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CUADERNOS

ANABAUTISTAS
DE EDUCACION
BIBLICA
CONCRECACIONAL
Una producción de:

-ó-

¿AE&

Director Ejecutivo:
Amoldo J. Casas
Director Editorial:
Héctor G. Valencia, Fh.D.
Mesa Directiva:
Presidente: Lupe De León Jr.
Vicepresidente: Federico Rosado
Secretaria: Marta Q. De Alvarez
Vocal: Carlos Escobar G.
Vocal: Elisa Prieto
Editores:
Región Norte: Rafael Falcón, Ph.D.
Región Central: Daniel Schipani, Ph.D.
Región Sur: Milka Rindzinski
Arte y diagramación:
José A. Matamoros

LA TAPA:
Las armas forjadas en instrumentos de trabajo como símbolo
de paz, el amanecer en una tierra de esperanza, y la represen¬
tación de libertad en el vuelo de las palomas hacen marco a
la figura del mesías Jesús quien otorga al mundo estas cosas.
Por eso he titulado este arte “El Mesías.”

Derechos reservados: CAEBC


Impreso en los Estados Unidos por Mennonite Publishing
House, Scottdale, Pennsylvania 15683 1984
BASES

PARA

LA

IDENTIDAD

DEL

PUEBLO

DE

DIOS
Mennonite Histórica! Ubr
Goshen Coilege, Goshen
Indice

Presentación 3
Guía a los maestros 5
1. Nueva creación (la sesión) 7
1. Nueva creación (2a sesión) 16
2. Tentación caída y nuevo
comienzo (Ia sesión) 25
2. Nuevos comienzos (2a sesión) 34
3. Promesa y cumplimiento
(Ia sesión) 42
3. Promesa y cumplimiento-opresión
y libertad
(2a sesión) 50
4. Salvación como liberación
del cautiverio (Ia sesión) 60
4. Salvación como liberación
del cautiverio (2a sesión) 67
5. Pacto, comunidad e iglesia
(Ia sesión) 75
5. Pacto, comunidad e iglesia
(2a sesión) 83
6. ¿Qué es la iglesia?
(Ia sesión) 91
6. ¿Qué es la iglesia?—
“Escribe a la iglesia..
(2a sesión) 99

Notas biográficas de los


escritores y editores 109
Hoja de evaluación 111

2
EL CURR1CULO ANABAUTISTA
BIBLICO CONGREGACIONAL.
PRESENTACION
Gracias al interés y esfuerzo de muchas personas y en¬
tidades menonitas es posible presentar el CURRICULO
ANABAUTISTA CONGREGACIONAL. La idea de un
currículo menonita se esbozó primeramente hace varios
años en una Consulta sobre Educación Cristiana en Puer¬
to Rico. Los últimos cuatro Congresos Menonitas con¬
tinentales refinaron la idea y finalmente el proyecto tomó
forma cuando el Concilio de Ministerios Internacionales
apoyó el proyecto y donó fondos para su iniciación. Lue¬
go se realizó una consulta con 30 líderes menonitas de 12
países del continente, en Cachipay, Colombia, en diciem¬
bre de 1980. Allí se sentaron las bases teológicas, socio¬
lógicas y pedagógicas para el trabajo. Se nombró una Me¬
sa Directiva que representa a seis regiones del continente
americano y un coordinador general. Posteriormente la
Mesa Directiva nombró a Amoldo J. Casas Director Ad¬
ministrativo del proyecto y a Héctor G. Valencia V. como
Director Editorial. Como editores regionales fueron nom¬
brados Milka Rindzinski, Gilberto Flores Campos y Rafael
Falcón.
El objetivo primordial del Curriculo es el de proveer
materiales educativos para adultos, que destaquen la vi¬
sión anabautista del Pueblo de Dios, aplicados al contexto
latinoamericano. Tres palabras describen el contenido del
proyecto: “anabautista”, “bíblico” y “congregacional.” Los
materiales han sido elaborados por escritores latinoameri¬
canos con transfondo anabautista, con el tema general de
BASES PARA LA IDENTIDAD DEL PUEBLO DE DIOS.
La siguiente afirmación resume este énfasis:

‘ Afirmamos que la Biblia es la Palabra de


Dios; que Jesucristo es el centro de toda in¬
terpretación bíblica; que el discipulado es el
estilo de vida de los miembros del Reino, y
que la lealtad del creyente al Reino de Cris¬
to trasciende cualquier otra alianza. ”

3
El Currículo toma en cuenta los factores sociales y cul¬
turales para crear un material “transcultural” que presen¬
te la idea del “Shalom.” Por su naturaleza y por las per¬
sonas a quienes va dirigido, se hace necesario el empleo
de una pluralidad metodológica que lleve a la interacción
social, al procesamiento de información y a la formación
integral de la persona. Puede usarse por cuatro años con¬
secutivos y está programado bien para la Escuela Domini¬
cal o bien para grupos de estudio o seminarios.
El Currículo es un proyecto conjunto de varias deno¬
minaciones anabautistas latinoamericanas y de las de ha¬
bla hispana en Estados Unidos. Está basado en la Foun¬
dation Seríes cuyos bosquejos generales fueron someti¬
dos a cuidadoso estudio para adaptar, modificar y am¬
pliar el material de acuerdo a las necesidades de las igle¬
sias latinoamericanas. La traducción de los bosquejos fue
hecha por Margarita de Schipani y la ampliación, modifi¬
cación y adaptación fueron realizadas por Héctor G. Va¬
lencia V., Director Editorial. Las modificaciones propues¬
tas fueron estudiadas y ampliadas por la Mesa Directiva y
por el cuerpo editorial.
Los que estudien estos materiales notarán, sin duda,
variedades en estilo, en densidad y en metodología. Estas
diferencias constituyen en sí una gran riqueza aunque
pueden también presentar algunas limitaciones. Sin em¬
bargo, los escritores y su trabajo representan la situación
de la Iglesia Menonita latinoamericana y de la Iglesia
Menonita de habla hispana en los países norteños. No ha
sido tarea fácil compaginar esta gran diversidad. Llegará
el día cuando un mayor acercamiento produzca una iden¬
tidad más definida. Mientras tanto, ojalá que este Currícu¬
lo sirva para comenzar a cimentar esta identidad.
Director Editorial

Bogotá, Abril de 1984.

4
A LOS MAESTROS
La importancia del maestro es vital para alcanzar los
objetivos del Currículo Anabautista de Educación Bíblica
Congregacional. De su preparación, buen juicio y com¬
promiso dependen los frutos que coseche. Le pedimos
meditar en el siguiente Decálogo que se le ofrece como
una ayuda en su tarea:
1. El maestro debe recordar que está enseñando a adul¬
tos cuyas experiencias, problemas y capacidad para juzgar
les sirven de base para su aprendizaje;
2. El maestro debe recordar que está ayudando a forta¬
lecer la fe de sus alumnos. Para ello necesita conocer y
usar las Escrituras continua y sabiamente en el proceso de
hallar respuestas adecuadas a los interrogantes de los alum¬
nos. Debe ser capaz de contextualizar su enseñanza y de
ser honesto en sus conceptos y respuestas;
3. El maestro debe recordar que el objetivo de fortalecer
la fe y de impartir conocimientos es el de llevar a los alum¬
nos a la comprensión de las implicaciones de esa fe y al
compromiso con Cristo, con su iglesia y con sus semejan¬
tes. “La fe sin obras es muerta.”
4. El maestro debe recordar que tiene a su disposición
una rica herencia cristiana y anabautista que puede servir¬
le de inspiración en su enseñanza. No se trata de reprodu¬
cir el pasado sino de aprovechar su riqueza para construir
el presente. La contextualización de esa herencia y de to¬
das las verdades bíblicas es una tarea indispensable;
5. El maestro debe recordar que el aprendizaje tiene sus
leyes y que cuanto más familiarizado esté con ellas más
eficiente será su enseñanza;
.
6 El maestro debe recordar que los objetivos que se
proponga son importantes y que debe tratar de obtener¬
los por los mejores medios didácticos a su alcance;
7. El maestro debe recordar que la excesiva repetición
(verbalismo), la teorización, el academicismo, la generali¬
zación y la improvisación, entre otros, son pecados capita¬
les del proceso enseñanza-aprendizaje;
.
8 El maestro debe recordar que la clase ideal debe ser
“pluridireccional”, esto es, fomentar la interrelación a to¬
dos los niveles. El maestro informa, analiza, discute y
5
planea con el grupo, en contraste con el monólogo del
maestro y la pasividad de los alumnos;
9. El maestro debe recordar que su clase debe ser con¬
creta, activa, interesante y participante;
10. Finalmente, el maestro debe recordar que no se hace
una buena clase sin dedicar tiempo a su preparación. Esta
preparación incluye la oración, la lectura y relectura del
material bíblico y curricular, la búsqueda de métodos no¬
vedosos y activos para motivar. Necesitará consultar tex¬
tos de didáctica, diccionarios bíblicos, enciclopedias, tex¬
tos anabautistas y otros. La preparación de estas lec¬
ciones le piden al maestro “ir la segunda milla” en su ta¬
rea pedagógica, lo cual lógicamente es un desafío al com¬
promiso. Todo esto para la honra y gloria de Dios y de su
hijo Jesucristo.

6
BASES PARA LA IDENTIDAD
DEL PUEBLO DE DIOS

ESTUDIO No. 2
Invitación a la Fe
Unidad A—Comprensión de la Fe Cristiana

1. Nueva Creación
(Primera sesión)
Autor: Samuel Hernández

Campo bíblico: Génesis 1 y 2


Texto bíblico: Lucas 21:33

33 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras


no pasarán.

Objetivos
1. Obtener una comprensión de que la
de la
creación de Dios, aunque perfecta,
contiene en sí señales de decadencia.
lección
2. Palpar que la acción de Dios para re¬
mediar tal situación consiste en una
nueva creación, no sólo de un nuevo
mundo, sino también de un nuevo pue¬
blo.

El Creador de todo es Dios. Al examinar su creación Foco de


vemos tendencias a la decadencia. Aunque hay períodos la lección
de renovación en la naturaleza, sin embargo, todo se
mueve como hacia un fin. Hay necesidad de una acción
en la cual el mundo sea otra vez ideal y perfecto. Existe un
paralelismo entre esta situación y la de la humanidad. En
Desarrollo
las dos vemos evidencias de decaimiento y degeneración.
La creación de Dios fue completa. Génesis 2:2 dice: “V de la
acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el lección:
día séptimo de toda la obra que hizo. Y Hebreos 4:3 Introducción
7
apunta que “. . . las obras suyas estaban acabadas desde
la fundación del mundo.’ La creación es una obra ter¬
minada, por lo tanto Dios ya no está creando. En la crea¬
ción existen procesos de reproducción y de nuevos co¬
mienzos, pero todo acontece a través de intercambios y
conversiones de materia y energía.
La tendencia En estos procesos e intercambios se manifiesta una
a la deca¬ tendencia a la decadencia. Esto provoca la necesidad de
esfuerzos hacia el mantenimiento. Las cosas descuidadas
dencia
tienden a decaer. Una casa abandonada, un jardín de¬
satendido, por ejemplo, se echan a perder. Indiscutible¬
mente es necesario el mantenimiento para prolongar su
existencia y utilidad.
La Escritura nos muestra este principio en cuanto a la
Señales de
creación de Dios. Colosenses 1:17 dice: “V el es antes de
decadencia todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten. ” Aquí la
en la palabra “subsistir” es una derivación de la palabra griega
naturaleza que implica el “mantener” o “sostener.” Hebreos 1:3 tam¬
bién nos demuestra lo mismo al decir: “. . . quien susten¬
ta todas las cosas con la palabra de su poder
Este sostenimiento de la creación por el poder de Dios
no implica que el proceso de decadencia se paraliza.
Solamente impide su indebida aceleración. Podemos
comprender esto mejor al recordar las palabras del Señor
Jesús a sus discípulos cuando les dijo, ‘Vosotros sois la sal
de la tierra” (Mateo 5:13a).
Las Escrituras nos indican que la creación va en deca¬
dencia. Estos pasajes bíblicos así lo promulgan: “E/ cielo y
la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán ” (Marcos
13:31); y “Tú, oh Señor, en el principio fundaste la tierra,
y los cielos son obra de tus manos. Ellos perecerán, mas
tú permaneces; y todos ellos se envejecerán como una
vestidura, y como un vestido los envolverás, y serán mu¬
dados; pero tú eres el mismo, y tus años no acabarán”
(Hebreos 1:10-12). En los tiempos en que vivimos existe
la preocupación de que se agoten los recursos energéti¬
cos y naturales que posee la tierra. Hay preocupación por
la pureza de la atmósfera y de todo el ambiente de la na¬
turaleza. También, el aumento poblacional mundial, al
igual que la escasez de tierra disponible para la produc¬
ción de alimento, son causas de gran preocupación.

8
Pero no sólo se ven señales de decadencia en la crea¬ Señales de
ción de la naturaleza. También el sér humano, creación decadencia
de Dios, demuestra la misma tendencia. La evidencia la
en el sér
vemos en la Biblia y en los sucesos actuales. Con la crea¬
ción de la humanidad, con Adán y Eva, comenzó a verse
humano
inmediatamente esta característica. El decaimiento moral
del hombre fue tan grande que Dios tuvo que intervenir
con el diluvio. Sin embargo, el malestar no fue eliminado.
A través de la Biblia se observa lo mismo, culminando con
la crucifixión del Señor Jesucristo.
Desde los tiempos bíblicos hasta el presente, la hu¬
manidad se ha involucrado en numerosos conflictos y
guerras. Aunque el ideal de un mundo perfecto es el
sueño de todo sér humano, el lograrlo no ha sido posible.
Se requieren grandes esfuerzos de las naciones para
mantener la paz. Asimismo, se necesitan magnas labores
para mantener la armonía en el hogar y en las relaciones
personales. Aquí queda marcado nuevamente que la ten¬
dencia decadentista demanda el esfuerzo hacia el man¬
tenimiento.
Si tanto la creación natural de Dios como la humana ¿Cómo
demuestran señales de decadencia hasta hoy día, ¿cuál solucionar
será la solución del problema? A través de los siglos mu¬
el problema?
chos han tratado de resolver esto en diferentes maneras.
La estrategia siempre ha sido sencilla en su planteamien¬
to, pero difícil en su ejecución.
La preocupación primordial ha sido cambiar la socie¬ Los métodos
dad para que sea ordenada y así poder trabajar unidos usados por
hacia un mundo feliz. Y en esto se han usado tres méto¬ el hombre
dos: la educación, la persuasión, la ley y la fuerza. Nin¬
guno de éstos ha sido eficaz por períodos prolongados.
Es difícil educar y persuadir a toda una sociedad y man¬
tenerla firme por mucho tiempo. El uso de la fuerza ha
sido efectivo a veces, pero el hecho niega el propósito.
Las Naciones Unidas, por ejemplo, fueron creadas con
el fin de alcanzar la paz mundial. Sin embargo, para mu¬
chas naciones esta organización sólo ha resultado en otro
organismo en el cual seguir guerreando. Lo que empezó
con tanto esperanza para contrarrestar las tendencias de¬
cadentes de las naciones, se ha convertido en una frustra¬
ción continua.

9
Toda solución inventada por el ser humano ha fallado.
La razón principal es que hay algo básicamente erróneo
en la naturaleza humana. Este mal inevitablemente frustra
los esfuerzos de las personas sinceramente interesadas en
la estructuración de un mundo mejor. Esta condición del
ser humano no ha podido remediarse desde que éste lle¬
go al mundo. Las civilizaciones que a través de los siglos
han alcanzado grandes logros se han desintegrado. Este
ha sido el fin de los países: los que llegaron a ser grandes,
finalmente cayeron. Ejemplos de esto son Babilonia, los
imperios medos y persas, el de Alejandro el Grande y el
de Roma. En este siglo la Gran Bretaña llegó a su apogeo
y decayó. En el presente, los Estados Unidos también va
en decadencia moral.

“La preocupación primordial ha


sido cambiar la sociedad para que
sea ordenada y así poder trabajar
unidos hacia un mundo feliz”

Hemos visto, entonces, que la creación de Dios exhibe


manifestaciones de decadencia. Esto se ve, no sólo en la
naturaleza, sino también en la moralidad del sér humano.
La cuestión de cómo llegó a este estado se discutirá en
otra lección. Veamos ahora las diferentes maneras que se
han intentado para remediar particularmente el problema
moral.
La educación La educación se ha visto como un medio posible para
cambiar la sociedad. Los que confían en ella alegan que
enseña un camino mejor, y que, al hacer esto, provee me¬
jores opciones. A base de esto se espera que mientras
más educado sea un pueblo, mejor será su estado social y
moral. Por tanto, habrá más contentamiento y prosperi¬
dad.
Sin negar el valor de la educación, podemos observar
que por sí misma no tiene poder para producir un cambio
fundamental en el sér humano. La educación le da a la

10
persona el conocimiento y la capacidad de adelantarse
sociológicamente, pero no le quita los elementos interio¬
res que le perjudican.
La persuasión ha sido una forma de educación. Cuan¬ La persuasión
do se trate de inculcarle un sistema de moralidad o estilo
de vida mejor a una sociedad, se producirá un cambio.
Esto es lo que se conoce como propaganda. Para que sea
efectivo se necesita una persona que represente y verbali-
ce ese sistema.
La historia está saturada de ejemplos de hombres que
con gran carisma y oratoria cautivaron las mentes de na¬
ciones con el propósito de cambiar o transformar dichas
sociedades en utopías. Hitler convenció a sus compatrio¬
tas que los arios eran una “superraza,” cuyo destino era
conquistar y gobernar el mundo. Muchos gobernantes de
naciones autocráticas, tan pronto llegan al poder, se apo¬
deran de los medios de comunicación para persuadir al
pueblo. Unos con sus propios fines en mente, y otros, sin
duda, con un deseo sincero de mejorar la situación.
Este método, usado por personas sinceras para fines
honestos, tiene mucho poder. Si la persuasión involucra
sólo el uso de la verdad, entonces se pueden producir
grandes cambios. A la inversa, es algo peligroso. Nuestro
Señor Jesucristo anduvo por toda la tierra de Palestina
hablando del reino de Dios. Mucha gente respondió a esa
visión y cambió sus vidas. Si los líderes del pueblo judío
en ese tiempo también lo hubieran aceptado, las cosas
hubieran sido muy diferentes. Sin embargo, ellos ya esta¬
ban en control del pueblo y no querían ningún cambio.
Otro método, además de los dos mencionados, es el La ley y
de usar la ley y la fuerza para cambiar la sociedad. Ley y la fuerza
fuerza van juntas, pues si no hay fuerza, las leyes son inúti¬
les. La historia también nos ofrece ejemplos de intentos
de producir utopías por medio de la ley. Algunos países
como Rusia y China alegan que no existen entre ellos
prácticas inmorales, como las hay en los países llamados
“cristianos.” Es posible hasta cierto grado “eliminar” al¬
gunas malas prácticas de la sociedad por medio de la ley.
Pero esto involucra una plena restricción de los derechos
civiles y un uso excesivo de la fuerza. Si el castigo fuese
demasiado en proporción al delito, entonces sí habría po-

11
sibilidad de que se eliminara el robo y la prostitución y
otras cosas más, y de que hubiera una sociedad mejor.
Pero esto no sena a base de justicia. El anhelo del cora¬
zón humano es el de ser miembro de una sociedad ideal
donde no exista corrupción sino justicia y libertad.
Hemos visto, entonces, que en el intento histórico de
establecer una nueva creación, una nueva sociedad, se
han usado varios métodos. Hemos considerado sólo tres:
la educación, la persuasión, y la ley y la fuerza. Ninguno
de estos métodos ha producido una sociedad perfecta.
Métodos Sin embargo, cuando vamos a las Escrituras, encontra¬
usados por mos que Dios usó estos métodos con la humanidad y en
particular con el pueblo de Israel. Y tampoco produjeron
Dios
una nueva sociedad, un pueblo ideal.
Por medio de Moisés, Dios educó al pueblo de Israel.
Por medio de los profetas trató de persuadirlo. Las leyes
del Antiguo Testamento con sus castigos no pudieron
cambiarlo. ¿Qué pasó? Tal parecería que Dios mismo in¬
tentó una nueva creación o una nueva sociedad y que en
el proceso fracasó. ¿Será éste el caso?
Comparación Aquí es donde podemos ver el error fundamental del
hombre. Este ha intentado usar estos medios para produ¬
del empleo
cir su “nueva creación” y nunca ha tenido éxito. Es por¬
de estos que hay algo dentro del sér humano que está mal funda¬
métodos por mentalmente, y eso es el mayor impedimento. Pero Dios,
Dios y el al usar estos métodos, no lo ha hecho con el fin de produ¬
hombre cir una nueva creación, sino para contrarrestar los efectos
de lo que hay dentro del hombre (el pecado), y con la vis¬
ta puesta en ese futuro cuando habrá “nuevos cielos, nue¬
va tierra” y nuevas criaturas.
El error de los judíos fue que tomaron los mandamien¬
tos como el método para alcanzar una sociedad perfecta.
Los fariseos pensaban que si todos fuesen como ellos no
habría pecado en el mundo.
En cuanto a la ley, ésta fue dada por causa del pecado
(Gálatas 3:19), es decir, para contrarrestar la aceleración
de los efectos del pecado, como había acontecido cuando
el diluvio. La ley fue “hasta Cristo” o hasta cuando llegó
la gracia (Juan 1:17). Gálatas 2:16 nos indica que no fue
el propósito de la ley traer salvación y, por añadidura, una
nueva creación.

12
\
)

“La ley presentaba demandas que la


naturaleza humana no podía cum¬
plir en su totalidad”

i o(-oS y ot-ijtf'S.I
cAe Je.Ts*j-,
13
La ley era temporal; vislumbraba un tiempo futuro en
que sena reemplazada por otra ley. El Señor Jesús aludió
a esto cuando se le preguntó si habría un gran manda¬
miento que, al cumplirlo, uno cumpliría automáticamente
todos los demás. Su contestación fue que había uno ma¬
yor que requería amar a Dios sobre todas las cosas y otro
semejante que requería amar al prójimo como a sí mismo
(Lucas 10:27). Al contestar así, él introdujo el concepto
nuevo que sería el comienzo de la nueva creación. Esta
nueva creación tendría una base distinta. La ley presenta¬
ba demandas que la naturaleza humana no podía cumplir
en su totalidad. Pero la nueva creación estaría fundada en
otra ley, la ley del amor. Ese amor sería “. . . derramado
en nuestros corazones por el Espíritu Santo . . . ” (Ro¬
manos 5:5).

“La nueva creación humana consis¬


te de personas que han entregado
sus vidas al señorío de Cristo”

El resultado: El producto de todo esto sería una nueva creación, una


nueva sociedad dentro de la ya existente. Esta nueva
la iglesia
sociedad se llamaría “la iglesia" y estaría compuesta de
nuevas criaturas (II Corintios 5:17). Su lealtad sería hacia
Cristo y sus mandamientos; su base sería el amor; su po¬
der vendría del Espíritu Santo.
El error mayor que la iglesia ha cometido en cristalizar
esta nueva sociedad, es el de usar la ley como base en lu¬
gar de mantenerse bajo el mandato del Espíritu de Dios.
“. . . ¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais a
acabar por la carne?'' (Gálatas 3:3). Sin embargo, la igle¬
sia figura en el plan de Dios cuando El establezca su reino
eterno. Finalmente Dios establecerá su gobierno y reinará
sobre una nueva creación.
La solución En resumen, la solución tiene que proceder de Dios.
Consiste en crear un nuevo mundo y una nueva creación
humana. Toda la creación presente está en espera (Ro¬
manos 8). La nueva creación humana consiste de per¬
sonas que han entregado sus vidas al señorío de Cristo y

14
)
ahora componen la iglesia, que es parte del reino de Dios.
El futuro de este mundo, en los planes de Dios, será la
realización de todos los deseos más nobles de la humani¬
dad.

1. ¿Hasta qué punto se debe involucrar la igle¬ Para la


sia en tratar de cambiar la sociedad? reflexión
2. Para que la iglesia sea la iglesia, ¿qué tan
importante es el cambiar sus estructuras?
3. ¿Se deben exigir reglamentos para que un
miembro retenga su membresía en la iglesia
local? Explique su respuesta.

15
BASES PARA LA IDENTIDAD
DEL PUEBLO DE DIOS

ESTUDIO No. 2
Invitación a la Fe
Unidad A—Comprensión de la Fe Cristiana

1. Nueva Creación
(Segunda sesión)
Autor: Samuel Hernández

Campo bíblico: Romanos 3 5


Texto bíblico: II Corintios 5:17

17 De modo que si alguno está en Cristo, nueva


criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí
todas son hechas nuevas.

Objetivos
de la 1. Entender que el énfasis del Nuevo Tes¬
lección tamento en cuanto a la nueva creación
es principalmente sobre el individuo.
2. Ver que sin nuevas criaturas no puede
haber un cambio social ideal.

Foco de En la lección anterior consideramos los intentos de for¬


la lección mar una nueva creación al nivel social. Esta lección trata¬
rá de la formación de nuevas criaturas, es decir, de las
personas hechas nuevas por un cambio interno. El ele¬
mento que produce esta transformación proviene del po¬
der de Dios que acompaña la proclamación del Evangelio
de Jesucristo. Trataremos también el aspecto legal de esta
transformación y cómo este aspecto cambia totalmente la
relación del pecador con Dios.

16
)

¿En qué consiste ser hecho una nueva creación? ¿Qué Desarrollo
acontece cuando somos salvos? La Biblia explica esto de la
usando varias analogías. Una es el ser nacido de nuevo.
lección:
Juan 3:3 apunta: . De cierto, de cierto te digo, que el
Introducción
que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.
Aquí Cristo le habló a Nicodemo sobre la necesidad de
nacer otra vez. Cuando éste quizo tomar el planteamiento
literalmente, Jesús le dio a entender que este nuevo na¬
cimiento era “del espíritu,” es decir, en la esfera espiri¬
tual. El Apóstol Pedro usa esta analogía también cuando
nos dice en I Pedro 1:3b que “nos hizo renacer para una
esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los
muertos”; y en el versículo 23 anota “siendo renacidos
. . . por la palabra de Dios . . . “Más adelante (2:2) Pedro
señala que domo niños recién nacidos ' debemos desear
participar de la palabra de Dios para poder crecer.
Podemos ver la lógica de esto cuando Jesús dijo en
Juan 3:6: “Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo
que es nacido del Espíritu, espíritu es.“Para entrar en este
mundo natural, terrenal y físico, tuvimos que nacer con
un cuerpo de la misma categoría. El nacimiento fue el ins¬
trumento de entrada y nuestras características fueron de
acuerdo al ambiente. Ahora, Jesús nos enseña acerca del
Padre que está en los cielos, de una vida eterna con El en
la gloria. Asimismo demuestra que Dios es espíritu (Juan
4:24). Por tanto nuestra entrada al reino de Dios tiene
que ser por medio de un nacimiento espiritual.
Este hecho ayuda a entender mejor las palabras del El nuevo
Apóstol Pablo en I Corintios 15:46: “Mas lo espiritual no nacimiento
es primero, sino lo animal; luego lo espiritual.” Y en el
versículo 48 dice: “Cual el terrenal; tales también los te¬
rrenales; y cual el celestial, tales también los celestiales.”
Este “nuevo nacimiento” es, pues, la experiencia transfor¬
madora que consigue que el Espíritu Santo venga a mo¬
rar en la persona y le haga una nueva criatura. Esto trae
un cambio de actitudes tan grande que afecta inmediata¬
mente la forma de vida del que es nacido de nuevo. Y es¬
te cambio es una de las evidencias concretas de que uno
ha nacido de nuevo. En verdad, que “/as cosas viejas pa¬
saron; he aquí todas son hechas nuevas (II Corintios
5:17).

17
Víctor Landero, conocido colombiano, relata su expe¬
riencia cuando fue nacido de nuevo.

En aquel camino, ese día, creí realmente que toda espe¬


ranza se había ido. Todo el mensaje del Evangelio cayó vio¬
lentamente sobre mí. Y, por primera vez, todo fue claro co¬
mo cristal: estaba perdido. Debía arrepentirme. Y debía ha¬
cerlo ahora mismo. No pude resistir más. Llevé mi burro
fuera del camino y ahí, sobre la hierba fresca, caí sobre mis
rodillas. “Antes que muera, me pondré a cuentas contigo,
Dios,” exclamé. “Haré todo cuanto quieras que haga, no
importa cuánto me cueste. Tengo que conocerte, Señor.”
Nunca antes había orado. Esta era la primera vez que lo
hacía, allí junto al camino. Y nunca había experimentado
tal paz, tal gozo, tal liberación como la que ahora sentía.1

J. MATAnoAos

“Esta experiencia del nuevo naci¬


miento acontece cada vez que un
pecador viene a Cristo”
18
)

Justo González, fundador del programa de alfabetiza¬


ción en Latinoamérica llamado ALFALIT, cuenta tam¬
bién cómo su vida fue transformada. Fue en un tiempo de
gran preocupación por la enfermedad de su madre.

Un sábado por la tarde la sala se llenó de familiares y


amigos, porque mi madre estaba moribunda en el cuarto
contiguo; . . . salí al patio, me oculté en un macizo de
plátanos y arbustos que había hacia el fondo, y allí elevé mi
primera oración. Yo no sé lo que dije; no sé si estaba de pie
o de rodillas o echado en tierra. Sólo que todo mi sér fue
un clamor a Dios: “¡Señor . . .! ¡Señor . . .! ¡Señor . . .!”
Cuánto tiempo duró aquéllo, no lo sé. Fue un éxtasis en
que yo no estaba en mí. Lloré, me estrujé en el suelo y aca¬
bé por sentir que Dios estaba allí. Cuando levanté la cabe¬
za, y me alcé decidido y salí hacia la casa, ya sabía que mi
madre no moriría.

La madre del joven Justo sanó como por milagro de Dios.


Pero para él, esa oración había tenido un efecto más
significativo.

Pero el milagro más grande que ocurrió allí no fue la


sanidad de mi madre, sino la de mi alma. Se acabó el
ateísmo, se acabó el afán de aventuras locas. Se acabó toda
una vida ya podrida de pecado y maldad, y comenzó una
nueva vida: la vida cristiana, esto es, un largo peregrinar de
luchas y victorias, de tentaciones, de caídas, y arrepenti¬
mientos.2

Esta experiencia del nuevo nacimiento acoritece cada Justificación


••

vez que un pecador viene a Cristo. En los casos anterio¬ un término


res, ambas personas habían tenido contacto con personas
legal
que les habían comunicado la Palabra de Dios. Aunque
las circunstancias fueron diferentes, fue el contacto per¬
sonal con Dios que produjo el resultado. En esto se pue¬
de ver que “e/ viento sopla de donde quiere, y oyes su
sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; as'i es
todo aquel que es nacido del Espíritu ” (Juan 3:8).
Además de ser nacido de nuevo al encontrarse con
Cristo, uno también recibe la justificación de Dios. La jus¬
tificación es un término legal y así se usa en las Escrituras.

19
Resulta en un cambio legal en nuestra relación con Dios.
Para comprender esto es necesario ver la condición del
pecador antes de ser justificado. La Biblia dice en relación
a esto que “no hay justo, ni aun uno (Romanos 3:10); y
que “todos pecaron, y están destituidos de la gloria de
Dios ” (Romanos 3:23). También afirma que ‘domo el pe¬
cado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado
la muerte, asi la muerte pasó a todos los hombres, por
cuanto todos pecaron (Romanos 5:12). Este estado de
culpabilidad expone al individuo a la ira y al castigo de
Dios.
En el tiempo de la salida de los israelitas de Egipto, en
Significados
la última plaga, Dios dijo que enviada su ángel por toda la
de este tierra de Egipto para matar a todos los primogénitos. El
término remedio para que los primogénitos de los israelitas se sal¬
varan fue el de esparcir y untar la sangre de un cordero
sobre “/os dos postes y el dintel de las casas en que lo han
de comer (Exodo 12:7). Y más adelante en el versículo
13 dice: “. . . Y veré la sangre y pasaré de vosotros, y no
habrá en vosotros plaga de mortandad cuando hiera la
tierra de Egipto. En el Antiguo Testamento el término
justificar, o hitsdik, en la gran mayoría de los casos quiere
decir “declarar judicialmente que el estado del individuo
está en armonía con las demandas de la ley.”

“No hay doctrina en la Biblia más


importante que la de la justifica¬
ción. El ignorar esta gran verdad ha
traído mucho sufrimiento y agonía
a muchos cristianos”

Otro sentido de la palabra es el de “alterar la condición


para que el hombre pueda ser considerado justo.” La
sangre, entonces, alteró la condición para que el primo¬
génito fuese exento de la muerte. Fue una declaración al
ángel de la muerte que ese lugar se podría considerar co¬
mo si fuese sin culpa ninguna. Cualquiera que hubiera
sido el estado moral del primogénito, fue esta declaración
la que le salvó.

20
)

Hablando de justificación, entonces, nos dice la Pala¬ Efecto o


bra de Dios en Romanos 3:24-26 que somos “justificados resultado de
gratuitamente por su gracia, mediante la redención que
la justificación
es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación
por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justi¬
cia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los
pecados pasados ...” Se menciona que la justificación
es gratuita y que envuelve la sangre de Cristo. En cone¬
xión con la sangre, incluye también la idea de “pasar por
alto” los pecados, así como el ángel cuando veía la san¬
gre, pasaba por alto aquella casa. Siendo una declaración
legal, la justificación no cambia la vida del pecador sino su
relación en cuanto a Dios. Se puede afirmar, como lo ha¬
ce Berkhof: “La justificación es un hecho judicial de Dios,
en el cual El declara que, a base de la justicia de Jesucris¬
to, todas las demandas de la ley han sido satisfechas con
respecto al pecador.”3
La justificación resulta en “paz para con Dios (Ro¬
manos 5:1) y nos exime de la condenación. “¿Quién acu¬
sará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica.
¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más
aun, el que también resucitó, el que además está a la dies¬
tra de Dios, el que también intercede por nosotros” (Ro¬
manos 8:33-34).
No hay doctrina en la Biblia más importante que la de Importancia
la justificación. El ignorar esta gran verdad ha traído mu¬
de la doctrina
cho sufrimiento y agonía a muchos cristianos. Cuando
de la justi¬
uno llega a la salvación, Dios lo justifica, lo declara justo.
Esta es una declaración de Dios hecha sólo porque Cristo ficación
Jesús pagó las demandas de la ley. De ahí en adelante
Dios nos considera hijos como dice en Juan 1:12: “Mas a
todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre,
les dio potestad de ser hechos hijos de Dios. En este
versículo la palabra “potestad” en el idioma original signi¬
fica “autoridad.” Esto implica que es por derecho. El pa¬
saje de I Juan 3:1-2 dice: “Mirad cuál amor nos ha dado
el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios . . . y
“Amados, ahora somos hijos de Dios . . ’En el versículo
10 del mismo capítulo hace la distinción entre “. . . los hi¬
jos de Dios y los hijos del diablo ... (Otros pasajes bíbli¬
cos que nos ayudan a palpar mejor esta cuestión son Ro-

21
manos 8:16, 29; Gálatas 3:26; 4:5-7; Efesios 1:5; 2:3; He¬
breos 12:5-11. Además Hebreos 12:7 explica que uDios
os trata como a hijos Si pudiéramos comprender
bien el asunto y meditáramos sobre ello, nuestra actitud
cambiada grandemente.
La salvación “Ser salvos” es otro término, además de los dos ante¬
y lo que riores, que explica la nueva creación. El ángel le dijo a Jo¬
sé concerniente a Cristo: “. . . Y llamarás su nombre JE¬
implica
SUS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados (Ma¬
teo 1:21). Y en Lucas 19:10 se lee: l‘Porque el Hijo del
Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido
Asimismo en Lucas 9:56 se señala: “Porque el Hijo del
Hombre no ha venido para perder las almas de los hom¬
bres, sino para salvarlas
Resumiendo estos versículos podemos observar varias
verdades: 1) que la salvación es de los pecados; 2) que
existe algo perdido que tiene que ser buscado y salvado;
3) que lo perdido con necesidad de salvación son las al¬
mas de los hombres; y 4) que Cristo es el que salva.
Esto concuerda con lo que vimos anteriormente en
cuanto a la culpabilidad de pecado por tod'o sér humano.
Esto trajo un estado de perdición, quiere decir, de almas
perdidas. Cristo vino para salvarnos. Y él es el único que
nos puede salvar. Como dice el Apóstol Pedro: “Y en nin¬
gún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo
el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos ''
(Hechos 4:12). La salvación de nuestros pecados es efec¬
tuada por Jesucristo. Y esa obra es exclusivamente por su
poder.
Otro aspecto Pero la salvación también tiene otro aspecto en el cual
de la salvación nosotros tenemos que ver. Pedro, predicando su primer
sermón en el día de Pentecostés, “con otras muchas pala¬
bras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de es¬
ta perversa generación” (Hechos 2:40). Lo que esto im¬
plica es que, aunque el Señor nos salva de nuestros peca¬
dos, es nuestra responsabilidad enfocar nuestras vidas ha¬
cia una nueva dirección. Las palabras de Cristo a la mujer
que fue hallada en pecado se aplican aquí: “. . . Ni yo te
condeno; vete, y no peques más '(Juan 8:11). El no pecar
más es la parte que tenemos que hacer nosotros. Pero
aún en eso, Dios en su misericordia nos ha provisto el

22
)

Espíritu Santo para ayudarnos a vivir en santidad. Y si pe¬


camos . abogado tenemos para con el Padre, a Jesu¬
cristo el justo" (l Juan 2:1).

Un aspecto de la nueva creación es nuestra relación La familia


con otros que también han experimentado la salvación. Si de Dios
el ser declarados justos nos hace hijos de Dios, entonces
nuestra relación con los justificados es que somos her¬
manos. Cristo durante su ministerio llamó a sus discípulos
“siervos” y “amigos” (Juan 15:14-15), pero cuando re¬
sucitó le dijo a Mana Magdalena: “. . . Vé a mis her¬
manos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi
Dios y a vuestro Dios (Juan 20:17). En la iglesia primitiva
se llamaban hermanos unos a otros (Hechos 11:29;
21:17; 28:14). El Apóstol Pablo se refiere a Jesucristo co¬
mo “e/ primogénito entre muchos hermanos (Romanos
8:29c). En Hebreos se habla de Jesucristo y los cristianos
de esta manera: “. . . Por lo cual no se avergüenza de lla¬
marlos hermanos" (2:11) y “Por lo cual debía ser en todo
semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordio¬
so y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para
expiar los pecados del pueblo " (2:17).

“Un aspecto de la nueva creación es


nvestra relación con otros que tam¬
bién han experimentado la salva-
99
• -»
cion

Y siendo hermanos, con Dios como nuestro Padre, en¬


tonces somos una familia. Así lo afirma la Palabra de
Dios: “Así que, según tengamos oportunidad, hagamos
bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe
(Gálatas 6:10); y “Así que ya no sois extranjeros ni ad¬
venedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros
de la familia de Dios (Efesios 2:19).
Y esa familia es la iglesia de Jesucristo. La aplicación
de esta verdad tiene implicaciones tremendas en nuestras
vidas. El Nuevo Testamento, entonces, es nuestra guía en

23
cuanto al modo de vivir como iglesia. La nueva criatura se
une a otras para formar una nueva creación, donde lo vie¬
jo pasó y lo nuevo está por delante.

Para la 1. ¿Por qué Dios no declara la justificación del


reflexión pecador aparte de la obra redentora de Cris¬
to?
2. ¿Puede uno ser salvo sin comprender el
Evangelio? Explique.
3. Si todos los que son salvos son hermanos,
¿cómo deben ser sus relaciones? ¿Qué par¬
te tiene la iglesia en esto?
4. Una vez salvos, ¿cuál es nuestra responsabi¬
lidad con los no salvos?
5. ¿Cómo puede la comunidad de los salvos
cambiar la sociedad?

'Owen, Bob, y Howard, David, Víctor, Miami, Editorial


Caribe, 1980, páginas 33-34.
2González, Justo (padre), Historia de un Amor, Miami,
Editorial Caribe, 1979, páginas 49-50.
’Berkhof, L., Systematic Theology, Grand Rapids, Eerd-
mans, 1939, página 513.

24
)

BASES PARA LA IDENTIDAD


DEL PUEBLO DE DIOS

ESTUDIO No. 2
Invitación a la Fe
Unidad A—Comprensión de la Fe Cristiana

2. Tentación, Caída y Nuevo


Comienzo
(Primera sesión)
Autor: Samuel Hernández

Campo bíblico: Génesis 3 y Romanos 1-8


Texto bíblico: Romanos 5:12

12 Por tanto, como el pecado entró en el mun¬


do por un hombre, y por el pecado la muerte,
as'i la muerte pasó a todos los hombres, por
cuanto todos pecaron.

Objetivos
1. Demostrar cómo ingresó el pecado al
de la
mundo.
lección
2. Entender por qué la naturaleza humana
es universalmente igual.
3. Aprender cómo se trata la naturaleza
caída.

La tentación y la caída del hombre en el Edén han teni¬ Foco de


do magnas implicaciones para la humanidad. Los resulta¬ la lección
dos malos se han visto a través de la historia. El remedio
es Cristo Jesús, pero el mundo persiste en buscar otras al¬
ternativas. Sin embargo, el Evangelio de Dios continúa Desarrollo
proveyendo la única solución.
de la
El mandamiento de Dios a Adán de que no comiera
del fruto del árbol constituyó una prueba. Mientras que el lección:
esfuerzo de Satanás de inducirlo a desobedecer constitu¬ prueba vs.
yó una tentación. Dios probó, el diablo tentó. La prueba tentación
25
era necesaria, ya que Dios le ofrecía la oportunidad a
Adán de escoger su propia voluntad. Dada la existencia
de un diablo, la tentación era inevitable.
El carácter moral se produce por medio de situaciones
de prueba y tentación. Cada vez que, en presencia de la
tentación, un individuo escoge lo bueno y rechaza lo ma¬
lo, se fortalece moralmente.
El acto de comer del fruto de un árbol es insignificante.
Lo que le dio significado especial fue que Dios, la autori¬
dad suprema, había prohibido el acto. Así, las acciones
nuestras que parecen sin importancia, tienen que ser con¬
sideradas en el contexto de la voluntad de Dios para no¬
sotros.
A esta desobediencia se le llamó pecado. (El efecto de
El pecado este pecado se verá en los capítulos siguientes.) Adán y
y cómo com¬ Eva son arrojados del Edén. Caín mata a Abel. Lamech
prenderlo manifiesta el espíritu vengador (Génesis 4:23-24). En el
capítulo 5 predomina la evidencia de la muerte de cada
individuo. La maldad y la violencia de la humanidad re¬
sultan en el juicio del diluvio. Después del diluvio, en con¬
tra de la voluntad de Dios, se edifica la torre de Babel. Los
patriarcas, comenzando con Abraham, manifiestan ten¬
dencias pecaminosas y faltas de carácter. Es como si una
influencia invisible se hubiese asimilado en la naturaleza y
el carácter de todo sér humano. Y precisamente esto fue
lo que pasó.
La explicación de esto se da en un versículo de la
epístola a los Romanos: “Por tanto, como el pecado entró
en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte,
as'i la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos
pecaron ’’ (5:12). Antes de la caída no había pecado en el
hombre. Pero el primer pecado entró en la naturaleza del
primer hombre quitándole su inocencia y apoderándose
de su naturaleza. Y en alguna forma inexplicable, ese
cambio fundamental producido en él, fue trasladado a
sus descendientes.
Nosotros comprendemos el pecado por lo que la Biblia
nos dice. Pero aparte de la revelación bíblica, todo sér hu¬
mano nace con un sentir que le hace discernir entre lo
bueno y lo malo. C. S. Lewis dice que este sentir es una
ley que “. . . se le dio el nombre de la ley de la naturaleza

26
y

porque la gente pensaba que todos la conocían por natu¬


raleza y no había de ser enseñada.”1 Algunos dirán, afir¬
ma Lewis, que esta ley de la naturaleza o de la conducta
decente de todos los hombres no tiene sentido porque
hay muchas civilizaciones con muchas moralidades. “Pe¬
ro esto no es verdad. Ha habido diferencias entre sus pro¬
cedimientos morales, pero nunca han llegado a una dife¬
rencia total. Si alguien se toma el trabajo de comparar las
enseñanzas morales de, digamos, los egipcios, los babi¬
lonios, los hindúes, los chinos, los griegos, y los romanos
antiguos, lo que lo dejará realmente asombrado es la
semejanza que existe entre cada una de esas enseñanzas
y las nuestras.”2
Lo que Lewis dice en su tratado de este tema lo con¬
densa cuando apunta: “Hay entonces dos puntos que he
querido destacar. Primero, que todos los seres humanos
sobre la tierra tienen esta idea curiosa de que debieran
comportarse en cierta forma, y no pueden quitársela de la
mente. Segundo, que en realidad no se comportan en
esa forma. Conocen la ley de la naturaleza; la quebrantan.
Estos dos hechos son el fundamento de todo pensar claro
en cuanto a nosotros mismos y al mundo en que vivi-
mos. J
La fruta que Adán y Eva comieron fue del “árbol del
conocimiento del bien y del mal,” y este comocimiento
también ha pasado a todo sér humano, al igual que el pe¬
cado.
Cuando se habla de pecado, se tiene que hacer la dis¬ E1pecado
tinción del uso de la palabra en forma singular en compa¬ vs.
ración con la forma plural. Pecado, como se usa en el li¬
los pecados
bro de Romanos, por ejemplo, en su forma singular, im¬
plica algo que radica dentro del sér humano. La forma
plural, pecados, se refiere a los hechos que produce el pe¬
cado. El pecado es el árbol con sus raíces; los pecados
son el fruto.
Es importante comprender esta distinción. El hecho de
que uno pueda perdonar a su hermano setenta veces sie¬
te debe de provocar admiración por el perdonador. Pero,
¿qué del que ofendió setenta veces siete? El hecho mis¬
mo de que fue perdonado tantas veces indica que algo
fundamentalmente mal hay en él. Tanto perdón no cam-

27
bió su carácter. Asimismo, el hecho de que nuestros peca¬
dos nos sean perdonados, no necesariamente nos cam¬
bia. El problema es más profundo. Esta verdad es ilustra¬
da por el Apóstol Pablo cuando dice: "Así que, queriendo
yo hacer el bien, hallo esta le\j: que el mal está en mí ” y
añade que es "... ley del pecado que está en mis miem¬
bros” (Romanos 7:21, 23b). El pecado, el mal que está en
el individuo, es lo que produce los pecados.
Está claro, entonces, que la solución al problema del
El remedio
pecador, por necesidad, se dirija a estos dos aspectos: al
de Dios: pecado que existe dentro y a los pecados cometidos. El
la sangre remedio de Dios para el perdón de los pecados es la san¬
de Cristo gre de Cristo. En la última cena con los apóstoles, al to¬
mar el vino, Jesús dijo: "... Esto es mi sangre del nuevo
pacto, que por muchos es derramada para remisión de
los pecados” (Mateo 26:28). Además, he aquí varios pa¬
sajes que ilustran similar idea: “En quien tenemos reden¬
ción por su sangre, el perdón de pecados, según las rique¬
zas de su gracia” (Efesios 1:7; “en quien tenemos reden¬
ción por su sangre, el perdón de pecados” (Colosenses
1:14); "Y casi todo es purificado, según la ley, con sangre;
y sin derramamiento de sangre no se hace remisión "(He¬
breos 9:22); "... Al que nos amó, y nos lavó de nuestros
pecados con su sangre "(Apocalipsis 1:5b).

La ley “El Espíritu Santo no se impone. El


del Espíritu obra mientras el creyente le dé lu-
99
gar

En cuanto al pecado que mora dentro, Dios aplica el


remedio de una ley más poderosa. "Porque la ley del
Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del
pecado y de la muerte ' (Romanos 8:2). La venida del
Espíritu Santo para morar en el creyente contrarresta la
ley del pecado y la subyuga. Lo importante de notar aquí
es cómo el Espíritu Santo obra en relación al creyente. El
Espíritu Santo no se impone. El obra mientras el creyente
le dé lugar. Pero cuando el creyente comienza a vivir

28
según la carne, el Espíritu deja de obrar y la ley del peca¬
do nuevamente comienza a dominar. La clave, entonces,
está en la voluntad del cristiano. Las epístolas exhortan
repetidas veces al cristiano a no vivir conforme a la carne.

Una de las mayores necesidades del cristiano es en el La obra del


área del conocimiento de la obra del Espíritu Santo. El Espíritu
Espíritu obra en nuestra salvación regenerando o Santo
dándonos nueva vida (Tito 3:5). También viene sobre no¬
sotros para darnos poder para hacer la obra de Dios (He¬
chos 1:8). Además, mora en nosotros para producir el ca¬
rácter de Cristo. “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo,
paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre,
templanza; contra tales cosas no hay ley" (Gálatas 5:22-
23) . Esto último presupone que “/os que son de Cristo
han crucificado la carne con sus pasiones y deseos ’ (vs.
24) .
Adán, por su pecado, trajo graves consecuencias a la La naturaleza
humanidad. En un sentido su pecado fue personal, pero de la caída
en otro sentido su pecado también fue el nuestro. En Ro¬
manos 5 encontramos las siguientes indicaciones de estas
consecuencias: “E/ pecado entró en el mundo por un
hombre ... y asi la muerte . . . “por la transgresión de
aquel uno murieron muchos . . . el juicio vino a
causa de un solo pecado “. . . por la transgresión
de uno solo reinó la muerte por la transgresión
de uno vino la condenación a todos los hombres . . .
“. . . por la desobediencia de uno los muchos fueron
constituidos pecadores . . . (versículos 12-19). La decla¬
ración de todos estos versículos es que la humanidad he¬
redó el pecado, las consecuencias y la culpa. Todo esto
por el pecado de Adán.
¿Es esto justo? Esta es la pregunta que surge inmedia¬ ¿Es justo
tamente. Tenemos que darnos cuenta que los pen¬
llevar el
samientos de Dios no son nuestros pensamientos. El sér
humano tiende a crearse un concepto de cómo debe ser
pecado
Dios y después juzgarlo sobre esta base. Cuando alguien original?
pregunta: “¿Cómo puede un Dios de amor enviar a un
sér humano al infierno?” o “¿Por qué permite Dios tanto
sufrimiento en el mundo?” ya muestra que tiene un con¬
cepto errado de Dios.

29
Tal vez el interrogante sobre si Dios es justo o no al
condenar a toda la humanidad por el pecado de un solo
hombre no tenga una contestación satisfactoria para no¬
sotros. Pero eso no cambia las afirmaciones bíblicas al res¬
pecto. Lo que sí sabemos con seguridad es que, por el
evangelio, Dios mismo se ha encargado de proveer una
salida para todo aquél que cree y acepta.
Esto, sin embargo, no quiere decir que cuando hay
preguntas difíciles sencillamente las aceptemos sin enten¬
der y permanezcamos con nuestras incertidumbres. Las
contestaciones a las preguntas difíciles requieren tiempo y
estudio. Dios revela sus secretos a los que buscan diligen¬
temente. El Espíritu Santo nos fue dado para guiarnos a
toda verdad. Pero en cosas como éstas Dios no da con¬
testaciones fáciles para sólo satisfacer una curiosidad de¬
sinteresada.
El rey David, por ejemplo, luchaba con una pregunta
difícil. No podía explicarse por qué prosperaban los
impíos. Esta pregunta le estaba sirviendo de tropiezo.
¿Qué beneficio hay en servir a Dios si los impíos, sin ser
turbados del mundo, alcanzan riquezas? “Verdaderamen¬
te en vano he limpiado mi corazón, y lavado mis manos
en inocencia; pues he sido azotado todo el dia, y castiga¬
do todas las mañanas' (Salmo 73:13-14). David trató de
resolver esto en su mente pero no pudo. “Cuando pensé
para saber esto, fue duro trabajo para rríí” (16). Pero la
solución le llegó cuando buscó el rostro de Dios Dice:
“Hasta que entrando en el santuario de Dios, comprendí
el fin de ellos. Ciertamente los has puesto en deslizaderos;
en asolamientos los harás caer' (17, 18). Dios le reveló
que no era el estado presente que le debiera preocupar a
David, sino el estado final. Los impíos posiblemente pros¬
peren ahora, pero al fin perecerán. En cambio, al que a
Dios ama, aunque por el presente sufre, podrá decir: “Me
has guiado según tu consejo, y después me recibirás en
gloria " (24).
Volviendo, entonces, a la pregunta de si es justo de
parte de Dios que el pecado haya pasado a todo sér hu¬
mano, podríamos afirmar dos cosas: 1) que no podemos
juzgar a Dios a base de nuestro propio concepto ya que
cualquier contestación que demos a este interrogante no

30
tendrá una base firme; y 2) que la Escritura Sagrada indi¬
ca claramente que el caso es que “e/ pecado pasó a todos
los hombres, por cuanto todos pecaron (Romanos 5:12).
Esta declaración se confirma en la historia sagrada al leer
las biografías de aún los más allegados a Dios.
A consecuencia de que el pecado pasó a todo hombre, La condición
Dios considera al sér humano de manera distinta de la del sér
que éste se considera a sí mismo. Por medio del Apóstol
humano
Pablo, Dios afirma que antes de ser salvos, estábamos
“muertos en vuestros delitos y pecados (Efesios 2:1).
Eramos “hijos de ira (Efesios 2:3). En nuestro estado in¬
crédulo estábamos bajo condenación (Juan 3:18-19).
Muchas otras escrituras también indican la condición
caída del sér humano cuando todavía no se ha converti¬
do.

“... el nacido de nuevo tiene a su


disposición el poder de Dios para vi¬
vir de acuerdo a su voluntad”

No se puede negar que un gran número de personas,


a pesar de no conocer a Dios, viven buenas vidas. Hay
personas que hacen todo lo posible por cumplir con los
mandamientos, que demuestran las cualidades de un ca¬
rácter fino y que a veces viven vidas más “cristianas” que
las de muchos creyentes. Con frecuencia los que creemos
en Cristo tenemos la impresión de que todos los que no
son salvos son gentes “depravadas” y que nosotros
somos diferentes a ellos en todo sentido. En parte esto es
verdad, pero la realidad es que dentro de la hermandad
muchas veces se encuentran hechos y actitudes que atri¬
buiríamos sólo a los inconversos. Estas actitudes y ac¬
ciones son tropiezos para que personas sinceras no ven¬
gan a Cristo. Estas personas no ven la necesidad de con¬
vertirse a Cristo ya que piensan que viven en un nivel éti¬
co y moral más alto que el de los cristianos que conocen.
La clave tanto para los de dentro como para los de fue¬
ra de la comunidad es la verdadera conversión a Cristo.
Una vez que se haya dado este paso, el nacido de nuevo

31
3 . [AoA<V*M O

32
tiene a su disposición el poder de Dios para vivir de acuer¬
do a Su voluntad. Dios desea ayudar a sus hijos a ser ver¬
daderos cristianos.

Analice las siguientes declaraciones y diga Para la


si está de acuerdo con ellas o no. ¿Por qué reflexión
sí? ¿Por qué no?

1. “El hombre nace bueno; la sociedad lo co¬


rrompe.”
2. El sér humano no necesita de fuerzas exter¬
nas para salvarse. Le basta su voluntad.
3. Las buenas obras no son necesarias en la vi¬
da cristiana.
4. Dios es injusto porque a veces premia a los
deshonestos y castiga a los buenos.

^ewis, C. S., Cristianismo Nada Más, Miami, Editorial


Caribe, 1977, p. 20.
2Ibid., p. 21
3Ibid., pp. 23-24

33
BASES PARA LA IDENTIDAD
DEL PUEBLO DE DIOS

ESTUDIO No. 2
Invitación a la Fe
Unidad A—Comprensión de la Fe Cristiana

2. Nuevos Comienzos
(Segunda Sesión)
Autor: Samuel Hernández

Campo bíblico: Génesis y Exodo


Texto bíblico: II Pedro 3:9 y Gálatas 4:4

9 El Señor no retarda su promesa, según al¬


gunos la tienen por tardanza, sino que es pa¬
ciente para con nosotros, no queriendo que
ninguno perezca, sino que todos procedan al
arrepentimiento.
4 Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo,
Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y naci¬
do bajo la ley.

Objetivos 1. Ver cómo las Escrituras demuestran el


de la desarrollo del plan de Dios.
2. Ver cómo Cristo está en el centro de
lección
ese plan.

Foco de La historia de la salvación es una historia de nuevos co¬


mienzos. Dios tenía un plan en el cual involucró a indivi¬
la lección
duos. Estos fracasaban pero el plan de Dios seguía desa¬
rrollándose. A la distancia siempre se vislumbraba la meta
de la llegada de Cristo para redimir a la humanidad.
La desobediencia de Adán y Eva fue una tragedia que
Desarrollo
resultó en su expulsión del Huerto del Edén. Pero no
de la salieron sin antes recibir la promesa de Dios acerca de
lección: uno que vendría a salvar a la humanidad. La “simiente de
Introducción la mujer” heriría la cabeza de la serpiente.

34
Esta promesa no llevaba consigo tiempo señalado para
su cumplimiento. Así fue que cuando la mujer tuvo su pri¬
mer hijo, pensó que ése era el prometido. El sentido ori¬
ginal de sus palabras fue: “He adquirido varón, el Señor
(Génesis 4:1).
En vez de ser éste un nuevo comienzo para bien, fue
para mal. Caín mató a su hermano y con ello exteriorizó
el pecado que existía en él. Sus descendientes demostra¬
ron las mismas características de violencia.
Tal fue la manifestación del pecado que toda la hu¬ El Diluvio
manidad se degeneró y Dios tuvo que destruirla con un
diluvio. En el diluvio todos murieron excepto ocho almas
que fueron preservadas en el arca que edificó Noé. Este
era el único que todavía temía a Dios en ese tiempo.
Las ocho personas que salieron del arca tuvieron una
oportunidad tremenda de edificar una sociedad libre de
toda maldad, como había existido anteriormente. Sin em¬
bargo, fracasaron. El diluvio había destruido a todos los
malhechores, pero los que sobrevivieron llevaban dentro
de sí mismos el pecado que había sido transmitido a to¬
dos los hombres.
Pero aún en ese acontecimiento podemos percibir in¬
dicios de lo que Dios tenía en mente para el futuro. En el
arca vemos un símbolo de Cristo, quien vino a salvar al
hombre de la ira de Dios. Las puertas estaban abiertas pa¬
ra todo aquel que hubiera creído el mensaje de Noé.
Cuando Dios cerró la puerta, terminó para todos los de¬
más la oportunidad de la salvación.
Después del diluvio, los descendientes de Noé no qui¬ La Torre
sieron esparcirse por toda la tierra como Dios les había de Babel
mandado. En lo que ellos consideraban un nuevo co¬
mienzo, se unieron para edificar la Torre de Babel. Este
esfuerzo representaba una rebelión en contra del plan de
Dios. Tenían otro plan y había suficiente unidad entre
ellos para llevarlo a cabo.
En Babel fue donde Dios les causó confusión de len¬
guas y así los esparció sobre toda la tierra. No había llega¬
do el tiempo para una unidad semejante a la de Babel.
Porque esto tiene que ser obra de Dios y no obra exclu¬
siva del hombre.
Aunque la humanidad fue dispersada por toda la tie-

35
rra, los esfuerzos para la creación de un gobierno mundial
no han cesado. La historia de la humanidad abunda en
ejemplos de hombres que trataron de unir naciones e im¬
perios por medios políticos. Pero esto nunca se ha logra¬
do.

“En la iglesia del señor es donde


hay reconciliación y unidad de
personas de toda lengua y na-
• »99
cion
La unidad Sin embargo, esto se llevará a cabo por obra de Dios.
en Cristo Se nos dice en Apocalipsis 11:15: “. . . Los reinos del
mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo;
y él reinará por los siglos de los siglos.” Cristo reinará so¬
bre todos los reinos del mundo. Los redimidos somos uni¬
dos por el Espíritu en un mismo cuerpo. "Pero ahora en
Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos,
habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo. Por¬
que él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno,
derribando la pared intermedia de separación, aboliendo
en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos
expresados en ordenanzas, para crear en s'i mismo de los
dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz” (Efesios
2:13-15).
En la iglesia del Señor es donde hay reconciliación y
unidad de personas de toda lengua y nación. Ningún otro
movimiento o gobierno ha podido lograrlo. Sólo ha sido
posible por medio de Jesucristo. "V él es la cabeza del
cuerpo que es la iglesia, el que es el principio, el primo¬
génito de entre los muertos, para que en todo tenga la
preeminencia; por cuanto agradó al Padre que en él habi¬
tase toda plenitud, y por medio de él reconciliar consigo
todas las cosas, as'i las que están en la tierra como las que
están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de
su cruz. Y a vosotros también, que erais en otro tiempo
extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas
obras, ahora os ha reconciliado en su cuerpo de carne,
por medio de la muerte, para presentaros santos y sin
mancha e irreprensibles delante de él" (Colosenses 1:18-
22).
36
En la época contemporánea, después de Cristo, ha ha¬
bido un nuevo comienzo. La iglesia es el instrumento
básico para reconciliar y reunir a todos los que han sido
esparcidos y traerlos al gobierno de Dios.
Después de los fracasos que resultaron en el diluvio y El plan
la confusión de lenguas, Dios hace un “nuevo comienzo” de Dios:
llamando a un hombre a seguirle por fe. En Génesis 12
El llama¬
tenemos el llamado juntamente con la promesa. “Pero
Jehouá habla dicho a Abraham: Vete de tu tierra y de tu miento de
parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mos¬ Abraham
traré. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y en¬
grandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los
que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y
serán benditas en ti todas las familias de la tierra ’ (Géne¬
sis 12:1-3).
Es evidente que el cumplimiento de esta promesa
había de tomar bastante tiempo. A la luz de todo lo que
Dios dijo que haría, éste en verdad era un comienzo pe¬
queño. Desde Abraham hasta la venida de Jesucristo pa¬
saron aproximadamente dos mil años. Para nosotros esto
es como una eternidad; pero Dios no está limitado por el
tiempo. El tiene sus tiempos señalados para todo lo que
va a hacer. En las obras de Dios muchas veces los co¬
mienzos son pequeños. Así fue en el caso de Abraham.
A veces los obreros de Dios tienen que seguir los mis¬
mos principios. Por ejemplo, el establecimiento de una
nueva obra a veces requiere mucho esfuerzo y se ven po¬
cos resultados. Pero si uno es fiel a su llamado y no se de¬
salienta, la cosecha vendrá. “No nos cansemos, pues, de
hacer el bien; porque a su tiempo segaremos, si no des¬
mayamos’ (Gálatas 6:9).
Los grandes resultados con poco esfuerzo tienden a
menguar dentro de poco tiempo. Las grandes campañas
de evangelización traen muchas almas al altar, pero la
iglesia local no puede crecer a base de ellas. La iglesia
nueva que se forma de la noche a la mañana con gran
número de miembros es susceptible a divisiones. No hay
métodos que sustituyan o que superen la mucha oración
y el arduo trabajo en la obra de Dios. Los pequeños co¬
mienzos proveerán estabilidad cuando Dios añada a su
iglesia a los que han de ser salvos.

37
El desarrollo En el hogar de Abraham y Sara nacieron Ismael e
Isaac. Ismael fue hijo “legal” de Sara pero nacido de la
del plan de
sierva Hagar. No nació de acuerdo a la promesa, sino por
Dios el esfuerzo del hombre de ayudar a Dios a cumplir esa
promesa. El nacimiento de Ismael fue un nuevo comien¬
zo, pero no de acuerdo con el plan perfecto de Dios. El
continuo conflicto que tenía Ismael con Isaac sigue hasta
hoy en sus descendientes.
Pero el plan de Dios tomaba en cuenta a Isaac y no a
Ismael. Dios le dice a Jacob, hijo de Isaac: “Todas las fa¬
milias de la tierra serán benditas en ti y en tu simiente "
(Génesis 28:14b). Y el Apóstol Pable dice: “Ahora bien, a
Abraham fueron hechas las promesas y a su simiente. No
dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino
como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo (Gálatas
3:16). Entonces Cristo tendría que ser de la descendencia
de Isaac.
Es aquí donde comenzamos a ver el desarrollo del plan
de,Dios y donde se demuestra su soberanía. Escoge a
Isaac y no a Ismael. A Isaac le nacieron Esaú y Jacob.
Esaú fue el primero; pero “Como está escrito: A Jacob
amé, mas a Esaú aborrecí' (Romanos 9:13). Aunque
Esaú menospreció su primogenitura, y esto le descalificó,
creemos que Dios ya había escogido a Jacob.
A Jacob le nacieron los doce patriarcas y Dios escogió
a Judá, el cuarto hijo. Los primeros tres se descalificaron,
dos por la masacre en Siquem cuando vengaron la des¬
honra de su hermana (Génesis 34 y 49:5-7); y el mayor
por haber dormido con la concubina de su padre (Géne¬
sis 35:22 y 49:3-4).
De los descendientes de Judá, Dios escogió la familia
de Isaí. De los siete hijos de Isaí, Dios ignoró a todos
menos al menor, David. De todos los hijos de David fue
escogido Salomón. Y así, por proceso de acción sobe¬
rana, Dios fue escogiendo los antepasados del Señor Je¬
sús.
El proceso, que había comenzado casi dos mil años an¬
tes con Abraham, termina cuando Dios escoge a una jo¬
ven desconocida que vivía en un pueblo de poca estima
para ser la madre de Jesús. Todo había sido planeado
con ese objetivo. “Pero cuando vino el cumplimiento del

38
tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido
bajo la /ey”(Gálatas 4:4).
A través de todos los acontecimientos bíblicos pode¬ Cristo,
mos ver vislumbres de Cristo. En Génesis es la simiente el centro del
de la mujer que herirá la serpiente. Lo vemos simbolizado
plan de Dios
en el arca de Noé; en Isaac, quien obedeció a su padre
hasta el punto de ser sacrificado; en José, que, rechazado
por sus hermanos al principio, llega al final a ser su salva¬
dor; en Moisés, también rechazado al principio, salva a su
pueblo; en el tabernáculo del desierto, cuyo altar de sacri¬
ficios nos recuerda al Cordero de Dios; cuyos panes de la
proposición hablan del Pan de Vida; el candelero, de la
Luz del mundo; y el velo, de su cuerpo (Hebreos 10:20).
Su venida es profetizada directa e indirectamente en
todo el Antiguo Testamento, y su segunda venida en el
Nuevo. El que tuvo su comienzo humano como un niño
indefenso nacido en un pesebre, culminará como Rey de
reyes y Señor del universo.
No sólo es cierta la promesa de Jesús como persona, Cristo y
sino también la de su iglesia; la iglesia que fue el misterio
su iglesia en
no revelado en el Antiguo Testamento. Fue éste el “miste¬
el plan de Dios
rio de Cristo, misterio que en otras generaciones no se
dio a conocer a los hijos de los hombres, como ahora es
revelado a sus santos apóstoles y profetas por el Espíritu:
que los gentiles son coherederos y miembros del mismo
cuerpo, y copartícipes de la promesa en Cristo Jesús por
medio del evangelio" (Efesios 3:4-6).
Aunque en el Antiguo Testamento no se encuentran
profecías de la futura existencia de la iglesia, hay vislum¬
bres ocasionales de ella. Es tipificada por Eva, quien co¬
mo la iglesia, procede de Adán y es para él, carne de su
carne y hueso de sus huesos (Efesios 5:29-30); también
por Enoch, quien anduvo con Dios y no vio muerte, sino
que, como lo será la iglesia (I Corintios 15:51-52), fue
arrebatado al cielo para estar siempre con el Señor; y en
Rebeca, la cual dejó sus familiares para ir lejos a casarse
con uno que amó sin haberle visto (I Pedro 1:8).
Lai iglesia comenzó con Cristo. Al principio hubo pocos
que creyeron. Después hubo multitudes de creyentes. Y
ahora, después de casi dos mil años, existe en todo el
mundo. Y sigue creciendo, fluyendo por ella el río de la

39
“A la iglesia se le ha concedido ser
partícipe con Cristo en su autoridad y po¬
der9

40
salvación de Dios a todo aquel que cree. Es el cuerpo de
Cristo aquí en la tierra, haciendo las mismas obras que él
hacía cuando andaba en este mundo.
A la iglesia se le ha concedido ser partícipe con Cristo
en su autoridad y poder. “Y cual la supereminente gran¬
deza de su poder para con nosotros los que creemos,
según la operación del poder de su fuerza, la cual operó
en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su
diestra en los lugares celestiales, sobre todo principado y
autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se
nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venide¬
ro; y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por ca¬
beza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo,
la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo (Efesios
1:19-23).
Ahora la iglesia tiene potestad sobre los poderes de la
oscuridad. Está autorizada por Cristo a usar su nombre
para hacer las mismas obras que él hizo. Y al final reinará
con él. Este elemento se subraya en varios pasajes del
Apocalipsis: “A/ que nos amó, y nos lavó de nuestros pe¬
cados con su sangre, y nos hizo reyes y sacerdotes para
Dios, su Padre” (1:5-6); “y nos has hecho para nuestro
Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra
(5:10); “. . . sus siervos le servirán ... y reinarán por los
siglos de los siglos” (22:3, 5).
Queda ahora de nuestra parte estudiar las Escrituras
para así conocer nuestros privilegios y obligaciones como
miembros de la Iglesia de Jesucristo. Mientras más aperci¬
bidos estemos de todo esto, más conocimiento tendre¬
mos para servir a Dios. Seremos obreros que saben cuál
es su obra, cómo hacerla, y el por qué de ella.

1. ¿Cuáles son algunos nuevos comienzos en Para la


nuestra vida? reflexión
2. ¿Por qué la iglesia toma un lugar céntrico en
el Nuevo Testamento, a pesar de que en el
Antiguo no se menciona?
3. ¿Cuál es la misión de la iglesia?
4. ¿A quiénes se puede considerar miembros
de la iglesia?
41
BASES PARA LA IDENTIDAD
DEL PUEBLO DE DIOS

ESTUDIO No. 2
Invitación a la Fe
Unidad A—Comprensión de la Fe Cristiana

3. Promesa y Cumplimiento
(Primera sesión)
Autor: Samuel Hernández
Campo bíblico: Génesis
Texto bíblico: Génesis 3:14-15
14 Y Jehová Dios dijo a la serpiente: Por cuanto
esto hiciste, maldita serás entre todas las bes¬
tias y entre todos los animales del campo; so¬
bre tu pecho andarás, y polvo comerás todos
los días de tu vida.
15 Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y en¬
tre tu simiente y la simiente suya; ésta te heri¬
rá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.

Objetivos . Ver cómo la tipología del libro de Géne¬


de la sis alude a Cristo en su obra salvífíca.
lección 2. Comprender por qué Cristo es el único
camino a Dios.

Foco de Cuando Adán y Eva pecaron, Dios prometió efectuar


la lección el rescate de la humanidad. Este no fue un acto inmedia¬
to. Las Escrituras delinean el proceso y el progreso del
cumplimiento de su promesa. Al seguir este proceso ve¬
mos que su enfoque es Cristo y que el plan de Dios gira
alrededor de él.
El libro de Génesis es el libro de los principios. Comien¬
Desarrollo
za con el relato de la creación del mundo y pasa después
de la a la creación del hombre. El cuadro que vemos al princi¬
lección: pio es de un mundo ideal, de felicidad, de armonía, que
Introducción despierta en el sér humano un anhelo de encontrar tal lu-

42
gar y tal felicidad. Ese breve momento en la historia de la
humanidad se perdió, pero no para siempre. El “paraíso
perdido’' será restaurado en forma de la Ciudad de Dios,
con sus puertas de perlas siempre abiertas, donde fluirá
un rio limpio de agua de vida, y donde el árbol de la vida
estará para la sanidad de las naciones. (Véase Apocalipsis
21:21-22:5.)
“Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu Cristo,
simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú el centro
la herirás en el calcañar” (Génesis 3:15). Estas palabras
dirigidas a la serpiente, o sea a Satanás, hacen referencia
a la simiente de la mujer. “Pero cuando vino el cumpli¬
miento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer
y nacido bajo la ley” (Gálatas 4:4). La palabra “nacido”
aquí es más correctamente traducida “hecho.” Esta es la
misma palabra que se usa en el capítulo anterior, versícu¬
lo 13, donde dice, “. . . hecho por nosotros maldición.” O
como en Juan 1:14: “Y aquel Verbo fue hecho carne
En este sentido elimina la participación humana. Cristo, la
simiente de la mujer, es concebido por el Espíritu Santo y
nacido de una virgen.

“Cristo le quitó al diablo su autori¬


dad y ahora él es la suprema autori¬
dad, el Señor de todos ”

Cristo fue herido por la serpiente en el calcañar, es de¬ Asomos de


cir, no fue destruido y la herida no fue permanente. Le hi¬ la salvación
rieron y le crucificaron, pero al tercer día resucitó y ahora
vive para siempre a la diestra de Dios, Amén. Pero Cristo
hirió a la serpiente en la cabeza. El uso de la palabra cabe¬
za significa autoridad, por tanto Cristo le quitó al diablo su
autoridad y ahora él es la suprema autoridad, el Señor de
todos, “. . . aquel que es la cabeza, esto es, Cristo (Efe-
sios 4:15), y . . Cristo es la cabeza de la iglesia
(Efesios 5:23).
Desde que Dios le habló a la serpiente hasta el cumpli¬
miento de la profecía pasaron muchos siglos. En todo ese
tiempo sus siervos y profetas contemplaban el futuro y an-

43
ticipaban ver su cumplimiento. Aún en los acontecimien¬
tos históricos vemos asomos de la salvación que se acer¬
ca.

1. El arca de Noé
Cuando Dios se propuso enviar un diluvio sobre toda
la tierra, mandó a Noé que preparase un arca. Esta arca
fue el único medio de salvación. “V en ningún otro hay
salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado
a los hombres, en que podamos ser salvos (Hechos 4:12).

2. Isaac, el hijo obediente


Isaac fue el hijo prometido, nacido como por milagro.
En Génesis 22 se encuentra el relato de cuando Dios or¬
denó a Abraham que sacrificara a Isaac. Abraham obede¬
ció a Dios, y, al momento de sacrificar a su hijo, un ángel
de Jehová se lo impidió. En todo esto no hubo ni una
señal de resistencia de parte de Isaac. Fue obediente has¬
ta la muerte. El cargó la leña para el sacrificio, así como
Cristo cargó su cruz. No se resistió cuando fue atado, sino
que fue sumiso a la voluntad de su padre. Así Cristo “an¬
gustiado el, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue
llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasqui¬
ladores, enmudeció, y no abrió su boca '(Isaías 53:7).
Este acto apunta, por supuesto, hacia la crucifixión de
Cristo muchos años después. Es sólo una pequeña señal
e incompleta en el progreso de la revelación divina que se
iba enfocando en Cristo. En ese mismo monte donde
Abraham iba a sacrificar a su hijo, cuando Cristo expiró, el
velo se rompió de arriba a abajo.
3. José, siervo exaltado
La historia de José es una de las más emocionantes de
la Biblia. Se encuentra en Génesis capítulos 37 hasta el
fin del libro, con la excepción del capítulo 38. Su vida es
semejante a la de Cristo. Mucho de lo que se puede decir
de José se puede también decir de Cristo. Fue amado por
su padre; rechazado por sus hermanos; tentado mas sin
pecado; humillado hasta lo sumo; exaltado hasta el lugar
más alto posible; salvador de su pueblo. La vida de José
fue una vida ejemplar en medio de contratiempos y re¬
chazos. En verdad, manifestó el mismo espíritu de Cristo
en toda su vida. Por ello es también una señal de Aquél

44
que habría de venir, y a sufrir y morir para ser el Salvador
del mundo.
Estos personajes y eventos señalaban hacia Jesucristo,
aunque en ese tiempo la gente no lo sabía. Aún los profe¬
tas que Dios utilizó para impartir estas profecías quisieron
saber, pero no se les permitió. “Los profetas que profeti¬
zaron de la gracia destinada a vosotros, inquirieron y dili¬
gentemente indagaron acerca de esta salvación, escu¬
driñando qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu
de Cristo que estaba en ellos, el cual anunciaba de ante¬
mano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que ven¬
drían tras ellos. A éstos se les reveló que no para si mis¬
mos, sino para nosotros, administraban las cosas que
ahora os son anunciadas . . . (I Pedro 1:10-12).
Todas las profecías referentes a Cristo en el Antiguo
Testamento tienen como punto de partida la promesa de
Dios en Génesis 3:15 concerniente a la simiente de la mu¬
jer.
Las profecías acerca de Cristo surgen lógicamente de Las profecías
la promesa de enviar un Salvador. Veamos algunas de
ellas.
1. Su descendencia. Sería de la descendencia de Abra-
ham por medio de Isaac. Génesis 22:18 apunta: “En tu
simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por
cuanto obedeciste a mi voz. Y Romanos 9:7 señala que
“ni por ser descendientes de Abraham, son todos hijos;
sino: En Isaac te será llamada descendencia. Mientras
que Gálatas 3:16 dice: “Ahora bien, a Abraham fueron
hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las
simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno:
Y a tu simiente, la cual es Cristo/1 También sería de la tri¬
bu de Judá. Génesis 49:10 indica: “No será quitado el ce¬
tro de Judá, ni el legislador de entre sus pies, hasta que
venga Siloh; y a él se congregarán los pueblos. ” (Véase
también Miqueas 5:2; Mateo 2:3-6, y Hebreos 7:14).
Además, vendría de la familia real de David. Así lo de¬
muestra el Salmo 89:3-4: “Hice pacto con mi escogido;
juré a David mi siervo diciendo: Para siempre confirmaré
tu descendencia, y edificaré tu trono por todas las genera¬
ciones.'Y Mateo 1:1: “Libro de la genealogía de Jesucris¬
to, hijo de David, hijo de Abraham.”

45
2. Su nacimiento. Nacería de una virgen (Isaías 7:13-14),
en la ciudad de Belén (Miqueas 5:2; Mateo 2:1-11).
3. Sus sufrimientos. Jesús fue traicionado por un discípu¬
lo (Salmo 41:9); abandonado en la hora de peligro (Za¬
carías 13:7); herido e injuriado (Isaías 50:6); y crucificado
(Salmo 22:16).
4. Su resurrección. El pasaje bíblico de Salmo 16:10 de¬
clara: “Porque no dejarás mi alma en el Seol, ni permiti¬
rás que tu santo vea corrupción.” (Véase también Salmo
17:15 y Jonás 1:17.) Todas estas profecías y muchas más
se cumplieron en Cristo.

JW M.<Ax£feu|t~or /orioiAd.!
vi
46
Las Escrituras que hemos visto fueron palabras de Dios Revelación
dadas a sus siervos quienes las proclamaron y las escribie¬ divina
ron. ¿Cómo podemos saber que las recibieron de Dios y
que no fueron sus propias ideas? Hay varias indicaciones
que nos pueden ayudar aquí. Por supuesto, creemos que
la Biblia es la Palabra de Dios y que, por tanto, todo lo
que dice es verdad. Pero éste no es un punto de partida
adecuado. Tenemos que leerla y estudiarla, y, al hacerlo,
nos daremos cuenta que es un libro veridico, distinto a
otros. Y el Espíritu Santo nos confirmará que en realidad
es la Palabra de Dios.
Lo que los hombres antiguos escribieron en las Escritu¬
ras fue por revelación de Dios. En el Pentateuco, por
ejemplo, numerosas veces se encuentra la frase “Jehová
habló a Moisés.” El profeta Jeremías indica repetidas ve¬
ces que ‘vino a rríi palabra de deboca, diciendo
Otros escribieron de sueños y visiones y de otros medios
por los cuales Dios les habló. No siempre entendieron el
significado de las palabras porque muchas de ellas eran
para el futuro; pero estuvieron convencidos de que Dios
les había hablado.
Los conceptos morales que tenemos, entonces, no fue¬
ron desarrollados filosóficamento, sino que fueron dados
por revelación. Los Diez Mandamientos, por ejemplo,
según la Biblia, fueron dados por Dios directamente en
tablas de piedra. No fueron desarrollados mientras pro¬
gresaban los pueblos.
Este es un punto significativo por esta razón: Que si lo
que se afirma ser Palabra de Dios vino, no de Dios, sino
de hombre, entonces 1) no nos compromete y 2) no es
de carácter absoluto, por tanto, puede ser desechado
cuando haya más conocimiento.
Cuando el hombre fija su propia moralidad, desechan¬
do la de Dios, se destruye a sí mismo. Esto se ve en la his¬
toria bíblica. Cuando los judíos vivían de acuerdo con los
mandamientos de Dios, tenían paz y prosperaban; pero
cuando seguían sus propios caminos, tenían confusión y
caos.
La Biblia es la revelación de Dios al hombre. Pero no Revelaciones
todo sér humano tiene acceso a ella. A tales, como a to¬ universales
dos, Dios tiene dos formas de revelarse. Primero, Dios se

47
revela en la naturaleza. Esto se afirma en Romanos 1:19-
21: “Porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto,
pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas inuisibles de
él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles
desde la creación del mundo, siendo entendidas por me¬
dio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa.”
También Salmo 19:1 apunta: “Los cielos cuentan la glo¬
ria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus
manos.
La segunda forma en que Dios se revela es por medio
de la conciencia. Romanos 2:14-15 afirma: “Porque
cuando los gentiles que no tienen ley, hacen por naturale¬
za lo que es de la ley, éstos, aunque no tengan ley, son ley
para s'i mismos, mostrando la obra de la ley escrita en sus
corazones, dando testimonio su conciencia, y acusándo¬
les o defendiéndoles sus razonamientos.’
El razonamiento ¿Es posible que uno llegue al conocimiento de Dios
y el conoci¬ por puro razonamiento? Los filósofos lograron grandes
percepciones con sus poderes lógicos, pero cuando en¬
miento de
traron en el área de lo divino, sólo pudieron especular.
Dios No tenían un punto de partida que abriera la puerta de lo
natural a lo espiritual. Por lo tanto, no pudieron llegar a
una seguridad fija. La mente humana es capaz de gran¬
des razonamientos, pero es falible por causa de la caída.
Pablo exhorta: “Mirad que nadie os engañe por medio de
filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los
hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no
según Cristo” (Colosenses 2:8). También dice que “el
hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu
de Dios, porque para él son locura, y no las puede enten¬
der, porque se han de discernir espiritualmente” (I Corin¬
tios 2:14).
Nuestro concepto de Dios debe tener como base la re¬
velación bíblica. Ningún concepto humano puede mejo¬
rar o añadir a lo que la Biblia enseña en cuanto al carácter
y la voluntad de Dios. Los conceptos humanos de Dios
tienden a desvalorarlo. Pablo dice que los que conocieron
a Dios por revelación y la rechazaron “cambiaron la gloria
del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hom¬
bre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles . . .
cambiaron la verdad de Dios por la mentira . . . Por tan-

48
to, “Dios los entregó a una mente reprobada”; y después
indica todas las prácticas pecaminosas que vienen de ese
estado (Romanos 1:23-32).
Las profecías fueron también promesas. Muchas han Dios cumple
sido cumplidas y otras están cerca de cumplirse. La Pala¬ lo que pro¬
bra de Dios es firme y Dios cumple lo que promete. El
mete
Apóstol Pedro afirma que: “Tenemos también la palabra
profética más segura, a la cual hacéis bien en estar aten¬
tos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro,
hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga
en vuestros corazones “porque nunca la profecía fue
tra'ida por voluntad humana, sino que los santos hombres
de Dios hablaron, siendo inspirados por el Espíritu Santo’’
(II Pedro 1:19, 21). Las promesas de Dios concernientes
a su provisión para la salvación de la humanidad se cum¬
plen en Cristo. Tenemos la seguridad de que “de tal
manera amó Dios al mundo que ha dado a su Hijo uni¬
génito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda,
más tenga vida eterna ” (Juan 3:16). Y que “al que a mi
viene no le echo fuera ’ (Juan 6:37b). Su palabra nos
asegura que el precio de nuestra redención ha sido paga¬
do y que todo aquel que crea y se entregue a él, será sal¬
vo.

1. Si (Jd. ha tenido alguna revelación de Dios, Para la


nárrela a la clase.
reflexión
2. ¿Cómo podemos saber si una revelación es
de Dios o no?
3. ¿Cómo afectan los conceptos privados acer¬
ca de Dios la conducta de la persona?

49
BASES PARA LA IDENTIDAD
DEL PUEBLO DE DIOS

ESTUDIO No. 2
Invitación a la Fe
Unidad A—Comprensión de la Fe Cristiana

3. Promesa y Cumplimiento
Opresión y Libertad

(Segunda Sesión)
Autor: Samuel Hernández
Campo bíblico: Exodo 1 14
Texto bíblico: Génesis 15:12-16

12 Mas a la calda del sol sobrecogió el sueño a


Abraham, y he aquí que el temor de una
grande oscuridad cayó sobre él.
13 Entonces Jehouá dijo a Abram: Ten por cier¬
to que tu descendencia morará en tierra
ajena, y será esclava allí, y será oprimida cua¬
trocientos años.
14 Mas también a la nación a la cual servirán,
juzgaré yo; y después de esto saldrán con
gran ñqueza.
15 Y tú vendrás a tus padres en paz, y serás
sepultado en buena vejez.
16 Y en la cuarta generación volverán acá; por¬
que aún no ha llegado a su colmo la maldad
del amorreo hasta aquí

1. Demostrar que Dios ejerce control so¬


bre las naciones.
Objetivos 2. Entender que Dios usa medios difíciles
de la de comprender para cumplir su prome¬
sa.
lección
3. Ver que la actitud fatalista está basada
en un concepto equivocado del ca¬
rácter de Dios.

50
Dios hizo un pacto con Abraham de que multiplicaría Foco de
su simiente y que sería bendición a todas las naciones. Es¬ la lección
te pacto fue incondicional; fue algo que Dios se propuso
hacer. A lo largo de la historia, la vida del pueblo de Israel
demuestra las obras de Dios en el cumplimiento de su
pacto. A Abraham le fueron revelados ciertos aconteci¬
mientos futuros, pero no todos. Hablaremos aquí sobre
las razones por las cuales Dios obró así con Israel y tam¬
bién sobre la actitud que llamamos fatalismo.
A la edad de cien años y a los veinticinco de recibir el Desarrollo
llamado para ir a Canaán, Abraham tuvo un hijo, a quien de la
llamó Isaac. Dios se lo había prometido y, por tanto, era lección:
hijo de una promesa.
Introducción
Al salir Abraham de su tierra, Dios le había prometido
descendencia, pero esta promesa duró muchos años en
cumplirse. Entre tanto, la fe de Abraham fue probada. Sin
embargo, “creyó a Jehová y le fue contado por justicia
(Génesis 15:6). El Nuevo Testamento se refiere a Abra¬
ham como el padre de todos los que son de la fe. “Sabed,
por tanto, que los que son de fe, éstos son hijos de Abra¬
ham ” (Gálatas 3:7).
Los obstáculos para el cumplimiento de esta promesa
eran muchos. El principal de todos era las edades avanza¬
das de Abraham y Sara. Esta ya había pasado la edad en
la que podría concebir y dar a luz. Pero los obstáculos
eran naturales. Dios había dado su promesa y la cumpliría
a pesar de cualquier impedimento.
Para Abraham esto no fue problema; simplemente cre¬
yó en Dios. Pero Sara dudó y por eso cedió a su sierva pa¬
ra que procreara con su esposo. Además, cuando oyó las
palabras de Dios a Abraham que dentro de un año ella
tendría un hijo se rio (Génesis 18).
Este episodio nos enseñá que la fe es de tal naturaleza La prueba
que necesita ser probada. Tienen que presentarse obs¬ de la fe
táculos y dificultades, y, a veces, una larga espera. La fe se
enfoca hacia el futuro, a un cumplimiento seguro porque
Dios ha hablado. El Apóstol Pedro dice que somos “guar¬
dados por el poder de Dios mediante la fe ... y que
pruebas y dificultades vendrán “para que sometida a
prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual
aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en

51
alabanza, gloría y honra cuando sea manifestado Jesucris¬
to’(\ Pedro 1:5, 7).
Estas palabras del Apóstol Pedro son de especial ex¬
hortación para los que sufren por causa de persecuciones
o situaciones contrarias. Cuando todo parece empeorar,
y no hay esperanza de que las cosas mejoren, la Palabra
de Dios nos asegura que . . aunque ahora por un poco
de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en di¬
versas pruebas ’’ que “e/ Dios de toda gracia, que nos lla¬
mó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis
padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione,
afirme, fortalezca, y establezca” (I Pedro 1:6 y 5:10). Esto
nos indica que llega el momento en el sufrimiento cuan¬
do ya no se requieren nuestros recursos sino que él, Jesu¬
cristo mismo, nos perfecciona, nos afirma, nos fortalece y
nos establece. Como a Esteban cuando se enfrentó al
concilio: “Entonces todos los que estaban sentados en el
concilio, al fijar los ojos en él, vieron su rostro como el ros¬
tro de un ángel” (Hechos 6:15). La presencia de Dios es¬
tuvo no sólo a su lado sino que le inundó; el Apóstol Pe¬
dro dice que en tal caso “. . . sois bienaventurados, por¬
que el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre vosotros” (I
Pedro 4:14a).
La esclavitud Cuando Abraham le preguntó a Dios sobre el futuro de
en Egipto su descendencia, éste le contestó en revelación diciendo:
‘Ten por cierto que tu descendencia morará en tierra
predicha.
ajena, y será esclava alñ, y será oprimida cuatrocientos
años. Mas también a la nación a la cual servirán, juzgaré
yo; y después de esto saldrán con gran riqueza ... Yen
la cuarta generación volverán acá; porque aún no ha lle¬
gado a su colmo la maldad del amorreo hasta aquí”
(Génesis 15:13-14,16).
Así aconteció como Dios lo reveló a Abraham. La fami¬
lia de Jacob, como unas setenta personas, fueron a vivir a
Egipto por invitación de José. Y cuando se instaló otro rey
en Egipto que no conocía a José, empezó a oprimir al
pueblo de Israel, situación que duró como cuatrocientos
años.
La estadía de Israel en Egipto fue parte de un plan
maestro de Dios. Para la época de dichos acontecimien¬
tos, los participantes no sabían del plan, pero si hubiesen

52
confiado en que Dios tenía un propósito en todo esto, po¬
siblemente su actitud hubiese sido distinta. José nos sirve
de ejemplo. Aunque no comprendió al momento por qué
fue vendido por sus hermanos, y por qué le acontecieron
todas las cosas negativas, confió en Dios y después com¬
prendió. Al revelarse a sus hermanos les dijo: “Ahora,
pues, no os entristezcáis, ni os pese de haberme vendido
acá; porque para preservación de vida me envió Dios de¬
lante de vosotros” (Génesis 45:5). Todo lo que le había
acontecido había sido ordenado por Dios con un fin muy
importante.
La esclavitud de cuatrocientos años, aunque pesada,
hizo que Israel fuera forjado en un pueblo, en una familia.
Durante todo ese tiempo la situación fue tal que per¬
manecieron en un lugar del país donde fueron, por nece¬
sidad, obligados a fortalecer su identidad como pueblo.
No se mezclaron con los egipcios. Desde ese entonces, el
pueblo de Israel se ha mantenido único entre las naciones
del mundo. Esto fue necesario en el plan de Dios, por
cuanto el Redentor tenía que ser simiente de Abraham.
Otro aspecto de la revelación a Abraham fue que Dios
tenía en mente juzgar o castigar a los amorreos que mora¬
ban en Canaán en el tiempo de Abraham. El “colmo de la
maldad” de los amorreos no llegaría hasta el fin de esos
cuatrocientos años. Esto nos indica algo de la paciencia
de Dios, quien reveló su carácter a Moisés en la nube di¬
ciendo: “/Jehová jJehová! fuerte, misericordioso y piado¬
so; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad;
que guarda misericordia a millares, que perdona la iniqui¬
dad, la rebelión y el pecado, y que de ningún modo ten¬
drá por inocente al malvado; que visita la iniquidad de los
padres sobre los hijos de los hijos, hasta la tercera y cuarta
generación ' (Exodo 36:6-7).
Por tanto, la liberación del pueblo de Dios sería coinci¬
dente con el juicio de los amorreos. Y el instrumento de
juicio sería el mismo pueblo de Israel (Exodo 34:11;
Números 21:21-30).
No solamente tenía Dios en mente juzgar al amorreo
sino a todas las naciones que habitaban en Canaán.
Cuando Israel peleó y venció a todos estos pueblos, no
fue a base de un imperialismo desvergonzado, sino por

53
El carácter orden especial y directa de Dios. Israel se convirtió en un
instrumento de juicio en las manos de Dios para cumplir
de la
su plan con las naciones.
liberación
Israel fue librado de Egipto con grandes prodigios de
parte de Dios. "He oído su clamor, ” había dicho Dios, "y
he descendido para librarlos" (Exodo 3:7-8). En esta libe¬
ración no hubo violencia de parte del oprimido, sólo cla¬
mor a Dios. Moisés no fue al pueblo a organizar una revo¬
lución, sino que fue directamente a Faraón, en el nombre
de Dios, y le mandó que dejara ir al pueblo. Y a su tiempo
y manera, Dios llevó a cabo dicha liberación.
Dios obra en distintas maneras de lo que el ser hu¬
mano piensa. Cuando Roma estaba en su apogeo, el
pueblo de Israel estaba bajo su yugo. Fue entonces cuan¬
do vino Jesucristo, de quien el ángel dijo a José, “Y llama¬
rás su nombre Jesús (Salvador), porque él salvará a su
pueblo de sus pecados” (Mateo 1:21b). La liberación que
el pueblo esperaba era distinta a la que Dios les estaba
ofreciendo. El opresor sena juzgado después, porque
Dios siempre lo juzga, pero no por medio de su pueblo.
"Yo alabaré a Jehouá en gran manera con mi boca, y en
medio de muchos le alabaré. Porque él se pondrá a la
diestra del pobre, para librar su alma de los que le juzgan ”
(Salmo 109:30-31).

“Para la persona que se encuentra


sin propósito en la vida, o que se ve
dominada por poderes que le hun¬
den, Dios está interesado en librar¬
le’

Liberación Los tratos de Dios con Abraham se enfocan a la forma¬


personal ción del carácter de este último. En otras palabras, las
situaciones en las cuales Abraham se encontraba fueron
usadas por Dios para probar su fe y fortalecerla. Por ejem¬
plo, Abraham bajó a Egipto dos veces porque había ham¬
bre en la tierra. Dios le había mandado permanecer en
Canaán. Este mandato probó su fe. Cuando Dios le man¬
dó que le ofreciera a Isaac como sacrificio, fue para pro¬
bar su obediencia. Dios no procuraba librarlo de las cir-

54
cunstancias, sino foijar su carácter para que venciera por
la fe.
Para la persona que se encuentra sin propósito en la vi¬
da, o que se ve dominado por poderes que le hunden,
Dios está interesado en librarle. Cuando uno rinde su vida
a Jesucristo, viene la dinámica del Espíritu Santo para
romper las cadenas que le atan y para darle liberación
completa. Esto es primordial en el plan de Dios, porque
aunque Este controla el destino del mundo y de las na¬
ciones, es un Dios personal que se interesa por el indivi¬
duo.

ó-
En cuantro al que ya es creyente y ha experimentado el
poder liberador del Espíritu Santo, Dios se interesa en for¬
mar su carácter a la imagen de Cristo (Romanos 8:29).
Las pruebas en la vida cristiana producen en nosotros un
carácter refinado que agrada a Dios. Por eso dice la Escri¬
tura: “Hermanos rrííos, tened por sumo gozo cuando os
halléis en diversas pruebas” (Santiago 1:2). Nuestra acti¬
tud hacia tales circunstancias deben tener en cuenta esta
verdad.
Una de las fallas más grandes de Israel cuando fue libe¬
rado de Egipto fue ésta: Conocieron las obras de Dios,
pero no sus caminos (Salmo 95:9-10), como lo demostró
su comportamiento en el desierto. Siempre murmuraban
y deseaban cambiar sus circunstancias, hasta que Dios de¬
terminó castigarlos por cuarenta años, negándoles la en¬
trada a su reposo. Pero, sí hay un reposo para el pueblo
de Dios cuando se conocen sus caminos y se vive de
acuerdo con ellos.
La voluntad Volvamos a la profecía que Dios le dio a Abraham so¬
bre el futuro de Israel. La pregunta que surge tiene que
de Dios
ver con la voluntad de Dios. ¿Fue la voluntad de Dios que
Israel estuviera en Egipto por cuatrocientos años? ¿Fue la
voluntad de Dios castigar a los amorreos al final de ese
período, sin tener en cunta lo que ellos hicieran?
Muchas personas piensan que todo lo que pasa en el
presente y el futuro es ordenado por Dios, y nada de lo
que hagamos podrá cambiarlo. Otra forma de expresar lo
mismo, seria decir que todo lo que pasa es la voluntad de
Dios, o cuando acontece algo decir que así lo quiso Dios.
Por un lado, esto suena bien porque reconoce la sobe¬
ranía de Dios. Pero, por otro lado, esta manera de pensar
produce efectos negativos en la vida personal. Porque si
todo ya está ordenado por Dios, ¿para qué tratar de cam¬
biar nuestra situación? ¿Para qué utilizar nuestros esfuer¬
zos al máximo, si las cosas no serán afectadas en manera
alguna?
Hay ejemplos en la Biblia en que la voluntad de Dios
se expresa en forma irreversible. Dios hizo promesas a
Abraham y a David con juramento (Génesis 22:16; Salmo
132:11). También Dios ha hecho juramento que a El “se
doblará toda rodilla, y jurará toda lengua '(Isaías 45:23b).

56
Cuando se airó con el pueblo de Israel en el desierto dijo:
“Por tanto, juré en mi furor que no entrarían en mi repo¬
so" (Salmo 95:11).
Otros ejemplos muestran que la voluntad de Dios era
condicionada a la reacción de los recipientes. Cuando
Saúl desobedeció a Dios la primera vez, Samuel le dijo:
“Pues ahora Jehová hubiera confirmado tu reino sobre Is¬
rael para siempre" (I Samuel 13:13). Más tarde Dios le di¬
ce a Samuel: “Me pesa haber puesto por rey a Saúl, por¬
que se ha vuelto de en pos de mi, y no ha cumplido mis
palabras" (I Samuel 15:11a). Cuando el sacerdote Eli no
actuó para corregir a sus hijos, Dios le habló por medio de
uno de sus siervos diciéndole: “Por tanto, Jehová el Dios
de Israel dice: Yo había dicho que tu casa y la casa de tu
padre andarían delante de mí perpetuamente; mas ahora
ha dicho Jehová: Nunca yo tal haga, porque yo honraré a
los que me honran y los que me desprecian serán tenidos
en poco (I Samuel 2:30). Después Dios le habló de nue¬
vo por medio de Samuel. Esta vez Eli demostró su actitud
fatalista cuando respondió: “Jehová es: haga lo que bien
le pareciere" (I Samuel 3:18b). Su fatalismo le impidió
sentir remordimiento o rogarle a Dios que le perdonara.
Se podrían mencionar otros ejemplos, tales como el de
la ciudad de Nínive. Dios se había propuesto destruirla
por su gran iniquidad. El mensaje de Jonás declaraba in¬
condicionalmente: “De aquí a cuarenta días Nínive será
destruida" (Jonás 3:4). Pero al arrepentirse la ciudad,
Dios detuvo su juicio. También tenemos una declaración
de la voluntad de Dios en cuanto a la salvación de los
seres humanos que dice: “. . . No queriendo que nin¬
guno perezca, sino que todos procedan al arrepentimien¬
to" (II Pedro 3:9).
Mediante los ejemplos anteriores podemos palpar va¬
rias verdades. Primero, que lo que Dios ha jurado es irre¬
versible; nada ni nadie impedirá el cumplimiento de esos
juramentos. Segundo, que mucho de lo que Dios dice en
sus relaciones con los seres humanos depende de la obe¬
diencia de ellos. Tercero, que Dios está dispuesto a escu¬
char las reacciones de las personas en cuanto a lo que El
ha expresado. Se ha dicho que la oración mueve el brazo
de Dios, y esto lo vemos demostrado en la Escritura.

57
Cuarto, que porque algo sea la voluntad de Dios, esto
no quiere decir que se cumplirá. Es la voluntad de Dios
que todos vengan al arrepentimiento, pero no todos se
arrepienten. Es la voluntad de Dios que todos le alaben y
le sirvan, pero éste no es el caso. Es la voluntad de Dios
que todos tengamos vida en abundancia, salud, alimento
para nuestros cuerpos; pero esta situación no existe en to¬
dos los lugares. En breve, hay muchas cosas que son la
voluntad de Dios, pero no suceden. Y nos preguntamos
entonces, ¿Por qué no? ¿Por qué Dios, teniendo tanto
poder, no hace su voluntad perfecta?
Dios pudiera detener las guerras, eliminar la pobreza y
quitar el sufrimiento. Seguramente El no quiere ninguno
de estos males. ¿Cómo podemos explicar el que no lo ha¬
ga? No hay soluciones fáciles, pero hay varios factores
que nos ayudan a comprender parcialmente.
Factores que El primer factor es el libre albedrío. Sin este aspecto
afectan la Dios pudiera hacer toda su voluntad perfecta. Pero El nos
creó como seres libres, con libertad de escoger. Esta liber¬
voluntad de
tad trae sus riesgos, y muchos de los problemas del mun¬
Dios do existen precisamente porque el hombre ha escogido
no seguir los caminos de Dios.
El segundo factor es la existencia del diablo, el enemi¬
go de la humanidad que ha venido como ladrón para
hurtar, matar y destruir. Pero decimos, ¿Por qué Dios no
destruye al diablo? Dios tiene poder para hacerlo, pero
también podríamos preguntar, ¿Por qué Dios no nos des¬
truye a nosotros cuando le ofendemos?
La oración Sin embargo, Dios hace muchas cosas por medio de
y la volun¬ las oraciones de los cristianos. En una manera inexplica¬
ble, Dios obra lo que ya es su voluntad al oír el clamor de
tad de Dios
sus santos. Hay numerosos ejemplos en la Biblia de cómo
algunas personas clamaron a Dios y El les contestó. Tam¬
bién hay muchas promesas urgiéndonos a pedirle lo que
ya es su voluntad.
Dios prometió enviar al Espíritu Santo, pero los
discípulos en el Aposento Alto tuvieron que orar que lo
hiciera. Dios quiso sanar a muchos, pero sus siervos tuvie¬
ron que orar por ellos e imponerles las manos. Dios quiso
derramar el Espíritu Santo sobre la casa de Cornelio, pero
Pedro tuvo que ir a predicarles. En otras palabras, Dios

58
nos da parte a nosotros, por medio de la oración y de
nuestra obediencia, para que seamos instrumentos en el
cumplimiento de su voluntad.
Al ver esto claramente, abandonaremos el sentir del fa¬
talismo que nos hace creer que todo está predeterminado
y que nuestras acciones no cambiarán nada. Nos veremos
como partícipes en la obra de Dios en cuanto al cumpli¬
miento de su voluntad en este mundo. Comprenderemos
que Dios nos puede usar para cumplir sus propósitos.

1. ¿Cuáles promesas de Dios se han cumplido Para la


en su vida? reflexión
2. Comparta con la clase un ejemplo de
cuándo Dios le contestó una oración.
3. ¿Cree Ud. que el fatalismo predomina entre
el pueblo latinoamericano? ¿Por qué sí o
por qué no?
4. ¿Cómo podemos deshacemos de una acti¬
tud fatalista?
5. ¿Cómo se puede aconsejar bíblicamente a
una persona cuyo familiar ha muerto recien¬
temente?

59
BASES PARA LA IDENTIDAD
DEL PUEBLO DE DIOS

ESTUDIO No. 2
Invitación a la Fe
Unidad A—Comprensión de la Fe Cristiana

4. Salvación como Liberación


del Cautiverio
(Primera sesión)
Autor: Raúl Tadeo
Campo bíblico: Libro del Exodo
Texto bíblico: Exodo 6:5-8

5 Asi mismo yo he oido el gemido de los hijos


de Israel, a quienes hacen servir los egipcios,
y me he acordado de mi pacto.
6 Por tanto, dirás a los hijos de Israel: Yo soy JE-
HOVÁ; y yo os sacaré de debajo de las tareas
pesadas de Egipto, y os libraré de su servi¬
dumbre, y os redimiré con brazo extendido, y
con juicios grandes:
7y os tomaré por mi pueblo y seré vuestro Dios;
y vosotros sabréis que yo soy JEHOVA vues¬
tro Dios, que os sacó de debajo de las tareas
pesadas de Egipto.
8 Y os meteré en la tierra por la cual alcé mi
mano jurando que la daña a Abraham, a
Isaac y a Jacob; y yo os la daré por heredad.
YO JEHOVA.

Objetivos 1. Entender cómo llegamos a la esclavitud


de la y cuáles son los resultados de ésta.
lección 2. Entender que la salvación viene gratui¬
tamente de Dios.
3. Entender que nosotros no nos pode¬
mos liberar a nosotros mismos.
4. Entender que Dios nos saca de la escla¬
vitud del pecado para que le sirvamos.

60
La historia de la esclavitud y liberación de Israel con¬ Desarrollo
tiene enseñanzas para el hombre de hoy. Podemos esta¬
de la
blecer bastantes comparaciones entre la esclavitud y libe¬
ración de Israel, y la esclavitud y liberación, hablando espi¬
lección:
ritualmente, de todo ser humano. El mensaje, “Deja ir a Introducción
mi pueblo para que me sirva,” es el plan de Dios para no¬
sotros también, aunque fuera dirigido a Israel.
La rebelión y el pecado de Adán provocó desorden pa¬ La humanidad
ra toda su descendencia. Esta transgresión en el huerto
esclava del
de Edén destruyó el orden de lo planeado por Dios. Aho¬
ra en lugar de ver la imagen de Dios en los hombres, ve¬
pecado
mos más bien la imagen del diablo, a menos que Dios les
haya transformado con la presencia de su Espíritu Santo.
Todos nosotros hemos heredado esa misma inclinación
hacia el pecado. Por esta razón Pablo dice: “Como está
escrito: no hay justo, ni aun uno; no hay quien entienda,
no hay quien busque a Dios'' (Romanos 3:10-11). Por
causa de esta herencia pecaminosa hemos llegado a ser
esclavos del pecado, tanto como los Israelitas lo fueron en
Egipto.
Los celosos gobernantes de Egipto vieron que la na¬ La opresión
ción de Israel prosperaba y crecía, y decidieron hacerle la de Israel
vida pesada. Dice la Biblia: “Entonces pusieron sobre
ellos comisarios de tributos que los molestasen con sus
cargas. Pero cuanto más los oprimían, tanto más se multi¬
plicaban y crecían, de manera que los egipcios temían a
los hijos de Israel (Exodo 1:11-12).
La opresión que Israel confrontó nunca ha terminado.
Multitudes deben sus vidas miserables a la opresión que
ha resultado en el descuido del prójimo. El diablo nos ha¬
ce ciegos a las necesidades del prójimo. El mueve a ricos
contra pobres, poderosos contra débiles, sabios contra
ignorantes, blancos contra negros, un nivel de la sociedad
contra otro. Los hombres se alejan los unos de los otros
cuando ponen énfasis en las diferencias que existen entre
los seres humanos. Así muere la compasión, muere el
afecto, muere el amor y muere la paciencia. La opresión
en la cual se encontraba Israel es la misma en que se en¬
cuentran tantas naciones de hoy porque han permitido
que el diablo reine en sus vidas. Pero las guerras no van a
librar a los hombres o a las naciones de la opresión, sino

61
vi. MAW*oeoi

62
el amor de Cristo reinando en cada corazón. Cuando el
mundo llegue a conocer al Dios de amor habrá esperanza
de que los oprimidos puedan salir de su cautiverio.1
En el cautiverio, Israel vivía en completa dependencia Aflicción
de Egipto aún para sus más simples necesidades. Cuando
y liberación
llegaron a tal punto clamaron a Dios. Estaba claro que si
iban a encontrar liberación ésta tendría que venir de Dios,
pues ellos nada podrían hacer para librarse. La liberación
del hombre de cualquier cautiverio no pertenence a él,
sino a un poder fuera de él. La liberación de Israel nos ha¬
bla de la gracia de Dios. Sólo cuando el hombre llega al
final de sus propios esfuerzos y lo reconoce, y clama al
Todopoderoso, podrá ver actuando la poderosa mano de
Dios. Es la intervención de Dios la que finalmente libra a
su gente.

“Las guerras no van a librar a los


hombres o a las naciones de la
opresión, sino el amor de Cristo
reinando en cada corazón”

Dios ha llegado a la vida de millones de personas a tra¬


vés de los medios más extraordinarios, para levantarlos
de las tinieblas de la esclavitud. Cuántas veces no ha sido
la cárcel el campo de prueba de hombres y mujeres. Así
fue para José, para el profeta Jeremías y para los apósto¬
les Pedro y Pablo. No hace mucho Alexander Solzheni-
tsyn bendecía la prisión por haber llegado a su vida. Fue
allí, tirado, abandonado y prisionero, donde aprendió
serias lecciones sobre Dios. Charles Colson, compañero
del Presidente Nixon de los Estados Unidos, quien cayó
en desgracia, también dice que Dios usó la prisión para
cambiar el curso de su vida.
"Bien he visto la aflicción de mi pueblo que está en E1 pueblo
Egipto, y he o'ido su clamor a causa de sus exactores ... y
clamó y
he descendido para librarlos ... y sacarlos de aquella tie¬
Dios escuchó
rra a una tierra buena y ancha, a tierra que fluye leche y
miel . . . ” (Exodo 3:7-8). ¿Vio Dios la aflicción de su pue¬
blo antes que clamase a El? ¿Siempre espera Dios el cla-

63
mor de un ser para librarlo? Si la compasión de Dios no
alcanzara a muchos hasta que ellos clamaran a El, ¿qué
sena de ellos?
Y cuando salieron de Egipto fueron a una tierra que
fluye leche y miel. Así es como el plan de Dios sobrepasó
los deseos de Israel. El nuevo hogar sena diferente del
que conocían en Egipto. En la nueva tierra habría una va¬
riedad de climas, habha tierra que fluye leche y miel, y la
recompensa de sus labores sería abundante. Estarían
separados y protegidos del enemigo por un desierto por
el sur y por el este; habha una vasta extensión de mon¬
tañas al norte y el mar al oeste. Sena un territorio donde
el pueblo fiel a Dios podría vivir solo sin ser molestado por
otras naciones.
En Exodo 15 encontramos una poesía que habla de la
Liberación
liberación del cautiverio de Israel. Su mensaje es de grati¬
gratuita y tud. Habla de una gran liberación en la cual el hombre no
poderosa tiene nada que ver. Es Jehová el que ha triunfado. Es Je-
hová el que ha ganado la victoria sobre el Faraón y su
ejército. No se menciona al hombre como instrumento de
la liberación. ¿Será que Israel podrá entender ahora, por
primera vez, lo que significa “liberación” o “salvación” por
la mano de Dios? Sólo Dios pudo librar a Israel y proveer¬
le en forma sobrenatural comida y agua durante su pere¬
grinaje por el desierto hasta llegar a la tierra prometida.
Dios le pudo guiar con nubes de día y fuego de noche. Su
Dios era real, activo y potente. Israel, como nosotros, pu¬
do confiar en El para que lo librara y sostuviera.
El precio El ofrecimiento de la liberación nos conmueve. ¡Qué
de la hermoso es ver la liberación de una nación, de un pueblo,
liberación de un grupo, de una persona! Pero el costo es algo que
tenemos que entender, aunque sea poco a poco. Lo viejo
pasa y en su lugar se tiene que poner algo nuevo. Des¬
pués de un tiempo breve Israel clamó por regresar a Egip¬
to, porque empezó a extrañar algo de su pasada vida en
Egipto. Extrañaba la comida, la tierra, las costumbres y
otras cosas que apreciaba. Su cuerpo caminaba hacia la
tierra prometida; había partido del país opresor, pero su
corazón todavía ansiaba la vida de Egipto.
Para el nuevo cristiano el Evangelio trae gozo cuando
se entrega a Cristo. Este alaba a Dios por su liberación del

64
pecado, de los vicios. Al principio piensa poco en la disci¬
plina que le espera. Le pasa como al pueblo de Israel en
el desierto: se desanima y quiere volver atrás al sufrir las
penalidades de su peregrinaje. Pero sólo con la ayuda de
Aquel que lo sacó de la esclavitud podrá seguir adelante.
Tiene que quitar la vista del pasado, del pecado, y poner¬
la en el que “pelea por nosotros.1' Moisés les decía a los is¬
raelitas: “Mirad y ved que El pelea por nosotros.11

Situación 1
Alguien dice: “Mis dos hijos son muy dife¬ Para la
rentes el uno del otro. Uno es un diablo y el reflexión
otro es un santo. Aquél necesita la ayuda de
Dios pero éste no. Al bueno le nace de corazón
ser bueno. Si nunca se bautiza en nuestra igle¬
sia, creo que Dios, de todos modos, se lo lle¬
varía al cielo. No es cristiano bautizado, pero
vive mucho mejor que muchos hermanos de
nuestra iglesia. El sí que ha nacido con un co¬
razón puro. Nunca lo he visto pecar, ni de niño
ni de grande.”
¿Qué piensa Ud. de lo que dice esta her¬
mana? ¿Es posible que exista tal persona?

Situación 2
Hablando de la discriminación y la opresión
que existen en nuestra comunidad, un her¬
mano se pone de pie durante una discusión en
la iglesia y dice: “Hay ciertas cosas que tene¬
mos que aceptar y aguantar. Una de ellas es la
división entre pobres y ricos. El plan de Dios
es que algunos sean pobres y otros ricos en el
mundo y en la iglesia. En Juan 12:8, Cristo
mismo dice, 'Porque a los pobres siempre los
tendréis con vosotros.’ ¿Por qué nos acusan a
los que tenemos bastante dinero de oprimir a
los que tienen menos, si Cristo dice que así va
a ser; y, por tanto, debemos aceptar esta situa¬
ción? ¡No nos fuercen a cambiar la realidad!”
¿Tendrá razón este hermano? ¿Debemos

65
aceptar las diferencias entre pobres y ricos,
blancos y negros, sabios e ignorantes, etc., co¬
mo algo que siempre será parte de nuestro
mundo, y quedamos en paz? Explique.

Situación 3
Un hermano se pone de pie en un culto y tes¬
tifica: “Yo era un hombre de muchos vicios.
Dios me dio el don de hacer dinero fácilmente,
pero mi familia tuvo poco porque todo lo que
ganaba lo gastaba en los vicios. Así que hemos
vivido como pobres. Ahora, ya liberado de los
vicios, quiero dedicarme a ganar bastante
dinero para tener una buena casa y muchos
bienes que, como hombre sabio, merezco.
Creo que hay hombres que han nacido para ser
ricos, y yo soy uno de ellos. Yo ahora soy hijo
de un Rey. No hay razón para que los hijos de
un Rey sean pobres. Creo que todos los cris¬
tianos deben ser gente rica. Si no son ricos de¬
be haber algo que les falta en la vida cristiana.”
¿Qué piensa Ud. de la idea que expresa este
hermano? ¿Qué meta tiene él para su vida cris¬
tiana? ¿Es esto bueno o malo? ¿Es verdadero o
falso? ¿Necesita el hermano ayuda espiritual o
no? Explique sus respuestas.

xLa Teología de la Liberación, tan estudiada y discutida en los


círculos eclesiásticos latinoamericanos, ofrece una explica¬
ción del cautiverio y éxodo del pueblo israelita, desde el pun¬
to de vista de los oprimidos. Véase el excelente módulo sobre
este tema escrito por el profesor
Rutschman, LaVerne, Anabautismo Radical y Teología de la Li¬
beración, San José, Costa Rica, Seminario Bíblico Latinoa¬
mericano, 1982.

66
BASES PARA LA IDENTIDAD
DEL PUEBLO DE DIOS

ESTUDIO No. 2
Invitación a la Fe
Unidad A—Comprensión de la Fe Cristiana

4. Salvación como Liberación


del Cautiverio
(Segunda sesión)
Autor: Raúl Tadeo
Campo bíblico: Epístola a los Romanos
Texto bíblico: Romanos 6:1-4

1 ¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el


pecado para que la gracia abunde?
2 En ninguna manera. Porque los que hemos
muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en
él?
3 ¿O no sabéis que todos los que hemos sido
bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bauti¬
zados en su muerte?
4 Porque somos sepultados juntamente con él
para muerte por el bautismo, a fin de que co¬
mo Cristo resucitó de los muertos por la glo¬
ria del Padre, as'¡ también nosotros andemos
en vida nueva.

- \
1. Entender que todos somos esclavos del Objetivos
pecado y estamos bajo la ira de Dios. de la
2. Entender que Dios es el único que pue¬
lección
de librar al ser humano del pecado y
sus consecuencias.
3. Entender que antes servíamos al peca¬
do y ahora debemos servir a Dios con la
misma energía.
___ /
67
Desarrollo Todo lo que nosotros llamamos vida, todo lo que com¬
pone la vida del hombre en nuestro mundo, realmente
de la
está bajo el dominio de la muerte. Esto es el resultado del
lección: pecado de Adán. Toda la humanidad, desde Adán hasta
Introducción nuestros días, vive bajo el mando y la condición del peca¬
do. Por el pecado la muerte reina suprema en el mundo.
A un mundo que se encuentra cautivo del pecado y la
muerte llegó el Evangelio con su mensaje de esperanza.
Dios ofrece una vida nueva por medio de su Hijo Jesu¬
cristo. Así como la muerte vino por un hombre y se hizo
parte de todo hombre, así Dios da vida a todo sér hu¬
mano por medio de un hombre, Cristo.
“Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra
Libres de
toda impiedad e injusticia de los hombres . . . "(Romanos
la ira de 1:18). La ira de Dios incluye su desagrado con el pecado.
Dios ¿Cómo se muestra la ira de Dios? La Biblia dice que
“Dios los entregó a la inmundicia” (1:24). El hombre le ha
dado la espalda a Dios, no lo busca. Y Pablo escribe del
castigo de Dios, expresando que Este no quita sus bendi¬
ciones de los hombres para mandarles desgracia por su
pecado, sino que Dios les deja sentir sus consecuencias.
Es el pecado del hombre lo que trae desgracia y sufri¬
mientos y lo que perturba la sociedad humana.
Cuando el hombre decide seguir su propio camino de
pecado está siguiendo el camino de la ira, el camino que
Dios le permite caminar, y recibe el castigo que merece.
La Biblia nos dice claramente: . Todo lo que el hom¬
bre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra
para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que
siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna”
(Gálatas 6:7-8). El hombre natural se cree libre; jamás lo
convencerán que es un esclavo. Pero la realidad es que
camina bajo una fuerza de corrupción. Cuando algunos
hombres se dan cuenta que están en el camino del peca¬
do y reconocen que este sendero los lleva a la destruc¬
ción, a la desgracia, al sufrimiento, llegan a la conclusión
que deben cambiar el destino de sus vidas. Ellos se con¬
vencen que ya libres deben buscar un camino mejor. Pero
la Biblia nos dice, y la experiencia lo confirma, que el
hombre no es libre para escoger el camino bueno. Como
dice la Escritura, “. . . Todo aquel que hace pecado, es-

68
clavo es del pecado " (Juan 8:34).
El pecado es algo que controla al hombre de modo
que no pueda escoger ir contra él. Todo lo que el hombre
hace y desea está bajo el control del pecado y, por con¬
secuencia, está bajo la ira de Dios y la condenación de la
muerte. Una nueva vida es la única esperanza para el
hombre, y esa nueva vida es posible sólo bajo el poder de
Dios, al recibir su Espíritu en nuestra vidas.

“Antes de que Cristo llegara a nues¬


tra vida sólo había separación y
enemistad entre Dios y nosotros y
entre nosotros y el prójimo”

Dice la Biblia: “Justificados, pues, por la fe, tenemos Justificados


paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucris¬
por fe tenemos
to (Romanos 5:1). Sin Cristo estañamos siempre en es¬
paz y amor
clavitud y en el poder del mundo del pecado. Pero cuan¬
do Cristo llega a ser nuestro Señor, él trae fin a la vida de
ira, trae fin al dominio de los poderes de destrucción.
Cuando la ira de Dios es removida de nuestra vida, su paz
puede reinar. Ahora la “paz de Dios” es la marca de la
nueva vida en Cristo. Antes de que Cristo llegara a nues¬
tra vida sólo había separación y enemistad entre Dios y
nosotros y entre nosotros y el prójimo. Esta relación de
enemistad y separación nos perturbaba por todos lados.
Pero cuando Cristo llega a ser nuestro Señor, el pecado y
la muerte son arrojados de la vida y llegamos a ser parte
de su reino de paz.
¿Cómo puede Dios recibirnos y darnos paz cuando
siempre hemos sido sus enemigos rebeldes y hemos esta¬
do bajo su ira? Es por su amor. La Biblia nos enseña:
“Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que
siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros' (Ro¬
manos 5:8).
Pablo escribe: “Ya que por las obras de la ley ningún Libres de
ser humano será justificado delante de el; porque por me¬
la ley
dio de la ley es el conocimiento del pecado' (Romanos
3:20). Vemos que en el principio la caída de un hombre,

69
cj . /o(
70 Je JerJ*S
Adán, hizo pecadores a los hombres y esto resultó en la
muerte de todos. En esta situación intervino la ley, los
Diez Mandamientos. Pero la ley no pudo terminar con el
pecado. Al contrario, la ley llevó el pecado a su nivel más
alto. Al ver la ley, el hombre palpó claramente su situación
de pecador. Comprendió que era pecador y que, a pesar
del esfuerzo que hacía por obedecer la ley, no podía cum¬
plir con ella.
La ley lleva al hombre a un esfuerzo inútil. El esfuerzo
por salvarse obedeciendo la ley sólo lo llevará a amar la
vida vieja y no le permite aceptar la salvación gratuita que
Dios le ofrece por medio de Jesucristo. Sólo cuando lo
aceptamos a él por fe podemos ser justificados por ésta y
no por las obras de la ley.
La Biblia apunta: “Todos los que hemos sido bautiza¬ Libres del
dos en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte ” pecado
(Romanos 6:3). Todos somos herederos del pecado de
Adán. Pertenecemos al mismo organismo y, como él, es¬
tamos bajo el reino de pecado y muerte. Pero con la
muerte de Cristo el poder del pecado fue roto en nuestras
vidas. Todos los dominios y los poderes de la vieja vida
pecadora fueron derribados. La Biblia enseña: “Porque
somos sepultados juntamente con él para muerte por el
bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muer¬
tos por la gloria del Padre, asi también nosotros andemos
en vida nueva ’ (Romanos 6:4).
La Biblia no nos da la idea de que nosotros, por nues¬
tro propio poder, dominamos el pecado y que poco a po¬
co acabamos con él; sino que la liberación del pecado lle¬
ga como resultado de la obra de Cristo. Sólo por medio
de la muerte y resurrección de Cristo hay victoria sobre el
pecado. El que por fe se entrega a él y recibe su Espíritu
ya no vive bajo el dominio del pecado, pues ha encontra¬
do un nuevo Señor a quien le rinde toda obediencia. Cris¬
to, el Todopoderoso, ha conquistado el fuerte poder
satánico. El poder satánico pierde su fuerza y autoridad
sobre aquellos que han muerto con Cristo y resucitado
con él otra vez.
La Biblia no habla de la liberación del pecado como al¬
Liberación
go parecido al libertinaje. Somos hechos libres para servir del pecado
a nuestro nuevo Señor. La idea de que el hombre es he- para servir
71
cho libre para ser señor de su propia vida, no se encuen¬
tra en la Biblia. El vivir en servidumbre a un poder u otro
es una posición de la cual nadie puede escapar. La libera¬
ción de un poder debe significar servidumbre a otro.

“No hay razón por la cual el cris¬


tiano deba ser indiferente en el ser¬
vicio a Dios, algo que verdadera¬
mente puede hacer con libertad
genuino”

La Escritura nos amonesta: “Así como para iniquidad


presentasteis vuestros miembros para servir a la inmundi¬
cia y a la iniquidad, as'i ahora para santificación presentad
vuestros miembros para servir a la justicia” (Romanos
6:19). Podemos entender mejor lo que significa “servir a
la justica” cuando el concepto se compara con el servicio
que se le rendía antes al pecado. ¡Con cuánto ánimo, go¬
zo y energía hemos servido al pecado, aunque lo
hacíamos en esclavitud! No hay razón por la cual el cris¬
tiano deba ser indiferente en el servicio a Dios, algo que
verdaderamente puede hacer con libertad genuina. Las
palabras de Cristo se pueden aplicar aquí: “Y alabó el
amo al mayordomo malo por haber hecho sagazmente;
porque los hijos de este siglo son más sagaces en el trato
con sus semejantes que los hijos de luz”(Lucas 16:8). Los
hijos de Dios, en cuanto a energía y servicio, tienen mu¬
cho que aprender de los siervos del pecado.
Es importante recordar la admonición de Jesús sobre
el reemplazo del pecado: “Cuando el esp'iritu inmundo
sale del hombre, anda por lugares secos, buscando repo¬
so y no lo halla. Entonces dice: Volveré a mi casa de don¬
de sañ; y cuando llega, la halla desocupada, barrida y
adornada. Entonces va, y toma consigo otros siete espíri¬
tus peores que él, y entrados, moran altí; y el postrer esta¬
do de aquel hombre viene a ser peor que el primero”
(Mateo 12:43-45). La liberación que deja al hombre co¬
mo su propio señor le ofrece al pecado la oportunidad de
regresar y esclavizar nuevamente. Para el cristiano, el

72
trono de donde se quita el pecado nunca debe quedar
desocupado. En ese lugar tiene que reinar Cristo Jesús.
El contraste entre “la carne” y “el espíritu” es al mismo Libres de
tiempo el contraste entre la muerte y la vida. Muerte signi¬ la muerte
fica andar en los deseos de la carne, andar según los pen¬
samientos, los deseos y las inclinaciones del hombre natu¬
ral. El hombre carnal tiene los pensamientos sólo dirigi¬
dos a sí mismo, al “yo.” Busca lo suyo en todo. Busca sólo
lo que le pueda traer placer. No le importa lo de Dios. Vi¬
vir así es vivir en la muerte.
Al contrario, la mente y el corazón de los que han naci¬
do de nuevo en Cristo son dirigidos por el Espíritu de
Dios. Entonces su cambio llega a ser completo. Llega a la
vida del nuevo cristiano un cambio que afecta toda su
existencia porque el espíritu penetra hasta las raíces de su
sér. Ahora es otra persona. No niega que el pecado mora
en la carne; pero no es la fuerza mayor de su vida ahora,
porque el Espíritu de Dios y de Cristo ha encontrado y he¬
cho su morada en su corazón. Ahora puede llevar una ba¬
talla victoriosa contra la carne y la muerte, ya que no está
solo en esta guerra ni trabaja por sus propias fuerzas.
Cuando el enemigo, la muerte, ha sido lanzado de su
trono, el lugar no se queda vacío. El Espíritu Santo toma
su lugar en el trono y le da vida. Así es como el cristiano
pasa de muerte a vida.

1. A un hermano le gusta citar el versículo, Para la


“Porque el Señor es el Espíritu; y donde está
reflexión
el Espíritu del Señor, allí hay libertad” (II
Corintios 3:17). Dice que desde que se en¬
tregó a Cristo es realmente un hombre libre.
Ahora dice: “Soy libre para hacer mis pro¬
pias decisiones. No necesito que, ni la igle¬
sia ni el pastor, me digan qué hacer; el
Espíritu Santo es mi único guía. Me habla di¬
rectamente. Soy libre para hacer lo que el
Espíritu me diga y no tengo que hacer lo que
me diga la iglesia.”
¿Ha entendido este hermano lo que signifí-

73
ca ser libre en el sentido cristiano? ¿Va bien
o va mal este hermano? ¿Necesita ayuda es¬
piritual? ¿Cómo entiende Ud. este versícu¬
lo? ¿Cree Ud. que muchos cristianos con¬
funden libertad con libertinaje? Explique la
diferencia y sus respuestas.
2. Un hermano dice: “Desde que me bauticé no
he tenido deseos de pecar. He encontrado
una victoria completa. Ya ni tengo miedo de
caer en pecado. Cristo en mí no me dejará
pecar jamás. He aprendido los Diez Manda¬
mientos. Los leo todos los días y me ayudan
mucho. Por ellos sé lo que no debo hacer y
no lo hago. Esta es una buena disciplina que
recomiendo a todos los cristianos si quieren
vivir libres del pecado.”
¿Qué piensa Ud. de esta idea? ¿Va bien este
hermano? ¿Seguiría Ud. este consejo? ¿Por
qué sí o por qué no? ¿Tiene una idea mejor
para vivir la vida victoriosa?
3. Alguien ha acusado a los cristianos de ser
esclavos de la Biblia tanto como los judíos
han sido esclavos de la ley. ¿Será esto posi¬
ble? ¿Por qué sí? ¿Por qué no?
4. Los que hemos leído el Nuevo Testamento
entendemos, por medio de muchos pasajes,
que Dios es amor. Sin embargo, Pablo habla
de la “ira de Dios.” Explique:
a) La aparente contradicción aquí.
b) Cómo entiende al Dios de amor.
c) Cómo entiende al Dios de la ira.
d) Cómo puede Dios ser las dos cosas a la
vez.

74
BASES PARA LA IDENTIDAD
DEL PUEBLO DE DIOS
ESTUDIO No. 2
Invitación a la Fe
Unidad A—Comprensión de la Fe Cristiana

5. Pacto, Comunidad e Iglesia


(Primera sesión)
Autor: Raúl Tadeo
Campo Bíblico: Exodo 19ss; Deuteronomio; Amos;
Jeremías 1-6
Texto bíblico: Deuteronomio 20:1-17

1 Y habló Dios todas estas palabras, diciendo:


2 Yo soy Jehouá tu Dios, que te saqué de la
tierra de Egipto, de casa de servidumbre.
3 No tendrás dioses ajenos delante de mí
4 No te harás imagen, ni ninguna semejanza
de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en
la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra.
5 No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; por¬
que yo soy Jehouá tu Dios, fuerte, celoso,
que visito la maldad de los padres sobre los
hijos hasta la tercera y cuarta generación de
los que me aborrecen,
6 y hago misericordia a millares, a los que me
aman y guardan mis mandamientos.
7 No tomarás el nombre de Jehouá tu Dios en
vano; porque no dará por inocente Jehouá al
que tomare su nombre en vano.
8 Acuérdate del día de reposo para santificar¬
lo.
9 Seis días trabajarás, y harás toda tu obra;
10 mas el séptimo día es reposo para Jehouá tu
Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hi¬
jo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu
bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus
puertas.
11 Porque en seis días hizo Jehouá los cielos y
la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos
hay, y reposó en el séptimo día; por tanto,
Jehouá bendijo el día de reposo y lo santifi¬
có.

75
12 Honra a tu padre y a tu madre, para que tus
días se alarguen en la tierra que Jehová tu
Dios teda.
13 No matarás.
14 No cometerás adulterio.
15 No hurtarás.
16 No hablarás contra tu prójimo falso testi¬
monio.
17 No codiciarás la casa de tu prójimo, no codi¬
ciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni
su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa al¬
guna de tu prójimo.

Objetivos 1. Conocer los principios del pueblo de


de la Dios.
lección 2. Conocer lo que significa el pacto con
nuestro Dios.
3. Conocer nuestras responsabilidades
frente al pacto con Dios.
4. Conocer la relación entre el pueblo de
Dios del Antiguo Testamento y el pue¬
blo de Dios del Nuevo Testamento.

Desarrollo Génesis es el libro de los principios. Nos relata la histo¬


de la ria del comienzo del pecado y de sus consecuencias. Pero
lección: más importante es la historia que nos cuenta de cómo
principió el pueblo de Dios con el llamamiento de Abra-
Introducción
ham. Cuando Dios lo llamó, empezó a crear un pueblo
que sería su propio pueblo y llevaría su nombre. Con el
llamamiento de Abraham se empieza una nueva era, la
era del pueblo de fe.
Dios sacó a los hebreos de su esclavitud en Egipto de
una manera maravillosa. El pueblo llegó al Monte Sinaí
donde entró en pacto con Jehová-Dios y llegó a ser un
pueblo especial Con este hecho se fundó una nueva
sociedad.
Dijo Jehova: "Ahora, pues, si diereis oído a mi voz, y
guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro so¬
El pueblo bre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra” (Exo¬
del pacto: do 19:5). La liberación de la esclavitud y el recibimiento
(Exodo 19) de los Diez Mandamientos en el Monte Sinaí sirvieron pa-

76
J

ra identificar a Israel como el pueblo especial de Dios. El


los señaló como su pueblo entregándolo a la esclavitud y
liberándolo con grandes milagros y prodigios; y así llegó a
conocer a Dios de una manera especial y muy real. Años
después, profeta tras profeta recordó a Israel que debía su
existencia a la gracia salvadora de Dios. Sus experiencias
desde Egipto hasta el Monte Sinaí les debían dar una cla¬
ra vivencia para identificarse como el pueblo escogido.
Habiéndose identificado Israel como el pueblo de Dios, El
se comprometió a cuidarlo.
Israel había recibido, sin merecerlo, la gracia de Dios.
No era un pueblo superior ni favorecido entre las na¬
ciones por su benevolencia; más bien era un pueblo in¬
significante. Sin embargo, Dios lo llamó y lo salvó. Sí, fue
Dios el que llamó a Abraham, a Isaac y a Jacob y ahora
llamaba a un nuevo líder, Moisés. Leemos vez tras vez en
el libro de Exodo que es “la mano de Dios” la que lo sal¬
va, la que lo saca, la que lo lleva por el camino del desier¬
to. Este es uno de los temas dominantes en los libros de
Exodo y Deuteronomio.
El pacto hecho entre Dios e Israel en el Monte Sinaí no
es como los pactos humanos. Este empieza con la gracia
de Dios. Dios le ofrece su pacto al pueblo y éste puede
aceptarlo o rechazarlo. El pacto no es un acuerdo entre
iguales, sino es la aceptación por parte de un siervo frente
a su Señor.
El pacto ofrecido por Dios podría mantenerse sólo
mientras el pueblo lo aceptara y lo obedeciera como la ley
de Dios. Su vigencia requería obediencia y una renova¬
ción en cada generación. El pacto pedía primeramente
que Israel aceptara las reglas de su Dios-Rey y que no fue¬
ra en pos de los dioses ajenos (Deuteronomio 4:13).
Los Diez Mandamientos describen la relación que de¬
be existir entre hombre y Dios, así como entre hombre y
hombre. Muestran lo que Dios quiere que sea la vida del
pueblo. Expresan la intención de Dios por el bienestar y
los mejores intereses de la comunidad. Básicamente las
leyes reflejan el amor de Dios por su pueblo. Dios desea
las mayores bendiciones para sus hijos.
Los Diez Mandamientos pueden llamarse “el funda¬
mento universal,” pues se dirigen, no sólo al pueblo de Is-

77
rael, sino a todo sér humano. Contienen las leyes básicas
para la conducta de toda sociedad y demandan reveren¬
cia a Dios y respeto al prójimo. Dios dice: “Amarás al
Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y
con todas tus fuerzas . . . y a tu prójimo como a ti mismo ”
(Deuteronomio 6:5; Levitico 19:18 y Lucas 10:27). Esta
es la enseñanza básica de los mandamientos y la pura
esencia de la religión judía y cristiana. Nadie puede decir
que ama a Dios si no ama a su hermano. Y ninguno pue¬
de verdaderamente amar a su prójimo si no lo ve como
un hijo de Dios, su Padre.

vj. fAcftawvo f

78
El pueblo de Dios es una comunidad unida por las liga¬ La Comunidad
duras del pacto con Dios. El pueblo de Dios es como una (Léase el libro
hermandad para todos los que han aceptado el pacto co¬
del profeta
mo su norma de vida.
En el libro de Amos leemos sobre un pueblo que dice Amos)
ser pueblo de Dios. En este pueblo, Israel, encontramos ri¬
quezas y lujo; hay dinero para comprar lo que se quiera.

“Tenía una religión llena de activi¬


dad, pero ignoraba al hermano ne¬
cesitado, lo cual no agradaba a
Dios”
Pero también hay mucha pobreza y tristeza. Es un pueblo
lleno de codicia que no tiene conciencia del prójimo ne¬
cesitado. Todos ponen el dinero por encima de Dios y del
prójimo. Dice que tiene una religión y que su Dios es Je-
hová, pero falta el amor a Dios y al prójimo, sentimiento
básico que el Padre demanda de sus seguidores. El profe¬
ta condena esta prosperidad y este descuido del hermano
necesitado, con las siguientes palabras:
“. . . No revocaré su castigo; porque entregaron a todo
un pueblo cautivo a Edom, y no se acordaron del pacto
de hermanos (1:9).
. Porque persiguió a espada a su hermano, y violó
todo afecto natural'(1:11).
. Porque menospreciaron la ley de Jehová.
(2:4).
“. . . Porque vendieron por dinero al justo, y al pobre
por un par de zapatos ” (2:6).
El profeta Amos entendía que el pecado de Israel iba
más allá de su corrupción y su avaricia. Su mayor pecado
era el de vivir en riquezas y placeres mientras que el her¬
mano sufría. Tenía una religión llena de actividad, pero
ignoraba al hermano necesitado, lo cual no agradaba a
Dios. Más bien lo ofendía gravemente. Amos nos recuer¬
da que la iglesia que separa la práctica y la fe (fe sin
obras) estará bajo el juicio de Dios. Nuestra relación al
pacto nos liga íntimamente a Dios y al prójimo. Pero Is¬
rael se había olvidado del pacto y de sus obligaciones.

79
Anulamos la ley de Dios cuando maltratamos o ignora¬
mos al hermano, pues el que rechaza a su hermano re¬
chaza la ley de Dios. Israel sería el pueblo de Dios, pero
sólo mientras guardara sus leyes y mostrara justicia y mi¬
sericordia para con su hermano.
El mensaje de Amos nos habla hoy día. Habla a la igle¬
sia del siglo XX como ha hablado al pueblo de Dios a tra¬
vés de los siglos. ¿Cómo tratamos al prójimo? ¿Ponemos
la avaricia y la injusticia, el placer y la inmoralidad antes
que al hermano? ¿Carecemos de tiempo para ayudar al
hermano necesitado porque estamos muy ocupados que¬
riendo cumplir nuestros antojos?
El pacto de la ley no tuvo la intención de ser el medio
de la salvación. Se le dió a Israel después de su liberación.
La motivación que llevaría al hombre a cumplir con la ley
sería el amor y la gratitud hacia Dios por haberlo redimido
y haberlo hecho hijo suyo. Si Israel obedecía a Dios, El le
prometía tres cosas condicionales: “Vosotros seréis mi es¬
pecial tesoro . . . Vosotros me seréis un reino de sacerdo¬
tes y una gente santa” (Exodo 19:5-6 y I Pedro 2:9). Las
tres promesas tienen su cumplimiento también en la Igle¬
sia del Nuevo Testamento, el Israel de Dios, como vemos
en I Pedro.
La iglesia Israel no cumplió con su parte del pacto. Profeta tras
profeta fue enviado al pueblo judío para anunciarle las
del nuevo
consecuencias de romper este pacto. Cuando Jeremías
pacto fue llamado en el año 626 A. C. ya el reino del norte, Is¬
(Léase rael, había caído, y gran parte del reino del sur, Judá,
Jeremías 1 6.) había sufrido derrota tras derrota hasta que solamente
quedaba en pie la ciudad capital, Jerusalén, la cual per¬
sistía en ignorar las repetidas amonestaciones de los pro¬
fetas y se endurecía en su idolatría y maldad. No se en¬
contraba un solo justo, ni entre el común del pueblo ni
entre los dirigentes. Todos se burlaban de las advertencias
del profeta sobre el castigo inminente. Se habían entrega¬
do a la opresión y al robo. Este es el triste retrato que nos
presenta el profeta Jeremías y luego nos dice: “He aquí
que vienen dias, dice Jehová, en los cuales haré nuevo
pacto con ¡a casa de Israel y con la casa de Judá . . . Daré
mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré
a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo (Jeremías

80
31:31-33). Aquí tenemos una profecía clara de que el
pacto del Antiguo Testamento, hecho con Israel, sería
reemplazado con otro pacto. Esta abolición del pacto del
Antiguo Testamento a favor del pacto del Nuevo Testa¬
mento es el tema principal de la epístola a los Hebreos.
Pero Dios no había rechazado a su pueblo completa¬
mente. Sólo había planes de continuar con un remanente
fiel. Pablo entendía esto y escribió, refiriéndose al pueblo
rebelde del Antiguo Testamento: “Me he reservado siete
mil hombres, que no han doblado la rodilla delante de
Baal. As'i también aun en este tiempo ha quedado un re¬
manente escogido por gracia ... Lo que buscaba Israel,
no lo ha alcanzado; pero los escogidos s'i lo han alcanza¬
do, y los demás fueron endurecidos {Romanos 11:4-7).
Este remanente de gracia es la iglesia que empezó en
Pentecostés y siguió después. Pablo, como Pedro, vio en
Pentecostés la culminación de la historia del pueblo de
Dios. A los creyentes gentiles (los que no eran judíos) Pa¬
blo les decía que ellos también eran del pueblo histórico y
el pueblo nuevo de Dios. Por eso él puede hablar de la
iglesia como “Israel de Dios” y decir: “Por tanto, acordaos
de que en otro tiempo vosotros, los gentiles en cuanto a
la carne, erais llamados incircuncisión ... En aquel tiem¬
po estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel
y ajenos a los pactos de la promesa . . . Pero ahora en
Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais le¬
jos, ... ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciu¬
dadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios
(Efesios 2:11-19). En estas grandes afirmaciones Pablo
hace la aclaración de que aquellos gentiles que creen en
Cristo son incorporados al pueblo de Dios al igual que los
israelitas. El pueblo de Dios se compone de creyentes en
Cristo de todas las razas y culturas.
La identificación de los discípulos del Nuevo Testa¬
mento con la gente del pacto de Dios es confirmada por
una multitud de términos que se habían aplicado a Israel
y que ahora se aplican para describir la nueva iglesia.

1. Dice un hermano: “Yo quisiera ver los Diez Para la


Mandamientos escritos en el Nuevo Testa- reflexión
81
mentó. El no encontrarse allí me indica que
Dios no les da tanta importancia para el
cristiano como les dio para el judío del Anti¬
guo Testamento.” ¿Cómo le contestamos a
este hermano? ¿Tiene razón? ¿Podremos
ignorar los Diez Mandamientos porque no
están escritos en el Nuevo Testamento?
¿Qué dice Cristo sobre el Decálogo? ¿Cuál
debe ser nuestra actitud hacia él?
2. Dios prometió un número de elementos
condicionados a la obediencia de las leyes
de Dios. (Véase Exodo 19:5-6 y Deuterono-
mio 7:12-26.) Hága una lista de estas pro¬
mesas. ¿Son éstas aplicables al pueblo del
Nuevo Testamento? Comparta algunas de
sus experiencias relacionadas con estas
promesas.
3. Según el plan de Dios para su pueblo, ¿cuál
debe ser nuestra actitud hacia el prójimo
necesitado, pobre, sufrido y abandonado?
4. Hay un hermano que piensa de la siguiente
manera: “Prefiero estar solo. Me molesta es¬
tar entre muchos hermanos. Por eso no voy
a las confraternidades.” ¿Qué piensa de su
vida cristiana? ¿Es normal esta actitud?
¿Por qué no o por qué sí? ¿Cuál sería su re¬
lación hacia este hermano? ¿Cómo se le
puede ayudar?
5. Comparemos el pacto del Antiguo Testa¬
mento con el pacto del Nuevo Testamento.
¿En qué se parecen? ¿En qué son diferen¬
tes? ¿Con cuál es más difícil cumplir? ¿Por
qué?
6. Tocante al pueblo de Dios, ¿cuál es la dife¬
rencia más significativa entre el pueblo del
Antiguo Testamento y el del Nuevo?

82
BASES PARA LA IDENTIDAD
DEL PUEBLO DE DIOS

ESTUDIO No. 2
Invitación a la Fe
Unidad A—Comprensión de la Fe Cristiana

5. Pacto, Comunidad e Iglesia


(Segunda sesión)
Autor: Raúl Tadeo
Campo bíblico: Mateo 26:1-29; Mateo 22:34-40; Juan
14-17; Efesios 1:15-23
Texto bíblico: Efesios 2:19-22
19As'i que ya no sois extranjeros ni advenedi¬
zos, sino conciudadanos de los santos, y
miembros de la familia de Dios,
20 edificados sobre el fundamento de los
apóstoles y profetas, siendo la principal pie¬
dra del ángulo Jesucristo mismo,
21 en quien todo el edificio, bien coordinado, va
creciendo para ser un templo santo en el
Señor;
22 en quien vosotros también sois juntamente
edificados para morada de Dios en el Espíri¬
tu.

1. Ver que la iglesia del Nuevo Testamen¬ Objetivos


to es una continuación del pueblo de
de la lección
Dios del Antiguo Testamento.
2. Ver que el pueblo de Dios, viejo y nue¬
vo, es el resultado del llamamiento gra¬
tuito de Dios y no de las buenas obras.
3. Ver que vivir como parte del pueblo de
Dios demanda obediencia y una vida
saturada de arrepentimiento, perdón y
bautismo.
4. Ver que Dios le demanda a su pueblo
un servicio basado en el amor al próji¬
mo.

83
Desarrollo En el día de Pentecostés (Hechos 2) ciento veinte per¬
de la sonas de Israel recibieron el Espíritu Santo. Estas per¬
sonas respondieron al llamamiento de Cristo Jesús y se
lección:
sumaron al cuerpo de Dios. Podrían considerarse una
Introducción continuación del pacto del Monte Sinaí. Pero este nuevo
pueblo de Dios viviría bajo un nuevo pacto; un pacto esta¬
blecido por el sacrificio de la sangre de Cristo Jesús. Ya
no era una raza, la judía, la que contaba, aunque nunca
las razas han contado delante de Dios, sino sólo una rela¬
ción de fe con Cristo Jesús. Dios no ha tenido dos pue¬
blos, sino uno.
El nuevo A la vista del pueblo de Dios del Antiguo Testamento
siempre se halla el Monte Sinaí, donde hicieron el pacto
pacto
con Dios. Allí prometieron serle fieles al Dios que los
había sacado de la esclavitud de Egipto. Allí recibieron las
tablas con los Diez Mandamientos, dados por Dios y pro¬
metieron seguirlos fielmente. Pero Dios tenía algo mejor
para su pueblo, algo que el profeta Jeremías revela: “He
aquí que vienen días, dice Jehova, en los cuales haré mi
pacto con la casa de Israel y con la casa de duda. No co¬
mo el pacto que hice con sus padres el día que tomé su
mano para sacarlos de la tierra de Egipto . . . Daré mi ley
en su mente, y la escribiré en su corazón ...” (Jeremías
31:31-33). El nuevo pacto, en vez de ser la propiedad de
una nación pequeña, sería la propiedad de un pueblo es¬
cogido universalmente.
Moisés fue el mediador del pacto de Dios con Israel en
el Monte Sinaí. Los elementos del pacto antiguo eran: 1)
un conocimiento de que era un acto gratuito por parte de
Dios; 2) insistencia de que la fe se expresara en obedien¬
cia a las leyes dadas por Dios; 3) solicitud de que la obe¬
diencia fuera radical y de todo corazón; 4) esperanza de
una vida santa como hecho normal; y 5) la inclusión de la
reconciliación espiritual con Dios.
El pacto del Nuevo Testamento es una continuación
del pacto anterior. Dios mismo estableció los dos pactos.
Las estipulaciones abarcan esencialmente la misma ley
antigua con el amor como base: “Amarás al Señor tu Dios
con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus
fuerzas, y con toda tu mente, y a tu prójimo como a ti mis¬
mo’ ( Deuteronomio 6:5 y Lucas 10:27). La promesa fun-

84
damental es una misma: “Yo seré tu Dios y tú serás mi
pueblo.”
Pero hay nuevos elementos en el pacto del Nuevo Tes¬
tamento. Estos son: 1) una interiorización más profunda
de las leyes de Dios; 2) una nueva fuerza moral interior
que resulta de la presencia del Espíritu Santo en la vida
del discípulo de Cristo; 3) un nuevo concepto sobre la
universalidad del pueblo de Dios. El nuevo pacto repre¬
senta una confirmación de las promesas y provisiones
fundamentales de los pactos anteriores. El pueblo de Dios
todavía se puede llamar “Israel” y se desarrolla a partir del
núcleo de judíos seguidores de Cristo Jesús. Pero los
judíos incrédulos son eliminados del pueblo de Dios y los
gentiles creyentes son añadidos o “injertados” a la familia
de Dios.
El nuevo pacto se destaca sobre todo por el gran desa¬ La garantía
rrollo del ministerio del Espíritu Santo. Y la garantía del del nuevo
pacto es la muerte de Cristo, como se lee en Hebreos pacto
9:17: “Porque el testamento con ¡a muerte se confirma.”
Jesús dijo: “Porque esto es mi sangre del nuevo pacto,
que por muchos es derramada para remisión de peca¬
dos' (Mateo 26:28). Cuando los profetas del Antiguo
Testamento querían decir algo de manera que la gente
les pudiera entender bien, usaban acciones simbólicas.
También Jesús cuando quiso enseñar algo del nuevo pac¬
to al pueblo lo hizo con una historia antigua. Usó una des¬
cripción de la fiesta de la pascua para recordarles la mila¬
grosa liberación de sus antepasados del poder de Egipto.
Pero ahora Jesús habla de una nueva liberación que se
ha cumplido por medio de la sangre de Cristo. Lo que di¬
ce Jesús es que “por razón de mi vida, y sobre todo por
razón de mi muerte, una nueva relación ha sido posible
entre Dios y el hombre.” El pacto del Monte Sinaí de¬
pendía de que Israel guardara la ley. Si la quebrantaba, el
pacto era anulado y la relación entre Dios y la nación era
quebrantada. La relación dependía completamente en la
ley y su obediencia. Pero ya que ningún hombre puede
guardar la ley completamente, la gente siempre está en
estado de culpabilidad. Ahora Cristo dice: “Yo estoy pre¬
sentando y aprobando un pacto nuevo, una nueva rela¬
ción entre ambos.” Esta relación no depende en cumplir

85
la ley, sino depende de la sangre de Cristo derramada en
el Calvario. Esto es, que el nuevo pacto depende comple¬
tamente del amor de Dios. “Porque de tal manera amó
Dios al mundo, que ha dado a su hijo. . . ,”y también ha
dado su Espíritu Santo para que more en nuestras vidas y
nos dé fuerzas para cumplir con la ley del amor.
Comunidad, Jesús oró al Padre: “. . . Ruego . . . para que todos
sean uno; como tú, oh Padre, en m'i, y yo en ti, que tam¬
comunión,
bién ellos sean uno en nosotros. . . . (Juan 17:20-21). El
unión, Apóstol Juan hace un llamamiento radical a la unidad al
(Juan 14-17) citar la oración de Jesucristo. En casi todos los pasajes
bíblicos donde el Apóstol Pablo habla del “cuerpo” de
Cristo usa este símil para llamar la atención a la necesidad
de mayor unidad, porque en el cuerpo no deben existir
divisiones.

“Estar en Cristo es estar en la igle¬


sia; y estar en la iglesia, el cuerpo
de Cristo, es estar unidos todos en
él”

J.
86
Uno de los aspectos más importantes de la iglesia, co¬
mo cuerpo de Cristo, es la relación entre los miembros
del cuerpo. Escribe Pablo sobre el tema: “Os ruego . . .
que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre
vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos
en una misma mente y en un mismo parecer . . . ¿Acaso
está dividido Cristo?. . . ” (1 Corintios 1:10-17). Estar en
Cristo es estar en la iglesia; y estar en la iglesia, el cuerpo
de Cristo, es estar unidos todos en él. Ni personas, ni gru¬
pos pueden estar solos en Cristo, porque todos los demás
que están en él son parte de la iglesia. La iglesia es más
que una colección de adoradores que se sientan lado a
lado en los cultos; es más bien un pueblo que se ha con¬
vertido en un organismo. De ninguna manera debe pen¬
sarse en ella como una organización.
La iglesia es una hermandad. La idea de la iglesia co¬
mo hermandad se encuentra en el concepto de que los
cristianos son hijos de Dios y, como hijos del mismo Pa¬
dre, son miembros de una familia. El término “hermano”
se usa regularmente en la iglesia para describir a los
miembros. Hermandad significa amor mutuo, responsabi¬
lidad de los unos para con los otros y participación de to¬
dos en las actividades del cuerpo. (Lea I Corintios 12.) La
iglesia como hermandad debe ser el lugar donde no hay
distinción entre los hermanos. “Va no hay judio ni griego;
no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque to¬
dos vosotros sois uno en Cristo Jesús" (Gálatas 3:28). Se
reconoce que hay diferentes dones en la iglesia, pero un
miembro no debe sentirse superior o inferior a otro.
La unidad de la iglesia existe no por su propia fuerza
sino por el Espíritu Santo. La llegada del Espíritu Santo y
la existencia de la iglesia están directa e íntimamente rela¬
cionadas. La obra del Espíritu Santo es crear, profundizar
y extender la comunión en la iglesia. El Espíritu Santo es
el medio por el cual Cristo y la iglesia son unidos en un
cuerpo, lo cual produce una unión inseparable entre Cris¬
to y el Espíritu Santo. Desde Pentecostés no ha habido un
cristiano sin el Espíritu Santo. La Biblia dice: “Y si alguno
no tiene el Espjritu de Cristo, no es de él" (Romanos
8:9b). Todos los miembros de la iglesia tienen el Espíritu
Santo y no necesitan pedirlo. No es una cantidad de algo

87
para que uno pida un poquito más o un poquito menos.
Es una persona con quien podemos tener comunión y
quien facilita la comunión entre su pueblo.
La Iglesia “Iglesia’' es la palabra más común de la Biblia para re¬
ferirse al cuerpo de creyentes en el Nuevo Testamento.
Este término se usa para aludir a la iglesia universal, en la
tierra y en el cielo, al cuerpo local de creyentes y a los cre¬
yentes que se juntan en sus casas. La palabra “iglesia” se
encuentra más en las epístolas de Pablo que en cualquier
otro lugar de la Biblia. El término es una traducción de la
palabra griega “ecclesia” (a veces escrita “ekklesia”). La
palabra “ecclesia” contiene la idea de “congregación, los
llamados, el pueblo de Dios y congregación de los llama¬
dos de Dios.” Parece ser que el objetivo de usar la palabra
“iglesia” en el Nuevo Testamento es el de identificar a la
iglesia como el pueblo de Dios, una continuación del pue¬
blo fiel a Dios del Antiguo Testamento.
Todos los gentiles (los no judíos) deberían entender
que ellos eran el pueblo de Dios juntamente con el pue¬
blo histórico del Antiguo Testamento. La identificación de
los discípulos de Jesucristo como el pueblo del pacto de
Sinaí y como sucesor de las promesas del Antiguo Testa¬
mento es sostenida por la aplicación de una multitud de
términos con los cuales se identifica la iglesia, términos
que se usan para describir el pueblo de Dios en el Antiguo
Testamento.
La palabra “iglesia” contiene la idea de “llamados.” Es¬
ta es una descripción muy importante de la iglesia. Dios
ha tomado la iniciativa en el plan de salvación de su pue¬
blo. Así como el pueblo antiguo fue constituido por obras
maravillosas de Dios, así también la iglesia ha sido consti¬
tuida por obras maravillosas como la encarnación de Cris¬
to, su muerte, su resurrección, su ascensión y su venida
por medio del Espíritu Santo. Dios ha obrado otra vez,
creando, transformando y manifestándose al juntar un
pueblo en su nombre.
Pero la iglesia es un pueblo que responde al llamado.
Abraham no escogió su llamamiento ni su destino, pero
tuvo que obedecer el llamamiento y dejar su tierra y su fa¬
milia. De otra manera Dios no lo hubiera podido usar. El
pacto de Sinaí no fue efectivo hasta cuando Israel respon-

88
dió, prometió y fue obediente sólo a Dios. Pero después
perdió los derechos y privilegios al pacto por su desobe¬
diencia. La iglesia no puede existir si no responde por la
fe y la obediencia.
En la iglesia de Cristo, es Dios el que determina los
límites de la aceptación al cuerpo. Pero, desgraciadamen¬
te, el pueblo de Dios ha querido fijar los límites de entrada
a base de razas, culturas y ritos. Una gran diferencia entre
la iglesia nueva y el pueblo antiguo de Dios es que los
hombres y mujeres que se unen al cuerpo lo hacen cuan¬
do responden voluntariamente a la predicación del evan¬
gelio. No se unen por origen étnico o por señales en el
cuerpo como la circuncisión. Se debe abandonar cual¬
quier esfuerzo por substituir formas no voluntarias para
entrar a la iglesia, tales como el bautismo de niños, en
donde uno responde por otro. Se requiere fe voluntaria
de aquellos que llegan a un conocimiento propio y esco¬
gen entrar.
En conclusión, queremos citar del libro de Juan Driver
titulado Comunidad y Compromiso, lo siguiente:
Cuando la iglesia es la comunidad donde Cristo es Señor,
donde la vida propia del Reino ya se manifiesta, donde las
obras propias de un Siervo conducen a la sanidad (salva¬
ción) entre los hombres necesitados, donde se derrumban
las barreras de toda clase y se crea una comunidad auténti¬
ca—entonces se sabe que Cristo reina y que su Espíritu vive
y obra en su comunidad. El testimonio evangelizador consis¬
tirá en interpretar los hechos maravillosos de Dios en su me¬
dio.1

1. El Pastor X predica un sermón con el título, Para la


“Que toda la iglesia sea una,” basado en reflexión
Juan 17:20-23. Después un hermano se
acerca al pastor y le dice: “Yo no estoy de
acuerdo con su mensaje. Ud. está predican¬
do en favor del movimiento ecuménico.
¿Qué nos pasará si nos unimos a iglesias
que no creen lo mismo que nosotros? La
iglesia tendrá más paz si Ud. deja de predi¬
car que nos unamos con otros de diferentes
congregaciones.” ¿Está Ud. de acuerdo con

89
este hermano? ¿Por qué no? ¿Por qué sí?
¿Es posible la unidad de todas las iglesias
que se dicen ser de Cristo?
2. Haga una lista de los nombres que se le dan
al pueblo de Dios del Antiguo Testamento.
Indique cuáles de estos términos se usan
también para describir la iglesia del Nuevo
Testamento.
3. Haga una lista de lo que puede hacer su igle¬
sia para fomentar más amor y unidad en su
congregación. ¿Qué produce división en su
iglesia? Haga una lista de estos elementos.
¿Cómo se pueden resolver estos proble¬
mas?

1 Driver, Juan, Comunidad y Compromiso, Buenos Ai¬


res, Editorial Certeza, 1974, p. 88.
BASES PARA LA IDENTIDAD
DEL PUEBLO DE DIOS

ESTUDIO No. 2
Invitación a la Fe
Unidad A—Comprensión de la Fe Cristiana

6. ¿Qué es la Iglesia?
(Primera sesión)
Autor: Juan Martínez
Campo bíblico: Juan 15; Hechos; I Corintios 12-14;
Efesios 4-6; I Pedro 2
Texto bíblico: Hechos 2:38-42,47b

1. Dar una definición del término iglesia. Objetivos


2. Entender lo que es la iglesia a través de de la
algunos símbolos usados para descri¬ lección
birla.
3. Dejar en claro la necesidad del poder
de Dios en la iglesia.

38 Pedro les dijo: Arrepentios, y bautícese cada


uno de vosotros en el nombre de Jesucristo
para perdón de los pecados; y recibiréis el
don del Espíritu Santo.
39 Porque para vosotros es la promesa, y para
vuestros hijos, y para todos los que están le¬
jos: para cuantos el Señor nuestro Dios lla¬
mare.
40 Y con otras muchas palabras testificaba y les
exhortaba, diciéndoles: Sed salvos de esta
perversa generación.
41 Asi que, los que recibieron su palabra fueron
bautizados; y se añadieron aquel día como
tres mil personas.
42 Y perseveraban en la doctrina de los apósto¬
les, en la comunión unos con otros, en el par¬
timiento del pan y en las oraciones.
47b Y el Señor añadía cada día a la iglesia los
que hablan de ser salvos.

91
Desarrollo Una madre y su niño caminaban por la ciudad cierto
de la lección: día. Al dar la vuelta para seguir por otra calle vieron que
había diferentes iglesias. Al ver tal escena el niño exclamó:
Introducción
“¡Mira, mamá, un supermercado de iglesias!” Ante tal rea¬
lidad! ¿cómo piensa Ud. que el niño hubiera contestado
la pregunta que intitula esta lección?
El término iglesia tiene sus raíces en la palabra ekklesia,
Iglesia:
del griego, idioma usado durante el tiempo del Nuevo
una definición Testamento. Su significado básico era “llamado fuera.”
Se usaba para describir una asamblea de personas o a las
personas reunidas. Se usa con este significado en el Nue¬
vo Testamento (Véase Hechos 7:38, donde se traduce
“congregación”.); pero, por lo general, el término adquie¬
re un sentido espiritual al referirse a la asamblea de cre¬
yentes en alguna localidad o a todos los que son parte del
cuerpo de Cristo.

“La iglesia es la comunidad de to¬


dos los que, siendo llamados fuera
del ‘mundo’, confiesan a Cristo”
Aunque no se usa la palabra iglesia en Hechos 2:38-
47, este pasaje nos ayuda a entender lo que es la iglesia
neotestamentaria. Pedro llama a sus oyentes al arrepenti¬
miento, al bautismo en el nombre de Jesús (confesión
pública de su fe) para el perdón de pecados y les dice que
recibirán al Espíritu Santo (v. 38). El relato continúa di¬
ciendo que los que creyeron y fueron bautizados se
añadieron al grupo de creyentes (v. 41). Luego tenemos
una descripción de cómo vivían los que eran parte del
grupo (vs. 42-47). Tomando esta descripción y el signifi¬
cado original de la palabra podemos llegar a la siguiente
definición: La iglesia es la comunidad de todos los que,
siendo llamados fuera del “mundo”, confiesan a Cristo.
El Nuevo Testamento usa varios símbolos para ayudar¬ Símbolos
nos a entender lo rico del concepto “iglesia”. Ninguno de
bíblicos
ellos nos aclara completamente el concepto, pero cada
uno aporta algo a nuestro entendimiento. En esta sección
de la
veremos cuatro de estos símbolos para entender algunos iglesia
aspectos de lo que es esta comunidad llamada iglesia.
Cristo tomó un ejemplo del campo para describir la re¬ Los creyentes
lación que debe existir entre él y cada miembro de la co¬ como
munidad cristiana. La relación entre la vid y el pámpano
pámpanos
era una ilustración concreta, inteligible para sus discípu¬
los.
(Juan 15)
En primer lugar, cada pámpano brota de la vid y debe
su existencia a ella. Así el creyente recibe su nueva vida en
Cristo y debe su existencia continua al poder que recibe
de él, por medio del Espíritu Santo. Así como es una locu¬
ra pensar en un pámpano vivo separado de la vid, lo es
pensar en un creyente separado de Cristo.
Una segunda similitud está en el hecho de que el
pámpano recibe nutrición de la vid, no sólo para existir,
sino también para dar fruto. De la misma manera el pro¬
pósito de cada creyente es el de dar fruto. El creyente da
fruto cuando hace la voluntad del Padre y expresa este
fruto del Espíritu Santo en las buenas obras y en su inte¬
rés por dirigir a otros en el camino del Señor.
La poda de la viña es una tercera cosa que ayuda a
describir esta relación. La viña se poda para quitar aque¬
llas ramas que no están dando fruto o que impiden un
fruto sano. El Padre sirve como el labrador para el creyen-

93
La iglesia te. El está obrando en nosotros a través de su Palabra, pa¬
como ra quitar aquello que estorbe o evite que haya fruto en
nuestras vidas.
novia
Por último, podemos mencionar el hecho de que las
(Efesios ramas que se cortan de la vid ya no sirven sino para el
5:21-23) fuego. Así el que se separa de Cristo sólo le espera el jui¬
cio. La enseñanza clave en el uso de este símbolo es que
cada miembro de la iglesia debe permanecer en Cristo
dando fruto para la gloria de Dios, el Padre.
En esta sección Pablo teje la relación matrimonial y la
relación entre Cristo y la iglesia. Cristo es el ejemplo per¬
fecto para el esposo, quien debe amar a su esposa como
Cristo a la iglesia. Cristo es similar al esposo en que busca
que la iglesia sea pura y sin mancha, lista para unirse a su
prometido.
La esposa debe seguir el ejemplo de la iglesia, viendo
cómo ella se somete al liderazgo de Cristo. La iglesia debe
aprender de la novia cómo ésta se quiere presentar al es¬
poso lo más bella posible y desea darse completamente a
él.
Este símbolo también apunta hacia la relación entre
Cristo y la iglesia. Esta relación debe ser íntima y amorosa.
Nos enseña que Cristo demanda todo nuestro amor y
atención. Y nosotros, a causa de nuestro amor por él, de¬
bemos tratar de purificarnos como individuos y como igle¬
sia. ¡Somos la novia de Cristo!
El Antiguo Testamento nos enseña que Israel fue esco¬
La iglesia gido por Dios de entre todos los pueblos del mundo para
como hacerlo suyo. El seria su rey, completamente responsable
el Pueblo de ellos, y ellos deberian obedecerle. Y ellos serian tam¬
de Dios bién los voceros de Dios a todo el mundo.
(I Pedro El Nuevo Testamento toma los términos que describen
a Israel en el Antiguo Pacto y los aplica a la iglesia. Ahora
2:9-10)
nosotros somos ese pueblo escogido de entre todas las
naciones del mundo. La posición de Israel en el Antiguo
Testamento sirve de símbolo para entender el lugar que
tiene la iglesia hoy día. Tenemos todos los privilegios y las
responsabilidades que tenía el antiguo Israel como pue¬
blo escogido por Dios.
El cuerpo humano es un símbolo usado en varios luga¬
res para describir la iglesia. Es útil porque nos ayuda a en-
tender varias cosas referentes a esta institución. E1 cuerpo
La unidad que debe existir entre todos los que son par¬
de
te de la comunidad de creyentes queda claramente de¬
mostrada en el cuerpo. Para que funcione correctamente,
Cristo
todas las partes deben estar en armonía. Si por alguna ra¬ (I Corintios 12,
zón alguna parte no está en coordinación con las demás, Efesios 4:1-16)
el cuerpo tendrá dificultades. Del mismo modo la iglesia
debe ser una por medio del Espíritu Santo (Efesios 4:1-6).
Todos los que confiesan a Cristo como su único Señor
deben tratar de ser uno en la iglesia y entre las iglesias.
Aunque siempre habrá diferencias, nuestro objetivo debe
estribar en ser uno, como el Padre y el Hijo (Juan 17:21).
El cuerpo tiene un solo centro de control: la cabeza. Así
también la iglesia tiene un solo líder: Jesucristo (Efesios
4:15). La iglesia debe estar bajo el dominio completo de
Jesucristo, así como lo está el cuerpo bajo el cerebro. No
hay lugar para líderes o revelaciones superiores que com¬
pitan con Cristo. Tampoco puede haber creyentes que no
se sometan completamente al señorío de Cristo. Cuando
la cabeza ordena, el cuerpo obedece.
Las claras interrelaciones que existen entre las partes
del cuerpo humano sirven de ilustración a la interdepen-
cia que existe entre todos los miembros del cuerpo de
Cristo. Todas las partes son necesarias para el funciona¬
miento correcto. En I Corintios 12:14-25, Pablo enseña
que la iglesia necesita personas con diferentes dones, así
como el cuerpo tiene diversos miembros. Ninguna per¬
sona debe considerarse indispensable a costa de los de¬
más; ni tampoco se debe considerar a algunos como in¬
significantes en el cuerpo de Cristo. En la iglesia cada cre¬
yente es necesario, pero ninguno es indispensable.
El cuerpo humano es más que la suma de todas sus
partes. Un cuerpo completo sin el espíritu que viene de
Dios está muerto. Esto nos ayuda a entender la estrecha
relación que debe existir entre la iglesia y el Espíritu San¬
to. La iglesia puede tener todos los miembros necesarios,
pero sin el poder vivificador del Espiritu Santo es un cuer¬
po muerto.
¿Qué, pues, es la iglesia? Es un pámpano que depende
de Dios, es una novia que se prepara para la boda, es un
pueblo sujeto a su rey, es un cuerpo que obedece a su ca-

95
beza: Cristo. Todo esto y mucho más.
Ninguna definición de la palabra iglesia quedada com¬
El poder de
pleta sin mencionar el lugar del Espíritu Santo en ella. En
Dios en la la sección anterior se mencionó que es el Espíritu el que
iglesia da vida a la iglesia. En esta parte veremos algo de la im¬
portancia de esa vida para la existencia de la verdadera
iglesia.
Pentecostés El significado de este evento para la vida de la iglesia
no se puede sobreestimar. Antes de regresar al cielo Cris¬
(Hechos 2)
to prometió otro Consolador a sus discípulos (Juan
14:15-26). El estaña con ellos cuando Cristo se fuera. Les
guiaría a toda verdad y glorificada a Cristo (Juan 16:5-
15). Tan importante era el Espíritu, que Cristo mandó
que sus discípulos no salieran de Jerusalén hasta no reci¬
bir su poder (Hechos 1:4). Ese poder los capacitada para
su trabajo (Hechos 1:8).
La venida del Espíritu el día de Pentecostés tuvo un
gran efecto sobre los discípulos y sobre la gente que esta¬
ba en Jerusalén. El poder se manifestó en varias señales
visibles (viento recio, lenguas de fuego y el hablar en len¬
guas), pero más importante fue el efecto que tuvo el po¬
der sobre la concurrencia. Vemos a Pedro, quien hacía
poco tiempo había negado al Señor, predicando con po¬
der ante un grupo. También nos dice el relato que “como
tres mil personas” recibieron la palabra y fueron bautiza¬
dos. El Espíritu había obrado.
La importancia El libro de los Hechos de los Apóstoles, también se pu¬
del poder diera llamar “Hechos del Espíritu Santo” porque Lucas
hace bien claro que el avance del evangelio se debió a la
obra del Espíritu. Sin su poder habda sido imposible que
un pequeño grupo de judíos, que seguía a un Mesías
muerto, tuviera éxito; que treinta años después de la
muerte de Cristo ya se hubiera esparcido el evangelio en
la mayor parte del imperio romano.
Métodos, La iglesia del continente americano tiene posibilidades
metas y de trabajar que no se comparan con las limitaciones del
pasado. Tiene a su disposición varios medios masivos co¬
poder
mo programa de evangelismo, entrenamiento de líderes,
educación cristiana, y muchos otros recursos. Hay tiempo
para planear y establecer metas para el crecimiento. Se
ofrecen varios métodos que ya han tenido “éxito”.

96
Se presenta ante nosotros una gran oportunidad, pero
también un gran peligro. Los recursos a nuestra dispo¬
sición pueden ser de gran ayuda, pero también nos pue¬
den desviar de la necesidad de depender completamente
del Espíritu Santo. Es posible tener una iglesia que fun¬
cione correctamente, utilizando todos los recursos “co¬
rrectos”, pero completamente separada del poder del
Espíritu de Dios. La iglesia de Cristo confronta una batalla
espiritual y no tendrá la victoria en su lucha si no está diri¬
gida por el Espíritu Santo, no importa qué tan buenos
sean los métodos.
Como evangélicos hemos hallado diferentes concep¬ Aplicación
tos de lo que es la iglesia y algunos de ellos han sido ne¬
gativos. La historia de América Latina nos recuerda que
muchas veces la iglesia, unida a la élite y al gobierno, ha
sido usada como un instrumento de los poderosos para
manipular al pueblo en la dirección deseada por los que
están en el poder. También la historia relata que las igle¬
sias evangélicas no han escapado a esta situación.

“Necesitamos ser discípulos com¬


prometidos que predican el men¬
saje de Jesucristo, aún en las partes
que denuncian los males de la
sociedad”
Lo anterior es parte de la realidad en que vivimos, y de¬
bemos estar conscientes de ese peligro. Pero también es¬
to nos debe retar a vivir más y más como la comunidad de
creyentes que somos y a llamar a otros a formar parte de
la iglesia visible que busca seguir a Jesucristo.
Tomando el símbolo de la iglesia como cuerpo, pode¬
mos sacar algunas ideas para dar un ejemplo fiel. Si Cris¬
to es la cabeza debemos estar dispuestos a obedecer com¬
pletamente, especialmente en aquellas áreas en donde
nos es más difícil. Necesitamos ser discípulos comprome¬
tidos que predican el mensaje de Jesucristo, aún en las
partes que denuncian los males de la sociedad. Tenemos
que vivir la no-violencia en un mundo que busca solu¬
cionar los problemas por la fuerza. En otras palabras, si

97
Cristo es nuestra cabeza debemos estar listos a morir por
él.
Reconociendo que el cuerpo de Cristo es uno y que to¬
das las partes son vitales debemos buscar nuestro lugar
dentro del cuerpo y servir fielmente allí. Nosotros los
miembros de las iglesias libres, tendemos a ser indepen¬
dientes e individualistas. Pero el cuerpo de Cristo no tiene
lugar para tales personas. El transfondo anabautista nos
presenta ejemplos de iglesias en las cuales todos los
miembros se comprometían el uno con el otro a través de
un pacto congregacional firmado por cada miembro. Un
compromiso tal es una forma visible de vivir como la igle¬
sia de Jesucristo.
Hay muchas otras áreas donde podemos vivir como
grupo de creyentes comprometidos con Jesucristo y vivifi¬
cados por el Espíritu. ¡Busquémoslas!

1. ¿Cómo se distingue la definición de iglesia


Para la
dada aquí de otras (Católica, Presbiteriana,
reflexión
Mormona, etc.)?
2. ¿Se ha ignorado la importancia del Espíritu
Santo en su iglesia? ¿De qué manera?
3. La Biblia usa varios símbolos para describir
la iglesia. ¿Qué cosas de su propio ambiente
se podrían usar como símbolos de la mis¬
ma?
4. Si su iglesia fuera a formular un pacto con¬
gregacional, ¿qué cosas debería incluir? Si
ya tiene uno, examínelo para ver si incluye
cláusulas prácticas relacionadas con el con¬
texto en que viven los miembros de su con¬
gregación. ¿Cuáles son los puntos fuertes?
¿Los débiles?
5. ¿Puede una persona ser creyente en Cristo
sin unirse a una comunidad de creyentes?
Explique su respuesta.

98
BASES PARA LA IDENTIDAD
DEL PUEBLO DE DIOS

ESTUDIO No. 2
Invitación a la Fe
Unidad A—Comprensión de la Fe Cristiana

6. ¿Qué es la iglesia?—
“Escribe a la iglesia ...”
(Segunda sesión)
Autor: Juan Martínez
Campo bíblico: Epístolas de Pablo y Apocalipsis 2 y 3
Texto bíblico: Apocalipsis 3:7-13

7 Escribe al ángel de la iglesia en Filadelfia: Es¬


to dice el Santo, el Verdadero, el que tiene la
llave de David, el que abre y ninguno cierra, y
cierra y ninguno abre:
8 Yo conozco tus obras; he aquí, he puesto de¬
lante de ti una puerta abierta, la cual nadie
puede cerrar: porque aunque tienes poca
fuerza, has guardado mi palabra, y no has ne¬
gado mi nombre.
9 He aquí, yo entrego de la sinagoga de
Satanás a los que se dicen ser judíos y no lo
son, sino que mienten; he aqu'i, yo haré que
vengan y se postren a tus pies, y reconozcan
que yo te he amado.
10 Por cuanto has guardado la palabra de mi
paciencia, yo también te guardaré de la hora
de la prueba que ha de venir sobre el mundo
entero, para probar a los que moran sobre la
tierra.
11 He aquí, yo vengo pronto; reten lo que
tienes, para que ninguno tome tu corona.
12 Al que venciere, yo lo haré columna en el
templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí;
y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el
nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Je-
rusalén, la cual desciende del cielo, de mi
Dios, y mi nombre nuevo.

99
13 El que tiene o'ido, oiga lo que el Espíritu dice
a las iglesias.

Objetivos 1. Entender el mensaje básico dado a ca¬


de la da una de las siete iglesias de Apoca¬
lipsis.
lección
2. Comparar la iglesia evangélica latinoa¬
mericana con las siete iglesias.
3. Estimular a cada creyente a examinar la
situación corriente de su iglesia a la luz
de lo estudiado.

Desarrollo Se lamentaba una hermana: “Pastor, ¡esta iglesia tiene


de la tantos problemas! Me voy a buscar una que sea perfecta.”
El pastor, ya anciano y con mucha sabiduría, le respon¬
lección:
dió: “Si la encuentra, no se haga miembro porque la
Introducción jarruinaría.”
Como veremos en esta lección, aún en la iglesia primi¬
tiva había problemas. Esto es así porque la iglesia es de
humanos que, al igual que la hermana de este ejemplo,
aún no han llegado a la perfección.
Las siete ,j Las siete cartas de Apocalipsis 2 y 3 han sido interpre¬
tadas de varias maneras. Para algunos, las cartas fueron
iglesias
escritas a siete iglesias, y su mensaje se debe interpretar
del primordialmente en relación a esas iglesias históricas y no
Apocalipsis a nosotros. Otros ven en las siete iglesias siete épocas
principales en la historia de la iglesia. Según ellos, hoy vi¬
vimos en el tiempo de la última iglesia, Laodicea. Aún hay
otros que ven relación entre el mensaje a las iglesias y la
iglesia hoy, pero sin intentar hacer divisiones cronológi¬
cas. En esta interpretación se intenta ver los mensajes a
las iglesias y aplicarlos a situaciones individuales, según
sea el caso.
Aunque cada interpretación tiene sus puntos fuertes y
débiles, la tercera intenta ver la importancia del mensaje
para el día de hoy, sin meterse en las dificultades de tratar
de encontrar las divisiones cronológicas correctas y de ex¬
plicar aquellas partes que no parecen acomodarse al es¬
quema. Siguiendo esta interpretación vamos a repasar el
mensaje a cada una de las iglesias y a buscar situaciones
análogas en la iglesia moderna.

100
La iglesia en Efeso (Apocalipsis 2:1-7).
En muchos sentidos la iglesia en Efeso era la iglesia
perfecta. Si alguien la hubiera visto desde lejos hubiera
hablado muy bien de ella. Los hermanos eran fieles en su
trabajo, seguían adelante con constancia y conocían la
doctrina correcta a tal punto que podían distinguir entre
los apóstoles falsos y los verdaderos. Pero una inspección
más detallada revelaba el hecho de que ya no había ese
amor ferviente que los había caracterizado al principio.
Todas las acciones y enseñanzas estaban en orden; pero
la relación ferviente con el Señor había desaparecido.
Esta situación puede ocurrir en cualquier iglesia donde
haya un fuerte énfasis en las acciones o creencias ortodo¬
xas. Se debe buscar la doctrina correcta; pero un afán
desmedido por ella puede causar que se pierda de vista la
razón de ser ortodoxo, o sea, la relación amorosa con
nuestro Señor. Puede convertirse en una situación de
gran tristeza el ver una iglesia “correcta’' en la cual los her¬
manos carecen del gozo del Señor o no se pueden llevar
bien con otros creyentes que no concuerdan con ellos en
todo.
La iglesia en Esmima (Apocalipsis 2:8-11).
Esta es una de las dos iglesias que no recibe ningún re¬
proche. (La otra es Filadelfia.) Los hermanos estaban en
una situación muy difícil. Por todos lados estaban siendo
atacados, pero a pesar de ello habían seguido adelante
fielmente. La carta fue escrita para dar fortaleza a los her¬
manos, haciéndoles saber que si eran fieles, el Señor les
daría la corona de vida.
Se le preguntó una vez a un creyente soviético exiliado
en los Estados Unidos de América, que cómo oraba por
la situación espiritual de su país adoptivo. Contestó: “Pido
a Dios que haya una persecusión fuerte para que la igle¬
sia sea purificada.’’ Aunque tal vez ésta no sea una opción
para cada iglesia, sí es importante reconocer que la fe ver¬
dadera se prueba por fuego. Muchas veces la iglesia ha
dado testimonio más claro en medio de la tribulación.
La iglesia en Pérgamo (Apocalipsis 2:12-17).
Los hermanos en Pérgamo vivían una situación difícil
porque eran atacados por varios lados. Estaban en un
centro satánico y habían pasado por alguna tribulación.

101
Pero, en su afán por ser fieles en un área, se habían deja¬
do infiltrar por enseñanzas falsas en otras. Estas enseñan¬
zas habían llegado a tal punto que eran aceptadas aún
por los que eran fieles al Señor en otras cosas.
Este peligro lo enfrentamos todos los creyentes. Es po¬
sible hacer hincapié en una doctrina o conducta de tal
manera que cuando Satanás nos ataca por otro lado ni
nos damos cuenta que hemos aceptado algo falso. Todos
conocemos iglesias en las que se enfatiza fuertemente
una moralidad personal, pero donde no se dice nada de
los pecados sociales (la injusticia, el materialismo, el racis¬
mo, etc.) o viceversa. También existen grupos que enfati¬
zan mucho una doctrina, pero tienen ideas falsas en otras.
Siempre debemos examinarnos cuando comenzamos a
enfatizar una sola doctrina o conducta. Satanás está espe¬
rando para atacarnos secretamente por otro lado.
La iglesia en Tiatira (Apocalipsis 2:18-29).
La ciudad era conocida por sus gremios comerciales.
Cualquier persona que quisiera participar en la industria
o el comercio de la ciudad prácticamente estaba obligada
a pertenecer al gremio correspondiente. El problema para
el creyente era que los gremios tenían comidas en que
servían carne ofrecida a ídolos y a veces estas fiestas se
convertían en orgías. Había personas en la iglesia que fa¬
vorecían estas fiestas porque no veían nada malo en ellas.
La iglesia, en su amor y tolerancia, estaba permitiendo
que esta práctica siguiera, sin tomar medida alguna con¬
tra ella. El Señor ahora prometía mandar un juicio tal so¬
bre esta gente que toda la iglesia supiera que El juzga
conforme a nuestras obras. Dentro de la iglesia existía un
grupo fiel que seguía adelante.
En la carta a Efeso se enfoca el problema de ser orto¬
doxo hasta el punto de ser demasiado critico e intoleran¬
te. Aquí en Tiatira enfrentamos el problema de una tole¬
rancia pecaminosa. Debemos amar al pecador, peto de
ninguna manera tolerar su pecado. La iglesia siempre su¬
frirá cuando se permita, en nombre del amor y de la tole¬
rancia, que el pecado continúe sin aplicarle la disciplina.
La iglesia en Sardis (Apocalipsis 3:1-6).
Los miembros de esta iglesia no tenían el problema de
la tribulación como algunas otras. Tenían alguna aparien-

102
cia de vida espiritual, pero estaban muertos y dejaban mo¬
rir a los que aún quedaban con vida. Habían recibido el
mensaje del evangelio, pero padecían de apatía espiritual.
Aunque otros los consideraban vivos, delante de Dios
sólo había muerte. Había un remanente fiel, pero la ma¬
yoría tenía el ritual cristiano sin la vida espiritual. Eran un
fracaso ante Dios.
He aquí el retrato de una iglesia que ha sido famosa
por sus obras espirituales en el pasado, pero que ha per¬
dido su dinamismo y está al borde de la muerte. Los pro¬
gramas continúan y sus miembros siguen como si no pa¬
sara nada. Aunque hay un grupo pequeño que desea rea¬
vivarla, la mayoría está contenta con el status quo. La ma¬
yoría está tan ocupada en otras cosas que no tiene tiem¬
po para servir al Señor; sin embargo, quiere preservar el
buen nombre de su iglesia. Y si el Señor no remueve a es¬
tos miembros, o si ellos no se arrepienten, su manejo de
la iglesia la matará, aunque ellos podrán echarle la culpa
a una multitud de razones “lógicas”. Este tipo de congre¬
gación sólo causa amargura y dolor y afecta en gran
manera a la obra y a los que desean sinceramente servir
al Señor.
La iglesia en Filadelfia (Apocalipsis 3:7-13).
La obra de Filadelfia era pequeña y débil. Pero su fide¬
lidad en medio de las dificultades era patente. Dios les
prometió victoria sobre sus enemigos y en las tribula¬
ciones. Lo importante para ellos era seguir siendo fieles.
La descripción de esta iglesia puede muy bien aplicarse
a un gran número de iglesias en la América Latina. La
obra ha comenzado en un área difícil, y el crecimiento ha
sido muy lento. Pero los que han creído han sido fieles, a
pesar de todo. Es difícil ser un creyente y pertenecer a
una congregación pequeña, que crece lentamente por
causa de la oposición. Pero lo importante en este tipo de
situación es la fidelidad al Señor. Venga lo que venga, se
sigue adelante.
La iglesia en Laodicea (Apocalipsis 3:14-22).
La situación en Laodicea era la más triste de todas las
mencionadas. Esta es la única congregación de la cual no
se dice nada bueno. Los miembros de esta iglesia aparen¬
temente eran comerciantes que habían tenido éxito en

103
sus negocios. Eran “ricos” y sin necesidad alguna, según
su propio testimonio. Creían que por sus riquezas mate¬
riales estaban en una buena relación con Dios. Pero espi¬
ritualmente estaban completamente deshechos. Su única
esperanza era “comprar” lo que Dios les ofrecía. Aún
había esperanza, si, abriendo la puerta, se arrepentían.
Por más que nos disguste el poder que el dinero ha
tenido sobre el mundo latino, la mayoría ha bebido algo
de la fuente del materialismo. Y de eso se tiene que arre¬
pentí. Es muy triste ver a personas que en el pasado
habían servido mucho y ahora están “muy ocupadas” en
sus negocios. Hay prosperidad económica, pero el precio
ha sido una terrible pobreza espiritual. Pensar que la pros¬
peridad material equivale a la verdadera riqueza es un pe¬
ligro que todos enfrentamos, especialmente si hemos sido
de la clase humilde y nos hemos levantado a base de mu¬
cho esfuerzo.
Cualquier intento de comparar y contrastar las iglesias
del Apocalipsis con el movimiento evangélico latino tiene
que quedar corto. La realidad es que se pueden encon¬
trar paralelos latinoamericanos a todas las iglesias del
Los evangé Apocalipsis. Visto a grandes rasgos, el protestantismo en
líeos en La la América Latina refleja ciertas características de las igle¬
sias del Apocalipsis. Trataremos de delinear algunas de
tínoamérica
ellas, pensando tanto en los puntos fuertes como en las
hoy áreas donde se necesita mejorar.
La victoria en el pasado.
Si se tuviera que escoger una sola iglesia que describie¬
ra a los evangélicos latinos sería la de Filadelfia. Nunca ha
habido un gran número de creyentes pero la fidelidad en
medio de la persecusión se ha reconocido con frecuencia.
No hace mucho que quien aceptaba el mensaje de Jesu¬
cristo sabía que le vendrían consecuencias negativas “por
causa de Su nombre.” Sin embargo, en todas las circuns¬
tancias la iglesia ha sido fiel.
El amor ferviente que la iglesia de Efeso había perdido
se ha manifestado en las iglesias evangélicas de varias
maneras. Hay un gran fervor que se manifiesta en el can¬
to. Desde lo profundo del corazón salen aquellas alaban¬
zas que los creyentes entonan con mucha alegría. Tam¬
bién se ha manifestado el primer amor en el deseo de

104
compartir el mensaje de Jesucristo. No es raro saber de
personas recién convertidas que predican en las calles.
Ese amor se ha demostrado también en la seguridad de
que, al fin y al cabo, el evangelio triunfará. En las palabras
del mexicano Alberto Rembao, los evangélicos son “la
tropa del mañana prometido que avanza triunfante a pa¬
so de carga, que es el paso de vencedores.”1

J. adoros
105
Tradicionalmente la iglesia evangélica en América La¬
tina ha servido al necesitado. El Señor conoce ese servicio
(Apocalipsis 2:19) que fue enseñado por los misioneros.
Se establecieron hospitales y escuelas, se proveyó comida
y ayuda económica y hubo disposición para entrar aún a
la selva para ayudar a los que la sociedad ignoraba. El de¬
seo de servir se ha realizado entre los anabautistas a tra¬
vés de hermanos dispuestos a ayudar a los necesitados
por medio del Comité Central Menonita.
La iglesia latinoamericana ha podido enfrentar la per-
secusión del pasado y salir triunfante. Pero, como las igle¬
sias del Apocalipsis, hoy se enfrenta a diferentes tipos de
ataques. Ese es el desafío que nos confronta.
Los desafíos del futuro.
La iglesia evangélica se está madurando. Ya hay igle¬
sias establecidas desde hace varias generaciones. Tene¬
mos entre nosotros creyentes de tercera generación y uno
que otro de la cuarta. Este avance trae consigo el peligro
de perder “ese primer amor”. Tenemos ante nosotros el
reto de seguir presentando el evangelio con fervor y vida,
especialmente a nuestros hijos.

J. MATAMOROS

106
Un segundo desafío viene en el campo de la enseñan¬
za. El crecimiento rápido que se ha visto necesita fortale¬
cerse con la presentación clara de la doctrina cristiana a
los nuevos creyentes. Ante la iglesia está el peligro de
Pérgamo. Hay muchas enseñanzas falsas que pueden en¬
trar a nuestras iglesias si no tenemos cuidado.
Este adiestramiento tiene que presentar un cristianis¬
mo completo. La iglesia que se queda en un solo tema o
doctrina principal, muy fácilmente podrá caer en la tram¬
pa de lo falso. Algunos de esos temas que nos pueden
desviar hoy en día, si les damos una importancia indebi¬
da, son doctrinas como las lenguas, la liberación, la salva¬
ción personal, la paz, el método del bautismo.
En tercer lugar, hay un desafío múltiple en el mensaje a
la iglesia en Tiatira. El peligro de aceptar algunos peca¬
dos, personales o sociales, por razones económicas, es
muy real. Las ofrendas no deben determinar los pecados
que no se denuncian. Pero tampoco se debe evitar la
denuncia de las injusticias sociales porque formamos par¬
te del sistema y tememos perder mucho. Tolerar o igno¬
rar el pecado por motivos socio-económicos es un peligro
que puede hacer mucho daño a la iglesia.
El mensaje a Tiatira también nos debe retar en relación
a movimientos dudosos de unidad. En la lección anterior
hablamos de la necesidad de unidad en la iglesia. Pero
aquí queremos enfatizar que la unidad a costa de la doc¬
trina sana sólo traerá una situación similar a la de Tiatira.
En el afán desmedido por la unidad habrá la tentación de
cerrar los ojos a la doctrina falsa.
La iglesia de Jesucristo ha visto muchos cambios desde
que se escribieron las cartas a las siete iglesias. Pero el
mensaje habla con la misma potencia el día de hoy.
¡Aprendámoslo!
Un amigo español estaba lamentando la libertad reli¬ Aplicación
giosa que ahora existe en su país. “Antes de esa ley”—
decía—“había dificultades, pero había un amor ferviente
entre los creyentes. Cuando teníamos las asambleas
anuales en mi iglesia en Barcelona, había tanta gente que
se cerraba la calle de enfrente de la iglesia y se ponían al¬
toparlantes afuera. Pero ahora que tenemos la libertad ya
se fue ese entusiasmo.” Este comentario se podría repetir

107
en varios lugares de América Latina. Cuando ha habido
oposición clara ha habido fidelidad. Pero cuando la situa¬
ción se ha mejorado el amor ferviente ha decaído. Este es
un peligro real para algunas de nuestras iglesias y debe¬
mos estar prevenidos.

Para la 1. ¿A cuál iglesia del Apocalipsis se parece


reflexión más su iglesia? ¿Cuáles son las áreas de
comparación? ¿Ha cambiado la situación en
los últimos quince años? ¿Por qué?
2. Posiblemente algunos miembros mayores
de su congregación recordarán algunas de
las dificultades que la iglesia evangélica en
su pueblo, región o país enfrentó. Pídales
que relaten algunas de sus experiencias.
(Nota al Maestro: Podría escoger a uno o
dos hermanos de antemano para que den
testimonios breves a la clase.)
3. El hecho de enfatizar algunas doctrinas u
omitir otras es un peligro que todos corre*
mos. ¿Se ha visto este problema en su igle¬
sia? ¿Cómo? ¿Qué otras enseñanzas se han
ignorado? ¿Cómo se puede corregir el pro¬
blema?
4. Escríba una carta a su propia iglesia desta¬
cando sus características principales.
(Nota al Maestro: Esto se puede también hacer
dividiendo la clase en grupos y pidiendo que
cada grupo formule una carta. Después, si
hay tiempo, se pueden tomar todas las ideas
y redactar una carta de toda la clase.)

10Rembao, Alberto, Discurso de la Nación Evan¬


gélica, Buenos Aires, 1949, página 96. Citado en
Padilla, René, El reino de Dios y América Latina,
El Paso, Texas, Casa Bautista de Publicaciones,
1975, página 134.

108
Notas Biográficas
de los Escritores
Samuel Hernández: Nacido en Tejas, EE.UU., en 1941.
Actualmente Secretario General Asociado de Asun¬
tos Latinos de la Junta General de la Iglesia Menoni-
ta. Ha trabajado como pastor y fundador de iglesias
en los estados de Tejas, Oregón e Indiana.

Raúl Tadeo: Nacido en Illinois, EE.UU., 1934. Graduado


del Eastern Mennonite College, Harrisonburg, Vir¬
ginia, y del Seminario Menonita, Elkhart, Indiana.
Ha sido misionero de la Iglesia Menonita en México
desde 1969.

Juan F. Marñnez: Pastor de la Iglesia Hermanos Menoni-


tas en Parlier, California. Ha publicado artículos en
Ecos Menonitas y The Mennonite Brethren Herald.
Es presidente del Concilio de Iglesias Hispanas de
los Hermanos Menonitas. Prosigue sus estudios en
Divinidades.

Notas Biográficas
de los Editores
Director Ejecutivo: Amoldo J. Casas
Nacido en América, Provincia de Buenos Ai¬
res, Argentina. Actualmente es secretario asociado
de educación y literatura en español para la Iglesia
Menonita. Cursó sus estudios secundarios en
Buenos Aires, Argentina. Es graduado del Semina¬
rio Evangélico Menonita en Montevideo, Uruguay;
de Hesston College en Hesston, Kansas; Goshen
College en Goshen, Indiana; de Indiana University.
Director Editorial: Héctor G. Valencia Vásquez
Ph.D. en educación de Ohio State University.
Educador colombiano honrado por el gobierno de
su país con la Medalla del Mérito Educativo. Ex-Se-
cretario para la América Latina de la Comisión de
Misiones (Conferencia General Menonita) y actual¬
mente secretario ejecutivo de la Iglesia Evangélica
Menonita de Colombia.

109
Editora Región Sur: Milka Rindzinski.
Nació en Uruguay. Miembro del equipo pasto¬
ral de la Iglesia Menonita de la Floresta, Montevideo.
Fue bibliotecaria del antiguo Seminario Evangélico
Menonita de Teología. Es actualmente secretaria del
Centro de Estudios y de la Junta de Evangelización
de las Iglesias Menonitas del Uruguay.
Editor Región Central: Daniel Schipani
Nacido en Argentina en 1943. Ph.D. en psico¬
logía, consejo pastoral y educación cristiana. Es pro¬
fesor de estas asignaturas en el Seminario Evangéli¬
co de Puerto Rico. Activo en la Convención de Igle¬
sias Menonitas de Puerto Rico y en varios foros en
América Latina y Estados Unidos. Autor de varios li¬
bros y ensayos en sus campos de especialidad.
Editor Región Central: Gilberto Flores Campos
Pastor ordenado de la Iglesia Menonita de
Guatemala; escritor y predicador muy conocido en
los círculos evangélicos y Menonitas continentales.
Activo en la Conferencia de Iglesias Menonitas de
Centro América.
Editor Región Norte: Rafael Falcón
Oriundo de Puerto Rico. Ph.D. en filosofía y le¬
tras. Es profesor de literatura y lengua españolas en
Goshen College. Frecuente colaborador en revistas
de critica literaria y de publicaciones Menonitas.

110
Hoja de Evaluación
Necesitamos la ayuda de los maestros y personas que
usen estos Cuadernos, a fin de mejorar el contenido y la
presentación. Dénos sus ideas a través de este cuestiona¬
rio. Una vez llenado, favor de mandarlo al Director Edito¬
rial, Apartado Aéreo 53-024, Bogotá, Colombia.

1. ¿Qué tan adecuado encuentra usted el contenido de


este cuaderno para sus clases de adultos? (Marque el
número que mejor expresa su opinión.)
1_2_3_4_5
No muy adecuado Muy adecuado

2. ¿Qué fallas le encuentra? _

3. ¿Cómo se podría mejorar?

4. ¿Qué tan buena le parece la presentación (formato, dis¬


tribución de las lecciones, etc.)? (Marque el número
que mejor expresa su opinión.)
1_2_3_4_5
No muy buena Muy buena

5. ¿Cómo podríamos mejorar la presentación?

6. ¿Se podría usar este material en grupos de estudio de


adultos fuera de la escuela dominical? _No _Sí
¿Qué grupos?_

7. ¿El material contenido en una lección para una clase

es: _Demasiado _No es suficiente _Está bien

8. ¿Tiene planes para seguir usando los Cuadernos? ¿Por


qué? Si no los sigue usando, ¿por qué no? _

Firma:

111
.

'

%
PLAN DE ESTUDIOS DE CAEBC
Diez temas generales tratados en
18 libros
1. El Pueblo de Dios
(24 sesiones, en 2 tomos)
2. Invitación a la Fe
(24 sesiones, en 2 tomos)
3. Vivir como la Familia de Dios
(24 sesiones, en 2 tomos)

4. La Esperanza del Reino de Dios


(24 sesiones, en 2 tomos)
5. Hijos de Paz
(24 sesiones, en 2 tomos)
6. Testigos del Evangelio
(24 sesiones, en 2 tomos)
7. Discípulos y Mayordomos
(24 sesiones, en 2 tomos)
8. La Palabra y el Espíritu
(24 sesiones, en 2 tomos)
9. El Movimiento Misionero
(8 sesiones, en 1 tomo)
10. El Reino de Dios entre los Latinos
(10 sesiones, en 1 tomo)

Estudios adaptados para todo uso congregacional


y sin fecha para mayor conveniencia.
Pedidos a:
UNA SERIE DE ESTUDIOS BIBLICOS
PARA ADULTOS Y JOVENES ESCRITOS
POR HISPANOAMERICANOS DE TODO
EL CONTINENTE, TENIENDO EN
CUENTA LOS ENFASIS ANABAUTISTAS
PARA UNA INTERPRETACION DE LAS
ESCRITURAS ACORDE CON LA
REALIDAD DE HOY.

“Porque nadie puede poner


otro fundamento que el que
está puesto, el cual es
Jesucristo

1 Corintios 3:11

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