MARIOLOGÍA
MARIOLOGÍA
MARIOLOGÍA
MARIOLOGÍA
PROF. DR. JORDI LATORRE I CASTILLO
ALUMNA: ANGELA JANELLY GARCIA CORTES
BARCELONA, 2023-2024
MARÍA DE LOS EVANGELIOS
JEAN-PAUL MICHAUD
LA ASUNCIÓN
Proclamada en el 01 de noviembre de 1950 por el papa Pio XII su fundamentación bíblica
se toma de: Sal 44,10-14-16; Ap 12; Lc1,28
Pio XII realizo una consulta para saber el nivel de devoción del pueblo lo cual fue positivo y
lo animo a anunciar los preparativos para la definición dogmática de la asunción.
La definición del dogma en cuanto al contenido de la constitución, primero deja
constancia del unánime consentimiento del pueblo cristiano y el argumento de los padres
de la Iglesia y posteriormente da la fundamentación en la Sagrada Escritura.
Algunas observaciones importantes:
Estamos ante un dogma de fe y no ante una opinión piadosa.
Es una verdad revelada.
Una revelación implícita que tiene conexión con otras verdades cristológicas y
marianas.
Se trata de una verdad, fundada en la Sagrada Escritura, arraigada en el alma de
los fieles, confirmada por el culto eclesiástico.
La constitución no contiene ningún dato sobre el hecho de la muerte, ni de la
forma o lugar de la asunción, solo que es una asunción en cuerpo y alma.
Repercusión en la definición dogmática; por un lado, en la Iglesia católica, el júbilo resulta
ser la expresión gozosa de los frutos abundantes, que ayudan a tener una mayor devoción
a María, aumento de deseo de unión con Cristo, mayor aprecio por la vida humana, una fe
más firme y más atractiva en la resurrección. Y, por otro lado, en las Iglesias cristianas no
católicas, era muy negativa, debido a que el Papa proclamara este dogma de fe, además a
pesar de ser una tradición antigua no tiene un fundamento en la Sagrada Escritura y esta
anticipación de la resurrección resulta injusta ante lo que el Señor ha reservado para el
final de los tiempos.
Fundamentación del dogma de la asunción:
1. El sentido de la fe; en primer lugar, esta decisión es fruto del Espíritu Santo que ha
guiado a los corazones de los obispos para que su decisión fuese afirmativa,
además de estar fundada en la Sagrada Escritura y estar arraigada en el alma de los
fieles.
2. La fundamentación bíblica, no pretende encontrar un testimonio directo e
inmediato, solo muestra la unión de María con Jesús y el rol de la mujer en la lucha
contra el demonio. No existe propiamente hablando argumentación bíblica, pero
marca una orientación que será desarrollada por la evolución dogmática bajo la
asistencia del Espíritu Santo. Algunos textos Sal 44,10-14-16; Ap 12; Lc1,28, entre
otros.
3. La tradición eclesial es una transmisión de la revelación, esta tradición transmitida
por la Iglesia no en cuanto a tradición histórica, sino a tradición dogmática, para
ello podemos encontrar bases de la asunción en:
La maternidad divina desde el principio y la íntima relación con Cristo.
La Virginidad de María incorruptibilidad corporal.
Función en la Encarnación como íntima unión.
En el cuarto mandamiento.
La vinculación a la obra redentora realizada por Jesucristo.
Por otro lado, los padres de la Iglesia presentan la tradición del título de la “theótokos”
este aparece por primera vez en el siglo III y a inicio del siglo IV en la oración dirigida a
María: “bajo tu amparo”, este título fue extendido rápidamente y acogido por los
creyentes sin dificultades.
La maternidad de María se realiza en todo su ser, incluso se puede afirmar que Maira se
hace madre en primer lugar espiritualmente (gracias a su respuesta en la anunciación) y
posteriormente corporalmente, ya que en el ámbito de la fe concibió a Jesús primero en
su corazón, antes que fisiológicamente en su seno. Con todo esto es posible afirmar que la
anunciación se vuelve el momento centra de la vida de María y desde allí desarrolla su
misión en la historia de la salvación, ya que claramente estamos ante una realidad
personal, María claramente es una mujer, pero una mujer pensada y quería por Dios, Él la
ha asociado a la obra de salvación de los hombres, es por ello que su maternidad también
cuenta con una trascendencia salvífica.
María al ser madre de Dios también es madre de los creyentes, esto se debe a que su
maternidad realmente tiene un alcance público y universal, una maternidad espiritual
extendida a todos los hombres, pero que hunde sus raíces en su maternidad corporal. Esta
maternidad.
Finalmente, la maternidad de María tanto fisiológica como espiritual es igual que la que
existe en el Cristo terreno y el Cristo glorificado. Por su parte el concilio vaticano II recalco
que María contribuyo y coopero de forma enteramente singular a la obra del salvador, por
eso es nuestra madre en el orden de la gracia, y aun después de su asunción continúa
intercediendo por cada uno de los hermanos de su Hijo que están peregrinando aun en la
tierra.
MARIALIS CULTUS
PABLO VI 1974
Esta exhortación apostólica del papa Pablo VI tiene como eje principal el dar respuesta al
culto a la Virgen María, y el cómo hacerlo debidamente y de esta manera hacer más
provechosa la participación de los fieles, con todo esto busca aclarar que el motivo y
finalidad de este culto es el perfeccionamiento del culto divino, que halla su plena
expresión en Cristo y por medio de Cristo. Por ello es correcto afirmar que el culto
mariano solo se puede entender con la finalidad de dar culto a Dios realmente.
Dicho esto, esta exhortación quiere expresar el sentimiento religioso de los individuos y de
las comunidades cristianas y el lugar del culto que ocupa la Virgen María dentro de la
Iglesia.
Estas cuatro celebraciones son las principales verdades dogmáticas y como tales reciben el
mayor grado litúrgico que se refieren a María. Continuando con este orden podemos
mencionar las celebraciones que conmemoran los acontecimientos salvíficos:
También hemos de tener presente las memorias o fiestas vinculadas al culto local:
En este orden se presenta a María como la Virgen orante que acompaña a la Iglesia aun
después de su asunción, es la virgen Madre que le regala a la Iglesia el modelo de
fecundidad virginal a la que esta llamada, para así engendrar nuevos hijos nacidos de Dios
por medio del Espíritu Santo. Además, María es maestra de vida espiritual, que hace de su
vida un culto a Dios y un compromiso de vida, el sí de María es el ejemplo de que la
obediencia a la voluntad del Padre se hace camino de santificación para la persona.
Finalmente podemos observar los otros títulos que recibe María como lo son: Abogada y
Auxiliadora, humilde sierva del Señor, Madre de la gracia, llena de gracia, cooperadora del
redentor, entre otros. Todo esto con la finalidad de que sea acogida sin reservas en todas
partes y puesta en práctica celosamente.
Se dice que muchos textos de piedad no profundizan lo suficiente en la obra del Espíritu
por ello este documento también hace un llamado a los teólogos y pastores a profundizar
por medio de la reflexión en la acción de Espíritu Santo.
Por otro lado, con respecto a la naturaleza de la Iglesia: el ser familia de Dios, hace que se
puede reconocer con mayor facilidad la misión de María, la cual permite sentir más
intensamente los lazos de fraternidad al sentirnos sus hijos, e hijos al mismo tiempo de la
Iglesia, por ende, también se puede decir que la acción de la Iglesia es la prolongación de
la solicitud de María. Con esto es válido afirmar que el amor a María se traduce en el amor
a la Iglesia y viceversa. Por lo tanto, no se puede hablar de Iglesia si no está presente
María la madre del Señor y los hermanos de este mismo.
Hemos de considerar las relaciones de María con Dios y con la Iglesia y desde allí revisar o
crear ejercicios y prácticas de piedad. Una de las herramientas fundamentales para ver
dicha relación se encuentra en la Sagrada Escritura, es en ella donde se han de inspirar y
buscar modelos insuperables para dichos ejercicios, logrando el vigor y ayuda segura, ya
que en ella está el designio salvador de Dios para con los hombres y está impregnada del
misterio salvador y desde el Génesis hasta el Apocalipsis hace referencia a aquella que fue
Madre y Asociada del Salvador, por ello es debido que de la Biblia tome sus términos y su
inspiración para las fórmulas de oración y las composiciones destinadas al canto.
Recomendando vivir los tiempos litúrgicos, que se ordene de manera que estén en
armonía con la Sagrada Liturgia, se inspiren de algún modo en ella, que conduzcan a ella
al pueblo cristiano ya que podrían hacer vana la practica pastoral, y terminar creando un
vacío que no prevén colmar o que van creando celebraciones hibridas que generan que
los encuentros de la comunidad sean una práctica devocional, por ello es importante
valorar los ejercicios de piedad para adaptarlos a las necesidades de cada comunidad
eclesial y hacerlos auxiliares validos de la Liturgia.
En el culto de la Virgen se reflejan las preocupaciones de la Iglesia misma, el anhelo de la
unión del pueblo de Dios y las finalidades del movimiento ecuménico. Esta impronta
ecuménica se debe a:
Porque los fieles católicos se unen a Iglesias ortodoxas en el amor a la Virgen, se unen los
anglicanos, los de las Iglesias en Reforma. También porque el sabernos hijos de María nos
hermana con todo el pueblo cristiano y nos alienta a pedir por la unión de todos, y
finalmente por medio del debido culto a la Virgen el Hijo es conocido y amado por todos,
por ello el culto a María es un medio y punto de encuentro para la unión de todos los
creyentes en Cristo.
Por otro lado la Iglesia toma a María como modelo y aclara que en un contexto actual de
la mujer es muchas veces rechazada, por ello dice que no es propuesta precisamente por
el tipo de vida que ella llevo, sino en el grado que ella se adhirió total y responsablemente
a la voluntad de Dios, acogiendo la palabra y poniéndola en práctica siendo la primera y la
más perfecta discípula de Cristo, por ello buscando dar respuestas a la mujer actual que
busca sentirse incluida y participe dentro de las elecciones de su comunidad, puede
encontrar a María, que en dialogo con Dios da su consentimiento activo y responsable,
además la opción Virginal que hace María la dispone al misterio de la Encarnación y
constituye una opción valiente, que le permite consagrarse totalmente al amor de Dios,
fue una mujer que no dudo en proclamar las hazañas de su Dios, una mujer fuerte que
como mujer favoreció a la fe de su comunidad apostólica en Cristo
Con todo esto hemos de recordar que la finalidad última del culto a la bienaventurada
Virgen María es glorificar a Dios y empeñar a los cristianos en una vida absolutamente
conforme a su voluntad.
PARTE II
INDICACIONES SOBRE DOS EJERCICIOS DE PIEDAD: EL ANGELUS Y EL SANTO ROSARIO
Son prácticas y ejercicios de veneración a la Virgen María.
El ángelus
Hace una invitación a mantener su rezo acostumbrado, donde y cuando sea posible, no
tiene necesidad de restauración, es sencillo, bíblico, el ritmo es casi litúrgico y busca
santificar los momentos diversos de la jornada bajo el misterio pascual, que este
constituya un alto para orar dentro del día.
El rosario
Es un ejercicio de piedad llamado “compendio de todo el evangelio”, por ello hay que
intentar que sea un rezo frecuente, que tengamos una actitud contemplativa, de alabanza
y de súplica al mismo tiempo. El rosario considera en armonía sucesión de los principales
acontecimientos salvíficos que se han cumplido en Cristo, y no solo se adapta
estrictamente al orden cronológico de los hechos, sino que refleja el esquema primitivo
del anuncio de la fe.
Todo esto busca una atenta reflexión sobre los misterios, en cada uno de los modos en
que se suele rezar el Rosario: privadamente o comunitariamente o públicamente.
Conclusión
Valor teológico y pastoral del culto a la Virgen
La piedad de la Iglesia hacia la Santísima Virgen es un elemento intrínseco del culto
cristiano, rescatando la singularidad de la dignidad de María, pero el culto a la
bienaventurada Virgen María tiene su razón última en el designio insondable y libre de
Dios, porque Cristo es el único camino al Padre convierte en el modelo supremo, pero la
Iglesia guiada por el Espíritu Santo reconoce también la piedad a la Santísima Virgen de
modo subordinado a la piedad hacia el Salvador y en conexión con ella, con el fin de
reproducir en los hijos los rasgos espirituales del Hijo primogénito.
La misión materna de la Virgen empuja a pueblo de Dios a dirigirse con filial confianza a
aquella que siempre está dispuesta a acogerlo con afecto de madre y eficaz ayuda
auxiliadora.
La santidad ejemplar de la Virgen mueve a los fieles a levantar los ojos a María la cual
brilla como modelo de virtud ante toda la comunidad de elegidos, se convierte para el fiel
en ocasión de crecimiento en la divina gracia. Esta gracia divina alcanza a todo el hombre
y lo hace conforme a la imagen del Hijo.
Por ello la devoción a la Virgen es una poderosa ayuda para el hombre hacia la conquista
de su plenitud.
“...CONCEBIDO POR OBRA Y GRACIA DEL ESPÍRITU SANTO, NACIÓ DE SANTA MARÍA
VIRGEN”
487-507 Lo que la fe católica cree de María se funda en Cristo, pero lo que enseña
María a su vez ilumina la fe en Cristo.
Por un lado, podemos ver la predestinación de María; es decir, Dios quiso la libre
cooperación de una criatura, por ello desde la eternidad Dios escogió a María, para que,
así como una mujer contribuyo a la muerte, una mujer contribuyera a la vida.
También se puede decir que Dios escoge lo que es tenido a los ojos de los hombres como
impotente y débil, para mostrar la fecundidad de su promesa, por ello podemos ver un
claro ejemplo de preparación y cumplimento de las promesas a través de las mujeres del
antiguo testamento y como finalmente es María quien inaugura el plan de salvación.
Para que todo esto fuera posible Dios preparo a María (la Inmaculada Concepción) con
dones en vista a la misión que se le iba a encomendar, cuando el Ángel saluda a María la
llama llena de gracia (“Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo” Lc 1,28) haciendo
referencia al hecho de que para la vocación que recibiría era preciso que estuviera
poseída por la gracia de Dios.
Es por esto que a lo largo de la historia la Iglesia ha tomado consciencia de que María la
llena de gracia ha sido redimida por Dios desde su concepción. De esta santidad singular
ella fue enriquecida desde su concepción. Dios la ha elegio desde siempre para ser santa e
inmaculada en su presencia, en el amor.
Con todo esto podemos plantearnos ahora la maternidad divina de María, la cual es
llamada en los Evangelios: “madre de Jesús”. Aquel que ella concibió como verdadero
hombre en su seno no es otro que el verdadero Hijo del Padre, por ello la Iglesia confirma
que María es verdaderamente madre de Dios.
Pero María no solo concibió virginalmente, sino que es la siempre virgen: la maternidad
virginal de maría ha llevado a la Iglesia a reflexionar en su virginidad perpetua, incluso en
el parto, es decir el nacimiento de Cristo en lugar de interferir consagro la integridad de su
virginidad.
Con todo esto podemos ver que María es virgen por el signo de si fe, sin mancha de duda,
es virgen y madre porque es signo de la imagen más perfecta de la Iglesia, también es
virgen que se guarda íntegramente y pura para el Esposo, por ello María ha sido
predestinada, es decir, elegida por Dios para ser madre de su Hijo
Resumen
508 María ha sido escogida por Dios desde la eternidad para ser madre de su Hijo y
por ello fue preservada de la mancha del pecado original.
509 María es madre de Dios por ser madre del Hijo de Dios que es verdadero Dios.
510 Ella es la siempre virgen la que le ha dado todo a Dios, como la esclava del
Señor.
Párrafo 6
La Virgen inmaculada libre de toda mancha al terminar su vida en la tierra, fue llevada en
cuerpo y alma a la gloria del cielo, y elevada al trono del Señor, como Reina del universo,
así fue nombrado este dogma por el Papa Pio XII
La maternidad de María es perpetua, pues ella no abandono su misión salvadora, ella nos
procura con su intercesión. Esta misión no disminuye o oscurece la mediación de Cristo
sino que manifiesta su eficacia, pues ella misma se apoya en su mediación, ninguna
criatura se puede poner por encima de Cristo o en el mismo lugar, pero si dentro del
orden de las criaturas a quienes han participado de una manera más plena en la salvación;
como lo es el caso de María.
“porque ha puesto los ojos en la pequeñez de su esclava, por eso desde ahora me llamaran
bienaventurada” Lc 1,48
La piedad mariana ocupa un lugar importante dentro de la Iglesia, ya que desde antiguo se
venera a María con el título de Madre de Dios y a cuya protección se acogen lo fieles. Este
culto es singular, es especialmente diferente al del Hijo, lo mismo que al del Padre y al del
Espíritu, pero favorece muy poderosamente y se ve expresado en fiestas litúrgicas y
oraciones marianas.
Volver la mirada a María y contemplar en ella lo que es la Iglesia, aquella Iglesia que la
venera como madre de su Señor y madre de ella misma.
MARÍA, MADRE DEL SEÑOR, FIGURA DE LA
IGLESIA
MAX THURIAN
El Evangelio de San Lucas se puede considerar como el Evangelio de María, ya que el autor
expresa: “tal como nos las han transmitido los que desde el principio fueron testigos
oculares” Lc 1,2 con ello parece que prueba la autenticidad de su relato. Siguiendo esta
interpretación podemos decir que estas páginas constituyen el Evangelio de María, pues
también ella nos ha transmitido la Palabra de Dios, y con ello podemos comprender mejor
nuestra vocación y vida cristiana relacionadas con la Iglesia, madre de los fieles.
I HIJA DE SION
La Hija de Sion es en primer lugar, virgen por su pertenecía al Señor quien la ha desposado
y, en segundo lugar, el sufrimiento de la Hija de Sion es el de la madre que da a luz. El
tema de la Hija de Sion es místico por la relación de la Virgen con su Señor y escatológico
porque en el parto de la Virgen simboliza la liberación del pueblo de Dios. Y en relación de
la Hija de Sion con María podemos ver como desde el anuncio del Ángel a María la saluda
diciendo “Alégrate” y con esto hace eco de Sofonías y Zacarias que dirigen su salutación
de alegría a la Hija de Sion. Los profetas proclaman al Mesías-Rey que viene a morar en
medio de su pueblo, por ello invitan a la alegría a la Hija de Sion, símbolo de Israel.
No se trata de un saludo corriente, sino una invitación al gozo mesiánico, por ello se
puede hacer una comparación entre So 3,14-17 y la el relato de la anunciación, pues el
relato original de Lucas en hebreo nos hubiera mostrado la evidencia de los contactos
literarios entre el anuncio mesiánico entre ellos. Por ello podemos ver como la hija de Sion
personifica al pueblo de Dios y María la Virgen madre del Mesías, es la manifestación
personal del pueblo de Israel, María Hija de Sion es la encarnación de Israel.
Y cuando le dice el Ángel: “He aquí que concebirás en tu seno y parirás un hijo” hace
referencia al A.T. con estas expresiones, pero en particular cuando Sofonías hace
referencia en tu seno, habla más bien del Templo, una habitación segura para Dios,
haciendo referencia al Tabernáculo y a la Nube, signos de la habitación de Dios en el seno
de su pueblo. Por lo tanto, Lucas utiliza la expresión en tu seno muy consciente de que
significa: el anuncio de la venida de Dios al seno de su pueblo. Y por ello se pueden ver
títulos como: Hija de Sion, madre del Mesías, Arca de la Alianza, Morada de Dios;
otorgados a María, contemplándola en perspectiva del Antiguo Testamento.
II COLMADA DE GRACIA
María recibe del Ángel un título nuevo: “colmada de gracia”, que caracteriza su vida y
vocación, pues si hiciéramos una traducción similar del griego al castellano seria así:
“Exulta, exaltada de gracia”, por ello este título procede del motivo de la alegría de María
por la gracia de Dios de la cual ella es objeto de modo especialísimo.
El objeto primero de esta plenitud de gracia o del perfecto amor del Padre es Cristo, y este
a su vez puede distribuirlo gratuitamente quienes lo aman y viven en él. Por su relación
privilegiada con Jesús María es colmada de gracia. Se puede decir que María ha sido
colmada de gracia a priori con la plenitud de gracia, mientras el cristiano puede ser
colmado de esta gracia a posteriori en su viviente comunión con Cristo. María como
cristiana que es, halla en la comunión con Cristo la plenitud de la gracia, al igual que todos
los cristianos, pero además su privilegio excepcional constituye su función especial de ser
madre de Dios en su Encarnación. Así pues, el título de colmada de gracia constituye la
predestinación, pues desde el momento de su nacimiento y concepción María fue
predestinada a la santidad en vista a su vocación de Madre del Mesías, preparada de una
manera misteriosa para la anunciación.
La relación de la santidad de María esta también en relación con la idea de santidad que
nos forjamos de la Iglesia. Claramente la Iglesia conoce el pecado por los hombres que la
conforman, pero en la fe en Cristo declara su santidad.
Así pues, Lucas con el título de Virgen que da a María la declara como un ser excepcional
escogido por Dios para una función única. Sin embargo, se comprendería mal este título si
se lo pusiera en relación directa con su santidad, María no es virgen por ser santa, ni es
santa por ser virgen, pues esto puede desvalorizar la santidad del matrimonio. Es correcto
decir que la santidad y la virginidad de María son dos consecuencias distintas de su
predestinación. María vive santamente en la virginidad.
Y con respecto a la mención de los otros hermanos de Jesús Mt12,46 pueden ser a hijos de
un matrimonio anterior de José o bien con la flexibilidad del vocabulario de los lazos del
parentesco del judaísmo sencillamente primos o primas. Finalmente, para la tradición de
la Iglesia no tuvo más que un Hijo de Dios, que fue su plenitud de gracia y alegría.
IV MORADA DE DIOS
V SIERVA EN LA FE
Los demás títulos que se han mencionado han sido atribuidos a María por otros, sin
embargo, el único título que ella se da es el de: la sierva del Señor: “He aquí la esclava del
Señor” Lc 38. En su humanidad María glorifica a Dios y solo a Dios, designándose a sí
misma como la humilde sierva del Señor.
La pobreza de María la asocia al grupo de los pobres de Yahvé que esperan la venida del
Mesías salvador en la humildad. Dios ama a los pobres que solo cuentan con Él, y María
como sierva y como pobre es una vez más la Hija de Sion amada por Dios. En el orden de
Israel la pobreza es la herencia del Reino, su humildad no deja de ser una cualidad
personal fruto de la predestinación y la gracia divina. Dios escoge las débiles realidades de
este mundo para hacer resplandecer su poder, en su pobreza la Virgen María es un signo
del poder, de la gracia y del amor de Dios que nos salva bajando hasta lo más íntimo de
nuestra humanidad. María como sierva del Señor es la imagen de la Iglesia, que como
María es fiel y santa y, amada en su pobreza por Dios, pertenece a los pobres y vive su
santidad y fidelidad en la vida ordinaria del hombre.
Por otro lugar al hablar de la fe de María la vemos como un acto de ofrecimiento: “heme
aquí” ya es enteramente gracia de Dios, luego es también un acto de obediencia: “soy la
sierva del Señor”. Finalmente, la fe de María es un acto de confianza: “hágase en mi según
tu palabra” María consiente las palabras del Ángel, no duda, simplemente pregunta cómo
puede ser posible, y finalmente cuando el Ángel le explica ella se limita a asentir a estas
palabras y se pone al servicio del Señor. María se entrega con total confianza a la verdad
de las promesas del Señor. María es la bienaventurada creyente y, al igual que Abraham
en la antigua alianza es padre de los creyentes que inauguro la antigua alianza con un acto
de fe no puede menos de compararse con María y su acto de fe en la nueva alianza. La
primera creyente de la nueva alianza, Madre y ejemplo de los creyentes en la Iglesia.
La Virgen tiene prisa de regocijarse con la señal que le ha brindado el Ángel: la maternidad
de una mujer anciana y estéril. También ella desea comunicar a sus parientes la buena
nueva de Yahvé por ello, como no ver a María como la primera anunciadora del Evangelio
de Dios encarnado y redentor, pues esta alegría y prisa de anunciar por parte de María es
la característica principal de la misión de los apóstoles y de la Iglesia. El saludo de María
suena en los oídos de Isabel como una voz procedente de Dios, y produce en su interior un
milagroso choque. El hijo de Dios que habita en María produce esta alegría mesiánica. Por
primera vez María aparece íntimamente unida a la misión del Hijo de Dios, esta unidad de
la madre y del Hijo subraya con fuertes trazos la realidad de la Encarnación,
verdaderamente Dios se ha encarnado en la Virgen María; es hijo de María, María es
madre de Dios y la afirmación más contundente es el título de Theotokos que recibe en el
concilio de Éfeso de 431.
María y la Encarnación
Los primeros versículos son en primera persona, el ritmo mismo del Magníficat revela a
María como la personificación escatológica de Israel. Vemos al principio a Abraham quien
simboliza a todo Israel, después en la historia sagrada, al pueblo entero siervo de Yahvé y
por fin es María quien simboliza a todo el pueblo, en particular a los pobres de Yahvé.
Todo el significado del Magníficat está contenido en este tema: Dios ama a los pobres, el
Mesías Rey quiere nacer de una virgen pobre, por ello la gloria va a revelarse en la
humildad. Al principio María estalla en gozo, la única fuente de su alegría es Dios su
salvador. Pero lo que la alegra no es simplemente la maternidad humana, sino el ser
madre de su Salvador. Con esto María puede ser proclamada feliz; porque es la Madre de
Dios, en ella todo es de Dios, por Dios y para Dios.
Es evidente que el Magníficat tributa a Dios toda la gloria por las cosas grandes que acaba
de realizar en la Encarnación, que es un acontecimiento realmente humano, al encarnarse
Dios valoriza y dignifica a la persona humana, naciendo verdadero Hijo humano de una
verdadera madre humana, y María como fiel judía, no llama a Dios por su nombre, sino
por sus atributos, sobre todo resaltando que es el Dios de la misericordia, del amor. El
amor de Dios revela su santidad y justicia. Con María, Cristo, los apóstoles y la Iglesia
aman a los pobres y no pueden complacerse en la compañía de los orgullosos, de los
potentados y ricos. María ha cantado su alegría en Dios su salvador, que hace misericordia
a todos los hombres, a condición que acepten ser pobres y hambrientos.
La Virgen va a vivir todo aquello como primera cristiana y figura de la Iglesia que es,
llevara en su corazón el sufrimiento y la muerte de su Hijo y Salvador. A lo largo el
evangelio nos relata episodios del sufrimiento de María, pero es realmente en la cruz
donde ella conocerá el dolor más púnzate: de esta espada anunciada por Simeón.
IX MARIA Y LA IGLESIA
Las bodas de Cana Jn 2,1-2
La mención exacta de los días en el comienzo del ministerio de Jesús en este relato revela
una sucesión de siete días, estos dan a entender una alusión a los siete días de la creación.
La intención del evangelista es hacernos ver que la salvación mesiánica es una nueva
creación en Cristo y es un signo del descanso final la alegría de las bodas de Cana, que
simbolizan y prefiguran las bodas escatológicas entre Dios y su pueblo. Esta simbólica
semana se divide así:
Por otro lado, la indicación del tercer día es frecuente en Juan ya que hace parte de la
tradición cristiana para indicar el día de la resurrección de Cristo. Finalmente, el convertir
el agua en vino hace que todos los demás signos estén orientados a la resurrección, las
bodas de Cana situadas al séptimo día de la semana inaugural, simbolizan el nuevo sábado
de Dios, el descanso de Cristo, después los días de la nueva creación, de la fundación de la
comunidad mesiánica por la llamada de los discípulos y el vino es el signo de la bendición
de Dios, y simboliza la restauración de Israel por el Mesías, quien establecerá para
siempre al pueblo de Dios en la tierra prometida. Y no solo por su abundancia sino por su
calidad, el vino que remplaza el agua, es de un riquísimo simbolismo, es signo a causa de
su abundancia de la restauración mesiánica y de la nueva alianza por su calidad.
Las primeras palabras de María son la afirmación de una esperanza en el milagro “No
tienen más vino” María sabe que Jesús puede realizar el milagro y se lo pide. María en su
acto de fe y en su oración se nos presenta como representante de la humidad en
dificultad y del judaísmo en su esperanza mesiánica, es la figura de la humanidad y de
Israel que esperan la liberación. Así por otro lado la respuesta de Jesús señala una nueva
etapa para María, no la llama madre sino mujer, María es ahora miembro de la comunidad
eclesial, y en su respuesta también la dirige a la hora decisiva, la orienta hacia el desenlace
final de la cruz. Juan por medio de este breve dialogo ha resumido el proceso espiritual de
María, proceso que es una respuesta a la advertencia de Jesús. Sabe que llegará la hora en
que comprenderá mejor su situación con relación a su Hijo.
En primer lugar, podemos encontrar la idea que este texto se refiere al evangelista Juan
como el discípulo amado, el cual tiene una relación íntima con Cristo y por ello se le
encomienda a su madre, es el tipo de cristiano perfecto que saborea la intimidad con
Cristo, además este texto pone en evidencia la virginidad perpetua de María, pues si ella
tuviera hijos o marido ¿cuál sería la necesidad de entregarla al discípulo amado? Y señala
de cierta manera la caridad filial de Cristo para con su madre, la imagen de María se
presenta como símbolo de la Iglesia, Jesús es el nuevo Moisés que nos da el verdadero
pan del cielo, y en su muerte Jesús entrega a María a Juan; es decir, a la Iglesia; al apóstol
fiel, al igual que Moisés confió el pueblo a Josué. Finalmente hace referencia a la
maternidad espiritual de María sobre todos los hombres.
1. La fijación en la cruz con el rotulo el rey de los judíos. Pilatos es quien subraya el
titulo regio del Mesías: Jesús es el Rey de los judíos.
2. La distribución de los vestidos: la túnica sin costura hace referencia a las vestiduras
del Sumo Sacerdote, por ello nos tiende a mostrar a Jesús como el verdadero y
definitivo Sumo Sacerdote.
3. María y el discípulo con las palabras de Jesús: señala un momento decisivo en la
crucifixión desde ese instante todo esta cumplido, Jesús ha llegado a la cumbre de
la misión mesiánica.
4. La muerte de Jesús: cumplimiento externo de la misión mesiánica.
5. La lanzada: finalizara este simbolismo eclesial de los acontecimientos de la
crucifixión, es una muerte verdadera. Y del costado atravesado brota sangre y
agua: la sangre significa el sacrificio real del cordero que quita el pecado del
mundo, y el agua significa el Espíritu de vida que Cristo al inclinar la cabeza ha
transmitido a la Iglesia, María y su discípulo.
Podemos ver las alusiones bíblicas que realiza: la primera es la del Genesis 3,15 que
muestra elementos en común tanto como la mujer, su descendencia, la serpiente, el
combate que le opone, la victoria dolorosa de la mujer, su parto y su maternidad. Y es
que la caída de la humanidad rebelde tiene como consecuencia el combate penoso
entre la serpiente y la mujer, entre las fuerzas del mal y la descendencia de la mujer,
sin embargo, esta la esperanza de que un día la mujer le dará un golpe fatal a la
serpiente, pero que ella (la mujer) también será herida en el talón.
Por otro lado, el nombre de Eva significa vida por ello es madre de todos los vivientes,
ella ve a su primer hijo con un don de Dios, signo de su misericordia. El dolor del parto
será signo del castigo y de la pena que preceden a la liberación mesiánica. También
Jesús como símbolo de la redención realizada por su muerte y resurrección utiliza la
imagen de una mujer que da a luz, en el dolor a la alegría de la liberación. Por ello la
mujer del Apocalipsis nos presenta la realización de la esperanza mesiánica, esta mujer
simboliza a Israel pueblo de Dios del que nacerá el Mesías. Y bajo el símbolo de la
mujer vestida de sol Ap 11,19 a 12,1 evoca a la Hija de Sion, personificación del pueblo
de Dios, de Israel y la Iglesia, haciendo referencia al pueblo que con el dolor de su
historia espera al Mesías.
Según el resumen de la visión Cristo nace a la vida resucitada al pasar por la pasión,
para después ser arrebatado en la ascensión al trono de Dios. La Mujer-Iglesia, así
como la Mujer-Israel sufrirá persecuciones, pero está segura por una salvación ya
adquirida.
María en la Iglesia
María es proclamada bienaventurada por todas las generaciones Lc 1,48 por lo tanto
ha de darse el lugar correspondiente a María en la proclamación de la Palabra de Dios
y en la vida espiritual de los fieles ya que ella es la primera cristiana que está presente
en la Iglesia y porque es la figura de la Iglesia. A ella le corresponde un lugar en la
liturgia donde, así como que pueda ser proclamada la gracia que le hizo el Señor; esta
adoración es importante para recordar que no estamos solos en la adoración e
intercesión por los hombres, sino que Cristo une en un solo cuerpo.
SÍNTESIS DE LA MATERIA
Después de las reflexiones sobre María y de las lecturas sugeridas para ello, resalto en
primer lugar la importancia de la experiencia mariana, que se ha de referir siempre a
Cristo, pues este es el verdadero objetivo de nuestra vida cristiana y la persona de María
para nosotros toma valor desde una mirada Cristo-céntrica que nos permite descubrirla
como mediadora en la historia de la salvación.