Ritos de Paso Ritos Funerarios

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RITOS DE PASO: RITOS FUNERARIOS (LA BÚSQUEDA DE LA VIDA ETERNA)

Delci Torres
UPEL-Instituto Pedagógico de Barquisimeto

Resumen
A partir de una revisión bibliográfica, daremos cuenta, por un lado, de algunas consideraciones
acerca de la realización de diversos ritos de paso que ponen en evidencia la relevancia de los mitos y
de los ritos como un tema universal de gran interés para todas las comunidades en tanto que tienen
un significado específico para la conciencia social. Por otro lado, postularemos que de los
principales acontecimientos que promueven la celebración de ritos de pasos, es el de la muerte el
que mayor trascendencia tiene para el individuo, al constituir un caso paradigmático de lo que suele
llamarse un hecho social, por lo que tiene una significación social profundamente marcada, que
define la naturaleza de una organización social. Los resultados nos permiten concluir que, el
acontecimiento de la muerte se convierte en una ocasión de duelo que marca la transición de una
vida a otra, en razón de lo cual es menester la ejecución de ritos funerarios, por estar éstos
vinculados a creencias religiosas sobre la naturaleza de la muerte y de la existencia en otra vida
después de ella, que implican importantes funciones psicológicas, sociológicas y simbólicas para los
miembros de una colectividad
Palabras clave: ritos de paso, ritos funerarios, creencias religiosas, funciones simbólicas.
Abstract
From a bibliographic check, we will explain, on the one hand, some considerations about the
making of diverse step rites that put in evidence the relevance of the myths and rites as a universal
topic of great interest for all the communities mean as while they have a specific meaning for social
consciousness. On the other hand, we will advance that from the main events that stimulate
celebration of step rites, it is death one which have greater significance for the individual,
constituting a paradigmatic case that what is used to be called a social fact, which has a deeply
marked social importance, that defines the nature of a social organisation. Results allow us to
conclude that, death event becomes an mourning occasion that marks transition from a life to
another, on account of which is necessary the execution of funerary rites, because they are linked to
religious beliefs about nature of death and the existence of other life after it, that involves important
psychological, sociologic and symbiotic functions for the members of a community.
Keywords: step rites, funerary rites, religious beliefs, symbiotic functions.

Presentación
Si hacemos una detenida revisión de los aspectos conductuales de los seres humanos durante su
existencia, desde que nace hasta que muere, advertiremos la marcada presencia de rituales como
mecanismos simbólicos que orientan las relaciones entre las personas y las culturas a lo largo de su
vivir. Dichas mecanismos simbólicos reciben el nombre de ritos de paso y constituyen actos
individuales y colectivos que deben sujetarse fielmente a ciertas reglas pues son ellas las que hacen
de estos actos un ritual, de modo que se caracterizan por su capacidad expresiva, su repetición, su
simbología y su adscripción a una determinada religión. Sus creyentes participan en estos ritos a fin
de realzar el sentido de solidaridad del grupo como un aspecto primordial para superar las
transiciones vitales de carácter social y natural que nos impone el destino o la existencia misma.
Fundamentos Teóricos
De los ritos (del latín ritus, -u costumbre, ceremonia; Larousse, 2005: 891) se ofrecen distintas
definiciones según la perspectiva que se tome. Desde el punto de vista antropológico, el rito

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constituye un acto, una ceremonia de carácter repetitivo cuyo objeto es orientar una fuerza oculta
hacia una acción determinada.
El antropólogo belga van Gennep (1986) fue quien introdujo los ritos de paso (de interés para
nuestra investigación) para referirse a los rituales comunitarios que marcan la transición de un
estado a otro (como es el caso de la vida a la muerte). A tal efecto, este autor clasifica los ritos de
paso en:
 Mágicos: cuando se practican para movilizar las fuerzas naturales, por lo que otorgan un
gran poder a quien lo realiza.
 Religiosos: cuando se hacen para movilizar o invocar la voluntad de los seres sobrenaturales.
En las explicaciones descriptivas de tipo antropológico destaca una uniformidad en la
consideración del rito como una práctica social, colectiva, repetitiva y estereotipada con
explicitaciones fundamentadas que subrayan ese carácter de sociabilidad que caracteriza al ser
humano. Conviene agregar que en Antropología, los ritos además de lo dicho, hacen referencia a
creencias, a órdenes extra empíricas y a poderes místicos. Por otra parte, en sociología, el rito alude
a un acto, por lo general religioso, con acciones prescritas y por tanto, repetidas, para la realización
de un culto religioso.
Lo que subyace en estas definiciones es que los ritos mantienen el orden social porque funcionan
como una conexión para los grupos al constituirse en actos sociales, convencionales con arreglo a
ciertas normas y que deben desarrollarse en lugares concretos. En consecuencia, los ritos suponen
una fuente de singular provecho para la obtención de información cultural por la expresión de
valores y por la comunicación que establece entre los miembros de una colectividad.
Podríamos nosotros señalar que los ritos constituyen procesos de comunicación mediante los
cuales atribuimos significación a nuestras experiencias por el concurso de los símbolos. En una
definición que condensa las anteriores tenemos que los ritos son "complejos sistemas de
comportamientos a través de los cuales las comunidades actualizan sus creencias y valores. La
función de éstos es regular las relaciones de los hombres con lo numinoso, es decir, el universo de lo
mistérico y lo sagrado" (Moulian, 2002: 42). Así que los rituales suponen, fundamentalmente, actos
colectivos que involucran un grupo social determinado, por ser "prácticas sociales simbólicas que
tienen por objeto recrear a la comunidad, reuniéndola en la celebración de un acontecimiento. El rito
revive la cohesión del grupo y por lo tanto también contribuye a la construcción de su identidad"
(Álvarez, 2005:226). Lo característico en estos rituales, sean funerarios o no, es su conformación
con arreglo a "patrones verbales repetitivos e institucionalizados, actualizados originalmente y
mayormente para propósitos religiosos, una de cuyas funciones es la regulación de situaciones de
paso" (Álvarez, 2005:226). La utilidad de estos sistemas simbólicos radica en que se constituyen en
los mecanismos más idóneos para facilitar la comunicación entre los individuos y la sociedad en
momentos en que se requiere una cohesión social.
En consecuencia, debido a su capacidad para promover la integración, los ritos se consideran
como estrategias para la experimentación de cambios, y "en tanto manifiestan creencias, son un
espacio propicio para negociar, ampliar o redefinir las representaciones. Dado que generan y
expresan relaciones de compromiso, permiten afianzar los lazos, replantear los vínculos. Puesto que
conectan los significados con las estructuras, permiten reestructurar los sistemas interaccionales"
(Moulian, 2002: 44).
Se sigue de aquí que la naturaleza social del hombre lo obliga inconscientemente a buscar
formas reactivas que le permitan insertarse en un determinado grupo cultural; quizá la razón la
encontremos en la explicación que nos da Durkhein en las formas elementales de la vida religiosa,
cuando afirma que los seres humanos viven, de alguna manera, insertos en diversidad de situaciones

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sociales que demandan de ellos su participación y ésta, muchas veces, se da a través de acciones
rituales. Por esta reflexión, Durkheim considera que los sistemas religiosos son "representaciones
colectivas que expresan realidades colectivas; los ritos son maneras de actuar que no surgen sino en
el seno de grupos reunidos, y que están destinados a suscitar, a mantener o rehacer ciertas
situaciones mentales de ese grupo" (Durkheim, 2001: 08)
Y precisamente, para mantener o rehacer estas situaciones mentales de un determinado grupo, el
ritual elabora y emplea en su constitución, estrategias de dominación simbólica adicionales al
lenguaje, que también es un símbolo. Así, los rituales son acciones altamente efectivas para el
control de los grupos que en su realización participan. Esta situación se aprecia con mayor claridad
en los rituales referidos a la muerte.
Lo característico en estos ritos es la distinción entre lo sagrado y lo profano. Así, lo "sagrado
define el mundo de la realidad, que es la base para todas las formas y comportamientos
significativos en la sociedad. Lo profano es el contrario de lo sagrado" (Largo, s/f). En nuestra
cultura, y en casi todas las demás, el comportamiento ritual responde al mundo de lo sagrado en
tanto que es el principio que regula las doctrinas de la religión.
La mayoría de estos ritos de paso se concentran en un estado de transición conocido como
"umbral", es decir, entrada, comienzo, dado que el nuevo estado está cargado de incertidumbre. Los
rituales son acciones altamente estructuradas y su naturaleza, forma, importancia, valor y
rigurosidad se supeditan a la cultura en que surjan. Al respecto, Durkhein (2001), define la religión
en términos de esa distinción entre lo sagrado y lo profano: en el caso de los objetos y símbolos
sagrados, éstos son separados de los aspectos cotidianos de la vida, el ámbito de lo profano. Ahora
bien, ¿por qué son sagradas las religiones? Porque simbolizan al propio grupo o comunidad,
representando sus valores esenciales, y eso explica la reverencia hacia ellas, por eso, todas implican
actividades ceremoniales y rituales, esenciales para vincular a los miembros de los grupos, por esta
razón, los integrantes de una colectividad se reúnen para compartir las crisis esenciales que
subyacen en los ciclos vitales referidos: nacimiento, matrimonio y muerte. Estos rituales solidifican
los lazos de solidaridad del grupo en esos momentos en los cuales los individuos se ven forzados a
adaptarse a los cambios fundamentales de su existencia o inexistencia.
Cabe interrogarse en este momento sobre el origen de los ritos de paso. Según Cazeneuve
(1972:16-7) para algunos, los ritos de paso se originan por la necesidad de preservar "de toda
acechanza el ideal de una vida íntegramente gobernada por las normas, una vida sin imprevistos ni
angustias; para otros, el origen de los ritos de paso radicaría en el hecho de situarse simbólicamente
en el mundo de las potencias absolutas". Así que según la creencia que se genere producto de la
cultura o de la religión, unas personas asumirán que los ritos surgen como una necesidad de
preservar el orden, pero para otras personas, su origen obedece a fenómenos divinos. Lo cierto es
que sea un origen u otro, estos rituales evidencian las grandes e importantes transiciones que se
operan en el ser humano por un acontecimiento bien sea natural o sociocultural, como son:
"nacimiento (que viene en ser); pubertad (el reconocimiento y la expresión del status sexual);
matrimonio (la aceptación de un papel del adulto en la sociedad) y muerte (la vuelta al mundo de los
antepasados" (De Ochoa, s/f), por tanto, se les denomina ritos de paso pues determinan la transición
de un estado de vida a otro que representan los cambios básicos en la vida de una persona y el ritual
permite en la comunidad momentos de unión y de polarización psicológica para que quienes estén
involucrados en dicho cambio de estado, se sientan llenos de fuerza para asumir la nueva condición.
Estos sucesos provocan una ceremonia de extrema importancia para los involucrados por lo que
se precisa la celebración de los ritos correspondientes, según sea el evento que tiene lugar; su
importancia radica en que tales rituales intentan aclarar aquellos aspectos fundamentales, por parte

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del individuo, para comprender no sólo el universo, sino el conjunto social del cual forma parte a fin
de participar de los valores socio-culturales determinantes de su colectividad.

Dimensión Mítica y Simbólica de los ritos


Como lo hemos expresado anteriormente, el rito supone una dimensión simbólica, relacionada
con creencias particulares y mitológicas. Sabemos que un mito trata sobre la irrupción de la
divinidad en la vida de los seres humanos para dar explicación sobre eventos específicos de la
existencia (nacimiento, matrimonio, muerte) mediante la narración extraordinaria, por lo que un
mito proporciona la base para el ritual con cierta prescripción divina. Así pues, "los mitos revelan la
actividad creadora y desvelan la sacralizad (o simplemente la ‘sobre-naturalidad’) de sus obras. En
suma, los mitos describen las diversas, y a veces dramáticas irrupciones de lo sagrado (o de lo
‘sobrenatural’) en el mundo (Mircea, 1992: 12)
Ello supone que el mito va mucho más allá del relato de una historia común y corriente en virtud
de que refiere aspectos vitales de una comunidad; el mito nace como una ilusión para engrandecer
en demasía la significación de un acontecimiento existencial. Coincidimos con Amador (cit. por
Ramos, J. s/f) en que pese al transcurso del tiempo y la dinámica social producto de sus
fluctuaciones,
Los mitos son válidos para explicar situaciones históricas (colectivas e individuales) siempre
nuevas y diferentes. La conciencia dispone dos maneras de presentar al mundo: una directa, en la
cual la cosa se presenta en persona al objeto y otra indirecta que es cuando, por una u otra razón, la
cosa no se presenta de "carne y hueso" a los sentidos, por ejemplo, al recordar a la persona
fallecida.(s/p)
Así que el mito es una historia o narración de carácter sagrado que relata cómo el mundo
adquirió la conformación que hoy conocemos. A decir de De Ochoa, el mito "tiene un contenido
(creación de naturaleza y cultura), una forma (narración), una función (son ejemplos morales y
religiosos) y un contexto (frecuentemente ritual)" (s/p). A través de los mitos se asume una
particular cosmovisión que ayuda a "exaltar y codificar las creencias, custodiar y legitimar la
moralidad, garantizar la eficiencia de los rituales y aleccionar de forma práctica al hombre. Cumplen
funciones cohesionadoras e integradoras de la sociedad que las originó" (Malinowski, cit. por De
Ochoa, s/p). Por consiguiente, "el mito se considera como una historia sagrada, y por tanto, una
‘historia verdadera’ puesto que se refiere siempre a realidades" (Mircea, 1992: 13).
Por tal razón, los mitos proporcionan ciertas premisas para comprender y aprehender la realidad que
nos circunda, así como los elementos característicos de nuestra cultura, conformando, de igual
manera, el determinismo social y discursivo de un sujeto frente a su universo cultural. Desde esta
perspectiva, el mito constituye la raíz natural y cultural, a la vez, de civilización, desde la antigüedad
hasta nuestros días.
Visto de esta manera, el rito constituye la escenificación del mito, marcadamente temporalizado,
actorializado y espacializado, según la metodología greimasiana. Es esta particularidad la que
explica por qué el rito no se realiza en cualquier lugar. Se efectúa en ambientes o escenarios
especialmente destinados para tal fin, en un tiempo determinado y con unos actores específicos,
debido también a que el mito no emplea conceptos para expresarse, sino que relata escenas
concretamente vividas. En razón de esto, el mito ha sido "desde la más remota antigüedad del
hombre hasta el inicio de la era urbana, la única guía de la conducta colectiva de las sociedades
naturales" (De Civrieux, s/f. ) con funciones sociales, espirituales y religiosas.
Este argumento ilustra la importancia que ha cobrado el mito en el desarrollo cultural de un pueblo,
no obstante, la tradición mítica por sí sola no basta para explicar la cantidad de fenómenos

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acontecidos en una colectividad; hace falta la comunión de otros dos aspectos: lengua y rito. Con la
conjunción de esta trinidad: mito-lengua-rito se establecen las pautas para abordar la comprensión e
interpretación de los hechos naturales y culturales. En este sentido, para De Civrieux, "el rito es el
modo de transmisión del mito: solemne, colectivo, en lengua sagrada y profana, en cantos" (s/p),
con lo que se instaura la unidad y la integración cultural.
Es de interés señalar la importancia que reviste la presencia de los símbolos en los rituales por la
afirmación y desarrollo de las ideologías en una colectividad, de allí que según García Guzmán, (s/f)
el mito cumple con tres grandes finalidades como son:
1. Conservar vivas sus trascendentes enseñanzas.
2. Mantener unida a la comunidad y establecer un vínculo para involucrarlos en una misma cultura.
3. Valorar la grandeza y enormidad de lo sagrado frente a la insignificancia e intrascendencia de lo
profano. (s/p).
Bajo estas tres modalidades, el mito permite adoptar una forma de entender el mundo y de
aprehenderlo. Partiendo de este razonamiento, debemos asumir que la tradición mítica cobra vida
gracias a los ritos; éstos, con independencia de su naturaleza, son actos formales en los cuales sus
participantes deben ejecutar una serie de acciones estereotipadas en función de unas reglas
preestablecidas, dictaminadas por la tradición. En ellos vamos a encontrar como características
fundamentales los actores que participan activamente (sea bailando, cantando, rezando, llorando), su
dimensión simbólica y su carácter sagrado o religioso (dado que su objetivo es establecer algún tipo
de comunicación con seres del más allá).
Valores Universales de los Ritos
Partiendo de las características anteriores, los ritos presentan ciertos valores universales,
resumibles, según el criterio presentado por Contreras Gallego, (s/f) en los cinco siguientes:
repetitividad, complejidad, sociabilidad, religiosidad e intersubjetividad comunicativa o
significatividad (Y yo agregaría la dimensión simbólica). Veamos a qué alude cada uno de ellos (La
clasificación es tomada literalmente de Contreras Gallego, ob. cit):
1. Carácter repetitivo: el rito refiere a menudo a un comportamiento social repetitivo y
estereotipado. Rito hace referencia a un conjunto de reglas establecidas, a algo que está conforme
con el orden, la costumbre, lo regulado.
2. Complejidad: todo símbolo y todo rito es esencialmente ambiguo, difícil de traducir su
significado a términos discursivos de denotaciones más o menos precisas. Están caracterizados por
la vaguedad y por una compleja estructura interna. Esta complicada estructura interna se manifiesta
en el hecho de que puede darse un mismo marco referencial, y sin embargo, aplicarle sentidos
distintos.
3. Sociabilidad: los ritos son explicitaciones fundamentales de la sociabilidad del hombre que
señalan y subrayan, en consecuencia, todas las manifestaciones de dicha sociabilidad. Lo esencial es
que los individuos estén reunidos.
4. Religiosidad: el rito es definido, además de lo dicho, por su referencia a creencias, a órdenes extra
empíricos o a poderes místicos. "El fenómeno ritual es omnicomprensivo, marca rítmicamente lo
cotidiano y señala las estaciones, aunque no establece relación entre lo sagrado y lo profano, pero no
existe ninguna frontera que lo divida" (Silvano Maggiani, Cit por Contreras Gallego, ob cit). El
simbolismo religioso por sí mismo manifiesta un poder, una autoridad, una eficacia.
5. Intersubjetividad comunicativa o significatividad: importa saber qué se dice a través de los
símbolos en la interacción social. Tres postulados básicos sustentan estos estudios: El individuo no
sólo se halla con un mundo socialmente determinado, prefijado de antemano, sino que además, se
halla inmerso en un mundo de significaciones compartidas; éste abarca no solamente el universo
sociocultural en el cual vive el individuo, sino que, además, incluye la realidad de la vida cotidiana

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y, las significaciones no se agotan, sin embargo en el mundo finito de la vida cotidiana, sino que hay
otras que trascienden el mundo perceptible. Son los símbolos.
Estos valores universales, característicos en los rituales, tienen un significado específico para la
conciencia social por cuanto conforman un objeto de representación colectiva en los que coexisten
los valores socioculturales del grupo debido a que no somos seres aislados; somos integrantes de una
sociedad y como tales debemos sujetarnos a esa vida organizada en función de intereses
determinados y participar en la realización de esos rituales de paso.
Es la sociedad y no el individuo la que define y proyecta las maneras de pensar y sentir, fijándolas y
regulándolas y sin remedio, a ellas debemos sujetarnos como consecuencia de participar de la
herencia legada por la cultura, entendida, desde una redefinición epistemológica de Mauss Marcel
(Cit por Rodríguez) como "el conjunto de estructuras significantes, que definen, dan sentido, a la
vida psíquica, fisiológica y social, en donde ‘cuerpo, alma y sociedad, todo se integra’. Para
Rodríguez Rosales, (s/f), la cultura implica una serie de relaciones simbólicas e imaginarias que
construyen espiritualidades o mentalidades y cosmovisiones que definen su vida social, individual y
cósmica. Por eso no se puede separar sociedad y cultura, pues son dos elementos de un mismo
proceso que adquieren significación en la construcción de mentalidades a través de los símbolos y
los imaginarios sociales, según momentos históricos determinados. (s/p).
Entenderemos entonces, siguiendo estas apreciaciones, que la cultura supone la construcción de
un modo y de un sentido de vida vinculados a través de signos, símbolos, ritos y mitos para
comprender y explicar la variedad de prácticas sociales que identifican la idiosincrasia de una
nación. Y la cultura es un poderoso vehículo para la producción de redes de sentido en la vida
social. Ello explica por qué somos seres socio-culturalmente rituales.
Tipos de Ritos
Ahora bien, si somos seres rituales, cuáles ritos existen. Podemos agrupar los ritos comunitarios
en dos grandes categorías, siguiendo la clasificación de Harris (1996), a saber: 1. Ritos de
solidaridad y 2. Ritos de paso. Para este autor, "en los ritos de solidaridad, la participación en
rituales públicos de carácter dramático realza el sentido de identidad del grupo, coordina las
acciones de sus miembros individuales y prepara al grupo para una acción de cooperación inmediata
o futura." (s/p). Un caso de rito comunitario de solidaridad es el totemismo, realizado entre clanes y
otros grupos de filiación.
Por su parte, los ritos comunitarios de paso, que son los de interés para este estudio, son
definidos por el autor citado como aquellos que "acompañan a los cambios en la posición estructural
o estatus que son de interés público general. Los principales acontecimientos para la celebración de
los ritos de paso son la reproducción, la llegada a la madurez, el matrimonio y la muerte" (ob. cit.
s/p). Es decir, los ritos de paso son ceremonias comunitarias que se practican en todas las culturas
para entender los momentos de cambio en la posición social de sus miembros. Para este autor, la
principal función de estos ritos es reconocer de manera comunitaria todo el complejo de relaciones
nuevas o modificadas que experimentan las personas cuando nacen, se casan o mueren y todo el
cambio que esto representa en lo individual y en lo social. Igualmente, se dan pasos tanto físicos
como simbólicos para escindir ambos status: los anteriores y los nuevos.
A la luz de estas aseveraciones, según sea la cultura en la que estemos, se realiza una gran
variedad de rituales, que van desde los ritos de paso (iniciáticos, de bautizo, de pubertad, de
matrimonio, funerarios), hasta los etiológicos, de propiciación climática, los ascéticos, los de
curanderismo, de magia, entre muchos otros. Sin embargo, cualquiera que sea su naturaleza, los
ritos, y en especial los de paso (o de pasaje como también se les denomina), tienen como finalidad
brindar una estructura, un orden y un sentido a la existencia de los seres humanos a través de ciertas

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ceremonias periódicas, formales y participativas, caracterizadas por estar fuertemente vinculadas a


aspectos simbólicos.
No cabe duda que cada uno de estos rituales de paso ofrece un horizonte de posibilidades para el
acercamiento a los valores de una comunidad; no obstante, en esta investigación nos dedicaremos
sólo a los rituales funerarios por su importante connotación socio-cultural, dado que nuestra cultura
occidental está severamente marcada por la ideología del culto a la muerte: nuestra visión de la vida
está supeditada a la posibilidad de vida más allá de la muerte. Por consiguiente, la concepción de la
muerte es un elemento revelador de la conciencia socio-cultural de un pueblo.
En razón de lo anterior, la muerte es un caso paradigmático de lo que suele llamarse un hecho
social por lo que inevitablemente tiene una significación social profundamente acentuada y según el
contexto, se practica una serie de ritos funerarios que definen la naturaleza de una organización
social. El acto fúnebre se torna así en un fenómeno generador de costumbres y ritos por lo que su
estudio ha despertado nuestro interés.
Rituales Funerarios: Definición
El acontecimiento de la muerte se convierte en una ocasión de duelo que marca la transición de
una vida a otra por lo que es menester la ejecución de un ritual funerario por cuanto éstos
manifiestan las diversas reacciones de los vivos con relación a la muerte. En consecuencia, los
rituales funerarios son concebidos como ceremonias comunitarias que el colectivo realiza para
enfrentar la transición que se opera de la vida a la muerte por el fallecimiento de sus miembros;
dichas ceremonias están signadas por el universo mítico de lo sagrado a través del uso de símbolos,
con el apego a ciertas creencias religiosas para alcanzar una existencia más allá de la terrena.
Constituyen, por tanto, prácticas específicas de la especie humana relacionadas con la muerte y el
enterramiento de una persona, "vinculadas con las creencias religiosas sobre la naturaleza de la
muerte y la existencia de una vida después de ella, implican importantes funciones psicológicas,
sociológicas y simbólicas para los miembros de una colectividad… Los rituales y costumbres
funerarias tienen que ver no sólo con la preparación y despedida del cadáver, sino también con la
satisfacción de los familiares y la permanencia del espíritu del fallecido entre ellos." (Microsoft.
Encarta. Biblioteca de consulta 2002). Los ritos funerarios son aquellos "ritos de duelo o
mortificación que se remiten en sentido inverso al mundo mítico, pues sirven para transformar a los
muertos en antepasados" (Espejo, 1997: 39). La práctica de estos rituales dependerá de ciertos
factores específicos de cada comunidad, tales como creencias religiosas, el clima, la geografía y el
estatus social.
Así, los rituales funerarios constituyen actividades humanas que se ponen en práctica a fin de
expresar, a través de ellos, la complejidad de símbolos existentes en torno a la concepción sobre la
vida y la muerte. Involucran por ende, tanto al difunto como a sus deudos. Estos ritos sirven para
ayudar a los participantes de este hecho a aceptar el nuevo estado por la desaparición de alguien. El
funeral permite a los dolientes exteriorizar su pesar en forma pública y reafirmar los valores de la
sociedad. En este orden de ideas, el sentido de los ritos funerarios reside en la manifestación de la
solidaridad del grupo haciendo del acontecimiento natural de la muerte un rito social al convertirse
en ocasión para poner en marcha una serie de obligaciones sociales. Por otra parte, los rituales
funerarios benefician tanto a los deudos como al difunto: en el caso de los familiares del fallecido, la
celebración de ritos fúnebres les permite aceptar la realidad al abrigar la esperanza de retorno del
perecido, recordarlo y honrarlo. Y para el muerto, los rituales son las vías para alcanzar su descanso
y su renacimiento.
Esto es así debido a que los elaborados ceremoniales relativos al fenómeno de la muerte tienen
un evidente sentido de manipulación del más allá, con la creencia de que el estricto cumplimiento de
lo prescrito en los ritos funerarios influye de manera determinante en el destino de las almas.

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Como quiera que se mire, la muerte es un tema que nos asusta debido a la incertidumbre que la
envuelve; despierta angustia ante lo desconocido. Representa un aspecto emblemático por lo que
cada cultura le rinde tributos mediante la realización de los más insólitos e insospechados rituales
funerarios, como formas reactivas para manejar la muerte. Esto se debe a que desde nuestros
comienzos arcaicos existe "en el homínido una trilogía antropológica constante y perdurable hasta
hoy: la obsesión del ser humano acerca del traumatismo de la muerte, la conciencia del
acontecimiento en sí ‘la ruptura’, y la creencia en la inmortalidad" (Morín, cit. por Djukick de Nery
& Finol, José, 1998:25).
Y es que, prácticamente todos los habitantes del cosmos, desde los miembros de las sociedades
nómadas de cazadores-recolectores, hasta los individuos más eruditos que viven en las sociedades
más complejas, practican rituales funerarios para despedir a sus seres queridos, así que desde
siempre, los individuos nos hemos dedicado con especial atención a la celebración de ceremonias
fúnebres para honrar el destino final de los vivos. Ciertamente, el asombro que desde antes de
nuestra era ha producido en el hombre el misterio de la muerte y la búsqueda de la eternidad en el
recuerdo, "se ha encarnado en los rituales funerarios, que a decir de Levi-Strauss son ‘la marca
innegable de la autoconciencia, porque reconozco la finitud de la vida propia, a partir de reconocer
la existencia del otro como un semejante" (Cepeda y Girón, s/f) Ahora bien, son disímiles y diversas
las maneras utilizadas, según las sociedades, para dar el último adiós a sus seres queridos y ello ha
sido uno de los rasgos diferenciales de la humanidad. De allí que la muerte, por ser un
acontecimiento extremadamente ritualizado, permita por medio de sus costumbres y tradiciones
mortuorias, determinar el sincretismo del sistema socio-cultural e ideológico de una comunidad.
Tipos de Rituales Funerarios
En las sociedades primitivas, por ejemplo, la muerte era concebida bajo una perspectiva mágico-
religiosa por lo tanto, las ideas y creencias que se tejían en torno a aquélla, implicaban la realización
de distintos tipos de sacrificios y ceremonias mortuorias (Esto se pudo apreciar gracias a la cantidad
de objetos encontrados en las tumbas y en las pompas fúnebres, lo que permite hoy día obtener una
serie de datos socio-culturales característicos de sus pueblos), lo que explica la existencia de varios
tipos de ritos funerarios, entre ellos: prácticas velatorias, enterramientos, incineraciones,
momificaciones, cremaciones, construcción de monumentos, sacrificios humanos, entre otros
(Microsoft, 2002. Encarta) Así que el cuerpo puede ser enterrado, incinerado o momificado,
denotando la presencia del mismo u ocultándola.
Origen de los Rituales Funerarios
En la bibliografía sobre el tema se señala que el origen de la ceremonia de ofrendar a los muertos
quizá se ubique en China y Egipto, de donde posteriormente fue tomada por los árabes en el siglo
VIII. Luego, durante el período de dominación de los moros, fue llevada a la península ibérica.
(Durán, 2000, s/p)
Si nos remontamos a la era de los neandertales, encontramos que éstos fueron los primeros seres
humanos que practicaron rituales funerarios con la creencia en la idea de que la muerte no era el
final de la existencia, sino más bien un tránsito del mundo de los vivos hacia un reino espiritual.
Observamos entonces cómo la historia de los rituales funerarios es tan añeja como la propia
aparición del hombre sobre la tierra.
Objetivo de los Rituales Funerarios
Vale decir que además de cumplir con la tradición, la realización de rituales funerarios tiene
como propósito facilitar el ascenso de las almas hacia la inmortalidad al tiempo que otorgan
elementos de integración social que permiten a los deudos mitigar su dolor. Y es que en ninguna
otra situación como en la del duelo por la pérdida de un ser querido, el dolor es desgarrador en tanto

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que el deudo es invadido en su plenitud, tanto física, como biológica y espiritual. El dolor biológico
se opera en todo el cuerpo; el dolor psicológico afecta toda la personalidad, el dolor espiritual se
refleja en la angustia del alma; el dolor social se materializa en la sociedad y su forma de ser y hay
dolor familiar porque duele el dolor de los otros, dado que "en la pérdida de un ser querido duele el
pasado, el presente y especialmente el futuro. Toda la vida en su conjunto duele" (Montoya, 1998,
s/p). Y la severidad de este dolor busca tranquilizarse con el concurso de los ritos funerarios.
Consideraciones Finales
Los rituales funerarios nos remiten a la vulnerabilidad de la vida que nos ha alcanzado en todo
momento, y para mitigar de alguna manera esa vulnerabilidad, asistimos a la celebración de los
rituales funerarios para asegurar una continuación de la vida después de la muerte, lograr el
descanso del alma de los fallecidos y canalizar el dolor de los deudos mediante la psicoterapia que
subyace en los mitos de los rituales. En estos tres objetivos se funda la relación que instaura en las
personas las marcas arquetípicas de su cultura. Cada pueblo necesariamente, debe enfrentarse a los
designios de la muerte con todos los sentimientos de negación que supone: ira, abandono,
desolación, culpa, temor, angustia, incertidumbre, desesperación e incapacidad para retomar sus
actividades e incorporarse a la vida que continúa, y los ritos funerarios satisfacen estas necesidades
porque es gracias a éstos que puede establecerse la transición al nuevo estado.
Así que para los seres humanos la muerte "es una crisis de conmoción y duelo, plena de llanto y
lamentación. La transición, inspira reunión y la aceptación a la pérdida y es seguida por un tiempo
en que el difunto se desvanece a un estado de no-existencia y quietud."(Beimler, 1998, s/p).
Luego de estas reflexiones, podemos aseverar que el estudio de las creencias y comportamientos
religiosos imperantes en los rituales funerarios conforman las marcas socio-culturales de una
colectividad, derivadas de los valores, visiones del mundo, estereotipos, prejuicios y cogniciones
sociales que explican la relación vida/muerte inserta en la sociedad, en razón de lo cual podemos
concluir que de todos los ritos de paso, son los funerarios los que mayor trascendencia tienen para la
humanidad.
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PARADIGMA, Vol. XXVII, Nº 1, Junio de 2006/ 1-10 9


Delci Torres

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LA AUTORA
Delci Mirella Torres: Profesora en Lengua Materna, Magíster en Lingüística, Departamento de
Castellano y Literatura. delyher2000@yahoo.com.ar y delcitorres@cantv.net.
UPEL-Instituto Pedagógico de Barquisimeto

Datos de la Edición Original Impresa


Torres, D. (2006, Junio) Ritos de paso: ritos funerarios (la búsqueda de la vida eterna). Paradigma,
Vol. XXVII, Nº 1, Junio de 2006 /283-298

10 PARADIGMA, Vol. XXVII, Nº 1, Junio de 2006 / 1-10

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