Educacion Socioemocional Libro
Educacion Socioemocional Libro
Educacion Socioemocional Libro
Esta propuesta surge del convencimiento de que las emociones juegan un papel muy
importante en el aprendizaje y que su regulación resulta clave para que una persona se
desempeñe de manera productiva y exitosa en la convivencia cotidiana con sus semejantes
en el ámbito laboral, familiar y social en general; es decir, que sea capaz de manejar sus
emociones para auto-producir estados de tranquilidad, paz y seguridad interior que le
permitan afrontar de mejor manera los retos y dificultades que la vida presenta.
1
de educarlos. En efecto, hasta hace poco tiempo se seguía sosteniendo la idea de que la
educación socioemocional era una tarea que correspondía a la familia y que la escuela tendía
poco que aportar al respecto. Sin embargo, ha resultado evidente, sobre todo en los últimos
años, que la educación familiar no es suficiente, que no basta la intuición y el sentido común
para modular las emociones, que es posible educarlas de manera deliberada y que los padres
y maestros necesitan también ser formados para enfrentar, pero sobre todo, prevenir
problemáticas tanto a nivel individual como social relacionadas con el estrés, la depresión,
las adicciones de todo tipo, la violencia, las relaciones destructivas y otros fenómenos que
obstaculizan el bienestar las personas.
Examinar qué son las emociones, y cómo se producen resulta esencial para darse a la tarea
de educarlas de una manera pedagógicamente planificada, pero más allá de esto, nos
cuestiona sobre la noción de persona en la que se sustenta esta propuesta, es decir, en la
antropología filosófica que marca la dirección del ideal de persona que se inscribe en la
finalidad educativa. ¿Qué son las emociones? ¿Cómo influyen en nuestras conductas y
pensamientos? ¿es posible educarlas? ¿Cuál es la mejor manera de educarlas? ¿Qué
características tiene una persona que ha educado sus emociones? Son cuestionamientos
importantes que debemos hacernos para aportar elementos que abonen a una buena
construcción pedagógica. De este modo, la filosofía, acompañada de las neurociencias, puede
iluminar y dar fundamento a la educación socioemocional.
Etimológicamente, el término emoción viene del latín emotĭo, que significa "movimiento
o impulso", "aquello que mueve hacia". En psicología, las emociones se definen como
reacciones psicofisiológicas que se producen en neutro organismo como respuestas
adaptativas al entorno. De ahí que sean una especie de “disparador” de conductas ante ciertos
estímulos.
2
A las primeras les llamamos “emociones positivas” o no aflictivas, y a las segundas,
emociones “negativas” o aflictivas.
Los estudios neurocientíficos en general hablan de cinco emociones básicas, que son
aquellas que están conectadas con el sistema límbico, la parte más antigua e interior de
nuestro cerebro: alegría, tristeza, enojo, miedo y asco. Estas emociones surgen de manera
espontánea, y están asociadas con mecanismos de supervivencia. Tienen poca relación con
los procesos neocorticales, de manera que el sujeto las padece y no puede hacer mucho por
controlar su aparición, aunque sí puede aprender a controlar la forma en la que las externaliza
conductualmente.
Además de las emociones básicas, existen emociones mucho más complejas, llamadas
emociones secundarias o sentimientos, que se forman por una combinación de las básicas y
por la influencia del medio sociocultural en el que una persona se desarrolla. Son estados de
ánimo más duraderos que la vivencia emocional simple y trazan las características de la
personalidad. Ejemplos de este tipo de emociones secundarias son los celos, la envidia, el
deseo de venganza, el sentimiento de persecución, , el resentimiento, y otras precedidas, que
podríamos llamar negativas, y, por el lado positivo, la solidaridad, la entrega, el cuidado, el
respeto, la experiencia estética, el altruismo, el amor, y todas aquellas que lleven a estados
de vida más plenos y felices.
Como puede observarse, las emociones son respuestas que, por un lado, implican un
componente neurofisiológico, porque se liberan ciertos neurotransmisores, y hormonas, que
provocan reacciones en nuestro cuerpo, pero también, por otro lado, tienen un fuerte
componente de aprendizaje social, es decir, una persona aprende ciertas respuestas
emocionales ante la presencia de ciertos estímulos, gracias en parte al contacto con el grupo
humano con el que tiene referencia. De ahí que se utilice el término “socioemocional” para
indicar que las emociones y su manifestación implican siempre un componente social.
Así, definir al ser humano por sus rasgos biológicos no es suficiente. Los humanos
aprendemos a ser humanos en la interacción con los demás; el proceso de socialización es de
3
suyo un proceso educativo que responde a las exigencias y necesidades de un determinado
grupo social. Por eso afirmaba Durkheim que existen tantas clases de educación como
sociedades distintas, y en cada una de ellas el sistema educativo se impone a los individuos
con una fuerza irresistible, a tal punto que “es inútil creer que podemos educar a nuestros
hijos como queremos”.1
La socialización primaria se lleva a cabo en las primeras etapas de la vida del niño, en el
seno de la familia, donde la educación se realiza a través de la afectividad. En la socialización
primaria el papel de la racionalidad queda en cierta manera eclipsado por el del afecto; en la
familia no sólo aprendemos las reglas para el trato justo de unos con otros, normas de
comportamiento social y principios morales, sino también heredamos prejuicios, conductas
irracionales, creencias infundadas y, en general, un “modo de ver la vida”. La socialización
primaria tiene un papel fundamental en el aprendizaje de emociones y la consecuente
formación en actitudes y valores. Por otro lado, la socialización secundaria sucede cuando el
niño entra en contacto con las instituciones públicas como la escuela, pues le abre a la
diversidad, de otros seres humanos distintos a los de su familia, de otras culturas y de otros
1
Emile Durkheim, Educación y sociología. Trad. de Gonzalo Cataño, México, Editorial Colofón, 5ª.
Edición, 1994, p. 64
2
Idem, p. 74.
3
Juan Delval, Los fines de la educación, México, Siglo XXI editores, 7ª. Edición, México, 1999, p.1.
4
conocimientos distintos a los del sentido común que ha venido acumulando en su experiencia
cotidiana.
4
Fernando Savater, Op. Cit., p. 165
5
3. ¿Qué es la educación socioemocional?
Autores como Daniel Goleman han difundido, desde hace más de 30 años, el concepto de
inteligencia emocional, a partir de los trabajos de Howard Gardner de las “inteligencias
múltiples” y de autores como Sallinger y Damasio. Podríamos definir con estos autores que,
en general, la inteligencia emocional es la capacidad de vivenciar nuestras emociones sin
reprimirlas pero dándoles una canalización adecuada. Es decir, una persona, como señalamos
párrafos atrás, tiene la capacidad de aprender a controlar el modo de manifestar sus
emociones conductualmente. Goleman, ilustra este aspecto con una frase de Aristóteles que
reza así: “Enojarse es fácil. Lo difícil es enojarse con la persona correcta, en el lugar correcto
y con la intensidad adecuada”. Manejar las emociones tienes que ver con esta capacidad de
hacer mediación de los propios impulsos. Esto implica, como condición, que la persona tien
que hacer una labor introspectiva de autoconocimiento y además desarrollar su habilidad para
relacionarse positivamente con los demás. Por eso, para Goleman, la inteligencia emocional
se manifiesta en dos ámbitos fundamentales: el intrapersonal y el interpersonal.
En el ámbito educativo, los autores Mayer & Salovey aluden a las emociones como la
capacidad de percibir el entorno, acceder a él y generar sentimientos que faciliten el
pensamiento. Este funciona de manera jerárquica y busca promover el crecimiento emocional
e intelectual de la persona. (Citado en González, Aranda & Berrocal 2010). Por lo tanto, las
emociones son un puente entre el conocimiento y el desarrollo de las diversas habilidades
para aprender algún campo específico de las disciplinas. La emoción es el ingrediente secreto
del aprendizaje, siendo fundamental para quien enseña y para quien aprende. Es decir, se
convierte en herramientas para formar ciudadanos críticos con equilibrio entre lo emocional
y lo cognitivo.
6
interpersonales un detonante para la motivación, el aprendizaje y la compleción de metas
sustantivas y constructivas en la vida. En este sentido, la escuela debe ser el espacio idóneo
para la construcción de relaciones, la solución de conflictos, y el desarrollo de la tolerancia
y del respeto, aspectos indispensables para una convivencia sana y la construcción de una
sociedad pacífica y democrática.
7
existencial y relacional del individuo. Este núcleo comprende en un primer plano al propio
individuo, después a su familia, amistades y entorno escolar, y finalmente, los contextos
socio-cultural (o sociedad) y medioambiental en el que habita. Las cinco dimensiones
socioemocionales dinamizan las interacciones entre los distintos planos, creando y
sosteniendo la posibilidad de aprender a ser, aprender a hacer, aprender a aprender y aprender
a convivir. A partir de este modelo se plantea que, para fortalecer el desarrollo de las
dimensiones socioemocionales propias del plano colectivo (colaboración y empatía), es
necesario trabajar de forma paralela las dimensiones del plano individual (autoconocimiento,
autorregulación y autonomía) y viceversa. Ya que las distintas dimensiones generan entre sí
sinergias y se potencian unas a otras. Por ejemplo, para que haya autonomía debe fortalecerse
el autoconocimiento y la autorregulación, o bien, para fortalecer la colaboración es
importante trabajar la empatía que nos acerca a los otros, pero la también la autonomía que
hace del individuo un agente autónomo, responsable y participativo, etc. De este modo se
van integrando las distintas dimensiones, tanto el plano individual como en el colectivo, y a
su vez se van cultivando y fortaleciendo para alcanzar los cuatro objetivos fundamentales del
aprendizaje (ser, hacer, conocer y convivir).
8
• “La atención es el proceso cognitivo que nos permite enfocar los recursos
sensoperceptuales y mentales en algún estímulo particular. Este proceso tiene
múltiples componentes que se han definido y clasificado de distintas maneras
dependiendo del campo de estudio que lo aborda. Regular la atención implica
orientar y sostener voluntariamente la atención en la experiencia, estímulo o tarea
a realizar; así como monitorear, detectar, filtrar y dejar ir elementos distractores;
y conducir la percepción de forma explícita hacia un objeto específico (…) Por lo
cual, aprender a regular la atención es fundamental para la regulación de la
conducta”5.
• “Conciencia de uno mismo y de lo que nos rodea: una vez que el estudiante logra
tener cierto dominio de su atención, puede dirigirla hacia su mundo interno y tomar
conciencia de las motivaciones, pensamientos, preferencias y emociones que
experimenta. Este proceso requiere de la capacidad de observar y reflexionar sobre
la influencia que ejercen los diferentes estados mentales y emocionales en la
interpretación y manera de experimentar lo que le sucede y percibe, así como en
sus decisiones y conductas”6. Tomar consciencia de sí mismo implica también
reconocer el impacto de las acciones propias en otros y en el medio ambiente, así
como identificar el impacto de otras personas y del entorno en uno mismo 7.
• Autoestima: “La autoestima se basa en una adecuada valoración de las propias
capacidades, limitaciones y potencialidades, gracias a lo cual se genera un sentido
de apreciación y respeto hacia nosotros mismos y nuestras ideas, lo cual es esencial
para actuar con asertividad. Asimismo, conocer las limitaciones propias permite
buscar formas de subsanarlas, o bien buscar apoyo y colaboración dentro de la
comunidad para lidiar con ellas. Esto es básico para la construcción del sentido de
agencia que permite el desarrollo de la autonomía.
5
Secretaría de Educación Pública “Educación Socioemocional y Tutoría” en el Nuevo Modelo para la
Educación Básica. Planteameinto Curricular. Documento de trabajo, 2017.
6
Ibidem.
7
Lantieri, L., & Goleman, D. P. (2008). Building emotional intelligence: Techniques to cultivate inner
strength in children. Sounds True.
9
• Bienestar: Se refiere a un estado de ánimo dominante en el que el sujeto se siente
básicamente satisfecho consigo mismo y con su vida, y tiene también una
confianza básica en sus semejantes. Esto le permite actuar de manera propositiva
y esperanzada, y construir proyectos colaborativos y relaciones duraderas de
amistad y camaradería. Existen dimensiones del bienestar que se relacionan con
factores externos y estímulos, pero también hay una dimensión profunda de
bienestar que depende del individuo que depende especialmente de alcanzar
estados de serenidad, manejar adecuadamente sus emociones para alcanzar estados
de serenidad y alegría, y vivir valores que le den sentido y dirección a su actuar,
lo que implica la dimensión ética. 8
8
Davidson, R.J. y S. Begley (2012), The Emotional Life of Your Brain: How Its Unique Patterns How Its
Unique Patterns Affect the Way You Think, Feel, and Live-and How You Can Change Them, Plume.
10
El control de la atención y la visualización del pensamiento, junto con el
autoconocimiento, favorecen el desarrollo del pensamiento reflexivo, y con ello la capacidad
de planeación y anticipación de los efectos que pueden generar nuestros estados emocionales
en la propia conducta y en la toma de decisiones. Por lo cual, trabajar capacidades para lidiar
con nuestros estados emocionales, es imprescindible para fortalecer la autorregulación. A
continuación se describen algunas de las habilidades asociadas a la regulación emocional:
11
asumiendo conscientemente las consecuencias previsibles de sus actos. La autonomía tiene
diversas manifestaciones en los ámbitos intelectual, emocional y moral: en el aspecto
intelectual significa la capacidad de pensar por sí mismo, en el emocional, de regular
adecuadamente los estados anímicos, y en el moral, de tomar decisiones sobre lo bueno o lo
justo considerando las consecuencias que estas decisiones tienen sobre los que nos rodean.
Para lograr la autonomía es necesario que la persona desarrollehabilidades para
autoconocerse y poseer un sentido de autoeficacia y de agencia, es decir, de confianza en
las propias capacidades para lograr los objetivos propuestos así como para superar los
obstáculos que surjan.
9
Sepúlveda Ramírez, M.G. Autonomía moral: Una posibilidad para el desarrollo humano desde la ética de
la responsabilidad solidaria, Revista de Psicología de la Universidad de Chile, Vol. XII, Nº 1: Pág. 27-35. 2003.
Extraido de http://www.revistapsicologia.uchile.cl/index.php/RDP/article/viewFile/17294/18034
12
de vincularse con otros de manera colaborativa para mejorar su entorno, así como
participar activamente en los asuntos que les afectan.
• Toma de decisiones y compromiso: Vinculado a la autonomía moral, se relaciona
con la capacidad de tomar decisiones sobre sí mismo y actuar en función de lo que
le beneficia o le perjudica; de lo que beneficia a los demás y lo que perjudica a los
demás.
• Autoeficacia: Valorar su capacidad para llevar a cabo acciones que les permitan
mejorar su propia realidad y la de los demás. Implica el desarrollo de un sentido
de agencia, haber tenido oportunidades prácticas para llevar a cabo tales acciones
y tener un acervo de experiencias previas que desarrollen esa confianza personal.
10
Varios programas para el desarrollo de habilidades socio-afectivas en las escuelas ubican a la empatía
dentro del ámbito de las relaciones interpersonales. Algunos ejemplos: Ámbito de Conciencia Social para el
programa SEL (Social and Emotional Learning de Illinois, USA) Ámbito de Competencias Emocionales
(Competencias ciudadanas de Colombia), Ámbito de Habilidades de Comprensión del Otro (propuesta Valoras
de Chile), Ámbito de Empatía del programa SEAL (Social and Emotional Aspects of Learning de Reino Unido).
13
o mayor grado, como propias. Asimismo, se presenta como referente de un mundo en común
al cual se pertenece11.
11
Zahavi, D. (2001) Beyond Empathy. Phenomenological approaches to intersubjectivity. Journal of
Consciousness Studies, 8 (5-7): 151-167.
14
interactúa se construyan relaciones positivas y forjar el hábito de ayuda mutua y de establecer
metas comunes. Implica también construir una actitud democrática que se interese por la
participación activa de todos y por recoger diversas voces que ayuden a la deliberación para
tomar decisiones lo más consensadas posible.
El aprender a colaborar permite desarrollar una conciencia más amplia que supera el
individualismo y nos hace capaces de construir una comunidad. El sentido de comunidad, a
su vez, implica pasar de una misión personal a una misión de grupo, y ello posibilita el
acrecentar las metas, objetivos y la productividad, no solo de forma cuantitativa sino también
cualitativamente. El transitar de una conciencia individual a un verdadero espíritu de
colaboración es lo que sienta la base y el sentido del tejido social. La persona que se siente
parte de una comunidad satisface la necesidad fundamental del sentido de pertenencia, pero
también la del reconocimiento, porque en la comunidad se es “alguien” y se es parte de
“algo”. La vida entonces cobra un sentido y un propósito más claro, pues nos percibimos
como agentes activos y partícipes de un proyecto común. En pocas palabras, aprendemos a
ser para hacer y convivir. Dado que la colaboración guarda una relación estrecha con la
socialización y la comunicación humana, una manera de fortalecer esta dimensión
socioemocional es a través de cultivar habilidades asociadas con la convivencia, la
comunicación y la negociación de conflictos. A continuación se describen las capacidades
que la propuesta relaciona con la colaboración:
15
invasiva y no dejar espacio para que la persona se desarrolle libremente 12. Por
tanto, la responsabilidad para llevar a cabo las tareas que le corresponden a una
persona debe ir de la mano del respeto por lo que a los otros les corresponde hacer
en un trabajo colaborativo.
• Inclusión: es un valor y una actitud que se funda en el aprecio y el respeto por la
diversidad como fuente de la riqueza y creatividad de la interacción social. Lo
contrario de la inclusión es la exclusión, aquella actitud que segrega, discrimina y
no acepta a los que consideramos como distintos o extraños. De ahí la importancia
de fomentar la inclusión de manera enfática en la escuela, pues es el lugar donde
el estudiante interactúa cotidianamente con compañeros que provienen de otras
familias, culturas y orígenes étnicos, es decir, con aquellos que son diferentes. La
inclusión nos ayuda a valorar esas diferencias y a crear un mundo más equitativo
donde todos puedan caber.
• Resolución de Conflictos: es una de las habilidades más importantes para
desarrollar la capacidad de colaboración. En la relación con los demás el
antagonismo surge de la eventual oposición entre los intereses o puntos de vista
del individuo y los intereses o puntos de vista de la colectividad, por lo cual, el
manejo de conflictos se vale de las habilidades arriba descritas para buscar la mejor
solución ante una discrepancia de puntos de vista y/o de necesidades, etc., el lograr
integrar todas estas capacidades es lo que puede resultar en adoptar una actitud de
“ganar-ganar”, o de satisfacción y bienestar para ambas partes.
• Interdependencia: es la capacidad de concebirse a sí mismo como parte de un
sistema de intercambios y sostenimiento mutuo, es darse cuenta de que la
autonomía siempre es relativa, ya que para sobrevivir, los seres humanos
necesitamos inevitablemente de los demás. El poder reconocer el valor de cada
uno de los integrantes de la vida comunitaria y social, requiere a su vez de la
metacognición, es decir, de que el individuo logre verse así mismo dentro de esta
red de interdependencia y reciprocidad.
12
Cfr. Fromm, E. (2002). El arte de amar. México: Paidós, p. 36.
16
En resumen, la propuesta pedagógica en el Nuevo Modelo Educativo para la Educación
Básica concibe a la educación socioemocional a partir de la articulación de estas cinco
dimensiones socioemocionales: autoconocimiento, autorregulación, autonomía, empatía y
colaboración, las cuales deberán trabajarse a lo largo de los períodos formativos de la
educación básica.
Cada una de estas dimensiones cuenta con habilidades específicas que se han definido e
identificado en una progresión que abarca desde el primer grado de primaria hasta el tercer
grado de secundaria.
13
Idem
17
compartidos con las otras dimensiones para en conjunto construir armónicamente la salud
emocional de una persona.
5. Conclusiones
14
Ruth Galve y Lluís Ylla”¿De qué hablamos cuando hablamos de interioridad en la escuela?” en López
González, L. (2013). Maestros del corazón. Hacia una pedagogía de la interioridad. Madrid: Wolters Kluwer
España. P.43.
18
La interioridad es así la condición de posibilidad de nuestra actividad, tanto física como
mental. En el supuesto de esta postura, desarrollar la interioridad equivale a desarrollarnos
como personas, ensanchar los límites del mundo interior, y, por tanto “habitar más y mejor
en uno mismo”.
Ahora bien, el postulado básico de estos autores es que es posible aprender a conocer y
desarrollar la interioridad, y que se puede ofrecer una educación que contribuya al desarrollo
de la interioridad: “Se puede dar, por tanto, una pedagogía de la interioridad que nos ayude
a mirar hacia adentro y mirar hacia afuera desde más adentro”.15
15
Ibidem.
19