Consejeria H Korn Informe Final 2018
Consejeria H Korn Informe Final 2018
Consejeria H Korn Informe Final 2018
Taller: Salud
Estudiantes:
Con respecto a la estructura interna del hospital, está dividido por cuatro sectores. Siendo
uno de ellos el hospital general, que funciona de manera independiente del neuropsiquiátrico;
además de atender a personas internadas también está abierto a la comunidad. “La
estructura de la organización del trabajo manicomial ‘urgencia’, agudos, subagudos y
crónicos’ reproduce lo que para la lógica psiquiátrica es la evolución de la enfermedad. Por
ello, la distribución de las salas se encuentra dividida según sexo y la evolución de los
pacientes: sala de agudos, en donde los sujetos permanecen entre tres y seis meses, sala
de subagudos y sala de crónicos, donde las personas pueden estar internadas toda su vida”.
(Caiella, Banfi, Bermuchi, (2018).
En sintonía con la ley de Salud Mental, que se instala como marco normativo, se busca
implementar un nuevo paradigma sobre los derechos humanos, en contraposición a la lógica
manicomial. Se empiezan a problematizar la pauperización de las condiciones de vida de las
personas internadas, los diversos casos de violencia sexual e institucional, las muertes
dudosas o por desidia estatal, y un amplio conjunto de derechos vulnerados.
Esta línea de trabajo, nace con la necesidad de incorporar una perspectiva crítica de las
prácticas profesionales acerca de la salud sexual y reproductiva. Su marco normativo está
conformado por: la ley n°26150 de Educación Sexual Integral, la ley n°25673 que crea el
Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable, la ley n°26743 de Identidad
de Género, ley n°26529 sobre los Derechos del Paciente, historia clínica y consentimiento
informado, la resolución 989/2005 sobre atención post aborto, el artículo 86 del Código Penal
sobre abortos legales (no punibles), la ley n°26485 de protección integral para prevenir,
sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres y la ley n°26657 de Salud Mental; etc.
Para ello, Leonela, nuestra referente, nos fue invitando a participar de diferentes actividades,
de manera más activa. Por lo tanto, asistimos a varios talleres de sensibilización profesional,
como ya mencionamos en párrafos anteriores, que se fueron haciendo a lo largo del año con
trabajadores/trabajadoras de diferentes salas. Cada taller consistía en pensar diferentes
líneas para abordar con los profesionales de cada sala, enfocado al debate sobre la
importancia de intervenir desde una perspectiva de género y derechos humanos. Dichos
talleres están dirigidos por profesionales del Ministerio de Salud, que se encargan de
planificar previamente actividades para trabajar en grupos reducidos. La consigna del
segundo taller, por ejemplo, consistió en abordar mediante lo lúdico, que representaciones
tenían los trabajadores/trabajadoras sobre la sexualidad dentro y fuera del manicomio. En la
exposición de lo trabajado, surgieron muchísimas situaciones/dudas que llevaron a que el
debate sea extenso e interesante.
Finalizado el taller, como grupo de prácticas, nos llevamos diferentes elementos que luego
retomamos para iniciar un debate. Sostenemos que, si bien es cierto que existe en cada
profesional el conocimiento de la ley de Salud Mental y otras normativas, en la mayoría de
los casos, la promoción de derechos de los usuarios no está garantizada. La vulneración de
derechos muchas veces, no se da solamente por falta de recursos o por desconocimiento de
la ley. La vulneración también, opera, cuando no hay una línea de intervención pensada el
marco de los derechos humanos. Podemos pensar, que quizás, la ausencia de esta líneas de
intervención son consecuencia de una falta de adhesión, por parte del conjunto de los
trabajadores/as, a un determinado proyecto societario y/o de profesión que tiene como piso
valores éticos y políticos que direccionan la profesión.
Con las diferentes actividades que la Consejería ha realizado a lo largo del año, lo que se
pretende es poder entender el trabajo con los usuarios/as no como una práctica alienada,
sino como proceso que tiene como horizonte la restitución de derechos vulnerados. Esto, en
la actualidad, si lo relacionamos con las condiciones laborales adquiere total relevancia para
comprender las particularidades de los procesos de intervención profesional, superando
análisis que reduzcan los mismos a aspectos individuales de los profesionales.
Por lo tanto, en este sentido, se busca desde la Consejería, apelar en todo momento a los
derechos de los sujetos en situación de encierro, y desnaturalizar, desde un pensamiento
crítico, que si bien existen normativas que están escritas, hay prácticas cotidianas dentro de
cada sala que siguen vulnerando derechos. Un claro ejemplo de esto, es la falta de
privacidad de usuarios/usuarias; algunos de los baños de las salas todavía no tienen cortina
de baño, los cuartos son compartidos por muchas personas, no hay espacios privados para
el encuentro sexo-afectivo con otros/as. La falta de privacidad dentro del manicomio, sigue
siendo una prácticas no sólo cotidiana, sino también naturalizada por muchos/as
profesionales.
Netto (2002) explica como a partir del surgimiento del capitalismo monopolista, se da una
re conversión en el tratamiento de la “cuestión social”. El re-dimensionamiento del Estado
burgués, ahora en su función cohesiva central, incorpora las derivaciones del carácter
público de aquellas refracciones; las expresiones del orden burgués pasaron a ser tomadas
como áreas y campos que legítimamente reclamaban la intervención de la instancia política.
Sin embargo, la legitimación de las políticas sociales no corta con el ethos individualista,
elemento constitutivo de la programática liberal, sino que lo re ubica incorporándolo como
elemento subsidiario de las secuelas de la vida social burguesa. Es decir, las refracciones de
la cuestión social mantienen su carácter privado, ya que se sigue responsabilizando al sujeto
individual (a través de la moralización y la psicologización) de su existencia; pero también
adquiere carácter público, ya que, interviene en las refracciones de la “cuestión social”
transformándolas en problemas sociales individuales.
“Para que los seres humanos se dejen despojar, es necesario decirles, antes de que ello
ocurra, que son nada, que no tienen derecho a nada de lo que poseen, ni siquiera a su
propia imagen, a su historia, a su convicción de que son parte de la misma especie que sus
expropiadores. No se trata de que reconozcan que no son nada para el otro, sino que deben
considerarse nada para sí mismos”
Como plantea Mendoza (2003), “el hospital neuropsiquiátrico ha prevalecido como respuesta
social a la atención de las problemáticas de salud mental; fortaleciendo la idea de control
social, y alejando de la comunidad aquellos sujetos considerados peligrosos, que alteran el
orden social establecido y esperado”. Los “locos” junto a los sectores más pobres de la
sociedad y las personas que ejecutaban “actos delictivos” constituían ese sector marginado
por el incipiente capitalismo monopolista, que no tenían ni siquiera la posibilidad de
integrarse a las filas del ejército de reserva. Como respuesta, el Estado construye diferentes
instituciones de encierro (cárceles, hospicios, manicomios) para alojar a todo sujeto que se
encuentre fuera de los límites de aquel engranaje económico, político y social.
Por otra parte, el carácter público que toma las refracciones de la cuestión social (recortados
como problemas sociales) son intervenidos por la órbita estatal por medio de las políticas
sociales. Particularmente en salud mental, las políticas sociales operan de manera
focalizada y descentralizada (como lo son los subsidios SUPEBA), y el presupuesto
destinado a los procesos de externación son casi nulos. Cabe destacar que, la externación
sustentable sólo es posible para aquellos usuarios/as que son beneficiarios/as de pensiones,
subsidios, o alguna otra prestación social que les otorgue el capital necesario para poder
sostener un alquiler y elementos de consumo básico.
Por último, es importante, no aislar el abordaje de la salud mental con el contexto político,
social y económico actual. Netto (2009) plantea que resulta crucial pensar las políticas
sociales vinculadas a las políticas económicas actuales si nos proponemos el desafío de
concretizar derechos en el marco de la “globalización” (es decir, la mundialización del capital
y la concentración de la economía). En los últimos años, se dio un proceso abismal en
relación a la regresión en materia de derechos. Particularmente en el área de salud y salud
mental, los despidos, el cierre de programas, el congelamiento de subsidios y medicamentos,
el recorte de presupuesto e incluso la desaparición del Ministerio de Salud a nivel nacional
vuelven crítico al contexto en el cuál se interviene.
Como grupo de prácticas, nos resulta relevante dejar plasmada la intencionalidad ético
política la cuál direccionan nuestra intervención.
Por otra parte, al momento de pensar el proceso de intervención con los usuarios/as del
hospital, nos encuentra envueltas en un contexto socio histórico que nos atraviesa
generacionalmente. La lucha del movimiento de mujeres e identidades disidentes nos ha
brindado herramientas que nos permiten desnaturalizar no sólo nuestro cotidiano individual,
sino también sobre lo colectivo. Pensar desde una perspectiva de género, se traduce en
romper con los marcos heteronormativos, biologiscistas y moralizadores sobre la sexualidad,
los cuerpos y las formas en las que se construye el género. Estas herramientas nos ayudan a
esclarecer las relaciones desiguales de poder que sufren los usuarios y usuarias. La
patologización y la violencia institucional; el sentido común de que sólo las mujeres quedan
embarazadas, cuando la denominación “cuerpos gestantes” también incluye a las personas
trans y queers; la reproducción de los estereotipos heteronormativos y binarios
(hombre/mujer) no dando paso a la infinidad de posibilidades que propone la diversidad
sexual y de género; la no implementación de las leyes de identidad de género y de educación
sexual integral que nos enseñan el respeto al cuerpo propio y ajeno, y que también nos
propone la libertad de autodescubrirnos para poder entender que nuestra orientación sexual,
nuestro género autopercibido y que nuestra expresión de género no devienen en un estado
inalterable sino más bien que se constituyen como un proceso que a través de nuestra
trayectoria de vida podemos transformar.
En este marco, Guerra (2007) también destaca la naturaleza y configuración de las políticas
sociales (focalizadas y fragmentadas), que, como espacios de intervención profesional, le
atribuye distintas formas, contenidos y dinámicas al ejercicio profesional; enfocadas a la
resolución puntual e inmediata o a una intervencion microcopica de las refracciones de la
cuestión social
Por lo tanto, concebimos a la instrumentalidad como una mediación que permite el pasaje de
las acciones meramente instrumentales para el ejercicio profesional crítico:
El grupo de prácticas está conformado por tres integrantes mujeres, las cuales
transitamos diferentes experiencias en la inserción de las practicas pre Profesionales. La
realización de dichas prácticas en el área de Salud Mental, parte del interés en conjunto por
transitar y conocer diferentes realidades y campos de acción profesional. En cuanto a la
concurrencia al centro de prácticas, asistimos semanalmente. Tuvimos como primera
aproximación la familiarización de la dinámica institucional y el funcionamiento de la
Consejería, a través de charlas informales con la referente y acompañantes terapéuticos/as,
como así también la realización de una entrevista a una de las integrantes del equipo.
Asimismo, en el espacio de la Consejería, nos permiten presenciar (si las usuarias así lo
desean) las instancias de intervenciones del equipo hacia las situaciones expresadas por las
usuarias que se acercan a dicho espacio, permitiéndonos de esta manera tener un
acercamiento y conocimiento de las historias de cada sujeto. Es importante aclarar, que
hasta el momento, todas las demandas y/o consultas fueron en relación al reconocimiento
del cuerpo, falta de intimidad, privacidad a la identidad, prácticas sexo- afectivas que tienen
compañeros/as de algunas salas. También, se acercan a la Consejería, profesionales desde
las salas a solicitar que realicen charlas y/o talleres de sexualidad dentro de las distintas
salas.
Por otro lado, nos proponen participar en una capacitación sobre Perspectiva de Género y
Diversidad Sexual desde el Ministerio de Salud de la Provincia. Cabe aclarar que nosotras
como grupo, en el marco de las prácticas pre-profesional nos parece importante asistir a
estos espacios con el objetivo de construir un primer conocimiento sobre contexto
institucional y social.
Por otra parte, reconociendo que al ser la primera Consejería que aborda la temática de
salud sexual dentro de un manicomio, los profesionales que la integran expresan que existen
poca u escasa bibliografía teórica e investigaciones destinadas a trabajar el tema de la
sexualidad de usuarios y usuarias.
Caiela, Leonela, Bermuchi Antonella, Banfi Juan Pablo (2018). Consejería en Salud
Sexual y Derechos Humanos. Hospital Alejandro Korn, Melchor Romero, La Plata.
Foucault Michel (1977) El poder, una bestia magnifica. Sobre el poder, la prisión de la vida.
4 edición.
Guerra, Yolanda (2007) La instrumentalidad en Servicio Social. Cortes, editoras. San Pablo.
Págs 149 a 180. Brasil
Netto, José Paulo (1997). Capitalismo monopolista y Servicio Social. Cortez Editora. Brasil.
Guerra, Yolanda. La Instrumentalidad en Servicio Social. Cortez Editora. San Pablo. Brasil
2007. Cap. III