En Tiempos de Eduarda y Lucio V Mansilla - Ebelot

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ISBN Nº: 987-98850-9-0

Impreso en Córdoba por BR Copias. Obispo Oro 171.


Tel.: 4690355 brcopia@fibertel.com.ar

2
CONGRESO
DE LITERATURA E HISTORIA

EN TIEMPOS DE EDUARDA
Y LUCIO V. MANSILLA

Relizado en Córdoba entre el 1 y 2 de Julio de 2005


Sede Asociación de Magistrados y
Funcionarios Judiciales de la Provincia de Córdoba

Junta Provincial de Historia de Córdoba

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Eduarda Mansilla
Gentileza María Gabriela Mizraje

4
Lucio V. Mansilla
Gentileza Carlos Mayol Laferrère y Carlos Della Mattia

5
6
AUTORIDADES DE LA PROVINCIA DE CÓRDOBA
Dr. JOSÉ MANUEL DE LA SOTA
GOBERNADOR
MARÍA DEL CARMEN POPLAWSKI
SECRETARIA GENERAL DE LA GOBERNACIÓN
Lic. PABLO CANEDO
DIRECTOR AGENCIA CÓRDOBA CULTURA
Lic. JORGE MÉNDEZ
SUBGERENTE DE LETRAS Y PROMOCIÓN DEL PENSAMIENTO

MESA DIRECTIVA DE LA JUNTA PROVINCIAL DE HISTORIA


(2003-2005)
PRESIDENTE: Dra. MARÍA CRISTINA VERA DE FLACHS
VICEPRESIDENTE: Dra. MARCELA ASPELL
SECRETARIO: Prof. LUIS Q. CALVIMONTE
PROSECRETARIA: Dra. LILIÁNS BETTY ROMERO CABRERA
TESORERA: Dr. MARCELO ROQUÉ
PROTESORERA: Biol. MARÍA DEL CARMEN FERREYRA

MIEMBROS DE NÚMERO
Prof. Efraín U. Bischoff 1957 Dr. Alberto J. Marcellino 1991
Dr. Alfredo Velázquez Martínez 1957 Dra. Liliáns B. Romero Cabrera 1992
Sr. Pedro G. Bustos Peralta 1967 Prof. Luis Q. Calvimonte 1992
Lic. Alejandro Moyano Aliaga 1967 Dra. Beatriz Inés Moreyra Villalba 1996
Prof. Ignacio Tejerina Carreras 1976 Dr. Arq. Carlos A. Page 1997
Dr. Jorge A. Maldonado 1977 Biol. María del Carmen Ferreyra 1997
Dr. Edmundo Aníbal Heredia 1977
Dr. Emiliano S. Endrek 1977 Dra. Marcela Aspell 2000
Dr. Prudencio Bustos Argañaraz 1978 Lic. Ana Inés Ferreyra 2002
Dra. María Cristina Vera de Flachs 1983 Dr. Marcelo Enrique Roqué 2002
Sr. Carlos Mayol Laferrere 1985 Lic. Eduardo Gregorio Sergio Gould 2002
Dra. Dora Estela Celton 1988 Dra. Norma Dolores Riquelme 2005
Dr. Roberto Ferrero 1990 Dr. Pedro Ramón Yanzi Ferreira 2005

MIEMBROS HONORARIOS
Dr. Aurelio Tanodi
Dr. Telasco García Castellanos
Dr. Pedro J. Frías
Prof. Rómulo J. Rimondi

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MIEMBROS CORREPONDIENTES
ARGENTINA
BUENOS AIRES MENDOZA
Dr. Isidoro J. Ruiz Moreno Dr. Pedro Santos Martínez
Sr. Carlos Alberto Dellepiane RÍO NEGRO
Prof. Víctor Barrionuevo Imposti
Sr. Rodolfo Magín Casamiquela
Prof. Enrique Mario Mayochi
Tte. Conel. Miguel Ángel Di Ció SALTA
Dr. César García Belsunce Dr. Ernesto M. Aráoz
Arq. Ramón Gutiérrez Dr. Roberto García Pinto
CATAMARCA Prof. Luis Oscar Colmenares
Prof. Armando Raúl Bazán Prof. Olga Chiericotti
CÓRDOBA SAN LUIS
Lic. Yoli A. Martini (Río Cuarto)
Prof. Hugo A. Fourcade
Dr. Lincoln R. Urquiza (Deán Funes)
Prof. Natal R. Crespo (Villa del Totoral) SANTA FE
Sr. Rodolfo Rivarola (Villa del Rosario) Dr. Leo Hillar Puxeddu
Sr. Edgardo Tántera (Carlos Paz) Arq. Luis M. Calvo
CHACO SANTIAGO DEL ESTERO
Dr. Ernesto Joaquín Maeder Sr. Luis C. Alem Lascano
JUJUY TUCUMÁN
Prof. Félix Infante
Dr. Carlos A. Páez de la Torre (h)
LA PLATA
Dr. Tomás Diego Bernard (h) Fray Rubén González
LA RIOJA Lic. Severo Cáceres Cano
Dr. Roberto Catalán Barros Dra. Teresa Piossek Prebisch

AMÉRICA
BOLIVIA ESTADOS UNIDOS
Dr. Valentín Abecia Dr. Nicholas Cushner
Dra. Susana Socolow
COLOMBIA PARAGUAY
Sr. Donaldo Bossa Herazo Dr. Julio César Chávez
CHILE Dr. Roberto Quevedo
URUGUAY
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Dr. Sergio Martínez Baeza R.P. Dr. Juan José Villegas S.J.

EUROPA
ESPAÑA ITALIA
Dr. José López del Toro Dr. Pier Felice Degli Uberti
Dr. Miguel Muñoz Vázquez
Dn. José Valverde Madrid
Dn. José Sainz y Ramírez de Saavedra
Dn. Joaquín Moreno Manzano
Dn. Jaime de Salazar y Hacha

8
COORDINADOR DEL TOMO
Dr. Arq. Carlos A. Page

COMITÉ ASESOR NACIONAL COMITÉ ASESOR


Dr. Ernesto J. Maeder
INTERNACIONAL
(CONICET - Academia Nacional de la Historia) Dra. Remedios Ferrero Mico
Dr. Hernán Silva (Universidad de Valencia, España)
(CONICET - Academia Nacional de la Historia) Dra. Renata Marsiske
Arq. Ramón Gutiérrez (Universidad Autónoma de México)
(CONICET - Academia Nacional de la Historia) Dra. Diana Soto Arango
Dra. María Cristina Seghesso (Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia)
(CONICET - Universidad Nacional de Cuyo) Dra. Susan Socolow
Dr. Fernando Barba (Emory University, EEUU)
(Universidad Nacional de La Plata Dra. Regina María A. F. Gadelha
Academia Nacional de la Historia) (Pontificia Universidad Católica de San Pablo, Brasil)

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El ingeniero militar Alfredo Ebelot y sus escritos sobre la
frontera con el indio

Carlos A. Page

La Argentina en la conquista de su territorio

Cuando el capitán don Sebastián Undiano y Gastellú percibió para la


corona española la importancia estratégica de los pasos de los ríos Salado y
Negro, comenzó a gestarse y a sucederse por largas décadas una serie de ex-
pediciones e intentos fallidos por ocupar las tierras que ellos regaban.
También se derrumbaron, ante el fracaso, las esperanzas tanto de
Amigorena como las de Villarino y Bermúdez, que en 1782 llegaron a esta-
blecer campamentos en Choele-Choele y Patagones. Luego vendrá Sobre-
monte con el obsesivo objetivo de adelantar la frontera hacia el río Negro.
Incluso la Primera Junta, algunos años después, propuso también acercar la
frontera, intentándolo Martín Rodríguez. También lo hizo Pacheco y des-
pués Mitre, pero el empeño de Avellaneda será el inicio de un final que ten-
drá como protagonistas a Adolfo Alsina y Julio A. Roca.
En todo este largo devenir se producirá la guerra contra el indio,
quien irá derrotando parcialmente los esfuerzos de conquista que imponía
un hombre blanco debilitado, ya que tenía que afrontar al mismo tiempo
otros problemas como las guerras de la independencia, la anarquía, revolu-
ciones y como si fuera poco una sangrienta conflagración con el Paraguay.
Alsina tiene en sus manos la decisión final luego de muchas idas y
vueltas. El país encontraba ahora el momento justo. El Poder Ejecutivo ha-
bía obtenido del Congreso la autorización para invertir los primeros cuatro-
cientos mil pesos fuertes para el avance de las fronteras. Se preveía la fun-

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dación de pueblos con las mismas tropas y sus familias.
Se avanza cien kilómetros con una línea de fronteras entre aproxima-
damente Villa Mercedes y Bahía Blanca. Instala fuertes y fortines, funda
poblaciones y protege la línea con una fosa, cercos de palo a pique o alam-
brados. El telégrafo le permitirá mantener comunicada la línea y con avan-
ces de columnas de 100 hombres, arrasarán la pampa conquistando 2.000
leguas cuadradas. Este hostigamiento hacia el indio durará escasos dos
años, llegando a 1878 a capturar a casi todos sus jefes.
Mientras tanto un cacique diferente fue Namuncurá, quien estaba
compenetrado hasta de los debates parlamentarios, porque leía el diario y
seguía atento los movimientos de tropas. Fue el momento en que comenzó
una lucha diplomática entre Alsina y el cacique ilustrado. Mientras otro lí-
der indio llamado Juan José Catriel pacta con los ranqueles y pehuelches y
se inicia la invasión a la que se sumará Namuncurá con los araucanos y
otros que arrasarán varias ciudades bonaerenses. Pero los indios finalmente
son vencidos. Namuncurá pretende vender las tierras de Carhué pero es per-
seguido en la contraofensiva que realizan Alsina y Roca.
En el fortín Aldecoa, en la frontera sur, se encontraba el ingeniero mi-
litar francés Alfredo Ebelot, como espectador en aquella invasión pero a su
vez partícipe con sus conocimientos técnicos en el avance hacia las tierras
de los indios. Estará presente en las invasiones de Namuncurá y Catriel has-
ta la preparación de la contraofensiva que montará Alsina.
En ese contexto el joven republicano europeo asistirá a una de las ex-
periencias más significativas de nuestra historia nacional. Las vivirá con pa-
sión y dejará escrita su singular visión como uno de los testimonios de un
tiempo pasado en el que fue también protagonista desde su función como
ingeniero militar.

Los ingenieros militares y el avance de la frontera

La primera estructura orgánica que agrupó a los profesionales de la


construcción en el actual territorio argentino fue el Real Cuerpo de Ingenie-
ros Militares. Posteriormente y durante las luchas de Emancipación y las
guerras civiles se organizaron una serie de oficinas especializadas, sin que

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la participación profesional fuera exclusivamente bélica. Efectivamente la
contribución fue amplia, siendo ellos quienes actuaron en variadas campa-
ñas que afianzaron la soberanía territorial con una destacada labor en el
campo de la geodesia, la topografía y la cartografía. También participaron
en construcciones, tanto militares como civiles, “desde las primitivas forti-
ficaciones provisionales y permanentes hasta las obras de arquitectura de
vasta magnitud”.
Luego de la caída de Rosas los ingenieros militares se abocaron a la
tarea de realizar exploraciones, trazar caminos y ubicar parajes para la cons-
trucción de fuertes y fortines, incluso pueblos que se levantarían en las cer-
canías de éstos. Con ello también participarían en el trazado del ferrocarril
y el tendido del telégrafo.
En 1867 una ley nacional indicaba la necesidad del adelantamiento de
la línea de frontera hasta el río Negro. Dos años después el comandante ge-
neral Arredondo manifestaba al ministro de guerra que se comenzaba con el
adelantamiento en la frontera del río Quinto de Córdoba. Comisionó a un
ingeniero para trazar y delinear la nueva línea para comenzar con las obras
de fortines. Al frente de las tareas estuvo el ingeniero coronel Juan C. Czets.
De origen húngaro, había llegado a la Argentina durante la presidencia de
Derqui, interviniendo paulatinamente en diversas tareas que lo llevaron a
desempeñarse como Jefe de la Sección Ingenieros de la Inspección General
de Obras.
Ubicado en Río Cuarto, sede de la Comandancia de Fronteras, se le
unió el ingeniero francés Lucas V. Pesloüan. Bajo el mando de Lucio V.
Mansilla, a cargo de la Comandancia, se abocaron a su tarea comenzando
una verdadera expansión poblacional que continuó en el tiempo.
Estos primeros estudios fueron ampliados por los ingenieros Francis-
co Host y Federico Melchert, además de Jordán Wisocki y otros oficiales
del Colegio Militar que prepararon un mapa de la República Argentina con
todos los datos obtenidos, además de un proyecto de inversiones en obras.
Pero la guerra del Paraguay no dejó fondos disponibles para estas labores.
Llegará el ministro Adolfo Alsina con un sólido plan que consistía en
realizar avances paulatinos para conseguir el aumento del territorio econó-
micamente útil para el desarrollo de la ganadería, la agricultura y todos sus

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derivados. Contó con los ingenieros mencionados a los que se sumó Alfre-
do Ebelot.
Melchert, en tanto, después de señalar la ruta más corta entre Salta y
Corrientes por el Gran Chaco fue enviado por Alsina a Bahía Blanca en
1875. Levantó una carta topográfica de la Pampa habiendo recibido hosti-
gaciones por parte de los indios.
No obstante las tareas avanzaban y en este sentido es importante se-
ñalar la ley sobre urbanización que dicta el poder central que establecía la
forma de trazar los nuevos pueblos y colonias.
Pero surgen diferencias entre Roca y Alsina. El primero se manifes-
taba contrario al asentamiento de nuevas fortificaciones sugiriendo una ac-
ción intensiva, mientras el segundo recalcaba como conveniente una plani-
ficación sobre una línea estabilizada. Es decir dos líneas de frontera, una in-
terior de circunvalación y otra a 100 kilómetros de aquella que detuviera al
indio y que contendría una zanja que actuara como obstáculo natural que
impidiera el avance de malones y el robo de ganado.
Después del faraónico proyecto de Alsina los indios se sintieron pro-
fundamente ofuscados motivando una serie de incursiones que no sólo atra-
vesaron la nueva frontera sino que también la vieja, causando el espanto y
la desolación.
La llegada de Roca al ministerio de guerra imprimió un cambio en la
política de avance debido a la diferencia sustancial que había mantenido
con Alsina. Roca pretendía una guerra de movimiento para lo cual se requi-
rió de personal técnico que trabajara rápidamente en el trazado de mapas y
el proyecto de fortificaciones ligeras. Pero los ingenieros escaseaban y de-
bían desplazarse continuamente por todo el largo de la frontera socorriendo
las necesidades que tanto se reclamaban.
El objetivo era llegar a un obstáculo natural como era el río Negro y
no una zanja que terminó siendo penetrable. Roca inició el avance en 1879
llevando consigo no solamente soldados sino también ingenieros como
Host, Wisocki y Ebelot, además de topógrafos, geógrafos y hasta científi-
cos de la Academia Nacional de Ciencias que había fundado Sarmiento en
Córdoba, como Pablo Lorentz y Adolfo Doering.
Luego de aquella verdadera epopeya, el ingeniero Host fue destinado

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al Chaco, donde tuvo una ardua labor, trazando pueblos y abriéndose cami-
no en la imponente selva. En tanto que Wisocki, ascendido a teniente coro-
nel de ingenieros en 1879, fue nombrado jefe de la Oficina Topográfica Mi-
litar al año siguiente. Falleció en 1883, pero entre el nombramiento y su de-
saparición física realizó importantes obras como los depósitos de pólvora de
Zárate, el puerto Mercedes en Patagones, el edificio del Departamento de
Agricultura, una escuela en Martín García (1880), el muelle de San Nico-
lás, los cuarteles de artillería de Río Cuarto y Buenos Aires (1881-1882),
entre otras obras.
Ebelot a diferencia de sus compañeros de trabajo dejó las armas y vol-
vió a su otra pasión: las letras. Conjunción de exaltaciones que dejó refleja-
da en una singular obra que lo distinguen entre sus contemporáneos. Escri-
tos que justamente se basaron en la experiencia que su trabajo como inge-
niero militar le permitió adquirir en las grandes extensiones de la pampa.

Alfredo Ebelot: Un hombre y dos naciones

Escritor, periodista e ingeniero, nació en Saint-Saudens, Haute-Sa-


voie, Francia, en 1839. Se graduó en la Escuela Central de Artes y Manu-
facturas de París, mientras trabajaba como secretario de redacción de la
prestigiosa Revue des Deux Mondes1. Su labor de escritor continuará hasta
sus últimos días y será admirada por sus contemporáneos que se embelesa-
ban por la fluidez y perseverancia inagotable de su trabajo.
Participa activamente de su tiempo, habiendo recibido de sus padres
el ideario republicano contrario al régimen imperial de Napoleón III. De allí
que desde joven frecuentaba periódicas reuniones con amigos que compar-
tían aquellas ideas, entre ellos, Sadi Carnot, quien tenía su misma edad y
llegaría a la presidencia de Francia, siendo asesinado en Lyon en 1894.
No obstante su oposición al régimen y al desatarse la guerra que con-

1 Una de las publicaciones más importantes de Europa aparecida en 1829. Fue dirigida desde 1831 y por cua-
renta y ocho años por el publicista François Buloz (1803-1877). Adaptó la literatura a los nuevos con-
ceptos de la creación, las reflexiones políticas, geopolíticas y científicas del siglo XIX. Entre sus cola-
boradores se destacan Baudelaire, Delacroix, Hugo, Thiers, Renan, Tocqueville y otros.

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dujo a la instauración de la
Tercera República, Ebelot de-
cidió emigrar a América.
Llegó a la Argentina en
1870 y comenzó a trabajar
como colaborador en periódi-
cos porteños como La Patria
Argentina, L’Union Francai-
se y La Protesta. En estos me-
dios escribió sobre arte, filo-
sofía social, comercio, obras
públicas, política y problemas
agrarios. Todo lo cual le per-
mitió conocer profundamente
las ciudades y el campo, la
élite dirigente y los humildes,
en momentos que asistió a la
transformación de la sociedad
Alfredo Ebelot (1839-1908)
argentina.
Al año siguiente de su
arribo y durante la guerra
franco-prusiana fundó el periódico Le Republicain, impreso en su idioma y
que dejó de aparecer cuando se desató la fiebre amarilla a escasos tres me-
ses de su aparición.
El presidente Sarmiento lo contrató para hacer estudios sobre la línea
de frontera, participando incluso en la “conquista del desierto” con el gra-
do de sargento mayor2. Partidario de la “civilización” a la que propendía el
gobierno de entonces, creía en la superioridad del europeo y no dudó en par-
ticipar en la lucha contra el indio. Lo hizo en su calidad de ingeniero mili-
tar junto al polaco Jordán Wisosky y el alemán Francisco Host, quienes lo
acompañaron en el trabajo profesional.
Continuó su labor en la presidencia de Avellaneda, cuando el minis-

2 El equivalente actual sería de teniente coronel.

122
tro de guerra y marina, Adolfo Alsina, le encomendó el trazado de una ciu-
dad en pleno desierto, a los fines de ubicar al indio Catriel y su gente. Fue
en base de las negociaciones que había sostenido el coronel Nicolás Leva-
lle y estaría ubicada entre Blanca Grande y Sanquitos, sobre la línea de
fronteras, anexándose a su alrededor una extensión de tierras de veinte le-
guas cuadradas para el uso de quintas y chacras.
La idea era preservar la amistad de Catriel, pero la tribu del cacique
reaccionó en contra, provocando el famoso malón de 1875 que hizo temblar
los proyectos de conquista.
Ebelot fue testigo de aquella asonada que produjo la obstinación de
Alsina de cavar una gran zanja a lo largo de la frontera sur para que detu-
viera a los bárbaros. La “muralla china”, como la denominaban los adver-
sarios a semejante proyecto, se extendía desde Cahué, al sudoeste de la
frontera bonaerense hasta la Laguna del Monte en campos próximos a la
Capital. La zanja se construyó en tan solo 34 km de los 610 proyectados con
una profundidad de dos varas y media y tres varas y media de ancho.
Nos obstante las críticas, la guardia nacional inició las tareas en los
comienzos de 1876. El trazado lo realizó Wisosky y la dirección de la obra
se encomendó a Ebelot.
A mediados del año siguiente y con la muerte de Alsina, el presiden-
te Roca pretendió dar la ofensiva final. Por ese tiempo se le encomendó a
Ebelot el estudio de la navegación del río Colorado. Sus observaciones de-
terminaron que la obra era muy costosa y por lo tanto no recomendable.
Posteriormente emprendió el reconocimiento de las cabeceras del río Ne-
gro, donde se levantaron numerosas aldeas y villas. Entre ellos estuvo a su
cargo de la demarcación del pueblo de “Nicolás Avellaneda” en Choele-
Choel (1879).
La experiencia recogida en sus viajes y el trato con indios, gauchos y
toda la sociedad marginada de su tiempo, e incluso con los militares, fueron
inspiración de sus relatos posteriores.
Después de 1880 se radicó en Buenos Aires donde llevó a su casa a
dos niños indios, como “botín de guerra”, y como lo hacían casi todos los
oficiales que regresaban del “desierto”. Ebelot reconocía semejante cruel-
dad y estaba dispuesto a educar a los niños. Mientras se dedicaba a estos

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menesteres colaboraba con el diario La Nación, siendo a su vez redactor de
Le Courrier de la Plata3. Con Émile Daireaux4 funda L’Union Francaise,
donde Ebelot seguirá la política francesa y Daireaux tratará las cuestiones
argentinas con una exaltación tan grande que se batió a duelo con el direc-
tor de Le Courrier de la Plata.
En 1883 el diario de los amigos franceses dejó de aparecer debido a
que Daireaux volvió a Francia y Ebelot partió al Brasil. Allí fue contratado
como ingeniero constructor del ferrocarril de Río Grande.
Volvió a Buenos Aires y se instaló en un departamento del subsuelo
de la casa de Ernesto Quesada, ubicada frente a la plaza Libertad, donde se
encontraba la estatua de su admirado Adolfo Alsina. La nostalgia quizás le
había hecho presagiar que la joven nación estaba por sucumbir. Precisamen-
te el hecho concreto de la crisis económica y la renuncia de Juárez Celman
fueron el análisis certero que escribió desde la prensa, examinando la crisis
y cuestionando las causas morales, económicas y políticas que habían de-
sencadenado la situación.
Después de rechazar la dirección del periódico Le Courrier Francai-
se, que tomó Paul Groussac, se hizo cargo de la jefatura de redacción de Le
Courrier de la Plata. Ideológicamente su sensibilidad republicana se fue
afianzando, pero sobre todo, mostraba su alto patriotismo francés. En las
cuestiones argentinas estaba en contra de los grandes terratenientes, apo-
yando a Sarmiento en la división de la tierra para crear una sociedad igua-
litaria, libre y democrática. Con ello pretendía que miráramos a los Estados
Unidos y compitiéramos en materia de inmigración.
A fines de la década del ochenta comenzó a viajar periódicamente a
Francia, habiendo abandonado en Le Courrier su preocupación por los te-
mas argentinos. Le llamaba la atención las intensas luchas ideológicas y

3 Comenzó siendo una modesta hoja que apareció por primera vez en el mes de julio de 1865, siendo dirigi-
da por Joseph Bernheim. En poco tiempo se convirtió en una importante empresa editorial cuyos ejem-
plares se distribuyeron por todo el país. Contaba con corresponsales en el extranjero y entre sus colum-
nistas se destacan, además de Ebelot, Amadee Jacques y Alexis Peyret. Fue el fiel intérprete de la colo-
nia francesa en Argentina y llegó a circular hasta 1946.
4 Nació en Francia en 1843 y murió en 1916. Autor de “Las razas indias en la América del Sur” (1876), “Bue-
nos Aires, la pampa y la patagonia” (1877), entre otras obras.

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partidistas de su país, indignándose con las crecientes opiniones antisemi-
tas de los bonapartistas con quienes siempre había rivalizado.
Luego de 38 años de permanencia en Argentina regresó definitiva-
mente a Francia en 1908. Partió con su esposa y con la india, ahora joven
mujer, que había cuidadosamente educado en la música y en su idioma fran-
cés, demostrando que aquellos “salvajes” podían insertarse en el mundo “ci-
vilizado”. No partía a descansar sino a seguir luchando con su fina pluma,
pensando quizás que sería el momento para escribir su gran obra sociológi-
ca, que nunca llegó a concluir.
Se instaló en Toulouse, donde fue nombrado consejero municipal, no
dejando de escribir para La Nación y Le Courrier de la Plata. Pasó a París,
donde vivió algunos años, hasta que le diagnosticaron un severo cáncer.
Volvió a Toulouse y allí esperó la muerte que llegó –como afirma Montag-
ne- “silenciosamente, sin ruido, modestamente, como había vivido”, el 3 de
enero de 1920.

Sus escritos: testimonio de un tiempo

Además de los numerosos artículos que publicó en los diversos me-


dios mencionados, Ebelot escribió tres libros: “La pampa”, “Frontera sur.
Recuerdos y relatos de la campaña al desierto” y “Relatos de la frontera”,
además de la novela “La Niari” y “Nociones de mecánica general”, escri-
to, éste último, cuando se desempeñaba como profesor de esa materia en un
establecimiento educativo.
María Sáenz Quesada, al escribir un estudio preliminar a la última
edición de la primera de estas obras, afirma que Ebelot “es uno de los auto-
res que más han aportado al conocimiento de la pampa y los gauchos”. Si-
tuación que fue favorecida por su condición de ingeniero militar en cons-
tante contacto con el tema de sus escritos.
Su libro “La Pampa. Costumbres argentinas” fue publicado por pri-
mera vez en París en 1890 y traducido por el autor al castellano al año si-
guiente5. Mientras que “Frontera sur. Recuerdos y relatos de la campaña

5 Fue editado por Escary con ilustraciones de Alfred Paris, el dibujante de la publicación satírica El Casca-

125
del desierto” fue publicado por primera vez en castellano en 1968. Fue tra-
ducido por Nina y Ecala Dimentstein de la versión original aparecida en la
Revue des deux mondes.
“Relatos de la frontera” lo publicó la editorial Solar-Hachette en
1968, con un estudio preliminar de Alicia D. Carrera. En el mismo año la
editorial Plus Ultra lo publicó con el título “Recuerdos y relatos de la gue-
rra de fronteras. La epopeya del desierto” con prólogo de A. Losada. En es-
ta última edición se anexa un retrato a pluma de Alfredo Ebelot. Ambas edi-
ciones fueron traducidas de la mencionada Revue des Deux Mondes, en los
artículos aparecidos entre 1876 y 18806.
Ebelot se encuentra en un país paisajísticamente diferente al suyo,
atrayéndole la inmensidad de la pampa, ese extenso y lejano horizonte que
le abre las puertas de la libertad a cualquier persona. Pero también el que
lleva a un profundo recogimiento interior que caracteriza la soledad del
gaucho. Precisamente en el prefacio de La Pampa manifiesta que durante
algunos años vivió y sintió como un gaucho y por tal razón escribe sobre lo
que conoce.
Describe los colores y tonos de ese paisaje, el cielo nocturno, los so-
nidos, la flora, pero sobre todo, el movimiento de ese cuadro a través de su
fauna. También aparecerá en sus relatos el hombre de ciencia al hacerse re-
flexiones geológicas, de clima, de suelo y de todo aquello que lo relacione
en última instancia con la deseada colonización.
Al escribir sobre el indio aflora el típico pensamiento positivista de
considerar a los habitantes de las pampas seres de una raza inferior. Lo ha-

bel y de Le Figaro Illustré, quien había ilustrado la primera edición Una segunda edición en castellano
fue publicada en 1943 con una introducción de José Roberto Del Río. Una tercera edición apareció re-
cientemente, 2001, como parte de la colección “Nueva Dimensión Argentina” que dirige Gregorio Win-
berg, con estudio preliminar de María Sáenz Quesada.
6 El libro consta de cinco artículos publicados en la Revue des Deux Mondes. El primero, con el título de
“Una invasión de indios a la provincia de Buenos Aires” se publicó el 1º de mayo de 1876. El segundo,
con el título de “Conquista de tres mil leguas cuadradas, el 1º de julio de 1877. “Cien leguas de foso”
fue el tercero aparecido en la misma publicación el 15 de diciembre del mismo año. “Los últimos días
de la tribu de Catriel”, el 1º de marzo de 1879 y “La expedición al río Negro”, el 1º de mayo de 1880.
Algunos de estos artículos fueron reproducidos en publicaciones como Anales de la Sociedad Rural Ar-
gentina (1877) y la Revista Azul (1930).

126
ce una y otra vez en sus textos, aunque en la práctica, la educación que le
prestó a su “botín de guerra” y su viaje a Europa, demuestran un cambio de
actitud y respeto frente a la raza vencida. No obstante incurrirá en todo tipo
de consideraciones racistas, pero no dejando de señalar la cruel miseria que
los envuelve: el hambre, falta de higiene y las pestes que los asolan cada
tanto, provocando numerosas muertes injustas.
Esa vida difícil del indio también la será para el soldado de frontera
a quien Ebelot dedica parte de sus textos, destacando al fortín como el há-
bitat monótono y agobiante. Allí permanecían los soldados llevados en mu-
chos casos a esa condición por levas forzadas y con sueldos exiguos que lo
desmoralizaban a tal punto que eran presa fácil del indio.
Aparece en Ebelot el personaje del baqueano, el boleador, el rastrea-
dor, pero sobre todo el del gaucho, el hombre hábil en toda faena ganadera
que por “vago y malentretenido” es incorporado salvajemente a las filas del
ejército. Desarraigado busca escapar y se convierte en un desertor que se su-
merge en un desierto que lo hace como marino en el mar. Precisamente di-
ce Ebelot que la pampa “es para él lo que el mar es para el marino: con-
solación y refugio”.
También se detiene en el cautivo, aquel que de niño es arrancado de
sus padres por algún malón y convertido en indio, en el sentido que adopta
sus costumbres, e incluso en algunas ocasiones no quiere volver. O bien de
esos otros que se fugan de las líneas del ejército y son bien recibidos por los
indios a quienes les enseñan a manejar las armas de fuego.
Muy pocas veces menciona nombres de personajes de su tiempo y
cuando lo hace retrata con inusitada sobriedad como lo hace de Sarmiento
en La Pampa, cuando disfrutaba del carnaval porteño tirando agua a la con-
currencia y riéndose sin retraimiento. Pero también rescata figuras popula-
res, como lo fueron para entonces Juan Moreyra y Hormiga Negra. Ebelot
relata la figura legendaria del Gato Moro, protagonista de uno de los rela-
tos de La Pampa y que ya había publicado en L’Union Francaise en 1881.
Allí se advierte un tono crítico a la leva de vagos, pues el gaucho escapaba
convirtiéndose en figura errante, categoría cercana a la de gaucho malo.
Aparece también la mujer, la que llamaban china, pero con una mira-
da totalmente diferente a la que selló Félix de Azara quien la descalificó

127
desde todo punto de vista. Ebelot por el contrario afirma que el soldado ar-
gentino hubiera sucumbido si no fuera por las chinas que daban al fortín un
grado de humanización al recrear formas indispensables de sociabilidad y
solidaridad.
Entre todos los personajes y el paisaje, cobrará especial consideración
el caballo, instrumento fundamental en la guerra del desierto. Describe sus
cuidados, que lejos de estar a la altura de un verdadero aliado, es un animal
mal alimentado, descuidado y sin descanso que en definitiva se mimetiza
con la tropa. En cambio el caballo del indio es vigoroso, infatigable, pues
para él sí es una pieza fundamental. Esta diferencia fue advertida por los al-
tos mandos del ejército que adoptaron otra consideración hacia el caballo
que le permitió la embestida final hacia el río Negro.
Costumbres y lugares: el mate, el velorio, el reñidero, la pulpería y la
galera, constituirán en la obra de Ebelot el estandarte de una nación en bu-
lliciosa modernización donde la nostalgia perpetuará los sentidos profundos
de una tierra que el ingeniero francés supo percibir en una vivencia que tam-
bién pudo narrar con fluidez y veracidad.

Conclusiones

Ebelot pertenece a esa pléyade de escritores extranjeros que visitaron


nuestro país dejando sus impresiones de viaje como Robert Cunninghame
Graham, otro notable conocedor de la pampa argentina con sus gauchos, ca-
ballos, indios y sobre todo la inmensidad del paisaje. Extranjeros que se di-
ferenciaron de los escritores locales de este género como Estanislao Zeba-
llos7 o Eduardo Gutiérrez8 que escribían desde su posición de hombres de
estado, para un público argentino y para perpetuar la memoria de los hechos
y personajes históricos.
“Sus impresiones de la vida en la frontera –como bien escribe Carre-
ra- tienen la frescura, la espontaneidad de la crónica primera, del relato del

7 Por ejemplo Viaje al país de los araucanos. Primera edición de Jacobo Peuser, Buenos Aires, 1881.
8 Por ejemplo Croquis y siluetas militares. Primera edición IGON editores, Buenos Aires, 1886.

128
viajero que descubre una realidad con una manera distinta de mirar. Sin em-
bargo, su exposición dista de ser ingenua; es evidente la presencia del ob-
servador crítico, de formación positivista, que hace consideraciones socio-
lógicas sobre el problema del cambio en la vida de la llanura recién conquis-
tada a fines del siglo XIX”9.
Sus escritos fueron en principio dirigidos al hombre europeo que co-
noció este rincón del mundo, enriqueciendo la imagen geográfica argentina
y fortaleciendo la nacionalidad que le confería confianza para una joven na-
ción capaz de conquistar la barbarie e insertarse en el mundo civilizado.
Tiempo oportuno para abrir las puertas a una inmigración que ingresaba con
confianza y esperanza en una tierra de libertad y progreso.
La clásica obra de Ebelot nos retrotrae a un pasado que no ha desapa-
recido del todo –como señala María Sáenz Quesada- “cuya voz recupera
fuerza y sentido en la interpretación de este singular y refinado escritor fran-
cés, entusiasta de los temas esenciales argentinos de la pampa y los gau-
chos”

Apéndice10

Escritos de Alfredo Ebelot


• “Cent lieues de fossé; souvenirs et récits de la frontiére argentine” (Revue des
deux mondes, París. 3. période, XLVII année, v. 24, p. 873-904, 1877)
• “Comment s´improvise une capitale; études sud-americaines. (Revue des deux
mondes, París. 3. période, LVI année, v. 73, p. 423-454, 1886)
• “La conquête de tríos mille lieues carrées; souvenirs et récits de la frontière ar-
gentine (Revue des deux mondes, París. 3. période, XLII année, v. 22, p. 417-
448, 1877)
• “Les derniers jours de la tribu de Catriel; souvenirs et récits de la frontière ar-

9 Alicia CARRERA. Estudio preliminar y notas Alfredo EBELOT, Relatos de la frontera, Buenos Aires, Salas-
Hachette, 1968, p. 14.
10 Lo tomamos de Susana SANTOS GÓMEZ, Tomo 1, p. 185, al que agregamos la reciente edición prologada
por María Sáenz Quesada y la edición de Relatos de la frontera de Solar-Hachette, ambas no consigna-
das.

129
gentine (Revue des deux mondes, París. 3. période, XLIX année, v. 32, p. 115-
143, 1879)
• L´éexpedition au rio Negro; souvenirs de la frontière argentine [s.d.t.] p. 83-
124. Tirada aparte de la Revue des deux mondes, París. 3. période, L année, v.
39, 1880.
• Frontera sur; recuerdos y relatos de la campaña del desierto (1875-1879). Bue-
nos Aires, Kraft, 1968. 277 p. (Traducido de la Revue des deux mondes por Ni-
na y Ecala Dimentstein).
• “Une invasión indienne dans la province de Buenos Ayres; souvenirs et récits
de la frontière argentine. (Revue des deux mondes, París. 3. période, XLIV an-
née, v. 15, p. 110-146, 1876)
• “Una invasión de indios” (Anales de la Sociedad Rural argentina, Buenos Ai-
res. X, Nº 6, p. 188-191; Nº 7, p. 261-272; Nº 8 p. 276-290, 1876).
• La Pampa; moeurs sud-américaines. Ilustrations de Alfred París. París, Quan-
tin, 1890. 312 p. Ilust.
• La Pampa. Costumbres argentinas. Ilustraciones de Alfred Paris. Buenos Aires,
J. Escary, 1890. 324 p. Ilust.
• La Pampa Paris Buenos Aires Maison Quantin, Joseph Escary, 1890. 312 p.
• La Pampa; costumbres argentinas. Con 52 ilustraciones de Alfredo París. No-
ta preliminar de José Roberto del Río. Buenos Aires, Ciordia y Rodríguez, Co-
lección Ciervo, 1943. 236 p. Ilust.
• La Pampa, Buenos Aires, Ediciones de Alfer & Vays, 1943. 189 p.
• La Pampa. Costumbres argentinas. Buenos Aires, Ciordia y Rodríguez, 1952.
169 p.
• La Pampa, Buenos Aires, Plus Ultra, 1965.
• La Pampa. Costumbres argentinas. Estudio Preliminar María Sáenz Quesada.
Ilustraciones de Alfred Paris. Nueva Dimensión Argentina, Dirigida por Grego-
rio Weinberg, Buenos Aires, 2001. p.254. ilust.
• Relatos de la fronteras. Traducción del francés por V. D. Bourillons. Estudios Pre-
liminar y Notas por Alicia Carrera. Buenos Aires, Solar-Hachette, 1968. 226 p.
• Recuerdos y relatos de la guerra de fronteras. Traducción del francés por Ele-
na F. Poggi. Introducción y aclaraciones por Alejandro Losada Guido. Buenos
Aires, Plus Ultra, Colección La epopeya del desierto, 1968. 240 p. retr. y mapa.
• “La révolution de Buenos Aires” (Revue des deux mondes, París. 3. période, LV
année, v. 102, p. 617-658, 1890).

130
Bibliografía

• Haydée BICOCA. “Una imagen de la Argentina en el siglo XIX francés,


según la Revue des deux mondes, (1835-1885). Cuadernos del Sur, Ba-
hía Blanca 1913.
• Charles Jules BIGOT. “La Pampa de A. Ebelot”. La Nación, 27 de febre-
ro de 1890.
• Alicia D. CARRERA. “Estudio preliminar”. En Alfredo Ebelot. Relatos de
la frontera. Solar-Hachette, Buenos Aires, 1968.
• María Susana COLOMBO DE SALVANS. “Wisosky, Host y Ebelot. Científi-
cos en la conquista del desierto”. Congreso Nacional de Historia sobre
la Conquista del Desierto. General Roca, 6 al 10 de noviembre de 1979.
Academia Nacional de la Historia.
• María Haydée MARTÍN, Alberto S. J. de PAULA y Ramón GUTIÉRREZ. Los
ingenieros militares y sus precursores en el desarrollo argentino (hasta
1930). Fabricaciones Militares, Buenos Aires, 1976.
• Edmundo MONTAGNE. “Alfredo Ebelot y su libro La Pampa”. En El Ho-
gar. (Recorte sin fecha).
• Isidoro J. RUIZ MORENO. Los ingenieros en el ejército argentino. Buenos
Aires, 2000.
• María SÁENZ QUESADA. “Estudio preliminar”. En Alfredo Ebelot. La
Pampa. Costumbres argentinas. Nueva Dimensión Argentina, Dirigida
por Gregorio Weinberg, Buenos Aires, 2001.
• Justo P. SÁENZ. Equitación gaucha en la pampa y en la Mesopotamia,
Buenos Aires, Peuser, 1942.
• Susana SANTOS GÓMEZ. Bibliografía de viajeros a la Argentina. FECIC
e Instituto de Antropología e Historia Hispanoamericana, Buenos Aires,
1983.
• Richard W. SLATTA. Los gauchos y el ocaso de la frontera. Buenos Ai-
res, Sudamericana, 1985.
• Jacinto R. YABEN. Biografías argentinas y sudamericanas. Buenos Ai-
res, 1938.

131
Índice

María Cristina Vera de Flachs


Palabras introductorias ..........................................................................11
María Rosa Lojo
Los hermanos Mansilla: más allá del pensamiento dicotómico
o cómo se escribe una Argentina completa. ..........................................15
Eva Gillies
Feliz vivencia ........................................................................................43
María Paulinelli
La generación del ´80 en Argentina. Los relatos de Holmberg ............53
Carina A. Barcunsky
Las letras en la vida de Lucio V. y Eduarda Mansilla ..........................63
Efraín U. Bischoff
Cuando Córdoba conoció a Mansilla… ................................................79
Bibiana Eguía
La pequeña Córdoba de Julio S. Maldonado ........................................85
María Gabriela Mizraje
Lucio Victorio Mansilla o el sueño de un dandy ..................................97
Carlos A. Page
El ingeniero militar Alfredo Ebelot y sus escritos sobre
la frontera con el indio ........................................................................117
Martín R. Villagrán San Martín
El cautivo y el cautivado......................................................................133

473
Norma Dolores Riquelme
La frontera sur de Córdoba y los paradigmas de la época en
las postrimerías del dominio ranquel ..................................................157
Alicia Beltramini Zubiri
Lucio V. Mansilla y Ángel Della Valle. Dos visiones del indio
y la pampa en la segunda mitad el siglo XIX......................................197
Brett Alan Sanders
Una novia llamada libertad ..................................................................205
Carlos Della Mattia y Norberto Mollo
El mapa de Mansilla ............................................................................209
Alberto Abecasis
El coronel Mansilla en La Carlota ......................................................255
Inés Isabel Farías
Lucio V. Mansilla y los franciscanos del Río Cuarto: dos relatos
misioneros acerca de la Excursión a los indios ranqueles ..................265
Miguel Ángel Gutiérrez
El solar de Mansilla..............................................................................297
Carlos Mayol Laferrére
Los trabajos y los dias de Lucio V. Mansilla en Río Cuarto
16 de enero de 1869 – 2 de mayo de 1870. Antecedentes
históricos de su excursión a los ranqueles ..........................................307
María Luisa Punte
Impulso patriótico y conducta humana: Una excursión
a los indios ranqueles de Lucio V. Mansilla........................................381
Liliáns Betty Romero Cabrera
La Inmigración en Tiempos de Eduarda y Lucio V. Mansilla ............387
Marcela Tamagnini y Graciana Pérez Zavala
Proyectos colonizadores en la Frontera del
río Quinto. (1852-1870) ......................................................................403
Cecilia Corona Martínez
“Pablo o la vida en las pampas” de Eduarda Mansilla de García. Una di-
dáctica frustrada ..................................................................................420

474
María Inés Laboranti
Eduarda Mansilla y los privilegios de la mirada ................................433
Juan María Veniard
La faceta musical de Eduarda Mansilla ..............................................441
Yoli Angélica Martín y Carlos Mayol Laferrère
Tras las huellas de Mansilla (Cabalgata histórico-ecológico-
cultural). Viaje a caballo por La Pampa Ranquelina repitiendo
el recorrido que hizo el coronel Lucio V. Mansilla en 1870. ..............455
Los autores ..........................................................................................467

475

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