Lucha Espiritual Ebook

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fundamentados en la luz

ABEL BALLISTRERI
prologo por juan y laura ballistreri
LUCHA ESPIRITUAL
aballistreri@gmail.com
facebook.com/abelballistreri

ISBN: 978-987-42-2236-7

Arte de Tapa & Diagramación Interior


Veronica Ceballos
Design Group

© 2016 - Todos los derechos reservados conforme a la ley.


Prohibida la reproducción de esta obra, salvo en segmentos pequeños,
sin la debida autorización del autor.

IMPRESO EN ARGENTINA
PRINTED IN ARGENTINA
agradeciMIentos
Al Rey de Reyes, por habernos hecho partícipes de Sus
victorias eternas y permitiéndonos manifestarlas al
mundo para alabanza de la Gloria de Su Gracia.

A mi esposa Marisa y mis hijas Sasha y Sarah por su


colaboración humanamente silenciosa, pero espiritual-
mente combatiente, en la elaboración de este libro.

A Juan Ballistreri por darme acceso a contenidos espi-


rituales invaluables y su apoyo continuo.

A todos los que aportaron sus conocimientos y expe-


riencia en corregir y aportar para el desarrollo de una
obra más acabada: Luciano Menguelle, Gisela Virsi,
Laura Leto, Bladimiro Wojtowicz, Roberto Pintos,
Graciela Spezzi, Cecilia Tejeda y Verónica Ceballos.
indice

prologo 7

Introduccion 13

round 1: Dimensiones eternas 33

round 2: El mayor problema del hombre 67

round 3: El unico ministerio 87

round 4: Guerra o lucha espiritual 111

Anexo: Los cielos 143

round 5: Los principados 173

round 6: Las potestades 217

round 7: Huestes espirituales de maldad 253


prologo
Nuestra vida en la fe se rige primariamente por aquellos
conceptos e ideas que nos van conformando y guiando
en nuestra vida diaria.
A medida que crecemos en la Fe vamos viendo la vida
de una manera mas madura y nuestros deseos cada
vez mas se vuelven los de Dios. Para entender Su cora-
zón es necesario que entreguemos todo lo que hemos
aprendido humanamente para darle lugar al Espíritu a
que ilumine los ojos de nuestro entendimiento.

En la primera carta a Timoteo 6:12 vemos que el Após-


tol Pablo es enfático en declarar que hay una batalla
digna de ser librada: “la batalla de la Fe”.
En términos humanos las batallas y las guerras llevan
el nombre de aquello que se quiere poseer. En la histo-
ria tenemos diferentes batallas y vemos que son cono-
cidas por el premio final, por ejemplo la 1º guerra
mundial, la guerra del golfo pérsico, etc... Su objetivo
principal era la posesión de algo.

En el desarrollo de este libro vamos a darnos cuenta


que el énfasis esta puesto en mostrar que la única ba-
talla o lucha que merece ser peleada no es aquella cuyo
objetivo es poseer algo, sino la que nos deja mejor po-
sicionados: “la batalla de la Fe”.

Es importante que el lector transite renglón a renglón


este libro para comprender en profundidad este asunto,
ya que nos es necesaria una tecnología espiritual más
avanzada para caminar en aquellas cosas que genera-
cionalmente no se han podido experimentar.
Muchas veces nos han insistido en la necesidad que te-
nemos como hijos de Dios de vivir en una constante
guerra espiritual. De esta manera vivimos permanen-
temente enfrentados con todo lo que tenemos a nuestro
alrededor.

La vida se transforma en un campo de batalla en vez


de ser deleite y paz en el Señor.
El libro “Lucha espiritual” es una guía fundamental
para reformar esos conceptos que nos tenían esclavos
a una vida de enfrentamiento constante, y así comen-
zar a caminar con un entendimiento ampliado a cerca
de la verdadera batalla de la fe.

Juan y Laura Ballistreri


Abel, es una persona que por años me ha inspirado
desde la lejanía, pero desde hace un tiempo Dios nos
ha regalado el privilegio de caminar juntos, de conocer-
nos y servir juntos dentro del Propósito Eterno de Dios.
Sin contar el enorme aporte que su vida ha hecho a
nuestra red de ministerio, UNGE y a nuestra escuela
de entrenamiento, CEAP. Sin lugar a dudas su vida es
un gran regalo para nosotros junto a Marisa, Sara y
Sasha.

En cuanto al libro, tengo que reconocer la Gracia ex-


presada de Dios en su vida al poner en orden y en sim-
pleza, pensamientos tan profundos que no son tan
fáciles de entender a simple vista, pero que tengo la cer-
teza que después de leer este libro por la obra del Es-
píritu seremos llevado a mayores niveles de
entendimiento.

Admiro y respeto profundamente, el atreverse a abor-


dar un tema que requiere toda nuestra atención por
causa de muchas voces hablando en nuestra genera-
ción de estos asuntos, que sin pericia ni un claro co-
nocimiento sobre algunas verdades, han traído algunas
desviaciones que necesitan ser nuevamente considera-
das a la luz de la Palabra, varias de ellas en este libro
son claramente expuestas,

La razón principal porque recomiendo este libro es por


la conjunción de la verdad expuesta con humildad y
sencillez, sin otra pretensión del autor de aportar cla-
ridad sin ningún animo de entrar en controversias hue-
cas, sino mas bien llevarnos a considerar cosas que tal
vez no las entendimos muy bien.
Preparemonos a ser confrontados en algunos conceptos
mal entendidos y que con humildad de corazón poda-
mos presentarnos a El, en la búsqueda mas profunda
de la verdad aunque eso nos lleve a reconocer que no
hemos entendido bien.

Oramos para que este libro llegue a las manos de aque-


llos que aman la verdad y anhelan alcanzar el pleno co-
nocimiento de la verdad.

Querido Abel, tu preparación, dedicación y disciplina


para aprender y entender ha venido a ser de aprove-
chamiento a muchos (incluyéndome como primero en
esta lista)

Por último, querido lector, usted será totalmente trans-


formado en su entendimiento sobre la lucha espiritual,
prepárese está a punto de entrar a un gran proceso de
REFORMA.

Su servidor en CRISTO
Ap. Gustavo Lara
Unge internacional
INTRODUCCION
Desde la luz
El pecado produjo consecuencias en el hombre mucho
más serias de lo que podríamos expresar en un libro.
Gran parte de lo que pertenece a la “vida” debió ser es-
condido bajo la forma de misterios, por causa del pe-
cado. Los misterios que Dios reservó, sólo se les
revelarán progresivamente a los santos en función de
su madurez. Estamos hablando de las riquezas de la
sabiduría de Dios destinadas al avance y al cumpli-
miento de su propósito eterno. Un misterio no se revela
simplemente para acumular un mayor caudal de cono-
cimiento, sino para activar el poder del Espíritu en
nuestra vida y facilitarles el camino a quienes trabajan
en la implementación del Reino de Dios.

Recibir revelación no implica (aunque lo puede incluir)


la comprensión de un pasaje bíblico. Tampoco debemos
entender la revelación como algo que se encuentra
fuera de las Escrituras. Por el contrario, cuando algo
es revelado en nuestro espíritu, inmediatamente co-
menzamos a comprender el punto que siempre nos qui-
sieron mostrar las Escrituras. Por esta razón, nunca
debemos ver a las Escrituras como una competencia
contra la revelación. Hablamos de dos códigos y dimen-
siones diferentes, pero que nos llevan hacia una misma
meta. La revelación es el proceso por medio del cual el
Espíritu nos da a conocer los negocios del Padre. En
consecuencia, es inevitable que este conocimiento im-
pacte al mundo por medio de nuestras decisiones. Las
Escrituras dan testimonio acerca de todo lo que Dios
había previsto hacer por medio de Cristo Jesús “en” y
“a través” del hombre.
1 Corintios 2:9-10 dice: “Antes bien, como está escrito:
Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en cora-
zón de hombre, son las que Dios ha preparado para los
que le aman. Pero Dios nos las reveló a nosotros por el
Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña aún lo pro-
fundo de Dios”.1

Aunque muchas veces utilizamos estos pasajes para


motivar a las personas apuntando a sus expectativas
individuales, en realidad habla de la esperanza de Dios
hacia nuestras vidas y de los asuntos eternos, porque
es lo único que tiene un valor verdadero. Los cambios
positivos que se producen en los hijos de Dios, provie-
nen de una revelación fresca y renovada de la persona
de Cristo. La revelación continua de su Palabra nos
mantiene vigentes. Esa revelación no viene simple-
mente para entregar un mensaje; tiene que ver con el
obrar de Dios en una persona. Un hombre no puede
hablar una “Palabra de revelación”; sólo podrá hablar
acerca de lo que le ha sido revelado, pero esa revelación
no se puede transmitir verbalmente. Sólo Dios tiene la
capacidad de impartirle revelación al hombre, porque
se ha reservado ese poder.
Cuando Dios le imparte revelación a una persona o a
una familia, las tinieblas pierden poder y capacidad de
acción. La revelación del Espíritu Santo nos entrega
todas las herramientas que necesitamos para manifes-
tar la Gloria de Dios por medio de nuestra vida. Esto
se debe a la potencia de la sustancia que conforma
cada palabra de Dios. Cuando los hombres hablan, ex-
presan conceptos. Cuando Dios habla, se imparte a sí
mismo.

1
Referencias al final del capítulo.
Este libro no pretende presentar conclusiones acaba-
das acerca de cada uno de los temas que se tratan. La
intención es provocar un despertar de todo lo que Dios
depositó en nuestro espíritu, bajo la forma de conoci-
miento. Este libro no busca ser una fuente de revela-
ción. Mi intención es proveer catalizadores de
revelación por medio del rompimiento de estructuras
mal establecidas y la reforma de conceptos mal enten-
didos que permitan a los hijos de Dios eliminar los obs-
táculos que se interponen en el verdadero proceso de
revelación que los llevará hacia su madurez.

La luz es el comienzo
A continuación analizaremos algunos pasajes de la
carta del apóstol Pablo a los Colosenses:
Colosenses 1:12-14 dice: “… con gozo dando gracias
al Padre que nos hizo aptos para participar de la heren-
cia de los santos en luz; el cual nos ha librado de la
potestad de las tinieblas, y trasladado al Reino de su
amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre,
el perdón de pecados”.2

Colosenses 1:17-20 dice: “Y él es antes de todas las


cosas, y todas las cosas en él subsisten; y él es la ca-
beza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio,
el primogénito de entre los muertos, para que en todo
tenga la preeminencia; por cuanto agradó al Padre que
en él habitase toda plenitud, y por medio de él reconciliar
consigo todas las cosas, así las que están en la tierra
como las que están en los cielos, haciendo la paz me-
diante la sangre de su cruz”.3
Uno de los puntos centrales de este libro apunta a con-
solidarnos en esta verdad: “Dios nos depositó en Luz”
(Cristo mismo). El Señor nos hizo aptos para participar
de la “herencia de los Santos en Luz”. La herencia que
Dios tiene para sus hijos es para que sean “santos en
luz”. El pasaje que leímos no dice que los “creyentes”
van a recibir su herencia, sino los Santos en Luz. Esa
expresión no es casual o simplemente ilustrativa.
Para entender esto, primero debemos desarrollar una
mentalidad de “graduados”. Las Escrituras nos guían
por un camino diseñado para que cada hijo de Dios al-
cance el día de su graduación. Por esta razón, el voca-
bulario bíblico va cambiando. Por ejemplo, podríamos
predicar sobre la herencia de Dios usando el Libro de
Josué, porque la riqueza de ese libro respecto a la he-
rencia es abundante. Recuerde que Josué lideró a Is-
rael para que cruzara el río Jordán y entrara en la tierra
de la promesa para poseerla. Podríamos decir que Israel
entró en la “tierra de su herencia”. Nos encontraríamos
con un vocabulario que nos habla de gigantes, porque
Israel tuvo que vencer gigantes para poder tomar su he-
rencia. Pero, si analizamos esta realidad desde una
mentalidad de “graduados en la Palabra”, la acompa-
ñamos por el Espíritu de Cristo y la pasamos por la
cruz; podremos ver con claridad que hoy la herencia no
tiene que ver con matar gigantes. Ahora la herencia
tiene que ver con estar en la LUZ.

El cambio es importante en el proceso hacia la madu-


rez. Cuando queremos consolidar nuestras vidas en el
propósito eterno de Dios, no podemos esperar que
nuestra congregación organice una reunión sobre”
cómo echar fuera a todos los gigantes que ocupan la tie-
rra para poseerla”. Deberemos definir si queremos en-
gendrar hijos que peleen contra los gigantes o hijos que
sean santos en luz. Si queremos pelear con gigantes,
tenemos los versículos necesarios en la Biblia, pero el
ritmo de la voz apostólica nos lleva hacia un puerto
mucho mejor cuando nos dice: “con gozo…” (Colosen-
ses 1:12). ¡Ya no necesitamos guerrear por nuestra he-
rencia; solo tenemos que vivir con gozo!

El resto del pasaje dice: “…


con gozo, dando gracias al
| la base fundamental para la
Padre que nos hizo aptos…”. salvaciÓn de los santos es que
No es un asunto de nuestra |
Él “hizo todo”.
preferencia: a Dios le agradó
hacernos aptos por su Gracia. A muchas personas no
les gusta esto porque prefieren seguir aferrados a sus
méritos individuales. Sin embargo, la base fundamen-
tal para la salvación de los santos es que Él “hizo todo”.

L as somb ras y l a l uz
Es importante saber que no debemos descartar los
acontecimientos y los escritos del Antiguo Pacto, pero
debemos usarlos con pericia. Gran parte del contenido
profético en el Antiguo Testamento era sombra de lo
que habría de manifestarse en la persona de Cristo4

Al mismo tiempo, necesitamos ser conscientes de que


muchos de esos acontecimientos quedaron registrados
como evidencia de lo que no debemos repetir o como
una señal del camino que nunca debemos transitar5
La pericia para utilizar correctamente las sombras, sólo
se puede obtener luego de haberlas atravesado y ha-
blando desde la luz. Podemos usar las sombras, pero
nunca desde las sombras. Usamos las sombras para
llevar a nuestra generación hacia la luz. Temo que mu-
chos se han quedado asombrados con las sombras del
Antiguo Pacto, pero sin comprender su sentido. Las
sombras evidencian que existe la luz; pero también ex-
ponen las cosas que impiden su manifestación.
Por ejemplo, cuando hablamos acerca de la posesión
de nuestra herencia, en el Antiguo Pacto se enfatizan
los logros en las fuerzas humanas. De esa manera el
cumplimiento de la ley estaba basado en los méritos de
las personas y eso aseguraba que Dios estuviera con
ellos para bendecirlos y darles victoria en las guerras.
Aunque una y otra vez vemos a Dios demostrándoles a
los hombres que no podrán alcanzar su propósito
eterno en sus propias fuerzas, al hombre le atraen las
guerras porque esa motivación surge desde su natura-
leza caída. Por el contrario, Jesús estableció un cambio
de orden en sus enseñanzas, anticipando la luz que
venía a manifestarse:

Mateo 5:5 dice:“Bienaventurados los mansos, porque


ellos recibirán la tierra por heredad”.

Este pasaje, sin descartar la resistencia, establece un


medio diferente para el acceso a la herencia. Con toda
seguridad los mansos quedarían descartados dentro de
los parámetros para la posesión y la conquista del An-
tiguo Pacto, pero es perfectamente compatible con el
Hijo Graduado del Nuevo Pacto.
Luz y madurez
Las Escrituras nos llevan siempre por un proceso de
maduración que terminará en una graduación. La ma-
durez del hijo de Dios se resuelve en tres palabras: ha-
blar, pensar y juzgar.

1 Corintios 13:11 dice:“Cuando yo era niño, hablaba


como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; más
cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño”.

Nuestra manera de hablar evidencia nuestro nivel de


madurez espiritual. No podemos esgrimir que somos
maduros mientras sigamos hablando como niños.
Nuestro vocabulario está íntimamente ligado a nuestra
capacidad de pensar, juzgar y expresar los criterios de
Dios.
El apóstol Pablo les escribe a los gálatas para aclararles
que la Ley había sido su “ayo”6

Esta era una persona encar- |Nuestra manera de hablar


gada del cuidado y la educa-
ción de los niños. Cuando
evidencia nuestro nivel
permanecemos aferrados a de madurez espiritual. |
un vocabulario basado en el
Antiguo Pacto, no necesariamente cometemos un error,
pero corremos el serio peligro de permanecer en un es-
tado de inmadurez. Por tanto, es necesario que todo lo
que leemos o estudiamos acerca del Antiguo Pacto lo
pasemos por el “filtro” de Cristo. Esta precaución nos
dejará siempre establecidos en el Pacto correcto.
En este punto quisiera proponerle una tarea práctica.
Se trata de buscar de manera minuciosa y precisa las
ocasiones donde ponemos nuestros méritos humanos
en lo concerniente al propósito de Dios. Por ejemplo,
cuando explicamos una intervención de Dios producto
de una acción de nuestra parte, pero damos mayor én-
fasis a nuestros méritos. También puedo mencionar
aquellas ocasiones en las que sostenemos el avance del
propósito de Dios sobre nuestra trayectoria o historia
personal. Nuestros méritos son grandes fortalezas que
nos mantienen sumidos en la ignorancia (lo que es
igual a vivir en tinieblas). Es imposible acabar este
tema en un sólo párrafo, pero creo de suma importan-
cia permitir que el Espíritu Santo procese nuestro co-
razón. Esto nos permitirá desarraigar toda estructura
de méritos personales que pudiera desactivar el pro-
ceso de la Gracia de Dios en nuestras vidas.

Este tipo de acciones nos


| Nuestros meritos son grandes
ayudarán a establecernos en
fortalezas que nos mantienen un fundamento firme desde
sumidos en la ignorancia. | el cual poder accionar con
autoridad en contra de las
tinieblas y su potestad. Una oración clave para este
momento sería: “Señor, no hay méritos personales que
pudieran llevarme a vivir lo que estableciste para mi
vida, porque sólo Tú me hiciste apto”. En otras palabras,
es como ir a sacar el carnet de conductor padeciendo
de miopía severa y a pesar de ello, Dios nos dice: “Te
otorgo la licencia porque te declaro apto”. Esto es vivir
por la Gracia. Sin embargo, no es sólo un detalle más;
implica desarrollar una vida fundamentados en la per-
sona de Cristo.
Solemos manifestar una marcada tendencia a aplicar
la Gracia de Dios sólo a la salvación y al perdón de pe-
cados. Esto nos lleva a crear fuertes estructuras de
pensamiento humano que justifican nuestros esfuerzos
al ejercer el llamado de Dios. Entonces ponemos nues-
tros méritos en el llamado y el ejercicio de los dones es-
pirituales. Es necesario volver a entender que la Gracia
de Dios nos salva; pero también actúa en la edificación
y el ejercicio diario de nuestro llamado.

La característica del obrero que Dios está escogiendo


para este tiempo es clara: Es un santo que anda en luz.
Este principio debería determinar nuestro camino a se-
guir en cuanto a los avances, construcción y expresión
del propósito eterno de Dios. Un aspecto importante de
la Gracia de Dios es su progresividad. Hablamos de la
sustancia misma de Cristo en nosotros que nos otorga
todas las cosas por Su Gloria y Excelencia. Pero que
debe tratar con una naturaleza de muerte y pecado en
nosotros. Los cambios eternos son instantáneos, pero
en nuestra vida natural la Gracia nos lleva a un pro-
ceso diario, en el cual la luz se va manifestando más y
más. Esto establece que Dios es responsable de iniciar
todo lo que tiene trascendencia dentro de sus planes.
Sin embargo, la Gracia no nos dejará estáticos; nos lle-
vará a movernos por ella. Su Gracia nunca debe justi-
ficar la inacción, sino ser el motor que nos mueva con
un poder ilimitado. Es necesario recordar que debemos
cuidarnos de no cometer el error de asumir méritos
personales por esas acciones y sus resultados.
E l despo jo de l as t inie bl as
Colosenses 2:13-15 dice:“Y a vosotros, estando muer-
tos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne,
os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los
pecados, anulando el acta de los decretos que había con-
tra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en
medio y clavándola en la cruz, y despojando a los prin-
cipados y a las potestades, los exhibió públicamente,
triunfando sobre ellos en la cruz”.7
Pablo explica que la herencia de los santos en Luz im-
plica despojar a las tinieblas. ¿Para qué somos santos
en Luz? La luz tiene una sola función: Despojar y de-
salojar a las tinieblas. Génesis 1:16-18 dice: “E hizo
Dios las dos grandes lumbreras; la lumbrera mayor para
que señorease en el día, y la lumbrera menor para que
señorease en la noche; hizo también las estrellas. Y las
puso Dios en la expansión de los cielos para alumbrar
sobre la tierra, y para señorear en el día y en la noche,
y para separar la luz de las tinieblas. Y vio Dios que era
bueno”.8

Dios gobierna las tinieblas por medio de la luz y este


era el vocabulario apostólico. Esa luz está asegurada
en la herencia que tenemos en Dios y por la revelación
de Cristo en nuestras vidas. La ignorancia es la contra-
parte de esa realidad en Dios. Satanás, los demonios,
la brujería y la hechicería. Todo lo que pertenece a las
fuerzas del mal, que se oponen al avance del propósito
de Dios en nosotros, se esconde dentro de una misma
cueva: La ignorancia. Satanás no tiene ningún derecho
legal para habitar fuera de la ignorancia.
¿Cómo acceden las tinieblas a una familia, una Con-
gregación o una Ciudad? Por medio del único funda-
mento legal que les queda: La ignorancia. Si
desapareciera la ignorancia, no se necesitarían más ac-
ciones de liberación. Cuando retrocede la ignorancia,
se desbaratan todos los planes del mal. Así opera la
Gracia: trayendo libertad a nuestra vida y nos intro-
duce en el proceso de posesión de nuestra herencia en
Dios. Este principio será entendido aún más al avanzar
en los siguientes capítulos del libro.

El pro bl ema de estu dia r a l as t i ni eb las


Cuando tratamos de entender y estudiar a las tinieblas
se nos presenta un gran problema. El entendimiento
que es verdaderamente productivo, es aquel que nos
permite traer luz sobre los diferentes asuntos impor-
tantes de la vida. El hecho es que cuando la luz disipa
las tinieblas, la oscuridad deja de existir. Esto no es un
juego de palabras, sino una realidad espiritual. Dios
nunca nos envió a estudiar a las tinieblas. Por el con-
trario, el apóstol Pablo se limita a decir: “No ignoramos
sus maquinaciones”. Esto significa que no debemos
permitir ningún residuo de ignorancia en nuestras
vidas. Cuando nuestra mirada se enfoca en conocer la
luz, entendemos con claridad aquello que se opone a
su gobierno. Se trata de nuestra posición espiritual.
Los hijos de Dios no debemos tomar el estudio de las
tinieblas como un objetivo puntual, obedeciendo a in-
tereses carnales y humanos que no nos llevan a la ma-
durez. Por el contrario, cuando nuestro objetivo es
llevar luz al mundo, comenzamos a descubrir lo que se
opone en el camino. Nuestra lucha espiritual puede ser
entendida mejor cuando comprendemos aquello que se
interpone en la manifestación de la luz de Dios al
mundo.

Dios nunca nos envió a estudiar las manifestaciones


demoníacas. No necesitamos hacer un estudio de los
espíritus malignos para ser efectivos en nuestra lucha
espiritual. Si enfocamos nuestra mente en lo que es in-
correcto, nuestro entendimiento comenzará a ser abru-
mado por las tinieblas.
Efesios 4:17-18 dice: “Esto, pues, digo y requiero en el
Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que
andan en la vanidad de su mente, teniendo el entendi-
miento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la
ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su cora-
zón”.9
Cuando se oscurece el entendimiento, las personas po-
drán identificar el mal; pero sus acciones no manifes-
tarán la luz en el lugar donde se encuentran. Muchas
personas presumen de conocer el accionar del infierno
en profundidad, pero si su enfoque no es el correcto,
sus palabras sólo servirán para construir mayores es-
tructuras de ignorancia. La ignorancia y las tinieblas
siempre van de la mano. Es de suma importancia en-
tender que la ignorancia, es mucho más que falta de
conocimiento. Si al hablar de ignorancia sólo pensamos
en algo que falta, no comprendemos el alcance de la
misma. Por esta razón es vital que incorporemos el con-
cepto de “estructuras de ignorancia”.
Est r uct uras d e i gno ranci a
Cuando encendemos una luz en una habitación, po-
dremos ver una sombra detrás de cada elemento pre-
sente. La luz disipó las tinieblas de todo lugar donde
no encontró alguna estructura interpuesta. Cuando la
luz de Dios se manifestó en la tierra, transformó la re-
alidad espiritual y material del mundo de una manera
radical. Sin embargo, encontró en su camino algunas
estructuras que preservan áreas de tinieblas.

Si piensa en esto con detenimiento, descubrirá que la


ignorancia siempre responderá a unaestructura. El co-
nocimiento sólo se puede abrir paso cuando hay vida,
pero la ignorancia siempre actuará en oposición a la
vida. Por esta razón, nunca sembraríamos un huerto
dentro de una habitación cerrada; porque la misma es-
tructura evitaría el paso de la luz. Si deseamos que la
luz pase sin impedimentos, necesitamos destruir esas
estructuras. En nuestra lucha espiritual no necesita-
mos crear luz o estudiar el comportamiento de las ti-
nieblas; debemos quebrar las estructuras de ignorancia
que operan en el mundo para impedir la manifestación
de la luz.

El dominio de las tinieblas siempre se encuentra entro-


nizado en las estructuras de ignorancia. Nuestro accio-
nar como hijos de Dios se resume en una sola palabra:
Luz. La ignorancia queda representada por ámbitos es-
pirituales que deben ser quebrados por la revelación
del Espíritu. No se trata del conocimiento incorporado
por estudiar en un Instituto Bíblico, oír un mensaje o
leer un libro. Si bien todo esto es importante, la luz se
manifestará en nuestra vida como el resultado de una
relación dinámica con el Espíritu Santo.

U n tr asla do de rei no
Colosenses 1:12-13 dice:“con gozo dando gracias al
Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia
de los santos en luz; el cual nos ha librado de la po-
testad de las tinieblas, y trasladado al Reino de su
amado Hijo”.10

¿Cuál es la diferencia entre el Jesús de los Evangelios


que reprendía a los demonios y la vida a la cual el Es-
píritu llevó a los apóstoles de manera progresiva? No
encontrará muchos ejemplos de liberación de demonios
en la vida diaria de los apóstoles. La liberación que
Cristo produjo en la Cruz, es una liberación de la po-
testad de las tinieblas. No fue una liberación del diablo
y sus demonios. Los apóstoles entendieron el poder que
operaba en el escenario que Jesús les había dejado. Su
irrupción en el plano natural cambió por completo las
reglas del juego en la dimensión espiritual. Un traslado
es un cambio de posición total y absoluta. Se trata de
una lucha establecida desde una posición clara: Como
estamos en luz, no tenemos nada que ver con las tinie-
blas.

L a va n i d a d d e l a m e n t e y l a s t i n i e b l a s
Efesios 4:17 dice:“Esto pues digo y requiero en el
Señor, que ya no andéis como los otros gentiles que
andan en la vanidad de su mente”.11

¿Qué es la vanidad de la
| vanidad es invertir tiempo en
mente? Si bien analizaré la
palabra “vanidad” con pensamientos sobre asuntos
mayor profundidad en los que no pertenecen a la luz. |
próximos capítulos, pode-
mos adelantar que es invertir tiempo en pensamien-
tos sobre asuntos que no pertenecen a la luz.
Estamos en la tierra para ver cuál es la Luz que hace
retroceder a las tinieblas que nos rodean. La evangeli-
zación es el arte de iluminar, a la manera de Dios, todo
lo que estuvo cubierto por las tinieblas. Así como el
Nuevo Pacto tiene sus ministros (ministros de la luz),
las tinieblas también tienen los propios.
El apóstol Pablo dice que Dios nos hizo ministros com-
petentes del Nuevo Pacto, pero también hay ministros
competentes de las tinieblas. Esto deja establecida una
lucha de ministros. No podemos ser incompetentes en
el Nuevo Pacto, porque en este caso les otorgaríamos
muchas ventajas a las tinieblas para que puedan pre-
valecer. Debemos entender que las estructuras de ig-
norancia se sostienen con una materia prima esencial:
Pensamientos vanos. Cualquier tipo de información que
no conecte a las generaciones con el conocimiento de
Cristo, alimentará la ignorancia. Preste especial aten-
ción a las expresiones resaltadas en este pasaje:

“Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no an-


déis como los otros gentiles, que andan en la vanidad
de su mente, teniendo el entendimiento entenebrecido,
ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos
hay, por la dureza de su corazón; los cuales, después
que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la las-
civia para cometer con avidez toda clase de impureza.
Mas vosotros no habéis aprendido así a Cristo, si en ver-
dad le habéis oído, y habéis sido por él enseñados, con-
forme a la verdad que está en Jesús” (Efesios 4:17-21).

Jesucristo, la Verdad y la Luz, fue manifestado al


mundo. Sin embargo, la ignorancia opera para impedir
que la Luz llegue a todos los hombres. Es como un pa-
raguas que impide que la lluvia moje a quien se protege
debajo. Es un error pensar que la ignorancia se puede
terminar por la sola acumulación de conocimiento. Por
el contrario, la ignorancia se construye a través de los
pensamientos que la hacen posible. Por esta razón, el
pasaje no dice que debemos concentrarnos en aprender
“de” Cristo, sino que es necesario aprender “a” Cristo.
Cuando oímos sus palabras e incorporamos sus ense-
ñanzas, Él mismo se imparte en nuestro espíritu.

Dios instituyó en Israel la Fiesta de los Tabernáculos.


En esa fecha, las familias debían trasladarse fuera de
las estructuras de sus casas para vivir dentro de un ta-
bernáculo (carpa o choza) hecho de ramas de diferentes
árboles. Esta fiesta representa lo que ocurre en Cristo
cuando somos apartados de las estructuras de igno-
rancia. Los árboles son una figura del conocimiento y
la sabiduría multiforme de Dios. Estaban profetizando
que serían revestidos de Cristo, la sabiduría de Dios y
liberados de las estructuras humanas de la ignorancia.
Definiciones y descripciones
Para finalizar esta introducción, quisiera añadir un
principio de alta importancia para todo lo que vamos a
tratar en este libro. Este pensamiento pertenece a John
Leitzel: “La Biblia nos da una gran riqueza en descrip-
ciones, pero es escasa en las definiciones. Dios se revela
en la riqueza de las descripciones, pero es muy difícil re-
ducir la revelación a definiciones. Las definiciones nunca
trabajan bien con algo que está vivo y en movimiento.
Las definiciones siempre son post-mortem”.12
Es importante establecer que toda definición presen-
tada en este libro no pretende delimitar la operatividad
de la Vida del Espíritu. Más bien busca derribar los
obstáculos que impiden una vida dinámica por medio
de la revelación. No hay fundamento en las definicio-
nes. Lo único que fundamenta los diseños de Dios ma-
nifestados por su Iglesia es Cristo mismo: Su vida, su
dinámica y su conocimiento por medio de la revelación.
Recomiendo que todo pensamiento, principio o defini-
ción del presente libro sea administrado con sabiduría,
entendiendo que el fin de todas las cosas es que Cristo
sea manifestado bajo la dinámica viva del Espíritu ope-
rando en los santos.
NOTAS

1 Versión Reina Valera Revisada 1960.


El resaltado es del autor.
2 Versión Reina Valera Revisada 1960.
El resaltado es del autor.
3 Versión Reina Valera Revisada 1960.
4 Se sugiere la lectura de Colosenses 2:16-17
5 Se sugiere la lectura de 1° Corintios 10:11
6 Se sugiere la lectura de Gálatas 3:24
7 Versión Reina Valera Revisada 1960.
El resaltado es del autor.
8 Versión Reina Valera Revisada 1960.
9 Versión Reina Valera Revisada 1960.
El resaltado es del autor.
10 Versión Reina Valera Revisada 1960.
El resaltado es del autor.
11 Versión Reina Valera Revisada 1960.
12 Conferencia dada en la ciudad de Córdoba,
Argentina, 18 de diciembre de 2015.
ROUND
1
Dimensiones eternas
Comenzar hablando de eternidad tiene un sentido claro
cuando buscamos entender más sobre el alcance de
nuestra lucha espiritual. No se puede edificar una casa
sin contar con un terreno. Más aun, ni siquiera se
puede diseñar el plano de un edificio sin contar con el
terreno donde será edificado. La eternidad es la dimen-
sión que envuelve todos los acontecimientos que invo-
lucran a nuestra vida espiritual en Jesucristo. Es el
terreno donde todo se puede edificar con un verdadero
sentido, respetando los planes de Dios para el hombre.

Antes de hablar de eterni-


dad, necesitamos entender |
La eternidad es la dimension que
la dificultad más importante envuelve todos los acontecimientos
a la cual nos enfrentaremos. que involucran a nuestra
Nuestra mente natural tiene |
vida espiritual en Jesucristo.
serias limitaciones para en-
tender la dimensión espiritual. La mente no sólo es fi-
nita, además está instruida en una temporalidad lineal
de una manera completa y absoluta. Necesitamos estar
conscientes de nuestras limitaciones humanas, para
que la sabiduría de Dios pueda quebrar los pensamien-
tos que nos impiden entender sus caminos.

Hace tiempo tuve la oportunidad de conocer la casa de


una familia de nuestra congregación. Los conocía desde
hacía mucho tiempo, pero nunca había tenido la opor-
tunidad de entrar en su casa. Bastaron unas pocas
horas con ellos para poder conocerlos y entenderlos en
una dimensión que hasta ese momento no había po-
dido conocer. Aún detrás de los detalles de ese ámbito,
pude comprender sus vidas, la dinámica de sus rela-
ciones, sus conflictos y sus logros. Todo esto se encon-
traba contenido en el lugar donde habitaban diaria-
mente. La eternidad es la dimensión donde Dios edifica
su “morada”. Todo lo que podamos conocer acerca de
Dios será extremadamente limitado, si no entendemos
este ámbito eterno como parte de su naturaleza.
Cuando logramos comprender la dimensión eterna, es-
taremos conociendo un poco más a Dios.

Dios sujetó al hombre natural a la realidad del tiempo


y el espacio. Cuando estudiaba historia en el colegio me
enseñaron a organizar y relacionar los sucesos, los per-
sonajes y las fechas, dentro de una “línea de tiempo”.
Esta es una manera sencilla de representar el tiempo.
La línea del tiempo nos dice que tenemos un pasado.
Es una secuencia de hechos escritos que sobreviven en
la memoria de personas y libros, trascendiendo en la
manera que afectan al mundo en el que vivimos hoy.
Tenemos un presente que no logramos definir. Pode-
mos analizar nuestro presente y tratar de entenderlo,
pero mientras lo hacemos ya se transformó en pasado.
Tenemos un futuro que en realidad no tenemos y se
compone en gran parte por expectativas, esperanzas,
temores, imaginación e ilusiones.

Hablemos del futuro


Las religiones, las filosofías y la ciencia se disputaron
la respuesta a la gran pregunta: “¿el futuro ya está es-
crito o está sujeto a las decisiones del presente?”. Por
un lado, no podemos discutir la importancia que tienen
nuestras determinaciones presentes sobre nuestro fu-
turo. Por otro, hemos sido testigos de los pronósticos
que los profetas y videntes pueden realizar acerca del
futuro, con altos niveles de precisión. Aún la Biblia
contiene libros enteros que se articulan en función de
los hechos futuros. Fuertes corrientes filosóficas ase-
guran que el destino de los hombres está escrito y aún
sus determinaciones son parte de un gran guion escrito
por Dios o en algunos casos, por otro ser superior.
También existen filosofías que afirman que “nada está
escrito” o “todo puede ser modificado con una acción pre-
sente”. Podemos encontrar también filosofías y religio-
nes diversas que hacen una combinación de ambas, y
otras que deciden no discutir o resolver esa contrapo-
sición.

Estas contradicciones sólo se pueden hacer presentes


en las limitaciones de nuestra mente temporal. Lejos
estaremos de poder explicar en un libro el alcance de
la eternidad, simplemente bosquejaremos algunas
ideas que demuestren nuestras limitaciones y nos per-
mitan abrir una puerta de revelación. Pero finalmente
será la tarea del Espíritu la que nos permitirá compren-
der los asuntos espirituales y eternos (la mente de
Cristo). En la Biblia se hacen presentes una y otra vez
las aparentes “contradicciones” en referencia al tiempo.
Por ejemplo, vemos un diálogo continuo en las Escri-
turas para responsabilizar al hombre por sus actos y
sus determinaciones. Por otra parte, encontramos pa-
sajes como el siguiente:

“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesu-


cristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en
los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en él
antes de la fundación del mundo, para que fuésemos
santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndo-
nos predestinado para ser adoptados hijos suyos
por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su
voluntad” (Efesios 1:3-5).13

No intentaré simplificar conceptos para explicar un


asunto tan complejo. No siempre la simplificación es la
herramienta adecuada para alcanzar la madurez. Con
este apartado no pretendemos crear frases que ayuden
a entender lo eterno con nuestra mente finita. Busca-
mos crear una atmósfera de revelación, donde podamos
reconocer que todo intento de nuestra manera finita
por procesar la vida, es una verdadera ceguera que de-
bemos dejar atrás. Esto puede abrirnos a la posibilidad
de experimentar la revelación de los misterios divinos,
confiando que cuando vemos con mayor claridad, todo
se facilitará y se acelerará. El apóstol Pablo les escribe
a los Corintios:

“Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he


predicado, el cual también recibisteis, en el cual también
perseveráis; por el cual asimismo, si retenéis la pala-
bra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en
vano” (1 Corintios 15:1-2)14

La predestinación es un concepto que históricamente


fue difícil de procesar, porque desde una visión tempo-
ral de la vida nos cuesta entenderla. ¿Nuestra vida es
el resultado de la predestinación o el fruto de nuestras
acciones y determinaciones? En realidad no existe tal
contradicción, pero para poder comprenderlo necesita-
mos ser como los niños, sin complejos. Entonces po-
dremos arribar a un pensamiento de sabiduría y peso
para nuestras vidas. ¿Somos salvos por una determi-
nación personal o fuimos predestinados por Dios para
ser salvos? ¿Intervino nuestra voluntad personal o sólo
la voluntad de Dios? Si los que alcanzan la salvación lo
hacen por el poder de la predestinación, ¿dónde queda
la responsabilidad de los hombres acerca de su salva-
ción?

Quizá usted nunca se hizo estas preguntas o se las hizo


de otra manera, pero entender el principio que sustenta
estas preguntas es de suma importancia para cada as-
pecto de nuestra vida. Es imprudente tratar de respon-
der estas preguntas a la ligera y mucho menos de una
manera racional o matemática. Nuestro propósito no
es resolver diferencias doctrinales, por esta razón no
ahondaremos en ellas.

Cuando elevamos nuestra mirada con la ayuda del Es-


píritu Santo, se disiparán muchas de las dificultades
que nos impiden entender. Si colocáramos cámaras en
una planta de nuestra casa, podríamos observar
mucha actividad inesperada. Veríamos hormigas tra-
bajando, arañas tejiendo y capturando insectos, etc.
Todo ocurriendo en la maceta de nuestro living. Esa
planta crece allí todo el tiempo y no podemos prever
con anticipación la forma como crecerán sus hojas y
sus flores. Sin embargo, no podríamos decir que esa
planta sea totalmente imprevisible.

Aunque sucedan cosas imprevistas en su interior, qui-


tar las cámaras de esa planta transformaría a ese ele-
mento en algo altamente previsible y susceptible de
predestinación. En la eternidad, Dios puede ver el pa-
sado y el futuro al mismo tiempo, sin alterar nuestra
posibilidad de cambio en base a nuestras determina-
ciones puntuales. Esas determinaciones tomadas por
billones de personas cada día sobre la tierra, se pueden
diferenciar entre acciones con un peso eterno y otras
que no lo tienen. Para poder responder a las grandes
preguntas sobre la vida en el Espíritu, primero debe-
ríamos preguntarnos: “¿qué es la eternidad?”.

A continuación voy a tomar un extracto del libro “Mirar


con los ojos de nuestro hombre espiritual” para introdu-
cirnos en el tema.

Apocalipsis 1:8dice: “Yo soy el Alfa y la Omega, prin-


cipio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de
venir, el Todopoderoso.”15

Esta expresión se repite más de una vez en Apocalipsis.


Vuelva a leerla nuevamente: Yo soy el Alfa y la Omega,
principio y fin. Cuando recitamos este pasaje, nuestra
mente finita y temporal la interpreta de la siguiente ma-
nera: Yo fui el Alfa y seré la Omega, fui el principio y
seré el fin. Esto ocurre porque reducimos la eternidad a
nuestra línea de tiempo. Pensamos en la eternidad como
un futuro que no termina. Sin embargo, la eternidad es
el ámbito donde ocurre la vida del Espíritu. Ayudo a mi
mente pensando que es un ámbito que encapsula dentro
de sí al tiempo y lo habita en toda su extensión. En la
eternidad, todo es un presente continuo”.

La eternidad es el ambito donde sucede la vida del Espiritu,


es un ambito que encapsula dentro de si al tiempo
y lo habita en toda su extension.
En la eternidad, todo es un presente continuo
¿Cuál es la importancia de entender este asunto? Su
importancia no sólo radica en cómo entendemos a
nuestro Padre celestial, también en la manera de en-
tendernos a nosotros mismos, porque recibimos el re-
galo de la vida espiritual por medio de Jesucristo.
Esto significa que en el cuerpo tenemos una edad por-
que estamos sujetos al tiempo, pero nuestro espíritu es
eterno. En próximos capítulos abordaremos la natura-
leza del alma con respecto al tiempo.

La vida eterna no tiene que ver con lo que nos sucederá


luego de la muerte del cuerpo, es nuestra máxima re-
alidad en el presente. Entender las dimensiones eter-
nas no es un asunto difícil, pero es imposible para una
mente no regenerada por Dios. Comprender la eterni-
dad tiene una importancia vital
a la hora de avanzar y crecer en |
La vida eterna es nuestra maxima
los caminos de Dios y en la
concreción de su propósito.
realidad en el presente.|

2 Corintios 4:16-18 dice:“Por tanto, no desmayamos;


antes aunque este nuestro hombre exterior se va des-
gastando, el interior no obstante se renueva de día en
día. Porque esta leve tribulación momentánea produce
en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de
gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino
las que no se ven; pues las cosas que se ven son tempo-
rales, pero las que no se ven son eternas”.16

Si recibimos la vida de Dios por medio de Jesucristo,


la eternidad es nuestra máxima realidad en el presente.
Nuestro mundo material y nuestros pensamientos su-
jetos al tiempo, sencillamente son un velo que distor-
sionará nuestra percepción de la vida. Cuando un hijo
de Dios cree más en lo que ve y en lo que toca, pen-
sando que esa es realidad suprema, pone en alto riesgo
su propósito eterno dentro del Reino.

Nuestra manera de ver, en la dimensión del Espíritu,


determinará la calidad de nuestros días, esto puede
marcar la diferencia entre desmayar y no hacerlo.
Todos atravesamos alguna circunstancia que nos hizo
desmayar. Sentimos una sensación insostenible de
querer abandonarlo todo, sin detenernos a considerar
lo que tenemos que dejar. Es un deseo que gobierna
nuestros pensamientos y nos roba toda iniciativa. El
apóstol Pablo afirma que lo único que evita que desma-
yemos en nuestro camino, es “ver con ojos de la eterni-
dad”. Nuestro hombre exterior se va desgastando
irremediablemente, porque está sujeto al paso del
tiempo y sus leyes, pero
| Nuestra manera de ver, en la dimen-
nuestro hombre interior se
sion del Espiritu, determinara la cali- renueva de manera conti-
|
dad de nuestros dias. nua.

En nuestro hombre espiritual está encapsulada nues-


tra mejor y mayor realidad. El hombre interior se re-
nueva porque puede ver todas sus victorias como una
realidad, todas sus esperanzas ya están cumplidas.
Mientras nuestro hombre exterior debe esperar que las
cosas se vean, nuestro hombre espiritual ya habita en
el día del éxito y esto es eternidad.

Todo el tiempo (de inicio a fin) no es más que una pe-


queña cápsula dentro de la eternidad, aun así podemos
recorrer toda esa eternidad en un sólo instante. Desde
la eternidad, Dios puede observar el pasado, el presente
y el futuro al mismo tiempo. Este espacio de tiempo ha-
bilitado desde la creación del mundo también tiene un
final, porque Dios lo contiene de principio a fin.

1 Corintios 10:11 dice:“Todo eso les sucedió para ser-


vir de ejemplo, y quedó escrito para advertencia nuestra,
pues a nosotros nos ha llegado el fin de los tiempos”
(NVI).
Permítame insistir en derribar un concepto erróneo
acerca de la eternidad:

La eternidad
no es una sucesion indefinida de tiempo.
El tiempo comenzo en la Creacion
y tiene marcado un punto final

Nuestra realidad espiritual en Jesucristo


Cuando entendemos esto, podemos valorar los extraor-
dinarios regalos que Dios nos concedió con la vida
eterna. La fe es el regalo de Dios para el hombre, es
como una ventana que le permite ver la realidad de lo
eterno desde lo limitado de su mente natural. La fe no
nos permite ver lo que vendrá, nos pone en contacto
con las victorias que ya alcanzamos, aunque no las ha-
yamos tocado con nuestras manos o visto con nuestros
ojos naturales.

“La fe no es estar convencidos que las cosas que


hoy no existen, algún día existirán; es la convicción
que esas cosas existen aunque no las veamos”
Hebreos 11:1 dice:“Es, pues, la fe la certeza de lo que
se espera, la convicción de lo que no se ve”.17

La fe nos hace vivir nuestra realidad espiritual con


mayor potencia que nuestra realidad física, limitada
por el espacio y el tiempo. Una palabra de Dios puede
ser una promesa para el nivel de nuestra mente tem-
poral, pero nuestro espíritu ya posee todo aquello que
Él nos habló. Ya habitamos dentro de la realidad de la
vida eterna que nos fue impartida por Jesucristo. Allí,
en nuestro espíritu, no necesitamos esperar nada para
vivir esa realidad.

Veamos este principio a la luz de las Escrituras:

Isaías 53:4-5 dice:“Ciertamente llevó él nuestras enfer-


medades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvi-
mos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él
herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros
pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su
llaga fuimos nosotros curados”.18

Nuestra salud y sanidad completa es una realidad ab-


soluta en nuestra vida espiritual y eterna. Esa realidad
no cambia cuando atravesamos por alguna enfermedad
física. Por medio de la fe, podemos experimentar mila-
gros extraordinarios que expresan el poder de Dios en
nuestra vida. Pero los que recibimos a Jesucristo y su
vida, ya no tenemos enfermedades ni las tendremos.
Estoy hablando de nuestra realidad suprema: “la vida
del Espíritu”. Una enfermedad física es factible en nues-
tra existencia física y temporal. Sin embargo, se supone
que nuestra conducta, nuestras palabras, nuestros
pensamientos y nuestras determinaciones, deberían
ser más coherentes con nuestra realidad espiritual que
con nuestra realidad física. Eso es vivir por la fe.

Filipenses 4:11-13 dice:“No lo digo porque tenga esca-


sez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que
sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abun-
dancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para
estar saciado como para tener hambre, así para tener
abundancia como para padecer necesidad. Todo lo
puedo en Cristo que me fortalece”.19

Muchas veces se usa este pasaje para intentar conven-


cernos que podemos cambiar lo que vemos y tocamos,
porque es posible ver milagros. Sin embargo, el apóstol
Pablo afirmaba otra cosa. El poder que describe el
apóstol es vivir en la realidad del espíritu, por encima
de toda circunstancia temporal o física. El Evangelio de
Dios predica que no necesitamos esperar a ver o tocar
algo para ser rico, sano, próspero, exitoso, etc. Todo
esto ya lo tenemos, porque así somos en Cristo. Somos
“súper poderosos” en Cristo, la obra del Espíritu Santo
se concentra en revelarnos esta verdad.

Debemos aprender a ver


¿Cómo se vería nuestra vida desde la eternidad? Ima-
ginemos cómo leeríamos un libro de historia con los
ojos del Espíritu. Con toda seguridad, no prestaríamos
la menor atención a cualquier cosa que no tenga un
verdadero valor eterno. Pasarían desapercibidas todas
aquellas cosas sujetas estrictamente al plano temporal
y, por tanto, el tiempo las terminaría borrando de ma-
nera indefectible.

En los libros de historia no faltan referencias al imperio


egipcio y a sus majestuosos monumentos como las pi-
rámides. ¿Cómo se podría borrar de la historia seme-
jante marca? Desde una perspectiva eterna, resaltarían
algunas cosas que no imaginamos y desaparecerían
otras que los hombres consideran de suma importan-
cia. Con toda seguridad, en el libro de historia de Dios
existe un capítulo sobre la mujer derramó su perfume
de gran precio sobre la cabeza de Jesús. Por otro lado,
quizá haya alguna mención pasajera acerca de la Pri-
mera Guerra Mundial. La historia desde la perspectiva
de Dios no se escribe por medio de hechos trascenden-
tales e importantes para el criterio de los hombres. La
historia del Reino se escribe con los asuntos de rele-
vancia eterna.

Nuestras 24 horas de actividad humana sólo represen-


tan un “colchón de oportunidades”, donde podremos
ejercer acciones cargadas con un verdadero valor
eterno. No podría siquiera hacer una lista de esas ac-
ciones con potencial eterno. La tarea de descubrir las
acciones que tienen un valor eterno y las que no, sólo
se pueden lograr desde la perspectiva del Espíritu.

R e s o lv i e n d o d e s d e e l i n i c i o
Hebreos 4:3 dice:“Pero los que hemos creído entramos
en el reposo, de la manera que dijo: Por tanto, juré en mi
ira: No entrarán en mi reposo; aunque las obras suyas
estaban acabadas desde la fundación del mundo”. 20
Por siglos los creyentes indagaron, estudiaron y redefi-
nieron los pasajes de Apocalipsis. Existe una necesidad
de entender los acontecimientos futuros. El corazón
humano se siente atraído por todo lo que describa los
acontecimientos futuros. Entender los acontecimientos
futuros otorga un nivel de poder natural y eso es evi-
dente. Quien puede conocer el futuro en parte, podrá
ser más efectivo en sus acciones presentes y obtendrá
ventajas respecto a quienes desconocen esa realidad.
Por otra parte, resuelve una pregunta que no podemos
eludir: “¿Hacia dónde vamos?”.

Pude notar que casi todos los estudios, libros y exposi-


ciones sobre Apocalipsis, generan controversia y desa-
cuerdos. Observo que la mayoría de esas controversias
se originan en una falta de comprensión de la eternidad
que envuelve a la revelación. Reconciliar lo eterno con
nuestra línea de tiempos es una tarea que sólo el Espí-
ritu de Dios a través del hombre, puede llevar a cabo.

Es un error considerar al libro de Apocalipsis como una


revelación de los acontecimientos futuros, porque es
una revelación que el Padre nos imparte acerca de Je-
sucristo. Esto significa que Apocalipsis sólo trata asun-
tos que tienen relevancia eterna, en ningún momento
intenta explicar los acontecimientos futuros del
mundo. Tampoco habla de los demonios ni de las na-
ciones de la tierra, la revelación se centra en la persona
de Jesucristo. Habla de hechos que deben suceder, no
de hechos que sucederían algún día. Esto sólo adquiere
sentido si primero entendemos el alcance del concepto
de eternidad. Como la eternidad es un espacio indefi-
nido de tiempo, esto da pie para toda clase de contro-
versias, pero la eternidad no se limita a eso. Es la pla-
taforma donde habitan tanto el pasado como el futuro
y se manifiestan como un presente continuo.

Hablar de los “hechos que deben suceder” tiene mucho


sentido cuando se habla de manifestar lo eterno dentro
del tiempo. En la eternidad no hay asuntos pendientes.
Allí todo está resuelto y dentro de un mismo momento,
queda contenida una realidad completa. Una película
es una sucesión de fotogramas que pasan frente a una
lente y una lámpara a gran velocidad. Cuando compra-
mos una película, no recibimos los fotogramas por se-
parado. Están todos juntos dentro del mismo carretel
desde un comienzo hasta el final y en un mismo mo-
mento. Tampoco necesitaremos dos horas de trabajo
para obtenerlas, podremos detectarlas en un mismo
momento. Cuando logramos ver o tocar algo que está
en la eternidad, el tiempo en
|Cuando logramos ver o tocar algo el cual sucederán las cosas
que esta en la eternidad, deja de ser una preocupación,
el enfasis se establece sobre los el énfasis se establece sobre
procesos para expresar cada una de los procesos para expresar
|
ellas de manera oportuna. cada una de ellas de manera
oportuna. Podrá transcurrir
más o menos tiempo, pero indefectiblemente expresa-
remos lo que se estableció en la eternidad.

Hebreos 4:4-6 dice:“Porque en cierto lugar dijo así del


séptimo día: Y reposó Dios de todas sus obras en el sép-
timo día. Y otra vez aquí: No entrarán en mi reposo. Por
lo tanto, puesto que falta que algunos entren en él, y
aquellos a quienes primero se les anunció la buena
nueva no entraron por causa de desobediencia”.21
El escritor a los Hebreos nos deja un pasaje con mu-
chísima riqueza y verdaderos misterios. Cuando dice
que “las obras suyas estaban acabadas desde la fun-
dación del mundo”, no dice que después de crear al
mundo, Dios dejó de hacer o hará ninguna otra cosa.
Sencillamente denota que todas las acciones de Dios
son eternas. Aunque habita nuestro presente, se en-
cuentra en la Creación del mundo (como el Alfa) y está
en nuestro futuro (como la Omega).

El escritor a los Hebreos describe al séptimo día de la


Creación como un día que aún no terminó de transcu-
rrir. Mejor aún, es un día que todavía sigue abierto y
continúa en desarrollo. El reposo de Dios no fue sólo
un día en la Creación del mundo, sino un aconteci-
miento eterno al cual tenemos acceso por medio de Je-
sucristo para poseer nuestra herencia eterna. Aunque
es un misterio para nuestra mente, es una realidad
plena para nuestro espíritu. Cuando leemos pasajes
como estos, tenemos la tendencia de llevarlos hacia un
plano conceptual. Los creemos sólo como conceptos,
pero no nos atrevemos a concebirlos como una reali-
dad.

Gálatas 2:20 dice:“Con Cristo estoy juntamente cruci-


ficado, y ya no vivo yo, más vive Cristo en mí; y lo que
ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios,
el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí”. 22

Pablo escribe por el Espíritu un pasaje fundamental


para nuestra fe, estableciendo a la crucifixión de Cristo
como un evento en tiempo presente continuo. La reli-
gión no logró comprender esto porque no son cosas que
se puedan discernir con la mente “natural”, se debe
producir una apertura en nuestra visión espiritual. Hay
una crucifixión corporal y temporal que marca un
hecho histórico trascendente. Sin embargo, existe otra
crucifixión que refleja una acción espiritual y como tal,
es eterna. Aquí es donde la mente religiosa comienza a
hacer cortocircuitos.

Romanos 6:4 dice:“Porque somos sepultados junta-


mente con él para muerte por el bautismo, a fin de que
como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del
Padre, así también nosotros andemos en vida nueva”. 23

Puedo guardar en mi memoria el día que recibí a Cristo


y cómo ese hecho puntual cambió toda mi vida, pero la
realidad del Espíritu es otra. Nuestra salvación ocurrió
cuando fuimos sepultados junto con Jesucristo y tres
días después, resucitamos junto con Él. No pretendo
hablarle de algo controversial o complicado, pero deseo
“bombardear” una estructura de pensamiento para de-
mostrarle que hay una visión que debemos recibir. Si
pudiéramos entender el funcionamiento de los asuntos
eternos, concebiríamos todas las cosas de una manera
diferente.

Podemos tomar esto como un momento especial en


nuestras vidas, pero la realidad del Espíritu es que
cuando recibimos la vida de Dios en nosotros, se pro-
duce un “viaje eterno” hasta el momento de la crucifi-
xión de Jesús. Eso es lo que el apóstol Pablo está
diciendo. En la realidad del Espíritu, la crucifixión es
una acción abierta y presente que permite que muchos
puedan ser procesados a través de ella para conectarse
con la vida de Dios.

Ubicando nuestro escenario de lucha


Quisiera detenerme para aclarar dónde estamos y
hacia dónde vamos avanzando. Si bien este tema puede
ser aplicado a muchos aspectos de nuestro propósito
de vida en Dios, profundizaremos este concepto para
encontrar una mayor sabiduría sobre los fundamentos
de nuestra lucha espiritual. No es casual que estemos
usando la palabra “lucha” y no “guerra”, la diferencia
radica en una comprensión más profunda acerca de la
eternidad de Dios en nuestra vida.

La gran diferencia entre una


lucha y una guerra, se en- Una lucha ocurre desde un aspecto
|
cuentra en los límites estable- deportivo, dentro de un ambito
cidos para su desarrollo. Una
lucha ocurre desde un as-
|
limitado de espacio y tiempo.
pecto deportivo, dentro de un
ámbito limitado de espacio y tiempo. En ese ámbito hay
un juez que tiene completo dominio y control sobre
todo lo que sucede allí. No ocurre lo mismo en una gue-
rra, donde no existen los límites del tiempo y el espacio,
y el control del conflicto lo ejercerá aquel que esté ga-
nando las batallas. Le damos gracias a Dios porque no
tenemos que hacer guerra contra principados y potes-
tades, solo debemos luchar contra ellos. Más adelante
vamos a ahondar en este punto, porque lo considero de
suma importancia.
Este es uno de los pasajes que no fueron comprendidos
a cabalidad a la hora de tratar de explicar la función y
la realidad de las tinieblas sobre la tierra, porque ubica
a satanás y sus huestes en el lugar correcto.

Apocalipsis 12:12 dice: “Por lo cual alegraos, cielos, y


los que moráis en ellos. ¡Ay de los moradores de la tierra
y del mar! Porque el diablo ha descendido a vosotros con
gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo”.24

Quizá este pasaje pueda producir algo de temor o in-


quietud en algunas personas, pero esto sucede cuando
no tenemos entendimiento sobre nuestra realidad es-
piritual en Dios. ¿Por qué podría estar airado el diablo?
Porque sabe que le queda poco tiempo. Es una verda-
dera tragedia para un ser que fue creado y habilitado
para vivir en la eternidad, tomar consciencia que quedó
sujeto al límite del tiempo y el espacio. Es comprensible
que sienta una gran ira. Sin embargo, la magnitud de
esa ira sólo se puede comparar con el gozo que recibe
una persona cuando pasa de una existencia temporal
a caminar en la vida eterna por medio de Jesucristo.

La caída de Lucifer no fue un evento de características


geográficas, fue despojado de su eternidad y quedó su-
jetado a una existencia temporal. Dios no está espe-
rando ver a satanás destruido, porque en la eternidad
ya fue totalmente despojado y sus acciones no tienen
ninguna trascendencia sobre los asuntos eternos. A la
luz de este punto debemos considerar nuestra propia
vida. Cuando se nos revela Jesucristo, la ira del diablo
es intrascendente porque se diluye por completo ante
el gozo de quienes habitan los cielos. El pasaje no habla
de los que murieron, sino de los que accedieron a la
vida eterna. La muerte eterna equivale a un estado de
inexistencia eterna. La vida eterna refleja la realidad y
la existencia dentro de los ámbitos eternos. Para poder
avanzar en esta revelación, necesitamos despojar nues-
tra mente de todo concepto que nos hizo creer que la
vida eterna comienza después de nuestra muerte.

“Habitar en la dimensión de los cielos no tiene que


ver con lo que ocurrirá después de nuestra muerte,
sino con vivir en plenitud la realidad del Espíritu en
este tiempo”

Veamos los siguientes pasajes:


Efesios 2:4-6 dice:“Pero Dios, que es rico en misericor-
dia, por su gran amor con que nos amó, aun estando no-
sotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con
Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos
resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares ce-
lestiales con Cristo Jesús”.25

Juan 14:2-4 dice:“En la casa de mi Padre muchas mo-


radas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy,
pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os
preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí
mismo, para que donde yo estoy, vosotros también es-
téis. Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino”.26

Es importante notar que el apóstol Pablo habla en


tiempo pasado cuando dice que Dios “nos resucitó y nos
sentó” en lugares celestiales. Las moradas con el Padre
no son “casas físicas en el cielo” para cuando nos va-
yamos de la tierra. Es nuestra habitación eterna en
Dios, a la cual accedemos a partir del momento de
nuestra salvación en Cristo. Jesús iba a preparar el
lugar por medio de la cruz, para ofrecernos una vida
espiritual que hasta ese momento nadie podía gozar.
En consecuencia, no está hablando de su venida o del
rapto, Jesús tuvo que volver a ver a los discípulos para
predicarles el Evangelio de su resurrección y su propó-
sito eterno.

Hasta ese momento, ninguno de ellos estaba en condi-


ciones de comprender la revelación de esta realidad.
Cuando estaban ante la cruz, ninguno de los discípulos
podía entender lo que sucedía. No fue sino hasta la re-
surrección que sus ojos fueron abiertos y recién allí lo-
graron ver el plan de Dios en la persona de Jesucristo.
A partir de ese momento pudieron ver lo que se estaba
manifestando desde la eternidad.

No necesitamos morir o esperar el “arrebato”, para co-


nocer y habitar nuestro lugar en los cielos. Esta es una
buena noticia para nosotros y una pésima noticia para
las tinieblas, porque ellas no tienen posibilidad alguna
de acceder a nuestra realidad eterna. Desde el mo-
mento cuando Dios sometió al diablo a una existencia
temporal, quedó operando en una absoluta “inexisten-
cia eterna”. Satanás y sus demonios (de los cuales ha-
blaremos muy poco en este libro) no tienen entidad o
existencia en la realidad eterna de Dios, fuera de las
huellas de nuestras victorias en la lucha. ¿Por qué?
Porque nosotros ya estamos disfrutando de la vida
eterna en el presente.

La inexistencia eterna, la muerte eterna y la vanidad,


reconocen la misma raíz espiritual. Todo lo que satanás
y las tinieblas puedan hacer sobre la tierra sigue una
línea inevitable: “todo es vanidad”. Todo significa todo,
no contempla el parámetro de mucho o poco. Es nece-
sario que como hijos de Dios aprendamos a ser justos
en nuestra manera de juzgar al mundo que nos rodea.
No podemos invertir más tiempo hablando sobre los
asuntos que fueron declarados como muertos y vanos,
que en aquellos que tienen una verdadera trascenden-
cia eterna.

Cuando una doctrina pretende darle trascendencia


eterna al accionar de las tinieblas, al pecado, a satanás
o a los demonios, simplemente es una “doctrina de de-
monios27

Debemos tener mucho cuidado en cuanto a quién le


prestamos nuestro oído para que nos hable de satanás
o sus demonios usando el libro de Apocalipsis. Las per-
sonas que usan este libro así, cometen una “mala pra-
xis”, porque se olvidan que el primer verso afirma que
Apocalipsis es una “revelación de Jesucristo”. No es una
revelación sobre el futuro o las tinieblas, porque ellas
sólo tienen una participación controlada y necesaria
para manifestar la gloria del Cristo en el cual hemos
creído. Jesucristo es el Kyrios, el Soberano sentado a
la diestra del Padre; en consecuencia, no está nervioso
o preocupado.28

El campo de juego para los hombres es su tiempo sobre


la tierra. Este ámbito no nos fue dado para esperar que
desde el Cielo llegue la orden de salir del campo de
juego. Fuimos convocados a este ámbito llamado vida
para expresar la victoria plena, absoluta y total de
Cristo en la tierra. Esa victoria es una realidad eterna,
cuyo acceso fue habilitado por Cristo a nuestro favor,
entonces ya no tenemos excusas para dejar de disfrutar
cada oportunidad para expresarla en nuestros días.

V o lv e r p a r a s e g u i r ava n z a n d o
Los pasajes de la Biblia que estamos analizando gene-
raron toda clase de discusiones doctrinales a lo largo
de la historia de la Iglesia. No estoy escribiendo ideas
nuevas y tampoco pretendo que sean tomadas como
doctrinas, sencillamente busco generar comprensión
acerca de la importancia de recibir visión. Si queremos
que nuestra mente o nuestro entendimiento accedan a
lo que conoce nuestro espíritu, debemos saber
“cómo”ve el espíritu. Cuando descubrimos que nuestro
espíritu ve“eternamente”, nuestra vida será transfor-
mada de una manera extraordinaria. En consecuencia,
las cosas que pensábamos que entendíamos, comenza-
rán a iluminarse mucho más.

Romanos 8:17 dice:“Y si hijos, también herederos; he-


rederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que pa-
decemos juntamente con él, para que juntamente con él
seamos glorificados”.29

Pablo le deja a la Iglesia en Roma, y a nosotros,un de-


safío para el futuro: “padecer juntamente con Cristo”.
Cuando esto ocurra, podremos experimentar lo que im-
plica ser glorificado junto con Jesucristo. Es imposible
tratar de introducir este concepto en nuestra línea de
tiempo, porque todo intento será estéril. Las circuns-
tancias que pudiéramos padecer son concebidas de
una manera totalmente diferente para que podamos
descubrir lo que implica vivir con Jesucristo y sus pa-
decimientos. Esto es mucho más que una frase para
animarnos en momentos difíciles, el objetivo del pasaje
es abrir nuestros ojos a la dimensión del Espíritu.
Nuestra mente natural posicionará rápidamente los pa-
decimientos de Jesús en un escenario montado dos mil
años atrás y asume eso como un hecho histórico ce-
rrado. Sin embargo, el Espíritu nos permite ver que
esos hechos espirituales aún están abiertos para ha-
cernos entender que ciertas circunstancias nos hacen
partícipes de esos hechos.

Efesios 2:5 dice:“…aun estando nosotros muertos en


pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia
sois salvos)”.30

El uso que hace el apóstol Pablo de los tiempos verbales


no es accidental. Es una visión abierta que le permite
concebir todas las cosas de una manera diferente. Esa
manera de concebir el Reino marcará la diferencia en
nuestra vida. Desde pequeño me enseñaron sobre la di-
ferencia entre hacer las cosas mecánicamente y hacer-
las por revelación. Por mucho tiempo no pude
comprender qué significaba eso, hasta que experimenté
la diferencia. La secuencia es la siguiente:

·Cuando en algún asunto abre nuestros ojos,


podemos ver algo nuevo en nuestro espíritu;
·Eso que vimos en el espíritu, terminará ate
rrizando en nuestra mente;
·Eso que logramos ver desde nuestro espíritu
se transformará en una acción;
·Esa acción dejó de ser algo natural para
transformarse en hechos con valor eterno.
Este es el camino que nos permitirá hacer las cosas por
revelación. Muchos limitan esta palabra a un escritorio
o a un mensaje; sin embargo, la verdadera revelación
es un asunto práctico. Personalmente descubrí que
cuanto más ejecutamos y llevamos a la práctica las
cosas que se nos revelan, más se abrirán los ojos de
nuestro espíritu.

Desde la vision a la accion


“Aún la acción más pequeña puede volverse altamente
poderosa cuando es expresada por una persona que
puede ver con ojos eternos”

El apóstol Pablo nos recomienda una y otra vez poner


nuestra mira en los asuntos espirituales, porque eso
afectará significativamente nuestra vida presente. Más
allá del contexto bíblico o las frases profundas, se trata
de lo que llevamos a la acción. La clave de ver eterna-
mente reside en que todo lo que ejecutamos con los ojos
abiertos, terminará impregnado de valor eterno. Pode-
mos cantarle una canción a
Aun la accion mas pequena Dios usando frases y pensa-
|
puede volverse altamente mientos hermosos, pero ha-
poderosa cuando es expresada cerlo de una forma mecánica
y religiosa. Esa canción no
por una persona que puede ver tendrá el menor valor eterno;
con ojos eternos. | en consecuencia, ni siquiera
podemos llamarla adoración (aunque cumpla con el
formato requerido).
Por el contrario, cuando caminamos con “ojos abiertos”,
podremos ejecutar las acciones más comunes o inocen-
tes, pero tendrán un peso eterno sin medida. Jesús
sencillamente se sentó a comer en la casa de Zaqueo,
transformando su vida y su casa para siempre. Creo
que si ese día Jesús hubiera predicado o realizado
algún milagro, Lucas lo habría registrado. El mensaje
es claro: Aún la acción más pequeña puede volverse al-
tamente poderosa cuando la expresa una persona que
puede ver con ojos eternos.

U n a c o n e x i o n a b i e r ta
Para concluir este capítulo me gustaría dejar una co-
nexión abierta. Este es un tema de suma importancia
que me ayudó a entender muchas cosas en mi vida y
determinó mi accionar de una manera significativa en
el propósito de Dios para mi vida. Se trata de algo que
podemos entender cuando esta ceguera va desapare-
ciendo. Cuando la mujer sirofenicia se acercó a Jesús
para que echara fuera al demonio que atormentaba a
su hija, Él no tenía la menor intención de responder a
su pedido. El tono fuerte de su respuesta hubiera de-
salentado a cualquier persona común. Podríamos decir
que en los “planes eternos de Jesús”, ese milagro no es-
taba agendado.

Marcos expresa las palabras de Jesús de la siguiente


manera: “Deja primero que se sacien los hijos”31
. Si lo analizamos desde una perspectiva teológica, po-
dríamos decir que Jesús se refería a que no podía res-
ponder aún a las demandas de los gentiles porque esa
puerta se abriría luego de su muerte. Cuando Jesús
murió y resucitó, unió a los judíos y a los gentiles, de-
rribando la separación (Efesios 2:14), pero algo sucedió
con el caso de la mujer sirofenicia. Su fe abrió su visión
durante un instante y pudo arrebatar algo que no es-
taba previsto. Sus palabras fueron coherentes con una
realidad espiritual y produjo un cambio en su condi-
ción humana.

Imagine lo que podríamos hacer si tuviéramos cons-


ciencia plena del alcance de la vida de Cristo en noso-
tros. En cuanto a los asuntos de la dimensión del
Espíritu, hay cosas que nuestra mente natural (a veces
carnal) no podrá entender. Tenemos la opción de acep-
tar ese estado, asumiendo que tiene poca importancia,
pero también podemos creer que es una ceguera para
la cual no fuimos creados. La apertura de la visión es-
piritual en nosotros nos permitirá un conocimiento
más profundo de nuestro Padre. También nos traerá
una vivencia mayor de su plenitud. Además de todo
eso, podremos conocernos más a nosotros mismos.

Esto no depende de acumular nuevos pensamientos o


información, sino de una verdadera experiencia que
nos permita romper con estructuras mentales que nos
limitan y así arribar a una nueva manera de concebir
nuestra realidad. La diferencia estará marcada por una
búsqueda que irá más allá de llenar nuestra mente con
conocimientos fríos o con mera información. Nuestra
visión se debe abrir para que seamos permeados con
pensamientos celestiales y recibir el entendimiento ne-
cesario acerca de las cosas espirituales y eternas. El
sello final que nos asegura que esa ceguera no regre-
sará, depende que aprendamos a llevarla al plano de
las palabras y las acciones de la vida, porque estas
cosas nacieron de esta visión espiritual.
Eternidad y lucha esp iritual
¿Cuál es la importancia práctica de entender la dimen-
sión eterna al momento de hablar de lucha espiritual?
Se trata de la perspectiva desde la cual observamos los
hechos presentes, los hechos futuros y la visión de
Dios. A continuación transitaremos un camino que
debe depositarnos en un mayor entendimiento de
nuestra asignación en el propósito de Dios, la paz que
provee el poder que opera en nosotros y la activación
específica sobre aquellas cosas que tendrán una verda-
dera efectividad.

A nuestra mente le cuesta entender la dimensión de la


eternidad, pero esto no significa que no se pueda com-
prender. El problema radica en la instrucción diaria
que recibe nuestra mente, donde todo lo que tiene exis-
tencia está sujeto al tiempo. Nuestros sentidos proce-
san la realidad a través del tiempo. La única conexión
con el pasado es la memoria y nuestra conexión con el
futuro se produce por medio de nuestra imaginación.
Nuestra mente no puede entender cómo un mismo
evento puede tener lugar en el pasado, el presente y el
futuro al mismo tiempo.

Además, tenemos el desafío de entender que la eterni-


dad no ignora lo que sucede en los ámbitos naturales
y temporales, resalta algunos hechos más allá de esa
realidad. A eso lo llamamos “valor eterno”, todo lo
demás será irrelevante porque su valor es relativo. Así
como cuando los hombres determinan descartar un
sinnúmero de información que consideran sin impor-
tancia al escribir la historia, la eternidad posee una
frontera que no permite entrar aquello que no posea el
derecho de ser llamado eterno. Cuando falta el funda-
mento de la revelación de la eternidad, se cometen erro-
res profundos al tratar de definir nuestra lucha
espiritual. Esa revelación deberá aclarar los siguientes
asuntos en nuestro corazón y en nuestra mente:

1. Las manifestaciones de las tinieblas tienen una


existencia temporal. Sin embargo, en la eternidad
ya fueron totalmente destruidas, despojadas y
avergonzadas. Esta es una realidad eterna.

Efesios 1:19-23 dice:“y cuál la supereminente gran-


deza de su poder para con nosotros los que creemos,
según la operación del poder de su fuerza, la cual operó
en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a
su diestra en los lugares celestiales, sobre todo princi-
pado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre
que se nombra, no sólo en este siglo, sino también en el
venidero; y sometió todas las cosas bajo sus pies, y
lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la Iglesia, la
cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena
en todo”.32

2. Nuestra lucha contra las expresiones de las ti-


nieblas y el Hades, debe representar para nosotros
la oportunidad de ser partícipes de una victoria
eterna que ya ha sido consumada.

1 Pedro 4:12-13 dice: “Amados, no os sorprendáis del


fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna
cosa extraña os aconteciese, sino gozaos por cuanto
sois participantes de los padecimientos de Cristo,
para que también en la revelación de su gloria os gocéis
con gran alegría”.33

3. Un correcto entendimiento de la eternidad nos


traerá una lectura coherente de los tiempos que
nos toca vivir, sin perder el fundamento indispen-
sable de la absoluta soberanía de Dios.

Nunca escuché a personas discutiendo o poniendo en


duda la importancia de la revelación de la soberanía
absoluta de Dios como fundamento de nuestra fe y de
todo lo que se construye en el Espíritu. Sin embargo,
ese fundamento puede estar ausente en la manera de
leer la realidad de los días presentes. Un entendimiento
profundo y revelado de la eternidad es indispensable
para alcanzar una revelación de la soberanía absoluta
de Dios, hasta vivenciarla como un fundamento pre-
sente.

Tener una lectura coherente de nuestros días nos exige


reconocer el accionar de las tinieblas, sus manifesta-
ciones y sus consecuencias. Pero cuando les damos un
poder gobernante sobre la historia y el destino sobre la
tierra, comenzamos a exponer esa falta de fundamento.
Reconciliar la realidad presente con las realidades his-
tóricas y la realidad contenida en la eternidad, es un
asunto de revelación de alta importancia para todo
aquel que pretenda disponerse a edificar los propósitos
de Dios.
4. La consecuencia directa de la manifestación de
la Iglesia en la tierra determina el retroceso de las
puertas del Hades. Esto pertenece a una realidad
eterna establecida por Cristo en la tierra. Debemos
esperar que la Iglesia se levante con sus ojos pues-
tos en esa realidad eterna. No fuimos llamados a
mirar a las tinieblas y sus acciones para responder,
por el contrario, las tinieblas deberían reaccionar
ante el avance de la Iglesia.

Soy testigo directo de este grave error que debilita nues-


tros fundamentos. En el afán de producirles golpes
efectivos a las tinieblas, dedicamos demasiado tiempo
a estudiar las obras de las tinieblas y sus manifesta-
ciones. Pude observar a personas que caen en el error
de volverse especialistas en detectar el obrar de las ti-
nieblas, creando un modelo de acción: “primero es ne-
cesario detectar lo que hacen las tinieblas y luego
determinar las acciones necesarias para contrarrestar
sus efectos”.

Una Iglesia fundamentada en la revelación de su posi-


ción eterna responde a otros modelos de acción:
Cuando hacemos lo que el Padre nos ordenó y manifes-
tamos sus diseños eternos, en consecuencia haremos re-
troceder a las tinieblas. Viendo las cosas desde esta
perspectiva, satanás es el que debería consultar qué
hace la Iglesia antes de decidir un curso de acción.
NOTAS

12 Versión Reina Valera Revisada 1960.


El resaltado es del autor.
13 Versión Reina Valera Revisada 1960.
El resaltado es del autor.
14 Versión Reina Valera Revisada 1960.
15 Versión Reina Valera Revisada 1960.
El resaltado es del autor.
16 Versión Reina Valera Revisada 1960.
El resaltado es del autor.
17 Versión Reina Valera Revisada 1960.
18 Versión Reina Valera Revisada 1960.
El resaltado es del autor.
19 Versión Reina Valera Revisada 1960.
20 Versión Reina Valera Revisada 1960.
21 Versión Reina Valera Revisada 1960.
El resaltado es del autor.
22 Versión Reina Valera Revisada 1960.
El resaltado es del autor.
23 Versión Reina Valera Revisada 1960.
24 Versión Reina Valera Revisada 1960.
El resaltado es del autor.
25 Versión Reina Valera Revisada 1960.
26 1 Timoteo 4:1
27 Colosenses 3:1, Hebreos 10:12, Hebreos 12:2,
Hebreos 8:1, Hebreos 1:3
28 Versión Reina Valera Revisada 1960.
29 Versión Reina Valera Revisada 1960.
30 Marcos 7:27. Reina Valera Revisada 1960.
31 Versión Reina Valera Revisada 1960.
El resaltado es del autor.
32 Versión Reina Valera Revisada 1960.
El resaltado es del autor.
33 Versión Reina Valera Revisada 1960.
ROUND
2
El mayor problema del hombre
Definir correctamente cuál es el mayor problema del
hombre, es un asunto de vital importancia para una
persona que pretende madurar y manifestar en pleni-
tud a Cristo en su vida. Por el contrario, no entender
cuál es el mayor problema de la humanidad, establece
las condiciones perfectas para mantener a una genera-
ción distraída en los asuntos de la vida, ignorando com-
pletamente lo que Dios le otorgó. La respuesta a esta
pregunta no puede provenir de una lectura natural de
nuestro mundo, porque es una cuestión demasiado im-
portante para dejarla en manos de una deducción hu-
mana. Temo que fuimos víctimas, de manera
inconsciente, de lecturas humanas sobre este asunto.
Esto nos llevó a transitar un camino equivocado que
sólo se limitó a absorber el poder que portamos para
hacernos pasar el tiempo.

Sería como tomar el motor de un barco transatlántico


y usarlo para hacer girar una cuchara que remueve el
azúcar del café para el desayuno. Si no recibimos una
revelación del poder que cargamos en nuestro espíritu
y el tipo de problema que resuelve, este ejemplo pudiera
sonar exagerado, cuando en realidad no lo es. Mi obje-
tivo es proveer una herramienta útil que nos permita
remover algunos obstáculos que pude detectar en
nuestra mente y se oponen al entendimiento de este
asunto de tanta importancia. En consecuencia, se verá
afectada la administración correcta de nuestro propó-
sito eterno en Dios.

Cuando no entendemos el problema central de la hu-


manidad, nuestras lecturas humanas se opondrán a
los fundamentos del Evangelio. Creeremos en la abso-
luta soberanía de Dios como el fundamento de nuestra
fe, pero no podremos explicarla. Por el contrario,
cuando analicemos los sucesos del mundo, pondremos
a las tinieblas en control de la historia. Esto revela la
importancia de este punto cuando hablamos de nues-
tra lucha espiritual. Podría afirmar que si no compren-
demos esto, todo lo que digamos sobre lucha espiritual
cae bajo un estado de ilegalidad, perdiendo su validez
y volviéndose ineficaz.

Una lectura desde la eternidad


Entender el mayor problema del hombre nos exigirá
leer la historia y nuestros tiempos desde una visión
eterna. La diferencia radica en la posición que asumi-
mos. Si de pronto alguien nos colocara en medio del
Amazonas, nos encontraríamos dentro de una encru-
cijada. Primero tendríamos que resolver qué hacemos
allí. Si estamos para recoger y clasificar plantas, enton-
ces estaremos en la mejor posición, pero si estamos allí
para tomar las medidas de todo el Amazonas, necesi-
taremos una visión más elevada y extensa. Un GPS nos
permitirá ubicar nuestras ta-
|solo una persona con reas dentro de un todo. Caso
vida eterna puede contrario, en poco tiempo nos
sentiremos abrumados, perdi-
alcanzar una vision
dos y con pocas probabilida-
eterna para sus dias. | des de sobrevivir.

Una visión eterna es vital para nuestra vida. No debe-


mos perder de vista que sólo una persona con vida
eterna puede alcanzar una visión eterna para sus días.
Satanás no tiene la capacidad para ver eternamente.
Los hombres tampoco tenemos esa capacidad. Si nos
aferramos más a la visión humana y limitada más que
a lo eterno, estamos aceptando una ceguera que nos
pondrá en desventaja. Pero si no nos resistimos a la
obra del Espíritu, siempre habrá una revelación fresca
a nuestra disposición.

R e s p u e s ta s e q u i v o c a d a s
Haré un breve planteo de algunas respuestas equivo-
cadas que solemos asumir ante el interrogante sobre el
“mayor problema del hombre”, siendo consciente que
nunca podríamos agotar una discusión sobre este
tema. Si enfocáramos nuestra visión en la pérdida de
vidas humanas, podríamos mencionar el hambre, las
enfermedades y las guerras. También podríamos dis-
cutir cuál de ellas sería la más grave. Pero si nos enfo-
camos en la probabilidad que toda la humanidad se
pudiera extinguir, podríamos establecer al calenta-
miento global por encima de todos estos males. Si nos
enfocamos en la calidad de vida de las personas, po-
dríamos mencionar la desigualdad social, la corrupción
política, la maldad y la delincuencia.

Todos estos son grandes problemas y nos sorprende-


ríamos al descubrir la cantidad de personas, grupos de
interés, empresas y causas humanitarias, que se enfo-
can en cada uno de estos asuntos. Una respuesta reli-
giosa sería: el problema del hombre es vivir sin Dios.
Ningún cristiano discutiría la validez de esa respuesta
que, aunque no es incorrecta, la reducción del concepto
hace que sea demasiado simple. Sería como darle una
botella cerrada con agua a un bebé que tiene sed. Aun-
que le estamos dando una respuesta correcta al pro-
blema del hombre, lo hacemos de tal manera que no
puede capitalizar la solución. No todas las respuestas
son una solución. Estamos buscando algo más que una
respuesta correcta, algo que nos permita abrir las puer-
tas para que se manifieste el poder que reside en nues-
tro espíritu por la Gracia de Dios.

E scal a de pro bl emas y sol uci ones


Si hablamos del “mayor” problema del hombre, acep-
taremos que existe algún tipo de escala para medir los
problemas. Cualquier intento por categorizar los pro-
blemas del hombre sería muy subjetivo y altamente
discutible. Sin embargo, si podemos entender un prin-
cipio activo en nuestra vida diaria, podríamos ver que
algunos problemas tienen la capacidad de absorber a
otros. Por ejemplo, si nuestro automóvil se quedó sin
batería, seguramente no nos interesará ponerle agua al
limpiaparabrisas. Otro ejemplo sería una madre que ve
a su hijo a punto de
| No todas las respuestas son una
caerse de una silla. Sin
solucion. Estamos buscando algo duda dejaría todo lo que
mas que una respuesta correcta, está haciendo para soco-
algo que nos permita abrir las puer- rrerlo. Podemos ver que el
tas para que se manifieste el poder problema mayor, siempre
que reside en nuestro espiritu terminará absorbiendo al
|
por la Gracia de Dios. problema menor. Toma-
mos este tipo de decisio-
nes todos los días sin darnos cuenta. Hay problemas
que pertenecen a diferentes categorías y no los pode-
mos comparar, porque aún el menor intento sería dis-
cutible. Pero este principio
puede aplicarse a todas las |Por el contrario, buscamos
situaciones potenciales. abrir los ojos ante un problema
que tiene la capacidad de
Es importante entender absorber todos los demas y casi
que el secreto no descansa siempre ignoramos
en tratar de minimizar o ig-
su verdadera dimension. |
norar los grandes proble-
mas con los que debe lidiar la humanidad o
insensibilizarnos ante el sufrimiento ajeno. Por el con-
trario, buscamos abrir los ojos ante un problema que
tiene la capacidad de absorber todos los demás y casi
siempre ignoramos su verdadera dimensión.

El problema y la solucion
Romanos 8:18-21 dice:“Pues tengo por cierto que las
aflicciones del tiempo presente no son comparables con
la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.
Porque el anhelo ardiente de la Creación es aguardar la
manifestación de los hijos de Dios. Porque la creación
fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad,
sino por causa del que la sujetó en esperanza; por-
que también la Creación misma será libertada de la es-
clavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos
de Dios”.34

El mayor problema del hombre tiene un nombre: vani-


dad. Esta palabra no se refiere a la vanidad del corazón
del hombre, tampoco en el sentido de una persona
cuyas acciones están marcadas por el orgullo o las con-
ductas asociadas con este adjetivo. Describimos la va-
nidad como una condición que afectó a toda la Crea-
ción (incluido el hombre). Se define a la vanidad como
“cualidad de vano, sin sentido, sin propósito, próximo a
desaparecer sin dejar rastro alguno de su existencia”.
Las acepciones del Diccionario son las siguientes:

Vanidad (Real Academia Española).


1. Cualidad de vano
2. Caducidad de las cosas de este mundo
3. Palabra inútil o vana e insustancial
4. Vana representación, ilusión o ficción de la fantasía

Vano (Real Academia Española). Del latín “vanus”:


1. Falto de realidad, sustancia o entidad
2. Hueco, vacío y falto de solidez
3. Dicho de un fruto de cáscara: Que tiene la semilla o
sustancia interior seca o podrida
4. Inútil, infructuoso o sin efecto
6. Insubsistente, poco durable o estable
7. Que no tiene fundamento, razón o prueba

En vano
1. Inútilmente, sin logro ni efecto
2. Sin necesidad, razón o justicia

Todo esto describe el mayor problema del hombre y la


Creación. En este punto incluimos al hombre en la
Creación, como aquel que no conoce y posee la vida de
Dios por medio de Jesucristo. Requiere un proceso de
revelación del Espíritu (no sólo explicaciones), para
poder comprender la manera cómo este problema en-
vuelve y absorbe absolutamente a otro problema exis-
tente en el mundo. Si en este punto aún no
comprendemos cómo la vanidad es el mayor de todos
los problemas de la Creación, recomiendo volver a leer
la lista de las acepciones de la palabra en el diccionario
y aplicarlas a las actividades que desarrollamos (aún a
la naturaleza).
Piense en una persona que se encuentra en su hogar
sufriendo las altas temperaturas del verano, descubre
que el aire acondicionado se encuentra averiado y le
cortaron el servicio eléctrico. Si no tuviera esperanza
que regresará la luz, no dedicaría tiempo a reparar el
aparato. Primero revisaría si la falta del servicio eléc-
trico corresponde a algo que puede reparar. Por esta
razón, es de vital importancia entender cuál es el mayor
problema, antes de embarcarnos en cualquier solución
en la vida.

L a va n i d a d d e s d e l a v i s i o n e t e r n a
Cuando una persona sin Dios descubre que no tiene
propósito o sentido en la vida, encuentra una fuente de
malos sentimientos y emociones que pueden incluso
hacerla pensar en quitarse
la vida. Sin duda, este punto
|
La eternidad no es una
de vista de la vanidad de- sucesion infinita del tiempo,
muestra un nivel elevado de sino una dimension desde la
gravedad, pero continúa cual el tiempo se concibe
siendo una lectura humana
y natural del problema. Sin
como un todo. |
embargo, cuando evaluamos la vanidad desde una
perspectiva eterna, es diferente a lo que entendemos
los hombres. Según Dios, lo vano es aquello que carece
de relevancia eterna. Un sinónimo de la palabra vano
en la eternidad es inexistente.
La visión eterna de la Creación hoy es la siguiente: “su-
jeto a existencia temporal”. Si algún objeto está sujeto
a una existencia temporal, significa que no es eterno.
En otras palabras, es lo mismo decir que es eterna-
mente inexistente. La realidad de lo temporal no es de
la misma naturaleza que la eternidad. Hablamos de dos
dimensiones diferentes de naturaleza y realidad, aun-
que una contiene a la otra. La eternidad contiene los
tiempos, pero su naturaleza es diferente y superior. La
eternidad no es una sucesión infinita del tiempo, sino
una dimensión desde la cual el tiempo se concibe como
un todo. Esto debe llevarnos a comprender que no todo
lo que es real en la dimensión del tiempo, debe ser ne-
cesariamente real en la eternidad. Llamamos vano a
algo que es real en el tiempo, pero carece de realidad
en la dimensión eterna.

E l r e s p o n s a b l e d e l m ay o r p r o b l e m a
de la Creacion
Comprender cuál es el mayor problema, evitará distrac-
ciones que pueden llevarnos a transitar toda una vida
dedicada a tratar asuntos sin relevancia. Entender
quién es el responsable de dicho problema, nos evitará
poner en las manos incorrectas el destino de nuestra
vida y la historia. Este punto nos ayudará a enfocar
nuestra lucha espiritual con mayor precisión. Si pen-
samos que el infierno, el diablo, los demonios, los espí-
ritus del mal y todo tipo de tinieblas, son los
responsables del estado en el que se encuentra el
mundo, nuestra visión terminará desviada hacia las
distracciones y la pérdida de tiempo.
Luego descubriremos que desde una visión eterna, el
infierno con su accionar solo puede ganar un poco de
tiempo en el plano natural. Pero a nosotros nos fue im-
partida la capacidad para resolver un problema infini-
tamente mayor a cualquier otro que pudieran generar
los hombres o las tinieblas en todas sus expresiones.

“La Creación quedó sujeta a la vanidad, no por su


propia voluntad, sino por causa del que la sujetó
en esperanza”

En este pasaje el apóstol Pablo establece el por qué y


quién es el responsable del mayor problema del hom-
bre. Nos dice que Dios sujetó a la Creación a vanidad,
por causa de una esperanza. La explicación de esa ac-
ción apunta a la manifestación de una esperanza:
Cristo. La esperanza no puede ser descrita, debe ser
revelada y, en consecuencia, manifestada en vida. Pero
podemos decir que todo lo que se conecta con Cristo y
lo manifiesta, queda liberado de los lazos de la vanidad.
En la tierra, lo único que no es vano es Cristo y se ex-
presa por medio de los hijos, en la Iglesia, en el
propósito, en la obediencia, en familias redimidas, etc.

Un enfoque hacia la lucha espiritual


El único motivo de lucha para un hijo de Dios es aque-
llo que opone resistencia a la manifestación de Cristo a
través de su vida. La única manera de luchar que ten-
emos los hijos de Dios, es manifestando al Rey en nive-
les crecientes de excelencia y perfección. Cuando estas
realidades espirituales se nos revelan, entendemos que
las tinieblas siempre se encontraron en una posición
defensiva. Este es un principio de elevada relevancia y
fundamento: cuando la luz se manifiesta, las tinieblas
no encuentran lugar donde protegerse. Podemos poner
a prueba este principio cada vez que encendemos una
luz en un ambiente oscuro, entonces las tinieblas solo
se podrán esconder detrás de un objeto opaco, bajo la
forma de una sombra. Las tinieblas permanecerán de-
trás de aquello que las protege. Cualquier manera difer-
ente de concebir la lucha espiritual nos llevará a ser
víctimas de una estrategia defensiva de las tinieblas
basada en toda clase de distracciones.

En la naturaleza vemos un ejemplo extraordinario que


nos permite entender cómo operan muchas veces las
distracciones del infierno para mantenerse operativas.
En las pampas argentinas existe un pequeño pájaro
zancudo llamado “Tero”. Este animalito tiene una man-
era muy particular de defender su nido. Esa estrategia
tan extraordinaria explica su éxito contundente en la
naturaleza, hasta el punto de anidar muy cerca de los
asentamientos humanos. Coloca su nido al ras del
suelo, oculto entre la vegetación y al alcance de los
depredadores pampeanos. Cuando alguna amenaza se
acerca al nido, el Tero comienza a emitir un chillido
penetrante muy particular para defender frenética-
mente su nido. La astucia del animal radica en que se
aleja del nido, dejándolo completamente solo y ex-
puesto, pero simula defender un nido “imaginario” en
un lugar alejado. Así los depredadores van detrás del
ave en busca del nido, sin saber que perderán su
tiempo y esfuerzo, ya que el escenario de la lucha es el
equivocado. Es decir, los depredadores nunca des-
cubrirán dónde se ubica realmente el nido.
Así también, podríamos ser
burlados por esta misma | El infierno hara todo lo
estrategia defensiva de las posible para hacernos creer
tinieblas, si nos dejamos que estamos ganando la
distraer por sus “efectos es-
peciales”. Esto explica por
batalla, pero peleando “en
qué Jesús no reprendió a el escenario equivocado”. |
todos los demonios de la
región, si en verdad ese hubiera sido el secreto de su
éxito contra las tinieblas. El apóstol Pablo reprendió al
espíritu de adivinación en la mujer recién cuando se
cansó de oírla. El infierno hará todo lo posible para
hacernos creer que estamos ganando la batalla, pero
peleando “en el escenario equivocado”.

Nuestro éxito en la lucha espiritual no reside en echar


fuera demonios, derribar los altares del infierno, desar-
ticular los diseños de las tinieblas o terminar con la ac-
ción de la brujería o la hechicería. Asumir que en esas
acciones reside nuestro éxito, demostrará nuestro ele-
vado nivel de distracción. Es decir, el infierno no tendrá
problemas en darnos lo que estamos buscando, mien-
tras permanezcamos distraídos de la concreción del
verdadero propósito eterno para nuestra vida. Nuestro
único parámetro de éxito en la lucha espiritual es
“manifestar a Cristo de una manera cada vez más exce-
lente”.

“Porque el anhelo ardiente de la Creación es el


aguardar la manifestación de los hijos de Dios” 35

Por esta razón no existe la “especialización” en la


guerra espiritual. La Iglesia no contiene o prevé un
ministerio de guerra espiri-
| Cuando los santos son tual, como muchas veces
perfeccionados y la persona de oímos. Debemos manifes-
Cristo crece dentro de su espiritu, tar a Cristo como un
se estara manifestando el golpe masCuerpo, como un todo y de
una manera multiforme.
|
certero contra las tinieblas. Sólo eso producirá el ver-
dadero retroceso de las
puertas del Hades en la sociedad. Desde esta perspec-
tiva, el accionar de toda gracia ministerial es un acto
de lucha espiritual. Cuando los santos son perfecciona-
dos y la persona de Cristo crece dentro de su espíritu,
se estará manifestando el golpe más certero contra las
tinieblas.

V e n ta j a s d e r e s p o n d e r a l a p r e g u n ta
Solucionar problemas es parte del diseño de la genética
espiritual del hombre. El primer Adán perdió su opor-
tunidad de manifestar a Cristo cuando no comió del
Árbol de la Vida. No tuvo otra opción que correr hacia
un mundo lleno de problemas por solucionar que cada
día lo alejan más de su diseño original. Sin embargo, el
instinto para resolver problemas aún persiste y el
mundo se encarga de premiar a quienes provean las
mejores soluciones. Mientras mayor sea el problema
que solucionemos, recibiremos mayor poder y recursos
más importantes. Bill Gates logró poner una computa-
dora en cada oficina del mundo, proveyendo grandes
soluciones a gente que soluciona otros problemas.

Esas soluciones lo posicionaron en un lugar donde


“gestiona” poder, influencia y recursos extraordinarios.
Si entendemos ese principio, podremos arribar con una
mayor cabalidad a la expresión del apóstol Pablo: “Pues
tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente
no son comparables con la gloria venidera que en
nosotros ha de manifestarse”.36

Debemos comprender que toda acción certera en nues-


tra lucha espiritual desatará a nuestro favor niveles el-
evados de poder, gestión de gobierno y recursos
espirituales.

Liberados de la corrupcion
Hechos 13:36-39 dice: “Porque a la verdad David, ha-
biendo servido a su propia generación según la voluntad
de Dios, durmió, y fue reunido con sus padres, y vio cor-
rupción. Mas aquel a quien Dios levantó, no vio corrup-
ción. Sabed, pues, esto, varones hermanos: que por
medio de él se os anuncia perdón de pecados, y que de
todo aquello de que por la ley de Moisés no pudisteis ser
justificados, en él es justificado todo aquel que cree”.

Si en verdad buscamos ser precisos para evitar deam-


bular sin dirección como generación, este pasaje tiene
alta relevancia para traernos luz en el camino que tran-
sitamos. Ningún mérito o acción humana puede li-
brarnos de la corrupción, porque este es el efecto
producido por el poder desatado dentro de los lazos de
la vanidad. El estado de la Creación en vanidad prevé
la corrupción. El escritor a los Hebreos nos confronta
al mostrarnos que ni siquiera David, con todas sus ac-
ciones y victorias, pudo evitar la corrupción. No se re-
fiere sólo al hecho que su cuerpo se deshizo luego de la
muerte, habla del resultado de sus acciones: “habiendo
servido a su propia generación…”. Así se describe la
justicia que se alcanza sin Cristo. Ahora bien, compare-
mos esto con la siguiente escena de la vida de Jesús:

Mateo 26:7-13 dice:“Vino a él una mujer con un vaso


de alabastro de perfume de gran precio, y lo derramó
sobre la cabeza de él, estando sentado a la mesa. Al ver
esto, los discípulos se enojaron, diciendo: ¿Para qué este
desperdicio? Porque esto podía haberse vendido a gran
precio, y haberse dado a los pobres. Y entendiéndolo
Jesús, les dijo: ¿Por qué molestáis a esta mujer? Pues
ha hecho conmigo una buena obra. Porque siempre ten-
dréis pobres con vosotros, pero a mí no siempre me ten-
dréis. Porque al derramar este perfume sobre mi cuerpo,
lo ha hecho a fin de prepararme para la sepultura. De
cierto os digo que dondequiera que se predique este
evangelio, en todo el mundo, también se contará lo
que ésta ha hecho, para memoria de ella”.37

|en la medida que manifestamos a ¿Qué hizo aquella mujer


para haber alcanzado tan
Cristo, todo lo que entra en alto nivel de honra? ¡Tocó al
contacto con nosotros participa Cristo! Jesús no dijo que
de la eternidad que portamos. | recordaríamos su nombre o
su persona, siempre se
hablaría de sus obras porque tenían trascendencia
eterna. Nuestra posición es aún mayor a la de aquella
mujer, porque a diferencia de ella, además de ser lla-
mados a desarrollar acciones con valor eterno, somos
la acción en sí misma. No sólo podemos ser libres de la
corrupción, contenemos la libertad dentro de nuestro
espíritu. No sólo accedemos a lo eterno, contenemos la
eternidad dentro de nuestro espíritu. En consecuencia,
en la medida que manifestamos a Cristo, todo lo que
entra en contacto con nosotros participa de la
eternidad que portamos. Esto es “andar en el Espíritu”.
Solo la persona de Cristo manifestada a través de la
Iglesia como el diseño de Dios, puede hacernos servir a
nuestra generación sin caer presa de la corrupción. Es
necesario examinar cuántas de nuestras acciones, aun
las que consideramos buenas o correctas, no ayudan a
formar a Cristo en el corazón de las personas para
manifestar su salvación. Por el contrario, comen-
zaríamos a ser partícipes de la corrupción que fuimos
llamados a desarraigar.

Un asu nt o de ge ne ti ca
1 Corintios 15:42-50 dice:“Así también es la resurrec-
ción de los muertos. Se siembra en corrupción, resuci-
tará en incorrupción. Se siembra en deshonra, resucitará
en gloria; se siembra en debilidad, resucitará en poder.
Se siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo espiritual.
Hay cuerpo animal, y hay cuerpo espiritual. Así también
está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma
viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante. Mas lo es-
piritual no es primero, sino lo animal; luego lo espiritual.
El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo
hombre, que es el Señor, es del cielo. Cual el terrenal,
tales también los terrenales; y cual el celestial, tales
también los celestiales. Y así como hemos traído la ima-
gen del terrenal, traeremos también la imagen del celes-
tial. Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre
no pueden heredar el reino
|Este es el llamado mas de Dios, ni la corrupción
extraordinario que nuestro hereda la incorrupción”.38

espiritu puede oar:


La naturaleza del primer
manifestar a Cristo. | Adán es ser alma viviente.
El postrer Adán tiene otra
naturaleza de la cual nos hizo participar. Las acciones
del alma viviente nunca nos podrán liberar de la cor-
rupción a la que estamos sujetos, pero el postrer Adán
no sólo es viviente, su naturaleza es ser vivificante. Este
es el llamado más extraordinario que nuestro espíritu
puede oír: manifestar a Cristo. Este pasaje lo afirma: “Y
así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos
también la imagen del celestial”. Somos portadores de
una libertad gloriosa.

“… porque también la Creación misma será liber-


tada de la esclavitud de corrupción, a la libertad
gloriosa de los hijos de Dios” 39
NOTAS

34 Versión Reina Valera Revisada 1960.


El resaltado es del autor.
35 Romanos 8:19.
Versión Reina Valera Revisada 1960.
36 Romanos 8:18.
Versión Reina Valera Revisada 1960.
37 Versión Reina Valera Revisada 1960.
El resaltado es del autor.
38 Versión Reina Valera Revisada 1960.
39 Romanos 8:21.
Versión Reina Valera Revisada 1960.
ROUND
3
EL UNICO MIniSTERIO
La palabra ministerio encuentra su origen en el Nuevo
Testamento en el término griego “diakonia”. Su traduc-
ción literal nos lleva directo a la palabra servicio. In-
cluso en muchos pasajes, “diakonia” se traduce como
“servicio” y esto se repite en muchas traducciones e
idiomas. Dicho esto, corresponde preguntarnos por qué
tenemos una palabra de tanto uso y relevancia que pa-
reciera salirse de la traducción literal y de la cual casi
podríamos prescindir. Es decir, cada vez que en la Bi-
blia aparece la palabra “ministerio”, podríamos leerla
como “servicio”, de esta manera no tendríamos necesi-
dad de esa palabra. El segundo asunto que quisiera re-
solver, es la razón por la cual tratamos este tema en
este libro. Los siguientes puntos nos ayudarán a arri-
bar a una conclusión que nos edificará y traerá clari-
dad a nuestra vida.

1. La palabra “ministerio” se introdujo en las tra


ducciones del Nuevo Testamento para separar la
palabra “diakonia” de otras palabras que tam
bién son traducidas como servicio, como: “erga
zomai” y “latreia”.40

2. Si bien el original de ministerio nos lleva


a la palabra servicio, habla de una asignación
específica porque nos remite a un oficio marcado
por una especialización. Un ministerio sólo
puede existir cuando hay un ministro. Sólo en
este sentido queda separada de la palabra ser
vicio, porque esa tarea no la puede desarrollar
cualquier persona de buena voluntad, debe ser
asignada porque exige competencia.
3. Quizá la palabra “ministerio” terminó desgastada
por el uso incorrecto, desvirtuando su verdadero
sentido. Sin embargo, el espíritu que transmitía
esta palabra en boca de los apóstoles de la primera
Iglesia, quedó muy distante respecto al uso que se
le otorga actualmente. El problema no se corrige
con un cambio de vocabulario, sino comprendiendo
cuál es el ministerio que el Señor les asignó a los
santos por revelación del Espíritu.

E l mi ni ste ri o y l o s mi ni ste r i os
En la versión Reina Valera 1960, el Nuevo Testamento
utiliza más de 20 veces la palabra ministerio en singu-
lar (el número se hace aún mayor si buscamos su orig-
inal griego “diakonia”). Sin embargo, sólo una vez la
encontraremos en plural en el siguiente pasaje:

1 Corintios 12:5-6 dice: “Y hay diversidad de ministe-


rios, pero el Señor es el mismo. Y hay diversidad de op-
eraciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos,
es el mismo”.41

Si bien la palabra se utiliza en plural, el pasaje busca


expresar que no existen múltiples ministerios en la Igle-
sia, sino maneras diferentes de manifestar un “único”
ministerio. La palabra diversidad se traduce como “di-
airesis” y significa repartir o poner aparte. El sentido
del pasaje es enfatizar que la obra del ministerio se
reparte entre múltiples gracias y personas, pero sin
perder su unidad.En la actualidad usamos la palabra
ministerio para referirnos a las diferentes actividades
que llevamos a cabo en el ámbito de las congregaciones
locales. Hacer una lista de todas ellas llevaría mucho
tiempo de investigación y demasiadas líneas de este
libro, sin terminar de definir el verdadero contenido.

Si bien la mayoría de los actualmente llamados “minis-


terios” no encontrarían sustento bíblico alguno, per-
sonalmente no creo que exista un peligro puntual en el
uso de la palabra ministerio para referirnos a las ac-
tividades eclesiásticas. El verdadero peligro comienza
cuando, por el uso de la palabra, perdemos la noción
de un asunto fundamental para la Iglesia: el ministerio
es uno solo.

Ministerio y actividades eclesiasticas


En nuestros días es muy común observar que muchas
congregaciones utilizan las actividades eclesiásticas
como estrategia de consolidación. Es sano que los re-
sponsables de la administración de las iglesias locales
tengan en claro la distinción entre las actividades o de-
partamentos y el ministerio. Esta distinción no debe
hacerse necesariamente en el terreno del discurso, sino
para ayudar a los santos a madurar en el manejo de
asuntos de alta relevancia. Si comprendemos cabal-
mente que sólo nos fue asignado un ministerio y hace-
mos un análisis serio de lo que hoy llamamos
“ministerios”, podremos descubrir que hemos atentado
inconscientemente contra el correcto significado del
término “ministerio”.

Las cinco gracias ministeriales


No abordaremos todos los pasajes que nos hablan
sobre la obra del ministerio, pero el siguiente pasaje
nos ayudará a completar el objetivo de este capítulo:
Efesios 4:11-16 dice:“Y él mismo constituyó a unos,
apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a
otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los
santos para la obra del ministerio, para la edifi-
cación del cuerpo de Cristo, hasta que todos llegue-
mos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de
Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de
la plenitud de Cristo; para que ya no seamos niños fluc-
tuantes, llevados por doquiera de todo viento de doct-
rina, por estratagema de hombres que para engañar
emplean con astucia las artimañas del error, sino que
siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en
aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, de quien todo el
cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las
coyunturas que se ayudan mutuamente, según la activi-
dad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para
ir edificándose en amor”42

Es muy común oír la expresión “cinco ministerios”,


porque se la asocia a esta lista enunciada por el apóstol
Pablo en la Carta a los Efesios. Sin embargo, somos
conscientes que nunca habló de ministerios, los men-
ciona como “gracias” impartidas al Cuerpo. Si leemos
atentamente el pasaje, podremos llegar a las siguientes
conclusiones:

1. Estas gracias fueron dadas a la Iglesia


con un objetivo claro: perfeccionar a los santos;

2. La perfección de los santos a su vez tiene


un único objetivo: la obra del ministerio;
3. La obra del ministerio a su vez tiene un
objetivo: la edificación de la Iglesia.

A menudo asociamos al evangelista con la persona


cuya asignación es predicar el evangelio para la sal-
vación de las personas. Asociamos esa gracia ministe-
rial con personas que no
nacieron de nuevo y no
| un evangelista entrena
está mal. Pero si la limi- a toda la Iglesia y la convoca a
tamos a esa actividad, abrazar una vida de evangeizacion. |
distorsionamos su ver-
dadera función para el Cuerpo. Debemos saber que la
predicación y la expansión del Evangelio para sal-
vación, es responsabilidad de todo discípulo de Cristo.
El objetivo ministerial del evangelista es perfeccionar a
los santos. Sería más preciso decir que un evangelista
entrena a toda la Iglesia y la convoca a abrazar una
vida de evangelización.

Este es un ejemplo práctico para detectar los peligros


de comprender mal el único ministerio. Podemos dividir
las expresiones y las gracias, pero el ministerio no se
debe ni se puede dividir. Si lo hacemos, exponemos a
nuestra generación al estancamiento y la ignorancia.
Las definiciones no siempre son útiles para edificar un
fundamento espiritual, pero a veces sirven para der-
ribar argumentos que frenan la revelación. Veamos al-
gunas maneras de describir las gracias ministeriales
desde el Nuevo Pacto, entendiendo que la mayoría tiene
un paralelo en el Antiguo Pacto, pero su fun-
cionamiento es diametralmente diferente:
El apóstol del Nuevo Pacto es la gracia de Cristo impar-
tida sobre personas enviadas a ser representantes fieles
que provocan el crecimiento de su Persona en los san-
tos. La manifestación de la autoridad de Dios a través
de su Persona, radica en el entendimiento profundo de
los diseños de la Iglesia y sus sistemas vitales.

El maestro del Nuevo Pacto entiende que el


conocimiento de Dios se imparte a sus hijos por su
Gracia y a su espíritu. Por tanto, transforma la en-
señanza en una herramienta que provoca la revelación
del Espíritu. Su tarea lo lleva luchar contra los argu-
mentos altivos y los principados establecidos, para que
no se manifieste el conocimiento de Dios. El Maestro
del Nuevo Pacto no sólo es un conocedor de las Escrit-
uras, encarna el Espíritu que las inspiró y se consagra
a provocar su manifestación en la Iglesia.

Un profeta del Nuevo Pacto puede ver eternidad en las


personas y está llamado a provocar la manifestación de
esa eternidad, a pesar que la realidad humana sea ab-
solutamente opuesta a la verdad eterna que recibieron.
Un profeta del Nuevo Pacto es un verdadero experto
que camina en la Gracia de Dios, cuyo poder reside en
la separación entre la realidad humana y la divina,
proveyendo dirección y activación a los hijos de Dios. A
diferencia de los profetas del Antiguo Pacto, un profeta
del Nuevo Pacto sabe que no puede ejercer bien su
tarea de manera solitaria, porque forma parte de un
diseño que lo requiere altamente entrelazado, compro-
metido, coordinado y armonizado con el Cuerpo de
Cristo y sus gracias ministeriales.
El Evangelista del Nuevo Pacto posee la gracia ministe-
rial para edificar a la Iglesia en la transmisión correcta
del mensaje de Salvación, produciendo en las personas
una profunda entrega y pasión hacia los diseños de
Dios. Cuando un hijo de Dios se expone a la gracia del
Evangelista del Nuevo Pacto, desarrolla la convicción
profunda que ser Iglesia y manifestar a Cristo, su única
y verdadera profesión en la vida es entregarse a otros
por amor y compasión.

Un Pastor del Nuevo Pacto asume el cuidado específico


de las personas que le fueron asignadas en Cristo,
siendo plenamente coherente con la construcción de la
Iglesia en el mundo y su lugar en la historia. Es un
provocador constante de las conexiones y vínculos
coyunturales entre los miembros de la Iglesia. Desar-
rolla el discernimiento espiritual para discernir los
corazones, estimulando a las personas para que
maduren y manifiesten el fruto del Espíritu.

Estas definiciones no pretenden ser dogmas absolutos,


son una herramienta didáctica para que podamos pro-
bar nuestro entendimiento acerca de las gracias min-
isteriales y el Pacto en el cual está basada dicha
comprensión.

El ministerio y el ministro
Como vimos, la palabra ministerio está separada de la
palabra servicio en cuanto a su especialización y su de-
manda. No existe un ministerio sin un ministro, como
tampoco puede haber un ministro sin competencias.
Las competencias son al ministro lo que la habilidad
de trabajar la madera es a un carpintero. En este sen-
tido, tenemos una joya escritural que nos ayuda a
definir claramente a quién llamamos “ministro” y cuáles
son sus competencias:

2 Corintios 3:5b-11 dice:“... por nosotros mismos para


pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra
competencia proviene de Dios, el cual asimismo nos hizo
ministros competentes de un nuevo pacto, no de la
letra, sino del espíritu; porque la letra mata, más el es-
píritu vivifica. Y si el ministerio de muerte grabado con
letras en piedras fue con gloria, tanto que los hijos de Is-
rael no pudieron fijar la vista en el rostro de Moisés a
causa de la gloria de su rostro, la cual había de perecer,
¿cómo no será más bien con gloria el ministerio del es-
píritu? Porque si el ministerio de condenación fue con glo-
ria, mucho más abundará en gloria el ministerio de
justificación. Porque aun lo que fue glorioso, no es glo-
rioso en este respecto, en comparación con la gloria más
eminente. Porque si lo que perece tuvo gloria, mucho más
glorioso será lo que permanece”.43

El Nuevo Pacto es nuestra especialización y las exigen-


cias son altas. Las competencias requeridas son tan
altas para el ministro del Nuevo Pacto que no pueden
ser alcanzadas por ningún ser humano, sólo pueden
ser alcanzadas por Gracia (como no podría ser de otra
manera en el Nuevo Pacto). No conocer el Único Minis-
terio nos lleva inevitablemente a olvidar el significado
de ser ministros para Dios. Eso nos deposita en la ig-
norancia total de las competencias que se esperan de
nosotros.
De esa manera, el mundo religioso que nos rodea con-
tinuamente nos va exigiendo competencias que nos ale-
jan del verdadero ministerio. Saber predicar un
sermón, cantar una canción, emocionar a las multi-
tudes y hasta profetizar o hacer milagros, no
pertenecen a las competencias que Dios nos demanda.
Esas son algunas de las competencias que los hombres
exigen y muchas veces nos hacen exitosos delante de
ellos. Si en verdad deseamos ser llamados competentes
y ministros por el Señor, debemos regresar al formato
que Él diseñó.

El unico ministerio y la lucha espiritual


Debemos comprender lo siguiente:

1. No existe en el Cuerpo de Cristo un ministerio


cuya función sea la lucha o la guerra espiritual.
Aunque sí podemos encontrar miembros con una
mayor o menor exposición a esta situación. Sin em-
bargo, el único éxito de toda la actividad espiritual
radica en la manifestación más completa y perfecta
de la Iglesia como conjunto.

2. Observar a las tinieblas para saber qué debemos


hacer, nos hará desenfocar del Único Ministerio y
terminaremos distraídos. El mundo nos muestra
de manera constante los efectos adversos de la op-
eración de las tinieblas. El Señor nunca nos pide
que veamos la obra de las tinieblas. Si cumplimos
la obra del Ministerio (confiando plenamente en
Aquel que nos envió), nuestra lucha solo será
para manifestar las victorias que nos fueron
asignadas.
Quiero concluir este capítulo con algunas notas del ap.
Lucas Márquez, tituladas: “Apartarse del único minis-
terio”.

Apartarse del unico ministerio (Lucas Márquez, Chile)


En el pasaje de Mateo 16:18, Jesús hace una de-
claración relativa a su misión: “sobre esta roca, edifi-
caré mi Iglesia”. Al leer esta declaración a dos mil años
de distancia del momento en el que fue pronunciada,
podríamos pensar que el Señor edificará su Iglesia de
manera personal o directa, porque habló en primera
persona cuando dijo: “Yo edificaré mi Iglesia”. Sin em-
bargo, algunas décadas más
|Si cumplimos la obra del Ministerio, tarde, el Señor mismo le rev-
nuestra lucha solo sera para eló a Pablo el método a
manifestar las victorias que nos fueron través del cual llevaría a
|
asignadas. cabo dicha tarea.

Este es un breve bosquejo del pasaje de Efesios 4:


·La única obra divina que Dios nos confió es la
edificación del Cuerpo de Cristo.
·El ministerio es nuestro servicio en esa única
obra.
·Para realizar dicho servicio, Dios nos impartió
diferentes dones.
·Hay un solo ministerio que es la edificación del
Cuerpo de Cristo.
·El ministerio nunca es una persona, sino la
obra de Dios.

El ministerio y las iglesias locales son dos cosas distin-


tas. El ministerio se implementa a través de las iglesias
locales, con el riesgo que se pueda conservar la congre-
gación local y se abandone el ministerio.

El apóstol, el profeta, el maestro, el evangelista y el


pastor no son ministerios, son dones que Dios impartió
para desarrollar la única obra del ministerio.

Estos cinco dones edifican el Cuerpo de Cristo, perfec-


cionando a los santos hasta llegar a la estatura de “min-
istros competentes”.

1) Consecuencias por no entender el único minis-


terio
2 Timoteo 1:15 dice: “Ya sabes esto, que me aban-
donaron todos los que están en Asia, de los cuales son
Figelo y Hermógenes”.44

Figelo y Hermógenes le dieron la espalda a Pablo, aban-


donando la enseñanza apostólica. En realidad no se
apartaron de Pablo como persona, sino del Único Min-
isterio que Dios le había confiado. En Hechos 20 el
apóstol Pablo ya estaba previendo este abandono ma-
sivo de creyentes y aun cuando la tormenta no había
llegado, no dudó en dar ese pronóstico. Hechos 20:29-
30 dice:“Porque yo sé que después de mi partida en-
trarán en medio de vosotros
lobos rapaces que no per- El apOstol, el profeta, el maestro,
|
donarán al rebaño. Y de el evangelista y el pastor
vosotros mismos se levantarán no son ministerios, son dones que Dios
hombres que hablen cosas per- impartiO para desarrollar la Unica
versas para arrastrar tras sí a |
los discípulos”.45
obra del ministerio.
Treinta años más tarde, el apóstol Juan escribe sus
tres epístolas para abordar el mismo problema del
abandono del único Ministerio del Señor. En Apocalip-
sis 2 y 3 se encuentran las siete cartas a las iglesias de
Asia que contienen un mensaje dramático y al mismo
tiempo una advertencia divina debido a la gran
desviación que ocurrió en cada una de ellas respecto al
único Ministerio Apostólico. El mismo Señor dice que
Él estaba a la puerta de la Iglesia, esperando que le
abran para poder entrar. En esos días circulaban por
Asia Menor tres corrientes de enseñanzas:

La doctrina de Balaam.
La doctrina de los Nicolaítas.
La doctrina de Jezabel.

1 Timoteo 1:3 dice:“Como te rogué que te quedases en


Éfeso, cuando fui a Macedonia, para que mandases a
algunos que no enseñen diferente doctrina”.46

En Apocalipsis, Jesús observa a las iglesias con ojos de


fuego, mientras su lengua aparece como una espada
aguda y sus pies como bronce bruñido, representando
el juicio Divino. Apartarse del único Ministerio del
Señor para nuestro tiempo, siempre será desastroso.
La Iglesia de Filadelfia fue la única elogiada, porque
guardaron la Palabra del Único Ministerio.

Apocalipsis 3:10 dice:“Por cuanto has guardado la pal-


abra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora
de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero,
para probar a los que moran sobre la tierra”.47
2) Hablar una misma cosa es la naturaleza del Min-
isterio del Nuevo Pacto

Apocalipsis 22:17 dice:“Y el Espíritu y la Esposa dicen:


Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga;
y el que quiera, tome del agua de la vida
gratuitamente”.48

Somos portadores de un solo testimonio. Un buen men-


saje no siempre es el mensaje correcto. El buen men-
saje puede surgir como el resultado de un don
funcionando correctamente. Pero el mensaje correcto
solo puede surgir de alguien que entiende qué se está
construyendo en la Iglesia y qué está hablando el Es-
píritu en el presente. Esto requiere altos niveles de co-
ordinación, visión amplia y capacidad de sujeción.

Si tuviéramos que construir una casa y contratáramos


a dos excelentes especialistas para instalar la luz y el
agua, pero a ninguno les entregamos los planos y tam-
poco les permitimos acceder al arquitecto, estarán en
serios problemas. Quizá por su excelencia comprobada
podrán tener resultados individualmente aceptables,
pero la evaluación global de sus tareas sin duda estará
llena de objeciones. A la Iglesia le costó demasiado en-
tender este asunto. Tenemos grandes dones funcio-
nando de maneras extraordinarias, pero poco
entendimiento global acerca de los diseños de Dios.
Estos diseños no se construyen sólo por medio de la
operación de los dones.
3) Enseñar cosas que difieren de la enseñanza apos-
tólica y crear división
En dos mil años de historia, todas las divisiones en la
Iglesia se debieron a algún “ministerio”. Ministrar es
servirles algo a los demás. Si se ministran cosas celes-
tiales, ocurrirá algo celestial; pero si se ministran cosas
terrenales, ocurrirán situaciones terrenales. 1 Timoteo
1:3 dice:“Como te rogué que te quedases en Éfeso,
cuando fui a Macedonia, para que mandases a algunos
que no enseñen diferente doctrina”.49

Como consecuencia, terminaremos matando a las per-


sonas y destruyendo el edificio de Dios por medio de
enseñanzas equivocadas.

¿Qué es lo único que debemos enseñar? 1 Timoteo


1:3-4 y 11 dice:“Como te rogué que te quedases en
Éfeso, cuando fui a Macedonia, para que mandases a
algunos que no enseñen diferente doctrina, ni presten
atención a fábulas y genealogías interminables, que
acarrean disputas más bien que edificación de Dios que
es por fe, así te encargo ahora… según el glorioso evan-
gelio del Dios bendito, que a mí me ha sido encomen-
dado”50

¿Qué había de malo en enseñar el judaísmo en los días


de Pablo? Judaizar implicaba volver a las prácticas del
Antiguo Pacto. Cuando Dios le confió a Pablo la rev-
|Si se ministran cosas celestiales, elación de la “economía
ocurrirA algo celestial; pero si se neotestamentaria”, a partir de
ese momento judaizar a los
cristianos implicaba producir
ministran cosas terrenales,
|
ocurrirAn situaciones terrenales. una división.
Es notable que en los días de Pablo aún no se había es-
crito el Nuevo Testamento y la única porción de las Es-
crituras que había era el Antiguo Testamento. En
consecuencia, los judaizantes enseñaban esa “porción”
de la Biblia y Pablo impartía la revelación. Cuando
Pablo le escribe a Timoteo para decirle que no en-
señaran cosas diferentes, se refería a la Ley judía,
porque también había otros ministros que se infiltra-
ban escondidos. Gálatas 2:3-5 dice:“Mas ni aun Tito,
que estaba conmigo, con todo y ser griego, fue obligado
a circuncidarse; y esto a pesar de los falsos hermanos
introducidos a escondidas, que entraban para espiar
nuestra libertad que tenemos en Cristo Jesús, para re-
ducirnos a esclavitud, a los cuales ni por un momento
accedimos a someternos, para que la verdad del evan-
gelio permaneciese con vosotros”51

4) Lecciones respecto a la unidad del ministerio


Veamos el Único Ministerio del Señor, desde el princi-
pio hasta el final del Nuevo Testamento. Comenzó con
Juan el Bautista anunciando el advenimiento del Señor
y no se debe considerar su ministerio como algo dis-
tinto y separado de Jesús. Juan trazó un camino de ar-
repentimiento y preparación para que el pueblo pudiera
recibir al Señor. Mateo 3:11-12 dice:“Yo a la verdad
os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que
viene tras de mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar,
es más poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu
Santo y fuego. Su aventador está en su mano, y limpiará
su era; y recogerá su trigo en el granero, y quemará la
paja en fuego que nunca se apagará”.52
Juan admitió que debía menguar, pero nunca lo
hizo
Juan 3:27-30 dice:“Respondió Juan y dijo: No puede
el hombre recibir nada, si no le fuere dado del cielo.
Vosotros mismos me sois testigos que dije: Yo no soy el
Cristo, sino que soy enviado delante de él. El que tiene
la esposa, es el esposo; mas el amigo del esposo que
está a su lado y le oye, se goza grandemente de la voz
del esposo; así pues, este mi gozo está cumplido. Es
necesario que él crezca, pero que yo mengüe”.53

¿Por qué Juan bautizaba luego que Jesús comen-


zara el único Ministerio?
Juan 3:22-24 dice:“Después de esto, vino Jesús con
sus discípulos a la tierra de Judea, y estuvo allí con
ellos, y bautizaba. Juan bautizaba también en Enón,
junto a Salim, porque había allí muchas aguas; y venían,
y eran bautizados. Porque Juan no había sido aún en-
carcelado”.54

Juan continuó “su” ministerio, teniendo a su alcance


todas las posibilidades de concluir su tarea y transfor-
marse en un soporte para la obra de Jesús. ¿Los dis-
cípulos de Juan no tendrían que haber seguido a
Jesús? Si así hubiera sido, habrían desaparecido los
discípulos de Juan. Mateo 9:14 dice:“Entonces
vinieron a él los discípulos de Juan, diciendo: ¿Por qué
nosotros y los fariseos ayunamos muchas veces, y tus
discípulos no ayunan?”.55
Todo ministerio “paralelo” debe desaparecer si en-
torpece al Único Ministerio
Mateo 11:1-6 dice:“Cuando Jesús terminó de dar in-
strucciones a sus doce discípulos, se fue de allí a en-
señar y a predicar en las ciudades de ellos. Y al oír
Juan, en la cárcel, los hechos de Cristo, le envió dos de
sus discípulos, para preguntarle: ¿Eres tú aquel que
había de venir, o esperaremos a otro? Respondiendo
Jesús, les dijo: Id, y haced saber a Juan las cosas que
oís y veis. Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos
son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resuci-
tados, y a los pobres es anunciado el evangelio; y bien-
aventurado es el que no halle tropiezo en mí”.56

Gravedad y alcance del daÑo de un Ministerio Paralelo


Hechos 19:1-7 dice:“Aconteció que entre tanto que Apo-
los estaba en Corinto, Pablo, después de recorrer las re-
giones superiores, vino a Éfeso, y hallando a ciertos
discípulos, les dijo: ¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando
creísteis? Y ellos le dijeron: Ni siquiera hemos oído si
hay Espíritu Santo. Entonces dijo: ¿En qué, pues,
fuisteis bautizados? Ellos dijeron: En el bautismo
de Juan. Dijo Pablo: Juan bautizó con bautismo de ar-
repentimiento, diciendo al pueblo que creyesen en aquel
que vendría después de él, esto es, en Jesús el Cristo.
Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del
Señor Jesús. Y habiéndoles impuesto Pablo las manos,
vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en
lenguas, y profetizaban. Eran por todos unos doce hom-
bres”.57
El Ministerio Neotestamentario por medio de Pedro
En Hechos 2-5, vemos que Pedro solo estaba interesado
en la manifestación de Cristo por medio de la Iglesia.
Sin embargo, en Hechos 10 terminó arropado y atra-
pado por la tradición. Dios tuvo que hablarle por medio
de una visión al estilo del Antiguo Testamento, pues no
oyó la voz del Espíritu por causa de sus tradiciones. En
este caso Pedro no colaboró y ocurrió algo clave: su min-
isterio se vio limitado. A partir de Hechos 13 no se
vuelve a hablar de Pedro respecto al Ministerio del
Nuevo Testamento.

Después de esto, Pedro escribió sus dos epístolas y al


final de sus días terminó recomendando al apóstol
Pablo. A la altura de Hechos 15 había dejado de ser la
voz rectora, porque el líder del Evangelio dirigido a los
judíos era Jacobo, el hermano de Jesús. Jacobo era
fuerte, oraba mucho, era influyente y era conocido por
su perfección piadosa. Por esta razón se imponía sobre
Pedro, pero era un judaizante tradicionalista. Pablo los
confrontó y Dios lo honró, porque no podía tolerar dos
Ministerios diferentes.

BernabE y el Unico Ministerio


Hechos 15:36-41 dice:“Después de algunos días,
Pablo dijo a Bernabé: Volvamos a visitar a los hermanos
en todas las ciudades en que hemos anunciado la pal-
abra del Señor, para ver cómo están. Y Bernabé quería
que llevasen consigo a Juan, el que tenía por sobrenom-
bre Marcos; pero a Pablo no le parecía bien llevar consigo
al que se había apartado de ellos desde Panfilia, y no
había ido con ellos a la obra. Y hubo tal desacuerdo
entre ellos, que se separaron el uno del otro; Bernabé,
tomando a Marcos, navegó a Chipre, y Pablo, escogiendo
a Silas, salió encomendado por los hermanos a la gracia
del Señor, y pasó por Siria y Cilicia, confirmando a las
iglesias”.58

Bernabé fue fiel y trajo a Pablo a la Iglesia, pero más


tarde se aferró a su propia opinión en asuntos menores
y se separó de Pablo. Por causa de esta actitud quedó
en el olvido y nunca más se lo vuelve a mencionar.

Apolos y el Unico Ministerio


1 Corintios 3:1-6 dice:“De manera que yo, hermanos,
no pude hablaros como a espirituales, sino como a car-
nales, como a niños en Cristo. Os di a beber leche, y no
vianda; porque aún no erais capaces, ni sois capaces to-
davía, porque aún sois carnales; pues habiendo entre
vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois car-
nales, y andáis como hombres? Porque diciendo el uno:
Yo ciertamente soy de Pablo; y el otro: Yo soy de Apolos,
¿no sois carnales? ¿Qué, pues, es Pablo, y qué es Apo-
los? Servidores por medio de los cuales habéis creído; y
eso según lo que a cada uno concedió el Señor. Yo
planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado
Dios”.59

En Hechos 18, Apolos era un predicador elocuente,


pero más tarde llegó a ser un problema en Corinto, en
cuya Iglesia había facciones de seguidores de varios
Ministerios. Aquí vemos que Apolos no era uno con
Pablo. Existe una semejanza trágica con la Iglesia ac-
tual, pues hoy tenemos miles de Ministerios diferentes
y cada uno de ellos reclama ser el auténtico.
El Ministerio del Nuevo Testamento
En Cesarea de Filipo, Jesús hizo una declaración
profética en relación a la obra de su Ministerio. Mateo
16:18 dice:“Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y
sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del
Hades no prevalecerán contra ella”60

. Para comenzar esa labor eligió a doce discípulos a los


cuales llamó apóstoles. Después de formarlos intensi-
vamente durante tres años y medio, ascendió a los cie-
los. Sin embargo, los doce apóstoles fueron absorbidos
gradualmente por el judaísmo imperante, por eso Dios
llamó soberanamente a Pablo para confiarle el diseño
y el plano de la Iglesia. A esta altura queda claro que el
Ministerio nunca es una persona, sino la obra de Dios
para la cada Era.

Edificar la Iglesia implica construir nuestra propia sal-


vación, así como Noé cuando edificó el Arca construyó
su propia salvación. Filipenses 2:12 dice:“Por tanto,
amados míos, como siempre habéis obedecido, no como
en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi
ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y tem-
blor”. 61
NOTAS
40.Al final del capítulo encontrará un resumen con las traduccio
nes en griego de estas palabras.
41.Reina Valera Revisada 1960.
42.Versión Reina Valera Revisada 1960. El resaltado es del autor.
43.Reina Valera Revisada 1960. El resaltado es del autor.
44.Reina Valera Revisada 1960.
45.Reina Valera Revisada 1960.
46.Reina Valera Revisada 1960. El resaltado es del autor.
47.Reina Valera Revisada 1960. El resaltado es del autor.
48.Reina Valera Revisada 1960.
49.Reina Valera Revisada 1960.
50.Reina Valera Revisada 1960.
51.Reina Valera Revisada 1960.
52.Reina Valera Revisada 1960.
53.Reina Valera Revisada 1960.
54.Reina Valera Revisada 1960.
55.Reina Valera Revisada 1960.
56.Reina Valera Revisada 1960.
57.Reina Valera Revisada 1960.
58.Reina Valera Revisada 1960.
59.Reina Valera Revisada 1960.
60.Reina Valera Revisada 1960.
61.Reina Valera Revisada 1960.
ROUND
4
GUERRA O LUCHA ESPIRITUAL
Para comprender cualquier asunto espiritual, es nece-
sario entender que las realidades espirituales son ma-
yores que las naturales. No constituyen cosas
abstractas, están constituidas por materia espiritual,
y no debemos abstraernos de esas realidades, sino
buscar comprenderlas desde una mejor posición.
Ahora bien, en ese intento, nos encontramos con el
primer obstáculo: el lenguaje. La razón de ese obstá-
culo es que el hombre clasifico el mundo, les puso
nombres a las cosas, estableció lo que significaban y
valían, y es este ordenamiento de la realidad natural el
que circula en el lenguaje. Así pues, las realidades es-
pirituales quedaron del otro lado, fuera del límite de
los códigos lingüísticos del hombre. De modo que no
existe un lenguaje que pueda representar cabalmente
la realidad espiritual. A este gran asunto se refieren
los siguientes pasajes:

2 Corintios 9:15 dice: “¡Gracias a Dios por su don ine-


fable!”.62

1 Pedro 1:6-8 dice: “En lo cual vosotros os alegráis,


aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario,
tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que
sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que
el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego,
sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea ma-
nifestado Jesucristo, a quien amáis sin haberle visto,
en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis
con gozo inefable y glorioso”.63
2 Corintios 12:3-4 dice: “Y conozco al tal hombre (si
en el cuerpo, o fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe),
que fue arrebatado al paraíso, donde oyó palabras ine-
fables que no le es dado al hombre expresar”.64

La realidad espiritual es inefable, indecible, no existen


en nuestro léxico palabras que puedan conceptuali-
zarla, re presentarla para hacerla accesible a nuestro
entendimiento, sencillamente porque el ser humano
natural nunca sintió la necesidad de utilizarlas. Pero
nosotros necesitamos hacer aparecer esa realidad ine-
fable, y nuestra única posibilidad es apelar al lenguaje
humano, tratando de que nuestras expresiones sean lo
más aproximadas posible a lo que vemos en el espí-
ritu. Aunque advertimos que lo que digamos no será
comprendido por personas naturales o carnales, para
quienes carecería de sentido. Porque lo inefable se en-
tiende desde el Espíritu. Solo Él tiene la capacidad para
comprender esa dimensión.

1 Corintios 2:12-14 dice: “Y nosotros no hemos reci-


bido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene
de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha conce-
dido, lo cual también hablamos, no con palabras ense-
ñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña
el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual. Pero
el hombre natural no percibe las cosas que son del Espí-
ritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede
entender, porque se han de discernir espiritualmente”.65

Podemos usar códigos humanos y comparaciones,


paralelismos respecto del mundo natural para expli-
car el funcionamiento de
la dimensión espiritual. En
|
todo intento por tratar de explicar lo
este sentido, las parábolas espiritual verbalmente,
de Jesús son un ejemplo. serA infructuoso si las personas no han
Ellas constituyen una de recibido el conocimiento de Dios
las herramientas que en su espIritu.|
permiten representar con
códigos humanos los principios inefables, activos,
del Reino de los Cielos, que de esa forma aparecen
inalterados aunque mucho más familiares, más cer-
canos. Pero insistimos en el hecho de que todo in-
tento por tratar de explicar lo espiritual verbalmente,
será infructuoso si las personas no han recibido el co-
nocimiento de Dios en su espíritu.

Todo lo que podamos hacer para expresar la dimensión


del Espíritu tiene dos objetivos:

·Identificar desde la mente y el corazón el cono-


cimiento que fue impartido a nuestro espíritu
por la Gracia en Cristo.

·Derribar argumentos y formas de pensar que


obstruyen nuestro crecimiento o distraen nues-
tro accionar en el Reino.

Las cosas inefables


Los grandes asuntos eternos son inefables. Alguien pu-
diera pensar que lo inefable se refiere a las cosas difí-
ciles de explicar. Pero eso no es correcto. Como hijos
de Dios debemos entender perfectamente que son las
cosas inefables, y nunca usar esta palabra para justi-
ficar la incapacidad de explicar algún asunto.
El Evangelio mismo es inefable, porque aunque se
puede anunciar y explicar con aproximaciones, eso no
le quita su naturaleza inexpresable.. Sin embargo,
cuando hablamos o explicamos, se va desarrollando
en las personas una “identificación con lo inefable.
Es esa identificación lo que permite que en las personas
vaya madurando el “hombre espiritual”, con entendi-
miento de las cosas de arriba. El apóstol Juan Ballis-
treri pronunció una frase que tiene mucho que ver con
esto: “para el sabio, una palabra es suficiente”. Es decir
que la verdadera sabiduría que opera en nosotros no
se activa con grandes discursos, por el contrario, se ne-
cesitan pocas palabras si se ha edificado nuestro en-
tendimiento espiritual. Este posibilita una visión de la
realidad desde el espíritu, permite comprender los
tiempos en coherencia con el propósito global de Dios.

El proceso de construcción del hombre espiritual es


gradual. Comienza cuando el ser humano se dispone a
recibir la palabra con una
|que podamos pensar aun las cosas mente abierta, a la manera
cotidianas desde una mente de una página en blanco.
espiritual, lo que nos permitiria Es entonces que se pro-
darles nuevos significados y hacer duce una identificación con
el Espíritu, que desata un
aparecer las cosas de Dios. |
manantial de conoci-
miento, posibilitando el acceso a lo que es innombrable.
Asimismo, el Espíritu invade el corazón con sentimien-
tos y emociones poderosas. Y aunque son cosas nue-
vas en mente y corazón, estuvieron en el espíritu
humano desde que por Gracia la vida eterna, la sabi-
duría que es Cristo, vino a morar en él.
En la segunda Carta a los Corintios, el apóstol Pablo
les escribe acerca de su generosidad, resaltando la
forma en que era administrada para el bien de los san-
tos y la predicación del Evangelio. Pero hacia el final de
la Carta escribe unas palabras que parecieran no estar
conectadas con el resto del relato: “¡Gracias a Dios por
su don inefable!” (2 Corintios 9:15)66.
Esta expresión nos permite afirmar que el apóstol es-
taba viendo algo con sus ojos espirituales, algo que no
podía explicar. Aunque eso no le impidió hablar de
asuntos cotidianos, importantes para la vida de la Igle-
sia, Pablo los hablo desde una perspectiva superior.
Su interés no estaba puesto en los asuntos materiales,
sino en provocar la manifestación del Espíritu en la
Iglesia de Corinto.

Es necesario que este principio sea incorporado en el


terreno de nuestros pensamientos, es decir, que poda-
mos pensar aun las cosas cotidianas desde una mente
espiritual, lo que nos permitiría darles nuevos signifi-
cados y hacer aparecer las cosas de Dios. No es esto lo
habitual, porque nuestro pensar está limitado por el
lenguaje y este transporta el sentido que el hombre
ha construido para las cosas…de hecho no puede con-
tener las riquezas de la Verdad. El tema es relevante si
tomamos en cuenta que el pensamiento orienta la ac-
ción (que tal como pensamos asi actuamos), de modo
que el actuar conforme al sentido humano implica
nuestra imposibilidad de manifestar la realidad espiri-
tual, de reflejar a Cristo en el mundo.
Tener la mente de Cristo, pensar como Él re signifi-
cando las cosas, construyendo para ellas un sentido
espiritual, por tanto diferente al que circula en un
tiempo en el ámbito socio cultural, implica (1 Corin-
tios 2:16) la capacidad para comprender las realidades
espirituales sin las limitaciones impuestas por los có-
digos humanos, los filtros de las experiencias persona-
les o los paradigmas culturales. Cuando ello suceda,
inevitablemente se manifestará en lenguaje y acciones
cargadas con la Gloria de Dios.

Es indiscutible que Jesús


|Tener la mente de Cristo, implica
tenía muy afinada esta ca-
la capacidad para comprender las pacidad de pensar, sal-
realidades espirituales sin las tando por encima de los
limitaciones impuestas por los significados habituales.
codigos humanos .| Esto es muy claro, por
ejemplo, en las parábolas.
Si aún hoy las analizamos desde una perspectiva fría,
la de la razón humana, algunas cosas nos resultarían
incoherentes. Por ejemplo, podríamos cuestionar si el
sembrador puede ser significado como “bueno”, cuando
lo vemos arrojando las semillas sobre el camino. Tam-
bién podríamos cuestionar la justicia del Rey que per-
dona la deuda del siervo astuto, porque esta persona
no actuó así con sus deudores. Un abogado podría
decir que “no existe ley alguna que obligue a una per-
sona a perdonar las deudas que tienen con él, luego que
le fueran perdonadas sus propias deudas”. . Lo que su-
cede es que las parábolas “identifican realidades espi-
rituales” y esa es la razón por la que nos siguen
hablado hoy. Y cuando estas palabras son predicadas
con el denuedo del Espíritu, en mentes abiertas produ-
cen una “impresión espiritual”, testimonio de un co-
nocimiento superior.

Cuando Jesús decía “el Reino de los Cielos es semejante


a…”, entendemos que no describía “literalmente” lo que
sucede en esa dimensión, sino que usaba analogías,
establecía relaciones de semejanza con las cosas natu-
rales, tratando de hacer aparecer lo inefable. Pero las
personas que lo oían no eran capaces de entenderlo,
porque carecían del conocimiento espiritual necesario.
La vida eterna viene a nuestro espíritu cargada de
dicho conocimiento. El Evangelio del Nuevo Pacto prevé
un conocimiento impartido por Gracia: “Y ninguno en-
señará a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo:
Conoce al Señor; porque todos me conocerán, desde el
menor hasta el mayor de ellos” (Hebreos 8:11)
En más de una ocasión el apóstol Pablo les pidió a las
iglesias que oraran por él, pero siempre su pedido era
específico. Veamos cuál era su pedido y cuál el asunto
del que está hablando. Efesios 6:17-20 dice: “Y tomad
el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que
es la palabra de Dios; orando en todo tiempo con toda
oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con
toda perseverancia y súplica por todos los santos; y por
mí, a fin de que al abrir mi boca me sea dada pala-
bra para dar a conocer con denuedo el misterio del evan-
gelio, por el cual soy embajador en cadenas; que con
denuedo hable de él, como debo hablar”.67

Estoy seguro que el apóstol Pablo no tenía problemas


para dar un mensaje en público, porque no le faltaban
capacidades de oratoria. El denuedo humano se ad-
quiere con la experiencia. Aún la persona más tímida
puede adquirir esas capacidades con la práctica y un
poco de atrevimiento. Podemos coincidir que Pablo, aún
antes de ser llamado por el Señor, estaba entrenado
para enseñar como un maestro.

Sin embargo, los verdaderos éxitos en la lucha espiri-


tual se producen cuando las palabras permiten tras-
cender el plano natural y acceder a la realidad
espiritual. Si los éxitos del avance de la Iglesia frente a
las puertas del Hades descansan sobre la capacidad ca-
rismática para presentar un mensaje bíblico, entonces
esa sería la tecnología que necesitamos para consumar
la tarea en nuestros días. Pero las tinieblas presentes
en las personas, familias o naciones de la tierra, no res-
petan las palabras si ellas no construyen significados
que permitan vislumbrar lo “inefable”. Solo una visión
de lo inefable nos otorga la capacidad de edificar los di-
seños eternos de Dios, de manifestar su realidad.

Los cOdigos humanos


Es necesario advertir que nunca debemos aferrarnos al
sentido construido desde códigos humanos durante de-
masiado tiempo. Porque este, en un momento puede
permitirnos captar algo de la dimensión espiritual. Pero
al ir madurando, se van identificando palabras, expre-
siones que ya no representan esa realidad, en cuyo
caso ellas van quedando obsoletas y debemos reem-
plazarlas por otras que permitan construir un signifi-
cado diferente, más ajustado a lo que se revelo, Es a
este tipo de expresiones a las que las Escrituras deno-
minan “rudimentos”. En el Sermón del Monte, Jesús
reemplazo antiguas expresiones por otras que cons-
truían nuevos sentidos, que resultaban altamente
ofensivos para las mentes religiosas de su época.

Mateo 5:21-22 dice: “Oísteis que fue dicho a los anti-


guos: No matarás; y cualquiera que matare será culpa-
ble de juicio. Pero yo os digo que cualquiera que se enoje
contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera
que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el con-
cilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto
al infierno de fuego”.68

Mateo 5:27-28 dice: “Oísteis que fue dicho: No comete-


rás adulterio. Pero yo os digo que cualquiera que mira a
una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su co-
razón”.69

Era de esperar que los religiosos se enojaran, supo-


niendo que Jesús estaba corrigiendo la Ley de Moisés,
y entendiendo que ella había sido dictada por Dios
mismo. Si nosotros lo entendiéramos así, podríamos
decir que Jesús estaba corrigiendo a Dios, pero nada
más alejado de esto. Sucede que en la Ley de Moisés
encontramos códigos humanos interpretando la sa-
biduría divina, por eso esos escritos quedaron obsole-
tos para manifestar el corazón de Dios y las leyes de su
Reino. La Ley es perfecta en la boca de Dios. La Ley en
esencia espiritual es santa, pero bajo los códigos hu-
manos produce muerte y abundancia de pecado. Por
eso la Gracia no viene para anular la Ley, sino para que
se pueda cumplir en nosotros su justicia, su espíritu.
En la Gracia recibimos las capacidades divinas para
amar a Dios y agradarlo, algo que la Ley de Moises
nunca pudo manifestar.

A esto se refieren los siguientes pasajes:


Romanos 3:20 dice: “… ya que por las obras de la ley
ningún ser humano será justificado delante de él; porque
por medio de la ley es el conocimiento del pecado”.70

Romanos 3:31 dice: “¿Luego por la fe invalidamos la


ley? En ninguna manera, sino que confirmamos la ley”.71

Romanos 4:15 dice: “Pues la ley produce ira; pero


donde no hay ley, tampoco hay transgresión”.72

Romanos 5:20 dice: “Pero la ley se introdujo para que


el pecado abundase; más cuando el pecado abundó, so-
breabundó la gracia”.73

Romanos 7:12-14 dice: “De manera que la ley a la ver-


dad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno.
¿Luego lo que es bueno, vino a ser muerte para mí? En
ninguna manera; sino que el pecado, para mostrarse
pecado, produjo en mí la muerte por medio de lo que es
bueno, a fin de que por el mandamiento el pecado lle-
gase a ser sobremanera pecaminoso. Porque sabemos
que la ley es espiritual; mas yo soy carnal, vendido al
pecado”.74

Toda realidad espiritual que encapsulemos en códigos


humanos está destinada a caducar, porque el único ali-
mento que perdura es la revelación de la persona de
Cristo. El “principio activo del maná” dicta que si nos
aferramos a las estructuras humanas, se pudrirá en
nuestras manos. Pero si logramos ver a Cristo y des
ocultarlo a través de las palabras, entonces tendremos
alimento espiritual.

El cOdigo del Antiguo y del Nuevo Pacto


El código del Antiguo Pacto estaba construido para re-
presentar una realidad marcada por las guerras, pro-
pias de una Nación en nacimiento que crecía y se
consolidaba en la tierra que Dios le prometió a Abra-
ham. Se trata así de un lenguaje bélico, que podemos
encontrar tanto en las historias del Antiguo Testa-
mento, como en los Libros proféticos, los Salmos y los
Libros de sabiduría. Este lenguaje contiene algunos
principios que permitan entender las realidades espiri-
tuales. Sin embargo, los apóstoles de la Iglesia original
debieron migrar hacia otros códigos, tales como el pro-
pio de la agronomía o el referido a la naturaleza,
siendo el más importante el código deportivo

Este cambio es evidente y tiene una razón: los códigos


deportivos permiten construir sentidos que resultan más
eficaces para expresar las realidades espirituales del
Nuevo Pacto. Allí se origina la diferencia entre las pala-
bras guerra y lucha. Estas dos palabras representan la
contienda en escenarios totalmente diferentes: la gue-
rra y el deporte.

¿Por qué la Iglesia original necesitó usar otros códigos?

La Ley de Moisés construía una visión humana sobre


los asuntos espirituales. Permitía pensar la vida en tér-
minos bélicos, lo que desencadenaba acciones de gue-
rra. Los antiguos no pudieron acceder al espíritu de la
ley de Dios porque no habían recibido la vida eterna,
pero la Gracia nos permite pensar desde la perspectiva
espiritual, y desde allí es que podemos observar los
tiempos y construir un nuevo sentido para nuestra
vida en la tierra. Entonces. la manifestación de nuestro
propósito eterno reconocerá luchas espirituales, pero
no guerras. A diferencia de las guerras, la lucha prevé
ciertas características: un árbitro, jueces, un espacio de
tiempo delimitado, un campo de acción, competencias o
habilidades específicas y el uso de armas o artefactos
que no están sujetos a la inventiva personal.
El código deportivo no anula al bélico, pero es más fiel
a la hora de expresar las realidades espirituales. No
está mal decir que tenemos una guerra espiritual, pero
debemos estar claros que parte de lo que llamamos
“guerra”, no nos sirve para entender lo que en verdad
sucede en la dimensión espiritual.

Veamos ambos códigos:


2 Timoteo 2:1-7 dice: “Tú, pues, hijo mío, esfuérzate
en la gracia que es en Cristo Jesús. Lo que has oído de
mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles
que sean idóneos para enseñar también a otros. Tú,
pues, sufre penalidades como buen soldado de Je-
sucristo. Ninguno que milita se enreda en los negocios
de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por sol-
dado. Y también el que lucha como atleta, no es co-
ronado si no lucha legítimamente. El labrador, para
participar de los frutos, debe trabajar primero. Consi-
dera lo que digo, y el Señor te dé entendimiento en
todo”.75

El apóstol Pablo le aclara a Timoteo que el entendi-


miento al que debe arribar no proviene del leer sus pa-
labras, sino del Señor. El entendimiento que él espera
no es simplemente mental, es una revelación de los
asuntos del Espíritu (2 Timoteo 2:7), tal como lo veni-
mos expresando hasta ahora.

El codigo bélico sigue siendo eficiente para entender al-


gunos principios espirituales. Por ejemplo, que debe-
mos tomar el sufrimiento con honor, sabiendo que es
parte del llamado que recibimos (2 Timoteo 2:3). Tam-
bién nos sirve para entender la entrega total que se es-
pera de los santos al llamado que hemos recibido (2
Timoteo 2:4). En el argot deportivo, esto sería actuar
con profesionalismo. Sin embargo, hay un principio
que no se puede entender desde los códigos bélicos y
es la legitimidad (2 Timoteo 2:5).. En este sentido, estos
tienen serios límites que contradicen la realidad espiri-
tual. Es asi que muchas de las batallas del Antiguo
Testamento hoy podrían ser calificadas como terro-
rismo o genocidio, porque no existe legitimidad en nin-
guno de esos eventos. Abraham entró de noche al
campamento enemigo y masacró a sus enemigos,
Josué mató a mujeres y niños, Sansón se auto inmoló
en un recinto social repleto de civiles de todas las eda-
des y David eliminó a los sirios que excedían la altura
permitida. La guerra no prevé legitimidad, pero la lucha
deportiva sí. Por eso en el Nuevo Pacto debemos cono-
cer las acciones que son legítimas para alcanzar las vic-
torias y obtener las recompensas.

Sería muy extensa la lista de acciones y elementos em-


pleados por las iglesias, esperando tener efectividad en
la guerra espiritual, pero que no son respetadas por las
tinieblas. Nuestra mejor estrategia es cambiar nuestro
lenguaje, entendiendo que no se trata sólo de un cam-
bio superficial, sino de una migración radical que cons-
truye nuevos sentidos, conforme a una mejor
comprensión de los asuntos espirituales… lo que luego
va a desencadenar acciones legitimas espiritualmente.
Dejando de utilizar la expresión “guerra espiritual” no
solucionamos nada, pero quizá nos permita ayudar a
otros para que arriben a un mayor estado de madurez.
Entonces se desterrarán las formas equivocadas de ac-
cionar en contra de las tinieblas. No hay ningún pro-
blema en utilizar ambas palabras, si estamos claros
en que el sentido que construimos es coherente con
las realidades espirituales que esperamos explicarle a
nuestra generación.

El cOdigo deportivo en las cartas apostOlicas


1 Corintios 9:24-27 dice: “¿No sabéis que los que co-
rren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno
solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo ob-
tengáis. Todo aquel que lucha, de todo se abstiene;
ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible,
pero nosotros, una incorruptible. Así que, yo de esta ma-
nera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo,
no como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo,
y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido
heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado”.76

Efesios 6:10-16 dice: “Por lo demás, hermanos míos,


fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Ves-
tíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar
firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no te-
nemos lucha contra sangre y carne, sino contra princi-
pados, contra potestades, contra los gobernadores de
las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de
maldad en las regiones celestes. Por tanto, tomad toda
la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día
malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Estad,
pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y
vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con
el apresto del evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el
escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos
de fuego del maligno”.77

Desde la eternidad, la |la lucha espiritual a la cual se ve


lucha espiritual a la cual se expuesta la Iglesia tiene un solo
ve expuesta la Iglesia tiene objetivo: manifestar a Cristo. |
un solo objetivo: manifestar
a Cristo. Cuando Él se manifestó en el “ring” del con-
flicto, las tinieblas no tuvieron otra opción que rendirse,
porque Él ya venció. Sin embargo, la resistencia que vi-
vimos se origina en las manifestaciones humanas y en
las expresiones que las iglesias establecieron fuera de
Cristo. Si leemos atentamente, descubriremos que el
apóstol Pablo no enseña a los Efesios a usar la arma-
dura, le ordena a la Iglesia que se vista. Sabe que la
victoria de la Iglesia se basa en una cosa: dar a conocer
a Cristo y manifestar su Persona.

Ningún elemento de la armadura incluye las prácticas


que usualmente asociamos con la guerra espiritual: re-
prensión de demonios, unción con aceite, actos proféti-
cos, decretos, etc. Aunque todos ellos establecen la
capacidad para manifestar a Cristo, el mensaje es
claro: “¡vístanse de Cristo con la verdad, la justicia, la
paz y la fe!”. Es importante resaltar que el envío es plu-
ral, la armadura es para el Cuerpo. Es decir, todos de-
bemos vestirnos con la armadura, pero debemos cons-
tituirnos como un solo Cuerpo. A menos que
renunciemos al ámbito individual y nos dispongamos
a vestirnos de Cristo como “una sola persona”, no se
podrá manifestar en su mayor gloria. Por eso expresa
que el fin del encuentro entre las tinieblas y la Iglesia
es “estar firmes”, porque fue puesta a prueba y perma-
neció erguida. La prueba expone todas las estructuras
humanas y quedarán derribadas para siempre, pero lo
que refleja a Cristo permanecerá en pie.

El Arbitro
Job 9:32-35 dice: “Porque no es hombre como yo, para
que yo le responda, y vengamos juntamente a juicio. No
hay entre nosotros árbitro que ponga su mano sobre no-
sotros dos. Quite de sobre mí su vara, y su terror no me
espante. Entonces hablaré, y no le temeré; porque en
este estado no estoy en mí”.78

Este pasaje de Job contiene muchos elementos profé-


ticos del Nuevo Pacto. Job reclama que Dios es dema-
siado divino y tiene poco de hombre, sus palabras
profetizan a Cristo hecho hombre. Reclama la necesi-
dad de un árbitro: una soberanía que no se involucre en
la disputa. El tercer elemento es la necesidad de quitar
de su cabeza la vara de Dios y esto sólo se podría cum-
plir en la cruz, por medio de la cual Jesucristo llevó la
carga y cumplió por nosotros la justicia de la Ley. El
cuarto elemento que Job establece, es la necesidad de
acercarse confiadamente al árbitro y poder hablarle sin
terror. Sin embargo, sólo en el Nuevo Pacto podemos
acercarnos al trono de la Gracia (Hebreos 4:16).
Por último, Job hace una declaración profética que sólo
tiene sentido desde el Nuevo Pacto: “en este estado, ya
no estoy en mi”. Job está diciendo: “este no soy yo, por-
que no puedo reconocer mi identidad en este estado”. El
Nuevo Pacto revela la carne vencida por Cristo, mien-
tras somos absorbidos en Él. Entonces, en esta disputa
ya no estamos contra Dios como asumió Job, nos
vemos en el vencedor: Cristo.

Es importante entender este aspecto de nuestra reali-


dad en Dios o pondremos a las tinieblas a guerrear en
contra de Él; ese es un error grave que establece nues-
tra fe sobre un fundamento débil. Si vemos que Dios
no se encuentra bajo ataque, entenderemos que toda
tribulación que atravesamos sólo existe en nuestra
temporalidad humana, pero en lo eterno ya fuimos po-
sicionados en victoria. Esa posición se hace evidente en
nosotros en la medida que depositemos a los pies de la
cruz todo pensamiento, emoción, decisión y deseo.
Cuando esto sucede, operará en nosotros la resurrec-
ción que nos permitirá comprender por el Espíritu las
palabras del apóstol Pablo a los Romanos:

Romanos 8:29-37 dice: “Porque a los que antes cono-


ció, también los predestinó para que fuesen hechos con-
formes a la imagen de su Hijo, para que él sea el
primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predes-
tinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos
también justificó; y a los que justificó, a éstos también
glorificó. ¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por no-
sotros, ¿quién contra nosotros? El que no escatimó
ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos no-
sotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las
cosas? ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es
el que justifica. ¿Quién es el que condenará? Cristo
es el que murió; más aún, el que también resucitó,
el que además está a la diestra de Dios, el que tam-
bién intercede por nosotros. ¿Quién nos separará del
amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución,
o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está
escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo;
somos contados como ovejas de matadero. Antes, en
todas estas cosas somos más que vencedores por
medio de aquel que nos amó”.79

Sin duda, el apóstol Pablo había alcanzado un nivel de


lectura extraordinario de la realidad eterna y una com-
prensión cabal de la respuesta a la pregunta: “si Dios
es por nosotros, ¿quién contra nosotros?”. Podemos co-
nocer el pasaje, incluso pretender que conocemos la
respuesta, pero la verdadera conclusión se alcanza por
la revelación que nos otorga una visión amplia de las
realidades espirituales.

Los jueces
1 Corintios 6:3-4 dice: “¿O no sabéis que hemos de
juzgar a los ángeles? ¿Cuánto más las cosas de esta
vida? Si, pues, tenéis juicios sobre cosas de esta vida,
¿ponéis para juzgar a los que son de menor estima en la
Iglesia?”.80

Si hacemos un examen natural y temporal de nuestras


vidas, somos luchadores. Pero desde una perspectiva
eterna, estamos en otra posición dentro del ring: somos
los jueces que validaremos la victoria consumada por
Cristo Jesús. Cuando los niveles de obediencia de la
Iglesia son elevados, podremos manifestar la justicia de
Dios en nuestras determinaciones y acciones diarias.
Entonces se manifestará inevitablemente una realidad
eterna: la derrota total y absoluta de las tinieblas.
Somos más eficaces cuando aprendemos a manejar
estas dos posiciones:
Feroces luchadores contra las tinieblas: Es la posi-
ción que asumimos por estar en el mundo (Juan 17:17-
26).

Jueces sentados en lugares celestiales: Es la posi-


ción que ya tenemos en Cristo (Efesios 2:6).

Las competencias
2 Corintios 3:4-6 dice: “Y tal confianza tenemos me-
diante Cristo para con Dios; no que seamos competentes
por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros
mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios,
el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un
nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la
letra mata, más el espíritu vivifica”. 81

Ya hemos hablado de las competencias del Nuevo


Pacto. Sólo resta sumar en este contexto la importancia
de esta palabra para entender nuestra posición como
hijos de Dios en la tierra.
La palabra competencia tiene una amplia aplicación
dentro del ámbito deportivo. Si la tomamos desde esa
perspectiva, entendemos que un deportista nunca
podrá ser excelente en todos los deportes. Por esa
razón, deberá decidir cuál es su disciplina y ejercitarse
bajo los parámetros correctos. Aunque ejercitar dema-
siado un músculo específico puede ser perjudicial. Al-
gunas disciplinas requieren fuerza, otras rapidez y
otras una exacta combinación de ambos, utilizando di-
ferentes músculos del cuerpo. Todos estos puntos de-
finen las “competencias” requeridas para ser excelentes
en cada disciplina.

Hablamos de exactitud
Si somos demasiado competentes en los aspectos equi-
vocados, quedaremos a un lado del camino. Por gene-
raciones fuimos víctimas de las consecuencias de
comprender mal este punto tan sencillo. Es el riesgo
que corremos al exponernos a los ámbitos religiosos y
sociales. Responder a las demandas de las personas,
cuando dicha demanda no proviene del Espíritu, nos
distraerá para proveer los recursos correctos. Comen-
zaremos a sumar competencias a nuestras vidas que
no nos harán más efectivos en la carrera asignada. En
este caso, sumaremos competencias que nos harán al-
tamente efectivos en términos humanos. Estos pará-
metros pueden ser: la abundancia de bienes materiales,
el reconocimiento y la honra de las personas, iglesias
grandes en términos de cantidad de personas o audito-
rios, viajes por el mundo, eventos multitudinarios, mani-
festaciones espirituales, grandes empresas y posiciones
en una congregación o grupo social, entre muchas otras.

Todas estas cosas pueden formar parte del camino de


una persona enfocada en la carrera correcta, pero tam-
bién pudieran ser los logros de alguien que está desen-
focado de su propósito en el Reino. Cuando nos
enfocamos solo en esas manifestaciones de gloria hu-
mana, comenzaremos a ad-
quirir diversas competen- |debemos crecer en entendi-
cias. Entre ellas podemos miento acerca de cuales son los
citar: apariencias de piedad resultados que Dios espera
y amor, capacidad para pre-
de nosotros y cuales las
dicar un mensaje, capaci-
dad para movilizar diversas competencias correctas
emociones en las personas, a desarrollar.|
usar la música como un elemento para convocar a las
personas y utilizar recursos de persuasión. Estas com-
petencias pueden surgir como respuesta a las exigen-
cias del entorno dentro del cual nos movemos, pero nos
desenfocan de la carrera legítima y nos dejarán fuera
de competencia. Cuando Pablo les pedía a las iglesias
oración para que pudiera tener denuedo, no estaba
pensando en la manera como oirían su mensaje las
personas, sino en ser hallado “competente” por Dios en
cuanto al llamado que recibió.

En nuestros días el desafío es detectar las demandas


de los hombres que se originan en su carne y las que
provienen de su espíritu. Debemos estar dispuestos a
no responder a requerimientos carnales, aunque eso
signifique perder popularidad. Esto nos permitirá pre-
sentar el Evangelio que se demanda desde el Espíritu y
hará de nosotros ministros competentes del Nuevo
Pacto. Mientras más expuestos nos veamos ante las evi-
dencias de los éxitos humanos, más debemos crecer en
entendimiento acerca de cuáles son los resultados que
Dios espera de nosotros y cuáles son las competencias
correctas que necesitamos desarrollar.
El tiempo de duraciOn
1 Corintios 10:11 dice: “Y estas cosas les acontecieron
como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a no-
sotros, a quienes han alcanzado los fines de los si-
glos”.82 Una guerra termina cuando una parte se
impone sobre la otra. Por otro lado, una lucha siempre
prevé un tiempo determinado. En algunos deportes
puede haber ciertas extensiones de tiempo, pero siem-
pre habrá un límite temporal. Alcanzar el fin de los si-
glos no tiene que ver con la cercanía del fin del mundo,
sino con una visión eterna de nuestra asignación tem-
poral. Se puede estar desarrollando una lucha, pero en
algún sentido ya finalizó porque tiene un límite im-
puesto desde antes de su inicio. Esto lo hace atractivo
para los espectadores. Una visión eterna nos permite
ver en medio de la lucha, pero también nos permitirá
concentrarnos en el proceso que nos llevará a recibir la
corona incorruptible. Desde el plano temporal nos en-
contramos en una posición, pero desde la perspectiva
eterna nos encontramos en Cristo: nuestra victoria con-
sumada.

El escritor a los Hebreos pudo ver a los espectadores


de la carrera:
Hebreos 12:1-2 dice: “Por tanto, nosotros también, te-
niendo en derredor nuestro tan grande nube de tes-
tigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos
asedia, y corramos con paciencia la carrera que tene-
mos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y
consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante
de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se
sentó a la diestra del trono de Dios”.83 Si logramos re-
conciliar nuestra posición temporal con nuestra posi-
ción eterna (la vida eterna que opera hoy mismo en no-
sotros), muchas circunstancias comenzarán a tener
sentido y llegarán a nuestras manos todos los recursos
necesarios para terminar nuestra carrera.

Esa reconciliación nos dará un mayor entendimiento


de los pasajes como este: “Bendito el Dios y Padre de
nuestro Señor Jesucristo, que según su grande miseri-
cordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la
resurrección de Jesucristo de los muertos, para una he-
rencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, re-
servada en los cielos para vosotros, que sois
guardados por el poder de Dios mediante la fe, para al-
canzar la salvación que está preparada para ser ma-
nifestada en el tiempo postrero. En lo cual vosotros
os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si
es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas prue-
bas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más
preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba
con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra
cuando sea manifestado Jesucristo, a quien amáis
sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no
lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso; ob-
teniendo el fin de vuestra fe, que es la salvación de
vuestras almas” (1 Pedro 1:3-9).

Si entendemos al tiempo como nuestra oportunidad de


manifestar a Cristo, arribaremos a un profundo enten-
dimiento de nuestra lucha espiritual. Tiempo es lo
único que se le ha permitido ganar al diablo. Su derrota
es un hecho consumado en la eternidad. Realidad en
la que nosotros habitamos por la Gracia de Dios. Pero
aún tenemos una asignación (también por Su Gracia):
el tiempo. Apocalipsis 12:12 dice: “Por lo cual ale-
graos, cielos, y los que moráis en ellos. ¡Ay de los mora-
dores de la tierra y del mar! Porque el diablo ha
descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene
poco tiempo”.

Para nuestra mente natural que siempre estuvo sujeta


a los parámetros del tiempo, ese pasaje nos deja una
sensación de temor. Pero desde una perspectiva eterna
entendemos que las tinieblas conocen su final y noso-
tros ya accedimos a nuestra victoria. La oportunidad
estratégica es darles el golpe perfecto y quitarles el poco
tiempo que les queda.

Las armas
Veamos detenidamente los siguientes pasajes:
2 Corintios 10:4-6 dice: “Porque las armas de nues-
tra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios
para la destrucción de fortalezas, derribando argu-
mentos y toda altivez que se levanta contra el conoci-
miento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento
a la obediencia a Cristo, y estando prontos para castigar
toda desobediencia, cuando vuestra obediencia sea per-
fecta”.84

Efesios 6:14-20 dice: “Estad, pues, firmes, ceñidos


vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza
de justicia, y calzados los pies con el apresto del evan-
gelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con
que podáis apagar todos los dardos de fuego del ma-
ligno. Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del
Espíritu, que es la palabra de Dios; orando en todo
tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y ve-
lando en ello con toda perseverancia y súplica por todos
los santos; y por mí, a fin de que al abrir mi boca me sea
dada palabra para dar a conocer con denuedo el miste-
rio del evangelio, por el cual soy embajador en cadenas;
que con denuedo hable de él, como debo hablar”.85

En una guerra, quien tiene | Pertenecemos a un pacto que


las armas más poderosas y
ejecuta las estrategias co-
asegura nuestra victoria. |
rrectas, obtendrá la victoria.
Podríamos afirmar que el poder de las armas y la tec-
nología es más importante que el tamaño de un ejér-
cito, hecho que la historia se encargó de demostrar.
Esas armas están sujetas a la actualización perma-
nente que la inventiva humana aporta para mejorar su
eficacia. Pero en el ámbito deportivo las realidades cam-
bian. Los elementos pueden ser mejorados por medio
de la tecnología y los materiales nuevos, aunque esa in-
ventiva tiene límites. Un boxeador no puede poner
metal en sus guantes para ser más eficiente durante la
pelea, porque ese tipo de inventiva lo descalificaría.

Muchas veces ignoramos este aspecto de nuestra lucha


espiritual. Pertenecemos a un pacto que asegura nues-
tra victoria, pero muchas veces insistimos en utilizar
armas de un pacto diferente. Por eso Pablo insiste en
especificar qué tipo de armas son permitidas en la
lucha que se nos presenta. Esto nos coloca ante un di-
lema: “en este Pacto podemos ser la persona correcta,
pero quedar descalificados para la lucha”.

1 Corintios 9:26-27 dice: “Así que, yo de esta manera


corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no
como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo, y
lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido he-
raldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado”.86

No entenderíamos este principio en los códigos bélicos,


donde quedamos eliminados al morir en el campo de
batalla. Este es el caso de Saúl, quien luego de haber
sido descalificado de los planes de Dios, continuó ejer-
ciendo el reinado hasta que murió en batalla.. Tenemos
especificaciones explícitas sobre las armas legítimas en
nuestra lucha espiritual y las más importantes es que
no son “carnales”.

Es importante entender que se incluyen dentro de esa


categoría a todos los elementos o los instrumentos que
pudieran haber sido efectivos en el Antiguo Pacto. Los
instrumentos y los gritos fueron efectivos para derribar
los muros de Jericó, pero ya no tienen sentido en la
lucha que nos fue asignada. Si fueran tan efectivos
contra las tinieblas, la lucha hubiera terminado en
aquella ocasión. Podríamos decir que sólo fueron som-
bras, pero nosotros recibimos realidades.

Si ejecutar un instrumento cualquiera no va acompa-


ñado por una construcción consciente de los diseños
de Dios en las personas y en las naciones, su efecto
quedará invalidado. No hay declaración, decreto u acto
profético que pueda revertir esa realidad espiritual, te-
nemos evidencias escriturales e históricas que corro-
boran esto. Terminaremos hablando sobre los “efectos”
de las armas espirituales, porque esto se relaciona con
lo específico de los planes de Dios para nuestra vida.
Las armas son poderosas en Dios “para” efectos espe-
cíficos:

·Destruir las fortalezas


·Derribar los argumentos
·Derribar la altivez que se levanta contra el co-
nocimiento de Dios
·Llevar cautivos los pensamientos a la obedien-
cia a Cristo

En básquet no se puede utilizar una raqueta de tenis


para tratar de encestar el balón. Tampoco puede el de-
lantero de un equipo de fútbol utilizar un guante de box
para derribar al arquero y así anotar un gol. Sencilla-
mente las cosas no funcionan así en el deporte. Por
esta razón, cuando los apóstoles arribaron a un mayor
nivel de entendimiento respecto de las realidades espi-
rituales, recurrieron a l código deportivo. A través de
él, se nos revela un aspecto fundamental de nuestro
desafío en la tierra. El Padre nos proveyó las armas y
todo fue previsto para dar el golpe certero.

El desafío de esta generación es remover las distraccio-


nes. No sólo las del mundo, sino las que permanecen
por tener “apariencia” de efectividad espiritual. Si así
lo hacemos, descubriremos que la historia preparó el
escenario perfecto para consumar nuestro llamado.
Sólo debemos manifestar las evidencias de nuestra vic-
toria con las armas y las acciones correctas, para le-
vantar las manos en señal de victoria. Las manos que
se necesitan en el Nuevo Pacto dicen que “ya no hay
más ira ni contienda”, porque todo fue consumado en
Cristo.
NOTAS
62.Versión Reina Valera Revisada 1960.
63.Versión Reina Valera Revisada 1960. El resaltado es del autor.
64.Versión Reina Valera Revisada 1960. El resaltado es del autor.
65.Versión Reina Valera Revisada 1960.
66.Versión Reina Valera Revisada 1960.
67.Versión Reina Valera Revisada 1960. El resaltado es del autor.
68.Versión Reina Valera Revisada 1960. El resaltado es del autor.
69.Versión Reina Valera Revisada 1960. El resaltado es del autor.
70.Versión Reina Valera Revisada 1960.
71.Versión Reina Valera Revisada 1960.
72.Versión Reina Valera Revisada 1960.
73.Versión Reina Valera Revisada 1960.
74.Versión Reina Valera Revisada 1960. El resaltado es del autor.
75.Versión Reina Valera Revisada 1960. El resaltado es del autor.
76.Versión Reina Valera Revisada 1960. El resaltado es del autor.
77.Versión Reina Valera Revisada 1960. El resaltado es del autor.
78.Versión Reina Valera Revisada 1960. El resaltado es del autor.
79.Versión Reina Valera Revisada 1960. El resaltado es del autor.
80.Versión Reina Valera Revisada 1960.
81.Versión Reina Valera Revisada 1960. El resaltado es del autor.
82.Versión Reina Valera Revisada 1960.
83.Versión Reina Valera Revisada 1960. El resaltado es del autor.
84.Versión Reina Valera Revisada 1960.
85.Versión Reina Valera Revisada 1960. El resaltado es del autor.
86.Versión Reina Valera Revisada 1960. El resaltado es del autor.
ANEXO

LOS CIELOS
En este apartado veremos un tema que seguro abrirá
un espacio de discusión. El propósito es establecer
temas fundamentales que serán útiles para derribar es-
tructuras que se aceptaron por mucho tiempo y que-
daron obsoletas. Vivir en la Verdad nos desafía
continuamente a salir de todas las estructuras precon-
cebidas, porque los conceptos pueden ser una expre-
sión temporal de una verdad. Nunca debemos olvidar
que la Verdad es Cristo, no es un concepto porque es
una persona. Hasta que no manifestemos a la persona
de Cristo, no podremos decir que estamos edificando
en la Verdad. Si un concepto nos ayuda a arribar a una
manifestación de Cristo superior, podemos decir que
allí hay una verdad. Sin embargo, cuando Cristo se ma-
nifiesta, tendremos que poner a prueba todos los con-
ceptos.

Cuando Jesús dijo “YO SOY el camino, la verdad y la


vida”, verdad era Aletheia. En Aletheia la “a” funciona
como negación de “landsáno” que es algo oculto o ig-
norado. Él es lo contrario a ignorancia y tiniebla. Tal
como lo diría después Pablo, en Él están ocultos todos
los misterios de la sabiduría y el conocimiento, ya que
Cristo es la Sabiduría. Y si bien esto es soberanamente
superior a un concepto o afirmación, es el contexto que
da sentido y significado a todas las verdades que se
enuncian, en la cuales Él está escondido. En la medida
en que Él es manifestado, los misterios de la Vida y el
Universo se nos van revelando.

Muchas veces los pasajes bíblicos producen este efecto


en las personas. En algunos provocan crecimiento es-
piritual, madurez y sabiduría. Es decir, provoca a
Cristo en ellos y el proceso de transformación que pro-
duce se denomina verdad. Sin embargo, el mismo pa-
saje no funciona en una persona que simplemente se
ata a las palabras escritas o a los conceptos, produ-
ciendo orgullo, legalismo y religiosidad improductiva.
Abordaremos algunos conceptos con el fin de abrir es-
pacios de revelación de la Verdad de Cristo en nosotros.
No suponemos que haya verdad en todos los conceptos,
esperamos que al utilizarlos, Cristo se revele aún más
“en” nosotros y “a través” de nosotros.

Los cielos
Podemos decir que la palabra “cielo” es inagotable. Los
diferentes puntos de vista que escogemos para abordar
este tema, nos llevarían a activar principios muy ricos
para nuestras vidas. Con esto establecemos que este
apartado no dirá todo lo que se puede decir sobre el
cielo o los cielos. En primer lugar, aceptamos que en la
Creación Dios estableció más de un cielo. Por algunos
pasajes que luego abordaremos, sabemos que al menos
se habla de tres cielos, pero nos podemos encontrar con
diferentes corrientes sobre este asunto.

1. La mayoría coincide en que Dios habita en el


Tercer Cielo.
2. Algunos establecen el Primer Cielo como la at-
mósfera terrestre que comprende el conocido color
celeste del día y el Segundo Cielo, el resto del uni-
verso que contiene los astros y las estrellas.
3. Otros consideran al Primer Cielo a todo el
universo creado y establecen que el Segundo
Cielo es reservado específicamente para las
huestes de las tinieblas (satanás y los demonios).
4. Por último, podemos encontrar diversas com
binaciones entre estos puntos de vista.

No vamos a descartar ninguna de esas perspectivas,


pero abordaremos algunos pasajes bíblicos para arribar
a una manera diferente de ver los Cielos. No lo haremos
desde un ángulo filosófico, sino práctico. Nuestro inte-
rés está lejos de establecer conclusiones abstractas, ne-
cesitamos concebir los Cielos como algo práctico para
nuestras vidas hoy.

Los Cielos como velos y dimensiones


El enfoque que le daremos a esta palabra tiene que ver
con considerar a los Cielos como una serie de velos que
separan y envuelven diferentes dimensiones. Cada una
de esas dimensiones fue creada con características di-
ferentes y están sujetas a sus propias reglas.

Job 9:8 dice:“El solo extendió los cielos, y anda sobre


las olas del mar…”87

Salmos 104:2 dice:“El que se cubre de luz como de ves-


tidura, que extiende los cielos como una cortina”.88

Piense por un momento que un Cielo es un límite que


no se puede atravesar sólo por un viaje espacial, por-
que separa dos dimensiones donde las condiciones
cambian rotundamente en todas sus variables y carac-
terísticas. Consideraremos a los Cielos como límites
que envuelven dimensiones. Como dice el Salmo, son
cortinas extendidas por Dios que marcan la diferencia
entre una dimensión y otra. Esas dimensiones interac-
túan y tienen realidades paralelas, pero a su vez son
diametralmente diferentes.

El Primer Cielo
El Primer Cielo es el que pertenece a la dimensión de
lo natural, es el mundo físico que se puede contemplar
por medio de nuestros sentidos. Consideraremos al Pri-
mer Cielo como la creación física del universo, inclu-
yendo tanto a la tierra como al resto del universo. Esto
cobra sentido cuando consideramos los siguientes pa-
sajes de Génesis:

Génesis 1:8 dice:“Y llamó Dios a la expansión Cielos.


Y fue la tarde y la mañana el día segundo”.89

Génesis 1:16-17 dice:“E hizo Dios las dos grandes lum-


breras; la lumbrera mayor para que señorease en el día,
y la lumbrera menor para que señorease en la noche;
hizo también las estrellas. Y las puso Dios en la expan-
sión de los cielos para alumbrar sobre la tierra…”.90

Podríamos decir que al usar el plural de la palabra “Cie-


los”, estaríamos asumiendo que existe más de uno. Sin
embargo, la palabra expansión es considerada como
una sola unidad. También podría considerar que el Pri-
mer Cielo se compone de diferentes velos. Aun así, en-
tiendo que usar la palabra cielos en plural tiene que ver
con la multitud de espacios que compone. Si el sentido
fuera hablar de dos Cielos, Génesis lo mostraría de esa
manera. Por tanto, diremos que la expansión a la que
llamamos “Cielos”, es el primer Cielo y se compone de
diversos velos:

·Las cosas visibles y tangibles


·Los olores
·Las sensaciones
·Los sonidos
·Los sabores

Estos son los primeros velos con los cuales nos encon-
tramos al momento de considerar nuestra realidad y
constituyen el Primer Cielo. Cuando atravesamos esta
dimensión, consideramos dejar atrás todas las condi-
ciones que hacen posible a nuestra realidad física.
Entre esas condiciones, las dos más importantes son
el espacio y el tiempo.

El Tercer Cielo
2 Corintios 12:1-4 dice:“Ciertamente no me conviene
gloriarme; pero vendré a las visiones y a las revelaciones
del Señor. Conozco a un hombre en Cristo que hace ca-
torce años (si en el cuerpo, no lo sé; si fuera del cuerpo,
no lo sé; Dios lo sabe) fue arrebatado hasta el Tercer
Cielo. Y conozco al tal hombre (si en el cuerpo o fuera
del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe), que fue arrebatado al
paraíso, donde oyó palabras inefables que no le es dado
al hombre expresar”.91

El Tercer Cielo representa la eternidad, una dimensión


que no está sujeta a las reglas del espacio y el tiempo
que rigen al mundo natural. Pablo llama a esta dimen-
sión el “Paraíso”. No hablaremos mucho de esta dimen-
sión porque ya la hemos explicado ampliamente en un
capítulo anterior, pero diremos que es un ámbito con
sus propias creaciones. Los ángeles pertenecen a esta
dimensión. Lucifer pertenecía a esa dimensión y fue
destituido de ella. El hombre tenía acceso a esta dimen-
sión hasta el pecado de Adán. Dios le dijo que “el día
que comiera del Árbol del Conocimiento, de cierto mori-
ría…” y así sucedió. Su muerte eterna fue la destitución
de una dimensión: el Tercer Cielo. Sin embargo, en
Cristo volvimos a recibir el acceso pleno a esa dimen-
sión:

Romanos 3:23-24 dice:“por cuanto todos pecaron, y


están destituidos de la gloria de Dios, siendo justifica-
dos gratuitamente por su gracia, mediante la redención
que es en Cristo Jesús”.92

El siguiente pasaje muestra que el Tercer Cielo no es


un ámbito donde seremos trasladados luego de la
muerte de nuestro cuerpo, sino una dimensión a la
cual accedemos por medio de la vida eterna. Habitar en
esa dimensión no excluye a la vida natural, porque fui-
mos diseñados por Dios para habitar en los tres Cielos
simultáneamente.93

Juan 3:11-13 dice:“De cierto, de cierto te digo, que lo


que sabemos hablamos, y lo que hemos visto, testifica-
mos; y no recibís nuestro testimonio. Si os he dicho
cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo creeréis si os di-
jere las celestiales? Nadie subió al cielo, sino el que
descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en
el cielo”.94
Humanamente hablando, una persona puede recordar
el día y la hora cuando conoció y “recibió a Jesucristo
en su corazón”. Pero en términos de la dimensión del
Tercer Cielo, el tiempo pierde sentido porque nuestra
habitación allí es eterna. Sólo una revelación del Espí-
ritu nos puede dar entendimiento acerca de eso, pero
los apóstoles manejaban perfectamente esos conceptos.
Ese entendimiento deja sin sentido muchas de las dis-
cusiones que produjeron divisiones entre las diferentes
denominaciones cristianas. Las discusiones no se ter-
minan por descubrir quién tenía razón, se disipan al
descubrir que la discusión en sí no tenía ningún sen-
tido.

Con la vida eterna recibimos acceso a la eternidad, al


Tercer Cielo y al conocimiento y el entendimiento de lo
eterno. Además de eso, tenemos la capacidad para
comprender las dimensiones inferiores que habitamos
desde el Tercer Cielo. La historia demostró el poder que
adquiere alguien que tiene acceso a una visión más am-
plia del mundo. Los dueños de los primeros mapas de
la Tierra dominaron sus tiempos. El paralelo con nues-
tros días sería el acceso al dominio y el poder del espa-
cio por los satélites. Recibimos la exclusividad del
acceso a la más alta de las visiones: la dimensión
eterna.

El Segundo Cielo
La Biblia no explica el Segundo Cielo. Sin embargo, nos
dice que no puede contener a Dios.

1 Reyes 8:27 dice: “Pero ¿es verdad que Dios morará


sobre la tierra? He aquí que los cielos, los cielos de los
cielos, no te pueden contener; ¿cuánto menos esta casa
que yo he edificado?”.95

2 Crónicas 2:6 dice:“Mas, ¿quién será capaz de edifi-


carle casa, siendo que los cielos y los cielos de los cie-
los no pueden contenerlo? ¿Quién, pues, soy yo, para
que le edifique casa, sino tan sólo para quemar incienso
delante de él?”.96

En principio diremos que estos pasajes nos hablan del


Segundo Cielo: los cielos de los cielos.97 Si considera-
mos al Segundo Cielo como una dimensión única y se-
parada del Primero y el Tercero, podríamos decir que:

1. No está necesariamente sujeto al tiempo como el


Primer Cielo
2. No pertenece al mundo físico
3. No es eterno y no tiene acceso a la eternidad
4. Es una dimensión intermedia entre el mundo
natural y la eternidad

Las tinieblas y el Segundo Cielo


Existen numerosas corrientes, personas y libros que
sostienen que el Segundo Cielo es donde operan las ti-
nieblas y ocurren sus manifestaciones. No tenemos un
fundamento bíblico sólido para sostener esa definición.
Sin embargo, es evidente que operan en esa dimensión
por las siguientes razones:
1. Satanás fue destituido del Tercer Cielo; en otras
palabras, dejó de existir eternamente.

Isaías 14:12-15 dice:“¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero,


hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que de-
bilitabas a las naciones. Tú que decías en tu corazón:
Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios,
levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sen-
taré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes
subiré, y seré semejante al Altísimo. Mas tú derribado
eres hasta el Seol, a los lados del abismo”.98

Su existencia no es material. Los demonios deben po-


seer la vida de una persona para acceder al mundo fí-
sico, nunca podrán materializarse por sí mismos. Esto
quedó evidenciado cuando los demonios le pidieron a
Jesús que les permitiera ir hacia el hato de cerdos
(Mateo 8:29-33). Pablo llama a esta dimensión “regio-
nes celestes”. Efesios 6:12 dice:“Porque no tenemos
lucha contra sangre y carne, sino contra principados,
contra potestades, contra los gobernadores de las tinie-
blas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad
en las regiones celestes”99

Un asunto que necesitamos derribar es la creencia que


dicha dimensión es exclusiva para los demonios, sata-
nás o las huestes de maldad. Que hayan quedado con-
finados a esa dimensión no es razón para creer que son
los únicos seres que la habitan. De hecho, en las Es-
crituras tenemos evidencias que no sólo las tinieblas
acceden al Segundo Cielo. Salmos 68:32-34 dice:“Rei-
nos de la tierra, cantad a Dios, Cantad al Señor; Selah.
Al que cabalga sobre los cielos de los cielos, que son
desde la antigüedad; He aquí dará su voz, poderosa voz.
Atribuid poder a Dios; Sobre Israel es su magnificencia,
y su poder está en los cielos”.100

El mundo espiritual
La frase “mundo espiritual” es muy utilizada en los ám-
bitos eclesiásticos. Se sorprenderá al descubrir en el
futuro la cantidad de personas que utilizan esta frase
y con cuanta frecuencia. Se introdujo en nuestro voca-
bulario para englobar a todo lo que no es material (lo
que no pertenece al Primer Cielo). La expresión “mundo
espiritual” no se encuentra en la Biblia. El apóstol
Pablo había creado su propio léxico para referirse a las
dimensiones no materiales (por ejemplo, “lugares celes-
tiales” y “regiones celestes”). Si queremos crear una ex-
presión tan importante y de tanto uso, la pregunta que
debemos hacernos es sencilla: “¿Qué es el mundo espi-
ritual?”. Temo que hayamos usado demasiado tiempo
esta frase, aceptando su uso sin cuestionarla y sin
tener en claro a qué se refiere. El problema está en que
hemos englobado a dos dimensiones totalmente dife-
rentes dentro de esa expresión. Dentro del “mundo es-
piritual” ubicamos tanto a Dios y a los ángeles, como a
los demonios y las tinieblas.

Usar esa expresión no es necesariamente incorrecto,


recuerde que hablamos de cosas inefables y a veces es
necesario crear un léxico, mientras entendemos de qué
estamos hablando. Es clave entender que las tinieblas
“no tienen existencia eterna”, porque no tienen acceso
a la dimensión del Tercer Cielo. Por eso Pablo señala
claramente la diferencia entre el lugar en el cual esta-
mos sentados juntamente con Cristo (el Tercer Cielo) y
la lucha que tenemos en las regiones celestes, el Se-
gundo Cielo. Sin embargo, establecer esa diferencia en
un mensaje dominical no es sencillo.

Es necesario saber distinguir a quienes están en con-


diciones de entender los conceptos para que puedan
ser verdaderamente edificados. Creo que sería sano
desde el punto de vista didáctico, utilizar la expresión
“mundo espiritual” para referirnos al Segundo Cielo y
si deseamos referirnos a los ámbitos del Tercer Cielo,
usar la palabra “eternidad”. El verdadero desafío co-
mienza cuando queremos saber qué hay y cómo fun-
ciona el Segundo Cielo.

La creaciOn del Segundo Cielo


Definir al Segundo Cielo o hacer declaraciones exclu-
yentes, sería un verdadero error. Es como intentar de-
finir todo el mundo natural, describiendo los elementos
de una habitación. Imaginemos por un momento que
usamos una carta para intentar explicarle cómo es
nuestro hogar a una persona que nunca lo vio y tam-
poco pertenece a nuestra época. Luego de escribir cien-
tos y cientos de cartas, apenas habríamos hecho una
descripción superficial.

Redimensionemos esa experiencia para intentar expli-


car el mundo entero. El astrónomo Carl Sagan diseñó
una placa de metal que introdujeron en la sonda espa-
cial Pioneer 10, para enviarle un mensaje a cualquier
vida inteligente del espacio que pudiera encontrarla. El
problema es que no entenderían nuestro lenguaje o los
términos humanos y tampoco nuestras escalas de me-
dición tendrían sentido. Se tomaron algunas referen-
cias del universo y algunos dibujos para lograr al
menos decir una cosa: “aquí estamos y somos amisto-
sos”. Aun así, no sabemos si la mano levantada del
hombre pudiera ser entendida como: “pronto vamos a
conquistar su planeta”.

Este es un excelente ejemplo de lo que significa cual-


quier intento del hombre por describir completamente
el Segundo o el Tercer Cielo. Sus parámetros son com-
pletamente diferentes a los naturales. Podemos enten-
der mucho de esas dimensiones, pero nunca agotar el
conocimiento. A la luz de las Escrituras, podemos decir
dos cosas importantes:
· El Segundo Cielo fue creado por Dios
· Así como el mundo natural contiene cosas crea-
das, el Segundo Cielo tiene sus propias creaciones

Colosenses 1:15-16 dice:“Él es la imagen del Dios in-


visible, el primogénito de toda creación. Porque en él fue-
ron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos
y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean
tronos, sean dominios, sean principados, sean potesta-
des; todo fue creado por medio de él y para él”.

Este pasaje nos muestra que el apóstol Pablo había re-


cibido un conocimiento extraordinario muy profundo
de las dimensiones espirituales. Creo que ese conoci-
miento se perdió a lo largo de las generaciones y hoy
debemos reconstruirlo desde las ruinas o, peor aún,
desde construcciones equivocadas. Este pasaje nos
abre la puerta al contenido de los próximos dos capí-
tulos, en los cuales estudiaremos con mayor profundi-
dad acerca de los principados y las potestades. Pablo
los representa como creaciones de Dios y los separa es-
pecíficamente de los demonios y satanás. No sería co-
rrecto decir que satanás fue creado por Dios, aunque
sí lo fue Lucifer. En ese mismo sentido, tampoco debe-
mos entender a los demonios como una creación de
Dios, sino como una perversión absoluta de algo
creado.

Es necesario explicar correctamente las características


de los principados y su naturaleza, pero es extraordi-
nario entender que el Segundo Cielo contiene creacio-
nes propias de Dios, así como el mundo natural. Hay
otros elementos que se encuentran presentes en el Se-
gundo Cielo, como el hombre. Fuimos creados para ha-
bitar las tres dimensiones. En el primer Adán, el
hombre perdió acceso al Tercer Cielo y su existencia
quedó confinada al Primero y al Segundo Cielo. ¿Cómo
participamos del Segundo Cielo? Por medio de nuestra
alma.

Los pensamientos, las emociones y un aspecto de las


palabras que decimos, pertenecen a una naturaleza “no
física”, aunque el sonido de las palabras es un evento
físico, no ocurre lo mismo con el significado y sus efec-
tos. Aquí nos encontraremos con un gran problema a
resolver que tiene cien años sobre la tierra y para en-
tenderlo haremos un poco de historia. La Iglesia pro-
testante refiere frecuentemente sus orígenes a Martín
Lutero, como el iniciador de la Reforma. Su vida y sus
acciones trascendentes para la Iglesia que hoy vivimos,
ocurrieron en el año 1520. Sin embargo, entre el año
1800 y 1900 se comenzaron a dar las condiciones para
que dicha Reforma diera frutos más contundentes en
la vida de la Iglesia.

Hasta ese momento, la Reforma había provocado gran-


des cambios sociales, guerras y contrarreformas, pero
afectó muy poco a la vida de la Iglesia y la manifesta-
ción del Espíritu (esas experiencias sólo podían verse
en sucesos aislados y esporádicos). Uno de esos frutos
fue el evento conocido como el “reavivamiento de la
calle Azusa” en 1906, de la mano de William J. Sey-
mour. Durante ocho años el foco de las iglesias protes-
tantes estuvo sobre lo que sucedía en Los Ángeles y
desde allí comenzó un efecto expansivo que no tuvo lí-
mites hasta nuestros días. Al mismo tiempo surgía en
el mundo una ciencia nueva y poderosa: la psicología.
Bajo la mano de hombres como Wunt, Dewey, Werthei-
mer y otros, se comenzó a imponer en el mundo la ne-
cesidad de analizar científicamente la mente y los
comportamientos humanos.

Ambos sucesos fueron increíblemente contemporáneos


y paralelos. La reacción de la Iglesia Pentecostal na-
ciente fue contundente: rechazaron a la psicología de
una manera radical, hasta el punto de llamarla demo-
níaca. Debemos entender que el surgimiento de la psi-
cología estaba afectando no sólo a los ámbitos
científicos y académicos, también tocaba a la sociedad.
Pero las experiencias vividas en los ámbitos de la Igle-
sia, contradecían totalmente las expresiones populares
que la psicología perseguía imponer en la sociedad.

Hasta hoy la conclusión es una separación total entre


los pensamientos y la espiritualidad. Fue tan fuerte el
impacto de dicha separación que hoy leemos las cartas
apostólicas y no detectamos del todo la sabiduría que
emanan sobre este tema en particular. Los apóstoles
no hacían diferencia alguna entre las confrontaciones
espirituales y los problemas con el mundo pensante en
las iglesias y el mundo. Junto al surgimiento de la psi-
cología como ciencia, fue desplegada un arma extraor-
dinaria de las tinieblas para mantener,dentro de las
doctrinas cristianas, ámbitos de ignorancia.
Ese éxito no se basó en el crecimiento del conocimiento
científico de la mente humana, sino que la Iglesia di-
vorciara completamente a los pensamientos de los
asuntos espirituales. Mientras la psicología buscaba
encontrar una explicación racional a los problemas so-
ciales, la religión se oponía argumentando que todo
aquello sólo podía ser entendido espiritualmente. Los
comportamientos religiosos frente a los avances de la
ciencia fueron repetitivos a lo largo de toda la historia,
pero las riquezas de la sabiduría de Dios no están en
ninguno de los dos canales. Es importante no permitir
que se establezcan límites que perpetúen la ignorancia
en las generaciones y nunca confundir las cosas ciertas
juntas a lo verdadero.

En los últimos veinticinco años la religión Evangélica


estuvo oscilando entre las reacciones históricas repul-
sivas hacia los principios y aplicaciones de la psicolo-
gía, y un enfoque casi exclusivo del Evangelio en los
asuntos psicológicos. Eso creó fuertes confrontaciones
de líneas doctrinales que no fueron sanas para el
avance de la Iglesia contra las tinieblas. La religión
siempre estará creando posiciones antagónicas y es se-
ductor creer que los equilibrios son los correctos. En
ninguno de esos escenarios se desarrolla la vida de
Cristo, porque esos intentos humanos por entender a
Dios y la vida del Espíritu, están sentenciados al fra-
caso. El desafío es arribar a un entendimiento superior
desde la revelación del Espíritu.

Quiero afirmar que cuando hablamos del Segundo


Cielo, nos referimos a una dimensión mucho más am-
plia que nuestra realidad material. Esa dimensión tiene
sus propias leyes y naturaleza. Así como en lo físico
vemos creaciones de Dios e intervenciones humanas,
también las encontraremos en el Segundo Cielo. Las ti-
nieblas y sus diversas manifestaciones (incluidos sata-
nás y los demonios) fueron recluidos en esa dimensión
y desde allí afectan el mundo natural. Sin embargo, no
tienen acceso alguno a la eternidad.

El alma y el Segundo Cielo


Cuando atravesamos el velo de lo material, entramos
en la segunda dimensión. Tenemos existencia en esa
dimensión por la naturaleza con la que fuimos creados.
1 Corintios 15:42-50 dice:“Así también es la resurrec-
ción de los muertos. Se siembra en corrupción, resucitará
en incorrupción. Se siembra en deshonra, resucitará en
gloria; se siembra en debilidad, resucitará en poder. Se
siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo espiritual. Hay
cuerpo animal, y hay cuerpo espiritual. Así también está
escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma vi-
viente; el postrer Adán, espíritu vivificante. Mas lo es-
piritual no es primero, sino lo animal; luego lo espiritual.
El primer hombre es de la tierra, terrenal; el se-
gundo hombre, que es el Señor, es del cielo. Cual el te-
rrenal, tales también los terrenales; y cual el celestial,
tales también los celestiales. Y así como hemos traído
la imagen del terrenal, traeremos también la imagen
del celestial. Pero esto digo, hermanos: que la carne y la
sangre no pueden heredar el Reino de Dios, ni la corrup-
ción hereda la incorrupción”.101
El primer Adán, la naturaleza que nos gobernaba antes
de Cristo y sigue presente en nuestros miembros, fue
creado como “alma viviente”, para ser gobernado por
Dios desde el espíritu. Para acceder a la naturaleza del
“celestial”, el hombre debía comer del Árbol de la Vida
(Cristo). Esa es la naturaleza que le daría acceso a la
vida eterna (el Tercer Cielo). Sin embargo, al comer del
Árbol de la Ciencia, su existencia quedó limitada y go-
bernada desde la naturaleza del alma. Comer de Cristo
nos conecta con la “vida eterna”. Es decir, nos imparte
existencia y nos habilita para acceder a la eternidad.
Esa vida debe gobernar nuestra alma y seguir avan-
zando hasta lograr la consumación de esa verdad: la
resurrección de entre los muertos.

Un punto importante de este pasaje, es que la natura-


leza del primer Adán es “alma viviente” y lo llama “te-
rrenal”. El Segundo Cielo es la dimensión donde
habitamos en el alma. A esa dimensión pertenecen el
alma, el corazón, los pensamientos, los sentimientos,
las emociones, los conceptos, la cultura, las costum-
bres, las creencias, los criterios, los paradigmas, etc.
No pretendemos imponer un límite a la magnitud del
Segundo Cielo, porque es más amplio y complejo que
el Primer Cielo. El Segundo Cielo es una dimensión
donde existimos desde el alma. Veamos algunos aspec-
tos de nuestras vidas que no pertenecen a la dimensión
del Primer Cielo y tienen una atención en la Biblia.
El corazOn del hombre (como parte de su alma)
Génesis 8:21 dice: “Y percibió Jehová olor grato; y dijo
Jehová en su corazón: No volveré más a maldecir la tie-
rra por causa del hombre; porque el intento del cora-
zón del hombre es malo desde su juventud; ni volveré
más a destruir todo ser viviente, como he hecho”.102

Salmos 26:2 dice: “Escudríñame, oh Jehová, y prué-


bame; examina mis íntimos pensamientos y mi
corazón”.103

Mateo 5:28 dice: “Pero yo os digo que cualquiera que


mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella
en su corazón”.104

Job 38:36-38 dice:“¿Quién puso la sabiduría en el


corazón? ¿O quién dio al espíritu inteligencia? ¿Quién
puso por cuenta los cielos con sabiduría? Y los odres
de los cielos, ¿quién los hace inclinar, Cuando el polvo
se ha convertido en dureza, Y los terrones se han pegado
unos con otros?”.105

Pensamientos y argumentos
Filipenses 4:8 dice:“Por lo demás, hermanos, todo lo
que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo
puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si
hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto
pensad”.106
Hebreos 4:12 dice:“Porque la palabra de Dios es viva
y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y
penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas
y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las inten-
ciones del corazón”.107

Efesios 2:3 dice:“entre los cuales también todos noso-


tros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra
carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensa-
mientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo
que los demás”.108

2 Corintios 10:3-6 dice:“Pues aunque andamos en la


carne, no militamos según la carne; porque las armas de
nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios
para la destrucción de fortalezas, derribando argumen-
tos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento
de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obe-
diencia a Cristo, y estando prontos para castigar toda
desobediencia, cuando vuestra obediencia sea per-
fecta”.109

Cultura, costumbres y tradiciones


Hechos 6:13-14 dice: “Y pusieron testigos falsos que
decían: Este hombre no cesa de hablar palabras blasfe-
mas contra este lugar santo y contra la ley; pues le
hemos oído decir que ese Jesús de Nazaret destruirá
este lugar, y cambiará las costumbres que nos dio Moi-
sés”.110
Hebreos 13:5 dice:“Sean vuestras costumbres sin ava-
ricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo:
No te desampararé, ni te dejaré”.111

Mateo 15:3 dice:“Respondiendo él, les dijo: ¿Por qué


también vosotros quebrantáis el mandamiento de Dios
por vuestra tradición?”.112

Creencias y filosofías
Colosenses 2:8 dice:“Mirad que nadie os engañe por
medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradi-
ciones de los hombres, conforme a los rudimentos del
mundo, y no según Cristo”113
.

Colosenses 2:20-22 dice:“Pues si habéis muerto con


Cristo en cuanto a los rudimentos del mundo, ¿por qué,
como si vivieseis en el mundo, os sometéis a preceptos
tales como: No manejes, ni gustes, ni aun toques (en con-
formidad a mandamientos y doctrinas de hombres),
cosas que todas se destruyen con el uso?”.114

Mateo 15:8-9 dice: “Este pueblo de labios me honra;


mas su corazón está lejos de mí. Pues en vano me hon-
ran, enseñando como doctrinas, mandamientos de hom-
bres”.115

Emociones
1 Tesalonicenses 5:14 dice:“También os rogamos, her-
manos, que amonestéis a los ociosos, que alentéis a los
de poco ánimo, que sostengáis a los débiles, que seáis
pacientes para con todos”.116

Filipenses 2:19 dice:“Espero en el Señor Jesús envia-


ros pronto a Timoteo, para que yo también esté de buen
ánimo al saber de vuestro estado”.117

Hebreos 13:17 dice:“Obedeced a vuestros pastores, y


sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas,
como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con
alegría, y no quejándose, porque esto no os es prove-
choso”.118

Filipenses 2:27 dice:“Pues en verdad estuvo enfermo,


a punto de morir; pero Dios tuvo misericordia de él, y no
solamente de él, sino también de mí, para que yo no tu-
viese tristeza sobre tristeza”.119

Paradigmas
2 Corintios 3:14 dice:“Pero el entendimiento de ellos
se embotó; porque hasta el día de hoy, cuando leen el
antiguo pacto, les queda el mismo velo no descubierto,
el cual por Cristo es quitado”.120

Romanos 12:2 dice: “No os conforméis a este siglo,


sino transformaos por medio de la renovación de vuestro
entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena
voluntad de Dios, agradable y perfecta”.121
El tiempo y los tres cielos
El tiempo es una condición indispensable del Primer
Cielo. El pasado registra los sucesos físicos y materia-
les, pero el futuro depende plenamente de las acciones
y las reacciones del presente. Las discusiones tempo-
rales en la dimensión del Tercer Cielo pierden sentido.
La eternidad contiene al tiempo en su totalidad, como
si fuera un sólo instante. Pudiéramos preguntarnos si
el futuro ya está escrito, pero es una pregunta que sólo
tiene sentido en el Primer Cielo, en lo eterno la res-
puesta no es sí o no, porque en esa dimensión la pre-
gunta perdió sentido.

El Segundo Cielo está sujeto a la temporalidad, pero no


al tiempo. Es decir, responde a las medidas del tiempo
y su existencia tiene principio y fin dentro del tiempo,
pero no está sujeto al presente como ocurre con el Pri-
mer Cielo. Por ejemplo, hay personas que por causa de
las experiencias traumáticas quedaron viviendo en el
pasado por medio de sus pensamientos y sus emocio-
nes. Con nuestros pensamientos podemos volver al pa-
sado y desde allí proyectar nuestro futuro. Las tinieblas
se mueven en esa dimensión, trayendo a nuestra me-
moria las cosas que no se pueden resolver para que no
las podamos olvidar. El temor y la acusación son las
armas de la milicia de las tinieblas, porque son los có-
digos que se manejan en el Segundo Cielo. Veamos de-
tenidamente estos pasajes:

Filipenses 3:13 dice:“Hermanos, yo mismo no pre-


tendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvi-
dando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome
a lo que está delante…”.122
2 Corintios 5:17 dice:“De modo que si alguno está en
Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he
aquí todas son hechas nuevas”.123
Isaías 43:18 dice:“No os acordéis de las cosas pasa-
das, ni traigáis a memoria las cosas antiguas”.124

El paralelo con el TabernAculo y otros pasajes


sobre los Cielos
Esta estructura de tres velos está perfectamente repre-
sentada por el Tabernáculo de Moisés. El primer velo
envuelve los atrios: las cortinas exteriores del Taberná-
culo. Este es el Primer Cielo que representa el mundo
natural. El primer velo “envuelve” la primera realidad
del Tabernáculo, porque todo el pueblo tenía acceso a
los atrios. Para habitar en esa dimensión sólo hay un
requisito: existir. Para llegar al lugar santísimo (la ha-
bitación de Dios) había que atravesar dos velos más, el
paralelo de los dos Cielos restantes. Este también es
un paralelo del diseño de la Iglesia y de nosotros mis-
mos como habitación de Dios: somos espíritu, alma y
cuerpo.

1 Tesalonicenses 5:23 dice:“Y el mismo Dios de paz


os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu,
alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la ve-
nida de nuestro Señor Jesucristo”.125

1 Corintios 6:19 dice:“¿O ignoráis que vuestro cuerpo


es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el
cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?”.126
Efesios 3:17 dice:“para que habite Cristo por la fe en
vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimenta-
dos en amor…”.127

1 Juan 4:16 dice:“Y nosotros hemos conocido y creído


el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor;
y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios
en él”.128

2 Corintios 5:1-4 dice:“Porque sabemos que si nuestra


morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tene-
mos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos,
eterna, en los cielos. Y por esto también gemimos, de-
seando ser revestidos de aquella nuestra habitación ce-
lestial; pues así seremos hallados vestidos, y no
desnudos. Porque asimismo los que estamos en este ta-
bernáculo gemimos con angustia; porque no quisiéramos
ser desnudados, sino revestidos, para que lo mortal sea
absorbido por la vida”.129

Salmos 18:9-12 dice:“Inclinó los cielos, y descendió; y


había densas tinieblas debajo de sus pies. Cabalgó
sobre un querubín, y voló; voló sobre las alas del viento.
Puso tinieblas por su escondedero, por cortina suya al-
rededor de sí; oscuridad de aguas, nubes de los cielos.
Por el resplandor de su presencia, sus nubes pasaron;
granizo y carbones ardientes…”.130
Hechos 7:55-56 dice:“Pero Esteban, lleno del Espíritu
Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios,
y a Jesús que estaba a la diestra de Dios, y dijo: He
aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre que
está a la diestra de Dios. 131
NOTAS
87. Versión Reina Valera Revisada 1960.
88. Versión Reina Valera Revisada 1960.El resaltado es del autor.
89. Versión Reina Valera Revisada 1960. El resaltado es del autor.
90. Versión Reina Valera Revisada 1960. El resaltado es del autor.
91. Versión Reina Valera Revisada 1960. El resaltado es del autor.
92. Versión Reina Valera Revisada 1960. El resaltado es del autor.
93. 1 Tesalonicenses 5:23.
94. Versión Reina Valera Revisada 1960. El resaltado es del autor.
95. Versión Reina Valera Revisada 1960. El resaltado es del autor.
96. Versión Reina Valera Revisada 1960. El resaltado es del autor.
97. Personalmente creo que en el original hebreo en realidad se re-
fiere al Tercer Cielo, lo cual cambia al introducir los signos de pun-
tuación de nuestro idioma. Es decir, David consideraba que ni aún
el Tercer Cielo podía contener a Dios. Pero es una apreciación muy
personal y no añade contenido al presente apartado.

98. Versión Reina Valera Revisada 1960.


99. Versión Reina Valera Revisada 1960. El resaltado es del autor.
100. Versión Reina Valera Revisada 1960.
101.Versión Reina Valera Revisada 1960. El resaltado es del autor.
102.Versión Reina Valera Revisada 1960. El resaltado es del autor.
103.Versión Reina Valera Revisada 1960.
104.Versión Reina Valera Revisada 1960.
105.Versión Reina Valera Revisada 1960. El resaltado es del autor.
106.Versión Reina Valera Revisada 1960.
107.Versión Reina Valera Revisada 1960.
108.Versión Reina Valera Revisada 1960.
109.Versión Reina Valera Revisada 1960.
110.Versión Reina Valera Revisada 1960.
111.Versión Reina Valera Revisada 1960.
112.Versión Reina Valera Revisada 1960.
113.Versión Reina Valera Revisada 1960.
114.Versión Reina Valera Revisada 1960.
115.Versión Reina Valera Revisada 1960.
116.Versión Reina Valera Revisada 1960.
117.Versión Reina Valera Revisada 1960.
118. Versión Reina Valera Revisada 1960.
119. Versión Reina Valera Revisada 1960.
120. Versión Reina Valera Revisada 1960.
121. Versión Reina Valera Revisada 1960.
122. Versión Reina Valera Revisada 1960.
123. Versión Reina Valera Revisada 1960.
124. Versión Reina Valera Revisada 1960.
125. Versión Reina Valera Revisada 1960. El resaltado es del
autor.
126. Versión Reina Valera Revisada 1960.
127. Versión Reina Valera Revisada 1960.
128. Versión Reina Valera Revisada 1960.
129. Versión Reina Valera Revisada 1960. El resaltado es del
autor.
130. Versión Reina Valera Revisada 1960.
131. Versión Reina Valera Revisada 1960.
ROUND
5
Los principados
En primer lugar definiremos qué es un principado y
luego avanzaremos para comprender cómo operan, la
manera en cómo afectan la realidad del hombre actual
y cuál debería ser nuestra respuesta ante ellos. No con-
tamos con una definición bíblica de la palabra princi-
pado. Sin embargo, vemos un abundante uso del
término en las cartas apostólicas. Esto nos muestra
que los apóstoles (en especial el apóstol Pablo), tenían
un elevado nivel de claridad sobre el mundo que los ro-
deaba, pero no lograron plasmar esa revelación acaba-
damente en sus cartas.132

Veamos los siguientes puntos:


Primero: Los asuntos espirituales no se pueden com-
prender por la lectura, necesitamos recibir una ilumi-
nación del Espíritu de Dios. Es necesario que nuestros
ojos se abran y remover los velos que nos impiden com-
prender aquellos temas que no se pueden describir con
palabras. Las palabras escritas marcan un punto ini-
cial, porque son una herramienta útil para derribar
obstáculos a lo largo de ese proceso.133

Segundo: La experiencia nunca ha sido un buen fun-


damento para establecer principios y definiciones aca-
badas, porque siempre son una fuente de enseñanzas
para quien las vive, pero también pueden ser una
fuente de confusión y error. Establecen formas de pen-
sar y accionar que casi nunca pueden ser aplicables a
otras personas o situaciones, por lo específico de las
circunstancias y las condiciones de dichas experien-
cias. Una experiencia puede servir para aclarar y ejem-
plificar un pensamiento, pero cuando se elabora una
verdad a partir de una experiencia, podría ser anulada
por otra experiencia.

Es importante examinar toda enseñanza y ponerla a


prueba. En los últimos veinte años se establecieron
muchas corrientes doctrinales y enseñanzas basadas
en las experiencias de las personas. Todo lo extraordi-
nario que puedan tener esas experiencias cargadas de
riquezas, se puede ver opacado por una enseñanza que
establece formas equivocadas de comportamiento y eje-
cución de los propósitos eternos de Dios. Cuando esto
sucede, se adoptarán vocabularios y acciones que no
son efectivas contra las tinieblas. Haremos un examen
a la luz de las Escrituras y las cartas apostólicas. Su
eficacia solo será evidente cuando esta información se
use para producir una mayor manifestación de Cristo
a través de la Iglesia; caso contrario, no tendrá la
menor utilidad.

Nuestro objetivo no es contradecir el conocimiento que


otros aportaron sobre este punto y tampoco buscamos
ofrecer conceptos acabados sobre estos temas. Necesi-
tamos quebrar los límites impuestos por ciertas mane-
ras de pensar que pudieran haber sido útiles hasta
aquí, pero todavía tenemos un largo camino por reco-
rrer y metas por alcanzar en la carrera del llamado de
Dios para nuestras vidas.

Def inicion de p ri nc i pa do
Existen corrientes que definen a los principados como
demonios de alto rango. También hay líneas de pensa-
miento que los definen como ángeles o ángeles caídos.
Ninguna de estas definiciones tienen un verdadero fun-
damento escritural. Veremos que las traducciones ori-
ginales separan claramente ambos conceptos. En
griego la palabra ángel es angelos (ἄγγελος), mensajero
(de angelo, entregar un mensaje) y en hebreo es la pa-
labra malak (‫ְךָאְלַמ‬, AT: 4397), mensajero; ángel). Pero
el original utilizado en las cartas apostólicas para la pa-
labra principado es arque (ἀρχή, archai, arque o arjé),
principio, gobierno, dominio, comienzo, origen, ini-
ciación, primero, punta o rudimento. Veamos un
ejemplo que originó algunas confusiones:

Judas 1:6 dice: “Y a los ángeles que no guardaron su


dignidad (arque), sino que abandonaron su propia mo-
rada los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eter-
nas, para el juicio del gran día…”.134

El pasaje tiene relevancia porque habla de los ángeles,


luego usa la palabra griega “arque” que se traduce
como “dignidad”. Sin embargo, más adelante veremos
el significado de este pasaje con mayor definición. Pero
Judas no dice que un ángel sea un principado, por el
contrario, separa ambos términos de una manera clara.
El sentido de este pasaje es el siguiente: “Y a los ánge-
les que no guardaron su posición inicial (salieron de
su principado), sino que abandonaron su propia mo-
rada, los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eter-
nas, para el juicio del gran día...”.

La palabra “arque” fue traducida como dignidad. Sin


embargo, el pasaje deja en claro la diferencia entre án-
geles y principados: los ángeles tenían una posición
dentro de un principado. Ese es el sentido más claro en
el original y allí no hay contradicción. Debe quedar
claro que no hay evidencias escriturales que establez-
can que un principado es un ángel caído o un demonio
con rangos espirituales.

¿Que es un principado?
Es una “entidad espiritual”, esto engloba todas las de-
finiciones porque buscamos comprender cosas puntua-
les acerca de ellos.

Efesios 6:12 dice: “Porque no tenemos lucha contra


sangre y carne, sino contra principados, contra potesta-
des, contra los gobernadores de las tinieblas de este
siglo, contra huestes espirituales de maldad en las re-
giones celestes”.135

El apóstol Pablo dice que


|No solo debemos saber que tenemos lucha contra prin-
luchamos contra ellos, cipados y no contra “los”
necesitamos averiguar contra principados, porque son
entidades espirituales es-
cual de ellos debemos luchar. pecíficas e identificables.
|
Cuando recurrimos a las Escrituras, podremos notar
que este detalle no es sólo un asunto de gramática que
se perdió debido a la traducción. Estamos delante de
una clave que nos permitirá entender qué son y cómo
operan los principados. No sólo debemos saber que lu-
chamos contra ellos, necesitamos averiguar contra cuál
de ellos debemos luchar.

Un p rin cipa do n o e s un dem o n io


Entender la diferencia entre un principado, un demonio
y un “demonio con rango” es importante, porque esa di-
ferencia nos permitirá descubrir cómo acciona un prin-
cipado, cuál es su función y cómo debemos responder
ante ellos. Con el fin de alcanzar mayor claridad sobre
estas diferencias, veamos breves encuentros de Jesús
y los apóstoles con los demonios:

Mateo 9:32-33 dice:“Mientras salían ellos, he aquí, le


trajeron un mudo, endemoniado. Y echado fuera el de-
monio, el mudo habló; y la gente se maravillaba, y decía:
Nunca se ha visto cosa semejante en Israel”.136

Mateo 15:22-28 dice:“Y he aquí una mujer cananea


que había salido de aquella región clamaba, diciéndole:
¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí! Mi hija es
gravemente atormentada por un demonio… Respon-
diendo él, dijo: No está bien tomar el pan de los hijos, y
echarlo a los perrillos. Y ella dijo: Sí, Señor; pero aun los
perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de
sus amos. Entonces respondiendo Jesús, dijo: Oh mujer,
grande es tu fe; hágase contigo como quieres. Y su
hija fue sanada desde aquella hora”. 137

Mateo 17:18 dice:“Y reprendió Jesús al demonio, el


cual salió del muchacho, y éste quedó sano desde
aquella hora”.138

Marcos 5:2-13 dice:“Y cuando salió él de la barca, en


seguida vino a su encuentro, de los sepulcros, un hom-
bre con un espíritu inmundo… Cuando vio, pues, a Jesús
de lejos, corrió, y se arrodilló ante él. Y clamando a gran
voz, dijo: ¿Qué tienes conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altí-
simo? Te conjuro por Dios que no me atormentes.
Porque le decía: Sal de este hombre, espíritu inmundo.
Y le preguntó: ¿Cómo te llamas? Y respondió diciendo:
Legión me llamo; porque somos muchos. Y le rogaba
mucho que no los enviase fuera de aquella región. Es-
taba allí cerca del monte un gran hato de cerdos pa-
ciendo. Y le rogaron todos los demonios, diciendo:
Envíanos a los cerdos para que entremos en ellos. Y
luego Jesús les dio permiso. Y saliendo aquellos espíri-
tus inmundos, entraron en los cerdos, los cuales eran
como dos mil; y el hato se precipitó en el mar por un des-
peñadero, y en el mar se ahogaron”.139

Hechos 16:16-18 dice:“Aconteció que mientras íbamos


a la oración, nos salió al encuentro una muchacha que
tenía espíritu de adivinación, la cual daba gran ganan-
cia a sus amos, adivinando. Esta, siguiendo a Pablo y a
nosotros, daba voces, diciendo: Estos hombres son sier-
vos del Dios Altísimo, quienes os anuncian el camino de
salvación. Y esto lo hacía por muchos días; mas desa-
gradando a Pablo, éste se volvió y dijo al espíritu: Te
mando en el nombre de Jesucristo, que salgas de ella. Y
salió en aquella misma hora”.140

Estos y todos los casos de encuentros con demonios


que tuvieron Jesús y los apóstoles, nos muestran cla-
ramente un punto: no hay lucha contra los demonios.
En las cartas apostólicas casi ni se mencionan a los de-
monios y a los espíritus inmundos. El apóstol Pablo les
hablaba a los corintios sobre lo sacrificado a los demo-
nios y a Timoteo le habla sobre las doctrinas de demo-
nios. Santiago menciona que los demonios creen y
tiemblan. Sin embargo, no existe una sola evidencia es-
critural de lucha o guerra contra los demonios, aunque
las Escrituras sí establecen una lucha y esto implica
desarrollar nuestra capacidad de “resistencia”. No
vemos evidencia alguna de esa resistencia en los en-
cuentros que Jesús o los apóstoles sostuvieron con los
demonios, tampoco sobre ataques significativos de los
demonios para impedir al avance del Evangelio.

Aun así, tenemos lucha contra principados, por esta


razón debemos entender qué son y cómo operan. Es
importante aclarar que hemos tomado sólo algunos pa-
sajes como ilustración para demostrar este punto,
somos conscientes que existen muchos otros por tra-
tar. Sin embargo, lo que buscamos va más allá de hacer
un simple aporte académico, necesitamos ver esto
desde la perspectiva de la revelación del Espíritu para
tener claridad en nuestros días. Nos enfocaremos en la
operación de los principados y cómo expresamos nues-
tra victoria en contra de ellos.

Este capítulo no tiene por objetivo minimizar el daño


que un demonio puede producir, sino más bien “maxi-
mizar” el poder que opera en los hijos de Dios. Este
poder no se expresa en su máxima gloria al enfrentar-
nos con los demonios, los cuales operan en la ilegalidad
y huyen al ser expuestos a la Luz. Por otra parte, la
operación de los principados está contenida dentro de
los parámetros legales temporales que ofrecen resisten-
cia a la manifestación de la Verdad en nuestra socie-
dad.
F uncion d e l os p r in c i pa dos
Al avanzar en el entendimiento de la operatoria de los
principados, descubrimos que funcionan a través de
principios, pensamientos, culturas, filosofías, paradig-
mas, etc. Usamos muchas palabras para expresar un
mismo concepto espiritual. Por alguna razón, cuando
se nos habla de la operatoria espiritual, se utilizan gra-
dos de abstracción que nos distraen de la practicidad
y la funcionalidad de las tinieblas en el mundo donde
vivimos. Además, cuando hablamos de pensamientos
y filosofías, les asignamos un valor demasiado carnal y
humano, ignorando el accionar de las entidades espi-
rituales.

Un principado gobierna porque estuvo alguna vez en el


lugar correcto: en el comienzo. Se establece en el co-
mienzo de “algo” y sigue creciendo a medida que en-
cuentra lugar en los pensamientos, las emociones, la
historia, la cultura, el carácter y la conducta de los
pueblos. No significa que un principado sea un pensa-

|Los pensamientos gobiernan miento, hablo de entidades


espirituales cuya manifes-
nuestras acciones porque tienen tación y evidencia se esta-
un alto valor espiritual. blecen
| a través de
“principios de gobierno”.

Como go bie rn a u n p rin c i pado


Un demonio sólo puede gobernar aquello que posee
(Mateo 12:43), pero un principado gobierna el accionar
y el comportamiento de familias, pueblos, ciudades y
naciones, a través de sus maneras de concebir el
mundo establecido en las personas. Los pensamientos
gobiernan nuestras acciones porque tienen un alto
valor espiritual. Un principado tiene una manera de
operar clara y específica. Las Escrituras arrojan luz
sobre la operatoria de los principados:

·Los principados tienen territorios de acción


·Hay principados que se someten a otros princi
pados mayores
·Hay principados que se oponen entre sí, compi
tiendo por dominar espacios
·Los principados se mueven en los niveles de la
legalidad limitada y temporal, otorgada por Dios
y por los hombres
·Los principados se clasifican por categorías o
grupos

Una palabra clave


La limitada legalidad en la
que operan los principados,
|Reprendemos a los demonios
es donde radica su accio- porque estan en un lugar donde no
nar y es la razón por la cual pueden estar, pero un principado
fuimos llamados para ma- no se puede reprender, se debe re-
nifestar su derrota. Esta es
una realidad en la eterni-
|
mover de una manera especifica.
dad, pero por Gracia nos fue otorgado el privilegio de
manifestar y expresar la victoria de Cristo sobre todos
ellos. La palabra clave es manifestar, porque darlos a
conocer es el arma específica de nuestra lucha. Es im-
portante entender esto. Reprendemos a los demonios
porque están en un lugar donde no pueden estar, pero
un principado no se puede reprender, se debe remover
de una manera específica:

Efesios 3:8-11 dice: “A mí, que soy menos que el más


pequeño de todos los santos, me fue dada esta gracia
de anunciar entre los gentiles el evangelio de las ines-
crutables riquezas de Cristo, y de aclarar a todos cuál
sea la dispensación del misterio escondido desde los si-
glos en Dios, que creó todas las cosas; para que la mul-
tiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a
conocer por medio de la Iglesia a los principados y
potestades en los lugares celestiales, conforme al pro-
pósito eterno que hizo en Cristo Jesús nuestro
Señor”.141

Cuando se adquiere un entendimiento profundo acerca


de la naturaleza de los principados, las palabras de
Pablo a los efesios comienzan a tener un verdadero sen-
tido. Más adelante veremos la naturaleza de las potes-
tades y las huestes espirituales. Los principados
reconocen los códigos que utiliza Pablo como anunciar,
aclarar, tener sabiduría, dar a conocer y manifestar el
conocimiento.

El inicio de los principados y su naturaleza


Para entender de dónde provienen los principados, ne-
cesitamos arribar al siguiente pasaje:

Colosenses 1:15-20 dice:“Él es la imagen del Dios in-


visible, el primogénito de toda creación. Porque en él
fueron creadas todas las cosas, las que hay en los
cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles;
sean tronos, sean dominios, sean principados, sean
potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y
él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él
subsisten; y él es la cabeza del cuerpo que es la Iglesia,
él que es el principio, el primogénito de entre los
muertos, para que en todo tenga la preeminencia; por
cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud,
y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así
las que están en la tierra como las que están en los cie-
los, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz”.142

En su entendimiento, el apóstol establece a los princi-


pados como algo creado por Dios y en Cristo. Por tanto,
el entendimiento al que arribemos debe ser compatible
con lo establecido en este pasaje. Dios creó una estruc-
tura de gobierno a través de los principados. Luego el
hombre y las tinieblas fueron introduciendo en la tierra
sus propios principados perversos.

Cuando vamos entendiendo más acerca de la natura-


leza y la funcionalidad de los principados, descubrire-
mos que el inicio de sus operaciones se remonta al
Árbol de la Ciencia del Bien y el Mal. Dios creó el Árbol
de la Ciencia, pero esto no significa que haya creado el
mal. Este Árbol en realidad representa el marco de le-
galidad y gobierno al que se sometió el hombre, porque
le provee una dimensión donde le es posible vivir bio-
lógicamente y en su alma. Dios diseñó al hombre para
que sea gobernado por Él, pero cuando quedó separado
del señorío de su Creador, |Dios creo una estructura de
se refugió dentro de un
marco de subsistencia racio- gobierno a traves de los
nal, emocional y social, deli- principados. Luego el hombre
mitado por las estructuras y las tinieblas fueron introdu-
del bien y el mal. ciendo en la tierra sus propios
principados perversos. |
Desde allí el hombre quedó
|el asunto no es luchar contra sometido a una dimensión
todos los principados reprendien- de autoridad y dominio to-
dolos, debemos reconocerlos y talmente diferente a la que
accionar contra los que se oponen a gozaba cuando habitaba en
Dios. Los principados sólo
la manifestacion de la Luz en la vida son una parte de esa di-
de todos los hombres .| mensión. El Árbol de la
Ciencia abre una dimen-
sión para el hombre que establece conceptos y acciones
de gobierno. Los principados y las potestades fueron
creados en la dimensión del Segundo Cielo, y el Árbol
de la Ciencia sometió a la Creación a esa dimensión. El
primer Adán se sometió legalmente a ellos cuando es-
cogió comer del Árbol equivocado.

En consecuencia, podemos decir que tanto los princi-


pados como las potestades, son entidades espirituales
que se identifican con el bien y el mal. Desde ese punto
podemos entender que el asunto no es luchar contra
todos los principados reprendiéndolos, debemos reco-
nocerlos y accionar contra los que se oponen a la ma-
nifestación de la Luz en la vida de todos los hombres.
Otorgarle o no una personalidad a los principados no
es un asunto relevante, debemos entender cómo luchar
contra ellos y cómo usar nuestras armas espirituales
en su contra con efectividad.

Proverbios 8:22-24143 dice: “Jehová me poseía en el


principio, ya de antiguo, antes de sus obras. Eterna-
mente tuve el principado, desde el principio, antes
de la tierra. Antes de los abismos fui engendrada; antes
que fuesen las fuentes de las muchas aguas”.144
Existe un código que los principados respetan y obede-
cen de manera absoluta: lo primero. Veamos el pasaje
de Efesios, prestando especial atención a todas las ex-
presiones que se refieren a la posición de “primero”:

Colosenses 1:15-20 dice: “Él es la imagen del Dios in-


visible, el primogénito de toda creación. Porque en él
fueron creadas todas las cosas, las que hay en los
cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles;
sean tronos, sean dominios, sean principados, sean
potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y
él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él
subsisten; y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia,
él que es el principio, el primogénito de entre los
muertos, para que en todo tenga la preeminencia; por
cuanto agradó al Padre que en él habitase toda pleni-
tud, y por medio de él reconciliar consigo todas las
cosas, así las que están en la tierra como las que están
en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su
cruz”.145

Todos los principados reconocen a Cristo y su natura-


leza manifestada. Cuando esto sucede, los principados
retroceden y se sujetan. Ellos no respetan una repren-
sión, porque operan en un nivel de legalidad otorgado
por el primer Adán. Dicen: “estoy aquí porque soy pri-
mero”. Pero cuando Cristo
es manifestado, no oponen |
Existe un codigo que los
resistencia porque Él es
principados respetan y obedecen de
antes que todas las cosas.
Así podemos entender la manera absoluta: lo primero. |
importancia de darles a co-
nocer la multiforme sabiduría de Dios a los principados
y las potestades. Este tipo de sabiduría es Cristo ma-
nifestado a través de la Iglesia, su Cuerpo. Es multi-
forme porque nos fue impartida la gracia para expresar
a Cristo en una medida asignada a cada miembro del
Cuerpo.

Funcionamiento de los principados


Romanos 1:20-23 dice: “Porque las cosas invisibles
de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente vi-
sibles desde la creación del mundo, siendo entendidas
por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen
excusa. Pues habiendo conocido a Dios, no le glorifi-
caron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se en-
vanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón
fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron
necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en
semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves,
de cuadrúpedos y de reptiles”.146

Un principado gobierna el destino grupos de personas


a través de pensamientos gobernantes. No todos los
principados responden a las tinieblas o son usados
para detener el avance de la Iglesia. Los principados
pertenecen a la creación del Segundo Cielo y son indis-
pensables para la vida en sociedad. Si no existieran los
principados, la vida en sociedad como la conocemos
sería un caos. Decir que todo principado es malo o con-
trario a la vida es incorrecto, porque sería como decir
que todas las culturas humanas son malas y deberían
desaparecer. Sabemos que la vida en el Reino de Dios
nos libera del dominio de la cultura humana, pero para
el hombre sin Dios la cultura es altamente necesaria.
La cultura le otorga identi-
dad a las personas y cana- |
Los principados crean mentiras
les de comunicación viables que los hombres aceptan como
con sus pares. Aunque ese verdades y solo pueden quedar en
gobierno no lleva al hombre
evidencia por medio de una
hacia Dios, debemos enten-
der que no todo principado revelacion de Cristo. |
es un adversario. Los principados crean mentiras que
los hombres aceptan como verdades y solo pueden que-
dar en evidencia por medio de una revelación de Cristo.

·Hay principados con un mayor rango de autori


dad que otros
·El rango de un principado puede cambiar a lo
largo
de la historia
·Existen grupos y categorías de principados
·Los principados responden a gobiernos geográ
ficos y muchas veces responden a límites políti
cos
·Hay principados que se oponen entre sí y otros
que compiten por una mayor influencia

Veamos algunos ejemplos prácticos del funcionamiento


de los principados que nos permitirán detectar su ope-
ratoria en la actualidad. Hay un ámbito en el cual se
evidencia claramente la operatoria de los principados:
las universidades. Cuando los estudiantes ingresan al
primer año de la universidad, comparten gran parte de
sus características como edad, idiosincrasia, conduc-
tas, desafíos, creencias, etc. En general, se trata de jó-
venes que salen del ámbito del colegio secundario, pero
luego de tres años de experiencia dentro de alguna ca-
rrera, los estudiantes comienzan a adoptar caracterís-
ticas distintivas y particulares de cada facultad.
Las diferentes facultades producen una manera de con-
cebir la vida particular en sus estudiantes, impartién-
doles un vocabulario particular. Visitar un campus
universitario nos dará una representación gráfica de lo
que estamos hablando. La conducta generalizada de los
estudiantes de las diferentes facultades es altamente
distintiva. Algunas facultades producen jóvenes con
creencias socialistas y otras refuerzan las creencias ca-
pitalistas.

Hay lugares estratégicos donde los principados se ini-


cian, se establecen o crecen para gobernar. Los medios
de comunicación y los ámbitos académicos son los
principales, porque son fuentes que forman matrices
de pensamiento en la sociedad. En los tiempos de la
Iglesia original, ese centro estaba representado por el
Areópago de Atenas, en nuestros días sería el Internet
y las redes sociales, pero su operación no reconoce lí-
mites. En todo lugar donde haya personas reunidas,
estarán operando estos principados. Toda palabra pro-
nunciada o cualquier concepto expresado, responde a
la inspiración de los principados.

Los principados y la mentira


Alejado de Dios, el primer Adán (y en él todos nosotros),
comenzó a crear los parámetros para su subsistencia
desde el conocimiento del bien y el mal. Desde allí na-
cieron y comenzaron a crearse los primeros y más po-
tentes principados. Por ejemplo, la muerte como
principado (no como un hecho natural), comenzó a ope-
rar en la vida de Caín. Nace en los pensamientos y se
establece como uno de los principados más poderosos
sobre la tierra. Pero hay un principado que es padre de
todos ellos y se creó en el Huerto mismo, cuando la ser-
piente le dijo a Eva: “tus ojos serán abiertos y serás
como Dios”147

La mentira es uno de los mayores principados y desde


allí se desprenden todas las herramientas del infierno
para mantener al hombre alejado de Dios. Tanto los
principados del bien como los del mal, crean una es-
tructura de pensamiento en la cual Dios deja de ser
vital para el hombre. Esa realidad buena y mala tiene
un problema: no nos permite ver a Cristo. El Árbol de la
Ciencia en realidad cerró
los ojos del hombre y corrió |
Tanto los principados del bien
el velo (el Tercer Cielo), en- como los del mal, crean una
tonces perdimos acceso a la estructura de pensamiento en la
perspectiva eterna. Queda-
mos aislados de Cristo, el
cual Dios deja de ser vital
Árbol de la Vida y, en con- para el hombre. |
secuencia, perdimos el acceso a su genética divina.

Todo lo que no expresa abiertamente a Cristo es una


mentira en su naturaleza más íntima. Por esta razón la
mentira es el máximo principado, pero tiene una debi-
lidad: no es antes que todas las cosas. La mentira se le-
vanta con gran poder en la tierra, porque pareciera
estar antes que todo y se esconde detrás de “verdades
comprobables”. Cuando Cristo se manifiesta, la mentira
se debe rendir. Al morir en la cruz se manifestó en ple-
nitud y el velo del templo se rasgó, anunciando al
mundo una nueva realidad: podemos conocer al Dios
que está detrás del Cielo, porque tenemos acceso conce-
dido.
No se debe asumir a la mentira como un principado
que opera a través de una persona que pronuncia pa-
labras o las oculta con el fin de engañar. La mentira
actúa como principado en todas las cosas que el hom-
bre realiza sin Dios. El mundo físico es la primera men-
tira que el hombre acepta. Cuando tocamos un objeto
y lo comprobamos, asumimos que verdaderamente
“existe”. Pero como su exis-
|La mentira actua como tencia está limitada al
principado en todas las cosas que tiempo, cuando nuestros
el hombre realiza sin Dios. | ojos son abiertos desde lo
eterno, entendemos que esa
existencia es una mentira que será descubierta, porque
un día ese objeto dejará de ser.

Colosenses 3:1-4 dice:“Si, pues, habéis resucitado con


Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo
sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas
de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto,
y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.
Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vo-
sotros también seréis manifestados con él en gloria”.148

Mateo 6:19-21 dice:“No os hagáis tesoros en la tierra,


donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones
minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde
ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no
minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí
estará también vuestro corazón”149
Los principados y la ley
Así el hombre se introduce en situaciones complejas y
variadas de su mente y su corazón. Esa realidad se
transformó en un velo para el hombre que no le permite
ver a Cristo. La Ley y los profetas se convirtieron en un
velo para Israel en tal grado, que aunque todos ellos
anunciaron la venida del Mesías, no lo pudieron reco-
nocer.

La Ley escrita (letra) responde a los principados, pero


esto no así desde su naturaleza porque la Ley es santa
y perfecta porque salió de la boca de Dios. Cuando Is-
rael recibió la Ley no tenía acceso a la eternidad y tam-
poco podía ver a Cristo. El apóstol Pablo explica que la
naturaleza de la Ley era perfecta en la boca de Dios,
porque era la manifestación de Cristo. El hombre trans-
formó la Ley en principados, los cuales lo mantuvieron
bajo un gobierno ajeno a Dios y lo sometieron al pe-
cado. El pecado como principado adquiere fuerza a tra-
vés de la letra de la Ley.

Entendimiento apostolico de los principados


En las cartas del apóstol Pablo en la versión Reina Va-
lera 1960, encontramos siete registros del uso de la pa-
labra “principado/s”. Sin embargo, esos números
cambian rotundamente cuando buscamos el uso de esa
palabra en su original griego (arque). Encontraremos
que en muchas ocasiones la palabra fue traducida de
diferentes maneras, separándola de su significado ori-
ginal. Al hacer un análisis exhaustivo del modo en que
el apóstol Pablo usaba la palabra y el contexto de estos
pasajes, podremos concluir que entendía claramente a
los principados, cómo operan y cuáles implican una
oposición para el crecimiento de la Iglesia.
El escritor de la Carta a los Hebreos nos da este
ejemplo:
Hebreos 6:1-3 dice:“Por tanto, dejando ya los rudi-
mentos (arque - principados) de la doctrina de Cristo,
vamos adelante a la perfección; no echando otra vez el
fundamento del arrepentimiento de obras muertas, de la
fe en Dios, de la doctrina de bautismos, de la imposición
de manos, de la resurrección de los muertos y del juicio
eterno. Y esto haremos, si Dios en verdad lo permite”.150

El escritor a los hebreos nos expone a una realidad ine-


vitable en el crecimiento de la vida del cristiano: la ne-
cesidad de dejar atrás formas y pensamientos que
fueron útiles en algún momento, pero ya no lo son. Lo
expone como una necesidad de alta importancia: dejar
atrás. No hablamos de una acción positiva, sino alta-
mente indispensable para nuestra madurez. Cuando
llegamos al conocimiento de la verdad, son necesarios
los primeros principios y pensamientos que van produ-
ciendo una transformación en la mente y las conduc-
tas. Esos primeros pensamientos, los rudimentos del
evangelio, los primeros mensajes que aceptamos sobre
Cristo, tienen una limitación: sólo son pensamientos
gobernantes, pero no son la realidad misma de Cristo
en nosotros. En la predicación y la enseñanza del Evan-
gelio, es necesario el uso de pensamientos que quiebren
el poder de estructuras pensantes previas. Se produce
una cultura contra cultura; paradigmas nuevos contra
los viejos y costumbres contra costumbres. Quisiéra-
mos pensar que los nuevos pensamientos son suficien-
tes para marcar la madurez absoluta, pero al pasar el
tiempo nos damos cuenta de que no son suficientes. La
renovación del entendimiento es una dinámica espiri-
tual en la cual dejamos atrás principados, que pudieren
haber sido útiles para una etapa, pero se vuelven peli-
grosos si nos quedamos demasiado tiempo allí. El único
riesgo es que Cristo no sea manifestado en vida, amor
y gracia por medio de nosotros.

Las palabras y los pensamien-


tos rápidamente se asocian a | no todo pensamiento es un
los principados en los niños principado; pero cuando un pen-
espirituales. Es necesario
samiento se vuelve gobernante de
salir de esa etapa, porque los
principados nunca permitirán emociones y acciones s
el desarrollo de la perfección, eguramente responde y
impidiendo la manifestación manifiesta un principado.|
de Cristo en la persona. Así
entendemos que la lucha contra los principados no in-
volucra sólo los asuntos del mal. En este punto quisiera
aclarar que no todo pensamiento es un principado;
pero cuando un pensamiento se vuelve gobernante de
emociones y acciones seguramente responde y mani-
fiesta un principado. Más adelante entenderemos que
los principados sometidos al servicio de Cristo son
parte del diseño de la vida del hombre. Pero nos ayu-
dará a entender que aún cuando somos niños espiri-
tuales, en Cristo se nos ha otorgado una posición
mayor a todo principado y potestad. Es decir que no
nos sometemos a su señorío como hombres sin la vida
de Dios, sino que usamos de ellos para alcanzar una
mayor estatura en gracia y sabiduría.

En la predicación y la enseñanza del Evangelio, es ine-


vitable el uso de los principados. Las palabras y los
pensamientos rápidamente
|todo lo que no nos conduce a se asocian a los principados
manifestar a Cristo, debe ser en los niños espirituales. Es
puesto a prueba y apartado en el necesario salir de esa etapa,
porque los principados
momento oportuno. | nunca permitirán el desa-
rrollo de la perfección, impidiendo la manifestación de
Cristo en la persona. Así entendemos que la lucha con-
tra los principados no involucra sólo los asuntos del
mal. Debemos volvernos competentes para saber
cuándo y qué principado debe ser apartado de nuestro
camino.

El escritor a los Hebreos establece que hay un bau-


tismo que pertenece a la realidad del Espíritu y nos
lleva a manifestar a Cristo, pero hay otro que crea ru-
dimentos. Cuando una persona se aferra a los elemen-
tos físicos como ser sumergido en el agua para ser
bautizado, a los conceptos bíblicos y a las enseñanzas
del pasado, quedará sujeto a un estado de inmadurez.
Se espera que al crecer, esa persona deje atrás los ru-
dimentos y llegue al conocimiento pleno de la verdad.
El bautismo no se produce en el agua o al arrepentirse
en los pensamientos, es una revelación de Cristo, en
quién estamos muertos y con quien fuimos juntamente
resucitados. A partir de este punto, el juicio a todo prin-
cipado es este: todo lo que no nos conduce a manifestar
a Cristo, debe ser puesto a prueba y apartado en el mo-
mento oportuno.

Quitando la mentira por medio de lo primero


La operatoria de los principados crea en los hombres
(aún en los creyentes), una conciencia de existencia na-
tural. La memoria es una gran herramienta para los
principados. En un cristiano, los principados operan
trayéndole a su memoria su antigua vida y estable-
ciendo un punto de apoyo emocional “anterior” a su
conversión. Como establecimos unos párrafos más
arriba, todo lo que existe antes tendrá más poder. Al-
canzamos la madurez por medio de una revelación
clara de nuestra vida en Cristo, porque allí nos conec-
tamos con nuestra memoria eterna.

Romanos 8:29-31 dice:“Porque a los que antes cono-


ció, también los predestinó para que fuesen hechos con-
formes a la imagen de su Hijo, para que él sea el
primogénito entre muchos hermanos. Y a los que pre-
destinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a
éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos tam-
bién glorificó. ¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por
nosotros, ¿quién contra nosotros?”151
.

Siempre debemos tener presente que “si Dios es por no-


sotros, nadie podrá levantarse en contra nuestra”152

Esta verdad describe la plataforma real desde la cual


debemos desarrollar nuestra lucha espiritual. Las pa-
labras de Pablo tienen una alta relevancia en nuestra
lucha, porque se trata del primer desalojo de los prin-
cipados alojados en el alma de los santos. Nuestra me-
moria eterna nos habla de estas cosas:

Efesios 1:3-5 dice:“Bendito sea el Dios y Padre de


nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda ben-
dición espiritual en los lugares celestiales en Cristo,
según nos escogió en él antes de la fundación del
mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante
de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adop-
tados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro
afecto de su voluntad”.153

Así comienza una Carta que prestará especial atención


al desarrollo de nuestra lucha contra los principados.
Sin embargo, no se puede establecer una lucha contra
estas fuerzas espirituales si primero no queda expuesto
su accionar en nuestro interior.

Doctrinas y pensamientos gobernantes


Salomón descubrió un secreto en el funcionamiento del
mundo que le permitió llevar a Israel a su nivel más ele-
vado de prosperidad en la historia. El mismo oro de Sa-
lomón haría prosperar a los imperios conquistadores
en el futuro. Salomón no sometió al pueblo físicamente,
aunque la presión del sistema impositivo era fuerte, era
una nación próspera. El secreto del gobierno de Salo-
món fueron los proverbios. No eran sólo una serie de
“consejos del rey”, reflejaban los pensamientos de go-
bierno inspirados por Dios.

El original hebreo de proverbio (‫ )לָׁשָמ‬es “mashal” y se


distribuían en la nación, desde el más pequeño hasta
no se puede establecer una lucha las castas gobernantes. No
154
| eran libros escritos para
contra estas fuerzas espirituales unos pocos, sino un método
si primero no queda expuesto su de gobierno que se podía
accionar en nuestro interior. aplicar en todos los estratos
|
de la sociedad. Sus prover-
bios eran la herramienta para establecer los principa-
dos correctos que provenían de la sabiduría de Dios. El
Nuevo Pacto ofrece algo eternamente superior, porque
ya no buscamos someternos a mejores principados que
nos hagan prosperar, somos uno con Cristo, la sabidu-
ría de Dios.

Pero la naturaleza del hombre sin Dios, siempre lo lle-


vará de regreso hacia los principados que conoce, in-
tentando incluso someter al Creador bajo su dominio.
Las doctrinas de los hombres tienen que ver con ese
asunto. Encontramos principados que hablan de Dios
y describen principios cristianos, pero no están conte-
nidos en la vida del Cuerpo de Cristo y, en consecuen-
cia, no pueden producir su manifestación sobrenatural
en las personas.

Mateo 15:8-9 dice:“Este pueblo de labios me honra;


mas su corazón está lejos de mí. Pues en vano me hon-
ran, enseñando como doctrinas, mandamientos de hom-
bres”.155

Esta es una descripcion de los principados que operan en


ambitos eclesiasticos:
Colosenses 2:20-23 dice: “Pues si habéis muerto con
Cristo en cuanto a los rudimentos del mundo, ¿por
qué, como si vivieseis en el mundo, os sometéis a pre-
ceptos tales como: No manejes, ni gustes, ni aun toques
(en conformidad a mandamientos y doctrinas de hom-
bres), cosas que todas se destruyen con el uso? Tales
cosas tienen a la verdad cierta reputación de sabidu-
ría en culto voluntario, en humildad y en duro trato del
cuerpo; pero no tienen valor alguno contra los apetitos
de la carne”.156

Si hacemos un análisis exhaustivo del libro de los He-


chos y las Cartas apostólicas, descubriremos que la
Iglesia comenzó estableciendo la lucha contra los prin-
cipados fuera de sus puertas (los templos judíos, el
areópago, los gobernantes, etc.), pero terminó trasla-
dando ese conflicto hacia dentro de las congregaciones
locales. La primera causa de ese cambio fue la apari-
ción de maestros judaizantes que sometían las riquezas
de la Gracia de Dios a las costumbres judías y a los ru-
dimentos de la Ley. Cuando
|Una “doctrina de hombre” esas puertas se abren, co-
establece el destino de las perso- mienzan a establecerse otras
doctrinas cuyo origen no se
nas en sus propias fuerzas y reconoce en el corazón del
lo somete al dominio de las hombre, sino en las tinie-
circunstancias. | blas.

1 Timoteo 4:1-2 dice: “Pero el Espíritu dice claramente


que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la
fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de
demonios; por la hipocresía de mentirosos que, teniendo
cauterizada la conciencia…”157

Una “doctrina de hombre” establece el destino de las


personas en sus propias fuerzas y lo somete al dominio
de las circunstancias. También enfoca a las personas
solo en los asuntos materiales y temporales. El resul-
tado siempre será el mismo: el retraso y la imposibilidad
que Cristo pueda crecer en las personas. No estamos
hablando de la salvación, sino de madurez espiritual.
La inmadurez genera un conflicto interior en las perso-
nas, porque aunque tienen la vida de Dios dentro de su
espíritu, como no la pueden manifestar, su historia no
se diferencia a la del resto del mundo.

Una doctrina de demonios lleva a las personas a apar-


tar su mirada de Cristo. Generalmente se posiciona
sobre las emociones, ignorando el sacrificio de Jesu-
cristo y su obra redentora en nosotros. Es notoria la ig-
norancia que opera en algunos autores que componen
música cristiana y en los intérpretes que la ejecutan.
En muchas ocasiones terminan transformando sus
obras en una estrategia de las tinieblas para establecer
toda clase de doctrinas de hombres y de demonios. Sin
embargo, cuando la enseñanza de la Palabra y la ope-
ración de dones espirituales la ejercen personas que no
son ministros competentes del Nuevo Pacto, se produ-
cirá el mismo efecto.

Manifestando la victoria
Romanos 8:37-39 dice: “Antes, en todas estas cosas
somos más que vencedores por medio de aquel que nos
amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la
vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo
presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni nin-
guna otra cosa creada nos podrá separar del amor de
Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro”158

Cuando entendemos la operatoria de los principados,


se refuerza en nosotros la convicción del poder que
Dios nos impartió para manifestar su Luz. El fin de
toda lucha espiritual es que Cristo se manifieste en no-
sotros como su Cuerpo. Cuando esto sucede, su amor
es dado a conocer a través de nosotros. Ese amor (como
la naturaleza de Dios) sólo se puede comunicar por
medio de la vida de los santos creciendo y madurando.
La predicación no es un transmisor suficiente del amor
de Dios, sólo puede provocar al despertar de la Gracia
de Dios en los corazones de los llamados a salvación.
La enseñanza tampoco es efectiva para anunciar el
amor de Dios, solo puede provocar y crear la atmósfera
del crecimiento de Cristo como la naturaleza impartida
en los hijos.

La operación de todas las gracias ministeriales en la


Iglesia cumple una función clave en la lucha espiritual.
Cuando se expresan las gracias ministeriales (apósto-
les, profetas, maestros, evangelistas y pastores) y los
dones espirituales, se espera que Cristo se manifieste
al mundo. Sólo cuando Cristo se manifiesta al mundo,
se manifestará nuestra victoria. En esta lucha no se es-
pera que pongamos nuestra mirada en el adversario,
se espera que él fije su atención en nosotros.

Cuando tenemos claro cuál es nuestra lucha espi-


ritual, nuestra mirada está puesta en Jesús como
el “Autor” (el primero, quien tiene el principado
de todas las cosas) y el “Consumador”
(porque ya nos concedió la victoria absoluta).

Si en el afán por alcanzar otro tipo de victoria espiritual


enfocamos nuestra atención en el adversario, termina-
remos desenfocados. Así podremos entender que no
existe una gracia ministerial
especializada para luchar
|
La victoria no se puede alcanzar
contra las tinieblas. Por el por medio de nuestras fuerzas
contrario, todas tienen una humanas, sino por vestirnos con
asignación clave en la lucha
espiritual: manifestar a la
la armadura correcta. |
Iglesia más perfecta como una en Cristo. La victoria no
se puede alcanzar por medio de nuestras fuerzas hu-
manas, sino por vestirnos con la armadura correcta. La
armadura es la esencia, la naturaleza y la manifesta-
ción de Cristo hacia el mundo.

Efesios 6:11-12 dice:“Vestíos de toda la armadura de


Dios, para que podáis estar firmes contra las asechan-
zas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre
y carne, sino contra principados, contra potestades, con-
tra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra
huestes espirituales de maldad en las regiones celes-
tes”159

Si no prestamos atención al espíritu de este pasaje y


respetamos el contexto de la Carta, pudiéramos come-
ter el error de poner al diablo en una posición superior
a la que realmente se le asignó. En realidad, el sentido
es el contrario. Nos muestra al diablo enfocado en tra-
tar de derribar a una Iglesia que solo necesita concen-
trarse en permanecer firme. Mientras el diablo
concentra su atención en la Iglesia, se espera que todo
hijo de Dios esté enfocado en la concreción de los dise-
ños divinos. Este es el sentido de toda la Carta del
apóstol Pablo a los Efesios.
La operacion de los principados
El pasaje que abordaremos nos presenta evidencias
claras y contundentes del entendimiento apostólico
sobre la lucha espiritual que sostiene la Iglesia. Comen-
zaremos con la expresión que abre el corazón del após-
tol Pablo a la Iglesia en Colosas: “quiero que sepan la
lucha que sostengo por ustedes”. Quisiera que concen-
tremos nuestra atención en cómo y cuál es el resultado
de la lucha de la cual habla el apóstol.

Colosenses 2:1-17 dice:“Porque quiero que sepáis cuán


gran lucha sostengo por vosotros, y por los que están en
Laodicea, y por todos los que nunca han visto mi rostro;
para que sean consolados sus corazones, unidos en
amor, hasta alcanzar todas las riquezas de pleno en-
tendimiento, a fin de conocer el misterio de Dios el
Padre, y de Cristo, en quien están escondidos todos los
tesoros de la sabiduría y del conocimiento. Y esto lo
digo para que nadie os engañe con palabras persua-
sivas. Porque aunque estoy ausente en cuerpo, no obs-
tante en espíritu estoy con vosotros, gozándome y
mirando vuestro buen orden y la firmeza de vuestra
fe en Cristo. Por tanto, de la manera que habéis recibido
al Señor Jesucristo, andad en él; arraigados y sobreedi-
ficados en él, y confirmados en la fe, así como habéis
sido enseñados, abundando en acciones de gracias.
Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y
huecas sutilezas, según las tradiciones de los hom-
bres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según
Cristo. Porque en él habita corporalmente toda la pleni-
tud de la Deidad, y vosotros estáis completos en él, que
es la cabeza de todo principado y potestad. En él
también fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha
a mano, al echar de vosotros el cuerpo pecaminoso car-
nal, en la circuncisión de Cristo; sepultados con él en el
bautismo, en el cual fuisteis también resucitados con él,
mediante la fe en el poder de Dios que le levantó de los
muertos. Y a vosotros, estando muertos en pecados y en
la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida junta-
mente con él, perdonándoos todos los pecados, anu-
lando el acta de los decretos que había contra nosotros,
que nos era contraria, quitándola de en medio y claván-
dola en la cruz, y despojando a los principados y a las
potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre
ellos en la cruz. Por tanto, nadie os juzgue en comida
o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna
nueva o días de reposo, todo lo cual es sombra de
lo que ha de venir; pero el cuerpo es de Cristo”160

El pasaje de Colosenses 2
comienza hablando de lucha
|
lo que es verdaderamente
espiritual y no deja de ha- relevante para la lucha
cerlo hasta el verso 17. espiritual: estar unidos en amor. |
Cuando entendemos la ope-
ración de los principados, descubrimos que todas estas
palabras tienen mucho sentido en nuestra lucha espi-
ritual: entendimiento, sabiduría y conocimiento, ser en-
señados, engaño, palabras persuasivas, filosofías y
huecas sutilezas. El apóstol hace énfasis en lo que es
verdaderamente relevante para la lucha espiritual:
estar unidos en amor. El accionar de los principados
tiene por objetivo dañar el pleno conocimiento y enten-
dimiento de Cristo en la Iglesia. Por esta razón, tiene
mucho sentido anunciarle a esos principados que el
Cuerpo es de Cristo. Pablo identifica a los principados
que estaban operando para
|La gente debe acceder a la realidad detratar de hacer volver a las
Cristo, porque este es el fin de toda congregaciones a los rudi-
mentos de la Ley. Mientras
|
los maestros judaizantes,
ensenanza bajo el Nuevo Pacto.
|

inspirados por los principa-


dos, enseñaban que los cristianos “debían circunci-
darse”, Pablo establece que “en Cristo ya fueron
circuncidados”.

Si hacemos un análisis exhaustivo de las Cartas del


apóstol Pablo, encontraremos que gran parte de su
lucha espiritual se dirigía a los principados que inten-
taban llevar a la Iglesia de regreso hacia las costumbres
y prácticas judaizantes. Sin embargo, si entendemos
cómo operan los principados, podremos identificar cuá-
les operan en nuestros días y en nuestras geografías,
para tratar de detener la madurez de la Iglesia e impe-
dir la maduración de los hijos de Dios. Sobre el funcio-
namiento de los principados, Pablo resalta un punto
importante: la función de los maestros en la Iglesia.
Aunque todas las gracias y los dones son relevantes
para exponer y hacer retroceder a los principados.

Sin embargo, los maestros y toda persona que enseña


en la Iglesia, deben poner especial atención en la ope-
ración de los principados para no cometer el error de
dejar a las personas establecidas en los fundamentos
humanos. La gente debe acceder a la realidad de Cristo,
porque este es el fin de toda enseñanza bajo el Nuevo
Pacto. Es factible encontrar personas establecidas en
un “conocimiento intelectual” amplio de las Escrituras
y las doctrinas bíblicas, pero sin manifestar la realidad
de Cristo de una manera viva y dinámica. Ese es el re-
sultado del accionar de maestros que no recibieron una
revelación de la operatoria de los principados.

Operatoria territorial de los principados


Es evidente que los principados operan ejerciendo una
influencia territorial, algunos respetan los límites polí-
ticos y otros no. Algunos responden a círculos peque-
ños y acotados de personas, pero podemos encontrar
principados que abarcan una gran cantidad de nacio-
nes y continentes enteros, especializándose en edades,
géneros o razas. Es muy común encontrar que en cier-
tos países las personas responden a la Palabra con eu-
foria y en otras la reciben de una manera más
tranquila. Podríamos creer que la cultura del país pro-
voca que las personas se comporten de una manera de-
terminada y en realidad es así. En ciertos países las
emociones se evidencian socialmente de manera más
espontánea.

Esto no es necesariamente bueno o malo, tampoco po-


dríamos considerar que fuera un problema. Ahora bien,
cuando ministramos la Palabra y las personas que la
oyen no buscan profundizar en ella, estamos ante la
operatoria de un principado que debemos derribar. Ese
principado opera para que la gente se apresure a cele-
brar la Palabra y agita sus emociones de una manera
contundente, pero la deposita en la superficie de su en-
tendimiento. Con el correr de los días, las circunstan-
cias de la vida o la operatoria de las huestes
espirituales de maldad, anularán el efecto de la palabra
para que no lleve fruto.
En otro extremo vemos regiones donde las personas re-
accionan con altos niveles de racionalidad ante la Pa-
labra. Son muchas las dificultades que se presentan al
trabajar en esos lugares, porque generalmente son ciu-
dades con grandes universidades y muchos centros
académicos. Podemos ver la operatoria de un princi-
pado, aún en personas que no tienen estudios o títulos
universitarios. Esta manera racional de procesar la
vida en todos sus aspectos, se puede entender como el
resultado de la operatoria de un principado de racio-
nalidad.

Otros pasajes y reflexiones sobre los principados


Efesios 1:18-23 dice:“… alumbrando los ojos de vues-
tro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza
a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria
de su herencia en los santos, y cuál la supereminente
grandeza de su poder para con nosotros los que cree-
mos, según la operación del poder de su fuerza, la cual
operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentán-
dole a su diestra en los lugares celestiales, sobre todo
principado y autoridad y poder y señorío, y sobre
todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino
también en el venidero; y sometió todas las cosas bajo
sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la
iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que
todo lo llena en todo”161

Tanto los principados como las potestades forman


parte de las estructuras de gobierno. En consecuencia,
toda esa estructura reconoce a Cristo y se somete a su
soberanía. Ese sometimiento se hace visible en nues-
tros días cuando la Iglesia se levanta para manifestar
a Cristo en la sociedad que la rodea.

Hebreos 5:11-14 dice: “Acerca de esto tenemos mucho


que decir, y difícil de explicar, por cuanto os habéis
hecho tardos para oír. Porque debiendo ser ya maestros,
después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os
vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos 162
(arque stoiqueion, principados fundamentales) de las
palabras de Dios; y habéis llegado a ser tales que tenéis
necesidad de leche, y no de alimento sólido. Y todo aquel
que participa de la leche es inexperto en la palabra de
justicia, porque es niño; pero el alimento sólido es para
los que han alcanzado madurez, para los que por el uso
tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del
bien y del mal”163

La expresión “primeros rudimentos” (griego: arque stoi-


queion) tiene que ver con el uso de principados por
medio de la enseñanza primaria de la Palabra. En la
enseñanza primaria de la Palabra son útiles los princi-
pados para derribar los primeros obstáculos de la re-
velación. Es necesario entender que los rudimentos
nunca tendrán la eficacia necesaria para llevarnos a
manifestar a Cristo. Se espera que el hijo deje esos
principados de lado para arribar a la realidad de la Ver-
dad que es Cristo en nosotros. El escritor a los Hebreos
hace énfasis en la importancia de dejar a un lado los
rudimentos y avanzar hacia la madurez. Esos princi-
pados se establecen en la inmadurez y no son adversa-
rios, a menos que las personas se estanquen en sus
principios, dejando de lado el avance a la vida misma
de Cristo y su manifestación en la tierra. Cualquier hijo
de Dios que se aferre al fundamento de un principado,
quedará condenado a la inmadurez.

Encuentro gran riqueza en la siguiente sentencia: “te-


nemos mucho para decir, y difícil de explicar”164

El escritor de la carta a los hebreos expresa que en su


espíritu contiene códigos espirituales de alta importan-
cia para la Iglesia. Esa riqueza no puede ser contenida
en preceptos ni en una lista de principios textuales.
Cuando leemos toda la carta a los hebreos nos damos
cuenta de que la Iglesia hebrea prefirió volver a costum-
bres y mandamientos. Es decir, prefirió someterse al
gobierno de preceptos religiosos. Pablo también habla
de eso a los colosenses (Colosenses 2:21). ¿Por qué de-
beríamos de dejar de someternos a un pensamiento
bueno? Porque hay algo mejor a lo que hemos sido
llamados: someternos al gobierno mismo de Cristo.
A eso llamamos alimento sólido espiritual, recordando
quiénes están capacitados para recibirlo: “los que por
el uso tienen los sentidos ejercitados en el discerni-
miento del bien y del mal”. No se trata tan sólo de saber
lo que está bien o lo que está mal; sino poder discernir
la estructura de gobierno a la que el hombre se encuen-
tra sometido fuera de Cristo. Muchos de los preceptos
y costumbres religiosas pueden ser llamados buenos;
pero no tienen la capacidad de traer luz al mundo. Sólo
pueden hacerlo los hijos maduros que aprenden a dejar
atrás todo lo que se interpone a la manifestación de
Cristo en sus vidas.
Hechos 10:10-14 dice: “Y tuvo gran hambre, y quiso
comer; pero mientras le preparaban algo, le sobrevino
un éxtasis; y vio el cielo abierto, y que descendía algo
semejante a un gran lienzo, que atado de las cuatro pun-
tas(arque-principados) era bajado a la tierra; en el cual
había de todos los cuadrúpedos terrestres y reptiles y
aves del cielo. Y le vino una voz: Levántate, Pedro, mata
y come. Entonces Pedro dijo: Señor, no; porque ninguna
cosa común o inmunda he comido jamás”165

Cuando Lucas describe este encuentro tan relevante


del Señor con Pedro, utiliza palabras cargadas de sig-
nificado para quienes entienden el punto que está en
discusión. En primer lugar, Pedro ve animales que des-
cienden desde el cielo y son contenidos dentro de un
lienzo. Ese lienzo es una figura de un velo. La prueba a
la que estaba siendo expuesto Pedro era relevante en
el Segundo Cielo. Por otro lado, Lucas describe que el
lienzo era sostenido desde las cuatro puntas y la pala-
bra que usa es arque. Podríamos interpretar esto como
que el lienzo era sostenido por cuatro principados.

Podría haber usado la palabra “akron”, que sin duda


parece ser más apropiada para referirse al extremo de
una tela. Sin embargo, utiliza la palabra “arque” porque
precisa lo que estaba sucediendo en ese cuadro.
Cuando el Señor le dijo a Pedro “mata y come”, eviden-
ció un principado con el cual no había tratado y aún
ejercía influencia sobre sus pensamientos. Podemos
discernir las evidencias del accionar de ese principado
en las palabras de Pedro: “Señor no, porque ninguna
cosa común o inmunda he comido jamás”.
Pedro no tenía un pro-
| Cuando la Iglesia se levanta parablema con los demonios, su
manifestarse madura y perfecta salvación no estaba en dis-
ante el mundo, todo principado cusión y no estaba siendo
descalificado para ejercer
queda en evidencia y es
su apostolado. Sin em-
avergonzado. | bargo, Pedro no pudo obe-
decer la orden directa que estaba recibiendo. El
resultado fue un límite en su asignación ministerial,
porque a partir de allí su ministerio quedó enfocado so-
lamente en los judíos, Dios levantó al apóstol Pablo y a
otros más para enviarlos a los gentiles.

1 Corintios 15:21-26 dice:“Porque por cuanto la


muerte entró por un hombre, también por un hombre la
resurrección de los muertos. Porque así como en Adán
todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados.
Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primi-
cias; luego los que son de Cristo, en su venida. Luego el
fin, cuando entregue el reino al Dios y Padre, cuando
haya suprimido todo dominio(arque-principados), toda
autoridad y potencia. Porque preciso es que él reine
hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de
sus pies. Y el postrer enemigo que será destruido es la
muerte”166

Cuando la Iglesia se levanta para manifestarse madura


y perfecta ante el mundo, todo principado queda en evi-
dencia y es avergonzado. Nuestra función en los últi-
mos tiempos es manifestar la perfección de Cristo por
medio de la Iglesia, su Cuerpo.
Tito 3:1-3 dice:“Recuérdales que se sujeten a los go-
bernantes y autoridades (arque y exhousia), que obe-
dezcan, que estén dispuestos a toda buena obra. Que a
nadie difamen, que no sean pendencieros, sino ama-
bles, mostrando toda mansedumbre para con todos los
hombres. Porque nosotros también éramos en otro
tiempo insensatos, rebeldes, extraviados, esclavos de
concupiscencias y deleites diversos, viviendo en malicia
y envidia, aborrecibles, y aborreciéndonos unos a
otros”167

Una vez más, Pablo utiliza dos palabras que van de la


mano: arque y exhousia. Las traducciones de la Biblia
establecieron una diferencia entre este pasaje y el pa-
saje en Efesios 6:12. La razón de esa diferencia es evi-
dente. Efesios dice que tenemos lucha contra “arque y
exhousia”, pero a Tito le dice que debemos estar sujetos
a ellos. El sentido de este pasaje sólo se puede entender
desde una revelación de las realidades espirituales. Por
esta razón la directiva es hacia Tito, quien por su ma-
durez era capaz de administrar la Palabra que está re-
cibiendo.

Los principados sólo retroceden cuando operamos bajo


los códigos correctos, porque no respetan gritos o re-
prensiones verbales. El único código que los princi-
pados respetan es la multiforme sabiduría de Dios
que se manifiesta por medio de la Iglesia (Cristo
mismo). Estar sujetos a los principados y potestades
tiene que ver con respetar la forma de vida en la que
estamos sumergidos, hasta que Cristo crezca y se ma-
nifieste en nosotros. Al decir “potestades”, se refiere a
las estructuras de gobierno que sostiene la forma de
vida del mundo y no sólo a las personas que ejercen el
gobierno político.

Por un lado estamos sujetos a los principados y potes-


tades, y por otro debemos luchar contra ellos. El
asunto es que los códigos de esa lucha no son huma-
nos o carnales. No vencemos a las potestades con ejér-
citos más grandes, aunque la Iglesia romana caminó
en esa dirección durante siglos. Los principados del
mundo no serán avergonzados por reprimir las mane-
ras de pensar del mundo, usando doctrinas religiosas
refinadas. Nuestras armas sólo son poderosas en Dios
y eficaces en su manera de usarlas. No se trata de
hacer más actos proféticos o declaraciones públicas, la
clave es que cada vez haya más personas cami-
nando en el Espíritu y madurando hasta crecer a la
estatura de Cristo.
NOTAS
132. Ver 1 Corintios 3:2.
133. 1 Corintios 2:14.
134. Versión Reina Valera Revisada 1960. El resaltado es del autor
135. Versión Reina Valera Revisada 1960.
136. Versión Reina Valera Revisada 1960. El resaltado es del autor
137. Versión Reina Valera Revisada 1960. El resaltado es del autor
138. Versión Reina Valera Revisada 1960. El resaltado es del autor
139. Versión Reina Valera Revisada 1960. El resaltado es del autor
140. Versión Reina Valera Revisada 1960. El resaltado es del autor
141. Versión Reina Valera Revisada 1960. El resaltado es del autor
142. Versión Reina Valera Revisada 1960. El resaltado es del autor

143. Personalmente creo que de manera profética Salomón habla


de Cristo como la sabiduría de Dios. Pero también nos permite es-
tablecer que la sabiduría humana está compuesta por principados
cuyo poder e influencia se sustentan en la capacidad de estable-
cerse en lo primero. Debemos entender que encontraremos princi-
pados con los cuales no tenemos lucha, sencillamente porque no
se oponen a la manifestación del propósito eterno de Dios en noso-
tros.

144. Versión Reina Valera Revisada 1960. El resaltado es del autor


145. Versión Reina Valera Revisada 1960. El resaltado es del autor.
146. Versión Reina Valera Revisada 1960. El resaltado es del autor.
147. Génesis 3:5. Versión Reina Valera Revisada 1960.
148. Versión Reina Valera Revisada 1960.
149. Versión Reina Valera Revisada 1960.
150. Versión Reina Valera Revisada 1960. El resaltado es del autor.
El texto entre paréntesis es agregado del autor.
151. Versión Reina Valera Revisada 1960. El resaltado es del autor.
152. Romanos 8:31. Versión Reina Valera Revisada 1960. El para-
fraseado es del autor.
153. Versión Reina Valera Revisada 1960. El resaltado es del autor.

154. Si observamos la forma de gobierno de los griegos encontrare-


mos que ellos también hicieron uso de esta herramienta. La mito-
logía griega (a diferencia de otras) contenía deidades que no estaban
allí para ser adoradas o para ofrecerles sacrificios, sino más bien
para temerles y cuidarse de ellas. Es decir, ellos usaron la mitología
para enseñar a los pueblos a comportarse de manera que fuera más
beneficiosa para su sociedad (por ejemplo, no entregarse al vino).
Los dioses eran entendidos como contrarios al hombre y eso ayudó
a forjar una sociedad fuerte desde los pensamientos (aunque lejana
a Dios también). Por el contrario, la mitología romana toma como
una de sus principales fuentes a la griega, pero cambia su sentido
y enfoque, llevándoles a adorar y ofrecer sacrificios a las deidades
(por ejemplo, embriagarse como adoración al dios Baco).

155. Versión Reina Valera Revisada 1960. El resaltado es del autor.


156. Versión Reina Valera Revisada 1960. El resaltado es del autor.
157. Versión Reina Valera Revisada 1960.
158. Versión Reina Valera Revisada 1960. El resaltado es del autor.
159. Versión Reina Valera Revisada 1960. El resaltado es del autor.
160. Versión Reina Valera Revisada 1960. El resaltado es del autor.
161. Versión Reina Valera Revisada 1960. El resaltado es del autor.
162.

163. Versión Reina Valera Revisada 1960. El resaltado es del autor.

164. Expresión extraída del pasaje en Hebreos 5:11. Versión Reina


Valera Revisada 1960.
165. Reina valera revisada 1960. El resaltado es del autor. El texto
en paréntesis es agregado por el autor.

166. Reina valera revisada 1960. El paréntesis corresponde a la tra-


ducción de las palabras "gobernantes y autoridades" en el griego
original.
167. Reina valera revisada 1960. El resaltado es del autor.
ROUND
6
Las potestades
El mundo es el escenario de constantes guerras y lu-
chas. Las disputas entre poderes son incesantes y
determinan el destino de los habitantes de todo el
planeta. ¿Esos conflictos se desarrollan de una manera
independiente, respecto a la dimensión espiritual?
Sostenemos una tendencia religiosa errada que nos
lleva a establecer una separación entre los conflictos
en la dimensión espirituales y las guerras y disputas
prácticas en el plano natural. Esto es lo que muchos
describen como un ámbito “mundano”. Estos conflictos
son reales y acontecen en todos los espacios donde los
hombres depositan sus intereses. Existen guerras entre
grandes potencias mundiales, sean por asuntos econó-
micos, territoriales o ideológicos. Dentro de los países
se experimentan luchas entre los poderes políticos y
económicos. En Argentina se experimentó una lucha
entre los medios de comunicación privados y el Estado
que perturbó la actividad del país durante un largo pe-
ríodo de tiempo. Los diferentes representantes de los
poderes religiosos también se confrontan entre sí.

En síntesis, es válido mencionar una cantidad de ám-


bitos donde ocurren todo tipo de conflictos que afectan
y moldean un estilo de vida que determina las relacio-
nes entre todos los seres humanos. Podríamos decir
que las luchas que ocurrieron a lo largo de la historia
de la humanidad, configuraron las características de la
sociedad en la cual vivimos hoy. Sin embargo, es nece-
sario afirmar que lo dicho en el párrafo anterior funda-
menta un grave error: los poderes nunca entran en
conflicto entre sí. No existe tal cosa como la “lucha de
poderes” que estamos acostumbrados a oír. En reali-
dad, sería más preciso decir que la lucha ocurre entre
potestades. A continuación explicaremos este punto,
mientras hacemos una lectura clara con una visión
más elevada de la realidad humana.

Los poderes y las potestades


Es común oír la frase “poder político”, cuando en reali-
dad el ejercicio de la política nunca se refiere a una
cuestión de poder. En realidad, el poder siempre se en-
cuentra en otro lugar y el secreto reside en quién lo está
controlando. La estructura que controla el poder es lo
que habitualmente se denomina “potestad”. Las potes-
tades políticas en una democracia controlan el poder
que proviene, por ejemplo, del voto popular. La
potestad es la estructura creada para controlar el
poder. Podemos ver un paralelo perfecto de esto en el
suministro eléctrico que se le provee a una ciudad. El
poder se genera en la usina, pero necesita una
estructura a su disposición que controle y distribuya el
poder para que pueda ser aprovechado de manera
productiva. Así como se necesitan diferentes niveles de
control de dicho poder (estaciones de transformación,
centros de control, pequeños transformadores, llaves
de luz del hogar, etc.), en el mundo encontramos
niveles de potestades que controlan grandes cantidades
de poder.

En las economías globales y regionales encontramos la


misma realidad. El poder está disponible en las deci-
siones individuales de los consumidores. En este caso,
el poder se traduce en dinero. Sin embargo, poseer di-
nero no es el secreto, sino la |El poder siempre esta en
capacidad de mantenerlo
bajo nuestro control. Eso es
las personas en forma de tiempo y
lo que discuten las grandes decisiones.|
corporaciones. También es
la razón por la cual en algunas industrias se invierten
los mismos recursos en publicidad y promoción, que
en la producción de los bienes ofrecidos. El poder se
encuentra escondido y repartido entre todos los habi-
tantes vivos del planeta. Las potestades ejercen el con-
trol de muchas maneras:

Cuando tomamos decisiones de compra


Cuando votamos por un gobernante
Cuando guardamos silencio, tolerando o aceptando cir-
cunstancias
Cuando escogemos ver un canal de TV
Cuando decidimos qué diario leeremos por la mañana
Cuando decidimos avanzar en nuestros estudios

Las personas dirigen el poder que contienen hacia


algún lugar a través de estas y muchas otras acciones.
El poder siempre está en las personas en forma de
tiempo y decisiones. Si analizamos cualquier forma de
poder en el sistema del mundo, encontraremos que
siempre hay alguna persona detrás. Más personas, más
tiempo, más vida, más decisiones: “más poder”.

La espiritualidad de la vida practica


Nuestra generación debe lidiar con grandes estructuras
de pensamiento que nos llevan a adoptar diferentes
maneras de concebir la realidad presente:
1) Considerar que en la estructura del sistema del
mundo y en su funcionamiento no existe nada
espiritual. En otras palabras, la gente suele ignorar la
existencia de la dimensión espiritual o considera que
no tiene relevancia. Se asigna la responsabilidad
absoluta de la realidad del mundo, con todo lo que
contiene, sólo a las acciones de los hombres y a su
naturaleza. En esta manera de concebir la realidad
humana podemos encontrar las filosofías que niegan la
existencia de Dios o la espiritualidad de la vida
humana. Aún más, sin declararlo de una manera
concreta, los modos de vida del paradigma posmoderno
que enfatizan tanto el predominio de la experiencia en
el “aquí y ahora”, menosprecian todo lo que pertenece
a la dimensión del espíritu hasta anularlo. Entonces lo
hacen desaparecer hasta sacarlo de la escena.

2) Interpretar que detrás de toda circunstancia


humana negativa, existe la operación de espíritus y
demonios. Hablamos de una “espiritualización”
extrema, ignorando todo asunto práctico o mundano:
“todo lo que sucede en el mundo reconoce su origen en
una cuestión espiritual”. Detrás de esa estructura de
pensamiento se esconden las grandes teorías
conspirativas. Generalmente esta forma de
pensamiento nos lleva a creer en la soberanía de Dios
de una manera teórica, pero en la práctica reconoce
que las tinieblas controlan la historia presente. Esta
corriente de pensamiento dio a luz doctrinas o
instituciones religiosas cuyo culto siempre está
enfocado en temas abstractos. Su lectura del mundo
material sólo será útil para confirmar sus visiones
espirituales individuales.
3) Doctrinas cristianas que se presentan como un
equilibrio aparente entre los dos extremos
anteriores, intentando contenerlos dentro de
posturas con escasa definición. Se trata de dos
corrientes que producen mezclas específicas que
determinan el lugar que ocupa lo espiritual y la vida
práctica del hombre, en la lectura objetiva de la
realidad humana. Si bien se contradicen en sus
argumentos, los presento juntos porque comparten un
mismo fundamento: el divorcio absoluto entre lo
espiritual y lo mundano, para luego generar una mezcla
particular (un híbrido con tendencia).

Esta postura da lugar a dos corrientes doctrinales. Una


establece que el éxito de la Iglesia sólo se produce
cuando desbaratamos los diseños de las tinieblas,
enclavados en lugares específicos o en personas
puntuales, haciendo guerra contra espíritus y
demonios. En general, esa corriente presta mucha
atención a las acciones de la brujería, la hechicería, la
magia, etc. La vida social, política y económica del
hombre tiene poca importancia y sólo sirve para
explicar las operaciones demoníacas. Quienes
sostienen estas enseñanzas, a menudo insisten en
demostrar que detrás del éxito de las grandes empresas
multinacionales existen pactos demoníacos o mensajes
ocultos dentro de canciones o propagandas.168

La segunda corriente doctrinal se dirige en la dirección


opuesta, fijando la mirada en los asuntos prácticos de
la vida humana. El secreto del éxito en esta lectura de
la realidad humana se encuentra en establecer la
mayor cantidad de cristianos en los lugares de
autoridad e influencia (política, educación, deporte,
entretenimiento, etc). Esta corriente prefiere ignorar
por completo las influencias mágicas de la brujería o
las conspiraciones masónicas para tratar de retener el
control del poder. En consecuencia, estos teólogos
reducen la vida espiritual a un plano totalmente
pragmático.

Es muy común encontrar


|Necesitamos remover los velos y que las diferentes
alcanzar una forma de ver y corrientes se confronten de

concebir la realidad que carezca manera indirecta entre sí.


Es posible que quienes
de contradicciones y dualidades. alimentan esas corrientes
|
tengan un entendimiento
superior y más exacto de las realidades espirituales,
pero en el afán de enseñar y transmitir sus
experiencias, mantienen a las personas y al resto de su
generación sometidas a la ignorancia (en ocasiones
provocan trastornos psicológicos como delirios
místicos, crisis de ansiedad y depresiones crónicas).
Necesitamos remover los velos y alcanzar una forma de
ver y concebir la realidad que carezca de
contradicciones y dualidades. Esa visión debe
mantenernos afirmados en los fundamentos del
evangelio, sin ignorar las situaciones que se generan
en la realidad humana presente. Esto es lo que produce
el Espíritu Santo cuando alcanzamos la madurez, no
sólo como individuos sino como Cuerpo.
Exousia
Veamos algunos pasajes que nos permitirán vislumbrar
cómo la Iglesia primaria concebía al mundo, la vida de
la sociedad y lo espiritual de sus días. La palabra griega
“exousia”, tan utilizada en los evangelios y en las cartas
apostólicas, es verdaderamente amplia en sus usos y
acepciones. Esta palabra, traducida en un gran
número de pasajes como “potestades”, es muy común
en la boca de los apóstoles. Esto refleja una seguridad
y un entendimiento específico sobre el tema que
tratamos en este capítulo.169 Para ayudarnos a
comprender mejor el entendimiento de los apóstoles (en
especial el apóstol Pablo), es necesario ordenar algunos
pasajes para evidenciar el uso original de la palabra,
buscando entender lo mismo que ellos querían
manifestar en la Iglesia.

El significado griego de la palabra “exousia”


(NT1849),denota una libertad de acción y un derecho a
actuar. Implica autoridad (del verbo impersonal exesti:
“es válido” o “conforme a la ley”). También aclara que
del permiso o libertad para hacer las cosas como a uno
le place, pasó a la capacidad o poder con el que uno
fuimos investidos. El poder de regir o gobernar, el poder
de aquel cuya voluntad y mandatos deben ser obedeci-
dos por los demás. Específicamente en referencia a la
autoridad apostólica. Implica el poder para tomar una
decisión judicial y ejercer el gobierno sobre los asuntos
domésticos. También se usa para denotar aquello que
está sujeto a la autoridad o al gobierno. Según la refe-
rencia al término castellano “autoridad”, es alguien que
ostenta autoridad, un gobernante, un magistrado o un
potentado espiritual.170
En principio, podemos establecer que la “potestad” se
relaciona con el manejo y el control del poder. Sin
embargo, nos interesa identificar las potestades con las
cuales tenemos conflictos. Una vez más, remarco que
Pablo dice que “tenemos lucha contra potestades” y no
contra “las potestades” (esta afirmación deja un
espacio abierto para pensar que todas las potestades
nos son contrarias o enemigas nuestras). Esto nos
permite derribar fácilmente el paradigma religioso, sin
sustento bíblico, que afirma que “una potestad es un
demonio” o “un espíritu de maldad”. A lo largo de este
capítulo afirmaremos con un fundamento bíblico que
las potestades no son
| En principio, podemos establecer necesariamente contrarias
que la “potestad” se relaciona a la Iglesia.
con el manejo y el control En consecuencia, no deben
ser asociadas con los
del poder.| demonios.

El pensamiento del apostol Pablo acerca de las potestades


Efesios 6:12 dice:“Porque nuestra lucha no es contra
seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades,
contra potestades (exousia) que dominan este mundo de
tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las re-
giones celestiales”171. El apóstol Pablo afirma que
tenemos lucha contra potestades, pero nunca las
relacione con demonios de alto rango o influencia. Si
bien este pasaje nos muestra a los principados y
potestades junto a los gobernadores de las tinieblas y
las huestes de maldad, en otras ocasiones los
menciona de manera separada. Si resistimos la
tentación de creer que Pablo está describiendo a las
tinieblas como una organización con rangos
gubernamentales (como ocurría en el imperio romano),
podremos descubrir un entendimiento superior de las
realidades espirituales. Es común ver el uso asociado
de las potestades con los principados (arque y exousia)
en las cartas apostólicas. En algunas ocasiones nos
permiten ver a ambos totalmente separados de las
tinieblas, como en los siguientes pasajes:

Romanos 8:38-39 dice:“Por lo cual estoy seguro de que


ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni po-
testades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo
profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá
separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor
nuestro”172.

Efesios 3:10 dice:“… para que la multiforme sabiduría


de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia
a los principados y potestades en los lugares celestia-
les…”173

Colosenses 1:16-17 dice:“Porque en él fueron creadas


todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay
en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean do-
minios, sean principados, sean potestades; todo fue
creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas
las cosas, y todas las cosas en él subsisten…”17

Colosenses 2:9-10 dice:“Porque en él habita corporal-


mente toda la plenitud de la Deidad, y vosotros estáis
completos en él, que es la cabeza de todo principado y
potestad”175
Colosenses 2:13-15 dice:“Y a vosotros, estando muer-
tos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne,
os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los
pecados, anulando el acta de los decretos que había con-
tra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en
medio y clavándola en la cruz, y despojando a los prin-
cipados y a las potestades, los exhibió públicamente,
triunfando sobre ellos en la cruz”176

Desde estos pasajes podemos describir en forma


parcial (compartiendo algunas similitudes con los
principados) a las siguientes características de las
potestades:

1) Las potestades son entidades espirituales creadas


por Dios (Colosenses 1:16). Así como la creación
natural sufrió cambios luego del pecado de Adán,
también la creación de la dimensión espiritual pudo ser
modificada, volviéndose en parte una amenaza para el
hombre al desviarse de su diseño original (Génesis 17-
18).

2) Ciertas potestades pudieran atentar contra


nuestra unidad y crecimiento en el amor de Dios en
Cristo (Romanos 8:38).

3) El llamado que recibimos de Dios incluye la lucha


contra algunas potestades.

4) Nuestra victoria contra toda potestad es una


realidad eterna que nos fue concedida, pero debe
ser manifestada (Colosenses 2:15).
5) La manera de experimentar esa victoria es
manifestando a la Iglesia madura y completa. Cristo
es la sabiduría de Dios y la Iglesia es su Cuerpo, la
multiforme sabiduría de Dios (Efesios 3:10).

La lucha espiritual como un asunto corporativo


Es importante entender que tanto los principados como
las potestades, sólo reconocen a Cristo cuando es
manifestado perfectamente por la Iglesia. A diferencia
de otras entidades espirituales (huestes espirituales,
demonios, satanás mismo), las potestades no
retroceden por acciones aisladas como la reprensión o
los actos proféticos. Tampoco reconocen el uso de los
elementos como el aceite, el agua, la sal, la harina, etc.
En su carta a los efesios, Pablo específica que tanto los
principados como las potestades necesitan recibir una
notificación. Cuando la Iglesia madura, les da a
conocer la multiforme sabiduría de Dios a los
principados y a las potestades. Toda la carta a los
Efesios trata el asunto de la Iglesia como la
manifestación del diseño de Dios ante el mundo.

Eso nos plantea que la “lucha espiritual” no es una


disputa entre los cristianos (como individuos) y el
infierno, es una lucha que involucra a toda la Iglesia.
Por esta razón, nunca debe ser tomada como un
problema de los individuos. Ignorar este principio
mantuvo a generaciones
sometidas a la ignorancia y
|
Cuando la Iglesia madura, les da
la inmadurez, por la a conocer la multiforme
sencilla razón de sabiduria de Dios a los
personalizar lo que fue principados y a las potestades. |
planteado como una respuesta corporativa. Muchas
veces interpretamos los ataques de las tinieblas como
dirigidos hacia nuestras propias vidas. Por tanto,
nuestra búsqueda de victorias se enfoca en una serie
de esfuerzos personales con resultados infructuosos.

Cuando la lucha espiritual es tomada como un asunto

El secreto de nuestra conquista de individuos contra el


| infierno, se producen serias
exterior es el crecimiento distorsiones. Los éxitos
de Cristo en nuestro interior. | personales se asumen como
victorias, cuando en
realidad la lucha (individual y personal) y las victorias,
pudieran formar parte de una distracción.

Mateo 16:18 dice:“Y yo también te digo, que tú eres


Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puer-
tas del Hades no prevalecerán contra ella”177.

Mientras la Iglesia como cuerpo confronta a las tinie-


blas, haciendo retroceder las puertas del Hades, se es-
pera que los miembros y los ministros enfoquen su
mirada en el diseño (ver Hebreos 12, 1 Corintios 14:12
y Efesios 4:11). Es decir, la mejor manera de “mirar
hacia afuera” es “mirando hacia adentro”. El secreto de
nuestra conquista exterior es el crecimiento de Cristo
en nuestro interior. No existe mayor éxito en la lucha
espiritual que hacer crecer a Cristo en las personas que
integran a la Iglesia.

Las potestades y el sistema del mundo


El pasaje de Colosenses 1 nos deja ver el entendimiento
profundo que tenía el apóstol Pablo sobre las realidades
espirituales.

Colosenses 1:16-17 dice:“Porque en él fueron creadas


todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay
en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean do-
minios, sean principados, sean potestades; todo fue
creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas
las cosas, y todas las cosas en él subsisten…”178

En el capítulo anterior vimos que en cuanto a los


principados, tiene sentido decir que “Cristo es antes de
todas las cosas”. Todos los principados reconocen y se
someten a lo que es primero o a lo anterior. Por otro
lado, cuando hablamos de potestades tiene sentido
decir que “todas las cosas subsisten en Cristo”. El
sentido original de las potestades es el gobierno yla
subsistencia. Cuando el hombre fue separado del
gobierno de Dios (expulsado del huerto), debió
someterse a una existencia limitada dentro de un
sistema humano. A esa dimensión pertenecen las
potestades. El hombre le entregó a satanás el control
de muchas de esas potestades por medio de su
desobediencia. Dios le impartió al hombre el dominio
sobre la creación y la orden de señorear y sojuzgar la
tierra, pero terminó resignándole esas potestades a las
tinieblas. Veamos una evidencia contundente de esto:

Lucas 4:5-8 dice:“Y le llevó el diablo a un alto monte, y


le mostró en un momento todos los reinos de la tierra. Y
le dijo el diablo: A ti te daré toda esta potestad, y la
gloria de ellos; porque a mí me ha sido entregada, y a
quien quiero la doy. Si tú postrado me adorares, todos
serán tuyos. Respondiendo Jesús, le dijo: Vete de mí, sa-
tanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y
a él solo servirás”179

Jesús no corrigió a satanás en cuanto a su legítimo


derecho sobre la potestad que le fue cedida. ¿Quién le
entregó esa potestad?El mismo hombre. Sin embargo,
esa realidad cambió en Jesucristo. Cuando envió a sus
discípulos por el mundo, no dejó de mencionar un
asunto de alta relevancia:

Mateo 28:18-20 dice:“Y Jesús se acercó y les habló di-


ciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la
tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las na-
ciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo,
y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas
las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vo-
sotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén”180.

Las potestades tienen por objetivo el gobierno de todo


poder en la tierra y la subsistencia del hombre. Por esta
razón forman parte de la estructura que llamamos el
“sistema del mundo” (la atmósfera donde el hombre
puede subsistir separado del gobierno de Dios).

Naturaleza de las potestades y su operacion


Las potestades pertenecen al mismo “ecosistema espi-
ritual” al cual se sujetó el primer Adán (junto al resto
de la humanidad), otorgándoles legalidad sobre su per-
sona y sus generaciones. Su operación pertenece a los
lugares de autoridad en todos los órdenes de la vida del
hombre. Existen niveles de potestades, donde unas go-
biernan sobre otras. Además, las potestades pelean
entre sí. Cuando vemos dos naciones involucradas en
una guerra, contemplamos la manifestación de la ope-
ración de las potestades, aunque existen muchas otras
peleas que no son tan evidentes.

Las potestades operan en lugares de autoridad ocupa-


dos por hombres. En cierto punto podemos confundir
a las personas con las potestades que operan en luga-
res de autoridad. Sin embargo, nunca debemos creer
que removiendo a la persona se apartará a la potestad.
Las potestades sólo pueden ser desplazadas por otra
potestad. Las personas pueden ser removidas, pero la
potestad seguirá operando hasta que sea desplazada.

A diferencia de las potestades, cuando un demonio


posee a una persona entra en un estado de ilegalidad.
Solo pueden hacer esto
porque encontraron una Las potestades operan en lugares
|
“casa vacía” (Mateo 12:43- de autoridad ocupados por
45). Sin embargo, hallar hombres y solo pueden ser d
una casa vacía no es una
razón legal suficiente para
|
esplazadas por otra potestad.
poder ocuparla. Por esta razón, la reprensión es el me-
canismo correcto para liberar a una persona sometida
a una posesión demoníaca. El único requisito para este
trámite es que la persona designada para reprender al
demonio, tenga la autoridad espiritual suficiente para
poder hacerlo (Hechos 19:13-17). Por el contrario,
nadie puede reprender a las potestades, porque el lugar
donde operan les fue otorgado dentro de un marco de
legalidad. Cuando un demonio posee a una persona,
su ámbito de dominio es el cuerpo. Las potestades go-
biernan el destino de las naciones y afectan linajes ge-
neracionales por medio de paradigmas culturales, sin
necesidad de poseer a las personas.181

Como operan los principados y las potestades


Ambos tienen una naturaleza diferente, aunque perte-
necen a un mismo ámbito o ecosistema. En la natura-
leza, un ecosistema funciona conformado por una
cantidad de animales diferentes cuya existencia de-
pende estrechamente de la relación que mantengan
entre sí. Esta es la razón por la cual los principados y
las potestades se mencionan juntos en varias oportu-
nidades a lo largo de las cartas apostólicas. Las potes-
tades se posicionan por la operación de principados.
Un ejemplo de esa relación dinámica entre los princi-
pados y las potestades, es el sistema de gobierno esta-
blecido en diferentes países. Para que un sistema
comunista, democrático o monárquico pueda ser im-
puesto en una nación, se necesita la operación previa
de los principados. Algunos principados operan por ge-
neraciones, hasta que una potestad pueda ser estable-
cida como un sistema cultural aceptado por la
sociedad.

Todo sistema de gobierno establecido se puede explicar


por medio de la operación de los principados. Si exa-
minamos los años previos a un cambio de gobierno, po-
dremos descubrir la influencia de diferentes formas
pensantes en la sociedad. Ese entrenamiento genera-
cional se produce de múlti-
ples formas, a través de la
| Las potestades operan en el
enseñanza explícita por manejo del poder, en lugares
medios oficiales o extraofi- donde la autoridad se ejerce por
ciales y también por el en-
|
medio de determinaciones.
trenamiento que se
desarrolla desde las circunstancias sociales. Este fue
el caso de Alemania, luego de la Primera Guerra Mun-
dial. Los alemanes quedaron sumergidos en una crisis
económica severa, marcada por la hiperinflación al
pagar las reparaciones de la guerra. Se llegó a embar-
gar la producción completa de las fábricas ni bien salía
por sus puertas. Este escenario económico-social fue
la instrucción necesaria para que toda la nación reci-
biera con los brazos abiertos a la ideología nazi (sus
principados). Al pasar el tiempo, los principados esta-
blecieron potestades que desplazaron a las que hasta
ese momento habían operado en la nación. Los cam-
bios políticos y sociales reflejan la manifestación de las
realidades espirituales.

Las potestades se posicionan y operan sobre la plata-


forma establecida por los principados. La propaganda
política, los discursos y los relatos de gobierno, perte-
necen a las manifestaciones de los principados que po-
sicionan a las potestades. Esos principados y
potestades siempre encuentran la oposición del sistema
de gobierno que sostiene a la vida humana. Los princi-
pados y las potestades son de diferente naturaleza,
pero interactúan constantemente como un ecosistema
espiritual. Los principados se ocupan del gobierno por
medio de pensamientos, paradigmas, cultura, etc. Las
potestades operan en el manejo del poder, en lugares
donde la autoridad se ejerce por medio de determina-
ciones.

La Biblia registra una y otra vez la intervención de Dios


en la operación de las potestades que marcaron la his-
toria de la humanidad. Nabucodonosor es un ejemplo
claro de esas intervenciones. A pesar que era un rey
pagano, Dios le impartió visiones, mensajes y enseñan-
zas que lo llevaron a engrandecer a su nación. Dios
nunca dejó de estar en control de la historia, aunque
más allá de eso, en Jesucristo hubo un cambio de re-
alidad espiritual sobre la tierra. Jesucristo sujetó a
todas las potestades. En la cruz se consumó esa reali-
dad espiritual como un acto legal.

1 Pedro 3:21-22 dice:“El bautismo que corresponde a


esto ahora nos salva (no quitando las inmundicias de la
carne, sino como la aspiración de una buena conciencia
hacia Dios) por la resurrección de Jesucristo, quien ha-
biendo subido al cielo está a la diestra de Dios; y a él
están sujetos ángeles, autoridades y potestades”182

Luego que se establece la legalidad comienza la mani-


festación y esa es la tarea que le fue asignada a la Igle-
sia. Tanto los principados como las potestades son
parte de la creación del segundo cielo. Fueron creadas
para servir al hombre en el cumplimiento de su propó-
sito creacional. Cuando el hombre desobedeció a Dios,
la creación sufrió cambios severos. Las plantas comen-
zaron a producir espinos y venenos, y los animales se
volvieron una amenaza para el hombre. En consecuen-
cia, la tierra ya no respondía al juicio y el señorío del
hombre. La creación del segundo cielo también sufrió
estos cambios. Los principados y las potestades crea-
dos para servir al hombre, ahora lo gobernaban y en
ocasiones, son utilizados por las tinieblas para alejar
al hombre del conocimiento de Cristo. Estas fuerzas es-
pirituales dejaron de estar sujetos al primer Adán y se
sujetaron al postrer Adán. Por medio de la cruz, Jesu-
cristo fue establecido como Señor sobre todo principado
y potestad.

Precauciones sobre las potestades


Tito 3:1-3 dice: “Recuérdales que se sujeten a los go-
bernantes y autoridades (arque y exhousia), que obe-
dezcan, que estén dispuestos a toda buena obra. Que a
nadie difamen, que no sean pendencieros, sino amables,
mostrando toda mansedumbre para con todos los hom-
bres. Porque nosotros también éramos en otro tiempo in-
sensatos, rebeldes, extraviados, esclavos de
concupiscencias y deleites diversos, viviendo en malicia
y envidia, aborrecibles, y aborreciéndonos unos a
otros”183

Tal como hablamos en el capítulo anterior, el apóstol


Pablo utiliza las palabras arque y exhousia, las cuales
se traducen como “gobernantes y autoridades”. Sin em-
bargo, es la misma expresión que utiliza para decir que
tenemos lucha contra ellos. La controversia es evidente:
no podemos tener lucha contra ellos mientras estamos
bajo su dominio. La solución que encontraron los tra-
ductores fue traducir ambos pasajes con palabras di-
ferentes, porque entendieron que se referían a
conceptos diferentes. En un pasaje los llama “principa-
dos y potestades”, en otro “gobernantes y autoridades”.
En realidad no hay controversia si entendemos estos
puntos:

Pablo no dice que tenemos lucha contra todos los prin-


cipados y las potestades,
|Solo la Iglesia manifestada en sino “lucha contra principa-
dos y potestades”. En el
madurez y crecimiento coordinado, mundo natural tenemos
sus multiples dones y gracias plantas venenosas que
coordinadas, puede manifestarse pueden matarnos, pero eso
victoriosa sobre las potestades. no quiere decir que todas
|
las plantas sean una ame-
naza. Asimismo, no todos los principados son una ame-
naza para el hombre o la Iglesia. Más aún, usamos
principados para hacer obras de bien. El escritor a los
Hebreos habla de los “arque” (principados) de la doc-
trina de Cristo.

La manera de pelear contra las potestades debe respe-


tar los lineamientos de nuestra lucha espiritual. Ellos
sólo responden y se sujetan ante la manifestación del
segundo Adán. Sólo la Iglesia manifestada en madurez
y crecimiento coordinado, sus múltiples dones y gra-
cias coordinadas, puede manifestarse victoriosa sobre
las potestades.

Estos pasajes sostienen este punto:


2 Pedro 2:10-13 dice:“… y mayormente a aquellos que,
siguiendo la carne, andan en concupiscencia e inmundi-
cia, y desprecian el señorío. Atrevidos y contumaces,
no temen decir mal de las potestades superiores,
mientras que los ángeles, que son mayores en fuerza y
en potencia, no pronuncian juicio de maldición contra
ellas delante del Señor. Pero éstos, hablando mal de
cosas que no entienden, como animales irracionales, na-
cidos para presa y destrucción, perecerán en su propia
perdición, recibiendo el galardón de su injusticia, ya que
tienen por delicia el gozar de deleites cada día. Estos
son inmundicias y manchas, quienes aún mientras
comen con vosotros, se recrean en sus errores”184

Judas 1:5-9 dice:“Mas quiero recordaros, ya que una


vez lo habéis sabido, que el Señor, habiendo salvado al
pueblo sacándolo de Egipto, después destruyó a los que
no creyeron. Y a los ángeles que no guardaron su digni-
dad, sino que abandonaron su propia morada, los ha
guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el
juicio del gran día; como Sodoma y Gomorra y las ciuda-
des vecinas, las cuales de la misma manera que aqué-
llos, habiendo fornicado e ido en pos de vicios contra
naturaleza, fueron puestas por ejemplo, sufriendo el cas-
tigo del fuego eterno. No obstante, de la misma manera
también estos soñadores mancillan la carne, rechazan
la autoridady blasfeman de las potestades supe-
riores. Pero cuando el arcángel Miguel contendía con el
diablo, disputando con él por el cuerpo de Moisés, no se
atrevió a proferir juicio de maldición contra él, sino que
dijo: El Señor te reprenda.”185

Aquí tenemos dos pasajes de diferentes cartas y dife-


rentes autores, acerca de un mismo asunto. Tanto
Pedro como Judas dedican un espacio importante a un
asunto que pareciera haber sido ignorado por muchas
generaciones. Ambas cartas contienen un lenguaje sen-
cillo y práctico sobre los asuntos de la vida cristiana,
pero no dudaron en tratar un tema que a simple vista
pareciera salirse de las enseñanzas centrales de sus
cartas. Tanto Pedro como Judas manifiestan que com-
prenden cabalmente lo que pretenden enseñarle a la
Iglesia: no se puede hablar con ligereza de las potesta-
des.

Pedro describe a personas que desprecian el señorío y


hablan mal de las potestades. Compara su comporta-
miento con los animales irracionales. Esa comparación

Las potestades no pueden otorgar tiene que ver con la falta de


| entendimiento acerca de la
calidad eterna a ningun creación de las dimensio-
acontecimiento, pero escriben la nes espirituales. En ocasio-
historia de los tiempos humanos. nes pude oír a personas
|
reprender espíritus y hacer
declaraciones contra las potestades, como si se tratara
de una misma cosa. Tanto Pedro como Judas advierten
a la Iglesia al respecto y presentan un mismo argu-
mento: ni siquiera los ángeles se atreven a proferir jui-
cios sobre potestades.

Judas es aún más claro cuando habla de los ángeles


caídos y condenados. La expresión “no obstante”, es
una advertencia al peligro de hacer deducciones sim-
ples sobre los asuntos espirituales. Es como un “cartel
de precaución”. Judas habla sobre las conductas de
ciertas personas que se infiltran y afectan a las iglesias:
“son personas que no respetan ni se sujetan a autoridad
y que además se atreven a proferir palabras contra po-
testades”. En nuestros días la Iglesia no está exenta de
estar expuesta a este tipo de personas o conductas.

La vida polotica en un pais y en la Iglesia


Ester 1:1 dice:“Aconteció en los días de Asuero, el
Asuero que reinó desde la India hasta Etiopía sobre
ciento veintisiete provincias”186

Génesis 14:1 dice:“Aconteció en los días de Amrafel


rey de Sinar, Arioc rey de Elasar, Quedorlaomer rey de
Elam, y Tidal rey de Goim”187

Lucas 1:5 dice:“Hubo en los días de Herodes, rey de


Judea, un sacerdote llamado Zacarías, de la clase de
Abías; su mujer era de las hijas de Aarón, y se llamaba
Elisabet”188

Para ubicar históricamente los acontecimientos, la Bi-


blia utiliza en muchas ocasiones la expresión “en los
días de”. La primera razón para explicar esto, es la au-
sencia de un sistema calendario unificado. Sin em-
bargo, más importante que esto es el hecho que todo
acontecimiento relevante en la tierra está protagoni-
zado por las potestades, porque operan a través de per-
sonas que ocupan lugares de señorío y gobierno. Son
las que definen qué es relevante y qué no en la historia
de la humanidad.

Las potestades no pueden otorgar calidad eterna a nin-


gún acontecimiento, pero escriben la historia de los
tiempos humanos. Cuando leemos “en los días de He-
rodes”, entendemos en qué punto de la historia hu-
mana se ubican los acontecimientos que se están rela-
tando. Desde Adán hasta Cristo se produjo una sepa-
ración entre la historia del hombre y la historia escrita
por Dios. Es decir, entre los acontecimientos relevantes
para la humanidad y los que tienen valor eterno. Antes
de Cristo registramos personas y acontecimientos de
alta relevancia histórica, pero quedaron fuera de los
planes eternos de Dios porque estaban limitados al
plano humano y natural. La respuesta a esa separación
es la reconciliación de todas las cosas por medio de Je-
sucristo.

Cuando una potestad se sujeta a Jesucristo, sus accio-


nes cobran relevancia eterna. La consecuencia es una
reconciliación de todas las cosas, las del cielo y las de
la tierra. Ese es el sentido de las palabras de Pablo a
los Colosenses:

Colosenses 1:16-20 dice:“Porque en él fueron creadas


todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay
en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean do-
minios, sean principados, sean potestades; todo fue
creado por medio de él y para él. Y él es antes (él está
por encima de todo principado) de todas las cosas, y
todas las cosas en él subsisten (toda potestad debe su-
jetarse a él); y él es la cabeza del cuerpo que es la igle-
sia, él que es el principio, el primogénito de entre los
muertos, para que en todo tenga la preeminencia; por
cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud,
y por medio de él reconciliar consigo todas las
cosas, así las que están en la tierra como las que
están en los cielos, haciendo la paz mediante la san-
gre de su cruz”189
La Iglesia nunca estuvo divorciada de la actividad polí-
tica de las naciones. Todo intento religioso de producir
separación entre lo espiritual y la vida práctica de las
naciones, sólo es producto de la vanidad de la mente.

1 Timoteo 2:1-2 dice:“Exhorto ante todo, a que se


hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gra-
cias, por todos los hombres; por los reyes y por todos los
que están en eminencia, para que vivamos quieta y re-
posadamente en toda piedad y honestidad”190

La expresión “exhorto ante todo”, es una orden impera-


tiva que no está sujeta a opiniones personales. Es como
si Pablo estuviera tratando de explicar algo que no tiene
tiempo de terminar de exponer, pero tiene alta relevan-
cia para la vida de la Iglesia. No sólo les está dando ins-
trucciones sobre la oración, le está transmitiendo un
espíritu a la Iglesia. No podemos ignorar la vida política
de las naciones. Cuando oramos por las autoridades
gubernamentales, no sólo buscamos el beneficio de la
sociedad en la que vivimos, también creamos una at-
mósfera interior que propicia un mayor entendimiento
de las realidades espirituales.

Definicion de potestad
En este punto no creo necesario definir qué es una po-
testad, creo que cualquier definición puede ser supe-
rada con la apertura de los ojos espirituales por la obra
del Espíritu Santo. El riesgo es quedar aferrados a las
definiciones, en lugar de proseguir hacia mayores ni-
veles de entendimiento. Podríamos resumir que las po-
testades son entidades espirituales que pertenecen a la
creación de las dimensiones espirituales o “segundo
cielo”. Fueron creadas para servir al hombre en su pro-
pósito primario (señorear y sojuzgar), asegurando la
obediencia de todas las cosas creadas en el plano na-
tural.

Como expresamos anteriormente, las potestades en su


naturaleza primaria respondían al primer Adán, esto
fue así hasta que cayó en pecado y terminó separado
de Dios. El mandato original que recibió Adán de so-
juzgar y señorear la tierra, describe el posicionamiento
sobre todo principado y potestad. Hasta la manifesta-
ción del segundo Adán, Jesucristo, las potestades crea-
ron una realidad de gobierno y señorío separado de
Dios. Entonces fueron utilizados por las tinieblas para
traer oscuridad y propagar las obras del mal. Sin em-
bargo, en la manifestación de Jesucristo (en la cruz y
por medio de una Iglesia madura), los principados y po-
testades regresan a su posición original: servir al Hijo
de Dios.

Jesucristo y las potestades


Bajo la perspectiva que hemos desarrollado para expli-
car la operación de principados y potestades, quisiera
que examinemos la siguiente escena de Jesús frente a
Pilato. Son notables las expresiones de los principales
religiosos y de las autoridades romanas (la discusión
entre potestades).
Juan 19:5-12 dice:“Y salió Jesús, llevando la corona
de espinas y el manto de púrpura. Y Pilato les dijo: ¡He
aquí el hombre! Cuando le vieron los principales sa-
cerdotes y los alguaciles, dieron voces, diciendo: ¡Cru-
cifícale! ¡Crucifícale! Pilato les dijo: Tomadle vosotros, y
crucificadle; porque yo no hallo delito en él. Los judíos
le respondieron: Nosotros tenemos una ley, y según
nuestra ley debe morir, porque se hizo a sí mismo Hijo
de Dios. Cuando Pilato oyó decir esto, tuvo más miedo.
Y entró otra vez en el pretorio, y dijo a Jesús: ¿De dónde
eres tú? Más Jesús no le dio respuesta. Entonces le
dijo Pilato: ¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo
autoridad(exhousia) para crucificarte, y que tengo au-
toridad para soltarte? Respondió Jesús: Ninguna auto-
ridad tendrías contra mí, si no te fuese dada de
arriba; por tanto, el que a ti me ha entregado, mayor pe-
cado tiene. Desde entonces procuraba Pilato soltarle;
pero los judíos daban voces, diciendo: Si a éste sueltas,
no eres amigo de César; todo el que se hace rey, a César
se opone”191

Este acontecimiento está cargado de legalidad espiri-


tual. Aquí vemos la negociación entre las potestades.
Las potestades siempre se mueven dentro de un marco
de legalidad. “Pilato les dijo: Tomadle vosotros, y cruci-
ficadle; porque yo no hallo delito en él. Los judíos le res-
pondieron: Nosotros tenemos una ley, y según nuestra
ley debe morir…”. Usan a los principados (en forma de
argumentos, palabras, doctrinas, etc.), para estable-
cerse en un sistema de gobierno: “Cuando Pilato oyó
decir esto, tuvo más miedo…”.
Jesús no le dio respuestas a Pilato ante su interrogato-
rio. ¿Por qué? El interrogatorio es la provocación de los
argumentos y las formas pensantes. Pilato quería saber
qué pensamientos pasaban por la mente de Jesús. Si
Jesús hubiera hablado, los principados que operaban
en Pilato hubieran sido humillados y derribados. En
consecuencia, probablemente hubiera evitado pasar
por la crucifixión. Jesús respondió recién cuando se
presentó la potestad. Su respuesta fue resonante en la
dimensión espiritual: Dios está en control de todo este
asunto y tú estás sujeta a él. Esto quedó claro cuando
dijo: “¿No sabes que tengo autoridad (exhousia) para
crucificarte, y que tengo autoridad para soltarte? Res-
pondió Jesús: Ninguna au-
Las realidades sociales, politicas toridad tendrías contra mí,
|
y economicas de las naciones son si no te fuese dada de
expresamente relevantes al mo- arriba…”. Luego de la res-
puesta de Jesús, Pilato
mento de considerar los desafios tomó la decisión de liberar
|
de la Iglesia en el mundo. a Jesús. Sólo fue necesaria
la operación de un último principado para asegurar su
crucifixión: “Si sueltas a éste reo no eres amigo del
César, porque éste siempre se opondrá a todo el que se
hace rey”.

Conclusiones sobre las potestades


Es necesario que nuestro entendimiento acerca de las
realidades espirituales nos provea una lectura cohe-
rente de nuestros días en todos los aspectos del sis-
tema del mundo. Nuestra eficacia en toda lucha
espiritual está estrechamente ligada a nuestra capaci-
dad para ver en la dimensión del Espíritu, sin divor-
ciarlo de los aspectos prácticos de la vida. Las
realidades sociales, políticas y económicas de las na-
ciones son expresamente relevantes al momento de
considerar los desafíos de la Iglesia en el mundo.
Es necesario alcanzar un entendimiento cada vez
mayor de las potestades que operan en el mundo pre-
sente. Debemos discernir cuándo y cuáles son las que
se levantan para luchar contra la Iglesia y cómo mani-
festar la victoria de Cristo en contra de ellas. Además
de esto, es necesario entender que nuestra lucha espi-
ritual se lleva a cabo en dimensiones espirituales. Una
dimensión abarca elementos de diferentes naturalezas.
Así como la dimensión de lo natural incluye reinos, gé-
neros y naturalezas (reino animal, vegetal, mineral y
todo lo que abarcan), las dimensiones espirituales tam-
bién presentan una enorme diversidad. Por lo tanto, es
necesario dejar atrás toda doctrina que nos haga con-
cebir nuestra lucha espiritual como una confrontación
contra demonios de diferentes rangos.

Romanos 13:1-6 dice:“Sométase toda persona a las


autoridades (exhousia – potestades) superiores; por-
que no hay autoridad sino de parte de Dios, y las
que hay, por Dios han sido establecidas. De modo que
quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios
resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí
mismos. Porque los magistrados no están para infundir
temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues,
no temer la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás ala-
banza de ella; porque es servidor de Dios para tu bien.
Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la
espada, pues es servidor de Dios, vengador para casti-
gar al que hace lo malo. Por lo cual es necesario estarle
sujetos, no solamente por razón del castigo, sino también
por causa de la conciencia. Pues por esto pagáis también
los tributos, porque son servidores de Dios que atienden
continuamente a esto mismo”192
Efesios 1:19-23 dice:“… y cuál la supereminente gran-
deza de su poder para con nosotros los que creemos,
según la operación del poder de su fuerza, la cual operó
en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a
su diestra en los lugares celestiales, sobre todo prin-
cipado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo
nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino tam-
bién en el venidero; y sometió todas las cosas bajo sus
pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la Igle-
sia, la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo
lo llena en todo”193

1 Corintios 15:23-28 dice:“Pero cada uno en su de-


bido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de
Cristo, en su venida. Luego el fin, cuando entregue el
reino al Dios y Padre, cuando haya suprimido todo do-
minio (arque–principado), toda autoridad (exhousia–po-
testad) y potencia (dunamis–poder). Porque preciso es
que él reine hasta que haya puesto a todos sus enemi-
gos debajo de sus pies. Y el postrer enemigo que será
destruido es la muerte. Porque todas las cosas las sujetó
debajo de sus pies. Y cuando dice que todas las cosas
han sido sujetadas a él, claramente se exceptúa aquel
que sujetó a él todas las cosas. Pero luego que todas las
cosas le estén sujetas, entonces también el Hijo mismo
se sujetará al que le sujetó a él todas las cosas, para
que Dios sea todo en todos”194
Hebreos 2:5-11 dice:“Porque no sujetó a los ángeles el
mundo venidero, acerca del cual estamos hablando;
pero alguien testificó en cierto lugar, diciendo: ¿Qué es
el hombre, para que te acuerdes de él, o el hijo del hom-
bre para que le visites? Le hiciste un poco menor que los
ángeles, le coronaste de gloria y de honra, y le pusiste
sobre las obras de tus manos; todo lo sujetaste bajo sus
pies. Porque en cuanto le sujetó todas las cosas, nada
dejó que no sea sujeto a él; pero todavía no vemos
que todas las cosas le sean sujetas. Pero vemos a
aquel que fue hecho un poco menor que los ángeles, a
Jesús, coronado de gloria y de honra, a causa del pade-
cimiento de la muerte, para que por la gracia de Dios
gustase la muerte por todos. Porque convenía a aquel
por cuya causa son todas las cosas, y por quien todas
las cosas subsisten, que habiendo de llevar muchos
hijos a la gloria, perfeccionase por aflicciones al autor de
la salvación de ellos. Porque el que santifica y los que
son santificados, de uno son todos; por lo cual no se
avergüenza de llamarlos hermanos”195

Hebreos 2:14 dice:“Así que, por cuanto los hijos parti-


ciparon de carne y sangre, él también participó de lo
mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía
el imperio de la muerte, esto es, al diablo”196
NOTAS
168. Los puntos que estamos describiendo no deben ser tomados
como verdaderos o falsos. No estamos negando la existencia de pac-
tos satánicos. Tampoco los estamos aseverando. Sencillamente es-
tamos describiendo corrientes de pensamientos y doctrinas.

169. Las cartas apostólicas contienen muchos pasajes que utilizan


la palabra "exousia", pero son traducidas de manera diferente de
acuerdo al criterio de los traductores. En este punto nos encontra-
mos con un primer desafío: una palabra con diferentes acepciones
en el original griego. El idioma español tiene una gran cantidad de
palabras que contienen diferentes acepciones, como así también
conceptos que pueden ser expresados de igual manera con múlti-
ples palabras. Cuando un traductor se encuentra con una palabra
que contiene múltiples acepciones en el idioma original, y además
tiene muchas palabras para expresar su significado, debe lidiar con
un problema: escoger un determinado criterio. El fin de toda tra-
ducción debe ser expresar más exactamente lo que el autor quiso
expresar, y hacer más fácil al lector la comprensión de dicho men-
saje.

170.Diccionario Expositivo de palabras del antiguo y Nuevo testa-


mento exhaustivo de Vine. Ed. 2007. W.E. Vine. Resumen editado
por el autor.

171.Reina valera revisada 1960. El texto en paréntesis es del autor.


172. Reina valera revisada 1960.
173. Reina valera revisada 1960.
174. Reina valera revisada 1960.
175. Reina valera revisada 1960.
176. Reina valera revisada 1960.
177. Reina valera revisada 1960.
178. Reina valera revisada 1960.
179. Reina valera revisada 1960. El resaltado es del autor.
180. Reina valera revisada 1960. El resaltado es del autor.
181. En realidad hablamos de naturalezas completamente diferen-
tes, aunque hacer la diferencia es necesario por causa de los pre-
conceptos, sin fundamento, que establecen que principados y
potestades son demonios con mayor rango de autoridad espiritual.
182. Reina valera revisada 1960. El resaltado es del autor.
183. Reina valera revisada 1960. El resaltado es del autor. El pa-
réntesis corresponde a las palabras en original griego de "gobernan-
tes y autoridades".

184. Reina valera revisada 1960. El resaltado es del autor.

185. Reina valera revisada 1960. El resaltado es del autor.


186. Reina valera revisada 1960. El resaltado es del autor.

187. Reina valera revisada 1960. El resaltado es del autor.


188. Reina valera revisada 1960. El resaltado es del autor.
189. Reina valera revisada 1960. El resaltado es del autor.
190. Reina valera revisada 1960. El resaltado es del autor.
191. Reina valera revisada 1960. El resaltado es del autor.
192. Reina valera revisada 1960. El resaltado es del autor.
193. Reina valera revisada 1960. El resaltado es del autor.
194. Reina valera revisada 1960. Resaltado y paréntesis son del autor.

195. Reina valera revisada 1960. El resaltado es del autor.


196. Reina valera revisada 1960. El resaltado es del autor.
ROUND
7
Huestes espirituales
DE MALDAD
Cada vez que debo terminar un discurso o una
conferencia, siempre trato de expresar en ese punto los
pensamientos que considero más relevantes. Una de
las luchas más importantes que está planteada en este
tiempo, es contra principados que operan para
mantener a nuestra generación sumida en la
distracción. La distracción es uno de los principados
más poderosos que debemos enfrentar. Esto es así
porque tienen el poder para robarle la vida a nuestra
generación, con la finalidad de que no alcancemos a ver
y entender las cosas que son verdaderamente
importantes. Teniendo en cuenta esto, quiero terminar
este libro exponiendo una serie de principios
espirituales para que mi generación se pueda afirmar
en ellos y operar en consecuencia.

La dimension de las tinieblas


A diferencia de los principados y las potestades, los
gobernadores y las huestes espirituales de maldad
pertenecen exclusivamente a la dimensión de las
tinieblas. Desde ese ámbito operan para traer el mal
sobre el sistema del mundo. Los principados y las
potestades pertenecen a un ecosistema espiritual
creado que sufrió deformaciones radicales. Así como un
animal puede ser entrenado para hacerles daño a las
personas, una parte de los principados y las potestades
se desvió de su naturaleza original para servir a los
planes de satanás.

Los gobernadores de las tinieblas y las huestes


espirituales de maldad pertenecen a la estructura
superior organizada de las tinieblas. Su operación
siempre estará coordinada y enfocada contra el avance
de la Iglesia. Debemos entender que las tinieblas
operan en todo lugar donde existan seres humanos,
pero dicha operación sólo está dirigida a la Iglesia,
porque es el único objetivo que les podría producir
resultados productivos. Entender esto nos permitirá
alcanzar una mayor claridad sobre las operaciones de
las huestes espirituales de maldad. Considerar un ata-
que de las tinieblas como un asunto personal y no
como una agresión hacia el Cuerpo de Cristo, reflejará
una profunda ceguera espiritual.

Considero que muchos


|es necesario que los hijos de Dioscristianos no logran ver vic-
establezcan en su conciencia que torias en sus vidas sobre
todo lo que les sucede, no esta las tinieblas, porque una y
otra vez asumen todas las
situaciones que experimen-
separado de la realidad
de la Iglesia. | tan como si fueran perso-
nales. Por el contrario, es necesario que los hijos de
Dios establezcan en su conciencia que todo lo que les
sucede, no está separado de la realidad de la Iglesia. El
problema de considerar los ataques de las tinieblas
como personales, forma parte de las limitaciones que
se presentan en el momento de hacerles frente. Las
armas espirituales que se deben usar contra las tinie-
blas, no pueden operar desde el plano individual, por-
que fueron dispuestas para ser usadas a nivel
corporativo. Como individuos, nuestro poder contra las
tinieblas es insuficiente, pero como Iglesia es inmensa-
mente mayor. Es necesario hacer crecer en nuestra ge-
neración la conciencia que todas nuestras victorias se
encuentran enmarcadas por la manifestación de la Igle-
sia como un solo Cuerpo. Toda nuestra realidad y
nuestras vivencias personales se deben someter a sus
diseños soberanos.

Directivas del apóstol Pablo sobre las asechanzas


del diablo:
Efesios 6:11-17 dice:“Vestíos de toda la armadura de
Dios, para que podáis estar firmes contra las asechan-
zas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre
y carne, sino contra principados, contra potestades, con-
tra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra
huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.
Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que po-
dáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo,
estar firmes. Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos
con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y cal-
zados los pies con el apresto del evangelio de la paz.
Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis
apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad
el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que
es la palabra de Dios”197

No debemos menospreciar el hecho que Pablo nos or-


dena vestirnos en plural, aunque la armadura sea una
sola. Todos debemos vestirnos con la armadura; sin
embargo, continúa siendo solo una. No se trata de ves-
tirnos con las “corazas de
justicia”, sino con la “co- |
Si todos debemos vestirnos,
raza”. Si todos debemos pero la armadura es una sola,
vestirnos, pero la armadura es porque debemos operar como
es una sola, es porque de-
“un mismo Cuerpo”. |
bemos operar como “un mismo Cuerpo”. La armadura
con la cual debe vestirse la Iglesia no puede reposar en
los hombros de un solo individuo. Por ejemplo, la ver-
dad no puede habitar en una sola persona. Por esta
razón, la verdad le fue confiada a la Iglesia para que
Cristo (la verdad) se pudiera repartir en múltiples gra-
cias y dones.

Uno de los principios más poderosos que nos transmite


el espíritu de este pasaje es el siguiente: “el diablo siem-
pre opera por medio de asechanzas, solo debemos en-
tender nuestra posición y permanecer firmes”. Por tanto,
nunca debemos establecer nuestra mirada en las ope-
raciones de las tinieblas. En lugar de ello, las tinieblas
deben observarnos a nosotros para saber qué hacer. El
secreto de nuestro éxito nunca se encontrará en ver
qué hacen las tinieblas o qué hicieron en el pasado,
para tratar de contrarrestarlo. Nuestra victoria se limita
a manifestar a Cristo, con nuestros ojos puestos solo
en Él.

Cuando un comunicador del Evangelio necesita descri-


bir las operaciones de las tinieblas, debe asegurarse
que las personas no enfoquen su atención en esas ope-
raciones. Si entendemos que la intención de las tinie-

|nunca debemos establecer blas es impedir la


manifestación de la Iglesia,
nuestra mirada en las operacio- no tiene sentido distraer-
nes de las tinieblas. En lugar de nos tratando de desbaratar
ello, las tinieblas deben las acciones del diablo.
¿Cuántas personas entre-
observarnos a nosotros para garon años de sus vidas
saber quu hacer. | concentradas en compren-
der y contrarrestar las operaciones de las tinieblas?
Nuestra generación siente una especial atracción ante
las conspiraciones masónicas, las acciones de los bru-
jos y las sectas, las manifestaciones demoníacas, etc.
Si las tinieblas pueden distraernos de nuestro verda-
dero llamado, nos inundará con evidencias falsas de
una victoria aparente en contra de ellas.

Las preguntas correctas:


Las acciones o palabras que estamos expresando, ¿pro-
vienen de haber observado alguna operación de las ti-
nieblas? Es imprescindible aprender a desechar toda
acción que nos pudiera mantener con los ojos puestos
sobre las tinieblas. Nuestra victoria solo está asegurada
cuando caminamos en obediencia a nuestro Padre Ce-
lestial. Dejemos la función de asechar al diablo y ac-
tuemos para construir los diseños de Dios. Las
victorias que nos producen celebración, ¿tienen un ver-
dadero resultado a nivel global, haciendo retroceder al
mal y a la muerte? Es bueno celebrar las pequeñas vic-
torias que vamos alcanzando, pero no debemos creer
que son las únicas victorias que estamos llamados a
manifestar. Tampoco es sano utilizar las plataformas o
los medios de comunicación para contar los testimo-
nios de acciones puntuales contra las tinieblas. Por lo
general, esto generará mucha distracción en las perso-
nas inmaduras que reciban esta información. Es im-
portante que nuestra generación alcance el pleno
entendimiento de la persona de Cristo, manifestado
como un Cuerpo perfecto y maduro. En esta realidad
se encuentran encerradas todas nuestras victorias es-
pirituales.
Naturaleza y operacion de las tinieblas
Sobre la operación de las tinieblas sólo quisiera
exponer algunos pensamientos que pudieran ser útiles
para alcanzar un mayor entendimiento acerca de este
tema. El objetivo de este libro no es realizar un estudio
sobre las tinieblas. La clave es alcanzar un mayor
entendimiento de nuestra asignación desde la
perspectiva de la luz, esto definirá la legalidad de
nuestras luchas espirituales. Las tinieblas no pelean
entre sí, se organizan para tratar de detener la
manifestación de los hijos maduros de Dios y, en
consecuencia, de su Iglesia en la tierra.

Lucas 11:14-18 dice:“Estaba Jesús echando fuera un


demonio, que era mudo; y aconteció que salido el demo-
nio, el mudo habló; y la gente se maravilló. Pero algunos
de ellos decían: Por Beelzebú, príncipe de los demonios,
echa fuera los demonios. Otros, para tentarle, le pedían
señal del cielo. Mas él, conociendo los pensamientos de
ellos, les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo, es
asolado; y una casa dividida contra sí misma, cae. Y si
también satanás está dividido contra sí mismo, ¿cómo
permanecerá su reino? ya que decís que por Beelzebú
echo yo fuera los demonios”198

Los libros del Antiguo Testamento mencionan de


manera muy escueta las manifestaciones demoníacas.
Sin embargo, los Evangelios nos dejan ver una gran
actividad en la forma de posesiones o influencias
demoníacas. Luego vemos una escasa actividad
demoníaca en el libro de los Hechos y es prácticamente
nula en las Cartas apostólicas. La diferencia es
extremadamente marcada, pero no sólo se trata de la
cantidad de menciones, sino del trato que reciben estos
temas. Si bien los apóstoles parecieran no prestar
especial atención a la actividad demoníaca, Pablo no
deja de mencionar que tenemos lucha contra huestes
espirituales de maldad. Debemos establecer una clara
diferencia entre una manifestación demoníaca y la
operación de las huestes espirituales de maldad.

Cuando se presenta una persona atormentada por un


espíritu, debemos entender que esa situación responde
a lo que se describe como una “casa vacía”. Estos son
individuos ajenos a la vida de Dios y por determinadas
circunstancias quedaron expuestos a este tipo de
invasión espiritual (pero no tienen nada que ver con la
vida de la Iglesia). Sin embargo, las huestes espirituales
no operan así, se organizan para luchar contra la “vida
corporativa” de la Iglesia. En la realidad gobernante a
la que fue sometido Adán por medio del Árbol de la
Ciencia del bien y el mal, encontramos que los
principados y las potestades no pelean entre sí (Lucas
11:17-18). Las huestes espirituales operan
específicamente contra la manifestación de Cristo por
medio de la Iglesia y los hijos maduros.

El Antiguo Pacto y los espiritus malignos


Jueces 9:23:“envió Dios un mal espíritu entre
Abimelec y los hombres de Siquem, y los de Siquem se
levantaron contra Abimelec”199.
1 Samuel 16:14:“El Espíritu de Jehová se apartó de
Saúl, y le atormentaba un espíritu malo de parte de
Jehová”200

1 Reyes 22:23:“Y ahora, he aquí Jehová ha puesto


espíritu de mentira en la boca de todos tus profetas,
y Jehová ha decretado el mal acerca de ti”201

1 Samuel 28:6-7:“Y consultó Saúl a Jehová; pero


Jehová no le respondió ni por sueños, ni por Urim, ni por
profetas. Entonces Saúl dijo a sus criados: Buscadme
una mujer que tenga espíritu de adivinación, para
que yo vaya a ella y por medio de ella pregunte. Y sus
criados le respondieron: He aquí hay una mujer en
Endor que tiene espíritu de adivinación”202

Estas cuatro referencias acerca de las influencias ma-


lignas sobre las personas, son las únicas que vemos en
el Antiguo Pacto. Sin embargo, creo que ninguna hace
referencia a los demonios o a las huestes espirituales
de maldad, sino a espíritus que por la soberanía de
Dios, son enviados para trastornar la vida de hombres
puntuales y por razones puntuales.

Es importante destacar que la dinámica espiritual cam-


bió de manera drástica luego de la muerte y resurrec-
ción de Jesús. El porqué de esa diferencia llevaría un
análisis mucho más amplio que el alcance de este libro,
pero las evidencias de ese cambio son contundentes.
En el antiguo pacto vemos a Dios controlando los he-
chos de la historia para gestar un escenario para la ve-
nida del Mesías. Para Israel la confrontación era literal:
guerras con naciones e imperios. Hablamos de una
lucha contra los diseños de Dios y no contra indivi-
duos.

Actividad demoniaca en tiempos de Jesus


En el Antiguo Testamento no encontraremos palabras
como demonio, endemoniado, atormentado, poseído,
etc. De hecho, la primera referencia de la palabra de-
monio que encontramos en la Biblia es la siguiente:

Mateo 9:32-33:“Mientras salían ellos, he aquí, le traje-


ron un mudo, endemoniado. Y echado fuera el demonio,
el mudo habló; y la gente se maravillaba, y decía:
Nunca se ha visto cosa semejante en Israel”203

Note la reacción de la gente frente al suceso. Es posible


que los israelitas tuvieran alguna referencia de este tipo
de operación de las tinieblas en otras naciones. Sin em-
bargo, en este punto de la historia de Israel abundan
este tipo de escenarios. Para los días de Jesús no era
extraño encontrar endemoniados dentro de la nación
escogida, lo asombroso era ver a alguien a quien los de-
monios le obedecieran.

Referencias en la vida apostolica


En la versión Reina Valera podemos encontrar al
menos 18 pasajes que hablan sobre demonios o ende-
moniados. Los episodios de encuentros con demonios
en el libro de los Hechos son escasos. Pablo se encontró
con una mujer poseída por un espíritu de adivinación,
pero no echó los demonios de su vida de inmediato.
Lucas se encargó de relatar detalladamente que esa
mujer los siguió durante varios días, pero Pablo recién
echó fuera a ese espíritu inmundo cuando se cansó de
escucharla. La acción de Pablo no estuvo motivada por
la presencia del demonio, tomó esa decisión cuando no
soportó más su presencia a su lado. ¿Por qué Lucas se
tomó la molestia de describir con tanto detalle este
evento? Al parecer se esmeró en hacer notar que lo im-
portante no fue la liberación de la mujer, sino la reac-
ción de Pablo frente a esa situación.

Hechos 16:16-18: “Aconteció que mientras íbamos a la


oración, nos salió al encuentro una muchacha que tenía
espíritu de adivinación, la cual daba gran ganancia
a sus amos, adivinando. Esta, siguiendo a Pablo y a no-
sotros, daba voces, diciendo: Estos hombres son siervos
del Dios Altísimo, quienes os anuncian el camino de sal-
vación. Y esto lo hacía por muchos días; mas desagra-
dando a Pablo, éste se volvió y dijo al espíritu: Te mando
en el nombre de Jesucristo, que salgas de ella. Y salió
en aquella misma hora”204

Las manifestaciones demoníacas nunca tuvieron una


verdadera relevancia en el avance de la Iglesia original.
Esta realidad se confirma de una manera contundente
por medio de la declaración de Jesús: “Muchos me dirán
en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nom-
bre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu
nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les decla-
raré: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de
maldad” (Mateo 7:22). ¿Es posible que los “hacedores
de maldad” pudieran echar fuera demonios? No sólo es
posible, Jesús aseguró que siempre formarían parte de
la Iglesia. Es de vital importancia que podamos distin-
guir la diferencia entre una manifestación demoníaca
y una hueste espiritual de maldad.

Naturaleza y operacion de las huestes espirituales de


maldad
Mateo 25:41:“Entonces dirá también a los de la iz-
quierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno pre-
parado para el diablo y sus ángeles”205 Las huestes
se constituyen como una organización de las tinieblas
con claridad de objetivos. Estas entidades espirituales
operan en forma de oleadas de ataque sobre personas
puntuales para desbaratar la construcción de la Iglesia
en las familias, las ciudades y las naciones de la tierra.

Las huestes espirituales de maldad conforman la es-


tructura organizada de las tinieblas que opera para
robar la Palabra del corazón de las personas. El botín
de sus batallas es la fe frustrada en el corazón de las
personas llamadas a la salvación. Con frecuencia veo
estas experiencias en quienes me rodean, porque en
determinados tiempos se levantan situaciones contra-
rias con ciertas particularidades. Se trata de múltiples
conflictos que aparecen de una manera coordinada, sin
una aparente conexión entre sí. Esos ataques coordi-
nados tienen un solo obje-
tivo: poner a prueba la |Las huestes espirituales de
Palabra de Dios impartida maldad conforman la
sobre las personas. Jesús
estructura organizada de las
nos dejó un mensaje claro
acerca de esta realidad es- tinieblas que opera para robar
piritual, para que no sea- la Palabra del corazon
mos sorprendidos ante su de las personas. |
manifestación.
Lucas 8:5, 11 y 12:“El sembrador salió a sembrar su
semilla; y mientras sembraba, una parte cayó junto al
camino, y fue hollada, y las aves del cielo la comieron…
Esta es, pues, la parábola: La semilla es la palabra de
Dios. Y los de junto al camino son los que oyen, y luego
viene el diablo y quita de su corazón la palabra, para
que no crean y se salven206”. En base a este pasaje, po-
demos comprender un principio que surge como resul-
tado de un encuentro entre las huestes espirituales y
una persona que recibe una Palabra de Dios. El fruto
de este encuentro depende absolutamente de la ma-
nera como la persona recibe y procesa la palabra que
viene de Dios.

Mantener el enfoque de la lucha


En todo conflicto espiritual, la capacidad para ver con
claridad en la dimensión del Espíritu es nuestra mayor
ventaja. Es posible que nuestra visión natural de la
vida nos lleve a concentrarnos en el mal que opera en
la realidad del mundo actual. Podemos ver a las tinie-
blas operando en diferentes ámbitos de la sociedad y
esa es una lectura que no requiere revelación espiri-
tual. Sin embargo, para un hijo de Dios es importante
no ceder ante las distracciones de los análisis superfi-
ciales que nos ofrecen nuestra propia mente o las opi-
niones personales. Cuando las tinieblas se organizan
para entrar en acción, sólo tendrán un objetivo: inten-
tar detener el avance, el crecimiento y la madurez de la
Iglesia. En consecuencia, todo ataque hacia las perso-
nas se debe concebir como una agresión directa hacia
el diseño de la Iglesia.
¿Qué importa en nuestra lucha contra las huestes
espirituales de maldad?
Alcanzar la madurez como hijos de Dios implica iden-
tificar con claridad la operación puntual de estas enti-
dades espirituales. La inmadurez espiritual hace que
las personas no puedan identificar la fuente primaria
que alimenta las circunstancias adversas que atravie-
san. Pude ver personas que al pasar por momentos de
dificultad no saben si ello se debe a sus propios errores,
a un ataque de las tinieblas o si es Dios tratando de en-
señarles alguna lección. Ese nivel de confusión resulta
altamente nocivo para la fe. Otra reacción equivocada
es asumir que cualquier situación adversa o difícil, se
puede explicar por la operación de las tinieblas. Este
desconcierto en el que caen muchos cristianos, pro-
duce mayor ignorancia e inmadurez al evitar que las
personas asuman las responsabilidades que les corres-
ponden, frente a sus propias conductas y errores.

Muchas personas no logran comprender la diferencia


entre una prueba, una disciplina o una tribulación.
Estos tres escenarios forman parte de la vida del cris-
tiano e incomodan el alma, pero son totalmente dife-
rentes entre sí. Aprender a discernir el tipo de
circunstancia que enfrentamos es de vital importancia
para nuestra vida y nuestro
crecimiento espiritual, por- |
La inmadurez espiritual hace
que nuestra respuesta que las personas no puedan
acertada depende de ello.
La prueba viene a nuestras
identificar la fuente primaria
vidas para llevarnos hacia que alimenta las circunstancias
un mayor nivel de autori- adversas que atraviesan. |
dad. La prueba siempre
|mas importante que darle busca nuestra aprobación.
nombre a un espiritu, es identifi- Por el contrario, la disci-
car cual es la Palabra impartida plina viene a corregir una
conducta equivocada que
se debe modificar. La tribu-
que pretende abortar
en nuestra vida. | laciónes parte del camino
del cristiano y nos permite participar de los sufrimien-
tos de Cristo. En una tribulación se abre la oportuni-
dad para manifestar el gozo del espíritu y desarrollar la
paciencia.

Estos tres escenarios diferentes de la vida del cristiano


son altamente incómodos para el hombre natural, pero
de gran beneficio espiritual. Tenemos tres tipos de cir-
cunstancias que pueden ser consideradas como adver-
sidad y quizá las tinieblas no tengan nada que ver con
ellas. Para ser efectivos en nuestra lucha espiritual, en
primer lugar necesitamos aprender a identificar con
claridad el origen específico de las circunstancias que
experimentamos. Es vital entender que no toda cir-
cunstancia difícil responde necesariamente a un ata-
que de las tinieblas. Debemos edificar una comunión
constante con el Espíritu, quien nos imparte la ilumi-
nación y el discernimiento que necesitamos para en-
frentar la vida.

Identificar la razon que origina la confrontacion


Si alcanzamos a identificar la operación de las huestes
espirituales de maldad, lo siguiente es identificar la
razón que permitió ese ataque. Pude notar que muchas
personas tienen la capacidad para nombrar la opera-
ción de los diferentes espíritus. Sin embargo, más im-
portante que darle nombre a un espíritu, es identificar
cuál es la Palabra impartida que pretende abortar en
nuestra vida. Siempre que un espíritu opera contra la
Iglesia, habrá un diseño de Dios que busca manifes-
tarse. Por tanto, no debemos permitir que las caracte-
rísticas de un espíritu, su nombre o su historia, nos
distraigan de lo que Dios quiere edificar a través de no-
sotros. El punto relevante está en el cuidado que le de-
bemos prodigar a la Palabra impartida. Si logramos
identificar la Palabra correcta que debemos cuidar, ten-
dremos la victoria asegurada. La Palabra de Dios, su
sustancia y su dirección, nos otorgarán la firmeza ne-
cesaria para atravesar todos los ataques de las tinieblas
que se levanten contra nuestra vida.

Permanecer firmes
La evidencia de una victoria espiritual total reside en
permanecer firmes en la asignación que nos fue impar-
tida por Dios. Cuando la Palabra permanece en nuestra
vida y nosotros en ella, los frutos de esa relación no se
pueden demorar. Uno de los principios centrales de
este libro es permanecer y operar en la luz. No podemos
permitir que las tinieblas desvíen nuestra atención
para enfocarnos en lo incorrecto. Si habitamos en la
luz, lo único importante para nuestra vida se encuentra
en la Palabra de Dios, encarnada en la persona de
Cristo. Cuando permanecemos en la Palabra, Cristo
crecerá en nosotros y su naturaleza se manifestará de
múltiples maneras en todas las áreas de nuestra vida.
Esta realidad nos dará el acceso a una dimensión
donde haremos retroceder a las tinieblas que se levan-
ten a lo largo de nuestro camino.
NOTAS
197.Reina Valera revisada 1960. El resaltado es del autor.
198.Reina Valera revisada 1960. El resaltado es del autor.
199.Reina Valera revisada 1960. El resaltado es del autor.
200.Reina Valera revisada 1960. El resaltado es del autor.
201.Reina Valera revisada 1960. El resaltado es del autor.
202.Reina Valera revisada 1960. El resaltado es del autor
203.Reina Valera revisada 1960. El resaltado es del autor.
204.Reina Valera revisada 1960. El resaltado es del autor.
205.Reina Valera revisada 1960. El resaltado es del autor.
206.Reina Valera revisada 1960.

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