1 - Colegio - Publico - de - Abogados - 2008 Legislación Delegada
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Fallos: 331:2406
Sumarios
1 - El decreto 1204/2001, arts. 3° y 5°, en la medida que pretenden relevar a los
abogados del Estado de la obligación de inscribirse en la matrícula que la ley 23.187
pone a cargo del Colegio Público de Abogados de Capital Federal y de pagar el derecho
fijo establecido por el art. 51, constituye una disposición de carácter legislativo dictada
por el Presidente de la Nación fuera de las bases de la delegación de facultades
contenida en el artículo 1°, apartado I, inciso "f" de la ley 25.414 y, por consiguiente,
violatorio de la prohibición establecida en el artículo 99, inciso 3°, segundo párrafo de
la Constitución Nacional.
2 - Es incorrecto afirmar que los arts. 3° y 5° del decreto 1204/2001 —en cuanto
relevan a los abogados del Estado de la obligación de inscribirse en la matrícula que la
ley 23.187 pone a cargo del Colegio Público de Abogados de Capital Federal y del pago
del derecho fijo establecido por el art. 51— se refieren a una materia cuya regulación
es una facultad propia y exclusiva del Presidente de la Nación, pues el ejercicio de la
abogacía —sea a favor del Estado, sea de particulares— ha sido materia reglada por el
Congreso desde los orígenes mismos de la organización nacional, y la ley 23.187 no
hace en su texto la distinción pretendida entre abogacía privada y pública, a lo cual
debe sumarse que desde su sanción, en 1985, los abogados del Estado cumplieron con
las obligaciones tanto de matricularse como de pagar el derecho fijo.
3 - La letra del texto constitucional en sus artículos 99.3 y 76 refleja sin ambigüedades
la decisión que tomó la Convención Constituyente de 1994 de, por una parte,
mantener el principio general contrario al ejercicio de facultades legislativas por el
Presidente como una práctica normal y, por la otra, de introducir mayores precisiones
sobre las condiciones excepcionales en que ello sí puede tener lugar, siendo la
definición de la regla general y de los casos excepcionales en el mismo texto
constitucional, así como el procedimiento que finalmente se adoptó para asegurar el
adecuado funcionamiento de ambos, el correlato de dos objetivos básicos que rigieron
la deliberación constituyente, cuales son la atenuación del presidencialismo y la mayor
eficacia en el funcionamiento del gobierno federal.
7 - Los artículos 3° y 5° del decreto 1204/2001 —que relevan a los abogados del Estado
de la obligación de inscribirse en la matrícula que la ley 23.187 pone a cargo del
Colegio Público de Abogados de Capital Federal y del pago del derecho fijo establecido
por el art. 51— constituyen disposiciones de carácter autónomo y no delegadas y de
necesidad y urgencia, pues todos los aspectos que hacen a la organización del Cuerpo
de Abogados del Estado pertenecen a la zona de reserva de la Administración en tanto
se trata de una materia inherente y consustancial a las funciones que tiene adjudicadas
el Poder Ejecutivo como jefe supremo de la Nación, jefe del gobierno y responsable
político de la administración general del país —conf. art. 99 inciso 1° de la Constitución
Nacional—, las que no resultan —en principio justiciables, salvo que medien razones
de grave y grosera irrazonabilidad (del voto en disidencia de la doctora Highton de
Nolasco)
8 - El decreto 1204/2001 —arts. 3° y 5°—, en cuanto releva a los abogados del Estado
de la obligación de inscribirse en la matrícula que la ley 23.187 pone a cargo del
Colegio Público de Abogados de Capital Federal y de pagar el derecho fijo establecido
por el art. 51, es constitucionalmente válido, pues no constituye una modificación de la
ley 23.187, en tanto esta normativa no fue dictada específicamente para regular a los
abogados del Estado, sino que a través de esta ley el Estado Nacional creó el Colegio
Público de Abogados de la Capital Federal como una persona pública no estatal y le
confió —por vía de delegación— el ejercicio de una función administrativa, que es la
regulación de la profesión de los abogados que ejercen la profesión de manera privada
(del voto en disidencia de la doctora Highton de Nolasco).