La Ansiedad y Sus Trastornos Cap 8
La Ansiedad y Sus Trastornos Cap 8
La Ansiedad y Sus Trastornos Cap 8
Descripción Clínica
Introducción
Entendemos por trauma a la presencia de trastornos emocionales en un sujeto,
producto de la exposición a eventos de naturaleza grave o catastrófica. Cualquier
hecho grave, de carácter amenazante, exige un esfuerzo importante de afrontan» ien-
to, el cual se manifiesta en la víctima de distintas maneras, como por ejemplo:
pesadillas o reminiscencias, apatía, irritabilidad, perturbaciones emocionales, tras
tornos del sueño, entre otros.
A lo largo de la historia, los seres humanos se han visto expuestos a actos
terribles: guerras, genocidios, migraciones masivas forzadas, torturas, mutilaciones
u otros hechos criminales; catástrofes meteorológicas, topológicas y tectónicas;
eventos traumáticos como: accidentes, violaciones o abuso sexual, actos criminales
y otras adversidades. Frente a ellos, muchos individuos han podido, una vez supe
rado el sufrimiento inicial, adaptarse con creatividad y flexibilidad, mientras que
otros han quedado afectados por estas situaciones traumáticas, sufriendo las con
secuencias biopsicosociales de las mismas, entre las que se encuentran diversas
enfermedades. Esto implica que la vivencia de ciertos traumas constituye una
parte indisoluble del ser humano y su devenir, pero que no todos los sujetos que
viven estas experiencias desarrollaran luego un TEPT. Un 8% en promedio de la
población general, aproximadamente, sufrirá de estrés postraumático a lo largo
3181 Alfredo H. Cía
de la vida(Kessler y col. 1995). Ello lo demuestra el hecho de que una gran pane
de las personas que se han visto enfrentadas a un hecho de carácter traumático han
sido capaces de continuar con sus vidas sin ser afectadas crónicamente por los
recuerdos y otras perturbaciones consecuentes, mientras que en promedio, el 31%
de las mujeres y el 19% de los hombres expuestos a un trauma, sufren de TEPT:
JanofT-Bulman (1992) informó que los sucesos traumáticos tienen un impacto
determinante en los sentimientos y en los sistemas de creencias de las personas y son
capaces de producir una sensación de pérdida en diversas áreas: en la creencia en uno
mismo, en la seguridad dd mundo, en la confianza hada los demás y en b propia identidad.
En un primer momento, luego de ocurrido el hecho, la mayoría de los afecta
dos muestran sentimientos de ansiedad y preocupación (así como síntomas
disociativos). A continuación, presentamos un gráfico donde se resumen los dis
tintos factores que intervienen en la génesis de la ansiedad por situaciones
traumáticas y el eventual desarrollo de un TEPT posterior:
Precipitantes de la Ansiedad
Situaciones Traumáticas
Ansiedad
Amenaza/Daño
Problemas especiales
(factores de riesgo)
El TEA debe durar como mínimo 2 días y como máximo 4 semanas, y apa-
recer dentro del primer mes que sigue al acontecimiento traumático. El TEPT
no puede ser diagnosticado hasta, por lo menos, 4 semanas después de ocurrida
la experiencia traumática.
Trastorno por Estrés Agudo y Postraumático | 321
Finalmente, las alteraciones del TEA no se deben a los efectos fisiológicos di
rectos de una sustancia o a una enfermedad médica, no se explican mejor por la
presencia de un trastorno psicótico breve y no constituyen una mera exacerbación
de un trastorno preexistente de los Ejes I o II.
A pesar de que el TEA es un predictor posible del TEPT, no todos los que
presentan un Trastorno de Estrés Agudo desarrollan luego un Trastorno de Estrés
Postraumático. Asimismo, personas que no desarrollaron un TEA pueden, poste
riormente, sufrir un TEPT
De todas maneras, la mayoría de los sujetos que presentan un TEA se encuen
tran en mayor riesgo de contraer un TEPT.
Estas alteraciones deben prolongarse por más de un mes. En los casos en que
los síntomas perduran durante tres meses o más, refieren a un TEPT de naturale
za crónica. Por el contrario, se lo considera de carácter agudo cuando los síntomas
duran menos de tres meses. Puede suceder que entre el acontecimiento traumático
y el inicio de los síntomas transcurran como mínimo seis meses, de ser así se
especifica un TEPT de inicio demorado.
Finalmente y, de acuerdo a lo expuesto, podemos sintetizar los criterios
diagnósticos en:
Son gatillados, muchas veces, por el insomnio, la fatiga y las drogas estimulantes.
En ellos, el sujeto experimenta la sensación de volver en el tiempo y revivir el
hecho (reviviscencias).
A los individuos con TEPT les resulta imposible integrar las experiencias
traumáticas a su vida actual y considerarlos un hecho histórico. Por consiguiente,
sus recuerdos no son relatos coherentes sino que consisten en impresiones
somatoscnsorialcs, o intensas emociones que se activan cuando la persona se expo
ne a recordatorios directos del evento, o situaciones similares del mismo.
Las personas que padecen de TEPT (van der Kolk, 1989) tienen una percep
ción selectiva, esto es: responden preferentemente a los desencadenantes del trau
ma, a expensas de las percepciones cotidianas. En consecuencia, las sensaciones
internas, o aquellas provenientes del entorno, que les resulten neutrales o placen
teras y, por consiguiente, restitutivas y gratificantes, se encuentran disminuidas
significativamente. Lo cual agrega más elementos al cortejo sintomático de la en
fermedad.
Prevalencia
Las investigaciones epidemiológicas han demostrado que la mayoría de las per
sonas experimentan un evento potencialmente traumático, al menos una vez, durante
sus vidas (accidentes graves, muertes inesperadas o violentas, desastres naturales:
inundaciones, terremotos, incendios, tornados, etcétera).
Sin embargo, no es necesario vivenciar de manera directa las situaciones
traumáticas para sufrir los efectos de las mismas.
En los Estados Unidos, el Estudio Nacional de Comorbilidad1 dio a conocer los
siguientes datos: el 60.7 % de los hombres y el 51.2 % de las mujeres habían prota
gonizado uno o más eventos traumáticos a lo largo de su vida. (Kesslcr y col., 1995).
E! cuadro que presentamos a continuación resume la prevalencia de diferentes
tipos de trauma en la población general (en gris) y al lado de cada tipo de trauma
específico, el porcentaje de las víctimas que desarrollan TEPT (en negro). Por
50
40
30
20
10
0
Testigo Accid. Amenazas Ataque Abuso Combate Abuso Inf. Violación
Muchos sujetos desarrollan estre trastorno (10-18%), pese a ser sólo una proporción de los expuestos.
Kesser y col, 1999.
(alrededor de un 75%); sin embargo, una de cada cuatro sufre alguna enfermedad
consecuente con los mismos, entre las cuales la más frecuente es el TEPT.
A continuación, exponemos los distintos trastornos psiquiátricos como secue
las de traumas.
Factores de riesgo
Comorbilidad
En epidemiología psiquiátrica, comorbilidad es la ocurrencia simultánea de 2
o más trastornos mentales en un mismo sujeto (Michels y Marzuk, 1993).
Según el DSM-IV, aproximadamente el 80% de los sujetos con TEPT respon
derá asimismo al criterio de alguna otra patología, por ejemplo: trastornos afectivos,
trastornos de ansiedad, trastornos de abuso de sustancias y/o uso de químicos
(Kessler, y col., 1995).
Los trastornos comórbidos más comunes son: depresión mayor (DM), distimia,
trastorno de ansiedad generalizada (TAG), fobia específica (FE), fobia social (FS), tras
torno de pánico (TP), abuso de sustancias, abuso de alcohol, trastornos de conducta,
suicidio, somatizacioncs, trastornos de alimentación y disociativo, problemas matrimo
niales, trastorno de personalidad múltiple. En especial se da una alta comorbilidad con
alcoholismo, depresión, 1AG y TP El 20% de la población general sufre de algún tipo
de psicopatología previa al acontecimiento traumático, lo que los hará particularmente
vulnerables a los eventos traumáticos y, por lo tanto, a desarrollar un TEPT.
Diagnóstico diferencial
Introducción
secuelas graves en las víctimas. Esta realidad cotidiana, en la que estamos inmersos,
ha motivado una serie de cambios psicológicos que trasuntan una adaptación
gradual a un clima creciente de inseguridad. Otros faccores generadores de este
malestar, en el plano internacional, han sido los recientes mega atentados que han
conmovido al mundo y la concreción posterior de amenazas del bioterrorismo.
En el equipo de asistencia ambulatoria en trastornos de ansiedad que coordino
hemos venido observando, durante los dos últimos años, una serie de manifesta
ciones sintomáticas variadas, consecuentes al incremento de los hechos menciona
dos. Detectamos un cuadro donde predominan los síntomas ansiosos y depresivos,
acompañados de ciertos rasgos o elementos característicos. Fueron asistidas con
este síndrome veinte personas: 12 como consultantes iniciales y 8 que ya se en
contraban en tratamiento por otros trastornos de ansiedad.
Ahora bien, el cuadro sintomático que se nos presenta no responde a ninguna
de las descripciones categoriales actuales, por lo tanto hemos esbozado
tentativamente una nueva categoría descriptiva para dar cuenta, en forma más
satisfactoria, de las manifestaciones clínicas observadas. Para ello, en primer lugar,
propuse denominar a este síndrome o posible entidad incipiente como TAT o
Trastorno por Amenaza Traumática (A. H. Cía, 2001).
La palabra amenaza alude a la percepción de sentirse agobiado, angustiado,
temeroso e intimidado por posibles eventos traumáticos. Esta situación traumática
se genera aunque la misma no le haya sido dirigida al sujeto de manera específica
sino en forma masiva y a distancia. Esto es en forma indirecta, a través de relatos
de terceros, entre los que se cuentan los medios masivos de información. Estos
últimos asumen un rol sustancial en el desarrollo del TAT, dado el efecto que
tienen las comunicaciones a nivel individual y grupa!. Los distintos sucesos delictivos
y de violencia terrorista que golpean nuestro mundo actual suelen ocupar las
primeras planas o constituir información destacada en las noticias de difusión
masiva. De modo tal que, frente al impacto informativo algunas personas están,
de manera persistente, anticipando la posibilidad de convertirse, junto a sus alle
gados, en futuras víctimas de los actos mencionados. Esta preocupación reiterada
los aqueja, al punto tal de perturbarlos emocionalmente, afectando su desempeño
en los distintos ámbitos vitales: personal, familiar, laboral, académico y/o social.
Siguiendo esta línea de pensamiento, es necesario subrayar el efecto que tienen
cienos mecanismos sociales de reforzamiento, como la difusión de información con
imágenes cruentas, así como advertencias o recomendaciones para la prevención de
futuros hechos. A esto debemos sumarle el doble discurso empleado por los medios,
por ejemplo, frente al terrorismo: “Hay que mantenerse en alerta, vigilantes y aten
tos ante cualquier hecho o personas que consideren sospechosos” y, al mismo tiem
po: “Debemos continuar con nuestra vida normal y permanecer tranquilos”.
342 | Alfredo H. C1a
Factores de Riesgo
La mayoría de la población ha tenido que adaptarse gradualmente a las condi
ciones de incertidumbre o inseguridad motivadas por los cambios anteriormente
mencionados, adoptando las precauciones razonables relacionadas a posibles o
eventuales sucesos. Ante ello no desarrolla síntomas, más allá del estupor o la
sorpresa inicial, y de una angustia y temor transitorios y proporcionados a la
posibilidad traumática. Un pequeño porcentaje de individuos, por el contrario,
tiende a sentirse altamente perturbado por los factores mencionados, desarrollan
do un trastorno con características propias, como es el TAT.
Provisoriamente podríamos enumerar algunos posibles factores de riesgo, pre
sentes en algunos de los integrantes de la pequeña muestra clínica estudiada:
• Antecedentes personales de trastornos en el eje I, especialmente de trastornos
de ansiedad o del humor o en el eje II, particularmente trastornos de perso
nalidad evitativa, dependiente u obsesivo-compulsiva y en algunos casos
paranoide.
• Antecedentes familiares de psicopatología.
• Residencia o traslado a un área considerada potendalmcnte peligrosa.
• Exposición previa a traumas de diversa índole.
• Recibir el impacto de nuevos hechos graves o prevenciones adicionales.
• Escaso apoyo familiar y social, o convivencia en un entorno que tiende a
magnificar los hechos, generando aún mayor temor.
• Situaciones de cambio desfavorables o de pérdidas recientes de diversa índole
(personales, afectivas, económicas, laborales) que impliquen desprotección.
• Vulnerabilidad genética (este factor, a comprobarse, explicaría porqué una
mayoría de las personas pueden adaptarse a estas nuevas circunstancias sin
desarrollar síntomas, mientras que una minoría los manifiesta).
Un caso clínico como ejemplo
Laura M. 35 años, casada, empleada administrativa.
Hace 3 meses, presenció por TV un asalto con toma de rehenes ocurrido en su barrio.
Al mes siguiente, una amiga le relata que le arrebataron la cartera en un parque.
Queda algo impresionada y angustiada a partir de conocer estos hechos. Comienza a
reducir algo sus desplazamientos, deja de practicar deportes al aire libre y de salir por
las noches a restoranes o al cine.
Desde el día que se entera en el noticiero del asesinato de dos policías a poca distan
cia de su casa, deja de salir, si no es a su trabajo. No quiere viajar en taxi, por temor a
ser asaltada. No viaja mas en subte y en tren para ir a la oficina, al enterarse de que 2
mujeresfiteron muertas. Sufre de taquicardia, desasosiego, insomnio y angustia perma-
tientes, llanta varias veces a su marido e hijos para ver si están todos bien. Ocupa
Trastorno por Estrés Agudo y Postraumático | 345
mucho tiempo en verificar cerraduras. Cuando sale en auto, esta en hiperalerta buscan
do posibles personas de aspecto sospechoso. Reconoce lo poco razonable de su actitud,
pero no puede evitarlo.
Prevalencia
Dado el carácter provisorio y reciente de la descripción del TAT, no existen
estudios poblacionales acerca de su frecuencia de aparición. En lo que respecta a
nuestra muestra clínica, podemos referir que de aproximadamente 400
consultantes a nuestro Centro de Asistencia de Trastornos de Ansiedad, de los
últimos dos años, presentaron este cuadro 8 pacientes que ya se encontraban en
tratamiento por otros motivos y 12 cuyo motivo de consulta principal fue el TAT.
En estos últimos también se encontraron, en 6 de ellos, diferentes comorbilidades
con otros trastornos de ansiedad: trastorno de pánico, agorafobia, fobia social,
TOC, y del humor, como depresión mayor o distimia. La prevalencia del TAT, en
esta muestra clínica, rondaría el 5 %, aunque se necesitan mayores estudios futuros
al respecto.
Curso o evolución
El curso tiende a ser fluctuante, los períodos de exacerbación sintomática sue
len estar vinculados a la recepción de nueva información, que reacrive la percep
ción de amenaza. En la mayoría de los pacientes, la evolución es favorable. La
duración promedio de los síntomas en la muestra clínica fue de 2 a 3 meses.
Causas
En resumen, entre sus posibles causas, podemos identificar a las siguientes:
• Vulnerabilidad Personal: Factores genéticos y adquiridos por aprendizaje in
fantil (modelado, condicionamiento, influencia parental).
• Impregnación Contextual: Como antecedente reciente, existe una sumatoria
de adversidades en el contexto socio-económico-cultural, el cual suele pre
sentar condiciones de deterioro progresivo.
• Traumatización indirecta: Como desencadenante, un suceso traumático sufri
do de manera indirecta, con el que resuena o se identifica especialmente, el
cual es de índole similar a los mencionados para la impregnación contcxtual.
Diagnóstico diferencial
Consideramos que, por sus características, el TAT se halla ubicado entre el
trastorno por estrés agudo (TEA) y el postraumático (TEPT) por un lado, y los
trastornos adaptativos por el otro. Por consiguiente, en primer lugar haremos
referencia al diagnóstico diferencial con estas entidades.
Tanto en el TEA como en el TEPT los síntomas típicos se desarrollan siguiendo
la exposición a un agente estresante traumático extremo, el cual comprende expe
rimentar, ser testigo o verse confrontado con un evento o eventos que comprenden
3461 Alfredo H. Cía
Conclusiones
El TAT es una entidad clínica incipiente, sujeta a revisión, ubicada entre el
TEPT y los trastornos adaptativos, con manifestaciones propias y aparición cre
ciente en los últimos tiempos. Sus síntomas son, en parte, similares a los del
TEPT, sin reunir sus requisitos diagnósticos, a los que se agregan síntomas seme
jantes a los de otros trastornos ansiosos, depresivos y otros que le son propios.
Los síntomas siempre son reactivos a sentirse amenazado por eventuales suce
sos traumáticos, vinculados a la seguridad personal o material del afectado y sus
allegados.
se beneficia luego de haber transcurrido dos meses de tratamiento, una vez alcanzadas
las dosis máximas recomendables o si presenta intolerancia al ISRS administrado, se
aconseja prescribir otro ISRS y cumplir un período similar de tratamiento, dado que
existen diferencias de eficacia y tolcrabilidad, observadas en diferentes individuos,
entre los integrantes de esta clase de fármacos. En caso de no obtener resultados, se
pueden emplear otros antidepresivos, como los de acción dual (vcnlafáxina), o algún
tricíclico, dejando para última instancia el uso de un IMAO clásico, por los potencia
les inconvenientes que conlleva su administración.
De todas maneras, las decisiones de tratamiento deben ajustarse de acuerdo a
los síntomas específicos que dominan el cuadro y a la presencia de trastornos en
comorbilidad. Enumeraremos a continuación los medicamentos más recomenda
bles para los diferentes espectros sintomáticos:
• Para pacientes con impulsividad, labilidad del humor, irritabilidad, agresivi
dad, pensamientos o impulsos suicidas administrar en primera instancia un
ISRS. Los mecanismos serotonérgicos resultan también útiles para los tras
tornos más frecuentes en comorbilidad, como los trastornos del humor, el
trastorno de pánico, el TOC y el abuso o dependencia a alcohol y/o drogas.
• Para pacientes violentos, impulsivos, lábiles o muy agresivos se recomiendan
los estabilizadores del estado de ánimo o antirrecurrenciales como el
divalproato, la carbamacepina o el carbonato de litio.
• Para pacientes hiperreactivos o con una excesiva activación se recomiendan
los agentes antiadrenérgicos como la clonidina, el propanolol (u otros
bctabloqueantes) y la guanfacina, los que frecuentemente reducen la
hiperactivación y los síntomas de re-experimentación. Con estos fármacos, el
inicio del efecto terapéutico es más rápido y en dos semanas ya se puede
saber si van a ser útiles.
• Para pacientes muy temerosos, con ansiedad excesiva o crisis de pánico puede
ser útil la adición transitoria de una benzodiacepina de alta potencia, en
particular el clonazcpam, por sus propiedades farmacocinéticas.
• Para pacientes con síntomas psicóticos, paranoides o con una agresividad no
controlable mediante los antirrecurrenciales se puede adicionar un
antipsicótico atípico, como la olanzapina o la risperidona.
• Para pacientes con dependencia alcohólica o a drogas en comorbilidad se rcco-
mienda en particular la sertralina, porque con la misma se ha comprobado
una reducción significativa de los síntomas deTEPT y de consumo alcohó
lico en sujetos que presentaban TEPT en comorbilidad con dependencia
alcohólica (Brady, Sonnc y Roberts, 1995).
Recordemos que debe evitarse la prescripción de IMAOs en este tipo de
pacientes por las interacciones adversas de estos fármacos con el alcohol, la cocaína
Trastorno por Estrés Agudo y Postraumático | 349
Conclusiones
Hay amplias evidencias acerca del uso de los ISRSs como agentes de primera elec
ción en el TEPT. Se recomienda el uso de los mismos porque, además de la efectividad
3501 Alfredo H. Cía
sobre el espectro sintomático de este trastorno, son útiles para tratar varias de las
patologías en comorbilidad que se presentan frecuentemente, como la depresión
mayor y otros trastornos de ansiedad. Los ISRSs son, entre otros, los agentes de
primera elección en virtud de su seguridad y tolerabilidad y, además porque el
sistema scrotonérgico resulta ser uno de los más implicados en la enfermedad.
Aún más, de acuerdo a un meta-análisis de 6 ensayos controlados de TEPT (Penava
y col., 1997), hay evidencias de una correlación entre una mayor actividad
serotonérgica y mejores resultados en el tratamiento.
En un estudio retrospectivo de evaluación de los puntajes del CGI, luego de
un mes de tratamiento de 72 pacientes con TEPT y depresión comórbida (Dow
y Kline, 1997) encontraron que los antidepresivos scrotonérgicos se asociaban
con mejores resultados que los noradrencrgicos. En este meta-análisis, las tasas de
respuestas fueron mayores de 30% con fluoxetina, sertralina, imipramina y
fenelzina, mientras que tasas menores de un 10% se obtuvieron con diversos agentes
noradrcnérgicos, incluyendo a la desipramina, la amitriptilina, la nortriptilina y
el bupropión.
Los agentes noradrenérgicos pueden ser útiles para la hiperactivación, los
estabilizadores del estado de ánimo para la hostilidad y la desregulación impulsiva, y
los neurolépticos atípicos para los síntomas psicóticos o paranoides (Hamner, 1996).
En un intento de predecir cuáles son los pacientes que responderán más a ciertas
medicaciones, van der Kolk y col. (1994) encontraron que el TEPT de población
civil responde más a los ISRSs que el de los combatientes. Sin embargo, este hallaz
go puede reflejar un sinnúmero de factores que diferencian a estas dos poblaciones,
incluyendo una historia de múltiples fracasos de tratamiento, como la que es fre
cuente en los veteranos. En una población de combatientes (Davidson y col., 1993)
encontraron que la severidad de los síntomas de TEPT era un predictor negativo de
la respuesta a la medicación. Sin embargo, en una población de no combatientes,
van der Kolk y col., (1994) encontraron que la severidad de los síntomas del TEPT
constituía un predictor positivo. Una mayor severidad en los síntomas de abuso
infantil puede ser un predictor negativo de la respuesta a la medicación. La clínica
ha demostrado que muchos pacientes pueden ser manejados con eficacia mediante
una combinación de psicofármacos, empleando un antidepresivo, especialmente un
ISRS, para tratar de cubrir el más amplio espectro de síntomas de TEPT, un
anticonvulsivante o estabilizador del ánimo para la regulación de un pobre control
de impulsos, y posiblemente una BZ de alta potencia, en particular el clonazepam
para el manejo de los síntomas de hiperactivación.
Una recomendación sería que el clínico elija inicialmente un ISRS y eventualmcn-
te después de varias semanas, si la respuesta al tratamiento es parcial, introduzca
un segundo agente aumentativo o coadyuvante, el cual podría ser un
La Ansiedad y sus Trastornos | 351
j Diagnóstico
RESPUESTA
INTOLERANCIA PARCIAL SI
Cambiar a otro ISRS Aumentar dosis de Tratamiento de
(repetir ciclo). Si no ISRS mantenimiento
nay respuesta cambiar 4 (6-12 meses)
luego a otra clase de Adicionar agentes
medicación (TCA, aumentativos o
IRMAs, IMAOs) coadyuvantes Nueva Evaluación
i
Si predominan Síntomas
síntomas Trastornos det psicóticos,
Hiperactivación Ansiedad y paranoides,
intrusivos, sueño y
hostilidad e y excitabilidad evitación-pánico agitación o
ansiedad
impulsividad severa agresión
* 4 4 4
' Antipsicóticos"
Divalproato
Propanolol Trazodone atípicos:
Litio
Clonidina Clonazepam Mirtazapina Olanzapina
Carbamacepina
Guanfacina Mianserina Risperidona
Topiramato
Zyprasidona
3521 Alfredo H. Cía
Nota:
Síntomas B: Recolecciones intrusivas.
Síntomas C: Evitación / anestesia emocional.
Síntomas D: Hipcractivación o excitabilidad.
El cuadro precedente resume la información más destacada proveniente de los
exultados de ensayos clínicos. Incluye el tipo de fármacos, las medicaciones espe-
íficas, el rango de dosis terapéutica y las principales indicaciones de los mismos.
Foaycol. (1998) diseñaron un programa para pacientes con TEPT, cuya prc-
alencia sintomática comprende: ansiedad, culpa y vergüenza, ira o bronca. Para
ste tipo de pacientes diseñaron una intervención, de 12 sesiones, en donde se
mplean técnicas de exposición prolongada (EP) y de reestructuración cognitiva
RC).
Iasesión-. El terapeuta recopila información del evento traumático en sí mis-
io, de las reacciones y la conducta del paciente ante el hecho, de las experiencias
stresantes que hayan vivenciado previas a este evento. En esta sesión se le dan al
aciente los fundamentos de las técnicas a emplear y se lo introduce en el entrena-
íiento respiratorio. Como tarca para el hogar, se le pide que practique diariamen-
: los ejercicios de respiración.
2°sesión: Se le brinda la posibilidad de narrar su experiencia con detalles,
sí como sus reacciones y emociones frente al hecho. Se le pregunta sobre los
fectos del mismo en su vida, costumbres, emociones, pensamientos y con-
ucta. Se dialoga acerca de las reacciones normales frente a este tipo de even-
is y de la forma en que las personas suelen reaccionar, para quitarle al paciente
I estigma de que “me estoy volviendo loco”, por ejemplo. Esta discusión debe
onducirse en forma didáctica c interactiva. A continuación, junto con el
aciente, se diseñan los lincamientos básicos de la intervención y se le expli-
an los fundamentos de la EP y RC. Luego comienza con los afrontamientos o
«¡posiciones, como tarea para el hogar y continúa con el entrenamiento respi-
itorio.
3° sesión: En esta sesión se le describen y explican, detalladamente, los
andamentos de la RC. Se le dan ejemplos de las distorsiones cognitivas que
íás comúnmente causan los pensamientos automáticos negativos y créen
las disfuncionales. Se lo instruye en el uso del Calendario Diario, adjuntado
continuación (Foa y col., 1998) y se le recomienda llenarlo tres veces por
ía:
3541 Alfredo H. Cía
Fecha:
1. Evento traumático 2. Creencias 3. Desafiando los 4. Soluciones y
y emociones disfuncionales y pensamientos y respuestas
relacionadas pensamientos creencias racionales
automáticos disfuncionales
Autodiálogo guiado
La reestructuración cognitiva produce cambios en las creencias básicas del
paciente, esto implica que estará menos propenso a interpretar las situaciones
como eventos negativos y, en consecuencia, sus reacciones emocionales y
conductuales serán más adaptativas y no tan reactivas.
Meichenbaum (1994) desarrolló el método del auto diálogo guiado, mediante
el cual se le enseña al paciente a concentrarse en su “diálogo interno”, en lo que se
está diciendo en ese momento a sí mismo. Se lo instruye a detectar los diálogos
internos disfúncionales y negativos y a modificarlos por otros más adaptativos, ra
cionales y positivos. La forma más efectiva de hacerlo es mediante las autoafirmaciones
positivas. Para esto se debe instruir al paciente a escribir y redactar, en sus propias
palabras, un pensamiento o afirmación que invalide el autodiálogo negativo, modi
ficándolo. Debemos recordarle al paciente que muchas de estas afirmaciones convi
vieron con ellos durante muchos años, por lo cual no será tan fácil desterrarlas. Por
consiguiente, se deberá trabajar sistemáticamente y a diario para lograrlo. La forma
de contrarrestar estos autodiálogos negativos es mediante el método socrático. De
esta forma los pensamientos negativos pueden ser cuestionados y desafiados. Pue
den dejar de ser dogmáticos para pasar a ser una hipótesis a testear.
Foa y col. (1998) proponen ciertas preguntas para que el paciente se realice a
sí mismo dividiéndolas en cuatro categorías:
1) Preparándose para enfrentar a un agente estresante:
¿Quédebo hacer?
¿De qué tengo miedo?
¿Cuáles son las probabilidades de que esto suceda?
¿Es esto siempre verdad, siempre se cumple?
356 | Alfredo H. Cía
4) Auroafirmaciones positivas:
Era más fácil de lo que suponía.
Lo logré, y cada vez será más fácil.
Estoy mejorando.
Trastorno por Estrés Agudo y Postraumático | 357
La planilla previa puede ser entregada a los pacientes como una guía para poder trabajar
sobre el autodiálogo negativo propio y aprender a detectarlo y, luego, modificarlo.
Para demostrarle al paciente cómo aplicar esta técnica, se debe comenzar con
un ejemplo de una situación que no se encuentre asociada al evento traumático.
Técnicas de dramatización
Aprendizaje de roles y modelado encubierto
Las técnicas psicodramáticas son muy valiosas en el momento de expresar y de
elaborar situaciones traumáticas. Consisten en escenificar situaciones que implican
a los protagonistas desde lo corporal, los gestos, las reacciones y las conductas, para
pretender estar dentro de determinada circunstancia y aprender nuevas formas de
reaccionar y conducirnos ante ciertos estímulos; es una forma de “practicar” la for
ma de resolver una situación, antes de que la misma se produzca. La repetida expo
sición a estas prácticas dramatizadas de una conducta, reduce la ansiedad y aumenta
la posibilidad de que la nueva conducta sea aplicada. Es un “como si” simbólico y da
lugar al procesamiento y modificación de antiguos patrones de conducta.
Foay col. (1998) explican que durante el entrenamiento dramatizado, el terapeuta
y su paciente van a escenificar momentos en los que el paciente afrontó un hecho
traumático. Por esta razón se debe ir gradualmente y con cuidado. Proponen comen
zar con una escena que no esté relacionada con el incidente mismo hasta que el pacien
te aprenda la técnica y recién después pasar a ensayar las escenas asociadas al hecho.
Aplicación: En primer lugar el terapeuta debe escenificar el rol o personaje del
paciente y enseñarle el modo de proceder adecuado ante dicha circunstancia. Lue
go, los roles se invierten y el paciente ejercita el suyo. Previo a esto se debió elegir la
situación o escena a dramatizar donde se vea en “acción" el problema a tratar. Luego
de cada dramatización, es importante incentivar al paciente a conversar acerca de la
escenificación y a realizar una crítica de la actuación del terapeuta y de él mismo.
Primero, debe pedírsele que señale las áreas en las que ha mejorado y avanzado y, en
segundo lugar, debe referirse a los puntos sobre los cuales aún se debe trabajar. Es
conveniente reforzar primero los aspectos positivos (Foa y col., 1998). Cada drama
tización es repetida hasta que el paciente llega a una representación de conductas
adaptativas en forma satisfactoria. Se debe permitir un espacio para que el sujeto
pueda narrar “qué le pasó” durante el ejercicio.
3581 Alfredo H. Cía
Modela do en cubierto
El modelado encubierto es el análogo imaginario de la dramatización de roles:
ayuda al paciente a enfrentarse con situaciones estresantes mediante el ensayo
imaginario de estrategias.
Enseñar esta técnica es bastante similar a la enseñanza de la dramatización.
Esto es, se comienza con un ejemplo que no se relacione al incidente traumático
para luego continuar con eventos que estén asociados al mismo c ir avanzando en
Forma gradual y jerárquica.
Los pacientes con TEPT a veces no pueden siquiera enfrentarse con los hechos
:n su imaginación, de esta manera, mediante el modelado encubierto, logran
pasar y afrontar las situaciones traumáticas.
Foa y col. (1998) sugieren los siguientes pasos para llevar a cabo esta técnica:
1. Explicarle, al paciente, los fundamentos de la técnica y la forma de llevarla
a cabo.
2. Se elige y comienza con un incidente no relacionado con el incidente
traumático.
3. Se le demuestra al paciente la forma en que otro individuo afronta y maneja
el problema, verbal izando las estrategias y la situación en voz alta.
4. Se le da la consigna al paciente de visualizarse en la misma situación para
manejarla.
5. Se selecciona una situación asociada al evento traumático y se repiten los
pasos 4 y 5.
Los fundamentos de la técnica se explican de la siguiente manera:
“La técnica con la cual vamos a trabajar hoy es similar a la dramatización; se
'lama modelado encubierto, este es simplemente otraforma de decir 'dramatización en
u imaginación. Es encubierta o imaginaria y no “abierta"como son las dranuttizaciones.
Esta técnica lo va a ayudar a manejar situaciones en las que se siente ansioso