Lepra
Lepra
Lepra
Definición de la enfermedad
5
Modo de transmisión y evolución de la infección
Epidemiología de la enfermedad
6
Bonaerense, zona de gran concentración de casos autóctonos y migrantes internos y
externos.
Si bien la magnitud de la endemia es moderada y la morbilidad global por lepra es
baja comparada con otras enfermedades transmisibles, su importancia como problema de
salud pública está dada por las discapacidades físicas y sociales, permanentes y
progresivas que produce, de no mediar un diagnóstico precoz y un tratamiento oportuno,
regular y completo 7.
A nivel mundial, según los informes oficiales de OMS de 136 países y territorios, el
número de casos nuevos detectados durante el 2015 fue de 210 758. Al 31 de diciembre
de 2015 el número de casos registrados en tratamiento fue de 174 608, para una
prevalencia global de 0.29 por 10.000 habitantes.
En las Américas desde 2006 se ha presentado un descenso en el número de casos
nuevos de lepra reportados anualmente, pasando de 47.612 a 28806 en 2015. Brasil
reportó 26395 casos nuevos en 2015, 91,6% de los casos nuevos reportados en la región.
La prevalencia notificada disminuyó de 0,72 por 10.000 habitantes a 0,31 en el período
2006-2015,.
En nuestro país, la tasa de prevalencia Nacional es de 0,13/10000 habitantes y la
tasa de detección Nacional es 0,71/100000 habitantes en 2016 (ver anexo 1).
Si bien Argentina alcanzó la meta de eliminación a nivel Nacional, definida por la
OMS como una tasa de prevalencia inferior a 1/10000 habitantes, persisten algunos
bolsones endémicos donde la carga de la enfermedad es superior como en la provincia de
Formosa.
Diagnóstico
7
Se debería sospechar lepra en toda persona que presente alguno de los siguientes signos
o síntomas: 10
Máculas hipocrómicas o eritematosas o amarronadas en la piel.
Pérdida o disminución de la sensibilidad en dichas lesiones.
Entumecimiento u hormigueo en las manos o los pies.
Debilidad de las manos o pies.
Dolor o hipersensibilidad de los nervios.
Inflamación o presencia de nódulos en la superficie corporal.
Heridas o quemaduras indoloras en las manos o pies.
La presentación clínica de la enfermedad de Hansen es variable 5 debido a su
amplio espectro de manifestaciones, por lo cual, en algunos casos, es considerado un
desafío para el equipo de salud poder arribar al diagnóstico de lepra 3.
Clasificación
8
Se basa en la respuesta inmune de la persona enferma, que es la que determina la
forma clínica y el pronóstico de la enfermedad.
Incluye las siguientes formas clínicas:
Tuberculoide (LT).
Borderline - Tuberculoide (BT).
Borderline - Borderline (BB).
Borderline - Lepromatosa (BL).
Lepromatosa - Lepromatosa (LL).
9
Clínica Máculas color Máculas o Máculas o placas Máculas
hoja seca, placas:(de eritematosas eritematosas o
límites difusos. 2 a 5) o ferruginosas, hipocrómicas.
eritematosas de anulares, de borde Netas.
Tubérculo-
bordes netos interno neto y externo Número escaso.
Nódulos. neto o difuso según
anestésicas Hipoestésicas.
Infiltraciones, se acerque a la forma
Lesiones escasas y
tuberculoide o
simétricas y asimétricas.
lepromatosa
numerosas Compromiso respectivamente.
Compromiso neural precoz. Número variable.
neurológico y Compromiso neural.
visceral
frecuentes.
Interrogatorio
10
sintomatología (hiperestesia, hipoestesia, hormigueos, disminución de fuerza, epistaxis,
lesiones cutáneas o mucosas) y el tiempo de evolución.
Deben ser registrados los tratamientos previamente realizados, como así también
enfermedades previas significativas y enfermedades intercurrentes.
Examen clínico
11
No hay compromiso de membranas mucosas ni de órganos internos. La alteración
del sistema nervioso periférico es comúnmente unilateral.
Clínicamente se traduce por el engrosamiento del nervio con alteración de la
sensibilidad termoalgésica en el territorio inervado por él. Los nervios más comúnmente
afectados son, en orden de frecuencia: cubital, mediano, tibial posterior, ciático poplíteo
externo, radial, trigémino, facial, ramas auricular y transversa del plexo cervical superficial
y supraorbitario.
12
El compromiso mucoso se inicia por la mucosa nasal y puede evolucionar hacia la
perforación del tabique en su porción anteroinferior, también puede afectarse la mucosa
orofaríngea y laríngea. Clínicamente puede originar disfonía, estridor respiratorio y en
casos graves puede incluso requerir traqueostomía por dificultad respiratoria.
La alteración del sistema nervioso periférico es de instalación lenta desde el inicio de
la enfermedad, provocando una disminución de la sensibilidad con distribución simétrica
hasta inclusive la anestesia en etapas más avanzadas. La sensibilidad térmica es la
primera en afectarse, seguida por la dolorosa y por último la táctil. Inicialmente se
comprometen las superficies extensoras de antebrazos, piernas, manos y pies para luego
extenderse en forma proximal. Los trastornos tróficos que aparecen por alteración
nerviosa son: úlceras plantares, de piernas y atrofia muscular; la debilidad que provoca
esta última se inicia por lo general en manos y pies.
La lepra lepromatosa puede presentar compromiso sistémico debido al proceso
infeccioso, a los fenómenos inflamatorios vinculables a episodios reaccionales y a la
amiloidosis que provoca la infección crónica, por el bacilo o por infecciones piógenas
sobreagregadas. Los órganos afectados con mayor frecuencia son: ganglios, hígado,
bazo, riñón, testículo y ojos.
13
nalgas, miembros superiores, etc, son únicas o escasas. No existe compromiso de
nervios periféricos y órganos internos ni presenta episodios reaccionales. No evoluciona
hacia otras formas clínicas por lo cual presenta pronóstico favorable. La baciloscopía es
negativa.
La lepra infantil es excepcional antes del año, las edades más frecuentemente
afectadas son entre los 6 y 14 años. Las formas más frecuentes son la lepra
indeterminada y tuberculoide, seguida por la forma borderline y lepromatosa.
14
Los troncos nerviosos periféricos deberán explorarse en ciertos lugares
específicos, por ejemplo:
Cubital: canal epitrócleoolecraneano.
Mediano: canal del carpo, entre los tendones del palmar mayor y menor.
Radial: Canal radial, en el tercio distal del antebrazo.
Ciático poplíteo externo: detrás de la cabeza del peroné.
Tibial posterior: por detrás del maléolo interno.
Rama auricular del plexo cervical superficial: zona lateral del cuello.
Examen bacteriológico
15
Se deberá tomar muestras de piel, mucosa nasal, lóbulo de oreja e impronta de la
toma de biopsia.
16
Es este el índice más usado para describir la forma de los bacilos en el frotis
después de la coloración. Se usa para estimar el porcentaje de bacilos vivos, el cual tiene
bastante correspondencia con los bacilos sólidos.
Es el porcentaje de bacilos sólidos respecto del total de bacilos ácido-alcohol
resistentes encontrados.
Nºde bacilos regularmente teñidos
IM = X 100
Nºde bacilos examinados
Examen histopatológico
17
Método de sacabocado: Se utiliza un sacabocado de 3-4 mm, se lo coloca sobre la zona
elegida y con movimiento de tornillo se introduce hasta la grasa subcutánea, con una
pinza se toma la muestra y se corta con una tijera delicada u hoja de bisturí. La muestra
extraída deberá ser utilizada para la histopatología y para la baciloscopía. Para esta
última se realizará una impronta en un portaobjeto con el fragmento extraído.
Episodios reaccionales
1. Reacción de Tipo I
18
Aparece en pacientes con lepra BB, BT y BL, debido a la inestabilidad inmunológica de
estas formas clínicas. En su fisiopatogenia, se produce un aumento de la respuesta
celular de tipo Th1, formando parte de un mecanismo de hipersensibilidad celular
retardada. Cuando la reacción se asocia a un aumento de la inmunidad celular, como
ocurre en los pacientes tratados, recibe el nombre de reacción ascendente (upgrading
reaction) o reacción reversal22 ya que revierte la tendencia natural de la lepra a dirigirse al
polo lepromatoso y ubican al paciente en una forma clínica de mayor resistencia cercano
al polo tuberculoide. Pueden ocurrir reacciones reversales tardías, que se presentan luego
de finalizado el tratamiento poliquimioterápico aún después de varios años y que pueden
confundirse con recidivas. Por el contrario, cuando la inmunidad celular disminuye como
sucede en pacientes no tratados o que discontinúan el tratamiento pueden observarse
reacciones similares, pero donde la tendencia es virar al polo lepromatoso y se las
denomina reacción descendente o downgrading reaction.
2. Reacción de Tipo II
Este tipo de reacción ocurre en pacientes con LL y con menos frecuencia en BL
(polos de menor resistencia). Se encuentra mediada por inmunidad humoral y celular
como consecuencia de un choque antígeno-anticuerpo. Estos inmunocomplejos
circulantes no pueden ser aclarados por vía renal ni fagocitados por los macrófagos,
depositándose en las paredes vasculares. La liberación de citocinas proinflamatorias y el
19
reclutamiento posterior de los neutrófilos, contribuirían al desarrollo de las
manifestaciones clínicas propias de cada órgano afectado 19.
El prototipo de este episodio reaccional es el eritema nodoso. Se caracteriza por la
aparición de nódulos dermohipodérmicos, eritematosos, dolorosos que pueden ulcerarse
y localizarse en cualquier región del tegumento 21. Puede presentarse como forma de
inicio de la enfermedad, durante el transcurso del tratamiento e inclusive años más tarde
de haber finalizado el mismo 21 (por este motivo es necesario mantener en observación a
los pacientes como así también explicarles la posibilidad de padecer dicha reacción a
pesar de haber finalizado el tratamiento PQT).
Otras manifestaciones clínicas de este tipo de reacción son: el eritema polimorfo, y
vasculitis necrotizante (Fenómeno de Lucio- ver anexo 2).20 Además, pueden presentar
fiebre, mal estado general, adenomegalias, iridociclitis, orquitis, edema inflamatorio de
manos y pies, compromiso neural, dolores óseos y articulares, hepatoesplenomegalia
hasta inclusive, compromiso renal (glomerulonefritis aguda por depósitos de
inmunocomplejos) que puede evolucionar hacia una insuficiencia renal. Los casos más
graves requieren internación.
Este cuadro clínico puede acompañarse de alteraciones en el laboratorio:
leucocitosis con neutrofilia, anemia, VSG acelerada, hepatograma alterado, etc.
Recidivas
20
periódicos por un lapso de 5 años e instruir al paciente acerca de la necesidad de
concurrir a la consulta ante la reaparición de lesiones nuevas.
Tratamiento
21
6 dosis en plazo máximo de 9 meses en pacientes PB), de no cumplirse con estos
requisitos, se considerará abandono o incumplimiento del mismo y deberá reiniciarlo.
Los pacientes que por razones personales migran a otra jurisdicción, deberán ser
referidos al nuevo lugar con informe de su estado actual de salud. (Proceso referencia-
contrarreferencia).
El tratamiento de la lepra debe ser:
Gratuito: Según ley 22964.
Multidisciplinario: Encarado íntegralmente considerando los aspectos
psicosociales, prevención y rehabilitación de discapacidades si las hubiera. Todo el
equipo de salud (médicos generalistas, clínicos, dermatólogos, neurólogos, oftalmólogos,
traumatólogos, otorrinolaringólogos, trabajadores sociales, psicólogos, kinesiólogos,
farmacéuticos, enfermeros, etc) deberá realizar un control integral del paciente y de su
entorno.
Ambulatorio: En el centro asistencial más cercano al domicilio del paciente. Si se
requiere internación la misma podrá efectuarse en cualquier institución hospitalaria.
Poliquimioterápico (PQT) : Es una combinación de drogas seguras y efectivas para
el tratamiento de la lepra, utilizado desde el año 1980, y distribuido en forma gratuita por
la OMS, tiene como objetivo la cura del paciente, interrumpir la transmisión de la
enfermedad, acortar el tiempo de tratamiento y disminuir la resistencia bacteriana 17.
En el inicio de su implementación, la duración del tratamiento PQT era de 2 años,
hasta que en 1998 OMS sugirió reducir a 1 año el tiempo de PQT debido a las bajas tasas
de recidivas registradas hasta el momento 23.
Todos ellos se administran por vía oral. La monoterapia con cualquiera de los
fármacos disponibles es considerada iatrogénica, por lo cual está definitivamente
contraindicada su prescripción 10. En la actualidad se utiliza el esquema PQT
recomendado por la OMS en 1982 para el cual es imprescindible dividir en dos categorías
a los pacientes: MB y PB. El esquema consiste en administrar una toma mensual
supervisada y una toma diaria autoadministrada, combinando de dos a tres drogas:
rifampicina, clofacimina y dapsona. Es seguro para la mujer y su bebé durante el
embarazo y lactancia 10. Pueden administrarse a pacientes HIV (+) en tratamiento
antirretroviral y a pacientes en tratamiento para tuberculosis 10.
Drogas 2
Dapsona
22
Se utiliza para el tratamiento de la lepra desde el año 1948, sigue siendo un agente
antileproso de amplio uso, barato, fácil de administrar y con escasos efectos tóxicos.
Se absorbe en forma rápida y casi completa en el tubo digestivo, alcanzando niveles
plasmáticos máximos entre las 3 y 6 horas, con excelente penetración tisular,
excretándose en forma lenta por la orina.
Cuando se administra en dosis de 100 mg/día actúa como agente bacteriostático y
débilmente bactericida.
Efectos adversos
Anemia: Es la más frecuente. Reviste mayor importancia cuando existe un déficit de la
enzima glucosa-6-fosfato-deshidrogenasa.
Erupciones cutáneas leves y excepcionalmente síndrome de hipersensibilidad.
No debe indicarse en pacientes con anemia severa. Debe ajustarse la dosis en
pacientes con insuficiencia renal.
Rifampicina
Es el más potente bactericida frente al Mycobacterium leprae, se absorbe
rápidamente y su distribución en los tejidos es amplia.
A la dosis de 600 mg., la concentración sérica máxima es 30 veces superior a la CIM
(concentración inhibitoria mínima).
Efectos adversos
Son raros cuando la administración es intermitente.
Coloración rojiza de la orina.
Intolerancia digestiva.
Alergia, urticaria.
Falla hepática.
Falla renal.
Sindrome de hipersensibilidad por producción de anticuerpos antirifampicina.
Clofacimina
Su modo exacto de acción sigue siendo desconocido. Su acción antibacteriana es
del mismo orden que la dapsona, pero se inicia al cabo de unos 50 a 90 días después de
administrarla. Posee una vida media de al menos 70 días.
Tiene efecto antinflamatorio si se administra en dosis de 200 a 300 mg/día, siendo
útil para el control del eritema nodoso.
23
Efectos adversos
Piel: Produce una pigmentación pardo negruzca, proporcional a la dosis ingerida, más
intensa a nivel de las lesiones y en los sitios expuestos a la luz solar, reversible
lentamente una vez suspendida la medicación. Se describen además sequedad general
de la piel, ictiosis, prurito, fotosensibilidad y erupciones cutáneas inespecíficas.
Aparato digestivo: En general se pueden observar cuando se utilizan dosis igual o
mayor a 300 mg/día, se han descripto náuseas, vómitos, dolor abdominal, heces blandas,
diarrea, anorexia y pérdida de peso.
Ojos: Produce una pigmentación conjuntival que no interfiere con la agudeza visual.
No debe administrarse clofacimina a pacientes con graves disfunciones hepáticas o
renales y a los que presentan dolores abdominales recurrentes y/o diarrea.
Esquemas terapeúticos
1) Esquema multibacilar
Duración: 12 dosis en un período máximo de 18 meses. Se discontinúa al completar las
12 dosis. Los casos que completaron el esquema y que aún persisten con signos de
actividad clínica o bacteriológica, serán evaluados por servicios de referencia.
2) Esquema paucibacilar
Edad Pediátrica
Niños de 10 a 14 años MB
24
Rifampicina 450mg/mes Supervisada
Clofacimina 150mg/mes Supervisada
Dapsona 50mg/mes Supervisada
Clofacimina 50mg/dia Autoadministrada
en días alternos
Dapsona 50mg/dia Autoadministrada
Niños de 10 a 14 años PB
Rifampicina 450mg/mes Supervisada
Dapsona 50mg/dia Autoadministrada
Tratamientos alternativos
•Resistencia a la medicación
25
Esquemas:
26
19
Tratamiento de los estados reaccionales
En los estados reaccionales tipo I, sin compromiso neural ni del estado general,
pueden utilizarse antinflamatorios no esteroideos a dosis habituales. 21,24
En caso contrario (frente a la pérdida de la función nerviosa con pérdida de la
sensibilidad y/o debilidad muscular, dolor o sensibilidad en uno o más nervios, úlceras
cutáneas o marcado edema de manos, pies o cara) 21,24 se deberá actuar en forma
urgente con el fin de evitar deformidades irreversibles. En estos casos, el uso de
corticoides por vía oral debe indicarse de la siguiente manera:
40 mg/día semana 1 y 2
30 mg/día Semana 3 y 4
20 mg/día semana 5 y 6
15 mg/día semana 7 y 8
10 mg/día semana 9 y 10
5 mg/día semana 11 y 12
El paciente debe ser examinado todas las semanas y la dosis de corticoides debe ser
reducida cada dos semanas, de acuerdo a evolución. La dosis máxima de corticoides no
debe exceder nunca 1 mg/kg/día. En algunos casos el uso de corticoides puede
extenderse por más de 12 semanas. Si el paciente se encontraba realizando tratamiento
PQT no debe ser suspendido. Todos los pacientes deben recibir información específica
para que puedan reconocer dichas reacciones y de este modo actuar en forma rápida y
adecuada. Cuando las neuritis son severas, debe hospitalizarse al paciente. El uso de
férulas o tablillas sirve para poner los músculos y los nervios afectados en reposo y de
esta manera evitar discapacidades 21, las intervenciones quirúrgicas para descomprimir el
nervio sólo se llevan a cabo cuando fracasa el tratamiento mencionado anteriormente.
Con respecto al eritema nodoso, cuando es leve está indicado el uso de anti-
inflamatorios no esteroideos (AINES). Cuando el EN es moderado o severo o recurrente,
el uso de talidomida 100 a 200 mg/día permite mantener remisiones prolongadas pero por
su efecto teratogénico debe restringirse a pacientes de sexo masculino y mujeres
postmenopáusicas 17, 21, 24. En el caso de mujeres en edad fértil, está contraindicada,
excepto si se utilizan métodos anticonceptivos confiables y con consentimiento informado
del paciente 17, 19. La Organización Mundial de la Salud desaconseja, por su conocido
efecto teratogénico, el uso de talidomida y recomienda para el EN severo igual esquema
27
de corticoide citado previamente, con una duración de 12 semanas. En algunos casos
puede asociarse clofacimina al esquema con glucocorticoides (cuando el paciente no
responde satisfactoriamente al uso de corticoides o a manera de reducir los efectos
adversos de los mismos) o bien utilizarla como única droga 25.
Si el paciente se encontraba realizando tratamiento PQT no debe ser suspendido.
Por el contrario, si el paciente completó correctamente el esquema PQT, éste no debe
reiniciarse.
El uso de clofacimina a altas dosis no debe exceder los 12 meses y tarda
aproximadamente 4-6 semanas en controlar el EN.
Cuando el EN se acompaña de iridociclitis, se utilizan además, colirios con
corticoides y atropina y se deriva al paciente rápidamente al oftalmólogo puesto que se
trata de una urgencia.
Control
Control postratamiento
28
oportunamente. En el caso que no esa posible, los centros de atención deberán efectuar
visitas programadas a las zonas referidas por el paciente.
Los centros de atención deben interactuar con la comunidad a fin de educar e
informar a cerca de aspectos básicos de la enfermedad (qué es, cómo se contagia, cuáles
son sus manifestaciones, cómo es su tratamiento y seguimiento) recalcando siempre la
importancia de tratarse de una enfermedad que tiene cura. De esta manera se evitarán
los prejuicios estigmatizantes de esta patología.
Se requiere de un equipo multidisciplinario para llevar a cabo en forma permanente,
la tarea de vigilancia de contactos.
Discapacidades
Responsable: Las discapacidades grado cero deberán ser seguidas por médicos
generalistas, las grado I y II deberán derivarse a centros especializados.
Nivel de atención: Primer, segundo o tercer nivel.
29
Los pacientes deben estar informados y saber que:
La lepra puede producir deficiencias primarias que afectan a los nervios, los ojos y
las mucosas de las vías aéreas superiores, o sea, que pueden lesionarse
directamente dichas estructuras.
La lesión nerviosa puede originar disminución de la sensibilidad en las zonas de
inervación de los nervios afectados.
Las manos, los pies y los ojos pueden sufrir traumatismos debido a la insensibilidad
pudiendo ocasionar daños irreversibles si no se previene con ciertas prácticas.
La lesión de determinados nervios, con la parálisis muscular consiguiente puede
provocar deformidades como mano en garra, mano y pie péndulo y lagoftalmos.
Las discapacidades y deformidades pueden prevenirse, especialmente si el
diagnóstico y tratamiento son tempranos.
Existen medios para proteger las manos, los pies y los ojos insensibles y preservar
la función nerviosa. (Ver anexo 8 y 9).
Signos y síntomas
1- Lesiones oculares
La mayoría de las lesiones oculares se observan en los enfermos lepromatosos
avanzados. La zona más afectada es el segmento anterior del ojo (córnea, conjuntiva,
párpados, esclerótica, cuerpo ciliar y coroides).
Pueden ser específicas de la enfermedad o inespecíficas (secundarias a
complicaciones propias de la patología).
Las lesiones corneales específicas consisten en infiltrados celulares compuestos por
macrófagos que contienen gran cantidad de bacilos en su interior, se observan como
opacidades localizadas de bordes difusos. Como consecuencia de la evolución, los
infiltrados tienden a fusionarse y hacerse más profundos formando un pannus
vascularizado que toma el aspecto de un velo difuso. En algunos casos, aparecen sobre
estas lesiones opacidades más densas, que pueden incluso calcificarse. Estas lesiones
están repletas de bacilos, recibiendo el nombre de “perlas” lepromatosas y son
patognomónicas de la enfermedad.
En forma precoz pueden aparecer microlepromas o perlas sobre el iris. Al progresar,
aumentan de tamaño y se extienden por contigüidad a estructuras vecinas.
30
Las lesiones inespecíficas se producen por parálisis musculares secundarias al
compromiso del 7°par, anestesia de córnea por afectación del 5°par, compromiso de los
anexos cutáneos o por episodios reaccionales.
El lagoftalmos es uno de los problemas más frecuentes en los pacientes con lepra,
se produce por daño del nervio facial. Si se actúa en etapas iniciales, éste puede ser
reversible, de manera contraria, puede convertirse en una discapacidad permanente,
provocando epífora crónica y exponiendo a la córnea a posibles lesiones por mal cierre
palpebral 26.
La hipoestesia corneal, por daño del 5°par, provoca riesgo de lesiones corneales
como úlceras o abscesos pudiendo conducir a la ceguera de no mediar en forma urgente
un tratamiento adecuado 26.
Tanto los enfermos como el equipo de salud deben estar entrenados para reconocer
manifestaciones oculares consideradas de riesgo por la posibilidad de compromiso grave
de la visión.
Ante un episodio agudo de dolor ocular, fotofobia, visión borrosa y ojo rojo,
sospechar la presencia de un episodio reaccional de tipo II (iridociclitis) y derivar al centro
especializado más cercano, en caso de no disponer de esta alternativa, indicar colirios
con corticoides (acetato de prednisolona) y colirios con atropina.
2- Nervios periféricos
Cuanto mayor es el retraso entre la aparición de los primeros síntomas de la
enfermedad y el inicio del tratamiento, existe mayor probabilidad de daño neural. Es por
esto que se impone educar a la población acerca de aspectos básicos de la enfermedad
que les permitan reconocer signos y síntomas y consultar al equipo de salud más cercano
a su domicilio. Con esto se logra un diagnóstico temprano, tratamiento oportuno y
prevención de complicaciones a largo plazo.
El daño neural puede ocurrir durante la realización del tratamiento poliquimioterápico
y luego de haber finalizado el mismo. El riesgo de lesión disminuye en forma constante en
los siguientes tres años de seguimiento. Los pacientes MB con deterioro de la función
nerviosa al momento del diagnóstico, tienen mayor riesgo de daño neural (comparado con
otros pacientes) y requiere de controles continuos por el equipo de salud.
La lesión de los nervios, por lo general, se inicia como una alteración poco
importante, con una pérdida mínima de la función (zonas con ausencia de sudoración y
déficit sensitivo, debilidad o parálisis de algunos músculos), progresando luego hacia una
pérdida más extensa y grave (aumento de las zonas con ausencia de sudoración y
disminución de la sensibilidad, agravación del déficit sensitivo y aumento de la debilidad
31
muscular) que culmina en la parálisis completa del nervio. El tratamiento precoz preserva
su función y la aparición de discapacidades.
Aunque la lesión nerviosa es paulatina, puede presentarse de forma repentina
durante un episodio de neuritis; el nervio aumenta de tamaño, se hace más sensible y
muy doloroso. Estos ataques incrementan la probabilidad de lesión nerviosa.
La parálisis silenciosa del nervio ocurre cuando el paciente carece de signos y
síntomas, pudiendo ocurrir la parálisis completa al cabo de meses o años.
La evaluación de la discapacidad, como se mencionó previamente, debe realizarse
al momento del diagnóstico, durante el tratamiento y al finalizar el mismo. Una evaluación
completa incluye la valoración de la cara, nariz, ojos, miembros superiores e inferiores. En
el anexo 10 muestra una guía abreviada para evaluación de la discapacidad.
A continuación, se detallarán las maniobras de evaluación que figuran en la guía.
32
La cartilla se coloca a una distancia de 6 metros en línea recta con el paciente a
examinar.
El examinador debe colocarse a un lado de la cartilla y con una vara o lapicero
señalar debajo de cada letra/símbolo, iniciando en la letra superior y finalizando en
aquella letra que no ve o se equivoca.
Se considera como válida la última línea en la cual el paciente consigue leer
correctamente 2 símbolos de 3.
Si el paciente no consigue leer a más de 0.1 se evalúa la visión cuenta dedos. (fig.
14).
Si el paciente usa gafas correctoras para visión de lejos, deberá colocárselas antes
de iniciar la prueba y se registrará en la planilla que la evaluación se realizó con gafas.
La agudeza visual se toma ojo por ojo, iniciándose la valoración en el ojo derecho
por convención, luego alternar con el ojo izquierdo. Mientras se examina uno de los ojos,
el otro deberá cubrirse con la palma de la mano del paciente u oclusor (fig. 15), sin hacer
presión contra el ojo. Evitar tapar el ojo con los dedos.
Con un hilo dental fino o extrafino sin sabor, se corta una medida de 5 cm, se toca la
cara temporal periférica de la córnea observándose si pestañea. Si no lo hace tiene
alteración de la sensibilidad.
Evaluación de resistencia
Se le pide al paciente que cierre los ojos suavemente, con el dedo meñique se
intenta levantar el párpado superior observando en un sentido la resistencia y en otro
sentido el cierre espontáneo.
33
Una disminución de la resistencia o un cierre asimétrico correspondería a una
paresia.
34
Es un músculo corto de la mano que se encuentra inervado por el nervio cubital. Su
función es aducir el dedo meñique con respecto al eje del cuerpo, o abducir el dedo
meñique con respecto al eje del dedo medio de la mano.
Se le pide al paciente que coloque la palma de su mano para arriba y que separe el
dedo meñique. Posteriormente se aplica una fuerza a la altura de la falange proximal
hacia adentro.
Se registrará en la planilla si el músculo está debilitado, paralizado o normal.
Exploración de la sensibilidad.
La presencia de sensibilidad cutánea normal habla de la integridad del sistema
nervioso central y periférico. Sin ella el paciente pierde la capacidad de percibir las
sensaciones de calor, frío, dolor, tacto y presión.
Para realizar la pesquisa de la sensibilidad son necesarios algunos cuidados.
Explicar al paciente el exámen que va a ser realizado asegurándose su comprensión
para obtener su colaboración.
Ocluir la visión del paciente.
Seleccionar aleatoriamente la secuencia de puntos a ser testeados. Tocar la piel dejando el
tiempo suficiente.
Evaluar en un punto cercano de haber callos cicatrices o úlceras.
Técnica de evaluar la sensibilidad con Estesiómetro o test de los monofilamentos.
Antes de realizar el test, retirar los monofilamentos del tubo y encajarlos
cuidadosamente en el agujero lateral del tubo en orden creciente de más fino a más
grueso.
35
Para medir la sensibilidad se le pide al paciente que coloque la palma de su mano
hacia arriba y que mantenga los ojos cerrados durante la prueba. El evaluador tomará el
monofilamento con su mano y ejercerá una presión con el mismo en la palma de la
mano. Para ello debe ubicar el monofilamento en forma perpendicular a la superficie de la
piel y deberá ejercer una presión de tal manera que logre hacer una curvatura en el
monofilamento. En el diagrama se visualizan los puntos a medir la sensibilidad en la
mano.
El test se iniciará con el monofilamento más fino 0,05 g (verde) y ante la ausencia de
respuesta se proseguirá el test con el monofilamento que le sigue en grosor y así
sucesivamente.
La sensibilidad debe ser medida una vez en cada punto con cada monofilamento. No
se podrá tocar más de una vez a excepción de los monofilamentos verde y azul que
deberán ser evaluados 3 veces en cada punto.
El último color del monofilamento con el cual ha sentido la sensibilidad
quedará registrado en la guía.
Alteraciones visibles en manos.
Se registrará la presencia de fisuras, lesiones traumáticas, úlceras, desvíos de
falanges , retracciones, deformidades, mano en garra, mano caída, reabsorción
ósea.
36
Función autonómica y sensibilidad de la planta del pie, inervación de la musculatura
intrínseca del pie.
Su lesión provoca disminución o ausencia de la sensibilidad en la región plantar,
paresia o parálisis de la musculatura intrínseca del pie, pudiendo llevar a la garra de los
dedos. Atrofia de la musculatura intrínseca del pie. El nervio se palpa por detrás del
maléolo interno.
Exploración de la sensibilidad.
De la misma manera que se evaluó la sensibilidad en las manos, se
explora en los pies.
Los puntos a ser evaluados serán los siguientes.
Registrar en el diagrama con los colores según el test
monofilamentos.
Heridas y alteraciones visibles en los pies: buscar cicatrices, úlceras,
fisuras, pie caído, reabsorción, dedos en garra.
37
Grado 0: no hay alteración de la sensibilidad, no hay deformidad ni lesión visible.
Grado I: hay alteración de la sensibilidad, pero no hay deformidad ni lesión visible.
Grado II: hay deformidad o lesión visible.
* Cada mano y cada pie deben examinarse y clasificarse por separado.
Ojos:
Grado 0: no hay problemas oculares debidos a la lepra, sin evidencias de pérdida
visual.
Grado I: hay problemas oculares debido a la lepra, pero la visión no está gravemente
afectada como resultado de ello.
Grado II: pérdida visual importante, lagoftalmos, iridociclitis y opacidades corneales a
causa de la lepra.
*Cada ojo debe ser evaluado y clasificado por separado. Clasificación de las
discapacidades.
Medidas que deben realizar los enfermos/familiares para proteger las manos y
los pies insensibles 26, 30,31.
La piel insensible no percibe el dolor, lo que implica que un episodio traumático,
pueda pasar desapercibido por parte del enfermo, con el consiguiente riesgo de que
se repita y agrave la situación. Ante esta circunstancia, se hace indispensable
examinar a diario las manos y los pies en busca de signos de traumatismo y
seguidamente buscar medidas de protección para evitar su eventual repetición.
Deberá tener en cuenta la posibilidad de un traumatismo antes de empezar a utilizar
la mano en cualquier actividad y luego de finalizar la misma; habituarse al empleo de
medios de protección como guantes, manoplas, toallas, etc.
38
El pie insensible sufre traumatismos que pueden originar úlceras y posteriores
complicaciones. Para evitar los traumatismos se debe alentar el uso de plantillas,
doble par de medias, calzado adecuado (cerrado, de suela dura) y el descanso e
inspección de los pies durante las caminatas.
El cuidado de la piel y su humectación diaria es importante a fin de evitar fisuras y
úlceras cutáneas.
Si existen úlceras, es necesario el reposo para lograr su curación, cubrirlas con
apósitos limpios y húmedos.
Si existe un pie caído, se deberá realizar movimientos pasivos para evitar la
contractura del tendón de Aquiles.
Medidas que deben realizar los enfermos/familiares para proteger los ojos 26,30:
Examinar a diario los ojos para detectar precozmente la presencia de traumatismos
e infecciones.
Reconocer síntomas tales como dolor, fotofobia, visión borrosa, disminución de la
agudeza visual, ojo rojo y ojo seco. Esto le permitirá consultar precozmente y actuar
en forma temprana.
Uso de anteojos oscuros que reduzcan luminosidad y protejan a los ojos de posibles
daños.
Prevención del resecamiento, especialmente durante el sueño, utilizando lágrimas
artificiales.
Ante sensibilidad alterada de la córnea, cubrir los ojos durante la noche, con
parches.
Ejercicio diario de los párpados en los casos de debilidad del músculo orbicular:
cerrar fuertemente los ojos manteniéndolos apretados (contando hasta 5 en forma
lenta) aproximadamente 10 veces al día.
Estigma y discriminación 33
39
Este problema guarda relación con una representación social de la lepra que se ha
sustentado en arraigados prejuicios, y antiguas prácticas confinatorias que fueron
corrientes hasta épocas recientes.
Por lo tanto para el control de la lepra, y para la reducción de los prejuicios, se hace
necesario neutralizar el rechazo de quienes no padecen Hansen y, por otro lado,
promover el no ocultamiento de quienes si lo padecen, ya que de lo contrario se permite la
continuidad de la cadena de transmisión.
Vencer a la enfermedad no sólo requiere la colaboración de las autoridades
sanitarias, del equipo de salud, sino también de la comprensión y concientización de la
sociedad en su conjunto. En esta lucha la prevención es vital, ya que localizar a los
enfermos precozmente reduce las lesiones físicas y acelera la curación. También se hace
necesario fomentar e instalar el mensaje de que la enfermedad no es hereditaria, es
totalmente curable y los enfermos, diagnosticados y bajo tratamiento, pueden desarrollar
sus actividades laborales y sociales sin ningún impedimento, recalcando nuevamente que
el paciente NO debe ser aislado.
En la lucha contra la lepra, siguen siendo necesarios más esfuerzos para el
desarrollo de una percepción positiva de la enfermedad acompañado de sistemas
sanitarios y socio-económicos firmes, que mejoren las condiciones de vida de las
comunidades más vulnerables que son las más afectadas por la enfermedad.
ANEXOS
Anexo 1:
Tasas de detección c/100.000 habitantes.
Período 2001 - 2016
1,4
1,24 1,24
1,2 1,18
1,09 1,06
1 1,03 1,01
0,98
0,91 0,88
0,87
0,8
0,76 0,74 0,73 0,71
0,6 0,64
0,4
0,2
0
2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016
40
Tasas de Prevalencia c/10.000 habitantes.
Período 2001 - 2016
0,5
0,45 0,44
0,42
0,4
0,35
0,3
0,25 0,26
0,22 0,23
0,2 0,2
0,17 0,18 0,17 0,18
0,15 0,15 0,15 0,14 0,15
0,12 0,13
0,1
0,05
0
2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016
Anexo 2:
(Fotos)
Anexo 3:
Técnicas para la toma de muestra
Piel
En primer lugar se buscarán lesiones en la piel, en caso de encontrarlas se les dará
prioridad y se tomará muestras en una o más de ellas.
Si no existen lesiones en piel, tanto para diagnóstico como para control de
tratamiento se deben realizar como mínimo y de rutina las siguientes tomas:
1. Lóbulo de oreja izquierda y/o derecha.
2. Codo izquierdo y/o derecho.
En las lesiones maculosas (sin signos de curación central) la toma deberá realizarse
del centro y del borde de la misma 33.
Si la lesión tuviera una zona central sana (en escarapela), se elegirá entre el borde
interno y el externo, aquel que presente un aspecto más difuso.
En todos los casos deben extraerse 3 muestras por paciente: mucus, lóbulos y codo
o mucus, lóbulos y lesiones si las hubiera.
Mucosa nasal
Armar un pequeño hisopo de algodón.
41
Humedecerlo con solución fisiológica.
Con el paciente sentado se hace reclinar la cabeza hacia atrás para que el tabique
nasal se haga visible.
Introducir el hisopo en ambas cavidades y raspar suavemente la parte superior del
tabique.
Identificación del sitio de donde se tomó la muestra
Es imprescindible una correcta identificación de sitio de toma de las muestras
porque durante el tratamiento tendrán que efectuarse los controles en los mismos
sitios para evaluar la efectividad del mismo. Se puede usar cualquier método de
identificación que permita conocer el sitio de obtención de la muestra. Para evitar la
descripción en la ficha de remisión y la misma descripción en las hojas de trabajo del
laboratorio y en los informes de los resultados se suelen emplear números y letras. Esta
identificación depende de cada laboratorio, pero es fundamental que sea fácilmente
identificable el sitio de toma. Sería conveniente incluir en el protocolo una figura con los
números en las regiones del cuerpo adoptados por el laboratorio.
Se cita una codificación a modo de ejemplo:
Esta identifica con un número el sitio (por ejemplo 2 corresponde a las orejas, 9 a los
antebrazos y 15 a los muslos) Con una letra D se identifica si la región es derecha ó con
una letra I si es izquierda. De este modo una baciloscopía de 2D sería tomada del lóbulo
de la oreja derecha.
Por ejemplo un informe como el siguiente:
M Neg
2I 4+ 80%
9D 3+ 70%
15I 5+ 80% (Globi)
Indicaría que la toma de mucus no mostró bacilos, la del lóbulo de la oreja izquierda
mostró de 10 a 100 bacilos por campo con un 80 % de bacilos sólidos, la de una lesión
del antebrazo derecho mostró entre uno y diez bacilos por campo con un 70% de bacilos
sólidos y en una lesión de muslo izquierdo se vieron entre 100 y 1000 bacilos por campo,
de los cuales el 80% eran sólidos y se visualizaron globi.
Procedimiento para realizar la baciloscopía
Hay que lavarse las manos y ponerse guantes.
Utilizar un portaobjetos nuevo. Con un lápiz de diamante o un marcador anotar el número
de identificación (NI) del paciente en un extremo del portaobjetos.
Frotar la piel del sitio de toma con algodón humedecido en alcohol 70ª. Dejar secar.
Encender el mechero.
Colocar una cuchilla nueva en el bisturí.
Formar un pliegue cutáneo entre los dedos índice y pulgar. Mantener esta presión hasta
que la piel se vuelva pálida (sin sangre).
42
Hacer una incisión de 5 a 10 mm de largo con una profundidad de 1 o 2mm. El corte debe
llegar a la dermis profunda. Seguir presionando. Si sangra limpiar la incisión con papel
absorbente.
Girar el bisturí 90º hasta que forme un ángulo recto con la incisión. Raspar el fondo y los
lados de la incisión para extraer la linfa. No debe haber sangre.
Extender la muestra sobre el portaobjetos con el bisturí formando un círculo de 5 milimetros
del mismo lado del número (NI).
Antes de tomar la siguiente muestra, hay que limpiar la cuchilla con algodón humedecido en
alcohol y pasarla despacio por la llama del mechero durante 3-4 segundos.
Repetir los mismos pasos para la segunda muestra. Extenderla al lado pero sin tocar la
primera.
Desechar en un recipiente la cuchilla del bisturí.
Curar la herida.
Dejar los portaobjetos al aire durante 15 minutos sin exposición directa a la luz solar.
Fijarlas pasando los portaobjetos con la muestra hacia arriba, 3 veces sobre la llama del
mechero de alcohol. No calentar en exceso. Deben poderse tocar las muestras con las
manos.
Colocar los portaobjetos en la caja y enviar al laboratorio junto al protocolo de remisión.
Anexo 4:
Preparación de reactivos y técnica de coloración
Observación y lectura
Se tiñen las muestras con el reactivo Ziehl-Neelsen en caliente. Se emplea primero
fucsina al 1% que produce una coloración fucsia. Luego se decolora con solución de
ácido-alcohol (Acido clorhídrico al 1% en alcohol 70). Esta solución decolora todos los
elementos celulares del preparado excepto a Mycobacterium leprae que permanece de
color fucsia. Finalmente, como contraste, se tiñe con azul de metileno al 0.3%.
43
Lavar suavemente con abundante agua corriente hasta retirar el colorante excedente,
escurrir.
Observación y lectura
El bacilo de Hansen mide 0.2 a 0.5µde ancho por 1 a 8 µde largo, de lados paralelos y
extremos redondeados.
Con la coloración de Ziehl-Neelsen se observa teñido de rojo sobre un fondo azul celeste.
Puede presentarse en forma aislada o agrupada, ya sea uno al lado de otro como en un
“paquete de cigarrillos” o bien aglutinado en masas globulares de tamaño variable que se
conocen con el nombre de “globi”.
Observación microscópica.
Observar sin cubreobjetos, con aceite de inmersión, con objetivo de 100 x.
Lectura del preparado.
Estudiar cada uno de los extendidos por turno, contando los bacilos en hileras de
campos microscópicos adyacentes. Es aconsejable comenzar por el cuadrante superior
izquierdo del frotis, moviendo el portaobjetos de manera horizontal y en zig-zag, hasta
examinar 100 campos si no se encuentran bacilos se informará como negativa. Se debe
contar todos los bacilos de cada campo microscópico, incluyendo bacilos aislados, en
grupos pequeños y en globi. Si se encuentran menos de 10 bacilos en los 100 campos
deberán leerse 100 campos más. Durante la lectura se deberá anotar por separado el
numero de bacilos sólidos y los granulosos o fragmentados. Se considerarán sólidos
aquellos se se vean uniformemente coloreados y tengan 5 a 8 micrometros de largo. Los
bacilos fragmentados y granulosos tienen una coloración irregular, interrumpida con un
aspecto más o menos arrosariado. A veces son muy cortos, tanto que resulta difícil
reconocer la forma de un bacilo. Con todos estos datos se elabora un índice baciloscópico
y un índice morfológico
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Para el informar el índice baciloscópico se utiliza la escala logarítmica de Ridley, que
se detalla a continuación:
Más de 1000 bacilos por campo de 1000
6+ aumentos
De 100 a 1000 bacilos por campo de 1000
5+ aumentos
De 10 a 100 bacilos por campo de 1000
4+ aumentos
3+ De 1 a 10 bacilos por campo de 1000 aumentos
De 1 a 10 bacilos en 10 campos de 1000
2+ aumentos
De 1 a 10 bacilos en 100 campos de 1000
1+ aumentos
Anexo 5:
Otros métodos diagnósticos
Métodos serológicos:
Los métodos serológicos utilizados actualmente para la detección y evaluación de un
enfermo de lepra se basan en la capacidad de los mismos para poner en evidencia la
presencia de anticuerpos específicos. Los principales son:
Aglutinación con partículas de gelatina: se utiliza como antígeno el glicolípido fenólico
(PGL-1), derivado sintético de la pared celular, siendo este el primer antígeno específico
del ML que se pudo purificar y sintetizar. Es inmunogénico y un porcentaje importante de
pacientes lepromatosos tiene anticuerpos contra este. Tiene especificidad y sensibilidad
variables por lo que su detección no es útil para el diagnóstico ni para el seguimiento de
pacientes. De esta técnica existen kits comerciales.
ELISA: usa antígenos proteicos o glicolípido fenólico 1 y detecta anticuerpos específicos,
permite cuantificar la presencia de los anticuerpos de acuerdo a la densidad óptica leída
en espectrofotómetro. La especificidad y sensibilidad depende del antígeno usado.
FLA-ABS: test de inmunofluorescencia indirecta para detección de anticuerpos anti
M.leprae. Se emplean bacilos como antígeno y la especificidad se logra mediante la
absorción de los anticuerpos inespecíficos con otros antígenos. Es un método de elevada
especificidad y sensibilidad.
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Reacción en cadena de la polimerasa (PCR)
Es una técnica de elevada especificidad para identificar M.leprae en muestras
clínicas, tiene por ahora indicaciones limitadas, siendo muy útil cuando hay dudas en el
diagnóstico. Tiene una sensibilidad 10 a 100 veces mayor que la baciloscopía e identifica
con seguridad M.leprae.
Potencialmente es capaz de detectar una sola copia de un gen presente entre
1.000.000 de células eucariotas. Sin embargo, esta elevada sensibilidad trae aparejada
serias dificultades técnicas para evitar contaminaciones del material con otros ácidos
nucleicos que podrían ocasionar los resultados falsos.
Su utilización en leprología ofrece importantes posibilidades para el diagnóstico de
infecciones de lepras paucibacilares con escasa o poca manifestación clínica
En Argentina, esta técnica puede realizarse en el Hospital Nacional Dr. B. Sommer.
Glosario
BB: lepra borderline borderline: forma clínica ubicada entre los polos de alta y baja
resistencia. Inmunológicamente inestable. Presencia de lesiones anulares, en recorte de
hostia. Baciloscopía positiva.
BL: lepra borderline lepromatosa: cercana al polo de menor resistencia, las lesiones se
asemejan a la LL pero sin los estigmas propios de ese polo. Baciloscopía positiva.
BT: lepra borderline tuberculoide: cercana al polo de mayor resistencia, las lesiones se
asemejan a la LT pero en mayor número y tamaño. Baciloscopía positiva o negativa si se
encuentra muy próxima a la LT.
Caso de lepra: persona que presenta uno o más de los siguientes signos o síntomas y
que todavía no concluyó un esquema completo de tratamiento:
Lesiones cutáneas hipopigmentadas o rojizas, con pérdida de la sensibilidad.
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