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Martín quería tomar la primera comunión. Sin embargo, mientras estaba haciendo el curso
respectivo en la parroquia de su barrio, se detecta un masivo contagio del virus de la gripe A,
“H1N1”. Por ello, entra en vigencia una ley que impone a los sacerdotes la obligación de pedir el
certificado de vacuna contra ese virus antes de administrar un sacramento como la primera
comunión. El sacerdote, convencido de que su oficio era el libre ejercicio de una religión
(libertad de cultos), igualmente permite que Martín tome el sacramento, sin exigirle constancia
de vacunación alguna.
1) ¿Existe alguna figura penal que pudiera tipificar una conducta como la del sacerdote?
Sobre la base de ese eventual tipo penal, analice su comportamiento a los fines de
determinar si el hecho del sacerdote efectivamente constituiría delito.
2) ¿Podría existir algún problema de compatibilidad entre una norma penal de la índole y
algún principio constitucional del Derecho penal?
En el caso presentado, el sacerdote permitió que Martín tomara la primera comunión sin
exigirle el certificado de vacunación contra la gripe A, a pesar de la ley que lo obligaba a no
hacerlo. Esto podría considerarse como una violación de las medidas sanitarias y de seguridad
en caso de una epidemia, pandemia o enfermedad infecciosa.
Por tanto, para que la conducta del sacerdote pueda ser considerada como delito, debe
estar prevista expresamente por la ley como tal y debe existir una culpabilidad demostrable por
parte del sacerdote. En este caso, la ley impone la obligación de exigir el certificado de
vacunación antes de administrar la primera comunión, por lo que si el sacerdote está consciente
de esta obligación y decide ignorarla, su conducta podría ser considerada como dolosa o
negligente y, por tanto, punible.
Pero vengo a plantear un caso en el que la conducta del sacerdote no lastima a terceros y
perjudica a nadie, y en donde este argumenta y basa su defensa en la libertad de culto que su
estado nacional defiende en su artículo 14 de la CN, diciendo que esta medida interfiere en la
libre profesión de su religión y también menciona el artículo 19 de la CN, en el que se explaya;
´´ Las acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofendan al orden y a la moral
pública, ni perjudiquen a un tercero, están sólo reservadas a Dios, y exentas de la autoridad de
los magistrados.´´ haciendo referencia que si una acción no interfiere o lastima el orden o
moral, por lo tanto debe existir un daño grave en una persona o tercero, por lo tanto en caso de
no haber daño alguno este no debería tener pena alguna, ya que el autor no siente culpa alguna
porque este no cometió ningún daño, y lo único que hizo es ejercer su religión, por lo tanto no
siente reproche alguno. Frister en su manual cita; ‘’ El principio de culpabilidad se
fundamenta, diciendo que el autor habrá merecido una punición sólo en tanto y en cuanto, por
su conducta, se le pueda hacer un reproche personal.
Se basa en la idea de retribución de la teoría absoluta de la pena, el principio de
culpabilidad se reconduce, a la idea de que la imposición de una pena requiere una legitimación
doble: no solo tiene que ser conveniente, es decir, apropiada, necesaria y proporcionada para
fomentar el bienestar, también justa’’ HELMUT FRISTER Derecho penal. Parte general 2ª
ed. Hammurabi. Pág. 70. Por lo tanto mirando esta teoría no se puede reconocer ningún mal,
por lo tanto no se puede retribuir nada a cambio. Y en caso de aplicar pena habría que hacerlo
mirando el principio de proporcionalidad
En cuanto al principio de reserva, el mismo establece que ninguna persona puede ser
obligada a hacer algo que no esté expresamente previsto por la ley. En este caso, la ley
establece la obligación de exigir el certificado de vacunación antes de administrar la primera
comunión, por lo que el sacerdote no puede alegar la libertad de cultos como justificación para
ignorar esta obligación legal.