4 El Descanso
4 El Descanso
4 El Descanso
Fíjate bien cómo estás durmiendo, recuerda que el tiempo que necesitas descansar varía de
persona en persona, y que no te debes aferrar a la idea de las 8 horas de sueño obligatorias
que dicen por ahí, la calidad del sueño es mucho más importante de la cantidad. Piensa en si te
sientes descansado, si fue un sueño continuo, si tuviste que levantarte al baño pudiste conciliar
el sueño otra vez, estos son indicativos de un sueño reparador. Claro que hay muchos otros
factores, pero has tu análisis personal con los datos que tu cuerpo te da.
Trata de hacer una rutina de dormir, como las que se les suele poner a los niños, esto
crea un ritual de sueño sano.
Trata de no hacer cosas activas cercano a la hora de dormir, por ejemplo, si hacer
ejercicios por la noche hazlo dos o tres horas ante de la hora de dormir.
Tener un horario fijo de dormir y despertarse también ayuda.
Evita las pantallas a última hora de la noche, quizás una media hora o más antes de
dormir.
Crea un ambiente agradable en tu habitación, sábanas limpias, poca luz, temperatura
fresca, cada detalle ayuda.
Si aún necesitas más ayuda, podrías tomar magnesio, que también ayudan a conciliar
el sueño. La melatonina también es una buena opción, pero las pastillas de dormir no
las recomendamos para nada.
Es habitual que prefiramos analizar inmediatamente los síntomas y ver nuestros problemas de
sueño como una enfermedad. Enseguida echamos mano de los medicamentos y nos saltamos
un paso simple, pero importante: hacer pequeños cambios que nos ayuden a dormir mejor.
Cuando la acumulación de CO2 alcanza una concentración límite de 1000 ppm, un buen
número de funciones corporales como nuestro pensamiento, nuestra coordinación o el
sueño, lo sufren.
En el mercado hay muchos aparatos para controlar la calidad del aire en interiores. Estos
pueden emplearse para medir la cantidad de CO2 en dormitorios, oficinas, coches y espacios
públicos (p. ej., restaurantes). Una acumulación superior a las 2000 ppm puede provocar dolores
de cabeza, falta de concentración, ritmo cardíaco acelerado y náuseas. Cuando se alcanzan las
40 000 ppm, hablamos de daños cerebrales, coma e, incluso, la muerte (valores determinados
por el National Institute for Occupational Safety and Health estadounidense).1
Las mantas demasiado cálidas pueden dificultar el sueño durante el verano y los pies fríos,
durante el invierno. Una manera de calentar los pies fríos es mediante la fricción, flexionando las
rodillas y frotándolos vigorosamente durante unos minutos.
Si duerme en un entorno cálido y muy húmedo, aumenta el número de veces que se despierta,
mientras que una humedad escasa seca e inflama las vías respiratorias.3 Lo ideal es que la
humedad de la habitación se encuentre entre el 40 y el 60 %. Para aumentar la humedad, puede
emplear un vaporizador o un humidificador o, simplemente, colocar un cuenco con agua cerca
de los radiadores. Entre los métodos más comunes para reducir la humedad tenemos aumentar
las corrientes de aire (ventilación) y utilizar un deshumidificador o un aire acondicionado.
La contaminación del aire (que suele tener que ver con el tráfico) afecta al sueño, ya que actúa
sobre el sistema nervioso central y las vías respiratorias superiores. Puede llegar a reducir los
niveles de oxígeno en la sangre, provocar acidosis respiratoria (acidificación de la sangre debido
a la inhalación) y apneas del sueño (insuficiencia respiratoria nocturna). Asimismo, estos
contaminantes del aire también pueden contener alérgenos que provoquen inflamaciones, lo
que a su vez afecta a la calidad del sueño.4 La contaminación del aire suele medirse
normalmente en valores COV, siglas que provienen de «compuestos orgánicos volátiles» (o
VOC, en inglés).
Los ruidos en frecuencias bajas (p. ej., vehículos, aviones, unidades de tratamiento del aire o
sistemas de aire acondicionado) también pueden reducir igualmente la calidad del sueño,
porque el tiempo que tardamos en dormirnos aumenta y uno se siente cansado al despertarse.5
Cuando el ojo percibe durante la noche la más mínima fuente de luz (p. ej., la televisión o un
reloj eléctrico), el cuerpo detiene la producción de melatonina e impide el sueño. Dormir con una
luz de noche, quedarse hasta tarde delante de la televisión o de la pantalla del ordenador o
utilizar el teléfono pueden perturbar el sueño.
Evite el alcohol. Aunque induce el sueño, afecta a la calidad del mismo: se despierta con
más frecuencia y tiene un sueño menos profundo.
Evite bebidas azucaradas, frutas y aperitivos antes de irse a dormir. Estos aumentan la
cantidad de energía y hacen más difícil conciliar el sueño. Cuando la persona por fin
consigue quedarse dormida, vuelve a despertarse en cuanto los niveles de azúcar caen.
Asegúrese de que su cena incluye alimentos ricos en L-triptófano (p. ej., nueces,
calabaza, alubias, lentejas, espirulina, espinaca, brócoli y soja). Estos aminoácidos
aumentan la producción de melatonina y serotonina y le ayudan a dormir bien.
Intente que la última comida del día sea, como tarde —aunque mejor antes— a las seis
de la tarde (a las cinco para las personas con problemas de peso).
Los medicamentos que suelen provocar trastornos en el sueño son los siguientes:
betabloqueadores, medicamentos para la presión arterial alta, hormonas, esteroides, algunos
antidepresivos y ansiolíticos (medicamentos para la ansiedad), medicamentos para el asma,
medicamentos para las alergias y el TDAH, así como aquellos que contienen alcohol o cafeína
(que son la mayor parte de los medicamentos sin receta para tratar la tos y los resfriados).
9. Libere su mente
Tan difícil como suena: no se lleve la vida laboral, las preocupaciones o los recuerdos de
sucesos negativos a la cama. Se ha demostrado que darle vueltas a las cosas (repetir una y otra
vez los mismos pensamientos o problemas) produce un estado de ánimo negativo que a su vez
afecta al sueño.9
La mayoría de las veces, las personas no son conscientes de sus hábitos y de las actividades
que realizan la hora antes de acostarse. Sin embargo, estos tienen un efecto fundamental en la
calidad de su descanso nocturno. Por ejemplo, el uso del móvil en la cama y la exposición a la
luz azul podrían estar asociados con una latencia de sueño más larga (duración hasta que la
persona se queda dormida), trastornos del sueño y una disminución del rendimiento al día
siguiente12.
La duración del sueño varía mucho dependiendo de las características individuales y la edad de
la persona. Los cambios significativos en la duración del sueño y las desviaciones de la norma
suelen estar relacionados con la exposición al tabaco13, la hipercolesterolemia14, el tiempo de
uso de pantallas15 y el peso corporal16. Los niños que padecen sobrepeso suelen tener una
duración del sueño más corta y patrones cambiantes; además, el tiempo de televisión y la
presencia de un televisor en la habitación también dan como resultado una duración de sueño
más corta.
Algunas personas duermen mal debido a los problemas y los hábitos de sus compañeros de
cama, por ejemplo, si dan muchas vueltas, si tienen movimientos involuntarios (síndrome de
piernas inquietas o movimientos periódicos de las extremidades durante el sueño), si roncan o si
tienen apnea del sueño o nicturia (deseo frecuente de orinar durante la noche).
© CC-by 2.0, Foundation Diet and Health
Switzerland, Foundation Diet and Health Switzerland
¿Tiene problemas para conciliar el sueño? ¿Se despierta con frecuencia y ya no puede
dormirse? ¿Se siente cansado al despertar y está muerto de sueño durante el día? Analice su
estado de ánimo, su entorno y las actividades que realiza a lo largo del día y valore si hay algo
en lo que pueda mejorar.
Comparta sus opiniones y pensamientos con nosotros y háganos saber cuáles son sus secretos
para disfrutar de un sueño reparador.
Bibliografía:
17 Fuentes
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