Tuyoo
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I.- INTRODUCCIÓN.
En primer término, debemos mencionar si bien es cierto que el Código Penal peruano de 1991
punibiliza el aborto, no siempre fue homogéneamente así, dado que los pueblos primitivos y,
posteriormente la India y Egipto acordaban derecho patriarcal
DESARROLLO
II.- DEFINICIÓN DE ABORTO. Tenemos que para Amado EZAINE CHAVEZ2 “Es la interrupción del
proceso fisiológico del desarrollo del feto. Expulsión prematura del fruto de la concepción y su
destrucción dentro del claustro materno”. Cabe resaltar que independientemente de las
circunstancias de edad, viabilidad y formación regular del feto, el ordenamiento jurídico no
solo peruano no tolera el aborto. Además, de la cada vez más creciente corriente doctrinaria4
que incluye dicho aniquilamiento del producto de la concepción antes del nacimiento, también
fuera del vientre materno5. III.- CLASES DE ABORTO. El Código Penal peruano de 1991,
sanciona el delito de aborto en sus variantes de: Auto aborto (Art. 114)6, Aborto consentido
(Art. 115)7, Aborto con consecuencia grave o no consentido (Art.116)8, Aborto grave por la
calidad del agente o abusivo o causado por profesional (Art. 117)9, Aborto preterintencional
(Art. 118)10, Aborto sentimental o ético (Art. 120, Inc. 1)11 y el Aborto Eugenésico (Art. 120,
Inc. 2)12. Sin embargo, el mismo Código no condena el Aborto terapéutico o necesario (Art.
119)13 por razones de política criminal, las mismas que por obvias razones son consideradas
de general aceptación. IV.- CLAMOROSO DESACIERTO LEGISLATIVO. En primer lugar, debemos
mencionar que si bien es cierto que la imperiosa necesidad acerca del mismo seguirá siempre
latente las mentes y corazones no solo de las mujeres, sino de la ciudadanía en general en
espera su pronta desregulación, ya que seguirá siendo un punto neurálgico en el tema de los
derechos reproductivos de las mujeres, y un aspecto medular pendiente de política de Estado,
que lamentablemente parecen proclives a ceder frente a las posiciones conservadoras-
cristianas que presionan por mantenerlo penalizado, entrampadas en sus propios miedos:
mantener la penalización el aborto y disminuir, hasta eliminar, su incidencia como causa de
muerte entre las mujeres, no es posible, pues encierra una contradicción. de otro lado, la
protección de la vida del concebido puede convertirse, además, en una verdadera traba para la
despenalización del aborto e, inclusive, empujar la corriente hacia la consolidación de las
posiciones de quienes pretenden retroceder lo avanzado hasta ahora. El aborto es una
cuestión de derechos humanos, así como de salud pública, prohibirlo atenta los derechos
fundamentales de las mujeres y va contra principios de justicia social. El aborto es una cuestión
de democracia; es decir, está ligado al ejercicio libre de una maternidad voluntaria, la
autodeterminación de la propia vida, el derecho a la interrupción de un embarazo no deseado.
La ley no debe tener injerencia para limitar el libre ejercicio de la maternidad de la mujer. El
derecho al aborto es el derecho humano de las mujeres a decidir sobre la interrupción de su
embarazo. un derecho, que como tal, no obliga a ninguna mujer, solo otorga la facultad de
ejercerlo o no, según las propias creencias. en defensa de este derecho básico y de la libertad
de decidir, además, es necesario mencionar, que para cualquier mujer es el último recurso a
tomar y no una fácil elección y con esta posición la ley está impidiendo y violando el derecho a
decidir, en consecuencia, se enfrentan a una maternidad forzada o a un aborto inseguro donde
pueden perder la vida. El aborto no es un problema legal sino de salud pública y costos14 no
solo de atención en los centros de salud, por el alto índice de muertes de las mujeres, sino que
además, por las consecuencias, muchas veces irreparables, de sus vidas. Con la penalización
del aborto (medida totalmente insensible, así como legal pero evidentemente ilegitima) como
lo único que se ha conseguido es exponer la salud de las mujeres, arriesgándolas a realizarse
esta práctica en condiciones clandestinas e inseguras. Quien más se opone a la
despenalización del aborto es la iglesia (no solamente en este Estado católico
lamentablemente), si, a propósito del infausto papel de la iglesia, citamos a un lúcido Bertrand
Russell quien lo resume ejemplarmente acuñando para la posteridad: “Uno encuentra que si
mira en torno por el mundo, cada pequeño progreso de los sentimientos humanos, cada
mejora en las leyes penales, cada paso hacia la disminución de las guerras, cada paso hacia un
mejor tratamiento de las razas de color, o cada reducción de la esclavitud, cada progreso moral
que ha habido en el mundo se ha tenido que enfrentar a las iglesias organizadas del
planeta”15, al no permitir que se discuta esa problemática que alcanza el nivel nacional, y es
que como se trata de un tema difícil por las posiciones conservadoras de algunos sectores, se
toca con mucho cuidado o simplemente, no se toca. Lo cual no significa de ninguna manera
que tenga que continuar de la misma forma descrita. En la mayoría de los países de América
Latina y el Caribe, diversas organizaciones de mujeres han presentado propuestas claras para
prevenir estas muertes silenciadas. propuestas de despenalización del aborto que permitan a
las mujeres con embarazos no deseados interrumpirlos sin riesgo para sus vidas.
. Al analizar este tema, es esencial considerar aspectos éticos, legales y de salud. Desde la
perspectiva ética, algunas personas argumentan a favor del derecho de la mujer a tomar
decisiones sobre su propio cuerpo, mientras que otros defienden la protección del derecho a la
vida del feto. Legalmente, las leyes varían según el país, lo que añade otra capa de complejidad
al debate. Desde el punto de vista de la salud, es crucial abordar la seguridad y la accesibilidad
de los servicios de aborto. En última instancia, la discusión sobre el aborto requiere un enfoque
equilibrado que respete los derechos y consideraciones de todas las partes involucradas
Además de las consideraciones éticas, legales y de salud, es fundamental explorar los factores
socioeconómicos que pueden influir en la decisión de una mujer de optar por un aborto. Las
circunstancias individuales, como la falta de apoyo, recursos financieros limitados o situaciones
de violencia, también pueden desempeñar un papel crucial en este contexto. Un enfoque
comprensivo debe abordar no solo las cuestiones normativas, sino también trabajar hacia la
creación de condiciones que permitan a las mujeres tomar decisiones informadas y
respaldadas en cualquier situación.
Otro aspecto relevante es el impacto psicológico que el proceso de aborto puede tener en las
mujeres. Algunas investigaciones sugieren que muchas experimentan una gama de emociones
después de un aborto, desde alivio hasta tristeza. Es esencial considerar el acceso a un apoyo
emocional adecuado y servicios de salud mental para aquellas que puedan necesitarlo.
Además, comprender las diversas perspectivas culturales y religiosas que influyen en las
opiniones sobre el aborto contribuye a un diálogo más completo y respetuoso sobre este tema
tan delicado.
Además, se debe considerar el impacto psicológico del aborto. Aunque las reacciones pueden
variar ampliamente, desde un sentimiento de alivio hasta tristeza, es fundamental reconocer la
importancia del apoyo emocional y de servicios de salud mental para aquellas mujeres que
puedan necesitarlo. Abordar esta dimensión asegura una atención integral a la salud
reproductiva.
Finalmente, comprender las diversas perspectivas culturales y religiosas que influyen en las
opiniones sobre el aborto es esencial para promover un diálogo respetuoso y comprensivo. El
respeto por la diversidad de opiniones contribuye a construir puentes en el debate y a
fomentar soluciones que consideren la complejidad de este tema delicado. En última instancia,
la discusión sobre el aborto requiere un enfoque equilibrado que respete los derechos y
consideraciones de todas las partes involucradas, buscando un terreno común en el que se
puedan abordar las complejidades de manera justa y compasiva.
CONCLUSIÓN
En el presente trabajo (nos ocupamos de un tema tan espinoso como polémico y que no
cuenta con la uniformidad tanto a favor como en contra de la doctrina) se intenta separar la
doctrina jurídica de los postulados religiosos y/o morales, por lo cual, es natural que dichos
puntos de vista no concilien necesariamente entre sí. Por lo cual, haciendo uso de la Escuela
del Derecho Libre y la Teoría del Liberalismo, no podemos continuar aceptando la tradicional
Corriente “Involucionista” (vigente aún para muchos) que dice “respeto tus puntos de vista,
pero no los comparto”, sino fomentamos la Corriente “Evolucionista” que diría: “respetamos a
las personas, así como a las Instituciones, pero no necesariamente sus planteamientos o
postulados”. Finalmente, apelamos a la cosmovisión filosófica, que dice: “no hay evolución y
desarrollo sin herejía” o “toda nueva forma de interpretación es una forma de herejía”