La Casa de Bernalda Alba
La Casa de Bernalda Alba
La Casa de Bernalda Alba
FACULTAD DE PSICOLOGÍA
LIC. EN PSICOLOGÍA
Desde el comienzo de la obra, Lorca ya sitúa al lector en un lugar donde se pueden hacer
varias apreciaciones simbólicas: “Habitación blanquísima, muros gruesos” que representa el
aislamiento sexual y con el mundo exterior. Dicho hogar será habitado por ocho mujeres
encabezadas por Bernarda quién, luego de la muerte de su esposo, queda cómo única autoridad
en la casa.
El trato que Bernarda mantiene con sus cinco hijas se muestra como un claro autoritarismo
que las aísla de toda vida sexual y contacto con el exterior. Esto se debe a la fuerte necesidad que
este personaje tiene de brindar una buena imagen en la percepción de los demás. Esto se
complementa con la fuerte negación que mantiene cuando alguien pareciera señalar alguna
actitud de sus hijas que va contra su políticas.
“Bernarda. Estaba su madre, ella ha visto a su madre. A Pepe el Romano no lo ha visto ni ella
ni yo.”
El desenlace de la obra comienza cuando la menor de las hijas, Adela, empieza a cansarse
del régimen que su madre lleva en la casa. Estos sucesos se comienzan a reflejar en la obra con una
frecuente alusión simbólica: El calor que, estará presente de principio a fin en la obra, será una
constante metáfora de la represión sexual que se sufre en la casa; el agua, en cambio, es signo de
pureza, sed sexual y libertad (Adela bebe agua constantemente) dejando en evidencia la opresión
que se sufre en el pueblo donde se aclara que no corre ningún río ya que se encuentra siempre
estancada.
No es casual que a medida que la obra avanza, los personajes se vayan adentrando cada vez
más en la casa, esto evidencia el cada vez más severo aislamiento al que somete Bernarda a las
hijas.
Por último, Bernarda dice percibir en el cielo un fuerte augurio de tormenta que viene a
adelantar el trágico desenlace que tendrá la obra:
Queda claro entonces cómo, ya sea a través de alusiones simbólicas o mediante la locura, la
soledad sexual queda claramente representada en la obra y como una frustrada maternidad
concluye con la muerte de Adela, el personaje más joven, vital y fuerte de la familia.
https://www.teatrofernangomez.es/actividades/la-casa-de-bernarda-alba#:~:text=SINOPSIS
%3A,un%20pretendiente%2C%20Pepe%20el%20Romano.
https://www.aboutespanol.com/la-casa-de-bernarda-alba-2206744
https://resumiendolo.com/c-novela/la-casa-de-bernarda-alba/
#Resumen_de_la_casa_de_Bernarda_Alba
Entran Martirio y Amelia y hablan sobre una muchacha que no fue al entierro,
sobre su novio y su familia, sobre los casamientos por conveniencia, los chismes
del pueblo y sobre que al final es mejor no tener novio. Entra Magdalena y se une
a la conversación de las hermanas y les comenta la noticia, Pepe el Romano viene
a casarse con Angustias. Martirio y Amelia dicen que se alegran por ella y
Magdalena las llama mentirosas, dice que Angustias está vieja y fea y que Pepe
viene por el dinero, pues es el mejor hombre de los alrededores y lo normal es que
viniera a por Amelia o Adela, la más joven. Entra Adela que se ha puesto un
vestido nuevo verde y viene de enseñárselo a las gallinas en el corral pues con el
luto ya no lo podrá lucir. Magdalena le dice que lo mejor que puede hacer es
regalárselo a Angustias para su boda con Pepe el Romano. Adela parece muy
contrariada por la noticia y dice que este luto la ha agarrado en la peor época de
su vida, que ella no quiere estar encerrada así. Entra la criada diciendo que por la
calle se acerca Pepe. Todas salen a verlo llegar desde las ventanas, Adela se
niega pero finalmente corre a verlo desde su cuarto.
Entran Bernarda y la Poncia hablando sobre las particiones de la herencia que
dejan mucho a Angustias y poco a las demás hermanas. Aparece Angustias que
se ha puesto polvos en la cara, su madre la reprende y con un pañuelo se los
quita. Entran todas las hermanas. Llega Maria Josefa, la madre de Bernarda,
ataviada con flores en la cabeza y el pecho diciendo que ninguna de ellas se va a
casar y que ella sí se quiere casar con un varón y quiere irse de allí para no ver a
aquellas mujeres solteras destrozándose el corazón. Por orden de Bernarda todas
arrastran a la anciana para encerrarla. En una sala que da a los dormitorios las
hijas de Bernarda cosen acompañadas por la Poncia, solo falta Adela. Hablan de
su encierro y de los encuentros de Angustias en la ventana con Pepe el Romano.
Unas lo oyeron irse a la una y media pero a otras les pareció oírlo marchar a las
cuatro. Angustias cuenta sus encuentros con él en la noche y la Poncia los de ella
cuando hacía lo mismo con su marido. Preguntan por Adela y Angustias dice que
la come la envidia. Magdalena sale a buscarla y Adela llega diciendo que se
encuentra mal. Bernarda las llama pues llegó el hombre de los encajes y todas
salen excepto Adela y la Poncia. Ésta le dice que sabe lo que piensa de Pepe y
que lo debe dejar en paz pues se va a casar con su hermana. Pelean y Adela le
dice que se meta en sus asuntos pues nadie va a poder impedir que suceda lo que
tiene que suceder.
Regresan las hermanas con los encajes y oyen a los segadores cantando
mientras van hacia los campos. El canto de los hombres despierta los instintos
naturales de las mujeres y Martirio insidiosa le pregunta a Amelia si no oyó ruidos
en el corral la otra noche. De pronto entra Angustias furiosa, alguien le ha
arrebatado el retrato de Pepe que ella tenía escondido debajo de su almohada.
Martirio insinúa que tal vez esté en el corral pues a Pepe le gusta ir allí por las
noches. Llega Bernarda y pregunta qué sucede allí. Le cuentan y entonces llega la
Poncia con el retrato de Pepe, encontrado entre las sábanas de Martirio. Estalla la
discusión entre las hermanas, tanto Adela como Martirio recriminan a Angustias,
ellas también desean a Pepe y le dicen a su hermana que solo la quiere por su
dinero y sus tierras. Bernarda las manda salir a todas y se lamenta de que esa
tormenta de odio haya caído sobre su casa. Quedan solas Bernarda y la Poncia,
que trata de hacerle entender a su señora lo que está pasando en aquella casa.
Le dice que está ciega porque se trata de sus hijas pero Bernarda lo niega todo.
La Poncia dice que está mal que Pepe el Romano ande con Angustias pues su
verdadera novia debería ser Adela. Bernarda dice que así son las cosas y no las
debemos cambiar. Entonces la Poncia dice que Angustias y Pepe están muy
emocionados pues su hijo le contó que pasó a las cuatro y media de la mañana y
todavía estaban hablando en la ventana. Sale Angustias y niega todo, Pepe lleva
marchándose toda la semana a la una. Sin embargo Martirio corrobora la historia,
ella también lo oyó a las cuatro. Martirio le dice si no hablan por la ventana del
callejón y ella le contesta que siempre hablan por la de su cuarto. Bernarda no
entiende lo que pasa aquí y Adela le dice que no oiga esas habladurías que las
quieren perder.
En mitad de esta discusión se oye el alboroto del gentío en lo alto de la calle. Una
madre soltera mató a su hijo avergonzada y ahora la traen arrastrando por la calle
abajo dispuestos a lincharla. Bernarda grita avivando el odio de la multitud. ¡Que la
maten! Adela asustada pide que la suelten y Martirio se une al grito acusador de
su madre. Por la noche en el patio interior de la casa Bernarda y sus hijas comen.
La Poncia les sirve y Prudencia, una amiga de la familia, está sentada aparte.
Hablan de asuntos de la familia de Prudencia y de los caballos y las potras y
Bernarda y también de la boda de Angustias. Prudencia pregunta por el anillo, se
lo enseña Angustias y ella al ver que tiene tres perlas dice que en su época las
perlas significaban lágrimas. Angustias dice que las cosas han cambiado y Adela
que las cosas nunca cambian, que los anillos de pedida deben ser de diamantes.
Se despide Prudencia y Adela dice salir al portón a tomar el fresco, la acompañan
Amelia y Martirio aunque esto no la hace muy feliz. Bernarda le pregunta a
Angustias por Pepe el Romano y ésta le contesta que lo encuentra ausente,
distraído, pensando en otras cosas. La madre le aconseja que lo deje en paz.
Regresan las hermanas Y Bernarda las manda a dormir a todas. Esta noche no
vendrá Pepe pues salió de viaje. Bernarda habla con la Poncia diciéndole que no
sabe que tipo de tormenta ella le estaba prediciendo se iba a cernir sobre aquella
casa, que allí no pasa nada y se va a dormir. Quedan la Poncia y la otra criada
platicando de la necedad de Bernarda. Los perros fuera ladran como si alguien
rondara la casa. De pronto aparece Adela con el pretexto de beber agua, sale y
las criadas se van a dormir.
Aparece la madre de Bernarda, Maria Josefa, con una oveja en brazos como si
fuera un bebé, cantándole y arrullándolo. Entra Adela en enaguas con sigilo y
desaparece por la puerta del corral. Sale también Martirio con enaguas y se
encuentra con su abuela. La abuela le cuenta de su hijo, la oveja, de ellas y de
Pepe el Romano, de que todas lo quieren y él las va a devorar. Martirio la acuesta
y se dirige al corral donde llama a su hermana Adela. Esta sale algo despeinada y
Martirio la insta a que deje a ese hombre. Ella dice que nunca lo dejará y Martirio
le promete que mientras viva Adela no habrá de interponerse entre la boda de
Angustias y Pepe. Adela le dice a Martirio que también está enamorada de Pepe y
que por eso dice esas cosas, pero que Pepe la eligió a ella. Se oye un silbido y
Adela corre a la puerta. Martirio se interpone y forcejean. Martirio da la voz de
alarma y llegan Bernarda y las hermanas. Martirio acusa a Adela y señalan sus
enaguas llenas de paja. Adela confiesa todo y Angustias la maldice. Bernarda
busca la escopeta y sale a dispararle a Pepe. Suena un disparo y Adela al oír los
comentarios de su madre y Martirio piensa que ha matado a Pepe. Sale corriendo
y se encierra en su cuarto. Suena un golpe y Bernarda y la Poncia llaman a Adela.
La Poncia de un empellón la abre y encuentra que Adela se ha colgado. Bernarda
maldice a Pepe el Romano y grita que su hija a muerto virgen y que todas deben
guardar silencio de lo sucedido.