, 1930.
1903
Ver Babini, 1968.
1904
Acerca de los pros y contras del coleccionismo entomológico, ver Gonzalez, Pérez de Gregorio; Yela
y Meliá, 1920, 1997.
1905
Cutolo, I, 422.
396
1906
Ver Paradell, Dellapé, Catalano y Defea, 2010.
1907
Para la lista de insectos de la Isla Martín García, ver Viana, 1937.
1908
Ver Aparicio, 1931.
1909
ver Flores, 2012. Para el engaño que significa caracterizar la evolución socio-económica como
lamarckiana, ver Hodgson y Knudsen, 2006. Para la fatalidad de la extinción de la arqueología evolutiva,
ver Gabora, 2006.
1910
Ver Sanucci, 1969.
1911
Chiaramonte, 1971.
397
En el curso del debate de 1876 con motivo de la Ley de Aduanas de 1875, V. F. López,
Carlos Pellegrini, Dardo Rocha y Miguel Cané, insistieron reiteradamente sobre tales
conceptos, enfrentándose con el Ministro de Hacienda Norberto de la Riestra, un
conspícuo defensor de los intereses librecambistas.1912 La discusión en torno a la crisis y
sus posibles causas y remedios, fue aprovechada, según nos relata Rapoport (2010), por
los proteccionistas para exponer su examen crítico de la conformación de la economía
del país, de su vinculación con el exterior y de la política económica de los gobiernos
liberales. La caída de las rentas fiscales debido a la crisis de 1873 planteó en la Cámara
de Diputados la necesidad de incrementar los derechos de importación en defensa del
desarrollo de una industria nacional”.1913
Por su parte, De la Riestra argumentaba que las industrias “no se implantan en un país
por medios artificiales, sino por medios naturales”. Desde el punto de vista de los con-
sumidores –desconociendo su condición de productores– consideraba que proteger a los
fabricantes de calzado locales era perjudicar con recargos de impuestos a quienes esta-
ban calzados. De la misma manera, rechazaba los gravámenes a las pastas italianas.
“¿Por qué se grava a este artículo especial?” “Por la protección a la industria, se dice,
pero señor, toda la vida hemos tenido fábricas de fideos que jamás han logrado hacer fi-
deos como los que vienen de Europa?”. López juzgaba que esta incuria portuaria –fun-
cional a los intereses de la burguesía comercial porteña– era responsable de la destruc-
ción de las economías del interior; “[…] provincias que eran ricas y que podían llamarse
emporios de industria incipiente, cuyas producciones se desparramaban en todas partes
del territorio, hoy están completamente aniquiladas y van progresivamente por el cami-
no de la ruina”.1917
1912
Cutolo, VI, 147-151.
1913
Rapoport, 2010.
1914
Rapoport, 2010.
1915
Rapoport, 2010.
1916
Rapoport, 2010.
1917
Rapoport, 2010.
398
1918
Ver Bermejo Barrera, 2009, 196-198.
1919
Para la discusión sobre Haeckel y el social-darwinismo, ver Weikart, 2004; y Richards, 2008,
reseñado por Sander Gliboff, Peter J. Bowler, Richard Weikart y Daniel Gasman en 2009. Para los
precursores de la antropología criminal, ver Antón Hurtado, 2012. Sobre Ernst Bernheim, ver Quesada,
1910, 1064-1069. Para la polémica entre Ernest Bernheim y Kart Lamprecht, ver Quesada, 1910, 1053-
1055, nota 1011. Y para la polémica entre rankeanos y lamprechtianos, ver Quesada, 1910, 1057-1063.
1920
Para la temprana reacción positivista contra la economía Ricardiana (controversia de Frederic
Harrison y John Kells Ingram contra John Stuart Mill y John Elliot Cairnes), ver Zouboulakis, 2005. Para
el estudio de Carnap y Neurath sobre el problema de la unificación de la ciencia y de los fundamentos de
las ciencias sociales, ver Peláez Cedrés, 2012.
1921
Panebianco, 1994, 89.
1922
Para la sociología como una profesión en las fronteras de la historia, ver Blanco, 2004; y Kelley,
2006. Acerca de las doctrinas pre-sociológicas en la historia del mundo, ver Quesada, 1905b.
1923
Fontenla Facal, 1920, 61.
1924
Para el rol de Antonio Dellepiane en el origen de los estudios sociológicos en Argentina, ver
Buchbinder, 2011.
399
1925
Ver Quesada, 1908, citado en Terán, 2000, 214; y Núñez, 2010 y 2011. Para la recepción krausista del
evolucionismo, la antropología criminal, el degenaracionismo de Morel y el lombrosianismo de Salillas
Panzano en España, ver Antón Hurtado, 2012. Para la delincuencia y fin de siglo en España y el gabinete
del doctor Lombroso, ver Maristany, 1973. Y para la antropología criminal española de fin de siglo y los
orígenes de la psicología experimental en España, ver Galera Gómez, 1987.
1926
Cánter, 1936, 521-523; y Terán, 2000, 214. Para el debate en torno a las diferencias de clase y de
etnía en la crítica científica y literaria, ver Salto, 1998 y 2003.
1927
Cánter, 1936, 519-520.
1928
Ver Pereyra, 2008b, 194 y 196.
1929
Degiovanni, 2007, 255-256.
1930
Ver Levene, 1947, 127; Terán, 2000, 275-278; Panesi, 2003; y Altamirano, 2004, 40-46. Quesada cita
en su réplica a Cané una innumerable lista de autores, tales como A. Loria, G. Simmel, E. Haeckel, y W.
Small (ver Terán, 2000, 278, nota 110).
1931
La razón de ser de la controversia respecto de si la sociología es o no una ciencia, puede reducirse a juicio
de Beaurin-Gressier (1897), “…a la diversidad de concepto relativa al vocablo ciencia”. El término ciencia
se usa, según Merz (1903), comunmente de una manera vaga y suelta. La sociología es una ciencia no en el
sentido de las ciencias físicas –por mas que los fenómenos sociales se realicen por medio de seres reales y
positivos—sino en el de conocimientos sistematizados, como disciplina per se en la investigación de la razón
de ser de la sociedad, interpretando lógicamente la asociación humana: ese es el objetivo de la nueva ciencia
que implican, en vez de adaptar aquellos a una ciencia apriorística. Es posible entonces que la condenación de
la sociología como ciencia provenga del concepto que de esta última se tenga, por cuanto cada nación tiene al
respecto una idea distinta. Así, en el lenguaje literario francés, “ciencia” equivale a lo que llamamos ciencias
400
“…con el orden del tiempo cada disciplina científica fue poniendo de relieve una faz
diversa del fenómeno social, y reunidos los esfuerzos de todas esas disciplinas en una
síntesis suprema, dicho fenómeno social puede apreciarse en su conjunto con toda
nitidez y formularse las leyes de orientación de sus diferentes fases”.1932 Si bien la
sociología era entonces la ciencia filosófica más reciente, para Quesada, aludiendo a
Bouglé (1902), Hauser (1903), Huxley (1904) y Fouillée (1904), eso no era óbice “…a
que su enseñanza figure en los cuadros universitarios, porque si sólo fuere permitido
enseñar lo inmutable, nada podría enseñarse”.1933
exactas en contraposición a las demás: es un concepto stricto senso; mientras que en el lenguaje filosófico
alemán “ciencia” quiere decir tanto como conocimientos sistematizados, con métodos y procedimientos
lógicos (Quesada, 1905a, 225, nota 2).
1932
Simmel “…sostiene que el único objeto de la sociología es la investigación de las fuerzas, formas y
desarrollo de las asociaciones de la vida común e independiente de los individuos, y que la sociología, al
concretarse al estudio de las formas de los fenómenos sociales obra como lo hace la geometría al estudiar
la sola forma del espacio en los cuerpos, siendo así que estos son compuestos de materia y que esta es
estudiada por otras ciencias” (Quesada, 1905a, 229, nota 2).
1933
Según Hauser (1903), Bouglé (1902), y Fouillée (1904), se ha sostenido que “…no es necesario dar
una definición para fundar una enseñanza, siendo muy difícil delimitar las fronteras de esta ciencia como
las de toda ciencia”, habiéndose propuesto esta definición: “…tienen por objeto el estudio de los
fenómenos sociales por el método de observación” (Quesada, 1905a, 218, nota 2, y 227, nota 2). Para
Célestin Bouglé y su modelo biológico en sociología, ver Policar, 2003.
1934
Al parecer de Seeley (1902) y Durkheim (1902), “…así como la inmensa variedad y complicación de
la vida orgánica se va sucesivamente reduciendo hasta encontrar que arranca de una célula originaria de la
cual se ha desarrollado todo lo que puebla el reino vegetal y animal, así también la inmensa variedad y
complicación de nuestras ciencias actuales se ha desenvuelto de un solo conocimiento originario, y que
todo confusamente abarcaba, del hombre primitivo. El tronco se ha desarrollado con gruesos brazos y
estos han multiplicado las ramas secundarias” (Quesada, 1905a, 230, nota 1).
1935
Y August Richter en un discurso pronunciado a fines del siglo XIX ante la Academia de Ciencias de
Viena ha dicho que la división del trabajo es sin duda, la más importante condición de progreso en las
ciencias, pues solo “…por la relegación a un dominio bien delimitado puede cada uno llegar a un
completo conocimiento de una materia; por eso hoy se trabaja con ardorosa actividad en cada dominio
separado, sin preocuparse mucho por lo que pasa al lado, si bien muchas veces hay forzosa necesidad de
derribar las paredes divisorias para darse cuenta de lo que hace el vecino y lo que puede aprovecharse de
él” (Quesada, 1905a, 230, nota 1). Es muy posible que Quesada se haya equivocado en el nombre de pila
y en realidad se trató de August Richter, autor de Die geistige Bewegung der Gegenwart an dem Begriff
der Persönlichkeit., a quien cita reiteradamente en La enseñanza de la historia en las universidades
alemanas.
1936
A juicio de Helmolt (1899) y Ratzel (1899), la historia de la vida humana “…es algo más que la suma
de las monografías relativas a los diversos pueblos; ninguno de estos se ha desarrollado exclusivamente
401
Pero las leyes generales a las que se arribaba en la investigación sociológica debían a
juicio de Quesada someterse a una estricta metodología para lo cual se fundaba en las
tesis del clérigo luterano Stuckenberg (1896, c1888).1937 Tampoco bastaba con estudiar
los hechos sociales por sí mismos, pues según el fundador de la sociología
norteamericana Albion W. Small (1902) “…la mente humana no puede estudiar con
provecho dos cosas en un mismo tiempo: debe considerarlas una después de otra, y de
ahí nace la necesidad de separar, más o menos arbitrariamente, las diversas partes de un
fenómeno para estudiarlas sucesivamente, a fin de reunir después todos estos estudios
en un conjunto, que permita obtener un concepto sintético del fenómeno”.1938
solo, sino que ha experimentado una serie de fenómenos y ha reconocida otra de antecedentes que es
menester ligar entre sí para formar una cadena sin comienzo ni fin alrededor de la tierra” (Quesada,
1905a, 231, nota 1).
1937
En materia sociológica no se trata sólo de obtener un resultado en la investigación, sino de darse
cuenta de cómo se obtiene. Según el clérigo luterano J. H. W. Stuckenberg, “…Hay una fascinación
peculiar en las generalizaciones y leyes universales de manera que su sola enunciación implique su
aceptación: pero deben someterse, sin excepción al control de una crítica severísima para establecer que
la generalización ha sido correcta y cual es el alcance de aquellas leyes. En sociología la dificultad es
mayor aún, porque los fenómenos sociales encubren siempre un mundo de pensamiento, sentimiento y
volición, que escapa a la observación material y exige, para ser bien comprendido una larga disciplina
científica: no basta observar, es menester interpretar lo observado, para conocer lo que representa, sus
causas, sus relaciones con los demás fenómenos sociales y su sujeción a determinada ley, puesto que cada
fenómeno de ese género exige una interpretación múltiple por el conjunto de hechos con él ligados, sea
cooperando o antagónicamente, y no es posible nunca aislarlo presciendiendo de los demás. Y como
jamás podremos observar a la vez todos los fenómenos sociales en el presente y en el pasado, resulta que
un conocimiento de ellos, por perfecto que sea, no será suficiente, porque las inducciones serán siempre
incompletas, escapando a la demostración absoluta y teniendo con frecuencia que contentarse con
hipótesis o teorías, sujetas siempre a rectificación posterior en caso que nuevas observaciones así lo
exijan: sólo, pues cuando el cúmulo de tales observaciones permita formar series numerosas e invariables,
sería discreto hacer referencias de carácter general y acercarse así al establecimiento de verdaderas leyes
científicas. Y luego es menester controlar esos resultados, obtenidos por tal o cual pensador o tal o cual
escuela, con otros análogos, porque jamás el observador –dada la naturaleza del fenómeno estudiado—
podrá ser imparcial o sin prejuicios, siquiera involuntariamente” (Quesada, 1905a, 231, nota 2).
1938
Para el sentido del análisis, ver Montgomery, 1904; cit. en Quesada, 1905a, 223, nota 1. Al parecer de
Albion W. Small, fundador de la American Sociological Association y autor de un célebre trabajo titulado
Adam Smith y La riqueza de las naciones, sociólogo es aquel “…que estudia los hechos sociales con
espíritu filosófico para encontrar su conexión recíproca: estudia la vida social en el pasado, presente y
futuro, como algo estrechamente interdependiente, buscando comprender cada forma fragmentaria de tal
vida por sus relaciones con el resto. En este sentido desempeña, con relación a nuestra época, el papel del
filósofo de antaño ocupado en sus especulaciones metafísicas para encontrar en ellas la solución de los
problemas de la vida: pero hoy el sociólogo estudia directamente los fenómenos sociales desde un punto
de vista que permite abarcar todo lo que la ciencia enseña respecto a los diversos hechos de la existencia,
y cualquiera que sea la especialidad de sus estudios, trata de correlacionar la investigación analítica de
cada caso con el conjunto de la vida, según esta se presenta desde el recordado punto de vista. Trabaja,
pues, sobre una filosofía positiva de experiencia humana visible, en substitución de las antiguas filosofías
construídas sobre concepciones previas de la vida. Y como el sociólogo –por la misma división del
trabajo y el estado—debe forzosamente especializarse y trabajar por separado sea problemas psicológicos,
históricos, económicos o políticos, corre el peligro de todo especialista: o de olvidar las conexiones de su
especialidad con el conjunto sociológico o de erigir en criterio, al cual deba someterse ese conjunto,
precisamente lo que es tan sólo aplicable a la limitada especialidad estudiada: el sociólogo lato senso
formula sus generalizaciones con el propósito de que puedan ser aplicables a todos los casos especiales; el
sociólogo stricto senso debe establecer sus particularizaciones sometiéndolas al control de las verdades o
conclusiones generales. Es preciso estudiar a la sociedad con arreglo a métodos depurados mediante
discusión científica, y al hacerlo, tener presente que el peor enemigo del sociólogo es la falta de paciencia
científica: la investigación verdadera, por lentos que sean sus resultados o por minuciosos que tales
402
Pero esta última no fue la única oposición que tuvo que afrontar Quesada. Tres años
más tarde, en mayo de 1908, polemizó en La Vanguardia acerca del hecho social y su
objeto, con el propio fundador del partido socialista Juan B. Justo.1940 Amén de
Quesada, en Córdoba, Raúl Orgaz y Enrique Martínez Paz,1941 polemizaron sobre la
naturaleza de la sociología, profundamente impregnados de una aproximación
epistemológica Durkheimiana.1942 Y en Buenos Aires, Leopoldo Maupas llegó a debatir
con el propio Emile Durkheim.1943
resultados sean, conquistará siempre –como todo trabajo verdaderamente científico—el aprecio de los
entendidos” (Quesada, 1905a, 232, nota 1).
1939
Los sociólogos norteamericanos han dado una tendencia eminentemente práctica a sus estudios: conf.
Carroll D. Wright, Outline of practical sociology (New York, 1902); Edward Payson Payson,
Suggestions toward an applied science of sociology (New York, 1898); Frances A. Keller, Experimental
Sociology (New York, 1891). El mismo Prof. Franklin H. Giddings, que en su Inductive Sociology (New
York, 1901) define a la sociología como el estudio científico de la sociedad, ha dedicado su libro The
elements of sociology (New York, 1904) a la descripción práctica social, si bien, a la vez, ahonda la faz
filosófica de la cuestión en su otro libro The principles of sociology (New York, 1904). En cambio, el
Prof. Lester F. Ward se ha mantenido siempre en la región doctrinaria, desde su Dynamic sociology (New
York, 1902) y su The psychic factor of civilization (Boston, 1901) a través de su Pure sociology (New
York, 1903) hasta su Outlines of Sociology (1898) (Quesada, 1905a, 235, nota 1)..
1940
Ver Cánter, 1936, 531; Pereyra, 1999, 2008b, 195; y Tarcus, 2007, 474-486.
1941
Fontenla Facal, 1920, 137. Para Martínez Paz, ver Díaz Couselo, 2009.
1942
Ver Grisendi, 2010 y 2011.
1943
Ver Barbé, 1993; y Pereyra, 2008a, 96 y 98.
403
1944
Ver Quevedo y Gutiérrez, 1996, 303
1945
Köhnke, 2011, 160-166.
1946
Ver Quevedo y Gutiérrez, 1996, 305. Para la emergencia de las especialidades médicas en el siglo
XIX, ver Weisz, 2003. Ver también el Traité des maladies de l`enfance, publicado en 1898 por Jacques-
Joseph Grancher y Jules Comby, profesores de la Facultad de Medicina de París y médicos del Hospital
des Enfants Malades.
1947
Ayarragaray, 1920, 1926, 1937, y 1930, p. 33-34, cit. en Lvovich y Bohoslavsky, 2009; y Armus,
2012, 87. Para el discurso de la degeneración en Pueblo enfermo de Alcides Arguedas, ver Paz Soldán,
1999.
1948
Ver Di Liscia, 2012, 131-146. Para 1891, José Arechavaleta había fundado en Uruguay el
"Laboratorio de Bacteriología" del Instituto universitario de Higiene Experimental, bajo la dirección del
microbiólogo contratado en Roma, José Sanarelli, primero en su género en América Latina.
404
El interés por las enfermedades infecciosas fue investigado en Europa por infectólogos
y epidemiólogos de talla mundial, tales como Jenner, Snow, Pasteur, Koch, Finlay,
Weissman, Ehrlich, etc. En Estados Unidos, la persistente asociación de los inmigrantes
con las enfermedades infecciosas derivó en el estudio de la extranjeridad de los
gérmenes patógenos.1949 Y en Buenos Aires, esas enfermedades infecciosas fueron
investigadas bacteriológicamente en el Laboratorio de la Asistencia Pública por el Dr.
Julio Méndez.1950 Méndez preparó el primer suero antidiftérico en 1894, que tenía
mayor acción antitóxica que el preparado en 1893 por Emil von Behring (colaborador
de Koch) en Berlín; y más tarde, en octubre de 1897, preparó conjuntamente con su
cuñado Ricardo Lynch una vacuna anticarbunclosa original para uso veterinario de
características similares a la preparada por Pasteur.
El interés por las enfermedades mentales fue investigado en Europa en el siglo XIX
entre muchos otros por los alienistas Magnan, Morel, y Kraepelin. Las tesis frenológicas
fueron estudiadas por Franz Joseph Gall (1758-1828).1951 Y el interés por las conductas
degenerativas fue encarado por la psiquiatría positivista de Cesare Lombroso.1952 Las
transiciones de la frenología (Combe, Gall) al tratamiento moral de los dementes (Pinel,
Esquirol), y de ésta a la psiquiatría clínica (Magnan, Kraepelin) y a la psiquiatría
alienista (Charcot, H. Bernheim), estuvieron en el siglo XIX en el centro del interés
académico europeo.1953
1949
Ver Markel y Stern, 2002.
1950
Fontenla Facal, 1920, 141.
1951
Para el encuentro inevitable entre neurociencia, neurología, y psiquiatría, ver Avendaño, 2002.
1952
Para las políticas médicas del cuerpo y la teoría de la degeneración, ver Nouzeilles, 2000.
1953
Cecchetto, 2008, 37. Sobre Charcot, ver Sahakian, 1982, 346-349; y Gauchet-Swain, 2000.
1954
Ver Huertas, 1987. Para el inmigrante italiano en la novela argentina, ver Rusich, 1984, cit. en
Scarzanella, 2003, 40, nota 23.
1955
Avendaño, 2002.
405
En la relación entre demencia y clase social, Gache (1879) sostuvo que mientras en las
clases instruídas las patologías mentales eran debidas a causas morales (quiebras,
divorcios, etc.), en las clases analfabetas o ignorantes obedecían a causas físicas (parto,
traumatismos, déficits alimentarios, huerfanismo, etc.).1959 En ese mismo sentido, para
Vezzetti (1985) y Requière (2000) las diferencias entre las enfermas-alienadas no se
debían sólo a las distintas patologías padecidas sino también a la clase social de
pertenencia.1960 En 1892, cuando las damas de la Sociedad de Beneficencia sugirieron a
Horacio G. Piñero la creación de un pabellón especial para pensionistas (así
denominadas las dementes de extracción social alta), el Director Piñero no coincidió
con el Proyecto, pues sostenía: "...que la enfermedad no admite distingos de clase, todas
las internadas, vengan de donde vengan, tienen los mismos derechos...".1961 De todas
formas con el correr de los años, Loudet (1968) consigna que dichas Damas de
Beneficencia lograron salirse con la suya y consagraron exitosamente los pabellones
que albergaban enfermas de 1ª y 2ª clase.1962
1956
Avendaño, 2002. Para una clasificación o nosografía en psiquiatría, ver Braunstein, 1980, 13-28. Para
el impacto de las visitas de Pierre Janet, Georges Dumas en 1908, Wolfgang Khöler en 1930, y Felix
Krueguer (discípulo de Wundt) en 1908 en la psicología argentina, ver Falcone, 2012. Para el desarrollo
histórico de la ciencia cognitiva, ver Martínez-Freire, 2004, 304-306.
1957
Para Valentín Magnan y la teoría de la degeneración, ver Huerta, 1985; y Postel-Quétel, 1987, 355.
Para la teoría de la degeneración y la clínica psiquiátrica en la España de la Restauración, ver Campos
Marín, 1999. Sobre los orígenes de la paidopsiquiatría en España, ver Huertas, 2000. Para la introducción
de las ideas degeneracionistas en la España del siglo XIX, ver Plumed Domingo, 2002. Para la teoría de la
degeneración de Benedict Morel, ver Postel-Quétel, 1987, 354-355; y Caponi, 2009. Para Emil Kraepelin
el Linneo de la psiquiatría, y el problema de la degeneración y su clasificación, ver Postel-Quétel, 1987,
345; y Caponi, 2010. Y para el elitismo, la violencia y la degeneración física en los diagnósticos de las
derechas argentina y chilena (1880–1945), ver Lvovich y Bohoslavsky, 2009.
1958
Para el sentido de la noción racial de “blanco” y la ‘Domiciled Community’ en la India británica,
1858-1930, ver Mcmenamin, 2001; y Mizutani, 2011. Para revisitar la idea de degeneración en la Gran
Bretaña urbana, 1830-1900, ver Luckin, 2006.
1959
Vezzetti, 1985, 117. Sobre Gache y la locura inmigratoria, ver Nouzeilles, 2000, 144.
1960
Vezzetti, 1985, 128.
1961
Loudet, 1968, cit. en Requiere, 2000.
1962
Loudet, 1968, cit. en Requiere, 2000. Sobre la categoría de pensionistas, ver Vezzetti, 1985, 67.
406
1963
Fontenla Facal, 1920, 33.
1964
Para la hipótesis de la degeneración en las historias clínicas del Hospicio de las Mercedes y la Colonia
Dr. Cabred entre los años 1900 y 1930, ver Navarlaz y Miranda, 2009. Para algunas consideraciones
acerca de la Sociedad de Benficencia y la política manicomial en Buenos Aires, 1880-1940, ver Requiere,
2000, y 2008. Sobre eugenesia e higiene mental y usos de la psicología en la Argentina, 1900-1940, ver
Talak, 2005. Sobre la transición de la degeneración a la salud mental en Arturo Ameghino, ver Vezzetti,
1985, 223-230. Y contra los esquemas de explicación determinista en las ciencias sociales, ver
Castoriadis, 2006, 154-155.
1965
Lancellotti (1898) cita a Cristóbal G. Huffeland, Carlos Federico Burdach, Prospero Lucas, Roech,
Napoleón Colajanni, Moritz Benedikt, Ferdinando Puglia, Dameaux, Ruer, y Robot (Lancellotti, 1898,
301). Sobre Lancellotti, ver Nouzeilles, 2000, 58, nota 27.
1966
Sobre la acción del estado en el mejoramiento de la raza, ver Ameghino, 1935. Extrañamente,
Ameghino no es mencionado ni incluído en la obra de Gordillo, 2010.
1967
Ameghino, 1923, p. 170-212, cit. en Lvovich y Bohoslavsky, 2009
1968
Ver Solodkow, 2011.
1969
Ver Nouzeilles, 2000, 79, 137-138 y 141
1970
Ver Salto, 1998 y 2003; y Armus, 2012, 79.
1971
Ver Salessi, 1995, 118; Nouzeilles, 2000. 227; Salto, 2002; y Armus, 2012, 79.
407
Por otro lado, el médico psiquiatra entrerriano de origen vasco Lucas Ayarragaray (no
confundir con su hijo homónimo el político democristiano), quien en La anarquía
argentina y el caudillismo (1904) presentaba las dificultades del régimen político
rioplatense “…como una fatalidad derivada del bastardo tipo étnico que había generado
el mestizaje de indígenas y españoles”.1972 En el seno de una cosmovisión racialista o de
racismo científico que impregnaba a todo el mundo académico y en la que la clave
racial funcionaba como principio explicativo central,1973 mientras el médico socialista
Juan B. Justo rechazaba de plano la teoría de la degeneración y ponía al inmigrante
como “…el referente a donde debía ir el criollo”,1974 su correligionario Augusto Bunge
la utilizaba (tomada de numerosos autores franceses: Georges-Louis Leclerc, Alfred
Binet y Alfredo Nicéforo, entre otros) para inscribir al interior del discurso médico los
peligros gestados por la miseria;1975 y también Ayarragaray la esgrimía para enfatizar el
problema de la locura, “…leído en términos de degeneración”.1976 Siguiendo a Lvovich
y Bohoslavsky (2009), de todas las causas que podían provocar la locura, Ayarragaray
sostenía que, “…la herencia era la más importante, a tal punto que en su óptica
´degenerados y hereditarios´ son dos términos solidarios y concordantes”.1977
Para Ayarragaray, quien conjuntamente con Carlos Octavio Bunge había sido
estigmatizado por Rómulo Carbia como uno de los “escritores mediocres”,1978 la
política inmigratoria había abierto las puertas del país a “…todos los residuos de razas
viejas y extenuadas, que unidos a su vez a la población indígena o mestiza, han ido
formando condiciones étnicas verdaderamente deplorables”.1979 Es por eso que
Ayarragaray sostuvo en 1920 --algo que habría hecho las delicias del Conde de
Gobineau-- la necesidad de cambiar la consigna de Roque Sáenz Peña de “América para
la humanidad” por la muy restrictiva y racista de “América para la humanidad
blanca”.1980 Esto suponía, para Lvovich y Bohoslavsky (2009), poner en práctica una
política migratoria severamente selectiva que excluyera “factores de atraso o
decadencia” y “propulsara la evolución de nuestra raza hacia un tipo blanco
1972
Ver Ayarragaray, 1904, cit. en Lvovich, 2003, 219-221, y nota 126 en p.235-236; y Lvovich y
Bohoslavsky, 2009.
1973
Para la clave racial y la exclusión social en Alemania durante la década de 1920, ver Castillejo
Cuellar, 1998.
1974
Vezzetti, 1985, 211; y Armus, 2012, 78.
1975
Haidar, 2008, 174.
1976
Ayarragaray, 1906, pp. 21-41, cit. en Lvovich, 2003, 219; y Lvovich y Bohoslavsky, 2009
1977
Ayarragaray, 1906, pp. 21-41, cit. en Lvovich, 2003, 219; y Lvovich y Bohoslavsky, 2009
1978
Oviedo, 2008/09, 219.
1979
Ayarragaray, 1906, pp. 23, cit. en Lvovich, 2003, 219; Terán, 2000, 174; y Lvovich y Bohoslavsky,
2009. Para la inmigración, la criminalidad y el racismo en Argentina, ver Scarzanella, 2002; y Cesano,
2008. Para la constitución étnica argentina, ver Ayarragaray, 1912, cit. en Scarzanella, 2003, 27, nota 36.
Para el origen del racismo en la Europa de fin de siglo, ver Martynkewicz, 2013, 131 y 160.
1980
Ayarragaray, 1920, 1926, 1930, cit. en Lvovich, 2003, 219; y Lvovich y Bohoslavsky, 2009
408
1981
Ayarragaray, 1920, 1926, 1930, cit. en Lv ovich y Bohoslavsky, 2009
1982
Sobre Bunge y la teoría de la degeneración, ver Vezzetti, 1985, 161-170, y 210; y Díaz Couselo,
1988. Para la influencia de la pluralidad étnica en la formación de las nacionalidades Garcia, 1902.
1983
Para el imperialismo argentino promovido por C. O. Bunge, ver Bunge, 1907, cit. en Montserrat,
1993, 75. Para la ciencia, la salud y el cultivo del blanqueamiento en Australia, ver Anderson, 2003.
1984
Vallejo, 2007; Cecchetto, 2008, 42, nota 43; y Santos, 2012, 79-80.
1985
Biernat, 2005.
1986
Biernat, 2005.
1987
Biernat, 2005.
1988
las tesis sobre medicina moral de Luis Güemes (1879), sobre los manicomios de Norberto Maglioni
(1879), sobre psicopatología de Samuel Gache (1886), sobre la parálisis general progresiva o enfermedad
de Bayle, de Nicolás Ramallo (1885), sobre la melancolía de Juan Elías Chilotegui (1882), y las tesis
sobre demencia de Pedro Malló (1864), Carlos Costa (1876), Enrique Arana (1880), Pedro S. Alcocer
(1882), y Manuel Vassallo (1884).
1989
“Merecen recordarse algunas tesis sobre biología, neurología y fisiología, muy interesantes para su
tiempo: Juan J. Bernet (Trépano cefálico, 1856), Carlos María Querencio (La vida y la organización,
1860), el oriental Juan Angel Golfarini (La vida y la muerte, 1868), Eduardo Wilde (El hipo, 1868),
Manuel T. Podestá (Tendencias de la medicina moderna, 1878), Isidro M. Bergeire (Afasia, 1879), Juan
B. Señorans (Vivi-cauterización del cerebelo, 1882), Antonio F. Piñero (Localizaciones cerebrales, 1883),
Andrés Llobet (Localizaciones cerebrales, 1885), W. Rodríguez de la Torre (Electrodiagnóstico, 1885),
409
una media docena de tesis doctorales, las de Gregorio Figueroa (1879), Pedro Alcacer
(1883), Wenceslao Acevedo (1886), Ramón Tejerina (1891), Benjamín Solari (1891), y
José Hualde (1899).1990
En el alienismo, los médicos alienistas analizaron los casos de demencia mediante las
categorías de la debilidad mental, la heredabilidad, la cronicidad y la incurabilidad.1993
Y en la transición del alienismo a la psiquiatría, los médicos psiquíatras estudiaron
dichos enfermos con nuevos vectores, entre ellos la etnicidad, el mestizaje, la ociosidad,
el alcoholismo, la selectividad migratoria, la peligrosidad, y la degeneración. Estas dos
últimas categorías muy pronto coparon el interés discursivo de psiquiatras y militantes
políticos adscriptos al anarquismo.1994
José López Rojas (Temperaturas del cerebro, 1886)” (Ingenieros, 1920). Para la historia de la psicología
en la Argentina y la obra de Horacio G. Piñero, ver Gotthelf, 1969.
1990
Vezzetti, 1985, 136, nota 11; 153, nota 50; 130, nota 6; 140, 157, nota 56; y 158-160, nota 61.
1991
Dellepiane (1892) en su tesis doctoral en la Facultad de Derecho hizo hincapié en el “delincuente
extranjero” subestimando al delincuente criollo. Levillier (1909) en el Censo de 1909 sostenía que el
“50% de la inmigración italiana y española era alcohólica”; y Lancellotti (1914) reveló que la inmigración
“trajo demasiados indeseables” (Caimari, 2004, 91-92).
1992
Sobre las estadísticas de Menéndez y Coni (1880), ver Vezzetti, 1985, 83; y sobre la concepción de la
“mala vida”, ver Dovio, 2012. Para el trauma del primer encuentro entre la criminología y la psiquiatría
en el siglo XIX, ver Zaffaroni, 2009. Para la función intelectual de José Ingenieros en la Argentina del
Centenario, ver Degiovanni, 2007, 215-320; y Olalla, 2009.
1993
Para la relación entre herencia y demencia, José María Ramos Mejía en su Las Multitudes
Argentinas, usa los trabajos de Darwin y Weissman (Nouzeilles, 2000, 55).
1994
Para el tratamiento de la delincuencia por la antropología criminal positivista a juzgar por el
anarquismo español (1870-1914), ver Galera, 1988 y 1991; y Girón, 2000.
1995
González Alvo, 2012.
410
producto del fracaso de la escuela clásica, representada por el código de Carlos Tejedor,
fruto a su vez del influjo del Código de Baviera redactado por Paul von Feuerbach
(1813).1997 Como consecuencia de esa crisis, en 1887 la cátedra de derecho penal y
comercial se desdobló. Mientras Manuel Obarrio, el autor del Código de
Procedimientos en lo Criminal para la justicia federal (1889), se quedaba con la
cátedra de derecho comercial, Norberto Piñero retuvo la de derecho penal, y aprovechó
esta divisoria de aguas para introducir la estrategia discursiva biológico-determinista,
fundada en el credo lombrosiano, y crecientemente tributaria de la psiquiatría, y para
asimismo acelerar una transición del derecho penal liberal clásico al derecho penal
positivista.
1996
República Argentina, Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, Catálogo de tratados,
convenciones y demás actos internacionales celebrados por la República Argentina desde el 25 de mayo
de 1810 hasta el 31 de diciembre de 1942, Buenos Aires, 1943, p. 45, cit. en Historia General de las
Relaciones Exteriores de la República Argentina.
1997
González Alvo, 2012. Los discípulos de Tejedor que fueron Antonio Malaver y Juan José Montes de
Oca tomaron apuntes de sus clases de Derecho Criminal dictadas en 1858 y referidas al Procedimiento
plenario que se publicaron en 1871 (Cutolo, IV, 356)
1998
Levaggi, 2006.
1999
Fontenla Facal, 1920, 139.
2000
Scarzanella, 2003, 20.
2001
Salvatore, 2010, 202.
411
Para un letrado utilitarista benthamiano, cultor del derecho penal liberal clásico, el
hecho criminal sería observado en su dolosidad, culpabilidad, responsabilidad,
inimputabilidad y anormalidad (patologización). En la transición hacia el derecho penal
positivista, el mismo hecho criminal sería observado con otros vectores, entre ellos la
peligrosidad y la heredabilidad, concentrando la mayor parte del interés criminológico,
tal como lo habían sido con anterioridad parte del interés psiquiátrico.2002 Para el caso
de la peligrosidad, el hecho violento a juzgar cambia de significado según que quien lo
observe sea un psiquíatra y mire sólo una potencial peligrosidad social; y por el
contrario si el que lo observa es un juez penal mirará sólo la peligrosidad criminal, por
ser actual y directa. En este caso lo que varía es la expectativa, la cual no es meramente
semántica, pues cambia según que vaya acompañada con otros vectores, tales como la
culpabilidad y la imputabilidad. Por lo que el sentido de cada vector depende del actor
que la observe y de la red léxica en la que esté inscripto, es decir de cuáles son los otros
vectores con los cuales la red está acompañada.
2002
Sobre la herencia en la criminología, ver Lancellotti, 1898.
2003
Fontenla Facal, 1920, 61.
2004
Dellepiane, 1892, pp.8-9, cit. en Levaggi, 2006.
2005
Cutolo, IV, 293.
2006
Oved, 1991.
2007
Oved, 1978, 56, cit. en Oved, 1991.
2008
Cutolo, V, 379.
412
Protesta Humana dirigido por Gregorio Inglán Lafarga, periódico que abogaba por la
huelga general en desmedro de la acción directa), y el criminólogo anarquista Pietro
Gori, condenado por un consejo de guerra italiano.2009 Todos ellos fueron muy bien
recibidos por diferentes círculos, pues el anarco-sindicalista Errico Malatesta, quien
había vivido en Buenos Aires una década atrás, entre 1884 y 1888, los puso en
vinculación con todas sus contactos y camaradas. En tren de investigación profesional,
y con la venia del Presidente Roca, Gori visitó las cárceles de Sierra Chica y de la
mesopotamia (Entre Ríos y Corrientes) conjuntamente con el jóven dactilocopista Juan
Vucetich, largamente empeñado en técnicas de identificación, que habían estado
precedidas por las afamadas “Galerías de Ladrones” (fotográficas).2010 Finalmente,
irrumpió en la escena política en 1909 un jóven anarquista judío-ucraniano, Simón
Radowitzky, autor del único magnicidio de relevancia en la Argentina de entonces,
vindicador de la matanza de obreros ocurrida el primero de mayo de ese mismo año.2011
2009
Para la influencia del anarquismo español sobre la formación del anarquismo argentino, ver Oved,
1991. Para la analogía --asociada con teorías neolamarckianas-- entre herencia fisiológica y memoria en
el anarquismo español (1870-1914), ver Girón, 2000.
2010
Zaragoza, 1996, 240. Sobre Vucetich, ver Cutolo, VII, 696-697; y Ruggiero, 2001. Para el retrato de
identificación y la resistencia a la misma por parte de los cocheros de plaza de Buenos Aires, ver García
Ferrari, 2007. Sobre la visita de Gori a Sierra Chica, ver Gori, 1899; y Caimari, 2004, 99 y 118. Para las
nuevas formas de control de la población en las grandes ciudades mediante sistemas de identificación
como los registros policiales, los archivos fotográficos criminales, los retratos hablados, el método
antropométrico y las huellas digitales, ver Nouzeilles, 2000; y Rodríguez Pérsico, 2001.
2011
Bayer, 2009.
2012
Sobre la imagen del delincuente en la Escuela Clásica y en la Escuela. Positiva, ver Abadín, 2004.
Para Pietro Gori y Enrico Ferri y el positivismo criminológico italiano en la Argentina, ver Creazzo,
2002.
2013
Zaragoza, 1996, 239.
2014
Cutolo, V. 549-550.
2015
Vezzetti, 1985, 181; Scarzanella, 2003, 17-18; y Caimari, 2004, 95-96.
2016
Geli, 1992, 14, cit. en Zaragoza, 1996, 239. Sobre Basterra, ver Prieto, 2007.
413
caldero que nutrió el clima de la posterior rebelión estudiantil, la cual estalló tres años
después, en diciembre de 1903.2017 Al año siguiente, en 1901, pese a las críticas teóricas
de Ernesto Quesada los penalistas defendían la aplicación de la reincidencia --siguiendo
los falsos criterios de la criminología antropológica-- para los autores de crímenes y
delitos (uso de rasgos físicos, caracteres anatomorfológicos y medidas craneométricas y
somatológicas).2018
Vuelto Gori a Italia en 1901, los penalistas argentinos ofrecieron entonces al médico
Cesare Lombroso, el padre mentor de la escuela del positivismo jurídico (quien había
logrado poner a la psiquiatría en el discurso dominante de la cuestión criminal), visitar
la Argentina. No siéndole permitido acceder a la iniciativa por sus numerosos
compromisos académicos, Lombroso le comunicó a Emilio Mitre, director de La
Nación, que “…no pudiendo ir yo he contribuido a que vaya junto a vosotros Enrico
Ferri, el gran apóstol de nuestra ciencia. Tiene esta singular cualidad que no he
encontrado en ningún otro: la de poder escribir con brillo […] y la de tener, al mismo
tiempo, la palabra deslumbrante, una verdadera música que conmueve y hace
pensar”.2021 A pesar de ser socialista, Ferri había sido un exitoso defensor de los
anarquistas Pietro Gori y Errico Malatesta ante los tribunales italianos.2022 Con su visita,
cuando ya había abandonado la intransigencia revolucionaria, Ferri logró penetrar en el
desarrollo del derecho penal argentino, país al que concurrió en dos oportunidades,
alcanzando incluso el interior profundo, específicamente los ingenios y cárceles de la
provincia de Tucumán.2023
Pero no todo era una homogeneidad teórica entre el centro italiano y la periferia
argentina. En ocasión de participar como delegado argentino al V Congreso
Internacional de Psicología que tuvo lugar en Roma en 1905, José Ingenieros, que fue el
director de la Revista Archivos de Psiquiatría, Criminología, Medicina Legal y Ciencias
Afines (entre cuyos colaboradores figuraron Ramos Mejía, Veyga, Podestá y Gori) muy
2017
Larroca, 1971, 44-57; Cutolo, III, 403-405; y Godoy Sepúlveda, 2009.
2018
Quesada, 1900. Para la historia del Instituto de criminología de la Penitenciaría nacional de Buenos
Aires, fundado por Ingenieros, ver Loudet, 1932.
2019
Ferri, 1887, 20, cit. en Levaggi, 2006.
2020
Levaggi, 2006. Para la formación del hombre delincuente, ver Sánchez Rodríguez, 2008.
2021
Gómez, 1939, 15, cit. en Levaggi, 2006.
2022
Cutolo, III, 403-405.
2023
Ver Giusti, 1994, 66-67: y González Alvo, 2012.
414
difundida entre 1902 y 1913,2024 y cuya tesis sobre la Simulación en la lucha por la
vida (no confundir con la obra de Ramos Mejía de título semejante) había sido premiada
por la Academia de Medicina con la medalla de oro,2025 tuvo la oportunidad de marcar
sus profundas diferencias con sus maestros metropolitanos Lombroso y Ferri.
Ingenieros presentó una innovadora propuesta para una nueva clasificación de los
delincuentes basada en el análisis de sus caracteres psicopatológicos, en desmedro de
los caracteres físicos, que eran los privilegiados por la escuela lombrosiana.2026
Ingenieros opinaba –a semejanza de Ernesto Quesada, quien en 1901 había sostenido
que lo fundamental eran los caracteres socio-económicos-- que el estudio de los
caracteres físicos "en los degenerados y particularmente en los delincuentes debería
considerarse secundario, siendo los caracteres psíquicos los más importantes para su
diferenciación" y para la formulación de una reforma penal que pusiera el eje en la
defensa social y la peligrosidad.2027 No sabemos cuanto Ingenieros conocía la obra del
criminólogo alemán Aschaffenburg (1903), aunque es muy posible que hayan llegado
con simultaneidad a conclusiones semejantes.2028 Aschaffenburg había alcanzado un
análisis sistemático de las causas del crimen que enfatizaba los factores individual-
hereditarios y socio-ambientales y rechazaba la noción Lombrosiana del criminal
nato.2029
2024
Vezzetti, 1985, 180.
2025
Vezzetti, 1996, 37.
2026
Ver Fernández, 2009, nota 4; y Salvatore, 2010, 206.
2027
Ver Fernández, 2009, nota 4; y Salvatore, 2010, 207.
2028
Para la criminología de Aschaffenburg, ver Wetzell, 2000.
2029
ver Wetzell, 2000.
2030
Ver Kahn, 2012, 104. Sobre los antecedentes del conflicto entre Popper y Kuhn acerca de la
evolución de la ciencia, ver Hutcheon, 1995.
2031
Sobre la noción de la “mala vida”, ver Looyer, 1911; y Dovio, 2012. Para una crítica de la obra de
Eusebio Gómez, ver Zaffaroni, 2012, 131-134.
2032
Gómez, 1939, 12; y Silva Riestra, 1957, 13-20, cit. en Levaggi, 2006. Para el contenido del
positivismo jurídico, ver Bayón, 2002; y Atria, 2004. Sobre la influencia de la corriente criminológica
positivista en el discurso penal argentino y en Juan P. Ramos, ver Dalla-Corte Caballero, 1996. Para las
historias de vida en José Ingenieros, ver Fernández, 2009. Para la función de los intelectuales en la
Argentina del Centenario: J. Ingenieros y R. Rojas, ver Olalla, 2009.
2033
Areco, 1908, 20-21, cit. en Scarzanella, 2003, 18, nota 7; y Levaggi, 2006.
415
embargo pertenecía. Ello no fue óbice para que entablara una célebre polémica con Juan
B. Justo acerca de la viabilidad reformista en América Latina, publicados en la Revista
Socialista Internacional.2034 Esta vez, pese a haber sido rechazada su presencia en la
Universidad de Córdoba (tal como lo recuerda el Manifiesto Liminar de 1918), Ferri
pronunció dieciséis conferencias en la Facultad de Derecho y en diversos teatros de
Buenos Aires.2035 Antonio Dellepiane, ya como catedrático, cumplió con la misión de
ponerlo en posesión de la cátedra de profesor extraordinario.2036
En ese mismo año del Centenario, Rivarola publicó su hasta entonces principal obra con
el sugestivo título de Derecho penal argentino. Levaggi (2006) señala que Rivarola
receptó y adaptó aquellas enseñanzas de Ferri, con mayor realismo que Dellepiane,
afirmando que “…no es ya posible construir una legislación penal con la sola idea
inicial y directiva del castigo, de la venganza o de la justicia sin partir de los datos de la
experiencia”.2037 La sociología criminal, como ciencia de hechos concretos y no de
principios abstractos, no podía, por eso mismo, “…dar conclusiones generales, buenas
para todos los países y todas las épocas, sino particulares de cada tiempo y de cada
lugar. La formación del derecho penal argentino no dependía, por lo tanto, de las
conclusiones de la sociología criminal europea sino de una sociología criminal
propiamente argentina”.2038
2034
Aricó, 1999, 114; Scarzanella, 2003, 100, nota 62; y Caimari, 2004, 97.
2035
Quesada, 1908, cit. en Scarzanella, 2003, 95, nota 48; y Testena, 1911, cit. en Levaggi, 2006.
2036
Dellepiane, 1892, pp.4-5, cit. en Levaggi, 2006.
2037
Rivarola, 1910, 98, cit. en Levaggi, 2006. Levaggi (2006), aclara que Rivarola, a juicio de Jiménez de
Asúa (1950), “no fue un positivista, aunque no pudo sustraerse al medio que le rodeaba” (Jiménez de
Asúa, 1950, I, 881). No obstante el juicio de Jiménez de Asúa, Levaggi sostiene que, aun cuando Rivarola
“…no haya compartido la filosofía positivista, fue un convencido de la necesidad de llevar al Derecho
penal el método empírico propiciado por esa escuela” (Levaggi, 2006).
2038
Rivarola, 1910, 98 y 101, cit. en Levaggi, 2006.
2039
Scarzanella, 2003, 102 y 132, nota 35.
2040
ver Scarzanella, 2003, 101; y Vallejo, 2012, 171.
2041
Scarzanella, 2007; y Prislei, 2008, 62-63. Para la colectividad ítaloargentina y el fascismo, 1922-
1945, ver Newton, 1995; y Savarino, 2000-2001.
2042
Vallejo, 2008, 206, nota 96. Anteriormente, el psiquíatra Arturo Ameghino había postulado la
esterilización de los alienados, ver Vezzetti, 1985, 209. Para la emigración italiana a la Argentina cuando
la política de expansión del nacionalismo y del fascismo, ver Gentile, 1986, cit. en Scarzanella,2003, 45,
416
Pero en las primeras décadas del siglo XX, el creciente fundamentalismo nacionalista
que imperó en la Argentina y el contexto latinoamericano y mundial seguramente
influyó en los contenidos del campo geográfico y en la conciencia de una integridad
geográfica postergada e invertebrada.2048 Para los geógrafos de la geografía liberal
nota 37. Sobre la eugenesia argentina, el debate acerca del crecimiento de la población en los años de
entreguerras, y la posibilidad de eliminar a los elementos "disgénicos" de la población, ver Biernat, 2005.
2043
Para la criminología alemana, ver Wetzell, 2000.
2044
Para Edmund Mezger y el derecho penal en tiempos del nazismo, ver Muñoz Conde, 2003. Para Karl
Larenz y la teoría nacionalsocialista del derecho privado, ver La Torre, 2008, 90; y Frassek, 2007. Para
los discursos nacional-socialistas acerca de la ley de esterilización obligatoria de los argentinos Héctor
Stoker y Ariosto Licurzi y del chileno Juan Anduela Larrazábal, ver Sánchez Delgado, 2012, 367-391.
2045
Sánchez Delgado, 2012, 371.
2046
Ver Altuna, 1999; y Lafuente y López-Ocón, 2006.
2047
Para los relatos de la guerra de fronteras, ver Ebelot, 1968. Para viajes y representaciones sobre los
recursos naturales en el interior argentino, ver Di Liscia y Martocci, 2012. Para la guerra del desierto y la
tecnología prusiana durante el centenario, ver Torre, 2012. Para una reflexión acerca del rol del científico
en la conquista del oeste norteamericano, ver Goetzmann, 1966.
2048
Para el auge y ocaso del primer geógrafo académico argentino Federico Daus y su “Regiones
Geográficas Argentinas”, ver Barsky, 2000.
417
2049
Para la concurrencia de lo espacial y lo social, ver Lindón, 2012.
2050
Para la argentinización de la Patagonia, ver Bohoslavsky, 2006; Cabral Marques, 2010; y Ruffini,
2011. Para la identidad del Territorio nacional del Chaco, ver Marí, 2012. Para la geografía histórica del
Territorio de Los Andes (1900-1943), ver Benedetti, 2005. Para la geografía universal y las fronteras de
guerra en la historia antigua, moderna y contemporánea, ver Castoriadis, 2006, 125-146.
2051
Para la mirada del reformismo liberal sobre los Territorios del Sur argentino, 1898-1916, ver Navarro
Floria, 2009.
2052
Sobre Estanislao Zeballos y la política exterior Argentina con Brasil y Chile, ver Lacoste, 2003.
418
2053
Para el Congreso Americano de 1864 y la Misión Sarmiento en Chile y Perú, ver Auza, 2007.
2054
Ver Fernández Bravo, 1994; Casini, 2001; Luiz y Schillat, 1997; y Schillat, 2001.
2055
Las tesis de los agrimensores e ingenieros geógrafos (1877-1892) fueron solo media docena
(Hernández, Seelstrang, Godoy, Oyuela, Carvalho, Correa), ver en Candioti, 1920, 764-766.
2056
Sobre la necesaria complementación del ferrocarril con el telégrafo, ver Basalla, 2011, 103. Para el
nacimiento de la era ferroviaria, 1820-1845, ver Hylton, 2007. Para la historia del ferrocarril y la politica
ferroviaria en la Argentina, ver López y Waddell, 2007. Para la expansión ferroviaria en Argentina y
América Latina, ver Halsey, 2010. Para el auge y caída de la industria ferroviaria británica, ver
Dougherty, 2007.
2057
Para la navegación interna en la República Argentina- Canal de Córdoba al Río Paraná, ver Huergo,
1902. Para una biografía de Huergo y la ciencia y la técnica en el proceso cultural del Río de la Plata, ver
Isaacson, 1993. Sobre canales de riego, ver Ayerza, 1876. Para Santiago Barabino, ingeniero de canales,
ver Cutolo-I-319. Para la canalización como actividad modernizadora, ver Silvestre, 1993. A partir de
1907, la Sociedad Anónima Nicolás Mihanovich entró a competir con el Ferrocarril de Entre Ríos, y era
frecuente la guerra de tarifas para intentar dominar el mercado del Litoral.
2058
Ver Cutolo, VI, 317.
419
Esta red de obras fue administrada por el Departamento Nacional de Ingenieros, que
había organizado el Ingeniero Pompeyo Moneta,2062 durante la presidencia de
Sarmiento, y en la jurisdicción del Ministerio del Interior. Más luego, en la segunda
presidencia de Roca, dicho Departamento de Ingenieros fue sustituído por el Ministerio
de Obras Públicas, a cargo del cuyano Emilio Civit,2063 con sus cuatro direcciones
generales: de Vías de Comunicación y Arquitectura, de Obras de Salubridad, de
Contabilidad, y de Hidráulica.
2059
Rodríguez del Busto, 1903, 78, 82, 84, 86, 87, y 202.
2060
Sobre la creación de una administración moderna en los ferrocarriles del estado (1870-1910),
Palermo, 2006.
2061
Para el origen ferroviario de la rivalidad franco-germana, ver Mitchell, 2000.
2062
Cutolo, IV, 612-613.
2063
Cutolo, II, 284-285.
420
2064
Para las contribuciones originales de la medicina argentina a fines del siglo XIX, ver Agüero, Kohn
Loncarica (†), Sánchez, y Trujillo, 2007. Y para la historia de los conocimientos médicos en Argentina a
comienzos del siglo XX, ver Trujillo, Battolla, y Kohn Loncarica, 2008.
2065
Ver González Leandri, 1999, 90. Para el lazareto o cuarentena y la normalización y disciplinamiento
de la población durante las epidemias en Rosario, Argentina, 1860-1904, ver Partenio, 2009. Para el
modelo romántico-paisajista de Lazareto y su implantación en Canadá, ver Bonastra, 2007.
2066
González Leandri, 2012, 151, nota 45. Haidar nos recuerda como en esa época el saber médico estaba
colonizando el derecho, ver Haidar, 2008, 126.
2067
Fontenla Facal, 1920, 112; y Cutolo, III, 741.
2068
Salessi, 1995, 133 y 169; y Reggiani, 2012, 145-152. Para el surgimiento del estado médico legal en
la Argentina, ver Salvatore, 2001.
2069
Ver Álvarez, 1999; y Haidar, 2008, 184.
2070
Ver Álvarez, 1999.
421
Esas incorporaciones al control estatal ya ocurrían tenuemente en otras áreas, como eran
los casos del alienismo o psiquiatría, la pedagogía, la geografía física y la ingeniería
hidráulica.2071 Pero las intromisiones del Estado en la vida privada que hacían al aseo y
la limpieza eran resistidas por la población, pues entraban –según la hipótesis de Diego
Galeano (2007)-- en tensión con los principios teóricos del liberalismo que los propios
miembros de la elite postulaban.2072
La cultura científica que adquirió forma en las últimas décadas del siglo XIX, como la
que proponía el catalán Pedro Felipe Monlau en su Higiene Industrial, reclamó la
intervención del Estado ante la enorme demanda de nuevos servicios públicos (primero
viviendas, aguas pluviales, alcantarillados, agua corriente, alumbrado, y luego
electricidad y telefonía) que exigía la incorporación de la masiva inmigración
europea.2073
Estas intervenciones estatales se articularon, según Galeano, con tareas que realizaban
organizaciones privadas de caridad (Sociedad de Beneficencia),2074 y también con
numerosas publicaciones especializadas,2075 entre las cuales se destacó la hiperactividad
de Ángel Gallardo.2076 De esta manera, instituciones tan diversas como ligas de madres
de familia, establecimientos penitenciarios y hospitalarios, manicomios, fundaciones,
escuelas normales y organizaciones científicas, “…llegaron a conformar una extensa red
de normalización que combinaba estrategias represivas con formas más sutiles de
moralización y beneficencia”.2077
2071
Para la historia de la salud pública en el mundo, ver Berridge, Gorsky y Mold, 2012. Existe en
Londres un Centro para la Historia de la Salud Pública que pertenece a la London School of Hygiene &
Tropical Medicine.
2072
ver Galeano, 2007.
2073
Para la nacionalización de la política higienista y obras de salubridad, ver Salessi, 1995, 28; y
Macagno, 2008. Para el pensamiento higienista en la obra de P. F. Monlau, ver Urteaga, 1985; y Alcaide
González, 2000.
2074
Para la Sociedad de Beneficencia, ver Golbert, 2011.
2075
Para la literatura médica como fuente histórica, ver Recalde, s/f. Entre esos órganos figuraban revistas
tales como la Revista de Oftalmología Práctica (1883), la Revista de Higiene Infantil (1892), los
Anales de la Asistencia Pública (1890-92 y 1909-10), los Anales del Departamento Nacional de
Higiene (1891-1935), la Semana Médica (1894-), la Revista Sudamericana de Ciencias Médicas (1903),
el Boletín de Sanidad Militar (1909), y la Revista Médico Quirúrgica, que refundaran Ángel Gallardo y
Luis Güemes.
2076
Ángel Gallardo había estudiado en Francia siguiendo cursos de radioactividad con Becquerel, de
biología matemática con Le Dantec, de botánica con León Guignard y Gastón Bonnier, de patología
celular con Delage, y de zoología con Lacaze-Duthiers, Alfred Giard y Louis-Félix Henneguy (Cecchetto,
2008, 129). Y Luis Güemes había estudiado con Pierre Carl Potain, Jean-Martin Charcot, Edouard
Brissaud, Samuel Pozzi, Joseph Babinsky, Anatole Emile Chaufard, Louis Hubert Farabeuf, Claude-
Francois Achard, Charles-Louis Varnier, y Adolphe Pinard (Cutolo, III, 471). Güemes también había
estudiado en París con Jacques Bouchard, y Georges P. Dieulafoy, ambos discípulos de Sigismond
Jaccoud, quien a su vez había sido enviado a Alemania para estudiar el régimen hospitalario en aquel
país. Para la docencia de Charcot en Francia sobre el hipnotismo y el sonambulismo, ver Gauchet, 2000,
103-124. Sobre la Revista Médico-Quirúrgica, ver Vezzetti, 1985, 31, 60, y 141.
422
En materia de higienismo, para evitar una lectura unilateral del mismo, Galeano sostiene
que es preciso señalar el doble carácter funcional del moderno objetivo sanitarista y de
control social que evidenció la medicina higienista.2082 Para Galeano (2007), no se trató
simplemente de la implementación de una discursividad científica con el objetivo de
legitimar la intervención autoritaria del Estado sobre los habitantes del territorio
argentino, sino que además produjo, “…ciertas transformaciones en las condiciones de
vida que no hay que desdeñar”.2083
2077
Los estudios acerca de la "cuestión social" entre finales del siglo XIX y comienzos del XX muestran
esta combinación estratégica del reformismo liberal entre políticas de integración social y políticas
represivas de exclusión de grupos sociales, y por el contrario el anarquismo radicaliza al movimiento
obrero (Salessi, 1995, 123). El Estado desarrolló paralelamente un conjunto de políticas sociales y un
cuerpo represivo apoyado en una legislación endurecida (24,25), en Galeano, 2007, nota o.
2078
Ver Zabala, 2012.
2079
Ver Buch, 2000. Sobre las rivalidades con los alemanes en el campo de la antropolgía, ver Arenas,
1991.
2080
Para observar la incidencia de Francia en la medicina colombiana y peruana en el siglo XIX, ver
Miranda Canal, 1992; y Cueto, 2007. Para la consabida visita de los escritores argentinos a París, ver
Colombi, 2008.
2081
El célebre clínico canadience William Osler en mensajes dirigidos en 1932 a estudiantes, enfermeras
y practicantes “…vigorously opposed xenophobia calling nationalism the great curse of humanity. He
railed against chauvinism in medicine, which he defined as instead of a generous appreciation of the work
done in other places, there is a settled hostility and a narrowness of judgement but little in keeping with
the true spirit of science” (Bryan, 1996, 1140).
2082
Para otra visión del higienismo y una sociología histórica de la biopolítica de la población asalariada
argentina, ver Haidar, 1908.
2083
ver Galeano, 2007.
423
de las políticas más enérgicas que desarrolló Ramos Mejía desde la Asistencia Pública
de Buenos Aires primero y el Departamento Nacional de Higiene después fue la
modernización de los establecimientos hospitalarios.2085 Según Ingenieros (1920), en el
Hospicio de las Mercedes, dirigido desde 1876 por Lucio Meléndez, se comenzó una
clasificación de los enfermos, separando a los alienados agudos de los crónicos, a los
convalecientes de los agitados, a los dementes, a los paralíticos, epilépticos,
semiagitados, crónicos, crónicos tranquilos, y desaseados, e incluso clasificándolos por
artesanía o profesión, tales como jardineros y horticultores.2086
2084
Para el rol de Ramos Mejía en la salud pública y su impacto en la cultura de masas en la Argentina
finisecular, ver Álvarez, 1996; y González Leandri, 1999; y 2000. Para el alcantarillado de Buenos Aires,
ver la tesis de Amable Jones. Y sobre el trágico fin de Jones, ver Carofilel, 2005.
2085
ver Galeano, 2007. En el Hospital Nacional de Alienadas, actual Hospital Moyano, entre 1894 y 1908
se construyeron nuevos edificios dentro del terreno ya circunvalado, a causa del aumento de la demanda
de internaciones. La capacidad de entonces era para 1200 camas, aproximada a la de cien años después,
aunque es de destacar que en 1912 la cantidad de alienadas ascendía a casi dos millares (1911 casos). El
Hospicio de Inválidos, perteneciente a la provincia, que cambia su status y jurisdicción a la condición de
hospital nacional en 1884, con la condición de continuar albergando pacientes procedentes de la Guerra
del Paraguay, entre ellos seguramente muchos casos psiquiátricos, recibe ocho (8) años después, en 1892,
el nombre de Hospital Dr. Guillermo Rawson, en homenaje al médico que fuera Ministro de Mitre
durante dicha guerra. Diversas reformas y ampliaciones lo convirtieron a fines de siglo en el hospital más
grande de Buenos Aires, que comenzó a adquirir fama quirúrgica a partir de 1894, llegando a ser
considerado a lo largo de su existencia como uno de los centros asistenciales más respetados del país. El
Hospital de Niños inauguró en 1896 la sede de la calle Gallo. El Dr. Ricardo Gutiérrez no pudo ser testigo
de este acto que tanto esperó, porque falleció en agosto de 1896. La Dirección del Hospital de Niños la
asume el Dr. Antonio Arraga. La construcción de nuevos pabellones, sigue a los ya habilitados y previstos
en el proyecto de origen del Hospital realizado por el arquitecto Alejandro Christophersen, que ganó una
medalla de oro en la exposición de Chicago. La Argentina de esos días poseía un Hospital de Niños que
por su envergadura era orgullo de la Pediatría de Sudamérica. El Hospicio de las Mercedes fue dirigido
desde 1876 por Lucio Meléndez (Stagnaro, 2012). Lo sucedió Domingo Cabred, quien fue designado
director desde 1892 e implementó nuevos tratamientos, y mejoró otros luego de haber visitado numerosos
manicomios en Europa en 1888 y 1896 (Scarzanella, 2003, 87, nota 23). Y en 1897 en el Hospicio de las
Mercedes se crea el Laboratorio de Anatomía Patológica a cargo del doctor Christofredo Jakob. Para la
historia de la Escuela Neuro-Biológica Germano-Argentina, ver Besada, 2010. Para la hipótesis de la
degeneración en las historias clinicas del Hospicio de las Mercedes y la Colonia Dr. Cabred entre los años
1900 y 1930, ver Navarlaz y Miranda, 2009.
2086
Ingenieros, 1920, y Vezzetti, 1985, 76.Esta separación de las enfermas era una imitación de lo que se
estaba ensayando en el hospicio de la Salpetriere en Francia, donde se separó a las epilépticas de las
alienadas (Swain, 2000, 27).
2087
El laboratorio bacteriológico de la Asistencia Pública fue dirigido por el Dr. Julio Mendez desde 1891
a 1894. Méndez había estudiado con Koch, Virchow y Pasteur. Para un estudio de Emilio Coni, como
médico higienista buscando ordenar el mundo urbano Argentino de comienzos del siglo XX, ver Armus,
2007b. Sobre el manejo de la infección en el desarrollo de la cirugía, ver Laval R., 2010. Para los cambios
424
Galeano sostiene que las elites intelectuales lograron disimular, durante muchos años, la
ambigüedad constitutiva -aunque no exclusiva- del liberalismo argentino.2088 En el
intersticio entre un liberalismo fuerte desde el discurso filosófico pero escasamente fiel
a sus principios en el plano de las prácticas políticas y las estrategias posicionales, la
medicalización del higienismo argentino constituyó --a juicio de Galeano-- una salida
posible para la administración de la sociedad. 2089
en las causas de defunción o transición epidemiológica en la Argentina, ver Curto, Verhasselt, y Boffi,
2001.
2088
ver Galeano, 2007.
2089
ver Galeano, 2007.
2090
Aráoz Alfaro había estudiado con Virchow.
2091
Para higienismo, educación y discurso en la Argentina: 1870 – 1940, ver Di Liscia, y Salto, 2004.
2092
ver Galeano, 2007.
2093
Gorelik, 1998, 96 y 128.
425
Puesto en tela de juicio cual había sido el motor de la expansión de la ciudad, Gorelik
nos recuerda que Scobie (1974) fue quien primero desarrolló la hipótesis que la
combinación de la grilla y el parque había desplazado el paradigma discursivo que
enfatiza como motor a la amalgama entre la modernización técnica y el capital.2096
Por último, a la luz de un análisis del proyecto del puerto, de las pestes, de las
inundaciones y sudestadas, y de las representaciones del territorio, y al examinar el
desempeño de ingenieros e higienistas, Silvestri (1993) puso en evidencia el
deslizamiento del proyecto inicial de modernización, abriendo interrogantes sobre la
autonomía relativa de los múltiples "saberes" sobre la ciudad.2097
Así como en el campo de las ciencias naturales, la paleontología ocupaba el centro del
interés académico internacional; en el campo artístico, el núcleo central en el siglo XIX
estaba comprendido por estrategias discursivas visuales y sonoras, que se verbalizaron
en disciplinas tales como la arquitectura, la plástica, la dramaturgia, la coreografía y la
lingüística.
Desde las primeras décadas del siglo XIX, se fueron imponiendo nuevas estrategias
respecto al diseño urbano y las formas arquitectónicas como parte del proyecto mas
amplio que aspiraba a superar la herencia barroca y neoclásica española. El estilo
italianizante conocido como "neorrenacentista", tuvo su apogeo desde Rivadavia hasta
el comienzo de la Generación del 80, cuando se lo bautizó como estilo Segundo
Imperio.2098 Representó la transición entre el estilo colonial, heredado de las tradiciones
2094
Carta de Francisco Seeber a Torcuato de Alvear, en Beccar Varela, 1926, 511, cit. en Gorelik, 1998,
98, nota 77.
2095
Para las experiencias balnearias en Rosario, Argentina (1886-1940), ver Roldán, 2008. Para la
segregación social y las prácticas de sociabilidad que se producían en los veraneos Marplatenses tal como
los describe Elvira Aldao de Díaz, pero que son aplicables a ciertos lugares turísticos de Córdoba y el
norte del conurbano bonaerense (Tigre, San Fernando), ver Caldo, 2010. No obstante, Caldo no le saca a
la obra de Aldao todo su potencial, pues al hacer eje en la cuestión del género sub estima las fascinantes
reflexiones acerca del poder.
2096
ver Gorelik y Silvestri, 1991, cit. en Gorelik, 1998, 23. Para una ilustración cartográfica de Buenos
Aires, ver Tella, 2009.
2097
Novick, 2004, 13; cit. en Gorelik, 1998, 96, nota 72.
2098
Para la presencia italiana en la arquitectura argentina, ver Brandariz, 1995.
426
ibéricas, española y lusitana, y el más reciente academicismo francés, que contestaba las
demandas de fastuosidad que hegemonizaron la arquitectura hasta el golpe de 1930, y
que le hizo decir a André Malraux cuando visitó Buenos Aires en 1960, “es la capital de
un imperio que nunca existió”. Las élites posrevolucionarias miraron hacia la metrópoli
o corte Francesa en busca de inspiración para los edificios públicos (justicia, educación,
cultura, sociabilidad, espectáculo, deportes, sanidad) que consideraban indispensables
para la nueva república.
En la segunda mitad del siglo XIX la arquitectura urbanística fue parte del proceso de
cosmopolitización de la sociedad argentina, y de metropolización de la sociedad
porteña; y más luego fue parte del pasaje de la cultura aristocrática o de elite a la
comunitaria o democrática. En Argentina, desde 1870 hasta entrado el presente siglo,
puede decirse que la arquitectura de los arquitectos, la arquitectura de las escuelas de
arquitectura, como así también la de las elites y el Estado y de su medio centenar de
arquitectos fue preferentemente la conocida como École des Beaux-Arts. En la
abrumadora mayoría de las obras públicas emprendidas, su diseño se repartió entre
arquitectos franceses e italianos (del medio centenar detallados en la Tabla XXIX,
diecisiete son franceses y quince italianos).
Pero no todo era una armonía arquitectónica entre el centro o corte europea o franco-
italiana y la periferia argentina. Hubo multitud de proyectos que comenzaron siendo la
puesta en obra de modelos europeos y que en el transcurso de su producción fueron
siendo modificadas en una clara estrategia sucesoria por sus agentes en la corte local.
Ese fue el caso del Jockey Club, que habiendo comenzado por el boceto del austríaco
Manuel Turner culminó con la participación activa del arquitecto argentino Emilio
Agrelo. También fue el caso de numerosas obras que habiendo sido bosquejadas por
prestigiosos estudios arquitectónicos parisinos como el de René Sergent o el de Henri
Azière, fueron terminadas por estudios locales como el de Lanús & Hary o el de Julio
Senillosa, respectivamente. También hubo casos de modelos de arquitectos alemanes
que fueron culminados por arquitectos de la misma nacionalidad. El arquitecto alemán
Hans Schmmitt (1856-1909), llegado a Buenos Aires en 1883, proyectó una importante
cantidad de edificios y casas de renta, entre los cuales se destacó
el Club Alemán (hoy Círculo de la Fuerza Aérea), que al quedar inconcluso tras su
repentina muerte, fue culminado por su joven compatriota el arquitecto Carlos
Nordmann.
2099
Fontenla Facal, 1920, 59.
2100
Para las cuatro tesis de los arquitectos Raymundo Battle, Juan Martín Burgos, Enrique Aberg, y
Joaquín M. Belgrano (1877-1879), ver Candioti, 1920, 766.
427
Duchene, artistas vinculados al arquitecto René Sergent, quien diseñaba las obras desde
París, sin haber nunca residido en Argentina.
Ocurre otro tanto con la arquitectura hospitalaria, pues los nosocomios entraron a
responder mayoritariamente, según Galeano (2007), a la lógica del asilado, es decir la
estrategia posicional de dominación. Se trataba “…de separar al enfermo del resto de la
sociedad y vigilarlo en un establecimiento cerrado. El espacio hospitalario tradicional,
en la línea arquitectónica hispanista, no distribuía a los internados de acuerdo a su
enfermedad. Los mezclaba en habitaciones comunes que desembocaban a un patio
central, el cual cumplía la función de control y vigilancia”.2103
2101
Ver Rives, 2011. Parraviccini fue padre del dramaturgo Florencio Parraviccini.
2102
Para la disciplina carcelaria del panóptico, ver Meabe, 2003, 89-99. Para la penitenciaria nacional de
Buenos Aires juzgada en el extranjero, ver Ferrero, 1908. Para la Penitenciaria de Buenos Aires, ver García
Basalo, 1979; Salvatore, 1996; y Caimari, 2004, 110. Para la visita de Gina Lombroso, ver Salessi, 1995,
175-176.
2103
ver Galeano, 2007. Para Buenos Aires bajo el prisma del higienismo, ver Paiva, 1998.
2104
Louis-René Villermé en epidemiología, Pierre-Charles-Alexandre Louis, patólogo conocido por sus
contribuciones al estudio de la tuberculosis; y Siméon Denis Poisson en la bio-estadística.
2105
Un caso paradigmático de la arquitectura tradicional era el Hospital San Roque, mientras el Hospital
de Barracas constituye el más ambicioso de los proyectos de reforma (Alvarez, Adriana, 1996, p. 87-90).
428
2106
ver Galeano, 2007.
2107
Sobre Juan Manuel Blanes y la pintura de tema histórico en la Argentina, ver Amigo, 1994.
2108
Cutolo, I, 267.
2109
Duelo representado en la ópera “Apátrida” de Rafael Spregelburd, en Rodríguez Carranza, 2012.
Sobre los duelos en Buenos Aires, ver Viale, 1914; Varangot, 1972; y Gayol, 1999.
2110
Ver Schiaffino, 1933, 361.
429
Es sabido que fue la tecnología de la imprenta en el siglo XVI la que le dio al arte un
primer alcance de masas, gestando el pasaje de una era sustentada en lo auditivo u oral,
a una era fundamentalmente visual, potenciada por el descubrimiento del
perspectivismo lineal.2112 Ese proceso de expansión cuantitativa iniciado con la
imprenta, llegado el siglo XIX, se había multiplicado con la tecnología de la cámara
fotográfica.
La obra teatral "La gente honesta", de Florencio Sánchez, estaba inscripta en ese
género del sainete, y en la discursividad ácrata kropotkiana (partidario del
organizacionismo y opuesto a los atentados dinamiteros tan mundialmente en boga) que
bebió de su amistad con Pietro Gori en el Centro Internacional de Estudios Sociales,
durante su estancia Montevideana como bibliotecario, entre diciembre de 1900 y junio
de 1901, donde ambos conocieron al dramaturgo Alberto Ghiraldo y al luego célebre
pintor impresionista Pedro Fígari y a innumerables libertarios deportados de
Argentina.2114 Por ese motivo Sánchez le pone a su sainete el mismo título de la obra
teatral de Gori que había sido estrenada en Buenos Aires en julio de 1900.2115
2111
Para la vanguardia en el arte, ver Castoriadis, 2006, 189-193.
2112
Salerno, 2008.
2113
Para el teatro popular militante o sainete, en Buenos Aires entre 1890 y 1914, ver Evans, 1979.
2114
Para una biografía de Florencio Sánchez en su relación con el anarquismo, ver Giusti, 1994, 117-119;
Vidal, 2010; y Fos, 2010. Sobre Alberto Ghiraldo, ver Aricó, 1999, 55; y Abós, 2001, 57-58 y 66. Para la
presencia del actor libertario en las luchas sociales en Argentina, ver Fos, 2009.
2115
Zaragoza, 1996, 430.
430
Entre esos protagonistas marginales, sin duda quien ofrecía la vulnerabilidad más frágil
desde una perspectiva sociológica, la exoticidad más patética para un punto de vista
melodramático, y la vulgaridad más aplastante desde un horizonte estético era el
despectivamente denominado “rastacuero” (una resurrección del antiguo indiano),
personaje arribista o advenedizo, que a diferencia del dandy descripto por Cambaceres
(Sin Rumbo, 1885),2118 tuvo la ardua virtud de “hacerse a sí mismo” (conocidos en
USA como tycoons), ostentosamente adinerado y trepador en la escala social, recién
llegado con la ola inmigratoria, de hábitos de consumo conspícuo, estridente y
derrochador, de maneras sociales guarangas, y gustos estéticos cursi o kitsch, y claro
exponente de un desmedido afán de lucro, un social-darwinismo o competencia salvaje,
que buscaba sólo el éxito material en la vida, y que pretendía mal-imitar a su prototipo
el patriciado capitalino. Aprovechando las caracterizaciones que de ese personaje
participaba Ramos Mejía en su Las Multitudes Argentinas, Vezzetti (1985) apunta no
sin cierta sorna que con sus reproches Ramos Mejía instaura “un perdurable déficit de
simbolización pluralista”.2119 En oposición a lo que en México se conoce como
malinchismo y en Hispano-américa como bovarismo o cipayismo intelectual, que es la
admiración de lo extranjero como enfermedad espiritual del colonialismo (franco-
anglofilia), el rastacuerismo que retrata Sánchez y que Ramos Mejía compartía no
traiciona origen alguno pues sencillamente carece de orígenes en el lugar.2120 Se
asemeja mas a lo que en Chile se conoce como ciútico.
Dicha obra fue escrita por Sánchez en Rosario (más precisamente en la Casa del
Pueblo, local donde militaba), después de haber escapado de Montevideo por la acción
represiva policial y la orden de captura que censuraba sus presentaciones artísticas.
2116
Nouzeilles, 2000, 64.
2117
Martínez Gramuglia, 2006.
2118
Para la novela de la encrucijada nacional Sin Rumbo de Cambaceres, ver el excelente trabajo de
Pérez, 2011.
2119
Vezzetti, 1985, 119-120.
2120
Para la Malinche, Borges y la fascinación por lo foráneo en la cultura latinoamericana, ver Cocimano,
2005.
431
Cuando se estrenó el sainete "La gente honesta", luego retitulado Los curdas (para no
confundir con la obra homónima de Pietro Gori) en El Politeama de Rosario, el 25 de
junio de 1902, se produjo un tremendo escándalo que motivó también una movilización
policial, el cierre del teatro, otra censura de su obra, una golpiza que alcanzó incluso al
autor de "Barranca abajo", quien terminó detenido "por alboroto en la vía pública", y
finalmente su fuga a Buenos Aires, donde culminó intimando con sus numerosos y
prestigiosos colegas en los cafés El Pluralista, La Brasileña y el Bar Alemán, y por
cierto en el café de “Los Inmortales”.2121
La diligencia policial tenía sus razones: la pieza teatral de Sánchez era una despiadada
sátira enderezada contra su ex patrón del diario "La República" --que poco antes lo
había despedido por solidarizarse con la huelga de los tipógrafos-- el industrial húngaro
de origen alemán Emilio Schiffner (que sería propietario luego del teatro La Opera y de
la Compañía Nacional de Aceites), a quien el libertario dramaturgo veía como la
encarnación viva de un capitalismo salvaje y despiadado.2122
En realidad, para Schiffner, verse retratado en un personaje de teatro que paseaba del
brazo de una prostituta por el Parque Independencia hablando un "cocoliche" que
denunciaba su origen foráneo, debe haber sido muy agraviante.2123 Los ricos
comerciantes rosarinos, sabían que lo “reciente” de su fortuna era lo que los
menoscababa ante el patriciado capitalino [en el Río de la Plata daba alcurnia y
abolengo la antigüedad en la fortuna y no la ejecutoria de sangre o el título de nobleza o
las pruebas de hidalguía y limpieza de sangre], para el cual "estos gringos con plata" no
eran otra cosa que “nuevos ricos”, con el estigma de rastacuerismo y arribismo que para
ellos implicaba tal caracterización.
En ese clima de fin de siglo, divorciándose de la elite que cultivaba los géneros líricos y
musicales europeos (Eleonora Duse, Emma Grammatica, Lambert et fils, Ermete
Novelli) que venían operando en los ámbitos y escenarios del espacio urbano (teatros
Politeama, Opera, Odeón y Colón), la coreografía popular o democrática (música,
danza, mitos, juegos, cuentos y leyendas) que venían predominando clandestina y
subterráneamente, era vernácula y en gran medida se centraba en el “tango”.2124
2121
Para la biografía de F. Sánchez, ver Cutolo, VI, 599-602. Sin duda, la más fascinante crítica al teatro
de Florencio Sánchez es la de Pérez Petit, 1938. Para una interpretación libertaria, ver Fos, 2010.
2122
Entre sus contertulios de “Los Inmortales” se encontraba el jóven abogado y reciente dirigente en la
revuelta reformista de la Facultad de Derecho César Iglesias Paz. Iglesias se graduó de abogado en 1906,
pero más luego se destacó como dramaturgo (Candioti, 1920, 528; Cutolo, III-650; Requeni, 1994).
2123
Para la mafia y la prostitución en Rosario, ver Aguirre, 2000.
2124
Giusti, 1994, 62-63, y 68-71. Para el imaginario popular, ver Duvignaud, 1990, 35, cit. en Bergua,
2005, 44.
432
semejanza de una generación previa, cuando las estadísticas de los higienistas colmaban
la bibliografía, a comienzos de siglo los juristas y médicos porteños contribuyeron con
numerosos libros y folletos dedicados a la criminología. Y en su afán por comprender el
fenómeno cultural del tango las revistas especializadas del mundo entero reseñaban y
comentaban a su vez la producción criminalista rioplatense.2125
Los cultores de este género artístico sumados a otros géneros como el circo criollo y el
titiritero ejercieron --para escándalo de los hispanistas-- variaciones en la red léxica que
combinando con el lunfardo incursionaban en la marginalidad, la dramaticidad, la
gestualidad, la licenciosidad, y la inmoralidad.2126 En la pieza coreográfica a analizar, el
significado de la dramaticidad cambiaba según que se tratara de una dramaticidad
teatral, o literaria, o de una dramaticidad musical y coreográfica. En este caso lo que
habría variado era la expectativa, la cual no era meramente semántica, pues cambiaba
según el actor y según que la red fuere acompañada con otros vectores, tales como la
marginalidad y la dialecticidad o relatividad lingüística (lunfardo, cocoliche).
2125
Ramos, 1925, 566, cit. en Salessi, 1995, 176.
2126
Para el circo criollo en el marco de la construcción de la nacionalidad argentina, ver Andruchow,
Cordero; y Sánchez, 2005.
2127
Ver Bates, 1936.
2128
ver Ostuni, 2008.
2129
Lamas y Binda, 1998, 26.
2130
Ver Benarós, 1975 y 1989.
2131
Zaragoza, 1996, 423. Para refutar la tesis de Suriano (2001) acerca de la extinción temprana del
anarquismo, y sobre las ideas libertarias y la cuestión social en el tango, ver Campo, 2007. Para historias
del criminal anarquista, ver Ansolabehere, 2007. Para los Bailes del Internado, ver Alposta, 1977. Para el
rol de la medicina en la aparición del tango, ver Braceras, 2001.
433
Los estudiosos coinciden en ubicar la aparición del primer tango en el último cuarto del
siglo anterior, cuando en medio de ese proceso, Buenos Aires comenzaba a recibir
masivas oleadas de inmigrantes europeos influidos por la ideología ácrata.2132 En cuanto
a la extinción de la influencia del anarquismo en el imaginario musical y popular
argentino, Suriano (2001) sostiene que fue temprana, alrededor del Centenario. Sin
embargo, Campo (2007) refuta a Suriano con la evidencia de su presencia para la época
de la Semana Trágica (1919). Y en cuanto a registros escritos de letras de tango, Lamas
y Binda (1998) reconocen al porteño Manuel María Oliver,2133 quien era asiduo
colaborador en publicaciones literarias; y al madrileño Carlos Navarro y Lamarca, quien
ya en 1902 publicaba cartas en forma de octavillas, con alusiones explícitas al tango.2134
2132
ver Ostuni, 2008.
2133
Fontenla Facal, 1920, 161.
2134
Lamas y Binda, 1998, 71-72. Para la UGT argentina, 1903-1906, ver Andreassi Cieri, 1998. Para el
rol de Pietro Gori en el Anarquismo argentino: 1899-1900, ver Zaragoza, 1996, 233-246.
2135
Entre los detenidos por error figuró el Director de la Biblioteca Nacional Paul Grousssac, quien tenia
como domicilio personal la sede de la Biblioteca, y desde cuyos altos se disparó contra las fuerzas
represoras.
2136
Una Ingenuidad del Manifiesto-Cómo se Dan las Cátedras, en El Diario, 13 de mayo de 1905,
2137
Nouzeilles, 2000, 227. Para el debate en torno a las diferencias de clase y de etnía en la crítica
científica y literaria, ver Salto, 1998 y 2003.
434
Caras y Caretas, y en 1899 con el último número de la revista semanal de artes y letras
Instantáneas Argentinas (1896-1899), que dirigiera Federico Gallegos, y en la que
también publicaron notas críticas Rubén Darío, Calixto Oyuela, Leopoldo Lugones y
Enrique García Velloso, este último amigo de Florencio Sánchez.2138 Y también el
español Carlos Navarro y Lamarca, que se había doctorado en la Facultad de Derecho
en 1892, y en ciencias históricas en Madrid, y luego redactó conjuntamente con
Eduardo de Hinojosa y Naveros el Compendio de la Historia General de América, que
se publicó en ocasión del centenario de la Revolución de Mayo.2139
2138
Caras y Caretas, n.9, 3-XII-1898, cit. en Lamas y Binda, 1998, 73, nota 14. Sobre Sicardi, ver
Salessi, 1995, 118; Scarzanella, 2003, 25; y Ansolabehere, 2007, 193-199.
2139
Para Navarro y Lamarca, ver Cutolo, V, 33.
2140
Para un detallado estudio del clima social de esta década, ver McGee Deutsch, 2003, capítulo 2.
2141
Vezzetti, 1985, 216; y Ansolabehere, 2007, 188, nota 23.
2142
Ansolabehere, 2007, 190.
2143
Caras y Caretas, 2 de julio de 1910; y en Juan José de Soiza Reilly, evocación del atentado en el
Teatro Colón, en Caras y Caretas del 18 de junio de 1932.
2144
Juan de Dios Filiberto recordaba en alguna entrevista sus orígenes como estibador, Francisco Canaro
sus orígenes como canillita, Ángel Villoldo fue tipógrafo, payaso de circo y también cuarteador en los
arrabales, y Cátulo Castillo era hijo de un célebre anarquista de nombre José González Castillo. Acerca de
la “cultura” argentina diseminada por el mundo entero en ese entonces, en el comentario a la obra de Juan
P. Ramos, ver Salessi, 1995, 176.
435
En el campo de las humanidades, en el siglo XIX, su núcleo central fue invadido por la
filología --disciplina que había desplazado a la antigua “gramática general” vigente en
el siglo XVIII-- que comenzó a desplegarse dentro de las estrategias discursivas propias
de la carrera local de filosofía y letras.
Más luego, la filología fue perdiendo hegemonía entre las carreras de filosofía y letras,
pues se fue transformando, primero en la linguística, y luego en la dialógica, seguida
más tarde por la psico-lingüística y la crítica literaria, y hoy por las lingüísticas
cognitiva y computacional. Esos sucesivos roles de la lengua, el habla, la palabra y las
voces, tomadas como equivalentes generales, y sus respectivos derivados, son
primordiales para comprender el pasaje de la cultura aristocrática o de elite a la
comunitaria o democrática, y de esta última a la cultura global o globalizada, donde
reinan hoy merced a la revolución digital las ciencias de la comunicación y la lingüística
computacional.2145
2145
Para la lengua como equivalente general en el pensamiento de Castoriadis, ver Bergua, 2005, 36. Para
una cuarta dimensión del triedro de Foucault con las ciencias de la comunicación, ver Álvarez Pedrosian,
2009.
2146
Para la teoría general linguística, ver Noordegraaf, 1996.
2147
Para Saussure revisitado, ver Bota, Bronckart y Bulea, 2010.
2148
Para Voloshinov y Bajtin revisitados, ver Bota, Bronckart y Bulea, 2010.
2149
Para los actos de habla (Austin, Benveniste, Jakobson, Searle, Grice), ver Escandell, 2006.
2150
Para la adquisición del lenguaje y pruebas de evaluación fonológica: una revision desde la lingüística,
ver Garayzabal-Heinze, 2006. Para la relación entre lenguaje y pensamiento (de Vigotsky) en el
desarrollo de la psicolinguística moderna (Chomsky, Skinner, Fodor, Carreiras, Frawley, etc.), ver el
artículo de Álvarez González, 2010.
2151
Para la relación entre lenguaje y pensamiento (de Vigotsky) en el desarrollo de la psicolinguística
moderna (Chomsky.), ver el artículo de Álvarez González, 2010.
436
2152
Para el análisis intertextual del discurso científico (Barthes, Maingueneau, Genette), ver Marinkovich,
2004.
2153
Para el problema de la representación en la filosofía cognitiva (Varela, Thompson y Rosch), ver
Vélez, 2008.
2154
Sobre la hostilidad en Francia, en los prolegómenos de la I Guerra Mundial, por todo lo germánico, a
propósito de Freud y el psicoanálisis, ver Postel y Quétel, 1987, 468. Para la unificación de la lengua en
Argentina: 1890-1900, ver Vázquez Villanueva, 2006.
2155
López, 1865-66; y Alfón, 2008.
2156
Cánter, 1936, 479, nota 1.
2157
Ver Chicote, 2009.
2158
Miller, 2006: 203.
2159
Hobsbawm, 2010: 311.
437
En ese sentido, el pasaje de una cultura de elite o letrada a una cultura comunitaria o
democrática debe tomar en cuenta, en el caso argentino, la historia de la incorporación
del género y la lengua rural-gauchesca a los estudios literarios que se iniciaran
tardíamente con la obra de Ricardo Rojas (1909), auspiciada por el Ministro de
Instrucción Pública Federico Pinedo (p);2163 y con la de Leopoldo Lugones (1912),
celebrada por el Presidente Roque Sáenz Peña.2164 En esta estrategia reconversora o de
reposicionamiento, siguiendo a Alicia B. Gutiérrez y Rolena Adorno, habría que partir
entonces con la sustitución de la noción de “literatura” por la de “discurso”: “…en parte
porque el concepto de la literatura se limita a ciertas prácticas de escritura, europeas o
eurocéntricas, mientras que [la noción de] discurso abre el terreno del dominio de la
palabra y de muchas voces no escuchadas”.2165
Esa alianza entre oralidad y escritura “…no solo es literaria, es también política, social,
racial y sexual”.2172 Y así como existieron una lógica y una lengua rural gauchesca, y
2166
ver Sedeño Guillen, 1992.
2167
ver Sedeño Guillen, 1992.
2168
D’Allemand, 2003: 86, cit. en Sedeño Guillén, 1992
2169
D’Allemand, 2003: 88-89, cit. en Sedeño Guillén, 1992
2170
Rama, 1985: 91, cit. en Sedeño Guillén, 1992. Para el nacionalismo cultural y los conceptos
románticos de la nacionalidad en el temprano siglo veinte de Argentina, ver Delaney, 2002.
2171
Ludmer, 1988.
2172
Ludmer, 1988.
439
Para la pedagogía clásica (Pestalozzi, Herbart, Froebel), la docencia debía ser analizada
en sus propiedades, tales como la ejemplaridad de los grandes hombres y el culto del
héroe, ya sea este local o universal.2176 Y para el pasaje de la pedagogía clásica a la
pedagogía positivista (en Inglaterra: Spencer, y Huxley; en Francia: Comte, y
Durkheim; en Italia: Fornelli, y Credaro; en Alemania: Lamprecht, E. Bernheim,
Lazarus y Steinthal; y en USA: Dewey), esa misma docencia debía ser estudiada con la
categoría de la colectividad o espíritu colectivo en sus diversas edades históricas.2177
2173
Para el discurso de Lugones como anticipo del peronismo, ver Rinesi, 1997, 120, citado en Dobry,
2010, 187. Para la lengua esclava, ver Rodríguez Molas, 1957. Sobre lo afroargentino y lo prostibulario
en el canon literario y cultural argentinos, ver Lamas, y Binda, 1998; y Lopez Calvo, 2006. Para la
identidad lingüística argentina a través de Borges y Puig, ver Thon, 2010. Para el lunfardo, el tango y el
idioma del delito, ver Dellepiane, 1894; Giorlandini, 2000; y Glozman, 2010. Y para el lunfardo en el
rock y la cumbia villera, ver Terrio, 2004. Sobre semántica y criminología en los Boletines de la
Academia Argentina de Letras (1933-1938), ver Glozman, 2010.
2174
Para el “Cocoliche”, ver Annecchiarico, 2012.
2175
Para la psicología experimental y la pedagogía científica, ver Piñero, 1901. Para la historia de la
relación entre psicología y educación en la Argentina y la obra de Horacio G. Piñero, ver Gotthelf, 1969.
Para los aspectos pedagógicos del positivismo en la Argentina, ver Dozo, 1982; y Bosch, 1993. Para los
comtianos argentinos y su rol en la red de círculos positivistas sudamericanos, en especial los exilados
peruanos en Argentina como Clorinda Matto de Turner (1895-1902), ver De Lucía, 2000.
2176
Para la presencia de los clásicos en la producción discursiva de pedagogía en la UNAM, ver Rojas
Moreno, 2006. Para la doctrina herbartiana en pedagogía y psicología, ver Quesada, 1910, 1004-1010.
2177
Para una perspectiva italiana de la historia de la pedagogía, ver Betti, 2013. Para la perspectiva
positivista alemana en la enseñanza de la historia, de Lamprecht en controversia con Ranke, ver Quesada,
1910, 1022-1029, y 1055-1063.
440
Escudé (1990) sostuvo que la educación patrocinada por la gestión de José María
Ramos Mejía –que venía de modernizar el Departamento Nacional de Higiene (1892-
1898)-- al frente del Consejo Nacional de Educación (1908-1913) estaba impregnada de
chauvinismo anti-inmigratorio. Sin embargo, esta aproximación crítica parece ignorar
que la educación patriótica de 1908 estaba inscripta en un contexto histórico donde
primaban las rivalidades nacionales e incluso las continentales, no solo en Argentina
sino en gran parte del mundo, y no sólo en la política educativa o pedagógica, sino
también en las especialidades de la paleontología, la psiquiatría, la medicina, la
lingüística y la geografía; así como en la producción artística, literaria, teatral y musical.
Vaya sólo como botón de muestra, el alcance continental del mensaje Arielista del
oriental José Enrique Rodó.2180
Pero la pedagogía no se debía recluir sólo a la educación primaria y secundaria, sino que
también debía alcanzar a la educación universitaria, deber ser que estuvo intensamente
debatido.2181 El cuestionado profesor de la Facultad de Medicina, Samuel De Madrid,
acusado de promover los disturbios estudiantiles de 1904, venía publicando numerosos
escritos pedagógicos desde 1895, destacándose entre ellos el que con grandes
aspiraciones de relato histórico publicara en La Plata en 1898 titulado Actuales y
pasados rumbos de la evolución universitaria, obra que reeditó con aditamentos en
1905 y que dedicó a la memoria del político liberal santafesino Nicasio Oroño.2182 Es de
destacar que en esta obra De Madrid recurre a la memoria histórica de críticos sucesos
que ocurrieron en el ámbito universitario más de tres décadas atrás, la frustrada
Rebelión de 1871 ocasionada por el suicidio del estudiante sanjuanino de abogacía
Roberto Sánchez, y la batalla política en la que se dirimía la suerte de los anhelados
exámenes de estado.2183
2178
Para Dewey en Argentina (1916-1946), ver Caruso, y Dussel, 2009.
2179
Para aproximaciones teórico-metodológicas a la pedagogía reciente, ver Alvarado Prada, 2008.
2180
Para la formación y consolidación de la propuesta educativa socialista ante el proyecto oligárquico
liberal, ver Pinto y Pereyra, 2009.
2181
Para el desinterés de la pedagogía sobre el rol de las universidades, ver Quesada, 1910, 720.
2182
Ver Cutolo, V, 194-197.
2183
El régimen de los exámenes de estado “…había sido considerado como necesario por parte de los
estudiantes, a raiz de los sucesos del 13 de diciembre de 1871, siendo solo el suicidio del estudiante
Roberto Sánchez, causa ocasional que intervino para que se pidiera la reforma del régimen universitario
en materia de exámenes. En el manifiesto que publicara en esa oportunidad, pedían al gobierno que
441
Otro escrito más breve y de barricada, inspirado en el pedagogo escocés Alexander Bain
(1890), en defensa de la docencia libre y de consecuente propaganda de las
universidades alemanas, lo publicó De Madrid en 1904, titulado Rutina pedagógica y
oligarquía universitaria. Aunque ambos trabajos no han sido citados por la
historiografía pedagógica, sin duda estuvieron en conocimiento de gran parte de la
intelectualidad militante de entonces, entre ellos Ernesto Quesada, José Olegario
Machado y Juan Bialet-Masé. Asimismo, tal como lo habíamos desarrollado en un
capítulo anterior, el civilista rosarino José Olegario Machado alertaba en 1903 contra el
peligro de la deformación profesionalizante de la ciencia, es decir contra lo que John
Dewey denominó “psicosis ocupacional”, y Thorstein Veblen “incapacidad
entrenada”.2184 Por otro lado, Machado sostenía que las ciencias debían escindirse en
naturales y sociales o humanas, y separadas en dos cuerpos colegiados distintos que
asimismo encararan el estudio de cuestiones nacionales.2185 Por el contrario, para el
civilista Juan A. Bibiloni, en igual fecha, quien se había volcado a la investigación
científica del derecho, el proceso de profesionalización de los estudios universitarios
debía ser alentado mediante la federalización de la universidad en facultades puramente
autónomas y desconectadas entre sí, estrategia conocida entonces como separatismo o
segregacionismo universitario.2186
constituyera las mesas examinadoras con personas aptas nombradas por él, que no fueran los catedráticos
y que en el departamento de jurisprudencia debían ser letrados” (De Madrid, 1905, 92).
2184
Merton, 1957, p. 198: "The transition to a study of the negative aspects of bureaucracy is afforded by
the application of Veblen's concept of “trained incapacity”, Dewey’s notion of “occupational psychosis”
or Warnotte’s view of “professional deformation”.
2185
Jose Olegario Machado, Reconstrucción Universitaria-Intervención del Poder Público-Plan General
de Reformas-Competencia y Título Científico, en La Prensa, 14 de diciembre de 1903, p.4. Machado
venía de prestigiarse en 1903 con la réplica a las críticas que le formulara Baldomero Llerena en sus
Concordancias y Comentarios al Código Civil (1899).
2186
Ver Marí, 1985.
2187
Acerca de la obra La Restauración Nacionalista de Ricardo Rojas, ver Quesada, 1910, 137-138, nota
125.
442
Capítulo Duodécimo:
XII.- Voluntad modernizadora o de despegue y dispersión
pedagógica, étnica y geográfica del conocimiento
Mientras en el undécimo capítulo nos abocamos a la reacción periférica al difusionismo
eurocéntrico bajo las presiones de la división del trabajo académico, del discursivismo
cientificista y de las estrategias antropofágicas subversivas y reconversoras (1900-
1930), a los discursivismos geológico-evolutivos (astronómicos, paleontológicos,
geográficos); biológico-evolutivos (biología vegetal y animal); humano-evolutivos; y
pedagógicos; en el duodécimo capítulo que versa sobre la voluntad modernizadora o de
despegue y la dispersión pedagógica, étnica y geográfica del conocimiento, hemos de
tratar entre otros temas tales como la canonización cosmopolita o nacionalista del saber,
la inserción científica y las rivalidades inter-imperiales, los polos de conocimiento
extranjeros y las cadenas de saber nacionales, las secuelas cognitivas gestadas al interior
del campo académico (1903), los desequilibrios en el mercado ocupacional de las
profesiones y las vocaciones perdidas y malversadas (1904-1906), la diseminación
socio-étnica en los medios académicos (1906); y la dispersión geográfico-institucional
de las unidades universitarias
aquella grandeza de la patria que se veía demostrada por los ricos depósitos fosilíferos
de las pampas argentinas”.2193 Y Aristóbulo del Valle, se sumó a Mitre y Sarmiento en
1892 homenajeando en sus funerales a Pedro Goyena, quien era filosóficamente el
opuesto a los anteriores.2194
Sin embargo, y ya en las primeras décadas de este siglo, fue Florentino Ameghino quien
se transformó en uno de los emblemas más exitosos del "santo laico" o profeta científico
autóctono. Poco después de su muerte, el 6 agosto de 1911, el culto civil al sabio
argentino se promovió mediante el elogio público póstumo a través de los diarios, los
eventos universitarios y las revistas educativas, científicas, y de divulgación general. La
imagen de Ameghino “…se acuñó con los rasgos de un estudioso aislado y con los del
excepcional autodidacta”.2195 No obstante, y sin pretender menoscabarlos, a estos
sabios le llegaron estímulos de hombres como el Perito Moreno, a quien el aliciente le
provino a su vez de la lectura del Diario de Darwin; o de otros colegas naturalistas
como Zeballos, Lista, Fontana, y Holmberg, y a estos últimos gran parte de la cadena
traslaticia del saber provino de Germán Burmeister, quien a su vez fuera patrocinado
por el sabio alemán Alexander Humboldt.2196
2193
Ferrari, 1977, 224-227, citado en Monserrat, 1993, 29; y Farro, 1998.
2194
Aristóbulo del Valle: En la tumba de Pedro Goyena (en El Doctor Pedro Goyena, Publicación de
Homenaje al Dr. Pedro Goyena en el centenario de su nacimiento, Bs. As., sf [¿1943?]: 12; antes
publicado en A. del Valle, Oraciones Magistrales, Bs. As., ed. La Cultura Argentina, 1922).
2195
Ferrari, 1977, 224-227, citado en Monserrat, 1993, 29; y Farro, 1998.
2196
Alorda Pradena, Gurovich y Giacchino, 2003.
2197
Para el conflicto Ameghino-Moreno sobre la colección de mamíferos fósiles, ver Fernicola, 2011.
2198
Ferrari, 1977, 224-227, citado en Monserrat, 1993, 29; y Farro, 1998.
2199
Ferrari, 1977, 224-227, citado en Monserrat, 1993, 29; y Farro, 1998.
2200
Para los universitarios y sus concepciones políticas a la luz del neotomismo argentino al filo de los
siglos XIX y XX, ver Riquelme, 2010. Para más consideraciones acerca de la canonización cosmopolita o
nacionalista, ver Torres, 2013b.
444
accedió tardíamente en tiempos de Figueroa Alcorta y su ministro Pinedo, y del que fue
sucedido por Angel Gallardo), fue canonizado como "santo moderno" en el contexto de
una época en la cual la geología, la paleontología y la antropología ocupaban un
importante sitial en la mentalidad del público nacional e internacional, sitial que otrora
en el Renacimiento había ocupado la astronomía, tras su ardua lucha contra la teología,
el conocimiento primordial de la Edad Media. Pero es preciso subrayar que esos
mismos años corresponden al momento en que en la Argentina, como en el resto del
mundo, la práctica de la ciencia pierde parte de su prédica cosmopolita o universalista
(W. Humboldt, Pestalozzi, Cuvier, Lamarck, Marx, Darwin, Reclus y Dewey) para
afirmarse en los límites epistemológicos y estratégicos de las denominadas ciencias
nacionales.2201
En este marco, Ameghino en las ciencias naturales, Ingenieros en las ciencias sociales,
Florencio Sánchez en la dramaturgia, Almafuerte en el género ético-poético, y
Alejandro Korn en la filosofía, desempeñaron el papel de íconos ejemplarizadores, tanto
para los propulsores del movimiento de regeneración social a través de una cultura
científica y artística popular, como para los mismos artistas y científicos argentinos
deseosos de clausurar una etapa o período histórico caracterizado por la exogamia
académica, el limitacionismo tácito que implicaba la lectura forzada de textos y
manuales en francés, y el creciente degeneracionismo, que en términos pedagógicos
equivalía a la importación de sabios extranjeros, y a una cultura y una universidad
aristocrática o de elite.2202
Cinco años antes del banquete celebrado en Córdoba en homenaje al fundador Trejo y
Sanabria, el Ministro Juan R. Fernández (1899) sostenía que con Sarmiento y
Avellaneda “…copiamos a la gran nación americana”.2203 Y debido a que desde 1880
dejamos de tomar a los Estados Unidos por modelo, “…van para veinte años que
estamos estancados en nuestra educación”.2204
2201
Para la construcción de la nacionalidad y la reconstrucción de su remoto pasado, ver Kohl, 1998.
Para una reseña del libro de Daniel Chernilo sobre nacionalismo y cosmopolitismo, ver Cordero Vega,
2012. Para las concepciones en torno a la diversidad y unidad del mundo en los orígenes de la sociología,
ver Zabludovsky, 2007. Para las implicaciones sociales del pensamiento de Lamarck, ver Castellano,
2004.
2202
Para Ameghino, ver Ferrari, 1977, 224-227, citado en Monserrat, 1993, 29; Farro, 1998; y Bonomo,
2002. Para el Perito Moreno y la constitución del estado argentino, ver Andermann, 2000. Para
Ingenieros, ver Bermann, 1926; Bagú, 1953; y Kohan, 2000. Para Korn, ver Ramaglia, 2004, 138-40; y
Ruvituso, 2010. Y para los obstáculos y perspectivas de la sociología en América Latina, ver Chernilo y
Mascareño, 2005.
2203
Fernández, Juan R. La Reforma Universitaria, Revista de Derecho, Historia y Letras (RDHL), t.III,
1899, p.342
2204
Fernández, Juan R. La Reforma Universitaria, Revista de Derecho, Historia y Letras (RDHL), t.III,
1899, p.342
445
Nadie podía dudar, decía Fernández en 1899, respecto del modelo educativo vigente,
que “…procuremos copiar de la Francia hasta en sus mínimos detalles”.2205 Como
ejemplo de lo dicho, Fernández (1899) sostenia que “…sirve y sobra, esta propaganda
en contra de un hipotético surmenage intelectual criollo, que no es sino una parodia de
la famosa controversia francesa”.2206
2205
Fernández, Juan R. La Reforma Universitaria, Revista de Derecho, Historia y Letras (RDHL), t.V,
1899, p.434
2206
Fernández, Juan R. La Reforma Universitaria, Revista de Derecho, Historia y Letras (RDHL), t.V,
1899, p.434
2207
Ver Buch, 2000. Sobre las rivalidades con los alemanes en el campo de la antropolgía, ver Arenas,
1991. Sobre Pyenson y las nuevas tendencias en historiografía de la ciencia, ver Nieto, 1995. Para el
expansionismo científico alemán y norteamericano en la Universidad de La Plata y la visita del Rector de
la Universidad de Pennsylvania Leo Rowe, ver Vallejo, 2007, 277 y 289. Para la transferencia de los
conocimientos y la difusión lineal de la ciencia, ver Basalla, 1967; y Lipphardt y Ludwig, 2011. Para las
relaciones Germano-Brasileras en el campo de la ciencia (1901-1956), ver Silva, 2010.
2208
Ver Vallejo, 2007, 277 y 289.
2209
Ver Buch, 2000.
2210
Ver Buch, 2000.
2211
Ver Buch, 2000.
446
2212
Escudé, 1990, 15. Para la idea alemana clásica de universidad, ver Kwiek, 2006.
2213
La necesidad humboldtiana de fusión entre la docencia y la investigación y la distinción entre ciencias
puras y aplicadas eran herederas del debate sobre la jerarquía de las disciplinas universitarias (superiores
e inferiores) liderada por Immanuel Kant en su última obra en forma de libro titulada Conflicto de las
Facultades (1798), ver Derrida, 1984; Ríos López, 2005; y Biti, 2006. Por el contrario, para el dadaísta
Ball (1919), la fundación de la Universidad de Berlín (1810) planeada por Humboldt “…fue una de
aquellas medidas contrarrevolucionarias sobre las que tanto Humboldt como Metternich se mostraban de
acuerdo” (Ball, 2011, 151).
2214
.- Sobre la universidad Imperial napoleónica, ver Fernández, II, p.92. De las universidades francesas
dice Demaría que el tipo francés es suficientemente conocido en Buenos Aires por lo cual me abstengo de
indicar sus ventajas e inconvenientes; no creo que nadie, felizmente, quisiera implantarlo entre nosotros.
Solo agregaré que he visto muchos franceses que van a perfeccionarse en Alemania y que el número de
ellos crece constantemente; además he visto en París muchas clínicas, cuyos profesores las organizan
según el sistema alemán, adelantándose así al cambio que será lento por diversas circunstancias fáciles
de encontrar. Conozco las universidades francesas lo suficiente como para poder apreciar en su justo y
merecido valor el trabajo científico, pero este es en número, y no digo en calidad para evitar discusiones,
muy sensiblemente inferior al alemán; la organización deja también mucho que desear, como aquí mismo
se lo reconoce (ver Demaría, 1904: 74).
2215
.- De las universidades inglesas dice Demaría que trasplantada a los Estados Unidos, ha sido ya
juzgada negativamente; el comercio, la industria, la cultura de Inglaterra han evolucionado sin haber
sido ellas influidas, o por lo menos lo han sido en muy pequeño grado, y nadie discute hoy que la
producción científica de Inglaterra es mínima y muy inferior a lo que debiera ser; la gran mayoría de los
descubrimientos científicos han sido hechos en Inglaterra por hombres que no fueron nunca profesores.
Igual cosa pasa en los Estados Unidos a pesar de las inmensas y constantes donaciones con que los
447
“…Si trato de establecer la importancia de estos tres tipos universitarios y según los
resultados de la experiencia, vemos que la importancia aumenta en el orden descripto: la
producción científica de las Universidades inglesas y americanas es casi nula (pues la
existente no pertenece a universitarios); y la alemana es muy superior a la francesa,
como lo constará cualquiera que conociendo ambos idiomas haga imparcialmente dicho
cálculo en la seguridad de que podrá hacerlo simplemente y en muy breve tiempo”.2219
millonarios las colman. Todos sabemos también que en ellas se concede más al cuerpo que al espíritu.
Con respecto a la medicina, es justo, sin embargo, agregar, que en gran parte es debido este retraso a la
limitación, que equivale casi a una prohibición con la que están reglamentadas la vivisección y las
abducciones. En Inglaterra permanecen aferrados a este pésimo sistema, lo que se explica si se recuerda
que en ella las instituciones no cambian (ver Demaría, 1904: 74).
2216
.- Sobre las universidades norteamericanas, ver Fernández, II, 108 y 274.
2217
.- A las universidades inglesas y francesas Demaría contrapone las alemanas cuyo tipo dice es seguido
no solo en Alemania sino que aun en Austria, Hungría, Suiza, Holanda, Estados Escandinavos del Norte,
en Rusia, en Italia (aunque algo modificado) la cual debe el renancimiento científico del último cuarto de
siglo a esta nueva organización, al conocimiento del idioma alemán y a la traducción de libros alemanes
con el solo objeto de vulgarizarlos y además a haber llevado como profesores y repetidores a eminentes
hombres de ciencia alemanes. En el Japón existe también una organización análoga y según se me ha
indicado se trata de una modificación para hacerla igual (ver Demaría, 1904: 75-76).
2218
Cánter, 1936, 511-512, nota 2.
2219
.- Ver Demaría, 1904: 76.
2220
.- Ver Demaría, 1904: 76-77.
2221
.- Ver Demaría, 1904: 76-77.
448
Lo que resulta de toda esta etapa, en su conjunto, ya ha sido destacado; y poca duda
cabe de que la contribución de los grandes mandarines académicos a la formación del
capital simbólico, representado por el saber acumulado y las cadenas de saber durante
casi setenta años, es tan notable como el aporte material y organizativo cuya
desagregado esta aun a la vista para cualquier observador objetivo.
Esta circulación académica virtuosa vio sus frutos en medicina con los cuatro
“evangelistas de la clínica médica” (Cháves, Güemes, Ayerza, Sicardi), y tuvo un efecto
positivo y emulador superior al que tuvieron luego con el Centenario las numerosas
visitas inversas, de intelectuales europeos a la Argentina.2224 Buch (2000) anota que
2222
.- Ver Demaría, 1904: 79-80.
2223
.- ver Gérard y Maldonado, 2009.
2224
Vezzetti, 1985, 35.
449
gran parte de los graduados en medicina no iban a estudiar a USA o Alemania, sino que
se dirigían a Francia donde unos cuantos con financiación propia o con becas de los
gobiernos nacional, provincial o municipal lidiaron ya no en la corte porteña sino en la
parisiense y alcanzaron a doctorarse.2225 Muy pocos llegaron a estudiar en Alemania,
destacándose entre ellos los arquitectos, tales como Ernesto Bunge y Fernando
Moog.2226
Era en Europa, y especialmente en París, donde los graduados de todas las disciplinas
científicas y humanistas se encontraban. Pero no sólo se encontraban los argentinos,
sino también los del resto de las nacionalidades latinoamericanas. Es en París, y no en
América Latina, donde estos graduados de distintos países circulaban, se encontraban y
cruzaban sus experiencias y motivaciones.2231 Toda esta cadena virtuosa del saber se
2225
Para observar la incidencia de Francia en la medicina colombiana y peruana en el siglo XIX, ver
Miranda Canal, 1992; y Cueto, 2007. Para la consabida visita de los escritores argentinos a París, ver
Colombi, 2008.
2226
Cutolo, I, 561; y IV, 638.
2227
Cutolo, VII, 163.
2228
Cutolo, III, 737.
2229
Cutolo, VI, 457; y García, 2010, 150-151.
2230
García, 2010, 123.
2231
Para una historia de los neurocirujanos argentinos en el mundo, ver Savastano, y Nijensohn, 2010.
450
La identidad de los padrinos de cada tesista era algo esencial para conocer la cadena del
saber o interconectividad producida por las redes de vínculos, que conformaban las
elites académicas que iban tomando forma en las Facultades de la Universidad de
Buenos Aires.
Después de graduados como médicos, una gran parte iba en las provincias a llenar los
cargos en los hospitales públicos.
Si bien la inmensa mayoría de los tesistas posee un solo padrino, se dieron también
varios casos de un par de padrinos. Los padrinos, cuya cantidad suma en nuestra
muestra un par de centenares, repiten su padrinazgo, y ello abonó la posibilidad de
elaborar un cuadro alfabético de padrinos y ahijados. El record de ahijados lo llevan
muy pocos, destacándose entre ellos Manuel Obarrio, quien alcanzó en nuestra muestra
2232
Sobre las proposiciones jurídicas, ver Tarello, 1995, 97.
451
una docena de ahijados; al igual que Manuel Quintana; y Leandro Alem y Pedro
Goyena, quienes totalizaron siete ahijados; Manuel Florencio Mantilla con cinco; y
Federico Pinedo (padre) con tres (Sauze, Bunge, y Panelo). Hubo padrinos que lo
fueron de un solo ahijado, como el caso de Bartolomé Mitre con Osvaldo Magnasco,
pues Mitre era muy exigente en cuanto a la calidad del ahijado. Por cierto, si tuviéramos
la totalidad de los padrinos, la frecuencia de estos padrinazgos aumentaría.
Por lo general, padrino de tesis era el pariente doctor más próximo de cada tesista.2233
Se daban también relaciones de docencia y vecindad provincial.2234 También existían
entre los padrinos y los padres de los ahijados relaciones de reciprocidad, algunas de
larga data.2235 Y en algunos casos hemos podido detectar relaciones de clientelismo
político, como fueron los casos de Leandro Alem, Manuel Quintana y Bernardo de
Irigoyen. Aquellos tesistas que carecían de parientes académicos apelaban por lo
general a los académicos más notorios, estableciéndose así una competición por ver
quien era capaz de lograr la aceptación de los más prestigiosos. Este requisito
académico del padrinazgo se fue diluyendo a partir de la rebelión estudiantil de 1904,
que fue a Buenos Aires lo que la de 1918 fue a Córdoba.2236
Entre el total de trescientos ochenta y tres (383) tesistas abogados procedentes de las
provincias, que pudimos detectar, comprobamos que Salta encabezaba el conjunto con
sesenta y cuatro (64) tesistas o el 16%, siguiéndolo Santa Fé con sesenta y tres (63)
tesistas o el 16%, Corrientes con cincuenta (50) tesistas o el 12%, Mendoza y Córdoba
con treinta (30) tesistas o el 9% cada una, San Juan con 23 tesistas, Santiago del Estero
con 17 tesistas, Uruguay con 16, Catamarca con 15, Jujuy con 10 tesistas, y Paraguay
con ocho (8). Según un testimonio de época, “En el ambiente estudiantil se notaba una
marcada separación: porteños a un lado, provincianos al otro”.2238
2233
Luis Sáenz Peña apadrina a su hijo Roque. Miguel García Fernández a sus propios hijos Miguel y
José. David Tezanos Pinto a su sobrino Martín Torino. Miguel Navarro Viola a su hijo Alberto. José
Antonio Ocantos a su hijo José Antonio. Mariano Demaría a su futuro yerno Antonio Robirosa. Y el
Pbro. Juan M. Terrero a su sobrino Juan N. Terrero.
2234
El correntino Juan E. Torrent apadrina a sus comprovincianos Benigno Martínez y J. Alfredo Ferreira.
El salteño Pedro Nolasco Arias a sus comprovincianos Nicanor Toranzos y Angel M. Ovejero y a su
sobrino Aniceto Latorre. El salteño Victorino de la Plaza apadrina a tesistas cordobeses como Benigno
Ocampo, Manuel Peña y José Echenique.
2235
Vicente Fidel López apadrina a Miguel Cané (h) y a Francisco Ramos Mexía; y Juan María Gutiérrez
a Lucio V. López.
2236
Para la política e intimidades de la Justicia Federal de Córdoba, eufemísticamente denominada La
Sagrada Familia, ver Carreras, 2001.
2237
Para la política e intimidades de la Justicia Federal de Córdoba, eufemísticamente denominada La
Sagrada Familia, ver Carreras, 2001.
452
Después de graduados, una gran parte iba a llenar en los feudos provinciales los cargos
judiciales. A propósito de ello, Rojas sostenía que mal se podía uno sentir con derecho a
espantarse “…cuando el resto de los doctores que se dispersaba por las catorce
provincias, iba a servir desde las magistraturas judiciales, los intereses de los
despotismos bastardos y de las opresiones políticas”.2239
2238
Para una comparación con la extracción provincial de los abogados de la Audiencia de Charcas
(1776-1809), ver Thibaud, 2010, capítulo II.
2239
Wilson [seudónimo de Ricardo Rojas], La Crisis Universitaria por Ricardo Rojas, en La Nación,
sábado 3 de marzo de 1906,
2240
Para la presencia europea en el Perú: con estudios de casos, ver Bonfiglio, 2001. Para la presencia
italiana en Chile, ver Estrada T., 1993.
453
2241
Cutolo, I, 480.
2242
Las biografías del diccionario de Cutolo están identificadas en nuestros apéndices por el tomo
correspondiente en números romanos y por la página en números arábigos. Lamentablemente este
Diccionario no ha sido escaneado ni puesto online por ninguna institución académica del país o del
mundo. Recalco que ninguna institución académica del país ha encarado el escaneo de este tipo de fuentes
documentales ni de las fuentes documentales básicas que son los catálogos existentes en los archivos del
país, pues en la década que se inició al comienzo del presente siglo la Agencia Nacional para la
Producción Científico Tecnológica (ANPCYT) repartió 1240 millones de dólares que pertenecían a los
créditos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y que se distribuyeron entre funcionarios e
investigadores de organismos públicos para sus proyectos de investigación personal, y entre cuyos
beneficiarios se encuentran varios que ahora figuran como miembros de la oposición política [ver
Obsecuencia de los jueces al poder político en Argentina].
2243
se encuentra online desde 2007.
2244
Dorfman, 1970, 117-127.
2245
Dorfman, 1970, 135-149.
454
habría que relevar la información existente en las guías comerciales como el Handbook
of the River Plate (1875) de Mulhall o el Almanaque Kunz (1878). De ese arduo cotejo
llegaríamos a cifras semejantes a las provistas por Valle Iberlucea (1909), cifras que
treinta años después fueron transcriptas por Dorfman (1942), y que otros cuarenta años
más tarde fueron recreadas en materia demográfica por Nascimbene (1988). Por otra
parte, una gran cantidad de estos profesionales que se radicaron en el interior no han
dejado rastro biográfico alguno, y deben ser detectados mediante otras fuentes, como las
toponimias, los diccionarios biográficos locales o la información que puedan proveer
los archivos de los Consejos de Higiene y las Secretarías de Obras Públicas
provinciales. Incluyendo estos últimos muy probablemente la cifra de profesionales
procedentes de Europa superen ampliamente el par de millares detectado.
2246
Ver la cartografía provista por Nascimbene, 1988.
2247
Sobre los catalanes en la Argentina, ver Monner Sanz, 1927.
2248
Para los vascos en Argentina, ver Uriarte, 1916.
2249
Para la inmigración Española en Buenos Aires, ver Moya, 2004.
2250
Para la colonia francesa en la ciudad de Córdoba, ver Szuchman, 1980.
455
ordenado por profesiones que nosotros hemos enriquecido con la información que trae
Cutolo y con más detalle procedente de otras fuentes.2251
2251
Petriella y Sosa Miatello hacen referencia en el prólogo de su obra que el Diccionario fue
encomendado por la Asociación Dante Allighieri y apoyado económicamente por Agostino Rocca, y que
una recolección continuada de información biográfica existió en la década del setenta en el Archivo de un
hoy inexistente Instituto de Estudios de la Emigración, ubicado en la misma sede de la Biblioteca de
dicha Asociación, en la calle Rodríguez Peña 575. Dicha Asociación fue presidida por Dionisio Petriella
durante más de medio siglo, desde 1944 hasta que falleció en 1996, a los 92 años de edad, y en el cargo
fue sucedido por su hijo Emilio Petriella, quien también falleció una década más tarde, en marzo de 2007,
y que aparentemente fue el que puso la obra online.
2252
Para las escuelas étnicas y la adaptación lingüística, ver Otero, 2012, capítulo 9. Para las escuelas de
las sociedades italianas en la Argentina (1860-1914), ver Favero, 2000.
2253
Para el caso de la colectividad italiana se trataba de Unione e Benevolenza en Buenos Aires, de Roma
Nostra en Rosario, y de Unione e Fratellanza en Córdoba. Para el caso de la colectividad española la
Sociedad Española de Beneficencia; y para el caso de la colectividad francesa la Sociedad Francesa
Filantrópica del Río de la Plata. Para las sociedades de socorros mutuos en Buenos Aires (1880-1920),
ver Gandolfo, 1990. Respecto a Unione e Benevolenza, cabe mencionar que su solemne edificio, de
estructura arquitectónica única en su género, ubicada en la calle Sarmiento entre Talcahuano y Uruguay,
se encuentra a punto de sucumbir por la desidia y el abandono.
456
No obstante, hubo ciertas especialidades que contribuyeron más que otras al proceso
modernizador e industrializante. Ciertamente, los rubros de los profesionales que más
contribuyeron al despegue argentino en la segunda mitad del siglo XIX fueron los
artistas, los científicos, los industriales, los empresarios, los ingenieros, y los
periodistas. Para el proceso innovador, indudablemente contribuyó un numeroso
conjunto de mecanismos, tales como la enseñanza o instrucción que proveían las
asociaciones de socorros mutuos; las compañías de teatro y baile europeas que
periódicamente visitaban el país; las exposiciones europeas de maquinaria moderna que
enviaban a la periferia muestras y prototipos de sus hallazgos (ver el caso de Eduardo
Carú);2254 las cátedras ambulantes o itinerantes que visitaban las colonias agrícolas;2255
la información publicitaria que proveía el propio periodismo, en especial el periodismo
étnico; y los numerosos técnicos que importaban los establecimientos consolidados,
tales como las grandes bodegas e ingenios azucareros, las distintas empresas
ferroviarias, y empresas oligopólicas específicos, tales como la Fábrica Argentina de
Alpargatas,2256 la Cervecería Quilmes, la Anónima en la Patagonia y La Forestal en el
Chaco.2257
En materia del desarrollo artístico, parte esencial del proceso modernizador producido
en Buenos Aires en ese período, se destacaron las instituciones que cultivaron los
géneros arquitectónico, escultórico, plástico, teatral y musical. En el rubro
arquitectónico, aparte de las innumerables construcciones civiles, tuvo lugar una gran
expansión de las obras públicas, y entre ellas la innovadora construcción de bancos
oficiales.2258 La llegada de los arquitectos europeos era asimilada mediante vínculos de
parentesco y paisanaje, al extremo de constituir verdaderas cadenas de aprendizaje. El
joven arquitecto de Ancona Gino Aloisi, apenas desembarcado se incorporó a los
talleres del industrial lombardo Pablo Spinola, quien a su vez cuando había llegado unos
años antes, se había alistado en los talleres metalúrgicos del industrial genovés José
Solari.2259 El arquitecto italiano Bruno Avenati se incorporó al estudio del arquitecto de
Ancona Francisco Tamburini.2260 El arquitecto toscano Andrés Marraccini se sumó al
taller de su suegro José Cabanna.2261 Y los arquitectos Nicolás y José Canale, padre e
hijo, se destacaron por haber introducido el uso del hormigón armado en la edilicia
argentina.2262
2254
Petriella y Sosa Miatello [de ahora en mas se lo cita como P-SM], 1976, 153.
2255
Ver el caso del Ing. Antonio B. Passi, en Cunieti-Ferrando, 1996.
2256
Ver la capacidad técnica en ingeniería textil del socio Robert Fraser.
2257
Para el caso del maestro cervecero Hellmuth Roempler, ver Azzi y De Titto, 2008, 191. Para el caso
de La Forestal, ver Zarrilli, 2008.
2258
Ver el accionar del estudio de Hunt y Schroeder, en Cutolo, VII, 32.
2259
P-SM, 1976, 22 y 633.
2260
P-SM, 1976, 41.
2261
P-SM, 1976, 431.
2262
Cutolo, II, 90; y P-SM, 1976, 133.
457
2263
Ver Pastore, 2005.
2264
Cutolo, I, 515; y P-SM, 1976, 387.
2265
P-SM, 1976, 475.
2266
Para la influencia de la música europea sobre los argentinos entre Caseros y la Revolución del 80, ver
Bardin, 2007.
2267
P-SM, 1976, 220.
2268
Cutolo, IV, 511; y P-SM, 1976, 55, 166, y 492.
2269
Cutolo, V, 473; y P-SM, 1976, 45, 346, 535, y 631.
2270
Cutolo, IV, 511; y P-SM, 1976, 166.
458
2271
Para la noción de la “mala vida”, ver Dovio, 2012. Sobre la inmigración italiana y la prensa: de
L'Italia del Popolo y La stampa italiana in Argentina de Federica Bertagna, ver Favero, 2011.
2272
Ver Favero, 2011.
2273
Cutolo, III, 142; y Sesto, 2005, 44.
2274
P-SM, 1976, 158.
2275
P-SM, 1976, 459.
2276
P-SM, 1976, 622.
2277
P-SM, 1976, 425.
2278
P-SM, 1976, 270.
2279
P-SM, 1976, 436.
459
2280
P-SM, 1976, 540.
2281
P-SM, 1976, 248. Sobre Atanasio Quiroga, ver Cutolo, I, 663.
2282
P-SM, 1976, 542.
2283
Cutolo, II, 437; y VII, 673; y P-SM, 1976, 540, 422 y 469.
2284
P-SM, 1976, 229 y 306.
2285
Cutolo, I, 529 y 536; y P-SM, 1976, 101.
2286
Cutolo, VI, 127.
460
Los casos paradigmáticos fueron numerosos, tales como los del empresario agrícola
genovés Andrés Vaccarezza radicado en Chivilcoy, provincia de Buenos Aires, el
bodeguero piamontés radicado en San Juan Vicente Cereseto, el algodonero italiano
radicado en el Chaco Marcos Briolini, el agro-industrial piamontés radicado en la
provincia de Buenos Aires Carlos M. Nolasco, los industriales italianos y franceses de
maquinaria agrícola Primo Marchesi y Juan B. Istilart, el curtidor de baquetas francés
Félix Duart, los industriales papeleros piamonteses de apellido Olivetti y el del
ingeniero químico lombardo Vittorio Valdano; el del comerciante italiano en
panificadoras Eduardo Carú, el del industrial piamontés de la construcción Luis
Cerrano; el industrial italiano de la cal Marcelo Bonaria; el constructor piamontés
Calixto Rosazza; el cerrajero calabrés Nicolás F. Vetere, los imprenteros alemanes Curt
Stiller y Rodolfo Laas, el industrial lombardo Antonio Rezzonico; el cigarrero
extremeño Manuel Durán y el italiano Andrés Giúdice; los industriales vascos del
fósforo José María Goenaga, y José Lopeteguy, y el francés Jean Maurice Lavigne; y
los industriales farmacéuticos: un milanés de apellido Erba y el lombardo Antonio
Vercesi; y el del industrial alimenticio de la Apulia radicado en Tucumán Miguel Delisi.
2287
Prignano, 2007, 31-36.
2288
P-SM, 1976, 109.
2289
Cutolo, VII, 461; y P-SM, 1976, 678.
2290
Ver Cunieti-Ferrando, 1996.
2291
P-SM, 1976, 420; y Fontenla Facal, 1920, 107.
461
2292
Cutolo, V, 589.
2293
Cutolo, II, 269; y P-SM, 1976, 173.
2294
Ver Pérez Romagnoli, 2004.
2295
P-SM, 1976, 491.
2296
P-SM, 1976, 106. La lanzadera volante, que impulsó la industria textil inglesa, fue patentada en 1733
por el inglés John Kay.
2297
P-SM, 1976, 682; y Prignano, 2007, 67.
2298
Chueco, 1886, 246-261.
2299
Chueco, 1886, 268; y Cutolo, I, 294.
462
2300
P-SM, 1976, 153.
2301
P-SM, 1976, 233.
2302
Chueco, 1886, 369.
2303
Ver Chueco, 1886, 77.
2304
Ver Rocchi, 2006, 31. Para los fabricantes de cigarrillos en la Argentina, 1880-1920, ver Butera,
2012.
2305
Ver Chueco, 1886, 384-394; y últimamente ver Prignano, 2007.
2306
P-SM, 1976, 571.
2307
Cutolo, VI, 444.
2308
P-SM, 1976, 699.
2309
P-SM, 1976, 268.
2310
P-SM, 1976, 694.
463
Los primeros que intentaron hacer un cálculo estimativo, de las profesiones ligadas a la
manufactura moderna, fundados sólo en fuentes censales, para 1895, 1904 y 1908
fueron del Valle Iberlucea en 1909, y treinta años después Dorfman (1942), y luego
otros treinta años más tarde otra vez Dorfman (1970) y Villanuev a (1972), confesando
Dorfman que no tuvo la posibilidad de cotejar las cifras provistas por Valle Iberlucea, y
que la información cuantitativa de los censos de 1908 y 1913 “…no son estrictamente
comparables”.2315 El cotejo de esas cifras se podría practicar hoy en día contrastando las
guías comerciales de Kunz y de los hermanos Mulhall, que se ofrecen online. Dichas
cifras correspondían al número de talleres existentes y no se compadecen con la
estadística de los biografiados como profesionales en nuestra Tabla-XXXIIb.
Los autores Grande Cobián (2002), Rocchi (2006) y Pineda (2009), cultivadores del
género historiográfico vinculado con los orígenes de la industria argentina, se sumaron
al debate inaugurado por Dorfman y Villanueva, y continuado por los estructuralistas
rostowianos Di Tella y Zymelman (1967), los neoclasicistas Cortés Conde (1967) y
Gallo (1970), y el heterodoxo Díaz Alejandro (1975). Pero lo inconducente de este
debate, para desentrañar los orígenes de la industria argentina, habría sido su
desconocimiento de las fuentes cualitativas como la biográfica y el excesivo énfasis
puesto en las estadísticas macro como las de producción, empleo y consumo de energía.
Como es obvio, las fuentes estadísticas no ofrecen explicación alguna para desentrañar
el origen de la innovación. Más específicamente, ni Grande Cobián, ni Rocchi ni Pineda
incorporaron una fuente documental estratégica para elucidar ese primer período
cultivado por Chueco, Moorne, Valle Iberlucea y Dorfman, pues extrañamente no
conocieron ni trabajaron el Diccionario de Petriella y Sosa Miatello, pese a que la
publicación de éste último los había precedido en treinta años. La omisión de esa fuente
2311
P-SM, 1976, 174.
2312
P-SM, 1976, 87.
2313
Cutolo, III, 165.
2314
Para la industria obrajera y la explotación del tanino, ver Gori, 1965; Virasoro, 1972; y Zarrilli, 2008.
2315
Dorfman, 1970, 273.
464
La vinculación que tuvo este desarrollo manufacturero y/o industrial –previo a las leyes
sociales condenatorias del trabajo infantil (1906) y a la II Revolución Industrial (cuando
se sustituyeron el hierro y el carbón por el acero y el vapor por la electricidad)-- con la
docencia y la producción científica y artística habrá que explorar a través de diversas
fuentes: analizando los lazos gestados con la circulación internacional de los graduados
y la revalidación de sus títulos, estudiando la inserción efectiva de los profesionales
europeos en el mercado ocupacional local a través de las mutuales étnicas, e
investigando la producción artística y científica crítica de la realidad laboral de
entonces.
2316
Para una extraordinaria audacia en materia de autonomía tecnológica industrial, ver el
comportamiento de la División Electrónica de Fate en la década del sesenta (1960-1970), por Del Alto,
2013. Sobre los industriales italianos y las asociaciones empresarias en la Argentina (1887-1930), ver
Barbero y Felder, 1987. Y para una aproximación historiográfica a la historia de empresas y los
problemas en debate, ver Barbero, 1993.
465
2317
P-SM, 1976, 680.
2318
Cutolo, I, 5.
2319
P-SM, 1976, 78.
2320
P-SM, 1976, 99, 162, 221, y 393.
466
Es preciso señalar también las vinculaciones del desarrollo manufacturero con aquella
producción artística y científica que era crítica acerva de esta realidad. A propósito de la
conflictividad social engendrada por el abuso del capital en temas como la jornada
laboral, la explotación infantil, y el empleo exclusivo de mano de obra célibe, amén de
los conocidos trabajos del alemán Ave-Lallement y del catalán Bialet Masé, vale citar el
caso protagonizado en Rosario a fines de siglo por el dramaturgo oriental Florencio
Sánchez. Desatada una huelga en el diario "La República" donde Sánchez trabajaba
como crítico teatral, la situación se agravó a raíz del estreno y posterior censura policial
de su sainete "La gente honesta", luego retitulado Los curdas, en El Politeama de
Rosario, el 25 de junio de 1902. En esa obra se retrataba la personalidad rastacuera del
industrial húngaro de origen alemán Emilio Schiffner, a quien el dramaturgo ácrata
representaba como la viva encarnación de un capitalismo salvaje y despiadado.2321
Schiffner se paseaba ostentosamente por la costanera de Rosario con costosas
prostitutas, lo que dio material al periodista español Eduardo López Bago para su
novela de naturalismo radical, titulada La trata de blancas. Carne importada.2322
2321
Para la biografía de F. Sánchez, ver Cutolo, VI, 599-602.
2322
Cutolo, IV, 252.
2323
Cutolo, V, 43; y P-SM, 1976, 488.
2324
Ver Grela, 1985.
2325
Para la industria obrajera y la explotación del tanino, ver Gori, 1965; Virasoro, 1972; y Zarrilli, 2008.
Para la Patagonia en el pensamiento y la acción del reformismo liberal, ver Ruffini, 2008. Para las formas
de apropiación simbólica del Chaco en los tiempos de formación y consolidación del estado nación
argentino, ver Lois, 1999. Para el Chaco argentino como región fronteriza de colonización, ver Gori,
1964; y Rodríguez Mir, 2007.
467
2326
Para la migración alemana, ver Lütge, Hoffmann, Körner, y Klingenfuss, 1981.
2327
Para los piamonteses en Argentina, ver Petriella y Sosa Miatello, 1995. Para los lombardos en
Argentina, ver Frigerio, 1999. Y para los pioneros friulanos en la Argentina, ver Petriella, 1982.
2328
Para las cadenas migratorias italianas a la luz del caso argentino, ver Devoto, 1988.
468
2329
Sobre la creación de la colonia suiza de Baradero y la gestión del emprendedor alemán Germán Frers,
ver Salaverry, 2009.
2330
Gori, 1988, 96.
469
En el caso de los educadores, sobre el total de ochenta, una decena o el 15% fueron
normalistas, una quincena o el 16% fueron educadores alfabetizadores (maestros de
escuela primaria), y una docena fueron profesores secundarios. En el caso del
periodismo, sobre el centenar de periodistas, una decena o el 10% fueron periodistas
políticos, media docena periodistas intelectuales, otra media docena editores, y cuatro
gráficos (imprenteros).2331 Y en el caso de la música, sobre casi tres centenares de
músicos, medio centenar fueron compositores, otro medio centenar pianistas, unos
cuarenta violinistas, una decena concertistas, una veintena cantores, una quincena
violoncelistas, cuatro flautistas, y siguen los músicos guitarristas, organistas y cultores
del fagot. Cabe destacar que los músicos se caracterizaban por ser cultores de más de un
instrumento.
Aparte del origen nacional y la ocupación profesional, los Apéndices I, II, y III –en que
están fundadas las Tablas precedentes-- detallan el destino provincial, el hospital de la
colectividad respectiva, la universidad europea donde se graduó, la existencia de la
reválida, la provincia donde se radicó y las fechas de nacimiento, arribo a Buenos Aires,
y muerte de cada profesional (identificados con los dos últimos dígitos separados por un
guión). En materia de género, la participación de las mujeres en la masa migratoria
profesional fue muy escasa, registrándose la mayor parte en el campo de las artes, en
especial el canto y el ballet. Restaría aún identificar el estado civil de cada biografiado y
conocer si los mismos vinieron de Europa casados, solteros, viudos o divorciados. Más
aún, en los casos en que llegaron solteros o viudos, habría que identificar con quien
entablaron matrimonio, si correspondía a la colectividad de origen, a alguna otra
colectividad, o por el contrario se trató de una argentina nativa. De los profesionales
europeos que viajaron a la Argentina, hubo muchos que luego de deambular por el país
terminaban radicándose en alguna cabecera de provincia, o ejerciendo su profesión con
mayor énfasis en un determinado pueblo de provincia, otros muchos que se volvieron a
Europa, pero la mayoría renuente a gestionar la ciudadanía argentina. Del par de
millares de profesionales europeos, pudimos a duras penas detectar que una cuarta parte
se radicó en Buenos Aires y en la provincia del mismo nombre, y otras porciones
menores en el resto de las provincias: casi un centenar y medio en las ciudades de
Rosario y Santa Fé (135), más de medio centenar (60) en Córdoba, otro medio centenar
2331
Para una sociología de los críticos italianos inmigrantes como mediadores y traductores en la Buenos
Aires de fin de siglo, ver Weber, 2011.
470
en Entre Ríos (47), unos cuarenta (40) en Mendoza, una treintena en Tucumán (32), más
de una veintena en Corrientes (25), una quincena en Salta, otra quincena en la República
Oriental del Uruguay (17), media docena en Río Negro, y otra media docena en Chubut.
En la mayoría de los casos los profesionales que arribaban a Buenos Aires lo hacían en
plena juventud, siendo más escasos los que lo hacían a edad más madura. La cantidad
de años de actividad desplegada por cada profesional europeo en Argentina variaba
obviamente con la edad del arribo.
Por último, para conocer con más detalle el proceso de modernización y sus fuentes
académicas, además de los vínculos de la industria química con las profesiones
farmacéutica y médico-química aquí mencionados, habrá que investigar los vínculos de
la industria de la construcción con la arquitectura y la ingeniería civil, de la industria
2332
Cutolo, I, 484 y 515.
471
ferroviaria con los ingenieros ferroviarios, y de los empresarios gráficos con los
abogados, periodistas y educadores.
En este apartado sobre las secuelas cognitivas gestadas al interior del campo académico
hemos de tratar entre otros temas la endogamia y la exogamia académicas en las filas
profesionales, el psicoanalisis de la vocación; el carácter transicional de la vocación, y
el encuentro del impulso vocacional con el objeto vocacional (Winnicott); y la
consiguiente lucha contra la influencia paterna; la construcción de dinastías, estirpes y
linajes profesionales; y el patrón-mecenazgo de las tesis universitarias.
La endogamia del mandarinato académico estudiada más arriba puede ser analizada en
detalle a partir de las redes de intercambio docente y de la constitución de linajes,
estirpes o dinastías profesionales así como en la creciente degradación de la producción
científica.2333 La desagregación del fondo documental compuesto por las tesis
doctorales de la Universidad de Buenos Aires entre 1852 y 1920, proporcionadas por la
obra de Candioti, la hemos practicado en una multitud de campos y en centenares de
sub-campos, que denotan los distintos tipos de instituciones médicas, jurídicas e
ingenieriles (la cantidad de las mismas está entre paréntesis).
2333
Para el sistema académico de casta y las redes de intercambio doctorales en USA, ver Burris, 2004.
Para la endogamia académica en las facultades de derecho americanas, ver Eisenberg, y Wells, 2000. Para
los desafíos a la profesión académica rusa, ver Smolentseva, 2003. Para la endogamia academica
francesa, ver Godechot y Louvet, 2010.
472
En el interés por caracterizar este largo período histórico de casi setenta (70) años, que
culmina con la crisis del 30, tropezamos con la reciente triple obra historiográfica
centrada en la primera Ilustración Europea, la Ilustración Radical de Jonathan Israel,
referida a la figura de Spinoza. La lectura y análisis de esta obra excepcional nos alentó
a postular la hipótesis de la existencia en el Río de la Plata, de una segunda Ilustración,
que irrumpió en la historia a renglón seguido de las batallas de Caseros, Cepeda y
Pavón (1852, 1862), y que se extendió hasta la revuelta estudiantil reformista de 1904,
seguida por una Ilustración Reformista que se prolonga hasta el golpe de estado de
1930.
Los linajes médicos eran muy comunes en la Europa decimonónica, y en especial entre
las familias judías.2334 La construcción de las estirpes profesionales se lograba por
medio de la línea paterna o la materna, y alcanzaba en ambas líneas a padres, hermanos
hijos, nietos, sobrinos, tíos, cuñados y primos. En la desagregación de las tesis
doctorales, la composición de la elite médica se obtiene estudiando el apellido de cada
tesista. El apellido materno de cada tesista es una información clave. Como se dio la
existencia de numerosos tesistas homónimos, los diccionarios biográficos nos
permitirán incluir en el listado de los médicos el apellido materno de cada uno, de modo
de identificar aquellos que eran padres, hermanos, hijos, nietos o primos, lo cual ha
posibilitado reconstruir la existencia de verdaderos linajes médicos. Estos linajes
estaban consituídos por padres e hijos y fueron estudiados en detalle por Buzzi (1997),
aunque desde una perspectiva netamente apologética.
Entre los numerosos casos de endogamia médica se destacaron aquellos constituídos por
las relaciones de abuelos a nietos (Mendilaharzu), de tíos a sobrinos (Larrosa-Arce,2335
Piñero-Rubio,2336), y de padres a hijos (Agote, Alcorta, Arana, Arata, Argerich,
Ayerza,2337 Bacigalupo, Basavilbaso, Bosch, Cantón, Durand,2338 Centeno, Fernández,
Gorostiaga, Gotta,2339 Gowland, Gutiérrez,2340 Lanari,2341 Padilla,2342 Parodi, Piñero,
2334
Para la medicina y los judíos alemanes, ver Efron, 2001. Para un psicoanálisis de la vocación, ver
Wender, 1965. Para la motivación del parentesco detrás de la vocación de un estudiante de medicina, ver
Millan, et. al., 2005.
2335
Ver Buzzi, 1997, 230-233.
2336
Ver Buzzi, 1997, 268-271.
2337
Ver Buzzi, 1997, 233-241.
2338
Cutolo, II, 618.
2339
Ver Buzzi, 1997, 245-250.
2340
Ver Buzzi, 1997, 251-256.
473
Tanto el primer curso de sociología dictado por Antonio Dellepiane en 1899, como la
citada disertación de Quesada y la producción académica de otros intelectuales como
Juan A. García (h) y Alfredo Colmo,2350 dieron inicio –a juicio de Diego Ezequiel
Pereyra-- a un proceso de continuidad institucional de la enseñanza de la sociología en
el país.2351 Esta actividad sentó las bases para la aparición de la primera tradición
intelectual dentro de la sociología argentina: la entonces denominada sociología de
cátedra, a imagen y semejanza de la "moderna sociología alemana”, que tuvo como
hemos de ver más adelante su indudable influjo en los círculos pedagógicos,
linguísticos, geográficos y artísticos.2352 Estos procesos de continuidad se manifestaron
también en el seno de algunas familias de intelectuales, tales como la de los López, los
Varela, los Coni, o los Bunge.2353
2341
Ver Buzzi, 1997, 256-260.
2342
Ver Buzzi, 1997, 265-268.
2343
Ver Buzzi, 1997, 241-245.
2344
Ver Buzzi, 1997, 271-276.
2345
Ver Buzzi, 1997, 276-283.
2346
Ver Buzzi, 1997, 283-287.
2347
Ver Buzzi, 1997, 287-290.
2348
Ver Buzzi, 1997, 261-264.
2349
Sobre César Milstein, Ignacio Pirosky, Tiburcio Padilla y la destrucción del Instituto Malbrán, ver
Corbiere, 1984.
2350
Sobre Colmo, ver Díaz Couselo, 2009.
2351
Para la sociología positivista en Argentina, ver Marsal, 1963.
2352
Pereyra, 2 007. Para la influencia de Husserl, Dilthey y Lamprecht en el pensamiento de Ernesto
Quesada, ver Duve, 2002.
2353
Sobre la dinastía de los López, ver Piccirilli, 1972; sobre la de los Varela, ver Fitte, 1969; sobre la de
los Bunge, ver Cárdenas y Payá, 1997; y sobre la de los Coni, ver Grondona, 1990.
474
Entre los numerosos casos de endogamia jurídica, y sobre la base de la información que
brinda el diccionario de Cutolo, se destacaron aquellos constituídos por las relaciones de
padres a hijos (Acevedo, Alsina, J. Álvarez, Bunge, Cantilo, Casabal, Cornet, Sáenz
Peña, Pinedo, Tedín, García Aguirre, Navarro Viola, Obarrio, Giménez, Lecot,
Ceballos, Fonrouge). También hubo endogamia jurídica de hermanos mayores a
hermanos menores (e.g. Acuña, Albarracín, Alsina, Alvarado, Bedoya, Lamarca,
Idoyaga Molina, Novaro). Asimismo hubo endogamia de suegros a yernos (Víctor M.
Martínez a Julián L. Aguirre). Y hubo también hermanos juristas que fueron hijos de
padre abogado, como el caso de los Zuviría.
2354
Juan José Montes de Oca (h), José María Moreno y Antonio E. Malaver fundaron y dirigieron la
Revista de Legislación y Jurisprudencia, que se publicó en la década de 1869 a 1878. Y con Juan S.
Fernández escribieron un Manual de Procedimientos civiles y criminales (Cutolo, IV, 630).
475
dedicados al Derecho Penal; once (11) consagrados al Derecho Comercial; y ocho (8) al
Derecho Administrativo. A todo esto habría que agregar los premiados por la Academia
de Jurisprudencia con la medalla de oro, tarea que merecería un trabajo específico que
por el momento no nos proponemos encarar.
La exogamia académica era muy común en las carreras más modernas, tales como la
ingeniería, la arquitectura y la química. Por el contrario eran mucho más escasas en las
carreras tradicionales como abogacía y medicina. Se registraron los casos de dos juristas
homónimos, Juan José Montes de Oca (h) que rompe con la tradición de su padre
médico, y la de Rafael Herrera Vegas (h) que también rompe con la tradición de su
padre médico.2355
En cuanto al cursus honorum, cada uno de los cargos desempeñados en vida por los
graduados como juristas fueron codificados en las tablas y apéndices correspondientes
con abreviaturas: el de Juez con la J, el de camarista con la TJ, el de diputado provincial
con la DP, el de senador provincial con la SP, el de convencional constituyente con la
CC, el de diputado nacional con la DN, el de senador nacional con la SN, el de
interventor federal con la I seguida por la identidad de la provincia intervenida, el de
docente universitario con la Du, y así sucesivamente. Por cierto, lo más relevante, a los
efectos de esta investigación, son los cargos judiciales y docentes, los cuales se
realimentan mutuamente, y nos permiten cruzar esta información con la producción
letrada de cada uno de ellos.
El cursus honorum de cada tesista era algo insoslayable si queríamos conocer los
entretelones de la conformación y los comportamientos de la elite jurídica. A la
información provista por los apéndices la continuamos con la información provista por
los diccionarios biográficos existentes, que detallan los cargos políticos, judiciales,
docentes y profesionales que ocuparon en el transcurso de sus vidas, codificando al
margen de cada biografía dichos cargos. Iniciamos la indagación con la obra de Cutolo,
por ser la más detallada y completa, incorporando en el apéndice documental su tomo y
la página correspondiente. Pero como Cutolo detiene su registro en aquellos
biografiados que fallecen antes de 1930, fue preciso incorporar los biografiados en el
Diccionario Biográfico Contemporáneo Ilustrado de Fontenla Facal (1919), en el
Quien es Quien en la Argentina (1939), editado por Guillermo Kraft, y en el
Diccionario Histórico Argentino de Piccirilli, Romay y Gianello (1954), dotando a
cada una de estas fuentes con una abreviatura identificatoria distinta, la C para Cutolo,
la doble F para Fontenla Facal, la Q para el Quien es Quien, y la P para Piccirilli et. al..
2355
Cutolo, IV, 629; y III, 583.
476
Parodiando a Zeballos, diremos que aquí también la “Comunidad utilitaria” que tuvo su
más genuina expresión en las autoridades de la Facultad [de Medicina], ha logrado
“extraviar al estudiante, hasta llegar a convencerlo que aún cuando no piense y no obre,
podrá ser feliz sin dignidad, pero con prebendas”.2358
2356
Sobre el significado de la vocación, ver Dewey, 1978, capítulo XXIII.
2357
Exposición de Cargos contra la Academia de la Facultad de Ciencias Médicas, en La Argentina, 8 de
marzo de 1906, p.15 [reeditado el sábado 24 de marzo de 1906]. Ver también, González, 1929, 152
2358
Exposición de Cargos contra la Academia de la Facultad de Ciencias Médicas, en La Argentina, 8 de
marzo de 1906, p.15 [reeditado el sábado 24 de marzo de 1906]. Ver también, González, 1929, 152
2359
Exposición de Cargos contra la Academia de la Facultad de Ciencias Médicas, en La Argentina, 8 de
marzo de 1906, p.15 [reeditado el sábado 24 de marzo de 1906]. Ver también, González, 1929, 152
477
Por otra parte, Pueyrredón apoyaba otros mecanismos limitacionistas, pues sostenía que
“…las medidas por él propuestas, destinadas a controlar el nivel de conocimientos y
seriedad de los estudiantes, tendrán por resultado la eliminación [o discriminación] de
esos “elementos heterogéneos”, hijos de la inmigración, que no reciben “el mismo
desarrollo intelectual y moral” de quienes en el pasado habían dominado sin rivales la
actividad profesional.2364
Sin hacer mucho aspaviento acerca de la vocación de sus hijos, y menos aún de la
desviación de la misma en pos de carreras crematísticas y rentables, a los padres de los
alumnos universitarios lo único que les interesaba, presos del mito urbano de la
doctormanía, “…que sus hijos sean doctores y no averigüen como ha venido ese
salvoconducto [o patente de corso] y cual es en la práctica su verdadero significado,
pues el público permanece completamente ajeno a todas las manifestaciones de la vida
universitaria.2365 Las universidades funcionaban desde que se constituyeron legalmente,
según la Ley Avellaneda (1885), “manejadas por las academias, [en] cofradías de
2360
Honorio Pueyrredón, La Nación, 16 de marzo de 1904, citado en Tulio Halperin Donghi, Historia de
la Universidad de Buenos Aires (Buenos Aires: EUDEBA, 2002), 94.
2361
Honorio Pueyrredón, La Nación, 16 de marzo de 1904, citado en Tulio Halperin Donghi, Historia de
la Universidad de Buenos Aires (Buenos Aires: EUDEBA, 2002), 94.
2362
El Manifiesto de los Alumnos Huelguistas, en La Argentina, 3 de marzo de 1906,
2363
Honorio Pueyrredón, La Nación, 16 de marzo de 1904, citado en Tulio Halperin Donghi, Historia de
la Universidad de Buenos Aires (Buenos Aires: EUDEBA, 2002), 94.
2364
Honorio Pueyrredón, La Nación, 16 de marzo de 1904, citado en Tulio Halperin Donghi, Historia de
la Universidad de Buenos Aires (Buenos Aires: EUDEBA, 2002), 94.
2365
La Reforma Universitaria, en El País, 31 de octubre de 1905,
478
segundo orden. Todo se hace en la intimidad; allí no ven la luz las iniciativas
descabelladas que en cuanto se publican levantan enérgicas y justas protestas”.2366
2366
La Reforma Universitaria, en El País, 31 de octubre de 1905,
2367
Carbó, 1900, 1320.
2368
Aristóbulo del Valle, Discursos Políticos (Buenos Aires: Vaccaro, 1922), pp.233-234.
2369
Cutolo, VII, 471.
2370
Aristóbulo del Valle, Discursos Políticos (Buenos Aires: Vaccaro, 1922), pp.233-234.
2371
Aristóbulo del Valle, Discursos Políticos (Buenos Aires: Vaccaro, 1922), pp.233-234.
2372
Aristóbulo del Valle, Discursos Políticos (Buenos Aires: Vaccaro, 1922), pp.233-234. Sobre del
Valle y el exceso de profesionales, ver González, 1929, 151-152. [apostilla: Si bien Abogacía sigue
siendo hoy día en 2011 la carrera que más se estudia en Argentina, seguida por las de Contador Público y
Medicina, la cantidad de alumnos que obtuvieron el título en la Capital Federal se redujo en un 29,3%
entre 1993 y el año último]
2373
Aristóbulo del Valle, Discursos Políticos (Buenos Aires: Vaccaro, 1922), pp.233-234. Sobre del
Valle y el exceso de profesionales, ver González, 1929, 151-152.
2374
Sautú, 1965.
479
En efecto, si para ese mismo año del conflicto (1906) comprobamos la identidad de los
apellidos de los doctorados en ambas carreras, observamos que en la facultad de
Medicina, ubicada a una veintena de cuadras al oeste de la Manzana de las Luces (barrio
de Balvanera), los portadores de apellidos italianos cuadruplicaban a los existentes en la
de Derecho.2378 Y si contáramos con información acerca del lugar de residencia de cada
doctorando, muy probablemente observaríamos que en Medicina (en cuya vecindad
proliferaban las pensiones estudiantiles) existían en ese mismo año de 1906 mucho más
estudiantes procedentes del interior del país que en Derecho. Treinta años antes, en
1871, no se registraron en ninguna de las dos carreras estudiante alguno con apellido
italiano. Y para 1919, último año en el registro que trae Candioti (1920), los estudiantes
de apellido italiano en la Facultad de Medicina doblaban a los existentes en la de
Derecho.2379 Es decir, que para 1919, año posterior al del armisticio de la primer Guerra
2375
Pedro Lagleyze fue un importante apoyo en la carrera profesional de su amigo el pintor Ángel della
Valle. Como tenía entre sus pacientes para sus problemas de la vista al entonces presidente Julio A. Roca,
gracias a su intervención Della Valle pudo retratarlo.
2376
El Manifiesto de los Alumnos Huelguistas, en La Argentina, 3 de marzo de 1906,
2377
Aráoz Alfaro, 1938, 59-62, cit. en González Leandri, 1999, 119, nota 16; y en Buchbinder, 2005,
2010, 75. Para la elite italiana de Buenos Aires, ver Cibotti, 1989-90.
2378
Entre los doctorados en la Facultad de Derecho en 1906, los estudiantes portadores de apellidos
italianos apenas fueron ocho (8) sobre un total de setenta y dos (72), o el 10%. Por el contrario, en la
Facultad de Medicina, los portadores de apellidos italianos alcanzaron en 1906 la cantidad de veintidós
(22) sobre un total de medio centenar, o el 44% (ver Candioti, 1920).
2379
Entre los doctorados en la Facultad de Derecho en 1919, los estudiantes portadores de apellidos
italianos apenas fueron doce (12) sobre un total de noventa y seis (96), o el 12%. Por el contrario, en la
Facultad de Medicina, los portadores de apellidos italianos alcanzaron en 1919 la cantidad de medio
centenar (50) sobre un total de docientos, o el 25% (ver Candioti, 1920).
480
Pero a estas sospechas fundadas y ocultas, Lagleyze le agregó a su vez una inconfesable
exhortación represiva. Pertenecen dichos estudiantes, “…a esferas sociales más bajas –y
por eso le pedía al Jefe de Policía— que no fueran los vigilantes con guantes blancos—
y – que mandara un comisario de bastante energía”.2380 Como respuesta militante llegó
un panfleto que decía “¿El doctor Lagleyze sentado en su poltrona académica y
viviendo en suntuosa mansión renegará del modesto hogar, de la humilde panadería de
la plaza Monserrat en que comenzó su existencia?”, rezaba un libelo que apareció en la
prensa, muy probablemente redactado por el mismísimo dramaturgo Florencio Sánchez
--para esa época residente en Buenos Aires tras su fuga de Rosario—una tarea
proselitista del credo ácrata a las que era muy afecto, y en especial respecto de los
estudiantes de Medicina, a quienes tres años después en cláusula testamentaria dona
para disecciones anatómicas su propio cuerpo.2381
Jamás un argentino y menos aún un académico había hecho “…una aseveración tan
temeraria. Establecer la división en castas en nuestro país es un crimen de lesa patria.
Pretender que los estudiantes de medicina pertenecen a bajas clases sociales es una
injuria de que tendrá que dar cumplida cuenta. Lo emplazamos para un futuro
cercano”.2382 Sin embargo, el propio Estanislao Zeballos había observado hacía poco
“…que en los últimos diez años no ha salido de nuestras universidades un 2% de
jóvenes pertenecientes a las casas más favorecidas por el abolengo de buena cepa”.2383
A raiz de las discriminadoras declaraciones hechas por el Dr. Lagleyze, que alimentaban
una suerte de lucha de clases, o más bien de lucha de etnías, en el seno del mundo
universitario; en el Salón del Operai Italiani (inaugurado en 1874) se reunieron el 9 de
marzo de 1906 en crecido número los estudiantes, “…con el objeto de conocer el
resultado de la entrevista de la Comisión de estudiantes con el Dr. Lagleyze”. 2384
2380
El Manifiesto de los Alumnos Huelguistas, en La Argentina, 3 de marzo de 1906,
2381
El Manifiesto de los Alumnos Huelguistas, en La Argentina, 3 de marzo de 1906,
2382
El Manifiesto de los Alumnos Huelguistas, en La Argentina, 3 de marzo de 1906,
2383
Botana y Gallo, 1997, 524-525, cit. en Terán, 2000, 79.
2384
Noticias Universitarias, en La Prensa, 10 de marzo de 1906, p.5,
2385
Noticias Universitarias, en La Prensa, 10 de marzo de 1906, p.5,
481
Lagleyze los autorizó también,2386 para hacer conocer de todos los estudiantes el
siguiente documento firmado: “Los académicos y profesores de hoy son los estudiantes
de ayer; los académicos y profesores de mañana serán los estudiantes de hoy”.2387 Todos
formamos “…una agrupación y reunimos las mismas cualidades y defectos del medio
ambiente en que nos desarrollamos. Por consiguiente, no puedo dejar subsistente la idea
de que yo haya tenido la intención de agraviar a la corporación de estudiantes, de donde
todos hemos salido. No ha pasado por mi mente, tampoco al criticar la ruidosa
manifestación producida en el local de la Facultad, referirme al origen de las familias;
pues el mayor orgullo que puede ostentar un hombre es que, surgiendo del más humilde
origen llegue hasta alcanzar, por sus condiciones y aptitudes, el respeto y la
consideración de los demás. El presidente de la asamblea puso a votación este
documento y se acordó que era suficiente como desagravio para los estudiantes”.2388
2386
Seguramente recordando los consejos de su amigo el pintor Ángel Della Valle, quien había fallecido
en 1903..
2387
Noticias Universitarias, en La Prensa, 10 de marzo de 1906, p.5,
2388
Noticias Universitarias, en La Prensa, 10 de marzo de 1906, p.5,
2389
Durante el Ministerio de Rómulo Naón, en la presidencia de Figueroa Alcorta, se propuso levantar en
los colegios secundarios una encuesta docente de tinte discriminatorio, a instancias del Rector del Colegio
Nacional Buenos Aires Enrique De Vedia. El jurisconsulto Juan D. Rolleri objetó la misma, pues adujo
que dicho Rector en un rapto de mal entendido nacionalismo había propuesto que los profesores de las
escuelas argentinas fuesen “maestros de linaje” (Petriella y Sosa Miatello, 1976, 582).
2390
Coviello, 1943.
2391
Montserrat, 1993, 110.
482
epilepsia, había trabajado en Leipzig entre 1872 y 1873 con Carl Ludwig (maestro de
Bowditch, Welch, Séchenov, y Pávlov), motivo por el cual su discípulo Grandis fue
recibido en Buenos Aires “…con general aplauso, haciéndose cargo inmediatamente del
laboratorio de fisiología, en donde nosotros conocemos el inmenso trabajo realizado y
los fructíferos resultados obtenidos”.2392
Fenecido el contrato “verbal” por dos años, con que el Dr. de Grandis había sido
admitido, y dispuesto a regresar a Europa, fue instado insistentemente a que continuara
entre nosotros por el entonces decano, doctor Enrique Del Arca, que recién llegado de
su viaje de excursión por el viejo mundo, había podido apreciar más de cerca su valor y
reputación científica.2393
En estas condiciones ocupa el decanato el Dr. Juan R. Fernández, quien supo valorar y
apreciar mejor que ninguno la acción benéfica y altamente científica del distinguido
fisiologista.2394 Nombrado entonces el Dr. Eufemio Uballes decano de la Facultad en
lugar del Dr. {Juan R.] Fernández, que pasó a ocupar el Ministerio de Justicia e
Instrucción Pública, presentóse a él el Dr. [Valentín de] Grandis en su carácter de jefe
de laboratorio a fin de ofrecer sus servicios y ponerse a las órdenes del nuevo decano.
Este, a pesar de encontrarse en el desempeño oficial de sus funciones, se negó a
recibirlo, recurriendo al secretario para que le diera por presentado.2395
Esta falta de cortesía para con un profesor extranjero, desde que era la primera vez que
el Dr. de Grandis recurría al decanato, era motivada por un espíritu preconcebido,
sospechosamente ligado a prácticas endogámicas (faculty inbreeding) y “subversivas”,
tal como las define Bourdieu y A. Gutiérrez.2396 Vino a confirmarlo más tarde el retiro
de toda subvención al laboratorio, sin haberse dignado ir a visitarlo siquiera, teniendo
que costear el Dr. de Grandis durante todo el año, los gastos que los Trabajos Prácticos
exigían a fin de que no sufriera los efectos de tan arbitraria como desconsiderada
medida.2397
2392
Exposición de Cargos contra la Academia de la Facultad de Ciencias Médicas-- El Asunto del Dr.
[Valentín de] Grandis, en La Argentina, 8 de marzo de 1906, p.15 [reeditado el sábado 24 de marzo de
1906],
2393
Exposición de Cargos contra la Academia de la Facultad de Ciencias Médicas-- El Asunto del Dr.
[Valentín de] Grandis, en La Argentina, 8 de marzo de 1906, p.15 [reeditado el sábado 24 de marzo de
1906],
2394
Exposición de Cargos contra la Academia de la Facultad de Ciencias Médicas-- El Asunto del Dr.
[Valentín de] Grandis, en La Argentina, 8 de marzo de 1906, p.15 [reeditado el sábado 24 de marzo de
1906],
2395
Exposición de Cargos contra la Academia de la Facultad de Ciencias Médicas-- El Asunto del Dr.
[Valentín de] Grandis, en La Argentina, 8 de marzo de 1906, p.15 [reeditado el sábado 24 de marzo de
1906],
2396
Ver Uzin de Olleros, 2011.
2397
Exposición de Cargos contra la Academia de la Facultad de Ciencias Médicas-- El Asunto del Dr.
[Valentín de] Grandis, en La Argentina, 8 de marzo de 1906, p.15 [reeditado el sábado 24 de marzo de
1906],
483
Terminadas las tareas del año, el Dr. de Grandis pide permiso para ausentarse a Europa
en viaje de estudio y de recreo. Durante su ausencia, el Dr. Horacio G. Piñero,
recientemente nombrado en reemplazo del Dr. [Pedro] Coronado, a pedido de la
Academia eleva una nota en la que trata de demostrar que la permanencia del Dr.
Grandis no es necesaria por razones de economía y porque hombres de la capacidad
científica del aludido no son para un laboratorio, que necesita un campo de acción
menos vasto.2398
Pero hay más todavía: cuando se presentó el Dr. Piñero para ocupar la cátedra de
fisiología, el Dr. Mariano Alurralde se mostró también dispuesto a disputarle el triunfo.
Pues bien, la academia resuelve nombrar al Dr. Piñero y crea para el Dr. Alurralde el
puesto de jefe de trabajos de fisiología con un sueldo mensual de quinientos pesos, el
único jefe de trabajos a quien se paga un sueldo tan excesivo…..2400
2398
Exposición de Cargos contra la Academia de la Facultad de Ciencias Médicas-- El Asunto del Dr.
[Valentín de] Grandis, en La Argentina, 8 de marzo de 1906, p.15 [reeditado el sábado 24 de marzo de
1906]. Para la historia de la psicología en la Argentina y la obra de Horacio Piñero, ver Gotthelf, 1969.
2399
Exposición de Cargos contra la Academia de la Facultad de Ciencias Médicas-- El Asunto del Dr.
[Valentín de] Grandis, en La Argentina, 8 de marzo de 1906, p.15 [reeditado el sábado 24 de marzo de
1906],
2400
Exposición de Cargos contra la Academia de la Facultad de Ciencias Médicas-- El Asunto del Dr.
[Valentín de] Grandis, en La Argentina, 8 de marzo de 1906, p.15 [reeditado el sábado 24 de marzo de
1906],
2401
Exposición de Cargos contra la Academia de la Facultad de Ciencias Médicas-- El Asunto del Dr.
[Valentín de] Grandis, en La Argentina, 8 de marzo de 1906, p.15 [reeditado el sábado 24 de marzo de
1906]. Asimismo ver Cutolo, I, 325.
484
Cerca de tres horas estuvieron reunidos los integrantes del Consejo Superior debatiendo
la cuestión del Dr. De Grandis. Para uniformar las opiniones resolvió lo siguiente:
“…aprobar en todo la terna presentada por el cuerpo académico de la Facultad de
Medicina, declarando correcto el proceder observado para su composición. Tachar
varios párrafos injuriosos en la solicitud que presentó el Círculo Médico Argentino
pidiendo se vetara la terna en cuestión y enviar aquella a la Facultad para que esta
resuelva lo que crea más conveniente con respecto a varios de los firmantes profesores
del establecimiento”.2403
Casi cuarenta años más tarde, el 12 de octubre de 1895, y bajo el Ministerio de Antonio
Bermejo, el rectorado de Leopoldo Basavilbaso, y el decanato de Leopoldo Montes de
Oca, y como consecuencia de la creciente demanda del estudiantado y de los hijos de la
ola inmigratoria por los estudios médicos, su sede se muda al barrio de Balvanera, en la
avenida Córdoba, vecino al Hospital de Clínicas, a treinta cuadras de su sede original,
donde su nuevo edificio fue inaugurado a partir de un proyecto del Arq. Francisco
Tamburini. Paralelamente, siete años más tarde, en 1902, también se muda el Hospital
Italiano, del barrio de Barracas al barrio de Almagro, a unas diez cuadras de la Facultad
de Medicina, y a otras diez cuadras del Hospital Español.
2402
Fontenla Facal, 1920, 141. Para esa época, José Arechavaleta había fundado en Uruguay el
"Laboratorio de Bacteriología" del Instituto universitario de Higiene Experimental, bajo la dirección del
microbiólogo contratado en Roma, José Sanarelli, primero en su género en América Latina.
2403
El Conflicto en la Facultad de Medicina-Resolución de la Universidad-La Terna Aprobada, en El
País, 17 de octubre de 1905.
2404
solar que hoy ocupa la Escuela Guillermo Rawson, en la calle Humberto 1º 343
485
2405
.- Ver Reforma Universitaria en Revista de Derecho, Historia y Letras, Volumen I, 1898: 406-430
(en adelante Fernández 1 y número de página) y 595-628 (en adelante Fernández 2 y número de
página); Volumen II, 1899: 88-121(en adelante Fernández 3 y número de página), 267-286 (en adelante
Fernández 4 y número de página), 403-425 (en adelante Fernández 5 y número de página) y 528-574
(en adelante Fernández 6 y número de página); Volumen III, 1899: 102-116 (en adelante Fernández 7 y
número de página), 212-244 (en adelante Fernández 8 y número de página), 339-359 (en adelante
Fernández 9 y número de página) y 539-558 (en adelante Fernández 10 y número de página); Volumen
IV, 1899: 104-135 (en adelante Fernández 11 y número de página), 291-331 (en adelante Fernández 12
y número de página) y 594-611 (en adelante Fernández 13 y número de página); Volumen V, 1899-
1900: 69-86 (en adelante Fernández 14 y número de página), 225-238 (en adelante Fernández 15 y
número de página), 432-447 (en adelante Fernández 16 y número de página) y 572-586 (en adelante
Fernández 17 y número de página); y Volumen VI, 1900: 212-226 (en adelante Fernández 18 y número
de página). El trabajo, hasta aquí totaliza 405 páginas, lo que permite formarse una idea de su amplitud.
487
Las cuestiones puestas en debate formaban una amplia agenda referidas a los recursos
afectados a la enseñanza, los resultados de las titulaciones y las expectativas en orden a
la ciencia y la formación de los estudiantes.
“Habría transcurrido apenas media hora después de haberse apagado los ecos del
discurso del Dr. Cantón en el recinto del Congreso, cuando el senador [Lorenzo]
Anadón recibía de las manos del Dr. [Leopoldo] Basavilbaso, un vasto proyecto de
reforma organizando la Universidad de Buenos Aires con la más amplia autonomía,
para que lo elevase a título informativo a la Comisión de Instrucción Pública de la
Cámara de Diputados. ¡Eran las ideas revolucionarias triunfantes en el seno del mismo
Consejo Superior, que se hubieran presentado en el H. Senado Nacional tal vez en esa
2406
.- Ver Fernández 1: 408 que ofrece un ajustado panorama de la bibliografía especializada.
2407
.- Ver Fernández 1: 414. Este fundamental reclamo precede en 20 años a la Reforma de 1918. Sin
embargo conviene advertir que este reclamo de reforma no tiene sesgo revolucionario o transformador y
poca duda cabe que Fernández, muy preocupado por el bajo rendimiento de las universidades argentinas
de fines del siglo XIX, tiene los mismos prejuicios elitistas que informa la estructura de actitudes y
valores del mandarinato. En ese sentido dice: Nuestra sociedad se va formando con la incorporación
demasiado brusca de grandes masas de hombres que la emigración de todas las latitudes arroja sobre
nuestro suelo. El elemento que emigra, en la inmensa mayoría de las veces, es un elemento vigoroso y
conciente de sus fuerzas que busca en otro sitio su bienestar y su riqueza; pero junto a él, también
emigran los gérmenes viciosos que, arrojados como nocivos de otros pueblos, van buscando a la ventura
un terreno fértil en donde radicarse para emponzoñar la atmósfera que los rodea. Esta avidez por la
riqueza, en un país nuevo como el nuestro, ha facilitado la fortuna rápida a las inteligencias
emprendedoras, y sin los hábitos de la economía, que no acompañan a la holgura, sino cuando esta se ha
adquirido con tesón y empeño, nos ha engendrado la carcoma del lujo y del derroche, las causas tal ves
más poderosas de nuestras grandes crisis financieras. El otro elemento malsano, ha fundado los centros
socialistas, que tanto y tan intensamente preocupan a la Europa toda por su degeneración frecuente en el
anarquismo, y sin control nuestro, su propaganda ha invadido no solo la clase obrera amenazándonos ya
repetidas veces con sus huelgas, sino que también ha inoculado sus doctrinas dentro de nuestra juventud
universitaria, conquistando adeptos entre los profesores mismos (ver Fernández 1: 411-412)
2408
.- Ver Fernández 2: 595-597 donde se reproduce el texto completo. Este proyecto fue suscripto por
Eliseo Cantón, Mariano de Vedia, Marco M. Avellaneda, Ponciano Vivanco, Eleodoro Lobos, José M.
Guastavino, José Ignacio Llobet, Manuel Carlés y José María Gutiérrez. En rigor no modifica la
plataforma básica de la Ley Avellaneda y solo agrega detalles de organización al tiempo que permite el
establecimiento de otras universidades de creación particular o provincial. El examen de Fernández es
preciso, detenido y terminante (ver Fernández 2: 600-628 y Fernández 3: 88-98).
488
misma semana sin la precipitación del Dr. Cantón al iniciar su malogrado proyecto en la
Cámara de Diputados!”2409
Pero, más allá de su notorio rechazo de las ideas socialistas y anarquistas y de todo su
elitismo tradicionalista que lo coloca en el corazón del sistema mandarino, Fernández
como todo provinciano,2410 era altamente sensible frente al predominio de la Capital de
la República, por lo que sostuvo:
“En balde los pueblos bregaron por organizarse en la forma federativa a la que
fatalmente estaban obligados por la vasta extensión del suelo que compuso el
Virreinato, en que cada centro de población era un verdadero oasis en medio de
dilatados desiertos; en vano el caudllaje azotó el país con sus desatres,
convulsionándose sobervio contra el poder absorvente unitario, - la fórmula se hundía
por intervalos pero renacía con Posadas, Pueyrredón, Alvear, Rivadavia, etc., - la
oligarquía liberal como la llama el sabio doctor don Vicente F. López, al trasparentarla
en su importante estudio filosófico sobre nuestra Historia Patria”.2411
2409
.- Ver Fernández 2: 599.
2410
.- Fernández había nacido en la provincia de Corrientes el 29 de agosto de 1857 y se trasladó a la
ciudad de Buenos Aires a la edad de siete años, en 1865. Allí egresó como médico de la Universidad de
Buenos Aires y se doctoró en 1882. Su tesis, Contribución al estudio del tratamiento antiséptico en la
fiebre puerperal, fue distinguida por la Academia de Medicina. Ese mismo año viajó a Europa para
perfeccionarse en Italia, Suiza y Francia, donde residió entre 1882 y 1884, lugar este último donde fue
discípulo de Samuel Jean de Pozzi, Charles Pajot y Etienne Tarnier. A su regreso se incorporó a la cátedra
de obstetricia del Dr. Pardo en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires como profesor
sustituto y en 1890 fue nombrado académico de la Facultad de Medicina pasando a ser profesor titular y
director de la Escuela de Partos. En 1900 fue designado decano de la Facultad de medicina de la UBA y
en 1903 reemplazó a Osvaldo Magnasco como Ministro de Educación del presidente Roca. Se retiró del
ministerio en octubre de 1904 a causa de una enfermedad que le impidió continuar en actividad. Falleció
en Buenos Aires el 1° de enero de 1911 (ver http://www.historiasderaffo.com.ar/biografias/fernandez-
juan-ramon.html).
2411
.- Ver Fernández 1: 422-423. Para Fernández, fue la malsana competencia por adueñarse de Buenos
Aires la que desató todas las maldades, incluida las intervenciones federales: “La intentona para
apoderarse este centro del Gobierno fue la que nos trajo a Rosas por el nefando crimen de Lavalle con
Dorrego, y el tirano llegó a su vez a dominar desde Buenos Aires a toda la República, vencida la
resistencia heróica de Corrientes. Vino después la reorganización nacional en la forma federativa como
clamaban los pueblos desde la Revolución de Mayo; pero parece que estos intereses tantas veces en
pugna – gobierno unitario o gobierno federal – se encuentran actualmente resueltos a permanecer en un
equilibrio estable, por la apatía y el cansancio público, y que la forma federativa establecida por la
Constitución Nacional, existe solo en el concepto decorativo puesto que en la Capital se nombran a todos
los gobernadores de Provincia, a todos sus Ministros, a todos los empleados importantes de la
administración provincial – y guay ! de los que no estén conformes con el sistema porque allá irá la
intervención nacional para restablecer la forma republicana de gobierno!” (Fernández 1: 422-423). Sobre
Rosas y Perón, representaciones convergentes en el sistema literario argentino, ver Royo, 1999.
489
“Téngase presente que los Estatutos son aprobados a su vez por el P. E., lo que impide
que se reformen a cada rato y por otro, obsérvese que las academias, fuente originaria
de los nombramientos de decanos y de los delegados se renueva en su composición muy
lentamente, como que sus miembros titulares se nombran ad vitam, de tal manera que
una modificación total solo se obtiene al cabo de 15 o 20 años. De ahí que la tendencia
absorbente del Consejo Superior domine desde su iniciación con la ley de 1885”.2415
“Este sistema no es así mayormente distinto del que se sigue entre nosotros, por lo
menos en teoría”.2420 La única diferencia, que no es pequeña, “…se basa en que los
2412
.- Ver Fernández 1: 422-423.
2413
.- Ver Fernández 1: 416-422.
2414
.- Ver Fernández 1: 413.
2415
.- Ver Fernández 1: 428.
2416
.- Ver Cárcano 1892: 32-33 y 228. Ver asimismo Fernández 1: 429-430 y Cárcano, 1944: 59-69 y 208-
209).
2417
Fontenla Facal, 1920, 62.
2418
.- Ver Demaría 1904.
2419
Para conocer el discurso pedagógico entre positivista y patriótico de Bunge, ver García Fanlo, 2007.
2420
Para la influencia de W. Dilthey en Quesada, ver Cagni, 1993. Para la presencia alemana en la
Argentina: Ernesto Quesada y Herman von Keyserling, ver Bujaldón de Esteves, 1997. Para el contexto
alemán del pensamiento de Ernesto Quesada, ver Duve, 2002. Para la influencia de Karl Lamprecht en
Argentina, ver Pyenson, 2002. Para la metodología seguida por Quesada en sus escritos históricos, ver
490
profesores ilustres tienen solo en vista la competencia del individuo, lo que se debe a
que son inamovibles, a que no se mezclan en política, no deben a ella sus
nombramientos, a que carecen de otras aspiraciones, todo lo que contribuye a que sea
imposible influirlos. Se evita con este método el sistema de los concursos, que abruma
hoy por su peso a la juventud francesa y que da el triunfo al orador y al erudito”.2421
Buela, 2011. Y para el impacto del pensamiento Husserliano en la hermenéutica Diltheyana que influyó a
su vez en Lamprecht y en Quesada, ver Leyva, 2012, 143-152.
2421
.- Ver Demaría, 1904: 220.
2422
.- Para el Movimiento Reformista de 1918 ver: Gabriel Del Mazo: La reforma universitaria, Bs. As.,
Círculo Médico Argentino y Centro Estudiantes de Medicina, 1926, 3 volúmenes. Reeditado en La Plata
por el Centro de Estudiantes de Ingeniería (2ª edición en 3 tomos) en 1941. Hay una edición más reciente:
La Reforma Universitaria. Tomo I (El Movimiento Argentino) Lima, UNMSM, 1967; Tomo II
(Propagación americana), Lima, UNMSM, 1968; Tomo III (Ensayos críticos), Lima, UNMSM, 1968;
Richard J. Walter, Student Politics in Argentina: The University Reform and Its Effects, 1918‐1964,
New York, Basic Book, 1968, y también del mismo autor: The Intellectual Background of the 1918
University Reform in Argentina en The Hispanic American Historical Review, Vol. 49, No. 2 (Mayo
de 1969): 233-253; y Carlos L. Yegros Doria: La reforma Universitaria hoy (en Inglese, Yegros Doria y
Berdechevsky, 1965: 51-75). Para una opinión antagónica con anclaje en el catolicismo ver la
indispensable obra de Vocos, 1962).
2423
.- Para algunos estudiosos la organización de la Universidad de la Plata presenta desde sus inicios
aspectos nuevos que van a ser invocados luego por el movimiento reformista. Esa es la opinión de Nelly
Mainero que sostiene que en la Universidad de La Plata, bajo el impulso de un reformista liberal, su
primer rector Joaquín V. González, se manifiesta desde sus inicios la aspiración a la formación y a la
investigación científica y al desarrollo tecnológico (ver: Nelly Mainero: Cambio y reformas en la
universidad argentina, en Chiroleu y Marquina, 2009: 140). Sin embargo, toda esa aspiración al progreso
científico no resultaba incompatible con el dispositivo de mandarinato académico, por otra parte, muy
bien testimoniado en la Historia de la Ciencia Argentina de José Babini (ver Babini, 1949).
491
Creía Fernández, que “…la carta orgánica que constituyese a la universidad en las
fórmulas propuestas, realizaría un progreso en el gobierno de la instrucción superior. Se
organizaría además, a las academias, en corporaciones científicas, desprendiéndolas de
funciones de administración y de disciplina que no pueden ser bien desempeñadas por
asambleas tan numerosas como en el presente, en que se diluye la responsabilidad
personal”.2428
2424
.- El 21 de junio de 1918 los estudiantes cordobeses dan a conocer el texto que desde entonces se
conoce como el Manifiesto Liminar de la Reforma Universitaria que marca el punto de ruptura de la
hegemonía mandarina abriendo el camino a una nueva y más atenuada modalidad de mandarinato sujeto
ya a control estudiantil. En ese manifiesto se define con notable nitidez la dirección del nuevo
mandarinato atenuado anclado en la enseñanza: Nuestro régimen universitario —aún el más reciente— es
anacrónico. Está fundado sobre una especie de derecho divino; el derecho divino del profesorado
universitario. Se crea a sí mismo. En él nace y en él muere. Mantiene un alejamiento olímpico. La
federación universitaria de Córdoba se alza para luchar contra este régimen y entiende que en ello le va
la vida. Reclama un gobierno estrictamente democrático y sostiene que el demos universitario, la
soberanía, el derecho a darse el gobierno propio radica principalmente en los estudiantes. El concepto
de autoridad que corresponde y acompaña a un director o a un maestro en un hogar de estudiantes
universitarios no puede apoyarse en la fuerza de disciplinas extrañas a la sustancia misma de los
estudios. La autoridad, en un hogar de estudiantes, no se ejercita mandando, sino sugiriendo y amando:
enseñando (el texto completo se puede consultar en el Apéndice y también en numerosos sitios Web).
2425
Davy, 1959; Clark, 1973; y García, 2010, 40.
2426
TRIBUNA, 10 de diciembre de 1903
2427
TRIBUNA, 10 de diciembre de 1903
2428
TRIBUNA, 10 de diciembre de 1903
492
Estaba fuera de duda, para Fernández, que “…la universidad reorganizada en esta
forma, gozaría de mayor autonomía, y estaría premunida contra el confinamiento
doctrinario o dogmático, peligroso, aún entre sabios, por la renovación constante de los
elementos de sus cuerpos dirigentes”.2430 Los institutos de instrucción superior “…se
encontrarían hondamente arraigados en la opinión, desde que formarían parte, como
órganos fundamentales de la sociabilidad argentina, recibiendo a sus promesas del
porvenir, y entregándolos modificados como elementos esenciales a su funcionamiento
y con la mayor garantía, para que esta sea más perfecta y eficiente”.2431
2429
TRIBUNA, 10 de diciembre de 1903
2430
TRIBUNA, 10 de diciembre de 1903
2431
TRIBUNA, 10 de diciembre de 1903
2432
Cutolo, IV, 335-336.
2433
Durkheim, 1955, 191-193, cit. en Bourdieu, 2013, 369, nota 2.
2434
Snow, 1959.
2435
Jose Olegario Machado, Reconstrucción Universitaria-Intervención del Poder Público-Plan General
de Reformas-Competencia y Título Científico, en La Prensa, 14 de diciembre de 1903, p.4.
2436
Jose Olegario Machado, Reconstrucción Universitaria-Intervención del Poder Público-Plan General
de Reformas-Competencia y Título Científico, en La Prensa, 14 de diciembre de 1903, p.4,
493
En la lucha política de entonces era costumbre disputar la arena política con discursos
doctrinarios ofrecidos en banquetes oficiales. Al discurso del Ministro Fernández
propiciando el centralismo universitario (centralización de las unidades académicas y
unidad de la docencia con la investigación), ofrecido en un banquete en Córdoba en
homenaje al fundador Trejo y Sanabria; y al escrito de su aliado el civilista José
Olegario Machado en La Prensa; se opuso el discurso segregacionista de un
homenajeado en otro banquete celebrado quince días después en el Café de París [de la
calle San Martín], el renunciante profesor de derecho civil Juan A. Bibiloni, al cual
asistió un nutrido conjunto de celebridades del foro.2439
2437
Jose Olegario Machado, Reconstrucción Universitaria-Intervención del Poder Público-Plan General
de Reformas-Competencia y Título Científico, en La Prensa, 14 de diciembre de 1903, p.4,
2438
Jose Olegario Machado, Reconstrucción Universitaria-Intervención del Poder Público-Plan General
de Reformas-Competencia y Título Científico, en La Prensa, 14 de diciembre de 1903, p.4,
2439
Asistieron al banquete los doctores: Gonzalo García, Pedro Mohorade, Adolfo Berraondo, Ángel
Sánchez, Vicente López, Abel Pardo, Pedro Vázquez Ponce, Juan Antonio Figueroa, Alberto Tedín
Uriburu, Ramón M. Remolar, Leandro García (h), Sylla J. Monsegur, Juan E. Taquini, Pedro N.
Elizagaray, Luis Lagos García (h), Salvador Fornielles, Juan Carlos Gallo, Salvador Oria, Juan A.
Martinolich, Máximo Castro [Sáenz Valiente], Alfredo Colmo, Ricardo Seeber, Matías Sánchez Sorondo,
Pedro Lagleyze, Leopoldo Maupas, Rodríguez Ortega, Francisco Torneso, Antonio Robirosa, Otto
Frederking, Silvestre Brisson, Eleodoro Lobos, Francisco Moyano, Mario Novaro, Pablo Schickendantz,
Carlos M. Mayer, E. Prayones, Carlos de la Torre, Julio Mitau, Tomás J. Izurzu, Eduardo Ibarlucea,
Nicolás Casarino, Adolfo Bioy, Palma, Antonio Piñero, Aquiles Barbieri, Cosme E. Mariño, F. Pasman,
Diego Rusland, Juan A. Pradere, Enrique Thedy, Gerado Meana, Néstor Novaro (La Nación, martes 22
de diciembre de 1903).
2440
Ver Marí, 1985.
2441
Banquete al Dr. Bibiloni-- La Cuestión Universitaria--Juzgada por el ex Catedrático Dr. Bibiloni, en
La Nación, martes 22 de diciembre de 1903,
494
Lo fundamental para constituir una universidad progresista y evolutiva, era a juicio del
Dr. Bibiloni, en el banquete que le fue ofrecido, “…conceder a cada Facultad su
autonomía técnica, económica y disciplinaria, dentro de sus recursos, propios o
asignados. La inspección y vigilancia sería ejercida por un consejo superior, compuesto
del rector y decanos, que constituiría, además, un tribunal de conflictos. Como contralor
bastaría la superintendencia general del estado, que sería ejercida por la ley, y el
ministerio de instrucción pública, según el caso”.2444
2442
Banquete al Dr. Bibiloni-- La Cuestión Universitaria--Juzgada por el ex Catedrático Dr. Bibiloni, en
La Nación, martes 22 de diciembre de 1903,
2443
Banquete al Dr. Bibiloni-- La Cuestión Universitaria--Juzgada por el ex Catedrático Dr. Bibiloni, en
La Nación, martes 22 de diciembre de 1903,
2444
Banquete al Dr. Bibiloni-La Cuestión Universitaria-Juzgada por el ex Catedrático [Bibiloni], en La
Nación, martes 22 de diciembre de 1903,
2445
Banquete al Dr. Bibiloni-La Cuestión Universitaria-Juzgada por el ex Catedrático [Bibiloni], en La
Nación, martes 22 de diciembre de 1903,
2446
Banquete al Dr. Bibiloni-La Cuestión Universitaria-Juzgada por el ex Catedrático [Bibiloni], en La
Nación, martes 22 de diciembre de 1903.
2447
Banquete al Dr. Bibiloni-La Cuestión Universitaria-Juzgada por el ex Catedrático [Bibiloni], en La
Nación, martes 22 de diciembre de 1903.
495
Las grandes ciudades, decía Bialet, no son ni sirven “…para centros de enseñanza, falta
la concentración y el contacto, la juventud se disipa, en mil distracciones sociales, y si
bien es cierto, que hay excepciones y excepciones brillantes, son diamantes aislados que
no forman escuela ni dan carácter”.2449
2448
Ver Vallejo, 2007, 219.
2449
La Prensa, 7 de enero de 1904, p.4. Para los discursos alrededor del cuerpo, la máquina, la energía y
la fatiga en Bialet Massé y Augusto Bunge, ver Roldán, 2010.
2450
La Prensa, 7 de enero de 1904, p.4.
2451
La Prensa, 7 de enero de 1904, p.4.
2452
La Prensa, 7 de enero de 1904, p.4.
496
2453
La Prensa, 7 de enero de 1904, p.4.
2454
García, 2010, 40.
2455
Cuestión Universitaria-La Sesión de Ayer-Antecedentes, en El Tiempo, jueves 4 de mayo de 1905,
2456
García, 2010, 40.
2457
García, 2010, 40, nota 31; y Cuestión Universitaria-La Sesión de Ayer-Antecedentes, en El Tiempo,
jueves 4 de mayo de 1905. Para la influencia de W. Dilthey en Quesada, ver Cagni, 1993. Para la
presencia alemana en la Argentina: Ernesto Quesada y Herman von Keyserling, ver Bujaldón de Esteves,
1997. Para el contexto alemán del pensamiento de Ernesto Quesada, ver Duve, 2002. Para la influencia de
Kart Lamprecht en los historiadores argentinos, ver Pyenson, 2002. Y para la metodología seguida por
Quesada en sus escritos históricos, ver Buela, 2011.
497
A propósito del viejo debate acerca de las profesiones liberales, ya denunciado a fines
de la colonia por el Ing. Pedro Cerviño (en oposición a la educación enderezada a la
sóla búsqueda de salidas laborales de Juan Alsina), a comienzos de la organización
nacional por el rector de la Universidad de Buenos Aires Juan María Gutiérrez, y en la
década del 60 del siglo veinte por las discusiones entre Rolando García y Oscar
Varsavsky; el citado civilista José Olegario Machado publicó en La Prensa un escrito
acerca del peligro de la deformación profesionalizante en la ciencia, noción elaborada
por el sociólogo belga Daniel Warnotte, y desarrollada por el pedagogo John Dewey
bajo el título de “psicosis ocupacional”.2459 Para Machado, esa deformación de la
ciencia “…en la enseñanza superior, en la Universidad que absorbe ese elemento útil, y
lo sustrae a la actividad de las industrias nacionales para cristalizarlo en una
2458
Estudiantes y Académicos , en La Nación, martes 20 de marzo de 1906,
2459
Merton, 1957, 198.
498
¿Dónde encontrar la respuesta a tanto engaño? Para Machado, los Estados Unidos
“…nos han enseñado el camino. Una cosa es un diploma profesional, la habilitación
para ejercer una industria, un arte, una profesión liberal, y otra el título científico, que
indica la aspiración, el deseo vehemente de dedicarse a una ciencia, de profundizarla, de
dominarla y contribuir a su desenvolvimiento, en una palabra, aspirar al renombre de
sabio”.2461
El profesional no debería necesitar “…un título científico; para ser abogado por
ejemplo, no debe tener más título que una simple licencia, estableciendo su competencia
para ejercer la profesión. No necesita sino saber las leyes del país que están codificadas,
y un certificado de un abogado recibido, donde se justifique una práctica de tres años,
como sucede en los Estados Unidos”.2462
2460
Jose Olegario Machado, Reconstrucción Universitaria-III- Los Títulos Científicos, en La Prensa, 17
de diciembre de 1903, p.4,
2461
Jose Olegario Machado, Reconstrucción Universitaria-III- Los Títulos Científicos, en La Prensa, 17
de diciembre de 1903, p.4,
2462
Jose Olegario Machado, Reconstrucción Universitaria-III- Los Títulos Científicos, en La Prensa, 17
de diciembre de 1903, p.4,
2463
Jose Olegario Machado, Reconstrucción Universitaria-III- Los Títulos Científicos, en La Prensa, 17
de diciembre de 1903, p.4,
2464
Jose Olegario Machado, Reconstrucción Universitaria-III- Los Títulos Científicos, en La Prensa, 17
de diciembre de 1903, p.4.
2465
Jose Olegario Machado, Reconstrucción Universitaria-III- Los Títulos Científicos, en La Prensa, 17
de diciembre de 1903, p.4.
499
2466
Juan A. García a Manuel Láinez (1904): “Sobre el conflicto en la Facultad de Derecho, en El Diario,
22 de septiembre de 1904, y en Juan A. García, Obras Completas, 1386-1387
2467
Juan A. García a Manuel Láinez (1904): “Sobre el conflicto en la Facultad de Derecho, en El Diario,
22 de septiembre de 1904, y en Juan A. García, Obras Completas, 1386-1387
2468
Juan A. García a Manuel Láinez (1904): “Sobre el conflicto en la Facultad de Derecho, en El Diario,
22 de septiembre de 1904, y en Juan A. García, Obras Completas, 1386-1387
2469
Juan A. García a Manuel Láinez (1904): “Sobre el conflicto en la Facultad de Derecho, en El Diario,
22 de septiembre de 1904, y en Juan A. García, Obras Completas, 1386-1387
2470
Juan A. García a Manuel Láinez (1904): “Sobre el conflicto en la Facultad de Derecho, en El Diario,
22 de septiembre de 1904, y en Juan A. García, Obras Completas, 1386-1387
500
sus tesis, acercándole todos los elementos de estudio para que se resuelvan
concienzudamente nuestros problemas. Así, la misión de nuestra Facultad será estudiar
la Argentina en todas sus fases morales. Y de no realizar ese ideal se la puede suprimir
sin temor alguno, haciendo un verdadero bien al país”.2471
Haga el Ministro Juan R. Fernández lo necesario “…para que desde luego se establezca
un punto de contacto entre las Facultades de derecho y medicina, en la antropología
jurídica y créame que eso será mas benéfico a la humanidad que la vacuna de [Edward]
Jenner y el suero de [René Paul] Roux; y su acción bienhechora se hará sentir en
órdenes que parecen lo más dispares y ajenos a su alcance”.2474 Fernández estaba
aludiendo a la antropología física, y más precisamente a la antropología biológica y a
sus derivas como la antropometría de Alphonse Bertillon, la iconofalangometría y la
dactiloscopia, en la cual se destacara el descubridor croata-argentino Juan Vucetich.2475
El día que los hombres adquieran, decía Fenández, la conciencia íntima “…de su valer y
de su poder, será el primero en que tendrán ideas del valor de las iniciativas propias y
del mérito del carácter; dejarán de envidiar lo que es en verdad un mal y de adular los
defectos; sabrán valerse de lo que tienen y conocen”.2476
2471
Juan A. García a Manuel Láinez (1904): “Sobre el conflicto en la Facultad de Derecho, en El Diario,
22 de septiembre de 1904, y en Juan A. García, Obras Completas, 1386-1387
2472
La Prensa, 7 de enero de 1904, p.4.
2473
La Prensa, 7 de enero de 1904, p.4.
2474
La Prensa, 7 de enero de 1904, p.4.
2475
Sobre la iconofalangometría vucetichiana, ver Quesada, 1909. Sobre Vucetich, ver Cutolo, VII, 696-
697; y Stener Carlson, 2008. Sobre Alphonse Bertillon y el fracaso del peritaje del caso “Dreyfus”, ver
Thorwald, 1966. Sobre Víctor Mercante , la psicología experimental, la antropología física, y los
mecanismos científicos para medir la relación entre la morfología craneana y los rasgos psicológicos
(craneocefalógrafo, taquiantropómetro, hafimicroestesiómetro, osmómetro, acúmetro electromagnético),
ver Vallejo, 2007, 273.
2476
La Prensa, 7 de enero de 1904, p.4.
501
Fue la inmigración selectiva la que --como vimos en el capítulo anterior-- dio lugar al
nacimiento y expansión de un proceso modernizador y de nuevas clases medias,
alentados por la expansión de la educación, la división del trabajo, la proliferación de
las especialidades, la creciente inserción de la sociedad diplomada, escrituraria o
“credencialista” (que cobra en forma privada servicios arancelados), de la que hablaron
Freidson (1978), Collins (1979) y Rama (1984), y la progresiva relevancia de las redes
extrauniversitarias (colegios profesionales) y de las asociaciones de empresarios e
industriales de extracción no necesariamente universitaria.2477
2477
Ver Wacquant, 1995, 181; y Suárez Ardura, 2010.
502
ciencias sociales. Fue en Buenos Aires, donde los estudiantes de distintas provincias
circulaban, se conocían e intercambiaban sus improntas y ambiciones.
Era esta una época cuando con motivo de los descubrimientos de la biología moderna,
más específicamente de la teoría celular (Virchow), y luego de la bacteriología y la
microbiología (Koch, Weismann), la evolución de la medicina entró a regirse por
estrategias y criterios epistémicos propios de una creciente división del trabajo
científico. El estudio de las enfermedades en el mundo entró en una vorágine hasta
entonces desconocida en la historia de la ciencia. Sin embargo, en nuestro país, en el
campo de la medicina, donde habían descollado la cirugía y la clínica médica, no fue la
biología celular la que mereció el interés de los tesistas, sino que fueron las medicinas
infecciosas e inflamatorias las que comenzaron a desplazar a aquellas de la vanguardia
de los estudios médicos. Estas medicinas respondían a la fuerte demanda contra la peste.
Y la periférica Buenos Aires se destacó en esa increíble saga, pues a lo largo de setenta
años (entre 1852 y 1920) tres mil setecientos (3700) graduados en medicina se volcaron
apasionadamente a la tarea de escribir sus respectivas tesis doctorales.
Para el objetivo de investigar esa ingente experiencia ha sido preciso implementar una
taxonomía que permitiera clasificar las tesis según el tipo de enfermedades, de
especialidades médicas (cirujanos, odontólogos, parteros, oculistas), y según la
naturaleza de numerosas instituciones propiamente médicas (hospitales, consultorios,
etc.). Las enfermedades debieron ser ordenadas cuasi-arbitrariamente según su
duración: en agudas y crónicas; y según su distribución: en esporádicas, endémicas
(malaria, bocio), y epidémicas (cólera, fiebre amarilla, sarampión, viruela). Asimismo,
el ímpetu ordenador debió extenderse a la causa y la fisiopatología de las enfermedades,
clasificándolas en endógenas (arteriales, hormonales inflamatorias, nutricionales,
cardio-vasculares, celulares, genéticas, psiquiátricas y orgánicas); y exógenas
(infecciosas, parasitarias, venéreas, tóxicas, traumáticas, alérgicas). La condición de
exclusividad inequívoca que exige todo mecanismo clasificatorio, al no tolerar que una
enfermedad pueda ser clasificada en más de una categoría, es aquí algo más permisiva o
benigna, pues muchas de ellas son susceptibles de ser asignadas a varias categorías
distintas.2478
2478
Para las debidas características de una clasificación, ver Mair, 2013, 196; y Kratochwil, 2013, 102
503
campos, que denotan los distintos tipos de enfermedades (la cantidad de las tesis va
entre paréntesis), a saber: endógenas (1010) o el 42%, exógenas (783) o el 32%, y
afecciones corporales, articulares, musculares y reumáticas (83).
Las tesis sobre enfermedades endógenas, que son las abrumadoramente mayoritarias, las
desagregamos a su vez en orgánicas (628) o el 28%, inflamatorias (222) o el 9%,
psiquiátricas (251) o el 11%, endocrinológicas (77), cardio-vasculares (150), celulares
(158), genéticas (12), congénitas (31), degenerativas (12). De entre las 628
enfermedades endógenas orgánicas, que son más de la mitad de las endógenas,
desagregamos a su vez las cerebrales (19), hormonales (21), gastroenterológicas (82),
respiratorias (93), ginecológicas (70), intestinales (85), urinarias (69), oftalmológicas
(68), renales (40), otorrinolaringológicas (39), hepáticas (49), odontológicas (9),
pulmonares (8), y traumatológicas (3).2479 Y de entre las 783 tesis sobre enfermedades
exógenas, desagregamos las infecciosas (449), venéreas (147), tóxicas (80), hereditarias
(15), y alérgicas (3), destacándose como predominantes las infecciosas. También la
desagregación denotó distintas instituciones médicas que totalizan otro medio millar de
tesis, a saber: clínica médica (263), operaciones quirúrgicas o cirugía (159), terapias
médicas (31), y técnicas médicas (56).
2479
Para la odontología, del curanderismo a la consolidación profesional en Argentina, ver Schapira,
2000.
2480
Sobre el alcoholismo, ver Jacorzynski, 2013, 158-163.
2481
Para aspectos psicosociales de la epilepsia infantil, ver Sell Salazar, 2009.
2482
Para la hidatidosis en la provincia de Buenos Aires en el peronismo, 1946-1952, ver Valobra, 2007.
2483
Para la historia del tratamiento de la Sífilis, ver Leitner, Körte, Edo y Braga, 2007.
2484
Para el análisis de la tuberculosis, ver Armus, 2007a.
504
Amén del higienista Veyga, del hematólogo Agote, del oftalmólogo Laglyeze, del
cardiólogo Ayerza, y de los bacteriólogos Roberto Wernicke, y Julio Méndez y su
cuñado Ricardo Lynch, se destacaron numerosos médicos, cirujanos y farmacéuticos, y
más luego cultores de nuevas especialidades como la radiología, y la endocrinología.
Entre los gastroenterólogos se destacó Juan Bautista Señorans, quien con uno de sus
discípulos y sobrino Aníbal J. Señorans inventaron sofisticados aparatos para extraer
jugos gástricos y analizarlos, que les valieron su reconocimiento en Argentina y Europa.
Entre los cirujanos argentinos, descolló Enrique Finochietto, quien concibió y elaboró
instrumentos y aparatos para uso quirúrgico que se extendieron a todo el mundo.
Inventó el frontolux, un sistema inspirado en las lámparas de los mineros que, ceñido a
la frente del cirujano, permite iluminar el campo operatorio puntual a la visión del
cirujano; el "empuja ligaduras", para detener las hemorragias; el porta-agujas, en
diversas medidas y formatos; la pinza Doble utilidad, usada para hemostasia y como
pasahilos; el aspirador quirúrgico para limpiar la sangre del campo operatorio; las
"valvas de Finochietto", para separar órganos; la cánula para transfusiones; la mesa
quirúrgica móvil, manejada con pedales e impulsada por motor eléctrico, que permite
colocar al paciente en cualquier posición para facilitar la operación; el banco para
2485
Ver Negroni, 2011.
2486
Para Agote y la transfusión de la sangre, ver Asúa, 2010a, 153-154.
2487
Para las contribuciones originales de la medicina argentina, ver Agüero, Kohn Loncarica (†),
Sánchez, y Trujillo, 2007.
2488
Fontenla Facal, 1920, 17.
2489
Ver Ayerza, 1925.
2490
Esa cinta se encuentra en los archivos del Museo del Hospital de Clínicas y ha sido exhibida
numerosas veces, incluso televisivamente.
505
2491
Deysine, 1973.
2492
Sobre Tomás Varsi, figura olvidada de la medicina argentina, ver Berra, 2011.
2493
Sobre Tomás Varsi, figura olvidada de la medicina argentina, ver Berra, 2011.
2494
Los pediatras argentinos fueron: Gregorio Araoz Alfaro, Profesor de la Facultad de Medicina de
Buenos Aires, Jefe de Servicio del Hospital San Roque (hoy Ramos Mejía) y Presidente de la Sociedad
Argentina de Pediatría; Antonio Arraga, Director del Hospital de Niños de Buenos Aires; Ricardo Lynch
y Peréz Avendaño, médicos de los hospitales de Buenos Aires; Daniel J. Cranwell y Marcelino Herrera
Vegas, cirujanos de los hospitales de Buenos Aires; Angel M. Centeno, Profesor de Pediatría de la
Facultad de Medicina de Buenos Aires, Director de la Casa de Expósitos (hoy Hospital Pedro de Elizalde)
y primer Presidente de la Sociedad Argentina de pediatría; Desiderio F. Davel, Jefe del Servicio de
Enfermedades Infecciosas de la Casa de los Expósitos; Marcelo Viñas, médico del Hospital de Niños de
Buenos Aires. El representante uruguayo fue el Prof. Luis Morquio, figura cumbre de la pediatría oriental
y americana, Profesor de Clínica Pediátrica de la Facultad Medicina de Montevideo, fundador y Primer
Presidente de la Sociedad Uruguaya de Pediatría y creador del Instituto Interamericano del Niño. El Prof.
Carlos Arthur Moncorvo de Figueiredo, Director de la Policlínica General de Río de Janeiro, reconocido
como padre de la pediatría brasileña, fue su representante.
506
Con motivo de la hegemonía del positivismo en Francia, la evolución del derecho entró
a multiplicarse con la denominada escuela de la exégesis, cuyo máximo cultor fue
Raymundo Troplong, en gran medida inspirado en Carl Friederich Von Savigny. La
intensidad de la proliferación de especialidades jurídicas fue avasallante y también tuvo
su expresión en nuestro país y en toda América Latina.2498
Los derechos civil y comercial, por cierto los campos más ricos y numerosos en
instituciones jurídicas alcanzaron un total de 962 y 385 tesis respectivamente. Estos
últimos fueron a su vez desagregados en sub-instituciones jurídicas tales como la de
contratos (obligaciones) con 162 tesis, derecho de familia (matrimonio, divorcio,
alimentos, concubinato, adopción) con 144 tesis, sucesiones (legítimas, forzosas e
2495
Ver Armus, 2007a, 310-313. Para las contribuciones argentinas originales a la Radiología, ver Gotta,
Buzzi, y Suárez, 2009. Para los aparatos inventados por el químico Atanasio Quiroga, ver Carnevale
Bonino y López,1973.
2496
ver Gotta, Buzzi, y Suárez, 2009.
2497
Fontenla Facal, 1920, 215.
2498
Ver Chiappini, 1984.
507
intestadas) con 249 tesis, derechos reales con 185 tesis, derecho de autor con 29 tesis, y
derecho internacional privado con 73 tesis.
Esta desagregación no incluye aquellas tesis que escaparon a la división clásica del
conocimiento jurídico vigente a fines de siglo, y que incursionaron en temáticas
interdisciplinarias y transdisciplinarias, tales como la municipalización de los servicios
públicos, el maquinismo y el progreso, los conflictos de nacionalidad, los medios
alternativos de justicia, la psicología y la sociología del delito, el estudio administrativo
sobre la condición de la clase obrera, etc.
2499
Cutolo, VII, 44-46.
2500
Cutolo, IV, 335-336.
2501
Cutolo, IV, 320.
2502
Díaz Couselo, 2009.
2503
Ver Cracogna, 2006; y Díaz Couselo, 2009, 6-8. Para la relación entre la historia del derecho y la
dogmática jurídica en el pensamiento de Carlos Cossio, ver Díaz Couselo, 2003.
2504
Díaz Couselo, 2011.
2505
Zaragoza, 1996, 240. Sobre Vucetich, ver Cutolo, VII, 696-697; y Ruggiero, 2001. Para el retrato de
identificación y la resistencia a la misma por parte de los cocheros de plaza de Buenos Aires, ver García
Ferrari, 2007. Sobre la visita de Gori a Sierra Chica, ver Gori, 1899; y Caimari, 2004, 99 y 118. Para las
nuevas formas de control de la población en las grandes ciudades mediante sistemas de identificación
como los registros policiales, los archivos fotográficos criminales, los retratos hablados, el método
antropométrico y las huellas digitales, ver Nouzeilles, 2000; y Rodríguez Pérsico, 2001.
508
2506
Palermo, 2004, cit. en Haidar, 2008, 60, nota 43.
2507
No obstante ello, Vaquer (1968) trae un nutrido recuento de la contribución en materia de ingeniería
industrial y química, ver Vaquer, 1968, 294-295..
2508
Una tesis de 1914, escrita por José L. Pertile, es un estudio comparado entre el puente Town y el
Vierendeel.
2509
Myers, 1992, cit. en García, 2010, 192.
509
Dentro de estos grandes rubros, las especialidades más numerosas fueron, a saber: aguas
corrientes (14), cable-carriles (8), caminos (20), diques (50), embalses (15), esclusas
(35), escuelas (7), estaciones de trenes (16), ferrocarriles (42), faros (26), gradas
rodantes (13), máquinas (7), muelles de cemento armado (22), obras de riego (33), obras
de saneamiento (17), puertos (24), talleres (6), usinas (9), viaductos (10), y puentes
metálicos (51), de vías férreas (10), de mampostería (12), de madera (19), de cemento
(48), de hierro (11), y de hormigón armado (7). Este despliegue ingenieril evidenciaría
que detrás del Plan de Estudios de esta Facultad existía una voluntad de dominio
geográfico material sobre el entero territorio nacional.2510
Entre las verdaderas hazañas ingenieriles que desafiaron los modelos de la ingeniería
central, podemos mencionar la red de caminos, el ferrocarril a Huaytiquina o Tren de las
Nubes (Ing. Albino Vollenweider), el Puente Colgante de Santa Fé (Ing. Alberto S.
Monis), la obra ferroviaria de Pompeyo Moneta, y el riego del Alto Valle del Río Negro
(Ingenieros Cesar Cipolletti y Guido Jacobacci, ambos suegro y yerno
respectivamente).2511 Otros casos que han sido siempre recordados fueron el tren de
trocha angosta más largo del mundo y los hoteles Puente del Inca y Termas de
Villavicencio (Ing. Raúl Dubecq).2512 En materia telegráfica también se dieron casos de
obras ingenieriles notorias, tal como la que unió la frontera de Chile y Argentina.2513
2510
Grange, 2013, 108.
2511
Sobre caminos y modernización urbana en la Argentina, 1918-1939, ver García Heras, 1985. Para la
construcción del universo simbólico del camino en la Argentina de los años treinta, ver Ballent, 2005.
Para el ferrocarril a Huaytiquina, ver Tomeo, 1972; Hume, 1985; y Jurcich, 1995. Sobre Maury, el
hombre que construyó Huaytiquina, ver Crisorio, 1983. Para el ferrocarril Huaytiquina desde la geografía
histórica del territorio de los Andes, ver Benedetti, 2005
2512
Para el tren de trocha angosta mas largo del mundo: La Trochita en la Patagonia, ver Oriola, 2003.
Para el tren presidencial de trocha angosta, ver Moscaro, 2009.
2513
Para la red telegráfica y las estrategias de control y contacto en la frontera entre Chile y Argentina,
ver Hevilla, 2000.
2514
Fontenla Facal, 1920, 107.
510
Las tesis agronómicas y sus cultores se centraron en el riego (Facio, Pico, White,
Ivanissevich, Scasso), los pantanos (Ferrari), la crisis lechera (Ancízar Samper), la flora
microbiana de la leche (Devoto), la denitrificación de suelos (Garbes), la poda de
árboles frutales (Luna), la mestización de los bovinos (Pereda), desagues (Ovejero
Urquiza), camélidos (Araujo), mezclas sulfo-cálcica como insecticida (Lizer), prados
naturales (Zemborain), rotación de cultivos (Méndez), baño de ovejas (Trico),
defecación de jugos de caña (Könekamp), conservación de frutas (Bacigalupo), forrajes
verdes (Paulsen), sevicultura (Rognoni), carbunclo (Urquiza Anchorena), cultivo del
algodonero (Bruchmann), y fabricación de pasta (Viana).2521
2515
Candioti, 1920, 767-771.
2516
Cutolo, I, 461. Cutolo omite en la biografía de Birabén su trabajo sobre las leyes de herencia.
2517
Cecchetto, 2008, 126-127.
2518
Cecchetto, 2008, 128-134.
2519
Cutolo, I, 197.
2520
Para la historia de la Facultad de Ciencias Veterinarias, ver Perez, 2004.
2521
Candioti, 1920, 785-789
511
Las tesis químicas y sus cultores se centraron en tópicos de muy alta diversidad tales
como destilaciones (Magnin), colorantes (Damianovich, Nicola Orsini), tenería (Rumí),
minerales (Bado, Mazza), sales de zinc y manganeso (Lara), carbones vegetales (Pattin),
mármoles (Rouquette), arenas (Grianta), aleaciones (Sánchez Díaz), manchas de sangre
(Fliess), hemoglobina (Sanguinetti), cenizas de yerba mate (Meoli), tobas volcánicas
(Edo), levaduras (Lejeune), cloruros (Zappi), aceites (Sabatini), jabones (Ferreyro),
coloides (Gándara), harinas de trigo (Gollán), soluciones salinas (Wernicke, Blanc,
Torre), alotropía (Chiodin), silicato (Perazzo), arsénico (Schaeffer), tosca de Mar del
Plata (Valentini), resina de la araucaria (Angli), hidrología (Raffo), cracking de los
petróleos (Dankert), estracto del quebracho (Meaurio), residuos de la vinificación
(Masquijo), y catálisis (De Michelis).2522
Las cuarenta (40) tesis de filosofía y letras y sus cultores entre 1901 y 1919, se
centraron alrededor de heterogéneas temáticas, tales como helenismo (Ibarra), razas
humanas (Ivancovich), feminismo (López), geografía (Marín), teatro calderoniano
(Díaz), factor económico en la historia (Aguirre de Olivera, De Miguel), cerámica
funeraria (Debenedetti), poesía (Murino, Vázquez), craneometría (Dillenius),
organicismo (Anastasi), dramaturgia (Velasco y Arias), literatura (Fernández Coria),
misiones jesuíticas (Suárez), diplomacia (Santesteban), familia (Almieva), historia
(Oliver, Flarioto), y estética (Smith de Kurth).2523
2522
ver Candioti, 1920, 775-780.
2523
Ver Candioti, 1920, 781-784.
512
en la UBA, y sus cultores entre 1916 y 1919, se centraron alrededor de una docena de
temáticas, entre las cuales descollaron las políticas comerciales, el problema obrero, la
población, y la inmigración. Dichas temáticas fueron: políticas comerciales (Acevedo,
Balbiani, Blanco, Catán, Estrabou, Morera, Remedi), hipotecas (Barrau, Pessagno),
redescuentos (Bastiani, Legeren, Botello), problema obrero (Casacuberta, Pasquali,
Segurola), accidentes de trabajo (Casas, Sánchez Antelo, Mellogno), población e
inmigración (Serra, Fideleff, Mascheroni, Puppo, Poli), liquidación de sociedades
(Flodiola), inventarios y balances (Flodiola), crédito agrícola (Juillerat), papel moneda
(Lafiandra), política agraria (Manzini), régimen inmobiliario (Greffier), régimen agrario
(Settel), régimen aduanero (Tiscornia), caja de pensiones (Arduino), industria molinera
(Arturo), industria vitivinícola (Bottaro, Gialdini), sociedades anónimas (Calvinho),
proteccionismo azucarero (García Tuval), caza y pesca (Oklander), clearing house
(Forné), ley de quiebras (Fraga), y petróleos (Sepich, Espondaburu). 2525
2524
Para el impacto del pensamiento Husserliano en la hermenéutica de Dilthey, que influyó a su vez en
Lamprecht y en Quesada, ver Thouard, 2004; Gros, 2009; Panico, 2011; y Leyva, 2012, 143-152. Y para
la influencia de Karl Lamprecht en la historiografía argentina, ver Pyenson, 2002.
2525
Candioti, 1920, 797-800.
513
Capítulo Décimo-Cuarto:
El mismo año de 1901, once académicos entre los cuales se encuentran Miguel Cané y
Rodolfo Rivarola firman otra nota en la que contestan la anterior. La opinión contenida
“…en ambas cláusulas puede concretarse así: el gobierno es una función reservada a los
universitarios, y la enseñanza secundaria debe de estar supeditada a semejante fin,
convirtiéndose en exclusivamente preparatoria para el ingreso a las Facultades”.2528 Esto
no será muy democrático si se quiere, “…y hasta resultará un poco libre la traducción de
idoneidad, único requisito exigido por la Constitución para ejercer cargos públicos, por
2526
Lugones, 1903, 62-63.
2527
Lugones, 1903, 62-63.
2528
Lugones, 1903, 62-63. Sobre los colegios nacionales como puente entre la escuela primaria y la
universidad, y como principal via de ascenso a posiciones directivas del estado, ver Vallejo, 2007, 110 y
113.
514
título universitario; pero tiene la ventaja de ser claro, propiedad nada común en el texto
según luego se verá”.2529
En este apartado sobre los deficits metodológicos y didácticos hemos de desarrollar tres
tópicos íntimamente ligados entre sí, a saber: los atrasos metodológicos en la
investigación científica, las rémoras didácticas en la docencia universitaria, y las
vocaciones perdidas y desequilibrios en el mercado ocupacional de las profesiones.
2529
Lugones, 1903, 62-63.
2530
Lugones, 1903, 62-63.
2531
Lugones, 1903, 62-63.
2532
Lugones, 1903, 62-63.
515
Esos estudios estaban entonces, a juicio de Bialet, “…estacionarios, están siendo una
verdadera rémora para el progreso humano; y sin duda alguna, esa inmovilidad de las
ciencias jurídicas, apenas alterada por la fuerza de los hechos es una de las causas más
poderosas de la incertidumbre y vaguedad de la época presente, en que las clases más
numerosas reclaman lo que les corresponde en los progresos de la civilización y en el
aumento de capitales y bienestar, que son su consecuencia, con una base de
conocimientos de la naturaleza física y moral del hombre, con un concepto más tosco
del derecho si se quiere, pero con ideas más sinceras, más humanas de la equidad y de la
justicia, que las que nosotros deducimos de un encadenamiento de silogismos, que en el
rigor dialéctico parecen de matemática exactitud, pero que la observación y
experimentación fisiológica tiran por tierra”.2534
Esa necesidad de abarcar todas las relaciones del derecho la sentían todos, “…pero nos
encontramos completamente a obscuras, a no ser unos pocos que han hecho de la
psicología experimental objeto preferente de sus estudios, y algo tienen que los ilumina
en las aplicaciones del derecho y los humaniza…”.2536
Tratamos de los derechos de la persona por nacer, de la legitimidad de los hijos, sin la
más leve noción de embriología; del régimen del matrimonio y la diferencia entre los
sexos y sus funciones nos es desconocida; hablamos de la razón, de las incapacidades
fisiológicas, sin noción alguna de las influencias entre lo físico y moral del hombre, y
hablamos de todo esto en la legislación, en el foro y sentenciamos como boca del ganso,
por lo que los médicos nos quieren dar, y éstos, de buena fe, nos dan a veces errores
crasos, porque no tienen, a su vez, la noción fundamental del derecho y de su
2533
La Prensa, 7 de enero de 1904, p.4.
2534
La Prensa, 7 de enero de 1904, p.4.
2535
La Prensa, 7 de enero de 1904, p.4.
2536
La Prensa, 7 de enero de 1904, p.4.
516
Acá en Argentina, no entendiendo que Vélez Sarsfield, en materia de los derechos del
feto y del póstumo, ”…se ha inclinado al derecho anglosajón, guiado por la luz de la
libertad, que es una base y uno de los fines de nuestro sistema institucional”, se nos
quiere volver “…al derecho francés y al derecho viejo medioeval, que en el caso nos
regía”. 2538
Por el contrario, allá, en Europa, “…oímos las alabanzas de procedimientos que están
por abandonar, por malos y deficientes las naciones que los tienen como ley, y que
vienen hacia nosotros, pidiéndonos algo mejor que hace tiempo nos rige; y más allá,
aplicamos sin criterio lo de fuera, a pesar de no caber aquí”.2539
No hacía mucho, con motivo de un accidente del trabajo, Bialet vió “…un informe
médico-legal que el juez aceptó de lleno. Burri está hablando en el dictamen pericial;
muy erudito, pero que tiene un pequeño inconveniente de que Burri comenta y aplica en
el caso una ley excelente de seguro obligatorio contra los accidentes de trabajo, que
nosotros no tenemos; y no podemos tratar sino de la indemnización patronal,
insuperablemente legislada en nuestro Código Civil; no especialmente para los
accidentes industriales, si no para toda clase de accidentes, para toda responsabilidad
civil, lo que el ilustre codificador argentino encaró desde el punto de vista, que ahora,
después de medio siglo, empiezan a colegir en Europa, los más sabios
jurisconsultos”.2540
En la sentencia del caso aludido, el juez no pudo dejar de decir: “también cuando mi
pierna se rompió, me pasaron tales cosas”, y aunque lo que haya pasado, el juez
particularmente fuera del juicio nada tiene que hacer en éste, la sentencia demuestra con
que fuerza se impone a la conciencia del juez la experiencia de los hechos que son datos
para sus sentencias”.2541
Enderezar la enseñanza por las vías “…de la autonomía y la libertad, de la lucha del
mérito y de la constancia, encarrilar el derecho por la observación y la experimentación
científica conducirá forzosamente a soluciones racionales de la cuestión social. Uno se
pierde en el campo de las consecuencias que el hecho tendría”.2542
2537
La Prensa, 7 de enero de 1904, p.4.
2538
La Prensa, 7 de enero de 1904, p.4.
2539
La Prensa, 7 de enero de 1904, p.4.
2540
La Prensa, 7 de enero de 1904, p.4.
2541
La Prensa, 7 de enero de 1904, p.4.
2542
La Prensa, 7 de enero de 1904, p.4.
517
Sólo una observación muy apresurada de los acontecimientos “…puede atribuir estos
desórdenes al capricho de unos cuantos estudiantes de más o menos lauros escolares.
Tampoco es exacto que resulten de un estado general de descomposición del país: esta
figura de retórica es una de las tantas mentiras convencionales que sirven para las luchas
políticas, pero que no debemos aceptarla, por ahora, como causa seria de fenómenos
sociales. En las civilizaciones democráticas el subido progreso material implica
inteligencia y moralidad”.2544
En cuanto al proceso de su decadencia, Juan Agustín García (h) recordaba que durante
sus años de profesorado pudo seguirla paso a paso. Para García (h), dos causas llevaban
“…fatalmente a la Facultad a su lamentable estado actual: la relajación de todas las
disciplinas y la indefensión completa y absoluta por el progreso de nuestras ciencias
sociales”.2545 Lógicamente la segunda era la más importante --pues hacía hincapié en la
organización del conocimiento y en los contenidos del mismo e implícitamente en la
reivindicación de la cátedra libre-- “…la razón de todas las inexplicables bondades y
tolerancias”.2546 La supresión de las faltas, las varias épocas de exámenes, la
indulgencia consagrada como cualidad meritoria en la recepción de las pruebas, eran
consecuencias obligadas del primer factor. Alguna vez se quiso reaccionar: J. J. Montes
de Oca, que era severo, proyectó una sóla época de exámenes, por razones de higiene
intelectual y disciplina”.2547
Una ciencia artificial que permanece en la memoria sólo hasta la fecha de examen
(22-IX-1904)
2543
Juan A. García a Manuel Láinez (1904): “Sobre el conflicto en la Facultad de Derecho, en El Diario,
22 de septiembre de 1904, y en Juan A. García, Obras Completas, 1386-1387
2544
Juan A. García a Manuel Láinez (1904): “Sobre el conflicto en la Facultad de Derecho, en El Diario,
22 de septiembre de 1904, y en Juan A. García, Obras Completas, 1386-1387
2545
Juan A. García a Manuel Láinez (1904): “Sobre el conflicto en la Facultad de Derecho, en El Diario,
22 de septiembre de 1904, y en Juan A. García, Obras Completas, 1386-1387
2546
Juan A. García a Manuel Láinez (1904): “Sobre el conflicto en la Facultad de Derecho, en El Diario,
22 de septiembre de 1904, y en Juan A. García, Obras Completas, 1386-1387
2547
Juan A. García a Manuel Láinez (1904): “Sobre el conflicto en la Facultad de Derecho, en El Diario,
22 de septiembre de 1904, y en Juan A. García, Obras Completas, 1386-1387
518
Era sabido para García (h), que “…la asimilación de las ideas requiere cierto tiempo. El
mecanismo mental es delicado y complejo. A veces un concepto de importancia, un
sistema [jurídico] como el de Savigny necesita varios años para colorear una
inteligencia y modificar las fuerzas subconscientes que elaboran nuestros pensamientos,
coordinándolos. Así las varias épocas de exámenes facilitan el título con una ciencia
artificial, que permanece en la memoria hasta la fecha de las pruebas”.2548
El alumno que estudia “…el código civil en dos años, que prepara su economía política
entre diciembre y mayo, ignora, por razones fisiológicas, las dos materias, y es muy
posible que haya sufrido una ligera perturbación en su inteligencia, y otra más grave en
su sentimiento moral. No es admisible que se traten con ese desparpajo las disciplinas
morales que constituirán el eje de la vida. Así se forman improvisadores y farsantes, la
plaga de nuestras democracias”.2549 La probidad intelectual, “…tan necesaria como la
moral, se cultiva en las universidades, y la clase concienzuda, el examen rígido, son
como lecciones de objetos que incrustan en el alma del alumno el respeto íntimo de la
verdad científica. Es sabido que el consejo superior, por razones de lógica jurídica y a
propósito del significado y trascendencia de un plural, revocó con criterio estricto una
buena iniciativa”.2550
Los programas quedaban estacionados durante una larga serie de años. El profesor
“…se sabe de memoria lo poco que dicta desde la cátedra. Espera que los alumnos
repitan sus frases para considerarlos dignos de distinción. Alrededor de las viejas teorías
no germina ninguna idea nueva, ni propia ni ajena. Es la inmovilidad absoluta, el
estancamiento de letras y ciencias. A tales profesores, tales alumnos. Es imposible
exigir a estos lo que falta a aquellos. Y así va perpetuándose la mediocridad derivada de
2548
Juan A. García a Manuel Láinez (1904): “Sobre el conflicto en la Facultad de Derecho, en El Diario,
22 de septiembre de 1904, y en Juan A. García, Obras Completas, 1386-1387
2549
Juan A. García a Manuel Láinez (1904): “Sobre el conflicto en la Facultad de Derecho, en El Diario,
22 de septiembre de 1904, y en Juan A. García, Obras Completas, 1386-1387
2550
Juan A. García a Manuel Láinez (1904): “Sobre el conflicto en la Facultad de Derecho, en El Diario,
22 de septiembre de 1904, y en Juan A. García, Obras Completas, 1386-1387
2551
El Diario, viernes 21 de julio de 1905
519
la instrucción juvenil, de esa juventud que clama por lo mejor, por lo moderno, por la
última palabra del progreso”.2552
Acto continuo tomó la palabra el presidente Garro diciendo “…se felicitaba que la idea
de formar una reunión, con el carácter de la que en estos momentos se celebraba,
hubiera podido ser llevada a la práctica, e invitó a los miembros para que se abriera el
debate”.2554 El académico Francisco J. Oliver,2555 fundó en seguida una moción “…para
que se trataran los temas que habían presentado los profesores, por el orden en que se
hubiesen enviado a la Facultad, a cuyo efecto pidió informara la Secretaría”.2556 El Dr.
Matienzo, en un ataque de celo endogámico (o auto-reclutador), dijo que “…como
iniciador de esta reunión, en una de las sesiones de la academia quería dejar sentado su
opinión, respecto de la naturaleza de esta asamblea: que no se la debía tomar como un
verdadero congreso pedagógico sino que su intención fue la de demostrar que en el seno
de la Facultad hay elementos intelectuales suficientes como para ponerse a la cabeza de
la ciencia jurídica en la república. En seguida se adhirió a lo propuesto por el Dr.
Oliver”.2557
A renglón seguido, el Dr. Oliver presentó “…un tema importante que dio origen a
disensiones, que los profesores suplentes enviaran a la asamblea de la Facultad,
juntamente con los titulares los programas de sus respectivas asignaturas, y que la
Asamblea resolvería, de acuerdo con las reformas que se introdujeran”.2558 Fundó su
voto en contra el Dr. Canale y a favor Alfredo Colmo, “…terciando en la discusión el
flamante profesor de Derecho Civil Dr. [Jesús H.] Paz, diciendo que una cuestión
dificilísima, se podría encuadrar en una frase modesta y que no se podría evaluar la
ciencia de un profesor por un mero programa presentado”.2559
Para manifestar “…que él no sabía que se discutía, dado el curso que seguía el debate”,
Honorio Pueyrredón también pidió la palabra para inquirir acerca de lo que se discutía
2552
La Reforma Universitaria en La Prensa, 6 de marzo de 1906, p.4, col.6 y 7,
2553
Asamblea Universitaria-La Reunión de Anoche, en El Diario, jueves 22 de junio de 1905,
2554
Asamblea Universitaria-La Reunión de Anoche, en El Diario, jueves 22 de junio de 1905,
2555
Fontenla Facal, 1920, 161.
2556
Asamblea Universitaria-La Reunión de Anoche, en El Diario, jueves 22 de junio de 1905,
2557
Asamblea Universitaria-La Reunión de Anoche, en El Diario, jueves 22 de junio de 1905,
2558
Asamblea Universitaria-La Reunión de Anoche, en El Diario, jueves 22 de junio de 1905,
2559
Asamblea Universitaria-La Reunión de Anoche, en El Diario, jueves 22 de junio de 1905,
520
El examen del alumno universitario, como pieza del arsenal pedagógico, debía consistir,
a juicio del civilista José Olegario Machado, en buscar “…la demostración de la
competencia del alumno, no en saber responder, sino probando que domina la materia
sobre que se examina, ya sea escribiendo una memoria científica y sosteniendo sus
conclusiones, ante los profesores que lo examinan y hacer las observaciones del caso; ya
sea presentando una disertación o trabajos que prueben su competencia, explicando los
principios sostenidos en ella, en una palabra una demostración tangible de que sabe la
materia y no repite de memoria lo que ha aprendido, sin darse cuenta de su importancia
y fundamentos”.2563
Una cosa es saber y poder escribir y profundizar un punto cualquiera de una ciencia,
“…y otra estar preparado para responder. Uno de los hombres más competentes en
materia de enseñanza decía hace muchos años, hablando del examen oral en Francia:
“es una preparación, cuyo objeto es aprender no para saber, sino para responder”.2564
2560
Asamblea Universitaria-La Reunión de Anoche, en El Diario, jueves 22 de junio de 1905,
2561
Asamblea Universitaria-La Reunión de Anoche, en El Diario, jueves 22 de junio de 1905,
2562
Asamblea Universitaria-La Reunión de Anoche, en El Diario, jueves 22 de junio de 1905,
2563
Jose Olegario Machado, Reconstrucción Universitaria- Competencia y Título Científico, en La
Prensa, 14 de diciembre de 1903, p.4,
2564
Jose Olegario Machado, Reconstrucción Universitaria- Competencia y Título Científico, en La
Prensa, 14 de diciembre de 1903, p.4,
521
2565
Exámenes por Emilio Becher o Stylo, en La Nación, 26 de marzo de 1906,
2566
Exámenes por Emilio Becher o Stylo, en La Nación, 26 de marzo de 1906,
2567
La Universidad, en La Nación, 30 de diciembre de 1871, año II, n.583-
2568
La Reforma Universitaria en La Prensa, 6 de marzo de 1906, p.4, col.6 y 7,
2569
La Reforma Universitaria, en La Prensa, 6 de marzo de 1906, p.4, col.6 y 7,
2570
La Reforma Universitaria, en La Prensa, 6 de marzo de 1906, p.4, col.6 y 7,
2571
La Reforma Universitaria, en La Prensa, 6 de marzo de 1906, p.4, col.6 y 7,
2572
La Reforma Universitaria, en La Prensa, 6 de marzo de 1906, p.4, col.6 y 7,
522
Pero “¿es verdad que acordar una recompensa al mérito sea más justo que otorgarla a la
suerte? La suerte [del bolillero] es una virtud personal, como el talento o la aplicación.
Es una especie de mérito, involuntario como los otros”.2573 Nuestra vida no es “…sino
una sucesión de casualidades. No hay un solo acto importante de la conducta, la
vocación profesional, el matrimonio, la fortuna, que no se deba al azar exclusivo. Y la
misma inteligencia ¿Qué es sino el resultado de una combinación de fuerzas casuales
predestinadas por el designo de la especie?”.2574 Quince años después, Quesada repetía
el mismo anhelo pidiendo que la universidad concluya “…por despojarse del resabio
escolástico memorista de la lotería examinatoria anual con bolillero en cada clase”.2575
Al fin y al cabo, ni los planes de enseñanza del Ministro Fernández “…han llenado las
aspiraciones del país, ni sus reglamentos demuestran conocimientos profundos de la
materia pedagógica, tal como ha sido expuesta por los tratadistas modernos”.2576 Si así
no fuera, los alumnos avanzados, de 4º año por ejemplo, “…no serían obligados a
estudiar 12 materias que abarcan la literatura contemporánea, española y americana, la
francesa o inglesa, la topografía, la cosmografía, la historia contemporánea, la geografía
o historia argentina, la física, la química, la historia natural, la instrucción cívica y el
dibujo”.2577 Más aún (y sin entrar al estudio del plan), para el Ministro Fernández, “…la
tan ponderada polifurcación se resiente de la pésima elección de las materias. Por
ejemplo, como materia especial para los estudiantes de derecho, se exije dos años más
de física: gravedad, óptica, acústica, calor y electricidad”.2578
Por qué razón se preguntaba el editor de El Tiempo, que bien puede tratarse del propio
Ernesto Quesada, “¿No se ha estudiado ya en 4º año las nociones generales de física? Si
el Sr. Ministro, quería enseñar alguna ciencia natural, para llenar el horario de 5º y 6º
año, en el que ya figuran 12 horas semanales de Latín ¿Por qué no ha elegido más bien
la fisiología y la anatomía que al fin pueden ser la base de los estudios de la ciencia
penal?”.2579
2573
Exámenes por Emilio Becher, en La Nación, 26 de marzo de 1906,
2574
Exámenes por Emilio Becher, en La Nación, 26 de marzo de 1906,
2575
Cánter, 1936, 526.
2576
El Conflicto Estudiantil-Referéndum y Anarquía, en El Tiempo, Lunes, 9 de mayo de 1904,
2577
El Conflicto Estudiantil-Referéndum y Anarquía, en El Tiempo, Lunes, 9 de mayo de 1904,
2578
El Conflicto Estudiantil-Referéndum y Anarquía, en El Tiempo, Lunes, 9 de mayo de 1904,
2579
El Conflicto Estudiantil-Referéndum y Anarquía, en El Tiempo, Lunes, 9 de mayo de 1904,
523
Decíamos más arriba que en la década del 70 el estudiante J. M. Ramos Mejía había
denunciado que en el Reglamento de la Facultad de Medicina, “…se consignan herejías
como la de que no se puede admitir en un concurso de oposición a ningún extranjero,
…que se presentara a solicitar una cátedra ¡”.2580 Abonando esa tradición retrógada,
treinta años más tarde, en 1898, el Ministro Magnasco, en el alegato defensor de su
proyecto educativo, sostenía que se imponía como obligatoria la ciudadanía argentina a
quienes dictaran cursos de historia y geografía argentinas.
2580
José María Ramos Mejía al Director de La Prensa, La Facultad de Medicina (artículo comunicado),
en La Prensa, 30 de diciembre de 1872, p.1.
2581
Exposición de Cargos contra la Academia de la Facultad de Ciencias Médicas-- El Asunto del Dr.
[Valentín de] Grandis, en La Argentina, 8 de marzo de 1906, p.15 [reeditado el sábado 24 de marzo de
1906]. Para la historia de la psicología en la Argentina y la obra de Horacio Piñero, ver Gotthelf, 1969.
524
En medio del cambio de gobierno provocado por el deceso del presidente Manuel
Quintana y el nombramiento de Federico Pinedo (p) como Ministro de Instrucción
Pública (no confundir con su hijo homónimo quien fuera en el siglo XX Ministro de
Hacienda de Agustín P. Justo), se dio impulso a la modificación del Estatuto
Universitario. La formación de mayorías vinculadas en cuerpos numerosos, se evitaría
para Pinedo “…con la renovación periódica de los académicos, en todo o en parte,
renovación que venga de la fuente de todo prestigio: la opinión pública”.2585 Dicha
opinión pública aparece, según Pinedo, “…inerme y anónima, pero en realidad es la
fuerza que en el nuestro y en todos los países, ahora y en todos los tiempos, ha
trasformado eficazmente las instituciones envejecidas o perniciosas. La perpetuidad de
los académicos, a semejanza de los inmortales de Francia [o Collége de France], y
como allí; la elección de los candidatos a las vacantes por la academia misma, impiden
todo cambio benéfico en las ideas o propósitos que lleguen a formarse en institutos de
2582
Comisión ejecutiva designada por la asamblea de profesores titulares y suplentes de la Facultad de
Ciencias Médicas al Rector Leopoldo Basavilbaso, en El País, 27 de abril de 1904, y La Reforma
Universitaria-Importantes Comunicaciones, y La Cuestión Universitaria-La reforma de los estatutos y de
la ley-Opinión del Profesorado Médico, en La Nación, miércoles 27 de abril de 1904,
2583
Comisión ejecutiva designada por la asamblea de profesores titulares y suplentes de la Facultad de
Ciencias Médicas al Rector Leopoldo Basavilbaso, en El País, 27 de abril de 1904, La Reforma
Universitaria-Importantes Comunicaciones, y La Cuestión Universitaria-La reforma de los estatutos y de
la ley-Opinión del Profesorado Médico, en La Nación, miércoles 27 de abril de 1904,
2584
Comisión ejecutiva designada por la asamblea de profesores titulares y suplentes de la Facultad de
Ciencias Médicas al Rector Leopoldo Basavilbaso, en El País, 27 de abril de 1904, La Reforma
Universitaria-Importantes Comunicaciones, y La Cuestión Universitaria-La reforma de los estatutos y de
la ley-Opinión del Profesorado Médico, en La Nación, miércoles 27 de abril de 1904,
2585
Noticias Universitarias- La Contestación del Ministro de Justicia e Instrucción Pública [Federico
Pinedo], en La Prensa, 1 de abril de 1906, p.5, col.5 y 6,
525
Lo que había llegado a obstruir toda posible armonía era para Manuel Láinez, el editor
de El Diario, “…la evidencia del descrédito en que había caído la facultad [o
Academia], como tal facultad; era el excluyente y chinesco carácter del mandarinato
que había llegado a asumir esta otrora prestigiosa corporación, sindicándose como
gobernada sin altura, accesible al favor y a la flaqueza humana. Con esta causa esencial
de descrédito se unió la evidencia de la inutilidad práctica de esa ostentosa y solemne
rueda, susceptible de una adaptación mejor y más práctica al mecanismo universitario
una vez limitado en su desplazamiento y fijada en el carácter de un nuevo aparato de
relación dentro del mecanismo de la alta enseñanza”.2587
A propósito del clima vigente en la Facultad, cuando a Ricardo Rojas le llegó el turno
de publicar un ensayo en La Nación entregó a la redacción un artículo que felizmente
no fue revisado, titulado “La oligarquía universitaria” [en realidad se tituló La Crisis
Universitaria que se publicó el 3 de marzo de 1906]. Allí Rojas atacaba directamente
la cristalización del ambiente que había visto en la Facultad, con verdadera repugnancia.
“Al par que en una suerte de vivero universitario, los profesores viejos, sostenía Ricardo
Rojas, preparaban a sus propios hijos para las cátedras futuras. Ya cuando estudiante,
los amigos del padre, miembros del tribunal, le facilitaban el examen; y al recibir su
diploma lo colocaban, sin concurso, en la primera suplencia. Y después, nos creíamos
con derecho para espantarnos cuando el resto de los doctores que se dispersaba por las
catorce provincias, iba a servir desde las magistraturas judiciales, los intereses de los
despotismos bastardos y de las opresiones políticas…”.2588
El jefe de redacción, José Luis Murature, se apercibió “…del alcance que el ensayo
tenía, después de publicado. Confiado, como acontece comúnmente en los periódicos,
había descuidado su lectura minuciosa, esperanza que por otra parte, yo también
abrigaba”.2589 -¡Pero amigo Rojas!...”…me dijo una vez que me hizo presente en su
despacho requerido a hablar sobre el asunto- Ha causado usted un gran revuelo. Por
2586
Noticias Universitarias- La Contestación del Ministro de Justicia e Instrucción Pública [Federico
Pinedo], en La Prensa, 1 de abril de 1906, p.5, col.5 y 6,
2587
La debacle de la facultad, en El Diario—jueves, 15 de septiembre de 1904,
2588
Wilson [seudónimo de Ricardo Rojas], La Crisis Universitaria por Ricardo Rojas, en La Nación,
sábado 3 de marzo de 1906,
2589
Coviello, Alfredo La Semblanza del Príncipe de las Letras Argentinas (o la personalidad viviente de
Ricardo Rojas)
526
favor: no aborde temas de esta naturaleza. ¡Hay un sinfín de quejas y disgustos! Y así
es: bien me imaginaba la conmoción que mi denuncia pública contra la oligarquía
universitaria iba a causar. ¡Y nada menos que tomando por vehículo a La
Nación!...”.2590
Los académicos eran designados por el Poder Ejecutivo ad vitan. Y entre ellos se
distribuían las cátedras, “…pues no existían los consejos consultivos que hoy posee
cada una de las Facultades. Así, el parentesco, la influencia, eran decisivos para la
obtención de los cargos docentes”.2591
En 1919: “Basta decir que en la Facultad de Derecho existen cuatro profesores Rivarola.
Él [Rodolfo Rivarola], dos hijos [Horacio y Mario A. Rivarola] y un hermano [Enrique
Rivarola]. Basta agregar, que en el consejo académico de la misma facultad, compuesto
de seis miembros, en la época en que el doctor Rivarola era decano, su hermano era
también consejero”. Los consejos eligen los profesores y los profesores eligen los
consejeros, el círculo aprisiona y el torniquete actúa.2592
Era algo elemental, elucubraba el editor de El Diario Manuel Láinez, que las
instituciones debían marchar con los tiempos; “…no es razonable que se las quiera
conservar convertida en estatua de sal por mirar hacia atrás, hacia el pasado, como la
mujer de Loth; deben conservar siempre alguna ductilidad para amoldarse a las
exigencias de los tiempos nuevos. ¡El mundo marcha, caramba¡”.2593 Y realmente el
cuerpo académico no se había movido un paso, “…aunque parezca contradictorio o
paradójico decirlo, tratándose de una institución que si por respeto no debe llamarse
vetusta, tiene bien ganado el calificativo de venerable, viene bien decir que no pasan
años por ella ¡E pur si muove¡ Bien está que se mantenga la tendencia conservadora, el
espíritu reposado, garantías necesarias contra la comezón de ensayos, veleidades e
improvisaciones peligrosas; pero el sesudo pensar y el prudente proceder son
2590
Coviello, Alfredo La Semblanza del Príncipe de las Letras Argentinas (o la personalidad viviente de
Ricardo Rojas)
2591
Coviello, Alfredo La Semblanza del Príncipe de las Letras Argentinas (o la personalidad viviente de
Ricardo Rojas)
2592
Bianco, José (1920): La Oligarquía Universitaria (Librería Mendesky), p.64;
2593
La Cuestión Universitaria, en El Diario, Viernes, 18-III-1904.
527
compatibles con el movimiento, ley del progreso, y de marchar con tiento a no marchar
hay alguna distancia”.2594
Los profesores, los maestros de la alta cultura argentina “…no van a saber mas ni a…
más respetados porque se abrochen los hábitos aparatosos, porque se llaman
académicos, de una academia que… pasa de una fantasmagoría (con una autonomía
igualmente fantástica, no inaccesible a un escobazo simplificador que la del consejo
deliberante, que…. perturbador de la marcha sencilla d…. crsas y por salirse de cauce
no como se ha salido de la Facultad al confiarse en una camarilla, fue quitada de en
medio, sin que nadie lo eche de menos. Y eso que allí había raíces más hondas más
positivas, dentro del concepto del régimen comunal—mientras que esta… una
invención de la toga suficiente, mera egolatría profesional—una forma mas de la
“simulación”, que cabría en el reciente libro de [José María] Ramos Mejía [Los
simuladores del talento en las luchas por la personalidad y la vida]”.2595
2594
La Cuestión Universitaria, en El Diario, Viernes, 18-III-1904.
2595
La Facultad en la Cámara-La verdad fuera de ambas, en El Diario, 17 de septiembre de 1904.
Vezzetti (1985) atribuye esta situación al “…aluvión inmigratorio que vino a fijar la fábula “nacionalista”
de la elite del talento opuesta al materialismo y al afán de lucro de los extranjeros” (Vezzetti, 1985, 98).
2596
La Facultad en la Cámara-La verdad fuera de ambas, en El Diario, 17 de septiembre de 1904.
2597
La Facultad en la Cámara-La verdad fuera de ambas, en El Diario, 17 de septiembre de 1904.
2598
La Prensa, 7 de enero de 1904, p.4.
528
Le han enseñado al alumno “…a escudriñar defectos y la crítica mordaz, con ello han
muerto todo entusiasmo, y le han puesto en las alternativas de la adulación con los
fuertes, a la imposición voluntaria con los débiles; de anularse y seguir en todo la
iniciativa ajena o de imponer la suya, cuando puede, sin discusión ni criterio racional; el
orgullo y el desquite hacen lo demás, hasta llegar a la ley originalísima de la patada, tan
bien señalada por Sarmiento”.2600
En mayo de 1905 “…se presentó a la Academia de la Facultad una solicitud firmada por
más de 300 estudiantes y en la que se pedía una época extraordinaria de exámenes para
recuperar así en lo posible, el tiempo perdido durante la huelga estudiantil”. 2602
Un estudiante, Jorge Gómez [no hemos podido identificar de quien se trata], necesitaba
“…rendir inmediatamente sus exámenes, para ausentarse a Europa en compañía de su
familia y con tal objeto presentó días pasados una solicitud”.2604
Sin embargo, existía una reciente Resolución de la Facultad “…sobre los pedidos que
importan la fijación de una época extraordinaria con el agravante de que esa resolución
recayó en una solicitud firmada por gran número de estudiantes”.2605
2599
La Prensa, 7 de enero de 1904, p.4.
2600
La Prensa, 7 de enero de 1904, p.4.
2601
La Prensa, 7 de enero de 1904, p.4.
2602
En la Facultad de Derecho-Favoritismo de la Academia-Un caso concreto, en El País, 27 de julio de
1905,
2603
En la Facultad de Derecho-Favoritismo de la Academia-Un caso concreto, en El País, 27 de julio de
1905,
2604
En la Facultad de Derecho-Favoritismo de la Academia-Un caso concreto, en El País, 27 de julio de
1905,
529
Era necesario entonces que el público “…conozca estos detalles, para que se dé cuenta
de cómo esa institución universitaria se empeña en desprestigiarse, poniendo en práctica
un sistema de favoritismo [o acomodo] realmente chocante”.2607 El despacho favorable
de esa solicitud, “…es un precedente que sienta la Academia, y no sabemos como va a
resolver los múltiples pedidos iguales que en breve serán formulados por los estudiantes
que quieren irse a Europa o a cualquier otra parte. “La Academia no se ahoga en tan
poco agua, para eso tiene una mayoría católica y complaciente, e per si muove”.2608
El Secretario Dr. [Carlos] Robertson [Lavalle], pariente del Dr. Uballes, era además jefe
de trabajos de operatoria (rentado) y jefe de clínica (rentado), puestos todos que obtuvo
sin más méritos que “las influencias”. 2610
2605
En la Facultad de Derecho-Favoritismo de la Academia-Un caso concreto, en El País, 27 de julio de
1905,
2606
En la Facultad de Derecho-Favoritismo de la Academia-Un caso concreto, en El País, 27 de julio de
1905,
2607
En la Facultad de Derecho-Favoritismo de la Academia-Un caso concreto, en El País, 27 de julio de
1905,
2608
En la Facultad de Derecho-Favoritismo de la Academia-Un caso concreto, en El País, 27 de julio de
1905,
2609
Exposición de Cargos contra la Academia de la Facultad de Ciencias Médicas-- Los Dobles Puestos
Rentados (1)--Puestos de Favor, en La Argentina, 8 de marzo de 1906, p.15 [reeditado el sábado 24 de
marzo de 1906],
2610
Exposición de Cargos contra la Academia de la Facultad de Ciencias Médicas-- Los Dobles Puestos
Rentados (1)--Puestos de Favor, en La Argentina, 8 de marzo de 1906, p.15 [reeditado el sábado 24 de
marzo de 1906],
530
El sistema del texto, “…a veces escrito por el profesor o confeccionado con los apuntes
de clase, y que se convierte a la larga en fórmula rígida, de la cual nadie se atreve a
apartarse, implantándose así un dogmatismo que invita sin quererlo, al elemental
2611
Exposición de Cargos contra la Academia de la Facultad de Ciencias Médicas-- Los Dobles Puestos
Rentados (1)--Puestos de Favor, en La Argentina, 8 de marzo de 1906, p.15 [reeditado el sábado 24 de
marzo de 1906],
2612
Exposición de Cargos contra la Academia de la Facultad de Ciencias Médicas-- Los Dobles Puestos
Rentados (1)--Puestos de Favor, en La Argentina, 8 de marzo de 1906, p.15 [reeditado el sábado 24 de
marzo de 1906],
2613
Cutolo, I, 197-198.
2614
Cutolo, V, 663-664.
2615
Exposición de Cargos contra la Academia de la Facultad de Ciencias Médicas-- Los Dobles Puestos
Rentados (1)--Puestos de Favor, en La Argentina, 8 de marzo de 1906, p.15 [reeditado el sábado 24 de
marzo de 1906],
2616
Quesada, 1906, 113.
2617
Quesada, 1906, 113.
531
En este sub-apartado que trata el canibalismo académico que aceleró la caída del
mandarinato aristocrático, hemos de estudiar las adversidades académico-estudiantiles
(18-III-1904), los divisionismos estudiantiles (19-III-1904), las rivalidades político-
ideológicas, y las exhoneración de profesores médicos reformistas (1906).
La lógica elemental, el raciocinio natural, dicen que “…el antagonismo agudo entre
los estudiantes y la academia, no es un hecho puramente arbitrario; es un fenómeno
natural que tiene su causa y explicación en el hecho de no haber seguido la institución
universitaria proceso evolutivo, de no haber acompañado la derivación natural de las
cosas, el movimiento necesario de los espíritus hacia delante”.2621 Luego, conocido y
comprobado ese hecho, “…el P.E. no sólo debe sino que ha debido, contemplando las
exigencias del presente, proponer al congreso la reforma de la institución universitaria,
sin esperar a que la fruta se pudra en el árbol o a que se propongan los muchachos
bajarla a pedradas”.2622
2618
Quesada, 1906, 114.
2619
Quesada, 1906, 114.
2620
Quesada, 1906, 114.
2621
La Cuestión Universitaria-Análisis de los Hechos, en El Diario, Viernes, 18-III-1904,
2622
La Cuestión Universitaria-Análisis de los Hechos, en El Diario, Viernes, 18-III-1904,
532
debilitación de las fuerzas de los estudiantes, de acuerdo con la vieja máxima de los
déspotas: dividir para reinar. 2623
Tal era el texto del documento lanzado por los estudiantes a la luz pública y en el que,
“…cómo se ve, sin temores ni restricciones dan a conocer las diferentes fases del
movimiento poniendo al pie sus firmas, prueba elocuente de la convicción con que
proceden y de la espontaneidad de sus actos”.2624 Más adelante, en la Tabla XLVII
pudimos descubrir la identidad de una decena de dirigentes estudiantiles que luego
alcanzaron renombre en la lucha política.
Y no obstante los pocos anti-huelguistas compuestos por los que no llevan otras miras
que el interés personal, como los alumnos de 6º año [Alfredo V. Garbino, Carlos M.
Martínez, y Guillermo P. Olivera] que no han obrado sino por el impulso egoísta de
adquirir sus títulos para abandonar luego la Facultad a su propia suerte con la pedante
satisfacción de lucir sus placas construidas con dos años de anticipación, y de los
“afiladores”, monaguillos de los profesores que viven de chismes y zalamerías para
con ellos, no tuvieron el suficiente valor, el lunes pasado, en el momento del bochinche
para decir esta boca es mía, y protestar ante la actitud enérgica de los huelguistas, y eso
que estaban en mayoría abrumadora (según se jactan)”.2625
Las rivalidades entre científicos estaban a la orden del día. La prueba más fehaciente
estaba en el campo hegemónico de la paleontología, en la que el Perito Moreno,
discípulo entrañable de Burmeister, lidiaba con el ímpetu evolucionista y explorador de
Florentino Ameghino, al extremo de exonerar a este último de las filas del Museo de La
Plata.2626
2623
Facultad de Derecho-El Conflicto-Manifiesto de los Estudiantes, en El País, sábado 19 de marzo de
1904. Firmaban el manifiesto: Gustavo S. Gómez, Julián Díaz de Vivar Juan E. Solá, Eudoro Cisneros,
César Viale, Juan R. Mantilla, Salvador Boucau, Ángel Sánchez Elía, Adolfo Dávila (h), Belisario
Hernández, Eduardo de Rossi, Enrique Jorge, Pablo Grandjeand, José P. Pellegrini, Ricardo Tarnassi,
Juan E. Fitz Simon, Jorge Fernández Damianovich, Horacio F. Casado, Antonio de la Vega, Ángel Acuña
(h), Arturo Baibiene, Adolfo Zelada Pellicer, Néstor de la Puente, Alfredo Bianchi, Joaquín Rubianes,
León Rougués, Ernesto León O´Dena, Eduardo Sarmiento Laspiur, Eudoro Vargas Gómez, Salvador
Oría, Amado Sosa, Jorge Artayeta, Antonio Méndez, Leopoldo Loredo, Avelino Verón (h), Delfín
Carvallo Araya, J. Bernardino Acosta, Manuel M. Blanco, Pedro P. Arcondo, Julio A. Méndez, Benedicto
Cremonte, Mariano Reyna, Roque Stefanelli, Claudio Guerdile, Adolfo Bioy, Rafael Mantilla.
2624
Facultad de Derecho-El Conflicto-Manifiesto de los Estudiantes, en El País, sábado 19 de marzo de
1904,
2625
Facultad de Derecho-El Conflicto Estudiantil, en La Argentina, jueves 17 de marzo de 1904,
2626
Para las implicancias del conflicto Ameghino-Moreno sobre la colección de mamíferos fósiles
realizada por Carlos Ameghino (hermano menor de Florentino) en su primera exploración al río Santa
Cruz, ver Fernicola, 2011. Para el legado lujanense de Ameghino, ver Toledo, 2011.
533
Diferenciaciones políticas
Provisión de las Cátedras Vacantes por exoneración de los Profesores Titulares Dres.
[Juan B.] Justo y [Federico] Texo [primer Profesor Titular de la Cátedra de
Genitourinarias de Buenos Aires, nacido en 1863]. Exoneración de los Dres. Justo,
[Nicolás] Repetto, Texo, [Samuel] De Madrid, [Germán] Anschutz, [Julio A.] Blaksley,
[Adolfo J.] Casenave y [José] Arce.2631 A estos hay que sumar aquellos profesores,
2627
En la Facultad de Derecho-Favoritismo de la Academia, en El País, 27 de julio de 1905,
2628
Universitarias-Facultad de Derecho, en El Diario, 5 de agosto de 1905,
2629
La Facultad de Derecho--Las influencias extrañas-, en La Nación, 19 de marzo de 1904,
2630
Intereses Estudiantiles-El Conflicto de la Facultad de Medicina, en La Argentina, 22 de marzo de
1906.
2631
Los Estudiantes de Medicina-Primicia Informativa-Exposición de Cargos, en La Argentina, 8 de
marzo de 1906, p.15 [reeditado el sábado 24 de marzo de 1906]. Anschutz, una vez graduado, fue
comisionado a Alemania y Rusia, para estudiar el cólera (Cutolo, I, 174).
534
como el caso del bacteriólogo Julio Méndez, en cuyos concursos los jurados fueron
manipulados para perjudicarlos.
El tema de las reformas universitarias estaba a comienzos de 1904 a la orden del día, y
para La Prensa siempre será conveniente “reconocer el mayor número de opiniones al
respecto”. Con ese propósito, y porque hay muchas ideas en los párrafos siguientes, La
Prensa publicó lo más pertinente de una carta que el doctor Juan Bialet Massé le dirigió
al Ministro de Instrucción Pública [Juan R. Fernández], a raíz de las declaraciones que
hizo este funcionario sobre reformas universitarias en Córdoba. Los párrafos que
guardan relación con los títulos de esta sección, son los siguientes:
Raras veces la enunciación de una reforma fue acogida con el aplauso unánime, como lo
fue la lanzada por el Ministro Juan R. Fernández en el banquete celebrado en Córdoba,
sobre la reforma universitaria. En todo el país y especialmente en Córdoba, la reforma
fue “…recibida con entusiasmo, por el cuerpo docente, por los graduados, por los
hombres de pensamiento y hasta por las mujeres; porque las mujeres en Córdoba llevan
en la sangre espíritu universitario, el timbre de la campanita histórica y tradicional suena
en sus oídos con vibraciones amorosas; todos al oírla han hecho levantar al hijo, al
hermano, avisado al padre y al marido de que la Universidad los llamaba”.2632
2632
La Prensa, 7 de enero de 1904, p.4.
2633
La Prensa, 7 de enero de 1904, p.4.
535
todos los grandes pensamientos de allí emanan, y todos los grandes pensadores en sus
aulas se formaron: pero también de allí salen y allí están todos los defectos, las
depresiones del carácter, las debilidades morales”.2634
2634
La Prensa, 7 de enero de 1904, p.4.
2635
La Reforma Universitaria-Informe del Consejo Universitario en El País—29 de junio de 1904. Sobre
este proyecto de Cantón, ver González, 1929, 235-237.
2636
La Reforma Universitaria-Informe del Consejo Universitario en El País—29 de junio de 1904. Sobre
este proyecto de Cantón, ver González, 1929, 235-237.
2637
La Reforma Universitaria-Informe del Consejo Universitario en El País—29 de junio de 1904. Sobre
este proyecto de Cantón, ver González, 1929, 235-237.
2638
Cuestión Universitaria-La Sesión de Ayer-Antecedentes, en El Tiempo, jueves 4 de mayo de 1905,
536
Sin embargo, debía lamentarse el celo con que el Consejo Universitario había
emprendido la reforma de los Estatutos, pues la reforma se malogró por un par de
causas diferentes. La primera razón fue “…la precipitación con que el Ministro [Pinedo]
ha exigido esa reforma, que no ha permitido a algunos consejeros leer el proyecto antes
de empezar su discusión. Es la segunda la imposibilidad insalvable de acordar las
mejoras que unánimemente la opinión reclama, desde que a ellas se opone la ley
universitaria, y el espíritu de cuerpo del Consejo”. 2642
En los veinte años que la ley venía rigiendo, el Consejo Universitario se había
preocupado en diversas ocasiones de dar satisfacción a la opinión universitaria, y las
sucesivas reformas que el estatuto había sufrido [1886 y 1891], “…puede decirse que
han llegado casi al máximo de lo posible, dentro de los términos de la ley. Ultrapasar lo
hecho es lanzarse a violar la ley, con la irregularidad y graves consecuencias que esto
puede engendrar; nuevos elementos para futuros conflictos. Lo que al menos se
esperaba, era una interpretación amplia y liberal de la ley”. 2643
2639
Buchbinder, 2005, 2010, 78.
2640
Pinedo había compartido un bufete de abogados con Carlos Pellegrini y Roque Sáenz Peña.
2641
Los Nuevos Estatutos de la Universidad, en El País, 29 de agosto de 1906, y "Estatutos de la UBA"
en Revista de la Universidad de Buenos Aires (RUBA), año III, t. VI, 1906, pp. 299-314
2642
Los Nuevos Estatutos de la Universidad, en El País, 29 de agosto de 1906, y "Estatutos de la UBA"
en Revista de la Universidad de Buenos Aires (RUBA), año III, t. VI, 1906, pp. 299-314
2643
Los Nuevos Estatutos de la Universidad, en El País, 29 de agosto de 1906, y "Estatutos de la UBA"
en Revista de la Universidad de Buenos Aires (RUBA), año III, t. VI, 1906, pp. 299-314
537
Muchas eran las deficiencias de los nuevos estatutos, pero lo que importaba era señalar
sus defectos orgánicos. Sólo como prueba de la precipitada confección, se mencionaba
el art. 1º , en el que se establece: “que componen la Universidad Nacional de Buenos
Aires, la asamblea universitaria, el consejo superior, el rector, y las cuatro facultades
actuales”. Es evidente que solo este último, las cuatro facultades, componen la
universidad, y que los demás “…son autoridades que funcionan dentro de la
Universidad, y de la Facultad, como lo establecen todos los proyectos de ley pendientes.
Ese error reviste cierta gravedad, por provenir del más alto cuerpo universitario, desde
que importa decir, por ejemplo, que la República Argentina se compone de las catorce
provincias, del cuerpo elector, del Congreso y de Presidencia!”.2644
Las veinticuatro atribuciones del Consejo Superior se transcriben íntegras en los nuevos
estatutos, “…de modo que no se atiende al pedido unánime de cuerpos de profesores y
académicos, que hace años claman contra centralización opresiva, que se extiende hasta
los detalles de fijar las épocas de inscripción, de exámenes, apertura y clausura de
cursos, sistema uniforme de clasificación, licencias de profesores, planes de estudio, etc.
Esto es lo fundamental, lo que constituye el núcleo de la cuestión universitaria, esto es
lo que ha motivado el clamor público y ha producido la decadencia de los estudios y,
precisamente, en esto nada, absolutamente nada, se modifica”.2647
2644
Los Nuevos Estatutos de la Universidad, en El País, 29 de agosto de 1906, y "Estatutos de la UBA"
en Revista de la Universidad de Buenos Aires (RUBA), año III, t. VI, 1906, pp. 299-314
2645
Los Nuevos Estatutos de la Universidad, en El País, 29 de agosto de 1906, y "Estatutos de la UBA"
en Revista de la Universidad de Buenos Aires (RUBA), año III, t. VI, 1906, pp. 299-314
2646
Los Nuevos Estatutos de la Universidad, en El País, 29 de agosto de 1906, y "Estatutos de la UBA"
en Revista de la Universidad de Buenos Aires (RUBA), año III, t. VI, 1906, pp. 299-314
2647
Los Nuevos Estatutos de la Universidad, en El País, 29 de agosto de 1906, y "Estatutos de la UBA"
en Revista de la Universidad de Buenos Aires (RUBA), año III, t. VI, 1906, pp. 299-314
538
La cuestión universitaria quedaba en pie en los mismos términos en que fue planteada, y
la actitud “…dilatoria del Ministerio de Instrucción Pública y sus afines ya no tendrá la
excusa de que toda acción parlamentaria entorpecerá la gestación que acaba de terminar
con el parto de las montañas”.2650
No obstante, existe otro aspecto tan importante como ese, que específicamente se refiere
a las cuestiones pendientes que figuran en el débito histórico de la sociedad argentina,
2648
Los Nuevos Estatutos de la Universidad, en El País, 29 de agosto de 1906, y "Estatutos de la UBA"
en Revista de la Universidad de Buenos Aires (RUBA), año III, t. VI, 1906, pp. 299-314
2649
Los Nuevos Estatutos de la Universidad, en El País, 29 de agosto de 1906, y "Estatutos de la UBA"
en Revista de la Universidad de Buenos Aires (RUBA), año III, t. VI, 1906, pp. 299-314
2650
Los Nuevos Estatutos de la Universidad, en El País, 29 de agosto de 1906, y "Estatutos de la UBA"
en Revista de la Universidad de Buenos Aires (RUBA), año III, t. VI, 1906, pp. 299-314
2651
La Cuestión Universitaria-Análisis de los Hechos, en El Diario, Viernes, 18-III-1904,
539
2652
.- Para que no se confunda acerca de nuestro punto de vista hace falta recalcar que la reforma debilitó
el sistema de mandarinato pero no contribuyó a su desaparición. Recién comenzó a consumarse en la
etapa de renovación iniciada en 1955 y que, con marchas y contramarchas, culminó en 1966 durante la
famosa “noche de los bastones largos”. Ahora bien, tampoco debe relativizarse el cambio político que
tiene lugar en 1918 y que es, fuera de toda duda, decisivo en la historia de la universidad argentina.
2653
.- Esa utopía de 1918 que comprendía el cogobierno estudiantil, la autonomía universitaria, la
docencia libre, la libertad de cátedra, los concursos con jurados que incluyeran una participación
estudiantil, la investigación considerada como función crucial de la universidad así como la extensión
universitaria y el compromiso con la sociedad, solo empezó a materializarse después de 1955 con la
activa conformación de los nuevos conglomerados burocrático-académicos comunitarios, donde
sobresalen figuras como José Luis Romero, Rizieri Frondizi, José Babini, Juan José Giambiagi,
Guillermo Boido, Rolando García, Sergio Bagú, Ana María Barrenechea, Gregorio Klimovsky, Jorge
Albertoni, Juan Manuel Borthagaray y Roberto Zubieta entre otros. Los testimonios de esa etapa han sido
recogidos por Catalina Rotunno y Eduardo Díaz de Guijarro (ver Rotunno y Díaz de Guijarro, 2003).
2654
Fontenla Facal, 1920, 156. Sobre la importancia de Nelson en la universidad Platense, ver Vallejo,
2007, 251.
2655
Fontenla Facal, 1920, 243.
2656
.- Carli, 2004, 365-367; Herrero, 2004, 380; y García, 2010, 53-54, 89, y 100. Sobre la filosofía
experimental de John Dewey y su influjo en la filosofía del derecho, ver López Medina, 2004, 30, nota
63. Sobre el pensamiento reflexivo de John Dewey para la educación en la sociedad de alta complejidad,
ver Plate, 2011. Para las escuelas obreras judías clausuradas en 1937 y el rol anticomunista y antisemita
que tuvieron Matías Sánchez Sorondo, Manuel Fresco, y Roberto Noble, ver Visacovsky, 2010.
2657
Para la difusa discriminación por el mérito, ver García Cívico, 2006. Para la influencia de la reforma
del estatuto de la Universidad de Buenos Aires en 1906 en la reforma de Córdoba de 1918, ver Vidal,
540
2005a; y Buchbinder, 2008. Para la mitificación de la Reforma Universitaria de 1918 y la Unión Cívica
Radical, ver Vidal, 2005b.
2658
Para el mito como arma arrojadiza y para la psibilidad y necesidad de una utopía no mitificada, ver
Pérez Tapias, 1988.
2659
Ver Gaviola, 1931. Para las huellas de la tradición reformista de Córdoba en el discurso educativo
provincial, ver Abratte, 2010. Sobre Salamanca, como palanca académica hacia el poder, ver Carabias
Torres, 2005.
2660
Para el rol del Rector Eliot en la política anti-endogámica en Harvard, ver Horta, Veloso y Grediaga,
2010. Para el liderazgo educacional de Charles W. Eliot, ver Hawkins, 1972. Para la endogamia
académico-universitaria en USA, ver Horta, 2012; Blanke & Hyle, 2000; y Godechot & Louvet, 2010; y
para la endogamia en México, ver Fernandez Arguelles, Cancino Marentes y Flores García, 2010. Para el
impacto de los mercados académicos en la mobilidad de las diferentes carreras, ver Youn, 1988. Para el
sistema de crédito y el libre aprendizaje y curricula en USA, ver Heffernan, 1973; Barrow, 1990; Regel,
1992; y van Blerkom, 2011. Y para una crítica de la universidad latinoamericana, ver Atcon, 1963.
541
perjuicio de los académicos), y el nuevo sistema prohijado por la Reforma de 1918 solo
llegó a generalizarse después de 1955.2662 A pesar de todo algunos organismos de
educación superior como la Universidad Nacional del Litoral, en su estatuto de 1922, lo
incorporaron con relativas y desiguales reticencias,2663 hasta que la ley 13.031 dirimió,
en los años cuarenta del pasado siglo durante el primer peronismo, las incertidumbres
en dirección a dispositivos autoritarios que liquidaron todo tipo de debate y cualquier
posibilidad de autonomía y libre participación.2664 Recién, después de 1955, cuando se
deroga la Ley 13.031, ya en un nuevo clima político que, solo entonces, recupera
efectivamente aquellas viejas expectativas de 1918.
2661
.- Susana V. García ha examinado toda la intensa acción desplegada desde fines del siglo XIX para
introducir cambios legislativos en la Ley Avellaneda (ver García, 2010: 21-57). Aunque los proyectos de
cambio no llegaron a concretar modificaciones en la ley resultan sumamente instructivos para tener una
visión completa del contexto y de las tensiones a las que se vio sometido el sistema de mandarinato.
2662
.- Recién con el Decreto-Ley 6.403/55 (ratificado por ley 14.467) el sistema de concursos se impone
como procedimiento institucional de reclutamiento en el ámbito de la educación superior (ver Anuario de
Legislación (Nacional y Provincial) – Textos Actualizados 1853-1958-I, Bs. As., ed. Revista de
Jurisprudencia Argentina, 1966: 1.148-1.151). En ese decreto el artículo 29 dispone que En todas las
universidades nacionales se llamará a concurso de títulos y antecedentes para la designación de
profesores titulares de las cátedras de las respectivas facultades. Y a renglón seguido el artículo 30
estable que el llamado a concurso se referirá a todas las cátedras actuales de las materias fundamentales
cuyo mantenimiento sea previsible en cualquier plan de estudios.
2663
.- Ese novedoso estatuto de acuerdo a lo informado por León Berdechevsky no tuvo prácticamente
vigencia salvo algunos meses en 1922 y durante un término similar entre 1929 y 1930 (ver León.
Berdechevsky: La Universidad Nacional del Litoral antes de 1943 (en Inglese, Yegros Doria y
Berdechevsky, 1965: 79-225). Para la Universidad Buenos Aires ver Halperin Donghi, 1962: 104-146.
2664
Para el primer peronismo en la universidad, ver Mangone y Warley, 1984.
2665
.- Mónica Marquina en su trabajo Docencia y gobierno universitario (en Chiroleu y Marquina: 117-
132) señala que la docencia libre fue una de las cuestiones que originó más discusiones por su potencial
de renovación. Al incorporarse en la mayoría de las facultades, facilitó el acceso a la enseñanza superior
de los que tenían vocación y condiciones, constituyéndose en el principal instrumento para romper el
monopolio de la enseñanza en manos de unos pocos y promoviendo la democratización del profesorado.
542
Y dentro de esa nueva complejidad interactiva la Reforma, al tiempo que incorpora toda
una agenda de expectativas progresistas que da impulso tanto a las aspiraciones
educativas y científicas como a la misma articulación reproductiva de corporaciones
profesionales, también agrega una variedad de prácticas patrón-clientelares,2669 por las
que se introducen en las universidades numerosos hábitos originados en el clientelismo
político y el partidismo comiteril.2670
2666
.- Ver Rodríguez Bustamante, 1959: 89.
2667
.- La falta de examen del debate de la ley Avellaneda no ha permitido ver su compleja agenda y la
fundamental diferencia que pone de un lado el interrogante básico de Avellaneda y su propia respuesta
ulterior que se coloca en un plano humboldtiano que sirve, sin duda, para el progreso del saber pero que,
al sujetar ese mismo saber a la hegemonía irrecusable del especialista erudito, no permite más que una
articulación elitista en la organización y en las interacciones dentro del escenario de la educación superior
argentina. Mientras que el programa de Avellaneda lleva directamente a la constitución del sistema de
conglomerados burocrático-académicos mandarinos, el interrogante de Avellaneda, con el que, en rigor,
se abre el verdadero debate de la ley, trasciende su propio programa instituyente y se constituye en una
suerte de tema de base para el desarrollo de todas las ulteriores agendas de controversia en torno a los
problemas educativos y científicos argentinos. Basta confrontar esa misma cuestión con los dispositivos
autoritarios establecidos entre 1943 y 1955, repetidos entre 1966 y 1973, profundizados entre 1976 y
1983, y reiterados en el actual sistema de nomenklatura, que se ha venido articulando con progresiva
intensidad entre 1983 y la actualidad, para advertir de inmediato la sorprendente y firme vigencia
contenida en aquel interrogante fundacional. Incluso este mismo trabajo, de alguna manera, no es más que
otra respuesta a ese mismo interrogante.
2668
Sobre la Reforma Universitaria de Córdoba y su influjo en el Uruguay a través del Quijanismo
(Carlos Quijano, Arturo Ardao y Julio Castro), ver Duplat, 2013, 22-42.
2669
.- Siguiendo a Pablo Buchbinder (P. Buchbinder: Historia de las universidades argentinas, Bs. As.,
ed. Planeta, 2005) Mónica Marquina anota que Enrique Gaviola (un físico y astrónomo clave en el
desarrollo científico del país) criticaba en 1931, desde su lugar de profesor universitario en la UBA y en
La Plata, que los cambios de la Reforma privilegiaron el pluriempleo entre estudiantes y profesores, y
que la carrera académica se basaba en la antigüedad en el ejercicio del cargo más que en los méritos
científicos, con corrupción y persistencia de prácticas clientelares en la conformación de la carrera.
Denunciaba lazos existentes entre la construcción de las trayectorias académicas y el funcionamiento de
los organismos de gobierno conformados sobre la base del voto de los actores de la vida universitaria.
De esta forma acusaba nuevamente a la universidad de construirse sobre prácticas más adecuadas para
la vida del comité que para la academia (ver: Chiroleu y Marquina: 127-128). También el prestigioso
clínico y radiólogo Alfredo Lanari se mostró disgustado con la Reforma de 1918, ver Buzzi, 1997, 257.
2670
.- Los testimonios muestran que esas prácticas ya fueron advertidas en la década del treinta del pasado
siglo por su propios protagonistas si nos atenemos a los registros de Luis Boffi y de Pablo Buchbinder
(ver Buchbinder, 2005), este último repetido por Mónica Marquina (ver: Chiroleu y Marquina: 127).
Estos autores dan, entre otros testimonios el de Osvaldo Loudet (h), fundador y primer Presidente de la
Federación Universitaria Argentina, que sostuvo que los ideales de la Reforma han sido corrompidos por
la intervención de la política.
543
Nada de todo lo que impulsó la Reforma alcanzó para modificar el dispositivo básico
con el que continuaron operando, en el ámbito de los organismos de educación superior,
los conglomerados burocrático-académicos mandarinos, en especial los vinculados a la
ciencia médica. Pero cada reparo o cuestionamiento contribuyó a una paulatina
erosión,2674 que, luego, el fuerte embate de la Reforma de 1918,2675 multiplicó aun más
al pretender emular la reforma académica porteña de 1904-1906, y al incorporar todo el
espectro de la actualidad política que obligaba a conectar el orden de la agenda
educativa establecida con el de las expectativas de cambio democrático y mejoramiento
social en el ámbito de la educación superior.2676
2671
.- Para las críticas a la UBA en 1871, ver Estrada, 1871. Para la crítica a la gestión de Juan R.
Fernández en el Ministerio de Instrucción Pública, ver Lugones, 1903. Para las críticas a la Universidad
de Córdoba del siglo XIX ver Cárcano, 1892; y Justo, 1918. Y para las críticas a la Universidad de
Tucumán, ver Maria Celia Bravo y Roberto Tagashira El concepto de región en la creación y reforma de
la Universidad de Tucumán: los rectorados de Juan B. Terán y Julio Prebisch, en Vera de Flachs y
Borja, dir., 2006).
2672
.- La Universidad de La Plata en un ejemplo en esa línea bajo la gestión de Joaquín V. González (ante
todo ver Joaquín V. González La Universidad nacional de La Plata: memoria sobre su fundación,
Buenos Aires, Talleres Gráficos de la Penitenciaria Nacional, 1905; y además, García, 2010, Buchbinder,
2005 y el trabajo ya citado de Nelli Maniero en Chiroleu y Marquina, 2009.
2673
.- Para la resistencia de la oralidad en la historia de la lectura y la escritura en el normalismo argentino,
ver Miguel, Biaggi, Enrico y Román, 2007. Pablo Buchbinder resume varios de esos reparos previos a la
Reforma de 1918 en La situación universitaria de principios de siglo: una aproximación a través de los
escritos de Deodoro Roca que se puede leer en http://www.unl.edu.ar/files/UNL-
Ponencia_Pablo_Buchbinder.
2674
.- La crítica a los dispositivos de educación superior se manifiestan muy temprano y a los pocos años
de vigencia de la Ley Avellaneda. Entre 1898 y 1900 Juan Ramón Fernández desarrolla una amplia y
minuciosa crítica en la Revista de Derecho, Historia y Letras a la que luego se suman las observaciones
y reparos de Garro, Lugones, Bibiloni y Zeballos. Al mismo tiempo toda una sumatoria de circunstancias
van a desembocar en varios conflictos estudiantiles de desigual intensidad (ver Halperin Donghi, 1962:
104-127).
2675
.- La crítica del Manifiesto Liminar al dispositivo mandarino es terminante y vale la pena
reproducirlo: La juventud universitaria de Córdoba afirma que jamás hizo cuestión de nombres ni de
empleos. Se levantó contra un régimen administrativo, contra un método docente, contra un concepto de
autoridad. Las funciones públicas se ejercitaban en beneficio de determinadas camarillas. No se
reformaban ni planes ni reglamentos por temor de que alguien en los cambios pudiera perder su empleo.
La consigna de «hoy para ti, mañana para mí», corría de boca en boca y asumía la preeminencia de
estatuto universitario. Los métodos docentes estaban viciados de un estrecho dogmatismo, contribuyendo
a mantener a la universidad apartada de la ciencia y de las disciplinas modernas. Las elecciones,
encerradas en la repetición interminable de viejos textos, amparaban el espíritu de rutina y de sumisión.
Los cuerpos universitarios, celosos guardianes de los dogmas, trataban de mantener en clausura a la
juventud, creyendo que la conspiración del silencio puede ser ejercitada en contra de la ciencia.
2676
.- El Manifiesto Liminar de 1918 --que tiene residualidades provenientes del Manifiesto Estudiantil
de 1904-- deja también en claro esa conexión: Por eso queremos arrancar de raíz en el organismo
544
La organización denominada “Corda Frates” era un círculo cerrado, “casi una logia
reaccionaria integrada por apenas una docena de personajes, que luego funda una
federación de Estudiantes”, y la que sostuvo al reaccionario rector Antonio Nores, quién
con su cuerpo de guardaespaldas pretendió gobernar las facultades cordobesas por el
terror.
universitario el arcaico y bárbaro concepto de autoridad que en estas casas de estudio es un baluarte de
absurda tiranía y sólo sirve para proteger criminalmente la falsa dignidad y la falsa competencia. Ahora
advertimos que la reciente reforma, sinceramente liberal, aportada a la Universidad de Córdoba por el
doctor José Nicolás Matienzo no ha inaugurado una democracia universitaria; ha sancionado el
predominio de una casta de profesores. Los intereses creados en torno de los mediocres han encontrado
en ella un inesperado apoyo. Se nos acusa ahora de insurrectos en nombre de un orden que no
discutimos, pero que nada tiene que hacer con nosotros. Si ello es así, si en nombre del orden se nos
quiere seguir burlando y embruteciendo, proclamamos bien alto el derecho a la insurrección. Entonces
la única puerta que nos queda abierta a la esperanza es el destino heroico de la juventud. El sacrificio es
nuestro mejor estímulo; la redención espiritual de las juventudes americanas nuestra única recompensa,
pues sabemos que nuestras verdades lo son —y dolorosas— de todo el continente. ¿Que en nuestro país
una ley —se dice—, la ley de Avellaneda, se opone a nuestros anhelos? Pues a reformar la ley, que
nuestra salud moral lo está exigiendo.
2677
.- Maria Pía López (2004): Lugones entre la aventura y la cruzada, (Buenos Aires: Colihue), p.56
545
En esta séptima sección reunimos a los dos últimos capítulos dedicados a la contra-
ilustración, iniciada con el golpe de estado de 1930, y extendida hasta la misma
actualidad (1906-2010), a saber el pasaje de la universidad democrática al burocratismo
autoritario bajo imaginarios instituyentes mesiánicos y desarrollistas (1930-1983), y el
pasaje del burocratismo autoritario a la nomenklatura académica bajo un imaginario
instituyente orwelliano (1985-2010)
Capítulo Décimo-Quinto:
2678
Para la sociabilidad intelectual de los reformistas universitarios, ver Bergel y Martínez Mazzola,
2010.
546
El clima político argentino anterior al golpe de 1930 fue en su momento muy semejante
–aunque sin los efectos de la Paz de Versailles y sin la presencia de una activa pequeña
burguesía radicalizada-- al que provocó en Alemania tres años después, la caída de la
República de Weimar y el ascenso del III Reich (1933).2683 Esta mortífera semejanza
entre ambos fenómenos históricos no fue reconocida por la historiografía y se la ha
venido soslayando, en aras de una reescritura fascista de la historia argentina, hoy en su
paroxismo.2684
2679
Para la prohibición del lunfardo en la radiodifusión argentina : 1933-1953, ver Fraga, 2006.
2680
Esta pedagogía creía ser la “tercera vía a la unidad de la nación” (Bullivant, 1990, 76).
2681
Sobre la escuela nueva de Dewey en Argentina, ver Caruso y Dussel, 2009. Para la Revolución
Conservadora, ver Bullevant, 1990.
2682
Para una separación de la cátedra de Derecho penal de la Facultad de Derecho, ver Peco, 1935.
2683
Sobre la intelectualidad alemana y el pasado Nazi, ver Moses, 2009.
2684
Para el rol de los intelectuales y el surgimiento del nazismo en Alemania (1900-1945), ver
Martynkewicz, 2013.
2685
Fontenla Facal, 1920, 206; y Quién es Quien, 1947, p.829.
547
autor de Antes Del 900 y Años De Mocedad];2686 Salvador Oría, Juez y autor de El
Estado Argentino y la Nueva Economía; Julio A. Méndez, Subdirector de la Escuela de
Policía, y Subcomisario de la Capital;2687 Julio Iribarne, autor de El movimiento
reformista universitario de 1905-1907; Enrique Jorge.
2686
Fontenla Facal, 1920, 30; y Quién es Quien, 1947, p.132.
2687
Fontenla Facal, 1920, 141.
2688
Sobre nacionalismo católico y canon en Argentina, ver Nascimbene y Neuman, 1993; Lvovich, 2003,
y 2006; Degiovanni, 2007; y Devoto, 2010. Para el avance del nacionalsocialismo sobre el campo
literario y teatral y sus repercusiones en la Argentina de los años treinta, ver Shirkin, 2007.
2689
Ver Mangone y Warley, 1984.
2690
.- Para el período de 1943 a 1955 en Córdoba, ver Marcelo E. Roqué Años de prueba, 1943 a 1955, en
Vera de Flachs y Borja, 2006.
548
Sobre la Universidad del Litoral nuestro juicio no podría ser menos categórico; allí hay
que removerlo todo comenzando con la Federación Universitaria de la que no debe
quedar ni la posibilidad de su actuación y terminando con los profesores cuyas
abrumador mayoría, por sus antecedentes ideológicos, han sido causantes del
desquicio universitario. Creemos que la Universidad del Litoral es necesaria; que lo
numeroso de la población que comprende y la densidad de la cultura que allí se
advierte, han llegado a formar una universidad; pero si ha de funcionar como hasta
hoy, sería preferible, para los altos intereses de la nacionalidad, de la cultura y de las
profesiones, que dicha universidad no existiera. 2691
2691
.- Ver Inglese, Yegros Doria y Berdechevsky, 1965: 142.
2692
.- Ver Inglese, Yegros Doria y Berdechevsky, 1965: 143-144 (el subrayado es nuestro).
549
Entre las instituciones que se iniciaron en esa época y que tuvieron un rol relevante se
encontraban el Colegio Libre de Estudios Superiores, fundado en el año 1930 y con un
papel destacado en la difusión de conocimientos y el debate de ideas. La revista Cursos
y Conferencias que dicho Colegio editaba está hoy en los anales de la actividad cultural
de aquellos años. Estuvo íntimamente vinculado con la Sociedad Científica Argentina y
con la Asociación Argentina para el Progreso de las Ciencias, y tuvo un impacto
significativo en la vida cultural del país.2696 La Academia Argentina de Letras fue
creada por decreto el 13 de agosto de 1931. Desde su comienzo mantuvo estrechos
vínculos con la Real Academia Española en carácter de Correspondiente. También con
las demás Academias Hispanoamericanas, la Academia Norteamericana de la Lengua
Española y la Filipina, y con la Asociación de Academias de la Lengua Española, con
sede en Madrid.
2693
.- Ver Inglese, Yegros Doria y Berdechevsky, 1965: 143-144 (el subrayado es nuestro).
2694
.- Para las protestas universitarias y el golpe del 6 de setiembre de 1930, ver Duart y Taroncher, 1999.
2695
.- Barbieri, 1951, capítulo cuarto.
2696
.- Para la Sociedad Científica Argentina, ver Asúa, 2010a, 111-114.
550
Antes del año 1934 existían en la Argentina algunos pequeños grupos que realizaban
investigación científica en diversas áreas del conocimiento, pero estaban desconectados
entre sí. Inclusive las autoridades nacionales no los conocían o apreciaban debidamente.
El 24 de agosto de 1933, el senador salteño Carlos Serrey afirmó incidentalmente, a
propósito del proyecto que reconocía el ejercicio de la profesión a los argentinos
graduados en universidades extranjeras, que "…no hay en nuestro país quienes se
dediquen exclusivamente a estudiar la filosofía y a investigar la Ciencia y a transmitir a
sus alumnos el resultado de sus estudios e investigaciones".2697
La réplica de Houssay a esa afirmación, que consideraba injusta, fue desoída. Pero el
periodista Carlos Alberto Silva de la revista El Hogar, indignado por el
desconocimiento de la tarea de los científicos argentinos, inició la publicación de una
serie de entrevistas para que fuesen debidamente conocidos: el físico Adolfo T.
Williams, el doctor Houssay, el químico Enrique V. Zappi, el parasitólogo Juan
Bacigalupo, el matemático Juan C. Vignaux, el médico Pedro Elizalde, el ingeniero
agrónomo Lorenzo Raimundo Parodi, el químico Horacio Damianovich, el ingeniero
Enrique Butty, el químico Venancio Deulofeu, y el médico Pedro Rojas.2698
2697
Bernardo A. Houssay, Su vida y su obra, 1887-1971, Academia Nacional de Ciencias Exactas, Físicas
y Naturales, Buenos Aires, 1971.
2698
Bernardo A. Houssay, Su vida y su obra, 1887-1971, Academia Nacional de Ciencias Exactas, Físicas
y Naturales, Buenos Aires, 1971.
2699
Bernardo A. Houssay, Su vida y su obra, 1887-1971, Academia Nacional de Ciencias Exactas, Físicas
y Naturales, Buenos Aires, 1971.
2700
Bernardo A. Houssay, Su vida y su obra, 1887-1971, Academia Nacional de Ciencias Exactas, Físicas
y Naturales, Buenos Aires, 1971.
2701
Bernardo A. Houssay, Su vida y su obra, 1887-1971, Academia Nacional de Ciencias Exactas, Físicas
y Naturales, Buenos Aires, 1971.
551
Este vasto programa se sostuvo repetidamente a través de los años y una de sus más
importantes prédicas fue propiciar la creación de un organismo estatal con fines
parecidos, pero que tuviera amplia ayuda económica y el prestigio y apoyo oficial.
Dicho en otros términos, propició desde el año 1937 la creación del "Consejo Nacional
de Investigaciones Científicas y Técnicas", idea que se concretó recién en 1958”.2702
La situación política imperante en Buenos Aires había creado el clima apropiado para el
delirio con que 1a multitud se manifiesta ante la llegada de Fernando Azuero, para el
tratamiento contra la tuberculosis.2704 No faltó algún oportunista cercano al presidente
que le sugiriera lo importante que sería recibir al taumaturgo. Tal cual ocurrió en
España, hay periodistas que lo exaltan y otros que lo critican acerbamente. Parravicini y
otros bufos se burlan mediante sketches escritos para la ocasión: “El trigémino fatal”
(Florencio Parravicini), “La Asueroterapia en Buenos Aires” (Pedro Quartucci) y “El
primer triunfo de Asuero” (Durante). La radio propalaba “La Hora de la Asueroterapia”,
animada por la orquesta de Antonio Sureda y con el cantor Santiago Devin, y se llegó a
componer una canción satírica El Cuatrigémino, un paso doble (Asuero de Juan
Caldarella), y un tango alusivo, el célebre Operate el trigémino.2705 Y en los diarios se
2702
Bernardo A. Houssay, Su vida y su obra, 1887-1971, Academia Nacional de Ciencias Exactas, Físicas
y Naturales, Buenos Aires, 1971.
2703
.- Notable ejemplo de contramarcha se registra en el episodio que enfrenta a José Arce y Ricardo
Rojas en la Universidad de Buenos Aires en 1930 por actos de corrupción. Para el caso ver Dr. José Arce
(Ex Rector de la Universidad), Memoria del Rector don Ricardo Rojas – sus falsedades, Bs. As.,
Imprenta La Semana Médica, 1930.
2704
Para el charlatanismo médico del asuerismo, ver Goldar, 1971.
2705
Compuesto por Manuel Colominas, lo grabó la orquesta de Minotto di Cicco con el cantor Antonio
Buglione. Su título: Operáte el trigémino (disco Columbia A-5.011 lado A; año 1930.
552
publican noticias como esta: “Un veterinario de la Escuela de Hipología del Jockey
Club obtuvo resultados excelentes con este método en los caballos tratados”.2706
El diario La Argentina, denunció a Azuero por tener una “combinación con banqueros
de España y la Argentina”.2710 También denunció al psiquiatra Agudo Ávila, a cargo del
Departamento Nacional de Higiene, quien comentó que si a Asuero se le impedía
ejercer la medicina por no haber sido autorizado por la Facultad, se podía obviar el
trámite a través de un decreto. A todo esto, ya había trascendido al público en general
que Yrigoyen recibiría a Azuero en su despacho. Última Hora atacó a los médicos que
1o acompañaban.2711 Un artículo que llevaba la firma del Dr. De Sancti, describió la
personalidad de Azuero como: “patología ezquizoide matizada con olvidos, arrebatos de
ira, dinamismo exagerado e hiperactividad. Irritable fácilmente con simplezas; que no
escucha; que sus problemas se deben a la excesiva ingesta de alcohol. Por otra parte,
dice haber llevado a un paciente para que lo trate y que el secretario le pidió 5.000
pesos. Al ver su gesto, le explicó que podía cobrarle 8 o 10.000 pesos y que
la diferencia sería para él”.2712
El diario Crítica, era el que más incisivamente trató el tema. Todos los días se ocupaba
de las andanzas de este personaje. Finalmente, Asuero publicó en 1930 un libro que
tituló ¡Ahora hablo yo!,2713 que a juicio de García Puga (2002) es un muestrario que
2706
“El sistema de Asuero en los caballos”. La Nación, Buenos Aires, 25 de julio de 1929, cit. en García
Puga, 2002, nota 17.
2707
Gardel, Francisco: “Asuero versus galenos”. Buenos Aires, La Semana Médica (1452-1456), 5 de
junio de 1930, cit. en García Puga, 2002, nota 18.
2708
Aberasturi, Federico: “La escritura de Fernando Asuero”. Buenos Aires, La Semana Médica (1331-
1333), 22 de mayo de 1930, cit. en García Puga, 2002, nota 20.
2709
“La visita del Dr. Fernando Asuero a la Argentina”. Buenos Aires, Anuario La Razón, 1930, cit. en
García Puga, 2002, nota 21.
2710
“La clínica del Dr. Asuero”, Buenos Aires, La Argentina, 19 de mayo de 1930, en García Puga, 2002,
nota 23.
2711
Última hora. Buenos Aires, 13 de junio de 1930, cit. en García Puga, 2002, nota 24.
2712
Última hora. Buenos Aires, 13 de junio de 1930, cit. en García Puga, 2002, nota 24.
2713
Asuero, 1930
553
2714
Asuero, 1930
2715
Asuero, 1930, 34, cit. en García Puga, 2002.
2716
Asuero, 1930, 60, cit. en García Puga, 2002.
2717
Asuero, 1930, 47, cit. en García Puga, 2002.
2718
Asuero, 1930.
2719
Bernardo A. Houssay, Su vida y su obra, 1887-1971, Academia Nacional de Ciencias Exactas, Físicas
y Naturales, Buenos Aires, 1971.
554
Sea cual fuere la valoración histórica de conjunto de toda esa etapa que culmina en
1955, lo cierto es que el autoritarismo y la reconversión de la elite yrigoyenista
representada por la Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina (FORJA)
solo consiguió colocar a la educación y a los estudios superiores y científicos dentro de
un círculo vicioso de tensión, mediocridad e incertidumbre.2723 En ese círculo, al mismo
tiempo que se licuaban las expectativas se expulsaba el componente más valioso
constituido por el plantel de recursos humanos y técnicos considerados por el poder
peronista de turno como perjudiciales a sus propios intereses, a los que, arbitrariamente,
identificaba con los intereses generales de la sociedad.2724
2720
Bernardo A. Houssay, Su vida y su obra, 1887-1971, Academia Nacional de Ciencias Exactas, Físicas
y Naturales, Buenos Aires, 1971.
2721
.- Ver Halperin Donghi, 1962: 147-196; Salas, 1995; y también Inglese, Yegros Doria y
Berdechevsky, 1965:159-225.
2722
.- Ver Halperin Donghi, 1962: 147-196; y también Inglese, Yegros Doria y Berdechevsky, 1965:159-
225.
2723
.- Nadie parece en este punto mejor testigo que Carlos Cossio que señala que los tres perfiles más
dañosos del peronismo, aquellos que, a la par de su difusión extensiva, han calado más hondo en la
comunidad argentina, son los siguientes: 1) haber desarrollado su acción como lucha de clases, en vez de
haberla efectuado como cooperación de clases…2) haber cancelado el programa de vida personalista del
hombre argentino común, reemplazándoselo por el de un proletariado del Estado sin más perspectiva que
la de su jubilación y sin otra herencia que la de una pensión familiar…3) Haber organizado el total
envilecimiento del hombre en la función pública, exigiendo el vasallaje al empleado administrativo,
otorgando el peculado al dirigente político y transformando en escarnio y persecución la misión policial
de los guardadores del orden societario, todo ello con cínica violación de las normas jurídicas vigentes
(ver Cossio, 1957: 37-40). Por cierto, no hay que olvidar que los sectores retardatarios de origen
confesional enquistados en la Revolución Libertadora hicieron expulsar a Carlos Cossio de sus cátedras
universitarias en 1956 lo que pone de manifiesto las dificultades que desde 1955 y hasta 1966 tuvo que
afrontar la universidad argentina, por otra parte también relatadas en Díaz de Guijarro, 2010.
2724
.- Ver Halperin Donghi, 1962: 147-196; y también Inglese, Yegros Doria y Berdechevsky, 1965:159-
225. Para la denominada revolución libertadora, ver Ruíz Moreno, 1994.
555
Aquí FUBA!, era el grito convocante “…que se repetía centenares de veces en las
calles, teatros, estaciones de trenes y subterráneos de la ciudad de Buenos Aires. Los
actos relámpago llegaban a reunir a cientos de personas, se repartían volantes y algún
estudiante iniciaba un discurso hasta que irrumpía la policía”.2725 Estas manifestaciones
callejeras eran un solitario pero significativo y valioso “medio de comunicación” en la
lucha contra el totalitarismo, por la restitución de la dignidad en la enseñanza y el
trabajo, y por la vigencia republicana.2726 La investigación, impulsada por un grupo de
ex dirigentes estudiantiles, rescata las luchas del movimiento universitario desde el
golpe de junio de 1943 hasta el triunfo de la Revolución Libertadora en 1955.
Construido a partir de relatos y testimonios, el libro de Almaraz, Corchon y Zemborain
ofrece una crónica de la conflictiva relación entre la Universidad y el peronismo, que
perduró durante los diez años de ese gobierno.2727 La toma pacífica de las facultades en
octubre de 1945, el asesinato de Aarón Salmún Feijóo, los estudiantes presos en la
cárcel de Devoto y la huelga estudiantil de 1954 coronaron la saga política de la
época.2728
¿Quién era ese misterioso sabio alemán Ronald Richter que, según se afirmaba, había
hecho en nuestro país y con muy escasos medios, descubrimiento tan sensacional?
Nadie lo conocía en los círculos científicos más calificados del mundo y lo ignoraban
por completo los especializados en investigaciones termonucleares. Quedaron todos a la
expectativa, aunque los más responsables se encogieron de hombros. Sólo la prensa
oficialista celebró, entre nosotros, el magno acontecimiento como un gran triunfo del
“conductor”.2730
Luego de un tiempo se supo quién era el “sabio” y cuánto costó la experiencia que
cubrió de ridículo al régimen peronista imperante, y por consiguiente al país entero.
Ronald Richter llegó a la Argentina el 16 de agosto de 1945. Pocos días después fue
citado por Perón y con él mantuvo una larga entrevista. En esa reunión Richter le
explicó la posibilidad teórica de realizar reacciones termonucleares en cadena, cuya
2725
Almaraz, Corchon y Zemborain, 2001.
2726
Almaraz, Corchon y Zemborain, 2001.
2727
Para el zdhanovismo (o lysenkoismo) y el peronismo en el Partido Comunista argentino, ver Prado
Acosta, 2013.
2728
Almaraz, Corchon y Zemborain, 2001.
2729
Mariscotti, 1985; Mayo, 2004; Marzorati, 2006; y Comastri, 2009. Para el rol de Enrique Gaviola y de
su discípulo José Antonio Balseiro en el descubrimiento de la impostura de Richter, ver Bernaola, 2001.
2730
Declaración de Ronald Richter ante la Comisión Investigadora, foja 31.
556
Después de esto, permaneció Richter cuatro meses en Córdoba como huésped de Kurt
Tank, experto en diseño y proyectos de aviones, a quien conociera en Europa y por cuya
indicación había venido. En ese período firmó un contrato con la Secretaría de
Aeronáutica –del cual, según afirma, nunca tuvo copia-, y de acuerdo con el mismo le
fue instalado un laboratorio particular. En dicho laboratorio se produjo en 1949 un
pequeño accidente, “…a raíz del cual Richter manifestó que el mismo había sido
violentado, y que en esa forma no podía continuar sus trabajos, pues suponía que era
objeto de espionaje. Perón puso el hecho en conocimiento del coronel Enrique P.
González, quien de inmediato se trasladó a Córdoba. Allí pudo saber por Tank que lo
ocurrido fue muy simple: a causa de un corto circuito durante la noche, había sido
necesario violentar la puerta para que entrara el personal dedicado a la lucha contra
incendios”.2732
Sin embargo, en mayo de 1951, se habían creado tanto la Planta Nacional de Energía
Atómica de Bariloche, a la cual fueron transferidas las diversas zonas y dependencias
ubicadas en Neuquén, como la Dirección Nacional de Energía Atómica, dependiente del
ministro de Asuntos Técnicos. Pero el mismo decreto “…mencionaba también al
laboratorio nacional que dirigía Richter, y que ése, como planta, dependía directamente
del presidente de la Nación”.2735
2731
Declaración de Ronald Richter ante la Comisión Investigadora, foja 31.
2732
Declaración de Ronald Richter ante la Comisión Investigadora, foja 22 v.
2733
Declaración de Ronald Richter ante la Comisión Investigadora, foja 22 v.
2734
Declaración de Ronald Richter ante la Comisión Investigadora, foja 22 v.
2735
Declaración de Ronald Richter ante la Comisión Investigadora, foja 22 v.
557
“La primera tentativa para fiscalizar la obra de Richter- dice el informe de la respectiva
Comisión Investigadora- tuvo lugar a principios de 1952. El coronel Enrique P.
González, entonces director nacional, requirió la opinión de los directores Teófilo
Isnardi y José B. Collo, quienes expresaron fundadas dudas sobre la seriedad de las
pretendidas investigaciones de Richter.” Con tal motivo, el coronel González consideró
indispensable formar una comisión que inspeccionara las obras de Huemul. Informado
de ello, Perón aceptó la idea”.
La primera pericia científica sobre los trabajos de Richter se hizo en marzo de 1952. Los
expertos conceptuaron de su deber: “aconsejar la suspensión del apoyo moral y material
que se le ha venido prestando”. Seis meses después se designó otra comisión, que luego
de visitar la planta de Huemul y presenciar en ella varias pruebas, expreso que “el
resultado de la demostración, desde el punto de vista de la experimentación nuclear para
la que fue desarrollada, fue de resultado netamente negativo.”.2736
El dictamen de los técnicos fue replicado por Richter, y aquellos a su vez lo rebatieron.
En vista de dicha divergencia de opiniones, el ministro Mendé, solicitó a los doctores
Ricardo Gans y António E. Rodríguez, un dictamen al respecto, que fue producido en
20 de octubre de 1952, en total concordancia con la opinión de la comisión técnica. En
virtud de ello, un mes más tarde “…se intervino y tomó posesión de la planta,
suspendiéndose todas las obras que no fueran viviendas.
La Comisión Investigadora, designada después de la Revolución Libertadora, analizó
minuciosamente la cuestión científica referente al “proyecto Huemul” a fin de “decidir
si hubo imprevisión, imprudencia, incuria, intención dolosa, etcétera, en quienes
propiciaron y mantuvieron la realización de ese proyecto y especialmente en su
principal actor: Ronald Richter”.2737
2736
Declaración de Ronald Richter ante la Comisión Investigadora, foja 22 v.
2737
Declaración de Ronald Richter ante la Comisión Investigadora, foja 22 v.
2738
Para Raúl Apold, el cerebro oculto que inventó el peronismo, ver Mercado, 2013.
558
Tras la caída del primer peronismo la breve primavera comunitaria y de restauración del
imaginario reformista, de 1955 a 1966, alcanzará a poner en práctica el ideal, hasta
entonces utópico, del modelo nacional-reformista. Pero este accionar tampoco va a estar
exento de incertidumbre acerca de la agenda educativa así como de marchas y
contramarchas,2740 contaminadas por un creciente, altivo y desordenado exceso de
ideología. En todo caso, el esfuerzo de sus gestores, entre los cuales descollaron el
creador del CONICET Bernardo Houssay, el entonces meteorólogo Rolando García,2741
y el fundador del Departamento de Sociología Gino Germani, avanzará en dirección al
progreso científico, signado en gran medida por el influjo de una discursividad
cientificista y funcionalista, que devino en una ruptura del viejo modelo humboldtiano;
en una reestructuración organizativa, separando la docencia de la investigación; y
mediante estrategias posicionales “subversivas” en un quiebre de la problematización
positivista del descubrimiento científico, atribuyendo este a actos múltiples e
independientes y no a un acto único.2742 Germani fue tomado como ejemplo
emblemático o lo que Foucault (1992) denominaba un “intelectual específico” (como
contraposición al intelectual universal como fue el caso de Ingenieros), en el contexto
de una época en la cual la sociología, la psicología y la pedagogía ocupaban un
importante sitial en la mentalidad del público nacional e internacional.2743 El mismo
2739
Ver Luna, 1986; y 15 de Abril de 1953: Incendian el Jockey Club, la Casa Radical y la Casa del
Pueblo Socialista, El Intransigente, Salta, 25 de diciembre de 2012;
2740
.- Enrique Diaz de Guijarro ha formulado, en este sentido, un preciso diagnóstico que resulta
imprescindible para la comprensión de esta etapa. Dice Díaz de Guijarro que la orientación y los métodos
de enseñanza no son las únicas falencias que aquejan a la educación superior en la Argentina. También
deben ser revisados la distribución de la matrícula y de los títulos; el predominio de la orientación
profesionalista; la carencia crónica de presupuesto para las universidades públicas; el avance de los
intereses económicos y sectoriales que desvían los objetivos de la educación hacia fines comerciales; las
dificultades para la implementación de innovaciones, y las escasa prioridad dada al papel de las
universidades como agentes transformadores de la sociedad. Entre 1955 y 1966 estas cuestiones fueron
ampliamente discutidas en la Universidad de Buenos Aires. La mayoría de los intentos innovadores
debieron enfrentar grandes resistencias de parte de quienes defendían concepciones tradicionales o
intereses sectoriales, y aquellos que lograron realizarse lo fueron gracias a la visión y al empuje de sus
autoridades y de un sector sumamente dinámico de estudiantes y docentes (ver Díaz de Guijarro, 2010:
14-15).
2741
García fue discípulo de José Alberto Hoffman, egresado de la Universidad de Berlín.
2742
.- Para el sistema científico mertoniano, ver Pérez Lindo, 2001, 152; y Olazaran y Otero, 2012, 225,
228-230 y 244; para las teorías de alcance intermedio de Merton, ver Lorenzano, 2012; y para el itinerario
intelectual y biográfico de Gino Germani, ver García, 2006, 113-119; y Gordon, 2008, 184.
2743
Foucault, 1992, 80, cit. en Crespi, 2012. Para la influencia de las lecturas de Mannheim en la obra de
Germani, ver Blanco, 2010, 613-615.
559
2744
Para la sociología como una profesión en disputa, ver Blanco, 2004.
2745
.- Contado a partir de la primera iniciativa que da origen a la Universidad de Buenos Aires. No pueden
considerarse en esa categoría ni las escuelas técnicas como el Otto Krause como tampoco las escuelas
industriales o la propia Universidad Obrera de la época del primer gobierno peronista y de la que procede
la Universidad Tecnológica, que recién a mediados del siglo XX incorpora los estudios técnicos a la
enseñanza superior.
2746
.- Ilustrativo es, en este punto, el libro de José Babini Historia de la Ciencia Argentina, (Ver Babini,
1949) que relata numerosos eventos desde mediados del siglo XIX sin dar noticia ni registrar el contenido
de ningún debate. Notable es, por otra parte, la referencia a un único instituto tecnológico creado el 9 de
octubre 1946 en Bahía Blanca y que luego fuera transformado, a partir del 5 de enero de 1956, en la
actual Universidad Nacional del Sur.
2747
.- Esas iniciativas solo produjeron unas pocas reuniones científicas entre las que cabe mencionar al
Congreso Científico Latinoamericano reunido en Buenos Aires en 1898 que contó con más de 500
participantes y 121 comunicaciones y el de la Sociedad Científica Argentina realizado en 1910 con la
asistencia del famoso matemático, físico y biólogo Vito Volterra (ver Babini, 1949: 118-119). Acerca de
la situación de la época dice Babini que si algún símbolo de este estado de cosas quisiéramos elegir,
tomaríamos el Congreso Internacional de 1910 organizado por la Sociedad Científica Argentina que no
logra publicar sus trabajos o las desiertas clases de física matemática de Camilo Meyer, que sin ser un
investigador original, era con todo un profesor que estaba al día en los conocimientos que impartía
(Babini, 1949: 126)
2748
.- Para las iniciativas durante la segunda mitad del siglo XIX, ver Babini, 1949: 63-127.
2749
.- Para la primera mitad del siglo XX ver Babini, 1949: 131-187; y Hurtado, 2010: 33-92 (para el
segmento 1930-1955).
2750
.- Un amplio registro de iniciativas universitarias con especial referencia a la Universidad de La Plata
entre 1900 y 1930 se puede ver en Vallejo (2007) y García (2010), que de ahora en más van a ser
imprescindibles referencias por la abundante información y el sistemático ordenamiento expositivo. Pero,
si bien es cierto que la amplitud de iniciativas científicas no puede pasarse por alto y los libros de Gustavo
Vallejo y Susana García son terminantes en ese punto, tampoco se puede ignorar que en el ámbito de la
educación superior durante toda la etapa de mandarinato han predominado los estudios tradicionales de
sesgo profesional y humanístico. Un ejemplo muy conocido, en ese sentido es la obra de Ricardo Rojas
titulada La Restauración Nacionalista cuyo subtítulo Informe sobre Educación condice poco con el
560
contenido relacionado con los estudios históricos examinados como asunto de erudición que se propone a
manera de modelo para remediar la crisis moral de la sociedad argentina (ver: R. Rojas, 1909: 358).
Curiosamente este apasionado despliegue de erudición se desarrolla, bajo la impronta arrogante del
mandarín académico, con una completa ignorancia de todas las acciones previas tendientes a la reforma
de la educación superior en la Argentina (ver Halperin Donghi, 1962: 104-146; Buchbinder, 2005, 74-80;
y García, 2010: 20-57).
2751
.- En este sentido una ostensible prueba de esa completa desconexión se pone de manifiesto en la más
reciente literatura acerca de las rutinas de interacción entre la universidad y la sociedad civil económica.
Por ejemplo en el extenso volumen editado por Silvia Llomovatte y Nelly Pereyra titulado La
Universidad cotidiana. Modelos y experiencias de transferencia social (Bs. As., ed. Eudeba, 2009) no
registra un solo caso de enlace entre la universidad argentina, tanto pública como privada, y los sectores
de más intensa actividad productiva o científica. Empresas como INVAP cuya alta tecnología y notable
perfomance se nutre de un amplio plantel de recursos humanos con formación universitaria especializada
ni siquiera figuran en la agenda de esta obra. Tampoco se registra en la obra conexión alguna de la
universidad argentina con los sectores primario y secundario de la economía formal donde las
necesidades profesionales y los aportes científicos y tecnológicos plantean problemas muy graves. La
crucial dependencia en la Argentina en materia de medicamentos no ha dada lugar a ninguna interacción
relevante entre los laboratorios y las facultades de Farmacia y Bioquímica que se resuelve actualmente
con un discutible proteccionismo que solo sirve para proteger la notable ineficiencia y la completa falta
de investigación en ese terreno en nuestro país. El contencioso de las semillas transgénicas es otro caso
notable y poca duda cabe de que toda la investigación actual en Argentina, más allá del despliegue de
algunos organismos dependiente del Conicet, no se orienta a resolver las necesidades productivas locales.
Las referencias a esa desconexión se podrían multiplicar. Por el contrario lo que la obra registra en
materia de transferencia es completamente marginal (empresas recuperadas por sus trabajadores,
asistencia institucional, emprendimientos asociativos de base solidaria, etc) y, en la mayoría de los caso
se refiere a la actividad administrativa de las universidades con predominio de los temas de gestión (144
páginas sobre 383 discurren sobre modelos de transferencia) interacción con movimientos sociales y
relaciones ciudadanas. El tratamiento de las cuestiones sobre trabajo y empleo no solo es breve sino que
además también allí predominan los temas marginales (pasantías educativas, organizaciones sociales en el
medio rural, etc). No hacemos cuestión del valor intrínseco de este trabajo sino que lo utilizamos como un
notable ejemplo que prueba la relación remota entre la universidad argentina actual y la sociedad civil
económica. Un poco más informada acerca de las interacciones entre las universidades y la sociedad civil
económica en Argentina es la obra de Judith Naidorf Los cambios en la cultura académica de la
Universidad pública (Bs. As., ed. Eudeba, 2009) que, además de hacer un relevo con cierto detalle en el
que se evidencia el carácter más bien precario de la conexión, destaca que la iniciativa vinculada a la
CEPAL y liderada en nuestro país en los años sesenta por Jorge Sábato, Amilcar Herrera y Oscar
Varsavsky, acerca de la cual Naidorf anota con cierta crudeza que la falta de apoyo del sector empresario
y los comportamientos imitativos o directamente importadores de tecnología contribuyeron a destruir la
autonomía científica con la que este grupo de pensadores vislumbraba al país; y estas propuestas del
“pensamiento latinoamericano” no pudieron ser aplicadas para la formulación concreta de una política
científica y tecnológica (Naidorf, 2009: 187-188). Esta desconexión, por otra parte, no solo afecta a la
universidad pública. También las universidades privadas en Argentina padecen, quizá en mayor medida,
esa desconexión con la sociedad civil económica. El último estudio de conjunto dedica solo diez de sus
486 página a las cuestiones de extensión en la que se registra una completa marginalidad al respecto que
limita esas tareas al desarrollo de actividades de gestión, a micro-emprendimientos para discapacitados,
gestión ética empresaria, apoyo a los aspirantes a la vida universitaria, programas de voluntariado en
comunidades vulnerables, asistencia a Caritas, formación religiosa y pastoral, colaboración con centros de
salud y hospitales, vinculaciones asociativas con las ONG y otras actividades de este tipo (ver del Bello,
Barsky y Giménez 2007: 374-383). Entre las acciones aisladas puede citarse el Centro de Ingeniería de
561
Llegamos así a la antesala del futuro con las mismas preguntas no resueltas de aquel
formidable debate de la Ley Avellaneda que dejó plantada en la sociedad argentina el
decisivo interrogante acerca de las expectativas sobre nuestro destino educativo.
La sumatoria de cuestiones con las que hemos abierto el capítulo son también las que la
cierran y eso seguramente impresiona como un fenomenal círculo vicioso. Frente a esa
dolorosa realidad la crítica tiene el ineludible deber de mostrar el estado de cuentas que
sincera el balance de esa crónica situación deficitaria.
Materiales del ITB apoyado por la organización Techint y sus empresas Tenarias Siderca y Ternius
Siderar para la formación de ingenieros industriales, mecánicos y químicos que seguramente es una las
excepciones que confirma la regla de la desatención empresaria (ver del Bello, Barsky y Giménez 2007:
382).
2752
.- En un Informe del Consejo Empresario Argentino titulado Un trabajo para todos. Empleo y
desempleo en la argentina se ofrece una explicación que descarga las responsabilidades en la
incapacidad de los demandantes de trabajo para adaptarse. El informe sostiene que en un contexto
competitivo (vis à vis el modelo de sustitución de importaciones) la informalidad difícilmente alcance
para compensar las deficiencias estructurales de productividad. Cuando, como es el caso argentino, la
brecha de productividad con el sector moderno se amplía, las actividades atrasadas salen
progresivamente del mercado. Este es el nexo principal entre la reforma económica y el crecimiento del
desempleo. Cuanto más exitosa es la reestructuración del sector moderno/formal, más intenso es el
desplazamiento de las actividades atrasadas/informales. La recesión que siguió a la crisis mexicana no
hizo sino acelerar esta tendencia. Puede concluirse que no es la modernización sino la incapacidad para
acoplarse a ella, la que lleva a una situación de alto desempleo. (ver: Consejo Empresario Argentino,
Un trabajo para todos. Empleo y desempleo en la argentina, Bs. As., 1997: 25). Desde otro punto de
vista Eduardo Basualdo sostiene que el avance del capital sobre el trabajo estaba directamente vinculado
al proceso de desindustrialización inducido a partir de la apertura externa asimétrica del mercado de
bienes. También influyó la expulsión de trabajadores de los servicios públicos privatizados, ya sea
mediante el “retiro voluntario”, las jubilaciones anticipadas o el despido liso y llano. El incremento del
desempleo se facilitó e incentivó a partir de la denominada “desregulación del mercado de trabajo” que
impulsaron los organismos financieros internacionales y la fracción dominante local. Aunque esta forma
parte de un vasto proceso de destrucción de las funciones básicas y estratégicas del Estado, es en este
campo donde la política alcanzó su mayor profundidad, por la organicidad que detentó para la
consolidación del proyecto dominante (E. Basualdo, Estudios de historia Económica Argentina desde
mediados del siglo XX a la actualidad, Bs. As., ed. Siglo XXI, 2010: 320). Asimismo ver de Agustín
Salvia Crisis del empleo y nueva marginalidad: el papel de las economías de la pobreza en tiempos de
cambio social en http://www.catedras.fsoc.uba.ar/salvia/programa/biblioteca/bolsa/cl27_07.pdf. En la
segunda parte de esta obra se muestra la relación de este proceso descripto por Basualdo con la
mercantilización de la educación.
562
Con el colapso del régimen democrático (gobierno del Radicalismo del Pueblo) y la
Noche de los Bastones Largos, en 1966, y con la autodenominada “Revolución
Argentina” (1966-72), se repitió un cambio paradigmático negativo o de contra-
ilustración en la historia de la ciencia, el arte y la educación, que ya se había
experimentado brevemente con el golpe de estado de 1930 y más sistemáticamente a
partir del golpe de estado de 1943, en especial en la órbita de los saberes o campos del
conocimiento tradicionales: científicos (antropológicos y arqueológicos), jurídicos,
económicos, médicos (psiquiátricos) y humanísticos (artísticos, literarios,
historiográficos, pedagógicos).2753
Más luego, con la crisis del 29 y los golpes del 30 y del 43, las comunidades y
mandarinatos científicos y humanísticos sufrieron un proceso de fractura doble
2753
.- para la nomenklatura médica, ver Bohoslavsky, 2007; para la nomenklatura jurídica, ver Cossio,
1955; y Pellet Lastra, 2001; y para la nomenklatura historiográfica, ver Gandía, 1952; Campione, 2002;
Myers, 2004; y Finchelstein, 2008.
2754
.- Para el surgimiento del estado médico legal, ver Salvatore, 2001.
563
2756
.- ver Pasternac, 2002.
2757
.- ver Noé, 2005, 106, y 120-121.
2758
.- ver Buchbinder, 1997, 200-204. Para los estudiantes reformistas durante el rectorado de José Luis
Romero en la UBA, ver Califa, 2009, 69-98. Para la gran transformación académica a fines del 50 en la
UBA, ver Prego, 2010, 133-164. Para el caso de la modernización de la física en la UBA, ver Buschini y
Romero, 2010, 165-186. Para la creación del Departamento de Pedagogía dependiente del Rectorado, ver
Prego, 2010, 135-139. Para las tensiones entre reformismo y desarrollismo en la UBA (1955-1966), ver
Gordon, 2008, 179-200.
2759
.- Ceballos, 1985; y Smulovitz, 1988.
564
2760
.- sobre medicina y psiquiatría en Argentina, ver Ablard, 2008; y Rodríguez, 2006. Para el
dependentismo de Raúl Prebisch, ver Gabay, 2010.
565
2761
.- ver Weintraub, 1997.
2762
.- Sobre la ciudad universitaria en Buenos Aires, ver Carli, 2012, 106, nota 60.
2763
.- Guillermo Borda, Jorge Llambías, Tomás Casares, Luis Cabral, Faustino J. Legón, Luis M. Ojea
Quintana, Werner Goldschmidt, Jose Caramés Ferro, Luis M. de Pablo Pardo, Juan M. Bargalló Cirio,
Ricardo Zorraquín Becú, Abelardo Rossi, Jorge Mazzinghi, Carlos J. Zavala Rodríguez, etc. Para los
docentes juristas expulsados de la UBA en 1955, ver Perel, Raíces y Perel, 2007, 58-59.
2764
.- A propósito de las luchas por los posicionamientos en la vida académica, ver Beltrán, 2005, 473.
2765
.- La Nación (Buenos Aires), 2-VII-66,
566
En ese mismo corsi e ricorsi de los golpes de estado --donde a mayor decepción con la
revolución cubana y con el marxismo y el realismo socialista mayor reincidencia
golpista-- los exilios y los ostracismos en la vida política y las purgas y censuras en la
vida académica de los miembros de diversos mandarinatos estuvieron a la orden del día.
También estuvieron comprendidos en esas purgas y censuras quienes luego --buscando
un paraguas-- vinieron a integrar las filas de la carrera de Investigador del CONICET.
Debido a ellas y a los innumerables obstáculos administrativos y políticos para
convocar y substanciar concursos de oposición en las universidades nacionales, que son
los que otorgan la condición de profesor regular con derecho a voto en los consejos
directivos, los institutos de investigación del CONICET quedaron orgánicamente
desvinculados de las mismas.2768
La crisis política global se debatía a fines de la década del 70 en dos grandes planos. En
el plano externo se alimentaba con la guerra de Vietnam (1964-1975) y se potenciaba
con la derrota del Che Guevara en Bolivia (1967) y con la caída de Allende en Chile
(1973). Y en el plano interno se alimentaba con la radicalización del estudiantado
católico, la peronización del estudiantado universitario y la militarización de amplias
capas de la juventud politizada, lo que operó el preludio de un doble poder. Este doble
poder se manifestó por un lado con la coalición político-militar entre las facciones de
FAR-FAL y Montoneros; y por el otro, con la alianza entre la Confederación Nacional
Universitaria (CNU), la Juventud Sindical Peronista (JSP), y la Triple A.2769 Este par de
tragedias históricas y la realidad política interna fueron el marco de un interregno –
conocido con el aditamento de “Primavera Camporista”-- signado por acontecimientos
político-académicos, tales como nuevas fragmentaciones en las comunidades y
nomenklaturas artísticas y humanísticas; y paralelamente, una lógica militarista
expresada en sanguinarias persecuciones que culminaron en numerosos crímenes
políticos.
Para este período es preciso comprender de cual manera la lógica militarista con sus
ingredientes de clandestinidad, verticalismo, aparatismo, secreto, disciplina y
obediencia, así como el de “a los amigos todo y a los enemigos nada”, impregnó todas
2766
.- La Nación, (Buenos Aires), 6-VIII-66,
2767
.- La Nación, (Buenos Aires), 28/29/30-IX-1966.
http://argentina.indymedia.org/news/2011/01/768845.php
2768
.- Hubo casos en que concursos públicamente convocados llevaron ocho (8) años en ser sustanciados,
tal como uno que se convocó en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA..
2769
ver Suásnabar, 2004, capítulo 8. Sobre la peronización de los universitarios (1966-1973), ver Barletta,
2002.
567
En el mundo del arte se planteó la discusión de la función social del arte, cuando éste
dejó de ser un género artístico (pintura, escultura, música, teatro o cine) para pasar a ser
“acción” política y puja estético-ideológica, con las consiguientes fracturas del
vanguardismo, el conceptualismo y el realismo (arte óptico y cinético, informalismo,
nueva figuración, arte destructivo, happening, teatro abierto, teatro ético, tercer cine,
cine de liberación, tango de vanguardia, rock nacional, etc.).
¿Acaso se pretende que aquella oposición política de entonces debió haber tomado
partido en la lucha facciosa por ocupar los cotos de caza del poder territorial e
institucional peronista, pugna desprovista de sentido y objetivo altruista alguno? Por
otro lado, durante la gestión del Peronismo Camporista el cuerpo docente de la
universidad se volvió un coto de caza, donde la nómina salarial se dividió entre dos
listas: la lista A de la nomenklatura oficialista (Peronismo Camporista) que cobraba, y
la Lista B, integrada por la oposición político-académica (Radicales, Socialistas,
Comunistas) que no cobraba.
Buenos Aires, ver Perel, Raíces y Perel, 2007, 30-44. Para la gestión Kestelboim en la Facultad de
Derecho, ver Perel, Raíces y Perel, 2007, 45-67.
2774
.- Sobre el proyecto Camelot, ver Nun, 1966; Suasnábar y Palamidessi, 2007, 52, nota 23; y Navarro y
Quesada, 2010. Sobre la fundación Ford en Chile, ver Quesada, 2010. Para los subsidios de la Fundación
Ford en América Latina, ver Estébanez, 2010, 253-268. Y para el apoyo de la Fundación Ford a la
Facultad de Exactas de la UBA, ver Estebanez, 2010, 258-263.
2775
.- Para la Misión Ottalagano en la UBA, ver Perel, Raíces y Perel, 2007, 79-89.
2776
.- Para el reportaje a Oscar del Barco y las revelaciones de la guerrilla de Massetti, ver
http://books.google.com.ar/books?id=M3SxKiPky8MC&pg=PA187&lpg=PA187&dq=arico
+del+barco+masetti+ejercito+guerrillero+del+pueblo&source=bl&ots=6hILuZ5pzg&
sig=-
ZLg2Nz1TZKxxTQk9zaTA71Va7M&hl=es&ei=7fEuTei2GIWBlAeqsKGnCw&sa=X&oi=book
_result&ct=result&resnum=3&ved=0CCkQ6AEwAg#v=onepage&q&f=false
569
A partir de dicho “Proceso”, se inició una campaña inquisitorial que destruyó las
carreras de sociología y psicología y consiguientemente se consolidaron las bases de
poder de las monopólicas profesiones liberales (abogacía, medicina, contabilidad, etc.).
Simultáneamente, desde las Academias Nacionales, en especial desde la Academia
Nacional de la Historia, se monitoreó la carrera de historia, emitiendo en mayo de 1980
un dictamen censura, a pedido del Ministro de Educación Llerena Amadeo (seguidor del
pedagogo católico español del Opus Dei Víctor García Hoz), donde se establecía –a
ruego del Consejo Superior de Educación Católica (CONSUDEC)-- como debía ser la
enseñanza de la historia: “occidental y cristiana”.2777
En efecto, dicha trama se puso en funcionamiento gracias a un primer préstamo del BID
(1979), de sesenta millones de dólares que se instrumentó --sin participación del
parlamento (que se hallaba obviamente clausurado)-- “…para la manipulación espuria
del régimen de subsidios [entablado] con el propósito de transferir fondos públicos a
manos privadas”, lo cual afectó la moral de la vapuleada comunidad científica y
retroalimentó la violencia de nomenklaturas o camarillas varias, aún hoy porfiadamente
vigentes.2779
2777
.- ver La Nación, 4 de Junio de 1980, y Domingo 4 de agosto de 1985; Clarín, Sábado 17 de agosto
de 1985; y La Razón, miércoles 14 de agosto de 1985.
2778
.- ver Informe sobre investigaciones de hechos ocurridos en el CONICET: período 1976-1983.
2779
.- Sobre los negociados con préstamos del BID para la Investigación Científica durante la Dictadura
del Proceso, ver http://wisis.caicyt.gov.ar/cgi-bin/wxis.exe/?IsisScript=srcsim.xis&cipar=cai
570
Pero esa inflación de burocratismo autoritario no quiere decir que en ese entonces los
saberes estuvieren monopolizados por las universidades nacionales, pues por muchos
motivos combinados se crearon nuevas universidades públicas y paralelamente existían
también centros y universidades privadas, que con las restricciones propias de un
régimen autoritario no pudieron operar libremente. El Instituto Di Tella operaba bajo la
dirección de un coronel retirado con un posgrado en sociología, y los demás centros
como el CEDES y el CISEA funcionaban a partir de la derrota de Malvinas con libertad
relativa, celebrándose en sus sedes activas reuniones con intensos debates y agenda
abierta, adonde asistían académicos procedentes del extranjero (entre ellos Halperin
Donghi).
cyt.par&css=&db=remdes&exp=%221976-1983%22&pripos=1&recpag=20&shwexp=X&shwhi
ts=X&shwnohits=X&shwtitenc=x&stypft=&tippft=0&titgen=Consulta%20base%20REMCy
TA&traceexp=
2780
.- ver Arriondo, 2011.
2781
.- En 1968 se creó la Universidad Nacional de Rosario, en 1971 fueron creadas las universidades del
Comahue y Río Cuarto, en 1972 las de Catamarca, Lomas de Zamora, Luján y Salta, en 1973 las de Entre
Ríos, Jujuy, La Pampa, Patagonia, Misiones, San Juan y Santiago del Estero, en 1974 la Universidad del
Centro de la Provincia de Buenos Aires y en 1975 la de Mar del Plata (Buchbinder, Califa y Millán, 2010,
pp. 201-202).
571
Capítulo Décimo-Sexto:
2782
Para el caso de Punto de Vista: Revista de Cultura (1978-1985), ver Plotkin y González Leandri,
1993.
2783
Para el modelo basalliano y la ciencia y la tecnología como procesos sociales, ver Núñez Jover, 1999.
Para su opuesto, el influjo constructivista o Kuhniano, ver Olazaran y Otero, 2012, 230; y Retamozo,
2012, 377. Para la concepción kuhniana de las teorías, ver Lorenzano, 2012.
573
La primera etapa estuvo marcada por el interés del gobierno del Peronismo-Menemista
de rescatar del descrédito a la nomenklatura Procesista, compuesta por los científicos
sumariados durante la gestión Radical-Alfonsinista, política apoyada desde la Comisión
de CyT de la Cámara de Diputados por el Diputado Nacional Miguel Nacul.2791 Dicho
proceso judicial cayó por falta de impulso de quienes debían oficiar como querellantes.
A diferencia de la década del 60, cuando las nomenklaturas se fracturaban y generaban
nuevas escuelas de pensamiento, esta nueva etapa se caracterizó por la conjunción de
cuatro (4) acontecimientos críticos:
cacion.com.ar/Sisteduc/Unicienciaytecno/corrupcioncienciasaguier.htm+premio+bernar
do+houssay+saguier+denuncia&cd=1&hl=es&ct=clnk&gl=ar
2789
Sobre la Reforma del Estado-II y su impacto en la investigación científica, ver Saguier, 2004, 49.
2790
.- ver Burgos, 2004. http://www.clubsocialista.com.ar/scripts/leer.php?seccion=articulos&archivo=
124
2791
.- ver Núñez y Orione, 1993.
2792
.- Para el caso de la Crotoxina, ver http://laterminalrosario.wordpress.com/2009/09/29/la-crotoxina-
un-engao-que-
perdura/
575
Asimismo, dicha droga recibió una espectacular cobertura periodística, acrecentada por
el drama social que significó la creencia popular en sus efectos benéficos. El amplio
impacto generado plantea interrogantes acerca de la relación futura entre ciencia,
medios y poder en Argentina, y por extensión en el resto del mundo periférico.2796
2793
.- Sobre la denuncia de los institutos fundados por Liotta y Aceñolaza, ver
http://www.quadernsdigitals.net/datos_web/hemeroteca/r_69/nr_720/a_9697/9697
.html
2794
Ver Yriart, y Braginski, 1998.
2795
Ver Perelis, Palmero, y Roitman, 2012.
2796
Ver Yriart, y Braginski, 1998.
2797
.- Entre los nuevos actores se cooptó al ex presidente del CONICET Carlos Abeledo.
576
El influjo del Primer Mundo en los medios académicos argentinos reconoce sus
orígenes en la recepción que se hiciera en el pasado, primero de Inglaterra con el
modelo Benthamiano, más tarde de los Estados Unidos con el modelo de Horace Mann,
luego de la Francesa de la III República, y más luego de la Alemana del modelo
Humboldtiano.
Los estudios universitarios fueron en América Latina objeto de una reforma del estado,
donde este último habría oficiado sólo las funciones de “guardián”, o mal llamado
proceso de liberalización, mediante el cual dichos estudios fueron incorporados como si
se tratasen de bienes transables en los acuerdos comerciales auspiciados por el
Consenso de OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico).2800
Sin embargo, Betancur (1995) ha observado con acierto que en realidad dicha función
2798
Para la universidad mcdonaldizada, ver Hayes y Wynwyard, 2002.
2799
.- ver Brand, 1995 y 1996; Cerny, 2002; Stone, 2004: y Landolt, 2012. Para de que modo las nuevas
configuraciones globales ayudan a definir la universidad como una fuerza que organiza, desarrolla, y
controla tanto métodos educativos, como conocimiento, poder y cultura, ver Kleypas y McDougall, 2011.
2800
.- La liberalización de los servicios educativos, susceptibles de ser negociados en el comercio
mundial, y que están comprendidos en el GATS, fueron repudiados en 2002 por la III Cumbre
Iberoamericana de Rectores de Universidades Públicas (Carta de Porto Alegre), y por la Asociación de
Universidades Grupo Montevideo, que concentra a las universidades públicas del Mercosur. Los más
significativos repudios a la liberalización de los servicios educativos planeado por el GATS fueron según
información provista por Roberto Rodríguez Gómez los de la Declaración Conjunta de la Asociación de
Universidades y Colegios de Canadá, el Consejo Americano de Educación, la Asociación Europea de
Universidades y el Consejo para la Acreditación de la Educación Superior. Juntas, estas organizaciones
suman más de cuatro mil instituciones (Rodríguez Gómez, 2002).
577
de “guardián” no fue tal, sino que, por el contrario, se trató de una verdadera “política
activa de intervención”.2801
El programa de modernización conocido como Nueva Gestión Pública o NGP puso
énfasis en la creación de agencias administrativas públicas descentralizadas e
independientes.2802 En el campo de la ciencia y la educación superior, a los efectos de
subordinarse a los dictados del Banco Mundial y la OMC, el Peronismo Menemista
urgió contar con un organismo específico, para lo cual diseñó la Agencia o ANPCYT,
separada del CONICET. Dicha Agencia está constituida por dos fondos paralelos, el
uno denominado Fondo para la Investigación Científica y Tecnológica (FONCyT) y el
otro Fondo Tecnológico Argentino (FONTAR), destinado este último a promover la
innovación productiva entre las Pymes, ambos en conexión directa con el PEN, quien
decide íntegramente la constitución de sus Directorios.
En sintonía con esos trances es posible observar un ingente condicionamiento que opera
bajo la terca y asombrosa indiferencia de nuestra sociedad política. Parlamentos,
partidos políticos, órganos de administración de justicia, medios de comunicación así
como otras instituciones públicas y privadas, tampoco se interesan o discuten la gestión
científico-educativa.
Ante todo este inquietante escenario uno se obliga a preguntar si ¿es acaso la corrupción
en tiempos de dictadura, que acentúa la pérdida de las libertades públicas, esencialmente
distinta a la corrupción en épocas de democracia?
Por otra parte ¿es posible que los gobiernos democráticos se puedan revestir con un bill
de indemnidad en materia de corrupción, y que esta última no afecte en modo alguno la
vigencia de las libertades académicas?
Pero, por encima de ello ¿es posible que la indiferencia de los medios de comunicación
masiva recaiga sobre libertades que van más allá de la libertad de prensa y de la defensa
de la opinión pública, es decir sobre las libertades de pensamiento y de investigación?
Más aún ¿debe quedar la educación pública y la misma investigación científica sujeta a
las expectativas e intereses del mercado, tal como se insinúa en el New Public
Management y en la economía del conocimiento presupuesta en los Acuerdos del
AGCS o GATS?
Pero si todo esto no alcanzara ¿no será acaso una prueba suficiente de esta política
dicotómica y maniquea que intenta imponer un opresivo paradigma de dominación
burocrática, la descalificadora analogía que un reciente Ministro de Educación de la
Nación hiciera de la relación entre la teología y la ciencia, que revela la continuidad de
la política que enfrenta a las denominadas ciencias duras con las blandas?2805
2803
.- Entre los que cabe mencionar, entre otros a S. Cabanchik, A. Gil Lozano e Ignacio Llovet.
2804
.- Para el sistema de evaluaciones y acreditaciones, ver Olazaran y Otero, 2012, 223. Entre los
allegados a los partidos políticos se contactó infructuosamente al Dr. Leocadio Vilamajó, asesor del
senador Edgardo Morales; al Diputado Juan Carlos Morán de la Coalición Cívica, y a Walter Ceballos,
asesor del Presidente del Comité Nacional de la UCR Ernesto Sanz. Y entre los dirigentes de la
asociación docente de la CONADE Histórica se contactó también infructuosamente a su dirigente Néstor
Correa. Vid asimismo: http://publicaronline.net/2010/02/23/actualidad/partidos-politicos-y-los-poderes-
publicos-encubren-la-corrupcion-de-la-ciencia-argentina/ http://www.revistaelemilio.com.ar/?p=6164.
2805
.- Desde otra perspectiva también se han formulado otras críticas en algunos medios intelectuales que
caen fuera de nuestro enfoque por su propia ocasionalidad y contingencia.
2806
.- Comentada por Santiago Kovadloff (vid referencia en la nota siguiente).
579
Esta sumatoria de interrogantes no agota ni siquiera resume, desde ya, la agenda de los
problemas que hoy afectan a la educación y enervan las posibilidades de la
investigación científica en la Argentina. Pero, de alguna manera, resultan suficientes
para poner de manifiesto el complicado cuadro de situación que el investigador debe
tomar en cuenta hoy para separar lo principal de todo lo accesorio que se ha acumulado
luego de varias décadas de parcial y fragmentario reparo.
Sin embargo, no está demás insistir acerca de la principal desatención que se percibe en
nuestra sociedad política, cuyas elites todavía no han agendado entre sus prioridades el
problema educativo y científico, ni tampoco han reclutado estudiosos o especialistas
para abrir algún mínimo debate por encima de las trivialidades de pura verbalización.
2807
.- Sobre la polémica entre el Ministro Lino Barañao y Eduardo Grüner, ver:
http://aquevedo.wordpress.com/2008/04/01/ysisomosteologosC2BFquedebatesobrecienciaysociedad2/htt
p://www.lanacion.com.ar/1345120mascienciasymenosletrashttp://webcache.googleusercontent.com/searc
h?q=cache:OqbFEIf6ImgJ:www.elcorreo.eu.org/LaDepuracioncomoinstrumentacai+nacional+historia+sa
guier+enseanza+proceso&cd=12&hl=es&ct=clnk&gl=ar.
2808
Para loas comportamientos oportunistas como consecuencia de la inyección de recursos extras, ver
Olazarán y Otero, 2012, 241.
2809
.- Yamamoto, 2003.
2810
Ver Saguier, 2004, 40.
580
Los préstamos o créditos otorgados entre 1997 y 1999 por dicho organismo
internacional (BID), a instancias del Banco Mundial (que vino a desplazar a la
UNESCO luego de la caída del Muro de Berlín, ver Mundy, 2009), que alcanzaron la
suma de 190 millones de dólares, fueron requisados por el PEN sin que hubiere control
legislativo ni asignación presupuestaria alguna --(cuyos listados de prebendados
desaparecidos de la web fueron manejados en las ciencias duras por los Coordinadores
Carrillo, Barrachina, Parisi y Katz; y en las ciencias sociales por De Riz, Korn y
Roldán). Dichos créditos vinieron a encarnar una nueva “cadena de la felicidad”,
pretendidamente liminar o fundacional, que triplicaron el monto otorgado durante la
dictadura del Proceso, y varias veces más a los Premios “Bernardo Houssay” repartidos
por el Radicalismo Alfonsinista.2812 En el período siguiente, como veremos más
adelante, estos mismos subsidios se multiplicaron.
2811
.- Para la Industria del Paper en la Ciencia Administrada, ver http://www.a-ipi.net/article120809.html
Para la industria del paper en la ciencia administrada, ver
http://argentina.indymedia.org/news/2011/01/767543.php
2812
.- Sobre Red Mafiosa y Corrupción en la Ciencia y la Universidad Argentina
http://www.mitosyfraudes.org/Polit/Conicet.html
2813
.- Fue el caso de la Universidad de Nueva York en Buenos Aires – NYU
581
Para corroborar la hipótesis del compromiso político es necesario también observar las
conductas desplegadas respecto a quienes fueron protagonistas y críticos de la
administración anterior. Los Secretarios de CyT y los Presidentes del CONICET que
siguieron en el gobierno del Radicalismo Aliancista (Pablo Jacovkis, Dante Caputo,
Adriana Puiggrós, Andrés E. Carrasco) no ordenaron sumario administrativo alguno
sobre las denuncias del ex Presidente del CONICET Enrico Stefani, quien había
apuntado a desmantelar la nomenklatura impuesta durante las pasadas dictaduras.2815 Ni
tampoco cuestionaron el acuerdo del GATS por el cual la educación pasó a ser
considerada una mera mercancía equiparada a un producto industrial mas, ni frenaron el
ninguneo del Congreso en lo que se refiere a la administración de los fondos
procedentes del BID ni tampoco en lo que atañe a la violación de la autonomía
universitaria y a la periodicidad de la cátedra, institucional y reiteradamente violentada
por el accionar de la CONEAU y de la Secretaría de Políticas Universitarias (SPU).
2814
.- ver Robertson, Bonal y Dale, 2009, 222. Para la movilidad de estudiantes, egresados y docentes en
el sistema universitario de América Latina, ver del Bello y Mundet, 2004. Para el impacto de la
interconexión global, y la sinergia consecuente, ver Marginson, 2011.
2815
Saguier, 2004, 49.
582
2816
.- Para los rankings en la vida universitaria, ver Leite, 2010, 294-297. Sobre el Gatopardismo y el
“huevo de la serpiente” en la investigación y la educación superior Argentina, ver
http://www.voltairenet.org/article120809.html
http://argentina.indymedia.org/news/2010/06/738081.php
2817
.- Para la política universitaria del gobierno del Radicalismo Aliancista, ver Buchbinder y Marquina,
2008, 69-72; así como http://www.elcorreo.eu.org/?Mutar-los-Silencios-en-Lenguaje&lang=fr
2818
Sobre la sociedad del conocimiento, ver Kerr, 1963, 2001.
2819
.- Para la política universitaria del gobierno Duhaldista, ver Buchbinder y Marquina, 2008, 75-80.
583
2820
.- Hurtado, 2010, 174;
2821
.- Para la fragmentación del conocimiento, ver Riquelme y Langer, 2008, 557-561. Para la industria
del paper en la ciencia administrada, ver
http://argentina.indymedia.org/news/2011/01/767543.php
Sobre el reglamentarismo vigente en los congresos de historia en Argentina, ver
http://wwwtapiales.blogspot.com/2006/08/reglamentarismo-en-congresos.html
2822
.- Para la industria del paper en la ciencia administrada, ver
http://argentina.indymedia.org/news/2011/01/767543.php
2823
ver Arellano Hernández, 2012.
584
Estos hechos vienen alcanzando ribetes cada vez más tenebrosos si tenemos en cuenta
que existiría una intima vinculación entre el creciente clima de criminalidad contra la
propiedad intelectual a escala global y la contumaz resistencia, por parte de algunos
países como Argentina y su órgano legislativo, a ratificar el referido Tratado de
Cooperación en Materia de Patentes (PCT), firmado en 1970. Se da entonces en
Argentina una conducta esquizofrénica pues por un lado se niega a ratificar tratados
internacionales, lo que frena el desarrollo científico; y por el otro, firman y ratifican
tratados que amenazan el desarrollo de su educación superior (GATS).
2824
.- Hurtado, 2010, 194-195.
2825
.- Para la investigación universitaria frente al corsé de las patentes, ver Vence Deza, 2010. Sobre la
denuncia penal contra la estafa de la venta de patentes, ver
http://argentina.indymedia.org/news/2010/10/753082.php
2826
Recién en 1866, en pleno crecimiento del modelo agroexportador, se concede la primera patente de
invención argentina a Antonio Carcenac y Santiago Barrere por el invento de la conservación de cueros,
lanas sucias y sebos.
2827
.- ver Noble, 1984 ; Minsky, 2000 ; y Foray y Kazancigil, 1999.
585
2828
.- Para una estimación de los efectos cuantitativos positivos de la Bayh-Dole Act en USA, ver
Mowery, Nelson y Sampat, 2000 ;
http://argentina.indymedia.org/news/2011/01/769169.php
2829
.- ver Minsky, 2000.
2830
.- Sobre la apropiación monopólica del campo académico por parte del poder corporativo, ver Soley,
1995 ; y White y Hauck, 2000.
586
2831
.- Sobre “Ser ministro es un castigo divino”
http://www.lanacion.com.ar/1345120-mas-ciencias-y-menos-letras
2832
.- los comentarios de Santiago Kovadloff a la posición del Jefe del Departamento de Computación de
la UBA Hugo Scolnik en la entrevista que le hiciera Andrés Oppenheimer).
http://www.lanacion.com.ar/1345120-mas-ciencias-y-menos-letras
Sobre el corruptísimo Lino Barañao, ver
http://www.bolsonweb.com.ar/diariobolson/detalle.php?id_noticia=11250
587
2833
.- Para la polémica con el Presidente de la Agencia Lino Barañao, ver
http://www.ellibrepensador.com/2009/06/12/baranao-a-confesion-del-delito-relevo-de-prueba/
2834
.- Partiendo de la denuncia, la Fiscalía efectuó una investigación, y dictaminó “…que si bien por un
lado no ha podido detectar situaciones concretas que justifiquen la promoción de una actuación
disciplinaria si ha evidenciado un procedimiento que no parece reunir los requisitos básicos que
garanticen la transparencia indispensable en el manejo de fondos públicos. Como ya se expresara, esto se
ha apreciado en particular en la ausencia de un mecanismo claro que permita reconstruir el modo en que
se aprobó la financiación de un determinado proyecto, y si en ese procedimiento han intervenido personas
con intereses contrapuestos (coordinadores o co-coordinadores que eligen pares que podrían haber
evaluado proyectos presentados por esos mismos coordinadores o co-coordinadores). Sin perjuicio del
secreto que pueda regir alguna parte de un procedimiento administrativo, en particular cuando se trata del
otorgamiento de fondos, el Estado debe proceder de modo tal que, aunque solo sea a posteriori, el
mecanismo aplicado pueda ser examinado en su totalidad. Obsérvese que, precisamente en esta
investigación ha sido un obstáculo para la determinación de irregularidades concretas la laxitud del
procedimiento que se sigue en los casos examinados; lo que no ha permitido una evaluación precisa de
situaciones que se pueden presentar con cierta frecuencia (En el acápite V, ha quedado evidenciado con el
grado de certeza que permite esta investigación meramente preliminar- que el porcentaje de casos en que
coordinadores o co-coordinadores presentan proyectos para su evaluación sería elevado -59,25% de la
muestra seleccionada-)”.
2835
.- ver fallo en www.argentina.indymedia.org/news/2011/10/797896.php
588
Argentina”.2836 Esta refutación pretende que en un futuro próximo se reabra el caso a los
efectos de declarar nula la sentencia que archivó la denuncia.2837
En junio de 2009 se inició una denuncia en el fuero penal ordinario contra la Agencia
Nacional para la Promoción Científica (ANPCYT) por la distribución viciosa de la
suma de 650 millones de pesos (en total 1240 millones de dólares procedentes de un
préstamo del BID) en subsidios entre los años 1997 y 2007 y en la misma denuncia se
solicitó una amplia investigación de las autoridades del CONICET, de la CONEAU, de
las Secretarías de Ciencia y Técnica de las Universidades Nacionales y del Comité de
Ética del Ministerio de Ciencia y Técnica de la Nación, por estimar que podrían estar
incursos, como eventuales partícipes necesarios en la distribución de dichos subsidios.
2836
.- ver comentario en www.argentina.indymedia.org/news/2011/11/799800.php
2837
Ver http://argentina.indymedia.org/news/2013/06/840025.php
2838
.- Para el fallo de la Cámara Federal Penal (Irurzun, Catani, Farah), ver
http://argentina.indymedia.org/news/2009/06/676168_comment.php
Sobre la construcción ciudadana, ver
http://www.tnylagente.com.ar/videolog=CONSTRUCCIONCIUDADANA?72716
589
Esta sorprendente decisión, que traslada al ciudadano responsable que informa al poder
judicial acerca de hechos que este poder tiene el deber ineludible de investigar, solo
puede definirse como un acto de privación de justicia.
Para evitar las cuestiones técnicas trataré de resumir mi denuncia poniéndola en los
términos más simples a fin de que todo el mundo pueda entender bien de que se trata.
Ahora bien cabe entonces preguntarse que es lo que el poder judicial ha hecho en esta
causa. Curiosamente la respuesta ya fue dada más arriba: los órganos del poder judicial
que han intervenido (camaristas Irurzun, Cattani y Farah, y juez Martínez de Georgi) no
se han preocupado por llevar adelante una completa investigación de las personas o
funcionarios denunciados y de los hechos relacionados con esas personas denunciadas.
590
Por eso es muy grave que el Juez y la Cámara no hayan ordenado la realización de la
prueba que se ofreció, tendiente a demostrar el incumplimiento de los deberes de los
funcionarios involucrados, la malversación de caudales públicos, administración
fraudulenta y conflicto de intereses, y que por el contrario haya aceptado el testimonio
de un testigo falso, el Director del FONCYT Lic. Carlos Cassanello. Y es aun más
grave que no se haya ordenado la producción de la prueba sugerida por cuanto la
investigación es del todo deficiente por omisión de las pruebas ofrecidas.
cuadro burocrático. Esto sin perjuicio de señalar que el ámbito, el objeto, los fines y
tareas de esos organismos administrativos mencionados por el Juez y loa Camaristas
son muy diferentes a las del juzgamiento y represión del delito, y particularmente tanto
el denominado “Comité de Ética y las disposiciones limitativas” son entidades
apócrifas, impostadas, un simulacro de legalidad integrado por subsidiados de la propia
ANPCYT, dado que el primero no es el Comité Nacional de Ética Pública de la ley
25.188 y ambas son una creación administrativa ministerial para enmascarar situaciones
que pueden constituir delito penal por encubrimiento. En efecto y en los términos de los
delitos denunciados, especialmente la violación de la incompatibilidad, se han
transformado en vallas en las que opera directamente la privación de justicia al
pretender que con la simple resolución del directorio de ANPCYT o del Ministro se
libera de responsabilidad penal a los partícipes.
Se podrían agregar muchos otros elementos que hacen al caso particular del
denunciante. Pero no creo que haga falta personalizar. Por el contrario, aquí solo se
quiere poner de manifiesto el acto de privación de justicia que constituye una gravísima
deserción del estado frente a los funcionarios corruptos a lo que no se quiere investigar.
Justamente esa circunstancia es la que enturbia nuestro futuro ciudadano así como hiere
a nuestra comunidad científica; y, como diría Hobbes, nos lleva al reino de las tinieblas.
Jurados afines
Sin duda el jurado afín constituye la médula de una nomenklatura que se precie a sí
misma. Pero para que la nomenklatura exista es preciso que se desnaturalice hasta su
extinción el instituto legal de la recusación, y que los roles de juez y de parte interesada
2839
Repiso, 2012.
2840
Repiso, 2012.
2841
Repiso, 2012.
593
2842
.- Sobre el método del Doble Ciego, ver
http://es.wikipedia.org/wiki/Doble_ciego
2843
.- Para el dictamen de la Fiscalía de Investigaciones Administrativas, ver
http://argentina.indymedia.org/news/2009/06/676168_comment.php
http://www.ellibrepensador.com/2010/12/03/dictamen-fiscalia-nacional-de-inve
stigaciones-administrativas/
2844
.- Sobre la naturaleza de las elecciones para el Directorio del CONICET, ver
http://www.elcorreo.eu.org/?Elecciones-antidemocraticas-en-el&lang=fr
594
Con respecto a estas estadísticas, decíamos en un trabajo anterior, que los sistemas
científico-tecnológicos de los países avanzados, “...por estar dotados de altos grados de
transparencia en los procedimientos, participación democrática y competitividad y
excelencia científica, su performance puede ser exitosamente medida por indicadores
cuantitativos”. Pero en aquellos otros países de la periferia, “...donde en sus sistemas de
ciencia y técnica prevalecen todo tipo de patologías, intentar medir su performance
mediante dichos indicadores cuantitativos llevaría directamente al fracaso más rotundo,
debido a la carencia de fiabilidad, credibilidad y confiabilidad de dichos números”. En
2845
.- Para los efectos sobre el carácter de la regulación de las interacciones, ver Pateman, 1970, 24-25,
29-31, 45-48, y 63-64, citado en Nelson, 1986, 74, nota 37.
2846
.- Sobre la complicidad del Ministro Barañao con la corrupción, ver
http://www.ellibrepensador.com/2009/05/14/complicidad-del-ministro-baranao-c
on-la-corrupcion-argentina/
595
este tipo de sistemas, gangrenado por una creciente corrupción académica, se impone
una cirugía mayor que instaure definitivamente estructuras institucionales y standards
de conducta equivalentes con los que nos rigieran en nuestros orígenes como república
independiente y democrática y con los vigentes en los países centrales.
En ese preciso sentido, los datos cuantitativos brindados en el año 2000 por Mario
Albornoz en su Instituto de Estudios Sociales de la Ciencia “...no citan fuente alguna, se
reducen a porcentajes de una cifra total aún desconocida, correspondiente
exclusivamente al año 1999, y esconden las magnitudes absolutas de los guarismos
brindados y no publicados en su sitio web y que la SECYT, no brinda desagregada por
institutos y/o universidades beneficiadas".
Finalmente, las cifras recientes publicadas por el Ministerio de CyT sobre repatriación
de científicos vis a vis las estadísticas de fuga de cerebros, dada a publicidad por el
gobierno del Peronismo Kirchnerista, no resistiría el menor análisis, y estaría destinada
a sugerir en la opinión pública que el campo académico argentino se ha tornado en un
parnaso intelectual.2848 Ya hace una década, Körner (2000) sostuvo que la fuga de
cerebros en los países en desarrollo continuaba. Pero para la Presidenta del CONICET
Marta Rovira, la “fuga de cerebros quedó atrás” y “ahora los investigadores viajan al
exterior sólo cuando obtienen becas”.2849 Sin embargo, la escolaridad de los argentinos
que emigraron en los últimos años, en especial aquellos que lo hicieron a USA, es muy
superior a la escolaridad promedio del país, lo que en la práctica equivale a una fuga de
cerebros.
2847
.- Para los rankings en la vida universitaria, ver Leite, 2010, 294-297. Sobre el Gatopardismo y el
“huevo de la serpiente” en la investigación y la educación superior Argentina, ver
http://www.voltairenet.org/article120809.html
http://argentina.indymedia.org/news/2010/06/738081.php
2848
.- Sobre el Observatorio Nacional de Ciencia y Tecnología, ver
http://www.voltairenet.org/article120809.html
Para la fuga de cerebros a fines de siglo, ver
http://edant.clarin.com/suplementos/zona/1999/09/19/i-00601e.htm
2849
veintitrés, jueves 10 de marzo de 2011.
http://conicet.blogspot.com/2011/02/la-fuga-de-cerebros-quedo-atras.html
596
En uno de dichos congresos, el de historia, que puede ser un botón de muestra, cada uno
de los Coordinadores de Mesas, registra un tema específico (que son meros y arbitrarios
dibujos), tal como si se tratara de un dominio electrónico propio, y con ello pasa a
poseer la atribución soberana de rechazar aquellas propuestas de ponencias que no se
ajusten a sus respectivos límites cronológicos y temáticos, en lugar de limitarse a
evaluar los textos completos de las ponencias. Es decir, la totalidad de dichos eventos se
encuentran en poder de señores feudales del saber, los Coordinadores de Mesas,
universitariamente legitimados, con derecho de pernada académico-ideológico sobre
quienes quieren proponer ponencias.
El debate sobre el giro de Laclau desde la democracia radical al populismo tiene mucho
que ver con la legitimación de la nomenklatura en la investigación científica y los
mecanismos de evaluación en regiones geográficas periféricas.2850 Entre esas
legitimaciones, la función de control por evaluaciones y de disciplinamiento por
elección discrecional de los comités de pares,2851 y no de comité de sabios como en la
Alemania actual, al deprimir o direccionar discrecional y descendentemente las
posibilidades efectivas de iniciativa y autonomia en el trabajo científico,
inevitablemente, ha comprometido la libertad de investigación y el mismo progreso
2850
Para el debate sobre el giro de Laclau desde la democracia radical al populismo, ver Laclau, 2005; y
Žižek, 2008, 334. Para la polémica de Laclau con Žižek (2006), ver De Vos, 2010; y Stavrakakis, 2010,
20, 22, 38-39, 85-97, 120, 127, 129, 144, 168, y 181. Para la posición de Žižek acerca del populismo vis
a vis Laclau, ver Levinson, 2007; y Weber, 2011.
2851
.- Para los Informes de auto-evaluación y evaluación externa, ver Selva Versino, 2007: 221-228.
597
Resulta de ese modo que tanto los períodos militares o de burocratismo autoritario como
los períodos civiles o de burocratismo comunitario, mandarino, endogámico, coercitivo
(curricular) y nomenklado, no deben ser para su análisis aislados entre sí, ni cabe
tampoco pensarlos como un curso lineal sin altibajo alguno, pues constituyen
totalidades complejas y desiguales que se encuentran íntimamente entrelazadas e
interdependientes en el tiempo de la conciencia pública y en el espacio geográfico de las
diversas fuerzas e interacciones colectivas.2853
2852
.- Olazarán y Otero (2012) opinan lo contrario, y creen que el sistema de evaluación por comités de
pares es un criterio esencial, ver Olazarán y Otero, 2012, 235. Sobre la ciencia como calamidad y el
analfabetismo científico, ver Cereijido, 2009. Y para una relación entre el analfabetismo científico y el
analfabetismo filosófico, ver Santander, 2007.
2853
.- Ver la nota anterior en el capítulo segundo referida a los ocho (8) modelos burocratico-académicos y
su imposible caracterización como tipos ideales en sentido weberiano o como pattern variables en el
sentido forjado por Talcott Parsons.
598
2854
.- Sobre la denuncia contra funcionarios de organismos públicos que recibieron subsidios para
investigación del BID http://www.opisantacruz.com.ar/home/2010/07/06/un-integrante-del-conicet-den
uncio-a-organismos-publicos-que-recibieron-subsidios-para-investigacion-del-
bid/9469
2855
.- Sobre la Nomenklatura Académica en la Cultura Argentina, ver
http://www.salta21.com/La-Nomenklatura-Academica-en-la.html
599
principio que desarrolla un derecho fundamental como son las garantías de igualdad de
trato y no discriminación.
i) publicitados por la propia Agencia (desaparecieron del sitio web los listados del
período 1997-2000);
ii) auditados por la Sindicatura General de la Nación (SIGEN);
y iii) investigados por la Oficina Anti-Corrupción (Fleitas Ortiz de Rozas, luego a cargo
de Miguel Ángel Bruno) y por la Defensoría del Pueblo de la Nación (Eduardo
Mondino, actualmente a cargo de Jorge Luis Maiorano), que aún hoy se hayan morosas
en el substanciación de la denuncia formulada hace más de cinco (5) años, en diciembre
de 2005.
2856
.- Sobre el dictamen de la Fiscalía General de Investigaciones Administrativas, ver
http://argentina.indymedia.org/news/2010/11/762627.php
2857
.- Sobre el asalto al Ministerio de Ciencia y Técnica, ver
http://argentina.indymedia.org/news/2010/11/762631_comment.php
600
financia, sino que pone el énfasis en aquellos organismos públicos cuyos proyectos de
investigación se encuentran en conexión directa con megaproyectos que se desarrollan
en los países centrales.2858
2858
.- Para ver entrevistas y reportajes críticos:
http://argentina.indymedia.org/news/2009/05/672962.php
2859
.- Según confiesan Olazarán y Otero, la infraestructura universitaria se financia mediante fondos
institucionales y no a través de la financiación por proyectos, ver Olazarán y Otero, 2012, 238. Viene al
caso mencionar la obra que viene desplegando la Kennedy School Library de la Universidad de Harvard,
quien acaba de editar en un DVD los 54 volumenes de las Obras Completas de Domingo Faustino
Sarmiento.
2860
.- Sobre el Programa para el Mejoramiento del Equipamiento (PME), ver
http://argentina.indymedia.org/news/2010/06/738968.php
2861
.- Sobre el uso de recursos virtuales en las universidades españolas, ver
http://www.educaweb.com/noticia/2006/09/20/tendencias-uso-recursos-virtuales
-universidades-espanolas-11886.html
601
Y entre los Investigadores incentivados y exclusivos que son veinte mil, se encuentran
también los que están en el CONICET, que son alrededor de trece mil, entre
Investigadores y Becarios. Es decir, veinte mil docentes investigadores de dedicación
exclusiva así como incentivados, de los cuales más de la mitad son a su vez
investigadores del CONICET, donde hacen carrera como Investigador, y muchos buena
letra para que sus Informes Periódicos sean aprobados y puedan ascender en la carrera,
y para que el Directorio del CONICET les pueda autorizar por fuera de la dedicación
exclusiva, a la cual están obligados, ejercer además una Asesoría o Consultoría.
2862
.- Para el docente investigador, ver Coiçaud, 2009.
2863
.- Para las evaluaciones y acreditaciones en la universidad argentina, ver Giustiniani y Carvajal, 2008,
113-127; y Camou y Prati, 2010.
2864
.- Para el Programa de Incentivos a los docentes-investigadores en las universidades argentinas, ver
Prati, 2002; y Riquelme y Langer, 2008, 509, nota 10.
602
c) Abuso discriminatorio;
Entre sus secuelas, amén de las referidas en la sección titulada “Fase de deserción
moral”, nos encontramos también con las inconductas de sus principales gerentes. El ex
Secretario de CyT, actual Rector de la Universidad Nacional de Río Negro (UNRN)
[merced a su socio el senador Pichetto], y vocal del Consejo Directivo de la Universidad
Torcuato Di Tella (UTDT) Lic. Juan Carlos Del Bello (marido de la Ingeniera Química
Marta Edith Borda, Directora de la Agencia-FONTAR, que entonces administraba un
préstamo paralelo multimillonario en dólares procedente del BID), pudo haber incurrido
en varias inconductas, que fueron y son la antesala de hipotéticas figuras penales:
2865
.- Sobre el favoritismo clientelístico fraguado en el Fondo Tecnológico Argentino (FONTAR),
dependiente de la Agencia, ver
http://argentina.indymedia.org/news/2009/08/687068.php
603
Una discusión semejante, aunque con protagonistas distintos y sobre temas urticantes
(que si bien son menos puntuales no por ello son menos trascendentes pues tienen una
etiología sistémica), vino a cuento treinta (30) años después --cuando ya la penetración
imperialista y la lucha armada dejaron de estar en agenda-- con las políticas desplegadas
a instancias de la globalización neo-liberal por el Secretario de CyT de la segunda
presidencia de Menem Juan Carlos del Bello. En principio, el gerente Del Bello habría
ocultado a la opinión pública universitaria el arsenal teórico sobre el cual se fundaron
sus reformas (referidas a las políticas denominadas Nueva Gestión Pública y Sociedad
del Conocimiento), y violado la autonomía universitaria al adoptar tres (3) medidas
escandalosamente críticas:
Decíamos en un trabajo previo que las universidades del interior, actores y testigos de
este drama, se encuentran bajo la contracción monopólica de los subsidios de
investigación y de los presupuestos universitarios, y bajo una fuerte presión para
integrar la nomenklatura oficial. Para probar ello, hemos de incursionar en tres tópicos
suficientemente ilustrativos, que son: i) las extorsiones clandestinas, ii) el mutismo
forzoso, y iii) la calesita programda.
Extorsiones clandestinas
2866
.- sobre la designación de Rozitchner a la cual se opuso infructuosamente el físico Juan José
Giambiaggi, ver Díaz de Guijarro, 2010, 51, nota 2.
604
Pero el enigma a desentrañar sería: ¿es cierto que todas las Universidades Nacionales
están sujetas a una muda y clandestina extorsión político-presupuestaria controlada por
la Secretaria de Políticas Universitarias del Ministerio de Educación con el
asesoramiento del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN)? ¿son acaso las
universidades más pequeñas vulnerables a estas prácticas extorsivas debido a la
dimensión de sus presupuestos y a su escaso poder de movilización?2867
Mutismo forzoso
Con el correr del tiempo muchas de dichas universidades del conurbano porteño
comenzaron a crecer cuantitativamente y sus autoridades entraron a competir entre ellas
como si se tratare de un tráfico de cortesanos por ver quien se engancha mejor con el
poder político de turno, al extremo de crear sedes centrales y observatorios de educación
superior y de políticas universitarias en la Capital Federal, para poder exhibirse, dictar
cursos de pos-grado arancelados, estar cerca del poder e influir sobre cada sucesivo
gobierno. Para ese mezquino y desleal propósito, la universidad más exitosa a partir del
Menemismo fue en el conurbano la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ), con un
presupuesto de catorce (14) millones de dólares y bajo la conducción del Rector Julio
Villar.2868 Las otras Universidades, como la de Gral. Sarmiento, Lomas de Zamora, Tres
de Febrero, Matanza o Lanús quedaron relegadas en materia de subsidios y pasaron a
integrar la llamada Lista de Espera de la corrupción.
Carroussel programado
2867
.- Para las fórmulas oficiales que la SPU construyó para desarrollar mecanismos de reparto del aporte
del gobierno entre las universidades nacionales, ver Delfino y Gertel, 1996.
2868
.- La Universidad Nacional de Quilmes fue la primera beneficiaria de la Agencia o ANPCYT en el
conurbano en materia de subsidios de investigación, que incluyen los múltiples subsidios que recibieran
entonces el Director del Comité de Maestría Carlos Altamirano, el luego Rector Mario Ermácora y el
Director del Instituto de Estudios Sociales de la Ciencia y la Tecnología Mario Albornoz (los listados de
los beneficiarios de las Convocatorias 1997-99 desaparecieron del Portal de la Agencia). Pero luego de la
crisis del 2001, en febrero de 2002, por públicas desavenencias de su Rector Villar con el Director Mario
Albornoz y, más luego, en septiembre de 2003, con el Vice-Rector Mariano Narodowski, la UNQ se vio
desplazada de la hegemonía universitaria del conurbano por la Universidad Nacional de San Martín
(UNSaM).
605
2869
.- El físico-historiador Diego Hurtado impulsa estas políticas desde cargos cruciales en la UNSAM: la
Secretaría de Innovación y Transferencia Tecnológica (cuyo equipo lo integran los licenciados Izurieta,
Rodella, Scotton, Bassin y Feliciotti); y el Centro de Estudios de Historia de la Ciencia (cuyos integrantes
son además los investigadores Mantegari, Palma y la física Ana María Vara de Hurtado de Mendoza).
Para la reseña crítica de su obra, ver
argentina.indymedia.org/news/2010/12/766698.php
606
La usurpación de funciones al parlamento por parte del PEN no es para nada algo
inocente. Al BID y sus personeros le interesan sobremanera que el destino de sus
subsidios no pase por el control legislativo.
Mucho más grave, las autoridades ministeriales continuando las estrategias de los
gobiernos dictatoriales desertaron de una política educativa de estado (ciudades
universitarias) enderezada a oxigenar e incentivar las vocaciones universitarias en
detrimento de una educación monopolizada por las profesiones tradicionales y sus
respectivos colegios profesionales. Para ello, dicha política de estado se propuso
combatir la dispersión geográfica y urbanística de las unidades académicas de cada
universidad nacional, la que se había iniciado embrionariamente durante la gestión
presidencial del Radicalismo Intransigente (1958-62). Esta política fue muy pronto
abandonada so pretexto de existir peligros de seguridad interior encarnados en la tesis
foquista del potencial insurreccional del estudiantado universitario, fomentada por la
Doctrina de la Seguridad Nacional.2872
2870
.- Para un análisis exploratorio de los efectos del FOMEC y la CONEAU, ver Castro, 2004; Toscano,
2005; y Atairo, 2007, 247-248; y Buchbinder y Marquina, 2008, 57-60. Para la evaluación institucional
universitaria, ver Peón y Del Cueto, 2002, 179-192.
2871
.- Exp. CONICET No.003361/02, y Hurtado, 2010, 175.
http://www.lafogata.org/02argentina/9argentina/asociacion.htm
2872
.- Sobre la Mala Praxis en la Educación y la Ciencia Argentina, ver
http://www.quadernsdigitals.net/datos_web/hemeroteca/r_69/nr_720/a_9697/9697
607
Para esa tarea tardíamente reparadora, el Gobierno debería haber declarado a una
determinada área o eje urbano (con notoria acumulación académica originaria) de
interés estratégico nacional (sujeta a expropiación) y alentar en la misma el
acondicionamiento de toda una infraestructura electrónica, vehicular, peatonal y cultural
(librerías, galerías, ciber-cafés, teatros, cines, exposiciones), tal como existe en todas las
principales capitales del mundo (París, Londres, Nueva York), e incluso en las de
Santiago y Concepción, en Chile, la de San Pablo en Brasil, y en algunas de nuestro
propio interior (Córdoba, Cuyo y Tucumán), sin que ello signifique otra obra faraónica
marginada del casco urbano, y que sea susceptible de volver a instalar a dicha
universidad a la cabeza de la cultura Latinoamericana.
.html
Sobre un barrio universitario para Buenos Aires, ver
http://www.simon-bolivar.org/Principal/bolivar/un_barrio_para_ba.html
2873
.- Sobre el despido del Presidente del CONICET Enrico Stefani en 1997, ver
http://www.revistaelemilio.com.ar/?p=7745
608
XVII.- Conclusión
Es sabido el negativo impacto que tiene la amnesia de una clase dirigente en cuanto a
repetir los errores del pasado. En ese sentido es muy llamativa la amnesia en que han
incurrido persistentemente los cultores de la Reforma Universitaria del 18, y
especialmente en ciencias de la educación, respecto a los antecedentes y motivaciones
de la transición de una cultura aristocrática o de elite a una cultura nacional y
comunitaria o democrática (con todas los entresijos de sus cambiantes imaginarios y
sucesivas redes léxicas), fenómeno histórico que se agudizó gravemente a comienzos
del siglo, entre diciembre de 1903 y mediados de 1906, en oportunidad de una
prolongada y violenta revuelta estudiantil. Asimismo, más llamativo es aún la amnesia
respecto a la responsabilidad de la intelectualidad reformista con el clima golpista que
preparó el golpe de estado de 1930.
Las posibles causales de esas amnesias son múltiples, y habrían obedecido a razones
políticas, ideológicas, sociales y culturales. Esa amnesia también se extendió a autores
claves del discurrir histórico de la intelectualidad argentina, a quienes como justo
homenaje les dedicamos esta obra, como lo fueron el Ing. Marcial Rafael Candioti,
Dionisio Petriella y Sara Sosa Miatello.
Ahora bien, sería imprescindible aclarar cuál sería la razón por la cual la amnesia del
pasado puede necesariamente provocar la parálisis del pensamiento y de la discusión al
extremo de ignorar problemáticas y autores fundamentales que hacen a la docencia y la
investigación científica. Esto es lo que aparentemente habría sucedido con respecto a los
escritos de Charles W. Eliot, condenatorios de la endogamia universitaria, y el de
Rudolph P. Atcon, partidario acérrimo de la departamentalización universitaria, y
porque no decirlo también con la cátedra libre que Ernesto Quesada propusiera
infructuosamente en 1906 a semejanza de las universidades alemanas, y a propósito de
la crisis universitaria de entonces.2874 En el primer caso, la omisión habría sido
provocada simplemente por la combinación de ignorancia y chauvinismo, y en el caso
del segundo obedeció a las necesidades ideológicas de un mundo dividido por la Guerra
Fría. No obstante, la indiferencia hacia ambos autores tuvo una repercusión
profundamente negativa en el devenir de la historia intelectual argentina.
2874
Quesada, 1906.
609
2875
.- Para la réplica a Beatriz Sarlo, ver
http://www.salta21.com/Replica-a-Beatriz-Sarlo-y-a-su.html
610
Es todo este entramado el que debe ser oxigenado, mediante el único método hasta hoy
conocido, que consiste en la publicidad de los actos de gobierno, la periodicidad en los
cargos, el pleno derecho de defensa incluido el derecho procedimental de recusación, y
la participación democrática en todas las instancias de poder académico y científico con
pleno respeto de las minorías.