Los Sacramentos Usta

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LOS SACRAMENTOS

Se define como Sacramento el signo sensible que produce la Gracia Santificante; es decir
que por medio de unos signos bien determinados y por el uso de la fórmula diseñada por la
Iglesia, se produce la Gracia que expresa el mismo Sacramento.

El signo es un elemento que podemos encontrar en la naturaleza y que nos están indicando
algo, por ejemplo las nubes significan agua y lluvia, el humo significa fuego, la luz en la
oscuridad significa presencia de hombres, etc. En la vida del hombre, también utilizamos a
menudo signos para expresar grandes contenidos, por ejemplo la mano del padre sobre el
hombro de su hijo, el beso en el saludo, la mirada tierna del enamorado, las palabras, los
detalles y regalos, los gestos, etc., pero hay unos signos bien especiales que se convierten
en la expresión de grandes contenidos, por ejemplo el logotipo familiar o de un negocio, la
bandera, el escudo, el himno nacional, el anagrama usado por los cristianos, la hoz de
Hitler, o la cara del Che, etc.

Los Sacramentos no son signos cualesquiera, sino signos especiales, que utilizan elementos
sensibles a los cuales aludiremos al hablar de materia y forma, pero lo haremos de forma
rápida porque nuestro interés no es la Teología sino el Derecho.

DERECHO DE LOS FIELES A LOS SACRAMENTOS.

En el c. 843,1 se establece el derecho de los fieles a recibir los Sacramentos.


Los ministros sagrados no pueden negar los sacramentos a quienes los pidan de
modo oportuno, estén bien dispuestos y no les esté prohibido por el Derecho el
recibirlos, puesto que violaría uno de los derechos fundamentales de los fieles.

Según la doctrina del hilemorfismo se empezó adoptar en Teología la terminología


de materia y forma para referirla a los Sacramentos.

La materia es lo palpable externamente, lo tangible del Sacramento y la forma son


las palabras y ademanes que se utilizan para la celebración de los sacramentos.
Ejemplo la materia para la construcción son los materiales y la forma es la maqueta y
preconcepción que tiene el arquitecto en su mente y que ejecutan los constructores.

+ Bautismo1

Materia: el agua: cualquier tipo de agua, no necesita que sea bendeciada


Forma la señal de la cruz trazada con el agua sobre el bautizado mientras dice: Yo
te bautizo NN en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Edad: insistir en el bautismo de los niños2 cuando la familia ofrece garantías para
una formación cristiana católica. En caso contrario se sugiere la “demora

1
Cáns 849- 878
2
Cf. Can 867
pedagógica” motivando a los padres de familia para que se integren al proceso de
evangelización que está llevando la Arquidiócesis. Para el bautismo de mayores
de 10 años, las parroquias rurales deben organizar un curso especial
(catecumenado) aprovechando los tiempos fuertes (Cuaresma o Adviento) y han
de señalar una fecha especial para celebrar los Sacramentos de Iniciación
cristiana. Para las Parroquias de Tunja, la Comisión de Liturgia, con la
colaboración de los Seminaristas, se ofrecen cursos en el Seminario Mayor.

En el caso de petición de Bautismo de niños de padres católicos divorciados y


casados de nuevo por lo civil y cuantos viven en situaciones irregulares, no existe
razón alguna para negarles ni aplazarles la administración del bautismo. Incluso
podrán ser admitidos al bautismo, aunque tales padres no estuviesen en
condiciones de garantizarles dicha educación, si consienten en que tal empeño
pueda ser asumido por los padrinos o por un pariente próximo y éstos se
comprometen a cumplir esa función, habiendo esperanza fundada de su
realización.

Si la petición del Bautismo la hacen los padres casados por lo civil, a quienes nada
impide regularizar su situación casándose canónicamente, deberá el párroco
hacerles ver la contradicción entre la petición del bautismo para los hijos y su
propio estado, que rechaza el amor conyugal de los bautizados. Pero en esta
situación se han de evitar dos actitudes extremas: por un lado, la rígida severidad
contraria al mandado evangélico que nos prohíbe «apagar la mecha que todavía
humea» y, en consecuencia, rechazar de plano el bautismo de los niños hijos de
padres no practicantes o no creyentes y por otro lado, la excesiva debilidad o
complacencia de admitir tales niños al bautismo sin que exista la menor esperanza
de que van a ser educados cristianamente, pues en este caso se entrega la fe al
perjurio y la Iglesia a la descristianización, ya que una sacramentalización sin
evangelización previa contribuye a descristianización 3
Cuando se trate del bautismo de mayores de 14 años, se ha de observar lo
previsto en el cánon 8634,

Padrinos: Tienen como funciones propias: asistir en iniciación Cristiana, presentar


al niño y procurar que después lleve una vida cristiana5.Se les exigen las siguientes
condiciones: Legítima designación, aptitud e intención, 16 años de edad, Católico
confirmado, haber hecho la primera comunión, y, vida congruente con la fe y la
misión que va asumir, que no esté afectado por pena canónica y que no sea el padre
o la madre; el no católico sólo puede ser testigo6.

Preparación pastoral: Todas las parroquias han de programar los cursos


prebautismales para padres y padrinos, en fechas y horas que faciliten la
participación de los mismos. Es de desear que los arciprestazgos urbanos
3
Cf. MANZANARES JULIO, Nuevo Derecho Parroquial, La B.A.C., Madrid 1988.

4
Ese bautismo debería celebrarlo el Obispo.
5
Cf. c. 872:
6
Cf. Can c 874.
establezcan formas alternas, dadas las características diferentes de las personas
y familias de la ciudad, por ejemplo entregando materiales escritos que puedan ser
leídos previamente y comentados en la misma celebración7.

Celebración: Cada parroquia debe señalar días y horas de celebración, buscando


el sentido comunitario del sacramento. Observadas todas las normas del
Derecho8 y de la Liturgia, se ha de buscar darle el tiempo necesario a la
celebración, aprovechando al máximo la riqueza de los ritos y de los simbolismos
bautismales.

Prueba y Anotación: Cuide el Ministro que haya un testigo9. En la partida, es


suficiente que se anote el nombre del bautizado, haciendo mención del ministro, los
padres, padrinos, testigos, lugar de bautismo y de nacimiento10; se puede agregar el
caso de si el bautismo fue condicionado o repetido, la firma del párroco y el sello
de la parroquia

+ Confirmación:
Materia: El crisma bendecido por el Obispo
Forma: la imposición de las manos del Ministro con la oración …

Edad11: Para la Arquidiócesis, a partir de los 12 años, en fecha distinta y posterior


a la primera comunión. La mejor pauta es la culminación de la Catequesis
parroquial continuada. La razón es de carácter pastoral, siguiendo una corriente
que insiste en una edad madura, considerando el Sacramento de la Confirmación
como el Sacramento de la responsabilidad cristiana, sacramento por el cual el
cristiano se responsabiliza de los compromisos adquiridos por el bautismo y los
confirma libremente. Celebrado el Sacramento de la Confirmación se invita al
joven a ingresar al Movimiento Juvenil Diocesano, que comienza con programas
específicos para los “preadolescentes” y le ayudan a madurar su fe en esta etapa
de la vida que es muy importante.

Preparación: En cuanto a tiempo, el que está previsto en el Programa de


Catequesis (un año). Se sigue el material oficial de la Arquidiócesis: «La
Confirmación en la participación eclesial» (24 catequesis), complementado con
dos publicaciones de Mons. Luis Augusto Castro: «Repleto de alegría» y «Pilas,
llega el Espíritu». Para personas mayores que no siguen la catequesis de niños,
buscar formas alternas: materiales de catequesis, encuentros periódicos,
convivencias especiales...

7
Cf. can. 851
8
Cáns 850-860
9
Cf. Can c 875
10
Cf. Can 877
11
Cf. can. 891
Padrinos: Obligaciones12; condiciones: las mismas del bautismo13; se urge que sea
el mismo del bautismo14.

Celebración: En la Visita Pastoral realizada por el Sr. Arzobispo a la Parroquia.


Dado el carácter eclesial expresamente señalado por el concilio Vaticano II de
“vinculación más estrecha con la Iglesia local”, ni los colegios ni otras instituciones
son el lugar más conveniente para celebrar este Sacramento. Los Colegios
pueden organizar una celebración especial con todos los jóvenes que han sido
confirmados en el semestre o en el año en las diversas parroquias.

Ministro: La reserva de este ministerio a los Obispos es de derecho eclesiástico.


En tres casos el mismo derecho concede esta facultad a los sacerdotes: 1) A los
sacerdotes que se equiparan por derecho a los Obispos diocesanos: prefectos
apostólicos, etc.15. 2) Al sacerdote que administra el bautismo a un adulto o recibe
a la plena comunión con la Iglesia a un acatólico no confirmado 16. 3) Al sacerdote
en peligro de muerte del bautizado no confirmado17.

En territorio de la Arquidiócesis, los Párrocos están autorizados a celebrar la


Confirmación el día del matrimonio a quienes se van a casar, conviven en unión
libre y no están confirmados.

Anotación: En el libro de confirmaciones de la curia diocesana, o de la parroquia18.

+ Reconciliación:

Materia: los pecados del penitente


Forma: la fórmula de absolución dicha por el confesor, más la bendición al
penitente.

Tiempo: La parroquia debe señalar con claridad los horarios de atención ordinaria
del Sacramento de la Reconciliación. Igualmente debe señalar las fechas y horas
para las Celebraciones Comunitarias de este sacramento, especialmente en los
tiempos fuertes (cuaresma, adviento)19. Los fieles tienen verdadero derecho a ser
atendidos en los Sacramentos 20 y el pastor la obligación de atender a los fieles que
se le han confiado 21

Lugar: En la reorganización de los espacios del templo parroquial se han de prever


lugares y modalidades diversas a fin de que los fieles tengan la opción de escoger
12
Cf. can. 892
13
Cf. can. 893 § 1; can. 874
14
Cf. can. 893 § 2
15
Cf. can. 883 §1
16
Cf. can. 883 § 2
17
Cf. Can. Can. 883 § 3
18
Cf. Can. 895.
19
Cf. Ordo Paenitentiae 13
20
cáns. 213 y 843
21
Cf. can. 986
la forma en que puede sentirse mejor para celebrar el sacramento de la
reconciliación22.

Absolución Colectiva o Absolución General: Son dos los casos en que se puede
acudir a la absolución general:
1) peligro de muerte
2) necesidad grave
Requisitos para dar la absolución colectiva en el segundo caso:
1) demasiado número de fieles y escaso número de confesores (desproporción)
2) los fieles sin su culpa se quedarían mucho tiempo sin recibir la gracia
sacramental o la sagrada comunión ( Cuánto? Un mes, una semana?
3) Sin culpa propia por parte de los fieles.
Todos estos elementos deben darse simultáneamente, no es suficiente que
aparezca uno sólo o casi todos.
4) según lo determine el Obispo, por tanto el criterio no es el del confesor sino el de
la autoridad, y aún más éste debe seguir lo establecido por la conferencia
episcopal. (esto por pastoral del conjunto)
5) el penitente debe confesarse cuanto antes; pero para obtener la Gracia de la
reconciliación se hacen necesarias las condiciones que debe poner el penitente
en las confesiones individuales (examen, contrición, propósito, satisfacción); el
penitente no puede recibir otra absolución general sin antes cumplir con la
obligación de confesarse después de la que ya recibió23.

Reserva de pecados: Las penas que establecen reservas del perdón son las
denominadas censuras que se dividen en tres: 1) Excomuniones, 2) Entredicho y 3)
Suspensión.

- Excomuniones latae sententiae: A) Reservadas a la Santa Sede: 1) profanación


de las Especies consagradas, (c. 1367) 2) violación del sigilo ( c. 1388), 3)
absolución del cómplice (1378), 4) Atentado contra el Romano Pontífice, (c.1370)
5) ordenación episcopal sin mandato, (c, 1382).
A) Reservadas al Obispo: 1) herejía, cisma, apostasía, (c. 1364) ; 2) aborto (c.
1398).

- Entredicho Latae sententiae: Celebración de la misa por un falso sacerdote (no


clérigo) (can. 1378 § 2; Injuria contra el obispo (can. 1370), Falsa denuncia contra el
confesor (can. 1390), Intento de matrimonio por un religioso no clérigo (can. 1394)

- Suspensión Latae sentantiae: Ordenación sin letras dimisorias (can. 1383),


Falsa denuncia contra el confesor por parte de un clérigo (can.1390), Intento de
matrimonio por un clérigo (can.1394).

22
Cf. Cáns. 964; 968; Legislación Canónica Complementaria Para Colombia: Decreto N. 15.
23
Cf. Cáns. 961-963
Práctica en la Confesión de pecados reservados: A la hora de escuchar la confesión
de un pecado reservado hay que tener en cuenta si la excomunión o el entredicho
latae sententiae (automática) no han sido declaradas (ferandae sententiae) 24,
recordar y ver si se dan causas excusantes25: delito cometido por: un menor de 16
años, ignoraba sin culpa que infringía una ley, obró por coacción o violencia o por
miedo grave, actuó en legítima defensa; recordar y juzgar si se dan o no las causas
atenuantes o disminuyentes de imputabilidad : Delito cometido por la personas que :
tenía uso imperfecto de razón, carecía de uso de razón en ese momento, impulso
grave de pasión, menor de edad pero mayor de 16, miedo grave, legítima defensa,
grave provocación, ignorancia de la ley penal, obró sin plena responsabilidad26 ;
Además debe juzgar si se da el caso urgente o no. Cuando se echa mano del caso
urgente o del peligro de muerte es necesario saber que se puede absolver de
excomuniones o entredichos declarados27.

Ministro del Sacramento de la Reconciliación: Sacerdote dotado de facultades para


tal oficio c. 965-966. Esta exigencia es debida a: 1) la naturaleza misma del
Sacramento (similar a un juicio); 2) su carácter eclesial (nomine Christi); 3) dimensión
antropológica (abrir la propia conciencia; la iglesia garantiza que se haga ante un
ministro idóneo). El confesor debe ser idóneo, o sea dotado de sana doctrina,
cualidades humanas, prudencia y discreción, discernimiento, firmeza moderada por
la mansedumbre y bondad... viva una vida espiritual intensa y genuina 28. Debe
tenerse en cuenta que el sacerdote desempeña el oficio de PADRE que acoge con
amor "revelando el corazón del padre a los hombres y reproduciendo la imagen de
Cristo Pastor; JUEZ: es decir Juzga con caridad; MAESTRO que orienta y atrae la
atención del penitente hacia la acción de la Gracia, MEDICO que restituye la vida y
la salud espiritual29.

+ Eucaristía30:

Materia: el pan ácimo y el vino de uva


Forma: la oración consecratoria o epíclisis.

Celebraciones Dominicales de la Eucaristía: Se debe rescatar el carácter festivo


de la celebración dominical. Se impone una tarea de concientización para
desplazar las celebraciones por los difuntos con las consiguientes visitas al
cementerio para otros días de la semana. La solemnización de la Eucaristía
dominical ha de ir más por la celebración del camino de evangelización que va
viviendo el pueblo de Dios, por el significado de las acciones significativas de la
pastoral de multitudes, por la lectura permanente de la historia para ir

24
Cf. can. 1357
25
Cf. Can. 1323
26
Cf. can. 1324
27
(ver el siguiente título); Cfr. CC 1355, 1356, 1357; Pastor Bonus art. 118. Si hay causas agravantes, c 1326: pertinax,
constituido de autoridad, delito culposo; no se puede dar la absolución.
28
Cf. Exh. Ap. Reconciliatio et Paenitentiae 29; EV 9/11/1974
29
Cf. Ordo Paenitentiae 10
30
Cf. Cáns. 897-958
descubriendo la presencia actuando de Dios en los acontecimientos; por la
riqueza del canto con la ayuda del ministerio de la música y por el manejo
adecuado de los diversos símbolos litúrgicos..., que por otras formas que
responden a la mentalidad de otras épocas ya superadas (minervas, procesión
con el Santísimo).

Celebración diaria de la Eucaristía: Toda parroquia debe contar con la


celebración diaria de la Eucaristía, en horas fijas que faciliten la participación de
los fieles.
¿Cuántas misas Celebra el mismo día? Sólo se puede celebrar una misa diaria,
con causa justa dos entre semana y los domingos y festivos se permiten celebra 2
y por causa justa se podría celebrar una tercera. Cf. Can 905.

¿Cuántos estipendios recibir? El sacerdote que celebra puede recibir


estipendio31, pero no puede hacer suyo sino uno y llevar los demás a la curia32

Celebraciones Eucarísticas fuera del templo: Fundamentalmente han de estar


relacionadas con la animación de la Comunidad: celebraciones en los sectores,
apoyo al proceso pastoral, oportunidad para ir celebrando los pasos significativos
de crecimiento de la vida comunitaria... Queda prohibida la celebración de la
Eucaristía en las casas (a excepción de celebraciones que estén vinculadas a la
celebración de la unción de los enfermos)33.

El culto eucarístico fuera de la Misa (exposición con el Santísimo, cuarenta horas,


horas santas): Se han de realizar dentro del espíritu y del objetivo primordial de la
reserva eucarística (la administración del Viático) y del secundario (la distribución
de la comunión fuera de la misa). Las celebraciones señaladas se han de vivir
dentro de celebraciones de la Palabra cuando son manifestaciones de adoración
de nuestro Señor Jesucristo oculto bajo las mismas especies34.

La Primera Eucaristía o Primera comunión: La edad más indicada es hacia los 8


años, que corresponde generalmente al 3r., grado de educación básica primaria.
Tanto su preparación como su celebración han de estar vinculadas a la propia
parroquia. La duración de la preparación está determinada por el programa de
Catequesis parroquial en sintonía con el material propio de la Arquidiócesis 35:
«Vamos a la fiesta de Comunión» que comprende 26 catequesis mas los
encuentros con los Padres de Familia. Lo más indicado es tener una catequesis
semanal en cada sector organizado de la Parroquia, a no ser que circunstancias
especiales pidan otra modalidad. En este caso se debe tener un acuerdo en el
propio Arciprestazgo36.

31
Cf., cáns. 9445 ss
32
Cf. Can. 951
33
Can. 932; 933
34
Can. 934
35
Se recomienda que el tiempo de preparación sea equitativo para la penitencia y para la Eucaristía.
36
Can. 914
+ Unción de los enfermos:

Materia: el óleo de los enfermos


Forma: Rezo de la oración de unción sobre el enfermo

Ministro: «Todo sacerdote, y sólo él, administra válidamente la unción de los


enfermos»37. El Párroco no debe esperar a que lo llamen, sino que debe ser
solícito en la asistencia a quienes lo necesiten

Organización de la Pastoral de los enfermos: Una adecuada reglamentación para


tener oportunidades permanentes de visita a los enfermos y la celebración del
sacramento de la unción puede ser la mejor forma de organizar la pastoral de los
enfermos, buscando la manera de vivir de manera normal -no espectacular- la
presencia de Dios que sana, con la ayuda y solidaridad de la comunidad cristiana.
Esto evitaría la multiplicación de misas de sanación o el recurso a lugares donde
en forma sistemática se realizan sesiones de sanación, con derivaciones no
siempre claras hacia la práctica del exorcismo relacionado con la enfermedad38.

Celebración comunitaria: El Código prevé la celebración comunitaria de este


Sacramento, es decir para varios enfermos a la vez. Esto puede ser práctico en
determinadas circunstancias, en un hospital o en una casa de ancianos, dado que
la ancianidad misma puede considerarse como motivo suficiente para poder
recibir este sacramento y puede ser una ceremonia litúrgica muy consoladora
para los enfermos39.

Situaciones pastorales especiales:

A) duda sobre si se dan las condiciones (adminístrese bajo condición) si ya murió,


entonces rece por él40.
B) Sujeto que perdió los sentidos: Adminístrese a las personas que al menos
cuando estaban en sus facultades lo hayan pedido al menos implícitamente 41.
C) Sujeto excluido: el obstinado en el pecado, el pecador en pecado grave
( concubinato, profesión pública de increencia), manifiesto ( externamente
conocido)42.
D) Ténganse en cuenta las ayudas previstas para los ancianos y enfermos que da
el ritual de bendiciones.

37
Cf. Can. 1003.
38
Can. 1003-1004
39
Cf. Can. 1002
40
Cf. RUPE 15; can. 1005
41
Cf. can. 1006
42
Cf. can. 1007
+ Orden Sacerdotal:

Materia: Oración Consecratoria


Forma: imposición de las manos

Lugar de celebración: la Iglesia catedral, en fechas que faciliten la participación de


muchos miembros del pueblo de Dios43.

Participación de las comunidades Parroquiales: aunque físicamente muchas


personas no puedan participar en las Ordenaciones Sacerdotales, la parroquia, en
la fecha inmediatamente posterior debe integrar el anuncio y la invitación a la
acción de gracias por los nuevos ministros (Presbíteros, diáconos...)44

EL SACRAMENTO DEL MATRIMONIO. (CC.1055- 1165).

Materia los esposos


Forma: el Consentimiento expresado por ellos.

Edad: Se ciñe a lo prescrito por el Derecho canónico con sus correspondientes


soluciones para el caso de dispensas: 14 y 16 años para la mujer y el varón
respectivamente. Por legislación de la Conferencia Episcopal de Colombia, la
edad deseable es a partir de los 18 años, por lo cual, para matrimonio de menores
de 18 años, se requiere la dispensa por parte del Ordinario del lugar45.

Preparación: Es de desear que las parroquias empiecen a ofrecer la preparación


remota correspondiente a la experiencia del noviazgo (Cf. Una de las dinámicas
del Movimiento Familiar Diocesano). Para la preparación inmediata toda parroquia
debe tener bien definido su modalidad de Curso prematrimonial: ya sea el central
que se realiza en Tunja, o uno acordado para todo el Arciprestazgo, o uno
específico en la Parroquia, dentro de las orientaciones de la Comisión
Arquidiocesana de familia46.

Celebración: Especialmente en las fechas de mayor número de matrimonios, las


parroquias deben señalar oportunamente y con claridad las celebraciones
comunitarias de los matrimonios. En otras fechas, tener cuidado de no mezclar
con otros compromisos parroquiales, a fin de brindar a las parejas celebraciones
dignas y respetuosas del significado de este Sacramento.

Otros aspectos: Teniendo el Sacramento del matrimonio una gran importancia


como base para una adecuada pastoral comunitaria, se remite a la III parte para
43
Cf. Can. 1010-1011
44
Cf. Can 1011
45
Cf. Can. 1083
46
Cf. Cáns. 1063-1072
ampliar tanto la parte doctrinal como aspectos relativos a procedimientos en torno
al matrimonio.

4.11.1 INTRODUCCION

La legislación sobre el Sacramento del Matrimonio tiene una importancia muy grande para
todos los que trabajan en el apostolado, y más en determinadas regiones donde por las
circunstancias concretas la familia encuentra particulares dificultades. En estas circunstancias
concretas en que se vive el matrimonio o uniones semejantes al matrimonio, los agentes de
pastoral deben tener una gran claridad de ideas sobre la doctrina de la Iglesia, a donde se
debe aspirar en ese caminar fatigoso del pueblo de Dios hacia la perfección; ideas claras en
ese sector tan fundamental de la vida que abarca prácticamente la totalidad de los fieles y en
la totalidad de sus personas, porque comprende el mundo de la sexualidad, del afecto, del
amor, etc. De aquí la necesidad de la mayor formación posible en la doctrina católica sobre
la familia y el amor.

Creo que este es el ideal que se debe tener en esta materia. Se requiere por consiguiente
formación, porque se ignora la doctrina, se puede caer en una pastoral totalmente
equivocada; y por otra parte hay que tener la flexibilidad propia también de una persona que
está pastoralmente formada, con la verdadera mentalidad de la Iglesia, para aplicar la
doctrina con aquella comprensión pastoral que tenía el Señor con todos los casos que
aparecen en el Evangelio.

Veamos la división del título. Hay unos cánones introductorios y después diez capítulos. 1.
Lo que debe preceder a la celebración del matrimonio; 2. los impedimentos dirimentes en
general; 3. los impedimentos dirimentes en particular; 4. El consentimiento matrimonial; 5. la
forma canónica, la forma de celebrar el matrimonio; 6. los matrimonios mixtos; 7. la
celebración del matrimonio en secreto, que antes se llamaba matrimonio de conciencia; 8. los
efectos del matrimonio; 9. La separación de los cónyuges, dividido en dos artículos: de la
disolución del vínculo, es decir casos en los cuales la Iglesia puede disolver y disuelve el
vínculo matrimonial con verdadero divorcio; y de la separación de los esposos permaneciendo
el vínculo; 10. la convalidación del matrimonio inválido, con las dos formas tradicionales de
convalidación, la convalidación simple y la sanación en raíz.

Ante todo unas observaciones previas de gran importancia. En general puede decirse que el
legislador en este tratado, tal vez más que en ningún otro, se ha esforzado en traducir en
términos jurídicos la teología actual sobre el matrimonio, la doctrina del Vaticano II y el
progreso de las ciencias antropológicas, particularmente de la psicología y de la psiquiatría.
Naturalmente esta traducción en términos jurídicos se hace según la técnica propia del
derecho. No quiere decir que la teología sea explicitada y lo mismo se diga de los progresos
de las ciencias antropológicas; pero están latentes e inspiran las normas del derecho actual.

El matrimonio cristiano es el pacto conyugal natural elevado a la dignidad de sacramento por


Cristo nuestro Señor. De allí que el legislador canónico, el Papa, la Iglesia, tiene que
moverse, al dar leyes sobre el matrimonio, dentro de los datos que le ofrece la teología en el
momento en que legisla, y también de los datos que le dan las ciencias antropológicas sobre el
hombre y la institución matrimonial, dado que este Sacramento es el único que presupone
una realidad terrestre muy rica de valores.

4.11.2 El dato antropológico.

El legislador, precisamente porque el matrimonio es una institución basada en el hombre, en


la naturaleza del hombree está sometido al dato que le dan las ciencias antropológicas, tal
como en el momento actual conoce el dato de la realidad humana y de la realidad del instituto
matrimonial. Hay grandes coincidencias antropológicas referentes al matrimonio, es decir las
líneas que aparecen como constantes invariables en todas las culturas conocidas, aún las más
antiguas, tanto las de la cuenca del mediterráneo como las culturas de América, las asiáticas y
las africanas. En todas las culturas se advierten, en el comportamiento sexual del hombre,
unas constantes que coinciden con lo que llamamos las propiedades del matrimonio.

El dato de que se inicia el matrimonio con un contrato, con un pacto entre los contrayentes,
con o sin intervención de la familia. Siempre interviene un factor pacticio que da inicio
socialmente a una nueva manera de comportarse el hombre y la mujer en sus relaciones
interpersonales. En todas las culturas se reconocen determinadas normas, por ejemplo la
parentela, que en determinados grados impide el que dos se puedan casar y si se casan la
sociedad los considera como ilegítimamente unidos.

Se ha reflexionado siempre sobre el matrimonio, pero no cabe duda que dentro del campo
eclesial a partir del Concilio ha habido un notable progreso en el conocimiento de la realidad
natural del matrimonio: las exigencias del instituto matrimonial, los derechos humanos, la
naturaleza del hombre en su dimensión sexual, el amor conyugal, etc. Indico aquí
concretamente, para que sirvan para la pastoral, los puntos principales en los que ha habido
progreso, y ese progreso influye en la legislación.

4.11.3 - El matrimonio como comunidad de vida y de amor conyugal.

No cabe duda de que el matrimonio en la Iglesia siempre ha sido visto como comunión de
amor. Hay en la literatura de la Iglesia, a partir de San Pablo, trozos realmente maravillosos
sobre lo que es el amor entre los esposos. Pero en los últimos tiempos, en la literatura y
también en la legislación y en la praxis pastoral, se ha insistido excesivamente en otros
aspectos más bien de carácter jurídico y no se había profundizado suficientemente en la
dimensión fundamental de que el matrimonio es ante una comunidad de vida y de amor
conyugal entre los esposos.

El Vaticano II en la Constitución pastoral `Gaudium et Spes' en el capítulo que dedica a la


familia y al matrimonio, aunque es un capítulo pastoral y no se desempeña bajo el punto de
vista doctrinal, propone el acento de modo característico sobre el amor conyugal. Ya antes el
Magisterio, sobre todo a partir de la encíclica `Casti connubii', ha insistido en estos aspectos.
Pero en el Vaticano II se da una visión del amor conyugal. La palabra comunidad de vida y
amor conyugal no aparece explícitamente en la codificación, pero hay que tener presente que
la técnica legislativa se inspira siempre en una filosofía, en nuestro caso en una teología, pero
no es necesario que esa filosofía o esa teología se expliciten en las leyes que inspiran.
4.11.4 CANONES INTRODUCTORES (CC. 1055-1062)

Antes de empezar la división en capítulos hay 8 cánones introductorios, la mayor parte de


ellos recogen principios muy importantes de la doctrina católica sobre el matrimonio.

4.11.5 - Definición del matrimonio (c.1055, 1)


Se comienza con la definición de matrimonio sacramento y con el principio de la
inseparabilidad entre contrato y sacramento en el matrimonio de dos bautizados (c.1055).

Párrafo 1: "La alianza matrimonial, por la que el varón y la mujer constituyen entre sí un
consorcio de toda la vida, ordenado por su misma índole natural al bien de los cónyuges y a
la generación de la prole, fue elevada por Cristo Nuestro Señor a la dignidad de sacramento
entre bautizados".

Lo que fue elevado a la dignidad del Sacramento es la Alianza matrimonial. Aquí la palabra
Alianza se refiere al momento constitutivo del matrimonio, al momento del pacto, al
momento en el cual el hombre y la mujer quedan constituidos marido y mujer. Lo mismo que
el Sacramento del Orden se recibe y está simbolizado en el momento de la imposición de las
manos, pero después queda el estado de vida con los efectos propios del Sacramento. La
definición que se da del matrimonio está inspirada en la tradicional del derecho romano -en
latín es `consortium totius vitae'- primero se había puesto la palabra `communio', pero esa
palabra no tiene arraigo jurídico, por eso se cambió por la palabra `consortium'.

Hoy todas sociedades humanas se especifican por el fin al cual se dirigen y en eso se
distinguen; el consorcio matrimonial se distingue de todos los otros también por su finalidad:
va ordenado por su propia naturaleza al bien de los cónyuges y a la generación y educación
de la prole. No es cierto, por consiguiente, como se suele decir, que el Código no habla de los
fines del matrimonio. Es cierto que se ha omitido lo que había en el Código precedente, o
sea la enumeración taxativa y la jerarquización de los fines del matrimonio. Antes se decía
que el fin primario del matrimonio es la generación y educación de la prole y el fin secundario
el remedio de la concupiscencia y la mutua ayuda. Ese párrafo ha quedado borrado, pero el
contenido fundamental de la finalidad del matrimonio ha quedado incorporado en la
definición del mismo.

El hecho de que se hable antes de la finalidad personalística, del bien de los esposos y
después de la generación y educación de la prole, no quiere decir que se haya invertido el
orden tradicional de los fines; sencillamente se prescinde de un orden jerárquico para
enumerar de alguna manera, pero ambos fines son totalmente iguales e indispensables. Dice la
`Gaudium et Spes' repetidas veces, el matrimonio tiene una ordenación primordial hacia la
conservación del género humano, naturalmente realizada de un modo humano, por
consiguiente procurándose a la vez la felicidad y el bien de los esposos.

ACTIVIDAD COMPLEMENTARIA: Aprenda la definición de matrimonio y entresaque los


elementos más importantes. Explique los fines del matrimonio.

4.11.6 - Terminología matrimonial: Contrato-Alianza


En el párrafo 2 se indica la inseparabilidad entre el matrimonio de dos bautizados y el
sacramento. En este párrafo se usa la palabra `contrato', se dice: “Por tanto entre bautizados,
no puede haber contrato matrimonial válido que no sea por eso mismo sacramento". Del
contexto aparece claro que la palabra "Alianza" o pacto, en latín "foedus", y la palabra
contrato equivalen bajo el punto de vista jurídico; los dos términos indican el momento
constitutivo del matrimonio, el cambio del consentimiento matrimonial jurídicamente valido,
el momento en el cual surge el vínculo matrimonial. Ese momento, esa realidad que es
fundamentalmente jurídica, aunque no sólo jurídica, en el campo canónico viene designado
por la palabra alianza o pacto conyugal y también contrato matrimonial. Ninguna de las dos
palabras es adecuadas para expresar esta realidad, puesto que son palabras que se aplican a
otras realidades. La palabra alianza está tomada prevalentemente del campo bíblico y alude a
la alianza entre el pueblo y Dios. En el campo jurídico más bien es palabra que se usa hoy en
el derecho internacional; la alianza entre los pueblos y generalmente para circunstancias de
guerra.

Llamar alianza en este sentido al matrimonio, aunque parece una palabra muy hermosa,
cuando se usa en el campo jurídico, no es apropiada. La palabra contrato tampoco es
apropiada porque se usa sobre todo para el campo del derecho privado patrimonial. No hay
un término específico para esta realidad, en la cual dos personas se dan definitivamente. No
se ha creado un término que exprese esa realidad; se le llama matrimonio, pero al querer
expresar esto con otros términos hay que recurrir a términos como alianza, pacto conyugal,
contrato matrimonial, que son inadecuados.

En la pastoral y en la práctica se suelen usar más el término alianza, pacto conyugal; la


palabra contrato parece que subraya más, en nuestra cultura actual, el aspecto patrimonial, la
rigidez jurídica y es menos grata. Pero en el campo técnico se puede usar y es el término que
a partir del decreto de Graciano en el siglo XII ha sido el más usado en la teología, en el
campo de la ciencia canónica y en el magisterio eclesiástico.

ACTIVIDA COMPÑEMENTARIA: Explique los términos Contrato Alianza referidos al


matrimonio

4.11.7 - La sacra mentalidad del matrimonio de dos bautizados.

Es un dato teológico indiscutible, aunque ha sido discutido; el pacto conyugal de dos


bautizados es Sacramento. El Señor ha elevado a sacramento el pacto conyugal de dos
bautizados. Siempre que dos bautizados están unidos en matrimonio válido, hay Sacramento.
En virtud de este enunciado no cuenta el hecho de la pertenencia a la Iglesia católica o a otra
comunidad eclesial. El dato ontológico fundamental sobre el que se funda la sacra
mentalidad del matrimonio es el bautismo válido y el pacto conyugal válido. Bautismo válido
de parte de los dos contrayentes, de los dos esposos. Si solamente uno está bautizado no hay
sacramento, hay verdadero matrimonio, pero ese matrimonio no es sacramento, porque falta
la base en uno de los contrayentes, que es el bautismo.

4.11.8 - La inseparabilidad entre el pacto conyugal válido de dos bautizados y el


sacramento.
Siempre que hay un contrato válido entre dos bautizados, es necesariamente Sacramento. La
verdad de la inseparabilidad es un punto doctrinal, teológico, extremadamente difícil, que ha
sido muy controvertido estos últimos años; pero que a pesar de las dificultades que encierra y
a pesar de las objeciones que en el campo especulativo pueden proponerse, es el principio que
rige la praxis de la Iglesia y no hay argumentos válidos para abandonarlo.
Este principio doctrinal ha sido el más estudiado por los órganos competentes de la Santa
Sede en todo el período posconciliar, precisamente porque de este principio depende toda la
legislación canónica matrimonial; de este principio depende el que la Iglesia sea competente
en el matrimonio de todos los bautizados, pues la única razón de la existencia del derecho
canónico matrimonial consiste en que el matrimonio es Sacramento. Si el matrimonio no
fuera Sacramento la Iglesia no tendría competencia en el orden jurídico, sino solamente en el
orden moral.

Este principio, aunque es fundamental, no es de fe; pero hay que tener presente que en
materia de teología matrimonial, la única definición dogmática que es el matrimonio es uno
de los siete sacramentos. Es la única definición dogmática, lo demás son verdades, certezas
con diversa calificación teológica.

En la comisión de la codificación ha sido éste uno de los puntos en que más se ha insistido.
Por competencia, esta materia fue remitida a la Congregación para la Doctrina de la Fe, que
ha hecho estudios amplísimos. En el Sínodo de los Obispos que trató sobre la familia,
también se trató este problema y en las proposiciones finales, los Obispos insistieron en que
se debía estudiar ulteriormente la cuestión. El Romano Pontífice tomó posición clara en el
documento `Familiaris consortio', fruto de las discusiones del sínodo de Obispos; el Papa con
su estilo característico un poco abstracto, da la razón última, que es realmente muy profunda,
de por qué el pacto conyugal de dos bautizados es siempre Sacramento. Indica que por el
bautismo la persona entra a formar parte de la Nueva Alianza y se le comunican una serie de
dones que son absolutamente irrenunciables.
Efectivamente el don de la filiación adoptiva, el don de formar parte del cuerpo de Cristo,
etc., son dones sobrenaturales que se comunican por el hecho mismo del bautismo de un
modo irrenunciable.

Entre esos dones irrenunciables está el don de que si dos personas, elevadas al orden
sobrenatural por el bautismo, se expresan entre sí de un modo válido el amor conyugal, por
un consentimiento auténticamente conyugal, por consiguiente, que tiene todos los valores
humanos propios de la realidad del matrimonio, ese pacto conyugal es necesariamente un
signo escatológico, es necesariamente Sacramento, aunque los esposos en ese momento no
tengan las disposiciones subjetivas para recibir la gracia sacramental; el Sacramento no será
fructuoso , pero existe el Sacramento válido y cuando tengan la disposición subjetiva, el
Sacramento producirá sus efectos santificadores. Viendo así el problema y no tropezando en
la casuística que en la situación actual, patológica, de la Iglesia ocasiona esta doctrina,
entonces se ve la armonía, la congruencia, incluso la necesidad de que el orden establecido
por Cristo sea realmente éste, supuesta la elevación del pacto conyugal a Sacramento.
Hay que tener presente, en este punto como en bastantes otros del matrimonio, que las
dificultades contra los grandes principios teológicos surgen ante la situación concreta en
determinados sitios de la Iglesia. Tratándose de una institución y de un Sacramento que
acompañan al pueblo de Dios en todo su caminar histórico, y teniendo presente la grandeza de
las dos realidades, el Sacramento y el instituto matrimonial, no deben tener incidencias en los
principios doctrinales las circunstancias patológicas que puedan darse en un determinado
momento histórico o en una determinada latitud geográfica.

Esto tiene extrema importancia; porque fácilmente, por el hecho de que uno, en su acción
pastoral, se encuentre en situaciones concretas que no tiene solución, le viene la idea de que
el principio debería modificarse, siendo así que lo que debe modificarse es la situación
patológica, no el principio general que debe regir la realidad. Quiero decir que de las
situaciones patológicas no podemos pretender sacar ilaciones lógicas de lo que debe ser el
principio que debe regir la realidad.

Se indican en el c. 1056 las propiedades del matrimonio, la unidad y la indisolubilidad.

4.11.9 - Importancia del consentimiento (c.1057)

En el c. 1057 se contienen dos principios fundamentales de la doctrina matrimonial.

El consentimiento de las partes, legítimamente manifestado, es la causa eficiente del


matrimonio y ese consentimiento es absolutamente in susceptible, no hay autoridad que
pueda suplirla. Si dos personas no se quieren casar, no hay nadie que los pueda casar, porque
son ellos y solo ellos los que pueden constituir la relación marido-mujer. Los demás
aspectos, como la forma canónica, o litúrgica, son accesorios en ese momento solemne en el
que dos personas se constituyen a sí mismas marido y mujer, y precisamente por eso son ellos
los ministros del Sacramento. El sacerdote no cuenta en el aspecto Sacramental; son los
esposos los que hacen el sacramento, y hay Sacramento siempre que hay matrimonio válido
entre dos bautizados.

Subrayo aquí una idea que ilumina mucho para la pastoral, para el derecho y para la praxis en
general. Lo que ha elevado a la dignidad de Sacramento el Señor es el contrato natural, la
realidad natural del matrimonio; por eso el sacramento sigue las vicisitudes del contrato, va
subordinado al pacto conyugal; siempre que surge un vínculo matrimonial entre dos
bautizados allí hay Sacramento, aunque no haya ninguna manifestación externa de
sacralidad. Cuando dos bautizados contraen matrimonio por procurador, estando el uno en
Estados Unidos y el otro en Europa, en el momento en que surge el vínculo matrimonial se
produce el sacramento. Cuando un matrimonio inválido entre dos bautizados se sana en la
raíz, en ese momento surge el vínculo matrimonial y se produce el sacramento. Siempre que
dos bautizados quedan constituidos en marido y mujer allí viene Cristo. Eso es en realidad el
sacramento; la presencia del Señor con una ayuda especial, con una eficacia especial,
sacramental. Este principio es extremadamente importante. Se trata del orden establecido por
el Señor. El amor matrimonial es una cosa tan grande que cuando dos bautizados quedan
constituidos marido y mujer, allí se realiza una actividad particular del Señor, un Sacramento.
el consentimiento matrimonial y de todos los factores que pueden influir en él, vaciándolo de
contenido y de eficacia jurídica; hay así, por ejemplo, la falta de equilibrio y de madurez de
los contrayentes, la falta de libertad interna que se requiere para que el consentimiento tenga
la fuerza eficiente suficiente para producir el vínculo matrimonial. En este sector el progreso
y el cambio ha sido realmente profundo en el jurisprudencia del matrimonio canónico. Ha
supuesto un gran avance en la asimilación de todos los progresos de las ciencias psicológicas
y psiquiátricas

4.11.11 - Derecho al matrimonio (c.1058)

El c. 1058 presenta el derecho al matrimonio. "Pueden contraer matrimonio todos aquellos a


quienes el derecho no se lo prohíbe". Este principio que antes estaba al comienzo del tratado
de los impedimentos, se ha puesto aquí por la importancia que tiene, pues el constituir la
propia familia es uno de los derechos fundamentales del hombre.

El derecho no es el punto de vista de un Obispo o de un párroco. El agente pastoral, aunque


vea que dos que tienen impedimento para el matrimonio no deberían casarse porque prevé
que no va a durar aquel matrimonio, puede poner y debe poner todos los medios pastorales a
su alcance para disuadirles de la celebración del matrimonio, pero no puede impedírselo.
Esto tiene aplicación particular cuando la joven ha quedado embarazada y solamente para
remediar se celebra el matrimonio, o en caso de jóvenes que dan muestra de no suficiente
madurez, etc. A rigor del Derecho, los fieles pueden exigir de la autoridad competente, del
párroco o del Obispo, la celebración de su matrimonio, cuando no tengan impedimentos,
porque tienen derecho a casarse, por la Iglesia, por ser católicos.

4.11.12 - Sujeto del derecho matrimonial canónico (c. 1059)

El c. 1059 dice a quién va dirigido el derecho actual, entre todos los bautizados quién es el
sujeto del derecho matrimonial canónico. Por consiguiente, hay un cambio fundamental en
este c. 1059. "El matrimonio de los católicos, aunque uno solo de los contrayentes sea
católico, se rige no sólo por el derecho divino, sino también por el canónico, sin perjuicio de
la competencia de la potestad civil sobre los efectos meramente civiles del mismo
matrimonio”. Evidentemente que los efectos civiles son de competencia de la autoridad civil;
pero todo lo que afecta la validez del contrato es de exclusiva competencia de la Iglesia.

La Iglesia de Cristo, la cual subsiste en la Iglesia Católica -como dice el Concilio-, cuya
autoridad suprema reside en el Concilio y en el Romano Pontífice, tiene autoridad exclusiva
en el matrimonio de todos los bautizados. La voluntad del legislador canónico en el Código
de 1917 era que sus leyes irritantes e inhabilitantes matrimoniales afectasen también a los
hermanos separados. En cambio en el Código actual, por razones ecuménicas, las leyes,
incluso las matrimoniales, afectan sólo a los católicos.

4.11.13 - El matrimonio goza del favor del derecho (c. 1060.)

Se indica en el c. 1060 un principio que se llama el favor del derecho. Dice el canon: “El
matrimonio goza del favor del derecho; por lo que, en la duda, se ha de estar por la validez
del matrimonio, mientras no se pruebe lo contrario". Es este un principio tradicional que se
aplica en todos los campos del derecho. Es cierto que en el matrimonio surgen particulares
dificultades en la aplicación de este principio, pues parece favorecerse más a la institución que
a la libertad de los esposos; pero no siempre los dos esposos piden la libertad, ni puede
decirse que se favorece la institución, pues la institución está al servicio de las personas. Y es
razonable que todo acto jurídico se presuma válido.

4.11.14- Definiciones técnicas: Posición del matrimonio civil (c. 1061).

Se ofrece en el c. 1061 algunas definiciones técnicas. Nos fijamos sólo en el párrafo 3: “El
matrimonio inválido se llama putativo, si fue celebrado de buena fe al menos por uno de los
contrayentes, hasta que ambos adquieran certeza de la nulidad". Se habla de matrimonio
inválido y se indica un efecto importante de la buena fe, que el matrimonio putativo. En
derecho canónico el concepto del matrimonio inválido tiene una importancia muy grande.
Para que una unión entre hombre y mujer caiga en la categoría del matrimonio inválido
supone que hay al menos una apariencia de celebración de matrimonio y por consiguiente de
estado matrimonial; si falta esto, la unión no cae en la categoría de matrimonio inválido, con
todas las consecuencias que ello tiene sobre todo en el campo administrativo y en el procesal.

Al redactar este canon se había puesto un cuarto párrafo en el cual se decía: “Se considera
también matrimonio inválido, el matrimonio civil celebrado por los que están obligados a la
forma canónica,". Este párrafo fue borrado por voluntad del legislador, que no aceptó la
propuesta de la comisión de trabajo. Si se hubiera aprobado, entonces el matrimonio civil de
dos católicos que estén obligados a la forma canónica, hubiera entrado en la categoría de
matrimonio inválido canónico, con todas las consecuencias de esa figura. El legislador, al no
aprobar la propuesta, deja el matrimonio civil, bajo el punto de vista jurídico canónico, en la
situación precedente, es decir que no se le considera matrimonio inválido canónicamente.
Esto supone que el matrimonio civil ocupa una categoría inferior a la de matrimonio inválido,
bajo el punto de vista canónico. Así, si dos católicos han hecho matrimonio civil y después
se divorcian, pueden casarse libremente con terceras personas sin que sea necesario ningún
proceso, ni siquiera administrativo, para declarar su estado libre. Sencillamente el párroco los
acepta al matrimonio, porque no tienen ningún impedimento de vínculo, ya que el primer
matrimonio civil no es considerado matrimonio inválido.

Para declarar válido un matrimonio, se requiere un proceso. Hay dos clases de procesos
matrimoniales, el ordinario y el documental, que es muy breve, muy rápido, cuando la
nulidad es evidente. El matrimonio civil al no caer en la categoría de matrimonio inválido
canónico, no necesita ni siquiera de este proceso documental.

Esto no quiere decir que la Iglesia no valore la realidad humana y moral que pueda haber y
muchas veces hay en el matrimonio civil. A estas personas no se les puede llamar
concubinos en el sentido técnico de la palabra. El concubinato en la terminología actual, muy
diversa del tiempo del derecho romano y de los primeros siglos de la Iglesia, supone dos
personas que no tienen intención matrimonial, que no quieren ser marido y mujer, aunque
vivan permanentemente unidos y en una situación muy parecida a la del matrimonio. En
cambio en el matrimonio civil se suponen que los dos tienen intención matrimonial y se
comprometen a ser marido y mujer y a vivir como marido y mujer, lo cual supone un
conjunto de valores psicológicos, morales y humanos muy grandes. Es una situación muy
diversa del concubinato y, todavía mucho más, de las uniones transitorias, porque el
concubinato supone la estabilidad de una relación que puede tener sus valores.
La comisión teológica internacional que es un instrumento de trabajo de la Congregación para
la Doctrina de la Fe dedicó un año al estudio de este punto y publicó un documento donde
expone muy ampliamente, con profundidad esta doctrina. La comisión valora lo que hay de
valores humanos, psicológicos y morales en el matrimonio civil; pero no hay válido
matrimonio, porque falta el cumplimiento de la forma canónica, que es una ley cuyo
incumplimiento invalida el matrimonio.

Por razones pastorales la Iglesia ha juzgado conveniente conservar la forma canónica por las
inmensas ventajas que tiene bajo el punto de vista pastoral. Supuesta la ley de la forma
canónica, como consecuencia, quien no la observa no celebra válido matrimonio y por lo
tanto no celebra sacramento. Esta es la síntesis sobre la valoración ética y humana del
matrimonio civil y sobre la situación de unión de hecho, en que se encuentran los que viven
en matrimonio civil.

Como mecanismo para remediar muchas situaciones de matrimonio civil podría aplicarse, con
tal de que haya las garantías suficientes, la sanación en raíz. Cuando uno de los cónyuges se
siente estimulado por motivos religiosos a realizar el matrimonio válido y el Sacramento, y la
otra parte no tiene ningún interés religioso y se niega a celebrar el matrimonio religioso, pero,
por otra parte, hay certeza moral de que ha prestado un verdadero consentimiento matrimonial
y persevera en él, y además hay garantías para el futuro de esa unión, que en adelante será
sacramental, y perseverará, en esos supuestos pastorales y jurídicos, el Ordinario del lugar
puede sanar en raíz ese matrimonio. En este caso, el decreto del Ordinario lleva consigo la
dispensa de la forma canónica y la permisión de que el consentimiento de los cónyuges que
había sido jurídicamente ineficaz, ponga en acto su causalidad jurídica y produzca el vínculo
matrimonial y, por consiguiente, también el Sacramento. Este mecanismo puede remediar
bastantes situaciones matrimoniales; pero no hay que usarlo con excesiva prodigalidad, porque
en muchos casos hay peligro de que se recurra después al divorcio, y se cree una situación
irreversible, porque el matrimonio es ya Sacramento.

ACTIVIDAD COMPLEMENTARIA: Busque la diferencia entre el matrimonio civil y el


matrimonio canónico.

4.11.15 - Los esponsales (c.1062).

Los esponsales, en la historia de la cultura occidental, tuvieron mucha importancia. Era un


contrato previo al contrato matrimonial, por el cual los esposos se comprometían a celebrar
en tiempo futuro el matrimonio. Hoy día los esponsales han perdido totalmente su significado
en la mayor parte del mundo; sin embargo, no pareció prudente abolirlos del todo y se han
dejado a la responsabilidad de las conferencias episcopales. Si en alguna cultura, donde
normalmente el matrimonio se va celebrando en etapas sucesivas, este instituto tiene
aplicación, la conferencia episcopal puede configurarlo y darle la consistencia que juzgue
conveniente.

4.11.16La atención pastoral y lo que debe preceder a la celebración del matrimonio


(CC.1063-1072).
Este capítulo tiene tres cánones muy importantes que son específicamente pastorales
(CC.1063-1065), los otros tratan del expediente prematrimonial. (CC.1066-1072).

Los dos primeros son totalmente nuevos y de mucho contenido pastoral. Se indica ante todo
que es la comunidad eclesial, bajo la guía de los pastores, la que debe responsabilizarse de la
pastoral prematrimonial, de la pastoral de la celebración del matrimonio y de la pastoral
postmatrimonial, la pastoral familiar. Se indica como la comunidad eclesial debe usar todos
los medios posibles para crear una conciencia clara de lo que es la santidad del matrimonio
cristiano y de la familia. De poco vale la actividad catequética si toda la sociedad, como por
desgracia sucede actualmente, crea un ambiente totalmente contrario a los valores del
matrimonio y la familia cristiana. Por eso tiene tanta importancia el procurar una pastoral de
gran respiro, una pastoral que tienda a subsanar el contexto sociológico en que la familia
tiene que vivir.

Los siguientes tratan del expediente matrimonial. El cambio más importante consiste en que se
deja a la conferencia episcopal el determinar cómo debe hacerse el examen de los esposos y
cómo se debe llegar a la certeza del estado libre de los contrayentes (c.1067), el expediente
prematrimonial tiene como finalidad el llegar a la certeza moral de que las dos personas
pueden casarse válidamente y lícitamente, que no hay nada que se oponga a la licitud y a la
validez del matrimonio (c.1066).

En el derecho actual se introduce una gran simplificación en cuanto al instituto de las


proclamas, las cuales ya no son obligatorias por derecho universal. Queda la palabra
"proclama", pero no viene configurado el instituto en el derecho. El instituto queda si la
conferencia episcopal juzga conveniente conservarlo, pero innovado, en cuanto ninguna de
las leyes que lo determinaban siguen en vigor. Las proclamas ya no son obligatorias; puede
usarse también otro medio, y las conferencias episcopales que las quiera conservar puede
darles la legislación que quiera (c.1067).
En el c.1071 se recogen todos los casos en los cuales el que hace el expediente
prematrimonial tiene que consultar con el Ordinario del lugar, porque son casos en los cuales
hay particular dificultad.

Ejercicio: Leer el canon

En el sentido jurídico de la palabra se llaman vagos los que no tienen en ninguna diócesis ni
domicilio ni cuasi- domicilio (c.100). Van circulando y puede darse el caso que ya hayan
celebrado una cadena de matrimonios cuando se presentan en un sitio como si fueran solteros.
Para mayor garantía, se pide que se recurra al Obispo.

El segundo caso se refiere al matrimonio que no puede ser reconocido por la ley civil. Por
ejemplo, dos personas que han hecho el matrimonio civil, no han hecho el divorcio y uno de
ellos quiere casarse con una tercera persona, no hay ningún impedimento canónico, ese
matrimonio puede celebrarse canónicamente sin ninguna dificultad; pero ese segundo
matrimonio no podrá ser celebrado civilmente porque hay el vínculo precedente, o, si existe
un sistema concordatario en el cual se reconoce el matrimonio canónico, ese matrimonio no
podrá ser trascrito en los registros civiles porque esa persona aparece ya casada. Para evitar
conflictos entre los dos fueros, el fuero civil y el fuero canónico, se prescribe que el párroco
no proceda al matrimonio sin consultar al Ordinario. Los Ordinarios, por su parte, en estos
casos deberían tener un criterio uniforme en lo posible, dentro del ámbito de la Conferencia
Episcopal. Hay que recomendar un gran rigor porque en materia matrimonial no siempre la
pastoral más iluminada es la de hacer que la gente contraiga matrimonio, arregle las
situaciones matrimoniales. Muchas veces es pastoralmente más prudente permitir una
situación irregular por un tiempo tal vez indefinido, para no crear situaciones más difíciles y
tal vez irreversibles.

Al celebrarse un matrimonio sólo en la Iglesia sin poderlo registrar o celebrar civilmente, ese
matrimonio canónico queda sin ninguna protección jurídica y el hombre puede abandonar a
su mujer, o la mujer abandonar a su marido sin dificultad jurídica. Queda por consiguiente
como única protección de ese matrimonio la conciencia, y la conciencia no siempre protege
suficientemente el vínculo.

El tercer caso se refiere al matrimonio del que está sujeto a obligaciones naturales nacidas de
una unión precedente hacia la otra parte o hacia los hijos de esa unión. Por ejemplo, dos
personas han hecho el matrimonio civil, han tenido hijos, y después se han divorciado; uno
de ellos quiere contraer matrimonio canónico con una tercera persona, mientras que el otro
está enfermo y además tiene hijos; en ese caso no es justo que esta persona pueda ser
admitida al matrimonio canónico sin tener en cuenta el consorte que abandonó, por el
divorcio civil, y los hijos que tuvo de la primera unión. Cuando se da una situación de éstas,
el párroco no puede proceder directamente al matrimonio, sino que los debe consultar con el
Ordinario, el cual para permitir el matrimonio canónico deberá asegurarse de que esta persona
va a cumplir con las obligaciones que tiene de derecho natural respecto al cónyuge o a los
hijos de la unión precedente.

El matrimonio de quien notoriamente hubiere abandonado la fe católica. Este caso no tiene


aplicación, a los ambientes de ignorancia en que viven muchos de nuestros católicos que se
entusiasman por cualquiera que les predique, los evangélicos, los hijos de Jehová o quien sea.
A las adhesiones a esos movimientos de parte de muchos fieles tan ignorantes, yo no les daría
relevancia jurídica ninguna en el campo matrimonial. Esa adhesión no produce efectos
jurídicos en el campo matrimonial. Es la interpretación que doy y que creo se puede llevar a
la práctica con plena seguridad en ciertas regiones, como América Latina.

4.11.17 Los impedimentos dirimentes en general (CC.1073 -1082).

El capítulo II trata de los impedimentos dirimentes en general. Quisiera recorrer toda la


materia, llamando la atención sobre los puntos de mayor importancia.

Se ha simplificado mucho también la legislación sobre la dispensa de los impedimentos, y se


ha facilitado de gran manera la posibilidad de obtener la dispensa. Actualmente los
Ordinarios del lugar pueden dispensar de todos los impedimentos de derecho eclesiástico,
excepto el impedimento que proviene del orden (diaconado, presbiterado, episcopado), del
voto religioso y además el impedimento de crimen (c.1077). Respecto al impedimento de
orden y de voto religioso, no tiene casi aplicación la dispensa del impedimento, en cuanto
nunca se dispensa directamente el impedimento, sino que a la persona que está constituida en
orden sagrado o es religioso con voto perpetuo, se le concede el paso al estado secular, y
entonces se le quitan las obligaciones inherentes al estado sacerdotal o religioso, incluso el
impedimento para contraer matrimonio.

Los Ordinario del lugar no pueden conceder la laicización y por ello no pueden dispensar del
impedimento. Simplificando, en la práctica se podría decir que el único impedimento
reservado a la Santa Sede es el impedimento del crimen.

Para dispensar en peligro de muerte de los impedimentos también la legislación se ha


simplificado extraordinariamente. No se pone ninguna condición particular y puede
dispensar tanto el Ordinario del lugar, como el párroco u otro sacerdote asistente de forma
extraordinaria, tanto de la forma canónica como de todos los impedimentos, excepto el
proveniente del presbiterado (c.1079). Por consiguiente en peligro de muerte cualquier
sacerdote puede dispensar también del impedimento del diaconado y del impedimento del
voto religioso; el único reservado es el proveniente del presbiterado.

También el caso tradicionalmente llamado "El caso perplejo", es decir cuando está todo
preparado para el matrimonio y se descubre un impedimento, puede dispensar los
impedimentos el Ordinario del lugar, excepto los provenientes del orden y del voto religioso,
y si el caso es oculto el confesor, el párroco o el sacerdote o diácono que asiste al matrimonio
(c.1080).

4.11.18Cap. III. Los impedimentos dirimentes en particular (CC.1083-1094).

Vamos a pasar al capítulo de los impedimentos dirimentes en particular. Voy a indicar


solamente lo que parezca oportuno subrayar.

1. - Edad (c.1083).

Para celebrar matrimonio se necesitan 16 años como mínimo para el hombre y 14 como
mínimo para la mujer, con la particularidad de que las Conferencias Episcopales pueden
establecer una edad superior a esta; la norma puede afectar solamente la licitud de la
celebración del matrimonio, pues la conferencia no tiene competencia para establecer un
impedimento dirimente. Es impedimento de derecho eclesiástico y puede ser dispensado por el
Obispo.

2. - Impotencia (c.1084).

No por derecho eclesiástico sino por derecho Natural, por la naturaleza misma de la
institución matrimonial y sus finalidades, para poder contraer matrimonio se requiere que
tanto el hombre como la mujer tengan la capacidad sexual. Si no pueden realizar el acto
sexual, sea por un defecto anatómico, sea por alguna disfunción fisiológica, sea por alguna
inhibición psicológica, esas personas no son capaces para el matrimonio; la esterilidad en
cambio, no impide el matrimonio; y si se celebra, no solamente es valido el matrimonio, sino
también lícito, aunque se conozca la esterilidad. (Decreto de la Congregación de la Doctrina
de la Fe del 13-5-1977). Por ser de Derecho natural no es dispensable.

3. - Vínculo (c.1085).
Mientras uno está casado, no puede contraer matrimonio con otro, como es evidente. Se
insiste en el hecho de que cuando una persona ha estado casada, no puede ser admitida a otro
matrimonio hasta que conste legítimamente, jurídicamente, por los medios de prueba
auténticos, que ha quedado libre, sea porque se ha disuelto el primer matrimonio o porque se
ha declarado nulo o por muerte del otro cónyuge. El hecho jurídico de celebrar matrimonio
tiene una importancia tan grande, que tiene que constar legítimamente la desaparición del
primer matrimonio, para poder admitir lícitamente a otro. Pero si no se observasen esas
formalidades, si realmente los contrayentes están libres de vínculo, el segundo matrimonio
sería válido. Es impedimento de Derecho Natural y también divino no dispensable, a no ser
que se trate de matrimonio rato y no consumado o de privilegio paulino.

4. - Disparidad de culto (c.1086).

Este impedimento existe entre un católico y uno no bautizado; no afecta por lo tanto a los
protestantes. La modificación que se ha introducido actualmente consiste en que los que han
abandonado la Iglesia católica por un acto formal, quedan libres de este impedimento, se
consideran como si fuesen protestantes para este efecto jurídico. Pero hay que notar que
quedan sujetos a toda la legislación canónica, no solamente la matrimonial, lo cual tiene
mucha importancia por lo que se refiere a las leyes irritantes e inhabilitantes, las cuales
producen el efecto de invalidar el acto prescindiendo completamente de si uno está de buena o
de mala fe, si conoce la ley o no la conoce, si la acepta o no la acepta. Hay tres excepciones
de leyes en el campo matrimonial que no afectan a los católicos que con acto formal han
abandonado la Iglesia: el impedimento de disparidad de culto (c.1086), la forma canónica
(c.1117), y la prohibición de contraer matrimonio con acatólicos (c.1124).

Se trata de abandono de la Iglesia católica por un acto formal. El acto formal, según la
interpretación que me parece la única aceptable, puede realizarse de dos maneras: o por el
abandono de la Iglesia católica mediante una profesión pública que tenga valor jurídico,
aunque no se adhiera a ninguna otra religión o bien por la adhesión también mediante un acto
que tenga valor jurídico a otra religión o comunidad eclesial diversa de la católica. Ya
indiqué y lo repito que la adhesión a los movimientos religiosos que se multiplican, sobre
todo en América Latina y también en África, y van dirigidos a la gente sencilla, creo que no
produce ninguno de estos efectos jurídicos, porque se trata de gente muy sencilla, gente que
no sabe de qué se trata en la realidad, y esa actitud y adhesión a las sectas, ese estado de
ignorancia, no produce el abandono de la Iglesia católica por acto formal; por consiguiente
esos casos deben tratarse con mucho cuidado bajo el punto de vista pastoral, pero no creo que
esas actitudes produzcan efectos jurídicos o canónicos. Sencillamente esas personas hay que
tratarlas como católicos cuando quieren celebrar el matrimonio.

Es impedimento de Derecho Eclesiástico dispensable por el Ordinario de Lugar.

5. - Orden (c.1087).

Suprimido ya el subdiaconado por Pablo VI, sigue vigente este impedimento en los diáconos,
presbíteros y Obispos. Afecta también a los diáconos permanentes casados. Por
consiguiente si un diácono permanente casado queda viudo, para poderse casar otra vez
necesita la dispensa del impedimento. La ley es discutible, pero así ha quedado.

Es impedimento de Derecho eclesiástico dispensable sólo por la Sede Apostólica.

6. - Voto religioso (c.1088).

Se suprime la distinción entre votos simples y votos solemnes, que era el criterio del Código
precedente. Actualmente se toma como criterio la profesión perpetua en un instituto
religioso: solamente los que tienen profesión perpetua en un instituto religioso tienen
impedimento dirimente al matrimonio. Antes las congregaciones religiosas tenían solamente
impedimento prohibente, porque sus votos eran simples. Ahora tienen impedimento
dirimente si tienen votos perpetuos, como suelen tenerlos la mayoría. En cambio los votos
temporales producen solamente ilicitud de la celebración del matrimonio, por la
incompatibilidad jurídica del estado religioso y del estado matrimonial. No toca este
impedimento a los miembros de los institutos seculares, ni tampoco a los miembros de las
asociaciones de vida apostólica. Se limita solamente a los institutos religiosos en el sentido
técnico de la palabra, tanto de derecho pontificio como de derecho diocesano.

Es impedimento de derecho eclesiástico dispensable por la Sede Apostólica

7. - Rapto (c.1089).

Si una mujer es raptada con intención de matrimonio, mientras esté en esa situación de rapto,
de falta de libertad, aunque quiera no puede contraer matrimonio con el raptor, porque tiene
impedimento. Este impedimento tiene la finalidad de proteger la libertad de la mujer. Es de
derecho eclesiástico y de él puede dispensar el Ordinario de Lugar.

8. - Crimen (c.1090).

Actualmente en este impedimento quedan solamente las hipótesis en las cuales ha habido
realmente conyugicidio. Siempre tiene que intervenir la muerte de uno de los cónyuges.
Puede haber dos casos: que uno con intención de casarse con una determinada persona
elimine al propio cónyuge o al cónyuge de ella, o bien que sin tal intención dos hayan
colaborado en eliminar al cónyuge de uno de ellos. En tal hipótesis no pueden contraer
matrimonio entre sí. Esto no sucede frecuentemente, pero se trata de una situación tan
contraria a la santidad del matrimonio, que para los poquísimos casos que puedan darse, este
impedimento queda reservado a la Santa Sede. El Ordinario del lugar no puede dispensarlo
(c.1078, 2.2).

Es impedimento de Derecho eclesiástico reservado a la Sede Apostólica, pero de este


impedimento no suele dispensar

9. - Consanguinidad (c.1091).

La consanguinidad es la relación de sangre que hay entre las personas que proceden de un
mismo tronco. _Prescindiendo de la terminología técnica, el impedimento de consanguinidad
en línea vertical, padres, hijos, nietos, está presente en toda la línea; y en la línea horizontal,
hermanos, tíos, sobrinos, primos, etc., vige solamente hasta primos hermanos. Antes era
hasta primos segundos.
En línea colateral el impedimento, que existe entre hermanos, es probabilísimamente de
derecho divino y por eso nunca se dispensa. En el derecho actual el impedimento no se
multiplica. Esta es también una simplificación muy grande. Antes se tenía en cuenta si el
tronco común del cual procedían las personas eran ya consanguíneos; actualmente el hecho de
que en el tronco las personas sean entre sí consanguíneas, no tiene ninguna relevancia
jurídica.

Es impedimento muy probablemente de Derecho Divino o por lo menos de Derecho Natural


en línea recta y en línea colateral hasta el segundo grado (hemanos), poreso en estos casos no
hay dispensa; los demás grados de línea colateral son de Derecho Eclesiástico y pueden ser
dispensados por el Ordinario de Lugar.

10 - Afinidad (c.1092).

Afinidad es la relación que existe entre uno de los esposos y los consanguíneos del otro.
Actualmente este impedimento vige solamente en la línea recta. Se ha suprimido el
impedimento en línea colateral. Si uno queda viudo, puede casarse con una hermana de la
mujer difunta, sin ningún recurso a nadie, porque no hay impedimento; el impedimento
existe sólo en línea recta, pero en todos sus grados: entre el yerno y la suegra, entre el suegro
y la nuera, hijastro y madrastra, etc. Todas las combinaciones posible que puede haber, en
línea recta.

Es impedimento de Derecho Eclesiástico dispensable por el Ordinario de Lugar.

11. - Pública honestidad (c.1093).

Este impedimento tiene mucha semejanza con la afinidad. Se trata de dos personas que viven
maritalmente pero sin ser marido y mujer, ya sea porque el matrimonio es inválido, ya sea
sencillamente porque viven una situación concubinaria. Existe impedimento entre cada uno
de los pseudo-esposos y los consanguíneos del otro. En el nuevo Código el impedimento
existe solamente en línea recta en todos los grados. No en línea colateral. Es impedimento de
Derecho Eclesiástico dispensable por el Ordinario de Lugar.

12. - Parentesco legal (c.1094).

Este impedimento proviene del instituto de la adopción y afecta todos los grados de línea
recta y hasta el segundo grado de línea colateral, es decir entre hermanos adoptivos. Si una
familia tiene ya un niño y adopta una niña, entre los hermanos adoptivos existe el
impedimento. Si una familia adopta un niño y una niña, entre ellos existe el impedimento de
parentesco legal, por consiguiente no pueden casarse sin la dispensa debida.

Es impedimento de Derecho eclesiástico dispensable por el Ordinario de Lugar.

NB. LA DISPENSA DE LOS IMPEDIMENTOS


De los impedimentos de Derecho Divino o Natural nunca se dispensa, de los de Derecho
Eclesiástico puede concederse dispensa, pero de algunos de ellos la Sede Apostólica no suele
conceder dispensa Vg. Crimen, Voto, Orden. El vínculo puede ser disuelto por el Romano
Pontífice pero sólo en casos de Rato y no consumado, o de Privilegio Paulino o Petrino, o en
casos de muerte presunta.

Cuando hay peligro de muerte, el párroco puede dispensar de todos los impedimentos de
Derecho Eclesiástico ya públicos, ya ocultos, menos del de Orden Sagrado del Presbiterado;
entonces puede hacerlo del diaconado y no necesita sino hacer que se anote la correspondiente
dispensa, no tiene que poner como condición que si viven se hagan los trámites ordinarios. La
condición para dispensar es que ni siquiera pueda acudir por medios ordinarios al Ordinario
de Lugar. cf. c 1079

Cuando todo está preparado (c 1080) El párroco puede dispensar de todos los impedimentos
de derecho eclesiástico menos del Voto público y del de Ordenes Sagradas, pero sólo si se
trata de impedimentos ocultos y que se cumplan las condiciones que señala el canon.

ACTIVIDA COMPLEMENTARIA: Aprenda de memoria los impedimentos

4.11.19Incapacidad de dar un consentimiento matrimonial válido. (CC.1095-1107).

Pasamos al capítulo del consentimiento matrimonial en el cual hay problemas muy complejos.
Se darán solamente algunas orientaciones.

La mayor parte del trabajo de los tribunales eclesiásticos y de la jurisprudencia, y la


problemática de los que nos dedicamos a estos estudios, se centra en este capítulo. Se trata de
estudiar las condiciones que debe tener el acto de consentimiento capaz de producir la
relación marido-mujer, el matrimonio. Son muchísimos los aspectos que hay que tener
presentes, tanto si se atiende a la capacidad como si se atiende al contenido del acto de
voluntad que se dirige a crear el matrimonio. En las dos vertientes hay una problemática diría
inagotable.

Los cambios más importantes en el nuevo código consisten en la introducción del elenco de
las incapacidades para consentir (c.1095), un cambio en materia de error sobre las cualidades
del cónyuge (c.1098) y otro en materia de matrimonio condicionado (c.1102, 1).

1. - Incapacidad para prestar el consentimiento (c.1095).

Las incapacidades se reducen a tres categorías: falta de uso de razón; falta de la debida
discreción de juicio; incapacidad de asumir las obligaciones esenciales del matrimonio,
porque si uno no puede cumplir las obligaciones esenciales, evidentemente no tiene capacidad
para casarse.

En este capítulo entran las perturbaciones sexuales. Cualquier perturbación sexual que
impida que el individuo pueda prestar al acto sexual según la naturaleza humana, hace que
esa persona no pueda asumir las obligaciones matrimoniales, porque una de las obligaciones
fundamentales es el acto conyugal. Concretamente la homosexualidad, si es realmente muy
radicada y existente previamente al matrimonio, si se trata de una homosexualidad que hace
imposible el acto sexual con personas de otro sexo, entonces esa persona es impotente y
queda excluida del matrimonio por el capítulo de la impotencia. Si la homosexualidad es a la
vez bisexual, en el sentido que puede tener relaciones sexuales con personas de otro sexo,
entonces no es impotente pero será incapaz para el matrimonio en cuanto no puede guardar la
fidelidad conyugal.

2. - El error acerca de las cualidades (CC.1097-1098).

Según el nuevo Código, además del error acerca de la persona, que invalida el matrimonio,
cuando hay error acerca de una cualidad del otro cónyuge, si esa cualidad es directa y
principalmente pretendida, porque la voluntad del contrayente va principalmente a una
persona con esa cualidad, aunque se trate de una cualidad bastante accesoria, forma parte
explícita del contenido de su querer; si falta esa cualidad, hay error acerca de algo que él
quiere explícitamente y consiguientemente vicia el consentimiento, no hay un auténtico
consentimiento. Así mismo se invalidad el consentimiento cuando hay error doloso, inducido
en orden a obtener la celebración del matrimonio. Pongamos por ejemplo la fecundidad, el
hecho de que una persona sea estéril no la hace impotente para el matrimonio; si dos se casan
y no pueden tener hijos, el matrimonio es válido; pero si uno, sabiendo que es estéril, oculta al
otro, dolosamente, ese defecto, este error inducido al otro, precisamente porque sabe que si lo
descubre no se casaría, hace que el matrimonio sea inválido.

Dudan los canonistas si esto es por derecho natural o si es por ley positiva de la Iglesia. Al
menos es por ley positiva de la Iglesia de ahora en adelante. El caso de la esterilidad es el
único que está explícitamente indicado en el Código. En el canon que trata de impotencia, se
hace una referencia directa al dolo (c.1084, 3). La jurisprudencia irá poco a poco explicando
el contenido de este canon, que es completamente nuevo. En toda la tradición canónica nunca
se había contemplado el error doloso.

3. - Condición de futuro (c.1102).

La condición de futuro quiere decir casarse con una condición que se refiere al futuro: me caso
contigo si este año terminas los estudios. Si una condición así se pone como acto de voluntad,
haciendo depender del cumplimiento de esa condición el querer casarse, eso por derecho
natural hace que el consentimiento no sea absoluto y está como pendiente en su eficacia
jurídica hasta que se cumpla la condición. Así era la doctrina que se recogía en el Código
precedente. Actualmente por ley positiva de la Iglesia, para evitar las dificultades que esos
mecanismos pueden tener, se establece que siempre que uno contrae matrimonio con una
condición que se ha de cumplir en el futuro, el matrimonio es inválido. El legislador quita la
eficacia jurídica al consentimiento en el mismo momento de la celebración del matrimonio.

4. - Otros factores que influyen en el consentimiento.

En los demás aspectos que afectan al consentimiento: la ignorancia (c.1096), el error acerca
de las propiedades o de la sacra mentalidad (c.1099), el conocimiento de la nulidad del
matrimonio que se está celebrando (c.1100), la exclusión de un elemento esencial (c.1101), el
matrimonio por miedo (c.1103), la necesidad de la presencia por sí mismos o por un
procurador (c.1104), el matrimonio por procurador (c.1105), por intérprete (c.1106), la
presunción de perseverancia del consentimiento (c.1107).

4.11.20 La forma de celebrar el matrimonio (CC.1108-1123).

Este capítulo trata de la forma de celebrar el matrimonio. Además de la forma canónica se


indica también el modo de celebrar litúrgicamente el matrimonio; por eso se ha puesto un
título general. Pero la problemática que afecta a la validez del matrimonio se limita a la forma
canónica.

1. - Forma canónica (c.1108).

La forma canónica es la ley de la Iglesia que si no se observa en la celebración del


matrimonio, éste es inválido. Según esta ley tiene que presenciar la celebración del
matrimonio una persona representante de la Iglesia, normalmente un sacerdote o un diácono, y
dos testigos (c.1108): una persona cualificada que tiene el mandato de representar a la Iglesia
y dos testigos, cristianos, adultos o no adultos, mujer u hombre; basta que tengan la
capacidad de dar testimonio público del acto que se ha celebrado.

Esta ley es relativamente reciente en la Iglesia. Hasta el Concilio de Trento no existía ninguna
forma canónica y por lo tanto el matrimonio podía celebrarse válidamente sin ningún testigo,
sin la intervención de ninguna persona, fuera de los contrayentes. Esa legislación en una
situación eclesial y social simple, no creaba grandes problemas; pero al complicarse la vida
social, esta manera de celebrar el matrimonio empezó a constituir un peligro grande para la
moral, la plaga de matrimonios clandestinos, que eran verdaderos matrimonios, pero de cuya
existencia no había prueba en el fuero exterior. Para eliminar ese peligro, el Concilio de
Trento, después de muchas discusiones sobre si la Iglesia tenía potestad para imponer una ley
irritante en la celebración del matrimonio, estableció la forma canónica. Desde entonces
existe esta ley en la Iglesia.

Actualmente no se duda sobre la conveniencia de mantenerla, a pesar del problema de los


matrimonios civiles de los católicos, que son inválidos única y exclusivamente porque no
observan esta ley. A pesar de esta gran dificultad, prevalecen las ventajas, por eso se ha
mantenido. Frente a los ordenamientos civiles, sería hoy una cosa aberrante que pudiese
celebrarse un acto tan importante como es el matrimonio de una manera totalmente privada.
En cuanto a las personas que pueden representar a la Iglesia, antes se indicaba solo al
sacerdote, actualmente se incluye también al diácono (c.1108). También los laicos pueden
hacerlo, pero por una concesión particular (c.1112). La terminología que conviene usar es la
de asistente al matrimonio (c.1108, 2).

2. - Principio de competencia territorial (c.1109).

Se conserva el criterio territorial de competencia, es decir que dentro de cada territorio


parroquial sólo el párroco o un delegado suyo, dentro de cada diócesis el Ordinario del lugar o
un delegado suyo es competente (c.1109). Es un criterio que no tiene ninguna excepción.
Fuera de su territorio, el párroco no puede celebrar válidamente matrimonio ni siquiera de sus
propios súbditos, porque el criterio territorial es absoluto. Se trata de un instituto de tanta
importancia para el bien social, para la claridad y seguridad del estado de las personas, que
queda establecido este criterio sin ninguna excepción.

Esta ley es irritante, es decir, que si no se observa, el matrimonio es nulo. Esta competencia
tiene una sola posible limitación, el rito: al menos uno de los contrayentes tiene que
pertenecer al rito latino, como dice expresamente el c.1109, en la última cláusula: "...sino
también de los que no son súbditos, con tal de que uno de ellos sea de rito latino". Esta norma
ya estaba en vigor en el Código precedente, desde el año de 1954 en que hubo una
declaración auténtica, en este sentido. Hay que tener pr97esente que esta limitación ritual, es
decir que al menos uno sea de rito latino, en los lugares donde no hay jerarquía oriental, la
jerarquía latina es también la de los fieles orientales, ya desde León XIII.

Teniendo presente que en el Código actual se admite la posibilidad de diócesis y de parroquias


personales, es decir no territoriales (c.1110), el criterio de determinación de los fieles que
pertenecen a esa diócesis o a esa parroquia no es el territorio sino otro criterio, por ejemplo la
lengua. Todos los fieles que existen en Colombia de lengua alemana podrían formar una
diócesis, dividida en diversas parroquias. Teniendo esto presente, se aplica el mismo criterio:
el ordinario de esa diócesis personal y los párrocos de esas parroquias personales asisten
válidamente al matrimonio dentro del ámbito a que se extiende la parroquia, con tal de que
uno al menos de los contrayentes pertenezca a esa parroquia personal.

3. - Delegación (c.1111).

Se facilita mucho la posibilidad de delegar (c.1111). Existe la posibilidad de delegar para un


caso particular que es lo ordinario, y también se puede conceder una delegación general: un
sacerdote para que pueda asistir a todos los matrimonios de la parroquia. Donde faltan
sacerdote o diáconos, el Ordinario del Lugar puede obtener de la Santa Sede la facultad de
delegar también a laicos, catequistas, religiosas, para que puedan asistir al matrimonio, con
ese mandato puede representar a la Iglesia en la celebración del matrimonio (c.1112). Esta
facultad ya la tienen muchas diócesis. Sus ventajas son claras. El laico con esta facultad se
encarga de preparar a los esposos para el matrimonio y para celebrarlo con un rito, una
celebración de la Palabra. No se ha querido conceder directamente a los Ordinarios la facultad
de dar esta delegación a los laicos por el peligro de que incluso en diócesis donde hay
sacerdotes suficientes o diáconos se hiciese uso de esto. El legislador, sin embargo, ha
querido explícitamente ponerlo en el Código, llamando la atención a los Ordinarios de las
regiones donde hay pocos sacerdotes o diáconos de que existe esta posibilidad, y como
invitándolos a que recurran a la Santa Sede para obtener la facultad. Con este recurso se
puede evitar el uso de la forma extraordinaria que lleva consigo tantos inconvenientes.

4. - Paridad de derechos entre los párrocos (c.1115).

Una observación que no afecta la validez del matrimonio, sino solo la competencia práctica de
los párrocos en su preparación (c.1115). Si los contrayentes pertenecen a parroquias diversas,
pueden elegir libremente la parroquia en la cual desean celebrar el matrimonio, entonces el
párroco elegido por los esposos es el responsable de preparar el expediente prematrimonial y
también de celebrar el matrimonio. Naturalmente si lo celebran fuera del territorio parroquial,
se requerirá la delegación del párroco del lugar donde se celebra. No se privilegia en el
derecho actual el párroco de la esposa, como en el Código precedente.

5. - Sujeto de la forma canónica (c.1117).

En cuanto al sujeto de la forma canónica queda como antes, es decir hay que observar la
forma canónica siempre que al menos uno de los contrayentes es católico (c.1117). Obliga
también en los matrimonios mixtos entre un católico y uno no católico, bautizado o pagano.
La única modificación introducida consiste en que se liberan de la obligación de la forma
canónica los católicos que por un acto formal han abandonado la Iglesia católica.

6. - Forma extraordinaria (c.1116).

Ningún cambio en cuanto a la forma extraordinaria, no obstante las dificultades que entraña
este procedimiento. La forma extraordinaria se da cuando se prevé, además del caso del
peligro de muerte, que el párroco o un sacerdote delegado del párroco va a estar ausente por
más de un mes, entonces se puede celebrar válidamente el matrimonio delante de dos
testigos. Por lo tanto, en las circunstancias en que entra en juego el mecanismo de la forma
extraordinaria, el matrimonio civil de dos católicos es válido canónicamente y es sacramento.
Aquí, en muchas regiones, puede entrar en juego con facilidad el mecanismo de la forma
extraordinaria, y entonces los matrimonios civiles son válidos canónicamente, con tal que se
den todos los requisitos necesarios para la validez, y por ser válidos son también sacramento.

Hay que salvaguardar, por una parte, el derecho de los fieles a contraer matrimonio, y por
otra, la seguridad pública de que el matrimonio ha sido celebrado. Los fieles tienen derecho
de contraer matrimonio sin que la autoridad les ponga excesivas dificultades, y se ha juzgado
que hacerles esperar más de un mes sería excesivo, y se limitaría el derecho al matrimonio.
Esta fórmula es la misma del Código precedente.

7 - Reserva de la dispensa de la forma.

Los Ordinarios del lugar no pueden dispensar de la forma canónica, excepto el caso del
matrimonio mixto. Se ha suscitado alguna dificultad en esto, pero hay elementos suficientes
en el código para afirmar como cosa totalmente cierta que los Obispos no pueden dispensar
de la forma.

Hay dos casos en los cuales expresamente se dice que el Ordinario del lugar puede dispensar
de la forma canónica, luego fuera de esos dos casos que son el peligro de muerte (c.1079) y
los matrimonios mixtos (c.1127, 2) no puede dispensar.

Esta doctrina es absolutamente cierta, y, si se suscitase la duda, vendría inmediatamente una


declaración auténtica, porque es algo muy importante. Si el Ordinario dispensa de la forma
canónica de dos católicos, esa dispensa es inválida; por consiguiente, el matrimonio es
inválido. Cuando se trata de un matrimonio entre un católico y un católico oriental, para la
validez basta la presencia de un ministro sagrado, tanto católico como acatólico (c.1127, 1).
Aquí se recoge la doctrina y la ley del Concilio Vaticano II en el decreto de las Iglesias
orientales.
8. - Error común (c.144, 2).

Más de una vez se ha tratado del matrimonio inválido por falta de competencia. Al subrayar
eso se ha tenido presente que cuando se trata de la competencia para asistir al matrimonio,
tanto si se trata del párroco como si se trata de un delgado del párroco o del Ordinario, puede
entrar en juego lo que se llama la suplencia en caso de error común. Expresamente en el
c.144, 2 que trata del error común, se hace referencia a la asistencia al matrimonio. La
Iglesia en caso de error común y de duda positiva y probable suple la competencia para la
asistencia al matrimonio. Con esta frase se quiere decir que uno que asiste al matrimonio sin
la debida competencia, la Iglesia se la da en aquel momento, si se dan las condiciones del
c.144, 1. Es importante tener presente que el principio de la suplencia se aplica a toda la
materia de la forma canónica. Así un párroco que celebre el matrimonio fuera de los límites
parroquiales, de suyo carece de competencia, pero puede entrar en juego el error común; un
delegado no tiene delegación, si ha faltado algo para la validez de la delegación, pero puede
ser válido el matrimonio por el error común, que puede entrar en todas las hipótesis posibles.

4.11.21 LOs matrimonios mixtos (CC.1124-1129).

Se codifica la legislación ya en vigor desde el Motu proprio, `Matrimonia mixta' de Pablo VI


del año 1970. El Código apenas introduce modificación alguna en cuanto al contenido de la
legislación.

Un cambio importante se da en la terminología. Pablo VI hablaba en el Motu proprio de


impedimento de mixta religión y de impedimento de disparidad de culto. El impedimento de
disparidad de culto es el que existe entre un católico y uno no bautizado (c.1086). Pero antes
y también en el Motu proprio de Pablo VI, existía el impedimento puramente prohibente
entre un católico y un acatólico bautizado. Este impedimento ha desaparecido, y ya no se
debe hablar de impedimento puramente prohibente entre un católico y un acatólico bautizado.
Ya no se puede decir que hay impedimento para un matrimonio entre un católico y un
protestante, sino que existe una legislación especial para la celebración de ese matrimonio.
La cosa más importante es que para la celebración del matrimonio se requiere que el Obispo
conceda el permiso y que la parte católica haga las promesas que se llaman "cauciones"
(c.1125).

4.11.22. La celebración del matrimonio en secreto (CC.1130-1133).

En cuanto al capítulo séptimo, de la celebración del matrimonio en secreto, no hay más que el
cambio de terminología. Antes se hablaba del matrimonio de conciencia. Esa terminología
no era adecuada, porque no se trata de un matrimonio de conciencia, sino de un matrimonio
que se celebra secretamente, pero es público en cuanto que en su celebración se debe
observar la forma canónica. Eso también en el Código precedente.

4.11.23 Los efectos del matrimonio (CC.1134-1140).

Vamos a puntualizar solamente algo sobre la legitimación de los hijos, hijos legítimos e
ilegítimos, no porque sea la parte más importante, sino porque es la única donde hay cambios
bajo el punto de vista jurídico. Se conserva la distinción entre hijos legítimos e ilegítimos,
aunque pareciera innecesario tratar de esto, dado que en todo el Código son tratados por igual
los hijos legítimos y los hijos ilegítimos. Esta distinción no produce ningún efecto jurídico en
el campo canónico. Sin embargo, no es lo mismo el nacer de un santo y legítimo matrimonio
o el nacer fuera de él, aunque la criatura no tenga ninguna culpa. La diferencia no es injuriosa
para nadie y es conforme con la dignidad del Sacramento del Matrimonio.

El cambio que ha habido es el siguiente: todos los hijos nacidos del matrimonio válido o
putativo son legítimos, sin restricción ninguna (c.1037). También los nacidos de
matrimonios putativos, es decir de matrimonio que es inválido, pero al menos uno de los
esposos está de buena fe, cree que es válido su matrimonio, son legítimos, sin ninguna
restricción. Un segundo cambio: todos los hijos nacidos antes del matrimonio se legitiman por
el subsiguiente matrimonio de los padres, también sin ninguna limitación (c.1139). Por
consiguiente los hijos adulterinos, los hijos sacrílegos, si después los padres contraen
matrimonio, por el subsiguiente matrimonio de los padres, quedan legitimados. Este
mecanismo de legitimación existía ya antes, pero con limitaciones. Ahora no se pone
ninguna excepción, se legitiman todos los hijos.

4.11.24 La separación de los cónyuges (CC.1141-1155).

Sobre el capítulo de la separación de los cónyuges es necesario detenerse más, porque es


materia más compleja y bajo el punto de vista pastoral más importante.
El artículo primero (CC.1141-1150) trata de la disolución del vínculo, es decir de los casos en
los cuales la Iglesia admite que un matrimonio válido puede ser disuelto, y por consiguiente
los esposos, que eran verdadero marido y verdadera mujer, quedan libres para poder contraer
matrimonio con otra persona. Se admite por lo tanto el divorcio vincular, la disolución
verdadera del vínculo.

4.11.25- Indisolubilidad del matrimonio rato y consumado (c.1141).

En primer lugar se reafirma el principio de la absoluta indisolubilidad del matrimonio rato y


consumado. "El matrimonio rato y consumado no puede ser disuelto por ningún poder
humano, ni por ninguna causa, fuera de la muerte" (c.1141). Este es un principio teológico,
tal vez discutible, en teología. Pero para la praxis pastoral y administrativa, dice el legislador
que cuando un matrimonio ha sido rato y consumado, no puede ser disuelto.

Puede haber dos posibilidades: se casan dos personas bautizadas, en ese caso en el momento
de la celebración el matrimonio es Sacramento, es rato; o dos personas que no están
bautizadas y celebran su matrimonio siendo paganos, en el momento en que el último de los
dos recibe el bautismo, su matrimonio se convierte en Sacramento. Si después que los dos
están bautizados, tienen un acto sexual, ese acto sexual es el que consuma su matrimonio. La
vida sexual precedente, bajo el punto de vista jurídico, no tiene incidencia. Si después del
bautismo de los dos no tiene relaciones sexuales, aunque las hayan tenido antes y hayan
tenido hijos, ese matrimonio es rato y no consumado. Así es técnicamente. La consumación
en el sentido técnico de la palabra, la que produce la indisolubilidad del matrimonio, tiene
que ser subsiguiente a la sacra mentalidad del matrimonio. La convivencia sexual de los
esposos anterior al Sacramento, no produce efectos jurídicos, no consuma el matrimonio. El
matrimonio debe ser rato y, en cuanto rato, consumado.

Hay que ubicarse en el orden establecido por el Señor, cuando dos bautizados expresan y
viven su realidad matrimonial auténticamente, es decir con un auténtico consentimiento
matrimonial, allí viene Cristo con el Sacramento, y para eso se requiere el bautismo. Si falta
el Bautismo no puede haber otro Sacramento, ya que es la puerta de los sacramentos. Cuando
se dan los presupuestos para el Sacramento del Matrimonio, el bautismo de los dos y el
consentimiento matrimonial válido de los dos, en ese momento surge el Sacramento, y
solamente cuando el matrimonio sacramento ha sido consumado se produce la absoluta
indisolubilidad del vínculo, que solamente la muerte puede disolver.

4.11.27 - El acto sexual como acto consuma torio del matrimonio

Otro campo muy concreto y de gran importancia es el de los requisitos para que el acto sexual
sea un acto consumativo del matrimonio. En el c. 1061,1 donde se define lo que es el
matrimonio, es decir: “El matrimonio válido entre bautizados se llama sólo rato, si no ha sido
consumado; rato y consumado, si los cónyuges han realizado de modo humano el acto
conyugal apto de por sí para engendrar la prole, al que el matrimonio se ordena por su misma
naturaleza y mediante el cual los cónyuges se hacen una sola carne". Esta frase `modo
humano', es completamente nueva, el único inciso introducido en esa definición, pero que
tiene un contenido, un significado muy grande. Supone una gran evolución. ¿Cómo
interpretar este `modo humano'? ¿Qué quiere decir la consumación del matrimonio en modo
humano? Este punto tiene una importancia fundamental para la jurisprudencia de la
Congregación de Sacramentos, que ha de juzgar si un matrimonio ha sido consumado. Pero
hay que notar que el inciso resulta superfluo en cuanto ya el concepto de consumación había
evolucionado, antes de la promulgación del Código, en el sentido que indica el inciso. En
síntesis se puede decir que "modo humano" equivale a "acto humano" en el sentido filosófico
del término (puesto con el suficiente Uso de razón, libertad y voluntad). Supone un gran
progreso en el conocimiento de la dignidad de la persona humana, de la dignidad del amor
conyugal, de la dignidad de la sexualidad humana.

4.11.28 - Matrimonio rato y no consumado (c.1142).

Cuando el matrimonio no ha sido consumado el Romano Pontífice puede disolver el


matrimonio a petición de una de las partes o de las dos partes, por justa causa.

Se requiere que haya justa causa, como para toda dispensa. Para la dispensa de la ley de la
indisolubilidad del matrimonio, el hecho de no poder consumar el matrimonio suele ser ya
causa justa para que el Papa disuelva el vínculo y los esposos queden libres y puedan celebrar
otro matrimonio. Basta que uno de los dos cónyuges lo pida, aunque el otro se resista. Nadie
fuera de los esposos puede pedir al Santo Padre esta dispensa, es un derecho del todo
personal de los esposos.

Los agentes de pastoral cuando se encuentran con estos casos, que son bastante frecuentes,
tienen la obligación pastoral de iluminar a los fieles y hacerles ver que su situación tiene
solución; y las curias diocesanas tienen obligación de aceptar, de estudiar y de cursar estos
casos, puesto que se trata de un derecho muy importante de los fieles. Suelen ser tragedias
muy graves cuando dos se casan y no pueden consumar el matrimonio. Estas situaciones
tienen solución, bajo el punto de vista pastoral y canónico. Todos los agentes de pastoral
tienen que conocer la doctrina y aceptar y usar estos cauces; de otra manera se falta al
derecho que tienen los fieles de ser atendidos pastoralmente por los pastores.

4.11.28 - Matrimonios no ratos, aunque consumados (c.1143-1150).

Desde el c. 1143 en adelante se trata de los matrimonios no ratos, es decir no sacramento,


porque o los dos o uno de los dos esposos no está bautizado. El legislador trata en estos
cánones sólo de los casos que se resuelven a nivel local, sin necesidad de recurrir a la Santa
Sede. El Ordinario del lugar tiene la facultad de proceder por sí solo.

Todos los casos no comprendidos aquí, que son bastantes, en los cuales al menos uno de los
contrayentes no está bautizado, objetivamente son disolubles, pero para obtener la disolución
del vínculo hay que recurrir a la Santa Sede, aunque no se diga explícitamente en el Código.
En los primeros esquemas, hasta el último, al final de este artículo se enunciaba el principio
general de que todos los matrimonios no ratos, aunque consumados pueden ser disueltos por
la suprema autoridad del Papa. Pero por razones de prudencia se omitió el canon, dado que se
trata de una doctrina conocida y existe la praxis de la Santa Sede, y por otra parte sería como
llamar la atención sobre ello y dar ocasión a tildar a la Iglesia de divorcista. Por esa razón
puramente pastoral se omitió el canon.

4.11.29 - El privilegio paulino (CC.1143-1147).

El privilegio paulino, caso contemplado por San Pablo (1 Cor 7,12), es el que ha dado el
fundamento doctrinal para que la Iglesia adquiera conciencia a través de los siglos de su
potestad respecto a otros casos que no coinciden del todo con el caso contemplado por San
Pablo, pero que pastoralmente tienen una semejanza muy grande y objetivamente tienen el
mismo fundamento. El privilegio paulino supone estas condiciones: 1. Un matrimonio
contraído entre dos paganos; 2. el bautismo de uno de los dos paganos; 3. el pagano que
queda sin bautizarse no quiere cohabitar o no lo quiere hacer pacíficamente. Si se dan esas
tres hipótesis y se comprueban -los cánones que siguen hablan del modo de comprobarlas- el
bautizado tiene derecho a contraer matrimonio con otra persona y en el momento en que
contrae el segundo matrimonio, queda disuelto el primero (c.1143, 1). En esto consiste el
privilegio paulino.

4.11.30 - Caso de poligamia simultánea (c.1148).

Segundo caso de disolución. Cuando un hombre que tiene varias mujeres o una mujer que
tiene varios hombres (poligamia y poliandria simultánea), se convierte y se bautiza, entonces
puede libremente elegir una de las mujeres que tenía, aunque no sea la primera, aunque no sea
la legítima (c.1148).

4.11.31- Casos de convertidos que no pueden restablecer la vida conyugal (c.1149).


Lo mismo hay que afirmar de la constitución apostólica `Populis' de Gregorio XIII
(25-1-1585), cuyo contenido esencial está recogido, adaptado a las circunstancias del mundo
actual, en el c.1149. Con esta constitución Gregorio XIII quiso solucionar la situación en que
se encontraban los negros deportados desde África a las Costas de América, sobre todo al
Brasil y Colombia. Esos negros deportados y reducidos a la esclavitud, si estaban casados
antes de ser deportados, se quedaban sin sus legítimas mujeres. Si como sucedía muchas
veces, por ejemplo gracias a la actividad pastoral de San Pedro Claver, se convertían y se
bautizaban, quedaban obligados al celibato, puesto que estaban casados y sus respectivas
mujeres habían quedado en África. El Papa haciendo uso de su potestad, concedió que los
que se bautizaban, podían celebrar otro matrimonio: `Ese matrimonio será válido aún en la
hipótesis de que la mujer que quedó en África se haya convertido en el entretanto y se haya
bautizado'. La cosa es sencilla teóricamente: si la mujer no se bautizó, el primer matrimonio
era un matrimonio puramente natural, no Sacramento, por consiguiente el papa podía
disolverlo, si se bautizó, los dos estaban bautizados y se tenía un matrimonio rato, pero no
consumado. En las dos hipótesis se trataba de un matrimonio disoluble y el Papa lo disolvía.

Ese caso actualmente no tiene aplicación, pero pueden ocurrir casos muy parecidos bajo el
punto de vista pastoral. Supongamos dos vietnamitas paganos: por las circunstancias
políticas, uno de ellos, el marido, huye a occidente mientras la mujer se queda en Vietnam; el
marido en occidente se bautiza, una vez bautizado, dadas las circunstancias, no podrá
restablecer la vida conyugal con su mujer, aunque lo desee. El c.1149, acomodando el caso
previsto por Gregorio XIII a estas circunstancias de hoy, ofrece una posible solución. Dice el
canon: “El no bautizado que se bautiza en la Iglesia católica, y, por causa de la cautividad o
de la persecución, no puede restaurar la vida conyugal con su cónyuge no bautizado, puede
contraer otro matrimonio, incluso aunque la otra parte en el entretanto hay recibido también el
bautismo, quedando firma lo prescrito en el c.1141".

Estos son los tres casos que resuelve el Código: el del privilegio paulino, el de la conversión
de un polígamo y el caso de un convertido que por cautividad o por persecución esté
separado de su legítima mujer. Estos tres casos se resuelven a nivel local, sin necesidad de
recurrir a la Santa Sede. Para todos los otros casos de Matrimonios no Sacramento que se
pueden presentar, hay que recurrir a la Santa Sede. Son muchos los casos que llegan a la
Santa Sede, y muchos encuentran solución.

4.11.32 Cap. X. La convalidación del matrimonio (CC.1156-1165).

¿Este último capítulo es muy importante bajo el punto de vista pastoral: cuando un
matrimonio es nulo o inválido, qué soluciones pastorales puede tener?

Veamos en primer lugar la hipótesis de un matrimonio que no pueda ser subsanado de


ninguna manera y por otra parte los esposos viven felices y están en plena buena fe. Es el
caso de dos personas que se han casado y después el agente pastoral descubre
confidencialmente que son hermanos, caso no imposible en la vida. ¿Qué solución pastoral
tiene eso? ¿Callarse y dejarlos en buena fe y Dios verá? Hay muchas respuestas de la Santa
Sede que dan sencillamente la solución de dejarlos en buena fe.
Segunda hipótesis. El matrimonio puede ser convalidado, porque no hay ningún
impedimento que no se pueda dispensar. La causa de la nulidad del matrimonio puede ser
eliminada, por ejemplo son primos hermanos. En esta hipótesis, hay que ver si los esposos
quieren o no quieren continuar el matrimonio. En el primer caso es decir cuando los esposos
quieren continuar su vida conyugal, existe el mecanismo de la convalidación del matrimonio
y se puede realizar de dos maneras: o repiten el consentimiento delante del párroco con dos
testigos aunque sea de una manera secreta, o piden la sanación en raíz. En el segundo caso,
es decir cuando no quieren continuar la vida conyugal, hay que recurrir a la vía judicial para
obtener la declaración de nulidad.

La sanación en raíz es un acto que realiza el que tiene autoridad para hacerlo, en virtud del
cual un acto jurídico que fue inválido queda convalidado. La sanación en raíz se aplica en
los casos, en los cuales los esposos se quieren y hay garantía absoluta de que hubo
consentimiento auténticamente matrimonial, y de que ese consentimiento no ha sido
retractado. Al darse ese presupuesto natural, la autoridad competente puede quitar el
obstáculo que impedía que el consentimiento produjera su efecto, el matrimonio. A la vez
que se quita el obstáculo, se dispensa de la forma canónica. La forma canónica es una ley
puramente eclesiástica; una vez dispensada, el consentimiento produce su efecto si la
nulidad se debía a un impedimento dirimente, se dispensa el impedimento y la forma, y surge
el matrimonio y en ese momento surge también el sacramento.

El único cambio que introduce es que la sanación en raíz no está reservada a la Santa Sede, la
pueden conceder los Ordinarios del lugar. Solamente hay dos excepciones. La primera es
obvia: cuando existe un impedimento que no puede dispensar el Ordinario del lugar, hay que
recurrir a la Santa Sede; la segunda se pone por motivos de prudencia: si la nulidad se debe a
un impedimento de Derecho Divino que ya cesado, hay que recurrir también a la Santa Sede.
Por ejemplo, una persona tiene el impedimento de vínculo por estar casado, y se ha casado de
nuevo inválidamente y luego queda viudo del primer matrimonio; existía un impedimento de
derecho divino, el impedimento del vínculo que ha desaparecido por sí mismo. No obstante
que ya no existe ningún impedimento, si se quiere sanar en raíz el segundo matrimonio, hay
que recurrir a la Santa Sede, no la puede conceder el Obispo.

5 EJERCICIO DE AUTOEVALUACION.

I Escriba F. o V. a las siguientes preguntas


1. La función más importante según el código es la de Santificar
2. El Derecho no santifica, por tanto no útil a la Iglesia
3. La función de santificar la ejercen en la Iglesia solamente los obispos y los Sacerdotes
4. La autoridad civil no puede legislar en materia litúrgica
5. Los Sacramentos son acciones de Cristo y de la Iglesia
6. Sin el bautismo no se pueden celebrar válidamente los demás sacramentos.
7. Los católicos pueden recibir los sacramentos de la Eucaristía, la Unción de los enfermos y
la penitencia de ministros acatólicos cuando hay grave necesidad
8. El bautismo sólo lo puede administrar válidamente el Obispo, sacerdote y diácono
9. Jurídicamente es admisible que el bautismo se administre cuando los padres quieran
10. El bautismo de otras comunidades eclesiales distintas de la Iglesia católica es válido.
II Elija la respuesta correcta

1. La edad para la confirmación


a. nunca ha importado en la Iglesia latina
b. desde el s. XIV empezó a exigirse la edad de la discreción
c. es algo muy relativo
d. la discreción ha sido una exigencia de toda la historia de la Iglesia.

2. el modo ordinario de la absolución es


a. colectivo
b. individual
c. colectivo e individual
d. dependiente de las circunstancia.

3. La absolución colectiva
a. se puede recibir cuantas veces sea necesaria
b. obliga a confesar los pecados con un sacerdote.
c. no perdona los pecados graves,
d. la puede aplicar el sacerdote cuando haya muchos fieles.

4. La potestad para oír confesiones


a. La tienen en todo el mundo los sacerdotes
b. la recibe válidamente por haberse ordenado
c. Sólo se da la validez cuando se ha dado la misión canónica.
d. la tiene de modo ordinario sólo los obispos residenciales.

5. El lugar propio para oír confesiones es


a. una Iglesia u oratorio
b. cualquier lugar
c. el que diga la conferencia Episcopal
d. única y exclusivamente el confesionario.

6. El Sacramento de la Unción
a. Se puede celebrar comunitariamente
b. lo pueden administrar de modo ordinario los laicos
c. Se puede celebrar únicamente de modo privado
d. No hay nada definido

7. E Sacramento del Orden:


a. Cualquier fiel puede ser ordenado
b. Basta la vocación para recibirlo
c. Es un privilegio para quienes son elegidos
d. Es el Sacramento más importante de los siete.

8. El diaconado
a. es parte del Sacramento del Orden
b. Es un simple ritual que pertenece al orden de los sacramentales.
c. Puede conferirse a las damas
d. Obliga a los diáconos casados al celibato.

9. Las irregularidades para recibir el Sacramento del Orden


a. son impedimentos perpetuos
b. nunca se pueden dispensar
c. provienen del rector de Seminario
d. no son de mucha importancia.

10. Las irregularidades


a. son también para ejercer las Órdenes recibidas.
b. tienen que se públicas
c. no afectan la validez del Sacramento.
d. son exclusivamente pecados.

III Completar.
1. El matrimonio es un pacto natural conyugal elevado por Cristo a la dignidad de
2. El matrimonio rato y no consumado lo puede disolver el
3. La Iglesia tiene poder para disolver cualquier matrimonio, aunque haya sido consumado,
que no sea
4. La doctrina de la Iglesia es que ningún matrimonio rato y no consumado obtiene
5. el matrimonio en la Iglesia siempre ha sido visto como comunión de
6. El matrimonio válido entre dos bautizados se llama sólo rato, si no ha sido consumado;
rato y consumado, si los cónyuges después de la celebración del matrimonio, han realizado de
modo humano el
7. las propiedades del matrimonio son: la unidad y.
8. El consentimiento de las partes, legítimamente manifestado, es la causa eficiente del
9. "El matrimonio inválido se llama , si fue celebrado de buena fe al menos por uno de
los contrayentes
10. Los impedimentos son: edad, vínculo, impotencia, orden, voto,

7.1 Leer los cánones de Sacramentos y hacer un esquema de cada Sacramento.


7.2 Con los elementos jurídicos que tiene de cada Sacramento haga un bosquejo de catequesis
para cada uno de ellos.

8. BIBLIOGRAFIA

Código de Derecho Canónico


Concilio Vaticano II
Exhortación Apostólica Familiaris Consortio
Navarrete U.- Urrutia F. J.: El Nuevo Derecho Canónico. Ed. ITER, Caracas 1987.
Lamberto de Echeverría: Nuevo Derecho Canónico, Ed. BAC. Madrid, 1983
Manzanares, J. Mostaza J. Santos L.: Nuevo Derecho parroquial, BAC, Madrid 1988

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