Chiarella Viale Mateo Suerte Yerovi
Chiarella Viale Mateo Suerte Yerovi
Chiarella Viale Mateo Suerte Yerovi
Acto I, esc. IX
La Pícara Suerte
Leonidas N. Yerovi
2
ÍNDICE
- Introducción
6.4) Jettatore!
- Conclusiones.
- Bibliografía.
3
INTRODUCCIÓN
la región, probablemente nos llevaríamos una grata sorpresa. Más aún cuando,
diecinueve e inicios del veinte, bajo el concepto del Modernismo, a veces sin
nuevos cimientos.
4
A inicios de la república, Felipe Pardo y Aliaga y Manuel Ascencio
Segura, emblemas del teatro criollo, intentaron retratar con gran voluntad y
1
ISOLA, Alberto. El Teatro Costumbrista republicano del Perú como afirmación de proyecto nación. Tesis de
Licenciatura. Pontificia Universidad Católica del Perú. Facultad de Ciancias y Artes de la Comunicación. Lima, 2012
5
que revelaban preocupaciones diferentes a las de los autores de la Costa. 2
uruguayo Florencio Sánchez- pudo, sin embargo en sus piezas, plasmar con
y en él los caminos por donde podríamos transitar son, sin duda alguna,
2
SÁNCHEZ, Luis Alberto. La Literatura peruana, Tomo VI. Buenos Aires. Guarania, 1950 p. 189. SÁNCHEZ menciona
el drama histórico indigenista “Hima Súmac” de Clorinda Matto de Turner estrenado en 1892.
3 ISOLA, Alberto. “¿Tal es Lima?”, “Tal mi vida”. En Leonidas Yerovi. Obra Completa. Tomo 3. Lima. Fondo Editorial
del Congreso del Perú, 2006 p.xvii
6
teatro criollo latinoamericano como “Yerovi puro”. Nos referimos al tema de la
suerte.
las principales obras del período según el libro Teatro Latinoamericano del
único, que inserta a Yerovi dentro del panorama teatral continental; pero
afirmación.
7
1.- ¿A QUÉ NOS REFERIMOS CON “SUERTE”?
emparentan con aquella idea que la palabra suerte intenta aquí resumir. Pero
la hemos elegido por las siguientes razones: primero, porque creemos que su
“suertero” 4
verbales más.
4
DE ARONA, Juan. Diccionario de peruanismos. Lima. Galland, 1882. p. 464
5
http://lema.ra.es/drae/ (Diccionario de la RAE)
8
La producción teatral de Yerovi cuenta con aproximadamente media
Domingo siete y La Pícara suerte. Sobre ellas, habrá de girar nuestro análisis.
tienen solo un catre por mueble, un terno que comparten y muchísima hambre,
disgusto por una nueva pelea con su mujer, tiene que soportar, al mejor estilo
por las deudas, y aparentemente sin salida, destina sus últimos reales a la
Este breve resumen de las tres obras, que analizaremos con más rigor
la perspectiva del que la tienta, o la sufre, podría ser controlada, pero que, al
9
“circunstancia de adversidad”, ej. El pobre hombre tenía una suerte…; o como
el término hacia algo más concreto; tipificarlo para poder seguir con claridad el
10
conceptos religiosos para hablar de la superstición, sobre todo la fe. Cuando se
menciona “superstición”, puede surgir de forma espontánea una asociación de este
concepto con una actividad pseudorreligiosa. Es común entenderla como una creencia
incompatible con las religiones positivas (cristianismo, judaísmo, islam, etc.). Por eso el
diccionario define el término en oposición a la fe religiosa, y también como contrario a
la razón. Así, la superstición queda definida como pseudorreligiosa (puesto que es una
creencia que no se inscribe en ninguna religión positiva) e irracional. Se puede tener
también, según la segunda definición del diccionario, una valoración excesiva de
cualquier cosa, dejando entender que se puede exagerar incluso en cuestiones
racionales; es decir, se puede ser supersticioso al atribuir a la razón o a la ciencia
propiedades que no tienen, o al esperar de ellas conocimientos que no son posibles de
obtener. La superstición queda así unida al “fanatismo”, a la parcialización de la
realidad humana y la absolutización de esta parte. La superstición sería una reducción
absurda de la complejidad de la realidad” 6
sacralidad.
6
CORONA, Rubén. La superstición como perversión de la religión y de la política: una lectura de Baruch de Spinoza.
En Instersticios sociales. n.2. Jalisco, 2011 p. 5
11
2.- LA SUERTE EN LO CRIOLLO POPULAR DURANTE LA REPÚBLICA
ARISTOCRÁTICA
Así como la Independencia del Perú nos coloca a los peruanos en una
de una sociedad libre, la derrota en la Guerra del Pacífico también nos plantea
sudamericana; ser vencedores a ser vencidos, etc. La nueva situación, una vez
terminados los sucesos, es sin duda alguna, mucho menos esperanzadora que
la primera.
“La derrota no sólo significó para la economía nacional la pérdida de sus principales
fuentes: el salitre y el guano. Significó, además, la paralización de las fuerzas
productoras nacientes, la depresión general de la producción y del comercio, la
depredación de la moneda nacional, la ruina del crédito exterior. Desangrada, mutilada,
la nación sufría una terrible anemia” 7
en manos de los jefes militares que, como menciona Lecaros, eran “espiritual y
7
LECAROS, Fernando. Historia del Perú y el mundo - siglo XX. Lima. Rikchay, 1979. p. 194
12
orgánicamente inadecuados para dirigir un trabajo de reconstrucción
8
económica.”
que resultaba para los ingleses -pues al ser acreedores principales de nuestra
pendientes de guerra, el Perú empezaba a vivir una nueva época. Una época
el abuso del capital como eje para el cumplimiento de los objetivos nacionales,
8
Ibid. p.196.
13
Se trataba de un período basado en la captura del Estado por parte de
le permitía manejar el país, pero cuyo dominio casi absoluto sobre la sociedad,
político, poseían “… una visión del mundo, una actitud hacia la vida, no
9
sistematizada y poco estructurada: una mentalidad oligárquica”
2. 2) La mentalidad oligárquica
veinticuatro años?
9
BURGA, Manuel y FLORES GALINDO, Alberto. Apogeo y crisis de la República Aristocrática. Lima. Rikchay, 1991.
p.83.
10
MANRIQUE, Nelson. Nuestra Historia. La República. Lima, COFIDE, 1995. p.206
11
MUÑOZ, Fanni. Diversiones públicas en Lima (1990 -1920): La experiencia de la modernidad. Lima. Red para el
desarrollo de las ciencias sociales en el Perú. 2001. p. 43
14
La oligarquía, según Manuel Burga y Alberto Flores Galindo, estaba
fuese la económica.
creado antes de la Guerra del Pacífico por Manuel Pardo y Lavalle, otrora
“le había ido bien en la vida” 13, vale decir productores de azúcar y algodón,
que “… hacían vida intensa de club, residían en casas amobladas con lujosos
14
muebles del estilo imperio y abundantes en alfombras y cortinaje…”
12
BURGA, Manuel y FLORES GALINDO, Alberto. Op. cit. p.83
13
Ibid. p.84
14
Ibid
15
“… gracias a la composición heterogénea de las clases populares. Se trataba de grupos
poco depurados, de una masa “indiferenciada de clase” como argumenta Sinesio López,
donde el artesanado se encontraba en un lento proceso de descomposición, empezaban
los signos de una diferenciación campesina y aparecían los primeros núcleos
desperdigados en las minas, los campamentos petroleros o las fábricas.” 15
puente perfecto para que los civilistas tomaran el poder de una vez por todas.
1903, que los civilistas llegan nuevamente al gobierno, para empezar así a
recurso que significaba, para aquel año, el 11% del total de las exportaciones
16
del país - en 1906 llegaría a ser el 21,7%-
15
Ibid, p. 89
16 BASADRE, Jorge. Historia de la República del Perú: (1822 – 1930) Tomo XI.. Lima. El Comercio, 1995. p.190
16
De allí, la tan esperada modernización, circunscrita básicamente a la
servicios de agua potable y teléfono, todas ellas obras de los civilistas durante
paternalismo ejercido por los oligarcas con las clases más bajas. Una nación
moderna, terminaba siendo, así, y bajo criterio de los aristócratas, una nación
bien guiada.
que los oligarcas veían una buena forma de vincularse con las clases
subalternas.
“La religión, como en la época colonial, se encuentra presente en los principales actos
de la vida social (…) En las grandes haciendas costeñas como en sus similares andinas,
encontramos una capilla y un santo patrón que originaba una festividad anual en la cuál
participaban todos con un mismo fervor cristiano ” 17
17
BURGA Manuel y FLORES GALINDO, Alberto. Op cit. p.91
17
comportamiento donde contaban la moralidad, el respeto a los “iguales” y, por
por las familias extensas. Las alianzas matrimoniales eran un mecanismo que
aseguraba la pertenencia a una clase social, por ello, los matrimonios eran
18
Ibid p.92
19
Ibid p.94
20
Ibid
21
Ibid p.95
18
Ni la temprana muerte de Candamo, ni el ascenso al poder, algunos
años más tarde, de un hombre ajeno ya a las ideas civilistas, como Billinghurst,
“Patria Nueva”, con el gobierno más largo que haya conocido nuestro país
Padre y madre español tienen un hijo en América; este hijo, criollo ya, procrea
un hijo con una española o con una criolla, y siempre la descendencia resulta
de igual casta.
Sobre el origen del término: “El nombre procede del verbo criar.
19
En el Perú colonial no fue una casta apreciada:
rey quien se mostraba más confiado y atento por los oriundos españoles que
por los americanos, sin importarle si alguno de estos últimos fuese hijo o nieto
Son pues los criollos quienes organizan, a través de las ideas y los
23
MILLONES, Luis. Nuestra Historia. Perú Colonial. Lima, COFIDE, 1995. p. 201. Luis Millones.
24
BRADING, David. Profecía y patria en la historia del Perú. Lima. Fondo Editorial del Congreso del Perú, 2011. p.104-
105.
20
Sin embargo, por razones obvias, una vez liberado el continente, la
a desaparecer.
también entendible si asumimos que aquella era la puerta por donde entraba lo
“Hasta la flora y fauna de la Costa tienen una expresión criolla. Las cepas españolas
producen las asoleadas tierras de Ica, el ardiente y Peruanísimo Pisco. La flor indígena
del amancae es escarapela criolla prendida de los sombreros de jipijapa que lucen los
chalanes en el día de San Juan. Bien se llama “caballo peruano” –porque en el Perú se
hizo este criollo descendiente de corceles árabes – al elegante caballo de Paso” 25
25
LLOSA, Jorge G. En busca del Perú. Lima. Ediciones del Sol, 1962. p.80
21
Dentro de lo criollo, sin embargo, cobra gran fuerza la voz de los
estratos medios y bajos. Según Fanni Muñoz, suscribiendo las palabras del
“En los barrios se desarrolló una forma de identidad cultural común entre los pobres de
la ciudad, que reclaman por primera vez desde el pueblo ser la expresión de lo
“auténticamente” peruano. Esta forma de identidad es conocida como “criollo
popular”. 26
Describe Panfichi:
“Lo criollo popular es una nueva forma de identidad cultural que surge en Lima en las
primeras décadas del siglo XX desde los multiétnicos sectores populares y supone
compartir un estilo de vida. Códigos de conducta y un conjunto de solidaridades entre
iguales, basados en significados y sentidos provenientes tanto de la cultura afroperuana,
de la picaresca española, como de culturas mediterráneas que arribaron a la ciudad con
la modernización temprana de Lima. En este estilo de vida tiene un papel importante, el
sentido de la gracia, la picardía, los giros lingüísticos y el espectáculo exhibicionista.
Ser criollo, lo cuál no anulaba el hecho de ser negro, zambo o mestizo, significaba ser
“alegre y jaranero”, sin importar las consecuencias de su práctica continua en un
contexto de modernización, industrialización y nuevas exigencias sociales. Incluso
podríamos decir que fue una forma de “resistir” los cambios y la tiranía del reloj o los
horarios modernos del trabajo.” 27
estratos bajos. Yerovi, en cambio, ya con las cosas más claras, se movía
22
ingenio de los estratos medios y bajos, pero su galantería y cultura, lo hacía
este servía más para la foto que para el avance real y, ya hablando de teatro,
combatientes, mujeres que vivían de sus rentas, y por contraste, gente que
primer orden.
Pero ¿de dónde nace esta particular idiosincrasia y cuáles eran sus
principales características?
23
aristócratas y los artesanos quienes convivían junto a una masa desocupada que
fácilmente podía ser considerada como “vagos” 28
“En 1851, don José Victorino Lastarria, hombre de letras y periodista chileno, después
de visitar la capital peruana escribe un célebre texto titulado Cartas sobre Lima, en el
cuál hace una descripción detallada de sus iglesias, hospitales, colegios, universidad, así
como también las costumbres de la población:
Lima es uno de los pueblos sin ocupaciones y callejero, sin felicidad material pero
alegre y bullicioso. El paseo de Acho, el puente Rimac, los portales, las calles del
comercio, los cafés, los teatros. (…) Un pueblo que tanto se divierte no puede tener
energía diría un espartano. Y por efecto no tiene sino indolencia por todo lo que no sea
molicie y holganza (1851: 41-42)” 30
Según el grueso de los informes dejados por los viajeros que visitaron
la capital durante la segunda mitad del siglo XIX e inicios del XX, los limeños
31
“eran dados al placer, a la gula, a las costumbres fáciles y disolutas”
28
MUÑOZ, Fanni. Op cit. p.38-39
29
Ibid p.39
30
Ibid p. 39- 40
31
Ibid p. 39
24
Como es de suponer, ante la falta de ingresos, ya sea por
Cada vivienda servía para alojar a un buen número de gente, cosa que,
por supuesto, traía una serie de problemas de higiene, bullicio y mal vivir.
detectaba que el 77% de las personas en Lima vivían mal alojadas, el 10%
peruanos querían ser parte de una nación moderna tenían, sin duda, que
32
Ibid p. 54
33
Ibid p. 57
25
Reconocían, aunque ciertamente de manera prejuiciosa, de qué raza
provenía cada vicio y combatiéndolo uno a uno, sin mucho éxito, intentaron
“Teniendo en cuenta la naturaleza de cada uno de los grupos que vivían en la ciudad,
los modernizadores trataron de enfrentar los males que aquejaban a la sociedad limeña.
Para ellos el ocio y la proclividad para los juegos de azar, que contribuían al
relajamiento y a la inmoralidad, eran algunos de los hábitos más enraizados” 34
El ocio, por supuesto traía otra serie de vicios como el alcohol, el robo
bajas; el juego, en cambio, “ejercía efectos perniciosos en casi todos las clases
sociales” 35.
los dados o cartas. Los hombres encontraban en esta práctica una salida fácil
azar, pasó por muchas etapas; desde adjuntarle la connotación de delito hasta
34
ibid p.60
35
Ibid p.62
36
ibid p.66
26
Ninguna de ellas tuvo, sin embargo, gran efecto. Más aún cuando un
sector del gobierno entendía que el Estado podía obtener rentas a través del
creado “la industria del juego” 37 y en ella se incluían, además de las cartas y
Pensamiento:
“El juego es un vicio disociador. Es una úlcera social, que tiene caracteres de la lepra
del robo. Aún más, las loterías o rifas le quitan al trabajo sus mejores elementos. Ellas
dan pábulo a la ociosidad, y son el aliciente de los que quieren gozar el beneficio de la
fortuna, sin emplear medios racionales y decorosos para conseguirlo (…) En esto
participaban hasta mujeres y menores de edad, que deben educarse o concurrir a los
talleres o fábricas a aprender un oficio que los haga útiles así mismo o a la patria”
(1902) 38
más complejo al ser poco el material relevante que nos pueda referir al origen
37 Ibid p.69
38 Ibid
27
recoger las creencias y supersticiones de su país-, que intenta vincular la
“Las supersticiones son inherentes a la naturaleza humana; ellas son mayores y más
dominantes según el estado de civilización de cada país (…) A medida que los
individuos descienden en escala social y disminuye su instrucción, van aumentando en
número y haciéndose imprescindibles en el dominio de la vida. Tal sucede con los
habitantes de escala inferior de nuestras ciudades y pueblos de provincia, llámense
blancos, mestizos o indios, los cuáles son orgánicamente supersticiosos. En el espíritu
de estos diversos componentes étnicos apenas han podido tener cabida algunas ideas
religiosas o principios de ciencia médica que lejos de amortiguar los impulsos naturales
de su idiosincrasia mediocre, les han servido para disimularlos y encubrirlos. Continúan
creyendo indios y mestizos, en la eficacia de los sortilegios y maleficios, y en el poder
de los que los hacen” 39
supersticiosa que otros lugares del mundo. De igual manera, a diferencia del
placer por los juegos de azar no ceñida a un grupo social específico, las
medios y bajos.
Sin embargo, ello no define en modo alguno el verdadero rol que juega
39
PAREDES, Rigoberto. Mitos, supersticiones y supervivencias populares de Bolivia. La Paz. Libreros Editores, 1920.
p.2
28
Decía Baruch de Spinoza:
“Si los hombres pudieran conducir todos sus asuntos según un criterio firme, o si la
fortuna les fuera siempre favorable, nunca serían víctimas de la superstición. Pero,
como la urgencia de las circunstancias les impide muchas veces emitir opinión alguna y
como su ansia desmedida de los bienes inciertos de la fortuna les hace fluctuar, de
forma lamentable y casi sin cesar, entre la esperanza y el miedo, la mayor parte de ellos
se muestran sumamente propensos a creer cualquier cosa” 40
“El mejor gobierno es aquel que puede hacer que los hombres estén menos sometidos a
las fluctuaciones de la fortuna. Una sociedad donde los bienes de consumo son más
asequibles, (sus ciudadanos viven sin amenazas externas naturales, de guerras, etc. o
internas, un gobierno demasiado represivo, violencia entre ciudadanos, etc.), será una
sociedad menos expuesta a la superstición” 42
40
SPINOZA, Baruch. Tratado teológico-político. Madrid. Alianza, 2008. p. 61
41
CORONA, Rubén. Op.cit. p.6-7
42
Ibid. p.7
29
posibilidades de obtener esos “bienes de la fortuna”, tanto por la escasa
oligarquía. Los ciudadanos comunes de aquella Lima tienen por mundo las
Hay también, sin embargo, esperanza. Una esperanza que tiene como
de la monotonía.
superstición.
30
La presencia de lo sobrenatural, es lo que da soporte a la sensación
final de premio o castigo. Emile Durkheim llama a lo sobrenatural “el mundo del
misterio”. En ese mundo habita algo, por encima de nosotros, que nos supera
43
en fuerza y entendimiento.
los más pragmáticos guardan cierto recelo con algunos aspectos inmanejables
de la naturaleza.
comportamientos.
43
ibid p. 33
31
En el Perú, las supersticiones fueron desde siempre mal vistas por la
Por otra parte, la élite intelectual de finales del siglo XIX, la consideraba
Agitar la mente buscando la fe -pero encerrarla para que solo viva en ella la fe
respeto.
Lejos de los dioses, son muchas las cosas capaces de ser veneradas y
“Las creencias, los mitos, los gnomos, las leyendas, son representaciones o sistemas de
representaciones que expresan la naturaleza de las cosas sagradas, las virtudes y los
poderes que se les atribuyen, su historia, las relaciones de unas con otras y con las cosas
profanas. Pero por cosas sagradas no hay que entender simplemente esos seres
personales que se llaman dioses o espíritus; una piedra, un árbol, una fuente, un
guijarro, un trozo de madera, una casa, en una palabra, cualquier cosa puede ser
sagrada”. 45
44
MUÑOZ Fanny. Op cit. p.59
45
DURKHEIM, Émile. Las formas elementales de la vida religiosa. México D.F. Colofón, sin data. p. 51 – 52.
32
Una superstición es sagrada, en tanto, lo sobrenatural se ve
sagradas, desde una pata de conejo, hasta el mar. De allí la singular cantidad
Sobre esto último, decía Robert Proctor, un viajero que llegó a Lima en
46
Ibid. p. 34 -35
33
“No es extraño que los limeños fuesen supersticiosos o fanáticos hasta el último grado.
Son enteramente dirigidos por sacerdotes cuya mayoría son de costumbres muy
depravadas. El dinero comprará la absolución de cualquier crimen; y el culto, como en
otros países católicos, en lugar de dirigirse a la deidad se tributa a las imágenes que
llenan los templos, cargadas por los devotos con presentes de oro, plata y piedras
preciosas… No sólo ejercen poder en los asuntos religiosos de familia, sino que en
muchos casos asumen todo el manejo de los asuntos mundanos. La educación de los
niños, es confiada al sacerdote y felices los padres que no tienen que arrepentirse de su
confianza”. 47
34
3.- LEONIDAS YEROVI: VIDA Y TEATRO
del limeño, y su teatro, lejos del humor hilarante de sus primeros sainetes, iba
Sus treinta y seis años los vivió intensamente y bastaron para que
Yerovi fue hijo único del médico, político y escritor ecuatoriano Agustín
35
Pasé con feliz fortuna
varios meses, y hubo alguna
persona que me auguró
brillo torero, por lo
que me dormía en la cuna
48 YEROVI, Leonidas. Leonidas Yerovi. Obra Completa. Tomo 3. Lima. Fondo Editorial del Congreso, 2006. p. 416
36
e inquieto, y en donde, según su nieta Celeste Viale Yerovi, “se distinguía por
sus anotaciones en verso al pie de los dibujos del sistema solar o de las figuras
49
de árboles y plantas”.
Nacional:
“Su inconformidad social se resolvió dentro del clima intelectual de su época, en una
bohemia impenitente. Compartió con Valdelomar la encarnación de este difícil tipo de
espontaneidad. Pero en Valdelomar la bohemia fue más literaria que humana; mientras
que en Yerovi era más humana que literaria. La simpatía general tuvo para él todos sus
halagos y condescendencias, porque Lima pudo entrever todo lo afirmativo que
escondía bajo su disfraz diario.” 50
el semanario satírico Fray K. Bezón. La popularidad que logra aquí, hace que
escribir sobre los devaneos propios del flirteo, sino sobre la circunstancia de
37
Así, empieza una prolífica trayectoria periodística que incluirá artículos,
Prensa una particular afinidad, dada la simpatía de ésta con las ideas del
otros.
costumbristas.
51
VELÁSQUEZ, Marcel. Estudio Preliminar. En Leonidas Yerovi. Obra completa. Tomo II. Lima, Fondo Editorial del
Congreso del Perú, 2006 p. xxxi
38
El mismo año en que Yerovi pasa a ser parte del diario La Prensa, se
“ Cuando el joven Yerovi (tenía 22 años cuando estrenó La de Cuatro Mil) empezó a
escribir teatro, ¿cuáles eran los modelos dramáticos a seguir? Todos de cuño español,
sin duda. Desde la alta comedia de Manuel Bretón de los Herreros (modelo para Pardo y
Segura) hasta el breve teatro festivo y el zarzuelero género chico, muy populares entre
el público limeño desde los primeros años de la Colonia. El joven Leonidas se decidió
por esta veta de antiquísima e insospechada prosapia, cuyo origen se remontaba, con
cierto tono despectivo, al teatro menor del Siglo de Oro” 52
De allí en adelante inicia, con más éxitos que fracasos, una importante
meses después. Ese mismo año, empieza una relación con Guillermina Castro
festivo más importante de la República Aristocrática y quizás del Perú del siglo
inmediato, llegando a publicar cinco mil ejemplares en una Lima de cien mil
52 ISOLA, Alberto. “¿Tal es Lima?”, “Tal mi vida”. En Leonidas Yerovi. Obra Completa. Tomo 3. Lima. Fondo Editorial
39
habitantes. En esta revista llega a convocar a intelectuales de la talla de José
entre otros.
Clemente Palma donde comparte páginas con Ricardo Walter Stubbs y Rubén
Darío. Aquí, en esta revista, es donde se publican sus más populares versos.
poco tiempo, la amargura y la ira del poeta hacia el mundo del encierro, y
producción inmediata.
relación sentimental. Esta vez se trata de su prima Sofía Douat Girost con la
con mayor claridad, lo que significa la crítica social en el arte. Escribe y estrena
40
algunas obras, y colabora con las revistas bonaerenses Caras y Caretas y
Censura.
“La muerte de Yerovi ocurre como lógico corolario de su inquieta e insatisfecha vida.
Andaba en amores de una actriz, casada con un ingeniero chileno. El ingeniero fue a
pedirle explicaciones a la redacción de “La Prensa”. Era la víspera de Carnaval. Yerovi
estaba escribiendo una canción a Momo, para publicarla al día siguiente: era uno de sus
temas favoritos. Al saberse solicitado por el ingeniero, interrumpió su canción y salió a
dirimir la disputa en la calle. Un tiro certero puso fin a la riña y a la vida del poeta. Era
el 15 de febrero de 1917. Sobre su tumba se produjeron dos manifestaciones literarias,
reveladoras de la diferencia entre dos generaciones: Luis Fernán Cisneros, su
compañero de muchos años, haciendo caudal de la situación internacional entre Perú y
Chile, empezaba un artículo en “El Perú”, diario que entonces dirigía: “Por mano de
chileno y de malvado…; pero Abraham Valdelomar, ya en la plenitud de su talento y su
gloria, aprovechaba la oportunidad para leer un bellísimo aunque tal vez inaparente
poema en prosa sobre su emoción al recibir la infausta noticia: “Yo vivo en Barranco
junto al mar…”” 53
Federico More, José Carlos Mariátegui, Ventura García Calderón, Luis Alberto
Viale.
53
SÁNCHEZ, Luis Alberto. Op cit. p. 324
41
Según Luis Fabio Xammar, todos los contemporáneos de Yerovi
54
hablan de su gran corazón, como una expresión raramente valiosa.
amargura:
conservaba de su padre, material que sirvió sin duda alguna para la futura
54
XAMMAR, Luis. op cit p. 17
55
Ibid p. 56 - 59
42
publicación de la obra completa que hizo el Congreso de la República, la
Cuatro mil (1903), Domingo siete (1907), La Salsa roja (1907) y Parodia de
Juan Tenorio (1909); a otras dos le faltan unas pocas escenas: La Pícara
Casa de tantos (1914). Existen además algunos extractos que bien podrían
manera:
futuro.
43
vista, que el autor haya escrito algo así estando privado de libertad. Más
teatro de Ibsen en América Latina datan de finales del siglo XIX, no nos
consta que en Lima, nuestro autor haya tomado contacto con el material
del noruego. Quizás en Buenos Aires, sí. Hay sin embargo en sus
56 VELÁSQUEZ, Marcel. Notas de teatro. En Leonidas Yerovi. Obras completas. Tomo III. Fondo Editorial del Congreso
44
el último escalón, hubiese sido aquella obra denominada La Casa de
“… una obra acre, acerba, intensa y audaz; primer ensayo de un teatro más fuerte,
más humano, más hondo, más trascendental y más sutil, que acaso Yerovi se
proponía estudiar profundamente, haciendo la obra definitiva que él siempre soñó,
cuando se le hablaba de cosas de teatro… LA CASA DE TANTOS es la casa de
muchos donde cuidadosamente se vela del conocimiento de la sociedad, nuestros
vicios, nuestros defectos y nuestros errores…” 57
57
EL COMERCIO. 1ro. De Marzo 1917.
58
XAMMAR, Luis op. cit p. 96.
59
MUGUERCIA, Magaly. Teatro Latinoamericano del siglo XX. Santiago de Chile, RIL Editores. 2010. p. 76
60
Ibid p. 53.
45
De origen incierto, su reconocimiento como género se da en España:
pieza corta, también conocida como entremés, escrita para ser montada entre
retratar los personajes y situaciones del lugar y la época del que la escribe,
61
Ibid.
46
La diferencia principal entre el sainete y el sainete criollo radica en que,
si bien es cierto, ambos tienen el humor como bandera, el segundo admite una
nota trágica. 62
manera:
Las piezas del sainete criollo incorporan los tipos y conflictos más
62
. http://www.biblioteca.org.ar/libros/134843.pdf (Momentos del Teatro argentino p. 15)
63
CARELLA, Tulio. El sainete. Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1967 p.19 - 20
47
obrero, la sirvienta, el vendedor de periódicos, el pequeño propietario y el
inmigrante europeo. 64
que retrata:
“Los limeños del teatro de Yerovi, en su mayoría, pertenecen a una clase media
arruinada o trepadora, enfrascada en una lucha feroz por recuperar lo perdido o ascender
por la marmórea escalinata que construye el civilismo. Los provincianos observan
excluidos o desconfiados (…) “Los de abajo”, relegados a servir como criadas,
cargadores o mozos, expresan su descontento a través de la muda brusquedad o el
comentario velado (…) Las mujeres instaladas como adornos en la postiza
respetabilidad de un hogar “decente”; u obligadas, por la viudez o el abandono, a ser
administradoras de pensiones, cuyos huéspedes, todos hombres al parecer, pagan tarde,
o más bien, nunca. Familias erigidas sobre convenciones tan férreas como vacuas,
familias disgregadas por los tropiezos del desamor. Un gran hormiguero, en constante y
atropellado movimiento, cuyas virtudes cardinales parecen ser el interés, el arribismo y
la mezquindad y en el que no hay espacio para el amor, la solidaridad o los proyectos
comunes” 65
el interior de la vivienda, donde igual entra y sale gente sin preguntar, dando fe
así del hacinamiento y la poca intimidad de las familias. Y es que para nuestro
64
AZOR, Ileana. Origen y presencia del teatro en nuestra América. La Habana. Letras Cubanas, 1988. p. 91
65 ÍSOLA, Alberto. Estudio Preliminar. En Leonidas Yerovi. Obra completa. Tomo II. Lima, Fondo Editorial del Congreso
48
en cuenta que el protagonista por lo general representa al mundo de los
violencia y el respeto”.
clásico, las obras de su tercer período nos muestran un mundo mucho más
La Pícara suerte, por ejemplo, arranca con un Felipe atosigado por sus
y lejos de intentar engañarlos, les dice que se lo lleven todo. Si los personajes
irremediable personalidad:
JULIO
… ¡Y a ti, a ti qué Celeste! ¡Déjame como soy! ¡Pobrecita tú si trataras de corregirme,
de enmendarme, de lograr de mí aparentemente lo que no soy por dentro!... Y luego,
¿Para qué? ¿Ni que te importo yo? Ni que me importas tú. Nacimos parientes, como
hubiéramos podido nacer extraños, por obra del azar. Tú fuiste una muchacha mimada,
engreída, modosita… Lo que se llama una señorita bien; yo tuve otra semilla, y otro
ambiente, sí, otras aguas y surgí como soy. ¿He de mentir? ¡He de enmascararme para
que me tengan en buen concepto gentes a quienes no conozco, y que ni me importa
conocer siquiera! ¿Me va a intimidar el juicio de quienes no tienen juicio o lo tienen de
prestado? ¡No, Celeste, no! Si algo de bello tiene la vida es la amplia libertad que nos
concede. Todas las trabas sociales las han inventado los hombres, unos hombres a
quienes no conozco, ni que me pidieron a mí el consentimiento y claro, yo acepto de sus
49
leyes las que me acomodan, las otras las rechazo. Yo soy tal cuál me presento, ni más ni
menos. Quien me quiere ver de otro modo, que se ponga lentes rosas o que no me
acepte… 66
Buenos Aires. Florencio Sánchez maneja aquello con gran precisión. Sí, el
como un hombre menor, sin virtud ni reflexión, sino como un ser humano
nos muestra la necesidad de Yerovi por desarrollar sus ideas, por alejarse
envergadura. Una lástima en ello, no poder contar con las escenas o las piezas
teatro.
66
YEROVI, Leonidas. Op cit. La gente loca. Acto Primero. Escena IX p. 151.
50
4.- LA SUERTE EN LA OBRA TEATRAL DE YEROVI
juego de azar.
o callejones-, Don Celedonio y Perico, tío y sobrino, este último traído muy
del sobrino fue empeñada para ganar algunas monedas, tienen que, por ello,
cincuenta mil quinientos del boleto de lotería que encontró el tío. Lejos de
pagar las deudas, el sobrino le propone que, de salir tal numerito, deberían
cincuenta mil trescientos, les cuenta que el número ganador, para felicidad de
dando pie a una deliciosa comedia de enredos. Deben salir tío y sobrino para
cobrar dicho premio; pero solo poseen un traje. Don Canuto le presta el suyo al
51
desprendimiento, podrá sacar provecho de los nuevos ricos. Pero ya solo en la
habitación, Don Canuto recibe al suertero, aquel que le vendió el billete el día
cincuenta mil quinientos sino el cincuenta mil trescientos, vale decir, es Don
con la información del derrotero que trae el suertero. Primero emocionado por
suertero abrigado entre las sábanas del catre, llega a la habitación, Rufa,
guiada por la dueña del cuarto, Marta, quien, impulsada por la extensa deuda
que traen los muebles y las petacas de la nueva inquilina. Una vez instalados
los muebles y con Rufa afuera, regresan tío y sobrino disgustados pues es
enterada ya de su riqueza. Pero pronto son expulsados por Rufa quien no llega
bienvenida, Rufa le pide a la muchacha que la llame para agradecerle. Una vez
Marta en el cuarto, la visitante le cuenta sobre los dos hombres que encontró
52
de que tenga argumentos para echarlos si regresan, Marta le pide a su amiga
Celedonio y a Perico. Al ver los muebles y creyendo que se trata de una nueva
adquisición del tío y del sobrino, anteriormente unos pobretones, duda ser el
pone sobre su mesa nueva, exquisitos manjares, aquellos que, sabemos, han
sido servidos para Rufa. Muerto de hambre, decide, sin embargo, empezar a
comer. Entra Rufa con el recibo. Don Canuto cree que es la nueva sirvienta del
rico Don Celedonio, ella cree que es el antiguo inquilino, el truhán. Buscando
echarlo intenta leerle el recibo con la deuda. Descubre allí, que el inquilino es
nada más y nada menos, que su esposo. Aunque lo nota un tanto diferente,
-Rufa cree que Don canuto es Celedonio- no duda en pedirle perdón por el
maltrato del pasado. Don Canuto inicialmente niega ser el marido pero ante el
exigente ruego de la mujer, decide para liberarse, hacerse pasar por tal. De allí,
la resolución del conflicto. Entra el suertero furioso por haber sido arrojado a la
Arona en su diccionario:
53
“Nuestra suerte se pregona á gritos por las calles por vejancones y vejetes, y también
por mocetones que, hechos unos sinvergüenzas, ganan la vida en este oficio de
holgazanes con el nombre de suerteros, que ha sido siempre un tipo de risa entre los
tipos criollos. Van anunciando á grito herido la de á mil! la de á cuatro mil!, diez mil,
veinte mil, cincuenta, cien y hasta de quinientos mil (soles) tomando el tipo más alto de
las varias que van á jugarse.” 67
“Venden los números (billetes) al primero que los para, tomando el asiento en plena
calle en un cartapacio largo, negro y mugriento que llevan bajo el brazo, y cuyos
garabatos harían sudar al más insigne paleógrafo (…) Los suerteros de Buenos Aires,
que por supuesto no llevan tal nombre, son unos mocetones en toda la fuerza de la edad,
ó unos niños, generalmente italianos, que anuncian sus billetes con más o menos gritos,
aunque muy distintos de los de Lima, y que persiguen a los transeúntes con insoportable
tenacidad. Los billetes se venden sin tomar asiento ninguno, y corre de cuenta del
comprador averiguar si le ha caído ó no la lotería. En Lima el suertero va á dar aviso de
la fausta nueva á las señas que tomó, y es de derecho consuetudinario que se le paguen
las albricias” 68
anterior:
“Ya que ha sido necesario formar esta palabra, no han debido olvidarse las reglas de
derivación del diptongo ue, que indicaban decir sortero. Pero nosotros ó nuestro pueblo,
queremos un reflejo vivo, un fac-símil de la voz primitiva, por lo que hay muchos,
quizás todos, que gustan más de decir huertero que hortelano” 69
El suertero, éste que lleva la buena noticia a casa, según Arona, y que
investigación. Una suerte que viene hacia a nosotros y que por ende
67
DE ARONA, Juan. op. cit p. 464
68
ibid p. 465-466
69
Ibid p. 465- 466
54
podríamos tocarla; una suerte que, plasmada en un derrotero, trae la única
verdad ante los ojos del criollo. Esa suerte convertida en riqueza, sin embargo,
sacar a los personajes de la habitación, para dejarlos sin ropa y lo que es peor
que está cerca al ganador. De allí que se suelten los siguientes parlamentos:
DON CELEDONIO
… Primero es pagar deudas
PERICO
¿Pagar?... ¡Ni un centavo chico!
DON CELEDONIO
Es que debemos
PERICO
Ya sé que debemos mucho
DON CELEDONIO
Digo que es un deber el pagar
PERICO
Deber es no pagar, tío, porque no es deber pagar. 70
_________________
DON CELEDONIO
El cincuenta mil quinientos
DON CANUTO
¿Sí, qué?
DON CELEDONIO
Es el número mío.
DON CANUTO
¿De veras, Don Celedonio?
70
YEROVI, Leonidas. Op cit. La de cuatro mil. Acto Único. Escena I p. 6.
55
DON CELEDONIO
De veras.
DON CANUTO
(Pierde la calma)
¡Miente!
DON CELEDONIO
Lo juro.
DON CANUTO
¡Demonio! (Abrazándolo)
¡Querido amigo del alma!
¿Pero… el número?
DON CELEDONIO
(Sacándolo)
(Ah, pobrete…
¡Cómo te voy a humillar)
PERICO
(A Don Celedonio, deteniéndolo)
(No le enseñe usté el billete
que se lo puede arranchar) 71
______________
DON CANUTO
¡Suerte impía!
¡Un pantalón! ¡Una leva!
¡Présteme usted la que lleva!
SUERTERO
¿La qué?
DON CANUTO
La ropa.
SUERTERO
¿La mía?
DON CANUTO
Usted me espera.
SUERTERO
No atino, ¿desnudo?
DON CANUTO
Se mete en cama.
Verá usted que si no, se mama
Los cuatro mil el vecino.
SUERTERO
Bien, mas… pongo condición.
Me dará usted…
71
Ibid. Escena II. p.9
56
DON CANUTO
Ya se ve,
Que si cobro le daré
Buena gratificación.
Le regalaré cien soles
(A que se lo cree el bellaco)
SUERTERO
¿Cien soles?... ¡Tome usted el saco
con confianza! ¡Caracoles!
¿Cien soles?
(Desvistiéndose con precipitación) 72
Así, Don Canuto, una vez enterado de que Don Celedonio ha ganado
la de cuatro mil, lejos de pensar en conseguir ese dinero a través del trabajo, le
ruega a Dios que le envíe otros cuatro mil a él; y Don Celedonio que
esposa no dejó al niño allí sino que lo llevó consigo para protegerlo, ahora era
Pero la suerte que seduce sin querer dejarse atrapar por los
protagonistas, coloca, una vez asomada a los ojos de Don Celedonio y Perico,
los suficientes obstáculos para, no solo evitar su captura, sino para prolongar la
72
Ibid. Escena IV. p. 11
57
Termina pues convirtiéndose, aquella suerte deliciosa, en una especie
nórdicos, para otros es una cábala nacida en Egipto. Lo sabido es que, tal
de, probablemente, una quinta de clase media. Allí vienen discutiendo Julio y
Angelita, una pareja de esposos. Llega a tal grado el pleito, que la mujer,
furibunda, decide partir a casa de su madre. Con Angelita fuera, empiezan los
Julio y le pide entre abrazos y coqueteos su protección. Al sentir los pasos del
58
persecuciones del marido a la vecina y los intentos de Julio por zafarse de los
cuando Paz, la sirvienta, ve los apretujes del patrón con la vecina; y la suegra
intenta resolver el lío, repara en la fecha: domingo siete, día de mala suerte
según su tío del norte. Decide luchar, sin embargo, contra la maldición: con
también a buscarla por otro lado. Se van Julio y Paz pero la vecina no puede
salir porque siente pasos de alguien que sube por las escaleras de la calle. Se
esconde pensando que es su marido. Entran el famoso tío del norte con su hija
Rosita. Han venido a pasar unos días en Lima, sin previo aviso, y buscan
embargo, que la vecina sigue allí; llega Angelita; luego la suegra; descubren los
Julio intenta hacerla pasar por su prima Rosita y finalmente llega de nuevo el
Julio, armado de valor, decide tomar la palabra, explicar todo y pedirle perdón a
su esposa.
59
aquí de una familia de clase media en circunstancia social y económica distinta
superstición y el estrato social. Sin embargo, hay dos factores que justifican la
del norte que a todas luces, cuando lo conocemos, sí podría pasar como
siendo certero.
manera clara su vena criolla popular, para demostrar que, efectivamente, ese
Por otro lado, hemos mencionado ya, que este tipo de supersticiones
60
Pero en la obra de Yerovi, ocurre algo particular: el mal día le llega al
ella lo perdona. De hecho, Julio solo repara en la fecha cuando está inmerso
avisara que la suerte echada le viene por haber tratado mal a su mujer.
esta obra, que muchas coincidencias, Yerovi mira por los ojos de lo criollo
hace que Julio le pida perdón, y problema resuelto. Coloca así lo sagrado en el
potencia de aquel imaginario social criollo popular que se encarga, aunque sea
mito.
61
PATROCINIO
(Sobre Julio)
Es verdad. Es hijo,
ya sabes, de mi otra hermana,
hermana de tu mamá igualmente.
ROSITA
Sí.
PATROCINIO
La parca
también la llevó
en su edad dorada.
fue también en día siete.
el siete es de fecha aciaga
en nuestra familia
ROSITA
Sí
PATROCINIO
Por eso, nuestra llegada
en este día me tiene
con los nervios en alarma.
Ya lo viste: en el Callao
casi nos vamos al agua
al bajar del vapor. Luego
en el eléctrico, bancas, ni una,
y, ya en Lima, casi
un carruaje nos aplasta.
ROSITA
Cierto. Y luego en el hotel
ni piezas desocupadas
dónde hospedarnos
PATROCINIO
¡Domingo siete! 73
contacto con esa modernidad que los civilistas habían impuesto en Lima y su
fastidio por no saber comportarse ante este “progreso”. Con ello Yerovi,
certifica que las provincias, incluso las de la Costa, estaban totalmente alejadas
73
YEROVI, Leonidas op cit. Domingo siete. Escena IX p. 49
62
del desarrollo propugnado por la oligarquía. Se sugiere en el tío, la no tenencia
del personaje.
de Yerovi -aquel que lo emparenta sin duda con el realismo-, guarda para el
que tristeza, pues intuimos que había aquí una pieza de mayor aliento.
cobrar por su trabajo pero al no recibir el dinero deciden hacerse de las pocas
pertenencias que ven en la habitación. Sin embargo, las deudas, -la mayor
quedarse a vivir con él; los vecinos se quejan de la constante visitas que recibe
63
hablar, se encuentra molesto por los afanes del protagonista hacia su hija.
sacase el premio de la ruleta. Con ella pagaría sus deudas y se iría a vivir a
otro lugar. Cuando llega Ortiz, a Felipe no le queda más que lamentarse:
después de haber acertado sin apostar al treinta y seis, treinta y cinco y treinta
absoluta. Ahora los dos piensan cómo salir de la fastidiosa situación. Mientras
divagan, se descubre un secreto guardado por Felipe: una tía en Rosario, muy
de cerrar el trato con la tía, a Lorenzo no se le ocurre mejor idea que dejar a
Encarnación en manos de Felipe. Ello por supuesto sin que la mujer sepa del
portero de una casa en la avenida, cuyos dueños, que tienen confianza en él,
se la han dejado a cargo. Estos dueños se han ido a Europa y el tío quiere
alquilar el segundo piso que ellos desocuparon. Ortiz cree que haciendo pasar
64
a Felipe como minero colombiano el tío accederá a alquilárselo sin ninguna
Felipe quien no hace más que maltratarla hasta al punto de hacerla llorar.
mudarse con ella. Pero Ortiz confía más en su método de apuesta que en el
debe cinco meses, logra sacarle cien pesos y dejarle la espiga como garantía.
Con esos cien, piensa hacer una fortuna en la ruleta y cubrir la deuda de todos;
pierde el dinero, regresa con Emerenciana y le saca cien más, gana, pierde y
finalmente gana. El premio es suficiente para cubrir las deudas, pero Ortiz
piso del tío y guardar un poco para la futura apuesta. Felipe y Encarnación se
había alquilado el piso superior de esta nueva estancia; Corina pensando que
que ha visto en la edad de Corina un buen número para la nueva apuesta pero
venganza; finalmente llega Doña Emerenciana con sus baúles, iracunda por la
65
deuda, anunciando que desde ahora se viene a vivir a ese piso también. La
apuesta, pero que ahora carga entre manos un telegrama de la tía de Felipe.
Ortiz le cuenta a Doña Emerenciana que Felipe tiene un tía muy vieja
pero Ortiz hace pensar que sí. Doña Emerenciana se ilusiona, cree que ahora
cien pesos más a Ortiz para “el traje de luto de Felipe”. La historia concluye
sin embargo, en esta obra, cree estar cerca de poder atraparla. El arma
(rojo/negro), que tiene como fin recuperar más que lo perdido. Así, si uno
apuesta cien y pierde, deberá bajo este sistema, apostar en la siguiente ronda,
doscientos.
66
Es la obra, bajo la perspectiva de nuestro tema, un duelo entre Ortiz y
prestarle el dinero.
ambas obras tienen como similitud que la acción se inicia en una habitación de
mano, creyendo que con la ganancia podrá salir de su ruina. Poco después lo
seguirá Doña Emerenciana que, bajo los efectos de la seducción de Ortiz, echa
guante también de la cartera con el fin de recibir pronto su paga por la renta.
67
Es interesante ver cómo expone Yerovi a tres personajes que, pese a
no tener dinero -Felipe, por despilfarro, Ortiz por ludópata y Doña Emerenciana
martingala no sea un solo de fracasos sino que funcione por lo menos una vez.
fuerza hacia el futuro. Eso garantiza que los que vienen se ilusionen pensando
ORTIZ
… ¡Mírame la cara!
FELIPE
¡Vete de paseo!
ORTIZ
¿Así me tratas? Has de saber que vengo de
Avellaneda y… ¡abrázame!...
FELIPE
¡Déjame en paz!
ORTIZ
¡He acertado! ¡He acertado tres plenos!
FELIPE
¿Tú?... Si, ya sé cómo aciertas: apuntando
con la imaginación en el juego de los otros.
ORTIZ
¿Con la imaginación? ¡ah, Santo Tomás de la amistad!,
68
pon tun mano en mi costado y toca la llaga, digo la
cartera.
FELIPE
¿Qué pantomima es esta?
ORTIZ
¡Que he ganado, que te repito que he ganado!
FELIPE
¿Es posible?
ORTIZ
Mira y no dudes: un canario, dos canarios…
FELIPE
¡Canarios!
ORTIZ
Tres, cuatro, cinco… ¡una canariera!
FELIPE
¡Ortiz! ¿Pero tú has ganado eso?
¡Tú has cometido un crimen!
ORTIZ
¿Cómo crimen? Lo he ganado. ¡Para que digas después
que mi martingala es un embuste! 74
colocando a Felipe en su propia casa a quien, sin duda alguna, sería el amor
de su vida: Encarnación; tal nombre no podría ser más idóneo para simbolizar
descontrola a Felipe.
74
YEROVI, Leonidas. op cit. La Pícara suerte. Acto II. Esc. VI. p. 113
69
FELIPE
… ¡Y yo sin sospecharlo, sin presumirlo siquiera! ¡Yo que hubiera dado
algo por hacerle amable y grata su permanencia a mi lado!
¡Qué miserablemente me he conducido sin quererlo!
¡Y ahora, solo ahora vengo a reparar en ello!
Ahora… cuando usted se va y ni desagraviarla puedo.
ENCARNACIÓN
¿Desagraviarme? Pero si casi no era usted:
era algo superior a usted mismo… No hablemos
más de ello porque nos haría daño a ambos y, en adelante,
seamos buenos amigos.
FELIPE
En adelante… ¿Ve usted? ¡Qué mal me conduciría, que
solo en adelante me creerá usted buen amigo!...
ENCARNACIÓN
No, no es eso, Felipe.
FELIPE
Sí, sí es. Y no obstante, qué engañada ha vivido usted
en cuanto a lo que yo sentía! ¡Si yo pudiera hacerle retroceder
las horas y revelarle mis íntimas vibraciones en aquellos
instantes, volcarme el alma, descubrirle mis combatidos sentimientos!
ENCARNACIÓN
Vería usted cuán lejos estaba de querer que usted sufriera,
cómo hubiese dado mi dicha por la suya, y era lo que me
apenaba, que usted presenciara las miserias de mi vida…
elemento que creemos vital. Y es que en esta obra hay algo que delata
vive “el académico” o del catorce donde vive el propio Ortiz, son algunos
ejemplos. Pero el iluso Ortiz cree que el número ganador será encontrado solo
70
si analiza los juegos previos en la ruleta. Hasta que Yerovi lanza un grito
CORINA
Que vengo a vivir a tu lado.
¿No me lo ofreciste veinte veces?
ORTIZ
Tú se lo ofreciste veinte veces.
¡Ahí está! Por burro te pasa eso.
FELIPE
¡Nada de tonterías, Corina, nada de tonterías!
CORINA
¡Si no son tonterías! Si estoy decidida a
quedarme. ¡Échame si te atreves!
FELIPE
¿Pero no comprendes que es imposible
que te instale aquí?
CORINA
¿Por qué imposible? ¡No creerás que voy
a manchar el palacio de tu residencia con mi aliento!
FELIPE
Pero reflexiona, que yo he venido aquí como
persona seria. El portero, la vecindad.
CORINA
¡El portero, la vecindad! ¡Veinte casas, veinte porteros,
veinte vecindades mejores que esta he tenido! Y
me he reído veinte veces de todos ellos.
ORTIZ
Veinte veces. Esta lo ejecuta todo a razón de veinte
veces por asunto… ¡Ah qué idea!
CORINA
¿Por qué no he de quedarme a tu lado?
FELIPE
Pero, Corina, si…
ORTIZ
¡El que no salía en Avellaneda!... Marcaban el veintiuno,
el veintidós , el veintitrés, el diecinueve, y el dieciocho… ¡Es
el veinte el que tenía que salir y no salía! ¡El veinte!
71
El autor, a todas luces, ha tomado ya la voz de esta pícara suerte, esta
suerte que tienta, que se muestra para luego esconderse; pero Ortiz necesita
ORTIZ
…Oye, Corina.
CORINA
¡Déjame tranquila!
ORTIZ
En seguida mujer, pero dime, ¿qué edad
tienes?
CORINA
¡No seas necio, Ortiz!
ORTIZ
¡Dime qué edad tienes, por amor de Dios!
CORINA
Veinte años…¿Te opones a que me quede?
ORTIZ
¡Veinte! ¡Si tenía que ser! ¡La pícara suerte
que recién me indica! ¡Si el corazón me anunciaba
que tenía que surgir un número seguro! 75
trampa:
FELIPE
Para que te fíes de las mujeres…
ORTIZ
¡Sí! Cualquier día, mientras no vea yo
la partida de bautismo…
75
Ibid. Acto II. Esc. X p. 119-120
72
FELIPE
Cree uno librarse transitoriamente de ellas,
lo apostaría uno a diez contra veinte y…
ORTIZ
¡Y sale el diez!
FELIPE
¡Sale el diez!... ¡Sale lo que sale!
ORTIZ
Y bueno, lo que sale.
FELIPE
¡Ah! Es que la suerte, la pícara suerte se
empeña en enredarle a uno las cosas por los pies.
ORTIZ
¿Por los pies? ¡Por la bola! ¡Yo te juro que no vuelvo!
FELIPE
¿Qué no vuelves? ¡Eso es! ¡Déjame ahora en este laberinto
sin prestarme auxilio!
ORTIZ
¿Prestarte? ¡Yo sí que vengo resuelto a pedir prestado!
FELIPE
Esto no puede seguir así.
ORTIZ
Naturalmente. No hay ni número exacto, ni nada.
FELIPE
En cuanto a número, ya puedes decir que diez
ORTIZ
¿Diez? ¿Estás seguro?
FELIPE
¿Y qué menos? Te diré
(Yo, este, la otra, la patrona, el comandante,
Don Hermógenes) ¡Diez, te aseguro que diez!
ORTIZ
¡Diez! Y Corina qué…
FELIPE
¡No me hables de Corina! Me ha jurado venganza.
ORTIZ
¡Ah, la muy pérfida! Bueno, no importa
La cifra que acabas de decirme lo salva todo!
¡Donde se ha perdido un alfiler y se le busca,
se puede encontrar un lingote de oro! ¡En los mares
donde se ha dejado caer una perla, pueden hallarse
bancos de ostras perlíferas! Yo tengo el
camino de nuestra salvación. 76
73
Es obvio que Felipe se refiere al número de gente que trae encima, a
todos aquellos que ahora, ya instalado en el piso de los patrones del tío de
Ortiz, amenazan con irse a vivir junto a él. Pero Ortiz cree nuevamente estar
misma rapidez con la que es capaz de zafarse de ella. Así mismo, los
huéspedes por otro, donde coloca Ortiz lo sobrenatural refuerzan las palabras
Aristóteles.
74
Y es que se vuelve imposible, al hablar de la relación entre los
“La fábula perfecta, debe poseer un interés simple no doble (como algunos nos dicen);
el cambio en la fortuna del héroe no ha de ser de la miseria a la felicidad, sino, al
contrario, de la felicidad a la desdicha” 77
por un gran error del héroe o por voluntad divina. El héroe no podrá, luego, y
fortuna radica, entonces, en cortar esa aspiración que tendía a colocarlos cerca
del éxito: aparentemente Don Celedonio se sacó la lotería, Julio logró mandar
75
vertical; vale decir, los personajes empiezan de determinada manera y
terminan igual o sin mayor avance; y quizás ello radica en que los medios para
destino o un Dios (o la suerte) que juega con ellos, haciéndoles creer que están
nuevamente Yerovi nuestra idiosincrasia: aquella que nos lanza a una guerra
con la ilusión de poder ganar, sin estar realmente preparados, o aquella que
76
5) LA SUERTE EN EL TEATRO CRIOLLO PERUANO PREVIO A YEROVI.
Amézaga. Son, sin embargo, las obras de corte criollo escritas bajo la
conduzca inexorablemente hasta nuestro autor, vale decir, que represente esa
fuente de donde probablemente bebió, debemos destacar, sin duda alguna, los
de las distintas épocas en las que fueron escritas y del progreso natural que el
tiempo trae, así sea leve, en la dramaturgia de un país; pero, sobre todo, y eso
77
es lo que nos interesa, hay diferencias entre las piezas referidas y las de
nuestro autor.
MANUEL
Que haya hombres en Inglaterra
ignorantes y hombres malos,
o que no los haya; no entro
en esa cuestión, ni salgo;
porque nada de eso tiene
que ver con ese muchacho,
ni con sus vicios… sí: vicios,
aunque usted quiera negarlos:
vicios que están ya en su pecho
profundamente arraigados.
Por la vida que, hace tiempo,
lleva de gandul y vago…
Piense usted
a ¡qué porción de desbarros
va a quedar expuesta su hija
con un mozo perdulario,
que olvide del matrimonio
los deberes sacrosantos,
por los bailes de mulatas,
por los naipes y los dados. 78
78
PARDO Y ALIAGA, Felipe. Frutos de la Educación. En Antología general del Teatro Peruano IV. Lima, Pontificia
Universidad Católica del Perú, 2000 p. 114-115
78
Igualmente, el momento de Ña Codeo, en el que Don Manongo
discutiendo con Doña Chepa por la mala educación que ésta le está dando a
su sobrina, confiesa:
DON MANONGO
Hoy me he sacado una suerte,
La de a veinte mil 79
transformación de la acción.
de Bernardo para poner sobre él, aquello que no le gusta de su sociedad. Esos
“vicios” de los que habla Don Manuel, son pues parte de los males que le
prohíben al Perú progresar. Pero con ello, al autor solo le interesa mostrar la
desarrollo de la trama.
En todo caso, vale sí reconocer este vicio como parte de esa maraña
79
GAMARRA, Abelardo. Ña Codeo. En Antología general del Teatro Peruano IV. Lima, Pontificia Universidad Católica
del Perú, 2000 p. 591
79
Por otro lado en Ña Codeo, el hecho de que Don Manongo haya
que cuenta ya con ese dinero, podrá darle buena educación a su sobrina,
evitando se siga mal formando con las costumbres de Doña Chepa. Sin
importa para la trama, es, pues, únicamente, que Don Manongo ya cuenta con
los recursos.
aprovechamiento desvergonzado.
las que nuestro tema -siendo todos estos autores valiosos recolectores de las
Yerovi:
80
Debemos recordar que Frutos de la Educación fue escrita apenas unos
como principal misión, volver tangible su libertad; de allí que aún se tienda a
de las piezas teatrales. Ellos, que tenían por supuesto una serie de defectos,
no ejercían empero a juicio de nuestros autores, vicios tales como los juegos
sociales; un mundo así, con tanta fuerza, tenía necesariamente que hacer virar
la tribuna civilista, sino expresar la fibra misma de ese mundo, porque entendía
que hasta ahora ese mundo, no había sido escuchado. Se niega a hablar,
que no tienen ni para pagar la renta, o de familias sin hijos. Es ajeno a este
81
mundo, el matrimonio por conveniencia y mas bien propios los juegos de azar y
Por otro lado, Ña Cadeo, una de las primeras piezas teatrales en donde
se hace alusión al tema de la lotería, fue escrita tan solo cuatro años después
progresista, intentaba, por ese entonces, desenmarañar las causas del fracaso;
el tema con total claridad, y criticarlo en cuanto medio pudiesen. Es por esos
detalle de la lotería. Ya a inicios del siglo veinte, la lucha contra el vicio era
82
7.- LA SUERTE EN EL TEATRO CRIOLLO LATINOAMERICANO
CONTEMPORÁNEO A YEROVI.
y jergas. El sainete criollo cumple un rol fundamental, pues he allí una voz que
sociedades.
uruguayo Florencio Sánchez que, pese a destacar mucho más por sus dramas
urbanos y rurales, logra con ellas dar un salto en la concepción del sainete; Tin
80 MUGUERCIA, Magaly. Teatro Latinoamericano del siglo XX. Primera modernidad (1900 – 1950). Santiago de Chile.
RIL Editores, 2010.
83
Tan te comiste un pan o el velorio de Pachencho (1901) de los hermanos
cubanos Francisco y Gustavo Robreño, por sus curiosas similitudes con las
de Yerovi. Ambas muestran muy bien la fórmula del sainete criollo, con fiestas
Habría pues, que entender, que los primeros textos de Yerovi todavía
84
a actos de mayor envergadura como el robo o el asesinato; sin embargo, no
“Sánchez fue un cuestionador del sainete como pura fiesta, y si bien tuvo que cultivarlo,
como todos los dramaturgos de la época, instigado por las apetencias del capocómico y
el mercado, impuso una tendencia reflexiva intertextual con su «teatro serio»”. 81
reflexionar sobre su condición, que tiene que enfrentarse a una sociedad que lo
sobrepasa:
81
http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/florencio-sanchez-en-su-epoca-sus-opciones-teatrales/html/ (Florencio
Sánchez en su época. Sus opciones teatrales)
82
Ibid.
85
Indalecia y posteriormente en el Comisario que, a pesar de darle el dinero para
ellos.
hay ninguna presencia del Estado, sólo un billete de lotería y una martingala.
modo de vida. Prueba de ello, son las frases de aquella mujer furiosa que entra
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MUJER
(Apareciendo con un queso, pan y un paquete de fideos, a jugador 1)
¡Cuándo no habías de ser vos! No tenés vergüenza… ¡Pelandrún, atorrante! En lugar de
estar jugando en el boliche podías ir a buscar trabajo. ¡Caminá pa casa!...
JUGADOR 1
Salí de ahí. No seas otaria.
MUJER
¡Anda pa casa, pelandrún! (Llevándole por delante) No tienen vergüenza.
Las pobres mujeres se desloman trabajando, y ellos como unos príncipes, de barriga al
sol todo el día. ¡Parece mentira! ¡Mangines!... (Mutis rezongando) 83
Pero es, sin duda, la estafa que sufre el buen italiano Gamberoni, que
fortuna a través de los juegos. Como hemos mencionado, los naipes no sirven
para sacar de la miseria sino para divertir a los vagos, de la misma forma como
incauto. Ese incauto, no será otro criollo, pues curtidos están, sino el
inmigrante:
GAMBERONI
Estaba a Buonozarie i mi son incontrato con una canaglia de creollo que me hano
Fatto beberé un tanto. Giocamo a boccia e poi andiamo a prender el vermut. Entonces
83 SÁNCHEZ, Florencio. Moneda Falsa. Cuadro Primero. Esc. III En Florencio Sánchez. Teatro. Buenos Aires,
Sopena, 1961 p.186.
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si ha presentato un golono da Gálvez con un biglieto de lotería; mi hano mostrato lo
estrato e risultó con un premio de cinque cento pesi.
COMISARIO
Y usted, por servirlo, le dio ciento o doscientos. Eso se llama el toco mocho.
GAMBERONI
¿Cosa ditte?
COMISARIO
Toco mocho.
GAMBERONI
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Non capisco. ¡Ma ío sono arrubinato!
por los comentarios de Juan de Arona en los que, como hemos mencionado
páginas atrás, hace una comparación entre los vendedores de lotería de Lima y
los de Buenos Aires, que los juegos de azar también formaban parte de las
la ilusión que aún guardan los primeros, de poder hacerse del número ganador.
Los segundos, en cambio, tan poca esperanza tienen y tan poca moral
también, que así ganasen, pudiendo con ello cumplir con sus deberes,
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probablemente destinarían el dinero, de nuevo al vicio. La suerte para Sánchez
las apuestas para dejar que sean ellas las que lo conduzcan, a él y a toda su
familia, a la destrucción final. Y que Zoilo termine diciendo, al final del primer
Escena 1
Rodolfo y Arturo dormidos; dentro se oyen varias voces femeninas que cantan una
rumba que terminará cuando lo indique el diálogo. Golpes dentro como de carnicería. 85
85 ROBREÑO, Gustavo y Francisco. Tin tan, te comiste un pan. Cuadro Primero. Esc. I. En Teatro Alhambra.
Antología. La Habana. Letras cubanas 1979.
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La sorpresa continúa cuando, pocas líneas después, nos enteramos
que Arturo no tiene ropa para salir, porque su único frac se lo ha prestado a
Pachencho.
obra de Yerovi se estrenó tres años después que la de los hermanos Robreño
pieza, que a la de los saineteros argentinos; los textos, aunque criollos, lucen
aunque un tanto más sencillos, de Sánchez; pero aquello puede tener más que
ver con el hecho de que tanto Cuba como Perú, no iban a la par de ese
dramaturgia latinoamericana.
dar luces del vínculo con las piezas de los cubanos y las de Yerovi: ¡A perro
chico!, ¡Viva el difunto! , Cuadros al fresco, Un tío que se las trae, ¡Amén! o el
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ilustre enfermo y ¡Hoy, sale hoy! que trata sobre los enredos en torno a la
lotería de navidad.
6.4) Jettatore!
trata de comedias mucho más formales, hilarantes, sí, pero poco dotadas de la
latinoamericana.
91
Quizá su mayor acercamiento al teatro criollo se de con la obra Las de
Barranco (1908), pero incluso esta pieza sigue estando desprovista de esa
en Jettatore!
atrae la mala suerte, fue estrenada el 30 de mayo de 1904, mismo año que La
de Cuatro mil.
para hacer creer a todos que Don Lucas es un jettatore. Esto, a razón de evitar
la boda del último con Lucia pues ella está enamorada de Carlos. Echado a
92
Lo interesante de esta pieza, radica en cómo, uno a uno, los
Lucas, lo cree.
primera acotación que la obra se desarrolla en una sala elegante, con una
educación y es por ello quizá que, de entrada, Doña Camila y Don Juan,
dueños del recinto, poco creen en las teorías de Carlos sobre los jettatores.
Pero, la ignorancia del plan trazado por los jóvenes, y la experiencia con el
en la “jettatura”:
ENRIQUE
Le diré a usted… yo, un hombre de ciencia, debería temer el ridículo, confesando lo que
bien puede ser considerado como una simple debilidad de mi parte: pero, ya que me
hace usted esa pregunta en términos tan categóricos, voy a contestarle con total
lealtad… Sí, señor… ¡creo en la “jettatura”!
DOÑA CAMILA
¿Es posible?
ENRIQUE
(Con énfasis)
Creo que existen ciertos hombres que poseen la terrible propiedad de sembrar a su paso
la desgracia. Creo en el poder maléfico de algunos seres que han nacido para ocasionar
el mal y que lo producen contra su propia voluntad y contra sus propios impulsos,
ejercitando esa influencia en una forma inconsciente e irresponsable. Creo en una fuerza
93
misteriosa que la ciencia no explica y que sin embargo existe… y creo en ella, amigo
mío, porque la he visto manifestarse, en infinidad de circunstancias, de una manera tan
evidente, tan indiscutible, que ha concluido por imponer en mi espíritu la convicción,
profunda que hoy no tengo reparo en confesar. 86
espíritu popular para obrar en el imaginario del espectador, sino más bien una
obra, personajes, más allá del doctor, que lleven en su alma la idiosincrasia
supersticiosa. Ni los jóvenes, ni los adultos, que tienen que vivir uno y otro
para satirizar a los personajes de los estratos altos, pero que en ello, le quita su
86 http://www.biblioteca.org.ar/libros/8749.pdf (Jettatore!)
94
CONCLUSIONES
confianza, así sea de manera fácil, en salir del hoyo. Por eso es que
95
necesita vivir y escribir desde lo criollo popular, pues solo tomando tal
delito.
96
Carlos Mauricio Pacheco. Frente a la muerte, el despojo de hijos o la
ello, sin embargo, debemos quitarle el valor que tiene, pues creemos
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BIBLIOGRAFÍA
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Lima. El Comercio, 1995.
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98
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RIL Editores, 2010.
Páginas en internet
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La poética)
http://ir.minpaku.ac.jp/dspace/bitstream/10502/670/1/SES33_002.pdf.
(SAIGNES Thierry y BOUYSSE Therese. Dos confundidas identidades:
mestizos y criollos en el siglo XVII)
http://blog.pucp.edu.pe/media/251/20071029-Africaniabarriospopulares.pdf
(PANFICHI, Aldo. Africanía, barrios populares y cultura criolla a inicios del siglo
XX)
http://www.elaleph.com/vistaprevia/855-8/ (PROCTOR, Robert. Costumbres
limeñas)
99
http://www.biblioteca.org.ar/libros/134843.pdf (Momentos del teatro argentino)
http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/florencio-sanchez-en-su-epoca-sus-
opciones-teatrales/html/ (Florencio Sánchez en su época. Sus opciones
teatrales)
Documento periodístico
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