Libera Tu Unción - T.D. Jakes

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Pagina del titulo
Derechos de autor
Contenido
Prefacio
Introducció n
Capí tulo 1 - Poder para vivir
Capí tulo 2 - Pregunta, busca, llama
Capí tulo 3 - Lenguas de fuego y el fuego refinador
Capí tulo 4 - Có digo secreto
Capí tulo 5 - La influencia del Espí ritu Santo en el mundo
Capí tulo 6 - El llanto de un ú tero esté ril
Capí tulo 7 - Reviviendo lo que queda
Capí tulo 8 - El plan de reserva de Dios
OTROS LIBROS DE T. D . _ _ _ JAKES _

¿ Por qué ? porque eres ungido

¿ Por qué ? Libro de trabajo Porque eres ungido

¿ Puedes soportar ser bendecido?

¡ Mujer, aunque el arte desatado!

Desnudo y sin vergü enza

¡ Ayú dame, me he caí do y no puedo levantarme!

Agua en el desierto

La cosecha

El libro de trabajo de la cosecha

Disponible a travé s de los editores de imá genes de Destiny


© Copyright 2008 – TD Jakes

Reservados todos los derechos. Este libro está protegido por las leyes de derechos de autor de los Estados Unidos de
Amé rica. Este libro no puede copiarse ni reimprimirse con fines comerciales o lucrativos. Se permite y fomenta el
uso de citas breves o la copia ocasional de pá ginas para el estudio personal o grupal. El permiso se concederá previa
solicitud. A menos que se indique lo contrario, las citas bí blicas son de la versió n King James. Tenga en cuenta que
el estilo de publicació n de Destiny Image usa mayú sculas en ciertos pronombres de las Escrituras que se refieren al
Padre, al Hijo y al Espí ritu Santo, y puede diferir del estilo de algunas editoriales. Tenga en cuenta que el nombre
sataná s y los nombres relacionados no está n en mayú scula. Elegimos no reconocerlo, incluso hasta el punto de
violar las reglas gramaticales.

DESTINY IMAGE® PUBLISHERS, INC.

PO Box 310, Shippensburg, Pensilvania 17257-0310

“Hablando de los Propó sitos de Dios para esta Generació n y para las Generaciones Venideras”.

Este libro y todos los demá s libros de Destiny Image, Revival Press, Mercy Place, Fresh Bread, Destiny Image Fiction
y Treasure House está n disponibles en las librerí as y distribuidores cristianos de todo el mundo.

Para encontrar la librerí a estadounidense má s cercana, llame al 1-800-722-6774.

Para má s informació n sobre distribuidores extranjeros, llame al 717-532-3040.

Contá ctenos en Internet: www.destinyimage.com .

Tapa dura: ISBN 10: 0-7684-2654-5


ISBN 13: 978-0-7684-2654-0

Tapa blanda: ISBN 10: 0-7684-2724-X


ISBN 13: 978-0-7684-2724-0

Para distribució n mundial, impreso en EE. UU.

Tapa dura 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 / 11 10 09 08

Tapa blanda 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 / 11 10 09 08
CONTENIDO _

Prefacio
Introducció n
Capí tulo 1 Poder para vivir
Capí tulo 2 Pregunta, busca, llama
Capí tulo 3 Lenguas de fuego y fuego refinador
Capí tulo 4 Có digo secreto
Capí tulo 5 La influencia del Espí ritu Santo en el mundo
Capí tulo 6 El llanto de un ú tero esté ril
Capí tulo 7 Reviviendo lo que queda
Capí tulo 8 El plan de reserva de Dios
PRÓLOGO _

esde sus primeros dí as como predicador de un pueblo pequeñ o, TD Jakes

mi
ha entendido el poder de la unció n. Aprendió los secretos de abrazar el
amor y el poder de Dios para su vida y ministerio. Como lo atestigua su
ministerio actual, todaví a abraza la unció n para entregar los mensajes má s
transformadores que se hablan en cualquier parte del mundo hoy.
Si usted es como la mayorí a de los creyentes, querrá aprender estos secretos para
que usted tambié n pueda derramar la unció n de Dios en un mundo sediento y
moribundo. Al igual que el obispo Jakes, ha aprendido que la ú nica esperanza del
mundo es el poder refrescante y sanador de la presencia de Dios que fluye de aquellos
que se entregan a esta unció n.
Dios tiene un llamado y un lugar para cada persona, ¡ incluyé ndote a ti! TD Jakes
descubrió su llamado y unció n temprano en su vida, y lo ha llevado a liberar a los
cautivos, sanar a los heridos y ser una voz en el desierto para millones de cristianos
desesperados y hambrientos en todo el mundo.
Aquí , por primera vez en un solo volumen, puedes aprender de TD Jakes los secretos
para liberar la unció n dentro de ti. No es dificil. Solo requiere entender por qué
funciona la unció n. Con sabidurí a selecta del é xito de ventas Mujer, ¡ tú eres suelta!,
¿ Puedes soportar ser bendecido (tambié n disponible bajo el tí tulo Perspectivas para
ayudarte a sobrevivir los picos y los valles ), Desnudo y no avergonzado (tambié n
disponible como Es hora de revelar lo que Dios anhela sanar ) y Unció n, cae sobre mí , tú
puede convertirse en todo lo que Dios ha planeado para ti, sin importar lo que tus
circunstancias presentes digan que puedes o no puedes hacer.
Da un paso audaz hacia el futuro lleno de unció n que te espera.
—Don Nori Sr., editor
Publicadores de imá genes de destino
I NTRODUCCIÓN

sié ntase obligado a presentar la verdad bí blica sobre el poder de la unció n

yo
del Espí ritu Santo que es simple, oportuna y aplicable a su vida. Creo que
este es un libro muy oportuno, uno que lo equipará para enfrentar el ataque
del diablo en el tiempo del fin para frustrar el plan de Dios.
Creo que estamos en las etapas iniciales del avivamiento má s grande que
este mundo jamá s haya conocido. Para que podamos llevar a cabo el plan de Dios,
debemos darnos cuenta de que la intervenció n divina y no el esfuerzo humano
marcará el comienzo de este avivamiento del tiempo del fin. Los cristianos deben saber
que su vida con Dios puede estar llena de nuevas experiencias cada dí a. En lugar de
simplemente soportar nuestra salvació n, podemos disfrutar la plenitud que Dios ha
provisto en el Espí ritu Santo, liberando nuestra unció n.
Si ha sido salvo por la gracia de Dios, tiene un llamado en su vida. Dios puede querer
que seas pastor, evangelista o misionero. Puede que te llame a ser una luz en el mundo
de los negocios. Es posible que haya sido apresado por la mano de Dios para escribir
libros, guiar a la gente en la adoració n o criar hijos piadosos.
Debes darte cuenta de que estos dones y llamados no fueron puestos en tu vida para
permanecer inactivos. Só lo por el poder del Santo Fantasma los verá s cumplidos. Este
libro le mostrará có mo enfrentar los desafí os, realizar todo su potencial y liberar su
unció n.
Si aplica estas verdades prá cticas en su vida, comenzará a experimentar una nueva
frescura en Dios. Los planes que has esperado cumplir toda tu vida se hará n realidad.
¿ Anhelas ciertas cosas en Dios? ¿ Se agita tu alma santificada al pensar en hacer
proezas para Dios? Un sentido del destino hace que determines: “¡ No importa por lo
que deba pasar, puedo y lo lograré !”
Estas verdades sobre el Espí ritu Santo te llevará n a alturas má s altas y
profundidades má s profundas en Dios. Prepá rese para experimentar una nueva alegrí a
y poder que cambiará su vida y la vida de los demá s.
Capí tulo 1
P ODER PARA VIVIR

W
¿ Por qué es tan importante orar con el poder del Espí ritu Santo? Con
demasiada frecuencia, nuestro espí ritu está dispuesto, pero nuestra carne es
dé bil. Necesitamos la ayuda de Dios para vencer el tiró n de nuestra
naturaleza carnal.
Ser llenos del Espí ritu Santo pone a nuestra disposició n el poder de Dios
para llevar a cabo la obra del Reino. Poco despué s de ser bautizados en el Espí ritu
Santo, la mayorí a de los creyentes notan un marcado cambio en su capacidad para
orar y caminar en la unció n de Dios.
La humanidad es cuerpo, alma y espí ritu

El apó stol Pablo escribió : “ Y ruego a Dios que todo vuestro espí ritu, alma y cuerpo, sea
guardado irreprensible para la venida de nuestro Señ or Jesucristo ” (1 Tesalonicenses
5:23). Esta Escritura nos muestra las tres partes de la humanidad: cuerpo, alma y
espí ritu.
Si estas tres partes fueran iguales, Pablo nunca hubiera orado para que cada una de
ellas fuera preservada por completo. Si queremos tener una vida de oració n exitosa y
alcanzar nuestro má ximo potencial con Dios, entonces cada una de estas partes debe
ser entendida y puesta en su lugar.
Cada una de estas partes afecta nuestra vida de oració n. Si fué ramos solo espí ritu,
las bendiciones de la oració n serí an ilimitadas, sin obstá culos. Pero tambié n tenemos
que lidiar con nuestro cuerpo y alma.
Las palabras enteramente y preservadas son significativas. Totalmente significa alcanzar
completamente, absolutamente, el lí mite o el potencial. Preservado significa guardar,
vigilar, vigilar, mantener algo en su lugar. Mientras oramos, debemos contender con
estas tres partes. Cada elemento juega un papel significativo en el é xito o fracaso de
nuestra vida de oració n:
1. cuerpo _ El cuerpo implica nuestra carne y sus apetitos. La carne nunca
quiere orar. La carne nunca te despierta con el deseo de buscar a Dios. La
carne está en enemistad con Dios y no entiende Sus caminos. Por eso nadie
puede agradar a Dios en la carne. Debido a que la carne nunca estará a la
altura de las expectativas del Espí ritu, debemos disciplinar la carne para
que se sujete a lo que sabemos que es correcto. La carne se sentará y dirá :
“No tienes que orar. Si va a suceder, entonces sucederá ”. Pero debemos
entrar en combate para conseguir ciertas cosas. Debemos bombardear las
puertas del Cielo para obtener ciertas cosas, y el cuerpo nunca quiere hacer
esto.
2. alma _ El alma del hombre está intercalada entre nuestro cuerpo, que nunca
quiere orar o hacer lo correcto, y nuestro espí ritu, que desea a Dios y las
cosas espirituales. El alma implica nuestras emociones, sentimientos,
debilidades y nuestro pasado. En tu alma se produce una obra continua,
progresiva y renovadora. Cuando oramos con nuestra alma, oramos con
nuestro intelecto y un entendimiento a la lo mejor de nuestra capacidad.
Pero para entrar en una guerra espiritual profunda, debemos ir má s allá de
nuestra ló gica y nuestro intelecto.
3. espí ritu _ Cuando estabas perdido, tu espí ritu estaba “muerto en vuestros
delitos y pecados” (Efesios 2:1). Ahora que eres salvo, sin embargo, tu
espí ritu ha sido vivificado, lo que significa vitalizar, hacer vivir, ser
vibrante y fuerte. A medida que el Espí ritu Santo comienza a tener una
relació n í ntima con nuestro espí ritu, comenzamos a producir el “fruto del
Espí ritu” (Gá latas 5:22, 23). El Espí ritu Santo quiere conocerte de manera
í ntima; É l no quiere só lo una relació n superficial.
La intimidad resulta en fruto, o descendencia: “ Adá n conoció de nuevo a su esposa; y
ella dio a luz un hijo, y llamó su nombre Set ” (Gé n. 4:25).
El apó stol Pablo escribió , “a fin de conocerlo” (Filipenses 3:10), lo que implica una
relació n cercana, que nos hace participar de sus experiencias. Pero no puedes conocer
a Cristo en el poder de la resurrecció n hasta que lo conozcas en Sus sufrimientos y
muerte. Nuestro viejo hombre debe ser crucificado con É l diariamente, ya que estamos
siendo transformados de gloria en gloria.
El apó stol Pablo conoció a Jesú s en el perdó n y perdó n de los pecados, pero
todaví a anhelaba conocerlo í ntimamente. Para que esto sucediera, tení an que ocurrir
dos cosas:
1. “Olvidando lo que queda atrá s” (Filipenses 3:13). Estas no eran todas
actividades malas o cuestionables, pero tampoco eran satisfactorias. Dejaron
a Pablo clamando por má s de Dios.
2. “Extendié ndoos a las cosas que está n delante” (Filipenses 3:13). Pablo
querí a presionar hacia la meta para premio del supremo llamamiento de
Dios en Cristo Jesú s. Querí a intimar espiritualmente con Jesú s para
producir fruto.
¿ Por qué hablar en lenguas?

Esta es una buena pregunta, formulada por muchas personas inteligentes. ¿ Por qué
alguien deberí a hablar en lenguas? Las lenguas simplemente expresan el lenguaje de
Dios. Para que alcancemos la voluntad de Dios para nuestras vidas, debemos ser
capaces de comunicarnos con Dios.
Hablar en lenguas no es una nueva doctrina extrañ a. De hecho, ha existido durante
cientos, incluso miles de añ os. Dios lo derramó al comienzo de la Iglesia.
Antes de cubrir varias razones bí blicas para esta prá ctica, me gustarí a compartir un
ejemplo que destaca la importancia de hablar en lenguas.
Una radio CB te da la posibilidad de hablar con otras personas, siempre que esté s en
la misma frecuencia. Diferentes personas usan diferentes canales por una variedad de
razones. Independientemente del canal que utilice para transmitir o recibir un mensaje,
el transmisor y el receptor deben estar en el mismo canal y tener el silenciador lo
suficientemente alto como para escuchar. Las radios CB tambié n tienen un canal
especial para emergencias. En cualquier momento que necesite la policí a o asistencia
de emergencia, puede cambiar a esta frecuencia y nadie má s puede monitorear su
conversació n.
Esto puede parecer una analogí a cruda, pero en el mundo de los espí ritus se
transmiten muchos mensajes. La Biblia dice que sataná s es el “prí ncipe de la potestad
del aire” (Efesios 2:2). Si permanecemos en la misma frecuencia, puede captar nuestras
transmisiones. Pero sataná s no puede monitorear el canal de emergencia. Su
silenciador no puede sintonizarse, porque es solo un montó n de está tica para é l. No
puede entender lo que estamos diciendo. Orar en el Espí ritu es una frecuencia que
sataná s no puede captar.
Pasando por alto el radar de Sataná s

Y oí una gran voz que decí a en el cielo: Ahora ha venido la salvació n, y el poder, y el reino de nuestro Dios, y el poder
de su Cristo; porque ha sido arrojado fuera el acusador de nuestros hermanos, que los acusaba delante de nuestro Dios dí a
y noche (Apocalipsis 12:10).

Como sataná s es el prí ncipe de la potestad del aire y se presenta ante la presencia
de Dios, constantemente supervisa nuestra vida de oració n. No es de extrañ ar que
experimentemos tanta adversidad y oposició n cuando tratamos de acercarnos a Dios.
Para hacer nuestro camino al trono de Dios, debemos empujar má s allá de la vigilancia
del enemigo.
Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de
las tinieblas de este mundo, contra la maldad espiritual en las alturas (Efesios 6:12).

Permí tanme usar otra ilustració n. En la primera Guerra de Irak, Estados Unidos y
sus aliados sabí an que se enfrentaban a algunas de las defensas má s modernas y
actualizadas del mundo.
La guerra se libró en dos partes. Durante la primera parte, conocida como Desert
Watch o Desert Shield, Estados Unidos realizó vuelos de reconocimiento para
monitorear el movimiento y las fortalezas y debilidades del enemigo.
Gracias a estos vuelos de reconocimiento, supimos que Irak habí a empleado los
sistemas de radar má s modernos y de ú ltima generació n. Estados Unidos sabí a que si
querí amos tener é xito, con bajas limitadas, tendrí amos que sortear de alguna manera
el sistema de radar de Irak. Esto se logró mediante el uso de bombarderos furtivos, que
nos permitieron montar un ataque sin ser detectados por el radar.
En la primera noche del ataque, el gran bombardeo casi habí a terminado antes de
que Irak se diera cuenta de lo que habí a sucedido.
Cuando oras en el Espí ritu, vas ante el trono de Dios sin ser detectado por sataná s
porque le hablas misterios. Sus oraciones son como bombarderos furtivos que eluden la
detecció n de sataná s.
Orar en el Espí ritu te permite orar oraciones sanadoras, liberadoras, que rompen el
yugo y pisotean al diablo sin que te disparen. Puedes ir a la presencia de Dios y recibir
municiones para sacudir las puertas del infierno. Es por eso que Sataná s lucha contra la
gente para que no ore en el Espí ritu. Confunde a la gente con respecto a esta verdad
porque sabe que no tiene un arma para defenderse de ella.
Cambio de canales

El apó stol Pablo usa la palabra lenguas (plural) para mostrar su multiplicidad de
idiomas. “ Aunque yo hable lenguas humanas y angé licas… ” (1 Cor. 13:1).
A veces necesitamos hablar en nuestro lenguaje natural de acuerdo a nuestra
herencia. A veces, sin embargo, nuestro lenguaje natural no es rival para los espí ritus
guerreros entre la tierra y el trono de Dios.
Cuando las oraciones en nuestro lenguaje natural son interceptadas y derribadas,
Paul nos dice que cambiemos de canal. Permita que el Espí ritu Santo dentro de usted
hable en la tierra lo que el Cielo está hablando a su espí ritu. Esto es orar en lenguas u
orar en el Espí ritu.
Sataná s entiende el lenguaje de los hombres. Cuando oramos por cierta cosa, nuestro
adversario hace que principados y potestades en la atmó sfera entre la tierra y el trono
de Dios intercepten nuestras palabras. É l ataca precisamente aquello por lo que
oramos.
Sataná s no entiende el lenguaje del Cielo. Los caminos de Dios, que son mucho má s
elevados que los nuestros, incluyen orar en lenguas. Esto deja a sataná s confundido en
cuanto a có mo atacarnos. É l puede asignar un espí ritu maligno para atacar nuestra
vida de oració n e informarle para que pueda hacer un contraataque. Pero cuando
oramos en el Espí ritu, o en lenguas, frustramos sus planes.
Recuerde que las lenguas son espirituales y no carnales. Sataná s obra a travé s de
nuestra carne. Cuando nuestras oraciones cambian de un lenguaje carnal, carnal y
terrenal a un lenguaje celestial, espiritual y secundario, sataná s se confunde.
El creyente es edificado cuando el Espí ritu Santo intercede por la vida, el poder, el
gozo y la victoria de Dios en su espí ritu. ¡ Aleluya por la habilidad de hablar desde la
tierra lo que el Espí ritu Santo está hablando desde el Cielo!
intercediendo con gemidos

Hablar en lenguas pone a tu disposició n un gran arsenal de armamento espiritual.


Sin saber esto, sin embargo, muchos creyentes luchan en oració n e intercesió n.
Así tambié n el Espí ritu nos ayuda en nuestras debilidades; porque qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos;
pero el Espí ritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Y el que escudriñ a los corazones sabe cuá l es la
intenció n del Espí ritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos (Romanos 8:26-27).

Romanos 8:26 contiene una palabra que a menudo se pasa por alto, y esa es tambié n
la primera palabra. La palabra significa " de manera similar" o " ser similar a" .
Porque sabemos que toda la creació n gime y sufre dolores de parto a una hasta ahora. Y no só lo ellos, sino tambié n
nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espí ritu, nosotros mismos gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la
adopció n, es decir, la redenció n de nuestro cuerpo (Romanos 8:22-23).

Se remonta a las dos veces anteriores en que se usa la palabra gemir en ese capí tulo.
Romanos 8:22 se refiere al gemido de la creació n esperando la redenció n y
restauració n de esta tierra. Romanos 8:23 se refiere a los gemidos de los cristianos
mientras esperamos la culminació n de nuestra redenció n, la recepció n de nuestro
nuevo cuerpo.
El apó stol Pablo usa la misma palabra para los gemidos del Espí ritu Santo (Rom.
8:26). La palabra gemidos significa “gemir con un suspiro o una sensació n de
lamentació n”.
Esto era muy familiar para los profetas del Antiguo Testamento. Cuando se
sintonizaron con la naturaleza y el cará cter de Dios, a menudo se expresaron de
maneras inusuales. Su intercesió n por el pueblo podrí a describirse como gemidos,
aullidos o lamentos. Estaban hablando un idioma exteriormente que Dios les estaba
hablando interiormente.
No podemos entender el lenguaje de Dios en nuestro propio intelecto.
Me gusta explicarlo así : cuando un niñ o que no puede hablar claramente quiere
algo, es posible que solo pueda hablar porciones de palabras. Es posible que un extrañ o
no entienda, pero la madre del niñ o puede distinguir el idioma. Aunque el lenguaje
infantil es apenas inteligible, entiende la necesidad. Tomando un montó n de
comentarios entrecortados y tartamudos, interpreta el lenguaje para satisfacer la
necesidad.
A veces, para obtener lo que necesita de Dios, debe pasar de un idioma (nuestro
intelecto humano) a otro idioma (el Espí ritu Santo).
Ayuda en la Oració n

El Espí ritu Santo está a nuestro lado para ayudarnos, para hacer que uno se
mantenga firme, para hacer que uno logre. Significa “alguien que está en pacto con”.
En esencia, el Espí ritu Santo está a tu lado no solo para invocar el convenio de Dios,
sino tambié n para hacer que alcances lo que el convenio te proporciona.
Lo hace de cuatro maneras:
1. É l nos ayuda en nuestras enfermedades.
2. É l ayuda en que É l sabe.
3. É l nos asiste con intercesiones.
4. É l nos asiste con el lenguaje del Cielo.
Ayuda a travé s de las enfermedades

El Espí ritu “ayuda en nuestras debilidades”, lo que significa que É l está a nuestro
lado como un aliado, uno que espera en las alas que está dispuesto y es capaz de
ayudarnos. Necesitamos ayuda porque “el espí ritu a la verdad está dispuesto, pero la
carne es dé bil” (Mateo 26:41).
La palabra enfermedades significa “incapacidad para producir resultados”. La
oposició n te impide recibir lo que Dios te ha provisto en Su pacto. El Espí ritu Santo
nos ayuda y nos da un gran avance.
Ayuda para saber orar

É l nos asiste en que É l sabe . El Espí ritu es muy conocedor de las cosas que nos
confunden. “Porque no sabemos qué hemos de pedir” (Rom. 8:26). No siempre
sabemos lo que es correcto. A medida que permitimos que el Espí ritu Santo sature e
impregne nuestras vidas, É l comienza a decirnos có mo orar por ciertas cosas.
Por ejemplo, ¿ con quié n deberí as salir? ¿ Con quié n deberí as casarte? ¿ A dó nde
debes ir a la iglesia? ¿ En qué ministerio deberí a ¿ tu sirves? A veces querrá s hablar o
hacer algo, y el Espí ritu Santo te advertirá : “No digas ni hagas eso”. É l te ayuda
cuando no tienes una direcció n clara.
Ayuda con las intercesiones

É l nos asiste con intercesiones. Así como Jesú s, nuestro Mediador, nos suplica a
Dios, el Espí ritu Santo, que conoce la mente misma de Dios, suplica a Dios por
nosotros. “É l intercede por nosotros”. La intercesió n significa que el Espí ritu Santo se
reunirá con nosotros. É l entra en nuestra situació n y habla a nuestro espí ritu como
quien entrevista a otro.
No tenemos la capacidad de producir resultados y lograr nuestro avance. Incluso si
tuvié ramos la capacidad, todaví a estamos vací os de conocimiento porque " no
sabemos por qué debemos orar" . El Espí ritu Santo hará que admitamos nuestras
debilidades. Entonces É l tendrá comunió n con nosotros y nos ayudará en lo que
debemos hacer. Cuando el Espí ritu Santo intercede, simplemente habla a la tierra lo
que ya ha oí do hablar en los consejos del Cielo.
Por eso Jesú s repetí a muchas veces una verdad que querí a revelar: de cierto, de
cierto, o de verdad, de verdad —una vez en los cielos por sanció n divina, y otra vez en la
tierra para cumplir la divina sanció n.
Ayuda con el lenguaje del cielo

É l nos asiste con el lenguaje del Cielo. El Espí ritu aboga por la voluntad de Dios
para con nosotros. “Porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos”
(Rom. 8:27). Mientras la creació n gime, habla un lenguaje que solo Dios puede
interpretar. Los santos de Dios a veces gimen con comentarios entrecortados y
tartamudos.
A veces todo lo que podemos hacer es postrarnos ante Dios, sin saber qué hacer o
decir. Necesitamos estar llenos del Espí ritu Santo y escucharlo, porque É l suplicará la
voluntad de Dios para con nosotros. Só lo tenemos que ser capaces de escuchar. “El que
tiene oí do, oiga lo que el Espí ritu dice a las iglesias” (Ap. 2:7).
El Espí ritu Santo transmite lo que enví a el cielo

Juan 16:13 presenta algunas de las má s grandes verdades jamá s reveladas a la


Iglesia. Jesú s dijo que el Espí ritu Santo harí a cuatro cosas:
1. É l os guiará a toda la verdad.
2. É l te dirá la verdad, pero no hablará de sí mismo.
3. É l os mostrará toda la verdad acerca de las cosas por venir.
4. É l te hablará lo que oye que el cielo le habla.
Debemos poder escuchar lo que dice el Espí ritu Santo para poder liberar nuestra
unció n. Pero es igualmente importante saber que el Espí ritu Santo escucha lo que nos
habla. É l nunca rompe la cadena de mando del Cielo. ¿ Có mo podemos saber que lo
que dice el Espí ritu Santo es confiable?
Primero, el Espí ritu Santo es uno con Dios. É l nunca hablará nada que no esté
sancionado por la Palabra. En segundo lugar, Dios, que no puede mentir, buscó en
Cielo y tierra a alguien que confirmara Su pacto y jurara su autenticidad. Cuando no
pudo encontrar a nadie má s que cumpliera con los criterios de sus santas demandas,
Dios juró por sí mismo. Ahora el Espí ritu Santo habla libremente con un juramento y
pacto en los corazones de los creyentes llenos del Espí ritu que pueden escuchar Su
voz.
Jesú s dijo: “Todo lo que oye, habla”. Eso significa que el Espí ritu Santo le habla a
usted lo que el Cielo ya ha decretado.
Edúcate a ti mismo

En el siguiente pasaje encontramos algunas de las verdades má s simples y profundas


de toda la Palabra de Dios. Pero todo depende de la verdad declarada en el versí culo
20:
Pero vosotros, amados, edificá ndoos sobre vuestra santí sima fe, orando en el Espí ritu Santo, conservaos en el amor de
Dios, esperando la misericordia de nuestro Señ or Jesucristo para vida eterna. Y de unos ten compasió n, haciendo
diferencia: Y de otros salva con temor, sacá ndolos del fuego; odiando hasta el vestido manchado por la carne (Judas 20-
23).

Podemos edificarnos a nosotros mismos, cultivar un sentido de expectativa por la


venida del Señ or, tener compasió n por los que han caí do y ser movidos con celo para
hacer una diferencia en la vida de aquellos que han manchado sus vestiduras.
Veamos la capacidad de " construir" . La palabra construir es una palabra
arquitectó nica que significa “hacer que un edificio se mantenga en pie”. Eso significa
“poner un buen fundamento”. En el á mbito natural, siempre es importante dejarse la
posibilidad de agregar a su edificio en caso de que necesite expandirse en el futuro. Si
ha superado su casa espiritual, el Espí ritu Santo le da los recursos para agregar para
satisfacer sus demandas.
Si tiene má s ministerio, entonces tiene un lugar para albergarlo, para construir.
¿ Hay á reas dé biles en la estructura? Constrú yelos. Lo haces orando en el Espí ritu
Santo. Esto fortalecerá tu fe para que puedas enfrentarte a Goliat y saber que tu Dios es
má s grande que el gigante que te desafí a.
Cuando Dios se preparó para bendecir a Elí as, Su ú ltima voluntad fue que el profeta
se parara en el Monte Carmelo, que significa “tierra fé rtil”. Pero la bendició n vino
progresivamente a medida que se dirigí a al arroyo Querit, donde bebió de sus aguas y
fue alimentado por cuervos. Un dí a, sin embargo, el arroyo se secó y ya no satisfací a
sus necesidades. La palabra Querit significa “hacer pacto con”. Dios hizo un pacto,
probá ndose no solo a sí mismo a Elí as, sino a Elí as a sí mismo.
Luego, Dios envió a Elí as a una viuda en Sarepta , que significa “refinar como en un
crisol”. El oro no es puro en su forma original. Debe ser refinado, lo que se hace
calentá ndolo hasta que hierva. El calor separa la materia prima de sus impurezas, que
afloran y se desnatan. Dios hace lo mismo por nosotros, usando el calor de las pruebas
para separar el oro de la escoria en nuestras vidas.
Dios te lleva por un camino progresivo, pero el objetivo final es estar en el Monte
Carmelo y ser fructí fero. É l quiere que puedas hacer descender fuego del cielo, que
veas el Espí ritu como lo vio Elí as y que perseveres en la oració n hasta que Dios
intervenga en tu situació n. La respuesta a su sequí a puede parecer una nube que del
tamañ o de la mano de un hombre, pero sabes que una lluvia refrescante está por caer.
Es por eso que los cristianos de todas las denominaciones está n siendo llenos del
Espí ritu Santo. Habiendo superado la tradició n de sus experiencias pasadas, han
pasado las pruebas en Querit y Sarepta y está n listos para ir al Monte Carmelo.
Si siente hambre de seguir adelante con Dios, el Espí ritu Santo le está diciendo que
su casa espiritual actual es demasiado pequeñ a. É l te insta a que construyas sobre tu
fundamento actual. Sin embargo, para hacer esto, debemos orar en el Espí ritu Santo.
Má s Beneficios

A diferencia de dar un mensaje en lenguas en una reunió n pú blica, que edifica a


otras personas, orar en lenguas te edifica a ti. A menudo entramos en un lindo edificio
de iglesia, reconocié ndolo como un edificio tremendo. Simplemente es un gran lugar
para vivir, reunirse, tener comunió n y compañ erismo.
Orar en lenguas hace por lo menos cinco cosas para ti individualmente:
1. Orar en lenguas te da la habilidad de hablar solo con Dios, frustrando al
diablo.
2. Orar en lenguas edifica a la persona que ora (1 Cor. 14:4).
3. Orar en lenguas te ayuda a ponerte la armadura de Dios.
4. Orar en lenguas construye un muro de defensa.
5. Orar en lenguas te ayuda a aliviar la ansiedad.
frustrando al diablo

“El que habla en lengua desconocida, no habla a los hombres, sino a Dios” (1
Corintios 14:2). Esto le da la capacidad de pasar por alto a todos los demá s e ir a la
presencia de Dios. El equivalente del Antiguo Testamento serí a ir al Lugar Santí simo
y tener comunió n directamente con Dios.
Tu adversario trae ciertas cosas contra ti para desanimarte y hacer que pierdas el
enfoque. Orar en lenguas nos permite pasar por alto su sistema de radar.
Edificació n para la persona que ora

La palabra edificar significa “edificar, sobreedificar, establecer una estructura”. A


medida que oras en lenguas, amplí as tus fronteras. Si tiene má s ministerio que vida de
oració n, entonces agré guelo. Si ha superado el lugar donde se encuentra, entonces
agré guelo.
Tus complejos se desvanecerá n a medida que el Espí ritu Santo imparta confianza.
Tus temores se desvanecerá n a medida que el Espí ritu Santo te edifique. Tus fracasos
y pecados pasados recibirá n un golpe decisivo del Espí ritu Santo. Este cambio tomará
cada á rea dé bil de su estructura y comenzará a reforzarla y fortalecerla, brindá ndole
una victoria gloriosa.
Es posible que ni siquiera notes el cambio que se está produciendo, y que ni siquiera
te des cuenta de que es el Espí ritu Santo quien hace el trabajo en silencio. e
internamente. Pero no pasará mucho tiempo antes de que lo que está sucediendo en el
interior comience a manifestarse en el exterior. A medida que aprenda a orar en el
Espí ritu Santo, sucederá automá ticamente.
A medida que entre en una relació n má s profunda con Dios, descubrirá que no
puede sobrevivir con una oració n de " Ahora me acuesto a dormir" . Su vida de
oració n tendrá que coincidir con su ministerio y compromiso con una vida llena del
Espí ritu.
Pero vosotros, amados, edificá ndoos sobre vuestra santí sima fe, orando en el Espí ritu Santo (Judas 20).

Orar en el Espí ritu Santo apuntala el fundamento de nuestra fe.


La mejor defensa contra las enfermedades es nuestro sistema inmunoló gico natural,
que ha sido diseñ ado por Dios para ayudarnos a protegernos de los enemigos de
nuestro cuerpo y de las enfermedades que vienen contra nosotros. Pero el sistema
inmunoló gico debe mantenerse fuerte y vibrante comiendo bien, descansando lo
suficiente y haciendo ejercicio. Muchos de nosotros estamos en nuestro punto má s bajo
espiritualmente y nos hemos vuelto susceptibles a cualquier cosa que se nos presente.
Pero si oramos en el Espí ritu Santo, seremos edificados, capacitá ndonos para luchar
contra el pecado y el desá nimo.
Ponié ndose la Armadura de Dios

Y tomad el yelmo de la salvació n, y la espada del Espí ritu, que es la palabra de Dios: Orando en todo tiempo con toda
oració n y sú plica en el Espí ritu, y velando en ello con toda perseverancia y sú plica por todos los santos (Efesios 6:17-18).

Orar en lenguas te ayudará a ponerte la armadura de Dios. Muchos cristianos sienten


que esta preparació n espiritual es como elegir su ropa para el dí a de su armario. El
apó stol Pablo mencionó nuestra guerra, nuestros enemigos y nuestra armadura, que
cubre cada parte vital de un soldado: el yelmo (nuestra mente); el pectoral (nuestro
corazó n); el cinto de la verdad (la verdad de la Palabra de Dios, sobre la cual descansa
toda la armadura); el escudo de la fe, que mantení a al soldado caminando hacia
adelante y nunca dando la espalda, que estaba expuesto; la preparació n del evangelio
en nuestros pies (nuestro andar).
Esta armadura nos viste para cualquier ocasió n. Pero despué s de describir la
armadura pieza por pieza, Pablo va directamente del versí culo 17 al versí culo 18 sin
detenerse. Es como si estuviera diciendo: “Así es como obtienes la armadura: orando
siempre en el Espí ritu”. Orar en el Espí ritu Santo nos viste de pies a cabeza con la
armadura de Dios. Sí , orar en el Espí ritu te arma con un arsenal que te hará estar de
pie. ¡ Aleluya por la habilidad de orar en el Espí ritu Santo!
Construyendo un Muro de Defensa

Cuando el enemigo venga como rí o, el Espí ritu del Señ or levantará bandera contra é l (Isaí as 59:19).

Sí , hay momentos en que el enemigo invade nuestra vida. É l entrará en tu mente;


entrará en tu matrimonio; é l lo hará entra en tu ministerio. É l viene como una
inundació n y desea devorarte a ti y todo lo que ha nacido de Dios en tu vida.
El Espí ritu Santo está a tu lado como tu aliado. Cuando el enemigo venga como
rí o, el Espí ritu levantará bandera contra é l. É l te proporciona un lugar de defensa,
un lugar de refugio, un lugar de refugio, un lugar para esconderte.
La vida de Job es un buen ejemplo de esto. Cuando Dios alabó la integridad de Job,
Sataná s señ aló : “¿ No le has cercado a é l, a su casa y a todo lo que tiene por todas
partes?” (Job 1:10).
El adversario pidió permiso para tocar todo lo que tení a Job. Sataná s entró como
una inundació n, destruyendo a sus hijos, hijas, sirvientes y ganado. No satisfecho con
esto, sataná s pidió permiso para afligir el cuerpo de Job. Sin embargo, Dios puso un
lí mite y dijo: “Salva su vida” (Job 2:6).
Orar en el Espí ritu establece un muro de defensa que Sataná s no puede penetrar. El
Espí ritu levantará el muro de la sangre de Jesú s y dirá : " ¡ Sataná s, no puedes tocar
esto!"
Alivio de la ansiedad

Orar en lenguas te ayuda a aliviar la ansiedad. Jesú s dijo a sus discí pulos: “Venid
vosotros aparte a un lugar desierto, y descansad un poco” (Marcos 6:31).
Orar en el Espí ritu te permite separarte antes de separarte. Muchos de ustedes está n
bajo una fuerte presió n. Está s tenso, cansado de la batalla. Como los discí pulos,
necesitas un lugar solitario para descansar un rato.
Orar en el Espí ritu nos lleva a una experiencia con Dios y nos permite liberar
nuestra unció n. No sorprende que Pablo se preguntara si estaba en el cuerpo o fuera
del cuerpo. El apó stol vio y oyó cosas que al hombre no le es lí cito hablar. Dios en el
Espí ritu nos lleva al paraí so, separá ndonos de las presiones del mundo antes de que
seamos separados.
Una pieza de material no se deshace de repente. Se deshace poco a poco. Si no lo
reparas, un pequeñ o desgarro puede hacer que toda la prenda se deshaga. Orar en el
Espí ritu nos lleva a ese lugar solitario con Dios para ayudarnos a sobrellevar el estré s,
la presió n y la ansiedad. Si tu vida se está desmoronando, tu necesidad es similar a la
de la mujer con flujo de sangre. Querí a tocar el borde del manto de Cristo. Se dio
cuenta de que el dobladillo era donde se volví an a juntar todos los cabos sueltos. Esto
es lo que hará orar en el Espí ritu.
El apó stol Pablo escribió : “¿ Qué es pues? oraré con el espí ritu, y oraré tambié n
con el entendimiento; cantaré con el espí ritu, y cantaré tambié n con el
entendimiento” (1 Corintios 14:15). “Oraré con el espí ritu”, significa que confí as en
el Espí ritu Santo para que te guí e mientras oras. É l hablará , pero debemos escuchar.
Cuando oramos con el Espí ritu, estamos orando con el conocimiento de la voluntad de
Dios:
Así tambié n el Espí ritu nos ayuda en nuestras debilidades; porque qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos;
pero el Espí ritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles (Romanos 8:26).

Tambié n oramos con la perspicacia del Espí ritu:


Y el que escudriñ a los corazones sabe cuá l es la intenció n del Espí ritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede
por los santos (Romanos 8:27).
Cuando oramos en el Espí ritu, oramos con fervor e intensidad a medida que el
Espí ritu nos da la unció n para concentrarnos en lo que estamos orando y buscar
diligentemente a Dios.
Pero sin fe es imposible agradarle; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que É l existe, y que es
galardonador de los que le buscan con diligencia (Hebreos 11:6).

Cuando decimos: “Oraré con el entendimiento”, estamos diciendo que cuando


oramos por la unció n y el liderazgo del Espí ritu Santo, hacemos una oració n que
tendrá significado cuando el mismo Espí ritu Santo nos interprete las cosas que haber
hablado.
A veces no tenemos conocimiento de có mo orar porque las cosas que enfrentamos
son má s grandes que nosotros. Son má s profundos de lo que nuestra ló gica humana
puede comprender. Es por eso que necesitamos orar dentro del reino espiritual, que es
má s grande que cualquier problema, debilidad o dilema que enfrentemos. Tambié n
necesitamos pedirle a Dios que nos interprete las cosas que hemos dicho a travé s del
auspicio del Espí ritu Santo. A medida que É l nos los revele, obtendremos un
entendimiento.
Necesitamos la unció n

A veces no sabemos qué decir. Nuestros corazones está n aplastados; nuestros


espí ritus está n abrumados. Sabemos que necesitamos un toque. Nosotros sabemos el
á rea que necesita ser tocada, pero no siempre sabemos qué decir.
¿ Alguna vez has estado tan abrumado, tan abrumado, que todo lo que puedes hacer
es gemir? Tal vez solo puedas decir: “Jesú s, ayú dame” o “Te necesito, Señ or”. Ahí es
cuando necesitamos cambiar nuestro idioma y dejar que el Ayudante funcione, como
discutimos anteriormente en este capí tulo. Necesitamos esperar en el Espí ritu Santo
porque É l sabe có mo orar y qué orar. El Espí ritu Santo siempre orará en alineació n
con la voluntad de Dios (Romanos 8:27).
La unció n del Espí ritu Santo no siempre trae escalofrí os o piel de gallina. No
siempre está cargado de emoció n. La unció n, sin embargo, trae poder.
El sumo sacerdote del Antiguo Testamento sabí a que habí a un solo lugar donde
podí a ver y experimentar una manifestació n de la gloria de Dios, y ese era el lugar
santí simo. Ahí es donde Dios prometió mostrarse y tener comunió n con su pueblo
(É xodo 25:17-22).
En estos ú ltimos dí as, sataná s y todas sus cohortes está n librando un ataque final
contra la Iglesia. Debemos conocer a Dios de una manera en la que nunca lo hemos
conocido antes. Dentro de algunos de ustedes hay milagros, bebé s por nacer,
ministerios y regalos. Todos tenemos llamados.
Debido a las circunstancias, tal vez algo má s allá de su control; quizá s por tus faltas,
fracasos o tu vida pasada, sataná s te ha dicho que tu bebé , tu don, tu ministerio, debe
ser abortado. Pero sataná s es un mentiroso. Las Escrituras nos dicen: “Los dones y
llamamientos de Dios son sin arrepentimiento” (Rom. 11:29). Tienes que llegar a donde
puedas ver la presencia pura y sin diluir de Dios y Su unció n. Solo entonces podrá s
liberar tu unció n para traer gloria a Su Reino.
¡ Tu puedes hacerlo!

¿ Qué me anima cuando paso por las tormentas de la vida? Busco en la Palabra de
Dios y descubro que alguien má s ya ha estado allí y lo logró . Estamos rodeados de
testigos:
Por tanto, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojé monos de todo peso y del pecado que nos
asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante (Hebreos 12:1). ).

En cada caso, sin embargo, estos santos tení an que llegar a cierto lugar antes de ver
la manifestació n de Dios.
Noé soportó un aguacero torrencial que inundó la tierra durante meses, pero tení a
un lugar que le daba acceso a Dios. En el tercer nivel del arca, una ventana le dio
acceso a los lugares celestiales. En medio de su tormenta, encontró consuelo y paz:
Una ventana hará s al arca, y a un codo la terminará s por arriba; y la puerta del arca pondrá s a su lado; de una piedra
menor, segunda y tercera la hará s (Gé nesis 6:16).

Jacob luchó durante añ os con quié n era, en comparació n con quié n querí a ser. Su
lucha culminó cuando llegó a Jaboc, que significa “derramar, vaciar”. Jacob fue solo a
Jaboc, el lugar de lucha donde luchó con un á ngel. La divinidad se encontró con la
humanidad, y el muslo de Jacob se dislocó . Cuando llegó a Jaboc, el patriarca era
Jacob (estafador, suplantador, tramposo), pero despué s de la lucha, su nombre era
Israel (prí ncipe de Dios). Era un lugar de poder, ya que Dios le dio poder consigo
mismo y con el hombre (Gé n. 32:21-29).
Moisé s luchó con sus responsabilidades de liderazgo sobre la nació n de Israel. Las
demandas de la multitud gravaron a Moisé s hasta el punto de agotamiento. Moisé s le
pidió a Dios una manifestació n de Su gloria. Pero antes de que Moisé s pudiera ver esta
manifestació n, tení a que llegar a cierto lugar. Escondido en la hendidura de una roca,
Moisé s vio el resplandor de la gloria de Dios, pero solo despué s de llegar a ese lugar.
Có mo funciona la unció n

Si eres un creyente en Cristo, tienes algú n tipo de llamado en tu vida. Puede ser un
pastor o un lí der en la iglesia. Es posible que tenga un don especí fico que deba
despertarse.
Al igual que Jacob, es posible que esté s luchando por ser quien eres. Algunos de
ustedes pueden estar luchando con su pasado. Necesitas saber que hay un lugar con el
Dios de la unció n que rompe el yugo. Miremos dos pasajes de la Escritura para algunas
verdades oportunas:
¡ Mirad cuá n bueno y cuá n agradable es habitar los hermanos juntos en armoní a! Es como el ungü ento precioso sobre
la cabeza, que descendí a sobre la barba, la barba de Aaró n, que descendí a hasta los bordes de sus vestiduras; como el
rocí o de Hermó n, y como el rocí o que desciende sobre los montes de Sió n; porque allí mandó Jehová bendició n, y vida
eterna (Salmo 133:1-3).

Y acontecerá en aquel dí a, que su carga será quitada de tu hombro, y su yugo de tu cerviz, y el yugo será destruido a
causa de la unció n (Isaí as 10:27).

 La unció n fluye de la cabeza hacia abajo (Sal. 133:2). Jesú s es la cabeza. Su


unció n está fluyendo, pero debemos estar alineados (en comunió n) con É l.
 La unció n será “como el rocí o de Hermó n” (Sal. 133:3a). Los israelitas
sabí an que el rocí o del monte Hermó n y del monte Sion era denso incluso
en tiempo seco.
 La unció n tomará autoridad sobre sus situaciones . “Porque allí mandó
Jehová la bendició n” (Sal. 133:3b).
 La unció n quitará las cargas de tu hombro (Isaí as 10:27a).
 La unció n quitará los yugos . Quitará n los grilletes que te han llevado a decir
y hacer cosas e ir a lugares que realmente no deseabas (Isaí as 10:27).
 La unció n destruirá el yugo . No es suficiente simplemente levantar el yugo
de tu cuello. Si deja un yugo habilitado, puede volver a su posició n anterior
en cualquier momento. La unció n desmantela todo lo que sataná s tení a
planeado para tu vida.
En los dí as de los jueces, los filisteos robaron el arca del pacto. Colocaron el arca al
lado de su dios Dagó n. La presencia de Dios en el arca hizo que Dagó n cayera sobre su
rostro. Despué s que los filisteos lo sentaron de nuevo, la presencia de Dios hizo que
Dagó n caer por segunda vez. En su segunda caí da, le cortaron la cabeza y tambié n
ambas manos (1 Sam. 5:1-4).
Todo lo que sataná s planeó hacer (su cabeza) y todas las cosas que querí a hacer
(sus manos) han sido destruidas por la unció n. Ha sido cortado y dejado indefenso.
Ninguna arma forjada contra ti prosperará ; y condenará s toda lengua que se levante contra ti en juicio. Esta es la
herencia de los siervos del Señ or, y su justicia de mí , dice el Señ or (Isaí as 54:17).

Este nivel de unció n es vital porque necesitaremos tener conversaciones de alto nivel
con Dios que no queremos que sataná s escuche o entienda. Necesitamos la capacidad
de cambiar de idioma. Las lenguas está n disponibles y son para usted. Puedes hablar el
lenguaje como el Espí ritu de Dios da la expresió n.
La llave maestra

Mientras operemos de acuerdo con la ló gica humana y nuestras percepciones


carnales de las cosas, nos encontraremos arriba y abajo con nuestras circunstancias.
Pero cuando accedemos al Espí ritu Santo, nuestro conocimiento adquiere una
perspectiva completamente nueva y comenzamos a operar con la autoridad del Reino.
Ya no nos preocupamos cuando las puertas del infierno se levantan contra nosotros
porque sabemos que Jesú s nos ha dado la llave maestra, que es la unció n del Espí ritu
Santo. no tienes que preocuparte por estar encerrado o bloqueado si tiene la llave
maestra. La llave maestra puede abrir cualquier cerradura.
Jesú s le dijo a Pedro que no se preocupara por las puertas del infierno porque É l le
darí a las llaves del Reino (Mateo 16:17-19). Estas llaves eran un misterio para otros,
pero para Pedro las llaves resolví an cualquier dilema porque eran llaves del Reino.
Eran un mensaje de autoridad prevaleciente para aquellos que entienden el có digo.
Jesú s enfrentó estos cuatro dilemas:
1. Tradiciones de hombres (Mat. 15:1-3).
2. Religió n exterior que deja el corazó n desesperadamente malvado (Mat.
15:10-20).
3. Enfermedades fí sicas, un tipo de impedimentos espirituales (Mat. 15:29-31).
4. Hambre fí sica, un tipo de inanició n y hambre espiritual (Mat. 15:32-39).
Jesú s preguntó a sus discí pulos: “¿ Quié n dicen los hombres que soy el Hijo del
hombre?” (Mateo 16:13). Comprender la respuesta a esta pregunta abrió el camino a
una unció n que dejó impotente a las puertas del infierno.
Ellos respondieron: “Algunos dicen que eres Juan el Bautista: algunos, Elí as; y los
demá s, Jeremí as, o alguno de los profetas” (Mat. 16:14). Estos eran simplemente
hombres carnales con limitaciones.
Entonces Jesú s preguntó : “¿ Y vosotros, quié n decí s que soy yo?” (Mateo 16:15).
Pedro confesó : “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (Mateo 16:16). La palabra
griega es Christos , el ungido de Dios.
Jesú s sabí a que estos cuatro tipos de crisis habí an dejado a la gente en situaciones
sin esperanza. Estaban tratando de manejar estas cuatro á reas al ver a Jesú s
simplemente como un hombre terrenal, un maestro o un profeta. Estos cuatro dilemas
les habí an dejado ví ctimas encerradas en una prisió n sin llave.
Sin embargo, cuando reconocemos a Jesú s como el Cristo, É l nos da una llave
maestra (la unció n) para abrir cualquier crisis en nuestra vida. La unció n no promete
evitar que las puertas del infierno vengan contra ti, pero previene que las puertas del
infierno prevalezcan contra ti.
Todo tiene un precio

Cuando compras, sabes que todo tiene un precio. Mientras examina la mercancí a en
las tiendas, probablemente se haga cuatro preguntas bá sicas:
1. ¿ Necesito este artí culo en particular?
2. ¿ Puedo pagar el precio?
3. Tiene garantia con eso?
4. ¿ Lo usarí a si lo compro?
La unció n cae bajo estas mismas cuatro pautas:
1. Necesitas desesperadamente la unció n del Espí ritu Santo.
2. El Espí ritu Santo bien vale el precio.
3. El Espí ritu Santo tiene una garantí a sellada hasta el dí a de la redenció n.
4. Para poder cumplir todo lo que un Dios soberano ha ordenado para tu vida,
debes usar el poder del Espí ritu Santo para alcanzar tu potencial y destino.
Jesucristo conocí a la importancia de ser ungido para obras de servicio. Citó al
profeta Isaí as al comienzo de su ministerio:
El Espí ritu del Señ or Dios está sobre mí ; porque me ha ungido el Señ or para dar buenas nuevas a los mansos; me ha
enviado a vendar a los quebrantados de corazó n, a proclamar libertad a los cautivos, ya los presos apertura de la cá rcel;
para proclamar el añ o agradable del Señ or, y el dí a de la venganza de nuestro Dios; para consolar a todos los que lloran;
para señ alar a los que lloran en Sion, que les den belleza en lugar de ceniza, aceite de gozo en lugar de luto, manto de
alabanza en lugar de espí ritu de tristeza; para que sean llamados á rboles de justicia, plantí o del Señ or, para que é l sea
glorificado (Isaí as 61:1-3).

Que clamemos por la llenura del Espí ritu Santo para que podamos orar en el
Espí ritu y caminar en una mayor unció n. Como nuestro Maestro, que seamos ungidos
“con el Espí ritu Santo y con poder” (Hechos 10:38).
Puntos a considerar

El Espí ritu Santo es tu aliado má s fuerte .

La oració n espiritual te separa de las presiones mundanas .

Orar en el Espí ritu trae paz .

La unció n trae poder .

Aproveche el Espí ritu Santo para obtener sabidurí a .

Debemos comunicarnos con Dios .

Tus oraciones son como bombarderos furtivos que eluden la detecció n de sataná s .

No podemos entender el lenguaje de Dios en nuestro propio intelecto .

La unció n deja a sataná s sin poder .

El Espí ritu Santo aboga por la voluntad de Dios para con nosotros .

¡ Llama al fuego del cielo!


Capí tulo
2 PEDIR , BUSCAR , LLAMAR

O
na de las mayores controversias en toda la Biblia tiene que ver con la Deidad:
“Escucha, oh Israel: El Señ or nuestro Dios, el Señ or uno es” (Deut. 6:4).
Si hay un solo Dios, como enseñ a la Escritura, ¿ có mo puede haber un Hijo
que diga que É l y Su Padre son uno? Si hay un solo Dios, ¿ có mo puede haber
“tres que dan testimonio en el cielo, el Padre, el Verbo y el Espí ritu Santo, y
estos tres son uno” (1 Juan 5:7)?
El concepto de la Deidad es un misterio que ha desconcertado a los cristianos
durante añ os. Con nuestras mentes limitadas tratamos de comprender a un Dios
ilimitado. ¿ Có mo podemos explicar un Dios sino tres manifestaciones distintas?
Algunos han usado la analogí a de que el hielo, el agua y el vapor son iguales en
sustancia pero difieren segú n la temperatura. Otros han mostrado có mo un hombre
puede ser padre, esposo e hijo al mismo tiempo.
Aunque es posible que nunca entendamos completamente la Deidad, las Escrituras
enseñ an que el ministerio del Espí ritu Santo puede impactar tremendamente nuestras
vidas. El primer paso es dar la bienvenida o recibir el poder del Espí ritu Santo.
Usted puede recibir el Espí ritu Santo

Tienes derecho a recibir el Espí ritu Santo porque Jesú s oró para que lo recibieras:
“Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para
siempre” (Juan 14:16).
La palabra griega para Consolador, parakletos , significa “alguien llamado al lado
para ayudar, para defender como abogado”. Tambié n significa “otro como yo”. La
misma palabra significa “abogado” en esta Escritura: “Hijitos mí os, estas cosas os
escribo para que no pequé is. Y si alguno hubiere pecado, Abogado tenemos para con el
Padre, a Jesucristo el justo” (1 Juan 2:1). Cristo es nuestro abogado en el Cielo; el
Espí ritu Santo es nuestro abogado en la tierra.
El Espí ritu Santo ha sido dado para ayudarnos en una variedad de formas. É l ayuda
a guiarnos:
Pero cuando venga el Espí ritu de verdad, é l os guiará a toda la verdad: porque no hablará por su propia cuenta; pero
todo lo que oiga, eso hablará , y os hará saber las cosas por venir (Juan 16:13).

É l nos asegura que somos hijos de Dios:


El Espí ritu mismo da testimonio a nuestro espí ritu de que somos hijos de Dios (Romanos 8:16).

É l nos da poder para testificar:


pero recibiré is poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espí ritu Santo, y me seré is testigos en Jerusalé n, en toda
Judea, en Samaria, y hasta lo ú ltimo de la tierra (Hechos 1:8) .

É l nos ayuda a orar:


Así tambié n el Espí ritu nos ayuda en nuestras debilidades; porque qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos;
pero el Espí ritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles (Romanos 8:26).

É l nos capacita para llevar el fruto del Espí ritu:


Mas el fruto del Espí ritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza: contra tales
cosas no hay ley (Gá latas 5:22-23).

El Espí ritu Santo siempre está presente. ¡ É l es nuestro respaldo!


Mientras Jesú s se iba, oró para que viniera otro como É l. Ese Uno es el Espí ritu
Santo. El Espí ritu Santo apoyarí a a los hijos de Dios para ayudarlos a realizar la
misma obra, e incluso “obras mayores”:
De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, é l tambié n las hará ; y obras mayores que estas
hará ; porque voy al Padre (Juan 14:12).
Los creyentes deben comprender el ministerio del Espí ritu Santo para que puedan
llevar a cabo la voluntad de Dios para sus vidas.
No estamos solos cuando nos acostamos por la noche o pasamos por las tormentas de
la vida. Cuando pasamos por un valle o por una prueba, el Espí ritu Santo está allí
para defendernos. Dios nunca nos dejará ni nos desamparará (Hebreos 13:5). Jesú s
está con nosotros hasta el final de esta era (Mateo 28:20). Cuando recibimos la llenura
del Espí ritu Santo, recibimos un amigo eterno. Jesú s está orando para que tengas una
relació n í ntima con el Espí ritu Santo.
Muchos amigos se quedan con nosotros hasta que nos equivocamos o hasta que no
estamos de acuerdo con ellos. Rá pidamente se van como si nunca nos hubieran
conocido. Pero el Espí ritu Santo, nuestro Consolador, permanece con nosotros para
siempre.
El Espí ritu Santo no viene y se va segú n las circunstancias de nuestra vida. É l está
allí cuando lo hacemos bien; É l está allí cuando fallamos. Cuando estamos al tanto de
las cosas, É l está allí . Cuando las cosas está n encima de nosotros, É l está allí . No
importa cuá l sea la situació n, el Espí ritu Santo siempre está ahí para ayudarnos. De
la misma manera que Jesú s ayudó a los discí pulos, el Espí ritu Santo ahora nos ayuda
a nosotros.
¿ Cuá ndo recibimos el Espí ritu Santo?

Esta controvertida cuestió n se ha debatido durante añ os. La Palabra de Dios muestra


que una persona recibe el Espí ritu Santo como una marca de identidad, lo que
confirma que é l o ella realmente es un hijo de Dios (ver Juan 3:5-6; Rom. 8:9, 14-16;
Gá latas 4: 6). Jesú s les dijo a Sus discí pulos que el mundo (los incré dulos) no podí a
recibir el Espí ritu Santo porque “no le ve” (Juan 14:17).
Sin embargo, las Escrituras tambié n nos muestran que recibir el Espí ritu Santo en
el momento de la salvació n no es lo mismo que ser llenos del Espí ritu Santo. Algunos
discí pulos siguieron a Jesú s durante añ os y solo má s tarde fueron llenos del Espí ritu
Santo y hablaron en otras lenguas cuando el Espí ritu les dio expresió n.
Y he aquí , yo enví o la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalé n, hasta que
seá is investidos de poder desde lo alto (Lucas 24:49).
En el ú ltimo dí a, el gran dí a de la fiesta, Jesú s se puso de pie y clamó , diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y
beba. El que cree en mí , como dice la Escritura, de su interior correrá n rí os de agua viva. Pero esto dijo del Espí ritu que
habí an de recibir los que creyeran en é l; porque aú n no habí a sido dado el Espí ritu Santo; porque Jesú s aú n no habí a
sido glorificado (Juan 7:37-39).

Así que, exaltado por la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del Espí ritu Santo, ha derramado
esto que vosotros veis y oí s. Porque David no subió a los cielos, pero é l mismo dice: Dijo el Señ or a mi Señ or: Sié ntate a
mi diestra, Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies. Sepa, pues, con seguridad toda la casa de Israel, que
Dios ha hecho Señ or y Cristo a ese mismo Jesú s, a quien vosotros habé is crucificado. Al oí r esto, se compungieron de
corazó n, y dijeron a Pedro ya los demá s apó stoles: Varones hermanos, ¿ qué haremos? Entonces Pedro les dijo:
Arrepentí os, y bautí cese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdó n de los pecados, y recibiré is el don
del Espí ritu Santo. Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que está n lejos, para cuantos
el Señ or nuestro Dios llamare (Hechos 2:33-39).
Y nosotros somos sus testigos de estas cosas; y tambié n lo es el Espí ritu Santo, que Dios ha dado a los que le obedecen
(Hechos 5:32).

Cristo nos redimió de la maldició n de la ley, hecho por nosotros maldició n; porque escrito está : Maldito todo el que es
colgado en un madero, para que la bendició n de Abraham llegara a los gentiles por medio de Jesucristo; para que por la fe
recibamos la promesa del Espí ritu (Gá latas 3:13-14).

Puedes ser salvo, pero no necesariamente lleno o bautizado con el Espí ritu Santo.
Recibimos el Espí ritu Santo como una marca de identidad cuando somos salvos, pero
nos espera otra experiencia: el bautismo en el Espí ritu Santo.
Mientras aú n hablaba Pedro estas palabras, el Espí ritu Santo cayó sobre todos los que oí an la palabra. Y los creyentes
de la circuncisió n se asombraban, todos los que habí an venido con Pedro, porque tambié n sobre los gentiles se derramaba
el don del Espí ritu Santo. Porque les oí an hablar en lenguas y engrandecer a Dios (Hechos 10:44-46).
Y aconteció que, estando Apolos en Corinto, Pablo, habiendo pasado por las regiones superiores, llegó a Efeso, y
hallando algunos discí pulos, les dijo: ¿ Habé is recibido el Espí ritu Santo despué s que creí steis? Y ellos le dijeron: Ni
siquiera hemos oí do si hay Espí ritu Santo. Y é l les dijo: ¿ En qué , pues, fuisteis bautizados? Y dijeron: Hasta el bautismo
de Juan. Entonces dijo Pablo, Juan verdaderamente bautizó con el bautismo de arrepentimiento, diciendo a la gente que
creyeran en aquel que habí a de venir despué s de é l, es decir, en Cristo Jesú s. Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el
nombre del Señ or Jesú s. Y habié ndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espí ritu Santo; y hablaban en
lenguas, y profetizaban. Y todos los varones eran como doce (Hechos 19:1-7).

Los creyentes en estos versí culos no habí an sido bautizados ni habí an recibido la
llenura del Espí ritu Santo.
El apó stol Pablo ordenó a los creyentes de É feso que “sean llenos del Espí ritu”
(Efesios 5:18). Ya habí an sido salvados por la gracia de Dios (Efesios 2:8-9) y habí an
sido sellados por el Espí ritu Santo (Efesios 1:13). Habí an sido colocados
posicionalmente en los lugares celestiales con Cristo Jesú s (Efesios 2:6). Se habí an
convertido en hechura suya (Efesios 2:10). Habí an sido bendecidos con toda bendició n
espiritual, escogidos antes de la fundació n del mundo y predestinados para ser
adoptados por Jesucristo (Efesios 1:3-5).
A pesar de todas estas cosas, el apó stol Pablo les exhortó a ser llenos del Espí ritu
Santo. É l no sugirió simplemente que los santos recibieran la llenura del Espí ritu
Santo; ¡ É l les ordenó que lo hicieran!
Para demostrar su punto, el apó stol Pablo emitió dos mandamientos: “No os
embriagué is con vino” y “Sed llenos del Espí ritu” (Efesios 5:18). Usó un mandato
negativo, algo que no debemos hacer, para acentuar algo que debemos hacer.
Estar “borracho con vino” significa que estamos intoxicados o bajo el control del
vino. Estar borracho significa que te has entregado al alcohol. Para permanecer
borracho, uno debe continuar participando de lo que haya provocado la embriaguez.
Pablo sabí a que los santos nunca vendrí an a la iglesia ni intentarí an ningú n tipo
de servicio para el Señ or mientras estuvieran bajo la influencia del vino. Pero si
estarí a mal estar ebrio de vino e intentar servir a Dios, entonces serí a igualmente
incorrecto intentar servir a Dios y no estar lleno o embriagado con el Espí ritu Santo.
Cuando una persona está borracha, se convierte en una persona totalmente
diferente. Los borrachos se vuelven muy audaces, incluso intré pidos, ya que sus
emociones son superadas por el vino. Su habla es a menudo arrastrada y su caminar es
inestable. Para que los efesios fueran felices y audaces, caminaran en la voluntad de
Dios, hablaran de una manera nueva y no tuvieran miedo de su futuro, necesitaban ser
llenos del Espí ritu Santo.
Luego, el apó stol Pablo se enfocó en el hogar, tratando con la relació n entre esposos
y esposas y entre padres e hijos.
Efesios cierra con una discusió n sobre la batalla que enfrentamos como hijos de Dios.
Si vamos a participar de las bendiciones que Dios ha predestinado para nosotros; si
hemos de ser hechura de Dios; si vamos a disfrutar de un matrimonio feliz y criar hijos
en el temor y la amonestació n del Señ or, entonces enfrentaremos una batalla
espiritual. Sin embargo, vivir una vida llena del Espí ritu nos equipa abundantemente
para llevar a cabo estas tareas.
La Pascua debe preceder a Pentecosté s

La nació n de Israel reconoció muchas fiestas, pero solo nos enfocaremos en la


Pascua y Pentecosté s. Si bien estas dos fiestas eran principalmente para Israel,
podemos hacer algunas aplicaciones secundarias diná micas para la iglesia.
La Pascua habí a sido reconocida por los israelitas desde su salida de la tierra de
Egipto. Dios ordenó a los ancianos de la nació n de Israel que mataran un cordero y
aplicaran su sangre en los dos postes laterales y en el dintel superior de la puerta de
cada casa. Esa noche, Dios envió un á ngel de la muerte por todo Egipto para matar al
primogé nito de cada hogar. Sin embargo, cuando vio la sangre sobre los postes de las
puertas de los israelitas, prometió pasarlos por alto y no ejecutar el mismo juicio que
cayó sobre los egipcios (É xodo 12).
Este es un tipo de Jesú s, quien es nuestro Cordero Pascual (1 Cor. 5:7). A travé s de
Su muerte y sangre derramada, hemos sido aceptados por Dios. Al ver la sangre de
Cristo, nuestro sustituto, Dios pasó por alto y retuvo el juicio por nuestros pecados.
El lapso de tiempo entre la Pascua y Pentecosté s es significativo. Pentecosté s, que
comenzó 50 dí as despué s de la Pascua, marcó el comienzo de la recolecció n de la
cosecha de la nació n de Israel. La gente fue a sus campos a recoger la fruta y varios
granos. Pentecosté s tambié n fue llamado “la fiesta de las semanas” (É x. 34:22), “la
fiesta de la cosecha” (É x. 23:16) y “el dí a de las primicias” (Nú m. 28:26).
Segú n Leví tico 23:22, la cosecha tení a tres partes:
1. La cosecha principal, que consistió en la mayor parte de la cosecha.
2. Las esquinas de cada campo.
3. Las rebuscas o lo que sobraba, que mandó Dios a los israelitas que dejaran
para los pobres y forasteros.
Esto es paralelo a lo que Jesú s les dijo a Sus discí pulos en Hechos 1:8. Mencionó
tres partes del ministerio evangelí stico de los discí pulos:
1. Jerusalé n (la cosecha principal).
2. Judea y Samaria (las esquinas del campo).
3. Los confines de la tierra (la casa de Cornelio, los gentiles y los extranjeros).
En Pentecosté s, los creyentes recibieron poder para recoger su cosecha, comenzando
con Jerusalé n, luego Judea y Samaria, y luego hasta los confines de la tierra. Esto
cumplió la profecí a del Antiguo Testamento acerca de Pentecosté s.
Jesú s cumplió nuestra Pascua y levantó el juicio del mundo (Juan 1:29; 1 Corintios
5:7). Estuvo en la tierra 40 dí as y luego fue llevado al Cielo. El Espí ritu Santo no vino
hasta despué s de la Pascua. Jesú s, nuestro Cordero Pascual, marcó el comienzo de
Pentecosté s.
A algunas personas se les ha enseñ ado erró neamente que no fueron salvos hasta que
recibieron el Espí ritu Santo y hablaron en otras lenguas. Jesú s nunca dijo eso. Jesú s
dijo: “El mundo no puede recibir [el Espí ritu de verdad], porque no le ve, ni le
conoce” (Juan 14:17).
De la misma manera que la Pascua precedió a Pentecosté s, primero debemos tener
una experiencia con Jesú s, permitiendo que Su sangre limpie nosotros del pecado;
entonces nos convertimos en candidatos para el bautismo del Espí ritu Santo.
Jesú s dijo que el Espí ritu Santo moraba con los discí pulos, pero despué s de
Pentecosté s el Espí ritu Santo estarí a en los discí pulos. Jesú s dijo: “Porque é l mora
con vosotros, y estará en vosotros” (Juan 14:17). Sin embargo, primero tení an que
experimentar la Pascua, la sangre de Jesú s. Entonces experimentarí an Pentecosté s, el
poder del Espí ritu Santo.
Un digno candidato para Pentecosté s

Antes de ascender al cielo, Jesú s mandó a sus discí pulos que esperaran por la
promesa del Espí ritu Santo: “He aquí , yo enví o sobre vosotros la promesa de mi
Padre; mas quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalé n, hasta que seá is investidos de
poder desde el alto” (Lucas 24:49).
Tuvieron que esperar solo porque el Espí ritu Santo estaba haciendo Su debut. Sin
embargo, ahora que É l ha venido, aquellos que experimentan una Pascua al aceptar a
Jesucristo, el Cordero Pascual de Dios, pueden recibir el bautismo del Espí ritu Santo.
Muchas personas no han recibido el Espí ritu Santo porque se sienten indignos. Si tu
propio valor fuera el problema, no tendrí as nada de Dios. La vida cristiana se basa en
la gracia de principio a fin.
Dios no te ve como eres, pero te ve a travé s de la sangre de Jesú s. Cuando Jesú s
murió en la cruz, tú moriste con É l. Dios te considera muerto con Cristo. Calcular
significa “figurar en algo, escribirlo, documentarlo, hacer un inventario”. Aunque no
hayas muerto fí sicamente, documenta tu muerte con Cristo, porque Dios te ve en É l
cuando murió .
Es por eso que debe tener una Pascua antes de poder tener un Pentecosté s. Pesaj te
convierte en un candidato digno y apto para Pentecosté s. Pesaj aplica la sangre a las
puertas de tu corazó n. Los dos postes laterales y el dintel superior de una puerta
forman una cruz, que es un tipo de nuestro paso por la cruz de Jesú s.
Obtener una posició n adecuada ante Dios siempre requiere la muerte de un sustituto.
Dios derramó la sangre de un animal inocente y vistió a Adá n y Eva con sus pieles
despué s de la caí da (Gé n. 3:21). Cada hogar israelita en Egipto mató un cordero
inocente para marcar sus puertas con su sangre (É xodo 12:3-7). Añ os má s tarde, se
necesitó la sangre de un hombre inocente y sin pecado para expiar el pecado.
Al dí a siguiente Juan ve a Jesú s que viene a é l, y dice: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo
(Juan 1:29).

Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aú n pecadores, Cristo murió por nosotros. Mucho má s,
pues, estando ya justificados en su sangre, por é l seremos salvos de la ira (Romanos 5:8-9).
En cada uno de estos casos, un individuo, un hogar y el mundo no podrí an vivir de
acuerdo con las normas de un Dios santo. Só lo la muerte de un sustituto dio al
individuo, al hogar y al mundo la posició n que Dios demanda.
Cada á rea de tu vida ha sido puesta bajo la sangre de Jesú s. É l se ha convertido en
tu expiació n, lo que significa una cubierta, para poner lejos o para cancelar. Tambié n
significa reconciliar y hacer uno con.
Dios dice que eres digno de recibir el bautismo del Espí ritu Santo. Jesú s ha orado
para que recibas al Consolador. ¿ Se basa en su mé rito? Por supuesto que no. Nunca
has estado y nunca estará s a la altura de las expectativas de un Dios santo. Jesú s,
quien “vive siempre para interceder” (Hebreos 7:25), ora con confianza porque É l
murió en tu lugar.
Má s fá cil de lo que piensas

Muchos han hecho que el bautismo del Espí ritu Santo y la vida llena del Espí ritu
sean tan difí ciles cuando en realidad es bastante simple. Muchos han enseñ ado que si
esperas lo suficiente, si oras lo suficientemente fuerte, si levantas tus manos, te rindes,
aguantas o aguantas, recibirá s el Espí ritu Santo. Aunque sus intenciones pueden ser
buenas, su enfoque no es bí blico.
Podemos concluir tres cosas con respecto a recibir el Espí ritu Santo:
1. Jesú s está orando para que usted reciba.
2. Debes experimentar una Pascua antes de poder recibir.
3. Si has tenido Pascua, eres un candidato digno para recibir el poder de
Pentecosté s.
Si tiene estas tres cosas trabajando para usted: las oraciones de Jesú s, la sú plica de la
sangre en Su Pascua y la anticipació n del poder de Pentecosté s, usted es un candidato
digno.
Comienza con un deseo

Y yo os digo, pedid, y se os dará ; Busca y encontrará s; llamad, y se os abrirá . Porque todo el que pide recibe; y el que
busca encuentra; y al que llama, se le abrirá (Lucas 11:9-10).

Jesú s comenzó Su discurso sobre recibir el Espí ritu Santo usando una simple
palabra de tres letras: pedir. Cuando pides algo, implica que lo deseas:
“Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos será n saciados”
(Mateo 5:6).
Fí jate en dos palabras: hambre y sed , que implican un deseo, un anhelo, una
expectativa, un anhelo o una necesidad. Dios siempre mantiene a Sus hijos en algú n
tipo de necesidad para poder satisfacer esa necesidad. É l siempre quiere que
dependamos de É l.
Tener hambre o sed implica que está s necesitado y te lleva a pedir. Dios está
siempre atento al clamor de sus hijos. Jesú s simplemente dijo: “Pide. Sé que tienes
hambre y sed. Tengo lo que necesitas. Solo pregunta." Pedir implica que tanto
necesitas como quieres.
El señ or es mi pastor; nada me faltará (Salmo 23:1).

Pero mi Dios suplirá todas vuestras necesidades conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesú s (Filipenses 4:19).

Dios no dejará que tus necesidades y deseos queden desatendidos, especialmente


cuando deseas ser má s como É l.
Debemos buscar lo que pedimos

Jesú s dijo que los que buscan encontrará n. Busca medios para desear. Jesú s quiere
que deseemos el Espí ritu Santo. ¿ Le pedirí as algo a alguien y tu cabeza o tu mano
girarí an hacia el otro lado? Jesú s quiere que nuestros corazones esté n alineados con
lo que dicen nuestros labios.
Dios recompensa a los que le buscan diligentemente (Heb. 11:6). Diligentemente
significa ser extendido por lo que está s pidiendo. Significa anhelar como una futura
madre anhela alimentos inusuales. Nada má s la satisface excepto la combinació n
especí fica que pide.
El Espí ritu Santo, Su poder y el cambio que solo É l puede producir en su vida deben
ser tan valiosos que no aceptará una falsificació n. Nada má s será suficiente. ¿ Está su
corazó n enfocado con un deseo que no aceptará un no por respuesta? ¿ Realmente
quieres el poder del Espí ritu Santo?
Jesú s enseñ ó la pará bola de la moneda perdida:
¿ O qué mujer que tiene diez piezas de plata, si pierde una pieza, no enciende una vela, y barre la casa, y busca con
diligencia hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, reú ne a sus amigas y vecinas, diciendo: Alegraos conmigo; porque he
encontrado la pieza que habí a perdido (Lucas 15:8-9).

Cuando esta mujer se dio cuenta de que no tení a su preciada moneda, encendió una
vela, barrió la casa y buscó diligentemente hasta encontrarla. Lo encontré . Debemos
estar en el mismo lugar de ferviente bú squeda con respecto al Espí ritu Santo.
Al darnos cuenta de que no tenemos la llenura del Espí ritu Santo, encendemos una
vela. El salmista escribió : “La exposició n de tus palabras alumbra” (Sal. 119:130).
Debemos barrer nuestra casa, lo que significa que nos purgamos de todo lo que no
sea de Dios. Entonces debemos buscar el Espí ritu Santo diligentemente. Debemos
desear fervientemente el Espí ritu Santo y negarnos a transigir. Puedes ser real y tener
el Espí ritu Santo. No es algo misterioso. ¡ Esta es la voluntad de Dios para tu vida!
Aprendizaje en retrospectiva

He aquí , voy adelante, pero Él no está allí ; y hacia atrá s, pero no puedo verlo; a la izquierda, donde trabaja, pero no
puedo mirarlo; Se esconde a la diestra, para que yo no lo vea (Job 23:8-9).

Hay momentos en que es difí cil entender los mé todos de Dios. Hay momentos en
que discernir Su voluntad es un esfuerzo frustrante. Tal vez tengamos estos momentos
porque no se nos ha dado toda la informació n que necesitamos para conocer Sus
caminos, así como Sus actos. Muchas veces aprendemos má s en retrospectiva que
cuando estamos en medio de la lucha.
Puedo mirar por encima del hombro a mi pasado y ver que la mano del Señ or ha
estado sobre mí toda mi vida. Sin embargo, hubo momentos en los que me sentí
completamente solo y con miedo. Incluso Jesú s exclamó una vez: “' Eli, Eli, ¿ lama
sabachthani? Es decir, ' Dios mí o, Dios mí o, ¿ por qué me has desamparado?' ” (Mat.
27:46b). Suspendido en la cruz con un cuerpo ensangrentado y golpeado, estaba
cuestionando los actos de Dios, pero nunca cuestionó su relació n con É l. Jesú s dice en
esencia: “¡ No entiendo por qué , pero aú n eres mi Dios!”
Generalmente vemos las obras de Dios cuando miramos hacia atrá s, pero mientras
estamos en la agoní a de los vientos retumbantes de la vida, a menudo buscamos al
Señ or. Quizá s estamos en nuestro mejor momento cuando lo buscamos; no tenemos
independencia, solo necesidad pura. No hay que perder el tiempo con cosas que no
tienen ayuda o curació n. Esos son los tiempos que sabemos que son trabajos para Dios.
Si É l no nos ayuda, moriremos.
La bú squeda de Dios es una experiencia de igualdad de oportunidades para todos los
cristianos. Independientemente de cuá n exitoso pueda ser, siempre tendrá momentos
en los que solo necesite encontrarlo. La consagració n es el gemelo unido de la
santificació n. Nacen juntos y está n conectados. No se puede consagrar a, sin ser
santificado de. ¡ La santificació n te aparta de las distracciones, y la consagració n toma
a esa persona separada y sacia su sed en la presencia del Señ or!
Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por Ti, oh Dios, el alma mí a. Mi alma tiene sed de Dios,
del Dios vivo: ¿ cuá ndo vendré y me presentaré ante Dios? Mis lá grimas han sido mi pan de dí a y de noche, mientras me
dicen continuamente: ¿ Dó nde está tu Dios? Cuando me acuerdo de estas cosas, derramo mi alma en mí ; porque yo habí a
ido con la multitud, fui con ellos a la casa de Dios, con voz de jú bilo y de alabanza, con una multitud que celebraba sus
fiestas (Salmo 42: 1-4).
La bú squeda de Dios es un paso primario en la adoració n. Nunca buscamos nada que
no valoremos. El hecho mismo de que lo busquemos indica que se ha vuelto esencial
para nosotros. Hay millones de personas que parecen vivir su vida sin darse cuenta de
que les falta algo. Aparentemente no sienten un vací o real. Separarnos de estos rangos
y decir: “Dios, te necesito”, es una forma de adoració n. La palabra adoració n se deriva
del té rmino “valí a la pena”. Expresa el valor de un objeto. El tipo de intensidad que
hace que un individuo busque lo invisible a pesar de todas las distracciones visibles es
el resultado de la necesidad. Si no lo necesitá ramos desesperadamente, fá cilmente
podrí amos estar satisfechos con las cosas carnales.
Al escondite

Dios nos instruye a buscarlo, pero no como si se estuviera escondiendo de nosotros.


No es un niñ o que juega al escondite. É l no está agazapado detrá s de los á rboles,
rié ndose mientras nosotros sufrimos. La petició n de buscarlo es tanto para nuestro
beneficio como para el suyo. Cuando lo buscamos, tomamos una decisió n consciente
que es necesaria para llevarnos al reino de lo espiritual. La bú squeda de Dios es
gratificante en el desarrollo del cará cter del buscador. Algunos niveles de bendiciones
nunca se reciben a menos que se busquen diligentemente. Es esta bú squeda de Dios lo
que a menudo lo impulsa a actuar. Si eso no fuera cierto, la mujer con el flujo de
sangre nunca habrí a sido sanada (Mat. 9:19-21). Su decisió n consciente de buscar lo
imposible liberó la virtud invisible de Dios.
Pero sin fe es imposible agradarle; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que É l existe, y que es
galardonador de los que le buscan con diligencia (Hebreos 11:6).

No existen manuales que nos instruyan paso a paso sobre la forma correcta de buscar
al Señ or. Al igual que hacer el amor, la bú squeda es espontá nea e individual
concebida a partir del poder del momento. Algunos lo buscan en silencio, con suaves
lá grimas cayendo en silencio por un rostro cansado. Otros lo buscan mientras caminan
por las playas de arena de una ensenada, contemplando las corrientes crecientes de una
marea nocturna. Algunos levantan la mano y lo alaban con amorosas expresiones de
adoració n. No hay reglas, solo que lo busquemos con todo nuestro corazó n.
Somos como ciegos cuando se trata de asuntos espirituales; estamos limitados Sin
embargo, debemos ser desafiados por nuestras limitaciones. Cuando hay un fuerte
deseo, superamos nuestras incapacidades y nos abrimos camino hacia Su presencia.
Amigo mí o, no tengas miedo de extender tus manos para alcanzarlo. Llora despué s
de É l. Hagas lo que hagas, ¡ no dejes pasar este momento!
y ha hecho de una sangre todas las naciones de los hombres para que habiten sobre toda la faz de la tierra, y ha fijado los
tiempos antes señ alados, y los lí mites de su habitació n; que busquen al Señ or, por si acaso pueden palparlo y encontrarlo,
aunque no esté lejos de cada uno de nosotros (Hechos 17:26-27).

Como dedos a tientas extendidos en la noche tratando de compensar una visió n


oscurecida, sentimos a Dios. Sentimos Su voluntad y Sus caminos. Estoy asombrado de
todas las personas que parecen saber siempre todo lo que Dios dice acerca de todo. En
el himno, Mi fe te mira , Ray Palmer y Lowell Mason escribieron: “Mi fe te mira, oh
cordero del Calvario, Salvador divino”. Sobre el Por un lado, mi fe mira hacia arriba
porque mis ojos no siempre pueden ver. Por otro lado, hay una reacció n saludable que
se da en la ceguera; nuestros sentidos se agudizan a medida que ejercitamos á reas que
normalmente no necesitarí amos.
Dios sabe lo que se necesitará para llevarnos a un lugar de bú squeda. É l sabe có mo
sacarnos de nuestra tranquila y có moda posició n de supremací a. Hay momentos en
que incluso nuestros grandes sabios de esta é poca murmuran en la noche. Cuando los
feligreses se han ido a casa y la multitud se disipa, hay momentos en los que incluso
nuestros lí deres má s profundos y elocuentes buscan a tientas en la oscuridad el plan y
el propó sito de Dios. A pesar de nuestro andar fuerte y espaldas rí gidas, a pesar de
nuestra postura rí gida y habla hinchada, entre bastidores, nuestro corazó n tiembla
ante la presencia de Dios, cuyo soberano a menudo escapará del á mbito de nuestro
razonamiento humano.
Boletí n de todos los puntos

Buscar comunicados de respuestas. La Palabra declara: “Buscad y hallaré is” (Mateo


7:7b). Muchas cosas disponibles para nosotros no se encontrará n sin una bú squeda
completa. Buscar a Dios tambié n requiere enfoque. Esta bú squeda tiene que ser lo que
la policí a llama una APB . ¿ Qué significa eso? Un APB es un " boletí n de todos los
puntos" . Se pide a todos los departamentos que busquen lo mismo. Así , nuestra
bú squeda no puede ser una curiosidad distraí da y a medias. Debe haber algo que
produzca un esfuerzo unificado para buscar a Dios. Cuerpo, alma y espí ritu, todos los
puntos, deben estar buscando lo mismo. Hay una bendició n esperá ndonos. Requerirá
un APB para traerlo a la existencia, pero valdrá la pena lograrlo. ¿ Quié n sabe lo que
Dios liberará si nos embarcamos en una cacerí a total de Dios?
Creo que hay momentos en que nos cansamos de las respuestas humanas. Los
momentos cruciales que se presentan en nuestra vida requieren má s que buenos
consejos. Necesitamos una palabra de Dios. Hay momentos en los que necesitamos total
reclusió n. Llegamos a casa del trabajo, descolgamos el auricular del telé fono, cerramos
las persianas y nos acostamos ante Dios para tener una conexió n má s cercana.
En el caso de Job, estaba pasando por una crisis absoluta. Sus finanzas fueron
borradas. Su ganado, burros y bueyes fueron destruidos. Sus cosechas se habí an ido.
En aquellos dí as, serí a comparable a una caí da del mercado de valores, llevá ndose
consigo todo el dinero que tanto le costó ganar. Era como si Job, el hombre má s rico,
se hubiera arruinado. Qué sorpresa para su sistema darse cuenta de lo vulnerable que
era. Es aleccionador darse cuenta de que un incidente, o una secuencia de eventos,
puede alterar radicalmente nuestro estilo de vida.
Desafortunadamente, generalmente se necesita una devastació n a nivel comercial
para que la mayorí a de las personas se comprometan má s con su interé s en las
relaciones. Job probablemente podrí a haber buscado consuelo en sus hijos, pero
tambié n los habí a perdido. Su matrimonio se habí a deteriorado al grado que Job dijo
que su esposa aborrecí a su aliento (Job 19:17). Entonces é l tambié n se enfermó .
¿ Alguna vez has pasado por un momento de tu vida en el que sentiste que te habí an
engañ ado? ¡ Todo lo que podí a salir mal, salió mal! La frustració n se convirtió en
alienació n. ¿ Qué haces cuando llega una crisis que te hace sentir encarcelado? ¿ Usas
este momento para buscar a Dios o para meditar sobre tu desgracia? ¡ Con la respuesta
correcta, podrí as convertir tu cá rcel en una iglesia!
Buscad al Señ or mientras puede ser hallado, llamadlo en tanto que está cercano; abandone el impí o su camino, y el
hombre inicuo sus pensamientos. y vué lvase al Señ or, y é l tendrá misericordia de é l; ya nuestro Dios, que será amplio en
perdonar (Isaí as 55:6-7).

Job dijo: “He aquí , voy adelante, pero É l no está allí ” (Job 23:8a). Es aterrador
cuando no ves ningú n cambio en el futuro. El consuelo llega cuando sabes que la
adversidad actual pronto terminará . Pero, ¿ qué consuelo se puede encontrar cuando
parece que el problema nunca cesará ? Como una tormenta que no cesa, las aguas del
desá nimo comienzan a llenar de agua tu nave que se tambalea. De repente
experimentas una sensació n de hundimiento. Sin embargo, ¡ no hay forma de hundir
un barco cuando no permites que las aguas del exterior entren al interior! Si la
tormenta sigue llegando, los relá mpagos continú an brillando y los truenos golpean
toda la noche, lo que importa es mantener las aguas fuera de adentro. ¡ Manté n esas
cosas fuera de tu espí ritu!
¿ Cuá ntas personas murieron innecesariamente porque lucharon en el agua y
finalmente se ahogaron? Decimos que se ahogaron porque no sabí an nadar. ¡ La
verdad es que, muchas veces, se ahogaron porque no podí an confiar! Si se hubieran
relajado, la misma corriente que los empujaba hacia abajo los habrí a levantado para
que pudieran flotar. No siempre es la circunstancia la que nos hace tanto dañ o; es
nuestra reacció n a las circunstancias. La agitació n histé rica y el jadeo de la
desesperació n hacen que nos sumerjamos bajo las corrientes de lo que pronto pasará si
podemos mantener nuestro ingenio sobre nosotros.
Mano izquierda

¿ Has estado buscando y buscando y sin embargo sientes que no te está s acercando?
Quizá s esté s má s cerca de lo que crees. Aquí hay un pista que puede poner fin a su
bú squeda. Job nos dijo dó nde encontrarlo. É l nos dijo dó nde trabaja. Si estuvieras
buscando a alguien y supieras dó nde trabaja, no tendrí as que buscar mucho. ¡ Job dijo
que Dios trabaja en la mano izquierda (Job 23:9)!
Sé que has estado buscando en la mano derecha, y puedo entender por qué . La
mano derecha en la Biblia simboliza poder y autoridad. Por eso Cristo está sentado a la
derecha de Dios (Marcos 16:19). Siempre que dices que alguien es tu mano derecha, te
refieres a que é l es el siguiente en mando o autoridad. La mano derecha significa poder.
Naturalmente, entonces, si fueras a buscar a Dios, buscarí as a la mano derecha.
Concedido, É l está a la mano derecha. Está lleno de autoridad. Pero olvidaste algo. Su
fuerza se perfecciona en la debilidad (2 Cor. 12:9). É l muestra Su gloria en las cenizas
de la fragilidad humana. ¡ É l trabaja en la mano izquierda!
Permí tanme presentarles a mi hija Cora como ilustració n. Cuando nació , su madre y
yo notamos que aprendió a sostener el biberó n con la mano derecha. Naturalmente,
asumimos que era diestra. Sin embargo, para nuestra sorpresa, cuando creció un poco
má s, sostení a su taza en la mano izquierda. Hasta el dí a de hoy, hay ciertas cosas que
hace con la mano derecha y ciertas cosas que hace con la izquierda. Té cnicamente, lo
llaman ambidestreza. Cora es lo que mi abuela llamarí a ecuá nime . La mano que usa
depende de lo que está tratando de lograr. Cora es ambidiestra. ¡ Así es Dios! Es
simplemente ambidiestro. Hay veces que É l se moverá del lado izquierdo.
Escuche el martilleo de Dios en el espí ritu. Ud. no lo puede ver cuando El está
trabajando en el lado izquierdo; É l es invisible allí . Parece que É l no está allí , pero É l
está .
¡ Tienes que tocar!

Aquellos que desean el poder del Espí ritu Santo deben adoptar un enfoque de tres
pasos: pedir , buscar y llamar . ¿ Qué te impulsa a abrir la puerta de tu casa? Cuando
alguien toca, ves quié n es y qué quiere.
Jesú s dijo que tocá ramos. Antes de tocar, debe tener el deseo de preguntar. Este
deseo impulsor hizo que llegaras a la puerta con gran expectativa y determinació n.
Buscaste hasta que encontraste la puerta, y al encontrarla, tocas.
Puede parecer que Jesú s tiene estos pasos fuera de orden, pero eso no es cierto. Si no
tienes voluntad para preguntar, no hay razó n para llamar. Sin la voluntad de buscar,
no hay motivo para llamar. Llamar es precedido por una voluntad de preguntar y
buscar diligentemente. Tocar te da acceso a lo que has buscado diligentemente.
Cuá nto má s…

Un padre terrenal puede ser muy parcial. A veces es terco, ya veces da por todas las
razones equivocadas. Jesú s lo dejó muy claro: si el niñ o pide una cosa, el Padre no le
dará otra. Luego hizo una pregunta: “Pues si vosotros, siendo malos, sabé is dar buenas
dá divas a vuestros hijos, ¿ cuá nto má s vuestro Padre celestial dará el Espí ritu Santo a
los que se lo pidan?” (Lucas 11:13). El é nfasis está en “cuá nto má s”.
Dios sabe que necesitamos el poder del Espí ritu Santo. Los dones espirituales
funcionan solo cuando el Espí ritu Santo empodera al hijo de Dios. Mientras pides y
buscas, recuerda que Dios conoce tus motivos. É l te inviste con el poder del Espí ritu
Santo para dar tu victoria sobre sataná s, para alegrarte y permitirte funcionar en los
dones del Espí ritu.
Tome la Palabra como autoridad: pida, busque, llame. Sé como la mujer que habí a
perdido su preciosa moneda. Lo deseaba tanto que buscó con una vela y limpió su
casa.
El poder del Espí ritu Santo

Los tipos del Antiguo Testamento tienen su cumplimiento en el Nuevo Testamento.


Daniel escribió acerca de un cuarto hombre en el horno de fuego con los tres niñ os
hebreos; Moisé s habló de la roca que siguió a los hijos de Israel; cada casa israelita
mataba un cordero para su Pascua. Todos estos eran tipos de Cristo.
El Espí ritu Santo se asemeja al viento o al aliento.
El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido, pero no sabes de dó nde viene ni adó nde va; así es todo aquel que es
nacido del Espí ritu (Juan 3:8).

Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban
sentados (Hechos 2:2).

El poder del Espí ritu Santo puede hacer de ti todo lo que Dios dijo que podí as ser.
Adam ilustra esto perfectamente. La Biblia dice que Adá n era solo una forma hasta que
Dios sopló sobre é l (Gé n. 2:7). Só lo entonces Adá n se convirtió en un alma viviente.
Hasta entonces, tení a potencial pero no poder. Cuando Dios sopló en Adá n, recibió
el poder para alcanzar su potencial. La mera forma del hombre se convirtió en un alma
viviente. La palabra vivir significa ser vibrante, vivo y fuerte. Tienes un gran potencial
en tu vida. Un gran potencial conlleva una gran responsabilidad. Dios te ha formado,
pero necesitas poder para convertirte en todo lo que É l desea que seas. Sin el poder del
Espí ritu Santo puedes ir al Cielo, pero nunca alcanzará s tu potencial. Tu ministerio,
tus dones, tu llamado, tu vida y tu matrimonio será n solo una forma de lo que podrí a
haber sido.
Un ejé rcito sumamente grande

Sin una palabra de Dios, sin el soplo energizante del Espí ritu Santo, eres solo una
mera forma de lo que puedes ser. Esto es similar al valle de huesos secos que vio
Ezequiel. Ante el profeta yací a un ejé rcito potencial, pero sin la Palabra del Señ or
eran simplemente una forma de lo que podrí an haber sido.
Veamos cinco principios que podemos aprender de Ezequiel 37:
1. Debes estar dispuesto a confesar tu condició n. “Estaban muy secos” (vs. 2).
2. Debes confesar que eres simplemente una forma de lo que podrí as ser.
 El valle estaba “lleno de huesos” (vs. 1).
 La estructura de un ejé rcito estaba esperando la orden de Dios.

3. Debes escuchar la Palabra de Dios. “Profetiza sobre estos huesos secos, y diles:
Huesos secos, oí d palabra de Jehová ” (v. 4).
 La unció n solo cae sobre la verdad. Dios no pondrá Su sello de aprobació n
en algo hasta que esté seguro de que es Suyo.
 La Palabra trae la verdad que finalmente nos hace libres (Juan 8:32).

4. La Palabra traerá cambios.


 Los huesos secos oyeron y fueron vivificados (vs. 4).
 Escucharon su potencial. “Haré entrar espí ritu en vosotros, y viviré is” (v.
5).
 Sabí an que no estaban completos en esta etapa. “Pondré tendones sobre
vosotros, y os daré carne, y os cubriré de piel” (v. 6). La Palabra produjo un
ruido cuando los pedazos rotos comenzaron a juntarse (v. 7). Dios hablará a
tus sueñ os rotos y destrozados.
 La Palabra trajo un zarandeo (vs. 7). Necesitamos ser sacudidos de nuestra
complacencia, tradició n, formalismo y doctrinas.
 El Verbo formó personas reales con brazos, piernas, ojos y pies. Sin
embargo, todaví a no estaban completos. “Pero no habí a aliento en ellos”
(vs. 8).
5. El potencial se realizará cuando la Palabra produzca el viento. “Profetiza al
viento, profetiza, hijo de hombre, y di al viento: Así ha dicho Jehová el Señ or;
Ven de los cuatro vientos, oh aliento, y sopla sobre estos muertos, y vivirá n”
(v. 9).
El viento les dio potencial, la capacidad de llevar a cabo lo que eran capaces de
hacer. La Palabra vino de los cuatro rincones de la tierra. Eso me dice que no hay un
á rea que Dios no pueda llenar con el Espí ritu Santo: tu pasado, tu infancia, tus
sentimientos de inferioridad, tus heridas, tu soledad. El Espí ritu Santo puede llenarte
del norte, sur, este y oeste.
Este montó n de huesos tení a un potencial que Ezequiel no podí a ver, así como tú
tienes un potencial invisible. No importa lo que digan los demá s, Dios ve un potencial
increí ble en ti. La Palabra de Dios dice que eres capaz. Dentro de ti hay un ejé rcito.
Simplemente necesitas disipar el temor de sataná s y permitir que el viento sople sobre
lo que Dios ha formado en ti.
Puntos a considerar

¡ El Espí ritu Santo es nuestro respaldo!

El Consolador siempre está con nosotros .

A los santos se les ordena recibir la llenura del Espí ritu Santo .

La vida cristiana se funda en la gracia .

¡ Pedir!

¡ Buscar!

¡ Golpear!

La bú squeda de Dios saca lo mejor de nosotros .

Bú scalo con todo tu corazó n .

¡ Confianza!

Alcance su potencial con el poder del Espí ritu Santo .

Dentro de ti hay un ejé rcito .


Capí tulo 3
LENGUAS DE FUEGO Y EL FUEGO DEL REFINADOR

B
ntes del dí a de Pentecosté s, el Espí ritu Santo habí a descendido
perió dicamente sobre hombres y mujeres, por lo general para capacitarlos para
tareas especí ficas que Dios les encomendó , tal como se describen en el Antiguo
Testamento. Pentecosté s cumplió la profecí a del Antiguo Testamento y muchas
predicciones hechas por Jesú s mismo.
Cristo enseñ ó a sus discí pulos a orar: “Venga tu reino” (Mat. 6:10). El apó stol Pablo
dijo: “El Reino de Dios no es comida ni bebida [no fue mediante la observació n de
ninguna fiesta, costumbre o ritual en particular]; sino justicia, paz y gozo en el
Espí ritu Santo” (Rom. 14:17).
El Espí ritu Santo vino como autoridad y poder del Reino de Dios. Los discí pulos
habí an presenciado los milagros de Jesú s. Vieron su muerte y sepultura. Tambié n
vieron al Cristo resucitado de pie en su presencia tres dí as despué s, lo que los
asombró . Incluso Tomá s, que dudaba, se asombró y declaró : " ¡ Señ or mí o y Dios
mí o!" (Juan 20:28).
Aunque habí an visto y testificado esto, los discí pulos no podí an simplemente
seguir su camino predicando. Jesú s les habí a dado instrucciones especí ficas:
“Quedaos en la ciudad de Jerusalé n, hasta que seá is investidos de poder desde lo alto”
(Lucas 24:49).
Dios querí a un testigo del Cielo para empoderar a la humanidad: “Solo un vaso de
barro con poder del Cielo podrí a declarar las glorias del mundo venidero”.
La doctrina de hablar en lenguas y ser bautizados en el Espí ritu Santo ha estado
acompañ ada de mucha controversia. Vayamos a las Escrituras para ver el
derramamiento inicial del Espí ritu Santo.
Y cuando se cumplió el dí a de Pentecosté s, estaban todos uná nimes en un mismo lugar. Y de repente vino del cielo un
estruendo como de un viento recio que soplaba, y llenó toda la casa donde estaban sentados. Y se les aparecieron lenguas
repartidas como de fuego, y se asentó sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espí ritu Santo, y comenzaron a
hablar en otras lenguas, segú n el Espí ritu les daba que hablaran (Hechos 2:1-4).

¿ Qué pasó el dí a de Pentecosté s?


1. Este evento llegó justo a tiempo. “Y cuando se cumplió el dí a de
Pentecosté s…” (vs. 1).
2. Un estruendo del cielo, como de un viento recio que soplaba, llenó toda la
casa donde estaban sentados (v. 2).
3. “…lenguas…de fuego…se posaron sobre cada uno de ellos” (vs. 3).
4. Ellos “fueron todos llenos del Espí ritu Santo, y comenzaron a hablar en
otras lenguas” (vs. 4).
5. El lenguaje vino “segú n el Espí ritu les dio que hablaran” (vs. 4b).
Pentecosté s ha llegado completamente

El pueblo judí o estaba familiarizado con el té rmino Pentecosté s . Todo lo que Dios
hizo en tipos y sombras en el Antiguo Testamento se cumplió en el Nuevo Testamento.
En el Antiguo Testamento, Dios se reveló de muchas maneras a Israel. É l era conocido
como el “Yo Soy”, prometiendo sostenerlos en su viaje de Egipto a Canaá n. Cualquier
cosa que necesitaran, É l era el Yo Soy del sustento para eso mismo.
Una palabra nos da una comprensió n de este concepto: la palabra verdadero . Jesú s
dijo: “Mi Padre os da el verdadero pan del cielo” (Juan 6:32).
Verdadero significa “tener sin ocultamiento”. A lo largo del Antiguo Testamento, Dios
habí a estado oculto en tipos y sombras. En el Nuevo Testamento, sin embargo, ya no
está oculto. É l se convirtió en realidad en todo lo que É l era simplemente una sombra
en el Antiguo Testamento.
Pentecosté s fue un tipo de algo que un dí a explotarí a y cambiarí a este mundo por
la eternidad. Pentecosté s significaba “quincuagé simo dí a”. Cuando leemos: “El dí a de
Pentecosté s habí a llegado completamente”, significa el quincuagé simo dí a despué s
de que llegó la Pascua.
Todo lo necesario para preceder a este dí a memorable habí a sucedido. Jesú s, el
Cordero Pascual, habí a muerto y resucitado de entre los muertos. habí a caminado con
sus discí pulos, fue confirmado 40 dí as y noches con muchas pruebas infalibles, y
luego fue recibido en gloria.
Nuestra Pascua personal debe preceder a nuestro Pentecosté s. La sangre de Cristo
nos prepara para Pentecosté s, lavando nuestros pecados y prejuicios, permitié ndonos
reunirnos con hombres y mujeres devotos de todas las naciones. No puedes tener un
Pentecosté s con Dios si tienes prejuicios contra las personas, no solo prejuicios raciales
sino prejuicios experienciales. La gente ha ideado una escala de calificació n entre uno
y diez para la gravedad de ciertos pecados. El pecado, que simplemente significa errar
el blanco, no tiene escala de severidad a los ojos de Dios.
Dios está derribando barreras raciales, é tnicas y religiosas, uniendo a personas de
todos los á mbitos de la vida en un solo lugar con un enfoque: alcanzar el mundo para
Jesú s. Necesitamos que se diga de nosotros: “El dí a de Pentecosté s ha llegado
plenamente”. La palabra completamente significa “llegar con un fin esperado, venir con
anticipació n, llegar a tener parte en una misió n”.
Pentecosté s marcó el comienzo de una misió n para el pueblo judí o al recoger el
fruto de sus labores. Pentecosté s en Hechos 2 marcó el comienzo de una misió n para
la iglesia de reunir almas perdidas. Necesitamos que Pentecosté s surja plenamente en
nuestra vida mientras nos enamoramos de Jesú s, el Cordero Pascual, para llevar a cabo
la recolecció n de Su cosecha.
El sonido llenó la casa

El sonido del cielo “llenó toda la casa donde estaban sentados”. Este sonido era una
señ al, dando testimonio de que el Cielo estaba hablando. La palabra griega para sonido
denota un fuerte estruendo o voz rugiente, muy parecida al estruendo de un tornado
que precede a la tormenta.
Este viento llenó armarios, dormitorios, arriba y abajo. Llenaba todos los
componentes de la casa: tinajas, vasos, cosas significativas e insignificantes. Esto indica
que cualquiera puede ser lleno del Espí ritu Santo.
Hemos visto a bautistas, metodistas, cató licos salvos, de todas las profesiones
cristianas, llenos del Espí ritu Santo con la evidencia de hablar en otras lenguas. El
ú nico prerrequisito obligatorio es que seas creyente, un hijo de Dios nacido de nuevo y
lavado con la sangre (Hechos 2:38,39; Juan 14:17).
¿ Qué pasa con el lugar donde está s sentado? ¿ Qué hay de su iglesia local? ¿ Está
lleno del Espí ritu Santo? ¿ Tu asamblea ha vivido un Pentecosté s que está llenando
todo por dentro? Una persona se convierte en un producto de su entorno. Comenzará a
parecerse a lo que sea que esté alrededor, bueno o malo.
Lenguas de fuego se sentaron sobre cada uno

Esta experiencia no era para unos pocos elegidos. Las lenguas repartidas de fuego se
posaron sobre cada uno: hombres y mujeres, jó venes y ancianos, apó stoles y
discí pulos. Al oí r el sonido, la multitud asombrada preguntó : " ¿ Qué significan estas
cosas?" El apó stol Pedro se puso de pie y dijo:
Esto es lo dicho por el profeta Joel; Y acontecerá en los postreros dí as, dice Dios, Derramaré de mi Espí ritu sobre toda
carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizará n, y vuestros los jó venes verá n visiones, y vuestros ancianos soñ ará n
sueñ os: Y sobre mis siervos y sobre mis siervas derramaré en aquellos dí as de mi Espí ritu; y profetizará n (Hechos 2:16-
18).

Dios planeó que Su Espí ritu, un fuego consumidor, descansara sobre cada uno de
Sus hijos. El apó stol Pedro le dijo a la multitud: “Porque para vosotros es la promesa, y
para vuestros hijos, y para todos los que está n lejos, para cuantos el Señ or nuestro Dios
llamare” (Hechos 2:39).
Pedro, quien má s tarde predicó a los gentiles en la casa de Cornelio, dijo: “En
verdad comprendo que Dios no hace acepció n de personas” (Hechos 10:34). Vio el
Espí ritu Santo caer sobre la asamblea incluso antes de terminar su sermó n,
confirmando la promesa de Dios.
Hablaron en otras lenguas
Ellos “comenzaron a hablar en otras lenguas” (Hechos 2:4). Lenguas en este pasaje es
la palabra griega glosario , que simplemente significa “un idioma”.
Judí os devotos de todas las naciones se habí an reunido en Jerusalé n para
Pentecosté s. Cuando se derramó el Espí ritu Santo y los discí pulos comenzaron a
hablar en lenguas, causó un gran revuelo.
Ahora bien, cuando esto se oyó en el extranjero, la multitud se juntó y se confundió , porque cada uno los oí a hablar en
su propia lengua. Y estaban todos asombrados y maravillados, diciendo unos a otros: He aquí , ¿ no son galileos todos estos
que hablan? ¿ Y có mo oí mos nosotros cada uno en nuestra propia lengua, en la cual nacimos? los partos, los medos, los
elamitas, los moradores de Mesopotamia, de Judea, de Capadocia, del Ponto, de Asia, de Frigia y de Panfilia, de Egipto y de
las partes de Libia alrededor de Cirene, y los extranjeros de Roma, judí os y prosé litos, cretenses y á rabes, les oí mos
hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios (Hechos 2:6-11).

Lucas menciona má s de una docena de lugares en este pasaje, que representan


muchos idiomas y dialectos. Las lenguas permitieron a la multitud escuchar las obras
poderosas de Dios en su propio idioma.
El Espí ritu les dio expresió n

El lenguaje vino “segú n el Espí ritu les dio que hablaran” (Hechos 2:4). Expresió n
significa la capacidad de hablar con claridad, declarar abiertamente o tener la
capacidad de enunciar con claridad. La gente habló , pero las palabras vinieron a travé s
de la habilidad o habilitació n del Espí ritu Santo. Ellos hablaron como el Espí ritu les
dio expresió n.
Cuando haces algo, lo haces con ayuda. Si caminas por la habitació n, está s
caminando mientras tus pies se mueven. Tus pies son las herramientas que se utilizan
para llevar a cabo la misió n de caminar. Suponga que vuela a Chicago. Se podrí a decir
que viajaste a Chicago mientras volaba el avió n, lo que significa que volaste bajo el
auspicio del avió n.
Los creyentes en Pentecosté s hablaron el lenguaje del Cielo, pero solo como el
Espí ritu Santo les dio expresió n.
Dios dio un patró n

Como se mencionó anteriormente, el Antiguo Testamento transmite muchas


verdades ocultas en tipos y sombras. Todo lo que el taberná culo del Antiguo
Testamento representó en algú n tipo o sombra de la gloria de Dios en el rostro de
Jesucristo. El taberná culo no fue una idea imaginada por Moisé s. Cuando Dios le dio el
plano, Moisé s lo construyó segú n el modelo que vio en el Cielo (É xodo 25:8-40).
Moisé s fue amonestado por Dios cuando estaba por hacer el taberná culo: porque mira, dice é l, haz todas las cosas
conforme al modelo que te fue mostrado en el monte (Hebreos 8:5).

Moisé s simplemente construyó lo que el Cielo habí a previsto. Las lenguas no son
diferentes a un patró n.
Así como se le ordenó a Moisé s que construyera segú n el modelo, nosotros
debemos hablar segú n el modelo como el Espí ritu nos da expresió n. Las lenguas
vienen porque el Espí ritu da la palabra o la habilidad de hablar o enunciar.
Las personas con problemas de audició n casi siempre tienen un impedimento del
habla. Nuestra capacidad de oí r nos da la capacidad de articular o enunciar. Sin oí r,
estamos limitados en nuestra capacidad de hablar. Lo mismo es cierto en el Espí ritu.
Debemos escuchar antes de poder hablar. En Pentecosté s, escucharon “un sonido del
cielo como de un viento recio que soplaba. …Y ellos…comenzaron a hablar en otras
lenguas, segú n el Espí ritu les daba que hablaran” (Hechos 2:2-4). Oyeron el sonido,
luego hablaron.
Dios dijo que Israel no lo escucharí a debido a sus oí dos incircuncisos. Esto
simplemente significa que eran carnales y carnales. Debemos caminar en el Espí ritu
para escuchar al Espí ritu. Para entender los caminos de Dios, debemos escuchar no la
ló gica humana sino a Aquel que “sabe cuá l es la mente del Espí ritu” (Rom. 8:27).
En el Antiguo Testamento, Dios habló de un patró n de lo que É l querí a que se
construyera en la tierra. Dios tambié n usó un sonido para testificar a los santos del
Antiguo Testamento. Dios no ha cambiado Sus mé todos para nosotros que vivimos hoy.
É xodo 28:33-35 describe el diseñ o de la tú nica del sumo sacerdote. En el borde de
su manto habí a granadas de azul, pú rpura y escarlata, que simbolizaban la frescura de
la vida, la realeza y la sangre. Se colocó una campana de oro a cada lado de la fruta
como señ al para la gente. Cuando el sumo sacerdote entraba en el lugar santo para
servir como mediador, tomaba sangre y la ofrecí a sobre el propiciatorio. La gente no
podí a verlo, pero si escuchaban las campanas de oro sabí an que el sacrificio habí a
sido aceptado y el sacerdote viví a. Este sonido era una señ al para el pueblo de que sus
pecados habí an sido expiados.
Despué s de la resurrecció n de Cristo, É l se mostró a los discí pulos ya los demá s
durante 40 dí as. Antes de ascender al Cielo, Jesú s les dijo a Sus seguidores que
esperaran la promesa del Padre. Se reunieron para orar y esperaron mientras Cristo
asumí a el oficio de sumo sacerdote para siempre.
Los judí os sabí an que la Pascua resultó en la muerte de un cordero inocente.
Cincuenta dí as despué s marcó el comienzo de su cosecha o la fiesta de la recolecció n.
Jesú s dijo que É l era el Cordero Pascual. Pentecosté s marcó 50 dí as desde que Su
sangre habí a sido derramada para el perdó n de los pecados.
La espera de los discí pulos terminó . “Y cuando se cumplió el dí a de Pentecosté s…
se oyó un sonido…” (Hechos 2:1-2). Este fue el cumplimiento de las granadas y las
campanas de oro. Las campanas eran una señ al de que el sacrificio habí a sido
aceptado, y el Espí ritu Santo era el sonido de que nuestros pecados habí an sido
expiados.
¿ Han cesado las lenguas?

La caridad nunca falla: pero si hay profecí as, fallará n; sea que haya lenguas, cesará n; si hay conocimiento, se
desvanecerá . Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos. Pero cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en
parte se acabará ” (1 Corintios 13:8-10).

Muchas denominaciones han interpretado este versí culo en el sentido de que los
dones espirituales, incluso el de lenguas, han cesado. Pero, ¿ es correcta esta teorí a?
Dicen que “lo que es perfecto” son las Escrituras completas y escritas. Si este es el
caso, entonces tambié n se elimina el conocimiento, y sabemos que eso no es cierto. Al
poner el versí culo en contexto, las lenguas, las profecí as y el conocimiento aú n
existen porque “aquello que es perfecto” (la segunda venida de Cristo) aú n no ha
sucedido.
Los dones del Espí ritu nos permiten ver un atisbo de Su gloria, pero todaví a “en
parte conocemos, y en parte profetizamos” (1 Corintios 13:9). La sombra, las imá genes,
el atisbo de Su gloria, palidecerá n en comparació n con Cristo mismo cuando É l reine
en gloria. Los dones nos ayudan y atienden muchas de nuestras necesidades. Pero
cuando veamos a Jesú s cara a cara, pasaremos de los dones, que son solo un vistazo, al
dador: Jesucristo mismo.
No importa cuá n espirituales nos volvamos, no importa cuá nto griego y hebreo
aprendamos, y no importa cuá nto oremos y estudiemos, nuestro mejor entendimiento
de Dios es solo parcial. El apó stol Pablo escribió : “Porque ahora vemos por espejo, en
oscuridad; pero entonces cara a cara: ahora sé en parte; pero entonces sabré así como
soy conocido” (1 Corintios 13:12). Hasta entonces, sin embargo, las lenguas continú an
para uso y edificació n del creyente.
¿ Por qué lenguas?

Dios escogió las lenguas como una señ al por una razó n importante. Podemos
entender Su selecció n soberana de lenguas de este pasaje:
Porque en muchas cosas ofendemos a todos. Si alguno no ofende en palabra, é ste es varó n perfecto, y capaz tambié n de
refrenar todo el cuerpo. He aquí , ponemos freno en la boca de los caballos, para que nos obedezcan; y giramos alrededor
de todo su cuerpo. He aquí tambié n las naves, que aunque son tan grandes y son impulsadas por vientos feroces, sin
embargo, son volteadas con un timó n muy pequeñ o, cualquiera que sea la voluntad del gobernador. Así tambié n la lengua
es un miembro pequeñ o, y se jacta de grandes cosas. He aquí , ¡ cuá n grande bosque enciende un pequeñ o fuego! Y la
lengua es un fuego, un mundo de iniquidad: así es la lengua entre nuestros miembros, que contamina todo el cuerpo, y
prende fuego a la naturaleza; y es incendiada del infierno. Porque toda clase de bestias, y de aves, y de serpientes, y de
cosas del mar, es domada, y ha sido domada de la humanidad: pero nadie puede domar la lengua; es un mal rebelde, lleno
de veneno mortal (Santiago 3:2-8).

Resumamos algunas de estas verdades:


 Cada bestia y animal ha sido domesticado por la humanidad, excepto la
lengua.
 Si podemos controlar la lengua, podemos controlar todo el cuerpo.
 Las cosas muy grandes pueden ser controladas por algo muy pequeñ o.
 La lengua es un fuego.
Dios a menudo emplea ejemplos naturales para producir entendimiento espiritual.
Jesú s a menudo usó analogí as naturales, fí sicas y tangibles en sus pará bolas. Habló
de un hombre que sembró semilla, una mujer que buscó una moneda perdida y siervos
que invirtieron el dinero de su amo para describir el Reino de Dios.
En este pasaje, Dios usa la lengua para enseñ ar la verdad. La lengua es un fuego,
algo fuera de control, algo que es difí cil, si no imposible, de domar. Si podemos
controlar la lengua, esto nos permite controlar todos los aspectos de nuestras vidas.
James señ aló que algo muy grande puede ser guiado por algo muy pequeñ o. Un
caballo puede ser controlado por el bocado en su boca. James sabí a que un caballo no
se domesticaba encadená ndole las patas o envolvié ndole algo alrededor del cuello. Un
caballo puede ser guiado controlando sus movimientos desde la boca. Del mismo modo,
un barco grande puede ser guiado a travé s de aguas turbulentas con poco esfuerzo
usando una pequeñ a rueda, el timó n, que guí a el barco y controla su direcció n.
Cuando estamos llenos del Espí ritu Santo, É l actú a como elemento disuasorio. É l
pone un freno en nuestra boca y refrena nuestra palabra. Justo cuando tienes ganas de
regañ ar a alguien, el Espí ritu Santo toma el control. ¿ No es emocionante que Dios
tomó la lengua, un miembro de nuestro cuerpo conocido por ser “un fuego, un mundo
de iniquidad”, y lo santificó para Sus propó sitos?
Cuando Dios llenó a los discí pulos el dí a de Pentecosté s, envió lenguas de fuego
para que se sentaran sobre cada uno de ellos. Dios hizo que hablaran en un lenguaje
celestial, demostrando que É l tení a el control de estos creyentes.
¿ Por qué Dios escogió las lenguas como una señ al? Tomó el miembro má s difí cil e
incontrolable de nuestro cuerpo y lo hizo ceder al habla divinamente inspirada. Puede
que nos resulte imposible refrenar la lengua con nuestras propias fuerzas, pero el
derramamiento sobrenatural del Espí ritu Santo capacitó a los discí pulos para usar su
lengua para los propó sitos de Dios, y hará lo mismo por nosotros.
Dos tipos de lenguas

Hablar en lenguas puede ocurrir en dos escenarios diferentes. Un creyente puede orar
en lenguas en privado para tener comunió n con Dios:
Porque el que habla en lengua desconocida, no habla a los hombres, sino a Dios; porque nadie le entiende; aunque en el
espí ritu habla misterios…. El que habla en lengua extrañ a, a sí mismo se edifica (1 Corintios 14:2,4).

Las Escrituras tambié n enseñ an sobre el don de lenguas o “diversos [diferentes]


gé neros de lenguas”.
(1 Cor. 12:10), que se usa en una asamblea pú blica. El apó stol Pablo dio
instrucciones sobre có mo regular este don: “Si alguno hablare en lengua desconocida,
sea por dos, o a lo má s tres, y por turno; y que uno interprete” (1 Cor. 14:27).
Sin la interpretació n de lenguas, la iglesia no será edificada.
Quisiera que todos hablaseis en lenguas, mas bien que profetizaseis; porque mayor es el que profetiza que el que habla en
lenguas, si no las interpreta para edificació n de la iglesia (1 Corintios 14:5).

Tambié n encontramos la frase “a uno le es dado” (1 Cor. 12:8), lo que implica que
no todos tendrá n el mismo don, como tampoco los miembros de un cuerpo tienen las
mismas funciones.
Un cuerpo tiene muchos miembros, pero sus funciones difieren entre sí . La mano no
puede funcionar como un pie, o viceversa. De la misma manera, el Espí ritu da
diferentes dones a diferentes personas.
Tambié n encontramos en 1 Corintios 12:4-7 cuatro verdades importantes:
1. Los dones vienen por el Espí ritu (vs. 4).
2. Cada don tiene una administració n diferente (vs. 5).
3. Cada don tiene una operació n diferente (vs. 6).
4. Los dones se dan “a todo hombre para provecho” (v. 7). Los dones del
Espí ritu siempre se manifiestan para ministrar y ayudar a las personas,
nunca para causar dañ o, confusió n o divisió n.
Hay una diferencia entre el don de lenguas y las lenguas usadas como lenguaje de
oració n. El don de lenguas beneficia a los oyentes; el lenguaje de la oració n beneficia
só lo al hablante. Si fallas en entender la diferencia entre hablar en lenguas y el don de
lenguas, se han perdido todo el asunto y se confundirá n. Como resultado, puede
incluso confundir a los demá s.
Cuando el don de lenguas se da en una asamblea pú blica, el mensaje necesita ser
interpretado para beneficio de los oyentes. Sin embargo, a veces, como en el dí a de
Pentecosté s, se da el don de lenguas para ministrar a los oyentes en su propio idioma
(Hechos 2:6).
Por ejemplo, suponga que estuvo en Rusia y el Espí ritu Santo le permitió hablar
ruso con fluidez. Esta señ al milagrosa harí a comprender al pueblo en su propia lengua
y serí a un testimonio y una confirmació n del don mismo.
En la ley está escrito: Con hombres de otras lenguas y con otros labios hablaré a este pueblo; y con todo eso no me oirá n,
dice el Señ or. De modo que las lenguas son por señ al, no a los que creen, sino a los que no creen; pero el profetizar no sirve
a los que no creen, sino a los que creen (1 Corintios 14:21-22).

Dios dijo que hablarí a a los hombres en otras lenguas y con otros labios, “pero a
pesar de todo eso no me oirá n”. ¿ No es asombroso que los hombres puedan ver el don
de Dios en acció n y escuchar la manifestació n del Espí ritu Santo pero no crean? Los
burladores concluyeron: “Estos hombres está n llenos de vino nuevo” (Hechos 2:13).
Sin embargo, estar llenos del Espí ritu Santo nos da un tremendo poder para vivir la
vida cristiana.
Empoderamiento, no entretenimiento

El Espí ritu Santo no ha sido dado a la Iglesia para entretener a las congregaciones
sino para empoderarlas. Jesú s dijo: “Recibiré is poder, cuando haya venido sobre
vosotros el Espí ritu Santo” (Hechos 1:8). El Espí ritu Santo nos da poder no solo para
gritar, correr por los pasillos o montar un espectá culo. É l nos empodera para intervenir
en la sociedad como testigo.
Jesú s dio estas instrucciones a sus discí pulos:
Y estas señ ales seguirá n a los que creen; En mi nombre echará n fuera demonios; hablará n en lenguas nuevas; tomará n
en las manos serpientes; y si bebieren cosa mortí fera, no les hará dañ o; sobre los enfermos pondrá n sus manos, y sanará n
(Marcos 16:17-18).

El Libro de los Hechos registra las asombrosas señ ales y prodigios que ocurrieron a
travé s de los discí pulos. ¿ Cuá l fue el catalizador de estos milagros? Pentecosté s.
Despué s de haber sido investidos con poder de lo alto, “saliendo, predicaban en todas
partes, ayudá ndoles el Señ or y confirmando la palabra con las señ ales que la seguí an”
(Marcos 16:20).
Ese es el tipo de poder que necesitamos para transformar nuestras vidas, familias,
iglesias y sociedad. Con ese fin, el Refinador usa Su fuego para purificar Su creació n
permitiendo que la vasija se convierta en todo lo que É l desea que sea.
El fuego refinador

A menudo nos enfrentamos al desá nimo en este mundo. Muchos nunca han tenido a
nadie que creyera en ellos. Incluso despué s de alcanzar algú n nivel de é xito en un
á rea u otra, muchos no han tenido a nadie que les señ ale su potencial. ¿ No es
sorprendente có mo podemos ver tanto potencial en los demá s y, sin embargo, nos
resulta difí cil descubrir nuestro propio tesoro escondido? Las personas altamente
motivadas no está n exentas de necesitar a alguien que subraye sus fortalezas y
debilidades. Nutrir es la inversió n necesaria para estimular el potencial que poseemos.
Sin nutrició n, las fortalezas internas pueden permanecer latentes. Por lo tanto, es
crucial para nuestro desarrollo que haya algú n grado de nutrició n de los recursos
intrí nsecos que poseemos.
Hay una diferencia en la composició n emocional de un niñ o que ha tenido un
depó sito sustancial de afecto y afirmació n. Una gran afirmació n ocurre cuando alguien
invierte en nuestra personalidad. Creo que las personas son las mayores inversiones del
mundo. Existe un ví nculo maravilloso entre la persona que invierte y aquella en quien
se realiza la inversió n.
Si bien es cierto que el fuego no destruirá el oro, es importante señ alar que el fuego
purifica el oro. Cuando Dios se prepara para pulir Su oro, usa pruebas de fuego.
Desafortunadamente, nada le da brillo a tu cará cter y compromiso a tu corazó n como
lo hace la oposició n. El producto terminado es el resultado del proceso ardiente. Cada
vez que ves a alguien brillando con el tipo de brillo que le permite a Dios mirar hacia
abajo y verse a Sí mismo, está s mirando a alguien que ha pasado por el horno de la
aflicció n.
Dé jame advertirte: Dios pone Sus posesiones má s preciadas en el fuego. Los vasos
anteriores de los que É l extrae la gloria má s brillante, a menudo está n expuestos al
crisol de la angustia. La mala noticia es que incluso aquellos que viven vidas piadosas
sufrirá n persecució n. La buena noticia es que usted puede estar en el fuego, ¡ pero Dios
controla el termostato! É l sabe cuá n caliente debe ser para lograr Su propó sito en su
vida. No conozco a nadie a quien prefiera confiarle el termostato que al Dios de toda
gracia.
Cada prueba tiene grados. Algunas personas han experimentado angustias similares,
pero en diversos grados. Dios conoce la temperatura que quemará las impurezas de Su
propó sito. Es triste tener que admitir esto, pero muchas veces soltamos la impiedad de
nuestras vidas solo cuando experimentamos el terrible castigo de un Dios fiel que está
comprometido a producir cambios. ¡ Cuá ntas veces ha tenido que avivar las llamas a
mi alrededor para producir los efectos que querí a en mi vida! En resumen, Dios se
toma en serio producir el cambio en nuestras vidas que lo glorificará .
Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí , cuyo calzado yo no soy digno de
llevar, es má s poderoso que yo; é l os bautizará en Espí ritu Santo y fuego; cuyo abanico está en su mano, y É l limpiará
completamente Su era y recogerá Su trigo en el granero; pero É l quemará la paja con fuego inextinguible (Mateo 3:11-12).

Su mano ha avivado las llamas que se necesitaban para enseñ ar paciencia, oració n y
muchas otras lecciones invaluables. Necesitamos su correcció n. No los disfrutamos,
pero los necesitamos. Sin la correcció n del Señ or, seguimos nuestro propio camino.
Qué alegrí a saber que É l se preocupa lo suficiente como para enderezar los lugares
irregulares de nuestras vidas. Son sus correcciones paternales las que nos confirman
como hijos legí timos, no ilegí timos. É l afirma mi posició n en É l al corregirme y
castigarme.
Mas si sois con el castigo, del cual todos son partí cipes, entonces sois bastardos, y no hijos (Hebreos 12:8).

Es imposible discutir el valor de invertir en las personas y no encontrarnos adorando


a Dios: qué imagen perfecta de inversió n. Dios es el principal accionista. No importa a
quié n use má s tarde para realzar nuestro cará cter, debemos recordar la magnitud de
la inversió n de Dios en nuestras vidas. La mayor inversió n primaria que hizo fue el
inflado e impensable precio de redenció n que pagó . Nadie má s nos habrí a comprado
a ese precio. É l pagó el precio má ximo cuando murió por nuestros pecados. Lo que É l
hizo en la Cruz fue adoració n. Segú n el Diccionario Bí blico de Nelson , la palabra
adoració n, traducida literalmente, significa “expresar el valor de un objeto”.
Normalmente, el menor adora al mayor, pero esta vez, el mayor adoraba al menor.
¡ Qué inversió n!
su inversió n

Explore conmigo el concepto de que Dios tiene una inversió n en nuestras vidas. En
primer lugar, nadie invierte sin esperar ganancias. ¿ Qué tendrí a que ganar un Dios
perfecto al invertir en la humanidad imperfecta? El apó stol Pablo escribió : “Pero
tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y
no de nosotros” (2 Corintios 4:7). Así , segú n las Escrituras, poseemos un tesoro. Sin
embargo, la excelencia de lo que tenemos no es de nosotros, sino de Dios. El tesoro es
de Dios. Eso implica que este tesoro se origina en Dios. Se acumula en nosotros y luego
se le devuelve a É l.
Ningú n agricultor planta un campo en la tierra porque quiere má s tierra. No, su
expectativa está en la semilla que plantó . El suelo es solo el entorno para la semilla
plantada. La semilla es la inversió n del agricultor. La cosecha es su regreso, o má s
exactamente, su herencia cuando la envoltura exterior de la semilla muere en la tierra.
La cosecha le costó la vida a la semilla. Jesú s dijo: “De cierto, de cierto os digo, que si
el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho
fruto” (Juan 12:24).
Somos esa tierra fé rtil, rota por los problemas, enriquecida por los fracasos y regada
con lá grimas. Sin embargo, es innegable que hay un depó sito dentro de nosotros. Este
depó sito es lo suficientemente valioso como para colocarnos en la lista negra de
sataná s. Al escribir a la iglesia de É feso, Pablo oró para que “os alumbraran los ojos de
vuestro entendimiento…” (Efesios 1:18). ¡ Una de las cosas que querí a que la gente
supiera son las riquezas de Su herencia en los santos! Pablo los desafió a tomar
progresivamente conciencia de la enormidad de Su herencia en nosotros, no nuestra
herencia en É l. Pasamos la mayor parte de nuestro tiempo hablando de lo que
queremos de Dios. El verdadero problema es lo que É l quiere de nosotros. Es el Señ or
quien tiene la mayor inversió n. Somos la tierra á rida y seca de la que brota Cristo.
Cré ame, ¡ Dios se toma en serio Su inversió n!
Al enemigo el Señ or le dice: “ No toqué is a mis ungidos , ni hagá is mal a mis
profetas” (1 Cró nicas 16:22). Dios luchará para proteger la inversió n que ha puesto en
tu vida. Qué consuelo es saber que el Señ or tiene un interé s personal en mi liberació n.
Tiene algo má s que preocupació n por mí . Dios ha iniciado el proceso necesario de
cultivar lo que É l ha invertido en mi vida. ¿ Alguna vez te has detenido a pensar que
fue el propó sito divino de Dios lo que te mantuvo a flote cuando otros naufragaron
bajo el peso de la vida? Mira a Job; é l sabí a que Dios tení a una inversió n en su vida
que ninguna temporada de angustia podrí a erradicar: “Pero é l conoce el camino que
yo tomo; cuando me haya probado, saldré como el oro” (Job 23:10).
¿ Recuerda la historia de los tres niñ os hebreos en el horno de fuego? Cuando el
malvado rey los puso en el fuego, pensó que el fuego los quemarí a. No sabí a que
cuando perteneces a Dios, el fuego solo quema los lazos que te atan. La gente ha dicho
que Dios sacó el calor del horno. Eso no es verdad. Considere a los soldados que
arrojaron a los hebreos al fuego: ¡ murieron quemados en la puerta! Habí a mucho
calor en el horno. Dios, sin embargo, controla los lí mites. ¿ Alguna vez ha pasado por
un dilema que deberí a haber quemado cada á rea de su vida y, sin embargo,
sobrevivió a la presió n? ¡ Entonces debes saber que É l es Señ or sobre el fuego!
Se ha sugerido que si caminas en el Espí ritu, no tendrá s que contender con el fuego.
Sin embargo, la fe real no significa que no pasará s por el fuego. La verdadera fe
simplemente significa que cuando pases por el fuego, É l estará contigo. Este
pensamiento te lleva a una realidad inusual. En la mayorí a de los casos, si te dijera
que mañ ana serí as quemado vivo, pero no te preocupes porque estarí a en el fuego
contigo, mi presencia en el dilema no te brindarí a ningú n consuelo. ¡ Sin embargo, la
presencia del Señ or puede convertir un infierno ardiente en un paseo por el parque! La
Biblia dice que una cuarta persona estaba en el fuego, por lo que los tres hebreos
pudieron caminar ilesos en é l (Dan. 3).
El rey Nabucodonosor se asombró cuando los vio vencer lo que habí a destruido a
otros hombres. No puedo garantizar que no enfrentará s situaciones aterradoras si le
crees a Dios. puedo declarar que si los enfrentas con la presencia de Cristo, los efectos
de la circunstancia se verá n drá sticamente alterados. Es muy popular sugerir que la fe
prohí be los problemas. Pero cuando leo acerca de estos jó venes hebreos, me doy
cuenta de que si crees en Dios, puedes caminar en lo que otros hombres queman. Rara
vez alguien apreciará completamente el fuego por el que has caminado, pero ten la
seguridad de que Dios conoce el camino de fuego hacia logro. É l puede curar los pies
ampollados del viajero.
Escucha a Dios, mira sus obras

Cuando Juan estaba en la isla de Patmos, estaba limitado a una cueva pero libre en
su espí ritu (Ap. 1). Recuerde, Sataná s puede trabajar febrilmente para limitar el
ministerio y la reputació n del vaso de Dios, pero nunca puede confinar la unció n y el
llamado en su vida. Cada don ministerial eventualmente enfrentará la cueva de la
soledad y la prisió n de una situació n de ostracismo. Sin embargo, que el carcelero
tenga cuidado; nuestro Dios tiene un ministerio carcelario. Hace explotar los muros de
la imposibilidad.
Juan escribió que escuchó la voz atronadora del Señ or. En el proceso de buscar la
voz, encontró siete candeleros de oro (v. 12). Los candelabros se revelan má s tarde
como la Iglesia. Necesitamos hombres y mujeres que escuchen la voz de Dios antes de
ver la obra de Dios. ¿ De qué nos servirá pulir los candelabros y encender las velas si
no hay una voz de Dios que haga que la gente se desví e y vea?
Cuando la voz de Dios lo llevó a la presencia de Cristo, Juan se derrumbó en la
presencia del Señ or. Un diluvio inundó la cueva cuando Cristo abrió Su boca; Su voz
sonaba como el ruido de muchas aguas Juan dijo que habí a muchas aguas en Su voz,
pero el fuego estaba en Sus pies. La comunicació n efectiva siempre se transmite desde
la base de los pies quemados. Juan dijo que los pies de Jesú s parecí an haber estado en
el fuego. Qué consuelo para el cará cter indicado de este predicador de Pentecosté s
encontrar que los pies de su Consolador habí an pasado por el fuego. Queridos
hermanos, escú chenme hoy: su Libertador tiene los pies quemados. Sabe lo que se
siente estar en el fuego.
Gracias a Dios por los pies ardientes de nuestro Señ or que corren veloces al
encuentro de sus hijos necesitados.
Pero aú n queda la pregunta: " ¿ Existe alguna protecció n preventiva que al menos
ayude a la ví ctima que lucha en medio de una prueba de fuego?" Si está s en una
prueba de fuego, ten en cuenta que es tu fe la que está en prueba. Si vas a superar el
dilema, no será por tus sentimientos, sino por tu fe. En 1 Juan 5:4, Jesú s dice: “Porque
todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que vence al mundo,
nuestra fe”. Sí , es el escudo de la fe que apaga los dardos de fuego del diablo (Efesios
6:16).
El té rmino apagar significa “extinguir”. ¿ Se está gestando algú n incendio que le
gustarí a extinguir? Su fe hará el trabajo. Si la fe no te libra de ella, seguramente te
librará a travé s de ella.
El fanatismo de alguna teologí a de la fe ha intimidado a muchos cristianos de los
conceptos de fe relacionados con las promesas de Dios. Sin embargo, la fe es un tema
tan clave para el cristiano que a la gente de la Iglesia primitiva se les llamaba
simplemente creyentes en reconocimiento de su gran fe. Una cosa que debemos hacer es
entender las distinciones de la fe. La fe no puede alterar el propó sito; solo actú a como
un agente para asistir en el cumplimiento del propó sito predeterminado de Dios. Si el
plan de Dios requiere que suframos cierta oposició n para cumplir Su propó sito,
entonces la fe se convierte en el vehí culo que nos capacita para perseverar y nos libera
a travé s de la prueba.
Por otro lado, el enemigo aflige al creyente en un intento de abortar el propó sito de
Dios. La fe es un vigilante nocturno enviado para guiar el propó sito de Dios. Nos
librará de la mano del enemigo; el enemigo es cualquier cosa que obstaculice el
propó sito de Dios en nuestras vidas.
Desde entonces Jesú s comenzó a explicar a sus discí pulos que debí a ir a Jerusalé n y padecer muchas cosas de manos
de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los maestros de la ley, y que debí a ser muerto y resucitado al tercer dí a.
vida. Pedro lo llevó aparte y comenzó a reprenderlo. “¡ Nunca, Señ or!” é l dijo. “¡ Esto nunca te sucederá !” Jesú s se
volvió y le dijo a Pedro: “¡ Alé jate de mí , sataná s! Tú eres para mí piedra de tropiezo; no tené is en mente las cosas de
Dios, sino las cosas de los hombres” (Mateo 16:21-23 NVI).
Fe

El capí tulo 11 de Hebreos analiza extensamente la definició n de fe. Luego comparte


las obras de fe en los versí culos 32-35a y, finalmente, analiza la perseverancia de la fe
en los versí culos 35b-39.
Hay distinciones de fe tambié n. En Hebreos 11:32-35a, la enseñ anza ha puesto un
tipo de é nfasis intensificado en la fe distinta que escapa del peligro y vence los
obstá culos: “Apagado la violencia del fuego, escapado del filo de la espada, de la
debilidad se hicieron fuertes, se hicieron valientes en la lucha, hicieron huir los
ejé rcitos de los extranjeros” (Hebreos 11:34).
Sin embargo, en los versí culos que cierran el capí tulo, casi como si fueran notas a
pie de pá gina, el escritor trata las distinciones de otro tipo de fe. En sus comentarios
finales, comparte que hubo otros creyentes cuya fe fue ejemplificada a travé s del
sufrimiento y no del sufrimiento.
Y otros fueron juzgados por crueles burlas y azotes, sí , ademá s de prisiones y prisiones: fueron apedreados, aserrados,
tentados, muertos a espada; anduvieron de un lado a otro vestidos con pieles de ovejas y de cabras; siendo indigente,
afligido, atormentado (Hebreos 11:36-37) .

El fundamento del cristianismo no se construye sobre mansiones de é lite, acciones y


bonos, o autos deportivos y una vida con control de crucero. Todas estas cosas son
maravillosas si Dios elige bendecirte con ellas. Sin embargo, hacer de las finanzas el
sí mbolo de nuestra fe es ridí culo. La Iglesia se construye sobre las espaldas de
hombres y mujeres que soportaron las incomodidades por una causa. Este pueblo no
era el fin sino el medio por el cual Dios era glorificado. Algunos de ellos exhibieron su
fe a travé s de sus sombras curando a los enfermos. Otros má s exhibieron su fe
desangrá ndose bajo montones de piedras. Tambié n tení an una marca de fe que
parecí a aliviar el efecto, aunque no alteraba la causa.
A medida que el fuego de la persecució n nos obliga a hacer niveles má s profundos
de compromiso, es muy importante que nuestra fe se renueve para que coincida con
nuestro nivel de compromiso. Hay un lugar en Dios donde el fuego consume todo otro
deseo excepto el de conocer al Señ or en el poder de Su resurrecció n. En este nivel,
todas las demá s actividades se empañ an y parecen inú tiles en comparació n. Tal vez
esto es lo que Pablo realmente buscaba, ese lugar de entrega total. Ciertamente ese es
el lugar al que me dirijo, que muchas veces escapa a mi alcance, pero nunca a mi vista.
Como un niñ o que se pone de puntillas, busco un lugar demasiado alto para ser tocado.
Mis manos está n extendidas, mis pies está n en llamas, ¡ y escucho Su voz!
Puntos a considerar

É l es el gran Yo Soy .

Dios está derribando barreras para alcanzar al mundo para Jesú s .

Debemos escuchar antes de poder hablar .

Domar la lengua nos da poder para controlar nuestras vidas .

El don de lenguas beneficia a los oyentes;


el lenguaje de oració n beneficia al hablante .

Las fortalezas internas pueden permanecer latentes sin nutrirse .

Su mano aviva las llamas .

Dios es serio acerca de su inversió n .

Sataná s nunca puede confinar la unció n y el llamamiento en su vida .

El cristianismo se basa en que la Iglesia se mantiene firme en Cristo .


Capí tulo
4 CÓDIGO SECRETO _

GRAMO
od ha hablado a su pueblo desde el principio:
Y oyeron la voz del Señ or Dios que se paseaba en el jardí n al aire del
dí a: y Adá n y su mujer se escondieron de la presencia del Señ or Dios
entre los á rboles del jardí n (Gé nesis 3:8).

Les comunicó su deseo de que guardaran el


jardí n, que fueran fructí feros y se multiplicaran, y que no comieran del á rbol del
conocimiento del bien y del mal.
Dios habló a su pueblo a travé s de los profetas:
Dios, quien muchas veces y de muchas maneras habló en otro tiempo a los padres por los profetas (Hebreos 1:1).

É l tambié n nos habló por Su Hijo:


Dios... en estos postreros dí as nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo
hizo el mundo (Hebreos 1:1-2).

É l nos habló por milagros:


Dios tambié n les dio testimonio, con señ ales y prodigios, y con diversos milagros y dones del Espí ritu Santo, segú n su
propia voluntad (Hebreos 2:4).

Luego habló por medio de sus apó stoles. Como resultado del poderoso
derramamiento de Pentecosté s, Dios dijo que hablarí a por medio de su Espí ritu.
Y acontecerá despué s que derramaré mi espí ritu sobre toda carne; y vuestros hijos y vuestras hijas profetizará n,
vuestros ancianos soñ ará n sueñ os, vuestros jó venes verá n visiones (Joel 2:28).

Muchos tratan de limitar a Dios, diciendo que ha hablado en el pasado pero ha


dejado de hablar hoy. Esto, sin embargo, no es cierto. Dios continú a hablá ndonos a
travé s de Su Palabra escrita.
El Espí ritu Santo tambié n nos habla hoy. Las lenguas son el mensaje de Dios para
los ú ltimos dí as. No es la ú nica forma en que É l puede hablar, pero es una ví a de
expresió n. Necesitamos fe para permitirle hablar e interpretar el mensaje a travé s de
un vaso dispuesto.
El asunto en los tiempos bí blicos y en la actualidad es este: ¿ Puedes oí r lo que Dios
está diciendo? Dios ciertamente está hablando:
El que tiene oí do, oiga lo que el Espí ritu dice a las iglesias; El que venciere, no sufrirá dañ o de la segunda muerte
(Apocalipsis 2:11).

Pero cuando venga el Espí ritu de verdad, é l os guiará a toda la verdad: porque no hablará por su propia cuenta; pero
todo lo que oiga, eso hablará , y os hará saber las cosas por venir (Juan 16:13).

Necesitamos aferrarnos a Dios como nunca antes porque É l está hablando un


mensaje vital en estos ú ltimos dí as. É l está buscando a alguien que entregue una
palabra oportuna que cambie la vida. Muchas veces, sin embargo, está en có digo
secreto y solo puede ser entendido por aquellos que tienen el Espí ritu Santo.
Ciertamente el Señ or Dios no hará nada sin que revele su secreto a sus siervos los profetas (Amó s 3:7).

Las cosas secretas son de Jehová nuestro Dios; pero las cosas que son reveladas son para nosotros y para nuestros hijos
para siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta ley (Deuteronomio 29:29).

Pero cuando los hijos de Israel clamaron al Señ or, el Señ or les levantó un libertador, Aod hijo de Gera, benjamita, varó n
zurdo; y por medio de é l enviaron los hijos de Israel un presente a Egló n rey de Moab. …. Pero é l mismo se apartó de
nuevo de las canteras que estaban junto a Gilgal, y dijeron: Rey, tengo una misió n secreta para ti (Jueces 3:15,19).

Estos tres pasajes nos muestran algunas cosas interesantes:


1. Dios tiene algunos secretos (Deut. 29:29).
2. É l revela estos secretos a Sus siervos (Amó s 3:7).
3. Dios busca siervos dispuestos a entregar estos mensajes secretos (Jueces
3:19).
Cada mensaje tiene cuatro componentes:
1. Persona que enví a el mensaje.
2. Persona que recibe el mensaje.
3. Un tercero que puede estar involucrado porque la persona que enví a el
mensaje no siempre puede comunicarse directamente con la parte principal.
En este caso, é l o ella contacta a alguien que entregará el mensaje.
4. La interpretació n del mensaje transmite lo que quiere decir la persona que
lo enví a. El mensaje debe ser claro y hablado de una manera que pueda ser
entendido.
¿ Por qué có digo secreto?

¿ Por qué Dios debe hablar en có digo secreto, y a quié n le está hablando? Cuando
Dios habla en secreto, lo hace por lo menos por dos razones:
1. Dios quiere tener una relació n í ntima contigo. Cuentas tus secretos y
pensamientos má s í ntimos solo a tus amigos má s cercanos y confiables.
2. Al hablar en clave secreta, Dios se asegura de que el diablo no entienda la
estrategia de la iglesia. Esto nos permite realizar un ataque sorpresa sin
previo aviso porque el có digo secreto pasa por alto el radar y el sistema de
defensa de las fuerzas satá nicas que se oponen a nosotros (Efesios 6:12).
misterios del reino

Si me amá is, guardad mis mandamientos. Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros
para siempre; Incluso el Espí ritu de la verdad; a quien el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero
vosotros le conocé is; porque mora con vosotros, y estará en vosotros. No te dejaré sin consuelo: vendré a ti. Todaví a un
poco, y el mundo no me verá má s; pero vosotros me veis: porque yo vivo, vosotros tambié n viviré is. En aquel dí a sabré is
que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí , y yo en vosotros (Juan 14:15-20).

Esta Escritura indica que el Reino de Dios estaba pasando por algunos cambios
drá sticos:
 Nos encontramos con el cambio de guardia . “Yo rogaré al Padre, y os dará
otro Consolador” (v. 16). Otro en este pasaje significa otro como yo. Jesú s
confirmó esto en el siguiente versí culo: “Vosotros conó celo [al Espí ritu de
verdad]; porque mora con vosotros, y estará en vosotros” (v. 17).
 Encontramos una obligació n de nuestra parte de recibir el Espí ritu Santo . Jesú s
dijo: “Si me amá is, guardad mis mandamientos” (v. 15). Como resultado de
nuestro andar en obediencia, Jesú s dijo que orarí a al Padre. É l a su vez nos
enviarí a otro Consolador.
Jesú s dijo tres cosas acerca del Espí ritu Santo en Juan 14:17:
1. El mundo no puede recibirlo.
2. El mundo no puede verlo, porque Sus caminos no son sus caminos; É l es un
misterio para ellos.
3. El mundo no lo conoce.
Todos los milagros de Cristo declararon lo que Sus seguidores harí an en ese dí a.
Porque el mundo no lo recibió , no lo vio y no lo conoció , crucificaron al Señ or de la
gloria.
Solo el cí rculo í ntimo de Cristo, formado por Pedro, Santiago y Juan, fue testigo de
su transfiguració n (Mateo 17:1-9). Solo estos tres vieron la agitació n interna de Jesú s
cuando derramó Su alma en oració n y se conformó a la voluntad del Padre en el
Huerto de Getsemaní (Mateo 26:37-44).
Só lo Juan fue a la cruz. ¿ Es de extrañ ar que recibiera una visió n asombrosa
conocida como “La revelació n de Jesucristo”? Antes de recibir esta visió n, fue exiliado
a la isla de Patmos.
Jesú s habló misterios a su amado amigo Juan que aú n desconciertan al mundo, e
incluso a la Iglesia. Para recibir este superando la revelació n, Juan tuvo que
desprenderse de las cosas terrenales. Oyó una voz que decí a: “Sube acá , y te mostraré
las cosas que sucederá n despué s de estas” (Ap. 4:1).
Dios llama a aquellos que está n comprometidos con la excelencia a un lugar de
reclusió n y soledad. El Espí ritu Santo está diciendo: “Apá rtense de las cosas que los
ciegan para que no vean Mis misterios y los ensordecen para que no escuchen Mi
lenguaje”.
Jesú s está hablando, pero incluso aquellos en la Iglesia lo extrañ an porque no
escuchan Su lenguaje. Muchos no escuchan Su voz porque la tradició n los ha dejado
contentos con solo el primer vistazo de Su gloria. La gloria de Cristo excede con mucho
cualquier gloria jamá s conocida por el hombre. En esos tres cortos añ os Jesú s
comenzó a revelar los misterios de un Reino poderoso que era má s grande que
cualquier problema, enfermedad o dilema.
no lo entendieron

¿ Por qué el pueblo crucificó al Prí ncipe de Gloria? Jesucristo tení a un mensaje,
poder y autoridad que asustó a la jerarquí a religiosa de su é poca. Sí , era un judí o
que hablaba el dialecto regional. Pero a veces tambié n habló misterios a sus
discí pulos. Miles siguieron a Cristo, pero É l escogió a 12 para que estuvieran con É l.
¿ Por qué no hay má s creyentes escuchando a Dios? Muchos no andan en obediencia
y no tienen la llenura del Espí ritu Santo. Jesú s solo revela sus secretos a aquellos que
son dignos de confianza y tienen una comunió n í ntima con é l.
Jesú s les dijo a Sus discí pulos que el mundo no entenderí a, verí a o sabrí a, pero
aquellos que tení an el Espí ritu Santo sí lo harí an.
Todaví a un poco, y el mundo no me verá má s; pero vosotros me veis: porque yo vivo, vosotros tambié n viviré is. En
aquel dí a sabré is que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí , y yo en vosotros (Juan 14:20).

É l estaba diciendo: “En ese dí a me verá n como muerto, pero sabrá n que todaví a
tengo el control. Cuando Me entierren en una tumba, algunos dirá n que se acabó . Pero
sabrá s que hablé misterios que el mundo no podí a entender. “Destruid este templo y
en tres dí as lo levantaré ”. Cuando vengan en esa primera mañ ana de Pascua y
descubran que Mi cuerpo no está , dirá n que fue robado. Sabrá s que he resucitado de
entre los muertos. Mi ministerio continuará a travé s del Espí ritu Santo.
“En aquel dí a conoceré is” (Juan 14:20) denota algo progresivo. “Entonces
conoceremos, si proseguimos en conocer al Señ or” (Oseas 6:3). “Conoceré is la verdad”
(Juan 8:32). “Cuando fui hombre” (1 Corintios 13:11) denota algo que no está
completo pero que está en proceso.
Superando nuestro intelecto

El apó stol Pablo escribió acerca de la revelació n del Reino que asombra la mente. La
verdad se habla y se revela en clave secreta. Debemos entender el có digo:
Pero como está escrito [en Isa. 64:4], “Cosas que ojo no vio, ni oí do oyó , ni han subido en corazó n de hombre, son las
que Dios ha preparado para los que le aman”. Pero Dios nos las ha revelado a nosotros por su Espí ritu: porque el Espí ritu
todo lo escudriñ a, sí , lo profundo de Dios (1 Cor. 2:9-10).

 El có digo está siendo pronunciado. “Pero Dios ha revelado” (vs.10a).


 El có digo habla de “las cosas profundas de Dios”, los misterios del Reino (vs.
10b).
 El có digo habla só lo a aquellos que tienen una relació n í ntima con Dios.
“Las cosas que Dios ha preparado para los que le aman” (v. 9b).
 El có digo habla cosas que nuestra naturaleza carnal no puede alcanzar ni
percibir. La carnalidad no puede ver. “Ojo que no vio”. La carnalidad no
puede oí r. “Oí do no ha oí do.” La carnalidad no puede sentir. “Ni han
subido en corazó n de hombre” (v. 9a).
Un producto de nuestro entorno

Por tanto, amados mí os, como siempre habé is obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho má s ahora en
mi ausencia, ocupaos en vuestra salvació n con temor y temblor. Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer
como el hacer, por su buena voluntad (Filipenses 2:12-13).

Este pasaje de la Escritura nos muestra dos cosas:


1. Las cosas comenzará n a salir adelante . “Ocú pate en tu propia salvació n” (v.
12).
2. Las cosas que funcionan lo hacen como resultado de cosas que funcionan en .
“Porque es Dios el que obra en” (v. 13). Si usted Qué dese cerca de algo, ya
sea bueno o malo, eventualmente comenzará a parecerse a é l.
El arca de Noé se veí a igual por fuera que por dentro. Dios le dijo a Noé :
“…echadle por dentro [adentro] y por fuera [afuera] con brea” (Gé n. 6:14). La brea es
un sellador. Dios quiere hacer una obra comenzando dentro de ti hasta que tambié n se
manifieste externamente en forma de señ ales.
Y estas señ ales seguirá n a los que creen; En mi nombre echará n fuera demonios; hablará n en nuevas lenguas (Marcos
16:17).

Jesú s quiere que la iglesia se apegue tanto a Su unció n y se separe tanto del mundo
que comencemos a parecernos al Reino.
Porque el Reino de Dios no es comida ni bebida; sino justicia, paz y gozo en el Espí ritu Santo (Romanos 14:17).

A medida que el Reino de Dios funcione en el misterio del Espí ritu Santo, se
convertirá en algo que excede con mucho un grupo de rituales, tradiciones,
ceremonias, reglas y pautas.
A medida que nos sintonizamos con la voz del Espí ritu, comenzamos a producir el
fruto del Espí ritu. El fruto del Espí ritu viene nada má s que de que la Iglesia se
enamore de Jesú s y se fecunde con Su simiente (la Palabra). Esto producirá el fruto del
Espí ritu. Primero, sin embargo, debemos tener una relació n í ntima con Dios.
¿ Conoces a Jesus?

Primero, ¿ lo conoces en el perdó n y perdó n de tus pecados? Segundo, ¿ lo conoces


í ntimamente? ¿ Ha crecido su relació n con Jesú s hasta el punto en que lo reconocen y
producen Su descendencia (el fruto del Espí ritu)?
Encontramos esta verdad a lo largo de las Escrituras. Despué s de crear la primera
pareja, Dios dijo: “Por tanto, el hombre... se unirá a su mujer, y será n una sola carne”
(Gé n. 2:24). Adá n y Eva estaban juntos y se conocí an. “Y Adá n conoció a Eva su
mujer; y ella concibió ” (Gé n. 4:1). “Y Caí n conoció a su mujer; y ella concibió ” (Gé n.
4:17). “Y Adá n conoció de nuevo a su esposa; y ella dio a luz un hijo” (Gé n. 4:25).
Despué s de que el á ngel anunció a Marí a que ella habí a sido favorecida para
concebir y dar a luz al Hijo de Dios, una joven virgen, sorprendida, preguntó : “¿ Có mo
será esto, si no conozco varó n?”. (Lucas 1:34).
Estas Escrituras resaltan un punto: no se puede producir descendencia sin intimidad.
Muchos cristianos han tenido orgasmos espirituales pero nunca han concebido la
semilla de la Palabra de Dios. Para que podamos producir descendencia del Reino,
debemos conocer al Rey del Reino. Jesú s dijo: “En aquel dí a sabré is que yo estoy en
mi Padre, y vosotros en mí , y yo en vosotros” (Juan 14:20).
Necesitamos conocer al Señ or Jesú s de una manera espiritualmente í ntima. La
ú nica manera de conocerlo es ser lleno del Espí ritu Santo. A medida que caminamos
en lo que conocemos, nuestra persona exterior empieza a parecerse a nuestro ser
interior.
Luz y Sal

A medida que la Iglesia permita que el Espí ritu Santo obre en nosotros ya travé s de
nosotros, el mundo comenzará a ver a Jesú s y el Reino de Dios en acció n. Será un
misterio para el mundo pero una poderosa realidad para la Iglesia. Pero no sucederá de
la noche a la mañ ana. Es progresivo, dí a a dí a, prueba a prueba, tormenta a
tormenta, valle a valle y tentació n a tentació n.
Cuando Jesú s estuvo en la tierra, dijo: “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no
andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (Juan 8:12). Pero cuando murió ,
las tinieblas cubrieron la tierra. Excepto por el Espí ritu Santo, la oscuridad
prevalecerí a. Sin embargo, a medida que el Cuerpo de Cristo permite que el Espí ritu
Santo llene cada fibra de nuestro ser, nos convertimos en la luz del mundo.
Somos un faro, un faro para un mundo de individuos azotados, golpeados y azotados
por la tormenta. Debemos ser una ciudad asentada sobre un monte e iluminada por el
Espí ritu Santo. Nuestro gozo, nuestra paz, nuestra justicia deben brillar intensamente,
animando a otros a encontrar un refugio en nuestro Dios. El fruto del Espí ritu en
nuestras vidas actuará como un imá n y los atraerá a Jesú s.
Jesú s usó otra analogí a para Su Iglesia: É l nos llamó sal. Cuando Jesú s caminó
sobre la tierra, fue un preservador para este mundo. Un ladró n no podí a morir sin
antes ser preservado por Su perdó n (Lucas 23:42); el ú nico hijo de una viuda, la niñ a
de sus ojos, no podí a llegar a las puertas de la muerte sin que Jesú s detuviera el
cortejo fú nebre (Lucas 7:12). Lá zaro no podí a yacer descomponié ndose en una tumba
sin oí r una voz: " ¡ Lá zaro, ven fuera!" (Juan 11:43).
A medida que la Iglesia entra en una relació n de Reino con Jesú s, entonces nos
convertimos en preservadores:
Vosotros sois la sal de la tierra: mas si la sal se desvaneciere, ¿ con qué será salada? ya no sirve para nada, sino para ser
echada fuera, y hollada por los hombres (Mateo 5:13).

La sal hace varias cosas:


1. Crea sed.
2. conserva.
3. Si se vierte en las heridas, se quemará .
4. Si se unta agitando, se sazonará .
Necesitamos permitir que el Espí ritu Santo sature nuestro propio ser para que
lleguemos a ser hijos de Dios que lleven a cabo la obra del Reino.
Dios tiene tu número

El don de lenguas se puede entender usando el telé fono como analogí a. Una de las
partes llama; recibe la otra parte. Esto le da la doble capacidad de llamar a veces y
escuchar a veces.
Dios está llamando a tu telé fono hoy. Puede que tenga que llamarte para darte un
mensaje para otra persona, que por una razó n u otra no puede oí r. La ú nica forma en
que el mensaje puede llegar es que usted hable lo que Dios le ha dicho a su espí ritu.
Asegú rese de orar por un inté rprete.
Dios hace el llamado y tú haces el recibir. Recuerde, a veces no se puede contactar a
ciertas personas, por lo que la persona que llama se comunicará con usted para
transmitirle el mensaje. Dios puede llamar a otras partes, pero por una u otra razó n no
escuchan.
A veces está n fuera del á rea de llamadas (demasiado lejos de Dios). A veces le dan a
Dios una señ al de ocupado (demasiado ocupado para Dios). A veces simplemente no
contestan (demasiado irrespetuoso hacia Dios). Cuando esto sucede, Dios marca tu
nú mero y te da un mensaje en un idioma celestial que puede ser interpretado.
Muchas personas ungidas creen erró neamente que su unció n les da el derecho de
salirse del orden. Puede que ejerzan su don, pero el mensaje de Dios es tergiversado,
erró neo o incluso dañ ino. Esto confunde y hiere a la gente.
Tu unció n no te da el derecho de entrar y arruinar un servicio: “Y los espí ritus de
los profetas está n sujetos a los profetas” (1 Corintios 14:32).
Cuando una verdadera manifestació n de Dios viene con un mensaje en lenguas,
necesitamos orar por la interpretació n, que es tan importante como el mensaje. De lo
contrario, ¿ có mo entenderá la gente? Si esto no sucede, entonces alguien está fuera de
orden: “Porque Dios no es Dios de confusió n, sino de paz, como en todas las iglesias de
los santos” (1 Cor. 14:33).
La puntualidad es otro tema importante con el don de lenguas. Tu unció n puede no
estar siempre en disputa tanto como tu tiempo. Si su mensaje no se da en el momento
adecuado, puede herir, confundir y engañ ar. El Espí ritu Santo no es indecoroso. É l no
causa desorden.
La iglesia de Corinto no tení a problema con la espiritualidad, sino con el orden.
Debe haber un equilibrio. Necesitamos iglesias llenas del Espí ritu, pero tambié n
necesitamos iglesias llenas de la Palabra que tengan la sabidurí a para saber có mo
funcionar.
¿ Es de extrañ ar que Sataná s luche contra los dones y manifestaciones del Espí ritu
Santo? É l sabe que los dones del Espí ritu hará n que la Iglesia realice señ ales, llevando
el evangelio a nuestra sociedad atribulada y caó tica.
Dios dijo: “El pueblo que conoce a su Dios se esforzará y actuará ” (Daniel 11:32).
Dios está buscando una Iglesia que crea que É l puede confirmarlos a ellos y a su
ministerio con dones, señ ales y prodigios en el Espí ritu Santo (ver Heb. 2:3-4 y Marcos
16:17-18).
No te desanimes si los que te ven dicen: “¡ Estas personas son faná ticos!” El Espí ritu
Santo causará una divisió n entre la verdad y la falsedad. Cuando comience a funcionar
en el don de Dios para su vida y el diablo vea una verdadera manifestació n del
Espí ritu Santo, espere ser puesto en la lista negra del diablo. Esto no es má s que un
truco del enemigo para que te detengas.
Un Dios que aparece

En el Antiguo Testamento, Dios simplemente aparecí a con un mensaje y decí a:


“Que así sea”, y así fue. Dios intervendrá justo cuando creas que no lo hará , justo
cuando lo necesites, justo a tiempo. ¿ Cuá l era la diferencia entre el Dios de Elí as y el
dios de los profetas de Baal? El Dios de Elí as apareció .
E invocad vosotros el nombre de vuestros dioses, y yo invocaré el nombre de Jehová : y el Dios que respondiere por
fuego, sea Dios. Y todo el pueblo respondió y dijo: Bien dicho está (1 Reyes 18:24).

Ahora bien, si Dios apareció en escena por un profeta que solo tení a la sangre de un
animal sacrificado, ¿ cuá nto má s aparecerá por aquellos que tienen la sangre de Jesú s
y el bautismo del Espí ritu Santo?
Entonces el rey le envió un capitá n de cincuenta con sus cincuenta. Y subió a é l; y he aquí , é l estaba sentado en la
cumbre de un monte. Y é l le dijo: Varó n de Dios, ha dicho el rey: Desciende (2 Reyes 1:9).

Cuando el rey envió un capitá n de 50 a Elí as, se enfrentó al profeta. Elí as se negó
a bajar:
Y Elí as respondió y dijo al capitá n de cincuenta: Si yo soy hombre de Dios, que descienda fuego del cielo y te consuma a
ti y a tus cincuenta. Y descendió fuego del cielo, y lo consumió a é l y a sus cincuenta (2 Reyes 1:10).

El fuego de Dios consumió a este mensajero y sus 50 soldados, luego otro capitá n
con sus 50 soldados (vs. 12).
Necesitamos tener este mismo espí ritu. Cuando tengamos la tentació n de alinearnos
con el mundo, debemos decirle al diablo: “¡ No puedo ni quiero bajar!” Con demasiada
frecuencia, las personas está n tan cerca del diablo que no está n intimidando su reino
en absoluto. Pero cuando el El reino de la luz permanece en unidad, el reino de las
tinieblas desciende.
Y sabiendo Jesú s los pensamientos de ellos, les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo, es asolado; y toda ciudad o
casa dividida contra sí misma, no permanecerá (Mateo 12:25).

Mucha gente de la iglesia ha seguido el camino de la sociedad. Vivimos en un mundo


de comida rá pida donde nadie quiere esperar. Incluso la gente de la iglesia quiere una
solució n rá pida. Queremos poder sin perseguir al dador de poder. Pero cualquiera que
haya sido poderosamente ungido por Dios ha tenido que buscar a Dios.
al Mú sico principal, Masquil, por los hijos de Coré . Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por
ti, oh Dios, el alma mí a. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo: ¿ cuá ndo vendré y me presentaré ante Dios? (Salmo
42:1-2).
El Espí ritu Santo no habla de su propia agenda

Pero cuando venga el Espí ritu de verdad, é l os guiará a toda la verdad: porque no hablará por su propia cuenta; pero
todo lo que oiga, eso hablará , y os hará saber las cosas por venir (Juan 16:13).

Este versí culo, discutido en el Capí tulo 2 , nos da una idea del ministerio del
Espí ritu Santo:
 Un dí a el Espí ritu Santo reinarí a en autoridad . “Cuando venga el Espí ritu
de verdad” significó un dí a en que É l llegarí a para ministrar y reinar en
autoridad.
 El Espí ritu Santo os guiará a toda la verdad . El ministerio del Espí ritu Santo
involucra guí a, pero la guí a es la verdad de la Palabra de Dios. Jesú s dijo:
“Y conoceré is la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8:32).
 El Espí ritu Santo no viene a cumplir Su propia agenda . “Porque no hablará de
sí mismo”.
 El Espí ritu Santo escucha antes de hablar . “Pero todo lo que oiga, eso
hablará ”. El Espí ritu Santo escucha desde los portales de gloria para
escuchar la voluntad de Dios. Es por eso que debemos escuchar antes de
hablar cuando el Espí ritu Santo da expresió n. El Espí ritu Santo suplica,
con gemidos, la voluntad de Dios para nuestra vida.
A veces É l marca nuestro nú mero para darle un mensaje a otra persona. ¿ Alguna vez
contestó el telé fono y se enteró de que la persona que llamaba querí a hablar con otra
persona? Por lo general, preguntamos: " ¿ Quié n es este?" y " ¿ Puedo tomar un
mensaje?"
El Espí ritu Santo puede estar llamando a esa persona, pero no lo está logrando. En
este caso, É l puede darnos un mensaje para transmitirlo a la otra parte. El Espí ritu
Santo escucha desde el Cielo y transmite el mensaje a alguien que tiene el don de
lenguas. Luego necesitamos orar para que alguien tome el lenguaje celestial y lo
interprete a la congregació n.
¿ Puedes oí r al Espí ritu Santo?

Dios definitivamente le está hablando a Su pueblo. La pregunta es: ¿ Podemos


escucharlo? El Espí ritu Santo está hablando ahora mismo. É l está hablando palabras
de verdad y guí a. É l habla lo que oye en el Cielo.
Cada vez que el Espí ritu Santo habla, testifica que ha estado en la sala de juntas del
Cielo. Escuchar de É l nos hace levantar la cabeza. Justo cuando sataná s pensaba que te
tení a, para su asombro comienzas a gritar. É l no lo sabe, pero escuchaste una palabra.
Puede que esté s pasando por un valle, pero el Espí ritu Santo te dijo que Jesú s es el
lirio de los valles. Puede que esté siguiendo un camino desconcertante, pero escuchó
que Jesú s es un Consejero maravilloso. Puede que esté s pasando por una hambruna en
tu vida y ministerio, pero escuchaste una palabra que decí a: “Confí a en mí cuando
no puedas encontrarme”. Es posible que esté enfrentando una prueba insuperable, pero
escuchó una palabra que decí a: “Qué dense quietos y vean la salvació n del Señ or”.
Escuché una palabra, y tú tambié n puedes. A veces la palabra es para ti, y a veces es
para otra persona. A veces, Dios simplemente quiere usarte como portavoz.
El nombre de Joná s significa “paloma mensajera”. Dios tení a un mensaje para que
é l lo entregara a un tercero, el pueblo de Ní nive.
Permite que Dios te use.
Siete Áreas

¿ Alguna vez alguien ha tratado de transmitirle un mensaje por telé fono? Las
palabras que pronunciaron no eran propias, sino que pertenecí an a alguien má s.
Alguien les dio un mensaje y ellos, a su vez, repitieron lo que escucharon.
De la misma manera, el Espí ritu Santo lo tiene en la lí nea y le habla una palabra.
Puede que no sea una palabra directamente de la Biblia, pero es una palabra rhema
diseñ ada para adaptarse a su crisis.
Recuerde que el Espí ritu Santo no habla por iniciativa propia. É l no transmite sus
propias ideas o planes. É l habla só lo lo que oye del Cielo.
Veamos siete á reas de tu vida en las que el Espí ritu Santo quiere hablar:
1. Cosas má s allá de la comprensió n humana.
2. Testimonio.
3. Direcció n.
4. Disciplina.
5. Compañ erismo.
6. Priorizació n.
7. Advertencia.
Cosas má s allá de la comprensió n humana

El Espí ritu Santo quiere hablarte cosas que van má s allá de la ló gica humana, la
tendencia natural y la comprensió n fí sica.
Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oí do oyó , ni han subido en corazó n de hombre, son las que Dios
ha preparado para los que le aman. Pero Dios nos las ha revelado a nosotros por su Espí ritu: porque el Espí ritu todo lo
escudriñ a, sí , lo profundo de Dios (1 Corintios 2:9-10).

Para que podamos hablar revelaciones, primero debemos permitir que las
revelaciones se hablen a nuestro espí ritu.
Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espí ritu de Dios, porque para é l son locura, y no las puede
entender, porque se disciernen espiritualmente (1 Corintios 2:14).

Lo que el Espí ritu quiere hablar y revelar va má s allá de tres de nuestros cinco
sentidos.
 La revelació n espiritual va má s allá de nuestra vista . “Ojo no ha visto” (1
Corintios 2:9). Lo que Dios quiere mostrarnos no se puede ver a travé s de
nuestros ojos carnales.
 La revelació n espiritual va má s allá de nuestra capacidad de oí r . “Oí do no ha
oí do” (1 Corintios 2:9). Necesitamos un oí do espiritual para escuchar lo
que el Espí ritu le está diciendo a la iglesia en estos ú ltimos dí as (ver
Apocalipsis 2:17).
 La revelació n espiritual va má s allá de cualquier cosa que hayamos sentido
antes . “Ni han subido en corazó n de hombre” (1 Cor. 2:9). No importa cuá n
bien nos hayamos sentido alguna vez en el Espí ritu, nunca hemos alcanzado
las alturas que brindará la revelació n espiritual pura. ¿ Có mo alguna vez
persuadir a las personas para que vean, escuchen y sientan las cosas del
Espí ritu si usted mismo no está convencido de ellas?
Testimonio

El Espí ritu Santo les testificará . “El Espí ritu mismo da testimonio a nuestro
espí ritu, de que somos hijos de Dios” (Rom. 8:16). Fí jate en tres cosas:
1. Hay un testimonio . “El Espí ritu… da testimonio”. Esto significa que É l
testifica como alguien que se presenta como testigo ocular para corroborar
su declaració n.
2. É l da testimonio de nuestro espí ritu . É l da testimonio “con nuestro espí ritu”.
Nuestro ser má s í ntimo necesita un testimonio, porque es a travé s de
nuestro testimonio que vencemos al diablo.
3. Dios no delega esta importante tarea . “El Espí ritu mismo” habla de nuestra
filiació n y de convertirnos en coherederos con Cristo (Rom. 8:17). Somos
Sus beneficiarios. “É l [el Espí ritu Santo] tomará de lo mí o, y os lo hará
saber” (Juan 16:15). É l testifica que somos hijos de Dios. Luego nos muestra
lo que es nuestro porque somos herederos.
Direcció n

El Espí ritu Santo le dará direcció n. Note lo que el Espí ritu le dijo a Felipe:
“Acé rcate y ú nete a este carro” (Hechos 8:29). A veces, el mensaje para usted o para
otros le indica qué debe hacer a continuació n.
Disciplina

El Espí ritu Santo habla para guiarnos a la obediencia (Hechos 10:1-23). Dios le dio a
Pedro una visió n, dicié ndole que no considerara inmundo “lo que Dios limpió ” (v. 15).
Mientras Pedro reflexionaba sobre una visió n celestial y se preguntaba qué significaba,
el Espí ritu Santo le habló .
Mientras Pedro pensaba en la visió n, el Espí ritu le dijo: He aquí , tres hombres te buscan. Levá ntate, pues, y desciende,
y ve con ellos sin dudar nada, porque yo los he enviado (Hechos 10:19-20).

A pesar de la visió n, Pedro no estaba dispuesto a renunciar a su desobediencia


perjudicial hasta que habló el Espí ritu Santo. Sus palabras rompieron las barreras del
racismo, la religió n y los prejuicios.
Compañerismo

El Espí ritu Santo le muestra la elecció n de Dios para el compañ erismo.


Mientras ministraban al Señ or y ayunaban, dijo el Espí ritu Santo: Apartadme a Bernabé ya Saulo para la obra a que
los he llamado (Hechos 13:2).

Este versí culo se centró en dos socios en el ministerio, pero la voz del Espí ritu
Santo tambié n puede tener un impacto iluminador en la selecció n de un socio para el
matrimonio o los negocios.
Priorizació n

El Espí ritu Santo hablará y cerrará puertas que eran lo correcto pero en el momento
equivocado.
Ahora bien, cuando hubieron recorrido Frigia y la regió n de Galacia, y les fue prohibido por el Espí ritu Santo predicar la
palabra en Asia, despué s que llegaron a Misia, predicar la palabra en Asia, despué s que llegaron a Misia, intentaron id a
Bitinia; pero el Espí ritu no los permitió (Hechos 16:6-7).

Pablo y Silas estaban haciendo lo correcto, pero no en el momento oportuno.


Desconocido para estos apó stoles, un hombre estaba clamando desesperadamente por
ayuda en Macedonia. El Espí ritu Santo dio prioridad a Filipos sobre Galacia y Bitinia
debido a la necesidad en la vida de un hombre.
Advertencia

El Espí ritu Santo a veces nos advierte: “Y hallando discí pulos, nos detuvimos allí
siete dí as; el cual dijo a Pablo por el Espí ritu que no subiera a Jerusalé n” (Hechos
21:4). Si escuchamos las advertencias del Espí ritu Santo, evitaremos muchas
dificultades y trampas.
El Espí ritu Santo habla por una variedad de razones. Su palabra puede ser para ti o
para otra persona. É l puede testificar a su espí ritu de la fidelidad de Dios. É l puede
darte direcció n. É l puede guiarte a obedecer la voluntad de Dios para tu vida. É l puede
hablarle a su espí ritu Su elecció n especial de compañ í a para el matrimonio, el
ministerio o los negocios. El Espí ritu Santo puede estar tratando de cerrar puertas que
son correctas pero no oportunas para nosotros. Finalmente, el Espí ritu Santo puede
hablar una palabra de advertencia.
Dios está tratando de intervenir en tu vida. É l puede usarte para intervenir en la
vida de otra persona que quizá s no esté respondiendo a su llamado. Cualquiera que
sea el caso, puedes estar seguro de que es correcto porque nuestro parakletos , el
Espí ritu Santo, solo habla el consejo que É l ha oí do en el Cielo.
No por prestigio

Una persona que ora en lenguas no obtendrá el reconocimiento ni el elogio de los


hombres. Es una posició n muy indeseable. Es una posició n muy exigente y laboriosa.
Está s trabajando tan duro como, si no má s, que el evangelista o el pastor, pero no
recibes el elogio de los hombres. No, este ministerio está oscurecido y aislado porque
aparentemente es insignificante.
Es una posició n a la que pocos han llegado y aú n menos permanecen. Muchos
caminan emocionados de tener el poder del Espí ritu Santo, pero ¿ qué está n haciendo
con esta unció n? Dios da este poder para que podamos funcionar en su fluir.
Una de las mayores bendiciones jamá s dadas a la iglesia fue la capacidad de hablar
con Dios en un nivel superior. Dios eligió hacer algunas de sus comunicaciones má s
í ntimas desde una montañ a. Dios tomó Noé al monte Ararat; Abraham al Monte
Moriah; Moisé s al monte Horeb; Josué a Hebró n; Elí as al Monte Carmelo. Jesú s le
dijo al apó stol Juan que “subiera acá ” para recibir la revelació n.
En estos ú ltimos dí as, Dios está llamando a una Iglesia que ha ido má s allá de los
juegos. Nos hemos abierto camino hacia el lugar santí simo, y vamos a ver una
manifestació n de Dios como nunca antes en la historia de la Iglesia.
Un có digo secreto está siendo hablado del Cielo a la tierra y de la tierra al Cielo.
Hombres y mujeres se beneficiará n al recibir este có digo secreto. Mientras el Espí ritu
Santo habla a travé s de usted, pí dale a Dios que le revele Su corazó n. Comenzará a
ver la guí a, la direcció n y el consuelo de Dios de nuevas maneras. Esto le beneficiará
e influirá en otros al expresar lo que Dios le ha dicho a su espí ritu.
Puntos a considerar

Jesú s está hablando—escucha .

Ábrete a la palabra de Dios en ti .

Sea un faro para el mundo oscuro .

La puntualidad es clave .

La luz del reino destruye la oscuridad de sataná s .

¿ Estas escuchando?

El Espí ritu Santo habla por una variedad de razones .

Permita que el Espí ritu Santo fluya a travé s de usted .


Capí tulo
5L A INFLUENCIA DEL ESPÍ RITU SANTO EN EL MUNDO

T
La palabra influencia puede traer a la mente algo raro o extrañ o. Pero el Espí ritu
Santo es muy influyente en el mundo de hoy. Influencia significa un “poder que
causa un efecto de manera indirecta o tangible”. Significa alterar drá sticamente
o cambiar el curso de una cosa. Jesú s influyó drá sticamente en este mundo.
Despué s de Su ascensió n, entregó la batuta al Espí ritu Santo.
En el Antiguo Testamento, el Espí ritu Santo se moví a sobre situaciones, personas o
eventos, y siempre los cambiaba. Tomó una situació n imposible y provocó un cambio
notable. Cuando terminó Su misió n, volvió a Aquel que lo envió .
El Espí ritu Santo a menudo esperó hasta el momento má s crí tico antes de aparecer.
Esto fue un propó sito divino para que nadie ni nada le robara a Dios Su gloria. El
Espí ritu Santo esperó hasta que escuchó confesiones como " Es demasiado tarde" , o
" No puedo" , o " Si Dios no..." Entonces intervino y realizó un milagro.
Aunque Jesú s hizo tremendas obras de poder, les dijo a sus discí pulos que se
beneficiarí an má s con su partida: “Sin embargo, les digo la verdad; Os conviene que
yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendrí a a vosotros; mas si me
fuere, os lo enviaré ” (Juan 16:7).
Expediente significa ser provechoso, ser ventajoso, ser necesario. ¿ Por qué serí a
mejor que viniera el Espí ritu Santo? Limitado por un cuerpo terrenal, Jesú s solo
podí a estar en un lugar a la vez. Una vez que se derramaba el Espí ritu Santo, É l
podí a realizar obras de poder dondequiera que encontrara vasos dispuestos.
El Espí ritu Santo es capaz de cambiar cualquier situació n. Muchas personas evitan
una atmó sfera ungida porque saben que los desafiará a cambiar. Prefiriendo quedarse
donde el poder de Dios no se mueve , nunca son desafiados, condenados o
transformados.
Las personas hacen algunas cosas porque les falta la presencia de Jesú s en sus vidas.
Si supieras que Jesú s está a tu lado, nunca harí as algunas de las cosas que haces. El
Espí ritu Santo te hace consciente de que É l está observando cada uno de tus
movimientos para disuadirte del mal.
el transformador

Pero a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios (Juan 1:12).

Oro para que nosotros, como cristianos, nunca perdamos nuestra convicció n de que
Dios cambia vidas. Debemos proteger este mensaje. Nuestro Dios nos permite hacer los
cambios radicales necesarios para cumplir con nuestros propó sitos y responsabilidades.
Al igual que la oruga que come y duerme en su camino hacia el cambio, el proceso
ocurre gradualmente, pero no obstante con fuerza. Muchas personas que sacudirá n este
mundo está n durmiendo en el capullo de la oscuridad, esperando que llegue su
cambio. Las Escrituras declaran, “…ya es hora de levantarnos del sueñ o; porque ahora
está má s cerca de nosotros nuestra salvació n que cuando creí mos” (Rom. 13:11).
Un recuerdo de mis hijos gemelos jugando en el suelo cuando eran niñ os me da la
continuidad de este texto. Estaban jugando con un camió n, contribuyendo con todos
los sonidos de engranajes chirriantes y motores rugientes. No presté mucha atenció n
cuando comencé a relajarme del estré s y los desafí os del dí a. Distraí damente, miré
hacia el suelo y me di cuenta de que los chicos ahora estaban conduciendo un avió n
por una pista imaginaria. Le pregunté : " ¿ Qué pasó con el camió n con el que estabas
jugando?" Explicaron: “¡ Papá , esto es un transformador!”. Entonces pregunté :
" ¿ Qué es un transformador?" Su respuesta me llevó a la presencia del Señ or. Dijeron:
“¡ Se puede transformar de lo que era antes en lo que queramos que sea!”
¡ De repente me di cuenta de que Dios habí a hecho el primer transformador! Creó al
hombre del polvo. Lo creó de tal manera que, si fuera necesario, podrí a sacar a una
mujer de é l sin tener que volver a tocar el polvo. De un acto creativo, Dios transformó
al hombre en un matrimonio. Luego transformó el matrimonio en una familia, la
familia en una sociedad. Dios nunca tuvo que volver a tocar la tierra porque el poder
de transformar estaba intrí nsecamente colocado en el hombre. Todos los tipos de
potencial estaban encerrados en nuestros espí ritus antes del nacimiento.
Para el cristiano, la transformació n en su punto ó ptimo es la manifestació n de lo
interno. Dios puso ciertas cosas en nosotros que deben salir. Albergamos el poder
profé tico de Dios. Cada palabra de nuestro destino profé tico personal está dentro de
nosotros. ¡ É l nos ha ordenado que seamos!
Antes de formarte en el vientre te conocí ; y antes que salieras de la matriz te santifiqué , y te di por profeta a las
naciones (Jeremí as 1:5).

Solo cuando estamos cansados de tratar de desbloquear nuestros propios recursos,


venimos al Señ or, lo recibimos y permitimos que libere en nosotros el poder para
convertirnos en lo que necesitemos ser. En realidad, ¿ no es eso lo que queremos saber,
nuestro propó sito? Entonces podemos usar el poder para convertirnos en quienes
realmente somos. La vida nos ha cincelado a muchos de nosotros en meros fragmentos
de lo que está bamos destinados a ser. A todos los que lo reciben, Cristo les da el poder
de salir de lo que fueron forzados a ser para que puedan transformarse en los
individuos que fueron creados para ser.
La salvació n en lo que se refiere al destino es el poder dado por Dios para convertirse
en lo que Dios ha decretado eternamente que eras antes. " ¿ Antes que?" pides, antes
de la fundació n del mundo. A lo que los cristianos se refieren tan a menudo como
gracia es verdaderamente la capacidad divina de Dios para lograr el propó sito
predestinado. Cuando el Señ or le dice a Pablo: “Mi gracia te basta…” (2 Corintios
12:9), simplemente está afirmando que Su poder no se deja intimidar por tus
circunstancias.
¡ Tienes el poder de Dios para alcanzar y lograr metas que trascienden las
limitaciones humanas! Es importante que cada vaso que Dios use se dé cuenta de que
é l o ella fue capaz de lograr lo que otros pudieron no só lo porque Dios proveyó la
gracia para hacerlo. Los problemas no son realmente problemas para una persona que
tiene la gracia de servir en un á rea en particular.
¿ Cuá ntas veces la gente se me acercó y me dijo: “¡ No veo có mo puedes soportar
eso!” Si Dios nos ha dado la gracia para operar en cierta situació n, esas cosas no nos
afectan como lo harí an con alguien que no tiene la gracia para funcionar en esa á rea.
Por lo tanto, es importante que no imitemos a otras personas. Suponiendo que
tengamos el mismo talento, es posible que no tengamos la misma gracia. Recuerde,
Dios siempre empodera a quienquiera que emplea.
En ú ltima instancia, debemos darnos cuenta de que la excelencia de nuestros dones
son de Dios y no de nosotros. É l no necesita tanto de nuestras contribuciones como
creemos que lo necesita. Así que es Dios quien determina los destinos internos de los
hombres. É l nos da el poder de convertirnos en lo que somos eterna e internamente.
Orquestando el cambio

Serí a un dí a triste para los incré dulos si el Espí ritu Santo dejara de convencer a las
personas y de atraerlas al Salvador: “Ninguno puede venir a mí , si el Padre que me
envió no lo trajere, y yo lo resucitaré en el ú ltimo momento”. dí a” (Juan 6:44).
El Espí ritu Santo es muy instrumental para traer la salvació n. “Pero cuando venga el
Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espí ritu de verdad, el cual procede del
Padre, é l dará testimonio acerca de mí ” (Juan 15:26).
Miremos Su obra en el mundo hoy:
Y cuando é l venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio: De pecado, porque no creen en mí ; de
justicia, porque voy a mi Padre, y no me veré is má s; De juicio, porque el prí ncipe de este mundo es juzgado (Juan 16:8-
11).

Segú n este pasaje, el Espí ritu Santo te ha arrestado por tres motivos:
1. É l ha reprobado tu pecado, que significa “convencer, exponer, convencer de
un mal, decir una falta”.
2. É l te convence de la justicia o de una posició n correcta ante Dios. Su
bondad, no la tuya, te salva.
3. É l te convencerá de juicio, no solo de tu futuro encuentro con Dios, sino
tambié n de las influencias impí as que te hacen pecar.
El Espí ritu Santo quiere orquestar el cambio en su vida. Muchos está n embarazados
de dones, llamados y milagros. Muchos está n retrasados desde hace mucho tiempo, y
É l está induciendo el trabajo para producir la entrega. Debido a que se han
equivocado, muchos de ustedes creen que su llamado ha sido anulado. El diablo es
mentiroso, porque “los dones y el llamamiento de Dios son sin arrepentimiento” (Rom.
11:29). Es decir, son irrevocables : É l no los va a retirar.
El Espí ritu Santo ha venido para convencerte e influenciarte para que cambies.
¡ Atré vete a ser diferente! Nié gate a formar parte de la multitud mundana que no va a
ninguna parte. Levá ntate y sacú dete. Encuentre una iglesia que refleje el cambio por la
influencia del Espí ritu Santo.
El cambio: un regalo de Dios

El cambio es un regalo de Dios. Se le da a la persona que se encuentra demasiado


alejada de lo que siente que el destino le ha ordenado. No hay nada de malo en
equivocarse, ¡ pero hay algo de malo en no hacer los ajustes necesarios para hacer las
cosas bien! Incluso dentro de la comunidad cristiana, algunos no creen en la capacidad
de Dios para cambiar el corazó n humano. Esta incredulidad en la capacidad de Dios
para cambiar hace que las personas juzguen a los demá s sobre la base de su pasado.
Los temas muertos reviven perió dicamente en boca de los chismosos. Aun así , el
Señ or regenera progresivamente la mente de Sus hijos. No asuma que el cambio real
ocurre sin lucha y oració n. Sin embargo, el cambio se puede lograr. Pedro le dijo a una
audiencia hostil: “Dios lo exaltó a su diestra como Prí ncipe y Salvador, para dar a
Israel el arrepentimiento y el perdó n de los pecados” (Hechos 5:31 NVI).
La Biblia llama al cambio arrepentimiento . El arrepentimiento es el regalo de Dios
para un corazó n que lucha y quiere encontrarse a sí mismo. El Señ or quiere llevarte a
un lugar de seguridad y refugio. Sin la ayuda del Espí ritu Santo puedes buscar y
buscar y todaví a no encontrar el arrepentimiento. El Señ or mostrará el lugar del
arrepentimiento solo a aquellos que tienen hambre y sed de justicia. Un momento con
el Espí ritu de Dios puede llevarte a un lugar de renovació n que, por tu cuenta, no
encontrarí as ni disfrutarí as.
Creo que fue este tipo de gracia lo que hizo que John Newton registrara: “Fue la
gracia la que le enseñ ó a mi corazó n a temer y la gracia alivió mis temores. Cuá n
preciosa me pareció esa gracia en el momento en que creí por primera vez” ( Amazing
Grace , himno de finales del siglo XVIII). Cuando Dios te da la gracia de hacer cambios
que sabes que no podrí as hacer con tus propias fuerzas, se vuelve precioso para ti.
El hermano de Jacob, Esaú , buscó el lugar del arrepentimiento y no pudo
conseguirlo:
Porque sabé is que despué s, cuando hubiera querido heredar la bendició n, fue desechado, porque no halló lugar de
arrepentimiento, aunque lo buscó con lá grimas (Hebreos 12:17).

Ser transformado es ser cambiado. Si no te está s moviendo hacia tu propó sito


divino, necesitas desesperadamente arrepentirte. Arrepentirse tiene una fuerte
connotació n negativa para la persona adoctrinada a creer que el arrepentimiento es
una acció n temible y peligrosa. No es peligroso. El arrepentimiento es el requisito
previo del avivamiento. No puede haber avivamiento sin arrepentimiento en oració n.
Juan el Bautista enseñ ó a Israel: “Arrepentí os, porque el reino de los cielos se ha
acercado” (Mateo 3:2). Si Dios quiere que cambies, es porque É l quiere que esté s
preparado para lo que É l desea hacer a continuació n en tu vida. Prepararse; Lo mejor
está por venir.
Porque a los que de antemano conoció , tambié n los predestinó para que fueran hechos conformes a la imagen de su
Hijo, para que é l sea el primogé nito entre muchos hermanos (Romanos 8:29).

Y no os conformé is a este mundo, sino transformaos por medio de la renovació n de vuestro entendimiento, para que
comprobé is cuá l sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta (Romanos 12:2).
Influencia en cinco á reas

El Espí ritu Santo tiene influencia sobre cinco á reas principales de nuestra vida:
1. É l prepara el escenario para la Palabra de Dios.
2. Separa y declara.
3. Da nuevo nacimiento a las semillas enterradas.
4. É l lucha con nosotros para llevarnos a un compromiso má s profundo.
5. Busca un lugar para descansar en la autoridad.
Preparando el escenario para la Palabra

El Espí ritu Santo prepara el escenario para la Palabra de Dios. “Y la tierra estaba
desordenada y vací a; y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo. Y el Espí ritu de
Dios se moví a sobre la faz de las aguas” (Gé n. 1:2).
Note la condició n de la tierra: Sin forma significa estar en ruinas, sin valor, vací o y
en completo caos. Vací o significa estar vací o, en una ruina indistinguible. La oscuridad
significa má s que la oscuridad con la que estamos familiarizados. Significa traer
miseria y muerte.
Cuando este mundo estaba en su condició n completamente inú til, caó tica y
miserable, el Espí ritu de Dios preparó el escenario para un milagro. “Y el Espí ritu de
Dios se moví a sobre la faz de las aguas” (Gé n. 1:2).
Movido significa revolotear, traer calor cuando una madre gallina se sienta en su
nido. Este calor despierta la vida dentro del huevo y despierta su deseo de brotar. La
vida está presente, pero el caparazó n debe romperse. En el reino de los espí ritus lo
llamarí amos un gran avance .
El Espí ritu hizo el trabajo preparatorio. Le correspondí a ahora a la Palabra dar el
mandato: “Há gase…”. La Palabra obró en conjunto con el Espí ritu. El Espí ritu Santo
se movió primero, preparando el escenario para el mandato y la autoridad de la
Palabra.
Las palabras “Que haya” implican que otra fuerza o influencia estaba tratando de
evitar que la transformació n del caos y la confusió n. Sataná s es la ú nica otra fuerza o
influencia que actú a en este sistema mundial. Trata de impedir que la obra de Dios
llegue a su plenitud.
La alabanza marca el comienzo del mover del espí ritu

Pero tú eres santo, oh tú que habitas las alabanzas de Israel (Salmo 22:3).

Cuando la alabanza sube, la bendició n desciende. La alabanza se convierte en el


requisito previo para tu milagro. La alabanza trae a Jesú s a tu situació n.
Si está s enfrentando un dilema, alá balo. Si está s en un valle, alá balo. Si está s
pasando por una tormenta, alá balo. Mientras lo alabas, Jesú s, la Palabra viva de Dios,
entrará directamente en tu dilema y dirá : “Que así sea”.
Cuando Felipe estaba predicando en Samaria, estalló un avivamiento. (Ver Hechos
8:5-8.)
Y el á ngel del Señ or habló a Felipe, diciendo: Levá ntate y ve hacia el sur, por el camino que desciende de Jerusalé n a
Gaza, el cual es desierto (Hechos 8:26).

Entonces el Espí ritu dijo a Felipe: Acé rcate, y ú nete a este carro (Hechos 8:29).

Un á ngel llevó a Felipe a un eunuco etí ope. Note có mo el Espí ritu Santo preparó
el escenario, pero luego la Palabra tomó el centro del escenario. Ambos trabajaron
juntos para convertir a este hombre influyente (Hechos 8:30-38).
Dios prometió a los hijos de Israel que É l los sustentarí a durante su viaje por el
desierto. (Ver É xodo 16:13-18). Les envió maná (un tipo de la Palabra). Sin embargo,
antes de que llegara el maná , la tierra estarí a cubierta de rocí o (un tipo del Espí ritu
Santo, la presencia de Dios que respira). Una vez má s, el Espí ritu Santo preparó el
escenario para la Palabra.
Separar y declarar

La influencia del Espí ritu Santo separará y declarará . Separó la luz de las tinieblas,
declaró cuá les serí an y las colocó en orden (ver Gé n. 1:4-5). Luego separó el
firmamento y dividió las aguas. Llamó al firmamento Cielo (ver Gé n. 1:6-8). Luego
separó el agua de la tierra seca. y declaró que lo seco era tierra; a las aguas las llamó
mares (ver Gé n. 1:9-10).
El Espí ritu Santo hará lo mismo en nuestras vidas. É l separará ciertas cosas de ti,
establecerá limitaciones y declarará tu destino. Dios separó a los hijos de Israel de
Egipto. Les fijó fronteras y fue delante de ellos para expulsar a sus enemigos, pero
tení an que entrar y poseer la Tierra Prometida. Dios dijo:
Todo lugar que pisare la planta de vuestros pies será vuestro: desde el desierto y el Lí bano, desde el rí o, el rí o Éufrates,
hasta el mar má s lejano será vuestro té rmino (Deuteronomio 11:24).

El Espí ritu Santo os está separando para declarar en la tierra lo que el Cielo ha
conocido desde la eternidad.
Resurrecció n de semillas enterradas

El Espí ritu Santo quiere resucitar semillas enterradas en tu vida (ver Gé n. 1:11-12).
Las semillas estaban allí , pero estaban oscurecidas. Dios sacó criaturas de las aguas
(ver Gé n. 1:20). Estaban allí , pero la Palabra los sacó de lo que los habí a cubierto.
Dios ordenó a la tierra que produjera seres vivientes (ver Gé n. 1:24). Estaban allí ,
pero simplemente habí a que traerlos.
Dios formó al hombre del polvo. Pero el hombre, como cualquier otra cosa, es
meramente una forma de lo que puede ser antes de que el Espí ritu Santo sople. en é l
vitalidad y frescura de vida. Só lo entonces la forma se convierte en un ser vivo.
Dios busca oro

Job soportó un tremendo dolor emocional y aflicció n fí sica. Sus problemas no solo
eran conocidos por Dios, sino que Dios los permití a. Perder a sus hijos e hijas y sus
posesiones dejó a Job sintié ndose muy solo. Miró su situació n desde todos los á ngulos
posibles, tratando de encontrar a Dios.
Job finalmente concluyó : “Pero é l sabe el camino que yo tomo; cuando me haya
probado, saldré como el oro” (Job 23:10). Hasta entonces, no maldecirí a a Dios ni
morirí a.
Cada mina de oro está escondida debajo de la tierra. La extracció n de joyas de valor
incalculable requiere muchas horas de arduo trabajo. Se deben remover toneladas de
tierra para encontrar el oro.
De la misma manera, una mina de oro está enterrada debajo de tu carne. Crucificar
tu carne es insoportable, pero debe ocurrir para revelar las joyas invaluables que hay
dentro de ti. Dale a Dios derechos de excavació n. Despué s de todo, la mina le
pertenece a É l. Permí tale cavar profundo y sacar tesoros enterrados.
El diablo sabe que eres una mina de oro que espera ser reclamada y explotada. Tu
adversario ha cubierto tus joyas invaluables con tu pasado, pecados no confesados,
traumas emocionales y tradició n religiosa. Poco sabe el diablo que has sido enterrado
vivo. Simplemente necesitas el Espí ritu para moverte, y la Palabra te descubre. Eres el
secreto mejor guardado del cielo y la peor pesadilla del infierno.
Luchando por un compromiso má s profundo

Y dijo el Señ or: No contenderá mi espí ritu con el hombre para siempre, porque ciertamente é l es carne; mas será n sus
dí as ciento veinte añ os (Gé nesis 6:3).

Esforzarse en este versí culo significa luchar con, contender con, competir contra. El
Espí ritu Santo lucha con nosotros para llevarnos a un compromiso má s profundo.
Si tan solo pudié ramos ver los diferentes espí ritus y actitudes con los que tratamos
en las personas. ¿ Se ha preguntado alguna vez por qué se siente tan agotado y agotado
despué s del ministerio? ¿ Es por el esfuerzo fí sico? Parcialmente. La mayor parte de la
batalla proviene de enfrentarse a fuerzas opuestas. Por eso la oració n es tan importante
para cualquier ministerio.
Necesitamos que el Espí ritu Santo vaya delante de nosotros, preparando los
corazones y las mentes de las personas para la Palabra. Si el Espí ritu Santo
verdaderamente viene sobre ti, É l cambiará tu vida. Puede que no bailes, puede que no
hables en lenguas, pero de alguna manera será s cambiado.
En estos ú ltimos dí as, no vamos a tratar con novicios del reino de las tinieblas.
Generales y coroneles del foso de los condenados intentará n asaltar la iglesia. A
medida que el Espí ritu Santo nos lleva a la sumisió n total, otra influencia se le opone.
Nosotros elegimos quien gana

Una vez leí un artí culo sobre un hombre que tení a dos perros. Todos los fines de
semana el dueñ o dejaba pelear a los perros y hací a apuestas sobre quié n ganaria.
Despué s de varios fines de semana, un hombre notó que el dueñ o nunca perdí a una
apuesta. Se acercó al dueñ o, interrogá ndolo sobre el secreto de su é xito.
“Es muy simple”, respondió el hombre. " Es mi eleccion. Si quiero que un perro gane,
muero de hambre al otro”.
Esto es cierto en el reino espiritual. El Espí ritu Santo está ahí para luchar y
ayudarnos a decidir alimentar nuestro espí ritu mientras matamos de hambre a la
carne. El má s fuerte ganará .
Mientras el Espí ritu Santo lucha con nosotros, otra influencia siempre está presente:
Encuentro entonces una ley, que, cuando quiero hacer el bien, el mal está presente conmigo. Porque me deleito en la ley
de Dios segú n el hombre interior; pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y me lleva
cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros (Romanos 7:21). -23).

Ahora bien, hubo un dí a en que los hijos de Dios vinieron a presentarse delante del Señ or, y Sataná s vino tambié n entre
ellos (Job 1:6).

El espí ritu de iniquidad siempre trata de alejarnos de donde el Espí ritu Santo quiere
llevarnos. Si prestamos atenció n a esta segunda fuerza, nos llevará cautivos. A medida
que nos presentamos ante Dios, Sataná s y su mala influencia se oponen, nos tientan y
nos acusan. Elegimos quié n gana.
Cuando ganar es perder

A medida que el Espí ritu Santo se esfuerza contigo para llevarte a la sumisió n y la
obediencia, es posible que te esté s aferrando a lo que É l quiere. Mientras te alejas,
puedes sentir que has ganado, pero en realidad has perdido.
Algunos de ustedes se dirigen hacia rá pidos que los torcerá n y los pondrá n de
cabeza y del revé s. Si eres persistente en tus caminos, Dios estará a tu lado observando
la pelea que crees que ganaste, pero en realidad perdiste.
Algunos de ustedes han madurado y el Espí ritu Santo quiere llevarlos má s alto. Pero
es una elecció n.
Dejando, pues, los principios de la doctrina de Cristo, avancemos a la perfecció n; no echar de nuevo el fundamento del
arrepentimiento de obras muertas, y de la fe en Dios, de la doctrina de los bautismos, y de la imposició n de manos, y de la
resurrecció n de los muertos, y del juicio eterno. Y esto haremos, si Dios lo permite (Hebreos 6:1-3).

Encontramos las mismas palabras en Gé nesis capí tulo 1 . " Nos deja…." Dios te
pide que te alejes de lo familiar hacia lo sobrenatural. Las personas se resisten al
cambio, pero para llegar a donde Dios nos quiere, y llegar a tiempo, debes alejarte.
Dios querí a llevar a Israel a la Tierra Prometida, una tierra llena de leche y miel. La
leche denota sustento; la miel denota la dulzura de la victoria. Pero fue una elecció n.
Noé tení a una opció n. Dios dijo: “Ven tú …” (Gé n. 7:1). Tuvo que contestar la
llamada. Incluso despué s de subir a bordo, tení a una opció n. El arca tení a tres
niveles. El nivel uno, donde subió a bordo por primera vez, sintió la turbulencia de las
olas. En el nivel tres, Noé cabalgó sobre las aguas y podí a mirar por una ventana que
le daba acceso a Dios. La vista no estaba disponible en el nivel uno.
Descansando en la Autoridad

El Espí ritu Santo busca un lugar para descansar en autoridad (Gé n. 8:8-12). La
paloma simboliza el Espí ritu Santo (Mat. 3:16-17). Una paloma vuela hasta 150 millas
para encontrar una buena migració n. Una paloma hace su nido muy por encima de la
tierra, generalmente posada en una hendidura de una roca. Una paloma lucha por la
supremací a en el nido. Resiste con feroces y decisivas medidas a toda especie que
intente habitar en su hogar.
¿ Qué podemos concluir de esta analogí a?
 El Espí ritu Santo busca encontrar migració n en tu vida.
 El Espí ritu Santo hará que construyas tu nido en una roca. David dijo:
“Desde los confines de la tierra clamaré a ti, cuando mi corazó n se
desmaye: llé vame a la roca que es má s alta que yo” (Sal. 61:2).
Podemos alcanzar un lugar en Dios que es má s alto que nuestros problemas, dá ndonos
una perspectiva divina. Debemos ser conducidos a este lugar. Va en contra de nuestra
naturaleza querer esta roca. Debemos oponernos a nuestra carne y decir: “Cuando mi
espí ritu está abrumado, mi espí ritu va má s allá de la naturaleza y encuentra
satisfacció n solo en lo sobrenatural”. Le pedimos a Dios que haga algo que nuestra
carne no quiere: que nos lleve a la roca —Jesú s— y nos aleje de la ló gica terrenal.
 El Espí ritu Santo peleará por ti. É l irá a la guerra por ti como pá jaros
extrañ os que buscan entrar en tu nido.
 El Espí ritu Santo busca descanso para la planta de Su pie (Gé n. 8:8-12).
Mientras que el cuervo (nuestra vieja naturaleza) encuentra descanso en una
tierra bajo juicio, la paloma adopta un enfoque diferente. Voló alrededor y
buscó pero no encontró ningú n lugar para descansar. Dios quiere encontrar
un lugar de descanso para Su autoridad:
Así ha dicho Jehová : El cielo es mi trono, y la tierra estrado de mis pies: ¿ dó nde está la casa que me edificá is? y
¿ dó nde está el lugar de mi reposo? (Isaí as 66:1).

ni por la tierra; porque es el estrado de sus pies: ni por Jerusalé n; porque es la ciudad del gran Rey (Mateo 5:35).

El Espí ritu Santo voló en misiones en el Antiguo Testamento mientras descansaba


sobre Abraham, Isaac y Jacob, pero no eran ellos. Voló sobre Moisé s, capacitá ndolo
para liderar el é xodo. Voló sobre Sansó n y encontró descanso perió dico, pero fue de
corta duració n, ya que Sansó n durmió en el regazo de Dalila.
Voló sobre David, diciendo: “Ciertamente este es el ungido del Señ or”, pero se
convirtió en adú ltero y asesino. Lo amaba, pero no era é l. Voló sobre Daniel, pero no
era é l. Dio con Isaí as, pero no era é l. El profeta escribió acerca de la venida de otro:
Porque un niñ o nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable,
Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Prí ncipe de Paz. Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrá n lí mite, sobre el trono
de David y sobre su reino, disponié ndolo y confirmá ndolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo del
Señ or de los ejé rcitos hará esto (Isaí as 9:6-7).

Voló sobre Jeremí as, pero el profeta lloró n no era el indicado. Luego descansó en
Ezequiel y realizó muchas obras poderosas, pero Ezequiel no fue el indicado.
Finalmente, miró desde los portales de la gloria y vio al Único. Solo hubo Uno digno
en el Cielo y en la tierra para que la paloma se posara.
Mientras Jesú s estaba en el Jordá n, la paloma descendió del cielo diciendo: “He
encontrado al que ama mi alma”. Aterrizó sobre É l, y Su autoridad y unció n reposaron
sobre Jesú s. El Espí ritu Santo encontró un cuerpo sobre el cual posarse y habitar con
autoridad.
Jesú s murió , pero dijo: “Padre, en tus manos encomiendo [puesto en tu confianza]
mi espí ritu” (Lucas 23:46). Esta misma paloma descendió de la gloria como un recio
viento recio (Hechos 2:2). Encontró un cuerpo, la Iglesia, para habitar y sobre la cual
reposar Su autoridad.
¿ Despejará s la pista?

Mientras volaba al aeropuerto JFK un dí a, noté que nuestro piloto estaba dando
vueltas durante mucho tiempo. Anunció que la niebla habí a oscurecido el pista y
seguirí a dando vueltas hasta que se disipara la niebla. Despué s de bastante tiempo en
el aire, finalmente nos autorizaron a aterrizar.
En un sentido espiritual, la pasarela era yo; el jetliner era un tipo de la paloma, el
Espí ritu Santo. El Espí ritu Santo quiere desesperadamente aterrizar. É l desea aterrizar
sobre los hijos de Dios, pero debemos despejarnos y darle permiso para aterrizar. A
medida que el Espí ritu Santo da vueltas, ve algunas cosas que deben borrarse de
nuestras vidas antes de que É l aterrice.
Haz lugar para el Espí ritu Santo. Quiere asentarse sobre tus heridas, tu pasado, tu
trauma, incluso tu mayor debilidad. Pero tú eres la clave. ¿ Despejará s la pista? Si no,
dará vueltas por un tiempo, pero luego buscará otra pista.
Dale permiso al Espí ritu Santo para que aterrice en tu vida. Nunca será s el mismo.
Puntos a considerar

El Espí ritu Santo te hace consciente de la presencia de Dios .

Está s facultado por Dios para el é xito .

Cuando sube la alabanza, baja la bendició n .

Permita que Dios exponga su tesoro enterrado .

Elegimos quié n gana.

Haz lugar para el Espí ritu Santo en tu vida .


Capí tulo
6 EL LLORITO DE UN ÚTERO ESTÉRIL _

yo
las mujeres israelitas a menudo lloraban amargamente como resultado de su
esterilidad. Las mujeres judí as tomaron en serio el pacto entre Dios y
Abraham que prometí a bendecir y multiplicar la simiente que finalmente
darí a a luz al niñ o Cristo. Las mujeres esté riles como Raquel gritaban:
Y cuando vio Raquel que no le daba hijos a Jacob, tuvo envidia de su hermana; y dijo a Jacob: Dame
hijos, o si no, me muero (Gé nesis 30:1).

Dios quiere que Su Novia, la Iglesia, produzca frutos para Su gloria. ¿ Como hacemos
eso? Jesus dijo:
Yo soy la vid, vosotros los sarmientos: El que permanece en mí [permanece en constante comunió n], y yo en é l, é se
lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podé is hacer (Juan 15:5).

A medida que damos fruto, Dios nos limpiará para que podamos dar má s fruto:
Todo sarmiento que en mí no da fruto, é l lo quita; y todo sarmiento que da fruto, é l lo limpia, para que dé má s fruto
(Juan 15:2).

A medida que continuamos caminando en obediencia, producimos mucho fruto que


tambié n libera nuestra unció n. ¿ Por qué debemos dar fruto?
En esto es glorificado mi Padre, en que llevé is mucho fruto; así seré is mis discí pulos (Juan 15:8).

Pero tambié n nos beneficiamos.


Estas cosas os he hablado para que mi gozo permanezca en vosotros, y vuestro gozo sea completo (Juan 15:11).

Vivimos en una sociedad abatida, depravada y derrotada. Lo mismo que este mundo
necesita deberí a estar colgando de los miembros de la Iglesia. Necesitan amor,
alegrí a, paz, el fruto del Espí ritu. A medida que el Espí ritu Santo satura y llena
nuestra vida, producimos fruto. Esta es la forma en que Dios suple las necesidades de la
humanidad perdida.
El fruto del justo es á rbol de vida; y el que gana almas es sabio (Proverbios 11:30).
Jesú s contó una pará bola sobre un hombre que no encontró fruto en su higuera.
Afligido por su falta de productividad, el propietario quiso cortarlo. Pero el viñ ador
pidió cultivarlo un añ o má s. Si no daba fruto, serí a cortado (ver Lucas 13:6-9).
Dar fruto es algo serio con Jesú s. El grito de la Iglesia deberí a ser: “¡ Danos hijos,
para que no muramos!”
Nunca satisfecho

Salomó n menciona cuatro cosas que nunca se satisfacen:


El horseleach tiene dos hijas, gritando, Dad, dad. Hay tres cosas que nunca está n satisfechas, sí , cuatro cosas que no
dicen, es suficiente: La tumba; y la matriz esté ril; la tierra que no está llena de agua; y el fuego que no dice: Basta
(Proverbios 30:15-16).

Varias parejas casadas en las Escrituras tení an relaciones í ntimas y, sin embargo,
carecí an de hijos: Abraham y Sara, Isaac y Rebeca, Jacob y Raquel. Estas esposas
clamaron a causa de una matriz esté ril.
Lo mismo sucede hoy cuando simplemente vamos a la iglesia pero carecemos de
intimidad con el Espí ritu Santo. La matriz de nuestra alma se vuelve esté ril.
Necesitamos clamar y no estar satisfechos hasta que seamos impregnados del fruto del
Espí ritu Santo.
¿ Quieres tener hijos?

Muchos tienen miedo de enamorarse del Espí ritu Santo porque saben que el
compromiso trae intimidad, y la intimidad trae concepció n, y la concepció n trae el
parto, y el parto produce un bebé . Como en el á mbito natural, se necesita una relació n
í ntima para concebir.
Muchos cristianos tienen orgasmos espirituales pero nunca conciben un hijo. Muchos
no quieren hijos porque no quieren compromiso y responsabilidad. No quieren
aguantar nueve meses de llevar al niñ o. Muchas han sido fecundadas por el Espí ritu
Santo pero han optado por abortar al bebé . Otras cristianas que no pueden llevar a
té rmino a su bebé han tenido un aborto espontá neo.
La matriz fue diseñ ada como un receptá culo para la semilla del hombre y un lugar
para que se desarrollara un niñ o concebido. Dios le dio a Eva la responsabilidad y la
bendició n de dar a luz hijos (ver Gé n. 3:16). La Biblia dice que Adá n conoció a su
esposa (Gé nesis 4:1,25). Esta relació n í ntima les dio un hijo. Puedes rastrear el linaje
de Cristo hasta el fruto de esta primera relació n í ntima.
Marí a era virgen cuando el á ngel anunció que tendrí a un bebé . Ella preguntó :
" ¿ Có mo será esto, ya que no conozco varó n?" (Lucas 1:34). Este niñ o fue concebido
por el poder de la unció n del Espí ritu Santo.
El á ngel le dijo:
El Espí ritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altí simo te cubrirá con su sombra; por tanto, tambié n lo santo que
nacerá de ti, será llamado Hijo de Dios (Lucas 1:35).

Tres cosas iban a suceder:


1. Concepció n—“Concebirá s” (Lucas 1:31).
2. Intimidad: “El Espí ritu Santo vendrá sobre ti”.
3. Implantació n de la Semilla: “El poder del Altí simo te cubrirá con su
sombra”.
Fue totalmente la obra del Espí ritu Santo, pero É l tení a que tener una matriz en la
cual hacer Su obra.
¿ Quié n eres interiormente?

El hombre está hecho a imagen y semejanza de Dios. Tambié n somos un ser trino:
cuerpo, alma y espí ritu. Dios ha salvado nuestros espí ritus. Nuestros cuerpos no son
salvos. El cuerpo no quiere ser santo ni dar buenos frutos. Tu cuerpo nunca te
despertará a las 3 am para decirte que ores. El cuerpo nunca te alentará a vivir
correctamente. El cuerpo nunca te impedirá chismear. El cuerpo es carne y siempre
será carne.
David oró : “Examí name, oh Dios, y conoce mi corazó n; prué bame y conoce mis
pensamientos” (Sal. 139:23). ¿ Qué usa Dios para escudriñ arnos?
El espí ritu del hombre es la lá mpara del Señ or, que escudriñ a todas las entrañ as del vientre (Proverbios 20:27).

Este versí culo nos muestra tres verdades:


1. El hombre no es só lo cuerpo y alma, sino tambié n espí ritu.
2. El espí ritu del hombre es la vela del Señ or.
3. El Señ or se sirve de este espí ritu para buscar en lo má s í ntimo del ser
humano.
Debajo de tu grito, tu danza, tu hablar en lenguas, ¿ quié n eres realmente? Este
siempre ha sido el problema con la santidad hecha por el hombre. Tratar de cambiar a
una persona exteriormente solo la deja frustrada, confundida y sintié ndose como un
fracaso.
Dios hace todo lo contrario. É l te cambia de adentro hacia afuera. De la abundancia
del corazó n habla la boca. Cambiar de afuera hacia adentro no tiene un efecto
duradero. Siempre deja la matriz esté ril, gritando: " ¡ No es suficiente!" Cambiar de
afuera hacia adentro es como pintar un edificio sin quitar la basura que abarrota el
interior.
Hay una diferencia entre repintar y arrepentirse. Repintar cambia el exterior,
arrepentirse cambia el interior.
Renovados por la transformació n de nuestras mentes

La Biblia enseñ a que debemos ser renovados por medio de la transformació n de


nuestra mente (ver Rom. 12:2; Ef. 4:23). Só lo el Espí ritu Santo sabe renovar la mente.
La lucha que tenemos dentro de nosotros es con nuestra autopercepció n.
Generalmente, nuestra percepció n de nosotros mismos se ve afectada por quienes nos
rodean. Nuestra primera opinió n de nosotros mismos está profundamente afectada por
las opiniones de las figuras autorizadas en nuestros añ os de formació n. Si nuestros
padres tienden a descuidarnos o ignorarnos, eso desgarra nuestra autoestima.
Eventualmente, sin embargo, maduramos hasta el punto en que podemos caminar a la
luz de nuestra propia imagen, sin que se diluya con las contribuciones de los demá s.
Cuando experimentamos el nuevo nacimiento, nuevamente volvemos a los añ os
formativos de ser profundamente impresionables. Es importante discernir a quié n
permitimos que nos influya en los primeros añ os. Cada vez que intimamos con alguien,
lo primero que debemos querer saber es: “¿ Quié n dices que soy?”. Nuestra necesidad
bá sica es ser comprendidos por el cí rculo interno de personas con las que caminamos.
Sin embargo, debemos estar preparados para abortar la informació n negativa y
destructiva que no nos lleva a una conciencia acelerada de las realidades y fortalezas
internas.
Jesú s pudo preguntarle a Pedro: “¿ Quié n decí s que soy yo?” ¡ porque É l ya sabí a
la respuesta! (Vé ase Mateo 16:15.) Pedir a alguien que te defina sin saber primero la
respuesta dentro de ti mismo es peligroso. Cuando hacemos ese tipo de preguntas, sin
una conciencia interior, abrimos la puerta a la manipulació n. En resumen, Jesú s sabí a
quié n era.
El Señ or quiere ayudarte a darte cuenta de quié n eres y de lo que tienes la gracia de
hacer. Cuando comprendes que É l es el ú nico que realmente te conoce, entonces lo
persigues con fiereza y determinació n. ¡ Persí guelo! Escuche lo que Paul comparte en
la reunió n en Mars Hill.
y ha hecho de una sangre todas las naciones de los hombres para que habiten sobre toda la faz de la tierra, y ha fijado los
tiempos antes señ alados, y los lí mites de su habitació n; que busquen al Señ or, por si acaso pueden palparlo y encontrarlo,
aunque no esté lejos de cada uno de nosotros: porque en É l vivimos, nos movemos y existimos; como tambié n algunos de
vuestros propios poetas han dicho: Porque tambié n somos linaje suyo (Hechos 17:26-28).
El mensaje bá sico de este pasaje es que Dios ha fijado los lí mites de nuestras
habitaciones. É l sabe quié nes somos y có mo debemos lograrlo. Este conocimiento,
encerrado en el consejo de la omnisciencia de Dios, es la base de nuestra bú squeda, y
es la liberació n de ese conocimiento lo que produce una transformació n inmediata. É l
conoce la esperanza o la meta de nuestro llamado. É l no está muy lejos de nosotros; É l
se revela a las personas que lo buscan. Los buscadores son los buscadores. ¡ La puerta
se abre solo a los que llaman y los regalos se entregan a los que preguntan! (Vé ase
Lucas 11:9.) La iniciació n es nuestra responsabilidad. Quien tenga hambre y sed será
saciado. ¡ Recuerde, en cada crisis É l nunca está lejos del buscador!
Las verdades transformadoras se manifiestan a travé s del canal de nacimiento de
nuestra diligencia en buscar Su rostro. Es mientras está s en Su presencia que É l
pronuncia percepciones omniscientes sobre tu propó sito y curso individual. Jesú s le
dijo a una mujer que habí a estado luchando con una condició n incapacitante durante
18 añ os que en realidad no estaba atada, ¡ que de hecho estaba suelta!
Inmediatamente, fue transformada por la renovació n de su mente. (Vé ase Lucas 13:11-
13). No es de extrañ ar que David dijera: “En tu presencia hay plenitud de gozo” (Sal.
16:11b). La respuesta está en la presencia: ¡ la presencia de Dios, no del hombre! Hay
una palabra renovadora que te hará cambiar de opinió n acerca de tu circunstancia.
Justo cuando el enemigo cree que te tiene, ¡ transfó rmate ante sus propios ojos!
Nuestros espí ritus está n unidos

El Espí ritu mismo da testimonio a nuestro espí ritu de que somos hijos de Dios (Romanos 8:16).

Esta Escritura trata de dos espí ritus: el espí ritu del hombre y el Espí ritu Santo.
Unidos en la salvació n, el Espí ritu Santo testifica a nuestro espí ritu que somos salvos.
Una de las mayores bendiciones es que Su obra es invisible. É l puede testificar en tu
espí ritu cuando todo el infierno se está desatando, y nadie má s que tú lo sabrí a.
Habla de las mismas á reas que has tratado de cambiar sin é xito. Puede llorar por
estas á reas. Es posible que haya enterrado á reas de su vida a lo largo de los añ os,
tratando de deshacerse de ellas. Algo simplemente no te dejará tirarlos.
¿ Alguna vez has querido algo y sabí as que era la voluntad de Dios, pero parecí a
que no podí as lograrlo? Cuando ves a alguien con lo mismo que quieres, te provoca
una patada dentro de ti. Esto le permite saber que su bebé todaví a está allí . No has
abortado ni perdido. Mientras camina por el piso por la noche, la unció n del Espí ritu
Santo le permite saber que todaví a está en usted.
Lo que sucede a continuació n es simplemente increí ble. El Espí ritu Santo se
convierte en una parte tan importante de tu vida que comienzas a tener algo má s que
una simple aventura con É l el domingo por la mañ ana. Empiezas a conocer al Espí ritu
Santo ya entender Su propó sito. Te vuelves sensible a Sus sentimientos, que te impiden
entristecer al Espí ritu Santo. Empiezas a sentir un amor ardiente y aprecio por el
Espí ritu Santo, que te ayuda a obedecer y someterte a Su direcció n. Esto mantiene la
llama de la pasió n espiritual ardiendo en tu espí ritu.
Como resultado de tu comunió n diaria con el Espí ritu Santo, las á reas esté riles de
tu vida que han clamado durante añ os, la matriz espiritual que nunca ha sido
satisfecha, ahora se impregna del Espí ritu Santo.
Una relació n cada vez má s profunda

Un hombre y una mujer que se gustan se hacen amigos y se conocen. A medida que
sienten un apego creciente el uno por el otro, deciden salir. A medida que crece su
compromiso, avanzan a un nivel má s profundo de relació n. Eventualmente, se
comprometen. Un anillo significa el ví nculo entre ellos. Un dí a se presentan ante
testigos y contraen matrimonio. Esto hace que se compartan de una manera má s
í ntima. Su nueva intimidad fí sica produce la concepció n y, en ú ltima instancia, el
nacimiento.
A medida que el Espí ritu de Dios da testimonio a nuestro espí ritu, profundizamos
nuestra relació n con Dios: “El abismo llama al estruendo de tus trombas; todas tus
ondas y tus ondas han pasado sobre mí ” (Sal. 42:7). Dios quiere que la Iglesia vaya
má s allá de una relació n superficial donde É l es solo un amigo.
É l nos llama a ir firmes; Luego quiere un compromiso; en definitiva, quiere una
relació n í ntima que una al Espí ritu Santo con nuestro espí ritu. Cultivar la intimidad
eventualmente resulta en la concepció n y el nacimiento. Tu ú tero esté ril ya no existe.
Presente al Nacer, Manifestado en la Madurez

Cada uno de los padres aporta un gen a su hijo. Un gen suele ser dominante. En el
reino de los espí ritus, esto tambié n es cierto.
Ciertos rasgos se manifiestan en el niñ o de cada padre. El niñ o puede tener
caracterí sticas fí sicas como uno de los padres: ojos, nariz, manos, pies, color de
cabello. Otros rasgos, sin embargo, solo se conocerá n con el tiempo y la madurez.
Los rasgos de los genes de nuestros padres está n dentro de nosotros. Así como en la
creació n original, las semillas estaban en la tierra pero estaban encerradas. El Espí ritu
Santo trabajó en conjunto con la Palabra para lograr una liberació n. Es por eso que
Dios dijo: “Há gase”, es decir, dé jalo salir.
Dios le ordenó a Adá n que conociera a su esposa y se multiplicara. Asimismo, a
medida que la Iglesia tenga una relació n í ntima con el Espí ritu Santo, comenzaremos
a producir descendencia espiritual o el fruto del Espí ritu.
El á ngel que le dijo a Marí a que ella serí a la madre de Jesú s tambié n enumeró
cuatro caracterí sticas de la descendencia santa (Lucas 1:32-33):
1. É l será grande.
2. É l será el Hijo o linaje del Altí simo.
3. Se le dará el trono de su padre David, que denota autoridad.
4. É l reinará , lo que denota señ orí o.
La Iglesia es la Esposa de Cristo. Somos desposados como “una virgen casta con
Cristo” (2 Corintios 11:2). Debemos suministrar nuestra matriz espiritual al Espí ritu
Santo, lo que nos permite liberar nuestra unció n para Su gloria. Como resultado de
nuestra relació n, nuestra matriz esté ril, que llora, está insatisfecha y anhela la
intimidad y la realizació n con Jesú s, comenzará a producir descendencia a su
semejanza. Algunas de sus caracterí sticas será n obvias desde el principio, mientras
que otras necesitará n madurez y compromiso para llegar a buen té rmino.
Produciendo algo santo

Cuando Jesucristo nació de una virgen, la gente no supo có mo reaccionar. Los


pastores escucharon a los á ngeles cantar: " ¡ Gloria a Dios en las alturas!" Llegaron y
lo vieron envuelto en pañ ales en un pesebre.
Simeó n sostuvo a Jesú s en el templo y lo declaró el consuelo de Israel. Herodes
trató de matarlo. Muchos creí an que Jesú s era un simple humano. Sin embargo,
despué s de escucharlo hablar, supieron que Él era má s que carne.
Aunque vives en un cuerpo carnal, el Espí ritu Santo quiere hacer nacer en ti algo
santo, una experiencia que va má s allá de la ló gica, el amor humano y la mera
emoció n espiritual que te deja excitado pero vací o. El Espí ritu Santo quiere
impregnarte con una semilla que producirá algo santo en ti. Mientras simplemente
tengas una aventura con el Espí ritu Santo, tu matriz permanecerá vací a. Si, despué s
de haber llegado a su clí max y haber tenido su orgasmo espiritual, su matriz todaví a
está esté ril y clama, entonces ha perdido su propó sito en la tierra.
Es un honor llevar algo para Jesú s y traerlo a luz. Es un honor mirar a tu
descendencia espiritual y decir: “¡ Esto es nacido de Dios!”. Cualquier cosa que Dios
haga nacer en ti, un ministerio, un libro, una canció n, un mensaje, sabes que todo lo
que nace de Dios vence al mundo. Esta descendencia espiritual tiene todas las
caracterí sticas de su Padre celestial.
Produciendo el Fruto del Espí ritu

Nunca puedes mirar a un hijo de Dios lleno del Espí ritu y decir que su fruto es el
Espí ritu Santo. No es el Espí ritu Santo; es meramente la descendencia o producció n
del Espí ritu Santo.
La fruta es algo que lleva tiempo desarrollarse. Es como el marido y la mujer que
comparten una intimidad fí sica. A pesar de que la mujer concibe semilla, todaví a se
necesitan nueve meses para que nazca el bebé . Cuando la madre da a luz al niñ o,
simplemente ves el resultado final de un trabajo progresivo de nueve meses.
Este es mi punto: el bebé no es el padre, sino que es el resultado de la simiente del
padre. El bebé no precedió al padre; el padre precedió al bebé . El bebé no produjo al
padre; el padre produjo al bebé .
La esposa suministró la matriz; el padre suministró la semilla; la intimidad produjo
la concepció n. El niñ o se parece a su padre. Tiene su sangre, sus ojos, sus
caracterí sticas y rasgos.
Asimismo, la Iglesia es la Esposa de Cristo. Suministramos el ú tero; el Espí ritu Santo
suministra la semilla; nuestra relació n con Dios produce la concepció n. A medida que
liberamos nuestra unció n y producimos descendencia espiritual, deben parecerse al
Padre.
Fruto, no frutos, del Espí ritu

Mas el fruto del Espí ritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza: contra tales
cosas no hay ley (Gá latas 5:22-23).

El té rmino “frutos del Espí ritu” no es un té rmino bí blico. Las nueve funciones del
Espí ritu Santo mencionadas en Gá latas 5:22-23 no provienen de nueve espí ritus
diferentes; son el resultado de un Espí ritu.
Una naranja tiene muchas secciones, pero es una naranja que resultó de una semilla.
Una mazorca de maí z tiene cientos de granos que resultaron de un grano. La tierra
concibió el grano y unos meses má s tarde produjo un producto terminado. Un bebé
tiene un cuerpo pero muchas funciones que resultaron de la madre que concibió la
semilla del padre y permitió que el niñ o se desarrollara durante nueve meses.
El apó stol Pablo nos dice que las nueve funciones, rasgos o caracterí sticas son el
resultado de un solo Espí ritu. É l llama a esto el “fruto del Espí ritu” (Gá latas 5:22).
¡ Sin limites!

Despué s de dar su discurso sobre los nueve frutos del ú nico Espí ritu, el apó stol
Pablo hace una declaració n muy intrigante. É l dice: “Contra tales cosas no hay ley”
(Gá latas 5:23).
Tenemos leyes que definen el bien y el mal. Tambié n gobiernan, regulan o ponen
lí mites a nuestro comportamiento. Si se exceden estos lí mites, ha infringido la ley.
Por ejemplo, puede conducir solo a 70 mph en las carreteras interestatales de Virginia
Occidental. Si se excede esto, se ha infringido la ley.
Con este pensamiento en mente, Pablo nos dice que pongamos el pie en el pedal con
respecto al fruto del Espí ritu. No hay ley para determina cuá nto de estos rasgos
paternales puedes tener como hijo de Dios. El amor, la alegrí a y la paz ilimitados
está n disponibles para ti.
Tienes la llave

¿ Sabes que nadie, ni siquiera el diablo, puede impedirte actuar como tu Padre
Celestial? Necesitamos estar profundamente conscientes de los sentimientos del
Espí ritu Santo. Si bien no hay lí mites sobre cuá nto te pareces y actú as como tu
Padre, podemos obstaculizar al Espí ritu Santo de cinco maneras:
1. Podemos dejar de pasar momentos í ntimos a solas con el Espí ritu Santo, lo
que resulta en que nunca lo conozcamos realmente. Serí a como estar casada
con un completo extrañ o. Aunque cohabiten en la misma casa, no se
produce comunicació n ni se comparte.
2. Podemos entristecer al Espí ritu Santo (Efesios 4:30), lo que significa
insultar, herir los sentimientos o entristecer a uno.
3. Podemos apagar el Espí ritu Santo (1 Tesalonicenses 5:19), lo que significa
extinguir, como apagar un fuego.
4. Podemos mentirle al Espí ritu Santo (Hechos 5:3). La Biblia dice que
Sataná s llenó sus corazones (ver Hechos 5:3). La palabra lleno significa
abarrotar lleno.
5. Podemos tentar al Espí ritu (Hechos 5:9).
Debemos evitarlos a toda costa. Dios no quiera que tengamos a nuestra disposició n el
asombroso poder del Espí ritu Santo y no apoderarse de É l. É l quiere llevarnos a una
relació n í ntima con Jesucristo que hará que quedemos impregnados de destino.
El Espí ritu Santo quiere que conozcamos a Dios como Adá n conoció (tener
cercaní a o intimidad con) Eva (Gé nesis 4:1,25). Entonces produciremos la semilla
prometida y comenzaremos a dar el fruto del Espí ritu. Só lo cuando Adá n conoció
í ntimamente a Eva tuvo descendencia.
¿ Termó metro o Termostato?

El Espí ritu Santo funciona como un termostato y un termó metro. El termó metro
refleja la temperatura que lo rodea y el termostato controla el sistema de calefacció n
interior que le da la lectura al termó metro.
De la misma manera, el Espí ritu Santo obra dentro de ti. Tus acciones externas (lo
que dices y haces) reflejan tu temperatura a quienes te rodean. Miremos la
manifestació n externa de una vida llena del Espí ritu:
Mas el fruto del Espí ritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza: contra tales
cosas no hay ley (Gá latas 5:22-23).

Este pasaje describe tres conjuntos de trillizos. Los desglosaremos y le daremos a


cada conjunto un nombre categó rico:
1. Atmó sfera.
2. Actitud.
3. Atributo.
El ambiente es tu entorno. Puede que te encuentres en una atmó sfera muy hostil
donde se manifiestan los frutos y las obras de la carne. Sin embargo, a medida que te
rindas al Espí ritu Santo, É l arrojará una manta mojada sobre las cosas desagradables
que querí as decir. El Espí ritu Santo construirá un fuego propio que traerá calor a una
atmó sfera frí a, esperanza a una atmó sfera desesperada, gozo a una atmó sfera triste y
amor a una atmó sfera amarga y vengativa. Esta es la razó n por la que los primeros tres
tripletes, amor, alegrí a y paz, son frutos que cambian la atmó sfera.
Los segundos tres tripletes—paciencia, mansedumbre, bondad—son frutos que
cambian la actitud. Aunque somos salvos y llenos del Espí ritu Santo, cada uno de
nosotros tiene el potencial de tener una actitud. Dios a veces nos permite pasar por
situaciones difí ciles para que podamos ver lo que realmente hay dentro de nosotros.
Cuando vemos nuestra propia impotencia, debilidad y desesperació n, nos hace clamar:
“¡ Dios, te necesito!”
Es posible que hayas sido bueno con alguien que luego te usó . Es posible que haya
hecho un esfuerzo adicional por alguien que lo traicionó . Es posible que hayas tratado
con amabilidad a alguien que se volvió contra ti y abusó de ti.
Dios obra incluso en estas dificultades. Mientras clamas, Dios tomará tu incapacidad
para hacer lo que sabes que es correcto y la convertirá en una plataforma para Su
oportunidad. Puedes soportar la paciencia, la mansedumbre y la bondad.
Un atributo es simplemente un rasgo de personalidad o cará cter. Si se nos dejara a
nuestra suerte, llegarí amos a la misma conclusió n que el apó stol Pablo. ¡ Miserable de
mí ! (Romanos 7:24). Puede que sepamos lo que es correcto y queramos hacerlo, pero
no sabemos có mo (ver Rom. 7:15-25).
Dios hace Su obra má s excelente cuando las probabilidades está n en su contra. É l
espera hasta que el bote esté lleno de agua antes de caminar sobre tu tormenta. É l
espera hasta que el horno de tu prueba esté siete veces má s caliente de lo normal para
mostrarse como el cuarto hombre. Espera a que Lá zaro se descomponga para
resucitarlo. É l espera hasta que tres mé dicos esté n de acuerdo en que usted tiene un
tumor inoperable antes de intervenir.
Tienes una fuerza que desafí a la ló gica humana. Tienes una capacidad para pararte
que no puedes atribuir a nadie má s que a Dios. Tienes una paz que ni siquiera el
apó stol Pablo podí a entender, por eso la llamó “la paz de Dios, que sobrepasa todo
entendimiento” (Filipenses 4:7). Tienes un gozo que el apó stol Pedro no pudo
describir, por eso lo llamó “gozo inefable y glorioso” (1 Pedro 1:8).
A este tercer triplete, fe, mansedumbre y dominio propio, lo llamamos fruto de
atributo porque estas cualidades no se le pueden atribuir a usted, sino solo al Espí ritu
Santo.
Dentro de ti se encuentra la capacidad de convertirte en lo que elijas ser. Recuerda
que tienes una opció n, y la elecció n no viene sin un precio.
Vida de la muerte

La verdad se puede ver en los reinos fí sico y espiritual. Jesú s ilustró una verdad
espiritual diná mica con un ejemplo comú n:
De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto
(Juan 12:24).

Despué s de dejar caer una semilla en el suelo, su cá scara debe morir, descomponerse
o desaparecer. Esta envoltura exterior tiene un solo propó sito: albergar el corazó n del
grano, que produce nueva vida.
Esta envoltura exterior es como nuestra carne, que alberga nuestra alma y espí ritu.
Cuando “crucificamos la carne” (Gá latas 5:24) y “buscamos las cosas de arriba” (Col.
3:1), la vida del Espí ritu llega a su plena realizació n en nosotros.
Entonces podemos decir con confianza:
Estoy crucificado con Cristo: sin embargo, vivo; pero no yo, sino Cristo vive en mí ; y lo que ahora vivo en la carne, lo
vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí (Gá latas 2:20).
Debes esperar pacientemente

Cuando una semilla se deja caer en la tierra y se cubre, permanece inactiva durante
una temporada. Nadie puede verlo; nadie puede decir que algo está pasando. Pero
durante este tiempo tiene lugar el proceso de germinació n. La tripa se está muriendo,
el corazó n del grano está brotando.
En el reino espiritual no es diferente. El apó stol Pablo les dice a los gá latas: “Haced
morir, pues, vuestros miembros que está n sobre la tierra; fornicació n, inmundicia,
pasiones desordenadas, malas concupiscencias y avaricia, que es idolatrí a” (Col. 3:5).
Mortify es un té rmino relacionado con mortuorio, un lugar donde no encontramos nada
má s que cuerpos muertos y disfuncionales.
¿ Qué está diciendo Pablo? Evita que tu naturaleza adá mica sea la fuerza dominante
en tu vida. Deja que el Espí ritu Santo obre en ti, haciendo morir la carne para que de
ti brote nueva vida.
El mismo principio se encuentra en Nú meros 17:1-8, donde Dios tomó algo
aparentemente muerto (la vara de Aaró n) y lo hizo brotar. Puede anhelar funcionar y
producir. Si te sientes esté ril, sabes có mo lloraban las esposas judí as a causa de sus
vientres esté riles.
Es hora de que la Iglesia, que es la Esposa de Cristo, llore por nuestra esterilidad.
Dentro de cada uno de ustedes hay un espí ritu que clama como Jacob: “¡ Sé que ahora
soy Jacob, pero dentro de mí está el deseo de convertirme en Israel!”
¿ De quié n es el bebé que llevas?

Permí tanme cerrar este capí tulo con una pregunta: ¿ De quié n es el bebé que está n
esperando? En medio de la noche lo sientes patear. Algunos de ustedes está n muy
atrasados, pero simplemente sintieron que el destino los pateaba para hacerles saber
que Sataná s no ha abortado a su bebé .
Los viejos granjeros dicen que encontrar una mancha de sangre en el huevo te dice
que el gallo habí a estado con la gallina. Dentro de tu espí ritu hay una matriz que está
encinta del Espí ritu Santo. Marí a suministró el vientre; el Espí ritu Santo suministró
la simiente; y la semilla suministró la sangre.
Cada niñ o puede ser rastreado hasta su padre por su ADN. Su tipo de sangre es 100
por ciento resultado de la semilla de su padre. Es normal que empieces a adoptar
algunos de los rasgos de cará cter de tu padre. Puedes tener sus ojos, su cabello, su
nariz. Alguien puede decir que actú as como tu padre.
Que eso se diga de nosotros despué s de darnos cuenta de que estamos cargando al
bebé del Espí ritu Santo. Que clamemos contra la mediocridad, el compromiso y el
espí ritu de indiferencia que solo conducen a un ú tero esté ril e insatisfecho. Que
clamemos por má s revelació n de Su voluntad para nuestras vidas.
Puntos a considerar

Llena la matriz de tu espí ritu con el Espí ritu Santo .

É l ya sabe la respuesta .

Manté n encendida la llama de la pasió n espiritual .

Profundice su relació n con Dios a travé s de la intimidad .

Producir algo santo a travé s del Espí ritu Santo .

Contra tales no hay ley .

¿ Cuá l es la lectura de su termó metro?

Amor, alegrí a, paz…

Dios intervendrá .

Hacer morir la carne .


Capí tulo
7 R EVIVIR LO QUE QUEDA

T
La palabra revelació n significa descubrir una cosa, revelar, revelar
completamente un asunto. La revelació n es un acto de Dios que es tan real como
Dios mismo. Es una bendició n divina para un Dios sabio y omnisciente descubrir
un asunto, revelar Su voluntad y manifestar Sus planes para tu vida.
La revelació n de Dios viene en tres segmentos: pasado, presente y futuro.
Primero, Dios a veces revela cosas de nuestro pasado para instrucció n o edificació n.
Jesú s le dijo al apó stol Juan en la isla de Patmos: “Escribe las cosas que has visto
[pasadas] y las cosas que son [presentes]” (Ap. 1:19). A veces Dios se acerca a tu
tormenta o dilema y te dice que todo estará bien. “Escribe... las cosas que será n
despué s de estas [futuras]” (Ap. 1:19).
Sube má s alto

El apó stol Juan registró estas palabras:


Despué s de esto miré , y he aquí una puerta abierta en el cielo; y la primera voz que oí era como de trompeta hablando
con yo; que decí a: Sube acá , y te mostraré las cosas que sucederá n despué s de estas (Apocalipsis 4:1).

Se cree que el contexto principal de este versí culo y su interpretació n doctrinal


principal es el rapto de la Iglesia. Pero toda interpretació n primaria tiene una
aplicació n secundaria. Dios llevó al apó stol Pablo al tercer cielo para recibir una
tremenda revelació n (2 Corintios 12:1-5).
La revelació n viene del Espí ritu

Jesú s declaró lo mismo a las siete iglesias en Apocalipsis en los capí tulos 2 y 3 : “El
que tiene oí do, oiga lo que el Espí ritu dice a las iglesias” (Apocalipsis 3:6).
1 Corintios 2:9-14 nos da má s informació n sobre este versí culo. Lo que el Espí ritu
revela es totalmente impresionante. El alcance de la bendició n de Dios cubre lo que ojo
no vio y oí do no oyó . ¡ Se vuelve aú n má s alucinante que eso! El almacé n de la
voluntad de Dios para nuestras vidas incluye bendiciones en las que ni siquiera hemos
pensado, cosas que superan incluso nuestra imaginació n má s salvaje; cosas que ni
siquiera han entrado en nuestros corazones. ¡ Eso es genial!
Pero Dios nos las ha revelado a nosotros por su Espí ritu: porque el Espí ritu todo lo escudriñ a, sí , lo profundo de Dios
(1 Corintios 2:10).

El apó stol Pablo las llama “las cosas profundas de Dios”. Muchos de nosotros nunca
superamos los primeros orá culos o el punto de partida con Dios, lo que limita nuestra
capacidad de liberar nuestra unció n.
El almacé n del Cielo está lleno. Nunca agotará s su inventario de gloria. Sin
embargo, si no estamos caminando de tal manera para acceder a ella, estas gloriosas
realidades nunca ocurrirá n en nuestras vidas.
Dejando, pues, los principios de la doctrina de Cristo, avancemos a la perfecció n (Hebreos 6:1a).

Esta Escritura significa que debemos alejarnos de donde comenzamos con Dios.
Como se mencionó anteriormente, el arca de Noé se construyó con un primer,
segundo y tercer piso. Pero la ventana, que le dio acceso a Noé al cielo, se colocó en el
tercer piso. Si Noah se quedaba en el primer o segundo piso, no podí a ver por la
ventana. Debemos estar en posició n de ver.
Muchos cristianos nunca acceden a las ventanas del Cielo porque todaví a viven en el
atrio exterior y nunca han atravesado la tercera dimensió n, el lugar santí simo. Muchos
viven en la derrota y la carnalidad porque han permanecido en el mismo nivel donde
abordaron por primera vez el arca de salvació n.
Habí a una vez un niñ o pequeñ o que no paraba de caerse de la cama. Su madre lo
arropó de forma segura, solo para escuchar el golpe en el suelo cuando se cayó una vez
má s. Despué s de la tercera vez, decidió quedarse en la puerta y ver por qué se estaba
peleando. Se dio cuenta de que el niñ o dormí a cerca del borde donde se subió por
primera vez. Un giro equivocado hizo que se cayera.
Muchos pierden la comunió n con Dios porque nunca suben al tercer piso. Por eso
sienten la turbulencia de las olas en cada tormenta. Se han quedado demasiado cerca
de donde entraron por primera vez.
¡ No se desví e!

Las siete iglesias discutidas en Apocalipsis representan siete eras de tiempo que
comienzan aproximadamente en el añ o 96 dC y continú an hasta el presente. Sin embargo, lo
má s importante es que estas siete iglesias representan siete etapas de la era de la
iglesia.
En Apocalipsis 2:1, Jesú s caminó en medio de la iglesia en É feso. En Apocalipsis
3:20, É l está afuera llamando a la entrada. Esto muestra la digresió n de la iglesia.
Cada una de estas iglesias representa nuestra vida como hijos de Dios en un momento u
otro.
1. Hemos dejado nuestro primer amor (Ap. 2:4).
2. Hemos sido aplastados como la iglesia de Esmirna, ciudad famosa por su
perfume o mirra (Ap. 2:8).
3. Hemos tenido el espí ritu de Pé rgamo en nosotros, el cual ha hecho tropezar
a otros (Ap. 2:14).
4. Tenemos cosas en nosotros que eran fuertes pero que ahora han comenzado
a morir, como es el caso de la iglesia de Sardis (Ap. 3:2).
Esta revelació n vino como resultado de los siete espí ritus de Dios y las siete
estrellas. Los siete espí ritus denotan perfecció n o finalizació n. No son siete espí ritus
diferentes, sino que muestra la plenitud de un solo Espí ritu (Isaí as 11:2). Las siete
estrellas denotan a los ministros. La palabra que predicaron, junto con el Espí ritu,
produjo esta revelació n a las iglesias (Ap. 1:20).
Veamos el mensaje:
 Dios dice a las iglesias: “Yo sé ”. Estas son palabras humillantes, incluso
aterradoras. Solo piensa en todo lo que hay que saber sobre ti. Dios dice: “Yo
sé ”.
 Dios dice: “Yo conozco tus obras”. Dios mira má s allá de la apariencia
superficial y dice: “Sé lo que otros no saben porque conozco el corazó n”.
 Dios dice: “Yo sé tu nombre”. Dios conoce nuestro nombre o reputació n.
Dios dice: “Sí , he oí do el chisme. He oí do qué tipo de reputació n tienes.
¿ Sabí as que Dios conoce tu nombre y todaví a te ama? É l puede conocer tu
reputació n y aun así usarte. É l puede saber quié n eres realmente detrá s de
esa adoració n, detrá s de esa canció n, detrá s de esa danza, detrá s de tus
lenguas, detrá s de tu predicació n.
 Dios dice: “Yo sé la verdad. Sé tu nombre." Dios sabe que tu nombre es
Jacob, pero aun así pregunta: " ¿ Cuá l es tu nombre?" Cada vez que un
Dios omnisapiente y omnisciente hace una pregunta, no es para Su
beneficio. Necesitas confesar: “Mi nombre es Jacob”. Aunque É l conoce
nuestro nombre, É l quiere que lo confesemos porque É l va a cambiar
nuestro nombre y hablará un destino glorioso sobre nosotros.
Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen (Juan 10:27).

Jesú s conoce a Sus ovejas por su nombre, y É l cuida y ama a cada una de ellas.
Y escribe al á ngel de la iglesia en Sardis; Estas cosas dice el que tiene los siete Espí ritus de Dios, y las siete estrellas; Yo
conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, y está s muerto. Sé vigilante y confirma lo que queda, que está a punto
de morir, porque no he hallado perfectas tus obras delante de Dios (Apocalipsis 3:1-2).

 Dios ve má s allá del nombre a la realidad. La muerte significa una


separació n, cortar. Es como poner un interruptor de luz en la posició n de
apagado, lo que rompe el circuito y corta la energí a. Dios dice: “Sé que
está s separado de la vida. Tu nombre puede decir diferente, pero lo sé .
 Dios tambié n revela una bendició n. Quedaba algo con lo que trabajar. Jesú s
dijo esto en Apocalipsis 3:2:
“Sé vigilante”. La palabra vigilante significa despertar o despertar algo que está a punto
de morir. Aú n no está muerto. Si el Espí ritu Santo dijo que estas cosas que quedaron
estaban listas para morir, aú n quedaba un poco de vida. Tal vez has sentido que tu
ministerio está muerto. Si siente alguna patada, necesita estar excitado y despertar
porque el movimiento le dice que todaví a está vivo.
“Fortalezcan las cosas que quedan”. La palabra fortalecer significa solidificar,
establecer, enderezar de nuevo; tomar algo que se ha debilitado y reconstruirlo. Dentro
de ti hay dones, llamados y talentos que han sido debilitados, oprimidos o retenidos. Su
visió n, sueñ o o deseo pueden haber sido aplastados. Es posible que no haya tenido
ningú n control sobre las circunstancias. Quizá s su desobediencia entristeció al
Espí ritu Santo. ¡ Pero levá ntate, amigo mí o! Lo que sea que el diablo te haya hecho,
no completó el trabajo. Dejó algo de fuerza en ti.
El apó stol Pablo dijo: “Muy gustosamente me gloriaré má s bien en mis debilidades,
para que repose sobre mí el poder de Cristo” (2 Corintios 12:9). Cuando su fuerza se
agotó y sus recursos se agotaron, no tuvo otro lugar a donde acudir. No podí a confiar
en ninguna otra fuerza sino en la fuerza que Dios le dio.
Tu propia fuerza no es suficiente, pero si tomas lo que queda de ella y se la das a
Dios, quien es má s que suficiente, encontrará s que É l es suficiente.
Nehemí as miró los muros en ruinas de Jerusalé n y lloró . Tomó lo poco que le
quedaba al diablo y reconstruyó el muro. Algunos de ustedes está n llorando por lo que
el enemigo les ha robado. A medida que lloras en tu camino hacia la depresió n y la
ansiedad, el enemigo hace que pierdas el enfoque en lo que queda.
¡ Oh Señ or, cuá ntos son mis enemigos! ¡ Cuá ntos se levantan contra mí ! Muchos dicen de mí : “Dios no lo librará ”.
Selah. Pero tú eres un escudo a mi alrededor, oh Señ or; Tú me das gloria y levantas mi cabeza. A Jehová clamo con voz
fuerte, y É l me responde desde su monte santo. Selah (Salmo 3:1-4 NVI).

Me acosté y dormí ; desperté ; porque el Señ or me sostuvo (Salmo 3:5).

David declara que es el Señ or quien te sostiene en los tiempos peligrosos de la lucha
interna y la guerra. Es la preciosa paz de Dios la que alivia tu tensió n cuando está s
tratando de tomar decisiones frente a la crí tica y el cinismo. Cuando te das cuenta de
que algunas personas no quieren que tengas é xito, la presió n aumenta drá sticamente.
Muchos han dicho: “Dios no lo librará ”. Sin embargo, muchos diciendo que todaví a no
lo hace realidad. Creo que el lugar má s seguro del mundo entero está en la voluntad
de Dios. Si alineas tu plan con Su propó sito, ¡ el é xito es inminente! Sin embargo, si no
he tenido el é xito que me gustarí a tener, entonces buscar el propó sito de Dios
inevitablemente enriquece mis recursos y hace posible lo imposible. Si viene la
tormenta y sé que estoy en la voluntad de Dios, entonces poco má s importa.
Recuerdo cuando mi esposa y yo está bamos criando a nuestros dos primeros hijos.
Eran tiempos difí ciles y el dinero escaso. No soy el tipo de esposo que no se preocupa
por las provisiones del Señ or en su casa. Tantas fueron las noches en que languidecí
por las necesidades de nuestro hogar. Dando vueltas y vueltas, orando y
preocupá ndome, no estaba seguro de que fué ramos a sobrevivir a la lucha.
Durante estos tiempos, sataná s me mostró imá genes de mi familia envuelta en
edredones sucios, acurrucada debajo de un puente con un tambor de 55 galones
ardiendo como ú nica fuente de calor. É l es un sá dico. yo estaba casi agotado por el
estré s tratando de elevar el nivel de vida.
Oré , o, má s exactamente, me quejé a Dios. Le expliqué có mo estaba viviendo má s
cerca de É l de lo que jamá s habí a vivido y, sin embargo, sufrí amos con las facturas
de servicios pú blicos y la falta de alimentos. Me preguntaba: " ¿ Dó nde está s, Señ or?"
Fui predicador y pastor. Todos los demá s hombres de Dios parecí an tener abundancia,
pero yo estaba en necesidad. Mi auto se veí a tan mal que cuando tení amos invitados
en la iglesia, uno de mis diá conos se ofreció como voluntario para esconderlo detrá s
del edificio. Observé a mi esposa hervir agua para darnos bañ os calientes. El gas
estaba apagado y, a veces, las luces. Estaba predicando, cantando y gritando, pero por
dentro empezaron a crecer los temblores de un terremoto de frustració n.
Entonces el auto se descompuso. No tení a que ir muy lejos porque ya estaba a las
puertas de la muerte. La ú nica manera de arreglar ese carro era entregar el cuerpo al
suelo y darle el motor al Señ or. En ese momento, sin embargo, necesitaba ir a la parte
alta de la ciudad para pedirle a la compañ í a elé ctrica que no cortara el ú nico servicio
que me quedaba. Tomé el autobú s a la ciudad y entré en la oficina dispuesto a rogar,
pero no dispuesto a pagar. Le supliqué a la joven; Le prometí dinero. Nada parecí a
moverla, y se cortó de todos modos. Estaba aplastado. Me habí an despedido de mi
trabajo y mi iglesia era tan pobre que ni siquiera podí a prestar atenció n. Estaba en
problemas. Salí de la oficina de servicios pú blicos y me eché a llorar. Tampoco me
refiero a la fuga silenciosa de los conductos lagrimales. Me refiero a un diluvio de
sollozos, jadeos, temblores y lamentos. Parecí a un loco caminando por la calle. Yo
estaba en el final de la cuerda.
A este estallido melodramá tico Dios no dijo absolutamente nada. Esperó hasta que
hube ganado un poco de compostura y luego habló . Nunca olvidaré el dulce sonido de
Su voz bajo la respiració n entrecortada de mi terrible frustració n. Dijo, en los tonos
ricos de la voz tipo clarinete: " ¡ No permitiré que tu pie se mueva!" Eso fue todo lo
que dijo, pero fue có mo lo dijo lo que hizo que la adoració n eliminara el dolor de mi
corazó n. Era como si estuviera diciendo: “¿ Quié n creen que soy yo? No permitiré que
tu pie sea movido. ¿ No comprendes que te amo?
Nunca olvidaré mientras viva el silencio santo y la paz de Su promesa que vino a mi
espí ritu. De repente, la luz, el gas y el dinero dejaron de importar. Lo que importaba
era que sabí a que no estaba solo. Se sentó a mi lado y cabalgamos a casa con una
sonrisa en la cara del otro: el Señ or y yo.
Surgir

Levá ntate, amigo mí o, y toma lo que queda. ¿ Y qué si tu alegrí a no es lo que


solí a ser? Usa lo que queda. ¿ Y qué si tu deseo se apaga? Agarra lo que queda. ¿ Y
qué si tu poder casi se ha ido? Aprovecha lo que queda y sé lo que Dios dijo que
podí as ser. No dejes que las circunstancias aborten tu sueñ o. Libera tu unció n.
Si una persona está lista para morir, no necesariamente hacemos arreglos funerarios.
Cuidamos y alimentamos la poca vida que queda. A veces hay que internarlos en la
UCI, pero no nos damos por vencidos. A veces hacemos una cirugí a extensa, pero no
nos damos por vencidos. A veces los ponemos en soporte vital. Una má quina puede
ayudarlos a respirar, pero no nos damos por vencidos hasta que esté n lo
suficientemente estables para respirar por sí mismos.
A Sataná s le encantarí a verte decir los ú ltimos ritos sobre tu ministerio o tus
sueñ os. Si te sientes cerca de la muerte espiritual, no importante en el hecho de que te
está s muriendo; importante en el hecho de que está s medio vivo.
En la pará bola del Buen Samaritano, Jesú s dijo que los ladrones dejaron al hombre
“medio muerto” (Lucas 10:30). Sus enemigos cometieron un gran error. Dejaron al
hombre con la vida suficiente para revivir. Volvió a la vida.
Algunos de ustedes pueden haber sido diagnosticados con una enfermedad terminal.
Deje su caso en manos del Gran Mé dico. Negarse a aceptar el veredicto. Obtenga una
segunda opinió n.
Es hora de hacer inventario

Tu milagro no está en lo que perdiste. Tu milagro está en lo que queda. Dios no se


desanima por tu falta. É l te anima a levantarte y aprovechar lo que queda.
Dios lo sabe , lo que me dice que É l no está sorprendido. Estas dos palabras pueden
parecer insignificantes, pero son cruciales para que las entendamos. No tienes que
fingir. Dios sabe que no todo está bien. Dios sabe que no está s al tanto de la situació n.
Dios sabe que eres un caso del 911. Dios sabe que está s en estado crí tico. A pesar de
tu dilema, É l dice: “No se acaba hasta que yo diga que se acabó ”.
En medio de tu prueba, dilema o tormenta, ¿ sigues encontrando el deseo de vencer?
¿ Te niegas a aceptar un no por respuesta? Él puede tomar todo lo que ha perdido, su
tiempo, alegrí a e integridad, y ponerlo al dí a como si nunca hubiera sucedido.
El milagro de Su fuerza es que, a diferencia de la mayorí a de las personas que son
tan fuertes acerca de su valor interior, Cristo Jesú s no luchó con la arrogancia. É l
sabí a quié n era, sin embargo, “se hizo a sí mismo sin reputació n” (Filipenses 2:7a).
Cuando tienes pensamientos saludables sobre tu propia identidad, te liberas de la
necesidad de impresionar a otras personas. ¡ Su opinió n deja de ser el santuario donde
adorá is!
La mayorí a de nosotros venimos dañ ados al Señ or. Estamos muertos
espiritualmente, dañ ados emocionalmente y en descomposició n fí sica. Cuando te
salvó , vivificó o dio vida a tu espí ritu muerto. Tambié n te prometió un cuerpo nuevo.
Luego comenzó la renovació n masiva necesaria para reparar tus pensamientos
dañ ados sobre la vida, sobre los demá s y sobre ti mismo, aquí vienen todo tipo de
clavos, sierras, niveles, ladrillos y bloques.
Mientras nos vestimos y olemos bien exteriormente, las personas no escuchan el
martilleo y el aserrado constantes que suceden internamente, ya que el Señ or trabaja
dentro de nosotros para presentarnos como una obra maestra recié n construida, apta
para el uso del Maestro.
La mente está siendo reconstruida continuamente por el Espí ritu Santo. É l quiere
perpetuar una nueva mentalidad dentro de ti que te permita volar por encima de tu
pasado. Nos impregna de esperanza y nos llena de destino al soltar nuestra unció n.
Dar lo que queda a Dios

Sansó n habí a perdido su integridad, su cabello, su fuerza, su apariencia y sus ojos.


Sin embargo, al morir en el campo del enemigo, tomó lo que quedaba y lo puso a
disposició n de Dios. Dios le dio a Sansó n un milagro má s grande que todos los
milagros de toda su vida.
Los discí pulos solo tení an cinco panes de cebada y dos pescados, pero Jesú s les
pidió que se los dieran. Pon a disposició n de Dios lo que tienes, y É l te dará un
milagro con lo que te quede.
Cuando David enfrentó a Goliat, le quitó la armadura a Saú l. El pastorcillo solo
tení a cinco piedras. Se despojó de todo lo demá s. Pero David dijo: “Vengo a ti en el
nombre del Señ or de los ejé rcitos” (1 Samuel 17:45). Puso a disposició n de Dios lo que
le quedaba.
Cuando el apó stol Pablo habí a pasado por su tormenta, el barco se hizo pedazos.
Todo lo que le quedaba era una tabla, pero la tabla lo llevó a salvo a las costas de la
liberació n.
Al apó stol Juan no le quedaba mucho. Todo lo que tení a era un testimonio, pero lo
puso a disposició n de Aquel que lo llevó má s alto y le dio una gran revelació n.
Despué s de esto miré , y he aquí una puerta abierta en el cielo: y la primera voz que oí era como de trompeta hablando
conmigo; que decí a: Sube acá , y te mostraré las cosas que sucederá n despué s de estas (Apocalipsis 4:1).

El apó stol se negó a morir hasta que hubiera terminado su libro.


Algunos de ustedes tienen una historia que contar, un testimonio que dar, un libro
que escribir. Nié gate a morir hasta que hayas cumplido tu sueñ o. Sigue caminando con
Dios, porque “no morirá s, sino que vivirá s, y proclamará s las obras de Jehová ” (Sal.
118:17).
El campo de cosecha que Dios quiere sembrar está en tu cabeza. En medio de todos
tus problemas, afé rrate a tu campo de sueñ os. Si puedes regar tu propio campo cuando
la gente está tratando de comandar un sequí a en tu vida, Dios te sustentará
poderosamente. Ahora sé por qué mi abuela sonrió en silencio y miró distante. Habí a
aprendido el arte de ser su propia compañ í a. Habí a aprendido a irrigar su propia
mente y entretener sus propias horas. Ella era simplemente autosuficiente, no
independiente (todos necesitamos a otras personas). Habí a aprendido a confiar en sus
propios pensamientos, a motivar sus propias sonrisas ya encontrar un lugar de
confianza y serenidad dentro de sí misma mientras se comunicaba en privado con
Dios.
Todaví a queda mucho por hacer en la persona que ha mantenido pensamientos de
grandeza en medio de dilemas degradantes. Estas son las sonrisas que pintan los rostros
de las personas que conocen algo má s grande y má s profundo, que ven má s allá de
sus circunstancias. Miran por la ventana, pero ven muy lejos en el camino.
Si en tus pensamientos ves algo má s allá de donde está s, si ves un sueñ o, una meta
o una aspiració n que otros considerarí an imposible, es posible que tengas que retenerla
. A veces tendrá s que ocultarlo , y la mayorí a de las veces tendrá s que regarlo como un
agricultor riega sus cultivos para mantener la vida en ellos. Pero recuerda siempre que
son tus campos. Debes comer del jardí n de tus propios pensamientos, así que no
cultives nada que no quieras comer. Mientras reflexionas y sueñ as despierto, recibe
gracia para los lugares difí ciles y sanació n para el suelo dañ ado. Solo sepa que cada
vez que sus hijos, sus amigos o cualquier otra persona se siente a la mesa de su
sabidurí a, solo puede alimentarlos con lo que ha cultivado en sus propios campos . Tu
sabidurí a es tan sabrosa y su textura tan rica que no se puede “comprar en la tienda”,
debe ser de cosecha propia.
Una oració n susurrante reposa en mis labios: pido que esta palabra que Dios me ha
dado sea tan poderosa y personal, tan í ntima y aplicable, que deje detrá s de ella una mente
esté ril hecha embarazada. Esta semilla de grandeza explotará en tu vida y cosechará en tus
hijos, alimentando a las generaciones venideras y cambiando los vientos del destino .
Sé como Enoc. Caminó con Dios en la hora má s oscura que su tiempo haya conocido
jamá s. Fue un tiempo de apostasí a y mundanalidad, pero caminó con Dios. De hecho,
caminó con Dios hasta que, estaba escrito, no lo era. Dios lo llevó má s alto. (Vé ase
Gé nesis 5:24.)
No importa lo que digan de ti, camina con Dios hasta que tengan que decir: “É l no es
lo que pensá bamos”. Deja que el Espí ritu Santo te revele que quedan cosas buenas
despué s de todo lo que te ha pasado. Fortalecer lo que queda.
Puntos a considerar

La bendició n de Dios cubre lo que no se ve y lo que no se escucha .

Tienes acceso al almacé n completo del Cielo .

Los siete espí ritus denotan perfecció n .

É l sabe quié n eres realmente .

Dentro de ti hay dones, llamamientos y talentos que se han debilitado,


presionado o retenido .

No dejes que las circunstancias aborten tu sueñ o .

No termina hasta que Dios lo dice .

Confí a en Dios para que te dé un milagro .

No cultives lo que no quieres comer .


Capí tulo 8
EL PLAN DE LAYAWAY DE DIOS

H
¿ Có mo puedes seguir adelante cuando todo el infierno se ha desatado contra
ti? Si nuestra generació n marcará el comienzo de la venida del Señ or, y creo
que la profecí a indica que lo haremos, entonces debemos estar equipados para
enfrentar el ataque del diablo.
Con demasiada frecuencia hemos escuchado la historia del Evangelio, pero no
los resultados de la historia. Mateo, Marcos, Lucas y Juan cuentan la historia del
Evangelio. Pero si nunca superamos la historia, no logramos entrar en Su plenitud.
El primer tratado lo he hecho, oh Teó filo, de todo lo que Jesú s comenzó a hacer y enseñ ar (Hechos 1:1).

Esta Escritura habla de lo que Jesú s apenas comenzó a hacer. A lo largo de las
epí stolas encontramos el resultado continuo que el Evangelio apenas comienza a
contar.
Dios hizo un depó sito

De todas las epí stolas que escribió el apó stol Pablo, una de mis favoritas es Efesios.
Para apreciar realmente esta carta, debes cuenta de que no fue escrito desde la
comodidad de un lujoso motel. Pablo escribió estas palabras, la primera de sus cartas
de prisió n, desde los confines de una cá rcel romana.
A pesar de sus circunstancias, Pablo vio la vida desde una perspectiva eterna.
en quien tambié n vosotros confiá steis, despué s que oí steis la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvació n; en
quien tambié n despué s que creí steis, fuisteis sellados con el Espí ritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra
herencia hasta la redenció n de la posesió n adquirida, para alabanza de su gloria (Efesios 1:13-14).

La palabra griega para arras es arrhabon , que significa “prenda, pago inicial,
depó sito de seguridad”. Es una cantidad pagada por adelantado para asegurar la
transacció n hasta que se pague el precio total para completar la compra.
Si vemos una propiedad que queremos pero no tenemos el precio total, podemos
ponerle un depó sito o un pago inicial. Ambas partes entienden que aú n se debe una
parte del pago. Esto simplemente declara a otras partes interesadas que la propiedad ya
tiene un comprador. Para confirmar el deseo de compra, el propietario potencial ha
dado una arras o un depó sito de seguridad.
Si alguna vez compró mercaderí a en reserva, el principio es similar. Usted realiza
un pago inicial de sus bienes con la promesa de pagar el monto total. A intervalos
regulares realizas un pago y te llevas la mercancí a a casa cuando se ha pagado por
completo.
Sigue la secuencia

Efesios 1:13-14 nos muestra que ciertas cosas precedieron al pago inicial:
1. “En quien vosotros tambié n confiá steis” (v. 13). Este paso conduce al pago
inicial. A medida que confiamos en Cristo como Señ or y Salvador, nos
convertimos en Su posesió n adquirida. Una empresa secular no pondrá su
insignia en un producto que no posee. Su logo dice: “Esto es mí o. Asumo la
responsabilidad por ello”. El nombre sella esta posesió n. Es una declaració n
de propiedad.
2. “Creí steis” (v. 13). Una cosa es confiar cuando comienzas, pero es muy
diferente creer cuando las probabilidades dicen que no sucederá . Tienes que
confiar en Dios aun cuando no puedas rastrearlo. Cré ale cuando no tenga
evidencia visible. Cré ele cuando todos los demá s se hayan dado por
vencidos contigo. Cré ele cuando esté s en la montañ a, pero, má s que eso,
cré ele cuando la montañ a esté sobre ti.
No siempre el que grita y baila es el má s ungido. La unció n cae sobre aquellos que
han pasado por la tormenta y resistieron la prueba, que creyeron a travé s del llanto de
la noche. La noche eventualmente termina y un nuevo dí a se abrirá para ti.

3. “Fuisteis sellados con el Espí ritu Santo de la promesa” (vs.13). Dios observará
para ver si vas a confiar en É l. Entonces É l observará para ver si por fe
desnuda, sin ninguna otra manifestació n visible y tangible, usted van a creerle.
Entonces É l te sellará , y el sello lleva consigo una bendició n escondida, el
Espí ritu Santo de la promesa.
Dios dice: “Esto es Mí o, y prometo que seguirá siendo Mí o a travé s del infierno y
de las aguas altas debido a Mi sello de aprobació n. Esto resistirá la prueba. Esto viene
con una garantí a de por vida. Lo sello. Un sello autentica la embarcació n y declara:
“Soy dueñ o de todos los derechos de esta embarcació n. Esto es bueno. Tiene que serlo,
porque le puse Mi sello de aprobació n”.

4. “La cual es la prenda de nuestra herencia” (v. 14). Note lo que representa el
sello a los ojos de Dios. É l te quiere lo suficiente como para pagar una arras
para asegurar la transacció n. Cuando el diablo te ofrece el mundo, Dios dice:
“Lo siento, diablo. ¡ Comencé la transacció n y la terminaré ! Lo sellé con una
promesa. La transacció n no se completará hasta que canjee el cuerpo. Hasta
que llegue ese dí a, soy dueñ o de todos los derechos. Esto es mí o."
por nuestro bien

Jesú s les dijo: ¿ Nunca habé is leí do en las Escrituras: La piedra que desecharon los albañ iles, é sta ha venido a ser
cabeza de esquina; esto es obra del Señ or, y es maravilloso a nuestros ojos? (Mateo 21:42)

¡ Jesú s concluyó que los rechazos de los hombres que experimentó fueron obra del
Señ or! Como muy acertadamente lo expresó José : “…Pensasteis mal contra mí ; mas
Dios lo encaminó a bien” (Gé n. 50:20a). El Señ or orquesta lo que hace el enemigo y lo
hace cumplir Su propó sito en tu vida. ¡ Esto es obra del Señ or! ¿ Cuá ntas veces han
sucedido cosas “malas” en tu vida que luego te diste cuenta que eran necesarias? Si no
hubiera enfrentado pruebas como estas, sé que no habrí a estado listo para las
bendiciones que ahora disfruto.
¡ En las manos de Dios, incluso nuestras circunstancias má s dolorosas se vuelven
maravillosas a nuestros ojos! Cuando vemos cuá n perfectamente Dios ha construido Su
plan, podemos reí rnos ante el fracaso. ¡ Sin embargo, el rechazo solo es maravilloso a
los ojos de alguien cuyo corazó n ha confiado completamente en el Señ or! ¿ Has confiado
plenamente en el Señ or, o te afliges por algo que alguien ha hecho, como si no tuvieras
a Dios para dirigirlo ni gracia para corregirlo?
Esta es una pregunta importante porque desafí a las perspectivas que ha elegido
tomar para su vida. La declaració n, “Es maravilloso a nuestros ojos,” simplemente
significa que desde nuestra perspectiva, ¡ las peores cosas se ven bien! ¡ Para eso
necesitas fe! La fe no es necesaria solo para eliminar problemas; tambié n se necesita
para soportar problemas que parecen inamovibles. Tenga la seguridad de que incluso si
Dios no lo movió , ¡ É l es capaz! Si tu Dios capaz eligió permanecer pasivo y ver venir
a alguien cuyas acciones te dejaron con dolor, aú n debes confiar en Su gracia soberana
y cará cter inmutable. É l trabaja para tu bien. Hay un dicho: “Si la vida te da un limó n,
haz limonada”. Eso es lindo, pero la verdad es que si caminas con Dios, ¡ É l hará el
exprimido y la mezcla que convierte los limones en limonada!
Ponte el cinturó n

Normalmente, cada vez que hay un choque, hay una lesió n. Si una persona choca
con otra, ambas resultan dañ adas. De la misma manera, una relació n fallida afecta a
todos los asociados con ella, ya sea en una oficina corporativa, un ministerio o una
familia. Esa sacudida y sacudida causa diversos grados de dañ o a todos los
involucrados. Nos guste admitirlo o no, las acciones de los demá s nos afectan en
diversos grados. Sin embargo, la cantidad de efecto depende de la naturaleza de la
relació n.
Lo importante es el hecho de que no tenemos que morir en los choques y colisiones
de la vida. Debemos aprender a vivir la vida con el cinturó n de seguridad puesto,
aunque sea molesto de llevar. De manera similar, tambié n necesitamos cinturones de
seguridad espirituales y emocionales. No necesitamos de los que nos enjaezan y nos
hacen vivir como un maniquí ; má s bien, necesitamos del tipo que son invisibles, pero
muy apreciados en caso de accidente.
La seguridad interior es el cinturó n de seguridad que te impide ir por las nubes
cuando te rechazan. Es la seguridad interior lo que te mantiene en tu lugar. ¡ Es la
seguridad de que Dios tiene el control y que lo que É l ha determinado nadie puede
negarlo! Si É l dijo que te iba a bendecir, entonces ignó ralos y cree en un Dios que no
puede mentir. La basura se puede limpiar y los moretones se pueden curar. Solo
asegú rese de que cuando el humo se disipe, todaví a está de pie. Eres demasiado
importante para el propó sito de Dios como para ser destruido por una situació n que
solo pretende darte cará cter y direcció n. No importa cuá n doloroso, devastado o
decepcionado pueda sentirse, todaví a está aquí . ¡ Alabado sea Dios, porque É l usará
la piedra angular desarrollada a travé s de rechazos y relaciones fallidas para
perfeccionar lo que É l ha preparado!
¡ Levanta tu voz por encima de los gritos de sirenas y alarmas de aquellos cuyos
corazones han entrado en pá nico! Levanta tus ojos por encima del humo ondulante y
las emociones en espiral. Levá ntate, podrí a haberte matado, pero no lo hizo.
Anú nciate a ti mismo: “Estoy vivo. Puedo reí r ¡ Puedo llorar y, por la gracia de Dios,
puedo sobrevivir!”.
Dios sella en la tierra lo que el cielo ha decretado en la eternidad

Dios nos ha dado vida a nosotros, que una vez está bamos “muertos en vuestros
delitos y pecados” (Efesios 2:1). Dios es eterno, y la vida que tienes es eterna. Muchos
creen que tienen vida pero no entienden que tienen vida eterna. Esta vida no se basa en
tus mé ritos, sino que se basa en los mé ritos de É l . É l te redimió o te compró de
nuevo.
El prefijo “re” se puede encontrar en toda la Escritura. Dios te redimió ; É l os
reconcilió ; É l te restauró ; É l te regeneró . Muchas veces Dios quiere que lleguemos al
lugar donde nos demos cuenta de que todo es É l y no nosotros.
No sin un precio

Si alguna vez te encuentras con personas que han logrado mucho, te dirá n que esos
logros no tuvieron un precio. Generalmente, ese costo es mucho má s caro de lo que
normalmente desea pagar.
Aú n así , el costo de la transformació n total significa diferentes cosas para diferentes
personas. Cuando llegue a su destino, no se sorprenda de que algunas personas
supongan que todo lo que logró no tuvo precio. El precio real del é xito está en la
necesidad perseverar. El trofeo nunca se entrega a alguien que no completa la tarea.
Los contratiempos son solo preparativos para que Dios muestre lo que É l es capaz de
hacer. Los funerales son para personas que han aceptado la idea de que todo ha
terminado. No hagas eso; en lugar de eso, dile al enemigo: “Todaví a no estoy muerto”.
Jesú s rara vez asistí a a los funerales. Cuando lo hizo, fue para detener la muerte y
detener la ceremonia. Si está planeando una ceremonia elaborada para celebrar su no
participació n en el plan de Dios, debo advertirle que Dios no se queda en los funerales.
A veces los cristianos se sienten frustrados y se retiran de la actividad sobre la base de
luchas personales. ¡ Piensan que todo ha terminado, pero Dios dice que no! Lo mejor
está por venir. Al Señ or no le gustan las fiestas de lá stima, y aquellos que las tienen se
sorprenden al descubrir que, aunque lo invitan, rara vez asiste. Muchos dolientes
morbosos vendrá n a sentarse contigo mientras lloras por tus queridos sueñ os difuntos.
Pero si quieres que venga el Señ or, no debes decirle que no piensas levantarte.
Porque siete veces cae el justo, y vuelve a levantarse; Mas los impí os caerá n en el mal (Proverbios 24:16).

Todo el tema del cristianismo es el de resucitar. Sin embargo, no puedes levantarte


hasta que te caes. Eso no significa que debas caer en pecado. Significa que debes
permitir que el poder resucitador del Espí ritu Santo opere en tu vida sin importar si
has caí do en pecado, desá nimo, apatí a o miedo. Hay obstá culos que pueden hacer
tropezar a medida que avanza hacia la productividad. Pero no importa qué te hizo
tropezar; importa que te levantes.
Las personas que nunca experimentan estas cosas generalmente son personas que no
hacen nada. Hay cierta seguridad en estar inactivo. Nada se gana, pero nada se pierde.
Preferirí a caminar sobre el agua con Jesú s. Preferirí a casi ahogarme y tener que ser
salvado que ir a lo seguro y nunca experimentar lo milagroso.
Cuando la epidemia del SIDA golpeó a nuestro paí s, estalló el caos. El terror hizo
que muchas personas, tanto cristianas como no cristianas, reaccionaran por ignorancia
e intimidació n. Los medios de comunicació n presentaron continuamente la
enfermedad, ya que atacó a muchas personas en posiciones muy visibles. Al escuchar
las discusiones en la televisió n y en otros lugares, la principal preocupació n no
parecí a ser la ví ctima.
La gente cuchicheaba, queriendo saber có mo se contraí a. Le dije a la iglesia que
pastoreo que era absolutamente absurdo preocuparse por có mo alguien contraí a el
SIDA. El tema es que lo tienen, y qué vamos a hacer para ayudar. No es que la
enfermedad sea menos cruel para alguien a quien aprobamos o exculpamos: tiene el
mismo efecto. Muchos son los mé todos por los cuales podemos contraerlo, pero habrá
una cura.
En ese mismo sentido, independientemente de lo que nos haga caer, ¡ lo que importa
es que nos levantemos! El enemigo quiere adormecernos en un estado de aceptació n en
el que nos consideremos incapaces de alterar las circunstancias que nos limitan. Sin
embargo, el justo tiene é xito porque continú a levantá ndose. El Espí ritu Santo nos
desafí a a pararnos en medio de vientos contrarios, y si tropezamos de rodillas, a tomar
la mano de la gracia de Dios y levantarnos.
Gemimos por lo que sabemos

El apó stol Pablo usó una palabra de dos letras que está llena de dinamita. Mencionó
la palabra nosotros 11 veces en 2 Corintios 5:1-8. Cada vez que habla de la parte de ti
que ha recibido su pago inicial. El “nosotros” no es la casa (nuestro cuerpo), porque la
casa un dí a morirá . Por lo que “nosotros” sabemos, el “nosotros” en nosotros gime.
El nosotros en nosotros está confiado, el nosotros en nosotros camina, el nosotros en
nosotros está dispuesto, el nosotros en nosotros ya sabe lo que es nuestro. Por eso
gemimos; por eso caminamos cuando no parece que vayamos a ganar.
Note lo que mantiene el “nosotros” en nosotros: “las arras del Espí ritu” (vs. 5).
Mientras vivimos en esta carne, estamos ausentes del Señ or. Pero, debido a la arras
(pago inicial del Espí ritu), sabemos que un dí a nuestra parte mortal será absorbida
por la vida en nosotros.
Aunque esto habla principalmente de la futura resurrecció n, saber esto puede
ayudarnos a conquistar nuestra carne. Cuando nuestra carne trata de deprimirnos o
estorbarnos, diciendo: “No lo logrará s”, esta verdad permite que nuestra carne sea
tragada.
La prenda del Espí ritu, que se convierte en la promesa de la aprobació n de Dios
sobre tu vida, se tragará tu derrota y ansiedad. Con este pago inicial puede que no se
vea bien en este momento, pero espere. Tienes la promesa de Dios.
No puedo decirle lo suficiente sobre lo que esta idea hará por usted. Debido a la
fervor del Espí ritu, siempre puedes tener confianza.
Confiado e implacable

Hace varios añ os, un joven se me acercó y me dijo: “Me estoy preparando para ser
pionero en una iglesia. ¿ Tiene algú n consejo para mí ? De hecho, preguntó : “Si
pudieras resumir en una palabra lo que se necesita para ser efectivo en el ministerio,
¿ cuá l serí a esa palabra?” Lo pensé un momento y luego respondí : “¡ Implacable!”.
Debes ser una persona incansable, siempre abundando en la obra del Señ or. Si te rindes
fá cilmente, no hay necesidad de que intentes lograr mucho para Dios. Implacable es la
palabra que uso para describir a las personas que no aceptan un no por respuesta.
Intentan las cosas de una manera, y si eso no funciona, lo intentan de otra manera.
Pero no se dan por vencidos. Ustedes que está n a punto de quebrarse bajo el estré s de
luchas intensas, sean implacables. ¡ No renuncies!
Algo terrible les sucede a las personas que se dan por vencidas con demasiada
facilidad. Se llama arrepentimiento . Es el sentimiento persistente y persistente que dice:
“Si me hubiera esforzado má s, podrí a haber tenido é xito”. Cuando aconsejo a parejas
casadas, siempre les animo a asegurarse de que han hecho todo lo que estaba a su
alcance para construir un matrimonio exitoso. Es terrible acostarse por la noche
pensando: “Me pregunto qué hubiera pasado si hubiera intentado eso”.
Por supuesto, todos experimentamos algú n grado de fracaso. Así es como
aprendemos y crecemos. Si un bebé tuviera que aprender a caminar sin caerse, nunca
aprenderí a. Un bebé aprende tanto al caer sobre su trasero como lo hace con sus
primeros pasos tambaleantes. El problema no es el fracaso; es cuando fallamos y nos
preguntamos si fue nuestra falta de compromiso lo que nos permitió perder la
oportunidad de convertir la prueba en un triunfo. Nunca podemos estar seguros de la
respuesta a menos que reunamos nuestros talentos, hagamos acopio de valor, tengamos
fe y esperanza, y enfocar nuestra fuerza para lograr una meta. Si no tenemos esperanza
y pasió n para ser implacables, entonces no tendremos é xito.
La esperanza nos cambiará

¿ Qué dijo el apó stol Pablo?


Y no só lo ellos, sino tambié n nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espí ritu, nosotros mismos gemimos dentro
de nosotros mismos, esperando la adopció n, es decir, la redenció n de nuestro cuerpo (Romanos 8:23).

El espí ritu se salva por la fe, y el cuerpo se salva por la esperanza.


La esperanza purifica nuestra alma. Cuando no se ve bien, la esperanza dice: " Está
bien" . Por eso necesitamos un testimonio tan fuerte en nuestra alma. Dios nos da
esperanza en medio de nuestra tormenta.
Debemos entender la obra del Espí ritu Santo en nuestras vidas. Muchos se
desaniman cuando no alcanzan sus metas como hijos de Dios. Otros tiran la toalla y
dicen: “¿ De qué sirve?”
Muchos de ustedes está n cerca de un gran avance en su vida. Es posible que haya
luchado durante añ os para llegar a donde está con Dios. Muchos de ustedes está n
preñ ados de destino. Llevas dentro de la matriz de tu espí ritu un ministerio que
podrí a cambiar este mundo.
Todo está en un lugar

Moses estaba en el mismo lugar en el que nos encontramos a menudo: cerca del
agotamiento. Habí a estado funcionando y permaneciendo en el llamado de Dios por su
vida. Sin embargo, anhelaba una manifestació n de la presencia de Dios. Moisé s oró :
“Te ruego que me muestres tu gloria” (É xodo 33:18).
Dios quiere mostrarnos Su gloria y esplendor tanto, si no má s, que nosotros
queremos verlo. Sin embargo, para que podamos ver la gloria de Dios, debemos llegar
al lugar. Dios le dijo a Moisé s: “Y el Señ or dijo: He aquí un lugar junto a mí , y tú
estará s sobre una peñ a” (É xodo 33:21).
Recuerde, cada vez que Dios se disponí a a manifestarse en gloria y esplendor,
siempre llevaba a la persona a una montañ a oa un dominio elevado. Entonces É l se
manifestarí a.
Dios le prometió a Moisé s que verí a Su gloria, pero solo despué s de que Moisé s
llegara a cierto lugar. El apó stol Pedro tuvo una revelació n del Espí ritu acerca de
Cristo (Mat. 16:13-18). Jesú s es la Roca, y cuando nos escondemos en É l somos
llevados a alturas má s altas ya profundidades má s profundas.
Una hendidura es una pequeñ a grieta o abertura. Cuando el soldado abrió el costado
de Jesú s, se abrió una hendidura. Podemos, por el Espí ritu Santo, escondernos en esta
hendidura. Dios prometió a Moisé s:
Haré pasar toda mi bondad delante de ti, y proclamaré el nombre del Señ or delante de ti…. Y acontecerá que mientras
pasa mi gloria, te pondré en una hendidura de la peñ a, y te cubriré con mi mano mientras yo pase; y quitaré mi mano, y
verá s mi espaldas: pero mi rostro no será visto (É xodo 33:19-23).

Moisé s solo vio el resplandor de la gloria de Dios, pero quedó muy afectado.
Los hijos de Israel vieron el rostro de Moisé s, que la piel del rostro de Moisé s resplandecí a; y Moisé s puso el velo sobre
su rostro (É xodo 34:35).

Algunos de ustedes está n pasando por una tormenta, una prueba o algo que ni
siquiera entienden. Te está s diciendo a ti mismo: “He sido fiel. Estoy comprometido
con mi llamado. He ejercido mi don, pero todaví a no entiendo por qué me está
pasando esto”.
No pierdas tu enfoque. La ayuda está en camino. Lo que enfrentes no será má s que
una hendidura en la roca. A medida que atraviese este problema, comenzará a
comprender las palabras del antiguo himno, “Roca eterna, hendida para mí ”.
Esta misma tormenta te está llevando a un terreno má s alto. Deja que Dios te eleve a
otro nivel a travé s de esta prueba. Noé dejó que un aguacero torrencial y una
inundació n lo llevaran a un terreno má s alto. Su arca aterrizó sobre el monte Ararat
(Gé n. 8:1-4).
Dios habita una casa antigua

Dentro de nuestros caparazones en descomposició n, constantemente quitamos, por


fe, los deseos y los celos que adornan las paredes de nuestros corazones. Si los á ngeles
pasearan por la tierra con el Creador y preguntaran: " ¿ Qué casa es la tuya?" Pasarí a
por todas las mansiones y catedrales, todos los templos y castillos. Sin vergü enza, nos
señ alarí a a ti y a mí y dirí a: “¡ Eso es mí o!” Imagí nense la conmoció n y el desdé n
de las huestes celestiales al pensar que el Dios cuyo rostro ¡ Ellos se abanican con sus
alas elegirí an vivir en tal choza y chabola! Sabemos dó nde está nuestro mayor
conflicto. ¡ Nosotros que nos equivocamos y tropezamos en nuestra humanidad,
nosotros que tambaleamos a travé s de nuestra frá gil existencia, luchamos
continuamente con el conocimiento de que nuestro Dios ha puesto tanto en tan poco!
Sí , es cierto: a pesar de todo nuestro lavado y pintura, todo nuestro aseo y ejercicio,
esta vieja casa todaví a se está desmoronando. Lo entrenamos y lo enseñ amos.
Compramos libros y cintas, y tratamos desesperadamente de convencerlo de que al
menos piense diferente. Pero como una bisagra chirriante en una puerta hinchada, los
resultados de nuestros esfuerzos, en el mejor de los casos, llegan lentamente. No hay
duda de que nos hemos salvado, y no hay duda de que la casa está encantada . El
Espí ritu Santo mismo reside debajo de este techo hundido. (Aunque el inquilino es
prestigioso, el alojamiento sigue siendo deficiente).
Esta ocupació n divina no es un acto de un hué sped desesperado que, al no tener otro
lugar donde quedarse, eligió este sitio empobrecido como un lugar temporal para
“capear” la tormenta de alguna situació n deplorable. No, Dios mismo, por Su propia
voluntad y propó sito predeterminado, nos ha puesto en la situació n embarazosa de
recibir a un Invitado cuya elevada estatura nos supera tanto que apenas sabemos có mo
servirle.
Los mejores de nosotros camuflamos lo peor de nosotros con coloquialismos
religiosos que reducen el cristianismo a má s un acto que una actitud. Incluso los má s
piadosos entre nosotros, mientras estamos en la tranquila cabina de algú n
confesionario o arrodillados en soledad al borde de nuestras camas, debemos murmurar
nuestra confesió n ante Dios: Hemos buscado fervientemente un lugar en Ti que no
hemos alcanzado.
Nuestra lucha sigue alimentando el voraz apetito de nuestro santo Hué sped, cuya
hambre divina nos exige alimentar perpetuamente É l una vida de sacrificio. É l
consume diariamente y requiere continuamente lo que solo sabemos que Dios quiere de
nosotros. Pablo luchó para someter las cosas ocultas en su vida que podrí an traer
destrucció n. Tal vez fueran pensamientos pú tridos, imaginaciones vanas u orgullo,
pero fueran lo que fueran, les declaraba la guerra si se resistí an al cambio. Dice, en
esencia, que mientras espera el cambio, mantiene su cuerpo encadenado, haciendo
retroceder a las fuerzas del mal: “Pero sigo sujetando mi cuerpo, y lo pongo en
servidumbre, no sea que de alguna manera, cuando he predicado a otros, yo mismo
serí a un ná ufrago” (1 Cor. 9:27).
Con un testimonio como este, presto muy poca atenció n a aquellos entre nosotros
que se sienten obligados a impresionarnos con la ridí cula idea de que ya han logrado
lo que debe ser una bú squeda de por vida. La renovació n del anciano es un ejercicio
diario del corazó n. ¡ Fortalece progresivamente el cará cter dí a a dí a, no de la noche
a la mañ ana!
Nunca será s el mismo

Mientras Moisé s pasaba tiempo en la montañ a con Dios, comenzó a tomar la


apariencia de Dios. Cuando Moisé s bajó de la montañ a, tuvo que cubrirse el rostro
para poder hablar con el pueblo. La gloria de Dios era tan evidente que la gente no
podí a mirarlo por el resplandor de su rostro.
El apó stol Pablo hizo esta pregunta:
Pero si el ministerio de muerte, escrito y grabado en piedras, fue glorioso, de modo que los hijos de Israel no pudieron
contemplar fijamente el rostro de Moisé s por la gloria de su rostro; cuya gloria habí a de ser abolida: ¿ Có mo no será má s
bien gloriosa la ministració n del espí ritu? Para si el ministerio de condenació n es con gloria, mucho má s abundará en
gloria el ministerio de justicia (2 Corintios 3:7-9).

La gloria del nuevo pacto y el ministerio de justicia superan con creces el ministerio
de muerte que vino por medio de la ley. El apó stol Pablo cierra ese capí tulo con este
pensamiento:
Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señ or, somos transformados de
gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espí ritu del Señ or (2 Corintios 3:18).

Abre la Palabra de Dios y deja que se convierta en un espejo. A medida que el


Espí ritu Santo ilumine su vida, comenzará a reflejar Su gloria como lo hizo Moisé s.
Esté dispuesto a pagar el precio y disciplinarse a sí mismo, porque Dios quiere hacer
una obra en su vida, su ministerio, su matrimonio y su llamado.
Desnudo hasta lo eterno

Jesú s puso a un lado sus vestiduras. De eso se trata el ministerio. Requiere que dejes
a un lado tus vestiduras. Deja a un lado tus ambiciones personales y las visiones de
grandeza. Las personas dotadas tienden a ser algunas de las personas má s egoí stas,
engreí das y excé ntricas que el mundo jamá s haya visto. Es por eso que “ser dotado”
en sí mismo nunca liberará a nadie. El ministerio nace cuando te desnudas hasta el
deseo de tu corazó n, cuando debajo de cualquier otro hilo de grandeza caprichosa,
algo en tu corazó n dice má s que cualquier otra cosa, quiero que mi vida haya servido
para algo. Quiero lograr algo para Dios .
¿ Alguna vez has orado el tipo de oració n que suplica: “Oh Dios, no me dejes
impresionar a nadie má s que a Aquel a quien le di mi vida”?
¿ Hemos entregado nuestra vida al Señ or? Hablo absolutamente en serio. Me refiero
a aquellos de nosotros que testificamos y trabajamos en el Reino tratando de traer
almas a Dios. ¿ Hemos entregado nuestras vidas al Dios del que enseñ amos? Si es así ,
¿ por qué seguimos de pie alrededor de la mesa discutiendo quié n se sentará a la
izquierda y quié n se sentará a la derecha? ¿ Por qué no nos hemos despojado de nuestras
vestiduras?
La prenda representa diferentes cosas para diferentes personas. Es todo lo que
camufla nuestra realidad, todo lo que nos impide afectar realmente a nuestro entorno.
Nuestras vestiduras son las agendas personales que nos hemos fijado (muchas de las
cuales nunca se consultó a Dios). Como las hojas de higuera cosidas en el jardí n,
hemos ideado nuestras propias cubiertas. La terrible tragedia de todo esto es que, tarde
o temprano, lo que sea que hayamos sembrado juntos finalmente será despojado.
El Señ or a menudo usa las pruebas para realinearnos. Los fuertes vientos de la
adversidad atacará n todo lo que pueda ser sacudido en nosotros. Destetados por el
viento, soltamos todo í dolo en Su presencia. Toda persona que encuentra un propó sito
real, tarde o temprano, pasará por una serie de adversidades que hará n que se
desprenda de lo temporal y se aferre a lo eterno. Algunos se despiertan en habitaciones
de hospital con respiradores y monitores pitando en sus oí dos. Allí , bajo el sosegado
dosel de techos pintados y con el suave olor a desinfectante, se dan cuenta de que
muchas de las cosas que parecí an importantes no significan nada.
Sin nada má s importante que la simplicidad de una segunda oportunidad, yací an
allí . Sus certificados de depó sito en el banco, sus autos en el garaje y su ropa en algú n
lugar de un armario, todo ha perdido su importancia. Debajo de esas sá banas delgadas
y frá giles del hospital, descubren que en realidad no son diferentes de “Joe Poor” al
final del pasillo, que está allí con su tarjeta de Medicaid. Está n desnudos debajo de las
sá banas y, por primera vez, no les importa leer el perió dico, consultar las acciones o
enterarse de las noticias. ¡ Al menos por un tiempo, está n desnudos y no se
avergü enzan!
Nunca puedes ser realmente ungido hasta que experimentas personalmente una
situació n que te llama a despojarte de tus vestiduras. Es de este rí o que nacen las
lá grimas de adoració n. Caen profusamente sobre un rostro que ha sido arrancado de
detrá s de su cubierta y expuesto ante Dios. ¿ Quié n puede dejar de adorarlo, una vez
que lo vemos aparte de toda distracció n y peso?
El glamoroso Prí ncipe de la Paz se desnudó . Cuando se arrodilló en el suelo y
comenzó a lavar los pies de los discí pulos, se veí a tan bajo que era vergonzoso. Pedro
casi se negó a permitir que É l fuera visto bajo esa luz. ¡ Pensar que Aquel a quien
llamaba Maestro aparecerí a en una toalla! En un momento estaba tan majestuoso
como un prí ncipe, y al momento siguiente se arrodilló desnudo ante ellos como un
hombre.
la unció n

Hay un precio que pagar para ser ungido por Dios, y un precio aú n mayor para
mantener tu unció n. El Espí ritu Santo te ha sellado, lo cual es un anticipo de esta gran
bendició n para la que Dios te está preparando.
En lo que a Dios concierne, ya está hecho.
Puntos a considerar

Cree a travé s del llanto hasta el amanecer del nuevo dí a .

¡ Confí a en su plan maravilloso!

" ¡ No estoy muerto aú n!"

Toma la mano de la gracia de Dios y levá ntate .

¡ No renuncies!

Tanto en tan poco .

La gloria de Dios era obviamente evidente .

Dejad a un lado vuestras vestiduras .

¡ Libera tu unció n!
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