Sala de Casación Penal - 28-02-2024 - AP873-2024

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JORGE HERNÁN DÍAZ SOTO

Magistrado Ponente

AP873-2024

Radicación No. 56457

(Acta No.039)

Bogotá D.C., veintiocho (28) de febrero de dos mil veinticuatro (2024).

La Corte se pronuncia sobre la admisibilidad de la demanda de


casación interpuesta por el defensor de Jonathan Granados Moreno, contra
la sentencia en virtud de la cual el Tribunal Superior de Bogotá, confirmó la
emitida por el Juzgado 10 Penal Municipal que lo condenó como cómplice del
delito de hurto calificado.

HECHOS

Los declara la sentencia recurrida señalando que: El 19 de octubre de


2016, aproximadamente a las 11:50 a.m., Hugo Espinosa Espinosa, dejó
estacionado el camión tipo furgón, con placas SKX-598, modelo 2008
(propiedad de Yuber Jaime Castiblanco Espinosa), en la calle 37 con carrera
70B, barrio Carvajal de esta ciudad. Momentos después, Jonathan Granados
Moreno se apodera del automotor y emprende huida siendo perseguido por
dos policías quienes lo alcanzan y capturan en la avenida Boyacá con calle
24 Sur.
ANTECEDENTES PROCESALES RELEVANTES

1.- En audiencias preliminares celebradas el 20 de octubre de 2016


ante el Juzgado 74 Penal Municipal con funciones de control de garantías, se
legalizó la captura del indiciado Granados Moreno, a quien la Fiscalía,
además, le imputó el delito de hurto calificado el cual no aceptó. El
procesado quedó en libertad ese día por haber declinado la parte interesada
la solicitud de medida de aseguramiento.

2.- El fiscal a cargo del caso, 333 Seccional de la Unidad Cuarta de


Automotores, presentó escrito de acusación y la audiencia respectiva se
verificó el 26 de abril de 2017 en el Juzgado 10 Penal Municipal de Bogotá,
acto en el cual la Fiscalía le atribuyó al procesado los hechos y el delito
comunicados en la imputación.

3.- La audiencia preparatoria tuvo lugar el 24 de abril de 2018 y,


cuando se iba a iniciar el juicio oral, el 22 de febrero de 2019, las partes
acordaron terminar anticipadamente la actuación con la suscripción de un
preacuerdo, en virtud del cual el acusado aceptó cargos como cómplice del
delito atribuido.

El juez de conocimiento avaló el acuerdo por lo que dispuso el trámite


del artículo 447 del Código de Procedimiento Penal. El 20 de marzo de 2019
emitió la sentencia correspondiente, en la que le impuso al procesado, como
pena definitiva, 21 meses de prisión e inhabilitación, por el mismo lapso, de
derechos y funciones públicas, sin lugar a suspender la pena ni sustituirla por
prisión domiciliaria.

4.- Inconforme con la determinación que negó la prisión domiciliaria, la


defensa apeló la sentencia, siendo confirmada con la que emitió el Tribunal
Superior el 15 de julio de 2019. Contra esta determinación el mismo sujeto
procesal interpuso recurso extraordinario de casación.

DEMANDA DE CASACIÓN

El recurrente formula dos censuras contra la sentencia de segunda


instancia, encaminadas a discutir la determinación de las instancias de
negarle al procesado la sustitución de la pena por prisión domiciliaria.

1.- Primer cargo: lo propone el actor con base en la causal segunda del
artículo 181 del Código de Procedimiento Penal. Según sostiene, la sentencia
es violatoria de los artículos 2, 4, 13, 29, 44, 93, 94 de la Constitución
Política, 314-5, 461 del Código de Procedimiento Penal y 1 de la Ley 750 de
2002, 1 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Sostiene, de igual manera, que El Tribunal incurrió en el error in


iudicando de derecho por inobservancia [de la] Ley 906 de 2004 artículos
314 ordinal 5 y 461; Ley 750 de 2002 artículo 1 que conllevó a la vulneración
del debido proceso que predica el artículo 29 del Constitución Nacional y el
canon 44 ejusdem.

Trascribe algunas de las normas citadas, alude el concepto de mujer u


hombre cabeza de familia, cita los derechos constitucionales de los niños y
afirma que en el presente caso, durante el devenir procesal, se comprobó
fehacientemente la calidad de padre cabeza de familia de mi representado,
padre de JJGO, además de sus hermanitos menores de edad, los cuales
dependen de Jonathan Granados Moreno, tanto económica como
moralmente.

De igual modo, afirma que el juez de conocimiento negó la condición de


padre cabeza de familia al procesado, al no existir evidencia de la ausencia
permanente o incapacidad física, sensorial, psíquica o moral de los demás
miembros de la familia, de modo que no se puede pregonar que el
sentenciado es la única persona que asume el cuidado de su hija y sus
hermanos menores de edad, tampoco que, privándosele de la libertad, los
menores quedarán en desamparo. No obstante, agrega, el sentenciador se
abstiene de puntualizar o concretar sobre la normatividad que rodea la
prisión domiciliaria a los padres cabeza de familia para velar por el interés
superior del menor, normatividad que debió aplicar en este caso.

Considera trascendente el error por cuanto si de la valoración objetiva


y juiciosa de todo el arsenal probatorio en su conjunto, con respecto a la
prisión domiciliaria especial por padre cabeza de familia, que se hubiera
hecho por la Sala de Decisión penal del Tribunal Superior de Bogotá, D.C.,
en el fallo que ahora impugno, al condenado se le hubiera concedido la
prisión domiciliaria.

2.- En el segundo cargo, el actor denuncia la violación indirecta de la


ley mediante falso juicio de identidad, por haber tergiversado el Tribunal el
sentido fáctico de un medio de prueba y negado, por consecuencia, la prisión
domiciliaria al acusado.

Sobre el punto, asegura que la sentencia desconoce las declaraciones


extra juicio que dejan entrever las condiciones de vida de la progenitora de la
hija menor de edad del sentenciado, las cuales, analizadas desde los
postulados de la sana crítica, develan que la señora y la niña dependen tanto
moral como económicamente del acusado Granados Moreno.

El sentenciador agrega el actor desconoce de ese modo la sana crítica


al interpretar la prueba sobre la dependencia económica y moral de los niños
hacía su padre, aduciendo unas exigencias subjetivas imposibles de cumplir
por el acusado, pues las progenitoras de los niños ni siquiera tiene acceso al
mínimo vital; además el ad quem como el a quo, desconocieron la tarifa legal
probatoria sobre las pruebas documentales que ha definido el legislador en el
adjetivo penal colombiano de tendencia acusatoria.
En esas condiciones, solicita casar parcialmente la sentencia en el
sentido de conceder la prisión domiciliaria al sentenciado.

CONSIDERACIONES

El recurso extraordinario de casación procede como un control


constitucional y legal de las sentencias proferidas en segunda instancia en los
procesos adelantados por delitos, cuando afectan derechos y garantías
fundamentales, con base en los motivos señalados en las causales previstas
por el legislador. Así lo determina el artículo 181 del Código de
Procedimiento Penal, Ley 906 de 2004.

Por su parte, el artículo 184-2 de la misma codificación ordena la


inadmisión de la demanda si el recurrente carece de interés, prescinde de
señalar la causal, no desarrolla los cargos de sustentación o cuando de su
contexto se advierta fundadamente que no se precisa del fallo para cumplir
alguna de las finalidades del recurso.

La demanda presentada en nombre de Jonathan Granados Moreno en


el presente asunto, incumple los requerimientos mínimos, formales y
sustanciales, para ser admitida para estudio de fondo por la Corte.

El primer cargo de la demanda lo afirma el actor sobre la causal


segunda del artículo 181 del Código de Procedimiento Penal, establecida
para denunciar los defectos sustanciales de estructura o de garantía que, por
su trascendencia, conducen a degradar el trámite, propósito que exige del
recurrente identificar el acto irregular, señalar la forma como éste afectó la
integridad de la actuación o vulneró las garantías procesales, acreditar que
el yerro resulta de tal entidad que para enmendarlo se impone repetir la
actuación, e indicar, por consiguiente, el momento a partir del cual debe
reponerse el proceso.

La propuesta del actor desconoce estos presupuestos necesarios para


la adecuada postulación de un cargo de casación fundado en el motivo que
aduce. Sin dificultad se advierte que la exposición no apunta a señalar actos
irregulares atribuidos al sentenciador, que afecten de manera grave la
estructura del proceso o las garantías fundamentales del acusado,
susceptibles de solucionar únicamente con la declaratoria de nulidad del
proceso.

Consiste, por el contrario, en una abierta crítica a la determinación del


Tribunal que negó la prisión domiciliaria al sentenciado, en la que
entremezcla ataques de variada índole como la supuesta falta de aplicación
de disposiciones que regulan la materia; defectos de valoración probatoria
relacionados con la determinación de negar el mecanismo sustitutivo de la
pena y, por supuesto, la violación del debido proceso y de las garantías
fundamentales del procesado por no habérsele beneficiado con tal instituto.

Los dos primeros argumentos de sustentación se relacionan con


motivos de casación diferentes al que emplea en la exposición del cargo
analizado. Aluden la posible falta de aplicación de disposiciones
constitucionales, legales o convencionales, en el examen de procedencia de la
prisión domiciliaria, asunto de sustrato diverso a las irregularidades que
conducirían a la nulidad del proceso, y que corresponde exponer bajo los
rigores de la causal primera de casación, prevista para develar errores in
iudicando por falta de aplicación, interpretación errónea o indebida
aplicación de una norma del bloque de constitucionalidad, constitucional o
legal llamada a regular el caso.

De igual modo, refieren eventuales errores en el examen probatorio


que impidieron, a juicio del actor, el reconocimiento de la prisión domiciliaria
al sentenciado, a pesar, dice, que durante el devenir procesal, se comprobó
fehacientemente la calidad de padre cabeza de familia de mi representado,
padre de JJGO, además de sus hermanitos menores de edad, los cuales
dependen de Jonathan Granados Moreno, tanto económica como moralmente
; defectos que, por consiguiente, debió exponer acudiendo a la causal tercera
del artículo 181 del Código de Procedimiento Penal, precisando la prueba
afectada, el error que sobre ella se cierne, si de hecho por falso juicio de
existencia, falso juicio de identidad o falso raciocinio, o de derecho por falso
juicio de legalidad o falso juicio de convicción.
El actor no ofrece argumentos destinados a demostrar la existencia de
posibles errores de juicio incidentes en el sentido de la decisión atacada. Se
conforma con sostener que el Tribunal omitió normas sustanciales alusivas a
la prisión domiciliaria y las prueba que acreditan la condición de padre
cabeza de familia del acusado como presupuesto para concederla y que el
hecho de habérsela negado constituye irregularidad que afecta el debido
proceso.

En esas condiciones, dado que el actor no logra acreditar, según los


parámetros lógico argumentativos que los rigen, alguno de los errores que
denuncia, el reproche analizado debe inadmitirse.

El segundo cargo, que el demandante propone como violación indirecta


de la ley mediante error de hecho por falso juicio de identidad por haber
tergiversado el Tribunal el sentido fáctico de un medio de prueba y negado,
por esa vía, la prisión domiciliaria al acusado, exhibe, de igual manera,
diversos defectos que llevan a inadmitirlo.

En primer lugar, el recurrente no especifica la prueba o las pruebas


afectadas, elemento básico para determinar que el error se produjo y resulta
determinante en la decisión que se emitió como respuesta judicial en este
asunto.

Al no identificar el medio de demostración que soporta el yerro, el


actor tampoco establece cuál es el contenido de la prueba ni logra acreditar
de qué modo fue trastocado por el juzgador, bien por haberlo tergiversado,
mutilado o adicionado. En ese sentido, no determina qué fue lo que extrajo el
sentenciador de la prueba que no hace parte de su contenido o, dicho de otro
modo, en qué aspecto no guarda identidad el elemento demostrativo con lo
que del mismo extrajo el Tribunal y, por esa vía, rehúsa también ilustrar de
qué forma el error expuesto incide en la decisión recurrida.
Por otra parte, en el desarrollo del cargo el actor acusa que la
violación de la ley surgió no de la alteración del contenido material de los
medios de acreditación, sino de su errada valoración, pues, afirma, el
análisis probatorio que fundamenta la improcedencia en este caso de la
prisión domiciliaria desconoce las reglas de la sana crítica, de donde surge
que el error a denunciar no era de falso juicio de identidad, sino de falso
raciocinio, y en tal situación al demandante le correspondía identificar el
postulado lógico, la ley de la ciencia o la regla de experiencia afectados en la
decisión y exponer entonces cuál sería el correcto razonamiento del juzgador.

De lo anterior surge que la postulación del actor atenta contra el


principio de claridad y precisión que caracteriza la exposición de los cargos
en casación. Pero, no solo eso, ninguno de los variados reproches que
formula persuade que la determinación censurada sea incorrecta o se
encuentre afectada por alguna suerte de error de juicio que la Corte deba
proceder a enmendar.

Por el contrario, la lectura de la sentencia recurrida permite verificar


la improcedencia de la prisión domiciliaria para Jonathan Granados Moreno,
atendiendo las normas correspondientes y la jurisprudencia construida en
torno al tema. De más está decir que el actor rehusó de igual manera
confrontar y rebatir las motivaciones del sentenciador, a las cuales,
simplemente, opone su criterio personal.

El Tribunal puntualizó que, para otorgar la prisión domiciliaria, como


sustitutiva de la intramural, de conformidad con el artículo 38B del Código
Penal, se requiere que: i) la pena mínima de la conducta punible no sea
superior a 8 años; ii) no se trate de los delitos incluidos en el inciso segundo
del artículo 68A del C.P.; iii) se demuestre arraigo social y familiar del
condenado y; iv) se garantice mediante caución el cumplimiento de ciertas
obligaciones. Si bien el procesado satisface el cumplimiento de algunos
requisitos, agregó, lo cierto es que cuando se trata de conductas punibles
inscritas en el inciso segundo del art. 68A ídem, no puede concederse los
aludidos subrogados penales1 y, precisamente, el hurto calificado aparece en
ese listado El que el condenado cumpla con los demás requisitos o que su
conducta sea ejemplar no conlleva a apartarse de la norma, como lo
pretende el recurrente.

Y, acotó: Ante el rigor normativo, es improcedente que se entre a


estimar, como aduce la defensa, las condiciones de marginalidad y
desplazamiento, la calidad de delincuente primario, entre otras, con miras a
conceder un subrogado penal, pues el legislador consideró que, en esos
eventos, la pena debía purgarse intramuros De manera que no procede
apartarse del art. 68A del Código Penal, por tanto, el acierto del a quo no
tiene reparo.

Frente a la condición de padre cabeza de familia esgrimida por la


defensa como circunstancia habilitante de la prisión domiciliaria en favor del
sentenciado, el Tribunal precisó que la Ley 750 de 2002, en efecto, establece
el beneficio para la persona sentenciada, mujer u hombre, que acredite los
requisitos legales, objetivos y subjetivos, previstos en el artículo 1 de ese
compendio normativo; básicamente que: i) el desempeño personal, laboral,
familiar o social permitan determinar que el sentenciado no pondrá en
peligro a la comunidad o a las personas a su cargo; ii) no se trate de delitos
de genocidio, homicidio, delitos contra las cosas o personas y bienes
protegidos por el derecho internacional humanitario, extorsión, secuestro,
desaparición forzada y; iii) que el sentenciado no registre antecedentes
penales, salvo que se trate de delitos culposos o políticos.

De esa manera, puntualizó el Tribunal, aunque en el trámite del


artículo 447 del Código de Procedimiento Penal, se acreditó que Granados
Moreno, es padre de una niña y, con declaraciones extrajudiciales se
proclama que tiene también a cargo dos hermanos, menores de edad como
su hija, lo cierto es que, ello no lo convierte en padre cabeza de familia para
los efectos que pretende, puesto que no hay evidencia de la ausencia
permanente o incapacidad física, sensorial, psíquica o moral de los demás
miembros de la familia, particularmente de su madre Rubiela Moreno Forero
y de esposa Gredis Lorena Ordóñez Ramírez, de tal forma que se pueda
pregonar que es la única persona que asume el cuidado de sus hijos (sic) y
hermanos en el orden afectivo o en aquellos aspectos de orden material de
tal forma que sin su presencia aquellos queden en desamparo o resulten
afectados emocionalmente.

Los argumentos que sustentan la determinación del Tribunal, atienden


el interés superior de los niños, el cual constituye el criterio básico para
examinar la viabilidad de la medida sustitutiva. De esa manera, verificó que
los menores no quedarán en desprotección o desamparo ya que aparece
acreditado que cuentan con la presencia de la figura materna, y no se
insinúa, al menos, que la mamá o la esposa del acusado padezcan algún tipo
de invalidez que les impida asumir la protección, el cuidado y sustento de su
prole.

El actor, se insiste, no acredita que la determinación censurada se


encuentre afectada por los errores de hecho que proclama (identidad,
raciocinio, convicción), motivo por el cual el cargo debe admitirse.

En consecuencia, la Corte inadmitirá la demanda analizada y ordenará


la devolución del proceso al Tribunal de origen, no advirtiendo violaciones a
garantías fundamentales que esté en el deber de proteger de manera
oficiosa.

Contra la decisión anunciada es procedente el mecanismo de


insistencia, cuyas reglas, en ausencia de disposición legal, fueron definidas
por la Sala desde el auto CSJ AP, 12 dic. 2005, rad. 24322 y precisadas en
CSJ AP3481 2014, 25 jun. 2014, rad. 42597.

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia, Sala de


Casación Penal,

RESUELVE
1.- INADMITIR la demanda de casación interpuesta por el defensor
del sentenciado Jonathan Granados Moreno.

2.- Devolver la actuación al Tribunal de origen.

3.- Contra esta decisión procede el mecanismo de insistencia, de


conformidad con lo dispuesto en el inciso segundo del artículo 184 de la Ley
906 de 2004 y en los términos definidos por la jurisprudencia de la Sala.

Notifíquese y cúmplase.

DIEGO EUGENIO CORREDOR BELTRÁN

Presidente

MYRIAM ÁVILA ROLDÁN

GERARDO BARBOSA CASTILLO

FERNANDO LEÓN BOLAÑOS PALACIOS

IMPEDIDO
GERSON CHAVERRA CASTRO

JORGE HERNÁN DÍAZ SOTO

LUIS ANTONIO HERNÁNDEZ BARBOSA

HUGO QUINTERO BERNATE

CARLOS ROBERTO SOLÓRZANO GARAVITO

NUBIA YOLANDA NOVA GARCÍA

SECRETARIA
1 La defensa abogaba en apelación porque se le concediera al sentenciado la
condena de ejecución condicional o la prisión domiciliaria.

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