G4 Guia Seder
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Catequesis
La última Cena
y sus raíces en la antigua alianza
(Hagadá)
Meditación
El Jueves Santo vivimos con Cristo la primera Celebración Eucarística. Jesús, cumpliendo con la Ley de Antiguo
Testamento, celebró con sus apóstoles la última cena de la Pascua en la Antigua Alianza y estableció la liturgia
de la Nueva (CIC, 1339). Esta celebración conmemoraba la liberación del pueblo de Israel de la opresión de
Egipto. En la Pascua judía se vivía espiritualmente “el paso del Señor” que liberó a Israel de la esclavitud y
estableció con ellos la Antigua Alianza. Jesús cumpliendo con las profecías el Antiguo Testamento, durante la
celebración de la Pascua judía, estableció la nueva y definitiva Alianza.
Cuando el pueblo de Israel celebraba la Pascua, no solamente recordaban la liberación de sus antepasados
de la esclavitud de Egipto, sino que ellos mismos se consideraban salvados junto con ellos en ese momento.
Ellos vivían, en tiempo presente, la acción liberadora de Dios. La celebración litúrgica de la Pascua no era
algo del pasado, sino una acción que se renovaba cada año a través de la Liturgia revelada por Dios a Moisés.
Así, todos los miembros del pueblo de Israel experimentaron y participaron en su liberación de la esclavitud
a lo largo del tiempo mientras tuvo validez la Antigua Alianza. En cada cena de Pascua se repetían estas
palabras: “Éramos esclavos del Faraón en Egipto. Y nuestro Dios nos sacó de allí, con mano fuerte y con brazo
extendido. Y si no hubiera sacado el Santo Dios, bendito sea Él, a nuestros padres de Egipto, todavía nosotros
y nuestros hijos, y los hijos de nuestros hijos, seríamos [todos] esclavos del Faraón en Egipto”.
En la nueva y eterna Alianza que Jesucristo inauguró en la Última Cena, durante la celebración de la Pascua,
todos los bautizados formamos parte del culmen de la redención a través de la liturgia que perpetua el
sacrificio de Jesús y lo hace presente, en tiempo actual, para que todos nosotros participemos de ella a
través de la Celebración Eucarística (CIC, 1340). La liberación del pueblo de Israel de la esclavitud de Egipto
es una prefiguración de la redención de Cristo y nuestra liberación de la muerte y el pecado. Así, desde
el inicio de la revelación, Dios nos enseñó el poder de la liturgia, que supera el tiempo y el espacio para
llevarnos al momento mismo de la redención para que todos nosotros participáramos y experimentáramos el
único sacrificio redentor de Jesús en la Pascua. Cada vez que estamos en Misa vivimos y participamos en el
sacrificio de Jesús en la Cruz, por eso San Pablo nos dice: “cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz,
proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva” (1 Cor, 11, 26).
La palabra en hebreo que se utiliza para nombrar a esta experiencia vivencial es ZIKARÓN y se traduce al
español como MEMORIAL. Aparece por primera vez en el libro del Éxodo:
“Y será para ti como señal sobre tu brazo y como recordatorio (zikarón) en tu frente, para que tengas en
tu boca la instrucción del Señor, porque con mano fuerte te sacó el Señor de Egipto” (Ex 13, 9).
“En el sentido empleado por la Sagrada Escritura, el memorial no es solamente el recuerdo de los acontecimientos
del pasado, sino la proclamación de las maravillas que Dios ha realizado en favor de los hombres (cf Ex 13,3). En la
celebración litúrgica, estos acontecimientos se hacen, en cierta forma, presentes y actuales. De esta manera Israel
entiende su liberación de Egipto: cada vez que es celebrada la pascua, los acontecimientos del Éxodo se hacen
presentes a la memoria de los creyentes a fin de que conformen su vida a estos acontecimientos”.
“… la Iglesia celebra la Eucaristía, hace memoria de la Pascua de Cristo y ésta se hace presente: el
sacrificio que Cristo ofreció de una vez para siempre en la cruz, permanece siempre actual (cf Hb 7,25-
27): «Cuantas veces se renueva en el altar el sacrificio de la cruz, en el que “Cristo, nuestra Pascua,
fue inmolado” (1Co 5, 7), se realiza la obra de nuestra redención» (LG 3)” (CIC, 1364 )
El pueblo de Israel esperaba que su redención se diera durante la Pascua (Mekhilta de-Rabbi Ishmael, Pischa
14). Ellos esperaban que el Mesías inaugurara el nuevo éxodo. Cumpliendo con las profecías, Jesús comenzó
nuestra redención de la misma manera en cómo empezó el éxodo de Moisés.
Es importante recordar que, en la cena de la Pascua del Éxodo, cuando el sacrificio se completó, toda la familia
reunida debía comer el cordero para concluir la liturgia. Si no completaban la ceremonia, el primogénito
moriría. Lo mismo sucede ahora en la Misa. La Celebración Eucarística queda incompleta si no se consume
la Eucaristía. Si no comemos el Pan de Vida cae la muerte sobre nosotros. Así, desde de la primera Pascua,
la liturgia no terminaba con la muerte del cordero, si no al comerse al sacrificio como lo hacemos ahora en
la Misa. Es decir, en cada Misa, somos llevados a esa noche donde Jesús se ofreció a sus discípulos en la
apariencia del pan y vino y es esta misma Eucaristía, el sacrificio de la nueva Pascua, que debemos comer. No
es solo una representación, ni tampoco solo un recordatorio, sino que se debe comer al cordero pascual para
que la liturgia se complete.
1. Nuevos sacerdotes: Cristo y los apóstoles son los sacerdotes de la Nueva Alianza (CIC, 1337).
El evangelio no menciona explícitamente la constitución de este nuevo sacerdocio porque no era necesario,
queda claro su instauración porque según antigua ley de la Torá (Pentateuco) las únicas personas que podían
hacer sacrificios y ofrecer sangre eran los sacerdotes ordenados en el templo (Lv 4,7). En la Nueva Alianza los
nuevos sacerdotes son, ahora los que pueden ofrecer la Sangre del verdadero Cordero (CIC, 1369).
2. Nuevo cordero: Jesús reemplaza el sacrificio del cordero del Antigua Testamento con Él mismo (CIC, 608).
El Catecismo nos dice:
“La muerte de Cristo es a la vez el sacrificio pascual que lleva a cabo la redención definitiva de los
hombres (cf. 1 Co 5, 7; Jn 8, 34-36) por medio del “Cordero que quita el pecado del mundo” (Jn 1, 29; cf. 1 P
1, 19) y el sacrificio de la Nueva Alianza (cf. 1 Co 11, 25) que devuelve al hombre a la comunión con Dios
(cf. Ex 24, 8) reconciliándole con Él por “la sangre derramada por muchos para remisión de los pecados”
(Mt 26, 28; cf. Lv 16, 15-16)” (CIC, 613).
3. Nuevo Pan sin levadura: Durante la Pascua estaba prohibido comer pan con levadura a lo largo de los 7
días de la fiesta (Éx 12,15-20).
Por esto, ahora nosotros comemos la hostia consagrada en la Misa, porque es el nuevo sacrificio que consiste
en pan sin levadura y vino, que son el Cuerpo y Sangre de Cristo (CIC 1374-1376).
De acuerdo con las descripciones más antiguas que se tienen además de la Biblia, la Pascua judía se organizaba
alrededor de cuatro copas de vino, que eran esenciales para la celebración (Mishná, Pesajim 10; Tosefta,
pisha 10:1).
A lo largo del séder vamos a ver que toda gira en torno del número cuatro: cuatro preguntas, cuatro copas
de vino, etc. La razón se remonta a la historia del Éxodo. En un momento en la historia, cuando Moisés teme
que las cosas estén empeorando para los israelitas, Dios asegura a Moisés que la situación está por mejorar.
Con estas palabras, Dios promete sacar a los esclavos israelitas de Egipto, llevarlos a una nueva tierra,
ayudarlos a convertirse en un pueblo libre y ser su Dios. Cada copa de vino en el séder corresponde a una de
estas promesas.
El Evangelio de Lucas menciona específicamente dos copas en la Última Cena y Mateo y Marcos mencionan
solo una. En la tradición judía, las 4 copas son consideradas como una, a la que se le llama “la Copa de la
salvación”. Lucas nos dice que Jesús:
“Bendito seas tú, Señor Dios nuestro, Rey del universo, Creador del fruto de la vid”.
“Ardientemente he deseado comer esta Pascua con vosotros, antes de padecer, porque
os digo que ya no la volveré a comer hasta que se cumpla en el reino de Dios” (Lc 22, 15-16).
Él sabía que se iba a separar de sus apóstoles, pero también sabía que llegaría el cuándo se reuniría con ellos
en gran séder del banquete mesiánico en el Reino de los Cielos.
Mateo narra que mientras mojaban el karpás en el agua con sal Jesús dijo:
Los discípulos al escuchar las palabras de Jesús se preocuparon profundamente y cada uno empezó a
preguntarle sí sería él. Jesús le respondió aludiendo al ritual del karpás:
Los discípulos nos habían dado cuenta quién había metido el Karpás en la fuente junto con Jesús. Solamente
Judas sabía qué es él era quién lo iba a traicionar. Esto indica que Judas debió de haber estado reclinado al
lado de Jesús en la mesa, y pretendiendo que no sabía nada le preguntó a Jesús junto con los demás:
“«¿Soy yo acaso, Maestro?». Él respondió: «Tú lo has dicho» “(Mt 21, 25).
“Este es el pan de la aflicción que comieron nuestros padres en la tierra De Egipto. Todo el que tiene
hambre que venga y coma punto todo el que necesita que venga y haga la comida de la Pascua”.
Más adelante dentro del séder sigue la bendición del pan o Motzí. El celebrante dice:
“Bendito seas tú, Señor Dios nuestro, rey del universo, que saca pan de la tierra”.
Después decir las bendiciones parte el pan y lo distribuye a todos los que están en la mesa. Los evangelios nos
cuentan que Jesús hizo lo mismo:
“Y, tomando pan, después de pronunciar la acción de gracias, lo partió y se lo dio diciendo:
“Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros; haced esto en memoria mía” (Lc 22, 19).
Korej
Jesús distribuyó el matzá de acuerdo a las costumbres del séder y prosiguió a comerlo con las hierbas amargas
y el cordero de las Pascua. Mientras comían Jesús entristeció y dijo:
“En verdad, en verdad os digo: uno de vosotros me va a entregar” (Jn 13, 21).
Lo discípulos empezaron a verse uno al otro buscando a ver si alguno entendía lo que Jesús estaba hablando.
Los doce discípulos habían compartido los últimos tres años la más increíble de las aventuras al lado de
Jesús. Caminaron, hablaron, aprendieron, discutieron, comieron y bebieron todos juntos. Habían visto al
mar calmado, a los enfermos curados, a los demonios expulsados, y a los muertos resucitados. Compartieron
experiencias que habían forjado un lazo de fraternidad dónde la traición parecía inimaginable. Escuchar a
Cristo decir esto debió romperles el corazón. Pedro le hizo señas a Juan para que le preguntara a Jesús quién
sería el traidor. Juan en tono muy bajo le preguntó:
“Señor, ¿quién es?”. Jesús en voz baja le respondió: “Aquel a quien yo le dé este trozo de pan
untado». Y, untando el pan, se lo dio a Judas, hijo de Simón el Iscariote” (Jn 13, 24-26).
“tomó el cáliz, pronunció la acción de gracias y dijo: «Bebed todos; porque esta es mi sangre de la
alianza, que es derramada por muchos para el perdón de los pecados»” (Mt 26, 27-28).
“Después de cantar el himno salieron para el monte de los Olivos” (Mt 26,30; Mc 14,26).
En los evangelios no se menciona la cuarta copa y nos dice que salieron al monte de los Olivos después
de cantar los Salmos, esto quiere decir que Jesús no tomó la cuarta copa dejando la liturgia de la Pascua
incompleta. Es por esto que Jesús oraba arrodillado en el huerto de Getsemaní diciendo:
“Padre, si quieres, aparta de mí este cáliz; pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya” (Lc 22, 42).
La celebración de la Pascua no terminó en la cena de Jesús, continúo en Getsemaní hasta el Calvario. Fue ya
cuando Jesús, clavado en la Cruz, justo antes de morir, que la liturgia de la Nueva Pascua terminó. Jesús dice
“tengo sed” y le dieron de beber el vino avinagrado de la última copa qué concluye su sacrificio.
Matzá: pan sin levadura. Se necesitan poner tres matzás separadas por un mantel o servilleta de tela.
Además, se necesitará un plato con muchas más para que todos puedan comer y compartir.
Maror: hierbas amargas, normalmente rábano picante o lechuga romana, simbolizan la amargura de la
esclavitud.
Karpás: una verdura (muchas veces perejil o apio) que remojamos en agua con sal o vinagre. Las verduras
simbolizan la vida y la renovación: el agua con sal o vinagre representa las lágrimas de los esclavos en
Egipto.
Jazéret: una segunda hierba amarga es otro recordatorio de la verdaderamente horrible experiencia que
fue la esclavitud.
Jaróset: Lo más dulce en el plato del séder, es un sustituto del cemento que usaron los esclavos para
construir edificios para el Faraón. Su nombre proviene de la palabra hebrea para arcilla: jéres. Algunas
familias lo hacen con manzanas, nueces y vino. Otros lo hacen con dátiles y una variedad de frutas secas.
Recipiente con agua y sal: para mojar el karpás (hierbas) en agua salada o vinagre simbolizando las lágrimas
de los esclavos.
Cojines o almohadas: se acostumbra a comer o al menos tomar las 4 copas de vino recostados en la silla
con cojines, simbolizando la comodidad de la libertad.
Bendito seas Tú, Adonai, nuestro Dios Rey del Universo, que nos santifica con sus
mitzvót, y nos encomienda a encender la lámpara de Yom Tov.
KADÉSH
Bendición del vino
URJÁTZ
Lavado de las manos
KARPÁS
Comer una verdura remojada en agua con sal
YAJÁTZ
Partir la matzá
ROJTZÁ
Lavado de las manos (¡otra vez!)
MOTZÍ MATZÁ
Bendecir y comer la matzá
MAROR
Comer las hierbas amargas
KORÉJ
Hacer un sándwich con matzá, maror, y jaróset
SHULJÁN ORÉJ
Comer la cena
TZAFÚN
Buscar y comer el afikomán
BARÉJ
Recitar las bendiciones para después de la comida
HALÉL
Cantar los Salmos
NIRTZAH
Conclusión
Al bendecir el vino, separamos este momento y esta cena de todos los otros momentos y comidas.
Bendito seas Señor, Dios del Universo, por este vino fruto del trabajo del hombre;
ה הָּתַא ְךּורָּב,‘ ויָתוְצִמְּב ּונָׁשְּדִקְו ןוׁשָל לָּכִמ ּונָמְמורְו םָע לָּכִמ ּונָּב רַחָּב רֶׁשֲא םָלועָה ְךֶלֶמ ּוניֵהלֱא. ‘ה ּונָל ןֶּתִּתַו
םיִדֲעומ (ּו הָחּונְמִל תותָּבַׁש) הָבֲהַאְּב ּוניֵהלֱא
הָחְמִׂשְל, ןושָׂשְל םיִּנַמְזּו םיִּגַח, )ןַמְז הֶּזַה תוּצַּמַה גַח םוי תֶא (ְו הֶּזַה תָּבַׁשַה םוי תֶא
ּונֵתּורֵח, )םִיָרְצִמ תַאיִציִל רֶכֵז ׁשֶדק אָרְקִמ (הָבֲהַאְּב. ָּתְׁשַּדִק ּונָתואְו ָּתְרַחָב ּונָב יִּכ
םיִּמַעָה לָּכִמ, )ּונָּתְלַחְנִה ןושָׂשְבּו הָחְמִׂשְּב (ןוצָרְבּו הָבֲהַאְּב) ָךֶׁשְדָק יֵדֲעומּו (תָּבַׁשְו.
ה הָּתַא ְךּורָּב,‘ םיִּנַמְּזַהְו לֵאָרְׂשִי (ְו תָּבַׁשַה) ׁשֵּדַקְמ.
Barúj atá Adonai, Elohenu Melej ha’olam, asher bajar bánu mikol am veromemánu
mikól lashón vekideshánu bemitzvotáv. Vatiten lanu Adonai Elohenu beahavá
(Shabatót limnujá u) moadím lesimjá jaguím uzmaním lesasón (et yom haShabat
hazé ve) et yom jag hamatzót hazé zemán jeruténu (beahavá) mikra kodesh zéjer
litziát Mitzrayim. Ki vanu vajárta veotanu kidáshta mikól haamím (veShabat) umoadé
kodshejá (beahavá uvratzón) besimja uvsasón hinjaltánu.
Barúj atá Adonai, mekadésh (hashabat ve) Yisrael vehazemaním.
Bendito seas tú, Adonai, nuestro Dios rey del universo, que escogió a nosotros de todos los
pueblos, elevándonos y santificándonos con sus mitzvót. Con amor, nuestro Dios, nos otorgaste
a nosotros (Shabats para el descanso), festividades para la alegría, fiestas y tiempos para el
regocijo; (este Shabat y) esta fiesta de las matzót, época de nuestra libertad, (con amor,) una
reunión de santidad, un recuerdo de la salida de Egipto. Porque a nosotros escogiste y a
nosotros santificaste de todos los pueblos, dándonos (el Shabat, con amor y con voluntad, y) las
fiestas de tu santidad, con alegría y regocijo.
Bendito seas Señor, Dios nuestro, Rey del Universo, que nos eligió entre todos los pueblos,
nos elevó sobre todas las lenguas y nos santifico con sus preceptos. Nos diste, oh Señor,
Dios nuestro, con amor los Sábados para reposo y las fiestas para la alegría, festividades y
celebraciones para el regocijo, este día de la fiesta del Matzot (Pan ácimo), efemérides de nuestra
libertad, santa convocación, conmemoración del éxodo de Egipto, pues a nosotros nos elegiste y nos
santificaste entre todos los pueblos. Y nos legaste las fiestas sagradas con alegría y regocijo.
Todos: Bendito sea Señor que nos santificas a tu pueblo y sus fiestas.
El séder incluye cuatro copas de vino, y esta es la primera. Alternativamente, niños y adultos pueden tomar
jugo de uva.
En la primera noche de Pésaj, se dice la bendición de Shehejeyánu, un rezo que suele marcar el inicio de algo
especial como la primera noche de una fiesta judía. Es esencialmente una oración que crea conciencia, en la
que agradecemos a Dios por habernos traído hasta este momento. Muchos pasos nos han traído hasta esta
ocasión, y probablemente habrá muchos más, pero la bendición de Shehejeyánu se enfoca en la gratitud en
este momento.
Barúj atá Adonai, Elohenu mélej haolám, shehejeyánu, vekiyemánu, vehiguiyánu lazemán hazé.
Bendito seas tú, Adonai, nuestro Dios rey del universo, que nos hiciste vivir y nos
mantuviste, y nos hiciste llegar a este momento.
URJÁTZ
Ahora, nos lavamos las manos con agua - sin jabón ni bendición.
Este mandamiento tiene sus raíces en el Libro Éxodo de la Torá, cuando los judíos estaban muy preocupados
por sentirse limpios y puros antes de comer. Algunas personas se lavan las manos en la mesa con un recipiente
de agua y una jarra.
Bendito seas tú, Adonai, nuestro Dios rey del universo, que crea el fruto de la tierra.
YAJÁTZ
Ahora, se saca el pedazo del medio de la pila de matzá cubierta. Después, esa persona parte este pedazo por
la mitad. La pieza más grande es el afikomán, una palabra que proviene de la palabra griega para “postre”
(literalmente, “lo que viene después”), y esto debe ser lo último que comemos en el séder de Pésaj. El afikomán
se esconde y se busca al final de séder. Quien lo encuentre ganaba un premio. Es interesante que sepamos
que el pueblo judío por miles de años ha estado escondiendo ese pan, el del medio, que representa al
Mesías, toda esta comida es un adviento a la llegada del Mesías. Nuestros hermanos mayores en la fé lo están
esperando por primera vez y nosotros los católicos estamos esperando su segunda venida, como reza nuestro
credo textualmente: “y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin”.
MAGUÍD
Ahora alguien en la mesa deberá destapar el plato de matzá, levantar un trozo de matzá y decir en voz alta:
םִיָרְצִמְד אָעְרַאְב אָנָתָהְבַא ּולָכֲא יִּד אָיְנַע אָמְחַל אָה. ןיִפְכִד לָּכ
לֹכיֵיְו יֵתיֵי, חַסְפִיְו יֵתיֵי ְךיִרְצִד לָּכ. אָכָה אָּתַּׁשָה, לֵאָרְׂשִיְד אָעְרַאְּב הָאָּבַה הָנָׁשְל.
יֵדְבַע אָּתַּׁשָה, ןיִרֹוח יֵנְּב הָאָּבַה הָנָׁשְל
Ha lajmá ánya di ajalú avhátaná beará demitzráyim. Kol dijfín yeté veyejúl, kol ditzríj yeté veyifsáj.
Hashatá hajá, leshaná habaá beará deyisrael. Hashatá avdé, leshaná habaá bené jorín.
Este es el pan de la aflicción que comieron nuestros padres en la tierra de Egipto. Todo el
que tiene hambre que venga y coma. Todo el que necesita que venga y haga la comida de
Pésaj. Estamos aquí este año, el año que viene estaremos en la tierra de Israel; este año somos
esclavos, el año que viene seremos libres.
Es hora de recitar las cuatro preguntas. Por lo general, esto es el trabajo del lector más joven de la mesa, pero
algunas familias hacen que todos los niños en la mesa lo hagan juntos. En la cena del año 33 no hubo ni niños
ni mujeres, pero por tradición las 4 preguntas las debe de haber formulado el más joven del grupo, en este
caso Juan, el apóstol amado. A continuación, se descubren los dos matzos y los participantes responden:
הָּצַמּו ץֵמָח ןיִלְכֹוא ּונָא תֹוליֵּלַה לָכְּבֶׁש, הָּצַמ ֹוּלֻּכ – הֶּזַה הָלְיַּלַה.
Shebejól haleylót ánu ojelín jametz umatzá; halayla hazé, kuló matzá.
Cuando los israelitas estaban saliendo de Egipto, tuvieron que irse a toda prisa. Prepararon pan, pero como no
había tiempo para dejar la masa subir, hicieron un pan plano llamado matzá. Esta noche, y durante la próxima
semana, éste es el pan que nosotros también comemos.
Shebejól haleylót en ánu matbilín afílu paám eját; halayla hazé, sheté feamím.
Las hierbas amargas nos recuerdan la amargura de la esclavitud en la tierra de Egipto. Remojar el karpás en el
agua salada o vinagre evoca las lágrimas de los esclavos, y untar las hierbas amargas en el haroset sugiere que
la promesa de algo mejor puede endulzar hasta los momentos más difíciles.
Shebejól haleylót ánu ojelín ben yoshevín uven mesubín; halayla hazé, kulánu mesubín.
Nos reclinamos porque ya no somos esclavos, y hoy en día tenemos el lujo de relajarnos de vez en cuando.
Recitamos juntos:
Avadím hayínu lefar’ó bemitzráyim. Vayotziénu Adonai Elohénu mishám, beyád jazaká uvizróa
netuyá, veílu lo hotzí hakadosh baruj hú et avotenu mimitzráyim, haré ánu uvanénu uvené
vanénu, meshubadím hayinu lefar’ó b’mitzráyim. Vaafilu kulanu jajamím, kulanu nevoním, kulanu
zekením, kulanu yodeím et hatorá, mitzvá alenu lesapér bitziát mitzráyim. Vejól hamarbé lesapér
bitziát mitzráyim, haré ze meshubáj.
Éramos esclavos del Faraón en Egipto. Y nuestro Dios nos sacó de allí, con mano fuerte y con
brazo extendido. Y si no hubiera sacado el Santo Dios, bendito sea Él, a nuestros padres de
Egipto, todavía nosotros y nuestros hijos, y los hijos de nuestros hijos, seríamos [todos] esclavos
del Faraón en Egipto. Y aunque seamos todos sabios, todos inteligentes y todos conozcamos
la Torá, sería un deber nuestro contar la historia de la salida de Egipto. Y todo el que pase más
tiempo contando esta historia, he aquí que él es loable.
Ahora, decimos cuatro bendiciones para los cuatro pasajes de la Torá que estamos a punto de leer en la
historia de los Cuatro Niños.
Recitamos juntos:
םֹוקָּמַה ְךּורָּב, אּוה ְךּורָּב, לֵאָרְׂשִי ֹוּמַעְל הָרֹוּת ןַתָּנֶׁש ְךּורָּב, אּוה ְךּורָּב.
Esta noche, aprendemos una historia sobre cuatro niños. Cada uno de estos niños tiene una actitud diferente
hacia la historia de Pésaj. Uno es sabio, uno es malvado, una es inocente y una no sabe preguntar.
1 El niño sabio pregunta a sus padres: “¿Qué motivo tienen los rituales, las reglas y las leyes que
ordenó nuestro Dios a ustedes?” (Dt 6, 20) Quiero entender todas las reglas que rodean a nuestro
séder.
Sus padres responden: ¡Estamos muy felices que hayas preguntado esto! Los niños sabios quieren entender
lo que sucede durante el séder, para que puedan participar ahora y, algún día, explicar el séder a sus hijos.
Una de las reglas más importantes se encuentra en la Mishná, un libro muy antiguo de historias y leyes judías.
Dice, “No se puede comer ningún postre después de comer el sacrificio de Pésaj.” (Mishná Pesajim 10:8) Hace
mucho tiempo, los judíos solían honrar la fiesta sacrificando un animal. Hoy en día, lo honramos con este séder,
comiendo matzá. Esta ley es una de las últimas que se debe aprender sobre el séder. Te lo estamos enseñando
porque eres muy curioso y parece que quisieras conocer mucho de los detalles y razones de por qué hacemos
lo que hacemos.
2 El niño malvado pregunta a sus padres: “¿Qué es este servicio para ustedes?” (Ex 12, 26)
Sus padres responden: Eso en realidad no es algo bueno de decir, pero quizás ni siquiera te des cuenta de por
qué. En tu pregunta, preguntaste por qué Pésaj les importa “a ustedes.” Una mejor pregunta sería “¿Por qué
nos importa a nosotros este trabajo?”. Al decir “para ustedes”, estás actuando como si no formaras parte del
pueblo judío. Sentirnos conectados los unos a los otros es una parte muy importante del judaísmo. La Torá
dice: “Por motivo de lo que Dios hizo por mí cuando salí de Egipto.” (Ex 13, 8) Observe como dice “por mí”.
Cuando leemos esa línea, deberíamos recordar que Dios nos liberó a todos.
Por cierto, sabemos que el niño sabio también hizo una pregunta que termina en “ustedes”. Tal vez, decimos
que su pregunta es sabia y esta otra pregunta es malvada porque no prestamos suficiente atención. Los
padres pueden actuar de una manera totalmente injusta. O tal vez no prestamos atención a cómo el niño sabio
terminó su pregunta porque parecía más interesado en el séder y su pregunta fue muy específica.
Sus padres responden: Comenzaremos con una explicación sencilla. “Con mano fuerte, nos sacó Dios de
Egipto de la casa de los esclavos.” ( Ex 13,14) Parece que todavía no entiendes mucho del séder, ¡y eso está
bien! Estás haciendo lo correcto al comenzar con preguntas sencillas. Eventualmente, cuando aprendas más,
puedes hacer preguntas más específicas.
Sus padres observan su silencio y se dan cuenta de que necesitan ayudarla a comenzar la conversación. Quizás
esto se debe a que la niña no entiende nada, o tal vez es porque cree que ya entiende todo. Pero no importa
cuánto sepa o piensa que sabe, siempre hay más preguntas que hacer.
Sus padres responden: La Torá dice que los padres son responsables de enseñar a nuestros hijos sobre el
Éxodo. “Y les explicarás a tus hijos ese día: ‘Es por lo que hizo Dios por mí cuando salí de Egipto” (Ex 13,8).
Debemos hacer esto con todos los niños, sin importar qué tipo de preguntas hagan, sin importar si las hacen
con amabilidad o grosería, e incluso si no las hacen. No importa cómo se esté portando un niño o una niña, o
cómo mejor aprenda, tenemos que encontrar una manera de enseñarle las lecciones de Pésaj.
Es fácil leer estas preguntas y pensar, ¿Cuál niño o niña soy? ¿Cuál es mi hermano, mis padres, mis
familiares? Todos deberíamos pensar en nosotros como si fuéramos todos los cuatro niños. Cada uno de
nosotros tenemos momentos en que somos sabios, malvados, simples y desconectados. La historia de los
Cuatro Niños nos recuerda que debemos ser conscientes de que todos tenemos todas estas facetas dentro
de nosotros.
VEHÍ SHEÁMDA
Ahora es momento de levantar el vaso y recordar que la lucha del pueblo judío por vivir y ser libre no terminó
cuando los israelitas salieron de Egipto. A lo largo de la historia.
Recitamos juntos:
ּונָלְו ּוניֵתֹובֲאַל הָדְמָעֶׁש איִהְו. ּונֵתֹוּלַכְל ּוניֵלָע דַמָע דָבְלִּב דָחֶא אֹּלֶׁש,
ּונֵתֹולַכְל ּוניֵלָע םיִדְמֹוע רֹודָו רֹוּד לָכְּבֶׁש אָּלֶא, םָדָּיִמ ּונֵליִּצַמ אּוה ְךּורָּב ׁשֹודָּקַהְו.
Vehí sheámda laavotenu velanu. Sheló ejád bilvád amad alenu lejalotenu, elá shebejól dor vador
ómedim alenu lejalotenu vehakadósh baruj hu matzilénu miyadám.
Y esto (Dios y la Torá) fue lo que mantuvo a nuestros padres y es lo que nos
mantiene a nosotros. Porque no solo uno se levantó en contra de nosotros para
exterminarnos, sino que en cada generación se levantan en contra de nosotros
para exterminarnos, pero Adonai nos salva de sus manos.
Esta vez, ponemos los vasos de vuelta en la mesa sin tomar un sorbo.
Por lo general, en Pésaj, no hablamos mucho de Moisés porque debemos centrar nuestra atención en como
Dios nos salvó. Aquí se hace un recuento de la historia del Éxodo de la Torá.
10 PLAGAS
םִיַרְצִמְּב םיִרְצִּמַה־לַע אּוה ְךּורָּב ׁשֹודָּקַה איִבֵהֶׁש תֹוּכַמ רֶׂשֶע ּוּלֵא, ןֵה ּולֵאְו:
Elu eser makót shehebí hakadosh baruj hu al hamitzrím bemitzráyim, veélu hen:
Estas son las diez plagas que trajo Dios, Bendito sea Él, sobre los egipcios en Egipto:
Es hora de recitar las 10 plagas. Mientras dices cada una, sumerge un dedo (muchos usan el dedo meñique) en
tu vino o jugo de uva y tócalo en tu plato. ¡No te lamas los dedos! Al no probar estas gotas, estamos diciendo:
No nos alegra cuando otras personas sufren, incluso si esas personas son nuestros enemigos. Su dolor hace
que nuestra alegría sea un poco menos alegre y, en este caso, hace que nuestros vasos sean un poco menos
llenos
1 DAM םד
El río Nilo se convirtió en sangre.
2 TZFARDÉA עדרפצ
Las ranas estaban literalmente en todas partes
3 KINÍM םיניכ
Personas y animales sufrieron de picazón por piojos.
4 AROV בורע
Bestias salvajes peligrosas deambulando.
6 SHEJÍN ןיחש
Aparecieron úlceras dolorosas en personas y animales.
7 BARÁD דרב
Granizo y relámpagos cayeron del
8 ARBÉ הברא
Las langostas destruyeron los cultivos.
9 JOSHEJ ךשוח
La oscuridad cubrió la tierra durante tres días seguidos.
Ahora, volvemos a nuestra historia. El Faraón, derrotado después de las 10 plagas, finalmente aceptó liberar a
los israelitas. Desafortunadamente, los israelitas no podían creerle al 100%. En el pasado, el Faraón decía una
cosa y luego, hacía otra. Los israelitas no tuvieron más remedio que salir de allí rápido, antes de que el Faraón
cambiara de opinión. La preparación para su viaje comenzó de inmediato, y no tenían mucho tiempo. En vez
de esperar a que su pan se levante y se hornee, agarraron la masa y la dejaron hornear al sol mientras huían.
(Así es como llegamos a la matzá plana y crujiente, en lugar de un pan suave y esponjoso). Y tal como lo habían
predicho los israelitas, el Faraón cambió de opinión en cuanto a dejar a sus esclavos salir y ser libres. Moisés
estaba guiando a los israelitas fuera de Egipto cuando el Faraón cortó su ruta de escape y los obligó a dirigirse
directamente a las orillas del Mar Rojo. Y el Señor nos sacó de Egipto con mano fuerte y brazo extendido, y
con gran terror y con señales y portentos. (Dt 26,8)
¿Un callejón sin salida? ¡No para Dios! Moisés levantó su bastón sobre el agua y Dios separó el mar. El agua
se partió, y de repente, brevemente, había un camino arenoso justo en el medio. Los israelitas escaparon y
se murieron los soldados egipcios que los perseguían. Este fue el comienzo de la caminata de 40 años de los
israelitas por el desierto. El viaje va a ser tan difícil que hasta que van a extrañar Egipto, pero van a seguir. Están
en camino a la Tierra Prometida.
Ahora, vamos a cantar una canción de alabanza, agradeciendo a Dios por sacarnos de Egipto y llevarnos a un
lugar mejor. Halél literalmente significa “alabanza.”
ּהָיּולְלַה
ה יֵדְבַע ּולְלַה,’ ה םֵׁש־תֶא ּולְלַה.’
םָלֹוע דַעְו הָּתַעֵמ ְךָרֹבְמ ’ה םֵׁש יִהְי.
ה םֵׁש לָּלֻהְמ ֹואֹובְמ דַע ׁשֶמֶׁש חַרְזִּמִמ.’ ה םִיֹוּג־לָּכ־לַע םָר,’ ֹודֹובְּכ םִיַמָּׁשַה לַע.
תֶבָׁשָל יִהיִּבְגַּמַה ּוניֵהֹלֱא ייַּכ יִמ, ?ץֶרָאָבּו םִיַמָּׁשַּב תֹואְרִל יִליִּפְׁשַּמַה
לָּד רָפָעֵמ יִמיִקְמ, ןֹויְבֶא םיִרָי תֹּפְׁשַאֵמ, םיִביִדְנ־םִע יִביִׁשֹוהְל, ֹוּמַע יֵביִדְנ םִע.
תִיַּבַה תֶרֶקֲע יִביִׁשֹומ, הָחֵמְׂש םיִנָּבַה םֵא.
ּהָיּולְלַה.
Haleluyá.
Halelú avdé adonai, halelú et shem adonai, yehí shem adonai mevoráj veád olám.
Mimizráj shemesh ad mevo’ó mehulál shem adonai. Ram al kol goyím adonai al hashamáyim kevodó.
¿Mi kadonai elohenu hamagbihí lashávet, hamashpilí lirot bashamáyim uvaáretz?
Mekimi meafár dal meashpót yarím evyón, lehoshiví im nedivím im nedivé amó.
Moshiví akeret habayit em habaním smejá.
Haleluyá.
¡Aleluya!
Alabad, siervos del Señor, alabad el nombre del Señor. Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre: de la salida del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del Señor. El
Señor se eleva sobre todos los pueblos, su gloria sobre los cielos. ¿Quién como el Señor, Dios
nuestro, que habita en las alturas 6y se abaja para mirar al cielo y a la tierra? Levanta del polvo al
desvalido, alza de la basura al pobre, para sentarlo con los príncipes, los príncipes de su pueblo.
A la estéril le da un puesto en la casa, como madre feliz de hijos.
¡Aleluya!
(Salmo 113)
Bendito seas tú, Adonai, nuestro Díos rey del universo, Creador del fruto de la vid.
Si ya tienes sed con toda esa narración, hay buenas noticias: ahora puedes tomar tu copa. Si estás sentado al
borde de tu asiento (¡es una historia bastante emocionante!), te puedes recostar y relajar.
Comparativamente, esto es lo que el sacerdote hace cuando se lava las manos, antes de tocar las especies en
el Altar. Es muy probable que en este momento fue cuando Jesús lavo los pies a sus discípulos:
“se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego echa
agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies a los discípulos, secándoselos con la toalla
que se había ceñido. Llegó a Simón Pedro y este le dice: «Señor, ¿lavarme los pies tú a
mí?». Jesús le replicó: «Lo que yo hago, tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más
tarde». Pedro le dice: «No me lavarás los pies jamás». Jesús le contestó: «Si no te lavo, no
tienes parte conmigo». Simón Pedro le dice: «Señor, no solo los pies, sino también las manos
y la cabeza». Jesús le dice: «Uno que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies,
porque todo él está limpio. También vosotros estáis limpios, aunque no todos». Porque sabía
quién lo iba a entregar, por eso dijo: «No todos estáis limpios». Cuando acabó de lavarles
los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo: «¿Comprendéis lo que he hecho con
vosotros? Vosotros me llamáis “el Maestro” y “el Señor”, y decís bien, porque lo soy. Pues si yo,
el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos
a otros: os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo
hagáis. En verdad, en verdad os digo: el criado no es más que su amo, ni el enviado es más
que el que lo envía” (Jn 13, 4-15)
ה הָּתַא ְךּורָּב,’ םָלֹועָה ְךֶלֶמ ּוניֵהֹלֱא, לַע ּונָּוִצְו ויָתֹוְצִמְּב ּונָׁשְּדִק רֶׁשֲא
םִיַדָי תַליִטְנ.
Barúj atá adonai, elohenu mélej haolám, asher kideshánu bemitzvotáv vetzivánu al netilát yadáyim.
Bendito seas tú, Adonai, nuestro Dios rey del universo, que nos santifica con sus mitzvót y nos
ordena a lavarnos las manos.
Es costumbre no hablar entre el momento en que te lavas las manos y el momento en que partes el pan o la
matzá (después de que se haga la bendición). Pero puedes tararear en bajito.
Barúj atá adonai, elohenu mélej haolám hamotzí lejem min haáretz.
Bendito seas tú, Adonai, nuestro Dios rey del universo, que saca pan de la tierra.
ָּה הָּתַא ְךּור,’ םָלֹועָה ְךֶלֶמ ּוניֵהֹלֱא, ּונָּוִצְו ויָתֹוְצִמְּב ּונָׁשְּדִק רֶׁשֲא
הָּצַמ תַליִכֲא לַע.
Barúj atá adonai, elohenu mélej haolám, asher kideshánu bemitzvotáv vetzivánu al ajilát matzá.
Bendito seas tú, Adonai, nuestro Dios rey del universo, que nos santifica con tus mitzvót y nos
ordena comer matzá.
MATZÁ
¡Vamos! Ahora puedes comer matzá. Dale un mordisco, o 10, y puedes recostarte o incluso encorvarse si
quieres.
Como ya aprendimos, los israelitas hicieron matzá cuando preparaban comida para su salida de Egipto. Comer
este alimento no solo nos recuerda de su desgarradora salida, sino que también nos hace sentir que nosotros
mismos estamos saliendo de Egipto todos estos años después.
¿POR QUÉ?
¿Alguien en esta mesa describiría la matzá como una comida elegante o indulgente? ¿Se parece a, digamos,
un bagel o una jalá caliente recién salida del horno? No. Es seca, es frágil y sabe a… básicamente nada. Comer
matzá es una experiencia humillante. La Torá la llama léjem oni que significa “pan de aflicción” o, en otras
palabras, “pan de pobre”. La matzá nos recuerda de lo que es vivir en tiempos difíciles, cuando no podemos
comer alimentos especiales.
Barúj atá adonai, elohenu mélej haolám asher kideshánu bemitzvotáv vetzivánu al ajilát maror.
Bendito seas tú, Adonai, nuestro Dios rey del universo, que nos santifica con sus mitzvót y nos
ordena a comer maror.
Ahora siéntate recto (no nos reclinamos ahora) y dale un pequeño mordisco. ¿Qué tan amargo fue? ¿Te vas a
servir más?
KORÉJ
Cada séder, hacía un sándwich con matzá, una lonja del cordero del sacrificio, y unas hierbas amargas. Como
los judíos ya no sacrifican corderos, hoy en día hacemos el sándwich con matzá, jaroset y hierbas amargas.
Ahora, vamos a hacer esto.
לֵּלִהְּכ ׁשָּדְקִמְל רֶכֵז. םָּיַק הָיָה ׁשָּדְקִּמַה תיֵּבֶׁש ןַמְזִּב לֵּלִה הָׂשָע ןֵּכ: ְךֵרֹוּכ הָיָה
דַחַיְּב לֵכֹואְו רֹורָמּו הָּצַמ, רַמֱאֶּנֶּׁש הַמ םֵּיַקְל: ּוהֻלְכאֹי םיִרׂורְמּו תֹוּצַמ לַע.
Zéjer lemikdásh keHilel. Ken asá Hilel bizmán shebét hamikdásh hayá kayám.
Hayá korej matzá umaror veojel beyajad. Lekayém ma sheneemár. “Al matzót umrorím yojelúhu.”
Las hierbas amargas nos recuerdan la amargura de la esclavitud en Egipto y nuestros recuerdos tristes.
La matzá y el jaroset nos recuerdan el hecho de que somos libres, y nuestros recuerdos dulces. No
deberíamos olvidar ninguno de los dos. Y créase o no, el sándwich es muy sabroso en realidad.
Mientras comes una cena deliciosa, puedes hablar sobre lo que quieras. ¿Dinosaurios? ¿Béisbol? ¿Dinosaurios
jugando béisbol? O podrías pedir a todos alrededor de la mesa que compartan un recuerdo dulce y luego,
un recuerdo amargo. O, podrías pensar en el futuro, lo que va a pasar de aquí a un año. ¿Qué crees que
recordarás de esta noche?
TZAFÚN
¿Ya has encontrado el afikomán?
Quien lo encuentre ahora tiene que devolvérselo al líder o líderes del séder, a cambio de algo. ¡Podría ser
dinero, o quizás un juguete! ¡Tal vez sean dulces, o tal vez más perejil!
Sin embargo, hay algunas reglas. El afikomán tiene que ser lo último que comas esta noche. Así que asegúrate
de haber comido tu último bocado de torta o galleta o fruta, para que solo tengas espacio para un pequeñito
pedazo de matzá. (Si tu afikomán se ha convertido en polvo, se puede sustituir por otro pedazo de matzá.)
¿POR QUÉ?
Sí, es raro comer matzá de postre. La matzá no sabe dulce - ¡pero la libertad que representa es muy dulce!
¿Recuerdas que, cuando empezamos, dijimos que era el pan de la esclavitud? Ahora, ¡es el sabor de la libertad!
Mira la mesa del séder desordenada. Presta atención a tus amigos y familiares, a sus barrigas llenas y a la cálida
luz que brilla en lo alto. Es muy amable, ¿verdad?
Tzafún significa “oculto.” Cuando comemos este último pedazo de matzá, deberíamos intentar reconectarnos
con la parte de nosotros que sentimos que tuvimos que esconder cuando éramos esclavos. ¿Te sientes libre?
אָנָמֲחַר ְךיִרְּב,
אָמְלָעְּד אָּכְלַמ,
אָּתִּפ יאַהְּד ּהיֵרָמ.
Otras personas simplemente toman un minuto para sentir el amor, o decir ¡Gracias! en voz alta.
LA TERCERA COPA
A pesar de que hayamos terminado de comer, todavía tenemos más copas más de vino o jugo de uva por
tomar.
Bendito seas tú, Adonai, nuestro Díos rey del universo, Creador del Fruto de la Vid.
HALÉL
¿Alguien recuerda lo que significa Halél?
Sí, estamos todos muy cansados y llenos. Pero esta es nuestra última oportunidad de mostrar aprecio por
nuestra libertar y nuestra comunidad. Así que párate y estírate si te hace falta, y después sentémonos de nuevo
y agradezcamos a Dios. Déjalo todo en el campo, o en la mesa del séder. ¡Canta a todo volumen! ¡Levanta las
manos! ¡Haz un alboroto, tanto que tus vecinos vienen para asegurarse de que estén bien!