2-Hoja de Informacion
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Como el disco de embrague debe transmitir a la caja de cambios y a las ruedas todo
el esfuerzo de rotación del motor sin que se produzcan resbalamientos. Se intuye que
sus forros deban de ser de un material que se adhiera fácilmente a las superficies
metálicas y que sea muy resistente al desgaste y al calor. El más empleado es el
formado en base de amianto impregnado de resina sintética y prensado en armazón
de hilos de cobre, a este material se le llama ferodo. Los forros de ferodo se sujetan
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al disco mediante remaches, cuyas cabezas quedan incrustadas en el mismo ferodo
por medio de avellanados practicados en él, ya que si rozasen con el volante motor y
con el plato de presión, podrían dañarlos.
El dimensionado del disco de embrague es un factor primordial que va en función del
par a transmitir y del esfuerzo resistente, es decir, del peso del vehículo en cuestión.
En este dimensionado se mencionan los valores del diámetro exterior y del espesor
del conjunto de guarniciones.
El embrague hidráulico
El embrague centrífugo
Actualmente se monta un sistema de embrague
provisto de unos contrapesos que, cuando el
motor alcanza un determinado régimen de giro,
la fuerza centrífuga los empuja hacia la periferia,
haciendo que las palancas que van unidas a
ellos basculen y hagan presión sobre la maza de
embrague. Consiguiéndose así el embragado.
Cuando el motor gira a ralentí los contrapesos
ocupan su posición de reposo gracias a la acción
de unos pequeños muelles y, con ello, el plato de presión deja en libertad al disco de
embrague, consiguiendo el desembragado del motor.
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Dado que la velocidad de giro del motor sube en las aceleraciones de forma
progresiva, la acción de embragado resulta
igualmente progresiva.
Basados en este mismo sistema se montan
embragues semiautomáticos. Estos embragues
están formados por un sistema de embrague
convencional, disco y mecanismo, montados
sobre la cara frontal de un tambor, que en su
interior recibe el plato provisto de zapatas en su
periferia.
El plato está unido al volante de inercia del motor
y, por tanto, gira con él. Las zapatas son capaces
Embrague electromagnético
Todos los sistemas de embrague
descritos hasta ahora basan su
funcionamiento en los efectos de
adherencia entre dos piezas de distinto
coeficiente de rozamiento. A causa de
ese frotamiento estos embragues pueden
resultar ruidosos y padecen un desgaste.
Estos inconvenientes se solucionan
gracias al uso de embragues
electromagnéticos e hidráulicos, aunque
generan otros inconvenientes propios.
El sistema de embrague electromagnético
está constituido por una corona de acero
que se monta sobre el volante de inercia
del motor. En el interior de esta corona va
alojada una bobina, que al pasar la
corriente eléctrica a través de ella produce un campo magnético en la zona del
entrehierro formado entre la corona y el disco de acero.
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Dicho disco va montado en el primario de la caja
de cambios por medio de un estriado,
sustituyendo al disco de embrague convencional.
El espacio existente en el interior de la corona se
cierra con chapas de acero, y se rellena con polvo
magnético, que se aglomera en el entrehierro por
la acción del campo magnético creado por la
bobina, haciendo solidarios a la corona con el
disco. De esta forma, cuando pasa corriente por el
arrollamiento de la bobina se produce la
aglomeración del polvo magnético consiguiendo el
embragado del motor. Por el contrario, si no pasa
corriente por la bobina el polvo magnético no se aglomera en el entrehierro, lo que
permite girar en vacío a la corona sin arrastrar el disco. Con lo cual el motor
permanece desembragado.
En el instante en que comienza a pasar corriente por la bobina se inicia la
aglomeración del polvo magnético, que tarda un cierto tiempo en completarse,
además del retardo a la aparición del flujo magnético que se produce en todas las
bobinas. Este efecto consigue que el embrague sea progresivo.
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Campana de la caja
Plato opresor
Guarnición
Disco anterior
Fulcro de horquilla
Volante