Comparativa (Braque y Dalí)

Comparación (desarrollada para el cuaderno)
Ficha técnica y descripción iconográfica
La primera obra se titula el Paisaje de L’Estaque y fue completada por el

francés, Georges Braque en 1908. La técnica utilizada es óleo sobre un lienzo, el
cual mide 33 x 24 cm, es de estilo cubista y el tema es paisajístico. Podemos
encontrarla expuesta en Kunstmuseum (Berna).
La obra representa una escena paisajística, que abarca un espacio montañoso en el

que se diferencian varias formas vegetales (en las que destaca sobre todo el árbol
como protagonista de la pintura) y sobre una de las montañas más lejanas, se
muestran en menor tamaño varias edificaciones. Braque simplifica las figuras por
medio de diferentes planos a formas comunes. (cuadrados, rectángulos,
triángulos…).
La siguiente obra se presentó con el nombre de La persistencia de la

memoria y en este caso, fue completada en 1931 por el artista, Salvador Felipe
Jacinto Dalí i Domènech. La técnica utilizada es óleo sobre lienzo y sus medidas
son 33 x 24 cm. En este caso, el artista utiliza un estilo surrealista y se centra en el
tema onírico. Actualmente se encuentra expuesto en el MoMA (Nueva York).
Dalí pinta un paisaje solitario con una playa y unos acantilados al fondo. A la
izquierda de la composición y en primer plano, aparece una piedra rectangular con
dos relojes encima: uno, aparentemente metálico, sobre el que hay hormigas; y otro,
doblado en el margen de la piedra, con una mosca sobre el vidrio que posee, lo que
parece ser una inusual consistencia blanda. Sobre la piedra hay un tronco con un
tercer reloj, también blando, colgando en su rama. Por detrás de la piedra aparece
una plataforma azul, que conecta con el fondo marino. Finalmente, en el centro de la
composición, un cuarto reloj que se amolda a un extraño rostro humano que parece
estar durmiendo.
Temática
El cuadro del francés muestra la vista de un pueblo del que no pretende

mostrar realismo, sino un ejercicio compositivo a partir de formas geométricas. Por
esto, las casas son un conglomerado de cubos en un bosque. La obra debe
enmarcarse dentro de la serie de paisajes que Braque pintó en una pequeña
población del golfo de Marsella.
La persistencia de la memoria evoca el eterno problema del paso del tiempo

utilizando una escena irracional, procedente del mundo de los sueños. En este
sentido, el rostro del centro de la pintura es una aproximación del propio Dalí
durmiendo.
Perteneciente al comienzo de su etapa surrealista, este lienzo es el primero en el
que se plasma el método paranoico-crítico de Dalí. Éste consistía en cultivar
visiones engañosas, tal y como sucede en la paranoia clínica (la enfermedad).
Los relojes son los protagonistas de la obra y los que mejor representan la angustia
de controlar el tiempo. En relación con este concepto está la memoria, que permite
al hombre hacer que lo pasado siga vivo: los recuerdos.
A pesar del tema de los relojes, el cuadro no deja de ser un paisaje de Port Lligat,
lugar de residencia de Dalí.
Análisis formal
Ambas obras tienen una forma dibujística cerrada. Sin embargo, en la obra
surrealista encontramos un toque más dibujístico, debido a la figura “humanoide”.
La obra de Braque destaca por tener una composición algo más centrífuga
que la de Dalí, ya que en ella encontramos la figura que parece ser un árbol que se
posiciona hacia el extremo del cuadro. En cambio, el autor surrealista direcciona sus
elementos hacia el centro de la pintura, es decir, su obra es cerrada.
Por otro lado, en cuanto la interacción de sus objetos, la obra cubista es unitaria, ya
que entrelaza elementos naturales con formas geométricas, las cuales son casas.
En el caso de La persistencia de la memoria en casi toda su totalidad es no unitaria,
ya que sus figuras están muy distanciadas entre sí.
Encontraríamos una perspectiva mayoritariamente superficial en ambas pinturas ya

que con el fin de conseguir profundidad se utilizan diferentes tamaños en las figuras
de ambas partes: en el caso de la obra cubista, los edificios más lejanos en menor
tamaño que el árbol, representado bastante más grande y por otra parte, las
montañas de Dalí situadas a la derecha de la obra, tienen un tamaño más reducido
para expresar lejanía con respecto a los relojes y las figuras aparentemente más
cercanas.
Al tratarse de cubismo, no se puede hablar de la presencia de una línea de

horizonte. Aun así, es oportuno el efecto de monumentalización que se consigue dar
a sus figuras , y el carácter objetivo que se le otorga a la surrealista, a pesar de que
no haya línea.
La geometría de las composiciones es diferente también en ambos casos. En
primer lugar, Dalí y Domènech utiliza una composición geométricamente dispuesta
en líneas horizontales, siendo estas conformadas por la línea de la montaña y el
árbol y por otra parte las figuras en la zona inferior (la figura con rostro, el reloj y el
reloj con las hormigas). En segundo lugar, el “Paisaje de L’Estaque” tiene una
disposición diagonal hacia la izquierda, guiada a través de la figura del árbol.
En cuanto a la luz, es más conveniente comenzar con la surrealista, ya que

es evidentemente más natural la luz utilizada. El foco de luz (el sol) se encontraría
fuera del encuadre y se refleja sobre todo en la montaña o en el acantilado del
fondo, siendo las figuras más cercanas algo más sombrías. La luz utilizada por
Georges Braque es irregular y artificial, debido a las diferentes perspectivas o
puntos de vista de las que su movimiento artístico se caracteriza.
En cuanto al cromatismo utilizado, en el caso de Braque observamos colores

más apagados, desde ocres y grises a verdes y toques anaranjados. La obra
posterior en el tiempo, combina colores cálidos y fríos, sobre todo anaranjados,
amarillos y rosáceos en las figuras más cercanas y azulados a la vez que detalles
verdes en el cielo y en las montañas (respectivamente).
Modelos e influencias
Para que Braque pudiese desarrollar su obra fue necesario que aprendiese
de sus predecesores. Clara influencia se aprecia en esta obra del cuadro
postimpresionista de Paul Cézanne, Casas en Provenza, c.1880. De forma más
general, es sabido que la exposición retrospectiva de Cézanne repercutió de
manera imprescindible en el desarrollo del Cubismo.
Es crucial la influencia recíproca entre Picasso y Braque.
Las influencias de Dalí fueron bastante más cercanas en el tiempo que las de
Braque, casi coetáneas. Este afán de representar una realidad dicha de ser
producida en el mundo de los sueños, viene de la Pintura Metafísica de Giorgio de
Chirico.
Dalí, a diferencia de Braque, se introdujo más en contenidos psicológicos y tuvo en
cuenta las teorías freudianas, que afirmaban incorruptibilidad de las impresiones
que recibe el hombre a lo largo de su vida; las impresiones que construimos sobre
algo permanecen por siempre inalterables en nuestra conciencia.
Contexto histórico
Ambas obras se desarrollaron en un contexto conflictivo entre las potencias

mundiales crecientes del momento, este se enmarca en los inicios del siglo XX
marcados por la crisis de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) que por ello se
produjeron grandes cambios tanto de carácter político como económico y social.
Esto hizo que la sociedad se replanteara aspectos como dejar algunas costumbres
e incorporar nuevas modas; remodelar el papel de la mujer en la sociedad; la
soberanía mundial, dado que los grandes imperios, hasta entonces líderes
mundiales, cayeron, lo que produjo la remodelación de las fronteras europeas y la
proclamación de Estados Unidos como potencia político-militar; también se
replanteó la concepción de la vida humana, debido al gran número de bajas tanto
civiles como militares.
Después de la guerra Estados Unidos vivió los felices años 20 que fue una etapa de
optimismo político y económico que terminó de forma dramática con el crac de la
bolsa de Nueva York en 1929.
Esta crisis trajo problemas socioeconómicos a nivel mundial con consecuencias
como la Gran Depresión estadounidense y los comienzos del nazismo en Europa.
Esta ideología política aprovechó la coyuntura alemana para llegar al poder y
provocó atrocidades como el Holocausto y la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).
Cuando este conflicto terminó, el mundo se alineó en dos bloques: el occidental
dominado por Estados Unidos, con una mentalidad claramente capitalista y el
soviético liderado por la URSS con tendencias más propias del comunismo.

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