Nehemías 8
Nehemías 8
Nehemías 8
libro, titulada "Renovación y Reforma", que abarca desde el capítulo 8 hasta el 13. En nuestro programa anterior,
vimos que Nehemías había hecho todos los preparativos necesarios para que la ciudad de Jerusalén estuviese bien
protegida. También nombró cantores, porque él quería que los habitantes de la ciudad experimentaran la alegría
de su relación con en el Señor. Esta actitud era esencial para una renovación espiritual. El tema central de este
capítulo, es la lectura pública de la Palabra de Dios, llevada a cabo por Esdras. Pues bien, escuchemos lo que nos
dice el primer versículo del capítulo 8:
"Entonces se juntó todo el pueblo como un solo hombre en la plaza que está delante de la puerta de las Aguas, y
dijeron al escriba Esdras que trajera el libro de la ley de Moisés, la cual el Señor había dado a Israel".
Esdras, que era un maestro, un escriba, fue llamado para llevar a cabo una lectura bíblica. Ellos iban a tener,
entonces, una lectura bíblica pública de grandes proporciones. Veamos lo que dice el versículo 2:
"El primer día del mes séptimo, el sacerdote Esdras trajo la Ley delante de la congregación, así de hombres
como de mujeres y de todos los que podían entender".
Observemos que aquellos que estaban reunidos eran personas con uso de razón. Dice aquí: de todos los que
podían entender lo que oían. Y esto quiere decir que ellos tenían un servicio de guardería para las criaturas más
pequeñas. No sabemos los detalles de cómo se llevó a cabo este cuidado de los niños, pero es evidente que se
hicieron preparativos adecuados para que los adultos allí reunidos se pudieran concentrar en escuchar la lectura de
la Palabra de Dios. En el versículo 3 se nos dice de Esdras:
"Desde el alba hasta el mediodía, leyó en el libro delante de la plaza que está delante de la puerta de las Aguas,
en presencia de hombres y mujeres y de todos los que podían entender; y los oídos de todo el pueblo estaban
atentos al libro de la Ley".
Usted recordará, estimado oyente, que cuando estudiamos las puertas de Jerusalén dijimos que la puerta de las
aguas era un símbolo de la Palabra de Dios y entonces ellos habían hecho un púlpito y lo habían colocado en este
lugar, y desde allí leyó Esdras.
Sería realmente difícil encontrar hoy una congregación que nos escuchara leer la Biblia desde la mañana hasta el
mediodía. La gente siempre ha tenido dificultad para escuchar un mensaje de 45 minutos, que ya incluye la
lectura. Sin embargo, aquellos israelitas que se reunieron para escuchar la Palabra de Dios estaban
verdaderamente interesados en oírla. Habían estado en el cautiverio por setenta años y nunca antes habían
escuchado la Palabra de Dios. Para ellos fue una nueva experiencia. Leamos entonces el versículo 4:
"Y el escriba Esdras estaba sobre un estrado de madera que habían levantado para esa ocasión, y junto a él
estaban, a su derecha, Matatías, Sema, Anías, Urías, Hilcías y Maasías; y a su mano izquierda, Pedaías, Misael,
Malquías, Hasum, Hasbadana, Zacarías y Mesulam".
Éstos eran los 13 hombres que estaban junto a Esdras. Veamos ahora, el versículo 5:
"Abrió, pues, Esdras el libro ante los ojos de todo el pueblo, pues estaba más alto que todo el pueblo; y cuando
lo abrió, el pueblo entero estuvo atento".
Se nos da la indicación aquí que ellos estaban de pie, escuchando la lectura de la ley y quiere decir que así
permanecieron durante todo el tiempo que duró la lectura, sin sentarse para descansar, desde el amanecer hasta el
mediodía. En primer lugar, ellos elevaron una alabanza a Dios. Leamos el versículo 6:
"Bendijo entonces Esdras al Señor, Dios grande. Y todo el pueblo, alzando sus manos, respondió: ¡Amén!
¡Amén!; y se humillaron, adorando al Señor rostro en tierra".
Esto quiere decir que ellos se inclinaron hasta tocar con sus frentes el suelo. Ésa es la forma en que ellos adoraban
en esos días. Y entonces Esdras alabó al Señor. Luego, continuando con nuestra lectura, leamos el versículo 7:
"Los levitas Jesúa, Bani, Serebías, Jamín, Acub, Sabetai, Hodías, Maasías, Kelita, Azarías, Jozabed, Hanán y
Pelaía, hacían entender al pueblo la Ley, mientras el pueblo se mantenía atento en su lugar".
Aquí tenemos una lista de nombres, y los mencionamos porque fueron de personas de bastante importancia.
Fueron los que explicaron la Palabra de Dios a la gente allí reunida. Y dice el versículo 8:
"Y leían claramente en el libro de la ley de Dios, y explicaban su sentido, de modo que entendieran la lectura".
Esta gran asamblea de todo el pueblo, se había reunido a la puerta de las Aguas, dentro de los muros de Jerusalén.
Los hombres mencionados en el versículo 7, fueron colocados en diferentes lugares entre la multitud. El sacerdote
Esdras, el escriba, leía una cierta parte de la ley, y luego se detenía, mientras cada uno de esos hombres
convenientemente distribuidos al frente de grupos, entre la multitud, le preguntaba a su grupo si había
comprendido lo que se acababa de leer. Y quizá la mayoría de la gente, movería su cabeza asintiendo, indicando
que había comprendido. Pero quizás otros levantaban sus manos indicando que no habían entendido. Entonces, el
hombre asignado les explicaría el significado de esa parte de la ley. Después, Esdras continuaba leyendo otra
sección de la ley, y se detendría para dar lugar a las preguntas de la gente que tuviera dudas y así, sucesivamente,
el maestro de cada grupo las respondería.
Nos preguntamos si hoy, en las iglesias cristianas, nosotros simplemente leyéramos más extensamente la Biblia,
dedicándole más tiempo; ¿qué ocurriría? Es decir, que alguna persona se levantara y sólo leyera la Biblia; y
luego, uno tuviera maestros preparados, colocados en diferentes partes de la congregación a cargo de sus
respectivos grupos, para responder a las preguntas que pudieran surgir. Supongamos que se leyera el primer
capítulo de Efesios en la actualidad. Uno no tendría que llegar muy lejos en su lectura, antes de que apareciera un
problema o una duda. Efesios 1:4, dice: "según nos escogió en El antes de la fundación del mundo..". Creemos
que alguien pudiera leer a la congregación este versículo, seguido de los versículos 5 y 6, y luego se detendría. Lo
leído daría lugar a preguntas tales como: ¿Qué quiso decir Pablo? ¿Estaba enseñando la doctrina de la elección?
Es posible que una lectura extensa comentada detalladamente conduciría a una renovación espiritual. Al menos
esta lectura que tuvo lugar en los tiempos de Nehemías, sí lo logró.
La lectura de la ley, junto con la formulación de preguntas y las respuestas dadas por los maestros, hizo que la
gente entendiera la ley. Al escuchar cada uno desde su lugar la exposición de la Palabra, apenas se escuchaba algo
que no se entendiera, inmediatamente era clarificado. Personalmente creemos que toda la Biblia debería ser
enseñada de esta manera, y que cada versículo que no resulte claro, tendría que ser explicado. Lo que sucede es
que hoy existe una gran falta de interés en la Palabra de Dios. No creemos que sea muy adecuado ni didáctico el
sistema de tomar un versículo y luego irse por todas partes, por dentro y fuera de la Biblia en un mensaje de
predicación del evangelio, y sin volver al pasaje leído para explicarlo debidamente. No creemos que ése sea el
sistema correcto. Creemos que Dios quiere que leamos la Biblia e intentemos explicarla a medida que avanzamos
en su lectura. El actuar de otra manera, lo único que consigue es fomentar la falta de interés en la Palabra de Dios.
Y eso no es todo. Aquí, en este capítulo 8:8, tenemos otra gran lección para todos. Hay muchos métodos que se
pueden utilizar en la predicación. Hay un acercamiento psicológico a la Palabra, y una aproximación erudita o
intelectual, y muchos se distribuyen por otras opciones. Y creemos que hay una manera de exponer la Palabra, y
es el método utilizado en este pasaje Bíblico que estamos considerando. Y es este, resumido en la siguiente
afirmación que hemos leído en el versículo 8: "Y leían claramente en el libro de la ley de Dios, y explicaban su
sentido, de modo que entendieran la lectura". Realmente, necesitamos comprender lo que Dios está diciendo en
Su Palabra.