Pensamiento Rousseauniano

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RESUMEN DEL

PENSAMIENTO DE
ROUSSEAU

IES DIONISIO AGUADO


Calle de Italia, 14
28943 Fuenlabrada
Madrid
RESUMEN DEL PENSAMIENTO DE
ROUSSEAU
Rousseau, frente a los ilustrados, argumenta que las ciencias y las
artes no han mejorado al hombre, sino que han ayudado a
corromperlo, contribuyendo a crear sociedades artificiales en las que
domina la desigualdad y todos los males que esta trae consigo.
Rousseau intentará mostrar al hombre auténtico, al hombre no
corrompido por la sociedad. Ello le lleva a diferenciar entre estado
civil y estado de naturaleza. El estado civil es la sociedad organizada,
con sus leyes convencionales y sus gobiernos. El estado de
naturaleza es la situación en que se encontrarían los hombres antes,
o al margen, de la creación de sociedades organizadas, en la que sus
vidas estarían regidas por ciertas leyes o derechos naturales. Hecha
esta distinción se trata de descubrir cómo es el hombre natural, el
hombre que vive en estado de naturaleza, y de explicar cómo hemos
podido llegar a la situación actual.
No podemos observar a los hombres en «estado de naturaleza»
porque tal estado ya no existe. Es más, puede que tal estado no haya
existido nunca. Quitando del ser humano todo aquello que pone en él
la sociedad (las desigualdades morales y políticas, las pasiones y
deseos que nacen en sociedad, el empleo de las diversas artes y
ciencias; las convenciones sociales, etc.) lo que queda es el hombre
natural, el hombre en estado de naturaleza.
Una vez eliminadas la convencionalidad y el artificio con el que la
sociedad recubre la naturaleza humana, descubrimos que:
 En estado de naturaleza los hombres viven aislados, ya que la
única comunidad natural es la familia, y solo durante el tiempo que
los hijos precisan de sus padres; luego los vínculos familiares se
disuelven.
 Dado que, en tal estado, los hombres no han sido corrompidos,
los seres humanos son, en su mayoría, fuertes, sanos y
autosuficientes.
 En tal estado los hombres son básicamente iguales, ya que las
desigualdades que existen se deben únicamente a sus condiciones
físicas.
 En estado de naturaleza los hombres se mueven en virtud de dos
pasiones o impulsos básicos, que son el deseo de
autoconservación (le lleva a intentar satisfacer sus escasas
necesidades naturales) y la piedad o compasión por sus
semejantes (impulso que nace de la capacidad de identificarse con
los demás y que se observa, incluso, en algunos animales).
Las características anteriores las comparten los seres humanos con
otros animales. Pero hay dos rasgos que les distinguen de cualquier
otra especie. Estos rasgos serán los que, finalmente, aparten a los
seres humanos del estado de naturaleza haciéndole degenerar en un
ser social, en miembro de una comunidad política. Y son:
 La libertad natural: es la capacidad que tienen los seres humanos
para elegir lo que quieren hacer al margen de cualquier regla
natural. Capacidad que los diferencia de los animales, que son
determinados por su instinto siguiendo pautas fijas de
comportamiento.
 La perfectibilidad o capacidad de autoperfeccionamiento: es la
capacidad que tienen los seres humanos, tanto a nivel individual
como colectivo, de transformar sus vidas. Los animales, por el
contrario, no varían su modo de ser a lo largo de sus vidas o a lo
largo de la vida de la especie.
Rousseau defiende que el hombre es bueno por naturaleza. O, para
ser más exactos, que no es ni bueno ni malo, ya que la moral es un
producto social, no natural. Pero el hombre se vuelve malo, se llena
de vicios, con la creación de las sociedades humanas, convirtiéndose,
entonces, tal como decía Hobbes, en un lobo para el hombre.
¿Qué hace a los seres humanos abandonar el estado de naturaleza y
organizarse en sociedades con la creación final de Estados, gobiernos
y leyes? Rousseau explica el proceso del siguiente modo:
 En un primer momento los hombres pudieron descubrir que su
unión les proporcionaba ciertas ventajas para defender mejor sus
intereses. La costumbre de vivir unidos hizo que se desarrollasen
ciertos lazos afectivos y pasiones antes desconocidos: el amor
conyugal y paterno, la amistad, los celos, la comparación entre
unos y otros, las preferencias, el orgullo, etc.
 En un segundo momento apareció la propiedad privada, que trajo
consigo el trabajo forzado, la rivalidad y los intereses opuestos, la
inseguridad, etc., y se convirtió en origen de una desigualdad
creciente.
 Fue entonces cuando los hombres instituyeron gobiernos y leyes,
dando origen a la sociedad política o Estado. Pero los Estados así
instituidos solo sirvieron para consolidar la situación de
desigualdad e injusticia a la que se había llegado, al mismo tiempo
que las leyes se convertían en nuevas cadenas que impedían la
libertad humana.
Por eso Rousseau propone reformar las sociedades actuales con el
objeto de crear un modo de organización política que permita
mantener las ventajas de vivir en sociedad, pero que sea acorde con
la naturaleza humana (esto es, que permita conservar la libertad e
igualdad de las que gozaba el hombre natural). Para llevar a cabo esta
reforma es necesario encontrar un modo de organización en la que el
individuo se someta a la ley sin perder su libertad anterior. Este
problema se resuelve con el contrato social.
El contrato social consistirá, para Rousseau, en un acuerdo mediante
el cual cada contratante se somete enteramente a la voluntad
general, a condición de que cada uno de los demás asociados haga lo
mismo.
La voluntad general puede ser definida como la voluntad que surge
de la unión de todos los individuos estableciendo leyes que han de
ser aplicadas por igual a todos. Es decir, las leyes deben considerar a
los súbditos y a las acciones de un modo abstracto, y no estar
dirigidas, por lo tanto, a ningún individuo ni acción en particular. De
ese modo, al apoyar cada contratante unas leyes que sabe que van a
regir sobre sí mismo igual que sobre cualquier otro, los intereses
particulares se desvanecen y se instaura el bien común.
La voluntad general no debe ser confundida:
 con la voluntad de la mayoría, porque la mayoría podría decidir
aplicar leyes que afectasen a unos individuos concretos. En ese
momento ya no sería una voluntad general sino la voluntad
particular (por muy mayoritaria que fuese) de un grupo
defendiendo sus intereses frente a otro (con lo cual este otro
también estaría legitimado para desobedecer en cuanto pudiese
hacerlo).
 con la unanimidad, pues si fuese necesario esperar a que todos
estuviesen de acuerdo en las mismas leyes para empezar a legislar
tal cosa sería imposible.
 con la voluntad de todos, que es la suma de las voluntades de los
individuos movidos cada uno por su interés, con lo que no se
establecería el bien común, sino una yuxtaposición de intereses
particulares.
El contrato social produce lo que Rousseau llama un «cuerpo moral y
colectivo», o también «persona pública», «república» o «cuerpo
político». Mediante el contrato social los individuos acuerdan acatar
la voluntad general, instaurando con ello la república o cuerpo políti-
co. Este recibe distintos nombres según su modo de actuar.
 Cuando legisla, esto es, cuando crea leyes, se le llama soberano.
Dado que las leyes son creadas por la voluntad general, la
soberanía residirá en la voluntad general. El soberano es, pues, el
pueblo. A sus miembros (es decir, a los contratantes en tanto son
participantes de la soberanía, en tanto legislan en unión con todos
los demás), se les llama ciudadanos.
 Cuando es pasivo, y se limita a ser un sistema de leyes ya
instaurado, se le llama Estado. A sus miembros (es decir, a los
contratantes en tanto son miembros del Estado), se les llama
súbditos, pues están sometidos a sus leyes.
La soberanía es inalienable e indivisible. Si el pueblo dejase en manos
de unos representantes la capacidad de decidir por él, en ese
momento perdería su libertad. En consecuencia, el pacto que dio
origen al cuerpo político habría sido roto, los particulares estarían
legitimados para defender sus propios intereses al margen de la
voluntad general, y la comunidad se habría disuelto. Por eso la
soberanía es inalienable.
Además, dado que la voluntad general es una (de lo contrario no
estaríamos ante la voluntad general, sino ante voluntades
particulares, aun cuando representasen a una mayoría de individuos),
la soberanía es indivisible. Por esta razón, Rousseau, frente a Locke y
a Montesquieu, rechaza la división de poderes. El poder legislativo y
el poder ejecutivo no pueden ser independientes. El poder legislativo
es el único poder soberano. El poder ejecutivo, que reside en el
gobierno, debe limitarse a administrar lo establecido por el
legislativo; esto es, a hacer cumplir la ley.
La voluntad general hace las leyes pero no puede ejecutarlas, ya que
ejecutarlas consiste en una serie de disposiciones que afectan a
individuos o acciones concretas, mientras que las leyes son, operan
por igual sobre todo el cuerpo político. Es necesaria, pues, una
institución que encarne el poder ejecutivo: el gobierno. Al gobierno le
compete una función meramente administrativa, al servicio del
soberano. Y así como no es tarea del poder legislativo gobernar,
tampoco es tarea del ejecutivo crear leyes, sino acatarlas y hacerlas
cumplir.
Rousseau da el nombre de príncipe al cuerpo entero del gobierno, y
el de magistrados a los miembros individuales de ese cuerpo.
Rousseau diferencia entre tres tipos posibles de gobierno:
1) Democracia: cuando los magistrados designados por el soberano
son todos los ciudadanos o la mayoría.
2) Aristocracia: cuando los magistrados son menos que el número
de los ciudadanos comunes. La aristocracia puede ser:
 Natural: cuando los magistrados lo son en función de alguna
cualidad natural (edad, experiencia).
 Electiva: cuando los magistrados son elegidos por los integrantes
del cuerpo político. Esta forma de aristocracia le parece a
Rousseau la mejor, la que constituye la auténtica aristocracia.
 Hereditaria: cuando los miembros del gobierno lo son por
sucesión familiar.
3) Monarquía: cuando el soberano concentra todo el poder en
manos de un solo ciudadano magistrado, del que reciben su poder los
demás.
Rousseau sostiene que «en general, el gobierno democrático
conviene a los pequeños Estados, el aristocrático a los medianos y la
monarquía a los grandes». Si bien encuentra muchos obstáculos para
que el gobierno democrático y el monárquico funcionen bien, por lo
que parece decantarse por una aristocracia electiva.
Rousseau cree que los seres humanos pierden algunas ventajas con el
cambio del estado natural al estado civil, pero las que ganan son
mayores. Los seres humanos perderían su libertad natural, su
igualdad natural y la posesión de aquello que apetecen y pueden
alcanzar. A cambio ganan libertad civil, libertad moral, igualdad moral
o civil y derecho a la propiedad.
La libertad natural es la libertad que posee el individuo en el estado
de naturaleza, "que no tiene más límites que las fuerzas del
individuo». La libertad civil es la libertad que posee el individuo como
miembro del estado civil, república o cuerpo político. Libertad que
"está limitada por la voluntad general». La libertad moral aparece
con la constitución del estado civil. A partir de entonces el individuo
tiene que abandonar sus impulsos naturales para someter su acción a
los principios o leyes que emanan de la voluntad general. Leyes que él
se ha dado a sí mismo. Con lo cual el individuo se vuelve dueño de sí
mismo. No está ya sometido a sus impulsos naturales, a los puros
deseos. Del acatamiento voluntario de dichas leyes nace además el
sentido del deber, fundamento de toda moral. De ese modo, los seres
humanos se vuelven seres morales.
La igualdad natural consiste en que nadie tiene más rango ni poder
económico que nadie, dado que en el estado natural no hay sociedad
organizada ni propiedad privada, origen de la desigualdad moral o
política. La igualdad moral o civil consiste en que todos estén
sometidos por igual a las leyes que emanan de la voluntad general, y
en que todos sean parte por igual de la voluntad general. En el estado
civil la desigualdad natural o física entre los hombres carece de valor,
por lo que, en cierto sentido, es más igualitaria que la igualdad
natural.
En el estado de naturaleza el trabajo y cultivo de un terreno o
producto lo convierte en posesión de quien lo trabaja en virtud de lo
que Rousseau llama "derecho del primer ocupante». Pero tal derecho
solo se convierte en verdadero derecho en la sociedad civil, tras la
instauración del derecho a la propiedad, que convierte la simple
posesión en propiedad garantizada por una ley positiva (esto es,
convencional, emanada de la voluntad general).
La reivindicación de la primacía de la esfera sentimental del hombre
constituye un eje fundamental en la concepción del hombre de
Rousseau. Los moralistas ilustrados -como Helvétius- eran
conscientes del importante papel de los sentimientos en la conducta
del individuo. Sin embargo, pensaban que el sentimiento más fuerte
era el egoísmo que, de suyo, llevaría a los hombres a continuas
guerras entre sí. La razón tenía como misión ilustrar al individuo
egoísta y hacerlo apto para vivir en sociedad. En Rousseau
encontramos una concepción social con un esquema opuesto: No le
sirve la sociedad del egoísmo ilustrado. Acepta, como punto de
partida, lo que ya enseñaba Mandeville, que la dinámica económica
capitalista no es compatible con el altruismo; y rechaza la idea de que
una sociedad construida sobre el egoísmo competitivo (el amor
propio) sea una sociedad auténtica. Sin embargo, es posible construir
una auténtica sociedad porque existen en nosotros poderosos
sentimientos altruistas, cuya expresión más elemental es la piedad.
Frente al optimismo de los ilustrados burgueses, Rousseau afirma
que la razón opera precisamente como factor estimulante del
egoísmo y, consiguientemente, como fuente de conflicto social.
Si los sentimientos del hombre pudieran ser correctamente
reformados y desarrollados mediante una educación adecuada y
viviera en una situación social que no estuviese basada en relaciones
de egoísmo, entonces podría salir al exterior y ser operativa la
bondad natural encerrada en el hombre. Respecto a la reforma
educativa, Rousseau expuso sus ideas en Emilio. En lo que se refiere a
la reforma social, la tarea crítica es realizada en sus
dos Discursos, mientras que la labor constructiva es desarrollada en El
contrato social.

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