CARTILLA de Acompañamiento Terapéutico Integral 2022

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INGRESO

2022
CARRERA DE 3 AÑOS - TÉCNICA BIENVENIDOS

AL INSTITUTO DE EDUCACION SUPERIOR N°1

AUTORIDADES:

RECTOR: Prof. Mario Fidel Tolaba

VICE RECTORA: Prof. Isidro Mamaní

SECRETARIA ACADÉMICA: Prof. Gladys Burgos

Estás construyendo tu proyecto de vida que define tu futuro profesional.

Nos complace recibirte en nuestro Instituto de Educación Superior.

Te deseamos el mayor de los éxitos!!!


¿Te interesa el campo de la Salud?
¿Conoces la ley Nacional de Salud Mental N° 26.657?

La Ley 26657 es una norma trascendente en muchos sentidos. Consagra el


derecho a la atención y la protección de la salud mental de todas las personas y “el pleno
goce de los derechos humanos de aquellas con padecimiento mental” (Art. 1), jerarquiza
la labor del equipo interdisciplinario, propende a un reacondicionamiento de los efectores
sanitarios, establece los “derechos de las personas con padecimiento mental”

El Técnico Superior en Acompañamiento Terapéutico forma parte del equipo


interdisciplinario

La desmanicomialización que propugna la Ley de Salud Mental ha permitido prever


el cierre definitivo de los hospitales monovalentes en el año 2020, como así también que
se constituya una red de “dispositivos alternativos” que sustituyan al hospital monovalente,
siendo el tratamiento ambulatorio, la prevención y promoción de la salud mental de vital
importancia y se considera que el A.T. tiene un campo de acción cada vez mas
importante en el Sistema de Salud.

Nuestra carrera fue habilitada por Resolución Ministerial en el año 2018 y


comienza entonces el cursado de los estudiantes en I.E.S N°11; a la fecha pertenecerás
a la cohorte 2022.

Durante los años 2018-2019 logramos formalizar importantes convenios de


reciprocidad con el Ministerio de Salud, el Ministerio de Desarrollo Humano y el
CePAMjuy, logrando así asegurar las prácticas profesionalizantes de los estudiantes en
los ámbitos de inserción del Técnico Superior en Acompañamiento Terapéutico Integral.

En el 2020 realizamos nuestras actividades de manera virtual y ya contamos


con nuestras primeras egresadas. Si bien fue un tiempo de mucho esfuerzo y trabajo.
logramos continuar creciendo como carrera junto
a las demás tecnicaturas que conforman la oferta académica del IES N°11

Te contamos acerca de las fortalezas que desarrollamos en estos tres años de


existencia de la carrera y sobre las oportunidades:

Fortalezas

• Existencia de Equipo de Gestión con sólidos conocimientos.


• 100% de docentes con perfil para impartir programas de alta
calidad.
• Transparencia en los concursos de designación de cargos
docentes.
• Existencia de docentes de perfil especializado.
• Institución en crecimiento.
• Preceptores atentos a las aflicciones de los estudiantes.
• Institución en el centro de la ciudad de San salvador de Jujuy.
• Acceso a la igualdad de oportunidades.
• Resolución de Convenio N° 002986-S-18 con el Ministerio
de Salud.
• Convenio de colaboración y reciprocidad con el Ministerio
de Desarrollo Humano.
• Convenio de colaboración y reciprocidad con el CEPAM juy
Centro de la provincia de Adultos mayores de Jujuy.
• Convenio de Cooperación y Reciprocidad con TATju ,
asociación que nuclea a los Técnicos AT de la provincia.

OPORTUNIDADES:
• Sin competencia en I.E.S de Enseñanza Publica y gratuita
en la provincia de Jujuy.

• Existencia de posibilidades de convenios con Universidad


Nacional de Jujuy con I.E.S provinciales.

• Existencia de convenios con Organizaciones de la sociedad


civil.

• Carrera con demanda laboral.

• Plan estratégico de Salud.

Técnico Superior en Acompañamiento Terapéutico Integral y el Plan


estratégico de Salud.

La estrategia de la territorialidad implica que el estudiante con formación en ATI,


promueva un abordaje integral y articulado con todas las instituciones gubernamentales y
no gubernamentales que participan en una comunidad, y desde la cual, se comprometan
a garantizar el acceso al derecho a la salud de los sujetos de intervención.
Dicho Plan de Salud brinda al técnico Superior en Acompañamiento Terapéutico
Integral la posibilidad de sumarse al equipo de salud mental a través del Dispositivo de
abordaje Integral, en este sentido se abre al perfil un campo laboral de desarrollo.
SER Técnico Superior en Acompañamiento
Terapéutico Integral

FORMACIÓN CONTINUA

SALUD MENTAL
Objetivos de la Carrera
• Promover el proceso de atención y resocialización del paciente,
teniendo como objetivo básico su reinserción psico-social, de acuerdo con las
consignas específicas brindadas por el equipo asistencial dentro de diferentes
campos de aplicación, entre ellos: psiquiátrico, clínico, quirúrgico, adicciones,
gerontológico, educación y otros.
• Acompañar desde las indicaciones médicas a personas con
enfermedades crónicas, agudas o incurables en el marco de un equipo
interdisciplinario y bajo la supervisión del profesional a cargo.
• Realizar acciones específicas para el restablecimiento de un mejor
estar de la persona.
• Llevar adelante acciones de prevención secundaria y terciaria para
la rehabilitación del paciente.
• Detectar anomalías específicas y sugerir consultas al profesional de
la especialidad.
• Brindar contención y guía junto al equipo de salud.
• Facilitar procesos de escucha a familiares y dinamizar la red vincular.
• Facilitar la red interinstitucional de atención a las personas.
4- Datos Generales a)

Titulo que otorga

TÉCNICO SUPERIOR EN ACOMPAÑAMIENTO TERAPÉUTICO INTEGRAL

b) Familia profesional a la que pertenece

Salud

c) Duración de la carrera

3 años

d) Modalidad

Presencial

e) Condiciones de Ingreso

• Poseer título de Nivel Medio y/o Polimodal.


• Los mayores de 25 años que no hayan finalizado el Nivel Medio o
Polimodal podrán acogerse a la resolucion114-SE-02 de la provincia de Jujuy.
• Presentación de documentos personales y académicos según
normativa vigente.

f) Régimen de asistencia, evaluación y acreditación: conforme a normativa


vigente para Nivel Superior.

PERFIL PROFESIONAL
5- Perfil del Egresado
Se espera como perfil del Técnico Superior en Acompañamiento Terapéutico
Integral (ATI) un auxiliar terapéutico técnicamente calificado, experto en las técnicas
específicas de intervención e integrado al marco asistencial general, respecto del cual
dependerá su tarea: llevar adelante la resocialización del paciente a cargo, por su carácter
de participante activo en la inserción al medio habitual de este, de su familia y/o marco de
contención.
EL ATI es un profesional capaz de integrar el conocimiento y las habilidades
profesionales en su personalidad, logrando así un equilibrio de competencias relacional y
técnica necesarias para las distintas intervenciones en el ámbito del desempeño de la
profesión.
Se trata de un técnico formado en un marco teórico representado por los
lineamientos generales de la acción de un auxiliar psicoterapéutico, cuyo horizonte se
delimita en los desarrollos contemporáneos de la terapia y asistencia basada en evidencia
y en el modelo de abordaje múltiple o tratamiento integral, con herramientas específicas
de auxilio funcional y afectivo vincular.

6- Ámbito Socio Ocupacional


El Técnico Superior en Acompañamiento Terapéutico Integral (ATI) quedará
habilitado para desempeñarse en el ámbito cotidiano del paciente y su familia, tanto en el
ámbito público como privado, ya sea que el paciente se halle internado o realizando un
tratamiento ambulatorio, se encuentre en situación de desinstitucionalización o en
proceso de integración educativa.
Su esfera de acción se halla en escuelas, casas particulares, comunidades
terapéuticas, hospitales de día, hospitales generales y especializados, centros de atención
primaria de salud, institutos de rehabilitación, institutos de gerontología. También en
institutos de menores o juzgado de menores y familia Su formación le permitirá actuar de
manera interdisciplinaria, junto con profesionales eventualmente involucrados en el caso:
psicólogos, docentes, enfermeros, médicos de distintas especialidades (Kinesiólogos,
psiquiatras, pediatras, neurólogos, clínicos, entre otros) u otros técnicos.
Plan de Correlatividades y Régimen de Aprobación

Correlatividades Régimen
de
Espacios Regularizadas Aprobadas aprobación
Año Orden Curriculares Régimen para cursar para rendir
Examen
1 Morfofisiología A Final

Métodos y Técnicas
de Promoción /
Abordaje Examen
2 Psicológico A Final
Promoción /
Introducción a la Examen
3 Psicología A Final
Introducción al
Acompañamiento Examen
4 Terapéutico A Final
Psicología Promoción /
Evolutiva de la Examen
5 Niñez A Final
Fundamentos de la Promoción /
Terapia Examen
6 Ocupacional 2º C ---- ---- Final

Examen
7 Psicopatología I A ---- ---- Final
Promoción /
Examen
8 Primeros Auxilios 1º C ---- ---- Final
Promoción /
Antropología Examen
1º 9 Cultural A ---- ---- Final
Promoción /
Metodología de la Examen
10 Investigación 1ºC 2 ---- Final
Promoción /
Organizaciones e Examen
11 Instituciones A 3, 4 ---- Final
Promoción /
Conocimiento Examen
12 Farmacológico 2ºC 1 8 Final

2º 13 Nutrición y Dieto A 1 ---- Promoción /


Terapia Examen
Final
Psicología
Evolutiva del
Adolescente y Examen
14 Adulto A 3,5 ---- Final
Promoción /
Estrategias de Examen
15 Abordaje Familiar A 3,5 ---- Final

Examen
16 Psicopatología II A 3,7 ---- Final

Promoción /
Proceso Socio Examen
17 Histórico en Salud A 9 ---- Final

Promoción /
Exámen
18 Práctica I A 8,6 ---- Final
Promoción /
Ética Profesional y Examen
19 Deontología A 10,11 3, 9 Final

Fundamentos de la Promoción /
Integración e Examen
20 Inclusión Escolar 2º C 11, 14 5, 6 Final

Promoción /
Examen
21 Informática 2º C ---- ---- Final

Promoción /
Examen
22 Psicogerontología A 13, 14 5,9 Final

Examen
23 Neurofisiopatología A 13, 16 1,7 Final

Promoción /
Psicología Social y Exámen
24 de los Grupos A 3,9 3,9,11 Final
Abordajes de
Urgencia en Salud Exámen
25 Mental 1°C 1,8,12 1,8,12 Final

Exámen
3º 26 Psicopatología III A 7,16 5,7,14,16 Final
Promoción /
2,8,11,16,
Exámen
27 Práctica II A 18 2,18 Final

EJES CONTENIDOS
PSICOLOGIA Y SALUD MENTAL
Concepto de psicología.
Escuelas, breve descripción.
Concepto de salud según la OMS.
Salud Mental: concepción actual. Ley Nacional de
salud Mental.

ACOMPAÑAMIENTO
El AT como dispositivo de Salud Mental.
TERAPEUTICO
Las Funciones del AT.
Código de ética.
PSICOPATOLOGIA Concepto de normal/patológico.
Delimitación de la psicopatología.
Concepto de desmanicomializacion.
MORFOFISIOLOGIA Concepto de célula. Neuronas, sinapsis.
Cerebro: estructura, áreas.
TE INVITAMOS A REALIZAR LA LECTURA DE LOS TEXTOS SELECCIONADOS

PSICOPATOLOGIA

Introducción (I). Psicopatología, psiquiatría y enfermedad mental. Tendencias


en la psiquiatría actual. Vallejos Ruiloba.

Concepto de psicopatología y psiquiatría: Según el diccionario de Porot: «La


psicopatología, etimológicamente estudio de las dolencias del alma, puede definirse como
una ciencia que toma su objeto de la psiquiatría y su espíritu de la psicología. En las
fronteras de la medicina, lugar de la psiquiatría y de la filosofía, y asiento de la psicología,
la psicopatología asume la misión de elaborar la observación psiquiátrica en teoría del
conocimiento del hecho psiquiátrico». En definitiva, la psicopatología es la
fundamentación científica de la psiquiatría, para lo cual precisa delimitar conceptos
generales con validez universal en el campo de la patología psíquica.
Su centro de interés es el hecho psiquiátrico entendido en un sentido amplio,
donde no únicamente el síntoma es objeto de estudio. Su cuerpo de doctrina integra, por
tanto, los conocimientos procedentes de la relación dialéctica sujeto objeto: personalidad,
conducta patológica, estructura familiar, perimundo social, etc. Desde esta amplia
perspectiva, donde se acoge todo el saber que se extiende desde lo más
orgánicobiológico a lo estrictamente psíquico, la psicopatología intenta extraer
conclusiones válidas para estructurarse como ciencia. Aunque éste no es el momento de
acercarse a los métodos que sirven a la psicopatología, de lo expuesto se desprende que
van desde los relacionados con el nivel más biológico (neurobiología) hasta los ligados al
plano social (psicología y psiquiatría sociales), pasando por aquellos que inciden en el
nivel personal del hombre desde un punto de vista objetivo o subjetivo (fenomenología
clínica, psicodinamia, estudio de las funciones y de los rendimientos psíquicos, producción
artística, etc.). En este vasto panorama es lógico que se puedan sobrepasar fácilmente los
límites de lo estrictamente científico para caer en un peligroso reduccionismo biológico-
mecanicista (Castilla del Pino, 1986; Quintanilla, 1986) o sociológico (Roth y Kroll, 1986;
Vallejo, 1988), en el que el peso de la aprehensión del hecho morboso recaiga en el nivel
más físico o más ambiental. Sobre esta maroma se desplaza la psicopatología, intentando
no sobrepasar este dualismo radical y entrar, desde una metodología científica, en la
comprensión de la conducta patológica (Tsuang y cols., 2004). Sentadas las bases
conceptuales de la psicopatología, vamos a referirnos a la psiquiatría, cuyo fundamento,
tal como hemos dicho, está en aquélla. La psiquiatría se ha definido como: rama de la
medicina que se ocupa del estudio, prevención, tratamiento y rehabilitación de los
trastornos psíquicos, entendiendo como tales tanto las enfermedades propiamente
psiquiátricas como otras patologías psíquicas, entre las que se incluyen los trastornos de
la personalidad. Para la mayoría de autores, la psiquiatría es una rama de las ciencias
médicas, cuyo carácter científico se alcanza a través de la psicopatología (Guimón, 1982).
Sin embargo, la diferenciación entre psiquiatría y psicopatología ambos términos
son intercambiables. Los aspectos diferenciales entre psicopatología y psiquiatría, según
lo expuesto anteriormente, son los siguientes: 1) la psicopatología tiene por objeto el
establecimiento de reglas y conceptos generales, mientras que la psiquiatría se centra en
el caso morboso individual; 2) la psicopatología es una ciencia en sí misma, mientras que
la psiquiatría toma la ciencia como medio auxiliar, pero trascendiéndolo hasta llegar al arte
médico, que tiene su sentido en el quehacer práctico y en la relación terapeutapaciente; 3)
la psicopatología, partiendo de la unidad que es el ser humano, va descomponiéndolo en
funciones psíquicas (percepción, memoria, conciencia, etc.) aisladas con el fin de analizar
adecuadamente las leyes que rigen cada una de ellas, aunque sin perder de vista las
conexiones funcionales intrapsíquicas, mientras que la atención de la psiquiatría se centra
en el hombre enfermo, indivisible por definición y sólo accesible con un enfoque holístico,
y 4) la psicopatología se desentiende de la terapéutica, eje y meta final de la psiquiatría.
Nos parece evidente que la psiquiatría ha estado, hasta la actualidad, incluida en la
medicina, ya que su objeto es el hombre enfermo psíquicamente, pero ocupando un
apartado peculiar de ella, puesto que es, a la vez, una ciencia natural y cultural, en función
de la génesis heterogénea del hecho psíquico morboso, cuyas relaciones de causalidad
hay que buscarlas entre una amplia gama de variables biopsicosociales.
De lo anteriormente expuesto se desprende que la psiquiatría tiene estrecha
relación con: 1) la patología médica general, que atiende al ente morboso físico y sigue,
con las debidas reservas, el modelo orgánico o médico; 2) la neurología, cuyo objeto es
la patología de la vida de relación instrumental que permite establecer las relaciones
mecánicas sujeto- objeto; 3) la psicología, que tiene por objeto la organización estructural
no patológica del sujeto normal con su medio, y 4) la sociología, cuyo interés se centra en
los fenómenos sociales colectivos. Todas ellas se diferencian claramente de la psiquiatría,
pero todas, a su vez, mantienen importantes conexiones con el cuerpo doctrinal de la
misma, compuesto por modelos psicopatológicos de muy diversa naturaleza. La patología
médica y la neurología son el fundamento del modelo biológico; la psicología propicia los
modelos conductista e intrapsíquico, y la sociología, por su parte, es la base del modelo
sociológico.
A partir de los conocimientos que proceden de estas ciencias, la psiquiatría va
acrisolándose como rama del saber científico. En otra publicación (Vallejo, 1988a) hemos
abordado en profundidad el tema de las fronteras de la psiquiatría, ya que en los últimos
años se ha producido un giro importante hacia la comunidad con la consiguiente inflación
de la clientela psiquiátrica. Esta situación no está exenta de peligros y críticas (Lancet,
1985), ya que una psiquiatría sin límites, que ofrezca de forma omnipotente soluciones a
todos los problemas humanos, es a todas luces utópica y está condenada al fracaso,
pues en la medida en que se aleja de la estricta patología psíquica y se acerca a los
problemas humanos, sus posibilidades terapéuticas decrecen notablemente, ya que se
introduce en campos colindantes (psicología, sociología).
En el momento actual la psicopatología y la psiquiatría están en un nivel
epistemológico relativamente avanzado, en el que se buscan sistemas nosológicos
solventes, ya que se han delimitado bastante los síntomas básicos de los diferentes
trastornos, existe una voluntad de integrar los distintos elementos biopsicosociales que
condicionan la patología psíquica y se rehúyen los reduccionismos (biológicos o
psicosociales), se incorporan, sobre todo en investigación, las aportaciones de otras
ramas del saber (genética, biología, estadística, informática, metodología de la
investigación, etc.) y en el campo de la asistencia se han potenciado los dispositivos
primarios y los intermedios (hospitales y centros de día, pisos protegidos, etc.), que
favorecen la externalización de los pacientes de los hospitales psiquiátricos y facilitan la
rehabilitación de los mismos y su tratamiento en la comunidad.
Sin embargo, existen todavía importantes puntos problemáticos que dificultan su
desarrollo como ciencia (Vallejo, 2005): 1. No se ha conseguido aún un sistema
nosológico que recoja fidedignamente los diferentes trastornos psíquicos y sea operativo
para el diagnóstico y la investigación, ya que las clasificaciones son descriptivas pero sin
modelos teóricos apriorísticos (Maj y cols., 2002; Kendell, 2003). Los recientes DSM, de
procedencia americana, y la CIE-10, de la OMS, son esfuerzos loables por clasificar
estas enfermedades con aceptables criterios de inclusión y exclusión, separando la
clínica psiquiátrica de los trastornos de personalidad, con lo que se ha conseguido elevar
notablemente el consenso diagnóstico entre los diferentes profesionales. Sin embargo, al
rehuir los sistemas nosológicos de carácter etiológico, como los clásicos, y basarse
especialmente en criterios descriptivos ateóricos (síntomas), la nosología psiquiátrica
puede empobrecerse y caer en sistemas diagnósticos simples y escasamente válidos
para la investigación si no incorpora nuevos elementos (especialmente biológicos).

Por otra parte, está acechada por el llamado fenómeno de cierre, que se refiere al
encorsetamiento que supone circunscribir el diagnóstico en el marco de unos síntomas
concretos, decididos muchas veces por consenso en un comité de expertos, cuando
puede que existan otros más específicos y los escogidos no todos tienen el mismo peso
en el diagnóstico. Asimismo, es también problemático el hecho de que la valoración de
los síntomas se hace de forma superficial y las categorías se constituyen por suma de
síntomas sin consideraciones, en general, de los síntomas axiales o cardinales.
2. En línea con lo anterior, es necesario determinar con precisión los
síntomas cardinales y accesorios de la clínica psiquiátrica, pues es probable que, a pesar
del considerable avance en este campo, en el futuro se delimiten aspectos clínicos
básicos que reconoceremos sobre la base de nuevos elementos diagnósticos de tipo
clínico (p. ej., estudio preciso de la psicomotricidad o la afectividad), junto a otros
elementos: evolución (p. ej., naturaleza de las recaídas) y respuesta terapéutica precisa.
Faltan, asimismo, síntomas patognomónicos.
3. Asimismo, no están todavía fijados los síntomas precoces de los trastornos
psíquicos, aquellos que subclínicamente anuncian la emergencia de la enfermedad, ya
que con frecuencia se confunden tales síntomas con rasgos de la personalidad. Falta,
pues, por delimitar lo que son elementos constitutivos de trastorno de lo que son
peculiaridades caracterológicas que no requieren tratamiento.
4. La correlación entre las enfermedades psiquiátricas y la biología es todavía
escasa. Tan sólo algunos hallazgos (como la relación del módulo agresividadtrastorno del
control de impulsos y 5-HT, de esquizofrenias crónicas y anomalías de los ventrículos
cerebrales o de los trastornos obsesivos con disfunciones de los circuitos
frontosubcorticales) suponen una aproximación, todavía simple, al tema, pero, por el
momento, los marcadores biológicos de las enfermedades psiquiátricas precisan mucha
investigación.
5. Producto de las insuficiencias psicopatológicas y de la precariedad de
síntomas patognomónicos, así como de la escasez de marcadores biológicos, se ha
incrementado alarmantemente la comorbilidad (Vallejo y Crespo, 2000; Cloninger, 2002).
6. Cada vez existe más distancia y enfrentamiento entre clínicos e
investigadores, pues éstos se introducen en la investigación cada vez más precozmente,
sin una perspectiva global de la psiquiatría y utilizando sistemas de clasificación poco
sólidos.

7. En relación con lo anterior, es necesario que la psiquiatría trabaje junto con


otras disciplinas y se beneficie de los adelantos técnicos que se producen en la ciencia.
Aquí tiene plena vigencia el teorema de Gödel cuando afirma que «ningún sistema lógico
es completo; siempre habrá una serie de enunciados no deducibles desde el propio
sistema». En efecto, el desarrollo de la psicopatología y la psiquiatría depende, en gran
medida, del perfeccionamiento que se produzca en otras ramas del saber (genética,
biología, psicología, etc.). A partir de la incorporación de nuevos elementos se podrán
elaborar modelos de trastornos psíquicos más próximos a la realidad de la patología
psíquica.
8. En la búsqueda de un avance eficaz de la psiquiatría, ésta ha incorporado
lo que en medicina se ha denominado medicina basada en la evidencia, o mejor en
pruebas (MBP), cuya estrategia es un proceso de 5 estadios (Gray, 2004): a) formular la
pregunta; b) buscar las respuestas; c) detectar las pruebas; d) aplicar los resultados, y e)
evaluar el resultado. Ensayos clínicos y metaanálisis son instrumentos básicos de la MBP,
pero no están exentos de limitaciones (Roca y Cañellas, 2005).
En una obra reciente (Vallejo, 2012) hemos señalado las cuestiones que es
importante tener en cuenta para que la psiquiatría, a pesar de sus progresos, no pierda el
norte de su exitosa evolución:

I. La desaparición de los maestros, puesto que en la actualidad los ejes del


conocimiento están en los modernos textos de diagnóstico, como los DSM.
II. Las lecturas de los residentes, que no leen ni saben apenas nada de los
clásicos de la psiquiatría ni de la formación de ésta como ciencia.
III.Investigadores frente a clínicos, ya que en el pasado los investigadores
procedían de la clínica, pero en el presente operan ya desde el principio desde una
formación exclusivamente investigadora, sin base clínica, que no les permite tener
una visión amplia y realista de la materia. Presentan, por tanto, datos vacíos de
contenido y aplicación clínica.
IV. La comorbilidad irrazonablemente elevada, producto de una base
diagnóstica frágil y sin solidez clínica.
V. Peligroso declive de la estabilidad diagnóstica, que hay que vigilar para que
se mantenga elevada en los trastornos psicóticos y no decaiga en el resto.
VI. . La nosología, caballo de batalla de la psiquiatría, que todavía no
avanza con criterios sólidos y, por tanto, no ofrece clasificaciones fiables.
VII. La diferencia clara entre trastorno y enfermedad mental, pues la
psiquiatría acoge ambos, pero se precisa claridad para diferenciarlos.
VIII. La sobrevaloración del factor impacto, que si bien es importante no
puede convertirse en el único punto de valoración de los psiquiatras.
IX. Otros temas críticos, tales como: las oposiciones; el tipo de
información, que es acrítica; la influencia aplastante de la psiquiatría americana; el
poder de la administración; el declive del principio de jerarquización, etc.
En estas breves líneas de introducción al extenso campo de la psiquiatría hemos
querido dejar constancia de que es una materia científica, en constante evolución y
búsqueda de conocimientos sólidos. El momento actual es floreciente, desde que se
recanalizan sus esfuerzos en el cauce de una medicina integral en la que se valoran los
aspectos biológicos de la enfermedad y se consideran los factores psicosociales que
modulan y condicionan su pronóstico. El peligro que la acecha es quedar desbordada por
toda una serie de conflictos humanos que, si bien son tanto o más dramáticos que la
propia enfermedad, se alejan de su competencia y de sus posibilidades terapéuticas que
defiende.
Concretamente, las enfermedades mentales quedan delimitadas por los siguientes
elementos: 1) representan una ruptura biográfica, de forma que el estado morboso es
cualitativamente distinto del premórbido y tras la recuperación el paciente se reajusta
nuevamente a su situación inicial (a excepción de la esquizofrenia que puede causar
deterioro); 2) la enfermedad genera experiencias subjetivas desagradables (a excepción
de los estados maníacos); 3) se restringe la libertad personal, entendiendo como tal una
merma de las posibilidades de enriquecimiento existencial; 4) se presenta como un
conjunto organizado y constante de síntomas, que permiten al clínico reconocerlos en un
síndrome que configura un diagnóstico preciso; 5) tienen un curso y un pronóstico
predecibles, y 6) son sensibles generalmente a un tratamiento biológico específico,
aunque las terapéuticas psicológicas y/o rehabilitadoras puedan contribuir, a veces, a
configurar un mejor pronóstico.
La distinción entre las enfermedades mentales y los otros trastornos psíquicos se
establece en función de los siguientes puntos, 1) en las enfermedades se constata una
base genética, inexistente en las patologías psicosociales; 2) sólo se detectan anomalías
biológicas en las enfermedades psíquicas; 3) en las enfermedades se produce una
ruptura biográfica, y en las otras patologías una continuidad que traduce la prolongación
de conflictos que parten del estado premórbido; 4) en las enfermedades se observa una
coherencia y estabilidad clínica y diagnóstica, mientras que en los trastornos de base
psicosocial se producen fluctuaciones sintomáticas y los cuadros son menos estables, lo
cual da lugar a más cambios diagnósticos que en las enfermedades psíquicas; 5) con
relación al punto anterior, las enfermedades psíquicas no son sensibles a las influencias
del medio; por el contrario, son arreactivas al mismo, si bien éste puede modular
ligeramente el comportamiento del enfermo, pero sin modificar la clínica y la evolución de
la enfermedad, en tanto que los trastornos psicosociales son reactivos a las incidencias
externas (cambios o experiencias de la vida, psicoterapia), las cuales pueden llegar en
algunos casos a atenuar/difuminar o exacerbar el cuadro clínico y variar el curso y el
pronóstico del mismo, y 6) en las enfermedades la respuesta a los tratamientos biológicos
es sensiblemente más positiva que otros abordajes, en tanto que en los trastornos
neuróticos o de personalidad ocurre todo lo contrario, es decir, una respuesta pobre a los
tratamientos biológicos y positiva a la psicoterapia (con excepción de las crisis de
angustia y los trastornos obsesivos, que sin ser psicosis pueden responder a los
tratamientos biológicos, y de algunos trastornos de personalidad refractarios a la
psicoterapia).
Psicopatología Clínica: definición y objeto de estudio
Definición, objeto y metas de estudio
El estudio de la Psicología es la conducta humana. Por lo tanto, la definición más
acepta de Psicopatología es aquella que la define como la ciencia que aborda la
conducta humana. Sin embargo, el objeto de estudio de esta disciplina puede ampliarse
desde las experiencias singulares cotidianas hasta lo que forma parte de las actividades
cognitivas, funcionamiento emocional y/o comportamientos anómalos. En resumen, la
Psicopatología se dirige hacia lo que le sucede a la persona, no solo a los síntomas;
donde hablaríamos de una más concepción médica.
Objeto de estudio
Este objeto de estudio implica la delimitación y análisis de las variables
generadoras y participantes (estructuras, procesos y contenidos). De este modo, la
Psicopatología se constituye como ciencia base de la Psicología clínica, la Psiquiatría y
la Psicología de la salud. No es semiología en sentido estricto, cuyo objeto de estudio
sería la delimitación de signos y síntomas, ya que se centra en las estructuras y
procesos que definen lo anormal, en lugar de hacerlo en las conductas patológicas en sí
mismas o de forma exclusiva.
Metas
Entre sus principales metas se sitúa la descripción pero, esencialmente, aspira a
alcanzar la explicación y predicción del fenómeno que se ha denominado anómalo e
inusual, a permitir construir modelos y teorías que detallen su origen y mantenimiento, a
contribuir a sistemas de clasificación, a integrar los hallazgos con los de otras ciencias y
falsar los resultados anteriores por medio de la metodología experimental.
Criterios de análisis de la Psicopatología
A continuación se delimitarán los criterios de análisis de esta
disciplina.
Criterio estadístico
Este criterio es uno de los más referidos y utilizados en Psicopatología para la
propia definición de anormalidad. Puede asumirse, desde un punto de vista práctico,
que el empleo de la estadística ha permitido guiar la investigación en Psicología y de
Psicopatología en particular. El problema de este criterio es que puede generar
confusión entre una característica infrecuente y la Psicopatología. Se trata además de
un criterio sometido a continuo cambio.
Criterio social e interpersonal
Este criterio hace alusión a la convención o normativa social. Este planteamiento
no es en realidad tan diferente del anterior, aunque, en lugar de aplicar un componente
cuantitativo, lo hace en forma cualitativa, lo que, tradicionalmente, ha conllevado a
juicios de valor. Los riesgos de este criterio residen en quién o qué. Aunque no es
posible prescindir de este criterio, se requiere establecer con precisión los
condicionantes sociales y situacionales que dan paso a la Psicopatología.
Criterio subjetivo o intrapsíquico
Este criterio es uno de los más relevantes utilizados en Psicopatología. Alude a
la consciencia del problema por parte del paciente, así como el sufrimiento y malestar
que se muestra en las persona o entre quienes les rodea. Aunque se trate de un criterio
de gran valor, debe reconocerse que eso no conlleva que la información obtenida por
parte de una persona sea fiable, pudiendo no identificar sus problemas o malestar e ,
incluso, sentirse bien en apariencia.
Criterio biológico
Este criterio han sido de los mas apelados para hacer referencia al origen de la
Psicopatología, lo que guarda relación con el propio concepto de enfermedad mental o
trastorno mental. No puede considerarse aisladamente este criterio; es preciso tener
presentes las variables psicológicas y sociales que definan el fenómeno psicopatológico
en toda su amplitud.
Normalidad, anormalidad y dimensión en Psicopatología
Los presupuestos anteriores convergen en un criterio conceptual central o
nuclear que es de normalidad y anormalidad en Psicopatología. Esto significa que no
hay un único criterio que reúna las condiciones requeridas para ser utilizado en
Psicopatología; más bien se precisa de varios de los criterios señalados. Uno de los
principales objetivos de la Psicopatología radica entonces en establecer el peso relativo
de los diferentes criterios y contribuir de este modo al criterio de fenómeno anormal.
Para alcanzar este objetivo, la Psicopatología precisa entonces de un criterio
dimensional para su correcta delimitación que permita mostrar el enlace entre el
funcionamiento normal y la Psicopatología. El criterio dimensional por lo tanto es útil
porque permite predecir y establecer la parición y el curso de las manifestaciones en
estudio y sugiere índices de vulnerabilidad.
Salud y enfermedad, trastorno y adaptación
Los conceptos de salud y enfermedad llevan implícita una valoración de
deseable o indeseable que aparentemente los polariza. Sin embargo, no es posible
separarlos con nitidez, ni considerar la salud como la ausencia de enfermedad. Dentro
de estos conceptos podemos encontrar diferentes posturas:
Esencialista
Esencia que subyace y que hay que descubrir. El problema de esta postura es
que confunde la esencia de la enfermedad con su causa y la cosifica. Nominalista
Entidad funcional y relacional (no real) en la que influyen múltiples componentes.
El problema de esta perspectiva procede de la necesidad de superar un mero conjunto
de fenómenos clínicos, dado que no llega a la enfermedad como objeto real.
Subjetiva
La concepción de enfermedad queda limitada si no se conciben los síntomas que
describe el paciente y el significado que les da. Se entiende que la medicina es algo
más que biología aplicada en la que también interviene el paciente.
Lesional
La enfermedad implica una anomalía física demostrable. La dificultad en esta
perspectiva reside en establecer límites entre lo normal y lo patológico, entre los niveles
de gravedad, en la consideración de las enfermedades que todavía carecen de un
origen definido o en la factibilidad de la participación de más de un agente causal.
Estadística
La enfermedad es concebida como una derivación de lo normal. La dificultad de
esta postura reside es que alude con frecuencia a las consecuencias en lugar de a la
etiología o la lesión, detectado desviaciones que no son necesariamente perjudiciales.
Social
Concepto generado por la sociedad, sus expectativas y el papel del enfermo. La
OMS propone una definición de salud basada en la presencia de bienestar (físico, social y
mental) y de adaptación pero, de forma radicalizada, podría cuestionarse entonces si hay
alguien que no está enfermo. Por tanto, es difícil hablar de salud en términos absolutos,
más bien, se trata de un equilibrio dinámico y fluctuante en el que se incluyen los estados
pasajeros de enfermedad. En consecuencia, salud y enfermedad no son conceptos
simétricos, la salud representa más bien el ideal referido a la autonomía personal, a la
falta de restricciones físicas o psicológicas.
Trastorno
El concepto de diagnóstico surge para equiparar el diagnostico al de enfermedad;
síndrome o grupo de síndromes que covarían y desde el que se realiza un diagnostico
empírico que orienta de forma practica la intervención. Sin embargo, la definición del
trastorno a partir del diagnóstico sindrómico resulta insuficiente porque no permite
separarlo de los síntomas que igualmente se aprecian por ejemplo, como resultado de
problemas cotidianos o de la exposición de situaciones de estrés. Por este motivo, un
elemento diferenciador del trastorno es que incluye significación clínica (malestar,
discapacidad o deterioro en una o más áreas de funcionamiento) y la exclusión de las
características del contexto social.
La definición de trastorno a partir de la disfunción dañina abarca tanto el plano
físico como el psicológico y se fundamenta en un criterio objetivo y explicativo; no es
posible el desempeño de una función (corporal o mental) para la que está dañada por
selección natural. Además de ello, requiere también un criterio de valor subjetivo, el
daño, que se refiere al prejuicio o privación que ocasiona el componente. En suma, los
criterios sintomáticos son insuficiente separa considerar un trastorno.
Paradigmas en Psicopatología
Probablemente por la complejidad del objeto de estudio, tal vez porque esta
ciencia no se ha desplegado todavía de forma definitiva. Lo cierto es que no hay unidad
en las perspectivas que abordan y contribuyen a su crecimiento. Paradigma biológico
También conocido como modelo de la enfermedad, medico, fisiológico,
somatógeno u orgánico. El paradigma biológico se fundamenta en que los llamados
trastornos mentales son enfermedades, y su estudio debe basarse en el análisis de los
componentes biológicos y fisiológicos que subyacen a ellas. Por lo tanto, se ha de
determinar una etiología orgánica que produce síntomas, establecer un pronóstico y
determinar un tratamiento. El origen de este paradigma esta en Hipócrates y en una
larga tradición que llega a la figura de Kraepelin.
∙ La adopción en Psicopatología de este paradigma significa que el origen de
las expresiones psicopatológicas esta en las alteraciones cerebrales y/o genéricas.
∙ Se fundamenta en unos síntomas y signos que conforma una agrupación
denominada síndrome cuya etiología especifica da nombre a una enfermedad en
curso y pronóstico.
∙ Hay dificultades tanto conceptuales como practicas cuando se adopta esta
perspectiva de forma estricta. Por una parte la presencia de alteraciones fisiológicas
no indica que este componente sea el único interviniente, pues la participación de
variables psicopatológicas y sociales contribuye a dar una visión más completa y
realista de lo que le sucede a una persona. Por lo tanto, es necesario apelar a una
perspectiva más amplia que incorpore una visión y compresión integral incluyendo
una etiología funcional (biopsicosocial).
∙ Otras dificultades no resueltas por parte de este paradigma son la atipicidad,
la baja fiabilidad de los diagnósticos pero, especialmente, las carencias en la validez
de las categorías diagnósticas y las diferencias entre el diagnostico etiológico y el
descriptivo.
Paradigma Psicodinámico
En realidad se refiere a un conjunto de escuelas con raíz común del Psicoanálisis
que desarrolló Freud. Se fundamenta en la diferenciación entre procesos primarios y
secundarios (inconscientes y conscientes), es un modelo estructural del aparato
psíquico basado en el principio del placer, de realidad y de economía, en una teoría del
desarrollo sexual en etapas cuyos conflictos dan lugar a diferentes expresiones
psicopatológicas y en principios relativos a la energía psíquica procedente de los
instintos, los conflictos derivados de estos y los mecanismos de defensa puestos en
marcha.
Los límites entre normalidad y patología quedan difuminados, y la técnica de
exploración se fundamenta en el análisis de los sueños, la asociación libre y la
interpretación de diversos fenómenos. Las principales críticas se han dirigido al alto
grado de especulación de sus presupuestos, a la tendencia a entremezclar observación
con interpretación, a las dificultades para poder verificar los principios en los que se
basa esta doctrina, a la posibilidad de comprender pero no de predecir t a la escasez de
confirmación empírica. Sin embargo, a pesar de haber recibido numerosas críticas, se
trata de un paradigma solido con propuestas sugerentes.
Paradigma fenomenológico
La tradición fenomenológica procede del idealismo alemán, en concreto del
método dialectico de Hegel y de la filosofía de Brentano, aunque en su aplicación a la
Psicopatología, se liga a la obra de Husserl. El concepto básico sobre el que se
organiza es sobre el de intencionalidad, esto es, los fenómenos mentales refieren un
propósito, se dirigen hacia algo, por lo que interesa el análisis de los datos inmediatos a
la conciencia. El método fenomenológico es empírico- descriptivo, por tanto, se trata en
una línea de pensamiento centrada en la forma, propiamente inductiva y caracteriza por
el razonamiento dialectico. La principal dificultad se planteó entonces en la transmisión o
comunicación de la experiencia. El paradigma fenomenológico recibió gran cantidad de
criticas principalmente porque no logró el objetivo de alcanzar la experiencia interna al
centrarse excesivamente en la forma y no en el contenido.
Paradigma sistémico
Se trata de un conjunto de aportaciones que surgen en los años sesenta como
reacción al conductismo y el psicoanálisis imperante. En lugar de centrarse en el
individuo, este paradigma se encamina al estudio de las relaciones interpersonales y en
un contexto determinado: la familia. Por tanto, la intervenciones se dirigen a este núcleo,
con la premisa de que una modificación en un punto del sistema ocasiona cambios y
reajustes en el. Se ha criticado esta postura por que el trastorno pierde la concepción
individual del sufrimiento.
Paradigma social
Se refiere a diferentes escuelas y corrientes con el común denominador de la
importancia de los factores sociales en el origen o en el mantenimiento de los trastornos.
Esta relación no es simple, y ha dado lugar a multitud de modelos, desde la Psicología
social hasta las teorías de la vulnerabilidad, de mayor interés clínico, en las que
intervienen factores biológicos, psicológicos y sociales.
Se critica este paradigma por su rigidez y extremismo, porque no se basa en una
propuesta alternativa, no presenta estudios o un procedimiento en el que apoyarse y
porque confunde los inconvenientes del concepto enfermedad mental con una intención
aviesa por parte de los facultativos. Sin embargo, debe reconocerse que las críticas
vertidas si consiguieron que se cuestionara la importancia del diagnostico por su efecto
de etiquetado, la consideración de variables de orden social y psicológico y la
importancia del trato hacia el paciente, modificaciones que dieron lugar a la psiquiatría
comunitaria.
Paradigma conductual
Desde esta posición no se considera relevante el trastorno; el análisis
psicopatológico se centra en los síntomas, es decir, en la conducta anormal observable.
Su fundamento son las teorías del aprendizaje con los principios del condicionamiento
clásico y operante. El conductismo junto con las tendencias objetivistas de la Psicología
soviética, tratan de elaborar una idea de Psicología extensional (objetivismo
metodológico) centrada en la conducta, en el rechazo de la idea de mente y en papel
clave de los factores ambientales. Un aspecto de la perspectiva conductual que influyó
en el paradigma cognitivo, y en general, en la Psicopatología es la consideración del
criterio dimensional entre sus presupuestos. Dada la riqueza del comportamiento
humano, resulta difícilmente reducible su estudio a estímulos y respuestas: la prueba
está en que diferentes propuestas procedentes del conductismo aluden a variables
mediacionales.
Paradigma cognitivo
La perspectiva cognitiva trata de volver a centrar el análisis en el papel de las
variables internas, en la intencionalidad (se busca el conocimiento, hay planes, objetivos,
construcción continua) así como el ámbito empírico; destaca por su pretensión extensional,
en definitiva, por una metodología experimental, legado del conductismo que le precedió.
La Psicología cognitiva nace en los años cincuenta del siglo XX. Dentro de las
criticas más repetida que se le hacen al paradigma cognitivo puede destacarse la
primacía del componente cognitivo y el olvido de los aspectos emocionales que pueden
dar a la patología. En un sentido conceptual, pero también aplicado, la Psicología
cognitiva ha realizado valiosas aportaciones a la Psicopatología. Ha mostrado que la
capacidad de procesamiento es limitada, que su aplicación requiere esfuerzo y precisa
de la capacidad de atender selectivamente.
Por otro lado, el procesamiento sigue una secuencia de pasos, realiza actividad
en paralelo, es retroalimentado o regulado por un sistema jerárquico. Estas referencias,
permiten hacer alusión, a la denominada psicopatología cognitiva, área psicopatológica
que, a diferencia del paradigma fenomenológico , analiza las variables de naturaleza
cognitiva, estudiados de forma dimensional y en general, como experiencias, procesos y
contenidos inusuales y anómalos y , por tanto, sin referencia exclusiva a los trastornos
mentales.
Paradigmas integradores
Se proponen brevemente como paradigmas holísticos los modelos biopsicosocial y
el perspectivismo.
∙ Modelo biopsicosocial: Es el enfoque que trata de dar una visión completa
de lo que le sucede a una persona, lo que abarca a niveles biológico, psicológico y
social de funcionamiento. Su antecedente más cercano está en la propuesta de
reacción de Adolf Meyer. Se plantea el modelo biopsicosocial como un marco de
referencia para la Psicopatología, enriquecido de manera especial con los avances
de la ciencia cognitiva, constituyéndose en un enfoque para organizar el estudio que
guie la investigación y la intervención.
∙ Perspectivismo: Consiste en cuatro métodos interpretativos para la
práctica en Psiquiatría; la perspectiva de la enfermedad (esta perspectiva encaja en
el paradigma medico por su triada conceptual de entidad clínica, alteración
anatomopatólogica y etiológica), la perspectiva dimensional (esta perspectiva
necesita el concepto de predisposición y la importancia de los sucesos vitales, en
definitiva, hace referencia a la vulnerabilidad), la de la conducta (hace referencia a
las conductas básicas, motivadas, impulsadas y las socialmente aprendidas) y la de
la historia vital (se refiere a las formas de reacción en Psicopatología por lo que se
trabaja desde la lógica de la narrativa y, en la intervención, desde modelos de
terapia mas cognitiva). En términos generales se plantea que no hay unicidad a la
hora de tratar el sufrimiento humano porque unas afecciones responden con
exactitud a la idea de enfermedad, mientras que otras alteraciones se corresponden
con el ámbito de la conducta.
Referencias bibliográficas
1. Belloch, A., Sandín, B., & Ramos, F. (2012). Manual de
Psicopatología. McGraw- Hill.
2. Cid, P. J. M., & Testal, J. F. R. (2007). Manual de
Psicopatología General. 3. Jarne, A. (2015). Manual de Psicopatología
Clínica. Herder Editorial. 4. Mesa, P. J. (1999). Fundamentos de
psicopatología general. Ediciones Pirámide.
INTRODUCCIÓN AL ACOMPAÑAMIENTO TERAPÉUTICO

ENTREVISTA A SUSANA KURAS DE MAUER

La entrevista a Susana Kuras de Mauer nos transporta a los comienzos de


su práctica vinculada al Acompañamiento Terapéutico, tiempo que llamará de la
“prehistoria” y que coincide con los primeros desarrollos de esta figura en
Argentina, donde es una de sus pioneras. Encontraremos anécdotas y reflexiones
que van desde aquellas marcas iniciales a los ámbitos más recientes en los que se
implementa este dispositivo -tal como lo denomina la entrevistada siguiendo a
Foucault- y la importancia de su inclusión en patologías graves. Pero también nos
hablará de los obstáculos y el porqué de la necesidad de una habilitación que
legitime el ejercicio de la tarea.

- Los inicios de su práctica vinculada al Acompañamiento Terapéutico datan


del año 1971, ¿qué la llevó a elegir ese ámbito?

- Siendo estudiante de la carrera de psicología de la UBA conocí a Eduardo


Kalina, quien trataba pacientes graves, especialmente adolescentes adictos y proponía,
ya entonces, estrategias clínicas de abordaje que incluían en su seno a psicoterapeutas,
psiquiatras, terapeutas familiares, y lo que por entonces llamábamos “amigos calificados”.
Sin vacilar, bendije esa posibilidad de integrarme a un equipo asistencial, que me dio la
oportunidad de trabajar, aprender y formarme, mientras asistíamos a jóvenes, en su
mayoría psicóticos. Recuerdo que mi entusiasmo era tal, que luego de haber trabajado un
largo mes, cuando me reclamaron que no había pasado mis honorarios correspondientes,
¡me enteré que se trataba de una tarea remunerada! El equipo era ambulatorio y su
filosofía de trabajo era evitar, en lo posible, la institucionalización de los pacientes sobre
todo las internaciones prolongadas. La red de contención necesaria incluía desde el
momento de la consulta misma, lo que denominamos un chaleco humano, que les
brindara la posibilidad de transitar el proceso de tratamiento sin aislarlos ni confinarlos al
“cliniquismo”. Fue esta convicción de que hay una clínica esperanzada, con propuestas
asistenciales que se aproximen al sufrimiento psíquico con una ideología terapéutica
innovadora, el motor de esta inserción en el territorio del acompañamiento terapéutico.

- Usted es una de las pioneras en nuestro país en lo concerniente a ese


campo, ¿a quienes ubicaría como sus antecesores y/o maestros?

- Pertenecer a la prehistoria, es ante todo un honor y además un problema.


Las marcas de época se gestan siempre en contextos sociales que las van haciendo
posibles. Sin duda la inclusión del acompañamiento se inscribe en una corriente
psiquiátrica dinámica, que rompe con una concepción atomizada del sujeto, e inscribe al
paciente y su padecimiento en una problemática familiar y social. En nuestro país Enrique
Pichón Rivière, José Bleger, el Servicio de Salud Mental que dirigió Mauricio Goldemberg,
Valentín Baremblit y sus patrullas, generaron con sus aportes un contexto inspirador para
esta profesión. Por otra parte la antipsiquiatría, Laing y Cooper, Franco Basaglia, Michel
Foucault propusieron, cada uno desde su especialidad rupturas con el modelo psiquiátrico
clásico introduciendo así ideas renovadas en torno a la atención en Salud Mental. En mi
experiencia personal fue el empuje de Eduardo Kalina y su convicción de que pensar en
equipo es indispensable para trabajar con pacientes muy perturbados, aquello que
atesoro como fundante. De aquel entonces se forjaron vínculos intensos que nos
marcaron en múltiples sentidos. Por mencionar unos pocos, hablo de Santiago Korin,
Jorge García, Gerardo Rubinstein, Eduardo Vera Ocampo, Mirta Estamati, Miguel
Bianucci, Javier Chimera, Carlos Pierini, Susana Gutierrez Posse, Dona Bentolila. Resalto
en especial a Silvia Resnizky, con quien en los últimos 40 años hemos transitado juntas
un camino de conceptualización sobre los dispositivos clínicos de múltiple abordaje.
Hemos escrito ya cuatro libros dedicados al tema del acompañamiento.

- Anteriormente mencionaba a la antipsiquiatría, ¿Considera que también


han tenido incidencia en los orígenes de los A.T. las corrientes desmanicomializadoras?,
¿de qué manera?

- Sin duda. El espíritu de las corrientes que sostienen que la enfermedad no


puede ser pensada por fuera del sujeto que la encarna y del contexto familiar y social del
que forma parte ha incidido en el surgimiento del acompañamiento terapéutico. El
acompañamiento forma parte de una propuesta alternativa que buscó desde sus
comienzos trabajar para recuperar la dignidad del ser humano ignorada en la asistencia
asilar. Los antipsiquiatras y quienes propulsaron la creación de comunidades terapéuticas
auspiciaron modos revolucionarios de pensar la enfermedad mental, proponiendo una
apertura que resultaba fundamental. Recuerdo que el capítulo inicial de nuestro primer
libro se titulaba “Contra la enfermedad como delito” y llevaba como epígrafe una frase de
Hipócrates que decía: “médicos por lo menos no causéis daño”. La reclusión, la
medicalización amordazante, las etiquetas diagnósticas alienantes, necesitaron de fuertes
denuncias y corrientes comprometidas en desmanicomializar a sus enfermos para
ayudarlos a encontrar nuevamente el sentido de vivir en sociedad.

Pensamos pues para el abordaje en salud mental en modelos abiertos a lo


heterogéneo y cambiante, en libertad, no en el encierro. - ¿Cómo y cuando se comenzó a
implementar la figura de AT?

- Cómo ocurre con los orígenes en general, es muy riesgoso atarse a una
mirada monofocal y estática de los comienzos. Más aún, insistir en hacerle un ADN para
fijar la paternidad del tema, no parece ser una idea interesante. Como decía recién,
pertenecer a la prehistoria ágrafa del acompañamiento es un problema justamente porque
las experiencias eran clínicas, y hasta podría decirse épicas, y el intercambio entre
distintos polos de pertenencia era aun informal. Lo que no cabe duda es que el
surgimiento de este nuevo rol, como decíamos en los comienzos, está asociado a la
insuficiencia de enfoques convencionales. A los límites que nos impone la clínica,
necesitada de ampliar las herramientas terapéuticas para hacerle frente al dolor psíquico
extremo. Con pudor y con orgullo seguimos recordando, anécdotas de los comienzos,
propias de tanteos de la inexperiencia, como correr por la calle a un paciente adolescente,
alto y ágil fugado del hospital de Día mientras llegaba el acompañante de reemplazo. Yo
corría a pie y Jorge, el AT que venía a reemplazarme en su Fiat 600. Cuando
encontramos finalmente al paciente, algunas cuadras más adelante cometimos el error de
subirnos al Fitito los tres con la pretenciosa ilusión de que el paciente pudiera reflexionar
sobre su acting out… Eran los tempranos setentas, los pacientes jóvenes adictos eran
fácilmente identificables, con aspecto hippie y lugares de reunión muy puntuales y
acotados como la Galería del Este o el BaroBar. De manera que en aquel escenario inicial
los amigos calificados fuimos comenzando a incluirnos como jóvenes estudiantes, con
vocación asistencial, creatividad y convicción de que el trabajo en equipo podría hacer de
este recurso un aporte terapéutico. Había que inventarlo todo. Padecimos durante
décadas del desconcierto de los legos, de la resistencia de los psiquiatras a aceptar los
déficits y cuestionamientos al poder médico vertical y de la aprehensión de los
psicoterapeutas a incluir acompañantes cuando el estado clínico de un paciente así lo
requiere. La práctica clínica, que surgió con fuerza en el ámbito privado, tuvo una seria
dificultad de entrar en el ámbito de los Hospitales públicos durante la Dictadura militar. En
aquel entonces yo integraba el equipo de niños y adolescentes del Policlínico Avellaneda,
que dirigía Silvia Berman. Fuimos echados todos de los Servicios hospitalarios de Salud
Mental, que quedaron desmantelados y arrasados en su conjunto. Pese a eso seguimos
trabajando en grupos, reflexionando sobre la función de acompañar, viviendo momentos
de riesgo mientras acompañábamos a nuestros pacientes en la vía pública, pero
seguimos adelante. Recién con la vuelta de la democracia, en 1983, tuvimos la posibilidad
de reaparecer con mayor fuerza y congregarnos nuevamente. Allí ocurrió un hecho
curioso, que recién ahora lo ligo a la salida de aquello que Santiago Kovadloff llamó
“Cultura de Catacumbas”. En noviembre de 1983, atravesadas por el compromiso
creciente con el acompañamiento terapéutico, organizamos y presidimos con Eduardo
Kalina y Silvia Resnizky el “Primer Encuentro Argentino sobre Acompañamiento
Terapéutico en Psiquiatría” donde 170 participantes debatieron con los pioneros que
alojaron y habilitaron el ejercicio del acompañamiento. Allí Lía Ricon, Ricardo Grimson,
Javier Chimera, Jorge García Badaracco, Octavio Fernandez Moujan, Santiago Korin,
Oscar Olego, Juan Yaría, se manifestaron en relación a lo nuestro. Curiosamente este
primer hito, quedó sepultado o salteado de los relatos que historizan el itinerario de esta
profesión. Dos años más tarde, en ocasión del Segundo Encuentro Argentino de
Acompañamiento publicamos aquel primer libro dedicado al acompañamiento, en Editorial
Trieb. Durante años padecimos y nos afligimos con Silvia Resnizky por esta omisión a la
que sentíamos injusta. Hoy la leemos de otra manera, la pensamos inscripta en los
laberintos propios del trabajo de construcción y deconstrucción que ha vivido el
crecimiento de esta joven profesión que con vigor y consistencia se ha arraigado al campo
asistencial en Salud Mental.

- Durante los primeros días de noviembre se realizó en Buenos Aires el VI


Congreso Internacional de Acompañamiento Terapéutico, ¿Cuáles son los cambios más
notorios que podría destacar entre aquel “Primer Encuentro Argentino sobre
Acompañamiento Terapéutico en Psiquiatría” de 1983 y este nuevo Congreso?

- A la prehistoria le sucedió una etapa de conceptualización y de allí en más


se hizo necesaria la filiación y la pertenencia institucional. La creación de AATRA
(Asociación de Acompañantes Terapéuticos de la República Argentina) dio un marco de
institucionalización al conjunto de acompañantes que ya trabajaban y a tantos otros en
proceso de formación. Los cambios más notables se produjeron -además de la creación
de nuevas tecnicaturas- en la legalización de la profesión y en la arborescencia que tiene
en sus campos de aplicación. En el libro El acompañamiento terapéutico como Dispositivo,
escrito en coautoría con Silvia Resnizky, incluimos nuevas propuestas de intervención del
AT, como el acompañamiento familiar situacional, abordaje del vínculo parento-filial,
apuntalamiento de familias judicializadas, la clínica de las adicciones y desórdenes
alimentarios, atención de pacientes con lenguaje de señas y otros. Así como en los
comienzos enfatizamos el rol del AT y su eficacia clínica hoy pensamos al
acompañamiento en términos de Dispositivo. El término “dispositivo”, tomado del
pensamiento de Michell Foucault, parece referir al entramado de una serie de prácticas y
de mecanismos con el objetivo de hacer frente a una urgencia y de conseguir un efecto.
De este concepto, nos interesó rescatar tres aspectos consustanciales con esta profesión:
la naturaleza estratégica del dispositivo, su heterogeneidad y su funcionamiento en red. El
concepto de dispositivo ha permitido redimensionar el acompañamiento en tanto hoy es
mucho más que una herramienta terapéutica. Se trata de un proyecto de
conceptualización que, apoyado en las categorías fundamentales del psicoanálisis, ha ido
conquistando nuevos territorios y campos de aplicación. Se trata también de un
posicionamiento ético frente a la enfermedad y su implementación se teje con enunciados,
discursos e instituciones que la regulan. En el último Congreso fue muy interesante
escuchar experiencias asistenciales con pacientes terminales, con familias disfuncionales,
con niños discapacitados, con juzgados y tan fructíferas aplicaciones impresionaban por la
capacidad transformadora del Dispositivo de Acompañamiento. La energía, creatividad y
pasión con la que los Ats invisten el ejercicio de esta profesión la ha vigorizado y
dignificado especialmente.

- En Territorios del Acompañamiento Terapéutico, junto a Silvia Resnizky


plantea la necesidad de una formación universitaria que posibilite una “habilitación que
legitime”. También insistirá en la necesidad de institucionalizar la profesión. ¿Qué
escenarios la han llevado a formular este planteo?

- Efectivamente, dedicamos ya cuatro décadas a conceptualizar el perfil del


AT y el crecimiento que ha tenido se debió en gran medida al compromiso de formar a los
acompañantes, entrenándolos con la consistencia que este dispositivo requiere para su
ejercicio. Aquellos cursos breves, grupos de supervisión, talleres que durante años
constituyeron polos de capacitación, fueron ─felizmente─, cediendo lugar a cátedras en la
universidad y proyectos de carrera universitaria y tecnicaturas. En el año 2001 la provincia
de San Juan puso en marcha la tecnicatura en Acompañamiento, y luego Esquel, San
Luis, Santa Fe, ahora Córdoba, y espero no olvidarme ninguna... La creación de AATRA,
─asociación de acompañantes terapéuticos de la República Argentina─, fue clave en el
proceso de institucionalización. Allí trabajaron intensamente colegas jóvenes con mucho
compromiso y dedicación. Federico Manson, Gabriel Pulice, Gustavo Rossi, Pablo
Dragotto y Laura Frank entre otros, dieron un empuje enorme a la jerarquización del
ejercicio de esta profesión. Sancionaron además un código de ética e incluyeron
explícitamente en algunas leyes provinciales de Salud Mental al AT. La expansión del AT
en sus diversas aplicaciones y la calidad de la formación universitaria están íntimamente
relacionadas. Sin título no hay habilitación que acredite al AT, y sin acreditación no hay ley
que proteja el ejercicio del acompañamiento terapéutico. Así como luchamos contra la
marginación del paciente, debemos insistir en dar a la profesión la carta de ciudadanía
que se merece. Siempre subrayo la necesidad de ir en esa dirección, porque cuando la
ley se instaura y se cumple, protege.

- ¿Cuáles serían los pilares fundamentales a tener en cuenta en la formación


académica de Acompañantes Terapéuticos?

- Para pensar pilares vayamos primero al fundamento. El acompañamiento


es un dispositivo que sólo es concebible en el seno de un equipo interdisciplinario. Su
labor es, desde nuestra perspectiva, siempre con otros, con quienes comparte una
estrategia de abordaje. Su función es asistencial y terapéutica. Aun cuando los
profesionales con los que comparte la tarea no sean colegas del campo de la Salud
Mental, me refiero a docentes, jueces, psicopedagogos, su inserción es dentro de un
equipo. La idea de que puede concebirse como una profesión independiente me resulta
impensable. Podría compararlo al quehacer de un anestesista en un equipo quirúrgico.
Nadie duda de la función relevante del anestesista a la hora de una operación, pero nadie
duda tampoco que sin un equipo alrededor su herramienta pierde sentido. Así planteado,
la formación académica del AT requiere de varios ejes que la sustenten. Aspectos teóricos,
técnicos y clínicos vertebran los proyectos de capacitación. Hoy la duración y variedad de
propuestas es aún demasiado heterodoxa. Pero vamos en una dirección de aunar para
evitar tal disparidad en las propuestas. Los Congresos, donde se reúnen colegas de
distintas latitudes para intercambiar y plantear estados actuales del acompañamiento,
permiten y ayudan a consolidar e integrar propuestas que coherenticen la formación. Las
pasantías donde los acompañantes van entrenándose, constituyen un eje fundamental
para su capacitación. Las supervisiones tanto individuales como grupales van ayudando
sin duda a afinar el instrumento. Con respecto al análisis personal del AT hay variedad de
criterios. Por mi parte creo que esta profesión requiere que quienes la ejerzan se analicen,
por su resguardo y el de sus pacientes. El nivel de exposición a la intensidad del
padecimiento de quienes piden nuestra asistencia es alto, y no tenemos delantales de
plomo que nos protejan de la toxicidad emocional que la tarea conlleva.

- En Acompañantes terapéuticos. Actualización teórico-clínica, ubica la


situación de los AT como el efecto de “una resistencia a abordar como responsabilidad
social el malestar del paciente enfermo” ¿Considera que esta resistencia es particular del
Acompañante Terapéutico o se da en todos los ámbitos de la Salud Mental?

- El campo de la Salud Mental en general ha padecido de una resistencia


generalizada y un descuido crónico, que aún hoy seguimos intentando revertir. Ubicamos
la génesis del AT en el contexto de una corriente psiquiátrica dinámica innovadora que
construyó alternativas para el abordaje de situaciones que exceden los encuadres
tradicionales. El acompañamiento se propone como un dispositivo construido a medida,
entramado a partir de una red vincular. La complejidad de las patologías del desamparo la
hicieron imprescindible. Pero resulta paradojal que el AT se ofrece como una presencia -la
de un semejante-, en una cultura que se empeña en demostrar que la realidad tiene
respuestas y soluciones en un “chip” prescindiendo de un otro, es decir, en estado de
retracción. En estos tiempos, de tanto aislamiento, el hacer con otros, cerca de otros,
imprime al esfuerzo una diferencia cualitativa. Del mismo modo en que buscamos
combatir la marginalidad del paciente, quisiéramos insistir en la necesidad de dar empuje
a vínculos terapéuticos más ligados a la paridad, fraternos, más horizontales, como los
que se entablan con el AT. Creemos que el intercambio en horizontalidad produce modos
de subjetivación suplementarios indispensables para la mejoría de los pacientes. Lo
fraterno también crea su legalidad y entonces, del descentramiento del clásico poder
médico vertical, fuimos virando hacia la coexistencia de legalidades simultáneas que
enriquecen las estrategias clínicas. La ley también liga, agrupa, refiere a instituciones
gremiales y comunitarias que operarían como marco de pertenencia y participación de los
AT.

- ¿Cuáles son los obstáculos más frecuentes e importantes con los que se
encuentra quien va a ocupar ese lugar?

- Pese a haber conquistado un reconocimiento creciente, el dispositivo de


acompañamiento continúa batallando en distintos frentes que le hacen obstáculo. El
primero de los escollos es que no fuimos educados para trabajar en equipos. En un
enfoque interdisciplinario se busca articular lo diverso con lo propio. Allí conviven
profesionales que necesitan interactuar y dialogar para evitar interferencias que
perjudiquen al paciente. No olvidemos que trabajar en el terreno de las psicosis, la clínica
de las impulsiones, las depresiones, la discapacidad, nos compromete a coincidir en una
estrategia conjunta. No siempre los profesionales están disponibles para sostener esta
dinámica de equipo. Otro obstáculo son las resistencias familiares, que creen poder incidir
en la frecuencia, duración y condiciones del acompañamiento. En esos casos es
fundamental precisarles que se trata de una indicación terapéutica y que como tal sigue el
encuadre que determina el equipo tratante. La falta de reuniones, de intercambio de
informes actualizados y de lineamientos que operen como referentes que orienten al AT,
empobrece también la fecundidad de su labor. Por eso es que tanto insistimos en la
insuficiencia de enfoques fragmentarios que distorsionan el sentido del acompañamiento.
- En algunos casos el lugar del A.T. genera una fuerte transferencia, ¿esto podría sugerir
resistencias al trabajo analítico?, ¿de qué manera abordarlo?

- Las transferencias múltiples que se entrecruzan en dispositivos clínicos


conjuntos es uno de los fenómenos más interesantes para investigar. En principio la
diversidad de texturas transferenciales da cuenta de diferentes corrientes de la vida
psíquica del paciente. La construcción, el despliegue y la disolución del vínculo
transferencial operan con diferencias sustanciales en cada vínculo. En los abordajes
múltiples hay un descentramiento de la transferencia que en algunos casos se expresa en
forma disociada, o en otros se desglosa, diversificándose con variaciones sutiles entre los
distintos profesionales que asisten a un mismo paciente. En general con los AT se gestan
modalidades transferenciales fusionales o persecutorias. Así como en el espacio analítico
suelen reeditarse los vínculos parento-filiales, en la interacción con los AT se escenifican
predominantemente lazos fraternales. Hablamos de fraternización de la escucha para
aludir justamente a esta proximidad que se produce en el vínculo con los Ats. La pérdida
total de distancia en la transferencia no solamente tiene connotación resistencial, sino que
debe además ser cuidadosamente supervisada para no caer en contra actuaciones por
parte del AT. En una oportunidad propuse a colegas de Córdoba la creación de espacios
de debate entre ATs que llamé “mates clínicos”. Allí, en grupo, la idea era pensar en
conjunto, en un colectivo fraterno, las dificultades contratransferenciales que plantea la
clínica

- En ocasiones, el A.T. pasa a ser el “fusible” ante las dificultades del


tratamiento, ¿Cuál debería ser en estos casos el lugar del equipo multidisciplinario?
- En algún tiempo hablamos del AT como de un soldado de la primera línea
de fuego, en otro momento encontramos útil la representación de un fusible. Lo cierto es
que el grado de exposición y projimidad del Vínculo AT-paciente requiere del equipo una
actitud de cuidado a sus integrantes. Evitar excesos en la cantidad de horas de
acompañamiento, mantener contacto continuo con los ATs, tener informes actualizados,
escucharlos en sus preocupaciones, es responsabilidad de la coordinación del equipo
multidisciplinario

- Uno de sus planteos señala las dificultades que muchas veces se


presentan en el cierre del acompañamiento, ¿Cuáles son las dificultades más frecuentes y
en qué aspectos hay que seguir trabajando para revertir esta situación?

- Los procesos de acompañamiento se interrumpen con frecuencia sin


posibilidad de hacer un tramo de cierre y sin despedida. Sin saber cómo ni por qué
repentinamente te quedaste sin paciente. Cuando los desenlaces son prematuros e
imprevistos es importante que entre los colegas procuren tramitar la finalización. Muchas
veces escribir un relato clínico da oportunidad al AT de darle un destino sublimatorio al
recorrido inconcluso con su paciente. Más allá de la interferencia puntual de cada
situación clínica, la revisión autocrítica para entender qué pasó con ese dispositivo es
indispensable.

- Ésta es una práctica que surgió en el ámbito privado, ¿avizora a mediano


plazo políticas en salud que puedan incluir a los acompañantes terapéuticos?

- En los últimos años el acompañamiento terapéutico ha conquistado un


lugar más protagónico en las instituciones públicas. Hospitales psiquiátricos y hospitales
generales con servicios de Psicopatología, centros de salud, hospitales de día, cuentan
con equipos de acompañantes en su estructura asistencial. Vamos en pos de implementar
políticas sanitarias que contemplen la atención integral de la salud (mental en este caso)
en sus distintas fases: prevención, recuperación y rehabilitación. Las instituciones públicas
tienen que velar por el cuidado y resguardo de sus miembros, y a la vez ser garantes del
derecho a la protección de la salud de la población, como componente esencial del
desarrollo social, así como cuidar las condiciones de trabajo de sus profesionales. Es esa
nuestra meta y vamos en esa dirección.

-En nombre de elSigma le agradezco su participación en este espacio a través de


recuerdos, anécdotas y referencias teórico-clínicas, que nos han permitido realizar un
recorrido reflexivo desde los orígenes del Acompañamiento Terapéutico en Argentina
hasta el presente.
Susana Kuras de Mauer es Licenciada en Psicología (UBA). Miembro titular en
función didáctica de la Asociación Psicoanalítica Internacional y de la Asociación
Psicoanalítica de Buenos Aires (APdeBA) y docente de su Instituto de Formación.
Especialista en niñez y adolescencia. International Psychoanalytical Association. Profesora
adjunta de la Maestría de Pareja y Familia del IUSAM en las materias: Vínculo parento-filial I
y II. Autora de los siguientes libros: Acompañantes Terapéuticos y pacientes psicóticos, en
coautoría con S. Resnizky, 1985, Editorial Trieb; Acompanhantes Terapéuticos e pacientes
psicóticos – Manual introdutorio a uma estratégia clínica, en coautoría con S. Resnizky, 1987,
Brasil. Editorial Papirus; Psicoanalistas, un autorretrato imposible, en coautoría con S.
Moscona y S. Resnizky, 2002, Lugar Editorial; Acompañantes Terapéuticos actualización
teórico-clínica, 2003, Editorial Letra Viva. (español y portugués); Territorios del
Acompañamiento Terapéutico, en coautoría con S. Resnizky, 2005, Ed. Letra Viva. (español y
portugues); Desvelos de padres e hijos, en coautoría con Noemí May. Editorial Emecé.
Buenos Aires 2008; El acompañamiento terapeutico

Del «Mito de Origen», a la situación actual del Acompañamiento Terapéutico


en Latinoamérica.

Texto publicado originalmente en Pulice, G.; Fundamentos clínicos del


Acompañamiento Terapéutico, Buenos Aires, Letra Viva, 2011.

Capítulo 1.

Desde su surgimiento en Argentina, en una fecha indeterminada que podríamos


situar entre finales de los años 60´ y principios de los 70´ del pasado siglo XX, el
Acompañamiento Terapéutico nace como una herramienta clínica que se inscribe en una
búsqueda —compartida por una buena parte de los profesionales del campo de la Salud
Mental1 — cuyo propósito no era otro que intentar subvertir los lineamientos por entonces
imperantes, aún fuertemente arraigados, del modelo manicomial. Momentos de intensa
convulsión política y social tanto en Argentina como en distintos países del mundo
occidental, fueron el terreno propicio para la puesta en marcha de toda una serie de
experiencias que, a partir del fuerte impulso de la Psiquiatría Dinámica, la Antipsiquiatría y,
fundamentalmente, el Psicoanálisis, comenzaron a dar consistencia a la idea de que era
posible avanzar en el tratamiento de aquellos pacientes afectados de diversos modos por
padecimientos psíquicos severos, más allá del mero control social en que derivaron,
indeseadamente, los objetivos terapéuticos de la internación hospitalaria. Este movimiento
de apertura y transformación, que comenzara a madurar desde el inicio del siglo pasado
—y que se acentúa desde su segunda mitad, cuando se suma el importante desarrollo
que comenzó a tener la Psicofarmacología— fue generando las condiciones para la
implementación de novedosos dispositivos de atención ambulatorios, los cuales a su vez
propiciaron el desarrollo de nuevas y diversas disciplinas, como respuesta a las
renovadas necesidades clínicas que, a partir de ello, comenzaron a tener lugar. Entre
esos dispositivos, no podemos dejar de mencionar la creación del Hospital de Día, que
pasa a tener un lugar cada vez más importante al término de la 2ª Guerra Mundial, y que
es correlativo de una nueva significación de la locura y de las revigorizadas expectativas
sobre su tratamiento 2 . En nuestro país, la creación por parte de Mauricio Goldenberg, en
1956, del primer Servicio de Salud Mental con Sala de Internación para pacientes de
Psiquiatría que tuviera lugar en el marco de un Hospital General —experiencia que hay
que señalar, por otra parte, como inédita hasta ese momento en el mundo occidental—,
constituye una guía referencial indispensable en esa búsqueda de recursos, de
herramientas, de dispositivos más eficaces para el tratamiento de la locura. Vale la pena
detenernos por unos instantes en la evocación de esa experiencia, a todas luces
paradigmática e ilustrativa de ese momento histórico. Nos remitiremos para ello al Dossier
«Instituciones e 1 Según señalan Enrique Carpintero y Alejandro Vainer esta expresión,
«campo de la Salud Mental», surge justamente en esa época, como un término
aglutinador de esta nueva corriente —integrada indistintamente por psiquiatras,
psicólogos, psicoanalistas y demás profesionales afectados al trabajo clínico con
pacientes psicóticos— que se proponía superar el modelo manicomial como única forma
de asistencia. Se encontrará un desarrollo más amplio del tema en Las huellas de la
memoria. Psicoanálisis y Salud Mental en la Argentina de los ’60 y ’70, Tomo I (19571969),
Buenos Aires, Editorial Topía, 2004. 2 El desarrollo de los Hospitales de Día para
enfermedades psiquiátricas, específicamente, se produce luego de la finalización de la
Segunda Guerra Mundial, cuando van a ir teniendo una progresiva divulgación y
expansión en Occidente. Rodolfo Iuorno (1983), refiere que han sido determinantes para
su creación y para la delimitación de sus particularidades lo realizado en Moscú por M. A.
Zahagarov en 1935, donde aparece su «fundamento de inicio» en el quite de camas del
Hospital Psiquiátrico, recibiendo el nombre de Hospital sin Camas. Y por otra parte, en
1947, será Even Cameron, en Canadá, quien le dará la denominación actual. Es García
Badaraco quién, en 1967, crea en el país el primer Hospital de Día, en el Hospital Borda.
En 1970, se crean el del Tobar García y el del Centro de Salud Mental Nº 1. En 1972, en
el Hospital Moyano y en el Italiano. Posteriormente, en los años 80, surgen en el Hospital
Alvear y en el Alvarez. Historia», publicado en el segundo número de la revista Diarios
Clínicos3 , el cual nos acerca el testimonio de algunos de sus más destacados
protagonistas. En el primero de esos artículos, y a modo de introducción, uno de ellos,
Dardo Tumas, rememora: «Se hace necesario volver la vista atrás para ubicar aquellos
referentes desde los cuales las prácticas en salud mental fueron un desafío transformador
y creativo, donde no sólo se marcó un hito sino que “se hizo historia” constituyendo un
modelo institucional de prácticas en salud mental: el servicio de Psicopatología del
Hospital Lanús...». El 1 de octubre de 1956 el Dr. Goldemberg se hace cargo por
concurso de la jefatura de ese servicio para organizar su estructura y funcionamiento,
contando en el inicio con tres psiquiatras, un neurólogo, un electro-encefalografista y un
consultor externo... Pronto llegaría a tener, según relata su fundador, «...veinte
consultorios externos, sala de internación para treinta y dos pacientes, un hospital de día,
dos cámaras Gesell y aulas para docencia, en las que atendíamos e impartíamos
docencia un gran número de profesionales de distintas disciplinas distribuidos en doce
departamentos: internación, consultorio externo, hospital de día, niños, adolescentes,
gerontopsiquiatría, alcoholismo, grupos, neurología y docencia e investigación...». Resulta
asimismo interesante cómo él mismo describe cuáles eran los ideales en juego en el inicio
de esa experiencia: «Nuestro proyecto, cuando comenzamos, era ver si podíamos hacer
otra psiquiatría y, más aún, ampliar el campo para trabajar en “salud mental”. Para
realizarlo, teníamos que integrar a trabajadores de otras áreas vinculadas a la psiquiatría,
formar equipos interdisciplinarios y prestar una asistencia comunitaria —prevención
primaria, secundaria y terciaria— a partir de un servicio —abierto— de psiquiatría en un
hospital general, en el que se asistiera al amplio espectro de la psicopatología, con todos
los recursos terapéuticos disponibles (...) Lo característico de nuestra actitud era el intento
de superar las limitaciones de un mero ejercicio técnico, en un esfuerzo permanente por
comprender y comprometerse con la totalidad de la condición humana». En apoyo de este
relato, señala Valentín Baremblit en otro de los artículos del mismo Dossier: «...el punto
de partida para desarrollar proyectos que tuvieran una concepción distinta de lo que fue
siempre la psiquiatría oficial se asentó como marco teórico en el psicoanálisis (...) y como
marco ideológico filosófico en una serie de propuestas que pasaban, por ejemplo, por
poner en cuestión la posición hospitalocéntrica del hospital psiquiátrico con sus
modalidades represivas, custodiales, sin o con muy poca capacidad de recuperación en
salud (...) Goldenberg —continúa Baremblit— diseña una propuesta en la que convoca a
jóvenes profesionales y encuentra en el Hospital General el espacio social para
desarrollarla». Es decir, su propuesta está fuertemente vinculada a una posición
ideológica que se pronuncia sin ambigüedades en apoyo de la asistencia pública, en la
convicción de que «...una buena práctica en asistencia psicológica y psiquiátrica era
factible dentro de las instituciones de la administración pública». Ese correlato
ideológicofilosófico que marcó fuertemente a las generaciones que pasaron por el Lanús,
incluía además un descentramiento del poder del psiquiatra como eje básico y excluyente,
poniendo en evidencia la necesidad de configurar un equipo interdisciplinario: «Hecho que
hoy en día está bastante difundido pero que por entonces, cuando la experiencia del
Lanús comenzó, era realmente una propuesta de avanzada. Así es que en Lanús, tanto
médicos psiquiatras, psicoterapeutas, psicoanalistas, psicólogos, psicopedagogos,
asistentes sociales, enfermeras, educadores sanitarios —incluso antropólogos y
sociólogos— se unieron en una propuesta que intentaba diseñar un nuevo campo que
pasara de la concepción de la asistencia psiquiátrica a una concepción de la atención en
salud mental». Más allá de las vicisitudes políticas y sociales que atravesaron a nuestro
país por esos tiempos —marcados por la proscripción de Perón y la inestable alternancia
de frágiles gobiernos democráticos y cruentas dictaduras—, es de destacar que la solidez
y consistencia de ese proyecto permitieron su afianzamiento al punto de convertirse en
una referencia paradigmática a nivel mundial. 3 AAVV; Revista Diarios clínicos, n° 2,
Ediciones Diarios Clínicos, Buenos Aires, 1990. Cabe destacar, asimismo, que el cambio
de paradigma que vemos operar allí no se limita solamente al campo de las psicosis, sino
que se hace extensivo al abordaje de otros pacientes que pasaron a poblar ciertas áreas
clínicas que paulatinamente se fueron delimitando en su especificidad, las cuales,
asimismo, presentaban con frecuencia sus propios desafíos, urgencias, y complicaciones
en su abordaje. Podemos mencionar, entre ellas, el trabajo con niños y adolescentes con
trastornos severos como el autismo, el retraso mental y la psicosis infantil; los trastornos
de la alimentación, las adicciones, el alcoholismo y otras patologías de consumo; el
tratamiento de pacientes oncológicos, terminales, de la tercera edad, y con trastornos
neurológicos graves como epilepsias, demencias, Alzheimer; a las que podríamos agregar
unas cuantas afecciones más. El Saber de la Psiquiatría deja de ser entonces la
herramienta exclusiva para el tratamiento de las enfermedades mentales, pasando a
compartir ese terreno con aquellos Otros Saberes que empezaban a dar muestras de
ofrecer aportes importantes —a veces decisivos— en el desarrollo de las nuevas
estrategias clínicas que esa misma búsqueda llevaba a implementar. La aparición en
escena del Acompañamiento Terapéutico está fuertemente atravesada por ese contexto:
ligada a una praxis que se ubica más como una investigación que como una ciencia
establecida —habida cuenta de que el destronado «Paradigma Pineliano» no halló sin
embargo un pronto y claro sucesor—, sería necesario un prolongado período de
maduración para que, más allá del multiatravesamiento de saberes que le da origen,
pudieran comenzar a delimitarse con alguna precisión los contornos de su figura. Esto
permite entender la diversidad de versiones que pueden escucharse sobre su creación y
surgimiento, así como la dificultad con que nos encontramos en el inicio de nuestra
experiencia para establecer un marco conceptual propio y distintivo. Durante décadas, de
hecho, el único material bibliográfico específico sobre el tema estuvo constituido por
apenas un puñado de artículos publicados en diversos medios porteños del ámbito Psi, en
los que el denominador común era poner de relieve los obstáculos que se planteaban
para los acompañantes en su tarea debido, entre otras cosas, a la falta de un claro
lineamiento teórico, y de algún marco regulatorio de la actividad. Como testimonio de ello
podemos citar un artículo de Alicia Donghi — la primer publicación que hemos hallado
sobre el tema4 — en cuyo comienzo, y luego de formular una serie de interrogantes sobre
los fundamentos y la especificidad de esta práctica, hace referencia al estado de cosas en
esos momentos aún fundacionales: «Es tarea ardua sistematizar la función del
acompañante por varios motivos: primero, porque es un recurso terapéutico recién
descubierto en el horizonte del tratamiento comunitario de la psicosis. No hay aportes
teóricos que fundamenten y avalen su nacimiento, éste surgió desde la empiria» (Donghi,
1979). Recién seis años después, en 1985 se publicaría el primer libro dedicado
íntegramente al tema —cuyos lineamientos se debatían entre la Psiquiatría Dinámica y el
Psicoanálisis—, con una perspectiva sin embargo muy restringida acerca del campo de
acción y la potencialidad de este recurso5 . A modo de ilustración de esas primeras
experiencias que desembocan en la creación de la figura del acompañante terapéutico,
resulta de gran interés el relato de Juan Carlos Stagnaro sobre las condiciones en que se
presentaban por entonces las cosas para quienes se hallaban comprometidos en ese
desafío: «Recordemos que a fines de los años '60, y comienzos de los '70, en la Argentina
tuvo mucha importancia la influencia de la antipsiquiatría inglesa y de los textos de
Basaglia relatando su experiencia en Italia. Había en los psiquiatras jóvenes una
inclinación muy fuerte hacia el psicoanálisis y una hostilidad muy grande hacia el
manicomio, hacia las internaciones permanentes, hacia el encierro de los locos. Desde
posiciones menos revolucionarias, como el modelo de Comunidad Terapéutica de
Maxwell Jones, venía una ola de pensamiento similar. Era la época del «Lanús» de
Goldemberg y de los Centros de Salud Mental, etc. Y también fue la época de mayor
difusión de la psicofarmacología, que algunos calificaban con la famosa metáfora del
«chaleco químico» como continuando al electroshock, pero que en realidad permitió,
cuando fue 4 Donghi, A.; «El acompañamiento terapéutico: una aproximación teórica»,
publicado en la revista Actualidad Psicológica Nº 49, Buenos Aires, septiembre de 1979. 5
Kuras de Mauer, S., y Resnizky, S., Acompañantes terapéuticos y pacientes psicóticos. Bs.
As., Ed. Trieb, 1985. bien usada, la existencia de los servicios abiertos, la deambulación
de los psicóticos en la ciudad, la reinserción social, etc. No estaba enterado de que en
aquellos años se practicaran internaciones domiciliarias en forma regular. Yo hice algunas,
pero no recurría para ello a la participación de lo que hoy llamamos acompañante
terapéutico, más bien trataba de implementar los recursos de la familia o de la realidad
social inmediata. Recuerdo una chica boliviana a quien traté, por pedido de unos amigos
ocasionales que ella había hecho, en una pensión que quedaba cerca de la Facultad de
Medicina. No tenía otro recurso y pedí el apoyo de una compañera de pieza y de la
encargada que se ocuparon muy bien de ella. La acompañaron, le daban la medicación,
las comidas, etc. Una vez que remitió el período agudo del episodio psicótico la paciente
pudo volver a su casa en Bolivia. Había venido buscando trabajo. Tuve otras
intervenciones así, pero medio a los ponchazos, con mucho voluntarismo y poca
conceptualización de lo que hacía. Por el contrario, a principios de los '70, entre el '71 y el
'76, en el Hospital de Día del Hospital Infanto-Juvenil Carolina Tobar García que llegué a
dirigir, se desarrolló una técnica que se aproximaba al acompañamiento terapéutico actual.
Allí trabajaban estudiantes, luego licenciados en Psicología, que iniciaron una actividad
con el nombre de líderes de grupo. Estos profesionales pasaban gran parte del tiempo de
sus actividades con los chicos y también salían a realizar paseos y visitas domiciliarias
con el grupo de pacientes a la casa de alguno de ellos rotativamente. Viajaban en la
ciudad enseñándoles a orientarse, comprar su boleto de colectivo, cuidarse en el viaje,
bajar en el barrio correspondiente, ambientarse en él, y luego trabajaban con la familia y
los vecinos. Era una actividad de convivencia y socialización con niños y adolescentes
psicóticos o con neurosis graves. No se privilegiaba la interpretación de conductas, sino
que se trabajaban más las actitudes y contraactitudes, etc. Susana Levato, Norberto
Calarame, Rubén Di Marco y otros participaban de esa tarea complementaria del Hospital
de Día. Y Ángela Mauvecin, que también trabajaba en esos grupos, filmó esas actividades
con las que luego se ha confeccionado un cortometraje de investigación. Luego estuve
ausente del país, trabajando en Francia. Cuando volví en 1984 ya se conocía
ampliamente el tema de los acompañantes terapéuticos...»6 . Conviene detenernos aquí
para situar un infortunado hecho histórico que ha tenido una incidencia muy importante
respecto del desarrollo del Acompañamiento Terapéutico y su difusión a otros países de
nuestro continente. Nos referimos al golpe militar ocurrido en Argentina a comienzos de
1976, el tristemente célebre «Proceso de Reorganización Nacional», cuyos efectos en el
campo de la Salud Mental bien podrían calificarse como catastróficos: se produce en ese
momento el liso y llano desmantelamiento de todas esas experiencias que veníamos
describiendo, por calificárselas de «subversivas», obligando por otra parte a los
profesionales que las sostenían a un largo y penoso destierro a países como España,
Brasil, Perú, Venezuela y México, entre otros. El Acompañamiento Terapéutico, sin
embargo, encontró su lugar de supervivencia en el ámbito de las clínicas e instituciones
psiquiátricas privadas, entrando de ese modo en una suerte de período de hibernación.
Por otra parte, aquellos colegas que por entonces debieron exiliarse, oficiaron al mismo
tiempo de agentes de difusión de esta especialidad tanto como de aquellas experiencias
que dieron marco a su surgimiento, esparciéndola hacia aquellos países a los que
emigraron. Pasados siete años, una vez caída la dictadura militar, el campo de la Salud
Mental, al igual que cada elemento del tejido social en nuestro país, había sido devastado,
y esas experiencias parecían haber ido a parar a la sombra del olvido. Sabemos que
luego de un incendio forestal la vegetación no vuelve a crecer inmediatamente, debe
pasar algún tiempo hasta que el terreno vuelva a mostrarse fecundo. De la misma manera,
el resurgimiento de aquellas ideas y proyectos que tan brutalmente habían sido
desterradas no se produjo sino a partir de un complejo proceso de maduración, aún hoy
en ciernes. Ese es el escenario en el que iniciamos nuestra propia labor clínica,
momentos en que las dificultades para el ejercicio de esta especialidad estaban a la orden
del día: carentes de espacio 6 Pulice, G. y otros; Acompañamiento Terapéutico, Buenos
Aires, Polemos, 1997. Módulo III, «Entrevistas». alguno de capacitación académica, sin
una bibliografía adecuada, y privados de todo reconocimiento formal o legal... Surgió así
para nosotros —incluyo aquí a Federico Manson, y otros colegas con quienes
compartíamos por entonces tales atolladeros— la convicción de que, si deseábamos
modificar esa situación, era necesario avanzar, en primer lugar, en la producción de
aquella articulación teóricoclínica que hiciera posible establecer de algún modo las
coordenadas de esa labor de los acompañantes terapéuticos que, a pesar de todo,
demostraba tener una potencialidad y una eficacia muy fuerte en el tratamiento de una
gran cantidad de pacientes, incluidos aquellos que arrastraban por años el calificativo de
«inabordables» o «irrecuperables». En esa dirección, consideramos que el primer paso
debía ser el de propiciar el encuentro entre quienes se hallaban por entonces lidiando —
muchas veces en forma solitaria— con todas esas dificultades recién mencionadas, por lo
que nos decidimos a impulsar la organización del Primer Congreso Nacional de
Acompañamiento Terapéutico, que tuvo finalmente lugar en nuestra ciudad, en el mes de
noviembre de 1994. Se logró reunir en ese momento a una buena parte de los equipos e
instituciones que estaban abocando sus esfuerzos al desarrollo de esta especialidad —la
gran mayoría residentes en Buenos Aires—, imponiéndose como lema del evento: «Hacia
una articulación de la clínica y la teoría». Era necesario avanzar, y todo lo producido allí
resultó ser un excelente punto de partida, dándose inicio a un creciente intercambio con
un importante número de colegas que desde hacía varios años estaban empeñados en
esa misma tarea a través del ejercicio de la docencia, la supervisión, la coordinación de
equipos privados y la implementación de pasantías en hospitales públicos. Quedó
entonces como un legado — para quienes lo quisieran asumir— el desarrollo y la
realización de esa propuesta, la de avanzar en una articulación entre la clínica y la teoría
del Acompañamiento Terapéutico. Quedó también, como testimonio de ese esfuerzo
colectivo, la publicación de un texto — cuya primera edición se ha agotado hace ya
muchos años— que pasó a ser por entonces una nueva referencia bibliográfica para la
formación de los acompañantes terapéuticos7 . Ciertamente distinto fue el panorama que
pudimos captar algunos años después, en ocasión del Segundo Congreso Nacional,
realizado en la ciudad de Córdoba en septiembre de 2001. No sólo por la activa
participación de colegas de las más diversas regiones de nuestro país, sino también por la
sorpresiva concurrencia de participantes de otras latitudes —entre ellos, Marisa Pugès, de
Barcelona, y Kleber Duarte Barretto, de São Paulo— quienes se hallaban confrontados en
su práctica cotidiana con problemas análogos. Estaba a la vista que, a esa altura, se
imponía la necesidad de producir nuevos puntos de avance, más allá de esa formalización
conceptual que ya se había comenzado a fortalecer con la publicación del material
bibliográfico que recién mencionábamos. Ese nuevo objetivo que por entonces nos
trazamos, quedó asimismo expresado en el nuevo lema que nominó al evento: «Hacia
una inscripción institucional y académica del Acompañamiento Terapéutico». Tomamos
conocimiento por entonces de que ya estaba comenzando a tener lugar en una
Universidad del interior de nuestro país la implementación de la primera Carrera Terciaria
de especialización en esta disciplina8 . Las puertas del ámbito universitario comenzaban a
abrirse… Hecho que fue luego tomando consistencia a partir de la multiplicación de
nuevas instancias de capacitación específica con creciente reconocimiento formal,
inaugurándose en nuestra ciudad —al igual que en otras ciudades del interior de nuestro
país como Paraná (Entre Ríos), Bahía Blanca, Mar del Plata y La Plata (Buenos Aires),
Esquel (Chubut), Viedma (Río Negro); Rosario (Santa Fe), San Juan y San Luis; y de
Latinoamérica, como Porto Alegre, San Pablo y Río de Janeiro (Brasil), Lima (Perú),
Querétaro (México) y Montevideo (Uruguay), entre otras— diversas instancias de
capacitación, incluso en algunos casos de nivel 7 Pulice, G., Manson, F.; y otros.
(Compiladores), Publicación del Primer Congreso Nacional de Acompañamiento
Terapéutico, Buenos Aires, Ediciones Las Tres Lunas, 1995. Cabe destacar que, como
parte de las actividades de este evento, se presentó la primera edición de
Acompañamiento Terapéutico. Aproximaciones a su conceptualización. (Pulice, G.;
Buenos Aires, Xavier Bóveda, 1994), texto reeditado luego por Editorial Polemos, Buenos
Aires, 1997. 8 Universidad Católica de Cuyo, en su sede de la Provincia de San Juan.
terciario y universitario, para la formación profesional de Acompañantes Terapéuticos. En
Buenos Aires, este título terciario —en la modalidad de Tecnicatura— cuenta con el
reconocimiento de la Secretaría de Educación del Gobierno de la Ciudad, dictándose
actualmente en diversos establecimientos educativos. Asimismo, en la Facultad de
Psicología de la Universidad de Buenos Aires fue incorporada, desde el año 2002, la
materia Práctica Profesional y de Investigación: Fundamentos Clínicos del
Acompañamiento Terapéutico como asignatura electiva de la formación de grado de la
Carrera de Psicología, tomando posteriormente nuevo impulso el proyecto para la
creación de una Tecnicatura en esta especialidad, que toma el relevo del proyecto
presentado en 1995 —consistente en la creación de un título intermedio para los
estudiantes de la Carrera de Psicología— el cual, habiendo sido por entonces aprobado
por el Consejo Directivo de esa Facultad, fue luego «cajoneado» sin justificativos por el
Consejo Superior de la UBA, instancia que sólo debía formalizar su aprobación final para
que pudiera ponerse en marcha. Cabe consignar, asimismo, que paralelamente fueron
desarrollándose en forma articulada a estas instancias de capacitación numerosas
pasantías y prácticas profesionales en esta especialidad en diversas instituciones públicas
tanto del ámbito de Salud Mental —entre ellas en varios Servicios del Hospital
Psicoasistencial e Interdisciplinario José T. Borda, el Servicio de Hospital de Día del
Hospital T. Álvarez, el Servicio de Salud Mental del Hospital Municipal de Oncología Maria
Curie, el Hospital Infanto Juvenil C. Tobar García, entre otros—, como del ámbito Judicial
—entre ellas algunas Curadurías de Menores e Incapaces, dependientes del Poder
Judicial de la Nación— y del ámbito de la Secretaría de Promoción Social del Gobierno de
la ciudad —a través del Departamento de Chicos de la Calle—, etc. No podemos dejar de
señalar que quedaron además, como fruto de ese Segundo Congreso Nacional, la
publicación de un nuevo libro, Eficacia Clínica del Acompañamiento Terapéutico9 , y el
proyecto —puesto en marcha, como pronto veremos, un año después— de comenzar a
crear las instancias institucionales necesarias para nuclear formalmente a los
profesionales e instituciones abocados a la clínica y a la capacitación en esta disciplina.
La inauguración, a finales de 2002, de nuestro seminario Fundamentos clínicos del
acompañamiento terapéutico10, en Psicomundo —en el que contamos con varios miles
de inscriptos procedentes de unos 25 países de nuestro continente (incluyendo Canadá y
los EEUU), España y, en menor medida, de otros países de Europa— nos permitió
corroborar lo que en el congreso de Córdoba ya habíamos comenzado a percibir: la
fantástica expansión que había alcanzado esta actividad, junto con el creciente interés
que el tema generaba en profesionales de muy diverso recorrido y orientación, en general
abocados al trabajo clínico y la investigación de todo lo relativo al tratamiento de pacientes
con trastornos graves en el campo de la Salud Mental. Este nuevo escenario nos condujo
a pensar que estaban dadas las condiciones para organizar, en forma conjunta con el
Tercer Congreso Argentino, el Primer Congreso Ibero Americano de
Acompañamiento Terapéutico, el cual finalmente tuvo lugar en la Facultad de Medicina de
la Universidad de Buenos Aires a finales de noviembre de 2003, contando este nuevo
encuentro con la participación de numerosos colegas de Argentina, Brasil, Chile,
Colombia, España, México, Perú y Uruguay, reforzándose más aún la necesidad de
establecer sólidas vías de intercambio y colaboración para la realización de los objetivos
que manifiestamente teníamos en común... Cabe destacar, además, que la organización
de ese evento estuvo fuertemente ligada al nacimiento, ese mismo año, de la Asociación
de Acompañantes Terapéuticos de la República Argentina (AATRA), que por primera vez
dio a la realización de estos eventos un marco 11 institucional. 9 AAVV; Eficacia clínica
del Acompañamiento Terapéutico, Buenos Aires, Polemos, 2002. 10 Coordinado
conjuntamente con Federico Manson. 11 Entre sus miembros fundadores e integrantes de
la primera Comisión Directiva podemos mencionar, además del autor, a Karina Chayán,
Gustavo Racca, María Vargas, María Laura Frank, Pablo Dragotto, Carlos Graiño y
Verónica Fernández —entre otros—, siendo Federico Manson su Presidente hasta el
momento de su fallecimiento en noviembre de 2008. Fue en ese contexto que tomamos
conocimiento del importante trabajo de investigación teóricoclínica que, sobre este tema,
se venía desarrollando en algunos de los países mencionados: por ejemplo, en la
Universidad Autónoma de Querétaro, en donde poco tiempo después —a instancias del
Dr. Marco Antonio Macías López— tuvo lugar la creación del primer Diplomado de esta
especialidad en México, en la cual junto a Federico Manson tuvimos el gusto de colaborar.
En Lima, por su parte, Carolina Benavides y Roxana Dubreuil acababan de fundar la
Sociedad Peruana de Acompañamiento Terapéutico. En esa misma ocasión, el
reencuentro con Kleber Duarte Barretto, y la participación de una nutrida delegación de
colegas de distintas ciudades del Brasil — como Alex Sandro Tavares da Silva, Karol
Veiga Cabral, Márcio Belloc Mariath, N. Lopes Kühn, entre otros—, nos permitió confirmar
el notable desarrollo que esta especialidad había alcanzado ya en ese país desde hacía
varios años, tal como vislumbráramos en nuestro primer encuentro con Kleber, en 2001,
cuando tuvimos el grato placer de conocer su ingeniosa articulación teórico-clínica de la
función del acompañante terapéutico con las Andanzas de Don Quijote y Sancho Panza12.
De las conversaciones con Kleber, con quien por entonces habíamos tenido ocasión de
compartir ese evento desde sus mismos preparativos —además de ser uno de los
coordinadores del SubComité Brasil, fue invitado a formar parte de la Comisión
Científica— surgió entonces la idea de postular a la ciudad de São Paulo como sede del
2º Congreso Iberoamericano, acordándose su realización para septiembre del 2006. El
proyecto fue tomando consistencia, siendo nuestro 4° Congreso Argentino:
«Construyendo redes en tiempos de exclusión» —realizado nuevamente en la ciudad de
Córdoba, en noviembre de 2005—, el momento propicio para formalizar la realización de
ese nuevo evento internacional en forma conjunta con los colegas brasileños, por primera
vez fuera de las fronteras de nuestro país. Entretanto, tuvimos la grata noticia de que un
nuevo libro había sido publicado en la ciudad de Porto Alegre, siendo esa la ocasión en
que nos pusimos en contacto con su autora, hasta ese momento por nosotros
desconocida: Analice de Lima Palombini. La lectura de ese texto13 nos permitió conocer
una experiencia —cuyos inicios se remontaban al año 1996—, que estaba en plena
sintonía con nuestro modo de considerar la inserción clínica y comunitaria del
Acompañamiento Terapéutico, con el agregado de una enriquecedora conceptualización
sobre aspectos cruciales de nuestra tarea, que hasta el momento no habían sido
abordados en su debida profundidad: el escenario urbano y la temporalidad de una clínica
cuya definición no podría ser más precisa: «…en movimiento…». Descubrimos también
que parte de esa experiencia no nos era del todo desconocida, puesto que algunos de los
capítulos incluidos en ese texto habíamos tenido el gusto de escucharlos en boca de sus
propios autores, apenas un año atrás, en Buenos Aires. El encuentro de Niterói, de que
tuve el agrado de participar por invitación de Analice en enero de 2006 —y que contó con
el apoyo y representación del Ministerio de Salud y la Coordinación General de Salud
Mental de Brasil, la Universidad Federal Fluminense y la Universidad Federal de Río
Grande do Sul—, resultó ser la oportunidad más propicia para apreciar in situ, y con
mayor claridad, la magnitud del trabajo que los colegas brasileños vienen llevando
adelante, siendo uno de los temas que fue instalándose en el centro de las intervenciones
más apasionadas del evento la articulación entre la clínica, el ámbito académico y las
políticas en Salud Mental. Articulación que, sin dudas, es preciso continuar cimentando,
siendo éste quizás el más importante desafío para quienes nos hallamos comprometidos
en el desarrollo del trabajo clínico en este campo. Los encuentros, jornadas y congresos
nacionales e internacionales ya no dejaron de sucederse — Bahía Blanca (2007), Porto
Alegre (2008), San Luis (2009), Querétaro y Mar del Plata (2010), nuevamente Buenos
Aires (2011)—, y los lazos que se fueron generando en todos estos años han dado lugar a
un creciente intercambio de información y una incesante producción de bibliografía, de
experiencias, que hicieron posible que aquella herramienta clínica surgida en cierto
momento como 12 Duarte Barretto, K.; Ética e técnica no Acompañamiento Terapéutico,
Unimarco Editora, São Paulo, 1998. 13 De Lima Palombini, A.; Acompanhamento
Terapêutico na Rede Pública: a clínica em movimento, UFRGS Editora, Porto Alegre,
2004. una pura praxis, haya alcanzado ya su carta de ciudadanía como una profesión
cada vez más reconocida y jerarquizada, encontrando en la actualidad a esta actividad —
más allá de los diversos mitos acerca de su origen— muy fuertemente arraigada entre los
recursos de mayor valía surgidos en las últimas décadas en el intento de dar alguna
respuesta eficaz a las más estragosas expresiones del padecimiento psíquico.

Acompañar
El AT es un dispositivo que permite diseñar una estrategia adecuada ala
singularidad de cada paciente dependiendo de la situación que el sujeto esté
atravesando. Para ello el acompañante terapéutico (at) se insertará donde este se
encuentre compartiendo con él su mundo, su cotidianeidad. Trabaja siempre inserto en
un equipo terapéutico colaborando, siguiendo y expandiendo la estrategia del terapeuta.

Entre las múltiples funciones que puede cumplir un acompañante terapéutico, se


destacan las de contención y socialización, en tanto y en cuanto su trabajo parte de un
posicionamiento epistemológico e ideológico que entiende que las personas aquejadas de
patología mental son parte de la sociedad y su tratamiento debe realizarse, siempre que
sea posible prescindiendo del aislamiento. Contención a través de un vínculo humano que
posibilita que el sujeto no sea segregado de la trama social y relacional a la que pertenece.
Es una apuesta a la emergencia de la subjetividad a través del desarrollo de un vínculo
que contemple la alteridad. El término acompañar deriva del vocablo latino cumpanis, el
cual designaba a los compañeros que se reunían para elaborar una materia prima, el pan.
La inclusión del prefijo "a" a la palabra compañero provoca algunos cambios: introduce
una asimetría en el vínculo y marca una dirección, el acompañante es quien camina junto
a otro, es una presencia comprometida (Saurí F 1997). Esta presencia es uno de los
fundamentos del AT al decir de S. Resnisky:
El Sujeto se constituye en redes relacionales, o sea en relación con otros y
nuestra idea sobre la cual basamos la conceptualización del acompañamiento es que el
psiquismo es un psiquismo abierto que se va constituyendo, que no está constituido de
una vez y para siempre. Es cierto que los encuentros inaugurales, los primeros
encuentros y las situaciones que dieron origen al psiquismo son sumamente importantes,
pero no son la única determinación. Esta posibilidad de un psiquismo abierto es lo que le
da sentido al hecho de que otros encuentros, también pueden ser constituyentes de
subjetividad y también pueden armar marca, armar aparato (psíquico). (...) Estamos
hablando de un aparato psíquico en formación permanente,... de un sujeto que va
deviniendo con otro, con la idea de que uno no es de una manera y para siempre, sino
que va deviniendo en contacto con el otro, pensamos que cada encuentro le impone al
psiquismo un procesamiento y ofrece la posibilidad de un proceso de transformación.”
(Resnisky 2004).
Más que dar una definición de acompañamiento terapéutico nos interesa delimitar
un campo y una modalidad en un rol dentro del trabajo en equipo en salud mental. Algo
que caracteriza al at es que se ha capacitado para trabajar desde ese rol. No se trata de
un operar espontáneo y autoconvocado desde la vocación de servicio y el sentido común,
aunque estos elementos tengan su importancia en el posterior ejercicio de esta función.
Un at se entrena y se capacita como todo profesional en el campo de la salud. Esa
capacitación deberá incluir nociones acerca de la salud y la patología mental, el desarrollo
del psiquismo, psicología evolutiva, psicoterapias, el fenómeno de la transferencia y la
contratransferencia, trabajo en equipo, entre otros. Así como todo lo concerniente a la
especificidad del rol del AT, su conceptualización teórica y recursos técnicos. La
capacitación debe contemplar un elemento de entrenamiento en el ejercicio del rol de
modo tal que el futuro at pueda incorporar la singularidad de la experiencia de inserción
en un equipo terapéutico y de operar desde la lógica y la estrategia de un tratamiento en
curso.
Es decir que la inclusión de un at cobra sentido no sólo a partir de la necesidad o el
pedido que formule el paciente y/o su familia, sino fundamentalmente a partir del lugar que
le hace el terapeuta que conduce el tratamiento. La inserción del at siempre tiene un “para
que” implícito aun cuando éste no siempre pueda formularse en términos de objetivos; y
ese para que no se basa en el sentido común o en la ética del bien común sino en una
estrategia terapéutica basada en la evaluación y comprensión que el equipo terapéutico
tiene de la problemática del paciente y de sus síntomas de acuerdo con su marco teórico
de referencia. En ese sentido la implementación de acompañamientos terapéuticos se
lleva a cabo actualmente por equipos de diversas escuelas teóricas en el campo de la
salud mental. Las concepciones del ser humano, de psiquismo de la patología y de la
terapéutica serán distintas en cada caso y por ende las consignas y los objetivos
planteados para el AT No obstante, esto da cuenta de Ser una práctica marginal para ser
pensada en su especificidad para las distintas modalidades de tratamiento, problemáticas
a abordar y esquemas conceptuales referenciales operativos.
Existe un consenso acerca de que el AT nunca trabaja solo, sino que lo hace
siguiendo las consignas de un terapeuta o profesional a cargo en el marco de un equipo
interdisciplinario.
El otro elemento distintivo de esta praxis es que la misma se inserta en la vida
cotidiana del paciente interviniendo en la misma de modo tal de posibilitar cambios que
tiendan a una mejor calidad de vida, a la traslación a este ámbito de trabajo terapéutico.
Es por ello que las herramientas e intervenciones de los at no apuntan tanto a la
conflictiva intrapsíquica del paciente, la cual es competencia del psicólogo (aunque el at
pueda tener cabal comprensión de la misma tanto por su formación como por el trabajo en
equipo), sino que priorizan los aspectos relacionales y de participación en el espacio
social público.
El ejemplo dado por Altomano para diferenciar el rol del analista y del at en el
tratamiento de una persona que padece agorafobia es bien conocido: allí donde el analista
podrá indagar en las determinaciones inconcientes del síntoma, interpretando el mismo en
relación a la historia del sujeto, la conflictiva intrapsíquica, lo reprimido, etc., el at intentará
salir al espacio público con el paciente evaluando empáticamente a cada paso, si con esa
persona, en ese momento, es conveniente insistir o esperar, alentar o disuadir, darle la
mano o mantenerse a cierta distancia para que pueda trascender las limitaciones
impuestas por la enfermedad.
Así como la capacitación es fundamental para el at y lo distingue de amigos,
voluntarios y cuidadores, no menos importante es la personal y la supervisión de su
trabajo. Como psicólogos clínicos referencia al trípode de la formación clínica (estudios de
la teoría y la técnica, análisis personal y la supervisión de su trabajo) nos es tan conocida
que nos parece obvia, pero esto no se reproduce en otras profesiones.El ATa nuestro
entender se debe inscribir en esa tradición de la clínica, que a sabiendas que trabajamos
con un sujeto humano y que nosotros mismos somos nuestro instrumento de trabajo
considera indispensables la elaboración de la conflictiva personal en su propia
psicoterapia y el control de su tarea en ia supervisión periódica con un clínico de más
experiencia

Inserciones

Si bien el AT surge en el marco de los tratamientos de las adicciones la psicosis,


con el devenir del tiempo el campo de abordaje del AT se fue ampliando a diversas
patologías y diferentes contextos, sin perder la particularidad del rol. A medida que los
campos de inserción se van ampliando y los acompañantes son requeridos en relación a
problemáticas en las que no habían trabajado con anterioridad, simultáneamente nos
vemos obligados a pensar y formular las especificidades teóricas y técnicas para cada
una de estas áreas.
No desarrollaremos aquí cada uno de esos campos pero a modo de resumen
señalaremos algunos. Para una mejor exposición, los presentamos ordenados según la
problemática que abordan, según la edad de los pacientes y según el ámbito desde el
cual se solicita al AT o en el cual se desempeña la tarea, entendiendo que estas son
clasificaciones que tienen una finalidad de facilitar la presentación pero que en la práctica
no se excluyen mutuamente sino que aparecen interrelacionadas.
Según la problemática a abordar podemos distinguir los campos referidos a (a)
Salud Mental, (b) Discapacidad, (c) Trastornos Neurológicos y Demencias, (d)
Enfermedades en Estadio Terminal y (e) Ámbito Judicial.
El trabajo en el área de la salud mental, ya mencionado anteriormente, se refiere a
todos aquellas problemáticas que tradicionalmente han sido abordadas terapéuticamente
por la psicología y la psiquiatría, enfatizando lo dicho más arriba respecto a que el at
trabaja en aquellos casos que ofrecen una mayor dificultad al tratamiento, ya sea por las
dificultades de simbolización de estos pacientes, el déficit en el control de los impulsos, a
falta de contención familiar o social adecuada. "...es la clínica del desvalimiento, donde
anida el acompañamiento terapéutico, son las patologías el desamparo, las patologías del
no ser, las que convocan de una manera más unívoca al Acompañamiento Terapéutico."
(Resnisky, S. 2004).
El campo de las psicosis, las adicciones, los trastornos borderline,momentos de
desorganización y crisis en pacientes neuróticos, duelos patológicos, son solo algunos
ejemplos de cuadros en los que puede ser pertinente la implementación de un AT.

La discapacidad es una de las áreas más amplias en la inserción de ats: tanto la


discapacidad mental, los trastornos severos del desarrollo como la discapacidad física y
la discapacidad adquirida. Los acompañantes se incorporan para el abordaje integral
desde la planificación del equipo a cargo, ya sea en la escuela especial, hospital de día,
talleres terapéuticos o en el domicilio del paciente otorgando mayor eficacia terapéutica
y mayor calidad de vida colaborando en la formación de apoyos que permitan al sujeto a
una mayor autonomía e independencia del medio ambiente. En todo grupo familiar en
el que hay un miembro que padece una discapacidad(sea esa congénita o adquirida)
ciertas pautas en las relaciones tienden a instaurarse.

Es frecuente observar la sobreprotección al discapacitado así como la


dedicación casi exclusiva a su cuidado de algún miembro de la familia (generalmente
la madre). Esta situación sumada al carácter crónico de estas afecciones y a la frustración
tanto del paciente como de su familia, suele desembocar en sentimientos de
ambivalencia, estados de tensión y cuadros depresivos (francos o encubiertos). La
inserción de uno o más at puede colabora a descomprimir estas redes tan esenciales
como son los vínculos familiares permitiendo que tanto el paciente como sus familiares
experimenten momentos en los que “otro se hace cargo" y que pueden tener espacios y
tiempos separados el uno del otro. En este campo de trabajo el at deberá formarse
especialmente en el tratamiento de la discapacidad, los distintos tipos de discapacidad,
modos de asistencia, tratamientos de rehabilitación, técnicas para mover un paciente con
movilidad disminuida, lenguaje de señas, entre otros.

Los trastornos neurológicos y las demencias constituyen un amplio campo de


trabajo para los ats y las consultas para este tipo de casos son cada vez más frecuentes.
Nos referimos a las demencias en general, el mal de alzheimer y una amplia variedad de
trastornos diagnosticados y tratados desde la neurología (en algunos casos hay
psicólogos en los equipos también) que requieren la realización de ejercicios y tare
cotidianamente para estimular cognitivamente al paciente, o le cuidados domiciliarios,
ejercicios físicos, caminatas, etc.
El acompañante, al insertarse en la vida cotidiana del paciente se convierte en una
herramienta indispensable del equipo para trabajar la continuidad de las consignas
planteadas en el equipo interdisciplinario tanto como para contener e intervenir con las
familias.

Como en todos los casos, los acompañantes que trabajan en estas áreas tendrán
la necesidad de una capacitación específica en estas patologías y sus tratamientos.

Una particularidad es que se trabaja con equipos numerosos formados por varias
disciplinas. En algunos casos se constituyen equipos la rehabilitación y/o tratamiento de
estos trastornos neurológicos en ve se integran distintos profesionales (psicólogos,
fonoaudiólogos, motricistas, etc.) y en los que el at comienza a tener un lugar propio. En
ese sentido, consideramos que la atención y la promoción de la subjetividad de los
pacientes, así como su capacitación en salud mental, con características del rol del at al
integrar los equipos, que lo distinguen de otros roles técnicos.
El acompañamiento a pacientes terminales es un área de inserción para los at
que exige una capacitación específica y una importante preparación personal y
disposición emocional. Insertos en el equipo terapéutico, los at con una formación
adecuada, apuntan desde los cuidados paliativos a una mejor calidad de vida del paciente.
En no pocas ocasiones se hacen voceros de los últimos trámites y decisiones del enfermo,
que le van permitiendo despedirse, afrontar activamente la última etapa de su vida. En
estos momentos los familiares suelen estar muy afectados con el dolor del ser querido y
por su propio dolor ante la pérdida inminente. Wanda Campise sintetiza el rol del at: "...
Sintiendo un profundo respeto por el camino particular de cada persona que va a morir, se
puede proponer acompañarlo y, eventualmente, ayudarlo en un contacto que no elimina a
la muerte sino que pone al paciente en relación con ésta, como en el nacimiento. Ya que
este último tránsito hasta el morir puede permitir nacer completamente, antes de
desaparecer.”(Campise W. 2003).
Actualmente, se están incorporando ats en el ámbito judicial“, un área de inserción
relativamente nueva en el campo del acompañamiento terapéutico. El AT en este ámbito
acompaña a familias que, por diversos motivos, se encuentran bajo regímenes de visitas
controlados dispuestos por Tribunales de Familia. Esta modalidad del AT se desarrolla in
extenso en el capítulo 14, por lo que aquí nos limitaremos a un breve resumen.
Los regímenes de visitas son controlados cuando un Juez establece que uno de
los miembros de la familia requiere de la presencia de un tercero para encontrarse con su
familiar no conviviente.

La implementación del recurso del acompañante terapéutico en regímenes de


visitas controlados fue pensada debido a la saturación de los servicios existentes en el
sistema judicial y con el objetivo de promover un espacio más cotidiano para estos
encuentros (que el ámbito tribunalicio) con la intención de evitar una mayor judicialización
de la conflictiva familiar (Gigante C. y Giraudo M., Ib.).

La inserción del AT en este ámbito permite entonces que se lleven a cabo en


lugares como el domicilio de algunos de los padres o algún lugar público (plaza,
confitería, shopping entre otros) Dado que las familias que se acompañan generalmente
atraviesan por situaciones conflictivas signadas por acontecimientos de violencia física
y/o en las que se ha producido un avasallamiento subjetivo del niño/a El dispositivo de
ATJ apunta a que las visitas entre el adulto y el niño se configuren como un espacio
saludable.

Es que por ello que más allá de que el rol del at se construye en relación a las
singularidades de cada caso, pudiendo ser más o menos interviniente, siempre su función
específica implica acompañar al vínculo, resguardando la integridad física y psíquica del
niño/a o el adulto a quien se visita

El at acompaña al vínculo, operando como terceridad que representa la ley y


excede a las partes en conflicto.

De esta manera la inserción del AT en este ámbito nos invita a analizar la


confluencia de dos campos en los que desenvolverse, por un lado la clínica del
acompañamiento y por el otro el ámbito jurídico. Por ello es que el ATJ requiere de una
formación específica que brinde las herramientas para intervenir desde lo clínico y
también los recursos para abordar situaciones relativas a lo judicial, tales como audiencias,
citaciones judiciales, entrevistas con letrados, entre otros.
Acompañamiento en distintos momentos vitales
El AT es un recurso que se inserta en las estrategias de tratamiento ante distintas
problemáticas, crisis o trastornos en cada una de las etapas de la vida del sujeto. En
nuestra práctica observamos que hay diferencias en la teoría y en la técnica del abordaje
de cada una de ellas.

El acompañamiento al vínculo temprano de la madre y el bebé cuando por diversas


razones (psicosis puerperales, psicosis en general, situaciones traumáticas simultáneas al
embarazo, el parto o el puerperio) el psiquismo de la madre es inundado por exigencias
pulsionales o de adaptación a una situación de emergencia que hacen que ella no cuente
con la disposición necesaria para acoger al infante de manera adecuada.. La A T( en
estos casos suele priorizarse el género femenino) asiste al vínculo ayudando a que ella
pueda brindarle esa asistencia fundante del psiquismo humano. Contiene a la madre para
que pueda ejercer la función materna; contribuye a que esa mujer no sea desplazada,
sustituida, destituida de su posibilidad de ejercer ese rol.

La intervención con niños desde su nacimiento, impone cierta adecuación en el


manejo del tiempo, flexibilidad y creatividad por parte del at. El espacio de
acompañamiento puede estar poblado por títeres, cuentos, juegos, fábulas que colaboran
en mediar, poner palabras, organizar al niño, interlocutores en este espacio intermedio
que hay que crear entre los niños y sus acompañantes, en el marco de una terapia que
generalmente incluye también a la familia.

El acompañante terapéutico escolar (ver capítulos 13 y 14) va deviniendo hoy en


un recurso indispensable y muy utilizado en el abordaje de niños. El at lejos de ser una
maestra integradora, acompañará al niño desde el abordaje terapéutico en la posibilidad
de sostener la escolaridad, anticipando, conteniendo, planificando. Los acompañantes se
insertan en el jardín de infantes, nivel pre-escolar, primario, y con menor frecuencia en el
nivel medio y terciario. Actualmente encontramos muchos acompañantes trabajando en
escuelas públicas y privadas, de escolaridad normal y en escuelas especiales.

El trabajo con adolescentes (ver cap. 10) ha sido, desde los comienzos, un desafío
para el AT.

“El propósito era crear condiciones de amparo y sostén, ofrecer algún borde que
ordene; sujetar con presencia y escuchar, sobre todo escuchar. (...) Excesos y desmedida
son una marca de nuestra época. Con estos comportamientos tóxicos, los adolescentes
buscan aliviar y anestesiar transitoriamente sentimientos de vacío, de impotencia, de
sufrimiento. Es fundamental ayudarlos a trazar algún borde para evitar los desbordes
constantes de las patologías autodestructivas más acuciantes como la bulimia, la anorexia,
el alcoholismo, las conductas violentas y otras adicciones” (Kuras, S.; Resnisky, S. 2005).

La adolescencia es, quizás, la etapa de la vida en la que la inclusión de un at sea


más dificultosa para el equipo terapéutico, aun cuando pueda ser muy necesaria. En no
pocos casos esta se lleva a cabo sin contar con la aceptación explicita del paciente.

Debido a su necesidad de autoafirmación, el adolescente es reaccionario a


aceptar ayuda externa y mucho más a solicitar, aun cuando piense que puede venirle bien.
Dada la importancia que tiene para el adolescente la valoración que de el haga su grupo
de pares, el mostrarse con un at puede constituir una herida narcisista insoportable para
el joven. Y verse expuesto a la burla despiadada de su compañero.

El acompañante puede constituir un orden que aloje desde la presencia no se trata


de proponerles pasatiempos sino ofrecer posibilidades mas auspiciosas, evitando
situaciones de riesgo comprometidos en la búsqueda de referentes identificatorios.

En la adultez (exceptuando las patologías mencionados en el apartado de salud


mental) los pedidos de At mas frecuentes se orientan a la depresión En algunas
circunstancias los adultos encuentran que el devenir no fue lo que ellos esperaban
cuando eran jóvenes eso puede desencadenar duelos en la vida adulta (Kuras. S:
Resnisky, S. 2005). En este caso como en todo acompañamiento, es importante tener
una comprensión global del sujeto, no recortar los síntomas del contexto que este
atravesando sin que se convierta en justificación.

En la adultez, muchas veces se hace necesario acompañar a personas con


diagnósticos previos de discapacidad, por ejemplo síndrome de Down Es notorio que
existen muy pocos centros de día para pacientes adultos con estas problemáticas, la
mayoría está diseñada para niños y jóvenes. Con el avance de la medicina y de los
conocimientos acerca de esta población se ha extendido la expectativa de vida de estas
personas HAY actualmente una numerosa población de discapacitados adultos que
encuentra alternativas para su rehabilitación, para facilitar vínculos con otros y para
descomprimir las redes familiares.

La tercera edad, es otra de las áreas de inserción con mayor crecimiento para el
trabajo del at. Esto se debe al desvalimiento del sujeto mayor, por la precarización de los
vínculos que la modernidad impone sumado a que por los motivos antes expuestos se ha
extendido la expectativa de vida de las personas. Hoy encontramos muchos ats
trabajando en este campo y no solo a partir de la enfermedad. La mayor demanda en esta
área es a causa de las demencias, el Parkinson y la soledad que esta deviniendo en
pérdida de facultades cognitivas y afectivas.

Momentos e indicación

El acompañamiento terapéutico puede implementarse en diferentes momentos del


proceso terapéutico.

En la etapa diagnóstica, ya que por su inserción en la vida cotidiana del paciente


aporta la información invalorable para el equipo acerca de la dinámica familiar, las
interacciones, el lugar donde el paciente vive, su modo de actuar y comunicarse. Así el
equipo accede a información que, en otras circunstancias, rara vez le llegaría de primera
mano, lo cual permite contar con más elementos para pensar un diagnóstico situacional y
una estrategia terapéutica.

Durante el proceso terapéutico puede suceder que irrumpan situaciones de crisis


agudas de personas que hasta el momento eran tratadas con las estrategias clásicas.
Crisis psicóticas, pérdidas traumáticas, desintoxicaciones, crisis de angustia, entre otras.
En estas situaciones la instrumentación de un AT puede contribuir al sostenimiento del
sujeto y del tratamiento. Una vez superada la situación de crisis será decisión del
terapeuta si es pertinente continuar con esta estrategia o si se lleva a cabo un cierre y el
tratamiento continúa con el encuadre anterior.

Otra situación en la que el AT ha demostrado su utilidad es en el proceso de


externación de personas que han necesitado de una internación psiquiátrica. El pasaje
brusco del ámbito controlado y aislado de la internación al afuera de la
institucióngeneralmente anhelado por el paciente pero también con una cuota de negación
de las dificultades que allí le esperan- suele plantear una exigencia inmanejable para
quien tiene un frágil aparato psíquico y a quien los vínculos cercanos no pudieron
sostener adecuadamente. El paciente sale de alta y al salir vuelve al medio donde se
encontraba antes de la internación. No son raras las recaídas y descompensaciones
rápidas con la consecuente demanda de re internación. La inclusión de un at algunos días
antes del momento de la externación, colabora a construir puentes con el afuera, anticipar
situaciones angustiantes, elaborar las ansiedades inherentes a esta situación y a que
tanto el paciente como su familia se preparen mejor para el momento de la salida. Hemos
observado que en aquellos casos donde la externación fue trabajada con at , se favoreció
la reinserción social y la búsqueda de un lugar donde vivir y hasta un trabajo, siendo
mucho menor el índice de re internación.

Si bien el AT es un recurso preponderantemente asistencial, hay situaciones en


las que su intervención tiene con características preventivas Uno de esos casos es el
trabajo con el vínculo temprano de la madre y el bebé, que describiéramos anteriormente
el trabajo con los niños y sus familias.

Resumiendo, el acompañamiento es un recurso terapéutico que puede ser utilizado


en los tres niveles de abordajes, en la prevención, tratamiento y la rehabilitación en el
campo de la salud mental.

Modalidades

El acompañamiento al abordar la singularidad de cada momento va adoptando


diferente modalidades de acuerdo a los contextos en los que interviene. (S. Kuras, S. Be
Pulice, G Rossi). Solo a modo de mención y para graficar esta situación podemos
nombrar:

Institucionales: el at se inserta en una institución acorde estrategia de un equipo,


como hemos mencionado, es el caso de las escuelas hospitales, psiquiátricos, geriátricos,
hospitales de día, etc.

Allí pueden insertarse con el fin de acompañar a un sujeto a partir de la demanda


del equipo sosteniendo una estrategia desde la particularidad del caso. Llamaremos a
estos acompañamientos, individuales.

Dentro de las instituciones también se implementan estrategias grupales de


acompañamiento, en talleres de reinserción social, laboral, comunidades terapéuticas,
hospitales de día, etc. El rol del at no pierde su esencia en esta modalidad, no se
convierte en coordinador del taller, ni asistente, 'en esta modalidad los acompañantes van
a acompañar a los sujetos que integran un grupo, con el fin de contribuir al desarrollo de
la tarea programada para ese espacio, acompañar el proceso grupal y las dificultades que
los sujetos puedan manifestar, contener situaciones de crisis, peleas, discusiones,.
Tendientes a favorecer la tolerancia a la frustración, los tiempos de la escucha que
favorezcan la posibilidad de estar y compartir con otros .Así el acompañante en un grupo
más allá de estar atento a la actitud del grupo tiene una mirada en los sujetos que
conforman este grupo y promueve un espacio en el cual el sujeto pueda desplegar su
subjetividad

Acompañamientos ambulatorios: en este caso el acompañamiento se desarrolla


fuera de la institución. Desde el abordaje terapéutico de un consultorio privado el equipo
sostiene un abordaje en la cotidianidad del sujeto. En estos casos será aún más
importante la claridad en el encuadre y contrato de trabajo. El at coordinará la frecuencia,
lugar y horas de acompañamiento según la estrategia planteada por eñ eqipo Segun la
versatilidad del recurso la estrategia puede ser conformada de acuerdo a la necesidad del
sujeto.

En un AT pueden intervenir uno o varios acompañantes, de acuerdo a la


posibilidad vincular y a la cantidad de horas a cubrir. Cuando la estrategia incluye varios
acompañantes, es recomendable que se incorpore un coordinador que junto con el
terapeuta o miembro a cargo del equipo tendrán todos los recaudos a la hora de
implementar la estrategia.

Internaciones domiciliarias: de ser necesario se cubren todas las horas del día con
un grupo rotativo de acompañantes. En este caso es de fundamental importancia evaluar
bien la implementación por su alto costo no solo económico sino de desgaste del equipo.
Se establecen turnos rotativos de acompañantes que abarcan las 24 horas del día, o las
horas diurnas o las horas nocturnas, según la estrategia planteada. En estos casos es
importante contar con la presencia de un coordinador del equipo de at. Cabe agregar que
esta estrategia solo se utiliza ante casos de alto riesgo de auto o heteroagresión, algunas
desintoxicaciones u otras crisis, cuando se descarta una internación por diversos motivos,
o como primer paso posterior a una internación institucional.

En todo caso, la indicación de un AT debe ser cuidadosamente evaluada por el


profesional a cargo del caso y trabajada con el paciente y su familia. Es muy importante
contar con la aceptación de la familia y del paciente (si estuviera en condiciones de
hacerlo).

En nuestra experiencia, mientras más se trabaja con anterioridad la inserción del


AT existe mayor posibilidad de éxito, mientras que de no ser así muchas veces termina en
el fracaso. Es conveniente que el terapeuta tenga reuniones previas con el acompañante
para informar las particularidades del caso así como las vicisitudes, pensar en conjunto la
estrategia, y posibles intervenciones en caso de crisis. Sugerimos también que sea el
psicólogo o profesional a cargo quien presente al acompañante de forma que el paciente
pueda observar la coordinación de ambos En este acto algunos profesionales sostienen
que se hace un pasaje de la transferencia y la confianza depositadas en el terapeuta.
Herrera N., Giraudo M., Machado R. y Brugger N. "AT Judicial”. Ficha Interna
Fundación Sistere.

OBJETIVOS GENERALES:
• Brindar los contenidos mínimos referente a la morfología y fisiología del
cuerpo humano.
• Favorecer la nivelación y adquisición de conocimientos de morfofisiologia
en los futuros estudiantes de la carrera

OBJETIVOS ESPECIFICOS

Al finalizar el cursado de nivelación y el estudio de la cartilla correspondiente al


ingreso a primer año, los participantes lograran:

• Adquirir conocimientos mínimos y generales de anatomía y


fisiología humana.
• Familiarizarse con conceptos y términos técnicos científicos
propios del plan de estudio de la carrera.
• Elaborar las grillas y/o actividades de autoevaluación.

CONTENIDOS:

• Niveles de Organización del cuerpo humano.


• Célula. Definición. Descripción de las estructuras internas.
• Tejidos. Definición. Componentes. Tipos de Tejidos: epitelial,
conectivo muscular y nervioso. Generalidades.
• Aparato y sistemas que conforman el cuerpo
humano.
Función general y órganos que lo integran
Actividades de Autoevaluación

• Nivel subatómico: protones, neutrones y electrones


• Nivel atómico: átomos (carbono, oxígeno)
• Nivel molecular: moléculas formadas a partir de los enlaces
entre los átomos (agua, proteínas). Las biomoléculas también son llamadas
principios inmediatos (inorgánicos, orgánicos).
• Nivel celular: constituido por las células.
• Nivel de tejido: conjunto de células del mismo tipo celular
especializadas en la realización de una misma función. (tejido muscular).
• Nivel de sistema: conjunto de órganos que realizan la
misma función y están constituidos por un mismo tipo de tejido.
• Nivel de aparato: conjunto de órganos diferentes, con
función específica y que participan en una o varias funciones superiores
(aparato digestivo).
• Nivel organismo: corresponde a un ser vivo en su conjunto.
• Nivel de poblaciones, comunidades, ecosistemas...
• Unidad viva básica del organismo
• Nº total ~ 100 billones
• Características similares: metabolismo, consumo de O ,
2

división celular…

Organización de la célula

• Núcleo: ADN empaquetado (cromatina) rodeado de


membrana nuclear
• Citoplasma (rodeado de membrana celular)
• Membrana Plasmática (permeable selectiva)
DESCRIPCIÓN DE LAS PARTES DE LA CÉLULA

Nombre Ubicación Características Funciones

1.- En el exterior de - Formada por una Controla el


Membrana la célula. bicapa lipídica en la que contenido químico de
plasmática están englobadas ciertas la célula.
proteínas.
- Composición:
lípidos (40%), proteínas
(50%) y glúcidos (10%).

2.- Entre el núcleo Ocupa el medio Conserva en


Citoplasma celular y la membrana líquido, o citosol, y el flotación a los
plasmática. morfoplasma (orgánulos orgánulos celulares y
celulares). ayuda en sus movimientos.
Partes:
* Ectoplasma:
región externa gelatinosa,
esta próxima a la
membrana e implicada en
el movimiento celular.
* Endoplasma: se
localizan la mayoría de
organelas y es la parte
interna más fluida.
2.1.- En la Síntesis de
- Tiene un
Retículo comunicación con la proteínas, metabolismo de
único espacio interno
Endoplasmático envoltura nuclear y se lípidos y algunos esteroides y
denominado lumen.
extiende por todo el transporte intracelular.
- Formado
citoplasma de la célula. por cisterna, vesículas y

túbulos torcidos.

a) Entre la - Tiene ribosomas Sintetiza las


R.E.Rugoso membrana nuclear y el anclados a la membrana. proteínas que forman parte
R.E. Liso. de la membrana plasmática,
- Se comunica con
aparato de Golgi, lisosomas y
la membrana nuclear y con
del propio retículo.
el retículo endoplásmático
liso.
En la - Carece de - Sintetiza todos los
b) R.E. comunicación del R.E.R. y lípidos constituyentes de las
ribosomas.
se limita con la membranas: colesterol,
Liso - Formado por una
membrana plasmática fosfolípidos, glucolípidos, etc.
red de túbulos unidos al
RER, que se extiende por
todo el citoplasma.

2.2.- Ubicadas en el - Composición: - Elabora proteínas


Ribosomas: citosol, pero también se dos complejos grande de de la información leída del
pueden ubicar adheridas ARN y proteína. ARN en el proceso de
en el R.E.R. traslación.

2.3.- - Se encuentran - Fuente - Convierte nuestra


Mitocondrias: flotando en el citoplasma de comida en energía y nos la da
de todas las células energía de las células, esta en forma de ATP.
eucariotas. energía es recogida de las
biomoléculas (azúcares y
grasas).
- Rodeadas
con una
membrana doble a igual
que el núcleo.
2.4.- Dispersos en el - Vesículas Digiere las
Lisosomas: citoplasma. que sustancias que lleguen a su
provienen del aparato de interior.
Golgi.
- Rodeada
por una membrana,
2.4.- Entre la - Formado por Transporte,
Aparato de membrana celular y la uno o varios dictiosomas maduración, acumulación y
Golgi: membrana externa del ( agrupación paralela de secreción de
retículo endoplasmático cuatro a ocho proteínas
rugoso. procedentes del R.E.
cisternas
membranosas).
2.5.- En la base de los - Formado Realiza la
Centriolos: cilios y flagelos por organización del
(prolongaciones celulares nueve pares de filamentos huso mitótico, que va
adaptadas para el periféricos y dos centrales. permitir la repartición del
movimiento). material genético
- Al
comenzar la división (cromosomas) a
celular, cada cada célula hija.
centriolo se rodea de fibras
dispuestas
radialmente
(aster).
3.- Tiende a estar - Organización - Controla las
Núcleo: ubicado en una posición más característica de las actividades celulares.
central en el citoplasma. células eucariotas.
- Protege al material
- Está rodeada de genético y permite que las
una cubierta propia, que es funciones de transcripción y
la envoltura nuclear. traducción se produzcan
libremente en el espacio y
tiempo
3.1.- Se encuentra - Doble Regula en
Envoltura cubriendo el núcleo membrana llena de poros intercambio de
Nuclear: sustancias con el
citoplasma

Es una sustancia Mantiene


3.2.-
Entre la semilíquida. suspendidos los cromosomas
Núcleo plasma: y el nucléolo.
envoltura nuclear y el
nucléolo.
3.3.- Están rodeando - Forma que toma
Cromatina: al nucleolo. el material hereditario
durante la interfase del
ciclo celular
- Consiste en ADN
asociado a proteínas.
3.4.- Ubicado dentro - Cuerpo Almacenador de
Nucléolo: del núcleo. esférico. A.R.N.
- Puede
existir varios
nucleolos
en un
mismo núcleo depende
del
tipo de célula

HISTOLOGIA

Ciencia que se encarga de estudiar los tejidos que son una combinación de células
similares adaptadas para llevar a cabo una función específica. Se unen para formar los
órganos. Todo tejido está constituido por dos fases o componentes: la célula propiamente
dicha y la sustancia intercelular. En ambos casos célula y sustancia intercelular van a
estar adaptadas o modificada a la función específica que el tejido deba cumplir.

La célula puede tener distintas formas, redondas, aplanadas, cúbicas,


alargadas, estrelladas. Esto dependerá de la función que le toque desarrollar.
CELULA
Puede ser liquida (plasma) sólida (hueso); abundante o escasa,
SUSTANCIA manteniendo así las células mas juntas o separadas, siempre adaptado a la
INTERCELULAR función tisular.

EPITELIAL
TEJIDOS BASICOS CONECTIVO
MUSCULAR
NERVIOSO
• Células: Planas, cubicas o cilíndricas.
• Sustancia intercelular: líquida y escasa permitiendo la cercanía entre las células.
• Función: protección, absorción.
• Tipos: Epitelial simple (formado por una sola capa de células ej. ENDOTELIOS)
EPITELIAL Epitelial estratificado (varias capas ej. EPITELIOS) Epitelial sedoestratificado (una capa
de celas pero de distintas alturas).
• Derivados: 1) tejido epitelial de cubierta y revestimiento:
EPIDERMIS. 2) tejido glandular: células especializadas en elaboración de ciertas
sustancias que luego salen al exterior de la célula para su uso o aprovechamiento.
• Célula: pueden ser de forma muy variada
• Sustancia intercelular: de cantidad y calidad (solida o liquida) según la función
• Función: Sostén
Unión
Relleno y Separación
Transporte de sustancias
Regulación de la temperatura
Reserva energética
• Derivados:
1 LAXO: Blanquecino con abundante sustancia intercelular, muy fuerte y resistente
CONECTIVO interviene en la formación de los órganos, rellenando espacios libres.
2 FIBROSO: es más denso, abundante sust. Intercelular que contienen fibras de
colágeno , lo que le otorga alta resistencia (ligamentos, tendones, capsulas)
3 ADIPOSO: células llamadas adipocitos, escasa susst. Intercelular. Acumula grasa
en el interior celular. Interviene en la regulación de la temperatura y almacenamiento (tejido
celular subcutáneo)
4 CARTILAGINOSO: célula llamada condrocito abundante sust intercelular,
contiene además fibras de colágeno y elastina que varias en cantidad otorgando mayor
resistencia o elasticidad. Puede ser elástico(mas elastina) fibroso (mas colágeno)o hialino
(similar cantidad de colágeno y elastina)
5 OSEO: células osteocitos, abundante sustancia intercelular sólida, otorgando
dureza y resistencia por la presencia de calcio (huesos)
6 HEPOYETICO: es el más especializado su función es generar nuevas o destruir
células sanguíneas. Se subdivide en Mieloide y Linfoide

• Célula: totalmente modificadas, alargadas denominadas miocitos, en forma de


fibras, contienen miosina que le otorga la capacidad de contracción y relajación
Sustancia intercelular: escasa
• Derivados
1 LISO: fibras largas paralelas entre sí, de contracción lenta e involuntaria. Lo encontramos
en las vísceras. 2 ESTRIADO: fibras cilíndricas y estriadas (sarcómero se denomina su
MUSCULAR
unidad contráctil) es de contracción rápida y voluntaria. Lo encontramos formando el
aparato locomotor
3 CARDIACO: fibras estriadas y ramificadas. De contracción rápida e involuntaria. Forma
el musculo cardiaco que constituye el corazón.

Célula es la más especializada de todo el cuerpo humano. Llamada NEURONA. Su función es


la conducción de estímulos nerviosos.
Tienen un soma o cuerpo con un núcleo bastante prominente. También presenta
prolongaciones DENDRITAS, transmiten el impulso nervioso entrante hacia el soma.
AXON. Es uno solo y conduce el impulso desde el soma hacia otra neurona.
Sustancia intercelular: también muy especializada NEUROGIA o células de la Glía.
En ella encontramos distintos tipos de células:
A. Astrocitos, abundantes estrelladas, los extremos rodean a las neuronas y a los
capilares sanguíneos. Intervienen en el intercambio de sustancias.
NERVIOSO B. Microglia, son fagocitos en forma de araña. Destruyen residuos celulares, totales o
parciales.
C. Epindemocitos. Revisten las cavidades del encéfalo y medula espinal, tienen cilios
que ayudan a movilizar el L.C.R.
D. Oligodendrocitos. Son prolongaciones aplanadas que envuelven al axón, forman la
vaina de mielina El tejido nervioso contituye y forma parte de todos los órganos del sistema
nervioso<.
Cerebreo, cerebelo, bulbo, protuberancia anular y medula espinal.

Aparato Función Órganos

Boca
Faringe
Nutrición. Incorporar al organismo humano todos
los nutrientes y minerales necesarios para la Esófago
Digestivo
subsistencia Estomago
Intestino delgado
Intestino grueso
Glándulas anexas.
. hígado
. páncreas
. salivales
Respiración Nariz
Incorporar al organismo aire cargado de oxigeno Faringe
Respiratorio
necesario para la vida celular y la eliminación de Laringe
dióxido de carbónico
Tráquea
Bronquios
Bronquíolos
Pulmones
Transporte de distintas sustancias nutrientes
Cardiovascular Hormonas minerales Corazón
Desechos Arterias
Venas
sangre

Cerebro
Coordinación e integración de todas las funciones
Nervioso biológicas como así también la relación con el Cerebelo
mundo externo Bulbo
Protuberancia
Medula espinal
Nervios
Craneales y espinales

APARATO DIGESTIVO

Es el conjunto de órganos (boca, faringe, esófago, estómago, intestino delgado e


intestino grueso) encargados del proceso de la digestión, es decir, la transformación de
los alimentos para que puedan ser absorbidos y utilizados por las células del organismo.
La función que realiza es la de transporte (alimentos), secreción (jugos digestivos),
absorción (nutrientes) y excreción (mediante el proceso de defecación).
El proceso de la digestión es el mismo en todos los animales monogástricos:
transformar los glúcidos, lípidos y proteínas en unidades más sencillas, gracias a las
enzimas digestivas, para que puedan ser absorbidas y transportadas por la sangre.
Cavidad bucal

La cavidad bucal está delimitada por el paladar, la base de la boca, las mejillas y
los labios, así como la úvula y los arcos palatoglosos que discurren lateralmente desde la
úvula.
El interior de la cavidad bucal está dividida por las hileras de dientes del maxilar
superior y/o inferior: se define como cavidad bucal propiamente dicha (cavum oris) el
espacio que queda rodeado frontal y lateralmente por los dientes, que mayoritariamente
resulta ocupada por la lengua. El espacio entre las hileras de dientes y los labios y/o las
mejillas recibe el nombre de vestíbulo oral (vestibulum oris).

Esófago

Es un conducto o músculo membranoso que se extiende desde la faringe hasta el


estómago. De los incisivos al cardias (porción donde el esófago se continúa con el
estómago) hay unos 40 cm. El esófago empieza en el cuello, atraviesa todo el tórax y
pasa al abdomen a través del orificio esofágico del diafragma. Habitualmente es una
cavidad virtual (es decir que sus paredes se encuentran unidas y solo se abren cuando
pasa el bolo alimenticio). El esófago alcanza a medir 25 cm y tiene una estructura formada
por dos capas de músculos, que permiten la contracción y relajación en sentido
descendente del esófago. Estas ondas reciben el nombre de movimientos peristálticos y
son las que provocan el avance del alimento hacia el estómago. Es sólo una zona de paso
del bolo alimenticio, y es la unión de distintos orificios, el bucal, el nasal, los oídos y la
laringe.

Estomago

Es un órgano en el que se acumula comida. Varía de forma según el estado de


repleción (cantidad de contenido alimenticio presente en la cavidad gástrica) en que se
halla, habitualmente tiene forma de J. Consta de varias partes que son: fundas, cuerpo,
antro y píloro. Su borde menos extenso se denomina curvatura menor y la otra, curvatura
mayor. El cardias es el límite entre el esófago y el estómago y el píloro es el límite entre el
estómago y el intestino delgado. En un individuo mide aproximadamente 25 cm del
cardias al píloro y el diámetro transverso es de 12cm.
Es el encargado de hacer la transformación química ya que los jugos gástricos
transforman el bolo alimenticio que anteriormente había sido transformado
mecánicamente (desde la boca).
El bolo alimenticio cruza la faringe, sigue por el esófago y llega al estómago, una
bolsa muscular de litro y medio de capacidad, cuya mucosa secreta el potente jugo
gástrico, en el estómago, el alimento es agitado hasta convertirse en una papilla llamada
quimo
El estómago también actúa como reservorio transitorio de alimentos y por la acidez
de sus secreciones, tiene una cierta acción antibacteriana.

Funciones

• Motora: a través de ondas que mezclan y trituran e impulsan


el alimento.
• Secretora: de jugo gástrico, pepsinas y mucus.
• Protectora: a través del mucus
• Hormonal: dada por la gastrina (hormona)

Intestino delgado

El intestino delgado comienza en el duodeno (tras el píloro) y termina en la válvula


ileocecal, por la que se une a la primera parte del intestino grueso. Su longitud es variable
y su calibre disminuye progresivamente desde su origen hasta la válvula ileocecal y mide
de 6 a 7 metros de longitud.
El duodeno, que forma parte del intestino delgado, mide unos 25-30 cm de longitud;
el intestino delgado consta de una parte próxima o yeyuno y una distal o íleon. El duodeno
se une al yeyuno después de los 30 cm a partir del píloro.
El yeyuno-íleon es una parte del intestino delgado que se caracteriza por presentar
unos extremos relativamente fijos: El primero que se origina en el duodeno y el segundo
se limita con la válvula ileocecal y primera porción del ciego. Su calibre disminuye lenta
pero progresivamente en dirección al intestino grueso.
El intestino delgado presenta numerosas vellosidades intestinales que aumentan
la superficie de absorción intestinal de los nutrientes y de las proteínas. Al intestino
delgado, principalmente al duodeno, se vierten una diversidad de secreciones, como la
bilis y el jugo pancreático.

Funciones
• Digestiva: a través de secreciones biliar, pancreática e
intestinal.
• Motora: por movimientos de mezcla y peristálticos.
• Protectora: dada por mucus, ácidos biliares,
Inmunoglobulinas, linfocitos y capa de agua
• Absortiva: vellosidades intestinales
Intestino grueso

Es la penúltima porción del tubo digestivo, formada por el ciego, el colon, el recto y
el canal anal. El intestino delgado se une al intestino grueso en el abdomen inferior
derecho a través de la válvula ileocecal. El intestino grueso es un tubo muscular de
aproximadamente un metro y medio de largo. La primera parte del intestino grueso se
llama ciego. El intestino grueso continúa absorbiendo agua y nutrientes minerales de los
alimentos y sirve como área de almacenamiento de las heces.

Funciones
• Motora: por movimientos segmentarios y propulsivos.
• Protectora: dada por la flora microbiana y por el mucus.
• Absortiva: fundamentalmente de agua y sales minerales.

Hígado

Es la mayor víscera del cuerpo. Pesa 1500 gramos. Consta de dos lóbulos. Las
vías biliares son las vías excretoras del hígado La bilis es conducida al duodeno. La
vesícula biliar contiene unos 50-60 cm3 de bilis. Es de forma ovalada y su diámetro mayor
es de unos 8 a 10 cm. La misión del hígado es fundamentalmente metabólica, pero
contribuye a la digestión mediante la bilis. Ésta se almacena en la vesícula biliar.
Desempeña un papel importante en la digestión de las grasas, ya que contribuye a dividir
las sustancias grasas en partículas más pequeñas con lo que se facilita el ataque de las
enzimas lipasas al aumentar la superficie de las gotas de grasa.
APARATO RESPIRATORIO

El aparato respiratorio o sistema respiratorio es el encargado de captar oxígeno


(O2) y eliminar el dióxido de carbono (CO2) procedente del metabolismo celular.
Generalmente incluye tubos, como los bronquios, las fosas nasales usadas para cargar
aire en los pulmones, donde ocurre el intercambio gaseoso. El diafragma, como todo
músculo, puede contraerse y relajarse.

Está formado por:

1- Fosas nasales: Consiste en dos amplias cavidades cuya función es permitir la


entrada del aire, el cual se humedece, filtra y calienta a una determinada temperatura a
través de unas estructuras llamadas pituitarias.
2-Faringe: es un conducto muscular, que se comparte con el sistema digestivo. La
entrada de la faringe tiene una "tapita" llamada epiglotis, que se cierra al tragar el alimento,
para que este pueda seguir su curso natural hacia el esófago sin que nos atragantemos.
3-Laringe: es un conducto cuya función principal es la filtración del aire inspirado.
Además, permite el paso de aire hacia la tráquea y los pulmones. También, tiene la
función de órgano fonador, es decir, produce el sonido.
4-Tráquea: Tubo formado por anillos de cartílago unidos por músculos. Debido a
esos anillos, aunque flexionemos el cuello, el conducto nunca se aplasta y, por lo tanto, no
obstruye el paso del aire.
5-Brónquios: Son dos ramas producidas por la bifurcación de la tráquea, las
cuales ingresan a cada uno de los pulmones. Conducen el aire que va desde la tráquea
hasta los bronquiolos.
6-Bronquiolos y bronquiolitos: Son el resultado de la ramificación de los
bronquiolos en el interior de los pulmones, en tubos cada vez más pequeños que se
asemejan a las ramas de un árbol. Conducen el aire que va desde los bronquios a los
alvéolos
7- Pulmones: Son dos órganos esponjosos y elásticos ubicados en el tórax y
formados por una gran cantidad de alvéolos pulmonares que parecen pequeñas bolsitas
rodeadas por vasos sanguíneos.

Transporte de gases

El aire que respiramos entra por las fosas nasales, en ocasiones por la boca, y
continúa por la tráquea hasta los pulmones.
La tráquea se ramifica en dos bronquios y cada uno penetra en un pulmón.
En el interior se vuelven a ramificar en bronquiolos.
Los bronquiolos conducen el aire a los alvéolos, pequeños sacos a través de los
cuales el oxígeno entra en la sangre y se intercambia con el dióxido de carbono
El oxígeno tomado en los alvéolos pulmonares es llevado por los glóbulos rojos de
la sangre hasta el corazón y después distribuido por las arterias a todas las células del
cuerpo.
El dióxido de carbono es recogido en parte por los glóbulos rojos y parte por el
plasma y transportado por las venas cavas hasta el corazón y de allí es llevado a los
pulmones para ser arrojado al exterior.

SISTEMA CARDIOVASCULAR

Es la estructura anatómica compuesta por el sistema cardiovascular que


conduce y hace circular la sangre, y por el sistema linfático que conduce la linfa
unidireccionalmente hacia el corazón. En el ser humano, el sistema cardiovascular está
formado por el corazón, los vasos sanguíneos (arterias, venas y capilares) y la sangre, y
el sistema linfático que está compuesto por los vasos linfáticos, los ganglios, los órganos
linfáticos (el bazo y el timo), la médula ósea y los tejidos linfáticos (como la amígdala y las
placas de Peyer) y la linfa.
La función principal es la de pasar nutrientes (tales como aminoácidos, electrolitos
y linfa), gases, hormonas, células sanguíneas, etc., a las células del cuerpo, recoger los
desechos metabólicos que se han de eliminar después por los riñones, en la orina, y por
el aire exhalado en los pulmones, rico en dióxido de carbono (CO2). Además, defiende el
cuerpo de infecciones y ayuda a estabilizar la temperatura y el pH para poder mantener la
homeostasis.
Corazón

Es un músculo hueco, situado en el interior del tórax entre ambos pulmones; está
dividido por un tabique en dos partes totalmente independientes, izquierda y derecha.
Ambas partes presentan dos cavidades superiores llamadas aurículas y otras dos
inferiores, los ventrículos.
El torrente sanguíneo proporciona la completa circulación de la sangre cada 22
segundos, lo que supone un caudal aproximado de 800 litros a la hora.
La sangre es el fluido que circula por todo el organismo a través del sistema
circulatorio, formado por el corazón y un sistema de tubos o vasos, los vasos sanguíneos.
La sangre describe dos circuitos complementarios llamados circulación mayor o
general y menor o pulmonar... pulsa aquí para más información, con interesantes
animaciones
La sangre es un tejido líquido, compuesto por agua y sustancias orgánicas e
inorgánicas (sales minerales) disueltas, que forman el plasma sanguíneo y tres tipos de
elementos formes o células sanguíneas: glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas.
Una gota de sangre contiene aproximadamente unos 5 millones de glóbulos rojos,
de 5.000 a 10.000 glóbulos blancos y alrededor de 250.000 plaquetas.
SISTEMA NERVIOSO

Las Neuronas son las unidades funcionales del sistema nervioso. Son células
especializadas en transmitir por ellas los impulsos nerviosos. Pulsa aquí para ver un
gráfico explicativo.

División del Sistema Nervioso


Desde el punto de vista anatómico se distinguen dos partes del SN:
• Sistema Nervioso Central S.N.C.
• Sistema Nervioso Periférico S.N.P.
El Sistema Nervioso Central comprende el Encéfalo y la Médula Espinal
El Sistema Nervioso (SN) es, junto con el Sistema Endocrino, el rector y
coordinador de todas las actividades conscientes e inconscientes del organismo. Está
formado por el sistema nervioso central o SNC (encéfalo y médula espinal) y los nervios
(el conjunto de nervios es el SNP o sistema nervioso periférico)
A menudo, se compara el Sistema Nervioso con un ordenador ya que las unidades
periféricas (sentidos) aportan gran cantidad de información a través de los "cables" de
transmisión (nervios) para que la unidad de procesamiento central (cerebro), provista de
su banco de datos (memoria), la ordene, la analice, muestre y ejecute.
Sin embargo, la comparación termina aquí, en la mera descripción de los distintos
elementos. La informática avanza a enormes pasos, pero aun está lejos el día que se
disponga de un ordenador compacto, de componentes baratos y sin mantenimiento,
capaz de igualar la rapidez, la sutileza y precisión del cerebro humano.

El sistema nervioso central realiza las más altas funciones, ya que atiende y
satisface las necesidades vitales y da respuesta a los estímulos. Ejecuta tres acciones
esenciales, que son:

1. la detección de estímulos
2. la transmisión de informaciones y
3. la coordinación general.

El Cerebro

Es la parte más importante, está formado por la sustancia gris (por fuera) y la
sustancia blanca (por dentro). Su superficie no es lisa, sino que tienes unas arrugas o
salientes llamadas circunvoluciones; y unos surcos denominados cisuras, las más
notables son llamados las cisuras de Silvio y de Rolando.
Está dividido incompletamente por una hendidura en dos partes, llamados
hemisferios cerebrales. En los hemisferios se distinguen zonas denominadas lóbulos, que
llevan el nombre del hueso en que se encuentran en contacto (frontal, parietal...). Pesa
unos 1.200gr Dentro de sus principales funciones están las de controlar y regular el
funcionamiento de los demás centros nerviosos, también en el se reciben las sensaciones
y se elaboran las respuestas conscientes a dichas situaciones. Es el órgano de las
facultades intelectuales: atención, memoria, inteligencia...etc.

El cerebelo

Esta situado detrás del cerebro y es más pequeño (120 gr.); tiene forma de una
mariposa con las alas extendidas.
Consta de tres partes: Dos hemisferios cerebelosos y el vérmix o cuerpo
vermiforme.
Por fuera tiene sustancia gris y en el interior sustancia blanca, esta presenta una
forma arborescente por lo que se llama el árbol de la vida.
Coordina los movimientos de los músculos al caminar y realizar otras actividades
motoras.

El encéfalo
Es la masa nerviosa contenida dentro del cráneo. esta envuelta por las meninges,
que son tres membranas llamadas: duramadre, piamadre y aracnoides.
Consta de tres partes más voluminosas: cerebro, cerebelo y bulbo raquídeo, y
otras más pequeñas: el diéncéfalo, con el hipotálamo (en conexión con la hipófisis del
Sistema Endocrino) y el mesencéfalo con los tubérculos cuadrigéminos.

El bulbo raquídeo
Es la continuación de la médula que se hace más gruesa al entrar en el cráneo.
Regula el funcionamiento del corazón y de los músculos respiratorios, además de los
movimientos de la masticación, la tos, el estornudo, el vómito... etc. Por eso una lesión en
el bulbo produce la muerte instantánea por paro cardiorrespiratorio irreversible.

La médula espinal

La médula espinal es un cordón nervioso, blanco y cilíndrico encerrada dentro de


la columna vertebral. Su función más importante es conducir, mediante los nervios de que
está formada, la corriente nerviosa que conduce las sensaciones hasta el cerebro y los
impulsos nerviosos que lleva las respuestas del cerebro a los músculos.

Los nervios

El conjunto de nervios es el SNP. Los nervios son cordones delgados de sustancia


nerviosa que se ramifican por todos los órganos del cuerpo. Unos salen del encéfalo y se
llaman nervios craneales. Otros salen a lo largo de la médula espinal: son los nervios
raquídeos.

ORGANIZACIÓN GENERAL DEL SISTEMA NERVIOSO AUTONOMO


ALGUNAS FUNCIONES DEL SISTEMA NERVIOSO AUTONOMO
PARASIMPATICO

Como síntesis final la principal función del SNA es mantener el control de los
órganos y tejidos en condiciones fisiológicas. Para ello actúan produciendo contracción y
relajación sobre musculatura lisa y cardiaca, estimulando e inhibiendo la secreción de las
glándulas endocrinas y exocrinas y regulando determinadas etapas del metabolismo. La
mayoría de los órganos tienen inervación simpática y parasimpática, siendo el hipotálamo
el encargado de controlar y mantener el equilibrio entre ambos.
Bibliografía:

• Dragotto, Pablo A.y otros,


Acompañantes.Conceptualizaciones y experiencias en AT Editorial
Brujas,2014 Bs As Argentin
• De Mauer Kuras Susana y otros. El Acompañamiento
terapéutico como dispositivo.Editorial Letra viva 2011 Bs As Argentina
• De Mauer,Kuras Susana y otros.Territorios del
acompañamiento terapéutico editorial Letra Viva año 2013 Bs As
Argentina
• Scaglia, Hector. Que es la Psicologia Editorial Paidos
• Ley Nacional de Salud Mental
• Guerra, Julia, Manual de psiquiatría Editorial año
• Herrera N., Giraudo M., Machado R. y Brugger N. "AT
Judicial”. Ficha Interna Fundación Sistere.
• Pulice, G.; Fundamentos clínicos del Acompañamiento
Terapéutico, Buenos Aires, Letra Viva, 2011.
• Carla a. Carvalho Gómez Psicopatología Clínica:
definición y objeto de estudio -2017
Régimen Académico Provincia –RAP
GOBIERNO DE LA PROVINCIA DE JUJUY

MINISTERIO DE EDUCACIÓN

RESOLUCIÓN N° 6815-E-11.

EXPTE. N° ÑA-1057-288-10 SAN SALVADOR DE JUJUY, 01 DE JULIO DE 2011.

VISTO:

La Ley de Educación Nacional N° 26.206, la Resolución CFE N° 24/07 y la


Resolución CFE N° 72/08 y la Resolución N° 2199-EC-99, y

CONSIDERANDO:

Que la Resolución N° 2199-EC-99 aprueba el documento de avances de los


Lineamientos Curriculares Provinciales para los Institutos de Formación Docente Continua
para la transformación del sistema en el año 1999, constando en su Anexo 1 el Marco de
Regulación para el Alumno.

Que según establece el Artículo 73 de la Ley de Educación Nacional, son objetivos


de las Política Nacional de Formación Docente la planificación y el desarrollo del sistema
de formación docente inicial y continua.

Que la construcción de un nuevo sistema formador docente integrado requiere


asegurar las relaciones de correspondencia y complementariedad entre las políticas
jurisdiccionales y política nacional en la materia.

Que por Resolución CFE N° 24/07, se aprueba el documento Lineamientos


Curriculares Nacionales para la Formación Docente Inicial.

Que de acuerdo a lo establecido por Resolución CFE N° 72/08, la jurisdicción


procedió a la elaboración del Régimen Académico Marco mediante proceso de consulta,
debate y consenso.

Que el Anexo I de la mencionada Resolución, establece los Criterios para la


elaboración de la normativa jurisdiccional en materia de Régimen Académico Marco para
las nuevas carreras de Formación Docente.

Que la Dirección de Educación Superior, en los períodos 2009 y 2010, generó


diversas instancias de consultas, reflexión, elaboración y socialización al interior de los
Instintos de Educación Superior de un nuevo Régimen Académico Provincial.
Que es necesario dejar sin efecto el Marco de Regulación para los alumnos de la
Resolución N° 2199-EC-99 a partir de inicio término lectivo 2011.

Por ello,
LA MINISTRA DE EDUCACIÓN

RESUELVE:

ARTÍCULO 1°: Dejar sin efecto el Marco de Regulación para los alumnos de la
Resolución N° 2199-EC-99 a partir del Inicio del Término Lectivo 2011.

GOBIERNO DE LA PROVINCIA DE JUJUY

MINISTERIO DE EDUCACION

///2. CORRESPONDE A RESOLUCIÓN N° 6815E-11.

ARTÍCULO 2°: Aprobar el Régimen Académico Provincial, a partir del inicio del
término lectivo 2011, que se incorpora como Anexo Único a la presente Resolución,
debiendo aplicarse en los Institutos de Educación Superior de la Provincia de Jujuy
incorporaos a la enseñanza oficial, sean estos de gestión estatal, privada, cooperativa o
social.

ARTÍCULO 3°: Disponer que los Institutos de Educación Superior de la Provincia


de Jujuy incorporados a la enseñanza oficial, sean estos de gestión estatal, privada,
cooperativa o social, deberán elaborar en el plazo de un año, contado desde la fecha de
aprobación del Régimen Académico Provincial, el Régimen Académico Institucional de
acuerdo a las particularidades de las distintas carreras y orientaciones.

ARTÍCULO 4°: Regístrese y pase a la Secretaría de Gestión Educativa, Dirección


de Enseñanza Superior, Departamento de Registro de Títulos. Legislaciones.
Certificaciones de Estudios y Equivalencias. Área de Establecimientos Educativos de
Gestión Privada, para su conocimiento y efectos de su competencia. Cumplido, vuelva al
Ministerio de Educación y pase a la Dirección para trámite y Archivo Administrativo de la
Provincia a sus efectos.
ANEXO ÚNICO RÉGIMEN ACADÉMICO PROVINCIAL

CAPÍTULO I: DISPOSICIONES GENERALES

ARTÍCULO 1°: El Régimen Académico Provincial (RAP) es de aplicación


obligatoria en los Institutos de Educación Superior de la Provincia de Jujuy incorporados a
la enseñanza Oficial, sean estos de gestión estatal, privada, cooperativa o social.

ARTÍCULO 2°: Tiene como objetivo fijar las normas generales para el
funcionamiento de las actividades académicas y administrativas en las diferentes carreras
de formación docente y de formación técnica, que se implementan en los Institutos de
Educación Superior (IES) de la provincia.

CAPÍTULO II: CATEGORÍA DE ALUMNOS

ARTÍCULO 3°: En los Institutos de Educación Superior se reconocen dos


categorías de alumnos:

a) Alumnos ordinarios: Son aquellos que se inscriben con el


propósito de cursar una carrera. Para mantener esta condición deberán aprobar
como mínimo una unidad curricular por año calendario.

a.1. Alumnos oyentes: Son alumnos que podrán asistir a clases


sin derecho a Instancias de evaluación y fortalecimiento. Todo alumno
oyente deberá ser previamente matriculado y/o Inscripto para poder asistir
a clases, comprometiéndose a respetar las reglamentaciones vigentes. La
admisión de esta categoría de alumno estará supeditada a las posibilidades
de cada carrera y unidad curricular.

b) Alumnos extraordinarios: Integran esta categoría:

b.1. Alumnos vocacionales: Son aquellos que sin aspirar a la


obtención de títulos, se matriculan para cursar determinadas, unidades
curriculares que pueden resultar de Interés para su desarrollo personal,
laboral o profesional. La admisión de esta categoría de alumnos estará
supeditada a las posibilidades de cada carrera y unidad curricular. Los
alumnos inscriptos bajo, esta categoría recibirán en certificado de
aprobación por unidad curricular y carga horaria.

b.2. Alumnos visitantes: Son aquellos que, provenientes de otro


Instituto de Educación Superior Nacional o Extranjero, se incorporan
temporariamente a la carrera correspondiente, en el marco de un convenio
que regule las actividades académicas a desarrollar.

CAPÍTULO III: INGRESO DE ALUMNOS


ARTÍCULO 4°: Los alumnos aspirantes deberán matricularse en el Instituto de
Educación Superior donde deseen cursar sus estudiantes. La matrícula será renovada
anualmente para tener derecho a cualquier actividad académica.

ARTÍCULO 5°:
a. Son requisitos de matriculación para la categoría de alumnos
ordinarios en las carreras que se dictan en los Institutos de Educación Superior:
 Poseer Título de Estudios de Nivel Secundario o equivalente
completo, otorgado por Instituciones incorporadas a la enseñanza oficial
sean de gestión estatal, privada, cooperativa o social, certificado por la
autoridad competente o por escribano público; y/o constancia de Título en
trámite emitida por autoridad competente.
 Fotocopia de las dos primeras hojas del DNI.
 Certificado, Partida, Acta o Testimonio de Nacimiento.
 Certificado de aptitud psicofísica expedido por el Ministerio
de salud u organismos de su dependencia.
 Planilla prontuarial.
 Otros requisitos por el Instituto de Educación Superior.

Dando el resultado del certificado de aptitud psicofísica entre en contradicción con


las exigencias académicas y los requerimientos para el ejercicio de la profesión docente y
técnica, será ser informado a la Dirección de educación Superior.

b. Son requisitos de matriculación para la categoría de alumnos


extraordinarios en las carreras que se dictan en los Institutos de Educación
Superior:
 Solicitud de admisión dirigida al Rector adjuntando
Curriculum Vitae.  Entrevista Personal.
 Poseer Título de Estudios de Nivel Secundario o equivalente
completo, otorgado por Instituciones incorporadas a la enseñanza oficial,
sean de gestión estatal, privada, cooperativa o social, certificado por la
autoridad competente o por escribano público, y/o constancia de Título en
trámite expedida por autoridad competente.
 Fotocopia de las dos primeras hojas del DNI.
 Certificado de aptitud psicofísica expedido por el Ministerio
de Salud u organismo de su dependencia.
 Planilla Prontuarial, si correspondiente.
 Otros requeridos por el Instituto de Educación Superior.

ARTÍCULO 6°: Las aspirantes mayores de 25 años, con estudio de nivel


secundario Incompleto o equivalente, podrán matricularse previo cumplimiento de la
Resolución N° 114-SE-02 de la Provincia de Jujuy.

ARTÍCULO 7°: Los alumnos extranjeros que acreditan título secundario completo
emitido por el país de origen, para matricularse deberán dar cumplimiento a la normativa
vigente para cada país.
ARTÍCULO 8°: Para la matriculación de los alumnos cada Instituto de Educación
Superior podrá establecer acorde con las particularidades de cada carrera los requisitos
para los cursos de orientación, ambientación y/o nivelación de los aspirantes, los que
tendrán validez únicamente para el año lectivo en que se cumplimente.

ARTÍCULO 9°: Los aspirantes que adeuden materias de Nivel Secundario o


equivalente,
serán matriculados e inscriptos provisoriamente hasta la fecha que fije la Dirección
de Educación Superior. Si el alumno reúne los requisitos establecidos en el Artículo 5° a)
su matriculación e inscripción se convertirán en definitiva, de lo contrario se procederá dar
de baja a la misma.

ARTÍCULO 10° Todo alumno registrará su inscripción por unidad curricular al inicio
del período lectivo para el caso de las unidades curriculares anuales y al comienzo del
primer o segundo cuatrimestre en las unidades curriculares cuatrimestrales. Los alumnos
ordinarios deberán respetar en todos los casos el régimen de correlatividades vigentes.

ARTÍCULO 11°: En caso de que un alumno vocacional decidiera adquirir la


condición de alumno ordinario, deberá formular el pedido ante la Secretaría Académica en
los plazos fijados para inscripción de los alumnos ordinarios debiendo acreditar los
requisitos establecidos en el Art. 5° del presente reglamento.

CAPÍTULO IV: CONDICIONES ACADÉMICAS DE CURSADO Y


ACREDITACIÓN
ARTÍCULO 12°: Las Unidades Curriculares de la estructura curricular adoptan
diferentes formatos pedagógicos, organizan la enseñanza y los distintos contenidos para
la formación de los alumnos.

ARTÍCULO 13°: La diversidad de formatos, abiertos y flexibles, son entendidos


como dispositivos pedagógicos a implementar durante el proceso de formación,
orientados y certificados en la acreditación según las características de cada uno de ellos.
Así se presentan unidades curriculares con los siguientes formatos:

a. Materia

Definidas por la enseñanza de marcos disciplinares o multidisciplinares y sus


derivaciones metodológicas para la intervención educativa de valor troncal para la
formación. Estas unidades se caracterizan por brindar conocimientos y por sobre todo,
modos de pensamientos y modelos explicativos de carácter provisional, evitando todo
dogmatismo, como se corresponde con el carácter del conocimiento científico y su
evolución a través del tiempo. Asimismo ejercitan a los alumnos en el análisis de
problemas, la investigación documental, en interpretación de tablas y gráficos, en la
preparación de informes, la elaboración de banco de datos y archivos bibliográficos, en el
desarrollo de la comunicación oral y escrita; y en general, los métodos de trabajo
intelectual transferibles a la acción profesional, etc. En cuanto al tiempo y ritmo de las
materias, sus características definen que pueden adoptar la periodización anual o
cuatrimestral, incluyendo su secuencia en cuatrimestres sucesivos.
b. Módulo.

Los módulos representan unidades de conocimientos, completas en sí mismas y


multidimensionales sobre un campo de actuación docente, proporcionando un marco de
referencia integral, las principales líneas de acción y las estrategias fundamentales para
intervenir en dicho campo. Pueden ser especialmente útiles para el tratamiento de las
modalidades educativas en la formación docente orientada (docencia en escuelas rurales,
docencia intercultural, docencia en contextos educativos especiales). Su organización
puede presentarse en materiales impresos, con guías de trabajo y acompañamiento
tutorial, facilitando el estudio independiente. Por sus características, se adapta al período
cuatrimestral, aunque puede preverse la secuencia en dos cuatrimestres, según sea la
organización de los materiales.

c. Seminarios

Son instancias académicas de estudio de problemas relevantes para la formación


profesional. Incluye la reflexión críticas de las concepciones o supuestos previos sobre
tales problemas, que los alumnos tienen incorporados como resultado de su propia
experiencia, para luego profundizar su comprensión a través de la lectura y el debate de
materiales bibliográficos o de investigación. Estas unidades permiten el cuestionamiento
del “pensamiento práctico” y ejercitan en el trabajo reflexivo y en el manejo de literatura
específica, como usuarios activos de la producción del conocimiento. Los seminarios se
adaptan bien a la organización cuatrimestral atendiendo a la necesidad de organizarlos
por temas/problemas.

d. Talleres

Están orientadas a la producción e instrumentación requerida para la acción


profesional, como tales son unidades que promuevan la Resolución práctica de las
situaciones de alto valor para la formación docente y técnica. El desarrollo de la
capacidades, que involucran desempeños prácticos, envuelve una diversidad y
complementariedad de atributos, ya que las situaciones prácticas no se reducen a un
hacer, sino que se constituyen como una hacer creativo y reflexivo, en el que se ponen en
juego marcos conceptuales disponibles como la búsqueda de aquellos nuevos que
resulten necesarios para orientar, resolver o interpretar los desafíos de la producción.
Entre aquellas capacidades que resultan relevantes de trabajar en el ámbito de un taller,
se incluyen las competencias lingüísticas, para la búsqueda y organización de la
información, para la identificación diagnóstica, para la interacción social y la coordinación
de grupos para el manejo de recursos de comunicación y expresión, para el desarrollo de
proyectos educativos, para proyectos de integración escolar de alumnos con alguna
discapacidad, etc. Como modalidad pedagógica, el taller apunta al desarrollo de
capacidades para el análisis de escasos y de alternativas de acción, la toma de
decisiones y la producción de soluciones e innovaciones para encararlos. Para ello el
taller, ofrece el espacio para la elaboración de proyectos concretos y supone la
ejercitación en capacidades para elegir entre cursos de acciones posibles y pertinentes
para la situación, habilidades para la selección de metodologías, medios y recursos, el
diseño de planes de trabajo operativo y la capacidad de ponerlo en práctica. El taller es
una instancia de experimentación para el trabajo en equipo, lo que constituye una de las
necesidades de formación de los docentes y los técnicos. En este proceso, se estimula la
capacidad de intercambio, la búsqueda de soluciones originales y la autonomía del grupo.
Su organización es adaptable a los tiempos cuatrimestrales.

e. Trabajos de Campo

Espacios sistemáticos de síntesis e integración de conocimientos a través de la


realización de trabajos de indagación en terreno e Intervenciones en campos acotados
para los cuales se cuenta con el acompañamiento de un profesor/tutor. Permite la
contrastación de marcos conceptuales y conocimientos en ámbitos reales y el estudio de
situaciones, así como el desarrollo de capacidades para la producción de conocimientos
en contextos específicos.

Así como tales, estas unidades curriculares operan como confluencia de los
aprendizajes asimilados en las materias y su re-conceptualización, a la luz de las
dimensiones de la práctica social y educativa concreta, como ámbitos desde los cuales se
recogen problemas para trabajar con los seminarios y como espacios en las que las
producciones de los talleres se someten a prueba y análisis.

Los trabajos de campo desarrollan la capacidad para observar, entrevistar,


escuchar, documentar, relatar, recoger y sistematizar información, reconocer y
comprender las diferencias, ejercitar el análisis, trabajar en equipos y elaborar informes,
produciendo investigaciones operativas en casos delimitados. Es importante que, durante
el desarrollo

curricular, los sucesivos trabajos de campo recuperen las reflexiones y


conocimientos producidos en los períodos anteriores, pudiendo ser secuenciados en
períodos cuatrimestrales.

f. Prácticas docentes

Trabajos de participación progresiva en el ámbito de la práctica docente en las


escuelas y en el aula, desde ayudantías. Iniciales, pasando por prácticas de enseñanza
de contenidos curriculares delimitados hasta la residencia docente con proyectos de
enseñanza extendidos en el tiempo. Estas unidades curriculares se encadenan como una
continuidad de los trabajos de campo, por lo cual es relevante el aprovechamiento de sus
experiencias y conclusiones en el ejercicio de las prácticas docentes. En todos los casos,
cobra especial relevancia la tarea en equipo de los maestros/profesores tutores de las
escuelas asociados y los profesores de prácticas de los Institutos superiores de formación
docente y técnica. Las unidades curriculares destinadas a las prácticas docentes
representan la posibilidad concreta de asumir el rol profesional, de experimentar con
proyectos de enseñanza y de integrarse a un grupo de trabajo escolar. Incluye tantos
encuentros previos de diseños y análisis de situaciones como encuentros posteriores de
análisis de prácticas y resoluciones de conflictos en los que participan los profesores, el
grupo de estudiantes y, de ser posible, los tutores de las escuelas asociadas.

ARTÍCULO 14°: Las condiciones para la acreditación de las unidades curriculares


son: Promoción, Regular y Libre y se regulan en los Diseños Curriculares de las diferentes
carreras.
ARTÍCULO 15: Se establece como parámetro para la acreditación de las distintas
unidades curriculares la escala numérica de 1 (uno) a 10 (diez), cada categoría de esta
escala representará, en forma progresiva, diferente nivel de logro.

ARTÍCULO 16: LA PROMOCIÓN es la condición que obtiene el alumno concluido


el proceso de formación y se acredita al cumplir con los tres requisitos que se detallan a
continuación:
a) Asistencia: El ochenta por ciento (80%) de clases efectivamente dictadas
y/u
otras actividades académicas.

b) Evaluaciones: El cien por ciento (100%) de aprobación de evaluaciones


con calificación de siete (7) como mínimo, con opción a una instancia de fortalecimiento
por cada evaluación.

c) Trabajos Prácticos: El ochenta por ciento (80%) de aprobación de los


trabajos
prácticos. Cada docente establecerá los criterios de evaluación.

ARTÍCULO 17°: Los alumnos que no promocionen y obtuvieren una calificación


entre 4 (cuatro y 6 (seis), adquieren el carácter de regular y podrán rendir examen final, sil
lo permite el régimen de acreditación establecido en el Diseño Curricular de la carrera. De
lo contrario deberán recusar la unidad curricular.

ARTÍCULO 18°: LA REGULARIDAD es la condición que obtiene el alumno


concluido el proceso formativo y se acredita al cumplir en su totalidad los siguientes
requisitos:

a) Asistencia: El sesenta y cinco por ciento (65%) de asistencia a clases


efectivamente dictadas y/u otras actividades académicas. Este porcentaje se reducirá al
cincuenta por ciento (50%) cuando las ausencias obedezcan a razones de salud o trabajo,
debidamente probadas por el alumno presentadas en un plazo no mayor a cinco días
corridos para su justificación.

b) Evaluaciones: El cien por ciento (100%) de las inasistencias de


evaluaciones deberán estar aprobadas con una calificación mínima de cuatro (4), con
opción a una instancia de fortalecimientos por cada evaluación.

c) Trabajos Prácticos: La aprobación del ochenta por ciento (80%) de


trabajos
prácticos. Cada docente establecerá los criterios de evaluación.

ARTÍCULO 19°: La calificación final para la promoción resultará de promediar las


calificaciones de instancias de equivalencias o de las instancias de fortalecimiento
aprobadas con una calificación de 7 (siete) como mínimo. Para la condición regular
resultará de promediar de las calificaciones de las instancias de evaluaciones o de las
instancias de fortalecimiento aprobadas con una calificación de 4 (cuatro) como mínimo.
ARTÍCULO 20°: La regularidad tiene una duración de 2 (dos) años calendario
desde la finalización el cursado cauca transcurrido ese plazo o cuando resultare
desaprobado por tercera vez en instancia de examen final.

ARTÍCULO 21°: El número de evaluaciones mínimas será de una instancia para


las unidades curriculares cuatrimestrales y dos instancias para las unidades curriculares
anuales. El plazo como mínimo, entre las instancias evaluativas y las instancias de
fortalecimiento será de 7 (siete) días hábiles desde la entrega de los resultados obtenidos.
No podrán superponerse las instancias de evaluación con los exámenes finales.

ARTÍCULO 22°: Las instancias de los alumnos a las evaluaciones o instancias de


fortalecimiento en condición de promocional o regular, deberán ser informadas en el
momento de la evaluación, salvo casos excepcionales y solo podrán ser justificadas por
razones de salud. La constancias de justificación deberán presentarse dentro de las (48
hs) cuarenta y ocho horas hábiles a fin de tener derecho a una nueva instancia de
evaluación.

En el caso de no justificar en tiempo y forma, perderá el derecho a la instancia que


correspondiere.

ARTÍCULO 23°: El alumno LIBRE es aquel que no tiene la obligatoriedad de asistir


a clases. Existen las siguientes:

a) Por opción: esta categoría se admite si el diseño curricular de la carrera lo


establece.

b) Por condición:

1. Por no obtener la regularidad: esta categoría se admite si el régimen de


acreditación de la unidad curricular lo permite y comprenda a los alumnos que no
alcanzaron la regularidad por no cumplir con algunos de los requisitos exigidos en el Art.
18°.

2. Por pérdida de la regularidad: esta categoría se admite si el régimen de


acreditación de la unidad curricular lo permita y comprende a los alumnos en condición de
regular que resultaren desaprobados por tercera vez en instancia de examen final o por
caducidad del plazo establecido en el Art. 22°.

ARTÍCULO 24°: El Instituto de Educación Superior deberá hacer respetar en todos


los casos el régimen de correlatividades y de acreditación de las unidades curriculares
establecido en la resolución que apruebe el Diseño Curricular de la carrera.

ARTÍCULO 25°: El porcentaje total de unidades curriculares que los alumnos


podrán rendir en condición de libre, no debe superar el treinta por ciento (30%) de las que
componen el diseño curricular de la carrera.

ARTÍCULO 26: El examen final para alumnos libres se regirá por el programa
vigente de la unidad curricular al momento de efectuarse el mismo y constará de dos
instancias: una primera instancia escrita y la segunda oral, ambas eliminatorias. La nota
mínima de aprobación será de 4 (cuatro) para ambas instancias. La calificación final
resultará de promediar las dos instancias. En el caso de desaprobar alguna de ellas, se
registrará como calificación final, la nota del aplazo.

ARTÍCULO 27°: El alumno aplazado por tercera vez en condición de libre tendrá
que cursar o recusar obligatoriamente las unidades curriculares correspondientes.

CAPÍTULO V: EXAMENES FINALES


ARTÍCULO 28°: El examen final es la instancia de evaluación y acreditación
presencial, oral y/o escrita, que da cuenta del logro de los aprendizajes básicos que
plantean para la unidad curricular para los alumnos en condición de Regular o Libre.
ARTÍCULO 29°: Los alumnos podrán rendir en una misma fecha hasta dos
unidades curriculares siempre que no sean correlativas entre sí.

ARTÍCULO 30°: Los alumnos deberán registrar su inscripción para rendir examen
final su inscripción de regular o libre en las fechas que estipule el calendario académico
de la institución. Podrán anular su inscripción al examen hasta 48 (cuarenta y ocho) horas
previas a su realización.

ARTÍCULO 31°: Para rendir, los alumnos deberán presentar Documento Nacional
de Identidad y/o libreta Estudiantil de acuerdo a lo que establezca el Reglamento
Orgánico Institucional.

ARTÍCULO 32°: El tribunal examinador lo considerará ausente después de los


treinta minutos de iniciado el examen.

CAPÍTULO VI: LOS TURNOS DE EXAMEN


ARTÍCULO 33°: El tiempo de realización de los exámenes finales se denomina
“turno” y las veces que el Tribunal Examinador de una unidad curricular es convocado en
el mismo turno, definen al concepto de “llamado”. A los efectos del examen final, se
cuenta con dos categorías de Turnos de Exámenes.

a. Ordinario: Dentro del Período Lectivo se establecen los siguientes turnos:

• Turno Febrero-Marzo (dos llamados) con suspensión de


actividades.
• Turno Mayo (un llamado) sin suspensión de actividades.
• Turno Julio-Agosto (un llamado) con suspensión de
actividades.
• Turno setiembre (un llamado) sin suspensión de actividades.
• Turno Noviembre-Diciembre (dos llamados) con suspensión
de actividades.

b. Extraordinario: Será autorizado por el Rector mediante resolución, en los


siguientes casos:

1. Cuando el estudiante haya terminado de cursar y regularizar todas


las unidades curriculares de la carrera.
2. Cuando se trate de hasta 2 (dos) unidades curriculares para
completar estudios.
3. Casos contemplados en Normas Nacionales y Provinciales.

ARTÍCULO 34°: Las instancias de los alumnos a los exámenes finales deberán ser
informadas al momento del mismo, salvo caso excepcional y solo podrán ser justificadas
por razones de salud. La presentación de las justificaciones se hará dentro de las 48
(cuarenta y ocho) horas hábiles.
CAPÍTULO VII: PASES
ARTÍCULO 35°: Los Instituto de Educación Superior de la Provincia podrán
conceder a los alumnos, pase a otras carreras dentro de la misma Institución o a otras
Instituciones de Educación Superior para la misma carrera o para otra carrera. No se
puede extender más de un pase a un alumno en el transcurso de un período escolar.

ARTÍCULO 36°: El Instituto de Educación Superior de origen emitirá el formulario


de pase y al constancia analítica, ambos documentos autenticados por la autoridad
correspondiente y dará de baja administrativamente al alumno.

ARTÍCULO 37°: El Instituto de Educación Superior de destino, en el que solicita


ingresar el aluno, efectuará el procedimiento establecido en el Capítulo III Art. 5° del
presente Régimen Académico.

ARTÍCULO 38°: La solicitud de pases se realizará durante los tiempos


establecidos por el Calendario Académico elaborado por el Instituto de Educación
Superior.

ARTÍCULO 39°: La Secretaría Académica verificará la documentación y dará curso


al trámite estipulado en Capítulo VIII del presente Régimen Académico.

CAPÍTULO VIII: EQUIVALENCIAS

ARTÍCULO 40°: La solicitud de equivalencia se realizará en los Institutos de


Educación Superior según Calendario Académico.

ARTÍCULO 41°: El alumno que inicie el trámite de equivalencia deberá estar


matriculado en la carrera correspondiente y podrá inscribirse en la unidad curricular en la
que solicita equivalencia; no así; en la unidad curricular correlativa.

ARTÍCULO 42°: Las equivalencias se tramitarán en una actuación interna


debidamente follada que deberá constar de:

a) Nota de solicitud de equivalencia dirigida a Secretaría Académica.


b) Fotocopia de las dos primeras hojas del DNI.

c) Fotocopia autenticada por autoridad competente de Certificado Analítico de


estudios Incompleto o Completos.

d) Fotocopia autenticada por autoridad competente de los Programas Analíticos.

En estos requisitos se conformará el Expediente correspondiente que se tramitará


en un término de 60 (sesenta) días.
ARTÍCULO 43°: Se podrá solicitar equivalencia siempre que las unidades
curriculares estén aprobadas en Instituciones de Educación Superior incorporados a la
enseñanza oficial y Universitaria oficiales.

ARTÍCULO 44°: En caso que las equivalencias solicitadas sean de estudios


realizados en países extranjeros, deberán ajustarse a lo establecido en la normativa
nacional y provincial vigente para reconocimiento de títulos.

ARTÍCULO 45°: El programa de la unidad curricular aprobado en la Institución de


origen deberá satisfacer los objetivos, contenidos y bibliografía de la unidad curricular
solicitada por equivalencia, y deberá responder a la formación profesional específica del
perfil del egresado.

ARTÍCULO 46°: Ante el pedido de equivalencia se puede dictaminar:

a. Equivalencia Total: será otorgada por Secretaría Académica cuando las


unidades curriculares compartan contenidos similares, idéntica denominación o
correspondan al mismo plan de estudios.

b. Equivalencia Parcial: cuando no se cumplan algunos de los requisitos del


Inc.
a-. Secretaría Académica, el Coordinador de carrera y el Profesor de la unidad curricular
fijarán por escrito las condiciones de acreditación de la unidad curricular.

c. No otorgar equivalencia: cuando no se cumpla en su totalidad los


requisitos del Inc. a y b.

ARTÍCULO 47°: El alumno deberá acreditar, la equivalencia parcial en Instancia de


Promoción y/o Examen Final, en un plazo que no exceda de un año contados a partir de
su notificación. La calificación obtenida se promediará con la calificación original de la
unidad curricular en la que se solicita la equivalencia.

ARTÍCULO 48°: El no cumplimiento de la condición de acreditación en tiempo y


forma de la equivalencia parcial otorgada implicará la caducidad del trámite iniciado,
debiendo cursar la unidad curricular.

ARTÍCULO 49°: Para aprobar por equivalencia en forma total o parcial una unidad
curricular, se podrá tomar de referencia una o más unidades curriculares aprobadas en la
Institución de origen viceversa.
ARTÍCULO 50°: Los programas pertenecientes a planes de estudio no vigentes de
la misma institución o de otra, requerirán de un estudio académico que permita establecer
si corresponde dar trámite de equivalencia.

ARTÍCULO 51°: Las equivalencias serán otorgadas previo dictamen de Secretaría


Académica y por acto resolutivo firmado conjuntamente con el Rector.

CAPÍTULO IX: PERFECCIONAMIENTO DEL ALUMNO


ARTÍCULO 52°: El desarrollo de las unidades curriculares podrá contar con la
colaboración de los alumnos. Esta participación del alumnado en el quehacer académico
efectivo y cotidiano configura la categoría de Ayudante Alumno.

ARTÍCULO 53°: Para acceder a la categoría de Ayudante Alumno se deberá


cumplir con los siguientes requisitos:

a) Ser alumno regular de la institución.

b) Tener aprobado un porcentaje mínimo del sesenta por ciento (60%) de las
unidades curriculares del Plan de Estudio.

c) Haber obtenido una calificación de siete (7) puntos o más en la unidad


curricular
en la que desea desempeñarse.

d) Tener buena conducta dentro de la Institución.

e) Presentar una nota solicitando su inscripción, acompañada con su currículo


vitae y aval del docente de la unidad curricular.

f) Ser designado por resolución del Consejo Directivo.

ARTÍCULO 54°: La designación del Ayudante Alumno tendrá vigencia durante el


período lectivo en que corresponde el dictado de la unidad curricular de que se trate, y
será anual o cuatrimestral según lo establezca el Diseño Curricular de la Carrera.

ARTÍCULO 55°: Son funciones del ayudante Alumno:

a) Participar en reuniones informativas, organizativas y de estudio de la unidad


curricular.

b) Coordinar y realizar seguimiento de pequeños grupos de aprendizaje durante el


dictado de la materia.

c) Realizar observaciones e informes de las clases a requerimiento del docente.

ARTÍCULO 56°: En ningún caso el Ayudante Alumno podrá quedar a cargo de la


clase teórica o práctica, ni podrá evaluar a los alumnos.
ARTÍCULO 57°: Las tareas a desarrollar por el ayudante alumno tendrán carácter
adhonorem. Al término de la Ayudantía, el profesor deberá elevar un informe valorativo
sobre la actividad desarrollada por el Ayudante, por duplicado.

ARTÍCULO 58°: Un ejemplar del informe Valorativo se conservará en el legajo del


alumno, el otro será elevado al Consejo Directivo por el Rector para la emisión del acto
resolutivo que avale la Ayudantía, cumplido dicho trámite se archivará en Secretaría
Académica.

CAPÍTULO X: CARRERAS
ARTÍCULO 59°: La extinción de los efectos Académicos por el cierre toral de una
carrera a partir dl inicio de la última cohorte de cuatro años de duración y al quinto año
para las carreras de tres años. Los estudiantes solo podrán concluir sus estudios en los
plazos indicados.

ARTÍCULO 60°: En las ofertas en que se modifique el plan de estudios, el Consejo


de Departamentos deberá confeccionar una tabla de equivalencias o asimilación, que
permita la permanencia o movilidad de los alumnos, garantizando su trayectoria formativa.

CAPÍTULO XI: TÍTULOS Y CERTIFICACIONES


ARTÍCULO 61°: Se considera egresado al alumno que haya cumplido y acreditado
con la totalidad de las Unidades Curriculares que establezca el Plan de Estudios de la
carrera.

ARTÍCULO 62°: Para la tramitación del título, los alumnos deberán presentar la
documentación requerida por el Departamento Registro de Título, Legalizaciones,
Certificaciones de Estudios y Equivalencias de la Provincia.

CAPÍTULO XII: DISPOSICIONES COMPLEMENTARIAS


ARTÍCULO 63°: Cada Instituto de Educación Superior elaborará el Calendario
Académico conforme lo establece el Art. 6° Inc ) de la Resolución N° 772-G-03
modificatoria del Decreto N° 7320-G-03.

ARTÍCULO 64°: Los Institutos de Educación Superior deberán propiciar acciones


de acompañamiento Institucional para la integración social y participación ciudadana de
los alumnos.

ARTÍCULO 65°: Los Instituto de Educación Superior deberán promover la


adopción de prácticas de inclusión a favor del acceso, permanencia y egreso de las
personas con capacidades diferentes.

ARTÍCULO 66°: Los Instituto de educación Superior garantizarán la legitimidad en


el acceso y ejercicio de roles y funciones en instancias de representación previstas en el
Decreto N° 7320-G-03, desarrollando grados de responsabilidad y autonomía en su
proceso de formación.
ARTÍCULO 67°: El sistema de Crédito será regulado por norma complementaria al
presente régimen.

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